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[Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
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monica.santander
3:)
Tati.94
23l1
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Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,...
si después de esta maratón de sexo terminaba en nada era basura!!!
a ver cuanto dura el tiempo de estar separadas a ver si aguantan!!!???
nos vemos!!!
Hola lu, =o dices tu¿? mmm =/ esperemos y no termine así. Mmmm espero y la nada misma la vrdd jaajajajajaj. Saludos =D
Isabella28 escribió:Pobre santana me da penita, britt deja madurar a tu hermana y piensa en ti, azopa.
Hola, a mi tmbn. Eso mismo, jaajajajajaj XD ajajaj si q lo es ¬¬ q piense en ella un pokito, no¿? Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Cap 11
Capitulo 11
Cuando llegó a casa una hora más tarde, después de haberse metido en una ducha rápida, una apasionada sesión de besos en la puerta de Santana, y una frenética manejada a la pizzería favorita de Tina en un tiempo aparentemente imposible.
Tina la saludó con un suspiro molesto desde su lugar en el sofá.
—Te tomo bastante tiempo.
Mantuvo la cara impasible mientras caminaba por la habitación y dejaba la caja de pizza y dos botellas de refresco en la mesa de café.
—Te dije que tenía que hacer unos mandados.
—Bueno, no me di cuenta que te hubieras ido tanto tiempo. ¿Dónde estabas? ¿San Francisco?
Dispuesta a que su cara no enrojeciera al interrogatorio inocente de Tina, a su alrededor, luego suspiró:
—¿Nos trajiste platos y cubiertos?
—Sólo come con las manos—Tina abrió la caja de cartón, escogiendo la rebanada más cercana de la pizza y tomando un saludable bocado—Ya sabes, como una persona normal.
—¿Cuánto hace que me conoces, Tina?—entró en la cocina, agarrando un plato, cubiertos y servilletas para las dos—¿Cuándo he sido normal?
—Buen punto—la miró regresar a la sala de estar, frunciendo el ceño—¿Estás bien, Britt? Estás caminando un poco raro.
Dejar a su hermana notar su modo de andar, fue lo peor de todas las cosas, no podía exactamente decirle la verdad, que un fin de semana de rudo, apasionado sexo la había dejado satisfecha, pero innegablemente adolorida, por lo que tomó el camino de menor resistencia y mintió.
—Me levanté para ir al baño anoche y me encontré con mi cómoda en la oscuridad. No es gran cosa, pero hoy me duele un poco.
—Lo siento—Tina masticó pensativamente, escudriñándola de arriba abajo mientras se hundía en su extremo del sofá—¿Quieres que te traiga algún ibuprofeno?
Sonrió. Ahí estaba la amable, compasiva chica que conocía y amaba.
—Gracias, pero estoy bien. De verdad.
—De acuerdo—se encogió de hombros y cogió una segunda rebanada de pizza—Entonces, ¿has tenido la oportunidad de leer el ensayo que escribí para ese concurso de becas en el que querías que entrara? Es para mañana. Realmente quiero tu opinión antes de entregarlo.
Su estómago se hundió.
Maldita sea.
Se había olvidado del ensayo que Tina le había dejado sobre la mesa de la cocina el Viernes por la mañana. Parte de su acuerdo con la universidad era que pagaría tanto como sea posible, siempre y cuando solicitara tantas becas como pudiera.
Las calificaciones de su hermana nunca habían sido estelares, así que habían decidido que los concursos de ensayos eran el camino a seguir. La escritura era algo natural para ella, un hecho que conmovía su orgullo de hermana.
Siempre había ofrecido retroalimentación sobre el trabajo de Tina, ficción o de otro tipo, su más alta prioridad.
Que su hermana tuviera un talento especial, uno que en realidad parecía interesada en desarrollar, significaba el mundo.
Un talento podría salvar a una persona, darles algo en qué concentrarse.
Centrarse era exactamente lo que necesitaba Tina.
Es por eso que la constatación de que el ensayo de su hermana probablemente estaba todavía en la mesa de la cocina, la nota en la primera página y todo, la horrorizó.
Tenía la intención de leerlo cuando llegara a casa el Sábado. En cambio se había pasado el fin de semana en la cama con una acompañante, sin un pensamiento para la fecha límite de Tina.
Tanto para ser una buena hermana mayor.
Tina resopló.
—Voy a tomar eso como un 'no'.
—Lo siento muchísimo. Lo leeré después de comer. Sólo... perdí la noción del tiempo este fin de semana. Quería leerlo, ayer en realidad…
—Está bien, Britt. Gracias por leerlo esta noche—Tina ladeó la cabeza, estudiándola con curiosidad—¿Qué hiciste este fin de semana? Dejaste la ropa en la secadora, mi ensayo sin tocar en la mesa de la cocina...—una lenta sonrisa se extendió por su cara—¿Descubriste pornografía en Internet? ¿Te volviste adicta a un juego en línea?
Tina podría ser extrañamente astuta en sus ratos libres, pero no estaba preocupada porque adivinara cómo realmente había pasado su fin de semana.
Nunca había hablado de su sexualidad con su hermana, sin importar lo duro que intentara empujarla, de modo que Tina sabía que era una monja.
—Pude haber visto de nuevo demasiados episodios de The Golden Girls el Sábado. Y luego otra vez esta mañana.
Tina se quejó.
—Dios, Britt, eso es patético. Necesitas salir alguna vez. Ir a buscar a un tipo en algún bar. Que te ponga una sonrisa en tu cara. ¿Cuándo fue la última vez que tuviste un orgasmo que no te dieras tu misma?
Casi se atragantó con su pizza.
—¡Tina!
—De verdad. ¿Qué vas a hacer cuando esté en la universidad? ¿Cómo se supone que debo divertirme cuando sé que estás sentada sola en casa como una solterona patética?
Luchó contra una punzada de culpa por permitir que Tina pensara que ella era verdaderamente una eterna ermitaña sin sexo, una heterosexual, además.
Probablemente era ridículo mantener esa parte de su vida tan secreta, pero ya que nunca había estado en serio con nadie, no había tenido una razón para compartirlo.
Todavía no lo hacía.
Santana quería volver a verla, y ella quería ver a la morena, pero era demasiado pronto para involucrar a su hermana en algo que ella aún no entendía.
Empujando a Tina en el costado, dijo:
—No se supone que te diviertas en la escuela. Se supone que debes renunciar a las fiestas de sexo y fraternidad, estudiar todas las noches, y vivir la vida virtuosa de una mujer que un día será una autora consumada.
Su hermana se burló.
—Los autores necesitan experimentar la vida, incluyendo el sexo y la fiesta de fraternidad de vez en cuando. De lo contrario, ¿de qué iban a escribir?
—¿Sacar buenas calificaciones?
Tina se tragó su último bocado de pizza y se encorvó para poder poner los pies sobre la mesa de café.
—Voy a sacar buenas calificaciones, no te preocupes. Lo creas o no, quiero que estés orgullosa de mí.
—Estoy orgullosa de ti.
Una mirada nostálgica pasó por el rostro de Tina.
—Quiero que confíes en mí.
—Confío en ti—consciente de que su hermana sabía que no era exactamente la verdad, suspiró—Sólo quiero ver a mi pequeña hermana crecer y ser feliz. Eso es todo.
—Bueno, me gustaría que mi hermana mayor sea feliz, también—le pellizcó el codo, por lo que chilló y se apartó riendo. Era un movimiento familiar, uno que nunca logró anticipar—Es por eso que creo que necesitas echar un polvo. Si no deseas un pene, estoy segura de que hay un montón de lesbianas que estarían encantadas de hacértelo.
Poco antes de cumplir los dieciocho años, el pasatiempo favorito de Tina había sido decir cosas provocadoras para tratar de provocar una reacción.
Su hermana claramente pensaba que se pasaba de conservadora y parecía deleitarse en hacerla sentir incómoda.
Por lo general, funcionaba.
Pero los recuerdos del sexo con Santana hacían difícil no sonreír ante el comentario de Tina.
—¿Piensas eso? Gracias.
Las cejas de Tina se dispararon.
—¿Entonces eso quiere decir que te gustan las chicas? ¡Lo sabía!
Guau.
Se dio cuenta con un sobresalto que acababa de iniciar la oportunidad perfecta para salir del armario con su hermana. Claramente todavía estaba muy animada en su despertar emocional con Santana, porque de repente sintió que la intimidad con Tina era más fácil, también.
Confirmar su sexualidad no requería revelar detalles, y esta conversación estaba probablemente muy retasada.
—Me gustan las mujeres. Pero no tengo ningún interés en recogerlas en los bares. Aprecio tu preocupación, sin embargo.
Evidentemente sorprendida al recibir la confirmación, Tina parpadeó:
—Eres lesbiana.
Contuvo la sonrisa satisfecha que amenazaba con escapar cuando pensó en el sexo que había tenido este fin de semana, en la bañera, sobre sus manos y rodillas, montada en la parte superior, inclinada sobre el brazo del sofá.
—Definitivamente.
Boquiabierta, su hermana chilló:
—Te gustan, ¿te has acostado con una mujer?
El calor subió en sus mejillas. Realmente no era ahí donde pretendía que la conversación iría.
—No voy a hablar más de esto.
Tina jadeó mientras hacía el salto mental que había temido que pudiera.
—Espera, ¿este fin de semana?
¿La honestidad?
¿Mentir?
¿Cómo iba a explicar cómo había conocido a Santana?
¿Y si las cosas no funcionaban entre ellas?
¿Y si se arrepentía de todo el episodio mañana?
—Por supuesto que no. Sólo te estoy diciendo, así que ya sabes... si quisiera conocer a alguien, sería una mujer.
—De acuerdo—Tina la estudió durante un momento, luego se cruzó de brazos y se rió—Bueno, bueno, bueno. ¿Quién sabe? Afable contadora de día, voraz habilidosa de noche.
Dividida entre el disgusto y la diversión, decidió irse con el disgusto. Realmente no quería hablar de su vida sexual con Tina en este momento.
No cuando todavía le dolía por los dedos y el pene de Santana.
—Esa es mi señal para excusarme e ir a leer tu ensayo.
—Oye, sabes que sólo estoy bromeando, ¿verdad?—la agarró del brazo antes de que pudiera ponerse de pie—Es genial que seas lesbiana. Gracias por decírmelo.
—De nada—vaciló, luego le dio un tentativo abrazo a Tina—Gracias por pensar que es genial.
Su hermana le devolvió el abrazo, con más fuerza de lo que hubiera esperado.
—Es probablemente lo más genial sobre ti.
Riéndose, le dio a Tina un empujón juguetón mientras se liberaba de su abrazo.
—Bonito.
—¿Y bueno? Eres una contadora. Una contadora que pasa el fin de semana viendo The Golden Girls. ¿Necesito decir más?
—No, has dicho un montón—y se movió para levantarse de nuevo—Déjame ir a buscar tu ensayo…
—Pensé que íbamos a ver una película.
Uh oh.
El tono de Tina se había vuelto petulante, alzó una ceja.
—Pero dijiste que querías que leyera el ensayo.
—¿No puedes hacer eso después? No quiero ver esta película sola—le dio una sonrisa maliciosa—Tiene a esa actriz, ya sabes, ¿la que tiene las tetas? Estoy segura de que disfrutarás de eso—hizo una pausa mientras se rió y dijo—Por favor, todavía es temprano. Quiero pasar tiempo contigo.
Se rió y tomó una respiración profunda y priorizo de nuevo.
Había querido leer el ensayo ahora para que tuviera tiempo de sobra para llamar a Santana antes de acostarse. Pero Tina tenía que ser lo primero.
Ella siempre estaba primero.
Si se acostaba demasiado tarde ayudando a Tina, solo tendría que elegir entre llamar a Santana o dormir toda la noche después de un agotador fin de semana.
Por desgracia, la morena probablemente ganaría.
Esto era exactamente por qué siempre había renunciado a las relaciones, no quería ninguna distracción de sus responsabilidades. Pero supuso que era demasiado tarde para no querer lo que ya había encontrado.
Sólo necesitaba asegurarse de que las necesidades de Tina siguieran siendo su ocupación número uno.
El resto, podría resolverlo más tarde.
Suspirando, se acomodó en el brazo del sofá y señaló a la televisión.
—Soy del tipo de amor de tetas.
Tina se carcajeó.
—Britt, eres impresionante. Me haces reir.
No se molestó en ocultar su felicidad por la repentina calidez entre ellas.
Incluso si Santana era una distracción, también era una magnífica catalizadora.
Sin la morena y su fin de semana trascendente, no habría salido del armario a Tina ahora mismo.
No estarían compartiendo esta cercanía, no estarían disfrutando del vínculo fraternal que parecía cada vez más duro y difícil de encontrar en estos días.
Sin Santana, ella no estaría tan contenta como lo estaba en este momento.
Tal vez tener a la morena en su vida podría ser algo bueno, después de todo.
Tina la saludó con un suspiro molesto desde su lugar en el sofá.
—Te tomo bastante tiempo.
Mantuvo la cara impasible mientras caminaba por la habitación y dejaba la caja de pizza y dos botellas de refresco en la mesa de café.
—Te dije que tenía que hacer unos mandados.
—Bueno, no me di cuenta que te hubieras ido tanto tiempo. ¿Dónde estabas? ¿San Francisco?
Dispuesta a que su cara no enrojeciera al interrogatorio inocente de Tina, a su alrededor, luego suspiró:
—¿Nos trajiste platos y cubiertos?
—Sólo come con las manos—Tina abrió la caja de cartón, escogiendo la rebanada más cercana de la pizza y tomando un saludable bocado—Ya sabes, como una persona normal.
—¿Cuánto hace que me conoces, Tina?—entró en la cocina, agarrando un plato, cubiertos y servilletas para las dos—¿Cuándo he sido normal?
—Buen punto—la miró regresar a la sala de estar, frunciendo el ceño—¿Estás bien, Britt? Estás caminando un poco raro.
Dejar a su hermana notar su modo de andar, fue lo peor de todas las cosas, no podía exactamente decirle la verdad, que un fin de semana de rudo, apasionado sexo la había dejado satisfecha, pero innegablemente adolorida, por lo que tomó el camino de menor resistencia y mintió.
—Me levanté para ir al baño anoche y me encontré con mi cómoda en la oscuridad. No es gran cosa, pero hoy me duele un poco.
—Lo siento—Tina masticó pensativamente, escudriñándola de arriba abajo mientras se hundía en su extremo del sofá—¿Quieres que te traiga algún ibuprofeno?
Sonrió. Ahí estaba la amable, compasiva chica que conocía y amaba.
—Gracias, pero estoy bien. De verdad.
—De acuerdo—se encogió de hombros y cogió una segunda rebanada de pizza—Entonces, ¿has tenido la oportunidad de leer el ensayo que escribí para ese concurso de becas en el que querías que entrara? Es para mañana. Realmente quiero tu opinión antes de entregarlo.
Su estómago se hundió.
Maldita sea.
Se había olvidado del ensayo que Tina le había dejado sobre la mesa de la cocina el Viernes por la mañana. Parte de su acuerdo con la universidad era que pagaría tanto como sea posible, siempre y cuando solicitara tantas becas como pudiera.
Las calificaciones de su hermana nunca habían sido estelares, así que habían decidido que los concursos de ensayos eran el camino a seguir. La escritura era algo natural para ella, un hecho que conmovía su orgullo de hermana.
Siempre había ofrecido retroalimentación sobre el trabajo de Tina, ficción o de otro tipo, su más alta prioridad.
Que su hermana tuviera un talento especial, uno que en realidad parecía interesada en desarrollar, significaba el mundo.
Un talento podría salvar a una persona, darles algo en qué concentrarse.
Centrarse era exactamente lo que necesitaba Tina.
Es por eso que la constatación de que el ensayo de su hermana probablemente estaba todavía en la mesa de la cocina, la nota en la primera página y todo, la horrorizó.
Tenía la intención de leerlo cuando llegara a casa el Sábado. En cambio se había pasado el fin de semana en la cama con una acompañante, sin un pensamiento para la fecha límite de Tina.
Tanto para ser una buena hermana mayor.
Tina resopló.
—Voy a tomar eso como un 'no'.
—Lo siento muchísimo. Lo leeré después de comer. Sólo... perdí la noción del tiempo este fin de semana. Quería leerlo, ayer en realidad…
—Está bien, Britt. Gracias por leerlo esta noche—Tina ladeó la cabeza, estudiándola con curiosidad—¿Qué hiciste este fin de semana? Dejaste la ropa en la secadora, mi ensayo sin tocar en la mesa de la cocina...—una lenta sonrisa se extendió por su cara—¿Descubriste pornografía en Internet? ¿Te volviste adicta a un juego en línea?
Tina podría ser extrañamente astuta en sus ratos libres, pero no estaba preocupada porque adivinara cómo realmente había pasado su fin de semana.
Nunca había hablado de su sexualidad con su hermana, sin importar lo duro que intentara empujarla, de modo que Tina sabía que era una monja.
—Pude haber visto de nuevo demasiados episodios de The Golden Girls el Sábado. Y luego otra vez esta mañana.
Tina se quejó.
—Dios, Britt, eso es patético. Necesitas salir alguna vez. Ir a buscar a un tipo en algún bar. Que te ponga una sonrisa en tu cara. ¿Cuándo fue la última vez que tuviste un orgasmo que no te dieras tu misma?
Casi se atragantó con su pizza.
—¡Tina!
—De verdad. ¿Qué vas a hacer cuando esté en la universidad? ¿Cómo se supone que debo divertirme cuando sé que estás sentada sola en casa como una solterona patética?
Luchó contra una punzada de culpa por permitir que Tina pensara que ella era verdaderamente una eterna ermitaña sin sexo, una heterosexual, además.
Probablemente era ridículo mantener esa parte de su vida tan secreta, pero ya que nunca había estado en serio con nadie, no había tenido una razón para compartirlo.
Todavía no lo hacía.
Santana quería volver a verla, y ella quería ver a la morena, pero era demasiado pronto para involucrar a su hermana en algo que ella aún no entendía.
Empujando a Tina en el costado, dijo:
—No se supone que te diviertas en la escuela. Se supone que debes renunciar a las fiestas de sexo y fraternidad, estudiar todas las noches, y vivir la vida virtuosa de una mujer que un día será una autora consumada.
Su hermana se burló.
—Los autores necesitan experimentar la vida, incluyendo el sexo y la fiesta de fraternidad de vez en cuando. De lo contrario, ¿de qué iban a escribir?
—¿Sacar buenas calificaciones?
Tina se tragó su último bocado de pizza y se encorvó para poder poner los pies sobre la mesa de café.
—Voy a sacar buenas calificaciones, no te preocupes. Lo creas o no, quiero que estés orgullosa de mí.
—Estoy orgullosa de ti.
Una mirada nostálgica pasó por el rostro de Tina.
—Quiero que confíes en mí.
—Confío en ti—consciente de que su hermana sabía que no era exactamente la verdad, suspiró—Sólo quiero ver a mi pequeña hermana crecer y ser feliz. Eso es todo.
—Bueno, me gustaría que mi hermana mayor sea feliz, también—le pellizcó el codo, por lo que chilló y se apartó riendo. Era un movimiento familiar, uno que nunca logró anticipar—Es por eso que creo que necesitas echar un polvo. Si no deseas un pene, estoy segura de que hay un montón de lesbianas que estarían encantadas de hacértelo.
Poco antes de cumplir los dieciocho años, el pasatiempo favorito de Tina había sido decir cosas provocadoras para tratar de provocar una reacción.
Su hermana claramente pensaba que se pasaba de conservadora y parecía deleitarse en hacerla sentir incómoda.
Por lo general, funcionaba.
Pero los recuerdos del sexo con Santana hacían difícil no sonreír ante el comentario de Tina.
—¿Piensas eso? Gracias.
Las cejas de Tina se dispararon.
—¿Entonces eso quiere decir que te gustan las chicas? ¡Lo sabía!
Guau.
Se dio cuenta con un sobresalto que acababa de iniciar la oportunidad perfecta para salir del armario con su hermana. Claramente todavía estaba muy animada en su despertar emocional con Santana, porque de repente sintió que la intimidad con Tina era más fácil, también.
Confirmar su sexualidad no requería revelar detalles, y esta conversación estaba probablemente muy retasada.
—Me gustan las mujeres. Pero no tengo ningún interés en recogerlas en los bares. Aprecio tu preocupación, sin embargo.
Evidentemente sorprendida al recibir la confirmación, Tina parpadeó:
—Eres lesbiana.
Contuvo la sonrisa satisfecha que amenazaba con escapar cuando pensó en el sexo que había tenido este fin de semana, en la bañera, sobre sus manos y rodillas, montada en la parte superior, inclinada sobre el brazo del sofá.
—Definitivamente.
Boquiabierta, su hermana chilló:
—Te gustan, ¿te has acostado con una mujer?
El calor subió en sus mejillas. Realmente no era ahí donde pretendía que la conversación iría.
—No voy a hablar más de esto.
Tina jadeó mientras hacía el salto mental que había temido que pudiera.
—Espera, ¿este fin de semana?
¿La honestidad?
¿Mentir?
¿Cómo iba a explicar cómo había conocido a Santana?
¿Y si las cosas no funcionaban entre ellas?
¿Y si se arrepentía de todo el episodio mañana?
—Por supuesto que no. Sólo te estoy diciendo, así que ya sabes... si quisiera conocer a alguien, sería una mujer.
—De acuerdo—Tina la estudió durante un momento, luego se cruzó de brazos y se rió—Bueno, bueno, bueno. ¿Quién sabe? Afable contadora de día, voraz habilidosa de noche.
Dividida entre el disgusto y la diversión, decidió irse con el disgusto. Realmente no quería hablar de su vida sexual con Tina en este momento.
No cuando todavía le dolía por los dedos y el pene de Santana.
—Esa es mi señal para excusarme e ir a leer tu ensayo.
—Oye, sabes que sólo estoy bromeando, ¿verdad?—la agarró del brazo antes de que pudiera ponerse de pie—Es genial que seas lesbiana. Gracias por decírmelo.
—De nada—vaciló, luego le dio un tentativo abrazo a Tina—Gracias por pensar que es genial.
Su hermana le devolvió el abrazo, con más fuerza de lo que hubiera esperado.
—Es probablemente lo más genial sobre ti.
Riéndose, le dio a Tina un empujón juguetón mientras se liberaba de su abrazo.
—Bonito.
—¿Y bueno? Eres una contadora. Una contadora que pasa el fin de semana viendo The Golden Girls. ¿Necesito decir más?
—No, has dicho un montón—y se movió para levantarse de nuevo—Déjame ir a buscar tu ensayo…
—Pensé que íbamos a ver una película.
Uh oh.
El tono de Tina se había vuelto petulante, alzó una ceja.
—Pero dijiste que querías que leyera el ensayo.
—¿No puedes hacer eso después? No quiero ver esta película sola—le dio una sonrisa maliciosa—Tiene a esa actriz, ya sabes, ¿la que tiene las tetas? Estoy segura de que disfrutarás de eso—hizo una pausa mientras se rió y dijo—Por favor, todavía es temprano. Quiero pasar tiempo contigo.
Se rió y tomó una respiración profunda y priorizo de nuevo.
Había querido leer el ensayo ahora para que tuviera tiempo de sobra para llamar a Santana antes de acostarse. Pero Tina tenía que ser lo primero.
Ella siempre estaba primero.
Si se acostaba demasiado tarde ayudando a Tina, solo tendría que elegir entre llamar a Santana o dormir toda la noche después de un agotador fin de semana.
Por desgracia, la morena probablemente ganaría.
Esto era exactamente por qué siempre había renunciado a las relaciones, no quería ninguna distracción de sus responsabilidades. Pero supuso que era demasiado tarde para no querer lo que ya había encontrado.
Sólo necesitaba asegurarse de que las necesidades de Tina siguieran siendo su ocupación número uno.
El resto, podría resolverlo más tarde.
Suspirando, se acomodó en el brazo del sofá y señaló a la televisión.
—Soy del tipo de amor de tetas.
Tina se carcajeó.
—Britt, eres impresionante. Me haces reir.
No se molestó en ocultar su felicidad por la repentina calidez entre ellas.
Incluso si Santana era una distracción, también era una magnífica catalizadora.
Sin la morena y su fin de semana trascendente, no habría salido del armario a Tina ahora mismo.
No estarían compartiendo esta cercanía, no estarían disfrutando del vínculo fraternal que parecía cada vez más duro y difícil de encontrar en estos días.
Sin Santana, ella no estaría tan contenta como lo estaba en este momento.
Tal vez tener a la morena en su vida podría ser algo bueno, después de todo.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
hola morra,..
bueno britt omitiendo cosas no es muy bueno jajaja
pobre ni caminar puede jajaja san se paso!!!!
a ver como van las cosas???
nos vemos!!!
bueno britt omitiendo cosas no es muy bueno jajaja
pobre ni caminar puede jajaja san se paso!!!!
a ver como van las cosas???
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Jajajajja no podia ni caminar, si britt tener a san a tu lado es todo lo bueno que hay en el mundo.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,..
bueno britt omitiendo cosas no es muy bueno jajaja
pobre ni caminar puede jajaja san se paso!!!!
a ver como van las cosas???
nos vemos!!!
Hola lu, la vrdd esk no ¬¬ la mentira ("omitir") tiene pies cortos =/ JAajajajaaj xD ajajajajajaj san es una loquilla ajajajajajajajajaj. Espero q bn xD Saludos =D
Isabella28 escribió:Jajajajja no podia ni caminar, si britt tener a san a tu lado es todo lo bueno que hay en el mundo.
Hola, ajajajajajajaj esa san ajajajajaja, tenía q tener todo de su rubia, no¿? SI q si! ajajajaj. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Cap 12
Capitulo 12
El miércoles después de alterar su vida el fin de semana con Brittany, se reunió con su mejor amiga Quinn para su cita semanal del almuerzo en su cafetería favorita llevando la misma sonrisa enorme que se había pegado en su cara desde el Domingo por la noche.
Quinn la miró y alzó una ceja con sorpresa.
—¿Quién es ella? ¿Cuál es su nombre?
Se dejó caer en la silla frente a Quinn y disfrutó de un largo, apreciativo sorbo del vaso de limonada que la rubia había pedido para ella.
Lo dejó con un suspiro de satisfacción.
—¿Por qué has llegado a esa conclusión?
—Estás brillando—Quinn arrugó la nariz, escrutándola cuidadosamente—Como, asquerosamente feliz. O bien has conocido a una chica o acabas de conseguir un trabajo en ese restaurante Michigan-star. Supongo que es lo primero.
—Ese es Michelin-star—dijo a la ligera—Y su nombre es Brittany.
—¡Ja!—se enderezó—¿Dónde la conociste? ¿Quién es ella?
Había estado esperando toda la semana por la oportunidad de contarle a alguien sobre Brittany. Quinn era su única confidente y la única amiga, además de su jefa, Sue Sylvester.
A los veintiocho , Quinn había sido una acompañante incluso más tiempo que ella.
La ojiverde era una fuente constante de sabios consejos sobre cómo protegerse y equilibrar el trabajo con el resto de su vida.
Quinn la entendía mejor que nadie. Respetaba que aspiraba a algo más que vender sexo y había sido la primera en sugerir que considerara la posibilidad de convertir su amor por la cocina en una nueva carrera.
Quinn solo quería lo mejor para ella.
Entonces, ¿por qué repentinamente la intimidó decirle a su amiga cuán duro y rápido que se había enamorado?
—No seas tímida ahora—Quinn la empujó con el pie—Empecemos con donde se conocieron.
—Ella era una clienta…
—Oh—le dio una mirada de complicidad—Escandaloso.
Se rió.
—Cállate.
—¿Era esta una de tus citas de fantasía? ¿Qué te hizo hacer ella?
Siempre había sido abierta con Quinn sobre su vida profesional y privada y no pensaba detenerse ahora. Sin embargo, luchó una punzada de culpa por el conocimiento de que compartir esa información personal podría avergonzar a Brittany, si ella y Quinn alguna vez se conocían.
Lo que esperaba desesperadamente que hicieran.
—¿Zona de silencio?
—Por supuesto—Quinn aplaudió con las manos, los ojos brillantes de emoción—¿Fue algo pervertida? ¿O es más mundana?, ¿como si quisiera fingir que estaba reuniéndose con un polvo de una noche en un bar?
—Físicamente la secuestre en el estacionamiento en su lugar de trabajo. La obligué a llevarnos al penthouse, donde la dominé durante la noche. Hablándole obsceno. La nalgueé—se sorprendió por su rubor—Tienes una idea.
—Agradable—Quinn dijo, asintiendo con admiración—Sé que te gustan las pervertidas.
El camarero eligió ese momento para acercarse con sus sándwiches habituales que la ojiverde había ordenado. La mirada del joven se dirigió al amplio escote de ésta mientras dejaba una chapata con verduras asadas en frente de cada una de ellas.
Sabiendo que Quinn disfrutaría de los elogio, sonrió cuando captó los ojos del joven mientras se apartaba de la mesa.
—Ella tiene hermosos pechos, ¿verdad?
La cara del camarero se aflojó y se alejó de la mesa. Quinn se echó a reír, apretándole la muñeca mientras alcanzaba su sándwich.
—Ese pobre chico. Eres mala.
—Podría ser un poco menos obvio. Mostrarte algo de respeto.
—Eres una educada—dio un mordisco a su sándwich, sacudiendo la cabeza con evidente diversión—Así que escúpelo, ¿Brittany siente lo mismo?
Suspiró pesadamente.
—Uh oh.
—No, no es eso. Le gusto. Tenemos química como... bueno, como nada que haya sentido nunca antes. Eso es definitivamente mutuo.
Y, por fortuna, había persistido más allá del fin de semana.
Ella y Brittany había hablado por teléfono todas las noches desde entonces, una breve conversación el Domingo, luego dos más largas. Las llamadas siempre empezaban con una conversación emocionante, conmovedora, y terminaban en orgasmos mutuos autoinducidos.
En este punto confiaba en que Brittany la consideraba una muy buena amiga y una excitante amante. Lo que todavía no sabía era si la ojiazul alguna vez querría considerarla como una pareja.
—Ella está un poco nerviosa por el compromiso. Las citas, incluso. Sus padres eran adictos a las drogas, y murieron cuando su hermana menor tenía once años y ella tenía diecisiete. Ella ha criado a su hermana desde poco antes de cumplir los diecinueve años. Ella... tiene mucho de lo que ocuparse.
—¿Entonces estás diciendo que ella tiene problemas.
Suspiró de nuevo.
—Sí.
Quinn se encogió de hombros.
—Bueno, ¿no los tenemos todos?
—Sí—hizo una pausa y luego dijo—Ella es contadora.
La ojiverde echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada.
—Oh chico. Una contadora con problemas de compromiso. Debe ser buena en la cama.
—Ella es alucinante.
El recuerdo de cuán exactamente alucinante se ponía un poco más borroso cada día, que sólo afilaba su necesidad.
No tenía ni idea de cuando volvería a ver a Brittany, pero hasta entonces, al menos, el sexo telefónico era fantástico en su propio derecho.
—Ella es muy bonita. Rubia, del tipo de la chica de al lado.
—Bueno, no me sorprende que estés enamorada, si es rubia todo está bien, mejor aún si tiene ojos verdes, esas son las mejores—le giño un ojo—Las de aspecto inocente siempre te han puesto caliente.
—Sí, bueno la recomendación viene muy de cerca, ¿no? Pero ella tiene los ojos de color azul...—dio otro mordisco a su sándwich, masticó, luego puso el resto en el plato—Realmente me gusta. Y todo lo que sé de ella hasta ahora.
—Eso es fantástico, Santana. En verdad—crujió un pedazo de hielo, cruzando los brazos sobre el pecho—Entonces, ¿cómo se siente acerca de tu trabajo?
—Parece que la excita.
De hecho, contarle a Brittany sobre algunas de sus clientas más memorables había funcionado como juego previo verbal sorprendentemente caliente.
A la ojiazul le encantaba escuchar sobre las fantasías sexuales de la gente casi tanto como a ella le gustaba llevar cabo las suyas.
—Ella es una chica muy sucia.
—Bueno, suena perfecta para ti. La chica americana con un rasgo travieso—estaba radiante—¿La has visto fuera del trabajo?
—Pasamos el fin de semana juntas. Nuestra cita del Viernes por la noche duró hasta el Domingo por la noche. Pero no la he vuelto a ver desde entonces. Hemos estado hablando por teléfono, sin embargo.
—¿Cada noche?
Puso los ojos en blanco ante el tono bromista de Quinn.
—Tal vez.
—Así que esto es una cosa de folla amiga o son ustedes dos, como, ¿novias?
—No novias. Nuestra situación exacta está... aún por determinar—se encogió de hombros, tratando de actuar casual.
A juzgar por la mirada comprensiva de Quinn, estaba fallando miserablemente.
—Lo estamos tomando un día a la vez.
—Pero quieres salir con ella.
—Absolutamente.
Quinn entrelazó los dedos con los suyos.
—Ahí es donde los molestos problemas de compromiso entran en juego, ¿eh?
—Sí—dejó caer la frente sobre su brazo sin soltar la mano de Quinn—Creo
que podría romperse mi corazón.
—Eres mi héroe por incluso intentarlo—dándole un suave apretón, regresó a su sándwich con gusto—Uno de estos días decidiré volver a tomar las riendas, también. Suponiendo que conozca a un chico que medio valga una mierda.
A diferencia de ella, Quinn había tenido algunos novios lo largo de los años.
Según ella, la actitud de una pareja potencial acerca de su trabajo fue el único factor de hacerlo o romper en cuanto a si su relación duraba más de una o dos semanas.
Nunca había intentado salir después de caer en el trabajo sexual. No había querido tratar de compartimentar sus sentimientos acerca de lo que hizo por dinero con una novia en la imagen.
Parecía demasiado emocionalmente complicado.
Lo más probable era que anhelara la monogamia dentro de una relación estable, por lo que no parecía justo pedirle a una novia ser fiel cuando no podía hacer lo mismo.
A pesar de que había soñado con una nueva carrera por un tiempo, no estaba segura de que estaba lista para dar ese salto.
Además, era una locura incluso considerar renunciar a su trabajo cuando conocía a Brittany desde hace sólo unos pocos días.
Ni siquiera estaban realmente saliendo.
Sin embargo, la idea de seguir follando a desconocidas le revolvió el estómago. El pasado fin de semana había confirmado algo que había sospechado desde hace mucho tiempo, el sexo era increíble cuando los sentimientos reales estaban involucrados.
Sabiendo eso, ¿cómo podría volver a ser como era antes?
—Mierda—no debería tener este tipo de pensamientos acerca de una mujer a la que acababa de conocer.
Era irracional.
Una locura.
Sólo se le ocurría una explicación.
—Estoy enamorada.
Quinn se detuvo a medio masticar.
—Whoa. ¿Santana López acaba de decir amor?
Sin levantar la cabeza, murmuró:
—No me juzgues.
—No lo hago—Quinn dejó su sándwich y apartó el plato a un lado—Cariño, no lo hago. Nunca te había escuchado hablar así antes.
—Bueno, nunca me he sentido de esta manera antes—se enderezó con un encogimiento de hombros avergonzado—Quiero decir, realmente me gusta ella.
—Supongo que sí—sonriendo, Quinn sacudió la cabeza—Enamorada.
—Con una contadora.
—Y justo cuando pienso que la vida ha terminado de sorprenderme.
Se rió.
¿Qué otra cosa podía hacer?
—Créeme, nadie está más sorprendida que yo.
—No sé... supongo que Brittany estaba probablemente sorprendida cuando su sexy semental contratado repentinamente perdió la cabeza por ella.
—Esa es ella—e recuerdo de su placentera transición de cliente y acompañante a amantes la calentó, devolviendo la estúpida sonrisa a su cara—Joder, estoy en problemas.
—Tal vez—Quinn deslizó su silla alrededor de la mesa hasta que estuvo lo suficiente ente cerca como para envolver su brazo alrededor de sus hombros—Tal vez no. De cualquier manera, estoy muy contenta por ti. ¿Qué has estado diciéndome hasta ahora? Necesitas un cambio. Abrirte a la posibilidad del amor es un gran comienzo.
—Bueno, esperemos que sí.
El camarero volvió, haciendo todo lo posible para no mirar en su dirección. Quinn se acercó más a ella y le ofreció a él una sonrisa amigable, que él aceptó con un asentir tentativo.
—¿Puedo traerles algo más?
—Creo que sólo nuestra cuenta—tiró de Quinn más apretada contra su costado—¿O es que quieres algo más, cariño?
—La cuenta suena perfecto, dulzura.
Pellizcó la cadera de Quinn después de que el camarero se escabulló.
—¿De verdad? ¿Dulzura?
—Es entrañable. Así como tú—le besó la mejilla, y luego se deslizó de nuevo a su lado de la mesa.
Abrazarse con Quinn sólo intensificó su necesidad de Brittany. El dolor punzante en el pecho la llevó de vuelta a su anterior patrón de pensamiento.
¿Ahora era el momento de cambiar de carrera, independientemente o no si Brittany estaba a bordo por más que sexo casual?
Suspiró.
—¿Qué pasa si no puedo adaptarme en el mundo culinario?
—Puedes. Tu comida es deliciosa y lo sabes. He ganado al menos diez libras desde que empezaste a cocinar para mí.
Alzó la ceja y miró de soslayo al escote de Quinn.
—En todos los lugares correctos.
—Oh, por supuesto. Por lo que tú puedes comértelas con los ojos, pero nuestro pobre camarero no puede.
—Es correcto.
Quinn puso los ojos en blanco, pero le dio una mirada cariñosa.
—No tengo ninguna duda de que tendrás éxito en tu carrera culinaria. ¿Pero sabes qué? Si no funciona, estoy segura de que Sue te contrataría de nuevo. Sabes que eres una de las que más ganan. Y la favorita de los clientes.
Quinn tenía razón.
Sue probablemente odiaría perderla.
Actualmente ella era la única acompañante dominante en la agencia, lo que significaba que siempre estaba muy solicitada. Y tenía clientes regulares más que nadie.
Si la cocina no funcionaba, podría volver al acompañamiento.
Esa red de seguridad la hacía sentirse un poco mejor acerca de la idea de ponerse ahí. Ahora bien si tan sólo pudiera superar su miedo al fracaso.
—¿Estás preocupada por esto ahora debido a Brittany?
—Algo así—odiaba admitir que iba a tomar una decisión que cambiaría su vida debido a una mujer que acababa de conocer, incluso si eso era algo de lo que estaba ocurriendo—Sabes que he estado pensando en cambiar de carrera por un tiempo. Si hay una posibilidad de que Brittany quisiera salir conmigo, que en realidad podríamos tener una relación, no quiero seguir follando con otras personas. Ni siquiera creo que pudiera manejar eso. Es que no puedo.
—Solo date un poco de tiempo. Ver dónde van las cosas con ella durante las próximas semanas, y ver cómo se siente acerca del acompañamiento. Esto simplemente sucedió, Santana. Estos sentimientos son intensos y nuevos y no es algo a lo que estás acostumbrada, pero no tienes que tomar ninguna decisión hoy. Ella no tomara ninguna decisión hoy.
El calor subió por su cara.
—Lo sé. Tienes razón. Estoy haciendo el tonto.
Su teléfono sonó antes de que Quinn pudiera responder, y a pesar de que Brittany nunca había llamado antes del mediodía, se apresuró a revisar la pantalla delantera.
Su cara en llamas por la forma en que su corazón se aceleró al ver el nombre de Brittany, ignoró la risa de Quinn y respondió al teléfono.
—Hola, chica dulce—se dio media vuelta lejos de su amiga, demasiado tímida para ver su reacción a su conversación.
—Hola, tú misma.
La evidente alegría de Brittany al instante restauró su buen estado de ánimo.
—Estaba pensando en ti.
—Cosas sucias, espero.
Bajó la voz.
—No tienes idea.
—Oh, creo que podría—Brittany habló en un susurro, lo que la llevó a creer que muy bien podría estar en su oficina en el trabajo. Con la puerta cerrada, sin duda, pero aún así—He estado pensando en ti, también. Extremadamente cosas sucias.
No le importaba que Quinn pudiera oír. Cuando hablaba con Brittany, su libido siempre se hacía cargo.
—¿Está mojado tu coño?—levantó la mirada a la risa de su amiga para encontrar a su nervioso camarero mirándola, con la cuenta en la mano. La tomó con un asentir de cabeza vergonzoso, en silencio mientras esperaba la respuesta de Brittany.
—Constantemente, en estos días—exhalando, Brittany dijo—Tina simplemente acaba de enviarme un mensaje que va a pasar la noche en casa de su amiga Mercedes. Me preguntaba si tal vez quisieras que nos viéramos esta noche. Si no tienes que trabajar.[/i]
Ya no preocupada por su público, se enderezó en su silla. Nunca había estado tan feliz de tener su horario de trabajo vacío.
—Por supuesto. ¿Puedo invitarte a cenar?
—Eso sería muy agradable—Brittany hizo una pausa—Y entonces, ¿tal vez podríamos volver a tu casa?
Se calentó ante el palpable deseo de la ojiazul.
La idea de estar de nuevo con ella en sólo unas pocas horas era abrumadora. A pesar de que quería llevar a Brittany en una cita adecuada, sería un reto mantener las manos consigo misma durante la cena.
No estaba segura de que incluso lo intentara.
—Creo que eso no hace falta decirlo, ¿verdad?
—Eso esperaba—podía oír la sonrisa en la voz de Brittany[/i]—¿Qué tal si te recojo a las siete?
—Me parece muy bien[/i]—miró a su alrededor, aliviada de que el camarero había desaparecido de nuevo.
Quinn sentada la miraba con cariño.
Ignorando su sonrisa indulgente, se giró de nuevo y murmuró:
—¿Me haces un favor cariño?
La exhalación temblorosa de Brittany era exactamente la reacción que había esperado provocar.
—¿Sí?
—Ponte una falda.
Le tomó a Brittany un momento para responder. Cuando lo hizo, tuvo que esforzarse para escuchar su susurro silencioso.
—Debo llevar bragas, o no?
—Sí—hizo una pausa, saboreando la imagen de jugar con la ojiazul debajo de la falda, a lo largo de sus bragas—Quiero trabajar en ello un poco.
—Está bien—aclarándose la garganta, de repente sonaba mucho más serena—De acuerdo. Nos vemos esta noche, ¿entonces?
Se imaginó que un compañero de trabajo podría haber pasado, o tal vez llamó a la puerta de su oficina.
El pensamiento de Brittany en su traje de trabajo, mojada y lista para ella, hizo su día.
No puedo esperar.
[i]"Yo tampoco. Adiós.
Se rió entre dientes mientras colgaba. Luego se volvió de nuevo a Quinn, arrugando la nariz ante la diversión escrita en toda su cara.
—¿Qué?
—Parece como que acabas de hacer una cita.
—Parece de esa manera—sacó algo de dinero de su billetera y lo colocó en la cuenta en el borde de la mesa.
—Esperamos que sea la primera de muchas.
Quinn rebotó en su asiento y aplaudió.
—Tan linda.
Era muy feliz de estar en desacuerdo.
—Lo intento.
Quinn la miró y alzó una ceja con sorpresa.
—¿Quién es ella? ¿Cuál es su nombre?
Se dejó caer en la silla frente a Quinn y disfrutó de un largo, apreciativo sorbo del vaso de limonada que la rubia había pedido para ella.
Lo dejó con un suspiro de satisfacción.
—¿Por qué has llegado a esa conclusión?
—Estás brillando—Quinn arrugó la nariz, escrutándola cuidadosamente—Como, asquerosamente feliz. O bien has conocido a una chica o acabas de conseguir un trabajo en ese restaurante Michigan-star. Supongo que es lo primero.
—Ese es Michelin-star—dijo a la ligera—Y su nombre es Brittany.
—¡Ja!—se enderezó—¿Dónde la conociste? ¿Quién es ella?
Había estado esperando toda la semana por la oportunidad de contarle a alguien sobre Brittany. Quinn era su única confidente y la única amiga, además de su jefa, Sue Sylvester.
A los veintiocho , Quinn había sido una acompañante incluso más tiempo que ella.
La ojiverde era una fuente constante de sabios consejos sobre cómo protegerse y equilibrar el trabajo con el resto de su vida.
Quinn la entendía mejor que nadie. Respetaba que aspiraba a algo más que vender sexo y había sido la primera en sugerir que considerara la posibilidad de convertir su amor por la cocina en una nueva carrera.
Quinn solo quería lo mejor para ella.
Entonces, ¿por qué repentinamente la intimidó decirle a su amiga cuán duro y rápido que se había enamorado?
—No seas tímida ahora—Quinn la empujó con el pie—Empecemos con donde se conocieron.
—Ella era una clienta…
—Oh—le dio una mirada de complicidad—Escandaloso.
Se rió.
—Cállate.
—¿Era esta una de tus citas de fantasía? ¿Qué te hizo hacer ella?
Siempre había sido abierta con Quinn sobre su vida profesional y privada y no pensaba detenerse ahora. Sin embargo, luchó una punzada de culpa por el conocimiento de que compartir esa información personal podría avergonzar a Brittany, si ella y Quinn alguna vez se conocían.
Lo que esperaba desesperadamente que hicieran.
—¿Zona de silencio?
—Por supuesto—Quinn aplaudió con las manos, los ojos brillantes de emoción—¿Fue algo pervertida? ¿O es más mundana?, ¿como si quisiera fingir que estaba reuniéndose con un polvo de una noche en un bar?
—Físicamente la secuestre en el estacionamiento en su lugar de trabajo. La obligué a llevarnos al penthouse, donde la dominé durante la noche. Hablándole obsceno. La nalgueé—se sorprendió por su rubor—Tienes una idea.
—Agradable—Quinn dijo, asintiendo con admiración—Sé que te gustan las pervertidas.
El camarero eligió ese momento para acercarse con sus sándwiches habituales que la ojiverde había ordenado. La mirada del joven se dirigió al amplio escote de ésta mientras dejaba una chapata con verduras asadas en frente de cada una de ellas.
Sabiendo que Quinn disfrutaría de los elogio, sonrió cuando captó los ojos del joven mientras se apartaba de la mesa.
—Ella tiene hermosos pechos, ¿verdad?
La cara del camarero se aflojó y se alejó de la mesa. Quinn se echó a reír, apretándole la muñeca mientras alcanzaba su sándwich.
—Ese pobre chico. Eres mala.
—Podría ser un poco menos obvio. Mostrarte algo de respeto.
—Eres una educada—dio un mordisco a su sándwich, sacudiendo la cabeza con evidente diversión—Así que escúpelo, ¿Brittany siente lo mismo?
Suspiró pesadamente.
—Uh oh.
—No, no es eso. Le gusto. Tenemos química como... bueno, como nada que haya sentido nunca antes. Eso es definitivamente mutuo.
Y, por fortuna, había persistido más allá del fin de semana.
Ella y Brittany había hablado por teléfono todas las noches desde entonces, una breve conversación el Domingo, luego dos más largas. Las llamadas siempre empezaban con una conversación emocionante, conmovedora, y terminaban en orgasmos mutuos autoinducidos.
En este punto confiaba en que Brittany la consideraba una muy buena amiga y una excitante amante. Lo que todavía no sabía era si la ojiazul alguna vez querría considerarla como una pareja.
—Ella está un poco nerviosa por el compromiso. Las citas, incluso. Sus padres eran adictos a las drogas, y murieron cuando su hermana menor tenía once años y ella tenía diecisiete. Ella ha criado a su hermana desde poco antes de cumplir los diecinueve años. Ella... tiene mucho de lo que ocuparse.
—¿Entonces estás diciendo que ella tiene problemas.
Suspiró de nuevo.
—Sí.
Quinn se encogió de hombros.
—Bueno, ¿no los tenemos todos?
—Sí—hizo una pausa y luego dijo—Ella es contadora.
La ojiverde echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada.
—Oh chico. Una contadora con problemas de compromiso. Debe ser buena en la cama.
—Ella es alucinante.
El recuerdo de cuán exactamente alucinante se ponía un poco más borroso cada día, que sólo afilaba su necesidad.
No tenía ni idea de cuando volvería a ver a Brittany, pero hasta entonces, al menos, el sexo telefónico era fantástico en su propio derecho.
—Ella es muy bonita. Rubia, del tipo de la chica de al lado.
—Bueno, no me sorprende que estés enamorada, si es rubia todo está bien, mejor aún si tiene ojos verdes, esas son las mejores—le giño un ojo—Las de aspecto inocente siempre te han puesto caliente.
—Sí, bueno la recomendación viene muy de cerca, ¿no? Pero ella tiene los ojos de color azul...—dio otro mordisco a su sándwich, masticó, luego puso el resto en el plato—Realmente me gusta. Y todo lo que sé de ella hasta ahora.
—Eso es fantástico, Santana. En verdad—crujió un pedazo de hielo, cruzando los brazos sobre el pecho—Entonces, ¿cómo se siente acerca de tu trabajo?
—Parece que la excita.
De hecho, contarle a Brittany sobre algunas de sus clientas más memorables había funcionado como juego previo verbal sorprendentemente caliente.
A la ojiazul le encantaba escuchar sobre las fantasías sexuales de la gente casi tanto como a ella le gustaba llevar cabo las suyas.
—Ella es una chica muy sucia.
—Bueno, suena perfecta para ti. La chica americana con un rasgo travieso—estaba radiante—¿La has visto fuera del trabajo?
—Pasamos el fin de semana juntas. Nuestra cita del Viernes por la noche duró hasta el Domingo por la noche. Pero no la he vuelto a ver desde entonces. Hemos estado hablando por teléfono, sin embargo.
—¿Cada noche?
Puso los ojos en blanco ante el tono bromista de Quinn.
—Tal vez.
—Así que esto es una cosa de folla amiga o son ustedes dos, como, ¿novias?
—No novias. Nuestra situación exacta está... aún por determinar—se encogió de hombros, tratando de actuar casual.
A juzgar por la mirada comprensiva de Quinn, estaba fallando miserablemente.
—Lo estamos tomando un día a la vez.
—Pero quieres salir con ella.
—Absolutamente.
Quinn entrelazó los dedos con los suyos.
—Ahí es donde los molestos problemas de compromiso entran en juego, ¿eh?
—Sí—dejó caer la frente sobre su brazo sin soltar la mano de Quinn—Creo
que podría romperse mi corazón.
—Eres mi héroe por incluso intentarlo—dándole un suave apretón, regresó a su sándwich con gusto—Uno de estos días decidiré volver a tomar las riendas, también. Suponiendo que conozca a un chico que medio valga una mierda.
A diferencia de ella, Quinn había tenido algunos novios lo largo de los años.
Según ella, la actitud de una pareja potencial acerca de su trabajo fue el único factor de hacerlo o romper en cuanto a si su relación duraba más de una o dos semanas.
Nunca había intentado salir después de caer en el trabajo sexual. No había querido tratar de compartimentar sus sentimientos acerca de lo que hizo por dinero con una novia en la imagen.
Parecía demasiado emocionalmente complicado.
Lo más probable era que anhelara la monogamia dentro de una relación estable, por lo que no parecía justo pedirle a una novia ser fiel cuando no podía hacer lo mismo.
A pesar de que había soñado con una nueva carrera por un tiempo, no estaba segura de que estaba lista para dar ese salto.
Además, era una locura incluso considerar renunciar a su trabajo cuando conocía a Brittany desde hace sólo unos pocos días.
Ni siquiera estaban realmente saliendo.
Sin embargo, la idea de seguir follando a desconocidas le revolvió el estómago. El pasado fin de semana había confirmado algo que había sospechado desde hace mucho tiempo, el sexo era increíble cuando los sentimientos reales estaban involucrados.
Sabiendo eso, ¿cómo podría volver a ser como era antes?
—Mierda—no debería tener este tipo de pensamientos acerca de una mujer a la que acababa de conocer.
Era irracional.
Una locura.
Sólo se le ocurría una explicación.
—Estoy enamorada.
Quinn se detuvo a medio masticar.
—Whoa. ¿Santana López acaba de decir amor?
Sin levantar la cabeza, murmuró:
—No me juzgues.
—No lo hago—Quinn dejó su sándwich y apartó el plato a un lado—Cariño, no lo hago. Nunca te había escuchado hablar así antes.
—Bueno, nunca me he sentido de esta manera antes—se enderezó con un encogimiento de hombros avergonzado—Quiero decir, realmente me gusta ella.
—Supongo que sí—sonriendo, Quinn sacudió la cabeza—Enamorada.
—Con una contadora.
—Y justo cuando pienso que la vida ha terminado de sorprenderme.
Se rió.
¿Qué otra cosa podía hacer?
—Créeme, nadie está más sorprendida que yo.
—No sé... supongo que Brittany estaba probablemente sorprendida cuando su sexy semental contratado repentinamente perdió la cabeza por ella.
—Esa es ella—e recuerdo de su placentera transición de cliente y acompañante a amantes la calentó, devolviendo la estúpida sonrisa a su cara—Joder, estoy en problemas.
—Tal vez—Quinn deslizó su silla alrededor de la mesa hasta que estuvo lo suficiente ente cerca como para envolver su brazo alrededor de sus hombros—Tal vez no. De cualquier manera, estoy muy contenta por ti. ¿Qué has estado diciéndome hasta ahora? Necesitas un cambio. Abrirte a la posibilidad del amor es un gran comienzo.
—Bueno, esperemos que sí.
El camarero volvió, haciendo todo lo posible para no mirar en su dirección. Quinn se acercó más a ella y le ofreció a él una sonrisa amigable, que él aceptó con un asentir tentativo.
—¿Puedo traerles algo más?
—Creo que sólo nuestra cuenta—tiró de Quinn más apretada contra su costado—¿O es que quieres algo más, cariño?
—La cuenta suena perfecto, dulzura.
Pellizcó la cadera de Quinn después de que el camarero se escabulló.
—¿De verdad? ¿Dulzura?
—Es entrañable. Así como tú—le besó la mejilla, y luego se deslizó de nuevo a su lado de la mesa.
Abrazarse con Quinn sólo intensificó su necesidad de Brittany. El dolor punzante en el pecho la llevó de vuelta a su anterior patrón de pensamiento.
¿Ahora era el momento de cambiar de carrera, independientemente o no si Brittany estaba a bordo por más que sexo casual?
Suspiró.
—¿Qué pasa si no puedo adaptarme en el mundo culinario?
—Puedes. Tu comida es deliciosa y lo sabes. He ganado al menos diez libras desde que empezaste a cocinar para mí.
Alzó la ceja y miró de soslayo al escote de Quinn.
—En todos los lugares correctos.
—Oh, por supuesto. Por lo que tú puedes comértelas con los ojos, pero nuestro pobre camarero no puede.
—Es correcto.
Quinn puso los ojos en blanco, pero le dio una mirada cariñosa.
—No tengo ninguna duda de que tendrás éxito en tu carrera culinaria. ¿Pero sabes qué? Si no funciona, estoy segura de que Sue te contrataría de nuevo. Sabes que eres una de las que más ganan. Y la favorita de los clientes.
Quinn tenía razón.
Sue probablemente odiaría perderla.
Actualmente ella era la única acompañante dominante en la agencia, lo que significaba que siempre estaba muy solicitada. Y tenía clientes regulares más que nadie.
Si la cocina no funcionaba, podría volver al acompañamiento.
Esa red de seguridad la hacía sentirse un poco mejor acerca de la idea de ponerse ahí. Ahora bien si tan sólo pudiera superar su miedo al fracaso.
—¿Estás preocupada por esto ahora debido a Brittany?
—Algo así—odiaba admitir que iba a tomar una decisión que cambiaría su vida debido a una mujer que acababa de conocer, incluso si eso era algo de lo que estaba ocurriendo—Sabes que he estado pensando en cambiar de carrera por un tiempo. Si hay una posibilidad de que Brittany quisiera salir conmigo, que en realidad podríamos tener una relación, no quiero seguir follando con otras personas. Ni siquiera creo que pudiera manejar eso. Es que no puedo.
—Solo date un poco de tiempo. Ver dónde van las cosas con ella durante las próximas semanas, y ver cómo se siente acerca del acompañamiento. Esto simplemente sucedió, Santana. Estos sentimientos son intensos y nuevos y no es algo a lo que estás acostumbrada, pero no tienes que tomar ninguna decisión hoy. Ella no tomara ninguna decisión hoy.
El calor subió por su cara.
—Lo sé. Tienes razón. Estoy haciendo el tonto.
Su teléfono sonó antes de que Quinn pudiera responder, y a pesar de que Brittany nunca había llamado antes del mediodía, se apresuró a revisar la pantalla delantera.
Su cara en llamas por la forma en que su corazón se aceleró al ver el nombre de Brittany, ignoró la risa de Quinn y respondió al teléfono.
—Hola, chica dulce—se dio media vuelta lejos de su amiga, demasiado tímida para ver su reacción a su conversación.
—Hola, tú misma.
La evidente alegría de Brittany al instante restauró su buen estado de ánimo.
—Estaba pensando en ti.
—Cosas sucias, espero.
Bajó la voz.
—No tienes idea.
—Oh, creo que podría—Brittany habló en un susurro, lo que la llevó a creer que muy bien podría estar en su oficina en el trabajo. Con la puerta cerrada, sin duda, pero aún así—He estado pensando en ti, también. Extremadamente cosas sucias.
No le importaba que Quinn pudiera oír. Cuando hablaba con Brittany, su libido siempre se hacía cargo.
—¿Está mojado tu coño?—levantó la mirada a la risa de su amiga para encontrar a su nervioso camarero mirándola, con la cuenta en la mano. La tomó con un asentir de cabeza vergonzoso, en silencio mientras esperaba la respuesta de Brittany.
—Constantemente, en estos días—exhalando, Brittany dijo—Tina simplemente acaba de enviarme un mensaje que va a pasar la noche en casa de su amiga Mercedes. Me preguntaba si tal vez quisieras que nos viéramos esta noche. Si no tienes que trabajar.[/i]
Ya no preocupada por su público, se enderezó en su silla. Nunca había estado tan feliz de tener su horario de trabajo vacío.
—Por supuesto. ¿Puedo invitarte a cenar?
—Eso sería muy agradable—Brittany hizo una pausa—Y entonces, ¿tal vez podríamos volver a tu casa?
Se calentó ante el palpable deseo de la ojiazul.
La idea de estar de nuevo con ella en sólo unas pocas horas era abrumadora. A pesar de que quería llevar a Brittany en una cita adecuada, sería un reto mantener las manos consigo misma durante la cena.
No estaba segura de que incluso lo intentara.
—Creo que eso no hace falta decirlo, ¿verdad?
—Eso esperaba—podía oír la sonrisa en la voz de Brittany[/i]—¿Qué tal si te recojo a las siete?
—Me parece muy bien[/i]—miró a su alrededor, aliviada de que el camarero había desaparecido de nuevo.
Quinn sentada la miraba con cariño.
Ignorando su sonrisa indulgente, se giró de nuevo y murmuró:
—¿Me haces un favor cariño?
La exhalación temblorosa de Brittany era exactamente la reacción que había esperado provocar.
—¿Sí?
—Ponte una falda.
Le tomó a Brittany un momento para responder. Cuando lo hizo, tuvo que esforzarse para escuchar su susurro silencioso.
—Debo llevar bragas, o no?
—Sí—hizo una pausa, saboreando la imagen de jugar con la ojiazul debajo de la falda, a lo largo de sus bragas—Quiero trabajar en ello un poco.
—Está bien—aclarándose la garganta, de repente sonaba mucho más serena—De acuerdo. Nos vemos esta noche, ¿entonces?
Se imaginó que un compañero de trabajo podría haber pasado, o tal vez llamó a la puerta de su oficina.
El pensamiento de Brittany en su traje de trabajo, mojada y lista para ella, hizo su día.
No puedo esperar.
[i]"Yo tampoco. Adiós.
Se rió entre dientes mientras colgaba. Luego se volvió de nuevo a Quinn, arrugando la nariz ante la diversión escrita en toda su cara.
—¿Qué?
—Parece como que acabas de hacer una cita.
—Parece de esa manera—sacó algo de dinero de su billetera y lo colocó en la cuenta en el borde de la mesa.
—Esperamos que sea la primera de muchas.
Quinn rebotó en su asiento y aplaudió.
—Tan linda.
Era muy feliz de estar en desacuerdo.
—Lo intento.
********************************************************************************************************************************
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Creo que cuando ambas se sinceren y Brittany tenga menos miedo al compromiso, las cosas si iran marchando como debe de ser entre ellas!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
hola morra,..
es normal que de cierta forma britt sienta miedo al compromiso después de los ejemplos!!!
me encanta quinn jajaja!!!
a ver como va la cita!!! estoy con quinn la primera de muchas!!!
nos vemos!!!
es normal que de cierta forma britt sienta miedo al compromiso después de los ejemplos!!!
me encanta quinn jajaja!!!
a ver como va la cita!!! estoy con quinn la primera de muchas!!!
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Espero sean muchas citas, a britt le falta un empujoncito nada mas.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:Creo que cuando ambas se sinceren y Brittany tenga menos miedo al compromiso, las cosas si iran marchando como debe de ser entre ellas!!!!!
Hola, toda la razón...a ver cuando se dan cuenta de eso¿? jajaj xD Pero creo q es una de las dos quien tiene q dar los pasos, xq la otra va bn encaminada. Saludos =D
3:) escribió:hola morra,..
es normal que de cierta forma britt sienta miedo al compromiso después de los ejemplos!!!
me encanta quinn jajaja!!!
a ver como va la cita!!! estoy con quinn la primera de muchas!!!
nos vemos!!!
Hola lu, mm si, tienes un gran punto. Esperemos no se resista tanto =/ AJajajjaja es una loquilla...yo la kiero como amiga ajajajja. Esperemos q mas q bn! Y yo tmbn! jajajaajaj. Saludos =D
Isabella28 escribió:Espero sean muchas citas, a britt le falta un empujoncito nada mas.
Hola, yo tmbn! tiene q! jajajajaj. Eso mismo pienso yo! esperemos y san se lo pueda dar jajajaja. Saludos =D
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Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Cap 13
Capitulo 13
Nunca había estado en una cita real.
Al menos no una que implicaba ser llevada a una mesa privada en un pequeño y elegante restaurante por una pretendiente impresionantemente vestida quien sacó su silla, luego les ordenó una botella de vino que parecía cara sin perder un instante.
Cruzó las manos sobre el regazo, sobre la falda de raso ceñida al cuerpo que se había puesto por petición de Santana, y trató de calmar sus nervios.
Podía hacer esto.
Santana captó su mirada cuando la camarera se fue a buscar su vino.
—Sé que ya lo he dicho un par de veces, pero realmente te ves preciosa esta noche, Brittany. Impresionante.
Consiguió una risa ansiosa.
—Igualmente.
De hecho, la morena nunca se había visto mejor.
Llevaba pantalones negros, bien ajustados, una camisa blanca ceñida y un chaleco oscuro, era su persona ideal, un verdadero sueño húmedo.
—Nada en el menú se comparará con lo deliciosa que te ves—Santana arrastró su silla alrededor de la mesa para sentarse a su lado.
Su ligero, vagamente especiado aroma llenó sus fosas nasales, agitando un hambre persistente que no sería satisfecho por ninguno de los entrantes decadentes que el restaurante tenía para ofrecer.
Inclinándose más cerca, la morena le dio un beso donde su cuello se unía con su hombro.
—Me encanta tu falda.
—Gracias. Normalmente no tengo una razón para usar una.
—Una verdadera lástima, con unas piernas como las tuyas—se apartó, poniendo distancia entre sus rostros.
Debajo de la mesa, su mano aterrizó en su rodilla y rápidamente se deslizó hacia arriba.
—Recomiendo el pollo asado al limón y ajo. O los raviolis de calabaza, si quieres lo vegetariano.
La suave caricia de los dedos morenos a lo largo de su cara interna del muslo derritió su totalmente incapaz de pensar en la comida.
—El pollo suena bien.
—¿Estás segura?—Santana cosquilleó un sendero más arriba en la parte interior del muslo, deslizando la uña a lo largo del elástico de la pierna de sus bragas de seda—Los raviolis son divinos.
—Tal vez...—jadeó cuando los dedos de la morena frotaron sobre sus vaginales labios sensibles, a través de sus bragas. Echó una mirada furtiva alrededor del restaurante, asegurándose de que nadie estaba mirando—Tal vez podríamos pedir ambos y compartir.
—Eso funciona para mí—Santana rodeó la yema del pulgar sobre su clítoris. Sus dedos presionaron más abajo, entre sus labios hinchados y buscó su entrada—Me encanta compartir contigo.
Su camarera apareció, rompiendo su caliente contacto visual. Ella les dio una sonrisa amistosa.
—¿Han decidido ya?
Santana no cesó el movimiento de sus dedos entre sus muslos.
—Queremos el pollo asado al limón y ajo, y una orden de los raviolis de calabaza.
Contuvo el aliento y trató de no reaccionar mientras Santana se instaló en un ritmo particularmente agradable. Dejó de escuchar la conversación amistosa entre la morena y la camarera, que parecía ajena a lo que ocurría bajo el mantel.
Cuando la camarera finalmente se alejó después de dar a la pelinegra una sonrisa final, coqueta, se hundió en alivio.
—Oh, eres cruel—gimió cuando Santana se retiró, cerrando los muslos para atraparla antes de que pudiera retirar la mano por completo—No te detengas.
La morena movió los dedos entre sus muslos hasta que extendió ligeramente las piernas. Luego reanudó su suave seducción con un suspiro de satisfacción.
—Te sientes muy bien. No puedo esperar hasta después de la cena.
—Si no eres cuidadosa, no voy a ser capaz, tampoco.
Besando su oreja, Santana susurró:
—Eso está bien—enganchó su dedo en la entrepierna de sus bragas y tiró del material a un lado—Puedo ocuparme de ti en este momento.
—Santana—inhaló bruscamente cuando la penetró con un rápido movimiento. Se agarró del borde de la mesa, con los nudillos blancos por el esfuerzo para no gritar—Oh... Dios.
La pelinegra se alejó, apoyando la barbilla en la mano y haciendo una impresión perfecta de una oyente obediente.
—Nadie lo sabrá. No si te estás tranquila y pretendes que tú y yo estamos teniendo una conversación agradable, inocente de primera cita.
Meciéndose contra la mano se aclaró la garganta y cruzó las manos sobre la mesa.
—¿De qué quieres hablar?
Su camarera, una bonita morena a quien claramente le gustaba Santana, le hizo un guiño cuando regresó con su botella de vino y sirvió dos copas sin decir una palabra.
Sintió que debía hablar, aunque sólo sea para distraer la atención de la sutil flexión del brazo de Santana y el placer que ella sabía que estaba escrito en toda su cara.
Pero no confiaba en que su voz no temblara.
—Gracias—Santana despidió a la camarera con un gesto amable, luego tomó la copa con la mano libre. Continuó con el dedo con empujones lentos, deliberados mientras tomaba un sorbo—Espero que te guste el vino. Es uno de mis favoritos.
Levantó su copa y tomó un tentativo sorbo. El intenso sabor la sorprendió, no había tomado una copa en años.
—En realidad no soy una bebedora de vino.
La mano se detuvo.
—Lo siento. No estaba pensando.
—No, está bien—tomó otro trago, esperando calmar su acelerado corazón—No es que no beba, simplemente no elijo hacerlo.
—Debido a que tus padres eran adictos.
—Sí—dejó la copa sobre la mesa. Luego cerró los muslos en la muñeca de la pelinegra—Por favor, no te detengas.
El dedo se curvó su dedo dentro de ella acariciando un punto en la parte delantera de su pared vaginal que envió placenteros estremecimientos por todo su cuerpo.
—¿Me pregunto qué pensarían todos aquí si supieran lo que te estoy haciendo ahora?
—Que soy una chica afortunada—mantuvo su expresión estoica mientras le estudiaba la cara. Sus ojos se habían oscurecido y un aire de deseo sensual suavizó sus bordes ásperos—Y que eres ridículamente atractiva.
Su atracción por la morena la golpeó de lleno, casi como si la estuviera viendo por primera vez.
La adrenalina hizo que sus palmas sudaran.
—Honestamente, Santana, podrías tener a cualquiera que quisieras.
—Entonces supongo que soy la afortunada—le dio un casto beso en los labios—Porque te quiero.
Movió su pulgar hacia arriba para rodear el clítoris, deslizando un segundo dedo dentro para unirse al primero. Con movimientos lentos y duros, frotó el clítoris y el punto G simultáneamente.
—Oh, mierda—susurró.
Apartó su cara de la morena, llevando su puño a la boca en un intento desesperado por no gritar mientras se corría. La contracción rítmica de sus músculos internos alrededor de los dedos se sentía divino y hacía sus muslos temblar, lo que sólo parecía animar a Santana a frotar su clítoris con más furia.
Cuando la camarera apareció de repente para depositar sus ensaladas frente a ellas, tomó toda la fuerza de voluntad para no gritar.
Su orgasmo disminuyó sólo después de que la camarera las dejó solas de nuevo.
Llevó sus manos a sus mejillas ardientes y luchó por recuperar la compostura.
—¿Fue obvio?
Santana retiró la mano, acomodando sus bragas y luego el borde de la falda. Con ojos brillantes, miró alrededor del restaurante antes de llevar sus dedos a la boca y chupárselos.
—¿Te avergonzaría si dijera que sí?
—Un poco.
—¿Y te arrepentirías de haberme dejado hacerlo?
Ni siquiera tenía que pensar en eso.
—No—tomó otro sorbo de vino, y luego agarró el tenedor de ensalada con una mano temblorosa—Eso fue sin duda una experiencia que nunca olvidaré.
—Yo tampoco—Santana apuñaló un bocado de su propia ensalada, masticando con un murmullo apreciativo—Y pensar que nuestra velada acaba de comenzar.
Observó a la pelinegra disfrutar de su comida, una vez sorprendida por la profundidad de la emoción que tan simple acto provocó. Incluso después de su fin de semana perfecto, su química continuó chisporroteando, y sólo parecía intensificar más el tiempo que pasaban juntas.
Con una mujer parecida a Santana, la atracción física era un hecho. Lo que la sorprendió fue cuanto mucho más allá del sexo su deseo iba. Podía imaginar fácilmente maratones de películas tarde en la noche, más viajes al supermercado, y los días de lluvia abrazadas en la cama.
Incluso se podía imaginar confiando en la morena cuando tuviera un día difícil con Tina o simplemente necesitaba levantar su ánimo.
Masticó otro bocado de ensalada, tratando de no girar sobre las implicaciones de sus pensamientos. Claramente sus sentimientos por Santana eran mucho más que casuales.
Ninguna de ellas lo había admitido todavía, pero supuso que en realidad no importaba si decían lo obvio o no.
Era lo que era.
Cerrando los ojos brevemente, trató de lidiar con la oleada de pánico provocada por la aceptación de la realidad fría y dura. En contra de su mejor juicio, se estaba enamorando de Santana López.
—¿Estás bien?—Santana puso una mano en su muñeca, tirando de ella de nuevo al momento—Si crucé una línea justo ahora, lo siento. No quería esperar a tocarte de nuevo, y de nuestras llamadas telefónicas, me dio la impresión de que el sexo público podría excitarte. Pero si te he hecho sentir incómoda...—su garganta se tensó, parecía que iba a vomitar—Nunca querría hacer eso.
Sacudió la cabeza.
—Unicornio, ¿recuerdas?—al ver la confusión en los ojos oscuros, aclaró—Sé que es nuestra palabra de seguridad, Santana. Si alguna vez haces algo que no me gusta, te prometo que la usaré.
La morena le sostuvo la mirada, luego asintió, aparentemente satisfecha.
—¿Pasa algo?
Le gustaba Santana demasiado como para no ser honesta con ella. Rezando para que no estuviera a punto de hacer el tonto, dijo:
—Estoy un poco sacudida por lo fuerte que siento por ti.
Santana pareció dejar de respirar. La esperanza iluminó sus ojos, haciendo que se sintiera como si alguien hubiera agarrado su corazón y apretado.
—Yo también—la morena dijo, luego vaciló—¿Eso es algo bueno o malo?
—No lo sé todavía—siempre había asumido que el desarrollo de los sentimientos de una mujer la desviaría de su enfoque.
Eso la pondría en una trampa para una angustia potencial. Pero hasta ahora, conocer a Santana sólo había dado resultados positivos.
Ella era feliz, sexualmente satisfecha, y optimista de una manera que se sentía extraño y maravilloso. También había dado un paso importante hacia una relación más cercana con Tina.
—Entonces salí del armario con mi hermana el Domingo por la noche.
Santana parpadeó sorprendida.
—Guau. ¿Ella no sabía?
—Obviamente sospechaba, pero nunca lo había confirmado. Nunca ha habido una razón para hablar con ella sobre mi vida romántica. No he tenido una—su razonamiento parecía un poco ridículo cuando trató de explicarlo ahora.
No por primera vez desde el Domingo por la noche, se alegró de que sus días de ocultar una parte tan fundamental de sí misma de Tina se habían acabado.
Continuó diciendo:
—Durante mucho tiempo me sentí como... bueno, ella es una niña. No iba a hablar con ella acerca de quién me atrae. Una vez que ella era lo suficientemente mayor para comprender, había jurado renunciar a las citas de todos modos, así que...—se las arregló para un avergonzado encogimiento de hombros—Bueno, parecía más fácil no hablar de lo que no tenía.
—¿Qué te hizo cambiar de opinión?—Santana tomó un bocado de su ensalada, afectando una naturalidad que sospechaba que en realidad no sentía.
Como si esperara una respuesta que no estaba segura de que iba a conseguir.
—¿Le dijiste que pasamos el fin de semana juntas?
—No. Me preguntó por qué yo estaba caminando raro—le dio una palmada ligeramente en el brazo cuando soltó un resoplido divertido—, Pero no podía decirle que estaba adolorida del maratón de sexo caliente. Eso sería... uf—se estremeció—No, el tipo de conversación dio lugar a una oportunidad natural de salir, pero en vez de hacer lo normal de evitarlo, sólo... lo tomé.
—Felicitaciones—Santana empujó su plato de ensalada a un lado y puso la mano en su rodilla. El inocente contacto la calentó desde el interior—Eso debe sentirse increíble.
—Lo hace—con esfuerzo, tomó un último bocado de ensalada antes de bajar su tenedor. Masticar le dio un momento para recuperar la compostura—Es extraño, criar a tu hermana. Que bien podría yo ser su mamá, pero me ve sólo como su hermana mayor. Sí, yo la crie, pero ahora que tiene dieciocho años, está ansiosa por cambiar nuestra relación por uno de sus compañeros. Y estoy...todavía acostumbrándome a la idea—le cubrió la mano con la suya—Tina estaba obviamente emocionada de que le confié a ella. A ella le gusta burlarse de mí, de todo, en realidad, pero estaba bien con esto. Tuvimos una muy buena noche juntas después. Me hizo sentir más cerca de ella, y ella de mí, espero.
—Eso es maravilloso, Brittany. De verdad.
—Gracias—contuvo las lágrimas que amenazaban con reunirse en la gratitud que inundaba su cuerpo—A pesar de que no le hablé de ti, debido a que te conocí fue que dije algo. El pasado fin de semana... me cambió—temerosa a decir demasiado, ralentizó y consideró sus siguientes palabras con cuidado—Siempre he sacrificado mi propia felicidad por la de Tina. O al menos por lo que creo que la hará feliz. Nuestra 'cita' fue la primera vez que he hecho algo sólo para mí. La sola noche del Viernes me habría cambiado, de alguna manera. Pero, ¿pasar todo el fin de semana contigo? Bueno, no puedo ser de nuevo la persona que era antes. Soy diferente ahora. ¿Ya sabes?
Santana le dio una sonrisa tímida, luego se quedó mirando el mantel.
—Sí, lo sé.
Parecía contenta por sus palabras, pero reacia a compartir sus propios sentimientos.
Asustada, incluso.
—Yo también.
La reticencia de Santana la hizo deseosa de reducir aún más sus propias defensas.
Exhalando, admitió:
—Es algo bueno. Aterrador, pero bueno.
—Para mí, también—Santana le tocó la rodilla, luego giró la mano para que pudieran entrelazar sus dedos—¿Eso significa que puedo esperar otra cita después de esta noche?
No parecía tener mucho sentido en fingir.
—Por supuesto.
Alegría pura brilló en el rostro de la morena.
—Excelente.
Arrastrada por lo bien que se sentía hacer a Santana feliz simplemente por reconocer su conexión muy real, no pudo evitar reflexionar en voz alta:
—Tina dice que está preocupada de que voy a ser una ermitaña solitaria, sin sexo después de que se vaya a la universidad. Tal vez debería hablarle de ti. Suponiendo que no te canses de mí después de un par de citas.
—Eso no parece posible—Santana movió su mano libre a su cara, atrayéndola para un beso suave—Cuanto más te conozco, más me gustas.
Mantuvo su cara cerca de la de la pelinegra, reacia a separarse de su fácil intimidad.
—¿Cómo diablos has logrado permanecer soltera todos estos años?
Santana se rió entre dientes.
—Una combinación de tener un trabajo poco atractivo y no conocer a una chica como tú, supongo.
—No me importa tu trabajo—murmuró.
Tal vez se sentiría diferente de una relación a largo plazo, pero por ahora, el saber que Santana era tan buena que las mujeres pagaban por eso sólo servía como un afrodisíaco.
Tal vez eso la hizo extraña, pero era verdad.
—No mientras guardes el mejor trabajo para mí.
Su comida llegó antes de que la morena pudiera responder. Le sostuvo la mirada mientras su camarera colocaba los platos en la mesa, sin dudar incluso cuando la camarera se fue con la alegre instrucción de disfrutar de su comida.
Ninguna de las dos se movió para empezar a comer.
Finalmente Santana tragó, con una expresión casi dolorosamente seria.
—Nunca he vendido a un cliente lo que te he dado. Lo prometo.
Abrumada por la urgencia de su declaración, le acarició la mano.
—No estoy pidiendo promesas.
—Estoy haciendo una, de todos modos—la voz de Santana era decidida—Eres la única mujer en la que pienso cuando estoy sola.
Se ruborizó, casi avergonzada por lo fantástico que la hacía sentir.
—¿Y cuándo fue la última vez que pensaste en mí mientras estabas sola?
—Esta mañana en la ducha—Santana se acercó más, susurrando en su oído—Me masturbe pensando en lo mojado que se pone tu coño cuando lo chupo. Qué buena sabes. Y qué hermoso es el rojo que mi mano hace en tu trasero cuando te pongo sobre mi rodilla para nalguearte—en el momento en que terminó de hablar, apenas podía respirar.
Sólo quería volver a la casa de Santana y follar.
No le importaba en absoluto la comida cara, olorosamente deliciosa delante de ellas.
No sentía absolutamente ninguna necesidad de pasar por los movimientos de una cita normal.
Habían pasado sólo tres días desde que había estado en la cama con la morena, y tal vez sólo quince minutos desde la última vez que la hizo correrse, pero la necesitaba tan intensamente que todo su cuerpo le dolía.
Se echó hacia atrás, arqueando una ceja.
—¿Que tanto apetito tienes, en verdad?
—¿Para cenar?—sus ojos brillaron. Ante su asentir, dijo—Cuando la camarera vuelva le pediré que prepare para llevar nuestra comida. ¿Por qué no comemos unos bocados para calmar el hambre mientras esperamos
Sabía que ella había querido impresionarla con una cena gourmet, así que estaba contenta de que Santana tan fácilmente aceptara que sus planes se desbarataran.
Definitivamente tenía la intención de hacer las paces con ella una vez que llegaran al departamento de la morena.
—Gracias.
Santana resopló.
—¿Estás bromeando? Esta es la mejor cita.
Al menos no una que implicaba ser llevada a una mesa privada en un pequeño y elegante restaurante por una pretendiente impresionantemente vestida quien sacó su silla, luego les ordenó una botella de vino que parecía cara sin perder un instante.
Cruzó las manos sobre el regazo, sobre la falda de raso ceñida al cuerpo que se había puesto por petición de Santana, y trató de calmar sus nervios.
Podía hacer esto.
Santana captó su mirada cuando la camarera se fue a buscar su vino.
—Sé que ya lo he dicho un par de veces, pero realmente te ves preciosa esta noche, Brittany. Impresionante.
Consiguió una risa ansiosa.
—Igualmente.
De hecho, la morena nunca se había visto mejor.
Llevaba pantalones negros, bien ajustados, una camisa blanca ceñida y un chaleco oscuro, era su persona ideal, un verdadero sueño húmedo.
—Nada en el menú se comparará con lo deliciosa que te ves—Santana arrastró su silla alrededor de la mesa para sentarse a su lado.
Su ligero, vagamente especiado aroma llenó sus fosas nasales, agitando un hambre persistente que no sería satisfecho por ninguno de los entrantes decadentes que el restaurante tenía para ofrecer.
Inclinándose más cerca, la morena le dio un beso donde su cuello se unía con su hombro.
—Me encanta tu falda.
—Gracias. Normalmente no tengo una razón para usar una.
—Una verdadera lástima, con unas piernas como las tuyas—se apartó, poniendo distancia entre sus rostros.
Debajo de la mesa, su mano aterrizó en su rodilla y rápidamente se deslizó hacia arriba.
—Recomiendo el pollo asado al limón y ajo. O los raviolis de calabaza, si quieres lo vegetariano.
La suave caricia de los dedos morenos a lo largo de su cara interna del muslo derritió su totalmente incapaz de pensar en la comida.
—El pollo suena bien.
—¿Estás segura?—Santana cosquilleó un sendero más arriba en la parte interior del muslo, deslizando la uña a lo largo del elástico de la pierna de sus bragas de seda—Los raviolis son divinos.
—Tal vez...—jadeó cuando los dedos de la morena frotaron sobre sus vaginales labios sensibles, a través de sus bragas. Echó una mirada furtiva alrededor del restaurante, asegurándose de que nadie estaba mirando—Tal vez podríamos pedir ambos y compartir.
—Eso funciona para mí—Santana rodeó la yema del pulgar sobre su clítoris. Sus dedos presionaron más abajo, entre sus labios hinchados y buscó su entrada—Me encanta compartir contigo.
Su camarera apareció, rompiendo su caliente contacto visual. Ella les dio una sonrisa amistosa.
—¿Han decidido ya?
Santana no cesó el movimiento de sus dedos entre sus muslos.
—Queremos el pollo asado al limón y ajo, y una orden de los raviolis de calabaza.
Contuvo el aliento y trató de no reaccionar mientras Santana se instaló en un ritmo particularmente agradable. Dejó de escuchar la conversación amistosa entre la morena y la camarera, que parecía ajena a lo que ocurría bajo el mantel.
Cuando la camarera finalmente se alejó después de dar a la pelinegra una sonrisa final, coqueta, se hundió en alivio.
—Oh, eres cruel—gimió cuando Santana se retiró, cerrando los muslos para atraparla antes de que pudiera retirar la mano por completo—No te detengas.
La morena movió los dedos entre sus muslos hasta que extendió ligeramente las piernas. Luego reanudó su suave seducción con un suspiro de satisfacción.
—Te sientes muy bien. No puedo esperar hasta después de la cena.
—Si no eres cuidadosa, no voy a ser capaz, tampoco.
Besando su oreja, Santana susurró:
—Eso está bien—enganchó su dedo en la entrepierna de sus bragas y tiró del material a un lado—Puedo ocuparme de ti en este momento.
—Santana—inhaló bruscamente cuando la penetró con un rápido movimiento. Se agarró del borde de la mesa, con los nudillos blancos por el esfuerzo para no gritar—Oh... Dios.
La pelinegra se alejó, apoyando la barbilla en la mano y haciendo una impresión perfecta de una oyente obediente.
—Nadie lo sabrá. No si te estás tranquila y pretendes que tú y yo estamos teniendo una conversación agradable, inocente de primera cita.
Meciéndose contra la mano se aclaró la garganta y cruzó las manos sobre la mesa.
—¿De qué quieres hablar?
Su camarera, una bonita morena a quien claramente le gustaba Santana, le hizo un guiño cuando regresó con su botella de vino y sirvió dos copas sin decir una palabra.
Sintió que debía hablar, aunque sólo sea para distraer la atención de la sutil flexión del brazo de Santana y el placer que ella sabía que estaba escrito en toda su cara.
Pero no confiaba en que su voz no temblara.
—Gracias—Santana despidió a la camarera con un gesto amable, luego tomó la copa con la mano libre. Continuó con el dedo con empujones lentos, deliberados mientras tomaba un sorbo—Espero que te guste el vino. Es uno de mis favoritos.
Levantó su copa y tomó un tentativo sorbo. El intenso sabor la sorprendió, no había tomado una copa en años.
—En realidad no soy una bebedora de vino.
La mano se detuvo.
—Lo siento. No estaba pensando.
—No, está bien—tomó otro trago, esperando calmar su acelerado corazón—No es que no beba, simplemente no elijo hacerlo.
—Debido a que tus padres eran adictos.
—Sí—dejó la copa sobre la mesa. Luego cerró los muslos en la muñeca de la pelinegra—Por favor, no te detengas.
El dedo se curvó su dedo dentro de ella acariciando un punto en la parte delantera de su pared vaginal que envió placenteros estremecimientos por todo su cuerpo.
—¿Me pregunto qué pensarían todos aquí si supieran lo que te estoy haciendo ahora?
—Que soy una chica afortunada—mantuvo su expresión estoica mientras le estudiaba la cara. Sus ojos se habían oscurecido y un aire de deseo sensual suavizó sus bordes ásperos—Y que eres ridículamente atractiva.
Su atracción por la morena la golpeó de lleno, casi como si la estuviera viendo por primera vez.
La adrenalina hizo que sus palmas sudaran.
—Honestamente, Santana, podrías tener a cualquiera que quisieras.
—Entonces supongo que soy la afortunada—le dio un casto beso en los labios—Porque te quiero.
Movió su pulgar hacia arriba para rodear el clítoris, deslizando un segundo dedo dentro para unirse al primero. Con movimientos lentos y duros, frotó el clítoris y el punto G simultáneamente.
—Oh, mierda—susurró.
Apartó su cara de la morena, llevando su puño a la boca en un intento desesperado por no gritar mientras se corría. La contracción rítmica de sus músculos internos alrededor de los dedos se sentía divino y hacía sus muslos temblar, lo que sólo parecía animar a Santana a frotar su clítoris con más furia.
Cuando la camarera apareció de repente para depositar sus ensaladas frente a ellas, tomó toda la fuerza de voluntad para no gritar.
Su orgasmo disminuyó sólo después de que la camarera las dejó solas de nuevo.
Llevó sus manos a sus mejillas ardientes y luchó por recuperar la compostura.
—¿Fue obvio?
Santana retiró la mano, acomodando sus bragas y luego el borde de la falda. Con ojos brillantes, miró alrededor del restaurante antes de llevar sus dedos a la boca y chupárselos.
—¿Te avergonzaría si dijera que sí?
—Un poco.
—¿Y te arrepentirías de haberme dejado hacerlo?
Ni siquiera tenía que pensar en eso.
—No—tomó otro sorbo de vino, y luego agarró el tenedor de ensalada con una mano temblorosa—Eso fue sin duda una experiencia que nunca olvidaré.
—Yo tampoco—Santana apuñaló un bocado de su propia ensalada, masticando con un murmullo apreciativo—Y pensar que nuestra velada acaba de comenzar.
Observó a la pelinegra disfrutar de su comida, una vez sorprendida por la profundidad de la emoción que tan simple acto provocó. Incluso después de su fin de semana perfecto, su química continuó chisporroteando, y sólo parecía intensificar más el tiempo que pasaban juntas.
Con una mujer parecida a Santana, la atracción física era un hecho. Lo que la sorprendió fue cuanto mucho más allá del sexo su deseo iba. Podía imaginar fácilmente maratones de películas tarde en la noche, más viajes al supermercado, y los días de lluvia abrazadas en la cama.
Incluso se podía imaginar confiando en la morena cuando tuviera un día difícil con Tina o simplemente necesitaba levantar su ánimo.
Masticó otro bocado de ensalada, tratando de no girar sobre las implicaciones de sus pensamientos. Claramente sus sentimientos por Santana eran mucho más que casuales.
Ninguna de ellas lo había admitido todavía, pero supuso que en realidad no importaba si decían lo obvio o no.
Era lo que era.
Cerrando los ojos brevemente, trató de lidiar con la oleada de pánico provocada por la aceptación de la realidad fría y dura. En contra de su mejor juicio, se estaba enamorando de Santana López.
—¿Estás bien?—Santana puso una mano en su muñeca, tirando de ella de nuevo al momento—Si crucé una línea justo ahora, lo siento. No quería esperar a tocarte de nuevo, y de nuestras llamadas telefónicas, me dio la impresión de que el sexo público podría excitarte. Pero si te he hecho sentir incómoda...—su garganta se tensó, parecía que iba a vomitar—Nunca querría hacer eso.
Sacudió la cabeza.
—Unicornio, ¿recuerdas?—al ver la confusión en los ojos oscuros, aclaró—Sé que es nuestra palabra de seguridad, Santana. Si alguna vez haces algo que no me gusta, te prometo que la usaré.
La morena le sostuvo la mirada, luego asintió, aparentemente satisfecha.
—¿Pasa algo?
Le gustaba Santana demasiado como para no ser honesta con ella. Rezando para que no estuviera a punto de hacer el tonto, dijo:
—Estoy un poco sacudida por lo fuerte que siento por ti.
Santana pareció dejar de respirar. La esperanza iluminó sus ojos, haciendo que se sintiera como si alguien hubiera agarrado su corazón y apretado.
—Yo también—la morena dijo, luego vaciló—¿Eso es algo bueno o malo?
—No lo sé todavía—siempre había asumido que el desarrollo de los sentimientos de una mujer la desviaría de su enfoque.
Eso la pondría en una trampa para una angustia potencial. Pero hasta ahora, conocer a Santana sólo había dado resultados positivos.
Ella era feliz, sexualmente satisfecha, y optimista de una manera que se sentía extraño y maravilloso. También había dado un paso importante hacia una relación más cercana con Tina.
—Entonces salí del armario con mi hermana el Domingo por la noche.
Santana parpadeó sorprendida.
—Guau. ¿Ella no sabía?
—Obviamente sospechaba, pero nunca lo había confirmado. Nunca ha habido una razón para hablar con ella sobre mi vida romántica. No he tenido una—su razonamiento parecía un poco ridículo cuando trató de explicarlo ahora.
No por primera vez desde el Domingo por la noche, se alegró de que sus días de ocultar una parte tan fundamental de sí misma de Tina se habían acabado.
Continuó diciendo:
—Durante mucho tiempo me sentí como... bueno, ella es una niña. No iba a hablar con ella acerca de quién me atrae. Una vez que ella era lo suficientemente mayor para comprender, había jurado renunciar a las citas de todos modos, así que...—se las arregló para un avergonzado encogimiento de hombros—Bueno, parecía más fácil no hablar de lo que no tenía.
—¿Qué te hizo cambiar de opinión?—Santana tomó un bocado de su ensalada, afectando una naturalidad que sospechaba que en realidad no sentía.
Como si esperara una respuesta que no estaba segura de que iba a conseguir.
—¿Le dijiste que pasamos el fin de semana juntas?
—No. Me preguntó por qué yo estaba caminando raro—le dio una palmada ligeramente en el brazo cuando soltó un resoplido divertido—, Pero no podía decirle que estaba adolorida del maratón de sexo caliente. Eso sería... uf—se estremeció—No, el tipo de conversación dio lugar a una oportunidad natural de salir, pero en vez de hacer lo normal de evitarlo, sólo... lo tomé.
—Felicitaciones—Santana empujó su plato de ensalada a un lado y puso la mano en su rodilla. El inocente contacto la calentó desde el interior—Eso debe sentirse increíble.
—Lo hace—con esfuerzo, tomó un último bocado de ensalada antes de bajar su tenedor. Masticar le dio un momento para recuperar la compostura—Es extraño, criar a tu hermana. Que bien podría yo ser su mamá, pero me ve sólo como su hermana mayor. Sí, yo la crie, pero ahora que tiene dieciocho años, está ansiosa por cambiar nuestra relación por uno de sus compañeros. Y estoy...todavía acostumbrándome a la idea—le cubrió la mano con la suya—Tina estaba obviamente emocionada de que le confié a ella. A ella le gusta burlarse de mí, de todo, en realidad, pero estaba bien con esto. Tuvimos una muy buena noche juntas después. Me hizo sentir más cerca de ella, y ella de mí, espero.
—Eso es maravilloso, Brittany. De verdad.
—Gracias—contuvo las lágrimas que amenazaban con reunirse en la gratitud que inundaba su cuerpo—A pesar de que no le hablé de ti, debido a que te conocí fue que dije algo. El pasado fin de semana... me cambió—temerosa a decir demasiado, ralentizó y consideró sus siguientes palabras con cuidado—Siempre he sacrificado mi propia felicidad por la de Tina. O al menos por lo que creo que la hará feliz. Nuestra 'cita' fue la primera vez que he hecho algo sólo para mí. La sola noche del Viernes me habría cambiado, de alguna manera. Pero, ¿pasar todo el fin de semana contigo? Bueno, no puedo ser de nuevo la persona que era antes. Soy diferente ahora. ¿Ya sabes?
Santana le dio una sonrisa tímida, luego se quedó mirando el mantel.
—Sí, lo sé.
Parecía contenta por sus palabras, pero reacia a compartir sus propios sentimientos.
Asustada, incluso.
—Yo también.
La reticencia de Santana la hizo deseosa de reducir aún más sus propias defensas.
Exhalando, admitió:
—Es algo bueno. Aterrador, pero bueno.
—Para mí, también—Santana le tocó la rodilla, luego giró la mano para que pudieran entrelazar sus dedos—¿Eso significa que puedo esperar otra cita después de esta noche?
No parecía tener mucho sentido en fingir.
—Por supuesto.
Alegría pura brilló en el rostro de la morena.
—Excelente.
Arrastrada por lo bien que se sentía hacer a Santana feliz simplemente por reconocer su conexión muy real, no pudo evitar reflexionar en voz alta:
—Tina dice que está preocupada de que voy a ser una ermitaña solitaria, sin sexo después de que se vaya a la universidad. Tal vez debería hablarle de ti. Suponiendo que no te canses de mí después de un par de citas.
—Eso no parece posible—Santana movió su mano libre a su cara, atrayéndola para un beso suave—Cuanto más te conozco, más me gustas.
Mantuvo su cara cerca de la de la pelinegra, reacia a separarse de su fácil intimidad.
—¿Cómo diablos has logrado permanecer soltera todos estos años?
Santana se rió entre dientes.
—Una combinación de tener un trabajo poco atractivo y no conocer a una chica como tú, supongo.
—No me importa tu trabajo—murmuró.
Tal vez se sentiría diferente de una relación a largo plazo, pero por ahora, el saber que Santana era tan buena que las mujeres pagaban por eso sólo servía como un afrodisíaco.
Tal vez eso la hizo extraña, pero era verdad.
—No mientras guardes el mejor trabajo para mí.
Su comida llegó antes de que la morena pudiera responder. Le sostuvo la mirada mientras su camarera colocaba los platos en la mesa, sin dudar incluso cuando la camarera se fue con la alegre instrucción de disfrutar de su comida.
Ninguna de las dos se movió para empezar a comer.
Finalmente Santana tragó, con una expresión casi dolorosamente seria.
—Nunca he vendido a un cliente lo que te he dado. Lo prometo.
Abrumada por la urgencia de su declaración, le acarició la mano.
—No estoy pidiendo promesas.
—Estoy haciendo una, de todos modos—la voz de Santana era decidida—Eres la única mujer en la que pienso cuando estoy sola.
Se ruborizó, casi avergonzada por lo fantástico que la hacía sentir.
—¿Y cuándo fue la última vez que pensaste en mí mientras estabas sola?
—Esta mañana en la ducha—Santana se acercó más, susurrando en su oído—Me masturbe pensando en lo mojado que se pone tu coño cuando lo chupo. Qué buena sabes. Y qué hermoso es el rojo que mi mano hace en tu trasero cuando te pongo sobre mi rodilla para nalguearte—en el momento en que terminó de hablar, apenas podía respirar.
Sólo quería volver a la casa de Santana y follar.
No le importaba en absoluto la comida cara, olorosamente deliciosa delante de ellas.
No sentía absolutamente ninguna necesidad de pasar por los movimientos de una cita normal.
Habían pasado sólo tres días desde que había estado en la cama con la morena, y tal vez sólo quince minutos desde la última vez que la hizo correrse, pero la necesitaba tan intensamente que todo su cuerpo le dolía.
Se echó hacia atrás, arqueando una ceja.
—¿Que tanto apetito tienes, en verdad?
—¿Para cenar?—sus ojos brillaron. Ante su asentir, dijo—Cuando la camarera vuelva le pediré que prepare para llevar nuestra comida. ¿Por qué no comemos unos bocados para calmar el hambre mientras esperamos
Sabía que ella había querido impresionarla con una cena gourmet, así que estaba contenta de que Santana tan fácilmente aceptara que sus planes se desbarataran.
Definitivamente tenía la intención de hacer las paces con ella una vez que llegaran al departamento de la morena.
—Gracias.
Santana resopló.
—¿Estás bromeando? Esta es la mejor cita.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
jajajajajajajajaaj este par prefiere follar que comer!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Tienen que aprovechar el tiempo, despues comen.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
Britt entre en finde y esta noche.. Va a recuperar tiempo perdido jajajaj
Me encanta cuando estan juntas!!!
Nos vemos!!
Britt entre en finde y esta noche.. Va a recuperar tiempo perdido jajajaj
Me encanta cuando estan juntas!!!
Nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:jajajajajajajajaaj este par prefiere follar que comer!!!!!
Hola, jajajaj xD jajajaja son unas loquillas ajajajajajaj, pero es el efecto q causan en la otra, q le podemos hacer jajajaj xD Saludos =D
Isabella28 escribió:Tienen que aprovechar el tiempo, despues comen.
Hola, eso mismo ajajajajajajajaj xD jajaaj Claro, claro, eso mismo jaajajjaaj xD Saludos =D
3:) escribió:Hola morra....
Britt entre en finde y esta noche.. Va a recuperar tiempo perdido jajajaj
Me encanta cuando estan juntas!!!
Nos vemos!!
Hola lu, dices tu¿? ajajajaj xq tmbn lo creo ajajajaj xD ajajajajaj. A mi tmbn! si son perfectas juntas! ajajajajaj. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Cap 14
Capitulo 14
Llegaron a su departamento en menos de una hora después.
Arrastró a Brittany a la cocina de la mano, arrojó sus sobras en el refrigerador, luego la cogió y en sus brazos e inició un beso apasionado.
Su único objetivo en la mente era tener a la rubia desnuda en la cama y lo más rápidamente posible.
Se tropezó con la sala de estar, las manos agarrando deliciosas curvas mientras seguían besándose, entonces abrió de una patada la puerta de su dormitorio.
Tan pronto como sus rodillas chocaron contra el colchón, la tumbó en el centro de la cama y se arrastró encima de ella sin interrumpir sus frenéticos besos.
Se incorporó el tiempo suficiente para deshacerse de su chaleco y dirigir las manos de Brittany a los botones de su camisa, frustrada por toda la maldita ropa entre ellas. Luego regresó a su boca con un gruñido de satisfacción.
Los delicados dedos blancos abrieron los botones de su camisa moviéndola rápidamente de su cintura por encima de los pechos. Ansiosa por sentir la piel desnuda contra la suya, agarró la camisa de Brittany en su manos, lista para sacarla la próxima vez que interrumpiera en busca de aire.
La rubia sucumbió a la necesidad de respirar primero. Jadeando, tiró de la su camisa de los hombros, luego levantó los brazos mientras ella le quitaba la suya.
Volvieron a juntarse en un choque de dientes y lengua, desnuda de la cintura para arriba y la rubia vestida con un sujetador de seda verde.
Este beso duró mucho tiempo y terminó sólo cuando agarró las copas del sujetador de Brittany y tiró hacia abajo, luego atacó a sus desnudos pechos con besos hambrientos, succionadores.
La rubia clavó los dedos en su cuero cabelludo, gimiendo:
—Quítame la falda.
Cumplió sin moverse del pezón que estaba lamiendo, luchando a ciegas con el cierre en la cadera pálidas por un vergonzoso largo tiempo. Se disolvió en risas justo cuando logró abrir el cierre de la maldita cosa.
Decidida a hacer de esto su última interrupción, jaló de la falda y las bragas de Brittany por sus piernas. Las tiró al suelo, pero cuando fue a moverse de nuevo en la parte superior, la rubia presionó una mano contra su pecho.
—No hasta que te quites los pantalones.
Excitada por el tono dominante de Brittany, se levantó y abrió el botón en su cintura.
—Mandona.
—Quiero sentir tu piel en la mía.
Se quitó los pantalones, disfrutando de la forma en que la mirada azul y seguía su progreso.
Normalmente, cuanto más exigente era su pareja, más lento iba. Pero frenarse era imposible cuando quería a Brittany malditamente tanto.
Tan pronto como sus bragas golpearon el suelo, trepó hacía el colchón y presionó los muslos de Brittany separándolos con sus manos.
—Santana...
La súplica de Brittany se convirtió en un gemido gutural al primer toque de su lengua contra sus labios vaginales.
Las manos de la rubia encontraron su cara, acariciándola con ternura.
—Por favor.
Tomando esto como un estímulo, probó los jugos que salían de la abertura de Brittany. Estaba empapada, probablemente había estado durante toda la noche. Su ligero sabor era a la vez familiar y largamente echado de menos, y lo lamió con entusiasmo.
—Espera—cerró los muslos—Por favor, ven aquí y bésame.
Subió, capturándole la boca en un profundo beso que ella regresó con igual fervor.
Colocándose sobre el cuerpo enredó sus piernas para poder frotar su clítoris hinchado contra el cálido muslo de Brittany. Al instante cayeron en un ritmo natural, balanceándose una contra la otra en búsqueda del placer mutuo.
—Bip.
El ruido se registró en el borde de su conciencia pero no la distrajo de arrastrar besos húmedos en la garganta de Brittany hasta el espacio imposiblemente suave entre sus pechos.
Sólo cuando la rubia se quedó inmóvil debajo de ella se dio cuenta de que lo que había escuchado era el teléfono de ésta, y que la rubia estaba más probablemente tratando de decidir si debía comprobarlo.
Levantando la cabeza, exhibió su mejor sonrisa madura, comprensiva:
—¿Tienes que atender eso?
—Yo—una lucha interna se mostraba a lo largo de su cara, luego suspiró resignada—Sí, probablemente debería.
Rodó lejos entendiendo.
Brittany no estaba viviendo la vida de una mujer promedio de veinticinco años. Tenía una dependiente en casa, una adolescente, por el amor de Dios, quien obviamente exigía su atención.
Incluso, reflexionó, cuando era inconveniente.
Reprimió un suspiro mientras observaba a Brittany cavar a través del bolso que había dejado caer junto a la cama, buscando su teléfono.
Cuando lo encontró, la ojiazul navegó a través del menú en silencio, sin duda desplazándose por sus mensajes de texto.
Evitando el impulso de mirar a la pantalla, estudió la tensión en el cuerpo de blanco mientras leía algo en su pantalla.
Al principio no mostró ninguna reacción.
Después de lo que pareció una eternidad, se mordió el labio, se reunió con sus ojos, luego escribió un breve mensaje en respuesta. Finalizando, lo arrojó a un lado de la cama.
—¿Está todo bien?—preguntó.
Aunque parecía que Brittany no había sido llamada, su corazón latía mientras esperaba a que su idílico momento terminara.
—¿Te tienes que ir?
—No, no lo creo—Brittany respiró hondo—Al parecer, ella y su amiga Mercedes tuvieron una discusión. Tina se suponía que se quedaría en casa de Mercedes esta noche, pero está en casa ahora. Y preguntándome dónde estoy.
—¿Qué le dijiste?—su estómago se revolvió ligeramente a la espera de su respuesta.
Odiaba ser el pequeño y sucio secreto de Brittany, pero entendía por qué no se sentía que debía decírselo a Tina todavía.
Si mentir era lo que se necesitaba para que la rubia se quedara un poco más, podía manejar eso.
Por ahora.
—Que estoy trabajando hasta tarde. Ella lo creerá.
—Entonces, ¿estás segura de que no tienes que irte?—esperaba de que su velada no se hubiera cortado antes de que realmente comenzara, acarició con la palma arriba y abajo a lo largo de la cara interna del muslo—Porque lo entiendo, si es necesario.
—No, puedo quedarme un rato. Si me quieres.
—Te quiero desesperadamente—la rodó sobre su espalda y volvió a su posición en la parte superior antes de que pudiera cambiar de opinión—¿Ahora dónde estábamos?—presionó su muslo contra el coño, luego gimió cuando imitó su acción—Oh sí. Justo ahí.
Brittany levantó la cabeza, besando la comisura de la boca.
—Veamos si podemos corrernos así.
—Bip.
Dudando en continuar, esperó para ver si la rubia iba a reaccionar a la notificación de texto entrante.
Sin perder el ritmo, Brittany sacudió sus caderas y frotó su coño resbaladizo por todo su muslo, gimió felizmente.
Si Brittany se sentía cómoda ignorando los mensajes de Tina, no tenía intención de discutir.
—Bip.
Brittany cerró con fuerza los ojos, moviendo la cabeza en señal de obvia frustración.
—No. Tiene dieciocho años. Se va a la universidad en dos meses. Puede cuidarse por unas horas.
Sonaba como si estuviera tratando de convencerse a sí misma. Con una voluntad de hierro, calmó su cuerpo una vez más.
—¿Estás segura?
—Sí—Brittany respiró hondo y abrió los ojos. Parecía contrariada, pero resuelta—Ya no es una niña, y le envié un mensaje de que estaré en casa pronto. Ella sólo tiene que lidiar con eso—puso las manos en su espalda baja, acercándola—No puedo dejarte todavía.
Vio que la rubia se encogía ligeramente ante sus propias palabras, así que la besó otra vez para silenciar su crítica interna.
Que Brittany quería estar aquí con ella significaba más de lo que podía explicar.
Incluso si no hubieran puesto ninguna etiqueta en su relación esta noche, ya no le preocupaba que sus sentimientos fueran unilaterales.
Brittany también la quería.
Desesperada por sentirla correrse, deslizó su muslo contra su coño, reanudando rápidamente su ritmo.
En cuestión de segundos sus bocas se unieron y sus cuerpos cayeron de nuevo en perfecta sincronía en la búsqueda silenciosa de liberación mutua.
La sensación del flexible cuerpo de Brittany debajo de ella era tan divino que temía tener que parar por cualquier motivo.
Esperaba no tener que hacerlo.
—Bip.
Esta vez, Brittany no reaccionó en absoluto.
Metió la llave en la puerta de su departamento un poco antes de la medianoche, sólo para descubrir que ya estaba desbloqueada.
Frunciendo el ceño ante la falta de preocupación de Tina por su seguridad, abrió la puerta y entró.
Su hermana estaba dormida en el sofá delante de un televisor a todo volumen, sin sorpresas ahí. Lo que la sorprendió en la quietud eran las tres botellas vacías de cerveza en la mesa de café, una de ellas inclinada hacia un lado.
Maldita sea.
Se quedó congelada al lado del sofá, sin querer despertar a Tina hasta que decidiera cómo reaccionar.
Enojo, confusión y frustración luchaban por el dominio mientras procesaba la escena.
¿Qué se le había metido a Tina para hacer algo tan estúpido?
Recordó la serie de mensajes de texto que le había enviado antes, mientras estaba en la cama con Santana.
Acabo de llegar a casa, Mercedes decidió iniciar una pelea y no voy a tratar con su mierda esta noche. ¿Dónde estás?
Después de que había respondido que estaba trabajando hasta tarde y estaría en casa en unas horas, Tina había disparado unos cuantos más irritados mensajes, los que había ignorado en favor de hacer el amor con Santana.
Mercedes es una hija de puta. Me alegro de que no vaya a la escuela conmigo el próximo año. Se supone que es mi amiga, pero como sea. No me importa. ¿Cuándo estarás en casa? Estoy aburrida como el demonio.
Suspiró.
A pesar de la ansiedad de bajo nivel que las interrupciones de Tina habían causado, su cita con Santana había sido fenomenal. Tanto así que cuando dejo el departamento de la morena, se sentía como si estuviera flotando.
Pero ahora, la decisión de su hermana de beber en su departamento la hizo retroceder rápidamente en picada de regreso a la tierra.
No sabía si Tina había actuado por enojo o aburrimiento, pero de cualquier manera, beber era inaceptable mientras y estuviera pagando las cuentas.
Frustrada de que su buen humor había desaparecido, se inclinó y sacudió la pierna de Tina más bruscamente de lo que pretendía.
—Despierta—esperó un segundo, entonces golpeó el muslo de Tina—Estoy hablando en serio, despierta.
—¿Britt?—se esforzó por abrir los ojos—¿Qué diablos hora es? ¿Dónde estabas?
—Es casi medianoche. Y tú eres quien tiene que explicar, Tina. ¿Estás borracha?
La risa desigual de su hermana respondió a la pregunta por ella.
—Estoy bien, Britt. Caray, cálmate. Bebí unas cervezas. No es como si estuviera tomando chupitos de tequila.
—¡Tienes dieciocho años!—el resentimiento por su desaparecido buen humor la consumió momentáneamente, dejándola luchando para no explotar—Debería ser capaz de dejarte sola durante unas horas sin tener que preocuparme de que bebas hasta el estupor. ¿Cómo puedo confiar en ti cuando parece que cada vez que me doy la vuelta últimamente, te estás metiendo en problemas?
—Esto no es problema—Tina puso los ojos en blanco—Son tres cervezas. ¡Dios! ¿Tienes alguna idea de lo fácil que lo tienes conmigo? Siempre he sido una buena chica. Pero ahora me estoy haciendo mayor, y me tienes que dejar ir un poco.
Era cierto que Tina siempre había sido por lo general una buena chica. A pesar de que había tenido su parte justa de lucha emocional, requiriendo años de terapia después de que tomó la custodia, su hermana era generalmente de buen comportamiento.
Sus indiscreciones y rebeliones fueron relativamente leves en comparación con las de muchos de sus compañeros de clase. Teniendo en cuenta la forma en que ambas habían crecido, sabía que tenía suerte de que Tina nunca sintió la necesidad de realmente portarse mal.
Tal vez ella esperaba demasiado de su hermana, tal vez la mantuvo en un nivel más alto de lo que debería.
Pero después de todo lo que había sacrificado para dar a su hermana un hogar lleno de amor, no le parecía demasiado pedirle que se mantuviera alejada de las sustancias.
—Simplemente no lo entiendes, Ti. No se trata de cuántas cervezas has bebido. Se trata del hecho de que eres menor de edad, eres genéticamente predispuesta a la adicción, y nunca debes beber porque estás enojada con alguien. Embotar tus emociones con alcohol no es saludable—cruzó los brazos sobre su pecho—No está bien.
Tina se sentó con evidente esfuerzo.
—¿Puedo decirte por qué bebí realmente esas cervezas, o simplemente vamos a estar de acuerdo en ir con tu versión?
Se obligó a calmarse.
Este era un momento muy frágil para su relación. La inminente libertad de Tina significaba que ella podría decidir cerrarse por completo si se le presionaba demasiado duro.
No sabía lo que haría si eso ocurriera.
Toda su vida hasta ahora había girado en torno a cuidar de Tina y asegurarse de que ella creció bien.
Descubrir quién era ella sin su hermana ya iba a ser un verdadero desafío, pero perder la presencia constante en su vida sería demasiado.
Su hermana era todo lo que tenía.
—Está bien—exhaló lentamente—¿Por qué bebiste tres cervezas?
—El hermano de Mercedes nos recogió un paquete de seis para dividir esta noche. Después de que nos peleamos, agarré la mitad de las botellas debido a que ya había pagado por ellas—le dio un ceño fruncido defensivo—Así que no tenía nada que ver con estar enojada con Mercedes. Las hubiera bebido si me hubiera quedado en su casa, de todos modos. En lugar de eso me las bebí aquí.
Sus sienes latían.
—Eso no significa exactamente que me sienta mejor—Tina rodó los ojos y empezó a hablar, pero levantó una mano para detenerla—Escucha, puedo entender que los jóvenes, incluso los adolescentes, beben en ocasiones para divertirse. No me encanta la idea de que fuiste a la casa de Mercedes para beber, pero acepto que no era como si estuvieran planeando golpear la heroína como mamá y papá. Pero no bebiste con Mercedes. Llegaste a casa, y por enojo o aburrimiento, decidiste beber sola. Eso es un problema. Si no lo ves, entonces estoy muy preocupada por ti.
—Mira, Britt, lo siento. Sé lo que sientes acerca de que beba. No pensé que unas cervezas serían un gran problema, pero entiendo que lo es para ti. Lo siento. Fue una estupidez. Prometo que no es indicativo de un problema más grande—puso comillas en el aire alrededor de la última parte de la frase, bajando la voz a un tono sombrío que sospechaba podría estar burlándose de ella. Tina hizo una mueca mientras su mano cubrió su vientre—Si es algún consuelo, creo que estoy pagando por ello en este momento.
Reconociendo el malestar genuino en la cara de su hermana, suspiró:
—Escucha, no me gusta verte enferma. Ni siquiera si te lo mereces—hizo un gesto hacia el dormitorio de Tina—Ve a beber un poco de agua y toma algún ibuprofeno. Voy a limpiar, ¿de acuerdo? Vete a la cama.
Su hermana le dio una inclinación de cabeza sombría.
—Gracias, Britt—agarró el brazo del sofá con las dos manos, usándolo para mantener el equilibrio mientras trataba de ponerse de pie—¿Por qué te hicieron trabajar tan tarde? ¿Quién demonios necesita un contador a medianoche?
—Tenía unos papeles para preparar para un gran cliente. Un cliente extranjero. Muy diferente zona horaria, ya sabes—interrumpió, sabiendo que Tina no era lo suficientemente curiosa para desafiar su explicación. No había necesidad de mentir más de lo necesario—Lamento no haber estado aquí cuando llegaste a casa.
Su hermana tropezó hacia su dormitorio.
—No te preocupes. Soy una niña grande. Estaba bien.
Seguro que lo estaba.
Se sentó en el sofá después de que Tina se fuera, cubriéndose la cara con las manos.
A menos de una semana, y sólo una cita oficial, y Santana ya había complicado su vida.
Siempre había vivido por un código interno que dictada no poner a nadie ni nada por encima de su hermana. Sin embargo, esta noche había hecho exactamente eso.
Había elegido echar un polvo en lugar de estar aquí para Tina.
Como resultado, Tina había elegido el alcohol.
Le había dicho a Santana que su hermana ya no era una niña, lo cual era cierto. Pero el hecho de que no se sintiera cómoda dejándola sola incluso por una noche francamente la aterrorizaba.
Aquí se estaba preparando para enviar a Tina a la universidad, sin embargo una noche separada había dado lugar a que hiciera una mala elección, una elección que nunca habría hecho si hubiera estado aquí para hacerle compañía.
Contuvo las lágrimas que amenazaban con derramarse mientras consideraba un posible curso de acción. La solución más obvia, y la que se negó a seguir, era cortar las cosas con Santana.
Esa fue una respuesta sencilla al problema de no distraerse. Por desgracia, simplemente no era una opción.
Estaba disfrutando el sexo demasiado.
Demonios, estaba disfrutando mucho con Santana. Deshacerse de ella estaba descartado.
Simplemente podría poner un freno a su relación hasta que Tina fuera a la universidad.
Eso estaba a sólo dos meses de distancia, factible, en teoría. Pero incluso ese pensamiento causó dolor físico.
Dos meses era mucho tiempo, especialmente cuando consideraba lo difícil que había luchado para conseguir pasar tres días sin tocar a Santana.
No.
No quería esperar.
O podría mantenerse en su postura y hacer el compromiso de elegir las necesidades de Tina en primer lugar cada vez, incluso si eso significaba renunciar a su propio placer.
Eso requería robar tiempo con Santana siempre que pudiera, incluso si la mayor parte de su interacción tenía que llevarse a cabo a través del teléfono.
El pensamiento le dolía, pero era preferible que no ver a Santana en absoluto.
No era como si no tendrían oportunidades de reunirse.
Tina estaba asistiendo a una orientación universitaria una noche a la semana a partir del Viernes. Ese sería el momento perfecto para ver a la morena.
Otra noche libre de culpa.
No podía llegar lo suficientemente rápido.
Arrastró a Brittany a la cocina de la mano, arrojó sus sobras en el refrigerador, luego la cogió y en sus brazos e inició un beso apasionado.
Su único objetivo en la mente era tener a la rubia desnuda en la cama y lo más rápidamente posible.
Se tropezó con la sala de estar, las manos agarrando deliciosas curvas mientras seguían besándose, entonces abrió de una patada la puerta de su dormitorio.
Tan pronto como sus rodillas chocaron contra el colchón, la tumbó en el centro de la cama y se arrastró encima de ella sin interrumpir sus frenéticos besos.
Se incorporó el tiempo suficiente para deshacerse de su chaleco y dirigir las manos de Brittany a los botones de su camisa, frustrada por toda la maldita ropa entre ellas. Luego regresó a su boca con un gruñido de satisfacción.
Los delicados dedos blancos abrieron los botones de su camisa moviéndola rápidamente de su cintura por encima de los pechos. Ansiosa por sentir la piel desnuda contra la suya, agarró la camisa de Brittany en su manos, lista para sacarla la próxima vez que interrumpiera en busca de aire.
La rubia sucumbió a la necesidad de respirar primero. Jadeando, tiró de la su camisa de los hombros, luego levantó los brazos mientras ella le quitaba la suya.
Volvieron a juntarse en un choque de dientes y lengua, desnuda de la cintura para arriba y la rubia vestida con un sujetador de seda verde.
Este beso duró mucho tiempo y terminó sólo cuando agarró las copas del sujetador de Brittany y tiró hacia abajo, luego atacó a sus desnudos pechos con besos hambrientos, succionadores.
La rubia clavó los dedos en su cuero cabelludo, gimiendo:
—Quítame la falda.
Cumplió sin moverse del pezón que estaba lamiendo, luchando a ciegas con el cierre en la cadera pálidas por un vergonzoso largo tiempo. Se disolvió en risas justo cuando logró abrir el cierre de la maldita cosa.
Decidida a hacer de esto su última interrupción, jaló de la falda y las bragas de Brittany por sus piernas. Las tiró al suelo, pero cuando fue a moverse de nuevo en la parte superior, la rubia presionó una mano contra su pecho.
—No hasta que te quites los pantalones.
Excitada por el tono dominante de Brittany, se levantó y abrió el botón en su cintura.
—Mandona.
—Quiero sentir tu piel en la mía.
Se quitó los pantalones, disfrutando de la forma en que la mirada azul y seguía su progreso.
Normalmente, cuanto más exigente era su pareja, más lento iba. Pero frenarse era imposible cuando quería a Brittany malditamente tanto.
Tan pronto como sus bragas golpearon el suelo, trepó hacía el colchón y presionó los muslos de Brittany separándolos con sus manos.
—Santana...
La súplica de Brittany se convirtió en un gemido gutural al primer toque de su lengua contra sus labios vaginales.
Las manos de la rubia encontraron su cara, acariciándola con ternura.
—Por favor.
Tomando esto como un estímulo, probó los jugos que salían de la abertura de Brittany. Estaba empapada, probablemente había estado durante toda la noche. Su ligero sabor era a la vez familiar y largamente echado de menos, y lo lamió con entusiasmo.
—Espera—cerró los muslos—Por favor, ven aquí y bésame.
Subió, capturándole la boca en un profundo beso que ella regresó con igual fervor.
Colocándose sobre el cuerpo enredó sus piernas para poder frotar su clítoris hinchado contra el cálido muslo de Brittany. Al instante cayeron en un ritmo natural, balanceándose una contra la otra en búsqueda del placer mutuo.
—Bip.
El ruido se registró en el borde de su conciencia pero no la distrajo de arrastrar besos húmedos en la garganta de Brittany hasta el espacio imposiblemente suave entre sus pechos.
Sólo cuando la rubia se quedó inmóvil debajo de ella se dio cuenta de que lo que había escuchado era el teléfono de ésta, y que la rubia estaba más probablemente tratando de decidir si debía comprobarlo.
Levantando la cabeza, exhibió su mejor sonrisa madura, comprensiva:
—¿Tienes que atender eso?
—Yo—una lucha interna se mostraba a lo largo de su cara, luego suspiró resignada—Sí, probablemente debería.
Rodó lejos entendiendo.
Brittany no estaba viviendo la vida de una mujer promedio de veinticinco años. Tenía una dependiente en casa, una adolescente, por el amor de Dios, quien obviamente exigía su atención.
Incluso, reflexionó, cuando era inconveniente.
Reprimió un suspiro mientras observaba a Brittany cavar a través del bolso que había dejado caer junto a la cama, buscando su teléfono.
Cuando lo encontró, la ojiazul navegó a través del menú en silencio, sin duda desplazándose por sus mensajes de texto.
Evitando el impulso de mirar a la pantalla, estudió la tensión en el cuerpo de blanco mientras leía algo en su pantalla.
Al principio no mostró ninguna reacción.
Después de lo que pareció una eternidad, se mordió el labio, se reunió con sus ojos, luego escribió un breve mensaje en respuesta. Finalizando, lo arrojó a un lado de la cama.
—¿Está todo bien?—preguntó.
Aunque parecía que Brittany no había sido llamada, su corazón latía mientras esperaba a que su idílico momento terminara.
—¿Te tienes que ir?
—No, no lo creo—Brittany respiró hondo—Al parecer, ella y su amiga Mercedes tuvieron una discusión. Tina se suponía que se quedaría en casa de Mercedes esta noche, pero está en casa ahora. Y preguntándome dónde estoy.
—¿Qué le dijiste?—su estómago se revolvió ligeramente a la espera de su respuesta.
Odiaba ser el pequeño y sucio secreto de Brittany, pero entendía por qué no se sentía que debía decírselo a Tina todavía.
Si mentir era lo que se necesitaba para que la rubia se quedara un poco más, podía manejar eso.
Por ahora.
—Que estoy trabajando hasta tarde. Ella lo creerá.
—Entonces, ¿estás segura de que no tienes que irte?—esperaba de que su velada no se hubiera cortado antes de que realmente comenzara, acarició con la palma arriba y abajo a lo largo de la cara interna del muslo—Porque lo entiendo, si es necesario.
—No, puedo quedarme un rato. Si me quieres.
—Te quiero desesperadamente—la rodó sobre su espalda y volvió a su posición en la parte superior antes de que pudiera cambiar de opinión—¿Ahora dónde estábamos?—presionó su muslo contra el coño, luego gimió cuando imitó su acción—Oh sí. Justo ahí.
Brittany levantó la cabeza, besando la comisura de la boca.
—Veamos si podemos corrernos así.
—Bip.
Dudando en continuar, esperó para ver si la rubia iba a reaccionar a la notificación de texto entrante.
Sin perder el ritmo, Brittany sacudió sus caderas y frotó su coño resbaladizo por todo su muslo, gimió felizmente.
Si Brittany se sentía cómoda ignorando los mensajes de Tina, no tenía intención de discutir.
—Bip.
Brittany cerró con fuerza los ojos, moviendo la cabeza en señal de obvia frustración.
—No. Tiene dieciocho años. Se va a la universidad en dos meses. Puede cuidarse por unas horas.
Sonaba como si estuviera tratando de convencerse a sí misma. Con una voluntad de hierro, calmó su cuerpo una vez más.
—¿Estás segura?
—Sí—Brittany respiró hondo y abrió los ojos. Parecía contrariada, pero resuelta—Ya no es una niña, y le envié un mensaje de que estaré en casa pronto. Ella sólo tiene que lidiar con eso—puso las manos en su espalda baja, acercándola—No puedo dejarte todavía.
Vio que la rubia se encogía ligeramente ante sus propias palabras, así que la besó otra vez para silenciar su crítica interna.
Que Brittany quería estar aquí con ella significaba más de lo que podía explicar.
Incluso si no hubieran puesto ninguna etiqueta en su relación esta noche, ya no le preocupaba que sus sentimientos fueran unilaterales.
Brittany también la quería.
Desesperada por sentirla correrse, deslizó su muslo contra su coño, reanudando rápidamente su ritmo.
En cuestión de segundos sus bocas se unieron y sus cuerpos cayeron de nuevo en perfecta sincronía en la búsqueda silenciosa de liberación mutua.
La sensación del flexible cuerpo de Brittany debajo de ella era tan divino que temía tener que parar por cualquier motivo.
Esperaba no tener que hacerlo.
—Bip.
Esta vez, Brittany no reaccionó en absoluto.
*****
Metió la llave en la puerta de su departamento un poco antes de la medianoche, sólo para descubrir que ya estaba desbloqueada.
Frunciendo el ceño ante la falta de preocupación de Tina por su seguridad, abrió la puerta y entró.
Su hermana estaba dormida en el sofá delante de un televisor a todo volumen, sin sorpresas ahí. Lo que la sorprendió en la quietud eran las tres botellas vacías de cerveza en la mesa de café, una de ellas inclinada hacia un lado.
Maldita sea.
Se quedó congelada al lado del sofá, sin querer despertar a Tina hasta que decidiera cómo reaccionar.
Enojo, confusión y frustración luchaban por el dominio mientras procesaba la escena.
¿Qué se le había metido a Tina para hacer algo tan estúpido?
Recordó la serie de mensajes de texto que le había enviado antes, mientras estaba en la cama con Santana.
Acabo de llegar a casa, Mercedes decidió iniciar una pelea y no voy a tratar con su mierda esta noche. ¿Dónde estás?
Después de que había respondido que estaba trabajando hasta tarde y estaría en casa en unas horas, Tina había disparado unos cuantos más irritados mensajes, los que había ignorado en favor de hacer el amor con Santana.
Mercedes es una hija de puta. Me alegro de que no vaya a la escuela conmigo el próximo año. Se supone que es mi amiga, pero como sea. No me importa. ¿Cuándo estarás en casa? Estoy aburrida como el demonio.
Suspiró.
A pesar de la ansiedad de bajo nivel que las interrupciones de Tina habían causado, su cita con Santana había sido fenomenal. Tanto así que cuando dejo el departamento de la morena, se sentía como si estuviera flotando.
Pero ahora, la decisión de su hermana de beber en su departamento la hizo retroceder rápidamente en picada de regreso a la tierra.
No sabía si Tina había actuado por enojo o aburrimiento, pero de cualquier manera, beber era inaceptable mientras y estuviera pagando las cuentas.
Frustrada de que su buen humor había desaparecido, se inclinó y sacudió la pierna de Tina más bruscamente de lo que pretendía.
—Despierta—esperó un segundo, entonces golpeó el muslo de Tina—Estoy hablando en serio, despierta.
—¿Britt?—se esforzó por abrir los ojos—¿Qué diablos hora es? ¿Dónde estabas?
—Es casi medianoche. Y tú eres quien tiene que explicar, Tina. ¿Estás borracha?
La risa desigual de su hermana respondió a la pregunta por ella.
—Estoy bien, Britt. Caray, cálmate. Bebí unas cervezas. No es como si estuviera tomando chupitos de tequila.
—¡Tienes dieciocho años!—el resentimiento por su desaparecido buen humor la consumió momentáneamente, dejándola luchando para no explotar—Debería ser capaz de dejarte sola durante unas horas sin tener que preocuparme de que bebas hasta el estupor. ¿Cómo puedo confiar en ti cuando parece que cada vez que me doy la vuelta últimamente, te estás metiendo en problemas?
—Esto no es problema—Tina puso los ojos en blanco—Son tres cervezas. ¡Dios! ¿Tienes alguna idea de lo fácil que lo tienes conmigo? Siempre he sido una buena chica. Pero ahora me estoy haciendo mayor, y me tienes que dejar ir un poco.
Era cierto que Tina siempre había sido por lo general una buena chica. A pesar de que había tenido su parte justa de lucha emocional, requiriendo años de terapia después de que tomó la custodia, su hermana era generalmente de buen comportamiento.
Sus indiscreciones y rebeliones fueron relativamente leves en comparación con las de muchos de sus compañeros de clase. Teniendo en cuenta la forma en que ambas habían crecido, sabía que tenía suerte de que Tina nunca sintió la necesidad de realmente portarse mal.
Tal vez ella esperaba demasiado de su hermana, tal vez la mantuvo en un nivel más alto de lo que debería.
Pero después de todo lo que había sacrificado para dar a su hermana un hogar lleno de amor, no le parecía demasiado pedirle que se mantuviera alejada de las sustancias.
—Simplemente no lo entiendes, Ti. No se trata de cuántas cervezas has bebido. Se trata del hecho de que eres menor de edad, eres genéticamente predispuesta a la adicción, y nunca debes beber porque estás enojada con alguien. Embotar tus emociones con alcohol no es saludable—cruzó los brazos sobre su pecho—No está bien.
Tina se sentó con evidente esfuerzo.
—¿Puedo decirte por qué bebí realmente esas cervezas, o simplemente vamos a estar de acuerdo en ir con tu versión?
Se obligó a calmarse.
Este era un momento muy frágil para su relación. La inminente libertad de Tina significaba que ella podría decidir cerrarse por completo si se le presionaba demasiado duro.
No sabía lo que haría si eso ocurriera.
Toda su vida hasta ahora había girado en torno a cuidar de Tina y asegurarse de que ella creció bien.
Descubrir quién era ella sin su hermana ya iba a ser un verdadero desafío, pero perder la presencia constante en su vida sería demasiado.
Su hermana era todo lo que tenía.
—Está bien—exhaló lentamente—¿Por qué bebiste tres cervezas?
—El hermano de Mercedes nos recogió un paquete de seis para dividir esta noche. Después de que nos peleamos, agarré la mitad de las botellas debido a que ya había pagado por ellas—le dio un ceño fruncido defensivo—Así que no tenía nada que ver con estar enojada con Mercedes. Las hubiera bebido si me hubiera quedado en su casa, de todos modos. En lugar de eso me las bebí aquí.
Sus sienes latían.
—Eso no significa exactamente que me sienta mejor—Tina rodó los ojos y empezó a hablar, pero levantó una mano para detenerla—Escucha, puedo entender que los jóvenes, incluso los adolescentes, beben en ocasiones para divertirse. No me encanta la idea de que fuiste a la casa de Mercedes para beber, pero acepto que no era como si estuvieran planeando golpear la heroína como mamá y papá. Pero no bebiste con Mercedes. Llegaste a casa, y por enojo o aburrimiento, decidiste beber sola. Eso es un problema. Si no lo ves, entonces estoy muy preocupada por ti.
—Mira, Britt, lo siento. Sé lo que sientes acerca de que beba. No pensé que unas cervezas serían un gran problema, pero entiendo que lo es para ti. Lo siento. Fue una estupidez. Prometo que no es indicativo de un problema más grande—puso comillas en el aire alrededor de la última parte de la frase, bajando la voz a un tono sombrío que sospechaba podría estar burlándose de ella. Tina hizo una mueca mientras su mano cubrió su vientre—Si es algún consuelo, creo que estoy pagando por ello en este momento.
Reconociendo el malestar genuino en la cara de su hermana, suspiró:
—Escucha, no me gusta verte enferma. Ni siquiera si te lo mereces—hizo un gesto hacia el dormitorio de Tina—Ve a beber un poco de agua y toma algún ibuprofeno. Voy a limpiar, ¿de acuerdo? Vete a la cama.
Su hermana le dio una inclinación de cabeza sombría.
—Gracias, Britt—agarró el brazo del sofá con las dos manos, usándolo para mantener el equilibrio mientras trataba de ponerse de pie—¿Por qué te hicieron trabajar tan tarde? ¿Quién demonios necesita un contador a medianoche?
—Tenía unos papeles para preparar para un gran cliente. Un cliente extranjero. Muy diferente zona horaria, ya sabes—interrumpió, sabiendo que Tina no era lo suficientemente curiosa para desafiar su explicación. No había necesidad de mentir más de lo necesario—Lamento no haber estado aquí cuando llegaste a casa.
Su hermana tropezó hacia su dormitorio.
—No te preocupes. Soy una niña grande. Estaba bien.
Seguro que lo estaba.
Se sentó en el sofá después de que Tina se fuera, cubriéndose la cara con las manos.
A menos de una semana, y sólo una cita oficial, y Santana ya había complicado su vida.
Siempre había vivido por un código interno que dictada no poner a nadie ni nada por encima de su hermana. Sin embargo, esta noche había hecho exactamente eso.
Había elegido echar un polvo en lugar de estar aquí para Tina.
Como resultado, Tina había elegido el alcohol.
Le había dicho a Santana que su hermana ya no era una niña, lo cual era cierto. Pero el hecho de que no se sintiera cómoda dejándola sola incluso por una noche francamente la aterrorizaba.
Aquí se estaba preparando para enviar a Tina a la universidad, sin embargo una noche separada había dado lugar a que hiciera una mala elección, una elección que nunca habría hecho si hubiera estado aquí para hacerle compañía.
Contuvo las lágrimas que amenazaban con derramarse mientras consideraba un posible curso de acción. La solución más obvia, y la que se negó a seguir, era cortar las cosas con Santana.
Esa fue una respuesta sencilla al problema de no distraerse. Por desgracia, simplemente no era una opción.
Estaba disfrutando el sexo demasiado.
Demonios, estaba disfrutando mucho con Santana. Deshacerse de ella estaba descartado.
Simplemente podría poner un freno a su relación hasta que Tina fuera a la universidad.
Eso estaba a sólo dos meses de distancia, factible, en teoría. Pero incluso ese pensamiento causó dolor físico.
Dos meses era mucho tiempo, especialmente cuando consideraba lo difícil que había luchado para conseguir pasar tres días sin tocar a Santana.
No.
No quería esperar.
O podría mantenerse en su postura y hacer el compromiso de elegir las necesidades de Tina en primer lugar cada vez, incluso si eso significaba renunciar a su propio placer.
Eso requería robar tiempo con Santana siempre que pudiera, incluso si la mayor parte de su interacción tenía que llevarse a cabo a través del teléfono.
El pensamiento le dolía, pero era preferible que no ver a Santana en absoluto.
No era como si no tendrían oportunidades de reunirse.
Tina estaba asistiendo a una orientación universitaria una noche a la semana a partir del Viernes. Ese sería el momento perfecto para ver a la morena.
Otra noche libre de culpa.
No podía llegar lo suficientemente rápido.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
hola morra,..
me esta fastidiando el efecto protector de britt,... joder tiene 18 tiene que empezar a caerse y levantarse por si sola, ella no va a estar siempre!!!
a ver si con una sola ves a la semana van a alcanzar,..???
nos vemos!!!
me esta fastidiando el efecto protector de britt,... joder tiene 18 tiene que empezar a caerse y levantarse por si sola, ella no va a estar siempre!!!
a ver si con una sola ves a la semana van a alcanzar,..???
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Britt parece mamá gallina, tiene que dejar ser a tina ya es grande, ahora se tiene que preocupar por ella nada mas antes de que se le pase el tren.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Que fastidio con Brittany y su complejo de madre, y ella cuando va a vivir?????
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,..
me esta fastidiando el efecto protector de britt,... joder tiene 18 tiene que empezar a caerse y levantarse por si sola, ella no va a estar siempre!!!
a ver si con una sola ves a la semana van a alcanzar,..???
nos vemos!!!
Hola lu, a mi tmbn, osea se entiende que es su hermana y q estan solo ellas, pero...si tina puede tener a alguien, xq britt, no¿? =/ Eso tmbn es un gran punto =/ Mmm la vrdd espero q no xD Saludos =D
Isabella28 escribió:Britt parece mamá gallina, tiene que dejar ser a tina ya es grande, ahora se tiene que preocupar por ella nada mas antes de que se le pase el tren.
Hola, si ¬¬ si! lo mismo q dije antes, son hermanas y estan solas, pero tiene q vivir su vida tmbn =/ Saludos =D
micky morales escribió:Que fastidio con Brittany y su complejo de madre, y ella cuando va a vivir?????
Hola, si q si =/ eso mismo! Repito, son hermans y estan solo ellas, pero tienen q vivir sus vidas...tina ya lo hace =/ Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Cap 15
Capitulo 15
Cerró los ojos y trató de no pensar en Brittany mientras una guapísima mujer, de cabellos castaño debajo de ella la impulsaba un paso más cerca del orgasmo.
Rachel era una de sus clientes más antiguas, y su perversión era que se sentaran en la cara.
Cada cita durante los últimos siete años se desarrolló exactamente de la misma manera.
Rachel se desnudaba mientras ella miraba en silencio. Una vez desnuda, la castaña se quedaba inmóvil en el centro del colchón tamaño queen.
Después de desnudarse, entonces se sentaba sobre la cara de Rachel y bajaba su coño a su boca.
Y eso era todo lo que tenía que hacer, simplemente sentarse ahí y soportar un asalto oral intensamente hábil que a veces duraba horas. A Rachel le gustaba más cuando acomodaba todo su peso en la cara, permitiéndole sólo el descanso ocasional para tomar aire.
En todo momento, hablaba sucio y estimulaba el clítoris de Rachel con sus dedos, hasta que finalmente permitía que alcanzara el clímax con ella.
Tenía que admitir, que no era una mala manera de ganarse la vida. O por lo menos no lo había sido, antes de Brittany.
Aunque Rachel siempre había sido una de sus clientes favoritas, atractiva, sexualmente voraz, y un verdadero caballero, esta noche apenas podía soportar la humedad, el calor succionador de su boca.
Simplemente no se sentía bien estar con otra persona ahora que tenía a Brittany en su corazón.
El primer orgasmo que Rachel le había dado esta noche la había inundado inmediatamente de vergüenza y arrepentimiento. Ella no esperaba que el segundo se sintiera mejor.
Aún así, era una profesional.
Se levantó ligeramente de la cara de Rachel, permitiéndole respirar.
—Te gusta chupar el coño dominante, ¿verdad?—frotó círculos furiosos sobre el clítoris de la castaña mientras balanceaba sus caderas un poco, arrastrando sus labios vaginales sobre la nariz de ésta—¿Quieres que me corra por toda tu cara?
—Por favor—Rachel levantó la cabeza, hundiendo su lengua en sus pliegues—Dámelo.
Se sentó una vez más, sacudiéndose mientras la castaña se pegaba a su clítoris y chupaba con fuerza.
Echaba de menos el calor más suave, más sensual de la boca de Brittany. El recuerdo que acompañó ese fugaz pensamiento le envió placer corriendo a través de la parte inferior de su cuerpo, dejándola tambaleándose al borde del orgasmo.
Se tensó, preparándose para la traición de su cuerpo. Increíble cómo algo que se sentía tan bien podría traer tanta vergüenza.
—No te detengas—dijo automáticamente. Frotó el clítoris de Rachel con más
fuerza, tirando de las líneas que sabía que la empujarían a Rachel—Estoy casi ahí. Córrete conmigo ahora. Esa es mi buena chica.
Las piernas de la castaña se cerraron mientras se estremecía en la liberación. Pero la lengua no dejó de moverse, y aunque trató de contenerse, era impotente ante el estremecimiento del orgasmo que rodó a través de su cuerpo.
Se arrastró fuera de Rachel tan pronto como su placer mutuo disminuyó, esperando que su necesidad de espacio no sería tomado personalmente.
Los pechos de duros pezones subían y bajaban con su respiración profunda. Agarró una esquina de la colcha debajo de ellas, limpiando sus jugos de su cara. "
—Maldita sea, sabes bien—suspirando, Rachel le dio una palmada en el muslo, como a un compañero de deportes—Así que vamos, habla conmigo. ¿Qué pasa?
Parpadeó rápidamente.
Honestamente había pensado que estaba haciendo un buen trabajo actuando como si estuviera saboreando su trabajo. La última cosa que alguna vez quería hacer era que un cliente se sintiera como si no hubiera disfrutado de su tiempo juntas.
Eso es por lo que pagaban, después de todo, algo seguro con una entusiasta pareja.
—No estoy segura de lo que quieres decir.
Rachel le dio unas palmaditas de nuevo.
—Es sólo porque te conozco de hace tanto tiempo. Pareces muy desapegada esta noche. Distante. Puedo decir que algo anda mal. ¿Cuántas veces has estado ahí para escucharme quejarme de mi vida?—sonrió ampliamente—Déjame corresponder. Cuéntame.
Ruborizada, sacudió la cabeza.
—Esta noche se trata de ti, Rachel. Tú eres la que está pagando por mi tiempo, no al revés.
—Es correcto, te pago. Así que si te sientes cómoda hablando conmigo, te estoy diciendo que quiero escuchar—Rachel se puso de lado, poniendo su codo para poder apoyar su cabeza en su mano—Venga. Algo te está molestando.
Exhaló.
Era totalmente poco profesional llevar su vida personal al trabajo. Nunca lo había hecho antes, bueno, excepto por Brittany. Tan a menudo como ella había jugado al terapeuta con varios clientes, nunca había cruzado la línea a la hora de revelar sus propios problemas.
La cuestión era que no estaba segura de que le importara ya ser profesional.
Diablos, ni siquiera estaba segura de que ya le importara ser una acompañante.
—Conocí a una mujer—jaló sus rodillas hacia su pecho y envolvió sus brazos alrededor de ellas—Es difícil no pensar en ella cuando estoy trabajando—hizo una mueca cuando se dio cuenta de cómo sonaba—Sin ofender.
—No me ofendo—los ojos de Rachel bailaban—¿Estás enamorada de ella?
—Estoy llegando ahí rápido—logró una risa temblorosa—Nunca me había sentido así por nadie antes, eso es seguro.
—Felicitaciones—Rachel parecía realmente contenta, aunque su sonrisa estaba teñida de tristeza—¿Esto significa que no volveré a verte?
No había planeado tomar una decisión en ese momento.
Se imaginó que iría a casa, sopesaría los pros y los contras, y probablemente hablaría consigo misma de renunciar. Pero en lugar de eso, dijo:
—No creo hacerlo—su corazón se aceleró con la enormidad de ese pensamiento.
El trabajo sexual era todo lo que había conocido. No tenía idea de si realmente podría tener éxito haciendo otra cosa.
Pero por primera vez, se sentía lista para intentarlo.
—Lo siento.
—No voy a mentir y decir que no estoy decepcionada—Rachel se sentó y la atrajo hacia un fuerte abrazo.
A pesar de lo que acababan de hacer, lo que siempre habían hecho, el abrazo fue casi platónico.
—Pero estoy feliz por ti. Te mereces lo mejor.
—Gracias—apretó suavemente a Rachel.
—¿Cuál es su nombre?
Sonrió.
—Brittany—simplemente decirlo la hacía sentir toda pegajosa por dentro.
Rachel resopló, dándole palmaditas en la espalda mientras rompía su abrazo.
—Llegando ahí rápido, ¿eh? ¿Segura que ya no has llegado?
—Tal vez—levantó los hombros—No la conozco desde hace mucho tiempo.
—A veces uno no tiene que hacerlo. Así es como fue con Laura.
Como siempre hacía cuando hablaba de su amante fallecida hace quince años, Rachel bajó la voz.
Aunque la castaña nunca lo había admitido, sospechaba que pagaba por sus servicios porque anhelaba sexo y compañía, pero simplemente no creía que pudiera amar a otra mujer.
Siempre y cuando supiera que las emociones estaban fuera de discusión, Rachel podría satisfacer sus necesidades sin preocuparse por traicionar a la mujer que había perdido de cáncer de mama.
La cara de la castaña se suavizó.
—Una media hora después de que la conocí, estaba enamorada de ella.
—Conocí a Brittany hace una semana y media, pero sólo he tenido la oportunidad de estar realmente con ella durante tres de esos días—seguía diciéndose a sí misma que no conocía a Brittany lo suficientemente bien como para amarla de verdad. Pero eso no cambiaba lo que sentía—Tenemos una gran química y puedo sentir que se preocupa por mí, pero definitivamente no hemos hecho planes. Más allá de tener más sexo, quiero decir.
Rachel le dio una sonrisa de simpatía.
—Bueno, dile a Brittany que es una chica afortunada. Eres un buen partido. Y dile que es mejor que te trate bien.
De todas sus clientas, sólo Rachel podía hacerla sentirse tan juvenil.
Ruborizándose, dijo:
—Me aseguraré de decírselo.
Rachel se levantó de la cama riéndose. Sin un rastro de timidez, ella recogió sus bragas y se las puso.
—¿Tiene Brittany un problema con que seas una acompañante?
—No—avergonzada de admitirlo pero comprometida a continuar la franqueza entre ellas, dijo—Ella comenzó como clienta. Nuestra primera sesión fue una especie de... continuar. Por dos días.
Rachel no pudo reprimir una sonrisa divertida mientras tiraba de una camisa sin mangas deportiva sobre su cabeza.
—Semental.
Infló su pecho.
—Eso es correcto—riendo, se bajó de la cama y comenzó a vestirse—Simplemente conectamos, ¿sabes? No creo que ella tenga un problema con mi trabajo, pero me resulta difícil estar con otras mujeres cuando solo deseo a Brittany. No puedo dejar de pensar en ella.
Haciendo una mueca, Rachel dijo:
—Lo siento. Debiste decírmelo. Odio la idea de que te hice hace algo que era incómodo.
Maldita sea.
Se giró hacia Rachel con una mirada de disculpa.
—Lo siento, eso no es en absoluto. No quiero que pienses que lo que acabamos de hacer no fue completamente maravilloso—se acercó, colocando su mano sobre la curva de su pecho, sobre su corazón—Estar contigo siempre ha sido maravilloso.
Rachel cerró la distancia entre ellas, besándole la frente como lo haría con un niño.
—La adulación te llevará a todas partes—se sentó en el borde de la cama. Ya que ella no mostraba signos de cansancio de oír hablar de su vida amorosa, se unió a ella en el colchón—¿Entonces qué vas a hacer? Asumo que no eres independientemente rica.
Se encogió de hombros, tímida acerca de admitir su sueño a Rachel. No porque pensara que se burlaría de ella, sino porque todavía no estaba segura de que tuviera lo necesario para tener éxito en el campo culinario.
—Me gusta cocinar. Me encanta, en realidad. He estado trabajando en mis habilidades durante años, tratando de reunir el valor para cambiar de carrera—exhaló—Brittany no es la única razón por la que quiero renunciar, pero ella es la inspiración perfecta para finalmente perseguir un sueño que he tenido desde hace un tiempo.
Rachel estudió su rostro cuidadosamente.
—Mucho menos dinero en una carrera culinaria que el trabajo sexual, me imagino.
—Muy cierto.
El dinero no le importaba mucho. Nunca lo había hecho.
Eso hizo que sea fácil ahorrar la mayor parte de lo que ganaba, lo suficiente para acomodar fácilmente una importante disminución de los ingresos.
—No necesito mucho dinero para hacerme feliz. Cocinar es mi verdadera pasión, y quiero seguirla, incluso si eso significa más trabajo duro por menos sueldo.
—Lo hace—Rachel asintió, como si hubiera tomado una decisión—Nunca te he dicho lo que hago para vivir.
—No, no lo has hecho—Rachel siempre había mantenido los detalles de su vida personal muy bien guardados, prefiriendo hablar sólo de generalidades, excepto cuando ella confió en Santana de lo mucho que extrañaba a Laura.
Picada la curiosidad, dijo:
—¿Vas a decirme ahora?
—Hablando de la casualidad, sucede que soy dueña y administro un restaurante. En este momento servimos sólo el desayuno y el almuerzo, pero recientemente decidí ampliar nuestro horario de servicio para incluir el de cena también—la voz se llenó de orgullo—En realidad estoy buscando contratar a un nuevo chef. No puedo proporcionar el tipo de pago al que estás acostumbrada, pero puedo prometer que obtendrás una buena experiencia culinaria, sólida. Mi jefe de cocina Artie tiene altos estándares, y es un excelente maestro.
Su corazón latía con fuerza y todas sus inseguridades reaparecieron.
—Esa sería una oportunidad increíble, Rachel, pero ni siquiera sabes si realmente puedo cocinar o si sólo estoy delirando.
La castaña se rió entre dientes.
—Ve al restaurante la próxima semana. Puedes preparar un par de tus platillos favoritos para mí, y hablaremos—agitó las cejas—Si eres incluso la mitad de buena en la cocina como lo eres follando, estarás bien.
La ansiedad se apoderó.
—Nunca he trabajado en una cocina antes. Ni siquiera estoy segura de que sabré qué hacer.
Rachel se puso seria. Se acercó más, tomándole la mano entre las suyas.
—¿Sabes cuánto has hecho por mí durante los últimos siete años? Cada tres meses, me has recordado lo que se siente sentir de nuevo. Lo que es gustar del placer de una mujer. Puede que parezca algo pequeño, pero no lo es.
Sacudió la cabeza, acariciando el hermoso rostro de la castaña con su mano.
—No parece poco.
—Sería un honor tener la oportunidad de hacer algo por ti ahora. Estoy segura que no soy la única clienta que has hecho feliz en los últimos años. Francamente, ya es hora para que seas feliz, también—Rachel le besó la palma—Si trabajar en un restaurante te haría feliz, bueno, me complace que sea dueña de uno.
Se rió.
—Yo también. Suponiendo que decidas que tengo lo que se necesita—vaciló—No quiero que me des un trabajo por lástima, ¿de acuerdo? Si mi cocina apesta, quiero saberlo. Si tengo que trabajar en mis habilidades, lo haré. Lo que sea necesario.
—Prometo ser honesta contigo. Pero no estoy preocupada. Tengo fe.
Deseaba poder decir lo mismo.
—Ya sea que me termines o no siendo capaz de ofrecerme un trabajo, sería genial obtener alguna información de alguien en la industria. Eso significaría mucho.
—Bien—Rachel sonrió—Entonces, ¿Brittany sabe acerca de tu próximo cambio de carrera?
—Ella sabe que quiero cocinar, pero no le he dicho que puede ser más pronto que tarde.
No se había atrevido a hablar con Brittany sobre su creciente incomodidad con su trabajo. No quería que leyera más en sus sentimientos de lo que estaba dispuesta a revelar.
—Supongo que esperaré hasta que tenga algo que decirle. Cuando ya no sea sólo una idea.
—Bueno, espero que pronto sea más que una idea—Rachel cambió de posición para poder sacar su billetera del bolsillo de atrás, luego sacó una tarjeta de negocios con una floritura—Aquí está mi número en el restaurante. Llámame mañana y prepararemos algo para la próxima semana.
Tomó la tarjeta, modesta por la oferta.
—Gracias—estudió la cara de Rachel—¿Estás segura de que no te sentirías incómoda trabajo conmigo?
Rachel agitó la mano rechazando su preocupación.
—Confío en que seas discreta. Puedes esperar lo mismo de mí. Si alguna vez llego a ser tu jefa, te aseguro que nuestra historia sexual no será nada más que un recuerdo distante, aunque placentero.
Era dulce por parte de Rachel preocuparse, pero sinceramente, no se le había ocurrido preocuparse.
Era una adolescente la última vez que tuvo un trabajo que no implicaba en ocasiones acostarse con su jefe.
—Lo aprecio—tuvo un pensamiento repentino. Avergonzada, dijo—Entonces... quizás es el momento de que te diga mi verdadero nombre.
La diversión profundizó las líneas en las comisuras de la boca de Rachel.
—¿No eres realmente "Sarah"?
—Santana López—le ofreció la mano a modo de saludo—Es un placer conocerte.
Rachel era una de sus clientes más antiguas, y su perversión era que se sentaran en la cara.
Cada cita durante los últimos siete años se desarrolló exactamente de la misma manera.
Rachel se desnudaba mientras ella miraba en silencio. Una vez desnuda, la castaña se quedaba inmóvil en el centro del colchón tamaño queen.
Después de desnudarse, entonces se sentaba sobre la cara de Rachel y bajaba su coño a su boca.
Y eso era todo lo que tenía que hacer, simplemente sentarse ahí y soportar un asalto oral intensamente hábil que a veces duraba horas. A Rachel le gustaba más cuando acomodaba todo su peso en la cara, permitiéndole sólo el descanso ocasional para tomar aire.
En todo momento, hablaba sucio y estimulaba el clítoris de Rachel con sus dedos, hasta que finalmente permitía que alcanzara el clímax con ella.
Tenía que admitir, que no era una mala manera de ganarse la vida. O por lo menos no lo había sido, antes de Brittany.
Aunque Rachel siempre había sido una de sus clientes favoritas, atractiva, sexualmente voraz, y un verdadero caballero, esta noche apenas podía soportar la humedad, el calor succionador de su boca.
Simplemente no se sentía bien estar con otra persona ahora que tenía a Brittany en su corazón.
El primer orgasmo que Rachel le había dado esta noche la había inundado inmediatamente de vergüenza y arrepentimiento. Ella no esperaba que el segundo se sintiera mejor.
Aún así, era una profesional.
Se levantó ligeramente de la cara de Rachel, permitiéndole respirar.
—Te gusta chupar el coño dominante, ¿verdad?—frotó círculos furiosos sobre el clítoris de la castaña mientras balanceaba sus caderas un poco, arrastrando sus labios vaginales sobre la nariz de ésta—¿Quieres que me corra por toda tu cara?
—Por favor—Rachel levantó la cabeza, hundiendo su lengua en sus pliegues—Dámelo.
Se sentó una vez más, sacudiéndose mientras la castaña se pegaba a su clítoris y chupaba con fuerza.
Echaba de menos el calor más suave, más sensual de la boca de Brittany. El recuerdo que acompañó ese fugaz pensamiento le envió placer corriendo a través de la parte inferior de su cuerpo, dejándola tambaleándose al borde del orgasmo.
Se tensó, preparándose para la traición de su cuerpo. Increíble cómo algo que se sentía tan bien podría traer tanta vergüenza.
—No te detengas—dijo automáticamente. Frotó el clítoris de Rachel con más
fuerza, tirando de las líneas que sabía que la empujarían a Rachel—Estoy casi ahí. Córrete conmigo ahora. Esa es mi buena chica.
Las piernas de la castaña se cerraron mientras se estremecía en la liberación. Pero la lengua no dejó de moverse, y aunque trató de contenerse, era impotente ante el estremecimiento del orgasmo que rodó a través de su cuerpo.
Se arrastró fuera de Rachel tan pronto como su placer mutuo disminuyó, esperando que su necesidad de espacio no sería tomado personalmente.
Los pechos de duros pezones subían y bajaban con su respiración profunda. Agarró una esquina de la colcha debajo de ellas, limpiando sus jugos de su cara. "
—Maldita sea, sabes bien—suspirando, Rachel le dio una palmada en el muslo, como a un compañero de deportes—Así que vamos, habla conmigo. ¿Qué pasa?
Parpadeó rápidamente.
Honestamente había pensado que estaba haciendo un buen trabajo actuando como si estuviera saboreando su trabajo. La última cosa que alguna vez quería hacer era que un cliente se sintiera como si no hubiera disfrutado de su tiempo juntas.
Eso es por lo que pagaban, después de todo, algo seguro con una entusiasta pareja.
—No estoy segura de lo que quieres decir.
Rachel le dio unas palmaditas de nuevo.
—Es sólo porque te conozco de hace tanto tiempo. Pareces muy desapegada esta noche. Distante. Puedo decir que algo anda mal. ¿Cuántas veces has estado ahí para escucharme quejarme de mi vida?—sonrió ampliamente—Déjame corresponder. Cuéntame.
Ruborizada, sacudió la cabeza.
—Esta noche se trata de ti, Rachel. Tú eres la que está pagando por mi tiempo, no al revés.
—Es correcto, te pago. Así que si te sientes cómoda hablando conmigo, te estoy diciendo que quiero escuchar—Rachel se puso de lado, poniendo su codo para poder apoyar su cabeza en su mano—Venga. Algo te está molestando.
Exhaló.
Era totalmente poco profesional llevar su vida personal al trabajo. Nunca lo había hecho antes, bueno, excepto por Brittany. Tan a menudo como ella había jugado al terapeuta con varios clientes, nunca había cruzado la línea a la hora de revelar sus propios problemas.
La cuestión era que no estaba segura de que le importara ya ser profesional.
Diablos, ni siquiera estaba segura de que ya le importara ser una acompañante.
—Conocí a una mujer—jaló sus rodillas hacia su pecho y envolvió sus brazos alrededor de ellas—Es difícil no pensar en ella cuando estoy trabajando—hizo una mueca cuando se dio cuenta de cómo sonaba—Sin ofender.
—No me ofendo—los ojos de Rachel bailaban—¿Estás enamorada de ella?
—Estoy llegando ahí rápido—logró una risa temblorosa—Nunca me había sentido así por nadie antes, eso es seguro.
—Felicitaciones—Rachel parecía realmente contenta, aunque su sonrisa estaba teñida de tristeza—¿Esto significa que no volveré a verte?
No había planeado tomar una decisión en ese momento.
Se imaginó que iría a casa, sopesaría los pros y los contras, y probablemente hablaría consigo misma de renunciar. Pero en lugar de eso, dijo:
—No creo hacerlo—su corazón se aceleró con la enormidad de ese pensamiento.
El trabajo sexual era todo lo que había conocido. No tenía idea de si realmente podría tener éxito haciendo otra cosa.
Pero por primera vez, se sentía lista para intentarlo.
—Lo siento.
—No voy a mentir y decir que no estoy decepcionada—Rachel se sentó y la atrajo hacia un fuerte abrazo.
A pesar de lo que acababan de hacer, lo que siempre habían hecho, el abrazo fue casi platónico.
—Pero estoy feliz por ti. Te mereces lo mejor.
—Gracias—apretó suavemente a Rachel.
—¿Cuál es su nombre?
Sonrió.
—Brittany—simplemente decirlo la hacía sentir toda pegajosa por dentro.
Rachel resopló, dándole palmaditas en la espalda mientras rompía su abrazo.
—Llegando ahí rápido, ¿eh? ¿Segura que ya no has llegado?
—Tal vez—levantó los hombros—No la conozco desde hace mucho tiempo.
—A veces uno no tiene que hacerlo. Así es como fue con Laura.
Como siempre hacía cuando hablaba de su amante fallecida hace quince años, Rachel bajó la voz.
Aunque la castaña nunca lo había admitido, sospechaba que pagaba por sus servicios porque anhelaba sexo y compañía, pero simplemente no creía que pudiera amar a otra mujer.
Siempre y cuando supiera que las emociones estaban fuera de discusión, Rachel podría satisfacer sus necesidades sin preocuparse por traicionar a la mujer que había perdido de cáncer de mama.
La cara de la castaña se suavizó.
—Una media hora después de que la conocí, estaba enamorada de ella.
—Conocí a Brittany hace una semana y media, pero sólo he tenido la oportunidad de estar realmente con ella durante tres de esos días—seguía diciéndose a sí misma que no conocía a Brittany lo suficientemente bien como para amarla de verdad. Pero eso no cambiaba lo que sentía—Tenemos una gran química y puedo sentir que se preocupa por mí, pero definitivamente no hemos hecho planes. Más allá de tener más sexo, quiero decir.
Rachel le dio una sonrisa de simpatía.
—Bueno, dile a Brittany que es una chica afortunada. Eres un buen partido. Y dile que es mejor que te trate bien.
De todas sus clientas, sólo Rachel podía hacerla sentirse tan juvenil.
Ruborizándose, dijo:
—Me aseguraré de decírselo.
Rachel se levantó de la cama riéndose. Sin un rastro de timidez, ella recogió sus bragas y se las puso.
—¿Tiene Brittany un problema con que seas una acompañante?
—No—avergonzada de admitirlo pero comprometida a continuar la franqueza entre ellas, dijo—Ella comenzó como clienta. Nuestra primera sesión fue una especie de... continuar. Por dos días.
Rachel no pudo reprimir una sonrisa divertida mientras tiraba de una camisa sin mangas deportiva sobre su cabeza.
—Semental.
Infló su pecho.
—Eso es correcto—riendo, se bajó de la cama y comenzó a vestirse—Simplemente conectamos, ¿sabes? No creo que ella tenga un problema con mi trabajo, pero me resulta difícil estar con otras mujeres cuando solo deseo a Brittany. No puedo dejar de pensar en ella.
Haciendo una mueca, Rachel dijo:
—Lo siento. Debiste decírmelo. Odio la idea de que te hice hace algo que era incómodo.
Maldita sea.
Se giró hacia Rachel con una mirada de disculpa.
—Lo siento, eso no es en absoluto. No quiero que pienses que lo que acabamos de hacer no fue completamente maravilloso—se acercó, colocando su mano sobre la curva de su pecho, sobre su corazón—Estar contigo siempre ha sido maravilloso.
Rachel cerró la distancia entre ellas, besándole la frente como lo haría con un niño.
—La adulación te llevará a todas partes—se sentó en el borde de la cama. Ya que ella no mostraba signos de cansancio de oír hablar de su vida amorosa, se unió a ella en el colchón—¿Entonces qué vas a hacer? Asumo que no eres independientemente rica.
Se encogió de hombros, tímida acerca de admitir su sueño a Rachel. No porque pensara que se burlaría de ella, sino porque todavía no estaba segura de que tuviera lo necesario para tener éxito en el campo culinario.
—Me gusta cocinar. Me encanta, en realidad. He estado trabajando en mis habilidades durante años, tratando de reunir el valor para cambiar de carrera—exhaló—Brittany no es la única razón por la que quiero renunciar, pero ella es la inspiración perfecta para finalmente perseguir un sueño que he tenido desde hace un tiempo.
Rachel estudió su rostro cuidadosamente.
—Mucho menos dinero en una carrera culinaria que el trabajo sexual, me imagino.
—Muy cierto.
El dinero no le importaba mucho. Nunca lo había hecho.
Eso hizo que sea fácil ahorrar la mayor parte de lo que ganaba, lo suficiente para acomodar fácilmente una importante disminución de los ingresos.
—No necesito mucho dinero para hacerme feliz. Cocinar es mi verdadera pasión, y quiero seguirla, incluso si eso significa más trabajo duro por menos sueldo.
—Lo hace—Rachel asintió, como si hubiera tomado una decisión—Nunca te he dicho lo que hago para vivir.
—No, no lo has hecho—Rachel siempre había mantenido los detalles de su vida personal muy bien guardados, prefiriendo hablar sólo de generalidades, excepto cuando ella confió en Santana de lo mucho que extrañaba a Laura.
Picada la curiosidad, dijo:
—¿Vas a decirme ahora?
—Hablando de la casualidad, sucede que soy dueña y administro un restaurante. En este momento servimos sólo el desayuno y el almuerzo, pero recientemente decidí ampliar nuestro horario de servicio para incluir el de cena también—la voz se llenó de orgullo—En realidad estoy buscando contratar a un nuevo chef. No puedo proporcionar el tipo de pago al que estás acostumbrada, pero puedo prometer que obtendrás una buena experiencia culinaria, sólida. Mi jefe de cocina Artie tiene altos estándares, y es un excelente maestro.
Su corazón latía con fuerza y todas sus inseguridades reaparecieron.
—Esa sería una oportunidad increíble, Rachel, pero ni siquiera sabes si realmente puedo cocinar o si sólo estoy delirando.
La castaña se rió entre dientes.
—Ve al restaurante la próxima semana. Puedes preparar un par de tus platillos favoritos para mí, y hablaremos—agitó las cejas—Si eres incluso la mitad de buena en la cocina como lo eres follando, estarás bien.
La ansiedad se apoderó.
—Nunca he trabajado en una cocina antes. Ni siquiera estoy segura de que sabré qué hacer.
Rachel se puso seria. Se acercó más, tomándole la mano entre las suyas.
—¿Sabes cuánto has hecho por mí durante los últimos siete años? Cada tres meses, me has recordado lo que se siente sentir de nuevo. Lo que es gustar del placer de una mujer. Puede que parezca algo pequeño, pero no lo es.
Sacudió la cabeza, acariciando el hermoso rostro de la castaña con su mano.
—No parece poco.
—Sería un honor tener la oportunidad de hacer algo por ti ahora. Estoy segura que no soy la única clienta que has hecho feliz en los últimos años. Francamente, ya es hora para que seas feliz, también—Rachel le besó la palma—Si trabajar en un restaurante te haría feliz, bueno, me complace que sea dueña de uno.
Se rió.
—Yo también. Suponiendo que decidas que tengo lo que se necesita—vaciló—No quiero que me des un trabajo por lástima, ¿de acuerdo? Si mi cocina apesta, quiero saberlo. Si tengo que trabajar en mis habilidades, lo haré. Lo que sea necesario.
—Prometo ser honesta contigo. Pero no estoy preocupada. Tengo fe.
Deseaba poder decir lo mismo.
—Ya sea que me termines o no siendo capaz de ofrecerme un trabajo, sería genial obtener alguna información de alguien en la industria. Eso significaría mucho.
—Bien—Rachel sonrió—Entonces, ¿Brittany sabe acerca de tu próximo cambio de carrera?
—Ella sabe que quiero cocinar, pero no le he dicho que puede ser más pronto que tarde.
No se había atrevido a hablar con Brittany sobre su creciente incomodidad con su trabajo. No quería que leyera más en sus sentimientos de lo que estaba dispuesta a revelar.
—Supongo que esperaré hasta que tenga algo que decirle. Cuando ya no sea sólo una idea.
—Bueno, espero que pronto sea más que una idea—Rachel cambió de posición para poder sacar su billetera del bolsillo de atrás, luego sacó una tarjeta de negocios con una floritura—Aquí está mi número en el restaurante. Llámame mañana y prepararemos algo para la próxima semana.
Tomó la tarjeta, modesta por la oferta.
—Gracias—estudió la cara de Rachel—¿Estás segura de que no te sentirías incómoda trabajo conmigo?
Rachel agitó la mano rechazando su preocupación.
—Confío en que seas discreta. Puedes esperar lo mismo de mí. Si alguna vez llego a ser tu jefa, te aseguro que nuestra historia sexual no será nada más que un recuerdo distante, aunque placentero.
Era dulce por parte de Rachel preocuparse, pero sinceramente, no se le había ocurrido preocuparse.
Era una adolescente la última vez que tuvo un trabajo que no implicaba en ocasiones acostarse con su jefe.
—Lo aprecio—tuvo un pensamiento repentino. Avergonzada, dijo—Entonces... quizás es el momento de que te diga mi verdadero nombre.
La diversión profundizó las líneas en las comisuras de la boca de Rachel.
—¿No eres realmente "Sarah"?
—Santana López—le ofreció la mano a modo de saludo—Es un placer conocerte.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Las casualidades de la vida.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
hola morra,...
por algo el mundo es redondo jajaja
bueno san ya tiene ayuda para dar en gran paso!!!
a ver como le va cuando le dice a britt??
nos vemos!!!
por algo el mundo es redondo jajaja
bueno san ya tiene ayuda para dar en gran paso!!!
a ver como le va cuando le dice a britt??
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
A pesar de las folladas entre ellas me encanta su naciente amistad lejos del trabajo de "escort"
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Isabella28 escribió:Las casualidades de la vida.
Hola, jajaajajaj q cosas, no¿? mmm insisto, el destino es un loquillo jajaja. Saludos =D
3:) escribió:hola morra,...
por algo el mundo es redondo jajaja
bueno san ya tiene ayuda para dar en gran paso!!!
a ver como le va cuando le dice a britt??
nos vemos!!!
Hola lu, jaajajajaajaja xD ajajjaaj dices tu¿? jajajajajaaj. Si que si! todo en sus manos! Esperemos y todo bn...tiene q xD Saludos =D
micky morales escribió:A pesar de las folladas entre ellas me encanta su naciente amistad lejos del trabajo de "escort"
Hola, jajajaja xD jaajaj esk es el efecto brittana y no se pueden resistir la una a la otra jajajaaj. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
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