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[Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
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Isabella28
3:)
micky morales
monica.santander
23l1
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Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Como tenia que ser, ahora a vivir su relacion, y si Santana, a casarse!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:Hola morra....
Amo a em....
A crear bebes yaaaaa!!!! Jajaja
Ya se alinearon los planetas...!!!
Nos vemos!!!
Hola lu, ajajajaj toda una hermana mayor! ajjajaja. SI que si! osea xq no¿? ah¿? jajajaaj. Jajajaj xfin! ya era tiempo! jajajaja. Saludos =D
micky morales escribió:Como tenia que ser, ahora a vivir su relacion, y si Santana, a casarse!!!!!
Hola, si que si! SI!!! ya se lo merecen la vrdd! SI! ajajajaja osea q la guinda de la torta, no¿? jajaja SAludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Cap 25-Último
Capitulo 25 - Último
Dos Meses Después…
Brittany
Casi había terminado de escribir mi primera novela completa.
Era un romance. Y uno épico.
Me emocionaba la forma en que lo logré, e incluso si nadie más lo leyera, yo tendría que releerlo para recordar.
Porque era nuestra historia.
Era una historia sobre sanar, redención, pasión, perdón y amor.
Quería que lo editaran y al menos encuadernado antes de Navidad. La única persona que quería que lo leyera era Santana.
Nunca habría adivinado que la mujer hermosa que se quedó mirándome hacer piruetas en mi departamento con una sonrisa divertida sería el que me completaría.
Nuestra historia era hermosa, y tenerlo todo escrito en palabras significaba que era una historia que jamás sería olvidada.
Cuando pase el tiempo después de fallecidos, nuestros tátara-tátara nietos tendrán esta historia para leer y saber que provenían del amor.
Santana abrió la puerta y entró. Cerré la MacBook para que no pudiera espiar las palabras.
—Ponlo ahí—señalé el lugar que desocupé en nuestra sala de estar.
Santana levantó el pino de Virginia que escogimos juntos en la granja de árboles de Navidad, lo llevó a la esquina, y lo puso de pie.
Iba a ser mi primera Navidad verdadera.
Nunca me dieron un regalo de Navidad ni nunca decoré un árbol. Esas eran cosas que observé suceder en la casa en la que crecí, pero nunca me invitaron a participar.
—¿Cómo luce eso?—preguntó Santana, dando un paso atrás para observar su trabajo.
—Perfecto—le dije, lanzando los brazos alrededor de su cuello—Ahora tenemos que decorarlo—la emoción casi que era demasiado.
Siempre quise decorar un árbol.
—Amor, haré lo que sea que quieras que haga siempre y cuando te haga sonreír de esa forma—dijo, dándose la vuelta y besándome con firmeza en la boca.
—Bien. Porque vamos a decorar galletas esta noche, y eso me hará sonreír—le dije.
Sonrió con suficiencia.
—El glaseado y tú en el mostrador de la cocina. Sí, eso suena como mi tipo de diversión.
—El glaseado va en las galletas —le dije.
Asintió.
—Seguro que sí. Y luego va en tus pezones, y si te portas realmente bien, entre tus piernas—cuando se me atoró el aire, sonrió—Eso es lo que pensé. A mi chica le gusta jugar.
—Bien, jugaremos, pero solo si puedo poner glaseado en mi perforación favorita—dije.
Sus ojos se iluminaron, y tiró de mi mano, jalándome hacia la cocina.
—¿Qué haces? Tenemos un árbol que decorar—dije, riéndome mientras la seguía.
—No, amor. Vamos a buscar ese glaseado y voy a dejar que lo pongas en tu perforación favorita. Primero jugar, decoramos el árbol después.
—San—dije, se detuvo y me miró.
—¿Sí, cariño?
—Te amo.
Se abalanzó sobre mí, y sus ojos ardían mientras me miraba.
—Te amo más—susurró contra mis labios, luego me hizo olvidar las decoraciones y las galletas.
Me encontraba perdida en una mujer que fue hecha para mí.
Era un romance. Y uno épico.
Me emocionaba la forma en que lo logré, e incluso si nadie más lo leyera, yo tendría que releerlo para recordar.
Porque era nuestra historia.
Era una historia sobre sanar, redención, pasión, perdón y amor.
Quería que lo editaran y al menos encuadernado antes de Navidad. La única persona que quería que lo leyera era Santana.
Nunca habría adivinado que la mujer hermosa que se quedó mirándome hacer piruetas en mi departamento con una sonrisa divertida sería el que me completaría.
Nuestra historia era hermosa, y tenerlo todo escrito en palabras significaba que era una historia que jamás sería olvidada.
Cuando pase el tiempo después de fallecidos, nuestros tátara-tátara nietos tendrán esta historia para leer y saber que provenían del amor.
Santana abrió la puerta y entró. Cerré la MacBook para que no pudiera espiar las palabras.
—Ponlo ahí—señalé el lugar que desocupé en nuestra sala de estar.
Santana levantó el pino de Virginia que escogimos juntos en la granja de árboles de Navidad, lo llevó a la esquina, y lo puso de pie.
Iba a ser mi primera Navidad verdadera.
Nunca me dieron un regalo de Navidad ni nunca decoré un árbol. Esas eran cosas que observé suceder en la casa en la que crecí, pero nunca me invitaron a participar.
—¿Cómo luce eso?—preguntó Santana, dando un paso atrás para observar su trabajo.
—Perfecto—le dije, lanzando los brazos alrededor de su cuello—Ahora tenemos que decorarlo—la emoción casi que era demasiado.
Siempre quise decorar un árbol.
—Amor, haré lo que sea que quieras que haga siempre y cuando te haga sonreír de esa forma—dijo, dándose la vuelta y besándome con firmeza en la boca.
—Bien. Porque vamos a decorar galletas esta noche, y eso me hará sonreír—le dije.
Sonrió con suficiencia.
—El glaseado y tú en el mostrador de la cocina. Sí, eso suena como mi tipo de diversión.
—El glaseado va en las galletas —le dije.
Asintió.
—Seguro que sí. Y luego va en tus pezones, y si te portas realmente bien, entre tus piernas—cuando se me atoró el aire, sonrió—Eso es lo que pensé. A mi chica le gusta jugar.
—Bien, jugaremos, pero solo si puedo poner glaseado en mi perforación favorita—dije.
Sus ojos se iluminaron, y tiró de mi mano, jalándome hacia la cocina.
—¿Qué haces? Tenemos un árbol que decorar—dije, riéndome mientras la seguía.
—No, amor. Vamos a buscar ese glaseado y voy a dejar que lo pongas en tu perforación favorita. Primero jugar, decoramos el árbol después.
—San—dije, se detuvo y me miró.
—¿Sí, cariño?
—Te amo.
Se abalanzó sobre mí, y sus ojos ardían mientras me miraba.
—Te amo más—susurró contra mis labios, luego me hizo olvidar las decoraciones y las galletas.
Me encontraba perdida en una mujer que fue hecha para mí.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Brittany me da mucha penita por lo que me hicieron vivir y a la ves mucha alegria por lo que esta viviendo!!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Demasiado bueno, al fin Brittany esta conociendo todo aquello que le negaron!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Hola mora....
Para san... Tener a britt serca la palabra sexo va de la mano jajaja!!!
Ya navidad!!!???
Nos vemos!!!
Para san... Tener a britt serca la palabra sexo va de la mano jajaja!!!
Ya navidad!!!???
Nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
monica.santander escribió:Brittany me da mucha penita por lo que me hicieron vivir y a la ves mucha alegria por lo que esta viviendo!!!
Saludos
Hola, si que si, osea sufrió y hasta hace poco tmbn..., pero ahora todo mejoro! XFIN! ajajaj. Saludos =D
micky morales escribió:Demasiado bueno, al fin Brittany esta conociendo todo aquello que le negaron!!!!
Hola, si¿? eso es mas q bueno! son las brittana jajajaaja. Jajajaaj si!! q emocion!!! q siga siendo a´si noma! ajjaja. Saludos =D
3:) escribió:Hola mora....
Para san... Tener a britt serca la palabra sexo va de la mano jajaja!!!
Ya navidad!!!???
Nos vemos!!!
Hola lu, jajajajaj son la misma cosa. Eso parece... asi es como pasa el tiemp jajaajaj. SAludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Epílogo
Brittany
Tantos números… Tantas personas… Oh por Dios.
Me senté en mi escritorio, viendo la pantalla de mi Mac. No fui capaz de hacer mucho durante una hora.
Había tantos jodidos números.
No lo esperaba. Nunca en un millón de años había experimentado algo como esto.
Pero estaba ahí.
¿Era erróneo?
Agarrando el borde de mi escritorio, pestañeé varias veces y respiré hondo.
Cuando los números siguieron iguales, me pellizqué. Auch. Sí, estaba despierta, esto no era un sueño.
Había escuchado sonar mi teléfono, pero no podía responder. Mis ojos se hallaban completamente pegados a esos números.
Hablar ahora no era posible. Estaba sin palabras.
No sabía cuándo tiempo llevaba sentada aquí cuando la puerta de nuestro departamento se abrió y Santana entró frenéticamente, gritando mi nombre.
Escuchar su voz me sacudió de mi estado de shock, y levanté la mirada para ver a mi hermosa novia, con su cara pálida y pelo negro, y ojos oscuros, mirándome como si estuviera aterrorizada.
—Estás bien—suspiró—Mierda… Maldición, amor, me asustaste. Te he estado llamando por al menos una hora. Incluso hice que Puck se acercara y llamara a la puerta.
No escuché tocar a Puck, pero, de nuevo, solo me di cuenta que mi teléfono había sonado una vez.
—Ven aquí. Ven a ver —me las arreglé para decirle.
—¿Qué es eso?
Vino detrás de mí, apoyando las manos en mis hombros mientras presionó un beso en mi cabeza.
—Espera... ¿Esos son los números de las ventas de tus libros? —preguntó con temor en su voz.
—Sí…—asentí y luego dejé salir una risa—Yo... ¿Puedes creer esto?—le pregunté, volteándome para mirarla fijamente.
Me sonrió, tan orgullosa de mí, que mi corazón se sentía lleno.
—Demonios, sí. Lo creo. Estos estúpidos que te enviaron cartas de rechazo no sabían lo que hacían. Esto lo prueba. Eres brillante, bebé. Nunca lo dudé.
Pasé siete meses tratando de hallar un agente literario para mi novela. No lo logré. Después de diez rechazos, hice una búsqueda en línea y me enteré de la auto-publicación.
Llevó tres meses más conseguir un editor y tener el manuscrito listo, encontrar el artista para la portada, y construir una presencia en línea. Hace dos semanas di clic en publicar en las tres principales tiendas de libros electrónicos.
No dejé que Santana le dijera a nuestros amigos. Saber que mis palabras se hallaban expuestas para que las personas de afuera las leyeran me aterrorizaba.
Con los días, los blogueros empezaron a hacer reseñas. No había visto los números de las ventas porque tenía miedo.
—¿Puedes creer que en dos semanas, ocho mil personas han comprado mi libro? ¡Lo han leído!—estaba sorprendida.
—Bebé, es acerca de nosotras. Esa es una buena mierda—bromeó.
Sacudí la cabeza y me paré, poniendo mis manos en la cadera.
—San, eso... esos son veinticuatro mil dólares en dos semanas.
Incluso el decirlo en voz parecía una locura. Las personas no hacían ese tipo de dinero en dos semanas, menos los estudiantes universitarios.
—¿Qué? —preguntó lentamente.
No hablé acerca de los precios con ella, o de la cantidad de beneficios que recibía por libro.
Fue ahí cuando recibió el impacto.
—Veinticuatro mil, gano tres dólares por libro —le expliqué.
Los ojos de Santana se abrieron totalmente, y luego pasó algo. La emoción y orgullo que vi ahí se perdieron. Algo lo reemplazó antes de que ella girara y se alejara de mí.
—Eso es asombroso, amor, muy asombroso. Sabía que lo podías hacer, te lo mereces—dijo, mirándome finalmente—Tengo que regresar a clases, te veo esta noche—indicó, luego me besó en la boca antes de salir del apartamento que compartíamos.
¿Qué demonios fue lo que acababa de pasar?
Santana
Volver a clases no tenía sentido.
Mi cabeza era un desorden. Todo estaba jodido.
Esto solo era el principio para ella. Dos semanas, y ella ya había ganado lo que me tomó alrededor de seis meses.
Santa mierda.
Necesitaba hablar con mi hermana. No, ella no. Era muy cercana.
Necesitaba hablar con Hanna. Ella sería más racional que Emily.
El maldito anillo que he estado pagando por los últimos seis meses ya no lucía jodidamente impresionante.
Ocho mil dólares me patearon el trasero, pero iba a hacer el último pago de eso este viernes.
Planear como iba a proponerle matrimonio a Brittany había sido un calvario aún más largo.
Cambié el plan en mi cabeza ya diez veces.
Pensé que ya estaba segura de lo que quería hacer. Pero después de esto…
¿Podría?
Maldición. Esto estaba tan jodido.
Veinticuatro mil malditos dólares. Mierda, esto era una locura. Y se iba a poner peor.
Ella iba a llegar a hacer millones a este ritmo. Casi terminaba la segunda novela. Y entonces tendría dos libros ahí fuera haciendo esa cantidad de dinero.
Aparqué mi moto y llamé a Hanna.
—¿Qué pasa?—dijo a modo de saludo.
—¿Dónde estás? Necesito hablarte.
—Estoy en los condominios que está construyendo Finn. Iba a ir con él y Kitty a buscar algo para almorzar. ¿Quieres unírtenos?
Decirle a Hanna era una cosa. Era de la familia. Esta mierda no se comparte con las demás personas.
—No, solamente necesitaba hablar contigo. ¿Cómo a qué hora terminarías el almuerzo?
—Espera un segundo—dijo—F, tengo que reunirme con Santana, hablamos más tarde—luego, a mí—Voy camino a mi casa, encuéntrame ahí en cinco minutos.
Deslicé el teléfono en mi bolsillo y regresé con mi Harley a la calle para llegar a la casa de mi hermana.
Para cuando llegué, el auto de Hanna ya se hallaba aparcado fuera y ella estaba recostada en contra de este con los brazos cruzados sobre el pecho, observándome.
Casi nunca venía a verla por mis asuntos; usualmente me daba consejos que yo no quería.
La verdad era que Hanna podría ser unos cuantos años mayor, pero se convirtió en un lugar seguro para mí cuando yo era una niña asustada.
Cuando ella entró en nuestras vidas, yo tenía catorce años y trataba de mantener a mi hermana viva. Entonces Hanna Marin había intervenido y nos salvó a las dos.
Ella era mi familia.
Estacioné mi motocicleta al lado de su auto y caminé hacia ella.
—Parece algo serio —dijo, estudiándome de cerca.
—Lo es. Eso creo. Maldición, no lo sé.
Esto era tan confuso.
—Vamos a escuchar de qué se trata.
Vine aquí para contarle mi problema y que me diera un consejo. Retroceder ahora era un movimiento estúpido. Con un suspiro frustrado, miré a la mujer que consideraba mi hermana.
—No puedo proponerle matrimonio a Britt. Ahora no se vería bien—dije.
Eso no había sido exactamente la forma en que quería decirlo, pero así fue cómo me salió.
Mi mayor miedo. Lo único que me perseguía y me volvía loca.
Hanna frunció el ceño.
—¿Te refieres a después de gastar todo ese dinero en un anillo y trabajar esas horas extras con Finn para hacer dinero extra? ¿Qué demonios pasó?
—Ella… publicó su libro. No quiso que le diga a nadie de ustedes. Lo hizo hace dos semanas —le expliqué.
Sonrió.
—Eso es asombroso. ¿Por qué ella no quería que nos lo dijeras?
—Porque estaba nerviosa, asustada. Demonios, no lo sé. Solamente no dije nada, pero está yendo mejor de lo que esperaba. Mucho mejor. Como, cinco cifras en dos malditas semanas.
Hanna soltó una fuerte risa.
—De ninguna maldita manera. Es genial. ¿Cuál es el problema? Apuesto a que está emocionada.
Ella aún no lo entendía.
Frustrada, pasé la mano por mi pelo y gruñí.
—Sí, es genial. Está emocionada, y yo estoy feliz por ella, no me malinterpretes. Estoy tan malditamente orgullosa, pero… pero ahora que genera ese tipo de dinero, no puedo ir a proponerle casamiento. Va a parecer que ahora que gana buen dinero, la quiero enganchar conmigo.
Frunció el ceño.
—Esa no es la verdad. Has estado trabajando mucho para darle un anillo que es más grande lo que espera Brittany.
—Mal momento —dije.
Finalmente lo entendió.
—Mierda.
—¿Qué hago? —le pregunté.
Suspiró y se encogió de hombros.
—No lo sé, amiga. Nunca me he tenido que preocupar de eso con Emily; que piense que quiero estar con ella por dinero. Tal vez esto no es algo permanente, y no habrá esa cantidad de dinero en el futuro. ¿Cuándo esté ganando menos, te sentirías mejor para proponerle matrimonio?
—Odio tener que esperar. Quiero mi anillo en su dedo. Es solo que me mata por dentro la idea de que piense que quiero casarme por algo más que no sea ella. Me preocupa que la duda exista en el fondo de su mente. Quiero pedirle que se case conmigo, pero cuando lo haga, quiero que entienda que ella es mi maldito universo. Me parecería bien estar con ella en una caja de cartón mientras esté conmigo. Solo necesito que sea feliz. Ahora todo ese jodido dinero…—quería gritar por la frustración.
—Espera. Dale a esto una semana o un poco más. Tal vez un mes, si te preocupa el dinero. Siendo honesta, no creo que Brittany piense que le propones casamiento por que ahora tiene éxito con ese libro. Cuando vea ese diamante que le compraste, sabrá que has estado trabajando un tiempo por eso.
—O, puede pensar que lo compré en crédito, planeando pagarlo todo, una vez que ya esté casada con una mujer adinerada—gruñí.
Maldito dinero. Tenía que venir a complicar todo.
Nunca pensé que haría mi vida tan complicada.
Mi chica escribió una novela; fue tras su sueño y lo logró. En vez de celebrarlo, me quejaba al respecto.
¿Qué tan jodido era esto?
Ella se merecía esto. Necesitaba tranquilizarme. A la larga estaría correcto.
Solamente debía esperar.
Brittany
La extraña reacción y la partida de Santana, me molestó tanto que no podía concentrarme.
Cerré mi computadora y limpié el apartamento, luego fui por unas golosinas para tratar de olvidar su extraño comportamiento.
Alrededor de las cuatro, Santana regresó a la casa, con su usual y encantadora sonrisa y me jaló hacia sus brazos para besarme. Se las arregló para poder borrar todas mis preocupaciones con un beso posesivo.
Nos limpiamos mutuamente en la ducha —varias veces— antes de alistarnos para ir al concierto de Jackdown en Live Bay.
—No olvides que tienes que cantar esta noche—gritó Mike mientras se iba por la entrada trasera, dejándonos a mí y a Santana solas.
Era un ritual ahora.
A veces todos nos dejaban solas para que pudiéramos besarnos. Y otras veces como que solo… lo hacíamos.
Dependía de lo que necesitaba Santana.
—¡Jódete! —gritó Santana, molesta.
Agarré su cara y la moví para que pudiera verme.
—Sé una buena chica.
Me dio una sonrisa malvada.
—Eso no es divertido, amor—dijo deslizando una mano entre mis piernas—Las chicas buenas no hacen eso.
Su dedo ingresó dentro de mí. Ya me encontraba mojada cuando Santana estaba cerca.
Su cara, y la manera en que su boca se movía al hablar, simplemente… me hacía estar excitada la mayor parte del tiempo.
—¿No?—jadeé, tratando de seguirle la corriente mientras ella encontraba el lugar dentro de mí que siempre me enviaba en un espiral del olvido.
—Ajá. No tienen ni la menor idea—susurró contra mi oído, luego mordió el lóbulo antes de besar mi cuello.
Me agarré de sus hombros mientras me llevaba al clímax.
Cuando ya me tranquilicé, ella sacó su dedo y lo llevó hacia su boca para chuparlo.
Riendo, sacudí la cabeza.
—Eres una chica muy mala. Tengo suerte de que seas mi chica mala.
Se acercó a mí e inclinó la cabeza hacia un lado mientras una sonrisa torcida apareció en su rostro.
—¿Te gusta esta chica mala, amor?—me preguntó, pasando su dedo húmedo, el cual olía a mí, por el lado de mi cara.
—Está bien—bromeé, sabiendo que lo que en realidad quería era que le dijera que la amaba.
Me hizo un mohín y esos labios gruesos hicieron que mi corazón se acelere.
—Eso no fue agradable. Estoy obsesionada con tu dulce coño, y Dios sabe que te amo. Más te vale que sea más que un “está bien”.
Me acerqué y pasé mi pulgar por sus labios gruesos.
—Sabes que te amo. Grité lo mucho que te amaba hace unos momentos en la ducha. Lo grité tan alto que nuestros vecinos golpearon la pared para callarme.
La risa malvada que vibró en su pecho era deliciosa.
—Cuando mi cabeza está entre tus piernas, follándote con mi lengua, no cuenta. Por supuesto que me quieres en ese momento.
Mejoré en no sonrojarme cuando Santana hablaba sucio, pero a veces todavía no podía evitarlo. Como cuando decía lo mucho que la amaba mientras ella me besaba ahí.
—Te amo, Santana López. Te amo tanto—le aseguré.
Cerró los ojos y metió mi pulgar en su boca y lo mordió gentilmente.
—Eso es lo que necesitaba escuchar—dijo, luego abrió sus ojos y pasó su brazo alrededor de mi cintura—Vamos a hacer esto.
Caminamos a la entrada trasera, y Mike sacudió la cabeza hacia nosotras como si fuéramos unas chicas sucias. No era como si Mike no tuviera sexo con las chicas detrás del escenario. Justo hace una semana lo encontré follando a una chica en contra de la pared en el camerino. Vi un destello de su trasero y los pechos de ella antes de que cerrara la puerta de golpe con horror.
Santana se enojó porque vi el trasero de Mike, y perdió el control contra todo el mundo, gritando que no se permitía tener sexo entre bastidores. Ellos señalaron que nosotras follábamos detrás del escenario, así que lo enmendó con un: “Cierren con llave la maldita puerta”.
Había dejado de pensar que Santana, eventualmente, me querría afuera con el público.
Quería que esté en cualquier lado pero detrás del escenario, así ella podía verme. Por qué si veía que una persona en la audiencia se acercaba a mí, se pondría como loca, saltaría del escenario, y terminaría en la cárcel.
Así que para ayudar a mi mujer y su temperamento, me quedaba aquí atrás con ella. Cantaba y me miraba la mayor parte del tiempo, pero nadie parecía notarlo o importarle.
Las chicas todavía seguían arrojándole sus bragas. Gritaban que querían tener sus bebes y acostarse con ella. Podía oír todo desde aquí, pero ya no me importaba.
A ella no le importaba lo que decían. Ni una vez pareció tentado hacia ellas.
Cuando conocí a Santana, compartía su departamento con Puck encima del mío. Ahora, yo compartía ese departamento con él y Puck vivía abajo, en mi antiguo departamento.
La banda se convirtió en mi familia. Al igual que Emily y Hanna, y sus niños.
Yo no había tenido una familia verdadera, así que tener a estas personas en mi vida, que me amaban, era lo más maravilloso del mundo.
Hallé mi esquina especial y me senté en la silla que Santana siempre tenía para mí. Me guiñó, pronto estaría todo sudada en el escenario y su pelo sería aún más desordenado de lo que ya estaba.
No era de extrañar que le dejara llevarme de regreso al camerino durante el receso para estar conmigo. Solo escucharlo era suficiente para excitarme, pero ver la manera que se movía en el escenario hacían un charco de mí.
Me encontraba siempre lista para pasar mis manos por su cuerpo resbaladizo.
—¿Eres la novia de Santana?
Alcé la vista a la morena de rasgos asiáticos, que me hizo recordar a la actriz de una pelicula. Su pelo era largo, negro y curveado en las puntas. No tenía maquillaje, lo que era extraño para las groupies. Ellas normalmente estaban llenas de maquillaje. Por supuesto, esta chica no lo necesitaba.
Comencé a imaginarla como la heroína de mi novela.
—¿Brittany, cierto?—dijo, sacándome de mis pensamientos.
—Mmm, sí —asentí, confundida de cómo logró llegar hasta aquí.
Me sonrió genuinamente.
—Soy Tina, la prima de Puck. Vine de visita porque mi mamá quiere que me vuelva unida a Puck y vaya al Sur de Alabama para la universidad. Sin embargo, no creo que este emocionado por eso—dijo, mordiéndose el labio con nervios—Pero él dijo que ibas a estar aquí atrás, y que eras amable.
Él tampoco tenía ningún parecido con esta chica, que era un año o dos más joven que yo. Su acento era diferente. Tenía un tono que no lograba reconocer.
—¿Dónde vives? —le pregunté cuando ella puso una silla a mi lado.
—En un pueblito de Texas del que nunca has escuchado—sonrió de nuevo. Ella me recordaba a una muñeca—Se llama Berryville. Si me voy la población pasará de novecientos noventa y nueve a novecientos noventa y ocho. No sé cómo sobrevivirán—había un tono de broma en su voz.
Me agradaba.
—Vaya. Sí, quizá deberías volver a pensar sobre irte —le respondí.
Sonrió y luego levantó las piernas en el asiento.
—Puck dijo que vives con Santana, y eres muy importante. No voy a decir o hacer algo que pueda ofenderte. Pero voy a admitir que me siento un poco nerviosa. Santana parece aterradora.
Levanté la vista para ver a Santana mirándonos con el ceño fruncido. Se pasaría por aquí en un minuto.
Esto iba a molestarla.
—¿Me está frunciendo el ceño? ¿Debería moverme?—me preguntó en un tono de voz bajo.
Negué con la cabeza.
—No, estarás bien. Lo juro. Santana solamente es intensa. Cuando se entere de que eres la prima de Puck y no una grupie tratando de enojarme, se relajará.
En ese momento, Puck se acercó a Santana, le agarró el hombro, y le dijo algo al oído. Santana asintió, y luego me miró para tranquilizarme.
Le devolví un pulgar hacia arriba. Se relajó y volvió a calentar y a revisar el sonido.
—¿Eso significa que puedo quedarme? —preguntó.
Riendo, asentí.
Santana
La chica al lado de Brittany lucía joven e inocente.
Puck dijo que era su prima que vino de visita desde Texas. Me juró que no era nada parecida a él, y que ella y Brittany se llevarían bien.
Hasta el momento, Brittany se encontraba bien. Aunque la chica continuaba platicando con ella y manteniendo su atención lejos de mí.
No me gustaba eso. Quería toda su atención.
Sí, era un egoísta, pero a la mierda.
Durante nuestro primer descanso, llegué al lado de Brittany antes de que se levantara.
—Ven aquí, amor—dije jalándola a mis brazos.
Estaba sudada, pero ella nunca retrocedió ni actuó como si le molestara. Se acercó ansiosa.
Me encantaba eso.
—Santana, ella es Tina. Tina, ella es Santana—dijo Brittany, presentándonos.
—Encantada de conocerte, Tina. Pero tengo que llevar a mi chica por un momento, ¿sí?—enganché mi brazo alrededor de su cuello y la llevé detrás del escenario, lejos de Tina y su boca habladora.
—¿Qué fue eso? —me preguntó Brittany, mirándome fijamente.
No encontré su mirada; ocultaba mi comportamiento egoísta lo mejor que pude. Ella estaba malditamente cerca de la perfección y me amaba; a esta jodida idiota.
Tenía que ocultar mis peores rasgos lo mejor que podía.
—¿Santana López, estás celosa de… la prima de Puck?—la diversión en su voz era obvia.
No le respondí.
—¡Oh por Dios, lo estás! Santana, ¿en serio? No voy por ahí para nada. Te lo garantizo. Es una chica muy hermosa, pero estoy enamorada de ti.
Incliné la cabeza y besé su sien.
—Sí, así es.
Se río y apoyo la cabeza en mi pecho sudado.
—¿Qué es lo que voy a hacer contigo? Solamente te pones peor.
—Quedarte conmigo. Eso es lo que tienes que hacer conmigo.
Deslizó una mano por mi pecho y la puso sobre mi corazón.
—Sí, sin duda me voy a quedar contigo.
Eso me hizo sentir mejor.
—No estaba celosa de ella. Simplemente no me gustó que hablara tanto. Me gusta que me mires.
Asintió.
—Lo entiendo. Y lo sé, pero trataba de no ser grosera.
Me lo imaginé. Brittany no quería ser mala con nadie. Era dulce, amable y mía.
—Podemos salir a ver a Emily. La vi entrar con Marley hace unos minutos. O podemos ir al camerino a follar.
Se rió en voz alta, y mi pecho se apretó ante el sonido.
—No lo sé, San… ¿qué quieres hacer tú?
La volteé hacia el camerino.
—Contigo, amor, esa respuesta siempre será hacer el amor. Estoy obsesionada con tu coño, ¿recuerdas?
Tembló en mis brazos; abrí el camerino y les grité a los chicos que salieran antes de cerrar la puerta y bloquearla detrás de ellos.
—Súbete esa falda—gruñí mientras me acercaba hasta que estuvo presionada contra la pared.
Por supuesto, eso fue exactamente lo que hizo.
Brittany
—¿Conoces bien a Mike?—me preguntó Tina.
Mantuve los ojos en Santana, así ella estaría feliz. Era como una niña malcriada.
Era adorable.
—Sí, la conozco bastante bien. Es el mejor amigo de Santana.
Tina no dijo nada durante unos minutos, y estuve tentada a mirarla. Hizo una pregunta al azar y luego terminó la conversación.
—Es muy talentoso. En realidad no esperaba eso, teniendo en cuenta lo que vi de él hasta ahora. Es decir, no fue mi intención decir que era tonto ni nada… es solo que me fijé en él… o, bueno, tuve que fijarme en él porque pasó por casa de Puck con algunas chicas, y no se veía sobrio, no lo creo. Puck me envió a mi habitación y discutió con Mike, y las chicas se fueron. Salí de la habitación pensando que Mike también se había ido, pero no fue así. Se encontraba ahí, bebiendo una cerveza. Se disculpó por las chicas casi desnudas que trajo con él, luego me dijo que era una “bloquea-pollas”. Puck le dio una palmada en la nuca, y bueno, me puse nerviosa, así que volví a mi habitación. Entonces… él no parecía tan inteligente, o tal vez no parecía tan dedicado a cosas serias como ser músico. Pero ha sido muy bueno y agradable esta noche. No ha hablado conmigo, pero lo he visto con todos los demás. Parece mucho más inteligente… de lo que pensé al principio. Eso tampoco sonó bien. Lo que quería decir es que es muy guapo y me alegra saber que tiene un cerebro en la cabeza. Es una pena cuando los hombres tan guapos como él resultan ser tontos. Ahora me voy a callar.
Eso fue tan largo como un discurso.
Tina logró conseguir mi completa atención con sus largas divagaciones sobre Mike. De todo lo que dijo, hubieron dos cosas que se destacaron mayormente: primero, que Mike la ignoró toda la noche, y segundo, que pensaba que él era guapo.
Eso era muy interesante.
Mike era un buen tipo, y si conoció a Tina antes, incluso borracho, no podía imaginar que estuviera ignorándola.
Nunca haría eso.
La estudié por un momento, y el rubor en sus mejillas me dijo que se sentía avergonzada por su arrebato de información.
¿Acaso tenía un enamoramiento por Mike?
Seguramente no.
Él no solo era demasiado viejo, sino que ella era la prima de Puck. Esto terminaría muy mal.
A menos, por supuesto, que Mike la ignorara para evitar la atracción que sentía por ella. Era posible que se enamorara de una chica y cambiara sus costumbres.
Él era una apuesta más factible que Santana antes de que yo llegara.
—Mike está en la escuela de leyes. Es brillante, y sí, es muy talentoso. Pero aprenderás, si te quedas cerca de estos chicos, que los músicos son un poco extraños. Viven la vida a su manera. En cuanto a ignorarte, no le daría mucha importancia a eso. Simplemente se enfoca cuando se encuentran en el escenario. Tiene esa fachada, donde coquetea con las fanáticas y atrae a la multitud. Es lo que hacen.
Tina se puso muy pensativa por un momento, luego asintió.
—Está bien. Sí. Eso tiene sentido. Gracias, Brittany.
Asentí y volví a girarme hacia Santana, que esperaba que la mirara. Sonreí y le lancé un beso. Lo atrapó y lo presionó contra sus labios, luego me guiñó un ojo.
Me podía imaginar a las mujeres desmayándose en la audiencia en este momento.
Yo era una chica muy afortunada.
Santana
Dos semanas más tarde, Brittany vendió un total mensual de veinte mil libros.
Tenía un anillo de diamantes escondido debajo de la cama.
Todos los planes para proponérselo se encontraban en espera.
¡JODER!
Brittany
Tecleé la última palabra de mi segunda novela y dejé caer las manos sobre mi regazo.
Era extraordinaria la sensación de logro y satisfacción que vino con saber que había escrito dos novelas completas.
Todavía faltaban las ediciones y correcciones, pero la historia se hallaba completa. Dentro de un mes podría cargarlo y hacer clic en “publicar” de nuevo.
El poder que vino con eso me sorprendió.
No esperaba este sentimiento de triunfo. Varias veces en el último mes, pensé en llamar al señor Williams. También conocido como el hombre que ayudó a darme la vida.
Sin embargo, no estaba segura de lo que diría.
Él me crio, en el sentido más ambiguo de la palabra. La señora Williams, su esposa, que no era mi madre, hizo la mayor parte de la crianza. La disciplina y el abuso emocional; el señor Williams solo dio un paso atrás y dejó que ocurriera.
Intervino cuando creía que necesitaba hacerlo.
Dado que no supe que era mi papá hasta el año pasado, no había ninguna conexión ni amor ahí.
No me encontré deseando vincularme con él. Para mí, parecía un anciano vacío que confiaba en el púlpito en que se encontraba cada domingo y le contaba a la gente lo que Jesús quería que hicieran.
Dejé de escuchar eso hace mucho tiempo.
En mi opinión, Jesús no quería que los padres abandonaran a sus hijos y los dejaran crecer en un hogar sin amor ni afecto. Por lo que él fracasó miserablemente ahí.
No me encontraba dispuesta a perdonar eso.
Parecía inútil llamarlo y contarle sobre mi libro. Y no lo aprobaría si lo leyera. Cambié algunas partes por hechos de ficción, pero aun así se basaba en la vida en la que me dejó crecer.
Si alguien se daría cuenta, sería él.
Alejé al señor Williams de mi mente. Un día tal vez lo llamaría; o tal vez no. Él no hizo ningún esfuerzo por contactarme. Y ahora tenía una familia, y amigos.
Tenía el amor que él me negó.
Levantándome, estiré la espalda, ya que estuve sentada todo el día en mi escritorio y fui a prepararme un vaso de té dulce.
Antes de que pudiera llegar a la cocina, hubo un golpe en la puerta. La abrí para revelar a Mike, que parecía no haber dormido en días.
—Mike… ¿te encuentras bien?—pregunté, preocupada de que pudiera estar enfermo.
Se veía débil.
—No. Dios, no—dijo, pasándose la mano por el pelo, luego maldijo—Lo jodí, Brittany, y sé que Santana no está aquí, pero necesito un consejo. O cualquier persona en este momento en quien pueda confiar y que no sea un idiota. Entonces podría necesitar que me encierres en una habitación y me protejas.
Eso no sonaba bien.
—Entra. Justo iba a tomar un poco de té. ¿Te gustaría un poco?—le pregunté.
Sacudió la cabeza.
—No, pero cierra esa puerta. Bloquéala, también. Por si acaso.
—Empiezas a asustarme, Mike.
Entró, se dejó caer en el sofá y hundió la cabeza en sus manos.
—Él no te matará. Solo a mí. Va a matarme, y lo merezco. Pero ella es tan…y su cabello… y huele… ¡MIERDA! ¿Qué hice? Juro por Dios que nunca volveré a beber.
Me senté en la silla frente a él.
—Ve más despacio. Comencemos por quién va a matarte.
Mike mantuvo la cabeza gacha.
—Puck.
Oh, no.
—Mike… ¿qué hiciste? ¿Acaso tú, uh… tocaste a Tina?
Me llamó la atención el hecho de que estuviera ignorando a Tina en los conciertos durante una semana y media, y después hace dos noches, no dejara de mirarla y luego apartara la vista.
Pero decidí que era inofensivo.
—Ella era… virgen —soltó.
¿Lo era?
Oh, no.
Oh no, oh no, oh no…
—Mike, dime que estaba dispuesta, por favor…
Dejó caer la cabeza hasta su regazo y gimió.
—Dios, sí que estaba dispuesta. No soy un maldito violador. Pero se hallaba tan jodidamente dispuesta por todo lo que hice que me perdí las señales. Hasta que estuve en su interior, siendo exprimido hasta la muerte por su coño apretado.
—¡DEMASIADA INFORMACIÓN, Mike! —lo detuve.
Levantó la cabeza y frunció el ceño.
—Sí. Lo siento, lo fue. Pero no lo sabía, Brittany. De verdad no lo sabía. Estaba bebiendo, y Puck se desmayó. Ella se levantó, tenía todo el pelo desordenado y no llevaba sujetador. Luego me sonrió, con este lindo y sexy aspecto, y tiene hoyuelos tan jodidamente profundos, ¡DIOS! Solo soy un hombre, Brittany. Soy un hijo de puta que se folló a la prima virgen de su amigo.
De verdad se hallaba en problemas.
Puck iba a matarlo, o él iba a ir a la cárcel.
—¿Cuántos años tiene? ¿Supiste su edad primero?—pregunté, lista para ir a ocultarlo si tenía que hacerlo.
—Tendrá diecinueve el próximo mes. Es legal. Ya le pregunté a Puck su edad antes de que las cosas fueran extrañas con nosotros. Eso también es su culpa, porque tiene ese pelo, huele bien, me sonríe y me mira. Cuando la veo mirándome fijamente, no aparta la vista, solo me sonríe con esos hoyuelos. ¿Ya mencioné su pelo?
Contuve una sonrisa.
—Sí, mencionaste su pelo varias veces.
Mike se levantó y volvió a tirarse el pelo con ambas manos.
—¡ESTOY TAN JODIDO!
—¿Dónde está ella ahora? Quiero decir, ¿tomaste su virginidad y huiste, o te encargaste de ella, la limpiaste y hablaron al respecto?
Mike dejó caer las manos a sus costados y echó la cabeza hacia atrás en tanto miraba el techo como si tuviera respuestas para él.
—Nosotros… ya sabes… ambos, uh… terminamos. Y luego la limpié. Ella era todo sonrisas con hoyuelos, y yo me sentía tan molesto. Pero los hoyuelos jodían con mi cabeza. Dijo cosas como que fue maravilloso y como siempre lo había soñado. Luego preguntó si podía decirle a Puck que éramos pareja—me miró fijamente con los ojos abiertos—¡Pareja, Brittany! Pensó que porque follamos éramos pareja.
Uh-oh. Esto no sonaba bien.
¿Qué había hecho?
Esta vez se dejó caer sobre la mesita de café y apoyó los codos en las rodillas mientras su cabeza colgaba en lo que solo podía describirse como vergüenza.
—Le dije que debió decirme que era virgen. Que nunca habría dormido con ella. Le eché la culpa a beber demasiado whisky, y luego le dije que había demasiadas cosas en mi vida para estar en alguna relación. Que follaba a las chicas, no salía con ellas… luego me fui.
Oh, Mike.
¿Cómo pudiste?
—¿Y qué hiciste cuando la dejaste?
—Vine directamente aquí. Necesitaba un lugar seguro para esconderme antes de que se lo contara a Puck.
Él tenía razón. Y Santana debía llegar a casa. No estaba segura de que pudiera evitar que destruyeran el lugar sin Santana aquí para controlarlos.
Pobre Tina.
Santana
Abrí la puerta del departamento de un golpe y entré, lista para golpear algunas cabezas.
Encontré a Mike paseándose delante de la ventana y a Brittany sentada en el sillón con las piernas por debajo de ella, mirándolo con un ceño fruncido preocupado.
Ella me envió un mensaje diciéndome que Mike se acostó con Tina y que Puck iba a matarlo.
[color:9230=#009933Ven a casa, por favor. Mike está aquí.
Le dije a Finn que tenía que irme de inmediato. Me preguntó si se trataba de una emergencia y si necesitaba respaldo. Le dije que no sabía bien, pero que le avisaría si lo necesitaba.
—Te ves como una mierda—le dije a Mike mientras me acercaba a Brittany.
—No sabía que era virgen. Ella coqueteaba y me provocó. Y tiene este pelo—se detuvo y maldijo.
—Él tiene una obsesión por su pelo. Lo ha mencionado mucho—me susurró Brittany.
Deslicé la mano por debajo del pelo de mi chica y ahuequé su cuello.
—¿Ella es lo suficientemente mayor? —pregunté con disgusto.
Mike me fulminó con la mirada.
—¡Sí! Es tan mayor como Brittany cuando tú te enganchaste con ella.
—Estaba enamorada de Brittany —espeté.
—¡Al principio, no! Te obsesionaste con ella. Solo era una de tus locas adicciones. El amor vino después.
Tenía razón, pero me molestó escucharlo descargar mis sentimientos por ella.
—Cuidado. En este momento soy lo único que se interpone entre tú y Puck.
Suspiró y parecía arrepentido.
—Sí, lo sé. Soy un desastre. No puedo creer lo que hice. Es ese maldito cabello… y los hoyuelos.
Al parecer, Brittany tenía razón. Realmente le gustaba el pelo de la chica.
—¿Ella se enojó contigo y dijo que se lo contaría a Puck? Quiero decir, ¿se va a enterar siquiera?
Brittany echó la cabeza hacia atrás.
—Ella pensó que eso los hacía una pareja. Él dijo que solo follaba, que no tenía relaciones. Luego la dejó.
Auch. Él recibiría un puñetazo justo en la cara.
—No puedes quedarte aquí en nuestro departamento. Sin embargo, me aseguraré de que llegues a tu casa sano y salvo. Entonces esperaremos. Tal vez la chica no planea contárselo. No la conoces lo suficiente como para saber si lo hará. Permanece con vida hasta nuestro concierto de mañana por la noche.
Mike miró con ansiedad hacia la puerta que solía ser su dormitorio.
—Me quedaré en esa habitación. No saldré ni las molestaré.
Negué con la cabeza, fui a la puerta y la abrí para que pudiera salir.
—No te quedarás aquí. Ya basta. Vamos —dije, señalando la salida.
Mike volvió a mirar por la ventana. Esperaba que Puck apareciera.
—Aprovecha que no hay moros en la costa, vas a tener que correr —le recordé.
—Bien —espetó, y finalmente salió corriendo de mi departamento.
Brittany
Antes de mudarme con Santana, nunca hice mi cama.
Fue mi único acto de rebelión después de que me obligaran a hacer mi cama mientras crecía en esa casa estricta.
Si no lo hacía bien, me ataban con un cinturón. Así que hacer la cama no era algo por lo que me preocupaba ahora.
Sin embargo, a Santana le gustaba una cama hecha. Durante mucho tiempo lo hacía por las tardes cuando llegaba a casa. Nunca se quejó ni lo mencionó.
Solo lo hacía. Le gustaba la cama arreglada.
Después de verla hacer esto por un tiempo, decidí que yo podría hacerlo cada mañana.
Ella no era exigente en el sentido de que la sábana estuviera metida en los bordes o si el edredón se hallaba perfectamente estirado.
Simplemente le gustaba que estuviera ordenada.
La primera vez que lo hice, la sonrisa en su rostro, cuando entró en la habitación, hizo que valiera la pena.
Ahora lo hacía solo para ver esa sonrisa.
Le gustaba que lo hiciera por ella. Porque sabía que era algo que antes odiaba.
Esta mañana no tuve clases. En su lugar, me dispuse a hacer una limpieza profunda.
Todavía esperaba que Mike pidiera ayuda. Hasta el momento, Puck no aparecía ni mencionaba nada. No creía que Tina planeara contárselo.
Poniéndome de rodillas, saqué las bragas y los calcetines que se encontraban debajo de la cama. La mayoría de las veces tirábamos la ropa mientras nos atacábamos, así que las cosas desaparecían y terminaban por todo el lugar.
Mi sujetador favorito se perdió durante un mes porque fue a parar detrás de la cómoda.
Pensé en buscar toda la ropa perdida, luego sacudir y pasar la aspiradora. Había varias cajas bajo la cama. Eran de Santana, y nunca le pregunté sobre ellas. Era en su mayoría CDs, por lo que podía notar, y artículos de recuerdo.
Me agaché para enderezarlas y revisar por si alguna cosa quedó entre ellas y la pared.
Mis dedos rozaron una cajita de terciopelo. Confundida, envolví la mano a su alrededor y la saqué lentamente.
Sabía lo que había dentro de las cajitas de terciopelo, pero Santana no me mencionó el matrimonio. A pesar de que era todo en lo que podía pensar durante las últimas bodas que asistí.
Amaba a Santana, y quería estar con ella para siempre, pero no parecía estar lista para dar ese paso.
Me sentía feliz con vivir juntas.
La cajita era negra. La sostuve en mi mano mientras me encontraba sobre mi estómago junto a la cama. Casi tenía miedo de abrirla.
¿Y si hubiera algo ahí que no tenía que ver?
¿Y si este fuera un anillo de su pasado?
¿Le había dado un anillo a Sugar?
No.
No me pondría celosa por esto.
No saltaría a conclusiones.
Pero había polvo en la caja. No mucho, pero aun así, había un poco.
Las cosas bajo la cama se ponían polvorientas rápidamente. Después de esa pequeña charla, abrí la caja.
Ubicado en medio del satén había un enorme anillo de diamantes. De todas las cosas que esperaba ver, esto no era lo que imaginé.
Este anillo era caro. Y muy real. El interior de la caja tenía el nombre de la joyería con tinta negra sobre el satén blanco.
Echando un vistazo por encima del hombro para asegurarme de que Santana no hubiera llegado a casa, decidí que iba a probármelo. Me senté en el suelo y tomé suavemente el anillo como si pudiera romperse. Entonces lo deslicé con delicadeza en mi dedo anular.
Encajaba perfecto.
Moví la mano de un lado a otro para ver las luces reflejando la piedra.
¿Por qué tenía esto?
¿Lo guardaba para mí?
Si así fuera, se podría pensar que ella hubiera mencionado el matrimonio, o al menos lo habría insinuado. Pero en el último mes no dijo nada.
De hecho, cuando le pregunté que creía que debería hacer con el dinero que gané y donde debería depositarlo, sugirió que fuera a hablar con el gerente del banco y que le pidiera información al respecto.
No se ofreció a ir conmigo. Ni siquiera volvió a sacar el tema.
Eso no sonaba como una mujer que estaba a punto de proponer matrimonio.
Agarré la caja de nuevo y estudié el polvo sobre ella. No parecía que lo hubiera comprado y puesto bajo la cama recientemente. Cuanto más la observaba, más comprendía que se encontraba aquí desde hace un tiempo.
Era una tontería pretender que lo dejó ahí abajo para mí.
No era mío.
Salió con la misma facilidad que me lo puse, y luego lo volví a colocar en la caja tal como lo encontré. Con un triste suspiro, me recosté sobre mi estómago y volví a colocar la caja en su escondite.
Ya no me sentía de ánimo para limpiar.
Santana
Algo andaba mal con Brittany.
Le pregunté si se sentía bien, y ella forzó una sonrisa, luego me aseguró que se encontraba bien.
Cuando no estuvo mejor al día siguiente y siguió viéndose malhumorada, le pregunté si alguien la molestó, y dijo que se encontraba bien.
Una semana más tarde, cuando seguía actuando extraña y aun más retraída, le pregunté si hice algo para molestarla. Hubo una pausa antes de que dijera que no… que se encontraba bien.
No parecía estar jodidamente bien.
Es solo que no sabía que ocurría. Pero decidí que era culpa mía.
Por primera vez en nuestra relación, Brittany se veía molesta. La única vez que sentí como si estuviéramos bien era cuando hacíamos el amor.
Así que últimamente lo hacía aún más para tranquilizarme, diciéndome que me amaba y que no iba a perderla.
Escuché los gritos antes de llegar a los escalones.
Era Puck… mierda.
Cuando él no lo mencionó durante toda la semana, me imaginé que la chica no iba a decirle nada sobre Mike. Sonaba como si hubiera cambiado de opinión.
Subí las escaleras de dos en dos. Cuando llegué al primer rellano, donde se encontraba el apartamento de Mike, la puerta estaba abierta y Puck le gritaba a Brittany que se apartara del camino.
¡Hijo de puta!
Entré en estampida al cuarto para ver a Brittany parada entre Mike y un muy enojado Puck. Ella tenía sus manos en el aire como si estuviera protegiendo a Mike.
—NO des un paso más cerca de ella—rugí, empujando a Puck sobre el sofá y envolviendo a Brittany en mis brazos mientras lanzaba dagas con los ojos a mi mejor amigo, quien le permitió a mi mujer ser su escudo.
—¡SE FOLLÓ A MI PRIMA! ¡VOY A MATARLO!—gritó Puck, y lo sentí moverse a mi lado.
Empujé a Brittany detrás de mí, luego me volví para bloquear a Puck.
—No vas a tocarlo con Brittany en este cuarto. Podría resultar lastimada. Y antes de que vayas a cometer un delito, déjale hablar.
—¡Por favor!—rogó una voz femenina, entonces comenzó a llorar otra vez.
Sacudí mi cabeza para ver a la prima de Puck y la causa de todo este drama observar esto desarrollarse, con su rostro rojo y manchado. Seguro que ella no iba a salvar a Mike con su cuerpo. Iba a dejar que Brittany lo hiciera.
—Es mi prima—chilló—¡Habría pensado que siendo mi mejor amigo, respetaría eso!
Concordé. Pero Mike nunca la cagó así.
La cantidad de tiempo que pasó hablando del cabello de la chica y los hoyuelos me hizo pensar que estaba más que encariñado a ella de lo que quería admitir.
—¿Tenías que decirle?—gruñí a la asiática sollozante.
No entendí lo que él vio en eso. Sacudió la cabeza frenéticamente.
—¡No le grites! Ella se encontraba aquí conmigo y él la siguió—finalmente Mike entró en la conversación.
Volví mi atención a Brittany.
—Necesito que te vayas a parar en la puerta, lejos del peligro. ¿Puedes, por favor, hacer eso por mí?
Se mordió el labio inferior y pareció que tuvo que pensar seriamente las opciones.
Maldición, ¿en verdad pensó que iba a salvar a Mike?
—Amor, si alguien fuera a tocarte accidentalmente, yo perdería la cabeza. Esto iría muy mal, y ambos lo saben. Los dos necesitan que salgas del medio del peligro.
Por fin asintió y le echó un vistazo a Mike antes de ir a pararse junto a la puerta.
Miré a Mike esta vez.
—¿Por qué ella vino aquí? Pensé que fue una cosa de una sola vez y se terminó.
Palideció un poco, entonces pareció enojado.
—Yo… yo la llamé ese día después, ya sabes… para ver si se sentía bien. Hablamos, y luego vino. Pasó por un montón esta semana.
Qué me jodan.
—¡Voy a asesinarte!—Puck me empujó ahora que Brittany no se hallaba en el camino, y tuve que usar todas mis fuerzas para agarrar sus dos brazos y sacudirlo hacia atrás antes de que aporreara a Mike.
—Deja que lo expliquen primero, maldición—ordené. Después miré a la chica—¿Te gusta Mike? ¿Coqueteaste con él y viniste aquí por tu propia voluntad?
Asintió, y aulló:
—¡Sí! Traté de decírselo a Puck. Traté de decirle que amo a Mike. Pero no me escucha.
Sí, bueno, Mike no la amaba, así que ahora yo entendía por qué Puck lo quería matar.
Esta chica era gravemente inocente.
—¿Mike?—pregunté, mirando atrás—¿Sabías que ella te amaba?
Se pasó las manos por el cabello y sacudió la cabeza.
—No hasta que se lo gritó a Puck.
—¿Le dijiste o la hiciste pensar en algún momento que la amabas?
Negó con la cabeza.
—No. Solo… me gusta—la miró—Un montón. Me gusta estar con ella y me gusta hablar con ella.
—¡Y te gusta follarla! —rugió Puck, intentando liberarse de mi agarre.
Mike lo fulminó con la mirada.
—No digas eso. La angustia. ¿No puedes callarte y dejar de hacer esto en frente de ella? Está llorando y ni siquiera te importa. Está asustada y disgustada. Deja que Brittany la lleve y la calme. Entonces podemos seguir con esto.
Bueno, esto era interesante.
—A él más que le gusta, amigo. ¿Escuchas esto?—susurré al oído de Puck mientras lo contenía.
—Es demasiado joven para él. La lastimará. Demonios, ya piensa que lo ama. ¿Cómo va a manejarlo cuando lo vea follando una groupie?
Mike caminó hacia nosotros.
—CALLATE. LA. MALDITA. BOCA—su rostro era de un rojo intenso, y la vena en su frente sobresalía.
—Retrocede, Mike, o voy a soltarlo—advertí.
—¡Noooo, por favor! —lloró la chica.
Mike la miró y su expresión se suavizó.
Maldita sea. Casi me reí.
—Está bien, Tina. Está bien. Solo, por favor, deja de llorar—su voz era más suave cuando le hablaba.
La tensión de Puck disminuyó un poco. Él también lo escuchó.
Mike volvió a mirar a Puck.
—Ella es… diferente. Para mí. Intento averiguarlo, pero no quiero estar con nadie más. Es algo exclusivo y la respeto. Deseo protegerla y jamás quiero lastimarla. Hice eso una vez, y juro por Dios que no lo volveré a hacer. Solo danos un minuto, ¿de acuerdo? Necesita calmarse.
—No puede enamorarse en una maldita semana. Dale tiempo—dije, y Puck suspiró profundamente. Luego asintió.
—Bien. Te quiere. Vas a ser bueno con ella. ¿Qué diablos voy a hacer al respecto? Su mamá nunca debió enviarla para que la vigile. Mis amigos son unos condenados imbéciles. Condenados imbéciles cachondos.
Solté a Puck, y por suerte no se lanzó a Mike. Se volvió para ver a Tina.
—Es un buen chico. Mayormente. Pero no es perfecto, y tanto como no quiere, lo arruinará.
Mike gruñó, y levanté una mano para callarlo.
Puck negó con la cabeza y se dirigió a la puerta. Se detuvo cuando llegó ahí. Mirándome, dijo:
—Nunca lo habría tocado con Brittany tan cerca. No soy estúpido—se volvió a Mike—Si haces cualquier cosa aparte de respetarla y apreciarla, te encontraré donde Santana no esté cerca para salvar tu culo.
Nos quedamos en silencio por un rato hasta que estuvimos seguros de que Puck se marchó.
Mike se volvió a la chica y ella corrió hacia él.
Terminé con este drama. Brittany fue a nuestra habitación y yo fui directo a ella.
—Nunca me asustes así de nuevo.
Me dio una pequeña sonrisa.
—Sabía que nunca me tocaría. Yo era lo más seguro para Mike.
—No tienes que salvar el culo de Mike de ser un idiota.
Sonrió satisfecha.
—Tú lo hiciste.
Brittany
Ella sabía que algo andaba mal conmigo.
Me esforzaba para no dejar que me afectara el hecho de que él tenía una anillo oculto bajo la cama lleno de polvo. Pero todo lo que podía pensar era que lo compró para Sugar.
Tanto como me gustaba Sugar, me sentía muy celosa.
Habíamos estado juntas mucho más tiempo que ella con Sugar. Estuvo lista para proponérsele solo después de un par de meses. Estuvimos juntas casi un año, y ella ni siquiera lo mencionaba.
Hoy cedí y lloré por ello.
Cada día que pasaba y no decía nada sobre casarse conmigo, más me convencía de que no era mi anillo.
Era para alguien más.
Quién se encontraba casada con otro hombre ahora.
¡DIOS!
Odiaba sentirme así.
Amaba a Santana. Incluso si nunca quería casarse conmigo, me quedaría por tanto tiempo como me quisiera.
Era tan patética.
Verla sonreír volvió mi día más brillante. Cuando me besó, olvidaba momentáneamente que no me amaba tanto como amó a Sugar.
Entonces calaría el miedo asqueroso de que seguía enamorada de ella, y estaría arruinada por el resto del día.
Mirar las ventas de mi libro ya no me hacía feliz. Mi corazón se rompía más y más con cada día.
Me curvé en el sofá con una taza de café y me cubrí con una manta. Santana aún dormía, pero los sueños de ella proponiéndosele a Sugar, lo cual era ridículo, me despertaron.
Necesitaba alejarme y poner mi cabeza en orden.
Ella se despertaba y se ponía triste de que no estuviera ahí a su lado. Me sentí culpable por no estarlo. Su parte favorita de despertar era el sexo.
Pero las imágenes de ella poniendo ese anillo en la mano de Sugar no me ponían de humor para tener sexo.
Quería distancia.
Subiendo la manta, me acurruqué contra el frío de la mañana y sorbí mi café. No existía razón para que actuara así.
Tenía una vida maravillosa.
Santana me amaba. No tenía dudas al respecto.
Terminé dos novelas, y parecía que tal vez iba a hacer una carrera de este negocio de autora.
Eran sueños que tuve por tanto tiempo: estar enamorada y escribir.
Este estúpido anillo arruinó todo.
Dejaba que una roca bonita me disgustara y quitara mi alegría. Tal vez si le dijera que lo encontré. Le explicara que estaba siendo una bebé por eso, pero que me molestaba saber que había estado por pedirle a otra mujer que se casara con ella.
Entendería por qué estuve de tan mal humor, y entonces podría superarlo.
Sus pies golpearon el piso en el dormitorio. Podía escucharla estirarse, y supe exactamente cómo lucía.
Todos esos bonitos músculos en exhibición. Amaba esa vista. Y debido a un anillo estúpido, me hallaba aquí perdiéndomelo.
Creo que odiaba a ese anillo.
Cuando su mirada me llegó, levanté la cabeza de mi taza de café y la vi, llevaba solo una camisa ancha. El ceño fruncido en su cara arrugó su frente.
—¿Por qué estás aquí? —preguntó con su voz soñolienta y áspera.
Le mentí toda la semana y le dije que estaba bien. No era justo para ninguna de nosotras.
El anillo arruinaba las cosas.
—Encontré el anillo—solté, deseando que lo hubiera pensado mejor.
Su ceño se profundizó, como si no estuviera segura de lo que hablaba. El momento de comprensión llegó, y vi que transformó su cara.
—Limpiaba. No fisgoneaba. Solo… solemos perder mis bragas, sostenes y babydolls cuando los arrojas. Y tus medias. Revisaba detrás de los muebles y bajo la cama…
Santana dejó salir un gruñido de frustración y se pasó una mano por su cabello despeinado.
—¿Cuándo lo encontraste? ¿Por eso has estado mal toda la semana?
No negó que era para Sugar. No me decía que era mío.
Se veía angustiada. La mirada en su cara era una de preocupación y tal vez miedo.
Nada bueno.
—Sí. Ha sido una semana. Pero—levanté una mano—Está bien. Creo que solo necesitaba decirte. Estoy lidiando con ello. Claro, no es fácil de digerir, pero lo haré. Fue antes de mi época.
La confusión en su cara fue seguida por:
—¿A qué te refieres con antes de tu época?
No quería hablar de esto, pero era bueno para nosotras. Podríamos discutirlo y podría dejarlo en el pasado.
—Asumo que era para… Sugar. Ella estuvo antes de, ah… mí.
La nariz de Santana se arrugó en un aspecto que decía que pensó que me volví loca.
¿Hubo otra chica?
¿Una de la que no me contó?
¿Una de la que se enamoró más que de Sugar?
Iba a vomitar.
Se me quedó mirando un par de minutos más antes de acercarse y sentarse en la mesita de café así que me enfrentaba.
—Amor, nunca le compré un anillo a Sugar. Infiernos, ni siquiera lo consideré. ¿Por qué pensarías eso?
Así que había alguien más. Alguien tan importante que ni siquiera me contó sobre ella.
Esto era peor de algún modo.
—¿Quién, entonces? Pensé que ella era la única relación seria que tuviste.
Santana dejó escapar una risita como si estuviera sorprendido por mi pregunta.
—La única mujer con la que alguna vez consideré un para siempre eres tú.
Pero el anillo… Oh. Oh Dios.
—Sí. Tú. Solo tú—repitió. Entonces se movió para sentarse a mi lado en el sofá—¿Por qué asumirías que era para alguien más?
—Porque tenía polvo. Y nunca mencionaste casarnos. Ni siquiera en broma.
Gruñó y apoyó la cabeza en el sofá.
—Arruiné tanto esto.
Esperé a que dijera más. Los músculos de su cuello y cuerpo me distraían un poco.
—He trabajado para Finn para hacer dinero extra y así poder pagar por ese anillo. Costó varios meses, pero lo logré. Amé cada maldito minuto de ello. Quería que tuvieras lo mejor. Quería que el anillo en tu dedo le diga al mundo que eras mía y que te adoraba. Pero… pero entonces tu libro…—hizo una pausa y apretó las manos en su regazo—Lo hizo fantástico. Fue jodidamente asombroso, y estaba tan malditamente orgullosa de ti. Todavía lo estoy. Me volaste la cabeza. Pero… no podía pedirte que te casaras conmigo ahora. Porque no… nunca quise que pensaras…—se detuvo otra vez y me miró.
La frustración y el miedo en sus ojos tiró de mi corazón.
Lo entendí ahora.
Entendía sus preocupaciones.
Qué mujer loca.
Puse mi taza en la mesa, entonces giré mi cuerpo para enfrentar el suyo. Alcanzando su cara, la sostuve en mis manos y la miré a los ojos.
—Sí. Sí. Un millón de veces sí—las lágrimas escocieron en mis ojos mientras dije las palabras, pero seguí—Eres la única persona que amaré por siempre. Eres la única mujer con la que quiero pasar mi eternidad. Eres la primera persona que me ama, y encontré que, con tu amor, no necesitaba nada más. Llenaste cada vacío en mi vida. Mi corazón fue completado contigo. Así que cual sea la idea tonta que tienes en tu cabeza sobre el dinero que he hecho de este libro o los libros que escriba en el futuro, olvídalo. No creo que me quieras por mi dinero—me reí cuando lo dije.
Santana cerró los ojos por un segundo y dejó escapar un suspiro. Cuando los abrió, frunció el ceño otra vez.
—Mierda. Arruiné esto. Iba a proponértelo en el escenario. Iba a hacer que la multitud levante sus luces, y Joe iba a oscurecer el lugar. Entonces iba a ponerme de rodillas y decirte lo mucho que te amo mientras te pedía que seas mi esposa. Esto—dijo, ondeando entre nosotras sentadas juntas en el sofá—No era el plan.
Me reí una vez más, entonces me incliné y la besé en los labios.
—Tan dulce como suena, esto es mejor.
—¿Cómo es mejor? —preguntó con un mohín.
Empujé la manta, alcancé la camiseta que usaba, y la quité.
—Porque—dije, arrastrándome a su regazo completamente desnuda—, Podemos hacer esto.
Las manos de Santana agarraron mi cintura, y murmuró una maldición antes de chocar su boca a la mía. Me hundí y gemí mientras nuestros centros se rozaban. Levantó las caderas para aplastarse contra el ansioso hormigueo ya comenzando en mi interior.
Entrelazando mis manos en su cabello, me retorcí en sus brazos mientras mis senos rozaron los suyos.
El pulso entre mis piernas se intensificó más con cada caricia de su lengua.
—Mierda, amor. Estás mojando ropa. Tan malditamente caliente—murmuró a mis labios.
Me besó como si fuera algún raro dulce sabroso, y me pregunté si alguna mujer alguna vez sintió una euforia tan perfecta o si ser poseída por Santana López era la única forma de experimentar esto.
—Espera. Para—dijo Santana mientras rompió el beso.
No quería esperar.
Me acurruqué en su cuello.
—Mierda, amor. Voy a… solo dame un minuto. Necesito…—se detuvo cuando comencé a mecerme en su regazo—Joder. Sí.
De repente estaba siendo arrojada a través del aire. Santana me presionó contra el sofá mientras su mirada calentaba mi cuerpo y se quitaba la camisa dejándola completamente desnuda.
Levanté una pierna y la lancé sobre la parte posterior del sofá, abriéndome para ella. Solo hizo que las flamas en sus ojos ardieran más brillantes.
Sabiendo que le había provocado esto me hizo estremecer con anticipación.
Sabía cómo me haría sentir.
La maravilla de que ella me tomaría era adictiva. Santana López logró hacerme una adicta también.
Era tan adicta a esta mujer como ella a mí.
En lugar de agarrarme y embestir, se acercó despacio, sus ojos todavía fijos en los míos. Entonces lentamente comenzó a acomodarse hasta que nos unió y el roce era perfecto.
Jadeando, alcancé sobre mi cabeza y agarré el apoyabrazos. Sus ojos cayeron por un minuto a mi pecho. La punta de su lengua salió y se lamió los labios.
—Tetas exquisitas, amor. Mis malditas asombrosas tetas.
Jadeé y solté un suspiro, necesitando oxígeno y sabiendo que eso las haría rebotar y darle a su mirada lujuriosa una provocación.
Bajando la cabeza, chupó un pezón en su boca mientras lentamente comenzó a deslizarse con un gruñido que me curvó los dedos de los pies.
—Amo esto. No puedo vivir sin ello—jadeó; entonces se movió para darle a mi otro pecho la misma atención. Con cada balanceo atractivo de sus caderas, susurró en mi oreja lo mucho que amaba—Eres mi chica. Te amo. Tan malditamente hermosa.
Cuando comenzó a decirme cuán preciosa era para ella, choqué con las estrellas, y se sintió como si estuviera volando.
Santana
Cuando fuéramos viejas y tuviera que contar la historia a nuestros hijos y nietos sobre cómo le pedí a Brittany que se casara conmigo, tendría que inventar una versión apta para menores para compartir con ellos.
Pero maldición, la versión para adultos era muchísimo mejor.
El cabello rubio de Brittany se curvó alrededor de sus hombros y se esparció sobre mi pecho mientras dormía en mis brazos.
Después de que le hice al amor a mi chica minuciosamente en el sofá, la recogí y la traje aquí para que lo hiciéramos de nuevo.
Constantemente teníamos sexo caliente y salvaje donde ella me arañaba y yo le hablaba sucio.
Pero no era a menudo que me tomaba mi tiempo y le dejaba saber cómo había cambiado mi vida. Como amarla era la mejor maldita cosa que me sucedió alguna vez.
Decidí que me gustó. Un montón, maldición.
Ahora quedó exhausta y curvada en mis brazos. Esto era una perfección que nunca quería perder.
Lucharía mi vida entera para mantenerla.
Alcanzando su mano izquierda, tomé el anillo en mi mano y lo deslicé en el delicado dedo que chupé antes.
Los ojos de Brittany parpadearon y finalmente los abrió. No me miraba, pero sí a su mano, ahora exhibiendo el anillo que escogí para ella.
Solo ella.
Sonriendo, observé mientras levantaba la mano y la inclinaba, viendo el diamante relucir contra la luz del sol entrando por las ventanas.
Se mordió el labio inferior, y una sonrisa apareció en sus labios cuando por fin me miró.
—Sí, sí, sí —dijo, entonces soltó unas risitas.
—Ya me has dicho que sí, amor—dije mientras agachaba la cabeza para besarla en los labios.
—Me gusta decirlo —respondió.
Hice una pausa.
—¿En serio? Porque puedo pensar en un montón de cosas a las que me gustaría que digas que sí. Podría comenzar a probar esa teoría muy pronto.
—Sí —repitió.
Mi vida iba a ser malditamente asombrosa.
Me senté en mi escritorio, viendo la pantalla de mi Mac. No fui capaz de hacer mucho durante una hora.
Había tantos jodidos números.
No lo esperaba. Nunca en un millón de años había experimentado algo como esto.
Pero estaba ahí.
¿Era erróneo?
Agarrando el borde de mi escritorio, pestañeé varias veces y respiré hondo.
Cuando los números siguieron iguales, me pellizqué. Auch. Sí, estaba despierta, esto no era un sueño.
Había escuchado sonar mi teléfono, pero no podía responder. Mis ojos se hallaban completamente pegados a esos números.
Hablar ahora no era posible. Estaba sin palabras.
No sabía cuándo tiempo llevaba sentada aquí cuando la puerta de nuestro departamento se abrió y Santana entró frenéticamente, gritando mi nombre.
Escuchar su voz me sacudió de mi estado de shock, y levanté la mirada para ver a mi hermosa novia, con su cara pálida y pelo negro, y ojos oscuros, mirándome como si estuviera aterrorizada.
—Estás bien—suspiró—Mierda… Maldición, amor, me asustaste. Te he estado llamando por al menos una hora. Incluso hice que Puck se acercara y llamara a la puerta.
No escuché tocar a Puck, pero, de nuevo, solo me di cuenta que mi teléfono había sonado una vez.
—Ven aquí. Ven a ver —me las arreglé para decirle.
—¿Qué es eso?
Vino detrás de mí, apoyando las manos en mis hombros mientras presionó un beso en mi cabeza.
—Espera... ¿Esos son los números de las ventas de tus libros? —preguntó con temor en su voz.
—Sí…—asentí y luego dejé salir una risa—Yo... ¿Puedes creer esto?—le pregunté, volteándome para mirarla fijamente.
Me sonrió, tan orgullosa de mí, que mi corazón se sentía lleno.
—Demonios, sí. Lo creo. Estos estúpidos que te enviaron cartas de rechazo no sabían lo que hacían. Esto lo prueba. Eres brillante, bebé. Nunca lo dudé.
Pasé siete meses tratando de hallar un agente literario para mi novela. No lo logré. Después de diez rechazos, hice una búsqueda en línea y me enteré de la auto-publicación.
Llevó tres meses más conseguir un editor y tener el manuscrito listo, encontrar el artista para la portada, y construir una presencia en línea. Hace dos semanas di clic en publicar en las tres principales tiendas de libros electrónicos.
No dejé que Santana le dijera a nuestros amigos. Saber que mis palabras se hallaban expuestas para que las personas de afuera las leyeran me aterrorizaba.
Con los días, los blogueros empezaron a hacer reseñas. No había visto los números de las ventas porque tenía miedo.
—¿Puedes creer que en dos semanas, ocho mil personas han comprado mi libro? ¡Lo han leído!—estaba sorprendida.
—Bebé, es acerca de nosotras. Esa es una buena mierda—bromeó.
Sacudí la cabeza y me paré, poniendo mis manos en la cadera.
—San, eso... esos son veinticuatro mil dólares en dos semanas.
Incluso el decirlo en voz parecía una locura. Las personas no hacían ese tipo de dinero en dos semanas, menos los estudiantes universitarios.
—¿Qué? —preguntó lentamente.
No hablé acerca de los precios con ella, o de la cantidad de beneficios que recibía por libro.
Fue ahí cuando recibió el impacto.
—Veinticuatro mil, gano tres dólares por libro —le expliqué.
Los ojos de Santana se abrieron totalmente, y luego pasó algo. La emoción y orgullo que vi ahí se perdieron. Algo lo reemplazó antes de que ella girara y se alejara de mí.
—Eso es asombroso, amor, muy asombroso. Sabía que lo podías hacer, te lo mereces—dijo, mirándome finalmente—Tengo que regresar a clases, te veo esta noche—indicó, luego me besó en la boca antes de salir del apartamento que compartíamos.
¿Qué demonios fue lo que acababa de pasar?
Santana
Volver a clases no tenía sentido.
Mi cabeza era un desorden. Todo estaba jodido.
Esto solo era el principio para ella. Dos semanas, y ella ya había ganado lo que me tomó alrededor de seis meses.
Santa mierda.
Necesitaba hablar con mi hermana. No, ella no. Era muy cercana.
Necesitaba hablar con Hanna. Ella sería más racional que Emily.
El maldito anillo que he estado pagando por los últimos seis meses ya no lucía jodidamente impresionante.
Ocho mil dólares me patearon el trasero, pero iba a hacer el último pago de eso este viernes.
Planear como iba a proponerle matrimonio a Brittany había sido un calvario aún más largo.
Cambié el plan en mi cabeza ya diez veces.
Pensé que ya estaba segura de lo que quería hacer. Pero después de esto…
¿Podría?
Maldición. Esto estaba tan jodido.
Veinticuatro mil malditos dólares. Mierda, esto era una locura. Y se iba a poner peor.
Ella iba a llegar a hacer millones a este ritmo. Casi terminaba la segunda novela. Y entonces tendría dos libros ahí fuera haciendo esa cantidad de dinero.
Aparqué mi moto y llamé a Hanna.
—¿Qué pasa?—dijo a modo de saludo.
—¿Dónde estás? Necesito hablarte.
—Estoy en los condominios que está construyendo Finn. Iba a ir con él y Kitty a buscar algo para almorzar. ¿Quieres unírtenos?
Decirle a Hanna era una cosa. Era de la familia. Esta mierda no se comparte con las demás personas.
—No, solamente necesitaba hablar contigo. ¿Cómo a qué hora terminarías el almuerzo?
—Espera un segundo—dijo—F, tengo que reunirme con Santana, hablamos más tarde—luego, a mí—Voy camino a mi casa, encuéntrame ahí en cinco minutos.
Deslicé el teléfono en mi bolsillo y regresé con mi Harley a la calle para llegar a la casa de mi hermana.
Para cuando llegué, el auto de Hanna ya se hallaba aparcado fuera y ella estaba recostada en contra de este con los brazos cruzados sobre el pecho, observándome.
Casi nunca venía a verla por mis asuntos; usualmente me daba consejos que yo no quería.
La verdad era que Hanna podría ser unos cuantos años mayor, pero se convirtió en un lugar seguro para mí cuando yo era una niña asustada.
Cuando ella entró en nuestras vidas, yo tenía catorce años y trataba de mantener a mi hermana viva. Entonces Hanna Marin había intervenido y nos salvó a las dos.
Ella era mi familia.
Estacioné mi motocicleta al lado de su auto y caminé hacia ella.
—Parece algo serio —dijo, estudiándome de cerca.
—Lo es. Eso creo. Maldición, no lo sé.
Esto era tan confuso.
—Vamos a escuchar de qué se trata.
Vine aquí para contarle mi problema y que me diera un consejo. Retroceder ahora era un movimiento estúpido. Con un suspiro frustrado, miré a la mujer que consideraba mi hermana.
—No puedo proponerle matrimonio a Britt. Ahora no se vería bien—dije.
Eso no había sido exactamente la forma en que quería decirlo, pero así fue cómo me salió.
Mi mayor miedo. Lo único que me perseguía y me volvía loca.
Hanna frunció el ceño.
—¿Te refieres a después de gastar todo ese dinero en un anillo y trabajar esas horas extras con Finn para hacer dinero extra? ¿Qué demonios pasó?
—Ella… publicó su libro. No quiso que le diga a nadie de ustedes. Lo hizo hace dos semanas —le expliqué.
Sonrió.
—Eso es asombroso. ¿Por qué ella no quería que nos lo dijeras?
—Porque estaba nerviosa, asustada. Demonios, no lo sé. Solamente no dije nada, pero está yendo mejor de lo que esperaba. Mucho mejor. Como, cinco cifras en dos malditas semanas.
Hanna soltó una fuerte risa.
—De ninguna maldita manera. Es genial. ¿Cuál es el problema? Apuesto a que está emocionada.
Ella aún no lo entendía.
Frustrada, pasé la mano por mi pelo y gruñí.
—Sí, es genial. Está emocionada, y yo estoy feliz por ella, no me malinterpretes. Estoy tan malditamente orgullosa, pero… pero ahora que genera ese tipo de dinero, no puedo ir a proponerle casamiento. Va a parecer que ahora que gana buen dinero, la quiero enganchar conmigo.
Frunció el ceño.
—Esa no es la verdad. Has estado trabajando mucho para darle un anillo que es más grande lo que espera Brittany.
—Mal momento —dije.
Finalmente lo entendió.
—Mierda.
—¿Qué hago? —le pregunté.
Suspiró y se encogió de hombros.
—No lo sé, amiga. Nunca me he tenido que preocupar de eso con Emily; que piense que quiero estar con ella por dinero. Tal vez esto no es algo permanente, y no habrá esa cantidad de dinero en el futuro. ¿Cuándo esté ganando menos, te sentirías mejor para proponerle matrimonio?
—Odio tener que esperar. Quiero mi anillo en su dedo. Es solo que me mata por dentro la idea de que piense que quiero casarme por algo más que no sea ella. Me preocupa que la duda exista en el fondo de su mente. Quiero pedirle que se case conmigo, pero cuando lo haga, quiero que entienda que ella es mi maldito universo. Me parecería bien estar con ella en una caja de cartón mientras esté conmigo. Solo necesito que sea feliz. Ahora todo ese jodido dinero…—quería gritar por la frustración.
—Espera. Dale a esto una semana o un poco más. Tal vez un mes, si te preocupa el dinero. Siendo honesta, no creo que Brittany piense que le propones casamiento por que ahora tiene éxito con ese libro. Cuando vea ese diamante que le compraste, sabrá que has estado trabajando un tiempo por eso.
—O, puede pensar que lo compré en crédito, planeando pagarlo todo, una vez que ya esté casada con una mujer adinerada—gruñí.
Maldito dinero. Tenía que venir a complicar todo.
Nunca pensé que haría mi vida tan complicada.
Mi chica escribió una novela; fue tras su sueño y lo logró. En vez de celebrarlo, me quejaba al respecto.
¿Qué tan jodido era esto?
Ella se merecía esto. Necesitaba tranquilizarme. A la larga estaría correcto.
Solamente debía esperar.
Brittany
La extraña reacción y la partida de Santana, me molestó tanto que no podía concentrarme.
Cerré mi computadora y limpié el apartamento, luego fui por unas golosinas para tratar de olvidar su extraño comportamiento.
Alrededor de las cuatro, Santana regresó a la casa, con su usual y encantadora sonrisa y me jaló hacia sus brazos para besarme. Se las arregló para poder borrar todas mis preocupaciones con un beso posesivo.
Nos limpiamos mutuamente en la ducha —varias veces— antes de alistarnos para ir al concierto de Jackdown en Live Bay.
—No olvides que tienes que cantar esta noche—gritó Mike mientras se iba por la entrada trasera, dejándonos a mí y a Santana solas.
Era un ritual ahora.
A veces todos nos dejaban solas para que pudiéramos besarnos. Y otras veces como que solo… lo hacíamos.
Dependía de lo que necesitaba Santana.
—¡Jódete! —gritó Santana, molesta.
Agarré su cara y la moví para que pudiera verme.
—Sé una buena chica.
Me dio una sonrisa malvada.
—Eso no es divertido, amor—dijo deslizando una mano entre mis piernas—Las chicas buenas no hacen eso.
Su dedo ingresó dentro de mí. Ya me encontraba mojada cuando Santana estaba cerca.
Su cara, y la manera en que su boca se movía al hablar, simplemente… me hacía estar excitada la mayor parte del tiempo.
—¿No?—jadeé, tratando de seguirle la corriente mientras ella encontraba el lugar dentro de mí que siempre me enviaba en un espiral del olvido.
—Ajá. No tienen ni la menor idea—susurró contra mi oído, luego mordió el lóbulo antes de besar mi cuello.
Me agarré de sus hombros mientras me llevaba al clímax.
Cuando ya me tranquilicé, ella sacó su dedo y lo llevó hacia su boca para chuparlo.
Riendo, sacudí la cabeza.
—Eres una chica muy mala. Tengo suerte de que seas mi chica mala.
Se acercó a mí e inclinó la cabeza hacia un lado mientras una sonrisa torcida apareció en su rostro.
—¿Te gusta esta chica mala, amor?—me preguntó, pasando su dedo húmedo, el cual olía a mí, por el lado de mi cara.
—Está bien—bromeé, sabiendo que lo que en realidad quería era que le dijera que la amaba.
Me hizo un mohín y esos labios gruesos hicieron que mi corazón se acelere.
—Eso no fue agradable. Estoy obsesionada con tu dulce coño, y Dios sabe que te amo. Más te vale que sea más que un “está bien”.
Me acerqué y pasé mi pulgar por sus labios gruesos.
—Sabes que te amo. Grité lo mucho que te amaba hace unos momentos en la ducha. Lo grité tan alto que nuestros vecinos golpearon la pared para callarme.
La risa malvada que vibró en su pecho era deliciosa.
—Cuando mi cabeza está entre tus piernas, follándote con mi lengua, no cuenta. Por supuesto que me quieres en ese momento.
Mejoré en no sonrojarme cuando Santana hablaba sucio, pero a veces todavía no podía evitarlo. Como cuando decía lo mucho que la amaba mientras ella me besaba ahí.
—Te amo, Santana López. Te amo tanto—le aseguré.
Cerró los ojos y metió mi pulgar en su boca y lo mordió gentilmente.
—Eso es lo que necesitaba escuchar—dijo, luego abrió sus ojos y pasó su brazo alrededor de mi cintura—Vamos a hacer esto.
Caminamos a la entrada trasera, y Mike sacudió la cabeza hacia nosotras como si fuéramos unas chicas sucias. No era como si Mike no tuviera sexo con las chicas detrás del escenario. Justo hace una semana lo encontré follando a una chica en contra de la pared en el camerino. Vi un destello de su trasero y los pechos de ella antes de que cerrara la puerta de golpe con horror.
Santana se enojó porque vi el trasero de Mike, y perdió el control contra todo el mundo, gritando que no se permitía tener sexo entre bastidores. Ellos señalaron que nosotras follábamos detrás del escenario, así que lo enmendó con un: “Cierren con llave la maldita puerta”.
Había dejado de pensar que Santana, eventualmente, me querría afuera con el público.
Quería que esté en cualquier lado pero detrás del escenario, así ella podía verme. Por qué si veía que una persona en la audiencia se acercaba a mí, se pondría como loca, saltaría del escenario, y terminaría en la cárcel.
Así que para ayudar a mi mujer y su temperamento, me quedaba aquí atrás con ella. Cantaba y me miraba la mayor parte del tiempo, pero nadie parecía notarlo o importarle.
Las chicas todavía seguían arrojándole sus bragas. Gritaban que querían tener sus bebes y acostarse con ella. Podía oír todo desde aquí, pero ya no me importaba.
A ella no le importaba lo que decían. Ni una vez pareció tentado hacia ellas.
Cuando conocí a Santana, compartía su departamento con Puck encima del mío. Ahora, yo compartía ese departamento con él y Puck vivía abajo, en mi antiguo departamento.
La banda se convirtió en mi familia. Al igual que Emily y Hanna, y sus niños.
Yo no había tenido una familia verdadera, así que tener a estas personas en mi vida, que me amaban, era lo más maravilloso del mundo.
Hallé mi esquina especial y me senté en la silla que Santana siempre tenía para mí. Me guiñó, pronto estaría todo sudada en el escenario y su pelo sería aún más desordenado de lo que ya estaba.
No era de extrañar que le dejara llevarme de regreso al camerino durante el receso para estar conmigo. Solo escucharlo era suficiente para excitarme, pero ver la manera que se movía en el escenario hacían un charco de mí.
Me encontraba siempre lista para pasar mis manos por su cuerpo resbaladizo.
—¿Eres la novia de Santana?
Alcé la vista a la morena de rasgos asiáticos, que me hizo recordar a la actriz de una pelicula. Su pelo era largo, negro y curveado en las puntas. No tenía maquillaje, lo que era extraño para las groupies. Ellas normalmente estaban llenas de maquillaje. Por supuesto, esta chica no lo necesitaba.
Comencé a imaginarla como la heroína de mi novela.
—¿Brittany, cierto?—dijo, sacándome de mis pensamientos.
—Mmm, sí —asentí, confundida de cómo logró llegar hasta aquí.
Me sonrió genuinamente.
—Soy Tina, la prima de Puck. Vine de visita porque mi mamá quiere que me vuelva unida a Puck y vaya al Sur de Alabama para la universidad. Sin embargo, no creo que este emocionado por eso—dijo, mordiéndose el labio con nervios—Pero él dijo que ibas a estar aquí atrás, y que eras amable.
Él tampoco tenía ningún parecido con esta chica, que era un año o dos más joven que yo. Su acento era diferente. Tenía un tono que no lograba reconocer.
—¿Dónde vives? —le pregunté cuando ella puso una silla a mi lado.
—En un pueblito de Texas del que nunca has escuchado—sonrió de nuevo. Ella me recordaba a una muñeca—Se llama Berryville. Si me voy la población pasará de novecientos noventa y nueve a novecientos noventa y ocho. No sé cómo sobrevivirán—había un tono de broma en su voz.
Me agradaba.
—Vaya. Sí, quizá deberías volver a pensar sobre irte —le respondí.
Sonrió y luego levantó las piernas en el asiento.
—Puck dijo que vives con Santana, y eres muy importante. No voy a decir o hacer algo que pueda ofenderte. Pero voy a admitir que me siento un poco nerviosa. Santana parece aterradora.
Levanté la vista para ver a Santana mirándonos con el ceño fruncido. Se pasaría por aquí en un minuto.
Esto iba a molestarla.
—¿Me está frunciendo el ceño? ¿Debería moverme?—me preguntó en un tono de voz bajo.
Negué con la cabeza.
—No, estarás bien. Lo juro. Santana solamente es intensa. Cuando se entere de que eres la prima de Puck y no una grupie tratando de enojarme, se relajará.
En ese momento, Puck se acercó a Santana, le agarró el hombro, y le dijo algo al oído. Santana asintió, y luego me miró para tranquilizarme.
Le devolví un pulgar hacia arriba. Se relajó y volvió a calentar y a revisar el sonido.
—¿Eso significa que puedo quedarme? —preguntó.
Riendo, asentí.
Santana
La chica al lado de Brittany lucía joven e inocente.
Puck dijo que era su prima que vino de visita desde Texas. Me juró que no era nada parecida a él, y que ella y Brittany se llevarían bien.
Hasta el momento, Brittany se encontraba bien. Aunque la chica continuaba platicando con ella y manteniendo su atención lejos de mí.
No me gustaba eso. Quería toda su atención.
Sí, era un egoísta, pero a la mierda.
Durante nuestro primer descanso, llegué al lado de Brittany antes de que se levantara.
—Ven aquí, amor—dije jalándola a mis brazos.
Estaba sudada, pero ella nunca retrocedió ni actuó como si le molestara. Se acercó ansiosa.
Me encantaba eso.
—Santana, ella es Tina. Tina, ella es Santana—dijo Brittany, presentándonos.
—Encantada de conocerte, Tina. Pero tengo que llevar a mi chica por un momento, ¿sí?—enganché mi brazo alrededor de su cuello y la llevé detrás del escenario, lejos de Tina y su boca habladora.
—¿Qué fue eso? —me preguntó Brittany, mirándome fijamente.
No encontré su mirada; ocultaba mi comportamiento egoísta lo mejor que pude. Ella estaba malditamente cerca de la perfección y me amaba; a esta jodida idiota.
Tenía que ocultar mis peores rasgos lo mejor que podía.
—¿Santana López, estás celosa de… la prima de Puck?—la diversión en su voz era obvia.
No le respondí.
—¡Oh por Dios, lo estás! Santana, ¿en serio? No voy por ahí para nada. Te lo garantizo. Es una chica muy hermosa, pero estoy enamorada de ti.
Incliné la cabeza y besé su sien.
—Sí, así es.
Se río y apoyo la cabeza en mi pecho sudado.
—¿Qué es lo que voy a hacer contigo? Solamente te pones peor.
—Quedarte conmigo. Eso es lo que tienes que hacer conmigo.
Deslizó una mano por mi pecho y la puso sobre mi corazón.
—Sí, sin duda me voy a quedar contigo.
Eso me hizo sentir mejor.
—No estaba celosa de ella. Simplemente no me gustó que hablara tanto. Me gusta que me mires.
Asintió.
—Lo entiendo. Y lo sé, pero trataba de no ser grosera.
Me lo imaginé. Brittany no quería ser mala con nadie. Era dulce, amable y mía.
—Podemos salir a ver a Emily. La vi entrar con Marley hace unos minutos. O podemos ir al camerino a follar.
Se rió en voz alta, y mi pecho se apretó ante el sonido.
—No lo sé, San… ¿qué quieres hacer tú?
La volteé hacia el camerino.
—Contigo, amor, esa respuesta siempre será hacer el amor. Estoy obsesionada con tu coño, ¿recuerdas?
Tembló en mis brazos; abrí el camerino y les grité a los chicos que salieran antes de cerrar la puerta y bloquearla detrás de ellos.
—Súbete esa falda—gruñí mientras me acercaba hasta que estuvo presionada contra la pared.
Por supuesto, eso fue exactamente lo que hizo.
Brittany
—¿Conoces bien a Mike?—me preguntó Tina.
Mantuve los ojos en Santana, así ella estaría feliz. Era como una niña malcriada.
Era adorable.
—Sí, la conozco bastante bien. Es el mejor amigo de Santana.
Tina no dijo nada durante unos minutos, y estuve tentada a mirarla. Hizo una pregunta al azar y luego terminó la conversación.
—Es muy talentoso. En realidad no esperaba eso, teniendo en cuenta lo que vi de él hasta ahora. Es decir, no fue mi intención decir que era tonto ni nada… es solo que me fijé en él… o, bueno, tuve que fijarme en él porque pasó por casa de Puck con algunas chicas, y no se veía sobrio, no lo creo. Puck me envió a mi habitación y discutió con Mike, y las chicas se fueron. Salí de la habitación pensando que Mike también se había ido, pero no fue así. Se encontraba ahí, bebiendo una cerveza. Se disculpó por las chicas casi desnudas que trajo con él, luego me dijo que era una “bloquea-pollas”. Puck le dio una palmada en la nuca, y bueno, me puse nerviosa, así que volví a mi habitación. Entonces… él no parecía tan inteligente, o tal vez no parecía tan dedicado a cosas serias como ser músico. Pero ha sido muy bueno y agradable esta noche. No ha hablado conmigo, pero lo he visto con todos los demás. Parece mucho más inteligente… de lo que pensé al principio. Eso tampoco sonó bien. Lo que quería decir es que es muy guapo y me alegra saber que tiene un cerebro en la cabeza. Es una pena cuando los hombres tan guapos como él resultan ser tontos. Ahora me voy a callar.
Eso fue tan largo como un discurso.
Tina logró conseguir mi completa atención con sus largas divagaciones sobre Mike. De todo lo que dijo, hubieron dos cosas que se destacaron mayormente: primero, que Mike la ignoró toda la noche, y segundo, que pensaba que él era guapo.
Eso era muy interesante.
Mike era un buen tipo, y si conoció a Tina antes, incluso borracho, no podía imaginar que estuviera ignorándola.
Nunca haría eso.
La estudié por un momento, y el rubor en sus mejillas me dijo que se sentía avergonzada por su arrebato de información.
¿Acaso tenía un enamoramiento por Mike?
Seguramente no.
Él no solo era demasiado viejo, sino que ella era la prima de Puck. Esto terminaría muy mal.
A menos, por supuesto, que Mike la ignorara para evitar la atracción que sentía por ella. Era posible que se enamorara de una chica y cambiara sus costumbres.
Él era una apuesta más factible que Santana antes de que yo llegara.
—Mike está en la escuela de leyes. Es brillante, y sí, es muy talentoso. Pero aprenderás, si te quedas cerca de estos chicos, que los músicos son un poco extraños. Viven la vida a su manera. En cuanto a ignorarte, no le daría mucha importancia a eso. Simplemente se enfoca cuando se encuentran en el escenario. Tiene esa fachada, donde coquetea con las fanáticas y atrae a la multitud. Es lo que hacen.
Tina se puso muy pensativa por un momento, luego asintió.
—Está bien. Sí. Eso tiene sentido. Gracias, Brittany.
Asentí y volví a girarme hacia Santana, que esperaba que la mirara. Sonreí y le lancé un beso. Lo atrapó y lo presionó contra sus labios, luego me guiñó un ojo.
Me podía imaginar a las mujeres desmayándose en la audiencia en este momento.
Yo era una chica muy afortunada.
Santana
Dos semanas más tarde, Brittany vendió un total mensual de veinte mil libros.
Tenía un anillo de diamantes escondido debajo de la cama.
Todos los planes para proponérselo se encontraban en espera.
¡JODER!
Brittany
Tecleé la última palabra de mi segunda novela y dejé caer las manos sobre mi regazo.
Era extraordinaria la sensación de logro y satisfacción que vino con saber que había escrito dos novelas completas.
Todavía faltaban las ediciones y correcciones, pero la historia se hallaba completa. Dentro de un mes podría cargarlo y hacer clic en “publicar” de nuevo.
El poder que vino con eso me sorprendió.
No esperaba este sentimiento de triunfo. Varias veces en el último mes, pensé en llamar al señor Williams. También conocido como el hombre que ayudó a darme la vida.
Sin embargo, no estaba segura de lo que diría.
Él me crio, en el sentido más ambiguo de la palabra. La señora Williams, su esposa, que no era mi madre, hizo la mayor parte de la crianza. La disciplina y el abuso emocional; el señor Williams solo dio un paso atrás y dejó que ocurriera.
Intervino cuando creía que necesitaba hacerlo.
Dado que no supe que era mi papá hasta el año pasado, no había ninguna conexión ni amor ahí.
No me encontré deseando vincularme con él. Para mí, parecía un anciano vacío que confiaba en el púlpito en que se encontraba cada domingo y le contaba a la gente lo que Jesús quería que hicieran.
Dejé de escuchar eso hace mucho tiempo.
En mi opinión, Jesús no quería que los padres abandonaran a sus hijos y los dejaran crecer en un hogar sin amor ni afecto. Por lo que él fracasó miserablemente ahí.
No me encontraba dispuesta a perdonar eso.
Parecía inútil llamarlo y contarle sobre mi libro. Y no lo aprobaría si lo leyera. Cambié algunas partes por hechos de ficción, pero aun así se basaba en la vida en la que me dejó crecer.
Si alguien se daría cuenta, sería él.
Alejé al señor Williams de mi mente. Un día tal vez lo llamaría; o tal vez no. Él no hizo ningún esfuerzo por contactarme. Y ahora tenía una familia, y amigos.
Tenía el amor que él me negó.
Levantándome, estiré la espalda, ya que estuve sentada todo el día en mi escritorio y fui a prepararme un vaso de té dulce.
Antes de que pudiera llegar a la cocina, hubo un golpe en la puerta. La abrí para revelar a Mike, que parecía no haber dormido en días.
—Mike… ¿te encuentras bien?—pregunté, preocupada de que pudiera estar enfermo.
Se veía débil.
—No. Dios, no—dijo, pasándose la mano por el pelo, luego maldijo—Lo jodí, Brittany, y sé que Santana no está aquí, pero necesito un consejo. O cualquier persona en este momento en quien pueda confiar y que no sea un idiota. Entonces podría necesitar que me encierres en una habitación y me protejas.
Eso no sonaba bien.
—Entra. Justo iba a tomar un poco de té. ¿Te gustaría un poco?—le pregunté.
Sacudió la cabeza.
—No, pero cierra esa puerta. Bloquéala, también. Por si acaso.
—Empiezas a asustarme, Mike.
Entró, se dejó caer en el sofá y hundió la cabeza en sus manos.
—Él no te matará. Solo a mí. Va a matarme, y lo merezco. Pero ella es tan…y su cabello… y huele… ¡MIERDA! ¿Qué hice? Juro por Dios que nunca volveré a beber.
Me senté en la silla frente a él.
—Ve más despacio. Comencemos por quién va a matarte.
Mike mantuvo la cabeza gacha.
—Puck.
Oh, no.
—Mike… ¿qué hiciste? ¿Acaso tú, uh… tocaste a Tina?
Me llamó la atención el hecho de que estuviera ignorando a Tina en los conciertos durante una semana y media, y después hace dos noches, no dejara de mirarla y luego apartara la vista.
Pero decidí que era inofensivo.
—Ella era… virgen —soltó.
¿Lo era?
Oh, no.
Oh no, oh no, oh no…
—Mike, dime que estaba dispuesta, por favor…
Dejó caer la cabeza hasta su regazo y gimió.
—Dios, sí que estaba dispuesta. No soy un maldito violador. Pero se hallaba tan jodidamente dispuesta por todo lo que hice que me perdí las señales. Hasta que estuve en su interior, siendo exprimido hasta la muerte por su coño apretado.
—¡DEMASIADA INFORMACIÓN, Mike! —lo detuve.
Levantó la cabeza y frunció el ceño.
—Sí. Lo siento, lo fue. Pero no lo sabía, Brittany. De verdad no lo sabía. Estaba bebiendo, y Puck se desmayó. Ella se levantó, tenía todo el pelo desordenado y no llevaba sujetador. Luego me sonrió, con este lindo y sexy aspecto, y tiene hoyuelos tan jodidamente profundos, ¡DIOS! Solo soy un hombre, Brittany. Soy un hijo de puta que se folló a la prima virgen de su amigo.
De verdad se hallaba en problemas.
Puck iba a matarlo, o él iba a ir a la cárcel.
—¿Cuántos años tiene? ¿Supiste su edad primero?—pregunté, lista para ir a ocultarlo si tenía que hacerlo.
—Tendrá diecinueve el próximo mes. Es legal. Ya le pregunté a Puck su edad antes de que las cosas fueran extrañas con nosotros. Eso también es su culpa, porque tiene ese pelo, huele bien, me sonríe y me mira. Cuando la veo mirándome fijamente, no aparta la vista, solo me sonríe con esos hoyuelos. ¿Ya mencioné su pelo?
Contuve una sonrisa.
—Sí, mencionaste su pelo varias veces.
Mike se levantó y volvió a tirarse el pelo con ambas manos.
—¡ESTOY TAN JODIDO!
—¿Dónde está ella ahora? Quiero decir, ¿tomaste su virginidad y huiste, o te encargaste de ella, la limpiaste y hablaron al respecto?
Mike dejó caer las manos a sus costados y echó la cabeza hacia atrás en tanto miraba el techo como si tuviera respuestas para él.
—Nosotros… ya sabes… ambos, uh… terminamos. Y luego la limpié. Ella era todo sonrisas con hoyuelos, y yo me sentía tan molesto. Pero los hoyuelos jodían con mi cabeza. Dijo cosas como que fue maravilloso y como siempre lo había soñado. Luego preguntó si podía decirle a Puck que éramos pareja—me miró fijamente con los ojos abiertos—¡Pareja, Brittany! Pensó que porque follamos éramos pareja.
Uh-oh. Esto no sonaba bien.
¿Qué había hecho?
Esta vez se dejó caer sobre la mesita de café y apoyó los codos en las rodillas mientras su cabeza colgaba en lo que solo podía describirse como vergüenza.
—Le dije que debió decirme que era virgen. Que nunca habría dormido con ella. Le eché la culpa a beber demasiado whisky, y luego le dije que había demasiadas cosas en mi vida para estar en alguna relación. Que follaba a las chicas, no salía con ellas… luego me fui.
Oh, Mike.
¿Cómo pudiste?
—¿Y qué hiciste cuando la dejaste?
—Vine directamente aquí. Necesitaba un lugar seguro para esconderme antes de que se lo contara a Puck.
Él tenía razón. Y Santana debía llegar a casa. No estaba segura de que pudiera evitar que destruyeran el lugar sin Santana aquí para controlarlos.
Pobre Tina.
Santana
Abrí la puerta del departamento de un golpe y entré, lista para golpear algunas cabezas.
Encontré a Mike paseándose delante de la ventana y a Brittany sentada en el sillón con las piernas por debajo de ella, mirándolo con un ceño fruncido preocupado.
Ella me envió un mensaje diciéndome que Mike se acostó con Tina y que Puck iba a matarlo.
[color:9230=#009933Ven a casa, por favor. Mike está aquí.
Le dije a Finn que tenía que irme de inmediato. Me preguntó si se trataba de una emergencia y si necesitaba respaldo. Le dije que no sabía bien, pero que le avisaría si lo necesitaba.
—Te ves como una mierda—le dije a Mike mientras me acercaba a Brittany.
—No sabía que era virgen. Ella coqueteaba y me provocó. Y tiene este pelo—se detuvo y maldijo.
—Él tiene una obsesión por su pelo. Lo ha mencionado mucho—me susurró Brittany.
Deslicé la mano por debajo del pelo de mi chica y ahuequé su cuello.
—¿Ella es lo suficientemente mayor? —pregunté con disgusto.
Mike me fulminó con la mirada.
—¡Sí! Es tan mayor como Brittany cuando tú te enganchaste con ella.
—Estaba enamorada de Brittany —espeté.
—¡Al principio, no! Te obsesionaste con ella. Solo era una de tus locas adicciones. El amor vino después.
Tenía razón, pero me molestó escucharlo descargar mis sentimientos por ella.
—Cuidado. En este momento soy lo único que se interpone entre tú y Puck.
Suspiró y parecía arrepentido.
—Sí, lo sé. Soy un desastre. No puedo creer lo que hice. Es ese maldito cabello… y los hoyuelos.
Al parecer, Brittany tenía razón. Realmente le gustaba el pelo de la chica.
—¿Ella se enojó contigo y dijo que se lo contaría a Puck? Quiero decir, ¿se va a enterar siquiera?
Brittany echó la cabeza hacia atrás.
—Ella pensó que eso los hacía una pareja. Él dijo que solo follaba, que no tenía relaciones. Luego la dejó.
Auch. Él recibiría un puñetazo justo en la cara.
—No puedes quedarte aquí en nuestro departamento. Sin embargo, me aseguraré de que llegues a tu casa sano y salvo. Entonces esperaremos. Tal vez la chica no planea contárselo. No la conoces lo suficiente como para saber si lo hará. Permanece con vida hasta nuestro concierto de mañana por la noche.
Mike miró con ansiedad hacia la puerta que solía ser su dormitorio.
—Me quedaré en esa habitación. No saldré ni las molestaré.
Negué con la cabeza, fui a la puerta y la abrí para que pudiera salir.
—No te quedarás aquí. Ya basta. Vamos —dije, señalando la salida.
Mike volvió a mirar por la ventana. Esperaba que Puck apareciera.
—Aprovecha que no hay moros en la costa, vas a tener que correr —le recordé.
—Bien —espetó, y finalmente salió corriendo de mi departamento.
Brittany
Antes de mudarme con Santana, nunca hice mi cama.
Fue mi único acto de rebelión después de que me obligaran a hacer mi cama mientras crecía en esa casa estricta.
Si no lo hacía bien, me ataban con un cinturón. Así que hacer la cama no era algo por lo que me preocupaba ahora.
Sin embargo, a Santana le gustaba una cama hecha. Durante mucho tiempo lo hacía por las tardes cuando llegaba a casa. Nunca se quejó ni lo mencionó.
Solo lo hacía. Le gustaba la cama arreglada.
Después de verla hacer esto por un tiempo, decidí que yo podría hacerlo cada mañana.
Ella no era exigente en el sentido de que la sábana estuviera metida en los bordes o si el edredón se hallaba perfectamente estirado.
Simplemente le gustaba que estuviera ordenada.
La primera vez que lo hice, la sonrisa en su rostro, cuando entró en la habitación, hizo que valiera la pena.
Ahora lo hacía solo para ver esa sonrisa.
Le gustaba que lo hiciera por ella. Porque sabía que era algo que antes odiaba.
Esta mañana no tuve clases. En su lugar, me dispuse a hacer una limpieza profunda.
Todavía esperaba que Mike pidiera ayuda. Hasta el momento, Puck no aparecía ni mencionaba nada. No creía que Tina planeara contárselo.
Poniéndome de rodillas, saqué las bragas y los calcetines que se encontraban debajo de la cama. La mayoría de las veces tirábamos la ropa mientras nos atacábamos, así que las cosas desaparecían y terminaban por todo el lugar.
Mi sujetador favorito se perdió durante un mes porque fue a parar detrás de la cómoda.
Pensé en buscar toda la ropa perdida, luego sacudir y pasar la aspiradora. Había varias cajas bajo la cama. Eran de Santana, y nunca le pregunté sobre ellas. Era en su mayoría CDs, por lo que podía notar, y artículos de recuerdo.
Me agaché para enderezarlas y revisar por si alguna cosa quedó entre ellas y la pared.
Mis dedos rozaron una cajita de terciopelo. Confundida, envolví la mano a su alrededor y la saqué lentamente.
Sabía lo que había dentro de las cajitas de terciopelo, pero Santana no me mencionó el matrimonio. A pesar de que era todo en lo que podía pensar durante las últimas bodas que asistí.
Amaba a Santana, y quería estar con ella para siempre, pero no parecía estar lista para dar ese paso.
Me sentía feliz con vivir juntas.
La cajita era negra. La sostuve en mi mano mientras me encontraba sobre mi estómago junto a la cama. Casi tenía miedo de abrirla.
¿Y si hubiera algo ahí que no tenía que ver?
¿Y si este fuera un anillo de su pasado?
¿Le había dado un anillo a Sugar?
No.
No me pondría celosa por esto.
No saltaría a conclusiones.
Pero había polvo en la caja. No mucho, pero aun así, había un poco.
Las cosas bajo la cama se ponían polvorientas rápidamente. Después de esa pequeña charla, abrí la caja.
Ubicado en medio del satén había un enorme anillo de diamantes. De todas las cosas que esperaba ver, esto no era lo que imaginé.
Este anillo era caro. Y muy real. El interior de la caja tenía el nombre de la joyería con tinta negra sobre el satén blanco.
Echando un vistazo por encima del hombro para asegurarme de que Santana no hubiera llegado a casa, decidí que iba a probármelo. Me senté en el suelo y tomé suavemente el anillo como si pudiera romperse. Entonces lo deslicé con delicadeza en mi dedo anular.
Encajaba perfecto.
Moví la mano de un lado a otro para ver las luces reflejando la piedra.
¿Por qué tenía esto?
¿Lo guardaba para mí?
Si así fuera, se podría pensar que ella hubiera mencionado el matrimonio, o al menos lo habría insinuado. Pero en el último mes no dijo nada.
De hecho, cuando le pregunté que creía que debería hacer con el dinero que gané y donde debería depositarlo, sugirió que fuera a hablar con el gerente del banco y que le pidiera información al respecto.
No se ofreció a ir conmigo. Ni siquiera volvió a sacar el tema.
Eso no sonaba como una mujer que estaba a punto de proponer matrimonio.
Agarré la caja de nuevo y estudié el polvo sobre ella. No parecía que lo hubiera comprado y puesto bajo la cama recientemente. Cuanto más la observaba, más comprendía que se encontraba aquí desde hace un tiempo.
Era una tontería pretender que lo dejó ahí abajo para mí.
No era mío.
Salió con la misma facilidad que me lo puse, y luego lo volví a colocar en la caja tal como lo encontré. Con un triste suspiro, me recosté sobre mi estómago y volví a colocar la caja en su escondite.
Ya no me sentía de ánimo para limpiar.
Santana
Algo andaba mal con Brittany.
Le pregunté si se sentía bien, y ella forzó una sonrisa, luego me aseguró que se encontraba bien.
Cuando no estuvo mejor al día siguiente y siguió viéndose malhumorada, le pregunté si alguien la molestó, y dijo que se encontraba bien.
Una semana más tarde, cuando seguía actuando extraña y aun más retraída, le pregunté si hice algo para molestarla. Hubo una pausa antes de que dijera que no… que se encontraba bien.
No parecía estar jodidamente bien.
Es solo que no sabía que ocurría. Pero decidí que era culpa mía.
Por primera vez en nuestra relación, Brittany se veía molesta. La única vez que sentí como si estuviéramos bien era cuando hacíamos el amor.
Así que últimamente lo hacía aún más para tranquilizarme, diciéndome que me amaba y que no iba a perderla.
Escuché los gritos antes de llegar a los escalones.
Era Puck… mierda.
Cuando él no lo mencionó durante toda la semana, me imaginé que la chica no iba a decirle nada sobre Mike. Sonaba como si hubiera cambiado de opinión.
Subí las escaleras de dos en dos. Cuando llegué al primer rellano, donde se encontraba el apartamento de Mike, la puerta estaba abierta y Puck le gritaba a Brittany que se apartara del camino.
¡Hijo de puta!
Entré en estampida al cuarto para ver a Brittany parada entre Mike y un muy enojado Puck. Ella tenía sus manos en el aire como si estuviera protegiendo a Mike.
—NO des un paso más cerca de ella—rugí, empujando a Puck sobre el sofá y envolviendo a Brittany en mis brazos mientras lanzaba dagas con los ojos a mi mejor amigo, quien le permitió a mi mujer ser su escudo.
—¡SE FOLLÓ A MI PRIMA! ¡VOY A MATARLO!—gritó Puck, y lo sentí moverse a mi lado.
Empujé a Brittany detrás de mí, luego me volví para bloquear a Puck.
—No vas a tocarlo con Brittany en este cuarto. Podría resultar lastimada. Y antes de que vayas a cometer un delito, déjale hablar.
—¡Por favor!—rogó una voz femenina, entonces comenzó a llorar otra vez.
Sacudí mi cabeza para ver a la prima de Puck y la causa de todo este drama observar esto desarrollarse, con su rostro rojo y manchado. Seguro que ella no iba a salvar a Mike con su cuerpo. Iba a dejar que Brittany lo hiciera.
—Es mi prima—chilló—¡Habría pensado que siendo mi mejor amigo, respetaría eso!
Concordé. Pero Mike nunca la cagó así.
La cantidad de tiempo que pasó hablando del cabello de la chica y los hoyuelos me hizo pensar que estaba más que encariñado a ella de lo que quería admitir.
—¿Tenías que decirle?—gruñí a la asiática sollozante.
No entendí lo que él vio en eso. Sacudió la cabeza frenéticamente.
—¡No le grites! Ella se encontraba aquí conmigo y él la siguió—finalmente Mike entró en la conversación.
Volví mi atención a Brittany.
—Necesito que te vayas a parar en la puerta, lejos del peligro. ¿Puedes, por favor, hacer eso por mí?
Se mordió el labio inferior y pareció que tuvo que pensar seriamente las opciones.
Maldición, ¿en verdad pensó que iba a salvar a Mike?
—Amor, si alguien fuera a tocarte accidentalmente, yo perdería la cabeza. Esto iría muy mal, y ambos lo saben. Los dos necesitan que salgas del medio del peligro.
Por fin asintió y le echó un vistazo a Mike antes de ir a pararse junto a la puerta.
Miré a Mike esta vez.
—¿Por qué ella vino aquí? Pensé que fue una cosa de una sola vez y se terminó.
Palideció un poco, entonces pareció enojado.
—Yo… yo la llamé ese día después, ya sabes… para ver si se sentía bien. Hablamos, y luego vino. Pasó por un montón esta semana.
Qué me jodan.
—¡Voy a asesinarte!—Puck me empujó ahora que Brittany no se hallaba en el camino, y tuve que usar todas mis fuerzas para agarrar sus dos brazos y sacudirlo hacia atrás antes de que aporreara a Mike.
—Deja que lo expliquen primero, maldición—ordené. Después miré a la chica—¿Te gusta Mike? ¿Coqueteaste con él y viniste aquí por tu propia voluntad?
Asintió, y aulló:
—¡Sí! Traté de decírselo a Puck. Traté de decirle que amo a Mike. Pero no me escucha.
Sí, bueno, Mike no la amaba, así que ahora yo entendía por qué Puck lo quería matar.
Esta chica era gravemente inocente.
—¿Mike?—pregunté, mirando atrás—¿Sabías que ella te amaba?
Se pasó las manos por el cabello y sacudió la cabeza.
—No hasta que se lo gritó a Puck.
—¿Le dijiste o la hiciste pensar en algún momento que la amabas?
Negó con la cabeza.
—No. Solo… me gusta—la miró—Un montón. Me gusta estar con ella y me gusta hablar con ella.
—¡Y te gusta follarla! —rugió Puck, intentando liberarse de mi agarre.
Mike lo fulminó con la mirada.
—No digas eso. La angustia. ¿No puedes callarte y dejar de hacer esto en frente de ella? Está llorando y ni siquiera te importa. Está asustada y disgustada. Deja que Brittany la lleve y la calme. Entonces podemos seguir con esto.
Bueno, esto era interesante.
—A él más que le gusta, amigo. ¿Escuchas esto?—susurré al oído de Puck mientras lo contenía.
—Es demasiado joven para él. La lastimará. Demonios, ya piensa que lo ama. ¿Cómo va a manejarlo cuando lo vea follando una groupie?
Mike caminó hacia nosotros.
—CALLATE. LA. MALDITA. BOCA—su rostro era de un rojo intenso, y la vena en su frente sobresalía.
—Retrocede, Mike, o voy a soltarlo—advertí.
—¡Noooo, por favor! —lloró la chica.
Mike la miró y su expresión se suavizó.
Maldita sea. Casi me reí.
—Está bien, Tina. Está bien. Solo, por favor, deja de llorar—su voz era más suave cuando le hablaba.
La tensión de Puck disminuyó un poco. Él también lo escuchó.
Mike volvió a mirar a Puck.
—Ella es… diferente. Para mí. Intento averiguarlo, pero no quiero estar con nadie más. Es algo exclusivo y la respeto. Deseo protegerla y jamás quiero lastimarla. Hice eso una vez, y juro por Dios que no lo volveré a hacer. Solo danos un minuto, ¿de acuerdo? Necesita calmarse.
—No puede enamorarse en una maldita semana. Dale tiempo—dije, y Puck suspiró profundamente. Luego asintió.
—Bien. Te quiere. Vas a ser bueno con ella. ¿Qué diablos voy a hacer al respecto? Su mamá nunca debió enviarla para que la vigile. Mis amigos son unos condenados imbéciles. Condenados imbéciles cachondos.
Solté a Puck, y por suerte no se lanzó a Mike. Se volvió para ver a Tina.
—Es un buen chico. Mayormente. Pero no es perfecto, y tanto como no quiere, lo arruinará.
Mike gruñó, y levanté una mano para callarlo.
Puck negó con la cabeza y se dirigió a la puerta. Se detuvo cuando llegó ahí. Mirándome, dijo:
—Nunca lo habría tocado con Brittany tan cerca. No soy estúpido—se volvió a Mike—Si haces cualquier cosa aparte de respetarla y apreciarla, te encontraré donde Santana no esté cerca para salvar tu culo.
Nos quedamos en silencio por un rato hasta que estuvimos seguros de que Puck se marchó.
Mike se volvió a la chica y ella corrió hacia él.
Terminé con este drama. Brittany fue a nuestra habitación y yo fui directo a ella.
—Nunca me asustes así de nuevo.
Me dio una pequeña sonrisa.
—Sabía que nunca me tocaría. Yo era lo más seguro para Mike.
—No tienes que salvar el culo de Mike de ser un idiota.
Sonrió satisfecha.
—Tú lo hiciste.
Brittany
Ella sabía que algo andaba mal conmigo.
Me esforzaba para no dejar que me afectara el hecho de que él tenía una anillo oculto bajo la cama lleno de polvo. Pero todo lo que podía pensar era que lo compró para Sugar.
Tanto como me gustaba Sugar, me sentía muy celosa.
Habíamos estado juntas mucho más tiempo que ella con Sugar. Estuvo lista para proponérsele solo después de un par de meses. Estuvimos juntas casi un año, y ella ni siquiera lo mencionaba.
Hoy cedí y lloré por ello.
Cada día que pasaba y no decía nada sobre casarse conmigo, más me convencía de que no era mi anillo.
Era para alguien más.
Quién se encontraba casada con otro hombre ahora.
¡DIOS!
Odiaba sentirme así.
Amaba a Santana. Incluso si nunca quería casarse conmigo, me quedaría por tanto tiempo como me quisiera.
Era tan patética.
Verla sonreír volvió mi día más brillante. Cuando me besó, olvidaba momentáneamente que no me amaba tanto como amó a Sugar.
Entonces calaría el miedo asqueroso de que seguía enamorada de ella, y estaría arruinada por el resto del día.
Mirar las ventas de mi libro ya no me hacía feliz. Mi corazón se rompía más y más con cada día.
Me curvé en el sofá con una taza de café y me cubrí con una manta. Santana aún dormía, pero los sueños de ella proponiéndosele a Sugar, lo cual era ridículo, me despertaron.
Necesitaba alejarme y poner mi cabeza en orden.
Ella se despertaba y se ponía triste de que no estuviera ahí a su lado. Me sentí culpable por no estarlo. Su parte favorita de despertar era el sexo.
Pero las imágenes de ella poniendo ese anillo en la mano de Sugar no me ponían de humor para tener sexo.
Quería distancia.
Subiendo la manta, me acurruqué contra el frío de la mañana y sorbí mi café. No existía razón para que actuara así.
Tenía una vida maravillosa.
Santana me amaba. No tenía dudas al respecto.
Terminé dos novelas, y parecía que tal vez iba a hacer una carrera de este negocio de autora.
Eran sueños que tuve por tanto tiempo: estar enamorada y escribir.
Este estúpido anillo arruinó todo.
Dejaba que una roca bonita me disgustara y quitara mi alegría. Tal vez si le dijera que lo encontré. Le explicara que estaba siendo una bebé por eso, pero que me molestaba saber que había estado por pedirle a otra mujer que se casara con ella.
Entendería por qué estuve de tan mal humor, y entonces podría superarlo.
Sus pies golpearon el piso en el dormitorio. Podía escucharla estirarse, y supe exactamente cómo lucía.
Todos esos bonitos músculos en exhibición. Amaba esa vista. Y debido a un anillo estúpido, me hallaba aquí perdiéndomelo.
Creo que odiaba a ese anillo.
Cuando su mirada me llegó, levanté la cabeza de mi taza de café y la vi, llevaba solo una camisa ancha. El ceño fruncido en su cara arrugó su frente.
—¿Por qué estás aquí? —preguntó con su voz soñolienta y áspera.
Le mentí toda la semana y le dije que estaba bien. No era justo para ninguna de nosotras.
El anillo arruinaba las cosas.
—Encontré el anillo—solté, deseando que lo hubiera pensado mejor.
Su ceño se profundizó, como si no estuviera segura de lo que hablaba. El momento de comprensión llegó, y vi que transformó su cara.
—Limpiaba. No fisgoneaba. Solo… solemos perder mis bragas, sostenes y babydolls cuando los arrojas. Y tus medias. Revisaba detrás de los muebles y bajo la cama…
Santana dejó salir un gruñido de frustración y se pasó una mano por su cabello despeinado.
—¿Cuándo lo encontraste? ¿Por eso has estado mal toda la semana?
No negó que era para Sugar. No me decía que era mío.
Se veía angustiada. La mirada en su cara era una de preocupación y tal vez miedo.
Nada bueno.
—Sí. Ha sido una semana. Pero—levanté una mano—Está bien. Creo que solo necesitaba decirte. Estoy lidiando con ello. Claro, no es fácil de digerir, pero lo haré. Fue antes de mi época.
La confusión en su cara fue seguida por:
—¿A qué te refieres con antes de tu época?
No quería hablar de esto, pero era bueno para nosotras. Podríamos discutirlo y podría dejarlo en el pasado.
—Asumo que era para… Sugar. Ella estuvo antes de, ah… mí.
La nariz de Santana se arrugó en un aspecto que decía que pensó que me volví loca.
¿Hubo otra chica?
¿Una de la que no me contó?
¿Una de la que se enamoró más que de Sugar?
Iba a vomitar.
Se me quedó mirando un par de minutos más antes de acercarse y sentarse en la mesita de café así que me enfrentaba.
—Amor, nunca le compré un anillo a Sugar. Infiernos, ni siquiera lo consideré. ¿Por qué pensarías eso?
Así que había alguien más. Alguien tan importante que ni siquiera me contó sobre ella.
Esto era peor de algún modo.
—¿Quién, entonces? Pensé que ella era la única relación seria que tuviste.
Santana dejó escapar una risita como si estuviera sorprendido por mi pregunta.
—La única mujer con la que alguna vez consideré un para siempre eres tú.
Pero el anillo… Oh. Oh Dios.
—Sí. Tú. Solo tú—repitió. Entonces se movió para sentarse a mi lado en el sofá—¿Por qué asumirías que era para alguien más?
—Porque tenía polvo. Y nunca mencionaste casarnos. Ni siquiera en broma.
Gruñó y apoyó la cabeza en el sofá.
—Arruiné tanto esto.
Esperé a que dijera más. Los músculos de su cuello y cuerpo me distraían un poco.
—He trabajado para Finn para hacer dinero extra y así poder pagar por ese anillo. Costó varios meses, pero lo logré. Amé cada maldito minuto de ello. Quería que tuvieras lo mejor. Quería que el anillo en tu dedo le diga al mundo que eras mía y que te adoraba. Pero… pero entonces tu libro…—hizo una pausa y apretó las manos en su regazo—Lo hizo fantástico. Fue jodidamente asombroso, y estaba tan malditamente orgullosa de ti. Todavía lo estoy. Me volaste la cabeza. Pero… no podía pedirte que te casaras conmigo ahora. Porque no… nunca quise que pensaras…—se detuvo otra vez y me miró.
La frustración y el miedo en sus ojos tiró de mi corazón.
Lo entendí ahora.
Entendía sus preocupaciones.
Qué mujer loca.
Puse mi taza en la mesa, entonces giré mi cuerpo para enfrentar el suyo. Alcanzando su cara, la sostuve en mis manos y la miré a los ojos.
—Sí. Sí. Un millón de veces sí—las lágrimas escocieron en mis ojos mientras dije las palabras, pero seguí—Eres la única persona que amaré por siempre. Eres la única mujer con la que quiero pasar mi eternidad. Eres la primera persona que me ama, y encontré que, con tu amor, no necesitaba nada más. Llenaste cada vacío en mi vida. Mi corazón fue completado contigo. Así que cual sea la idea tonta que tienes en tu cabeza sobre el dinero que he hecho de este libro o los libros que escriba en el futuro, olvídalo. No creo que me quieras por mi dinero—me reí cuando lo dije.
Santana cerró los ojos por un segundo y dejó escapar un suspiro. Cuando los abrió, frunció el ceño otra vez.
—Mierda. Arruiné esto. Iba a proponértelo en el escenario. Iba a hacer que la multitud levante sus luces, y Joe iba a oscurecer el lugar. Entonces iba a ponerme de rodillas y decirte lo mucho que te amo mientras te pedía que seas mi esposa. Esto—dijo, ondeando entre nosotras sentadas juntas en el sofá—No era el plan.
Me reí una vez más, entonces me incliné y la besé en los labios.
—Tan dulce como suena, esto es mejor.
—¿Cómo es mejor? —preguntó con un mohín.
Empujé la manta, alcancé la camiseta que usaba, y la quité.
—Porque—dije, arrastrándome a su regazo completamente desnuda—, Podemos hacer esto.
Las manos de Santana agarraron mi cintura, y murmuró una maldición antes de chocar su boca a la mía. Me hundí y gemí mientras nuestros centros se rozaban. Levantó las caderas para aplastarse contra el ansioso hormigueo ya comenzando en mi interior.
Entrelazando mis manos en su cabello, me retorcí en sus brazos mientras mis senos rozaron los suyos.
El pulso entre mis piernas se intensificó más con cada caricia de su lengua.
—Mierda, amor. Estás mojando ropa. Tan malditamente caliente—murmuró a mis labios.
Me besó como si fuera algún raro dulce sabroso, y me pregunté si alguna mujer alguna vez sintió una euforia tan perfecta o si ser poseída por Santana López era la única forma de experimentar esto.
—Espera. Para—dijo Santana mientras rompió el beso.
No quería esperar.
Me acurruqué en su cuello.
—Mierda, amor. Voy a… solo dame un minuto. Necesito…—se detuvo cuando comencé a mecerme en su regazo—Joder. Sí.
De repente estaba siendo arrojada a través del aire. Santana me presionó contra el sofá mientras su mirada calentaba mi cuerpo y se quitaba la camisa dejándola completamente desnuda.
Levanté una pierna y la lancé sobre la parte posterior del sofá, abriéndome para ella. Solo hizo que las flamas en sus ojos ardieran más brillantes.
Sabiendo que le había provocado esto me hizo estremecer con anticipación.
Sabía cómo me haría sentir.
La maravilla de que ella me tomaría era adictiva. Santana López logró hacerme una adicta también.
Era tan adicta a esta mujer como ella a mí.
En lugar de agarrarme y embestir, se acercó despacio, sus ojos todavía fijos en los míos. Entonces lentamente comenzó a acomodarse hasta que nos unió y el roce era perfecto.
Jadeando, alcancé sobre mi cabeza y agarré el apoyabrazos. Sus ojos cayeron por un minuto a mi pecho. La punta de su lengua salió y se lamió los labios.
—Tetas exquisitas, amor. Mis malditas asombrosas tetas.
Jadeé y solté un suspiro, necesitando oxígeno y sabiendo que eso las haría rebotar y darle a su mirada lujuriosa una provocación.
Bajando la cabeza, chupó un pezón en su boca mientras lentamente comenzó a deslizarse con un gruñido que me curvó los dedos de los pies.
—Amo esto. No puedo vivir sin ello—jadeó; entonces se movió para darle a mi otro pecho la misma atención. Con cada balanceo atractivo de sus caderas, susurró en mi oreja lo mucho que amaba—Eres mi chica. Te amo. Tan malditamente hermosa.
Cuando comenzó a decirme cuán preciosa era para ella, choqué con las estrellas, y se sintió como si estuviera volando.
Santana
Cuando fuéramos viejas y tuviera que contar la historia a nuestros hijos y nietos sobre cómo le pedí a Brittany que se casara conmigo, tendría que inventar una versión apta para menores para compartir con ellos.
Pero maldición, la versión para adultos era muchísimo mejor.
El cabello rubio de Brittany se curvó alrededor de sus hombros y se esparció sobre mi pecho mientras dormía en mis brazos.
Después de que le hice al amor a mi chica minuciosamente en el sofá, la recogí y la traje aquí para que lo hiciéramos de nuevo.
Constantemente teníamos sexo caliente y salvaje donde ella me arañaba y yo le hablaba sucio.
Pero no era a menudo que me tomaba mi tiempo y le dejaba saber cómo había cambiado mi vida. Como amarla era la mejor maldita cosa que me sucedió alguna vez.
Decidí que me gustó. Un montón, maldición.
Ahora quedó exhausta y curvada en mis brazos. Esto era una perfección que nunca quería perder.
Lucharía mi vida entera para mantenerla.
Alcanzando su mano izquierda, tomé el anillo en mi mano y lo deslicé en el delicado dedo que chupé antes.
Los ojos de Brittany parpadearon y finalmente los abrió. No me miraba, pero sí a su mano, ahora exhibiendo el anillo que escogí para ella.
Solo ella.
Sonriendo, observé mientras levantaba la mano y la inclinaba, viendo el diamante relucir contra la luz del sol entrando por las ventanas.
Se mordió el labio inferior, y una sonrisa apareció en sus labios cuando por fin me miró.
—Sí, sí, sí —dijo, entonces soltó unas risitas.
—Ya me has dicho que sí, amor—dije mientras agachaba la cabeza para besarla en los labios.
—Me gusta decirlo —respondió.
Hice una pausa.
—¿En serio? Porque puedo pensar en un montón de cosas a las que me gustaría que digas que sí. Podría comenzar a probar esa teoría muy pronto.
—Sí —repitió.
Mi vida iba a ser malditamente asombrosa.
FIN
********************************************************************************************************************************
Hola, aquí les dejo el final de otra linda historia. MUCHAS GRACIAS a todas per personas que se dieron el tiempo de leerla y mucho mas comentarla!
Gracias!
Ya subo el inicio de la siguiente!
Pd: como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd2: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, aquí les dejo el final de otra linda historia. MUCHAS GRACIAS a todas per personas que se dieron el tiempo de leerla y mucho mas comentarla!
Gracias!
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Pd: como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd2: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Britt se paso las medias peliculas jajajaja y la forma de pedir matrimonio de san me encanto.
Muy linda la historia como todas las que publicas muchas gracias.
Muy linda la historia como todas las que publicas muchas gracias.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Como siempre gracias y mil veces gracias, demasiado bueno este fic!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Isabella28 escribió:Britt se paso las medias peliculas jajajaja y la forma de pedir matrimonio de san me encanto.
Muy linda la historia como todas las que publicas muchas gracias.
Hola, jajajajaja xD jajjaajajaj suele pasar, no¿? jajajajaja. Jajajajaajja dices tu¿? jajajajaajajaj. Que bueno que te gustara. Jajaja q bueno q sea así... y espero q lo siga siendo al vrdd jaajja. De nada, pero gracias a ti por leer y comentar! Saludos =D
micky morales escribió:Como siempre gracias y mil veces gracias, demasiado bueno este fic!!!!!
Hola, jajaaj de nada, pero como siempre gracias a ti por seguir aquí leyendo y más aun comentando! Que bueno q te gustara y espero q siga siendo así con los demás! jajajaja. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Hermosa historia!!!!!!!
Hermoso final, GRACIAS COMO SIEMPRE!!!!!
Hermoso final, GRACIAS COMO SIEMPRE!!!!!
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Hola morra...
Exelente historia!!!!
Si a alguna no le vuela la cabeza no bale jajaja
Muy bien final
Nos vemos
Exelente historia!!!!
Si a alguna no le vuela la cabeza no bale jajaja
Muy bien final
Nos vemos
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
monica.santander escribió:Hermosa historia!!!!!!!
Hermoso final, GRACIAS COMO SIEMPRE!!!!!
Hola perdida, que bueno que te haya gustado...y espero que siga siendo así jajajaja. O no¿? jajajaj esk son unas loquillas jajaajaj. De nada, pero como siempre, gracias a ti por seguir! Saludos =D
3:) escribió:Hola morra...
Exelente historia!!!!
Si a alguna no le vuela la cabeza no bale jajaja
Muy bien final
Nos vemos
Hola perdia lu, si¿? que bueno que te lo parecio...y espero siga siendo así jajaajaj. Jajajajajajaja XD esk es como su esencia, no¿? jajajajaja. Pienso igual! jajaja. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Me atrase horrores pero como siempre ame la historia, así que gracias.
Simplemente las chicas complementándose, la rubia siendo quien mantiene cuerda a San y esta quien le da un poco de locura a la vida de la rubia
Simplemente las chicas complementándose, la rubia siendo quien mantiene cuerda a San y esta quien le da un poco de locura a la vida de la rubia
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
JVM escribió:Me atrase horrores pero como siempre ame la historia, así que gracias.
Simplemente las chicas complementándose, la rubia siendo quien mantiene cuerda a San y esta quien le da un poco de locura a la vida de la rubia
Hola, jajajaja un poco, pero suele pasar jajajaja. Eso es lo bueno! espero siga siendo así con las demas historias jajaja. De nada, pero gracias a ti por leer y comentar! Jajajaja q perfecta descripción! ajajajajaj, mis Brittana!aajaajaj. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Me encantan tus historias
Las he leído casi todas y no me canso de leer cada historia nueva y vieja eres la mejor continúa creando y escribiendo de esta increíble pareja sos la mejor
thalia danyeli* - Mensajes : 3
Fecha de inscripción : 24/06/2018
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
thalia danyeli escribió:Las he leído casi todas y no me canso de leer cada historia nueva y vieja eres la mejor continúa creando y escribiendo de esta increíble pareja sos la mejor
Hola, =o eso es muy bueno...espero y las leas todas xD Que bueno que te guste lo q adapto y siga siendo así xD Jajajajaaja. Tú lo eres por leer y comentar! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Hola chicas.. me estoy poniendo al día con tus historias...entre ayer y he apenas terminado ésta... voy por las otras...sld.. me encantan tus adaptaciones como siempre
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
marthagr81@yahoo.es escribió:Hola chicas.. me estoy poniendo al día con tus historias...entre ayer y he apenas terminado ésta... voy por las otras...sld.. me encantan tus adaptaciones como siempre
Hola perdida, aaah eso es lo bueno asi sigue asi noma xD JAjaajaj mejor tarde q nunca, no¿? Eso es muy bueno y espero siga siendo así. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
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