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BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
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Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
britt embarazada? a no es que aquí la cosa se pondrá buena jajaja gracias por escribir (no demores mucho)
Camila18**** - Mensajes : 151
Fecha de inscripción : 28/05/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Actualiza :((((
Quiero ya saber la reacción de santy
Quiero ya saber la reacción de santy
Kristen Rivera****** - Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 20/03/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Yo también ya quiero la actualización, quiero ver como se pone Santana. :)
iFannyGleek****** - Mensajes : 335
Fecha de inscripción : 03/10/2013
Edad : 27
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Hola.
Solo puedo decir EMBARAZADA ???? Ya quiero ver como lo tomas las dos.
Que estés bien.
Adiós.
Solo puedo decir EMBARAZADA ???? Ya quiero ver como lo tomas las dos.
Que estés bien.
Adiós.
Fran_ci* - Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 31/08/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Waooo estoy impresionada debido a tantos comentarios veo que el capitulo las dejo intrigadas jajaja.
Bueno como verán no me tarde en subir un nuevo capitulo es que tuve un tiempo libre y me senté a escribirles la adaptación
Les informo que quedan a la mucho de 5 a 6 capítulos para que termine el fic así que disfruten de los que quedan.
Espero sus comentarios e impresiones del capitulo como siempre .
Pd: Gracias a todas la que me nominaron como mejor adaptación.
Me quedo mirando a la doctora Greene con la boca abierta mientras se hunde la tierra bajo mis pies.
Un bebé. Un bebé. No quiero un bebé… Todavía no. Joder. Santana se va a poner furiosa.
— Señora López, está muy pálida. ¿Quiere un vaso de agua?
— Por favor. —Apenas se oye mi voz. Mi mente va a mil por hora. ¿Embarazada?
— Veo que le ha sorprendido, las posibilidades de quedar embarazada con este tratamiento son pocas muchas parejas tratan hasta cinco veces para quedar en embarazo y usted con el primer tratamiento lo logro creo que es un milagro el milagro de la vida.
¿Un milagro? No creo que Santana vea esto como un milagro.
Asiento sin palabras a la amable doctora, que me pasa un vaso de agua de un surtidor convenientemente situado allí al lado. Le doy un sorbo agradecida.
— Estoy en shock —le susurro.
— Podemos hacer una ecografía para saber de cuánto está. Solo habrán pasado un par de semanas desde la concepción y que estará embarazada de cuatro o cinco semanas. Por lo que veo no ha tenido ningún síntoma.
Niego con la cabeza sin palabras. ¿Síntomas? Creo que no.
Santana se va a poner como una furia, lo sé.
— Espero que no nos demande, fue un error de la señorita Jones y a la vez un milagro.
Frunzo el ceño.
— No los demandare.
— Vamos a hacer la ecografía, ¿vale?
Asiento perpleja y la doctora Greene me señala una camilla de piel negra que hay detrás de un biombo.
— Quítese la falda y la ropa interior y tápese con la manta que hay en la camilla —me dice eficiente.
¿La ropa interior? Esperaba que me hiciera una ecografía por encima del vientre. ¿Por qué tengo que quitarme las bragas? Me encojo de hombros consternada, hago lo que me ha dicho y me tapo con la suave manta blanca.
— Bien. —La doctora Greene aparece en el otro extremo de la camilla tirando del ecógrafo para acercarlo. Se trata de un equipo de ordenadores de alta tecnología. Se sienta y coloca la pantalla de forma que las dos podamos verla y después mueve la bola que hay en el teclado. La pantalla cobra vida con un pitido.
— Levante las piernas, doble las rodillas y después abra las piernas —me pide.
Frunzo el ceño, extrañada.
— Es una ecografía transvaginal. Si está embarazada de pocas semanas, deberíamos poder encontrar el bebé con esto —dice mostrándome un instrumento alargado y blanco.
Oh, tiene que estar de broma.
— Vale —susurro un poco avergonzada y hago lo que me pide. La doctora le pone un preservativo a la sonda y lo lubrica con un gel transparente.
— Señora López, relájese.
¿Relajarme? ¡Maldita sea, estoy embarazada! ¿Cómo espera que me relaje? Me ruborizo e intento pensar en un lugar relajante, que acaba de reubicarse cerca de la isla perdida de la Atlántida.
Lentamente la doctora va introduciendo la sonda.
Madre mía.
Todo lo que soy capaz de ver en la pantalla es una imagen borrosa, aunque de un color más bien sepia. Muy despacio, la doctora Greene mueve un poco el instrumento. Es muy desconcertante.
— Ahí está —murmura mientras pulsa un botón para congelar la imagen de la pantalla. Me señala una pequeña cosa en esa tormenta sepia.
Solo es una cosita. Una cosita en mi vientre. Diminuta. Uau. Olvido mi incomodidad y me quedo mirándola.
— Es demasiado pronto para ver el latido del corazón, pero sí, definitivamente está embarazada. De cuatro o cinco semanas, diría yo. Frunce el ceño
— El tratamiento funciono perfectamente y a la primera.
Bueno eso nunca había ocurrido…
Estoy demasiado asombrada para decir nada. El pequeño bip es un bebé. Un bebé de verdad. El bebé de Santana. Mi bebé. Madre mía. ¡Un bebé!
— ¿Quiere que le imprima la imagen para que se la pueda llevar?
Asiento, todavía incapaz de hablar, y la doctora Greene pulsa otro botón. Después retira con cuidado la sonda y me da una toallita de papel para limpiarme.
— Felicidades, señora López —me dice cuando me incorporo.
— Tendremos que concertar otra cita, le sugiero que dentro de otras cuatro semanas. Así podremos asegurarnos del tiempo exacto que tiene el bebé y establecer la fecha en que saldrá de cuentas. Ya puede vestirse.
— Vale.
Me visto deprisa. Mi mente es un torbellino. Tengo un bip, un pequeño bip. Cuando salgo de detrás del biombo, la doctora Greene ya ha vuelto a su mesa.
— Mientras, quiero que empiece con un ciclo de ácido fólico y vitaminas prenatales. Aquí tiene un folleto de las cosas que puede hacer y las que no.
Me da una caja de pastillas y un folleto y sigue hablándome, pero no la estoy escuchando. Estoy consternada. Abrumada. Creo que debería estar feliz. Aunque también creo que debería tener treinta…
Por lo menos. Es muy pronto… demasiado pronto pero un milagro. Intento sofocar la sensación de pánico creciente.
Me despido educadamente de la doctora Greene y vuelvo a la salida.
Antes de salir visualizo a lo lejos a la señorita Mercedes Jones.
— ¿Ves a esa mujer? —le digo en voz baja al bip.
— Ella es la razón de que tu estés aquí. —Me doy unas palmaditas en el vientre y entonces me siento como una completa idiota por estar hablando con el bip. Mi diminuto Bip.
Cruzo las puertas y me encuentro con la fresca tarde de otoño. De repente siento un frío que me cala hasta los huesos y un mal presentimiento que nace de lo más hondo de mi ser. Santana se va a poner como una fiera, lo sé, pero soy incapaz de predecir hasta qué punto. Sus palabras se repiten en mi cabeza: «No estoy preparada para compartirte todavía». Me cierro aún más la chaqueta intentando quitarme ese frío.
Sawyer salta del todoterreno y me abre la puerta. Frunce el ceño al ver mi cara, pero ignoro su expresión preocupada.
— ¿Adónde vamos, señora López? —me pregunta.
— A Seattle Independent Publishing. —Me acomodo en el asiento de atrás del coche, cierro los ojos y apoyo la cabeza en el reposacabezas. Debería estar feliz. Sé que debería estar feliz. Pero no lo estoy. Es demasiado pronto. Mucho más que demasiado pronto. ¿Qué va a pasar con mi trabajo? ¿Qué voy a hacer con Seattle Independent Publishing? ¿Y qué va a ser de Santana y de mí? No. No. No. Vamos a estar bien. Ella va a estar bien. Le encantaba Rachel cuando era un bebé, recuerdo que Carrick me lo dijo, y también la adora ahora. Tal vez debería avisar a Flynn… Quizá no debería decírselo a Santana.
Quizá… quizá debería ponerle fin. Freno mis pensamientos, alarmada por la dirección que están tomando. Instintivamente bajo las manos para colocarlas protectoramente sobre mi vientre. No. Mi pequeño Bip. Se me llenan los ojos de lágrimas. ¿Qué voy a hacer?
Una imagen de un niño pequeño con pelo negro y brillantes ojos azules corriendo por el prado en la casa nueva aparece en mi mente, tentándome y llenándome la cabeza de posibilidades. Ríe y chilla encantado mientras Santana y yo le perseguimos. Santana lo coge en brazos y lo levanta para hacerle girar y después lo lleva apoyado en la cadera mientras las dos vamos caminando de la mano hasta la casa.
La imagen se deforma en Santana apartándose de mí con expresión de disgusto. Estoy gorda y tengo el cuerpo raro, con el embarazo muy avanzado. Camina por la larga sala de los espejos, alejándose de mí, y oigo el eco de sus pasos resonando contra los espejos plateados, las paredes y el suelo. Santana…
Abro los ojos sobresaltada. No. Va a montar en cólera.
Cuando Sawyer para delante de Seattle Independent Publishing, salto del coche y me dirijo al edificio.
— Britt, qué alegría verte. ¿Cómo está tu padre? —me pregunta Hannah en cuanto entro en la oficina. La miro fríamente.
— Está mejor, gracias. ¿Puedo hablar contigo en mi despacho?
— Claro. —Parece sorprendida cuando me sigue al interior.
— ¿Va todo bien? ¿He hecho algo mal?
Niego con la cabeza y suspiro.
— ¿Puedes prepararme un té? Luego hablaremos de lo que ha pasado mientras he estado fuera.
— Claro. Ahora mismo. —Más animada, sale de la oficina.
Miro a mi ayudante mientras se va.
Desanimada, enciendo el ordenador. Tengo un correo de Santana.
De: Santana López
Fecha: 13 de septiembre de 2011 13:58
Para: Brittany López
Asunto: La echo de menos
Señora López:
Solo llevo en la oficina tres horas y ya la echo de menos.
Espero que Ray esté cómodo en su nueva habitación. Mamá va a ir a verlo esta tarde para comprobar qué tal está.
Te recogeré a las seis esta tarde; podemos ir a verle antes de volver a casa.
¿Qué te parece?
Tu amante esposa
Santana López Presidenta de López Enterprises Holdings, Inc.
Escribo una respuesta rápida.
De: Brittany López
Fecha: 13 de septiembre de 2011 14:10
Para: Santana López
Asunto: La echo de menos
Muy bien.
x
Brittany López Editora de SIP
De: Santana López
Fecha: 13 de septiembre de 2011 14:14
Para: Brittany López
Asunto: La echo de menos
¿Estás bien?
Santana López Presidenta de López Enterprises Holdings, Inc.
No, Santana, no estoy bien. Me estoy volviendo loca porque sé que tú te vas a subir por las paredes. No sé qué hacer. Pero no te lo voy a decir por correo electrónico.
De: Brittany López
Fecha: 13 de septiembre de 2011 14:17
Para: Santana López
Asunto: La echo de menos
Sí, estoy bien. Ocupada nada más.
Te veo a las seis.
x
Brittany López Editora de SIP
¿Cuándo se lo voy a contar? ¿Esta noche? ¿Tal vez después del sexo? Tal vez durante el sexo. No, eso puede ser peligroso para los dos. ¿Cuando esté dormida? Apoyo la cabeza en las manos. ¿Qué demonios voy a hacer?
— Hola —dice Santana con cautela cuando subo al todoterreno.
— Hola —le susurro.
— ¿Qué pasa? —Me mira con el ceño fruncido. Niego con la cabeza cuando Taylor arranca y se dirige al hospital.
— Nada. — ¿Tal vez ahora? Podría decírselo ahora que estamos en un espacio reducido y con Taylor.
— ¿El trabajo va bien? —sigue intentándolo Santana.
— Sí, bien, gracias.
— Britt, ¿qué ocurre? —Ahora su tono es más duro y yo me acobardo.
— Solo que te he echado de menos, eso es todo. Y he estado preocupada por Ray.
Santana se relaja visiblemente.
— Ray está bien. He hablado con mi madre esta tarde y está impresionada por su evolución. — Santana me coge la mano.
— Vaya, qué fría tienes la mano. ¿Has comido?
Me ruborizo.
— Britt… —me regaña Santana preocupada.
Bueno, no he comido porque sé cómo te vas a poner cuando te diga que estoy embarazada…
— Comeré esta noche. No he tenido tiempo.
Niega con la cabeza por la frustración.
— ¿Quieres que añada a la lista de tareas del equipo de seguridad la de cerciorarse de que mi mujer coma?
— Lo siento. Ya comeré. Es que ha sido un día raro. Por el traslado de papá y todo eso…
Aprieta los labios hasta formar una dura línea, pero no dice nada. Yo miro por la ventanilla.
¡Cuéntaselo!, me susurra entre dientes mi subconsciente. No. Soy una cobarde.
Santana interrumpe mis pensamientos.
— Puede que tenga que ir a Taiwan.
— Oh, ¿cuándo?
— A final de semana o quizá la semana que viene.
— Vale.
— Quiero que vengas conmigo.
Trago saliva.
— Santana, por favor. Tengo un trabajo. No volvamos a resucitar otra vez esa discusión.
Suspira y hace un mohín. Parece una adolescente enfadada.
— Tenía que intentarlo —murmura.
— ¿Cuánto tiempo estarás fuera?
— Un par de días a lo sumo. Me gustaría que me dijeras lo que te preocupa.
¿Cómo puede saberlo?
— Bueno, ahora mi amada esposa se aleja de mí…
Santana me da un beso en los nudillos.
— No estaré fuera mucho tiempo.
— Bien —le digo con una sonrisa débil.
Ray está más animado y menos gruñón esta vez. Me conmueve su gratitud silenciosa hacia Santana y durante un momento, mientras estoy sentada oyéndoles hablar de pesca y de los Mariners, olvido las noticias que tengo que darle a mi esposa. Pero Ray se cansa muy rápido.
— Papá, nos vamos para que puedas dormir.
— Gracias, Britt, cariño. Me alegro de que hayan venido. He visto a tu madre hoy también, Santana.
Me ha tranquilizado mucho. Y también es una fan de los Mariners.
— Pero no le gusta mucho la pesca —dice Santana mientras se levanta.
— No conozco a muchas mujeres a las que les guste, ¿sabes? Solo a ti —dice Ray sonriendo.
— Te veo mañana, ¿vale? —Le doy un beso. Mi subconsciente frunce los labios: Eso si Santana no te encierra en casa… o algo peor. Se me cae el alma a los pies.
— Vamos. —Santana me tiende la mano y me mira con el ceño fruncido. Yo le doy la mano y salimos del hospital.
Picoteo la comida. Es el delicioso estofado de pollo de la señora Jones, pero no tengo hambre. Noto el estómago hecho un nudo y convertido en una bola de nervios.
— ¡Maldita sea, Britt! ¿Vas a decirme lo que te pasa? —Santana aparta su plato vacío, irritada. Yo solo la miro.
— Por favor. Me estoy volviendo loca viéndote así.
Trago saliva intentando reprimir el pánico que me atenaza la garganta. Inspiro hondo para calmarme.
Es ahora o nunca.
— Estoy embarazada.
Ella se queda petrificada y lentamente el color va abandonando su cara.
— ¿Qué? —susurra con la cara cenicienta.
— Estoy embarazada.
Arruga la frente por la incomprensión.
— ¿Cómo? ¿Me estas jodiendo?
— No te estoy jodiendo Santana me hicieron un tratamiento de fertilidad
La expresión de su cara cambia inmediatamente y sus ojos se convierten en pedernal.
— ¿Un tratamiento como es eso? —gruñe.
Oh, mierda.
— El día que fui hacerme el examen exhaustivo me atendió la señorita Mercedes Jones debido a la doctora Greene tuvo que atender un parto y como es una residente novata cometió el error de confundir mi cita con la cita de una paciente que iba a realizarle el tratamiento de fertilidad.
Santana me mira estupefacta.
— ¿Tu sabias que la doctora Greene es especialista en tratamientos para que parejas gay puedan concebir?
— Si lo sé y por eso hace un año le pedí que congelara mis óvulos pero explícame ¿qué te hicieron?
Santana responde altaneramente.
— Me hicieron un tratamiento de fecundación.
— ¡Maldita sea Brittany! Llamare a la doctora Greene para que venga y me explique que te hicieron.
— ¿Tú crees que la mejor ginecóloga de Seattle va a venir corriendo?
— ¡Dios, Britt! —Golpea la mesa con el puño, lo que me sobresalta. Después se levanta de repente y está a punto de tirar la silla.
— La llamare para que me explique qué demonios te hizo.
Esto aterrada y veo como Santana coge la BlackBerry y marca unos números.
Espero impaciente para escuchar que le dirá Santana a la doctora Greene.
— Habla Santana López me puede explicar qué rayos le hicieron a mi esposa.
Dura unos minutos en silencio, creo que esta escuchando la explicación de la doctora Greene.
Veo la reacción de sorpresa de Santana.
— Utilizaron mis óvulos sin mi consentimiento y fecundaron el ovulo de mi esposa para formar un bebe, es decir que ¿ese hijo es mío?
Su cara de sorpresa y de estupefacción es más notable.
— Me vale mierda que sea un milagro que haya quedado embarazada en la primera sesión del tratamiento igual los demandare.
Veo que cuelga la llamada y se acerca a mi hecha una fiera.
Me quedo mirándola, incapaz de hablar. Joder, está furiosa… muy furiosa.
— Como es que no sabes diferenciar entre un examen rutinario a un tratamiento de fecundación, ¡Mierda! No me lo puedo creer, joder. ¿Cómo puedes ser tan estúpida?
¿Estúpida? Doy un respingo. Mierda. Quiero decirle que no fue mi culpa, pero no encuentro las palabras. Bajo la mirada a mi dedos.
— Lo siento —le susurro.
— ¿Que lo sientes? ¡Joder!
— Sé que no es el mejor momento…
— ¡El mejor momento! —grita.
— Nos conocemos desde hace algo así como cinco putos minutos. Quería enseñarte el mundo entero y ahora… ¡Joder! ¡Pañales, vómitos y mierda! —Cierra los ojos. Creo que está intentando controlar su ira, pero obviamente pierde la batalla.
— ¿O lo has hecho a propósito? Dímelo—Sus ojos echan chispas y la furia emana de ella como un campo de fuerza.
— No —susurro.
— ¡Pensaba que teníamos un acuerdo sobre eso! —grita.
— Lo sé. Lo teníamos. Lo siento.
Me ignora.
— Es precisamente por eso. Por esto me gusta el control. Para que la mierda no se cruce en mi camino y lo joda todo.
No… mi pequeño Bip.
— Santana, por favor, no me grites. —Las lágrimas comienzan a caer por mi cara.
— No empieces con lágrimas ahora —me dice.
— Joder. —Se pasa una mano por el pelo y se tira de él.
— ¿Crees que estoy preparado para ser madre? —Se le quiebra la voz en una mezcla de rabia y pánico.
Y todo queda claro y entiendo el miedo y el arrebato de odio que veo en sus ojos abiertos como platos: es la rabia de una adolescente impotente. Oh, Cincuenta, lo siento mucho. También ha sido un shock para mí…
— Ya sé que ninguna de las dos está preparada para esto, pero creo que vas a ser una madre maravillosa —digo con la voz ahogada.
— Ya nos las arreglaremos.
— ¿Cómo coño lo sabes? —me grita, esta vez más alto.
— ¡Dime! ¿Cómo? —Sus ojos arden y un sinfín de emociones le cruzan la cara rápidamente, aunque el miedo es la más destacada de ellas.
—. ¡Oh, a la mierda! —grita Santana desdeñosamente y levanta las manos en un gesto de derrota. Me da la espalda y se encamina al vestíbulo, cogiendo su chaqueta cuando sale del salón. Oigo el eco de sus pasos por el suelo de madera y la veo desaparecer por las puertas dobles que llevan al vestíbulo. El portazo que da al salir me sobresalta de nuevo.
Estoy sola con el silencio, el silencio quieto y vacío del salón. Me estremezco involuntariamente mientras miro sin expresión hacia las puertas cerradas. Se ha ido y me ha dejado aquí. ¡Mierda! Su reacción ha sido mucho peor de lo que había imaginado. Aparto mi plato y cruzo los brazos sobre la mesa para apoyar la cabeza en ellos mientras sollozo.
— Britt, querida… —La señora Jones está a mi lado.
Me incorporo rápidamente y me limpio las lágrimas de la cara.
— Lo he oído. Lo siento —me dice con cariño.
— ¿Quieres una infusión o algo?
— Preferiría una copa de vino blanco.
La señora Jones se queda petrificada un segundo y entonces me acuerdo del bip. Ahora no puedo beber alcohol. ¿O sí? Tengo que leer el folleto que me ha dado la doctora Greene.
— Te traeré una copa.
— La verdad es que prefiero una taza de té, por favor. —Me limpio la nariz y ella sonríe con amabilidad.
— Marchando esa taza de té. —Recoge los platos y se encamina a la cocina. La sigo y me encaramo a un taburete. La observo mientras prepara el té.
Al poco pone una taza humeante delante de mí.
— ¿Hay algo más que pueda prepararte, Britt?
— No, estoy bien, gracias.
— ¿Seguro? No has comido mucho.
La miro.
— No tengo mucha hambre.
— Britt, necesitas comer. Ahora tienes que preocuparte por alguien más que por ti. Deja que te prepare algo. ¿Qué te apetece? —Me mira esperanzada, pero la verdad es que no podría comer nada.
Mi esposa acaba de largarse porque estoy embarazada, mi padre ha tenido un accidente de coche grave y la estúpida de Marley Rose me intenta hacer creer que fui yo la que la acosó sexualmente. De repente siento una necesidad incontrolable de reír. ¡Mira lo que me has hecho, pequeño Bip! Me acaricio el vientre.
La señora Jones me sonríe con indulgencia.
— ¿Sabes de cuánto estás? —me pregunta.
— De muy poco. De cuatro o cinco semanas, la doctora no está segura.
— Si no quieres comer, al menos descansa un poco.
Asiento y me llevo el té a la biblioteca. Es mi refugio. Saco la BlackBerry del bolso y pienso en llamar a Santana. Sé que ha sido un shock para ella, pero creo que su reacción ha sido exagerada. ¿Y cuándo su reacción no es exagerada?, pregunta mi subconsciente arqueando una ceja. Suspiro. Cincuenta Sombras más…
— Sí, ese es tu madre, pequeño Bip. Con suerte se calmará y volverá… pronto.
Saco el folleto que me ha dado la doctora y me siento a leer.
No puedo concentrarme. Santana nunca se ha ido así, dejándome sola. Ha sido amable y detallista los últimos días y tan cariñosa… y ahora esto. ¿Y si no vuelve? ¡Mierda! Tal vez debería llamar a Flynn.
No sé qué hacer. Estoy perdida. Es tan frágil en tantos sentidos y sabía que no iba a reaccionar bien ante estas noticias. Ha sido tan dulce este fin de semana… Todas esas circunstancias estaban fuera de su control, pero ha conseguido llevarlas bien. Pero esto ha sido demasiado.
Desde que la conocí, mi vida se ha complicado. ¿Es por ella? ¿O somos las dos juntas? ¿Y si no puede superar esto? ¿Y si quiere el divorcio? La bilis me sube hasta la garganta. No. No debo pensar esas cosas. Volverá. Lo hará. Sé que lo hará. Sé que a pesar de los gritos y las palabras tan duras me quiere… sí. Y también te querrá a ti, pequeño Bip.
Me acomodo en la silla y me dejo llevar por el sueño.
Me despierto fría y desorientada. Temblando, miro el reloj: las once de la noche. Oh, sí… Tú. Me doy una palmadita en el vientre. ¿Dónde está Santana? ¿Ha vuelto ya? Me levanto del sillón con dificultad y voy en busca de mi esposa.
Cinco minutos después me doy cuenta de que no está en casa. Espero que no le haya pasado nada.
Los recuerdos de la larga espera cuando desapareció Charlie Tango vuelven a mí.
No, no, no. Deja de pensar eso. Seguro que ha ido… ¿adónde? ¿A quién podría ir a ver? ¿A Sam?
Tal vez está con Flynn. Eso espero. Vuelvo a la biblioteca a buscar la BlackBerry y le mando un mensaje.
*¿Dónde estás?*
Después me encamino al baño y lleno la bañera. Tengo mucho frío.
Cuando salgo de la bañera todavía no ha vuelto. Me pongo uno de mis camisones de seda estilo años 30 y la bata y salgo al salón. En el camino me paro un momento en el dormitorio de invitados. Tal vez esta podría ser la habitación del pequeño Bip. Me asombro al darme cuenta de lo que estoy pensando y me quedo de pie en el umbral, meditando sobre eso. ¿La pintaríamos de azul o de rosa? Ese pensamiento tan dulce queda empañado por el hecho de que mi descarriada esposa está furiosa solo de pensarlo. Cojo la colcha de la cama del cuarto de invitados y me encamino al salón para esperarla.
Algo me despierta. Un ruido.
— ¡Mierda!
Es Santana en el vestíbulo. Oigo que la mesa araña el suelo otra vez.
— ¡Mierda! —repite, esta vez en voz más baja.
Me levanto y justo en ese momento la veo cruzar las puertas dobles tambaleándose. Está borracha.
Se me eriza el vello. Oh, ¿Santana borracha? Sé cuánto odia a los borrachos. Salto del sofá y corro hacia ella.
— Santana, ¿estás bien?
Se apoya contra el marco de las puertas del vestíbulo.
— Señora López… —pronuncia con dificultad.
Vaya, está muy borracha. No sé qué hacer.
— Oh… qué guapa estás, Brittany.
— ¿Dónde has estado?
Se pone el dedo sobre los labios y me mira con una sonrisa torcida.
— ¡Shh!
— Será mejor que vengas a la cama.
— Contigo… —dice con una risita.
¡Una risita! Frunzo el ceño y le rodeo la cintura con el brazo porque apenas se mantiene en pie. No creo que pueda andar. ¿Dónde habrá estado? ¿Cómo ha podido volver a casa?
— Deja que te lleve a la cama. Apóyate en mí.
— Eres preciosa, Britt. —Se apoya en mí y me huele el pelo. Casi nos caemos al suelo las dos.
— Santana, camina. Voy a llevarte a la cama.
— Está bien —dice, e intenta concentrarse.
Avanzamos a trompicones por el pasillo y por fin logramos llegar al dormitorio.
— La cama… —dice sonriendo.
— Sí, la cama. —Consigo llevarla justo hasta el borde, pero ella no me suelta.
— Ven conmigo a la cama —me dice.
— Santana, creo que necesitas dormir.
— Y así empieza todo. Ya he oído hablar de esto.
Frunzo el ceño.
— ¿Hablar de qué?
— Los bebés significan que se acabó el sexo.
— Estoy segura de que eso no es verdad. Si no, todos seríamos hijos únicos.
Ella me mira.
— Qué graciosa.
— Y tú qué borracha.
— Sí. —Sonríe, pero su sonrisa cambia cuando lo piensa y una expresión angustiada le cruza la cara, algo que hace que se me hiele la sangre.
— Vamos, Santana —le digo con suavidad. Odio esa expresión. Habla de recuerdos horribles y desagradables, algo que ninguna niña debería haber tenido que presenciar.
— A la cama. —La empujo con cuidado y ella se desploma sobre el colchón, maravillada y sonriéndome. La expresión de angustia ha desaparecido.
— Ven conmigo —dice arrastrando las palabras.
— Vamos a desnudarte primero.
Esboza una amplia sonrisa, una sonrisa de borracha.
— Ahora estamos hablando el mismo idioma.
Madre mía. La Santana borracha es divertida y juguetona. Y la prefiero mil veces a la Santana furiosa.
— Siéntate. Deja que te quite la chaqueta.
— La habitación gira…
Mierda… ¿Va a vomitar?
— Santana, ¡siéntate!
Me sonríe divertida.
— Señora López, es usted una mandona…
— Sí. Haz lo que te he dicho y siéntate. —Me pongo las manos en las caderas. Ella vuelve a sonreír, se incorpora sobre los codos con dificultad y después se sienta torpemente, algo muy poco propio de Santana. Antes de que se caiga hacia atrás otra vez, le quito con esfuerzo la chaqueta, primero un brazo y luego el otro.
— Qué bien hueles.
— Tú hueles a licor fuerte.
— Sí… Bour—bon. —Pronuncia las sílabas tan exageradamente que tengo que reprimir una risita.
Tiro su chaqueta al suelo a mi lado y empiezo con el cinturón. Ella me apoya las manos en las caderas.
— Me gusta la sensación de esta tela sobre tu cuerpo, Brittanyyyyy—me dice arrastrando las palabras de nuevo.
— Siempre deberías llevar satén o seda. —Sube y baja las manos por mis caderas, luego tira de mí hacia ella y pone la boca sobre mi vientre.
— Y ahora tenemos un intruso aquí.
Dejo de respirar. Madre mía… Le está hablando al pequeño Bip.
— Tú me vas a mantener despierta, ¿verdad? —le dice a mi vientre.
Oh, Dios mío. Santana me mira a través de sus largas pestañas oscuras. Sus ojos están turbios y brumosos. Se me encoge el corazón.
— Lo preferirás a él que a mí —dice tristemente.
— Santana, no sabes lo que dices. No seas ridícula. No estoy eligiendo a nadie. Y puede que sea «ella».
Frunce el ceño.
— Ella… Oh, Dios. —Vuelve a tirarse sobre la cama y se tapa los ojos con el brazo. Por fin consigo aflojarle el cinturón. Le suelto un cordón y le quito un zapato de tacón y después el otro. Cuando me pongo de pie me doy cuenta de por qué no oponía ninguna resistencia; Santana está completamente dormida y roncando suavemente.
Me quedo mirándola. Está hermosa, incluso borracha y roncando. Tiene los labios cincelados separados, un brazo encima de la cabeza alborotándole el pelo ya despeinado y la cara relajada. Parece tan joven… Pero claro, es que lo es: mi joven, estresada, borracha e infeliz esposa. Siento un peso en el corazón ante ese pensamiento.
Bueno, al menos ya está en casa. Me pregunto adónde habrá ido. No estoy segura de tener la energía para moverla o quitarle más ropa. Además, está encima de la colcha. Vuelvo al salón, recojo la colcha de la cama de invitados que estaba usando yo y la llevo al dormitorio.
Sigue dormida, me subo a la cama a su lado y le desabrocho el botón superior de la camisa. Ella murmura algo incomprensible, pero no se despierta.
La camisa se le ha salido de los pantalones y por la abertura se ve su plano vientre. No puedo resistirme. Me agacho y le doy un beso ahí. Ella se mueve y flexiona la cadera hacia delante, pero sigue dormida.
Me siento y vuelvo a mirarla. Oh, Cincuenta, Cincuenta, Cincuenta… ¿Qué voy a hacer contigo? Le paso los dedos por el pelo, tan suave, y le doy un beso en la sien.
— Te quiero, Santana. Incluso cuando estás borracha y has estado por ahí, Dios sabe dónde, te sigo queriendo. Siempre te querré.
— Mmm… —murmura. Yo vuelvo a besarle en la sien una vez más y me bajo de la cama para taparla con la colcha. Puedo dormir a su lado, cruzada sobre la cama… Sí, eso voy a hacer.
Pero primero ordenaré un poco su ropa. Niego con la cabeza y me cuelgo en el brazo la chaqueta doblada. Cuando lo hago, su BlackBerry se cae al suelo. La recojo y sin darme cuenta la desbloqueo. Se abre por la pantalla de mensajes. Veo mi mensaje y otro por encima.
Se me eriza el vello. Joder.
*Me ha encantado verte. Ahora lo entiendo. No te preocupes. Serás una madre fantástica.*
Es de ella. De la señora Elena, alias la Bruja Robinson.
Mierda. Ahí es a donde ha ido: ¡a verla a ella!
Bueno como verán no me tarde en subir un nuevo capitulo es que tuve un tiempo libre y me senté a escribirles la adaptación
Les informo que quedan a la mucho de 5 a 6 capítulos para que termine el fic así que disfruten de los que quedan.
Espero sus comentarios e impresiones del capitulo como siempre .
Pd: Gracias a todas la que me nominaron como mejor adaptación.
Parte III – Capítulo 20
Me quedo mirando a la doctora Greene con la boca abierta mientras se hunde la tierra bajo mis pies.
Un bebé. Un bebé. No quiero un bebé… Todavía no. Joder. Santana se va a poner furiosa.
— Señora López, está muy pálida. ¿Quiere un vaso de agua?
— Por favor. —Apenas se oye mi voz. Mi mente va a mil por hora. ¿Embarazada?
— Veo que le ha sorprendido, las posibilidades de quedar embarazada con este tratamiento son pocas muchas parejas tratan hasta cinco veces para quedar en embarazo y usted con el primer tratamiento lo logro creo que es un milagro el milagro de la vida.
¿Un milagro? No creo que Santana vea esto como un milagro.
Asiento sin palabras a la amable doctora, que me pasa un vaso de agua de un surtidor convenientemente situado allí al lado. Le doy un sorbo agradecida.
— Estoy en shock —le susurro.
— Podemos hacer una ecografía para saber de cuánto está. Solo habrán pasado un par de semanas desde la concepción y que estará embarazada de cuatro o cinco semanas. Por lo que veo no ha tenido ningún síntoma.
Niego con la cabeza sin palabras. ¿Síntomas? Creo que no.
Santana se va a poner como una furia, lo sé.
— Espero que no nos demande, fue un error de la señorita Jones y a la vez un milagro.
Frunzo el ceño.
— No los demandare.
— Vamos a hacer la ecografía, ¿vale?
Asiento perpleja y la doctora Greene me señala una camilla de piel negra que hay detrás de un biombo.
— Quítese la falda y la ropa interior y tápese con la manta que hay en la camilla —me dice eficiente.
¿La ropa interior? Esperaba que me hiciera una ecografía por encima del vientre. ¿Por qué tengo que quitarme las bragas? Me encojo de hombros consternada, hago lo que me ha dicho y me tapo con la suave manta blanca.
— Bien. —La doctora Greene aparece en el otro extremo de la camilla tirando del ecógrafo para acercarlo. Se trata de un equipo de ordenadores de alta tecnología. Se sienta y coloca la pantalla de forma que las dos podamos verla y después mueve la bola que hay en el teclado. La pantalla cobra vida con un pitido.
— Levante las piernas, doble las rodillas y después abra las piernas —me pide.
Frunzo el ceño, extrañada.
— Es una ecografía transvaginal. Si está embarazada de pocas semanas, deberíamos poder encontrar el bebé con esto —dice mostrándome un instrumento alargado y blanco.
Oh, tiene que estar de broma.
— Vale —susurro un poco avergonzada y hago lo que me pide. La doctora le pone un preservativo a la sonda y lo lubrica con un gel transparente.
— Señora López, relájese.
¿Relajarme? ¡Maldita sea, estoy embarazada! ¿Cómo espera que me relaje? Me ruborizo e intento pensar en un lugar relajante, que acaba de reubicarse cerca de la isla perdida de la Atlántida.
Lentamente la doctora va introduciendo la sonda.
Madre mía.
Todo lo que soy capaz de ver en la pantalla es una imagen borrosa, aunque de un color más bien sepia. Muy despacio, la doctora Greene mueve un poco el instrumento. Es muy desconcertante.
— Ahí está —murmura mientras pulsa un botón para congelar la imagen de la pantalla. Me señala una pequeña cosa en esa tormenta sepia.
Solo es una cosita. Una cosita en mi vientre. Diminuta. Uau. Olvido mi incomodidad y me quedo mirándola.
— Es demasiado pronto para ver el latido del corazón, pero sí, definitivamente está embarazada. De cuatro o cinco semanas, diría yo. Frunce el ceño
— El tratamiento funciono perfectamente y a la primera.
Bueno eso nunca había ocurrido…
Estoy demasiado asombrada para decir nada. El pequeño bip es un bebé. Un bebé de verdad. El bebé de Santana. Mi bebé. Madre mía. ¡Un bebé!
— ¿Quiere que le imprima la imagen para que se la pueda llevar?
Asiento, todavía incapaz de hablar, y la doctora Greene pulsa otro botón. Después retira con cuidado la sonda y me da una toallita de papel para limpiarme.
— Felicidades, señora López —me dice cuando me incorporo.
— Tendremos que concertar otra cita, le sugiero que dentro de otras cuatro semanas. Así podremos asegurarnos del tiempo exacto que tiene el bebé y establecer la fecha en que saldrá de cuentas. Ya puede vestirse.
— Vale.
Me visto deprisa. Mi mente es un torbellino. Tengo un bip, un pequeño bip. Cuando salgo de detrás del biombo, la doctora Greene ya ha vuelto a su mesa.
— Mientras, quiero que empiece con un ciclo de ácido fólico y vitaminas prenatales. Aquí tiene un folleto de las cosas que puede hacer y las que no.
Me da una caja de pastillas y un folleto y sigue hablándome, pero no la estoy escuchando. Estoy consternada. Abrumada. Creo que debería estar feliz. Aunque también creo que debería tener treinta…
Por lo menos. Es muy pronto… demasiado pronto pero un milagro. Intento sofocar la sensación de pánico creciente.
Me despido educadamente de la doctora Greene y vuelvo a la salida.
Antes de salir visualizo a lo lejos a la señorita Mercedes Jones.
— ¿Ves a esa mujer? —le digo en voz baja al bip.
— Ella es la razón de que tu estés aquí. —Me doy unas palmaditas en el vientre y entonces me siento como una completa idiota por estar hablando con el bip. Mi diminuto Bip.
Cruzo las puertas y me encuentro con la fresca tarde de otoño. De repente siento un frío que me cala hasta los huesos y un mal presentimiento que nace de lo más hondo de mi ser. Santana se va a poner como una fiera, lo sé, pero soy incapaz de predecir hasta qué punto. Sus palabras se repiten en mi cabeza: «No estoy preparada para compartirte todavía». Me cierro aún más la chaqueta intentando quitarme ese frío.
Sawyer salta del todoterreno y me abre la puerta. Frunce el ceño al ver mi cara, pero ignoro su expresión preocupada.
— ¿Adónde vamos, señora López? —me pregunta.
— A Seattle Independent Publishing. —Me acomodo en el asiento de atrás del coche, cierro los ojos y apoyo la cabeza en el reposacabezas. Debería estar feliz. Sé que debería estar feliz. Pero no lo estoy. Es demasiado pronto. Mucho más que demasiado pronto. ¿Qué va a pasar con mi trabajo? ¿Qué voy a hacer con Seattle Independent Publishing? ¿Y qué va a ser de Santana y de mí? No. No. No. Vamos a estar bien. Ella va a estar bien. Le encantaba Rachel cuando era un bebé, recuerdo que Carrick me lo dijo, y también la adora ahora. Tal vez debería avisar a Flynn… Quizá no debería decírselo a Santana.
Quizá… quizá debería ponerle fin. Freno mis pensamientos, alarmada por la dirección que están tomando. Instintivamente bajo las manos para colocarlas protectoramente sobre mi vientre. No. Mi pequeño Bip. Se me llenan los ojos de lágrimas. ¿Qué voy a hacer?
Una imagen de un niño pequeño con pelo negro y brillantes ojos azules corriendo por el prado en la casa nueva aparece en mi mente, tentándome y llenándome la cabeza de posibilidades. Ríe y chilla encantado mientras Santana y yo le perseguimos. Santana lo coge en brazos y lo levanta para hacerle girar y después lo lleva apoyado en la cadera mientras las dos vamos caminando de la mano hasta la casa.
La imagen se deforma en Santana apartándose de mí con expresión de disgusto. Estoy gorda y tengo el cuerpo raro, con el embarazo muy avanzado. Camina por la larga sala de los espejos, alejándose de mí, y oigo el eco de sus pasos resonando contra los espejos plateados, las paredes y el suelo. Santana…
Abro los ojos sobresaltada. No. Va a montar en cólera.
Cuando Sawyer para delante de Seattle Independent Publishing, salto del coche y me dirijo al edificio.
— Britt, qué alegría verte. ¿Cómo está tu padre? —me pregunta Hannah en cuanto entro en la oficina. La miro fríamente.
— Está mejor, gracias. ¿Puedo hablar contigo en mi despacho?
— Claro. —Parece sorprendida cuando me sigue al interior.
— ¿Va todo bien? ¿He hecho algo mal?
Niego con la cabeza y suspiro.
— ¿Puedes prepararme un té? Luego hablaremos de lo que ha pasado mientras he estado fuera.
— Claro. Ahora mismo. —Más animada, sale de la oficina.
Miro a mi ayudante mientras se va.
Desanimada, enciendo el ordenador. Tengo un correo de Santana.
De: Santana López
Fecha: 13 de septiembre de 2011 13:58
Para: Brittany López
Asunto: La echo de menos
Señora López:
Solo llevo en la oficina tres horas y ya la echo de menos.
Espero que Ray esté cómodo en su nueva habitación. Mamá va a ir a verlo esta tarde para comprobar qué tal está.
Te recogeré a las seis esta tarde; podemos ir a verle antes de volver a casa.
¿Qué te parece?
Tu amante esposa
Santana López Presidenta de López Enterprises Holdings, Inc.
Escribo una respuesta rápida.
De: Brittany López
Fecha: 13 de septiembre de 2011 14:10
Para: Santana López
Asunto: La echo de menos
Muy bien.
x
Brittany López Editora de SIP
De: Santana López
Fecha: 13 de septiembre de 2011 14:14
Para: Brittany López
Asunto: La echo de menos
¿Estás bien?
Santana López Presidenta de López Enterprises Holdings, Inc.
No, Santana, no estoy bien. Me estoy volviendo loca porque sé que tú te vas a subir por las paredes. No sé qué hacer. Pero no te lo voy a decir por correo electrónico.
De: Brittany López
Fecha: 13 de septiembre de 2011 14:17
Para: Santana López
Asunto: La echo de menos
Sí, estoy bien. Ocupada nada más.
Te veo a las seis.
x
Brittany López Editora de SIP
¿Cuándo se lo voy a contar? ¿Esta noche? ¿Tal vez después del sexo? Tal vez durante el sexo. No, eso puede ser peligroso para los dos. ¿Cuando esté dormida? Apoyo la cabeza en las manos. ¿Qué demonios voy a hacer?
— Hola —dice Santana con cautela cuando subo al todoterreno.
— Hola —le susurro.
— ¿Qué pasa? —Me mira con el ceño fruncido. Niego con la cabeza cuando Taylor arranca y se dirige al hospital.
— Nada. — ¿Tal vez ahora? Podría decírselo ahora que estamos en un espacio reducido y con Taylor.
— ¿El trabajo va bien? —sigue intentándolo Santana.
— Sí, bien, gracias.
— Britt, ¿qué ocurre? —Ahora su tono es más duro y yo me acobardo.
— Solo que te he echado de menos, eso es todo. Y he estado preocupada por Ray.
Santana se relaja visiblemente.
— Ray está bien. He hablado con mi madre esta tarde y está impresionada por su evolución. — Santana me coge la mano.
— Vaya, qué fría tienes la mano. ¿Has comido?
Me ruborizo.
— Britt… —me regaña Santana preocupada.
Bueno, no he comido porque sé cómo te vas a poner cuando te diga que estoy embarazada…
— Comeré esta noche. No he tenido tiempo.
Niega con la cabeza por la frustración.
— ¿Quieres que añada a la lista de tareas del equipo de seguridad la de cerciorarse de que mi mujer coma?
— Lo siento. Ya comeré. Es que ha sido un día raro. Por el traslado de papá y todo eso…
Aprieta los labios hasta formar una dura línea, pero no dice nada. Yo miro por la ventanilla.
¡Cuéntaselo!, me susurra entre dientes mi subconsciente. No. Soy una cobarde.
Santana interrumpe mis pensamientos.
— Puede que tenga que ir a Taiwan.
— Oh, ¿cuándo?
— A final de semana o quizá la semana que viene.
— Vale.
— Quiero que vengas conmigo.
Trago saliva.
— Santana, por favor. Tengo un trabajo. No volvamos a resucitar otra vez esa discusión.
Suspira y hace un mohín. Parece una adolescente enfadada.
— Tenía que intentarlo —murmura.
— ¿Cuánto tiempo estarás fuera?
— Un par de días a lo sumo. Me gustaría que me dijeras lo que te preocupa.
¿Cómo puede saberlo?
— Bueno, ahora mi amada esposa se aleja de mí…
Santana me da un beso en los nudillos.
— No estaré fuera mucho tiempo.
— Bien —le digo con una sonrisa débil.
Ray está más animado y menos gruñón esta vez. Me conmueve su gratitud silenciosa hacia Santana y durante un momento, mientras estoy sentada oyéndoles hablar de pesca y de los Mariners, olvido las noticias que tengo que darle a mi esposa. Pero Ray se cansa muy rápido.
— Papá, nos vamos para que puedas dormir.
— Gracias, Britt, cariño. Me alegro de que hayan venido. He visto a tu madre hoy también, Santana.
Me ha tranquilizado mucho. Y también es una fan de los Mariners.
— Pero no le gusta mucho la pesca —dice Santana mientras se levanta.
— No conozco a muchas mujeres a las que les guste, ¿sabes? Solo a ti —dice Ray sonriendo.
— Te veo mañana, ¿vale? —Le doy un beso. Mi subconsciente frunce los labios: Eso si Santana no te encierra en casa… o algo peor. Se me cae el alma a los pies.
— Vamos. —Santana me tiende la mano y me mira con el ceño fruncido. Yo le doy la mano y salimos del hospital.
Picoteo la comida. Es el delicioso estofado de pollo de la señora Jones, pero no tengo hambre. Noto el estómago hecho un nudo y convertido en una bola de nervios.
— ¡Maldita sea, Britt! ¿Vas a decirme lo que te pasa? —Santana aparta su plato vacío, irritada. Yo solo la miro.
— Por favor. Me estoy volviendo loca viéndote así.
Trago saliva intentando reprimir el pánico que me atenaza la garganta. Inspiro hondo para calmarme.
Es ahora o nunca.
— Estoy embarazada.
Ella se queda petrificada y lentamente el color va abandonando su cara.
— ¿Qué? —susurra con la cara cenicienta.
— Estoy embarazada.
Arruga la frente por la incomprensión.
— ¿Cómo? ¿Me estas jodiendo?
— No te estoy jodiendo Santana me hicieron un tratamiento de fertilidad
La expresión de su cara cambia inmediatamente y sus ojos se convierten en pedernal.
— ¿Un tratamiento como es eso? —gruñe.
Oh, mierda.
— El día que fui hacerme el examen exhaustivo me atendió la señorita Mercedes Jones debido a la doctora Greene tuvo que atender un parto y como es una residente novata cometió el error de confundir mi cita con la cita de una paciente que iba a realizarle el tratamiento de fertilidad.
Santana me mira estupefacta.
— ¿Tu sabias que la doctora Greene es especialista en tratamientos para que parejas gay puedan concebir?
— Si lo sé y por eso hace un año le pedí que congelara mis óvulos pero explícame ¿qué te hicieron?
Santana responde altaneramente.
— Me hicieron un tratamiento de fecundación.
— ¡Maldita sea Brittany! Llamare a la doctora Greene para que venga y me explique que te hicieron.
— ¿Tú crees que la mejor ginecóloga de Seattle va a venir corriendo?
— ¡Dios, Britt! —Golpea la mesa con el puño, lo que me sobresalta. Después se levanta de repente y está a punto de tirar la silla.
— La llamare para que me explique qué demonios te hizo.
Esto aterrada y veo como Santana coge la BlackBerry y marca unos números.
Espero impaciente para escuchar que le dirá Santana a la doctora Greene.
— Habla Santana López me puede explicar qué rayos le hicieron a mi esposa.
Dura unos minutos en silencio, creo que esta escuchando la explicación de la doctora Greene.
Veo la reacción de sorpresa de Santana.
— Utilizaron mis óvulos sin mi consentimiento y fecundaron el ovulo de mi esposa para formar un bebe, es decir que ¿ese hijo es mío?
Su cara de sorpresa y de estupefacción es más notable.
— Me vale mierda que sea un milagro que haya quedado embarazada en la primera sesión del tratamiento igual los demandare.
Veo que cuelga la llamada y se acerca a mi hecha una fiera.
Me quedo mirándola, incapaz de hablar. Joder, está furiosa… muy furiosa.
— Como es que no sabes diferenciar entre un examen rutinario a un tratamiento de fecundación, ¡Mierda! No me lo puedo creer, joder. ¿Cómo puedes ser tan estúpida?
¿Estúpida? Doy un respingo. Mierda. Quiero decirle que no fue mi culpa, pero no encuentro las palabras. Bajo la mirada a mi dedos.
— Lo siento —le susurro.
— ¿Que lo sientes? ¡Joder!
— Sé que no es el mejor momento…
— ¡El mejor momento! —grita.
— Nos conocemos desde hace algo así como cinco putos minutos. Quería enseñarte el mundo entero y ahora… ¡Joder! ¡Pañales, vómitos y mierda! —Cierra los ojos. Creo que está intentando controlar su ira, pero obviamente pierde la batalla.
— ¿O lo has hecho a propósito? Dímelo—Sus ojos echan chispas y la furia emana de ella como un campo de fuerza.
— No —susurro.
— ¡Pensaba que teníamos un acuerdo sobre eso! —grita.
— Lo sé. Lo teníamos. Lo siento.
Me ignora.
— Es precisamente por eso. Por esto me gusta el control. Para que la mierda no se cruce en mi camino y lo joda todo.
No… mi pequeño Bip.
— Santana, por favor, no me grites. —Las lágrimas comienzan a caer por mi cara.
— No empieces con lágrimas ahora —me dice.
— Joder. —Se pasa una mano por el pelo y se tira de él.
— ¿Crees que estoy preparado para ser madre? —Se le quiebra la voz en una mezcla de rabia y pánico.
Y todo queda claro y entiendo el miedo y el arrebato de odio que veo en sus ojos abiertos como platos: es la rabia de una adolescente impotente. Oh, Cincuenta, lo siento mucho. También ha sido un shock para mí…
— Ya sé que ninguna de las dos está preparada para esto, pero creo que vas a ser una madre maravillosa —digo con la voz ahogada.
— Ya nos las arreglaremos.
— ¿Cómo coño lo sabes? —me grita, esta vez más alto.
— ¡Dime! ¿Cómo? —Sus ojos arden y un sinfín de emociones le cruzan la cara rápidamente, aunque el miedo es la más destacada de ellas.
—. ¡Oh, a la mierda! —grita Santana desdeñosamente y levanta las manos en un gesto de derrota. Me da la espalda y se encamina al vestíbulo, cogiendo su chaqueta cuando sale del salón. Oigo el eco de sus pasos por el suelo de madera y la veo desaparecer por las puertas dobles que llevan al vestíbulo. El portazo que da al salir me sobresalta de nuevo.
Estoy sola con el silencio, el silencio quieto y vacío del salón. Me estremezco involuntariamente mientras miro sin expresión hacia las puertas cerradas. Se ha ido y me ha dejado aquí. ¡Mierda! Su reacción ha sido mucho peor de lo que había imaginado. Aparto mi plato y cruzo los brazos sobre la mesa para apoyar la cabeza en ellos mientras sollozo.
— Britt, querida… —La señora Jones está a mi lado.
Me incorporo rápidamente y me limpio las lágrimas de la cara.
— Lo he oído. Lo siento —me dice con cariño.
— ¿Quieres una infusión o algo?
— Preferiría una copa de vino blanco.
La señora Jones se queda petrificada un segundo y entonces me acuerdo del bip. Ahora no puedo beber alcohol. ¿O sí? Tengo que leer el folleto que me ha dado la doctora Greene.
— Te traeré una copa.
— La verdad es que prefiero una taza de té, por favor. —Me limpio la nariz y ella sonríe con amabilidad.
— Marchando esa taza de té. —Recoge los platos y se encamina a la cocina. La sigo y me encaramo a un taburete. La observo mientras prepara el té.
Al poco pone una taza humeante delante de mí.
— ¿Hay algo más que pueda prepararte, Britt?
— No, estoy bien, gracias.
— ¿Seguro? No has comido mucho.
La miro.
— No tengo mucha hambre.
— Britt, necesitas comer. Ahora tienes que preocuparte por alguien más que por ti. Deja que te prepare algo. ¿Qué te apetece? —Me mira esperanzada, pero la verdad es que no podría comer nada.
Mi esposa acaba de largarse porque estoy embarazada, mi padre ha tenido un accidente de coche grave y la estúpida de Marley Rose me intenta hacer creer que fui yo la que la acosó sexualmente. De repente siento una necesidad incontrolable de reír. ¡Mira lo que me has hecho, pequeño Bip! Me acaricio el vientre.
La señora Jones me sonríe con indulgencia.
— ¿Sabes de cuánto estás? —me pregunta.
— De muy poco. De cuatro o cinco semanas, la doctora no está segura.
— Si no quieres comer, al menos descansa un poco.
Asiento y me llevo el té a la biblioteca. Es mi refugio. Saco la BlackBerry del bolso y pienso en llamar a Santana. Sé que ha sido un shock para ella, pero creo que su reacción ha sido exagerada. ¿Y cuándo su reacción no es exagerada?, pregunta mi subconsciente arqueando una ceja. Suspiro. Cincuenta Sombras más…
— Sí, ese es tu madre, pequeño Bip. Con suerte se calmará y volverá… pronto.
Saco el folleto que me ha dado la doctora y me siento a leer.
No puedo concentrarme. Santana nunca se ha ido así, dejándome sola. Ha sido amable y detallista los últimos días y tan cariñosa… y ahora esto. ¿Y si no vuelve? ¡Mierda! Tal vez debería llamar a Flynn.
No sé qué hacer. Estoy perdida. Es tan frágil en tantos sentidos y sabía que no iba a reaccionar bien ante estas noticias. Ha sido tan dulce este fin de semana… Todas esas circunstancias estaban fuera de su control, pero ha conseguido llevarlas bien. Pero esto ha sido demasiado.
Desde que la conocí, mi vida se ha complicado. ¿Es por ella? ¿O somos las dos juntas? ¿Y si no puede superar esto? ¿Y si quiere el divorcio? La bilis me sube hasta la garganta. No. No debo pensar esas cosas. Volverá. Lo hará. Sé que lo hará. Sé que a pesar de los gritos y las palabras tan duras me quiere… sí. Y también te querrá a ti, pequeño Bip.
Me acomodo en la silla y me dejo llevar por el sueño.
Me despierto fría y desorientada. Temblando, miro el reloj: las once de la noche. Oh, sí… Tú. Me doy una palmadita en el vientre. ¿Dónde está Santana? ¿Ha vuelto ya? Me levanto del sillón con dificultad y voy en busca de mi esposa.
Cinco minutos después me doy cuenta de que no está en casa. Espero que no le haya pasado nada.
Los recuerdos de la larga espera cuando desapareció Charlie Tango vuelven a mí.
No, no, no. Deja de pensar eso. Seguro que ha ido… ¿adónde? ¿A quién podría ir a ver? ¿A Sam?
Tal vez está con Flynn. Eso espero. Vuelvo a la biblioteca a buscar la BlackBerry y le mando un mensaje.
*¿Dónde estás?*
Después me encamino al baño y lleno la bañera. Tengo mucho frío.
Cuando salgo de la bañera todavía no ha vuelto. Me pongo uno de mis camisones de seda estilo años 30 y la bata y salgo al salón. En el camino me paro un momento en el dormitorio de invitados. Tal vez esta podría ser la habitación del pequeño Bip. Me asombro al darme cuenta de lo que estoy pensando y me quedo de pie en el umbral, meditando sobre eso. ¿La pintaríamos de azul o de rosa? Ese pensamiento tan dulce queda empañado por el hecho de que mi descarriada esposa está furiosa solo de pensarlo. Cojo la colcha de la cama del cuarto de invitados y me encamino al salón para esperarla.
Algo me despierta. Un ruido.
— ¡Mierda!
Es Santana en el vestíbulo. Oigo que la mesa araña el suelo otra vez.
— ¡Mierda! —repite, esta vez en voz más baja.
Me levanto y justo en ese momento la veo cruzar las puertas dobles tambaleándose. Está borracha.
Se me eriza el vello. Oh, ¿Santana borracha? Sé cuánto odia a los borrachos. Salto del sofá y corro hacia ella.
— Santana, ¿estás bien?
Se apoya contra el marco de las puertas del vestíbulo.
— Señora López… —pronuncia con dificultad.
Vaya, está muy borracha. No sé qué hacer.
— Oh… qué guapa estás, Brittany.
— ¿Dónde has estado?
Se pone el dedo sobre los labios y me mira con una sonrisa torcida.
— ¡Shh!
— Será mejor que vengas a la cama.
— Contigo… —dice con una risita.
¡Una risita! Frunzo el ceño y le rodeo la cintura con el brazo porque apenas se mantiene en pie. No creo que pueda andar. ¿Dónde habrá estado? ¿Cómo ha podido volver a casa?
— Deja que te lleve a la cama. Apóyate en mí.
— Eres preciosa, Britt. —Se apoya en mí y me huele el pelo. Casi nos caemos al suelo las dos.
— Santana, camina. Voy a llevarte a la cama.
— Está bien —dice, e intenta concentrarse.
Avanzamos a trompicones por el pasillo y por fin logramos llegar al dormitorio.
— La cama… —dice sonriendo.
— Sí, la cama. —Consigo llevarla justo hasta el borde, pero ella no me suelta.
— Ven conmigo a la cama —me dice.
— Santana, creo que necesitas dormir.
— Y así empieza todo. Ya he oído hablar de esto.
Frunzo el ceño.
— ¿Hablar de qué?
— Los bebés significan que se acabó el sexo.
— Estoy segura de que eso no es verdad. Si no, todos seríamos hijos únicos.
Ella me mira.
— Qué graciosa.
— Y tú qué borracha.
— Sí. —Sonríe, pero su sonrisa cambia cuando lo piensa y una expresión angustiada le cruza la cara, algo que hace que se me hiele la sangre.
— Vamos, Santana —le digo con suavidad. Odio esa expresión. Habla de recuerdos horribles y desagradables, algo que ninguna niña debería haber tenido que presenciar.
— A la cama. —La empujo con cuidado y ella se desploma sobre el colchón, maravillada y sonriéndome. La expresión de angustia ha desaparecido.
— Ven conmigo —dice arrastrando las palabras.
— Vamos a desnudarte primero.
Esboza una amplia sonrisa, una sonrisa de borracha.
— Ahora estamos hablando el mismo idioma.
Madre mía. La Santana borracha es divertida y juguetona. Y la prefiero mil veces a la Santana furiosa.
— Siéntate. Deja que te quite la chaqueta.
— La habitación gira…
Mierda… ¿Va a vomitar?
— Santana, ¡siéntate!
Me sonríe divertida.
— Señora López, es usted una mandona…
— Sí. Haz lo que te he dicho y siéntate. —Me pongo las manos en las caderas. Ella vuelve a sonreír, se incorpora sobre los codos con dificultad y después se sienta torpemente, algo muy poco propio de Santana. Antes de que se caiga hacia atrás otra vez, le quito con esfuerzo la chaqueta, primero un brazo y luego el otro.
— Qué bien hueles.
— Tú hueles a licor fuerte.
— Sí… Bour—bon. —Pronuncia las sílabas tan exageradamente que tengo que reprimir una risita.
Tiro su chaqueta al suelo a mi lado y empiezo con el cinturón. Ella me apoya las manos en las caderas.
— Me gusta la sensación de esta tela sobre tu cuerpo, Brittanyyyyy—me dice arrastrando las palabras de nuevo.
— Siempre deberías llevar satén o seda. —Sube y baja las manos por mis caderas, luego tira de mí hacia ella y pone la boca sobre mi vientre.
— Y ahora tenemos un intruso aquí.
Dejo de respirar. Madre mía… Le está hablando al pequeño Bip.
— Tú me vas a mantener despierta, ¿verdad? —le dice a mi vientre.
Oh, Dios mío. Santana me mira a través de sus largas pestañas oscuras. Sus ojos están turbios y brumosos. Se me encoge el corazón.
— Lo preferirás a él que a mí —dice tristemente.
— Santana, no sabes lo que dices. No seas ridícula. No estoy eligiendo a nadie. Y puede que sea «ella».
Frunce el ceño.
— Ella… Oh, Dios. —Vuelve a tirarse sobre la cama y se tapa los ojos con el brazo. Por fin consigo aflojarle el cinturón. Le suelto un cordón y le quito un zapato de tacón y después el otro. Cuando me pongo de pie me doy cuenta de por qué no oponía ninguna resistencia; Santana está completamente dormida y roncando suavemente.
Me quedo mirándola. Está hermosa, incluso borracha y roncando. Tiene los labios cincelados separados, un brazo encima de la cabeza alborotándole el pelo ya despeinado y la cara relajada. Parece tan joven… Pero claro, es que lo es: mi joven, estresada, borracha e infeliz esposa. Siento un peso en el corazón ante ese pensamiento.
Bueno, al menos ya está en casa. Me pregunto adónde habrá ido. No estoy segura de tener la energía para moverla o quitarle más ropa. Además, está encima de la colcha. Vuelvo al salón, recojo la colcha de la cama de invitados que estaba usando yo y la llevo al dormitorio.
Sigue dormida, me subo a la cama a su lado y le desabrocho el botón superior de la camisa. Ella murmura algo incomprensible, pero no se despierta.
La camisa se le ha salido de los pantalones y por la abertura se ve su plano vientre. No puedo resistirme. Me agacho y le doy un beso ahí. Ella se mueve y flexiona la cadera hacia delante, pero sigue dormida.
Me siento y vuelvo a mirarla. Oh, Cincuenta, Cincuenta, Cincuenta… ¿Qué voy a hacer contigo? Le paso los dedos por el pelo, tan suave, y le doy un beso en la sien.
— Te quiero, Santana. Incluso cuando estás borracha y has estado por ahí, Dios sabe dónde, te sigo queriendo. Siempre te querré.
— Mmm… —murmura. Yo vuelvo a besarle en la sien una vez más y me bajo de la cama para taparla con la colcha. Puedo dormir a su lado, cruzada sobre la cama… Sí, eso voy a hacer.
Pero primero ordenaré un poco su ropa. Niego con la cabeza y me cuelgo en el brazo la chaqueta doblada. Cuando lo hago, su BlackBerry se cae al suelo. La recojo y sin darme cuenta la desbloqueo. Se abre por la pantalla de mensajes. Veo mi mensaje y otro por encima.
Se me eriza el vello. Joder.
*Me ha encantado verte. Ahora lo entiendo. No te preocupes. Serás una madre fantástica.*
Es de ella. De la señora Elena, alias la Bruja Robinson.
Mierda. Ahí es a donde ha ido: ¡a verla a ella!
Última edición por O_o el Dom Oct 20, 2013 8:25 pm, editado 2 veces
O_o***** - Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 05/05/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Oh por dios!!
Lo has dejado en la mejor parte ufff
santana por que fue con la señora robinsonn
Pobre britt :(:(:(:(:(
Bueno hasta tu siguiente
Pronta actualizacion!
Saludos!
)
Lo has dejado en la mejor parte ufff
santana por que fue con la señora robinsonn
Pobre britt :(:(:(:(:(
Bueno hasta tu siguiente
Pronta actualizacion!
Saludos!
)
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
aaaaaa malditaa robinson espero ke no kiera meter sisañaaa buuuu pobre bip ke culpa tiene, no puede ser ke santana este repidiendo lo mismo que su madre y ya le este hablando a l bebe de esa manera, que no entiende, deberia de hacer lo contrario y ser una madre excelente ... espero que todo se arregle .
no tarddes tanto en actualizar pliiis
Saludos
no tarddes tanto en actualizar pliiis
Saludos
victoria555****** - Mensajes : 399
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
demasiado corto el capitulo :c prefiero qe demores mas en actualizar , qe hacerlo muy seguido :c
porfa actualiza ok me contradigo pero es qe me dejas metida y loca y desesperada por lees y saber mas
saludosssssssssss
porfa actualiza ok me contradigo pero es qe me dejas metida y loca y desesperada por lees y saber mas
saludosssssssssss
janytorresrieramorris* - Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 18/08/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Hola.
Oooooooooohhhhh como lo dejas hay , en el capitulo anterior lo dejaste en el embarazo, ahora la reaccion de san y que le habla la "Bruja Robinson"
Estaré esperando el prox capitulo :)
Que estés bien.
Oooooooooohhhhh como lo dejas hay , en el capitulo anterior lo dejaste en el embarazo, ahora la reaccion de san y que le habla la "Bruja Robinson"
Estaré esperando el prox capitulo :)
Que estés bien.
Fran_ci* - Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 31/08/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
gracias por no demorarte tanto, los comentarios de britt me encantan, soy sincera esperaba esa reaccion de santana quizas hasta pueda entenderla, pero el final no como por que maldita señora robinson. gracias por escrbir
Camila18**** - Mensajes : 151
Fecha de inscripción : 28/05/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
por qué siempre lo dejas en la mejor parte? por qué, por qué, por qué amo tu ff siempre lo leo y espero hasta que actualizas y ahora si que esperaré pero ojala no tardes mucho, muero por saber que va a pasar con Santana y la señora que me cae mal jajaja odio a esa mujer y amo 50 sombras incluso leí los libros pero esta versión es mucho más emocionante :D espero tu actualización saludos
CamilaFrancisca.-* - Mensajes : 33
Fecha de inscripción : 21/04/2013
Edad : 26
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Noooooooo por que con esa bruja!!!!
Pobre Britt solita transitando el principio de su embarazo!!
No me gusto como reacciono San y le dijo estupida??? Nooo eso es imperdonable!!
saludos por favor no tardes en actualizar
Pobre Britt solita transitando el principio de su embarazo!!
No me gusto como reacciono San y le dijo estupida??? Nooo eso es imperdonable!!
saludos por favor no tardes en actualizar
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
A santana hay que entenderla ella es la unica para brittany y ahora siente que debe compartirla, a mi si me gusta la actualizacion rapido pq los nervios me matan por saber que seguira, por otra parte que hacia santana con la vieja robinson, eso no le gustara nada a brittany!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Que estúpida Santana!! uy :@
y ahora que Brittany está más sensible que antes.. jiji
me ha encantado! Espero que no te demores tanto en actualizar
un beso :D
y ahora que Brittany está más sensible que antes.. jiji
me ha encantado! Espero que no te demores tanto en actualizar
un beso :D
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
como que no se que pensar... es todo tan sjkadbgiladsfyasd
y lo cortan ahí!... u.u espero actualices pronto para no desesperar tanto con la ansiedad
saludos!
y lo cortan ahí!... u.u espero actualices pronto para no desesperar tanto con la ansiedad
saludos!
javavera** - Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 13/05/2012
Edad : 34
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
No puede ser que curado la que se le armará a Santana por extremadamente estresante
Ansiosa por el próximo
Actualiza
Saludos
Besos
Me encanto <3
Ansiosa por el próximo
Actualiza
Saludos
Besos
Me encanto <3
Kristen Rivera****** - Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 20/03/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Porque san se portó así
Espero que lo acepte y tenga una buena explicación para lo de la señora Robinson (bruja)
Me encanta que actualices pronto así que no te tardes por que muero por saber que pasara en el siguiente cap
Espero la actu
Xoxo
Espero que lo acepte y tenga una buena explicación para lo de la señora Robinson (bruja)
Me encanta que actualices pronto así que no te tardes por que muero por saber que pasara en el siguiente cap
Espero la actu
Xoxo
adi-santybritt- ---
- Mensajes : 553
Fecha de inscripción : 27/07/2013
Edad : 30
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
No puede ser aún no actualizas :((((
Empiezo a deprimirme
En espera de tu actualización , nos dejas en la intriga vdd u.u
Saludos
Besos
Empiezo a deprimirme
En espera de tu actualización , nos dejas en la intriga vdd u.u
Saludos
Besos
Kristen Rivera****** - Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 20/03/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
actualizaaaaa :c
janytorresrieramorris* - Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 18/08/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Pff!!!
Que caps!! Me dejaste sin aliento!
Sin embargo, sobre el "accidente" de Mercedes en su cita medica con Britt, yo fui la unica que dijo esa vez que Britt iba a quedar embarazada!! Y en mi comentario de ese momento habia puesto lo loca que me ponia que halla sucedido de esa forma!!!. Y despues Vi que nadie mas ponia nada al respecto, y cuando me respondiste ese comentario dijiste que te daba risa pero nunca me pusiste nada de la conclucion que saque, y ahora solo puedo decir...........
TE LO DIJE!!!!!! SI!!!!! ACERTÉ!!!!!!!!! NO ME EQUIVOQUE!!!!!!!!
Pero como no habias escrito nada de eso se me estaba olvidando, y justo sueltas la bomba ahora!!!
Y para mi era de esperarse que San lo tomara asi, porque vamos, por mas dulce que sea, sus cincuenta sombras estan ahi!! y era inevitable que salgan!! Solo que tmb puede que esos sentimientos que ahora tiene puedan cambiar o mejor dicho razonar mejor y tomarlo de mejor forma, solo que espero que la Paciencia de Britt sea buena como lo ha sido hasta ahora.
Aunque con lo de la Robinson hasta yo me enojaria!!! Solo espero que San tenga una muy acertada explicacion de ese encuentro.
Sin mas, espero con ansias el prox cap!!
Ya estamos cerca del final?! No tiene una cuarta parte?
Saludos!! Nat!
Que caps!! Me dejaste sin aliento!
Sin embargo, sobre el "accidente" de Mercedes en su cita medica con Britt, yo fui la unica que dijo esa vez que Britt iba a quedar embarazada!! Y en mi comentario de ese momento habia puesto lo loca que me ponia que halla sucedido de esa forma!!!. Y despues Vi que nadie mas ponia nada al respecto, y cuando me respondiste ese comentario dijiste que te daba risa pero nunca me pusiste nada de la conclucion que saque, y ahora solo puedo decir...........
TE LO DIJE!!!!!! SI!!!!! ACERTÉ!!!!!!!!! NO ME EQUIVOQUE!!!!!!!!
Pero como no habias escrito nada de eso se me estaba olvidando, y justo sueltas la bomba ahora!!!
Y para mi era de esperarse que San lo tomara asi, porque vamos, por mas dulce que sea, sus cincuenta sombras estan ahi!! y era inevitable que salgan!! Solo que tmb puede que esos sentimientos que ahora tiene puedan cambiar o mejor dicho razonar mejor y tomarlo de mejor forma, solo que espero que la Paciencia de Britt sea buena como lo ha sido hasta ahora.
Aunque con lo de la Robinson hasta yo me enojaria!!! Solo espero que San tenga una muy acertada explicacion de ese encuentro.
Sin mas, espero con ansias el prox cap!!
Ya estamos cerca del final?! No tiene una cuarta parte?
Saludos!! Nat!
naty_LOVE_GLEE- ---
- Mensajes : 594
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
En espera de tu actualización
Y opino lo mismo Deberías considerar que tus fans del fic te piden a coro que debes continuarlo la 4ta :( sip ???
No se piénsalo :D
Y opino lo mismo Deberías considerar que tus fans del fic te piden a coro que debes continuarlo la 4ta :( sip ???
No se piénsalo :D
Kristen Rivera****** - Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 20/03/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Actualiza por fis!!
Esperando con anasias la actualizacion
Saludos!
)))))):)
Esperando con anasias la actualizacion
Saludos!
)))))):)
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
WOW!!!!
q cap
xfa actualza
sldos!!!
q cap
xfa actualza
sldos!!!
juli-gnzls* - Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 01/01/2013
Edad : 28
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
nooo es muy genial este fanfic
actualizaaaaa
saludos
actualizaaaaa
saludos
lichi zabantoni* - Mensajes : 8
Fecha de inscripción : 24/10/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Actualiza, bella! :$
por favooor
por favooor
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
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