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[Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
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Isabella28
3:)
micky morales
monica.santander
23l1
9 participantes
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Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Pienso lo mismo del comentario de arriba...presiento que labios tomará algo que no le pertenece.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:Hola morra...
Primer encuentro de los 3 productivo... Ponele!!!
Parese que britt le va a dar a san la vida diurna que pierde jajaja....
Nos vemos!!
Hola lu, jajajajaja dices tu¿? jajajajajajaj. Jajajajaj xD ajajajjaaj nose xq te creo jaajaj. Saludos =D
micky morales escribió:Esto entre ellas va tan lento que me estoy empezando a desesperar y temo que esa lentitud de Santana la aproveche labios de mero!!!!!
Hola, jaajajaj xD ajajajajajajaja XD ajajajaja creo q le ganaron a las otras historias q eran lentas xD ajajajajjaja..., pero sera un mejor final¿? mmm¿? =O nonononononononono ni lo digas!!! solo q ayude para q sea más rápido, pero no se meta ¬¬ Saludos =D
Isabella28 escribió:Pienso lo mismo del comentario de arriba...presiento que labios tomará algo que no le pertenece.
Hola, jaajjajaja XD lo digo otra vezQ nonononononono no lo digas tu tmpoco q psa!!!!! Soloq ayude a q san abra los ojos y nada mas! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Cap 9
Capitulo 9
Brittany
El pastor Williams no me llamó durante el mes que me fui.
No es como si esperara que lo hiciera, en realidad, porque nunca hablamos mucho, pero por otra parte, él fue mi tutor durante toda mi vida.
¿No le importaba si las cosas iban bien para mí?
¿O sólo le alegraba que me hubiera ido?
Probablemente era la última opción.
Sólo tenía una foto de mi infancia, y era una que me tomó la maestra con mis compañeros de clase en el cuarto grado. Ella le dio a cada estudiante una copia en un marco con forma de corazón para el Día de San Valentín.
Nunca me dieron un teléfono con cámara, y cosas como Facebook se hallaban fuera de los límites para mí.
Si la señora Williams alguna vez me hubiera atrapado haciendo algo así, habría pagado por ello.
Mirando alrededor de mi departamento, me di cuenta que lo rodeaba cierta frialdad.
No tenía nada que mostrar de mi vida.
Nada que recordar.
Quería recuerdos que pudiera atesorar. No tenía ninguna razón para sentirme triste debido a mi pasado.
Lo que tenía que hacer era enfocarme en mi vida ahora. Ahora tenía amigos.
También tenía un celular con cámara y una computadora portátil.
Cuando entrara por la puerta, quería que hubiera fotos de personas en mi vida que me hacían sonreír.
Quería ver momentos que siempre recordaría.
Si no quería ser diferente, entonces tenía que aprender a vivir como una persona normal. Pensé que aquí, que esconderme en mi departamento y escribir, era todo lo que quería hacer.
Ahora sabía que me equivoqué.
No conocía las cosas de la vida: como lo bien que se sentía besar o lo agradable que era ser abrazada por alguien.
Nunca nadie me contó sobre sí mismo y me escuchó hablar a cambio.
Después de probar ambas cosas, no me hallaba dispuesta a volver a ser esa chica que se aislaba del mundo y que todos podían lastimar.
Casi estaba bastante segura de que la señora Williams se equivocaba sobre mí.
Le caía bien a la gente aquí.
Nadie se encogía ni susurraba cuando me veían. A menudo las personas se volteaban a mirarme y sonreír.
Ellos no veían la horrible maldad que la señora Williams siempre afirmó ver en mi interior.
Casi tenía la certeza de que ella estuvo mintiendo.
Me odiaba a causa de mi mamá, pero yo no era una mala persona. Le agradaba a personas buenas. Nadie me trataba como si fuera un pecado caminante.
Quizás era digna de ser amada.
Santana me llevó a desayunar ayer, y luego dimos un largo paseo en su motocicleta por la carretera a lo largo de la playa.
Cuando regresamos, entró y hablamos sobre mis clases.
Me hizo leer la letra de una canción que escribía y me preguntó lo que pensaba.
Era media tarde cuando se fue para dormir una siesta antes de su actuación esa noche.
Sam llamó más tarde esa noche para preguntar si quería ver una película.
La idea de acercarme a alguien otra vez y sentirme conectada parecía maravillosa, así que por supuesto le dije que sí.
Tanto Sam como Santana estuvieron lo bastante cerca de mí como para saber si hubiera maldad en mi interior. Ya la habrían visto y se habrían disgustado.
A ambos parecía gustarles genuinamente.
Un golpe en la puerta me sacó de mis pensamientos, levanté la vista de la pantalla de la computadora, donde tenía la intención de escribir algo para mi libro.
La puerta se abrió y Santana asomó la cabeza. Sus ojos recorrieron la habitación hasta que me encontraron, y luego sonrió.
Esa sonrisa siempre me hacía sentir como si tuviera miel caliente corriendo por mis venas.
—Realmente deberías bloquear esta puerta—dijo mientras entraba.
—¿Por qué? ¿Para mantener fuera a la chusma?—pregunté en broma, luego le arqueé una ceja.
Se encogió de hombros.
—Bueno, la dejaste desbloqueada y mira lo que pasó.
Asentí y le fruncí el ceño con seriedad.
—Puedo entender lo que quieres decir. Tal vez debería conseguir un cerrojo extra—respondí.
Santana agarró su corazón.
—Auch —dijo, luego se desplomó en la silla, enfrentándome—Eso fue profundo, amor. Jodidamente malvado.
Rodé los ojos y me recosté en mi silla.
—Sobrevivirás. Estoy segura.
Santana apoyó sus pies sobre la mesita de café frente a ella y me estudió por un momento.
—Ven a escuchar a la banda esta noche. Estamos en Live Bay de nuevo debido a un cambio en la programación de esta semana. Puedes sentarte con Emily. No tuviste la oportunidad de escuchar mucho la otra noche.
Esta era la parte en que ser amigos iba a ser difícil.
Decirle que tenía una cita con Sam para ver una película no debería ser un gran problema. Pero, por alguna razón, era difícil decirlo en voz alta.
No quería que pensara que Sam era más importante, aunque tenía la sensación de que Sam no me pedía salir otra vez sólo porque quisiera ser mi amigo.
—Ya tienes planes, ¿verdad?—dijo antes de que pudiera idear algo que decir que no fuera incómodo.
—Sam me pidió ir al cine con él esta noche—admití.
No tenía ninguna razón para sentirme mal por esto.
Ninguna razón en absoluto… pero así me sentía.
Maldición.
Santana dejó escapar un suspiro.
—Bueno. Él te lo pidió primero. Está todo bien. Pero la noche del jueves estaré tocando en Live Bay, y quiero que vengas.
De acuerdo. Podríamos hacer esto.
Ella hacía que todo fuera fácil, y yo lo empeoraba.
—Trato hecho—acepté.
Santana asintió, pero no parecía feliz.
—¿Vas a comer en esta cita?—preguntó.
Sam no dijo nada acerca de la cena. Sólo me invitó a ver una película.
Negué con la cabeza.
Santana sacó el teléfono de su bolsillo.
—Bueno. Tengo hambre. ¿A qué hora vendrá a recogerte?
—A las seis —respondí.
—Eso nos deja con dos horas—dijo, y una sonrisa reemplazó su ceño fruncido—¿Tailandesa o italiana? ¿O quieres volver a comer fajitas de ese lugar mexicano?
Ella nos ordenaba comida para llevar. No quería sentir esa sensación cálida y hormigueante en mi pecho.
Por lo menos no en lo que a Santana concernía. Sin embargo, por extraño que fuera, era la única persona que lograba provocar esa sensación.
—No es una pregunta difícil, amor—dijo, recordándome que tenía que contestarle.
Tenía malos recuerdos de la comida tailandesa.
—Las fajitas suenan bien.
—Esa es mi chica—dijo mientras marcaba el número del lugar mexicano.
Sabía que ella no quería decir nada con eso, pero nunca nadie me hizo sentir que pertenecía.
El simple mi chica significaba más para mí de lo que notaba. De hecho, si supiera lo profundo que me afectó, correría de nuevo-y probablemente esta vez nunca regresaría.
Estudié mi pantalla como si en realidad pensara en qué escribir a continuación, pero escuché a Santana pedir comida.
Actuaba como si perteneciera en mi casa.
Tal vez eso se suponía que me asustara, pero no lo hizo. Hizo exactamente lo contrario.
Cuando colgó, había reunido el valor suficiente para dirigirme a ella y soltar las palabras antes de darme cuenta de lo estúpido que sonaba.
—¿Puedo tomar una foto de nosotras con mi teléfono? No tengo una foto de nosotras… y me gustaría una.
Santana echó un vistazo a la habitación, como si notara por primera vez que no tenía una foto mía con nadie, luego sus ojos volvieron a mí.
—Sólo si me la mandas por mensaje, así también la tendré.
Sonreí, aliviada de que no se burlara de mí o huyera, me puse de pie y me acerqué a ella.
Antes de que pudiera descubrir cómo tomar la foto exactamente, Santana agarró mi mano y me tiró sobre su regazo.
—Yo sacaré la foto y te la enviaré—dijo, luego presionó un beso en mi mejilla y tomó una foto con su teléfono.
Riendo, me aparté para decirle que quería una en la que pudiera ver su cara, pero agarró mi cabeza y presionó mi cara en su mejilla como si le diera un beso y tomó otra foto.
Cuando soltó mi cabeza, vi el brillo malicioso en sus ojos y se rio más fuerte.
—Mira hacia la cámara, amor —dijo antes de sacar la lengua y lamer un lado de mi cara.
Empujándolo y limpiándome la cara con la palma de la mano, ni siquiera pude fingir estar asqueada. Era la primera visión de cerca y me encontraba más que un poco fascinada.
—La mayoría de las mujeres me ruegan que las lama, y te lo doy de forma gratuita y me empujas —dijo con un puchero falso en su rostro.
—Estás loca—me reí.
—Soy el buen tipo de loca.
No iba a discutir con ella sobre eso. Sin duda era el buen tipo de una gran cantidad de cosas.
—Listo, te envié las tres fotos. Y las voy a publicar en el Instagram de Jackdown porque soy tan jodidamente fotogénica.
No discreparía.
“Hmmm” fue lo mejor que pude articular en respuesta. Decirle que era nada menos que hermosa sería una mentira.
Necesitaba salir de su regazo.
Empecé a moverme, cuando su mano se posó sobre mi pierna.
—Oye. No te dije que podías levantarte todavía —dijo mientras tecleaba en su teléfono.
Una mano permaneció sobre mí como si eso fuera todo lo necesario para mantenerme ahí. Cuando terminó de publicar la imagen, levantó la vista hacia mí.
—¿Cuál es tu Instagram?
—No tengo.
Su ceja se alzó.
—Todo el mundo tiene Instagram. ¿Por qué demonios tú no? Una cara como la tuya necesita ser compartida todos los días.
¿Cómo podía decir las cosas más dulces un minuto y las cosas más sucias al siguiente?
Me encogí de hombros y esperaba no estar ruborizada.
—En realidad, no tengo redes sociales. Nunca lo he hecho.
Santana no me presionó para decir más, aunque pude ver que quería. Era como si conociera mis límites y no los quisiera infringir.
Algún día, si me sentía lista para hablar de mi pasado, ella era la única persona con la que podría imaginarme conversando de eso.
Pero no en este momento.
Todavía no llegaba ahí.
—¿Quieres ver una foto mía con el pelo muy largo?—preguntó, cambiando de tema y llevando su atención de regreso al teléfono.
La mirada divertida en su rostro cuando la encontró me hizo querer sacarle una foto.
Me encantaba lo expresiva que era.
—Mira esto—dijo, acercándome más así podría mostrarme su teléfono en vez de pasármelo.
Traté de no pensar en estar toda acurrucada junto a ella, y me concentré en la imagen.
Su cabello era del mismo color, pero rozaba sus caderas. Parecía una modelo.
Su rostro también era más joven.
—¿Hace cuánto tiempo fue esto?
—Unos tres años, supongo. Odiaba el pelo tan largo, pero a las chicas les gustaba—explicó, como si esa fuera la respuesta para todo.
Le gustaría a las chicas sin cabello. A cualquier persona.
Seguramente lo sabía.
—Me gusta más ahora—le dije, y retrocedí de nuevo.
Estar tan cerca de ella que su aliento cosquilleaba en mi piel era demasiado.
Llamaron a la puerta, y Santana pellizcó el interior de mi muslo.
—La comida está aquí—dijo antes de tomarme por la cintura y ponerme de pie.
—¿Tan rápido?
Santana me lanzó una sonrisa torcida y se encogió de hombros.
—Conozco a la hija del dueño.
No era de extrañar.
No volvería a pedir comida mexicana.
¡No!
Espera.
Esa no era la respuesta correcta.
No deberían importarme las mujeres que Santana conocía. Ella y yo éramos amigas.
No iba a arruinar nuestra amistad.
—Voy a buscar los platos —dije.
—¿Tienes té dulce? —gritó detrás de mí.
Me detuve y pensé mentirle.
Decirle que me quedé sin cosas para hacerla. Pero no quería mentir, y había una posibilidad de que pudiera ver las bolsitas de té si veía mis gabinetes.
—No, no he hecho —respondí, luego me apresuré a la cocina.
Santana
Si sólo hubiera dicho que no, entonces no lo habría notado.
Pero se detuvo y me miró por un minuto. Eso fue lo que la delató.
Y me sentí como un pedazo de mierda. Yo era un pedazo de mierda.
Maldición.
Ella amaba el té dulce, y parecía tan orgullosa de sí misma por haberlo hecho bien. Y se lo arruiné al ser una imbécil.
Bueno, ella iba a hacer un poco del té más dulce, maldita sea.
Iba a quedarme a su lado mientras lo hacía. Aunque tuviera que hacerlo cada día, mantendría el té dulce en su nevera porque le gustaba.
No quería que lo asociara a un mal recuerdo.
No cuando enseñarle cómo hacerlo fue uno de mis recuerdos favoritos.
Puse la comida en la mesa y me dirigí a la cocina.
Ella arreglaba dos platos, y el ceño fruncido en su rostro me dijo que se preocupaba por la cosa del té dulce.
No merecía su tiempo.
No era lo bastante buena para recibir sus dulces sonrisas, pero me las daba de todos modos.
—¿Dónde están las bolsas de té, amor?—pregunté, caminando hasta quedar detrás de ella.
Se tensó.
Puse las manos en sus hombros y apreté suavemente.
—Fui una idiota. Me asustas, y no supe cómo manejar la situación al principio, pero me encuentro bien ahora. No saldré corriendo de nuevo. No creo que pueda, incluso si quiero hacerlo. La idea me pone jodidamente enferma del estómago—me detuve porque abrí la boca y dije todo tipo de mierda que no tenía que decir. Calmándome, terminé de hablar—Vamos a hacer un poco de té dulce. Y cada vez que venga aquí, será mejor que lo tengas preparado y en la nevera. No para mí, sino porque a ti te gusta. Quiero que tengas las cosas que te hacen feliz.
Se relajó bajo mis manos y luego asintió.
—Fue tonto. Debí seguir haciéndolo—dijo, luego se volteó para matarme con la más sincera y jodidamente preciosa sonrisa sobre la faz de la Tierra.
Había una sensación dolorosa de opresión en mi pecho que era completamente desconocida, pero dolía como un hijo de puta y era difícil respirar.
—Voy a buscar las bolsas de té y el azúcar. Tú hierve el agua—me dijo, sin darse cuenta que algo ocurría en mi cuerpo que me volvía malditamente loca.
Me las arreglé para asentir y moverme hacia la estufa.
Tanteando, llené la olla con agua. No había ninguna razón para que la opresión en mi pecho estuviera ahí.
¿Qué pasaba?
Ella me sonrió. Eso fue todo.
La sonrisa más dulce que jamás vi, pero aun así, era sólo una sonrisa.
—La otra noche, fue mi primera cita. No sólo con Sam, sino la primera cita en mi vida. No soy buena con los chicos o chicas. No los entiendo, y, a veces hago cosas que no debería y reacciono de formas que son ridículas, y no me doy cuenta. Así que, si hago algo tonto o digo algo incorrecto, sólo dímelo. Prometo que lo mejoraré.
No podía darme la vuelta y mirarla todavía.
Sabía que necesitaba hacerlo porque era lo máximo que compartió conmigo acerca de su pasado, pero joder, ¿cómo podía mirarla mientras lo procesaba?
Furia, confusión, desconcierto y celos fríos como el hielo puro me inundaron a la vez.
¿Su primera cita?
¿Cómo demonios era eso posible?
Tenía casi veinte años.
¿La mantuvieron encerrada en un ático?
Traté de no dejar que me comiera viva el hecho de que Sam fue su primero en algo.
No iba a salir con ella.
Para empezar, no salía en citas.
Lo intenté una vez, y apestó. Pero tampoco me gustaba compartirla.
Ella era mía.
No, no lo era.
Era mi amiga.
Límites.
Necesitaba algunos límites en mi cabeza.
Brittany era mi amiga. Me hacía feliz.
Pero no era mía.
Nunca lo sería porque no quería que nadie me perteneciera.
—No te estás moviendo—la voz de Brittany sonaba preocupada.
Mientras yo me preocupaba por ella.
Dejé escapar un suspiro y relajé la cara en lo que esperaba fuera una expresión casual.
Echando un vistazo por encima del hombro, le di una sonrisa tranquilizadora.
—Por lo que he visto, estás muy cerca de ser perfecta. No te disculpes. Todo lo que sucedió antes con nosotros es porque estoy jodido. No tú, amor. Nunca tú.
Revolví el agua y encendí el gas en la estufa.
No podía estar ahí y ver hervir el agua, así que una vez que terminé, me di la vuelta para mirarla. Se retorcía las manos y me observaba.
Estirándome, agarré una de sus manos para detenerla.
—Hablo en serio. Cuando actúo como una imbécil, es porque estoy bastante jodida. Eres perfecta, Brittany. Lo juro. Deja de preocuparte, y vamos a arreglar nuestros platos. Esos fajitas huelen increíble.
La tensión en sus hombros se alivió.
—Está bien—respondió, y comenzó a caminar hacia la mesa. Se detuvo y me miró—Para que conste, no creo que estés jodida. También creo que eres perfecta.
Eso no era lo que necesitaba oírle decir.
Iba a matarme lentamente, y la dejaría porque no sería capaz de mantenerme alejada de ella.
Ya era hora de que enfrentara los hechos.
Era adicta a Brittany Pierce.
Más adicta de lo que era a cualquier cosa en mi vida.
No es como si esperara que lo hiciera, en realidad, porque nunca hablamos mucho, pero por otra parte, él fue mi tutor durante toda mi vida.
¿No le importaba si las cosas iban bien para mí?
¿O sólo le alegraba que me hubiera ido?
Probablemente era la última opción.
Sólo tenía una foto de mi infancia, y era una que me tomó la maestra con mis compañeros de clase en el cuarto grado. Ella le dio a cada estudiante una copia en un marco con forma de corazón para el Día de San Valentín.
Nunca me dieron un teléfono con cámara, y cosas como Facebook se hallaban fuera de los límites para mí.
Si la señora Williams alguna vez me hubiera atrapado haciendo algo así, habría pagado por ello.
Mirando alrededor de mi departamento, me di cuenta que lo rodeaba cierta frialdad.
No tenía nada que mostrar de mi vida.
Nada que recordar.
Quería recuerdos que pudiera atesorar. No tenía ninguna razón para sentirme triste debido a mi pasado.
Lo que tenía que hacer era enfocarme en mi vida ahora. Ahora tenía amigos.
También tenía un celular con cámara y una computadora portátil.
Cuando entrara por la puerta, quería que hubiera fotos de personas en mi vida que me hacían sonreír.
Quería ver momentos que siempre recordaría.
Si no quería ser diferente, entonces tenía que aprender a vivir como una persona normal. Pensé que aquí, que esconderme en mi departamento y escribir, era todo lo que quería hacer.
Ahora sabía que me equivoqué.
No conocía las cosas de la vida: como lo bien que se sentía besar o lo agradable que era ser abrazada por alguien.
Nunca nadie me contó sobre sí mismo y me escuchó hablar a cambio.
Después de probar ambas cosas, no me hallaba dispuesta a volver a ser esa chica que se aislaba del mundo y que todos podían lastimar.
Casi estaba bastante segura de que la señora Williams se equivocaba sobre mí.
Le caía bien a la gente aquí.
Nadie se encogía ni susurraba cuando me veían. A menudo las personas se volteaban a mirarme y sonreír.
Ellos no veían la horrible maldad que la señora Williams siempre afirmó ver en mi interior.
Casi tenía la certeza de que ella estuvo mintiendo.
Me odiaba a causa de mi mamá, pero yo no era una mala persona. Le agradaba a personas buenas. Nadie me trataba como si fuera un pecado caminante.
Quizás era digna de ser amada.
Santana me llevó a desayunar ayer, y luego dimos un largo paseo en su motocicleta por la carretera a lo largo de la playa.
Cuando regresamos, entró y hablamos sobre mis clases.
Me hizo leer la letra de una canción que escribía y me preguntó lo que pensaba.
Era media tarde cuando se fue para dormir una siesta antes de su actuación esa noche.
Sam llamó más tarde esa noche para preguntar si quería ver una película.
La idea de acercarme a alguien otra vez y sentirme conectada parecía maravillosa, así que por supuesto le dije que sí.
Tanto Sam como Santana estuvieron lo bastante cerca de mí como para saber si hubiera maldad en mi interior. Ya la habrían visto y se habrían disgustado.
A ambos parecía gustarles genuinamente.
Un golpe en la puerta me sacó de mis pensamientos, levanté la vista de la pantalla de la computadora, donde tenía la intención de escribir algo para mi libro.
La puerta se abrió y Santana asomó la cabeza. Sus ojos recorrieron la habitación hasta que me encontraron, y luego sonrió.
Esa sonrisa siempre me hacía sentir como si tuviera miel caliente corriendo por mis venas.
—Realmente deberías bloquear esta puerta—dijo mientras entraba.
—¿Por qué? ¿Para mantener fuera a la chusma?—pregunté en broma, luego le arqueé una ceja.
Se encogió de hombros.
—Bueno, la dejaste desbloqueada y mira lo que pasó.
Asentí y le fruncí el ceño con seriedad.
—Puedo entender lo que quieres decir. Tal vez debería conseguir un cerrojo extra—respondí.
Santana agarró su corazón.
—Auch —dijo, luego se desplomó en la silla, enfrentándome—Eso fue profundo, amor. Jodidamente malvado.
Rodé los ojos y me recosté en mi silla.
—Sobrevivirás. Estoy segura.
Santana apoyó sus pies sobre la mesita de café frente a ella y me estudió por un momento.
—Ven a escuchar a la banda esta noche. Estamos en Live Bay de nuevo debido a un cambio en la programación de esta semana. Puedes sentarte con Emily. No tuviste la oportunidad de escuchar mucho la otra noche.
Esta era la parte en que ser amigos iba a ser difícil.
Decirle que tenía una cita con Sam para ver una película no debería ser un gran problema. Pero, por alguna razón, era difícil decirlo en voz alta.
No quería que pensara que Sam era más importante, aunque tenía la sensación de que Sam no me pedía salir otra vez sólo porque quisiera ser mi amigo.
—Ya tienes planes, ¿verdad?—dijo antes de que pudiera idear algo que decir que no fuera incómodo.
—Sam me pidió ir al cine con él esta noche—admití.
No tenía ninguna razón para sentirme mal por esto.
Ninguna razón en absoluto… pero así me sentía.
Maldición.
Santana dejó escapar un suspiro.
—Bueno. Él te lo pidió primero. Está todo bien. Pero la noche del jueves estaré tocando en Live Bay, y quiero que vengas.
De acuerdo. Podríamos hacer esto.
Ella hacía que todo fuera fácil, y yo lo empeoraba.
—Trato hecho—acepté.
Santana asintió, pero no parecía feliz.
—¿Vas a comer en esta cita?—preguntó.
Sam no dijo nada acerca de la cena. Sólo me invitó a ver una película.
Negué con la cabeza.
Santana sacó el teléfono de su bolsillo.
—Bueno. Tengo hambre. ¿A qué hora vendrá a recogerte?
—A las seis —respondí.
—Eso nos deja con dos horas—dijo, y una sonrisa reemplazó su ceño fruncido—¿Tailandesa o italiana? ¿O quieres volver a comer fajitas de ese lugar mexicano?
Ella nos ordenaba comida para llevar. No quería sentir esa sensación cálida y hormigueante en mi pecho.
Por lo menos no en lo que a Santana concernía. Sin embargo, por extraño que fuera, era la única persona que lograba provocar esa sensación.
—No es una pregunta difícil, amor—dijo, recordándome que tenía que contestarle.
Tenía malos recuerdos de la comida tailandesa.
—Las fajitas suenan bien.
—Esa es mi chica—dijo mientras marcaba el número del lugar mexicano.
Sabía que ella no quería decir nada con eso, pero nunca nadie me hizo sentir que pertenecía.
El simple mi chica significaba más para mí de lo que notaba. De hecho, si supiera lo profundo que me afectó, correría de nuevo-y probablemente esta vez nunca regresaría.
Estudié mi pantalla como si en realidad pensara en qué escribir a continuación, pero escuché a Santana pedir comida.
Actuaba como si perteneciera en mi casa.
Tal vez eso se suponía que me asustara, pero no lo hizo. Hizo exactamente lo contrario.
Cuando colgó, había reunido el valor suficiente para dirigirme a ella y soltar las palabras antes de darme cuenta de lo estúpido que sonaba.
—¿Puedo tomar una foto de nosotras con mi teléfono? No tengo una foto de nosotras… y me gustaría una.
Santana echó un vistazo a la habitación, como si notara por primera vez que no tenía una foto mía con nadie, luego sus ojos volvieron a mí.
—Sólo si me la mandas por mensaje, así también la tendré.
Sonreí, aliviada de que no se burlara de mí o huyera, me puse de pie y me acerqué a ella.
Antes de que pudiera descubrir cómo tomar la foto exactamente, Santana agarró mi mano y me tiró sobre su regazo.
—Yo sacaré la foto y te la enviaré—dijo, luego presionó un beso en mi mejilla y tomó una foto con su teléfono.
Riendo, me aparté para decirle que quería una en la que pudiera ver su cara, pero agarró mi cabeza y presionó mi cara en su mejilla como si le diera un beso y tomó otra foto.
Cuando soltó mi cabeza, vi el brillo malicioso en sus ojos y se rio más fuerte.
—Mira hacia la cámara, amor —dijo antes de sacar la lengua y lamer un lado de mi cara.
Empujándolo y limpiándome la cara con la palma de la mano, ni siquiera pude fingir estar asqueada. Era la primera visión de cerca y me encontraba más que un poco fascinada.
—La mayoría de las mujeres me ruegan que las lama, y te lo doy de forma gratuita y me empujas —dijo con un puchero falso en su rostro.
—Estás loca—me reí.
—Soy el buen tipo de loca.
No iba a discutir con ella sobre eso. Sin duda era el buen tipo de una gran cantidad de cosas.
—Listo, te envié las tres fotos. Y las voy a publicar en el Instagram de Jackdown porque soy tan jodidamente fotogénica.
No discreparía.
“Hmmm” fue lo mejor que pude articular en respuesta. Decirle que era nada menos que hermosa sería una mentira.
Necesitaba salir de su regazo.
Empecé a moverme, cuando su mano se posó sobre mi pierna.
—Oye. No te dije que podías levantarte todavía —dijo mientras tecleaba en su teléfono.
Una mano permaneció sobre mí como si eso fuera todo lo necesario para mantenerme ahí. Cuando terminó de publicar la imagen, levantó la vista hacia mí.
—¿Cuál es tu Instagram?
—No tengo.
Su ceja se alzó.
—Todo el mundo tiene Instagram. ¿Por qué demonios tú no? Una cara como la tuya necesita ser compartida todos los días.
¿Cómo podía decir las cosas más dulces un minuto y las cosas más sucias al siguiente?
Me encogí de hombros y esperaba no estar ruborizada.
—En realidad, no tengo redes sociales. Nunca lo he hecho.
Santana no me presionó para decir más, aunque pude ver que quería. Era como si conociera mis límites y no los quisiera infringir.
Algún día, si me sentía lista para hablar de mi pasado, ella era la única persona con la que podría imaginarme conversando de eso.
Pero no en este momento.
Todavía no llegaba ahí.
—¿Quieres ver una foto mía con el pelo muy largo?—preguntó, cambiando de tema y llevando su atención de regreso al teléfono.
La mirada divertida en su rostro cuando la encontró me hizo querer sacarle una foto.
Me encantaba lo expresiva que era.
—Mira esto—dijo, acercándome más así podría mostrarme su teléfono en vez de pasármelo.
Traté de no pensar en estar toda acurrucada junto a ella, y me concentré en la imagen.
Su cabello era del mismo color, pero rozaba sus caderas. Parecía una modelo.
Su rostro también era más joven.
—¿Hace cuánto tiempo fue esto?
—Unos tres años, supongo. Odiaba el pelo tan largo, pero a las chicas les gustaba—explicó, como si esa fuera la respuesta para todo.
Le gustaría a las chicas sin cabello. A cualquier persona.
Seguramente lo sabía.
—Me gusta más ahora—le dije, y retrocedí de nuevo.
Estar tan cerca de ella que su aliento cosquilleaba en mi piel era demasiado.
Llamaron a la puerta, y Santana pellizcó el interior de mi muslo.
—La comida está aquí—dijo antes de tomarme por la cintura y ponerme de pie.
—¿Tan rápido?
Santana me lanzó una sonrisa torcida y se encogió de hombros.
—Conozco a la hija del dueño.
No era de extrañar.
No volvería a pedir comida mexicana.
¡No!
Espera.
Esa no era la respuesta correcta.
No deberían importarme las mujeres que Santana conocía. Ella y yo éramos amigas.
No iba a arruinar nuestra amistad.
—Voy a buscar los platos —dije.
—¿Tienes té dulce? —gritó detrás de mí.
Me detuve y pensé mentirle.
Decirle que me quedé sin cosas para hacerla. Pero no quería mentir, y había una posibilidad de que pudiera ver las bolsitas de té si veía mis gabinetes.
—No, no he hecho —respondí, luego me apresuré a la cocina.
Santana
Si sólo hubiera dicho que no, entonces no lo habría notado.
Pero se detuvo y me miró por un minuto. Eso fue lo que la delató.
Y me sentí como un pedazo de mierda. Yo era un pedazo de mierda.
Maldición.
Ella amaba el té dulce, y parecía tan orgullosa de sí misma por haberlo hecho bien. Y se lo arruiné al ser una imbécil.
Bueno, ella iba a hacer un poco del té más dulce, maldita sea.
Iba a quedarme a su lado mientras lo hacía. Aunque tuviera que hacerlo cada día, mantendría el té dulce en su nevera porque le gustaba.
No quería que lo asociara a un mal recuerdo.
No cuando enseñarle cómo hacerlo fue uno de mis recuerdos favoritos.
Puse la comida en la mesa y me dirigí a la cocina.
Ella arreglaba dos platos, y el ceño fruncido en su rostro me dijo que se preocupaba por la cosa del té dulce.
No merecía su tiempo.
No era lo bastante buena para recibir sus dulces sonrisas, pero me las daba de todos modos.
—¿Dónde están las bolsas de té, amor?—pregunté, caminando hasta quedar detrás de ella.
Se tensó.
Puse las manos en sus hombros y apreté suavemente.
—Fui una idiota. Me asustas, y no supe cómo manejar la situación al principio, pero me encuentro bien ahora. No saldré corriendo de nuevo. No creo que pueda, incluso si quiero hacerlo. La idea me pone jodidamente enferma del estómago—me detuve porque abrí la boca y dije todo tipo de mierda que no tenía que decir. Calmándome, terminé de hablar—Vamos a hacer un poco de té dulce. Y cada vez que venga aquí, será mejor que lo tengas preparado y en la nevera. No para mí, sino porque a ti te gusta. Quiero que tengas las cosas que te hacen feliz.
Se relajó bajo mis manos y luego asintió.
—Fue tonto. Debí seguir haciéndolo—dijo, luego se volteó para matarme con la más sincera y jodidamente preciosa sonrisa sobre la faz de la Tierra.
Había una sensación dolorosa de opresión en mi pecho que era completamente desconocida, pero dolía como un hijo de puta y era difícil respirar.
—Voy a buscar las bolsas de té y el azúcar. Tú hierve el agua—me dijo, sin darse cuenta que algo ocurría en mi cuerpo que me volvía malditamente loca.
Me las arreglé para asentir y moverme hacia la estufa.
Tanteando, llené la olla con agua. No había ninguna razón para que la opresión en mi pecho estuviera ahí.
¿Qué pasaba?
Ella me sonrió. Eso fue todo.
La sonrisa más dulce que jamás vi, pero aun así, era sólo una sonrisa.
—La otra noche, fue mi primera cita. No sólo con Sam, sino la primera cita en mi vida. No soy buena con los chicos o chicas. No los entiendo, y, a veces hago cosas que no debería y reacciono de formas que son ridículas, y no me doy cuenta. Así que, si hago algo tonto o digo algo incorrecto, sólo dímelo. Prometo que lo mejoraré.
No podía darme la vuelta y mirarla todavía.
Sabía que necesitaba hacerlo porque era lo máximo que compartió conmigo acerca de su pasado, pero joder, ¿cómo podía mirarla mientras lo procesaba?
Furia, confusión, desconcierto y celos fríos como el hielo puro me inundaron a la vez.
¿Su primera cita?
¿Cómo demonios era eso posible?
Tenía casi veinte años.
¿La mantuvieron encerrada en un ático?
Traté de no dejar que me comiera viva el hecho de que Sam fue su primero en algo.
No iba a salir con ella.
Para empezar, no salía en citas.
Lo intenté una vez, y apestó. Pero tampoco me gustaba compartirla.
Ella era mía.
No, no lo era.
Era mi amiga.
Límites.
Necesitaba algunos límites en mi cabeza.
Brittany era mi amiga. Me hacía feliz.
Pero no era mía.
Nunca lo sería porque no quería que nadie me perteneciera.
—No te estás moviendo—la voz de Brittany sonaba preocupada.
Mientras yo me preocupaba por ella.
Dejé escapar un suspiro y relajé la cara en lo que esperaba fuera una expresión casual.
Echando un vistazo por encima del hombro, le di una sonrisa tranquilizadora.
—Por lo que he visto, estás muy cerca de ser perfecta. No te disculpes. Todo lo que sucedió antes con nosotros es porque estoy jodido. No tú, amor. Nunca tú.
Revolví el agua y encendí el gas en la estufa.
No podía estar ahí y ver hervir el agua, así que una vez que terminé, me di la vuelta para mirarla. Se retorcía las manos y me observaba.
Estirándome, agarré una de sus manos para detenerla.
—Hablo en serio. Cuando actúo como una imbécil, es porque estoy bastante jodida. Eres perfecta, Brittany. Lo juro. Deja de preocuparte, y vamos a arreglar nuestros platos. Esos fajitas huelen increíble.
La tensión en sus hombros se alivió.
—Está bien—respondió, y comenzó a caminar hacia la mesa. Se detuvo y me miró—Para que conste, no creo que estés jodida. También creo que eres perfecta.
Eso no era lo que necesitaba oírle decir.
Iba a matarme lentamente, y la dejaría porque no sería capaz de mantenerme alejada de ella.
Ya era hora de que enfrentara los hechos.
Era adicta a Brittany Pierce.
Más adicta de lo que era a cualquier cosa en mi vida.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Hola!!!! Terrible conexión tienen estas chicas!!!!! Me encanta!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Son tan lindas juntas!!! Y que bueno que britt se dio cuenta que ella no es la horrible persona que le hizo creer la vieja.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Ok San si te estas haciendo adicta a Brittany pasa mas tiempo con ella para que no este saliendo con ese ser de boca enorme!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Hola morra...
Amor amor amor.... Lindo apodo jajaja
Va a pagar muy duro san su adición por britt si no empieza a hacer algo de manera concreta y no salir corriendo...
Espero que la salamandra la cage rápido... Por que solamente quiere una cosa...
Nos vemos!!
Amor amor amor.... Lindo apodo jajaja
Va a pagar muy duro san su adición por britt si no empieza a hacer algo de manera concreta y no salir corriendo...
Espero que la salamandra la cage rápido... Por que solamente quiere una cosa...
Nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
San con mil dudas y negándose a lo que esta sintiendo pero me alegra que este siendo honesta con Britt y le haga ver que ella no tiene ningún problema. Y pues las cosas con sam también avanzando y apoyo lo que dijeron espero cometa un error para que se aleje de Britt
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
monica.santander escribió:Hola!!!! Terrible conexión tienen estas chicas!!!!! Me encanta!!
Saludos
Hola, jaajajajajajajaja xD jaajjaajajajajajaja y no eres la unica! ajajaja q sigan así noma ajajajaj. SAludos =D
Isabella28 escribió:Son tan lindas juntas!!! Y que bueno que britt se dio cuenta que ella no es la horrible persona que le hizo creer la vieja.
Hola, sii sii!!!! si son perfectas! ajajaajaja. Bn! va avanzando con ella misma la vrdd! eso es más q bueno! que siga así tmbn! Saludos =D
micky morales escribió:Ok San si te estas haciendo adicta a Brittany pasa mas tiempo con ella para que no este saliendo con ese ser de boca enorme!!!!!
Hola, aaiaii si, pero q razón! osea si su cuerpo y mente piden por la rubia q vaya por ella noma! Y como bn dices, q se aleje de esa cosa ¬¬ SAludos =D
3:) escribió:Hola morra...
Amor amor amor.... Lindo apodo jajaja
Va a pagar muy duro san su adición por britt si no empieza a hacer algo de manera concreta y no salir corriendo...
Espero que la salamandra la cage rápido... Por que solamente quiere una cosa...
Nos vemos!!
Hola lu, jajaajajajaj si¿? mm si q si jaajajaja. Si, si que si! mas vale q entre ya en razón! ¬¬ JAjaajajajajaj si! :@ =O ononononon ni lo digas! Saludos =D
JVM escribió:San con mil dudas y negándose a lo que esta sintiendo pero me alegra que este siendo honesta con Britt y le haga ver que ella no tiene ningún problema. Y pues las cosas con sam también avanzando y apoyo lo que dijeron espero cometa un error para que se aleje de Britt
Hola, esk si hace una bn, pero una mal xD jaajajajaja. ¬¬ si q lo haga y chao sam ¬¬ o solo un buen amigo, pero NADA MAS! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Cap 10
Capitulo 10
Brittany
Sam no se presentó a trabajar el lunes, pero me envió textos varias veces.
Tuvo que ir a Mississippi por su papá durante los próximos días. No me dio detalles, y no pedí ninguno.
Algo en sus textos parecía como si tratara de evitar una explicación.
Dos citas y unas rosquillas no me hacía su novia. No tenía ninguna razón para esperar una explicación.
Santana, sin embargo, se presentó a la cena de esa noche con hamburguesas con queso y papas fritas.
Comimos en la mesa como siempre hacíamos, me preguntó por mi trabajo y me hizo reír con historias acerca de sus compañeros de banda.
Siempre me sentía triste cuando era hora de que se fuera, pero no se lo hice saber.
El martes a las once quince me detuve en Pickle Shack.
Me sentía muy nerviosa acerca de comer con la hermana de Santana. Hablé con ella durante unos diez minutos en Live Bay.
Si ella comenzaba a hacer preguntas sobre Santana y yo, podría contestar con la verdad, pero tenía miedo de que mis mejillas sonrojadas le dijeran otra cosa.
La esperanza de que ella pudiera ser una amiga y tal vez mi primera amiga verdadera superaba todos mis otros miedos.
Quería hacer esto.
Sólo tenía que prepararme para las preguntas acerca de mi amistad con Santana.
Al entrar en el restaurante, inmediatamente vi a Emily.
Su cabello negro y hermoso rostro eran difíciles de pasar por alto. Me saludó, y le expliqué a la anfitriona que me encontraría con una amiga antes de caminar hacia ahí.
—Viniste—dijo, sonriéndome alegremente como si pensara que no me habría aparecido.
Me pareció difícil de creer que la gente alguna vez la rechazara. Hombre o Mujer.
—Sí, lo siento, llego un poco tarde. El tráfico al salir del estacionamiento después de la clase fue pesado.
Se encogió de hombros como si no fuera gran cosa.
—No te preocupes. Yo misma acabo de llegar. Tenía que llevar algunos panquecitos a la clase de Madison. Hoy es su cumpleaños. Madison es mi hija—explicó.
Emily no parecía mayor de veinticuatro años a lo sumo. No podía imaginar cómo es que tenía una hija ya en la escuela.
Su sonrisa creció, y se inclinó sobre la mesa hacia mí.
—Sé lo que piensas. Madison en realidad es mi hija más pequeña—dijo con un brillo en sus ojos—Mason tiene diez y Blaine trece. Mi Maddi May cumplió nueve años hoy—hizo una pausa mientras dejaba que el hecho de que tenía un hijo de trece años se asentaba.
—Hanna y yo los adoptamos hace dos años—dijo con un suspiro de felicidad—Conociste a Kitty Wilde en Live Bay la otra noche. La chica hermosa con cabello rubio de surfista y ojos verdes. ¿La recuerdas?
Asentí.
Ella era la mujer con su brazo alrededor de Marley. Era difícil pasar por alto.
—Todos, Blaine, Mason y Madison, son sus hermanos pequeños. Su mamá era... Ella no era mentalmente sana. Tenía algunas adicciones, y la única razón por la que permanecieron con ella tanto tiempo, fue porque Kitty sacrificó todo para cuidar de ellos. Cuando su mamá falleció, ella se iba a hacer cargo de ellos, pero Hanna y yo estuvimos tratando de quedar embarazadas, y el médico recientemente nos dijo que era imposible por ahora que algo pasaba que ninguna podía quedar embarazada. Dijo que esperamos un tiempo. Pero quería a esos niños—dijo mientras lágrimas brotaron de sus ojos—Maddi May ni siquiera era capaz de hablar bien en aquel entonces. Ella fue abandonada por su mamá, y se aferraba a cualquier atención que recibía de las mujeres. Ahora, no me malinterpretes, ante sus ojos Kitty Wilde camina sobre el agua. Ella ama a Hanna e incluso la llama mami, pero ella sabe que Kitty es su número uno—Emily se secó los ojos, rio y negó con la cabeza—Lo siento. A veces me emociono al hablar de eso. Sobre todo cuando me doy cuenta de lo bendecida que soy de tenerlos.
Vi como la hermosa mujer habló de estos niños que necesitaron una mamá, y me sorprendió lo mucho que los amaba.
No eran sus hijos, pero los quería como si lo fueran. No sabía que eso fuera posible.
Seguido me dije que la señora Williams me odiaba porque no era suya. Debido a que no me dio a luz.
Pero viendo a Emily con lágrimas hablando de esos niños que ella obviamente adoraba, hizo que mi corazón se tensara, pero también me hizo sentir vacía por dentro.
—Guau—logré decir. Sabía que tenía que decir algo. Ella me dijo mucho en los diez minutos que estuve sentada aquí—Esa es una gran historia. Esos niños son muy afortunados de tener a alguien como tu esposa y tú en sus vidas. Muchos niños no consiguen eso—dejé de hablar cuando comprendí lo mucho que estaba a punto de dar.
—¿Puedo traerles algo de beber?—preguntó una camarera, interrumpiendo mi desliz.
Nunca en mi vida estuve tan agradecida de que me preguntaran lo que quería beber.
Sabía que todo lo que le dijera a Emily iría a Santana. Por mucho que quería una amistad femenina, nosotras no la teníamos aún.
No estaba dispuesta a confiarle mi historia a ella.
—Coca de dieta—dijo Emily—Y algunos pepinillos, por favor. Extra ranch.
—Té dulce —contesté.
La camarera se giró y se fue, y Emily volvió a mirarme.
—Los pepinillos fritos son increíbles. Te encantarán. Bueno, basta de mí. Cuéntame de ti. Todo lo que sé es que te mudaste aquí por la escuela, y mi hermana ha tomado un gran interés en ti. Lo cual nunca sucede por cierto, por lo que me tienes completamente fascinada.
No tenía mucho que pudiera decirle de mí. Y necesitaba aclarar mi relación con su hermana antes de que ella lo confundiera más en su cabeza, teniendo en cuenta que ella le repetiría esta conversación a Santana.
Metí un poco de mi cabello detrás de la oreja mientras organizaba mis pensamientos.
—Bueno, crecí en un pequeño pueblo de Carolina del Sur. Extremadamente pequeño. Tenemos dos semáforos en el pueblo, eso te dirá qué tan pequeño. Mi mamá murió durante el parto. Hubo complicaciones. Ella no tenía padres u otros familiares vivos. Era huérfana y fue criada en el sistema desde que tenía diez años. La iglesia a la que asistió era la más grande del pueblo—hice una pausa, porque honestamente no sabía por qué el Pastor y la señora Williams me tomaron.
No me querían.
Eso era evidente.
Nunca dijeron nada ni remotamente enternecedor como lo que Emily dijo acerca de sus hijos. Y además nunca tuvieron hijos propios.
No estaba segura si era porque no podían o porque la señora Williams no era del tipo maternal.
—Um, y bueno, no sé exactamente por qué, pero el pastor de la iglesia a la que mi madre asistía y su esposa me llevó a casa con ellos. No me adoptó, ni nada, pero me dejaron con ellos y me criaron—no iba a darle más detalles sobre esa parte de mi vida. La verdad duele, y ocultarlo era imposible. Era demasiado expresiva—Yo quería ir a un lugar diferente a la universidad y estar cerca del agua. No crecí cerca del agua. El Pastor Williams es amigo del Pastor Evans, por lo que me consiguió un trabajo aquí, con él, y me inscribí en la universidad local. Así que eso es—dije, feliz con mi explicación y esperando que ella no indagara en eso nunca más.
La camarera colocó las bebidas y pequeñas rodajas fritas de pepinillos frente a nosotras.
Nunca antes comí pepinillos fritos, y no estaba segura de si me gustarían.
Parecía mal.
—¿Saben lo que quieren para comer?—preguntó la camarera.
Miré el menú y me di cuenta que ni siquiera lo había mirado.
—¿Qué me recomiendas? —le pregunté a Emily.
—¿Comes atún? —preguntó.
Asentí.
Comí un montón de atún enlatado al crecer, y no era una aficionada, exactamente, pero no quería decirle eso.
Me gustaba lo suficiente. Solo que tuve demasiado.
Me dio una sonrisa tranquilizadora y se giró hacia la camarera.
—Dos paninis de atún sellado por favor. Con las papas fritas—dijo, luego se giró hacia mí—Confía en mí—me dio un guiño.
No tenía idea de lo que era el atún sellado porque no lo tenían en lata.
Asentí y le devolví la sonrisa a Emily. Era difícil no sonreír.
—Está bien —contesté.
Una vez que la camarera se alejó, Emily posó su mirada de nuevo en mí.
—Hay algunas cosas que parecen extrañas acerca de tu historia, pero tengo la sensación de que me dices lo que te sientes segura de compartir conmigo en este momento. Respeto eso, así que no indagaré. Ahora, dime acerca de Santana y tú.
Ella era seriamente franca. Era tan espeluznante como refrescante.
No tenías que preguntarte que pensaba, eso era seguro.
Ella solo te lo decía.
—Si bien no me fijo en el sexo. Santana es mi amiga...—comencé—Ha sido muy amable y atento desde el primer día. Me hace reír, y siempre parece saber cuándo tengo que reír. Ella es especial. No creo que haya muchas personas como ella por ahí. No tengo mucha, bueno, realmente ninguna experiencia, con chicos o chicas, pero por lo que puedo ver, Santana no es como la mayoría de ellas. Ella tiene un corazón muy grande, y no parece darse cuenta de lo especial que es. Lo cual la hace aún más especial—estaba balbuceando, y por la mirada con ojos muy abiertos en el rostro de Emily, no hacía un buen trabajo para ocultar mis sentimientos por su hermana.
—Especial—repitió lentamente, como si necesitara asimilar la palabra.
Mi rostro se puso caliente, y sabía que mis mejillas se encontraban encendidas.
Demonios, apestaba en esto.
—Creo que no puedo recordar alguna vez en mi vida cuando alguien alguna vez llamara a mi hermana especial y que significara lo que acabas de decir—la mirada satisfecha en su rostro hizo que me calmara un poco.
Tal vez ella entendió lo que trataba de decir.
Santana era una buena amiga.
—Necesitaba un amigo cuando me mudé aquí, y ella notó eso y llenó el vacío. No creo que la mayoría de las personas, especialmente las que lucen como ella, harían algo así por alguien como yo. Tiene hermosas personas en su brazo todo el tiempo. Se lanzan a ella. Sin embargo, se tomó el tiempo para ser mi amiga.
Mucho mejor.
Me sentí como si me diera palmaditas a mí misma en la espalda.
Emily me miró como si tratara de diseccionarme mentalmente.
Decidí que tomaría uno de esos pepinillos ahora, porque necesitaba algo más en qué pensar que no fuera en la hermana de Santana dándole demasiada importancia a mis palabras.
Lo último que necesitaba era que ella fuera y le dijera que pensaba que era especial.
—¿Puedo hacerte una pregunta?—dijo finalmente, rompiendo el silencio incómodo.
Asentí, y mastiqué el pepinillo frito, que era sorprendentemente bueno.
—¿De verdad quieres decir lo que dijiste?
Tragué saliva y la miré fijamente.
¿Luzco como si lo estuviera inventando?
—Uh, sí, lo dije en serio. Ella es…—no podría decir especial de nuevo.
Sonaría como una idiota.
Necesitaba más adjetivos en mi vocabulario. Bueno, tenía más cuando se trataba de Santana, pero no estaba segura de usarlos alrededor de su muy perceptiva hermana.
—Santana es maravillosa. Pero, desde luego, eres su hermana. Sabes eso.
Una lenta sonrisa se extendió por su rostro.
—Sí, lo sé —respondió.
Antes de que las cosas pudieran ponerse más intensas y pudiera comportarme como una idiota aún más grande, llegó la comida.
—Esta noche tendremos una fiesta para Maddi May en la casa Rose Fabray, la mamá de Marley Rose. Tiene alberca, y Marley quiere que Madison tenga una fiesta con alberca. Asistirán amigos y familia. Me encantaría si pudieras venir. Santana tiene algo esta noche, así que solo se pasará a darle a Madison un regalo y, conociéndola, agarrar un pedazo de pastel. Pero quiero que conozcas a todos. Mis amigos. Marley te amará, y puesto que eres nueva, sé que conocer gente que es parte de esta ciudad será agradable.
No me gustaban las multitudes y las fiestas, pero últimamente mejoraba.
Una fiesta de cumpleaños de una niña no era como las fiestas salvajes que tenía Santana, y Emily tenía razón.
Me gustaría conocer a más gente.
No lo estaba haciendo bien conociendo a mis compañeros de clase. Llegaba a clases a tiempo y salía tan pronto como terminaban.
Este tipo de arreglo parecía seguro.
—Gracias. Me encantaría ir.
Santana
Elaine colapsó encima de mí mientras trataba de recuperar su aliento.
Yo no era de abrazar después del sexo, pero le daría un minuto antes de moverla fuera de mí para poder ir a tomar una ducha.
No planeé tener sexos con Elaine hoy, pero se apareció alrededor de las cuatro, básicamente se desnudó, y luego se puso de rodillas ahí mismo, en mi sala de estar.
Yo estaba reprimida, y ya que ella estaba muy dispuesta y decidida, dejé que me ayudara a relajarme.
Girando la cabeza, miré el reloj. Eran casi las cinco.
¡Mierda!
Tenía que conseguir algo para la cena y bajar a donde Brittany.
—Ya te vas—le dije a Elaine cuando la moví y salí de la cama.
—Espera. Quiero una segunda ronda—dijo con una voz que sabía sería atractiva, pero en este momento tenía cosas más importantes en mi mente.
—Tengo planes, nena. Pero gracias—hice una pausa y señalé la cama—Por eso—alcanzando el teléfono, me dirigí a la ducha.
Necesitaba enviarle un texto a Brittany y hacerle saber que llegaría unos minutos tarde.
Más como treinta.
Joder, ni siquiera tuve tiempo de hablar con ella hoy.
Mi teléfono se iluminó, y lo miré para ver el nombre de mi hermana. Abrí el mensaje de texto.
No olvides que la fiesta de cumpleaños de Maddi May es a las seis y media en casa de la mamá de Quinn.
¡Mierda!
Tiré el teléfono en la encimera y encendí la ducha.
Aún no le compré un regalo a Madison, y ella me dijo que quería un brillante bolso rosa y brillo de labios cuando le pregunté la semana pasada.
Tomé la ducha más rápida de la historia y até una toalla a mi alrededor. Luego agarré el teléfono para enviarle un texto a Brittany.
No sería capaz de llegar a la cena esta noche.
No es que le dijera que estaría ahí, pero ahora era simplemente una especie entendimiento entre nosotras.
No quería que me esperara y luego no presentarme.
No seré capaz de ir a cenar esta noche.
Odiaba enviarle un texto.
Era mi amiga y sólo una amiga, y era normal que le dijera que no podía aparecer con un texto.
Esperé una respuesta, pero no llegó de inmediato, así que fui a agarrar un poco de ropa para vestirme.
Elaine se ponía la falda corta y tacones de prostituta con los que llegó aquí. Cómo caminaba con eso sin romperse el tobillo, no lo sabía.
—¿A dónde vas tan apresurada? Tienes horas antes de que tengas que estar en el club—dijo mientras se ponía de nuevo el sujetador.
Mi teléfono vibró, y lo saqué del bolsillo de los pantalones donde acababa de meterlo.
Está bien. Te veré más tarde.
Eso fue todo.
No me preguntó por qué ni actuó molesta. Estaba bien con eso.
¿Por qué me fastidiaba tanto que no esperar más de mí?
Las mujeres siempre esperaban más.
Era lo que me impedía acercarme demasiado a una. No quería darles más.
Pero Brittany... no esperaba nada.
Joder, eso me volvía loca.
Ahora eran las cinco con diez, y aún tenía que encontrar un brillante bolso rosa y brillo labial.
¿Dónde demonios se suponía que incluso los buscaría primero?
No podría elegir cualquier bolso rosa y brillo labial, no para Madison.
Elaine se acercó a mí con una sonrisa de satisfacción en su rostro.
¿Por qué aún se encontraba aquí?
Terminamos y yo tenía cocas que hacer.
—¿A dónde vas tan apresurada? —preguntó de nuevo mientras deslizaba su mano por mi brazo y en mi cabello.
Alejándola, tomé la cartera y la metí en el bolsillo trasero.
—Mi sobrina tiene una fiesta de cumpleaños—expliqué.
Ves, esto era normal. Elaine quería saber por qué la dejaba. A dónde iba.
Exigía respuestas por no irse con una jodida de mi casa.
Brittany no.
Pero entonces no tenía... Demonios, ni siquiera podía pensar en eso.
Si me permitía pensar en estar con Brittany de la forma en que era sólo con Elaine, tendría una erección realmente grande.
Sacudiendo la cabeza, me alejé de Elaine y entré a la sala de estar.
—Pareces enojada. Normalmente, estas mucho más relajada y feliz después de follar—dijo mientras me seguía.
—Normalmente, agarras tu mierda y te vas —le respondo.
Elaine rodó los ojos y puso las manos en sus caderas.
—¿Estás gruñona porque tienes que ir a la fiesta de cumpleaños de una niña?
Abrí la puerta.
—Tengo que ir a buscar un brillante bolso rosa, Elaine. No tengo tiempo para las condenadas veinte preguntas—gruñí con la esperanza de que tomara la indirecta y se fuera.
Se rio y se acercó a la puerta.
—Nunca encontrarás un brillante bolso rosa tan rápido por tu cuenta. Por una vez en tu vida, me necesitas, Santana López. Vamos, te mostraré dónde encontrar ese bolso. Tengo una hermana pequeña y se dónde puede estar sin perder tiempo.
Por supuesto Elaine sabría dónde buscar el bolso.
¿Por qué no pensé en eso?
Un poco aliviada, empecé a bajar las escaleras detrás de ella. Sin embargo, al momento en que la puerta de Brittany apareció a la vista, mi mal humor regresó.
Me gustaban mis tardes con Brittany.
Ver su sonrisa y escuchar su conversación eran de lo que tenía ganas todo el día.
Si Elaine no se hubiera presentado y empezado a chupar mi coño, no me habría quedado sin tiempo.
Disgustada conmigo misma, me dirigí al lote de estacionamiento.
—¿Iremos en tu moto? —preguntó.
No.
La última chica que estuvo en mi moto lo arruinó para que yo fuera con alguien más.
No me gustaba la idea de alguien que no fuera Brittany envolverse a mi alrededor cuando la conducía.
—Tomemos tu auto—dije, y caminé hacia su Camaro plateado.
Tuvo que ir a Mississippi por su papá durante los próximos días. No me dio detalles, y no pedí ninguno.
Algo en sus textos parecía como si tratara de evitar una explicación.
Dos citas y unas rosquillas no me hacía su novia. No tenía ninguna razón para esperar una explicación.
Santana, sin embargo, se presentó a la cena de esa noche con hamburguesas con queso y papas fritas.
Comimos en la mesa como siempre hacíamos, me preguntó por mi trabajo y me hizo reír con historias acerca de sus compañeros de banda.
Siempre me sentía triste cuando era hora de que se fuera, pero no se lo hice saber.
El martes a las once quince me detuve en Pickle Shack.
Me sentía muy nerviosa acerca de comer con la hermana de Santana. Hablé con ella durante unos diez minutos en Live Bay.
Si ella comenzaba a hacer preguntas sobre Santana y yo, podría contestar con la verdad, pero tenía miedo de que mis mejillas sonrojadas le dijeran otra cosa.
La esperanza de que ella pudiera ser una amiga y tal vez mi primera amiga verdadera superaba todos mis otros miedos.
Quería hacer esto.
Sólo tenía que prepararme para las preguntas acerca de mi amistad con Santana.
Al entrar en el restaurante, inmediatamente vi a Emily.
Su cabello negro y hermoso rostro eran difíciles de pasar por alto. Me saludó, y le expliqué a la anfitriona que me encontraría con una amiga antes de caminar hacia ahí.
—Viniste—dijo, sonriéndome alegremente como si pensara que no me habría aparecido.
Me pareció difícil de creer que la gente alguna vez la rechazara. Hombre o Mujer.
—Sí, lo siento, llego un poco tarde. El tráfico al salir del estacionamiento después de la clase fue pesado.
Se encogió de hombros como si no fuera gran cosa.
—No te preocupes. Yo misma acabo de llegar. Tenía que llevar algunos panquecitos a la clase de Madison. Hoy es su cumpleaños. Madison es mi hija—explicó.
Emily no parecía mayor de veinticuatro años a lo sumo. No podía imaginar cómo es que tenía una hija ya en la escuela.
Su sonrisa creció, y se inclinó sobre la mesa hacia mí.
—Sé lo que piensas. Madison en realidad es mi hija más pequeña—dijo con un brillo en sus ojos—Mason tiene diez y Blaine trece. Mi Maddi May cumplió nueve años hoy—hizo una pausa mientras dejaba que el hecho de que tenía un hijo de trece años se asentaba.
—Hanna y yo los adoptamos hace dos años—dijo con un suspiro de felicidad—Conociste a Kitty Wilde en Live Bay la otra noche. La chica hermosa con cabello rubio de surfista y ojos verdes. ¿La recuerdas?
Asentí.
Ella era la mujer con su brazo alrededor de Marley. Era difícil pasar por alto.
—Todos, Blaine, Mason y Madison, son sus hermanos pequeños. Su mamá era... Ella no era mentalmente sana. Tenía algunas adicciones, y la única razón por la que permanecieron con ella tanto tiempo, fue porque Kitty sacrificó todo para cuidar de ellos. Cuando su mamá falleció, ella se iba a hacer cargo de ellos, pero Hanna y yo estuvimos tratando de quedar embarazadas, y el médico recientemente nos dijo que era imposible por ahora que algo pasaba que ninguna podía quedar embarazada. Dijo que esperamos un tiempo. Pero quería a esos niños—dijo mientras lágrimas brotaron de sus ojos—Maddi May ni siquiera era capaz de hablar bien en aquel entonces. Ella fue abandonada por su mamá, y se aferraba a cualquier atención que recibía de las mujeres. Ahora, no me malinterpretes, ante sus ojos Kitty Wilde camina sobre el agua. Ella ama a Hanna e incluso la llama mami, pero ella sabe que Kitty es su número uno—Emily se secó los ojos, rio y negó con la cabeza—Lo siento. A veces me emociono al hablar de eso. Sobre todo cuando me doy cuenta de lo bendecida que soy de tenerlos.
Vi como la hermosa mujer habló de estos niños que necesitaron una mamá, y me sorprendió lo mucho que los amaba.
No eran sus hijos, pero los quería como si lo fueran. No sabía que eso fuera posible.
Seguido me dije que la señora Williams me odiaba porque no era suya. Debido a que no me dio a luz.
Pero viendo a Emily con lágrimas hablando de esos niños que ella obviamente adoraba, hizo que mi corazón se tensara, pero también me hizo sentir vacía por dentro.
—Guau—logré decir. Sabía que tenía que decir algo. Ella me dijo mucho en los diez minutos que estuve sentada aquí—Esa es una gran historia. Esos niños son muy afortunados de tener a alguien como tu esposa y tú en sus vidas. Muchos niños no consiguen eso—dejé de hablar cuando comprendí lo mucho que estaba a punto de dar.
—¿Puedo traerles algo de beber?—preguntó una camarera, interrumpiendo mi desliz.
Nunca en mi vida estuve tan agradecida de que me preguntaran lo que quería beber.
Sabía que todo lo que le dijera a Emily iría a Santana. Por mucho que quería una amistad femenina, nosotras no la teníamos aún.
No estaba dispuesta a confiarle mi historia a ella.
—Coca de dieta—dijo Emily—Y algunos pepinillos, por favor. Extra ranch.
—Té dulce —contesté.
La camarera se giró y se fue, y Emily volvió a mirarme.
—Los pepinillos fritos son increíbles. Te encantarán. Bueno, basta de mí. Cuéntame de ti. Todo lo que sé es que te mudaste aquí por la escuela, y mi hermana ha tomado un gran interés en ti. Lo cual nunca sucede por cierto, por lo que me tienes completamente fascinada.
No tenía mucho que pudiera decirle de mí. Y necesitaba aclarar mi relación con su hermana antes de que ella lo confundiera más en su cabeza, teniendo en cuenta que ella le repetiría esta conversación a Santana.
Metí un poco de mi cabello detrás de la oreja mientras organizaba mis pensamientos.
—Bueno, crecí en un pequeño pueblo de Carolina del Sur. Extremadamente pequeño. Tenemos dos semáforos en el pueblo, eso te dirá qué tan pequeño. Mi mamá murió durante el parto. Hubo complicaciones. Ella no tenía padres u otros familiares vivos. Era huérfana y fue criada en el sistema desde que tenía diez años. La iglesia a la que asistió era la más grande del pueblo—hice una pausa, porque honestamente no sabía por qué el Pastor y la señora Williams me tomaron.
No me querían.
Eso era evidente.
Nunca dijeron nada ni remotamente enternecedor como lo que Emily dijo acerca de sus hijos. Y además nunca tuvieron hijos propios.
No estaba segura si era porque no podían o porque la señora Williams no era del tipo maternal.
—Um, y bueno, no sé exactamente por qué, pero el pastor de la iglesia a la que mi madre asistía y su esposa me llevó a casa con ellos. No me adoptó, ni nada, pero me dejaron con ellos y me criaron—no iba a darle más detalles sobre esa parte de mi vida. La verdad duele, y ocultarlo era imposible. Era demasiado expresiva—Yo quería ir a un lugar diferente a la universidad y estar cerca del agua. No crecí cerca del agua. El Pastor Williams es amigo del Pastor Evans, por lo que me consiguió un trabajo aquí, con él, y me inscribí en la universidad local. Así que eso es—dije, feliz con mi explicación y esperando que ella no indagara en eso nunca más.
La camarera colocó las bebidas y pequeñas rodajas fritas de pepinillos frente a nosotras.
Nunca antes comí pepinillos fritos, y no estaba segura de si me gustarían.
Parecía mal.
—¿Saben lo que quieren para comer?—preguntó la camarera.
Miré el menú y me di cuenta que ni siquiera lo había mirado.
—¿Qué me recomiendas? —le pregunté a Emily.
—¿Comes atún? —preguntó.
Asentí.
Comí un montón de atún enlatado al crecer, y no era una aficionada, exactamente, pero no quería decirle eso.
Me gustaba lo suficiente. Solo que tuve demasiado.
Me dio una sonrisa tranquilizadora y se giró hacia la camarera.
—Dos paninis de atún sellado por favor. Con las papas fritas—dijo, luego se giró hacia mí—Confía en mí—me dio un guiño.
No tenía idea de lo que era el atún sellado porque no lo tenían en lata.
Asentí y le devolví la sonrisa a Emily. Era difícil no sonreír.
—Está bien —contesté.
Una vez que la camarera se alejó, Emily posó su mirada de nuevo en mí.
—Hay algunas cosas que parecen extrañas acerca de tu historia, pero tengo la sensación de que me dices lo que te sientes segura de compartir conmigo en este momento. Respeto eso, así que no indagaré. Ahora, dime acerca de Santana y tú.
Ella era seriamente franca. Era tan espeluznante como refrescante.
No tenías que preguntarte que pensaba, eso era seguro.
Ella solo te lo decía.
—Si bien no me fijo en el sexo. Santana es mi amiga...—comencé—Ha sido muy amable y atento desde el primer día. Me hace reír, y siempre parece saber cuándo tengo que reír. Ella es especial. No creo que haya muchas personas como ella por ahí. No tengo mucha, bueno, realmente ninguna experiencia, con chicos o chicas, pero por lo que puedo ver, Santana no es como la mayoría de ellas. Ella tiene un corazón muy grande, y no parece darse cuenta de lo especial que es. Lo cual la hace aún más especial—estaba balbuceando, y por la mirada con ojos muy abiertos en el rostro de Emily, no hacía un buen trabajo para ocultar mis sentimientos por su hermana.
—Especial—repitió lentamente, como si necesitara asimilar la palabra.
Mi rostro se puso caliente, y sabía que mis mejillas se encontraban encendidas.
Demonios, apestaba en esto.
—Creo que no puedo recordar alguna vez en mi vida cuando alguien alguna vez llamara a mi hermana especial y que significara lo que acabas de decir—la mirada satisfecha en su rostro hizo que me calmara un poco.
Tal vez ella entendió lo que trataba de decir.
Santana era una buena amiga.
—Necesitaba un amigo cuando me mudé aquí, y ella notó eso y llenó el vacío. No creo que la mayoría de las personas, especialmente las que lucen como ella, harían algo así por alguien como yo. Tiene hermosas personas en su brazo todo el tiempo. Se lanzan a ella. Sin embargo, se tomó el tiempo para ser mi amiga.
Mucho mejor.
Me sentí como si me diera palmaditas a mí misma en la espalda.
Emily me miró como si tratara de diseccionarme mentalmente.
Decidí que tomaría uno de esos pepinillos ahora, porque necesitaba algo más en qué pensar que no fuera en la hermana de Santana dándole demasiada importancia a mis palabras.
Lo último que necesitaba era que ella fuera y le dijera que pensaba que era especial.
—¿Puedo hacerte una pregunta?—dijo finalmente, rompiendo el silencio incómodo.
Asentí, y mastiqué el pepinillo frito, que era sorprendentemente bueno.
—¿De verdad quieres decir lo que dijiste?
Tragué saliva y la miré fijamente.
¿Luzco como si lo estuviera inventando?
—Uh, sí, lo dije en serio. Ella es…—no podría decir especial de nuevo.
Sonaría como una idiota.
Necesitaba más adjetivos en mi vocabulario. Bueno, tenía más cuando se trataba de Santana, pero no estaba segura de usarlos alrededor de su muy perceptiva hermana.
—Santana es maravillosa. Pero, desde luego, eres su hermana. Sabes eso.
Una lenta sonrisa se extendió por su rostro.
—Sí, lo sé —respondió.
Antes de que las cosas pudieran ponerse más intensas y pudiera comportarme como una idiota aún más grande, llegó la comida.
—Esta noche tendremos una fiesta para Maddi May en la casa Rose Fabray, la mamá de Marley Rose. Tiene alberca, y Marley quiere que Madison tenga una fiesta con alberca. Asistirán amigos y familia. Me encantaría si pudieras venir. Santana tiene algo esta noche, así que solo se pasará a darle a Madison un regalo y, conociéndola, agarrar un pedazo de pastel. Pero quiero que conozcas a todos. Mis amigos. Marley te amará, y puesto que eres nueva, sé que conocer gente que es parte de esta ciudad será agradable.
No me gustaban las multitudes y las fiestas, pero últimamente mejoraba.
Una fiesta de cumpleaños de una niña no era como las fiestas salvajes que tenía Santana, y Emily tenía razón.
Me gustaría conocer a más gente.
No lo estaba haciendo bien conociendo a mis compañeros de clase. Llegaba a clases a tiempo y salía tan pronto como terminaban.
Este tipo de arreglo parecía seguro.
—Gracias. Me encantaría ir.
Santana
Elaine colapsó encima de mí mientras trataba de recuperar su aliento.
Yo no era de abrazar después del sexo, pero le daría un minuto antes de moverla fuera de mí para poder ir a tomar una ducha.
No planeé tener sexos con Elaine hoy, pero se apareció alrededor de las cuatro, básicamente se desnudó, y luego se puso de rodillas ahí mismo, en mi sala de estar.
Yo estaba reprimida, y ya que ella estaba muy dispuesta y decidida, dejé que me ayudara a relajarme.
Girando la cabeza, miré el reloj. Eran casi las cinco.
¡Mierda!
Tenía que conseguir algo para la cena y bajar a donde Brittany.
—Ya te vas—le dije a Elaine cuando la moví y salí de la cama.
—Espera. Quiero una segunda ronda—dijo con una voz que sabía sería atractiva, pero en este momento tenía cosas más importantes en mi mente.
—Tengo planes, nena. Pero gracias—hice una pausa y señalé la cama—Por eso—alcanzando el teléfono, me dirigí a la ducha.
Necesitaba enviarle un texto a Brittany y hacerle saber que llegaría unos minutos tarde.
Más como treinta.
Joder, ni siquiera tuve tiempo de hablar con ella hoy.
Mi teléfono se iluminó, y lo miré para ver el nombre de mi hermana. Abrí el mensaje de texto.
No olvides que la fiesta de cumpleaños de Maddi May es a las seis y media en casa de la mamá de Quinn.
¡Mierda!
Tiré el teléfono en la encimera y encendí la ducha.
Aún no le compré un regalo a Madison, y ella me dijo que quería un brillante bolso rosa y brillo de labios cuando le pregunté la semana pasada.
Tomé la ducha más rápida de la historia y até una toalla a mi alrededor. Luego agarré el teléfono para enviarle un texto a Brittany.
No sería capaz de llegar a la cena esta noche.
No es que le dijera que estaría ahí, pero ahora era simplemente una especie entendimiento entre nosotras.
No quería que me esperara y luego no presentarme.
No seré capaz de ir a cenar esta noche.
Odiaba enviarle un texto.
Era mi amiga y sólo una amiga, y era normal que le dijera que no podía aparecer con un texto.
Esperé una respuesta, pero no llegó de inmediato, así que fui a agarrar un poco de ropa para vestirme.
Elaine se ponía la falda corta y tacones de prostituta con los que llegó aquí. Cómo caminaba con eso sin romperse el tobillo, no lo sabía.
—¿A dónde vas tan apresurada? Tienes horas antes de que tengas que estar en el club—dijo mientras se ponía de nuevo el sujetador.
Mi teléfono vibró, y lo saqué del bolsillo de los pantalones donde acababa de meterlo.
Está bien. Te veré más tarde.
Eso fue todo.
No me preguntó por qué ni actuó molesta. Estaba bien con eso.
¿Por qué me fastidiaba tanto que no esperar más de mí?
Las mujeres siempre esperaban más.
Era lo que me impedía acercarme demasiado a una. No quería darles más.
Pero Brittany... no esperaba nada.
Joder, eso me volvía loca.
Ahora eran las cinco con diez, y aún tenía que encontrar un brillante bolso rosa y brillo labial.
¿Dónde demonios se suponía que incluso los buscaría primero?
No podría elegir cualquier bolso rosa y brillo labial, no para Madison.
Elaine se acercó a mí con una sonrisa de satisfacción en su rostro.
¿Por qué aún se encontraba aquí?
Terminamos y yo tenía cocas que hacer.
—¿A dónde vas tan apresurada? —preguntó de nuevo mientras deslizaba su mano por mi brazo y en mi cabello.
Alejándola, tomé la cartera y la metí en el bolsillo trasero.
—Mi sobrina tiene una fiesta de cumpleaños—expliqué.
Ves, esto era normal. Elaine quería saber por qué la dejaba. A dónde iba.
Exigía respuestas por no irse con una jodida de mi casa.
Brittany no.
Pero entonces no tenía... Demonios, ni siquiera podía pensar en eso.
Si me permitía pensar en estar con Brittany de la forma en que era sólo con Elaine, tendría una erección realmente grande.
Sacudiendo la cabeza, me alejé de Elaine y entré a la sala de estar.
—Pareces enojada. Normalmente, estas mucho más relajada y feliz después de follar—dijo mientras me seguía.
—Normalmente, agarras tu mierda y te vas —le respondo.
Elaine rodó los ojos y puso las manos en sus caderas.
—¿Estás gruñona porque tienes que ir a la fiesta de cumpleaños de una niña?
Abrí la puerta.
—Tengo que ir a buscar un brillante bolso rosa, Elaine. No tengo tiempo para las condenadas veinte preguntas—gruñí con la esperanza de que tomara la indirecta y se fuera.
Se rio y se acercó a la puerta.
—Nunca encontrarás un brillante bolso rosa tan rápido por tu cuenta. Por una vez en tu vida, me necesitas, Santana López. Vamos, te mostraré dónde encontrar ese bolso. Tengo una hermana pequeña y se dónde puede estar sin perder tiempo.
Por supuesto Elaine sabría dónde buscar el bolso.
¿Por qué no pensé en eso?
Un poco aliviada, empecé a bajar las escaleras detrás de ella. Sin embargo, al momento en que la puerta de Brittany apareció a la vista, mi mal humor regresó.
Me gustaban mis tardes con Brittany.
Ver su sonrisa y escuchar su conversación eran de lo que tenía ganas todo el día.
Si Elaine no se hubiera presentado y empezado a chupar mi coño, no me habría quedado sin tiempo.
Disgustada conmigo misma, me dirigí al lote de estacionamiento.
—¿Iremos en tu moto? —preguntó.
No.
La última chica que estuvo en mi moto lo arruinó para que yo fuera con alguien más.
No me gustaba la idea de alguien que no fuera Brittany envolverse a mi alrededor cuando la conducía.
—Tomemos tu auto—dije, y caminé hacia su Camaro plateado.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Que tonta santana...por un polvo sin sentido perdio tiempo preciado con britt . mi beba tambien se llama maddi (madison) me emocione.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Bueno Santana mas tonta no pde ser, sigue pasando tiempo con esas mujercitas y deja escapar momentos con Brittany, en fin... suerte que labios de pescado se fue de viaje, ahora a ver si Santana solo pasa a dejar el regalo!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
A ver para quien va a ser la sorpresa en el cumpleaños jajaja....
No se.. Como inconscientemente britt se puso el límite de no cuestionar a san su vida... Pero es lo que quiere san jajaja... Si no hace algo no va a pasar....
Nos vemos!
A ver para quien va a ser la sorpresa en el cumpleaños jajaja....
No se.. Como inconscientemente britt se puso el límite de no cuestionar a san su vida... Pero es lo que quiere san jajaja... Si no hace algo no va a pasar....
Nos vemos!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Vaya sorpresa que se llevara San al ver a britt en la fiesta y pues solo espero que no se le ocurra llevar a Elaine
Y pues con Emily todo mas que bien
Y pues con Emily todo mas que bien
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Isabella28 escribió:Que tonta santana...por un polvo sin sentido perdio tiempo preciado con britt . mi beba tambien se llama maddi (madison) me emocione.
Hola, pfff esa morena no esta pensado ¬¬ y si lo hace no es con la cabeza ¬¬ Jajajajaajaj y como no¿? ADapte el nombre pensando en tu bb... Saludos =D
micky morales escribió:Bueno Santana mas tonta no pde ser, sigue pasando tiempo con esas mujercitas y deja escapar momentos con Brittany, en fin... suerte que labios de pescado se fue de viaje, ahora a ver si Santana solo pasa a dejar el regalo!!!!
Hola, la vrdd esk no ¬¬... esperemos ¬¬ Después q no se queje o ande llorando por ai ¬¬ NAh ni saber de ella kiero xD jajajaja. Saludos =D
3:) escribió:Hola morra....
A ver para quien va a ser la sorpresa en el cumpleaños jajaja....
No se.. Como inconscientemente britt se puso el límite de no cuestionar a san su vida... Pero es lo que quiere san jajaja... Si no hace algo no va a pasar....
Nos vemos!
Hola lu, jaajajajaja interesante pregunta ajajajaja. esk es como complicado todo para ellas, y ni ellas se lo hacen mas facil... y si llega a pasar la otra lo complica xD Slaudos =D
JVM escribió:Vaya sorpresa que se llevara San al ver a britt en la fiesta y pues solo espero que no se le ocurra llevar a Elaine
Y pues con Emily todo mas que bien
Hola, esperemos y sea aa mala para ella así sufre un poco ¬¬ NO!!! ni lo digas q psa!!! Si! jaajajaj quizás haga entrar en razón a su hermana ¬¬ Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Cap 11
Capitulo 11
Brittany
Casi había desistido de ir a la fiesta.
Oír a Santana y alguna chica yendo ahí cuando fui a su departamento temprano me hizo mal.
Aún no estaba lista para enfrentarla.
Conociendo los sonidos que hacia durante el sexo me hizo sentir rara. Me admití a mí misma que estaba loca de celos de cualquiera que estuviese gritando su nombre.
Su mensaje de que no sería capaz de cenar conmigo era considerado.
No tendría que haber dicho nada. No era como si hubiese dicho que estaría ahí.
No había querido responderle, porque era consciente de que me mandaba mensajes después de su sexo salvaje.
Sin embargo, ignorarla era descortés.
Ella estaba siendo agradable, así que no podía ser grosera. Había escrito y borrado mi respuesta tres veces, decidiéndome finalmente por algo sencillo.
Amigable.
Estaba segura que Emily le dijo que estaría en la fiesta, por lo que esperaría verme ahí.
Retractarme también sería grosero.
Emily había sido muy agradable hoy e incluso se negó a dejarme pagar mi comida. Insistió en que había invitado a comer y que ella pagaba.
Estiré la mano y agarré el regalo que había envuelto en papel brillante. Me tomó una hora decidir en la juguetería algo para esta niña que nunca había conocido.
No quería llegar con las manos vacías a su fiesta de cumpleaños.
Tras un largo debate, me decidí por un kit de fabricación de joyas. Incluso tenía suministros para que pudiera pintar las piedras con diseños propios.
Habría amado algo así de niña.
Tenía la esperanza de que haber comprado la cosa correcta para una niña de nueve años.
Un golpecito en mi ventana me sorprendió, y me volví para ver el perfecto rostro de porcelana de Marley Rose. Su amable sonrisa calmo un poco mi ansiedad, abrí la puerta y salí.
―Estoy contenta de que hayas venido. Emily dijo que te había invitado. Realmente disfrutó el almuerzo de hoy. Iré al próximo―dijo Marley mientras cerraba la puerta del carro.
―Fue divertido. Emily es una gran persona―miré hacia atrás a la casa grande―Fue agradable de su parte invitarme.
―Eres amiga de Santana. Ella no tiene mucho de esas…del tipo de mujeres, eso es todo. Con toda honestidad, teníamos curiosidad, pero ahora que Emily ha pasado tiempo contigo, ve por qué su hermana se encariño contigo.
Tenía que aclarar esto antes de que entráramos en esa casa y Santana apareciera.
―Oh, ella no está encariñado conmigo. No es eso en absoluto. Ella solo estaba siendo agradable. Soy nueva en la ciudad, y ella es una buena persona―expliqué.
Si Santana entraba en esta fiesta y todo el mundo actuaba como que era otra más de sus amigas, podría alejarse de mí otra vez.
No quería eso.
Marley asintió, pero una sonrisa permaneció en sus labios. No lo entendía.
―No, lo digo en serio. De verdad, lo juro, es solo una amiga.
Marley empezó a decir algo, cuando un Camaro plateado entró en el camino yendo un poco demasiado rápido y dando una perfecta vuelta en U para estacionarse en la última plaza del aparcamiento.
Miré a Marley, que buscaba el coche, con el ceño fruncido. Al parecer, estuvo de acuerdo en que habían manejado demasiado rápido en el camino de entrada.
La puerta del conductor se abrió, y dos largas piernas salieron antes de que el resto del cuerpo alto y delgado saliera.
Escuche a Marley murmurar algo, pero no podía concentrarme por que ver la imagen de Santana saliendo del asiento de pasajero llevando un par de gafas y luciendo como la diosa del sexo que obviamente era, me dejo sin aliento.
No solo porque vestía sus vaqueros mejor que cualquier otra mujer en la tierra o porque me recordó a todas la fantasías de chica mala con sus lentes de aviador, sino porque salía del coche con ella.
Nunca la vi con la misma chica dos veces, pero la había visto con ella antes.
La primera vez que fui a su departamento, ella se encontraba en su regazo.
¿Era a ella a quien se lo hacía en su departamento más temprano?
Quité la mirada de Santana y la miré a ella.
La sonrisa de suficiencia que tenía en su rostro decía que sí, que era de hecho quien gritaba su nombre y rogándole para que lo hiciera más duro.
Mi cara se calentó, y miré hacia la casa. Tenía que lidiar con eso. Era la vida como amiga de Santana.
―¿Brittany?―la voz de Santana dijo mi nombre, y me tensé.
Mierda, mierda, mierda.
No quería hablar con ella todavía.
Mi estómago se sentía enfermo y anudado. Estaba segura que tenía la cara roja también.
¿Por qué mi rostro se ruborizó?
No es como si tuviese que estar avergonzada por algo.
Odiaba el hecho de que actuara como una idiota en situaciones con las que no estaba familiarizada.
Marley me tocó el brazo, y sabía que si iba a salvar esta amistad con Santana, tenía que dar vuelta y actuar como si nada estuviera mal. Como si verla con esta chica con quien lo había escuchado temprano no fuera duro para mí.
Forzando una sonrisa, me di la vuelta para mirarla.
―Hola―respondí mientras la miraba caminar hacia mí en grandes pasos seguros, como si tuviese miedo de que estuviera a punto de irme y me fuese a atrapar antes de que pudiera.
La bolsa de regalo de rayas blancas y rosadas me llamo la atención. Se veía fuera de lugar.
Eso me hizo sonreír de verdad.
―¿Qué haces aquí?―preguntó, y eso me sacó del momento.
Sonaba molesta.
Oh no.
¿Venir aquí fue dar un paso demasiado lejos?
Debería haberle preguntado si no había problema. Supuse que no le importaría, porque no me había pedido que viniera con ella.
Se la había pedido a la diosa en su lugar.
―Uh, Emily me invitó. Almorzamos hoy. Yo, uh…
Todavía se veía molesta.
Esto estaba mal.
Lo había arruinado de nuevo. Y esta vez sabía que había hecho algo malo.
―Lo siento. Debí haber preguntado si no te importaba que viniera. Pensé que tu hermana te lo había dicho. No lo pensé.
Santana se pasó la mano por el cabello mientras la mirada de frustración en su rostro se intensificaba.
Tenía que irme.
Me volví hacia Marley y le entregué el regalo.
―Tómalo, ¿sí? Dile a Emily que le agradezco por invitarme, pero olvidé algo y no puedo faltar. Un trabajo para una de mis clases―exclamé, y le di a Santana una sonrisa de disculpa―Realmente lo siento―dije, esperando que las lágrimas bloqueando mi garganta no fueran tan obvias.
―¿Quién eres?―preguntó en un tono aburrido la chica que ahora se aferraba al brazo de Santana.
Una nueva situación para la que Santana no había estado preparado. Me mantuvo cuidadosamente en cierta parte de su vida.
No me invitó a otras partes de ella.
Debería haberlo pensado y preguntado.
―Yo solo… soy su vecina. Uh, bien. Me tengo que ir―respondí, incapaz de mirarla.
―No, no te vas―dijo Marley mientras su mano se cerraba alrededor de mi brazo con firmeza, sorprendentemente firme―Esta es mi amiga Brittany. También es amiga de Emily, y estás aquí en la fiesta de cumpleaños porque la queremos aquí. Ahora, si nos disculpan―se dio la vuelta en dirección a la casa, tirando de mí.
No estaba segura si podía liberar mi brazo de su fuerte agarre incluso si lo intentar.
a―No mires atrás. Solo camina―susurro.
¿Qué?
Tenía que irme. Ella no entendía.
―En serio, Marley. Necesito irme. No me quiere aquí, y esta es su familia. Debería haberle preguntado―ahora suplicaba.
Y si no me dejaba irme, iba a comenzar a mendigar.
―Santana es una idiota. Siempre ha sido un idiota. Y Elaine tiene una cosa por los cantantes. Ha estado detrás de Santana por años. ¿Por qué está con ella?, no tengo idea, aparte de decirte que es una idiota.
Esto estaba mal.
Santana no era un idiota. La había sorprendido al aparecer aquí. Reaccionó de la manera en que nadie lo haría.
―No es un idiota. Yo sí. Debí haberle preguntado si estaba bien. No pienso a veces.
Marley abrió la puerta y me llevó dentro. Luego se volvió hacia mí. Se me quedo mirando por un minuto, luego una sonrisa triste llegó a sus labios.
―Tú no eres una idiota. Amo a Emily, pero tú eres demasiado buena para Santana―dijo, y luego asintió hacia el sonido de las personas―Pasa. Esta es la casa de mi mamá, pero eres bienvenida. Vamos a ver a la cumpleañera y darle este brillante regalo que le va a encantar―dijo, devolviéndome el regalo―Luego nos conseguiré un trago. Necesito uno después de eso.
Doblamos en la esquina y entramos en una gran cocina que parecía algo sacado de una revista.
Globos por todas partes, al igual que el color rosa. Una gran torta de tres pisos se hallaba sobre la barra con rayas blancas y rosadas en un piso, y puntos blancos y rosados en otro. Y la capa superior era blanca con el número nueve y el nombre de Madison en rosado.
Una corona rosa brillante se encontraba colocada en la parte superior. Era la torta de cumpleaños soñada por una niña.
―Es una torta fabulosa―dijo Marley cuando entramos en la habitación.
Emily se dio la vuelta, y su sonrisa se ilumino cuando nos vio.
―¿Si? ¿Puedes creer que Hanna ordenara esto? Fue a la pastelería y todo hace dos semanas. Le dije que le consiguiera una torta de princesa. Es extremadamente competente―dijo con una risa―Estoy feliz de que Marley te encontrara y te ayudara a encontrar el camino. Iba a llamar a Santana para ver si podía darte un aventón, pero lo olvidé.
Oh, no.
No era algo bueno para decir cuando Santana estaría viniendo detrás de nosotras en cualquier momento.
―Probablemente mejor que no lo hiciste. Vino con alguien. Estoy muy segura que Brittany no hubiera querido venir con ellas―el tono de desagrado de Marley no pasó desapercibido por Emily.
Se detuvo y miró a Marley. Las preguntas se encontraban en sus ojos, pero no iba a decirlas conmigo ahí.
―Si hubiera sabido que necesitaba un aventón, habría ido―dijo Santana cuando entró en la habitación.
Hubo un tono duro en su voz mientras le lanzaba una mirada a Marley.
No podía mirarla. Giré la cabeza para mirar otra cosa que no fuera Emily o Santana.
No pertenecía ahí. No pertenecía a ninguna parte. Lo sabía.
Siempre lo supe.
Estar ahí no estaba bien.
―No sabíamos que ibas a traer un invitado―dijo Emily con voz tensa.
Justo lo que necesitaba. Que se molestara con Santana también.
Todos saltaban sobre Santana como si hubiera hecho algo malo. No era justo.
Lo arruiné todo.
La señora Williams me lo había dicho más de una vez. Había querido creer que me mentía, pero podía ver que tenía razón.
―No sabía que habías invitado a Brittany―respondió en un tono cortante.
Hice una mueca. Estaba molesta por eso.
¿Por qué no le pregunté primero?
Emily dio un paso hacia ella, y parecía a punto de darle una bofetada.
―Esta es la fiesta de cumpleaños de Maddi May. No un lugar para que traigas a alguien no invitado. Uno del que me deberías haber dicho―Emily había levantado la voz.
Eso no era bueno.
Estaban a punto de pelear.
Podía ver la mirada en la cara de Santana, y no iba a retractarse con esto.
La esposa de Emily tranquila, pero sabía que si le tocaban a Emily no creo que le gustara que Santana le gritara.
Este desastre era mi culpa. Tenía que arreglarlo.
―No. Por favor. Creo que todas ustedes tienen la impresión equivocada, y Santana está siendo tratada injustamente―miré a Emily―Lo que te dije hoy era la verdad. No trataba de guardar un secreto. Estaba siendo honesta. Santana y yo somos amigas. Eso es todo. Además no esperaba encontrarme aquí. No le pregunté si le parecía bien que viniera. Debí hacerlo―hice un gesto hacia donde estaba con su cita―Como pueden ver, trajo a alguien. Alguien de su elección. Y eso está bien, porque es solo una amiga. No está haciendo nada malo. Soy la intrusa aquí. Soy la que no pertenece. Y si me invitaron porque creían que Santana me quería aquí, entonces lo siento por darles esa impresión―respiré profundo, y mire a Santana―Realmente lo siento. No lo pensé. Te dije que lo arruinaría, porque no siempre sé qué es lo correcto―puse el regalo en el mostrador―Gracias por invitarme. De verdad disfruté pasar tiempo con ustedes hoy. Pero esta es una fiesta para familiares y amigos. Y lo estoy haciendo tenso e incómodo con mi presencia―dije mientras miraba a Emily, deseando que entendiera.
Entonces caminé hacia la puerta, asegurándome de no pasar tan cerca de Santana o su cita.
Solo quería regresar a la seguridad de mi apartamento.
Escuché un susurro, y caminé más rápido. Hablaban de mí, y eso era algo a lo que estaba acostumbrada.
Por suerte, salí y llegue a mi coche antes de que Marley pudiera decidir no dejarme ir otra vez. Había dejado la puerta desbloqueada, lo cual nunca hacía.
La impresión de ver a Santana con esa chica me hizo olvidar todo.
Subí en el interior, agradecido por la seguridad de mi coche, para qué así las lágrimas que quemaban mis ojos pudieran caer ahora en paz. Metiendo la mano en el bolsillo, saqué las llaves y titubeé a través de las lágrimas que ahora fluían libremente y me obstaculizaban la vista.
Una vez que tenía la llave del carro, me las arregle para meterlo en el encendido. El carro arrancó.
Entonces, la puerta del pasajero se abrió, y Santana se sentaba a mi lado.
Santana
Estaba llorando.
Santa mierda, algo en mi pecho explotó.
La hice llorar.
A la perfecta dulce y preciosa Brittany.
¿Qué hijo de perra enfermo y sin valor hacia llorar a alguien como ella?
Yo y mi inútil trasero.
¡Dios!
Debería haberme alejado de ella.
Había sido egoísta y había querido estar cerca de ella por cómo me hacía sentir, estar cerca de ella me llenaba y me hacía sentir completo.
Pero sacrificaría mi alma para nunca tener que verla llorar. Saber que hice esto peor. Mil veces peor.
―Brittany―me las arreglé para salir del espesor de mi garganta―Lo siento tanto, cariño. Por favor. Dios, amor, por favor no llores―le supliqué, y alargué la mano para secarle las lágrimas que corrían por su rostro.
No quería hacer esto aquí.
Quería abrazarla. Arreglar esto.
Dios, hacer cualquier cosa por hacerla sonreír y olvidar que esto paso.
Abrí la puerta del carro, me bajé y caminé hacia su lado. Alcanzándola, le tomé la mano, y la saqué a mis brazos.
Necesitaba sostenerla solo por un minuto.
Iba a llevarnos a la casa, pero primero tenía que sentirla cerca de mí. Estaba rígida en mis brazos, y eso me cortó como una cuchilla caliente.
Lo merecía.
Había manejado esto completamente mal. Conocía sus inseguridades, y no las tomé en consideración cuando reaccioné como lo hice.
Ella me había entendido mal.
―¡Santana!―la voz de Elaine me recordó que aún se encontraba aquí.
Mierda.
Brittany se movió para alejarse de mí, pero la abracé con fuerza contra mi pecho. Ella estaba muy confundida acerca de Elaine, y yo deseaba aclararlo.
Pero primero tenía que conseguir que dejara de llorar.
―Vamos, yo conduzco―le dije a Brittany mientras envolvía mi brazo alrededor de ella y la mantenía a mi lado para evitar que se alejara de mí.
Se puso de pie, pero iba con un robot. No se moldeo a mi lado ni se acercó a mí de todos modos.
Estaba tan malditamente tensa, que dolía.
Después de meter a Brittany en el asiento de pasajero de su auto y abrocharle el cinturón de seguridad, fui al lado del conductor.
Elaine se hallaba de pie con las manos en las caderas y el ceño fruncido.
No tenía tiempo para su drama.
Era probable que Brittany se largara sino tenía este auto en movimiento.
―Gracias por ayudarme a encontrar la cartera. Tengo algo importante con lo que tratar. Me tengo que ir―dije, sin mirarla mientras entraba en el auto.
―¡Importante! ¡En serio! Me follaste como una mujer salvaje en tu cama justo hace dos horas, ¿y ahora te largas porque ella está llorando?
Cerrando los ojos, agarré con fuerza el volante para evitar salir por la ventana y estrangularla.
No quería que Brittany escuchara eso.
Me alejo del infierno de Elaine y su boca ruidosa. Ella solía ser fácil. Ahora era un dolor en mi trasero. Hoy era la última vez que la llevaría a mi cama.
Fue un gran error, para empezar.
―Lo siento por ella―dije, odiando que incluso tuviera que traerla alrededor de Brittany.
―No. Está bien―aspiró y la miré para verla secándose la cara con las palmas―No deberías haberte ido, Santana. Es la fiesta de cumpleaños de tu sobrina―dijo en voz baja―Solo lo arruino todo.
El dolor en sus palabras era obra mía.
―Nunca, jamás, digas eso otra vez. ¿Me entiendes? Nunca más―tragué y respiré hondo. Tenía que controlar mis emociones―Tú haces que todo sea mejor. ¿No puedes ver eso? ¿Quién jodió tu cabeza tan mal como para que no puedas ver lo increíble que eres? Y maldita sea, Brittany, eres increíblemente preciosa, y no lo sabes, tampoco. ¿Cómo es posible, amor? Tienes un espejo. Puedes ver que tu exterior es tan hermoso como tu interior. No debería ser posible que seas tan jodidamente ciega cuando se trata de ti misma.
No dijo nada.
La miraba y me miraba como si hubiese perdido la cabeza. Sus ojos estaban abiertos y confusos. La hinchazón incluso se veía adorable en ella.
¿Incluso tenía que ser una linda llorona?
Maldita sea, la necesitaba para cometer errores. Cualquier cosa. Algo que me pusiera en un campo de juego más parejo con ella.
―Joder, incluso eres perfecta cuando tus ojos están hinchados. No es justo, amor. ¿Cómo puedo lidiar con eso? ¿Ah?―di vuelta en la carretera y me centré en llevarnos a su apartamento.
Necesitaba conseguir un paño y limpiar su rostro lleno de lágrimas. Luego necesitaba sostenerla.
Quería escucharla reír. Justo ahora me conformaría con una sonrisa.
Cualquier cosa que no fuera esa mirada de dolor en sus ojos.
Cuando había salido que Camaro de Elaine, y Brittany había estado mirándome con una mirada de pánico en su rostro, no había estado preparada para eso.
Estaba frustrada porque no había tenido tiempo para que Elaine me llevara de vuelta a mi departamento para así buscar mi motocicleta. Ella había tenido que venir conmigo, y esa frustración se multiplicó cuando vi a Brittany mirando a Elaine.
No la quería cerca de Elaine.
Elaine era una parte de mi vida que no me gustaba que Brittany viera.
Brittany era la parte buena de mi vida, y Elaine era la parte oscura que no quería que tocara a Brittany.
Todo eso me golpeo a la vez, y no lo había manejado correctamente con Brittany.
Ella asumió que era toda su culpa.
¿Por qué?
¿Por venir a la fiesta a la que mi hermana la invito?
¿Cómo se le metió a Brittany en la cabeza que se equivocaba por eso?
Yo era la imbécil, y Marley y mi hermana estaban en completo acuerdo.
Brittany dejó su ira hacia mí y se convirtió en mi ángel vengador para asegurarse de que nadie me culpara. Ella no iba a dejar que me atacaran de ninguna forma.
Aunque lo merecía.
Había ido a la fiesta decidido a conseguir a Brittany y arreglar el lío de afuera. Pero entonces ella salió de su típica naturaleza tímida para pararse ahí en una habitación llena de personas que no conocía bien.
Brittany me defendió con una mirada en su rostro que abiertamente desafiaba a cualquiera a discutir el hecho de que yo era inocente.
Nadie en mi vida había hecho eso.
Ni siquiera mi hermana.
Estaba segura para ese momento, cuando mi dulce y callada Brittany en voz alta le decía a la habitación con personas a quienes conocía mejor que yo era una chica a quien trataban injustamente, que la seguiría hasta el borde de un acantilado si me lo pidiera.
Entré en su lugar de aparcamiento debajo de los apartamentos y rápidamente salí del auto y lo rodeé para ir a ella.
Brittany ya comenzaba a salir, pero agarré su mano y la jalé para acercarla a mí. Luego cerré el coche antes de meter las llaves en mi bolsillo.
―Vamos―dije suavemente, y en lacé mi mano con la suya.
No estaba tan rígida como antes, pero tampoco se encontraba entrando en calor conmigo.
Me dejaba sostener su mano, pero mantenía su distancia.
Cuando llegamos a su puerta, saqué las llaves y la abrí, luego entré, llevándola conmigo. Fui directamente al sofá y me senté trayéndola conmigo y tirándola en mi regazo. Envolví mis dos brazos a su alrededor. Incliné la cabeza y la apoyé en la curva de su cuello y garganta, e inhalé su dulce esencia.
Estaba completamente obsesionada con ella.
Adicta no era una palabra lo suficientemente fuerte.
Ella superó mis tendencias adictivas, me encontraba obsesionada en un estado avanzado.
No existía nada que no haría por ella.
Todo lo que tenía que hacer era pedirlo. Renunciaría a cualquier cosa solo por sostenerla así de nuevo.
―Santana―dijo con voz callada.
―¿Sí?―aún no estaba lista para dejar de olerla.
Mis labios se encontraban presionados contra su suave piel, y me gustaba tenerlos ahí.
―Tienes que irte. Esta noche tienes que cantar―me recordó.
Lo olvidé.
Nunca antes había olvidado una actuación, pero esta noche era la última cosa en mi mente.
No tenía espacio para otra cosa que Brittany.
Suspirando, me recosté hacia atrás, y con una mano saqué el teléfono de mi bolsillo. Con la otra, la sostuve con miedo de que se levantara y me dejara.
Presioné el número de Puck.
―Dile a Maddi May que dije feliz cumpleaños―dijo Puck en el teléfono―Y ahora trae tu trasero hasta aquí.
―No voy a ir esta noche―le dije, levantando mi mirada para fijarme en la de Brittany.
―¿Qué?¿Qué quieres decir con que no puedes venir esta noche?
―Tengo algo más importante. Alguien más importante que necesito en este momento―le dije.
Él no respondió, y supe el momento, en el que se dio cuenta de qué y de quién hablaba.
―Bueno, mierda―se quejó―De acuerdo. Veré si están bien con que yo te cubra esta noche. Ve a lidiar con…―hizo una pausa―Sabes lo que estás haciendo, ¿verdad? No la rompas.
Sus grandes y confundidos ojos me miraban de cerca.
―Soy yo de quien deberías estar preocupada. Saltaría un acantilado, ¿sabes?
Dejó escapar un silbido bajo.
―Mierda. Está bien. Te hablaré después.—terminé la llamada y dejé caer el teléfono. Luego deslicé la mano para acunar el rostro de Brittany―Necesito que entiendas algo―le dije―Desde el momento en el que entraste a mi vida, nunca has arruinado nada. Tú iluminas las cosas que tocas. Vas a confiar en mí lo suficiente para decirme por qué pareces tener esa forma completamente retorcida de verte a ti misma. Pero primero me ganaré tu confianza.
Ella se inclinó en mi mano, y por primera vez algo de la tensión en su cuerpo se aflojó.
―Creo que estás muy confundida conmigo. No sé por qué no me ves correctamente―dijo con suavidad.
Odiaba eso.
Odiaba que pensara que veía algo que nadie más veía.
Hoy mi hermana se enamoró de ella.
Estaba en toda la cara de Emily cuando entré en esa cocina. Se encontraba lista para tomar partido, y no iba a ser el mío.
Y Emily siempre se ponía de mi lado.
Hoy encontró a alguien más por quien estaba dispuesta a ponerse contra mí. Y en vez de molestarme, me hacía querer reír.
No fue solo a mí a quien Brittany fascinó, fue a todos. Pero ella no lo veía.
Marley Rose estuvo cerca de golpearme. Ella se la ganó incluso en menos tiempo.
―Voy a pasar mi vida convenciéndote de lo equivocada que estás―le dije.
Brittany se mordió el labio y levantó la cabeza. La oscuridad cayó sobre su rostro, bloqueándome de sus ojos, y no podía tener eso.
Le metí el cabello detrás de su oreja. Yo no era digno de ella, pero la necesitaba.
No podía mantener esto.
Quería estar a su alrededor todo el tiempo. No quería tener que inventar excusas para verla.
―¿Esta cosa con Sam y contigo…?―comencé la preguntar, luego me detuve.
¿Qué haría si dijera que eran serios?
¿Respetaría eso?
Diablos no.
Sam podría ser bueno para ella, ¿pero él la necesitaba para respirar?
Ella se encogió de hombros.
―Él es un amigo. Fuimos a dos citas―respondió.
Eso era suficiente.
No quería que pensara demasiado en eso.
Podría darse cuenta de que Sam era la mejor opción. Deslicé las manos dentro de su cabello y jalé su cabeza hacia mí. Luego acuné de nuevo su rostro en mis manos.
Mi corazón comenzó a golpear contra mis costillas mientras su respiración caía sobre mi piel.
Se encontraba tan cerca. Tan jodidamente preciosa.
Levantando la cabeza, presioné los labios a los suyos, y la inhalación brusca y luego la respuesta inmediata de su cuerpo mientras sus manos volaban para agarrarme los hombros y apretarlos, me hizo delirar.
Ella sabía cómo un verano caluroso y soleado, y manzanas crujientes.
Toda la bondad que había visto desde la distancia pero nunca experimentado estaba ahí con el golpeteo suave de su lengua contra la mía.
Quería absorber este momento y devorarla toda de una vez.
Envolví los brazos a su alrededor y la jalé apretadamente hacia mí hasta que su pecho se presionó contra el mío y su errático latido del corazón se emparejó con el mío.
No podía tener suficiente de ella.
Separé la boca, y un gruñido de protesta se escapó de sus labios mientras dejaba besos por su cuello. La probé con mi lengua y bajé las manos por sus lados y subí de nuevo, tratando duro de mantenerlas seguras.
Ella era inocente.
Si me dejaba ir, la asustaría, y esa era la última cosa que quería. Ganarme su confianza era todo.
Quería ser digna de algo.
Si podía ser digno de su confianza, tal vez debería hacer esto bien.
Oír a Santana y alguna chica yendo ahí cuando fui a su departamento temprano me hizo mal.
Aún no estaba lista para enfrentarla.
Conociendo los sonidos que hacia durante el sexo me hizo sentir rara. Me admití a mí misma que estaba loca de celos de cualquiera que estuviese gritando su nombre.
Su mensaje de que no sería capaz de cenar conmigo era considerado.
No tendría que haber dicho nada. No era como si hubiese dicho que estaría ahí.
No había querido responderle, porque era consciente de que me mandaba mensajes después de su sexo salvaje.
Sin embargo, ignorarla era descortés.
Ella estaba siendo agradable, así que no podía ser grosera. Había escrito y borrado mi respuesta tres veces, decidiéndome finalmente por algo sencillo.
Amigable.
Estaba segura que Emily le dijo que estaría en la fiesta, por lo que esperaría verme ahí.
Retractarme también sería grosero.
Emily había sido muy agradable hoy e incluso se negó a dejarme pagar mi comida. Insistió en que había invitado a comer y que ella pagaba.
Estiré la mano y agarré el regalo que había envuelto en papel brillante. Me tomó una hora decidir en la juguetería algo para esta niña que nunca había conocido.
No quería llegar con las manos vacías a su fiesta de cumpleaños.
Tras un largo debate, me decidí por un kit de fabricación de joyas. Incluso tenía suministros para que pudiera pintar las piedras con diseños propios.
Habría amado algo así de niña.
Tenía la esperanza de que haber comprado la cosa correcta para una niña de nueve años.
Un golpecito en mi ventana me sorprendió, y me volví para ver el perfecto rostro de porcelana de Marley Rose. Su amable sonrisa calmo un poco mi ansiedad, abrí la puerta y salí.
―Estoy contenta de que hayas venido. Emily dijo que te había invitado. Realmente disfrutó el almuerzo de hoy. Iré al próximo―dijo Marley mientras cerraba la puerta del carro.
―Fue divertido. Emily es una gran persona―miré hacia atrás a la casa grande―Fue agradable de su parte invitarme.
―Eres amiga de Santana. Ella no tiene mucho de esas…del tipo de mujeres, eso es todo. Con toda honestidad, teníamos curiosidad, pero ahora que Emily ha pasado tiempo contigo, ve por qué su hermana se encariño contigo.
Tenía que aclarar esto antes de que entráramos en esa casa y Santana apareciera.
―Oh, ella no está encariñado conmigo. No es eso en absoluto. Ella solo estaba siendo agradable. Soy nueva en la ciudad, y ella es una buena persona―expliqué.
Si Santana entraba en esta fiesta y todo el mundo actuaba como que era otra más de sus amigas, podría alejarse de mí otra vez.
No quería eso.
Marley asintió, pero una sonrisa permaneció en sus labios. No lo entendía.
―No, lo digo en serio. De verdad, lo juro, es solo una amiga.
Marley empezó a decir algo, cuando un Camaro plateado entró en el camino yendo un poco demasiado rápido y dando una perfecta vuelta en U para estacionarse en la última plaza del aparcamiento.
Miré a Marley, que buscaba el coche, con el ceño fruncido. Al parecer, estuvo de acuerdo en que habían manejado demasiado rápido en el camino de entrada.
La puerta del conductor se abrió, y dos largas piernas salieron antes de que el resto del cuerpo alto y delgado saliera.
Escuche a Marley murmurar algo, pero no podía concentrarme por que ver la imagen de Santana saliendo del asiento de pasajero llevando un par de gafas y luciendo como la diosa del sexo que obviamente era, me dejo sin aliento.
No solo porque vestía sus vaqueros mejor que cualquier otra mujer en la tierra o porque me recordó a todas la fantasías de chica mala con sus lentes de aviador, sino porque salía del coche con ella.
Nunca la vi con la misma chica dos veces, pero la había visto con ella antes.
La primera vez que fui a su departamento, ella se encontraba en su regazo.
¿Era a ella a quien se lo hacía en su departamento más temprano?
Quité la mirada de Santana y la miré a ella.
La sonrisa de suficiencia que tenía en su rostro decía que sí, que era de hecho quien gritaba su nombre y rogándole para que lo hiciera más duro.
Mi cara se calentó, y miré hacia la casa. Tenía que lidiar con eso. Era la vida como amiga de Santana.
―¿Brittany?―la voz de Santana dijo mi nombre, y me tensé.
Mierda, mierda, mierda.
No quería hablar con ella todavía.
Mi estómago se sentía enfermo y anudado. Estaba segura que tenía la cara roja también.
¿Por qué mi rostro se ruborizó?
No es como si tuviese que estar avergonzada por algo.
Odiaba el hecho de que actuara como una idiota en situaciones con las que no estaba familiarizada.
Marley me tocó el brazo, y sabía que si iba a salvar esta amistad con Santana, tenía que dar vuelta y actuar como si nada estuviera mal. Como si verla con esta chica con quien lo había escuchado temprano no fuera duro para mí.
Forzando una sonrisa, me di la vuelta para mirarla.
―Hola―respondí mientras la miraba caminar hacia mí en grandes pasos seguros, como si tuviese miedo de que estuviera a punto de irme y me fuese a atrapar antes de que pudiera.
La bolsa de regalo de rayas blancas y rosadas me llamo la atención. Se veía fuera de lugar.
Eso me hizo sonreír de verdad.
―¿Qué haces aquí?―preguntó, y eso me sacó del momento.
Sonaba molesta.
Oh no.
¿Venir aquí fue dar un paso demasiado lejos?
Debería haberle preguntado si no había problema. Supuse que no le importaría, porque no me había pedido que viniera con ella.
Se la había pedido a la diosa en su lugar.
―Uh, Emily me invitó. Almorzamos hoy. Yo, uh…
Todavía se veía molesta.
Esto estaba mal.
Lo había arruinado de nuevo. Y esta vez sabía que había hecho algo malo.
―Lo siento. Debí haber preguntado si no te importaba que viniera. Pensé que tu hermana te lo había dicho. No lo pensé.
Santana se pasó la mano por el cabello mientras la mirada de frustración en su rostro se intensificaba.
Tenía que irme.
Me volví hacia Marley y le entregué el regalo.
―Tómalo, ¿sí? Dile a Emily que le agradezco por invitarme, pero olvidé algo y no puedo faltar. Un trabajo para una de mis clases―exclamé, y le di a Santana una sonrisa de disculpa―Realmente lo siento―dije, esperando que las lágrimas bloqueando mi garganta no fueran tan obvias.
―¿Quién eres?―preguntó en un tono aburrido la chica que ahora se aferraba al brazo de Santana.
Una nueva situación para la que Santana no había estado preparado. Me mantuvo cuidadosamente en cierta parte de su vida.
No me invitó a otras partes de ella.
Debería haberlo pensado y preguntado.
―Yo solo… soy su vecina. Uh, bien. Me tengo que ir―respondí, incapaz de mirarla.
―No, no te vas―dijo Marley mientras su mano se cerraba alrededor de mi brazo con firmeza, sorprendentemente firme―Esta es mi amiga Brittany. También es amiga de Emily, y estás aquí en la fiesta de cumpleaños porque la queremos aquí. Ahora, si nos disculpan―se dio la vuelta en dirección a la casa, tirando de mí.
No estaba segura si podía liberar mi brazo de su fuerte agarre incluso si lo intentar.
a―No mires atrás. Solo camina―susurro.
¿Qué?
Tenía que irme. Ella no entendía.
―En serio, Marley. Necesito irme. No me quiere aquí, y esta es su familia. Debería haberle preguntado―ahora suplicaba.
Y si no me dejaba irme, iba a comenzar a mendigar.
―Santana es una idiota. Siempre ha sido un idiota. Y Elaine tiene una cosa por los cantantes. Ha estado detrás de Santana por años. ¿Por qué está con ella?, no tengo idea, aparte de decirte que es una idiota.
Esto estaba mal.
Santana no era un idiota. La había sorprendido al aparecer aquí. Reaccionó de la manera en que nadie lo haría.
―No es un idiota. Yo sí. Debí haberle preguntado si estaba bien. No pienso a veces.
Marley abrió la puerta y me llevó dentro. Luego se volvió hacia mí. Se me quedo mirando por un minuto, luego una sonrisa triste llegó a sus labios.
―Tú no eres una idiota. Amo a Emily, pero tú eres demasiado buena para Santana―dijo, y luego asintió hacia el sonido de las personas―Pasa. Esta es la casa de mi mamá, pero eres bienvenida. Vamos a ver a la cumpleañera y darle este brillante regalo que le va a encantar―dijo, devolviéndome el regalo―Luego nos conseguiré un trago. Necesito uno después de eso.
Doblamos en la esquina y entramos en una gran cocina que parecía algo sacado de una revista.
Globos por todas partes, al igual que el color rosa. Una gran torta de tres pisos se hallaba sobre la barra con rayas blancas y rosadas en un piso, y puntos blancos y rosados en otro. Y la capa superior era blanca con el número nueve y el nombre de Madison en rosado.
Una corona rosa brillante se encontraba colocada en la parte superior. Era la torta de cumpleaños soñada por una niña.
―Es una torta fabulosa―dijo Marley cuando entramos en la habitación.
Emily se dio la vuelta, y su sonrisa se ilumino cuando nos vio.
―¿Si? ¿Puedes creer que Hanna ordenara esto? Fue a la pastelería y todo hace dos semanas. Le dije que le consiguiera una torta de princesa. Es extremadamente competente―dijo con una risa―Estoy feliz de que Marley te encontrara y te ayudara a encontrar el camino. Iba a llamar a Santana para ver si podía darte un aventón, pero lo olvidé.
Oh, no.
No era algo bueno para decir cuando Santana estaría viniendo detrás de nosotras en cualquier momento.
―Probablemente mejor que no lo hiciste. Vino con alguien. Estoy muy segura que Brittany no hubiera querido venir con ellas―el tono de desagrado de Marley no pasó desapercibido por Emily.
Se detuvo y miró a Marley. Las preguntas se encontraban en sus ojos, pero no iba a decirlas conmigo ahí.
―Si hubiera sabido que necesitaba un aventón, habría ido―dijo Santana cuando entró en la habitación.
Hubo un tono duro en su voz mientras le lanzaba una mirada a Marley.
No podía mirarla. Giré la cabeza para mirar otra cosa que no fuera Emily o Santana.
No pertenecía ahí. No pertenecía a ninguna parte. Lo sabía.
Siempre lo supe.
Estar ahí no estaba bien.
―No sabíamos que ibas a traer un invitado―dijo Emily con voz tensa.
Justo lo que necesitaba. Que se molestara con Santana también.
Todos saltaban sobre Santana como si hubiera hecho algo malo. No era justo.
Lo arruiné todo.
La señora Williams me lo había dicho más de una vez. Había querido creer que me mentía, pero podía ver que tenía razón.
―No sabía que habías invitado a Brittany―respondió en un tono cortante.
Hice una mueca. Estaba molesta por eso.
¿Por qué no le pregunté primero?
Emily dio un paso hacia ella, y parecía a punto de darle una bofetada.
―Esta es la fiesta de cumpleaños de Maddi May. No un lugar para que traigas a alguien no invitado. Uno del que me deberías haber dicho―Emily había levantado la voz.
Eso no era bueno.
Estaban a punto de pelear.
Podía ver la mirada en la cara de Santana, y no iba a retractarse con esto.
La esposa de Emily tranquila, pero sabía que si le tocaban a Emily no creo que le gustara que Santana le gritara.
Este desastre era mi culpa. Tenía que arreglarlo.
―No. Por favor. Creo que todas ustedes tienen la impresión equivocada, y Santana está siendo tratada injustamente―miré a Emily―Lo que te dije hoy era la verdad. No trataba de guardar un secreto. Estaba siendo honesta. Santana y yo somos amigas. Eso es todo. Además no esperaba encontrarme aquí. No le pregunté si le parecía bien que viniera. Debí hacerlo―hice un gesto hacia donde estaba con su cita―Como pueden ver, trajo a alguien. Alguien de su elección. Y eso está bien, porque es solo una amiga. No está haciendo nada malo. Soy la intrusa aquí. Soy la que no pertenece. Y si me invitaron porque creían que Santana me quería aquí, entonces lo siento por darles esa impresión―respiré profundo, y mire a Santana―Realmente lo siento. No lo pensé. Te dije que lo arruinaría, porque no siempre sé qué es lo correcto―puse el regalo en el mostrador―Gracias por invitarme. De verdad disfruté pasar tiempo con ustedes hoy. Pero esta es una fiesta para familiares y amigos. Y lo estoy haciendo tenso e incómodo con mi presencia―dije mientras miraba a Emily, deseando que entendiera.
Entonces caminé hacia la puerta, asegurándome de no pasar tan cerca de Santana o su cita.
Solo quería regresar a la seguridad de mi apartamento.
Escuché un susurro, y caminé más rápido. Hablaban de mí, y eso era algo a lo que estaba acostumbrada.
Por suerte, salí y llegue a mi coche antes de que Marley pudiera decidir no dejarme ir otra vez. Había dejado la puerta desbloqueada, lo cual nunca hacía.
La impresión de ver a Santana con esa chica me hizo olvidar todo.
Subí en el interior, agradecido por la seguridad de mi coche, para qué así las lágrimas que quemaban mis ojos pudieran caer ahora en paz. Metiendo la mano en el bolsillo, saqué las llaves y titubeé a través de las lágrimas que ahora fluían libremente y me obstaculizaban la vista.
Una vez que tenía la llave del carro, me las arregle para meterlo en el encendido. El carro arrancó.
Entonces, la puerta del pasajero se abrió, y Santana se sentaba a mi lado.
Santana
Estaba llorando.
Santa mierda, algo en mi pecho explotó.
La hice llorar.
A la perfecta dulce y preciosa Brittany.
¿Qué hijo de perra enfermo y sin valor hacia llorar a alguien como ella?
Yo y mi inútil trasero.
¡Dios!
Debería haberme alejado de ella.
Había sido egoísta y había querido estar cerca de ella por cómo me hacía sentir, estar cerca de ella me llenaba y me hacía sentir completo.
Pero sacrificaría mi alma para nunca tener que verla llorar. Saber que hice esto peor. Mil veces peor.
―Brittany―me las arreglé para salir del espesor de mi garganta―Lo siento tanto, cariño. Por favor. Dios, amor, por favor no llores―le supliqué, y alargué la mano para secarle las lágrimas que corrían por su rostro.
No quería hacer esto aquí.
Quería abrazarla. Arreglar esto.
Dios, hacer cualquier cosa por hacerla sonreír y olvidar que esto paso.
Abrí la puerta del carro, me bajé y caminé hacia su lado. Alcanzándola, le tomé la mano, y la saqué a mis brazos.
Necesitaba sostenerla solo por un minuto.
Iba a llevarnos a la casa, pero primero tenía que sentirla cerca de mí. Estaba rígida en mis brazos, y eso me cortó como una cuchilla caliente.
Lo merecía.
Había manejado esto completamente mal. Conocía sus inseguridades, y no las tomé en consideración cuando reaccioné como lo hice.
Ella me había entendido mal.
―¡Santana!―la voz de Elaine me recordó que aún se encontraba aquí.
Mierda.
Brittany se movió para alejarse de mí, pero la abracé con fuerza contra mi pecho. Ella estaba muy confundida acerca de Elaine, y yo deseaba aclararlo.
Pero primero tenía que conseguir que dejara de llorar.
―Vamos, yo conduzco―le dije a Brittany mientras envolvía mi brazo alrededor de ella y la mantenía a mi lado para evitar que se alejara de mí.
Se puso de pie, pero iba con un robot. No se moldeo a mi lado ni se acercó a mí de todos modos.
Estaba tan malditamente tensa, que dolía.
Después de meter a Brittany en el asiento de pasajero de su auto y abrocharle el cinturón de seguridad, fui al lado del conductor.
Elaine se hallaba de pie con las manos en las caderas y el ceño fruncido.
No tenía tiempo para su drama.
Era probable que Brittany se largara sino tenía este auto en movimiento.
―Gracias por ayudarme a encontrar la cartera. Tengo algo importante con lo que tratar. Me tengo que ir―dije, sin mirarla mientras entraba en el auto.
―¡Importante! ¡En serio! Me follaste como una mujer salvaje en tu cama justo hace dos horas, ¿y ahora te largas porque ella está llorando?
Cerrando los ojos, agarré con fuerza el volante para evitar salir por la ventana y estrangularla.
No quería que Brittany escuchara eso.
Me alejo del infierno de Elaine y su boca ruidosa. Ella solía ser fácil. Ahora era un dolor en mi trasero. Hoy era la última vez que la llevaría a mi cama.
Fue un gran error, para empezar.
―Lo siento por ella―dije, odiando que incluso tuviera que traerla alrededor de Brittany.
―No. Está bien―aspiró y la miré para verla secándose la cara con las palmas―No deberías haberte ido, Santana. Es la fiesta de cumpleaños de tu sobrina―dijo en voz baja―Solo lo arruino todo.
El dolor en sus palabras era obra mía.
―Nunca, jamás, digas eso otra vez. ¿Me entiendes? Nunca más―tragué y respiré hondo. Tenía que controlar mis emociones―Tú haces que todo sea mejor. ¿No puedes ver eso? ¿Quién jodió tu cabeza tan mal como para que no puedas ver lo increíble que eres? Y maldita sea, Brittany, eres increíblemente preciosa, y no lo sabes, tampoco. ¿Cómo es posible, amor? Tienes un espejo. Puedes ver que tu exterior es tan hermoso como tu interior. No debería ser posible que seas tan jodidamente ciega cuando se trata de ti misma.
No dijo nada.
La miraba y me miraba como si hubiese perdido la cabeza. Sus ojos estaban abiertos y confusos. La hinchazón incluso se veía adorable en ella.
¿Incluso tenía que ser una linda llorona?
Maldita sea, la necesitaba para cometer errores. Cualquier cosa. Algo que me pusiera en un campo de juego más parejo con ella.
―Joder, incluso eres perfecta cuando tus ojos están hinchados. No es justo, amor. ¿Cómo puedo lidiar con eso? ¿Ah?―di vuelta en la carretera y me centré en llevarnos a su apartamento.
Necesitaba conseguir un paño y limpiar su rostro lleno de lágrimas. Luego necesitaba sostenerla.
Quería escucharla reír. Justo ahora me conformaría con una sonrisa.
Cualquier cosa que no fuera esa mirada de dolor en sus ojos.
Cuando había salido que Camaro de Elaine, y Brittany había estado mirándome con una mirada de pánico en su rostro, no había estado preparada para eso.
Estaba frustrada porque no había tenido tiempo para que Elaine me llevara de vuelta a mi departamento para así buscar mi motocicleta. Ella había tenido que venir conmigo, y esa frustración se multiplicó cuando vi a Brittany mirando a Elaine.
No la quería cerca de Elaine.
Elaine era una parte de mi vida que no me gustaba que Brittany viera.
Brittany era la parte buena de mi vida, y Elaine era la parte oscura que no quería que tocara a Brittany.
Todo eso me golpeo a la vez, y no lo había manejado correctamente con Brittany.
Ella asumió que era toda su culpa.
¿Por qué?
¿Por venir a la fiesta a la que mi hermana la invito?
¿Cómo se le metió a Brittany en la cabeza que se equivocaba por eso?
Yo era la imbécil, y Marley y mi hermana estaban en completo acuerdo.
Brittany dejó su ira hacia mí y se convirtió en mi ángel vengador para asegurarse de que nadie me culpara. Ella no iba a dejar que me atacaran de ninguna forma.
Aunque lo merecía.
Había ido a la fiesta decidido a conseguir a Brittany y arreglar el lío de afuera. Pero entonces ella salió de su típica naturaleza tímida para pararse ahí en una habitación llena de personas que no conocía bien.
Brittany me defendió con una mirada en su rostro que abiertamente desafiaba a cualquiera a discutir el hecho de que yo era inocente.
Nadie en mi vida había hecho eso.
Ni siquiera mi hermana.
Estaba segura para ese momento, cuando mi dulce y callada Brittany en voz alta le decía a la habitación con personas a quienes conocía mejor que yo era una chica a quien trataban injustamente, que la seguiría hasta el borde de un acantilado si me lo pidiera.
Entré en su lugar de aparcamiento debajo de los apartamentos y rápidamente salí del auto y lo rodeé para ir a ella.
Brittany ya comenzaba a salir, pero agarré su mano y la jalé para acercarla a mí. Luego cerré el coche antes de meter las llaves en mi bolsillo.
―Vamos―dije suavemente, y en lacé mi mano con la suya.
No estaba tan rígida como antes, pero tampoco se encontraba entrando en calor conmigo.
Me dejaba sostener su mano, pero mantenía su distancia.
Cuando llegamos a su puerta, saqué las llaves y la abrí, luego entré, llevándola conmigo. Fui directamente al sofá y me senté trayéndola conmigo y tirándola en mi regazo. Envolví mis dos brazos a su alrededor. Incliné la cabeza y la apoyé en la curva de su cuello y garganta, e inhalé su dulce esencia.
Estaba completamente obsesionada con ella.
Adicta no era una palabra lo suficientemente fuerte.
Ella superó mis tendencias adictivas, me encontraba obsesionada en un estado avanzado.
No existía nada que no haría por ella.
Todo lo que tenía que hacer era pedirlo. Renunciaría a cualquier cosa solo por sostenerla así de nuevo.
―Santana―dijo con voz callada.
―¿Sí?―aún no estaba lista para dejar de olerla.
Mis labios se encontraban presionados contra su suave piel, y me gustaba tenerlos ahí.
―Tienes que irte. Esta noche tienes que cantar―me recordó.
Lo olvidé.
Nunca antes había olvidado una actuación, pero esta noche era la última cosa en mi mente.
No tenía espacio para otra cosa que Brittany.
Suspirando, me recosté hacia atrás, y con una mano saqué el teléfono de mi bolsillo. Con la otra, la sostuve con miedo de que se levantara y me dejara.
Presioné el número de Puck.
―Dile a Maddi May que dije feliz cumpleaños―dijo Puck en el teléfono―Y ahora trae tu trasero hasta aquí.
―No voy a ir esta noche―le dije, levantando mi mirada para fijarme en la de Brittany.
―¿Qué?¿Qué quieres decir con que no puedes venir esta noche?
―Tengo algo más importante. Alguien más importante que necesito en este momento―le dije.
Él no respondió, y supe el momento, en el que se dio cuenta de qué y de quién hablaba.
―Bueno, mierda―se quejó―De acuerdo. Veré si están bien con que yo te cubra esta noche. Ve a lidiar con…―hizo una pausa―Sabes lo que estás haciendo, ¿verdad? No la rompas.
Sus grandes y confundidos ojos me miraban de cerca.
―Soy yo de quien deberías estar preocupada. Saltaría un acantilado, ¿sabes?
Dejó escapar un silbido bajo.
―Mierda. Está bien. Te hablaré después.—terminé la llamada y dejé caer el teléfono. Luego deslicé la mano para acunar el rostro de Brittany―Necesito que entiendas algo―le dije―Desde el momento en el que entraste a mi vida, nunca has arruinado nada. Tú iluminas las cosas que tocas. Vas a confiar en mí lo suficiente para decirme por qué pareces tener esa forma completamente retorcida de verte a ti misma. Pero primero me ganaré tu confianza.
Ella se inclinó en mi mano, y por primera vez algo de la tensión en su cuerpo se aflojó.
―Creo que estás muy confundida conmigo. No sé por qué no me ves correctamente―dijo con suavidad.
Odiaba eso.
Odiaba que pensara que veía algo que nadie más veía.
Hoy mi hermana se enamoró de ella.
Estaba en toda la cara de Emily cuando entré en esa cocina. Se encontraba lista para tomar partido, y no iba a ser el mío.
Y Emily siempre se ponía de mi lado.
Hoy encontró a alguien más por quien estaba dispuesta a ponerse contra mí. Y en vez de molestarme, me hacía querer reír.
No fue solo a mí a quien Brittany fascinó, fue a todos. Pero ella no lo veía.
Marley Rose estuvo cerca de golpearme. Ella se la ganó incluso en menos tiempo.
―Voy a pasar mi vida convenciéndote de lo equivocada que estás―le dije.
Brittany se mordió el labio y levantó la cabeza. La oscuridad cayó sobre su rostro, bloqueándome de sus ojos, y no podía tener eso.
Le metí el cabello detrás de su oreja. Yo no era digno de ella, pero la necesitaba.
No podía mantener esto.
Quería estar a su alrededor todo el tiempo. No quería tener que inventar excusas para verla.
―¿Esta cosa con Sam y contigo…?―comencé la preguntar, luego me detuve.
¿Qué haría si dijera que eran serios?
¿Respetaría eso?
Diablos no.
Sam podría ser bueno para ella, ¿pero él la necesitaba para respirar?
Ella se encogió de hombros.
―Él es un amigo. Fuimos a dos citas―respondió.
Eso era suficiente.
No quería que pensara demasiado en eso.
Podría darse cuenta de que Sam era la mejor opción. Deslicé las manos dentro de su cabello y jalé su cabeza hacia mí. Luego acuné de nuevo su rostro en mis manos.
Mi corazón comenzó a golpear contra mis costillas mientras su respiración caía sobre mi piel.
Se encontraba tan cerca. Tan jodidamente preciosa.
Levantando la cabeza, presioné los labios a los suyos, y la inhalación brusca y luego la respuesta inmediata de su cuerpo mientras sus manos volaban para agarrarme los hombros y apretarlos, me hizo delirar.
Ella sabía cómo un verano caluroso y soleado, y manzanas crujientes.
Toda la bondad que había visto desde la distancia pero nunca experimentado estaba ahí con el golpeteo suave de su lengua contra la mía.
Quería absorber este momento y devorarla toda de una vez.
Envolví los brazos a su alrededor y la jalé apretadamente hacia mí hasta que su pecho se presionó contra el mío y su errático latido del corazón se emparejó con el mío.
No podía tener suficiente de ella.
Separé la boca, y un gruñido de protesta se escapó de sus labios mientras dejaba besos por su cuello. La probé con mi lengua y bajé las manos por sus lados y subí de nuevo, tratando duro de mantenerlas seguras.
Ella era inocente.
Si me dejaba ir, la asustaría, y esa era la última cosa que quería. Ganarme su confianza era todo.
Quería ser digna de algo.
Si podía ser digno de su confianza, tal vez debería hacer esto bien.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Me encanta Santana cuidando a Britt!!!!!
Que rota esta la pobre de Britt y odio a Elaine!!
Saludos
Que rota esta la pobre de Britt y odio a Elaine!!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Hola morra...
Santana no da pie con bola... Ya dije tiene que empezar a poner las cosas claras..
San se volvió adicta a britt ahora que la probo va a ser como estar el aftinencia... Va a querer mas mucho jajaja
Nos vemos!
Santana no da pie con bola... Ya dije tiene que empezar a poner las cosas claras..
San se volvió adicta a britt ahora que la probo va a ser como estar el aftinencia... Va a querer mas mucho jajaja
Nos vemos!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Su primer beso!!! Santana es tan linda cuando quiere...a Elaine y su camaro los tiraría de un barranco, gracias por el nombre de mi bb jejeje
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
San debe ser muy cuidadosa con la forma de actuar con Britt porque siempre la hace sentir mal hasta que se explica....
Y bueno a decidido dar un gran paso con Britt y lo que eso significa, así que haber como siguen las cosas a partir de ahora. Espero que lo de Sam quede en el olvido jaja
Y bueno a decidido dar un gran paso con Britt y lo que eso significa, así que haber como siguen las cosas a partir de ahora. Espero que lo de Sam quede en el olvido jaja
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
monica.santander escribió:Me encanta Santana cuidando a Britt!!!!!
Que rota esta la pobre de Britt y odio a Elaine!!
Saludos
Hola, aii siii. Esa es la san q queremos!!! SI =/ la hicieron ver solo lo malo de todo =/ Y no eres la unica ¬¬ Saludos =D
3:) escribió:Hola morra...
Santana no da pie con bola... Ya dije tiene que empezar a poner las cosas claras..
San se volvió adicta a britt ahora que la probo va a ser como estar el aftinencia... Va a querer mas mucho jajaja
Nos vemos!
Hola lu, si que si... osea hace algo bn, pero 345678 mal xD Y como no¿? jajajaja....repito, y quien no¿? jajajajaj. Saludos =D
Isabella28 escribió:Su primer beso!!! Santana es tan linda cuando quiere...a Elaine y su camaro los tiraría de un barranco, gracias por el nombre de mi bb jejeje
Hola, sii!!! de vrdd xD SI ajajajaj xD soloq luego hace algo malo xD Buena idea sisi. JAjajaja pensando en mis lectoras Saludos =D
JVM escribió:San debe ser muy cuidadosa con la forma de actuar con Britt porque siempre la hace sentir mal hasta que se explica....
Y bueno a decidido dar un gran paso con Britt y lo que eso significa, así que haber como siguen las cosas a partir de ahora. Espero que lo de Sam quede en el olvido jaja
Hola, como digo, hace una bn, pero 7890 mal ¬¬ Si, esperemos sea así =/ Obvio pfdfd de hace mucho... espero xD Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Cap 12
Capitulo 12
Brittany
Mi cuerpo estaba en llamas.
No había ninguna otra explicación. Todo era sensible. Y me refiero a todo.
Partes de mí palpitaban que nunca palpitaron. Mis pechos se sentían tan llenos y deseosos, quería gritar por Santana para que me ayudara.
Cada vez que sus manos se deslizaron por mis costados y su pulgar llegó tan cerca de rozar el costado de mis tetas, dejé de respirar.
Eso mezclado con la sensación de su lengua saliendo y pasando sobre partes de mi cuello y clavícula fue suficiente para causar insuficiencia cardíaca.
Ella tenía experiencia. Sabría si esto era peligroso, ¿verdad?
Porque dudaba de poder manejar mucho más.
Necesitaba algo, pero no sabía qué o si era normal. Tan bueno como se sentía, me dio miedo.
Su lengua tocó justo debajo de mi barbilla mientras se abría camino de vuelta hasta mi boca. Un gemido llenó la habitación, y tomó un momento darme cuenta que venía de mí.
No sabía que podía hacer ruidos como esos.
Si no estuviera luchando tan duro para mantener el oxígeno entrando y saliendo de mis pulmones, podría haber estado avergonzada por mi reacción a sus besos.
Quería que se detuviese y me dejase respirar, pero luego me aterraba que no haría esto otra vez.
—Cariño—dijo en un susurro ronco mientras me acariciaba el cuello y me lamió de nuevo.
Estaba siendo tierna y suave.
Confiaba en ella.
Mi mente me gritaba que no debía hacerlo, pero mi corazón quería. Lo quería con tantas ganas.
Traté de formar palabras para decirle que frenara y me diera un momento, pero solo me presioné más cerca de ella.
Su calor era lo único que mi cuerpo parecía querer en este momento.
Su mano subió hasta mi lado y esta vez el pulgar llegó tan cerca del costado de mis tetas. Llevaba un sujetador, pero no era grueso. Ya lidiaba con tetas bastantes grandes, no quería que se vieran más grandes en sujetadores con relleno.
Así que la delgada tela de mi vestido de verano y el satén de mi sujetador no eran mucha barrera del suave toque de su dedo pulgar.
Ella estaba casi ahí.
—¿Qué quieres, Brittany?—dijo mientras jalaba mi lóbulo de la oreja en su boca y lo chupó, causándome temblores.
Podría decirle ahora que se detuviera y redujera la velocidad. Podría usar este momento para recordar por qué esto era una mala idea.
Nunca había hecho algo así. Pero no lo hice.
Debido a que más que cualquier otra cosa, quería que su pulgar parara de provocarme.
Quería sus manos en mis pechos. Mis pezones morían de deseos y si ella no los agarraba, yo iba a tener que hacerlo.
Pasó la nariz a lo largo de la línea de mi oreja a la barbilla, y luego presionó un beso en mis labios.
—Dime, cariño. ¿Qué necesitas?
—Tócame—rogué, también increíblemente más allá del punto de la necesidad, para ser humillada.
Sus manos se movieron, y su pulgar desapareció, lo que me hizo llorar de frustración. A continuación, la cremallera en la parte posterior de mi vestido lentamente se deslizó hacia abajo, y dejé de respirar, sin saber si esto era lo que quería.
Tener sus manos sobre mí era una cosa, pero que me viera era otra.
¿Qué si no le gustaba cómo me veía?
No podía soportar la idea de que se alejara y me dejara ahí después de que recibí una probada de esto.
De ella.
Los tirantes de mi vestido cayeron y bajaron por mis brazos. Mantuve los ojos cerrados fuertemente y traté de inhalar y exhalar.
—Jesús —dijo en un tono reverente que no sonaba como si estuviera orando en absoluto.
Abrí los ojos para ver sus manos cubriendo cada uno de mis senos. Dejé escapar un sonido ahogado, y ella inhaló bruscamente mientras sus ojos se movieron hasta encontrarse con los míos.
Necesitaba más que eso.
El calor de su palma me provocaba. El deseo creció, y me sentí como si mis tetas se hubieran hinchado bajo su tacto.
—Siempre tan perfecta—murmuró mientras bajaba la cabeza, con los ojos todavía fijos en los míos.
Presionó un beso en la parte superior de cada montículo. Entonces, finalmente, sus manos se movieron, apretando suavemente, y luego sus pulgares se hundieron contra cada pezón.
Dejé escapar un grito y me arqueé hacia ella.
Los ojos de Santana brillaron intensamente como si algo dentro suyo había repentinamente ardido en llamas.
—Joder, amor —dijo justo antes de que me tocara de nuevo.
—Por favor —le rogué esta vez, entonces grité.
No sabía por qué le rogaba, pero me sentía desesperada por ello.
Sus manos me dejaron, y me preparé para arrebatarla y ponerlas de vuelta, cuando el sujetador se abrió y Santana lo bajaba por mis brazos. Luego desapareció.
Quedé desnuda.
Por primera vez en mi vida, alguien me veía desnuda.
El terror que debería estar ahí no lo estaba.
No con Santana.
Se sentía correcto.
Sus manos subieron hasta acunar cada seno. Apretó y aspiró bruscamente de nuevo, mientras los acariciaba. Empecé a retorcerme y suplicar.
Esta no era yo en absoluto.
No podía creer cómo actuaba.
En lugar de asustarla, mis acciones parecían excitarlo. Comenzó a ser más agresiva, pellizcó cada pezón y tiró de ellos. Me envió en un frenesí de jadeos, y tuve que agarrar sus brazos para no caer.
Una extraña neblina vino sobre mí, y le tenía miedo y trepaba más cerca de ella, todo al mismo tiempo.
Más era todo lo que podía pensar.
Cuando un calor húmedo jaló un pezón, abrí los ojos de golpe y grité el nombre de Santana. Sus labios se envolvieron alrededor del pezón mientras sus ojos permanecieron fijos en mi cara.
Entonces empezó a chupar, y perdí cualquier línea de pensamiento a la que me estuve aferrando lastimosamente. Con cada tirón de su boca, pude sentir la barra en su lengua frotarse contra mi carne sensible.
La agarré cuando todo comenzó a salirse de control alrededor de mí. Me iba abajo, pero el placer corriendo a través de mí hizo que no me importara dónde caía.
Agarrando puñados del pelo de Santana, empecé a gritar su nombre y sujetarlo a mí.
No podía soportar la idea de que podría detener esto. Jamás nada había sido tan increíble.
La llama que me consumía explotó de par en par y me tragó mientras temblaba y perdía todo pensamiento consciente aparte de la maravilla dichosa que se apoderó de mi cuerpo.
Poco a poco, el asombro comenzó a desvanecerse mientras me hundía de nuevo a la Tierra.
Mi cabeza estaba metida en el pecho de Santana, y una de sus manos se encontraba envuelta con fuerza alrededor de mí mientras la otra me acariciaba la espalda con movimientos perezosos.
No me moví.
Me gustaba la forma en que se sentía ser sostenida así.
Tendría que enfrentarme a ella muy pronto.
En este momento quería todo lo que estuviera dispuesta a dar antes de que se levantara y saliera de ahí. Yo sabía, sin una duda, que esto no era una cosa “amistosa”.
Era incorrecto que los amigos hicieran lo que habíamos hecho. Sin embargo, le rogué que me tocase.
Le alenté a hacer lo que hizo.
Volvió la cabeza y besó mi sien.
—¿Regresaste conmigo?—preguntó con una voz tierna que era demasiado para mí en el momento.
¿Qué hice?
—Sí—dije, sin mirarlo o moverme desde la comodidad de su duro pecho.
Continuó dirigiendo sus dedos por mi espalda desnuda.
—¿Estás bien?—preguntó.
Asentí.
—Ese fue tu primer orgasmo, ¿no?—dijo. Pero no era una pregunta.
Asentí con la cabeza por segunda vez.
Fue mi primer todo. Y no quería que fuera un error. Me mataría si lo fuera.
Me besó en la cabeza de nuevo, a continuación, enredó sus manos en mi pelo y dejó caer los mechones de su agarre antes de volver a acariciar mi espalda.
—Gracias —dijo en un susurro ronco.
¿Por qué me agradecía?
A mí me acaban de mostrar cómo era el paraíso. No a ella.
Me alejé solo lo suficiente para que pudiera mirarla. No aflojó su agarre en mí. Me presionó más cerca de ella.
—Tranquila, amor. Estoy siendo una buena chica, pero te acabas de venir abajo en mis brazos y te veías como cada maldita fantasía que he tenido en mi vida. Y si me muestras esas tetitas perfectas de nuevo, no puedo prometer que seré capaz de seguir siendo una buena chica.
Una sonrisa tiró de mis labios justo antes de una risita se escapara.
¿Cómo era capaz de hacer eso?
Estaba nerviosa y preocupada, y con una frase alivió mis nervios y me hizo reír.
—Están meneándose, cariño. Por favor, ten un poco de piedad de mí y quédate quieta—dijo mientras silbaba entre dientes y me tiró hacia atrás contra su pecho con fuerza—Listo, eso las mantendrá fuera de la vista y quietas.
Ni siquiera podía recordar qué era lo que estuve a punto de decirle, así que me acurruqué de nuevo en su pecho y me quedé ahí.
No quería que ella se fuera.
Nunca.
Esto era perfecto.
Ni siquiera me importaba estar en topless.
Nos sentamos en silencio mientras continuaba pasando los dedos por mi espalda, y luego se trasladó a mis brazos y hombros. Me hundí más profundamente en ella y luego envolví un brazo alrededor de su cuello.
Su respiración cambió, y me di cuenta que dejó de frotarme. Me moví para mirarla. Cerró los ojos y tomó una respiración profunda.
—Anda a ponerte un sujetador y una de esas camisetas inmensas de la tuyas. Por favor—dijo y siguió sentada ahí con los ojos bien cerrados.
—Llevé esas para donar —le expliqué.
Dejó escapar un gruñido de frustración.
—Mierda.
Le gustaba la forma en que me veía.
Trataba de ser buena y no tocarme de nuevo. La sonrisa tonta en mi cara solo se hizo más grande. Si le gustaba tocarme, quería volver a hacerlo también.
Me encantaba la forma en que me hizo sentir.
—Santana —dije, extendiendo la mano para tocar su cara.
Se encogió y entonces se apoyó en mi mano.
—¿Sí, amor?
No abrió los ojos. Esto se volvía divertido.
—¿Podemos hacer eso de nuevo? Es decir, si estás tratando de ser buena porque no crees que yo quiero que hagas eso de nuevo, entonces estás equivocada. Me gustó mucho eso.
Santana soltó una risa temblorosa y se cubrió la cara con las dos manos y la frotó con fuerza mientras gimió.
—Dios, cariño. Si eso fuera todo lo que yo quisiera hacer, entonces aceptaría tu oferta, pero no es todo lo que quiero—su voz bajó y dejó caer las manos a su regazo y sus ojos se fijaron en mi pecho. Se me quedó mirando con avidez antes de levantar los ojos para mirar a mi cara—Te quiero recostada sobre tu espalda debajo de mí mientras te lleno una y otra vez. Quiero oírte gritar mi nombre mientras vuelas hacia ese lugar feliz conmigo unida a ti, ser a medida que convulsiona con un orgasmo alrededor de mí. Quiero que me arañes la espalda y me ruegas mientras que beso hasta el último centímetro de este cuerpo. Pero no voy a hacer eso esta noche. Porque no lo merezco. No estoy segura de que nadie en esta tierra sea digno de ello. De ti. Por lo tanto, necesito que vayas a cubrirte y luego vuelvas aquí y te acurruques conmigo en este sofá, mientras que veamos una película.
No estaba segura de cómo responder a eso.
Lo que describió, yo lo quería muchísimo. Pero no me sentía segura de estar preparada para ello.
Ese tipo de conexión y vulnerabilidad.
Luego estaba la chica: Elaine.
Había sido hace apenas unas horas que la oí gritar su nombre.
No. No estaba lista.
Tan maravilloso como eso sonaba, hoy estuvo con otra persona más. No podía ser esa chica para ella.
Una que aceptaba compartirla.
Dudaba de poder manejar verla con otras chicas ahora que tocó mis tetas.
Me moví fuera de ella, me cubrí los senos con los brazos, y me dirigí a mi habitación.
Mi vestido de verano colgaba olvidado en mis caderas.
Santana
Ella dormía.
Su respiración cambió en los últimos minutos, y mientras miraba la película, la observé.
Supe el momento en que recordó las palabras de Elaine sobre mí follándola. Había estado en toda su cara. Cuando se retiró a su habitación, me senté aquí con el miedo de que pudiera no volver a salir.
Todo lo que necesitaba era abrazarla.
Al igual que con todo lo demás, Brittany no actuó como cualquier otra chica.
Yo habría tenido que pagar por ello si hubiera sido como las demás. Pero se cambió a un par de pequeños bóxers de color rosa que realmente no hacían mucho para cubrirla, y una gran camiseta que cubría casi los pantaloncillos.
La idea de que la camisa pudo haber pertenecido a un hombre me volvía loca.
Sin una palabra, se acercó al sofá y se acurrucó a mi lado. Entonces me entregó el mando a distancia y me dijo que encontrara algo que ver.
Era imposible no tocarla.
Por suerte, no tuvo objeciones a que constantemente sintiera su piel y jugara con su pelo.
No habíamos hablado mucho, pero su cuerpo me contó todo lo que necesitaba saber.
Ella confiaba en mí, y me perdonó.
Eso era suficiente por ahora.
Me senté ahí con ella dormida en mi regazo durante una hora y la observaba mientras se giraba y envolvía un brazo alrededor de mi cintura y enterró su cara en mi estómago.
Fue algo bueno que estuviera durmiendo porque otras partes de mi cuerpo no trataban bien con el hecho de que su cabeza se hallaba en mi regazo.
Mi calentura, por ejemplo, tenía otras ideas.
Al final, cuando supe que necesitaba una ducha muy fría o las cosas se iban a poner dolorosas, la recogí y la llevé de vuelta a su habitación.
La cama era un desastre, lo que me hizo sonreír.
Brittany no parecía ser de la clase que dejaba su cama sin hacer, pero lo era, y parecía que hacía esto un montón.
La recosté, enderecé las mantas y luego la arropé. Colocando un beso en su nariz y frente, me obligué a girar y salir.
No tenía la fuerza de voluntad para meterme en la cama y solo abrazarla. La imagen de ella viniéndose en mi regazo quedó grabada en mi cerebro y en modo repetición.
Ella había sido hermosa.
Tomé sus llaves y bloqué la puerta cuando me fui. Tendría que poner mi alarma para regresar aquí abajo lo suficientemente temprano en la mañana para devolverle las llaves para que pudiera ir a la escuela.
Quería volver a verla de todos modos.
Tenía muchas ganas de despertar en la cama con ella, pero eso no era segura.
No podía soportar más.
Al subir a mi departamento, sabía que Puck había llegado hace una hora. Le escuché a él y al silencio que le siguió.
No trajo la fiesta a casa, y le debía una. Por cubrirme por esta noche y comprender que no quería a todo el mundo ahí arruinando las cosas.
Encontré la puerta cerrada con llave cuando entré en el interior, y a Puck sentado en el sillón reclinable con una cerveza, viendo televisión de madrugada. Su mirada se volvió para encontrarse con la mía mientras cerraba la puerta detrás de mí.
Le debía más de una explicación. Aceptó esa pequeña en el teléfono y manejó las cosas.
—Gracias —le dije y me senté en el sofá.
—Sí. Eso no va a hacerlo. Necesito más que eso —dijo, y arqueó una ceja.
Asentí. Tenía razón. Se merecía más.
—Emily invitó a Brittany a la fiesta de cumpleaños de Maddi May. Almorzó hoy con ella y, bueno, ya sabes cómo es Brittany. Te pasas cinco minutos con ella, y eres aspirado. Quieres acercarte más—solté una risita y sacudí la cabeza. Maldición, estaba hundido—De todos modos, entonces me presenté con Elaine, lo cual fue un movimiento estúpido. Me sorprendió ver a Brittany, y lo manejé mal. Ella supuso que no la quería ahí debido a que por alguna maldita razón piensa lo peor de sí misma. Y Marley y Emily se hallaban a punto de asesinarme por la expresión de sus caras—me di vuelta y miré Puck mientras la emoción en mi garganta empezó a ahogarme de nuevo. Joder, si esto no me afectaba cada vez que lo pensaba—Se puso de pie en una cocina llena de gente que no conocía y les informó a todos que estaban siendo injustos conmigo. Que yo era inocente y que ella no quería que nadie se molestase conmigo—me detuve y tragué saliva—Ella malditamente dijo que era su culpa.
—Te defendió —dijo, y pude ver que entendía.
No tenía que ponerme todo sensiblero y actuar más como un coño de lo que ya lo hice.
Lo entendió.
—Sí, lo hizo.
Puck tomó un largo trago de su cerveza, luego se inclinó hacia delante y la dejó en la mesa antes de mirarme nuevamente.
—Ella te ve, a ti. No a la mujer que los otros ven. Ella te ve. La mujer a la que conozco de toda la vida. La que no compartes. Esa mujer. La vio la primera vez que te miró—se inclinó hacia delante, apoyando los codos en las rodillas mientras miraba directamente a mí—La cosa es, sé con certeza que la gente solo puede ver lo que les permites ver. Le permitiste que te viera. Te observé permitirle verte. Antes de que siquiera la conocieras, bajaste la guardia, y todos esos putos muros que has construido a tu alrededor—se puso de pie y se estiró. Dejé que sus palabras se asimilaran, y me di cuenta de que tenía razón—Ha visto a la imbécil que el resto del mundo ve. El problema es, primero le permitiste ver a la verdadera tú—se encogió de hombros—Tal vez no es un problema. Pero supongo que vas a determinar eso. Simplemente no arruines esto. Porque, morena, casi cada persona viva mataría por estar en tu lugar.
Vi como mi mejor amigo caminaba por el pasillo hasta su habitación. Su puerta se cerró detrás de él.
No había ninguna otra explicación. Todo era sensible. Y me refiero a todo.
Partes de mí palpitaban que nunca palpitaron. Mis pechos se sentían tan llenos y deseosos, quería gritar por Santana para que me ayudara.
Cada vez que sus manos se deslizaron por mis costados y su pulgar llegó tan cerca de rozar el costado de mis tetas, dejé de respirar.
Eso mezclado con la sensación de su lengua saliendo y pasando sobre partes de mi cuello y clavícula fue suficiente para causar insuficiencia cardíaca.
Ella tenía experiencia. Sabría si esto era peligroso, ¿verdad?
Porque dudaba de poder manejar mucho más.
Necesitaba algo, pero no sabía qué o si era normal. Tan bueno como se sentía, me dio miedo.
Su lengua tocó justo debajo de mi barbilla mientras se abría camino de vuelta hasta mi boca. Un gemido llenó la habitación, y tomó un momento darme cuenta que venía de mí.
No sabía que podía hacer ruidos como esos.
Si no estuviera luchando tan duro para mantener el oxígeno entrando y saliendo de mis pulmones, podría haber estado avergonzada por mi reacción a sus besos.
Quería que se detuviese y me dejase respirar, pero luego me aterraba que no haría esto otra vez.
—Cariño—dijo en un susurro ronco mientras me acariciaba el cuello y me lamió de nuevo.
Estaba siendo tierna y suave.
Confiaba en ella.
Mi mente me gritaba que no debía hacerlo, pero mi corazón quería. Lo quería con tantas ganas.
Traté de formar palabras para decirle que frenara y me diera un momento, pero solo me presioné más cerca de ella.
Su calor era lo único que mi cuerpo parecía querer en este momento.
Su mano subió hasta mi lado y esta vez el pulgar llegó tan cerca del costado de mis tetas. Llevaba un sujetador, pero no era grueso. Ya lidiaba con tetas bastantes grandes, no quería que se vieran más grandes en sujetadores con relleno.
Así que la delgada tela de mi vestido de verano y el satén de mi sujetador no eran mucha barrera del suave toque de su dedo pulgar.
Ella estaba casi ahí.
—¿Qué quieres, Brittany?—dijo mientras jalaba mi lóbulo de la oreja en su boca y lo chupó, causándome temblores.
Podría decirle ahora que se detuviera y redujera la velocidad. Podría usar este momento para recordar por qué esto era una mala idea.
Nunca había hecho algo así. Pero no lo hice.
Debido a que más que cualquier otra cosa, quería que su pulgar parara de provocarme.
Quería sus manos en mis pechos. Mis pezones morían de deseos y si ella no los agarraba, yo iba a tener que hacerlo.
Pasó la nariz a lo largo de la línea de mi oreja a la barbilla, y luego presionó un beso en mis labios.
—Dime, cariño. ¿Qué necesitas?
—Tócame—rogué, también increíblemente más allá del punto de la necesidad, para ser humillada.
Sus manos se movieron, y su pulgar desapareció, lo que me hizo llorar de frustración. A continuación, la cremallera en la parte posterior de mi vestido lentamente se deslizó hacia abajo, y dejé de respirar, sin saber si esto era lo que quería.
Tener sus manos sobre mí era una cosa, pero que me viera era otra.
¿Qué si no le gustaba cómo me veía?
No podía soportar la idea de que se alejara y me dejara ahí después de que recibí una probada de esto.
De ella.
Los tirantes de mi vestido cayeron y bajaron por mis brazos. Mantuve los ojos cerrados fuertemente y traté de inhalar y exhalar.
—Jesús —dijo en un tono reverente que no sonaba como si estuviera orando en absoluto.
Abrí los ojos para ver sus manos cubriendo cada uno de mis senos. Dejé escapar un sonido ahogado, y ella inhaló bruscamente mientras sus ojos se movieron hasta encontrarse con los míos.
Necesitaba más que eso.
El calor de su palma me provocaba. El deseo creció, y me sentí como si mis tetas se hubieran hinchado bajo su tacto.
—Siempre tan perfecta—murmuró mientras bajaba la cabeza, con los ojos todavía fijos en los míos.
Presionó un beso en la parte superior de cada montículo. Entonces, finalmente, sus manos se movieron, apretando suavemente, y luego sus pulgares se hundieron contra cada pezón.
Dejé escapar un grito y me arqueé hacia ella.
Los ojos de Santana brillaron intensamente como si algo dentro suyo había repentinamente ardido en llamas.
—Joder, amor —dijo justo antes de que me tocara de nuevo.
—Por favor —le rogué esta vez, entonces grité.
No sabía por qué le rogaba, pero me sentía desesperada por ello.
Sus manos me dejaron, y me preparé para arrebatarla y ponerlas de vuelta, cuando el sujetador se abrió y Santana lo bajaba por mis brazos. Luego desapareció.
Quedé desnuda.
Por primera vez en mi vida, alguien me veía desnuda.
El terror que debería estar ahí no lo estaba.
No con Santana.
Se sentía correcto.
Sus manos subieron hasta acunar cada seno. Apretó y aspiró bruscamente de nuevo, mientras los acariciaba. Empecé a retorcerme y suplicar.
Esta no era yo en absoluto.
No podía creer cómo actuaba.
En lugar de asustarla, mis acciones parecían excitarlo. Comenzó a ser más agresiva, pellizcó cada pezón y tiró de ellos. Me envió en un frenesí de jadeos, y tuve que agarrar sus brazos para no caer.
Una extraña neblina vino sobre mí, y le tenía miedo y trepaba más cerca de ella, todo al mismo tiempo.
Más era todo lo que podía pensar.
Cuando un calor húmedo jaló un pezón, abrí los ojos de golpe y grité el nombre de Santana. Sus labios se envolvieron alrededor del pezón mientras sus ojos permanecieron fijos en mi cara.
Entonces empezó a chupar, y perdí cualquier línea de pensamiento a la que me estuve aferrando lastimosamente. Con cada tirón de su boca, pude sentir la barra en su lengua frotarse contra mi carne sensible.
La agarré cuando todo comenzó a salirse de control alrededor de mí. Me iba abajo, pero el placer corriendo a través de mí hizo que no me importara dónde caía.
Agarrando puñados del pelo de Santana, empecé a gritar su nombre y sujetarlo a mí.
No podía soportar la idea de que podría detener esto. Jamás nada había sido tan increíble.
La llama que me consumía explotó de par en par y me tragó mientras temblaba y perdía todo pensamiento consciente aparte de la maravilla dichosa que se apoderó de mi cuerpo.
Poco a poco, el asombro comenzó a desvanecerse mientras me hundía de nuevo a la Tierra.
Mi cabeza estaba metida en el pecho de Santana, y una de sus manos se encontraba envuelta con fuerza alrededor de mí mientras la otra me acariciaba la espalda con movimientos perezosos.
No me moví.
Me gustaba la forma en que se sentía ser sostenida así.
Tendría que enfrentarme a ella muy pronto.
En este momento quería todo lo que estuviera dispuesta a dar antes de que se levantara y saliera de ahí. Yo sabía, sin una duda, que esto no era una cosa “amistosa”.
Era incorrecto que los amigos hicieran lo que habíamos hecho. Sin embargo, le rogué que me tocase.
Le alenté a hacer lo que hizo.
Volvió la cabeza y besó mi sien.
—¿Regresaste conmigo?—preguntó con una voz tierna que era demasiado para mí en el momento.
¿Qué hice?
—Sí—dije, sin mirarlo o moverme desde la comodidad de su duro pecho.
Continuó dirigiendo sus dedos por mi espalda desnuda.
—¿Estás bien?—preguntó.
Asentí.
—Ese fue tu primer orgasmo, ¿no?—dijo. Pero no era una pregunta.
Asentí con la cabeza por segunda vez.
Fue mi primer todo. Y no quería que fuera un error. Me mataría si lo fuera.
Me besó en la cabeza de nuevo, a continuación, enredó sus manos en mi pelo y dejó caer los mechones de su agarre antes de volver a acariciar mi espalda.
—Gracias —dijo en un susurro ronco.
¿Por qué me agradecía?
A mí me acaban de mostrar cómo era el paraíso. No a ella.
Me alejé solo lo suficiente para que pudiera mirarla. No aflojó su agarre en mí. Me presionó más cerca de ella.
—Tranquila, amor. Estoy siendo una buena chica, pero te acabas de venir abajo en mis brazos y te veías como cada maldita fantasía que he tenido en mi vida. Y si me muestras esas tetitas perfectas de nuevo, no puedo prometer que seré capaz de seguir siendo una buena chica.
Una sonrisa tiró de mis labios justo antes de una risita se escapara.
¿Cómo era capaz de hacer eso?
Estaba nerviosa y preocupada, y con una frase alivió mis nervios y me hizo reír.
—Están meneándose, cariño. Por favor, ten un poco de piedad de mí y quédate quieta—dijo mientras silbaba entre dientes y me tiró hacia atrás contra su pecho con fuerza—Listo, eso las mantendrá fuera de la vista y quietas.
Ni siquiera podía recordar qué era lo que estuve a punto de decirle, así que me acurruqué de nuevo en su pecho y me quedé ahí.
No quería que ella se fuera.
Nunca.
Esto era perfecto.
Ni siquiera me importaba estar en topless.
Nos sentamos en silencio mientras continuaba pasando los dedos por mi espalda, y luego se trasladó a mis brazos y hombros. Me hundí más profundamente en ella y luego envolví un brazo alrededor de su cuello.
Su respiración cambió, y me di cuenta que dejó de frotarme. Me moví para mirarla. Cerró los ojos y tomó una respiración profunda.
—Anda a ponerte un sujetador y una de esas camisetas inmensas de la tuyas. Por favor—dijo y siguió sentada ahí con los ojos bien cerrados.
—Llevé esas para donar —le expliqué.
Dejó escapar un gruñido de frustración.
—Mierda.
Le gustaba la forma en que me veía.
Trataba de ser buena y no tocarme de nuevo. La sonrisa tonta en mi cara solo se hizo más grande. Si le gustaba tocarme, quería volver a hacerlo también.
Me encantaba la forma en que me hizo sentir.
—Santana —dije, extendiendo la mano para tocar su cara.
Se encogió y entonces se apoyó en mi mano.
—¿Sí, amor?
No abrió los ojos. Esto se volvía divertido.
—¿Podemos hacer eso de nuevo? Es decir, si estás tratando de ser buena porque no crees que yo quiero que hagas eso de nuevo, entonces estás equivocada. Me gustó mucho eso.
Santana soltó una risa temblorosa y se cubrió la cara con las dos manos y la frotó con fuerza mientras gimió.
—Dios, cariño. Si eso fuera todo lo que yo quisiera hacer, entonces aceptaría tu oferta, pero no es todo lo que quiero—su voz bajó y dejó caer las manos a su regazo y sus ojos se fijaron en mi pecho. Se me quedó mirando con avidez antes de levantar los ojos para mirar a mi cara—Te quiero recostada sobre tu espalda debajo de mí mientras te lleno una y otra vez. Quiero oírte gritar mi nombre mientras vuelas hacia ese lugar feliz conmigo unida a ti, ser a medida que convulsiona con un orgasmo alrededor de mí. Quiero que me arañes la espalda y me ruegas mientras que beso hasta el último centímetro de este cuerpo. Pero no voy a hacer eso esta noche. Porque no lo merezco. No estoy segura de que nadie en esta tierra sea digno de ello. De ti. Por lo tanto, necesito que vayas a cubrirte y luego vuelvas aquí y te acurruques conmigo en este sofá, mientras que veamos una película.
No estaba segura de cómo responder a eso.
Lo que describió, yo lo quería muchísimo. Pero no me sentía segura de estar preparada para ello.
Ese tipo de conexión y vulnerabilidad.
Luego estaba la chica: Elaine.
Había sido hace apenas unas horas que la oí gritar su nombre.
No. No estaba lista.
Tan maravilloso como eso sonaba, hoy estuvo con otra persona más. No podía ser esa chica para ella.
Una que aceptaba compartirla.
Dudaba de poder manejar verla con otras chicas ahora que tocó mis tetas.
Me moví fuera de ella, me cubrí los senos con los brazos, y me dirigí a mi habitación.
Mi vestido de verano colgaba olvidado en mis caderas.
Santana
Ella dormía.
Su respiración cambió en los últimos minutos, y mientras miraba la película, la observé.
Supe el momento en que recordó las palabras de Elaine sobre mí follándola. Había estado en toda su cara. Cuando se retiró a su habitación, me senté aquí con el miedo de que pudiera no volver a salir.
Todo lo que necesitaba era abrazarla.
Al igual que con todo lo demás, Brittany no actuó como cualquier otra chica.
Yo habría tenido que pagar por ello si hubiera sido como las demás. Pero se cambió a un par de pequeños bóxers de color rosa que realmente no hacían mucho para cubrirla, y una gran camiseta que cubría casi los pantaloncillos.
La idea de que la camisa pudo haber pertenecido a un hombre me volvía loca.
Sin una palabra, se acercó al sofá y se acurrucó a mi lado. Entonces me entregó el mando a distancia y me dijo que encontrara algo que ver.
Era imposible no tocarla.
Por suerte, no tuvo objeciones a que constantemente sintiera su piel y jugara con su pelo.
No habíamos hablado mucho, pero su cuerpo me contó todo lo que necesitaba saber.
Ella confiaba en mí, y me perdonó.
Eso era suficiente por ahora.
Me senté ahí con ella dormida en mi regazo durante una hora y la observaba mientras se giraba y envolvía un brazo alrededor de mi cintura y enterró su cara en mi estómago.
Fue algo bueno que estuviera durmiendo porque otras partes de mi cuerpo no trataban bien con el hecho de que su cabeza se hallaba en mi regazo.
Mi calentura, por ejemplo, tenía otras ideas.
Al final, cuando supe que necesitaba una ducha muy fría o las cosas se iban a poner dolorosas, la recogí y la llevé de vuelta a su habitación.
La cama era un desastre, lo que me hizo sonreír.
Brittany no parecía ser de la clase que dejaba su cama sin hacer, pero lo era, y parecía que hacía esto un montón.
La recosté, enderecé las mantas y luego la arropé. Colocando un beso en su nariz y frente, me obligué a girar y salir.
No tenía la fuerza de voluntad para meterme en la cama y solo abrazarla. La imagen de ella viniéndose en mi regazo quedó grabada en mi cerebro y en modo repetición.
Ella había sido hermosa.
Tomé sus llaves y bloqué la puerta cuando me fui. Tendría que poner mi alarma para regresar aquí abajo lo suficientemente temprano en la mañana para devolverle las llaves para que pudiera ir a la escuela.
Quería volver a verla de todos modos.
Tenía muchas ganas de despertar en la cama con ella, pero eso no era segura.
No podía soportar más.
Al subir a mi departamento, sabía que Puck había llegado hace una hora. Le escuché a él y al silencio que le siguió.
No trajo la fiesta a casa, y le debía una. Por cubrirme por esta noche y comprender que no quería a todo el mundo ahí arruinando las cosas.
Encontré la puerta cerrada con llave cuando entré en el interior, y a Puck sentado en el sillón reclinable con una cerveza, viendo televisión de madrugada. Su mirada se volvió para encontrarse con la mía mientras cerraba la puerta detrás de mí.
Le debía más de una explicación. Aceptó esa pequeña en el teléfono y manejó las cosas.
—Gracias —le dije y me senté en el sofá.
—Sí. Eso no va a hacerlo. Necesito más que eso —dijo, y arqueó una ceja.
Asentí. Tenía razón. Se merecía más.
—Emily invitó a Brittany a la fiesta de cumpleaños de Maddi May. Almorzó hoy con ella y, bueno, ya sabes cómo es Brittany. Te pasas cinco minutos con ella, y eres aspirado. Quieres acercarte más—solté una risita y sacudí la cabeza. Maldición, estaba hundido—De todos modos, entonces me presenté con Elaine, lo cual fue un movimiento estúpido. Me sorprendió ver a Brittany, y lo manejé mal. Ella supuso que no la quería ahí debido a que por alguna maldita razón piensa lo peor de sí misma. Y Marley y Emily se hallaban a punto de asesinarme por la expresión de sus caras—me di vuelta y miré Puck mientras la emoción en mi garganta empezó a ahogarme de nuevo. Joder, si esto no me afectaba cada vez que lo pensaba—Se puso de pie en una cocina llena de gente que no conocía y les informó a todos que estaban siendo injustos conmigo. Que yo era inocente y que ella no quería que nadie se molestase conmigo—me detuve y tragué saliva—Ella malditamente dijo que era su culpa.
—Te defendió —dijo, y pude ver que entendía.
No tenía que ponerme todo sensiblero y actuar más como un coño de lo que ya lo hice.
Lo entendió.
—Sí, lo hizo.
Puck tomó un largo trago de su cerveza, luego se inclinó hacia delante y la dejó en la mesa antes de mirarme nuevamente.
—Ella te ve, a ti. No a la mujer que los otros ven. Ella te ve. La mujer a la que conozco de toda la vida. La que no compartes. Esa mujer. La vio la primera vez que te miró—se inclinó hacia delante, apoyando los codos en las rodillas mientras miraba directamente a mí—La cosa es, sé con certeza que la gente solo puede ver lo que les permites ver. Le permitiste que te viera. Te observé permitirle verte. Antes de que siquiera la conocieras, bajaste la guardia, y todos esos putos muros que has construido a tu alrededor—se puso de pie y se estiró. Dejé que sus palabras se asimilaran, y me di cuenta de que tenía razón—Ha visto a la imbécil que el resto del mundo ve. El problema es, primero le permitiste ver a la verdadera tú—se encogió de hombros—Tal vez no es un problema. Pero supongo que vas a determinar eso. Simplemente no arruines esto. Porque, morena, casi cada persona viva mataría por estar en tu lugar.
Vi como mi mejor amigo caminaba por el pasillo hasta su habitación. Su puerta se cerró detrás de él.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Sabias palabras de Puck, Santana solo no lo j.... ahora tu coneccion con britt es mas fuerte!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
Hasta yo mataria por estar con britt...imaginate jajaja a esperar que san no la terminé cagando
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Ti (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:Sabias palabras de Puck, Santana solo no lo j.... ahora tu coneccion con britt es mas fuerte!!!!
Hola, si que sabe puck, no¿? jajajajaajaj. Y lo q falta aun! jajajajaja. Saludos =D
Isabella28 escribió:Hasta yo mataria por estar con britt...imaginate jajaja a esperar que san no la terminé cagando
Hola, jajajaaj o no¿?! jajajaajajajaj. NO!! ni lo digas q pasa!!! =/ Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
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