FanFic Brittana: Acuerdo (Adaptada) Epílogo

Capitulo 28

―Gracias de nuevo por recoger a Hope de la escuela hoy―murmuré mientras me aplicaba una sombra gris.

―No hay problema. Te dije que Kitty y yo podíamos cuidarla esta noche mientras estás en la fiesta de lanzamiento.

―Lo sé, pero mi mamá y Nick están muy entusiasmados con ello. De hecho, deberían estar aquí pronto.


Después de maquillarme y peinar mi cabello, fijándolo a los lados mientras que el resto caía en rizos marcados sobre mi hombro, me deslicé en el vestido de color rojo vino que había hecho.

―¿Y bien?―di la vuelta y me enfrenté a Marley.

―Vas a hacer que cada cuerpo despierte en ese maldito lugar se levante buscando acción. Es espectacular.

―Gracias―contesté sonriendo.

―¿Así que Santana y tú ahora están siendo civilizadas?

Al entrar en el cuarto de baño, tomé mi labial color vino y coloreé con cuidado mis labios antes de responder.

―Supongo. Para ser honestas, ha estado bien en los últimos días. Pero todavía la echo de menos, si sabes lo que quiero decir.

―No necesitas a alguien como ella Britt.

―Estoy bien, no necesito a nadie, nunca voy a estar tan cerca de alguien otra vez.

―Ahora no digas cosas así. Conocerás a la persona de tus sueños, tarde o temprano.

Al salir del baño, me calcé un par de zapatos plateados con incrustaciones de diamantes de imitación en el tacón.

―Ya lo hice, dos veces, y mira lo que pasó. Una murió y la otra me odia por tener una niña.

Cayó de espaldas en la cama y luego se apoyó sobre sus codos.

―Santana López no es la persona de tus sueños. Tuvieron relaciones sexuales, por lo que pensaste que lo era. Somos mujeres, nos ponemos emocionales a la primera señal de una persona prestándonos atención.

―Me gustó desde la primera vez y es por eso que decidí tener relaciones sexuales con ella.





Al entrar en el Lincoln Center, sonreí; hasta el momento, todo parecía perfecto y rogué para que el evento saliera adelante sin problemas.

Vi a Rachel hablando con Quinn y, cuando me miró, su boca cayó abierta.

―Te ves increíble. ¡Oh Dios mío! ¿Es otro original Brittany?―preguntó mientras caminaba a mi alrededor, inspeccionándome de la cabeza a los pies.

―Sí, lo es, y gracias.

―Te ves hermosa, Brittany―Quinn sonrió alabándome mientras besaba mi mejilla.

―Gracias.

Rachel extendió la mano y tocó ligeramente mi vestido.

―Me encanta el aspecto y la forma en que utilizaste el escote con forma de corazón. Mira estas costuras y la forma en que la parte inferior se ensancha ligeramente hacia fuera, al estilo sirena, pero no del todo. Es una preciosidad, Brittany. Realmente necesitas mostrar más tu trabajo, eres muy talentosa.

―Gracias, Rachel―cuando miré a la izquierda, mi estómago cayó al ver a Santana con su mano en la espalda de alguna rubia.

Rachel se dio cuenta de mi reacción y puso su brazo alrededor de mí, haciéndome girar.

―No le hagas caso, Brittany. Es una mujeriega y no es digno de ti o tu atención. Me contó que durmieron juntas y me habló de tu hija.

Avergonzada, bajé la mirada.

―Escúchame. Organizaste esta fiesta y debes estar orgullosa. Mantén la cabeza en alto y que todos sepan exactamente quién eres. No dejes que mi hermana arruine tu noche solo porque decidió traer a una mujerzuela de acompañante. Hay un montón de persona calientes, sexys y elegibles a las que les encantaría conocerte.

―No voy a dejar que arruine mi noche, y en cuanto a las personas, no me interesan. Cometí un error acerca de tu hermana y no voy a cometerlo otra vez.

―Cariño, no dejes que un pescado podrido estropee el resto del océano para ti―señaló guiñándole un ojo―Oh, ahí está Kurt―me tomó de la mano, llevándome hasta el diseñador―Kurt, cariño―saludó besándolo en ambas mejillas.

Él me miró y luego a mi vestido.

―Brittany, ese vestido es clásico. ¿De quién es?―preguntó.

―Gracias. Yo lo hice.

Su frente se alzó mientras miró a Rachel.

―¿Diseñaste e hiciste el vestido sola?―indagó.

―Sí.

―Fabuloso. No sabía que diseñabas.

―Es algo que hago en mi tiempo libre.

Hizo un gesto con la mano delante del rostro.

―Trabajas para Santana, me sorprende que tengas algún tiempo libre en absoluto.

―También tiene una hija―señaló Rachel.

―¿Oh? Apuesto a que es tan hermosa como su mamá. ¿Tienes una foto?

Saqué mi teléfono del bolso de mano y le mostré una foto de Hope.

―Tu viva imagen. Es hermosa, Brittany.

―Gracias, Kurt.

―Su papá es un hombre afortunado de tener a dos hermosas mujeres en su vida.

Apreté los labios.

―Mamá, ella tenía otra mamá. La cual murió antes de que naciera.

Puso su mano en mi brazo.

―Lo siento mucho. Yo y mi gran boca.

―No te disculpes. No podías saberlo.

―Bueno, de todos modos, tengo que ponerme al día con Maribel. Bellezas, hablaré con ustedes dos, más tarde. Brittany, deberíamos trabajar juntos en algún momento.


Necesitaba una copa, así que me acerqué a la barra, a sabiendas de que Santana y su mujerzuela estaban ahí.

No me importaba, estaba tomando el consejo de Rachel y sosteniendo mi cabeza en alto, a pesar de que me dolía verlo con ella.

Después de ordenar un cosmopolita, sentí una mano tocando ligeramente mi brazo.

―Brittany―llamó Santana.

―Hola, Santana.

―Te ves…

―¿Hermosa? Me lo han dicho unas cuantas veces ya.

Las comisuras de sus labios se curvaron en una sonrisa dulce. Una sonrisa que no había visto desde aquella tarde en el hotel. Una sonrisa que siempre hacía que mi ropa interior se mojara.

―Si Hermosa. ¿Es este otro de tus diseños?

―Sí.

―Se ve bien en ti.

―Santana, querida―la mujerzuela enganchó su brazo en el suyo.

―Dani, esta es Brittany, mi asistente personal. Es la responsable organizar el evento de esta noche. Brittany, ella es Dani.

―Encantada de conocerte, Brittany. Me encanta tu vestido―extendió su mano huesuda.

Ofrecí la mía siendo cordial, y respondí.

―Encantada de conocerte también―tenía muchas ganas de arrancarle los ojos.

El camarero finalmente puso mi cosmopolita en la barra. Lo tomé y miré hacia ellas.

―Si me disculpan, tengo que ir a asegurarme de que todo está listo―me alejé, sosteniendo mi cabeza en alto y fingí que no estaba rota por dentro.




Santana


La observé irse y tomé un sorbo de whisky mientras se alejaba.

Se veía increíble y joder si no empezaba a humedecerme.

Había hecho todo a la perfección para la fiesta y, hasta el momento, era un gran éxito.

Era casi la hora de que Kurt mostrara su colección, así que todo el mundo empezó a tomar los asientos que le fueron asignados.

Acompañada por Dani me acerqué a mi mesa y me senté al lado de Brittany. Tuve que hacer un cambio de último minuto en la disposición de los asientos para asegurar que hubiera suficiente espacio para mi cita.

Brittany se inclinó y me susurró al oído.

―Veo que cambiaste la disposición de los asientos.

―Sí.

―Yo lo habría hecho por ti.

―Lo sé.

Cogió su copa y bebió un sorbo.

Dani se excusó para ir al baño.

―Es bonita―señaló.

―Supongo―estaba haciéndome sentir incómoda.

―¿Le preguntaste si no tenía un hijo antes de pedirle salir?

―Es suficiente―susurré con voz severa.

Brittany empezó a toser y volvió la cabeza hacia otro lado.

―¿Estás bien? Aquí, ten mi agua―tomé mi vaso y se lo ofrecí.

―No quiero tu agua. Pero gracias de todos modos.

Dani volvió del baño y mi mamá se puso de pie en el escenario y presentó a Kurt antes de tomar su asiento frente a mí.



El desfile fue un éxito, y después, Rachel y yo nos quedamos con mi mamá y Kurt, mientras que los invitados al evento conversaban y nos felicitaban.

No podía dejar de observar a Brittany mientras esta conversaba con Sam Evans, CEO de Evans Industries.

Estaba sonriendo y tocándole el brazo. Podía sentir la ira gestándose dentro de mí mientras apretaba la mandíbula.

―Discúlpenme un momento―indiqué mientras miraba a mi mamá.

Iba a averiguar de qué diablos hablaban.

Caminando hacia donde estaban parados, Sam me tendió la mano.

―Santana, excelente lanzamiento.

Estreché su mano en vez de darle un puñetazo como quería.

―Gracias por venir, Sam. Veo que has conocido a mi asistente personal, Brittany.

―Sí. Es toda una joven y talentosa mujer. Si fuera tú la vigilaría, alguien puede venir y arrebatártela justo bajo tu nariz―le guiñó un ojo, lo que me enfureció aún más.

Me reí.

―No va a ninguna parte, Sam. Necesito hablar con Brittany por un minuto, por lo que si nos disculpas.

―Claro. Fue maravilloso conocerte, Brittany―sonrió cuando la tomó de la mano y se la llevó a los labios―Esperemos que nuestros caminos se crucen de nuevo pronto.

Lo vi alejarse y luego miré a Brittany.

―No quiero que hables con él.

―¿Por qué?―preguntó y de inmediato comenzó a toser de nuevo.

―Porque es una serpiente.

―¿No lo son todos?―arqueó las cejas y se alejó de mí.

Dani se acercó y puso su mano en mi espalda.

―¿Qué tal si salimos de aquí y regresamos a mi casa?

―No puedo, Dani. Tengo que quedarme con mi mamá y Rach. Contraté un servicio de autos para que te lleve a casa.

―¿Hablas en serio, Santana?

―Sí. Lo digo en serio―afirmé mirándola.

―Bien. Gracias por nada―espetó y se alejó pisoteando.

Vi a Brittany de pie en la barra bebiendo un vaso de agua, así que me acerqué a ella.

―¿Estás segura que estás bien?

―Estoy muy cansada. Creo que puede ser un resfriado o algo así. Me voy a casa.

―Déjame llevarte, no quiero que tomes un taxi.

―No Santana, puedo llegar a casa sola.

―Sé que puedes, pero Will te llevará. Fin de la discusión Brittany.

Suspiró mientras dejaba su vaso en el bar.

―Bien.


Hizo sus rondas y se despidió de todo el mundo antes de caminar hacia la limusina. Me deslicé a su lado.

―Gracias ―aventuré.

―¿Por qué?―se volvió y me miró.

―Por hacer un gran trabajo con la fiesta de lanzamiento.

―De nada―tosió un par de veces.

―Si no estás mejor en un par de días, debes consultar a un médico.

―Voy a estar bien, Santana―miró por la ventana.

Capitulo 29

Le agradecí a Will por el viaje a casa y me despedí de Santana.

―Buenas noches, Santana. Te veré el lunes.

―Descansa, Brittany.


Entré a mi departamento y liberé a mi mamá y Nick de sus deberes como niñeras.

Tenían mucho que hacer en el fin de semana ya que se iban en un crucero el lunes.

―¿Segura que tienes las cosas cubiertas con Hope mientras no estamos? Me siento mal.

―No te preocupes, mamá. Marley la tendrá un par de días y luego irá a la guardería después de la escuela. Ella entiende y estará bien.

―Lo sé, cariño, pero aun así me siento mal. No tenías trabajo cuando Nick y yo reservamos el viaje.

―Deja de preocuparte. Estaremos bien―tomé sus hombros y besé su mejilla―Diviértete en tu viaje y nos veremos cuando vuelvas.

No podía sacarlos lo suficientemente rápido. Todo lo que quería hacer era ir a la cama.





Desperté el lunes con un resfriado.

Goteo nasal, tos, congestión y dolor de cabeza.

Marley me había llamado ayer para decirme que ella y Kitty tenían que volar a Arizona porque el papá de Kitty había empeorado y el doctor solo le daba algunos días más.

Marley se disculpó muchísimo por no ser capaz de recoger a Hope de la escuela. Le dije que no se preocupara y que Hope podría ir a la guardería un par de días extra.



Entrando a la oficina, tosiendo y con mocos, coloqué el café de Santana en su escritorio.

―Estas peor―habló―¿Viste a un doctor el fin de semana?

―No. En realidad solo empeoró ayer por la noche. Estaré bien. Acabo de tomar medicina para resfriados.

―Quizás deberías ver a un doctor en tu almuerzo.

―Santana, es un resfriado. Un resfriado común. No necesito ver un doctor.

―Si tú lo dices. Necesito que lleves esto a la oficina de mi mamá―me entregó algunas carpetas con folios.

Cuando salía de su oficina, estaba un poco sorprendida por lo que dijo.

―Espero que Hope no se contagie tu resfriado.

Me di la vuelta y le di una pequeña sonrisa.

―También espero que no lo haga.




Antes de recoger a Hope de la guardería, decidí llevarla a cenar ya que no me sentía lo suficientemente bien para cocinar cuando llegáramos a casa.

―¿Podemos ir a comer a Ellen’s hoy?

―Eso es bastante lejos, Hope. ¿Por qué no eliges algo más cerca de casa?

―Por favor, mamá. Podemos tomar el metro.

Mientras miraba sus ojos azules, me sentí mal porque tuvo un día tan largo y seguiría teniéndolos por el resto de la semana.

―Está bien. Será Ellen’s.



Después de terminar nuestras cenas, Hope y yo salimos a Broadway.

Mientras nos dirigíamos por la calle hacia la estación del metro, escuché a alguien decir mi nombre.

―¡Brittany!

Miré la calle y vi a Santana parada fuera de su limusina. Levantó su dedo, indicándonos que nos quedáramos ahí mientras el cruzaba la calle.

―Hola, señorita López―sonrió Hope.

―Hola, Hope. Brittany. ¿Qué están haciendo en Time Square?

―Cenamos en Ellen´s―tosí―¿Qué estás haciendo aquí?

―Acabo de tener una reunión con alguien por la revista. ¿Están yendo a casa?

―Sí. Estábamos dirigiéndonos a la estación del metro.

Suspiró.

―Vamos. Will las llevará a casa.

Levanté mi mano.

―Podemos tomar el metro, Santana.

―Brittany. Hace frío y no tomarán el metro―se inclinó y le habló a Hope―¿Preferirías tomar el metro o subirte a ese auto negro en la otra cuadra?―señaló.

―¿Es ese tu auto?―preguntó.

―Sí. Ese es mi auto.

―Ese auto es mejor que el metro―rió.

Se enderezó y me miró.

―Está arreglado. Will te llevará a casa.

Puse los ojos en blanco y tomé la mano de Hope mientras cruzábamos la calle y subíamos dentro de la limusina con Hope sentándose entre Santana y yo.




Santana


Bajé la vista y vi un par de ojos azules mirándome.

―¿Qué?

―¿Tuviste un buen día?―preguntó.

Brittany me miró.

―Sí. ¿Y tú?

―Sí. Saqué una A en mi examen de matemática. Fui la única en clase que hizo todos los problemas bien.

―Felicitaciones.

―Gracias. Me recuerdas al Pocahontas―sonrió.

¿Esta niña era real?

No podía creer que acabara de decir eso.

Escuché a Will reír.

―Puedo asegurarte que no soy Pocahontas.

―Puedes decir esto otra vez―murmuró Brittany y le di una mirada.

―¿Por qué? ―preguntó ella.

―¿Por qué, qué?

―¿Por qué no eres Pocahontas?―Brittany comenzó a toser incontrolablemente.

―En verdad deberías ir a ver un doctor por esa tos.

―Si no se detiene en un par de días, lo haré―habló.

Will se detuvo en el departamento de Brittany y dejé salir un suspiro de alivio.

¿Cómo se suponía que respondiera las preguntas de Hope?

¿Cómo le explicaría a una niña de siete años que estaba muy lejos de ser una Princesa Encantadora?

―Gracias por el viaje―Brittany sonrió un poco.

―Gracias, señorita López. Fue divertido hablar con usted―Hope colocó su pequeña mano en la mía y Brittany me miró con miedo en sus ojos.

―Fue agradable hablar contigo, Hope, y gracias―miré por la ventana mientras las dos caminaban de la mano y subían los escalones del edificio de departamentos.

―Es una niña adorable ―dijo Will.

―Ella está bien.

Capitulo 30

A la mañana siguiente, tuve una conversación telefónica con el investigador privado en relación con Bradley.

Tenía una ventaja sobre su paradero y me iba a llamar más tarde.

Miré el reloj. Faltaban diez minutos para las ocho.

Abrí la puerta de mi oficina y me di cuenta que Brittany no estaba en su escritorio.

Bajé a la oficina del Rachel y pregunté Tina si sabía algo de ella.

―No, señorita López. ¿No ha llamado?

―No. No lo hizo y no es de ella llegar tarde.

Me dirigí a mi oficina y saqué el teléfono de mi bolsillo. Marqué el teléfono de la empresa que le di.

No hay respuesta.

Llamé a Quinn.

―¿Qué pasa, San?

―¿Tienes el número de celular de Brittany? No se ha presentado a trabajar y no ha llamado. Traté de llamar al teléfono de la empresa que le di y no me respondió.

―Eso es raro. Espera; déjame sacar de su archivo.[/i]


Unos momentos más tarde, ella recitó su número mientras lo escribí en un pedazo de papel. Marqué.

―Hola―respondió una voz suave.

―¿Brittany?

―No. Esta es Hope.

―Hope. Es la señorita López. ¿Dónde está tu mamá?

―Ella está durmiendo. Cuando entré en su habitación estaba tendida en el suelo, por lo que la ayudé a volver a la cama. Está realmente enferma, señorita López.

De repente, una ola de miedo se apoderó de mí.
―Hope, estoy de camino. Así que cuando se oigas un golpe en la puerta, pregunta quién es primero. ¿Lo entiendes?

―Sí, señorita López.

―Te veré pronto.

Agarré mi saco y salí rápidamente fuera del edificio. Will ya me estaba esperando.

―Tenemos que llegar al departamento de Brittany rápido.

―Voy a hacer mi mejor esfuerzo, Santana, pero es hora pico.

―Me importa un carajo si es hora pico o no, llega a Brittany tan rápido como sea posible.



A pesar del tráfico, Will me llevo hacia lo de Brittany en una cantidad de tiempo decente.

Mierda.

Olvidé la puerta de seguridad.

Apreté el botón para el departamento de Brittany. La puerta sonó y abrió, volando por las escaleras hasta el departamento de Brittany.

―Hope, es la señorita López―llamé.

Ella abrió la puerta y me dejó entrar.

―¿Puedes mostrarme donde es el dormitorio de tu mamá?—la seguí por el pasillo y cuando llegué a la habitación de Brittany, corrí a su lado y puse mi mano en su frente―Oh, Dios mío, estás ardiendo.

Brittany lentamente abrió los ojos.

―¿San?―susurró.

―Shh. Vas a estar bien. Te voy a llevar al hospital. Hope, ve a vestirte. Vamos a llevar a tu mamá al hospital para que los médicos pueden comprobarla.

―¿Va a estar bien?

―Sí. Ella va a estar bien. Ve a vestirte y de prisa.

Puse mis brazos por debajo de ella y la levanté de la cama. Apoyó la cabeza en mi pecho.

―Hope, ¿estás lista?

―Sí―entró corriendo en la sala de estar.

Como estaba en mi camino a la puerta, me di cuenta de que las llaves de Brittany estaban en la mesa. Las agarro y tan pronto en cuanto bajamos del departamento, Hope cerró la puerta.

Para el momento en que llegué a la limusina, Will estaba ahí de pie con la puerta del pasajero abierta.

―Hope, necesito que te sientes al frente con el señor Will. ¿Bueno?

―Está bien.

Will me ayudó a colocar a Brittany en el asiento trasero y subí a su lado mientras ella apoyó la cabeza en mi regazo.

―Te dije que vayas al médico. Ahora mírate.

Ella gimió.

―Hope

―Está con nosotros. Está adelante con Will―le acaricié el pelo.



Will se detuvo en las puertas de la sala de emergencias.

Salí y me fui dentro, diciéndoles que necesitaba ayuda. Dos enfermeras sacaron una camilla mientras recogía a Brittany y la acosté.

―¿Qué está pasando con ella?―preguntó una de las enfermeras.

―Ha estado tosiendo mucho el último par de días y no se siente bien. Está ardiendo.

―¿Eres su esposa?

―No. Soy su jefa. Está es su hija.

La llevan dentro y al final del pasillo.

Una de las enfermeras nos dijo a Hope y a mí que tomemos asiento en la sala de espera y que estarían fuera en breve.

Hope envolvió su pequeña mano alrededor de la mía y cuando miré, lo único que podía ver eran los ojos llenos de miedo. La llevé a las sillas de la sala de espera.

―Va a estar bien, Hope. No quiero que te preocupes. Los médicos van a cuidar bien de ella y hacer que se mejore.

―Quiero a mi abuela y abuelo.

―Puedo llamarlos. ¿Tienes por casualidad su número?

―No, no puedes. Están en un crucero.

―Oh. Bueno. ¿Hay alguien más a quien pueda llamar?

―Mi tía Marley está fuera de la ciudad visitando al papá de su novia, que está muy enfermo.

―Bueno. ¿Qué pasa con tus otros abuelos?

―No tengo otros abuelos.

Saqué mi teléfono que timbraba en mi bolsillo. Era Rachel.

―Hola―contesté.

―San, ¿dónde diablos estás?

―En el hospital. Tuve que traer a Brittany. Está muy enferma.

―¡Oh, no! ¿Qué pasa?

―Todavía no estoy segura. Te llamaré cuando sepa más.

―Está bien―corto.

Puse mi teléfono en mi bolsillo y miré a Hope.

―¿Tienes hambre o sed? ―pregunté.

―Más o menos. No tuve mi desayuno.

Miré a mí alrededor y vi una máquina expendedora.

―Vamos a ver lo que tienen en la máquina.

Nos paramos en frente de ella y Hope miró a través del cristal.

―Hay Pop Tarts.

―Solo me gusta la de fresa. Esos son de arándanos.

―¿Qué tal una barra de granola?

―Ew. Esos son asquerosos.

―Bueno. ¿Qué hay de esas pequeñas magdalenas? Se ven bien―mentí.

―Por supuesto. Me gustas las magdalenas de chocolate―sonrió.

Metí una mano dentro de mi bolsillo y saqué mi cartera, sacando dos billetes de un dólar y ponerlos en la máquina.

―Pulsa los botones para las magdalenas―dije.

Ella lo hizo y llegó en el interior y las sujetó.

―¿Qué tal una bebida? Hay zumo de naranja aquí en esta máquina.

―Quiero manzana.

―No tiene manzanas. ¿Qué tal un poco de jugo de arándanos?

―Yuck―hizo una mueca hacía mí y sonrió.

―Ve a sentarte. Voy a buscar un poco de jugo de manzana—me acerqué a la estación de enfermeras―Disculpe, pero necesito a alguien para ir a encontrarme un poco de jugo de manzana para esa niña de ahí.

―Tenemos jugo de manzana en la cafetería―dijo una de las enfermeras.

―Bueno, no puedo dejarla en este momento―busqué en mi bolsillo y saqué un billete de veinte dólares―Quienquiera que vaya y le traiga a la niña un poco de jugo de manzana puede mantener el cambio.

La enfermera llamada Lauren tomó los veinte de mi mano.

―Voy a conseguir un poco de jugo de manzana para usted.

―Gracias―sonreí. Me senté junto a Hope mientras se sentaba ahí y comió sus magdalenas―Tu jugo de manzana está en camino.

―¿Quieres uno?―preguntó mientras sostenía mini muffins hacia mi cara.

―Umm. No, gracias.

―Pruébalos. Son buenos. Sé que te van a gustar.

―No. No―agité mi mano―Come todos.

―Por favor, señorita López―se quejó―Solo pruébelo.

Suspiré mientras tomaba la magdalena de la mano y la puse en mi boca.

Dios, era lo peor que he probado.

Hope me vio comer.

―Te gusta, ¿no?―rió.

Asentí.

―Sí―mentí.


La enfermera regresó y le entregó a Hope su botella de jugo de manzana.



Unos momentos más tarde, un hombre en bata de color azul entró en la sala de espera.

―¿Familia de Brittany Pierce?―miró a su alrededor.

―Sí―me puse de pie.

―Brittany tiene neumonía y un caso muy serio de la misma. La hemos estabilizado y estamos tratando su fiebre. Está muy débil y deshidratada. Es una buena cosa que la trajo cuando lo hizo. Voy a admitirla. Estará aquí los próximos días.

―¿Podamos verla? Se trata de su hija.

―Pueden verla, pero solo por unos minutos. Necesita descanso total.

―Gracias doctor.

―Sígame. Lo llevaré a ella.

Hope una vez más envolvió su mano alrededor de la mía mientras seguíamos al médico al final del pasillo y la habitación donde estaba Brittany.

Cuando entramos, abrió los ojos y trató de sonreír cuando Hope corrió hacia ella.

―Estás en un buen lugar, mami. Van a hacer que todo se mejore.

Me quedé en la puerta y mire a Brittany tumbada en la cama del hospital.

Me dolía el corazón verla así.

Entonces pensé en otra cosa. Si ella estaba siendo ingresada en el hospital, ¿quién iba a cuidar a Hope?

Mierda.

Caminando hacia la cama de Brittany, puse mi mano sobre su brazo.

―Me quiero ir―susurró con voz débil.

―Hay que mejorar primero.

―Hope.

―No te preocupes por Hope. Voy a ver que ella sea atendida mientras estás aquí.

Brittany negó con la cabeza hacia mí. Me sentí ofendida.

―Lo siento, pero vas a tener que irte ahora. Nuestro paciente necesita descansar―dijo la enfermera.

―No te preocupes. Estaré bien―dijo Hope mientras apoyaba la cabeza sobre el brazo de Brittany―Mejórate, mamá.

Una lágrima corrió por la mejilla de Brittany. Saqué un dólar del bolsillo y se lo entregué a la enfermera.

―¿Podría llevar a Hope a la máquina expendedora y comprarle una barra de chocolate?

―Claro―ella sonrió.

Cuando salieron, puse mi mano sobre la cabeza de Brittany y me incliné más cerca de ella, secándole la lágrima de la mejilla.

―No quiero que te preocupes por nada. Hope va a estar bien atendida. Me encargaré de eso. Solo céntrate en mejorar. Necesito a mi asistente personal en la oficina―sonreí.

Asintió lentamente y luego cerró los ojos.

Apreté los labios contra su frente.

―Volveremos a visitarla tan pronto en cuanto nos permitan.

Capitulo 31

Tuve a Will conduciéndonos de regreso al departamento de Brittany.


Tan pronto como abrí la puerta, le dije a Hope que fuera y empacara un bolso.

―¿A dónde vamos?―preguntó ella.

―Vienes a casa conmigo por unos días ya que tus abuelos y Marley están fuera de la ciudad.

Ella se fue a su habitación y yo estaba de pie en la sala de estar preguntándome si había tomado la decisión correcta. No tenía otra opción, pero no sabía absolutamente nada de niños.

Tomé una respiración profunda.

No podía dejar abandonada a Brittany. Me preocupaba por ella y necesitaba mi ayuda sin importar si la quería o no.

Llamé a Emma.

―Hola.

―Emma, asegúrate que la habitación de invitados esté lista. Vamos a tener un visitante por unos pocos días.

―Claro que sí, Santana. Me ocuparé de ello ahora.

―Gracias. Vamos a llegar en breve―corto.

―Ya empaqué todo―dijo Hope cuando salió de su habitación sosteniendo su bolsa de color rosa y una muñeca de trapo.

Agarré su bolso y bajamos a la limusina.

Cuando estábamos en nuestro camino a mi ático, miré a la muñeca de Hope.

―¿Cuál es su nombre?―le pregunté.

―Luna. La he tenido ella desde que era un bebé. Mi mamá dijo que fue un regalo de mi otra mamá y que ella siempre estará conmigo.

―Ella es una muñeca especial―sonreí y ella la abrazó.


Cuando llegamos al ático, los ojos de Hope se abrieron enormes tan pronto como nos bajamos del ascensor.

Emma entró en el vestíbulo y se detuvo en seco cuando vio a Hope.

―Hope, esta es mi asistente, Emma. Emma, esta es nuestra huésped, Hope. Ella es la hija de Brittany.

―Es un placer conocerte, Hope.

―Es un placer conocerte también―ella se rio.

―¿Por qué no le muestras a Hope su habitación?

Ellas subieron las escaleras y me serví una copa.

Hope estaría bien aquí con Emma. Sabía una cosa o dos acerca de los niños, así que sería la niñera perfecta para ella.

Cuando entré en la cocina, Emma me siguió.

―Ella es adorable. Pero estoy muy confundida, San.

―Brittany está en el hospital con neumonía. Estará ahí por unos días, por lo que te necesito para cuidar de Hope por mí.

―Umm. ¿Has olvidado que me voy mañana por la mañana para visitar a mi hermana en Nueva Orleans? He tenido estas vacaciones planeadas por dos meses, San.

―Por Dios santo. Me olvidé. ¿No puedes cambiarla? Por favor, Emma. Te necesito.

―Lo siento, pero no. Tú sabes que ella no está pasándolo bien. Hablamos de esto y dijiste que estaba bien con que me fuera.

―¿Qué demonios pasa con todo el mundo sintiéndose mal? Lo siento, Emma. Tienes razón. Ve a visitar a tu hermana. Voy a llamar a Rach por ayuda.

Ella rio.

―No estoy segura de que vaya a ser mejor que tú. Escucha, San, es instinto. Puedes hacer esto. No es como si fuera un bebé. Diablos, esa niña probablemente podría cuidar mejor de ti.

―Muy divertido. ¿Podrías al menos cuidar de ella mientras voy a la oficina durante un par de horas?

―Por supuesto―sonrió.

Hope entró en la cocina y me arrodillé frente a ella.

―Tengo que ir a trabajar por un tiempo, pero Emma va a cuidar de ti.

―Está bien. ¿Regresarás más tarde?

―Sí.

―Está bien―sonrió.

Justo cuando estaba a punto de salir de la cocina, Hope dijo mi nombre

―¿Señorita López?

―Sí―me volví y la miré.

―Yo no creo que usted sea mala en absoluto.

Le di una pequeña sonrisa y me fui a la oficina.





Entré en la oficina de Rachel y cerré la puerta.

―Oye, ¿cómo está Brittany?―preguntó con preocupación.

―Tiene neumonía. Va a estar en el hospital durante unos días.

―Ella va a estar bien, ¿verdad?

―Sí. Están tomando buen cuidado de ella. Escucha, necesito hablar contigo acerca de Bradley.

―¿Lo han encontrado?

―No. Aún no. Pero Ryder tiene una pista. Bradley no era el que estaba robando el dinero de la empresa.

Ella me miró confundida cuando inclinó la cabeza hacia un lado.

―Él lo estaba poniendo en cuentas en el extranjero para nuestra mamá.

―¿Qué? Eso es absurdo.

―Vi las cuentas, Rach. Están a su nombre.

―¿Por qué ella lo tendría haciendo eso?

―Creo que está llevando a esta empresa a la ruina por alguna razón.

―¿Ya la has confrontado sobre esto?

―No. Estoy esperando hasta que Ryder encuentre a Bradley y hablemos con él. Te quiero conmigo cuando la enfrente.

―Esto no tiene ningún sentido.

―Lo sé. Pero vamos a llegar al fondo de esto. En otro asunto, tengo a la hija de Brittany, Hope, quedándose conmigo mientras ella está en el hospital.

Rachel rompió en carcajadas.

―Sí, claro. ¿Tú y un niño? Encuentro eso difícil de creer.

―No tuve elección. Los padres de Brittany y su mejor amiga están fuera del estado. No había nadie más para cuidar de ella.

―Tú no sabes cómo cuidar de un niño, San. Mierda. Odias a los niños.

―Supongo que voy a tener que improvisar en los próximos días. ¿Querrías venir y ayudarme?―sonreí.

―Umm. No. Estoy saliendo para Los Ángeles mañana. ¿Lo olvidaste?

―Maldición. Lo hice. ¿Qué diablos está pasando con todo el mundo saliendo de la ciudad, excepto yo?

Ella rio de nuevo.

―Puedes hacerlo. De nuevo, ¿qué edad tiene ella?

―Siete.

―Es autosuficiente. Solo tienes que mantener un ojo en ella. Puede mantenerse entretenida. Nosotras lo hacíamos cuando niños.

Suspiré mientras me levantaba de mi silla.

―Diviértete en LA. Te veré cuando vuelvas.

―Oh, lo haré. ¡Diviértete jugando a la mamá!―sonrió.

―¡Eso ni siquiera es gracioso!―señalé hacia ella mientras caminaba hacia la puerta.





Después de pasar un par de horas haciendo algo de trabajo, llamé al hospital para comprobar a Brittany.

La enfermera dijo que ella había estado durmiendo todo el día y que Hope y yo podríamos visitarla esta noche, pero solo por un tiempo corto.

Odiaba dejarla ahí sola.




Salí de la oficina alrededor de las cuatro y, cuando llegué a casa, Hope y Emma estaban en la cocina horneando galletas de Halloween.

―¿No es un poco pronto para Halloween?―pregunté cuando bajé mi maletín.

―Halloween es en dos semanas y media. Nunca es demasiado pronto. ¿No es así, Hope?―preguntó Emma.

―Nop. Nunca es demasiado pronto para Halloween. No puedo esperar para probarme mi traje.

―¿De qué te estás vistiendo?―pregunté.

―Cenicienta. Mi mamá está haciendo mi disfraz.

―Apuesto a que va a ser muy bonito. ¿Tú cocinaste la cena?―le pregunté a Emma.

―No. Lo siento, San. Conseguimos involucrarnos tanto con estas galletas que me olvidé de la cena y tengo que salir en media hora para estar lista para irme mañana.

―No te preocupes. Hope y yo pararemos y conseguiremos algo antes de encaminarnos al hospital para ver a Brittany. Voy a ir arriba a cambiarme.

―Señorita López―habló Hope.

―Sí―me di la vuelta.

―¿Le gustaría una galleta?―ella extendió una hacia mí.

Me paré ahí por un momento y miré a Emma, quien me estaba sonriendo.

―Claro, Hope. Me encantaría una. Gracias.

―De nada―dijo.