[Resuelto]FanFic Brittana: Arco Iris (Adaptada) Epílogo

Capitulo 24

—Entonces, ¿nos encontraremos de nuevo aquí y decidiremos la cena? ¿Eso está bien con todas?—Emily preguntó a la mañana siguiente, cuando las cuatro se sentaron en la piscina mordisqueando frutas y bebiendo champán.

La mesa estaba llena de folletos, y Emily y Hanna había decidido que un viaje de regreso a Oahu estaba en orden.

Sólo tenían que visitar los museos hoy.

Lo que sea.

Debido a que Santana decidió que no iba a preocuparse por ello. El día anterior había sido un día de descanso, relajante.

Ella y Brittany habían jugado en el agua, habían absorbido el sol, habían caminado por la playa, y, finalmente, se habían unido a Emily y Hanna en la piscina.

Ahí, habían pasado el resto de la tarde conociendo a Jesse, el muy amable barman que estaba pasando su primer verano ahí después de años de trabajar en su natal Cancún.

Hizo una margarita asesina.

Para la cena, Eleu les había ordenado un surtido de platos del restaurante polinesio cercano.

Habían comido en la zona común cerca de los jardines, conociendo a algunos de los otros huéspedes alojados ahí.

Santana finalmente había colapsado, el beneficio de cinco horas finalmente alcanzándola.

No tenía idea de cuando Emily se había acostado.

—Claro, lo que sea—Brittany dijo. Ella cogió un folleto y lo levantó para Santana—¿Te apetece bucear?

—Sí. Cualquier cosa en el agua. Me apunto.

Brittany levantó una ceja burlonamente y Santana lanzó una mirada a Emily, pero sus ojos estaban en Hanna. Miró de nuevo a Brittany, preguntándose si ésta estaba preocupada porque Hanna, su cita, estaba pensando salir con Emily todo el viaje.

—Bueno, nos vamos entonces. Manko nos está conduciendo a la pista de aterrizaje. Dejaremos el coche de alquiler para ti.

—¿Manko? ¿Él tiene la edad suficiente para conducir?

—¿A quién le importa?—Hanna le preguntó riendo, de pie—Vamos, Emily, no queremos llegar tarde.

Emily empujó la silla hacia atrás, inclinándose para colocar un ligero beso en la mejilla de Santana.

—Ustedes chicas se divierten. Nos vemos esta noche.

La sonrisa que Santana se había obligado se desvaneció tan pronto como estuvieron fuera de la vista. Se volvió a Brittany, con el ceño fruncido.

—No estás realmente saliendo con Hanna, ¿verdad?

—No mucho, no—clavó un trozo de piña—Pero ella me invitó, y bueno ... yo quería, bueno, pensé que sería bueno, ya sabes que ... tú y yo, demonios, yo estaba siendo egoísta.

Santana se inclinó sobre la mesa y le apretó la mano.

—Gracias. Me alegro de que estés aquí—se aclaró la garganta—Porque creo que están teniendo una aventura.

Las cejas de Brittany se alzaron pero se mantuvo callada.

—Piensas lo mismo, ¿verdad?—continuo Santana.

Brittany asintió.

—Sí. Lo siento.

—No hay necesidad—se puso de pie, moviéndose hacia el borde de la piscina. Tomó una respiración profunda, hundiendo las manos en su pelo y se dio la vuelta—¿Te importa si nos saltamos el snorkel hoy?

—Lo que quieras, San.

—¿Sí? Bueno, realmente me gustaría dar un largo paseo por la playa. Tengo ganas de hablar—se encontró con su mirada—¿Te importa?

—No, en absoluto. Pero, ¿es esta una de esas conversaciones que normalmente reservas para Quinn?

Sonriendo, Santana volvió a la mesa, inclinándose al nivel de los ojos con Brittany.

—Es realmente contigo con quiero hablar. No con Quinn.

Brittany asintió.

—Entonces soy toda tuya.

Las palabras fueron dichas casualmente, a la ligera, pero su doble sentido no se perdió en ninguna de ellas.
Mientras esos hermosos ojos azules sostenían los suyos, Santana se sintió atraída hacia la rubia.

Y sería tan fácil caer, dejarse ir, confiar en Brittany para mantenerla a salvo.

Pero no.

Eso sólo añadiría al lío en que se había convertido su vida.





—Sé que te he llevado a creer que mi relación con Emily era todo rosas—dijo más tarde mientras caminaban lado a lado a lo largo de las olas.

Sus pies estaban desnudos, sus trajes de baño cubiertos por shorts y camisetas sin mangas.

Brittany llevaba una gorra de béisbol, su pelo atado y tirado a su espalda. Sus gafas de sol alzadas sobre el borde de la gorra y sostenía una botella de agua flojamente entre los dedos.

Santana la alcanzó, sacándola de su mano y tomando un trago.

—Yo sabía que no eran rosas, San. No estoy ciega.

—Francamente, el último año ha sido horrible—dijo, entregando a Brittany la botella de agua.

—¿Por qué te has quedado?

—¿Dejas a alguien sólo porque se ha convertido en un adicto al trabajo?—sacudió la cabeza—Ella tenía metas de carrera para sí misma. No puedo reprocharle eso. Diablos, yo las tengo también.

—¿Pero?

—Nos hemos distanciado—se rió—Dios, que es una mala excusa, ¿no es así? Distanciado. Pero el año pasado, ella se quedaba en el trabajo cada vez más tiempo, nos veíamos cada vez menos. Y este viaje—dijo, moviendo los brazos hacia el agua—Ella odia el mar. Debería haber sabido que algo estaba pasando.

—¿Te ha dicho algo?

—No. No nos vemos lo suficiente como para tener ese tipo de conversaciones, ya sabes. Sin embargo, sus acciones hablan más fuerte, supongo.

Brittany tuvo problemas con sus pensamientos, tratando de averiguar qué decir, cuanto decir, tratando de encontrar la manera de salir de la proverbial enmarañada red en la que parecía encontrarse.
Sólo debía decirle a Santana la verdad.

No, en realidad debería haberle dicho a la morena la verdad hace semanas.

Pero ellas no estarían aquí, de pie sobre la arena blanca, mirando la cristalina agua azul estrellarse en la orilla, sintiendo la brisa del mar contra sus caras.

—¿Qué estás pensando?

—Lo egoísta que soy—Brittany dijo con veracidad.

—¿Egoísta?

Brittany se detuvo, frente a Santana.

—Cuando Hanna me pidió que fuera, pensé que era un poco extraño, ya que realmente no estábamos saliendo. Pero sabía que sería una oportunidad de estar contigo durante casi dos semanas—abrió los brazos—Aquí. De esta manera. A solas.

Cuando sus ojos se encontraron, Brittany estaba segura de que Santana estaba mirando su alma.

Se preguntó lo que veía.

¿Acaso creía la media verdad que acababa de compartir?

¿Creía que sabía más?

Podía ver el deseo profundamente enterrado que había escondido, lejos de la superficie, pensando que era más seguro fingir que eran sólo amigas, fingir que ambas no estaban luchando con esta atracción.

¿Qué vio ella?

—Cuando Emily primero me dijo que tú ibas, yo estaba ... bueno, estaba aterrada—se apartó de Brittany—Tonta, lo sé. Quiero decir, que pensaba que Emily quería alejarse para trabajar en nuestra relación, y yo sabía que si estuvieras aquí, eso no iba a suceder. Tú atrapas más mi atención que ella—se giró de nuevo a Brittany—Y supongo que si realmente quisiera trabajar en nuestra relación, exigiría que Emily y yo pasemos tiempo juntas.

Brittany permaneció en silencio, simplemente viendo a Santana luchar con sus pensamientos.

—He sabido desde hace bastante tiempo que no estaba enamorada de Emily—se movió, comenzando a caminar de nuevo—Pero ocho años, ya sabes. No acabas tirándolos sin intentarlo.

—No, supongo que no lo haces.

—Pero es difícil intentar cuando la otra parte está ausente. Y me refiero ausente durante varios días. Oh, ella volvió a casa para dormir unas pocas, pero eso fue todo—se inclinó y recogió una concha rota. Toqueteándola por un momento antes de cerrar su puño alrededor de ella—Y sabía que el final estaba realmente aquí cuando tuvimos la cena contigo y Hanna esa primera noche. Ya ves, Emily nunca llegaba a casa para cenar cuando estaba sólo yo, nunca se tomó el tiempo para almorzar si era yo. Pero para Hanna, hizo una excepción.

—Lo siento—Brittany dijo.

—¿Vas a dejar de decir eso? No estoy molesta, sabes. No es como si esto fuera una gran sorpresa para mí. Quiero decir, he vivido con eso desde hace meses—se detuvo, girándose para mirar a Brittany de nuevo.

—He estado... sola durante meses. No creo que realmente me haya dado cuenta de que estaba sola—miró hacia abajo, lejos de la rubia—No me gusta la persona en que me he estado convirtiendo. Me sentía rota, derrotada... perdida—miró hacia arriba de nuevo—Y todas esas otras palabras negativas asociadas con el fracaso.

—¿Así que crees que es tu culpa?

Santana rozó los mechones de pelo que le habían soplado en su cara, sus ojos firmes mientras miraba a Brittany.

—No, no creo que fue mi culpa. No para empezar. Pero si me importaba, si realmente la quería, ¿por qué debería dejarle escabullirse así, como yo sabía que era? Tuvimos conversaciones a medias al respecto, pero nada se resolvió nunca. Me dije que tenía que ser paciente. Y me deje ir en eso—volvió a caminar, Brittany junto a ella, pero se detuvo de repente, sus ojos cl vados en los de la rubia—¿Cuánto tiempo hace que lo sabes?

—Oh, San, no lo hagas.

Santana se estiró para tomar la mano de Brittany, apretando sus dedos con fuerza.

La rubia se estremeció. Era la primera vez que se tocaban así.

—Si piensas que estoy enojada contigo, Britt, no es así. Y sé que no nos conocemos desde hace mucho tiempo, pero tus ojos—dijo con voz suave—Son como un libro para mí.

Brittany giró su mano, entrelazando sus dedos con los de Santana, sujetándolos firmemente en los suyos.

Jaló, acercando a la morena.

—¿Y qué estoy pensando ahora?

Santana sostuvo su mirada, sin alejarse.

—Estás pensando exactamente lo mismo que pensaste el día que nos conocimos.

—¿Y qué es eso?

—Te estás preguntando como sería besarme.

Brittany asintió.

—Así que puedes leerme como un libro.

—Así que dime, ¿cuánto tiempo hace que lo sabes?

Brittany se relajó, dejando que su mano dejara escapar la de Santana. Esta vez, ella comenzó a caminar por la playa.

Y esta vez, le diría la verdad.

—Le pregunté a Hanna sobre eso esa noche después de la cena. En realidad, estaba bastante avergonzada de haberme dado cuenta—miró rápidamente a Santana—Pero ella dijo que no estaban teniendo una aventura. Dijo que estaban hablando, volviendo a reencontrarse. Dijo que todavía había una atracción ahí, y que están... hablando de ello.

Santana asintió pero no dijo nada, sin dejar de mirar a lo lejos. Brittany la detuvo con un ligero toque en el brazo.

—Debería haberte dicho algo.

—¿Por qué? ¿Porque estaban haciendo algo que tú y yo no hicimos?

—San, te dije que nunca…

—Pero hablamos de eso. Las dos sabíamos que estaba ahí, todavía está aquí. Sin embargo, seguimos viéndonos, hablando, coqueteando entre nosotras.

—San, es completamente diferente.

Santana dio un paso más cerca, sus piernas desnudas rozando contra las de Brittany, su cara, su boca, sólo a pulgadas de distancia.

—¿Es diferente? ¿Cómo? Podría perderme en tus ojos, Britt. Sólo estando cerca de ti, de esta manera, siento cosas que no he sentido en muchos años, es aterrador. Y sólo puedo imaginar lo que sería hacer el amor contigo. Entonces, ¿cómo es eso diferente?

Brittany no era capaz de recuperar el aliento, las palabras de Santana quitándoselo.

Ella estuvo tan cerca, tan cerca de jalar de Santana, tan cerca de besar a la morena insensatamente aquí en la playa.

Santana desafiándola a hacer precisamente eso.

Le tomó toda su fuerza de voluntad para alejarse, para poner un poco de espacio entre ellas.

—Buen punto—dijo, tragando el nudo en su garganta.

—Pero si lo haces de nuevo, voy a olvidar todo sobre mi promesa—Santana, también, se alejó. Por un segundo, apoyó la cara entre sus manos, luego alzó la vista—Lo siento, Britt. Eso estuvo fuera de lugar.

Brittany sonrió.

—Has estado muy cerca, San—era su turno para acercarse, su turno para burlarse—Te he hecho el amor tantas veces en mis sueños, sé exactamente como sería.

Los ojos de Santana se cerraron de golpe, y Brittany oyó el gemido que escapó de su boca, viendo el rápido pulso palpitante en el cuello.

Una vez más, apenas se resistió a poner sus labios ahí.

—Muy mala—Santana susurró.

—En lugar de una ducha fría, ¿qué tal un chapuzón en el mar?—Brittany no esperó una respuesta.

Tiró de su camiseta y la arrojó sobre la arena, sus shorts siguiendo. Entró en el oleaje, zambulléndose en las olas, dejando que el agua fría aliviara su dolorido cuerpo, palpitante, persiguiendo los pensamientos desenfrenados de su mente.

Santana la miró fijamente, mirando el cuerpo esbelto desaparecer en el mar.

Sólo entonces dejó escapar el aliento, sólo entonces respiró de nuevo.

—Te he hecho el amor tantas veces en mis sueños, rubia—Santana se quitó la camisa y la tiró junto a la de Brittany.

No tenía ningún sentido esconderse, no después de las palabras que acababan de intercambiar.

Así que se bajó los shorts, apartando los pensamientos de Emily.

Como se había dicho a sí misma antes, no iba a preocuparse por ello.

Si lo que sospechaba era cierto, si Emily y Hanna estaban teniendo una aventura, incluso estaban explorando esa posibilidad, entonces no había nada que pudiera hacer al respecto.

En verdad, ella no quería hacer nada al respecto.

Se terminó.

Todo excepto la declaración oficial, verbal... Sin embargo, se había terminado.

Así que siguió los pasos de Brittany en el agua, imitando sus acciones de lanzarse de cabeza en las olas, sintiéndose refrescada y aliviada, todo al mismo tiempo.

Salió a la superficie, sólo para tener otra ola estrellada en ella. Se giró de espaldas al mar, dejando que la ola la llevara cerca de la orilla, donde podía estar de pie.

El suave deslizamiento contra su pierna la hizo jadear, pero a través del agua cristalina vio a Brittany salir a su lado, su cuerpo brillando en el sol.

—¿Estás bien?

Santana asintió.

—¿Tengo que pedir disculpas?

Santana sonrió.

—Por favor no lo hagas. Es la actividad más sexual que he tenido en meses.

—¿En serio? Qué maravilloso.

La respuesta de Santana se perdió en el viento cuando Brittany la levantó y la sostuvo por encima de las olas, dándole vueltas en círculos, haciendo que la morena chillara de risa antes de que Brittany la lanzara de nuevo a las olas.

Ella salió chisporroteando, buscando por Brittany.

—¡Estás muerta, Pierce!

—¡Tendrás que agarrarme primero!

Capitulo 25

—Creo que me gusta tener a Eleu pidiendo la cena por nosotros, ¿no?—Emily preguntó mientras pasaba el plato de rollitos de col—Quiero decir, no me malinterpreten, disfruto de un buen restaurante tanto como la persona al lado, pero ¿puedes vencer esto?

Santana tuvo que mantener silencio.

La zona común del jardín estaba llena de una fragancia que ni siquiera podía empezar a describir. Todo parecía estar floreciendo a la vez y los olores eran increíbles.

Encima de eso con el jardín acuático cerca, el relajante sonido de la diminuta cascada, los pájaros mynah que aún cantaban en los árboles, y el sonido de las palmeras soplado en la brisa.

Era casi una sobrecarga para los sentidos.

—Después del día ocupado que hemos tenido, esto es maravilloso, Emily.

Apuesto a que estuvo ocupado, Santana pensó mientras miraba a Hanna.

—Realmente disfruto esto mucho más que un restaurante cualquier día—Brittany dijo—Por un lado, no tienes que vestirte.

Santana la miró, escondiendo su sonrisa. Brittany estaba todavía en su traje de baño, con los pies descalzos.

—Además, ya sabes, Jesse todavía está en servicio—Brittany añadió, empujando un pequeño paraguas de papel a un lado mientras llevaba el vaso a su boca.

—Sí, Jesse me dice que ustedes dos han estado aquí por un tiempo—Emily dijo, mirando fijamente a Santana—¿Cómo fue el snorkel?

Santana miró a Brittany, odiando el hecho de que se sentía culpable. No habían hecho nada malo.

Bueno, un poco de coqueteo, que apenas contaba. Pero Brittany la salvó de responder.

—No hicimos. Al parecer el barco sale temprano. A las 6. Así que sólo pasamos el rato aquí. El agua estaba genial, el sol estaba genial, todo era... simplemente genial—Brittany dijo, ofreciendo una pequeña sonrisa a Santana.

—Ya veo. Bueno, me alegro de que ambas disfruten del agua tanto. Pero creo que te aburrirías simplemente de pasar el rato.

Santana frunció el ceño, sintiendo como si Emily estuviera a punto de interrogarlas.

Como si pudiera decirles algo.
—¿Y cómo estuvo el museo?—preguntó, mirando entre Emily y Hanna—¿Disfrutaste de tu salida?

—Oh, sí. Aunque el Palacio Real no era todo eso. Ahora, el Museo Contemporáneo, era bastante impresionante. Tienen una buena muestra de arte asiático—Hanna miró a Emily—Pero después de pasar tres años en Nueva York, todo lo demás palidece.

—Todavía era interesante.

Santana lanzó una mirada rápida a Brittany, nada en su entretenida expresión mientras se apoyaba casualmente en su silla.

Habían pasado la mayor parte de la tarde bebiendo bebidas afrutadas y ambas estaban bastante apacibles para el momento en que habían regresado Emily y Hanna.

Santana decidió que le gustaba la actitud despreocupada de Brittany. Y realmente, después de su plática inicial por la mañana, ni Emily ni tampoco el nombre de Hanna se habían mencionado.

Eran sólo ellas, disfrutando del día, disfrutando de la compañía de la otra.

No le importaba lo que hacían Emily y Hanna.

—Mañana es mi día—Emily estaba diciendo.

Santana levantó la vista a tiempo para coger la mirada desprotegida que Emily y Hanna intercambiaron.

—Eso significa ir de compras, ¿supongo?

—Honolulu tiene algunas pequeñas boutiques increíbles. Y restaurantes. Vamos a tomar el almuerzo—se volvió hacia Santana—¿Que han planeado ustedes?

Increíble, pensó Santana.

Al menos podría preguntar si querían unirse a ellas.

Al menos podía ofrecerse a hacer una excursión conjunta.

Así que Santana sonrió, fijando su mirada en Brittany.

—En realidad, mañana es el día de Britt.¿ Paravelismo? ¿No es eso lo que mencionaste?

—Snorkel por la mañana. Paravelismo en la tarde—Brittany se incorporó—Eso me recuerda que las cinco llegarán pronto. Creo que me voy a dormir.

—Ni siquiera son las nueve. Apenas está oscuro—dijo Hanna.

—Mi cuerpo piensa que son las dos de la mañana. Además, hemos estado jugando todo el día. Estoy agotada—apartó el plato a un lado y se levantó—Gracias por la cena—mientras caminaba, rozó ligeramente el hombro de Santana—No te quedes dormida.

—No. Te veré por la mañana—Santana la vio salir, su mirada persistente hasta que desapareció en las sombras.

—Bueno, ustedes dos parecen estar haciéndose amigas—Emily dijo—Supongo que no me has extrañado en absoluto.

Santana no sabía que decir.

¿Cómo Emily esperaba que contesta eso?

La respuesta honesta sería que no, que no la había extrañado.

—¿Me extrañaste? Bueno, Em, no es muy diferente de lo que ha sido el año pasado, ¿verdad? Me he acostumbrado a que no estas cerca—suavizó sus palabras con una sonrisa—Además, me ahorra tener que ser sometida a toda esa cultura, y te salva de un evento de pesca con arpón.

Pero Emily no parecía de humor para ser apaciguada con una sonrisa.

—Sí, ya sé que estás limitada de esa manera. No conocerías la cultura si te golpeara en la cara—también, mostró una sonrisa—Parece que tú y Britt tienen eso en común, por suerte.

Oh, Dios... ella estaba de humor para pelear. Pero Santana no lo estaba.

Movió su mirada a Hanna en cambio.

—Debo darte las gracias por invitar a Britt. Ha sido un placer tenerla aquí.

Hanna asintió.

—Sí, ella es muy agradable. Me alegro de que disfrutes de algunas de las mismas cosas. Porque no puedo pagar para ir de paravelismo.

Santana se rió.

—Bueno, no me he comprometido yo misma. Puedo terminar viendo—se inclinó sobre la mesa y tomó otro rollo de col—Me encantan estas cosas. ¿Con qué están rellenas?

—Carne de cerdo y pescado, creo—Hanna tomó una también—Creo que tendré otra también. ¿Emily?

—No, estoy bien. Pero todavía es temprano. Tal vez deberíamos ir a la ciudad y ver la vida nocturna. ¿Alguien se anima?

Santana no lo dudó.

—Yo no. Tengo que estar despierta antes del amanecer. Ustedes sigan adelante si lo desean.

—¿Estás segura?

—Por supuesto—Santana mordió su rollito de col, mirándolas.

¿Realmente piensan que no se dio cuenta de la mirada y la sonrisa rápida que pasó entre ellas?

Quería decirles que realmente no había necesidad de planear y trazar maneras de conseguir estar solas, sin necesidad de tratar de ser conspiradoras.

Porque ya no le importaba.

Capitulo 26

—Mira eso. ¿Alguna vez has visto un amanecer más hermoso?—Brittany se volvió, su mirada se movió a la bola roja de fuego que acaba de romper el horizonte, luego de vuelta a Santana.

Las sombras de la madrugada aún bailaban en su cara, pero los rosados rayos de luz reflejaban sus cabellos negros, causando un resplandor ámbar.

En cuestión de segundos, Santana estaba totalmente envuelta por el sol mientras se elevaba, aparentemente justo afuera del agua, un pilar de luz roja y naranja a través del océano, encontrando a la morena en su mira.

Santana se volvió, apartando la mirada del amanecer, mirando a Brittany expectantemente.

No había ninguna mirada cautelosa en su cara, nada que estaba tratando de ocultar.

Y en ese momento, esa mirada, Brittany sabía que se había enamorado.

Vio el reconocimiento en los ojos de Santana, vio la expresión de sorpresa cruzar la cara de la morena.

Sí, Santana también lo sabía.

—No, nunca he visto algo más hermoso—Brittany susurró.

Quería cerrar la distancia entre ellas.

Quería tocarla... besarla.

Pero entonces su alrededor cobró vida, el barco se balanceó suavemente en el agua, la tripulación y otros pasajeros se movían, todos admirando el amanecer con ellas.

El hechizo se rompió.

Por lo que se sorprendió cuando Santana se acercó más, sorprendida por la cálida mano que se movió a través de su piel, apoyada en su brazo.

Sorprendida por la mirada en los ojos de Santana.

—Siempre recordaré este amanecer, siempre recordaré la forma en que me mirabas.

—Quiero hacerte el amor—Brittany dijo, diciendo las palabras que estaban ansiando salir.

Santana cerró los ojos, apretando los dedos sobre el brazo de Brittany.

Cuando los abrió, la rubia vio su deseo reflejado ahí.

Entonces Santana sonrió, dejando que su mano se deslizara lejos.

—Tal vez deberíamos empezar con algo más pequeño. Como un beso—Santana tomó una respiración profunda y se alejó—Porque realmente quiero besarte.




—Esta fue una gran idea—Santana dijo mientras descansaban en las aguas poco profundas del arrecife, el cráter de la isla de Molokini protegiéndolo de las olas del mar—sopló aire en su snorkel, sacando lo último del agua—No puedo creer lo clara que es el agua.

—Sí. Ojalá hubiera pensado conseguir una cámara. Los peces son increíbles.

—Tengo muchas ganas de ver una barracuda. En realidad, me gustaría ver una manta raya, pero escuche a uno de los tripulantes decirle a alguien que su envergadura puede llegar hasta treinta pies—se rió—Podría verme muy bien caminando sobre el agua si encuentro una de esas.

—Por lo que recuerdo, las manta rayas son muy dóciles. Y a menos que estemos buceando, no creo que vayamos a ver una barracuda—Brittany sumergió su máscara en el agua, luego la sacudió—¿Buceas?

—Necesitaría un curso de actualización. Tomé clases hace varios años. Uno de los chicos con los que trabajé en Tanaka y Ryan le encantaba bucear. Él me convenció de las clases, pero sólo fuimos a los lagos alrededor—Santana deslizó la máscara en su cabeza—¿Buceaste cuando estuviste aquí antes?

—Sí—Brittany sonrió—Tuve una profesora personal. Ella me enseñó a hacer surf, snorkel y buceo. Entre otras cosas.

Santana la vio desaparecer bajo el agua, su diminuto bikini rojo fácil de seguir en las aguas cristalinas.

Se ajustó la máscara y el snorkel y la siguió, perdiéndose en el paraíso submarino.

—¿Estás segura de que estás de acuerdo con esto?—Brittany preguntó mientras se ponía su equipo de buceo.

—Por supuesto. Voy a pasar el rato en el barco. Estaré bien.

Y de hecho, estaba demasiado llena para intentar más actividades acuáticas después de que les habían servido una barbacoa de almuerzo a bordo.



Tuvieron una hora antes de que el barco las llevara a Turtle Town, una zona con una colonia de tortugas marinas.

Para eso, podría volver de nuevo al agua.

La tripulación les había dicho que las tortugas estaban acostumbradas a los seres humanos y que nadar entre ellas no se debería perder.

Brittany y otros tres se metieron en la pequeña balsa inflable que había sido remolcada detrás del barco.

Uno de los tripulantes los apresuró, rebotando sobre las olas mientras se dirigían a la parte trasera del cráter para hacer buceo.

Santana los observó por un momento, luego se dirigió hacia abajo. Pensó que al menos tomaría ventaja del fondo de cristal.

Sólo había otros cuatro mezclándose, caminando a lo largo de la barandilla y señalando los coloridos peces.

Tomó asiento, echándose hacia atrás y estirando las piernas. Ella cerró los ojos, preguntándose cuánto tiempo iba a seguir fingiendo que estas vacaciones eran perfectamente normales.

No es que prefiera pasar tiempo con Emily en lugar de Brittany.

Ese no era el caso.

Pero toda la situación era surrealista.

Ella y Emily no hablaban, Hanna y Brittany apenas se veían, su conversación tensa en la cena.

Se preguntó si tal vez Emily estaba haciéndolo intencionadamente, con la esperanza de que Santana fuera la que sacara el tema, la que cuestionara su relación, la que terminaría las cosas.

¿Es eso lo que quería?

¿Para que sea la mala?

No.

Ese no era el estilo de Emily.

Ella era siempre la agresora.

Si ella quería poner fin a las cosas, lo haría, independientemente de cómo afectaba a Santana.

Lo que trajo la pregunta, ¿por qué se estaba escapando furtivamente con Hanna?

Después de su conversación en la cena de anoche, después de que Emily y Hanna fueron a disfrutar de la vida nocturna, solas, y después de que Emily se había metido en la cama en las primeras horas de la mañana, haciendo todo lo posible para evitar siquiera tocar a Santana, ¿por qué iba a molestarse de ocultar esto?

¿Acaso piensa que soy totalmente despistada?

O más probablemente es que Emily... como Santana... simplemente no quieren tener esta gran escena dramática aquí en el paraíso, no queriendo echar a perder las vacaciones de todas.

No quería todo esto para un telón de fondo cuando se terminara su relación.

Capitulo 27

Se sentaron en la arena, con las piernas extendidas, mirando el atardecer aproximándose en silencio.

Había sido un día completo, un buen día.

No hubo ninguna mención de Emily o Hanna, ninguna mención de dónde estaban ni lo que estaban haciendo, y ninguna mención del asunto.

Lo cual estaba bien con Brittany.

Debido a que el día había sido demasiado perfecto.

Desde el amanecer, el snorkel y el juego, el almuerzo que habían compartido en un tranquilo rincón de la embarcación, el nadar con las tortugas, lo que a Santana absolutamente le encanto, y ahora, unos momentos de tranquilidad a solas mientras estaban sentadas una junto a la otra, esperando para terminar el día.

—¿Buen día?—preguntó finalmente, viendo mientras Santana siguió mirando hacia el agua.

La morena se giró, golpeando suavemente el hombro de Brittany con el suyo.

—Sí, estupendo día. ¿Tú?

—Me encantó. Estoy cansada, pero me encantó.

—Así que, ¿cuándo vas a hablarme de esta profesora personal que tuviste?

Brittany sonrió.

—Ella era otra cosa. Rhea. Mi viaje aquí fue un regalo de mi abuelo cuando terminé la universidad. Siempre me ha gustado el agua, excepto mi exposición a todo esto—dijo, agitando la mano hacia el mar—Fue un puñado de viajes a Galveston Island. Y no podría ni siquiera empezar a comparar. Cuando me paré en North Shore y vi las olas gigantes venir, estaba aterrorizada. Pero entonces la vi. Cabello largo negro, su cuerpo bronceado, de la cabeza a los pies—se rió—Más tarde descubrí que era efectivamente de la cabeza a los pies.

Santana también se rió.

—¿Cuántos tenías? ¿Veintiuno? ¿Veintidós?

—Sí. Y ella no era mucho mayor. Y ella podía hacer cualquier cosa. Fuimos a hacer snorkel y bucear. Hicimos kayak en el oleaje. Sorfear con vela. Y entonces un día ella trajo una tabla de surf extra. Y nos pasamos todo el día en el agua, me enseñó lo básico del surf.

—¿Y cuándo entraron en juego lo básico de la habitación?

—Me atrevo a decir que la primera noche.

—Oh, eres tan mala—Santana bromeó.

—Sí, lo era. Estuvimos juntas durante diez días, día y noche. Yo estaba exhausta—dijo con una carcajada—Creo que dormí dos días seguidos cuando llegué de vuelta a casa.

—¿Y tu hogar era la casa de tu abuelo?

—Sí. Mi abuela había fallecido el año anterior, así que sólo éramos los dos.

—Hablas de tu abuelo, pero en realidad no mencionas a tus padres.

—Bueno, como te dije, no los veo mucho. Navidad, eso es todo—Brittany contempló el agua, los recuerdos se agolpaban mientras miraba el sol tocar el horizonte—Mi papá estaba enfermo, siempre tenía algo malo. Así que mi abuelo, bueno, él era todo lo que mi padre no era—miró rápidamente a Santana—Además, creo que se dieron por vencidos con la paternidad cuando llegué yo. Quiero decir, yo no era el hijo que esperaban—tomó un puñado de arena y dejó que fluyera de sus dedos—No me malinterpretes, no tuve una infancia horrible ni nada, pero nunca fui cuestionada. Fui a la escuela, hice mi tarea y eso fue todo. No fui empujada a hacer más, a hacerlo mejor. Me dejaron sola. Si pasaba, pasaba. Si no lo hacía, no era gran cosa. Sin embargo durante el verano, iba a Lima, Ohio para quedarme con mis abuelos. Todo el verano. Desde el día escolar en que nos dejaban salir hasta que comenzara de nuevo. Y siempre había proyectos y actividades, y él me dejaba ayudarlo en su vivero, y luego estaba la piscina—señaló hacia el sol, y Santana asintió, sus ojos moviéndose desde la bola naranja luego de nuevo a Brittany—De todos modos, debes ver su piscina. Bueno, ahora mi piscina. Es alimentada por un manantial. Lo encontró por casualidad. Ellos estaban excavando, tratando de nivelar un área donde iba a poner un garaje, de todas las cosas—alisó la arena con la mano y luego dibujó una S alargada—Es como esto, tiene un fondo de piedra caliza, y todo es de piedra alrededor de los bordes. No hay concreto.

—Suena encantador.

—Te va a encantar. Es tan exuberante. Hay cosas que crecen a su alrededor. Es como nadar en el bosque.

—Y conociéndote como yo sé, supongo que nadas desnuda.

—Por supuesto. ¿Hay alguna otra manera?

Ambas estaban calladas, observando en silencio mientras el sol se deslizaba de sus miradas, dejando tras de sí un remolino de color naranja y rojo que recorría las olas del mar de regreso a la orilla, dejando los colores tocando sus pies mientras que las olas retrocedían hacia el mar.

—Una manera perfecta de terminar el día—Santana murmuró y se incorporó, abrazando sus rodillas y apoyando la mejilla ahí—Pero supongo que debemos volver.

—Sí. Me pregunto si incluso nos echan de menos.

Santana sacudió la cabeza.

—Estoy segura de que no—suspiró, y luego levantó la cabeza—Sabías que salieron ayer por la noche, ¿verdad?

—Lo supuse ya que era muy tarde cuando Hanna entró.

—No estoy segura de cuánto tiempo más puedo tolerar esto—Santana apartó la mirada—Es tan loco como para seguir pretendiendo que nada fuera de lo normal está pasando.

—¿Estás lista para enfrentarte a ella?—Brittany preguntó.

—Estoy lista para que ella sea honesta conmigo. Estoy lista para poner fin a esta farsa.

Brittany asintió.

No había mucho de farsa por su parte.

Ella y Hanna hablaban incluso menos que Santana y Emily. Y ellas no estaban compartiendo una cama.

Cada noche, Brittany abrió el sofá e hizo la cama queen size, otra prueba más de que estaba aquí sólo por guardar las apariencias.

—¿Quieres que le diga algo a Hanna?

Santana sacudió la cabeza.

—No. Tú y Hanna no deberían estar involucradas.

—Creo que es demasiado tarde para eso.

Santana suspiro.

—Tienes razón. Supongo que sólo debería disfrutar el tiempo que tengo contigo y no preocuparme por ellas. Es que odio que ella piense que está siendo tan discreta con su aventura. Ella debe pensar que soy una completa idiota.

Los colores casi habían desaparecido del cielo y la oscuridad estaba sobre ellas.

Debían volver, Brittany lo sabía.

Pero en realidad, ¿le importaba?

Estaba más interesada en sentarse aquí con Santana, más interesada en cómo la morena se sentía, lo que estaba pensando.

—¿Estás lista para dejarla ir? ¿Quieres luchar por tu relación?

Santana sonrió.

—¿Estás preguntando por ti misma o como una amiga preocupada?

—¿Puedo decir las dos cosas?

Santana asintió.

—Si esto hubiera sido hace seis meses, yo diría que lucharía—volvió la mirada hacia el cielo oscuro—Pero no fue hace seis meses. Y puedo aceptar lo infeliz que he sido—volvió la cabeza, mirando a Brittany—Y tú no estabas en mi vida hace seis meses.

—¿Y si no estuviera en tu vida ahora?

—No estoy segura. Es decir, nuestra relación durante el último año no ha sido precisamente buena. Pero creo que fue necesario conocerte para darme cuenta de lo completamente diferentes que somos Emily y yo. Íbamos cumpliendo con las formalidades, eso era todo. Nunca hablamos más. No me puedo imaginar estar en este viaje, sólo nosotras dos. No duraríamos una semana.

—¿Y cuando regresemos? ¿Entonces qué?

—¿Qué quieres, Britt?

Sí, ¿qué quería ella?

¿Quería pasar por el ritual de las citas?

¿Conocerse entre sí un puñado de meses?

Habían ido juntas a almorzar, a cenar. Se habían visto en sus respectivos trabajos.

Santana la había visto con barro y tierra hasta los codos, y ella había visto a la morena con shorts sucios cubiertos de manchas de pintura, el cabello despeinado en su hábito de deslizar sus manos a través de él, pintura y todo.

No, no creía que el ritual de las citas fuera necesario.

Pero no podía muy bien pedirle que se mudara con ella.

O ¿podría?

Así que dijo lo que pensaba que era de esperar.

—Quiero ser capaz de verte, para salir. Quiero tener el derecho a mirarte y no tener que preocuparme si alguien me ve.

Santana se rió.
—Y yo que pensaba que dirías que querías llevarme hasta una de las cabañas y hacer lo que quieras conmigo.

Pero Brittany no se rió.

Se giró, moviéndose alrededor para hacer frente a Santana, viendo su cara en las sombras.

—Quiero hacer el amor contigo, sí. Quiero tocarte y besarte—dijo en voz baja—Pero no pensé que querías escuchar eso—le tomó la mano—San, desde el día en que te conocí, he tenido esta... esta cosa. Dios, no puedo describirlo sin sonar como una completa idiota.

—Inténtalo.

—Es como, te miré a los ojos y yo estaba poseída por ti. Como si la flecha de Cupido me atrapó. Como un canto de sirena tirando de mí hacia ti. Todas esas cosas, San. Y toma toda mi fuerza de voluntad no tocarte. Porque no eres libre.

Santana alcanzó entre ellas, su suave palma contra la cara de Brittany., ésta cerró los ojos, amando el toque de la morena.

—No quiero ser como ellas, Britt. No quiero escaparme contigo. No quiero tener una aventura contigo. Eso no es lo que quieres, ¿verdad?

Brittany sacudió la cabeza.

—Porque si lo hicieras—Santana continuó—No estoy segura de que podría resistir. Pero no quiero que sea nuestro momento decisivo, Britt. ¿Cómo podrías alguna vez confiar en mí?

—¿Qué quieres decir?

—Si ellas están teniendo una aventura, entonces ¿está bien si tú y yo también? ¿Esa es nuestra justificación? Porque si, en el futuro, tú y yo alguna vez tenemos algo, estar juntas, ¿recordarías siempre eso? Sé que es un cliché y todo, pero ¿te preguntarías siempre si yo sería capaz de hacerte eso? Es decir, lo hice una vez, ¿verdad? Emily y yo no hemos hablado de nada acerca de nuestra relación. Sin embargo aquí estoy, contigo, hablando de hacer el amor.

—San, no quiero que hagas nada con lo que no te sientas cómoda. Toda esta situación es simplemente una locura, de todos modos. Nosotras estamos aquí en Hawai, ellas salen por su cuenta como si fuera perfectamente normal, y estos sentimientos que nosotras tenemos la una por la otra, sin embargo...—tomó la mano de Santana de nuevo y se lo llevó a los labios, besándola suavemente—...Quiero lo que tú y Emily tuvieron. Quiero ser a la que tú esperas en casa. Quiero ser a la que amas. Pero en este momento, eso no es posible. Porque Emily te conoció primero. Y todo lo que tengas que resolver con ella, cualquiera que sea el resultado, tengo que aceptarlo. Te dije hace meses que sabía cuáles eran mis limitaciones. Y lo hago. Estás en un relación muy larga con ella. No estás disponible para ser cortejada—dijo con una sonrisa. Besó la mano de nuevo, sus labios persistente—Y no tenía derecho a enamorarme de ti.

—Oh, Britt—susurró. Tocó la cara de Brittany otra vez, su pulgar frotando ligeramente a través de sus labios—Todo esto y ni siquiera nos hemos besado.

—No creo que pueda parar con un beso, San.

Capitulo 28

—No puedo creer que tengamos pizza—Emily dijo mientras alcanzaba un pedazo—Quiero decir, realmente, podemos tener pizza en Lima, Ohio. ¿Es esto lo mejor a lo que Eleu podría llegar? ¿Nos hemos quedado sin platos auténticos ya?

Santana y Brittany intercambiaron miradas, la morena tomando nota del brillo divertido mientras Brittany dio un buen mordisco.

—Bueno, ustedes todavía no habían regresado—Santana dijo—Y estábamos hambrientas—agarró su tercer pedazo—Si quieres algo más, sólo deja que Eleu sepa. Estoy segura de que no le importará.

—No, se está haciendo tarde. Supongo que esto estará bien. Estoy lista para una noche temprana.

—¿En serio? Pensé que tal vez querrías ir a la ciudad de nuevo esta noche—tomó un sorbo de la margarita que Jesse había hecho para ella antes—¿Cómo fue, de todos modos?

—Oh, nos la pasamos muy bien—Hanna dijo, su sonrisa radiante—Encontramos un club nocturno que estaba hecho para parecerse a una discoteca de los años setenta. Totalmente increíble.

—¿Discoteca?

—Oh, sí. Fue muy divertido—Emily dijo—Todo era música disco original. Nos lo pasamos de maravilla.

—¿Discoteca?—Santana preguntó de nuevo—¿Te gusta la discoteca?

—Bueno, su apogeo fue antes de mi tiempo, sin lugar a dudas, pero todavía recuerdo la música.

—Y realmente siento habérmelo perdido—Santana dijo, su voz llena de sarcasmo—¿Hiciste tus compras hoy?

—Oh, Dios, pasamos por cada boutique en la isla, creo—Hanna respondió—Sin duda ya ha tenido suficiente—ella suavizó sus palabras con una risa, pero Santana se preguntaba si tal vez Hanna había estado abrumada.

Ella había estado de compras con Emily años antes. Juró que nunca iría de nuevo.

—¿Puedes alguna vez hacer demasiadas compras?—Emily sonrió cortésmente a Brittany—¿Qué hicieron ustedes dos hoy?

—Snorkel. Tomamos un barco de excursión a Molokini. En el camino de vuelta a la costa, se detuvo en Turtle Town y fuimos capaces de nadar con tortugas marinas. Totalmente increíble.

—¿Tortugas marinas? Sí, totalmente impresionante—Emily repitió, su cara mostrando su disgusto en caso de que sus palabras no lo hicieran—Lamento haberme perdido eso.

Santana ignoró a Emily, deslizando su mirada hacia Brittany en cambio.

—¿Bicicleta mañana?

—Si quieres—miró de Emily a Hanna—Un autobús turístico te lleva hasta la cima de un volcán y bajas en bicicleta. Es como una diferencia de temperatura de cuarenta grados.

—¿Qué isla?—Hanna preguntó.

—Aquí en Maui. Haleakala. Es un parque nacional. Hay una selva tropical, cuatrocientos pies de cascadas, nadar en agua dulce. Ellos te llevan a la cima para ver el amanecer, luego bajas en bicicleta alrededor de treinta y ocho millas.

—Oh, Dios mío. No hablas en serio, ¿no?—Emily preguntó—Treinta y ocho millas.

—Es todo cuesta abajo—Santana dijo.

—Eso es una locura.

Brittany se rió.

—Lo que es una locura es tener que estar en la agencia de viajes a las 4 a.m.

—Por favor, no me despiertes cuando te vayas—Emily dijo a Santana—No tenemos nada tan extenuante planeado.

—Y pensamos que ustedes podrían querer unirse a nosotras—Santana dijo—Ya sabes, salir y hacer algo.

—No es lo mío, pero gracias. De hecho, vamos a volver a Oahu de nuevo. Esta isla es bastante divertida, ¿no es así, Hanna?

—Sí, claro. Y mañana haremos lo turístico y hacer Pearl Harbor.

Si había una cosa turística que Santana quería hacer mientras estaba aquí era visitar Pearl Harbor.

Y Emily lo sabía.

—¿Van a ir?—Brittany miró a Santana—Wow. Eso es algo que quería ver a ciencia cierta. ¿Verdad?

Santana asintió.

—Yo si.

—Bueno, dudo que te gustaría ir con nosotras—Emily dijo rápidamente—Vamos a la Academia de Artes de Honolulu de antemano. Y con suerte, conseguir entradas para el teatro después.

Santana se preguntó si estaba diciendo la verdad o simplemente había inventado eso en el acto, sabiendo que ella y Brittany se negarían.

—Tal vez podamos ir otro día entonces—Brittany alzó las cejas—San, ¿estás de acuerdo?

—Por supuesto.

—Podríamos hacer un día de ello. Te mostraré North Shore y Waikiki.

Santana sonrió, haciendo caso omiso de las demás.

—¿Y pensaste en buscar a Rhea?

Brittany se rió.

—No creo que podría mantener el paso con ella ahora.

—¿Quién es Rhea?—Hanna preguntó.

—Oh, ella era una chica que conocí cuando vine aquí después de la universidad. Ella me enseñó algunos ... deportes acuáticos.

Santana se rió.

—¿Eso es lo mejor que puedes imaginar? ¿Deportes acuáticos?

—Wow. Ella debe haber sido algo—Emily dijo con sequedad, mirando entre Brittany y Santana—No tenía idea de que habías estado aquí antes.

Brittany se encogió de hombros.

—Hace años. Fue un regalo de graduación.

—Qué bien. Fui a Europa por mi graduación—Emily sonrió a Hanna—Luego de vuelta a Italia después de la escuela de derecho. ¿Qué hiciste?

—Nada tan emocionante. Me reuní con mi mamá en Nueva York, y luego hicimos un rápido viaje a Londres. Es un poco difícil relajarte con tu mamá en el remolque.

Santana quería estar enojada por la insensibilidad de estas dos, pero Brittany no parecía en lo más mínimo molesta por ello.

Simplemente tomó otro pedazo de pizza, ignorándolas. Pero Santana ya había tenido suficiente.


Se puso de pie, alejándose de la mesa.

—Voy a dejarlo por hoy, chicas. Quiero una ducha caliente—miró a Brittany y sonrió—¿A las 3 a.m.?

—A las 3. ¿Crees que podamos encontrar un café temprano?

—Haré un poco en la cabaña. Podemos llevarlo con nosotras—se volvió a Hanna—Buenas noches.

—Intentaré no despertarte—Emily dijo mientras se alejaba.