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[Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
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Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
Blaine.
No me percaté de la caída de Kurt, hasta que oí su desgarrador grito de dolor. Volteé al segundo siguiente, encontrándome con el rostro perplejo de Karofsky, y eso me bastó para confirmar mis dudas respecto a de quién era la culpa. Me lancé sobre él gritándole mil maldiciones y palabrotas. Lo único que deseaba era causarle el mismo dolor que Kurt sentía. Vi al Sr. Schue asistir a mi novio, por lo que me centré en Dave. Mi puño se estrelló sin problemas, contra su regordeta quijada, haciéndolo caer de espaldas. Salté sobre él, como si fuera un gato salvaje. Le propiné tantos golpes como la rapidez de mis brazos me lo permitía. No me importaba nada más, ni las consecuencias que pudiera tener por esto, ni que se muriera desangrado por mis golpes.
- ¡Deténganlo! – Oí chillar a Rachel - ¡Va a matarlo!
- ¡Pues que lo haga! – La contrarió Artie – Se lo merece.
Sentí dos brazos que me sostenían firmemente, apartándome de mi objetivo. Yo luché por zafarme, para continuar con mi cometido. Quería cobrar venganza a toda costa. El agarre a mi alrededor se multiplicó, apareciendo más manos, lanzándome hacia atrás, lejos del rostro de Karofsky. En un último intento por continuar golpeándolo, utilicé mis pies, pero pronto estuve demasiado lejos como para seguir.
- ¡Tranquilo, hermano! – tenía los ojos dilatados de rabia, pero pude distinguir a Finn de entre todas las personas que me rodeaban - ¡Ve con Kurt! Él te necesita.
Necesité más de un minuto para aclarar mi mente y apartar la idea de matar a Dave de mi cabeza. Cuando Finn consideró adecuado liberarme, lo hizo para que yo pudiera dirigirme a la enfermería junto con mi novio.
Una vez que me sentí libre de las más de diez manos que me sostenían, simulé caminar hacia los escalones, pero en menos de una fracción de segundo, me encontraba nuevamente sobre Karofsky, golpeándolo enérgicamente.
Nuevamente alejaron de él, pero esta vez fui abofeteado por Rach para reaccionar. Arrastraron el culo de Dave fuera de mi campo de visión, para que no lo matase, aunque se lo merecía, y a mí me llevaron entre cinco o más, a la enfermería, asegurándose de este modo que no fuera por Karofsky.
Al llegar, la enfermera nos informó que acababan de subirlo a la ambulancia para llevarlo al hospital, pues su pierna estaba rota.
Mi ira se elevó hasta las nubes, pero no podía hacer nada para desquitarme, no me dejaban.
De mala gana me despedí de todos los chicos y salí disparado hacia el estacionamiento. Me monté en mi carro y, pisando el acelerador a fondo, me dirigí al hospital. Ni siquiera me detuve cuando el semáforo cambiaba a rojo, ni le eché una ojeada al salpicadero para verificar si iba en exceso de velocidad. Sólo quería verle.
- ¿Dónde está? – exclamé alterado, interrogando a Burt y Carole.
- ¡Dios, Blaine! ¿Qué te ha pasado? – reparó Carole, indicando las salpicaduras de la sangre de Karofsky en mi camiseta. Yo ni siquiera lo había recordado, ni me importaba estar hecho un desastre.
- ¿Dónde tienen a Kurt? – volví a preguntar, ignorando la interrogante anterior.
- Acaban de instalarlo en una habitación, le han puesto yeso porque su pierna estaba rota – explicó el padre de mi novio.
- ¡Mierda! – Pasé una mano por mi pelo, descontrolado - ¡Necesito verlo!
- No puede recibir visitas hasta dentro de una hora – me aclaró Carole, pero a mí poco me importó.
Caminé sin tener idea de cuál era la habitación de Kurt, sintiendo la voz de Burt a mi espalda, diciéndome que no podía pasar así nada más. Yo prefería no oírlo, no oir a nadie. Jamás me había sentido así y era realmente horrible. No tener la seguridad de que la persona más importante en tu mundo y a la que amas con locura se encuentre bien, sintiéndote inmensamente culpable por no haber estado más cerca de él para evitarlo. ¿Por qué no frené esta violencia y acoso desmedido a tiempo? ¿Cuál era el sentido de seguir tratando como basura a los chicos que no pertenecían al equipo de futbol o que no tenían algún status quo en la escuela? ¡Era estúpido e inmaduro! Y tuvo que salir herido MI NOVIO para recapacitar drásticamente en que todo esto está mal.
Encontré un doctor en mi camino hacia la habitación de Kurt que no tenía idea cual era, y aproveché para preguntar.
- No puedes estar aquí – me reprendió.
- Yo lo sé, pero es que necesito ver a mi nov… mi amigo – la histeria era notable en mi voz – Se ha roto una pierna, llegó hace un par de horas…
- Sí, lo estoy atendiendo, pero te repito que no puedes estar aquí – su autoritaria forma de hablar me irritaba. ¿Acaso no entendía que tan sólo quería verle aunque fuera de lejos?
- Por favor, necesito saber que está bien, él debe necesitarme justo ahora, y no me tiene a su lado, yo le juro que sólo será un minuto… - vociferé desesperado.
- Debes salir, espera la hora de visitas – continuó riñéndome.
- No, no, no… No puedo esperar… Doctor, por favor… Debe dejarme verlo… - las lágrimas ardían en mis ojos, quemando al caer por mis mejillas sin mi consentimiento.
- ¡Blaine! – Exclamó Burt tomándome por los hombros – Ven con nosotros, debes calmarte.
- ¡No quiero calmarme! – Grité fuera de control - ¡Quiero verlo! ¡Quiero verlo! ¡Quiero verlo!
Me deslicé hasta caer sentado en el suelo. Me sentía tan jodidamente culpable por todo lo que estaba pasándole a Kurt. Yo debería estar con la pierna rota en una maldita habitación de hospital, no él. Él tendría que estar deslumbrando a los chicos del club Glee con su hermosa voz, y su talento para interpretar.
. . .
El timbre que indicaba el término de la última clase, sonó estridentemente, con lo cual me puse de pie antes que nadie y salí corriendo del salón. Golpeé mi taquilla, cerrándola de esta forma. Debía esperar hasta las seis para visitar a Kurt en el hospital. Su padre no me había dejado entrar ayer cuando llegué echo un completo loco a verlo, aunque de ser él, yo tampoco hubiera dejado entrar a un chico que tenía la camiseta salpicada de sangre, el cabello revuelto, la ropa desarreglada y los ojos descentrados de ira y dolor.
- Creo que se te ha quedado abierta – bromeó una voz melodiosa y angelical que yo bien conocía.
- ¿Qué quieres, Quinn? – Musité molesto - ¿Se hartó ya Puckerman de ti y vienes por una segunda oportunidad? Déjame decirte que llegas tarde – mi risa fue todo menos divertida.
- No… yo, sólo quería… - volteé a verla con una ceja alzada – Quería hacer las paces. Lo que hice estuvo fatal y te debo una disculpa. No quisiera alejar a un chico tan grandioso como tú, Blaine – sus ojos me miraban sinceros, lo que me ablandó un poco – Mientras estuvimos juntos… fuiste siempre comprensivo y muy bueno aconsejándome, además siempre sabías como hacerme sonreír aunque tuviera una tristeza enorme, y sé que como amigo serías genial.
- ¿A qué viene todo esto? – Sus palabras me confundían – Jamás haces nada sólo porque sí.
- Lo cierto es que… Puck es un idiota, jamás se da tiempo de hablar de cosas que me importan y se le dan fatal los consejos. A veces finge escucharme, pero lo cierto es que sólo está imaginando el diseño y color de mi brasier. Extraño conversar con alguien que me comprenda y que me pueda dar un consejo que no incluya ejemplos con Mario Bros., Star Wars o cualquier otro juego.
- ¿Y qué hay de tus amigas? ¿Santana y Brittany? – consulté caminando con ella por el pasillo.
- Los consejos de Santana suelen tener relación con el sexo desenfrenado y lo buenos que son los chicos morenos, sobre todo si tienes dos juntos en un cuarto, y Brittany… Bueno, ella no pasa de los unicornios y arcoíris… Ninguna lo suficientemente apta – mostró una media sonrisa, mirándome.
- Tienes razón, por eso nunca me lleve bien con Santana – confesé – Creo que los del servicio de identificación se equivocaron al escribir su nombre y en realidad sus padres deseaban ponerle “Satanás” – ambos carcajeamos – De acuerdo Quinn. Seamos amigos.
- Eso estaría genial.
- Cuéntame, ¿Qué es lo que te tiene mal? – pregunté notando el deje de tristeza en sus ojos.
- ¿Lo ves? Tú eres el único que detecta cuando algo va mal – ella soltó un suspiro y luego continuó – Creo que… estoy embarazada.
- ¿Qué? – Exclamé, tomado por sorpresa - ¡Dios, Quinn! Eso sí que está… complicado – No supe qué más hacer así que me paré frente a ella, deteniendo nuestro andar, envolviéndola en un abrazo un tanto fraternal - ¿Se lo has dicho a Noah? – hablé sin soltarla del todo.
- ¿Bromeas? – Su tono de voz se hizo algo agudo – Él fue abandonado por su padre cuando pequeño, eso es un indicio de que él perfectamente podría hacer lo mismo. Tengo miedo, Blaine. Sé que fui irresponsable, pero jamás pensé que una cosa así podría pasarme a mí.
- Tranquila, te ayudaré… Si tú me ayudas – sabía que estaba mal aprovecharme de su situación, pero todo era una oportunidad para mí.
- ¿Para que soy buena? – ella parecía cooperar.
- Te he oído cantar y eres buena. Me gustaría que te unieras al club Glee, participaremos en las locales el mes que viene y nos faltan miembros.
- Blaine… no creo que eso vaya a ayudarme con…
- Ni siquiera tendrás que cantar en el frente si no lo deseas, o cantar. Sólo necesitamos tener el número – insistí – Además… yo también tengo un secreto que no puedo decírselo a nadie aun.
- ¿Y a mí me lo dirás? – yo asentí.
- Soy gay – solté apretando los puños. Su boca se abrió de la impresión, pero luego de un par de segundos, me envolvió también en un abrazo cálido y sincero.
- Te apoyaré, sabes que cuentas conmigo – sus palabras eran reconfortantes – Y claro que me uniré a tu club, también Santana y Britt. Las obligaré si es necesario.
Reíamos, envueltos en una nube de amistad y felicidad.
- Gracias Quinn – murmuré, bajando la cabeza.
- Lo que se te viene en adelante será bastante duro ¿lo sabes? Te matarán socialmente si se enteran.
- Soy consciente de eso, pero ya no me importa, sólo buscaré el momento perfecto para decirle a todo el mundo lo que soy y que estoy feliz de serlo, que amo a un chico y que estoy inmensamente contento con él.
- ¿Un chico? ¿Quién? – dijo curiosa.
- ¿Kurt Hummel? – sentí mis mejillas enrojecer.
- Está en mi clase de lengua y creo que en la de matemáticas también.
- Ahora debo ir a verlo al hospital, se ha fracturado una pierna por culpa de Karofsky.
- ¿Puedo acompañarte? Me gustaría conocerle mejor.
Encantado por la compañía de Quinn y el vuelco que había tenido nuestra relación, nos subimos a mi coche y partimos en dirección al hospital para visitar a mi novio.
Al llegar, el doctor que ayer me había detenido antes de entrar a la sala donde se encontraba Kurt, me saludó de forma amable, como si jamás hubiese ocurrido nada.
- Creo que le debo una disculpa… - comencé a decirle, pero en me detuvo con un gesto de su mano.
- No es necesario, yo entiendo – su sonrisa era gratificante – Veré algunos detalles antes de dejarle verlo – se retiró y Quinn apretó mi brazo con sus manos.
- ¿Por qué te estabas disculpando? – Curioseó - ¿Acaso lo golpeaste en un arranque de locura?
- No – reí – Pero interrumpí el descanso de muchos pacientes y por poco me internan a mí también.
- Estás loco, Blaine – sus labios dieron paso un una sonrisa amplia.
- Creo que lo estoy – solté un suspiro dramático - Pero de amor.
Pasó un minuto y el doctor regresó a la sala de espera con una expresión que indicaba que todo iba bien.
- Lo están esperando – musitó.
Yo no reaccioné que tenía que moverme, hasta que Quinn me tomó de la mano para tironearme hacia la habitación. Asomé primero mi rostro, temeroso de lo que pudiera encontrar, o de que las condiciones en las que se encontraba Kurt no fueran las mejores.
Su deslumbrante sonrisa y el brillo en sus ojos azules, hicieron que mi corazón volviera a latir. Un día sin él había sido demasiado tiempo para mí, casi insoportable. Caminé hacia él con Quinn detrás.
- ¡Que alivio ver que estás despierto! – murmuré en un suspiro.
- ¿Por qué te acompaña la Barbie? – no noté su enfado, hasta que hizo esa pregunta. Su ceño estaba levemente fruncido y su barbilla la mantenía en alto con cierta indignación. Típico de Kurt cuando se sentía amenazado. Era la misma postura que tomaba con Rachel.
- Hola Kurt, ¿Cómo te sientes? – preguntó Quinn un poco intimidada por la frialdad de mi novio.
- ¿A poco trabajas de enfermera aquí? – Bufó irónico – Deja la modestia. Además el doctor ya me ha hecho esa pregunta.
- Kurt, no seas así – intenté calmarlo, aproximándome a la camilla para besarle.
- ¿Qué? ¿Acaso se te olvida todo lo que pasó hace mes y medio atrás? – sus labios formaban una línea.
Sin esperar una reacción más de parte de Kurt, me incliné y pegué mis labios a los de él. Su cuerpo se crispó en respuesta, tal vez por la impresión de que lo besara frente a alguien que no sabía lo nuestro, o que él creía que no lo sabía.
- ¿Mejor? – musité mostrándole mi amplia sonrisa.
- ¿Qué… Cómo… Por… Pero… ¡Blaine! – Balbuceó confuso – A… Acaso… ella lo… ¿se lo has dicho? – un brillo de emoción apareció en su mirada.
Yo asentí lentamente, provocando que una sonrisa sin dientes se extendiera por todo su rostro, formándole hoyuelos en sus rosadas mejillas.
- Te amo y pretendo que el mundo entero lo sepa – dije jugando con su pelo.
- Y, tranquilo Kurt, con Blaine hemos decidido ser amigos – murmuró Quinn situándose al otro lado del cual yo me encontraba – A pesar de que lo nuestro acabó mal, preferimos dejar las diferencias de lado y apoyarnos como dos personas que llevan mucho de conocerse.
- ¿Apoyarse? – Consultó Kurt alzando una ceja – Querrás decir, apoyarlo.
- No, el apoyo es mutuo, porque Blaine me está ayudando con otro asunto.
- Quinn decidió unirse al club Glee – interrumpí, librando a mi “amiga” de tener que entrar en incómodos detalles. Kurt solía ser algo curioso a veces – Ella, Santana y Brittany, formarán parte de ahora en adelante, ya tan sólo nos faltan dos miembros más para participar en las locales. ¿No es genial? – la expresión en el rostro de Kurt me decía que no lo era.
¿Les gustó el Blaine fuera de control? Yo, personalmente, reí mucho mientras lo escribía, porque me lo imaginaba totalmente desquiciado, yéndose sobre el doctor.
No me percaté de la caída de Kurt, hasta que oí su desgarrador grito de dolor. Volteé al segundo siguiente, encontrándome con el rostro perplejo de Karofsky, y eso me bastó para confirmar mis dudas respecto a de quién era la culpa. Me lancé sobre él gritándole mil maldiciones y palabrotas. Lo único que deseaba era causarle el mismo dolor que Kurt sentía. Vi al Sr. Schue asistir a mi novio, por lo que me centré en Dave. Mi puño se estrelló sin problemas, contra su regordeta quijada, haciéndolo caer de espaldas. Salté sobre él, como si fuera un gato salvaje. Le propiné tantos golpes como la rapidez de mis brazos me lo permitía. No me importaba nada más, ni las consecuencias que pudiera tener por esto, ni que se muriera desangrado por mis golpes.
- ¡Deténganlo! – Oí chillar a Rachel - ¡Va a matarlo!
- ¡Pues que lo haga! – La contrarió Artie – Se lo merece.
Sentí dos brazos que me sostenían firmemente, apartándome de mi objetivo. Yo luché por zafarme, para continuar con mi cometido. Quería cobrar venganza a toda costa. El agarre a mi alrededor se multiplicó, apareciendo más manos, lanzándome hacia atrás, lejos del rostro de Karofsky. En un último intento por continuar golpeándolo, utilicé mis pies, pero pronto estuve demasiado lejos como para seguir.
- ¡Tranquilo, hermano! – tenía los ojos dilatados de rabia, pero pude distinguir a Finn de entre todas las personas que me rodeaban - ¡Ve con Kurt! Él te necesita.
Necesité más de un minuto para aclarar mi mente y apartar la idea de matar a Dave de mi cabeza. Cuando Finn consideró adecuado liberarme, lo hizo para que yo pudiera dirigirme a la enfermería junto con mi novio.
Una vez que me sentí libre de las más de diez manos que me sostenían, simulé caminar hacia los escalones, pero en menos de una fracción de segundo, me encontraba nuevamente sobre Karofsky, golpeándolo enérgicamente.
Nuevamente alejaron de él, pero esta vez fui abofeteado por Rach para reaccionar. Arrastraron el culo de Dave fuera de mi campo de visión, para que no lo matase, aunque se lo merecía, y a mí me llevaron entre cinco o más, a la enfermería, asegurándose de este modo que no fuera por Karofsky.
Al llegar, la enfermera nos informó que acababan de subirlo a la ambulancia para llevarlo al hospital, pues su pierna estaba rota.
Mi ira se elevó hasta las nubes, pero no podía hacer nada para desquitarme, no me dejaban.
De mala gana me despedí de todos los chicos y salí disparado hacia el estacionamiento. Me monté en mi carro y, pisando el acelerador a fondo, me dirigí al hospital. Ni siquiera me detuve cuando el semáforo cambiaba a rojo, ni le eché una ojeada al salpicadero para verificar si iba en exceso de velocidad. Sólo quería verle.
- ¿Dónde está? – exclamé alterado, interrogando a Burt y Carole.
- ¡Dios, Blaine! ¿Qué te ha pasado? – reparó Carole, indicando las salpicaduras de la sangre de Karofsky en mi camiseta. Yo ni siquiera lo había recordado, ni me importaba estar hecho un desastre.
- ¿Dónde tienen a Kurt? – volví a preguntar, ignorando la interrogante anterior.
- Acaban de instalarlo en una habitación, le han puesto yeso porque su pierna estaba rota – explicó el padre de mi novio.
- ¡Mierda! – Pasé una mano por mi pelo, descontrolado - ¡Necesito verlo!
- No puede recibir visitas hasta dentro de una hora – me aclaró Carole, pero a mí poco me importó.
Caminé sin tener idea de cuál era la habitación de Kurt, sintiendo la voz de Burt a mi espalda, diciéndome que no podía pasar así nada más. Yo prefería no oírlo, no oir a nadie. Jamás me había sentido así y era realmente horrible. No tener la seguridad de que la persona más importante en tu mundo y a la que amas con locura se encuentre bien, sintiéndote inmensamente culpable por no haber estado más cerca de él para evitarlo. ¿Por qué no frené esta violencia y acoso desmedido a tiempo? ¿Cuál era el sentido de seguir tratando como basura a los chicos que no pertenecían al equipo de futbol o que no tenían algún status quo en la escuela? ¡Era estúpido e inmaduro! Y tuvo que salir herido MI NOVIO para recapacitar drásticamente en que todo esto está mal.
Encontré un doctor en mi camino hacia la habitación de Kurt que no tenía idea cual era, y aproveché para preguntar.
- No puedes estar aquí – me reprendió.
- Yo lo sé, pero es que necesito ver a mi nov… mi amigo – la histeria era notable en mi voz – Se ha roto una pierna, llegó hace un par de horas…
- Sí, lo estoy atendiendo, pero te repito que no puedes estar aquí – su autoritaria forma de hablar me irritaba. ¿Acaso no entendía que tan sólo quería verle aunque fuera de lejos?
- Por favor, necesito saber que está bien, él debe necesitarme justo ahora, y no me tiene a su lado, yo le juro que sólo será un minuto… - vociferé desesperado.
- Debes salir, espera la hora de visitas – continuó riñéndome.
- No, no, no… No puedo esperar… Doctor, por favor… Debe dejarme verlo… - las lágrimas ardían en mis ojos, quemando al caer por mis mejillas sin mi consentimiento.
- ¡Blaine! – Exclamó Burt tomándome por los hombros – Ven con nosotros, debes calmarte.
- ¡No quiero calmarme! – Grité fuera de control - ¡Quiero verlo! ¡Quiero verlo! ¡Quiero verlo!
Me deslicé hasta caer sentado en el suelo. Me sentía tan jodidamente culpable por todo lo que estaba pasándole a Kurt. Yo debería estar con la pierna rota en una maldita habitación de hospital, no él. Él tendría que estar deslumbrando a los chicos del club Glee con su hermosa voz, y su talento para interpretar.
. . .
El timbre que indicaba el término de la última clase, sonó estridentemente, con lo cual me puse de pie antes que nadie y salí corriendo del salón. Golpeé mi taquilla, cerrándola de esta forma. Debía esperar hasta las seis para visitar a Kurt en el hospital. Su padre no me había dejado entrar ayer cuando llegué echo un completo loco a verlo, aunque de ser él, yo tampoco hubiera dejado entrar a un chico que tenía la camiseta salpicada de sangre, el cabello revuelto, la ropa desarreglada y los ojos descentrados de ira y dolor.
- Creo que se te ha quedado abierta – bromeó una voz melodiosa y angelical que yo bien conocía.
- ¿Qué quieres, Quinn? – Musité molesto - ¿Se hartó ya Puckerman de ti y vienes por una segunda oportunidad? Déjame decirte que llegas tarde – mi risa fue todo menos divertida.
- No… yo, sólo quería… - volteé a verla con una ceja alzada – Quería hacer las paces. Lo que hice estuvo fatal y te debo una disculpa. No quisiera alejar a un chico tan grandioso como tú, Blaine – sus ojos me miraban sinceros, lo que me ablandó un poco – Mientras estuvimos juntos… fuiste siempre comprensivo y muy bueno aconsejándome, además siempre sabías como hacerme sonreír aunque tuviera una tristeza enorme, y sé que como amigo serías genial.
- ¿A qué viene todo esto? – Sus palabras me confundían – Jamás haces nada sólo porque sí.
- Lo cierto es que… Puck es un idiota, jamás se da tiempo de hablar de cosas que me importan y se le dan fatal los consejos. A veces finge escucharme, pero lo cierto es que sólo está imaginando el diseño y color de mi brasier. Extraño conversar con alguien que me comprenda y que me pueda dar un consejo que no incluya ejemplos con Mario Bros., Star Wars o cualquier otro juego.
- ¿Y qué hay de tus amigas? ¿Santana y Brittany? – consulté caminando con ella por el pasillo.
- Los consejos de Santana suelen tener relación con el sexo desenfrenado y lo buenos que son los chicos morenos, sobre todo si tienes dos juntos en un cuarto, y Brittany… Bueno, ella no pasa de los unicornios y arcoíris… Ninguna lo suficientemente apta – mostró una media sonrisa, mirándome.
- Tienes razón, por eso nunca me lleve bien con Santana – confesé – Creo que los del servicio de identificación se equivocaron al escribir su nombre y en realidad sus padres deseaban ponerle “Satanás” – ambos carcajeamos – De acuerdo Quinn. Seamos amigos.
- Eso estaría genial.
- Cuéntame, ¿Qué es lo que te tiene mal? – pregunté notando el deje de tristeza en sus ojos.
- ¿Lo ves? Tú eres el único que detecta cuando algo va mal – ella soltó un suspiro y luego continuó – Creo que… estoy embarazada.
- ¿Qué? – Exclamé, tomado por sorpresa - ¡Dios, Quinn! Eso sí que está… complicado – No supe qué más hacer así que me paré frente a ella, deteniendo nuestro andar, envolviéndola en un abrazo un tanto fraternal - ¿Se lo has dicho a Noah? – hablé sin soltarla del todo.
- ¿Bromeas? – Su tono de voz se hizo algo agudo – Él fue abandonado por su padre cuando pequeño, eso es un indicio de que él perfectamente podría hacer lo mismo. Tengo miedo, Blaine. Sé que fui irresponsable, pero jamás pensé que una cosa así podría pasarme a mí.
- Tranquila, te ayudaré… Si tú me ayudas – sabía que estaba mal aprovecharme de su situación, pero todo era una oportunidad para mí.
- ¿Para que soy buena? – ella parecía cooperar.
- Te he oído cantar y eres buena. Me gustaría que te unieras al club Glee, participaremos en las locales el mes que viene y nos faltan miembros.
- Blaine… no creo que eso vaya a ayudarme con…
- Ni siquiera tendrás que cantar en el frente si no lo deseas, o cantar. Sólo necesitamos tener el número – insistí – Además… yo también tengo un secreto que no puedo decírselo a nadie aun.
- ¿Y a mí me lo dirás? – yo asentí.
- Soy gay – solté apretando los puños. Su boca se abrió de la impresión, pero luego de un par de segundos, me envolvió también en un abrazo cálido y sincero.
- Te apoyaré, sabes que cuentas conmigo – sus palabras eran reconfortantes – Y claro que me uniré a tu club, también Santana y Britt. Las obligaré si es necesario.
Reíamos, envueltos en una nube de amistad y felicidad.
- Gracias Quinn – murmuré, bajando la cabeza.
- Lo que se te viene en adelante será bastante duro ¿lo sabes? Te matarán socialmente si se enteran.
- Soy consciente de eso, pero ya no me importa, sólo buscaré el momento perfecto para decirle a todo el mundo lo que soy y que estoy feliz de serlo, que amo a un chico y que estoy inmensamente contento con él.
- ¿Un chico? ¿Quién? – dijo curiosa.
- ¿Kurt Hummel? – sentí mis mejillas enrojecer.
- Está en mi clase de lengua y creo que en la de matemáticas también.
- Ahora debo ir a verlo al hospital, se ha fracturado una pierna por culpa de Karofsky.
- ¿Puedo acompañarte? Me gustaría conocerle mejor.
Encantado por la compañía de Quinn y el vuelco que había tenido nuestra relación, nos subimos a mi coche y partimos en dirección al hospital para visitar a mi novio.
Al llegar, el doctor que ayer me había detenido antes de entrar a la sala donde se encontraba Kurt, me saludó de forma amable, como si jamás hubiese ocurrido nada.
- Creo que le debo una disculpa… - comencé a decirle, pero en me detuvo con un gesto de su mano.
- No es necesario, yo entiendo – su sonrisa era gratificante – Veré algunos detalles antes de dejarle verlo – se retiró y Quinn apretó mi brazo con sus manos.
- ¿Por qué te estabas disculpando? – Curioseó - ¿Acaso lo golpeaste en un arranque de locura?
- No – reí – Pero interrumpí el descanso de muchos pacientes y por poco me internan a mí también.
- Estás loco, Blaine – sus labios dieron paso un una sonrisa amplia.
- Creo que lo estoy – solté un suspiro dramático - Pero de amor.
Pasó un minuto y el doctor regresó a la sala de espera con una expresión que indicaba que todo iba bien.
- Lo están esperando – musitó.
Yo no reaccioné que tenía que moverme, hasta que Quinn me tomó de la mano para tironearme hacia la habitación. Asomé primero mi rostro, temeroso de lo que pudiera encontrar, o de que las condiciones en las que se encontraba Kurt no fueran las mejores.
Su deslumbrante sonrisa y el brillo en sus ojos azules, hicieron que mi corazón volviera a latir. Un día sin él había sido demasiado tiempo para mí, casi insoportable. Caminé hacia él con Quinn detrás.
- ¡Que alivio ver que estás despierto! – murmuré en un suspiro.
- ¿Por qué te acompaña la Barbie? – no noté su enfado, hasta que hizo esa pregunta. Su ceño estaba levemente fruncido y su barbilla la mantenía en alto con cierta indignación. Típico de Kurt cuando se sentía amenazado. Era la misma postura que tomaba con Rachel.
- Hola Kurt, ¿Cómo te sientes? – preguntó Quinn un poco intimidada por la frialdad de mi novio.
- ¿A poco trabajas de enfermera aquí? – Bufó irónico – Deja la modestia. Además el doctor ya me ha hecho esa pregunta.
- Kurt, no seas así – intenté calmarlo, aproximándome a la camilla para besarle.
- ¿Qué? ¿Acaso se te olvida todo lo que pasó hace mes y medio atrás? – sus labios formaban una línea.
Sin esperar una reacción más de parte de Kurt, me incliné y pegué mis labios a los de él. Su cuerpo se crispó en respuesta, tal vez por la impresión de que lo besara frente a alguien que no sabía lo nuestro, o que él creía que no lo sabía.
- ¿Mejor? – musité mostrándole mi amplia sonrisa.
- ¿Qué… Cómo… Por… Pero… ¡Blaine! – Balbuceó confuso – A… Acaso… ella lo… ¿se lo has dicho? – un brillo de emoción apareció en su mirada.
Yo asentí lentamente, provocando que una sonrisa sin dientes se extendiera por todo su rostro, formándole hoyuelos en sus rosadas mejillas.
- Te amo y pretendo que el mundo entero lo sepa – dije jugando con su pelo.
- Y, tranquilo Kurt, con Blaine hemos decidido ser amigos – murmuró Quinn situándose al otro lado del cual yo me encontraba – A pesar de que lo nuestro acabó mal, preferimos dejar las diferencias de lado y apoyarnos como dos personas que llevan mucho de conocerse.
- ¿Apoyarse? – Consultó Kurt alzando una ceja – Querrás decir, apoyarlo.
- No, el apoyo es mutuo, porque Blaine me está ayudando con otro asunto.
- Quinn decidió unirse al club Glee – interrumpí, librando a mi “amiga” de tener que entrar en incómodos detalles. Kurt solía ser algo curioso a veces – Ella, Santana y Brittany, formarán parte de ahora en adelante, ya tan sólo nos faltan dos miembros más para participar en las locales. ¿No es genial? – la expresión en el rostro de Kurt me decía que no lo era.
¿Les gustó el Blaine fuera de control? Yo, personalmente, reí mucho mientras lo escribía, porque me lo imaginaba totalmente desquiciado, yéndose sobre el doctor.
Invitado- Invitado
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
Ame el capitulo enserio me gusta mucho su amor es hermoso, me hubiera gustado una historia asi en glee, no se seria genial es una idea muy buena.
sigue pronto
sigue pronto
♫♥Anny Hummel♥♫- - Mensajes : 1241
Fecha de inscripción : 18/05/2013
Edad : 25
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
Vaya que me perdí de buenos capítulos pero ya al estar al día estoy muy satisfecha de lo que ha pasado sobre todo con que Blaine y Quinn sean amigos y espero todo resulte excelente de ahora en adelante.
Gracias por escribir.
Gracias por escribir.
LynndeMcGinty- - Mensajes : 1362
Fecha de inscripción : 23/05/2012
Edad : 30
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
estuvo genial me encanto alparecer creo que Kurt odia a Quinn
jajaja y si que me dio mucha gracia Blaine desquiciado eso si que es amo puro por alguna persona
y pues me agrada que sean amigos solo espero y Kurt tambien lo entienda y la apoye en su embarazo seria muy bonito!!!! esperare tu proxima actualizacion!!!! :DDD
jajaja y si que me dio mucha gracia Blaine desquiciado eso si que es amo puro por alguna persona
y pues me agrada que sean amigos solo espero y Kurt tambien lo entienda y la apoye en su embarazo seria muy bonito!!!! esperare tu proxima actualizacion!!!! :DDD
gleeismylife****** - Mensajes : 381
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Edad : 25
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
Ay, cada vez me gusta más tu fic, ¡seguí!
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
Kurt.
La sonrisa en la cara de Quinn me era irritante, ya bastante tenía con llevar mi pierna derecha cubierta con este estúpido yeso a la escuela, como para ahora tener que soportar a la ex de mi novio. ¡Qué ironía!
Apenas había pasado una semana desde el incidente en el auditorio, ayer me dieron el alta y un par de muletas que me ayudarían a andar al menos hasta que mi pierna sanara. A raíz de lo mismo, los ensayos estaban retrasados, porque los cavernícolas que apoyaban a Karofsky, se negaban a participar del show, incluso con las amenazas de la entrenadora Beiste de expulsarlos del equipo si no lo hacían. En cuanto al susodicho matón de cuarta, Dave, fue suspendido por estos días, pero oí por ahí que regresara pasado mañana, lo que significa un doble dolor de cabeza.
- ¿Qué canción nos interpretarás, Quinn? – consultó el Sr. Schue con su típico optimismo.
- You keep me hangin’ on – incluso la angelical voz que salía de su boca me molestaba. No le creía eso de la amistad con Blaine, no es del tipo de chica que da una puntada sin hilo.
Para mi mala suerte, la chica cantaba bien. No llegaba a las notas altas, pero era bastante afinada y dulce de oír, aunque me duela decirlo. Obviamente quedó aceptada, bajo la ley de nuestro profesor; “Todo el que haga audición, está dentro”. La siguiente en pasar fue la Cheerio de cabello negro, la cual no recordaba su nombre. Ella cantó “Valerie”, haciéndolo bastante bien, o al menos mejor de lo que yo pensaba. Por último, la animadora rubia optó por una canción de la diosa del pop, Britney Spears, “I’m a slave 4 u”.
En conclusión, todas terminaron formando parte de “New Direction”. El Sr. Schuester se veía bastante feliz de que contáramos con nuevos miembros en el club Glee, considerando lo cerca que estaba la competencia de las locales. Blaine también sonreía ampliamente, lanzándole miradas a Quinn, lo que me tenía de los nervios. No me gustaba la actitud de ambos, como si yo no existiera. Esto era aún peor que si él cantara con Rachel, porque sé lo intensa que suele ser ella al momento de interpretar una canción, yo soy igual, por lo que la conozco a la perfección. Además lo que ocurrió en su casa con mi novio, sólo fue porque quería darle celos a Finn y ahora que ya consiguió lo que quería, no hay riesgo. Pero esta chica no la conozco, no se ve predecible, y me aterra pensar que el pasar tiempo juntos les haga recordar su noviazgo, con mayor razón ahora que yo estoy en desventaja con este yeso.
No me di cuenta de que tenía los labios apretados, hasta que Blaine me tocó con su dedo índice, obligándome a relajarlos.
- Un dólar por tus pensamientos – susurró.
Dudo que quiera saber las veinticinco mil formas que había planeado de alejar a Quinn de su lado. No todas eras buenas. En realidad, ninguna… y algunas me asustaban.
- No estoy pensando en nada – mentí, mostrando una sonrisa casual.
- Es una pena que no puedas actuar en el show del sábado – su mano reposó sobre mi pierna, la cual tenía montada en la silla – Sin ti, no será genial.
- Ahora mismo es lo que menos me preocupa – murmuré fríamente. Mi voz no conseguía ocultar mi molestia – Sería feliz si encontrara algo que me sirviera para calmar la comezón que esta cosa me produce. Es horrible – preferí desviar el tema.
- Hmm… Veré que puedo hacer – de improviso se acercó a mi pierna y depositó un beso sobre la dura cobertura - ¿Mejor?
Asentí, completamente sorprendido de lo dulce que podía llegar a ser conmigo. Tal vez yo sólo estoy haciéndome historias en mi cabeza y él realmente sólo busca amistad en la rubia y nada más. Pero, cabe preguntar ¿En qué la estará ayudando él? Recuerdo que mencionó que el apoyo era mutuo, porque había algo… un asunto… que a ella le afectaba… aunque no recuerdo que lo haya mencionado. ¿Qué será ese “asunto”?
- Una vez más has puesto esa carita – musitó cruzando los brazos - ¿Qué va mal, Kurt?
- Nada – mentí nuevamente – No te preocupes.
. . .
No era para nada divertido observarlos a todos bailar y divertirse sobre el escenario del auditorio, mientras que yo me encontraba en el público, como un mero espectador. Y lo que, inevitablemente, me enfermaba era ver a la chica rubia rondando a mi hombre. Aunque intentaba no sentir celos y tranquilizar con el mantra de “Sólo son amigos”, no lo conseguían, y estos me carcomían por dentro.
El Sr. Schue tuvo la grandiosa idea de ponerlos juntos, por lo que cada movimiento que hacían, cada desalineación o mal paso, provocaba que ellos rieran, mirándose de esa forma tan extraña. Incluso, los pasos que ella no sabía, él se ofreció a enseñárselos, como si fuese una profesor personal. ¡Ash! Como si ella lo necesitara. ¡Por Dios! Es una porrista, y no una cualquiera, sino la capitana. Ha tenido que crear y seguir rutinas y coreografías de baile muchísimo más elaboradas que estas. Que no me venga a decir que no consigue dar dos pasos al frente y dos atrás sin ayuda de Blaine. ¡Qué idiotez!
Antes de que el ensayo acabara, me retiré del lugar. Estaba furioso y no entendía muy bien cómo podía llegar a cabrearme tanto con la situación.
Abrí mi taquilla y me observé en el pequeño espejo que tenía en la puerta de esta. Mis mejillas habían enrojecido de coraje, y eso era malo. Mi madre solía decirme que me parecía mucho a “Tinkerbell”, puesto que cada vez que algo me hacía enojar, mi cara se encendía.
- Ok, ahora ya no podrás negarme que algo te pasa – me increpó Blaine, apareciendo a mis espaldas.
- ¿No deberías estar en el ensayo? – pregunté, ya que faltaban quince minutos para que acabara.
- Sí, pero me he salido – respondió poniendo sus brazos en jarras – No te vi en tu asiento y no dudé en venir a buscarte ¿Me dirás?
- ¿Decir qué?
- Qué es lo que te pasa, has estado mirándome de forma extraña, te comportas indiferente y a veces siento que estás a miles de kilómetros y no a mi lado ¿Acaso he hecho algo mal? – su ceño se frunció en preocupación y yo me sentí culpable por actuar así con él. Creí que no lo había notado.
- Blaine yo… No quiero ser egoísta, pero…
- ¿Pero? – instó él, al ver que yo no hablaba.
- No me gusta la forma en cómo te mira Quinn… No confío en ella – confesé – Y, discúlpame que sea tan sincero, pero no creo que ella quiera sólo ser tu amiga, presiento que busca algo más y eso me preocupa mucho.
Él soltó un suspiro y sus labios formaron una media sonrisa que no era de diversión.
- Kurt ¿Tú realmente crees que yo querría estar con alguien que no seas tú? – murmuró apoyando una mano sobre los casilleros, mirándome directamente a los ojos – Si yo quisiera estar con ella, lo habría hecho hace mucho tiempo. Además, estuvimos casi cuatro años juntos, tiempo suficiente para saber que no la amo – sus ojos se suavizaron y acortó un poco la distancia entre nosotros – Al único que amo y que pretendo amar toda mi vida, es a ti – su sonrisa se amplió y su mano se apoyó en mi hombro – Tú eres mi todo, Kurt. No hay nadie en el mundo entero que pueda igualarte, ni que me haga sentir todo lo que siento cada vez que te tengo cerca, cuando me miras, cuando me besas, cuando sonríes, o cuando simplemente me dices que me amas. Quiero que tengas eso claro. Te amo.
Mi corazón palpitaba a mil, mis manos estaba cerradas en puños, debido a la emoción que recorría todo mi cuerpo. Mi respiración se había acelerado y no conseguía apartar mis ojos de los amielados de Blaine. Sus palabras calaron tan profundo, dentro de mí, que creía que en cualquier momento me pondría a llorar de la emoción o me desmayaría.
- Te aseguro que, de no ser porque hay muchas personas aquí, incluyendo profesores, te besaría hasta que me dolieran los labios – susurró en mi oído. Mis ojos se abrieron de la impresión.
Él tomó su bolso y caminó por el pasillo, quitado de la pena, hacia la salida. Yo tardé en reaccionar antes de ponerme en marcha para alcanzarle. Con las muletas no lograba andar muy rápido, pero conseguí llegar a su lado en las escaleras.
- ¡Blaine! – Exclamé perdiendo el aliento de lo veloz que me había movido - ¿Puedes ayudarme con los escalones?
Su sonrisa de lado apareció junto con una mirada suspicaz. Me hizo sostenerme al pasamano, arrebatándome las muletas de las manos. Lo vi llevarlas hasta su carro y meterlas en la parte trasera, luego regresó a mi lado y sin siquiera consultarme, me subió a su espalda, como si yo fuese un niño pequeño. Estuve a punto de gritar “Arre caballo”, pero me contuve por lo infantil que sonaría eso.
Una vez acomodado en el asiento de copiloto y con mi novio conduciendo, me sentí mucho mejor. Blaine me prometió pasar cada tarde a mi lado, para que no me aburriera, ya que no podía moverme por culpa del yeso. Como mi colección de películas era limitada, sugirió traer algunas de su casa.
. . .
- ¡A regresado! – Exclamó Mercedes, sentándose a mí lado en la clase de álgebra – Lo vi esta mañana con Figgins en su oficina.
- ¡Mierda! – Maldije furioso – Sabía que mi paz duraría poco tiempo, pero esperaba que jamás volviera a aparecer.
- Tranquilo, todos te cuidaremos – ella me pasó una mano reconfortante por la espalda.
- Gracias, aunque no creo que eso vaya a evitar que se comporte como suele hacerlo.
- A mí me preocupa cómo se comportará Blaine ahora que lo sepa – murmuró ella.
- ¿A qué te refieres? – quise saber.
- ¿No te lo dijo? – Sus ojos se abrieron de emoción antes de hablar – Blaine casi lo mata cuando te tiró del escenario. Tuvieron que separarlos, estuvo horrible.
- ¿Qué?
. . .
- ¿Lo golpeaste? – increpé a Blaine cuando entré a la sala del coro y él ya estaba allí con… Quinn, conversando animadamente.
- ¿Qué? – dijo él sin entender.
- ¿Golpeaste a Karofsky? – consulté nuevamente.
- Kurt, yo… no sé qué me pasó – acomodó su cabello hacia atrás, apenado – No pienses que soy una persona violenta, es sólo que cuando vi lo que te había hecho, perdí la cabeza y sí, lo golpeé… pero no me arrepiento.
- No espero que lo hagas, está bien que defendieras a tu novio – sonreí al verlo tan adorablemente preocupado de lo que yo pudiera pensar de él – Aunque considero que no puedes solucionar la violencia con más violencia.
- Lo sé, y si no te lo había dicho, era porque no es algo de lo que me sienta orgulloso, no suelo ser así.
Lo abracé y observé cómo Quinn nos miraba casi atravesándome con aquellos ojos verdes de felina. Decidí matar dos pájaros de un solo tiro. Me separé un poco de Blaine y pegué mis labios a los suyos, girándome levemente para asegurarme de que la chica rubia viera la escena completa. Él no dudó en corresponder a mi beso gustoso, puesto que sólo estábamos nosotros tres en el salón.
Oí cómo alguien se aclaraba la garganta de forma exagerada, motivo por el cual nos separamos. El Sr. Schue estaba de pie a dos metros de nosotros, mirándonos con una ceja alzada.
- Dejemos las demostraciones afectivas para otro horario – bromeó. Luego de que llegaran todos, nos fuimos directo al auditorio, aún quedaba mucho ensayo por delante.
Cuando entramos al escenario, por la parte trasera, todo el equipo de futbol estaba allí, incluyendo a Dave.
- Karofsky – masculló Blaine, respirando acelerado y asesinándolo con la mirada. Presentía que en cualquier momento se le lanzaría encima.
¿Les ha gustado? Sinceramente espero que sí... Gracias por todas las que leen, y comentan. Amo todo lo que me dicen, y a veces pienso en viajar a USA para darle algunas de mis ideas a Ryan Murphy ¿Que piensan?
La sonrisa en la cara de Quinn me era irritante, ya bastante tenía con llevar mi pierna derecha cubierta con este estúpido yeso a la escuela, como para ahora tener que soportar a la ex de mi novio. ¡Qué ironía!
Apenas había pasado una semana desde el incidente en el auditorio, ayer me dieron el alta y un par de muletas que me ayudarían a andar al menos hasta que mi pierna sanara. A raíz de lo mismo, los ensayos estaban retrasados, porque los cavernícolas que apoyaban a Karofsky, se negaban a participar del show, incluso con las amenazas de la entrenadora Beiste de expulsarlos del equipo si no lo hacían. En cuanto al susodicho matón de cuarta, Dave, fue suspendido por estos días, pero oí por ahí que regresara pasado mañana, lo que significa un doble dolor de cabeza.
- ¿Qué canción nos interpretarás, Quinn? – consultó el Sr. Schue con su típico optimismo.
- You keep me hangin’ on – incluso la angelical voz que salía de su boca me molestaba. No le creía eso de la amistad con Blaine, no es del tipo de chica que da una puntada sin hilo.
Para mi mala suerte, la chica cantaba bien. No llegaba a las notas altas, pero era bastante afinada y dulce de oír, aunque me duela decirlo. Obviamente quedó aceptada, bajo la ley de nuestro profesor; “Todo el que haga audición, está dentro”. La siguiente en pasar fue la Cheerio de cabello negro, la cual no recordaba su nombre. Ella cantó “Valerie”, haciéndolo bastante bien, o al menos mejor de lo que yo pensaba. Por último, la animadora rubia optó por una canción de la diosa del pop, Britney Spears, “I’m a slave 4 u”.
En conclusión, todas terminaron formando parte de “New Direction”. El Sr. Schuester se veía bastante feliz de que contáramos con nuevos miembros en el club Glee, considerando lo cerca que estaba la competencia de las locales. Blaine también sonreía ampliamente, lanzándole miradas a Quinn, lo que me tenía de los nervios. No me gustaba la actitud de ambos, como si yo no existiera. Esto era aún peor que si él cantara con Rachel, porque sé lo intensa que suele ser ella al momento de interpretar una canción, yo soy igual, por lo que la conozco a la perfección. Además lo que ocurrió en su casa con mi novio, sólo fue porque quería darle celos a Finn y ahora que ya consiguió lo que quería, no hay riesgo. Pero esta chica no la conozco, no se ve predecible, y me aterra pensar que el pasar tiempo juntos les haga recordar su noviazgo, con mayor razón ahora que yo estoy en desventaja con este yeso.
No me di cuenta de que tenía los labios apretados, hasta que Blaine me tocó con su dedo índice, obligándome a relajarlos.
- Un dólar por tus pensamientos – susurró.
Dudo que quiera saber las veinticinco mil formas que había planeado de alejar a Quinn de su lado. No todas eras buenas. En realidad, ninguna… y algunas me asustaban.
- No estoy pensando en nada – mentí, mostrando una sonrisa casual.
- Es una pena que no puedas actuar en el show del sábado – su mano reposó sobre mi pierna, la cual tenía montada en la silla – Sin ti, no será genial.
- Ahora mismo es lo que menos me preocupa – murmuré fríamente. Mi voz no conseguía ocultar mi molestia – Sería feliz si encontrara algo que me sirviera para calmar la comezón que esta cosa me produce. Es horrible – preferí desviar el tema.
- Hmm… Veré que puedo hacer – de improviso se acercó a mi pierna y depositó un beso sobre la dura cobertura - ¿Mejor?
Asentí, completamente sorprendido de lo dulce que podía llegar a ser conmigo. Tal vez yo sólo estoy haciéndome historias en mi cabeza y él realmente sólo busca amistad en la rubia y nada más. Pero, cabe preguntar ¿En qué la estará ayudando él? Recuerdo que mencionó que el apoyo era mutuo, porque había algo… un asunto… que a ella le afectaba… aunque no recuerdo que lo haya mencionado. ¿Qué será ese “asunto”?
- Una vez más has puesto esa carita – musitó cruzando los brazos - ¿Qué va mal, Kurt?
- Nada – mentí nuevamente – No te preocupes.
. . .
No era para nada divertido observarlos a todos bailar y divertirse sobre el escenario del auditorio, mientras que yo me encontraba en el público, como un mero espectador. Y lo que, inevitablemente, me enfermaba era ver a la chica rubia rondando a mi hombre. Aunque intentaba no sentir celos y tranquilizar con el mantra de “Sólo son amigos”, no lo conseguían, y estos me carcomían por dentro.
El Sr. Schue tuvo la grandiosa idea de ponerlos juntos, por lo que cada movimiento que hacían, cada desalineación o mal paso, provocaba que ellos rieran, mirándose de esa forma tan extraña. Incluso, los pasos que ella no sabía, él se ofreció a enseñárselos, como si fuese una profesor personal. ¡Ash! Como si ella lo necesitara. ¡Por Dios! Es una porrista, y no una cualquiera, sino la capitana. Ha tenido que crear y seguir rutinas y coreografías de baile muchísimo más elaboradas que estas. Que no me venga a decir que no consigue dar dos pasos al frente y dos atrás sin ayuda de Blaine. ¡Qué idiotez!
Antes de que el ensayo acabara, me retiré del lugar. Estaba furioso y no entendía muy bien cómo podía llegar a cabrearme tanto con la situación.
Abrí mi taquilla y me observé en el pequeño espejo que tenía en la puerta de esta. Mis mejillas habían enrojecido de coraje, y eso era malo. Mi madre solía decirme que me parecía mucho a “Tinkerbell”, puesto que cada vez que algo me hacía enojar, mi cara se encendía.
- Ok, ahora ya no podrás negarme que algo te pasa – me increpó Blaine, apareciendo a mis espaldas.
- ¿No deberías estar en el ensayo? – pregunté, ya que faltaban quince minutos para que acabara.
- Sí, pero me he salido – respondió poniendo sus brazos en jarras – No te vi en tu asiento y no dudé en venir a buscarte ¿Me dirás?
- ¿Decir qué?
- Qué es lo que te pasa, has estado mirándome de forma extraña, te comportas indiferente y a veces siento que estás a miles de kilómetros y no a mi lado ¿Acaso he hecho algo mal? – su ceño se frunció en preocupación y yo me sentí culpable por actuar así con él. Creí que no lo había notado.
- Blaine yo… No quiero ser egoísta, pero…
- ¿Pero? – instó él, al ver que yo no hablaba.
- No me gusta la forma en cómo te mira Quinn… No confío en ella – confesé – Y, discúlpame que sea tan sincero, pero no creo que ella quiera sólo ser tu amiga, presiento que busca algo más y eso me preocupa mucho.
Él soltó un suspiro y sus labios formaron una media sonrisa que no era de diversión.
- Kurt ¿Tú realmente crees que yo querría estar con alguien que no seas tú? – murmuró apoyando una mano sobre los casilleros, mirándome directamente a los ojos – Si yo quisiera estar con ella, lo habría hecho hace mucho tiempo. Además, estuvimos casi cuatro años juntos, tiempo suficiente para saber que no la amo – sus ojos se suavizaron y acortó un poco la distancia entre nosotros – Al único que amo y que pretendo amar toda mi vida, es a ti – su sonrisa se amplió y su mano se apoyó en mi hombro – Tú eres mi todo, Kurt. No hay nadie en el mundo entero que pueda igualarte, ni que me haga sentir todo lo que siento cada vez que te tengo cerca, cuando me miras, cuando me besas, cuando sonríes, o cuando simplemente me dices que me amas. Quiero que tengas eso claro. Te amo.
Mi corazón palpitaba a mil, mis manos estaba cerradas en puños, debido a la emoción que recorría todo mi cuerpo. Mi respiración se había acelerado y no conseguía apartar mis ojos de los amielados de Blaine. Sus palabras calaron tan profundo, dentro de mí, que creía que en cualquier momento me pondría a llorar de la emoción o me desmayaría.
- Te aseguro que, de no ser porque hay muchas personas aquí, incluyendo profesores, te besaría hasta que me dolieran los labios – susurró en mi oído. Mis ojos se abrieron de la impresión.
Él tomó su bolso y caminó por el pasillo, quitado de la pena, hacia la salida. Yo tardé en reaccionar antes de ponerme en marcha para alcanzarle. Con las muletas no lograba andar muy rápido, pero conseguí llegar a su lado en las escaleras.
- ¡Blaine! – Exclamé perdiendo el aliento de lo veloz que me había movido - ¿Puedes ayudarme con los escalones?
Su sonrisa de lado apareció junto con una mirada suspicaz. Me hizo sostenerme al pasamano, arrebatándome las muletas de las manos. Lo vi llevarlas hasta su carro y meterlas en la parte trasera, luego regresó a mi lado y sin siquiera consultarme, me subió a su espalda, como si yo fuese un niño pequeño. Estuve a punto de gritar “Arre caballo”, pero me contuve por lo infantil que sonaría eso.
Una vez acomodado en el asiento de copiloto y con mi novio conduciendo, me sentí mucho mejor. Blaine me prometió pasar cada tarde a mi lado, para que no me aburriera, ya que no podía moverme por culpa del yeso. Como mi colección de películas era limitada, sugirió traer algunas de su casa.
. . .
- ¡A regresado! – Exclamó Mercedes, sentándose a mí lado en la clase de álgebra – Lo vi esta mañana con Figgins en su oficina.
- ¡Mierda! – Maldije furioso – Sabía que mi paz duraría poco tiempo, pero esperaba que jamás volviera a aparecer.
- Tranquilo, todos te cuidaremos – ella me pasó una mano reconfortante por la espalda.
- Gracias, aunque no creo que eso vaya a evitar que se comporte como suele hacerlo.
- A mí me preocupa cómo se comportará Blaine ahora que lo sepa – murmuró ella.
- ¿A qué te refieres? – quise saber.
- ¿No te lo dijo? – Sus ojos se abrieron de emoción antes de hablar – Blaine casi lo mata cuando te tiró del escenario. Tuvieron que separarlos, estuvo horrible.
- ¿Qué?
. . .
- ¿Lo golpeaste? – increpé a Blaine cuando entré a la sala del coro y él ya estaba allí con… Quinn, conversando animadamente.
- ¿Qué? – dijo él sin entender.
- ¿Golpeaste a Karofsky? – consulté nuevamente.
- Kurt, yo… no sé qué me pasó – acomodó su cabello hacia atrás, apenado – No pienses que soy una persona violenta, es sólo que cuando vi lo que te había hecho, perdí la cabeza y sí, lo golpeé… pero no me arrepiento.
- No espero que lo hagas, está bien que defendieras a tu novio – sonreí al verlo tan adorablemente preocupado de lo que yo pudiera pensar de él – Aunque considero que no puedes solucionar la violencia con más violencia.
- Lo sé, y si no te lo había dicho, era porque no es algo de lo que me sienta orgulloso, no suelo ser así.
Lo abracé y observé cómo Quinn nos miraba casi atravesándome con aquellos ojos verdes de felina. Decidí matar dos pájaros de un solo tiro. Me separé un poco de Blaine y pegué mis labios a los suyos, girándome levemente para asegurarme de que la chica rubia viera la escena completa. Él no dudó en corresponder a mi beso gustoso, puesto que sólo estábamos nosotros tres en el salón.
Oí cómo alguien se aclaraba la garganta de forma exagerada, motivo por el cual nos separamos. El Sr. Schue estaba de pie a dos metros de nosotros, mirándonos con una ceja alzada.
- Dejemos las demostraciones afectivas para otro horario – bromeó. Luego de que llegaran todos, nos fuimos directo al auditorio, aún quedaba mucho ensayo por delante.
Cuando entramos al escenario, por la parte trasera, todo el equipo de futbol estaba allí, incluyendo a Dave.
- Karofsky – masculló Blaine, respirando acelerado y asesinándolo con la mirada. Presentía que en cualquier momento se le lanzaría encima.
¿Les ha gustado? Sinceramente espero que sí... Gracias por todas las que leen, y comentan. Amo todo lo que me dicen, y a veces pienso en viajar a USA para darle algunas de mis ideas a Ryan Murphy ¿Que piensan?
Invitado- Invitado
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
Excelente capítulo y no estaría mal que algunas fuéramos con Ryan ha platicarle algunas de nuestras ideas, sobre todo ahora que está tan cerca la posible boda de Klaine.
Gracias por escribir y espero tu actualización.
Gracias por escribir y espero tu actualización.
LynndeMcGinty- - Mensajes : 1362
Fecha de inscripción : 23/05/2012
Edad : 30
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
siii por supuesto que me encanto estuvo increible no sabes como me gusta tu fic jajaja espero y pronto Blaine o Quinn le digan a Kurt que esta embarazada ay y como me encanta que Kurt se ponga celocin!!!! jajaja tambien no seria maa idea que Blaine volviera a golpear a karofsqui
y seria super que le dijeras a RM una de tus ideas creeme que glee volveria a cobrar ese brillo que a estado perdiendo seria super genial!!! :DDD
y seria super que le dijeras a RM una de tus ideas creeme que glee volveria a cobrar ese brillo que a estado perdiendo seria super genial!!! :DDD
gleeismylife****** - Mensajes : 381
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Edad : 25
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
hola :)
lei el fic ayer u hoy en la noche no me acuerdo pero por celular y no pude comentar ahora que puedo te escribo
ESTA SUPER
sigue pronto quede fascinada
lei el fic ayer u hoy en la noche no me acuerdo pero por celular y no pude comentar ahora que puedo te escribo
ESTA SUPER
sigue pronto quede fascinada
♫♥Anny Hummel♥♫- - Mensajes : 1241
Fecha de inscripción : 18/05/2013
Edad : 25
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
Me gustó mucho el capítulo, son tan lindos. Ya quiero saber que planea Quinn, no me fío...
¡Seguí!
¡Seguí!
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
Oww's...
Espero la sigas... me encanta.
Espero la sigas... me encanta.
Veronica Everett Criss****** - Mensajes : 368
Fecha de inscripción : 19/06/2013
Edad : 26
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
me encanto perdon por no comentar antes es que no tenia mucho tiempo actualisa pronto besos
nicoleunicornio**** - Mensajes : 176
Fecha de inscripción : 27/07/2013
Edad : 24
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
Blaine.
Me bastó volver a verle la cara a ese idiota, para que mis ganas de matarlo reaparecieran. Presioné mis manos en puños y caminé hacia el centro del escenario, donde se encontraba él. Una delicada mano me detuvo con suavidad, volteé la vista y el rostro preocupado o asustado de Kurt me regresó a la tierra.
- No tienes que hacerlo – murmuró con un hilo de voz – Él está esperando a que lo hagas, porque sabe que esta vez puedes salir perjudicado.
- Es que… es tan… jodidamente difícil... – las palabras salían entre dientes – No partirle la cara de… imbécil… ¡Ash!
- Hey, mírame – sus manos tomaron mi rostro y sus ojos azul celestes me transmitieron una paz increíble – No caigas en su juego. Por favor – asentí, aun sabiendo que me sería muy complicado cumplir con ello – Te estaré mirando desde el público.
- Te amo – aproveché la cercanía para susurrarle.
La única manera de no sentir ganas de golpear a Dave, era no viéndolo, haciendo de cuenta que aún se encontraba con suspensión. Me situé en mi posición y Quinn a mi lado. Lamentablemente Karofsky quedó junto a Rachel que se encontraba frente a mí, por lo que me sería casi imposible quitarlo de mi vista. Inspiré y exhalé aire repetidas veces en un intento vano de conservar la inexistente calma que tenía.
- Hey, Anderson – murmuró Dave, siseando como las serpientes, para que sólo yo le oyera – Rómpete una pierna.
Mordí mi labio inferior para evitar responder lo que cruzaba por mi pensamiento. Por suerte Quinn me distrajo, preguntándome si podía acompañarla al doctor, ya que se haría un examen para confirmar lo del embarazo.
- Anderson – nuevamente susurraba Karofsky - ¿Sabías que a los gays cuando envejecen se les empequeñece en pene?
No entendía las idioteces que hablaba. Mi mente estaba tan bloqueada que no conseguía concentrarme, por lo que erraba en la coreografía la mayor parte del tiempo.
Tuve un pequeño traspié, empujando levemente a Rachel, quien a su vez, chocó al idiota que tenía al lado.
- Lo siento, Rach – me disculpe, pero ella le restó importancia con un gesto de mano.
- Oye, ¿Qué no sabes hacer nada bien? – me increpó Karofsky – Incluso el tarado de Hudson baila mejor que tú. ¡Realmente apestas!
- ¡Te puedes callar de una vez! – Exploté – No logro concentrarme porque se me pasan mil imágenes de cómo dejarte tan o más lastimado que Kurt. ¡Así que no me provoques Dave, porque no respondo!
- ¿Estás amenazándome? – Se rió – Pero que estupidez. ¿Te crees mucho porque le das golpecitos a tu saquito de arena? Pues es fácil cuando no te devuelven el golpe. Si decidiste unirte a este club de maricas, bien por ti, pero no quieras que te aceptemos ni a ti con tu homosexualidad, ni a tu novio con cara de muñeca.
- Y ¿qué si fuera gay? ¿Qué si Kurt fuera mi novio? – vociferé acercándome a él y dándole un empujón con mis manos – Eso no cambiará la fuerza y el entrenamiento que tengo para golpearte, saco de arena.
- Vamos a ver si es que logras tocarme esta vez – me retó.
Comenzamos a empujarnos, provocándonos el uno al otro.
- No, no pueden pelearse así – interrumpió Rachel, metiéndose en medio de nuestro forcejeo por ver quien caía primero – Basta.
- Tú no te metas – murmuró Karofsky, yéndose en contra de ella y empujándola.
Esta cayó sentada, con los ojos abiertos de par en par por la impresión de haber sido tirada al suelo.
- ¡Imbécil! – Grité más que furioso – ¿Te dices llamar hombre y le pegas a una mujer?
Le solté un golpe en el rostro, lanzándolo hacia atrás. Finn apareció al segundo siguiente, dándole su merecido a Dave por tocar a su novia, mientras que tina y Quinn ayudaban a Rachel a ponerse en pie. Al cabo de cinco segundos, se había formado un torbellino de puños, patadas y golpes en una agrupación enorme de chicos, todos peleando con todos, sin saber ni siquiera porqué.
Observé a Kurt mirarme con una expresión de desilusión en el rostro. Él no había oído todo lo que había pasado. Corrí hacia él dejando la pelea para después, y me acerqué hasta quedar a su lado.
- ¿No puede haber un solo ensayo normal? – musitó él negando con la cabeza.
- Lo siento – bajé la mirada apenado – Karofsky estuvo diciéndome cosas para provocarme desde que inició el ensayo y luego todo se salió de control, incluso empujó a Rachel.
- ¡Ese patán! – Maldijo Kurt – ¿Cómo se le ocurre tocar a Rachel? – lo miré sorprendido alzando una ceja. Él se encogió de hombros - Tal vez no seamos los mejores amigos, pero la estimo lo suficiente como para defenderla. Si pudiera, le patearía el trasero.
Desde nuestros lugares, observamos cómo se dispersaba la pelea ante los gritos de la entrenadora Beiste y el Sr. Schue.
- ¡Alguien me puede explicar qué demonios ocurre! ¿Por qué todos se están golpeando? – preguntó el profesor, cuando toda la bronca acabó.
- ¡Porque Dave es un idiota! – exclamó Finn fuera de control, siento sujetado por Rach, Quinn y la entrenadora.
- ¿A quién llamas idiota? – le contestó el aludido por encima de los chicos que lo sostenían también.
- ¡Suficiente! – los reprendió el Sr. Schuester.
- ¡Pero si ha golpeado a Rachel! – alegó este.
- Rachel ¿Es eso cierto? – consultó la entrenadora. Ella asintió aun con la expresión de susto en el rostro.
- No es cierto ¡Fue un accidente! – se justificó Karofsky.
Yo me acerqué al escenario junto con Kurt para apoyar.
- No, no lo fue – hablé con voz firme – Estuviste todo el tiempo diciéndome cosas ofensivas, como que el club Glee era un club de maricas.
- Karofsky, quedas suspendido del equipo hasta que te disculpes con todos – sentenció Beiste.
- No, no puede hacer eso… El juego es este sábado y me necesita – contradijo agitando las manos con desesperación.
- ¡No jugarás a menos que actúes en el show del medio tiempo y no actuarás si no te disculpas! – decretó acercándose a él.
- ¿Sabe qué? – Bufó él – Puede hacer con su show lo que le venga en gana. No estoy dispuesto a bailar como una niña frente a todos y quedar en ridículo.
Se liberó con brusquedad de las manos que lo tenían tomado de la chaqueta, y con increíble rapidez, se despojó de está lanzándola al piso. Posteriormente abandonó el auditorio. El silencio que siguió después de eso, fue eterno. Nada se atrevía a mencionar ni media palabras para romperlo, y sólo se oían los pasos de todos retomando las posiciones.
. . .
- ¡Show Time! – musitó Kurt entrando en el salón que habíamos designado para ponernos el maquillaje de zombies. Él ya no necesitaba las muletas para andar, pero aún conservaba el yeso, ahora cubierto por una férula. Yo traía puesto mi uniforme especial del equipo de futbol, el cual habíamos manchado en algunas partes con tinta para que pareciera quemado y en descomposición.
- Es una pena que no puedas salir allí conmigo – dije y luego le señale que se acercara aún más a mí – Pensaba besarte delante de todos – susurré y sentí como su cuerpo se tensó por mis palabras.
- Realmente una pena – sonrió emocionado – Bueno, puedo decir que eres el zombie más apuesto que he visto.
Yo le guiñé un ojo y luego el me ayudé a finalizar algunos detalles con mi maquillaje.
Todos nos veíamos verdaderamente terroríficos con nuestros atuendos. Parecíamos salidos directamente de un cementerio adolescente. Mientras esperábamos a que prepararan el campo con los efectos de humo, Kurt dijo que regresaría a su asiento en las gradas.
- Hey, Hummel – oí la voz de Karofsky hablándole al otro lado del pasillo. Me acerqué para escuchar, en caso de que necesitara ayuda – Dile a tu novio que se rompa una pierna, o aún mejor, yo puedo ayudarle como lo hice contigo – la risa irónica de Dave me crispó todo el cuerpo de rabia.
- No logras intimidarme Karofsky – le respondió Kurt con voz segura – Y tampoco me asusta tu homofobia. Puedes golpearme todo lo que quieras, pero eso no cambiará la felicidad que siento por ser quien soy. No conseguirás modificar nada con tus puños y tus amenazas. Y ¿sabes qué? He oído por ahí que cuando una persona se empeña tanto en odiar algo o negarlo, es porque de cierta forma le afecta demasiado, y resulta gracioso porque, jamás te he visto con una chica.
- ¿Qué estás diciendo? – él se oía perplejo con todo lo que le había dicho el castaño.
- Lo que es lógico – intenté observar disimuladamente, hasta que logré ver la cara irritada de Dave – Espero que alguna vez recapacites con respecto a todo esto. No te deseo mal, sino todo lo contrario. La mayoría de las personas que me juzgan por ser gay, es por ignorancia, y sinceramente espero que dejes de ser un ignorante alguna vez y madurez lo suficiente como para darte cuenta de que no hay nada de malo en ello. Bailar y cantar en el club Glee puede parecer estúpido, pero cada vez que acaba un ensayo, me siento mejor conmigo mismo, porque me encuentro rodeado de personas que me dicen que el hecho de ser diferente no es algo malo, sino que me convierte en alguien especial, tanto para mí como para ellos. Puede que nunca lleguemos a estar en la cima, pero eso deja de importar cuando eres plenamente feliz contigo mismo.
Kurt se marchó sin darle espacio a Karofsky para responder nada, dejándolo con cara de idiota en mitad del pasillo. Yo aproveché la ocasión para pasar por el lado de él, fingiendo que no estaba allí, mientras tarareaba la canción que cantaríamos en unos minutos. Era, en parte, como para restregarle en la cara todo lo mencionado anteriormente por Kurt, que haga lo haga, soy feliz con ese reducido grupo de personas.
La música sonó por los altoparlantes, inundando el ambiente cubierto por el humo artificial. Todos nos encontrábamos en nuestras posiciones y la gente no paraba de gritar y aplaudir emocionada.
(Reproduzcan y hagan de cuenta que Blaine está bailando y Kurt está sólo en el público :D)
En medio de la canción vi cómo Dave nos miraba sorprendido por que las personas nos aplaudían y bailaban al ritmo de la música. Tal vez creyó que seríamos un desastre y nos arrojarían comida, como suelen hacerlo, por lo que me ha comentado Kurt. De la nada caminó hacia nosotros y se unió a la coreografía, al parecer las palabras de mi novio le habían removido unas cuantas neuronas en la cabeza. Finn lo recibió con una palmada en el hombro y continuamos bailando, hasta que la canción llegó a su fin.
Recibimos la ovación de los asistentes, confirmando con eso que por primera vez, éramos la caña.
- ¡Eso ha sido asombroso! – exclamó Finn cuando estábamos en los camarines.
- ¡Asombros es poco decir! – Añadí yo – Los dejamos con la boca abierta.
Todos chocábamos las manos y festejábamos felices de haber hecho un buen trabajo. Incluso Sam, Mike y Puck no dudaron en palmear mi espalda de forma amistosa cuando me acerqué a ellos. Llevábamos un tiempo considerable sin hablarnos, desde que ocurrió lo de Quinn, pero ahora el ambiente era de unidad y compañerismo.
- ¡Karofsky! ¿Qué estás haciendo aquí – interrumpió la entrenadora Beiste, provocando un silencio colectivo – Creo haberte suspendido hasta que te disculparas.
- Lo… Lo sé – titubeó.
- Estoy en espera – le insistió. Increíblemente Dave se volteó hacia nosotros, y luego de aclararse la garganta, habló.
- Realmente lo siento… Finn, lo que le hice a tu novia estuvo mal, y te pido disculpas – este le tendió una mano sin problemas. Finn era una persona sin rencores – Y a todos ustedes chicos, me comporté como un idiota y esa no era la idea de todo esto. Lo siento, espero puedan perdonarme.
Todo el equipo se acercó a él y lo envolvió en un círculo para abrazarlo, pero yo me quedé a un lado. Aún le faltaba disculparse con la persona más importante y a la que mayor daño le había causado, mientras no lo hiciera, yo no le dejaría en paz.
. . .
El juego acabó y les ganamos por una gran ventaja, aunque puede que se deba a que conservamos el maquillaje y los trajes harapientos para intimidarlos. Tal vez nunca llegaré a unir el coro con el equipo, pero al menos ocurrió por un par de horas y eso fue mucho más de lo que esperaba.
Aquí un nuevo capítulo para las lectoras mas maravillosas de todo el universo. les juro que apenas leí sus comentarios hace un rato, mi rostro se partió en dos con la sonrisa que tenía. No se imaginan lo feliz me hacen
Me bastó volver a verle la cara a ese idiota, para que mis ganas de matarlo reaparecieran. Presioné mis manos en puños y caminé hacia el centro del escenario, donde se encontraba él. Una delicada mano me detuvo con suavidad, volteé la vista y el rostro preocupado o asustado de Kurt me regresó a la tierra.
- No tienes que hacerlo – murmuró con un hilo de voz – Él está esperando a que lo hagas, porque sabe que esta vez puedes salir perjudicado.
- Es que… es tan… jodidamente difícil... – las palabras salían entre dientes – No partirle la cara de… imbécil… ¡Ash!
- Hey, mírame – sus manos tomaron mi rostro y sus ojos azul celestes me transmitieron una paz increíble – No caigas en su juego. Por favor – asentí, aun sabiendo que me sería muy complicado cumplir con ello – Te estaré mirando desde el público.
- Te amo – aproveché la cercanía para susurrarle.
La única manera de no sentir ganas de golpear a Dave, era no viéndolo, haciendo de cuenta que aún se encontraba con suspensión. Me situé en mi posición y Quinn a mi lado. Lamentablemente Karofsky quedó junto a Rachel que se encontraba frente a mí, por lo que me sería casi imposible quitarlo de mi vista. Inspiré y exhalé aire repetidas veces en un intento vano de conservar la inexistente calma que tenía.
- Hey, Anderson – murmuró Dave, siseando como las serpientes, para que sólo yo le oyera – Rómpete una pierna.
Mordí mi labio inferior para evitar responder lo que cruzaba por mi pensamiento. Por suerte Quinn me distrajo, preguntándome si podía acompañarla al doctor, ya que se haría un examen para confirmar lo del embarazo.
- Anderson – nuevamente susurraba Karofsky - ¿Sabías que a los gays cuando envejecen se les empequeñece en pene?
No entendía las idioteces que hablaba. Mi mente estaba tan bloqueada que no conseguía concentrarme, por lo que erraba en la coreografía la mayor parte del tiempo.
Tuve un pequeño traspié, empujando levemente a Rachel, quien a su vez, chocó al idiota que tenía al lado.
- Lo siento, Rach – me disculpe, pero ella le restó importancia con un gesto de mano.
- Oye, ¿Qué no sabes hacer nada bien? – me increpó Karofsky – Incluso el tarado de Hudson baila mejor que tú. ¡Realmente apestas!
- ¡Te puedes callar de una vez! – Exploté – No logro concentrarme porque se me pasan mil imágenes de cómo dejarte tan o más lastimado que Kurt. ¡Así que no me provoques Dave, porque no respondo!
- ¿Estás amenazándome? – Se rió – Pero que estupidez. ¿Te crees mucho porque le das golpecitos a tu saquito de arena? Pues es fácil cuando no te devuelven el golpe. Si decidiste unirte a este club de maricas, bien por ti, pero no quieras que te aceptemos ni a ti con tu homosexualidad, ni a tu novio con cara de muñeca.
- Y ¿qué si fuera gay? ¿Qué si Kurt fuera mi novio? – vociferé acercándome a él y dándole un empujón con mis manos – Eso no cambiará la fuerza y el entrenamiento que tengo para golpearte, saco de arena.
- Vamos a ver si es que logras tocarme esta vez – me retó.
Comenzamos a empujarnos, provocándonos el uno al otro.
- No, no pueden pelearse así – interrumpió Rachel, metiéndose en medio de nuestro forcejeo por ver quien caía primero – Basta.
- Tú no te metas – murmuró Karofsky, yéndose en contra de ella y empujándola.
Esta cayó sentada, con los ojos abiertos de par en par por la impresión de haber sido tirada al suelo.
- ¡Imbécil! – Grité más que furioso – ¿Te dices llamar hombre y le pegas a una mujer?
Le solté un golpe en el rostro, lanzándolo hacia atrás. Finn apareció al segundo siguiente, dándole su merecido a Dave por tocar a su novia, mientras que tina y Quinn ayudaban a Rachel a ponerse en pie. Al cabo de cinco segundos, se había formado un torbellino de puños, patadas y golpes en una agrupación enorme de chicos, todos peleando con todos, sin saber ni siquiera porqué.
Observé a Kurt mirarme con una expresión de desilusión en el rostro. Él no había oído todo lo que había pasado. Corrí hacia él dejando la pelea para después, y me acerqué hasta quedar a su lado.
- ¿No puede haber un solo ensayo normal? – musitó él negando con la cabeza.
- Lo siento – bajé la mirada apenado – Karofsky estuvo diciéndome cosas para provocarme desde que inició el ensayo y luego todo se salió de control, incluso empujó a Rachel.
- ¡Ese patán! – Maldijo Kurt – ¿Cómo se le ocurre tocar a Rachel? – lo miré sorprendido alzando una ceja. Él se encogió de hombros - Tal vez no seamos los mejores amigos, pero la estimo lo suficiente como para defenderla. Si pudiera, le patearía el trasero.
Desde nuestros lugares, observamos cómo se dispersaba la pelea ante los gritos de la entrenadora Beiste y el Sr. Schue.
- ¡Alguien me puede explicar qué demonios ocurre! ¿Por qué todos se están golpeando? – preguntó el profesor, cuando toda la bronca acabó.
- ¡Porque Dave es un idiota! – exclamó Finn fuera de control, siento sujetado por Rach, Quinn y la entrenadora.
- ¿A quién llamas idiota? – le contestó el aludido por encima de los chicos que lo sostenían también.
- ¡Suficiente! – los reprendió el Sr. Schuester.
- ¡Pero si ha golpeado a Rachel! – alegó este.
- Rachel ¿Es eso cierto? – consultó la entrenadora. Ella asintió aun con la expresión de susto en el rostro.
- No es cierto ¡Fue un accidente! – se justificó Karofsky.
Yo me acerqué al escenario junto con Kurt para apoyar.
- No, no lo fue – hablé con voz firme – Estuviste todo el tiempo diciéndome cosas ofensivas, como que el club Glee era un club de maricas.
- Karofsky, quedas suspendido del equipo hasta que te disculpes con todos – sentenció Beiste.
- No, no puede hacer eso… El juego es este sábado y me necesita – contradijo agitando las manos con desesperación.
- ¡No jugarás a menos que actúes en el show del medio tiempo y no actuarás si no te disculpas! – decretó acercándose a él.
- ¿Sabe qué? – Bufó él – Puede hacer con su show lo que le venga en gana. No estoy dispuesto a bailar como una niña frente a todos y quedar en ridículo.
Se liberó con brusquedad de las manos que lo tenían tomado de la chaqueta, y con increíble rapidez, se despojó de está lanzándola al piso. Posteriormente abandonó el auditorio. El silencio que siguió después de eso, fue eterno. Nada se atrevía a mencionar ni media palabras para romperlo, y sólo se oían los pasos de todos retomando las posiciones.
. . .
- ¡Show Time! – musitó Kurt entrando en el salón que habíamos designado para ponernos el maquillaje de zombies. Él ya no necesitaba las muletas para andar, pero aún conservaba el yeso, ahora cubierto por una férula. Yo traía puesto mi uniforme especial del equipo de futbol, el cual habíamos manchado en algunas partes con tinta para que pareciera quemado y en descomposición.
- Es una pena que no puedas salir allí conmigo – dije y luego le señale que se acercara aún más a mí – Pensaba besarte delante de todos – susurré y sentí como su cuerpo se tensó por mis palabras.
- Realmente una pena – sonrió emocionado – Bueno, puedo decir que eres el zombie más apuesto que he visto.
Yo le guiñé un ojo y luego el me ayudé a finalizar algunos detalles con mi maquillaje.
Todos nos veíamos verdaderamente terroríficos con nuestros atuendos. Parecíamos salidos directamente de un cementerio adolescente. Mientras esperábamos a que prepararan el campo con los efectos de humo, Kurt dijo que regresaría a su asiento en las gradas.
- Hey, Hummel – oí la voz de Karofsky hablándole al otro lado del pasillo. Me acerqué para escuchar, en caso de que necesitara ayuda – Dile a tu novio que se rompa una pierna, o aún mejor, yo puedo ayudarle como lo hice contigo – la risa irónica de Dave me crispó todo el cuerpo de rabia.
- No logras intimidarme Karofsky – le respondió Kurt con voz segura – Y tampoco me asusta tu homofobia. Puedes golpearme todo lo que quieras, pero eso no cambiará la felicidad que siento por ser quien soy. No conseguirás modificar nada con tus puños y tus amenazas. Y ¿sabes qué? He oído por ahí que cuando una persona se empeña tanto en odiar algo o negarlo, es porque de cierta forma le afecta demasiado, y resulta gracioso porque, jamás te he visto con una chica.
- ¿Qué estás diciendo? – él se oía perplejo con todo lo que le había dicho el castaño.
- Lo que es lógico – intenté observar disimuladamente, hasta que logré ver la cara irritada de Dave – Espero que alguna vez recapacites con respecto a todo esto. No te deseo mal, sino todo lo contrario. La mayoría de las personas que me juzgan por ser gay, es por ignorancia, y sinceramente espero que dejes de ser un ignorante alguna vez y madurez lo suficiente como para darte cuenta de que no hay nada de malo en ello. Bailar y cantar en el club Glee puede parecer estúpido, pero cada vez que acaba un ensayo, me siento mejor conmigo mismo, porque me encuentro rodeado de personas que me dicen que el hecho de ser diferente no es algo malo, sino que me convierte en alguien especial, tanto para mí como para ellos. Puede que nunca lleguemos a estar en la cima, pero eso deja de importar cuando eres plenamente feliz contigo mismo.
Kurt se marchó sin darle espacio a Karofsky para responder nada, dejándolo con cara de idiota en mitad del pasillo. Yo aproveché la ocasión para pasar por el lado de él, fingiendo que no estaba allí, mientras tarareaba la canción que cantaríamos en unos minutos. Era, en parte, como para restregarle en la cara todo lo mencionado anteriormente por Kurt, que haga lo haga, soy feliz con ese reducido grupo de personas.
La música sonó por los altoparlantes, inundando el ambiente cubierto por el humo artificial. Todos nos encontrábamos en nuestras posiciones y la gente no paraba de gritar y aplaudir emocionada.
(Reproduzcan y hagan de cuenta que Blaine está bailando y Kurt está sólo en el público :D)
En medio de la canción vi cómo Dave nos miraba sorprendido por que las personas nos aplaudían y bailaban al ritmo de la música. Tal vez creyó que seríamos un desastre y nos arrojarían comida, como suelen hacerlo, por lo que me ha comentado Kurt. De la nada caminó hacia nosotros y se unió a la coreografía, al parecer las palabras de mi novio le habían removido unas cuantas neuronas en la cabeza. Finn lo recibió con una palmada en el hombro y continuamos bailando, hasta que la canción llegó a su fin.
Recibimos la ovación de los asistentes, confirmando con eso que por primera vez, éramos la caña.
- ¡Eso ha sido asombroso! – exclamó Finn cuando estábamos en los camarines.
- ¡Asombros es poco decir! – Añadí yo – Los dejamos con la boca abierta.
Todos chocábamos las manos y festejábamos felices de haber hecho un buen trabajo. Incluso Sam, Mike y Puck no dudaron en palmear mi espalda de forma amistosa cuando me acerqué a ellos. Llevábamos un tiempo considerable sin hablarnos, desde que ocurrió lo de Quinn, pero ahora el ambiente era de unidad y compañerismo.
- ¡Karofsky! ¿Qué estás haciendo aquí – interrumpió la entrenadora Beiste, provocando un silencio colectivo – Creo haberte suspendido hasta que te disculparas.
- Lo… Lo sé – titubeó.
- Estoy en espera – le insistió. Increíblemente Dave se volteó hacia nosotros, y luego de aclararse la garganta, habló.
- Realmente lo siento… Finn, lo que le hice a tu novia estuvo mal, y te pido disculpas – este le tendió una mano sin problemas. Finn era una persona sin rencores – Y a todos ustedes chicos, me comporté como un idiota y esa no era la idea de todo esto. Lo siento, espero puedan perdonarme.
Todo el equipo se acercó a él y lo envolvió en un círculo para abrazarlo, pero yo me quedé a un lado. Aún le faltaba disculparse con la persona más importante y a la que mayor daño le había causado, mientras no lo hiciera, yo no le dejaría en paz.
. . .
El juego acabó y les ganamos por una gran ventaja, aunque puede que se deba a que conservamos el maquillaje y los trajes harapientos para intimidarlos. Tal vez nunca llegaré a unir el coro con el equipo, pero al menos ocurrió por un par de horas y eso fue mucho más de lo que esperaba.
Aquí un nuevo capítulo para las lectoras mas maravillosas de todo el universo. les juro que apenas leí sus comentarios hace un rato, mi rostro se partió en dos con la sonrisa que tenía. No se imaginan lo feliz me hacen
Invitado- Invitado
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
me encanto pero aun odio a karofsky >:( atualiza pronto besos
nicoleunicornio**** - Mensajes : 176
Fecha de inscripción : 27/07/2013
Edad : 24
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
estuvo fantastico espero super ansiosa el siguiente y aaaa no sabes como me encanta la cancion su tu capitulo fue perfecto con la musica fue perfecto al cuadrado o mas me encanta tu fic!!!! :DDD
gleeismylife****** - Mensajes : 381
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Edad : 25
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
Me encanto sigue pronto
perdón por comentar poco pero tengo muuuy
poco tiempo aquí asi que
QUE CAPITULO MAS HERMOSO!
sigue
perdón por comentar poco pero tengo muuuy
poco tiempo aquí asi que
QUE CAPITULO MAS HERMOSO!
sigue
♫♥Anny Hummel♥♫- - Mensajes : 1241
Fecha de inscripción : 18/05/2013
Edad : 25
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
Me gustó mucho este capítulo, tuvo de todo hasta el baile de thriller que me encanta.
Sin más que decir gracias por escribir.
Sin más que decir gracias por escribir.
LynndeMcGinty- - Mensajes : 1362
Fecha de inscripción : 23/05/2012
Edad : 30
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
Me encantó el capítulo, y amo que Blaine sea tan protector con Kurt.
¡Seguila!
¡Seguila!
RiveraMyLove- - Mensajes : 1314
Fecha de inscripción : 29/07/2013
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
Kurt.
El día lunes, luego del gran partido, recibimos a dos chicos en el club Glee que querían audicionar para unirse. Uno de ellos era un chico nuevo de intercambio, venía de Irlanda y tenía pocos amigos o prácticamente ninguno. Su nombre era Rori Flanagan y parecía adorable a mi parecer. La chica que siguió después, era Lauren Zizzes. Famosa en McKinley por ser la campeona de la lucha. Su actitud era directa, y no se andaba con rodeas, si algo le parecía mal, tan sólo lo decía sin más.
Ambos fueron aceptados y con ellos ya teníamos los miembros suficientes para competir en la locales.
Era extraño, pero a pesar de que no conseguí hacer un dúo con Blaine para nuestro número, estaba feliz por él y muy ansioso por verle actuar. Junto a Rachel eran increíbles, debo reconocerlo por mucho que me duela, y es seguro que nos llevarán directo a las nacionales.
. . .
- ¡Psss! – sisearon a mi lado. Alcé mi viste hacia la derecha y me encontré con el rostro sonriente de Blaine.
Era imposible que esto estuviera pasando, ya que me encontraba en la clase de inglés y la única materia en la que íbamos juntos era química.
Mi novio me arrojó un papel hecho bola sobre mi mesa, puesto que estábamos a un pupitre de distancia. Lo tomé desdoblándolo en medio segundo, cuidando que el Sr. Marshall no me atrapara leyéndolo.
“¿Te sorprende verme? Espero que sí.”
Cogí mi lápiz color celeste y escribí en respuesta.
“¿Qué es lo que has hecho, Anderson?”
Con mi mayor agilidad se lo envié de vuelta. A los dos minutos regresó a mí.
“Tan sólo ajusté un poco mi horario para coincidir más.”
“¿Cómo haces eso con lo avanzado que está el año? Ya casi es navidad.”
“Lo que indica que aún quedan alrededor de 5 meses para pasarlos a tu lado :D”
“¿No te dan miedo ya las repercusiones?”
“¿Repercusiones? Pff! Eso no me importa en lo más mínimo. Además, siempre el fin justifica los medios.”
“De acuerdo, luego no te quejes cuando los Slushies te escurran por la ropa interior.” – Mi sonrisa cubrió mi rostro de sólo imaginarlo.
“Pues entonces tendré que convertir mi casillero en un armario.”
“¿Para meterte dentro?” – Bromeé.
“Kurt, tu sabes mejor que nadie que no es eso lo que deseo. Lo que más quiero es gritar a viva voz por los pasillos, que te amo con locura y que me vuelves loco. Sólo es cuestión de tiempo.”
“Tú siempre sabes dejarme sin palabras. Por eso te amo”
- Señor Anderson ¿Qué es lo que tiene en la mano? – exclamó el profesor, haciendo que me tensara en mi asiento.
- Am… yo… no… nada – tartamudeó, abriendo los ojos como plato y ocultando sus manos bajo la mesa. El profesor se aproximó hacia su asiento y el movía los ojos en todas direcciones, en busca de ayuda.
- ¡Entréguemelo! – ordenó. Yo palmeé mi frente.
Blaine se vio en la obligación de hacerle entrega del condenado papel, mientras que yo rogaba que por favor no lo leyera frente a toda la clase como solían hacer otros maestros. Le lancé una mirada a mi novio, pero él estaba peor que yo, moviendo su pierna a la espera de lo que venía. Articuló un “Lo siento” con sus labios en cuanto me volteó a ver y yo le resté importancia con una mano, sabiendo que para él esta situación era mucho más complicada de lo que era para mí.
Los ojos del profesor examinaron nuestra conversación, y se abrieron en sorpresa, luego frunció el ceño y nos miró a ambos. Recordé entonces que Blaine había escrito mi nombre en él.
- Por respeto a sus compañeros, señor Anderson, no haré mención de lo que hay escrito aquí – sentenció y regresó al frente, continuando con la clase.
Una vez que acabó la hora, todos nos pusimos en pie con intención de retirarnos.
- Hummel, Anderson, quédense aquí un momento – dijo el profesor.
- ¡Demonios! – le oí maldecir a Blaine en un susurro.
El salón se vació y el Sr. Marshall cerró la puerta para dar un poco más de privacidad a la conversación que a continuación se desarrollaría.
- Chicos ¿Han pensado en ver a la consejera escolar? – consultó entrelazando sus dedos.
- La verdad es que no lo creo necesa…
- Ya lo hice – me interrumpió mi novio, consiguiendo una mirada de sorpresa de mi parte – He hablado con ella y… seguí su consejo.
- Humm… De acuerdo, entonces… - el maestro se veía complicado – No… no vuelvan a enviarse ese tipo de mensajes… de, de forma tan insegura… No querrán recibir las burlas de sus compañeros.
- A mí me da igual, ya las recibo – contesté, con ganas de zafarme pronto de esta incómoda plática.
- Yo… Seré más cuidadoso – aseguró él – Gracias, Sr. Marshall.
- Hasta luego, chicos.
Salimos del salón y yo me quedé absorto en mis pensamientos. ¿Qué hubiera pasado si no hubiese sido el profesor quien recogiese el jodido papel? ¿Y si hubiera sido Karofsky o Azimio o Puck? En este momento, ambos estaríamos dentro del cubículo de la basura.
- Estuvo cerca – musitó Blaine, con melancolía.
- Lo dices como si hubieras preferido que leyera el papel frente a todos – analicé, mirándolo de soslayo.
- Eso agilizaría las cosas – iba a decir algo más, pero se detuvo, sacando su celular del bolsillo del pantalón – Aguarda – comentó y contestó la llamada - ¿Diga? Ah, ¿Qué hay Quinn?... Yo también, pero no te ví en la clase de español… Oh, eso lo explica… ¿A las seis? Hmm… Veré que puedo hacer… No, no te preocupes… Claro que iré… Hasta entonces… Bye – finalizó la llamada con una enorme sonrisa y yo sólo alcé una ceja escéptico ante tal nivel de confianza.
- ¿Una invitación? – consulté, intentando que mis celos no fueran perceptibles.
- Algo así… - sus ojos no miraban nada fijo, si no que se revolvían inquietos, lo que decía que algo ocultaba – Este… mañana ayudaré a Quinn con algo importante, pero vendré por ti después de clases.
- ¿Cómo? – pregunté creyendo haber oído mal.
- Juro que vendré por ti, pero esto es realmente importante – besó mi mejilla a la velocidad de la luz y salió corriendo hacia alguna parte.
Yo quedé mirando el lugar por el cual había desaparecido Blaine, confundido y sin entender de qué iba todo esto.
. . .
- ¿Con Quinn? – Exclamó Mercedes, entrecerrando los ojos luego - ¿Qué es exactamente lo que está tramando esa Barbie?
- No deberíamos pensar mal de Blaine, él realmente te ama Kurt – interfirió Tina - ¿Tú crees que hubiera hecho todo lo que hasta el momento ha dado por ti si no te amara y planeara regresar al lado de Fabray? Yo creo que no.
- No lo sé chicas. Me siento tonto con toda esta situación – confesé, acomodándome en mi cama – Sé que no puedo dudar de él, porque me ha demostrado con creces lo mucho que le importo, pero en ella no me fío para nada. La miro y sólo veo falsedad tras una bonita mascara.
Suspiré frustrado y las chicas me miraron compasivamente. Las abracé en un intento de dejar atrás el penoso tema y ellas me envolvieron con sus brazos también.
. . .
Increíblemente el día siguiente, Blaine no asistió a la escuela. Tal y como había dicho, salió con Quinn, puesto que ella tampoco estaba en ninguna parte. ¿Qué podía ser más importante para dejar sólo a tu novio un día de escuela? Tal vez ella le ha tendido una trampa y por eso él cree que irá a ayudarle con algo importante de verdad, pero en realidad sólo es un engaño para que él caiga en sus garras nuevamente.
El día apestó en todos los sentidos. Nada era lo mismo sin su compañía, o sin el hecho de ver su amplia sonrisa entre clases, todo era monótono y aburrido, como si fuera todo de color gris.
Al salir de la escuela, me encontré con un radiante Blaine recargado en su flamante auto negro, vistiendo muy distinto de lo habitual. Portaba una chaqueta de cuero negra, pantalones vaqueros y una gafas de sol oscuras, tan sólo faltaba fotografiarlo para formar parte de la portada de “Teen Vogue”, porque había que reconocer que irradiaba sensualidad con todo su cuerpo. Mi novio era salido directamente de Andrómeda. Deberían envidiarle con ganas.
- Tendremos un examen de química la próxima semana – fue lo primero que dije antes de siquiera saludarlo. Por muy lindo que se viera, no lograba mejorar el horrendo día que tuve sin él.
- Hola, sí… Estoy muy bien, gracias ¿Y tú? – bromeó, mientras me abría la puerta del copiloto.
- Lo siento Blaine, pero hoy no fue mi día – me quejé sentándome y lanzando mi bolso al asiento trasero.
- Pues entonces tendré que tomar la difícil tarea de arreglarlo en lo que queda de tarde – me sonrió ampliamente y me fue imposible continuar molesto con él. Es realmente mi talón de Aquiles.
Llegamos a mi casa y subimos a mi cuarto ya que mis padres estaban fuera y Finn… bueno, ni idea de en dónde andaba mi hermano.
- ¿Algún día me dirás en qué líos andas con Quinn? – pregunté sentándome en el borde de mi cama, mientras que él cerraba la puerta del cuarto.
- No creo que sea apropiado. Considero que si ella quiere que lo sepas, te lo dirá – respondió arrodillándose frente a mí, quedando con nuestros rostros a centímetros de distancia. Mi corazón se desenfrenó en el interior de mi pecho y sentí arder mis mejillas.
- De acuerdo, esperaré a que ella lo mencione – mentí. Obviamente encontraría la forma de saberlo, pero más tarde, puesto que ahora mi atención estaba puesta en el perfecto rostro de mi novio.
- ¿Por qué te sonrojas cada vez que me acerco a ti? – consultó semi sonriendo, mientras que se aproximaba más a mis labios, provocándome un hormigueo desde la garganta hasta el estómago.
- Pues… Simplemente no estaba habituado… a esto, tú sabes, que un chico me mire de forma especial, que me diga lo que siente por mí, que esté a mi lado cuando lo necesito… Eso jamás lo tuve, hasta que te encontré a ti.
- Eso es muy dulce, Kurt – sus ojos llamearon con ternura – Aunque soy yo quien debería decir todas esas cosas, además de darte las gracias… Por hacer de mí una persona diferente y alguien mejor.
Sus labios rozaron levemente los míos y yo sonreí, separándolos para intensificar el beso. Su boca se apoderó con lentitud de la mía, haciéndome enloquecer de placer con el simple tacto de su lengua. Era un baile rítmico que se acrecentaba cada vez más.
Pasados unos minutos, Blaine y yo nos habíamos deshecho de las chaquetas y él estaba por quitarse la camiseta, dejando relucir su trabajado pecho. Yo me encontraba perdido en un éxtasis, y sencillamente no deseaba detenerme, pero una pequeña vocecilla en el interior de mi consciencia me decía que estaba apresurando las cosas. La playera de mi novio llegó al suelo, junto con mis zapatos. Nos besábamos efusivamente y sin control, disfrutando del hecho de estar uno junto al otro. Ambos respirábamos agitadamente, mientras nuestros torsos subían y bajaban al ritmo de las exhalaciones.
El típico tintineo de las llaves sobre la encimera del recibidor, me alertó de que alguien había llegado a casa.
- ¡Es mi padre! – susurré a Blaine y él en menos de cinco segundos se pasó la camiseta por sobre la cabeza y metió los brazos dentro de la chaqueta, cerrándola hasta arriba. Yo en mi desesperación, sólo atiné a ponerme los zapatos y buscar mi laptop, en un intento por disimular lo que hace un minuto estábamos haciendo. La cama lucía terrible, con el edredón arrugado excesivamente, por lo que Blaine y yo lo ordenamos brevemente antes de sentarnos sobre este de nuevo.
Cuando mi padre entró al cuarto, nosotros fingíamos reír por el video que tenía puesto en la computadora, aunque sinceramente no me causaba nada de risa. Más divertido me parecía ver a Blaine sosteniendo un almohada contra sí para ocultar el resultado de nuestra efusiva sesión de besos.
- He, chicos… Creí que no estaban – comentó mi padre – La casa estaba muy silenciosa.
- Oh, nosotros acabamos de llegar – y no era del todo mentira.
- Ok, pues en una hora más estará lista la cena – finalizó y cerró la puerta tras de sí.
Yo liberé el aire que había retenido con el susto y la adrenalina el momento. Blaine se recostó hacia atrás, tapando su rostro con las manos.
- Me he asustado tanto, que me he puesto la playera al revés – murmuró él, estallando en risas de forma nerviosa. Yo lo miré y bajé la cremallera de la chaqueta, comprobando que era cierto al ver las costuras de la tela y la etiqueta.
Entonces los dos carcajeamos con ganas.
¿Les ha gustado? ¿Lo han odiado? Espero sus comentarios, y perdón por la tardanza, pero es que ayer el internet no quería conectar y pff! Casi lo agarro a patadas
El día lunes, luego del gran partido, recibimos a dos chicos en el club Glee que querían audicionar para unirse. Uno de ellos era un chico nuevo de intercambio, venía de Irlanda y tenía pocos amigos o prácticamente ninguno. Su nombre era Rori Flanagan y parecía adorable a mi parecer. La chica que siguió después, era Lauren Zizzes. Famosa en McKinley por ser la campeona de la lucha. Su actitud era directa, y no se andaba con rodeas, si algo le parecía mal, tan sólo lo decía sin más.
Ambos fueron aceptados y con ellos ya teníamos los miembros suficientes para competir en la locales.
Era extraño, pero a pesar de que no conseguí hacer un dúo con Blaine para nuestro número, estaba feliz por él y muy ansioso por verle actuar. Junto a Rachel eran increíbles, debo reconocerlo por mucho que me duela, y es seguro que nos llevarán directo a las nacionales.
. . .
- ¡Psss! – sisearon a mi lado. Alcé mi viste hacia la derecha y me encontré con el rostro sonriente de Blaine.
Era imposible que esto estuviera pasando, ya que me encontraba en la clase de inglés y la única materia en la que íbamos juntos era química.
Mi novio me arrojó un papel hecho bola sobre mi mesa, puesto que estábamos a un pupitre de distancia. Lo tomé desdoblándolo en medio segundo, cuidando que el Sr. Marshall no me atrapara leyéndolo.
“¿Te sorprende verme? Espero que sí.”
Cogí mi lápiz color celeste y escribí en respuesta.
“¿Qué es lo que has hecho, Anderson?”
Con mi mayor agilidad se lo envié de vuelta. A los dos minutos regresó a mí.
“Tan sólo ajusté un poco mi horario para coincidir más.”
“¿Cómo haces eso con lo avanzado que está el año? Ya casi es navidad.”
“Lo que indica que aún quedan alrededor de 5 meses para pasarlos a tu lado :D”
“¿No te dan miedo ya las repercusiones?”
“¿Repercusiones? Pff! Eso no me importa en lo más mínimo. Además, siempre el fin justifica los medios.”
“De acuerdo, luego no te quejes cuando los Slushies te escurran por la ropa interior.” – Mi sonrisa cubrió mi rostro de sólo imaginarlo.
“Pues entonces tendré que convertir mi casillero en un armario.”
“¿Para meterte dentro?” – Bromeé.
“Kurt, tu sabes mejor que nadie que no es eso lo que deseo. Lo que más quiero es gritar a viva voz por los pasillos, que te amo con locura y que me vuelves loco. Sólo es cuestión de tiempo.”
“Tú siempre sabes dejarme sin palabras. Por eso te amo”
- Señor Anderson ¿Qué es lo que tiene en la mano? – exclamó el profesor, haciendo que me tensara en mi asiento.
- Am… yo… no… nada – tartamudeó, abriendo los ojos como plato y ocultando sus manos bajo la mesa. El profesor se aproximó hacia su asiento y el movía los ojos en todas direcciones, en busca de ayuda.
- ¡Entréguemelo! – ordenó. Yo palmeé mi frente.
Blaine se vio en la obligación de hacerle entrega del condenado papel, mientras que yo rogaba que por favor no lo leyera frente a toda la clase como solían hacer otros maestros. Le lancé una mirada a mi novio, pero él estaba peor que yo, moviendo su pierna a la espera de lo que venía. Articuló un “Lo siento” con sus labios en cuanto me volteó a ver y yo le resté importancia con una mano, sabiendo que para él esta situación era mucho más complicada de lo que era para mí.
Los ojos del profesor examinaron nuestra conversación, y se abrieron en sorpresa, luego frunció el ceño y nos miró a ambos. Recordé entonces que Blaine había escrito mi nombre en él.
- Por respeto a sus compañeros, señor Anderson, no haré mención de lo que hay escrito aquí – sentenció y regresó al frente, continuando con la clase.
Una vez que acabó la hora, todos nos pusimos en pie con intención de retirarnos.
- Hummel, Anderson, quédense aquí un momento – dijo el profesor.
- ¡Demonios! – le oí maldecir a Blaine en un susurro.
El salón se vació y el Sr. Marshall cerró la puerta para dar un poco más de privacidad a la conversación que a continuación se desarrollaría.
- Chicos ¿Han pensado en ver a la consejera escolar? – consultó entrelazando sus dedos.
- La verdad es que no lo creo necesa…
- Ya lo hice – me interrumpió mi novio, consiguiendo una mirada de sorpresa de mi parte – He hablado con ella y… seguí su consejo.
- Humm… De acuerdo, entonces… - el maestro se veía complicado – No… no vuelvan a enviarse ese tipo de mensajes… de, de forma tan insegura… No querrán recibir las burlas de sus compañeros.
- A mí me da igual, ya las recibo – contesté, con ganas de zafarme pronto de esta incómoda plática.
- Yo… Seré más cuidadoso – aseguró él – Gracias, Sr. Marshall.
- Hasta luego, chicos.
Salimos del salón y yo me quedé absorto en mis pensamientos. ¿Qué hubiera pasado si no hubiese sido el profesor quien recogiese el jodido papel? ¿Y si hubiera sido Karofsky o Azimio o Puck? En este momento, ambos estaríamos dentro del cubículo de la basura.
- Estuvo cerca – musitó Blaine, con melancolía.
- Lo dices como si hubieras preferido que leyera el papel frente a todos – analicé, mirándolo de soslayo.
- Eso agilizaría las cosas – iba a decir algo más, pero se detuvo, sacando su celular del bolsillo del pantalón – Aguarda – comentó y contestó la llamada - ¿Diga? Ah, ¿Qué hay Quinn?... Yo también, pero no te ví en la clase de español… Oh, eso lo explica… ¿A las seis? Hmm… Veré que puedo hacer… No, no te preocupes… Claro que iré… Hasta entonces… Bye – finalizó la llamada con una enorme sonrisa y yo sólo alcé una ceja escéptico ante tal nivel de confianza.
- ¿Una invitación? – consulté, intentando que mis celos no fueran perceptibles.
- Algo así… - sus ojos no miraban nada fijo, si no que se revolvían inquietos, lo que decía que algo ocultaba – Este… mañana ayudaré a Quinn con algo importante, pero vendré por ti después de clases.
- ¿Cómo? – pregunté creyendo haber oído mal.
- Juro que vendré por ti, pero esto es realmente importante – besó mi mejilla a la velocidad de la luz y salió corriendo hacia alguna parte.
Yo quedé mirando el lugar por el cual había desaparecido Blaine, confundido y sin entender de qué iba todo esto.
. . .
- ¿Con Quinn? – Exclamó Mercedes, entrecerrando los ojos luego - ¿Qué es exactamente lo que está tramando esa Barbie?
- No deberíamos pensar mal de Blaine, él realmente te ama Kurt – interfirió Tina - ¿Tú crees que hubiera hecho todo lo que hasta el momento ha dado por ti si no te amara y planeara regresar al lado de Fabray? Yo creo que no.
- No lo sé chicas. Me siento tonto con toda esta situación – confesé, acomodándome en mi cama – Sé que no puedo dudar de él, porque me ha demostrado con creces lo mucho que le importo, pero en ella no me fío para nada. La miro y sólo veo falsedad tras una bonita mascara.
Suspiré frustrado y las chicas me miraron compasivamente. Las abracé en un intento de dejar atrás el penoso tema y ellas me envolvieron con sus brazos también.
. . .
Increíblemente el día siguiente, Blaine no asistió a la escuela. Tal y como había dicho, salió con Quinn, puesto que ella tampoco estaba en ninguna parte. ¿Qué podía ser más importante para dejar sólo a tu novio un día de escuela? Tal vez ella le ha tendido una trampa y por eso él cree que irá a ayudarle con algo importante de verdad, pero en realidad sólo es un engaño para que él caiga en sus garras nuevamente.
El día apestó en todos los sentidos. Nada era lo mismo sin su compañía, o sin el hecho de ver su amplia sonrisa entre clases, todo era monótono y aburrido, como si fuera todo de color gris.
Al salir de la escuela, me encontré con un radiante Blaine recargado en su flamante auto negro, vistiendo muy distinto de lo habitual. Portaba una chaqueta de cuero negra, pantalones vaqueros y una gafas de sol oscuras, tan sólo faltaba fotografiarlo para formar parte de la portada de “Teen Vogue”, porque había que reconocer que irradiaba sensualidad con todo su cuerpo. Mi novio era salido directamente de Andrómeda. Deberían envidiarle con ganas.
- Tendremos un examen de química la próxima semana – fue lo primero que dije antes de siquiera saludarlo. Por muy lindo que se viera, no lograba mejorar el horrendo día que tuve sin él.
- Hola, sí… Estoy muy bien, gracias ¿Y tú? – bromeó, mientras me abría la puerta del copiloto.
- Lo siento Blaine, pero hoy no fue mi día – me quejé sentándome y lanzando mi bolso al asiento trasero.
- Pues entonces tendré que tomar la difícil tarea de arreglarlo en lo que queda de tarde – me sonrió ampliamente y me fue imposible continuar molesto con él. Es realmente mi talón de Aquiles.
Llegamos a mi casa y subimos a mi cuarto ya que mis padres estaban fuera y Finn… bueno, ni idea de en dónde andaba mi hermano.
- ¿Algún día me dirás en qué líos andas con Quinn? – pregunté sentándome en el borde de mi cama, mientras que él cerraba la puerta del cuarto.
- No creo que sea apropiado. Considero que si ella quiere que lo sepas, te lo dirá – respondió arrodillándose frente a mí, quedando con nuestros rostros a centímetros de distancia. Mi corazón se desenfrenó en el interior de mi pecho y sentí arder mis mejillas.
- De acuerdo, esperaré a que ella lo mencione – mentí. Obviamente encontraría la forma de saberlo, pero más tarde, puesto que ahora mi atención estaba puesta en el perfecto rostro de mi novio.
- ¿Por qué te sonrojas cada vez que me acerco a ti? – consultó semi sonriendo, mientras que se aproximaba más a mis labios, provocándome un hormigueo desde la garganta hasta el estómago.
- Pues… Simplemente no estaba habituado… a esto, tú sabes, que un chico me mire de forma especial, que me diga lo que siente por mí, que esté a mi lado cuando lo necesito… Eso jamás lo tuve, hasta que te encontré a ti.
- Eso es muy dulce, Kurt – sus ojos llamearon con ternura – Aunque soy yo quien debería decir todas esas cosas, además de darte las gracias… Por hacer de mí una persona diferente y alguien mejor.
Sus labios rozaron levemente los míos y yo sonreí, separándolos para intensificar el beso. Su boca se apoderó con lentitud de la mía, haciéndome enloquecer de placer con el simple tacto de su lengua. Era un baile rítmico que se acrecentaba cada vez más.
Pasados unos minutos, Blaine y yo nos habíamos deshecho de las chaquetas y él estaba por quitarse la camiseta, dejando relucir su trabajado pecho. Yo me encontraba perdido en un éxtasis, y sencillamente no deseaba detenerme, pero una pequeña vocecilla en el interior de mi consciencia me decía que estaba apresurando las cosas. La playera de mi novio llegó al suelo, junto con mis zapatos. Nos besábamos efusivamente y sin control, disfrutando del hecho de estar uno junto al otro. Ambos respirábamos agitadamente, mientras nuestros torsos subían y bajaban al ritmo de las exhalaciones.
El típico tintineo de las llaves sobre la encimera del recibidor, me alertó de que alguien había llegado a casa.
- ¡Es mi padre! – susurré a Blaine y él en menos de cinco segundos se pasó la camiseta por sobre la cabeza y metió los brazos dentro de la chaqueta, cerrándola hasta arriba. Yo en mi desesperación, sólo atiné a ponerme los zapatos y buscar mi laptop, en un intento por disimular lo que hace un minuto estábamos haciendo. La cama lucía terrible, con el edredón arrugado excesivamente, por lo que Blaine y yo lo ordenamos brevemente antes de sentarnos sobre este de nuevo.
Cuando mi padre entró al cuarto, nosotros fingíamos reír por el video que tenía puesto en la computadora, aunque sinceramente no me causaba nada de risa. Más divertido me parecía ver a Blaine sosteniendo un almohada contra sí para ocultar el resultado de nuestra efusiva sesión de besos.
- He, chicos… Creí que no estaban – comentó mi padre – La casa estaba muy silenciosa.
- Oh, nosotros acabamos de llegar – y no era del todo mentira.
- Ok, pues en una hora más estará lista la cena – finalizó y cerró la puerta tras de sí.
Yo liberé el aire que había retenido con el susto y la adrenalina el momento. Blaine se recostó hacia atrás, tapando su rostro con las manos.
- Me he asustado tanto, que me he puesto la playera al revés – murmuró él, estallando en risas de forma nerviosa. Yo lo miré y bajé la cremallera de la chaqueta, comprobando que era cierto al ver las costuras de la tela y la etiqueta.
Entonces los dos carcajeamos con ganas.
¿Les ha gustado? ¿Lo han odiado? Espero sus comentarios, y perdón por la tardanza, pero es que ayer el internet no quería conectar y pff! Casi lo agarro a patadas
Invitado- Invitado
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
jajajjajajjajaja me encantó este capítulo, fue tan sexy su sesión de besos y muy gracioso cómo terminó. Sin embargo también siento que Quinn trama algo
Actualiza pronto.
Actualiza pronto.
LynndeMcGinty- - Mensajes : 1362
Fecha de inscripción : 23/05/2012
Edad : 30
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
Estuvo genial, pero sigo desconfiando de Quinn para mi que algo va a ser en contra de Klaine.
Gabriela Cruz-*-* - Mensajes : 3230
Fecha de inscripción : 07/04/2013
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
me encanto mucho sigue pronto
♫♥Anny Hummel♥♫- - Mensajes : 1241
Fecha de inscripción : 18/05/2013
Edad : 25
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
Como odio que los interrumpan
Gaby Klainer********-*- - Mensajes : 911
Fecha de inscripción : 01/07/2013
Edad : 24
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
jajaja me encanto el capitulo actualiza pronto por favor!!!! :DDD
gleeismylife****** - Mensajes : 381
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Edad : 25
Re: [Fic-Klaine] "PRETENDING" - CAPITULO 27
Blaine.
Me vi en la obligación de interrumpir la conversación con mi novio, puesto que alguien me estaba llamando a mi celular. Contesté sin mirar la pantalla. Su melodiosa voz angelical me alertó de quién se trataba.
- ¿Diga? – Contesté.
- Hola Blaine, soy yo – y yo la lo sabía.
- Ah, ¿Qué hay Quinn?
- Nada interesante, sólo aburriéndome en clases – su voz sonaba extraña.
- Yo también, pero no te vi en la clase de español – mencioné.
- Sí, es que tuve que ir a la farmacia y me salté esa hora – explicó.
- Oh, eso lo explica.
- Blaine – me interrumpió – Necesito que me acompañes al hospital la próxima semana, es el jueves a las seis.
- ¿A las seis? Hmm – medité un poco, esperando que a Kurt no le molestara.
- Sé que te estoy pidiendo mucho, pero es importante.
- Veré que puedo hacer.
- Además… - dudó un segundo – Mañana requiero de tu compañía. Iré a hacerme algunos exámenes de sangre y temo quedar algo mal después de obtener los resultados, si sabes a lo que me refiero. El test de embarazo me ha salido positivo – ella guardó silencio.
- No, no te preocupes – afirmé - Claro que iré.
- Gracias, en serio Blaine, eres un sol – exclamó.
- Hasta entonces.
- Adiós – se despidió
- Bye – finalicé la llamada e inmediatamente me percaté del desagrado de Kurt.
Sé que será difícil ayudar a Quinn en todo esto mientras mi novio no sepa de qué se trata. Pero no sería capaz de abrir la boca con algo como esto, y no es que desconfía de él, al contrario, pondría mis manos al fuego si se tratara de su honestidad, pero sé que a Quinn le complica y mientras menos personas sepan, mucho mejor.
Tuve que evadir las preguntas punzantes que Kurt me hizo durante el día, ya sea después de que acabé de hablar por teléfono o cuando llegamos a su casa.
. . .
- Te amo – susurré al oído de Kurt, minutos antes de que el Sr. Schue nos anunciara que debíamos salir al escenario porque era nuestro turno de competir. Todos temblábamos de pies a cabeza, porque queríamos ganar, pero no teníamos confianza en nosotros mismos, a pesar de que nuestro profesor se encargara cada día de decirnos y recalcarnos lo especiales y únicos que somos y que podemos lograr todo lo que nos proponemos, es en estos momentos cuando se nos olvidan aquellas palabras de aliento.
- Yo también te amo – musitó con un hilo de voz.
- No me digas que estás nervioso, Kurt – puse ambas manos sobre sus hombros.
- La verdad es que… Bastante – confesó bajando la cabeza. Le alcé la barbilla con mis dedos y deposité un suave beso sobre sus labios, aprovechando la oscuridad tras el telón.
- Lo harás fantástico – le animé – Además recuerda que yo estaré junto a ti.
- ¡Vamos chicos! – exclamó el Sr. Schuester.
Salimos todos al escenario y nos acomodamos en nuestros lugares. Hacía tres días que se había tomado la determinación de cambiar el dueto que cantaríamos Rachel y yo, por uno grupal, por lo que Santana y Artie, junto con Finn también cantarían en la canción inicial. Lo cierto es que quedaba genial.
La música comenzó a sonar, lo efectos de humo a cubrir la pista y Rach dio un paso al frente, hacía en reflector, cantando sólo como ella sabía hacerlo.
(Como siempre digo, ignoren a los que enfocan en el público, más adelante entenderán porqué)
Cuando anunciaron los ganadores, todos brincamos de alegría al oír nuestro nombre. Jamás me había sentido tan feliz, ni siquiera cuando ganaba en el futbol. Me abracé a Kurt, mientras el chillaba vuelto loco por el triunfo. Todos elevamos el trofeo en el aire y celebramos la victoria en los vestidores.
- Esto hay que festejarlo en grande – exclamé cuando nos dirigíamos al casa de mi novio en mi carro.
- ¿Qué sugieres? – consultó él con una sonrisa.
- Que… tal vez… - sentí mis mejillas arder – Podríamos acabar lo que comenzamos el otro día.
Kurt estalló en carcajadas, sonrojándose tanto como yo.
- ¿Bromeas? – consultó.
- No, claro que no – afirmé – Mi madre ha vuelto a ir de viaje y tengo la casa…
- Blaine – su expresión cambió a una seria – Lo entiendo, somos jóvenes y queremos hacer mil cosas, experimentar y conocer nuevos mundos, y está bien, pero no creo que sea el tiempo adecuado como para llevar nuestra relación a ese nivel.
- Pero llevamos tres meses saliendo…
- Por eso, no… - hizo una pausa y suspiró frustrado. Yo recién caí en la cuenta de que había metido la pata al sugerir algo como eso – No me siento preparado, eso es todo… No quiero que pienses que no te…
- Kurt, tranquilo – lo frené – Tienes… Tienes toda la razón, no sé en qué estaba pensando. Ha de haber sido la emoción por haber ganado, pero… Discúlpame ¿Sí? Ante todo eres mi novio, y debo respetar cada decisión que tomes, y no quiero hacer nada que te haga sentir incómodo.
- Gracias por entenderlo Blaine – su sonrisa reapareció y continuamos el viaje cambiando de tema a algo más trivial.
. . .
- Quinn, tranquila, para eso estoy yo aquí – la tranquilicé, sosteniendo sus manos que no dejaban de moverse. El pasillo estaba atestado de personas, algunas de ellas eran mujeres embarazadas, otras tal vez, pero no se les notaba.
- Es que… estoy muy nerviosa, Blaine – sus ojos se cristalizaron, recordándome al momento en que lo confirmó, la semana pasada.
* FlashBack *
- Gracias por acompañarme, sé que Kurt debe estar molesto con todo esto porque no le agrado – musitó subiendo a mi auto.
- No, él… lo entiende – mentí para calmarla.
- Mi madre no sospechará si salgo contigo a todos estos… asuntos – me miró de lado – Ella te quiere mucho.
- Lo sé, y también sé que debe llevarse de los mil demonios con Puck – reí.
- Ni te lo imaginas, la primera vez que lo traje en plan de novio, casi lo corrió a patadas – ella también rió – Y a mí me encerró en el cuarto a modo de castigo, dejándome sólo un teléfono para llamarte y que regresáramos a ser novios.
- ¿Estas de broma? – Me sorprendí – Wow, tu madre me descoloca.
- Por eso te pedí a ti que me ayudaras, eras el único que podía hacerlo.
Acaricié su mano soltando la palanca de cambios y ella suspiró apesadumbrada.
Cuando tuvo el sobre amarillo con los resultados de los análisis, comenzó a temblar.
- ¿Quieres que te ayude? – Me ofrecí – Puedo abrirlo por ti, si quieres.
- De acuerdo. Hazlo – Quinn se dio media vuelta y caminó en círculos, mientras que yo sacaba el papel de dentro.
Abrí mis ojos al leer lo que allí decía, y Quinn al percatarse, se acercó dubitativa.
- ¿Y? – consultó.
- Positivo – respondí soltando el aire.
- ¡Dios! – sus ojos rebozaron de lágrimas.
- ¡Con un demonio! Quinn ¿Cómo pudiste ser tan irresponsable? – exclamé molesto.
- No lo sé, yo… - sus sollozos ahogaron las palabras – Si tan sólo hubiera sido contigo, todo sería diferente... El idiota de Puck no lo vale – lloró con amargura, sentándose en una de las sillas del hospital.
Yo me sentí verdaderamente mal por ella y por toda la situación en sí. Ella está tan complicada como lo estaba yo en un principio. La tomé de la mano y la hice ponerse de pie, envolviéndola en un abrazo que sé que ella necesitaba.
- Todo va a estar bien ¿Ok? – la consolé pasando mis manos por su pelo repetidas veces – Yo no voy a dejarte sola. Cuentas conmigo para todo.
* Fin FashBack *
- Todo va a ir bien – dije pasando un brazo por sobre sus hombros, recordando mis palabras anteriores – Entraremos los dos allí y escucharemos lo que el doctor tiene para decirnos, y si pregunta… Yo soy el padre, y ya.
- Blaine – apoyó su cabeza en mi hombro y yo la apreté contra mí. Pasara lo que pasara, iba a ayudarla, porque al igual que yo, Quinn sólo tiene amigas de imagen, como yo con los chicos del equipo. Está verdaderamente sola, y yo lo hubiera estado de no ser por Kurt.
- ¿Quinn Fabray? – preguntó la enfermera.
- Aquí – respondí poniéndome en pie. Ella con una sonrisa nos indicó que pasáramos.
Tuve que decir que era el padre para poder entrar con ella. Sabía bien que ella no deseaba estar sola allí dentro.
La recostaron en una camilla, poniéndole un gel sobre el estómago descubierto. El doctor comenzó a mover un aparato sobre éste y de pronto una imagen en blanco y negro cubrió la pantalla que estaba a un lado de Quinn. Para ser sinceros, no lograba entender absolutamente nada de todo lo que aparecía allí, pero por lo que nos explicó el médico, su cráneo ya estaba formado y su corazón latía como una locomotora, además sus extremidades ya comenzaban a formarse. Vi a Quinn mirarme de forma extraña y sonreír dulcemente. Sólo entonces me percaté de que una lágrima se me había escapado. La sequé de inmediato, pero la sensación de ver a un ser tan pequeño, que luego se convertiría en una persona, era alucinante. Jamás había experimentado algo como esto.
- Tienes alrededor de siete semanas de embarazo y al parecer, todo está normal. Tu bebé está creciendo sano y en muy buenas condiciones – explicó el doctor - ¡Felicidades! Aunque considero que son bastante jóvenes.
- Gracias doctor – cambié de tema – Nos veremos pronto.
El viaje de regreso a casa de Quinn, fue silencioso, de vez en cuando interrumpido por alguna tosecita o suspiro proveniente de ella.
- Puedes ¿Entrar conmigo? – preguntó cuando llegamos al portal de la casa.
- No… creo que sea buena idea – musité inseguro.
- Tranquilo, no voy a abusar de ti, además mi madre está en casa – ella rió.
- De acuerdo.
Los ojos de la madre de Quinn se iluminaron al verme entrar por la puerta, y prácticamente corrió a abrazarme.
- Blaine, cariño – exclamó – Tanto tiempo sin verte, no sabes lo mucho que se te extraña aquí.
- También es un gusto verla, Sra. Fabray – saludé cordial.
Estuvimos un rato en la sala, conversando los tres, en parte para ayudar a que la madre de Quinn no sospechara nada de nuestras salidas repentinas, sin previa reconciliación a los ojos de ella. Luego de eso, Quinn me arrastró hasta su cuarto.
- Blaine, en serio, perdón por hacerte pasar por todo esto, pero ya la conoces – Quinn se sentó en la mecedora – Es incluso capaz de registrar mi habitación en busca de pruebas si sospecha de algo.
- Lo sé, y por eso estoy ayudándote. En tu estado, no es recomendable que pases penas ni menos preocupaciones. Debes cuidarte y yo también haré todo lo que tenga a mi alcance.
- Gracias.
Cuando salí de la casa de los Fabray, me dirigí de inmediato a la de Kurt. Lo cierto era que lo extrañaba en sobremanera, no verlo durante el día era horrible. Se ha convertido en una necesidad básica para mí, fundamental en mi diario vivir. Pensé en telefonearle antes, pero decidí caerle de sorpresa. Eso le encantará.
Bajé de mi carro y le puse la alarma con el mando a distancia. Toque el timbre, mientras acomodaba mi cabello y me echaba un vistazo para chequear mi atuendo. Voces desde el interior me hicieron reír.
- ¿Papá? – Ese era Kurt desde las escaleras, creo - ¿Papá? ¿Puedes abrir la puerta? – Di otro toque al botón, sólo para desesperarlo - ¡Papá! – un silencio se oyó y nuevamente presioné el timbre - ¡Demonios! – le oí murmurar cosas que no logré entender, hasta el momento en que la puerta se abrió y un Kurt con aspecto de Avatar apareció ante mí.
- ¡Oh Dios Mío! – solté, retrocediendo un paso.
Llevaba puesta una mascarilla o algo por el estilo, de un color celeste o azul, el cabello cubierto por una especie de gorro de baño y vestía un batín de color verde esmeralda, junto con unas sandalias de andar en casa. Se veía adorable.
- ¡Rayos, Blaine! – Vociferó - ¡No pudiste ser más inoportuno! ¿Acaso no conoces los teléfonos? – se quejó, dando media vuelta y subiendo las escaleras.
- También… me da gusto verte… - oí un portazo desde arriba y entré en la casa, cerrando la puerta tras de mí. Este chico era todo un asunto, pero lo amaba desenfrenadamente.
Aquí les dejo un nuevo capítulo, para que lo disfruten... Espero que haya sido de su agrado y no olviden comentar para aportar ideas, sugerencias y opiniones
Me vi en la obligación de interrumpir la conversación con mi novio, puesto que alguien me estaba llamando a mi celular. Contesté sin mirar la pantalla. Su melodiosa voz angelical me alertó de quién se trataba.
- ¿Diga? – Contesté.
- Hola Blaine, soy yo – y yo la lo sabía.
- Ah, ¿Qué hay Quinn?
- Nada interesante, sólo aburriéndome en clases – su voz sonaba extraña.
- Yo también, pero no te vi en la clase de español – mencioné.
- Sí, es que tuve que ir a la farmacia y me salté esa hora – explicó.
- Oh, eso lo explica.
- Blaine – me interrumpió – Necesito que me acompañes al hospital la próxima semana, es el jueves a las seis.
- ¿A las seis? Hmm – medité un poco, esperando que a Kurt no le molestara.
- Sé que te estoy pidiendo mucho, pero es importante.
- Veré que puedo hacer.
- Además… - dudó un segundo – Mañana requiero de tu compañía. Iré a hacerme algunos exámenes de sangre y temo quedar algo mal después de obtener los resultados, si sabes a lo que me refiero. El test de embarazo me ha salido positivo – ella guardó silencio.
- No, no te preocupes – afirmé - Claro que iré.
- Gracias, en serio Blaine, eres un sol – exclamó.
- Hasta entonces.
- Adiós – se despidió
- Bye – finalicé la llamada e inmediatamente me percaté del desagrado de Kurt.
Sé que será difícil ayudar a Quinn en todo esto mientras mi novio no sepa de qué se trata. Pero no sería capaz de abrir la boca con algo como esto, y no es que desconfía de él, al contrario, pondría mis manos al fuego si se tratara de su honestidad, pero sé que a Quinn le complica y mientras menos personas sepan, mucho mejor.
Tuve que evadir las preguntas punzantes que Kurt me hizo durante el día, ya sea después de que acabé de hablar por teléfono o cuando llegamos a su casa.
. . .
- Te amo – susurré al oído de Kurt, minutos antes de que el Sr. Schue nos anunciara que debíamos salir al escenario porque era nuestro turno de competir. Todos temblábamos de pies a cabeza, porque queríamos ganar, pero no teníamos confianza en nosotros mismos, a pesar de que nuestro profesor se encargara cada día de decirnos y recalcarnos lo especiales y únicos que somos y que podemos lograr todo lo que nos proponemos, es en estos momentos cuando se nos olvidan aquellas palabras de aliento.
- Yo también te amo – musitó con un hilo de voz.
- No me digas que estás nervioso, Kurt – puse ambas manos sobre sus hombros.
- La verdad es que… Bastante – confesó bajando la cabeza. Le alcé la barbilla con mis dedos y deposité un suave beso sobre sus labios, aprovechando la oscuridad tras el telón.
- Lo harás fantástico – le animé – Además recuerda que yo estaré junto a ti.
- ¡Vamos chicos! – exclamó el Sr. Schuester.
Salimos todos al escenario y nos acomodamos en nuestros lugares. Hacía tres días que se había tomado la determinación de cambiar el dueto que cantaríamos Rachel y yo, por uno grupal, por lo que Santana y Artie, junto con Finn también cantarían en la canción inicial. Lo cierto es que quedaba genial.
La música comenzó a sonar, lo efectos de humo a cubrir la pista y Rach dio un paso al frente, hacía en reflector, cantando sólo como ella sabía hacerlo.
(Como siempre digo, ignoren a los que enfocan en el público, más adelante entenderán porqué)
Cuando anunciaron los ganadores, todos brincamos de alegría al oír nuestro nombre. Jamás me había sentido tan feliz, ni siquiera cuando ganaba en el futbol. Me abracé a Kurt, mientras el chillaba vuelto loco por el triunfo. Todos elevamos el trofeo en el aire y celebramos la victoria en los vestidores.
- Esto hay que festejarlo en grande – exclamé cuando nos dirigíamos al casa de mi novio en mi carro.
- ¿Qué sugieres? – consultó él con una sonrisa.
- Que… tal vez… - sentí mis mejillas arder – Podríamos acabar lo que comenzamos el otro día.
Kurt estalló en carcajadas, sonrojándose tanto como yo.
- ¿Bromeas? – consultó.
- No, claro que no – afirmé – Mi madre ha vuelto a ir de viaje y tengo la casa…
- Blaine – su expresión cambió a una seria – Lo entiendo, somos jóvenes y queremos hacer mil cosas, experimentar y conocer nuevos mundos, y está bien, pero no creo que sea el tiempo adecuado como para llevar nuestra relación a ese nivel.
- Pero llevamos tres meses saliendo…
- Por eso, no… - hizo una pausa y suspiró frustrado. Yo recién caí en la cuenta de que había metido la pata al sugerir algo como eso – No me siento preparado, eso es todo… No quiero que pienses que no te…
- Kurt, tranquilo – lo frené – Tienes… Tienes toda la razón, no sé en qué estaba pensando. Ha de haber sido la emoción por haber ganado, pero… Discúlpame ¿Sí? Ante todo eres mi novio, y debo respetar cada decisión que tomes, y no quiero hacer nada que te haga sentir incómodo.
- Gracias por entenderlo Blaine – su sonrisa reapareció y continuamos el viaje cambiando de tema a algo más trivial.
. . .
- Quinn, tranquila, para eso estoy yo aquí – la tranquilicé, sosteniendo sus manos que no dejaban de moverse. El pasillo estaba atestado de personas, algunas de ellas eran mujeres embarazadas, otras tal vez, pero no se les notaba.
- Es que… estoy muy nerviosa, Blaine – sus ojos se cristalizaron, recordándome al momento en que lo confirmó, la semana pasada.
* FlashBack *
- Gracias por acompañarme, sé que Kurt debe estar molesto con todo esto porque no le agrado – musitó subiendo a mi auto.
- No, él… lo entiende – mentí para calmarla.
- Mi madre no sospechará si salgo contigo a todos estos… asuntos – me miró de lado – Ella te quiere mucho.
- Lo sé, y también sé que debe llevarse de los mil demonios con Puck – reí.
- Ni te lo imaginas, la primera vez que lo traje en plan de novio, casi lo corrió a patadas – ella también rió – Y a mí me encerró en el cuarto a modo de castigo, dejándome sólo un teléfono para llamarte y que regresáramos a ser novios.
- ¿Estas de broma? – Me sorprendí – Wow, tu madre me descoloca.
- Por eso te pedí a ti que me ayudaras, eras el único que podía hacerlo.
Acaricié su mano soltando la palanca de cambios y ella suspiró apesadumbrada.
Cuando tuvo el sobre amarillo con los resultados de los análisis, comenzó a temblar.
- ¿Quieres que te ayude? – Me ofrecí – Puedo abrirlo por ti, si quieres.
- De acuerdo. Hazlo – Quinn se dio media vuelta y caminó en círculos, mientras que yo sacaba el papel de dentro.
Abrí mis ojos al leer lo que allí decía, y Quinn al percatarse, se acercó dubitativa.
- ¿Y? – consultó.
- Positivo – respondí soltando el aire.
- ¡Dios! – sus ojos rebozaron de lágrimas.
- ¡Con un demonio! Quinn ¿Cómo pudiste ser tan irresponsable? – exclamé molesto.
- No lo sé, yo… - sus sollozos ahogaron las palabras – Si tan sólo hubiera sido contigo, todo sería diferente... El idiota de Puck no lo vale – lloró con amargura, sentándose en una de las sillas del hospital.
Yo me sentí verdaderamente mal por ella y por toda la situación en sí. Ella está tan complicada como lo estaba yo en un principio. La tomé de la mano y la hice ponerse de pie, envolviéndola en un abrazo que sé que ella necesitaba.
- Todo va a estar bien ¿Ok? – la consolé pasando mis manos por su pelo repetidas veces – Yo no voy a dejarte sola. Cuentas conmigo para todo.
* Fin FashBack *
- Todo va a ir bien – dije pasando un brazo por sobre sus hombros, recordando mis palabras anteriores – Entraremos los dos allí y escucharemos lo que el doctor tiene para decirnos, y si pregunta… Yo soy el padre, y ya.
- Blaine – apoyó su cabeza en mi hombro y yo la apreté contra mí. Pasara lo que pasara, iba a ayudarla, porque al igual que yo, Quinn sólo tiene amigas de imagen, como yo con los chicos del equipo. Está verdaderamente sola, y yo lo hubiera estado de no ser por Kurt.
- ¿Quinn Fabray? – preguntó la enfermera.
- Aquí – respondí poniéndome en pie. Ella con una sonrisa nos indicó que pasáramos.
Tuve que decir que era el padre para poder entrar con ella. Sabía bien que ella no deseaba estar sola allí dentro.
La recostaron en una camilla, poniéndole un gel sobre el estómago descubierto. El doctor comenzó a mover un aparato sobre éste y de pronto una imagen en blanco y negro cubrió la pantalla que estaba a un lado de Quinn. Para ser sinceros, no lograba entender absolutamente nada de todo lo que aparecía allí, pero por lo que nos explicó el médico, su cráneo ya estaba formado y su corazón latía como una locomotora, además sus extremidades ya comenzaban a formarse. Vi a Quinn mirarme de forma extraña y sonreír dulcemente. Sólo entonces me percaté de que una lágrima se me había escapado. La sequé de inmediato, pero la sensación de ver a un ser tan pequeño, que luego se convertiría en una persona, era alucinante. Jamás había experimentado algo como esto.
- Tienes alrededor de siete semanas de embarazo y al parecer, todo está normal. Tu bebé está creciendo sano y en muy buenas condiciones – explicó el doctor - ¡Felicidades! Aunque considero que son bastante jóvenes.
- Gracias doctor – cambié de tema – Nos veremos pronto.
El viaje de regreso a casa de Quinn, fue silencioso, de vez en cuando interrumpido por alguna tosecita o suspiro proveniente de ella.
- Puedes ¿Entrar conmigo? – preguntó cuando llegamos al portal de la casa.
- No… creo que sea buena idea – musité inseguro.
- Tranquilo, no voy a abusar de ti, además mi madre está en casa – ella rió.
- De acuerdo.
Los ojos de la madre de Quinn se iluminaron al verme entrar por la puerta, y prácticamente corrió a abrazarme.
- Blaine, cariño – exclamó – Tanto tiempo sin verte, no sabes lo mucho que se te extraña aquí.
- También es un gusto verla, Sra. Fabray – saludé cordial.
Estuvimos un rato en la sala, conversando los tres, en parte para ayudar a que la madre de Quinn no sospechara nada de nuestras salidas repentinas, sin previa reconciliación a los ojos de ella. Luego de eso, Quinn me arrastró hasta su cuarto.
- Blaine, en serio, perdón por hacerte pasar por todo esto, pero ya la conoces – Quinn se sentó en la mecedora – Es incluso capaz de registrar mi habitación en busca de pruebas si sospecha de algo.
- Lo sé, y por eso estoy ayudándote. En tu estado, no es recomendable que pases penas ni menos preocupaciones. Debes cuidarte y yo también haré todo lo que tenga a mi alcance.
- Gracias.
Cuando salí de la casa de los Fabray, me dirigí de inmediato a la de Kurt. Lo cierto era que lo extrañaba en sobremanera, no verlo durante el día era horrible. Se ha convertido en una necesidad básica para mí, fundamental en mi diario vivir. Pensé en telefonearle antes, pero decidí caerle de sorpresa. Eso le encantará.
Bajé de mi carro y le puse la alarma con el mando a distancia. Toque el timbre, mientras acomodaba mi cabello y me echaba un vistazo para chequear mi atuendo. Voces desde el interior me hicieron reír.
- ¿Papá? – Ese era Kurt desde las escaleras, creo - ¿Papá? ¿Puedes abrir la puerta? – Di otro toque al botón, sólo para desesperarlo - ¡Papá! – un silencio se oyó y nuevamente presioné el timbre - ¡Demonios! – le oí murmurar cosas que no logré entender, hasta el momento en que la puerta se abrió y un Kurt con aspecto de Avatar apareció ante mí.
- ¡Oh Dios Mío! – solté, retrocediendo un paso.
Llevaba puesta una mascarilla o algo por el estilo, de un color celeste o azul, el cabello cubierto por una especie de gorro de baño y vestía un batín de color verde esmeralda, junto con unas sandalias de andar en casa. Se veía adorable.
- ¡Rayos, Blaine! – Vociferó - ¡No pudiste ser más inoportuno! ¿Acaso no conoces los teléfonos? – se quejó, dando media vuelta y subiendo las escaleras.
- También… me da gusto verte… - oí un portazo desde arriba y entré en la casa, cerrando la puerta tras de mí. Este chico era todo un asunto, pero lo amaba desenfrenadamente.
Aquí les dejo un nuevo capítulo, para que lo disfruten... Espero que haya sido de su agrado y no olviden comentar para aportar ideas, sugerencias y opiniones
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