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[Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
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FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Cap 18
Capitulo 18
Brittany
Esto era…
No sabía que esto era algo que…
¡Oh, Dios!
No era capaz de agarrarme a algo para escapar de este espiral. Caía, y era estimulante. Mis manos agarraron el cabello de Santana, y un gemido de sus labios añadió el placer que su boca me causaba.
Cuando tocó ahí la primera vez, tenía la certeza de que nada volvería a sentirse tan bien, pero santo guau, me hallaba tan equivocada.
Esto…era…Guau. Sin palabras.
Tiraba de su pelo y no era mi intención. Traté de soltarla, pero su boca se movía sobre mí haciendo otras cosas, y mis manos se cerraban en puños sobre sus suaves cabellos de nuevo.
Cada vez que tiraba, gruñía, así que decidí que era suficiente porque posiblemente arrancaría su pelo.
Parecía gustarle.
Si era calva cuando esto terminara, no me importaba. Me encantaría su calva.
—¡Oh, Dios!—grité mientras deslizaba la lengua en el apretado agujero que sabía que era para otra cosa.
¿Las personas hacen esto?
Un giro de su lengua mientras se encontraba enterrado dentro de mí me provocó convulsiones y decidí que no me importaba lo que la gente hiciera.
Perdían el tiempo si no lo hacían.
Luego su boca me abandonó, le agarré y comencé a gimotear. Estuve cerca.
Era tan bueno.
Mirando a los ojos de Santana, vi pura lujuria y mi cuerpo temblaba de emoción.
Ella todavía no terminaba.
Sus bragas se fueron mientras se puso de pie y se masturbaba. Antes de que pudiera obtener una vista completa rodaba el condón sobre sí misma, y me quedé mirándole por primera vez.
Oh no…Eso era… Perfecto y completamente depilado… quizás tendría que depilarme también.
No serías capaz de no mirarla. Y vi algo de plata cerca de su clítoris.
¿Eso era?
No…
¿Podría haber una perforación ahí?
Su calor me cubrió, y con la boca empezó a besar a lo largo de la clavícula y luego hasta el cuello antes de que se detuviera y mordiera mi oreja.
—¿Confías en mí? —preguntó con suavidad.
Sí, confiaba en ella con todo.
Era mi único lugar seguro.
La única persona que se preocupaba.
Asentí y volví la cabeza para que pudiera ver sus ojos oscuros.
—Siempre —le contesté.
Cerró los ojos con fuerza por un momento, luego los abrió de nuevo y se inclinó para besarme. Su mano se deslizó por mi estómago, y esos talentosos dedos comenzaron a burlarse de mí. Mis piernas se abrieron, y gemí.
Siempre hacía que todo se sintiera tan bien.
Quería decirle que la amaba.
Quería gritar, pero sabía que no era amor para ella.
Ella me deseaba. Eso era todo.
Una punzada se asentó en mi pecho, y lo aparté.
Me negué a dejar que arruinara esto.
Me negué a dejar que nada lo arruinara.
Quería que mi primera vez fuera con Santana. Lo deseaba cada vez que me encontraba con Santana, pero tomaba lo que ella se encontraba dispuesta a dar.
Abrió un mundo para mí que no me hallaba dispuesta a dejar ir hasta que se alejara.
—Tan húmeda—murmuró mientras deslizaba su dedo dentro de mí—Y de sabor más dulce que la miel, lo juro, joder. Todo en ti me vuelve loca, Brittany. Todo.
Su voz se tornó profunda y áspera. Esto me produjo escalofríos por todo mi cuerpo mientras su cálido aliento me hizo cosquillas en mi piel.
—Necesito estar unida a ti. Tengo estar junto a ti. No puedo esperar, amor. No puedo jodidamente esperar más.
Se movió y colocó las manos sobre la cama al lado de mis hombros mientras me miraba, luego fue bajando su mano. Por entre mis pechos, mi estómago, mi ombligo, hasta mi sexo. Levanté la mirada para encontrarme con justo la punta de dos dedos tocando mi entrada.
El tramo mientras se movía y se hundía más en mí quemaba, pero en lugar de ser incómodo, solo existía placer.
Su entrada lenta se detuvo cuando se inclinó para besarme de nuevo. Esta vez con un golpe suave de su lengua. Me abrí para ella, pero a la vez que su lengua se deslizó en mi boca, un dolor agudo se deslizó a través de mí y gemí, agarrando sus brazos.
Sabía que tenía que doler.
Leí lo suficiente para saber lo que pasaba, pero por un momento se me olvidó. Santana movió su boca de la mía y la enterró en mi cuello mientras mantenía su cuerpo congelado por encima de mí.
No se movió de nuevo.
—Dime—dijo con voz tensa, como si ella también tuviera dolor.
No leí donde esto le hacía daño al pasar la primera vez.
¿Me he perdido esa parte?
¿Le hacía daño?
¿Necesitaba hacer algo?
—¿Te duele?—pregunté, deslizando la mano por su pelo y tratando de calmarla.
Movió la cabeza y la levantó para mirarme. No dijo nada, así que ahuequé su cara con las manos.
No quería hacerle daño. Si tan solo me dijera qué hacer para aliviar su dolor, lo haría.
—Britt—dijo en voz baja, y aspiró con fuerza por la nariz—Tú—dijo, luego se detuvo y dejó escapar una risita—Nunca voy a ser la misma—dijo, luego bajó su boca a la mía.
Me aferré a ella, besándola con todo el amor que no podía decir en voz alta.
Sus caderas bajaron uniéndose a mí y entonces me llenó. Completamente.
Nos hallábamos unidas y nada se sintió tan bien.
Empezó a moverse, y rompí el beso para que dejara de salir de mí. Quería que permaneciera en mi interior.
—No te apartes —le rogué.
Santana sacudió las caderas y sus dedos hasta que se encontraba de nuevo totalmente dentro de mí.
—Nada. Jodidamente nada puede hacer que me vaya a alguna parte—su voz sonaba ronca mientras empezaba a moverse de nuevo.
El placer se construía lentamente mientras comenzó un ritmo constante.
Levanté las piernas y las envolví alrededor de su espalda, con ganas de aferrarme a ella en caso de que terminara esto antes de sentirme lista.
Sus ojos se dilataron, y movió su mano libre para agarrar uno de mis muslos y exprimirlo.
—Nunca he…—empezó a decir, pero se detuvo.
¿Nunca lo había hecho?
—Estás tan apretada, amor. No hay nada como esto—jadeaba ahora.
La fricción sacudió el punto sensible justo encima de donde se hallaba conectada a mí, y mi cuerpo comenzó a vibrar.
Se construía de nuevo.
La liberación que casi tuve antes cuando me besó entre las piernas, iba a volver, pero esta vez había algo diferente. Cuando se hallaba completamente dentro de mí, movió sus dedos y golpeó un punto que envió una pequeña descarga a través de mi sistema.
Cuanto más golpeaba ese punto, más me arañaba la frenética necesidad.
Hubiera querido verla mientras se movía dentro de mí, pero mi foco se fue. La emoción palpitaba en mi sien y no la podía contener con suficiente fuerza.
Arañando.
Oh, no, me encontraba arañándole, pero no podía detenerlo. Cuando se encontraba dentro de mí, y quería eso.
—Eso es, Britt-Britt, vente para mí—sus palabras calentaron mi piel mientras su boca se pegó a mi pezón.
El mundo explotó, y en algún lugar en la distancia, oí gritar, pero todo lo que podía hacer era aferrarme mientras mi cuerpo se elevaba y flotaba en el cielo.
Santana gritó mi nombre, y me aferré a ella lo mejor que pude mientras mi cuerpo flotaba sobre una nube.
La pesadez de Santana encima de mí, sujetándome en la cama, era perfecto. Envolví mi cuerpo a su alrededor e inhalé y otra vez mi mente comenzó a funcionar una vez más.
Nos quedamos así durante varios maravillosos minutos.
Santana presionaba besos en mi cuello, donde su cabeza todavía se hallaba escondida. Su aliento calmando mi sensible cuerpo era una ventaja adicional.
Sentía como cada parte de mí era un cable de alta tensión. Un toque, y se enviaría una chispa a través de mí.
—Britt—dijo Santana mientras levantaba la cabeza.
—Sí—le contesté, alcanzándole hasta apartar el pelo que cayó a sus ojos de la frente.
—Hay algo que tienes que saber.
No, aún no.
No quería que me dijera que esto era una cosa de una sola vez o que lo hacía con otras chicas.
Lo sabía.
Solo… Aún no.
—No lo hagamos. ¿Bien? Sé que es por una vez. No espero más. Por el momento no—dije, con ganas de disfrutar unos minutos más en sus brazos.
Sus cejas bajaron, y el ceño fruncido se grabó en su rostro bien saciado.
Mierda.
Dije lo que no debía de nuevo.
—Esto—dijo, presionándome otra vez—, No es por una vez. Joder—se inclinó hasta que su boca presionaba mi frente—Esa es mi culpa, ¿verdad? Me diste el regalo más precioso en el mundo, y pensaste que era algo de una vez para mí.
No respondí porque no sabía qué decir.
—Britt, amor, lo que iba a decir, lo que necesitas saber—dijo, moviéndose por lo que fue una vez más mirándome a los ojos—No te compartiré. Eres mía. Nadie te tocará más que yo. Tengo una personalidad adictiva. Siempre la tengo. Y te acabas de convertir en mi adicción número uno. Voy querer esto. Mucho. Soy demandante y exigente, y ahora eres la única que puede satisfacer esa necesidad.
Santana
Ella me dejó cuidarla.
La llevé al baño y la planté bajo el chorro de agua caliente de la ducha limpiado su tierna piel. Se aferró a mí, y una suave sonrisa tocaba sus labios todo el tiempo.
No discutió que se encontraba bien.
No se rio o me alejó.
Me dejó.
Nunca tuve a nadie para cuidar.
Lo intenté una vez antes, y Sugar no quiso que me hiciera cargo de ella. Me alejaba y me hacía saber que no era lo que ella quería o necesitaba. Eso dolió y fue otro golpe en la cara.
Las mujeres querían follarme. No querían nada más.
Pero Brittany, mi Brittany, me dejaba cuidarla. Parecía brillar bajo mi atención.
Esto era lo que estuve esperando.
Pensaba que Sugar era mi respuesta. Pero ella tuvo una probada de esto con otra persona, y sabía que no era para ella.
Tuve ganas de enviarle una jodida tarjeta de agradecimiento.
¿Qué hubiera pasado si Artie Abrams no hubiera estado a su alrededor y robado el corazón?
¿Me hubiera perdido esto debido a Sugar?
¿Brittany nunca hubiera llegado a mi vida?
La idea de no tenerla me sacudió.
Una vez que la limpié, la envolví en una toalla y la llevé de nuevo a la cama. Una pequeña mancha de sangre roja se hallaba en las sábanas y de nuevo el monstruo posesivo dentro de mí echó atrás la cabeza y liberó su placer.
Me quedé ahí sosteniéndola y dejando que la prueba de que era la única persona estuvo en su interior me atravesara.
Brittany volvió la cabeza, y le sentí tensarse en mis brazos.
—Oh, puedo limpiar eso—dijo, comenzando a moverse hacia un costado.
La apreté con más fuerza en mi pecho.
—No. Voy a secarte y sostenerte un poco más. Me gusta ver la sangre. En verdad—el placer en mi voz hizo que Brittany sonriera.
—De acuerdo—respondió—Pero tienes que cantar esta noche. ¿Qué hora es?
Mierda.
Me olvidé de eso otra vez. Echando un vistazo al reloj, tenía treinta minutos antes de que tuviera que estar en el Live Bay.
—Vas a ir —dijo con una mirada determinada en su rostro.
No iba a discutir con ella. Se molestaría si me perdiera un nuevo espectáculo por ella, y Puck estaría malditamente molesto.
—Entonces vienes conmigo. Iré a vestirme, y tú consigue alistar tu culo sexy—le dije mientras la sentaba en el borde de la cama.
Asintió y se mordió el labio y volvió a mirar a la sangre.
—Sigue mirando esas sábanas, Britt-Britt, y no vamos a salir de este departamento—le advertí.
Mi necesidad de abrazarla, tocarla y asegurarme de que sabía lo mucho que apreciaba su actitud me mataba.
Sacudió la cabeza hacia atrás y sus ojos se volvieron grandes.
—Lo siento. ¡Vamos! Estaré lista.
Riéndome besé su cabeza antes de dirigirme a la puerta.
—¡Oh Dios mío! ¡Oh, San! ¡Lo siento mucho!
Me detuve y me di la vuelta. Brittany cubría su cara, que se encontraba grabada por el horror.
Odiaba ver su malestar.
Dos pasos, y me hallaba de vuelta en su cara, tirando de sus manos.
—Amor, ¿que está mal?
—¿Por qué no me lo dijiste? —gimió lastimosamente.
—¿Decirte qué? —pegunté mientras mi mirada rápidamente corrió sobre ella, en busca de algo que podría tenerle trastornada.
—Tu espalda—dijo, mirándome—Te arañé. No era mi intención hacerlo. En verdad no lo era. Puedo lavarlo por ti y conseguir algún bálsamo—empezó a levantarse, pero agarré sus piernas y la empujé hacia abajo.
El hecho de que tuviera arañazos en la espalda que Brittany puso ahí me hizo increíblemente feliz.
—Estoy marcada—le dije, y le di un beso en la comisura de la boca que tenía fruncida—Por ti. Me encanta estar marcada por ti. Es sexy y caliente, y me las hiciste mientras me dabas un placer que no sabía que existía. Por lo tanto, no te disculpes por mis arañazos. Jodidamente los amo—la besé tiernamente en la boca y me levanté antes de que la empujara sobre la cama y me olvidara que tenía un concierto esa noche.
Mantener mi enfoque en la multitud fue duro.
Seguí mirando hacia atrás para ver si Brittany se encontraba ahí. Puck y yo íbamos a terminar en una pelea de verdad esta vez si no me detenía, pero mi necesidad de tenerla cerca se hallaba jodiendo mi cabeza.
La familiar cabeza morena de Emily se movió a través de la multitud y hacia la puerta del escenario.
Mierda.
Ella sabía cuál era mi problema, y se iba a llevar a mi distracción lejos.
Volviendo a mirar hacia atrás a Brittany, debatí dejar la canción y mantener a Emily lejos de ella, cuando una sonrisa iluminó su rostro.
Le gustaba mi hermana.
Emily se encontraba hablando con ella, y la mirada complacida de Brittany me impidió ir ahí y exigir que se quedara cerca de mí.
Estaría bien con mi hermana.
Entonces tendría mi atención centrándose en la multitud, sobre todo cuando Brittany se hallaría sentada entre la multitud.
Me miró, y asentí una vez para hacerle saber que estaba bien. Me dirigió una sonrisa brillante que me apretó el corazón, y luego se marchó con Emily.
Terminamos la canción y Puck se acercó a mí.
—Gracias por los pequeños milagros, joder—murmuró antes de tomar un trago de agua—Y tu espalda se ve como si un monstruo posesivo hubiera pulsado un nuevo nivel de locura. Si esas marcas de garras son lo que creo que son.
Ni siquiera le miré. Mantuve la mirada fija en Brittany caminando a través de la multitud con Emily.
La llevaba de regreso a la mesa en la que se hallaban Hanna y Finn.
Los jueves por la noche eran noche de cita de Hanna y Emily. La mayoría de las veces venían aquí, y Kitty y Marley cuidaban a los niños. Las únicas otras veces que Emily y Hanna eran capaces de venir era cuando los niños pasaban la noche con sus amigos.
Brittany tomó un taburete junto a alguna morena que no conocía, una chica que estaba demasiado inclinada hacia Finn. Él no tenía citas, por lo que tal vez era una mujer que trataba de enrollarse con Finn Hudson.
Pero entonces, no todo el mundo conocía su historia. Si lo hicieran, no estarían incluso perdiendo su tiempo.
No sabía que esto era algo que…
¡Oh, Dios!
No era capaz de agarrarme a algo para escapar de este espiral. Caía, y era estimulante. Mis manos agarraron el cabello de Santana, y un gemido de sus labios añadió el placer que su boca me causaba.
Cuando tocó ahí la primera vez, tenía la certeza de que nada volvería a sentirse tan bien, pero santo guau, me hallaba tan equivocada.
Esto…era…Guau. Sin palabras.
Tiraba de su pelo y no era mi intención. Traté de soltarla, pero su boca se movía sobre mí haciendo otras cosas, y mis manos se cerraban en puños sobre sus suaves cabellos de nuevo.
Cada vez que tiraba, gruñía, así que decidí que era suficiente porque posiblemente arrancaría su pelo.
Parecía gustarle.
Si era calva cuando esto terminara, no me importaba. Me encantaría su calva.
—¡Oh, Dios!—grité mientras deslizaba la lengua en el apretado agujero que sabía que era para otra cosa.
¿Las personas hacen esto?
Un giro de su lengua mientras se encontraba enterrado dentro de mí me provocó convulsiones y decidí que no me importaba lo que la gente hiciera.
Perdían el tiempo si no lo hacían.
Luego su boca me abandonó, le agarré y comencé a gimotear. Estuve cerca.
Era tan bueno.
Mirando a los ojos de Santana, vi pura lujuria y mi cuerpo temblaba de emoción.
Ella todavía no terminaba.
Sus bragas se fueron mientras se puso de pie y se masturbaba. Antes de que pudiera obtener una vista completa rodaba el condón sobre sí misma, y me quedé mirándole por primera vez.
Oh no…Eso era… Perfecto y completamente depilado… quizás tendría que depilarme también.
No serías capaz de no mirarla. Y vi algo de plata cerca de su clítoris.
¿Eso era?
No…
¿Podría haber una perforación ahí?
Su calor me cubrió, y con la boca empezó a besar a lo largo de la clavícula y luego hasta el cuello antes de que se detuviera y mordiera mi oreja.
—¿Confías en mí? —preguntó con suavidad.
Sí, confiaba en ella con todo.
Era mi único lugar seguro.
La única persona que se preocupaba.
Asentí y volví la cabeza para que pudiera ver sus ojos oscuros.
—Siempre —le contesté.
Cerró los ojos con fuerza por un momento, luego los abrió de nuevo y se inclinó para besarme. Su mano se deslizó por mi estómago, y esos talentosos dedos comenzaron a burlarse de mí. Mis piernas se abrieron, y gemí.
Siempre hacía que todo se sintiera tan bien.
Quería decirle que la amaba.
Quería gritar, pero sabía que no era amor para ella.
Ella me deseaba. Eso era todo.
Una punzada se asentó en mi pecho, y lo aparté.
Me negué a dejar que arruinara esto.
Me negué a dejar que nada lo arruinara.
Quería que mi primera vez fuera con Santana. Lo deseaba cada vez que me encontraba con Santana, pero tomaba lo que ella se encontraba dispuesta a dar.
Abrió un mundo para mí que no me hallaba dispuesta a dejar ir hasta que se alejara.
—Tan húmeda—murmuró mientras deslizaba su dedo dentro de mí—Y de sabor más dulce que la miel, lo juro, joder. Todo en ti me vuelve loca, Brittany. Todo.
Su voz se tornó profunda y áspera. Esto me produjo escalofríos por todo mi cuerpo mientras su cálido aliento me hizo cosquillas en mi piel.
—Necesito estar unida a ti. Tengo estar junto a ti. No puedo esperar, amor. No puedo jodidamente esperar más.
Se movió y colocó las manos sobre la cama al lado de mis hombros mientras me miraba, luego fue bajando su mano. Por entre mis pechos, mi estómago, mi ombligo, hasta mi sexo. Levanté la mirada para encontrarme con justo la punta de dos dedos tocando mi entrada.
El tramo mientras se movía y se hundía más en mí quemaba, pero en lugar de ser incómodo, solo existía placer.
Su entrada lenta se detuvo cuando se inclinó para besarme de nuevo. Esta vez con un golpe suave de su lengua. Me abrí para ella, pero a la vez que su lengua se deslizó en mi boca, un dolor agudo se deslizó a través de mí y gemí, agarrando sus brazos.
Sabía que tenía que doler.
Leí lo suficiente para saber lo que pasaba, pero por un momento se me olvidó. Santana movió su boca de la mía y la enterró en mi cuello mientras mantenía su cuerpo congelado por encima de mí.
No se movió de nuevo.
—Dime—dijo con voz tensa, como si ella también tuviera dolor.
No leí donde esto le hacía daño al pasar la primera vez.
¿Me he perdido esa parte?
¿Le hacía daño?
¿Necesitaba hacer algo?
—¿Te duele?—pregunté, deslizando la mano por su pelo y tratando de calmarla.
Movió la cabeza y la levantó para mirarme. No dijo nada, así que ahuequé su cara con las manos.
No quería hacerle daño. Si tan solo me dijera qué hacer para aliviar su dolor, lo haría.
—Britt—dijo en voz baja, y aspiró con fuerza por la nariz—Tú—dijo, luego se detuvo y dejó escapar una risita—Nunca voy a ser la misma—dijo, luego bajó su boca a la mía.
Me aferré a ella, besándola con todo el amor que no podía decir en voz alta.
Sus caderas bajaron uniéndose a mí y entonces me llenó. Completamente.
Nos hallábamos unidas y nada se sintió tan bien.
Empezó a moverse, y rompí el beso para que dejara de salir de mí. Quería que permaneciera en mi interior.
—No te apartes —le rogué.
Santana sacudió las caderas y sus dedos hasta que se encontraba de nuevo totalmente dentro de mí.
—Nada. Jodidamente nada puede hacer que me vaya a alguna parte—su voz sonaba ronca mientras empezaba a moverse de nuevo.
El placer se construía lentamente mientras comenzó un ritmo constante.
Levanté las piernas y las envolví alrededor de su espalda, con ganas de aferrarme a ella en caso de que terminara esto antes de sentirme lista.
Sus ojos se dilataron, y movió su mano libre para agarrar uno de mis muslos y exprimirlo.
—Nunca he…—empezó a decir, pero se detuvo.
¿Nunca lo había hecho?
—Estás tan apretada, amor. No hay nada como esto—jadeaba ahora.
La fricción sacudió el punto sensible justo encima de donde se hallaba conectada a mí, y mi cuerpo comenzó a vibrar.
Se construía de nuevo.
La liberación que casi tuve antes cuando me besó entre las piernas, iba a volver, pero esta vez había algo diferente. Cuando se hallaba completamente dentro de mí, movió sus dedos y golpeó un punto que envió una pequeña descarga a través de mi sistema.
Cuanto más golpeaba ese punto, más me arañaba la frenética necesidad.
Hubiera querido verla mientras se movía dentro de mí, pero mi foco se fue. La emoción palpitaba en mi sien y no la podía contener con suficiente fuerza.
Arañando.
Oh, no, me encontraba arañándole, pero no podía detenerlo. Cuando se encontraba dentro de mí, y quería eso.
—Eso es, Britt-Britt, vente para mí—sus palabras calentaron mi piel mientras su boca se pegó a mi pezón.
El mundo explotó, y en algún lugar en la distancia, oí gritar, pero todo lo que podía hacer era aferrarme mientras mi cuerpo se elevaba y flotaba en el cielo.
Santana gritó mi nombre, y me aferré a ella lo mejor que pude mientras mi cuerpo flotaba sobre una nube.
La pesadez de Santana encima de mí, sujetándome en la cama, era perfecto. Envolví mi cuerpo a su alrededor e inhalé y otra vez mi mente comenzó a funcionar una vez más.
Nos quedamos así durante varios maravillosos minutos.
Santana presionaba besos en mi cuello, donde su cabeza todavía se hallaba escondida. Su aliento calmando mi sensible cuerpo era una ventaja adicional.
Sentía como cada parte de mí era un cable de alta tensión. Un toque, y se enviaría una chispa a través de mí.
—Britt—dijo Santana mientras levantaba la cabeza.
—Sí—le contesté, alcanzándole hasta apartar el pelo que cayó a sus ojos de la frente.
—Hay algo que tienes que saber.
No, aún no.
No quería que me dijera que esto era una cosa de una sola vez o que lo hacía con otras chicas.
Lo sabía.
Solo… Aún no.
—No lo hagamos. ¿Bien? Sé que es por una vez. No espero más. Por el momento no—dije, con ganas de disfrutar unos minutos más en sus brazos.
Sus cejas bajaron, y el ceño fruncido se grabó en su rostro bien saciado.
Mierda.
Dije lo que no debía de nuevo.
—Esto—dijo, presionándome otra vez—, No es por una vez. Joder—se inclinó hasta que su boca presionaba mi frente—Esa es mi culpa, ¿verdad? Me diste el regalo más precioso en el mundo, y pensaste que era algo de una vez para mí.
No respondí porque no sabía qué decir.
—Britt, amor, lo que iba a decir, lo que necesitas saber—dijo, moviéndose por lo que fue una vez más mirándome a los ojos—No te compartiré. Eres mía. Nadie te tocará más que yo. Tengo una personalidad adictiva. Siempre la tengo. Y te acabas de convertir en mi adicción número uno. Voy querer esto. Mucho. Soy demandante y exigente, y ahora eres la única que puede satisfacer esa necesidad.
Santana
Ella me dejó cuidarla.
La llevé al baño y la planté bajo el chorro de agua caliente de la ducha limpiado su tierna piel. Se aferró a mí, y una suave sonrisa tocaba sus labios todo el tiempo.
No discutió que se encontraba bien.
No se rio o me alejó.
Me dejó.
Nunca tuve a nadie para cuidar.
Lo intenté una vez antes, y Sugar no quiso que me hiciera cargo de ella. Me alejaba y me hacía saber que no era lo que ella quería o necesitaba. Eso dolió y fue otro golpe en la cara.
Las mujeres querían follarme. No querían nada más.
Pero Brittany, mi Brittany, me dejaba cuidarla. Parecía brillar bajo mi atención.
Esto era lo que estuve esperando.
Pensaba que Sugar era mi respuesta. Pero ella tuvo una probada de esto con otra persona, y sabía que no era para ella.
Tuve ganas de enviarle una jodida tarjeta de agradecimiento.
¿Qué hubiera pasado si Artie Abrams no hubiera estado a su alrededor y robado el corazón?
¿Me hubiera perdido esto debido a Sugar?
¿Brittany nunca hubiera llegado a mi vida?
La idea de no tenerla me sacudió.
Una vez que la limpié, la envolví en una toalla y la llevé de nuevo a la cama. Una pequeña mancha de sangre roja se hallaba en las sábanas y de nuevo el monstruo posesivo dentro de mí echó atrás la cabeza y liberó su placer.
Me quedé ahí sosteniéndola y dejando que la prueba de que era la única persona estuvo en su interior me atravesara.
Brittany volvió la cabeza, y le sentí tensarse en mis brazos.
—Oh, puedo limpiar eso—dijo, comenzando a moverse hacia un costado.
La apreté con más fuerza en mi pecho.
—No. Voy a secarte y sostenerte un poco más. Me gusta ver la sangre. En verdad—el placer en mi voz hizo que Brittany sonriera.
—De acuerdo—respondió—Pero tienes que cantar esta noche. ¿Qué hora es?
Mierda.
Me olvidé de eso otra vez. Echando un vistazo al reloj, tenía treinta minutos antes de que tuviera que estar en el Live Bay.
—Vas a ir —dijo con una mirada determinada en su rostro.
No iba a discutir con ella. Se molestaría si me perdiera un nuevo espectáculo por ella, y Puck estaría malditamente molesto.
—Entonces vienes conmigo. Iré a vestirme, y tú consigue alistar tu culo sexy—le dije mientras la sentaba en el borde de la cama.
Asintió y se mordió el labio y volvió a mirar a la sangre.
—Sigue mirando esas sábanas, Britt-Britt, y no vamos a salir de este departamento—le advertí.
Mi necesidad de abrazarla, tocarla y asegurarme de que sabía lo mucho que apreciaba su actitud me mataba.
Sacudió la cabeza hacia atrás y sus ojos se volvieron grandes.
—Lo siento. ¡Vamos! Estaré lista.
Riéndome besé su cabeza antes de dirigirme a la puerta.
—¡Oh Dios mío! ¡Oh, San! ¡Lo siento mucho!
Me detuve y me di la vuelta. Brittany cubría su cara, que se encontraba grabada por el horror.
Odiaba ver su malestar.
Dos pasos, y me hallaba de vuelta en su cara, tirando de sus manos.
—Amor, ¿que está mal?
—¿Por qué no me lo dijiste? —gimió lastimosamente.
—¿Decirte qué? —pegunté mientras mi mirada rápidamente corrió sobre ella, en busca de algo que podría tenerle trastornada.
—Tu espalda—dijo, mirándome—Te arañé. No era mi intención hacerlo. En verdad no lo era. Puedo lavarlo por ti y conseguir algún bálsamo—empezó a levantarse, pero agarré sus piernas y la empujé hacia abajo.
El hecho de que tuviera arañazos en la espalda que Brittany puso ahí me hizo increíblemente feliz.
—Estoy marcada—le dije, y le di un beso en la comisura de la boca que tenía fruncida—Por ti. Me encanta estar marcada por ti. Es sexy y caliente, y me las hiciste mientras me dabas un placer que no sabía que existía. Por lo tanto, no te disculpes por mis arañazos. Jodidamente los amo—la besé tiernamente en la boca y me levanté antes de que la empujara sobre la cama y me olvidara que tenía un concierto esa noche.
Mantener mi enfoque en la multitud fue duro.
Seguí mirando hacia atrás para ver si Brittany se encontraba ahí. Puck y yo íbamos a terminar en una pelea de verdad esta vez si no me detenía, pero mi necesidad de tenerla cerca se hallaba jodiendo mi cabeza.
La familiar cabeza morena de Emily se movió a través de la multitud y hacia la puerta del escenario.
Mierda.
Ella sabía cuál era mi problema, y se iba a llevar a mi distracción lejos.
Volviendo a mirar hacia atrás a Brittany, debatí dejar la canción y mantener a Emily lejos de ella, cuando una sonrisa iluminó su rostro.
Le gustaba mi hermana.
Emily se encontraba hablando con ella, y la mirada complacida de Brittany me impidió ir ahí y exigir que se quedara cerca de mí.
Estaría bien con mi hermana.
Entonces tendría mi atención centrándose en la multitud, sobre todo cuando Brittany se hallaría sentada entre la multitud.
Me miró, y asentí una vez para hacerle saber que estaba bien. Me dirigió una sonrisa brillante que me apretó el corazón, y luego se marchó con Emily.
Terminamos la canción y Puck se acercó a mí.
—Gracias por los pequeños milagros, joder—murmuró antes de tomar un trago de agua—Y tu espalda se ve como si un monstruo posesivo hubiera pulsado un nuevo nivel de locura. Si esas marcas de garras son lo que creo que son.
Ni siquiera le miré. Mantuve la mirada fija en Brittany caminando a través de la multitud con Emily.
La llevaba de regreso a la mesa en la que se hallaban Hanna y Finn.
Los jueves por la noche eran noche de cita de Hanna y Emily. La mayoría de las veces venían aquí, y Kitty y Marley cuidaban a los niños. Las únicas otras veces que Emily y Hanna eran capaces de venir era cuando los niños pasaban la noche con sus amigos.
Brittany tomó un taburete junto a alguna morena que no conocía, una chica que estaba demasiado inclinada hacia Finn. Él no tenía citas, por lo que tal vez era una mujer que trataba de enrollarse con Finn Hudson.
Pero entonces, no todo el mundo conocía su historia. Si lo hicieran, no estarían incluso perdiendo su tiempo.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Que linda san!!! La amo, pero mas a britt
Jajajajjaa sabias que soy chilena, aparte del weon que te hizo saberlo.
Jajajajjaa sabias que soy chilena, aparte del weon que te hizo saberlo.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Me encanta que esten juntas, solo falta que Santana le ponga un nombre a lo que tienen y voila!!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
Solo faltan las etiquetas de rigor jajaja
Pobre san... Va a sufrir mucho con quien more a britt ahora jajaja
Quien apareció??
Nos vemos!
Solo faltan las etiquetas de rigor jajaja
Pobre san... Va a sufrir mucho con quien more a britt ahora jajaja
Quien apareció??
Nos vemos!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Isabella28 escribió:Que linda san!!! La amo, pero mas a britt
Jajajajjaa sabias que soy chilena, aparte del weon que te hizo saberlo.
Hola, o no¿?! jajajajaaj cuando kiere eso si ajajajaj. Y quien no¿? jajajaaj. Ayy esk britt ayy es tan ayyy jaajaj. Saludos =D
Pd:sii! tenia una sospecha, pero si XD el weon lo confirmo xD jajaajaj
micky morales escribió:Me encanta que esten juntas, solo falta que Santana le ponga un nombre a lo que tienen y voila!!!!!!
Hola, sii y a mi tmbn jajajajajaj. SI que si, la vrdd q lo haga ya y así no pierde más tiempo! Saludos =D
3:) escribió:Hola morra....
Solo faltan las etiquetas de rigor jajaja
Pobre san... Va a sufrir mucho con quien more a britt ahora jajaja
Quien apareció??
Nos vemos!
Hola lu, y la cosa quedara más q listo jajajajaj. JAjaaja si ya sufría así noma antes xD imagina con lo q se viene jajajaaj. =O nadie lo sabe... o si¿? jajaja, pero aquí dejo un cap mas para saber! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Cap 19
Capitulo 19
Brittany
—Como que esperaba que la dejaras aquí. Observar a Puck perder su mierda y golpear a Santana a mitad de una presentación habría hecho la noche endemoniadamente más divertida—dijo el chico que Emily había presentado como Finn.
También me lanzó un guiño antes de tomar un sorbo de su cerveza. Hanna se rio, y Emily le lanzó una mirada de advertencia.
La rubia de ojos azules con la que se encontraba casada dejó de reírse de inmediato y se inclinó para presionar un beso rápido en sus labios.
—Casada, con hijos, y todavía eres azotada por un coño, sin ser el tuyo—dijo Finn.
Hanna se tensó, y sus ojos aterrizaron en Finn.
—No hables del coño de mi mujer—advirtió.
La chica que Emily no presentó pero aparentemente flirteaba con Finn se rio a mi lado.
—Lo siento, pero ¿cómo podría no decir la palabra ya que es mía y todos ustedes están hablando al respecto? Cielos, traje a Brittany aquí para rescatarla de la mirada obsesiva de Santana, y tiene que escuchar esta mierda.
—¿Te encontrabas tras bastidores con Santana?—preguntó la morena junto a mí con un toque de incredulidad en su tono.
Me giré hacia ella, y la mirada sorprendida en su cara fue suficiente para recordarme cuán fuera de mi liga estaba Santana.
Cuando me hallaba sola con él y me decía todas esas cosas dulces sobre ser adicto a mí, tenía esperanza. Pero cuando me encontraba con alguien que se veía como la clase de chica con la que Santana normalmente pasaría el tiempo, no me sentía tan segura de mi futuro con ella.
—Sí—dije, esperando que no sonara como una pregunta.
—Santana nunca lleva chicas tras bastidores mientras canta. Quiero decir, lo hacía con Sugar, pero ella era diferente —dijo la chica.
—Estás viendo la nueva adicción de Santana—le dijo Finn a la chica, luego me guiñó—Tuve un vistazo de esas marcas de garras en su espalda. Estoy impresionado. No te ves de ese tipo.
—¡Finn! ¡Cállate! Por esta noche, por favor deja de hablar—dijo Emily, mirándolo fijamente, luego viéndome a mí con un ceño de disculpa—Lo siento por él.
—¿Tienes sed, Brittany?—me preguntó Hanna desde el otro lado de la mesa—Voy a rellenar el vaso de Emily, si quieres algo.
No había traído mi bolso porque se nos hizo tarde y me apresuré hacia la puerta.
—No, gracias—respondí, y le sonreí, sin querer ser grosera.
Era agradable de su parte preguntar.
Hanna se dirigió a la barra, y Emily me sonrió.
—Te está observando como un halcón. No sé qué piensa que voy a hacer contigo.
Girándome, miré a Santana, y por supuesto, sus ojos se encontraban fijos en esta mesa. Me guiñó, y esa sensación de mareo volvió.
Cuando la vi por primera vez actuando con un sujetador, me sentí ensimismada. Ahora que sabía cómo se sentían esos pechos y músculos bajo mis manos y cómo sus brazos se flexionaban mientras se movía dentro y fuera de mí, viéndola allá arriba de esa manera, me sonrojé por completo.
El sudor brillando sobre ella me hizo desear subir ahí y sentir su piel húmeda.
—Si sigues follándola con la mirada, las cosas se pondrán interesantes—dijo Finn, arrastrando las palabras.
Me giré y arranqué mi mirada de él, avergonzada de haber sido atrapada, me di la vuelta.
—Deja de tomarle el pelo—Emily le frunció el ceño, lo que solo hizo que me sonrojara más.
Estudié la mesa y deseé haberme quedado tras bastidores. Pasar tiempo con Emily sonó divertido, pero estar bajo un microscopio era incómodo.
La chica sentada a mi lado comenzó a toquetear a Finn y a susurrar en su oído. Agradecida por la distracción, miré a Emily. Ella observaba el escenario.
—Adelante, mírala. Ignora a Finn. A él solo le gusta molestar a las personas. Santana quiere que la observes. Florece con eso—dijo.
No necesité otro incentivo.
Me di la vuelta para verla, y al igual que antes, encontré sus ojos sobre mí. Después un par de bragas golpeó su pecho y cayeron a sus pies. Traté con fuerza de ignorar los celos que comenzaron a arder en mi pecho. Los ojos de Santana se dirigieron a alguien que gritó su nombre lo bastante alto como para atraer su atención, y un sostén fue lanzado hacia ella. Lo atrapó, luego lo sostuvo antes de dejarlo caer a sus pies.
Sabía que este era su mundo, pero no quería lidiar con eso esta noche.
Dándole la espalda, mis ojos encontraron los de Emily. Ella me observaba de cerca. Forcé una sonrisa porque no quería que supiera cómo me hacía sentir todo eso.
Se lo diría, o peor, me diría que no podía manejarlo y tenía que retroceder.
—Esa es su vida. La ha alentado por años. Ellas creen que es lo que quiere y que será su boleto para entrar a su cama. Pero nunca actuó por nadie de la forma en que actúa por ti—se inclinó hacia adelante—Por favor, dale tiempo para descubrirlo.
Asentí.
No podía dejarla. No era lo suficientemente fuerte para eso.
Ella era todo lo que nunca había tenido o lo que pensé que podría tener.
Dejarla ir sería imposible. Tendría que alejarme ella.
—Y aquí viene. No le tomó mucho—dijo Finn, sonriendo sobre la cabeza de la chica que le estaba haciendo algo a su cuello.
La sonrisa de Emily creció, y me volteé para ver que Santana se encontraba fuera del escenario y se dirigía en mi dirección con largos pasos determinados.
El resto de la banda hablaba con las fanáticas y ahora era que bajaban, pero ella ya casi me alcanzaba.
Invadió mi espacio personal, pero la absorbí. Sus brazos me encerraron a medida que descansaba una mano a cada lado de la mesa detrás de mí.
—¿Estás bien? —preguntó simplemente.
—Sí—respondí, un poco demasiado rápido.
No sonó real para mis oídos.
Los ojos de Santana se entornaron, después miró a su hermana.
—Me la llevo—dijo, luego su brazo estuvo alrededor de mis hombros y caminábamos hacia la puerta del escenario.
—¿A dónde vamos?—pregunté, confundida.
Se hallaba en un descanso.
—De vuelta a la sala verde. Te necesito a solas—dijo mientras abría la puerta y me hacía entrar.
Nos llevó por un pasillo y después abrió otra puerta. La cerradura sonó detrás de nosotros, y me giré para echar un vistazo.
Había dos sofás de cuero, y una barra con cervezas y algunas botellas de licor. Un televisor pantalla plana se hallaba en la pared lejana, y algunos afiches firmados de bandas cubrían las paredes.
—Te molestó —dijo, llevándome hacia el sofá más cercano.
—¿Qué?
—La mierda que me lanzaron. Me diste la espalda—respondió, y luego me agarró por la cintura y me giró, así ella estaba sentada en el sofá y me jaló sobre su regazo.
Tuve que montarla a horcajadas para poder sentarme en la posición que quería.
—Lo tocaste—las palabras cayeron de mi boca antes de que pudiera detenerlas.
Sus ojos se entornaron, y sus manos subieron para acunar mis pechos.
—Pero estos son los que quiero tocar.
Respiré de manera temblorosa y me hundí en su regazo. No pude detener el sonido complacido que se me escapó.
—Tranquila, amor. ¿Estás dolorida?
Lo estaba, pero era un dolor placentero.
—Solo más sensible—expliqué.
Santana pasó las manos a través de mi cabello y envolvió hebras alrededor de sus dedos.
—Me encanta haber hecho eso. Me hace humedecer de solo pensarlo. Estar unida a ti, eras tan apretada y caliente.
De acuerdo, esta charla traviesa de la que parecía ser aficionada lo hizo por mí.
No me encontraba solo sensible…ahora latía.
—Lo que te dije antes no fue porque solo me mostraras el nirvana—sonrió, y sus hoyuelos me saludaron—Fui jodidamente en serio. Estoy. Obsesionada. Contigo.
Obsesionada.
No era amor, pero era más de lo que creía. Más de lo que esperaba.
Me quería.
Alguien me quería, y era alguien a quien quería más que a nada en el mundo.
—Aprenderé a lidiar con los sostenes y bragas que te lancen—le aseguré—Sin embargo, ¿podrías no tocarlos?
Una risa vibró contra su pecho.
—No los tocaré—respondió—No quise hacerlo esta vez. Es un hábito. Ni siquiera pensaba.
Me incliné y puse un beso en sus labios.
—Rompamos el hábito—dije, en broma.
Las manos de Santana descansaban en mis muslos desnudos donde mi falda se había subido. Una de sus manos se movió hasta que estuvo acunándome.
—Solo bragas que me importen tocar.
El deseo de tenerlo tocándome de nuevo y sentirla era abrumador.
—¿Cuánto tiempo tenemos? —pregunté, moviendo las caderas para que así su mano me frotara.
Sus ojos se iluminaron.
—No el suficiente. No puedo—tragó con fuerza—Necesito más tiempo contigo de lo que he dejado para eso.
Decepcionada, dejé de moverme y frotarme a mí misma con su mano y asentí.
—Oh, diablos—dijo, luego deslizó su mano bajo mis bragas y metió un dedo dentro de mí.
—¡Ah!—grité, agarrándome de sus hombros.
No estaba preparada para eso.
—Mi chica quiere que le de placer, entonces jodidamente voy a darle placer—gruñó, jalando mi cabeza hasta que su boca capturó la mía.
Su dedo comenzó a moverse dentro de mí, haciendo que me mareara. Mis caderas comenzaron a moverse con ella, y rompí el beso para jadear por aire.
—Eso es, monta mi mano, bebé. Muéstrame cuánto lo deseas—me alentó al oído mientras mantenía mi agarre en sus hombros—Joder, eres hermosa.
La forma en que su voz bajó y se hallaba enlazada con la misma necesidad que me atravesaba me puso aún más frenética por la liberación.
Me encantaba saber que la afectaba. Que tocarme la afectaba.
Un golpe en la puerta me sorprendió, y dejé de moverme cuando Santana juró y me sostuvo fuertemente contra ella al envolver su mano libre alrededor de mi cintura.
—¡No estamos listas todavía!—ladró, luego se volvió hacia mí—Está bien. No voy a ir a ninguna parte hasta que te vengas sobre mi mano—dijo cuando alcanzó ese punto que parecía necesitarlo más.
—¡Ah! Sí, San, más—rogué, y presionó su pulgar contra el área inflamada.
Fuegos artificiales explotaron detrás de mis párpados mientras gritaba su nombre.
—Eso es, amor—dijo mientras me sostenía contra ella, y luché por respirar. Su mano lentamente se movió fuera de mis bragas—Me encanta verte llegar—dijo, luego deslizó su dedo dentro de su boca.
La sonrisa malvada en su cara me hizo temblar. Le gustaba probarme ahí, y debería estar mal.
Sonaba mal, pero me hacía sentir toda hormigueante.
Santana
—Vas a tener que controlarte, morena. Esta mierda no va a funcionar—empezó Puck a primera hora de la mañana siguiente—No puedes concentrarte en la presentación. Follaste en la maldita sala verde, y seguro, siempre lo haces, pero cuando era tiempo de volver, dejabas lo que estuvieras haciendo para salir. Entiendo que no vas a tratar a Brittany de la manera en que tratas a las otras. Veo que esta vez es diferente y estoy feliz por ti. Pero actúas como si ella fuera a desaparecer. Ahórrate el follarla hasta que la lleves a casa y puedas terminarlo. Cuando estamos trabajando, estamos trabajando—había estado de pie en la sala, aparentemente esperándome para hablar.
Cerré la puerta detrás de mí y lo miré fijamente.
—No te refieras a lo que hago con Brittany como follar.
Los ojos de Puck se ampliaron, y pasó una mano a través de su cabello, después de rio.
—Santa mierda—dijo, luego lanzó sus brazos al aire—¿Qué es lo que pasa con ella? ¿Vas a decirme que la amas? Porque, morena, te conozco. Tú no haces eso. No actúas así.
Ya no era esa chica.
—Lo hago con ella—respondí, luego dejé caer mis llaves en la mesa y caminé hacia la cocina.
Le había hecho café a Brittany y la acompañé a su auto esta mañana. Le hice prometerme que me despertaría cuando ella despertara y lo hizo.
Verla primero en la mañana era aún mejor de lo que imaginaba. Puck no iba a arruinármelo.
Sostuve su cuerpo somnoliento contra mí y besé su rostro.
—No he terminado de hablar —gritó detrás de mí.
—No hay nada de qué hablar—respondí, tomando la cafetera para servirme una taza.
Me sentía exhausta, pero tenía algunas cosas que manejar hoy.
Lo primero era Elaine. Me llamó y escribió quince malditas veces anoche antes de que tuviera que apagar el teléfono.
No quería que Brittany lo viera.
Elaine necesitaba saber que no me encontraba disponible, tenía que jodidamente retroceder y encontrar otra llamada sexual.
—¿Estás enamorada de ella? Solo respóndeme eso. Porque si es así, lo entiendo. Pero si esto es alguna clase de obsesión insana que tienes, entonces necesitas ayuda. Porque por la manera en que actúas es lamentable.
—La amo. Ella llena el vacío. Es mi alma.
Puck se inclinó contra el marco de la puerta de la cocina y me miró. Me giré hacia mi café y tomé un sorbo.
Había querido saber. Bien. Ahora lo sabe. Nada iba a ser lo mismo.
Yo era diferente, y no quería volver atrás.
—Bueno, estaré maldito —musitó.
—Probablemente —concordé, y le sonreí por encima de mi taza de café.
Se rio.
—Imbécil.
El golpe en nuestra puerta casi me hizo derramar el café. Puck se congeló, después miró hacia la puerta.
—¿Qué diablos? ¿Cabreaste a tu hermana de nuevo?—se quejó, luego se dirigió hacia la puerta.
Bajando la taza, la seguí. No había hecho nada que provocara que Emily derribara mi puerta otra vez.
Esa no podía ser ella.
Abrió la puerta, y Elaine vino disparada con una cara manchada de lágrimas y ojos salvajes.
—¡Tú!—me apuntó—¡Te llamé una y otra vez, hija de puta! Te dejé mensajes, maldita. ¿Escuchaste alguno de ellos? ¿O te hallabas demasiado ocupada con tu nuevo juguete brillante?
—Oh, mierda—dijo Puck, y se alejó un paso de Elaine cuando lanzó sus brazos alrededor, gritando.
—Deberías captar la indirecta—respondí, molesta de que estuviera causando una escena.
Nunca fuimos una maldita pareja. Ella era fácil y no era pegajosa.
Esta mierda no estaba bien.
—¿Captar la indirecta?—escupió—¿Captar la maldita indirecta? ¿Estás bromeando?—siguió gritando.
—Es temprano, nena. ¿Podrías bajar el tono un poco?—dijo Puck desde el otro lado de la habitación donde se había movido.
Ella levantó la mano como si lo estuviera bloqueando.
—No actúes como si estuviera loca. No me mires con esa estúpida mirada molesta. No me trates de ese modo. Nunca te pedí nada. Eras la jodida Santana López. Tenía suerte de que me follaras más de una vez. Lo sabía, y fui lo bastante patética para tomar lo que pude conseguir. ¿Pero ahora crees que puedes arrojarme a un lado e ignorar mis llamadas? Eso no va a funcionar esta vez, idiota. Finalmente la jodiste—sus gritos se habían vuelto un tono frío y calculador. Dio un paso hacia mí, después colocó una mano en su estómago—Me embarazaste. Ahora es tiempo de madurar.
Miedo era una palabra demasiado débil. Terror sin adulterar se parecía más.
Era una pesadilla.
En verdad no estaba pasando.
Pero raídamente me di cuenta que por acostarnos no podía embarazarla… si fuera así lo intentaría todo el tiempo con mi Brittany.
—Elaine, no puedes caer más bajo. Yo no puedo embarazarte al follarte.
—Estúpida. ¿Olvidas una de las tantas veces que te emborrachaste y te bajaba el amor por los niños? ¿De cómo un maldito tratamiento no funcionaría con nosotras? ¿Querer cumplir una jodida apuesta? Y solo por estar más que borracha.
No ahora. No ahora.
¿Por qué tenía que ser tan inconsciente?
¿Por qué tenía que funcionar justo con ella?
¿Acaso no habían personas que no me dejaran hacer algo así en mal estado?
—¡No!—rugí, golpeando mi puño contra la pared y mirando a la mujer de pie entre la única cosa que quería en el mundo y yo.
—¿Tus óvulos congelados? ¿Esa apuesta de que no eras capaz de probar el tratamiento hace dos meses? ¿La recuerdas? ¿Pagar para que hicieran si o si el tratamiento? No he dormido con nadie en dos meses. Solo tú maldita apuesta.
—¡Pero podrías haber dicho no! Si bien sabias que no estaba en todos mis sentidos, podrías haber dicho no. Como será que ni siquiera me acuerdo de lo que dices.
—Enfréntalo. Vas a ser mamá, Santana López—el tono complacido en su voz me hizo querer agarrarla por el cuello y apretar hasta que no pudiera respirar.
Estaba revelando esto.
La odiaba.
—Aléjate de mí—espeté, apartándome de ella.
Iba a explotar si no se callaba. Pero el terror desgarrándome me hacía querer destruir todo en mi camino.
Recogí una lámpara y la lancé al otro lado de la habitación, luego me giré para mirar a Puck.
—Llévatela. Lejos. De. Mí.
Se movió, sus ojos enormes. El dolor que vi reflejado ahí era más de lo que podía manejar.
Él también lo sabía.
Sabía lo que significaba.
¡Joder! ¡No!
Tenía que arreglarlo.
Tenía que salvarme.
Si la perdía…
Mis piernas se doblaron cuando la puerta detrás de mí se cerró. Envolví los brazos alrededor de mí misma y me contuve.
Todo se encontraba ahí en mis manos.
Mi mundo. Mi corazón. Mi alma.
Brittany los sostenía todos.
Ella era todo lo que quería.
E iba a perderla.
Un sollozo escapó de mi pecho, lancé la cabeza hacia atrás y lloré por primera vez desde que tenía nueve años y mi mamá me dijo que yo era su mayor error.
También me lanzó un guiño antes de tomar un sorbo de su cerveza. Hanna se rio, y Emily le lanzó una mirada de advertencia.
La rubia de ojos azules con la que se encontraba casada dejó de reírse de inmediato y se inclinó para presionar un beso rápido en sus labios.
—Casada, con hijos, y todavía eres azotada por un coño, sin ser el tuyo—dijo Finn.
Hanna se tensó, y sus ojos aterrizaron en Finn.
—No hables del coño de mi mujer—advirtió.
La chica que Emily no presentó pero aparentemente flirteaba con Finn se rio a mi lado.
—Lo siento, pero ¿cómo podría no decir la palabra ya que es mía y todos ustedes están hablando al respecto? Cielos, traje a Brittany aquí para rescatarla de la mirada obsesiva de Santana, y tiene que escuchar esta mierda.
—¿Te encontrabas tras bastidores con Santana?—preguntó la morena junto a mí con un toque de incredulidad en su tono.
Me giré hacia ella, y la mirada sorprendida en su cara fue suficiente para recordarme cuán fuera de mi liga estaba Santana.
Cuando me hallaba sola con él y me decía todas esas cosas dulces sobre ser adicto a mí, tenía esperanza. Pero cuando me encontraba con alguien que se veía como la clase de chica con la que Santana normalmente pasaría el tiempo, no me sentía tan segura de mi futuro con ella.
—Sí—dije, esperando que no sonara como una pregunta.
—Santana nunca lleva chicas tras bastidores mientras canta. Quiero decir, lo hacía con Sugar, pero ella era diferente —dijo la chica.
—Estás viendo la nueva adicción de Santana—le dijo Finn a la chica, luego me guiñó—Tuve un vistazo de esas marcas de garras en su espalda. Estoy impresionado. No te ves de ese tipo.
—¡Finn! ¡Cállate! Por esta noche, por favor deja de hablar—dijo Emily, mirándolo fijamente, luego viéndome a mí con un ceño de disculpa—Lo siento por él.
—¿Tienes sed, Brittany?—me preguntó Hanna desde el otro lado de la mesa—Voy a rellenar el vaso de Emily, si quieres algo.
No había traído mi bolso porque se nos hizo tarde y me apresuré hacia la puerta.
—No, gracias—respondí, y le sonreí, sin querer ser grosera.
Era agradable de su parte preguntar.
Hanna se dirigió a la barra, y Emily me sonrió.
—Te está observando como un halcón. No sé qué piensa que voy a hacer contigo.
Girándome, miré a Santana, y por supuesto, sus ojos se encontraban fijos en esta mesa. Me guiñó, y esa sensación de mareo volvió.
Cuando la vi por primera vez actuando con un sujetador, me sentí ensimismada. Ahora que sabía cómo se sentían esos pechos y músculos bajo mis manos y cómo sus brazos se flexionaban mientras se movía dentro y fuera de mí, viéndola allá arriba de esa manera, me sonrojé por completo.
El sudor brillando sobre ella me hizo desear subir ahí y sentir su piel húmeda.
—Si sigues follándola con la mirada, las cosas se pondrán interesantes—dijo Finn, arrastrando las palabras.
Me giré y arranqué mi mirada de él, avergonzada de haber sido atrapada, me di la vuelta.
—Deja de tomarle el pelo—Emily le frunció el ceño, lo que solo hizo que me sonrojara más.
Estudié la mesa y deseé haberme quedado tras bastidores. Pasar tiempo con Emily sonó divertido, pero estar bajo un microscopio era incómodo.
La chica sentada a mi lado comenzó a toquetear a Finn y a susurrar en su oído. Agradecida por la distracción, miré a Emily. Ella observaba el escenario.
—Adelante, mírala. Ignora a Finn. A él solo le gusta molestar a las personas. Santana quiere que la observes. Florece con eso—dijo.
No necesité otro incentivo.
Me di la vuelta para verla, y al igual que antes, encontré sus ojos sobre mí. Después un par de bragas golpeó su pecho y cayeron a sus pies. Traté con fuerza de ignorar los celos que comenzaron a arder en mi pecho. Los ojos de Santana se dirigieron a alguien que gritó su nombre lo bastante alto como para atraer su atención, y un sostén fue lanzado hacia ella. Lo atrapó, luego lo sostuvo antes de dejarlo caer a sus pies.
Sabía que este era su mundo, pero no quería lidiar con eso esta noche.
Dándole la espalda, mis ojos encontraron los de Emily. Ella me observaba de cerca. Forcé una sonrisa porque no quería que supiera cómo me hacía sentir todo eso.
Se lo diría, o peor, me diría que no podía manejarlo y tenía que retroceder.
—Esa es su vida. La ha alentado por años. Ellas creen que es lo que quiere y que será su boleto para entrar a su cama. Pero nunca actuó por nadie de la forma en que actúa por ti—se inclinó hacia adelante—Por favor, dale tiempo para descubrirlo.
Asentí.
No podía dejarla. No era lo suficientemente fuerte para eso.
Ella era todo lo que nunca había tenido o lo que pensé que podría tener.
Dejarla ir sería imposible. Tendría que alejarme ella.
—Y aquí viene. No le tomó mucho—dijo Finn, sonriendo sobre la cabeza de la chica que le estaba haciendo algo a su cuello.
La sonrisa de Emily creció, y me volteé para ver que Santana se encontraba fuera del escenario y se dirigía en mi dirección con largos pasos determinados.
El resto de la banda hablaba con las fanáticas y ahora era que bajaban, pero ella ya casi me alcanzaba.
Invadió mi espacio personal, pero la absorbí. Sus brazos me encerraron a medida que descansaba una mano a cada lado de la mesa detrás de mí.
—¿Estás bien? —preguntó simplemente.
—Sí—respondí, un poco demasiado rápido.
No sonó real para mis oídos.
Los ojos de Santana se entornaron, después miró a su hermana.
—Me la llevo—dijo, luego su brazo estuvo alrededor de mis hombros y caminábamos hacia la puerta del escenario.
—¿A dónde vamos?—pregunté, confundida.
Se hallaba en un descanso.
—De vuelta a la sala verde. Te necesito a solas—dijo mientras abría la puerta y me hacía entrar.
Nos llevó por un pasillo y después abrió otra puerta. La cerradura sonó detrás de nosotros, y me giré para echar un vistazo.
Había dos sofás de cuero, y una barra con cervezas y algunas botellas de licor. Un televisor pantalla plana se hallaba en la pared lejana, y algunos afiches firmados de bandas cubrían las paredes.
—Te molestó —dijo, llevándome hacia el sofá más cercano.
—¿Qué?
—La mierda que me lanzaron. Me diste la espalda—respondió, y luego me agarró por la cintura y me giró, así ella estaba sentada en el sofá y me jaló sobre su regazo.
Tuve que montarla a horcajadas para poder sentarme en la posición que quería.
—Lo tocaste—las palabras cayeron de mi boca antes de que pudiera detenerlas.
Sus ojos se entornaron, y sus manos subieron para acunar mis pechos.
—Pero estos son los que quiero tocar.
Respiré de manera temblorosa y me hundí en su regazo. No pude detener el sonido complacido que se me escapó.
—Tranquila, amor. ¿Estás dolorida?
Lo estaba, pero era un dolor placentero.
—Solo más sensible—expliqué.
Santana pasó las manos a través de mi cabello y envolvió hebras alrededor de sus dedos.
—Me encanta haber hecho eso. Me hace humedecer de solo pensarlo. Estar unida a ti, eras tan apretada y caliente.
De acuerdo, esta charla traviesa de la que parecía ser aficionada lo hizo por mí.
No me encontraba solo sensible…ahora latía.
—Lo que te dije antes no fue porque solo me mostraras el nirvana—sonrió, y sus hoyuelos me saludaron—Fui jodidamente en serio. Estoy. Obsesionada. Contigo.
Obsesionada.
No era amor, pero era más de lo que creía. Más de lo que esperaba.
Me quería.
Alguien me quería, y era alguien a quien quería más que a nada en el mundo.
—Aprenderé a lidiar con los sostenes y bragas que te lancen—le aseguré—Sin embargo, ¿podrías no tocarlos?
Una risa vibró contra su pecho.
—No los tocaré—respondió—No quise hacerlo esta vez. Es un hábito. Ni siquiera pensaba.
Me incliné y puse un beso en sus labios.
—Rompamos el hábito—dije, en broma.
Las manos de Santana descansaban en mis muslos desnudos donde mi falda se había subido. Una de sus manos se movió hasta que estuvo acunándome.
—Solo bragas que me importen tocar.
El deseo de tenerlo tocándome de nuevo y sentirla era abrumador.
—¿Cuánto tiempo tenemos? —pregunté, moviendo las caderas para que así su mano me frotara.
Sus ojos se iluminaron.
—No el suficiente. No puedo—tragó con fuerza—Necesito más tiempo contigo de lo que he dejado para eso.
Decepcionada, dejé de moverme y frotarme a mí misma con su mano y asentí.
—Oh, diablos—dijo, luego deslizó su mano bajo mis bragas y metió un dedo dentro de mí.
—¡Ah!—grité, agarrándome de sus hombros.
No estaba preparada para eso.
—Mi chica quiere que le de placer, entonces jodidamente voy a darle placer—gruñó, jalando mi cabeza hasta que su boca capturó la mía.
Su dedo comenzó a moverse dentro de mí, haciendo que me mareara. Mis caderas comenzaron a moverse con ella, y rompí el beso para jadear por aire.
—Eso es, monta mi mano, bebé. Muéstrame cuánto lo deseas—me alentó al oído mientras mantenía mi agarre en sus hombros—Joder, eres hermosa.
La forma en que su voz bajó y se hallaba enlazada con la misma necesidad que me atravesaba me puso aún más frenética por la liberación.
Me encantaba saber que la afectaba. Que tocarme la afectaba.
Un golpe en la puerta me sorprendió, y dejé de moverme cuando Santana juró y me sostuvo fuertemente contra ella al envolver su mano libre alrededor de mi cintura.
—¡No estamos listas todavía!—ladró, luego se volvió hacia mí—Está bien. No voy a ir a ninguna parte hasta que te vengas sobre mi mano—dijo cuando alcanzó ese punto que parecía necesitarlo más.
—¡Ah! Sí, San, más—rogué, y presionó su pulgar contra el área inflamada.
Fuegos artificiales explotaron detrás de mis párpados mientras gritaba su nombre.
—Eso es, amor—dijo mientras me sostenía contra ella, y luché por respirar. Su mano lentamente se movió fuera de mis bragas—Me encanta verte llegar—dijo, luego deslizó su dedo dentro de su boca.
La sonrisa malvada en su cara me hizo temblar. Le gustaba probarme ahí, y debería estar mal.
Sonaba mal, pero me hacía sentir toda hormigueante.
Santana
—Vas a tener que controlarte, morena. Esta mierda no va a funcionar—empezó Puck a primera hora de la mañana siguiente—No puedes concentrarte en la presentación. Follaste en la maldita sala verde, y seguro, siempre lo haces, pero cuando era tiempo de volver, dejabas lo que estuvieras haciendo para salir. Entiendo que no vas a tratar a Brittany de la manera en que tratas a las otras. Veo que esta vez es diferente y estoy feliz por ti. Pero actúas como si ella fuera a desaparecer. Ahórrate el follarla hasta que la lleves a casa y puedas terminarlo. Cuando estamos trabajando, estamos trabajando—había estado de pie en la sala, aparentemente esperándome para hablar.
Cerré la puerta detrás de mí y lo miré fijamente.
—No te refieras a lo que hago con Brittany como follar.
Los ojos de Puck se ampliaron, y pasó una mano a través de su cabello, después de rio.
—Santa mierda—dijo, luego lanzó sus brazos al aire—¿Qué es lo que pasa con ella? ¿Vas a decirme que la amas? Porque, morena, te conozco. Tú no haces eso. No actúas así.
Ya no era esa chica.
—Lo hago con ella—respondí, luego dejé caer mis llaves en la mesa y caminé hacia la cocina.
Le había hecho café a Brittany y la acompañé a su auto esta mañana. Le hice prometerme que me despertaría cuando ella despertara y lo hizo.
Verla primero en la mañana era aún mejor de lo que imaginaba. Puck no iba a arruinármelo.
Sostuve su cuerpo somnoliento contra mí y besé su rostro.
—No he terminado de hablar —gritó detrás de mí.
—No hay nada de qué hablar—respondí, tomando la cafetera para servirme una taza.
Me sentía exhausta, pero tenía algunas cosas que manejar hoy.
Lo primero era Elaine. Me llamó y escribió quince malditas veces anoche antes de que tuviera que apagar el teléfono.
No quería que Brittany lo viera.
Elaine necesitaba saber que no me encontraba disponible, tenía que jodidamente retroceder y encontrar otra llamada sexual.
—¿Estás enamorada de ella? Solo respóndeme eso. Porque si es así, lo entiendo. Pero si esto es alguna clase de obsesión insana que tienes, entonces necesitas ayuda. Porque por la manera en que actúas es lamentable.
—La amo. Ella llena el vacío. Es mi alma.
Puck se inclinó contra el marco de la puerta de la cocina y me miró. Me giré hacia mi café y tomé un sorbo.
Había querido saber. Bien. Ahora lo sabe. Nada iba a ser lo mismo.
Yo era diferente, y no quería volver atrás.
—Bueno, estaré maldito —musitó.
—Probablemente —concordé, y le sonreí por encima de mi taza de café.
Se rio.
—Imbécil.
El golpe en nuestra puerta casi me hizo derramar el café. Puck se congeló, después miró hacia la puerta.
—¿Qué diablos? ¿Cabreaste a tu hermana de nuevo?—se quejó, luego se dirigió hacia la puerta.
Bajando la taza, la seguí. No había hecho nada que provocara que Emily derribara mi puerta otra vez.
Esa no podía ser ella.
Abrió la puerta, y Elaine vino disparada con una cara manchada de lágrimas y ojos salvajes.
—¡Tú!—me apuntó—¡Te llamé una y otra vez, hija de puta! Te dejé mensajes, maldita. ¿Escuchaste alguno de ellos? ¿O te hallabas demasiado ocupada con tu nuevo juguete brillante?
—Oh, mierda—dijo Puck, y se alejó un paso de Elaine cuando lanzó sus brazos alrededor, gritando.
—Deberías captar la indirecta—respondí, molesta de que estuviera causando una escena.
Nunca fuimos una maldita pareja. Ella era fácil y no era pegajosa.
Esta mierda no estaba bien.
—¿Captar la indirecta?—escupió—¿Captar la maldita indirecta? ¿Estás bromeando?—siguió gritando.
—Es temprano, nena. ¿Podrías bajar el tono un poco?—dijo Puck desde el otro lado de la habitación donde se había movido.
Ella levantó la mano como si lo estuviera bloqueando.
—No actúes como si estuviera loca. No me mires con esa estúpida mirada molesta. No me trates de ese modo. Nunca te pedí nada. Eras la jodida Santana López. Tenía suerte de que me follaras más de una vez. Lo sabía, y fui lo bastante patética para tomar lo que pude conseguir. ¿Pero ahora crees que puedes arrojarme a un lado e ignorar mis llamadas? Eso no va a funcionar esta vez, idiota. Finalmente la jodiste—sus gritos se habían vuelto un tono frío y calculador. Dio un paso hacia mí, después colocó una mano en su estómago—Me embarazaste. Ahora es tiempo de madurar.
Miedo era una palabra demasiado débil. Terror sin adulterar se parecía más.
Era una pesadilla.
En verdad no estaba pasando.
Pero raídamente me di cuenta que por acostarnos no podía embarazarla… si fuera así lo intentaría todo el tiempo con mi Brittany.
—Elaine, no puedes caer más bajo. Yo no puedo embarazarte al follarte.
—Estúpida. ¿Olvidas una de las tantas veces que te emborrachaste y te bajaba el amor por los niños? ¿De cómo un maldito tratamiento no funcionaría con nosotras? ¿Querer cumplir una jodida apuesta? Y solo por estar más que borracha.
No ahora. No ahora.
¿Por qué tenía que ser tan inconsciente?
¿Por qué tenía que funcionar justo con ella?
¿Acaso no habían personas que no me dejaran hacer algo así en mal estado?
—¡No!—rugí, golpeando mi puño contra la pared y mirando a la mujer de pie entre la única cosa que quería en el mundo y yo.
—¿Tus óvulos congelados? ¿Esa apuesta de que no eras capaz de probar el tratamiento hace dos meses? ¿La recuerdas? ¿Pagar para que hicieran si o si el tratamiento? No he dormido con nadie en dos meses. Solo tú maldita apuesta.
—¡Pero podrías haber dicho no! Si bien sabias que no estaba en todos mis sentidos, podrías haber dicho no. Como será que ni siquiera me acuerdo de lo que dices.
—Enfréntalo. Vas a ser mamá, Santana López—el tono complacido en su voz me hizo querer agarrarla por el cuello y apretar hasta que no pudiera respirar.
Estaba revelando esto.
La odiaba.
—Aléjate de mí—espeté, apartándome de ella.
Iba a explotar si no se callaba. Pero el terror desgarrándome me hacía querer destruir todo en mi camino.
Recogí una lámpara y la lancé al otro lado de la habitación, luego me giré para mirar a Puck.
—Llévatela. Lejos. De. Mí.
Se movió, sus ojos enormes. El dolor que vi reflejado ahí era más de lo que podía manejar.
Él también lo sabía.
Sabía lo que significaba.
¡Joder! ¡No!
Tenía que arreglarlo.
Tenía que salvarme.
Si la perdía…
Mis piernas se doblaron cuando la puerta detrás de mí se cerró. Envolví los brazos alrededor de mí misma y me contuve.
Todo se encontraba ahí en mis manos.
Mi mundo. Mi corazón. Mi alma.
Brittany los sostenía todos.
Ella era todo lo que quería.
E iba a perderla.
Un sollozo escapó de mi pecho, lancé la cabeza hacia atrás y lloré por primera vez desde que tenía nueve años y mi mamá me dijo que yo era su mayor error.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Hola hola!!!! Aqui la perdida!!!jajsja!!!!
Me late a mentira
Me late a mentira
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
hay no que fastidio, el cuentico de los ovulos congelados!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
De la obsesión al amor... Ahí un psiquiátrico de pormedio... Pero bueno!!!
Caga el momento... Pero es mentira lo del baby... Que buen momento nada más jajaja
Nos vemos!!!
De la obsesión al amor... Ahí un psiquiátrico de pormedio... Pero bueno!!!
Caga el momento... Pero es mentira lo del baby... Que buen momento nada más jajaja
Nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
monica.santander escribió:Hola hola!!!! Aqui la perdida!!!jajsja!!!!
Me late a mentira
Hola, jajaajajajaj xD jajaajaj oi si mñn no xD jajajaja. Esperemos y tengas toda la razón, asik dilo todo el rato jajaja. Saludos =D
micky morales escribió:hay no que fastidio, el cuentico de los ovulos congelados!!!!
Hola, esk todo lo q kieren hacer para tener a esa morena linda que es de britt ¬¬ Saludos =D
3:) escribió:Hola morra....
De la obsesión al amor... Ahí un psiquiátrico de pormedio... Pero bueno!!!
Caga el momento... Pero es mentira lo del baby... Que buen momento nada más jajaja
Nos vemos!!!
Hola lu, mmm si que lo ai...pero como es con las brittana se cura solo ajajajaja. ¬¬ Esk quien la nombro ¬¬ Esperemos y si...d ilo para q lo sea jajaja. ¬¬ si ¬¬ Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Cap 20
Capitulo 20
Brittany
La familiar bolsa blanca entró a la habitación antes que Sam.
Este último asomó la cabeza por la esquina y la sostuvo en alto.
—Entonces, esta es mi oferta de paz por huir el otro día.
Riendo, bajé el teléfono. Había llamado al florista y hecho las órdenes que el pastor Evans puso en mi escritorio para un funeral.
—La acepto solo si esa dona tiene crema y chispas arriba—dije.
Entró, colocó una mano en su pecho y dejó salir un suspiro dramático.
—Conseguí uno de cada tipo, así que estoy bien—puso la bolsa frente a mí y se sentó en el borde de mi escritorio como hacía siempre—Puede que tuviera un pequeño ataque de celos. Sin razón alguna, me doy cuenta de ello. Es una cosa de hombres, y estoy trabajando en mis rasgos masculinos. Esperando lograr ponerlos bajo control.
Bromeaba.
El brillo en sus ojos fue suficiente para hacer esto fácil.
—Me alegra que trabajes en esos problemas. Lidiar con problemas masculinos puede ser difícil. Buena suerte.
Sam rio, abrió la bolsa y sacó una dona rellena de mermelada.
—Fui un imbécil. Pero te extrañé, así que aquí estoy.
Tomé la dona, pero sabía que tenía que ser honesta con él. Era gracioso y me gustaba solamente como amigo.
Si eso era esto, entonces genial.
Pero amaba a Santana. Amistad era todo lo que Sam y yo podríamos tener alguna vez.
Una pequeña charla y risas sobre rosquillas en mi hora de almuerzo.
—¿Tú y esa roquera sexy siguen juntas?—preguntó, tratando de sonar casual.
La tensión cuando dijo roquera lo delató.
Pero no me gusto que le dijera sexy. No me gustaba cuando los hombres miraban como carne a Santana, no era lo mismo cuando una mujer lo hacía.
Suspirando, bajé la dona.
—Sí. Es algo exclusivo ahora.
Sam asintió.
—Chica lista. No la puedo culpar—luego miró hacia la dona—Cómete la rosquilla, Brittany.
Volviéndola a levantar, di un mordisco. Las trajo para mí, y necesitaba al menos comerme su regalo.
Incluso si no sabía con seguridad si Santana tendría problemas con Sam estando aquí. Lo cual sería algo que probablemente debería hablar.
—¿Le va a parecer que aún seamos amigos?—preguntó Sam, continuando con esa sonrisa fácil que realmente no se encontraba en sus ojos.
Quería decir que por supuesto. Pero eso sería una mentira.
No tenía idea de cómo se sentiría.
Santana era posesiva. En verdad posesiva.
Anoche empujó a una chica cuando se me acercó demasiado al llevarme de regreso a la mesa de Emily.
La chica ni siquiera me miró.
Amaba sentirme protegida y querida con tanta fuerza.
Amaba ser especial y pertenecer a alguien.
Pertenecer a Santana.
Pero Sam era bueno para mí. No merecía que le dejara de hablar. Sin embargo, no sabía bien si Santana concordaría.
—Tomo tu silencio como un no—dijo Sam.
Alcé la mirada hacia él y me encogí de hombros.
—No estoy segura—respondí honestamente.
Frunció el ceño.
—¿Ella vale eso? ¿Ser controlada?
No lo entendía.
—No me controla. No lo comprendes. Pero sí, lo vale.
Sam suspiró y se puso de pie.
—Eres ingenua, Brittany. Una persona como Santana no es tu príncipe o princesa encantada. Ella es emocionante, y seguro que sabe todas las cosas buenas para decir. Pero te herirá. No te permitas encariñarte mucho.
Me hallaba más allá de encariñada, pero eso no importaba.
Sam no entendía lo que tenía con Santana. No había visto la manera en que ella me sostenía, como si fuera preciosa, frágil y toda suya.
Después de que Sam se fue, me las arreglé para comer otras dos donas y terminar toda la tipificación que me dieron.
Esta noche habrá otra presentación de Live Bay, y Santana me quería ahí.
Me sentía ansiosa por llegar a casa.
Cuando me estacioné fuera del departamento, quería subir corriendo las escaleras.
Ella estaría ahí, esperándome. Y haríamos cosas.
Abriendo mi puerta, escaneé la habitación y trabé mi mirada en Santana que se encontraba cerca de la ventana. No se giró para verme, pero sabía que me escuchó.
Esta no era la bienvenida que esperaba.
No después de anoche.
No después de esta mañana cuando me besó en el auto como si jamás quisiera dejarme ir.
—¿San?—pregunté, sintiendo el miedo filtrarse.
¿Hoy decidió que ya se aburrió de mí?
Se dio la vuelta lentamente, y sus ojos lucían huecos. La luz en ellos que amaba desapareció.
Algo se hallaba horriblemente mal.
Dejé caer mi bolso al piso y me apresuré en su dirección.
—¿Qué ocurre?—pregunté tomándolo del brazo.
El corazón me latía con fuerza en el pecho.
Estaba sufriendo.
El destello en sus ojos me dijo que esto no se trataba sobre seguir adelante.
—Por favor, me asustas. ¿Qué pasó?
Su mirada se posó en mi mano agarrándola, y movió la suya para cubrir la mía. El calor ayudó a calmar un poco de mi miedo, pero el pecho me dolía porque ella sufría.
—Por favor, ¿qué puedo hacer?—pregunté, odiando verla así.
—No me dejes—dijo finalmente. Con voz ronca.
Sacudí la cabeza, confundida.
—No planeo hacerlo. ¿De eso se trata esto?—seguramente no se hallaba molesta por algo que no había ocurrido.
—Si tú me dejas, no puedo... Por favor, dime que no me dejarás—suplicó.
En esta ocasión sus ojos mostraron algo de vida.
—No lo haré. Detén esto. Por favor, nada más me encontraba en el trabajo. No llegué tarde. No lo entiendo—dije, acercándome para acunar su hermoso rostro.
Ella cerró los ojos e inhaló profundamente cuando la toqué.
Había algo más. Esto no era normal.
—Lo eché a perder —se atragantó.
Un nudo enfermo se instaló en mi estómago.
Oh, Dios.
¿Estuvo con alguien más hoy?
¿Era esto a lo que me enfrentaba con ella?
¿Todavía deseaba a otras mujeres?
Mis manos cayeron, pero no me moví. Sin embargo, por el momento todavía no lograba respirar.
—Antes que tú. Ella... Elaine... me acosté con ella de vez en cuando. Cuando aparecía y me sentía de humor. Nunca salimos. No voy en citas. Elaine era cómoda.
Me alejé un paso.
Se acostó con ella. Oh, Dios, vomitaré.
—¿Te acostaste con ella? ¿Hoy? ¿Después...
Se movió rápido, cortando mis palabras y agarrándome.
—¡No! ¡Dios, no! ¡Britt, no! Jamás. Jamás tocaría a alguien más ahora. No quiero tocar a alguien que no seas tú. Solo tú, amor. Solo tú—dijo mientras su cuerpo temblaba.
Eso no era lo que quiso decir.
Las náuseas se desvanecieron, y asentí. Salté a conclusiones. Las palabras de Sam me llegaron, y no me di cuenta hasta ahora.
—Entonces, ¿qué echaste a perder? —pregunté.
Sus ojos se cerraron y tomó una respiración profunda. O al menos lo intentó.
Fue temblorosa, y lucía completamente aterrada. Volvió mi instinto de protegerla, y rodeé con mis brazos su cintura.
—Dime—dije.
—Elaine está embarazada. Dice que es mío—su mandíbula se tensó, y su mirada torturada se encontró con la mía—Dice que me emborrache y le pedí un hijo por una apuesta. No me acuerdo, pero no lo desestimo.
Ella estaba embarazada.
Embarazó a una chica.
Será mamá.
¿Cómo trato con esto?
¿Me pedía que no la deje?
¿No le creía?
—¿Crees que es tuyo? ¿Crees que esa historia es verdadera?—pregunté, incapaz de mirarla.
—Yo tengo mis óvulos congelados por cualquier cosa. Ella lo sabía. Y que me emborracha y perder todo sentido de lo que hacía, es muy probable. Que pagara a alguien para que la sometiera al tratamiento, también lo es. Tuve que haber pensado que no fuera a quedar embarazada, menos con esos tratamientos. Pero no puedo desestimar la historia… Britt antes de ti estaba muy jodida y me perdía en el alcohol. Y muchas veces no sabía que es lo que hacía… solo por eso no creo que me mienta.
No tenía palabras. Necesitaba pensar. Procesar esto.
—Britt, por favor, no te alejes. No, por favor. No puedo perderte. No puedo—me rogaba, y odiaba escuchar el dolor en su voz.
Pero en esta ocasión no podía defenderla y protegerla.
Me protegería a mí misma.
—Solamente necesito pensar—logré decir.
Era una tonta.
Me hallaba sola de nuevo. Esta vez sería peor.
Sabía lo que se sentía pertenecer a alguien. Antes, lo ignoraba por completo.
—No. No, me estás dejando afuera. Dios, Britt-Britt, no lo hagas. No me dejes fuera. Quédate conmigo. Escúchame. Te amo. Te amo demasiado.
Me sacudí como si me hubieran abofeteado.
El dolor que sus palabras causaron fue tan afilado como un cuchillo atravesándome el pecho.
Ahora no.
No podía escuchar esas palabras ahora.
En toda mi vida no deseé otra cosa más que escuchar que alguien me dijera que me amaba. Había temido el esperarlo, y ahora, en el momento más oscuro de mi vida, esas palabras fueron finalmente dichas.
Negando con la cabeza, me alejé de ella.
—No puedo. Ahora no. Déjame sola, por favor. Necesito tiempo para pensar—me hice para atrás hasta que mis piernas golpearon el sillón detrás de mí.
—Britt, me destruirás. Te amo tanto. Posees mi alma. Eres todo para mí. No me hagas esto. Déjame abrazarte—se movía hacia mí, pero sacudí la cabeza.
Permitirle sostenerme me contaminaría.
Me sentía a salvo en sus brazos. Quería recordar esa sensación. Si me abrazaba ahora, arruinaría ese recuerdo.
—Nada más vete. Necesito que te vayas. Lo siento, Santana. Odio que te duela y tengas miedo. Odio que no lo pueda solucionar por ti. Quiero hacerlo, pero si no tengo oportunidad de mantenerme cuerda y trato...—me detuve.
No le diría lo cerca que me encontraba de romperme.
—Necesito sostenerte—dijo.
El espesor en su voz me alcanzaba.
—Necesito sostenerme yo misma—le dije, y finalmente alcé la vista para encontrar la suya.
Las lágrimas en sus hermosas profundidades oscuras casi me enviaron a mis rodillas.
Dios, ¿cómo podía hacerle esto?
Estaba rogándome.
Pero si me derrumbaba, enfrentaría mucho dolor en el futuro.
¿Cuánto de ese dolor podría soportar?
¿Me hallaba preparada para eso?
—Esto es demasiado para procesar. Mi pasado...—tragué—Nunca te he hablado sobre mi vida. Realmente no. Me hizo esperar ciertas cosas. Tú me enseñaste a no esperarla. Me hiciste creer que podía ser deseada. Me quisiste cuando nadie lo hacía. Nunca lo olvidaré. Pero en este momento, necesito estar sola. Te debo el mundo, pero no creo que vaya ya a encajar en el tuyo. Tu vida está a punto de cambiar, y no veo mi lugar en ella. Simplemente dame algo de tiempo.
Los hombros de Santana se hundieron, y me recordó a un derrotado niño perdido.
Nada en el mundo me habría impedido ir hacia ella y quitarle su dolor... excepto esto.
—No solo encajas en mi mundo, Britt. Tú eres mi mundo—dijo en una voz atormentada, entonces se alejó.
La puerta se cerró detrás de ella, y cuando me encontraba segura de que en verdad se fue, me acurruqué en el suelo y lloré por todo lo que me dieron y me quitaron.
Santana
Me senté en la silla enfrentando la ventana.
Con mis ojos enfocados en el auto de Brittany. Ella necesitaba estar sola y pensar.
Siempre y cuando supiera que se encontraba segura debajo de mí, en su departamento, podía lidiar con ello.
Pero si intentaba dejarme, la perseguiría.
Entre más pensaba en perderla, más me daba cuenta que era imposible.
No lo permitiría.
No la dejaría abandonarme.
Puck ni siquiera se quejó de que no fuera al Live Bay esta noche.
Hasta que Brittany volviera a mis brazos, no me movería de la ventana. Sin embargo, si se quedaba en ese departamento por mucho tiempo, tendré que perseguirla.
Tal vez pensara que necesitaba estar sola, pero me necesitaba tanto como yo a ella.
Mi teléfono se iluminó con otra llamada de Elaine. Hasta que supiera que no perdí a Brittany, no podía lidiar con Elaine.
No abandonaría a mi hijo. Si fuera mío.
Sabía que la historia que me conto podía ser verdad, sabía que cuando bebía era una estúpida total y podría hacer cualquier idiotez, pero no era una idiota.
Chicas como ella mentían.
Quería una prueba del doctor sobre si estaba embarazada, luego quería una prueba de maternidad en cuanto el niño naciera, quizás ni siquiera había usado mis óvulos.
Solo en ese entonces aceptaría que era mío.
Brittany era mi preocupación número uno.
La devastación en la mirada de su rostro que se convirtió en aceptación me había matado. Me dio una pista del pasado del cual siempre me pregunté.
Sabía que alguien la hirió, pero dijo que nunca se sintió querida hasta mí.
¿Eso significaba que nadie la había querido?
¿Qué tal cuando era niña?
La familia del pastor la crio, seguramente ellos la querían.
Yo la protegería.
Nunca se sentiría de esta manera otra vez. Me haría malditamente cargo de ello.
Si tomaba el resto de mi vida compensarle esto, lo haría.
Dejando caer la cabeza entre mis manos, permití que el arrepentimiento y odio hacia sí misma me carcomieran.
Si hubiera sabido que ella vendría, jamás habría tocada a alguien más.
Si tan solo hubiera sabido que Brittany entraría a mi vida y haría todo mejor, habría estado lista para ella.
Para darle la vida que ella se merecía.
No sería la jodida cantante de una banda que había dormido con tantas mujeres de las que era capaz de contar.
Lo más probable es que el hijo del predicador fuera tan jodidamente puro, que era ridículo.
Seguramente tenía un trabajo en donde las chicas no le lanzaban sus bragas, y un título universitario.
Alzando mi cabeza, luces se arrimaron por el estacionamiento.
Era casi medianoche.
Puck vendría dentro de poco. Traería la fiesta con él. No me preocupaba por ello.
El carro se paró frente al edificio, pero no se estacionó. Luego vi su cabello rubio a medida que corría hacia él.
Poniéndome de pie, vi mientras Brittany abría la puerta del pasajero y se subía.
No podía detenerla.
Se iba con él. El auto de Sam salió del estacionamiento y aceleró. Pero no iba en dirección de la ciudad.
Se dirigía a la interestatal.
¡Hijo de puta!
Agarrando mis llaves, me eché a correr. Lo encontraría, y cuando lo hiciera, lo golpearía hasta que no pudiera respirar.
No me la podía quitar.
Ella era mía.
Este último asomó la cabeza por la esquina y la sostuvo en alto.
—Entonces, esta es mi oferta de paz por huir el otro día.
Riendo, bajé el teléfono. Había llamado al florista y hecho las órdenes que el pastor Evans puso en mi escritorio para un funeral.
—La acepto solo si esa dona tiene crema y chispas arriba—dije.
Entró, colocó una mano en su pecho y dejó salir un suspiro dramático.
—Conseguí uno de cada tipo, así que estoy bien—puso la bolsa frente a mí y se sentó en el borde de mi escritorio como hacía siempre—Puede que tuviera un pequeño ataque de celos. Sin razón alguna, me doy cuenta de ello. Es una cosa de hombres, y estoy trabajando en mis rasgos masculinos. Esperando lograr ponerlos bajo control.
Bromeaba.
El brillo en sus ojos fue suficiente para hacer esto fácil.
—Me alegra que trabajes en esos problemas. Lidiar con problemas masculinos puede ser difícil. Buena suerte.
Sam rio, abrió la bolsa y sacó una dona rellena de mermelada.
—Fui un imbécil. Pero te extrañé, así que aquí estoy.
Tomé la dona, pero sabía que tenía que ser honesta con él. Era gracioso y me gustaba solamente como amigo.
Si eso era esto, entonces genial.
Pero amaba a Santana. Amistad era todo lo que Sam y yo podríamos tener alguna vez.
Una pequeña charla y risas sobre rosquillas en mi hora de almuerzo.
—¿Tú y esa roquera sexy siguen juntas?—preguntó, tratando de sonar casual.
La tensión cuando dijo roquera lo delató.
Pero no me gusto que le dijera sexy. No me gustaba cuando los hombres miraban como carne a Santana, no era lo mismo cuando una mujer lo hacía.
Suspirando, bajé la dona.
—Sí. Es algo exclusivo ahora.
Sam asintió.
—Chica lista. No la puedo culpar—luego miró hacia la dona—Cómete la rosquilla, Brittany.
Volviéndola a levantar, di un mordisco. Las trajo para mí, y necesitaba al menos comerme su regalo.
Incluso si no sabía con seguridad si Santana tendría problemas con Sam estando aquí. Lo cual sería algo que probablemente debería hablar.
—¿Le va a parecer que aún seamos amigos?—preguntó Sam, continuando con esa sonrisa fácil que realmente no se encontraba en sus ojos.
Quería decir que por supuesto. Pero eso sería una mentira.
No tenía idea de cómo se sentiría.
Santana era posesiva. En verdad posesiva.
Anoche empujó a una chica cuando se me acercó demasiado al llevarme de regreso a la mesa de Emily.
La chica ni siquiera me miró.
Amaba sentirme protegida y querida con tanta fuerza.
Amaba ser especial y pertenecer a alguien.
Pertenecer a Santana.
Pero Sam era bueno para mí. No merecía que le dejara de hablar. Sin embargo, no sabía bien si Santana concordaría.
—Tomo tu silencio como un no—dijo Sam.
Alcé la mirada hacia él y me encogí de hombros.
—No estoy segura—respondí honestamente.
Frunció el ceño.
—¿Ella vale eso? ¿Ser controlada?
No lo entendía.
—No me controla. No lo comprendes. Pero sí, lo vale.
Sam suspiró y se puso de pie.
—Eres ingenua, Brittany. Una persona como Santana no es tu príncipe o princesa encantada. Ella es emocionante, y seguro que sabe todas las cosas buenas para decir. Pero te herirá. No te permitas encariñarte mucho.
Me hallaba más allá de encariñada, pero eso no importaba.
Sam no entendía lo que tenía con Santana. No había visto la manera en que ella me sostenía, como si fuera preciosa, frágil y toda suya.
Después de que Sam se fue, me las arreglé para comer otras dos donas y terminar toda la tipificación que me dieron.
Esta noche habrá otra presentación de Live Bay, y Santana me quería ahí.
Me sentía ansiosa por llegar a casa.
Cuando me estacioné fuera del departamento, quería subir corriendo las escaleras.
Ella estaría ahí, esperándome. Y haríamos cosas.
Abriendo mi puerta, escaneé la habitación y trabé mi mirada en Santana que se encontraba cerca de la ventana. No se giró para verme, pero sabía que me escuchó.
Esta no era la bienvenida que esperaba.
No después de anoche.
No después de esta mañana cuando me besó en el auto como si jamás quisiera dejarme ir.
—¿San?—pregunté, sintiendo el miedo filtrarse.
¿Hoy decidió que ya se aburrió de mí?
Se dio la vuelta lentamente, y sus ojos lucían huecos. La luz en ellos que amaba desapareció.
Algo se hallaba horriblemente mal.
Dejé caer mi bolso al piso y me apresuré en su dirección.
—¿Qué ocurre?—pregunté tomándolo del brazo.
El corazón me latía con fuerza en el pecho.
Estaba sufriendo.
El destello en sus ojos me dijo que esto no se trataba sobre seguir adelante.
—Por favor, me asustas. ¿Qué pasó?
Su mirada se posó en mi mano agarrándola, y movió la suya para cubrir la mía. El calor ayudó a calmar un poco de mi miedo, pero el pecho me dolía porque ella sufría.
—Por favor, ¿qué puedo hacer?—pregunté, odiando verla así.
—No me dejes—dijo finalmente. Con voz ronca.
Sacudí la cabeza, confundida.
—No planeo hacerlo. ¿De eso se trata esto?—seguramente no se hallaba molesta por algo que no había ocurrido.
—Si tú me dejas, no puedo... Por favor, dime que no me dejarás—suplicó.
En esta ocasión sus ojos mostraron algo de vida.
—No lo haré. Detén esto. Por favor, nada más me encontraba en el trabajo. No llegué tarde. No lo entiendo—dije, acercándome para acunar su hermoso rostro.
Ella cerró los ojos e inhaló profundamente cuando la toqué.
Había algo más. Esto no era normal.
—Lo eché a perder —se atragantó.
Un nudo enfermo se instaló en mi estómago.
Oh, Dios.
¿Estuvo con alguien más hoy?
¿Era esto a lo que me enfrentaba con ella?
¿Todavía deseaba a otras mujeres?
Mis manos cayeron, pero no me moví. Sin embargo, por el momento todavía no lograba respirar.
—Antes que tú. Ella... Elaine... me acosté con ella de vez en cuando. Cuando aparecía y me sentía de humor. Nunca salimos. No voy en citas. Elaine era cómoda.
Me alejé un paso.
Se acostó con ella. Oh, Dios, vomitaré.
—¿Te acostaste con ella? ¿Hoy? ¿Después...
Se movió rápido, cortando mis palabras y agarrándome.
—¡No! ¡Dios, no! ¡Britt, no! Jamás. Jamás tocaría a alguien más ahora. No quiero tocar a alguien que no seas tú. Solo tú, amor. Solo tú—dijo mientras su cuerpo temblaba.
Eso no era lo que quiso decir.
Las náuseas se desvanecieron, y asentí. Salté a conclusiones. Las palabras de Sam me llegaron, y no me di cuenta hasta ahora.
—Entonces, ¿qué echaste a perder? —pregunté.
Sus ojos se cerraron y tomó una respiración profunda. O al menos lo intentó.
Fue temblorosa, y lucía completamente aterrada. Volvió mi instinto de protegerla, y rodeé con mis brazos su cintura.
—Dime—dije.
—Elaine está embarazada. Dice que es mío—su mandíbula se tensó, y su mirada torturada se encontró con la mía—Dice que me emborrache y le pedí un hijo por una apuesta. No me acuerdo, pero no lo desestimo.
Ella estaba embarazada.
Embarazó a una chica.
Será mamá.
¿Cómo trato con esto?
¿Me pedía que no la deje?
¿No le creía?
—¿Crees que es tuyo? ¿Crees que esa historia es verdadera?—pregunté, incapaz de mirarla.
—Yo tengo mis óvulos congelados por cualquier cosa. Ella lo sabía. Y que me emborracha y perder todo sentido de lo que hacía, es muy probable. Que pagara a alguien para que la sometiera al tratamiento, también lo es. Tuve que haber pensado que no fuera a quedar embarazada, menos con esos tratamientos. Pero no puedo desestimar la historia… Britt antes de ti estaba muy jodida y me perdía en el alcohol. Y muchas veces no sabía que es lo que hacía… solo por eso no creo que me mienta.
No tenía palabras. Necesitaba pensar. Procesar esto.
—Britt, por favor, no te alejes. No, por favor. No puedo perderte. No puedo—me rogaba, y odiaba escuchar el dolor en su voz.
Pero en esta ocasión no podía defenderla y protegerla.
Me protegería a mí misma.
—Solamente necesito pensar—logré decir.
Era una tonta.
Me hallaba sola de nuevo. Esta vez sería peor.
Sabía lo que se sentía pertenecer a alguien. Antes, lo ignoraba por completo.
—No. No, me estás dejando afuera. Dios, Britt-Britt, no lo hagas. No me dejes fuera. Quédate conmigo. Escúchame. Te amo. Te amo demasiado.
Me sacudí como si me hubieran abofeteado.
El dolor que sus palabras causaron fue tan afilado como un cuchillo atravesándome el pecho.
Ahora no.
No podía escuchar esas palabras ahora.
En toda mi vida no deseé otra cosa más que escuchar que alguien me dijera que me amaba. Había temido el esperarlo, y ahora, en el momento más oscuro de mi vida, esas palabras fueron finalmente dichas.
Negando con la cabeza, me alejé de ella.
—No puedo. Ahora no. Déjame sola, por favor. Necesito tiempo para pensar—me hice para atrás hasta que mis piernas golpearon el sillón detrás de mí.
—Britt, me destruirás. Te amo tanto. Posees mi alma. Eres todo para mí. No me hagas esto. Déjame abrazarte—se movía hacia mí, pero sacudí la cabeza.
Permitirle sostenerme me contaminaría.
Me sentía a salvo en sus brazos. Quería recordar esa sensación. Si me abrazaba ahora, arruinaría ese recuerdo.
—Nada más vete. Necesito que te vayas. Lo siento, Santana. Odio que te duela y tengas miedo. Odio que no lo pueda solucionar por ti. Quiero hacerlo, pero si no tengo oportunidad de mantenerme cuerda y trato...—me detuve.
No le diría lo cerca que me encontraba de romperme.
—Necesito sostenerte—dijo.
El espesor en su voz me alcanzaba.
—Necesito sostenerme yo misma—le dije, y finalmente alcé la vista para encontrar la suya.
Las lágrimas en sus hermosas profundidades oscuras casi me enviaron a mis rodillas.
Dios, ¿cómo podía hacerle esto?
Estaba rogándome.
Pero si me derrumbaba, enfrentaría mucho dolor en el futuro.
¿Cuánto de ese dolor podría soportar?
¿Me hallaba preparada para eso?
—Esto es demasiado para procesar. Mi pasado...—tragué—Nunca te he hablado sobre mi vida. Realmente no. Me hizo esperar ciertas cosas. Tú me enseñaste a no esperarla. Me hiciste creer que podía ser deseada. Me quisiste cuando nadie lo hacía. Nunca lo olvidaré. Pero en este momento, necesito estar sola. Te debo el mundo, pero no creo que vaya ya a encajar en el tuyo. Tu vida está a punto de cambiar, y no veo mi lugar en ella. Simplemente dame algo de tiempo.
Los hombros de Santana se hundieron, y me recordó a un derrotado niño perdido.
Nada en el mundo me habría impedido ir hacia ella y quitarle su dolor... excepto esto.
—No solo encajas en mi mundo, Britt. Tú eres mi mundo—dijo en una voz atormentada, entonces se alejó.
La puerta se cerró detrás de ella, y cuando me encontraba segura de que en verdad se fue, me acurruqué en el suelo y lloré por todo lo que me dieron y me quitaron.
Santana
Me senté en la silla enfrentando la ventana.
Con mis ojos enfocados en el auto de Brittany. Ella necesitaba estar sola y pensar.
Siempre y cuando supiera que se encontraba segura debajo de mí, en su departamento, podía lidiar con ello.
Pero si intentaba dejarme, la perseguiría.
Entre más pensaba en perderla, más me daba cuenta que era imposible.
No lo permitiría.
No la dejaría abandonarme.
Puck ni siquiera se quejó de que no fuera al Live Bay esta noche.
Hasta que Brittany volviera a mis brazos, no me movería de la ventana. Sin embargo, si se quedaba en ese departamento por mucho tiempo, tendré que perseguirla.
Tal vez pensara que necesitaba estar sola, pero me necesitaba tanto como yo a ella.
Mi teléfono se iluminó con otra llamada de Elaine. Hasta que supiera que no perdí a Brittany, no podía lidiar con Elaine.
No abandonaría a mi hijo. Si fuera mío.
Sabía que la historia que me conto podía ser verdad, sabía que cuando bebía era una estúpida total y podría hacer cualquier idiotez, pero no era una idiota.
Chicas como ella mentían.
Quería una prueba del doctor sobre si estaba embarazada, luego quería una prueba de maternidad en cuanto el niño naciera, quizás ni siquiera había usado mis óvulos.
Solo en ese entonces aceptaría que era mío.
Brittany era mi preocupación número uno.
La devastación en la mirada de su rostro que se convirtió en aceptación me había matado. Me dio una pista del pasado del cual siempre me pregunté.
Sabía que alguien la hirió, pero dijo que nunca se sintió querida hasta mí.
¿Eso significaba que nadie la había querido?
¿Qué tal cuando era niña?
La familia del pastor la crio, seguramente ellos la querían.
Yo la protegería.
Nunca se sentiría de esta manera otra vez. Me haría malditamente cargo de ello.
Si tomaba el resto de mi vida compensarle esto, lo haría.
Dejando caer la cabeza entre mis manos, permití que el arrepentimiento y odio hacia sí misma me carcomieran.
Si hubiera sabido que ella vendría, jamás habría tocada a alguien más.
Si tan solo hubiera sabido que Brittany entraría a mi vida y haría todo mejor, habría estado lista para ella.
Para darle la vida que ella se merecía.
No sería la jodida cantante de una banda que había dormido con tantas mujeres de las que era capaz de contar.
Lo más probable es que el hijo del predicador fuera tan jodidamente puro, que era ridículo.
Seguramente tenía un trabajo en donde las chicas no le lanzaban sus bragas, y un título universitario.
Alzando mi cabeza, luces se arrimaron por el estacionamiento.
Era casi medianoche.
Puck vendría dentro de poco. Traería la fiesta con él. No me preocupaba por ello.
El carro se paró frente al edificio, pero no se estacionó. Luego vi su cabello rubio a medida que corría hacia él.
Poniéndome de pie, vi mientras Brittany abría la puerta del pasajero y se subía.
No podía detenerla.
Se iba con él. El auto de Sam salió del estacionamiento y aceleró. Pero no iba en dirección de la ciudad.
Se dirigía a la interestatal.
¡Hijo de puta!
Agarrando mis llaves, me eché a correr. Lo encontraría, y cuando lo hiciera, lo golpearía hasta que no pudiera respirar.
No me la podía quitar.
Ella era mía.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Cap 21
Capitulo 21
Brittany
―¿Qué dijo el médico? ¿Tu papá habló con un médico? ¿Quién lo llamó?―pregunté con una amplia gama de emociones corriendo a través de mí.
Sam me había llamado hacía media hora. No respondí porque no podía hablar.
Mis lágrimas se secaron, pero me dolía el cuerpo de todo lo que vomité cuando finalmente asimilé que otra mujer llevaba al bebé de Santana en su interior y daría a luz a ese bebé.
Una parte de ella.
La había perdido.
Me acurruqué en el piso del baño y gimoteé después de que las arcadas se detuvieron. Sam llamó cuatro veces más, y me di cuenta de que era casi la medianoche.
Algo andaba mal.
Tenía razón. Algo andaba mal.
El pastor Williams fue ingresado en el hospital.
Se encontraba en la UCI. Sufrió un ataque al corazón. No fue uno bueno. Al parecer, les sorprendía que siguiera vivo.
Crecí en una casa con ese hombre, pero no lo conocía. Todo lo que sabía de él eran los sermones que predicaba el domingo y las veces que evitó que su esposa me dijera cosas hirientes. Y cuando ella me golpeó, él la detuvo al enterarse.
Luego, hace dos meses me dio un departamento, un coche y la oportunidad de una vida al enviarme lejos.
Fue lo más bonito que alguien hizo por mí.
Pero no me abrazó cuando me fui. No estuvo en la puerta para despedirme como lo haría un papá mientras me alejaba. Ni siquiera estuvo presente el día de mi partida.
Se levantó y fue a la oficina de la iglesia sin un adiós.
Pero ahora se encontraba en el hospital. Yo era la única familia que le quedaba… si es que era eso.
Era su protegida, o lo fui durante diecinueve años de mi vida.
Su mamá falleció cuando yo tenía diez años. Ella nunca había pasado por ahí ni hablado conmigo.
Su papá murió cuando el pastor Williams era niño. Solo lo supe debido a un sermón que dio. Todo lo que sabía sobre su vida, el resto de su congregación también lo sabía.
―Brittany, me quedaré contigo. Está bien. Sobrevivió. Eso es algo. Es un tipo duro―dijo Sam, acercándose más para apretar mis manos.
Confundida, me di vuelta para mirarlo. Frunció el ceño y me tocó la mejilla.
―Has estado llorando mucho. No tendría que haberte dicho por teléfono. Papá no creía que fueras muy cercana a él. Lo siento mucho.
Me lavé la cara después de que Sam llamara para contarme sobre el pastor Williams. Me preguntó si quería ir a Carolina del Sur, y le dije que sí.
Quería ir.
No porque necesitara ver al pastor Williams, sino porque necesitaba escapar. Era una excusa para aclarar mi cabeza. Sonaba fría.
Pero, ¿qué se suponía que iba a sentir?
No conocía bien al hombre. De todos modos, mis ojos se hallaban hinchados y lucían magullados por los vómitos y el llanto.
―Está bien. Estoy bien. No…―me detuve.
No estaba lista para decirle a nadie sobre Santana. Todavía no podía soportarlo. Hablar al respecto lo empeoraría.
―Estoy bien―repetí, en su lugar.
El teléfono de Sam se iluminó. Bajó la mirada y murmuró algo. Luego me miró.
―Tengo que atender esto o ella va a seguir llamando.
¿Ella quién? Me pregunté, pero me encogí de hombros.
―Hola―dijo―No, uh, estoy llevando a una amiga a ver a su papá. Está en el hospital.
Me puse rígida. No me refería al pastor Williams como mi papá.
―Sí lo haré. No, voy a estar en un hospital. Yo te llamo―suspiró, se detuvo en un estacionamiento de un centro comercial, y aparcó detrás de un Starbucks. Después me miró y articuló—Vuelvo enseguida—a continuación, se bajó del coche.
Vi como discutía, o al menos eso parecía, con quien hablaba por teléfono. Eché la cabeza hacia atrás y cerré los ojos.
Me sentía cansada.
Mi cuerpo estaba cansado.
Este día había comenzado perfecto. Pero no tuvo un final perfecto. No debí haberme permitido pensar que podía mantenerlo así.
Santana fue mi perfección. Me marcó.
Una vez más. Había sido moldeada por la vida.
Ella me mostró lo que se sentía pertenecer a algún lugar.
Apreciaría ese recuerdo, y la amaría a ella por el resto de mi vida. No importaba lo que pasara o en donde termináramos ambas, mi corazón le pertenecería.
Pero había sido una niña no deseada. Sabía cómo se sentía. Lo solitario y doloroso que fue. Ningún niño merecía sentirse de esa manera. Todos los niños merecen padres.
Si me quedaba con Santana, había una posibilidad de que no se permitiera aceptar a su bebé. Y ese bebé merecía tener a sus mamás. Y si me quedaba con ella, sería un estorbo.
Cuando se fuera con Elaine para ayudar con el bebé, estaría sola. Estarían unidas por su hijo, y yo sería algo que les dificultara ese vínculo.
La puerta del coche se abrió, y Sam volvió a subir.
―Lo siento―dijo, metiendo su teléfono en el bolsillo―¿Quieres que pase por la ventanilla para autos y nos pida un café? Creo que podría venirme bien uno.
―Sí, a mí también―respondí mientras miraba por la ventana.
En algún momento después de las tres de la mañana, Sam y yo desistimos de intentar permanecer despiertos, y se detuvo en una salida.
Los dos pedimos nuestras propias habitaciones, y me quedé dormida antes de que mi cabeza siquiera tocara la almohada.
Santana
El departamento estaba destruido.
Incluso rompí la televisión. Le lancé la mesita auxiliar en mi ataque de rabia.
Me encontraba entre las piezas rotas de los muebles y me sentía totalmente entumecida.
La sangre en mis nudillos empezó a secarse.
No me tomé el tiempo para lavarlos después de estampar mi puño contra la pared en tres ocasiones diferentes.
La había llamado toda la noche.
Cada vez se fue directo a su correo de voz. Tenía el teléfono apagado. Tomé el mío para intentarlo de nuevo, y al igual que las otras cincuenta veces, fue al correo de voz.
Corrí tras ellas, pero su coche había desaparecido.
No sabía si iban hacia el este u oeste en la autopista. Intenté ir al este, pero después de una hora sin nada, regresé. Parando, llamé a su teléfono y me recibió el correo de voz.
Temiendo que estuviera de vuelta en casa, que él no la hubiera sacado de la ciudad, me dirigí de nuevo al departamento, llamé a su puerta y esperé por más de quince minutos.
Nunca vino.
No se encontraba ahí.
―Miiiierda―dijo Kitty, arrastrando la palabra cuando entró al lugar.
Girándome, vi a Hanna, a Emily y a Kitty. Puck debió haberas llamado. Había llegado a casa hace una hora y se me quedó mirando.
Todo lo que pude decir fue:
―Ella me dejó.
Puck no fue capaz de decir nada en respuesta.
―Oh, Tana―dijo Emily mientras caminaba sobre piezas de la mesa rota y me tomaba en sus brazos.
Cedí, pero no pude levantar los brazos para aferrarme a ella. Emily era la única que lo entendería. La última vez que experimenté una rabia como esta fue cuando me dijeron que mi tío Pedro había muerto.
Él era el único adulto en el que confiaba. El que estuvo a mi lado cuando lo necesitaba. Hice pedazos nuestro remolque, rompiendo todo lo que tocaba.
Sin embargo, mi daño no fue así de grave. Era más fuerte ahora.
―Amiga, esto es jodido. Marley una vez me dejó y me sentí destrozada, morena, pero esto…Diablos, nunca despedacé mi casa―dijo Kitty.
―Cállate―le ordenó Hanna.
―Solo necesita un poco de tiempo para pensar. Volverá, cariño. Vas a lastimarte. No puedes reaccionar de esta manera. Voy a ir contigo a buscar tus medicamentos. Puedes volver a tomarlos. Me pareció bien que los dejaras porque has estado muy bien durante años. Nada te afectaba así que nunca perdías la cabeza. Pero creo que ahora…Creo que debes tomar la medicina de nuevo―el tono preocupado de Emily normalmente me hacía sentir culpable.
En ese momento, me sentía desgarrada.
―He estado tan enojada antes que amenacé con destrozar todo. Pero diablos…En realidad nunca lo hice―dijo Kitty, todavía con asombro en su voz.
―Enana, cállate―dijo Hanna, empujándola esta vez antes de acercarse para pasarle una bolsita a Emily.
Era de la farmacia local.
Negué con la cabeza y me aparté de los brazos de mi hermana.
No iba a volver a tomar los medicamentos que me dieron para mi síndrome de déficit de atención, ni tampoco los malditos antidepresivos que sabía que se hallaban en esa bolsa.
Odiaba tomarlos.
Odiaba la forma en que me hacían sentir.
Me cambiaban. Estuve controlada durante años.
Podía recobrar el control. Solo tenía que recuperar a Brittany.
―Si no los tomas, entonces vas a volver a la casa con nosotras. Puck te ama, pero lo estás asustando. No sabe qué hacer contigo. Y tienes que limpiar este desastre. Hanna trajo a Kitty en caso de que tuviéramos que retenerte, pero también están aquí para ayudar a solucionar este lío. Céntrate en la limpieza, y nosotros te ayudaremos a reemplazar las cosas. Sobre todo las cosas de Puck. Ella volverá. Solo necesita tiempo, cariño. Solo necesita tiempo.
―No puedo perderla.
Emily miró a Hanna y frunció el ceño. Después me apretó el brazo.
―Lo sé. Ella te ama. Cualquiera puede verlo. Regresará.
―¿Has hablado con Elaine hoy?―preguntó Hanna.
Me tensé.
―Hanna―advirtió Emily.
―Tiene que ser una mujer, Em. Dejó embarazada a una chica y debe lidiar con eso. No puede actuar como los estúpidos hombres y correr. Sin ofender Puck.
―Si ese bebé es mío, entonces me ocuparé de lo que es mío. Pero Elaine ni siquiera me ha traído la prueba del médico. Estoy esperando eso.
Hanna asintió.
―Es justo. No confío en ella de todos modos. Y va a ser una mierda como mamá. Los niños van a necesitarte, si está embarazada.
Ni siquiera pensé en eso. No había pensado en nada más que en Brittany.
―Vamos a limpiar este lugar. Podemos hablar de todo esto más adelante―dijo Emily, caminando hacia Hanna.
Me agaché y cogí algunas de las placas de yeso que había roto. Hice un desastre en este lugar.
Lo comprobé mentalmente y perdí el control.
―Tal vez deberías tomar una foto de este lugar y enviárselo al hijo del predicador. Apuesto a que corre como si escapara del infierno―dijo Kitty mientras arrojaba un trozo de madera sobre una pila.
―Más le vale que corra rápido―fue todo lo que dije.
Puck regresó, y con los cuatro trabajando, nos tomó cinco horas limpiar el lugar.
Hanna llamó a un colega suyo que reparó las placas de yeso, y luego llevó a Puck de compras para sustituir la pantalla plana y otras piezas necesarias de los muebles.
Les di mi tarjeta de crédito y les dije que cargaran todo ahí. No iba a dejar que Emily y Hanna pagaran por mis cosas.
Era por la tarde para el momento en que terminamos y Puck se preparaba para ir a Live Bay.
Yo no podía ir. No estaba segura de si alguna vez sería capaz de regresar ahí.
Él no se quejó. Dijo que lo tenían bajo control.
Dejé que tratara con ello.
Tomando mi asiento junto a la ventana, observé, esperando a que ella volviera a casa.
Llamé a su teléfono de nuevo, y me contestó su voz grabada. La escuché hasta que el teléfono pitó, luego colgué. Había dejado suficientes mensajes.
Así que, en su lugar, le envié un mensaje de texto.
Por favor, fue todo lo que pude escribir. Luego pulsé enviar.
Sam me había llamado hacía media hora. No respondí porque no podía hablar.
Mis lágrimas se secaron, pero me dolía el cuerpo de todo lo que vomité cuando finalmente asimilé que otra mujer llevaba al bebé de Santana en su interior y daría a luz a ese bebé.
Una parte de ella.
La había perdido.
Me acurruqué en el piso del baño y gimoteé después de que las arcadas se detuvieron. Sam llamó cuatro veces más, y me di cuenta de que era casi la medianoche.
Algo andaba mal.
Tenía razón. Algo andaba mal.
El pastor Williams fue ingresado en el hospital.
Se encontraba en la UCI. Sufrió un ataque al corazón. No fue uno bueno. Al parecer, les sorprendía que siguiera vivo.
Crecí en una casa con ese hombre, pero no lo conocía. Todo lo que sabía de él eran los sermones que predicaba el domingo y las veces que evitó que su esposa me dijera cosas hirientes. Y cuando ella me golpeó, él la detuvo al enterarse.
Luego, hace dos meses me dio un departamento, un coche y la oportunidad de una vida al enviarme lejos.
Fue lo más bonito que alguien hizo por mí.
Pero no me abrazó cuando me fui. No estuvo en la puerta para despedirme como lo haría un papá mientras me alejaba. Ni siquiera estuvo presente el día de mi partida.
Se levantó y fue a la oficina de la iglesia sin un adiós.
Pero ahora se encontraba en el hospital. Yo era la única familia que le quedaba… si es que era eso.
Era su protegida, o lo fui durante diecinueve años de mi vida.
Su mamá falleció cuando yo tenía diez años. Ella nunca había pasado por ahí ni hablado conmigo.
Su papá murió cuando el pastor Williams era niño. Solo lo supe debido a un sermón que dio. Todo lo que sabía sobre su vida, el resto de su congregación también lo sabía.
―Brittany, me quedaré contigo. Está bien. Sobrevivió. Eso es algo. Es un tipo duro―dijo Sam, acercándose más para apretar mis manos.
Confundida, me di vuelta para mirarlo. Frunció el ceño y me tocó la mejilla.
―Has estado llorando mucho. No tendría que haberte dicho por teléfono. Papá no creía que fueras muy cercana a él. Lo siento mucho.
Me lavé la cara después de que Sam llamara para contarme sobre el pastor Williams. Me preguntó si quería ir a Carolina del Sur, y le dije que sí.
Quería ir.
No porque necesitara ver al pastor Williams, sino porque necesitaba escapar. Era una excusa para aclarar mi cabeza. Sonaba fría.
Pero, ¿qué se suponía que iba a sentir?
No conocía bien al hombre. De todos modos, mis ojos se hallaban hinchados y lucían magullados por los vómitos y el llanto.
―Está bien. Estoy bien. No…―me detuve.
No estaba lista para decirle a nadie sobre Santana. Todavía no podía soportarlo. Hablar al respecto lo empeoraría.
―Estoy bien―repetí, en su lugar.
El teléfono de Sam se iluminó. Bajó la mirada y murmuró algo. Luego me miró.
―Tengo que atender esto o ella va a seguir llamando.
¿Ella quién? Me pregunté, pero me encogí de hombros.
―Hola―dijo―No, uh, estoy llevando a una amiga a ver a su papá. Está en el hospital.
Me puse rígida. No me refería al pastor Williams como mi papá.
―Sí lo haré. No, voy a estar en un hospital. Yo te llamo―suspiró, se detuvo en un estacionamiento de un centro comercial, y aparcó detrás de un Starbucks. Después me miró y articuló—Vuelvo enseguida—a continuación, se bajó del coche.
Vi como discutía, o al menos eso parecía, con quien hablaba por teléfono. Eché la cabeza hacia atrás y cerré los ojos.
Me sentía cansada.
Mi cuerpo estaba cansado.
Este día había comenzado perfecto. Pero no tuvo un final perfecto. No debí haberme permitido pensar que podía mantenerlo así.
Santana fue mi perfección. Me marcó.
Una vez más. Había sido moldeada por la vida.
Ella me mostró lo que se sentía pertenecer a algún lugar.
Apreciaría ese recuerdo, y la amaría a ella por el resto de mi vida. No importaba lo que pasara o en donde termináramos ambas, mi corazón le pertenecería.
Pero había sido una niña no deseada. Sabía cómo se sentía. Lo solitario y doloroso que fue. Ningún niño merecía sentirse de esa manera. Todos los niños merecen padres.
Si me quedaba con Santana, había una posibilidad de que no se permitiera aceptar a su bebé. Y ese bebé merecía tener a sus mamás. Y si me quedaba con ella, sería un estorbo.
Cuando se fuera con Elaine para ayudar con el bebé, estaría sola. Estarían unidas por su hijo, y yo sería algo que les dificultara ese vínculo.
La puerta del coche se abrió, y Sam volvió a subir.
―Lo siento―dijo, metiendo su teléfono en el bolsillo―¿Quieres que pase por la ventanilla para autos y nos pida un café? Creo que podría venirme bien uno.
―Sí, a mí también―respondí mientras miraba por la ventana.
En algún momento después de las tres de la mañana, Sam y yo desistimos de intentar permanecer despiertos, y se detuvo en una salida.
Los dos pedimos nuestras propias habitaciones, y me quedé dormida antes de que mi cabeza siquiera tocara la almohada.
Santana
El departamento estaba destruido.
Incluso rompí la televisión. Le lancé la mesita auxiliar en mi ataque de rabia.
Me encontraba entre las piezas rotas de los muebles y me sentía totalmente entumecida.
La sangre en mis nudillos empezó a secarse.
No me tomé el tiempo para lavarlos después de estampar mi puño contra la pared en tres ocasiones diferentes.
La había llamado toda la noche.
Cada vez se fue directo a su correo de voz. Tenía el teléfono apagado. Tomé el mío para intentarlo de nuevo, y al igual que las otras cincuenta veces, fue al correo de voz.
Corrí tras ellas, pero su coche había desaparecido.
No sabía si iban hacia el este u oeste en la autopista. Intenté ir al este, pero después de una hora sin nada, regresé. Parando, llamé a su teléfono y me recibió el correo de voz.
Temiendo que estuviera de vuelta en casa, que él no la hubiera sacado de la ciudad, me dirigí de nuevo al departamento, llamé a su puerta y esperé por más de quince minutos.
Nunca vino.
No se encontraba ahí.
―Miiiierda―dijo Kitty, arrastrando la palabra cuando entró al lugar.
Girándome, vi a Hanna, a Emily y a Kitty. Puck debió haberas llamado. Había llegado a casa hace una hora y se me quedó mirando.
Todo lo que pude decir fue:
―Ella me dejó.
Puck no fue capaz de decir nada en respuesta.
―Oh, Tana―dijo Emily mientras caminaba sobre piezas de la mesa rota y me tomaba en sus brazos.
Cedí, pero no pude levantar los brazos para aferrarme a ella. Emily era la única que lo entendería. La última vez que experimenté una rabia como esta fue cuando me dijeron que mi tío Pedro había muerto.
Él era el único adulto en el que confiaba. El que estuvo a mi lado cuando lo necesitaba. Hice pedazos nuestro remolque, rompiendo todo lo que tocaba.
Sin embargo, mi daño no fue así de grave. Era más fuerte ahora.
―Amiga, esto es jodido. Marley una vez me dejó y me sentí destrozada, morena, pero esto…Diablos, nunca despedacé mi casa―dijo Kitty.
―Cállate―le ordenó Hanna.
―Solo necesita un poco de tiempo para pensar. Volverá, cariño. Vas a lastimarte. No puedes reaccionar de esta manera. Voy a ir contigo a buscar tus medicamentos. Puedes volver a tomarlos. Me pareció bien que los dejaras porque has estado muy bien durante años. Nada te afectaba así que nunca perdías la cabeza. Pero creo que ahora…Creo que debes tomar la medicina de nuevo―el tono preocupado de Emily normalmente me hacía sentir culpable.
En ese momento, me sentía desgarrada.
―He estado tan enojada antes que amenacé con destrozar todo. Pero diablos…En realidad nunca lo hice―dijo Kitty, todavía con asombro en su voz.
―Enana, cállate―dijo Hanna, empujándola esta vez antes de acercarse para pasarle una bolsita a Emily.
Era de la farmacia local.
Negué con la cabeza y me aparté de los brazos de mi hermana.
No iba a volver a tomar los medicamentos que me dieron para mi síndrome de déficit de atención, ni tampoco los malditos antidepresivos que sabía que se hallaban en esa bolsa.
Odiaba tomarlos.
Odiaba la forma en que me hacían sentir.
Me cambiaban. Estuve controlada durante años.
Podía recobrar el control. Solo tenía que recuperar a Brittany.
―Si no los tomas, entonces vas a volver a la casa con nosotras. Puck te ama, pero lo estás asustando. No sabe qué hacer contigo. Y tienes que limpiar este desastre. Hanna trajo a Kitty en caso de que tuviéramos que retenerte, pero también están aquí para ayudar a solucionar este lío. Céntrate en la limpieza, y nosotros te ayudaremos a reemplazar las cosas. Sobre todo las cosas de Puck. Ella volverá. Solo necesita tiempo, cariño. Solo necesita tiempo.
―No puedo perderla.
Emily miró a Hanna y frunció el ceño. Después me apretó el brazo.
―Lo sé. Ella te ama. Cualquiera puede verlo. Regresará.
―¿Has hablado con Elaine hoy?―preguntó Hanna.
Me tensé.
―Hanna―advirtió Emily.
―Tiene que ser una mujer, Em. Dejó embarazada a una chica y debe lidiar con eso. No puede actuar como los estúpidos hombres y correr. Sin ofender Puck.
―Si ese bebé es mío, entonces me ocuparé de lo que es mío. Pero Elaine ni siquiera me ha traído la prueba del médico. Estoy esperando eso.
Hanna asintió.
―Es justo. No confío en ella de todos modos. Y va a ser una mierda como mamá. Los niños van a necesitarte, si está embarazada.
Ni siquiera pensé en eso. No había pensado en nada más que en Brittany.
―Vamos a limpiar este lugar. Podemos hablar de todo esto más adelante―dijo Emily, caminando hacia Hanna.
Me agaché y cogí algunas de las placas de yeso que había roto. Hice un desastre en este lugar.
Lo comprobé mentalmente y perdí el control.
―Tal vez deberías tomar una foto de este lugar y enviárselo al hijo del predicador. Apuesto a que corre como si escapara del infierno―dijo Kitty mientras arrojaba un trozo de madera sobre una pila.
―Más le vale que corra rápido―fue todo lo que dije.
Puck regresó, y con los cuatro trabajando, nos tomó cinco horas limpiar el lugar.
Hanna llamó a un colega suyo que reparó las placas de yeso, y luego llevó a Puck de compras para sustituir la pantalla plana y otras piezas necesarias de los muebles.
Les di mi tarjeta de crédito y les dije que cargaran todo ahí. No iba a dejar que Emily y Hanna pagaran por mis cosas.
Era por la tarde para el momento en que terminamos y Puck se preparaba para ir a Live Bay.
Yo no podía ir. No estaba segura de si alguna vez sería capaz de regresar ahí.
Él no se quejó. Dijo que lo tenían bajo control.
Dejé que tratara con ello.
Tomando mi asiento junto a la ventana, observé, esperando a que ella volviera a casa.
Llamé a su teléfono de nuevo, y me contestó su voz grabada. La escuché hasta que el teléfono pitó, luego colgué. Había dejado suficientes mensajes.
Así que, en su lugar, le envié un mensaje de texto.
Por favor, fue todo lo que pude escribir. Luego pulsé enviar.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Cap 22
Capitulo 22
Brittany
El hospital no era un lugar con el que estuviera familiarizado.
Solo estuve dentro de uno una vez, y fue en éste. Tuve neumonía cuando tenía ocho años.
Recuerdo más sobre ir al hospital que la visita real.
El pastor William me había llevado. Estuve enferma durante varios días, pero la señora Williams seguía diciendo que estaba siendo perezosa y no quería hacer mis tareas.
Entonces, una noche los oí gritarse el uno al otro. Fue la primera y última vez que los escuché pelear, al menos así. El pastor Williams entró a mi habitación, me recogió y me llevó al hospital. Ellos me internaron, y luego se fue.
Una semana más tarde me recogió, y fui a casa. Nadie me visitó esa semana. Nadie me llevó globos como a los otros niños en el pasillo les habían dado.
Fuimos solo yo y la televisión.
Mientras caminaba de regreso a través de las puertas de emergencia del Hospital Memorial, ese recuerdo se repitió en mi cabeza.
El pastor Williams se había visto feroz esa noche. Como si me estuviera protegiendo. Pero entonces me dejó sola otra vez.
Tal vez este era un patrón en mi vida.
—Por aquí—dijo Sam.
Ya preguntó dónde teníamos que ir cuando llamó antes.
El pastor Williams aún se encontraba en la UCI, y necesitaba cirugía. Tenía un coágulo de sangre. La cirugía era arriesgada, pero si no la recibía, entonces había una buena posibilidad que acabe teniendo otro ataque al corazón debido a la obstrucción.
Tomamos el ascensor hasta el tercer piso y giramos a la derecha a una gran sala de espera.
Sam señaló una silla.
—Ve a tomar asiento. Voy a avisar que estamos aquí.
Hice lo que me dijo. Me parecía bien con que se encargue de todo. No quería hablar con las personas.
—Brittany—levanté la mirada para ver varios pares de ojos en mí.
Los miembros de la congregación. Por supuesto. Estarían aquí.
Nunca nadie me habló.
Me encontraba casi sorprendida de que supieran mi nombre. Me giré para mirar a Sue Sylvester, la secretaria de la iglesia por todo el tiempo que podía recordar.
Fue quien había dicho mi nombre.
—Hola—dije, sin saber qué otra cosa querían de mí.
Regresé a este mundo.
En el que la gente me ignoraba o susurraba sobre mí. En el que era una marginada y tenía el mal dentro de mí.
El mal con el que crecí deseando pudiera salir de mí.
—Nos preguntábamos si vendrías—dijo Sue, estudiándome a través de sus gafas redondas que se alzaban sobre la punta de su nariz puntiaguda.
No era una buena persona. Sabía eso.
Tampoco estaba segura de lo quería decirme con eso.
No me encontraba segura de si hubiera venido si no acabara de ser arrebatado mi nuevo mundo de mí, pero me hallaba aquí porque estaba huyendo.
—Brittany—Sam se encontraba a mi lado, guiándome lejos de la sala de espera. ¿Qué íbamos a hacer ahora?—Necesito hablar contigo. Es importante.
Si estaba a punto de decirme que tenía que irse, no me encontraba segura de cómo iba a manejar eso.
No me podía quedar aquí sola con estas personas.
Pero ahora que me encontraba aquí, ¿podría simplemente irme?
Sam me llevó por una esquina y miró a su alrededor para asegurarse que nadie se hallaba lo suficientemente cerca para oírlo. Luego se giró para encontrar mi mirada curiosa.
Estaba actuando raro.
No me encontraba segura de que pudiera tener a otra persona actuando rara conmigo y luego descargando algo sobre mí que no podía manejar.
Pero entonces no había nada que Sam pudiera decirme que me destruiría de la forma en que Santana lo hizo. Estaba segura de que Sam no podría siquiera herirme.
—Hay un problema. Yo…—frotó con la mano su cara y murmuró una maldición. Nunca lo oí maldecir antes—No debería ser quien tiene que decirte esto. No quiero ser el que lo haga. Pero… creo que quieres saber. Quiero decir… tienes que saber—hizo un sonido de frustración en su garganta y luego preguntó—¿Cuál es tu tipo de sangre?
¿Era una broma?
¿Actuaba de esta manera porque quería saber mi tipo de sangre?
—B negativo. Es raro, ¿por qué?
Solo sabía esto porque hicimos la prueba de sangre en la escuela secundaria.
Mi maestro había hecho un gran lío de mi tipo de sangre. La mayoría de la gente fue O positivo.
—Guau, sí, está bien. ¿En algún momento de tu vida no te preguntaste por qué te criaron el pastor Williams y su esposa?
Asentí.
—Sí. Porque mi mamá era un miembro de la congregación, y ellos no querían que fuera arrojada al sistema y terminara en hogares de cuidado temporal o algo así. ¿Por qué me haces esas preguntas?
Sam se masajeó las sienes como si tuviera dolor de cabeza.
—¿Eso es lo que siempre pensaste? —preguntó.
—Eh, sí.
Dejando caer la mano a su lado, se movió nerviosamente. Luego por fin me miró directamente.
—Sé que esto no era algo que ellos le dijeron a alguien. Era un secreto. Uno que solo sé porque el pastor Williams es un amigo cercano de mi papá. Necesitaba decirle a alguien por lo que habló con mi padre al respecto. Solo lo he sabido desde que llegaste a Sea Breeze. Mi papá me explicó tu situación antes de conocerte ese día. Nunca estuve muy seguro de que supieras la verdad o no. Pero…no veo como no te puedo decir ahora—hizo una pausa y respiró hondo—El pastor Williams tuvo un romance con una chica veinte años más joven que él, y esa chica quedó embarazada. Luego ella murió en el parto. El pastor Williams se negó a que su hijo fuera a un hogar de cuidado temporal y obligó a su mujer, que no podía tener hijos, a dejar que el bebé viviera con ellos. La señora Williams aceptó porque no tenía elección. No iba a divorciarse de su marido, pero odiaba lo que él hizo. Estaba celosa del niño. Y estoy bastante seguro de que nunca trató bien a esa niña.
Me equivoqué.
Había algo que Sam me podía decir que me haría una vez más añicos.
Agarré el mostrador por apoyo y parpadeé varias veces.
¿Lo escuché bien?
¿Acababa de decir que…
—Él necesita una operación, pero no tienen su sangre y va a necesitarla. Han enviado a buscar la sangre, pero podría tomar horas, y eso es demasiado tiempo. Necesitan conseguir algo ahora. Es B negativo—dijo en una carrera apresurada—Mira, nunca quise ser el que te dijera esto. Pero él puede morir, y tú eres la única capaz de salvarlo en este momento. Si fuera mi papá, me gustaría saberlo.
Necesitaba mi sangre. Esa es la única razón por la que Sam me lo decía.
Sin embargo había conocido la historia.
¿Cuántas personas lo sabían?
¿Era la única?
El hombre con el que viví en una casa toda mi vida y con quien no tenía ninguna relación era mi papá.
Me vio crecer, sin embargo no tuvo ningún cariño hacia mí en absoluto, y era mi papá.
Mi estómago se apretó, y si hubiera habido algún alimento, estaba segura de que lo habría perdido, también.
Pero estaba vacía. No había sido capaz de comer.
—Háblame—rogó Sam.
Sacudí la cabeza. No me encontraba lista para hablar con él.
—¿Dónde voy a donar sangre?—le pregunté.
Eso era lo único que necesitaba saber en ese momento.
El hombre básicamente me abandonó mientras vivía en la misma casa que yo, pero no iba a dejarlo morir si podía hacer algo para ayudarlo.
Viví toda mi vida pensando que no tenía familia. Cuando todo el tiempo…Podría haber tenido una.
Si me hubiera querido.
Santana
Dos semanas.
Ese es el tiempo que pasó desde que caminaba por la vida adormecida.
Dos semanas desde que desperté con Brittany en mis brazos.
Desde que me dejó.
Estaba hueca.
El vació que una vez tuve no era nada comparado con estar hueco por dentro.
La llamé a diario y le dejé un mensaje de voz. Cada noche le envié un mensaje de texto.
Seguí esperando que con el tiempo se diera por vencida y me llamara. Diciéndome dónde estaba y si se encontraba bien.
Fui a la iglesia donde trabajó, exigiendo saber adónde se la llevó Sam, pero habían llamado a la policía y me escoltaron fuera mientras los gritaba y amenazaba con matar a Sam.
Hanna tuvo que venir a recogerme en la estación de policía. No se me permitía estar a menos de cien metro del estacionamiento de la iglesia.
Ahora lo único que podía hacer era esperar.
Emily dijo que Brittany me amaba. Ella nunca me dijo que me amaba. Pero me aferré a la esperanza de que la amaba lo suficiente por los dos.
Que me extrañaría y regresaría.
Jackdown ahora tenía un nuevo bajista, y Puck era el cantante principal. Dijeron que era temporal hasta que pudiera regresar. Pero si Brittany no volvía a mí, sabía que era permanente.
No sería capaz de volver a ese escenario y cantar.
Elaine aún no había ido al médico a conseguirme alguna prueba.
Emily llamó hoy y me preguntó si supe algo de Elaine. Cuando le dije que no, dijo que iba a hacerse cargo de eso. Lo que significa que Emily llevaría a Elaine al médico así ella quisiera ir o no.
Alguien golpeó a mi puerta, y me giré para mirarla desde donde me hallaba sentada en el sofá.
Estaba sin seguro.
Si era alguien que conocía, solo la abrirían.
Cuando volvieron a golpear, me levanté. Brittany era lo único que pasaba por mi cabeza.
Ella no abriría la puerta. Golpearía.
Di tres pasos largos y abrí la puerta de un tirón.
Sam Evans no tuvo mucho tiempo antes de que mi puño estuviera firmemente plantado en su rostro y lo estuviera empujando contra la pared, con mi mano en su cuello.
Iba a golpearlo.
La alejó de mí. Llevó a mi Brittany lejos de mí.
—¡Cabrón! Te dije que no vinieras. Qué le diría lo que querías hablar con ella. ¿Qué parte de ella es una loca de puta que quiere matarte no entendiste?—la voz de Puck me detuvo, y apreté mi agarre en la garganta de Sam, quizás si le enterraba las uñas le haría más daño.
—Él está aquí para decirte donde está Brittany—me dijo Puck—Si lo matas, entonces nunca lo vas a saber. Y vas a terminar en la cárcel. De nuevo—dijo mientras me miraba fijamente.
Aflojé mi agarre y volví a enfocarme en Sam.
—¿Dónde está?
Sostenía ambas manos en señal de rendición.
—No puedo respi…—se ahogó.
Dejé caer la mano de su garganta.
—¿Dónde está? —le pregunté de nuevo.
Se frotó el cuello.
—Primero, agradece que eres una mujer. Segundo, voy a decírtelo, pero primero tengo que explicar la situación.
Tenía la mano de nuevo en su garganta al instante.
—¿Dónde está?—rugí, y Puck se encontraba detrás de mí, jalándome hacia atrás, pero no me moví.
—¡Por el amor de Dios, dile dónde está!—gritó Puck.
Sam rasguñó mis manos, y me di cuenta que estaba un poco azul. Dejé caer mi mano de nuevo, y él se dobló y abrió la boca en busca de aire. Le di cinco segundos y luego le pregunté de nuevo.
—¿Dónde está?
—Token, Carolina del Sur. En el hospital con su papaá, eh, el pastor Williams. Él tuvo un ataque al corazón hace dos semanas. La llevé ahí—se quedó sin aliento de nuevo y luego me miró—Necesitaba sangre. Tiene un tipo raro, y es un hospital pequeño. Ella tiene el mismo tipo. Pero nunca supo que él era su papá. Lo sabe ahora, y él está en el hospital. Ha estado ahí desde entonces. Pero—se frotó la garganta—, Creo que ella te necesita.
Me necesitaba.
Me alejé de él y entré al departamento. Cogí mis llaves y luego bajé la mirada hacia ellas.
Necesitaba un auto. Uno que fuera más rápido. Tenía que llegar a ella.
Me necesitaba.
—Toma mi auto—dijo Puck, colocando sus llaves en mi mano—Voy a averiguar los detalles y te enviaré un mensaje. Ve.
No miré hacia atrás.
Solo pude correr.
Solo estuve dentro de uno una vez, y fue en éste. Tuve neumonía cuando tenía ocho años.
Recuerdo más sobre ir al hospital que la visita real.
El pastor William me había llevado. Estuve enferma durante varios días, pero la señora Williams seguía diciendo que estaba siendo perezosa y no quería hacer mis tareas.
Entonces, una noche los oí gritarse el uno al otro. Fue la primera y última vez que los escuché pelear, al menos así. El pastor Williams entró a mi habitación, me recogió y me llevó al hospital. Ellos me internaron, y luego se fue.
Una semana más tarde me recogió, y fui a casa. Nadie me visitó esa semana. Nadie me llevó globos como a los otros niños en el pasillo les habían dado.
Fuimos solo yo y la televisión.
Mientras caminaba de regreso a través de las puertas de emergencia del Hospital Memorial, ese recuerdo se repitió en mi cabeza.
El pastor Williams se había visto feroz esa noche. Como si me estuviera protegiendo. Pero entonces me dejó sola otra vez.
Tal vez este era un patrón en mi vida.
—Por aquí—dijo Sam.
Ya preguntó dónde teníamos que ir cuando llamó antes.
El pastor Williams aún se encontraba en la UCI, y necesitaba cirugía. Tenía un coágulo de sangre. La cirugía era arriesgada, pero si no la recibía, entonces había una buena posibilidad que acabe teniendo otro ataque al corazón debido a la obstrucción.
Tomamos el ascensor hasta el tercer piso y giramos a la derecha a una gran sala de espera.
Sam señaló una silla.
—Ve a tomar asiento. Voy a avisar que estamos aquí.
Hice lo que me dijo. Me parecía bien con que se encargue de todo. No quería hablar con las personas.
—Brittany—levanté la mirada para ver varios pares de ojos en mí.
Los miembros de la congregación. Por supuesto. Estarían aquí.
Nunca nadie me habló.
Me encontraba casi sorprendida de que supieran mi nombre. Me giré para mirar a Sue Sylvester, la secretaria de la iglesia por todo el tiempo que podía recordar.
Fue quien había dicho mi nombre.
—Hola—dije, sin saber qué otra cosa querían de mí.
Regresé a este mundo.
En el que la gente me ignoraba o susurraba sobre mí. En el que era una marginada y tenía el mal dentro de mí.
El mal con el que crecí deseando pudiera salir de mí.
—Nos preguntábamos si vendrías—dijo Sue, estudiándome a través de sus gafas redondas que se alzaban sobre la punta de su nariz puntiaguda.
No era una buena persona. Sabía eso.
Tampoco estaba segura de lo quería decirme con eso.
No me encontraba segura de si hubiera venido si no acabara de ser arrebatado mi nuevo mundo de mí, pero me hallaba aquí porque estaba huyendo.
—Brittany—Sam se encontraba a mi lado, guiándome lejos de la sala de espera. ¿Qué íbamos a hacer ahora?—Necesito hablar contigo. Es importante.
Si estaba a punto de decirme que tenía que irse, no me encontraba segura de cómo iba a manejar eso.
No me podía quedar aquí sola con estas personas.
Pero ahora que me encontraba aquí, ¿podría simplemente irme?
Sam me llevó por una esquina y miró a su alrededor para asegurarse que nadie se hallaba lo suficientemente cerca para oírlo. Luego se giró para encontrar mi mirada curiosa.
Estaba actuando raro.
No me encontraba segura de que pudiera tener a otra persona actuando rara conmigo y luego descargando algo sobre mí que no podía manejar.
Pero entonces no había nada que Sam pudiera decirme que me destruiría de la forma en que Santana lo hizo. Estaba segura de que Sam no podría siquiera herirme.
—Hay un problema. Yo…—frotó con la mano su cara y murmuró una maldición. Nunca lo oí maldecir antes—No debería ser quien tiene que decirte esto. No quiero ser el que lo haga. Pero… creo que quieres saber. Quiero decir… tienes que saber—hizo un sonido de frustración en su garganta y luego preguntó—¿Cuál es tu tipo de sangre?
¿Era una broma?
¿Actuaba de esta manera porque quería saber mi tipo de sangre?
—B negativo. Es raro, ¿por qué?
Solo sabía esto porque hicimos la prueba de sangre en la escuela secundaria.
Mi maestro había hecho un gran lío de mi tipo de sangre. La mayoría de la gente fue O positivo.
—Guau, sí, está bien. ¿En algún momento de tu vida no te preguntaste por qué te criaron el pastor Williams y su esposa?
Asentí.
—Sí. Porque mi mamá era un miembro de la congregación, y ellos no querían que fuera arrojada al sistema y terminara en hogares de cuidado temporal o algo así. ¿Por qué me haces esas preguntas?
Sam se masajeó las sienes como si tuviera dolor de cabeza.
—¿Eso es lo que siempre pensaste? —preguntó.
—Eh, sí.
Dejando caer la mano a su lado, se movió nerviosamente. Luego por fin me miró directamente.
—Sé que esto no era algo que ellos le dijeron a alguien. Era un secreto. Uno que solo sé porque el pastor Williams es un amigo cercano de mi papá. Necesitaba decirle a alguien por lo que habló con mi padre al respecto. Solo lo he sabido desde que llegaste a Sea Breeze. Mi papá me explicó tu situación antes de conocerte ese día. Nunca estuve muy seguro de que supieras la verdad o no. Pero…no veo como no te puedo decir ahora—hizo una pausa y respiró hondo—El pastor Williams tuvo un romance con una chica veinte años más joven que él, y esa chica quedó embarazada. Luego ella murió en el parto. El pastor Williams se negó a que su hijo fuera a un hogar de cuidado temporal y obligó a su mujer, que no podía tener hijos, a dejar que el bebé viviera con ellos. La señora Williams aceptó porque no tenía elección. No iba a divorciarse de su marido, pero odiaba lo que él hizo. Estaba celosa del niño. Y estoy bastante seguro de que nunca trató bien a esa niña.
Me equivoqué.
Había algo que Sam me podía decir que me haría una vez más añicos.
Agarré el mostrador por apoyo y parpadeé varias veces.
¿Lo escuché bien?
¿Acababa de decir que…
—Él necesita una operación, pero no tienen su sangre y va a necesitarla. Han enviado a buscar la sangre, pero podría tomar horas, y eso es demasiado tiempo. Necesitan conseguir algo ahora. Es B negativo—dijo en una carrera apresurada—Mira, nunca quise ser el que te dijera esto. Pero él puede morir, y tú eres la única capaz de salvarlo en este momento. Si fuera mi papá, me gustaría saberlo.
Necesitaba mi sangre. Esa es la única razón por la que Sam me lo decía.
Sin embargo había conocido la historia.
¿Cuántas personas lo sabían?
¿Era la única?
El hombre con el que viví en una casa toda mi vida y con quien no tenía ninguna relación era mi papá.
Me vio crecer, sin embargo no tuvo ningún cariño hacia mí en absoluto, y era mi papá.
Mi estómago se apretó, y si hubiera habido algún alimento, estaba segura de que lo habría perdido, también.
Pero estaba vacía. No había sido capaz de comer.
—Háblame—rogó Sam.
Sacudí la cabeza. No me encontraba lista para hablar con él.
—¿Dónde voy a donar sangre?—le pregunté.
Eso era lo único que necesitaba saber en ese momento.
El hombre básicamente me abandonó mientras vivía en la misma casa que yo, pero no iba a dejarlo morir si podía hacer algo para ayudarlo.
Viví toda mi vida pensando que no tenía familia. Cuando todo el tiempo…Podría haber tenido una.
Si me hubiera querido.
Santana
Dos semanas.
Ese es el tiempo que pasó desde que caminaba por la vida adormecida.
Dos semanas desde que desperté con Brittany en mis brazos.
Desde que me dejó.
Estaba hueca.
El vació que una vez tuve no era nada comparado con estar hueco por dentro.
La llamé a diario y le dejé un mensaje de voz. Cada noche le envié un mensaje de texto.
Seguí esperando que con el tiempo se diera por vencida y me llamara. Diciéndome dónde estaba y si se encontraba bien.
Fui a la iglesia donde trabajó, exigiendo saber adónde se la llevó Sam, pero habían llamado a la policía y me escoltaron fuera mientras los gritaba y amenazaba con matar a Sam.
Hanna tuvo que venir a recogerme en la estación de policía. No se me permitía estar a menos de cien metro del estacionamiento de la iglesia.
Ahora lo único que podía hacer era esperar.
Emily dijo que Brittany me amaba. Ella nunca me dijo que me amaba. Pero me aferré a la esperanza de que la amaba lo suficiente por los dos.
Que me extrañaría y regresaría.
Jackdown ahora tenía un nuevo bajista, y Puck era el cantante principal. Dijeron que era temporal hasta que pudiera regresar. Pero si Brittany no volvía a mí, sabía que era permanente.
No sería capaz de volver a ese escenario y cantar.
Elaine aún no había ido al médico a conseguirme alguna prueba.
Emily llamó hoy y me preguntó si supe algo de Elaine. Cuando le dije que no, dijo que iba a hacerse cargo de eso. Lo que significa que Emily llevaría a Elaine al médico así ella quisiera ir o no.
Alguien golpeó a mi puerta, y me giré para mirarla desde donde me hallaba sentada en el sofá.
Estaba sin seguro.
Si era alguien que conocía, solo la abrirían.
Cuando volvieron a golpear, me levanté. Brittany era lo único que pasaba por mi cabeza.
Ella no abriría la puerta. Golpearía.
Di tres pasos largos y abrí la puerta de un tirón.
Sam Evans no tuvo mucho tiempo antes de que mi puño estuviera firmemente plantado en su rostro y lo estuviera empujando contra la pared, con mi mano en su cuello.
Iba a golpearlo.
La alejó de mí. Llevó a mi Brittany lejos de mí.
—¡Cabrón! Te dije que no vinieras. Qué le diría lo que querías hablar con ella. ¿Qué parte de ella es una loca de puta que quiere matarte no entendiste?—la voz de Puck me detuvo, y apreté mi agarre en la garganta de Sam, quizás si le enterraba las uñas le haría más daño.
—Él está aquí para decirte donde está Brittany—me dijo Puck—Si lo matas, entonces nunca lo vas a saber. Y vas a terminar en la cárcel. De nuevo—dijo mientras me miraba fijamente.
Aflojé mi agarre y volví a enfocarme en Sam.
—¿Dónde está?
Sostenía ambas manos en señal de rendición.
—No puedo respi…—se ahogó.
Dejé caer la mano de su garganta.
—¿Dónde está? —le pregunté de nuevo.
Se frotó el cuello.
—Primero, agradece que eres una mujer. Segundo, voy a decírtelo, pero primero tengo que explicar la situación.
Tenía la mano de nuevo en su garganta al instante.
—¿Dónde está?—rugí, y Puck se encontraba detrás de mí, jalándome hacia atrás, pero no me moví.
—¡Por el amor de Dios, dile dónde está!—gritó Puck.
Sam rasguñó mis manos, y me di cuenta que estaba un poco azul. Dejé caer mi mano de nuevo, y él se dobló y abrió la boca en busca de aire. Le di cinco segundos y luego le pregunté de nuevo.
—¿Dónde está?
—Token, Carolina del Sur. En el hospital con su papaá, eh, el pastor Williams. Él tuvo un ataque al corazón hace dos semanas. La llevé ahí—se quedó sin aliento de nuevo y luego me miró—Necesitaba sangre. Tiene un tipo raro, y es un hospital pequeño. Ella tiene el mismo tipo. Pero nunca supo que él era su papá. Lo sabe ahora, y él está en el hospital. Ha estado ahí desde entonces. Pero—se frotó la garganta—, Creo que ella te necesita.
Me necesitaba.
Me alejé de él y entré al departamento. Cogí mis llaves y luego bajé la mirada hacia ellas.
Necesitaba un auto. Uno que fuera más rápido. Tenía que llegar a ella.
Me necesitaba.
—Toma mi auto—dijo Puck, colocando sus llaves en mi mano—Voy a averiguar los detalles y te enviaré un mensaje. Ve.
No miré hacia atrás.
Solo pude correr.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Gracias por el maratón!! Algo me decía que el pastor era el papá de britt, como sufre mi pobre san por la culpa de la loca enferma de elaine.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
En verdad Santana la ama, el pasado de Brittany no ayuda mucho pero labios de pescado se esta portando bn asi que esperemos a ver que pasa en ese reencuentro!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
Ya cierran muchas cosas de la vida de britt... No era la forma de enterarse pero las cosas ya están hechas....
A ver como reacciona britt cuando vea a san...??
Nos vemos!!!
Ya cierran muchas cosas de la vida de britt... No era la forma de enterarse pero las cosas ya están hechas....
A ver como reacciona britt cuando vea a san...??
Nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Hola!!!!! Mas que agradecida por el maraton!!!!
Pobres chicas no pegan una!!!!!!
Saludos
Pobres chicas no pegan una!!!!!!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Isabella28 escribió:Gracias por el maratón!! Algo me decía que el pastor era el papá de britt, como sufre mi pobre san por la culpa de la loca enferma de elaine.
Hola, de nada! gracias a ti por leer! La vrdd yo ni lo sospechaba...solo tiíco de hombres quedarse callados =/ SI! aii mis brittana!!! ¬¬ esa niña ¬¬ Saludos =D
micky morales escribió:En verdad Santana la ama, el pasado de Brittany no ayuda mucho pero labios de pescado se esta portando bn asi que esperemos a ver que pasa en ese reencuentro!!!!!
Hola, sii!!! La vrdd esk no =/ ¬¬ algo bueno que haga... y no haga nada estupido tmpoco ¬¬ Aquí dejo otro cap para saber más! Saludos =D
3:) escribió:Hola morra....
Ya cierran muchas cosas de la vida de britt... No era la forma de enterarse pero las cosas ya están hechas....
A ver como reacciona britt cuando vea a san...??
Nos vemos!!!
Hola lu, si que si... sera para todo =/¿? No, no lo era..., pero el destino con ella siempre ha sido un loquillo, no¿? Uff masq bn¿? XD Saludos =D
monica.santander escribió:Hola!!!!! Mas que agradecida por el maraton!!!!
Pobres chicas no pegan una!!!!!!
Saludos
Hola, jajajaja eso es bueno! espero q siga siendo así ajjaajajaj, y yo de q sigas aki. Nooo, esk no les sale nada y cuando lo hacen algo sale peor =/ Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Cap 23
Capitulo 23
Brittany
Me quedé viendo mi celular.
No lo prendí desde que dejé Sea Breeze. Tenía miedo de hacerlo.
¿Qué tal si Santana me dejó mensajes?
¿Qué tal si no lo hizo?
¿Qué tal si estaba yendo con Elaine a la consulta médica en este momento?
¿Y si se daba cuenta de que extrañaba su antigua vida?
Yo solo no podría afrontarlo.
—Te ves mejor—me dijo Malcolm.
El ya no era el pastor Williams, pero tampoco era papá. No sabía si alguna vez sería papá. Parecía que esa palabra se encontraba reservada para alguien que te protegía y se preocupaba por ti.
Malcolm no hizo ninguna.
Volteé a verlo. Estaba menos pálido hoy. Salió de cuidado intensivo por tres días ya.
—Fui a la casa como sugeriste y tomé una ducha. Dormí un poco. Me lavé la ropa—respondí.
—Bien. Te veías exhausta. Lamento que Sam te dejara.
No me dejó. Quise que se fuera. Se quedó, pero no hablé mucho con él.
Ahora, tres noches después de la cirugía de Malcolm, lo escuché hablando por teléfono con una chica. Su prometida. Que vivía en Mississippi y con quien se hallaba comprometido por un año.
Todas las llamadas telefónicas que necesitaba hacer cobraron sentido ahora.
Sabía que estaba tenso y lidiaba con alguien, pero nunca sospeché que tuviera una prometida.
El entumecimiento que me controló desde que me enteré sobre el embarazo de Elaine y que el pastor Williams era mi papá biológico hizo más fácil decirle a Sam que se fuera.
Señalé la puerta y le dije que se fuera. Luego me alejé de él sin decirle nada.
Sam estaba fuera de mi vida. No era porque me enojara que tuviera una prometida, sino porque me enojaba que la engañara conmigo. Nunca debió llevarme a esas citas.
No habría ninguna amistad entre nosotros. Eso fue todo lo que necesité saber sobre Sam Evans.
—Yo no. Me alegra que se fuera —contesté honestamente.
Malcolm asintió. No preguntó el porqué. Lo que fue bueno porque probablemente no le habría dicho nada.
—Pensé que ustedes dos eran algo más que amigos. Por la manera en la que se quedaba junto a ti.
—Éramos amigos. Ya no más. Hay cosas sobre él que no me gustan mucho.
Malcolm abrió la boca para decir algo pero se detuvo, y su mirada se fijó en algo detrás de mí.
Pensando que el doctor estaba de vuelta, miré sobre mi hombro. Los ojos oscuros de Santana se encontraban fijos en mí mientras se paraba en la puerta.
Cada emoción que sentí en las dos semanas pasadas se encontraban plasmadas en sus ojos.
Me paré y me volteé hacia ella.
—Estás aquí—dije.
—Habría estado aquí más rápido si alguien me hubiera dirigido al lugar correcto—contestó, sus ojos no dejando los míos.
—Yo…—pausando, me volví hacia Malcolm—Necesito hablar con ella.
Malcolm asintió.
—Sí, yo diría que deberías—con duda en sus ojos, volteó a ver a Santana.
No le expliqué a Santana ni los presenté. Ni siquiera estaba segura sobre como presentar a Malcolm.
Cuando se despertó de una cirugía exitosa, estuve esperando por él. No dijimos mucho ese día o el siguiente. Pero luego en el tercer día, se encontraba mejor.
Y quiso hablar.
Pero en realidad eso no cambió mucho. Nada salvo que ahora ya sabía la verdad.
Cuando alcancé a Santana, su mano se alzó y agarró la mía. Entrelazó los dedos con los míos.
—Hola —dijo, en una voz profunda.
Caminé por el pasillo hacia el elevador y luego lo guie hacia afuera, al coche de Malcolm. Cuando le dije a Sam que se fuera, me quedé sin vehículo.
Caminé los cuatro kilómetros hacia la casa de Malcolm para agarrar su coche.
Santana no hizo preguntas, solo caminó conmigo.
—Entra —dije, señalando hacia el asiento del copiloto.
Cuando estuvimos las dos adentro, bajé la ventana para que pudiéramos tener un poco de aire. Luego me giré hacia ella.
—Estás aquí—repetí.
Porque no estaba segura como es que se hallaba aquí o porque.
Me tomó la mano de nuevo y la alzó hacia sus labios. Había círculos obscuros bajo sus hermosos ojos y su cara parecía más delgada.
—Hace ocho horas, Sam apareció en mi puerta y me dijo dónde te hallabas.
—¿Ocho? —tomó diez horas en auto llegar aquí.
—Ocho —repitió.
—Pero es un viaje de diez horas manejando.
Corrió la mano que tenía sostenía por su mejilla.
—No cuando una persona está yendo tras su mujer, no es así.
Mi corazón se apretó.
Sus dulces palabras siempre tenían un efecto en mí. Escucharlas y saber que de verdad las sentía, sería difícil de dejar atrás.
Tuve dos semanas para pensar.
Dos semanas para darme cuenta que tantas cosas que pensé eran verdad, no lo eran.
Pero también tuve dos semanas para aceptar el hecho de que no sería un obstáculo para un niño de tener a sus madres.
—Lamento haberme ido sin decirte. Pero no esperaba estar lejos por tanto tiempo. Luego algunas cosas pasaron y decidí quedarme. Al estar aquí te dio tiempo de ajustarte y para que Elaine y tú hicieran planes.
Frunció el ceño.
—No estoy haciendo planes con Elaine. Me haré cargo del niño si es mío. Demonios, aún le falta darme pruebas de que de verdad está embarazada. Pero los únicos planes que necesito hacer son contigo. Estoy vacía sin ti, amor. Completa y jodidamente vacía.
Dios, ¿cómo puedo decirle que no y alejarme de ella?
Era tan determinada y la amaba tanto. No tomar lo que quería cuando estaba justo ahí, frente a mí, era casi imposible.
—Crecí creyendo que no tenía a nadie. Nadie me quería o amaba porque pensé que no tenía familia. Acepté el hecho de que era una carga para los Williams. Me dieron un techo para cubrirme y debía de estar agradecida por eso. No tenían por qué amarme. Aguanté el abuso verbal de una mujer odiosa y creí cada palabra que decía. Pensé que era mala y fea. Pensé que nunca sería amada porque era todo lo que me dijeron. Pero todo el tiempo estuve viviendo con mi papá. El hombre que ayudó a darme vida. Dejó que esto me pasara. No me mostró amor. No me amó. Estoy marcada por eso, Santana. Eso será algo con lo que cargaré toda mi vida. No seré la razón por la que otro niño no tendrá el amor de uno de sus padres o madres en ese caso—las lágrimas me quemaban los ojos y saqué la mano de la suya y la agarré con fuerza con mi otra mano.
—Britt—dijo tranquilamente—Tu papá es un infeliz hijo de puta. Te tuvo y no te amo como merecías ser amada. No puedo comprender como alguien podría no amarte. Mierda, no puedo comprender como alguien no quisiera apreciarte y protegerte. Y no creo que en algún momento sea capaz de perdonar a ese hombre. Así que fuiste advertida. Si quieres forjar una relación con él, está bien, pero yo no quiero estar cerca de él. Esperaré en otro cuarto o afuera en el auto cuando lo visites—me agarró la cara y la alzó para que pudiera verlo. Una solitaria lágrima corrió por mi cara y la agarró con su pulgar—Amaré a mi hijo. Puedo amar a mi hijo y ser una mamá y no amar a su mamá. La gente lo hace todo el tiempo. No es un paquete completo. Si él bebé es mío, lo amaré. Te lo juro. No le haría a ese bebé lo que se te hizo a ti. Pero sería una cáscara de mujer si tengo que vivir el resto de mi vida sin ti. Así que, si te estás preocupando acerca de que si seré una buena mamá, entonces entérate de que te necesito para poder estar completa.
Otra lágrima se me escapó y después otra. Mi visión se volvió borrosa mientras las lágrimas llenaban mis ojos y empezaban a bajar por mi rostro.
—Te amo —logré decir, incapaz de decir cualquier otra cosa.
Abrió bruscamente la puerta del carro y saltó fuera, y luego salió, corriendo alrededor del frente de mi auto. Abrió mi puerta, ampliamente, luego me sacó del coche y me guio hacia sus brazos mientras su cuerpo se estremecía.
Me aferré a ella mientras enterraba su cara en mi cuello y me sostenía. No dijo nada, pero el leve estremecimiento de su cuerpo estaba fuera de lugar en ella.
—Dilo de nuevo—dijo en contra mi cuello después de varios minutos.
Estiré el brazo y paseé la mano por su cabello.
—Te amo. Te he amado desde hace tiempo de hecho.
—Mierda—se quejó, y me jaló para que pudiera verme—De verdad deseo que me lo hubieras dicho cuando te diste cuenta de eso.
—Pensé que te asustarías —admití.
Sacudió la cabeza, mojándome mientras empezaba a acariciar mis brazos.
—Tal vez seas la única persona en la tierra que no sepa que tan jodidamente loca estoy por ti. Las personas que no nos conocen pueden darme un vistazo y saber que estoy domado. Está por toda mi cara cuando te veo.
—Te extrañé —le dije.
Tomó mi rostro en sus manos de la misma manera en la que lo hizo antes de besarme por primera vez.
—Dios, porque he estado perdida sin ti—dijo, luego sus labios tocaron los míos y se abrieron en un suspiro.
El suspiro fue mío.
Su boca se inclinó sobre la mía mientras profundizaba el beso. Me sentí mareada mientras me agarraba a sus brazos y me moldeaba contra su cuerpo.
No estaba segura si alguna vez volvería a sentir esto.
Ahora que lo hice, sabía que no podía dejarlo ir.
—¿Dónde te quedas?—preguntó contra mi boca—Necesito estar unida a ti. Pronto. Ahora.
—La casa en la que crecí—dije, sin querer ir ahí.
Se encontraba lleno de malos recuerdos, de los cuales no quería recordar ahora.
Ya no más.
—Métete al asiento del copiloto. Vamos a ir a un cuarto de hotel—dijo con un último beso y una palmada en mi trasero.
Me apuré a caminar alrededor del coche para entrar, cuando noté a una chica de mi edad parada a lado de su auto, mirándome. Fui a la escuela con ella y era miembro de la iglesia.
Pero nunca fue amable conmigo.
Fue una de las tantas que hizo chistes sobre mí y me hizo sentir aún más indeseada de lo que me sentía.
Me estuvo viendo besándome con Santana. Vio la forma en la que me sostenía y una sonrisa apareció en mis labios. Supongo que acabé de darle algo sobre qué hablar.
Alcé la mano y la saludé antes de entrar al coche.
Santana
Mantener las manos alejadas de Brittany, lo suficiente para que pudiéramos llegar al hotel más cercano y registrarnos, fue difícil.
Así que, en el momento en que cerré la puerta del cuarto detrás de mí, la cargué y la llevé a la cama. La aventé sobre ella, vi cómo se reía y me sonreía.
Quitándome la camisa y el sujetador, la aventé a un lado y luego me puse a trabajar en mis vaqueros y mis botas.
Se sentó ahí, viéndome hipnotizada.
—Desnuda, amor. Te quiero desnuda —le dije.
Salió de su trance y empezó a desvestirse, y esta vez fui yo quien la vio con absoluta fascinación.
Cuando su sostén cayó al suelo y se bajó los pantalones cortos y bragas, quise tomarme mi tiempo para apreciar que tan jodidamente hermosa era.
Pero eso tendría que esperar hasta la próxima vez, porque necesitaba estar unida a ella más de lo que necesitaba respirar.
Quería estar unida a ella y ya podía sentirlo, luego besé sus labios mientras me inclinaba para unirnos.
—Espera—dijo, estirándose para detenerme.
Empecé a preguntar porque, cuando tocó el piercing al que solo vio antes con asombro. No le di la oportunidad de explorarlo las otras veces. Había estado muy ansiosa y ella había estado nerviosa.
—Amor—dije con los dientes apretados, seguido de un siseo mientras movía sus dedos por mi sexo—Oh, demonios—hice puños ambas manos y vi como ella pasaba su pulgar sobre el metal que me puse después de un reto en una borrachera.
—¿Duele?—preguntó, cuando mi cuerpo se sacudió en respuesta a su toque.
—No de la forma en la que estás pensando—dije—Pero tal vez debamos tener esta conversación en otra ocasión, cariño. Estoy muy cerca y tú tocándome no ayuda nada.
Una sonrisa disimulada tiró de sus labios mientras bajaba la cabeza y corría su lengua sobre mi clítoris inflamado.
—¡Joder!—la agarré por la cintura y la aventé de nuevo a la cama. Sus piernas se abrieron y nuestros centros mojados se rozaban.
Brittany gritó y sus piernas se levantaron de la cama. Era caliente, y santo infierno, se hallaba totalmente mojada. La sensación cuando me empecé a mover fue diferente de todo lo que jamás sentí. Era mejor y, demonios, no pensé que se podría poner mejor con ella.
—Ohdios, ohdios, ohdios, puedo sentirlo—jadeó Brittany—Puedo, San, puedo sentirlo—gritó mi nombre de nuevo y empezó a temblar. Era diferente para ella también—¡Ahí! ¡Oh Dios! ¡San! ¡Oh Dios!—me arañó la espalda mientras se envolvía alrededor mío como si no pudiera estar más cerca de mí.
Su cuerpo se empezó a estremecer y pequeños gritos se le escapaban. Justo antes de que alcanzara mi límite, me di cuenta de lo que ella sentía.
Bajé la vista a mi pene cubierto con sus jugos mientras reposaba en su estómago. Ella me marcó esta vez.
—Oops —dijo con sus ojos muy abiertos.
Una risa se escapó de mí y observé como apretaba los labios para evitar reírse también. Luego volvió a bajar su vista hacia mi sexo.
—Ese piercing fue definitivamente mi favorito.
—¿Tanto así?
Asintió.
—Así es.
Ella no me iba a dejar. No la perdí. Era mía.
—Deja que vaya por una toalla y limpie mi desorden—dije parándome.
—Como que hiciste uno muy grande.
—No pude evitarlo, amor. Estar así de unidas como que me volvió loca.
Sus ojos se encendieron y el calor volvió.
Demonios sí.
A mi chica le gustaba el sexo.
—¿Britt?
—¿Sí?
—Eres perfecta. No te cambiaría nada. Recuerda eso—le dije, luego me fui por una toalla.
Ahora que sé que pasó toda su vida sabiendo que no valía nada, pretendía hacerle saber el resto de su vida lo maravillosa que era.
No lo prendí desde que dejé Sea Breeze. Tenía miedo de hacerlo.
¿Qué tal si Santana me dejó mensajes?
¿Qué tal si no lo hizo?
¿Qué tal si estaba yendo con Elaine a la consulta médica en este momento?
¿Y si se daba cuenta de que extrañaba su antigua vida?
Yo solo no podría afrontarlo.
—Te ves mejor—me dijo Malcolm.
El ya no era el pastor Williams, pero tampoco era papá. No sabía si alguna vez sería papá. Parecía que esa palabra se encontraba reservada para alguien que te protegía y se preocupaba por ti.
Malcolm no hizo ninguna.
Volteé a verlo. Estaba menos pálido hoy. Salió de cuidado intensivo por tres días ya.
—Fui a la casa como sugeriste y tomé una ducha. Dormí un poco. Me lavé la ropa—respondí.
—Bien. Te veías exhausta. Lamento que Sam te dejara.
No me dejó. Quise que se fuera. Se quedó, pero no hablé mucho con él.
Ahora, tres noches después de la cirugía de Malcolm, lo escuché hablando por teléfono con una chica. Su prometida. Que vivía en Mississippi y con quien se hallaba comprometido por un año.
Todas las llamadas telefónicas que necesitaba hacer cobraron sentido ahora.
Sabía que estaba tenso y lidiaba con alguien, pero nunca sospeché que tuviera una prometida.
El entumecimiento que me controló desde que me enteré sobre el embarazo de Elaine y que el pastor Williams era mi papá biológico hizo más fácil decirle a Sam que se fuera.
Señalé la puerta y le dije que se fuera. Luego me alejé de él sin decirle nada.
Sam estaba fuera de mi vida. No era porque me enojara que tuviera una prometida, sino porque me enojaba que la engañara conmigo. Nunca debió llevarme a esas citas.
No habría ninguna amistad entre nosotros. Eso fue todo lo que necesité saber sobre Sam Evans.
—Yo no. Me alegra que se fuera —contesté honestamente.
Malcolm asintió. No preguntó el porqué. Lo que fue bueno porque probablemente no le habría dicho nada.
—Pensé que ustedes dos eran algo más que amigos. Por la manera en la que se quedaba junto a ti.
—Éramos amigos. Ya no más. Hay cosas sobre él que no me gustan mucho.
Malcolm abrió la boca para decir algo pero se detuvo, y su mirada se fijó en algo detrás de mí.
Pensando que el doctor estaba de vuelta, miré sobre mi hombro. Los ojos oscuros de Santana se encontraban fijos en mí mientras se paraba en la puerta.
Cada emoción que sentí en las dos semanas pasadas se encontraban plasmadas en sus ojos.
Me paré y me volteé hacia ella.
—Estás aquí—dije.
—Habría estado aquí más rápido si alguien me hubiera dirigido al lugar correcto—contestó, sus ojos no dejando los míos.
—Yo…—pausando, me volví hacia Malcolm—Necesito hablar con ella.
Malcolm asintió.
—Sí, yo diría que deberías—con duda en sus ojos, volteó a ver a Santana.
No le expliqué a Santana ni los presenté. Ni siquiera estaba segura sobre como presentar a Malcolm.
Cuando se despertó de una cirugía exitosa, estuve esperando por él. No dijimos mucho ese día o el siguiente. Pero luego en el tercer día, se encontraba mejor.
Y quiso hablar.
Pero en realidad eso no cambió mucho. Nada salvo que ahora ya sabía la verdad.
Cuando alcancé a Santana, su mano se alzó y agarró la mía. Entrelazó los dedos con los míos.
—Hola —dijo, en una voz profunda.
Caminé por el pasillo hacia el elevador y luego lo guie hacia afuera, al coche de Malcolm. Cuando le dije a Sam que se fuera, me quedé sin vehículo.
Caminé los cuatro kilómetros hacia la casa de Malcolm para agarrar su coche.
Santana no hizo preguntas, solo caminó conmigo.
—Entra —dije, señalando hacia el asiento del copiloto.
Cuando estuvimos las dos adentro, bajé la ventana para que pudiéramos tener un poco de aire. Luego me giré hacia ella.
—Estás aquí—repetí.
Porque no estaba segura como es que se hallaba aquí o porque.
Me tomó la mano de nuevo y la alzó hacia sus labios. Había círculos obscuros bajo sus hermosos ojos y su cara parecía más delgada.
—Hace ocho horas, Sam apareció en mi puerta y me dijo dónde te hallabas.
—¿Ocho? —tomó diez horas en auto llegar aquí.
—Ocho —repitió.
—Pero es un viaje de diez horas manejando.
Corrió la mano que tenía sostenía por su mejilla.
—No cuando una persona está yendo tras su mujer, no es así.
Mi corazón se apretó.
Sus dulces palabras siempre tenían un efecto en mí. Escucharlas y saber que de verdad las sentía, sería difícil de dejar atrás.
Tuve dos semanas para pensar.
Dos semanas para darme cuenta que tantas cosas que pensé eran verdad, no lo eran.
Pero también tuve dos semanas para aceptar el hecho de que no sería un obstáculo para un niño de tener a sus madres.
—Lamento haberme ido sin decirte. Pero no esperaba estar lejos por tanto tiempo. Luego algunas cosas pasaron y decidí quedarme. Al estar aquí te dio tiempo de ajustarte y para que Elaine y tú hicieran planes.
Frunció el ceño.
—No estoy haciendo planes con Elaine. Me haré cargo del niño si es mío. Demonios, aún le falta darme pruebas de que de verdad está embarazada. Pero los únicos planes que necesito hacer son contigo. Estoy vacía sin ti, amor. Completa y jodidamente vacía.
Dios, ¿cómo puedo decirle que no y alejarme de ella?
Era tan determinada y la amaba tanto. No tomar lo que quería cuando estaba justo ahí, frente a mí, era casi imposible.
—Crecí creyendo que no tenía a nadie. Nadie me quería o amaba porque pensé que no tenía familia. Acepté el hecho de que era una carga para los Williams. Me dieron un techo para cubrirme y debía de estar agradecida por eso. No tenían por qué amarme. Aguanté el abuso verbal de una mujer odiosa y creí cada palabra que decía. Pensé que era mala y fea. Pensé que nunca sería amada porque era todo lo que me dijeron. Pero todo el tiempo estuve viviendo con mi papá. El hombre que ayudó a darme vida. Dejó que esto me pasara. No me mostró amor. No me amó. Estoy marcada por eso, Santana. Eso será algo con lo que cargaré toda mi vida. No seré la razón por la que otro niño no tendrá el amor de uno de sus padres o madres en ese caso—las lágrimas me quemaban los ojos y saqué la mano de la suya y la agarré con fuerza con mi otra mano.
—Britt—dijo tranquilamente—Tu papá es un infeliz hijo de puta. Te tuvo y no te amo como merecías ser amada. No puedo comprender como alguien podría no amarte. Mierda, no puedo comprender como alguien no quisiera apreciarte y protegerte. Y no creo que en algún momento sea capaz de perdonar a ese hombre. Así que fuiste advertida. Si quieres forjar una relación con él, está bien, pero yo no quiero estar cerca de él. Esperaré en otro cuarto o afuera en el auto cuando lo visites—me agarró la cara y la alzó para que pudiera verlo. Una solitaria lágrima corrió por mi cara y la agarró con su pulgar—Amaré a mi hijo. Puedo amar a mi hijo y ser una mamá y no amar a su mamá. La gente lo hace todo el tiempo. No es un paquete completo. Si él bebé es mío, lo amaré. Te lo juro. No le haría a ese bebé lo que se te hizo a ti. Pero sería una cáscara de mujer si tengo que vivir el resto de mi vida sin ti. Así que, si te estás preocupando acerca de que si seré una buena mamá, entonces entérate de que te necesito para poder estar completa.
Otra lágrima se me escapó y después otra. Mi visión se volvió borrosa mientras las lágrimas llenaban mis ojos y empezaban a bajar por mi rostro.
—Te amo —logré decir, incapaz de decir cualquier otra cosa.
Abrió bruscamente la puerta del carro y saltó fuera, y luego salió, corriendo alrededor del frente de mi auto. Abrió mi puerta, ampliamente, luego me sacó del coche y me guio hacia sus brazos mientras su cuerpo se estremecía.
Me aferré a ella mientras enterraba su cara en mi cuello y me sostenía. No dijo nada, pero el leve estremecimiento de su cuerpo estaba fuera de lugar en ella.
—Dilo de nuevo—dijo en contra mi cuello después de varios minutos.
Estiré el brazo y paseé la mano por su cabello.
—Te amo. Te he amado desde hace tiempo de hecho.
—Mierda—se quejó, y me jaló para que pudiera verme—De verdad deseo que me lo hubieras dicho cuando te diste cuenta de eso.
—Pensé que te asustarías —admití.
Sacudió la cabeza, mojándome mientras empezaba a acariciar mis brazos.
—Tal vez seas la única persona en la tierra que no sepa que tan jodidamente loca estoy por ti. Las personas que no nos conocen pueden darme un vistazo y saber que estoy domado. Está por toda mi cara cuando te veo.
—Te extrañé —le dije.
Tomó mi rostro en sus manos de la misma manera en la que lo hizo antes de besarme por primera vez.
—Dios, porque he estado perdida sin ti—dijo, luego sus labios tocaron los míos y se abrieron en un suspiro.
El suspiro fue mío.
Su boca se inclinó sobre la mía mientras profundizaba el beso. Me sentí mareada mientras me agarraba a sus brazos y me moldeaba contra su cuerpo.
No estaba segura si alguna vez volvería a sentir esto.
Ahora que lo hice, sabía que no podía dejarlo ir.
—¿Dónde te quedas?—preguntó contra mi boca—Necesito estar unida a ti. Pronto. Ahora.
—La casa en la que crecí—dije, sin querer ir ahí.
Se encontraba lleno de malos recuerdos, de los cuales no quería recordar ahora.
Ya no más.
—Métete al asiento del copiloto. Vamos a ir a un cuarto de hotel—dijo con un último beso y una palmada en mi trasero.
Me apuré a caminar alrededor del coche para entrar, cuando noté a una chica de mi edad parada a lado de su auto, mirándome. Fui a la escuela con ella y era miembro de la iglesia.
Pero nunca fue amable conmigo.
Fue una de las tantas que hizo chistes sobre mí y me hizo sentir aún más indeseada de lo que me sentía.
Me estuvo viendo besándome con Santana. Vio la forma en la que me sostenía y una sonrisa apareció en mis labios. Supongo que acabé de darle algo sobre qué hablar.
Alcé la mano y la saludé antes de entrar al coche.
Santana
Mantener las manos alejadas de Brittany, lo suficiente para que pudiéramos llegar al hotel más cercano y registrarnos, fue difícil.
Así que, en el momento en que cerré la puerta del cuarto detrás de mí, la cargué y la llevé a la cama. La aventé sobre ella, vi cómo se reía y me sonreía.
Quitándome la camisa y el sujetador, la aventé a un lado y luego me puse a trabajar en mis vaqueros y mis botas.
Se sentó ahí, viéndome hipnotizada.
—Desnuda, amor. Te quiero desnuda —le dije.
Salió de su trance y empezó a desvestirse, y esta vez fui yo quien la vio con absoluta fascinación.
Cuando su sostén cayó al suelo y se bajó los pantalones cortos y bragas, quise tomarme mi tiempo para apreciar que tan jodidamente hermosa era.
Pero eso tendría que esperar hasta la próxima vez, porque necesitaba estar unida a ella más de lo que necesitaba respirar.
Quería estar unida a ella y ya podía sentirlo, luego besé sus labios mientras me inclinaba para unirnos.
—Espera—dijo, estirándose para detenerme.
Empecé a preguntar porque, cuando tocó el piercing al que solo vio antes con asombro. No le di la oportunidad de explorarlo las otras veces. Había estado muy ansiosa y ella había estado nerviosa.
—Amor—dije con los dientes apretados, seguido de un siseo mientras movía sus dedos por mi sexo—Oh, demonios—hice puños ambas manos y vi como ella pasaba su pulgar sobre el metal que me puse después de un reto en una borrachera.
—¿Duele?—preguntó, cuando mi cuerpo se sacudió en respuesta a su toque.
—No de la forma en la que estás pensando—dije—Pero tal vez debamos tener esta conversación en otra ocasión, cariño. Estoy muy cerca y tú tocándome no ayuda nada.
Una sonrisa disimulada tiró de sus labios mientras bajaba la cabeza y corría su lengua sobre mi clítoris inflamado.
—¡Joder!—la agarré por la cintura y la aventé de nuevo a la cama. Sus piernas se abrieron y nuestros centros mojados se rozaban.
Brittany gritó y sus piernas se levantaron de la cama. Era caliente, y santo infierno, se hallaba totalmente mojada. La sensación cuando me empecé a mover fue diferente de todo lo que jamás sentí. Era mejor y, demonios, no pensé que se podría poner mejor con ella.
—Ohdios, ohdios, ohdios, puedo sentirlo—jadeó Brittany—Puedo, San, puedo sentirlo—gritó mi nombre de nuevo y empezó a temblar. Era diferente para ella también—¡Ahí! ¡Oh Dios! ¡San! ¡Oh Dios!—me arañó la espalda mientras se envolvía alrededor mío como si no pudiera estar más cerca de mí.
Su cuerpo se empezó a estremecer y pequeños gritos se le escapaban. Justo antes de que alcanzara mi límite, me di cuenta de lo que ella sentía.
Bajé la vista a mi pene cubierto con sus jugos mientras reposaba en su estómago. Ella me marcó esta vez.
—Oops —dijo con sus ojos muy abiertos.
Una risa se escapó de mí y observé como apretaba los labios para evitar reírse también. Luego volvió a bajar su vista hacia mi sexo.
—Ese piercing fue definitivamente mi favorito.
—¿Tanto así?
Asintió.
—Así es.
Ella no me iba a dejar. No la perdí. Era mía.
—Deja que vaya por una toalla y limpie mi desorden—dije parándome.
—Como que hiciste uno muy grande.
—No pude evitarlo, amor. Estar así de unidas como que me volvió loca.
Sus ojos se encendieron y el calor volvió.
Demonios sí.
A mi chica le gustaba el sexo.
—¿Britt?
—¿Sí?
—Eres perfecta. No te cambiaría nada. Recuerda eso—le dije, luego me fui por una toalla.
Ahora que sé que pasó toda su vida sabiendo que no valía nada, pretendía hacerle saber el resto de su vida lo maravillosa que era.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Espero que esta felicidad dure un buen ratito!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Que bien que Brittany se dejo la pensadera, una pregunta, San tiene pene o vagina?????
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
Ya dejo demciado claro que san ni por nada ni mucho menos nadies va a dejar a britt...
A ver como lo toma el suegro jajaja...
Nos vemos!!!
Ya dejo demciado claro que san ni por nada ni mucho menos nadies va a dejar a britt...
A ver como lo toma el suegro jajaja...
Nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
monica.santander escribió:Espero que esta felicidad dure un buen ratito!!
Saludos
Hola, espero lo mismo, asik dilo todo el rato para q eso pase jajaja. Saludos =D
micky morales escribió:Que bien que Brittany se dejo la pensadera, una pregunta, San tiene pene o vagina?????
Hola, ajajajajaj xD la vrdd le vino bn jajajja. =O vagina, no me digas q se me fue algo =S Saludos =D
3:) escribió:Hola morra....
Ya dejo demciado claro que san ni por nada ni mucho menos nadies va a dejar a britt...
A ver como lo toma el suegro jajaja...
Nos vemos!!!
Hola lu, jaajajajaa mucha mas q claro como bn dices jaajajajaj, esperemos y entiendan bn el mensaje jajaja. Jajaja x lo que hizo no tiene mucho q opinar, no¿? Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Cap 24
Capitulo 24
Brittany
Santana se encontraba al otro lado de la puerta.
No estaba lista para enfrentar a Malcolm, y yo me preguntaba si alguna vez lo estaría.
Entré en la habitación y me senté en la silla junto a Malcolm. Dijeron que podría irse a casa mañana. La iglesia le proveería una enfermera, y yo no me quería quedar.
No por más tiempo. Tenía que regresar a mi nueva vida. En la que tenía algo por lo que valía la pena vivir.
—Te irás —dijo, mientras abría los ojos y me miraba.
—Sí. Es hora de que vaya a casa—le dije.
Santana era mi hogar ahora. Tenía un hogar al que ir, y eso se sentía bien.
No, se sentía increíble.
—¿La chica?—preguntó.
Asentí.
—Su nombre es Santana —le dije.
Malcolm miró hacia la puerta.
—¿Está ahí fuera?
—Sí, pero no le caes bien. Ella, uh, no está segura si debería estar contigo. No te perdona por…—no terminé esa frase.
Malcolm entendió.
—Así que te ama —dijo Malcolm.
—Sí, me ama.
—¿Tú la amas?
—Más que la vida. Ella es mi hogar. Me curó. Reparó todo lo que estaba roto—le dije al hombre que jugó un papel en romperme.
Malcolm no dijo nada. Giró la cabeza y miró por la ventana.
—Ve a ser feliz, Brittany. Ve a vivir la vida que siempre te mereciste. Déjala amarte de la forma en que mereces ser amada.
Él no dijo que me amaba. Pero me dijo que me fuera. Por lo que me puse de pie e hice lo que me dijo.
Cuando salí por la puerta, los brazos de Santana se hallaban ahí, abrazándome cerca de su cuerpo duro y seguro.
—También eres mi hogar —dijo contra mi cabeza.
—Vamos a casa —le dije.
Santana deslizó los brazos por mis hombres y atravesamos la sala de espera donde los miembros de la iglesia se sentaban esperando para visitar a Malcolm.
Todos me miraron y luego a la morena sexy cuyo brazo se hallaba posesivamente envuelvo a mi alrededor. Les sonreí y me alejé.
Lejos de la vida que no quise y hacia la vida que tenía destinada.
Santana
Brittany dormía en mis brazos cuando comenzaron a golpear la puerta de su departamento.
Llegamos a casa tarde, y se encontraba exhausta.
Me deslicé fuera de la cama, me puse una polera ancha y los vaqueros, y me dirigí a la puerta antes de que molestaran a Brittany.
Emily se encontraba del otro lado de la puerta con Elaine y Matt Rutherford.
Fui a la escuela con Matt. Lo último que supe, jugaba fútbol en el estado de Oklahoma. El tipo era un monstruo en el campo.
—¿Qué es esto?—pregunté, frotándome el sueño de los ojos.
—¡Adentro!—ladró Emily, y entró pavoneándose.
Tenía la mirada de “no te metas conmigo” en el rostro. Elaine y Matt la siguieron, y la mirada de Matt encontró la mía.
—Tu hermana me asusta como el infierno, morena—murmuró mientras entraba al departamento.
Me las arreglé para sonreír y me giré para ver a Emily, quien lucía como si estuviera lista para golpear a quien sea que la interrumpiera.
—Llevé a Elaine al médico. Me cansé de que no fuera, por lo que le hice una cita y la llevé yo misma. Luchó un poco conmigo, pero luego decidió que estaba en sus mejores intereses hacer lo que le decía—dijo Emily, disparándole una mirada mordaz a Elaine, quien se tensó—Está embarazada, bien. Cuatro meses de embarazo para ser específica. Hace cuatro meses Elaine ni siquiera se encontraba en Sea Breeze. Fue a ver a su tía en Oklahoma. Era el receso de verano, ella y Matt se acostaron durante el receso de primavera y han estado hablando por teléfono. El problema era que el papá de Elaine es un campesino blanco racista. Elaine sabía que su papá nunca la dejaría salir con Matt. No le importaba que ya lo hubieran reclutado en la Liga Nacional de Fútbol. Era del color equivocado. Por lo tanto, Elaine huyó para pasar tiempo con él—se detuvo y miró a Matt
—Ahora tú dinos la protección que usaste con Elaine—le dijo a Matt.
El tipo ahogó un bostezo. Aparentemente, mi hermana también lo despertó.
—No lo hicimos. Elaine dijo que estaba limpia y en control de natalidad.
—¿Cuán seguido tuviste sexo con Elaine ese mes? —preguntó Emily.
—Joder, no lo sé. Un par de veces al día, todos los días. Ella es una maldita máquina—hizo una pausa y sonrió—Una máquina de follar—repitió, y se rio de su propia broma.
—¿Y por qué tú querías tirarle a Santana el hijo de Matt?—le preguntó Emily a Elaine, quien dejó salir un suspiro molesto y le disparó dagas a mi hermana.
—Porque amo a Santana —respondió.
—Respuesta equivocada. Intenta de nuevo —repitió Emily en un tono sarcástico.
—Porque mi papá no le molesta que salga con mujeres, pero si con una persona negra. Cuando pasó lo de Matt y veía a Santana en esos estados sabía que si inventaba cualquier historia, por absurda que fuera, sabía que me creería y que podía decir que era suyo y me creería.
Emily hizo un gesto hacia Matt.
—Odio tener que marcar lo obvio, pero cuando naciera el bebé, iba a ser obvio que no era de Santana. Él y Matt no tienen el mismo color de piel. Nosotras somos morenas, pero Matt lo es mucho más y se notaría. Además tenemos descendencia hispana, ¿cómo es que eso no le molestaría a tu papá racista?
Elaine lanzó las manos en el aire.
—¡No sabía qué hacer! Estaba desesperada. Empezaba a mostrarse, y mi papá lo notó. Demandó que le dijera de quién era el bebé. Me gritaba y me decía que era una zorra. No podía decirle que era de Matt. Me habría matado. Así que, le dije que era de Santana. Como dije no le molesta que salga con una mujer.
Mi alivio se convertía en ira mientras me daba cuenta de lo que casi me quita Elaine.
Que Brittany lidió con bombas cambia vidas sin tenerme para sostenerla por la mentira de Elaine.
Di un paso hacia ella, cuando Matt se puso frente a mí.
—Esa es la mamá de mi bebé,—dijo.
—San—llamó la dulce voz de Brittany, y me giré para verla de pie usando mi camiseta—Está bien. Está más que bien—dijo, una sonrisa iluminando su rostro. Lo escuchó todo. Tenía razón—Deja que se vayan—su mirada fue a Emily—Excepto Emily. Puedo preparar café si quiere quedarse.
—Ella también quiere irse—respondí sin mirar a mi hermana.
Le agradecía su ayuda al descifrar esto, pero quería la mañana a solas con Brittany.
—Maldición—dijo Matt, recordándome que había un hombre en la habitación.
—Regresa a la habitación—le dije, interponiéndome en su línea de visión.
Matt se rio.
—No te culpo para nada.
—Vete —dije, señalando la puerta.
Matt se veía más que feliz de irse, y Elaine se apresuró detrás de él. Me giré para mirar a Emily.
—Gracias.
Se estiró y me palmeó la mejilla como si tuviera diez.
—Para eso están las hermanas mayores. Para arreglar mierda—dijo con una sonrisa—Ahora, ve a ser feliz. Regresó, ¿no? Incluso cuando pensaba que ibas a ser la mamá del bebé de alguien más—señaló.
—Si huyo a las Vegas y consigo un aventón, me perdonarías por no tener una boda, ¿verdad?
—Huyes a las Vegas y te mato—dijo con una sonrisa, luego se giró y salió por la puerta—¡Adiós, Brittany!—gritó.
La cabeza de Brittany apareció por la esquina.
—¡Adiós! Volvería a decir que puedes quedarte si quieres, pero a ella no parece gustarle mucho la idea—dijo, sonriendo mientras me miraba.
—Puedo verlo. Las dejaré disfrutar su mañana—dijo, y nos dejó a solas.
Brittany salió de su escondite detrás de la puerta y caminó hacia mí.
—Me habría quedado a tu lado hasta el final. Pero me alegra que los únicos bebés que tendrás sean los míos.
Agarrándola y llevándola hasta el sofá mientras ella chillaba, me dejé caer con ella en mi regazo.
—Si no tienes ningún problema vamos a tener esos bebés mucho antes de lo planeado…, pero podemos practicar como hacerlos—le dije.
—Me gusta practicar—me aseguró, luego me besó la nariz—Te amo esta mañana.
—Te amo más esta mañana—respondí, luego deslicé las manos por la camiseta que la cubría—Tenía la intención de despertarte besando estas bellezas—le dije mientras sostenía sus pechos en mis manos.
—Odio haberme perdido eso, pero podemos regresar ahí y fingir que estamos dormidas—dijo con una sonrisita sexy.
—¿Puedes fingir que duermes desnuda? De esa forma puedo despertarte deslizando la lengua en esa pequeña hendidura caliente entre tus piernas.
Los ojos de Brittany flamearon, y se levantó de mi regazó contoneándose.
—¿A dónde vas?—pregunté, estirándome hacia ella para traerla de regreso.
Me esquivó y sonreí.
—De ninguna forma. Voy a fingir que estoy dormida—corrió hacia la habitación y luego me miró sobre su hombro—Desnuda—llamó.
Poniéndome de pie de un salto, la seguí, dándole el tiempo suficiente para desvestirse y meterse de nuevo en la cama.
No estaba lista para enfrentar a Malcolm, y yo me preguntaba si alguna vez lo estaría.
Entré en la habitación y me senté en la silla junto a Malcolm. Dijeron que podría irse a casa mañana. La iglesia le proveería una enfermera, y yo no me quería quedar.
No por más tiempo. Tenía que regresar a mi nueva vida. En la que tenía algo por lo que valía la pena vivir.
—Te irás —dijo, mientras abría los ojos y me miraba.
—Sí. Es hora de que vaya a casa—le dije.
Santana era mi hogar ahora. Tenía un hogar al que ir, y eso se sentía bien.
No, se sentía increíble.
—¿La chica?—preguntó.
Asentí.
—Su nombre es Santana —le dije.
Malcolm miró hacia la puerta.
—¿Está ahí fuera?
—Sí, pero no le caes bien. Ella, uh, no está segura si debería estar contigo. No te perdona por…—no terminé esa frase.
Malcolm entendió.
—Así que te ama —dijo Malcolm.
—Sí, me ama.
—¿Tú la amas?
—Más que la vida. Ella es mi hogar. Me curó. Reparó todo lo que estaba roto—le dije al hombre que jugó un papel en romperme.
Malcolm no dijo nada. Giró la cabeza y miró por la ventana.
—Ve a ser feliz, Brittany. Ve a vivir la vida que siempre te mereciste. Déjala amarte de la forma en que mereces ser amada.
Él no dijo que me amaba. Pero me dijo que me fuera. Por lo que me puse de pie e hice lo que me dijo.
Cuando salí por la puerta, los brazos de Santana se hallaban ahí, abrazándome cerca de su cuerpo duro y seguro.
—También eres mi hogar —dijo contra mi cabeza.
—Vamos a casa —le dije.
Santana deslizó los brazos por mis hombres y atravesamos la sala de espera donde los miembros de la iglesia se sentaban esperando para visitar a Malcolm.
Todos me miraron y luego a la morena sexy cuyo brazo se hallaba posesivamente envuelvo a mi alrededor. Les sonreí y me alejé.
Lejos de la vida que no quise y hacia la vida que tenía destinada.
Santana
Brittany dormía en mis brazos cuando comenzaron a golpear la puerta de su departamento.
Llegamos a casa tarde, y se encontraba exhausta.
Me deslicé fuera de la cama, me puse una polera ancha y los vaqueros, y me dirigí a la puerta antes de que molestaran a Brittany.
Emily se encontraba del otro lado de la puerta con Elaine y Matt Rutherford.
Fui a la escuela con Matt. Lo último que supe, jugaba fútbol en el estado de Oklahoma. El tipo era un monstruo en el campo.
—¿Qué es esto?—pregunté, frotándome el sueño de los ojos.
—¡Adentro!—ladró Emily, y entró pavoneándose.
Tenía la mirada de “no te metas conmigo” en el rostro. Elaine y Matt la siguieron, y la mirada de Matt encontró la mía.
—Tu hermana me asusta como el infierno, morena—murmuró mientras entraba al departamento.
Me las arreglé para sonreír y me giré para ver a Emily, quien lucía como si estuviera lista para golpear a quien sea que la interrumpiera.
—Llevé a Elaine al médico. Me cansé de que no fuera, por lo que le hice una cita y la llevé yo misma. Luchó un poco conmigo, pero luego decidió que estaba en sus mejores intereses hacer lo que le decía—dijo Emily, disparándole una mirada mordaz a Elaine, quien se tensó—Está embarazada, bien. Cuatro meses de embarazo para ser específica. Hace cuatro meses Elaine ni siquiera se encontraba en Sea Breeze. Fue a ver a su tía en Oklahoma. Era el receso de verano, ella y Matt se acostaron durante el receso de primavera y han estado hablando por teléfono. El problema era que el papá de Elaine es un campesino blanco racista. Elaine sabía que su papá nunca la dejaría salir con Matt. No le importaba que ya lo hubieran reclutado en la Liga Nacional de Fútbol. Era del color equivocado. Por lo tanto, Elaine huyó para pasar tiempo con él—se detuvo y miró a Matt
—Ahora tú dinos la protección que usaste con Elaine—le dijo a Matt.
El tipo ahogó un bostezo. Aparentemente, mi hermana también lo despertó.
—No lo hicimos. Elaine dijo que estaba limpia y en control de natalidad.
—¿Cuán seguido tuviste sexo con Elaine ese mes? —preguntó Emily.
—Joder, no lo sé. Un par de veces al día, todos los días. Ella es una maldita máquina—hizo una pausa y sonrió—Una máquina de follar—repitió, y se rio de su propia broma.
—¿Y por qué tú querías tirarle a Santana el hijo de Matt?—le preguntó Emily a Elaine, quien dejó salir un suspiro molesto y le disparó dagas a mi hermana.
—Porque amo a Santana —respondió.
—Respuesta equivocada. Intenta de nuevo —repitió Emily en un tono sarcástico.
—Porque mi papá no le molesta que salga con mujeres, pero si con una persona negra. Cuando pasó lo de Matt y veía a Santana en esos estados sabía que si inventaba cualquier historia, por absurda que fuera, sabía que me creería y que podía decir que era suyo y me creería.
Emily hizo un gesto hacia Matt.
—Odio tener que marcar lo obvio, pero cuando naciera el bebé, iba a ser obvio que no era de Santana. Él y Matt no tienen el mismo color de piel. Nosotras somos morenas, pero Matt lo es mucho más y se notaría. Además tenemos descendencia hispana, ¿cómo es que eso no le molestaría a tu papá racista?
Elaine lanzó las manos en el aire.
—¡No sabía qué hacer! Estaba desesperada. Empezaba a mostrarse, y mi papá lo notó. Demandó que le dijera de quién era el bebé. Me gritaba y me decía que era una zorra. No podía decirle que era de Matt. Me habría matado. Así que, le dije que era de Santana. Como dije no le molesta que salga con una mujer.
Mi alivio se convertía en ira mientras me daba cuenta de lo que casi me quita Elaine.
Que Brittany lidió con bombas cambia vidas sin tenerme para sostenerla por la mentira de Elaine.
Di un paso hacia ella, cuando Matt se puso frente a mí.
—Esa es la mamá de mi bebé,—dijo.
—San—llamó la dulce voz de Brittany, y me giré para verla de pie usando mi camiseta—Está bien. Está más que bien—dijo, una sonrisa iluminando su rostro. Lo escuchó todo. Tenía razón—Deja que se vayan—su mirada fue a Emily—Excepto Emily. Puedo preparar café si quiere quedarse.
—Ella también quiere irse—respondí sin mirar a mi hermana.
Le agradecía su ayuda al descifrar esto, pero quería la mañana a solas con Brittany.
—Maldición—dijo Matt, recordándome que había un hombre en la habitación.
—Regresa a la habitación—le dije, interponiéndome en su línea de visión.
Matt se rio.
—No te culpo para nada.
—Vete —dije, señalando la puerta.
Matt se veía más que feliz de irse, y Elaine se apresuró detrás de él. Me giré para mirar a Emily.
—Gracias.
Se estiró y me palmeó la mejilla como si tuviera diez.
—Para eso están las hermanas mayores. Para arreglar mierda—dijo con una sonrisa—Ahora, ve a ser feliz. Regresó, ¿no? Incluso cuando pensaba que ibas a ser la mamá del bebé de alguien más—señaló.
—Si huyo a las Vegas y consigo un aventón, me perdonarías por no tener una boda, ¿verdad?
—Huyes a las Vegas y te mato—dijo con una sonrisa, luego se giró y salió por la puerta—¡Adiós, Brittany!—gritó.
La cabeza de Brittany apareció por la esquina.
—¡Adiós! Volvería a decir que puedes quedarte si quieres, pero a ella no parece gustarle mucho la idea—dijo, sonriendo mientras me miraba.
—Puedo verlo. Las dejaré disfrutar su mañana—dijo, y nos dejó a solas.
Brittany salió de su escondite detrás de la puerta y caminó hacia mí.
—Me habría quedado a tu lado hasta el final. Pero me alegra que los únicos bebés que tendrás sean los míos.
Agarrándola y llevándola hasta el sofá mientras ella chillaba, me dejé caer con ella en mi regazo.
—Si no tienes ningún problema vamos a tener esos bebés mucho antes de lo planeado…, pero podemos practicar como hacerlos—le dije.
—Me gusta practicar—me aseguró, luego me besó la nariz—Te amo esta mañana.
—Te amo más esta mañana—respondí, luego deslicé las manos por la camiseta que la cubría—Tenía la intención de despertarte besando estas bellezas—le dije mientras sostenía sus pechos en mis manos.
—Odio haberme perdido eso, pero podemos regresar ahí y fingir que estamos dormidas—dijo con una sonrisita sexy.
—¿Puedes fingir que duermes desnuda? De esa forma puedo despertarte deslizando la lengua en esa pequeña hendidura caliente entre tus piernas.
Los ojos de Brittany flamearon, y se levantó de mi regazó contoneándose.
—¿A dónde vas?—pregunté, estirándome hacia ella para traerla de regreso.
Me esquivó y sonreí.
—De ninguna forma. Voy a fingir que estoy dormida—corrió hacia la habitación y luego me miró sobre su hombro—Desnuda—llamó.
Poniéndome de pie de un salto, la seguí, dándole el tiempo suficiente para desvestirse y meterse de nuevo en la cama.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
Amo a em....
A crear bebes yaaaaa!!!! Jajaja
Ya se alinearon los planetas...!!!
Nos vemos!!!
Amo a em....
A crear bebes yaaaaa!!!! Jajaja
Ya se alinearon los planetas...!!!
Nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
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