[Resuelto]FanFic Brittana: Amor en Espera (Adaptada) Epílogo

Capitulo 24

Brittany salpicó agua sobre su piel caliente mientras flotaba perezosamente en la piscina de sus padres.

Su papá, aunque tenía edad para la jubilación, no era capaz de dejar su trabajo en la empresa de Gas Natural Foster, diciendo que el lugar se vendría abajo sin él.

En realidad, era una de esas personas que tenían que tener un trabajo con el fin de sentirse productivos. Eso, y conducir alrededor de la zona para inspeccionar los pozos de gas natural, le daba la libertad que todavía necesitaba.

Sospechaba que se volvería loco y enloquecería a su mamá también, si permanecía atrapado en la casa todo el día.

Su mamá había ido a la tienda de comestibles para abastecerse por la visita de Tina. A su mamá le encantaba cocinar y sin duda tendrían sus comidas favoritas de la infancia mientras estuvieran ahí y para alimentar a sus nietos en crecimiento.

Así es que, sola, Brittany se puso su bikini y se metió en la piscina, nadando varias vueltas antes de subirse a uno de los flotadores en el agua.

Había hecho un trabajo notable al mantener a Santana López fuera de su mente.

Ayer, domingo, había compartido el almuerzo y la cena con sus padres, hablando durante horas mientras se ponían al día. Había dormido profundamente, la tranquilidad de Lima, Ohio la había adormecido en un sueño reparador.

Ahora, hoy, sin distracciones, encontró que sus pensamientos viajaron hacia su antigua amante.

¿Preguntándose cuales eran las probabilidades de que ellas se quedaran en Lima, Ohio después de la reunión?

Había sospechado que Santana estaría de regreso a su casa tan pronto como hubiera terminado la reunión.

Pero no.

Estaría aquí la semana completa.

Tal vez nos encontramos la una a la otra.

O tal vez no lo harían.

Porque si la escena en el ascensor no les había dicho que todavía sentían una atracción entre ellas, nada lo haría. Había estado a punto de arrancarle la ropa en ese mismo momento y hacerle el amor.

¿Hacer el amor?

Cerró los ojos, dejando que el movimiento suave del agua la llevara años atrás, viéndose a las dos, no como adultas, sino como adolescentes.

No había habido nada incomodo en ellas al ser amantes. Lo más difícil había sido encontrar tiempo para estar a solas, y no ser atrapadas.

¿Pero hacer el amor?

No, no había tenido nada de torpe o de inepto como solía ser con los adolescentes.

Siempre hubo una conexión entre ellas, un sexto sentido que las guiaba. Incluso la primera vez, la primera vez para las dos, ellas simplemente sabían.

Abrió los ojos, mirando a través del agua, viendo a Santana chapoteando en la piscina, con el pelo largo y oscuro peinado hacia atrás. Recordó la tortura que sufría cuando Santana caminaba descaradamente en su diminuto bikini, bromeando y coqueteando y Brittany no podía hacer nada al respecto ya que su madre o hermanos, sin duda, estarían cerca.

Todo lo que Brittany podía hacer era mirar y esperar.

Esperar la noche, cuando podrían estar a solas en su habitación. Entonces ella lograba su venganza, con su boca y su lengua se divertía con Santana sin piedad, haciéndola suplicar por la liberación que buscaba.

Incluso entonces, como adolescentes, jugaban juegos de adultos.

¿Cómo sería ahora?

¿Qué si Brittany no hubiera inventado a Faith?

Las dos estarían solteras.

La antigua atracción aún permanecía ahí.

Eso fue evidente desde el baile, el beso en el ascensor, las miradas entre ellas.

Siendo solteras, ¿habría entonces alguna razón por la que no deberían explorar la atracción adulta que sentían?

No.

Saltó del flotador y cayó en el agua, hundiéndose bajo la superficie.

No, la única cosa que les detenía era Faith, su novia imaginaria. En el ascensor pudo notar, en la vacilación de Santana, que ella estaba considerando el hecho de que Brittany estaba involucrada con alguien.

Pero aun así, ellas no pudieron resistirse a un beso.




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Santana paseó sin rumbo por el salón de la tía Lou, esperando mientras su tía se vestía para el almuerzo.

Santana la estaba llevando a uno de los nuevos restaurantes que se habían abierto en el lado norte de la ciudad. Era martes y había decidido que había sido demasiado ambicioso cuando le dijo que iba a pasar la semana en Lima, Ohio.

Se dio cuenta de que ella y la tía Lou se comunicaban mucho mejor por teléfono que en persona.

¿Y por qué no?

Esa había sido su relación desde que se había mudado de Lima, Ohio hace quince años, a excepción de un puñado de veces, la última había sido el funeral de su papá.

Después de dos días, el esfuerzo, por parte de las dos, para mantenerse entretenidas había alcanzado nuevas alturas cuando Santana había sugerido salir a almorzar, cualquier cosa para sacarlas de la casa.

Afortunadamente, había mantenido la habitación de hotel por toda la semana y no había aceptado la invitación de la tía Lou para quedarse con ella.

No ayudaba el hecho, de no poder dejar de pensar en Brittany.

Brittany y el beso.

Sabía que le debía a Brittany una disculpa por eso. Qué arrogante de su parte asumir en primer lugar que Brittany deseaba su beso. Sin embargo, el baile, la intimidad de todo, les rogaba para que se besaran.

Si Brittany estaba involucrada con alguien o no, y de acuerdo a Sugar ella no lo estaba, eso no importaba.

Brittany le había dicho que estaba en una relación.

Eso debió haber sido suficiente para disuadirla, de esos pensamientos de besarse.

Y casi lo había hecho.

Pero al final, Santana no pudo resistirlo.

La atracción era demasiado fuerte.

Para ser justos, no fue ella quien prolongó el beso, no fue ella quien agarró la cintura de Brittany, sosteniéndola muy cerca.

No, Brittany volvió su breve beso en algo más.

Brittany fue quien agarró con fuerza a Santana cuando ella trató de apartarse.

Lo que sólo le confundió aún más.

El instinto le dijo que se fuera de Lima, Ohio...y rápido.

Huir.

Volver a Chicago, de regreso a su vida.

Había muchos recuerdos aquí, demasiados recuerdos deliciosos de las dos.

Cerró los ojos, recordando las innumerables veces que se habían tocado, besado y complacido la una a la otra.

Dos adolescentes enamoradas, escabulléndose cada vez que podían, escondiéndose en las sombras, robando besos, echando a un lado la precaución mientras hacían el amor, incapaces de parar, incapaces de esperar ni un segundo más.

—Fue increíble—murmuró en voz baja.

Sí, lo había sido.

Hace quince años.

Y nadie la había tocado de esa manera desde entonces. Era bastante inquietante darse cuenta de que, probablemente, nadie le tocaría así nunca más.

—Lo siento que me haya tomado tanto. No podía decidir qué ponerme.

Santana echó a un lado sus pensamientos, volviéndose con una sonrisa a la tía Lou, viéndola en un bonito vestido de verano.

—¿Un vestido?—señaló sus propios pantalones cortos y sandalias—¿Demasiado informal?

—Oh, no seas tonta. Es solo que no he tenido una cita para almorzar antes. En caso de que alguien de la iglesia me vea, quería estar vestida apropiadamente.

Santana se mordió la lengua, sabiendo que sus palabras caerían en oídos sordos.

Esta era la ciudad de la tía Lou, se trataba de su pueblo. Si quería darse aires y representar un rol, eso era asunto suyo.

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Capitulo 25

—Esto es el cielo—dijo Tina mientras flotaba perezosamente en su flotador en la piscina de sus padres.

—Y a juzgar por tu pancita, no logras experimentarlo mucho.

—Y a juzgar por tu odioso bronceado, no trabajas para ganarte la vida.

Brittany rió.

—Trabajo mucho. Elijo simplemente pasar mi tiempo libre en el exterior.

—Y yo prefiero pasar mi tiempo libre en casa con mi marido—Tina replicó—Algo de lo que no sabes nada.

Brittany le salpicó agua.

—No necesito sabes cómo has hecho a mis sobrinitos con Mike, Tina.

Tina le devolvió la salpicada.

—Entonces, ¿qué pasa con tu vida amorosa?

—¿Qué vida amorosa?

—Mamá dice que está saliendo con alguien. Faith.

—Oh Dios—gimió Brittany—¿Ella te lo dijo?

—Por supuesto. Qué tú estés saliendo con alguien es una gran noticia.

Brittany se debatió si decirle la verdad o no, decidiendo que no haría ningún bien seguir fingiendo sobre la existencia de Faith.

—Vas a pensar que estoy loca.

—Probablemente, sí.

—¿Te acuerdas de Santana López?

—Debería. Pasaba casi cada fin de semana, aquí con nosotros.

Brittany inclinó la cabeza dentro del agua.

—Oh, grandioso—murmuró.

—¿Grandioso qué?

Brittany la miró.

Si le contaba del por qué había inventado a Faith, tendría que confesarle su relación con Santana durante la secundaria. Eso era algo, de lo que no estaba segura quería que Tina y su mamá se enteraran.

—¿Qué?—Tina volvió a preguntar.

—Mira, promete que lo que voy a decirte, nunca se lo dirás a mamá.

—Britty, estás cerca de los cuarenta ¿Es necesario seguir manteniendo secretos a mamá?

—Decirle a alguien que está cerca de los cuarenta no es un cumplido. Lo sabes ¿verdad?

—¿Podrías decirme ya?

Brittany suspiró.

—Bueno, es la reunión. Y el hecho de que Santana iba a venir.

—¿Qué pasa con la reunión?

—Supuse que Santana estaría involucrada con alguien, en una relación, y no quería estar soltera. Así que me inventé a Faith.

Tina la miró con las cejas levantadas.

—¿Te has inventado una novia? ¿Por Santana?

—Sí.

—¿Te inventaste una novia y le dijiste a mamá acerca de ella? Sí, estás loca.

—Sólo tuve que decirle a mamá porque Santana se acercó a la casa.

—¿Y por qué Santana tenga novio, tú tienes que tener una novia?

Brittany puso los ojos en blanco.

—Te lo juro, para alguien tan inteligente como tú, eres una despistada.

—Estoy bastante segura de que eso no fue un cumplido.

—Santana no tendría un novio, Tina.

—¿Está casada, entonces?

—No, ella no está casada.

Brittany esperó, aun viendo la mirada en blanco en los ojos de Tina.

—¿Hola? Ella es gay.

—¿Santana?

—Sí, Santana.

Finalmente, un rayo de luz y luego sus ojos se abrieron.

—¿Santana es gay? Entonces...oh, Dios mío—susurró—¿Tú y Santana?

Brittany asintió.

—Sí.

—¡Oh, Dios mío!—gritó Tina—¿En serio?

Brittany dirigió una rápida mirada a la casa, esperando que su mamá no viniera a investigar las payasadas de Tina.

—Baja la voz.

—¿En la secundaria?

—Sí, en la secundaria.

—Todas esas veces que…

—Sí.

—Oh, Dios mío. No puedo creerlo—se inclinó sobre su flotador y nadó hacia Brittany, aferrándose a un lado—Eso es tan genial.

—Eres una doctora. Eres mayor. No puedes decir que eso es tan genial. Es incorrecto.

—Debí haberlo sabido. Creo que lo sabía, sólo que no sume dos y dos.

—No lo sabías.

Tina sonrió.

—Recuerdas que Blaine tenía un enorme enamoramiento con ella. Cuando ella venía a nadar, sólo se la pasaba mirándola.

—Sí, Blaine, la gran reina, tenía un enamoramiento con mi novia.

Tina se echó a reír.

—Pero por eso es que debí haberlo sabido. Solías mirarla demasiado.

—No lo hacía.

—Sí, lo hacías. No podías mantener los ojos lejos de ella. Solía pensar que era por envidia de su cuerpo o algo así. No sabía que la estuvieras mirando con lujuria o algo así.

—No era lujuria—Brittany se puso seria—Bueno, no sólo la lujuria. Era amor.

—Ella fue quien te rompió el corazón en la universidad.

—Sí.

Tina les condujo a aguas poco profundas donde podían estar de pie.

—¿Cómo lograste que ni mamá, ni papá se enteraran?

—No tengo ni idea.

—¿Cuándo empezó?

—En el lago. El verano antes de nuestro primer año.

—Lo recuerdo. Sugar siempre iba con nosotros, pero ese año invitaste a Santana.

—Sí. No tenía idea de que era gay, pero sabía que me sentía atraída por ella. No estaba segura de lo que significaba.

—¿Santana?

—Santana sabía que ella era gay.

—Ella no te obligó ni nada ¿verdad?

—Dios mío, no. En todo caso, yo lo empecé—dijo Brittany y levantó una mano—Pero no quiero hablar de eso. La cosa es que no hemos hablado en años. Yo la he odiado en secreto durante quince años. Así que cuando me enteré de que iba a venir a la reunión, me entró el pánico. Ahí estaba yo, todavía soltera.

—¿Así que inventaste una amante?

—Sí.

—Eso es tan infantil.

—Lo que sea.

—Bien, ahora mamá piensa que tienes una novia. Sólo rompe con ella cuando llegues a casa, llamas a mamá y todo volverá a la normalidad.

—Santana también piensa que tengo una novia.

—Sí, pensé que ese era tu plan desde el principio ¿no es así?

Brittany salpicó agua a Tina nuevamente.

—Sí, ese era el plan. El problema es que Santana está soltera.

—¿Y? Así estás un paso más adelante que ella. Ella todavía está soltera y tú tienes una novia. ¿Cuál es el problema?

—Dios, te juro, eres una despistada.

—Bueno, si dejaras de hablar en círculos, tal vez podría seguirte.

—Temía volver a verla. Resulta que ella lo temía también. Pero hablamos. Hemos limpiado el aire de algunas cosas. Hubo algunos problemas de comunicación en la universidad y algunos malentendidos. Así que hablamos.

—Bien. Eran las mejores amigas.

—Éramos las mejores amigas y amantes. Y Santana está soltera. Y yo soy técnicamente soltera. Y la atracción sigue ahí.

—¿Después de tantos años? Vamos.

—Lo digo en serio.

—El hecho de que hayan hablado, no significa que podrían reavivar todo.

—Bueno, está el baile. Fue increíble.

—Tú ¿bailaste? Oh, Dios mío. ¿Piensas que mamá no se enterará de eso? Probablemente será la comidilla. Dos mujeres bailando en el Hote—bromeó.

Brittany la miró a los ojos.

—Y luego el beso en el ascensor.

—¿Se besaron en el ascensor? Britty, te das cuenta de que estás en Lima, Ohio, no en New York—se acercó más—¿Tú la besaste?

—Sí—Brittany tomó su mano—Casi me derrito ahí mismo. Y quería más que un beso, Tina. Creo que ella también lo quería.

—¿Entonces?

—Duh. Está Faith.

—Oh, Dios mío. Tu amante imaginaria te está impidiendo…

—Sé que es una tontería—dijo Brittany—Pero el hecho es que, Santana piensa que hay una Faith y por eso no va a continuar con algo más. La conozco.

—Y…dile la verdad.

—No. Ella pensará que soy una anciana solitaria patética.

—Ella sólo puede pensar que estás loca, que es el mismo pensamiento al que yo me inclino.

Brittany suspiró.

—O podría simplemente no hacer nada. Me voy mañana. Dudo que alguna vez la vuelva a ver.

—Espera un minuto. ¿Santana sigue aquí? ¿En Lima, Ohio?

—Sí. Se quedó toda la semana para que ella y su tía pudieran ponerse al día.

—¿Por qué no dijiste nada?

—¿Para qué?

—Es por eso que no has querido salir de la casa. Es por eso que hemos estado en esta piscina durante dos días. Tienes miedo de encontrarte con ella.

—Sí.

—Bueno, eso es una locura.

—Sigue usando esa palabra. Estás empezando a hacer que lo considere.

—Vamos a invitarla a cenar esta noche.

—¡No! ¿Ahora, quién está hablando locuras?

—Vamos. Va a ser divertido. Papá está haciendo filetes. Estaremos aquí afuera. Va a ser muy informal.

Brittany negó con la cabeza.

—No creo que esa sea una buena idea.

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Capitulo 26

—De todas las invitaciones que pensé que podría conseguir esta semana, recibir una llamada de la hermanita de Britt no era una de ellas—Santana dio unas palmaditas en el asiento de cuero—Y un paseo con chofer tampoco.

—Quería una oportunidad para hablar contigo.

—Supongo que Britt no sabe que voy a cenar.

—Bueno, ella no estará totalmente sorprendido. Pasó así. Yo: vamos a invitar a Santana a cenar. Ella: no creo que esa sea una buena idea.

Santana rió.

—Tiene miedo de verme.

—Se podría decir que sí.

—Supongo que lo sabes.

—Oh, sí. Ella escupió sus entrañas—Tina se inclinó sobre la consola y juguetonamente golpeó su pierna—Y yo no puedo creer que mamá y papá no las atraparan.

Santana la miró pensativa.

—¿Por qué Britt tiene miedo de verme?

—¿Por qué crees?

—El beso en el ascensor.

—Eso. Y el baile.

—El baile fue inocente.

—Lo que sea.

—¿Lo que sea?

—Mira, mi hermana ha estado soltera desde siempre. Así que cuando ella empieza a hablar de atracción y de derretirse por tu beso y toda esa mierda, bueno, no puedo permanecer al margen y dejar que haga el ridículo de sí misma.

—Tina, ella no está sola, así que no se trata de hacer de casamentera.

—¿Te refieres a la Faith?

—Sí. Y pude haber hecho un montón de cosas cuando era más joven, pero ahora, de ninguna manera voy a meterme entre dos personas que están en una relación. No hago eso.

—Está bien, sólo entre tú y yo, mi hermana es una idiota.

Santana rió.

—¿Qué ha hecho?

—No puedo decírtelo. Nunca me hablaría de nuevo. Pero si puedes entrar en ese pequeño cerebro de ella, tal vez puedas entenderlo—Tina se detuvo en el estacionamiento de sus padres y se detuvo—Por supuesto, cuando te vea, es posible que no me hable de todos modos.

—Pero tu mamá sabe que estoy viniendo ¿cierto? ¿No estoy interrumpiendo la cena?

—Ella lo sabe. Britty piensa que fui a recoger unos panecillos o algo así—Tina abrió la puerta y Santana hizo lo mismo—Por cierto, la deje en la piscina, si te interesa.

Santana sonrió.

—¿Bikini?

—Si, uno negro muy pequeño.

—Está bien. Déjame al menos saludar a tu mamá primero.



Y lo hizo, metiendo la cabeza en la cocina cuando la señora Pierce estaba punzando con un tenedor varias papas grandes. La señora Pierce le guiñó un ojo y le hizo un gesto hacia el patio.

Al parecer, toda la familia estaba jugando de casamentera.



Ella salió al patio, encontrando a Brittany inmediatamente. Estaba saliendo de la piscina, de espaldas a Santana.

Santana se quedó mirándola, observando cada centímetro de la piel expuesta, brillando húmeda cuando los últimos rayos del sol de la tarde le tocaban.

Ella permaneció en silencio, viendo como Brittany cogía una toalla, revolviendo su cabello antes de secar su cuerpo. Luego los hombros de Brittany se endurecieron y Santana supo que había sentido su presencia.



**************************************************************************************************


Brittany se volvió lentamente cubriéndose con la toalla.

—Voy a matarla—dijo.

Santana se acercó.

—Se está poniendo un poco de sangriento por aquí, ¿no es así? Primero
Sugar, ahora a tu hermana.

Brittany asintió, pero no dijo nada más. Santana no podía decir si estaba enojada porque Tina la hubiera invitado a cenar o por el beso que habían compartido en el ascensor.

Santana asumió que por el beso.

—Mira, yo debería disculparme—comenzó Santana, en espera de la respuesta de Brittany.

—¿Por qué?—preguntó vagamente.

—No tenía derecho a besarte. Lo siento. Sé que estás en una relación y no fue mi intención menospreciarla…besándote.

Brittany miró hacia otro lado, fingiendo interés repentino en su toalla.

—¿Por qué me besaste?—preguntó finalmente.

—No lo sé. Supongo que al estar de regreso nuevamente... todos los recuerdos, todas esas cosas. Me doy cuenta de que ya no estamos en la secundaria, Britt. Somos dos personas completamente diferentes de lo que éramos entonces. Lo siento. Crucé la línea.

Brittany le dio una leve sonrisa.

—Si. Sólo recuerdos y todo eso. Y ya sabes, bailar no ayudó.

—Tú idea.

—Es cierto.

—¿Y? ¿Somos amigas? ¿No estás enojada?

Brittany respiró profundamente, mirando a Santana mientras exhala. Ella asintió con la cabeza.

—Amigas.

—Bien—Santana se acercó más, arqueando las cejas burlonamente—Sin embargo sería de gran ayuda si te pones algo de ropa.









Brittany tomó un sorbo de vino mientras veía como Santana estaba siendo interrogada por su papá.

Bueno, tal vez interrogando era una palabra demasiado dura.

Su papá siempre había sido directo y al grano, sin necesidad de lanzar adjetivos bonitos para decir las cosas.

—¿Soy yo o papá parece muy interesado en lo que ha estado haciendo Santana los últimos años?—preguntó Tina.

—Te culpo por todo lo que pase esta noche—dijo Brittany tratando de escuchar lo que su papá y Santana estaban discutiendo.

—Fue muy divertido, tienes que admitirlo. Había olvidado lo encantadora que era Santana.

Sí, ella era encantadora.

Y al igual que en la secundaria, Santana podía coquetear con ella de una manera tan sutil que nadie lo sabía.

Por lo menos, Brittany creía que nadie lo sabía.

Ella, sin embargo, estaba en sintonía con cada mirada y comentario. El hecho de que Santana estuviera coqueteando con ella en primer lugar, no le molestó tanto como su reacción a ella.

Nunca había sido capaz de resistirse a Santana.

Nunca.

Ahora, como en aquel entonces, ella encontró que su cuerpo respondía a Santana.

Reconoció la fuerza, la atracción.

No era diferente de lo que había sido cuando eran jóvenes. Cada mirada la atraía más cerca, cada toque inocente le hacía ansiar más. Incluso ahora, no podía apartar los ojos de Santana.

La miraba descaradamente, aprovechando que su papá tenía distraída a Santana. Siguió la longitud de sus piernas desnudas, tan musculosas como recordaba, piernas de corredora.

Sin embargo, el cuerpo me miraba ahora no era la imagen delgada de una adolescente. Era el cuerpo de una mujer madura, lleno de curvas y la mezcla entre la suavidad y la firmeza de alguien que se ejercita regularmente.

A medida que su mirada se fijaba en los pechos de Santana, de repente una imagen viva apareció en su mente y contuvo el aliento, su imaginación reflejó la imagen de su boca apoderándose del duro pezón de Santana, su lengua jugando son ella mientras Santana rogaba por liberación.

—¿Estás bien?

Brittany sintió el rubor que cubría su rostro y tomó de su copa, el vino casi se derrama cuando se apresuró a beber.

Ella respiró hondo.

—Estoy bien.

—No te ves muy bien—Tina se inclinó más cerca—Creo que deberías decírselo.

—¿Decirle qué?

—Ahora, ¿quién es la despistada?

—Mira, me voy mañana. Regreso a New York. Todo va a volver a la normalidad.

—Sí. Vas a volver a tu departamento vacío, a tu vida sin amor. Regresando al trabajo que odias, en una ciudad que odias.

—Todo esto no tiene nada que ver con Santana López.

—Dile que todavía te sientes atraída por ella.

—No lo haré.

—¿Por qué?

—Porque...es demasiado tarde. Somos demasiado viejas. Ha pasado demasiado tiempo.

—Esas son excusas tontas. ¿De qué tienes miedo?

—Tengo miedo…

Pero se detuvo, cerrando la boca cuando Santana finalmente escapó de su papá y volvió a la mesa para unirse a ellas.

—Lo siento—se disculpó Brittany—Él se deja llevar a veces.

—Oh, está bien. Siempre me gustó tu papá. Además, me dio algunos consejos sobre cómo hacer la parrilla perfecta.

—Estoy segura de que lo hizo—Tina se echó a reír—¿Compartió su frote secreto?

—En realidad, lo hizo

—Wow. Realmente le debes haber encantado—dijo Brittany—Creo que jamás le ha contado a nadie su receta.

—He jurado guardar el secreto, por lo que no vas a sacármelo.

—¿Más vino?—preguntó Tina.

Santana sacudió la cabeza.

—No. Probablemente debería regresar al hotel. Gracias por invitarme a cenar—miró a Brittany—Espero que el que haya estado aquí no haya sido tan inoportuno.

—No, en absoluto. Lo disfruté.

—Yo también—Santana las miró a las dos y luego levantó las cejas—Necesito que me lleven.

—Oh, lo olvidé por completo—dijo Tina—Britty se ofreció para llevarte de regreso.

Brittany miró a su hermana con una réplica en sus labios. Sin embargo, sabía que no serviría de nada protestar. Tina estaba sonriendo triunfalmente mientras bebía de su copa de vino.

—Sí. Te llevaré de vuelta—dijo mientras se apartó de la mesa, encontrando un poco de consuelo, cuando pellizcó a su hermana en el brazo al pasar.

Tina sonrió por el auch silencioso que escuchó.

—Me alegró verte de nuevo, Tina. Y que estés felizmente casada y esperando bebés.

Tina se levantó y le dio un rápido abrazo a Santana.

—A mí también. Fue agradable compartir contigo. Si alguna vez vas a Louisville, búscame.

—Lo haré.

Brittany esperó pacientemente mientras la escena se repetía con sus padres.

Estaba un poco sorprendida por los abrazos afectuosos que sus padres dieron a Santana, así como la invitación de visitarles si alguna vez regresaba a Lima, Ohio.

—Tienes una familia grandiosa—dijo Santana cuando salieron del estacionamiento.

—Gracias. Ellos tienen sus momentos.

—¿Te refieres a Tina cuando te ofreció para llevarme?

—Sí, eso—sonrió Brittany—Y la cena.

—Bueno, disfruté mucho la noche. Me alegro de que ella me haya invitado.

Sin pensarlo, Brittany se acercó y apretó el brazo de Santana.

—No quise decir que no disfruté tu compañía. Lo hice.

Santana asintió.

—Entonces ¿te vas mañana?

—Sí. Necesito regresar.

—Estoy segura de que extrañas…a Faith y todo.

Brittany frunció el ceño ante la ligera vacilación.

¿Estaba comenzando Santana a cuestionarse si Faith realmente existía o no?

Ella apretó su agarre sobre el volante.

¿O, y la mataré si lo hizo, Tina abrió su gran boca y le dijo a Santana la verdad?

Ella enderezó los hombros.

—Sí. La echo de menos.

Por fin se relajó cuando el hotel estuvo a la vista.

La tarde llegaba a su fin.

—Estoy muy contenta de haber venido a la reunión, Britt. Fue bueno verte de nuevo.

Brittany desaceleró, estacionándose una de las plazas de aparcamiento vacías. Se debatió si dejaba el motor en marcha, pero pensó que sería grosero.

—Sí. Después de temer tanto como yo, me alegro de haber tenido la oportunidad de ponernos al día.

Santana permaneció en silencio y luego su mirada se deslizó hasta el hotel.

—¿Quieres venir a la habitación?

Brittany negó con la cabeza.

—No, yo...yo me voy.

Santana inclinó la cabeza.

—Probablemente nunca nos veamos de nuevo ¿Quieres decir adiós en un coche?

—Estábamos acostumbradas a hacer un montón de cosas en un coche—Brittany expresó deseando regresar las palabras inmediatamente.

—Sí, lo hicimos. Y supongo que ahí hicimos nuestras correspondientes despedidas.

Brittany la miró, oyendo una pizca de decepción en su voz. Sabiendo que no tendría ninguna aventura, por ir a la habitación de hotel de Santana, ella cedió.

—Pero tienes razón. Probablemente no nos veamos otra vez. Supongo que una adecuada despedida es necesaria.

—Gracias.




Se mantuvieron en silencio mientras entraban en el hotel y cruzaban el corto pasillo hacia los ascensores.

La puerta se abrió de inmediato y ellas entraron, Brittany se apoyó en la pared, imitando la posición de la otra noche.

Cuando se dio cuenta, se apartó de la pared, alejándose de Santana para mirar las puertas. Fue un viaje corto a la segunda planta y Santana le indicó que saliera, luego la guio hacia su habitación.

Brittany se sintió realmente nerviosa mientras Santana deslizaba la llave en la ranura, viendo el destello de luz verde antes de que Santana abriera.

Brittany la siguió al interior, escuchando el claro clic cuando la puerta se cerró con llave.

—Te ofrecería algo de beber, pero realmente nunca abastecí la nevera—dijo Santana.

—Estoy bien. Gracias.

Permanecieron a varios pies de distancia, mirándose la una a la otra.

Brittany tenía miedo de ir hacia ella, tenía miedo de abrazarla, miedo de decirle adiós. Como habían dicho, probablemente no volverían a verse nuevamente.

No había ninguna razón para hacerlo.

—Bueno, de nuevo, fue bueno verte—dijo Santana dando un paso más cerca.

Brittany sonrió ligeramente.

—Te has convertido en una mujer adorable, Britt. Pero creo que mis recuerdos de ti, siempre serán de la bella adolescente de la cual me enamoré.

Brittany asintió mientras esas palabras le golpearon directamente, haciéndole dar un paso más cerca de su adiós.

—Sí. Cuando pienso en ti, veo a la chica delgada con el cabello largo y oscuro—lentamente se acercó, tocando el cabello de Santana—Pero me gusta este corte como ahora. Te queda bien—dijo mientras sus dedos se enroscaban en las hebras más largas de su cuello.

Ella se atrevió a mirar a los ojos de Santana, sorprendida por las preguntas que veía.

Inmediatamente bajó la mano.

Se quedaron en silencio mientras los segundos pasaban, entonces Santana abrió los brazos. Brittany se movió hacia ella sin dudarlo, sus propios brazos rodeando los hombros de Santana, mientras las dos se acercaban entre sí.

El abrazo comenzó siendo inocente, sin embargo ninguna se apartó.

Brittany cerró los ojos, saboreando la sensación del cuerpo de Santana porque ella sabía que iba a ser la última vez.

Sus brazos la apretaron, al igual que Santana, ambas se acercaron aún más hasta que sus cuerpos estuvieron al ras de pies a cabeza.

Brittany se mordió el labio, tratando con todas sus fuerzas de no sentir nada, deseando que su cuerpo permaneciera bajo su control y no al de Santana. Pero, como siempre había sido el caso, su cuerpo no le hacía caso, no cuando se trataba de Santana.

Sólo hizo falta que la mano de Santana se deslizara hacia abajo, la leve presión causó que las caderas de Brittany se movieran, aunque de manera insignificante.

Brittany gimió, sintiendo como su cuerpo la traicionaba y simplemente se derretía en los brazos de Santana.

Fue ella, no Santana, quien se alejó nuevamente, sólo lo suficiente para levantar la cabeza, lo suficiente para encontrar la boca de Santana.

Renunció a tratar de fingir que era un abrazo de despedida, tan pronto como sus labios se encontraron. Las memorias le invadieron cuando sus bocas se abrieron para cada una, sus lenguas se rozaron por primera vez en años.

Brittany se dejó llevar, sus dedos se enredaron en el cabello de Santana, abrazándola aún más, sus gemidos se volvieron gruñidos mientras sus besos se profundizaban.

Sintió las manos de Santana apoderándose de sus nalgas, apretándolas con fuerza, acercando las caderas de Brittany íntimamente contra ella.

Brittany alejó su boca, respirando con dificultad, pero los labios de Santana la buscaron nuevamente, atrayéndola de regreso. Sin pensarlo, Brittany separó las piernas, permitiendo que el muslo de Santana se ubicara en su interior.

Se apretó con fuerza contra Santana, sintiendo lo que ella no había sentido en años, el deseo y la excitación tan intensa que tenía miedo de llegar al clímax en ese mismo momento.

La certeza de que estaba a punto de hacer exactamente eso, la sacó de su estupor.

—Oh, Dios—susurró mientras se alejaba de los brazos de Santana, su pecho subiendo y bajando al respirar.

Se cubrió la boca, sorprendida por lo que acababa de ocurrir. Sorprendida de haberse permitido perder el control tan fácilmente.

El rostro de Santana estaba enrojecido, su respiración laboriosa como la de Brittany.

Negó lentamente con la cabeza.

—Yo...lo siento.

Brittany retrocedió, sin apartar los ojos de Santana.

—Me tengo que ir—dijo con rapidez, y rápidamente huyó de la habitación.

No se molestó con el ascensor, corriendo hacia las escaleras y empujando la puerta abierta.

Se sorprendió al no tropezar mientras bajaba las escaleras ciegamente, su mente todavía estaba aturdida.

Salió corriendo, haciendo caso omiso a la recepcionista mientras pasaba.

Una vez dentro de su coche, se echó hacia atrás, respirando profundamente, tratando de calmarse.

—No puedo creer que acabo de hacer eso—murmuró.

Evitó sus ojos en el espejo mientras retrocedía y se alejaba del hotel.

El viaje de diez minutos en coche, a la casa de sus padres, pasó demasiado rápido. Se preguntó si podría acercarse sigilosamente a las escaleras, hasta su habitación, sin ser vista.

Incluso si pudiera, sabía que no serviría de nada.

Tina la encontraría.

La casa estaba en silencio y supuso que todavía estaban en el patio. Hizo una pausa para recomponerse, respiró profundamente, esperando parecer normal cuando salió, pero sólo permanecía Tina.

No había ni rastro de sus padres.

—Eso fue rápido.

—Uh-huh—dijo Brittany, mirando la botella casi llena de agua.

Tina le entregó un vaso para ella y Brittany lo llenó.

—¿Dónde están?—preguntó, señalando las sillas vacías.

—Teniendo relaciones sexuales.

Brittany casi se atragantó con el agua.

—Asqueroso ¿Era necesario?

—¿Qué? ¿Crees que mamá y papá no tienen relaciones sexuales?

—No quiero pensar en eso. Y ciertamente no quiero hablar de eso—agregó.

Tina se echó a reír.

—Mamá me dijo que había comprado algunos juguetes sexuales.

Brittany roció el agua en la mesa mientras lo arrojaba de su boca, tosiendo cuando algo se fue por su nariz. Ella miró a su hermana, luego ambas entraron en un ataque de risa.

—Oh Dios mío—se quedó sin aliento—Pude haber pasado el resto de mi vida sin saberlo.

—Lo sé. Pero ahora me muero de ganas de averiguar lo que tienen.

Brittany volvió a llenar los vasos.

—¿Por qué no se lo preguntas? Conociendo a mamá, te los mostraría.

Tina se estremeció y sacudió la cabeza.

—No. Creo que voy a trazar la línea ahí en lo referente a su vida sexual. Pero creo que es genial que todavía estén activos.

—Sí. Grandioso. Quiero decir, es fabuloso saber que tus padres están teniendo sexo y tú no.

Tina se acercó más.

—Entonces, ¿qué pasó con Santana? ¿Hablaste?

—Nos dijimos adiós—hizo una pausa—En su habitación del hotel.

Tina sonrió.

—¿Oh? ¿Y?

—Y nuestro abrazo de despedida se convirtió en un beso de despedida.

Tina aplaudió con sus manos.

—¿Así que le contaste lo de Faith?

—Si le hubiera contado lo de Faith, ahora mismo estaría en su cama.

—Te juro. ¿No es donde quieres estar?

¿Lo era?

Brittany no estaba segura.

Sí, todavía se sentía atraída por Santana.

No había duda de eso.

¿Pero quería acostarse con ella?

Santana estaba dispuesta, eso era evidente.

Pero, ¿qué propósito tendría eso?

Ella se dirigía a New York, de vuelta a su vida. Santana volvería a Chicago y hacer...bueno, lo que fuera que hiciera y a quien fuera que se lo hiciera.

Todavía dirían adiós.

—¿Britty?

—¿Hmm?

—Temprano dijiste que tenías miedo.

Brittany asintió.

—Sí. Temo que si me acuesto con ella, me enamoraré de nuevo.

—Britt, ya no eres una adolescente. Eres una mujer adulta. Está permitido tener relaciones sexuales casuales y no tiene que significar algo.

—Ya lo sé. Pero es diferente con Santana. No sería casual.

—¿Cómo es eso?

—Por un lado, tenemos demasiada historia entre nosotras para que sea casual—respiró profundamente e inclinó su cabeza hacia atrás, mirando a las estrellas—Y me siento demasiado atraída por ella—puso su cabeza a un lado, sonriéndole a Tina—Estábamos completamente vestidas y de pie, y casi tengo un orgasmo sólo por besarnos.

Tina se echó a reír.

—Bueno, sí, han pasado años ¿correcto?

Ella golpeó a su hermana juguetonamente en el brazo.

—Lo que estoy tratando de decir es que, una vez con ella no va a ser suficiente ¿Por qué torturarme?

—¿Torturarte?

—Mis recuerdos por estar con ella en la secundaria son lo suficientemente intensos. ¿Por qué añadir nuevos recuerdos a la pila?

—Creo que estás tomando un enfoque equivocado. Ella está soltera. Tú estás soltera.

—¿Qué sugieres? ¿Que empecemos a salir de nuevo?

—¿Por qué no?

—Sería raro. Eso fue hace muchos años. Además, vivimos en ciudades completamente diferentes.

—Siempre podrías…

—No. No podríamos—se encogió de hombros—¿Y quién puede decir que estos sentimientos no son sólo una evocación de los recuerdos del pasado? Quiero decir, estar de vuelta aquí, juntas, hablando de los viejos tiempos, terminó creando un efecto en nosotras ¿verdad?

—Supongo. Odiaría pensar que estás dejando pasar una oportunidad, eso es todo.

Una oportunidad, tal vez.

Pero una oportunidad para qué, Brittany no lo sabía, y ella supuso que nunca lo sabría.

Regresaría a New York en la mañana.

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Capitulo 27

Brittany despertó de un sueño inquieto, el sol entraba sigilosamente a través de las persianas semi-cerradas parpadeando sobre su rostro.

Ella rodó sobre su espalda, lejos del sol y miró al techo, su pensamiento todavía en Santana López y ese maldito beso, tal y como había sido cada vez que había despertado durante la noche.

Apretó los puños, tratando de librarse de la memoria, sabiendo que nunca lo haría.

¿Cómo podría tener un beso tal efecto en ella?

Bueno, en realidad no fue sólo un beso, ¿verdad?

No, fue una sesión de besos calientes, así como ocurrían cuando eran más jóvenes.

Un solo beso siempre les llevaba a mucho más.

Qué era exactamente dónde se dirigían, ayer por la noche, hasta que Brittany volvió en sí, por suerte.

¿Por suerte?

¿Estaba realmente agradecida?

En lugar de despertar, sola, en la casa de sus padres, ella podría haber estado en la cama con una mujer desnuda. Una mujer desnuda cuya boca podría haberse movido sobre sus pechos, encendiéndola lentamente.

No importaba cuan saciada había estado, Santana siempre le había excitado llevándola a un estado en el que ella siempre rogaba por más.

¿Sería eso lo que podría haber ocurrido esta mañana?

Después de una noche de hacer el amor, después de haber caído en un sueño exhausto ¿podría Santana haberla despertarla, con ganas de más?

—Basta—susurró—Basta, basta, Susan.

Pero no podía evitarlo.

Ella quería ser esa mujer, esa mujer en la cama de Santana, la mujer que gritaba de placer cuando Santana le hacía el amor.

Lo recordaba como si fuese ayer.

El sabor de la piel de Santana, la sensación de esas manos suaves cuando acariciaban su cuerpo y encontraban todos los lugares secretos que sólo Santana conocía.

Recordó cómo se sentía el estar acostada sobre Santana, acurrucada y apretada entre sus piernas.

Recordaba el sonido que Santana hacía cuando Brittany se deslizaba dentro de ella, cuando sus dedos encontraban ese lugar que volvía a Santana salvaje.

Y recordó cuando su propio cuerpo se retorcía debajo de Santana cuando jugaba con ella, cuando su boca se acercaba cada vez más y más cerca de su centro, cuando su lengua se movía, finalmente hacia su humedad, haciéndole llegar a un clímax tan intenso que mecía la cama.

—Oh, querido Señor—gimió incapaz de liberarse de esos recuerdos.

Se reproducían una y otra vez, llenando su mente a la velocidad del rayo.

Empujó las sabanas y se levantó, consciente de que no podía solo irse y volver a New York, no de esta manera.



Se dio una ducha rápida y se vistió, luego golpeó suavemente la puerta del dormitorio de Tina. Sonrió al oír el apagado "desaparece" luego empujó la puerta.

—Es hora de que te levantes de todos modos—dijo mientras se sentaba en el borde de la cama.

Tina se sentó, apartando su cabello de los ojos.

—¿Qué hora es?

—Nueve.

—¿Ya te vas?

Brittany miró hacia otro lado con nerviosismo.

—En realidad, no me voy.

—¿Oh? ¿Por qué?

—Voy a ver a Santana.

Los ojos soñolientos de Tina se abrieron aún más.

—¿Vas a verla?

—Sí. Tenías razón. Tenemos que hablar.

—Hablar es lo de menos. Necesitas tener sexo.

Brittany se sonrojó.

—Sí. Eso también.

—Oh, Dios mío—gritó Tina—¿En serio?

Brittany se puso de pie y le sonrió a su hermana.

—Bueno, si no estoy de vuelta para el momento en que te vayas, entonces sabrás cómo pasé mis días.

—Me llamas—dijo mientras Brittany se volteó—Lo digo en serio. Llámame esta noche con detalles.

Brittany rió.

—Que tengas un buen viaje, hermana. Cuida de mis sobrinitos y saluda a Mike. Hablaremos pronto.

—Esta noche—Tina gritó cuando Brittany cerró la puerta.

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Capitulo 28

Santana estaba deslizando su camiseta sobre su cabeza cuando oyó el toque en su puerta.

Pasó sus dedos por el cabello húmedo para arreglarlo, aún sin secar de la ducha previa. Echó un vistazo a su reflejo en el espejo y respiró profundamente.

Sus nervios le dijeron que Brittany estaría al otro lado de la puerta cuando la abrió.

¿Vendría para que pudieran lograr despedirse, nuevamente, a la luz del día?

No, dudaba que ese fuera el caso.

Por la manera en que Brittany había salido corriendo de la habitación la noche anterior, ella no volvería por otra despedida.

Lo más probable era que Brittany estaba enfadada con ella por lo que había pasado la noche anterior y estaba aquí para decírselo. O tal vez venía porque pensaba que Santana le debía una disculpa.

Se detuvo ante la puerta un segundo o dos y luego la abrió. Tal como esperaba, Brittany estaba ahí.

Lo que fue inesperado, fue el nerviosismo en los ojos de Brittany.

¿Qué?

¿Pensaba que Santana tiraría toda etiqueta a un lado y trataría de reanudar su candente beso de despedida?

—Buenos días—dijo haciéndose a un lado para que Brittany pudiera entrar si quería.

Brittany metió las manos en los bolsillos de sus pantalones cortos, pero Santana todavía podía verlos juguetear.

—Buenos días.

Santana alzó las cejas, esperando.

Brittany le ofreció una leve sonrisa.

—Voy a secuestrarte durante todo el día.

Santana dejó que la puerta se cerrara cuando Brittany pasó a su lado.

—Pensé que te ibas hoy.

—He cambiado de idea.

—¿Y esto está bien con Faith? Quiero decir, tú secuestrándome y todo eso—Santana se paró frente a Brittany—¿Ella sabe de mí? ¿Sabe de nosotras?

—¿Saber qué?

—¿Sabe lo de anoche?

Santana vio como Brittany nerviosamente se mordió el labio inferior.

—No. No, ella no sabe nada.

—Está bien. Entonces yo no voy a pasar…

—Oh, ¿así que ahora te vas a volver toda caballerosa conmigo?

—Britt, si pasamos el día juntas…

—Lo sé, Santana. Después de anoche, lo sé.

Santana suspiró.

Eran demasiado viejas para estos juegos entre ellas.

—Cuéntame de Faith.

—¿Contarte qué?

—Dime por qué tu mamá no sabía de su existencia. Dime por qué tanto Sugar como Tina dicen que estás soltera. Dime la verdad, Britt.

Brittany hundió las manos en su cabello y se volvió.

—Oh, Dios—enderezó los hombros y se dio la vuelta—Está bien. No hay una Faith. Yo la inventé.

—¿Por qué?

—¿Por qué? Porque me daba miedo volver a verte, por eso. Supuse que estabas con alguien y no quería lucir como una mujer solitaria y patética que todavía suspiraba por ti—sonrió ligeramente—El hecho de que me invente una novia, en primer lugar, me hace una mujer solitaria y patética ¿no es así?

Santana estaba segura de que nunca había visto a Brittany lucir tan vulnerable, como lo hacía en este momento.

—¿Estás solitaria?—preguntó en voz baja.

—Nunca pensé que lo estaba. Pero después...bueno, después de verte de nuevo y todo lo demás…—asintió con la cabeza—…Sí, he estado solitaria.

Santana dio un paso más cerca.

—Entiendo perfectamente cómo te sientes. Ayer por la noche…—hizo una pausa—…Ayer por la noche te quería terriblemente. Corriste. Nunca pensé que volvería a verte.

—Yo también te quería. Es por eso que corrí.

Santana respiró profunda.

—Está bien. ¿Y ahora qué?

La mirada de Brittany sostuvo la de Santana.

—¿Recuerdas cuando solíamos hacer un picnic y nos íbamos a hurtadillas a la casa de mis abuelos?

Santana sonrió.

—Lo recuerdo vívidamente.

—Pensé...bueno, pensé que podríamos pasar el día ahí. Podríamos pasar el rato en la piscina y...y visitar.

—Visitar ¿eh?—Santana arqueó una ceja—¿Voy a necesitar un traje de baño?

Brittany negó lentamente con la cabeza.

—No. No necesita un traje de baño—fue el turno de Brittany para hacer una pausa—¿Y? ¿Quieres?

Santana asintió.

—Sí. Quiero.







Brittany había parloteado sin parar acerca de la remodelación hecha en la casa de sus abuelos, dándose cuenta de que sólo estaba haciendo conversación nerviosa.

Pero en realidad, ahí estaban, fuera de la ciudad con la intención de tener relaciones sexuales después de años.

Pensó que tenía derecho a un poco de nerviosismo.

—¿Britt?

—¿Sí?

—No solías divagar tanto como ahora.

Brittany rió.

—Lo siento. No estoy acostumbrada exactamente a premeditar encuentros sexuales—miró a Santana—Bueno, no desde la secundaria, de todos modos.

—¿Puedo hacerte una pregunta personal?

—Por supuesto.

—¿Cuándo fue la última vez que estuviste en una relación?

—¿Qué significa una relación? Quiero decir, estamos hablando de ¿estar juntos durante meses? ¿O años?

—Cualquiera.

—Ha pasado…un tiempo—dijo evasivamente.

¿Podría realmente considerar con los que había salido en los últimos quince años, como estar en una relación?

Salió con Sara durante varios meses, pero eso fue antes de enterarse que Sara también estaba viendo a otras tres mujeres al mismo tiempo.

Eso ciertamente no la clasificaba como una relación.

Miró a Santana de nuevo.

—¿Qué hay de ti?

—No.

—No ¿Qué?

—No. No he estado en una relación con nadie.

—No ¿nunca?

—Después de ti, no.

Brittany estaba sorprendida por su respuesta, pero de nuevo, tal vez no debería estarlo.

Santana iba de chica en chica el primer semestre en la universidad. Tal vez así era como había pasado su vida, nunca estableciéndose con alguien el tiempo suficiente para tener una relación.

Brittany lentamente, giró por la carretera hacia la propiedad de sus abuelos. Se detuvo en la puerta y luego se echó hacia atrás en su asiento, tratando de sacar las llaves de su bolsillo.

Ella las levantó y Santana las tomó. Al igual que en los viejos tiempos, Santana sonrió maliciosamente mientras salía para abrir la verja.

No puedo creer que estemos a punto de tener relaciones sexuales

—Créelo—susurró.

Agarró el volante, apretándolo mientras conducía a través de la verja y luego esperaba que Santana cerrara con llave la verja una vez más.

Cuando eran jóvenes, la verja no se cerraba con llave y Santana habría salido del coche incluso antes de que Brittany se hubiera detenido, corriendo para abrirla.

Ellos conducían por el camino, tomando el primer camino de tierra a la izquierda, el camino que las llevaría al estanque. Ahí, ellas ponían una manta en el suelo, y pasaban por el formulismo de un día de campo cuando todo lo que realmente querían era estar juntas y hacer el amor.

—¿Sigue ahí el viejo estanque?—preguntó Santana cuando volvió a entrar.

—Sí. De hecho repararon la vieja cubierta y muelle. Al tío Bryan le gusta pescar por lo que fue obra suya.

Ambas guardaron silencio mientras Brittany conducía por la carretera sinuosa que las llevaría a la casa.

Cuando estuvo a la vista, Brittany seguía sorprendida por la diferencia.

No se parecía en nada a la antigua casa de hacienda de los días de sus abuelos.

—Wow.

—Lo sé.

—¿Derrumbaron todo y empezaron de nuevo?—preguntó Santana.

—Una vez que entres, verás donde quedó la vieja casa. Han añadido cuatro alas a cada lado. La modesta casa de dos dormitorios y un baño, ahora tiene cuatro dormitorios y cinco baños. Casi todo el espacio original de la casa, es ahora una cocina y una sala de estar. Vendieron más de la mitad de la tierra para pagar la remodelación—salieron del carro y se pararon frente a la valla virgen que rodeaba la casa—Los cuatro hermanos ahora tienen su propio dormitorio, incluyendo mis padres—explicó Brittany.

—¿Así que cuando todos vienen para la Navidad hasta tus padres se quedan aquí?

—En su mayoría. A menos que todos mis primos vengan, entonces ellos renuncian a su habitación. Quiero decir, estamos a sólo treinta minutos de la ciudad.

—¿Eso es todo? Solía parecer una distancia interminable en la secundaria.

Brittany rió mientras empujaba la puerta de la valla y se dirigía a la puerta principal.

—Creo que nos entreteníamos mientras llegábamos aquí—se sonrojó al recordar exactamente cómo se entretenían.

—Sí. Recuerdo aquella oportunidad en que mi rostro quedó atrapado en el volante…

Brittany detuvo las palabras de Santana con una mano rápida en su boca.

Sí, lo recordaba.


Brittany le había rogado a Santana, queriendo su boca, no los dedos, en ese momento en particular.

Fue un milagro que no las hubiera conducido a la zanja. Sus vaqueros y sus bragas fueron bajados hacia sus muslos, la cabeza de Santana estaba entre sus piernas, y cuando el orgasmo de Brittany la golpeó, se levantó de su asiento con tanta fuerza, que empujó el rostro de Santana hacia el volante.

Ella se encontró con los ojos de Santana, ambas recordando. Entonces, como había ocurrido esa noche, rompieron a reír.

—Oh, Dios mío. Pensé que íbamos a tener un accidente—dijo Brittany mientras quitaba la mano de la boca de Santana.

—Tuve que frenar con mis manos.

—No podía llegar a los pedales, porque tu cabeza estaba…—se detuvo, desapareciendo su sonrisa.

—Tenía la cabeza entre tus piernas—Santana terminó por ella.

—Sí—los nervios de Brittany volvieron con toda su fuerza. Luego sonrió—Técnicamente, tu cabeza estaba atrapada con el volante.

Abrió la puerta y estaba a punto de ofrecerle un recorrido a Santana, pero cuando se volvió, supo que el recorrido tendría que esperar.

Había visto esa mirada en los ojos de Santana cientos de veces antes.

Ya no había necesidad de palabras.

Ambas sabían por qué estaban ahí.

Tomó la mano de Santana, sintiendo que sus dedos se apretaban alrededor de los suyos. Las condujo por un pasillo hacia la habitación de sus padres.

Sintió que su nerviosismo disminuía mientras el deseo ocupaba su lugar.

Se quedó quieta, mirando a Santana, esperando.

—¿Estabas enojada conmigo anoche?—Santana preguntó con suavidad.

—No. En todo caso, estaba enojada conmigo misma.

—¿Porque querías más?

—Porque estaba a punto de tener un orgasmo y todavía estaba completamente vestida—susurró.

Brittany se acercó, no dudando cuando su boca encontró la de Santana. No hubo exploración preliminar.

Se conocían demasiado bien para eso.

Brittany cedió a sus deseos, sin timidez mientras sus manos recorrían un camino familiar, moviéndose con una confianza que no había mostrado en quince años.

No con una mujer, de todos modos.

Al igual que sus manos tocaban la piel caliente de Santana, Santana alejaba su boca, para mordisquear el cuello de Brittany. Brittany ladeó su cabeza, concediéndole a Santana el espacio que necesitaba para encontrar el punto sensible detrás de su oreja.

—Dios, San—gimió, sus manos terminaron su viaje bajo la camisa de Santana.

Santana creyó morir al escuchar de nuevo “San” de los labios de Brittany… solo esperaba volver escuchar un “Sanny”.

Santana rara vez llevaba un sujetador y hoy no era diferente.

Las manos de Brittany se apoderaron de sus pechos, disfrutando de la sensación de los pezones duros como piedras cortantes en sus palmas.

Sus bocas se encontraron de nuevo en un beso desesperado, ambas gimieron mientras sus lenguas luchaban. Entonces sus manos lucharon a tientas con las camisas y pantalones cortos, enredándose entre sí mientras trataban de quitarse sus ropas.

Se separaron, ambas sonriendo mientras se apresuraban a desnudarse.

Era una escena familiar, Brittany recordó, ya que ninguna de ellas quería detenerse el tiempo suficiente para desnudarse.

—Hermosa—susurró Santana—Siempre tan hermosa, Britt-Britt.

Brittany dejó caer su sujetador y tomó a Santana, esta vez sin ropa que bloqueara su camino.

Piel contra piel, se movieron juntas, sus besos más pausados, explorando, familiarizándose de nuevo con algo que antes era como una segunda naturaleza.

Y ahora, como entonces, sus cuerpos se hicieron cargo, guiándolas, sin dejar espacio para el pensamiento...o el arrepentimiento.

Brittany se acostó apresuradamente sobre su espalda, necesitando sentir el peso de Santana sobre ella. Tiró a Santana sobre ella y una oleada de recuerdos invadió sus sentidos sobrecargándolos, mientras sus piernas se abrieron dejando que Santana se ubicara entre ellas.

—Oh, Dios mío—jadeó mientras la boca de Santana capturaba uno de sus pechos, sus labios bien cerrados sobre su pezón.

Quince años era mucho tiempo para estar sin placer sexual y Brittany estaba segura de que ninguna de las pocas mujeres con las que había estado, alguna vez había despertado tanto placer como Santana estaba haciendo en este momento.

Ella sintió su humedad creciendo entre sus piernas y se aferró a las caderas de Santana, tirando de ella con fuerza.

—No vayas lento—murmuró—No la primera vez. No vayas lento, San—suplicó.

Santana no lo hizo.

Ella levantó las caderas levemente para que su mano encontrara su camino entre sus cuerpos calientes.

—Tan mojada—susurró—Siempre me hiciste eso, Britt.

Brittany respondió mientras sus ojos se encontraban. Esperó, su aliento se congeló en su interior cuando los dedos largos de Santana la llenaron.

—Sí—dijo entre dientes y cerró los ojos mientras sus caderas se levantaron para encontrarse con el empuje de Santana.

La pelvis de Santana se sacudió contra su propia mano, lo que obligaba a sus dedos a ir más profundo con cada empuje. Brittany agarró con fuerza a la cintura de Santana, guiándola, sintiendo su poder, abriéndose completamente a Santana.

Demasiado pronto, sintió que su cuerpo perdía el control, se sintió caer en el éxtasis gozoso del orgasmo.

Luchó contra él, porque no quería que se acabara, no todavía.

—Déjate ir, Britt-Britt—Santana instó mientras sus caderas seguían chocando contra ella.

—Dios—gimió Brittany, finalmente cediendo, dejándose caer en el éxtasis.

Se agarró de la cintura de Santana con fuerza, sosteniendo sus dedos dentro de ella mientras ola tras ola de placer la inundaba.

Cuando abrió los ojos, vio una mirada de satisfacción en el rostro de Santana.

—Mentí—dijo entre respiraciones irregulares—No he estado en una relación desde que estuve contigo.

El rostro de Santana de repente se puso serio.

—No he hecho el amor con nadie desde que estuve contigo—dijo en voz baja.

Brittany entendió lo que quería decir, y la mirada en sus ojos le dijo que Santana estaba diciendo la verdad.

Brittany se elevó, acariciando suavemente la mejilla de Santana.

—Yo tampoco, San—admitió y bajó la cabeza de Santana y sus labios rozaron ligeramente—Quiero hacer el amor contigo ahora.

Brittany las volteó apoyando todo su peso sobre Santana, su boca moviéndose a través de su piel.

Todo era tan familiar: su olor, el sabor de su piel, el sonido de sus silenciosos gemidos.

—Nunca nadie me hizo querer así, Britt. No en todos estos años.

Brittany se detuvo, su boca a centímetros del pecho de Santana.

No, ella nunca había querido así tampoco.

Nunca antes y probablemente nunca más.

Tendrían su diversión, y luego irían por caminos separados.

Ella cerró los ojos, alejando esos pensamientos. Nada de eso importaba ahora.

Hoy no.

Hoy harían el amor, estarían juntas, experimentarían el placer de una por la otra como adultos, no como adolescentes. Así es que disminuyó la distancia entre ellas, rozando con su lengua a través de pezón de Santana, mojándolo antes de que sus labios se cerraran alrededor de él. Santana siempre tuvo pechos tan sensibles.

Eso no había cambiado, a juzgar por los gemidos deliciosos que provenían de ella.

Brittany se tomó su tiempo, alimentándose con los pechos de Santana, haciendo caso omiso a la insistencia de las caderas de Santana mientras se apretaban contra ella.

—Sabes que no vayas lento va para ambos sentidos—jadeó Santana.

Brittany sonrió contra su piel.

—No seas ridícula—murmuró mientras sus dientes mordisqueaban por debajo del abultado pecho de Santana.

Santana tomó una de sus manos y trató de forzarla entre sus piernas, pero Brittany se resistió.

—No. No de esa manera, San—susurró mientras se movía hacia abajo.

No podía decirle a Santana que había estado muriendo de hambre todos estos años, pero ahora mismo, lo único que quería era hacer el amor con Santana de la manera más íntima.

Mientras mordisqueaba a lo largo de la ingle de Santana, sintió las manos de Santana enroscándose en su cabello, empujándola hacia abajo, donde la necesitaba.

—Britt, por favor—rogó Santana—Ha pasado mucho tiempo.

—Lo sé—suspiró Brittany.

Demasiado tiempo.

Siempre supo que algo faltaba cada vez que había tenido relaciones sexuales y siempre lo atribuyó a no estar enamorada dela otra mujer.

Eso pudo haber sido parte de todo, claro.

Pero lo que realmente faltaba era esa conexión innata entre dos personas, esa conexión tan natural e instintiva donde no había necesidad de palabras.

No de la palabra hablada.

No mientras sus almas hablaban por ellas.

Brittany levantó la cabeza, encontrando a Santana mirándola, sus ojos oscuros, llenos de deseo.

No.

No había necesidad de palabras.

Bajó la cabeza, extendiendo los muslos de Santana, gimiendo ante la visión frente a ella.

Ya no quería ir despacio.

Hundió el rostro entre las piernas de Santana, satisfaciendo la sed que una vez pensó nunca se apagaría. Sostuvo a Santana firmemente cuando las caderas de Santana se levantaron de la cama, con la boca cerrándose sobre su clítoris hinchado, sintiéndolo latir dentro de su boca.

Las palabras de Santana eran incoherentes, con una mano todavía aferrándose a la cabeza de Brittany, la otra en un puño cerrado contra las sábanas enredadas.

Brittany la abrió aún más, teniendo todo lo que Santana tenía que ofrecer, sus labios succionaron, chuparon, sus propias caderas se mecieron sobre la cama mientras el sabor de Santana encendía sus deseos.

Cuando la mano de Santana apretó repentinamente su cabello, usó su lengua para enviar a Santana al borde, amando el profundo gruñido de satisfacción que Santana liberó mientras mantenía la boca de Brittany con fuerza contra ella.

Tan pronto como la mano de Santana quedó inerte, liberándola, Brittany se deslizó hacia arriba, poniéndose a horcajadas sobre uno de los muslos de Santana, presionando su centro caliente con fuerza contra ella mientras buscaba su propia liberación.

Los músculos de Santana se apretaron, aumento la fricción entre ellas. El aliento de Brittany era entrecortado y rápido mientras cabalgaba en ella, con la cabeza echada hacia atrás mientras se acercaba...aún más cerca del cielo con cada roce.

Pero entonces, segundos antes de que ella llegara a su clímax, Santana les volteó. Antes de que Brittany pudiera protestar, la boca de Santana la poseyó, su lengua acariciándola con fuerza y con rapidez.

—¡Dios mío...Dios... San—gritó, su orgasmo la cegó cuando Santana succionó el último temblor en ella.

Fue su turno ahora para mantener la boca de Santana en su contra, volviendo poco a poco a la tierra, sus caderas se relajaron, liberando finalmente a Santana.

—Por un minuto pensé que iba a tener que matarte—murmuró con respiraciones irregulares.

Santana no dijo nada.

En cambio, su boca se abrió camino hacia el pecho de Brittany, mordisqueándolo lentamente, su lengua serpenteando y jugando con su pezón.

A pesar de que el cuerpo de Brittany no era el de una insaciable joven de dieciocho años, todavía respondía al toque de Santana.

¿Cómo?

No lo sabía, ya que todavía estaba hecha, un desastre palpitante por su último orgasmo. Pero cedió, porque no quería perderse ni un segundo de estar con Santana.

—Eres tan apasionada como lo recuerdo, Britt-Britt—Santana susurró contra su pecho.

—Y tú tan experta—Brittany respondió, moviendo su mano perezosamente por el cabello de Santana mientras ella seguía besando sus pechos.

Santana se detuvo, apoyándose en un codo y mirando a Brittany.

—¿Por qué estás sola?

—No lo sé. Yo... Yo solía pensar que era porque no confiaba en nadie.

—¿Por mi culpa?

—Sí. Pero eso solo fue realmente una excusa. He tenido un puñado de amantes a través de los años, pero ninguno se apoderó de mi corazón. Y yo no quería conformarme con menos—admitió Brittany. Su mano se quedó inmóvil—¿Qué hay de ti?

—¿La verdad? Pasé los primeros siete años huyendo de tu fantasma. Y me he pasado los últimos ocho años entendiendo y aceptando...bueno, aceptando el hecho de que nunca volvería a encontrar lo que teníamos entre las dos. Creo que no se puede duplicar.

Brittany asintió.

—Lo sé. He tratado de encontrarlo también.

Santana volvió al pecho de Brittany, rozando la lengua sobre su pezón, haciendo que Brittany gimiera.

—Realmente no empacaste un almuerzo para el picnic ¿verdad?

Brittany negó con la cabeza.

—No.

Empujó a Santana hacia ella, abriendo sus piernas e instando a Santana a que se ubicara entre ellas.

—¿Podrías encontrar algo más que comer?—preguntó maliciosamente, acercando la boca de Santana hacia la de ella.

Santana sonrió contra sus labios.

—Es posible que te arrepientas de haber hecho esa pregunta, Pierce.

—Nunca.









Santana nadó desnuda en la piscina, consciente de los ojos de Brittany en ella.

Brittany estaba apoyada en un codo, mirando. Su piel brillaba, el sol de la tarde tocaba la piel que normalmente estaba oculta por un bikini.

—Sigues siendo una exhibicionista—dijo Brittany con una sonrisa.

—Estoy segura de que no sé lo que quieres decir—respondió Santana mientras se volteaba sobre su espalda, sus pechos visibles sobre el agua mientras intentaba un estilo de espalda.

Oyó a Brittany romper en un ataque de risa mientras ella se hundía por debajo de la superficie.

Se acercó jadeando, uniéndose a Brittany con su risa.

—Está bien, no sé el estilo de espalda.

Santana apartó su cabello de la cara y se frotó los ojos, limpiándolos del agua.

Brittany había rodado sobre su espalda y Santana estaba libre para mirar.

Después de pasar horas en la cama, hasta que estuvieron saciadas y agotadas, se aventuraron hacia la piscina, tomando una siesta en las hamacas, ninguna de ellas molestándose con la ropa.

Había sido una maravillosa, aunque inesperada, tarde.

Después de su despedida en el hotel, Santana dudaba que volviera a ver a Brittany nuevamente, mucho menos que pasaría la tarde en cama con ella.

Pero ahora ¿qué?

¿A dónde irían desde aquí?

Era evidente que la atracción seguía ahí, incluso después de todos estos años.

Como adolescentes, hicieron el amor por puro instinto, dejando que sus cuerpos les dijera dónde tocar, cómo tocar. Ahora, como adultas, ese mismo instinto se hizo cargo, sus cuerpos familiarizándose de nuevo, sus manos ahora seguras y experimentadas, ya no se llenaban de asombro.

No, hacer el amor ahora no tenía la ineptitud que sentía en ese entonces.

A pesar de que era tan maravilloso entre ellas, Santana siempre se preguntaba si era lo suficientemente buena para Brittany.

Esa inseguridad que llevaba consigo fue la verdadera causa de su ruptura.

Si fuera sincera consigo misma, admitiría que nunca había pensado que Brittany hubiera estado teniendo una aventura. Pero la posibilidad de una, fue lo que llevó a Santana a ponerle fin a su relación.

Era mejor tratar con un corazón roto a los 19.

Sacudió la cabeza al darse cuenta de lo absurdo de esa racionalización.

Ella regresó a aguas más profundas, moviendo sus pies para mantenerse a flote.

Una vez más ¿a dónde iremos desde aquí?

¿Estaba Brittany interesada en solo una aventura pasajera de una tarde?

¿Lo dejarían hasta aquí, una regresando a New York y la otra a Chicago?

¿Sería prematuro pensar que tal vez Brittany podría estar interesada en volver a verla?

Las dos estaban solteras, ninguna de ellas habían encontrado a una persona especial con quien establecerse.

¿Estaría Brittany receptiva a las citas?

Santana sonrió mientras se hundía bajo el agua, nadando de nuevo a la zona poco profunda.

Lo que sea que ella y Brittany hicieran con las cosas, dudaba que pudiera llamarlo cita. A pesar de haber estado separadas por años, se conocían demasiado bien.

Claro, que habían cambiado un poco.

Todo el mundo lo hacía.

Pero el fuego entre ellas todavía estaba ahí.

Santana sospechaba que siempre estaría ahí.

—¿Todavía tienes la energía para nadar?

Santana sacudió el agua de su cabello, de pie con el agua hasta la cintura. Brittany miró descaradamente sus pechos y Santana sintió que sus pezones se endurecían.

—Ven, únete a mí.

Brittany negó con la cabeza.

—No. Tu ven y únete a m—dijo—No creo que esa silla sea lo suficientemente grande.

—Es cierto—su sonrisa era traviesa—Supongo que entonces tendré que unirme a ti.

Santana rió.

—¿Recuerdas esa vez que casi me ahogas?

—¿Yo? Fuiste tú quien quiso probar el sexo oral en una piscina—Brittany le recordó.

—Y aprendí que es casi imposible.

Brittany fue a la orilla de la piscina y entró con apenas una salpicadura. Apareció junto a Santana, sus manos deslizándose íntimamente sobre su cuerpo.

—He tenido un día realmente bueno—dijo Brittany.

—Yo también. Me alegro de que me secuestraras, rubia.

—Me muero de hambre, sabes.

Santana rió.

—Yo también.

Pero su sonrisa se desvaneció cuando Brittany la atrajo más cerca, su boca uniéndose con la de Santana, instándola a que separara sus labios.

Santana gimió cuando los dedos de Brittany jugaron con sus pezones, apretándolos.

—Siempre me han gustado tus pechos—murmuró contra los labios de Santana.

Santana permaneció quieta cuando la boca de Brittany se movió más abajo, con su lengua rozando a través de sus pezones ya duros como piedras. Ahora, como siempre, el toque de Brittany hacía desaparecer cualquier otro pensamiento.

Santana alzó la cabeza hacia la luz del sol menguante, cerrado sus ojos mientras Brittany deslizaba la mano entre sus muslos.

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Capitulo 29

Brittany estaba sentada en su coche, mirando la casa de sus padres, sin saber qué iba a decirle a su mamá.

Por el hecho de que ella era una mujer adulta, no se le había ocurrido que no tiene que explicar de dónde o con quién había pasado el día.

Por supuesto, conociendo a Tina y por el hecho de que no hubiera mensajes en su celular, su mamá probablemente sabía exactamente como había pasado el día.

—Sólo para que ella no hiciera preguntas—murmuró cuando finalmente salió de su coche.

Hizo una pausa, permitiendo que una última imagen de una muy desnuda Santana inundara su mente, antes de alejarla de sus pensamientos.

Abrió la puerta, debatiéndose entre si debía escabullirse a su habitación o encontrarse con su mamá para decirle que estaba de vuelta. El ruido en su estómago y los olores tan agradables provenientes de la cocina, decidieron por ella.

Su mamá la miró y luego señaló la jarra de coctel sobre el mostrador.

—Gané. Muchas gracias—dijo.

Brittany arrugó su frente.

—¿Ganaste qué?

—Tina apostó conmigo 20 dólares a que no te aparecerías para la cena.

Brittany sintió el rubor cubriendo su rostro.

—Estoy muy complacida de haberlas entretenido a las dos—dijo mientras llenaba un vaso—Por cierto, estoy hambrienta.

—No lo dudo. Confió en que hayas dejado la casa ¿de una pieza?

—Oh, Dios mío. Estábamos nadando. No es gran cosa.

Su mamá sonrió dulcemente.

—Entonces supongo que le informaste a Faith sobre tu fiesta de la piscina.

Brittany la miró.

—¿Te estás divirtiendo?

—Mucho, sí. Y asumo que tú también lo hiciste.

—Si no tuviera tanta hambre. Me iría ahora mismo—Brittany la amenazó.

—Lo dudo. Hice el pollo frito de Kentucky sólo para ti. Pensé que estarías hambrienta.

La boca de Brittany se volvió agua solo de pensarlo.

—¿Y patatas al ajo?—preguntó con voz débil.

—Sí. Y panecillos hechos en casa.

—Eres malvada.

—¿Eso significa que te quedas a cenar?

Brittany señaló con el dedo a su mamá.

—Pero sin preguntas. Lo digo en serio.

—Pero tengo un montón de ellas.

—Lo siento.

—Sabe que voy a averiguarlo con Tina.

—Como si voy a decirle algo, a la gran charlatana.




Después de dos raciones de todo, y un pedazo de pollo extra mientras ayudaba a su mamá a limpiar, Brittany cerró la puerta de su cuarto y cayó sobre la cama, gimiendo mientras se frotaba la barriga llena.

Fiel a su palabra, su mamá había estado llena de preguntas, pero Brittany las desviaba todas, negándose a responder incluso las más vagas.

Nunca se había sentido cómoda hablando de su vida privada con su mamá.

Y en su mayor parte, realmente nunca tuvo una vida sexual para hablar con ella.

Hoy en día, a pesar de Santana, todavía no lo hizo.

Santana se quedaría en Lima, Ohio hasta el fin de semana y le había pedido a Brittany que se quedara también.

En ese momento, Brittany aceptó.

Podrían pasar el día de mañana juntas.

Un día más para... ¿para qué?

¿Hacer el amor?

¿Tener sexo?

Entonces, ¿qué?

Entonces Santana volvería a Chicago y a su vida una vez más. Y Brittany se quedaría con los recuerdos frescos y vibrantes. No los viejos, los usuales que había llevado desde la secundaria.

Un día más para estar con Santana.

Un día más para abrir su corazón, dejando que Santana entrara un poco más.

Se dio la vuelta, colocando las manos debajo de la barbilla, sintiendo un dolor familiar en el pecho, reconociéndolo como el peso de la soledad que había cargado durante todos estos años.

Estar con Santana, lo había vuelto peor, no mejor.

Por mucho que había disfrutado de su tiempo juntas, y realmente, realmente lo había hecho, se estaba exponiendo a sí misma a que le rompieran el corazón nuevamente.

Casi no había sobrevivido la primera vez.

Ahora, más vieja y emocionalmente madura, todavía estaba segura de que no sobreviviría a ser herida por Santana nuevamente.

Y en realidad, sabía que eso iba a pasar ¿no?

Cuando la dejó, mientras se despedían con las manos agarradas, mirándose persistentemente a los ojos, lo supo.

Tal vez las dos sabían que era lo único que habría.

Sólo una tarde.

Eso era todo lo que podría ser.

Brittany tenía que escapar, mientras su corazón permanecía intacto. Se iría en la mañana, de regreso a New York, de vuelta a sus amigas... y de vuelta al trabajo que odiaba.

De regreso a la vida que odiaba.

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