Gleek Latino
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 Primer15
Image hosted by servimg.com

Image hosted by servimg.com
Image hosted by servimg.com
Estreno Glee 5x17
"Opening Night" en:
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 Coment10
Últimos temas
» Ayudenme a encontrarlos
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyLun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T

» Busco fanfic brittana
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyLun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66

» Busco fanfic
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptySáb Nov 21, 2020 2:14 pm por LaChicken

» [Resuelto]Brittana: (Adaptación) El Oscuro Juego de SATANÁS... (Gp Santana) Cap. 7 Cont. Cap. 8
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyJue Sep 17, 2020 12:07 am por gaby1604

» [Resuelto]FanFic Brittana: La Esposa del Vecino (Adaptada) Epílogo
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyMar Sep 08, 2020 9:19 am por Isabella28

» Brittana: Destino o Accidente (GP Santana) Actualizado 17-07-2017
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyDom Sep 06, 2020 10:27 am por Isabella28

» [Resuelto]Mándame al Infierno pero Besame (adaptación) Gp Santana Cap. 18 y Epilogo
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyVie Sep 04, 2020 12:54 am por gaby1604

» Fic Brittana----Más aya de lo normal----(segunda parte)
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyMar Ago 25, 2020 7:50 pm por atrizz1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyLun Ago 03, 2020 5:10 pm por marthagr81@yahoo.es

» Que pasó con Naya?
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyMiér Jul 22, 2020 6:54 pm por marthagr81@yahoo.es

» [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyJue Jul 16, 2020 7:16 am por marthagr81@yahoo.es

» No abandonen
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyMiér Jun 17, 2020 3:17 pm por Faith2303

» FanFic Brittana: " Glimpse " Epilogo
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyVie Abr 17, 2020 12:26 am por Faith2303

» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyLun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli

» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyDom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic

» brittana. amor y hierro capitulo 10
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyMiér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic

» holaaa,he vuelto
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyJue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander

» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyMiér Mayo 08, 2019 9:25 pm por 23l1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Comportamiento (Adaptada) Epílogo
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyMiér Abr 10, 2019 9:29 pm por 23l1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 EmptyLun Abr 08, 2019 8:29 pm por 23l1

[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 Encues10
Sondeo

Musical Favorito Glee 5x15 Bash

[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 Topeba1011%[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 Topeba10 11% [ 4 ]
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 Topeba1019%[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 Topeba10 19% [ 7 ]
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 Topeba1011%[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 Topeba10 11% [ 4 ]
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 Topeba1024%[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 Topeba10 24% [ 9 ]
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 Topeba1027%[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 Topeba10 27% [ 10 ]
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 Topeba108%[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 Topeba10 8% [ 3 ]

Votos Totales : 37

Image hosted by servimg.com
[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 Gleeka10
Los posteadores más activos de la semana
No hay usuarios

Disclaimer
Image hosted by servimg.com
·Nombre: Gleek Latino
·Creación: 13 Nov 2009
·Host: Foroactivo
·Versión: GS5
Glee
Image hosted by servimg.com
Publicidad

[Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

+2
3:)
marthagr81@yahoo.es
6 participantes

Página 2 de 4. Precedente  1, 2, 3, 4  Siguiente

Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por 3:) Vie Oct 28, 2016 5:57 pm

Mepa que san va a ser la figura "paterna" en si que necesitan los 7 jajaja
Ni fue tan dificil para san y sacar al pequeño diablo... en serio se robo un ferrari!!!
Me gusta como van las cosas!!!
3:)
3:)
-*-*-*
-*-*-*

Femenino Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 32
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Vie Oct 28, 2016 8:32 pm

JVM escribió:Bueno hubo invitación para salir por San pero como dijo Britt en estos momentos no tiene tiempo libre!!
Además me encanto que San siga al pendiente del Juez, gracias a el es lo que es hoy y pudo cambiar su vida!
Y bueno el pequeño sobrino malo haciendo de las suyas de nuevo, espero que las terapias le ayuden y que San siga rondando porque sabe como hablarle para que reaccione.
Ahora a esperar que cobre su deuda jajaj

Pobre Britt creo que no tiene tiempo para nada con 6 vidas que cuidar.....
Igualmente creo que es muy dulce de Santana estar pendiente de el Juez de todos los pierce...

Igual espero que esas 6 vidas dejen que Santana cobre su deuda
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Vie Oct 28, 2016 8:34 pm

micky morales escribió:Se nota que britt es una chica sencilla y algo inocente, la idea es que santana la conozca y no que solo piense en su vagina, asi que esperare a ver como continuan las cosas antes de querer colgar a santana por sus testiculos!!!!!

Britt es un dulce, es la inocencia andante pero tambien un poco traviesa..... jajajajjajaja Santana Santana, es una incorregible mujer, pero creo que hay 7 personas que la pondran a raya pronto, mas rápido de lo que ella cree.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Vie Oct 28, 2016 8:36 pm

3:) escribió:Mepa que san va a ser la figura "paterna"  en si que necesitan los 7 jajaja
Ni fue tan dificil para san y sacar al pequeño diablo... en serio se robo un ferrari!!!
Me gusta como van las cosas!!!

Creo que en eso se va a convertir, en la salvadora de esa familia.. En la dama de armadura no tan brillante..........
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Vie Oct 28, 2016 8:49 pm

CAPITULO 8


Labios ardientes chupan la piel a lo largo de mi cuello, dientes mordisqueando, succiones con la lengua. Uñas arañan mis abdominales, a través de mi pecho, encendiendo un fuerte rastro de necesidad que se dirige directo a mi polla. Dedos hábiles trabajan los botones de mi camisa y sangre caliente se acumula en mi pelvis.
Ha pasado tanto…tanto tiempo…pero el embrujo de sequía termina hoy. Jodidamente al fin. Acuno su cara en mis manos y muevo mi boca sobre la suya con rudeza. Mi lengua se sumerge y se arremolina, saboreando tequila. Tan bueno. El viernes por la tarde, me decidí a llamar a Lisa DiMaggio. Debido a que aprendo de mis errores, le pregunté sobre su ruptura con Ted, y no fue debido a un engaño. Entonces le pregunté si se hizo exámenes recientemente. Milagrosamente lo hizo, y estaba limpia. Fue como si el universo estuviera diciéndome—: Has sufrido bastante, pobre mujer.

Hicimos planes para ir a su casa el viernes por la noche, y traje una botella de Patrón para Lisa y otra de vino para mí que terminó quedándose en el auto. Lisa abre mi camisa, corriendo sus palmas sobre mis pechos y sobre mis hombros.

—Dios, tus tatuajes. —Gime apreciativamente, trazando la tinta primero con sus manos, luego con sus labios—. Estos son jodidamente calientes.

Son mi parte favorita. Trabajo en su lóbulo, golpeándolo con mi lengua como si fuera un clítoris. Y me río entre dientes.

—Pensé que mi polla era tu favorita. Suelta una risita contra mi piel.

—Supongo que necesito que mi memoria sea refrescada. Funciona para mí. Estoy por empezar a hacer algo de desabrochar por mi cuenta cuando las luces de mi teléfono se encienden, vibrando en la mesa de centro cerca del sofá en la que estamos sentadas. Echo un vistazo a la pantalla pero no reconozco el número y dejo que se vaya al buzón de voz. Palmeo su teta sobre su blusa. Su cabello se desliza sobre sus hombros mientras Lisa arquea su espalda, gimiendo. Y el teléfono vuelve a sonar. Mismo número. ¿Qué jodida mierda? Me retiro.

—Debería contestar eso.

Lisa se encoge de hombros y se sirve otro chupito de tequila, lamiendo su mano y salpicándola con sal mientras me pongo de pie y llevo mi teléfono a mi oreja.

—López.

—¡Oye, López! Soy Ken Tanaka, ¿cómo andas?

Andaba un infierno mejor hace dos minutos.

—Estoy en medio de algo.

Mis ojos se enfocan en los bien torneados muslos de Lisa debajo de su vestido negro, es ahí en medio donde en realidad quisiera estar.

—. Date prisa. ¿Qué necesitas, Ken?

—Bueno, irrumpimos una fiesta cervecera afuera en Cambridge esta noche. Una cosa de preparatoria, los padres no estaban. Unos cuantos chicos se encontraban bastante bebidos así que los trajimos a la estación para que se desintoxicaran y llamar a sus padres. Una de las chicas, no nos dará su nombre, sólo tu tarjeta de presentación. Dice que tú eres su abogada, López.

Mis ojos se giran para cerrarse. Y simplemente lo sé.

—Déjame adivinar, ¿rizado cabello castaño, cerca de uno sesenta, ojos azules, actitud de mierda?

Tanaka suelta una risita.

—Esa es ella.

Froto mi frente, sintiendo llegar una migraña, porque lo más probable es que las bolas azules hayan viajado a mi cerebro.

—Su nombre es Riley. Su tía es su tutora. —Recito de un tirón el número de teléfono de Brittany, el cual me dio el miércoles.

—Gracias, López… llamaré a la tía, haré que venga por la niña.

Es tarde, después de medianoche. Pero no voy a pensar en cómo Brittany tendrá que sacar a todos los otros niños de la cama, incluyendo al bebé y a la pequeña de dos años. Ponerles sus abrigos, abrocharlos en el auto. En la oscuridad. Todo ella sola. Ese no es mi jodido problema. Mi problema es la polla dura como roca entre mis piernas que probablemente me estrangulará mientras duermo si no le consigo algo de acción pronto.

Cuelgo el teléfono y me inclino de vuelta en el sofá al lado de Lisa. Ella sonríe, ligeramente mareada.

—¿Cosas del trabajo?

—Aja… nada importante. Palmea mi cosa. —No como esto… esto es realmente importante. Me empujo contra su mano y me inclino.

—Sí me gusta una mujer que tiene sus prioridades en orden.

Luego nos estamos besando de nuevo. Y es agradable. Pero… todavía no me puedo sacudir la imagen de Brittany y los niños. El pequeño rubio con los enormes ojos azules, Raymond haciendo bizcos con cansancio mientras se pone sus lentes. Los imagino en el barrio federal, no es la zona más segura para estar, especialmente después de medianoche. Los imagino en camino, Brittany bostezando, posiblemente sin notar un auto que se aproxima a su carril, no hasta que…

—¡Mierda! —me retiro, respirando con dificultad—. Me tengo que ir.

—¿Qué? —se queja Lisa—. No… no, quédate. Cosas importantes, ¿recuerdas? Todas las jodidamente fabulosas que íbamos a hacer. Importantes.

—Lo sé. Lo siento. —Y quiero decir en verdad, en verdad jodidamente lo siento—. Hay una cosa y tengo que encargarme yo misma.

Lisa se desploma hacia atrás, descansando su cabeza en el reposa brazos del sofá, todavía encendida y molesta.

—Me estás matando, López.

Me pongo de pie, volviendo a abotonar mi camisa. Y mi polla está furiosa.
—¿Me das un cupón?
—Claro.
—Lisa suspira. Luego sonríe con suficiencia—. Al menos me pusiste toda caliente para el señor Pink. Estaré pensando en tus preciosos tatuajes cuando juegue con él.

—¿Señor Pink? —Es mi vibrador preferido.

Gimo con la imagen mental. —Ahora tú estás matándome.

Guiña.
—Ese era mi plan malvado.
Luego se estira y besa mi mejilla
—. Llámame.
—Lo haré.

Fuera del apartamento de Lisa, saco mi teléfono mientras camino hacia mi auto y marco el número de Brittany. Responde al primer timbre.

—¿Hola?

—Brittany, soy Santana.

—Hola.
Su voz está tranquila pero alerta, y deduzco que los chicos todavía están durmiendo, y en algún lugar cercano.

—¿El Oficial Tanaka te llamó por Riley?

—Sí. Sólo le estoy dando un biberón a Ronan, luego voy a levantar a los chicos, ponerlos en el auto y…

—No te molestes. Estoy en mi camino hacia allá ahora. Me dejarán firmar la salida de Riley como su abogada.

Durante un instante, la única respuesta en el otro extremo es el suave sonido de la respiración de Brittany. Cristo… incluso su respiración es sexy. Si no estuviera dura todavía, segura como la mierda que lo estaría ahora.

—No tienes que hacer eso, Santana.
—Sí, sé que no tengo, pero lo haré —digo con rudeza…con más de la que tenía intención—. Así que sólo di gracias y cuelga el teléfono.

—De… acuerdo. Bueno… gracias. Y aunque respondiste mal sin ninguna razón, lo voy a dejar pasar debido a que me estás haciendo un favor gigantesco. Suelto una risita.

—Ha sido una… noche frustrante.

—Ah…ahora, me puede identificar con eso.

Apuesto a que puede.

—Te veré pronto, Brittany.

—De acuerdo. Conduce con cuidado.

Llego al precinto, firmo algo de papeleo rápido, y espero en recepción a que traigan a Riley.
Tanaka está ahí, hace unos pocos comentarios estúpidos acerca de mi carrera de niñera, y en realidad no escucho. Pero sus bromas me ponen a pensar. ¿Qué demonios estoy haciendo aquí? No voy por lo complicado, evito distracciones, y hasta este punto, esa estrategia me ha funcionado bien.
Brittany Pierce es una fina pieza de culo…pero sus sobrinos y sobrinas están resultando ser más distractores de lo que ella vale. Riley es escoltada desde la habitación posterior. Está tan blanca como un fantasma e inestable en sus pies. Su cabello está esponjado, mojado, y vagamente me pregunto si tiene vómito en él. Manchas oscuras de rímel ensombrecen ojos inyectados en sangre. Sujeta una botella de Gatorade y una bolsa de papel para vómito como esas que tan consideradamente meten en los respaldos de los asientos en los aviones.

—Hola —habla con voz ronca—. Gracias por venir por mí.

Las primeras sensaciones de lástima hacen eco en mi pecho. No sólo recuerdo cómo se siente estar enferma por beber, fácilmente la más miserable experiencia, sino que también recuerdo cómo era tener catorce. Apestaba.

—Vamos, Sonrisas, en marcha.

Ni si quiera tiene la energía para ponerme los ojos en blanco. La guío hacia el auto, advirtiéndola justo antes de cerrar la puerta,

—Vomitas en mi auto, y estarás caminando a casa.

Me deslizo en el lado del conductor y el motor ruge. Riley cierra sus ojos con fuerza, como si las vibraciones del auto le estuvieran dando náuseas.

—¿Por qué no les diste el número de tu tía? —le pregunto para distraerla.

—La tía Brittany ya tiene mucho con qué lidiar. No quería molestarla. Pero era simplemente magnífico molestarme como el infierno a mí.

Salgo del estacionamiento.

—¿Qué estuviste tomando?

—Jägermeister. —Se queja, acercando más la bolsa. Y me cago de risa.

—Espero que lo hayas disfrutado, la probabilidad es que no lo vuelvas a beber otra vez. Cuando se reduce a leve envenenamiento por alcohol, el cuerpo puede perdonarte pero el estómago nunca, jamás olvida.

Se mantiene firme contra la urgencia de vomitar, respirando lenta y profundamente.

—¿Es aquí cuando me sermoneas sobre los peligros de beber sin tener la edad legal?

Me detengo en una luz roja.

—Nop. Ya sabes que fuiste estúpida, no necesitas que te lo diga. Sin embargo, estoy curiosa…¿qué te llevó a la repentina borrachera?

Sus palabras son lentas y cuidadosas, como si tuviera miedo de que si habla demasiado alto inclinará el delicado equilibrio que está evitando que vomite.

—Matthew Applegate hizo una fiesta. Me dijo al respecto hoy en la escuela. Es de último año. Es precioso y perfecto y parecía interesado en mí.

Furia se enciende, como la llama de un fósforo, porque no tengo duda de que el pequeño cabrón se encontraba interesado en una parte de ella.

—Pero cuando llegué a la fiesta —susurra—, estaba interesado en Samanta Frey.

—Voy a arriesgarme y decir que Samantha tiene una reputación por abrirse de piernas. ¿Tetas grandes, cara bonita…. Probablemente una porrista?
Riley asiente.
—Fue la reina de la bienvenida. Oh hombre.

—¿Y fue ahí donde te hiciste amiga de Jäger?
Limpia sus mejillas.

— Me hizo sentir feliz.
No me importaba Matthew o mi…no me importaba nada.

Soplo una larga respiración y decido repartir algo de consejo.

—Riley, los chicos de tu edad… de verdad que no valen tu tiempo. Son egoístas y estúpidos. No es su culpa; simplemente están programados de esa forma, pero aun así son una causa perdida. Creo que deberías alejarte de todos ellos hasta que tengas al menos… veinticinco. O… ¿has considerado ser una lesbiana?

Me mira sin expresión.

—Eso es tan ofensivo.

Levanto una mano.
—Sólo intento ser de ayuda.

Riley se da la vuelta para mirar por la ventana. Después de unos pocos minutos su barbilla se estremece y sus hombros tiemblan. Aquí está el asunto, no tengo mucha experiencia con mujeres llorando. He hecho un concentrado esfuerzo en evitar cualquier situación que me involucre a mí, una mujer, y lágrimas. En caso de que no lo hayas notado, la empatía no es mi punto fuerte. ¿Y adolescentes llorosas? Esto se siente un poco como un encuentro con pie grande, he escuchado al respecto en la TV, leído al respecto‖en‖los‖diarios…‖ pero esta es la primera vez que de hecho he visto una de cerca.

Limpia su cara con la manga de su suéter.

—Extraño a mis padres.
Y mi pecho se siente cargado. Pesado. Por ella.

—Sé que lo haces.

—Desearía que estuvieran aquí.
Resopla.

—¿Qué les dirías si estuvieran?

Me estaciono en la entrada Pierce y detengo el auto. Riley piensa en mi pregunta y luego la esquina de su boca se estira.

—Les preguntaría cómo es que no le gusto a Matthew. Siempre fueron muy honestos con nosotros, ¿sabes? Me dirían la verdad.

La miro a la cara. Es una chica bonita, incluso cansada y en duelo. Pero hay una llama en ella, una fiereza, que le servirá cuando crezca. La he visto en mujeres con‖las‖que‖he‖ trabajado…mujeres como Rachel. Un día,Riley Pierce será una fuerza a tomar en cuenta.

—Yo puedo decirte la verdad al respecto, —digo con un encogimiento de hombros.

Se gira hacia mí. Con amabilidad, limpio una lágrima de su mejilla.

—Es porque Matthew es un idiota.

Brittany abre la puerta antes de que la golpeemos. Luciendo como recién follada y hermosa, con su cabello ondulado despeinado por la cama, y la marca de anteojos en su rostro. Está usando una camiseta negra sin mangas y unos pantalones de pijama de seda roja. Mi pene todavía se encuentra bastante enojado, pero la visión de sus pechos asomándose por encima de la camiseta le hace a él considerar hablar conmigo de nuevo.

Eventualmente.

—De verdad necesitamos parar de encontrarnos de esta forma —dice, sus labios rosados deslizándose en una sonrisa familiar.

Riley abraza a su tía con fuerza.

—Lo siento tía Brittany.

Ella pasa su mano por la parte de atrás del cabello de Riley.

—Lo sé.

Luego gira su cabeza con disgusto.

—. ¿Vomitaste en tu cabello?

—Sí —gime Riley, sonando miserable.

Brittany sostiene su mejilla.

—Vamos a meterte en la cama, mañana hablaremos de esto. Habrá castigo en tu futuro. Inclina su cabeza hacia la sala de la familia. —Santana, vamos entra. Bajaré en unos minutos.

Y no tiene que decírmelo dos veces. Cerca de unos veinte minutos después, Brittany entra de nuevo en la sala de estar.

—Estaba un poco frío, así que encendí un fuego. —Hice un gesto hacia las flamas vacilantes que brillaban dentro de la chimenea de ladrillo.

El calor se filtra en la habitación como una niebla, el crujido y el olor de un reconfortante fuego vivo.

—. Espero que no te importe. Se queda mirando el fuego como una mujer observando una torta de chocolate el día antes de abandonar su dieta.

—No me imoporta en absoluto, gracias.
Me tendrás que enseñar lo que tienes bajo la manga…

Bajo la manga, bajo mis pantalones. Le mostraré lo que sea que desee ver.

—… No he sido capaz de hacerla funcionar, los troncos arden pero en verdad no se queman para mí.

Las llamas naranjas bailan en sus ojos mientras se gira hacia mí, burlándose.

—. Fui una terrible chica Scout.

—¿Te gustaría una copa de vino?

Señalo la botella de Merlot descansando sobre la parte superior de la mesa de piedra de la esquina. Luce confundida.

—Robbie y su esposa no guardan nada de alcohol en la casa.

—Lo tenía en mi auto.

Una sonrisa aparece de a poco en sus labios.

—Vaya. Vino, un fuego, eres como la seducción sobre ruedas. ¿Guardas velas en la camioneta?

—Solo imaginé que podrías disfrutar una bebida, tal vez un poco de conversación.

Tengo la sensación de que Brittany no ha tenido una conversación con un adulto en mucho tiempo.

—Disfrutaré eso más de lo que podría decir.
Suspira.

—. Iré a agarrar las copas.

Brittany camina hacia la puerta que conduce a la cocina, pero se detiene antes de salir. Mirando por encima de su hombro de regreso hacia mí, su cabello rubio brillante como oro a la luz del fuego, levanta una ceja.

—. Entonces… ¿no estás tratando de seducirme?

Encuentro su mirada. Y le hago un guiño.

—No dije eso.

—Es bueno saberlo.

Luego se da vuelta con un tirón de su cabello y entra en la cocina con un giro adicional de ese culo hermoso.

Después, añado otro leño al fuego y las dos estamos comenzando nuestra copa número dos. Las piernas largas de Brittany se encuentran metidas cómodamente debajo de ella; una mano sostiene su copa y la otra tiene el codo apoyado contra la parte de atrás del sofá, su cabeza descansando en su mano. La posición expone la suave extensión de su cuello, y estoy fascinado por el pulso que late bajo su piel. Me hace sentir como una vampira, quiero colocar mi boca justo allí, quiero probarla y sentir ese espacio palpitando contra mi lengua. Le pregunté en qué estaba haciendo su maestría, y la jodida cosa loca es que en verdad estoy interesada en lo que va a salir de su boca, no solo fantaseo con lo que me gustaría colocar allí dentro.

—Mi especialidad es en Historia del Arte.
Resoplo. —Entonces ¿pagaste miles de dólares en matrícula para mirar unos cuadros bonitos?

—No, señorita Cínica. Hay mucho más que eso. El arte nos habla sobre cultura, lo que fue importante para las personas de ese tiempo. Las cosas que valoraban, las cosas que odiaban o a las que les temían, su imagen de lo que era hermoso.

Frunzo el ceño.

—Suenas como una filósofa.

Frunce el ceño en respuesta.

—Y tú suenas como que no respetas a la filosofía mucho.

—Todas las preguntas filosóficas pueden ser contestadas con una sola declaración concisa.

Brittany vuelve a llenar su copa.

—¿La cuál es?

—¿A quién le importa una mierda?

Se ríe, y es un sonido maravilloso.

—¿Haces… arte… por tu cuenta, o solo estudias el trabajo de otras personas?

Sus mejillas se ruborizan.

—En realidad, hago bosquejos.

Mis ojos inmediatamente son atraídos por el dibujo a lápiz enmarcado a la derecha de la chimenea. Es una imagen increíblemente realista de la joven Riley, sosteniendo a unos bebés gemelos en su regazo. La noté cuando entré por primera vez, prácticamente puedes escuchar la voz infantil y sonriente.

—¿Ese es uno de los tuyos? —señalo. Brittany asiente, todavía tímida. —Eres buena. —No hago cumplidos a la ligera.

Más tarde, habla de su hermano.

—Robbie era quince años mayor que yo. Fui la hija de la crisis de mediana edad de mis padres. Mi papá tuvo un ataque al corazón cuando tenía la edad de Riley. Mi mamá falleció un año después cuando me encontraba en la secundaria.

Bebe un sorbo de su vino, un brillo travieso en sus ojos.

—. Fui algo así como una niña salvaje después de eso.

Levanto mi copa. —¿No lo fuimos todas?
Bebo el Merlot.

—. Entonces, ¿viviste con tu hermano después de que tus padres murieran?
Asiente.

—Sin embargo, aquí no. Estábamos en un lugar más pequeño en las afueras de Cherry Tree. Entonces solo éramos Riley y los chicos, y yo, Robbie y su esposa.

—Entonces ¿tú y los niños como que crecieron juntos?

—Sí. La esposa de mi hermano fue como una hermana mayor y una segunda madre, todo en uno. Era increíble.

Y hay una nota triste en su voz. Entonces parpadea, iluminándose.

—Ella fue quien en verdad me empujó a que viajara. A estudiar en el extranjero. Pasé un semestre en Roma, veranos en Paris… —Sus ojos caen en los míos tímidamente—. Dios, sueno tan malcriada. Pobre chica rica ¿cierto?

Niego con mi cabeza.

—No. Hay una diferencia entre privilegiada y malcriada.

Y Brittany Pierce no tiene ni un hueso de malcriada en su cuerpo. Sabe que es afortunada, y aprecia cada bendición.

—Me encantaría un día llevar a los niños a Europa. Mostrarles lo grande que en verdad es el mundo.

Me echo a reír, pensando en una película de Liam Neeson. Si algún idiota criminal intentara llevarse a uno de los niños Pierce, pasaría una hora, como mucho, antes de que estuviera rogando para enviarlos de regreso.

Continuamos hablando, bebiendo, pierdo tiempo admirando la forma en la que su piel brilla ante la luz del fuego. Y antes de que lo sepa, son casi las cuatro de la maldita mañana. Brittany coloca su copa vacía sobre la mesita de noche y bosteza.

—Debería irme —digo, a pesar de que no quiero hacerlo—. Te he mantenido despierta más allá de tu hora de dormir. ¿Por lo general el despertador humano cuándo se levanta?

—Ronan se levanta alrededor de las seis. Pero…—Sus ojos se arrastran por mi rostro, bajan por mis pechos y más abajo.

—. Pero por esto valió la pena perderme la hora de dormir. Gracias por el vino, la conversación. De verdad pasé un rato genial, Santana.

No tiene idea del tipo de rato genial del que soy capaz de darle. Pero esta noche no.

—Yo también.

Me levanto y Brittany me acompaña hacia el vestíbulo. Al lado de la puerta, nos quedamos de pie de cara a la otra. Y hay una atracción, como un jodido imán, arrastrándome más cerca.

—Brittany…—susurro, sin tener idea de qué estoy a punto de decir.

Solo me gusta el sabor de su nombre en mis labios. Mi corazón martillea… y me inclino hacia adelante…ella levanta su rostro y cierra sus ojos y…

—¡Tía Brittany!
La voz del duendecillo rubio nos llega desde arriba de las escaleras, como una ducha de agua fría. Maldita sea.
—¡Tuve una pesadilla! ¿Te acostarías conmigo?

Brittany da un paso hacia atrás con un gruñido de resignación, y siento su dolor. Literalmente.

—Rosaleen subiré en un segundo.

Se encoge de hombros en forma de disculpa.

—. El deber llama.

Junto mis labios, frotándolos, haciendo un sonido de golpeteo frustrado.

— Sí.

Coloca su mano sobre mi pecho; es cálido y electrizante.

—Gracias de nuevo. Ahora en verdad te debo una.

Múltiples. Y solo no puedo resistirlo.

—Esa es mi línea.

Brittany se ríe.

—Buenas noches Santana.

—Adiós.

Salgo por la puerta y me dirijo a casa.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por 3:) Vie Oct 28, 2016 9:31 pm

No jodas conciente o inconciente a san... britt se le impregno!!!
Hoy estubieron serca de un besito si quiera...
Si siguen asi san va a salvar hasta el que esta en pañales jaja
3:)
3:)
-*-*-*
-*-*-*

Femenino Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 32
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por micky morales Vie Oct 28, 2016 9:47 pm

Las cosas se le estan complicando a santana pero ella no lo sabe todavia, cuando llegara ese tan anhelado beso?????
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por JVM Sáb Oct 29, 2016 12:12 am

Jajajajaja lo bueno de la interrupción es que San no de acostó con la tipa esa, que se esperé hasta estar con Britt jajajaja y parece que así será si sigue con las interrupciones de los pequeños Pierce.
Solo espero que les den un momento a solas jajajaja
Además me encanta que cada uno de los pequeños se va abriendo con San y que ella los comprende y sabe que decirles
JVM
JVM
-
-

Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Sáb Oct 29, 2016 5:01 am

CAPITULO 9



El domingo, durante el desayuno en la casa de Rachel y Quinn, hay una visita inesperada.
—Hola, Sunshine —la saludo, entrando al comedor.
—¡Hola, Santana!
Beth Fabray envuelve sus brazos alrededor de mi cintura. Beth tiene casi trece ahora, y más o menos alrededor de este año, desde la última vez que la vi —cuando Ryder y yo visitamos Mississippi para la boda de su madre— ha perdido algo de la linda redondez de bebé en su rostro, dando un paso más cerca a una pura belleza sureña de cabello dorado. Sus años de adolescente serán divertidos. Quinn va a perder su maldita mente, y probablemente su cabello. Nos sentamos a comer y él pregunta
—: ¿Recuerdan ese mánager de bandas que representé el año pasado? Acusado de conducir alcoholizado. Hay asentimientos alrededor.
—Resulta que trabaja con One Direction ahora, y están en la ciudad. Me envió cuatro boletos para primera fila del concierto de mañana. Rachel y yo íbamos a llevar a Beth.
—¿Quién es One Direction? —pregunto, pero en realidad no me importa. Los ojos de Beth se le salen de sus órbitas.
—¿Quién es One Direction? ¿Qué, vives bajo una roca?
Sostiene en alto la revista que ha estado hojeando y me muestra una imagen de cuatro vándalos en vaqueros ceñidos.
—. Esto es One Direction. ¡Estoy tan emocionada! —chilla—. El concierto va a ser tan perfecto.
Mis cejas se elevan hacia Quinn.
—Diviértete con eso, amiga.
Quinn mastica una bola de queso, sus ojos verdes encendidos con humor.
—Rach y yo estuvimos hablando. Pensamos que en lugar de desperdiciar el cuarto boleto, podría ser lindo si vienes conmigo y Beth en su lugar. Tú y esa chica Riley.
—¿Estás demente? —pregunto,‖porque… obviamente lo está.

—¿Por favor, Santana? —ruega Sunshine—. Será muy divertido tener una chica de mi propia edad allí conmigo. —Se vuelve hacia su madre.

—. No te ofendas, pero tú y Rachel no lo entienden. Quinn se encoge de hombros.
—No me ofendo. Todavía sé que soy la mama genial.
Beth pone una mano en su brazo. —Te amo, mami, pero, ¿lo que sea que pienses que es genial? No es eso.
Quinn finge fruncirle el ceño. Y sus brillantes ojos verdes me suplican.
—Vamos, Santana. Apuesto a que te gustarán. Su música es asombrosa, mejor que la de los Beatles. Temo por la juventud actual.
—Podría ser bueno para ella —dice Quinn, presionándome.

Debido a que le conté sobre las desventuras del viernes por la noche de Riley con Jägermeister. Suspiro, ya sabiendo que voy a arrepentirme de esto. Pero levanto mi teléfono para llamar a Brittany de todos modos. El día siguiente, Quinn, Rachel, Beth y yo llegamos a la casa de Brittany después del trabajo. No le ha contado a Riley sobre el concierto aún, quería que fuera una sorpresa. Y dijo que no quería arriesgarse a que Riley hiciera añicos las ventanas con sus gritos de alegría. Oh, y Ryder también vino. Porque he mencionado a Brittany y los niños en el almuerzo y quiere conocerlos. Además, porque no tiene una vida. Nos reunimos en el vestíbulo y hago las presentaciones. Brittany saluda a cada uno de mis amigos acogedoramente. Está usando un vestido casual de un azul pálido que muestra kilómetros de piernas suaves y suculentas. Y fantaseo sobre Quinn llevando a las chicas sola, y Rachel y Ryder llevándose al resto de la chusma. Muy, muy lejos.
—Hola —le dice Regan a Rachel, jugueteando en el cuarto y sosteniendo un oso de peluche que luce como si hubiera visto mejores días.

—Hola —contesta Rachel, sonriendo.
—¡Hola! —chilla Regan.
—¡Hola! —ríe Rachel.
Y aquí vamos malditamente de nuevo. Por mi propia cordura, tengo que enseñarle a esta niña otra palabra. Quinn y Ryder retoman su conversación del almuerzo: el continuo juego del‖ “asesinato‖ perfecto”.‖
—Ahogado —dice Ryder insistente, enumerando sus motivos con los dedos—. Las posibilidades son que el cuerpo estará demasiado descompuesto como para conservar alguna evidencia útil, y haya una coartada incorporada porque el demandado puede siempre afirmar que la persona se resbaló. Funcionó como un encanto para el marido de Natalie Wood. Quinn sacude su cabeza rubia.

—Todavía me quedo con una reacción alérgica.

Raymond se ajusta sus anteojos y se mete en la conversación.

—¿Chicos, están hablando sobre la mejor manera de deshacerse de alguien?

Asienten y el rostro de Raymond se vuelve ávido.

—Sé una manera. Hagan una potente bala de hielo. Y la disparan desde un rifle de francotirador. Después que atraviese el corazón, se derretirá. Sin huellas digitales. Sin rastros.
Nos quedamos en silencio. Asombrados. Y un poco asustados.
Me acaba de provocar piel de gallina. —Ryder se estremece—. ¿Alguien más tiene piel de gallina? Rosaleen da un paso al frente, sus ojos fijos en Ryder.
—¿Por qué caminas así? —pregunta de modo inocente.
—¡Rosaleen! —regaña Brittany—. Eso es de mala educación.

Pero por experiencia, sé que está bien y se lo digo. Ryder le explica a la niña de siete años.
—Fui atropellado por un auto cuando era un niño, perdí parte de mi pierna. —Se levanta el pantalón, mostrando su prótesis de titanio—. Así que sé cuidadosa cuando andes en tu bici.
Lo considera con la cabeza inclinada.
—¿Entonces te dieron una pierna falsa?
—Sip.
—¿Puedes quitártela y mostrarme?
—No
Ryder sacude su cabeza. Rosaleen considera esto. Entonces pregunta
—: ¿Quieres venir afuera a ver mi casita de juguete? Tiene cortinas.
—Claro.
Ryder se fija en su reloj—. Tengo tiempo. Riley baja las escaleras, sus ojos observándonos. La presento a todos. Le sonríe a Beth con simpatía.
—Hola.
Y Beth la saluda con la mano.
—Así‖queeeeee…‖—Brittany sonríe—. Santana tiene una sorpresa para ti, Riley.
Me lanza una mirada, inclinando su cabeza hacia Riley, animándome a contarle. Me aclaro la garganta y pongo los boletos en las manos de la adolescente, intentando no hacerlo un gran asunto.
—¡¡¡Oh dios mío!!! —grita Riley. Y rubia chilla en repuesta. —¡Son boletos para One Direction! ¡Boletos de primera fila para One Direction!
Enormes ojos azules que brillan con júbilo alzan su vista hacia mí
—. ¿Es en serio?

—Por desgracia.

La charla incansable, entusiasta e ininteligible entre ella y Beth comienza. Y sigue. Y sigue. Rory me sonríe complacido.

—¿Tienes que ir a un concierto de One Direction?
Asiento de mala gana.
—¡Ja!
Se ríe a carcajadas, señalándome con su dedo.
—. Tonta.
Lo miro con furia.
—Cállate, niño.

Cuatro horas y media después de chicas gritando, no puedo escuchar una mierda. Incluso el regreso en el auto de Quinn todo está amortiguado —las chicas cantando y gritando en el asiento trasero suenan como si estuvieran molestándome bajo el agua. Las cuatro entramos por la puerta principal y encontramos a Ryder, Rachel y Brittany tomando café en la sala de estar. Rachel sostiene a Ronan, dormido en sus brazos, y una mirada feroz y ansiosa cruza el rostro de Quinn cuando la ve.

—¿Cómo estuvo? —pregunta Brittany, sonriéndome de una manera caliente como el infierno y provocadora.
Levanto una mano.
—No me hagas revivirlo. Estoy intentando bloquearlo de mi mente. Pero ese gato ya ha saltado de la bolsa.

Beth y Riley le cuentan a Rachel y Brittany cada simple detalle, hablando juntas y una sobre la otra. Son elocuentes en términos‖como‖ “OHDIOSMÍO”‖ y‖ “no‖puedo‖ creerlo”,‖ “lo‖mejor‖de‖mi‖ vida”‖ y…‖ “OHDIOSMÍO”. —Y‖entonces…‖—chilla Riley, agarrando la mano de su tía—. ¡Harry miró directo en mi dirección!

Entorno mis ojos en dirección a Quinn.

—¿Cuál era Harry de nuevo?
—El que necesita un corte de cabello.
Intento distinguirlos en mi mente, pero todos necesitan un corte.
—¿mamá —pregunta Beth—, Riley puede quedarse a dormir?
—Sí, tía Brittany, ¿puedo ir a dormir a la casa de Beth? —pregunta Riley casi al mismo tiempo.
Porque aparentemente el superpoder de One Direction es amistad instantánea. Alguien debería mandarlos al Oriente Medio para que puedan conseguir solucionar esa cosa entre Israel-Palestina. Quinn da el visto bueno y Brittany dice que está bien. Y entonces hay más gritos
—yay— antes de que suban las escaleras para buscar las cosas de Riley.
—¿Dónde están los otros niños? —le pregunto a Brittany.
—Durmiendo —me informa alegremente—.
Ryder los cansó jugando a la persecución con linternas. Ryder palmea su propia espalda.
—Soy el campeón actual.
Cuando las chicas bajan cargando una bolsa de dormir, almohadas y una bolsa de lona, Riley se para frente a mí, luciendo genuinamente feliz, centellante.
—Gracias,‖Santana.‖Esto‖fue‖como…‖la‖mejor‖noche‖de‖mi‖vida.
Podría‖decir‖que‖fue‖un‖placer…‖pero‖no‖sería‖cierto.‖
—Ni lo menciones.

Rachel coloca a Ronan en los brazos de Brittany y ella gentilmente lo acuesta en la pequeña cuna portátil verde oscuro en la esquina. Mientras se preparan para marcharse, decido quedarme un poco más. O mucho más tiempo. Brittany y yo no estaremos exactamente solas, pero un niño menos es mejor que nada. Hasta que Ryder lanza mi plan al carajo.
—El auto de Quinn solo tiene cuatro asientos, así que necesito que me lleves a casa, Santana.
Malditamente asombroso. Le echo un vistazo a Brittany y es como si pudiera leer mi mente. Ya que me está sonriendo con una decepción humorística.
—Gracias de nuevo, Santana. Buenas noches.
Estiro una mano, apartando el cabello de su rostro.
—Buenas noches.

Entonces Ryder se desliza frente a mí. Agacha su cabeza ligeramente, toma la mano de Brittany, y la levanta hasta sus labios, besando la parte posterior.
— Gracias por una noche encantadora. Eres la anfitriona más mona.
Suelta unas risitas, mientras en el fondo de mi garganta, gruño. Y la idea de romper su mandíbula parece incluso más atractiva que hace un par de semanas. Brittany cierra la puerta detrás de nosotros y caminamos a mi auto, Ryder brincando lo mejor que puede. Es malditamente molesto.
—Bueno…‖—suelta lentamente, la insinuación fuerte en su tono—. Brittany parece linda.
No pronuncio ni una palabra.
—Y ese culo —sigue con admiración—, mmm, mmm, bien…‖Podría‖ resbalar‖ monedas‖en‖ese‖apretado…
Mi mano arremete contra él, retorciendo el frente de su camisa, arrastrándolo hacia adelante hasta que estamos nariz a nariz.
—Cállate.
Busca en mis ojos, su sonrisa lenta y conocedora.

—Te gusta.
Lo suelto como un Hot Pocket recién salido del microondas y lo paso, yendo hacia mi auto.

—Por supuesto que me gusta. Es una chica linda.
Ryder permanece cerca de mi lado, moviendo su dedo.
—Nooo, a ti te gusta. No solo en el sentido de que quieres que monte tu polla en vaquera inversa. Te gusta, te gusta.
—¿Qué, tienes doce?
—La edad es solo un número. O al menos es lo que mi tío dijo cuando se casó con la suertuda tercera esposa de diecinueve años.
Empuja mi hombro—. Pero en serio, tienes esta vibra de dama en brillante armadura alrededor de ti. Sacudo mi cabeza.

—Mi armadura se encuentra deslucida desde hace mucho tiempo, Ryder.
—Una dama en armadura deslucida es todavía una dama. Cuando no respondo, insiste, ya que en realidad cree que no le daré un puñetazo en su bonito rostro.
—Entonces avísame cuando termines. Me gustaría ver si puedo seducirla.
Avanzo hacia él.
—Está fuera de los jodidos límites para ti. Ahora, durante y después. Ni siquiera lo pienses.
Y el hijo de puta se ve complacido consigo mismo. Sonríe más amplio.
—Sí. Definitivamente te gusta.
El martes por la noche estoy trabajando hasta tarde en la oficina, terminando una petición para el juicio por abuso doméstico del Senador Holten. Aflojo mis vestiduras, me froto los ojos y hago sonar mi cuello. Justo cuando estoy a punto de meterme de lleno, mi teléfono celular suena. Y el nombre de Brittany ilumina la pantalla. Sonrío al ver su nombre. Es malditamente raro y completamente atípico de mi parte. Apenas sonreí cuando me gradué de la facultad de derecho. Neutralizo mi cara tan pronto como me doy cuenta lo que estoy haciendo. Toco el botón de responder y traigo el teléfono a mi oreja. Comienzo a hacer la antigua pregunta de ¿Qué estás usando? Pero no lo hago —gracias a Cristo— porque una voz aguda salta desde el altavoz. La voz de Rosaleen.
—¡Hola, Santana!
Me recuesto en la silla.

—Hola, Rosaleen.

—¿Qué haces?

—Trabajando. ¿Qué estás haciendo tú?

—Sopa de pollo.

Hay orgullo en su voz.

—Eso es lindo. ¿Tu tía está por ahí? —pregunto, ya que tengo la remota sospecha de que Brittany no tiene idea acerca de lo que su sobrina está planeando.

—Está en el baño. Está enferma.

Frunzo el ceño.

—¿Qué quieres decir con que está enferma?

—Está vomitando por todas partes. Todos lo hacen, excepto yo. Y Ronan, pero el vomita todo el tiempo de todos modos, así que no cuenta.

Débilmente, el sonido del llanto de Ronan se escucha al fondo. Me enderezo y presiono el teléfono con más fuerza contra mi oreja.

—¿Ese es tu hermano llorando?

—Sí. Tiene hambre. Voy a calentar su biberón tan pronto como termine con la sopa.

Estoy a punto de preguntarle si está usando la estufa o el microondas para la‖ sopa…‖ pero‖ el‖ chillido‖ fuerte‖ y‖ penetrante‖ de‖ la‖ alarma‖ de‖ incendios,‖ la‖ cual‖ borra cualquier otro sonido de su lado, prácticamente contesta esa pregunta antes de que la haga.

—¡Uuups! —grita Rosaleen en el teléfono.

—. Me tengo que ir. ¡Adiós!

—Rosaleen,‖espera…

Pero ya colgó. Mierda. La llamo. Suena y suena, entonces va al correo de voz.
—¡Mierda!
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Sáb Oct 29, 2016 5:03 am

CAPITULO 10


No es mi problema. No es asunto mío. Tengo mi propia mierda de la cual preocuparme. Eso es lo que me digo mientras pongo a un lado mi teléfono, empujo mi silla hacia adelante y vuelvo a centrarme en el documento delante de mí. En las horas de trabajo que todavía tengo que terminar esta noche. Sé inteligente. Fija prioridades. Ellos están bien. La‖gente‖se‖enferma‖todo‖el‖tiempo… Y luego mueren. Las‖alarmas‖de‖incendio‖suenan‖todos‖los‖días… Al igual que las casas se consumen hasta los cimientos.

―¡Maldita sea!

Cojo mi teléfono y marco de nuevo. Todavía nada. Niego con la cabeza y pongo mis dedos en‖el‖ teclado…‖pero‖lo‖único‖ que‖ puedo imaginar es a Brittany desmayada en el piso del baño.

―¡Hijo de puta!

Arrojo la toalla y empaco mi maletín con mi ordenador portátil y archivos. Llego a mi coche en un tiempo récord y me pregunto si llamar al 911 sería una reacción exagerada. Me quedo a punto de marcar por un rato, pero me contengo; estaré allí en diez minutos. Siete minutos más tarde, llego al camino de entrada, estaciono mi coche, y me dirijo a la puerta principal. Mi boca está seca y mis palmas húmedas por la preocupación. Golpeo la puerta, pero la única respuesta es el ladrido de Cosa desde el otro lado.
Ahueco las manos frente a mi cara y espío por la ventana, pero no veo a nadie.
―¡ Brittany! ¡Rosaleen!

Intento llamar de nuevo.
―. Es Santana.


Cuando no hay respuesta, contemplo tirar la puerta. Pero luego recuerdo revisar debajo de la alfombra, y quién lo iba a decir, hay una brillante llave plateada. Entro. Cosa baila alrededor de mis piernas mientras camino hacia el vestíbulo, al mismo tiempo que Rosaleen baja las escaleras con una bandeja que es más grande que ella. Sonríe cuando me ve.

―Hola, Santana. ¿Cuándo llegaste? Colocando la llave en la mesa, tomo la bandeja de sus manos.

―¿En dónde está tu tía?

―Está arriba, en el cuarto de baño. Me dijo que buscara la botella de Ronan en el refrigerador. Mis ojos se dirigen al rellano superior.

―Bueno.‖Ve‖a‖hacer‖eso,‖voy a ver a tu tía.

Subo las escaleras y me meto al pasillo, siguiendo el sonido de alguien vomitando todo el contenido de su estómago, del mismo modo en que Hansel y Gretel siguieron las migas de pan. Me paro en la puerta del baño, haciéndole sombra a la forma acurrucada de Brittany mientras se encorva sobre el inodoro, aferrada a los lados como si su vida dependiera de ello. Viste una camiseta negra y pantalones de chándal holgados. Su cabello está peinado hacia atrás, pero algunos mechones húmedos por el sudor se aferran a su nuca. Me agacho a su lado, poniendo la mano en su espalda. Una vez que sus arcadas desaparecen, se limpia la boca con un pañuelo desechable y gime

―: ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo entraste?

―Rosaleen llamó. Usé la llave que estaba bajo la alfombra. No deberías mantenerla allí.

―No deberías estar aquí ―gime―. Corre. Sálvate.

―¿Cuándo diablos comenzó esto?
Cierra los ojos, jadeando.

―El lunes, a mitad de la noche. Comenzó con Raymond, y el resto caímos como fichas de dominó.

―¿Por qué no me llamaste?

―Llamé a la vecina; la madre de Walter. Ella dijo que no podía arriesgarse a que uno de sus hijos se enfermara. Su hija tiene un concurso este fin de semana. Dijo que lo sentía.

Qué bien. Porque sentirlo es tan jodidamente útil. Brittany se arrastra hasta el lavabo y se echa agua en la cara y en la boca.

―Tengo que ver cómo están los niños.
Se mueve hacia la puerta y casi se golpea la cabeza con el lavabo cuando se le doblan las rodillas. Pero la atrapo, levantándola en mis brazos.
―Guau, tranquila.
Mi voz se vuelve firme. Estoy un poco molesta.

―. No vas a ver a nadie. Te vas a la cama. ¿Dónde está tu habitación?

―No,‖tengo‖que…

―No discutas conmigo, maldita sea. ¿Dónde está tu habitación?

Parece rendirse; o simplemente ya no puede mantener la cabeza en alto. Se apoya en mi brazo.

―Mi habitación se encuentra en la planta baja, pero quiero quedarme aquí, en caso de que me necesiten. ¿Puedes llevarme a la habitación de invitados? Es la última puerta a la derecha.

Sigo sus instrucciones hacia una habitación sencilla con paredes de color amarillo y una colcha blanca. La recuesto con cuidado en el medio de la cama. Sus ojos se abren apenas, brillantes y miserables, mirándome.

―No puedo estar enferma ―susurra.

―Es un poco tarde para eso.
―¡Tía Britt! ―exclama uno de los niños.

Y es como si hubiera sido electrificada. Sus ojos se abren de golpe y levanta la cabeza mientras trata de erguirse hasta quedar sentada.

―Acuéstate ―le digo, guiándola hacia abajo.

―Tengo‖que…

―Brittany, estoy aquí. Déjame ayudarte ―espeto, dispuesto a sacudirla en estos momentos. Le aparto el pelo de su muy blanca, pero aún hermosa, cara―. Me aseguraré de que los niños estén bien.

Me mira fijamente por un momento, como si fuera un fantasma. O un sueño. Y luego, lentamente, sus ojos se llenan de lágrimas. Se deslizan de las esquinas de sus ojos y por sus mejillas. Y cada una me destruye.

―No llores. ¿Por qué estás llorando?

Exhala un suspiro tembloroso y se limpia las mejillas.

―Es‖que…‖Estoy‖tan‖ cansada, Santana. Tan cansada.

Por‖primera‖ vez,‖pienso‖en‖lo‖que‖debe‖ haber‖ sido‖para‖ella…‖después‖de‖ que recibió esa llamada telefónica. Cómo probablemente corrió de un lado a otro, lanzando en una bolsa cosas necesarias, pensando que después se encargaría de buscar el resto de sus cosas. Cómo tuvo que retirarse de la escuela, tal vez romper el contrato de alquiler de su apartamento; cambiar drásticamente toda su maldita vida. Y luego vino aquí, tan requerida, todo el tiempo. Teniendo que hacer un centenar de arreglos diferentes, cuidar de seis niños que seguramente no podrían cuidarse solos. Y no solo alimentándolos, haciendo los deberes, llevándolos a la escuela, sino también ayudándolos a pasar por un dolor inimaginable. Tuvo que evitar que se cayeran a pedazos. Y tuvo que hacerlo completamente sola. Y sé, sin dudarlo, que no se ha tomado ni un segundo para sí misma. Para procesar su propio dolor, llegar a asumir su propio sufrimiento y pérdida. No podía haber tenido ni un momento. Ha estado corriendo en esa rueda de hámster durante tanto tiempo; era solo cuestión de tiempo antes de que se estrellara por completo.

―Entonces duerme, Brittany. Te juro que todo va a estar bien.


Sonríe a pesar de que vienen más lágrimas. Toma mi mano, apretándola con fuerza.

―Gracias.

Después de eso, los examino uno por uno. Al estilo zona de guerra. Reviso los dormitorios; Rory y Raymond están acurrucados en la litera de abajo de su cama con expresiones tristes, cada uno con su propio cubo para el vómito a su lado. Riley y Regan están en la cama de la primera, con un cesto de basura al lado, ambas al borde del sueño. Le presto especial atención a la niña de dos años, que me mira con los ojos vidriosos.

―Holaaa ―dice con voz ronca y exhausta.

Paso mi mano por su pelo de bebé.

―Hola, niña.

Luego me dirijo a la cocina, donde Rosaleen se encuentra apoyada sobre el mostrador al lado de su hermano pequeño, sosteniendo una botella para él. Ella dice que sabe cómo hacerlo, que vio a su madre y a Brittany hacerlo una y mil veces. Gracias a Dios por los niños observadores.

―Pero tú vas a tener que hacerlo eructar ―me dice, y luego explica cómo se hace. Con cuidado, lo levanto del asiento, sosteniéndolo con los brazos estirados como una bomba que podría detonar en cualquier momento. Sigo las instrucciones de Rosaleen y lo llevo a mi hombro, acariciando y frotando su espalda.

―¿Así? ―le pregunto a la niña de siete años. Asiente, alentadora.

―Eres oficialmente mi segunda al mando ―le digo―. Tú y yo juntos vamos a patearle el culo a este virus.
Se ríe.

―Bueno.

Siento una cantidad ridícula de orgullo cuando Ronan suelta un profundo y retumbante eructo que cualquier persona adulta estaría impresionada de producir. No voy a decirles a los otros, pero creo que es mi favorito. Cuando lo felicito, me doy cuenta de que su culo se siente pesado. Mojado. Miro a su hermana.

―Creo que hay que cambiarlo.

Su cara se vuelve cautelosa y levanta sus manitos.

―No me mires. Soy solo una niña.

―¿Ahora usas la carta de soy una niña? ―le pregunto.

Se encoge de hombros, sin piedad. Bueno. Puedo hacerlo. He sido arrestada; pasé mucho tiempo en la prisión con chicas realmente peligrosas. He estado en peleas callejeras sin reglas donde nadie se acercaba a separar, y he ganado. He conquistado el desafío insuperable de obtener el título de abogada y hacer frente a los idiotas egoístas que son mis clientes sin cometer asalto agravado. Es un pañal. ¿Qué tan difícil podría ser?


Llevo a Ronan a su habitación, le acuesto sobre la almohadilla en la cómoda, y lo miro a los ojos.

―Coopera conmigo, amigo, ¿de acuerdo?

Luego, con una mano en el pecho para que no ruede, busco en Google. Hay que adorar la tecnología moderna. Diagramas para fabricar bombas y cambiar bebés a tu alcance. Le quito el pañal y lo limpio con las toallitas. Le pongo una mierda blanca pastosa de un tubo en el culo, porque no estoy segura de si se encuentra rojo, pero está ahí, así que lo uso. Levanto sus piernas pataleando y deslizo un pañal limpio debajo de él. Y entonces, sin previo aviso, una corriente caliente de orina, como la manguera de un bombero, forma un arco en el aire, cubriendo mi camisa con una puntería exacta. Miro al bebé.

―¿En serio, hombre?

Él solo sonríe alrededor de la mano que se está mordiendo. El maldito Google no mencionó esto. Una vez que ubico a Ronan en su mecedora, encuentro a Rosaleen en la sala de estar. Caminamos a la cocina para ver los suministros, pero ella se detiene justo en la puerta de la cocina. Su cara se queda sin expresión y aterradoramente pálida.

―¿Estás bien, Rosaleen?

Abre la boca para contestar, pero lo que sale es un estallido de abundante vómito amarillo, como mezcla grumosa para panqueques que se echó a perder. Hombre caído. Tose y mira, horrorizada, al desastre en el suelo, salpicado en sus zapatos y en su brillante camiseta. Luego, empieza a llorar.

―Lo siento, Santana.

Algo en mi pecho se encoge por sus lágrimas, haciendo que todo se sienta muy apretado. Me arrodillo junto a ella, frotando círculos con mis manos en su espalda.

―No pasa nada. Rosaleen; es solo vómito. No es gran cosa. El perro entra rápidamente como si Súper Ratón viniera a salvar el día. Luego comienza a comer el vómito de Rosaleen. Vigorosamente.

Siento nauseas en la parte posterior de la garganta, pero me las arreglo para contenerlo.

―¿Ves? ―le digo, tratando de sonar alegre.

―. Me hiciste un favor, ahora no voy a tener que alimentar al perro.

Rosaleen se cambia a un pijama y se mete en la cama junto a su tía dormida. Hago una segunda comprobación de los heridos y aprovecho la tranquilidad momentánea para llamar a mis reservas.

―¿Todos lo tienen? ―pregunta Quinn con sorpresa, y un dejo de humor.
―Sí―declaro de mal humor. Me froto los ojos―. No me avergüenzo de decir que estoy fuera de mi liga aquí.

―¿Tienen fiebre también, o simplemente vomitan?

―¿Cómo puedo saber si tienen fiebre?

―¿Se sienten calientes?
Pienso en eso por un segundo, sin poder hacer nada.

―No sienten frío.

―Bien.

Llama al supermercado, ellos hacen entregas. Diles que necesitas un termómetro de oreja, las instrucciones estarán en la caja. También necesitas Tylenol, galletas saladas, cervezas de jengibre, caldo de pollo, y Pedialyte. Escribo frenéticamente todo lo que está diciendo, como si fuera palabra sagrada.

―¿Qué es Pedialyte?

―Es como Gatorade para bebés. Vigila al pequeño. Si empieza a vomitar, no pierdas el tiempo; llama al pediatra. El número probablemente está en la nevera. Los bebés pueden deshidratarse muy rápido. Lo mismo va para la niña de dos años, obsérvala. Si no puede retener una cucharada de Pedialyte durante una hora, puede que tengas que llevarla al médico.

―Entendido. ¿Algo más?

―Solo mantenlos cómodos. Pequeños sorbos cuando puedan beber. Galletas y caldo cuando se asienten sus estómagos. Llámanos si necesitas ayuda.

Suspiro. ―Muy bien, gracias, rubia.

A la mañana siguiente, estoy hasta la cintura con ropa sucia. Sábanas, pijamas, paños para frentes. Sé manejar una lavadora, mi madre se aseguró de ello. Y ya que me gustan las cosas organizadas y limpias, también sé cómo cargar un lavavajillas y doblar una toalla. Para la tarde del miércoles, la tropa se pone inquieta. Se están recuperando, pero todavía no a pleno rendimiento. Debido a que se encuentran ansiosos, empiezan a discutir entre sí. Él apesta, ella está acaparando las colchas, él me está mirando jodidamente mal. Los llevo al piso de abajo y los reúno en el cuarto de estar. Cada sofá, silla reclinable, sillón de dos plazas, y algunas partes del piso, están cubiertos con mantas, almohadas, y niños.

Brittany yace en el sofá y me siento en el suelo, apoyándome en él. Ronan se encuentra boca abajo sobre una manta a mi lado. Enciendo la televisión. Y la discusión se pone en marcha nuevamente.

―Vamos a ver Bob Esponja.

―Bob Esponja es una estupidez. Pon MTV, están emitiendo 16 and Pregnant. ¿Recuerdas cuando MTV solía poner videos musicales?

―No vamos a ver 16 and Pregnant ―le dice Brittany a su sobrina.

―¿Qué‖ tal‖ Discovery‖ Channel?‖ ―sugiere‖ Raymond―.‖ Hay un maratón sobre los hábitos de caza de los leones. Se alimentan de una tonelada de gacelas.

―¡Pobres gacelas! ―se lamenta Rosaleen.

Hay una pesadilla en proceso.


―¡Escuchen! ―grito―. Yo tengo el control remoto. Eso me convierte en la ama del universo. Y la ama dice que vamos a ver baloncesto. Hay quejas y acuerdos en igual medida. Un poco más tarde, Rosaleen se baja del sillón reclinable, arrastrando su almohada con ella. Se desploma junto a mí y apoya su cabeza allí, mirándome. Su frente está muy húmeda y sus ojos vidriosos.

―¿Me cantarías una canción?

La miro.

―No.

―¿Por favor? ―dice con voz ronca.

Niego con la cabeza. No cederé.

―No sucederá.

Su mano sudorosa toca mi muñeca.

―Me ayudará a quedarme dormida.

Y así, la determinación comienza a romperse.

―Yo‖no canto ―explico con una pizca de desesperación.

Su labio tiembla, y la fisura se ensancha.

―Pero va a hacer que me sienta mejor. Y me siento muy mal, Santana.

Me aferro a mi tarjeta de mujer con dedos rígidos.

―No me sé ninguna canción. Dudo que Iron Maiden sea de gran ayuda en esta situación.

Ella parpadea lentamente.

―¿Por fis?

Y la fisura se ha convertido en el Gran maldito Cañón. Maldición. Me aclaro la garganta y en voz baja canto la canción de One Direction que ha estado zumbando en mi cabeza durante días como insectos con exceso de cafeína.

―Todo‖el‖mundo‖en‖la‖sala‖lo‖puede‖ver… Mi voz es demasiado profunda y entrecortadamente horrible. Los chicos gimen al unísono por la tortura. Riley se anima desde el sillón y se vuelve en mi dirección, interesada de repente. Brittany se cubre la boca y sé que se está‖ riendo‖ bajo‖ esa‖ mano.‖ Pero‖ Rosaleen…‖ su‖ mirada‖ azul‖ claro‖ me‖ calienta‖ hasta lo más profundo de mí ser. Porque es agradecida y ferviente y rebosante con veneración a la héroe. Y por primera vez en veinticuatro horas, está sonriendo. Así que sigo.

―Todo‖el‖mundo‖menos‖tú… Termino el maldito coro.

Rosaleen aplaude suavemente y Riley suspira soñadora.

―La mejor canción de todas.

Brittany se da por vencida en tratar de contenerlo y se ríe a carcajadas. Le echo un vistazo por encima de mi hombro.

―Me odio a mí misma en este momento.

Temprano en la mañana del jueves, un poco más de dos días después de que comenzara la plaga, Brittany está nuevamente de pie. Acaba de salir de la ducha; su cabello sigue húmedo y huele increíble. Ese olor limpio a champú con un toque de gel de baño de vainilla que me hace querer lamerla de pies a cabeza, y cada centímetro en el medio. Y no es ni siquiera un poco exagerado. Está envuelta en una bata rosada adorablemente grande y esponjosa, ceñida en la cintura. Bajamos las escaleras y nos detenemos delante de la puerta.
―¿Estás segura de que te sientes mejor? ―pregunto.

―Sí. Puedo encargarme desde aquí.
Asiente, sus ojos suaves con gratitud. Estoy saliendo temprano; tengo que pasar por la casa y ducharme, luego estar en la corte en tres horas. Los chicos están mejor. Todavía no salieron de la cama ni fueron a la escuela, pero ya no vomitan todo en un cesto de basura cada dos‖horas.‖Así‖que…‖es un progreso. Brittany descansa su mano en mi brazo, y tal vez solo estoy jodidamente cansada, pero mi piel parece sentir un hormigueo bajo su toque. No me puedo imaginar‖lo‖bien‖que‖se‖sentirá‖sobre‖la‖piel‖desnuda…‖envuelta‖alrededor ‖de‖mi‖ polla. Sin duda voy a tener que masturbarme antes de verla de nuevo.


―Gracias, Santana. Una vez más.

Sacude la cabeza, luciendo frustrada.

―. Nunca voy a ser capaz de pagarte.

Puedo pensar en algunas maneras. Le guiño un ojo.

―Las acciones hablan más que las palabras. Y son mucho más divertidas.

―Tienes razón.

Me aprieta el brazo suavemente.

―. Es por eso que voy a hacerte la mejor cena que jamás hayas comido, para mostrarte lo mucho que aprecio todo lo que has hecho por nosotros. El viernes en la noche. ¿Vendrás?

Oh chica, voy a venir. No tiene ni idea. Pero pretendo pensarlo.

―Sin‖tofu, ¿verdad? Brittany sonríe.

―Sin‖tofu.

Me inclino, más cerca de su oído, haciendo que tenga la piel de gallina en la porción expuesta a lo largo de su clavícula.

―¿Qué pensabas para el postre?

Su voz se vuelve sensual mientras me sigue la corriente, y lo hace bien.

―¿Qué te gustaría, Santana?

―Voy a comer lo que sea con crema batida encima.

Se sonroja, y una risa burbujea de sus labios.

―Voy a asegurarme de abastecerme.

Coloco su cabello húmedo detrás de su oreja.

―Bien. Y traeré una película para mantener a los niños ocupados. Riley mencionó que nunca vieron Goonies, lo que es simplemente criminal.

―Eso será perfecto. Miro los ojos azules de Brittany.

―Realmente creo que lo será.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Sáb Oct 29, 2016 5:05 am

CAPITULO 11


Salgo de mi auto frente a la casa del Brittany la noche del viernes. Y no es para sonar como una idiota total, pero hay rapidez en mi paso. Una ligereza en mi estado de ánimo. Estoy emocionada. Esperando esta tarde con Brittany y con los niños también. Claro, son media docena de pequeños bloquea pollas, pero son divertidos. Inteligentes. En general, bastante impresionantes. El hecho de que haya una muy buena oportunidad de finalmente echar un polvo no hace daño, tampoco. Llamo a la puerta, con un ramo de rosas blancas y la película en una mano. La puerta se abre, y delante de mí se encuentra un bronceado, tipo alto y desgarbado, con el pelo rubio oscuro alborotado estratégicamente, una camiseta blanca, pantalones caídos, y un collar de dientes de tiburón. Levanta la barbilla en señal de saludo.

—Hola.

—Hola.

¿Quién carajo es, y por qué responde a la puerta?.

—. ¿Dónde está Brittany?

Da un paso atrás, abriendo más la puerta, girando la cabeza.

—¡Nena! Hay una tipa aquí.

Sus ojos marrones vuelven a mí.
—. Una gran chica. ¿Cuánto mides, un metro sesenta y cinco?
—Algo así.

Doy un paso por delante de él, bajando las flores a mi costado, sintiéndome como una idiota por tenerlas. Brittany sale de la cocina, con un pequeño vestido negro con tirantes, sexy en su simpleza y zapatos negros de tacón con punta abierta. Su cabello cae suave y brillante alrededor de sus hombros.

—Santana!
Su sonrisa es algo forzada.

—¿Qué está pasando? —pregunto de manera calmada.

Dos veinteañeros más salen detrás de ella: una chica de piel oscura con rastas largas y una cara impresionante, y un chico con pelo largo castaño vistiendo una fea, camisa de Paisley verde lima.

—Mis amigos de Berkeley vinieron a visitarme.

Su rostro se tensa en una disculpa.

—. No sabía que iban a venir.

Da un paso atrás, haciendo un gesto hacia la pareja detrás de ella.

—. Estos son Nikki y Kevin. Nikki y Kevin me sonríen demasiado felices.

Un poco ebrios aparentemente.

—Y este
Brittany señala al rubio asesino de tiburones, es Lucas.

Lucas sonríe tontamente.

—Que hay.

Asiento hacia él, entonces entrego a Brittany las flores.

—Son para ti. Las mira amorosamente, pasando su mano sobre los pétalos suaves.

—Son hermosas. Gracias.

Nada de cena. Y más importante, nada de follar. Mierda. Rosaleen da vuelta en la esquina, su pelo separado en coletas rizadas, abrazándome por la cintura.

—Santana, ¡estás aquí! ¿Trajiste la película?

La levanto para que la vea y rebota. Riley y Rory se unen a nosotros luego. Lucas frota la mano rudamente en la cabeza de Rory.

—Pequeño amigo, ¿qué tal si me traes una cerveza? Si veremos una película, voy a necesitar una cerveza. La cabeza del Brittany se inclina.

—No tenemos ninguna, Lucas. Mi hermano y Rachel no eran bebedores.

—Eso es una mierda.

Todos caminamos hacia el salón, y el músculo de mi mejilla se contrae mientras observo a Lucas lanzar su brazo alrededor de los hombros de Brittany casualmente. Cómodamente. Con íntima familiaridad. Realmente no me gusta este imbécil. Y no soy la única. Rory viene hasta mi lado y susurra:

—Si toca mi cabeza otra vez, perforaré sus pelotas.

—Suena como un plan.

—¿Podemos ver la película en la habitación de mamá y de papá? — pregunta Riley con cuidado—. Solíamos tener una noche de cine allí cada semana. Pero no lo hacemos ya... —Se encoge de hombros.

—Claro —digo.

—Creo que es una gran idea —concuerda Brittany con suavidad.

—¡Amiga! ¡Acabo de tener una gran idea! —dice Lucas, girando en mi dirección—. Así que... eres como la niñera, ¿verdad?

—¿La qué? —pregunto, mi expresión volviéndose hostil.

—¿Cómo una niñera? Puedes cuidar a los niños, ¿no?

—¡Genial! —chilla Nikki, comprendiendo la idea de Lucas—. Por lo tanto, la señorita, oscura, y sexy puede quedarse con los bebés, ¡mientras nosotros cuatro salimos!

Espero que Brittany decline. Espero que diga que preferiría quedarse con los niños. Conmigo. Pero no lo hace. Sólo se gira hacia mí inexpresivamente.

—¿Estarías bien con eso, Santana?

Un resoplido retumba fuera de mí. La frustración y el resentimiento arden a fuego lento en mi estómago, como ácido.

—Cualquier cosa que quieras hacer, Brittany.

—Genial. —Lucas asiente.

Y todavía no ha quitado su puto brazo de su hombro. Quiero apartarlo. Los ojos de Lucas se arrastran sobre ella.

—Debes cambiarte, nena.

Le doy una mirada dura.

—Creo que se ve perfecta.

Su cabeza se gira.

—Bueno, claro, se ve caliente. —Luego se gira hacia Brittany.—. Pero te ves como una mamá. Caliente y todo... pero aun una mamá, ¿sabes?

Y ahora quiero romper su boca, también. Su cara cae, pero está de acuerdo.

—Bueno. Voy a cambiarme muy rápido y luego saldremos.

Diez minutos más tarde, baja las escaleras en vaqueros ajustados y un top blanco. La camisa presiona sus tetas en una fantástica manera, se ve hermosa. Pero diferente. Hay menos... elegancia en este conjunto. Y se ve infinitamente más follable. Lo cuál no sería malo, normalmente. Si la hubiese conocido en un bar, llevando eso antes, hubiera hecho todo para conseguir que volviera a casa conmigo. Es sólo el hecho de que vaya sin mí, donde otros idiotas la miren y piensen lo mismo, lo que me molesta.

Me lleva a la cocina, recitando el horario de alimentación de Ronan y la hora de acostarse. Cosas que ya conozco ahora. Cuando deja de hablar, sus ojos se elevan desde el suelo hasta encontrarse con los míos.

—Siento lo de la cena.

—No lo hagas.

—Santana, yo...
Se lame los labios, moviendo sus pies indecisa.

—. No los he visto en dos meses. No sabía...

Hace una pausa de nuevo, entonces parece encontrar las palabras que quiere decir—. ¿Estás enojada conmigo?

Y sus ojos se ven tan esperanzados. Tan... vulnerables. Mi voz se suaviza.

— No, no estoy enojada contigo.

Sus amigos idiotas, sin embargo, eso es otra historia.

—¿Y estás de acuerdo con esto? ¿Cuidar a los niños por mí?

En derecho procesal, se aprende muy rápidamente que las palabras tienen significado. Las preguntas, las respuestas, se plantean con cuidado y previsión, porque gran parte de lo que se dice podría estar abierto a la interpretación. Me he hecho muy buena en esquivar, una habilidad útil en este momento.

—Tengo planeado estar aquí toda la noche de todos modos. Y entonces pienso en esa rueda de hámster de nuevo. Toda la entrega de sí misma que ha hecho, sin pedir nada. Mi mano se extiende, cubriendo la suya.

— Deberías salir con tus amigos, Brittany. Que te diviertas.

No importa lo mucho que odie la idea.

—. Los niños y yo estaremos bien.

Sonríe, como si le hubiera quitado un peso. Y me siento un poco menos miserable. La habitación de Robert y su esposa está en el tercer piso de la casa. La escalera a su habitación comienza al final del pasillo del segundo piso. La privacidad obviamente era importante para ellos. Y el romance, tenían seis niños, después de todo. La habitación es enorme: una sala, un baño tipo spa, armarios tan grandes como algunas cocinas de apartamentos. Las paredes son de un rojo elegante, la madera oscura. Hay una chimenea en la esquina con su retrato de boda en ella, se ven felices y jóvenes, y tan ansiosos por comenzar su vida juntos. En el tocador hay fotos de sus hijos, fotos naturales de primeros baños, mañanas de Navidad, días en la playa, y mimos para dormir. Los niños están callados cuando entran, casi como si la habitación fuese un santuario. Pero después de unos minutos, su exuberancia natural y fácil comodidad con el espacio toma el relevo. Me recuerdan a cachorros en una caja, mientras suben en la cama California de sus padres chocando entre sí, tendidos sobre los otros, hasta que todos están finalmente colocados y cómodos.

Riley tiene a Regan en su regazo. A juzgar por la forma en que Regan chupar su pulgar y su mirada es lejana, tendrá suerte si está despierta más allá de los créditos de apertura. Raymond agarra al Tío Cosa en sus brazos como una manta de seguridad, y Rosaleen acaricia el espacio vacío en el centro de la cama.

—Vamos, Santana, hay espacio para ti.

No sé las reglas acerca de una mujer adulta metiéndose en la cama con niños con los que no está relacionada, pero sus expresiones colectivas, cómodamente expectantes, calman mi mente. Deslizo la película en el reproductor de DVD, agarro el mando a distancia, y salto sobre el colchón, por lo que todos rebotan y ríen. Más tarde, para cuando los Goonies le dicen a Troy y su cubo que se vayan a la mierda, Rosaleen pregunta:

—¿A dónde se fue la tía Brittany?

Me tenso, pensando exactamente donde está Brittany y con quienes.

—Salió con sus amigos —respondo, intentando contener el disgusto en mi voz.

—No me gustan —susurra Riley, con el fin de no despertar al cuerpo dormido de dos años en su regazo.

—. Fumaban hierba en el patio trasero.

—¿De ahí venía ese olor? —pregunta Rosaleen.

—Sí.

Mis puños se aprietan. Son tan egoístas, irresponsables... fui joven una vez también, pero veintiséis años no es tan joven. Es demasiado viejo para ser una excusa para la estupidez.

—Eran idiotas —dice Rory.

Ni siquiera lo castigaré por el idioma, porque no podría estar más de acuerdo. Entonces volvemos a ver la película.

—Eso fue impresionante —declara Raymond mientras Cyndi Lauper canta en los créditos.

—¿Hay una segunda parte? —pregunta Riley.

—Nop. —Bostezo—. En los años ochenta sabían que no debían meterse con la perfección.

Rosaleen salta en mi regazo, haciéndome gruñir. Entonces me agarra la cara con ambas manos pequeñas, deslizando una hacia abajo y empujando la otra hacia arriba.

—Eres un poco como ese chico Sloth, Santana. Eres valiente y fuerte.
—Me mira, pensativa—. Pero no eres tan fea como él.

Aceptaré lo que pueda conseguir.

—Gracias —murmuro aunque aprieto los labios. Los niños bajan de la cama, estirándose y con cara de sueño. Rory pregunta

—: ¿Tenemos que lavarnos los dientes?

Camino con ellos por las escaleras hasta el segundo piso.

—No, creo que los dientes van a sobrevivir una noche sin ello. Solo vayan a dormir.

Los chicos se dirigen a su habitación, y Riley emerge de la de Regan después de acostarla con éxito. Me detiene con su juiciosa mirada adolescente, entonces me da la más pequeña de las sonrisas.

—Esto fue muy divertido. Gracias.

Y una extraña, sensación de calor hormiguea en mi pecho.

—Lo fue. De nada.

Rosaleen toma mi mano y me lleva a su habitación. Es de color rosa y de princesa, con un unicornio y un arco iris pintado en un mural azul en el techo. Se mete en la cama con dosel.

—¿Te acostarás conmigo, Santana?

Niego con la cabeza.

—No.

Castañetea los dientes dramáticamente y levanta las mantas hasta su barbilla.

—¿Pero que si el tuerto Willie trata de llevarme?

Me rasco la nuca, debatiéndome.

—Bien... ¿podemos dejar la puerta abierta y la luz del pasillo encendida? Nope, no lo suficientemente bueno.

—Y... puedo sentarme afuera de tu puerta hasta que te duermas.

—Traje mi ordenador portátil para trabajar un poco, y el suelo me sirve, tanto como un escritorio. No soy exigente.

—Está bien. —Sonríe.

Entonces me hace un gesto con la mano para que me acerque. Me inclino y levanta la cabeza de la almohada, colocando el beso más suave en mi mejilla. Y el extraño, hormigueo cálido surge en venganza.

—Buenas noches, Santana. Dulces sueños.

La observo por un momento mientras yace debajo de las sábanas, la imagen misma de todas las cosas puras y buenas e inocentes. Y todo en mí quiere que sea capaz de quedarse así. Niego con la cabeza ante mi sentimentalismo. Porque no creo en esa mierda ñoña. Dura, cínica, brutalmente honesta, sí, pero nunca cursi. Apago la luz.

—Buenas noches, Rosaleen.

Tiempo después, no se si treinta minutos o tres horas, me despierto en el suelo, mi ordenador abierto en mi regazo, mi barbilla en mi pecho, mi cuello dolorido y mi culo completamente entumecido. Estoy desorientada al principio; no estoy segura de dónde estoy ni por qué estoy en el maldito suelo. Miro a mi alrededor, inhalando profundamente, y entonces recuerdo. Los Goonies, Brittany saliendo con sus amigos perdedores, los niños. Cierro el portátil y froto mis ojos, preguntándome qué me despertó. Rosaleen está fuera de combate y todo está silencio en las otras tres puertas cerradas en la sala, incluyendo la habitación del bebé.
‖Me‖pongo‖de‖pie‖y… Thump. Un sonido proviene de la planta baja, entonces escucho intelegibles voces bajas. ¿Qué demonios? Mis músculos se tensan, esperando problemas. ¿Tal vez alguien está entrando? Me pregunto si el Brittany movió esa llave de debajo de la alfombra.

—Mmm... sí...

Eso fue un gemido masculino. Un ladrón no gemiría. Me arrastro por las escaleras, forzando los oídos. Y las voces se aclaran más con cada paso.

—¡Lucas!

—Esa fue Brittany.

—Eres tan jodidamente caliente, bebé.

Mi estómago se retuerce y mis puños se aprietan. No es un ladrón.

—Te necesito tanto —dice.

—Lucas…

Su voz es baja, un susurro áspero porque está pensando en los niños. Siempre está pensando en los niños. Pero sus palabras son claras.

—Lucas, aléjate.

Y también son las de él.

—No seas una perra, Britt. Sé que lo quieres.

—No. Detente, Lucas, ¡no!

—Shh,‖relajate.‖Sólo‖déjame…

Y enloquezco. Giro en la esquina en la sala. Están en el sofá, todavía con la ropa puesta. Él está en la parte superior, apretándose contra ella, cubriéndola casi por completo a excepción de sus piernas. Sus piernas retorciéndose. En un solo movimiento, lo aparto de Brittany por la parte de atrás de la camisa. Lo sostengo con una mano y le doy un puñetazo en la cara con la otra. Mi puño hace contacto con un crujido de satisfacción y siento su nariz romperse bajo mis nudillos. Mi visión se tiñe de blanco con rabia, y mi pulso late en mis tímpanos mientras me retiro y lo golpeo de nuevo en la boca.

Él levanta sus manos para protegerse, y lo tiro al suelo. Solo para poder patearlo. Mi puntapié lo alcanza justo debajo de la costilla, sacándole el aliento de sus pulmones. Y quiero más. Estoy hambrienta por ello, dolor, sangre, y maldito sufrimiento. Jadea y resuella, tratando de buscar aire. Pero no lo escucho. En realidad, ni siquiera lo veo. La única imagen reproduciéndose detrás de mis ojos es Brittany, dulce y gentil, negándose y luchando debajo de él. Diciéndole que no. Rogándole que se detenga. Él no lo hace. ¿Por qué mierda debería hacerlo yo? Lo levanto por su brazo de un tirón y lo lanzo contra la pared.

—Ella dijo que no ¡idiota! ¿Estás sordo?

Luego envuelvo mis manos alrededor de su garganta. Es suave. Débil. Tan fácilmente rompible. Y aprieto. Sus ojos sobresalen y agarra mis manos. Pero es tan eficaz como el roce de las alas de una mariposa.

—Santana, por favor, no lo hagas.

La mano de Brittany está sobre mi hombro, y su voz es baja. Rogando.

— Santana, no lo hagas. Por favor detente.

Se siente como un puerto, estable y calmo en medio de las aguas oscuras agitadas y mortales. Y entonces me detengo. No porque él lo merezca. Solo porque ella me lo pidió. Lo suelto y el imbécil se desliza hasta el suelo, tosiendo y sangrando. Jadeo, bajando mi mirada hacia él, mi corazón latiendo salvajemente en mi pecho. Agarro su chaqueta de la silla, lo suficientemente consiente para sacar las llaves del bolsillo, porque huele como una fábrica de cerveza, antes de lanzársela.

—Vete —gruño, sonando tan salvaje como me siento.

Limpia su cara ensangrentada con su chaqueta y me mira con ojos llenos de odio e impertinentes.

—Necesito mis llaves —espeta.

Maldito tonto.

—No. Puedes dormir en tu auto. Cuando estés sobrio por la mañana, entonces puedes llevar tu patético trasero a otro lugar.

En realidad, abre su boca para discutir, pero no se lo permito.

—Tienes dos opciones. Dormir en el jodido auto, o terminar inconsciente en el hospital. Sé cual preferiría yo. Y no es el auto.

Mira por encima de su hombro a Brittany, y el vello se me pone de punta al pensar que incluso su mirada la está tocando.

—Lucas haz lo que ella dice.

Nikki y Kevin se levantarán dentro de unas horas. Luego todos ustedes podrán irse. Con una mirada final, camina, encorvado, saliendo por la puerta. La cual cierro de un golpe detrás de él. Le doy vuelta a la cerradura y al pestillo para asegurarme que se quede afuera. O tal vez para asegurarme de que yo no salga y lo mate. Mis manos tiemblan, todo mi cuerpo todavía vibrando con una furia apenas contenida, y algo más a lo que no quiero colocarle un nombre. Desde atrás de mí, la voz de Brittany tiembla.

—No puedo creer que Lucas tratara…

Me doy vuelta como un volcán errante y exploto sobre ella.

—¡Por supuesto que iba a intentarlo maldición! ¿Qué demonios esperabas? ¿Pensaste que viajaría por todo el país solo para un abrazo y un beso en la mejilla?

Los brazos abrazan su cintura con mucha fuerza. Su voz se hace más baja.

— Pensé que era mi amigo.

—Lo de ser ingenua es lindo Brittany, pero ser una maldita idiota no lo es.

Endereza su espalda como si hubiera levantado mi mano para golpearla.

— ¿Disculpa?

Sentimientos desconocidos burbujean en mi interior como alquitrán negro, revistiendo mis entrañas, espesos y pegajosos. Y feo.

—¿Tu amigo? —Me río. Y arrastro mis ojos de arriba hacia abajo por su cuerpo—. ¿Vistes de esa forma para todos tus amigos? —Chasqueo mi lengua—. Tipos afortunados. Su voz se levanta una octava.

—No hay nada de malo con cómo estoy vestida.

Mis preguntas cortan el aire. Afiladas y cortantes.

—¿Estás borracha?

—No.

—¿Estás drogada?

—¡No!

—¿Has follado con él antes?

—¡Eso no es asunto tuyo!

Mi boca se tuerce.

—Eso es un sí.

—¡No me interrogues!

—¿Sabes lo que pudo haberte ocurrido si no hubiera estado aquí?
—grito, olvidándome de los seis niños durmiendo en la parte de arriba. Porque eso es el centro de todo, lo que me ha dado ansias de asesinar. Lo que me hacer querer atravesar la pared con mi puño, o, más exactamente, me dan ganas de agarrar a ese pedazo inútil de mierda que se encuentra afuera y atravesarlo con mi puño. Son las cosas indecibles que le pudieron haber ocurrido a ella si alguien más que yo hubiera estado aquí. He mirado los ojos de las sobrevivientes. He visto las secuelas. Y, claro, tal vez siguen adelante. Y quizás consigan superarlo. Pero jamás lo olvidan. Y jamás, nunca llegan a ser las mismas.

—Sí, Santana estoy muy consciente. Al contrario de lo que tú crees, no soy estúpida. Agradezco que te encontraras aquí.
Su voz cambia de inexpresiva a fría.

—. Y ahora puedes irte. Señalo a la puerta.

—No voy a ir ningún maldito lugar mientras él esté ahí afuera.

—De acuerdo. Disfruta el sofá.

Entonces soy despedida. Brittany se da la vuelta, su espalda tan recta como la de un soldado, y camina hacia el pasillo. Después de dar tres pasos mira para atrás, y sus palabras me golpean como una bola de demolición.

—Santana ahora veo por qué eres una abogada de defensa tan exitosa. Eres muy buena en culpar a la víctima.

Por un segundo solo me quedo ahí de pie. Demasiado aturdida, tal vez muy avergonzada, para responder. Sube por las escaleras, y me encuentro sola. Con el eco de todas las cosas que no debería haber dicho zumbando en mis oídos.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por micky morales Sáb Oct 29, 2016 8:36 am

Bueno, para que invitas a cenar a alguien dandole falsas esperanzas? pq no me voy a creer que brittany no sabe que le gusta a santana, luego sin importarle una m.... la deja de niñera y para ponerle la ginda al pastel casi es violada por un drogadicto que disque es su amigo, en fin.... tal vez santana fue algo dura pero para mi tenia razon, asi que lo siento si alguien no comparte mi razonamiento, ufff estoy furiosa con brittany y su falta de consideracion!!!!!! [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 2414267551 [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 4065562827 [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 3287304868
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Sáb Oct 29, 2016 12:36 pm

micky morales escribió:Bueno, para que invitas a cenar a alguien dandole falsas esperanzas? pq no me voy a creer que brittany no sabe que le gusta a santana, luego sin importarle una m.... la deja de niñera y para ponerle la ginda al pastel casi es violada por un drogadicto que disque es su amigo, en fin.... tal vez santana fue algo dura pero para mi tenia razon, asi que lo siento si alguien no comparte mi razonamiento, ufff estoy furiosa con brittany y su falta de consideracion!!!!!! [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 2414267551 [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 4065562827 [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida.  CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO) - Página 2 3287304868

Comparto tu opinion, ella fue la que invito a cenar a Santana y por muy sorpresa que cayeran sus amigos, una cita es una cita, mas para quien te ha salvado el pellejo a ti y a unos cuantos de tu familia sin cobrar un solo centavo....
No me explico como Brittany fue capaz de hacer eso, dejarla como niñera y ella irse de rumba, y por eso que casi casi violada y todavia se molesta...... que cara
Tambien estoy furiosa, de otra persona hubiera dejado a los niños votados y no les importara nada, o haberle aguado su salida a Brittany como ella hizo con la cena , o cita........ Totalmente de acuerdo..... Creo que nuestro pensar es de cualquier persona con 4 dedos de frente.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Sáb Oct 29, 2016 12:43 pm

CAPITULO 12


Cinco minutos más tarde me encuentro en la cocina, hurgando en los armarios y cajones, como una adicta que olvidó dónde escondió su alijo.
Y murmurándole al hermano muerto de Brittany.

―Vamos, Robert, conocí a tus hijos.
Compruebo la parte trasera de la nevera, moviendo a un lado una jarra de leche de almendras, un bloque de tofu y una bolsa de peras orgánicas.

―. No hay una jodida manera de que no tengas alcohol en algún lugar de la casa.
En este punto me conformaría con una botella de NyQuil. Busco en el congelador. Y ahí, debajo de los envases de salsa de espagueti congelado, encuentro oro líquido. Una botella de Southern Comfort. Miro la etiqueta, ya saboreando el alivio en mi lengua.

―Bravo, Robbie. Mi tipo de hombre.

Desenrosco el tapón y tomo un trago, demasiado impaciente para servirlo en un vaso. El líquido frío quema formando un agradable y adormecedor sendero por mi garganta. Antes de cerrar el congelador, agarro una bolsa de guisantes para
mis doloridos nudillos. Después tomo un vaso del armario y lo lleno hasta la mitad con el alcohol color ámbar. Mientras formo un remolino en el vaso, el golpeteo de pies cubiertos en calcetines viene bajando por la escalera trasera.

Y un momento después, Rory se encuentra de pie en la entrada, en pantalones de dormir azules y una camiseta blanca de algodón, con su rizado cabello marrón sobresaliendo en todas direcciones. Pero sus ojos se ven alertas y muy abiertos, lo que me dice que ha estado despierto desde hace algún tiempo.

―¿Qué haces fuera de la cama? ―pregunto gentilmente.

―Me dio sed ―miente―. ¿Puedo tomar un vaso de agua?

Me muevo para que se siente en el centro de la isla, luego lleno un vaso con agua fría del fregadero. Lo deslizo frente a él, y por unos instantes bebemos de
nuestras respectivas bebidas en el tranquilo silencio de la cocina poco iluminada.
Hasta que confiesa

―: Las escuché a la tía Brittany y a ti.

Solo asiento. Me mira con una vacilante y aguda mirada azul.

―Fueron ruidosas. Sonabas... enojada.

Trago un sorbo y exhalo.

―Sí. Estaba enojada.

La culpa ya carcomiéndome. Pero cuando sus rasgos se tensan por la preocupación, la picadura de pesar se siente particularmente aguda.

―¿Te irás?

Pongo mi vaso sobre la encimera y lo miro a los ojos.

―No, Rory, no me iré.

Su rostro se relaja.

―Bien.

Bebe su agua, y luego pregunta

―: ¿Por qué pelearon?

―Yo... perdí mi temperamento.

―¿Actuaste como una pequeña imbécil enojada? ―pregunta, usando mis propias palabras en mi contra.

Resoplo. El chico es astuto, le concedo eso.

―Algo así.

―Mis padres solían pelear de vez en cuando...

Con el estrés de tantos hijos, no me sorprende. En realidad, si en algún momento Robert Pierce hubiera actuado como “Aquí estoy Johnny” de la
película El resplandor, no me sorprendería.

―... pero discutían en el auto.

Una sonrisa se forma en mis labios.

―¿En el auto?

―Sí. ―Se ríe―. Supongo que no querían que supiéramos que peleaban, por lo que salían a donde no pudiéramos escucharlos. Los veíamos desde la ventana de arriba. ―Su voz se silencia, sonriendo ante el recuerdo―. Las manos de mi madre se movían así...

Los brazos de Rory se mueven sobre su cabeza como un pulpo epiléptico.

―Y mi papá estaba...

Se pellizca el puente de la nariz y sacude la cabeza: imitando perfectamente a un hombre intentando razonar con una mujer irrazonable.

―¿Qué pasaba cuando entraban de nuevo? ―pregunto.

Piensa un momento antes de responder.

―Ellos, como que, andaban alrededor del otro. Sin hablarse o mirarse. Pero después de un tiempo, las cosas volvían de nuevo a ser normales, ¿sabes?

No lo sé, la verdad. Yo tenía un asiento en primera fila para los ”desacuerdos”de mis padres. Pero asiento y le digo lo que ya sabe.

―Ellos eran buenos padres, chico.

Suspira profundamente, con apenas una sombra de tristeza.

―Sí.

Termino el resto de mi bebida.

―Vamos, ya es tarde. Vuelve a la cama.

Rory salta del taburete y juntos subimos las escaleras. Cuando llegamos a la puerta de su habitación, finge una actitud indiferente con la que ahora estoy familiarizado.

―No soy un bebé, sabes. No tienes que arroparme.

Palmeo su espalda.

―Sí, lo sé.

Pero de todas formas entro en la habitación con él.

Mientras Rory se mete en la cama de abajo, echo un vistazo hacia donde Raymond ronca en la parte superior y subo las mantas que pateó. Una vez que se encuentra acomodado, también organizo sus mantas.

―Buenas noches, Rory. Dulces sueños.

―Buenas noches.
Se gira a su costado, acurrucándose en las almohadas.

Camino hacia la puerta, pero antes de salir, la voz tranquila de Rory me detiene.

―.Me alegro de que estés aquí.

Y con asombro, comprendo... que yo también.
Me doy la vuelta, encontrando su pequeño cuerpo en la oscuridad, con una tímida sonrisa en sus labios. Y le digo

―: Yo también.

Entonces cierra los ojos.

Sin embargo, hay alguien que probablemente no se siente tan feliz de que esté aquí en este momento. Y me dirijo directamente a su habitación. Debido a que
ella y yo necesitamos hablar.

Escuché gente hablar sobre la ansiedad. Los nervios. Pero eso no me sucede.
No me siento nerviosa antes de una declaración de apertura o de cierre, ni cuando mi jefe me llama a su oficina para una reunión, y desde luego tampoco antes de un ligue. Supongo que nunca me preocupaba por nada, ni por nadie, lo suficiente
como para preocuparme por cosas que no funcionan. Siempre pensé que sería capaz de arreglarlo o encontrar una opción igual para reemplazarlo.
Sabes lo que diré a continuación, ¿cierto?

Sí: parada afuera de la puerta del dormitorio bien cerrado de Brittany, me siento jodidamente nerviosa. Mis manos sudan, mi estómago esta tenso, mi piel
pica, y puedo sentir el corazón en la garganta.
¿Cómo vive la gente así?
Es horrible. Lo odio.

Y la forma más rápida para no sentirse así, es simplemente ir directo al asunto. Hablar con ella. Comer mierda y sonreír mientras mastico. Lo que estoy totalmente preparada para hacer.

Si tan sólo pudiera obligarme a en realidad tocar la puerta. Pero ahí es donde la ansiedad malvada entra en juego. No me permite llamar a la puerta, porque... ¿y si me dice que me joda? ¿Y si no acepta mis disculpas? ¿Y si llegó a la conclusión de que soy una imbécil violenta que es inadecuada para permanecer a su alrededor y de los niños?


Mierda.

Un movimiento en la parte inferior llama mi atención y bajo la mirada, tío Cosa me mira con frialdad. No menea la cola, y su mirada es burlona. Casi puedo
escucharlo decirme cobarde telepáticamente.

―Cállate ―gruño.

Se gira con disgusto y se aleja trotando. Me paso la mano por el cabello, tomo un respiro y toco dos veces. Es lo suficientemente suave para que no llegue a cualquiera de los doce oídos en el piso de arriba, pero es decisivo; las mujeres responden a la confianza. La puerta se abre más rápido de lo que esperaba, y sólo lo suficiente para enmarcar el rostro de Brittany. Sus ojos se encuentran enrojecidos y húmedos.

Apoyo la mano en el marco, inclinándome.

―¿Estás bien?

Su barbilla se eleva, toda estoica intentando fingir indiferencia, pero es tan mala en eso como su sobrino malhablado y roba autos.

―Estoy bien.

Luego me cierra la puerta en la cara. No la azota, pero tengo la sensación de que realmente quiere azotarla. Toco de nuevo. Y vuelve a abrirse, mismo ancho, misma expresión mirándome.

―Actué como una idiota contigo. ―Pensé que era mejor saltar los formalismos y llegar directamente al grano.

Esta vez su mirada se eleva y baja, midiendo mi sinceridad. Su hermosa Boca permanece en esa firme línea de “jódete”.

―De acuerdo.

Y cierra la puerta.

Cuando toco de nuevo y la puerta se abre otra vez, coloco mi pie dentro para mantenerla abierta.

―Lo siento, Brittany.

¿Puede escuchar el estrés? ¿El arrepentimiento que jodidamente no suena para nada como yo? ¿Sabe que esta nueva voz solo está reservada para ella?
Por supuesto que no, idiota… porque no se lo has dicho.

―Me enojó que él, que cualquier persona, intentara hacerte daño. Me desquité contigo, y me equivoqué.

Brittany parpadea y su semblante se descongela un par de grados, pero sigue siendo frío. Se encoge de hombros, y casi río. Porque veo exactamente de
dónde lo tomó Riley.

―Olvídalo, Santana. Está bien.


―No está bien.

Presiono el rostro en la apertura entre el marco y la puerta, sintiéndome como una maldita idiota, pero poniéndolo todo en la línea.

―. Y parte de la razón por la que estaba enojada, incluso antes de que te fueras con ellos, fue porque... sentí celos.

Su mandíbula cae.

―¿Celos?

Asiento.

―¿Puedo entrar? Me siento como una idiota hablando a través de la apertura.


―Oh.

Se mueve hacia atrás, abriendo la puerta de par en par.

―. Claro.

Entro y cierro la puerta detrás de mí, y me encuentro rodeada de todas sus cosas: su olor en el aire, la ropa colocada en la silla de la esquina, las joyas que
adornan su delicado cuello sobre la cómoda, una foto enmarcada de ella en un vestido de graduación, flanqueada por su hermano y su cuñada, sobre la mesita de noche, y su cuaderno de dibujo abierto en la cama. La sobrecarga sensorial de estos
íntimos lugares y aromas, literalmente me hace sentir débiles las rodillas.


Ella se encuentra delante de mí, esperando. Se cambió de ropa, se fue el sexy top y los pantalones ceñidos. En su lugar se hallan una aún más sexy sudadera azul rey de los Dodgers de Los Ángeles y unos diminutos pantalones cortos blancos de algodón. Su rostro perfectamente libre de maquillaje, enmarcado por las suaves ondas rubias. Mi mano se contrae por el loco impulso de pasar los dedos por esas ondas; contar cada tono brillante de color que encuentre.

―¿Segura de que estás bien? ―pregunto.

Desdobla los brazos y asiente.

―Sí. He tratado antes con chicos demasiado ansiosos.

Se sienta en la cama, jugando con la manta.

―. Solo que nunca esperé que Lucas fuera uno de ellos.


No quiero preguntar, pero la masoquista dentro de mí tiene que saber.

―¿Él es... como... un novio?

―No, nunca fue de esa manera. Éramos... amigos. Casual, ¿sabes?


Sí, sí lo sé.

Sacude la cabeza.

―Ellos me enviaron un mensaje desde el aeropuerto después de que aterrizaron, una sorpresa. Pero tan pronto como llegaron aquí, supe que fue un error. Como todo, la manera en que veo las cosas, mi idea de un buen momento, ha cambiado.

Sus ojos se arrugan por la pena. Pena por su hermano, por la chica despreocupada que solía ser.

―. Creo que la responsabilidad te hace eso.

Me siento en la cama junto a ella.

―Lo siento.

Siento que tu hermano muriera. Siento que tuvieras que madurar en una sola noche. Siento que lleves el peso de seis mundos en tus delgados hombros.

Mi mano se mueve a su rodilla para darle consuelo, pero cuando mi palma hace contacto con su piel cálida, se transforma en algo más. Y ella lo siente también. Sus pestañas gruesas se abanican un poco, su mirada en la mía. Se inclina hacia mí, cada vez más cerca.

―¿Por qué estabas celosa de Lucas, Santana?

Su lengua se muestra, mojando su labio inferior. No creo que se dé cuenta de que lo hace, pero no puedo notar nada más que eso.

―. Es decir, él aún es un muchacho, dependiendo de sus padres, todas las noches de fiesta. Tú tienes una vida real; tienes una carrera increíble.

―Pero él te tenía.

Ni siquiera pienso antes de hablar, porque algo sobre Brittany Pierce me hace querer... dar. Más. Extiendo mi otra mano y acuno su mejilla. Los mechones sedosos de su cabello se deslizan por mis dedos.

―. Al menos por esta noche, te tenía. ¿Cómo podría no estar celosa?

Brittany se inclina acercándose más y bajo la cabeza, hasta que nos hallamos a pocos centímetros de distancia. Tan cerca que puedo saborear la dulce menta de su aliento.

―¿Es eso lo que quieres? ―pregunta en voz baja―. ¿Me quieres?

Me pierdo en esos ojos azul claro. Infinitos y cerúleos, como el mar tropical.
Y mi voz es apenas un susurro

―:Todo el tiempo. No puedo recordar no quererte.

Cerramos el espacio entre nosotras, y nuestros labios se fusionan. Jesús. Al principio es lento, una exploración suave. Y luego mis dedos la sostienen con más firmeza, presionando su nuca, jalándola más cerca. Mi boca cubre la de ella; es
flexible, suave y tan jodidamente ansiosa. Se siente... eléctrica... e importante. Como si cada beso anterior fuera sólo un ensayo general para prepararme para este. Para traerme aquí, a este momento, donde no puedo saborearla lo suficientemente profundo, no puedo acercarme lo suficiente. Me presiono con más fuerza contra ella, y ella se encuentra justo ahí conmigo: arqueando la cabeza, encontrando mis toques. Froto mi lengua por sus labios, saboreando la menta y a ella. Brittany abre la boca y deslizo la lengua dentro de sus profundidades húmedas, ahondando y gimiendo, listo para devorarla.

Con nuestras bocas aún unidas, se eleva sobre sus rodillas, subiendo por encima de mí. Sus dedos pasan por mi mandíbula, tocando mi mejilla. Nos
movemos más dentro de la cama, y ella se acuesta de espalda, sus manos me guían a ella, manteniéndome cerca. Me coloco entre sus muslos abiertos, sintiendo el calor y la tensión, el deseo absoluto. Sus pezones se hallan duros y calientes bajo la sudadera. Se presionan a través de la tela contra mi pecho como dos llamas afiladas, y jodidamente gimo contra su boca. Porque quiero avivarlas con mi lengua, succionar ese fuego. Inclina la cabeza, deslizando su lengua lentamente
contra la mía.

Y sus caderas lentamente, deliberadamente se elevan.

Joder. Empujo contra ella en un largo y tenso frotamiento, porque se siente demasiado malditamente bien como para no hacerlo. Responde con un gemido enérgico, bajo, gutural, y tan decadente como el sabor de su lengua. Mi mano sube por su suave muslo desnudo, hacia la cadera. Aferrándola con dedos ásperos, sosteniéndola quieta, así me puedo frotar contra ella de nuevo. Pero entonces gira la cabeza hacia otro lado, respirando con dificultad.

―Santana, los niños...

Mierda. Pensar en la media docena de demonios dormidos a sólo unos metros debería poner freno a mi deseo. Pero no lo hace. La erección rígida y
caliente presionándose entre nosotras susurra: Pueden ser silenciosas. Ellos están dormidos. Tienen horas y horas hasta la mañana, lloriquea. Sólo piensa en lo que podemos hacer con todo ese tiempo.

Y como si el bebé realmente pudiera oírlo, el grito de Ronan resuena desde el monitor en la mesa de noche.

Doble jodida mierda de perro.



Esa no era yo. Esa era la polla hablando. Ruedo fuera de Brittany. Cubro mis ojos con mi antebrazo y mi aliento sale en bocanadas contundentes, como si hubiera corrido un maratón.

Pronuncia mi nombre otra vez, y digo jadeando

―: Está bien, tienes razón. Sólo... sólo dame un minuto. O una hora. Posiblemente un día.

Brittany se ríe sin aliento, con un asomo de frustración.

―Mi sobrino es increíblemente oportuno. Increíblemente inoportuno.

Levanto mi brazo y la miro. Sus mejillas se hallan sonrojadas satisfactoriamente, sus labios hinchados. Es una muy buena apariencia en ella. Se incorpora para ir a atender al bebé hambriento, y me volteo de costado y tiro de ella contra mí.

―Deja que te lleve a una cita mañana en la noche ―digo.

Sus dedos se deslizan por mi frente.

―No tengo a nadie que cuide a los niños. No puedo encontrar a una niñera de la nada. Son muchos a los cuales cuidar.


―Tengo eso cubierto. ―Sucede que conozco a la criadora de niños más fuerte, más capaz y paciente de todas. Ella me llevó a la edad adulta en una sola
pieza, y yo era mucho peor que todos los Pierces juntos.

Brittany se inclina hacia atrás.

―¿Sí?

―Sí. Así que di que sí.

Me besa, rápido y duro, de la forma en que me gusta. Luego salta de la cama porque Ronan está llorando a todo volumen.

―Sí.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Sáb Oct 29, 2016 12:52 pm

CAPITULO 13

A las seis de la tarde, la noche del sábado, estoy de pie en el vestíbulo de Brittany, usando pantalones negros, una camisa gris abotonada y una chaqueta negra. Brittany aun esta escaleras arriba vistiéndose. Yo no fui a mi baile de fin de curso, pero si lo hubiera hecho, me imagino que se habría sentido parecido a esto.

Hambrienta emoción. Inquietantes posibilidades. Es una nueva y rara clase de emoción y como que me gusta. Cuando un golpe viene de afuera, abro la puerta, y ahí, enfrente de mí, está la encantadora de niños. Por suerte, ella era buena con los avisos cortos.

—Hola, mamá.

Mi madre es una mujer delgada, metro y medio, cincuenta kilos, exóticos ojos gris- oscuros que veían a través de cualquier tipo de mierda, y una cara atractiva sin importar el paso del tiempo. Lo que le faltaba en estatura física ella lo reponía muy por encima con personalidad. Se lanza hacia mí, brazos alrededor de mi cuello.

—¡Osita! ¡Te he extrañado!

Por la esquina de mi ojo veo a Rory y Raymond, dos caras de la misma risueña moneda. Raymond codea a su hermano.

—¿Osita?

Internamente suspiro. Esto puede ponerse feo. Detrás de mi madre, Owen, su novio a largo plazo, entra, cargando bolsas muy llenas de compras en ambas manos. Owen está en sus cincuenta, tiene una notable barriga cervecera, y ha estado a solo un cabello o dos de quedarse calvo por años. Juntos, son una pareja extraña, del tipo que hace a las personas decir ¿En serio ella sale con él? Pero Owen es un infierno de tipo, paciente, amable, trabajador, y ha adorado el suelo sobre el que camina mi madre desde el día que se conocieron.

Pone una bolsa en el suelo y estrecha mi mano.

—Es bueno verte Santana.

— ¡Oh! —exclama mi madre, el acento de Alabama que nunca ha perdido por complete apareciendo—. Tengo que sacar las otras dos bolsas del carro…no
podemos olvidarlas.

Owen golpea el aire con su mano.

—Las tengo M. Tómalo con calma.

Los niños, menos Ronan, están alineados en la entrada de la sala de estar.
Riley sostiene a Reagan en su cadera.

—¿Son ellos? —me pregunta mi madre, señalándolos con la barbilla.

—Esos son.

Se aproxima a ellos lentamente, analizándolos uno por uno.

—Hola ahí, niños. Soy la mamá de Santana y su niñera por esta noche. Pueden llamarme Maribel.

—Señala con el pulgar por encima de su hombro—. Y ese es Owen.

—¿Qué hay en las bolsas? —pregunta Rosaleen.

—Bueno, no eres una cosa adorable.

Mi madre se agacha para quedar al nivel de sus ojos.

—. En las bolsas está lo que haremos esta noche. Ingredientes para toda clase de galletas. Chispas de chocolate, azúcar, bendita mantequilla de maní, y algunas que ni siquiera han sido inventadas.

Dos de los cinco se chupan los labios. Mi madre se endereza y se dirige a Riley.

—¿Tú eres Riley?

—Uh-huh.

— ¿Alguna alergia en este montón de la que deba estar al tanto?

—No, Maribel, no tenemos ninguna alergia.

— ¡Perfecto!

Camina por la línea y se detiene enfrente de Rory. Su boca está cerrada y sus ojos se estrechan sospechosamente.

—. ¿Tú eres Rory?

—Sí.

—Escuche que tú eres el difícil.

—Escuchaste bien.

Ella cruza los brazos.

—¿Has escuchado de envenenamiento por salmonella Rory?

Él piensa por un momento.

—La obtienes de huevos pasados o así ¿correcto?

—Eso es correcto. ¿Sabes que lleva la masa para galletas?

—¿Huevos? —pregunta Rory, aun sonando como un sabelotodo con una respuesta corta.


—Sip. Así que tal vez puesto que eres tan difícil, podrías jugar ruleta rusa con la salmonella y ser nuestro catador de masa. ¿Qué piensas?
Y él sonríe.

—Seguro.

— ¡Todo bien entonces! Cada uno agarre una bolsa y muéstrenme donde está la cocina.


Hacen lo que se les dice y siguen a mi madre con sus bolsas de galletas como si fuera el flautista de Hamelin. Todos a excepción de Rosaleen, que se queda conmigo en el vestíbulo. Me muevo al pie de las escaleras, un brazo apoyado en el barandal de roble. Esperando.

Entonces Brittany aparece en el rellano. Y es —boom— instantánea cámara lenta. Como cada cursi jodida película adolescente de los ochentas que nunca he
visto. Su vestido azul rey se mueve mientras desciende, dando bromistas vistazos de sus cremosos muslos. La suave tela se pega a su cintura y la profunda V de su escote expone un bronceado vistazo de su perfecta, pálida clavícula. Su cabello
rizado y brillante rebota con cada paso…y también sus bubis.

La pequeña cabeza rubia de Rosaleen gira de su tía a mí.

—¿Vas a besarla? —pregunta con curiosidad.

Mis ojos continúan su recorrido. Y exhalo

—: Oh, sí.

Rosaleen arruga la nariz como un conejo que se comió una zanahoria mala.

—Eso es asqueroso, Santana.

Después de recordarles a los niños no ser idiotas con mi madre, llevo a Brittany al Prime Rib —un club lujoso y pequeño en el corazón de DC. Tiene un aspecto elegante como de la vieja escuela— mesas iluminadas por velas, paredes de paneles oscuros, excelente vino tinto, y un DJ amenizando la habitación con los suaves tonos de un pianista cantando versiones blues de canciones clásicas. Me
paro enfrente del anfitrión y yo mismo saco la silla para ella. Después de recitar los especiales, va a traer la botella de Cabernet Sauvognon que ordené mientras revisamos los menús. Por un segundo, un horrible pensamiento se me ocurre.


— ¿No eres vegetariana, o si?

—No —bufa Brittany, mirando de nuevo las opciones con anticipación—. Amo una buena pieza de carne.


—Me alegra escuchar eso.

Detecta la sonrisa en mi tono y encuentra mis ojos por encima del menú con una risa juguetona.

Después de ordenar, bebemos nuestro vino…y no puedo dejar de verla. Es tan jodidamente preciosa. Toma un sorbo de vino y una gota carmesí brilla en su labio superior. Ella la recoge con la punta de su lengua y anhelo lamerla con la mía.
Chupar esos labios. Beber vino de ese hueco en su garganta. Me ajusto por debajo de la mesa mientras tomo un trago de mi propio vaso. Cristo, esta va a ser una larga noche. Todo lo que hace, todo lo que dice, me hace pensar en una sudorosa, lenta, profunda follada.


—Tu mamá no es para nada como la imaginé.

Excepto eso.

—¿Qué imaginabas?

—Bueno…una mujer más alta, creo. Como sobrevivió a ti, debes haber sido Una bebe problemática e inquieta. Y… luce tan joven.

Brittany apunta con su dedo.

—. Eso significa que tienes buenos genes, deberías agradecérselo.

—Mi padre era un tipo grande. Y mi madre luce joven porque es joven. Me tuvo cuando tenía dieciséis.

—¿Dieciséis? —repite Brittany, probablemente pensando. Eso es solo dos años más grande que Riley. Jodidamente muy joven.

Asiento, sorbiendo mi vino.

—Así que ¿tus padres están divorciados? —Su tono es vacilante, no quiere entrar en terreno incómodo.

—Sí. —Me encojo de hombros—. Él se fue…cuando yo tenía ocho.

Su cara se tensa con simpatía.

—Lo lamento.


—No tienes que.

—Y no podría ser más honesta—. Fue la cosa más amable que alguna vez hizo por mí.

Nuestra comida llega. Brittany mira con ojos enormes su entrada, porque es más grande que su cabeza.

—Ahora, esa es una gran pieza de carne.

Y lo dice tan inocente, que no hay manera de que lo deje pasar.

—La mía es más grande.

Ella ladea la cabeza y hay exasperación en su risa.

— ¿Qué?
Me rio, gesticulando hacia mi plato.

—. Es más grande. ¿A menos que creyeras que me refería a algo más?

Su respuesta es un adorable rubor rosado.

—Sucia, sucia mente.

Brittany levanta su cuchillo y tenedor y comienza a trabajar en su carne.

Tengo un depravado tipo de disfrute viendo su tenedor deslizarse entre sus labios, en como cierra los ojos y gime con cada grasiento bocado. Antes de que le falte un cuarto para terminar, estoy reajustando mi polla de nuevo, intentando hacer
espacio en los siempre-apretados confines de mi pantalón.

—¿Creciste en DC? —pregunta Brittany entre bocados.

Tomo la botella de vino, rellenando el vaso.

—Nos mudamos un montón cuando era más joven. Después de que mi padre se fue, mi madre no tuvo muchas opciones. Tenía veinticuatro, una niña, ni siquiera tenía su diploma de preparatoria. Así que se unió al ejército.


—Guau. Es difícil imaginarla en el ejército.

Sacudo la cabeza, cortando mi carne.

—Créeme, es más dura de lo que parece. Obtuvo su diploma en casa y se volvió mecánica militar. Vivimos en unas cuantas bases militares diferentes cuando era niña. Nunca fue desplegada, pero nos movían alrededor cuando necesitaban una mano extra.

—¿Así que eras una niña mimada del ejército?

—Algo así. —Creerías que los niños del ejército serían disciplinados, bien educados, pero ese no es siempre el caso. Siempre era la niña nueva, en lugares donde la fuerza era respetada por encima de todo lo demás. “Mata o te matan” era un gran tema. Donde el camino más rápido para probar tu valor era pisotear a todos los demás a tu alrededor—. Después de que fue liberada, nos establecimos
en Baltimore.

Brittany asiente, tomando otra bebida.

—¿Y así tu mamá conoció a Owen?


—Sí. Él también es un mecánico, tiene su propio local. Lo manejan juntos ahora. —Sonrío—. Se conocieron cuando me metí en una pelea con un par de niños afuera de su casa. Él nos separó, llamó a mi madre, una cosa llevó a la otra, han estado juntos desde entonces. Owen es una buena persona.


Brittany se centra en un detalle de mi explicación.

—¿Te metiste en una pelea con un par de niños?

—Era una niña rebelde, uno a uno no era en realidad un desafío.

Sonríe.

—Suena como que eras una problemática…como Rory.

—Problemática es una subestimación. Rory es un jodido santo comparado conmigo.

—¿López?

Me volteo ante el sonido de mi nombre y Finn Hudson se aproxima a nuestra mesa, sonriendo. Hudson es un joven, de ojos brillantes y cabello oscuro, pero hambriento fiscal con los abogados de la oficina de los Estados Unidos. Uno verdadero apegado al procedimiento, puritano, mojigato, ese tipo de chico.

También es el fiscal de mi siguiente juicio de agresión en contra del senador
Holten.

—Hudson. —Asiento, sacudiendo su mano extendida.

—Pensé que eras tú. ¿Cómo te va?

Las interacciones entre fiscales y abogados defensores son extrañas. Dentro de la corte, hacemos lo mejor para destripar al otro. Fuera de ella, todo es amistoso y sacudidas de manos y juegos de la liga de softball los fines de semana. No se supone que tomemos nada personal —porque en realidad no es nada personal.
Solo negocios— parte del juego.

—Bastante bien —respondo vagamente—. ¿Y a ti?


—Estoy bien. Estoy aquí con mis padres. Mostrándoles los alrededores de
DC.

Su mirada voltea hacia Brittany, y se ilumina con interés. Probablemente piensa que no me doy cuenta, pero jodidamente lo hago. La etiqueta dice que debería presentarlos. Y la etiqueta puede besar mi pequeño redondeo y moreno trasero, un inútil puñado de reglas que no me importan.

Pero como dije, Finn no es del tipo que deja mucho pasar en su camino. Levanta la mano hacia Brittany.

—Hola, soy Finn Huddson.
Ella sacude su mano.

—Brittany.

—¿Eres una cliente de López?

Ella sonríe.

—No. Sin embargo, ella representa a unos cuantos miembros de mi familia.

—Están en buenas manos. López es una buena defensora.

—Y tu vida sería mucho más fácil si yo apestara —le digo.

Él bufa.

—Es verdad.
—Finn mira hacia la entrada.

—. Bueno, debería irme.

Disfruten su cena. Fue adorable conocerte, Brittany. —Palmea mi hombro—. Santana, te veré en la corte.

—Ten una buena noche, Finn.

Mientras se aleja, Brittany me pregunta

—: ¿Es un amigo tuyo?

Niego con la cabeza.

—No particularmente.

Terminamos nuestra cena y una rebanada de pastel de queso como postre, pero no café, ninguna de nosotras quiere eliminar el placentero zumbido de un
buen vino. Hay más gemidos, más infructuosos intentos de ajustarme mientras Brittany traga lentamente un bocado de la poción blanca y cremosa. Joder, y yo la acusé de tener una mente sucia. Mi polla pulsa contra la tela de mis pantalones de la forma en que un recluso se pega a las barras de su celda, rogando ser liberado.

El rostro de Brittany irradia el rubor y alegre brillo del alcohol. Sus ojos están caídos y felices pero ocultan sus pensamientos, haciéndola más difícil de leer que de costumbre. Se recuesta en su silla, alejándose de mí, pasando su dedo por el
borde de su vaso.

—Así que si comenzaste con una juventud tan problemática, ¿Cómo te convertiste —Gesticula hacia mí— en esto? Exitosa. Honorable.
Respetable.

Vacío lo último de vino de mi vaso. —“Respetable” probablemente es presionar un poco…pero la historia va así: tenía quince, corriendo alrededor con algunas verdaderas mierdas. Chicos mayores. Una noche pensamos que sería brillante irrumpir en la tienda de artículos deportivos, porque ese es el tipo de perdedores que éramos, solo que no sabía que uno de ellos estaba armado.
Termino disparándole al guardia en la pierna.

Brittany jadea un poco.

Y mi polla se retuerce mucho.

—Huimos, justo a los brazos de una patrulla esperándonos. —Niego con la cabeza ante lo idiota que era—. El fiscal quería acusarme como adulta, enviarme lejos por mucho tiempo, y pudo haberlo hecho. No tenía un historial limpio, y aparte de mi madre, pensaba que todo el jodido mundo era mi enemigo.

Brittany se inclina hacia adelante, completamente cautivada.

—¿Y qué pasó?

—El honorable Atticus Faulkner pasó. Era el juez juvenil en mi caso, un malvado, terrorífico hijo de perra. Y él… pienso que vio algo de valor en mí. Así
que me dejó en la correccional juvenil, me dio servicio comunitario y un periodo de prueba, para ser supervisada por él mismo. —Me reí—. Al momento, pensé que el juez me estaba haciendo un favor, poniéndomelo fácil.

—¿No lo estaba?

—Depende de tu definición de “fácil”. Por los siguientes años corté el pasto
con unas jodidas tijeras de podar. Cargué piedras, limpié pisos, reconstruí el jodido
techo, toda la cosa del señor Miyagi, el tipo de mierda encerar arriba, encerar abajo.
Agotó mi trasero, nada era lo suficientemente bueno. Me hizo desear hacer todo mejor, solo para jodidamente escupirle al bastardo. Y entonces… me puso a hacer investigación. Estudiar casos de leyes, reportes escritos, analizar opiniones, era
fascinante para mí. Cuando mi periodo de prueba terminó, el juez me ofreció un trabajo. Para entonces había sacado la cabeza de mi trasero y estaba de hecho sacando calificaciones decentes en la preparatoria. Con su recomendación y un
montón de préstamos escolares, pasé por la universidad, entonces la escuela de leyes…y eso es todo lo que escribió.

—Creo que es asombroso —dice suavemente, viéndome.

—Sí… el juez es un hombre bastante asombroso.

Sus labios se deslizan a una sonrisa gentil y algo como asombro brilla en sus ojos.

—Hablaba de ti.

Raramente me tomaban fuera de guardia. Sorprendida. Pero este comentario asombroso de una mujer hizo exactamente eso.

Brittany voltea su cabeza hacia la música de piano flotando desde el otro cuarto.

—Amo esta canción.

Era un versión de Van Morrison…”Crazy Love”.

Lanzo mi servilleta a la mesa y me muevo para pararme junto a ella, ofreciéndole mi mano.

—¿Quieres bailar?

Y podía decir que también la sorprendí. El simple deleite en su rostro cuando su mano se desliza en la mía me hace desear hacerlo de nuevo. Caminamos al borde de la pista de baile. Envuelvo mi brazo en su espalda baja, sosteniéndola apretada y ajustada en mi contra. Una de las manos de Brittany descansa en mi hombro, jugando con el cabello en mi nuca. La otra está atrapada en la mía justo sobre mi corazón. Nos balanceamos, solo mirándonos por un rato.


—Iba a pedirte que bailáramos —me dice—. Pero no pareces del tipo de chica que habría dicho que sí.

—No lo soy… —le respondo, mirando su exuberante boca—. Solo usaba una excusa para estar más cerca de ti.

Ella me da amor, amor, amor, amor, loco amor.

Suspira, prácticamente derritiéndose en mis brazos. La cabeza de Brittany encaja en mi cuerpo como si hubiera sido hecha para estar ahí. Mi barbilla
descansa en su cabello, debido a los altos zapatos que he elegido para la noche, y huelo limpia y dulce vainilla.

—¿Oye Santana?

—¿Si?

Brittany levanta su cabeza de mi pecho.

—No necesitas una excusa.

Agacho la cabeza al mismo tiempo que ella la levanta para alcanzarme. Y sus labios —joder— son cálidos, suaves, y se mueven con inocente atrevimiento,
estoy prácticamente temblando. ¿Fue solo la noche anterior la primera vez que la
besé? Parece hace mucho más tiempo. Acuno su mejilla, acariciando su piel con mi
pulgar, besándola más profundamente, saboreando el vino y el gemido con el que había estado obsesionándome toda la noche. ¿Y la parte absolutamente más loca de todo? No había conseguido un polvo en tres jodidas semanas, pero si esto es todo lo que hacemos, besarnos, con ella presionada en mi contra, mis brazos a su alrededor, estaré sonriendo en la mañana como una chica que se folló a una asociación estudiantil completa llena de porristas.

Estoy esperando más. Quiero todo —todos los secretos, las partes más dulces de ella

— ¿Pero si esto es todo lo que consigo hoy?

Es suficiente.

Ella me da amor, amor, amor, amor, loco amor…
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por micky morales Sáb Oct 29, 2016 8:50 pm

amor????? vaya esto esta pasando mejor de lo que espere, por ahora no deseare que santana pierda sus testiculos, hablando de eso, son cosas mias o en la historia parece normal que san tenga pene?????
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por 3:) Sáb Oct 29, 2016 11:14 pm

Hasta ahora va todo jodidamente perfecto!!! En todo.. va a excepcion de que san todavia no concreto con britt!!
Me gusta como va la "familia" ensamblada hasta ahora!!!
Me esta dando mucho muy perfecto todo????.... no se que pero yo necesito drama!!!
3:)
3:)
-*-*-*
-*-*-*

Femenino Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 32
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por JVM Dom Oct 30, 2016 12:50 am

Awwwww....
Britt saco todo el lado romántico de San, me encanta como cuida a toda la familia.
Y bueno Britt prácticamente ya conoce a la suegra jajajaja
Esperó que ahora si puedan aprovechar el tiempo a solas, porque ambas lo necesitan, han estado al pendiente de los niños, el trabajo pero tiempo para ellas es difícil.
Además de que aunque aun no son nada actúan como una familia :3 con peleas, reconciliaciones, diversión....
Haber como sigue la cita!!
JVM
JVM
-
-

Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por monica.santander Dom Oct 30, 2016 3:10 am

Me encanta ésta San familiar!!!!!
Saludos
monica.santander
monica.santander
-*-*-
-*-*-

Femenino Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Lun Oct 31, 2016 4:37 am

micky morales escribió:amor????? vaya esto esta pasando mejor de lo que espere, por ahora no deseare que santana pierda sus testiculos, hablando de eso, son cosas mias o en la historia parece normal que san tenga pene?????

jajajaj no pasa nada si los pierde, ya que Santana es 100% lesbiana y estoy segura que cambie o no lo que tenga entre las piernas, Brittana seguira y seguira.....
no, no, no, no son cosas tuyas, comienza con lo que ya es de conocimiento por todos Rachel, Quinn, Ryder, amigos,,, las conquistas, Santana es una abogada famosa, y famosa no solo por ser abogada, Quien no lo Sabe, pues la persona que mas interesa BRITTANY.... vamos a ver si sabiendolo, quiere serguir o no..... pero entiendo tu punto parece que fuese implícito ya su situación.

marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Lun Oct 31, 2016 4:40 am

3:) escribió:Hasta ahora va todo jodidamente perfecto!!! En todo.. va a excepcion de que san todavia no concreto con britt!!
Me gusta como va la "familia" ensamblada hasta ahora!!!
Me esta dando mucho muy perfecto todo????.... no se que pero yo necesito drama!!!

sip, gracias a Dios hasta ahora perfecto,,, pues si esta a un capitulo de concretar.......

Vamos a ver si va a ver drama, esa muy rosa para tu gusto la historia?????

POR CIERTO ES DE DECIRLE QUE TERMINANDO ESTA Y MI OTRA ADAPTACION, DIRE ADIOS A LAS ADAPTACIONES GP..... creo que ya fue suficiente..... saludos chicas.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Lun Oct 31, 2016 4:47 am

CAPITULO 14


Con Brittany en el interior, cierro la puerta del pasajero del Mustang y le doy propina al aparcacoches. Luego me deslizo detrás del volante y me alejo del restaurante.
Momento de la verdad, tengo que explicarme con Brittany que no toda yo soy mujer. Pensara que soy fenómeno, pero es de mas sabido por la famosa abogada que soy no tanto peculiar, espero que mi condición no cambien nada. Bueno mis amigos y para mis conquistas siempre he sido Santana López sin más explicación…

—Ubiqué a mi mamá y Owen en la habitación de invitados de arriba, así no tienen que conducir de vuelta a Baltimore esta noche.

—De acuerdo. —Asiente.

Apoyo la palma de la mano en el volante.

—Eso significa que podríamos ir a mi casa o dirigirn…

—Tu casa está bien —dice de una forma apresurada que me hace sonreír.

—Entonces, mi casa será.

Durante el trayecto, pienso en lo que pasará. No quiero ser demasiado Entusiasta, tengo que ser cuidadosa con la información clasificada que voy a darle, no puedo saltarle encima en el momento en que pasemos por la puerta.
No importa cuán jodidamente quiera hacerlo. Tendré que avanzar lento se sincera es lo primero y si ella esta de acuerdo, ser suave. Enamorarla. Ofrecerle una bebida, darle un recorrido por la casa. No es que no haya hecho esto antes, pero se siente diferente esta vez. Debido a que la conozco, y ella no me conoce, pero eso no ha importado antes, esta vez si

Porque en realidad... me gusta, no importa lo ridículamente inadecuado que suene.

Entro delante de Brittany, presiono el interruptor sobre la pared que enciende la luz baja de la lámpara de mesa de la esquina, iluminando los sofás de cuero negro, pisos de madera y paredes desnudas. No soy mucho de decorar. Brittany cierra la puerta detrás de nosotras, y lanzo las llaves sobre la mesa.
Me doy la vuelta para mirarla, preguntando—: Te gustaría alg…

Pero nunca termino la frase. Se estrella contra mí, con los brazos alrededor de mi cuello, casi arrastrándose sobre mi torso, jalándome hacia abajo y pegando nuestros labios. Es totalmente inesperado, joder.

—Brittany para, para, antes debo de decirte algo..

—Uhmm

—Brittany hay algo que debo decirte, si es que quieres continuar con lo que iniciamos.

—Mira ven, escúchame un momento, si después de lo que te diga quieres continuar esta bien, pero si no quieres te aseguro que entenderé el por que.

—Santana que pasa? Por que tanto misterio?.

No me había sentido tan expuesta hasta el día de hoy, con los nervios mas presentes que mi excitación en si, por que tengo que explicarle a esta hermosa mujer que no tengo cierta parte de chica entre mis piernas, y no se por que pero tampoco pueden pasar desapercibidas fácilmente. Siempre que he querido algo lo tomo y ya está. Y hasta estos años me veo queriendo explicar algo, y no se por que.. aceptación,…. Nunca la he buscado… y tampoco la he necesitado.

—Brittany, tengo partes masculinas…. Soy….. Soy intersexual. —Sip intersexual, o sea que naci con un pene y no con una vagina. Pero soy una mujer en toda la extención de la palabra.

—Un pene?

—Creo que no hiciste relación con las bromas que te hice en la cena.

—nop.

—Tienes algún problema con eso? Porque podemos parar y no pasa nada.

—Santana..

—uhmm.

—Quien más lo sabe???

—Todos… amigos, conquistas, compañeros de trabajo, no soy una estrella, pero tengo cierta popularidad por mis atributos de mujer, por mis cualidades de Abogada y por mis cualidades en la cama.

Dios por que dije eso pensara que soy una mujeriega por tener un pene.

—Entonces, Brittany tienes algún problema con eso?????

—Nop, Santana, para mi no hay ningún problema y entiendo el porque me dijiste esto hoy. Ya que no hemos tenido tiempo para estar a solas… Santana??…

—Dime..

Que no diga que quiere irse, que no diga que quiere irse.

—Santana ven a mi y continuemos en lo que estábamos… claro si está bien para ti..

Y jodidamente me enciende.

Me tiro sobre ella y sus sus senos se aprietan contra mis pechos, sus caderas giran contra mí, proveyendo una gloriosa fricción contra la erección presionada entre nosotras.

Y su boca, Dios, me chupa la lengua, me muerde el labio, lo atrapa entre los dientes y tira, sobrepasando un poquito el dolor que amenaza con enloquecerme.
Cuando lleva la mano hasta la parte inferior de mi camisa y roza el contorno de mi polla cubierta de tela, gimo.

—Jesús Brittany, disminuye la velocidad.

Se echa hacia atrás, jadeando.

—No quiero ir más despacio.

Y suena tan segura, confiada y sollozantemente necesitada al mismo tiempo, que mi corazón comienza a acelerarse en mi pecho.

—Bueno.

Mis manos se zambullen bajo su vestido, agarrando muslos firmes y calientes, justo debajo de su culo, y la levanto, envolviendo esas piernas perfectas
alrededor de mi cintura. Entierra los dedeos en mi cabello mientras inclino la cabeza, cubriendo su boca con la mía. Cuando regreso el favor, chupando y
mordiendo, rozando esos labios delgados perfectos con los dientes, como he soñado durante semanas, un sonido agudo intenso vibra en su garganta y, juro por Cristo, casi me vengo en ese mismo momento.

Se mueve de arriba y abajo, retorciéndose contra mi estómago, mientras voy tropezando como borracha hacia el dormitorio.

—Ropa —digo entre besos—. Demasiada ropa.

Asiente, riendo, intentando sacarme la chaqueta por los brazos mientras éstos la sostienen, lo que termina inmovilizando mis codos a los costados, como si fuera una jugadora de hockey a punto que le pateen el culo una pelea. Por último, llegamos a la habitación. Los dedos de Brittany alcanzan mi mandíbula mientras me besa, quitando sus piernas de mí, deslizándose deliciosamente por mi parte
frontal hasta ponerse de pie.

Me termino de quitar la chaqueta, luego respiro profundo, intentando recuperar, al menos, algo de delicadeza. Deslizo las manos por sus brazos,
cubriendo con los labios ese punto de pulso perfecto en su cuello, y un gemido hace eco en la habitación. No puedo decir si es mío o de ella. Saboreo su piel con la lengua, lamiendo y chupando; es cálida, tan jodidamente dulce. Sin mirar, me las arreglo para abrir la cremallera en la parte trasera de su vestido. Baja los brazos, dejando caer el vestido a sus pies.

Y entonces la miro. Doy un paso atrás, deleitándome con los ojos. Toda esa piel suave anhelando ser tocada, me atrae; interrumpida solamente por trozos de encaje negro transparente. Joder, puedo verle los pezones a través del sujetador, puntos duros, rosados y coquetos. Su cintura es plana y estrecha, puedo abarcar la circunferencia con las manos, con un toque de músculo tonificado por debajo de la piel suave. Sus piernas, Cristo; largas, delgadas y suaves, como sabía que serían. Y en la unión de sus muslos, el más pequeño vistazo de una franja castaña se burla a través del encaje de sus bragas.

Quiero frotar mi rostro contra esa suavidad, rasgar ese encaje con los dientes y follarla con la lengua hasta que mi nombre sea la única palabra que recuerde.


—Eres perfecta. —Mi voz es baja y entrecortada.

Encuentra mis ojos; los suyos son impacientes.

—Y tú te encuentras demasiado vestida.

Mi boca se retuerce en una sonrisa, y sostengo su mirada mientras, poco a poco, me desabrocho la camisa. Sus ojos van de hielo a fuego azul a medida que me saco la camisa de los brazos y la dejo caer al suelo. Se queda mirando mis tatuajes; el tamaño de mis bíceps y se moja los labios con esa sabrosa lengua rosada. Todavía sonriendo, me desabrocho el sostén, luego los pantalones y bajo la cremallera. Mi polla salta libre de sus confines, rígida, balanceándose un poco y, un momento después, los pantalones y calzoncillos bóxer negros se amontonan en el piso también.

Me paro ante Brittany desnuda y un poco precavía pero más consumida con lujuria que nunca antes en toda mi jodida vida. Su mirada sigue vagando y se siente intensa. Como una mano acariciándome el cuello tenso, el pecho, los abdominales marcados, y bajando por el caminito de la felicidad. Cuando sus ojos llegan a mi polla, sobresaliendo gruesa y lista, se abren.

Y entonces... se ríe.

No es exactamente la reacción que esperaba.

—¿Algo gracioso?

Su sonrojo se profundiza hasta que sus mejillas son carmesí, y se ríe de nuevo.

—Hieres mi ego, Brittany.

—No, no es... —Toma un respiro—. Realmente tienes algo grande entre manos.
Frunzo el ceño en confusión.

—¿Y?

—Y... pensaba que... lo que dicen acerca del tamaño de la mano o de que numero de zapato calzas es sin duda... una mentira.


He oído elogios antes, pero este viniendo de Brittany hincha mi ego. ¿Qué puedo decir? Cuando Dios estaba repartiendo polla, se equivoco conmigo pero para compensarme por eso me dio una muy grande.

Pero suena casi nerviosa cuando dice

—: Es que... ha pasado un tiempo para mí, Santana.

—¿Cuánto tiempo?

—Ocho meses.

Eso es mucho tiempo. Y, como la bastarda enferma que soy, lo primero que se me viene a la cabeza es lo increíblemente apretada que se va a sentir a mi
alrededor.

Aparto esos pensamientos y me centro en Brittany.

—Entonces esto es lo que vamos a hacer. Voy a acostarte en mi enorme cama y haré que te vengas con la boca y los dedos. —Empiezo a acariciarme la polla mientras hablo. Porque se siente bien y porque me está mirando—. Luego vamos a ir muy despacio... centímetro a centímetro... hasta que me ruegues que ya no vaya despacio. ¿Suena bien?

Su pecho sube y baja rápidamente.

—Sí. Me gusta como suena.

—Bien.

Y siento como si en realidad pudiera morir si no pongo mi boca sobre ella en este momento.

—. Ven aquí.

Me encuentra a medio camino, levantando los labios para dar la bienvenida a mi boca. El beso es más lento ahora, pero profundo y rítmico. No la dejo hasta que siento que sus hombros se relajan. Entonces, me muevo de nuevo a su exquisito cuello. Le paso la nariz a lo largo de la clavícula, dejando un sendero de besos húmedos desde su pulso hasta debajo de su oreja y repito el proceso. Inclina la cabeza y gime mi nombre. Le bajo la correa del sujetador por el hombro, siguiéndolo con el roce de mis dientes. Mis dedos hábiles trabajan el broche en la parte de atrás y el sujetador cae lejos, dejando nada entre mi boca y sus tetas pálidas y absolutamente perfectas. Bajo la cabeza y tomo un pezón puntiagudo en la boca, saboreándolo con la lengua, haciéndola retorcerse y frotarse contra mi muslo. Luego la levanto, envolviéndole las piernas a mí alrededor otra vez, antes de acostarla lentamente en el centro de la cama. Me guía sobre sí, entre sus piernas, nos besamos y frotamos, gemimos y rozamos. Es jodidamente fantástico. Palabrotas rápidas salen en jadeos de sus labios, y es tan condenadamente sexy porque trata de contenerlas... y simplemente no puede.

Me deslizo abajo por su cuerpo retorciéndose, besando y lamiendo mientras lo hago. Mordisqueo alrededor de su ombligo, haciéndola contraer el estómago. Y justo cuando me encuentro a punto de sumergirse en el cielo que es su coño, susurra mi nombre.

—Santana.

Sólo que... no es una buena clase de susurro, no del tipo “Santana, fóllame ahora”. Tiene más un tipo de tono de “espera”.

Levanto la mirada, encuentro sus ojos y pregunto sobre su piel

—: ¿Qué pasa?

Hay vulnerabilidad en sus ojos y hace ese movimiento que hacen las mujeres con la mano.

—Tienes que saber que... no suelo... llegar de esta manera.

—¿Qué quieres decir?

—Quiero decir, a veces puedo tardar mucho tiempo para correrme cuando Me lo han hecho asi… cuando …

—¿Te come el coño? —termino por ella.

Y juro que todo su cuerpo se sonroja.

—Sí.


Considero esta información mientras mordisqueo la piel justo debajo del hueso de su cadera. Es suculenta.

—¿Quieres que me detenga?

Por favor, di que no; por favor, di no; por favor, di no...

—No, está bien…

Jodidas gracias.

—...simplemente no quiero que te decepciones.

Me río un poco, porque no es lo más absurdo que he oído; pero se encuentra cerca de serlo.

—Eso es... realmente imposible.

Pero ahora me encuentro intrigada. Me deslizo hacia arriba de nuevo, hasta que puedo besarla en la boca y sus tetas se presionan fuertemente contra mis pechos de manera deliciosa. Entonces muevo las caderas, frotando nuestras mitades inferiores. Brittany gime y chupa mi cuello, metiéndose en esto.

—¿Por qué crees que no puedes venirte con mi cara entre tus piernas? —le pregunto al oído.

—¿Realmente necesitamos hablar de esto ahora?

—Soy abogada. Hacer preguntas me excita. Que las respondan es demasiado caliente, también.

—Solo... —jadea—. Parece que no puedo relajarme lo suficiente nunca, ¿sabes? Mi mente siempre se va a la deriva. Siempre preocupada...

Le trazo la oreja con la lengua, soplando suavemente.

—¿Preocupada por qué?

Pasa las uñas por mi espalda.

—Ya sabes... los sonidos que hago, a que... huelo... que sabor tengo…

¿Bromea? No hay manera en el infierno que vaya a dejar pasar esto.

—Cierra los ojos, Brittany.

Lo hace. Y envuelvo su mano alrededor de mi longitud; acariciando lentamente.

Tan jodidamente bueno.

—Ahora di mi nombre.

—Santana.

Cristo.

—Una vez más —gruño—. Gímelo.

—Saantanaa.

Me pongo más dura, más caliente; en su mano. Froto su pulgar en el líquido pre seminal que se escapa de la punta, extendiéndolo alrededor de la cabeza.

—¿Sientes eso? —Jadeo rudamente.

—Sí —jadea—. Sí.

—Eso es lo que tus sonidos me hacen sentir.

Mantiene la mano sobre mi polla mientras la mía roza su estómago y se mete en sus bragas. Se encuentra suave e hinchada; y tan jodidamente empapada que tengo que morderme los labios para no gemir. Deslizo los dedos por sus labios
vaginales, donde se halla cálida y húmeda.

Y entonces levanto los dedos y se los paso por el labio superior.

—¿A qué hueles?

Respira tan fuerte con la boca abierta, que le toma un momento responder.


—Yo... huele a limpio... caliente. Oh, Dios, huele a que te deseo demasiado.

Qué gran respuesta.

Zambullo mis dedos de nuevo, rodeando su abertura, burlándome de ambas. Entonces los paso sobre sus labios, untándola con su propio deseo.
Entiende lo que hago y pasa la lengua sin tener que decírselo.

—¿A qué sabes, Brittany?

—Dulce... —jadea—. Cálida... espesa... como la miel.

Y no puedo contenerme un segundo más. Mi boca se estrella en la suya, chupando toda la dulzura de sus labios. Lamiendo cada gota. Cuando finalmente
me aparto, le prometo

—: Ahora voy a hacer que te vengas. Y va a ser tan jodidamente bueno para mí como para ti. Probablemente mejor.

La necesidad me abruma. Tiro de las bragas por sus piernas y la abro más ampliamente. Y luego mis labios se encuentran sobre ella como un beso con la boca abierta, lamiendo y chupando, arponeándola con mi lengua.

Su espalda se arquea y sus caderas se sacuden contra mí. La agarro y la sujeto, metiendo la lengua profundamente, saboreando el cielo. Empujo más
fuerte, cubriéndola con mi rostro, jodidamente ahogándome. Y es sublime. La devoro como si fuera la última comida en la tierra, la devoro como la exquisitez que es.

Mi lengua frota fuertes y pequeños círculos sobre su clítoris y deslizo dos dedos en su interior. Su musculo se tensa mientras bombeo la mano y gimo. Y
entonces se viene, duro y largo; latiendo alrededor de mis dedos, contra mi boca.

Me arrastro hacia arriba, limpiándome la boca con el brazo, sin darle tiempo a recuperarse. Sin ser capaz de esperar. Toma mi cara en sus manos y trae mi boca a la suya. Agarro mi polla con firmeza, arrastrando la cabeza a través de su coño, burlando en su abertura.

Y luego, poco a poco, empujo dentro. Sólo la cabeza.

Joder, está apretada. Cierro los ojos con fuerza mientras su coño se cierra alrededor de la punta de mi polla, sus músculos se contraen, empujándome más profundamente.

Espera, grita mi cerebro. Espera, espera, espera...

Me levanto apoyada en los codos, mi cuerpo y mi mente batallan por cordura. Por algún tipo de maldita compostura. Porque necesito alejarme. Necesito conseguir un condón. Y es como si pudiera leerme la mente.


—Estoy en control de natalidad —jadea, sonando con tan poco aliento y alterada como me siento- —. Uso el método del parche. Yo... me he hecho los
exámenes, en la escuela clínica. Me encuentro limpia. No ha habido... No hago esto. Nunca. Pero quiero que sea realmente bueno para ti…

Ya ha superado cualquier otra experiencia pasada, y ni siquiera me he venido todavía.

—Y...

Acaricia mi cara, suave y tiernamente. Miro esos hermosos ojos azules.

—... y confío en ti, Santana.

No es inteligente, en realidad; es muy estúpido, especialmente para mí.
Especialmente después de todo lo que pasó y de las últimas tres semanas de infierno. Pero sentirla desnuda. Deslizarme en su interior sin nada entre nosotras... ¿cómo puedo decir que no a eso?

De verdad debo de haber perdido la cabeza.
Porque no me niego.

—Puedes... —lo juro—. Puedes confiar en mí. No te lastimaré. Asiente, con los ojos fijos en los míos. Y eso es todo lo que necesito. Mis caderas se mueven hacia adelante, empujando lentamente, centímetro a
tortuoso centímetro. Es el infierno y el cielo, todo en uno. Agónica y enloquecedoramente lento. La siento estirarse a mí alrededor. Haciendo espacio. Se encuentra apretada, tan cómoda y caliente que bordea el dolor. El mejor tipo de dolor. Un gemido brota de sus labios y casi enloquezco.

—¿Te encuentras bien? —jadeo desesperadamente—. ¿Se siente bien?

Se arquea para besarme, gimiendo contra mis labios.

—Sí... muy bien.

Me deslizo hacia atrás, sólo un centímetro, entonces me flexiono hacia delante de nuevo. Tiro y empujo, deslizándome por ese maldito canal apretado hasta que me hallo completamente adentro. Hasta que mis bolas descansan contra su culo. Tan profundo. Tan mojado. Cierro los ojos y los ruedo; y soy consumida por la sensación de Brittany envuelta alrededor de mí. Su olor, sus gemidos, el sabor de sus labios, el agarre de sus manos sobre mi espalda, en mi culo; me abruma. Todo lo demás se desvanece, y me pierdo en este perfecto momento, centrada exclusivamente en donde me hallo enterrada profundamente en su interior.

Con casi un matiz de arrepentimiento, me retiro. Sólo para gemir cuando me vuelvo a deslizar en su interior. Esto no es follar. O joder. Esto es algo diferente, algo más, algo que no tiene nombre.

—Santana... Oh, Dios... Más rápido.

Sus caderas se levantan a mi encuentro y pierdo la noción del tiempo. Todo lo que existe es el rozar y jadear, besar y susurrar, golpear y pulsar. Más duro, más profundo y mucho más. El placer va más allá de lo que he conocido. El calor eléctrico abrasa mi espalda. Siento los músculos de Brittany palpitando a mí alrededor, apretando mientras jadea debajo de mí. Y cuando me empiezo a venir, la única palabra en mi mente... es su nombre.


—Brittany... Brittany...

Me la imagino; empujando, latiendo profundamente en su interior, llenándola. Y la imagen me hace venir mucho más duro. Con el tiempo, el agudo placer se desvanece, se suaviza, y se convierte en un zumbido agradable a través de mis extremidades. La conciencia regresa y levanto la cabeza del hueco de su cuello, mi nuevo lugar favorito, para verla sonreír soñolientamente. Y en todo lo que puedo hacer es en devolverle la sonrisa. Paso la mano por su cabello húmedo, siento el sudor deslizarse por nuestros cuerpos juntos, mientras salgo de su interior con un gruñido, y luego me muevo a un costado, arrastrándola contra mí. Envuelvo los brazos a su alrededor y la beso en la frente con más ternura de la que nunca supe que era capaz.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por marthagr81@yahoo.es Lun Oct 31, 2016 5:17 am

CAPITULO 15


No puedo tener suficiente de la piel de Brittany. Estoy al borde de la obsesión. No puedo dejar de tocarla, acariciar sus brazos con las yemas ásperas de mis dedos, a través de sus hombros de porcelana, a lo largo de esa perfecta línea pálida de su espalda. Brilla como un ópalo bajo la luz de luna que entra por la ventana del cuarto. Mis labios siguen a mis dedos, suaves roces… ella se siente como terciopelo contra mi boca, como la parte más profunda del pétalo de una rosa. Y ella no está exactamente quieta tampoco. Su lengua se arremolina alrededor de mi pezón, muerde mi hombro, sus dedos juegan con mis cabellos… y más abajo. Le gusta la sensación de mi cara contra sus pechos y yo amo la sensación de su cabello rubio deslizándose a través de mi estómago.

Durante la siguiente hora, es una exploración silenciosa. Un descubrimiento erótico, los que nos atrae, lo que nos excita, lo que me hace gemir, lo que la hace gritar. Y entonces lo estamos haciendo de nuevo. Esta vez yo estoy en la cama, con las piernas extendidas hacia adelante, apoyado en mis codos, viendo absorta como Brittany cabalga mi polla con total abandono. Sus rodillas caen a ambos lados de
mi cintura; su pelvis se mece adelante y atrás con el ritmo de una bailarina exótica.

La luna brillando por la ventana detrás de ella hace que su rostro quede entre sombras, pero su silueta es completamente magnífica. Su cabello salvaje, su cabeza echada hacia atrás, sus tetas rebotando, labios abiertos y jadeantes.

Podría quedarme así… podría observarla por siempre.

—Oh Dios… oh Dios… —gime, sus caderas moviéndose más rápido.

Maldigo, tratando tan duro de no embestir. Porque estoy tan profunda, enterrada desde la base hasta la punta en su apretado y caliente coño, y se siente
increíble. No quiero que acabe.

Acuno sus pechos, rodando ambos pezones entre mi pulgar y mi índice. Pellizcándolos hasta que ella gime largo y fuerte. Provoca que sus caderas se balanceen más fuerte, ahora frotándose contra mí en círculos pequeños y apretados. Y su gemido sonó tan dulce, que tengo que tener su pezón en mi boca. Arrastrando mi lengua en torno al brote aterciopelado, lamiéndolo con rapidez y tentándola. Las manos de Brittany agarran mi cabello, manteniéndome allí, mientras succiono con mis labios, entonces me mueve hacia arriba y alrededor de sus suaves montículos, chupando la carne, dejando pequeñas raspaduras que sentirá mañana.

Sus manos se presionan en mis omóplatos, manteniéndome cerca.

—Santana… —se lamenta, solo para decir mi nombre, creo.

—Eso es, Brittany.

Mi voz es tranquilizadora y demandante. Una orden y una plegaria. Y puedo sentirla mojándose más, apretándose más alrededor de mí.

Malditamente Excelente, nada nunca se ha sentido tan bueno.

—. Vamos, bebé. Móntame, hazte venir. Estás muy cerca, ¿verdad?

Deja salir un quejido y asiente, su cabeza sacudiéndose.

—Déjame sentirlo. Se va a sentir tan bien. Ve ahí, Brittany.
Y no puedo no ir con ella.

Agarro sus caderas con las dos manos y me empujó hacia arriba, mi pelvis frotándose justo contra ese lugar que necesita. Sus caderas empujan hacia abajo
mientras la embisto. Con la boca abierta, dientes presionando contra la piel de su clavícula, ella se pone rígida y se viene con el gemido más sexy, que parece continuar por siempre. Y me dejo ir con un gruñido largo y entrecortado.

Por varios segundos ninguna de los dos se mueve. Somos un perfecto desastre enredado de piel sudada, respiros fuertes y extremidades lánguidas. Mi orgasmo fue tan fuerte, que aún estoy estremeciéndome dentro de ella mientras se
inclina hacia adelante, dejándome caer sobre mi espalda.

Brittany recuesta su cabeza sobre mi corazón, riendo contra mi pecho, su suave cabello cayendo alrededor de mi cuello. Y parpadeo hacia el techo, viendo estrellas.

—Santa mierda.

Su espalda se sacude con risitas.

—Fue una especie de experiencia religiosa, ¿no es cierto?

Siento sus labios en mi piel, adorando la parte llena de tinta.

—.Dime acerca de tus tatuajes.

Besa el que está justo bajo mi clavícula, una serie de números y letras.

Arrastro una mano a través de su cabello.

—Ese es el número de expediente en mi caso con el Juez.

—¿Y este?

No tengo que mirar. Siento sus labios moverse sobre el que está más abajo, extendiéndose desde mi pectoral hasta mi hombro. Es un ángel, un
eterno niño con una sonrisa y un halo torcido.

—Ese es por Benny. Un niño que conocí cuando tenía doce. Fue asaltado una noche cuando caminaba a casa. Lo golpearon con un tubo de metal, rompieron
su cabeza. Murió.

Debajo del ángel hay una M en cursiva, deposita un suave beso al lado de ella.

—¿Esta es por tu mamá?

Asiento. Brittany arrastra sus labios por los otros, las escalas de la justicia que me hice después de terminar la escuela de leyes, el dragón y las rosas que me hice después de perder la virginidad, el poderoso y enraizado árbol que me tatué en honor al Juez, y cerca de una docena más de tatuajes.

Se mueve más abajo, hacia la curva de mi codo, la parte inferior de mi antebrazo. Hace cosquillas cuando lo besa.

—¿Y este?

Es el diseño tribal de un espiral que se enrosca alrededor de mi brazo, afiladas vueltas con bordes rasgados. Sonrío.

—Solo pensé que ese lucía genial.

Siento mi polla volviéndose blanda dentro de ella, pero no tengo deseos de moverme. Y Brittany debe sentirse de la misma manera, porque frota su mejilla contra mi pecho, descansando arriba de mi pezón. Y su aliento se vuelve lento y constante, el cansancio haciéndose cargo de ambas, mientras nos deslizamos en la bien ganada inconsciencia.

Tiempo después, me vuelvo consciente de la falta de su peso, el calor de su cuerpo exuberante y ágil está ausente. Y hay un extraño sonido seco, como rasguños, que me hacen pensar que el Tío Cosa nos siguió y está tratando de abrir la puerta con su pata áspera. Estiro la mano izquierda, buscando, pero solo hay espacio vacío a mi lado. Ruedo sobre mi lado y abro los ojos.

Brittany está en la silla café junto a la ventana, las piernas metidas debajo de ella, el brillo de la luna a sus espaldas. Está usando mi camisa gris, y nunca se ha visto mejor. Me observa, su labio inferior atrapado entre sus dientes, sus manos ocupadas sobre su regazo. Esbozando. Brittany está dibujando. A mí.

—¿Voy a tener que pagarte un centavo, Jack?
Mi voz se encuentra rasposa con sueño y sexo.

Sonríe. Y es hermoso.

—Esta va por cuenta de la casa, Rose.

Sí. Es tiempo de recordarle que definitivamente no soy una Rose. Aparto las sábanas de un tirón, exponiendo mi trasero desnudo. Me siento, girando para sentarme en el borde la cama, pies en el piso. Bajo una mano, la envuelvo alrededor de mi polla, y la traigo de vuelta a la vida con solo unos fuertes toques. Y Brittany deja de dibujar súbitamente.

—Nunca he hecho un dibujo para mayores de edad. ¿Estás haciendo la audición para ser mi primera? —pregunta suavemente.

—No estaba segura cual sería el enfoque de la pieza. Quería asegurarme de que esté hecho a escala.


—Eso es tan servicial de tu parte.

—¿Qué tal tú? ¿Te encuentras de un humor servicial?

Hay un atisbo en mi voz que solo yo puedo escuchar. Amanecerá en unas pocas horas. Realmente no sé qué va a pasar entonces. Pero estoy casi desesperada por sentirla, en todos lados, al mismo tiempo. De no perderme ni una cosa o desperdiciara un minuto, tocar cada fantasía. Porque… tal vez esta sea la única oportunidad que tenga.

Coloca el bloc de papel a un lado en la silla y se para frente a mí.

—Estoy de humor para hacerte sentir bien —dice con suavidad.

Posiciono las manos en sus caderas, jalándola hacia mí, y presiono la frente contra su estómago.

—Ya me haces sentir bien —susurro calientemente contra su piel perfecta.

Brittany se desliza hasta quedar de rodillas.

—Entonces vamos a intentar que se sienta mejor que bien.

Se inclina hacia adelante, colocando un cálido beso en la punta de mi polla. Oh, Cristo.

Su lengua se asoma, lamiendo un círculo alrededor de la cabeza. Y mi corazón se vuelve loco. Me toma en su boca: caliente y tan mojada. Se desliza hacia abajo, tan lejos como puede ir y luego lentamente vuelve a subir, dejando mi verga resbalosa con su saliva. Entonces me aprieta en la base, bombeando con firmeza,
mientras su boca trabaja, chupando duro e intensamente. Después de unos pocos
minutos, estoy apretando la mandíbula, pero no puedo contener los gemidos a raya, Brittany me responde con un zumbido de placer que hace que mis bolas ardan. Entonces me libera, levanta la mirada, toma mi mano y la empuja en su cabello rubio.

—Muéstrame lo que te gusta, Santana.

Jodido dios.

Regresa a trabajarme con su boca, con su mano, sus mejillas ahuecándose. Y se siente increíble. Mi mano se flexiona en su cabello, guiándola arriba y abajo en mi ritmo favorito. Me hace sentir poderosa… y al mismo tiempo complemente a su merced. La presión aumenta, la tensión maravillosa mientras su cabeza se mueve de arriba a abajo y yo escalo cada vez más alto. Con un gruñido gutural, aprieto su cabello y la quito.

—Ve a la cama.
Mi voz es severa. Desesperada. Brittany se sube a mi lado y yo me paro, arrancando mi camiseta de sus brazos en un solo movimiento. Porque está en mi camino, y quiero ver. Todo. La sostengo por las caderas, mis pulgares clavándose en la carne de ese perfecto trasero, diciéndole sin palabras, exactamente cómo la quiero. Sobre sus manos y rodillas. Me arrodillo también, en la cama detrás de ella. Mis dedos juguetean con su coño, deslizándose y frotando donde ya está mojada. Alineo mi polla rígida y me sumerjo dentro de ella con un duro empujón.

Brittany grita, su espalda arqueándose, tengo que recordarme de ir despacio.

Pequeños y superficiales embistes la hacen rogar, y entonces empieza a empujar contra mí, lo quiere más fuerte. Más profundo. Mi mano roza por la suave
extensión de su espalda, trazando desde la parte superior hasta su trasero. Masajeo la carne con manos ásperas, apretando, para poder moverla hacia adelante y atrás en mi polla. Y la vista —joder— es hermosa. Ver mi longitud completa desaparecer en su apretado calor, una y otra vez, viendo la fina capa de sudor que cubre su piel, escuchándola gemir mi nombre mientras su cabello se balancea con cada
vigoroso movimiento.

Estoy tan cerca ahora… tan cerca. La única cosa que me retiene es la necesidad de verla acabar primero. La guio sobre su estómago y la cubro con mi cuerpo, mi pecho y estómago contra su espalda, mi pelvis sobre su trasero, muslo sobre muslo, ni un milímetro de espacio entre nosotras. Beso y chupo la piel sedosa de su cuello mientras nuestros cuerpos se deslizan, cálidos y húmedos con sudor. Mis caderas bombean en las suyas rápido y profundo. Meto una mano debajo, encontrando ese mágico capullo duro entre sus labios hinchados, frotándolo con mis dedos, dándole la fricción que necesita para hacerla gritar. Las manos de Brittany forman puños en las sábanas sobre su cabeza y sus músculos se ciñen alrededor de mí mientras se viene.

—¡Santana!

Creo que es su voz lo que me empuja. Con mi boca contra su oído, gimo y gruño, empujando hacia adelante una última vez mientras mi visión se vuelve blanca y el placer más puro surge desde mi interior, esparciéndose hacia mis dedos y las puntas de mis pies. Robándome la voluntad de moverme, de pensar, de hacer nada más que sostener a la hermosa mujer debajo de mí.

Jadeó contra su cuello, después de un momento me giro fuera de su espalda para que pueda respirar de nuevo. Sin una palabra, la atraigo contra mi pecho, sosteniéndola fuerte, mi rostro enterrado en su cabello. Los profundos respiros de Brittany eventualmente aminoran la velocidad y justo antes de dormirme, siento sus delicados labios presionando un beso casto en cada uno de mis nudillos. Luego pone mis manos bajo las suyas y se duerme.

Mis ojos se abren a las cinco de la mañana en punto, aunque solo han sido dos horas desde que los cerré por última vez. Miro al cabello ardiente dorado de
Brittany, aún en mi rostro, su cálido cuerpo aún atrapado entre mis brazos. Con cuidado, me alejo y me desenredo de ella sin despertarla. Como siempre, me dirijo al baño; a orinar, lavarme los dientes. Me estiro, hago sonar mi cuello, sintiéndome algo rígido.

Evito mi reflejo en el espejo mientras me salpico el rostro con agua fría y peino hacia atrás mi cabello desordenado. Después camino silenciosamente al
armario por una camiseta y unos pantalones deportivos, dándole una última mirada a los durmientes rasgos angelicales de Brittany. Voy a la cocina y enciendo el pequeño televisor de pantalla plana, manteniendo el volumen bajo, esperando
que el café se haga. Cuando está hecho, salgo al balcón, viendo las luces de la calle apagarse y el cielo gris-rosáceo volverse azul.

Y me digo a mí misma que tengo que respirar. Lento y estable. Inhalar y exhalar. Tengo ese sentimiento enfermizo e inquietante en mis entrañas, y me digo
que debo ignorarlo. Regreso a la cocina y encuentro a Brittany recostada contra la pared, con los ojos entrecerrados, luciendo adorable en mi camisa gris.

—¿No eres la clase de chica que duerme hasta tarde cuando tiene la oportunidad, verdad? —pregunta con un bostezo.

—Ah, no —le digo.

Con una cara sería y sacudiendo la cabeza. Luego inicio el discurso, y las palabras suenan amargas. Erróneas.

—. Voy a correr. Hay café en la cafetera y…
—¿Café? —dice Brittany interrumpiéndome.

—. De ninguna manera. Voy a volver a la cama. —Se acerca a mí, moviendo las manos por mi abdomen—. Pero… si quieres algo de compañía en la ducha cuando regreses de correr… definitivamente despertaré para eso.

Se estira de puntitas, besándome rápidamente. Y la imagino en la ducha, mojada, en todos lados, sus deliciosas tetas resbalosas con burbujas de jabón.
Parece una buena idea. Se voltea para caminar de regreso al cuarto. Pero mi voz la detiene.

—Brittany…

Porque ser directa siempre es más fácil. Y yo no me complico.
Honestamente es… mierda, no recuerdo el resto.

—¿Sí?

Miro su rostro, tan expuesto, sincero y real. Sus labios, tan cerca de sonreír. Y recuerdo sus palabras susurradas en la oscuridad.

—… y confío en ti, Santana.

—No te lastimaré.

Y lo único que puedo decir es

—: La pasé maravilloso anoche.

La sonrisa fructifica. —Yo también.

Correr fue un castigo. Troto más rápido, me exijo más. Sudor cae por mi frente, mi pecho palpita y mis piernas arden como si mis músculos estuvieran en
llamas mientras intento encontrar una manera de acomodar el caos que es Brittany con su manada de niños en mi organizada vida. Tengo metas, prioridades. No llegué hasta donde estoy hoy por distraerme con un pedazo de trasero, sin importar que tan espectacular fuera ese trasero.

Atravieso la puerta de mi departamento una hora y media más tarde, todavía respirando con dificultad. Into the Mystic de Van Morrison está sonando desde los parlantes. Agarro una botella de agua del refrigerador, bebiendo, mientras Brittany se halla parada frente a mi estufa —viéndose más deliciosa de lo que tiene el derecho a verse— cocinando. Aún en la camisa gris, mueve sus caderas al ritmo de la música, y luego usa la espátula como micrófono.

—Yo…quiero cautivar tu alma de gitana…

Y tengo que reírme. Es jodidamente sexy y adorable, es letal.

—Creí que ibas a regresar a dormir.

Brittany me lanza una mirada sobre su hombro.

—Yo también.

Aparentemente Ronan me ha arruinado por siempre, no pude volver a dormirme.
Así que decidí cocinar el desayuno… excepto que no tienes nada de comida en tu refrigerador. A juzgar por eso y tus gabinetes, solo sobrevives a huevos, pasta y la ocasional cerveza.

—Hago unos buenos macarrones con queso. Por lo demás, ordeno comida para llevar.

Pone los huevos revueltos en un plato y me lo entrega, sus ojos brillando con una satisfacción juguetona de la mañana después.

—Bon appétit. Esto es lo mejor que puedo hacer bajo estas condiciones

Tomo el plato pero lo coloco en la encimera. Y me olvido de las prioridades y metas, la honestidad y los itinerarios. Solo quiero besarla de nuevo.
Antes de que tenga la oportunidad, mi celular suena, el nombre de mi madre aparece en la pantalla. Brittany lo ve también y se acerca a mí, su cara ensombrecida con preocupación. Pongo el teléfono en mi oreja.

—¿Mamá? ¿Todo está bien?

—No, Osita, no lo está. Tú y Brittany necesitan venir al hospital.
marthagr81@yahoo.es
marthagr81@yahoo.es
-*-*
-*-*

Femenino Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 42
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por monica.santander Lun Oct 31, 2016 11:20 am

Después de tremenda noche espero que San no lo arruine!!! Que Habrá pasado!!!??
Saludos
monica.santander
monica.santander
-*-*-
-*-*-

Femenino Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por JVM Lun Oct 31, 2016 2:04 pm

San súper detallista y preocupada por su primera moche juntas, para que a la mañana siguiente quiera regresar a sus hábitos y joder las cosas, gracias a dios cerro su boca jajajaja y dejo que Britt siguiera ahí.
Tiene que aceptar que la familia Pierce a cambiado su vida y sus planes, aunque trate de negarlo no podrá sacarlos de su vida así como si nada
Y bueno espero que lo que haya pasado no sea grave, si están en el hospital es por algo, así que ojala todo este bien !!
JVM
JVM
-
-

Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]Brittana: Serie Bragas Legales. Sostenida. CAP. 26, 27, 28, y Epilogo (FINALIZADO)

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Página 2 de 4. Precedente  1, 2, 3, 4  Siguiente

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.