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[Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
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FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Cap 16
Capitulo 16
—Dime algo que te gustaría hacer conmigo. Una de tus propias fantasías.
Suspiró cuando el tono sensual de Brittany se apoderó de ella.
Deseaba que estuvieran actuando fantasías juntas en lugar de simplemente hablar de ellas por teléfono.
Había pasado una semana y media desde la última vez que había tocado a Brittany, una semana y media de llamadas como ésta. Por mucho que apreciaba sus conversaciones, enamorándose un poco más con cada una, anhelaba la cercanía física a la rubia con tanta intensidad que le dolía.
Esta noche marcó el final de su larga separación, ya que Tina tenía una sesión de orientación universitaria durante la noche. Desafortunadamente, Brittany quería esperar hasta que su hermana llamara para confirmar que había llegado al campus antes de que se reunieran.
Esperar a que una adolescente se reportara era una tortura.
Por lo menos el hablar sirvió como eficaz juego previo, consideró la pregunta de Brittany, y luego dijo:
—Quiero amarrarte, con una cuerda. Conozco un número de diferentes posiciones de cautiverio. Podríamos experimentar para encontrar la que más te guste—al escuchar un casi imperceptible enganche en la respiración de Brittany, hizo una pausa para permitir que su imaginación se hiciera cargo.
Después de un breve silencio, la rubia murmuró:
—¿Qué me harías una vez que estuviera atada?
—Te tocaría por todas partes. Te lamería. Te metería los dedos. Usaría un vibrador para provocar y torturar tu coño hasta que todo tu cuerpo esté temblando—deslizó su mano en sus bragas pero no se atrevió a tocar su clítoris. Quería reservarse para esta noche—Te obligaría a correrte una y otra vez, todo mientras estás impotente para detenerlo. Sólo me detendría cuando literalmente clamaras por misericordia.
El único sonido desde el extremo de la línea de Brittany era una respiración pesada. Luego una exhalación temblorosa.
—Pon eso en nuestra lista. Definitivamente.
Sonrió.
Un resultado agradable de todas estas llamadas telefónicas era ‘su lista’, una colección cada vez más amplia de fantasías sexuales que querían probar juntas.
Teniendo en cuenta lo largo de la lista y la diversidad de su contenido, dudaba que su vida sexual fuera siempre aburrida.
—De acuerdo.
—Espero que Tina llame o envié un mensaje de texto en cualquier momento. Ella ya debería estar ahí— Brittany dejó escapar un gemido frustrado que levantó el vello de sus brazos—Lo siento.
—Entiendo.
Tenía de entender, Brittany había estado devastada sobre la fiesta de beber sola de Tina durante su última cita, y cuando llamó para contarle sobre eso, su conflicto interno sobre el lugar donde encajaba en su ocupada vida había sido simple de escuchar.
Sintiendo que la única manera de convencer a Brittany de darle a su relación una oportunidad era no exigir absolutamente nada de ella, ella había decidido hacer precisamente eso.
Las tres cervezas de Tina habían provocado que Brittany diera un paso atrás en su contacto, solamente iniciando llamadas telefónicas cuando su hermana no estaba en casa o ya se había acostado.
También había anunciado que hasta que Tina se fuera a la escuela, sus citas serían pocas, solamente programadas cuando estuviera lejos, durante más que una noche con un amigo.
Era doloroso no estar con Brittany cuando su misma existencia consumía sus pensamientos e invadía sus sueños, pero no podía pedirle que eligiera tiempo con ella sobre el tiempo con su hermana.
Sólo podía esperar que llegara el mes de Agosto y se mudara Tina al campus, Brittany decidiera concentrar su atención en satisfacer sus propias necesidades.
Y las de ella.
Brittany exhaló.
—No tienes idea de lo mucho que significa escucharte decir eso. Nunca pensé que sería capaz de salir porque no pensé que encontraría a una mujer que no quisiera más de lo que podría dar. Pero eres perfecta, Santana. Realmente lo eres.
Al escuchar esas palabras le recordó por qué tuvo que soportar el dolor de la separación.
Nadie la había llamado perfecta, no de una manera que la hiciera realmente creerlo.
Quería ser perfecta para Brittany, porque creía que a pesar de las complicaciones, la rubia era perfecta para ella.
Quería mucho más que las llamadas telefónicas secretas y ocasionalmente reunirse para el sexo, pero estaba dispuesta a esperar.
Permitió que todo el alcance de sus crecientes sentimientos por Brittany entrara en su tono de voz. No quería asustarla, pero al mismo tiempo, tenía que dejar que supiera cuánto le importaba.
—Sólo quiero estar contigo, Britt. Estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario para que eso sea posible. Lo que te haga sentir cómoda.
—Sólo quiero estar contigo, también—su voz temblaba de emoción—En
la cama y fuera. Desesperadamente.
Cerró los ojos y dejó que sus dedos se movieran más cerca de su clítoris.
No podía recordar haberse sentido tan contenta y llena de esperanza para el futuro.
Sus sentimientos intensamente locos parecían ser correspondidos.
Esta noche iba a estar con Brittany, y el Martes tenía una entrevista con Rachel y su jefe de cocina Artie en el restaurante.
Por primera vez en su vida, las cosas podrían estar cayendo en su lugar. Tan aterrador como esa posibilidad era, también la emocionó.
Ansiosa por tener a Brittany aún más excitada por su cita, murmuró:
—¿Te excitaría si te hiciera correrte donde otras personas pudieran ver? Hay un club en la ciudad en donde he llevado a las clientas antes. Una mujer me hizo follarla con un consolador con cinturón mientras una multitud de hombres y mujeres observaban. Otra clienta prefería tenerme lamiéndole el coño, no para una audiencia, sino en una esquina del club donde estábamos visibles pero que no se veía fácilmente.
Brittany se rió con nerviosismo.
—No sé si me gustaría eso—inhaló bruscamente—Pero a juzgar por lo mojada que me acabas de poner, es completamente posible.
Se quejó.
—No te toques el coño. Ese me pertenece.
—Pero se siente tan bien—Brittany hizo un ruido tranquilo, entusiasta, lo que indicaba su desobediencia—Y no estás aquí.
—Brittany—forzando una nota de severa advertencia en su voz, secretamente esperaba que le diera una razón para entregar un castigo rápido más tarde—Considera esto tu advertencia. Si no dejas de dedear tu coño en este momento, te haré lamentarlo cuando te vea más tarde.
—¿Cómo lo harás?
Le encantaba el tímido desafío en el tono de la rubia.
—Tendré que tomarte sobre mi rodilla, querida. Y no será tan agradable como lo fue la última vez.
Brittany soltó un gemido estremecedor.
—Bien.
Se rompió y deslizó su dedo a lo largo de sus labios vaginales resbaladizos, con cuidado de no dejar que la rubia escuchara su reacción ante el puro placer que provocaba el toque.
—Te lo advierto, detente. Saca la mano de tus bragas.
—No estoy usando bragas.
Gimiendo tanto por la admisión y el placer de su propia mano, dijo:
—Estás en muchos problemas.
Jadeó.
—Espera un segundo.
Calmó sus dedos, escuchando una ligera conmoción en el otro extremo de la línea.
—Tina acaba de enviar un mensaje. Ella está en el campus y se registró en su habitación.
Retiró la mano de sus bragas.
—Excelente. ¿Quieres venir aquí?
—No, quiero que vengas a mi casa. Te quiero en mi cama esta noche.
La repentina emoción en la voz de Brittany le llamó la atención, y escuchó con atención lo que le estaba diciendo.
—Cuando estemos separadas quiero recordarte aquí, en mi espacio. Conmigo.
La piel de gallina se alzó sobre sus brazos.
—De acuerdo. Dame tu dirección y estaré ahí pronto.
—Más vale. No estoy segura de poder esperar mucho más para tenerte.
Satisfecha por la urgencia en las palabras de Brittany, salió de su sofá y se levantó, abrochándose sus jeans con una mano.
—Tendrás que esperar. Eso es parte de tu castigo por desobedecerme—se dirigió a la cocina y levantó la tapa de la olla de cocción lenta en la encimera, inhalando el sabroso aroma de la sopa minestrone que había preparado anteriormente—Además, estoy llevando la cena. Comeremos primero, luego trataremos con tu transgresión.
Brittany dejó escapar un ruido tranquilo, frustrado.
—Por mucho que no puedo esperar para probar más de tu comida, esperaba que pudiéramos…
—Nop—se aseguró de que no pudiera oír su sonrisa mientras transfería la sopa en su favorito recipiente de hierro porcelanizado—¿Recuerdas cuando te dije que no jugaras con tu coño y lo hiciste de todos modos?
—Ha pasado una semana y media, Santana. Una semana y media. Debes desearme tanto como te deseo yo.
Retrasar el sexo sólo haría el resultado final más placentero. Además, quería reducir a la rubia a un deseo sin sentido, suplicando su liberación.
La llevaría a la locura, pero sabía que le encantaría cada segundo de ello.
—Por supuesto que te deseo. Y te tendré. Pero primero vamos a cenar.
Brittany suspiró.
—Sólo ven aquí. Ahora.
Reprimió una risa.
—Sí, señora.
Suspiró cuando el tono sensual de Brittany se apoderó de ella.
Deseaba que estuvieran actuando fantasías juntas en lugar de simplemente hablar de ellas por teléfono.
Había pasado una semana y media desde la última vez que había tocado a Brittany, una semana y media de llamadas como ésta. Por mucho que apreciaba sus conversaciones, enamorándose un poco más con cada una, anhelaba la cercanía física a la rubia con tanta intensidad que le dolía.
Esta noche marcó el final de su larga separación, ya que Tina tenía una sesión de orientación universitaria durante la noche. Desafortunadamente, Brittany quería esperar hasta que su hermana llamara para confirmar que había llegado al campus antes de que se reunieran.
Esperar a que una adolescente se reportara era una tortura.
Por lo menos el hablar sirvió como eficaz juego previo, consideró la pregunta de Brittany, y luego dijo:
—Quiero amarrarte, con una cuerda. Conozco un número de diferentes posiciones de cautiverio. Podríamos experimentar para encontrar la que más te guste—al escuchar un casi imperceptible enganche en la respiración de Brittany, hizo una pausa para permitir que su imaginación se hiciera cargo.
Después de un breve silencio, la rubia murmuró:
—¿Qué me harías una vez que estuviera atada?
—Te tocaría por todas partes. Te lamería. Te metería los dedos. Usaría un vibrador para provocar y torturar tu coño hasta que todo tu cuerpo esté temblando—deslizó su mano en sus bragas pero no se atrevió a tocar su clítoris. Quería reservarse para esta noche—Te obligaría a correrte una y otra vez, todo mientras estás impotente para detenerlo. Sólo me detendría cuando literalmente clamaras por misericordia.
El único sonido desde el extremo de la línea de Brittany era una respiración pesada. Luego una exhalación temblorosa.
—Pon eso en nuestra lista. Definitivamente.
Sonrió.
Un resultado agradable de todas estas llamadas telefónicas era ‘su lista’, una colección cada vez más amplia de fantasías sexuales que querían probar juntas.
Teniendo en cuenta lo largo de la lista y la diversidad de su contenido, dudaba que su vida sexual fuera siempre aburrida.
—De acuerdo.
—Espero que Tina llame o envié un mensaje de texto en cualquier momento. Ella ya debería estar ahí— Brittany dejó escapar un gemido frustrado que levantó el vello de sus brazos—Lo siento.
—Entiendo.
Tenía de entender, Brittany había estado devastada sobre la fiesta de beber sola de Tina durante su última cita, y cuando llamó para contarle sobre eso, su conflicto interno sobre el lugar donde encajaba en su ocupada vida había sido simple de escuchar.
Sintiendo que la única manera de convencer a Brittany de darle a su relación una oportunidad era no exigir absolutamente nada de ella, ella había decidido hacer precisamente eso.
Las tres cervezas de Tina habían provocado que Brittany diera un paso atrás en su contacto, solamente iniciando llamadas telefónicas cuando su hermana no estaba en casa o ya se había acostado.
También había anunciado que hasta que Tina se fuera a la escuela, sus citas serían pocas, solamente programadas cuando estuviera lejos, durante más que una noche con un amigo.
Era doloroso no estar con Brittany cuando su misma existencia consumía sus pensamientos e invadía sus sueños, pero no podía pedirle que eligiera tiempo con ella sobre el tiempo con su hermana.
Sólo podía esperar que llegara el mes de Agosto y se mudara Tina al campus, Brittany decidiera concentrar su atención en satisfacer sus propias necesidades.
Y las de ella.
Brittany exhaló.
—No tienes idea de lo mucho que significa escucharte decir eso. Nunca pensé que sería capaz de salir porque no pensé que encontraría a una mujer que no quisiera más de lo que podría dar. Pero eres perfecta, Santana. Realmente lo eres.
Al escuchar esas palabras le recordó por qué tuvo que soportar el dolor de la separación.
Nadie la había llamado perfecta, no de una manera que la hiciera realmente creerlo.
Quería ser perfecta para Brittany, porque creía que a pesar de las complicaciones, la rubia era perfecta para ella.
Quería mucho más que las llamadas telefónicas secretas y ocasionalmente reunirse para el sexo, pero estaba dispuesta a esperar.
Permitió que todo el alcance de sus crecientes sentimientos por Brittany entrara en su tono de voz. No quería asustarla, pero al mismo tiempo, tenía que dejar que supiera cuánto le importaba.
—Sólo quiero estar contigo, Britt. Estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario para que eso sea posible. Lo que te haga sentir cómoda.
—Sólo quiero estar contigo, también—su voz temblaba de emoción—En
la cama y fuera. Desesperadamente.
Cerró los ojos y dejó que sus dedos se movieran más cerca de su clítoris.
No podía recordar haberse sentido tan contenta y llena de esperanza para el futuro.
Sus sentimientos intensamente locos parecían ser correspondidos.
Esta noche iba a estar con Brittany, y el Martes tenía una entrevista con Rachel y su jefe de cocina Artie en el restaurante.
Por primera vez en su vida, las cosas podrían estar cayendo en su lugar. Tan aterrador como esa posibilidad era, también la emocionó.
Ansiosa por tener a Brittany aún más excitada por su cita, murmuró:
—¿Te excitaría si te hiciera correrte donde otras personas pudieran ver? Hay un club en la ciudad en donde he llevado a las clientas antes. Una mujer me hizo follarla con un consolador con cinturón mientras una multitud de hombres y mujeres observaban. Otra clienta prefería tenerme lamiéndole el coño, no para una audiencia, sino en una esquina del club donde estábamos visibles pero que no se veía fácilmente.
Brittany se rió con nerviosismo.
—No sé si me gustaría eso—inhaló bruscamente—Pero a juzgar por lo mojada que me acabas de poner, es completamente posible.
Se quejó.
—No te toques el coño. Ese me pertenece.
—Pero se siente tan bien—Brittany hizo un ruido tranquilo, entusiasta, lo que indicaba su desobediencia—Y no estás aquí.
—Brittany—forzando una nota de severa advertencia en su voz, secretamente esperaba que le diera una razón para entregar un castigo rápido más tarde—Considera esto tu advertencia. Si no dejas de dedear tu coño en este momento, te haré lamentarlo cuando te vea más tarde.
—¿Cómo lo harás?
Le encantaba el tímido desafío en el tono de la rubia.
—Tendré que tomarte sobre mi rodilla, querida. Y no será tan agradable como lo fue la última vez.
Brittany soltó un gemido estremecedor.
—Bien.
Se rompió y deslizó su dedo a lo largo de sus labios vaginales resbaladizos, con cuidado de no dejar que la rubia escuchara su reacción ante el puro placer que provocaba el toque.
—Te lo advierto, detente. Saca la mano de tus bragas.
—No estoy usando bragas.
Gimiendo tanto por la admisión y el placer de su propia mano, dijo:
—Estás en muchos problemas.
Jadeó.
—Espera un segundo.
Calmó sus dedos, escuchando una ligera conmoción en el otro extremo de la línea.
—Tina acaba de enviar un mensaje. Ella está en el campus y se registró en su habitación.
Retiró la mano de sus bragas.
—Excelente. ¿Quieres venir aquí?
—No, quiero que vengas a mi casa. Te quiero en mi cama esta noche.
La repentina emoción en la voz de Brittany le llamó la atención, y escuchó con atención lo que le estaba diciendo.
—Cuando estemos separadas quiero recordarte aquí, en mi espacio. Conmigo.
La piel de gallina se alzó sobre sus brazos.
—De acuerdo. Dame tu dirección y estaré ahí pronto.
—Más vale. No estoy segura de poder esperar mucho más para tenerte.
Satisfecha por la urgencia en las palabras de Brittany, salió de su sofá y se levantó, abrochándose sus jeans con una mano.
—Tendrás que esperar. Eso es parte de tu castigo por desobedecerme—se dirigió a la cocina y levantó la tapa de la olla de cocción lenta en la encimera, inhalando el sabroso aroma de la sopa minestrone que había preparado anteriormente—Además, estoy llevando la cena. Comeremos primero, luego trataremos con tu transgresión.
Brittany dejó escapar un ruido tranquilo, frustrado.
—Por mucho que no puedo esperar para probar más de tu comida, esperaba que pudiéramos…
—Nop—se aseguró de que no pudiera oír su sonrisa mientras transfería la sopa en su favorito recipiente de hierro porcelanizado—¿Recuerdas cuando te dije que no jugaras con tu coño y lo hiciste de todos modos?
—Ha pasado una semana y media, Santana. Una semana y media. Debes desearme tanto como te deseo yo.
Retrasar el sexo sólo haría el resultado final más placentero. Además, quería reducir a la rubia a un deseo sin sentido, suplicando su liberación.
La llevaría a la locura, pero sabía que le encantaría cada segundo de ello.
—Por supuesto que te deseo. Y te tendré. Pero primero vamos a cenar.
Brittany suspiró.
—Sólo ven aquí. Ahora.
Reprimió una risa.
—Sí, señora.
¡FELIZ SAN VALENTÍN!
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
hola morra,..
definitivamente estan en la nube jajaja
a ver como termina la noche,.... ???
nos vemos!!!
PD; feliz san valentin!!! para vos tambien!!!
definitivamente estan en la nube jajaja
a ver como termina la noche,.... ???
nos vemos!!!
PD; feliz san valentin!!! para vos tambien!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Algunos lo llaman san valentin, yo lo llamo miercoles. Jajajaja todavia me estoy riendo de eso
Feliz dia miercoles para ti tambien.
Feliz dia miercoles para ti tambien.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Hola!!!! Que manera de pasar San Valentin estas chicas!!!
Feliz dia para vos tambien!!!
Feliz dia para vos tambien!!!
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,..
definitivamente estan en la nube jajaja
a ver como termina la noche,.... ???
nos vemos!!!
PD; feliz san valentin!!! para vos tambien!!!
Hola lu, jajajaaj si q si, lo cual es muyyy bueno jajajaajaja. Esperemos q mucho mejor jaajajajaj. Saludos =d
PD: gracias, espero q lo pasaras lindo!
Isabella28 escribió:Algunos lo llaman san valentin, yo lo llamo miercoles. Jajajaja todavia me estoy riendo de eso
Feliz dia miercoles para ti tambien.
Hola, yo lo llamo día de los enamorados la vrdd xD xq amas el amor en si, no si tienes pareja...Gracias, espero q la pasaras bn! Saludos =D
monica.santander escribió:Hola!!!! Que manera de pasar San Valentin estas chicas!!!
Feliz dia para vos tambien!!!
Hola, ajjaajajaj xD jaajajajajajajaj no me había dado cuenta pero, si ajajajajajaja jajajaja. Gracias, espero q la pasaras bn! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Cap 17
Capitulo 17
Mientras no podía creer que Santana realmente las hizo sentarse y comer una comida en lugar de correr directamente al dormitorio, la sopa casera minestrone la impactó.
Junto con el pan crujiente de masa fermentada, era la comida casera del más alto nivel, y una vez más, no podía recordar la última vez que había comido tan bien.
Lo único que le impedía regresar por una segunda ración era el saber que comer en exceso sería un error colosal.
Esta sería la única oportunidad de estar juntas por quien sabe cuánto tiempo, y no quería que nada estropeara el estado de ánimo.
Empujando su plato vacío a un lado, alcanzó sobre la mesa y tomó la mano de Santana.
—Eso fue increíble. Sé que eres tímida acerca de cocinar para otras personas, pero no deberías serlo. Eres definitivamente una buena auténtica chef.
La morena se ruborizó con evidente orgullo.
—Eso significa mucho. Me alegro que hayas disfrutado.
—Es un verdadero afrodisíaco—dijo, frotando su pulgar sobre los nudillos de Santana—De verdad.
La pelinegra empujó su propio plato a un lado y le capturó la mano entre las suyas.
—Te estás muriendo porque te lleve a la cama, ¿verdad?
Como si Santana tuviera que preguntar, le había saludado en la puerta con un beso abrasador, vestida sólo con un babydoll negro de satin y encaje.
Había comprado la ropa interior el fin de semana pasado, específicamente para apelar a lo que sabía de los gustos de Santana. Había sido su esperanza de que la visión de ella usando su ropa interior entallada resultara demasiado para la determinación de la morena, y decidiera renunciar a cenar y llevarla directamente al dormitorio.
En cambio la había besado la frente, acariciado el culo, y luego le pidió que trajera dos platos para la sopa.
Se había comido toda la comida apenas vestida mientras que Santana se sentó en la mesa viéndose tan deliciosa como la comida en un par de jeans azules y una delgada camiseta verde del ejército que se apretaba sobre su pecho.
Bajó la mirada hacia el escote que estaba mostrando, amorosamente enmarcado por el babydoll, luego inclinó la cabeza y sonrió.
—¿Qué te dio esa idea?
Santana le soltó la mano y se limpió la boca con la servilleta, aprovechando el momento.
—Podemos ir a la cama ahora, si quieres. Siempre y cuando entiendas que tendrás que tomar tu castigo antes de que pueda permitir que te corras.
Apretando los muslos, luchó para no retorcerse en su silla.
—Estoy lista.
Estaba más que lista.
Había estado fantaseando sobre estas nalgadas desde que la había amenazado.
—Haz lo que tengas que hacer. Lo entiendo.
Una sonrisa apareció en la cara de Santana. Se puso de pie y caminó alrededor de la mesa, ofreciéndole su mano.
—Estás siendo muy valiente.
—Gracias—dejó que la pusiera de pie—Y para que lo sepas, mi 'transgresión' valió la pena todo lo que estás a punto de hacerme.
En verdad, ella apenas se había tocado.
No estaba a punto de echar a perder el placer de permitir que Santana liberara todo su deseo reprimido. Pero había estado feliz de que creyera que se estaba masturbando descaradamente, con la esperanza de que tomara la oportunidad de jugar un rol y lo llevara adelante.
Y, estremecedoramente, lo hizo.
—Incluso si planeas no ser tan ‘agradable’ esta vez.
—Sé honesta, cariño. No quieres que sea agradable—tiró de ella más cerca, dejando caer su mano para agarrar su culo—¿Quieres que lo sea?
Temblando, susurró:
—No—la amenaza de una no tan buena nalgueada había provocado sus más oscuros deseos, la mayoría lascivos. Santana siempre le daba exactamente lo que quería, y esta noche quería probar sus límites—¿Cuál sería la diversión en eso?
—Me alegro de que estemos de acuerdo—ahuecó sus pechos, frotando sus pezones a través de la tela transparente—Muéstrame tu dormitorio, chica mala.
Mordiéndose el labio, la llevó a través de su departamento de la mano. Nunca había traído a alguien a casa antes. Era extraño tener a Santana en su espacio, caminando entre sus cosas.
Extraño, pero maravilloso.
Hizo que la presencia de la morena en su vida se sintiera más real de alguna manera. Respiró hondo, luego abrió la puerta de su dormitorio.
Permitir que estuviera aquí era la última muestra de confianza. Estos cuatro muros cerrados eran su santuario, el único lugar donde podía escapar del mundo exterior.
Incluso Tina rara vez entraba en su dormitorio. Permitir que Santana entrara significaba más de lo que jamás admitiría en voz alta.
—Esto es impresionante—la voz de Santana sonó con afecto, atrayendo su atención a la forma en que miraba con cariño por toda la habitación—Este lugar eres tú, Brittany.
No tenía idea de lo que específicamente la morena estaba hablando, su colección de libros de matemáticas embutidos en el librero, la variedad aleatoria de ábacos únicos y extravagantes que cazaba en los mercadillos, o la colcha raída en su cama que había tenido desde que tenía dieciséis años, pero que no le importaba en realidad.
La adoración en el rostro de Santana la hizo sentir como la persona más especial del mundo.
Nunca había experimentado ni siquiera una fracción de la calidez y aceptación que la pelinegra le dio tan libremente.
Era una sensación como ninguna otra.
—Gracias—mirando a su alrededor, trató de decidir que sugeriría la decoración sobre ella—¿Estás diciendo que soy una friki?
—Estoy diciendo que eres la chica de mis sueños. Mi impresionante, friki, sexy chica de ensueño—Santana le soltó la mano y entró más en la habitación. Sonrió por encima del hombro—Me alegro de que me hayas invitado. Podré imaginarte aquí la próxima vez que te toque cuando estemos en el teléfono.
Se sonrojó.
—Santana...—no estaba segura de qué decir. Estaba húmeda, impaciente, ansiosa y desesperada por recibir su castigo, pero no quería suplicar por él.
Quería que la morena simplemente supiera lo que necesitaba y se lo diera.
—Me alegro también.
Con la diversión bailando en sus ojos oscuros se sentó en el borde de la cama.
Entonces, como una máscara que había caído sobre su cara, ella era todo negocios.
—Quítate la lencería.
Su ritmo cardíaco se aceleró mientras entraba en acción. No preguntó, no se burló. Ambas sabían lo que ella quería, y fingir lo contrario sólo serviría para retrasar la liberación que ansiaba.
Tiró de la parte superior por encima de su cabeza, luego se quitó las diminutas bragas y las echó a un lado. Una vez desnuda, se paró frente a Santana y disfrutó en la ahora familiar sensación de tener una mujer completamente vestida mirándola.
—Date la vuelta—Santana dijo—Déjame mirarte.
Giró en un círculo completo, consciente del escrutinio de Santana todo el tiempo. Recordó la primera vez que le había pedido que pusiera su cuerpo en exhibición.
Cuán vacilante había sido.
Qué diferencia hacía un poco de confianza. Esta noche estaba dispuesta a hacer lo que Santana ordenara sin dudar.
Cualquier cosa para complacerla.
Estaba a salvo con Santana porque se preocupaba por ella profundamente. Incluso con todo lo que quedaba sin decir entre ellas, la morena llevaba su devoción enamorada.
Completando su giro, se quedó en silencio y esperó la siguiente instrucción. Supuso que no debería acercarse hasta que se lo pidiera.
Santana plantó sus manos al lado de sus caderas, inclinándose ligeramente hacia atrás. El movimiento tiró de su camisa más apretada sobre sus pechos, contorneando sus duros pezones.
—Dime por qué estás siendo castigada, Brittany.
—Porque me tocaba cuando me dijiste que no lo hiciera—cambió su peso de un pie al otro, sintiéndose desnuda en todos los sentidos—Te desobedecí.
Santana alzó una ceja.
—Está bien. Me has desobedecido. ¿Por qué haces eso, cariño?
Dio la primera respuesta que le vino a la mente.
—Te extrañe.
Santana siguió mirándola fijamente, inquebrantable en su silenciosa censura.
Moviéndose de nuevo, murmuró:
—Y yo estaba caliente.
—Y disfrutas de las consecuencias.
Ellas no estarían jugando este juego si no le gustara. Sin embargo la acusación la avergonzaba un poco.
—Tal vez.
Santana sonrió.
—Ambas sabemos que te gusta que te ponga en mi rodilla y que te azote como la puta traviesa que eres. ¿No es así?
Apretó los dientes.
—Sí.
—Frota tu coño. Muéstrame lo que pensabas que valía la pena desobedecerme. No te corras.
Luchando por suprimir su propia sonrisa, separó los pies y dejó caer su mano entre sus piernas. Miró directamente a los ojos oscuros mientras acariciaba su clítoris, gimiendo por la increíble humedad que se acumulaba en la punta de sus dedos.
Santana bajó la mirada, luego agarró la entrepierna de sus jeans en su puño como si estuviera reteniendo su propio orgasmo.
—¿Se siente bien?—la atención de Santana estaba fija en su mano.
—Por supuesto.
La boca carnosa se torció.
—Muéstrame lo mojada que estás—extendió sus brillantes dedos para su inspección, pero sacudió la cabeza—No, muéstrame tu coño.
Cerró los ojos y se abrió a sí misma. El calor de la mirada de Santana le quemó la carne.
—¿Así?
—Eres tan hermosa—el colchón crujió ligeramente bajo el peso—Mírame, Por favor—cuando abrió los ojos, dijo—Pruébate tu misma por mí.
Pasó los dedos por sus pliegues, y luego se llevó la mano a la boca. Hizo una demostración de lamer cada dedo, murmurando en señal de aprobación.
Aunque Santana obviamente se esforzó por no reaccionar, se deleitó con la forma en que su garganta se tensó y se movió hacia adelante en la cama.
La morena le hizo señas para que se acercara.
—Ahora deja que te pruebe.
Pasó sus dedos a través de su humedad antes de ofrecerlos. Jadeó cuando Santana se lanzó y cogió sus dedos en la boca, chupando fuerte. Cuando la liberó momentos después, se tambaleó sobre las piernas temblorosas.
—Ponte en posición, puta—le agarró su antebrazo, arrastrándola sobre su regazo—Déjame ver ese bonito trasero antes de que se ponga rojo.
Gateó para tumbarse sobre los muslos morenos, apoyando la parte superior del cuerpo sobre el colchón para que su trasero estuviera al alcance de la mano. Giró la cabeza hacia la puerta y escogió un lugar en el marco de la puerta para estudiarlo, tratando de no anticipar el primer golpe.
La tocó suavemente, simplemente acariciando sus nalgas, mientras estabilizaba su respiración y esperaba.
—Este será un azote más fuerte del que recibiste la última vez, sólo porque creo que puedes manejarlo.
El primer golpe fue una sorpresa, forzando un grito silencioso de la boca a pesar de sus mejores esfuerzos para permanecer en silencio. Apretó los labios con fuerza, decidida a no ceder ante la necesidad de gritar.
—¿Cómo fue eso?
—Más fuerte.
Nalgada.
La mano rebotó en su otra nalga, luego regresó a la primera para un golpe un poco más duro.
Sabía que estaba tomando su tiempo y calentando. Hasta el momento el azote no se sentía más intenso que el primero, pero acababa de empezar.
Como si confirmara ese pensamiento, le dio dos nalgadas más, luego una tercera que fue fuerte y dolorosa, aterrizando en una carne ya tierna con un chasquido resonante.
Gritó en genuina incomodidad. A la vez la nalguiza se detuvo y le frotó círculos suaves sobre su carne maltratada.
—¿Eso fue lo bastante fuerte para ti?
Asintiendo, se preparó para más.
—Si, ama.
Santana entregó cuatro palmeadas más, alternando las nalgas mientras aumentaba ligeramente la fuerza. Hizo una mueca cada vez que la mano conectaba, pero movió su trasero en anticipación del siguiente golpe.
Su coño goteaba literalmente de emoción, el dolor afilaba su excitación a alturas vertiginosas.
—Pídeme más—Santana exigió.
—Más, por favor, ama—arañando el edredón, se aferró con fuerza mientras esperaba el siguiente ataque. Tanto temía y daba la bienvenida al dolor y la
creciente emoción que suscitaba—Más fuerte.
—Dime nuestra palabra de seguridad—Santana frotó su trasero de nuevo.
Consciente de que esto era simplemente una formalidad, respondió:
—Unicornio.
—Esto va a doler, cariño.
—Lo sé—respiró hondo.
Quería sentir el dolor de la mano de Santana en su piel durante días, mucho después de que ella se fuera. Y quería saber cuánto podía tomar, porque no estaba ni siquiera cerca de no ser placentero.
—Hazlo.
La morena no estaba mintiendo, la siguiente ronda de golpes le dolía. Había desaparecido su dulce amante, y en su lugar estaba una estricta disciplinaría.
Le dio las nalgadas de manera precisa y eficiente, sin golpear la misma área dos veces seguidas, pero sin permitir tampoco que recuperara el aliento. En
unos momentos estaba al borde de las lágrimas, que reprimió con valentía, hasta que finalmente todo su cuerpo temblaba con el esfuerzo de mantenerlas dentro.
Los golpes cesaron y Santana una vez más calmó su trasero frotando suavemente las nalgas.
—Esa es mi buena chica—le agarró la mano, apartando los dedos del edredón—Siente lo caliente que tu culo está.
Alcanzó a ciegas su trasero, cautelosamente tocando su piel ardiente. Sólo podía imaginar cómo debía parecer.
El pensamiento la hizo sonrojar.
—Si, ama.
Santana tiró de su mano, luego le separó las piernas. El aire frío golpeó su coño expuesto, haciéndola muy consciente de lo empapada que estaba.
Saltó ligeramente cuando deslizó sus dedos entre sus labios, dándole unas vigorosas caricias.
—Mira lo mojado y abierto que está tu coño para mí—Santana empujó lo que se sentía como dos dedos dentro lo más profundo que podía ir, tomando su aliento—Se supone que esto es un castigo. Al menos podrías fingir que no te gusta.
—Lo siento, ama—sostuvo el labio inferior entre sus dientes, luchando por no gemir mientras Santana movía los dedos y cosquilleaba sus paredes interiores—No puedo evitarlo.
Retirándose, la morena colocó su mano libre en la parte posterior de su cuello y uso la otra para dar una ligera palmada a su coño expuesto. Siseó ante la picadura del toque, que rápidamente se convirtió en placer ardiente.
—¿Te gusta eso también?
—Sí, ama—gimió cuando le lanzó una palmada más fuerte que aterrizó directamente sobre sus labios vaginales—Me gusta, ama.
Santana azoto su coño tres veces más, lo suficientemente fuerte como para hacerla saltar y tensarse, sin cruzar la línea de verdadera incomodidad.
Respiraba a través de su nariz y su boca, orgullosa de la forma en que estaba tomando el castigo. Podía sentirle la excitación aumentar con cada golpe.
Santana alcanzó debajo de ella, deslizando sus dedos para poder frotar suaves círculos sobre su clítoris.
—¿Qué te parece, querida? ¿Has aprendido la lección?
Secándose las lágrimas que ya se habían acumulado en sus ojos, consideró decir sí sólo brevemente. Pero no estaba dispuesta a aceptar la derrota.
Quería hacer a Santana orgullosa.
—No, dame más.
La morena se rió y siguió suavemente flotando su clítoris hinchado.
—Esa es mucha bravata de una mujer cuyo culo se ve muy adolorido de hecho. ¿Estás segura?
—Sí, ama—decidida a resistir tanto como Santana estaba dispuesta a repartir, puso sus manos de nuevo en el edredón y agarró el material en sus puños—Sólo unas cuantas más. Un poco más fuerte.
—Muy bien. Voy a darte cinco golpes más. Los dos últimos serán los más fuertes—deslizando la mano entre sus piernas, le dio a su trasero un vigoroso frotamiento, aliviando el persistente dolor—Y cuando haya terminado, haré que te corras. ¿Puedes hacer eso?
Asintió, encontrando su punto focal en el marco de la puerta. Consciente de que estaba a punto de poner a prueba sus límites de una manera que nunca había hecho antes, endureció sus nervios y esperó.
Su control casi se había deslizado durante la última descarga, pero quería desesperadamente mantenerlo unido ahora.
—Respóndeme—le dio un golpe ligero como una pluma en el trasero, burlándose—¿Puedes hacer eso?
—Puedo, ama.
—Buena chica—Santana se hecho hacia atrás y dio un golpe fuerte a la carne al rojo vivo.
Apretó los dientes e hizo una mueca ante el dolor abrasador, luego gritó cuando el segundo golpe llegó, bajo en sus nalgas y más potente que el primero.
Estaba agradecida por su posición boca abajo, porque sus piernas se habían convertido en gelatina. Si ella estuviera de pie ya se habría caído.
Nalgada.
El tercer golpe la sacudió y apretó los labios fuerte, las lágrimas derramándose de sus ojos. El instinto entró en acción y soltó el edredón, alcanzo detrás de ella para bloquear el trasero del asalto de Santana.
Había advertido que los dos últimos serían los más fuertes. De repente, no estaba segura de poder aguantar más.
Tomó sus muñecas y las jaló por encima de su cabeza, sujetándola con una fuerza increíble. Las lágrimas rodaban por las mejillas de mientras se rendía con un sollozo ahogado.
Sabía que podía decir unicornio y Santana se convertiría inmediatamente en la tierna amante quien besaría sus lágrimas. Pero no sólo su orgullo no le permitía ceder, sino que era estimulante simplemente sentir tanto.
—Puedes hacer esto, nena—Santana murmuró, luego la golpeó con tanta fuerza que la dejó sin aliento—Mi hermosa chica.
Su respiración regresó apresurada cuando la pelinegra la golpeó otra vez, balanceando todo su cuerpo hacia adelante con la fuerza de su mano.
—Joder—gruñó, luego estalló en sollozos fuertes, sin vergüenza.
Dos cosas ocurrieron a la vez, Santana soltó las muñecas para agarrarla en un amoroso abrazo, y la creciente presión en su pecho se disolvió mientras las semanas de tensión acumulada escapaban. Débil, se agarró débilmente a sus hombros mientras la maniobraba cuidadosamente sobre su espalda.
Entonces Santana se subió encima de ella y salpicó de suaves besos en sus mejillas manchadas de lágrimas.
—Estoy muy orgullosa de ti—susurró, apartándose para mirarla a los ojos—Lo hiciste muy bien.
Su corazón se sentía como si pudiera estallar al ver la hermosa cara de la morena llena con tierna reverencia. Estaba abrumada con una miríada de sensaciones, la aspereza del edredón contra sus nalgas magulladas, la suavidad de la camiseta presionando en sus pechos desnudos, la seguridad absoluta de estar en los brazos de morenos, pero lo que sobresaltaba por encima de todo lo demás era su certeza absoluta de que, en este momento, estaba exactamente donde se suponía que debía estar.
El pensamiento ahuyentó sus temores, dejando tras de sí una verdad inmutable: se estaba enamorando de una mujer que podría de verdad amarla.
—Santana—apenas podía hablar a través de sus lágrimas—Yo…
Santana la silenció al entrar en su coño resbaladizo, abierto con un empuje cauteloso. Echó la cabeza hacia atrás y gimió con voz ronca ante la intrusión, casi agradecida de no tener que terminar su pensamiento.
No confiaba en no abrir su corazón por completo.
De repente la puerta de su dormitorio se abrió de golpe, chocando contra la pared con tanta fuerza que ambas saltaron sorprendidas. Tina entró en la habitación, sus ojos feroces y oscuros, con su cuchillo de cocina más grande agarrado en su puño con los nudillos blancos. Su mano libre voló a su boca
mientras contemplaba la vista de las dos en la cama.
La conmoción en su cara se desvaneció rápido, reemplazada por una rápida y furiosa ira.
—¡Aléjate de ella!—gritando, Tina blandió el cuchillo como si estuviera lista para usarlo—Quita tus putas sucias manos de mi hermana.
Hizo una mueca cuando la morena retiró sus dedos rápidamente, luego la empujó a un lado, poniendo su cuerpo entre su hermana y su amante. Luchó con el edredón en un torpe intento de ocultar su desnudez, luego se rindió cuando se vio desesperadamente enredada.
No era como si tuviera alguna modestia para preservar, de todos modos:
—Tina, por el amor de Dios, baja el cuchillo. Todo está bien.
—¿¡Cómo demonios está bien?!—con ojos de acero, lanzó su mirada entre ellas como si solamente estuviera esperando la provocación para golpear—Escuche que te golpeó. Llorabas—dio un paso más cerca, el pecho agitado—Todavía estás llorando.
Se frotó las palmas de las manos por la cara, secándose las lágrimas. Sólo podía imaginar cómo debía parecer esto. Decidiendo abordar el error más evidente primero, dijo:
—Esta es mi amiga, Santana. Ella no estaba haciendo nada que yo no quisiera, lo prometo. Independientemente de lo que parezca.
La morena en cuestión se sentó, levantando sus manos en actitud de súplica. Su piel se había vuelto pálida.
—Juro que nunca le haría daño a Brittany. Me importa mucho tu hermana.
La cara de Tina se torció en una mueca.
—Sí, obviamente.
Cuando se hizo evidente que su hermana no tenía la intención de bajar la guardia, se cubrió los pechos con su brazo y se inclinó para agarrar su camisón del suelo.
—En serio, Tina, por favor, cálmate y dame el cuchillo. Ya hemos establecido que no estaba siendo atacada.
Tina jadeó cuando se enderezó y se dio media vuelta para tirar del camisón sobre sus pechos.
—¿Qué coño le hiciste?
Sabía de lo que estaba hablando su hermana incluso antes de ver la mirada horrorizada clavada en el trasero.
Humillada, tiró del dobladillo de su camisón para tratar de cubrir las marcas rojas que Santana había dejado en su piel.
—Eso no es asunto tuyo. Todo lo que necesitas saber es que fue consensual.
—¿Eso fue consensual?—Tina bajó el cuchillo, curvando los labios con disgusto. Buscó su rostro y luego dio un paso vacilante hacia atrás—Eso es jodidamente enfermo—mirando a Santana con furia asesina pura, escupió sus palabras a través de sus dientes—¿Disfrutas golpeando mujeres? ¿Es así? Bueno, no sé cómo diablos hablaste con Brittany para que fuera junto con tu jodida perversión, pero deberías estar avergonzada de ti misma. Patética, jodida lesbiana.
—¡Es suficiente!—se acercó a su hermana y cuidadosamente le quitó el cuchillo de su puño. Abrió el cajón superior de la cómoda y lo tiró dentro, luego cerró el cajón—Tina, siento de verdad que me veas así. Realmente lo lamento. Pero estás hablando con una mujer que me importa, mucho, y estás siendo completamente injusta. Santana no me convenció de nada. Sólo dejémoslo así—ruborizada ante la incredulidad en el rostro de Tina, miró por
encima del hombro y encontró la mirada de culpabilidad de Santana—Por favor.
—Sí, bien—Tina apretó sus manos en puños a los costados—Llego a casa y escuchó lo que parece como mi hermana mayor siendo violada, pero vamos a dejarlo en el hecho de que ella es en realidad sólo una repugnante, maldita pervertida.
—Hey—Santana finalmente se levantó, caminando a su lado para descansar una mano en su espalda baja—Esta es una situación increíblemente incómoda y embarazosa, para todas nosotras, pero siendo desagradable no lo hará mejor. Así que muestra a tu hermana un poco de respeto. Ella es una mujer adulta que no tiene nada de qué avergonzarse.
—Respeto—poniendo los ojos en blanco, Tina mostró su dedo medio a Santana—Sí lo que sea. Diviértete siendo golpeada y follada, Britt. Me voy a la cama.
Por primera vez desde que su hermana entró en la habitación, se dio cuenta de que algo debía estar mal.
—Espera, ¿por qué estás en casa? Se supone que debes estar en el campus para la orientación. ¿Qué pasó?
Las fosas nasales de Tina se encendieron.
—No trates de darle la vuelta a esto hacia mí. Estoy en casa, te atrapé, ocúpate con eso. Sé que te dije que echaras un polvo, pero no esperaba que salieras y te convirtieras en una maldita puta.
Santana dio un respingo, pero ella simplemente apuntó a la puerta de su dormitorio.
—Vete a tu cuarto. Ya hablaremos de esto más adelante cuando no estés tan emotiva.
—No, no lo creo—Tina se pasó una mano por el pelo, los ojos salvajes y crepitando de ira—No tengo nada que decirte. Me das asco.
Hasta ese momento, no había tenido la presencia de ánimo para sentir algo más allá de la vergüenza absoluta. Las palabras venenosas cortaron en su corazón de nuevo, desencadenando una agonía como nunca había sentido antes.
La única cosa con la que siempre había sido capaz de contar era que su hermana menor la respetara. Perder el respeto de Tina era una de las peores cosas que podía imaginar.
Haciendo acopio de su fuerza de voluntad, mantuvo la voz firme.
—Lamento que estés molesta. Sigo diciendo que ambas necesitamos un poco de tiempo para calmarnos.
Con un gruñido enojado, su hermana giró sobre sus talones y se precipitó fuera de la habitación. Segundos después, las paredes se estremecieron con la fuerza del portazo de su habitación.
Entumecida, caminó hacia su propia puerta de la habitación y la cerró con un silencioso clic.
Santana se acercó por detrás y le tocó la cintura.
—Lo siento mucho. Lo siento muchísimo.
Sacudió la cabeza.
—No es tu culpa. Es mía, yo...—trató de decidir dónde exactamente había estado mal—No debería haberte invitado aquí.
Santana inhaló temblorosamente, enviando un fragmento de dolor a su pecho.
—Me disculpo por involucrarme en la discusión. Sé que no era de mi incumbencia, y me doy cuenta que esto es bastante pesado para una joven de dieciocho años, pero yo sólo... no me gustó que te hablara de esa manera.
Temblando, se giró y echó los brazos alrededor de la cintura de Santana y enterró la cara en su hombro, insegura de que hacer a continuación, pero necesitando desesperadamente comodidad.
Las manos suaves acariciaban círculos sobre su espalda, calmándola al instante.
—Lamento lo que te dijo.
Santana sacudió la cabeza.
—Ella estaba molesta. Entiendo.
—Estoy mortificada—jugueteó con el dobladillo de su camisón con una mano, tratando de cubrirse sin salir de los brazos morenos—No puedo creer que nos haya escuchado. No puedo creer que nos haya visto.
—No puedo creer que ella me dijo idiota—echándose hacia atrás con una sonrisa burlona, se señaló a sí misma—¿Qué de esto es idiota?
Eso le sacó una risita, casi contra su voluntad, pero se puso seria rápidamente.
Las cosas estaban jodidas, mal, y no tenía idea de cómo arreglarlas.
Alejándose de Santana, se acercó a su cómoda y sacó un par de pantalones de pijama y una camiseta de algodón.
—En serio, podría haber vivido el resto de mi vida sin que Tina supiera que me gusta ser nalgueada.
—Obviamente no es lo que querrías compartir con tu hermana, pero espero que sepas que realmente no hay nada de qué avergonzarse—todavía completamente vestida, no tenía nada que hacer excepto pararse y mirar. Parecía inusualmente tímida, como si tuviera miedo de decir algo equivocado—Créeme, he visto un montón de perversiones. La nuestra ni siquiera está cerca de ser verdaderamente desviada.
Desde que conoció a la morena, ella no había cuestionado sus deseos ni una sola vez. Había fantaseado sobre el dominio y la sumisión, cautiverio, nalgadas, y todo tipo de sexo perverso desde hace años, pero hasta su cita, sus pensamientos siempre la habían hecho sentir un poco avergonzada.
Tener una amante que conseguía darle exactamente lo que quería había cambiado todo eso.
Por desgracia, la repulsión de Tina amenazaba con evocar todas sus viejas inseguridades, y algo más.
Se volvió, cruzando los brazos sobre el pecho.
—Lo siento, pero no puedes quedarte—parpadeó, eso había salido mucho más duro de lo que pretendía—Quiero decir... no podemos volver exactamente a lo que estábamos haciendo, y…
—Lo entiendo—le dio una sonrisa genuinamente simpática—Lamento que no pudimos terminar, por supuesto, pero estoy de acuerdo en que es mejor que me vaya—empezó a dar un paso adelante, luego se detuvo.
La incertidumbre se apoderó de su tenso cuerpo moreno, y se veía tan nerviosa que su corazón le dolía.
—Me alegro de que hayamos pasado un poco de tiempo juntas, sin embargo. Espero... espero que podamos vernos de nuevo pronto. Incluso si sólo nos reunimos para almorzar un día. O una taza de café.
Su pecho se tensó ante la restricción en la postura y el tono de la morena.
Santana estaba claramente aterrorizada de pedirle algo, lo cual le rompió el corazón y la inundó de alivio al mismo tiempo.
—Te llamaré, ¿de acuerdo?
—De acuerdo—Santana dio otro paso más y abrió los brazos con una tentativa sonrisa—Resiste, corazón. Incluso si está un poco asqueada, Tina superará esto. Lo prometo.
Logró una risa sin humor mientras entraba en los abrazo morenos.
—Eso espero. No me gustaría pensar que logré llevarla a los dieciocho años relativamente intacta, sólo para arruinarla para siempre porque no podía esperar otro par de meses para echar un polvo.
Santana se tensó un poco y luego la soltó con un beso en la frente.
—Estoy aquí si me necesitas. Para hablar, o lo que sea. ¿De acuerdo?
Adolorida por la distancia que crecía entre ellas, le tomó la mano antes de que pudiera salir.
—Espera.
Santana entrelazó sus dedos, nerviosamente.
—¿Quieres que me quede?
Sacudió la cabeza.
—Antes de que Tina entrara... lo que hicimos...
Con la garganta moviéndose, Santana susurró:
—¿Sí?
—Era todo lo que quería. Eres perfecta.
Santana se hundió con evidente alivio.
—Sólo desearía haber tenido la oportunidad de darle más placer con ese dolor.
Su pecho se apretó. No tenía idea de cuando volverían a estar juntas. En este momento no estaba pensando en hacer frente a las consecuencias de esta noche.
Tenía que ver cómo su hermana se recuperaba de interrumpirlas antes de pensar en hacer otra cita con Santana.
Desgarrada, dijo:
—Hasta la próxima vez.
La sonrisa de la morena vaciló ligeramente ante la obvia captura en su voz.
—Hasta la próxima vez—le besó la mano, luego caminó hacia la puerta—Que duermas bien, cariño.
—Tú también—puso su mano sobre sus ojos tan pronto como Santana salió de la habitación, conteniendo la respiración mientras escuchaba por el sonido de la puerta principal al cerrarse.
Cuando llegó, se mordió el labio para contener las lágrimas que amenazaban con escapar ante la sensación de pérdida que se extendió sobre ella.
En el lapso de diez minutos, había pasado de experimentar la conexión más profunda imaginable con otro ser humano a sentirse completamente sola y avergonzada.
Y no tenía idea de qué hacer a continuación.
Decidió comenzar por limpiar la cena.
Había una razón para la limpieza compulsiva que era recurrir a su mecanismo de evasión. Sus padres habían mantenido una casa sucia cuando ella y Tina eran niñas, y desde el principio se habían dado cuenta de que arreglar no sólo la hacía sentirse mejor, sino también le daba la ilusión de tener el control de su vida.
Con esto en mente, lavó los platos y guardar la sopa sobrante, luego fregó cada pulgada de la cocina hasta que cada superficie brillaba.
Cuando terminó, se apoyó contra el refrigerador y exhaló.
No podía dejar de pensar en Tina, preguntándose cómo se sentía.
¿Se había disipado su enojo?
Incluso sabiendo que lo más inteligente sería darle más tiempo a su hermana, decidió ir a llamar a la puerta de su dormitorio.
Necesitaba saber por qué Tina no estaba donde se suponía que debía estar, si quería o no hablar de lo que había visto. Sin importar lo que pensaba de ella en este momento, todavía era responsable de su bienestar.
Tina no respondió su primer golpe.
O al segundo.
Negándose a creer que en realidad estaba durmiendo, intentó una tercera vez.
—¿Tina? Quiero hablar contigo.
—Vete.
Ignorando la réplica gruñona, abrió la puerta de la habitación. Tina sentada en el suelo con la espalda apoyada en la cama, el rostro surcado de lágrimas. Las limpió con enojo mientras sus ojos se encontraron.
—Lárgate de mi habitación.
—¿Por qué estás en casa, Ti? Se supone que tienes que estar en la orientación. Me enviaste un mensaje.
Tina la fulminó con la mirada.
—La sesión de orientación no comienza hasta las nueve de la mañana. Me levantaré temprano y me dirigiré ahí.
—Pero se suponía que pasarías la noche en el dormitorio.
—Se suponía que estarías sola en casa viendo The Golden Girls—la desilusión en el rostro de su hermana la hizo sentirse mal—Supongo que es una noche de expectativas destrozadas.
—Dime por qué no estás donde dijiste que estarías. Ahora.
Incluso tan fuerte de carácter como Tina podría ser, ellas nunca habían tenido un enfrentamiento de esta magnitud. Sus piernas temblaban mientras la adrenalina corría por su cuerpo ya sobre-estimulado.
—No estoy jugando, Tina. Sólo dime que no pienso lo peor.
—Mentí, ¿de acuerdo?—gritando ahora, escupió sus palabras como balas—Yo iba a pasar la noche con un amigo en cambio. Pero no funcionó, así que volví a casa. No estaba insegura, no estoy borracha o drogada, y el resto no es asunto tuyo. Así que sólo déjalo.
—¿Un novio?
Por lo que sabía, su hermana no estaba saliendo con nadie. Reunirse con un chico para el sexo casual era definitivamente algo sobre lo que mentiría.
—¿Que amigo?
—No voy a hablar sobre ello—pasó sus dedos por el pelo, mirando al suelo—No tienes derecho a juzgarme. Ninguno.
—No estoy 'juzgándote'. Estoy tratando de averiguar por qué no estás donde me dijiste que ibas a estar.
—¿A quién le importa? No estoy. Supéralo.
Su frustración amenazaba con desbordarse ante el tono indignado de Tina.
—Basta con esa actitud.
—No, ¡basta con actuar como mi mamá!—su voz se elevó a un volumen ensordecedor—¡No eres mi mamá! ¿De acuerdo? No tengo una maldita mamá. Así que dale un descanso—se levantó de un salto y se acercó a ella,
empujando su hombro con una mano—Lo que tengo es una hermana que permite que una espantosa lesbiana dominante la trate como un saco de boxeo.
Tropezó cuando la empujó de nuevo, haciéndola caer contra el marco.
—¿Te gusta eso? ¿Te pone caliente?
Agarró la muñeca de su hermana con fuerza.
—Para.
—¡Sal de mi habitación!—gritó en su cara, quitándole el aliento con la intensidad de su ira—Me pone enferma mirarte. ¡Así que aléjate de mí!—con eso, la agarró por la camisa y la forzó hacia atrás, fuera de la puerta.
Casi se cayó, pero recuperó el equilibrio rápidamente, girándose para mirar a Tina con incredulidad.
—Estas castigada.
Tina se rió.
—Estás delirante—cerró la puerta en su cara.
Aturdida, se quedó mirando en la superficie pintada que la separaba de la niña que había criado, que ahora la miraba como si fuera una extraña. Todo porque había invitado a una mujer para tener relaciones sexuales.
Sexo perverso.
La vergüenza la atravesó, acelerando su escape de regreso a su propio dormitorio. Fue directamente al baño y abrió la ducha, ansiosa por lavar la noche.
Nunca se había sentido tan sucia en su vida.
Junto con el pan crujiente de masa fermentada, era la comida casera del más alto nivel, y una vez más, no podía recordar la última vez que había comido tan bien.
Lo único que le impedía regresar por una segunda ración era el saber que comer en exceso sería un error colosal.
Esta sería la única oportunidad de estar juntas por quien sabe cuánto tiempo, y no quería que nada estropeara el estado de ánimo.
Empujando su plato vacío a un lado, alcanzó sobre la mesa y tomó la mano de Santana.
—Eso fue increíble. Sé que eres tímida acerca de cocinar para otras personas, pero no deberías serlo. Eres definitivamente una buena auténtica chef.
La morena se ruborizó con evidente orgullo.
—Eso significa mucho. Me alegro que hayas disfrutado.
—Es un verdadero afrodisíaco—dijo, frotando su pulgar sobre los nudillos de Santana—De verdad.
La pelinegra empujó su propio plato a un lado y le capturó la mano entre las suyas.
—Te estás muriendo porque te lleve a la cama, ¿verdad?
Como si Santana tuviera que preguntar, le había saludado en la puerta con un beso abrasador, vestida sólo con un babydoll negro de satin y encaje.
Había comprado la ropa interior el fin de semana pasado, específicamente para apelar a lo que sabía de los gustos de Santana. Había sido su esperanza de que la visión de ella usando su ropa interior entallada resultara demasiado para la determinación de la morena, y decidiera renunciar a cenar y llevarla directamente al dormitorio.
En cambio la había besado la frente, acariciado el culo, y luego le pidió que trajera dos platos para la sopa.
Se había comido toda la comida apenas vestida mientras que Santana se sentó en la mesa viéndose tan deliciosa como la comida en un par de jeans azules y una delgada camiseta verde del ejército que se apretaba sobre su pecho.
Bajó la mirada hacia el escote que estaba mostrando, amorosamente enmarcado por el babydoll, luego inclinó la cabeza y sonrió.
—¿Qué te dio esa idea?
Santana le soltó la mano y se limpió la boca con la servilleta, aprovechando el momento.
—Podemos ir a la cama ahora, si quieres. Siempre y cuando entiendas que tendrás que tomar tu castigo antes de que pueda permitir que te corras.
Apretando los muslos, luchó para no retorcerse en su silla.
—Estoy lista.
Estaba más que lista.
Había estado fantaseando sobre estas nalgadas desde que la había amenazado.
—Haz lo que tengas que hacer. Lo entiendo.
Una sonrisa apareció en la cara de Santana. Se puso de pie y caminó alrededor de la mesa, ofreciéndole su mano.
—Estás siendo muy valiente.
—Gracias—dejó que la pusiera de pie—Y para que lo sepas, mi 'transgresión' valió la pena todo lo que estás a punto de hacerme.
En verdad, ella apenas se había tocado.
No estaba a punto de echar a perder el placer de permitir que Santana liberara todo su deseo reprimido. Pero había estado feliz de que creyera que se estaba masturbando descaradamente, con la esperanza de que tomara la oportunidad de jugar un rol y lo llevara adelante.
Y, estremecedoramente, lo hizo.
—Incluso si planeas no ser tan ‘agradable’ esta vez.
—Sé honesta, cariño. No quieres que sea agradable—tiró de ella más cerca, dejando caer su mano para agarrar su culo—¿Quieres que lo sea?
Temblando, susurró:
—No—la amenaza de una no tan buena nalgueada había provocado sus más oscuros deseos, la mayoría lascivos. Santana siempre le daba exactamente lo que quería, y esta noche quería probar sus límites—¿Cuál sería la diversión en eso?
—Me alegro de que estemos de acuerdo—ahuecó sus pechos, frotando sus pezones a través de la tela transparente—Muéstrame tu dormitorio, chica mala.
Mordiéndose el labio, la llevó a través de su departamento de la mano. Nunca había traído a alguien a casa antes. Era extraño tener a Santana en su espacio, caminando entre sus cosas.
Extraño, pero maravilloso.
Hizo que la presencia de la morena en su vida se sintiera más real de alguna manera. Respiró hondo, luego abrió la puerta de su dormitorio.
Permitir que estuviera aquí era la última muestra de confianza. Estos cuatro muros cerrados eran su santuario, el único lugar donde podía escapar del mundo exterior.
Incluso Tina rara vez entraba en su dormitorio. Permitir que Santana entrara significaba más de lo que jamás admitiría en voz alta.
—Esto es impresionante—la voz de Santana sonó con afecto, atrayendo su atención a la forma en que miraba con cariño por toda la habitación—Este lugar eres tú, Brittany.
No tenía idea de lo que específicamente la morena estaba hablando, su colección de libros de matemáticas embutidos en el librero, la variedad aleatoria de ábacos únicos y extravagantes que cazaba en los mercadillos, o la colcha raída en su cama que había tenido desde que tenía dieciséis años, pero que no le importaba en realidad.
La adoración en el rostro de Santana la hizo sentir como la persona más especial del mundo.
Nunca había experimentado ni siquiera una fracción de la calidez y aceptación que la pelinegra le dio tan libremente.
Era una sensación como ninguna otra.
—Gracias—mirando a su alrededor, trató de decidir que sugeriría la decoración sobre ella—¿Estás diciendo que soy una friki?
—Estoy diciendo que eres la chica de mis sueños. Mi impresionante, friki, sexy chica de ensueño—Santana le soltó la mano y entró más en la habitación. Sonrió por encima del hombro—Me alegro de que me hayas invitado. Podré imaginarte aquí la próxima vez que te toque cuando estemos en el teléfono.
Se sonrojó.
—Santana...—no estaba segura de qué decir. Estaba húmeda, impaciente, ansiosa y desesperada por recibir su castigo, pero no quería suplicar por él.
Quería que la morena simplemente supiera lo que necesitaba y se lo diera.
—Me alegro también.
Con la diversión bailando en sus ojos oscuros se sentó en el borde de la cama.
Entonces, como una máscara que había caído sobre su cara, ella era todo negocios.
—Quítate la lencería.
Su ritmo cardíaco se aceleró mientras entraba en acción. No preguntó, no se burló. Ambas sabían lo que ella quería, y fingir lo contrario sólo serviría para retrasar la liberación que ansiaba.
Tiró de la parte superior por encima de su cabeza, luego se quitó las diminutas bragas y las echó a un lado. Una vez desnuda, se paró frente a Santana y disfrutó en la ahora familiar sensación de tener una mujer completamente vestida mirándola.
—Date la vuelta—Santana dijo—Déjame mirarte.
Giró en un círculo completo, consciente del escrutinio de Santana todo el tiempo. Recordó la primera vez que le había pedido que pusiera su cuerpo en exhibición.
Cuán vacilante había sido.
Qué diferencia hacía un poco de confianza. Esta noche estaba dispuesta a hacer lo que Santana ordenara sin dudar.
Cualquier cosa para complacerla.
Estaba a salvo con Santana porque se preocupaba por ella profundamente. Incluso con todo lo que quedaba sin decir entre ellas, la morena llevaba su devoción enamorada.
Completando su giro, se quedó en silencio y esperó la siguiente instrucción. Supuso que no debería acercarse hasta que se lo pidiera.
Santana plantó sus manos al lado de sus caderas, inclinándose ligeramente hacia atrás. El movimiento tiró de su camisa más apretada sobre sus pechos, contorneando sus duros pezones.
—Dime por qué estás siendo castigada, Brittany.
—Porque me tocaba cuando me dijiste que no lo hiciera—cambió su peso de un pie al otro, sintiéndose desnuda en todos los sentidos—Te desobedecí.
Santana alzó una ceja.
—Está bien. Me has desobedecido. ¿Por qué haces eso, cariño?
Dio la primera respuesta que le vino a la mente.
—Te extrañe.
Santana siguió mirándola fijamente, inquebrantable en su silenciosa censura.
Moviéndose de nuevo, murmuró:
—Y yo estaba caliente.
—Y disfrutas de las consecuencias.
Ellas no estarían jugando este juego si no le gustara. Sin embargo la acusación la avergonzaba un poco.
—Tal vez.
Santana sonrió.
—Ambas sabemos que te gusta que te ponga en mi rodilla y que te azote como la puta traviesa que eres. ¿No es así?
Apretó los dientes.
—Sí.
—Frota tu coño. Muéstrame lo que pensabas que valía la pena desobedecerme. No te corras.
Luchando por suprimir su propia sonrisa, separó los pies y dejó caer su mano entre sus piernas. Miró directamente a los ojos oscuros mientras acariciaba su clítoris, gimiendo por la increíble humedad que se acumulaba en la punta de sus dedos.
Santana bajó la mirada, luego agarró la entrepierna de sus jeans en su puño como si estuviera reteniendo su propio orgasmo.
—¿Se siente bien?—la atención de Santana estaba fija en su mano.
—Por supuesto.
La boca carnosa se torció.
—Muéstrame lo mojada que estás—extendió sus brillantes dedos para su inspección, pero sacudió la cabeza—No, muéstrame tu coño.
Cerró los ojos y se abrió a sí misma. El calor de la mirada de Santana le quemó la carne.
—¿Así?
—Eres tan hermosa—el colchón crujió ligeramente bajo el peso—Mírame, Por favor—cuando abrió los ojos, dijo—Pruébate tu misma por mí.
Pasó los dedos por sus pliegues, y luego se llevó la mano a la boca. Hizo una demostración de lamer cada dedo, murmurando en señal de aprobación.
Aunque Santana obviamente se esforzó por no reaccionar, se deleitó con la forma en que su garganta se tensó y se movió hacia adelante en la cama.
La morena le hizo señas para que se acercara.
—Ahora deja que te pruebe.
Pasó sus dedos a través de su humedad antes de ofrecerlos. Jadeó cuando Santana se lanzó y cogió sus dedos en la boca, chupando fuerte. Cuando la liberó momentos después, se tambaleó sobre las piernas temblorosas.
—Ponte en posición, puta—le agarró su antebrazo, arrastrándola sobre su regazo—Déjame ver ese bonito trasero antes de que se ponga rojo.
Gateó para tumbarse sobre los muslos morenos, apoyando la parte superior del cuerpo sobre el colchón para que su trasero estuviera al alcance de la mano. Giró la cabeza hacia la puerta y escogió un lugar en el marco de la puerta para estudiarlo, tratando de no anticipar el primer golpe.
La tocó suavemente, simplemente acariciando sus nalgas, mientras estabilizaba su respiración y esperaba.
—Este será un azote más fuerte del que recibiste la última vez, sólo porque creo que puedes manejarlo.
El primer golpe fue una sorpresa, forzando un grito silencioso de la boca a pesar de sus mejores esfuerzos para permanecer en silencio. Apretó los labios con fuerza, decidida a no ceder ante la necesidad de gritar.
—¿Cómo fue eso?
—Más fuerte.
Nalgada.
La mano rebotó en su otra nalga, luego regresó a la primera para un golpe un poco más duro.
Sabía que estaba tomando su tiempo y calentando. Hasta el momento el azote no se sentía más intenso que el primero, pero acababa de empezar.
Como si confirmara ese pensamiento, le dio dos nalgadas más, luego una tercera que fue fuerte y dolorosa, aterrizando en una carne ya tierna con un chasquido resonante.
Gritó en genuina incomodidad. A la vez la nalguiza se detuvo y le frotó círculos suaves sobre su carne maltratada.
—¿Eso fue lo bastante fuerte para ti?
Asintiendo, se preparó para más.
—Si, ama.
Santana entregó cuatro palmeadas más, alternando las nalgas mientras aumentaba ligeramente la fuerza. Hizo una mueca cada vez que la mano conectaba, pero movió su trasero en anticipación del siguiente golpe.
Su coño goteaba literalmente de emoción, el dolor afilaba su excitación a alturas vertiginosas.
—Pídeme más—Santana exigió.
—Más, por favor, ama—arañando el edredón, se aferró con fuerza mientras esperaba el siguiente ataque. Tanto temía y daba la bienvenida al dolor y la
creciente emoción que suscitaba—Más fuerte.
—Dime nuestra palabra de seguridad—Santana frotó su trasero de nuevo.
Consciente de que esto era simplemente una formalidad, respondió:
—Unicornio.
—Esto va a doler, cariño.
—Lo sé—respiró hondo.
Quería sentir el dolor de la mano de Santana en su piel durante días, mucho después de que ella se fuera. Y quería saber cuánto podía tomar, porque no estaba ni siquiera cerca de no ser placentero.
—Hazlo.
La morena no estaba mintiendo, la siguiente ronda de golpes le dolía. Había desaparecido su dulce amante, y en su lugar estaba una estricta disciplinaría.
Le dio las nalgadas de manera precisa y eficiente, sin golpear la misma área dos veces seguidas, pero sin permitir tampoco que recuperara el aliento. En
unos momentos estaba al borde de las lágrimas, que reprimió con valentía, hasta que finalmente todo su cuerpo temblaba con el esfuerzo de mantenerlas dentro.
Los golpes cesaron y Santana una vez más calmó su trasero frotando suavemente las nalgas.
—Esa es mi buena chica—le agarró la mano, apartando los dedos del edredón—Siente lo caliente que tu culo está.
Alcanzó a ciegas su trasero, cautelosamente tocando su piel ardiente. Sólo podía imaginar cómo debía parecer.
El pensamiento la hizo sonrojar.
—Si, ama.
Santana tiró de su mano, luego le separó las piernas. El aire frío golpeó su coño expuesto, haciéndola muy consciente de lo empapada que estaba.
Saltó ligeramente cuando deslizó sus dedos entre sus labios, dándole unas vigorosas caricias.
—Mira lo mojado y abierto que está tu coño para mí—Santana empujó lo que se sentía como dos dedos dentro lo más profundo que podía ir, tomando su aliento—Se supone que esto es un castigo. Al menos podrías fingir que no te gusta.
—Lo siento, ama—sostuvo el labio inferior entre sus dientes, luchando por no gemir mientras Santana movía los dedos y cosquilleaba sus paredes interiores—No puedo evitarlo.
Retirándose, la morena colocó su mano libre en la parte posterior de su cuello y uso la otra para dar una ligera palmada a su coño expuesto. Siseó ante la picadura del toque, que rápidamente se convirtió en placer ardiente.
—¿Te gusta eso también?
—Sí, ama—gimió cuando le lanzó una palmada más fuerte que aterrizó directamente sobre sus labios vaginales—Me gusta, ama.
Santana azoto su coño tres veces más, lo suficientemente fuerte como para hacerla saltar y tensarse, sin cruzar la línea de verdadera incomodidad.
Respiraba a través de su nariz y su boca, orgullosa de la forma en que estaba tomando el castigo. Podía sentirle la excitación aumentar con cada golpe.
Santana alcanzó debajo de ella, deslizando sus dedos para poder frotar suaves círculos sobre su clítoris.
—¿Qué te parece, querida? ¿Has aprendido la lección?
Secándose las lágrimas que ya se habían acumulado en sus ojos, consideró decir sí sólo brevemente. Pero no estaba dispuesta a aceptar la derrota.
Quería hacer a Santana orgullosa.
—No, dame más.
La morena se rió y siguió suavemente flotando su clítoris hinchado.
—Esa es mucha bravata de una mujer cuyo culo se ve muy adolorido de hecho. ¿Estás segura?
—Sí, ama—decidida a resistir tanto como Santana estaba dispuesta a repartir, puso sus manos de nuevo en el edredón y agarró el material en sus puños—Sólo unas cuantas más. Un poco más fuerte.
—Muy bien. Voy a darte cinco golpes más. Los dos últimos serán los más fuertes—deslizando la mano entre sus piernas, le dio a su trasero un vigoroso frotamiento, aliviando el persistente dolor—Y cuando haya terminado, haré que te corras. ¿Puedes hacer eso?
Asintió, encontrando su punto focal en el marco de la puerta. Consciente de que estaba a punto de poner a prueba sus límites de una manera que nunca había hecho antes, endureció sus nervios y esperó.
Su control casi se había deslizado durante la última descarga, pero quería desesperadamente mantenerlo unido ahora.
—Respóndeme—le dio un golpe ligero como una pluma en el trasero, burlándose—¿Puedes hacer eso?
—Puedo, ama.
—Buena chica—Santana se hecho hacia atrás y dio un golpe fuerte a la carne al rojo vivo.
Apretó los dientes e hizo una mueca ante el dolor abrasador, luego gritó cuando el segundo golpe llegó, bajo en sus nalgas y más potente que el primero.
Estaba agradecida por su posición boca abajo, porque sus piernas se habían convertido en gelatina. Si ella estuviera de pie ya se habría caído.
Nalgada.
El tercer golpe la sacudió y apretó los labios fuerte, las lágrimas derramándose de sus ojos. El instinto entró en acción y soltó el edredón, alcanzo detrás de ella para bloquear el trasero del asalto de Santana.
Había advertido que los dos últimos serían los más fuertes. De repente, no estaba segura de poder aguantar más.
Tomó sus muñecas y las jaló por encima de su cabeza, sujetándola con una fuerza increíble. Las lágrimas rodaban por las mejillas de mientras se rendía con un sollozo ahogado.
Sabía que podía decir unicornio y Santana se convertiría inmediatamente en la tierna amante quien besaría sus lágrimas. Pero no sólo su orgullo no le permitía ceder, sino que era estimulante simplemente sentir tanto.
—Puedes hacer esto, nena—Santana murmuró, luego la golpeó con tanta fuerza que la dejó sin aliento—Mi hermosa chica.
Su respiración regresó apresurada cuando la pelinegra la golpeó otra vez, balanceando todo su cuerpo hacia adelante con la fuerza de su mano.
—Joder—gruñó, luego estalló en sollozos fuertes, sin vergüenza.
Dos cosas ocurrieron a la vez, Santana soltó las muñecas para agarrarla en un amoroso abrazo, y la creciente presión en su pecho se disolvió mientras las semanas de tensión acumulada escapaban. Débil, se agarró débilmente a sus hombros mientras la maniobraba cuidadosamente sobre su espalda.
Entonces Santana se subió encima de ella y salpicó de suaves besos en sus mejillas manchadas de lágrimas.
—Estoy muy orgullosa de ti—susurró, apartándose para mirarla a los ojos—Lo hiciste muy bien.
Su corazón se sentía como si pudiera estallar al ver la hermosa cara de la morena llena con tierna reverencia. Estaba abrumada con una miríada de sensaciones, la aspereza del edredón contra sus nalgas magulladas, la suavidad de la camiseta presionando en sus pechos desnudos, la seguridad absoluta de estar en los brazos de morenos, pero lo que sobresaltaba por encima de todo lo demás era su certeza absoluta de que, en este momento, estaba exactamente donde se suponía que debía estar.
El pensamiento ahuyentó sus temores, dejando tras de sí una verdad inmutable: se estaba enamorando de una mujer que podría de verdad amarla.
—Santana—apenas podía hablar a través de sus lágrimas—Yo…
Santana la silenció al entrar en su coño resbaladizo, abierto con un empuje cauteloso. Echó la cabeza hacia atrás y gimió con voz ronca ante la intrusión, casi agradecida de no tener que terminar su pensamiento.
No confiaba en no abrir su corazón por completo.
De repente la puerta de su dormitorio se abrió de golpe, chocando contra la pared con tanta fuerza que ambas saltaron sorprendidas. Tina entró en la habitación, sus ojos feroces y oscuros, con su cuchillo de cocina más grande agarrado en su puño con los nudillos blancos. Su mano libre voló a su boca
mientras contemplaba la vista de las dos en la cama.
La conmoción en su cara se desvaneció rápido, reemplazada por una rápida y furiosa ira.
—¡Aléjate de ella!—gritando, Tina blandió el cuchillo como si estuviera lista para usarlo—Quita tus putas sucias manos de mi hermana.
Hizo una mueca cuando la morena retiró sus dedos rápidamente, luego la empujó a un lado, poniendo su cuerpo entre su hermana y su amante. Luchó con el edredón en un torpe intento de ocultar su desnudez, luego se rindió cuando se vio desesperadamente enredada.
No era como si tuviera alguna modestia para preservar, de todos modos:
—Tina, por el amor de Dios, baja el cuchillo. Todo está bien.
—¿¡Cómo demonios está bien?!—con ojos de acero, lanzó su mirada entre ellas como si solamente estuviera esperando la provocación para golpear—Escuche que te golpeó. Llorabas—dio un paso más cerca, el pecho agitado—Todavía estás llorando.
Se frotó las palmas de las manos por la cara, secándose las lágrimas. Sólo podía imaginar cómo debía parecer esto. Decidiendo abordar el error más evidente primero, dijo:
—Esta es mi amiga, Santana. Ella no estaba haciendo nada que yo no quisiera, lo prometo. Independientemente de lo que parezca.
La morena en cuestión se sentó, levantando sus manos en actitud de súplica. Su piel se había vuelto pálida.
—Juro que nunca le haría daño a Brittany. Me importa mucho tu hermana.
La cara de Tina se torció en una mueca.
—Sí, obviamente.
Cuando se hizo evidente que su hermana no tenía la intención de bajar la guardia, se cubrió los pechos con su brazo y se inclinó para agarrar su camisón del suelo.
—En serio, Tina, por favor, cálmate y dame el cuchillo. Ya hemos establecido que no estaba siendo atacada.
Tina jadeó cuando se enderezó y se dio media vuelta para tirar del camisón sobre sus pechos.
—¿Qué coño le hiciste?
Sabía de lo que estaba hablando su hermana incluso antes de ver la mirada horrorizada clavada en el trasero.
Humillada, tiró del dobladillo de su camisón para tratar de cubrir las marcas rojas que Santana había dejado en su piel.
—Eso no es asunto tuyo. Todo lo que necesitas saber es que fue consensual.
—¿Eso fue consensual?—Tina bajó el cuchillo, curvando los labios con disgusto. Buscó su rostro y luego dio un paso vacilante hacia atrás—Eso es jodidamente enfermo—mirando a Santana con furia asesina pura, escupió sus palabras a través de sus dientes—¿Disfrutas golpeando mujeres? ¿Es así? Bueno, no sé cómo diablos hablaste con Brittany para que fuera junto con tu jodida perversión, pero deberías estar avergonzada de ti misma. Patética, jodida lesbiana.
—¡Es suficiente!—se acercó a su hermana y cuidadosamente le quitó el cuchillo de su puño. Abrió el cajón superior de la cómoda y lo tiró dentro, luego cerró el cajón—Tina, siento de verdad que me veas así. Realmente lo lamento. Pero estás hablando con una mujer que me importa, mucho, y estás siendo completamente injusta. Santana no me convenció de nada. Sólo dejémoslo así—ruborizada ante la incredulidad en el rostro de Tina, miró por
encima del hombro y encontró la mirada de culpabilidad de Santana—Por favor.
—Sí, bien—Tina apretó sus manos en puños a los costados—Llego a casa y escuchó lo que parece como mi hermana mayor siendo violada, pero vamos a dejarlo en el hecho de que ella es en realidad sólo una repugnante, maldita pervertida.
—Hey—Santana finalmente se levantó, caminando a su lado para descansar una mano en su espalda baja—Esta es una situación increíblemente incómoda y embarazosa, para todas nosotras, pero siendo desagradable no lo hará mejor. Así que muestra a tu hermana un poco de respeto. Ella es una mujer adulta que no tiene nada de qué avergonzarse.
—Respeto—poniendo los ojos en blanco, Tina mostró su dedo medio a Santana—Sí lo que sea. Diviértete siendo golpeada y follada, Britt. Me voy a la cama.
Por primera vez desde que su hermana entró en la habitación, se dio cuenta de que algo debía estar mal.
—Espera, ¿por qué estás en casa? Se supone que debes estar en el campus para la orientación. ¿Qué pasó?
Las fosas nasales de Tina se encendieron.
—No trates de darle la vuelta a esto hacia mí. Estoy en casa, te atrapé, ocúpate con eso. Sé que te dije que echaras un polvo, pero no esperaba que salieras y te convirtieras en una maldita puta.
Santana dio un respingo, pero ella simplemente apuntó a la puerta de su dormitorio.
—Vete a tu cuarto. Ya hablaremos de esto más adelante cuando no estés tan emotiva.
—No, no lo creo—Tina se pasó una mano por el pelo, los ojos salvajes y crepitando de ira—No tengo nada que decirte. Me das asco.
Hasta ese momento, no había tenido la presencia de ánimo para sentir algo más allá de la vergüenza absoluta. Las palabras venenosas cortaron en su corazón de nuevo, desencadenando una agonía como nunca había sentido antes.
La única cosa con la que siempre había sido capaz de contar era que su hermana menor la respetara. Perder el respeto de Tina era una de las peores cosas que podía imaginar.
Haciendo acopio de su fuerza de voluntad, mantuvo la voz firme.
—Lamento que estés molesta. Sigo diciendo que ambas necesitamos un poco de tiempo para calmarnos.
Con un gruñido enojado, su hermana giró sobre sus talones y se precipitó fuera de la habitación. Segundos después, las paredes se estremecieron con la fuerza del portazo de su habitación.
Entumecida, caminó hacia su propia puerta de la habitación y la cerró con un silencioso clic.
Santana se acercó por detrás y le tocó la cintura.
—Lo siento mucho. Lo siento muchísimo.
Sacudió la cabeza.
—No es tu culpa. Es mía, yo...—trató de decidir dónde exactamente había estado mal—No debería haberte invitado aquí.
Santana inhaló temblorosamente, enviando un fragmento de dolor a su pecho.
—Me disculpo por involucrarme en la discusión. Sé que no era de mi incumbencia, y me doy cuenta que esto es bastante pesado para una joven de dieciocho años, pero yo sólo... no me gustó que te hablara de esa manera.
Temblando, se giró y echó los brazos alrededor de la cintura de Santana y enterró la cara en su hombro, insegura de que hacer a continuación, pero necesitando desesperadamente comodidad.
Las manos suaves acariciaban círculos sobre su espalda, calmándola al instante.
—Lamento lo que te dijo.
Santana sacudió la cabeza.
—Ella estaba molesta. Entiendo.
—Estoy mortificada—jugueteó con el dobladillo de su camisón con una mano, tratando de cubrirse sin salir de los brazos morenos—No puedo creer que nos haya escuchado. No puedo creer que nos haya visto.
—No puedo creer que ella me dijo idiota—echándose hacia atrás con una sonrisa burlona, se señaló a sí misma—¿Qué de esto es idiota?
Eso le sacó una risita, casi contra su voluntad, pero se puso seria rápidamente.
Las cosas estaban jodidas, mal, y no tenía idea de cómo arreglarlas.
Alejándose de Santana, se acercó a su cómoda y sacó un par de pantalones de pijama y una camiseta de algodón.
—En serio, podría haber vivido el resto de mi vida sin que Tina supiera que me gusta ser nalgueada.
—Obviamente no es lo que querrías compartir con tu hermana, pero espero que sepas que realmente no hay nada de qué avergonzarse—todavía completamente vestida, no tenía nada que hacer excepto pararse y mirar. Parecía inusualmente tímida, como si tuviera miedo de decir algo equivocado—Créeme, he visto un montón de perversiones. La nuestra ni siquiera está cerca de ser verdaderamente desviada.
Desde que conoció a la morena, ella no había cuestionado sus deseos ni una sola vez. Había fantaseado sobre el dominio y la sumisión, cautiverio, nalgadas, y todo tipo de sexo perverso desde hace años, pero hasta su cita, sus pensamientos siempre la habían hecho sentir un poco avergonzada.
Tener una amante que conseguía darle exactamente lo que quería había cambiado todo eso.
Por desgracia, la repulsión de Tina amenazaba con evocar todas sus viejas inseguridades, y algo más.
Se volvió, cruzando los brazos sobre el pecho.
—Lo siento, pero no puedes quedarte—parpadeó, eso había salido mucho más duro de lo que pretendía—Quiero decir... no podemos volver exactamente a lo que estábamos haciendo, y…
—Lo entiendo—le dio una sonrisa genuinamente simpática—Lamento que no pudimos terminar, por supuesto, pero estoy de acuerdo en que es mejor que me vaya—empezó a dar un paso adelante, luego se detuvo.
La incertidumbre se apoderó de su tenso cuerpo moreno, y se veía tan nerviosa que su corazón le dolía.
—Me alegro de que hayamos pasado un poco de tiempo juntas, sin embargo. Espero... espero que podamos vernos de nuevo pronto. Incluso si sólo nos reunimos para almorzar un día. O una taza de café.
Su pecho se tensó ante la restricción en la postura y el tono de la morena.
Santana estaba claramente aterrorizada de pedirle algo, lo cual le rompió el corazón y la inundó de alivio al mismo tiempo.
—Te llamaré, ¿de acuerdo?
—De acuerdo—Santana dio otro paso más y abrió los brazos con una tentativa sonrisa—Resiste, corazón. Incluso si está un poco asqueada, Tina superará esto. Lo prometo.
Logró una risa sin humor mientras entraba en los abrazo morenos.
—Eso espero. No me gustaría pensar que logré llevarla a los dieciocho años relativamente intacta, sólo para arruinarla para siempre porque no podía esperar otro par de meses para echar un polvo.
Santana se tensó un poco y luego la soltó con un beso en la frente.
—Estoy aquí si me necesitas. Para hablar, o lo que sea. ¿De acuerdo?
Adolorida por la distancia que crecía entre ellas, le tomó la mano antes de que pudiera salir.
—Espera.
Santana entrelazó sus dedos, nerviosamente.
—¿Quieres que me quede?
Sacudió la cabeza.
—Antes de que Tina entrara... lo que hicimos...
Con la garganta moviéndose, Santana susurró:
—¿Sí?
—Era todo lo que quería. Eres perfecta.
Santana se hundió con evidente alivio.
—Sólo desearía haber tenido la oportunidad de darle más placer con ese dolor.
Su pecho se apretó. No tenía idea de cuando volverían a estar juntas. En este momento no estaba pensando en hacer frente a las consecuencias de esta noche.
Tenía que ver cómo su hermana se recuperaba de interrumpirlas antes de pensar en hacer otra cita con Santana.
Desgarrada, dijo:
—Hasta la próxima vez.
La sonrisa de la morena vaciló ligeramente ante la obvia captura en su voz.
—Hasta la próxima vez—le besó la mano, luego caminó hacia la puerta—Que duermas bien, cariño.
—Tú también—puso su mano sobre sus ojos tan pronto como Santana salió de la habitación, conteniendo la respiración mientras escuchaba por el sonido de la puerta principal al cerrarse.
Cuando llegó, se mordió el labio para contener las lágrimas que amenazaban con escapar ante la sensación de pérdida que se extendió sobre ella.
En el lapso de diez minutos, había pasado de experimentar la conexión más profunda imaginable con otro ser humano a sentirse completamente sola y avergonzada.
Y no tenía idea de qué hacer a continuación.
Decidió comenzar por limpiar la cena.
Había una razón para la limpieza compulsiva que era recurrir a su mecanismo de evasión. Sus padres habían mantenido una casa sucia cuando ella y Tina eran niñas, y desde el principio se habían dado cuenta de que arreglar no sólo la hacía sentirse mejor, sino también le daba la ilusión de tener el control de su vida.
Con esto en mente, lavó los platos y guardar la sopa sobrante, luego fregó cada pulgada de la cocina hasta que cada superficie brillaba.
Cuando terminó, se apoyó contra el refrigerador y exhaló.
No podía dejar de pensar en Tina, preguntándose cómo se sentía.
¿Se había disipado su enojo?
Incluso sabiendo que lo más inteligente sería darle más tiempo a su hermana, decidió ir a llamar a la puerta de su dormitorio.
Necesitaba saber por qué Tina no estaba donde se suponía que debía estar, si quería o no hablar de lo que había visto. Sin importar lo que pensaba de ella en este momento, todavía era responsable de su bienestar.
Tina no respondió su primer golpe.
O al segundo.
Negándose a creer que en realidad estaba durmiendo, intentó una tercera vez.
—¿Tina? Quiero hablar contigo.
—Vete.
Ignorando la réplica gruñona, abrió la puerta de la habitación. Tina sentada en el suelo con la espalda apoyada en la cama, el rostro surcado de lágrimas. Las limpió con enojo mientras sus ojos se encontraron.
—Lárgate de mi habitación.
—¿Por qué estás en casa, Ti? Se supone que tienes que estar en la orientación. Me enviaste un mensaje.
Tina la fulminó con la mirada.
—La sesión de orientación no comienza hasta las nueve de la mañana. Me levantaré temprano y me dirigiré ahí.
—Pero se suponía que pasarías la noche en el dormitorio.
—Se suponía que estarías sola en casa viendo The Golden Girls—la desilusión en el rostro de su hermana la hizo sentirse mal—Supongo que es una noche de expectativas destrozadas.
—Dime por qué no estás donde dijiste que estarías. Ahora.
Incluso tan fuerte de carácter como Tina podría ser, ellas nunca habían tenido un enfrentamiento de esta magnitud. Sus piernas temblaban mientras la adrenalina corría por su cuerpo ya sobre-estimulado.
—No estoy jugando, Tina. Sólo dime que no pienso lo peor.
—Mentí, ¿de acuerdo?—gritando ahora, escupió sus palabras como balas—Yo iba a pasar la noche con un amigo en cambio. Pero no funcionó, así que volví a casa. No estaba insegura, no estoy borracha o drogada, y el resto no es asunto tuyo. Así que sólo déjalo.
—¿Un novio?
Por lo que sabía, su hermana no estaba saliendo con nadie. Reunirse con un chico para el sexo casual era definitivamente algo sobre lo que mentiría.
—¿Que amigo?
—No voy a hablar sobre ello—pasó sus dedos por el pelo, mirando al suelo—No tienes derecho a juzgarme. Ninguno.
—No estoy 'juzgándote'. Estoy tratando de averiguar por qué no estás donde me dijiste que ibas a estar.
—¿A quién le importa? No estoy. Supéralo.
Su frustración amenazaba con desbordarse ante el tono indignado de Tina.
—Basta con esa actitud.
—No, ¡basta con actuar como mi mamá!—su voz se elevó a un volumen ensordecedor—¡No eres mi mamá! ¿De acuerdo? No tengo una maldita mamá. Así que dale un descanso—se levantó de un salto y se acercó a ella,
empujando su hombro con una mano—Lo que tengo es una hermana que permite que una espantosa lesbiana dominante la trate como un saco de boxeo.
Tropezó cuando la empujó de nuevo, haciéndola caer contra el marco.
—¿Te gusta eso? ¿Te pone caliente?
Agarró la muñeca de su hermana con fuerza.
—Para.
—¡Sal de mi habitación!—gritó en su cara, quitándole el aliento con la intensidad de su ira—Me pone enferma mirarte. ¡Así que aléjate de mí!—con eso, la agarró por la camisa y la forzó hacia atrás, fuera de la puerta.
Casi se cayó, pero recuperó el equilibrio rápidamente, girándose para mirar a Tina con incredulidad.
—Estas castigada.
Tina se rió.
—Estás delirante—cerró la puerta en su cara.
Aturdida, se quedó mirando en la superficie pintada que la separaba de la niña que había criado, que ahora la miraba como si fuera una extraña. Todo porque había invitado a una mujer para tener relaciones sexuales.
Sexo perverso.
La vergüenza la atravesó, acelerando su escape de regreso a su propio dormitorio. Fue directamente al baño y abrió la ducha, ansiosa por lavar la noche.
Nunca se había sentido tan sucia en su vida.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Bueno, error invitar a Santana a su casa, por otra parte, que le pasa a esa niña?? Brittany hace con su cuerpo lo que quiera, ya esta bueno de estar cuidando a una idiota malagradecida!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
No me gusta el tema de los golpes pero bue ..
Me pongo en el lugar de Tina y la comprendo.
Saludos
Me pongo en el lugar de Tina y la comprendo.
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
hola morra,...
ohhh ok!!! britt ya es suficientemente grande como para saber como cuando y con quien y en la forma que quiera para tener sexo!!!
la actitud de niña escuincla con ganas de dominar al mundo,.. cuando se de la cabeza contra la pared, a ver a quien va a pedir ayuda??
nos vemos!!!
ohhh ok!!! britt ya es suficientemente grande como para saber como cuando y con quien y en la forma que quiera para tener sexo!!!
la actitud de niña escuincla con ganas de dominar al mundo,.. cuando se de la cabeza contra la pared, a ver a quien va a pedir ayuda??
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Tampoco me gustan los golpes pero a britt si y su cuerpo le pertenece y puede hacer lo que se le antoje y para tina debe ser fuerte pillar a tu hermana asi.
Pd: si tengo pareja y lo amo, llevo 12 años con el, san valentin fue hermoso...solo bromeaba con lo del dia miercoles porque una niña pequeña estaba hablando de san valentin y me dio mucha risa. :-D
Pd: si tengo pareja y lo amo, llevo 12 años con el, san valentin fue hermoso...solo bromeaba con lo del dia miercoles porque una niña pequeña estaba hablando de san valentin y me dio mucha risa. :-D
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:Bueno, error invitar a Santana a su casa, por otra parte, que le pasa a esa niña?? Brittany hace con su cuerpo lo que quiera, ya esta bueno de estar cuidando a una idiota malagradecida!!!!!
Hola, mmm no salio bn, no¿? =/ No justifico lo q dijo, pero ai q ponerse en su lugar, no¿? ver eso así como así y con tu hermana¿? Saludos =D
monica.santander escribió:No me gusta el tema de los golpes pero bue ..
Me pongo en el lugar de Tina y la comprendo.
Saludos
Hola, jaajajajaja xD es una loquilla britt xD Eso mismo digo yo, no fue la forma o manera, pero fue el momento...espero q tina se de cuenta tmbn ¬¬ Saludos =D
3:) escribió:hola morra,...
ohhh ok!!! britt ya es suficientemente grande como para saber como cuando y con quien y en la forma que quiera para tener sexo!!!
la actitud de niña escuincla con ganas de dominar al mundo,.. cuando se de la cabeza contra la pared, a ver a quien va a pedir ayuda??
nos vemos!!!
Hola lu, si que si. Jajajaajaj, pero repito lo q dije antes, ver de la nada algo así y con tu hermana no tiene q ser fácil =/ espero q se de cuenta tmbn de su error =/ Saludos =D
Isabella28 escribió:Tampoco me gustan los golpes pero a britt si y su cuerpo le pertenece y puede hacer lo que se le antoje y para tina debe ser fuerte pillar a tu hermana asi.
Pd: si tengo pareja y lo amo, llevo 12 años con el, san valentin fue hermoso...solo bromeaba con lo del dia miercoles porque una niña pequeña estaba hablando de san valentin y me dio mucha risa. :-D
Hola, loquilla la rubia, no¿? pero tienes razón en lo segundo! Y en lo tercero tmbn! ai q ver como reacciona al pasar el dia y asimile bn las cosas. Saludos =D
Pd: sii!! espero q sigan así! Eso es muy bueno tmbn! Ahhh XD jajajaajaj pero yo solo decía XD xq no me gusta "san valentin" sino q dia de los enamorados xD... niños, no¿? no sabemos si amarlos u odiarlos x las cosas q dicen o hacen xD
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Cap 18
Capitulo 18
Después de dejar el departamento de Brittany, condujo directamente a la casa de Quinn sin siquiera pensar en lo que estaba haciendo.
Estaba estacionada en su camino de entrada antes de que se le ocurriera que su amiga muy bien podría estar trabajando.
Su horario era mucho más ocupado que el de ella estos días.
La idea de que la ojiverde podría no estar en casa amenazaba con romper la poca compostura que le quedaba.
Sacó su teléfono celular de su bolsillo y marcó con una mano temblorosa. Quinn respondió al segundo timbrazo.
—Hey, semental. ¿No deberías estar haciendo el dulce amor con la esquiva Brittany?
Se negó a llorar por teléfono, sin importar lo mucho sus ojos ardían y su garganta quemaba.
—Sí, eso no funcionó. ¿Estás ocupada?
—No a menos que ver las repeticiones de los realitys en la televisión con un bote de helado cuente como estar ocupada—a pesar del comentario alegre, sonaba preocupada—¿Está todo bien?
—No en realidad no. ¿Puedo entrar?—se bajó del coche sin esperar una respuesta.
Sabía lo que diría Quinn.
—¿Estás aquí? Por supuesto—su amiga abrió la puerta principal mientras caminaba hacia el porche. Colgaron y Quinn la saludo con un fuerte
Abrazo—¿Qué pasó?
Besando la parte superior de la su amiga, dijo:
—¿Te importa si nos sentamos?
—Por supuesto que no.
Apretó y soltó a Quinn, luego entró en su sala de estar y se derrumbó en el sofá.
Ávida de consuelo, apoyó la cabeza en el regazo de la ojiverde en cuanto ella se sentó. El toque inmediato, amable de los suaves dedos en su cuero cabelludo aflojó su control y desató las lágrimas que habían amenazado con caer desde que dejó a Brittany.
—¿Ustedes terminaron?—Quinn habló con cautela, como si temiera que le respondiera a la pregunta—Háblame, Tana. Por favor.
Calentada por el tonto apodo, dijo:
—No estoy segura de que podemos terminar cuando no estamos realmente en una relación.
—¿Tuvieron una pelea?
Negó con la cabeza. Su visión borrosa mientras las lágrimas finalmente se abrieron paso al frente.
—¿Recuerdas que te dije cómo me fui a vivir con la familia de mi mejor amiga durante unos meses después de que me fui de casa?
—Por supuesto. Hasta que la mamá de tu amiga caminó hacia ti pasando por su hija y te echó a patadas—Quinn se inclinó y la besó en la sien—Un giro del destino que con el tiempo te llevó a mí, por cierto.
Justo ahora no podía mirar hacia atrás en esa experiencia con ningún tipo de cariño. Debido a ese día, siendo atrapada por la mamá de Sugar, terminó en la calle vendiendo su cuerpo a los hombres para sobrevivir.
Había sido la experiencia más devastadora de su joven vida, incluso peor que la épica pelea con su papá que la dejó sin hogar en primer lugar.
El enfrentamiento de esta noche con Tina no había sido menos aterrador.
—Hasta esta noche, esa fue la más mortificada que he tenido—hizo una pausa, deseando que su voz dejara de temblar.
Parecía muy pequeña y débil, como la adolescente que había sido.
Era más fuerte ahora. Y esta no era la misma situación en absoluto.
—La hermana menor de Brittany volvió a casa inesperadamente y nos interrumpió.
Quinn hizo un ruido callado, simpático.
—Vergonzoso, pero estoy segura de que lo superará. Dijiste que tiene dieciocho años, ¿verdad?
—No es como si solamente me hubiera atrapado acostada con su hermana, sin embargo. Ella pensó que yo estaba atacando a Brittany. Escuchó el final de una nalgada muy fuerte, incluyendo algunas lágrimas—dejó que sus propias lágrimas fluyeran, demasiado agotada para contenerlas más.
No era como si Quinn la juzgaría, y su pecho se sentía como si fuera a explotar si no dejaba escapar algo de su agonía.
—Todo sucedió tan rápido. Tenía mis dedos dentro de Brittany, y ella me estaba mirando como si verdaderamente me amara, con las lágrimas corriendo por su rostro, cuando Tina entró con un cuchillo grande, lista para matar.
—Oh, no.
—Así que por supuesto de inmediato recordé ese día en la casa de Sugar, la forma en que su mamá me miró...—tiró de sus rodillas contra el pecho, temblando—Pero esta noche fue aún peor. La hermana de Brittany piensa que soy un monstruo enfermo quien disfruta lastimando mujeres, y está disgustada con Brittany de 'estar de acuerdo con mi perversión.' No tengo ninguna idea de lo que Brittany está pensando en este momento, excepto que fue un error invitarme a pasar esta noche.
En este punto estaba luchando por hablar a través de sus crecientes sollozos.
No era una que llorara. Simplemente no sucedió.
Pero la idea de que Brittany podría rechazar todo lo que estaban haciendo, que parecía una posibilidad real ahora que Tina la odiaba, la inundó con una tristeza aplastante que hizo imposible fingir que no estaba muriendo por dentro.
—Cariño, respira—Quinn deslizó su mano debajo de su camisa, frotando a lo largo de su columna vertebral—¿Qué dijo Brittany antes de que te fueras? ¿Tuvieron la oportunidad de hablar?
—Ella dijo que me llamaría—abatida en lo patética que sonaba, se dio la vuelta y hundió la cara en el estómago de su amiga—Supongo que significa que se terminó.
Quinn suspiró, acariciando su cara con una mano y su cabeza con la otra.
—Eso no quiere decir que se acabó.
Respiró hondo y luego exhaló lentamente.
Esto era ridículo, llorar por algo que en realidad no había sucedido todavía. E incluso si ocurriera, difícilmente sería lo peor a lo que se había enfrentado.
Su infancia no había sido nada más que miseria, resentimiento por parte de su papá desde el momento en que nació, golpeada, odiada, y finalmente expulsada.
Luego perder a Sugar, echada a la calle para coger con viejos, maridos infieles, y asquerosos que no estaban interesados en tener sexo con alguien que tenían que ver como un ser humano, todo para que pudiera poner comida en su vientre, eso fue un verdadero trauma.
¿Perder a una mujer que había conocido apenas unas semanas?
En el panorama general de su jodida vida, tener a Brittany dejándola debería registrarse en algún lugar cerca de la parte inferior de su lista de momentos que destruyen el alma.
Sin embargo, nunca había sentido este nivel de desesperación. Le dolía por
dentro.
—Dale unos días para arreglar las cosas con su hermana. Todo parecerá menos abrumador una vez que todos tengan la oportunidad de consultar con la almohada—Quinn le hizo cosquillas en la nuca—¿No crees?
—Eso espero—usó la esquina de la camisa de la ojiverde para secar sus lágrimas, luego se sentó y sacudió su desesperación.
Quinn tenía razón, esto tomaría tiempo para resolverse. Llorar no cambiaría nada.
Decidida a concentrarse en pensamientos más positivos, dijo:
—Tengo una entrevista de trabajo el Martes. Para un puesto de ayudante de cocina en el restaurante de una clienta.
—¿Qué? Eso es increíble.
Necesitaba trabajar en su confianza si realmente tenía la intención de seguir una nueva carrera, así que echó atrás los hombros y luchó con el impulso de enfrentar la entrevista como una broma.
Hacerlo bien era más importante que nunca después de esta noche.
Considerando el etiquetado venenoso de Tina de Brittany como una ‘puta’, dudaba de que su carrera actual podría ayudar a cambiar la mala primera impresión que había hecho.
—Si consigo una oferta, voy a dejar el acompañamiento. Al menos mientras veo cómo va.
—Esto es tan emocionante—Quinn le estrechó la mano entre las suyas—Sé lo nerviosa que estás, lo muestres o no, pero creo en ti. Y si consigues o no este trabajo, estoy orgullosa de ti. Estoy segura de que Brittany también está orgullosa de ti.
—Aún no se lo he dicho.
—¿Por qué no?
Encogiéndose de hombros, dijo:
—No quiero que piense que lo estoy haciendo por ella. Además, no quería decirle y luego no conseguir el trabajo. Eso sería vergonzoso—y por mucho que estaba tratando de no preocuparse por el peor escenario después de esta noche, no podía ignorar la realidad—Además, es posible que ya no importe lo que ella piense.
—Independientemente de lo que suceda con Brittany, esto es algo genial. Había tardado mucho tiempo en llegar—le hizo cosquillas en la muñeca, persuadiendo una sonrisa renuente—Si tienes tiempo libre, me gustaría llevarte a celebrar después. Podemos hacer lo que quieras.
Tan mal como se sentía en este momento, no podía imaginar celebrar nada.
Pero de todos modos asintió, agradecida por el entusiasmo de Quinn.
—Es una cita.
—Excelente—acariciando su muslo, Quinn se sonrojo en un evidente esfuerzo para levantar su estado de ánimo.
Incluso si no funcionaba exactamente, la quería por intentarlo.
—¿Quieres pasar la noche aquí?—continuó su amiga.
—¿Estaría bien?—si regresaba a casa a su departamento vacío, permanecería despierta durante horas mirando su teléfono, deseando que sonara.
Brittany no llamaría.
No esta noche, al menos.
—Pregunta tonta—Quinn agitó la mano en dirección a su dormitorio—Si quieres tomar una ducha, tengo un par de tu ropa interior en mi cajón. No tengo ninguna idea de cómo pasó eso, por cierto.
—Eres mi refugio seguro. Parece correcto guardar una muda de ropa interior aquí.
Quinn se rió.
—Supongo que sí—agarró su mano mientras se levantaba para llevarla al ofrecimiento—¿Tana?
—¿Sí?
—Eres un buen partido y Brittany tendría suerte de tenerte. Si no se da cuenta de eso, ella se lo pierde—acarició con su pulgar sobre un lado de su mano—Incluso si esto no funciona con ella, encontrarás a alguien que verá lo especial que eres.
Tocada por el sentimiento, incluso si no lograba aliviar su dolor por la posibilidad de perder a Brittany, besó la coronilla de la cabeza de Quinn.
—¿Sabes que te quiero, verdad?
La ojiverde sonrió.
—Por supuesto que sí. Al igual que sabes que te quiero—le golpeó el trasero—Ahora ve a tomar una ducha. Tenemos algo de mala televisión para ver.
Estaba estacionada en su camino de entrada antes de que se le ocurriera que su amiga muy bien podría estar trabajando.
Su horario era mucho más ocupado que el de ella estos días.
La idea de que la ojiverde podría no estar en casa amenazaba con romper la poca compostura que le quedaba.
Sacó su teléfono celular de su bolsillo y marcó con una mano temblorosa. Quinn respondió al segundo timbrazo.
—Hey, semental. ¿No deberías estar haciendo el dulce amor con la esquiva Brittany?
Se negó a llorar por teléfono, sin importar lo mucho sus ojos ardían y su garganta quemaba.
—Sí, eso no funcionó. ¿Estás ocupada?
—No a menos que ver las repeticiones de los realitys en la televisión con un bote de helado cuente como estar ocupada—a pesar del comentario alegre, sonaba preocupada—¿Está todo bien?
—No en realidad no. ¿Puedo entrar?—se bajó del coche sin esperar una respuesta.
Sabía lo que diría Quinn.
—¿Estás aquí? Por supuesto—su amiga abrió la puerta principal mientras caminaba hacia el porche. Colgaron y Quinn la saludo con un fuerte
Abrazo—¿Qué pasó?
Besando la parte superior de la su amiga, dijo:
—¿Te importa si nos sentamos?
—Por supuesto que no.
Apretó y soltó a Quinn, luego entró en su sala de estar y se derrumbó en el sofá.
Ávida de consuelo, apoyó la cabeza en el regazo de la ojiverde en cuanto ella se sentó. El toque inmediato, amable de los suaves dedos en su cuero cabelludo aflojó su control y desató las lágrimas que habían amenazado con caer desde que dejó a Brittany.
—¿Ustedes terminaron?—Quinn habló con cautela, como si temiera que le respondiera a la pregunta—Háblame, Tana. Por favor.
Calentada por el tonto apodo, dijo:
—No estoy segura de que podemos terminar cuando no estamos realmente en una relación.
—¿Tuvieron una pelea?
Negó con la cabeza. Su visión borrosa mientras las lágrimas finalmente se abrieron paso al frente.
—¿Recuerdas que te dije cómo me fui a vivir con la familia de mi mejor amiga durante unos meses después de que me fui de casa?
—Por supuesto. Hasta que la mamá de tu amiga caminó hacia ti pasando por su hija y te echó a patadas—Quinn se inclinó y la besó en la sien—Un giro del destino que con el tiempo te llevó a mí, por cierto.
Justo ahora no podía mirar hacia atrás en esa experiencia con ningún tipo de cariño. Debido a ese día, siendo atrapada por la mamá de Sugar, terminó en la calle vendiendo su cuerpo a los hombres para sobrevivir.
Había sido la experiencia más devastadora de su joven vida, incluso peor que la épica pelea con su papá que la dejó sin hogar en primer lugar.
El enfrentamiento de esta noche con Tina no había sido menos aterrador.
—Hasta esta noche, esa fue la más mortificada que he tenido—hizo una pausa, deseando que su voz dejara de temblar.
Parecía muy pequeña y débil, como la adolescente que había sido.
Era más fuerte ahora. Y esta no era la misma situación en absoluto.
—La hermana menor de Brittany volvió a casa inesperadamente y nos interrumpió.
Quinn hizo un ruido callado, simpático.
—Vergonzoso, pero estoy segura de que lo superará. Dijiste que tiene dieciocho años, ¿verdad?
—No es como si solamente me hubiera atrapado acostada con su hermana, sin embargo. Ella pensó que yo estaba atacando a Brittany. Escuchó el final de una nalgada muy fuerte, incluyendo algunas lágrimas—dejó que sus propias lágrimas fluyeran, demasiado agotada para contenerlas más.
No era como si Quinn la juzgaría, y su pecho se sentía como si fuera a explotar si no dejaba escapar algo de su agonía.
—Todo sucedió tan rápido. Tenía mis dedos dentro de Brittany, y ella me estaba mirando como si verdaderamente me amara, con las lágrimas corriendo por su rostro, cuando Tina entró con un cuchillo grande, lista para matar.
—Oh, no.
—Así que por supuesto de inmediato recordé ese día en la casa de Sugar, la forma en que su mamá me miró...—tiró de sus rodillas contra el pecho, temblando—Pero esta noche fue aún peor. La hermana de Brittany piensa que soy un monstruo enfermo quien disfruta lastimando mujeres, y está disgustada con Brittany de 'estar de acuerdo con mi perversión.' No tengo ninguna idea de lo que Brittany está pensando en este momento, excepto que fue un error invitarme a pasar esta noche.
En este punto estaba luchando por hablar a través de sus crecientes sollozos.
No era una que llorara. Simplemente no sucedió.
Pero la idea de que Brittany podría rechazar todo lo que estaban haciendo, que parecía una posibilidad real ahora que Tina la odiaba, la inundó con una tristeza aplastante que hizo imposible fingir que no estaba muriendo por dentro.
—Cariño, respira—Quinn deslizó su mano debajo de su camisa, frotando a lo largo de su columna vertebral—¿Qué dijo Brittany antes de que te fueras? ¿Tuvieron la oportunidad de hablar?
—Ella dijo que me llamaría—abatida en lo patética que sonaba, se dio la vuelta y hundió la cara en el estómago de su amiga—Supongo que significa que se terminó.
Quinn suspiró, acariciando su cara con una mano y su cabeza con la otra.
—Eso no quiere decir que se acabó.
Respiró hondo y luego exhaló lentamente.
Esto era ridículo, llorar por algo que en realidad no había sucedido todavía. E incluso si ocurriera, difícilmente sería lo peor a lo que se había enfrentado.
Su infancia no había sido nada más que miseria, resentimiento por parte de su papá desde el momento en que nació, golpeada, odiada, y finalmente expulsada.
Luego perder a Sugar, echada a la calle para coger con viejos, maridos infieles, y asquerosos que no estaban interesados en tener sexo con alguien que tenían que ver como un ser humano, todo para que pudiera poner comida en su vientre, eso fue un verdadero trauma.
¿Perder a una mujer que había conocido apenas unas semanas?
En el panorama general de su jodida vida, tener a Brittany dejándola debería registrarse en algún lugar cerca de la parte inferior de su lista de momentos que destruyen el alma.
Sin embargo, nunca había sentido este nivel de desesperación. Le dolía por
dentro.
—Dale unos días para arreglar las cosas con su hermana. Todo parecerá menos abrumador una vez que todos tengan la oportunidad de consultar con la almohada—Quinn le hizo cosquillas en la nuca—¿No crees?
—Eso espero—usó la esquina de la camisa de la ojiverde para secar sus lágrimas, luego se sentó y sacudió su desesperación.
Quinn tenía razón, esto tomaría tiempo para resolverse. Llorar no cambiaría nada.
Decidida a concentrarse en pensamientos más positivos, dijo:
—Tengo una entrevista de trabajo el Martes. Para un puesto de ayudante de cocina en el restaurante de una clienta.
—¿Qué? Eso es increíble.
Necesitaba trabajar en su confianza si realmente tenía la intención de seguir una nueva carrera, así que echó atrás los hombros y luchó con el impulso de enfrentar la entrevista como una broma.
Hacerlo bien era más importante que nunca después de esta noche.
Considerando el etiquetado venenoso de Tina de Brittany como una ‘puta’, dudaba de que su carrera actual podría ayudar a cambiar la mala primera impresión que había hecho.
—Si consigo una oferta, voy a dejar el acompañamiento. Al menos mientras veo cómo va.
—Esto es tan emocionante—Quinn le estrechó la mano entre las suyas—Sé lo nerviosa que estás, lo muestres o no, pero creo en ti. Y si consigues o no este trabajo, estoy orgullosa de ti. Estoy segura de que Brittany también está orgullosa de ti.
—Aún no se lo he dicho.
—¿Por qué no?
Encogiéndose de hombros, dijo:
—No quiero que piense que lo estoy haciendo por ella. Además, no quería decirle y luego no conseguir el trabajo. Eso sería vergonzoso—y por mucho que estaba tratando de no preocuparse por el peor escenario después de esta noche, no podía ignorar la realidad—Además, es posible que ya no importe lo que ella piense.
—Independientemente de lo que suceda con Brittany, esto es algo genial. Había tardado mucho tiempo en llegar—le hizo cosquillas en la muñeca, persuadiendo una sonrisa renuente—Si tienes tiempo libre, me gustaría llevarte a celebrar después. Podemos hacer lo que quieras.
Tan mal como se sentía en este momento, no podía imaginar celebrar nada.
Pero de todos modos asintió, agradecida por el entusiasmo de Quinn.
—Es una cita.
—Excelente—acariciando su muslo, Quinn se sonrojo en un evidente esfuerzo para levantar su estado de ánimo.
Incluso si no funcionaba exactamente, la quería por intentarlo.
—¿Quieres pasar la noche aquí?—continuó su amiga.
—¿Estaría bien?—si regresaba a casa a su departamento vacío, permanecería despierta durante horas mirando su teléfono, deseando que sonara.
Brittany no llamaría.
No esta noche, al menos.
—Pregunta tonta—Quinn agitó la mano en dirección a su dormitorio—Si quieres tomar una ducha, tengo un par de tu ropa interior en mi cajón. No tengo ninguna idea de cómo pasó eso, por cierto.
—Eres mi refugio seguro. Parece correcto guardar una muda de ropa interior aquí.
Quinn se rió.
—Supongo que sí—agarró su mano mientras se levantaba para llevarla al ofrecimiento—¿Tana?
—¿Sí?
—Eres un buen partido y Brittany tendría suerte de tenerte. Si no se da cuenta de eso, ella se lo pierde—acarició con su pulgar sobre un lado de su mano—Incluso si esto no funciona con ella, encontrarás a alguien que verá lo especial que eres.
Tocada por el sentimiento, incluso si no lograba aliviar su dolor por la posibilidad de perder a Brittany, besó la coronilla de la cabeza de Quinn.
—¿Sabes que te quiero, verdad?
La ojiverde sonrió.
—Por supuesto que sí. Al igual que sabes que te quiero—le golpeó el trasero—Ahora ve a tomar una ducha. Tenemos algo de mala televisión para ver.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
hola morra,..
ahora es cuestión de tiempo a esperar nada mas!!!
a ver como van las cosas con tina y que tanto berrinche le hace a britt??
nos vemos!!!
ahora es cuestión de tiempo a esperar nada mas!!!
a ver como van las cosas con tina y que tanto berrinche le hace a britt??
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Britt deberia mandar a laar a tina, ya es grande po que corte sus mañas, mi pobre san sufriendo por ella no me gusta.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Brittany es muy dependiente de su hermana por lo que abra que esperar, ojala no sea mucho!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,..
ahora es cuestión de tiempo a esperar nada mas!!!
a ver como van las cosas con tina y que tanto berrinche le hace a britt??
nos vemos!!!
Hola lu, si..., pero como q no me simpatiza mucho =/ Espero y la nada misma, osea como dije antes, es chocante y todo, pero no para tantos días...o si¿? XD Saludos =D
Isabella28 escribió:Britt deberia mandar a laar a tina, ya es grande po que corte sus mañas, mi pobre san sufriendo por ella no me gusta.
Hola, jajaajajajaajajaj xD jaajajajajajajajajaj laar xD jaajaj si q si xD jajaajajajaj. Eso a mi tampoco ¬¬ q mi morena linda sufra nonononono ¬¬ Saludos =D
micky morales escribió:Brittany es muy dependiente de su hermana por lo que abra que esperar, ojala no sea mucho!!!!
Hola, mmm si, tienes un punto =/ Pero tmbn espero q no sea mucho lo q tengan q esperar. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Cap 19
Capitulo 19
Brittany no llamó ese fin de semana.
O mandado un mensaje.
En el momento en que el Lunes por la noche llegó otra vez, estaba tan paralizada por echarla de menos que no podía hacer nada excepto sentarse en el sofá y mirar fijamente la televisión con su teléfono apretado en su mano.
Su entrevista con Rachel y Artie era mañana por la mañana y realmente debería estar practicando sus habilidades con el cuchillo o prepararse de alguna manera, pero no podía pensar en otra cosa que lo que significaba que Brittany no había contactado con ella todavía.
Las cosas con Tina debían seguir siendo malas.
Había estado tan llena de rabia esa noche, su repulsión por ella palpable y aterradora.
Sabía que Tina siempre era lo primero para Brittany, así que el hecho de que la odiaba tanto la hacía difícil imaginar un final feliz.
No creía que decidiera enajenar a su hermana para que pudiera buscar una relación con la trabajadora sexual que acababa de conocer. La devoción de Brittany a su hermana era una de las cosas que amaba de ella, por lo que no me podía culparla por sus prioridades.
—Pero tiene dieciocho años. Y estará viviendo su propia vida pronto—habló
con el teléfono en la mano, como si la ojiazul estuviera en el otro extremo—¿Qué vas a tener entonces, Britt?—su teléfono permaneció en silencio, la rubia no iba a llamar—Mierda—lo dejó en el cojín del sofá y dejó caer su cabeza entre sus manos.
Le dolía estar separada de Brittany.
¿No lo sentía la rubia también?
—Obviamente no.
Normalmente se obligaría a quedarse atrás y esperar a que Brittany hiciera el primer movimiento.
Esta noche no era tan fácil tranquilizarse.
Estaba nerviosa por lo de mañana, y aunque Quinn había pasado el fin de semana ofreciendo un estímulo constante, lo que realmente quería era la simple tranquilidad de escuchar la voz la otra rubia, una de ojos azules.
Miró su decodificador. Eran las diez en punto, cuando normalmente hablaban.
Sabiendo que podría estar cometiendo un error, marcó el número de Brittany y contuvo la respiración cuando su teléfono sonó. El corazón le latía con tanta fuerza que podía sentirlo resonando en su pecho, y su estómago se revolvió en anticipación.
La rubia contestó justo cuando decidió que tendría que dejar un correo de voz.
—Hola.
Se incorporó, tensa.
Ahora que Brittany había respondido, casi deseaba no haber decidido llamar.
—Hola. Lo siento, no debería haber llamado así.
—No, está bien—Brittany habló en un susurro casi, por lo que era difícil discernir su tono.
No estaba segura de si estaba contenta o disgustada por su decisión de llamar, lo que la confundía acerca de cómo proceder, o incluso qué decir.
Decidió quedarse lo más neutral posible hasta que la ojiazul le diera más para seguir adelante.
—¿Cómo estás?
Brittany gimió.
—Realmente te extraño—hizo un ruido pequeño, triste, entonces se quedó en silencio.
Podía sentirla luchando por no decir más.
—Yo también te extraño. Pensé que llamarías cuando las cosas se hubieran enfriado un poco, pero no puedo dejar de preocuparme por ti—sobre nosotras también, pero dejó esa parte tácita—Quería comprobar y asegurarme de que estás bien—vaciló—Y que Tina está bien.
—Ella todavía está enojada—Brittany se rió sin humor—Por lo menos creo que esta. Fue a su orientación el Sábado en la mañana, no regresó hasta tarde, y ha estado fuera o encerrada en su cuarto desde entonces. No me ha hablado, excepto para hacer breves comentarios sarcásticos.
Bajó la cabeza, frotando su mano sobre su cabello. No podía recordar la última vez que se había sentido tan triste.
—Lo siento, Britt. Es culpa mía.
—No, no lo es—su voz flaqueó—Sólo estabas haciendo lo que te pedí.
La culpa resonó en sus palabras, levantando el vello en sus brazos.
—He estado pensando mucho en ello, y debería haber sabido que el comportamiento de Tina ha sido bastante impredecible últimamente que incluso una 'garantizada' noche es todo lo contrario. Nunca deberíamos haber estado en mi departamento. Así que no es tu culpa, ¿de acuerdo? No te culpo en absoluto.—continuó la rubia.
Deseaba que eso la hiciera sentir mejor.
—Sé que no le queda mucho tiempo antes de que se vaya a la escuela, y que quieres aprovechar al máximo. La idea de que nuestra relación—se detuvo, cautelosa de describir lo que tenían en términos tan definitivos. Hacerlo, podría ahuyentarla—La idea de que reunirte conmigo ha puesto en peligro esta vez a ambas me mata. Si puedo hacer algo para arreglar este problema, dímelo. Lo haré.
—No hay nada que puedas hacer—Brittany se calló, luego suspiró pesadamente—Ella no puede permanecer enojada conmigo para siempre. No por esto. ¿Verdad?
—No puedo creer que esté enojada tanto tiempo.
—Ella siempre ha sido de carácter fuerte, así que supongo que no estoy sorprendida. Pero sí... nunca ha estado tan molesta conmigo antes—sorbió la nariz, luego susurró—Lo siento. No llamé porque no estaba segura de qué decir. Fue un fin de semana largo y solitario, y pensé en llamar constantemente, pero al mismo tiempo... no sé. Supongo que simplemente me siento abrumada. Y confundida.
Confundida.
Eso no sonaba prometedor.
—Lo entiendo. Espero que mi llamada no empeore las cosas.
—No—por primera vez desde que contestó, el tono de Brittany cambió y oyó un afecto familiar en su voz—Quise decir lo que dije. Te extraño. Es bueno escuchar tu voz.
—La tuya, también—su ritmo cardíaco finalmente disminuyó, se tumbó en el sofá y permitió que la presencia de la rubia calmara sus alterados nervios—¿Cómo estuvo el trabajo hoy?
—Lo mismo de siempre. Me costó mucho concentrarse, la verdad. Mi mente no para un minuto.
—¿Quieres hablar de eso?—estaba desesperada por una idea de lo que Brittany estaba considerando.
¿Planeaba seguir viéndola o era sobre lo que sea que tenían?
¿Pensaba que Tina alguna vez la aceptaría?
Si no, ¿era motivo de ruptura?
Tratando de no permitir que su inseguridad se mostrara, dijo:
—Lo que sea que estés pensando, lo escucharé. Y te apoyaré como pueda.
—Gracias.
Trató de no leer demasiado en la negativa de Brittany de dar más detalles.
La rubia no estaba acostumbrada a confiar en otras personas, y esta situación de repente era un gran, complicado lío. Sin duda tenía algunas decisiones muy difíciles de tomar, decisiones que podrían afectar su estado de ánimo más de lo que quería admitir.
Pero no interrogaría o presionaría a la rubia de ninguna manera.
No podía compensar la mente de la ojiazul para ella, y pidiéndole garantías no llevaría a nada bueno. La situación con Tina había creado tanta confusión emocional entre ellas que dudó en añadir a eso de ninguna manera.
Brittany se aclaró la garganta.
—Basta de hablar de mi jodida vida. ¿Cómo estás? ¿Cómo va el trabajo?
Se encogió.
No había reservado una cita desde que Rachel le había ofrecido la entrevista. Le había dicho a Sue que simplemente necesitaba un descanso, pero sinceramente, si conseguía el trabajo en el restaurante de Rachel, nunca haría otra cita de acompañante.
Sue no lo sabía todavía. Sólo Quinn lo sabía, y esa era la forma en que había planeado mantenerlo hasta después de que supiera si tenía el puesto de auxiliar de cocina.
Eligiendo cuidadosamente sus palabras, dijo:
—El trabajo es el trabajo.
Eso fue lo suficientemente vago.
—¿Has tenido alguna cita el fin de semana?
Debería simplemente mentir. Sería más fácil.
Pero no podía, no a Brittany.
—No. Pasé la mayor parte del fin de semana con mi amiga Quinn, viendo los horribles realitys de la televisión. Todavía estoy trabajando para restaurar mi fe en la humanidad.
—¿Algo interesante viniendo esta semana? Algo perverso, ¿tal vez?
Cerró los ojos. Percibió que Brittany quería vivir indirectamente a través de ella, ya que presumiblemente no tendrían sexo en el corto plazo.
Si fuera inteligente, inventaría algo, conocía a la rubia lo suficientemente bien como para pensar en una fantasía que realmente la pondría en marcha.
Pero no valía la pena ser atrapada en una mentira. Por no hablar de que no se sentía bien pretendiendo follar con otras mujeres, cuando eso era lo último en su mente.
—No. En realidad estoy... tomando un tiempo libre.
—Oh—Brittany parecía perpleja—¿Está todo bien? ¿Te sientes bien?
—Todo está bien—sopesó los pros y los contras de simplemente sincerarse.
No había querido decirle sobre la entrevista hasta que supiera el resultado, pero ahora que sabía que no estaba trabajando, retener la verdad se sentía muy parecido a mentir.
Dando un salto de fe, dijo:
—Tengo una entrevista mañana. Para un trabajo.
—¿Mañana?—ahora Brittany estaba claramente sorprendida—¿Qué clase de trabajo? ¿Otra agencia de acompañantes?
Estaba sorprendida por lo mucho que le dolía que la ojiazul no hubiera asumido que finalmente podría estar llevando a cabo su sueño de convertirse en chef.
Esa fue probablemente su culpa por no mostrar más confianza en sus habilidades culinarias, pero aun así, hubiera sido agradable si Brittany hubiera reaccionado con entusiasmo en lugar de confusión.
—No. Es una puesto de auxiliar de chef, en un restaurante en Marin.
—¿De verdad? Wow—Brittany no sonaba emocionada en lo más mínimo. Por el contrario, irradiaba ansiedad—¿Cuando pasó esto?
—Establecí la entrevista la semana pasada. Te lo hubiera dicho antes, pero...
No sabía qué decir, no podía solo decir: “Pero estaba preocupada que pudieras pensar, con razón, ¿que lo estaba haciendo por lo que siento por ti?” Solo dijo:
—No quería arruinarlo.
—Nunca mencionaste que estabas planeando cambiar de carrera en este momento. Ni siquiera hace tres semanas, yo era la segunda persona para la que alguna vez habías cocinado. Quiero decir, sé que me dijiste que una carrera culinaria había 'pasado por tu mente’, pero nunca indicaste que planeabas hacerlo en algún momento pronto.
Su corazón se hundió cuando la rubia habló.
Había esperado consejo, estímulo, algo. No el pánico en la voz de Brittany.
—¿Qué cambió? ¿Por qué ahora?
—Una oportunidad se presentó. Decidí intentarlo.
Silencio.
Entonces la rubia dijo, con voz tensa:
—Esto no es debido a mí, ¿verdad? Porque nunca esperaría que dejaras tu trabajo. De verdad. Y realmente no quiero que hagas ninguna decisión importante por mi culpa.
Se irritó, tanto por la falta de apoyo como por la implicación de las palabras de Brittany.
—Te lo dije antes que no puedo vender mi cuerpo por siempre. Que quería cocinar algún día—se debatió ocultar sus sentimientos heridos por sólo un momento, pero decidió no hacerlo.
Una cosa era no pedirle a la rubia promesas, pero si estar juntas era a costa de reprimir todas sus emociones, no estaba segura de que eso valiera la pena.
—Honestamente, Britt, pensé que al menos me felicitarías por intentarlo. Pero quiero decir, no te preocupes... probablemente no consiga el trabajo, de todos modos.
—Estoy segura de que conseguirás el trabajo. Tu comida es increíble—el cumplido le debería haber dado un impulso, pero no de esta forma, entregado con un trasfondo de temor—Esto sólo... parece muy repentino. Muy apresurado. Y el momento... bueno, es difícil no preocuparse de que estás haciendo esto por mí. Debido a... lo que hemos estado haciendo.
No entendía cómo Brittany podía lograr que se sintiera aún peor de lo que se sentía antes de llamar.
Cansada de disculparse por la profundidad de sus sentimientos, dijo:
—¿Realmente sería tan horrible si fueras la razón por la que no querría follar con otras mujeres?
Brittany inhaló bruscamente.
—Oh, Santana.
Sabía que había cometido un error en cuanto oyó la desesperación en la voz de la rubia.
—No es como si no estuviera ya planeando tratar de hacer un cambio. No decidí que quería ser chef porque te conocí. Sólo me has dado una razón para intentarlo.
—No sé qué decir.
Supuso que la mayoría de las mujeres estarían contentas de que su amante quería ser fiel.
El cansancio en la voz de la ojiazul dejó en claro que su fidelidad era todo menos bienvenida.
—Siento que estoy teniendo un tiempo difícil follando a otras mujeres ahora que estamos juntas. Lo último que quiero hacer es molestarte, pero no puedo evitar lo que siento. Nunca me había... preocupado por alguien antes. Resulta que el acompañamiento no funciona para mí cuando lo hago. Eso no significa que espero algo de ti a cambio.
—Eso es lo que dices ahora—Brittany sonaba como si estuviera al borde de las lágrimas—¿Pero cómo podrías no hacerlo?
—Nunca te he pedido más de lo que puedes dar, no antes, y no ahora—su frustración se desbordó, alimentada por su decepción por la dirección que la conversación había tomado—No vuelvas esto contra mí. No actúes como si yo fuera la que está saboteando esto.
Brittany respiró hondo como si estuviera a punto de devolver una réplica, y luego se detuvo, exhalando.
—Santana.
—¿Qué?
Gimiendo, Brittany susurró:
—No puedo seguir con esto.
Se quedó mirando el techo, vacía por su tono triste.
Tenía un mal presentimiento acerca de dónde se dirigía, pero se negó a hacerlo fácil con la rubia.
Se negó a dejar que tirara lo que habían encontrado sin discutirlo.
—¿No puedes seguir con qué?
—Sea lo que sea que estamos haciendo—Brittany sonaba tan destrozada que su primer instinto fue envolverla en sus brazos hasta que estuviera mejor. Excepto que ella era la razón de la miseria de la rubia, al parecer—Vernos.
—¿Follar?—se encogió ante la amargura en su voz.
A veces sentía como si el sexo fuera todo lo que la ojiazul quería de ella y su deseo por más no era más que un inconveniente.
En otras ocasiones, parecía corresponder sus sentimientos. En esos momentos, parecía como si ambas se dieran cuenta que habían encontrado algo especial.
Este era el momento de la verdad.
Tiempo para averiguar lo que Brittany pensaba que estaba pasando entre ellas, incluso si la destruía.
—Eso es lo que hemos estado haciendo, ¿verdad? Follar.
Brittany tomó un aliento profundo, tembloroso.
—Sabes que es más que eso.
Su pecho se expandió hasta que sintió que podría estallar.
—Entonces. ¿ese es el problema? ¿Qué es más que follar?
A través de sus lágrimas, la rubia susurró:
—En este momento... sí.
—En este momento, lo entiendo. Pero, ¿qué pasa después de que Tina se vaya a la escuela?
Los silenciosos sollozos de Brittany hablaban más fuerte que cualquier respuesta que podría haber ofrecido.
Cerró los ojos. De repente se sintió muy tonta.
—Tina me odia. Así que supongo que eso es todo.
—No culpes de esto a Tina.
El fuego de la respuesta instantánea, apasionada de la rubia hizo un nudo en su estómago.
—Esta es mi decisión. En base de lo que es correcto para mí, y para ti.
—No me digas que no volver a verte es lo correcto para mí—perdió su propia batalla con sus lágrimas.
Odiaba ser tan débil con Brittany, pero estaba harta de contenerse.
Le estaba rompiendo su corazón y ella iba bien a hacérselo saber.
—Nunca he salido con nadie antes, tampoco. Nunca realmente creí que iba a encontrar a alguien que valiera la pena. Pero lo eres, Britt. Tú vales la pena. A veces, juro que parece que sientes lo mismo. Es por eso que no entiendo lo que está pasando en este momento. O por qué estás haciendo esto.
—Lo que pasa es que te estoy diciendo que no valgo la pena. No te estoy dando lo que te mereces. Eres increíble, Santana. Es decir... absolutamente increíble—la voz se quebró—Deberías estar con alguien que pueda pasar todas las noches contigo, alguien que pueda regresar tus sentimientos sin dudarlo... alguien que sea capaz de estar en una relación.
—¿Cómo sabes que eres incapaz si nunca lo has intentado?
Brittany soltó una risa sin alegría.
—Créeme.
Argumentar sólo hacía que se sintiera más patética, pero no estaba dispuesta a aceptar la derrota todavía.
—Hay algo muy real entre nosotras. No puedes negarlo.
—No lo estoy negando—el crudo dolor en la voz de Brittany envió un escalofrío por su cuerpo—Tienes razón, tenemos una conexión. Una que no quiero perder. Pero no veo un futuro para nosotras... no del tipo que quieres.
—¿Qué puedes ver para nosotras?—no estaba segura de querer la respuesta a esa pregunta, pero tenía que hacerla—Dices que no quieres perder la conexión. ¿Ves alguna manera que podamos evitarlo?
—No lo sé—Brittany vaciló—¿Crees que es posible que volvamos a algo sin complicaciones? ¿Algo casual?
Las náuseas se elevaron en por su garganta.
—¿Qué, como una cita? ¿Quieres reservar un par de horas conmigo cuando te apetezca?
Brittany estuvo callada un largo tiempo. Entonces, con cansancio, dijo:
—Si esa es una opción, tal vez es la mejor manera de mantener las cosas menos personales, pero todavía nos veríamos de vez en cuando. Te podría pagar, por supuesto.
Las palabras de la rubia la golpearon como un puñetazo en el estómago.
¿Era eso todo lo que había sido?
¿Un buen polvo?
No debería ser una sorpresa, supuso.
Eso era todo lo que alguna vez había hecho con todas las mujeres que había follado.
¿Por qué Brittany debería ser diferente?
Sin embargo, había pensado que lo era.
Endureciendo su corazón, dijo:
—Muy bien, entonces. Supongo que no hay nada más que decir.
—Santana, espera. Yo no…
—No. Quieres mantener las cosas impersonales, bien. Entiendo, aunque quería más que eso contigo. Pero, diablos, estoy disponible para cualquier persona con suficiente dinero... ¿verdad? Así que si quieres follar conmigo de nuevo, puedes hacer lo que hacen los demás. Ya sabes, si no va a significar nada, de todos modos—tragó, suprimiendo las ganas de vomitar.
Brittany acababa de desgarrar su corazón en pedazos, y todo lo que quería hacer era colgar para que pudiera llorar en privado.
—Es más seguro de esa manera, ¿cierto, Britt?
—Santana, por favor…
—Si quieres hacer una cita, sólo llama a Sue. Supongo que todavía tienes el número de la agencia—con la mano temblorosa, puso su pulgar en el botón “Fin” del teléfono—Tengo que irme. Te veré cuando te vea, supongo—colgó antes de que Brittany pudiera responder.
Mierda.
Dejó caer su teléfono a un lado de la cama, cerrando los ojos cuando golpeó el suelo con un suave golpe.
No era así como había previsto su conversación desarrollándose. Después de pasar todo el fin de semana aislada de Tina y luchando con su atracción por Santana, no había resuelto nada hasta el momento en que finalmente llamó esta noche.
Tan egoísta como se sentía al todavía querer ver a Santana cuando claramente esta en conflicto con su responsabilidad con Tina, no podía soportar la idea de nunca estar en los brazos de la morena otra vez.
Ver el nombre de Santana en su teléfono la había hecho más feliz de lo que había estado desde el momento en que su hermana las atrapó.
Sin embargo, acababa de romper con Santana, ¿no es así?
Se puso de lado y hundió la cara en la almohada.
Su conversación reproducida en su cabeza, una y otra vez. Había estado tan reconfortada al oír la voz de Santana, a pesar de que la mató el darse cuenta de cuanto anhelaba a la morena a pesar del claro daño que su relación había causado a su frágil vínculo con Tina.
Se sentía culpable por querer a la pelinegra, como si no tuviera derecho a algo propio si eso pusiera a Tina incómoda.
Eso probablemente no era justo para ella, pero siempre había puesto primero a su hermana.
Siempre.
Como aquella vez que sus padres desaparecieron durante dos semanas cuando ella tenía once años y Tina tenía cuatro. Esa primera noche que sus padres no llegaron a casa, había hecho con calma la cena para su hermana de los escasos contenidos de la despensa, luego las puso a ambas en la cama.
Llamó a su escuela a la mañana siguiente, disfrazando su voz lo mejor que pudo, e inventó una historia acerca de una emergencia familiar. Incluso a esa edad, su mayor temor era estar separada de Tina si llamaban a los servicios de protección de menores.
Así que había decidido simplemente vigilar el fuerte hasta que sus padres regresaran.
Sin dinero y muy pocos alimentos, había tenido que ser creativa. Se la paso comiendo sólo una pequeña comida al día, para que Tina pudiera tener más.
Cuando sus padres regresaron finalmente doce días más tarde, ofrecieron sólo murmullos de disculpas y una caja de rollos de chocolate con relleno cremoso.
Se sintió culpable incluso comiendo uno, sabiendo que Tina tendría menos.
Ella exhaló.
Su hermana era casi una adulta y tenía que aprender a valerse por sí misma, así que las cosas eran diferentes ahora. Pero eso no significaba que era fácil dejar de lado los viejos hábitos.
Aun así, sin importar lo mal que se sentía al seguir viendo a Santana, no había tenido la intención de romper con ella. Al menos ese no había sido su plan cuando había contestado el teléfono.
Tan confundida como estaba, no había tenido un plan.
Si la morena no hubiera dejado caer esa bomba sobre su entrevista de trabajo, podría haber sucumbido tan fácilmente a la tentación del sexo telefónico.
En lugar de eso entró en pánico cuando le confesó que tenía la intención de dejar el acompañamiento en favor de seguir una carrera que parecía considerar como un sueño lejano hace sólo unas semanas.
Podría haber elogiado a Santana por su valor. Felicitarla por haber recibido una entrevista. Desearle suerte.
De todas las reacciones posibles, el temor egoísta fue probablemente lo peor.
Por desgracia, había sido su primera respuesta, instintiva.
Teniendo en cuenta que Santana había estado haciendo el trabajo sexual durante más de diez años, era imposible no interpretar su decisión de cambiar de carrera sólo unas semanas después de que comenzaran de verse como evidencia de que la morena estaba haciendo un compromiso con ella, aunque ella no estaba lista para hacer lo mismo.
La idea de que la morena pudiera precipitarse en un importante cambio de vida a causa de ella la había enviado en picada.
Era una mujer de veinticinco años de edad que nunca había tenido una relación porque todo su mundo giraba en torno a cuidar de su hermana pequeña.
No era el tipo de persona que Santana debía considerar alguna vez para volcar su vida para complacer, por decir lo menos.
Incluso si la morena hubiera llevado a cabo una entrevista debido a ella, no era solamente debido a ella.
Lo sabía.
Pero una vez que se dio cuenta de que había herido los sentimientos de Santana, y que estaba ofendida, había hecho una decisión rápida que lamentó casi al instante.
Ya era bastante malo que Tina estaba molesta con ella.
Cuando se dio cuenta de lo mucho que había lastimado a Santana, fue simplemente demasiado.
Cansada de la culpa y la incertidumbre, había decidido intentar terminar las cosas directamente ahí.
Excepto que había dudado.
No siendo posible concebir no ver a Santana de nuevo, estúpidamente había mordido el anzuelo y sugirió que podrían seguir reuniéndose para tener relaciones sexuales.
Para follar sin emoción.
Debería haber sabido que la morena se pondría incluso más molesta. Fue una sugerencia estúpida, pero una que se había sentido obligada a hacer tras considerar lo terrible que sería nunca tocar a Santana de nuevo.
Se secó la cara con el edredón.
Lo hecho, hecho estaba. No había ninguna razón para lamentarse ahora.
Deseó no haber dicho lo que dijo sobre hacer una cita, el dolor en la voz de Santana la perseguiría para siempre, sospechaba, pero tal vez eso era lo mejor, también.
Ahora la pelinegra no intentaría disuadirla de este solitario curso de acción.
¿Por qué tratar de recuperar a alguien que básicamente había sugerido que la única cosa en que eras buena era para el sexo?
Mierda.
Debería estar aliviada.
No tendría más opciones para atormentarse.
No más miedo de enamorarse y ser amada.
Santana probablemente la odiaba por lo que acababa de hacer. Pero eso era lo mejor, ¿verdad?
La morena merecía algo mejor que ella, y Tina necesita toda su atención, de todos modos.
Problema resuelto.
Por supuesto.
Excepto por el enorme agujero en su corazón.
O mandado un mensaje.
En el momento en que el Lunes por la noche llegó otra vez, estaba tan paralizada por echarla de menos que no podía hacer nada excepto sentarse en el sofá y mirar fijamente la televisión con su teléfono apretado en su mano.
Su entrevista con Rachel y Artie era mañana por la mañana y realmente debería estar practicando sus habilidades con el cuchillo o prepararse de alguna manera, pero no podía pensar en otra cosa que lo que significaba que Brittany no había contactado con ella todavía.
Las cosas con Tina debían seguir siendo malas.
Había estado tan llena de rabia esa noche, su repulsión por ella palpable y aterradora.
Sabía que Tina siempre era lo primero para Brittany, así que el hecho de que la odiaba tanto la hacía difícil imaginar un final feliz.
No creía que decidiera enajenar a su hermana para que pudiera buscar una relación con la trabajadora sexual que acababa de conocer. La devoción de Brittany a su hermana era una de las cosas que amaba de ella, por lo que no me podía culparla por sus prioridades.
—Pero tiene dieciocho años. Y estará viviendo su propia vida pronto—habló
con el teléfono en la mano, como si la ojiazul estuviera en el otro extremo—¿Qué vas a tener entonces, Britt?—su teléfono permaneció en silencio, la rubia no iba a llamar—Mierda—lo dejó en el cojín del sofá y dejó caer su cabeza entre sus manos.
Le dolía estar separada de Brittany.
¿No lo sentía la rubia también?
—Obviamente no.
Normalmente se obligaría a quedarse atrás y esperar a que Brittany hiciera el primer movimiento.
Esta noche no era tan fácil tranquilizarse.
Estaba nerviosa por lo de mañana, y aunque Quinn había pasado el fin de semana ofreciendo un estímulo constante, lo que realmente quería era la simple tranquilidad de escuchar la voz la otra rubia, una de ojos azules.
Miró su decodificador. Eran las diez en punto, cuando normalmente hablaban.
Sabiendo que podría estar cometiendo un error, marcó el número de Brittany y contuvo la respiración cuando su teléfono sonó. El corazón le latía con tanta fuerza que podía sentirlo resonando en su pecho, y su estómago se revolvió en anticipación.
La rubia contestó justo cuando decidió que tendría que dejar un correo de voz.
—Hola.
Se incorporó, tensa.
Ahora que Brittany había respondido, casi deseaba no haber decidido llamar.
—Hola. Lo siento, no debería haber llamado así.
—No, está bien—Brittany habló en un susurro casi, por lo que era difícil discernir su tono.
No estaba segura de si estaba contenta o disgustada por su decisión de llamar, lo que la confundía acerca de cómo proceder, o incluso qué decir.
Decidió quedarse lo más neutral posible hasta que la ojiazul le diera más para seguir adelante.
—¿Cómo estás?
Brittany gimió.
—Realmente te extraño—hizo un ruido pequeño, triste, entonces se quedó en silencio.
Podía sentirla luchando por no decir más.
—Yo también te extraño. Pensé que llamarías cuando las cosas se hubieran enfriado un poco, pero no puedo dejar de preocuparme por ti—sobre nosotras también, pero dejó esa parte tácita—Quería comprobar y asegurarme de que estás bien—vaciló—Y que Tina está bien.
—Ella todavía está enojada—Brittany se rió sin humor—Por lo menos creo que esta. Fue a su orientación el Sábado en la mañana, no regresó hasta tarde, y ha estado fuera o encerrada en su cuarto desde entonces. No me ha hablado, excepto para hacer breves comentarios sarcásticos.
Bajó la cabeza, frotando su mano sobre su cabello. No podía recordar la última vez que se había sentido tan triste.
—Lo siento, Britt. Es culpa mía.
—No, no lo es—su voz flaqueó—Sólo estabas haciendo lo que te pedí.
La culpa resonó en sus palabras, levantando el vello en sus brazos.
—He estado pensando mucho en ello, y debería haber sabido que el comportamiento de Tina ha sido bastante impredecible últimamente que incluso una 'garantizada' noche es todo lo contrario. Nunca deberíamos haber estado en mi departamento. Así que no es tu culpa, ¿de acuerdo? No te culpo en absoluto.—continuó la rubia.
Deseaba que eso la hiciera sentir mejor.
—Sé que no le queda mucho tiempo antes de que se vaya a la escuela, y que quieres aprovechar al máximo. La idea de que nuestra relación—se detuvo, cautelosa de describir lo que tenían en términos tan definitivos. Hacerlo, podría ahuyentarla—La idea de que reunirte conmigo ha puesto en peligro esta vez a ambas me mata. Si puedo hacer algo para arreglar este problema, dímelo. Lo haré.
—No hay nada que puedas hacer—Brittany se calló, luego suspiró pesadamente—Ella no puede permanecer enojada conmigo para siempre. No por esto. ¿Verdad?
—No puedo creer que esté enojada tanto tiempo.
—Ella siempre ha sido de carácter fuerte, así que supongo que no estoy sorprendida. Pero sí... nunca ha estado tan molesta conmigo antes—sorbió la nariz, luego susurró—Lo siento. No llamé porque no estaba segura de qué decir. Fue un fin de semana largo y solitario, y pensé en llamar constantemente, pero al mismo tiempo... no sé. Supongo que simplemente me siento abrumada. Y confundida.
Confundida.
Eso no sonaba prometedor.
—Lo entiendo. Espero que mi llamada no empeore las cosas.
—No—por primera vez desde que contestó, el tono de Brittany cambió y oyó un afecto familiar en su voz—Quise decir lo que dije. Te extraño. Es bueno escuchar tu voz.
—La tuya, también—su ritmo cardíaco finalmente disminuyó, se tumbó en el sofá y permitió que la presencia de la rubia calmara sus alterados nervios—¿Cómo estuvo el trabajo hoy?
—Lo mismo de siempre. Me costó mucho concentrarse, la verdad. Mi mente no para un minuto.
—¿Quieres hablar de eso?—estaba desesperada por una idea de lo que Brittany estaba considerando.
¿Planeaba seguir viéndola o era sobre lo que sea que tenían?
¿Pensaba que Tina alguna vez la aceptaría?
Si no, ¿era motivo de ruptura?
Tratando de no permitir que su inseguridad se mostrara, dijo:
—Lo que sea que estés pensando, lo escucharé. Y te apoyaré como pueda.
—Gracias.
Trató de no leer demasiado en la negativa de Brittany de dar más detalles.
La rubia no estaba acostumbrada a confiar en otras personas, y esta situación de repente era un gran, complicado lío. Sin duda tenía algunas decisiones muy difíciles de tomar, decisiones que podrían afectar su estado de ánimo más de lo que quería admitir.
Pero no interrogaría o presionaría a la rubia de ninguna manera.
No podía compensar la mente de la ojiazul para ella, y pidiéndole garantías no llevaría a nada bueno. La situación con Tina había creado tanta confusión emocional entre ellas que dudó en añadir a eso de ninguna manera.
Brittany se aclaró la garganta.
—Basta de hablar de mi jodida vida. ¿Cómo estás? ¿Cómo va el trabajo?
Se encogió.
No había reservado una cita desde que Rachel le había ofrecido la entrevista. Le había dicho a Sue que simplemente necesitaba un descanso, pero sinceramente, si conseguía el trabajo en el restaurante de Rachel, nunca haría otra cita de acompañante.
Sue no lo sabía todavía. Sólo Quinn lo sabía, y esa era la forma en que había planeado mantenerlo hasta después de que supiera si tenía el puesto de auxiliar de cocina.
Eligiendo cuidadosamente sus palabras, dijo:
—El trabajo es el trabajo.
Eso fue lo suficientemente vago.
—¿Has tenido alguna cita el fin de semana?
Debería simplemente mentir. Sería más fácil.
Pero no podía, no a Brittany.
—No. Pasé la mayor parte del fin de semana con mi amiga Quinn, viendo los horribles realitys de la televisión. Todavía estoy trabajando para restaurar mi fe en la humanidad.
—¿Algo interesante viniendo esta semana? Algo perverso, ¿tal vez?
Cerró los ojos. Percibió que Brittany quería vivir indirectamente a través de ella, ya que presumiblemente no tendrían sexo en el corto plazo.
Si fuera inteligente, inventaría algo, conocía a la rubia lo suficientemente bien como para pensar en una fantasía que realmente la pondría en marcha.
Pero no valía la pena ser atrapada en una mentira. Por no hablar de que no se sentía bien pretendiendo follar con otras mujeres, cuando eso era lo último en su mente.
—No. En realidad estoy... tomando un tiempo libre.
—Oh—Brittany parecía perpleja—¿Está todo bien? ¿Te sientes bien?
—Todo está bien—sopesó los pros y los contras de simplemente sincerarse.
No había querido decirle sobre la entrevista hasta que supiera el resultado, pero ahora que sabía que no estaba trabajando, retener la verdad se sentía muy parecido a mentir.
Dando un salto de fe, dijo:
—Tengo una entrevista mañana. Para un trabajo.
—¿Mañana?—ahora Brittany estaba claramente sorprendida—¿Qué clase de trabajo? ¿Otra agencia de acompañantes?
Estaba sorprendida por lo mucho que le dolía que la ojiazul no hubiera asumido que finalmente podría estar llevando a cabo su sueño de convertirse en chef.
Esa fue probablemente su culpa por no mostrar más confianza en sus habilidades culinarias, pero aun así, hubiera sido agradable si Brittany hubiera reaccionado con entusiasmo en lugar de confusión.
—No. Es una puesto de auxiliar de chef, en un restaurante en Marin.
—¿De verdad? Wow—Brittany no sonaba emocionada en lo más mínimo. Por el contrario, irradiaba ansiedad—¿Cuando pasó esto?
—Establecí la entrevista la semana pasada. Te lo hubiera dicho antes, pero...
No sabía qué decir, no podía solo decir: “Pero estaba preocupada que pudieras pensar, con razón, ¿que lo estaba haciendo por lo que siento por ti?” Solo dijo:
—No quería arruinarlo.
—Nunca mencionaste que estabas planeando cambiar de carrera en este momento. Ni siquiera hace tres semanas, yo era la segunda persona para la que alguna vez habías cocinado. Quiero decir, sé que me dijiste que una carrera culinaria había 'pasado por tu mente’, pero nunca indicaste que planeabas hacerlo en algún momento pronto.
Su corazón se hundió cuando la rubia habló.
Había esperado consejo, estímulo, algo. No el pánico en la voz de Brittany.
—¿Qué cambió? ¿Por qué ahora?
—Una oportunidad se presentó. Decidí intentarlo.
Silencio.
Entonces la rubia dijo, con voz tensa:
—Esto no es debido a mí, ¿verdad? Porque nunca esperaría que dejaras tu trabajo. De verdad. Y realmente no quiero que hagas ninguna decisión importante por mi culpa.
Se irritó, tanto por la falta de apoyo como por la implicación de las palabras de Brittany.
—Te lo dije antes que no puedo vender mi cuerpo por siempre. Que quería cocinar algún día—se debatió ocultar sus sentimientos heridos por sólo un momento, pero decidió no hacerlo.
Una cosa era no pedirle a la rubia promesas, pero si estar juntas era a costa de reprimir todas sus emociones, no estaba segura de que eso valiera la pena.
—Honestamente, Britt, pensé que al menos me felicitarías por intentarlo. Pero quiero decir, no te preocupes... probablemente no consiga el trabajo, de todos modos.
—Estoy segura de que conseguirás el trabajo. Tu comida es increíble—el cumplido le debería haber dado un impulso, pero no de esta forma, entregado con un trasfondo de temor—Esto sólo... parece muy repentino. Muy apresurado. Y el momento... bueno, es difícil no preocuparse de que estás haciendo esto por mí. Debido a... lo que hemos estado haciendo.
No entendía cómo Brittany podía lograr que se sintiera aún peor de lo que se sentía antes de llamar.
Cansada de disculparse por la profundidad de sus sentimientos, dijo:
—¿Realmente sería tan horrible si fueras la razón por la que no querría follar con otras mujeres?
Brittany inhaló bruscamente.
—Oh, Santana.
Sabía que había cometido un error en cuanto oyó la desesperación en la voz de la rubia.
—No es como si no estuviera ya planeando tratar de hacer un cambio. No decidí que quería ser chef porque te conocí. Sólo me has dado una razón para intentarlo.
—No sé qué decir.
Supuso que la mayoría de las mujeres estarían contentas de que su amante quería ser fiel.
El cansancio en la voz de la ojiazul dejó en claro que su fidelidad era todo menos bienvenida.
—Siento que estoy teniendo un tiempo difícil follando a otras mujeres ahora que estamos juntas. Lo último que quiero hacer es molestarte, pero no puedo evitar lo que siento. Nunca me había... preocupado por alguien antes. Resulta que el acompañamiento no funciona para mí cuando lo hago. Eso no significa que espero algo de ti a cambio.
—Eso es lo que dices ahora—Brittany sonaba como si estuviera al borde de las lágrimas—¿Pero cómo podrías no hacerlo?
—Nunca te he pedido más de lo que puedes dar, no antes, y no ahora—su frustración se desbordó, alimentada por su decepción por la dirección que la conversación había tomado—No vuelvas esto contra mí. No actúes como si yo fuera la que está saboteando esto.
Brittany respiró hondo como si estuviera a punto de devolver una réplica, y luego se detuvo, exhalando.
—Santana.
—¿Qué?
Gimiendo, Brittany susurró:
—No puedo seguir con esto.
Se quedó mirando el techo, vacía por su tono triste.
Tenía un mal presentimiento acerca de dónde se dirigía, pero se negó a hacerlo fácil con la rubia.
Se negó a dejar que tirara lo que habían encontrado sin discutirlo.
—¿No puedes seguir con qué?
—Sea lo que sea que estamos haciendo—Brittany sonaba tan destrozada que su primer instinto fue envolverla en sus brazos hasta que estuviera mejor. Excepto que ella era la razón de la miseria de la rubia, al parecer—Vernos.
—¿Follar?—se encogió ante la amargura en su voz.
A veces sentía como si el sexo fuera todo lo que la ojiazul quería de ella y su deseo por más no era más que un inconveniente.
En otras ocasiones, parecía corresponder sus sentimientos. En esos momentos, parecía como si ambas se dieran cuenta que habían encontrado algo especial.
Este era el momento de la verdad.
Tiempo para averiguar lo que Brittany pensaba que estaba pasando entre ellas, incluso si la destruía.
—Eso es lo que hemos estado haciendo, ¿verdad? Follar.
Brittany tomó un aliento profundo, tembloroso.
—Sabes que es más que eso.
Su pecho se expandió hasta que sintió que podría estallar.
—Entonces. ¿ese es el problema? ¿Qué es más que follar?
A través de sus lágrimas, la rubia susurró:
—En este momento... sí.
—En este momento, lo entiendo. Pero, ¿qué pasa después de que Tina se vaya a la escuela?
Los silenciosos sollozos de Brittany hablaban más fuerte que cualquier respuesta que podría haber ofrecido.
Cerró los ojos. De repente se sintió muy tonta.
—Tina me odia. Así que supongo que eso es todo.
—No culpes de esto a Tina.
El fuego de la respuesta instantánea, apasionada de la rubia hizo un nudo en su estómago.
—Esta es mi decisión. En base de lo que es correcto para mí, y para ti.
—No me digas que no volver a verte es lo correcto para mí—perdió su propia batalla con sus lágrimas.
Odiaba ser tan débil con Brittany, pero estaba harta de contenerse.
Le estaba rompiendo su corazón y ella iba bien a hacérselo saber.
—Nunca he salido con nadie antes, tampoco. Nunca realmente creí que iba a encontrar a alguien que valiera la pena. Pero lo eres, Britt. Tú vales la pena. A veces, juro que parece que sientes lo mismo. Es por eso que no entiendo lo que está pasando en este momento. O por qué estás haciendo esto.
—Lo que pasa es que te estoy diciendo que no valgo la pena. No te estoy dando lo que te mereces. Eres increíble, Santana. Es decir... absolutamente increíble—la voz se quebró—Deberías estar con alguien que pueda pasar todas las noches contigo, alguien que pueda regresar tus sentimientos sin dudarlo... alguien que sea capaz de estar en una relación.
—¿Cómo sabes que eres incapaz si nunca lo has intentado?
Brittany soltó una risa sin alegría.
—Créeme.
Argumentar sólo hacía que se sintiera más patética, pero no estaba dispuesta a aceptar la derrota todavía.
—Hay algo muy real entre nosotras. No puedes negarlo.
—No lo estoy negando—el crudo dolor en la voz de Brittany envió un escalofrío por su cuerpo—Tienes razón, tenemos una conexión. Una que no quiero perder. Pero no veo un futuro para nosotras... no del tipo que quieres.
—¿Qué puedes ver para nosotras?—no estaba segura de querer la respuesta a esa pregunta, pero tenía que hacerla—Dices que no quieres perder la conexión. ¿Ves alguna manera que podamos evitarlo?
—No lo sé—Brittany vaciló—¿Crees que es posible que volvamos a algo sin complicaciones? ¿Algo casual?
Las náuseas se elevaron en por su garganta.
—¿Qué, como una cita? ¿Quieres reservar un par de horas conmigo cuando te apetezca?
Brittany estuvo callada un largo tiempo. Entonces, con cansancio, dijo:
—Si esa es una opción, tal vez es la mejor manera de mantener las cosas menos personales, pero todavía nos veríamos de vez en cuando. Te podría pagar, por supuesto.
Las palabras de la rubia la golpearon como un puñetazo en el estómago.
¿Era eso todo lo que había sido?
¿Un buen polvo?
No debería ser una sorpresa, supuso.
Eso era todo lo que alguna vez había hecho con todas las mujeres que había follado.
¿Por qué Brittany debería ser diferente?
Sin embargo, había pensado que lo era.
Endureciendo su corazón, dijo:
—Muy bien, entonces. Supongo que no hay nada más que decir.
—Santana, espera. Yo no…
—No. Quieres mantener las cosas impersonales, bien. Entiendo, aunque quería más que eso contigo. Pero, diablos, estoy disponible para cualquier persona con suficiente dinero... ¿verdad? Así que si quieres follar conmigo de nuevo, puedes hacer lo que hacen los demás. Ya sabes, si no va a significar nada, de todos modos—tragó, suprimiendo las ganas de vomitar.
Brittany acababa de desgarrar su corazón en pedazos, y todo lo que quería hacer era colgar para que pudiera llorar en privado.
—Es más seguro de esa manera, ¿cierto, Britt?
—Santana, por favor…
—Si quieres hacer una cita, sólo llama a Sue. Supongo que todavía tienes el número de la agencia—con la mano temblorosa, puso su pulgar en el botón “Fin” del teléfono—Tengo que irme. Te veré cuando te vea, supongo—colgó antes de que Brittany pudiera responder.
*****
Mierda.
Dejó caer su teléfono a un lado de la cama, cerrando los ojos cuando golpeó el suelo con un suave golpe.
No era así como había previsto su conversación desarrollándose. Después de pasar todo el fin de semana aislada de Tina y luchando con su atracción por Santana, no había resuelto nada hasta el momento en que finalmente llamó esta noche.
Tan egoísta como se sentía al todavía querer ver a Santana cuando claramente esta en conflicto con su responsabilidad con Tina, no podía soportar la idea de nunca estar en los brazos de la morena otra vez.
Ver el nombre de Santana en su teléfono la había hecho más feliz de lo que había estado desde el momento en que su hermana las atrapó.
Sin embargo, acababa de romper con Santana, ¿no es así?
Se puso de lado y hundió la cara en la almohada.
Su conversación reproducida en su cabeza, una y otra vez. Había estado tan reconfortada al oír la voz de Santana, a pesar de que la mató el darse cuenta de cuanto anhelaba a la morena a pesar del claro daño que su relación había causado a su frágil vínculo con Tina.
Se sentía culpable por querer a la pelinegra, como si no tuviera derecho a algo propio si eso pusiera a Tina incómoda.
Eso probablemente no era justo para ella, pero siempre había puesto primero a su hermana.
Siempre.
Como aquella vez que sus padres desaparecieron durante dos semanas cuando ella tenía once años y Tina tenía cuatro. Esa primera noche que sus padres no llegaron a casa, había hecho con calma la cena para su hermana de los escasos contenidos de la despensa, luego las puso a ambas en la cama.
Llamó a su escuela a la mañana siguiente, disfrazando su voz lo mejor que pudo, e inventó una historia acerca de una emergencia familiar. Incluso a esa edad, su mayor temor era estar separada de Tina si llamaban a los servicios de protección de menores.
Así que había decidido simplemente vigilar el fuerte hasta que sus padres regresaran.
Sin dinero y muy pocos alimentos, había tenido que ser creativa. Se la paso comiendo sólo una pequeña comida al día, para que Tina pudiera tener más.
Cuando sus padres regresaron finalmente doce días más tarde, ofrecieron sólo murmullos de disculpas y una caja de rollos de chocolate con relleno cremoso.
Se sintió culpable incluso comiendo uno, sabiendo que Tina tendría menos.
Ella exhaló.
Su hermana era casi una adulta y tenía que aprender a valerse por sí misma, así que las cosas eran diferentes ahora. Pero eso no significaba que era fácil dejar de lado los viejos hábitos.
Aun así, sin importar lo mal que se sentía al seguir viendo a Santana, no había tenido la intención de romper con ella. Al menos ese no había sido su plan cuando había contestado el teléfono.
Tan confundida como estaba, no había tenido un plan.
Si la morena no hubiera dejado caer esa bomba sobre su entrevista de trabajo, podría haber sucumbido tan fácilmente a la tentación del sexo telefónico.
En lugar de eso entró en pánico cuando le confesó que tenía la intención de dejar el acompañamiento en favor de seguir una carrera que parecía considerar como un sueño lejano hace sólo unas semanas.
Podría haber elogiado a Santana por su valor. Felicitarla por haber recibido una entrevista. Desearle suerte.
De todas las reacciones posibles, el temor egoísta fue probablemente lo peor.
Por desgracia, había sido su primera respuesta, instintiva.
Teniendo en cuenta que Santana había estado haciendo el trabajo sexual durante más de diez años, era imposible no interpretar su decisión de cambiar de carrera sólo unas semanas después de que comenzaran de verse como evidencia de que la morena estaba haciendo un compromiso con ella, aunque ella no estaba lista para hacer lo mismo.
La idea de que la morena pudiera precipitarse en un importante cambio de vida a causa de ella la había enviado en picada.
Era una mujer de veinticinco años de edad que nunca había tenido una relación porque todo su mundo giraba en torno a cuidar de su hermana pequeña.
No era el tipo de persona que Santana debía considerar alguna vez para volcar su vida para complacer, por decir lo menos.
Incluso si la morena hubiera llevado a cabo una entrevista debido a ella, no era solamente debido a ella.
Lo sabía.
Pero una vez que se dio cuenta de que había herido los sentimientos de Santana, y que estaba ofendida, había hecho una decisión rápida que lamentó casi al instante.
Ya era bastante malo que Tina estaba molesta con ella.
Cuando se dio cuenta de lo mucho que había lastimado a Santana, fue simplemente demasiado.
Cansada de la culpa y la incertidumbre, había decidido intentar terminar las cosas directamente ahí.
Excepto que había dudado.
No siendo posible concebir no ver a Santana de nuevo, estúpidamente había mordido el anzuelo y sugirió que podrían seguir reuniéndose para tener relaciones sexuales.
Para follar sin emoción.
Debería haber sabido que la morena se pondría incluso más molesta. Fue una sugerencia estúpida, pero una que se había sentido obligada a hacer tras considerar lo terrible que sería nunca tocar a Santana de nuevo.
Se secó la cara con el edredón.
Lo hecho, hecho estaba. No había ninguna razón para lamentarse ahora.
Deseó no haber dicho lo que dijo sobre hacer una cita, el dolor en la voz de Santana la perseguiría para siempre, sospechaba, pero tal vez eso era lo mejor, también.
Ahora la pelinegra no intentaría disuadirla de este solitario curso de acción.
¿Por qué tratar de recuperar a alguien que básicamente había sugerido que la única cosa en que eras buena era para el sexo?
Mierda.
Debería estar aliviada.
No tendría más opciones para atormentarse.
No más miedo de enamorarse y ser amada.
Santana probablemente la odiaba por lo que acababa de hacer. Pero eso era lo mejor, ¿verdad?
La morena merecía algo mejor que ella, y Tina necesita toda su atención, de todos modos.
Problema resuelto.
Por supuesto.
Excepto por el enorme agujero en su corazón.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Lo voy a decir en buen chileno...brittany es weona pero weona con mayusculas yo que santana no la miro mas, que se quede cuidando a su hermana hasta que sea una vieja roñosa y nadie la quiera.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Una pregunta..... quien golpes a Britt!!! Es o se hace???
Pobre Santana espero que pueda salir adelante en la entrevista de trabajo.
Saludos
Pobre Santana espero que pueda salir adelante en la entrevista de trabajo.
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
Te lo digo muy argento.... Britt me tiene los huevos al plato... Ya me fastidia su actitud es una pendeja!!!
Que bueno que san la mando al averno!! A ver que tan bueno es???!
Nos vemos
Te lo digo muy argento.... Britt me tiene los huevos al plato... Ya me fastidia su actitud es una pendeja!!!
Que bueno que san la mando al averno!! A ver que tan bueno es???!
Nos vemos
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Isabella28 escribió:Lo voy a decir en buen chileno...brittany es weona pero weona con mayusculas yo que santana no la miro mas, que se quede cuidando a su hermana hasta que sea una vieja roñosa y nadie la quiera.
Hola, ok... AJajajajjaajajj xD jajaajaj y creo q fuiste "fina" jaajajaj, pero tienes toda la razón...osea q si, q es su hermana y su unico familiar y todas esas cosas, pero tiene q pensar en ella y en san ¬¬ Saludos =D
monica.santander escribió:Una pregunta..... quien golpes a Britt!!! Es o se hace???
Pobre Santana espero que pueda salir adelante en la entrevista de trabajo.
Saludos
Hola, ajajajajaj creo q mas de una se ofrece jajajajaja. Si =( tmbn lo espero, no meresia esto =/ Saludos =D
3:) escribió:Hola morra....
Te lo digo muy argento.... Britt me tiene los huevos al plato... Ya me fastidia su actitud es una pendeja!!!
Que bueno que san la mando al averno!! A ver que tan bueno es???!
Nos vemos
Hola lu, ok...jajaajajaj nose si aki eres "fina" o no xq no conozco bn los modismos de alla xD jaajajajaj, pero creo q tmbn lo fuiste jajaajajaj¬¬ q se cree la rubia =/ SI! San si esta pensando en ella y su felicidad, xq ella tmbn esta sola y esas cosas, pero esta hciendo bn las cosas. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Cap 20
Capitulo 20
Con el estómago revuelto, esperó a Rachel en una oficina trasera del restaurante de lujo donde acababa de completar su primera entrevista culinaria.
Había ido bien, por lo que podía ver.
Artie había demostrado la preparación de uno de sus platillos del desayuno, huevos Benedict, y un platillo para el almuerzo, tacos de pescado, entonces le pidió recrear cada platillo por su cuenta.
Después de completar exitosamente la tarea, y obtener sonrisas tanto de Artie y Rachel cuando degustaron sus esfuerzos, Artie la había soltado para crear un entrante que se quisiera poner en el menú de la cena.
Ella había preparado un risotto de champiñones que le había valido una palmada en la espalda de Rachel y cálidos elogios de Artie.
Y pensar que casi había llamado para cancelar.
Después de su conversación con Brittany la noche anterior, la idea de someterse a sí misma a la crítica y correr el riesgo de fracasar había sido espectacularmente poco atractivo.
Pero era cierto lo que le había dicho a la rubia, quería cocinar. Sería idiota por tirar a la basura una honesta oportunidad para convertir su pasión en una carrera.
Así que esta mañana se había despertado, llorado en la ducha, luego se dio una larga charla de ánimo antes de conducir a la dirección que Rachel le había dado, dispuesta a hacer todo lo necesario para impresionarlos.
Esperando que hubiera funcionado.
Rachel entró en la oficina con una amplia sonrisa.
—Entonces. Puedes cocinar, Santana López.
Tímida bajo el elogio entusiasta, se esforzó por hacer contacto visual.
—Gracias.
—Dicho esto, me gustaría hablar contigo acerca de venir a cocinar para mí—Rachel se sentó en su silla de cuero de oficina, con un suspiro mientras ponía los pies sobre su escritorio—Pero primero, vamos a discutir el salario, porque sospecho que puede ser un potencial para un acuerdo.
Parpadeó, sorprendida por cómo casualmente la castaña aparentemente le había ofrecido un trabajo.
—Espera, ¿sólo así?
—¿Qué quieres decir?—cruzando los brazos sobre el pecho, inclinó la cabeza en obvia diversión—Hiciste una entrevista. Trajimos a otro candidato la semana pasada que tenía tres años de experiencia en la cocina en su haber, y él no realizó ni la mitad de bien como tú lo hiciste. El hecho es que me siento muy emocionada de poder ayudarte a realizar este cambio, que te mereces una oportunidad. Estoy en condiciones de darte una—le hizo un guiño—Por cierto, me encantó el risotto. Definitivamente, quiero ponerlo en nuestro nuevo menú de la cena.
Su barbilla tembló.
Estaba abrumada por la emoción, incapaz de responder. En sus sueños más salvajes, nunca había esperado que fuera a ir tan bien hoy. No estaba segura de qué hacer a continuación, por lo que se concentró en la lucha contra las lágrimas que amenazaban con escapar.
—El salario es irrelevante. No es como si tuviese alguna experiencia, de todos modos.
Rachel alzó una ceja.
—Puedes cambiar de opinión cuando te dé una cifra.
Sacudió la cabeza.
—He hecho un montón de dinero por un número de años. Todo lo que he hecho en mi vida es depositar en el banco—su corazón tronó en la comprensión de que realmente iba a hacer esto. Iba a cambiar su vida Créeme, el salario no es un acuerdo para romper. Incluso no importa.
—¿Significa eso que aceptas?
Casi paralizada por una ola insoportable de duda, apenas pudo mirar a Rachel a los ojos.
—Nunca he trabajado en una cocina antes. No estoy segura de que voy a saber qué hacer.
—Vas a aprender—su expresión se suavizó—Y tienes que empezar en alguna parte, ¿verdad?
Asintió.
Su miedo se desvaneció cuando la anticipación se afianzó.
—¿Cuándo quieres que empiece?
—Tan pronto como sea posible. Siempre que puedas dar aviso, supongo.
—No he hecho una cita desde la nuestra. Todo lo que queda es hablar con mi jefa y hacerlo oficial—trató de no imaginar cómo podría ir.
Sue Sylvester era una verdadera amiga, y mientras esperaba que estaría contenta por ella, no podía estar segura.
Ella era una gran fuente de ingresos para la agencia, y su partida sería decepcionar a un número de clientes habituales.
—Lo haré esta tarde.
—Perfecto. ¿Qué tal que entres en esta semana para hacerte cargo de unos papeles, y te traemos tu primer turno para el próximo Lunes?
—Me parece bien—plantó las manos en las rodillas y respiró hondo.
Lo que le había sucedido era tan grande que apenas podía comprender cómo reaccionar. Ni siquiera estaba segura de verdad que la realidad la había golpeado todavía.
Este probablemente sería el momento más feliz de su vida, excepto por el hecho de que lo único que podía pensar era en lo mucho que quería compartirlo con Brittany.
Obligándose a alejar un sentido de pérdida que amenazaba con romper su compostura, extendió su mano sobre el escritorio.
—Rachel, gracias por esto. Prometo que te enorgulleceré.
La castaña le dio un apretón firme.
—No, gracias a ti. Yo soy la que contrató a un chef apasionado, con talento por un salario de miseria—mantuvo su mano, mirándola a los ojos con sobriedad—En cuanto a lo que me llena de orgullo, ya lo has hecho. Nos has impresionado a ambos ahí. Artie cree que soy una reclutadora brillante por la gestión de encontrarte. No tiene ni idea de cómo sucedió eso, por cierto. Sinceramente, después de esa actuación, espero que una vez que pases unos meses trabajando con Artie durante el desayuno y el almuerzo, estarás lista para hacerte cargo del turno de la cena—evidentemente divertida por la sorpresa, se encogió de hombros y le soltó la mano—El salario de chef puede no ser genial, pero hay espacio para que crezcas. Tengo plena confianza de que tomaras esta oportunidad y sacarás el máximo provecho de ella.
Su pecho se hinchó con una mezcla maravillosamente dolorosa de orgullo e incredulidad de que alguien en una posición para comenzar su carrera culinaria reconociera su potencial.
Nunca había sido una buena estudiante en la escuela, ni una talentosa atleta o músico. A pesar de que sabía que era una amante experta, no la hacía sentirse muy especial.
Cocinar lo hacía.
Y esta fue la primera vez en su vida que realmente sentía que valía la pena.
Excepto, que no era cierto.
La primera vez fue con Brittany.
La rubia, que era la razón por la que estaba sentada aquí ahora, experimentando su segundo gran triunfo.
Sola.
Se horrorizó cuando sus lágrimas finalmente se derramaron. Negándose a sucumbir a su emoción, que afectaba a su duro personaje dominante, limpiándose los ojos y echando hacia atrás los hombros.
—Aprecio eso. No te arrepentirás.
—Lo sé.
Salió del restaurante, todavía aturdida por el rápido giro que su vida había tomado.
El impulso de llamar a la ojiazul y compartir la buena noticia fue abrumador, pero sabía que no conseguiría la reacción que quería.
Además, estaba enojada con Brittany.
Más que eso, estaba herida.
Aturdida.
Cuando la rubia sugirió que podrían seguir viéndose profesionalmente, su total indiferencia por las emociones muy reales la golpeó como un camión remolcador.
Como si pudiera simplemente apagar sus sentimientos y follar a Brittany con la distancia fría y profesional.
El hecho de que la rubia pudiera incluso sugerir tal cosa la hizo sentir muy pequeña, y muy barata.
Como si sólo fuera buena para una cosa.
Brittany no fue la primera persona en hacerla sentir de esa manera. Pero maldita sea seguro que sería la última, si tenía alguna opción en ese asunto.
Con esto en mente, mientras conducía al penthouse donde la agencia Xtreme Encounters tenía su sede.
También servía como segunda residencia de Sue Sylvester, detrás del pequeño departamento que mantenía en Marin.
No tenía ninguna duda de que encontraría a Sue en el penthouse a mediodía.
Ella era una astuta mujer de negocios quien era mortalmente seria sobre la edificación de su pequeño imperio. Razón por la cual probablemente no estaría contenta con lo que tenía que decirle.
Estacionó su coche y se dirigió a la entrada principal, conteniendo la respiración mientras pulsaba el timbre. La voz de Sue vino por el intercomunicador en cuestión de segundos.
—¿Sí?
—Sue, soy Santana. ¿Tiene unos minutos?
En lugar de responder, Sue la dejo entrar. Subió los escalones de dos en dos, en un esfuerzo por quemar su energía nerviosa.
Funcionó.
En el momento en que llegó al penthouse del decimoquinto piso, estaba demasiado agotada para regodearse en su ansiedad.
Sue abrió la puerta justo antes de que pudiera tocar. Ataviada con un vestido de diseñador que probablemente costaba más de lo que ella gastaría en ropa a lo largo de toda su vida, llevaba el pelo rubio perfectamente peinado, como si hubiera acabado de salir del salón.
Con cincuenta y dos años de edad, se las arregló para ser a la vez real y fina sin que parezca intentarlo.
—Oh Dios. ¿Realmente acabas de subir quince tramos de escaleras?
Jadeando, logró una breve inclinación de cabeza.
—¿Puedo pasar?
—Por supuesto—dio un paso atrás, escaneando abiertamente su cuerpo mientras se tambaleaba en el interior—¿Quieres algo de beber?
—Por favor. ¿Quieres algo, también?—siguió a Sue a su oficina, caminando a la barra y colocando dos copas.
Siempre servía a Sue.
Caer en la rutina familiar la consoló un poco, a pesar de que su corazón le dolía en el conocimiento de que las cosas estaban a punto de cambiar.
—¿Por qué no nos haces un par de martinis con vodka?— Sue se acercó por detrás y puso una mano en la cadera—Parece que lo necesitas.
El aroma del ligero, caro perfume de Sue, provocó un impulso de girarse y deslizar su mirada a su elegante, educada jefa.
Decirle que la iba dejar no sería nada fácil.
Dudoso, pero podría funcionar.
Terminó de hacer sus martinis.
—Necesito una bebida. Ambas es posible que necesitemos una, en un minuto.
Sue tomó la copa de su mano sin romper el contacto visual.
—Uh oh. ¿Tiene esto algo que ver con todas esas citas que me habías cancelado?
Se dijo a sí misma que el nudo en la garganta era simplemente el resultado de su estado emocional ya volátil.
Que no iba a perderlo ahora, con Sue.
—Sí, lo tiene. Escucha, realmente necesito hablar contigo de algo. Acerca de...—dio un rápido trago de alcohol en un intento desesperado para calmar sus nervios—Lo siento, esto es difícil.
—Permíteme hacerlo fácil para ti, entonces— Sue le tomó la mano y la condujo al clásico sofá de dos plazas en el otro lado de la habitación. Tiró de ella para que se sentara a su lado, luego le dio una sonrisa agridulce—Renuncias, ¿no?¿Estoy en lo cierto?
Parpadeó alejando su creciente emoción.
—Sí.
—Bueno, maldición— Sue tomó otro sorbo de su martini, con un movimiento triste de su cabeza—No puedo decir que estoy totalmente sorprendida. Pero voy a echarte de menos, y también lo harán tus clientas.
—Lo sé—bebió el resto de su copa, luego dejó la copa sobre la mesa de café en frente de ellas—Siempre has sido buena conmigo, Sue. Y para que lo sepas, no voy a trabajar para otra agencia, y no me estoy diversificando por mi cuenta.
Sue alzó una ceja elegantemente esculpida.
—¿Jubilación anticipada o un cambio de carrera?
—Cambio de carrera—ruborizándose dijo—Sólo he sido contratada como chef en este pequeño restaurante en el centro. The Vine Street Station, ¿has
oído hablar de él?
—¡Oh!—su cara se iluminó—Mi cuñado nos llevó ahí para desayunar una vez. Tienen unos omelets maravillosos. Es muy pintoresco, un pequeño lugar encantador—dejando su bebida, le cubrió las manos con las suyas—¿Cocinas? No lo sabía.
—No mucha gente lo sabe—se encogió de hombros—Sobre todo lo he mantenido en secreto.
—Te diré. Entonces, ¿qué te inspiró para ir de chef secreto en busca de una nueva carrera?
Realmente no quería hablar de Brittany. Apenas podía mantener la compostura como estaba.
—Tengo casi treinta años. Es tiempo.
Sue se burló, arrastrando su mirada a lo largo de su torso.
—¿Casi treinta? Nunca has sido más atractiva. Créeme, tienes un montón de millas dejadas en ti
—Tal vez. Pero prefiero pasar haciendo algo que realmente me satisface.
Con un suspiro largo y dilatado, Sue se acercó más y trazó una uña a lo largo de las curvas exageradas de su tatuaje de la chica del calendario.
—¿Así que estás diciendo que ser el mejor polvo que he tenido no te está satisfaciendo?
Se rió entre dientes, tensando los pezones bajo la caricia provocadora de Sue.
Esas uñas pintadas de rojo lo consiguieron todas las veces.
—No, definitivamente lo es. Pero no de la misma manera.
—Entiendo eso— Sue exhaló, luego le dio una mirada de burla—Bueno, me alegra de que estás siguiendo tu sueño, aunque realmente te extrañaré. Y no sólo porque eres la acompañante más popular que ha trabajado para mí. Si alguna vez quieres un trabajo en el futuro, o incluso si lo que deseas es pluriempleado, házmelo saber.
—Gracias.
El vello en la nuca se puso de punta cuando la mano de Sue se movió a su pecho, tomando un pezón erecto entre dos dedos perfectamente cuidados y torciendo ligeramente.
Normalmente esto sería cuando besaba a Sue, pero por mucho que ansiaba el calor de un cuerpo femenino, sólo una mujer podría realmente satisfacer sus necesidades.
Follar a Sue no la haría sentirse mejor, no realmente.
—Su…
—Oh—dejó caer la mano en su pecho, alejándola y le estudió la cara, luego se echó a reír—Ya veo—sus ojos brillaban con diversión—Has conocido a alguien.
—Deja de ser tan perceptiva—se quejó, aunque estaba sinceramente agradecida de que Sue podría fácilmente leer su lenguaje corporal.
Respetaba a Sue demasiado como para querer enérgicamente apartarla.
—Honestamente, parece que se terminó. Como, anoche. Así que por mucho que me encanta estar contigo, y tan bien como sé que te sientes...
—Tienes el corazón roto— Sue la miró con tranquila, tierna simpatía—Oh cariño. Lo siento mucho.
Levantó un hombro, lista para sacudir la preocupación de Sue, pero en cambio su barbilla temblaba y las lágrimas corrían de sus ojos antes de que pudiera detenerlas.
Sacudió la cabeza y bajó el rostro, avergonzada por dejar que Sue la viera tan deshecha.
—Lo que sea. Probablemente estaba condenado desde el principio.
—Pero es obvio que ella te importaba mucho— Sue pasó de seductora a maternal con tanta rapidez que tuvo problemas para adaptarse. Cuando tiró de ella en un abrazo apretado, se tensó por un momento antes de entregarse a la cálida seguridad de sus brazos. Le besó en la sien, como si fuera una niña—¿La amas?
Estaba contenta de que Sue no podía ver su rostro. Los ojos rojos, surcados de lágrimas, con su labio inferior temblando incontrolablemente, sabía que parecía patética.
Ridícula.
Con el corazón roto.
En otras palabras, exactamente cómo se sentía.
—Sí, la amo. No parece que ella se sienta de la misma manera, sin embargo.
—Bueno, entonces ella es una tonta. Esa es la única explicación para dejar ir a alguien como tú—su mano, que había estado frotando su espalda, se inmovilizo de repente—¿Estaba molesta por que eres una acompañante? ¿Es por eso que has decidido cambiar de trabajo?
—No, ella no estaba molesta. De hecho, no estaba contenta con lo que yo estaba planeando. Pensó que podría estarlo haciendo por ella, y al parecer eso choca con llevar nuestra relación demasiado lejos, demasiado rápido—se apartó, tomando respiraciones profundas y regulares en un esfuerzo por calmarse—Yo he querido ser un chef desde hace un tiempo, pero no pensé que estaba lista. Conocer a Brittany me dio el empujón que necesitaba para intentarlo. Pero no le gustó escuchar eso—se calló, su enojo creciendo mientras pensaba de nuevo en la conversación de anoche—De todos modos, ¿cuál es el gran problema acerca de no querer follar a otras mujeres? No es como si le pedí que se casara conmigo.
—Vuelvo a decirlo una vez más, ella es una tonta— Sue le palmeó la rodilla con simpatía—¿Así que su nombre es Brittany? ¿Dónde la conociste?
Se encogió.
—Técnicamente, tú nos presentaste. Su apellido es Pierce. Su fantasía el secuestro. La conociste cuando entró a tu evaluación de los clientes.
Jadeando, Sue se llevó la mano al pecho.
—¡Oh! Sabía que te iba a gustar esa.
—Si, me gustó. Mucho. Y luego se puso... complicado.
—¿Así que ella rompió contigo porque decidiste convertirte en chef?— Sue frunció el ceño—¿Por qué?
—No fue sólo eso. Honestamente, me dijo desde el principio que no estaba buscando una relación. Ella está criando a su hermana menor, ella está ocupada, tiene miedo...—se encogió de hombros, tratando de actuar menos afectada que ella—Creo que el colmo fue cuando su hermana entró y nosotras nos encontrábamos en una.... situación delicada. Su hermana se asustó, y luego Brittany se asustó. La entrevista de trabajo simplemente le dio la excusa que ya estaba buscando, creo.
—Eso suena complicado.
Con la barbilla temblando ante la evidente simpatía de Sue, se tragó las palabras de enojo que estaban colocadas en la punta de la lengua. Luego las escupió.
—Y entonces Brittany tiene el descaro de sugerir que tal vez todavía podamos reunirnos para citas. Ya sabes, algo impersonal. Algo que no ponga en peligro de alterar el orden de su vida. Porque obviamente una puta como yo simplemente puede apagar sus sentimientos y follar, ¿cierto?
—Santana...
Sacudiendo la cabeza, exhaló con dureza:
—No importa. Yo lo superaré—incluso mientras decía las palabras, no las creyó—No estaba destinado a ser.
—No pareces muy segura de eso.
Asintió, luego maldijo mientras se disolvió en lágrimas frescas.
—Eso es porque no lo estoy.
Había ido bien, por lo que podía ver.
Artie había demostrado la preparación de uno de sus platillos del desayuno, huevos Benedict, y un platillo para el almuerzo, tacos de pescado, entonces le pidió recrear cada platillo por su cuenta.
Después de completar exitosamente la tarea, y obtener sonrisas tanto de Artie y Rachel cuando degustaron sus esfuerzos, Artie la había soltado para crear un entrante que se quisiera poner en el menú de la cena.
Ella había preparado un risotto de champiñones que le había valido una palmada en la espalda de Rachel y cálidos elogios de Artie.
Y pensar que casi había llamado para cancelar.
Después de su conversación con Brittany la noche anterior, la idea de someterse a sí misma a la crítica y correr el riesgo de fracasar había sido espectacularmente poco atractivo.
Pero era cierto lo que le había dicho a la rubia, quería cocinar. Sería idiota por tirar a la basura una honesta oportunidad para convertir su pasión en una carrera.
Así que esta mañana se había despertado, llorado en la ducha, luego se dio una larga charla de ánimo antes de conducir a la dirección que Rachel le había dado, dispuesta a hacer todo lo necesario para impresionarlos.
Esperando que hubiera funcionado.
Rachel entró en la oficina con una amplia sonrisa.
—Entonces. Puedes cocinar, Santana López.
Tímida bajo el elogio entusiasta, se esforzó por hacer contacto visual.
—Gracias.
—Dicho esto, me gustaría hablar contigo acerca de venir a cocinar para mí—Rachel se sentó en su silla de cuero de oficina, con un suspiro mientras ponía los pies sobre su escritorio—Pero primero, vamos a discutir el salario, porque sospecho que puede ser un potencial para un acuerdo.
Parpadeó, sorprendida por cómo casualmente la castaña aparentemente le había ofrecido un trabajo.
—Espera, ¿sólo así?
—¿Qué quieres decir?—cruzando los brazos sobre el pecho, inclinó la cabeza en obvia diversión—Hiciste una entrevista. Trajimos a otro candidato la semana pasada que tenía tres años de experiencia en la cocina en su haber, y él no realizó ni la mitad de bien como tú lo hiciste. El hecho es que me siento muy emocionada de poder ayudarte a realizar este cambio, que te mereces una oportunidad. Estoy en condiciones de darte una—le hizo un guiño—Por cierto, me encantó el risotto. Definitivamente, quiero ponerlo en nuestro nuevo menú de la cena.
Su barbilla tembló.
Estaba abrumada por la emoción, incapaz de responder. En sus sueños más salvajes, nunca había esperado que fuera a ir tan bien hoy. No estaba segura de qué hacer a continuación, por lo que se concentró en la lucha contra las lágrimas que amenazaban con escapar.
—El salario es irrelevante. No es como si tuviese alguna experiencia, de todos modos.
Rachel alzó una ceja.
—Puedes cambiar de opinión cuando te dé una cifra.
Sacudió la cabeza.
—He hecho un montón de dinero por un número de años. Todo lo que he hecho en mi vida es depositar en el banco—su corazón tronó en la comprensión de que realmente iba a hacer esto. Iba a cambiar su vida Créeme, el salario no es un acuerdo para romper. Incluso no importa.
—¿Significa eso que aceptas?
Casi paralizada por una ola insoportable de duda, apenas pudo mirar a Rachel a los ojos.
—Nunca he trabajado en una cocina antes. No estoy segura de que voy a saber qué hacer.
—Vas a aprender—su expresión se suavizó—Y tienes que empezar en alguna parte, ¿verdad?
Asintió.
Su miedo se desvaneció cuando la anticipación se afianzó.
—¿Cuándo quieres que empiece?
—Tan pronto como sea posible. Siempre que puedas dar aviso, supongo.
—No he hecho una cita desde la nuestra. Todo lo que queda es hablar con mi jefa y hacerlo oficial—trató de no imaginar cómo podría ir.
Sue Sylvester era una verdadera amiga, y mientras esperaba que estaría contenta por ella, no podía estar segura.
Ella era una gran fuente de ingresos para la agencia, y su partida sería decepcionar a un número de clientes habituales.
—Lo haré esta tarde.
—Perfecto. ¿Qué tal que entres en esta semana para hacerte cargo de unos papeles, y te traemos tu primer turno para el próximo Lunes?
—Me parece bien—plantó las manos en las rodillas y respiró hondo.
Lo que le había sucedido era tan grande que apenas podía comprender cómo reaccionar. Ni siquiera estaba segura de verdad que la realidad la había golpeado todavía.
Este probablemente sería el momento más feliz de su vida, excepto por el hecho de que lo único que podía pensar era en lo mucho que quería compartirlo con Brittany.
Obligándose a alejar un sentido de pérdida que amenazaba con romper su compostura, extendió su mano sobre el escritorio.
—Rachel, gracias por esto. Prometo que te enorgulleceré.
La castaña le dio un apretón firme.
—No, gracias a ti. Yo soy la que contrató a un chef apasionado, con talento por un salario de miseria—mantuvo su mano, mirándola a los ojos con sobriedad—En cuanto a lo que me llena de orgullo, ya lo has hecho. Nos has impresionado a ambos ahí. Artie cree que soy una reclutadora brillante por la gestión de encontrarte. No tiene ni idea de cómo sucedió eso, por cierto. Sinceramente, después de esa actuación, espero que una vez que pases unos meses trabajando con Artie durante el desayuno y el almuerzo, estarás lista para hacerte cargo del turno de la cena—evidentemente divertida por la sorpresa, se encogió de hombros y le soltó la mano—El salario de chef puede no ser genial, pero hay espacio para que crezcas. Tengo plena confianza de que tomaras esta oportunidad y sacarás el máximo provecho de ella.
Su pecho se hinchó con una mezcla maravillosamente dolorosa de orgullo e incredulidad de que alguien en una posición para comenzar su carrera culinaria reconociera su potencial.
Nunca había sido una buena estudiante en la escuela, ni una talentosa atleta o músico. A pesar de que sabía que era una amante experta, no la hacía sentirse muy especial.
Cocinar lo hacía.
Y esta fue la primera vez en su vida que realmente sentía que valía la pena.
Excepto, que no era cierto.
La primera vez fue con Brittany.
La rubia, que era la razón por la que estaba sentada aquí ahora, experimentando su segundo gran triunfo.
Sola.
Se horrorizó cuando sus lágrimas finalmente se derramaron. Negándose a sucumbir a su emoción, que afectaba a su duro personaje dominante, limpiándose los ojos y echando hacia atrás los hombros.
—Aprecio eso. No te arrepentirás.
—Lo sé.
Salió del restaurante, todavía aturdida por el rápido giro que su vida había tomado.
El impulso de llamar a la ojiazul y compartir la buena noticia fue abrumador, pero sabía que no conseguiría la reacción que quería.
Además, estaba enojada con Brittany.
Más que eso, estaba herida.
Aturdida.
Cuando la rubia sugirió que podrían seguir viéndose profesionalmente, su total indiferencia por las emociones muy reales la golpeó como un camión remolcador.
Como si pudiera simplemente apagar sus sentimientos y follar a Brittany con la distancia fría y profesional.
El hecho de que la rubia pudiera incluso sugerir tal cosa la hizo sentir muy pequeña, y muy barata.
Como si sólo fuera buena para una cosa.
Brittany no fue la primera persona en hacerla sentir de esa manera. Pero maldita sea seguro que sería la última, si tenía alguna opción en ese asunto.
Con esto en mente, mientras conducía al penthouse donde la agencia Xtreme Encounters tenía su sede.
También servía como segunda residencia de Sue Sylvester, detrás del pequeño departamento que mantenía en Marin.
No tenía ninguna duda de que encontraría a Sue en el penthouse a mediodía.
Ella era una astuta mujer de negocios quien era mortalmente seria sobre la edificación de su pequeño imperio. Razón por la cual probablemente no estaría contenta con lo que tenía que decirle.
Estacionó su coche y se dirigió a la entrada principal, conteniendo la respiración mientras pulsaba el timbre. La voz de Sue vino por el intercomunicador en cuestión de segundos.
—¿Sí?
—Sue, soy Santana. ¿Tiene unos minutos?
En lugar de responder, Sue la dejo entrar. Subió los escalones de dos en dos, en un esfuerzo por quemar su energía nerviosa.
Funcionó.
En el momento en que llegó al penthouse del decimoquinto piso, estaba demasiado agotada para regodearse en su ansiedad.
Sue abrió la puerta justo antes de que pudiera tocar. Ataviada con un vestido de diseñador que probablemente costaba más de lo que ella gastaría en ropa a lo largo de toda su vida, llevaba el pelo rubio perfectamente peinado, como si hubiera acabado de salir del salón.
Con cincuenta y dos años de edad, se las arregló para ser a la vez real y fina sin que parezca intentarlo.
—Oh Dios. ¿Realmente acabas de subir quince tramos de escaleras?
Jadeando, logró una breve inclinación de cabeza.
—¿Puedo pasar?
—Por supuesto—dio un paso atrás, escaneando abiertamente su cuerpo mientras se tambaleaba en el interior—¿Quieres algo de beber?
—Por favor. ¿Quieres algo, también?—siguió a Sue a su oficina, caminando a la barra y colocando dos copas.
Siempre servía a Sue.
Caer en la rutina familiar la consoló un poco, a pesar de que su corazón le dolía en el conocimiento de que las cosas estaban a punto de cambiar.
—¿Por qué no nos haces un par de martinis con vodka?— Sue se acercó por detrás y puso una mano en la cadera—Parece que lo necesitas.
El aroma del ligero, caro perfume de Sue, provocó un impulso de girarse y deslizar su mirada a su elegante, educada jefa.
Decirle que la iba dejar no sería nada fácil.
Dudoso, pero podría funcionar.
Terminó de hacer sus martinis.
—Necesito una bebida. Ambas es posible que necesitemos una, en un minuto.
Sue tomó la copa de su mano sin romper el contacto visual.
—Uh oh. ¿Tiene esto algo que ver con todas esas citas que me habías cancelado?
Se dijo a sí misma que el nudo en la garganta era simplemente el resultado de su estado emocional ya volátil.
Que no iba a perderlo ahora, con Sue.
—Sí, lo tiene. Escucha, realmente necesito hablar contigo de algo. Acerca de...—dio un rápido trago de alcohol en un intento desesperado para calmar sus nervios—Lo siento, esto es difícil.
—Permíteme hacerlo fácil para ti, entonces— Sue le tomó la mano y la condujo al clásico sofá de dos plazas en el otro lado de la habitación. Tiró de ella para que se sentara a su lado, luego le dio una sonrisa agridulce—Renuncias, ¿no?¿Estoy en lo cierto?
Parpadeó alejando su creciente emoción.
—Sí.
—Bueno, maldición— Sue tomó otro sorbo de su martini, con un movimiento triste de su cabeza—No puedo decir que estoy totalmente sorprendida. Pero voy a echarte de menos, y también lo harán tus clientas.
—Lo sé—bebió el resto de su copa, luego dejó la copa sobre la mesa de café en frente de ellas—Siempre has sido buena conmigo, Sue. Y para que lo sepas, no voy a trabajar para otra agencia, y no me estoy diversificando por mi cuenta.
Sue alzó una ceja elegantemente esculpida.
—¿Jubilación anticipada o un cambio de carrera?
—Cambio de carrera—ruborizándose dijo—Sólo he sido contratada como chef en este pequeño restaurante en el centro. The Vine Street Station, ¿has
oído hablar de él?
—¡Oh!—su cara se iluminó—Mi cuñado nos llevó ahí para desayunar una vez. Tienen unos omelets maravillosos. Es muy pintoresco, un pequeño lugar encantador—dejando su bebida, le cubrió las manos con las suyas—¿Cocinas? No lo sabía.
—No mucha gente lo sabe—se encogió de hombros—Sobre todo lo he mantenido en secreto.
—Te diré. Entonces, ¿qué te inspiró para ir de chef secreto en busca de una nueva carrera?
Realmente no quería hablar de Brittany. Apenas podía mantener la compostura como estaba.
—Tengo casi treinta años. Es tiempo.
Sue se burló, arrastrando su mirada a lo largo de su torso.
—¿Casi treinta? Nunca has sido más atractiva. Créeme, tienes un montón de millas dejadas en ti
—Tal vez. Pero prefiero pasar haciendo algo que realmente me satisface.
Con un suspiro largo y dilatado, Sue se acercó más y trazó una uña a lo largo de las curvas exageradas de su tatuaje de la chica del calendario.
—¿Así que estás diciendo que ser el mejor polvo que he tenido no te está satisfaciendo?
Se rió entre dientes, tensando los pezones bajo la caricia provocadora de Sue.
Esas uñas pintadas de rojo lo consiguieron todas las veces.
—No, definitivamente lo es. Pero no de la misma manera.
—Entiendo eso— Sue exhaló, luego le dio una mirada de burla—Bueno, me alegra de que estás siguiendo tu sueño, aunque realmente te extrañaré. Y no sólo porque eres la acompañante más popular que ha trabajado para mí. Si alguna vez quieres un trabajo en el futuro, o incluso si lo que deseas es pluriempleado, házmelo saber.
—Gracias.
El vello en la nuca se puso de punta cuando la mano de Sue se movió a su pecho, tomando un pezón erecto entre dos dedos perfectamente cuidados y torciendo ligeramente.
Normalmente esto sería cuando besaba a Sue, pero por mucho que ansiaba el calor de un cuerpo femenino, sólo una mujer podría realmente satisfacer sus necesidades.
Follar a Sue no la haría sentirse mejor, no realmente.
—Su…
—Oh—dejó caer la mano en su pecho, alejándola y le estudió la cara, luego se echó a reír—Ya veo—sus ojos brillaban con diversión—Has conocido a alguien.
—Deja de ser tan perceptiva—se quejó, aunque estaba sinceramente agradecida de que Sue podría fácilmente leer su lenguaje corporal.
Respetaba a Sue demasiado como para querer enérgicamente apartarla.
—Honestamente, parece que se terminó. Como, anoche. Así que por mucho que me encanta estar contigo, y tan bien como sé que te sientes...
—Tienes el corazón roto— Sue la miró con tranquila, tierna simpatía—Oh cariño. Lo siento mucho.
Levantó un hombro, lista para sacudir la preocupación de Sue, pero en cambio su barbilla temblaba y las lágrimas corrían de sus ojos antes de que pudiera detenerlas.
Sacudió la cabeza y bajó el rostro, avergonzada por dejar que Sue la viera tan deshecha.
—Lo que sea. Probablemente estaba condenado desde el principio.
—Pero es obvio que ella te importaba mucho— Sue pasó de seductora a maternal con tanta rapidez que tuvo problemas para adaptarse. Cuando tiró de ella en un abrazo apretado, se tensó por un momento antes de entregarse a la cálida seguridad de sus brazos. Le besó en la sien, como si fuera una niña—¿La amas?
Estaba contenta de que Sue no podía ver su rostro. Los ojos rojos, surcados de lágrimas, con su labio inferior temblando incontrolablemente, sabía que parecía patética.
Ridícula.
Con el corazón roto.
En otras palabras, exactamente cómo se sentía.
—Sí, la amo. No parece que ella se sienta de la misma manera, sin embargo.
—Bueno, entonces ella es una tonta. Esa es la única explicación para dejar ir a alguien como tú—su mano, que había estado frotando su espalda, se inmovilizo de repente—¿Estaba molesta por que eres una acompañante? ¿Es por eso que has decidido cambiar de trabajo?
—No, ella no estaba molesta. De hecho, no estaba contenta con lo que yo estaba planeando. Pensó que podría estarlo haciendo por ella, y al parecer eso choca con llevar nuestra relación demasiado lejos, demasiado rápido—se apartó, tomando respiraciones profundas y regulares en un esfuerzo por calmarse—Yo he querido ser un chef desde hace un tiempo, pero no pensé que estaba lista. Conocer a Brittany me dio el empujón que necesitaba para intentarlo. Pero no le gustó escuchar eso—se calló, su enojo creciendo mientras pensaba de nuevo en la conversación de anoche—De todos modos, ¿cuál es el gran problema acerca de no querer follar a otras mujeres? No es como si le pedí que se casara conmigo.
—Vuelvo a decirlo una vez más, ella es una tonta— Sue le palmeó la rodilla con simpatía—¿Así que su nombre es Brittany? ¿Dónde la conociste?
Se encogió.
—Técnicamente, tú nos presentaste. Su apellido es Pierce. Su fantasía el secuestro. La conociste cuando entró a tu evaluación de los clientes.
Jadeando, Sue se llevó la mano al pecho.
—¡Oh! Sabía que te iba a gustar esa.
—Si, me gustó. Mucho. Y luego se puso... complicado.
—¿Así que ella rompió contigo porque decidiste convertirte en chef?— Sue frunció el ceño—¿Por qué?
—No fue sólo eso. Honestamente, me dijo desde el principio que no estaba buscando una relación. Ella está criando a su hermana menor, ella está ocupada, tiene miedo...—se encogió de hombros, tratando de actuar menos afectada que ella—Creo que el colmo fue cuando su hermana entró y nosotras nos encontrábamos en una.... situación delicada. Su hermana se asustó, y luego Brittany se asustó. La entrevista de trabajo simplemente le dio la excusa que ya estaba buscando, creo.
—Eso suena complicado.
Con la barbilla temblando ante la evidente simpatía de Sue, se tragó las palabras de enojo que estaban colocadas en la punta de la lengua. Luego las escupió.
—Y entonces Brittany tiene el descaro de sugerir que tal vez todavía podamos reunirnos para citas. Ya sabes, algo impersonal. Algo que no ponga en peligro de alterar el orden de su vida. Porque obviamente una puta como yo simplemente puede apagar sus sentimientos y follar, ¿cierto?
—Santana...
Sacudiendo la cabeza, exhaló con dureza:
—No importa. Yo lo superaré—incluso mientras decía las palabras, no las creyó—No estaba destinado a ser.
—No pareces muy segura de eso.
Asintió, luego maldijo mientras se disolvió en lágrimas frescas.
—Eso es porque no lo estoy.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Que bueno que le fue bien a san y la tonta de britt no aparecio. Si fui muy fina pero tenia unas palabras mas vulgares para britt.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Que se cree Brittany para menospreciar asi los exfuerzos de Santana, estupida!!!! se va a arrugar mas que una pasa esperando que la "dulce" Tina haga su vida. Porque carajo no la confronta y lucha por tener una relacion con y como le de la real gana?????
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Noche (Adaptada) Epílogo
Hola morra...
La tengo montada en un ovario a britt (muy fino Jajaja)...
Que bueno que san ya dio el giro que necesitaba para empezar algo nuevo...
Nos vemos!!!
La tengo montada en un ovario a britt (muy fino Jajaja)...
Que bueno que san ya dio el giro que necesitaba para empezar algo nuevo...
Nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
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