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Mensaje por 23l1 Dom Abr 16, 2017 7:13 pm

3:) escribió:Hola morra...

Vale el empujoncito de san al respecto de hanna.... Para que deje de "controlar" a britt!!!
Me divierte mucho cuando están juntas.. Y las locuras que le enseña san a britt!!! Va a salir experta en patín jaja...
Mmmmm mepa que Kitty esta en la misma sintonía que quinn respecto a la "amistad" de san y britt!!,

Nos vemos!!!




Hola lu, jajajajaajaja esk san es la mejor jajajajaj ay q mejor q ayudar a la britt en su relación¿? jajajajaja. Y a mi tmbn la vrdd jajajaajajajajaj, pero pienso igual jajajajajajaa. Mmmmm nose q es "mepa" xD jjajajajjajajajaajja pero quinn kiere a las brittana juntas jajaja. Saludos =D





Tati.94 escribió:Me encanta Quinn, y San enseñándola a patinar a Britt es lindo. Me parece divertido que ya digan que las chicas se van a enamorar y ellas en su mundo ni se enteran jajaj




Hola, y a mi tmbn la vrdd! ajajajajajaja es la mejor! Aiii si las brittana son un amorrr! jajajajajaaja. Jajajajajajajajaaj si! jajaajajajaja pero espero y sea vrdd la predicción de las chicas, no importa q las brittana se enteren al final jajajaaj. Saludos =D






micky morales escribió:Disculpen mi desaparicion pero aqui estoy de nuevo!!!!! como me encanta esta historia, estas chicas van a terminar complementandose muy pero que muy bien, a esa Hanna la tengo atravezada en la garganta y solo espero el dia que Britt tenga el valor de mandarla a la m...... ahora a esperar a ver como siguen las cosas!!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo - Página 2 1206646864 [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo - Página 2 2145353087 [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo - Página 2 918367557




Hola, jajajajaajajaj es muy buenoq vuelvas siempre! ajajajaj asik bienvenida jajajaja. Eso tmbn es muy bueno! y espero siga así jajajajajaja. Espero y tengas toda la razón! ajjajajajajaja. Mmm si ¬¬ a mi tmbn... Aquí te dejo otro cap para saber como van jajaaj. Saludos =D


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Finalizado FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Cap 7

Mensaje por 23l1 Dom Abr 16, 2017 7:16 pm

Capitulo 7




El bar se llenó rápidamente, tanto de gente del pueblo como de turistas.

Kitty observó a los forasteros mientras se sentaban a las mesas y pedían sus consumiciones.

Puso en marcha el cronómetro de su reloj. Era una vieja costumbre suya, que consistía en llevar la cuenta del tiempo que tardaban los turistas en descubrir que el local estaba lleno de gays y, sobre todo, de lesbianas.

La cosa quedaba clara cuando la gente se ponía a bailar, pero a veces se daban cuenta antes de que empezara a sonar la música.

Kitty se reía al ver las expresiones de sorpresa en sus rostros.

Por una vez, los heteros estaban en clara minoría y a Kitty le gustaba aquella
sensación.

«A ver cómo se sienten ahora», pensó, con aires de suficiencia.

Las chicas que estaban montando las carpas le habían prometido a Quinn que se pasarían un rato. Kitty la acusó de haberles tendido una trampa, pero ésta lo negó rotundamente con una sonrisa maliciosa.

Brittany se hallaba junto a la barra, hablando con Quinn y esperando que les sirvieran las bebidas.

Kitty estaba sentada con Santana, que estaba muy ocupada reordenando —siguiendo un diseño distinto cada vez— los diversos objetos que había sobre la mesa.

—Te gusta Brittany, ¿verdad?—preguntó Kitty.

Santana la miró.

—¿Cómo?

—Ya me has oído. Que te gusta, ¿verdad?

—Sí, me cae bien. Es divertida.

—No, Santana, ya sabes a qué me refiero.

Santana observó con sus ojos azules los ojos verdes de Kitty.

—No, me parece que no.

—Te gusta como novia.

—Está casada, ¿te acuerdas?

—Pero no es feliz.

—¿No fuiste tú quien dijo que deberíamos ser amigas?—replicó Santana.

—No dije que te enamoraras.

—Yo ya no estoy para esas cosas.

—Bueno yo no estaría tan segura.

—Kitty, ¿qué estás intentando decirme?—le preguntó Santana.

—Estoy intentando decirte que tengas cuidado, por ti y por ella. Ninguna de las dos es fuerte, emocionalmente hablando. Lo único que quiero es que tengan cuidado, porque no me gustaría que sufrieran. Ya está, sólo era eso.

—Lo sé. Tendremos cuidado —dijo Santana, sonriendo.

Kitty no estaba tan segura.

Quinn tenía razón: se miraban demasiado y con demasiada pasión, y en su miradas había demasiadas cosas que no debería haber.

Brittany llegó en aquel momento y se sentó.

—Kitty, ¿quién es ese hombre de la barra, el de las fotos?

—Joe.

—¿Y qué hace con las fotos? —preguntó Brittany.

—Perder el tiempo con el pasado, cuando lo que tendría que hacer es vivir el presente. Se dedica a beber y reordenar las fotos. Está convencido de que el día que dé con la combinación adecuada, las cosas serán muy distintas.

Brittany frunció el entrecejo y observó al hombre, que hablaba solo y cambiaba las fotos de un sitio a otro.

—¿Qué le pasó? ¿Por qué ha terminado así? —preguntó.

—Todo le salió mal —contestó Santana.

—Su negocio se fue al garete, su mujer lo abandonó, se le murió el perro, sus hijos no le hablan y, además, es alcohólico—dijo Kitty.

—Pero... ¿ya era alcohólico antes o empezó a serlo cuando todo se fue a pique?

—¿Importa eso? —quiso saber Santana.

—Sí —respondió Brittany, con firmeza.

—¿Por qué? —preguntó de nuevo Santana.

—Porque, si ya lo era antes, entonces puede decirse que la bebida provocó su declive. Pero, si se convirtió en un alcohólico después, entonces tenemos que echarle la culpa a los caprichos del destino. Lo cual, por cierto, plantea un debate esotérico: ¿por qué algunas personas tienen mucha suerte en la vida y otras no?

Santana la observó con una mirada de admiración.

—Me encanta tu forma de pensar.

Brittany se sonrojó.

—Se dio a la bebida cuando las cosas le empezaron a ir mal. Tuvo mala suerte —dijo Kitty.

—O quizá se equivocó una y otra vez al tomar decisiones—conjeturó Santana.

—Espero no terminar así, equivocándome en mis decisiones o sentada en cualquier bar, reordenando una y otra vez mi vida como si fuera un rompecabezas cutre, para descubrir al final que en realidad las piezas nunca encajaron —dijo Brittany.

—Eso no pasará —replicó Santana.

—¿No? —preguntó Brittany.

—No —insistió Santana, mientras se miraban.

Al observarlas, Kitty pensó que Quinn estaba en lo cierto.

Se estaban diciendo cosas, estaban utilizando el lenguaje sin palabras de las enamoradas.

Aquello no estaba previsto: Kitty le había prometido a Hanna que le devolvería a Brittany sana y salva, no enamorada de otra mujer.

Si eso sucedía, Hanna la odiaría por los siglos de los siglos.


Las chicas encargadas de las carpas llegaron en aquel momento, pidieron unas copas e iniciaron una conversación sobre temas triviales.

Kitty hizo lo que pudo por mostrarse cordial, ya que Brittany era muy tímida y Santana, por lo general, demasiado maleducada como para que se pudiera contar con ella en ocasiones así.

Experimentó la tensión que supone tener que hacer las veces de anfitriona y, en silencio, maldijo a Quinn.

Santana, sin embargo, la sorprendió y se portó bien.

Casi se mostró cordial mientras charlaba con Clarke sobre la escuela de Bellas Artes.

Las dos habían pasado por las mismas dificultades.

Brittany se dedicó a escuchar y guardar silencio hasta que Dani le tocó suavemente el brazo.

—No creo que te acuerdes de mí, pero yo estaba en una de las clases en que tú eras profesora adjunta. En la asignatura Medusa, Musa y Madonna, con la catedrática Hanna Marin—dijo Dani—Antes de ir a Berkeley, estuve un año en Smith.

Brittany gruñó.

—¿Qué pasa? —preguntó Dani.

—Odiaba esa asignatura y odiaba ser profesora adjunta, pero Hanna me obligó.

—Bueno yo creo que lo hicieron muy bien. Nos escucharon y nos dejaron hablar de muchos temas. De hecho, creo que, si no hubiera sido por su grupo de trabajo, muchas hubiéramos suspendido—dijo Dani. En sus ojos centelleó una mirada de admiración.

—Antes he pensado que te conocía de algo, pero no sabía de qué. La verdad es que estaba tan nerviosa todo el tiempo y tan inquieta que tengo un recuerdo borroso de la clase—confesó Brittany. Su propia franqueza la sorprendió, y también a Dani—Lo siento—añadió.

—No lo sientas—dijo Dani, con una sonrisa afectuosa—Todas hemos pasado por eso. Y a mí no me pareció que estuvieras nerviosa.

—Disimulé muy bien.

—Es una pregunta un poco personal, pero... tú y la catedrática Marin estaban liadas, ¿verdad?

Brittany miró a Santana, que fingía no estar escuchando.

—Sí. ¿Tanto se notaba?

—Bueno, yo no diría que se notaba, pero sí que entre ustedes había una química especial.

En aquel momento, no estaban liadas, pero lo estuvieron poco después. Hanna era la tutora de Brittany y la animaba a que hiciera cosas como dar clase.

Brittany era lista y Hanna lo vio enseguida, pero pensó que necesitaba confiar más en sí misma.



Flashback


Brittany accedió a ayudar en clase sólo porque la asignatura la impartía Hanna. De hecho, había asistido a varias de las clases de Hanna porque estaba perdidamente enamorada de la catedrática.

Además, en sus clases había otras muchas lesbianas: Brittany jamás tuvo el coraje de hablar con ninguna, pero se sentía más a gusto si estaba con ellas.

Se detestaba a sí misma por ser tan tímida, aunque no podía evitarlo.

Su mayor hazaña fue dejarse caer un día por el despacho de la catedrática Marin para hacerle una pregunta en la que había estado pensando varios días.

Y charlaron.

Brittany dedicó buena parte de su último año a esa actividad y le pidió a Hanna que le escribiera una carta de recomendación para el curso de posgrado.

Hanna, por su parte, se encargó de que aceptaran a Brittany. Y trabajar juntas les proporcionó la excusa perfecta para pasar más tiempo a solas.

Brittany recordó la noche que se besaron por primera vez, que fue también la noche en que hicieron el amor por primera vez.

Hanna la invitó a cenar, pues decía que era lo mínimo que podía hacer para saciar el apetito de una estudiante hambrienta.

Brittany no recordaba qué habían cenado, pero sí que habían bebido mucho vino. En algún momento, en mitad de la cena, Hanna se acercó a ella y la besó.

—Hace mucho tiempo que quería hacer esto —le dijo.

Brittany estaba asustada y, al mismo tiempo, completamente fascinada. No podía hacer nada, excepto dejarse seducir.

Había esperado e imaginado aquel momento miles de veces y hasta había escrito mentalmente el guión. Se preparó para afrontar la posible decepción de un sueño convertido en realidad, pero Hanna no estropeó sus sueños.

Fue muy dulce, no se mostró agresiva, no se impacientó ni la abrumó, quizá porque percibió la fragilidad de Brittany.

Una vez que terminó todo, Brittany esperaba en cierta manera convertirse en otra de las conquistas de la catedrática Hanna Marin, pero a la mañana siguiente encontró un jarrón lleno de lirios blancos sobre su mesa. Sus compañeros de posgrado le lanzaron unas cuantas miradas interrogantes.

Brittany leyó la nota: «ERES MARAVILLOSA. ¿QUEDAMOS ESTA NOCHE?».

Se dirigió tímidamente al despacho de Hanna.

—Hola—dijo, de pie junto al marco de la puerta.

—Pasa —le sonrió Hanna.

—Gracias por las flores—dijo Brittany.

Hanna cerró la puerta tras ellas y hundió el rostro en la piel suave del cuello de Brittany.

—No puedo dejar de pensar en ti.

Y así fue cómo empezó todo.

Hanna había encontrado a su niña/amante/protegida, una preciosidad rubia envuelta en un aura de inocencia.

Y estaba entusiasmada.

Brittany, por su parte, había encontrado a una mujer fuerte y con la energía necesaria para compensar toda la que a ella le faltaba.

Se trasladó a su piso y Hanna empezó a organizarle la vida.


Fin Flashback


—Debe de ser la novia perfecta... No me imagino a mí misma saliendo con alguien como ella—comentó Dani.

—Aburrirte no te aburres, eso seguro—dijo Brittany, mientras apuraba el último trago de su copa—¿Te gusta Berkeley?

—Sí, me gusta mucho —respondió Dani.

—No es tan estirado, ¿verdad? —dijo Brittany.

—No —contestó Dani.

—¿Te traigo otra copa?—le preguntó Santana, retirando el vaso vacío.

Brittany la miró.

—¿Estás intentando emborracharme? —se burló.

—Yo jamás haría algo así—respondió Santana, fingiéndose indignada.

—Más te vale que vuelva a casa enterita—coqueteó Brittany.

—Sana y salva—dijo Santana, mientras se alejaba hacia la barra.

Brittany la observó y se fijó en sus ademanes principescos. Le recordaba a los caballeros de la Edad Media.

—¿Hanna y tú siguen juntas? —preguntó Dani.

—Es una forma de decirlo, sí—respondió Brittany, que se había vuelto para mirar de nuevo a Dani—Ella está en Nueva York, con sus historias intelectuales, y yo me estoy tomando un respiro.

Santana le trajo una copa y, de paso, otra para Dani. Las dos mujeres le sonrieron en señal de agradecimiento.

Dani y Brittany hablaron de universidades, mientras que Santana y Clarke charlaban sobre tendencias artísticas.

Lexa, Marley y Kitty se dedicaron a contar chistes de lesbianas y se reían tanto que pronto consiguieron atraer la atención de todo el mundo.

Hasta Quinn se acercó y contó unos cuantos chistes muy buenos.

Marley estaba imparable.

Tendría que haberse dedicado al mundo del espectáculo y no a estudiar contabilidad.

—Un contable tiene que tener sentido del humor, ¿no? —le dijo a Kitty.

Santana se inclinó y le susurró unas palabras al oído a Brittany.

—¿Damos un paseo por el parque?

Brittany la miró y sonrió.

—Por supuesto. Creo que ya he tenido bastante ambiente de bar por esta noche.

—Nosotras nos vamos —le dijo Santana a Kitty.

Marley le tocó el brazo a Kitty.

—¿Te quedas a tomar la última?

—Sí, quédate, Kitty. Luego acompañaré a Brittany a casa—dijo Santana.


Se dirigieron al parque.

—Es precioso. No me acordaba de que hoy había luna llena—dijo Brittany, contemplando el cielo.

—Mujer, yo no te hablaba de un paseo cualquiera—repuso Santana—Se me ha ocurrido que podríamos tumbarnos bajo mi árbol favorito y tomar la luna.

—¿Y eso cómo se hace, si no es mucho preguntar? —dijo Brittany.

—Bueno tienes que tumbarte ahí, pensar en cosas bonitas y dejarte acariciar por los rayos de la luna. Es fácil.

—Para ti todo es fácil —se burló Brittany.

Santana sonrió.

—Exacto. Paso de lo complicado; te exige mucho. Fáciles, las cosas tienen que ser fáciles.

—¿Y por eso no quieres estar con nadie? —preguntó Brittany, mientras se sentaban bajo un olmo gigantesco.

—Sí. La gente es demasiado complicada la mayor parte del tiempo.

—¿Y yo qué soy?

—Tú eres mi querida amiguita —dijo Santana.

—Santana, ¿por qué no me llamas nunca por mi nombre?

Guardaron silencio durante un minuto y después Santana la miró.

—Porque es una palabra que ya no uso. Ya no puedo usarla.

—¿Y cuándo podrás?

—Creo que nunca.

—Eso no es muy positivo.

—Bien, túmbate de espaldas, con las manos debajo de la nuca, y toma la luna. Vamos a trabajar en positivo —ordenó Santana.

—Eres muy rara —dijo Brittany, mientras se tumbaba tal y como le habían ordenado.

Guardaron silencio.

A Brittany le pareció muy relajante estar tumbada bajo un inmenso cielo estrellado, en el que resplandecía la luz de la luna, sintiendo el frescor de la tierra y el olor a humedad de la hierba y de los árboles.

—Santana, la estatua de la plaza grande representa a tu bisabuelo.

—Sí.

—Entonces..., ¿por qué tu nombre de pila es Santana o algo en referencia e él?

—Porque mi mamá me puso el nombre del pozo de los deseos que estaba cerca de nuestra casa. Me contó que había pedido un deseo y que había llegado yo. Por eso me puso ese nombre.

—Es una historia muy bonita. Tu mamá debió de ser una gran mujer.

—Ojalá la hubiera conocido. Por suerte, Rachel sí la conoció. De no ser por ella, yo no sabría nada de mi mamá, creo que el daba clases o algo así.

—Kitty dice que fueron amantes. Es decir, Rachel y tu mamá.

—Es verdad. Y ésa es la razón por la que Rachel es tan especial para mí.

Guardaron silencio de nuevo.

—Háblame de cuando te enamoraste de Hanna —pidió Santana.

—¿Por qué?

—Porque quiero saber cómo eres cuando te enamoras —dijo, mientras se incorporaba un poco y se apoyaba en un codo.

Brittany siguió contemplando las estrellas.

—La verdad es que no sé muy bien cómo soy. Creo que mi mente se dispersa, que me olvido de las cosas de la vida cotidiana y que me entra hambre.

—¿Hambre? ¿Por qué hambre?

—Porque, cuando soy muy feliz, tengo un apetito insaciable. Cuando una está enamorada, todo sabe mejor, huele mejor y es mejor—Brittany se tumbó de costado.

—Estás confundiendo el enamoramiento con el amor —dijo Santana, en un tono irónico.

—Puede, pero..., al fin y al cabo, ¿qué importa?

—Bueno sí que importa, si al final se queda sólo en eso.

—¿Y si no?

—Bueno, pues entonces te quedan un montón de recuerdos románticos, que te ayudan a soportar los momentos en los que odias a la persona de la que estás enamorada —afirmó Santana.

—Exacto. Y necesitamos esos recuerdos porque, si no, no habría pareja en este mundo que aún siguiera unida. Los recuerdos y las promesas son las dos cosas que nos dan ganas de vivir.

—¿De verdad lo crees?

—Sí. Los recuerdos son el pasado y las promesas, el futuro. Y el presente es el lugar donde los creamos, una especie de sala de dibujo en la que se produce la creación, en la que fabricamos el futuro y retenemos el pasado.

—Caramba —dijo Santana, al tiempo que se dejaba caer otra vez de espaldas—Eso es lo que más me gusta de ti, que me haces pensar.

—Ya, bueno, no es para tanto.

—¿Por qué lo haces?

—¿El qué?

—Subestimarte de esa manera.

—No sé, por costumbre.

—Bueno, pues ya me encargo yo de quitarte esa costumbre —dijo Santana.

Brittany no le contó que se había convertido en una costumbre porque llevaba casi toda la vida rodeada de gente que la consideraba una salvaje intelectual, alguien que vagaba por el mundo con un montón de ideas y pensamientos que no servían para nada, excepto para crear una red de preguntas esotéricas que no tenían respuesta.

Pero a Brittany le gustaban aquellas preguntas, le gustaba meditar sobre temas incomprensibles.

Tanto su mamá como Hanna habían intentado frenar aquellas tendencias.

Y Brittany, al descubrir que ambas estaban compinchadas, se limitó a ocultar sus ideas.

—Me gusta que me hables de esas cosas—dijo Santana—Son interesantes y no como los rollos del día a día, que a veces son de lo más aburrido.

—Si me escuchas lo suficiente, al final lo esotérico también te parecerá aburrido—replicó Brittany. Santana le clavó el dedo índice—¡Ay! ¿Por qué lo has hecho?—dijo Brittany, frotándose el hombro.

—Ya te he dicho antes que te voy a quitar esa costumbre.

—¿Y qué pasa si a mí me gusta mi costumbre y no quiero dejarla?

—Bueno deberías, porque es una mala costumbre.

—¿Y si no lo hago...?

Santana la apuntó de nuevo con un dedo amenazador. Brittany la agarró por la muñeca y sus miradas se cruzaron. La más baja retuvo durante un segundo la mano de Brittany y después la soltó muy despacio.

—¿Me dejarás dibujar tus manos mañana?

—Sólo si no me clavas el dedo.

Santana unió la palma de su mano a la de Brittany y las comparó. La rubia la observó y, sin pararse a pensar, entrelazó sus dedos con los de la morena.

En las miradas de ambas surgió una pregunta.

Brittany le soltó la mano y le apartó un cabellos rebelde que le caía sobre el hombro. Después le acarició suavemente la mejilla y dijo:

—Será mejor que me lleves a casa.


Se detuvieron frente a la casa.

La luz del salón seguía encendida.

—¿Quedamos mañana? —preguntó Santana.

—Sí. Santana...

—¿Qué?

—Gracias.

—¿Por qué? —preguntó Santana, perpleja.

—Por cómo me haces sentir—respondió Brittany y le dio un beso fugaz en la frente y subió a toda prisa la escalera de entrada a la casa.

Durante unos segundos, Santana se quedó tan inmóvil como cualquiera de sus esculturas.

Después echó a correr hasta su casa.

Pasó frente a Kitty y Marley, que estaban a la puerta del café.

—Santana, ¿qué pasa? —le preguntó Kitty.

—Nada, no pasa nada —respondió, sin tan siquiera detenerse.

—¿Estás segura de que no salen juntas?

—Yo ya no sé nada.

—¿Vendrás mañana a la feria?

—Bueno no lo tenía pensado —contestó Kitty, distraída.

Marley le sujetó la barbilla, que seguía apuntando en la dirección por la que había desaparecido Santana, y la obligó a volver la cara.

—¿Por qué no vienes?

—Vale —dijo Kitty.




A la mañana siguiente, Kitty vio que su mamá se hallaba sola en la cocina.

Quinn estaba arriba, durmiendo la mona, y Brittany estaba en el jardín de atrás, leyendo el periódico y tomando un café.

Kitty la contempló a través de la ventana: a veces se preguntaba si Brittany leía de verdad el periódico o si sólo lo utilizaba a modo de escudo, para poder pensar en sus cosas sin que nadie la molestara.

Kitty se inclinaba más bien por lo segundo.

—¿Mamá?

—Dime, cielo—dijo Rachel, apartando la mirada de la sartén en la que estaba preparando unos huevos revueltos.

—Quinn cree que Brittany y Santana se están enamorando. Al principio no le hice mucho caso, pero, después de verlas juntas ayer por la noche, creo que Quinn tiene razón. Estoy preocupada.

—¿Por qué estás preocupada?

—Porque no creo que sea una buena idea.

—Pero no eres tú quien debe decidir eso.

Kitty frunció el entrecejo, un tanto confusa.

—Son mis amigas. No quiero que sufran.

Rachel apoyó las manos en los hombros de Kitty.

—Si las quieres, deja que se vayan.

—¿Qué quieres decir?

—A veces, el mejor regalo que puedes hacerle a alguien es alejarte. Sé que todavía quieres a San y que también quieres a Brittany, pero no es para ti.

—Tampoco es para Santana.

—Sí que lo es. Kitty, ya encontrarás a la mujer adecuada. Pero esas dos... están hechas la una para la otra.

—¿Por qué estáis todas tan seguras de que eso es verdad?—dijo Kitty y se apartó bruscamente, con el rostro encendido de rabia—Ni que fuera el Oráculo de Delfos.

—Kitty, ¿te acuerdas cuando Quinn te contó lo mío con Maribel?

—Sí.

—Yo quería a Maribel. La quería con locura, pero, cuando me di cuenta de que no podía darle todo lo que ella necesitaba para ser feliz, la dejé. Y cuando conocí a Quinn supe que, aunque yo quería muchísimo a Maribel, no era la persona adecuada para mí. Quinn era esa persona. Nunca fue segundo plato, sino que estamos hechas la una para la otra. Si tú empezaras a salir con Brittany, sería sólo porque quieres salvarla de Hanna. Pero si Brittany y Santana empezaran a salir juntas, cada una estaría salvando a la otra y, de paso, se estarían salvando a sí mismas.

—¿Cada una salvaría a la otra de qué?

—De un mundo desagradable, lleno de gente desagradable.

—¿Qué?

—Ninguna de las dos es competitiva. Tú sí, a ti te encanta ser competitiva. ¿Por qué crees que Brittany no quiere ser profesora? Porque no le gusta competir ni quiere pasarse la vida intentando ser más que los demás. Brittany es una persona reflexiva y lo único que quiere es que la dejen en paz para poder conocerse a sí misma. No le interesa mucho lo que pase a su alrededor: sólo le interesan las sensaciones y profundizar en las experiencias que las producen. El mayor triunfo de Brittany en esta vida será ella misma... y eso es lo único que quiere. Santana puede ofrecerle el espacio que necesita porque se parece mucho a ella. Pero tú no. Saldría del fuego para caer en las brasas.

—Ah, ahora yo soy las brasas—dijo Kitty, indignada—Bueno, ¿y tú cómo sabes todo eso?

—El Oráculo de Delfos, cariño—respondió Rachel, en tono de suficiencia.

En realidad, Brittany se lo había contado un día.

Si Kitty fuera capaz de escuchar, Brittany también se lo habría contado a ella, pero tanto Brittany como Rachel sabían que a Kitty le gustaba más actuar que pensar y que no lo habría entendido.

—¡Me rindo! —dijo Kitty y se fue hecha una furia.

—¿Qué problema tiene?—preguntó Quinn, que acababa de entrar en la cocina con un aspecto lamentable.

—La persigue el Oráculo de Delfos.

Kitty volvió, todavía hecha una furia.

—¡Y que conste que no estoy enamorada de Brittany!

Cuando oyó que alguien gritaba su nombre en la cocina, Brittany regresó de sus divagaciones, dejó el periódico y observó a Kitty con una mirada interrogante.

—¿Estás bien, Kitty? —preguntó.

—Sí, estoy bien. Muy bien—respondió Kitty, mientras se alejaba otra vez.

—Espera —le pidió Brittany.

—¿Qué? —dijo Kitty, con voz tensa.

—¿Qué te pasa? —le preguntó su amiga, al tiempo que le agarraba de la mano.

Kitty se encogió de hombros y pensó en lo que debería pero no podía decir:

«Estoy enamorada de ti. Tú estás enamorada de Santana. Y Hanna se va a cargar mi carrera profesional como represalia por haber causado todo este lío, cosa que no he hecho».

En lugar de eso, se limitó a decir:

—Nada, cosas de mamá e hija.

—¿Vienes a la feria con Santana y conmigo?

—Claro, le prometí a Marley que iría —respondió Kitty.


***


—No se alegra mucho de lo que está pasando entre Santana y Brittany, ¿verdad?—dijo Quinn y se sirvió un vaso enorme de zumo de tomate mientras las contemplaba a ambas en el jardín de atrás.

—En absoluto.

—Jamás hubiera pensado que Kitty pudiera ser un impedimento —dijo Quinn.

—Bueno, no es fácil cuando a tu alrededor todo el mundo está enamorado y tú no. Además, creo que todavía no le ha perdonado a Santana que le partiera el corazón.

—Eran demasiado jóvenes—dijo Quinn—Esas historias nunca salen bien.

—Cierto—contestó Rachel, que estaba pensando en Maribel.

—¿A qué viene lo del Oráculo de Delfos, si se puede saber?—preguntó Quinn.

—Cuando Kitty era pequeña y le decíamos algo, siempre preguntaba cómo lo sabíamos, así que le dijimos que el Oráculo de Delfos tenía siempre todas las respuestas. Y, al parecer, con eso se quedaba contenta —dijo Rachel.

—Siempre fue una niña muy curiosa —afirmó Quinn, mientras se tomaba dos aspirinas.

—Y lo sigue siendo, aunque lo del Oráculo de Delfos ya no funciona.

—Pero nosotras seguimos teniendo razón —dijo Quinn.

—Ella no lo cree así.

—Los jóvenes nunca quieren hacer caso a los mayores. ¿Acaso creen que nuestra experiencia no vale para nada, que no hemos aprendido nada de todo lo que hemos visto? Tengo ganas de darle una buena zurra en el culo, a ver si la pongo firme—dijo Quinn y se sentó de golpe—En cuanto se me pase el dolor de cabeza.

—Sí, mi Quinny—dijo Rachel, rodeándole la cabeza con los brazos y dandole un beso en esta.





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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!


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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Dom Abr 16, 2017 7:31 pm

Hola, se me olvidaba jajaja:

¡Felices Pascuas!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Dom Abr 16, 2017 7:38 pm

Vamos kitty no te pongas intensa, Britt no es para ti! Espero Marley sea una mejor opcion!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Dom Abr 16, 2017 8:31 pm

hola morra,..

britt se esta volviendo el temple de san,.. para todo!!!
kitty tiene que soltar de una ves,.. si son sus amigas y todo el rollo estuvo con san,.. "quiere" con britt!!! pero si se centra en las dos no va a tener una vida,..
san y britt,.. inconsciente mente (como decirlo) ya se impregnaron una de la otra sin darse cuenta,...

nos vemos!!!

PD; FELICES PASCUAS!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

Mensaje por monica.santander Dom Abr 16, 2017 9:33 pm

Hola Feliz Pascua para vos también!!!!
Yo creo que Marley se va a encargar de Kitty y espero que San y Britt consoliden su relación antes que llegue Hanna!!
Saludos
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Dom Abr 16, 2017 11:48 pm

micky morales escribió:Vamos kitty no te pongas intensa, Britt no es para ti! Espero Marley sea una mejor opcion!!!




Hola, uff si bajale ¬¬ nones!!! es de san... así son las cosas ¬¬ Eso mismo! Marley es para ti! jajajaja. Saludos =D





3:) escribió:hola morra,..

britt se esta volviendo el temple de san,.. para todo!!!
kitty tiene que soltar de una ves,.. si son sus amigas y todo el rollo estuvo con san,.. "quiere" con britt!!! pero si se centra en las dos no va a tener una vida,..
san y britt,.. inconsciente mente (como decirlo) ya se impregnaron una de la otra sin darse cuenta,...

nos vemos!!!

PD; FELICES PASCUAS!



Hola lu, si que si... y es lo mejor la vrdd jajajajajajajaa. SI! osea ya fue! al menos con una! asi deja a las brittana en paz y tu busca a tu marley y sea karley! jajajajaja. JAjajajaajajajjaa si q si! ajjajaajjaja. Saludos =D

Pd: =D GRacias!





monica.santander escribió:Hola Feliz Pascua para vos también!!!!
Yo creo que Marley se va a encargar de Kitty y espero que San y Britt consoliden su relación antes que llegue Hanna!!
Saludos




Hola, gracias! Espero y tengas razón, xq yo tmbn lo kiero jajajajaja. Espero eso tambn! ajajajajajajaja osea son las brittana... =O ni la nombres q parece =S Saludos =D



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Finalizado FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Cap 8

Mensaje por 23l1 Dom Abr 16, 2017 11:51 pm

Capitulo 8



Cuando Kitty llegó al estudio, encontró a Santana haciendo un bosquejo de Brittany, pero se prometió a sí misma portarse bien.

—Quiero esculpir sus manos—-dijo Santana, entusiasmada—¿Se las has visto bien? Son bellísimas.

—Dudo mucho que sea la única parte bellísima de Brittany que despierta tu inspiración —dijo Kitty irónicamente.

Santana ladeó la cabeza y sonrió.

Kitty las observó.

Su mamá y Quinn estaban en lo cierto; ya no podía seguir negando la realidad.

—Hanna me va a matar—se lamentó, tapándose la cara con las manos mientras se sentaba en la cama.

Brittany se sentó detrás de ella y le acarició los hombros.

—¿Quieres tranquilizarte? Tú no tienes la culpa.

—No tendría que haberte traído aquí —dijo Kitty.

—Es lo mejor que jamás han hecho por mí.

Kitty se volvió para mirarla.

—¿Y qué pasa con Hanna? ¿Cómo crees que se lo va a tomar?

—No me preocupa lo que pueda pasar. Hanna es una auténtica superviviente. ¿O acaso has olvidado de quién estamos hablando? —dijo Brittany.

—Entonces, es verdad —repuso Kitty, con la esperanza de que ellas lo negaran.

Brittany miró a Santana.

—Quiero que sea verdad.

—¿Y tú qué dices? —preguntó Kitty.

—ídem —respondió Santana, mirando a Brittany.

—Y todas estamos de acuerdo en qué es eso que quieren que sea verdad—dijo Kitty.

—Tácitamente, sí —contestó Santana.

Brittany sonrió.

Ella y Santana habían puesto el piloto automático del amor y se dirigían inexorablemente hacia su destino, sin poder hacer nada para detenerse.

«Esto es lo curioso del amor—pensó Brittany—Que una se olvida de ser prudente, se olvida del daño que le han hecho antes y recuerda sólo lo que se siente al contemplar los ojos de la persona amada y ver reflejado el amor en ellos.»

—Bueno, andando. Vamos a buscar a Marley. Te sentirás mucho mejor después de comer tortitas indias y de tomarte un par de cervezas bien frías—dijo Brittany.

Kitty la miró con extrañeza.

—¿Por qué soy yo la única que se siente mal?

Brittany la agarró del brazo y la condujo hacia la puerta.

—Porque en estos momentos las demás nos estamos comportando de forma amoral.

Santana le revolvió el pelo a Brittany y las tres se dirigieron hacia el barullo de las calles céntricas.


Fue bastante obvio que Marley se alegraba de ver a Kitty.

Santana le dio un codazo a Brittany y ésta asintió.

Marley era encantadora y hasta Kitty podría verlo, siempre y cuando dejara
de estar enfadada con el mundo, ni que fuera un instante.

—Santana, ¿por qué no vendes tus obras en la feria de artesanía?—preguntó Marley, cuando se detuvieron frente a un puesto de objetos de bronce.

—Porque es una esnob —contestó Kitty.

—¡Eso no es verdad! —se indignó Santana.

—-Sí que es verdad. No vendes tus obras aquí porque tú haces arte con mayúsculas, no artesanía, porque eres una artista de verdad y no una simple artesana —contraatacó Kitty.

Santana la miró con el entrecejo fruncido.

—No quiero hablar de eso. Además, mis obras son demasiado grandes y nadie las compraría. Me niego a pasarme el día sentada en un puesto, viendo cómo pasa la gente, cotillea y luego se larga. Es degradante.

Brittany observó a Santana, la artista sensible, con una admiración desconocida hasta aquel momento.

No había reflexionado mucho sobre el trabajo de Santana. Su faceta de artista todavía no había salido a la luz.

La morena era de momento su amiga, la chica con la que iba a patinar, su protectora y luego lo otro, lo que aún no se atrevía a pensar aunque lo intuía por ahí, entre las brumas del pensamiento, en el reino de sombras del deseo.

El deseo era una experiencia completamente nueva para Brittany.

Aquella misma mañana, mientras se hallaba oculta tras el periódico, había reflexionado sobre aquel concepto y se había dado cuenta de que, en realidad, jamás lo había experimentado de verdad.

Sus otras amantes —no muchas— la habían deseado, perseguido y seducido.

Ella se dejaba conquistar de buena gana y a veces deliberadamente. Sus amantes despertaban deseo en ella, pero el deseo no nacía de su interior.

Sencillamente, seguía su ejemplo, como una acolita bien aleccionada, pero nunca como la suma sacerdotisa del amor.

Hanna se había dado cuenta de todo eso y se lo había hecho notar a Brittany.

—Tú no piensas en mí de la misma forma que yo pienso en ti. Yo pienso en la forma de tu cuerpo, en saborearlo y olerlo. Tú sólo piensas en desearme cuando me entrego.

Brittany hizo todo lo que pudo para no parecer arrepentida, pero ambas sabían que era verdad.

Lo intentó, se esforzó por pensar en el deseo, por imaginar a Hanna en los momentos de pasión, pero no lo consiguió. Sus fantasías eran como las escenas más chapuceras en una novela rosa de las malas.

Y, sin embargo, con Santana había empezado a experimentar un cosquilleo parecido al deseo.

Pensaba mucho en ella.

La imagen de la artista sensible era completamente nueva y le ofrecía un conjunto de factores distintos sobre los que reflexionar.


Brittany estaba sentada frente a Santana, bajo una sombrilla que las protegía del implacable sol de Arizona.

Al parecer, el verano había empezado oficialmente.

Marley y Kitty estaban hablando de algún fenómeno social que, en virtud de sus respectivas inclinaciones intelectuales, interesaba a ambas.

Aunque Marley estaba estudiando contabilidad, resultó que también se había matriculado en una asignatura de psicología.

Y lo psicológico pronto las llevó al terreno sociológico.

Santana puso la misma cara de fastidio al oír hablar de ambos temas, ya que para ella sólo existía el arte.

Kitty y Marley parloteaban sin descansar un segundo, mientras Santana se esforzaba por dejar clara su falta de interés y Brittany fingía escuchar, cosa que se le daba muy bien.

Y fue en aquel preciso instante cuando la ojiazul descubrió que se estaba enamorando de Santana.

No sabía muy bien qué había admitido al responder a la pregunta de Kitty: lo único que sabía era que se estaba distanciando de Hanna.

Si se estaba implicando demasiado con Santana era algo que todavía no tenía claro. Era obvio que se estaba alejando de Hanna. Llevaba semanas pensándolo, desde la llamada telefónica.

No podía comentarlo con Kitty, pero no acababa de saber por qué. Puesto que a ojiverde no le caía bien Hanna, su rabia y su frustración no tenían mucho sentido.

Como confidente, Rachel era mucho mejor.

Brittany la había cogido por banda una mañana, mientras Kitty estaba trabajando.


Flashback

—¿Puedo hablar contigo un momento?—le había preguntado.

—Claro, cariño. ¿Quieres un café?

—Sí, gracias.

—Siempre es mejor hablar de las cosas mientras se toma un café. Me lo enseñó mi mamá así tienes algo que hacer en los momentos tensos—dijo Rachel, mientras recordaba a su mamá llenando dos tazas de café, limpiándose las manos en su delantal de flores y sentándose con un aire de lo más solemne.

Las charlas frente a una taza de café eran muy importantes.

Así era como las mujeres establecían vínculos afectivos: sentadas a la mesa de la cocina, apoyándose mutuamente.

Para Rachel, las cocinas siempre habían sido lugares con una magia especial y le preocupaba que su hija no sintiera lo mismo. A veces se preguntaba si no habría criado una especie de monstruo femenino.

—¿Qué pasa, cariño —preguntó Rachel, intuyendo que debía de tratarse de algo de lo que no podía hablar con Kitty.

Y se preguntó por qué Brittany no estaba enamorada de ella.

Las Hannas y las Kittys del mundo eran la perdición de Brittany.

—Creo que me estoy desenamorando. En realidad, me pregunto si de verdad estaba enamorada o si sólo estaba enamorada de la idea de que alguien me quisiera. Lo siento—vaciló—, Creo que no me estoy explicando. Lo que intento decir es que... no quiero seguir con Hanna—dijo bruscamente.

—Te estás desenamorando de la mujer de la que creías estar enamorada. Ha quedado muy claro la primera vez que lo has dicho.

—Y sé que todo el mundo va a pensar que es por culpa de Santana, pero no es así. Ella me ha hecho darme cuenta de que quizás hay algo mejor, una forma mejor de vivir. Y lo digo tanto por Hanna como por mí. Nunca hemos estado hechas la una para la otra. A lo mejor ella encuentra a otra mujer con más iniciativa, más entregada a su trabajo, que se parezca más a ella. Creo que a veces soy más un inconveniente que otra cosa.

—Y a lo mejor tú encuentras a otra persona más apropiada para ti.

—Bueno, sí—dijo Brittany, enfrentándose a la mirada de Rachel.

—Pero te preocupa lo que pueda pensar la gente y lo que pueda hacer Hanna cuando se entere.

—Exacto. Va a ser muy complicado y a mí no se me da bien romper relaciones.

—¿Cómo has roto tus relaciones hasta ahora?

—Bueno, es que nunca había tenido una relación tan seria hasta ahora. Alguna que otra cita y aventuras ocasionales, o sea, ir a cenar y luego eso de en tu casa o en la mía. Lo único que tenía que hacer después era no devolver las llamadas.

—Obviamente, eso no te va a funcionar esta vez. Me parece que Hanna no es de las que dicen «vale, cielo, fue bonito mientras duró, me alegro de haberte conocido, nos lo hemos pasado bien juntas», ¿verdad? No es de las que te dan una palmadita en la espalda y salen de tu vida como si nada. ¿Me
equivoco?

Brittany reflexionó durante unos segundos y trató de imaginar la escena.

¿Qué iba a decirle?

«Hanna, lo siento, pero creo que ya no te quiero.»

No, no se puede decir eso sin más.

¿Qué iba a hacer?

Era la primera vez que Brittany pensaba en todo lo que conlleva una separación.

—Britt—dijo Rachel, rescatándola de las garras de aquella pesadilla, nueva y tan real—No te has liado con Santana, ¿verdad?

—¿Qué? No. Ni siquiera estoy segura de que estemos yendo en esa dirección.

—Bien. Quizá deberías romper antes con Hanna. En el fondo, es mucho más correcto.

—Eso espero. Pero... ¿qué le digo? «¿Escucha, Santana, en caso de que estés pensando seducirme, será mejor que esperemos hasta que yo sea libre?»

—Ya sé que igual te parece complicado, pero cuando llegue ese momento quizá podrías impedirlo.

—Pero... ¿hasta cuándo? Ahora mismo no me veo capaz de llamar a Hanna y decirle que no quiero volver. Querrá saber por qué. Y Santana me gusta de verdad. Oh, Rachel, estoy hecha un lío, no sé qué hacer—dijo Brittany, y se inclinó, como si todo aquel asunto le pesara sobre los hombros.

—Ya se nos ocurrirá algo, cielo—la tranquilizó Rachel.


Fin Flashback


Y fue en aquel preciso instante, mientras estaba sentada a la mesa contemplando cómo Santana se metía medio en broma con Kitty y le guiñaba el ojo, cuando Brittany lo supo.

Y supo también que jamás olvidaría aquel momento: la forma en que el sol se reflejaba en el pelo de Santana, los mechones rojizos y el pelo cayéndole sobre el rostro, la mueca que hacía cada vez que decían algo con lo que no estaba de acuerdo... Brittany memorizó cada detalle.

Fue un momento extraño, un momento en el que el presente salió disparado hacia el futuro y volvió, cual perrito al que se manda a buscar un palo, cargado de sabiduría.

En los años que estaban por venir, Brittany volvería la vista hacia aquel momento y lo recordaría: el día, el minuto, el segundo en el que se enamoró.

Y ella y Santana rodarían juntas por la cama mientras lo recordaban.

Brittany se preguntó de repente cuándo llegaría el momento de Santana.

La morena le rozó la mano.

—¿En qué piensas?

Brittany regresó bruscamente al presente.

—En algo que ya te contaré más adelante, mucho más adelante—contestó, con una sonrisa.

Santana arqueó las cejas, confusa.

—Vale.

Kitty las miró y no supo si echarse a reír o a llorar, cosa que a Marley no se le escapó.


Más tarde, cuando se quedaron a solas, se lo recordó a Kitty.

—A ver si lo adivino. Te gusta una de las dos. Todavía no he descubierto cuál, pero aquí hay algo. Confiesa, te sentirás mucho mejor —dijo Marley.

Kitty suspiró profundamente.

—Vamos a comer algo y te lo cuento.

Mientras comían emparedados de queso suizo, aguacate y col, Kitty confesó.

—Es un dilema sentimental, pero... ¿quién quiere a quién y quién se queda con quién? Personalmente, creo que deberías dejar que esas hicieran lo que quisieran y liarte conmigo. Estoy soltera, soy divertida y prometo no partirte el corazón —dijo Marley, ladeando la cabeza, curvando los labios y tratando de parecer lo más apetecible posible.

—No me tientes—dijo Kitty, con una sonrisa.

Si conseguía superar el hecho de que sus dos mejores amigas se liaran, tampoco estaría mal darle una oportunidad a Marley.

Cuando se disponían a marcharse, Marley la agarró del brazo.

—Tengo mucha paciencia, Kitty, y estoy dispuesta a esperar. Lo de antes lo decía en serio.

—Lo sé—Kitty observó fijamente los ojos de Marley y en ellos leyó la verdad—. Me esforzaré, ¿vale?

—Te tomo la palabra—dijo Marley—Y más vale que te lo advierta: soy famosa por mi diligencia.


Aquella noche, Kitty se fue a dormir pensando en cosas que no tenían nada que ver con Brittany ni con Santana.



Su mamá lo adivinó a la mañana siguiente, cuando vio que Kitty se había levantado menos gruñona que de costumbre.






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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

Mensaje por monica.santander Lun Abr 17, 2017 12:44 am

Vamos Marley haga su mejor esfuerzo con Kitty!! jajja!!
Un paso mas entre San y Britt!!!
saludos
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Lun Abr 17, 2017 12:50 am

hola morra,...

kitty empezó a soltar????,.. y la perseverancia de marley va a ser buena!!!
bueno las dos ya básicamente lo tienen claro que entra san y britt va a ver algo,..
nada mas ahí que perder de vista a hanna aunque no va a ser fácil,... quizás hundirla abajo de la estatua de la libertad!!! seria mucho??? jaja

mos vemos!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Lun Abr 17, 2017 8:19 am

Asi se hace marley!!!! san y britt lentas, pero espero que mas que seguras!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

Mensaje por JVM Lun Abr 17, 2017 6:05 pm

Simplemente fluyo el amor entre ellas, porque no lo buscaban y porque son ellas mismas sin ningún tipo de presión y sin esperar nada a cambio....
Y parece que Kitty lo ira aceptando con ayuda de Marley, hasta se olvidara de ellas....
JVM
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Lun Abr 17, 2017 8:21 pm

monica.santander escribió:Vamos Marley haga su mejor esfuerzo con Kitty!! jajja!!
Un paso mas entre San y Britt!!!
saludos



Hola, jajajajajajaja jajajaja xD pero tienes razón, marley tiene q poder todo lo suyo ai ajajajajaja. Cada vez mejor ellas, no¿? jajajaja. Saludos =D





3:) escribió:hola morra,...

kitty empezó a soltar????,.. y la perseverancia de marley va a ser buena!!!
bueno las dos ya básicamente lo tienen claro que entra san y britt va a ver algo,..
nada mas ahí que perder de vista a hanna aunque no va a ser fácil,... quizás hundirla abajo de la estatua de la libertad!!! seria mucho??? jaja

mos vemos!!!




Hola lu, eso parece! ajajajajajaj. JAjajajajajaja eso es lo mejor! osea espero y sea así xD ajajajajajaja. Esk es mas q obvio y declarado ajajajajaja. =o ni la nombres q aparece =O jajajajaja podría ser xq no¿? jajajaja. Saludos =D






micky morales escribió:Asi se hace marley!!!! san y britt lentas, pero espero que mas que seguras!!!!





Hola, si! vamos ai!!!! jajajajaj. xD jajaajajajajajajaja, voi por eso, lentas pero seguras jajaja. SAludos =D





JVM escribió:Simplemente fluyo el amor entre ellas, porque no lo buscaban y porque son ellas mismas sin ningún tipo de presión y sin esperar nada a cambio....
Y parece que Kitty lo ira aceptando con ayuda de Marley, hasta se olvidara de ellas....




Hola, y es lo mas obvio q podría pasar! eso mismo... es el efecto brittana entre ellas mismas mjajajajjaa. Espero y tengas razón la vrdd... además ellas si q se pertenecen jajaja. Saludos =D



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Finalizado FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Cap 9

Mensaje por 23l1 Lun Abr 17, 2017 8:24 pm

Capitulo 9



—San, me parece que no lo pillo—dijo Brittany, mientras Santana le llenaba otra vez la palma de la mano de pipas de girasol.

—Si vas a ser patinadora, tienes que dominar las pipas. Y ahora, concéntrate. Piensa en tu lengua y fíjate en lo que hace—le aclaró Santana.

—O sea, si domino las pipas de girasol, ¿conseguiré hacer el salto?

—Sí—respondió Santana, dándole una palmadita bastante fuerte en la cabeza—El salto con patines.

Brittany se quedó perpleja y acto seguido empezó a atragantarse con las pipas que tenía en la boca. Del rosa pasó al azul en cuestión de segundos.

Santana se colocó tras ella, la rodeó con los brazos y empezó a practicar los primeros auxilios necesarios en una víctima de asfixia.

—No, no, no pasa nada. Estoy bien. Por favor, no me apretujes así, que me vas a partir una costilla—dijo Brittany.

—Perdona, perdona, no quería hacerte daño—Santana la sujetó con más cuidado.

Estaba a punto de soltarla cuando Brittany le cogió la mano.

—No, quédate aquí un momento.

Santana se apoyó en la espalda de Brittany.

—Me encanta cómo hueles —dijo Santana.

—¿A qué huelo?

—A ti. Me estoy tomando ciertas libertades, supongo que te habrás dado cuenta.

—Me he dado cuenta, y me gusta.

—¿Estás segura?

—Sí, estoy segura. Bueno, ¿cuándo vamos a hacer el salto?—preguntó Brittany, que se había vuelto para mirar a Santana.

—Bueno, ya que has sobrevivido al atragantamiento con pipas de girasol, me parece que este momento es tan bueno como cualquier otro—dijo Santana, mientras ayudaba a su amiga a ponerse en pie.

Se dirigieron hacia el juzgado.

Los vecinos del pueblo no estaban precisamente contentos de contar con dos patinadoras, a cual más temeraria.

***


Kitty, su mamá y Quinn estaban sentadas a la puerta del café cuando las dos jóvenes pasaron frente a ellas a la velocidad del rayo.

—Brittany ha mejorado mucho, ¿no les parece?—dijo Quinn.

—Oh, no, esto pasa de castaño oscuro. Ahora tenemos dos—gruñó Kitty.

—¿Esta fase cascarrabias tuya es sólo una cosa pasajera o al final tendremos que llamar a un exorcista? No me gustaría que mi hija se acabara convirtiendo en una amargada—dijo Quinn.

—Ah, bueno, pero como en realidad yo no soy tu hija—se limitó a contestar Kitty.

—Bueno sí que lo eres, nena—replicó Quinn.

—Hija biológica no.

—Sí, nena, hija biológica sí. Nueve meses en el útero. Y te aseguro que no fue precisamente divertido. Pero bueno, yo te sigo queriendo y ya te he perdonado todas las cosas horribles que me hacías cuando sólo eras un embrión. El tiempo lo cura todo—afirmó Quinn, con una mirada solemne y rebosante de sabiduría.

—Yo pensaba que era adoptada—dijo Kitty, mirando a Rachel.

—¿Y por qué pensabas eso?—preguntó Quinn, con una expresión de preocupación en el rostro.

—Porque mis padres son dos lesbianas—aventuró Kitty.

—¿Y eso qué tiene que ver? —insistió Quinn.

—Mujer, si fueras adoptada, ¿no crees que te lo habríamos dicho ya?—intervino Rachel.

—Bueno, no sé, es lo que yo me había imaginado. Ustedes dos son mis padres. No hacía falta ser muy lista, es una de esas cosas que no se preguntan pero se saben.

—Quinn, yo creía que se lo habías contado—dijo Rachel.

—Bueno yo creía que se lo habías contado tú—respondió Quinn.

—¡Qué bonito! Bueno ya me lo podría haber contado alguien.

—Fuiste mi regalo de Navidad—dijo Rachel, mientras le cogía la mano a Quinn.

—¿Y cómo lo hicieron?—preguntó Kitty.

—Bueno al estilo tradicional—contestó Quinn, en un tono algo brusco.

—¿Quién era?

—Un tipo muy majo. Por desgracia, ya está muerto. Era bastante temerario y se mató en un accidente de coche. Se llamaba Clifford y era un amigo nuestro que vivía en Gran Bretaña. Por eso me sorprende que en la actualidad seas tan aburrida: con esos genes tan extravagantes que tienes, deberías ser de todo menos una mujer prudente. Fíjate en Brittany. Eso sí que es valor—dijo, justo en el momento en que la ojiazul seguía a Santana por el muro de contención del juzgado, hacía un giro de 360 grados perfecto y luego aterrizaba con elegancia.

—¡Joder! —exclamó Kitty, poniéndose en pie de un salto—Yo las mato a las dos.

—No me parece muy justo, teniendo en cuenta que acaban de ejecutar una maniobra bastante peligrosa y han sobrevivido. Son monísimas, ¿verdad?—dijo Quinn—Me emociono tanto cuando las veo—añadió, mientras se secaba una lágrima con la punta de la camisa.

Kitty las observó.

Santana sujetaba a Brittany y daba vueltas con ella en brazos. Estaban radiantes de alegría por el éxito cosechado y se felicitaban mutuamente como si fueran futbolistas y acabaran de marcar un gol.

—Sí, ya nos tocará secarnos las lágrimas cuando Hanna se entere—dijo Kitty. Acto seguido, se alejó en dirección a la feria de artesanía.



***


—¡Ha sido increíble!—exclamó Santana, mientras dejaba a Brittany en el suelo.

—¿De verdad?—preguntó Brittany, con la cara aún roja por la emoción.

—De verdad —contestó Santana, en tono admirativo—Es que yo nunca he tenido una amiga con la que ir a patinar. Es agradable.

—¿Agradable?—repitió Brittany, dándole un pellizco.

—¡Ay! Me has hecho daño—se quejó Santana, mientras se frotaba el brazo.

—Te lo mereces—sonrió Brittany, y se alejó patinando.

Santana fue tras ella y la derribó sobre el césped.

Y así fue como las encontró Kitty: peleando sobre el césped, muertas de risa.

Puso cara de mamá a punto de echarles una regañina hasta que Santana la agarró por los tobillos y la tiró al suelo.

Las dos patinadoras empezaron a hacerle cosquillas hasta que ella también
se echó a reír.

—A ver si así dejas de comportarte como una histérica —dijo Santana.

Cuando las tres recuperaron la calma, Kitty dijo:

—Marley me ha propuesto que vayamos esta noche a tomar algo al bar.

—Ah. ¿Ahora salimos en pareja? —preguntó Santana, con una expresión maliciosa.

—No lo sé. ¿Salimos en pareja? —respondió Kitty.

—No podemos, porque ella está casada —dijo Santana.

—¿Lo estoy? —preguntó Brittany.

—¿Lo estás? —dijo Santana.

—¿Tengo que estarlo?

—No, si no quieres —respondió Santana.

—Vale, entonces no—concluyó Brittany.

—Bueno, entonces alguien tendría que decírselo a tu mujer—apuntó Kitty.

—¿Es necesario? A lo mejor se lo imagina ella solita —dijo Brittany.

—No creo. Te va a tocar hacer el trabajo sucio —repuso Kitty.

—Ya lo haré, pero hoy no. Hoy nos vamos a divertir. ¿Has dicho en el bar?—preguntó Brittany.

—Sí —respondió Kitty.



***


Marley y Kitty estaban junto a la máquina de discos y parecía que no se cansaban de echar una moneda tras otra.

—Qué miedo... Nos gusta la misma música—dijo Kitty, cuando por tercera vez consecutiva las dos eligieron la misma canción.

—¿Qué es lo que te da miedo? —dijo Marley, ladeando la cabeza.

—No lo sé. Que tengamos tanto en común. Jamás lo hubiera dicho.

—A ver si lo adivino: es una sensación nueva para ti —dijo Marley, mientras metía otra moneda en la ranura.

—Eh, bueno, sí —admitió Kitty.

—No me digas que eres una de esas almas en pena que siempre elige a la mujer equivocada —intervino Marley, adelantándose a la respuesta de Kitty.
Kitty desvió la mirada—¿Por qué? ¿Por qué te haces eso? ¿Por qué pones tus energías en algo que sabes que no va a salir bien?

—Me estás analizando otra vez —contraatacó Kitty.

—Bueno, alguien tiene que hacerlo —dijo Marley.

Aquel comentario sorprendió a Kitty.

—¿Siempre eres tan atrevida? —le dijo.

—Sólo con la gente que me cae bien. Y, ahora, dime por qué lo haces.

De repente, se produjo cierto alboroto junto a la barra del bar.


***


Brittany se acababa de vengar de Santana por la broma de las pipas y el salto con patines.

—¿Por qué lo has hecho? —dijo Santana, frotándose la frente.

—No lo sé. Porque me apetecía—respondió Brittany, sonriendo.

—Bueno, pero yo sigo siendo más grande que tú —replicó Santana.

Levantó a Brittany del taburete que ocupaba y empezó a dar vueltas con ella en brazos.

—¡Santana! Bájame —exigió Brittany.

—Bueno pídeme perdón —dijo Santana, dando una vuelta más.

—Vale, vale. Lo siento.

—Así está mejor—dijo Santana, mientras la dejaba en el suelo.

En aquel momento, empezó a sonar la música de la máquina de discos.

—Ven a bailar conmigo —dijo Santana de repente. Arrastró a Brittany hacia la minúscula pista de baile, la rodeó suavemente con los brazos y empezaron a moverse al unísono.


***


Kitty y Marley las observaron, hasta que la rubia se topó con la mirada interrogante de la más alta.

—Supongo que me enamoro de la persona equivocada porque quiero que la historia salga mal. Tengo miedo de enamorarme porque no quiero que me hagan daño otra vez —confesó apresuradamente, al tiempo que se ruborizaba—. Ya está, ya lo he dicho.

—¿Y no te sientes mejor? —preguntó Marley.

—No, me siento incómoda por haberle contado a alguien a quien apenas conozco cosas que no me atrevo a confesar a mi mejor amiga.

—Eso es porque estás enamorada de tu mejor amiga. No te preocupes, tengo intenciones de ser algo más que una desconocida. Te invito a una copa y te confesaré algún oscuro secreto. Así estaremos empatadas.

—Vale —dijo Kitty, mientras pensaba: «Y cuando salgas de mi vida, me dolerá como con todas las otras. Es un dilema sentimental y la respuesta es siempre no».


***


Santana y Brittany seguían bailando: amantes a punto de convertirse en amantes que exploran sus cuerpos.


Más tarde, se sentaron en el parque, envueltas en una manta.

La morena estaba detrás de la rubia para darle calor, mientras ambas contemplaban las estrellas.

—¿San?

—¿Sí? —murmuró, con el rostro medio oculto por el pelo de Brittany.

—Éste ha sido el mejor verano de mi vida. Gracias.

—¿Te cuento un secreto?

—¿Cuál?

—No pensé que pudiera sentirme así.

—¿Así cómo?

—Ahora no puedo decírtelo. Te lo contaré más adelante, mucho más adelante.

Brittany se volvió para mirarla, sonrió y le agarró la mano.

—Debería acompañarte a casa. A este paso, nos va a sorprender el alba —dijo Santana.

—¿Tenemos que irnos?

—No podemos quedarnos aquí toda la noche —respondió Santana.

—¿Por qué no podemos? —dijo Brittany, atrayéndola hacia sí.

Santana la abrazó y sus rostros se rozaron.

—Supongo que sí podemos.

—Bien—dijo Brittany y cerró los ojos y abrazó a Santana con más fuerza.




***


Kitty bajó y se encontró a su mamá y a Quinn leyendo el periódico con mucha atención.

Por cortesía de Brittany, cada día recibían el New York Times.

—Deberíamos ir. Hace siglos que no viajamos —dijo Quinn.

—¿Ir adonde? —preguntó Kitty.

—A Europa, cariño—respondió Rachel—Los pasajes de avión son muy baratos.

—No tenía ni idea —dijo Quinn.

—Espero que no despilfarren mi fondo fiduciario —dijo Kitty.

—Yo jamás haría eso, cariño —respondió Quinn, mientras le daba un beso en la frente.

—¿Dónde anda Britt? —preguntó Kitty. Acababa de darse cuenta de que la ojiazul no estaba.

Rachel y Quinn intercambiaron una mirada cargada de culpabilidad y Kitty lo entendió de inmediato.

—No ha venido a dormir.

—Bueno, no estamos muy seguras. A lo mejor se ha levantado temprano. Antes o después aparecerá —dijo Rachel, para quitar hierro a una situación tensa.

—Sí, claro, estoy segura. Bueno, me voy al café. He quedado con Marley para desayunar —dijo Kitty.

Quinn y Rachel se miraron e hicieron una mueca, ya que aquello era nuevo.

—¿Marley? —preguntó Quinn.

—A lo mejor celebramos una boda doble a finales de este verano —apuntó Rachel.



Kitty y Marley terminaron de desayunar y la castaña se fue para pasar otra jornada desmontando las carpas para la siguiente feria, que debía celebrarse al cabo de dos semanas.

Era la feria de gays y lesbianas, la que esperaba todo el mundo en el pueblo.

Sería un fin de semana de fiesta continua, ya que coincidía con el festival del orgullo que se celebraba en el pueblo.

La localidad se llenaría de turistas y los comerciantes harían su agosto.

Quinn intentaba aclararse con su versión particular de la numerología y buscaba los últimos números de la lotería. Era un tipo de juego —el único, de hecho— en el que habitualmente no tenía mucha suerte, pero se esforzaba por conseguirlo.

Estaba mirando por la ventana cuando se fijó en la manta blanca que había en mitad del parque y en la melena rubia que centelleaba junto a una mata de cabellos negros.

—Kitty, creo que he encontrado a las dos delincuentes—dijo, señalando hacia el parque.

Kitty, Rachel y Quinn se quedaron junto a la ventana.

No había duda: eran Santana y Brittany.

—Kitty, ¿quieres llevarles café y algo para desayunar, por favor? Les encantará hacer un desayuno campestre en el parque. Venga, muévete. No querrás que las detengan por vagabundear, ¿verdad?—dijo Quinn, dándole un codazo a Kitty.


***


Brittany percibió el aroma del café y pensó que se trataba de una alucinación hasta que abrió los ojos y se encontró a Kitty con el desayuno.

—Estoy muerta de hambre —dijo, sentándose.

Santana la imitó y le dedicó una gran sonrisa a Kitty.

—Yo también. Qué buena eres, Kitty.

—En realidad, ha sido idea de Q—aclaró Kitty.

Extendieron la manta y se sentaron para desayunar.

—¿Habías dormido alguna noche en un parque? —le preguntó Kitty a Brittany.

—Bueno no, la verdad es que no.

—Santana sí, por supuesto. Tenía la costumbre de dormir en el parque hasta que Tina la amenazó con llamar a la policía si no dejaba de hacerlo —dijo Kitty.

—Ya saben que tengo claustrofobia—respondió Santana, mientras engullía las últimas patatas con cebolla que quedaban.

—Bueno, ¿qué pasa? —preguntó finalmente Kitty.

—Nada—contestó Brittany—Bueno, algo sí, pero no lo que estás pensando. Por lo menos, todavía no, y menos en un parque.

—En los parques me parece intolerable —dijo Santana, mientras pensaba que no, que no habían hecho el amor, pero que durante toda la noche había tenido entre sus brazos a la mujer que amaba.

Había escuchado su respiración, había velado su sueño y habían estado tan cerca que cada una podía percibir el aliento de la otra.

Santana no recordaba cuándo había sido la última vez que había experimentado tanta felicidad. Y, a diferencia de otras ocasiones, no pensaba en la posibilidad de que le hicieran daño.

El único obstáculo en su camino a la felicidad estaba en manos de otra mujer, una mujer a la que no conocía, pero a la que, por sentido común, empezaba a temer.





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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!


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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Lun Abr 17, 2017 10:53 pm

hola morra,..

a veces es bueno confesar sus peores secretos o temores a personas desconocidas!!!,..y a kitt le esta yendo bastante bien!!!
amo cuando estan juntas san y britt,.. bueno britt ya eta dominando bastante bien los patines!!! dormir en un parque??? mmm a ver como llevan la claustrofobia de san???

nos vemos!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

Mensaje por monica.santander Lun Abr 17, 2017 11:47 pm

Ojala Hanna no aparezca nunca!!!!!
Saludos
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

Mensaje por JVM Mar Abr 18, 2017 12:31 am

Britt debe terminar ya con Hanna!!!
Porque sino todo lo que pase con San estará en la cuerda floja sabiendo que hay alguien mas aunye trate de ignorarlo
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Mensaje por 23l1 Mar Abr 18, 2017 9:19 pm

3:) escribió:hola morra,..

a veces es bueno confesar sus peores secretos o temores a personas desconocidas!!!,..y a kitt le esta yendo bastante bien!!!
amo cuando estan juntas san y britt,.. bueno britt ya eta dominando bastante bien los patines!!! dormir en un parque??? mmm a ver como llevan la claustrofobia de san???

nos vemos!!!




Hola lu, si q lo es... ayuda. Si q si, es bueno despegarse tmbn jajajajajaja. Aii si on un amor! ajajajajajajajajajaaja. Esk con una maestra así como no¿? jajajajaj. JAajajajaj son unas loquillas jajajajaja. Con britt al lado, como no mejorar¿? ajjaaj. Saludos =D





monica.santander escribió:Ojala Hanna no aparezca nunca!!!!!
Saludos



Hola, ojala, pero ni la nombres! xq aparece =S Saludos =D





JVM escribió:Britt debe terminar ya con Hanna!!!
Porque sino todo lo que pase con San estará en la cuerda floja sabiendo que hay alguien mas aunye trate de ignorarlo



Hola, si que si!, pero no la nombres q aparece =S Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Cap 10

Mensaje por 23l1 Mar Abr 18, 2017 9:21 pm

Capitulo 10


—Creo que he descubierto la manera de conseguir que poses para mí—dijo Santana.

—Lo dudo mucho —respondió Brittany, mientras contemplaba por la ventana a las cuadrillas que montaban las carpas.

Daba la sensación de que estaban reorganizando el pueblo entero.

Vio a Marley, inteligente y atractiva, al mando de todo el asunto. Si quisiera, Kitty podría ser muy afortunada.

Brittany jamás había imaginado el rechazo que mostraba Kitty hacia las relaciones.

¿Acaso era una consecuencia de su aventura con Santana?

Por el amor de Dios, pero si sólo tenían dieciséis años.

No había sido más que una historia de amor adolescente. No se puede permitir que una historia de ese tipo le marque a una la vida para siempre.

«¿De qué tiene miedo Kitty?», se preguntó Brittany.

—San, ¿tú por qué crees que Kitty no ha encontrado novia?

—Porque es quisquillosa, histérica y egocéntrica —afirmó Santana.

—Bueno, todos lo somos un poco, lo admitamos o no. Yo diría que Marley está loquita por ella, pero Kitty no se acaba de definir. Supongo que Kitty también tendrá apetito sexual... ¿Qué tiene de malo una aventurilla de verano?

—Te aseguro que Kitty tiene apetito sexual.

—Y yo estoy segura de que tú lo sabes muy bien, so ligona —se burló Brittany.

—Si de verdad crees que soy tan ligona, ¿cómo es que todavía no te he conquistado? —dijo Santana.

—Porque estás esperando a que mi divorcio sea definitivo—apuntó Brittany.

—¿Somos algo más que una aventura de verano? —preguntó Santana, levantando la mirada de su trabajo.

Brittany guardó silencio durante un segundo, después cruzó la sala y dejó que Santana apoyara la cabeza en su estómago.

—Tengo miedo —dijo Santana, mientras rodeaba con los brazos la cintura de Brittany.


—Yo también —confesó Brittany.

—¿Y por eso nos lo estamos tomando con tanta calma? —preguntó Santana.

Brittany se inclinó y buscó la mirada de Santana.

—Pasará cuando tenga que pasar.

Un segundo después, la más alta la besó.

Aquel podría haber sido el momento, pero Kitty apareció en la escalera. Vio el rubor en las mejillas de sus dos amigas y supo que estaba interrumpiendo.

—Sólo he venido un momento para preguntarles si querían comer con nosotras. Quinn está preparando mousse de salmón.

—La verdad —dijo Santana, mientras se acercaba a la nevera y sacaba una cesta de comida—Es que tenía pensado ir a comer al campo con mi querida amiguita, si es que ella quiere concederme ese honor. Pero también podemos ir otro día.

—No, da igual. Quinn os guardará un poco de mousse. ¿Las esperamos para cenar? —preguntó Kitty.

—Sí —dijo Santana.

—Que se diviertan —dijo Kitty, mientras se alejaba hacia la puerta.

—Kitty, ¿por qué no vienes con nosotras? —le preguntó Santana.

—No, vayan ustedes. No pasa nada, Santana, en serio. Ahora ya somos mayorcitas y cada una ya ha recibido lo suyo.

—Tiene razón —dijo Brittany.

—Lo sé —repuso Santana, al mismo tiempo que le agarraba la mano a Brittany.



—Bueno, ¿adónde me llevas y cómo piensas llevarme? —preguntó Brittany.

Estaban bajando los escalones y sus pasos resonaban entre los muros de ladrillo.

—En mi coche —contestó Santana.

—No sabía que tuvieras coche —dijo Brittany.

—Estoy segura de que hay un montón de cosas de mí que no sabes—coqueteó Santana.

—¿Hay algo importante que debas decirme?

—En mi familia hay antecedentes de locura —se burló Santana.

—Bueno, entonces será mejor que no tengamos niños —contestó Brittany.

Santana se detuvo y dejó en el suelo la cesta de la comida y la rubia la miró, perpleja.

—Abrázame —dijo Santana.

Brittany la rodeó con los brazos.

—¿Qué pasa?

—Esto es maravilloso. Tú eres maravillosa —contestó Santana.

Brittany le acarició la mejilla y le besó los ojos.

—No te haré daño.

—Ya lo sé—dijo Santana—Y, ahora, bésame otra vez.

Brittany obedeció.

Poco después, Santana abrió la puerta de entrada de mercancías del primer piso y ante sus ojos apareció un MG.

—Se supone que es de color rojo cereza. Mira —dijo, mientras se humedecía el dedo con la lengua y lo pasaba por el descolorido capó.

—Le pasa como al ascensor, ¿no? —preguntó Brittany.

—Sí, mi papá me lo regaló cuando me licencié. Pero cuando él murió y Elaine me dejó, bueno, supongo que empecé a no preocuparme por las cosas.

—A lo mejor algún día te apetece arreglarlas —aventuró Brittany.

—Puede que sí —dijo Santana, mientras dejaba la cesta de la comida en la parte de atrás del coche.

—¿Adónde vamos? —preguntó Brittany, cuando se acomodaron.

—Primero tenemos que hacer un recadito, si no te importa.

—Claro que no.


El recadito en cuestión era algo más que un recadito, pensó Brittany, mientras estaban en la ladera de la colina desde la cual se veía el convento.

—¿Elaine? —preguntó Brittany.

—Sí —respondió Santana.

—¿Te estás despidiendo?

—Sí.

Brittany le agarró la mano.

—¿Estás bien? —le preguntó.

—Ahora sí. Gracias por acompañarme. Yo sola no habría podido hacerlo.

—¿Lo habías intentado antes?

—Sí, pero jamás había tenido un motivo lo bastante convincente como para superar de verdad esta obsesión —le confesó Santana cuando volvieron al coche.

—Es curioso, pero siempre sufrimos más por la persona que nos deja que por la persona a la que hemos dejado. Me pregunto por qué—dijo Brittany.

—Porque no elegimos que nos dejen.

—Y nos preocupa la posibilidad de ser unos bichos raros en el terreno emocional —añadió Brittany.

—Eso creo yo —dijo Santana.

—Bueno, ¿dónde comemos?

—Ya lo verás.

—Están buenísimos —dijo Brittany, que se estaba comiendo un emparedado de queso Havarti y pepino—¿Quién ha preparado la cesta?

—Yo —respondió Santana.

—No tenía ni idea de que cocinaras.

—¿Por qué pensabas eso?

—Porque en tu nevera nunca hay nada, excepto gaseosa.

—Es lo que tiene vivir sola. Comer sola es muy deprimente.

—Ya, la verdad es que a mí tampoco me apasiona —dijo Brittany, mientras recordaba las veces que se había sentado sola a la mesa, esperando a Hanna, y que se había quedado sin comer porque le resultaba deprimente.

[i]«Una no debería pasar tanto tiempo sola cuando está enamorada.»[/i

¿Era eso lo que le diría a Hanna cuando llegase el momento?

Todavía no lo había pensado.

—San, hay una cosa que me gustaría decirte.

—¿Qué es? ¿Otro oscuro secreto?

—No, sólo un rasgo de mi personalidad: soy la mujer más indecisa del mundo.

Santana se echó a reír.

—Oh, qué horror. No sé si voy a poder soportarlo.

—Estoy hablando en serio.

—Ya lo sé. ¿Y cómo crees que soy yo? Compartiremos nuestra falta de decisión. Las indecisas deberíamos estar juntas, pero, no sé por qué, siempre acabamos con maestras de la organización. Complica bastante las cosas.

—Lo sé, pero no quiero que te lleves ninguna sorpresa desagradable. Ahora mismo, estás bajo el hechizo del frenesí erótico. Y, cuando estamos así, nuestra pareja siempre nos parece perfecta.

—Y es más tarde cuando descubres que te has casado con un verdadero elemento.

—Sí, y entonces te llevas una decepción y no entiendes nada.

—¿Eso es lo que pasó con Hanna? —preguntó Santana, mientras sacaba su cuaderno de bosquejos.

—Yo fui la decepción.

—¿No estabas a la altura de sus expectativas?

—Bueno, ella buscaba una intelectual ambiciosa, pero me encontró a mí.

—¿Y tú qué eres? —preguntó Santana, que estaba esbozando el perfil del cuello de Brittany.

Tenía un cuello precioso.

—Una novia indecisa a la que le sienta bien el traje de etiqueta y que alivia las necesidades sexuales de forma satisfactoria.

—¿Qué?

—Así es como me describe Hanna.

Santana enrojeció de rabia.

—A mí me importas. Yo quiero estar contigo y te prometo que serás mucho más que eso para mí. Sé que tienes miedo y que no va a ser precisamente divertido decírselo a Hanna, pero ahora no me puedes dejar. Si lo haces, me veré obligada a secuestrarte.

—No te voy a dejar. Pero tampoco quiero decepcionarte.

Santana la rodeó con sus brazos.

—Tú me inspiras. Claro que..., si me dejaras esculpirte...

—San, no lo sé...

—Tengo una idea. ¿Ves ese lago? Vamos a nadar.

—¿Ahora?

—Sí.

—Pero no tengo bañador.

—Por eso —dijo Santana, mientras la arrastraba hacia el lago.

—No sé, nunca he hecho algo así.

—¿Nunca te has bañado desnuda?

—Esto..., no.

—Bueno ya va siendo hora —dijo Santana y se despojó de su ropa a toda prisa.

—¿Y si nos ve alguien?

—No, aquí nunca viene nadie.

Santana estaba completamente desnuda y Brittany tragó saliva.

Sintió deseo, lo cual era algo nuevo.

No recordaba haber experimentado nunca aquella sensación, cosa bastante rara para una mujer de veintiséis años. Al mismo tiempo, se vio incapaz de
hacerlo y la contradicción le pareció sugerente.

Acarició con un dedo la clavícula de Santana.

—Eres preciosa.

—La idea no es que me encuentres preciosa. La idea es que me mires para que yo pueda mirarte a ti y luego esculpirte —dijo Santana, tirando de la camisa de Brittany—Venga, quítate la ropa.

La rubia la complació.

—A veces me resulta difícil creer las cosas que me obligas a hacer—dijo, al mismo tiempo que se desprendía de la última pieza de ropa.

—Justo lo que esperaba—Santana analizó el cuerpo de Brittany y se fijó en sus cualidades artísticas—Será perfecto.

—La verdad es que no esperaba que la primera vez que vieras mi cuerpo fuera para fijarte en su mérito artístico.

Santana sonrió y condujo a Brittany hacia el agua.

—Estoy segura de que con el tiempo descubriré sus otros atributos—dijo cuando se sumergieron en el agua—Me cuesta creer que nunca te hayas bañado desnuda. Es genial, ¿verdad?

—Tú no te has criado en el seno de una estirada familia de Boston. Y sí, es genial, me encanta. Pero se me ocurre algo que lo hará aún más genial—Brittany se acercó a Santana y ésta abrió mucho los ojos—¿Qué pasa?

—¡Chist! Los pingüinos—respondió Santana y empujó a la ojiazul hacia un lado del estanque.

—¿Los qué?

—Las monjas —susurró Santana.

—Creía que habías dicho que aquí no viene nadie.

—Y no viene nadie. Es terreno del convento.

—Mierda, Santana, ¿y por qué no me lo has dicho?

—Ahora no es momento de discutir. Espero que no nos hayan visto —dijo Santana.

—Mucho me temo que tu deseo no se va a hacer realidad—replicó Brittany, en el preciso instante en que la hermana que lideraba el grupo de monjas avanzaba derechita hacia ellas.

—Jovencitas, ¿qué creen ustedes que están haciendo? —preguntó la monja.

—Nadando —respondió Santana.

—Salgan ahora mismo del agua. Esto es terreno sagrado, no el parque estatal.

—Se me ocurre una idea mejor. Ustedes se marchan y después salimos —propuso Santana.

—He dicho ahora —repitió la monja.

—Si insiste... —dijo Santana.

—Santana, no —suplicó Brittany.

—Tengo que hacer lo que me dice la hermana—respondió Santana—Llamarán a la policía—susurró—, Así que, en cuanto salgamos del agua, recoge tu ropa y corre.

—No pienso correr desnuda delante de un grupo de monjas.

—¿Quieres ir a la cárcel?

—No.

—Entonces corre.

Cuando salieron del estanque, parecían Ateneas gemelas.

Algunas de las monjas se pusieron a chillar y otras observaron la escena en
silencio.

La monja que estaba al mando se sonrojó y empezó a gritarles algo, pero Brittany y Santana ya habían desaparecido.

Siguieron corriendo hasta llegar a la cima de la colina, donde Santana se dejó caer al suelo muerta de risa.

La rubia intentaba encontrar su ropa.

—No me puedo creer que esto haya sucedido —dijo Brittany.

—¿A que esto tampoco lo habías hecho antes? —preguntó Santana.

—¿Por qué tengo la leve sospecha de que, si continúo frecuentando tu compañía, estas cosas van a suceder muy a menudo?

—Ni un solo momento de aburrimiento. Cuando seas vieja, te acordarás y te reirás —dijo Santana.

—Yo no estoy tan segura. Desnuda delante de un grupo de monjas: no me lo puedo creer.

—Seguramente, les hemos alegrado el día. En el fondo, todas son un poco bolleras.

—San, ese comentario es muy desagradable.

—Ellas nunca han sido agradables conmigo. Fue a mí a quien detuvo la policía, ¿recuerdas? Las monjas no me demostraron su amor en ese momento. No estás enfadada conmigo, ¿verdad?—preguntó Santana, preocupada de repente por la posibilidad de que Brittany no la perdonara.

Brittany sonrió.

—No, no estoy enfadada. Pero la próxima vez avísame de que nos estamos bañando desnudas en terreno sagrado. Elaine no estaba en el grupo de monjas, ¿verdad?

—No. Lástima, te la hubiera presentado.

—Ya.

—Tú no tendrás vocación religiosa, ¿verdad?

—No, tonta.

Cuando volvieron al coche, Santana dijo:

—¿Qué quieres hacer ahora?

—Vamos de compras —respondió Brittany.

—¿Y qué vamos a comprar?

—Ropa para ti.

—¿Para qué?

—Le prometí a Kitty que si algún día conseguía que te acercaras a Grover's Córner, te llevaría de compras.

—¿Por qué? Yo ya tengo ropa.

—No, sólo tienes las tres camisetas de siempre.

—Tengo más de tres.

—Es un decir. Vamos, te irá bien. Hazme caso—dijo Brittany, mientras atraía a la morena hacia sí y la besaba apasionadamente—¿No tienes la sensación de que, cada vez que estamos a punto de hacer el amor, alguien nos interrumpe?

—Igual es que Hanna es una novia omnisciente —dijo Santana, besándola en el cuello.

—¿Y eso te preocupa?

—Si a ti no te preocupa, a mí tampoco—respondió Santana y agarró el trasero de Brittany con ambas manos y la obligó a acercarse aún más—¿Te he dicho alguna vez que tienes un culito precioso?

Brittany sonrió.

—No, me parece que no. ¿Qué? ¿Nos vamos de compras?

—Vale.



En las tiendas, Santana miraba mientras Brittany elegía la ropa.

Le pareció muy agradable contemplar a Santana mientras ésta se probaba un conjunto tras otro.

—Eres una mujer muy atractiva—afirmó Brittany, verdaderamente satisfecha.

La pelinegra sonrió y volvió al probador para ponerse un conjunto distinto.

Brittany se dejó caer en el sofá que la ecléctica tienda ponía a disposición de sus clientes y esperó. Reflexionó sobre la sensación de amar y sentirse amada, de desear y sentirse deseada.

Cada vez que Santana salía del probador y la miraba en busca de aprobación, Brittany se excitaba.

De repente comprendió la sensación que otras mujeres experimentaban cuando la persona amada entraba en la habitación.

Muchas veces se había preguntado acerca de aquella sensación, ya que jamás la había vivido.

Lo intentó, pero se dio cuenta de que no era un sentimiento que pudiese evocar a fuerza de voluntad, lo cual la llevó a concluir que no estaba hecha para el romanticismo.

¿Debía decirle a Hanna también eso?

Cuando Santana entró en la habitación, apartó a un lado aquel pensamiento, como si se tratara de un juguete roto.



Una vez que hubieron terminado las compras, metieron todas las bolsas en el MG y se fueron a cenar.


Cuando volvían a casa, Santana tapó a Brittany con una manta, ésta se acurrucó junto a ella, cerró los ojos y se quedó dormida igual que una niña que ha pasado un día maravilloso.

Santana la miró, le apartó el pelo de la cara y supo que estaba enamorada.





Quinn se desternilló de risa cuando le contaron su aventura.

Brittany se estaba tomando su tentempié de medianoche: un emparedado de mousse de salmón.

—No me puedo creer que aún tengas hambre después de todo lo que hemos cenado—dijo Santana cuando Brittany metió la cabeza en la nevera en busca de algo comestible.

Quinn era la única que aún estaba despierta cuando llegaron a casa.

Había estado jugando a póquer y, cuando ellas entraron, estaba echando cuentas.

—No puedo evitarlo. Tengo hambre —contestó Brittany.

—¿Es un signo de apetito insaciable? —dijo Santana.

Se había acordado de que Brittany tenía mucha hambre cuando se enamoraba, o al menos eso le había contado ella.

—Eso parece —respondió Brittany.

—Toma, come un poco más—Santana le pasó el plato de mousse de salmón.


Quinn las observó a hurtadillas cuando se despedían.

Seguramente, Rachel la regañaría al día siguiente por haberlo hecho, pero tenía que saberlo.

—¿Mañana?—preguntó Santana, mientras abrazaba a Brittany.

—¿Mañana qué? —se burló Brittany.

—Ya lo sabes. Mañana posarás para mí. Por favor.

—Vale. Te llevaré el desayuno.

—Vas a conseguir que nos engordemos las dos —dijo Santana.

Quinn las vio besarse y luego subió a su habitación, muy satisfecha: había ganado una apuesta y había descubierto muchas cosas.





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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Mar Abr 18, 2017 9:50 pm

hola morra,..

amo a san y sus delirios,.."la locura es el placer que solo el loco conoce" y se lo esta pasando a britt jajaja
bueno san ya cerro su etapa con Elaine de una ves!!!
lo que no me gusta que britt dilata lo de hanna,...

nos vemos!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Mar Abr 18, 2017 10:07 pm

San es una loca muy divertida!!!! Hanna atras satanas!!!!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Mar Abr 18, 2017 11:09 pm

3:) escribió:hola morra,..

amo a san y sus delirios,.."la locura es el placer que solo el loco conoce" y se lo esta pasando a britt jajaja
bueno san ya cerro su etapa con Elaine de una ves!!!
lo que no me gusta que britt dilata lo de hanna,...

nos vemos!!!




Hola lu, aiiii si es un amor!!!!! Jajajajaj eso dicen jaajajajaaj. Jajaja es el efecto brittana ajajajjajajaja. SI! bn ai! una menos! jajajajajajaja. Mm ¬¬ no todo podía ser perfecto, no¿? =/ saludos =D





micky morales escribió:San es una loca muy divertida!!!! Hanna atras satanas!!!!!!!



Hola, aiii es un amorrrrr!!!! yo la kiero! ajajajajajaj. =o q no la nombres q aparece =O Saludos =D



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Finalizado FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Cap 11

Mensaje por 23l1 Mar Abr 18, 2017 11:12 pm

Capitulo 11


Santana oyó en la escalera las pisadas suaves de las zapatillas de deporte de Brittany y se le aceleró el corazón.

Se había pasado casi toda la noche pensando en ella y hasta se había permitido soñar con una vida a su lado, cosa que no había hecho en muchísimo tiempo.

Tanto, que le pareció increíble no haber perdido la práctica de soñar.

Santana se había quedado despierta, imaginando cómo sería acariciar a la rubia, saborear su cuerpo, sentir en su piel la suavidad de su piel... Estaba tan impaciente que apenas podía respirar.

Sin embargo, quería algo más que hacer el amor.

Santana deseaba que Brittany fuera su mujer, pero no una mujer complicada, egoísta y frustrada como Elaine, sino una amante con la que compartirlo todo, una amante con la que pudiera estar siempre, hasta que las dos fueran un par de viejecitas arrugadas.

Santana frunció el entrecejo y, en voz baja, rezó una oración muy breve.

Tras tantos años de espera, había encontrado a su verdadero amor.

Cuando Brittany asomó sus centelleantes ojos azules y su alborotada melena rubia, Santana lo consideró una especie de aparición divina.

—Hola—dijo Brittany.

De repente, se mostró muy tímida, ya que ella también había dedicado mucho tiempo a pensar en Santana.

—Buenos días. ¿Qué tal estás?

—Bien, muy bien. Pensando en ti todo el tiempo. Ven aquí—dijo Brittany, atrayéndola hacia sí.

—Lo tengo todo preparado —afirmó Santana.

—¿Para qué?

—Para que poses. Me lo prometiste—dijo Santana, agarrando a Brittany por la camisa.

—Oh, no, otra vez esa historia... En toda mi vida, jamás me he pasado tanto tiempo desnuda sin conseguir, por lo menos, que me seduzcan—dijo Brittany, mientras se quitaba la camiseta.

—Bueno, ya llegará—Santana la condujo hacia un sofá cubierto por una sábana—Aquí, eso es... El brazo aquí, la pierna aquí... Vale, perfecto.

Santana empezó a hacer un bosquejo y la rubia la observó durante unos minutos y después cerró los ojos para escuchar los ruidos matutinos que procedían de la calle.

En su mente, revivió una vez más el sueño de hacer el amor con Santana.

Oía el ronroneo perezoso del ventilador que colgaba del techo y el rechinar del carboncillo sobre el papel.

El carboncillo dejó de rechinar y Brittany abrió los ojos, para encontrar a Santana arrodillada a su lado y mirándola fijamente.

—Brittany, te quiero.

La ojiazul la besó y lentamente, Santana la besó en el cuello, en los pechos y en el estómago, antes de separarle muy despacio las piernas.

Durante medio segundo, Brittany creyó que estaba soñando despierta otra vez, hasta que experimentó esas sensaciones que sólo la realidad puede proporcionar Santana le introdujo los dedos, fuertes y ágiles, mientras la rubia cerraba los ojos y se aferraba a la almohada que tenía detrás.

Esperaron juntas el estremecimiento que estaba a punto de producirse.

La más alta se dejó llevar, con el abandono propio de alguien que ha estado esperando durante semanas, de alguien que necesita sentirse vivo y embriagado de deseo.

Santana apenas tuvo tiempo de desnudarse, ya que Brittany la obligó a colocarse sobre ella y la hizo gritar de placer, del placer de estar enamorada y ser acariciada de nuevo.

Brittany descansaba, apoyada en el pecho de Santana.

—Me juego algo a que haces lo mismo con todas tus modelos.

Santana la besó en la frente.

—No, sólo contigo. Lo que he dicho es verdad: te quiero.

Brittany se apoyó en un codo.

—Lo sé. No lo he dudado ni un segundo. ¿Quieres que te cuente un secreto?—preguntó y se colocó encima de Santana, le agarró la mano y la guió hacia su sexo, cuando sintió los dedos dentro, arqueó el cuello, como un gato satisfecho.

—¿Qué secreto? —le preguntó Santana.

—Yo también te quiero, mucho más de lo que creía posible.

Y acto seguido se perdieron en el territorio de las nuevas amantes y cada una se dedicó a descubrir la belleza del cuerpo de la otra, hasta que a última hora de la tarde se quedaron dormidas.


***


Así fue como las encontró Kitty: dormidas la una en brazos de la otra.

Las contempló durante unos segundos y experimentó una confusa sensación de tristeza y felicidad.

Después salió del estudio y bajó la escalera de puntillas.

Cuando llegó a casa, dejó un arrugado billete de veinte dólares frente a Quinn y se fue sin decir una palabra.


***


—¿A que no sabes qué ha pasado?—dijo Quinn agitando el billete.

Rachel sonrió.

—Que teníamos razón.

—Joder, si tuviéramos la misma clarividencia para los números de la lotería...—dijo Quinn.

—¿Y qué harías con todo ese dinero?

—Compraría el pueblo.

—Quinny, puede que la gente no esté enterada, pero yo sé quién es la dueña de buena parte de las tierras de este pueblo. A mí no me engañas con ese Dyke Astronomy, Inc. Puede que hayas convencido a todo el mundo de que es un negocio de California, pero yo soy más lista.

—¡Chist! A ver si te va a oír alguien.

—¿Qué vas a hacer con todo eso?

—Servirá para que podamos jubilarnos. La tierra es una buena inversión.

—Ay, señor, eres un genio de las finanzas. Bueno, ¿y qué harías con el dinero de la lotería?

—Le compraría a Kitty una actitud nueva.

Rachel le dio un masaje en los hombros.

—Todo el mundo está enamorado menos ella. No es fácil.

—No se permite estar enamorada. ¿Qué me dices de Marley? Es lista, atractiva, tiene unas tetas que quitan el hipo, el culito más mono de todo el pueblo y, además, está loca por Kitty. Pero, claro, Kitty está muy ocupada comportándose como una auténtica gilipollas y no ve más allá de sus narices. Me parece que si quiere impresionarla Marley va a tener que pasar directamente a la acción.

—Bueno si tiene que ser así, que sea así. Y, ahora, vamos a la cama.

—Tú también tienes un culito precioso—dijo Quinn, mientras se lo pellizcaba.

—¿Quieres pasar a la acción?—Rachel echó a correr escalera arriba y Quinn subió tras ella, pisándole los talones.


***


Kitty estaba en la cama y las oyó.

Se levantó y salió sigilosamente de la casa.


Encontró a Marley frente al juzgado, tomando unas cervecitas con las otras integrantes de la cuadrilla que montaba las carpas.

—¡Qué sorpresa tan agradable!—exclamó Marley, mientras conseguía una silla para Kitty.

—Tengo que hablar contigo.

—Podemos ir a mi habitación, si quieres. Vamos—dijo y sacó un par de cervezas de la nevera portátil y se despidió de sus compañeras.

Marley apenas había cerrado la puerta cuando Kitty se abalanzó sobre ella y la besó.

—Eso ha estado muy bien —dijo Marley.

—Llévame a la cama —ordenó Kitty.

—¿Disculpa?

—Ya me has oído.

—¿Estás segura?

Kitty la besó de nuevo y la empujó hacia la cama.

—Sí, estoy segura.

Mientras Kitty le besaba el cuello y empezaba a desabrocharle la camisa, Marley preguntó:

—¿Puedo saber a qué se debe este cambio? No parecías muy convencida de salir conmigo, pero ahora...

—Ahora me encantaría hacer el amor contigo —dijo Kitty y le acarició un pecho y después se lo besó con dulzura.

—Pero... —empezó a decir Marley.

Kitty la besó y la castaña se rindió, le quitó la camisa, se abandonó en sus brazos y permitió que recorriera su cuerpo con la lengua hasta encontrar lo que estaba buscando.

Apoyó la cara en la pared y silenció sus insistentes dudas para que Kitty no las oyera. De hecho, lo único que oía era su propia respiración agitada y los
discretos gemidos de la rubia.

Se dejó resbalar por el pecho de Kitty y buscó su sexo, ésta abrió los ojos y la observó. Marley la poseyó hasta que se retorció de placer, cerró los ojos y abrazó con fuerza a su amante.

Cansadas, sudorosas y felices, se quedaron abrazadas.

—¿Y bien...? ¿Qué decías? —preguntó Kitty.

—Ahora no me acuerdo —respondió Marley, acurrucándose junto a ella.

—Tengo que ir a hacer pis—dijo Kitty, al tiempo que se levantaba.

Marley siguió tumbada, escuchando. Si antes pensaba que se estaba enamorando, en aquel momento ya no le quedaba ninguna duda.

«Quiero escucharte hacer pis durante el resto de mi vida»,pensó.

Por desgracia, probablemente sólo se trataba de un entretenimiento pasajero para Kitty, de un capricho de una noche. Y ella había sucumbido, lo cual sólo serviría para que la despedida fuera más dura y más dolorosa.

Kitty volvió y Marley se tumbó de costado.

—¿Te quedas a pasar la noche?

—Claro, a menos que tengas pensado echarme —dijo Kitty, metiéndose de nuevo en la cama. Le apartó el pelo de la cara y miró a Marley fijamente a los ojos—Me gustas—dijo, abrazándola.

—Y tú a mí.

—Mañana por la mañana estarás hecha polvo.

—No me importa.


Kitty se despertó al oír el ruido de la ducha.

Marley entró desnuda en la habitación, con una toalla enrollada en la cabeza y se sentó en el borde de la cama y observó a Kitty con una mirada tímida.

—¿Te arrepientes?

—¿Arrepentirme de qué?

—De lo de anoche.

Kitty rodeó con los brazos la suave cintura de Marley, que olía a leche hidratante y desprendía una delicada fragancia de lavanda.

—No. ¿Y tú?

—Fue una sorpresa, pero muy agradable.

—¿Quieres cenar conmigo esta noche? —le preguntó Kitty, mientras la besaba en la nuca.

—¿Eso quiere decir que estamos saliendo?

—Saliendo, acostándonos, comprando plata a juego... ¿Quieres relajarte? Te deseo. Te necesito. Me gusta estar contigo. Y, lo creas o no, pienso mucho en ti —dijo Kitty y forcejeó con Marley y la obligó a tumbarse en la cama—Y si no fuera porque vas a llegar tarde al trabajo, te seduciría otra vez.

—Quiero llegar tarde.


***


Brittany y Kitty estaban sentadas la una frente a la otra a la mesa de la cocina, bebiendo café.

Las dos tenían un aura especial.

—Bueno —dijo Brittany.

—Bueno. ¿Qué tal la noche? — Kitty estaba pensando en lo que había hecho ella.

—Bien, ¿y tú?—respondió Brittany, mientras se preguntaba si Kitty sabía que no había dormido en casa.

—Bien, muy bien.

—La de estas dos debe de haber sido increíble, porque todavía están en la cama... Espero que cuando seamos viejas seamos como ellas.

—Con la pareja adecuada, claro—dijo Kitty—Nunca se sabe. Tienes buen aspecto. Buen color, más llenita, mirada risueña... Me alegro de que vinieras a pasar el verano.

Brittany rodeó con un brazo los hombros de Kitty.

—Y yo también. Kitty, ¿qué hago con Hanna?

—No lo sé, pero me temo que yo voy a tener que cambiar de universidad... Si no te hubiera traído aquí, todo esto no habría sucedido. Así es como lo verá Hanna.

—No. Pensará que lo tenías planeado desde hace tiempo.

—Bueno, a lo mejor no se lo toma tan mal—dijo Kitty.

Brittany arqueó una ceja y la observó.

—Tienes razón—rectificó Kitty—Nos matará a las dos.

—Va a ser una experiencia muy desagradable.

—Eso es demasiado optimista. Va a ser un puto desastre.

—El verano aún no se ha acabado. Será mejor que no pensemos en eso durante un tiempo.

—Buena idea —dijo Kitty.

—¿Te ha ocurrido algo recientemente? —preguntó Brittany.

Esperaba un sermón sobre lo indecisa que era y el lío que estaba armando.

—No, ¿por qué?

—Te veo muy relajada, lo cual es raro.

—Creo que soy feliz.

—Me alegro.

—¿Tú eres feliz?

—Soy muy feliz —afirmó Brittany.



Algo más tarde esa misma noche, mientras estaba sentada en el parque con Santana, Brittany reflexionó sobre su conversación con Kitty.

—Santana, ¿tú eres feliz?

—En mi puta vida he sido más feliz.

—¿En serio?

—Sí, cariño. Soy muy feliz. Tengo miedo, pero soy muy feliz.

—¿Miedo de qué?

—Bueno, ya sabes, de todas esas dificultades por las que vamos a tener que pasar.

Al otro lado del parque, Brittany vio a dos mujeres mayores que se habían encontrado. Se abrazaron y se besaron fugazmente, pero a la rubia no le pareció extraño.

El pueblo estaba lleno de gays y lesbianas que habían acudido ahí para el festival del fin de semana.

Poco antes, había estado sentada en el café y los había visto ir y venir durante todo el día. Había un amplio surtido, pero nadie tan deslumbrante a los ojos de Brittany como Santana cruzando la plaza para comer con ella.

Sintió de nuevo que el amor se le subía a la cabeza y le pareció un milagro.

—¿Sabes quiénes son esas dos de ahí? —le preguntó Santana.

—No, ¿quién es?

—Bo Clark y Lauren. Alguien se va a meter en un buen lío cuando la mujer se entere.

—¿Qué les pasa a esas dos?

—Llevan años separándose y luego reconciliándose. Cuando era más joven, Bo tenía muchos líos en el pueblo. De hecho, salió con la mitad de las mujeres de aquí. Le partió el corazón a Lauren y ahí es donde entra Morrigan, que es mucho más equilibrada. Quería lo típico: una mujer y una casita en el campo, y era justo lo que Lauren necesitaba. Sin embargo, Lauren aún seguía colgada de Bo y creo que jamás lo ha superado. Bo empezó a tomarse las cosas con más calma y, desde entonces, va detrás de Lauren.

—O sea, que lo de aquel día en el café...

—Sí, eso también hace años que dura. Morrigan sabe que Lauren no puede quitarse a Bo de la cabeza. Ya sé que suena raro, pero el amor puede actuar como una droga. Es como una inyección en la vena no lo puedes controlar. Si te enamoras de verdad de alguien, superarlo puede convertirse en un auténtico coñazo.

—¿Y eso es lo que Elaine es para ti? ¿Una inyección en la vena?

—Sí y no. Creo que ha sido necesario que te conociera para poder superarlo. ¿Qué hay de ti y de Hanna?

—No sé muy bien qué sentir. Creo que todo es aún muy abstracto y que lo seguirá siendo hasta que le cuente que estoy enamorada de ti.

—¿Te entristece dejarla?

—No lo sé. Es muy raro. A lo mejor es que últimamente me he desenamorado y eso hace que me resulte menos doloroso. A lo mejor es que al estar enamorada de ti, no quiero pensar en ello.

—No lamentas haberte enamorado de mí, ¿verdad?

—No. En mi puta vida he sido más feliz, precisamente porque estoy enamorada de ti—dijo Brittany, mientras rodaba y se colocaba sobre Santana—Y, ahora, llévame a casa y hazme el amor.

—Con mucho gusto, cariño mío.



Santana se liberó de los brazos de Brittany en plena noche y echó un vistazo por la ventana, mientras trataba de adivinar a qué se debía todo aquel jaleo y las sirenas que había oído.

Vio un pavoroso incendio en la ladera de la colina.

El humo ascendía hacia el aire de la noche y ocultaba la luna, como si la tierra estuviera fumando un cigarrillo y lanzara el humo hacia la luz de una única bombilla.

Brittany se incorporó un poco, despeinada y aún medio dormida.

—¿San?

—Hay un incendio, un incendio enorme, y me parece que es en la calle 14. Tengo que ir a verlo. Es espantoso.

—Te acompaño.

—No es necesario que me acompañes —dijo Santana, mientras se sentaba en el borde de la cama y empezaba a ponerse sus zapatillas de deporte.

—Quiero ir—Brittany la agarró de la mano.


Se encontraron con la mitad de los vecinos del pueblo frente a la casa, por cuyas ventanas salían llamas.

Bo Clark estaba junto a Lauren, que lloraba desconsoladamente y le agarraba la mano.

—¿Por qué? —preguntó Lauren.

—Porque es una zorra vengativa —respondió Bo.

Brittany y Santana se reunieron con Rachel y Quinn.

—Morrigan le ha pegado fuego a la casa. Lleva años amenazando con hacerlo. Bueno bien, al final lo ha hecho de verdad —les contó Quinn.

—No quería que Lauren se quedara con nada, así que ha incendiado la casa—añadió Rachel.

—Yo te compraré cosas nuevas, mi vida—dijo Bo, abrazando a Lauren con fuerza.

—¿Y dónde está Morrigan? —preguntó Santana.

—En la cárcel. Parece que la policía se ha tomado muy en serio este asunto—dijo Rachel.

—¿Qué? ¿Acaso una no le puede pegar fuego a su propia casa?—exclamó Santana.

—No, si pone en peligro al resto del pueblo —respondió Rachel.

Brittany le dio la mano a Santana y rezó para que aquello no fuera una especie de mal presagio que anunciara el fin de su historia de amor.

Siempre había deseado que todo fuera como una seda y que Hanna se comportara como una dama y reconociera que había llegado el momento de retirarse.

Sin embargo, ahora ya no estaba tan segura y las mujeres que prendían fuego a las casas le daban pánico.

—Mierda, esto es increíble. El mejor fin de semana para una cosa así. Claro, saldrá en todos los periódicos, de lo cual se alegrará mucho la gente de Grover's Corner. Ya veo los titulares: «LESBIANA DESCONTROLADA INTENTA PRENDER FUEGO A TODO EL PUEBLO»—dijo Quinn.

—Quinn, no estás apoyando mucho precisamente. Morrigan estaba destrozada. De lo contrario, no habría hecho algo así.

—Me parece perfectamente comprensible que esté destrozada, pero pegarle fuego a tu casa y a todo lo que contiene es un comportamiento paranoico—contestó Quinn.

Kitty subió la colina como una flecha y se quedó estupefacta.

Se inclinó hacia Brittany y le susurró:

—A Hanna no le gusta jugar con cerillas, ¿verdad?

Brittany observó a Kitty con una mirada extraña. Le había leído la mente.

—Cada día se separa mucha gente y no llegan a esto—dijo Santana, mientras rodeaba a Brittany con el brazo en un gesto protector.

Aun así, no podía dejar de pensar en su propio comportamiento cuando la dejaron, ya que contenía los mismos elementos paranoicos.

¿De qué era capaz Hanna Marin?

¿Sería capaz de recuperar a Brittany?

Bo agarró a Lauren y la alejó del fuego, ante las miradas solidarias de los vecinos del pueblo.

—Tendrías que haberte casado con un hombre. Un hombre no le prendería fuego a la casa porque hubieras tenido una aventurilla. ¡Sólo te daría una buena paliza!—gritó Noah Puckerman, justo antes de echar un trago de una botella de Jack Daniel's.

No vio a Santana acercarse ni pudo evitar que ella le diera una patada entre las piernas. Escupió whisky hacia todas partes y luego se alejó agarrándose los huevos.

Santana le dio la mano a Brittany, sonrió con dulzura a Rachel y se alejó.

—¿No es adorable?—dijo Quinn—Esta latina tiene ovarios.

—Esperemos que sean lo bastante grandes como para enfrentarse a Hanna—comentó Kitty.

—Ya tengo ganas de conocer a esa mujer que os da tanto miedo a todas. ¿Se parece a Medusa en algún aspecto?—preguntó Quinn.

—Bueno, lleva un peinado diferente—respondió Kitty.





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Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!


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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

Mensaje por monica.santander Miér Abr 19, 2017 12:07 am

Ojala que Britt pueda enfrentar a Hanna!!!
Saludos
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

Mensaje por JVM Miér Abr 19, 2017 12:56 am

Jajajaja bueno por fin se dejaron llevar por el amor que sienten.....
Y Hanna, pues no vale la pena atrasar mas lo inevitable lo que venga lo soportaran juntas. Pero que ya la deje!
JVM
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Los Sentidos (Adaptada) Epílogo

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