[Resuelto]FanFic Brittana: Nunca II (Adaptada) Epílogo

Capitulo 32 - Último

—¿Adónde vamos con tanta prisa?—le pregunto—Nos están esperando en la recepción y me has hecho correr con mi vestido de novia.

—Britt-Britt, todavía hay algo que debo cumplir.

Veo que estacionamos en una residencia, y no es cualquiera, la conozco perfectamente porque he tenido la oportunidad de venir a ver a alguien muy especial cada vez que es su cumpleaños.

Creo que voy a llorar… pero esto será divertido también.

Santana se baja del auto y abre la puerta para mí, sabe que sé perfectamente donde estamos y no dice nada.

Tiene razón, todavía hay algo pendiente.

Ya en la puerta esperan por nosotras, dos pares de ojos nos sonríen y Santana toma mi mano cuando nos invitan a pasar.

—Está lista—nos avisa—Pensé que estaba bromeando, Dra. Pierce.

—Yo no lo sabía—me divierto—Pero será entretenido.

Becky sale corriendo hacia nosotras y yo empiezo a reirme y retroceder el tiempo hacia un momento que jamás pensé se volvería realidad.


Flashback


—Por favor, cásate con ella—le dijo Becky hace dos años.

—¿Por qué debería casarme con ella, pequeña?

—¡Porque así podré pintarle la cara con marcadores!—exclamó emocionada.

—De acuerdo—le dio un beso en la mejilla—Cuando eso pase te lo haré saber y si quieres me pintas a mí en vez de a ella, creo que soy más atractiva.


Fin Flashback


Ahora estamos aquí, Becky tiene listo todo su set de marcadores y Santana me sonríe guiñándome un ojo.

Los padres de Becky nos acompañan divertidos.

—Te dije que me casaría con ella—le dice Santana a Becky —Ahora debes pintar mi cara, y debo retractarme, mi esposa es la más bella de todas.

Becky ríe divertida llevando el primer marcador color rojo a la frente de Santana y yo hago una mueca por el desastre y al mismo tiempo le digo con movimiento de labios que está loca.

—Y yo siempre gano una apuesta.

No paro de reirme y veo la expresión de felicidad de Becky y la de sus padres, es una niña hermosa, valiente y fuerte.

—No te preocupes—me susurra su mamá —No son permanentes.

—¿Ah, no?

—No íbamos a dejar que pasaran su noche de bodas con una novia luciendo como una caricatura.

Veo a Santana de nuevo y escucho a Becky reírse a carcajadas cuando le saca la lengua.

Me acerco a ellas y Becky me da uno de sus marcadores incitándome a que participe y lo hago.

No busco su rostro, en cambio busco su mano y escribo en el centro de ella.


Nunca me dejes ir


Lo demás ella ya lo sabe y no hay nada más en el mundo más perfecto que la sensación de sentirla mía y sé que se quedará para siempre a mi lado.

Cada noche en que pueda sentir sus besos, su lengua en todo mi cuerpo como el bálsamo para sanar.

Sé que las cicatrices van a desaparecer con el tiempo, quizás con los años, pero ahora no me importa.

Solamente lo que llevo dentro, mi amor por ella y nuestro bebé que ya quiero que esté con nosotras para empezar a cumplir ese sueño y que la vida cumpla su promesa de que Santana López y yo NUNCA vamos a dejar aquello que ya el destino tenía preparado para nosotras…

El amor… NUESTRO AMOR.

Epílogo

Britt tenía miedo de que una vez juntas mi vida como corredora iba a seguir siendo parte de mi vida, eso implicaría ausencias en casa por las temporadas de la NASCAR.

Pero lo que no sabía mi esposa era que yo ya tenía planes desde hace cuatro años cuando me entregó su amor de nuevo y yo empezaba a ser la mujer más feliz del mundo… de nuevo.

Durante esos dos años que estuve sin ella, no solamente tenía que recuperar a mi hija, tenía que construir nuevas metas y tener algo que ofrecerle a Britt una vez la recuperara.

Sabía que la recuperaría de eso no me cabía la menor duda, aunque mi gran ego me golpeó en la cara y en mis bolas una vez vi que ella había continuado con su vida y Santana López no existía más para ella.

Pero cuando vi que abrazaba y acariciaba a mi hija, mi mundo se detuvo y con ello empezaría a darle vuelta otra vez hasta tenerla conmigo.

Y así fue.

Finn, el hermana mayor de Dani y manager se estaba encargando de todo en mi ausencia y ahora todo había valido la pena.

Podía ver en el rostro de Britt que tenía miedo, pero una vez nuestra hija nació, le mostré lo que era de ellas, las tres mujeres de mi vida.

Tengo mi propio equipo F1en la NASCAR, no necesito correr nunca más, a menos que sea para ver a mi chica gritar mi nombre.

Pero no estoy segura de eso, no quiero ojos en ella o en mis hijas, son mías, mi familia.

—Mami, el tío Finn no entiende que Susan no puede entrar a la piscina ¡No lleva flotador!—mi hija mayor Emily, entra a mi despacho sin tocar y continúa hablándome con sus manos en la cintura.

—Princesa, dile al tío Finn que le ponga uno o se lo pones tú.

—No, quiero que vengas tú a ponérselo y que le digas al tío que es peligroso que una niña de esa edad entre a la piscina sin un flotador. A Charlie y a mí no nos hace caso.

Eso suena a palabras de su mamá.

Hablando de su mamá.

—¿Dónde está tu mamá?—le pregunto mientras dejo de ver los vídeos de la nueva temporada de mi equipo—Suenas como ella y me la has recordado.

Se ríe, lo sabía.

Su rubia mamá y Emily son un gran equipo cuando se trata de hacer de las suyas, hace diez minutos vino Britt a decirme que dejara de ver vídeos y saliera a bañar a la piscina con nuestras hijas mientras ella preparaba la comida con una Rachel embarazada y demasiado hormonal.

Quinn no tarda en venir y ya me estoy desesperando, no es que el tío Finn no sea de mi agrado, es como un hermano, pero cuando está con su papá no dejan de burlarse de mí y lo ermitaña que me he hecho desde que me casé y dejé de correr.

—Por favor, mamo ¡Por favor, por favor!

—Ahora voy contigo, princesa.

Se va corriendo y yo salgo de mi despacho. Echo un último vistazo a la fotografía familiar y sonrío en el interior.

El aroma que viene de la cocina me llama, no solamente eso, sino la carcajada de mi esposa en compañía de su mejor amiga y cuñada.

—Hola, aquí.

—Cariño—me sonríe mi mujer—¿Te decidiste a salir?

—Será porque tu espía me convenció.

—No seas holgazán—le sigue Rachel —Ya hasta en eso te pareces a Quinny.

—Al contrario de Quinn es que yo mantengo a mi mujer feliz y contenta a pesar de que está embarazada. No como tú, que con ese genio…

—¡Santana!—me reprende, Britt me frota mi vientre redondo y Rachel se ríe, nos gusta ver a Britt molesta últimamente porque frunce el cejo y pone morritos que lo único que hace es que la lleve a nuestra alcoba y le haga el amor hasta que salga el sol—No seas grosera y vete de aquí sino quieres que me enfade contigo.

—De acuerdo, Britt-Britt—me acerco a ella y le doy un beso largo en los labios, alguien carraspea la garganta, su hermana y mi mejor amiga ha llegado a hacer lo mismo con su esposa.

—Búsquense una habitación las cuatro—escucho que dice Finn divertido.

—¿Dónde están mis hijas?—casi me da un infarto—Si las dejaste solas te mato, Finn.

—¡Las niñas!—se burla—Están con el abuelo no seas exagerada.

Me llevo las manos a mi pecho y respiro hondo.

Ya paso de los treinta y no es bueno que juegue así, aunque siempre lo ha hecho desde que lo conozco.

Su hermana era igual y según cuenta Bratt ahora, les gustaba gastarle bromas a los demás desde que eran unos niños.

Salgo de la cocina y veo a Bratt a lo lejos junto con Emily intentando ponerle el bañador a la pequeña Susan. Mi suegro parece que no lo lleva bien y Emily lo regaña porque no lo hace como debe de hacerlo.

—El brazo ahí, abuelo.

—Que así va ¿Verdad, Susan?

Ella hace una mueca porque no entiende nada del bañador, ya hablaré con Britt porque estos bañadores no me gustan nada, el de Emily es pasable aunque no lo apruebo del todo, pero el de Susan, ése sí que no.

—Dame a mi hija—le gruño—Susan no uses eso, Emy consíguele otro bañador a tu hermana esto parece otra cosa menos un bañador de una niña de cuatro años.

—Pero si está bonito, tiene toda la espalda descubierta y hasta enseña el ombligo.

—Princesa, ve y trae otro que le cubra desde el cuello hasta los tobillos y si es posible busca uno para ti también.

Pone los ojos en blanco, igual que como lo hace su mamá y se va.


Minutos después regresa con un bañador diferente para Susan, pero veo que ella no se cambió el suyo.

—¿Qué?—protesta.

—No te has cambiado, señorita.

—No empieces, mami.

—Bratt—acudo a su ayuda—Dile a tu nieta que me obedezca.

—Emily, obedece a tu mamá.

Ella se ríe y él también.

Increíble, nadie en esta casa está de mi lado.

Me doy por vencida y una vez termino de ponerle el bañador a mi hija, le pongo su flotador y Finn la mete a la piscina junto con Emily y Charlie.

Veo a mis hijas sonreír y casi me conmuevo cuando pienso que dentro de poco tendremos a nuestro hijo también con nosotras, es un milagro ya que Britt tuvo algunas complicaciones durante el embarazo de Susan, pero yo también quería vivir esa experiencia, y aunque en mi primer intento no dio positivo, no nos dimos por vencidas.

Aquí estamos.

Ahora en el embarazo de nuestro hijo al cual llamaremos como Santiago, ha sido todo menos complicado, yo no he pasado por las diferentes etapas de embarazo.

Ella esta orgullosa de mi.

—¡Hola!—escucho que grita mi mamá —¡Hemos llegado!

Las niñas salen de la piscina en busca de los brazos de su abuela, veo a mi papá venir detrás y no le importa que mis hijas los mojen, ambos las abrazan y las besan mientras a mí se me revuelve todo.

¡Joder!

Parece que las hormonas de embarazada están apareciendo.

Mi papá me da un abrazo y yo beso a mi mamá en su sien después de darle un gran abrazo.

Los abuelos de inmediato empiezan a hablar sobre lo grande que están las niñas y lo nerviosos que están para cuando llegue el hombrecito de la casa.

Veo a Bratt y es un hombre diferente ahora.

Después de que se divorciara al fin de Zoila, viajó hasta Holanda unos meses, estuvo en comunicación conmigo y me pidió perdón por todo lo que había ocurrido en el pasado.

Mi esposa ya me había enseñado a perdonar y a dar segundas oportunidades, por lo que olvidamos todo, incluso llegué a perdonar a Zoila, aunque ella desapareció seguramente por miedo a que yo presentara cargos en su contra y la verdad es que así lo hice.

Cuando Britt se enteró me pidió que dejara de luchar por un castigo, a la larga tenía razón.

De lo único que tenía que preocuparme era de mi familia y lo hice, por lo que no volvimos a saber más de Zoila Stanton.

Ahora Bratt visitaba a las niñas, no se había vuelto a casar y seguía teniendo muy presente el recuerdo de su hija.

Todos recordábamos a Dani, incluso mi esposa me sorprendió una vez que la seguí cuando viajamos por última vez a Holanda, había llevado flores a la tumba de Dani y juro por mi vida que me enamoré más de ella si fuese posible.

Ella es simplemente increíble.

Mantuvimos una conversación esa noche, ella no sabe o quizás lo imagina que yo la seguí, pero esa noche tocamos el tema, sobre decirle a Emily la verdad sobre su mamá biológica y todavía se me sacude el corazón cuando recuerdo sus palabras.

—Si Emily por alguna razón siente que su corazón no está completo y siente que no soy su verdadera mamá—hizo una pausa antes de llorar—Yo seré la primera en hablarle de su mamá si ella me lo permite. Pero si ella es tan feliz como lo soy yo siendo su mamá, respetaremos eso, no quiero que crezca sintiéndose que es diferente a los demás, hablaremos de Dani cuando llegue el momento y estoy segura que Emily lo entenderá, ella tiene derecho de saber que su mamá fue una mujer valiente que vivió hasta el final para traerla al mundo.

No me resistí.

La amé como si se tratara de la primera.

He aprendido mucho estando a su lado, aunque diga todo lo contrario.

¿Qué puedo enseñarle a la mujer que me enseñó a vivir?

Espero algún día encontrar esa respuesta, aunque no importa nada de eso ahora, soy feliz.


Mi esposa me sorprende llegando por detrás mientras veo el cielo estrellado desde el jardín de nuestra casa.

—Te perdiste los chistes de Finn—se ríe en mi espalda—Creo que Em está aprendiendo ya algunos.

—Voy a tener que hablar seriamente con él.

—Deja que aprenda—me regaña—Nosotras somos aburridas y necesita que alguien le enseñe esas cosas, ella será la guía de Susan y de nuestro hijo cuando nazca.

—Entonces estoy a salvo—me doy la vuelta y la acerco hacia mí para besar sus labios y ella toca mi vientre abultado—Tiene tu mismo carácter.

—Te amo—me susurra y mi cuerpo se alborota enseguida, siempre funciona… y las hormonas ayudan—Te amo cada día más que ya no tengo otra cosa más que ofrecer.

Me hace reír.

—Yo tengo unas cuantas cosas que ofrecerle, señora López—le digo mientras la aferro más a mi cuerpo.

—¿En serio?—levanta una ceja coqueta— ¿Y qué es eso, señora Pierce?

—Te ofrezco recuerdos nuevos, risas hasta que duelan—se sonroja y ni siquiera he terminado—Sexo, mucho sexo, consolarte cuando haga falta y reconciliaciones que valgan los dramas.

No dejo que proteste porque ya estoy devorándole la boca y tocando todo lo que es mío.

Hasta su corazón, ése lo llevo siempre conmigo y NUNCA lo dejaré caer.

¿Para qué tanta coraza si lo que duele está adentro?

A mí dejó de dolerme desde que Brittany Pierce llegó a mi vida, ella no lo sabe, pero ella me ha enseñado a vivir y a superar las pérdidas de la vida.

Desde que me fui por aquellos dos años mi vida fue un infierno, pero era su recuerdo y el latir de mi corazón que me impulsaban a seguir adelante, quería darle una familia de verdad a Emily, y la quería con Britt.

No pensaba que ella me aceptara con maletas y con una hija en brazos, pero cuando supe que había hecho su sueño realidad en convertirse en la mejor doctora no lo pensé dos veces para decirle a los Stanton que enviaran a Emily a Canadá, sabía que de una u otra forma ellas se encontrarían y luego llegaría yo.

Quería que se conocieran primero, pero ella se enamoró tanto como mi hija de ella y no hizo falta nada más para que fuese perfecto.

No solamente salvó mi vida, también la de mi hija, la hizo que saliera al mundo real y luchara con esos miedos que todo niño especial tiene.

Ahora Emily cuida y ama a su mamá y su hermana pequeña, es sobreprotectora como Britt y rebelde como yo, esto último me hace reír siempre.

—Por favor, mi amor—le susurro en su oído—Nunca me dejes de amar.

—Oh, Santana López—se ríe—Nunca he dejado de hacerlo.

Ahora es ella que no me deja protestar cuando se aferra más a mi cuello y muerde mis labios.

Desde aquí podemos escuchar las risas de los niños, los murmullos de nuestra familia.

Pero lo más importante de todo.

El amor que se respira en el aire…

…Ése nunca nos ha dejado ir y NUNCA LO HARÁ.