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BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
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Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
¿Ansiosas? ¿adictas? creo que muchas de ustedes lo están y las entiendo la historia te hace sentir eso y mucho mas.
Bueno he leido sus peticiones de actualizacion y por eso hice tiempo para traerles un nuevo capitulo, ustedes lo pidieron pues yo cumplo
Gracias a naty tus comentarios me hacen reír y si tenias razón pero no quería revelar nada ;)
Gracias a anddy que siempre escribe para que actualice y gracias a muchas de ustedes.
Les informo que solo quedan 4 capítulos y no hay una cuarta parte.
NOTICIA: Estoy escribiendo un fic brittana de mi autoria solo llevo 2 capítulos en lo q termine esta adaptación y finalice algunos capítulos lo subo al foro y espero que cada una de ustedes lo lean y sera mucho mas adictivo que esta adaptación.
Pd: Las invito a que voten por mi fic como mejor adaptacion.
Disfruten el capitulo.
Me quedo mirando el mensaje con la boca abierta y después levanto la vista hacia la silueta dormida de mi esposa. Ha estado por ahí hasta la una y media de la madrugada, bebiendo… ¡con ella! Ronca un poco, durmiendo el sueño de los borrachos, aparentemente inocente y ajena a todo. Parece tan serena…
Oh no, no, no. Mis piernas se convierten en gelatina y me dejo caer lentamente en una silla que hay junto a la cama, incrédula. Una sensación de traición cruda, amarga y humillante me recorre el cuerpo. ¿Cómo ha podido? ¿Cómo ha podido ir a buscarla a ella? Unas lágrimas calientes y furiosas corren por mis mejillas.
Puedo entender su ira y su miedo, su necesidad de atacarme, y puedo perdonarla… más o menos. Pero esto…
Esta traición es demasiado. Subo las rodillas para apretarlas contra mi pecho y las rodeo con los brazos, protegiéndome y protegiendo a mi pequeño Bip. Empiezo a balancearme mientras sollozo en voz baja.
¿Qué esperaba? Me casé con esta mujer demasiado rápido. Lo sabía… Sabía que llegaríamos a esto. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Cómo ha podido hacerme esto? Sabe lo que pienso de esa mujer. ¿Cómo ha podido recurrir a ella? ¿Cómo? El cuchillo que siento en el corazón se está hundiendo lenta y dolorosamente, haciendo la herida más profunda. ¿Siempre va a ser así?
Con los ojos llenos de lágrimas, su silueta tumbada se emborrona. Oh, Santana. Me casé con ella porque la quería y en el fondo sé que ella me quiere. Sé que es así. La dedicatoria dolorosamente dulce de mi regalo de cumpleaños me viene a la cabeza:
«Por todas nuestras primeras veces, felicidades por tu primer cumpleaños como mi amada esposa. Te amo. S. x»
No, no, no… No puedo creer que siempre vaya a ser así, dos pasos adelante y tres atrás. Pero siempre ha sido así con ella. Después de cada revés, volvemos a avanzar, centímetro a centímetro. Lo conseguirá… lo hará. Pero ¿podré yo? ¿Podré recuperarme de esto… de esta traición? Pienso en cómo ha sido este fin de semana, tan horrible y maravilloso a la vez. Su fuerza silenciosa cuando mi padrastro estaba herido y en coma en la UCI… Mi fiesta sorpresa a la que trajo a toda mi familia y mis amigos… Cuando me tumbó en la entrada del Heathman y me dio un beso a la vista de todos. Oh, Santana, pones a prueba toda mi confianza, toda mi fe… y aun así te quiero.
Pero ahora ya no solo se trata de mí. Pongo la mano en mi vientre. No, no la voy a dejar hacernos esto a mí y a nuestro Bip. El doctor Flynn me dijo que debía concederle el beneficio de la duda… bueno, lo siento, pero esta vez no lo voy a hacer. Me seco las lágrimas de los ojos y me limpio la nariz con el dorso de la mano.
Santana se revuelve y se gira, subiendo las piernas y enroscándose bajo la colcha. Estira un brazo como si buscara algo y después gruñe y frunce el ceño, pero vuelve a dormirse con el brazo estirado.
Oh, Cincuenta… ¿Qué voy a hacer contigo? ¿Y qué demonios hacías tú con la bruja? Necesito saberlo.
Miro una vez más el mensaje de la discordia e ideo rápidamente un plan. Inspiro hondo y reenvío ese mensaje a mi BlackBerry. Paso uno completado. Compruebo en un momento los demás mensajes recientes, pero solo hay mensajes de Sam, Andrea, Taylor, Ros y míos. Nada de Elena. Bien, o eso creo. Salgo de la pantalla de mensajes, aliviada de que no haya estado intercambiando mensajes con ella. De repente, el corazón se me queda atravesado en la garganta. Oh, Dios mío… El salvapantallas de su teléfono está compuesto de fotografías mías, un collage de diminutas Brittany en diferentes posturas: de nuestra luna de miel, del fin de semana que pasamos navegando y volando y unas cuantas de las fotos de Noah también.
¿Cuándo ha hecho esto? Ha tenido que ser hace muy poco.
Veo el icono del correo electrónico y se me ocurre que podría leer los correos de Santana. Para saber si ha estado comunicándose con ella. ¿Debería hacerlo? La diosa que llevo dentro, vestida de seda verde jade, asiente rotunda y frunce los labios. Antes de que me dé tiempo a pensármelo dos veces, invado la privacidad de mi esposa.
Hay cientos y cientos de correos. Los miro por encima: todos aburridísimos. Son sobre todo de Ros, Andrea y míos, también de algunos ejecutivos de su empresa. Ninguno de la bruja. También me alivia ver que tampoco hay ninguno de Leila.
Un correo me llama la atención. Es de Barney Sullivan, el ingeniero informático de Santana, y el asunto es «Marley Rose». Miro a Santana con una punzada de culpabilidad, pero sigue roncando. Nunca le había oído roncar… Abro el correo.
De: Barney Sullivan
Fecha: 13 de septiembre de 2011 14:09
Para: Santana López
Asunto: Marley Rose
Las cámaras de vigilancia de Seattle muestran que la furgoneta blanca de Rose venía de South Irving Street. No la encuentro por ninguna parte antes de eso, así que Rose debía de tener su centro de operaciones en esa zona.
Como Welch ya le ha dicho, el coche del Sudes fue alquilado con un permiso de conducir falso por una mujer desconocida, aunque no hay nada que la vincule con la zona de South Irving Street.
En el adjunto le envío la lista de los empleados de López Enterprises Holdings, Inc. y de SIP que viven en la zona. También se lo he enviado a Welch.
No había nada en el ordenador de Rose en SIP sobre sus antiguas ayudantes.
Le incluyo una lista de lo que recuperamos del ordenador de Rose, como recordatorio.
Direcciones de los domicilios de los López:
Cinco propiedades en Seattle
Dos propiedades en Detroit
Currículum detallados de:
Carrick López
Sam López
Santana López
La doctora Grace Trevelyan
Brittany Pierce
Rachel López
Artículos de periódico y material online relacionado con:
La doctora Grace Trevelyan
Carrick López
Santana López
Sam López
Fotografías de:
Carrick López
La doctora Grace Trevelyan
Santana López
Sam López
Rachel López
Seguiré investigando por si encuentro algo más.
B Sullivan
Director de informática, López Enterprises Holdings, Inc.
Este correo tan extraño me distrae momentáneamente de mi aflicción. Pincho en el adjunto para ver los nombres de la lista pero es enorme, demasiado grande para abrirlo en la BlackBerry.
¿Qué estoy haciendo? Es tarde. Ha sido un día agotador. No hay correos de la bruja ni de Leila Williams, y eso me consuela en cierta manera. Le echo una mirada al despertador: pasan unos minutos de las dos de la mañana. Hoy ha sido un día de revelaciones. Voy a ser madre y mi esposa ha estado confraternizando con el enemigo. Bueno, le pondré las cosas difíciles. No voy a dormir aquí con ella. Mañana se va a levantar sola.
Coloco su BlackBerry en la mesita, cojo mi bolso que había dejado junto a la cama y, después de una última mirada a mi angelical traicionera durmiente, salgo del dormitorio.
La llave de repuesto del cuarto de juegos está en su lugar habitual, en el armario de la cocina. La cojo y subo la escalera. Del armario de la ropa blanca saco una almohada, una colcha y una sábana. Después abro la puerta del cuarto de juegos, entro y enciendo las luces tenues. Me resulta raro que el olor y la atmósfera de la habitación me parezcan tan reconfortantes, teniendo en cuenta que tuve que decir la palabra de seguridad la última vez que estuvimos aquí. Cierro la puerta con llave al entrar y dejo la llave en la cerradura. Sé que mañana por la mañana Santana se va a volver loca buscándome, y no creo que me busque aquí si ve la puerta cerrada.
Me acurruco en el sofá Chesterfield, me envuelvo en la colcha y saco la BlackBerry del bolso. Miro los mensajes y encuentro el de la infame bruja que me he reenviado desde el teléfono de Santana. Pulso «Responder» y escribo:
*¿QUIERES QUE LA SEÑORA LINCOLN SE UNA A NOSOTRAS CUANDO HABLEMOS DE ESTE MENSAJE QUE TE HA MANDADO? ASÍ NO TENDRÁS QUE SALIR CORRIENDO A BUSCARLA DESPUÉS. TU ESPOSA.*
Y pulso «Enviar». Después pongo el teléfono en modo «silencio». Me acomodo bajo la colcha. A pesar de mi fanfarronada, estoy abrumada por la enormidad de la decepción de Santana. Debería ser un momento feliz. Por Dios, vamos a ser madres. Revivo el instante en que le dije a Santana que estoy embarazada, pero me imagino que cae de rodillas delante de mí, feliz, me atrae hacia sus brazos y me dice cuánto nos quiere a mí y a nuestro pequeño Bip.
Pero aquí estoy, sola y con frío en un cuarto de juegos sacado de una fantasía. De repente me siento mayor, mucho mayor de lo que soy en realidad. Ya sabía que Santana siempre iba a ser complicada, pero esta vez se ha superado a sí misma. ¿En qué estaba pensando? Bien, si quiere pelea, yo se la voy a dar.
De ningún modo voy a dejar que se acostumbre a salir corriendo para ver a esa mujer monstruosa cada vez que tengamos un problema. Tendrá que elegir: ella o yo y nuestro pequeño Bip. Sorbo un poco por la nariz, pero como estoy tan cansada, pronto me quedo dormida.
Me despierto sobresaltada y momentáneamente desorientada. Oh, sí; estoy en el cuarto de juegos. Como no hay ventanas, no tengo ni idea de la hora que es. El picaporte de la puerta se agita y repiquetea.
— ¡Britt! —grita Santana desde el otro lado de la puerta. Me quedo helada, pero ella no entra. Oigo voces amortiguadas, pero se alejan. Dejo escapar el aire y miro la hora en la BlackBerry. Son las ocho menos diez y tengo cuatro llamadas perdidas y dos mensajes de voz. Las llamadas perdidas son la mayoría de Santana, pero también hay una de Quinn. Oh, no… Seguro que debe de haberla llamado. No tengo tiempo para escuchar los mensajes. No quiero llegar tarde al trabajo.
Me envuelvo en la colcha y recojo el bolso antes de dirigirme hacia la puerta. La abro lentamente y echo un vistazo afuera. No hay señales de nadie. Oh, mierda… Tal vez esto sea un poco melodramático. Pongo los ojos en blanco para mis adentros, inspiro hondo y bajo la escalera.
Taylor, Sawyer, Ryan, la señora Jones y Santana se hallan en la entrada del salón y Santana está dando instrucciones a la velocidad del rayo. Todos se giran a la vez para mirarme con la boca abierta. Santana sigue llevando la ropa con la que se quedó dormida anoche. Está despeinada, pálida y tan hermosa que casi se me para el corazón. Sus grandes ojos marrones están muy abiertos y no sé si tiene miedo o está furiosa. Es difícil saberlo.
—Sawyer, estaré lista para marcharme dentro de veinte minutos —murmuro envolviéndome un poco más en la colcha para protegerme.
El asiente y todos los ojos se vuelven hacia Santana, que sigue mirándome con intensidad.
— ¿Quiere desayunar algo, señora López? —me pregunta la señora Jones.
Niego con la cabeza.
—No tengo hambre, gracias. —Ella frunce los labios pero no dice nada.
— ¿Dónde estabas? —me pregunta Santana en voz baja y ronca.
De repente Sawyer, Taylor, Ryan y la señora Jones se escabullen y desaparecen en el despacho de Taylor, en el vestíbulo y en la cocina respectivamente como ratas aterrorizadas que huyen de un barco que se hunde.
Ignoro a Santana y me dirijo a nuestro dormitorio.
—Britt —dice desde detrás de mí.
— Respóndeme. —Oigo sus pasos siguiéndome mientras voy camino del dormitorio y después hasta el baño. Cierro la puerta con el pestillo en cuanto entro.
— ¡Britt! —Santana aporrea la puerta. Yo abro el grifo de la ducha. La puerta tiembla.
— Britt, abre la maldita puerta.
— ¡Vete!—No me voy a ir a ninguna parte.
—Britt, por favor.
Entro en la ducha y eso bloquea eficazmente su voz. Oh, qué calentita. El agua curativa cae sobre mi cuerpo y me limpia el cansancio de la noche. Oh, Dios mío. Qué bien me sienta esto. Durante un momento, un breve momento, puedo fingir que todo está bien. Me lavo el pelo y para cuando termino me siento mejor, más fuerte, lista para enfrentarme al tren de mercancías que es Santana López. Me envuelvo el pelo en una toalla, me seco rápidamente con otra y me envuelvo en ella.
Quito el pestillo y abro la puerta. Santana está apoyada contra la pared de enfrente, con las manos detrás de la espalda. Su expresión es cautelosa; paso a su lado y entro en el vestidor.
— ¿Me estás ignorando? —me pregunta Santana incrédula, de pie en el umbral del vestidor.
—Qué perspicaz —murmuro distraídamente mientras busco algo que ponerme. Ah, sí: mí vestido color ciruela. Lo descuelgo de la percha, cojo las botas altas negras con los tacones de aguja y me doy la vuelta para volver al dormitorio. Me quedo parada, esperando a que Santana se aparte de mi camino. Por fin, lo hace; sus buenos modales intrínsecos pueden con todo lo demás. Siento que sus ojos me atraviesan mientras voy hacia la cómoda y la miro por el espejo. Sigue de pie en el umbral del vestidor, observándome. En una actuación digna de un Oscar, dejo caer la toalla al suelo y finjo que no me doy cuenta de que estoy desnuda.
Oigo su respingo ahogado y la ignoro.
— ¿Por qué haces esto? —me pregunta. Su voz sigue siendo baja.
— ¿Tú por qué crees? —Mi voz es suave como el terciopelo mientras saco unas bonitas bragas negras.
—Britt… —Se detiene mientras me pongo las bragas.
—Vete y pregúntale a tu señora Robinson. Seguro que ella tendrá una explicación para ti —murmuro mientras busco el sujetador a juego.
—Britt, ya te lo he dicho, ella no es mi…
—No quiero oírlo, Santana —le digo agitando una mano, indiferente.
— El momento de hablar era ayer, pero en vez de hablar conmigo decidiste gritarme y después ir a emborracharte con la mujer que abusó de ti durante años. Llámala. Seguro que ella estará más dispuesta a escucharte que yo. —Encuentro el sujetador a juego, me lo pongo lentamente y lo abrocho. Entra en el dormitorio y pone las manos en jarras.
—Y tú ¿por qué me espías? —me dice.
A pesar de mi resolución, no puedo evitar sonrojarme.
—No estamos hablando de eso, Santana —le respondo.
— El hecho es que, cada vez que las cosas se ponen difíciles, tú te vas corriendo a buscarla.
Su boca forma una línea sombría.
—No fue así.
—No me interesa. —Saco un par de medias hasta el muslo con el extremo de encaje y camino hacia la cama. Me siento, estiro el pie y lentamente voy subiendo la delicada tela por la pierna hasta el muslo.
— ¿Dónde estabas? —me pregunta mientras sus ojos siguen la ascensión de mis manos por la pierna, pero yo continúo ignorándola mientras desenrollo la otra media. Me pongo de pie y me agacho para secarme el pelo con la toalla. Por el hueco entre mis muslos separados puedo verle los pies descalzos y siento su intensa mirada. Cuando termino, me levanto y vuelvo a la cómoda, de donde saco el secador.
—Respóndeme. —La voz de Santana es baja y ronca.
Enciendo el secador y ya no puedo oírla, pero le observo con los ojos entreabiertos por el espejo mientras me voy secando el pelo. Me mira fijamente con los ojos entornados y fríos, casi helados. Aparto la vista y me centro en la tarea que tengo entre manos, intentando reprimir el escalofrío que me recorre. Trago con dificultad y me concentro en secarme el pelo. Sigue estando furiosa. ¿Se va por ahí con esa maldita mujer y está furiosa conmigo? ¡Cómo se atreve! Cuando tengo el pelo alborotado e indomable, paro. Sí… me gusta.
Apago el secador.
— ¿Dónde estabas? —susurra con tono frio.
— ¿Y a ti qué te importa?
—Britt, déjalo ya. Ahora.
Me encojo de hombros y Santana cruza rápidamente la habitación hacia mí. Yo me vuelvo y doy un paso atrás cuando intenta cogerme.
—No me toques —le advierto y ella se queda parada.
— ¿Dónde estabas? —insiste. Tiene la mano convertida en un puño al lado del cuerpo.
—No estaba por ahí emborrachándome con mi ex —le respondo furiosa.
— ¿Te has acostado con ella?
Ella da un respingo.
— ¿Qué? ¡No! —Me mira con la boca abierta y tiene la poca vergüenza de parecer herida y enfadada al mismo tiempo. Mi subconsciente suspira de alivio, agradecida.
— ¿Crees que te engañaría? —Su tono revela indignación moral.
—Me has engañado —exclamo.
— Porque has cogido nuestra vida privada y has ido corriendo como una cobarde a contársela a esa mujer.
Se queda con la boca abierta.
— ¿Una cobarde? ¿Eso es lo que crees? —Sus ojos arden.
—Santana, he visto el mensaje. Eso es lo que sé.
—Ese mensaje no era para ti —gruñe.
—Bueno, la verdad es que lo vi cuando la BlackBerry se te cayó de la chaqueta mientras te desvestía porque estabas demasiado borracha para desvestirte sola. ¿Sabes cuánto daño me has hecho por haber ido a ver a esa mujer?
Palidece momentáneamente, pero ya comencé y la bruja que llevo dentro está desatada.
— ¿Te acuerdas de anoche cuando llegaste a casa? ¿Te acuerdas de lo que dijiste?
Me mira sin comprender, con la cara petrificada.
—Bueno, pues tenías razón. Elijo al bebé indefenso por encima de ti. Eso es lo que hacen los padres que quieren a sus hijos. Eso es lo que tu madre debería haber hecho. Y siento que no lo hiciera, porque no estaríamos teniendo esta conversación ahora si lo hubiera hecho. Pero ahora eres una adulta. Tienes que crecer, enfrentarte a las cosas y dejar de comportarte como una adolescente vanidosa. Puede que no estés contenta por lo de este bebé; yo tampoco estoy extasiada, dado que no es el momento y que tu reacción ha sido mucho menos que agradable ante esta nueva vida, pero milagrosamente este bebe es carne de tu carne. Puedes hacer esto conmigo, o lo haré yo sola. La decisión es tuya. Y mientras te revuelcas en el pozo de autocompasión y odio por ti misma, yo me voy a trabajar. Y cuando vuelva, me llevaré mis pertenencias a la habitación de arriba.
Ella me mira y parpadea, perpleja.
—Ahora, si me disculpas, me gustaría terminar de vestirme. —Estoy respirando con dificultad.
Muy lentamente Santana da un paso atrás y su actitud se endurece.
— ¿Eso es lo que quieres? —me susurra.
—Ya no sé lo que quiero. —Mi tono es igual que el suyo y necesito hacer un esfuerzo monumental para fingir desinterés mientras me unto los dedos con crema hidratante y me la extiendo por la cara. Me miro en el espejo: los ojos azules muy abiertos, la cara pálida y las mejillas ruborizadas. Lo estás haciendo muy bien. No te acobardes ahora. No te acobardes.
— ¿Ya no me quieres? —me susurra.
Oh, no… Oh, no, López.
—Todavía estoy aquí, ¿no? —exclamo. Cojo el rímel y me doy un poco primero en el ojo derecho.
— ¿Has pensado en dejarme? —Casi no oigo sus palabras.
—Si tu esposa prefiere la compañía de su ex ama a la tuya, no es una buena señal. —Consigo ponerle el nivel justo de desdén a la frase y evitar su pregunta.
Ahora brillo de labios. Hago un mohín con los labios brillantes a la imagen del espejo. Aguanta, Pierce… eh, quiero decir, López… Vaya, ya no me acuerdo ni de mi nombre. Cojo las botas, voy hasta la cama una vez más y me las pongo rápidamente, subiendo la cremallera de un tirón por encima de las rodillas. Sí estoy sexy solo con la ropa interior y las botas. Lo sé. Me pongo de pie y la miro con frialdad. Ella parpadea y sus ojos recorren rápida y ávidamente mi cuerpo.
—Sé lo que estás haciendo —murmura, su voz ha adquirido un tono cálido y seductor.
— ¿Ah, sí? —Y se me quiebra la voz. No, Britt… Aguanta.
Ella traga saliva y da un paso hacia mí. Yo doy un paso atrás y levanto las manos.
—Ni se te ocurra, López —susurro amenazadora.
—Eres mi esposa —me dice en voz baja, y es casi una amenaza también.
—Soy la esposa embarazada a la que abandonaste ayer, y si me tocas voy a gritar hasta que venga alguien.
Levanta las cejas, incrédula.
— ¿Vas a gritar?
—Voy a gritar que me quieres matar —digo entrecerrando los ojos.
—Nadie te oirá —murmura con la mirada intensa. Me recuerda brevemente a nuestra mañana en Aspen.
No. No. No.
— ¿Estás intentando asustarme? —digo sin aliento, intentando deliberadamente desconcertarla.
Funciona. Se queda quieta y traga saliva.
—No era esa mi intención —asegura y frunce el ceño.
Casi no puedo respirar. Si me toca, sucumbiré. Sé el poder que tiene sobre mí y sobre mi cuerpo traidor. Lo sé y tengo que aferrarme a esta furia.
—Me tomé unas copas con una persona a la que estuve unida hace tiempo. Arreglamos nuestros problemas. No voy a volver a verla.
— ¿Fuiste tú a buscarla?
—Al principio no. Intenté localizar a Flynn, pero me encontré sin darme cuenta en el salón de belleza.
— ¿Y esperas que me crea que no vas a volver a verla? —le pregunto entre dientes. No puedo contener mi furia.
— ¿Y la próxima vez que crucemos alguna frontera imaginaria? Tenemos la misma discusión una y otra vez. Es como una rueda. ¿Si vuelvo a cometer algún error no irás corriendo a buscarla de nuevo?
—No voy a volver a verla —dice con una contundencia glacial.
— Ella por fin entiende cómo me siento.
La miro y parpadeo.
— ¿Qué significa eso?
Ella se yergue y se pasa una mano por el pelo, irritada, furiosa y muda. Intento una táctica diferente.
— ¿Por qué puedes hablar con ella y no conmigo?
—Estaba furiosa contigo. Como ahora.
— ¡No me digas! —exclamo.
— Bueno, yo también estoy furiosa contigo. Furiosa porque fuiste tan fría y cruel ayer cuando te necesitaba. Furiosa porque dijiste que me he quedado embarazada a propósito, cosa que no es cierta. Furiosa porque me has traicionado. —Consigo reprimir un sollozo. Abre la boca sorprendida y cierra los ojos un momento, como si acabara de darle una bofetada. Trago saliva. Cálmate, Brittany.
— Sé que debería haber prestado más atención en mi cita médica y darme cuenta que no era un examen rutinario lo que me hacían. Pero no lo he hecho a propósito. Este embarazo también ha sido un shock para mí —murmuro intentando poner un poco de educación en este intercambio.
Me mira fijamente en silencio.
—Metiste la pata ayer —le susurro, y el enfado me hierve la sangre.
— He tenido que vérmelas con muchas cosas en las últimas semanas.
—Tú sí que metiste la pata hace tres o cuatro semanas.
—Vaya, ¡es que no soy tan perfecta como tú!
Oh, para, para, para. Las dos nos quedamos de pie mirándonos.
—Menudo espectáculo está montando, señora López —susurra.
—Bueno, me alegro de que incluso embarazada te resulte entretenida.
Me mira sin comprender.
—Necesito una ducha —murmura.
—Y yo ya te he entretenido bastante con mi espectáculo…
—Un espectáculo muy bueno… —susurra.
Da un paso hacia mí y yo doy otro paso atrás.
—No.
—Odio que no me dejes tocarte.
—Irónico, ¿eh?
Ella entorna los ojos una vez más.
—No hemos resuelto nada, ¿no?
—Yo diría que no. Solo que me voy a ir de este dormitorio.
Sus ojos sueltan una llamarada y se abren como platos un momento.
—Ella no significa nada para mí.
—Excepto cuando la necesitas.
—No la necesito a ella. Te necesito a ti.
—Ayer no. Esa mujer es un límite infranqueable para mí, Santana.
—Está fuera de mi vida.
—Ojalá pudiera creerte.
—Joder, Britt.
—Por favor, deja que me vista.
Suspira y vuelve a pasarse una mano por el pelo.
—Te veo esta noche —dice con la voz sombría y desprovista de sentimiento.
Y durante un breve momento quiero cogerla en mis brazos y consolarla, pero me resisto porque estoy muy furiosa. Se gira y se encamina al baño. Yo me quedo de pie petrificada hasta que oigo cerrarse la puerta.
Voy tambaleándome hasta la cama y me dejo caer. No he recurrido a las lágrimas, los gritos o el asesinato, ni tampoco he sucumbido a sus tentaciones sexuales. Me merezco la Medalla de Honor del Congreso, pero me siento muy triste. Mierda. No hemos resuelto nada. Estamos al borde del precipicio. ¿Está en riesgo nuestro matrimonio? ¿Por qué no entiende que ha sido una imbécil completa e integral por haber salido corriendo a ver a esa mujer? ¿Y qué quiere decir con que no la va a ver de nuevo? ¿Y cómo demonios se supone que debo creerle? Miro el despertador: las ocho y media. ¡Mierda! No quiero llegar tarde. Inspiro hondo.
—El segundo asalto ha quedado en tablas, pequeño Bip —susurro dándome una palmadita en el vientre.
— Puede que mama sea una causa perdida, pero espero que no.
¿Por qué, Dios mío, por qué has llegado tan pronto, pequeño Bip? Las cosas estaban empezando a mejorar.
Me tiembla el labio, pero inspiro hondo para sacar fuera todo lo malo y mantener bajo control mis revueltas emociones.
—Vamos. Vámonos corriendo al trabajo.
No le digo adiós a Santana. Todavía está en la ducha cuando Sawyer y yo nos vamos. Miro por la ventanilla oscura del todoterreno y empiezo a perder la compostura; se me llenan los ojos de lágrimas. El cielo gris y amenazante refleja mi estado de ánimo y una extraña sensación de mal presagio se apodera de mí. No hemos hablado del bebé. He tenido menos de veinticuatro horas para asimilar la noticia de la llegada de pequeño Bip. Santana ha tenido todavía menos tiempo.
—Ni siquiera sabe tu nombre —digo acariciándome el vientre y enjugándome las lágrimas de la cara.
—Señora López —dice Sawyer interrumpiendo mis pensamientos.
— Hemos llegado.
—Oh, gracias, Sawyer.
—Voy a acercarme a por algo de comer, señora. ¿Quiere algo?
—No, gracias. No tengo hambre.
Hannah tiene mi caf è latte esperándome. Lo huelo y el estómago se me revuelve.
—Mmm… ¿Te importa traerme un té, por favor? —murmuro avergonzada. Sabía que había una razón por la que nunca me gustó el café. Dios, huele fatal.
— ¿Estás bien, Britt? Asiento y me escabullo hacia la seguridad de mi despacho. Mi BlackBerry vibra. Es Quinn.
— ¿Por qué estaba Santana buscándote? —me pregunta sin preámbulos.
—Buenos días, Quinn. ¿Cómo estás?
—Déjate de rodeos, Pierce. ¿Qué pasa? —La santa inquisidora Quinn Fabray empieza su trabajo.
—Santana y yo hemos tenido una pelea, eso es todo.
— ¿Te ha hecho daño?
Pongo los ojos en blanco.
—Sí, pero no como tú piensas. —No puedo tratar con Quinn en este momento. Sé que acabaré llorando, y ahora mismo estoy demasiado orgullosa de mí misma para derrumbarme esta mañana
—. Quinn, tengo una reunión. Te llamo luego.
—Vale, pero ¿estás bien?
—Sí. —No
— Te llamo luego, ¿de acuerdo?
—Perfecto, Britt, hazlo a tu manera. Estoy aquí para ti.
—Lo sé —susurro y me esfuerzo por reprimir la emoción repentina que siento al oír sus amables palabras.
No voy a llorar. No voy a llorar.
— ¿Ray está bien?
—Sí —susurro.
—Oh, Britt —murmura ella.
—No.
—Vale. Hablamos después.
—Sí.
Durante la mañana compruebo de vez en cuando mi correo, esperando recibir noticias de Santana. Pero no hay nada. Según va avanzando el día me doy cuenta de que no tiene intención de ponerse en contacto conmigo porque todavía está furiosa. Perfecto, porque yo también estoy furiosa. Me lanzo de cabeza al trabajo, parando solo a la hora del almuerzo para comerme un bagel con queso cremoso y salmón. Es increíble lo que mejora mi humor después de haber comido algo.
A las cinco Sawyer y yo nos vamos al hospital a ver a Ray. Sawyer está especialmente vigilante y más amable de lo normal. Es irritante. Cuando nos aproximamos a la habitación de Ray, se acerca a mí.
— ¿Quiere un té mientras visita a su padre? —me pregunta.
—No, gracias, Sawyer. Estoy bien.
—Esperaré fuera. —Me abre la puerta y agradezco poder apartarme de el unos minutos. Ray está sentado en la cama leyendo una revista. Está afeitado y lleva la parte superior de un pijama… Vuelve a parecerse a sí mismo antes del accidente.
—Hola, Britty. —Me sonríe, pero de repente su cara se hunde.
—Oh, papi… —Corro a su lado y, en un gesto muy poco propio de el, abre los brazos para abrazarme.
— ¿Britty? —susurra.
— ¿Qué te pasa? —Me abraza fuerte y me da un beso en el pelo. Mientras estoy entre sus brazos me doy cuenta de lo escasos que han sido estos momentos entre nosotros. ¿Por qué? Un momento después me aparto y me siento en la silla que hay junto a la cama. Ray arruga la frente, preocupado.
—Cuéntale a tu padre lo que te pasa.
Niego con la cabeza. El no necesita que le cuente mis problemas ahora mismo.
—No es nada, papá. Te veo bien. —Le cojo la mano.
—Me siento mejor, más yo mismo, pero este yeso me está bichicheando.
— ¿Bichicheando? —La palabra que ha utilizado me hace sonreír.
El me devuelve la sonrisa.
—«Bichicheando» suena mejor que «picando».
—Oh, papá, cómo me alegro de que estés bien.
—Yo también, Britty. Me gustaría algún día hacer saltar a un nieto sobre esta rodilla que me está bichicheando. No querría perderme eso por nada del mundo.
Le miro y parpadeo. Mierda. ¿Lo sabe? Lucho por evitar las lágrimas que se me están arremolinando en los ojos.
— ¿Santana y tú están bien?
—Hemos tenido una pelea —le susurro esforzándome por hablar a pesar del nudo de la garganta.
— Pero ya lo arreglaremos.
Asiente.
—Es una buena mujer, tu esposa —dice Ray para intentar consolarme.
—Tiene sus momentos. ¿Qué dicen los médicos?
No quiero hablar de mi esposa ahora mismo; es un tema de conversación doloroso.
Cuando vuelvo al Escala, Santana no está en casa.
—Santana ha llamado y ha dicho que se quedará a trabajar hasta tarde —me informa la señora Jones con expresión de disculpa.
—Oh, gracias por decírmelo.
¿Y por qué no me lo ha dicho ella? Vaya, está llevando su enfurruñamiento a un nivel totalmente nuevo.
Recuerdo brevemente la pelea por nuestros votos matrimoniales y la rabieta que tuvo. Pero ahora yo soy la agraviada.
— ¿Qué te apetece comer? —La señora Jones tiene un brillo determinado y duro en la mirada.
—Pasta.
Sonríe.
— ¿Espaguetis, macarrones, fusili?
—Espaguetis, con tu salsa boloñesa.
—Marchando. Y Britt… deberías saberlo. La señora López se volvió loca esta mañana cuando creyó que te habías ido. Estaba totalmente fuera de sí. —Me sonríe con cariño.
Oh…
A las nueve todavía no ha vuelto a casa. Estoy sentada frente a mi mesa de la biblioteca, preguntándome donde estará.
La llamo.
—Britt —responde con la voz fría.
—Hola. Inspira despacio.
—Hola —dice en voz baja.
— ¿Vas a venir a casa?
—Luego.
— ¿Estás en la oficina?
—Sí. ¿Dónde esperabas que estuviera?
Con ella…
—Será mejor que te deje, entonces.
Ambas nos quedamos calladas y en la línea solo se oye silencio entre nosotras dos.
—Buenas noches, Britt —dice ella por fin.
—Buenas noches, Santana.
Y cuelga.
Oh, mierda. Miro mi BlackBerry. No sé qué espera que haga. No le voy a dejar pasar por encima de mí.
Sí, está furiosa, vale. Yo también estoy furiosa. Pero tenemos la situación que tenemos. Yo no he salido corriendo en busca de mi ex amante pedófila. Quiero que reconozca que esa no es una forma aceptable de comportarse.
Me acomodo en la silla, miro las mesas de billar de la biblioteca y recuerdo los buenos tiempos cuando jugábamos al billar. Me pongo la mano sobre el vientre. Tal vez simplemente es demasiado pronto. Tal vez esto no deba pasar… Y mientras lo pienso, veo a mí subconsciente gritando: ¡no! Esto es una bendición de de dios.
Si interrumpo este embarazo, nunca podré perdonarme a mí misma… ni a Santana.
—Oh, Bip, ¿qué nos has hecho? —No soy capaz de hablar con Quinn ahora mismo. No soy capaz de hablar con nadie. Le escribo un mensaje y le prometo que la llamaré pronto.
A las once ya no puedo mantener los párpados abiertos. Resignada, me dirijo a mi antigua habitación. Me acurruco debajo de la colcha y finalmente lo dejo salir todo, llorando contra la almohada con grandes sollozos de dolor muy poco propios de una dama…
Me duele la cabeza cuando me levanto. Una luz brillante de otoño entra por las grandes ventanas de mi habitación. Miro el despertador y veo que son las siete y media. Lo primero que pienso es: ¿dónde está Santana? Me siento y saco las piernas de la cama. En el suelo, al lado de la cama, está la corbata gris plateada de Santana, mi favorita. No estaba ahí cuando me acosté anoche. La recojo y me quedo mirándola, acaricio el material sedoso entre los pulgares y los índices y después la abrazo contra la mejilla. Ha estado aquí contemplándome mientras dormía. Una chispa de esperanza se enciende en mi interior.
La señora Jones está ocupada en la cocina cuando bajo.
—Buenos días —me dice alegremente.
—Buenos días. ¿Y Santana? —le pregunto.
Su sonrisa desaparece.
—Ya se ha ido.
—Pero ¿vino a casa? —Necesito comprobarlo, aunque tengo su corbata como prueba.
—Sí. —Hace una pausa.
— Britt, por favor, perdóname por hablar cuando no me corresponde, pero no te rindas con ella. Es una mujer muy obstinada.
Asiento y ella deja de hablar. Estoy segura de que mi expresión le está mostrando claramente que no quiero hablar de mi descarriada esposa ahora mismo.
Cuando llego al trabajo, compruebo mi correo electrónico. Mi corazón se pone a mil por hora cuando veo que tengo un correo de Santana.
De: Santana López
Fecha: 15 de septiembre de 2011 06:45
Para: Brittany López
Asunto: Portland
Britt:
Voy a volar a Portland hoy.
Tengo que arreglar unos negocios con la Universidad Estatal de Washington.
He creído que querrías saberlo.
Santana López Presidenta de López Enterprises Holdings, Inc.
Oh. Se me llenan los ojos de lágrimas. ¿Y ya está? Me da un vuelco el estómago. ¡Mierda! Voy a vomitar.
Corro hasta el baño y llego justo a tiempo para echar el desayuno en la taza del váter. Me dejo caer al suelo del cubículo y apoyo la cabeza en las manos. ¿Podría estar aún más deprimida? Un momento después oigo que alguien llama suavemente a la puerta.
— ¿Britt? Soy Hannah.
¡Mierda!
— ¿Sí?
— ¿Estás bien?
—Salgo enseguida.
—Está aquí Boyce Fox y quiere verte.
Mierda.
—Llévale a la sala de reuniones. Voy en un minuto.
— ¿Quieres un té?
—Sí, por favor.
Después de comer (otro bagel de queso y salmón, que esta vez consigo retener en el estómago) me siento mirando con apatía el ordenador y preguntándome cómo vamos a resolver Santana y yo este problema.
Mi BlackBerry vibra y me sobresalta. Miro la pantalla: es Rachel. Oh, eso es precisamente lo que necesito: su efusividad y su entusiasmo. Dudo, preguntándome si no será mejor que la ignore, pero por fin gana lacortesía.
— ¡Rachel! —respondo alegremente.
—Hola, Britt. Hacía tiempo que no hablábamos. —La voz femenina me resulta familiar.
¡Joder!
Se me eriza el vello de todo el cuerpo cuando la adrenalina empieza a correr. El mundo deja de girar para mí.
Es Marley Rose.
Bueno he leido sus peticiones de actualizacion y por eso hice tiempo para traerles un nuevo capitulo, ustedes lo pidieron pues yo cumplo
Gracias a naty tus comentarios me hacen reír y si tenias razón pero no quería revelar nada ;)
Gracias a anddy que siempre escribe para que actualice y gracias a muchas de ustedes.
Les informo que solo quedan 4 capítulos y no hay una cuarta parte.
NOTICIA: Estoy escribiendo un fic brittana de mi autoria solo llevo 2 capítulos en lo q termine esta adaptación y finalice algunos capítulos lo subo al foro y espero que cada una de ustedes lo lean y sera mucho mas adictivo que esta adaptación.
Pd: Las invito a que voten por mi fic como mejor adaptacion.
Disfruten el capitulo.
Parte III – Capítulo 21
Me quedo mirando el mensaje con la boca abierta y después levanto la vista hacia la silueta dormida de mi esposa. Ha estado por ahí hasta la una y media de la madrugada, bebiendo… ¡con ella! Ronca un poco, durmiendo el sueño de los borrachos, aparentemente inocente y ajena a todo. Parece tan serena…
Oh no, no, no. Mis piernas se convierten en gelatina y me dejo caer lentamente en una silla que hay junto a la cama, incrédula. Una sensación de traición cruda, amarga y humillante me recorre el cuerpo. ¿Cómo ha podido? ¿Cómo ha podido ir a buscarla a ella? Unas lágrimas calientes y furiosas corren por mis mejillas.
Puedo entender su ira y su miedo, su necesidad de atacarme, y puedo perdonarla… más o menos. Pero esto…
Esta traición es demasiado. Subo las rodillas para apretarlas contra mi pecho y las rodeo con los brazos, protegiéndome y protegiendo a mi pequeño Bip. Empiezo a balancearme mientras sollozo en voz baja.
¿Qué esperaba? Me casé con esta mujer demasiado rápido. Lo sabía… Sabía que llegaríamos a esto. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Cómo ha podido hacerme esto? Sabe lo que pienso de esa mujer. ¿Cómo ha podido recurrir a ella? ¿Cómo? El cuchillo que siento en el corazón se está hundiendo lenta y dolorosamente, haciendo la herida más profunda. ¿Siempre va a ser así?
Con los ojos llenos de lágrimas, su silueta tumbada se emborrona. Oh, Santana. Me casé con ella porque la quería y en el fondo sé que ella me quiere. Sé que es así. La dedicatoria dolorosamente dulce de mi regalo de cumpleaños me viene a la cabeza:
«Por todas nuestras primeras veces, felicidades por tu primer cumpleaños como mi amada esposa. Te amo. S. x»
No, no, no… No puedo creer que siempre vaya a ser así, dos pasos adelante y tres atrás. Pero siempre ha sido así con ella. Después de cada revés, volvemos a avanzar, centímetro a centímetro. Lo conseguirá… lo hará. Pero ¿podré yo? ¿Podré recuperarme de esto… de esta traición? Pienso en cómo ha sido este fin de semana, tan horrible y maravilloso a la vez. Su fuerza silenciosa cuando mi padrastro estaba herido y en coma en la UCI… Mi fiesta sorpresa a la que trajo a toda mi familia y mis amigos… Cuando me tumbó en la entrada del Heathman y me dio un beso a la vista de todos. Oh, Santana, pones a prueba toda mi confianza, toda mi fe… y aun así te quiero.
Pero ahora ya no solo se trata de mí. Pongo la mano en mi vientre. No, no la voy a dejar hacernos esto a mí y a nuestro Bip. El doctor Flynn me dijo que debía concederle el beneficio de la duda… bueno, lo siento, pero esta vez no lo voy a hacer. Me seco las lágrimas de los ojos y me limpio la nariz con el dorso de la mano.
Santana se revuelve y se gira, subiendo las piernas y enroscándose bajo la colcha. Estira un brazo como si buscara algo y después gruñe y frunce el ceño, pero vuelve a dormirse con el brazo estirado.
Oh, Cincuenta… ¿Qué voy a hacer contigo? ¿Y qué demonios hacías tú con la bruja? Necesito saberlo.
Miro una vez más el mensaje de la discordia e ideo rápidamente un plan. Inspiro hondo y reenvío ese mensaje a mi BlackBerry. Paso uno completado. Compruebo en un momento los demás mensajes recientes, pero solo hay mensajes de Sam, Andrea, Taylor, Ros y míos. Nada de Elena. Bien, o eso creo. Salgo de la pantalla de mensajes, aliviada de que no haya estado intercambiando mensajes con ella. De repente, el corazón se me queda atravesado en la garganta. Oh, Dios mío… El salvapantallas de su teléfono está compuesto de fotografías mías, un collage de diminutas Brittany en diferentes posturas: de nuestra luna de miel, del fin de semana que pasamos navegando y volando y unas cuantas de las fotos de Noah también.
¿Cuándo ha hecho esto? Ha tenido que ser hace muy poco.
Veo el icono del correo electrónico y se me ocurre que podría leer los correos de Santana. Para saber si ha estado comunicándose con ella. ¿Debería hacerlo? La diosa que llevo dentro, vestida de seda verde jade, asiente rotunda y frunce los labios. Antes de que me dé tiempo a pensármelo dos veces, invado la privacidad de mi esposa.
Hay cientos y cientos de correos. Los miro por encima: todos aburridísimos. Son sobre todo de Ros, Andrea y míos, también de algunos ejecutivos de su empresa. Ninguno de la bruja. También me alivia ver que tampoco hay ninguno de Leila.
Un correo me llama la atención. Es de Barney Sullivan, el ingeniero informático de Santana, y el asunto es «Marley Rose». Miro a Santana con una punzada de culpabilidad, pero sigue roncando. Nunca le había oído roncar… Abro el correo.
De: Barney Sullivan
Fecha: 13 de septiembre de 2011 14:09
Para: Santana López
Asunto: Marley Rose
Las cámaras de vigilancia de Seattle muestran que la furgoneta blanca de Rose venía de South Irving Street. No la encuentro por ninguna parte antes de eso, así que Rose debía de tener su centro de operaciones en esa zona.
Como Welch ya le ha dicho, el coche del Sudes fue alquilado con un permiso de conducir falso por una mujer desconocida, aunque no hay nada que la vincule con la zona de South Irving Street.
En el adjunto le envío la lista de los empleados de López Enterprises Holdings, Inc. y de SIP que viven en la zona. También se lo he enviado a Welch.
No había nada en el ordenador de Rose en SIP sobre sus antiguas ayudantes.
Le incluyo una lista de lo que recuperamos del ordenador de Rose, como recordatorio.
Direcciones de los domicilios de los López:
Cinco propiedades en Seattle
Dos propiedades en Detroit
Currículum detallados de:
Carrick López
Sam López
Santana López
La doctora Grace Trevelyan
Brittany Pierce
Rachel López
Artículos de periódico y material online relacionado con:
La doctora Grace Trevelyan
Carrick López
Santana López
Sam López
Fotografías de:
Carrick López
La doctora Grace Trevelyan
Santana López
Sam López
Rachel López
Seguiré investigando por si encuentro algo más.
B Sullivan
Director de informática, López Enterprises Holdings, Inc.
Este correo tan extraño me distrae momentáneamente de mi aflicción. Pincho en el adjunto para ver los nombres de la lista pero es enorme, demasiado grande para abrirlo en la BlackBerry.
¿Qué estoy haciendo? Es tarde. Ha sido un día agotador. No hay correos de la bruja ni de Leila Williams, y eso me consuela en cierta manera. Le echo una mirada al despertador: pasan unos minutos de las dos de la mañana. Hoy ha sido un día de revelaciones. Voy a ser madre y mi esposa ha estado confraternizando con el enemigo. Bueno, le pondré las cosas difíciles. No voy a dormir aquí con ella. Mañana se va a levantar sola.
Coloco su BlackBerry en la mesita, cojo mi bolso que había dejado junto a la cama y, después de una última mirada a mi angelical traicionera durmiente, salgo del dormitorio.
La llave de repuesto del cuarto de juegos está en su lugar habitual, en el armario de la cocina. La cojo y subo la escalera. Del armario de la ropa blanca saco una almohada, una colcha y una sábana. Después abro la puerta del cuarto de juegos, entro y enciendo las luces tenues. Me resulta raro que el olor y la atmósfera de la habitación me parezcan tan reconfortantes, teniendo en cuenta que tuve que decir la palabra de seguridad la última vez que estuvimos aquí. Cierro la puerta con llave al entrar y dejo la llave en la cerradura. Sé que mañana por la mañana Santana se va a volver loca buscándome, y no creo que me busque aquí si ve la puerta cerrada.
Me acurruco en el sofá Chesterfield, me envuelvo en la colcha y saco la BlackBerry del bolso. Miro los mensajes y encuentro el de la infame bruja que me he reenviado desde el teléfono de Santana. Pulso «Responder» y escribo:
*¿QUIERES QUE LA SEÑORA LINCOLN SE UNA A NOSOTRAS CUANDO HABLEMOS DE ESTE MENSAJE QUE TE HA MANDADO? ASÍ NO TENDRÁS QUE SALIR CORRIENDO A BUSCARLA DESPUÉS. TU ESPOSA.*
Y pulso «Enviar». Después pongo el teléfono en modo «silencio». Me acomodo bajo la colcha. A pesar de mi fanfarronada, estoy abrumada por la enormidad de la decepción de Santana. Debería ser un momento feliz. Por Dios, vamos a ser madres. Revivo el instante en que le dije a Santana que estoy embarazada, pero me imagino que cae de rodillas delante de mí, feliz, me atrae hacia sus brazos y me dice cuánto nos quiere a mí y a nuestro pequeño Bip.
Pero aquí estoy, sola y con frío en un cuarto de juegos sacado de una fantasía. De repente me siento mayor, mucho mayor de lo que soy en realidad. Ya sabía que Santana siempre iba a ser complicada, pero esta vez se ha superado a sí misma. ¿En qué estaba pensando? Bien, si quiere pelea, yo se la voy a dar.
De ningún modo voy a dejar que se acostumbre a salir corriendo para ver a esa mujer monstruosa cada vez que tengamos un problema. Tendrá que elegir: ella o yo y nuestro pequeño Bip. Sorbo un poco por la nariz, pero como estoy tan cansada, pronto me quedo dormida.
Me despierto sobresaltada y momentáneamente desorientada. Oh, sí; estoy en el cuarto de juegos. Como no hay ventanas, no tengo ni idea de la hora que es. El picaporte de la puerta se agita y repiquetea.
— ¡Britt! —grita Santana desde el otro lado de la puerta. Me quedo helada, pero ella no entra. Oigo voces amortiguadas, pero se alejan. Dejo escapar el aire y miro la hora en la BlackBerry. Son las ocho menos diez y tengo cuatro llamadas perdidas y dos mensajes de voz. Las llamadas perdidas son la mayoría de Santana, pero también hay una de Quinn. Oh, no… Seguro que debe de haberla llamado. No tengo tiempo para escuchar los mensajes. No quiero llegar tarde al trabajo.
Me envuelvo en la colcha y recojo el bolso antes de dirigirme hacia la puerta. La abro lentamente y echo un vistazo afuera. No hay señales de nadie. Oh, mierda… Tal vez esto sea un poco melodramático. Pongo los ojos en blanco para mis adentros, inspiro hondo y bajo la escalera.
Taylor, Sawyer, Ryan, la señora Jones y Santana se hallan en la entrada del salón y Santana está dando instrucciones a la velocidad del rayo. Todos se giran a la vez para mirarme con la boca abierta. Santana sigue llevando la ropa con la que se quedó dormida anoche. Está despeinada, pálida y tan hermosa que casi se me para el corazón. Sus grandes ojos marrones están muy abiertos y no sé si tiene miedo o está furiosa. Es difícil saberlo.
—Sawyer, estaré lista para marcharme dentro de veinte minutos —murmuro envolviéndome un poco más en la colcha para protegerme.
El asiente y todos los ojos se vuelven hacia Santana, que sigue mirándome con intensidad.
— ¿Quiere desayunar algo, señora López? —me pregunta la señora Jones.
Niego con la cabeza.
—No tengo hambre, gracias. —Ella frunce los labios pero no dice nada.
— ¿Dónde estabas? —me pregunta Santana en voz baja y ronca.
De repente Sawyer, Taylor, Ryan y la señora Jones se escabullen y desaparecen en el despacho de Taylor, en el vestíbulo y en la cocina respectivamente como ratas aterrorizadas que huyen de un barco que se hunde.
Ignoro a Santana y me dirijo a nuestro dormitorio.
—Britt —dice desde detrás de mí.
— Respóndeme. —Oigo sus pasos siguiéndome mientras voy camino del dormitorio y después hasta el baño. Cierro la puerta con el pestillo en cuanto entro.
— ¡Britt! —Santana aporrea la puerta. Yo abro el grifo de la ducha. La puerta tiembla.
— Britt, abre la maldita puerta.
— ¡Vete!—No me voy a ir a ninguna parte.
—Britt, por favor.
Entro en la ducha y eso bloquea eficazmente su voz. Oh, qué calentita. El agua curativa cae sobre mi cuerpo y me limpia el cansancio de la noche. Oh, Dios mío. Qué bien me sienta esto. Durante un momento, un breve momento, puedo fingir que todo está bien. Me lavo el pelo y para cuando termino me siento mejor, más fuerte, lista para enfrentarme al tren de mercancías que es Santana López. Me envuelvo el pelo en una toalla, me seco rápidamente con otra y me envuelvo en ella.
Quito el pestillo y abro la puerta. Santana está apoyada contra la pared de enfrente, con las manos detrás de la espalda. Su expresión es cautelosa; paso a su lado y entro en el vestidor.
— ¿Me estás ignorando? —me pregunta Santana incrédula, de pie en el umbral del vestidor.
—Qué perspicaz —murmuro distraídamente mientras busco algo que ponerme. Ah, sí: mí vestido color ciruela. Lo descuelgo de la percha, cojo las botas altas negras con los tacones de aguja y me doy la vuelta para volver al dormitorio. Me quedo parada, esperando a que Santana se aparte de mi camino. Por fin, lo hace; sus buenos modales intrínsecos pueden con todo lo demás. Siento que sus ojos me atraviesan mientras voy hacia la cómoda y la miro por el espejo. Sigue de pie en el umbral del vestidor, observándome. En una actuación digna de un Oscar, dejo caer la toalla al suelo y finjo que no me doy cuenta de que estoy desnuda.
Oigo su respingo ahogado y la ignoro.
— ¿Por qué haces esto? —me pregunta. Su voz sigue siendo baja.
— ¿Tú por qué crees? —Mi voz es suave como el terciopelo mientras saco unas bonitas bragas negras.
—Britt… —Se detiene mientras me pongo las bragas.
—Vete y pregúntale a tu señora Robinson. Seguro que ella tendrá una explicación para ti —murmuro mientras busco el sujetador a juego.
—Britt, ya te lo he dicho, ella no es mi…
—No quiero oírlo, Santana —le digo agitando una mano, indiferente.
— El momento de hablar era ayer, pero en vez de hablar conmigo decidiste gritarme y después ir a emborracharte con la mujer que abusó de ti durante años. Llámala. Seguro que ella estará más dispuesta a escucharte que yo. —Encuentro el sujetador a juego, me lo pongo lentamente y lo abrocho. Entra en el dormitorio y pone las manos en jarras.
—Y tú ¿por qué me espías? —me dice.
A pesar de mi resolución, no puedo evitar sonrojarme.
—No estamos hablando de eso, Santana —le respondo.
— El hecho es que, cada vez que las cosas se ponen difíciles, tú te vas corriendo a buscarla.
Su boca forma una línea sombría.
—No fue así.
—No me interesa. —Saco un par de medias hasta el muslo con el extremo de encaje y camino hacia la cama. Me siento, estiro el pie y lentamente voy subiendo la delicada tela por la pierna hasta el muslo.
— ¿Dónde estabas? —me pregunta mientras sus ojos siguen la ascensión de mis manos por la pierna, pero yo continúo ignorándola mientras desenrollo la otra media. Me pongo de pie y me agacho para secarme el pelo con la toalla. Por el hueco entre mis muslos separados puedo verle los pies descalzos y siento su intensa mirada. Cuando termino, me levanto y vuelvo a la cómoda, de donde saco el secador.
—Respóndeme. —La voz de Santana es baja y ronca.
Enciendo el secador y ya no puedo oírla, pero le observo con los ojos entreabiertos por el espejo mientras me voy secando el pelo. Me mira fijamente con los ojos entornados y fríos, casi helados. Aparto la vista y me centro en la tarea que tengo entre manos, intentando reprimir el escalofrío que me recorre. Trago con dificultad y me concentro en secarme el pelo. Sigue estando furiosa. ¿Se va por ahí con esa maldita mujer y está furiosa conmigo? ¡Cómo se atreve! Cuando tengo el pelo alborotado e indomable, paro. Sí… me gusta.
Apago el secador.
— ¿Dónde estabas? —susurra con tono frio.
— ¿Y a ti qué te importa?
—Britt, déjalo ya. Ahora.
Me encojo de hombros y Santana cruza rápidamente la habitación hacia mí. Yo me vuelvo y doy un paso atrás cuando intenta cogerme.
—No me toques —le advierto y ella se queda parada.
— ¿Dónde estabas? —insiste. Tiene la mano convertida en un puño al lado del cuerpo.
—No estaba por ahí emborrachándome con mi ex —le respondo furiosa.
— ¿Te has acostado con ella?
Ella da un respingo.
— ¿Qué? ¡No! —Me mira con la boca abierta y tiene la poca vergüenza de parecer herida y enfadada al mismo tiempo. Mi subconsciente suspira de alivio, agradecida.
— ¿Crees que te engañaría? —Su tono revela indignación moral.
—Me has engañado —exclamo.
— Porque has cogido nuestra vida privada y has ido corriendo como una cobarde a contársela a esa mujer.
Se queda con la boca abierta.
— ¿Una cobarde? ¿Eso es lo que crees? —Sus ojos arden.
—Santana, he visto el mensaje. Eso es lo que sé.
—Ese mensaje no era para ti —gruñe.
—Bueno, la verdad es que lo vi cuando la BlackBerry se te cayó de la chaqueta mientras te desvestía porque estabas demasiado borracha para desvestirte sola. ¿Sabes cuánto daño me has hecho por haber ido a ver a esa mujer?
Palidece momentáneamente, pero ya comencé y la bruja que llevo dentro está desatada.
— ¿Te acuerdas de anoche cuando llegaste a casa? ¿Te acuerdas de lo que dijiste?
Me mira sin comprender, con la cara petrificada.
—Bueno, pues tenías razón. Elijo al bebé indefenso por encima de ti. Eso es lo que hacen los padres que quieren a sus hijos. Eso es lo que tu madre debería haber hecho. Y siento que no lo hiciera, porque no estaríamos teniendo esta conversación ahora si lo hubiera hecho. Pero ahora eres una adulta. Tienes que crecer, enfrentarte a las cosas y dejar de comportarte como una adolescente vanidosa. Puede que no estés contenta por lo de este bebé; yo tampoco estoy extasiada, dado que no es el momento y que tu reacción ha sido mucho menos que agradable ante esta nueva vida, pero milagrosamente este bebe es carne de tu carne. Puedes hacer esto conmigo, o lo haré yo sola. La decisión es tuya. Y mientras te revuelcas en el pozo de autocompasión y odio por ti misma, yo me voy a trabajar. Y cuando vuelva, me llevaré mis pertenencias a la habitación de arriba.
Ella me mira y parpadea, perpleja.
—Ahora, si me disculpas, me gustaría terminar de vestirme. —Estoy respirando con dificultad.
Muy lentamente Santana da un paso atrás y su actitud se endurece.
— ¿Eso es lo que quieres? —me susurra.
—Ya no sé lo que quiero. —Mi tono es igual que el suyo y necesito hacer un esfuerzo monumental para fingir desinterés mientras me unto los dedos con crema hidratante y me la extiendo por la cara. Me miro en el espejo: los ojos azules muy abiertos, la cara pálida y las mejillas ruborizadas. Lo estás haciendo muy bien. No te acobardes ahora. No te acobardes.
— ¿Ya no me quieres? —me susurra.
Oh, no… Oh, no, López.
—Todavía estoy aquí, ¿no? —exclamo. Cojo el rímel y me doy un poco primero en el ojo derecho.
— ¿Has pensado en dejarme? —Casi no oigo sus palabras.
—Si tu esposa prefiere la compañía de su ex ama a la tuya, no es una buena señal. —Consigo ponerle el nivel justo de desdén a la frase y evitar su pregunta.
Ahora brillo de labios. Hago un mohín con los labios brillantes a la imagen del espejo. Aguanta, Pierce… eh, quiero decir, López… Vaya, ya no me acuerdo ni de mi nombre. Cojo las botas, voy hasta la cama una vez más y me las pongo rápidamente, subiendo la cremallera de un tirón por encima de las rodillas. Sí estoy sexy solo con la ropa interior y las botas. Lo sé. Me pongo de pie y la miro con frialdad. Ella parpadea y sus ojos recorren rápida y ávidamente mi cuerpo.
—Sé lo que estás haciendo —murmura, su voz ha adquirido un tono cálido y seductor.
— ¿Ah, sí? —Y se me quiebra la voz. No, Britt… Aguanta.
Ella traga saliva y da un paso hacia mí. Yo doy un paso atrás y levanto las manos.
—Ni se te ocurra, López —susurro amenazadora.
—Eres mi esposa —me dice en voz baja, y es casi una amenaza también.
—Soy la esposa embarazada a la que abandonaste ayer, y si me tocas voy a gritar hasta que venga alguien.
Levanta las cejas, incrédula.
— ¿Vas a gritar?
—Voy a gritar que me quieres matar —digo entrecerrando los ojos.
—Nadie te oirá —murmura con la mirada intensa. Me recuerda brevemente a nuestra mañana en Aspen.
No. No. No.
— ¿Estás intentando asustarme? —digo sin aliento, intentando deliberadamente desconcertarla.
Funciona. Se queda quieta y traga saliva.
—No era esa mi intención —asegura y frunce el ceño.
Casi no puedo respirar. Si me toca, sucumbiré. Sé el poder que tiene sobre mí y sobre mi cuerpo traidor. Lo sé y tengo que aferrarme a esta furia.
—Me tomé unas copas con una persona a la que estuve unida hace tiempo. Arreglamos nuestros problemas. No voy a volver a verla.
— ¿Fuiste tú a buscarla?
—Al principio no. Intenté localizar a Flynn, pero me encontré sin darme cuenta en el salón de belleza.
— ¿Y esperas que me crea que no vas a volver a verla? —le pregunto entre dientes. No puedo contener mi furia.
— ¿Y la próxima vez que crucemos alguna frontera imaginaria? Tenemos la misma discusión una y otra vez. Es como una rueda. ¿Si vuelvo a cometer algún error no irás corriendo a buscarla de nuevo?
—No voy a volver a verla —dice con una contundencia glacial.
— Ella por fin entiende cómo me siento.
La miro y parpadeo.
— ¿Qué significa eso?
Ella se yergue y se pasa una mano por el pelo, irritada, furiosa y muda. Intento una táctica diferente.
— ¿Por qué puedes hablar con ella y no conmigo?
—Estaba furiosa contigo. Como ahora.
— ¡No me digas! —exclamo.
— Bueno, yo también estoy furiosa contigo. Furiosa porque fuiste tan fría y cruel ayer cuando te necesitaba. Furiosa porque dijiste que me he quedado embarazada a propósito, cosa que no es cierta. Furiosa porque me has traicionado. —Consigo reprimir un sollozo. Abre la boca sorprendida y cierra los ojos un momento, como si acabara de darle una bofetada. Trago saliva. Cálmate, Brittany.
— Sé que debería haber prestado más atención en mi cita médica y darme cuenta que no era un examen rutinario lo que me hacían. Pero no lo he hecho a propósito. Este embarazo también ha sido un shock para mí —murmuro intentando poner un poco de educación en este intercambio.
Me mira fijamente en silencio.
—Metiste la pata ayer —le susurro, y el enfado me hierve la sangre.
— He tenido que vérmelas con muchas cosas en las últimas semanas.
—Tú sí que metiste la pata hace tres o cuatro semanas.
—Vaya, ¡es que no soy tan perfecta como tú!
Oh, para, para, para. Las dos nos quedamos de pie mirándonos.
—Menudo espectáculo está montando, señora López —susurra.
—Bueno, me alegro de que incluso embarazada te resulte entretenida.
Me mira sin comprender.
—Necesito una ducha —murmura.
—Y yo ya te he entretenido bastante con mi espectáculo…
—Un espectáculo muy bueno… —susurra.
Da un paso hacia mí y yo doy otro paso atrás.
—No.
—Odio que no me dejes tocarte.
—Irónico, ¿eh?
Ella entorna los ojos una vez más.
—No hemos resuelto nada, ¿no?
—Yo diría que no. Solo que me voy a ir de este dormitorio.
Sus ojos sueltan una llamarada y se abren como platos un momento.
—Ella no significa nada para mí.
—Excepto cuando la necesitas.
—No la necesito a ella. Te necesito a ti.
—Ayer no. Esa mujer es un límite infranqueable para mí, Santana.
—Está fuera de mi vida.
—Ojalá pudiera creerte.
—Joder, Britt.
—Por favor, deja que me vista.
Suspira y vuelve a pasarse una mano por el pelo.
—Te veo esta noche —dice con la voz sombría y desprovista de sentimiento.
Y durante un breve momento quiero cogerla en mis brazos y consolarla, pero me resisto porque estoy muy furiosa. Se gira y se encamina al baño. Yo me quedo de pie petrificada hasta que oigo cerrarse la puerta.
Voy tambaleándome hasta la cama y me dejo caer. No he recurrido a las lágrimas, los gritos o el asesinato, ni tampoco he sucumbido a sus tentaciones sexuales. Me merezco la Medalla de Honor del Congreso, pero me siento muy triste. Mierda. No hemos resuelto nada. Estamos al borde del precipicio. ¿Está en riesgo nuestro matrimonio? ¿Por qué no entiende que ha sido una imbécil completa e integral por haber salido corriendo a ver a esa mujer? ¿Y qué quiere decir con que no la va a ver de nuevo? ¿Y cómo demonios se supone que debo creerle? Miro el despertador: las ocho y media. ¡Mierda! No quiero llegar tarde. Inspiro hondo.
—El segundo asalto ha quedado en tablas, pequeño Bip —susurro dándome una palmadita en el vientre.
— Puede que mama sea una causa perdida, pero espero que no.
¿Por qué, Dios mío, por qué has llegado tan pronto, pequeño Bip? Las cosas estaban empezando a mejorar.
Me tiembla el labio, pero inspiro hondo para sacar fuera todo lo malo y mantener bajo control mis revueltas emociones.
—Vamos. Vámonos corriendo al trabajo.
No le digo adiós a Santana. Todavía está en la ducha cuando Sawyer y yo nos vamos. Miro por la ventanilla oscura del todoterreno y empiezo a perder la compostura; se me llenan los ojos de lágrimas. El cielo gris y amenazante refleja mi estado de ánimo y una extraña sensación de mal presagio se apodera de mí. No hemos hablado del bebé. He tenido menos de veinticuatro horas para asimilar la noticia de la llegada de pequeño Bip. Santana ha tenido todavía menos tiempo.
—Ni siquiera sabe tu nombre —digo acariciándome el vientre y enjugándome las lágrimas de la cara.
—Señora López —dice Sawyer interrumpiendo mis pensamientos.
— Hemos llegado.
—Oh, gracias, Sawyer.
—Voy a acercarme a por algo de comer, señora. ¿Quiere algo?
—No, gracias. No tengo hambre.
Hannah tiene mi caf è latte esperándome. Lo huelo y el estómago se me revuelve.
—Mmm… ¿Te importa traerme un té, por favor? —murmuro avergonzada. Sabía que había una razón por la que nunca me gustó el café. Dios, huele fatal.
— ¿Estás bien, Britt? Asiento y me escabullo hacia la seguridad de mi despacho. Mi BlackBerry vibra. Es Quinn.
— ¿Por qué estaba Santana buscándote? —me pregunta sin preámbulos.
—Buenos días, Quinn. ¿Cómo estás?
—Déjate de rodeos, Pierce. ¿Qué pasa? —La santa inquisidora Quinn Fabray empieza su trabajo.
—Santana y yo hemos tenido una pelea, eso es todo.
— ¿Te ha hecho daño?
Pongo los ojos en blanco.
—Sí, pero no como tú piensas. —No puedo tratar con Quinn en este momento. Sé que acabaré llorando, y ahora mismo estoy demasiado orgullosa de mí misma para derrumbarme esta mañana
—. Quinn, tengo una reunión. Te llamo luego.
—Vale, pero ¿estás bien?
—Sí. —No
— Te llamo luego, ¿de acuerdo?
—Perfecto, Britt, hazlo a tu manera. Estoy aquí para ti.
—Lo sé —susurro y me esfuerzo por reprimir la emoción repentina que siento al oír sus amables palabras.
No voy a llorar. No voy a llorar.
— ¿Ray está bien?
—Sí —susurro.
—Oh, Britt —murmura ella.
—No.
—Vale. Hablamos después.
—Sí.
Durante la mañana compruebo de vez en cuando mi correo, esperando recibir noticias de Santana. Pero no hay nada. Según va avanzando el día me doy cuenta de que no tiene intención de ponerse en contacto conmigo porque todavía está furiosa. Perfecto, porque yo también estoy furiosa. Me lanzo de cabeza al trabajo, parando solo a la hora del almuerzo para comerme un bagel con queso cremoso y salmón. Es increíble lo que mejora mi humor después de haber comido algo.
A las cinco Sawyer y yo nos vamos al hospital a ver a Ray. Sawyer está especialmente vigilante y más amable de lo normal. Es irritante. Cuando nos aproximamos a la habitación de Ray, se acerca a mí.
— ¿Quiere un té mientras visita a su padre? —me pregunta.
—No, gracias, Sawyer. Estoy bien.
—Esperaré fuera. —Me abre la puerta y agradezco poder apartarme de el unos minutos. Ray está sentado en la cama leyendo una revista. Está afeitado y lleva la parte superior de un pijama… Vuelve a parecerse a sí mismo antes del accidente.
—Hola, Britty. —Me sonríe, pero de repente su cara se hunde.
—Oh, papi… —Corro a su lado y, en un gesto muy poco propio de el, abre los brazos para abrazarme.
— ¿Britty? —susurra.
— ¿Qué te pasa? —Me abraza fuerte y me da un beso en el pelo. Mientras estoy entre sus brazos me doy cuenta de lo escasos que han sido estos momentos entre nosotros. ¿Por qué? Un momento después me aparto y me siento en la silla que hay junto a la cama. Ray arruga la frente, preocupado.
—Cuéntale a tu padre lo que te pasa.
Niego con la cabeza. El no necesita que le cuente mis problemas ahora mismo.
—No es nada, papá. Te veo bien. —Le cojo la mano.
—Me siento mejor, más yo mismo, pero este yeso me está bichicheando.
— ¿Bichicheando? —La palabra que ha utilizado me hace sonreír.
El me devuelve la sonrisa.
—«Bichicheando» suena mejor que «picando».
—Oh, papá, cómo me alegro de que estés bien.
—Yo también, Britty. Me gustaría algún día hacer saltar a un nieto sobre esta rodilla que me está bichicheando. No querría perderme eso por nada del mundo.
Le miro y parpadeo. Mierda. ¿Lo sabe? Lucho por evitar las lágrimas que se me están arremolinando en los ojos.
— ¿Santana y tú están bien?
—Hemos tenido una pelea —le susurro esforzándome por hablar a pesar del nudo de la garganta.
— Pero ya lo arreglaremos.
Asiente.
—Es una buena mujer, tu esposa —dice Ray para intentar consolarme.
—Tiene sus momentos. ¿Qué dicen los médicos?
No quiero hablar de mi esposa ahora mismo; es un tema de conversación doloroso.
Cuando vuelvo al Escala, Santana no está en casa.
—Santana ha llamado y ha dicho que se quedará a trabajar hasta tarde —me informa la señora Jones con expresión de disculpa.
—Oh, gracias por decírmelo.
¿Y por qué no me lo ha dicho ella? Vaya, está llevando su enfurruñamiento a un nivel totalmente nuevo.
Recuerdo brevemente la pelea por nuestros votos matrimoniales y la rabieta que tuvo. Pero ahora yo soy la agraviada.
— ¿Qué te apetece comer? —La señora Jones tiene un brillo determinado y duro en la mirada.
—Pasta.
Sonríe.
— ¿Espaguetis, macarrones, fusili?
—Espaguetis, con tu salsa boloñesa.
—Marchando. Y Britt… deberías saberlo. La señora López se volvió loca esta mañana cuando creyó que te habías ido. Estaba totalmente fuera de sí. —Me sonríe con cariño.
Oh…
A las nueve todavía no ha vuelto a casa. Estoy sentada frente a mi mesa de la biblioteca, preguntándome donde estará.
La llamo.
—Britt —responde con la voz fría.
—Hola. Inspira despacio.
—Hola —dice en voz baja.
— ¿Vas a venir a casa?
—Luego.
— ¿Estás en la oficina?
—Sí. ¿Dónde esperabas que estuviera?
Con ella…
—Será mejor que te deje, entonces.
Ambas nos quedamos calladas y en la línea solo se oye silencio entre nosotras dos.
—Buenas noches, Britt —dice ella por fin.
—Buenas noches, Santana.
Y cuelga.
Oh, mierda. Miro mi BlackBerry. No sé qué espera que haga. No le voy a dejar pasar por encima de mí.
Sí, está furiosa, vale. Yo también estoy furiosa. Pero tenemos la situación que tenemos. Yo no he salido corriendo en busca de mi ex amante pedófila. Quiero que reconozca que esa no es una forma aceptable de comportarse.
Me acomodo en la silla, miro las mesas de billar de la biblioteca y recuerdo los buenos tiempos cuando jugábamos al billar. Me pongo la mano sobre el vientre. Tal vez simplemente es demasiado pronto. Tal vez esto no deba pasar… Y mientras lo pienso, veo a mí subconsciente gritando: ¡no! Esto es una bendición de de dios.
Si interrumpo este embarazo, nunca podré perdonarme a mí misma… ni a Santana.
—Oh, Bip, ¿qué nos has hecho? —No soy capaz de hablar con Quinn ahora mismo. No soy capaz de hablar con nadie. Le escribo un mensaje y le prometo que la llamaré pronto.
A las once ya no puedo mantener los párpados abiertos. Resignada, me dirijo a mi antigua habitación. Me acurruco debajo de la colcha y finalmente lo dejo salir todo, llorando contra la almohada con grandes sollozos de dolor muy poco propios de una dama…
Me duele la cabeza cuando me levanto. Una luz brillante de otoño entra por las grandes ventanas de mi habitación. Miro el despertador y veo que son las siete y media. Lo primero que pienso es: ¿dónde está Santana? Me siento y saco las piernas de la cama. En el suelo, al lado de la cama, está la corbata gris plateada de Santana, mi favorita. No estaba ahí cuando me acosté anoche. La recojo y me quedo mirándola, acaricio el material sedoso entre los pulgares y los índices y después la abrazo contra la mejilla. Ha estado aquí contemplándome mientras dormía. Una chispa de esperanza se enciende en mi interior.
La señora Jones está ocupada en la cocina cuando bajo.
—Buenos días —me dice alegremente.
—Buenos días. ¿Y Santana? —le pregunto.
Su sonrisa desaparece.
—Ya se ha ido.
—Pero ¿vino a casa? —Necesito comprobarlo, aunque tengo su corbata como prueba.
—Sí. —Hace una pausa.
— Britt, por favor, perdóname por hablar cuando no me corresponde, pero no te rindas con ella. Es una mujer muy obstinada.
Asiento y ella deja de hablar. Estoy segura de que mi expresión le está mostrando claramente que no quiero hablar de mi descarriada esposa ahora mismo.
Cuando llego al trabajo, compruebo mi correo electrónico. Mi corazón se pone a mil por hora cuando veo que tengo un correo de Santana.
De: Santana López
Fecha: 15 de septiembre de 2011 06:45
Para: Brittany López
Asunto: Portland
Britt:
Voy a volar a Portland hoy.
Tengo que arreglar unos negocios con la Universidad Estatal de Washington.
He creído que querrías saberlo.
Santana López Presidenta de López Enterprises Holdings, Inc.
Oh. Se me llenan los ojos de lágrimas. ¿Y ya está? Me da un vuelco el estómago. ¡Mierda! Voy a vomitar.
Corro hasta el baño y llego justo a tiempo para echar el desayuno en la taza del váter. Me dejo caer al suelo del cubículo y apoyo la cabeza en las manos. ¿Podría estar aún más deprimida? Un momento después oigo que alguien llama suavemente a la puerta.
— ¿Britt? Soy Hannah.
¡Mierda!
— ¿Sí?
— ¿Estás bien?
—Salgo enseguida.
—Está aquí Boyce Fox y quiere verte.
Mierda.
—Llévale a la sala de reuniones. Voy en un minuto.
— ¿Quieres un té?
—Sí, por favor.
Después de comer (otro bagel de queso y salmón, que esta vez consigo retener en el estómago) me siento mirando con apatía el ordenador y preguntándome cómo vamos a resolver Santana y yo este problema.
Mi BlackBerry vibra y me sobresalta. Miro la pantalla: es Rachel. Oh, eso es precisamente lo que necesito: su efusividad y su entusiasmo. Dudo, preguntándome si no será mejor que la ignore, pero por fin gana lacortesía.
— ¡Rachel! —respondo alegremente.
—Hola, Britt. Hacía tiempo que no hablábamos. —La voz femenina me resulta familiar.
¡Joder!
Se me eriza el vello de todo el cuerpo cuando la adrenalina empieza a correr. El mundo deja de girar para mí.
Es Marley Rose.
O_o***** - Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 05/05/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Y ahora que va a pasar?? pobre Britt, le llueve sobremojado, primero Bip (amo ese apodo), luego San con sus enojos y por último Marley
No hay duda se levanto con el pie izquierdo, espero pronto se solucione todo con San, pero ahora surgen otras tres dudas ¿qué quiere esta vez Marley? ¿por qué tiene el movil de Rachel? ¿qué paso con Rachel?
por favor actualiza pronto que ya me dejaste con la duda y respecto a tu nuevo fic aqui tienes una lectora fiel para todo lo que escribas, suerte!!
No hay duda se levanto con el pie izquierdo, espero pronto se solucione todo con San, pero ahora surgen otras tres dudas ¿qué quiere esta vez Marley? ¿por qué tiene el movil de Rachel? ¿qué paso con Rachel?
por favor actualiza pronto que ya me dejaste con la duda y respecto a tu nuevo fic aqui tienes una lectora fiel para todo lo que escribas, suerte!!
facot*** - Mensajes : 135
Fecha de inscripción : 06/10/2012
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Ohhhh por diosss!
Cada vez mejor!!
No tardes en actualizar
Por favor!
Saludos!
Pd: santana es una cabezona!
Cada vez mejor!!
No tardes en actualizar
Por favor!
Saludos!
Pd: santana es una cabezona!
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Marley Rose??? Nooooooo otra ves esa molesta mujer quiero que se entere Santana.!!!! que por cierto que cabeza dura es!!
Por favor actualiza prontito!!
Saludos
Por favor actualiza prontito!!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Juro que me va a dar un infarto!! jaja
Quiero que actualices pronto pero a la vez no, porque sé que así faltará menos para el fin, pero,
¿sabes?, me consuela la idea de que estás escribiendo un nuevo fic *-* jeje
déjame decirte que he leído lo que haz hecho o bueno los que tienes en la zona de tus ff y son estupendos!
tienes talento mi estimada Nina :')
y sin más te deseo todo lo mejor.
Muchos besos y nos leemos en la próxima
Quiero que actualices pronto pero a la vez no, porque sé que así faltará menos para el fin, pero,
¿sabes?, me consuela la idea de que estás escribiendo un nuevo fic *-* jeje
déjame decirte que he leído lo que haz hecho o bueno los que tienes en la zona de tus ff y son estupendos!
tienes talento mi estimada Nina :')
y sin más te deseo todo lo mejor.
Muchos besos y nos leemos en la próxima
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Oh Por Dios!!
Como lo dejas ahi???
Me mata ver como de testaruda en San!! Ella se enoja??? y se puede saber porque??? Hasta ahora yo no veo ni un solo motivo para que se enoje con Britt!! Fue sin querer!! y sobretodo las palabras que le dijo cuando se enteró que estaba embarazada son como para que Britt agarré sus cosas y se valla!!! y sin embargo ahi esta aguantando a San
Encima que ahora no le dirije la palabra y encima se va de viaje?? No San es una genia cuando quiere he! Pasa de la más dulce a la más hipocrita?!
Ok! mejor dejemos eso de lado..........
Ahora que?? Marley?? quedan cuatro caps???
Creo que van a ser los cuatro caps mas emocionantes que halla leido!!!
No se como le vas a hacer pero de seguro esos caps se vienen con todo?
Aunque sinceramente se me hace que para San no son suficientes cuatro caps, para tratar su razonamiento con el embarazo?
Ya quiero ver como sigue todo!!!!
Saludos!! Nat!
Como lo dejas ahi???
Me mata ver como de testaruda en San!! Ella se enoja??? y se puede saber porque??? Hasta ahora yo no veo ni un solo motivo para que se enoje con Britt!! Fue sin querer!! y sobretodo las palabras que le dijo cuando se enteró que estaba embarazada son como para que Britt agarré sus cosas y se valla!!! y sin embargo ahi esta aguantando a San
Encima que ahora no le dirije la palabra y encima se va de viaje?? No San es una genia cuando quiere he! Pasa de la más dulce a la más hipocrita?!
Ok! mejor dejemos eso de lado..........
Ahora que?? Marley?? quedan cuatro caps???
Creo que van a ser los cuatro caps mas emocionantes que halla leido!!!
No se como le vas a hacer pero de seguro esos caps se vienen con todo?
Aunque sinceramente se me hace que para San no son suficientes cuatro caps, para tratar su razonamiento con el embarazo?
Ya quiero ver como sigue todo!!!!
Saludos!! Nat!
naty_LOVE_GLEE- ---
- Mensajes : 594
Fecha de inscripción : 06/05/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
No problemas y más problemas !!! Rayos !!! Marley porque tenía que volver, espero y rachel se encuentre bien y no le haya echo daño..porque lo dejas así ???
Me encanta que actualices pronto.
Espero la actu,
Xoxo
Me encanta que actualices pronto.
Espero la actu,
Xoxo
adi-santybritt- ---
- Mensajes : 553
Fecha de inscripción : 27/07/2013
Edad : 30
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Pobre britt la est pasando feo y Santana se está comportando horriblemente mal con ella lo que britt le dijo de q debe crecer y no comportarse como un adolescente porq eso es lo q debe hacer madurar y aceptar las responsabilidades q hay en la vida a parte de trabajar y de lo q ella esta acostumbrada no todo puede tenerlo bajo control. Ojalá las cosas entre ellas se solucionen
Y ahora marley rose aparece alguna locura va a hacer
Y ahora marley rose aparece alguna locura va a hacer
lexis17******* - Mensajes : 424
Fecha de inscripción : 23/03/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
esto es literalmente "llover sobremojado"
pobree :c
tu fic me ha servido mucho para cultivar la paciencia el último tiempo
saludos :)
pobree :c
tu fic me ha servido mucho para cultivar la paciencia el último tiempo
saludos :)
javavera** - Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 13/05/2012
Edad : 34
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Entiendo a britt ya esta como fuerte la presencia nefasta de la muy nombrada sra. Robinson, en cuanto a santana en verdad es muy orgullosa y ahora que querra marley?
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Estoy odiando a Santana. Britt tiene todo el derecho de tratarla con frialdad.
Por favor no te tardes en actualizar, me tienes adicta a tu fic...
Deberías agregarle 50 sobras más allá o que se yo, pero algo, que no se que haré cuando se acabe.
Buen cap como todos!
Un beso y me mantengo aquí esperando como siempre ;)
Por favor no te tardes en actualizar, me tienes adicta a tu fic...
Deberías agregarle 50 sobras más allá o que se yo, pero algo, que no se que haré cuando se acabe.
Buen cap como todos!
Un beso y me mantengo aquí esperando como siempre ;)
Beverly_87*** - Mensajes : 136
Fecha de inscripción : 28/07/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
ola soy nueva lectora pero debo decir que tu fic me a causado adicción simplemente no puedo dejar de leerlo espero k actualices pronto
amy lopez* - Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 30/03/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Omg! Santana por que eres así u.u juro que me aguite me sentí como Britt súper mal :(((
Espero que recapacite :(
Pero me encanta
En espera de tu actualización
Saludos
Besos
Espero que recapacite :(
Pero me encanta
En espera de tu actualización
Saludos
Besos
Kristen Rivera****** - Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 20/03/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
hoooooolaaaa...que bueno q estas de vuelta....
comentando el cap. pues no entiendo como san....se atreve ha hacerle esto a britt....cuando ella es la culpable de todo
y la britt ay anda de mensota....queriendo hablarme...bueno que se haga la dura...y que espere que san se disculpe....jejejejeje
bueno por fis no te tardes mucho que ha quedado en un super suspenso...que pasará con esto...tendra marley secuestrada a rachel...britt ira en su rescate ...sera la heroina....oooooo...jajajaja...sorry me deje llevar...
a y otra cosa....tienes una lectora mas para tu historia...espero y la subas pronto
saludos cuidate mucho....y actualiza pronto....gracias
comentando el cap. pues no entiendo como san....se atreve ha hacerle esto a britt....cuando ella es la culpable de todo
y la britt ay anda de mensota....queriendo hablarme...bueno que se haga la dura...y que espere que san se disculpe....jejejejeje
bueno por fis no te tardes mucho que ha quedado en un super suspenso...que pasará con esto...tendra marley secuestrada a rachel...britt ira en su rescate ...sera la heroina....oooooo...jajajaja...sorry me deje llevar...
a y otra cosa....tienes una lectora mas para tu historia...espero y la subas pronto
saludos cuidate mucho....y actualiza pronto....gracias
jas2602** - Mensajes : 95
Fecha de inscripción : 05/02/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
madreeeee miaaaa ke capitulo he vuelto a la vida jajaja triste, intenso, sorprendente, y al final impactanteee wooooow porfa acualza pronto para no perder el hilo de la historia jjaja y seguir el siguiete capi con la misma emocion.
Sobre tu otro fic ,claro ke lo leere, ya lei tu antiguo fic y me gustoo lo sabeees!!
en espera de tu actu
Sobre tu otro fic ,claro ke lo leere, ya lei tu antiguo fic y me gustoo lo sabeees!!
en espera de tu actu
victoria555****** - Mensajes : 399
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Hola!! hace tres días empecé a leer tu fic y desde el primer capítulo no pude parar de leer hasta hoy que acabé de leerlo todo. Tengo que felicitarte porque de verdad me encanta esta historia. Espero que actualices pronto. Saludos.
_Nerea_11* - Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 17/10/2013
Edad : 30
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
¡Hace tanto que no estoy por aquí! Se que debes odiarme, si yo fuera tu me odiaría por mala lectora .___. pero no me he perdido nada, he estado siguiendo la historia y estoy furiosa...
¿Como es posible que Santana reaccione así? ¡¿Como?! Es un bebé...con su esposa...la mujer que ama...fruto de sus amor (y de la ciencia) (por cierto, sus dedos si que deben ser mágicos .___. oK mal chiste) solo Santana Lopez Gray reacciona de esa forma. Si yo fuera Brittany (Wanky!) ahí mismo recojo todas las cosas que me ha comprado, mis cosas, mi bip, mis cosas de sumisa, mis múltiples personalidades y me voy...porque nadie se merece las palabras que uso la ESPOSA del año, es digno de acusarla con su mamá :p
Y encima regresa Marley-no tengo vida-Rose ¿Y ahora? ¿Que quiere? ¿No estaba en la cárcel? De echo no entiendo si le robo el celular Rachel o si Brittany confundió el número .-. o tal vez Rach le presto sus megas a Marley para mandar un Whats y está aprovecho para marcarle un ratito a Britt, al fin que tenía tiempo...Maybe :"3
¡Quedan cuatro capítulos! TwT noooooooo. No me imagino como teminará está historia, estoy muy intrigada con el final que podría tener, solo espero que 1)Nadie muera, 2)No haya sido todo un sueño, 3) Brittany este en coma y nada de esto paso, 3) Las manden de nuevo a los juegos pero ahora...Oh no, espera...esos son otros libros, LOL
Bueno Nina, siento estar tan ausente...tengo lo de la moderación (que por cierto, niñas ¡Cumplan las reglas!) y un Fan Club que voy a co-dirigir (Unete! Nayaholics!) ...y una vida creo xD así que por eso estoy algo...fuera de ritmo con los Fics, pero sabes que el tuyo me encanta y no lo dejaría.
Un beso y hasta el próximo *giño*
Ali_Pearce- - Mensajes : 1107
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Edad : 31
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
En espera
No nos dejes así
Actualiza !!!!
U.u
No nos dejes así
Actualiza !!!!
U.u
Kristen Rivera****** - Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 20/03/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Actualiza!
Por favor!
Saludos
Por favor!
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Actualizaaa por favorrr siiiiiiiiii? Saludos
karla ruiz** - Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 05/04/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Me he leido los libros pero prefiero tu historia. haha. Esta espectacular. Siguela por favor y si puedes escribe otro tomo de la saga asi no termina haha.
Saludos. Hasta la proxima
Saludos. Hasta la proxima
NayaPerfectRivera** - Mensajes : 74
Fecha de inscripción : 24/12/2012
Edad : 33
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Hola.
Tengo sentimientos encontrados espero con ansias el prox capitulo pero eso significa que se va acabar, aunque como mencionaste estas escribiendo otro fic, de por cierto lo espero jajaja
Esta historia me tiene cautivada.
Adiós Cuídate.
Tengo sentimientos encontrados espero con ansias el prox capitulo pero eso significa que se va acabar, aunque como mencionaste estas escribiendo otro fic, de por cierto lo espero jajaja
Esta historia me tiene cautivada.
Adiós Cuídate.
Fran_ci* - Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 31/08/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Hey..!!!! DIOS..!!!
Estos ultimos capitulos por poco y no me matan...
ACTUALIZA PRONTO..!!!!
No aguanto mas esta desesperacion.....
Estos ultimos capitulos por poco y no me matan...
ACTUALIZA PRONTO..!!!!
No aguanto mas esta desesperacion.....
Vio_Snixx** - Mensajes : 80
Fecha de inscripción : 11/03/2013
Edad : 27
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
En espera u.u
Kristen Rivera****** - Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 20/03/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
pero santana por que por queee?? solo 4 capitulos mas estoy triste. gracias por escribir
Camila18**** - Mensajes : 151
Fecha de inscripción : 28/05/2013
Página 11 de 16. • 1 ... 7 ... 10, 11, 12 ... 16
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