[Resuelto]FanFic Brittana: Por Ahora (Adaptada) Epílogo

Capitulo 26

Los Pierce hacían la fiesta de bodas e invitados fuera de la ciudad en un hotel al otro lado de la calle donde se celebraba la boda.

Había ido esta mañana para el desayuno, justo a tiempo para ver a Brittany entrando por la puerta principal en el brazo de Sam Evans. Su hermana estrella de rock y Marley Rose estaban con ella.

Perdí el apetito.

No iba a ser capaz de superar el día si no conseguía controlarme.

Tenía que controlar mis emociones.

Las había estado manteniendo a raya hasta que anoche vi de nuevo a Brittany.

Trató de hablar conmigo y fui grosera.

Me protegí a mí misma.

Mucho bien me había hecho.

Hablaría con Quinn. Me haría sentir mejor.

Me dirigía hacia el ascensor cuando se abrió y Quinn salió rápidamente. Sus ojos lucían aterrados.

—¿Has visto a Rach?—preguntó, mirando más allá de mí, hacia el vestíbulo.

—No, no lo he hecho. ¿Por qué?

Quinn maldijo y apretó los dientes.

—Debido a que está perdida. Tuvimos una discusión, pero se terminó. Pensé que estábamos bien. Luego fui a buscarla y no se encontraba en su habitación. Llamé a mamá y no está en la casa de la playa. No la encuentro por ningún lado.

Probablemente salió a tomar un respiro.

—Cálmate, rubia. La chica no va a ningún lado. Está aquí en alguna parte. Sólo tiene que superar los nervios de la boda.

Quinn respiró hondo y asintió.

—Sí, tienes razón. La encontraré—se fue por la puerta principal.

No la seguí. En cambio, me dirigí de nuevo al ascensor hacia mi habitación.

Me detuve frente a la habitación donde anoche vi entrar a Emily. Podía hablar con Emily.

Necesitaba hablar con alguien. Llamé a la puerta.

Se abrió y Hanna se hallaba ahí de pie en bata pareciendo como si recién acabara de salir de la cama.

—Hola, Hanna, lo siento si te he despertado—dije y entré en la habitación antes que pudiera alejarse.

Me quedaba sin amigos con quien hablar.

Emily era el último recurso.

—¿Santana?—respondió. Sonaba más como una pregunta.

—Ella está aquí. Quiero decir, sabía que lo estaría, pero jódeme si no estaba preparada para verla con él. ¿Qué demonios es lo que ve en él? Es un idiota—fui hasta una silla y agarré con fuerza la parte posterior.

Quería golpear algo.

Cualquier cosa.

—¿Quién es ella? —preguntó Hanna.

—¿Dónde está Emily?—pregunté en su lugar.

No me encontraba aquí para hablar con ella. Necesitaba Emily para poder gritarle.

—No lo sé —dijo con tristeza.

¿Qué demonios significaba eso?

—¿Acaba de salir?

—Se había ido cuando desperté—respondió.

Rach se perdió. Emily faltaba.

—Mierda. Quinn no puede encontrar a Rach—dije.

No quería asumir nada, pero esa era la verdad.

La puerta se abrió y entró Emily. Sus ojos se abrieron molestos hacia su novia y la ira que los encendió me dijo que tenía una idea equivocada.

—¿Qué demonios estás haciendo con mi chica en mi habitación de hotel?—preguntó Emily, con voz fría.

—He venido a buscarte. Borra la mueca de alfa estúpido de tu cara. No estoy aquí para jugar con Hanna—contesté, molesta de que actuara de la misma forma en que yo lo haría.

Emily se acercó a Hanna, quien se alejó de la morena.

—Voy a hablar contigo más tarde. Tienes tus propios problemas—dije y me dirigí a la puerta.




Brittany


Desayunar con Marley fue agradable.

La echaba de menos.

Verla de nuevo habría hecho perfecto este día, si no fuera por el hecho de que mi corazón estaba roto y cada vez que veía el rostro de Santana y ella alejaba la mirada se rompía de nuevo.

Las fotos de la boda empezarían pronto.

Tenía que ponerme el vestido de dama de honor y arreglarme el pelo.

Empecé a caminar hacia las escaleras, donde sabía que Rachel estaría con las cosas del casamiento, cuando vi el pelo negro de Santana en la playa.

Se encontraba sola.

Tenía las manos en la espalda y miraba las olas romperse contra la orilla.

Me quité los tacones y fui hacia ella.

No podía oírme acercarme gracias al viento y las olas.

—¿Estás escondida?—pregunté cuando me encontraba lo bastante cerca como para que me oyera.

Sus hombros se tensaron. Esa fue la única pista que tenía de que me escuchó.

—¿Siempre va a ser así entre nosotras? ¿Podemos siquiera volver a ser amigas?

Los hombros de Santana se levantaron y cayeron mientras suspiraba.

—Nunca podría ser tu amiga, Britt.

—¿Por qué? No he hecho nada malo. Tú lo hiciste. Si puedo perdonarte, ¿entonces por qué no puedes tú? ¿Por qué tienes que odiarme tanto que no puedes soportar estar cerca de mí?

Santana volvió la cabeza para mirarme.

—¿Odiarte? ¿Crees que te odio?

Me encogí de hombros.

Sí, eso era lo que creía.

Se comportaba de esa manera.

—No te odio, Britt. Nunca podría odiarte.

—Entonces, ¿por qué me tratas así? ¿Por qué no puedes al menos mirarme? ¿Hablarme? No te pido...

Santana me agarró y estampó su boca contra la mía con violencia. Su lengua se hundió en mi boca, envolviéndose alrededor de la mía mientras sus manos agarraban mi trasero y me jalaba con fuerza hacia su cuerpo.

Apenas había tenido tiempo de responder, cuando se retiró de repente. Abrí los ojos y se hallaba de pie frente a mí respirando con dificultad.

—Es por eso que actúo de esa manera. Porque cada vez que estás cerca de mí, quiero agarrarte y abrazarte tan malditamente fuerte que no puedas ir a ningún lugar de nuevo. Quiero besarte hasta que te olvides lo hija de puta e idiota que soy. Pero no puedo. Quieres seguir adelante y trato de dejarte hacerlo.

No me había superado.

Me quería.

Pero no me amaba.

¿Podría vivir sin amor?

Quería lo que tenían Quinn y Rachel. Pero también quería a Santana.

¿Me dejaba llevar por el sueño de un romance de cuentos de hadas para tener mi sueño con Santana?

—Te presentas aquí con él—gruñó—¿Cómo diablos puedo manejar eso? Todo lo que puedo pensar es si te ha tocado. Me está matando. Eso, literalmente, me está comiendo por dentro. Saber que él puede tocarte en lugares que toqué sólo yo. Los lugares que eran míos. ¡Míos! Lo jodí y lo perdí—di dos pasos, cerrando la distancia entre nosotras para que pudiera tocarla.

Había tomado una decisión.

Santana no era como mi hermana. No le habían dado amor.

¿Cómo esperaba que me amara si nadie le enseñó cómo hacerlo?

Quinn podía amar fácilmente. La amaron toda su vida.

Le mostraría a Santana cómo amar. Tal vez un día también me amaría.

Sólo necesitaba que alguien le enseñe cómo funciona el amor. Cómo se siente.

Que no se basa en mentiras.

La amaba más que a la fantasía de lo que pensaba que era el romance.

Nunca volvería a ser feliz con nadie más que con ella.

Me acerqué y puse mi mano sobre su corazón.

—No estoy saliendo con Sam. Somos amigos. Sólo amigos. Ni siquiera le di un beso. Sabe que mi corazón no está disponible. Se lo he explicado y está de acuerdo con eso. No busca nada más conmigo. Este fin de semana él sabía que iba a ser difícil para mí, así que voló para apoyarme. Nada más.

Santana respiraba con dificultad.

—¿No te ha tocado en ninguna parte? Porque seguro que te abraza demasiado fuerte.

Sonreí y sacudí la cabeza.

—Me ha abrazado dos veces. Eso es todo.

—Tiene dinero. Tiene fama. Tiene ese maldito avión. ¿Por qué no lo quieres?

Froté mi pulgar encima de su corazón.

—Porque te amo.

La máscara dura en su rostro se desvaneció y sus ojos nadaron con emoción.

—¿Cómo? ¿Por qué?—preguntó, cubriendo mi mano con la suya—No lo merezco.

—No estoy de acuerdo. Eres especial, Santana López. Creo que he estado enamorada de ti desde mi decimosexto cumpleaños y viniste a mi fiesta en la playa con Quinn. Me guiñaste un ojo y me llamaste hermosa. Desde ese momento en que te vi. Me fascinabas. Luego, a medida que fui creciendo, te quería. Una vez que te tuve, me di cuenta que estaba enamorada de ti.

Santana deslizó la otra mano alrededor de mi cintura y la apoyó contra mi espalda baja.

—La noche que te alejaste de mí y sabías la verdad, sin mentiras entre nosotras, me di cuenta que estaba loca, salvaje e intensa emoción que tenía era amor. Nunca la había tenido. Claro, amaba a mis hermanos, pero nada como esta emoción fuera de control que no podía nombrar. Había tenido miedo de decirte que te amaba, porque no podía creer que lo que sentía era amor si no te decía la verdad acerca de mí. Te mentí porque sabía que me dejarías si lo descubrías. No quería perderte.

Mi respiración se detuvo.

Estaba casi segura que mi corazón también lo hizo.

—¿Me amas?

Sonrió y se movió hasta que sus labios se cernían sobre los míos.

—Te amo con una increíble, loca y salvaje amor. Siempre lo haré. Nadie más puede hacerme sentir de esta manera.

Apreté mis labios contra los suyos y envolví los brazos alrededor de su cuello. Clavó las manos en mi cintura y me levantó. Envolví las piernas a su alrededor mientras la besaba, vertiendo toda la emoción a través de mí.

Sus manos se deslizaron bajo mi vestido y tomó mi trasero para sostenerme.

—Vamos, muchachas. ¿En serio? Este es el maldito día de mi boda. ¿Pueden guardar esta mierda hasta que se acabe?—gritó la voz de Quinn sobre el viento y nos separamos para verla sonriendo a un par de metros de distancia.

—Ella es difícil de resistir —gritó Santana.

—Bueno, inténtalo. Por favor. Todo el mundo se está preparando dentro. Necesitamos la madrina y la dama de honor. Si pudieran tratar de no besuquearse durante las fotos de la boda, se los agradecería.

Santana se echó a reír y me puso de nuevo en la arena.

—¿Supongo que no vas a golpear mi cara?

Quinn negó con la cabeza.

—No, pero si los dos seguían mirándose y enfurruñándose como bebés, iba a golpearte por ser una idiota.

—Supongo que has encontrado a la novia—dijo Santana.

¿Qué significaba eso?

¿La había perdido?

Quinn se encogió de hombros.

—Sí. Había ido a comer papas fritas.

—¿Papas fritas?—preguntamos al unísono.

Quinn rodó los ojos.

—Sí, papas fritas. Es una de las cosas de Emily y Rach con las que estoy aprendiendo a lidiar.

Santana apretó mi trasero y luego lo acarició.

—Sigue adelante con tu hermana. Voy a seguirte. Esta noche no es momento para hacerle frente a la reacción de tu mamá.

Me olvidé de ella.

Mierda.

Capitulo 27 - Último

No me encontraba segura de si la boda era tan hermosa como decía todo el mundo.

Todo lo que veía era a Brittany.

Podría dar fe de que iba preciosa.

Era difícil ver otra cosa.

Demandaba mi completa atención.

La cena de la boda, de cualquier forma, era otra cosa. Una vez más se sentó junto a Sam, ya que era su acompañante y yo me senté al otro lado de la mesa como testigo.

Me sonrió tranquilizadoramente durante toda la comida.

Sabía que trataba de conseguir que dejara de mirar fijamente a Sam, pero no lo podía evitar.

Estaba enojada y quería que se fuera.


Cuando terminó la comida más larga en la que me había sentado, Sam se levantó y felicitó a Quinn y a Rach, y luego explicó que los esperaba un avión.

Brittany dijo que lo acompañaba afuera.

No los quería solos.

Confiaba en ella, pero no podía decir lo mismo de Sam.

Una vez que salieron del comedor, me puse de pie y los seguí. La mano de Quinn agarró mi brazo con fuerza.

—No—susurró.

—Suéltame—le advertí.

—Escúchame. No lo quiere. Está siendo educada. Era su invitado. No hagas una escena. Va a volver—Quinn hablaba en voz baja para que nadie pudiera oírle excepto yo.

Sabía que tenía razón, pero no me gustaba estar aquí esperando.

—¿Y si trata de besarla?

—Lo detendrá. Confía en ella.

Confiaba en ella, maldita sea.

Brittany volvió a entrar en la habitación, e inmediatamente me miró. Articuló: Vamos. Luego se volvió para despedirse de su madre y algunos invitados.

—Espero que encuentren un tiempo para vernos después—dijo Quinn antes de que pudiera ponerme de pie.

Ella también le leyó los labios.

Asentí.

—No me lo perdería y gracias por confiarme a ella.

Quinn sonrió.

—Eres mi madrina. ¿En quién más podría confiar?

Sonreí y me dirigí hacia la puerta. Brittany ya había salido y me esperaba.

Me sentía más que ansiosa por tenerla a solas.

Dos manos salieron de las sombras y se envolvieron alrededor de mi brazo, jalándome en la oscuridad.


—No fuiste muy agradable—me regañó, antes de besarme el cuello y pasarme las manos hasta el pecho.

—Me porté bien—le contesté, agarrando la parte inferior de esta excusa ridícula de vestido y tirándolo hacia arriba para poder pasar las manos por encima de su culo.

Llevaba una maldita tanga.

Hice ese descubrimiento en la playa y me volvía loco cada vez que miraba hacia su culo en este vestido.

—No, fuiste una chica mala. Me sorprende que Sam aguantara tanto—me mordió el lóbulo de la oreja y levantó la pierna desnuda hasta mi costado. La agarré debajo de la rodilla y la levanté más.

—Se acercó demasiado a ti y no llevas sujetador. Britt, tienes que empezar a usar sostén. Voy a ser arrestado si no lo haces.

Se rió y levantó la mano para tirar de los tirantes de su vestido hacia abajo, hasta que sus pechos estuvieron desnudos.

—Mierda, cariño. Tengo que llevarte a mi departamento. Ahora. Muy rápido—me agaché para pellizcar sus pezones erectos con mi lengua.

—Mmm, no puedo esperar tanto tiempo y tenemos que estar aquí para despedirlos—gimió, acercando más mi cabeza a su pezón, hasta que me lo puse en la boca y lo chupé.

No iba a ser capaz de esperar tanto a este ritmo. Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que la toqué.

Me encontraba lista para unirme a ella y esta vez no podría salir nunca.

—San—jadeó.

—¿Sí, cariño?

—Ve a la playa, por ese camino. No hay casas y está oscura y vacía. Te necesito—señalaba hacia la oscuridad.

¿Quería tener relaciones sexuales en una playa?

Diablos, sí.

Deslicé los tirantes de su vestido de sus brazos y le cubrí los pechos, luego le agarré la mano y la llevé más profundamente en la oscuridad.

Caminamos hasta que desaparecieron la música y la risa de la casa y no hubo más sonido que las olas.

Brittany empujó mi pecho cuando traté de jalarla hacia mí y tomo el dobladillo de mi vestido. Tenía un brillo malicioso en sus ojos cuando me miró. Lo subió hasta mis caderas, luego bajó mis bragas. Me la quité junto a los zapatos.

Mi chica me quería desnuda, así que iba a complacerla.

Puso las manos sobre mis muslos y sacó la lengua y le dio una lamida a mi ya húmedo sexo.

Mierda.

—Britt, bebé... Oh Dios.

Me masajeo mi punto nervioso y luego lo lamió.

—Bebé, ah, tú... Oh, Britt, Dios, se siente increíble—renuncié a intentar detenerla.

No podía formar palabras.

Me agaché y hundí las manos en su pelo y la vi con un placer delirante mientras movía mis caderas y no pudiera conseguir lo suficiente.

—Santa... joder. Uh, sí. Eso es. Es bueno—lamió más duro cuando le alabé.

Si no estuviera a punto de explotar hubiera seguido hablando, pero necesitaba alejarme de su dulce, pequeña boca caliente y unirme a ella.


Me agaché y la levanté.

El sonido que hizo, podría ser recordado como uno de los más calientes de la historia.

—No quiero parar—dijo con un mohín, tratando de volver a ponerse de rodillas.

—Estaba a punto de perder el control en esa boca tuya caliente como el infierno y no quiero hacer eso. Quiero perderme en ti.

Brittany hizo una pequeña y linda “O” con su boca, y metí la mano bajo su vestido para librarla de sus bragas. Las tiré a un lado y se rió ante otro par desgarrado de su ropa interior sexy.

Le compraría más mañana.

Íbamos a necesitarlas.

Puse un dedo en ella, pensando que necesitaba tenerla lista, cuando mi mano encontró el calor húmedo.

—Te gustó, ¿no?—le pregunté con asombro mientras temblaba contra mi mano, más que suficiente húmeda para mí—Eso es tan malditamente caliente—le susurré, bajando la boca para capturar la suya.

Se encontraba encendida y lista para mí, simplemente chupando mi maldita sexo.

Mierda.

Esta mujer me tenía.

Sería su esclava de por vida.

Simplemente no podía perderla de nuevo.




Brittany


Santana abrió la cremallera de mi vestido y lo dejó caer sobre la arena debajo de nosotras y lo pateé a un lado. Yo hice lo mismo con el de ella.

Sus dientes blancos mordieron su labio inferior mientras trabajaba se lo quitaba.

—Voy a recostarme y quiero que subas sobre mí. Como cuando me montaste en el sofá—se quitó el sujetador, luego se recostó sobre la arena y me subí, intentando acomodar nuestros sexos.

—Ah, maldición, no voy a durar—respiró mientras colocaba las manos en sus pechos y masajeándolos.

Estaba más que lista.

Tan pronto como encontró su lugar, nos uní y ambas gritamos del placer.

La había extrañado tanto.

Esta vez sabía que me amaba.

Eso lo cambiaba todo.




Nos quitamos la arena lo mejor que pudimos y nos arreglamos el cabello la una a la otra antes de dirigirnos de regreso a la casa.

Podíamos ver a la gente acumulándose afuera de las puertas principales mientras nos acercábamos.

Regresamos justo a tiempo.

—¿Quieres irte primero para que tu mamá no nos vea?

No.

No quería.

Quería caminar sosteniendo la mano de Santana López y desafiarla a decir algo al respecto.

¿De verdad le diría a todo el mundo sobre su pasado?

Porque no iba a dejar que se marchara, así que todos se enterarían que su hija salía con una antigua gigoló.

No me encontraba muy segura de sí mi mamá era así de auto-destructiva.

Su círculo social la comería con chismes al saber esa información. Además, tendría que delatar a la esposa del alcalde y eso causaría todo tipo de drama.

—Quiero entrar sosteniendo tu mano. Estoy cansada de ocultar cosas sólo porque temo la reacción de mi mamá. Va a estar en contra de esto, pero no me importa. Aprenderá a lidiar con ello. Y una vez que te conozca un poco, va a caer ante tu encanto. Tienes eso a tu favor. Es imposible que no le gustes a una mujer.

Santana me atrajo hacia su pecho y acunó mi rostro entre sus manos.

—Te amo. Te amo tan jodidamente tanto que esto me consume. No te merezco, pero me convertiré en la persona sí pueda merecerte. Lo prometo. Haré que estés orgullosa de mí.

Alargué la mano y corrí mi pulgar sobre sus labios.

—Estoy y siempre estaré orgullosa de ti. Quiero que el mundo sepa que eres mía.

Epílogo

Cuando tenía dieciséis años, estaba segura que no podría llegar a amar a nadie como amaba a Santana López.

Claro, ella era la mejor amiga de mi hermana y solamente me miraba como una niña, pero yo la amaba.

Cada sueño que tenía era de Santana.

Incluso aunque fuera una jugadora nato y coqueteara con todas las chicas, la amaba.

Ni una vez pensé que podía amar a una persona tanto como amaba a Santana López.

Y tenía razón.

Incluso a los dieciséis años tenía tanta razón.

En tres días se suponía que me iba a casar con la mujer que he amado por los últimos siete años.

Las lágrimas quemaron mis ojos mientras pasaba mis dedos por el satén blanco del vestido que había hecho especialmente para mí.

Para un día especial.

El día que he estado soñando mucho tiempo antes que Santana López me amara.

—¿Brittany?—preguntó Rachel al tiempo que abría la puerta de mi habitación—, ¿Estás bien?

Comencé a asentir, luego dije:

—No.

Su mano descansó en mi hombro.

—Lo que viste… pienso que ese mensaje es algo que ella necesita una oportunidad para explicarte. Una vez Quinny la halle, si ella vive a pesar de eso, entonces tienes que hablar con el cariño. No llames a nadie por el momento. Dale una oportunidad, si no está en el hospital, para que pueda explicarte.

No quería que Quinn la lastimara. Incluso después de ver ese mensaje de texto en el celular de Santana.

Ella dejó su celular en el carro cuando lo fui a dejar esta tarde después de que tuviéramos la última prueba de su vestido.


Mismo lugar. Lista para ser follada tan duro como lo hiciste la última vez. Mi coño está todo mojado.


Me quedé sentada en mi carro, mirando el mensaje de texto de Greg, que sabía trabajaba con ella. Y, la última vez que comprobé era un hombre.

Dos veces marqué el número, pero no pude hacerlo.

Revisando sus otros contactos encontré otro Greg, pero era de diferente número.

La única explicación era que usaba el nombre de Greg para guardar el número de una… una puta.

Me sentí mal otra vez.

—No puedo creer esto. Pensé… o sea, actúa como si me amara. Ella siempre está conmigo. Nunca ni una vez me dio una pista…—me quedé con la vista perdida sin ver mi vestido.

—Te adora, eso es lo que hace que ese mensaje no tenga sentido. Así que solo respira profundo, vamos a tomar una copa de vino. Puedes regresar a mi casa si no quieres quedarte aquí.

Me quedé en el departamento en donde vivía con Santana, esperando que regresara a casa.

Ella tenía que trabajar esta noche.

Quinn había ido a buscarla de inmediato. Rachel llamó a Artie y Mike para que fueran detrás de Quinn; ella tenía miedo que el matara a Santana.

—Simplemente no puedo ver, como puede haber una explicación para esto—dije sentándome en la silla detrás de mí.

—Si llamas a ese número, tal vez puedas tener la respuesta a tu pregunta. Tal vez Greg estaba... bromeando…—se quedó callada.

Eso no era creíble, pero tampoco lo era el hecho de que Santana me engañe.

Ella me amaba.

—Estoy llamando al número, tiene que haber una explicación. Necesitamos averiguarlo antes que tu hermana mate a tu prometido—dijo Rachel tomando el celular de la cama, donde lo había tirado y dejado.

Marcó el número y lo sostuvo en su oído. La miré, conteniendo el aliento.

Cuando sus ojos se abrieron grandes, mi estómago cayó y mi pecho se sintió como si iba a explotar.

—¿Quién habla?—preguntó pasando de sorprendida a enojada—Dani ¿quién?, Rachel Fabray. Ahora responde a mi pregunta—frunció el ceño—¿Cómo conoces a Santana López?—cerró los ojos y maldijo—Colgó.

No podía hablar ni respirar.

Me incliné y agarré mis rodillas, deseando despertar de esta pesadilla. Eso tenía que ser; esto tenía que ser una pesadilla, una horrible.

—Su nombre es Dani Vick, estaba en el bar. Escuché a Jackdown en el fondo.

Dani Vick. No era Greg. Era Dani Vick.

No conocía a Dani Vick. No conocía a nadie con el apellido Vick.

Oh Dios, quería gritar pero no podía respirar lo suficiente para eso.

—Traté de ser positiva acerca de esto, pero ahora espero que Quinn le haya pateado el trasero—dijo Rachel tirando de vuelta el celular a la cama.

—Nos íbamos a casar—dije, levantando la mirada hacia Rachel—El sábado. Íbamos a prometernos un para siempre la una a la otra. No lo entiendo—un sollozo salió de mí, me acurruqué en la silla y dejé que el dolor en mi pecho fuera libre.

Tenía que hacer algo antes de que me quebrara totalmente en dos.

—Lo siento, cariño. Lo siento tanto—Rachel se sentó a mi lado tratando de calmarme, pero no ayudó.

Nada podría ayudar.

No podía pasar por esto.

Estaría rota para toda la vida.




Santana


Después de que la tripulación de Artie hubo trabajado en el condominio que están construyendo en el este de la playa, salí y me aseguré de que las cosas estuvieran desconectadas y las mierdas costosas, bajo llave.

Era la noche libre de Artie.

Cuando él me trajo hace unos meses, estuve de acuerdo de tomar algunas responsabilidades así podía irse a casa con su familia. Pronto estaría tomando una semana de descanso para mi luna de miel, así que le debía algunas horas extras esta semana.

Él no lo pidió, pero sentía que era lo correcto.

Me contrato tan pronto como pudo darme un trabajo que pudiera pagarme lo mismo que mi trabajo de barwoman.

Odiaba trabajar por las noches, y él lo sabía.

Esto resolvió mi problema.

Tenía una prometida en casa, que deseaba esté acurrucada desnuda en nuestra cama.

Para hacerle el amor.

Mucho y mucho sexo.

Sonriendo, recogí la basura que quedó atrás, y luego me dirigí hacia el basurero.

Estos tipos eran unos cerdos. Dejaron botellas vacías de coca cola y bolsitas de papas fritas por todo el lugar.

¿Cuál era el gran problema con levantar y limpiar la mierda?

Hombres.

Unas luces iluminaron el aparcamiento vacío, seguido por otras y luego un tercer juego de luces.

¿Qué demonios?

¿Iba a haber una fiesta en el estacionamiento que tendría que detener?

Yo solo quería llegar a casa con Britt.

Estúpidos adolescentes.

Cerrando la tapa del contenedor de basura, me volteé y comencé a caminar hacia las luces, cuando una puerta de carro se cerró de golpe y escuché a Quinn gritando mi nombre.

Confundida, me detuve en el camino.

—Hija de puta, te voy a matar—gritó Quinn y me di cuenta que pasaba algo muy malo.

Quinn era mi mejor amiga, y yo sería su cuñada en algunos días.

¿Era alguna broma?

—Santana, ¡aléjate, maldita sea! Quinn, para y pregúntale primero antes de que cometas un asesinato—la voz de Mike salió de la oscuridad.

—Tiene razón, Quinn. Déjame hablar con ella. Y si la está engañando, nosotros le daremos una paliza sin importar que sea una mujer—gritó Artie.

Oí una pelea, y los gritos de Quinn, mientras Mike demandaba que se calmara.

Quitándome de los faros que me cegaban, caminé hacia ellos. Una vez que ya no tenía luces en mi vista, pude ver a mis tres mejores amigos en lo que parecía una discusión.

Quinn balanceaba los brazos y gritaba que me iba a matar, y Mike y Artie la estaban sosteniendo.

—¿Puedo preguntar por qué demonios quieres matarme?—le pregunté, tratando de pensar que fue lo que le causó este nivel de ira al racional Quinn.

—¿Estás engañando a Brittany?—preguntó Artie con un gruñido.

¿Qué mierda?

—¡No! ¡Mierda, no! ¿Por qué siquiera pensarías eso? ¿Es por eso que ella ha perdido la cabeza? ¿Piensa que estoy engañando a Britt? ¿Mi Britt, a quien adoro más que mi propia vida? ¿Me estás jodiendo, verdad?

—Te dije que no lo hizo. Hay una explicación, Quinn. Cálmate, maldición, y deja que hable—dijo Mike agarrándole los brazos por la espalda, mientras la rubia me miraba.

Parte de su rabia se tranquilizó mientras me estudiaba.

—Suéltenme, dejaré que hable. ¡Pero más vale que tenga una maldita prueba! ¿Me entiendes? ¡UNA JODIDA PRUEBA!

Artie lo soltó un poco, pero Mike no.

—Prométeme que dejarás que hable. Brittany lo querrá vivo si no ha hecho nada malo—dijo Mike.

—Lo prometo. Suéltame—espetó Quinn, liberándose del agarre.

Comenzó a dirigirse hacia mí, y Mike volvió a agarrarla.

—¡Solo quiero preguntarle! —gruñó Quinn.

—Entonces hazlo con varios metros entre ustedes dos—le respondió Mike con calma.

—Está bien—gritó, soltándose de nuevo, sus ojos tan llenos de dolor y furia, que ni siquiera era Quinn.

Nunca la vi de esta manera.

Ni siquiera aquella vez cuando se enteró que salía con Brittany.

—Dejaste tu celular en el carro de Brittany. Y recibiste un mensaje de Greg—dijo Quinn con disgusto—, Pero Greg no tiene un coño que tú puedes hacer que se moje, así que Brittany estaba confundida ya que encontró que al Greg con el que trabajas lo tienes guardado en tu celular pero con otro número.

—Espera… ¿Qué?—hablaba acerca de coños mojados y de Greg del trabajo.

Nada de esto tenía sentido.

—¿Tienes el número de una mujer que encubres con el nombre de Greg en tu teléfono, porque la follas a espaldas de Brittany?—preguntó Artie.

—Demonios, ¡¡¡no!!!—grité furiosa de que incluso ellos pudieran pensar eso.

—Sabía que ella no la engañó—dijo Artie, levantando las manos como si siempre tuviera razón.

Esta vez sí la tenía.

Toda la maldita razón.

—Tienes que tener una muy buena explicación entonces, porqué acabo de recibir un mensaje de Rachel. Llamó al número de tu teléfono y respondió una chica llamada Dani Vick. Se hallaba en el Live Bay. Rachel pudo escuchar al fondo a Jackdown. Cuando le preguntó como conocía Santana López, la chica colgó—dijo Quinn, ya no tan enojada, sino más bien necesitando una prueba.

—¿Britt cree que la he engañado?—pregunté, viendo a mis tres amigos.

—¡Claro que sí! Ella es un maldito desastre—respondió Quinn levantando la voz de nuevo, como si se fuera a descontrolar otra vez.

Ahora todo tiene sentido.

Brittany… Tengo que buscarla.

Maldición, debe estar devastada.

—Tengo que hablar con Britt. ¡Ahora!—dije pasando entre ellos.

—¡No! Primero irás a Live Bay con nosotros. Vamos a encontrarnos con Dani Vick para averiguar por qué demonios su nombre estaba guardado como Greg en tu celular—dijo Quinn extendiéndose para agarrar mi brazo.

Amaba a esta chica, pero no iba a dejar que Brittany pensara un minuto más que la había engañado.

¡A la mierda!

VOY. A. IR. CON. BRITTANY.

—Está bien, mira, yo iré a Live Bay contigo—le dijo Artie a Quinn—Sé que estás enojada porque Brittany es un desastre, pero San necesita buscarla y arreglar esto. Ella necesita que San lo arregle. Y nosotros iremos a averiguar quién demonios es Dani Vick.

Me quité la mano de Quinn y corrí hacia mi Jeep. Cuando abrí bruscamente la puerta, recordé dónde escuché ese nombre antes.

—Dani Vick es esa morena de Live Bay con las grandes tetas falsas y su cabello es azul. Ha estado encima de mí por meses. Solo la ignoro y se va.

—¡La conozco! La semana pasada pediste que cambiaran de mesera—dijo Artie chasqueando los dedos.

Asentí.

—Sí. Así es como conozco su nombre. Mike me lo dijo cuando fui y le pedí que la mantuviera lejos de mi mesa por el resto de mi vida.




Brittany


—Hola—dijo Rachel parándose cuando su teléfono suena y se lo coloca en su oído—No lo hizo. Sabía que no lo hizo… Detente, Quinny... Estás demasiado involucrada en esto. Cálmate. ¿Artie y Mike le creen?—caminaba de un lado a otro, y yo estaba atenta a cada palabra—¡¡¡Vees!!! Le creen… Solo me estoy quedando hasta que me diga que me vaya. No me iré de aquí porque tú quieras Lucy, solo si ella quiere que me vaya—me miró y rodó los ojos—Ve a resolver eso, y déjanos en paz. Va estar bien. Está diciendo la verdad. Sabes en tu interior que es así… también te amo—dijo, y luego colgó—Santana está en camino. Quinn dijo que está desesperada por llega a ti. Jura que nunca ha tocado a nadie. Y Dani Vick es aquella mesera de Live Bay con el pelo azul, esa que Santana le pidió a Mike que cambiara de mesa la semana pasada. Aparentemente, ella está coqueteándole.

La recordé.

Realmente tenía pechos grandes.

Me puse celosa, y Santana se enojó cuando ella no captó la indirecta. Sin embargo no sabía que le había pedido a Mike que la cambiara de mesa.

—No paraba de enseñarle a Santana su escote, o tratando de enseñárselo. No la miró, y seguía acercándome, hasta que estaba atrás mío, rodeándome con sus brazos. Pero tengo una gran envidia por los pechos grandes, y los de ella me hicieron ser consciente de los míos.

Rachel se sentó a mi lado y le dio unas palmaditas a mi rodilla.

—Creo que le han tendido una trampa a Santana. Está en camino. Cuando llegue aquí, ¿quieres que me quede o que me vaya?

No quería hablar acerca de todo esto enfrente de mi cuñada.

—Te puedes ir—le dije—, Sin embargo gracias por venir.

Asintió.

—Todavía no ha terminado. Si Quinn no tiene alguna prueba, volverá a atacar a Santana. Artie y Mike, continúan con Quinn, sin embargo no pueden mantener a tu prometida viva, o a tu hermana fuera de la cárcel.

Si no estuviera hablando en serio, me habría estado reído.

La puerta de nuestro apartamento se abrió.

—¡Britt!—gritó Santana.

—Está aquí—dijo Rachel, luego se levantó—, Las dejaré hablar.

Rachel caminaba hacia la puerta del baño cuando Santana, gritó de nuevo mi nombre, con su voz llena de pánico.

—Se encuentra aquí—respondió Rachel y salió del baño.

Santana se acercó rápidamente; se miraba como una persona en una misión.

—Lo juro por Dios que no tengo idea de cómo ese número llegó a mi teléfono, y jamás he tocado a alguien más que a ti—juró Santana, envolviendo los brazos alrededor de mí, y jalándome hacia ella—Ni siquiera conozco a esa perra. Solo sé que se llama así porque Mike la nombró cuando le pedí que la mantuviera lejos de mí. Obtuvo mi número de alguna manera, lo averiguaré, pero necesito que creas en mí. Nunca, bebé. Por dios, nunca te haría algo así.

La desesperación en su voz y el modo que me sostuvo tan fuerte, que era difícil el respirar, era todo lo que necesitaba.

Me decía la verdad.

Esta era la mujer que yo conocía.

La mujer que me amaba.

La única a quien confié con mi vida.

Mi felicidad.

Ella era mía.

—Te creo—le dije, levantando mi mano para tocar sus largos y negros mechones—, Pero no puedo respirar.

Sus brazos me soltaron un poco, pero siguió ahí, respirando con dificultad.

—Lo juro por Dios —dijo de nuevo.

—Lo sé —le aseguré.


Ahora me balanceaba. Podía sentir su corazón latiendo contra mi pecho.
Esto la había asustado.

Todo el dolor que sentí era remplazado por simpatía por ella.

—¿Quinn te tocó?—le pregunté, tratando de hacerme un poco para atrás así podía ver más de cerca su cara, pero ella no me dejó alejarme ni aunque sea un centímetro.

Enterró su cara en mi cuello.

—No, pero solo porque Artie y Mike la detuvieron mientras gritaba.

—Lo siento—dije mientras trataba de calmarla.

—No te disculpes por esto, Britt. Esta mierda fue por mi culpa. No tuya—finalmente me alejó un poco para poder darme un suave beso—Solo tú, niña bonita—dijo contra mi boca.

—Lo sé —le aseguré.

—Me voy a casar contigo, niña bonita.

Sonreí ante el recordatorio.

—Sí.

—Te necesito ahora, chica bonita—dijo mientras iba dejando besos por mi cuello y empezaba a trabajar rápidamente en mi ropa—, Odio cuando has estado llorando. No quiero que llores. Lo odio. Te quiero sonriendo—dijo contra mi clavícula—Solo llora mi nombre cuando te vengas.

—Ajam—coincidí cuando su atención se movió a mis pechos, los que se pusieron muy contentos.

Parecía que no le importaba su tamaño.

Me hizo sentir perfecta y hermosa.

Ella era tan mía.




Santana


Me sacaron el teléfono de la mesa la semana pasada, cuando yo me hallaba bailando con Brittany, mientras Mike fue a traer más cerveza.

La mesera que él mandó era amiga de Dani, así que ella había hecho el trabajo sucio.

El plan de Dani era enviarme mensajes sucios hasta que Brittany los viera o yo llamara al número, y de ser así, iba a tratar de convencerme de reunirme con ella.

La otra mesera cantó como un pájaro cuando Mike las llamó a todas a la oficina y preguntó acerca de eso. Dani fue despedida y también la mesera que le ayudó.

Quinn ya no seguía queriendo matarme, y volvimos a estar felices de que nos íbamos a convertir en familia.

No es que no lo fuéramos ya.

Artie, Mike y Quinn han sido mi familia desde el segundo grado.

No me permitieron ver a Britt en todo el maldito día.

Rachel dijo que era de mala suerte. Traté de decirle que nada acerca de Brittany era de mala suerte.

Rachel me sonrió y regresó a cuidar a Brittany.

Las fotos de la boda que iban a ser tomadas sin que yo pudiera ver a mi novia, fueron tomadas, y teníamos una hora antes de que la boda empezara.

Quería ver a mi niña bonita.

No me gustó despertarme y descubrir una nota en la almohada explicando que Rachel vino en medio de la noche para llevársela.

En este momento no me gustaba mucho mi futura cuñada.

—¿A dónde vas?—preguntó Artie, con una sonrisa cuando bajé todo el vestíbulo de la capilla hacia la habitación nupcial.

—Exactamente a donde piensas que estoy yendo—le dije.

—Solo falta una hora. ¿No puedes esperar hasta entonces?—preguntó en tono divertido.

—Tú eres el que sigue. Cuando estés esperando para ver a Sienna y ellas no te lo permitan, necesitarás ayuda. Vendrás a buscarme, y yo te lo devolveré.

Artie asintió y luego rio entre dientes.

—Bien, yo me ocupo. Ve a ver a tu chica.

Esa fue una venta fácil.

Me agaché detrás de la esquina, cuando la puerta de la habitación de Brittany se abrió.

Rachel dijo que necesitaba ir a revisar a Charlie, y estaría de vuelta pronto para ayudarla. Sonreí, y esperé hasta que Rachel estuviera fuera de vista y corrí hacia la habitación.

El pomo se giró y me deslicé dentro, cerrando la puerta y bloqueándola detrás de mí.

Brittany se hallaba sentada de espalda, usando un sostén de encaje blanco y unas bragas a juego y Dios me ayude, ella tenía un cinturón francés y una liga en el muslo.

Jesús…

Debo de haber hecho algún ruido, porque Brittany se dio la vuelta.

—Sanny—dijo en un susurro de sorpresa. Entonces empezó a reírse—Rachel se pondrá furiosa.

Me importaba una mierda cómo se pondrá Rachel.

—Levántate—dije mientras daba los tres largos pasos que me llevarían hacia mi novia.

Ella se levantó y los brillantes tacones blancos que no había visto con todas las otras cosas, ahora pude verlos.

—¿Cómo demonios voy a superar toda la ceremonia, sabiendo que luces así por debajo?

Se encogió de hombros.

—Tal vez es por eso que se supone que no tenías que verme.

Eso es pura mierda.

No me gustaba esa regla.

—Britt, estás usando una tanga—dije cuando noté sus nalgas.

Asintió.

—Siéntate en la mesa—dije, acosándola mientras se sentaba en la mesa detrás de ella—Ahora, niña bonita, extiende esas piernas para mí—le demandé, e hizo exactamente lo que le dije—Pon esos tacones arriba de la mesa, pero mantén tus piernas abiertas.

Mi prometida hizo todo tal como le dije.

Sonriendo, me hinqué sobre mis rodillas, viendo su cara mientras lo hacía.

Ella ya tenía amplio conocimiento de lo que haría mientras le decía exactamente lo que planeaba hacerle.

Y lo quería.

Tenía una novia traviesa.

—Cuando mi niña bonita camine por ese pasillo vestida de blanco, sus muslos estarán mojados por mi boca—dije, luego hice la tanga a un lado y empecé a saborear el dulce más dulce de todo el mundo.

—San—gimió, alcanzando mi cabeza.

Sus manos agarraron mi pelo en puños, y levanté mi mirada hacia ella. Sus rodillas levantadas, sus piernas bien abiertas, brazos hacia abajo sosteniendo mi cabeza entre sus piernas, y era lo más erótico que cualquier novio ha visto en su boda.

—Dulce coño—dije con una sonrisa y ella me miró con la boca abierta.

Esos labios suyos estaban perfectamente pintados del rosa que le ayudé a escoger.

No le arruinaría eso hasta que pueda besarla enfrente de todos.

Se escuchó un golpe en la puerta, y sus ojos se abrieron mientras su atención pasó de mí hacia la puerta.

—Está con llave —le aseguré.

—Pero…

No le di oportunidad de pararme. Jugué sucio y empecé a succionar su clítoris como un bombón.

Sus ojos rodaron hacia atrás, mientras ponía las manos en mi cabeza para sostenerme ahí.

—Sí, sí, sí… ahí…como… me gusta...—jadeó, luego chilló mientras trataba de evitar el ser ruidosa.

Le di una lamida, hasta que ella se echó a reír y me empujó hacia atrás.

Sonriendo, me limpié la boca con la manga y me puse de pie.
—No te limpies. Quiero decir mis votos sabiendo lo húmeda que estás. Ese pedacito de tela que llamas bragas está empapado. Me gusta.

Brittany se encontraba sin aliento.

—¡Oh, por el AMOR DE DIOS! ¡Santana, tienen el resto de sus vidas para eso!—gritó Rachel a través de la puerta.

—Podré saborearte toda la noche—dije lamiéndome los labios—, Antes de la recepción, necesitaré follar a mi esposa.

Frunció los labios como si estuviera pensando, luego suspiró.

—Supongo, que puedo manejar que mi sexy esposa se escape conmigo antes de que vayamos a bailar y celebrar.

—Es bueno escuchar eso—dije, luego presioné mis labios en un beso simple en su nariz, así no arruinaría su maquillaje—Voy a dejar que te vistas. Te veo en unos minutos. Seré la chica guapa al final del pasillo. Ven a mí.




Brittany


Santana me dio un beso, y luego abrió la puerta y salió.

—No puedo creerte—le dijo Rachel a Santana mientras pasaba junto a mi morena para entrar a la habitación.

Santana se encogió de hombros y Rachel se echó a reír.

Cuando la castaña cerró la puerta luego de que mi morena saliera de la habitación, se giró para verme.

—Supongo que si una novia va a tener sexo salvaje y caliente con su novia minutos antes de la boda, sería la novia de Santana López—dijo sacudiendo la cabeza y riéndose de nuevo.

—Me disculparía por haberlo dejado quedarse pero… te estaría mintiendo.

—Lo sé. Venía caminando y casi llegando escuché lo suficiente para saber que no quería pararme cerca de la puerta. Regresé y mantuve a todos los demás alejados. Puedes agradecerme más tarde por salvar a tu mamá del horror de escucharte con un orgasmo—mi cara se ruborizó y Rachel se rió—Chica, es demasiado tarde para ruborizarte—se giró y agarró mi vestido, el cual me había quitado después de las fotos, así podría usar el baño y retocar mi maquillaje—Es momento de ponerte esto de nuevo. Ya casi es hora de casarte con la renovada playgirl de Sea Breeze.

Oh, todavía era una playgirl.

Solo que era mi playgirl.

Levanté los brazos y dejé que Rachel dejara caer el vestido en mi cuerpo.

—Marley, Hanna, Tina y Sugar, están listas ya en fila para salir. Me aseguré de eso antes de regresar a revisarte.

—Gracias.

No sabía cómo podría haber hecho todo esto sin Rachel.

Mi mamá tenía sus manos llenas con mi hermanita, Aria. Un pensamiento que solo me hizo feliz.

Rachel dio un paso adelante y había sido la mejor madrina del planeta. La dama de honor era Marley, pero Rachel dejó que se encargue de las otras damas de honor, mientras ella se encargaba de mí.

—De nada. Me encantó ser parte de todo esto—dijo sonriéndome en el espejo.

—Vamos a hacer esto.

Cuando abrí la puerta, Aria se topó conmigo con un vestido lleno de Tul blanco.

—Te ves como una princesa—le dije mientras daba vueltas alrededor de mí.

—Bree May tiene un vestido igual al mío. Tal como lo dijiste—sonrió hacia mí.

—Estoy segura que ambas serán las princesas más hermosas que aquellas personas hayan visto.

Aria levantó su cesta.

—Se encuentra vacía. Bree May está guardando mis pétalos hasta que ya sea hora. Yo seguía arrojándolos por accidente. Ella no quería que los tirara, así que dijo que los iba a guardar para mí.

—Ven conmigo. Me ocuparé de que Bree May y tú ya estén listas para caminar por el pasillo, y así puedes arrojar todos esos pétalos todo lo que quieras. Solo espera hasta que sea el momento—dijo Rachel sonriéndome mientras movía a Aria de nuevo a la alineación.

Las damas de honor ya comenzaron a dirigirse al interior cuando empezó la música.

Marley me sonrió.

—Te ves hermosa.

—Gracias.

Sus ojos brillaron y se inclinó para acercase a mí.

—¿Es cierto que tuviste una pequeña actividad antes de la boda?

Me sonrojé de nuevo.

Aparentemente todos sabían lo que pasó.

—Supongo que sí pasó. Te casas con Santana López, después de todo—dijo. Y luego se dio la vuelta y salió por la puerta.

—Chicas, ustedes dos van cuando me vean llegar al frente—dijo Rachel, y las dos asintieron.

—Lo tengo controlado—le confirmó Bree May.

Me reí un poco.

Ella realmente sabía lo que hacía.

Ya había hecho esto unas cuantas veces.

Bree May le dio un codazo a Aria.

—Tu turno. Estaré detrás de ti.

Aria me dio una sonrisa mostrando todos sus dientes, caminó hacia el pasillo demasiado rápido, y había arrojado todos los pétalos antes de haber llegado al medio camino.

Pero ella era feliz y adorable.

Mi papá se acercó a mi lado y me dio su brazo.

—Ella te hace feliz, ¿verdad?—dijo mirándome fijamente.

—Sí, papi, más que nada en el mundo.

Asintió.

—Entonces es hora de dejarte ir.

Le di un golpecito en su brazo y me sostuvo mientras caminábamos hacia la persona de mis sueños que me estaba [esperando.

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Hola, aquí les dejo el final de otra linda historia. MUCHAS GRACIAS a todas las personas que se dieron el tiempo de leerla y más aun de comentarla!

GRACIAS!

Ya subo el prólogo de otra!

Pd: como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Pd1: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!