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BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
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Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
hola como que solo quedan 2 cap oh no
Santana ya tiene confianza con britt, y se interesa por el pequeño bip.
le va a contar espero y enterarme como fue que conoció a la bruja.
espero la actu
xoxo
Santana ya tiene confianza con britt, y se interesa por el pequeño bip.
le va a contar espero y enterarme como fue que conoció a la bruja.
espero la actu
xoxo
adi-santybritt- ---
- Mensajes : 553
Fecha de inscripción : 27/07/2013
Edad : 30
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
LLEVABA MUXO D NO PASARME POR AKIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII A COMENTAR......HE SEGUIDO LA HISTORIA DSD KE LA PRESENTASTE Y PUES AHORA KE STAMOS EN LA RECTA FINAL DEJAME DECIRTE KE EL TRABAJO KE HAS HEXO ES IMPRESIONANTEMENTE EXCEPCIONAL....MUXISIMAS GRAXS POR RELAGALARNOS ESTA ADAPTACIÓN TAN EXCELENTEMENTE BIEN TRABAJADA.... EN SERIO ES UNA PENA KE YA CASI SE NOS ACABE PERO DE NO HABER SIDO POR TI MUXAS DE LAS AKI NO HABRIAMOS TERMINADO DE LEER LA TRILOGIA HETERONORMAL KE EXISTE D 50 SOBRAS
NOS SEGUIMOS LEYENDO HSTA EL FINAL EHHH
PD: ME ENCANTA LA SANTANA KE APARECE CUANDO HABLAN DE LOS NIÑOS ES TAN COSITA HERMOSA AWWWWWWW ES TAN TIERNITA.......ME ENCANTA
SALUDOTES Y NOS LEEMOS LUEGO
NOS SEGUIMOS LEYENDO HSTA EL FINAL EHHH
PD: ME ENCANTA LA SANTANA KE APARECE CUANDO HABLAN DE LOS NIÑOS ES TAN COSITA HERMOSA AWWWWWWW ES TAN TIERNITA.......ME ENCANTA
SALUDOTES Y NOS LEEMOS LUEGO
kaorip0***** - Mensajes : 200
Fecha de inscripción : 07/04/2013
Edad : 32
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
genial capitulo... es normal que no quiera que finalice :c
es como que quiero que actualices, pero a la vez no u.u
es como que quiero que actualices, pero a la vez no u.u
javavera** - Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 13/05/2012
Edad : 34
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Bien... cada vez más cerca de lo que más le temo. El Final! (Bittersweet)
Como todos y cada uno de los capítulos, me ha encantado, esta de más escribirlo (no te cansas de leerlo? xD)
Un beso y gracias por actualizar!
Como todos y cada uno de los capítulos, me ha encantado, esta de más escribirlo (no te cansas de leerlo? xD)
Un beso y gracias por actualizar!
Beverly_87*** - Mensajes : 136
Fecha de inscripción : 28/07/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Awww
Que hermosas ya no puedo más :( es hermoso este fic me pone muy triste que lo termines tan pronto , ya que le voy agarrando más sabor ;) jaja
Saludos
Actualiza :D
Que hermosas ya no puedo más :( es hermoso este fic me pone muy triste que lo termines tan pronto , ya que le voy agarrando más sabor ;) jaja
Saludos
Actualiza :D
Kristen Rivera****** - Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 20/03/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Hola de nuevo aqui!!.. hoy vengo a traerles el capitulo final solo queda el epilogo que lo subiré la semana que viene.
Por favor al final quiero que me comenten todas sus impresiones sinceras del fic, que les pareció, si cambio en algo las perspectiva de sus vidas, si les gusto mi adaptación todo lo que me quieran decir y yo les responderé a todos los comentarios.
Disfruten el capitulo es umi favorito.
Apenas puedo respirar. ¿Quiero oírla? Santana cierra los ojos y vuelve a tragar. Cuando los abre de nuevo brillan, aunque con timidez, llenos de recuerdos perturbadores.
— Era un día caluroso de verano y yo estaba haciendo un trabajo duro. —Ríe entre dientes y niega con la cabeza, de repente divertida.
— Era un trabajo agotador el de apartar todos esos escombros y algo tedioso para una mujer pero necesitaba el dinero. Estaba sola y apareció Ele…, la señora Lincoln de la nada y me trajo un poco de limonada. Empezamos a charlar, hice un comentario atrevido… y ella me dio un bofetón. Un bofetón muy fuerte.
Inconscientemente se lleva la mano a la cara y se frota la mejilla. Los ojos se le oscurecen al recordar. ¡Maldita sea!
— Pero después me besó. Y cuando acabó de besarme, me dio otra bofetada. —Parpadea y sigue pareciendo confusa incluso después de pasado tanto tiempo.
— Nunca antes me habían besado ni pegado así.
Oh. Se lanzó sobre ella. Sobre una niña…
— ¿Quieres oír esto? —me pregunta Santana.
Sí… No…
— Solo si tú quieres contármelo. —Mi voz suena muy baja cuando le miento sin dejar de mirarla. Mi mente es un torbellino.
— Estoy intentando que tengas un poco de contexto.
Asiento de una forma alentadora, espero. Pero sospecho que parezco una estatua, petrificada y con los ojos muy abiertos por la impresión.
Ella frunce el ceño y busca mis ojos con los suyos, intentando evaluar mi reacción. Después se tumba boca arriba y mira al techo.
— Bueno, naturalmente yo estaba confusa, enfadada y excitada. Quiero decir, una mujer mayor y atractiva se lanza sobre ti así… —Niega con la cabeza como si no pudiera creérselo todavía.
¿Excitada? Me siento un poco mareada.
— Ella volvió a la casa y me dejó en el patio. Actuó como si nada hubiera pasado. Yo estaba absolutamente desconcertada. Así que volví al trabajo, a mover escombros hasta el contenedor. Cuando me fui esa tarde, ella me pidió que volviera al día siguiente. No dijo nada de lo que había pasado. Así que regresé al día siguiente. No podía esperar para volver a verla.
Susurra como si fuera una confesión oscura… tal vez porque lo es.
— No me tocó cuando me besó —murmura y gira la cabeza para mirarme.
— Tienes que entenderlo… Mi vida era el infierno en la tierra. Iba por ahí con quince años, enojada constantemente y llena de hormonas. Las chicas del instituto solo estaban con chicos guapos y a mí no me gustaban los chicos…
No sigue, pero me hago a la idea: un adolescente asustada, solitaria y atractiva. Se me encoge el corazón.
— Estaba enfadada, muy enfadada con todo el mundo, conmigo, con los míos. No tenía amigas. El terapeuta que me trataba entonces era un idiota integral. Mi familia me tenía atada en corto, no lo entendían.
Vuelve a mirar al techo y se pasa una mano por el pelo. Yo estoy deseando pasarle también la mano por el pelo, pero permanezco quieta.
— No podía soportar que nadie me tocara. No podía. No soportaba que nadie estuviera cerca de mí.
Solía meterme en peleas… joder que sí. Me metí en riñas bastante duras. Me echaron de un par de colegios. Pero era una forma de desahogarme un poco. La única forma de tolerar algo de contacto físico.
Se detiene de nuevo.
— Bueno, te puedes hacer una idea. Y cuando ella me besó, solo me cogió la cara.
No me tocó. —Casi no le oigo la voz.
Ella debía saberlo. Tal vez Grace se lo dijo. Oh, mi pobre Cincuenta. Tengo que meter las manos bajo la almohada y apoyar la cabeza en ella para resistir la necesidad de abrazarla.
— Bueno, al día siguiente volví a la casa sin saber qué esperar. Y te voy a ahorrar los detalles escabrosos, pero fue más de lo mismo. Así empezó la relación.
Oh, joder, qué doloroso es escuchar esto…
Ella vuelve a ponerse de costado para quedar frente a mí.
— ¿Y sabes qué, Britt? Mi mundo recuperó la perspectiva. Aguda y clara. Todo. Eso era exactamente lo que necesitaba. Ella fue como un soplo de aire fresco. Tomaba todas las decisiones, apartando de mí toda esa mierda y dejándome respirar.
Madre mía.
— E incluso cuando se acabó, mi mundo siguió centrado gracias a ella. Y siguió así hasta que te conocí.
¿Y qué demonios se supone que puedo decir ahora? Ella me coloca un mechón suelto detrás de la oreja.
— Tú pusiste mi mundo patas arriba. —Cierra los ojos y cuando vuelve a abrirlos están llenos de dolor.
— Mi mundo era ordenado, calmado y controlado, y de repente tú llegaste a mi vida con tus comentarios inteligentes, tu inocencia, tu belleza y tu tranquila temeridad y todo lo que había antes de ti empezó a parecer aburrido, vacío, mediocre… Ya no era nada.
Oh, Dios mío.
— Y me enamoré —susurra.
Dejo de respirar. Ella me acaricia la mejilla.
— Y yo —murmuro con el poco aliento que me queda.
Sus ojos se suavizan.
— Lo sé —dice.
— ¿Ah, sí?
— Sí.
¡Aleluya! Le sonrío tímidamente.
— ¡Por fin! —susurro.
Ella asiente.
— Y eso ha vuelto a situarlo todo en la perspectiva correcta. Cuando era más joven, Elena era el centro de mi mundo. No había nada que no hiciera por ella. Y ella hizo muchas cosas por mí. Hizo que dejara la bebida. Me obligó a esforzarme en el colegio… Ya sabes, me dio un mecanismo para sobrellevar las cosas que antes no tenía, me dejó experimentar cosas que nunca había pensado que podría.
— El contacto —susurro.
Asiente.
— En cierta forma.
Frunzo el ceño, preguntándome qué querrá decir. Ella duda ante mi reacción.
¡Dímelo!, le animo mentalmente.
— Si creces con una imagen de ti misma totalmente negativa, pensando que no eres más que una marginada, una salvaje que nadie puede querer, crees que mereces que te peguen.
Santana… pero tú no eres ninguna de esas cosas.
Hace una pausa y se pasa la mano por el pelo.
— Britt, es más fácil sacar el dolor que llevarlo dentro…
Otra confesión.
Oh.
— Ella canalizó mi furia.
Sus labios forman una línea lúgubre.
— Sobre todo hacia dentro… ahora lo veo. El doctor Flynn lleva insistiendo con esto bastante tiempo. Pero solo hace muy poco que conseguí ver esa relación como lo que realmente fue. Ya sabes… en mi cumpleaños.
Me estremezco ante el inoportuno recuerdo que me viene a la mente de Elena y Santana descuartizándose verbalmente en la fiesta de cumpleaños de Santana.
— Para ella esa parte de nuestra relación iba de sexo y control y de una mujer solitaria que encontraba consuelo en la chica que utilizaba como juguete.
— Pero a ti te gusta el control —susurro.
— Sí, me gusta. Siempre me va a gustar, Britt. Soy así. Lo dejé en manos de otra persona por un tiempo. Dejé que alguien tomara todas mis decisiones por mí. No podía hacerlo yo porque no estaba bien. Pero a través de mi sumisión a ella me encontré a mí misma y encontré la fuerza para hacerme cargo de mi vida… Para tomar el control y tomar mis propias decisiones.
— ¿Convertirte en una dominante?
— Sí.
— ¿Eso fue decisión tuya?
— Sí.
— ¿Dejar Harvard?
— Eso también fue cosa mía, y es la mejor decisión que he tomado. Hasta que te conocí.
— ¿A mí?
— Sí. —Curva los labios para formar una sonrisa.
— La mejor decisión que he tomado en mi vida ha sido casarme contigo.
Oh, Dios mío.
— ¿No ha sido fundar tu empresa?
Niega con la cabeza.
— ¿Ni aprender a volar?
Vuelve a negar.
— Tú —dice y me acaricia la mejilla con los nudillos.
— Y ella lo supo —susurra.
Frunzo el ceño.
— ¿Ella supo qué?
— Que estaba perdidamente enamorada de ti. Me animó a ir a Georgia a verte, y me alegro de que lo hiciera. Creyó que se te cruzarían los cables y te irías. Que fue lo que hiciste.
Me pongo pálida. Prefiero no pensar en eso.
— Ella pensó que yo necesitaba todas las cosas que me proporcionaba el estilo de vida del que disfrutaba.
— ¿La de dominante? —susurro.
Asiente.
— Eso me permitía mantener a todo el mundo a distancia, tener el control, mantenerme alejada… o eso creía. Seguro que has descubierto ya el porqué —añade en voz baja.
— ¿Por tu madre biológica?
— No quería que volvieran a herirme. Y entonces me dejaste. —Sus palabras son apenas audibles.
— Y yo me quedé hecha polvo.
Oh, no.
— Había evitado la intimidad tanto tiempo… No sabía cómo hacer esto.
— Por ahora lo estás haciendo bien —murmuro. Sigo el contorno de sus labios con el dedo índice. Ella los frunce y me da un beso. Estás hablando conmigo, pienso.
— ¿Lo echas de menos? —susurro.
— ¿El qué?
— Ese estilo de vida.
— Sí.
¡Oh!
— Pero solo porque echo de menos el control que me proporcionaba. Y la verdad es que gracias a tu estúpida hazaña —se detiene—, que salvó a mi hermana—continúa en un susurro lleno de alivio, asombro e incredulidad—, ahora lo sé.
— ¿Qué sabes?
— Sé que de verdad me amas.
Frunzo el ceño.
— ¿Ah, sí?
— Sí, porque he visto que lo arriesgaste todo por mí y por mi familia.
Mi ceño se hace más profundo. Ella extiende la mano y sigue con el dedo la línea del medio de mi frente, sobre la nariz.
— Te sale una V aquí cuando frunces el ceño —murmura.
— Es un sitio muy suave para darte un beso. Puedo comportarme fatal… pero tú sigues aquí.
— ¿Y por qué te sorprende tanto que siga aquí? Ya te he dicho que no te voy a dejar.
— Por la forma en que me comporté cuando me dijiste que estabas embarazada. —Me roza la mejilla con el dedo.
— Tenías razón. Soy una adolescente.
Oh, mierda… sí que dije eso. Mi subconsciente me mira fijamente: ¡Su médico lo dijo!
— Santana, he dicho algunas cosas horribles. —Me pone el dedo índice sobre los labios.
— Shhh. Merecía oírlas. Además, este es mi cuento para dormir. —Vuelve a ponerse boca arriba.
— Cuando me dijiste que estabas embarazada… —Hace una pausa.
— Me sorprendí nunca espere tener un hijo propio pensaba que íbamos a ser solo tú y yo. Había pensado en tener hijos, pero solo en abstracto. Tenía la vaga idea de que tendríamos un hijo en algún momento del futuro.
¿Solo uno? No… No, un hijo único no. No como yo. Pero tal vez este no sea el mejor momento para sacar ese tema.
— Todavía eres tan joven… Y sé que eres bastante ambiciosa.
¿Ambiciosa? ¿Yo?
— Bueno, fue como si se me hubiera abierto el suelo bajo los pies. Dios, fue totalmente inesperado. Pero algo milagroso
— Cuando te pregunté qué te ocurría ni se me pasó por la cabeza que podías estar embarazada.
Suspira.
— Estaba tan furiosa… Furiosa contigo. Conmigo. Con todo el mundo. Y volví a sentir que no tenía control sobre nada. Tenía que salir. Fui a ver a Flynn, pero estaba en una reunión con padres en un colegio.
Santana se detiene y levanta una ceja.
— Irónico —susurro, y Santana sonríe, de acuerdo conmigo.
— Así que me puse a andar y andar, y simplemente… me encontré en la puerta del salón. Elena ya se iba. Se sorprendió de verme. Y, para ser sincera, yo también estaba sorprendida de encontrarme allí.
Ella vio que estaba furiosa y me preguntó si quería tomar una copa.
Oh, mierda. Hemos llegado a la esencia de la cuestión. El corazón empieza a latirme el doble de rápido.
¿De verdad quiero saberlo? Mi subconsciente me mira con una ceja depilada arqueada en forma de advertencia.
— Fuimos a un bar tranquilo que conozco y pedimos una botella de vino. Ella se disculpó por cómo se había comportado la última vez que nos vimos. Le duele que mi madre no quiera saber nada más de ella (eso ha reducido mucho su círculo social), pero lo entiende. Hablamos del negocio, que va bien a pesar de la crisis… Y mencioné que tú querías tener hijos.
Frunzo el ceño.
— Pensaba que le habías dicho que estaba embarazada.
Me mira con total sinceridad.
— No, no se lo conté.
— ¿Y por qué no me lo dijiste?
Se encoge de hombros.
— No tuve oportunidad.
— Sí que la tuviste.
— No te encontré a la mañana siguiente, Britt. Y cuando apareciste, estabas tan furiosa conmigo…
Oh, sí…
— Cierto.
— De todas formas, en un momento de la noche, cuando ya íbamos por la mitad de la segunda botella, ella se acercó y me tocó. Y yo me quedé helada —susurra, tapándose los ojos con el brazo.
Se me eriza el vello. ¿Y eso?
— Ella vio que me apartaba. Fue un shock para ambas. —Su voz es baja, demasiado baja.
¡Santana, mírame! Tiro de su brazo y ella lo baja, girando la cabeza para enfrentar mi mirada.
Mierda. Está pálida y tiene los ojos como platos.
— ¿Qué? —pregunto sin aliento.
Frunce el ceño y traga saliva.
Oh, ¿qué es lo que no me está contando? ¿Quiero saberlo?
— Me propuso tener sexo. —Está horrorizada, lo veo.
Todo el aire abandona mi cuerpo. Estoy sin aliento y creo que se me ha parado el corazón. ¡Esa endemoniada bruja!
— Fue un momento que se quedó como suspendido en el tiempo. Ella vio mi expresión y se dio cuenta de que se había pasado de la raya, mucho. Le dije que no. No había pensado en ella así en todos estos años, y además —traga saliva.
— Y se lo dije, le dije que amo a mi esposa.
La miro fijamente. No sé qué decir.
— Se apartó de inmediato. Volvió a disculparse e intentó que pareciera una broma. Dijo que estaba feliz con Isaac y con el negocio y que no estaba resentida con nosotras. Continuó diciendo que echaba de menos mi amistad, pero que era consciente de que mi vida estaba contigo ahora, y que eso le parecía raro, dado lo que pasó la última vez que estuvimos todas juntas en la misma habitación. Yo no podía estar más de acuerdo con ella. Nos despedimos… por última vez. Le dije que no volvería a verla y ella se fue por su lado.
Trago saliva y noto que el miedo me atenaza el corazón.
— ¿Se besaron?
— ¡No! —Ríe entre dientes.
— ¡No podía soportar estar tan cerca de ella!
Oh, bien.
— Estaba triste. Quería venir a casa contigo. Pero sabía que no me había portado bien. Me quedé y acabé la botella y después continué con el bourbon. Mientras bebía me acordé de algo que me dijiste hace tiempo: «Si hubieras sido mi hijo…». Y empecé a pensar en Junior y en la forma en que empezamos Elena y yo. Y eso me hizo sentir… incómoda. Nunca antes lo había pensado así.
Un recuerdo florece en mi mente: una conversación susurrada de cuando estaba sola medio consciente. Es la voz de Santana: «Pero verla consiguió que volviera a ponerlo todo en contexto y recuperara la perspectiva. Acerca de lo del bebé, ya sabes. Por primera vez sentí que… lo que hicimos… estuvo mal». Hablaba con Grace.
— ¿Y eso es todo?
— Sí.
— Oh.
— ¿Oh?
— ¿Se acabó?
— Sí. Se acabó desde el mismo momento en que posé los ojos en ti por primera vez. Pero esa noche me di cuenta por fin y ella también.
— Lo siento —murmuro.
Ella frunce el ceño.
— ¿Por qué?
— Por estar tan enfadada al día siguiente.
Ella ríe entre dientes.
— Bella, entiendo tu enfado. —Hace una pausa y suspira.
— Britt, es que te quiero para mí sola. No quiero compartirte. Nunca antes había tenido lo que tenemos ahora. Quiero ser el centro de tu universo, por un tiempo al menos.
Oh, Santana…
— Lo eres. Y eso no va a cambiar.
Ella me dedica una sonrisa indulgente, triste y resignada.
— Britt—me susurra.
— Eso no puede ser verdad.
Los ojos se me llenan de lágrimas.
— ¿Cómo puedes pensarlo? —murmura.
Oh, no.
— Mierda… No llores, Britt. Por favor, no llores. —Me acaricia la cara.
— Lo siento. —Me tiembla el labio inferior. Ella me lo acaricia con el pulgar y eso me calma.
— No, Britt, no. No lo sientas. Vas a tener otra persona a la que amar. Y tienes razón. Así es cómo tiene que ser.
— Bip te querrá también. Serás el centro del mundo de Bip… de Junior —susurro.
— Los niños quieren a sus padres incondicionalmente, Santana. Vienen así al mundo. Programados para querer. Todos los bebés… incluso tú. Piensa en ese libro infantil que te gustaba cuando eras pequeña. Todavía necesitabas a tu madre. La querías.
Arruga la frente y aparta la mano para colocarla convertida en un puño contra su barbilla.
— No —susurra.
— Sí, así es. —Las lágrimas empiezan a caerme libremente.
— Claro que sí. No era una opción. Por eso estás tan herida.
Me mira fijamente con la expresión hosca.
— Por eso eres capaz de quererme a mí —murmuro.
— Perdónala. Ella tenía su propio mundo de dolor con el que lidiar. Era una mala madre, pero tú la querías.
Sigue mirándome sin decir nada, con los ojos llenos de recuerdos que yo solo empiezo a intuir.
Oh, por favor, no dejes de hablar.
Por fin dice:
— Solía cepillarle el pelo. Era guapa.
— Solo con mirarte a ti nadie lo dudaría.
— Pero era una mala madre —Su voz es apenas audible.
Asiento y ella cierra los ojos.
— Me asusta que yo vaya a ser un mala madre.
Le acaricio esa cara que tanto quiero. Oh, mi Cincuenta, mi Cincuenta, mi Cincuenta…
— Santana, ¿cómo puedes pensar ni por un momento que yo te dejaría ser un mala madre?
Abre los ojos y se me queda mirando durante lo que me parece una eternidad. Sonríe y el alivio empieza a iluminar su cara.
— No, no creo que me lo permitieras. —Me acaricia la cara con el dorso de los nudillos, mirándome asombrada.
— Dios, qué fuerte es usted, señora López. Te amo tanto… —Me da un beso en la frente.
— No sabía que podría amarte así.
— Oh, Santana —susurro intentando contener la emoción.
— Bueno, ese es el final del cuento.
— Menudo cuento…
Sonríe nostálgica, pero creo que está aliviada.
— ¿Qué tal tu cabeza?
— ¿Mi cabeza?
La verdad es que la tengo a punto de explotar por todo lo que acabas de contarme…
— ¿Te duele?
— No.
— Bien. Creo que deberías dormir.
¡Dormir! ¿Cómo voy a poder dormir después de todo esto?
— A dormir —dice categórica.
— Lo necesitas.
Hago un mohín.
— Tengo una pregunta.
— Oh, ¿qué? —Me mira con ojos cautelosos.
— ¿Por qué de repente te has vuelto tan… comunicativa, por decirlo de alguna forma?
Frunce el ceño.
— Ahora de repente me cuentas todo esto, cuando hasta ahora sacarte información era algo angustioso y que ponía a prueba la paciencia de cualquiera.
— ¿Ah, sí?
— Ya sabes que sí.
— ¿Que por qué ahora estoy siendo comunicativa? No lo sé. Tal vez porque te he visto casi muerta sobre un suelo de cemento. O porque voy a ser madre. No lo sé. Has dicho que querías saberlo y no quiero que Elena se interponga entre nosotras. No puede. Ella es el pasado; ya te lo he dicho muchas veces.
— Si no hubiera intentado acostarse contigo… ¿seguirían siendo amigas?
— Eso ya son dos preguntas…
— Perdona. No tienes por qué decírmelo. —Me sonrojo.
— Ya me has contado hoy más de lo que podía esperar.
Su mirada se suaviza.
— No, no lo creo. Me parecía que tenía algo pendiente con ella desde mi cumpleaños, pero ahora se ha pasado de la raya y para mí se acabó. Por favor, créeme. No voy a volver a verla. Has dicho que ella es un límite infranqueable para ti y ese es un término que entiendo —me dice con tranquila sinceridad.
Vale. Voy a cerrar este tema ya. Mi subconsciente se deja caer en su sillón: «¡Por fin!».
— Buenas noches, Santana. Gracias por ese cuento tan revelador. —Me acerco para darle un beso y nuestros labios solo se rozan brevemente, porque ella se aparta cuando intento hacer el beso más profundo.
— No —susurra.
— Estoy loca por hacerte el amor.
— Hazlo entonces.
— No, necesitas descansar y es tarde. A dormir. —Apaga la lámpara de la mesilla y nos envuelve la oscuridad.
— Te amo incondicionalmente, Santana —murmuro y me acurruco a su lado.
— Lo sé —susurra y noto su sonrisa tímida.
Me despierto sobresaltada. La luz inunda la habitación y Santana no está en la cama. Miro el reloj y veo que son las siete y cincuenta y tres. Inspiro hondo y hago una mueca de dolor cuando mis costillas se quejan, aunque ya me duelen un poco menos que ayer. Creo que puedo ir a trabajar. Trabajar… sí.
Quiero ir a trabajar.
Es lunes y ayer me pasé todo el día en la cama. Santana solo me dejó ir a hacerle una breve visita a Ray. Sigue siendo una obsesa del control. Sonrío cariñosamente. Mi obsesa del control. Ha estado atenta, cariñosa, habladora… y ha mantenido las manos lejos de mí desde que llegué a casa. Frunzo el ceño. Voy a tener que hacer algo para cambiar eso. Ya no me duele la cabeza y el dolor de las costillas ha mejorado, aunque todavía tengo que tener cuidado a la hora de reírme, pero estoy frustrada. Si no me equivoco, esta es la temporada más larga que he pasado sin sexo desde… bueno, desde la primera vez.
Creo que las dos hemos recuperado nuestro equilibrio. Santana está mucho más relajada; el cuento para dormir parece haber conseguido ahuyentar unos cuantos fantasmas, suyos y míos. Ya veremos.
Me ducho rápido, y una vez seca, busco entre mi ropa. Quiero algo sexy. Algo que anime a Santana a la acción. ¿Quién habría pensado que una mujer tan insaciable podría tener tanto autocontrol? No quiero ni pensar en cómo habrá aprendido a mantener esa disciplina sobre su cuerpo. No hemos hablado de la bruja después de su confesión. Espero que no tengamos que volver a hacerlo. Para mí está muerta y enterrada.
Escojo una falda corta negra casi indecente y una blusa blanca de seda con un volante. Me pongo medias hasta el muslo con el extremo de encaje y los zapatos de tacón negros. Un poco de rimel y de brillo de labios y después de cepillarme el pelo con ferocidad, me lo dejo suelto. Sí. Esto debería servir.
Santana está comiendo en la barra del desayuno. Cuando me ve, deja el tenedor con la tortilla en el aire a medio camino de su boca. Frunce el ceño.
— Buenos días, señora López. ¿Va a alguna parte?
— A trabajar. —Sonrío dulcemente.
— No lo creo. —Santana ríe entre dientes, burlona.
— La doctora Singh dijo que una semana de reposo.
— Santana, no me voy a pasar todo el día en la cama sola. Prefiero ir a trabajar. Buenos días, Gail.
— Hola, señora López. —La señora Jones intenta ocultar una sonrisa.
— ¿Quiere desayunar algo?
— Sí, por favor.
— ¿Cereales?
— Prefiero huevos revueltos y una tostada de pan integral.
La señora Jones sonríe y Santana muestra su sorpresa.
— Muy bien, señora López —dice la señora Jones.
— Britt, no vas a ir a trabajar.
— Pero…
— No. Así de simple. No discutas. —Santana es firme. La miro fijamente y entonces me doy cuenta de que lleva el mismo un short corto de pijama y la camiseta de anoche.
— ¿Tú vas a ir a trabajar? —le pregunto.
— No.
¿Me estoy volviendo loca?
— Es lunes, ¿verdad?
Sonríe.
— Por lo que yo sé, sí.
Entorno los ojos.
— ¿Vas a hacer fugarte?
— No te voy a dejar sola para que te metas en más problemas. Y la doctora Singh dijo que tienes que descansar una semana antes de volver al trabajo, ¿recuerdas?
Me siento en el taburete a su lado y me subo un poco la falda. La señora Jones coloca una taza de té delante de mí.
— Te veo bien —dice Santana. Cruzo las piernas.
— Muy bien. Sobre todo por aquí. —Roza con un dedo la carne desnuda que se ve por encima de las medias. Se me acelera el pulso cuando su dedo roza mi piel.
— Esa falda es muy corta —murmura con una vaga desaprobación en la voz mientras sus ojos siguen el camino de su dedo.
— ¿Ah, sí? No me había dado cuenta.
Santana me mira fijamente con la boca formando una sonrisa divertida e irritada a la vez.
— ¿De verdad, señora López?
Me ruborizo.
— No estoy segura de que ese atuendo sea adecuado para ir al trabajo —murmura.
— Bueno, como no voy a ir a trabajar, eso es algo discutible.
— ¿Discutible?
— Discutible —repito.
Santana sonríe de nuevo y vuelve a su tortilla.
— Tengo una idea mejor.
— ¿Ah, sí?
Me mira a través de sus largas pestañas y sus ojos se oscurecen. Inhalo bruscamente. Oh, Dios mío… Ya era hora.
— Podemos ir a ver qué tal va Sam con la casa.
¿Qué? ¡Oh! ¡Está jugando conmigo! Recuerdo vagamente que íbamos a hacer eso antes de que ocurriera el accidente de Ray.
— Me encantaría.
— Bien. —Sonríe.
— ¿Tú no tienes que trabajar?
— No. Ros ha vuelto de Taiwan. Todo ha ido bien. Hoy todo está bien.
— Pensaba que ibas a ir tú a Taiwan.
Ríe entre dientes otra vez.
— Britt, estabas en el hospital.
— Oh.
— Sí, oh. Así que ahora voy a pasar algo de tiempo de calidad con mi esposa.
Se humedece los labios y le da un sorbo al café.
— ¿Tiempo de calidad? —No puedo evitar la esperanza que se refleja en mi voz.
La señora Jones me sirve los huevos revueltos. Sigue sin poder ocultar la sonrisa.
Santana sonríe burlona.
— Tiempo de calidad —repite y asiente.
Tengo demasiada hambre para seguir coqueteando con mi esposa.
— Me alegro de verte comer —susurra. Se levanta, se inclina y me da un beso en el pelo.
— Me voy a la ducha.
— Mmm… ¿Puedo ir y enjabonarte la espalda? —murmuro con la boca llena de huevo y tostada.
— No. Come.
Se levanta de la barra y, mientras se encamina al salón, se quita la camiseta por la cabeza, ofreciéndome la visión de su sujetador y su espalda. Me quedo parada a medio masticar. Lo ha hecho a propósito. ¿Por qué?
Santana está relajada mientras conduce hacia el norte. Acabamos de dejar a Ray y al señor Puckerman viendo el fútbol en la nueva televisión de pantalla plana que sospecho que ha comprado Santana para la habitación del hospital de Ray.
Santana ha estado tranquila desde que tuvimos «la charla». Es como si se hubiera quitado un peso de encima; la sombra de la señora Robinson ya no se cierne sobre nosotras, tal vez porque yo he decidido dejarla ir… o quizá porque ha sido ella quien la ha hecho desaparecer, no lo sé. Pero ahora me siento más cerca de ella de lo que me he sentido nunca antes. Quizá porque por fin ha confiado en mí.
Espero que siga haciéndolo. Y ahora también se muestra más abierta con el tema del bebé. No ha salido a comprar una cuna todavía, pero tengo grandes esperanzas.
La miro mientras conduce y saboreo todo lo que puedo esa visión. Parece informal, serena… y sexy con el pelo alborotado, las Ray—Ban, la chaqueta de cuero, camisa blanca y los vaqueros.
Me mira, me pone la mano en la rodilla y me la acaricia tiernamente.
— Me alegro de que no te hayas cambiado.
Me he puesto una chaqueta vaquera y zapatos planos, pero sigo llevando la minifalda. Deja la mano ahí, sobre mi rodilla, y yo se la cubro con la mía.
— ¿Vas a seguir provocándome?
— Tal vez.
Santana sonríe.
— ¿Por qué?
— Porque puedo.
Sonríe infantil.
— A eso podemos jugar las dos… —susurro.
Sus dedos suben provocativamente por mi muslo.
— Inténtelo, señora López. —Su sonrisa se hace más amplia.
Le cojo la mano y se la pongo sobre su rodilla.
— Guárdate tus manos para ti.
Sonríe burlona.
— Como quiera, señora López.
Maldita sea. Es posible que con este juego me salga el tiro por la culata.
Santana sube por la entrada de nuestra nueva casa. Se detiene ante el teclado e introduce un número. La ornamentada puerta blanca se abre. El motor ruge al cruzar el camino flanqueado por árboles todavía llenos de hojas, aunque estas ya muestran una mezcla de verde, amarillo y cobrizo brillante. La alta hierba del prado se está volviendo dorada, pero sigue habiendo unas pocas flores silvestres amarillas que destacan entre la hierba. Es un día precioso. El sol brilla y el olor salado del Sound se mezcla en el aire con el aroma del otoño que ya se acerca. Es un sitio muy tranquilo y muy bonito. Y pensar que vamos a tener nuestro hogar aquí…
Tras una curva del camino aparece nuestra casa. Varios camiones grandes con palabras
CONSTRUCCIONES LÓPEZ inscritas en sus laterales están aparcados delante. La casa está cubierta de andamios y hay varios trabajadores con casco trabajando en el tejado.
Santana aparca frente al pórtico y apaga el motor. Puedo notar su entusiasmo.
— Vamos a buscar a Sam.
— ¿Está aquí?
— Eso espero. Para eso le pago.
Río entre dientes y Santana sonríe mientras sale del coche.
— ¡Hola, hermana! —grita Sam desde alguna parte. Las dos miramos alrededor buscándolo.
—. ¡Aquí arriba! —Está sobre el tejado, saludándonos y sonriendo de oreja a oreja.
— Ya era hora de que vinieran por aquí. Quédense ahí. Enseguida bajo.
Miro a Santana, que se encoge de hombros. Unos minutos después Sam aparece en la puerta principal.
— Hola, hermana —saluda y besa a Santana.
— ¿Y qué tal estás tú, pequeña? —Me coge y me hace girar.
— Mejor, gracias.
Suelto una risita sin aliento porque mis costillas protestan. Santana frunce el ceño, pero Sam la ignora.
— Vamos a la oficina. Tienen que ponerse uno de estos —dice dándole un golpecito al casco.
Solo está en pie la estructura de la casa. Los suelos están cubiertos de un material duro y fibroso que parece arpillera. Algunas de las paredes originales han desaparecido y se están construyendo otras nuevas. Sam nos lleva por todo el lugar, explicándonos lo que están haciendo, mientras los hombres (y unas cuantas mujeres) siguen trabajando a nuestro alrededor. Me alivia ver que la escalera de piedra con su vistosa balaustrada de hierro sigue en su lugar y cubierta completamente con fundas blancas para evitar el polvo.
En la zona de estar principal han tirado la pared de atrás para levantar la pared de cristal de Gia y están empezando a trabajar en la terraza. A pesar de todo ese lío, la vista es impresionante. Los nuevos añadidos mantienen y respetan el encanto de lo antiguo que tenía la casa… Gia lo ha hecho muy bien.
Sam nos explica pacientemente los procesos y nos da un plazo aproximado para todo. Espera que pueda estar acabada para Navidad, aunque eso a Santana le parece muy optimista.
Madre mía… La Navidad con vistas al Sound. No puedo esperar. Noto una burbuja de entusiasmo en mi interior. Veo imágenes de nosotras poniendo un enorme árbol mientras un niño con el pelo azabache nos mira asombrado.
Sam termina la visita en la cocina.
— Las voy a dejar para que echen un vistazo por su cuenta. Tengan cuidado, que esto es una obra.
— Claro. Gracias, Sam —susurra Santana cogiéndome la mano.
— ¿Contenta? —me pregunta cuando su hermano nos deja solas.
Yo estoy mirando el cascarón vacío que es esa habitación y preguntándome dónde voy a colgar los cuadros de los pimientos que compramos en Francia.
— Mucho. Me encanta. ¿Y a ti?
— Lo mismo digo. —Sonríe.
— Bien. Estoy pensando en los cuadros de los pimientos que vamos a poner aquí.
Santana asiente.
— Quiero poner los retratos que te hizo Noah en esta casa. Tienes que pensar dónde vas a ponerlos también.
Me ruborizo.
— En algún sitio donde no tenga que verlos a menudo.
— No seas así. —Me mira frunciendo el ceño y me acaricia el labio inferior con el pulgar.
— Son mis cuadros favoritos. Me encanta el que tengo en el despacho.
— Y yo no tengo ni idea de por qué —murmuro y le doy un beso en la yema del pulgar.
— Hay cosas peores que pasarme el día mirando tu preciosa cara sonriente. ¿Tienes hambre? —me pregunta.
— ¿Hambre de qué? —susurro.
Sonríe y sus ojos se oscurecen. La esperanza y el deseo se desperezan en mis venas.
— De comida, señora López. —Y me da un beso breve en los labios.
Hago un mohín fingido y suspiro.
— Sí. Últimamente siempre tengo hambre.
— Podemos hacer un picnic los tres.
— ¿Los tres? ¿Alguien se va a unir a nosotras?
Santana ladea la cabeza.
— Dentro de unos siete u ocho meses.
Oh… Bip. Le sonrío tontorronamente.
— He pensado que tal vez te apetecería comer fuera.
— ¿En el prado? —le pregunto.
Asiente.
— Claro.
Sonrío.
— Este va a ser un lugar perfecto para criar una familia —murmura mientras me mira.
¡Familia! ¿Más de un hijo? ¿Será el momento de mencionar eso?
Me pone la mano sobre el vientre y extiende los dedos. Madre mía… Contengo la respiración y coloco mi mano sobre la suya.
— Me cuesta creerlo —susurra, y por primera vez oigo asombro en su voz.
— Lo sé. Oh, tengo una prueba. Una foto.
— ¿Ah, sí? ¿La primera sonrisa del bebé?
Saco de la cartera la imagen de la ecografía de Bip.
— ¿Lo ves?
Santana mira fijamente la imagen durante varios segundos.
— Oh… Bip. Sí, lo veo. —Suena distraída, asombrada.
— Tu hijo —le susurro.
— Nuestro hijo —responde.
— El primero de muchos.
— ¿Muchos? —Santana abre los ojos como platos, alarmada.
— Al menos dos.
— ¿Dos? —dice como haciéndose a la idea.
— ¿Podemos ir de uno en uno, por favor?
Sonrío.
— Claro.
Salimos afuera a la cálida tarde de otoño.
— ¿Cuándo se lo vamos a decir a tu familia? —pregunta Santana.
— Pronto —le digo.
— Pensaba decírselo a Ray esta mañana, pero el señor Puckerman estaba allí.
Me encojo de hombros.
Santana asiente y abre el maletero del R8. Dentro hay una cesta de picnic de mimbre y la manta de cuadros escoceses que compramos en Londres.
— Vamos —me dice cogiendo la cesta y la manta en una mano y tendiéndome la otra. Las dos vamos andando hasta el prado.
— Claro, Ros, hazlo. —Santana cuelga. Es la tercera llamada que responde durante el picnic. Se ha quitado los zapatos de tacon bajos y me mira con los brazos apoyados en sus rodillas dobladas. Su chaqueta está a un lado, encima de la mía, porque bajo el sol no tenemos frío. Me tumbo a su lado sobre la manta de picnic. Estamos rodeadas por la hierba verde y dorada, lejos del ruido de la casa, y ocultas de los ojos indiscretos de los trabajadores de la construcción. Nuestro particular refugio bucólico. Me da otra fresa y yo la muerdo y chupo el zumo agradecida, mirando sus ojos que se oscurecen por momentos.
— ¿Está rica? —susurra.
— Mucho.
— ¿Quieres más?
— ¿Fresas? No.
Sus ojos brillan peligrosamente y sonríe.
— La señora Jones hace unos picnics fantásticos —dice.
— Cierto —susurro.
De repente cambia de postura y se tumba con la cabeza apoyada en mi vientre. Cierra los ojos y parece satisfecha. Yo enredo los dedos en su pelo.
Ella suspira profundamente, después frunce el ceño y mira el número que aparece en la pantalla de su BlackBerry, que está sonando. Pone los ojos en blanco y coge la llamada.
— Welch —exclama. Se pone tensa, escucha un par de segundos y después se levanta bruscamente.
— Veinticuatro horas, siete días… Gracias —dice con los dientes apretados y cuelga. Su humor cambia instantáneamente. La provocativa esposa con ganas de coquetear se convierte en la fría y calculadora ama del universo. Entorna los ojos un momento y después esboza una sonrisa gélida. Un escalofrío me recorre la espalda. Coge otra vez la BlackBerry y escoge un número de marcación rápida.
— ¿Ros, cuántas acciones tenemos de Maderas Lincoln? —Se arrodilla.
Se me eriza el vello. Oh, no, ¿de qué va esto?
— Consolida las acciones dentro de López Enterprises Holdings, Inc. y después despide a toda la junta… Excepto al presidente… Me importa una mierda… Lo entiendo, pero hazlo… Gracias… Mantenme informada.
— Cuelga y me mira impasible durante un instante.
¡Madre mía! Santana está furiosa.
— ¿Qué ha pasado?
— Linc —murmura.
— ¿Linc? ¿El ex de Elena?
— El mismo. Fue él quien pagó la fianza de Rose.
Miro a Santana con la boca abierta, horrorizada. Su boca forma una dura línea.
— Bueno… pues ahora va a parecer un imbécil —murmuro consternada.
— Porque Rose cometió otro delito mientras estaba bajo fianza.
Santana entorna los ojos y sonríe.
— Cierto, señora López.
— ¿Qué acabas de hacer? —Me pongo de rodillas sin dejar de mirarla.
— Lo acabo de joder.
¡Oh!
— Mmm… eso me parece un poco impulsivo —susurro.
— Soy una mujer de impulsos.
— Soy consciente de ello.
Cierra un poco los ojos y aprieta los labios.
— He tenido este plan guardado en la manga durante un tiempo —dice secamente.
Frunzo el ceño.
— ¿Ah, sí?
Hace una pausa en la que parece estar calculando algo en la mente y después inspira hondo.
— Hace varios años, cuando yo tenía veintiuno, Linc le dio una paliza a su mujer que la dejó hecha un desastre. Le rompió la mandíbula, el brazo izquierdo y cuatro costillas porque se estaba acostando conmigo.
Se le endurecen los ojos.
— Y ahora me entero de que le ha pagado la fianza a una mujer que ha intentado matarme, que ha raptado a mi hermana que le ha fracturado el cráneo a mi esposa. Es más que suficiente. Creo que ha llegado el momento de la venganza.
Me quedo pálida. Dios mío…
— Cierto, señora López —susurro.
— Britt, esto es lo que voy a hacer. Normalmente no hago cosas por venganza, pero no puedo dejar que se salga con la suya con esto. Lo que le hizo a Elena… Ella debería haberlo denunciado, pero no lo hizo. Eso era decisión suya. Pero acaba de pasarse de la raya con lo de Rose. Linc ha convertido esto en algo personal al posicionarse claramente contra mi familia. Le voy a hacer pedazos; destrozaré su empresa delante de sus narices y después venderé los trozos al mejor postor. Voy a llevarlo a la bancarrota.
Oh…
— Además —Santana sonríe burlona.
— Ganaré mucho dinero con eso.
Miro sus ojos llameantes y su mirada se suaviza de repente.
— No quería asustarte —susurra.
— No me has asustado —miento.
Arquea una ceja divertida.
— Solo me ha pillado por sorpresa —susurro y después trago saliva. Santana da bastante miedo a veces. Me roza los labios con los suyos.
— Haré cualquier cosa para mantenerte a salvo. Para mantener a salvo a mi familia. Y a este pequeñín —murmura y me pone la mano sobre el vientre para acariciarme suavemente.
Oh… Dejo de respirar. Santana me mira y sus ojos se oscurecen. Separa los labios e inhala. En un movimiento deliberado las puntas de sus dedos me rozan el sexo.
Oh, madre mía… El deseo explota como un artefacto incendiario que me enciende la sangre. Le cojo la cabeza, enredo los dedos en su pelo y tiro de ella para que sus labios se encuentren con los míos. Ella da un respingo, sorprendida por mi arrebato, y eso le abre paso a mi lengua. Gruñe y me devuelve el beso, sus labios y su lengua ávidos de los míos, y durante un momento ardemos juntas, perdidas entre lenguas, labios, alientos y la dulce sensación de redescubrirnos la una a la otra.
Oh, cómo deseo a esta mujer. Ha pasado mucho tiempo. La deseo aquí y ahora, al aire libre, en el prado.
— Britt—jadea en trance, y sus manos bajan por mi culo hasta el dobladillo de la falda. Yo intento torpemente desabrochar su camisa.
— Britt… Para. —Se aparta con la mandíbula tensa y me coge las manos.
— No. —Atrapo con los dientes su labio inferior y tiro.
— No —murmuro de nuevo mirándola. La suelto.
— Te deseo.
Ella inhala bruscamente. Está desgarrada; veo claramente la indecisión en sus ojos brillantes.
— Por favor, te necesito. —Todos los poros de mi cuerpo le suplican. Esto es lo que hacemos nosotras…
Gruñe derrotada, su boca encuentra la mía y nuestros labios se unen. Con una mano me coge la cabeza y la otra baja por mi cuerpo hasta mi cintura. Me tumba boca arriba y se estira a mi lado, sin romper en ningún momento el contacto de nuestras bocas.
Se aparta, cerniéndose sobre mí y mirándome.
— Es usted tan preciosa, señora López.
Yo le acaricio su delicado rostro.
— Y usted también, señora López. Por dentro y por fuera.
Frunce el ceño y yo recorro ese ceño con los dedos.
— No frunzas el ceño. A mí me lo pareces, incluso cuando estás enfadada —le susurro.
Gruñe una vez más y su boca atrapa la mía, empujándome contra la suave hierba que hay bajo la manta.
— Te he echado de menos —susurra y me roza la mandíbula con los dientes. Noto que mi corazón vuela alto.
— Yo también te he echado de menos. Oh, Santana… —Cierro una mano entre su pelo y le agarro el hombro con la otra.
Sus labios bajan a mi garganta, dejando tiernos besos en su estela. Sus dedos siguen el mismo camino, desabrochándome diestramente los botones de la blusa. Me abre la blusa y me da besos en los pechos. Gime apreciativamente desde el fondo de su garganta y el sonido reverbera por mi cuerpo hasta los lugares más oscuros y profundos.
— Tu cuerpo está cambiando —susurra. Me acaricia el pezón con el pulgar hasta que se pone duro y tira de la tela del sujetador.
— Me gusta —añade. Sigue con la lengua la línea entre el sujetador y mi pecho, provocándome y atormentándome. Coge la copa del sujetador delicadamente entre los dientes y tira de él, mi pecho y acariciándome el pezón con la nariz en el proceso. Se me pone la piel de gallina por su contacto y por el frescor de la suave brisa de otoño. Cierra los labios sobre mi piel y succiona fuerte durante largo rato.
— ¡Ah! —gimo, inhalo bruscamente y hago una mueca cuando el dolor irradia de mis costillas contusionadas.
— ¡Britt! —exclama Santana y se me queda mirando con la cara llena de preocupación.
— A esto me refería —me reprende.
— No tienes instinto de auto conservación. No quiero hacerte daño.
— No… no pares —gimoteo. Se me queda mirando con emociones encontradas luchando en su interior.
— Por favor.
— Ven. —Se mueve bruscamente y tira de mí hasta que quedo sentada a horcajadas sobre ella con la falda subida y enrollada en las caderas. Me acaricia con las manos los muslos, justo por encima de las medias.
— Así está mejor. Y puedo disfrutar de la vista.
Levanta la mano y engancha el dedo índice en la otra copa del sujetador, liberándome también el otro pecho. Me cubre ambos con las manos y yo echo atrás la cabeza y los empujo contra sus manos expertas. Tira de mis pezones y los hace rodar entre sus dedos hasta que grito y entonces se incorpora y se sienta de forma que quedamos nariz contra nariz, pechos con pechos y con sus ojos ávidos fijos en los míos. Me besa sin dejar de excitarme con los dedos. Yo busco frenéticamente su camisa y le desabrocho los dos primeros botones. Es como una sobrecarga sensorial: quiero besarla por todas partes, desvestirla y hacer el amor con ella, todo a la vez.
— Tranquila… —Me coge la cabeza y se aparta, con los ojos oscuros y llenos de una promesa sensual.
— No hay prisa. Tómatelo con calma. Quiero saborearte.
— Santana, ha pasado tanto tiempo… —Estoy jadeando.
— Despacio —susurra, y es una orden. Me da un beso en la comisura derecha de la boca.
Ahora me besa la izquierda.
— Despacio, bella. —Tira de mi labio inferior con los dientes.
— Vayamos despacio. —Enreda los dedos en mi pelo para mantenerme quieta mientras su lengua me invade la boca buscando, saboreando, tranquilizándome… y a la vez llenándome de fuego. Oh, mi mujer sabe besar…
Le acaricio la cara y mis dedos bajan hasta su barbilla, después por su garganta y por fin vuelvo a dedicarme a los botones de su camisa, despacio esta vez, mientras ella sigue besándome. Le abro lentamente la camisa y le recorro con los dedos las clavículas siguiendo su contorno a través de su piel cálida y sedosa, siguiendo los montículos de sus pechos. La empujo suavemente hacia atrás para que quede tumbada debajo de mí. Me siento erguida y la miro, consciente de que me estoy revolviendo contra su sexo. Mmm… Le rozo los labios con los míos pero sigo hasta su mandíbula, y después desciendo por el cuello, sobre el pequeño hueco en la base de la garganta. Mi hermosa mujer. Me inclino y trazo con la punta de los dedos el mismo recorrido que antes ha hecho mi boca. Le rozo la mandíbula con los dientes y le beso la garganta. Ella cierra los ojos.
— Ah —gime y echa la cabeza hacia atrás, dándome un mejor acceso a la base de la garganta. Su boca está relajada y abierta en silenciosa veneración. Santana perdida y excitada… es tan estimulante. Y excitante para mí.
Libero sus pechos del sujetador y acaricio con la lengua el pezón derecho y enredándola alrededor de su aureola. Mmm… Sabe tan bien. Y huele tan bien. Es embriagadora. Beso primero una de sus pequeñas cicatrices redondas y después otra. Noto que me agarra las caderas, y mis dedos se detienen sobre su pecho izquierdo mientras la miro.
Su respiración es trabajosa.
— ¿Quieres esto? ¿Aquí? —jadea. Sus ojos están empañados por una enloquecedora combinación de amor y lujuria.
— Sí —susurro y le paso los labios y la lengua por el otro pezón. Lo rodeo con la lengua y tiro con los dientes.
— Oh, Britt—murmura.
Me agarra la cintura y me levanta, tirando a la vez de los botones de la bragueta hasta que desabrocha sus vaqueros. Me baja de nuevo y yo empujo contra ella. Sube las manos por mis muslos parándose justo donde terminan las medias y empieza la carne, y sus manos empiezan a trazar pequeños círculos incitantes en la parte superior de los muslos hasta que con los pulgares me toca… justo donde quería que me tocara. Doy un respingo.
— Espero que no le tengas cariño a tu ropa interior —murmura con los ojos salvajes y brillantes.
Sus dedos recorren el elástico a lo largo de mi vientre. Después se deslizan por dentro para seguir provocándome antes de agarrar las bragas con fuerza y atravesar con los pulgares la delicada tela. Las bragas se desintegran. Santana extiende las manos sobre mis muslos y sus pulgares vuelven a mi sexo.
Flexiona las caderas para que su pelvis se frote contra mí.
— Siento lo mojada que estás. —Su voz desprende un deseo carnal.
De repente se sienta con el brazo rodeándome la cintura y quedamos frente a frente. Me acaricia la nariz con la suya.
— Vamos a hacerlo muy lento, señora López. Quiero sentirlo todo de usted. —Me levanta y con una facilidad exquisita, lenta y me penetra con dos de sus dedos. Siento cada bendito centímetro de sus dedos llenándome.
— Ah… —gimo de forma incoherente a la vez que extiendo la mano derecha para introducirme en sus vaqueros y penetrarla con mi dedo índice y medio.
— ¡Joder Britt!
Grita y gruñe
Intento levantarme un poco para conseguir algo de fricción, pero ella me mantiene donde estoy.
— Todo de mí —susurra y mueve la pelvis, empujando para introducir más sus dedos hasta el fondo. Echo atrás la cabeza y dejo escapar un grito estrangulado de puro placer.
— Deja que te oiga —murmura.
— No… no te muevas, solo siente.
Abro los ojos. Tengo la boca petrificada en un grito silencioso. Sus ojos me miran lascivos y entornados, encadenados a mis ojos azules en éxtasis. Mueve sus dedos haciendo un círculo en mi interior, pero no me deja moverme.
Gimo. Noto sus labios en mi garganta, besándome.
— Este es mi lugar favorito dentro en ti —murmura contra mi piel.
— Muévete, por favor —le suplico.
— Despacio, señora López. —Flexiona de nuevo la cadera y el placer me llena el cuerpo. Le rodeo la cara con mi mano libre y la beso, consumiéndola.
Muevo mi mano que esta en su interior que estaba quieta.
— Despacio bella.
— Hazme el amor. Por favor, Santana.
Sus dientes me rozan la mandíbula hasta la oreja.
— Vamos —susurra y comienza a mover sus dedos y mano izquierda dentro de mi mas rápido.
La diosa que llevo dentro está desatada y yo la presiono contra mi cadera y empiezo a moverme al mismo tiempo que muevo mis manos y mis dedos, saboreando la sensación de ella dentro de mí y yo dentro de ella… cabalgando sobre ella… cabalgando con fuerza. Ella se acompasa conmigo con la mano libre en mi cintura. He echado de menos esto… La sensación enloquecedora de ella debajo de mí, dentro de mí… El sol en la espalda, el dulce olor del otoño en el aire, la suave brisa otoñal. Es una fusión de sentidos cautivadora: el tacto, el gusto, el olfato y la vista de mí querida esposa debajo de mí.
— Oh, Britt—gime con los ojos cerrados, la cabeza echada hacia atrás y la boca abierta.
Ah… Me encanta esto. Y en mi interior empiezo a acercarme… acercarme… cada vez más. La mano libre de Santana desciende hasta mis muslos y delicadamente presiona con el pulgar el vértice entre ambas y yo estallo a su alrededor, una y otra vez, y otra y otra, y sin dejar de mover mi mano y mis dedos y al mismo tiempo ella grita también, dejándose llevar y pronunciando mi nombre lleno de amor y felicidad.
Paramos recuperándonos, saco mis dedos de su interior y con ellos rozo sus labios ella los toma y chupa mis dedos probando su sabor.
Extrae sus dedos dentro de mí y repite mi acción.
Me abraza contra su pecho y me acaricia la cabeza. Mmm… Cierro los ojos y saboreo la sensación de sus brazos a mí alrededor. Tengo la mano sobre su pecho izquierdo y siento el latido constante del corazón que se va ralentizando y calmando. La beso y la acaricio con la nariz y me digo maravillada que no hace mucho no me habría permitido hacer esto.
— ¿Mejor? —me susurra.
Levanto la cabeza. Está sonriendo ampliamente.
— Mucho. ¿Y tú? —Mi sonrisa es un reflejo de la suya.
— La he echado de menos, señora López. —Se pone seria un momento.
— Y yo.
— Nada de hazañas nunca más, ¿eh?
— No —prometo.
— Deberías contarme las cosas siempre —susurra.
— Lo mismo digo, López.
Ella sonríe burlona.
— Cierto. Lo intentaré. —Me da un beso en el pelo.
— Creo que vamos a ser felices aquí —susurro cerrando los ojos otra vez.
— Sí. Tú, yo y… Bip. ¿Cómo te sientes, por cierto?
— Bien. Relajada. Feliz.
— Bien.
— ¿Y tú?
— También. Todas esas cosas —responde.
La miro intentando evaluar su expresión.
— ¿Qué? —me pregunta.
— ¿Sabes que eres muy autoritaria durante el sexo?
— ¿Es una queja?
— No. Solo me preguntaba… Has dicho que lo echabas de menos.
Se queda muy quieta y me mira.
— A veces —murmura.
Oh.
— Tenemos que ver qué podemos hacer al respecto —le digo y le doy un beso suave en los labios. Me enrosco a su alrededor como una rama de vida. En mi mente veo imágenes de nosotras en el cuarto de juegos: la mesa, la cruz, esposada a la cama… Me gustan esos polvos pervertidos, nuestros polvos pervertidos. Sí. Puedo hacer esas cosas. Puedo hacerlo por ella, con ella. Puedo hacerlo por mí. Me hormiguea la piel al pensar en la fusta.
— A mí también me gusta jugar —murmuro y la miro. Me responde con su sonrisa tímida.
— ¿Sabes? Me gustaría mucho poner a prueba tus límites —susurra.
— ¿Mis límites en cuanto a qué?
— Al placer.
— Oh, creo que eso me va a gustar.
— Bueno, quizá cuando volvamos a casa —dice, dejando esa promesa en el aire entre las dos.
La acaricio con la nariz otra vez. La quiero tanto…
Han pasado dos días desde nuestro picnic. Dos días desde que hizo la promesa: «Bueno, quizá cuando volvamos a casa». Santana sigue tratándome como si fuera de cristal. Todavía no me deja ir a trabajar, así que estoy trabajando desde casa. Aparto el montón de cartas que he estado leyendo y suspiro. Santana y yo no hemos vuelto al cuarto de juegos desde la vez que dije la palabra de seguridad.
Y ha dicho que lo echa de menos. Bueno, yo también… sobre todo ahora que quiere poner a prueba mis límites. Me sonrojo al pensar en qué puede implicar eso. Miro las mesas de billar… Sí, no puedo esperar para explorar las posibilidades.
Mis pensamientos quedan interrumpidos por una suave música lírica que llena el ático. Santana está tocando el piano; y no sus piezas tristes habituales, sino una melodía dulce y esperanzadora. Una que reconozco, pero que nunca la había oído tocar.
Voy de puntillas hasta el arco que da acceso al salón y contemplo a Santana al piano. Está atardeciendo. El cielo es de un rosa opulento y la luz se refleja en su brillante pelo negro. Está tan bella y tan impresionante como siempre, concentrada mientras toca, ajena a mi presencia. Ha estado tan comunicativa los últimos días, tan atenta… Me ha contado sus impresiones de cómo iba el día, sus pensamientos, sus planes. Es como si se hubiera roto una presa en su interior y las palabras hubieran empezado a salir.
Sé que vendrá a comprobar qué tal estoy dentro de unos pocos minutos y eso me da una idea.
Excitada y esperando que siga sin haberse dado cuenta de mi presencia, me escabullo y corro a nuestro dormitorio. Me quito toda la ropa según voy hacia allí hasta que no llevo más que unas bragas de encaje azul pálido. Encuentro una camisola del mismo azul y me la pongo rápidamente. Eso ocultará el hematoma. Entro en el vestidor y saco del cajón los vaqueros gastados de Santana: los vaqueros del cuarto de juegos, mis vaqueros favoritos. Cojo mi BlackBerry de la mesita, doblo los pantalones con cuidado y me arrodillo junto a la puerta del dormitorio. La puerta está entornada y oigo las notas de otra pieza, una que no conozco. Pero es otra melodía llena de esperanza; es preciosa. Le escribo un correo apresuradamente.
De: Brittany López
Fecha: 21 de septiembre de 2011 20:45
Para: Santana López
Asunto: El placer de mi esposa
Ama:
Estoy esperando sus instrucciones.
Siempre suya.
Señora L x
Pulso «Enviar».
Unos segundos después la música se detiene bruscamente. Se me para el corazón un segundo y después empieza a latir más fuerte. Espero y espero y por fin vibra mi BlackBerry.
De: Santana López
Fecha: 21 de septiembre de 2011 20:48
Para: Brittany López
Asunto: El placer de mi esposa. Me encanta este título, bella
Señora L:
Estoy intrigada. Voy a buscarla.
Prepárese.
Santana López
Presidenta ansiosa por la anticipación de López Enterprises Holdings, Inc.
«¡Prepárese!» Mi corazón vuelve a latir con fuerza y empiezo a contar. Treinta y siete segundos después se abre la puerta. Cuando se para en el umbral mantengo la mirada baja, dirigida a sus pies descalzos. Mmm… No dice nada. Se queda callada mucho tiempo. Oh, mierda. Resisto la necesidad de levantar la vista y sigo con la mirada fija en el suelo.
Por fin se agacha y recoge sus vaqueros. Sigue en silencio, pero va hasta el vestidor mientras yo continúo muy quieta. Oh, Dios mío… allá vamos. El sonido de mi corazón es atronador y me encanta el subidón de adrenalina que me recorre el cuerpo. Me retuerzo según va aumentando mi excitación. ¿Qué me va a hacer? Regresa al cabo de un momento; ahora lleva los vaqueros.
— Así que quieres jugar… —murmura.
— Sí.
No dice nada y me arriesgo a levantar la mirada… Subo por sus piernas, sus muslos cubiertos por los vaqueros, el botón desabrochado de la cintura, su abdomen cincelado, un sujetador de encaje negro, sus perfectos y redondos pechos, sus ojos negros en llamas y la cabeza ladeada. Tiene una ceja perfectamente depilada arqueada. Oh, mierda.
— ¿Sí qué? —susurra.
Oh.
— Sí, ama.
Sus ojos se suavizan.
— Buena chica —dice y me acaricia la cabeza.
— Será mejor que subamos arriba —añade.
Se me licuan las entrañas y el vientre se me tensa de esa forma tan deliciosa.
Me coge la mano y yo la sigo por el piso y subo con ella la escalera. Delante de la puerta del cuarto de juegos se detiene, se inclina y me da un beso suave antes de agarrarme el pelo con fuerza.
— Estás dominando desde abajo, ¿sabes? —murmura contra mis labios.
— ¿Qué? —No sé de qué está hablando.
— No te preocupes. Viviré con ello —susurra divertida, me acaricia la mandíbula con la nariz y me muerde con suavidad la oreja.
— Cuando estemos dentro, arrodíllate como te he enseñado.
— Sí… Ama.
Me mira con los ojos brillándole de amor, asombro e ideas perversas.
Vaya… La vida nunca va a ser aburrida con Santana y estoy comprometida con esto a largo plazo.
Quiero a esta mujer mi esposa, mi amante, la madre de mi hijo, a veces mi dominante…
Mi Cincuenta Sombras.
Por favor al final quiero que me comenten todas sus impresiones sinceras del fic, que les pareció, si cambio en algo las perspectiva de sus vidas, si les gusto mi adaptación todo lo que me quieran decir y yo les responderé a todos los comentarios.
Disfruten el capitulo es umi favorito.
Parte III – Capítulo Final
Apenas puedo respirar. ¿Quiero oírla? Santana cierra los ojos y vuelve a tragar. Cuando los abre de nuevo brillan, aunque con timidez, llenos de recuerdos perturbadores.
— Era un día caluroso de verano y yo estaba haciendo un trabajo duro. —Ríe entre dientes y niega con la cabeza, de repente divertida.
— Era un trabajo agotador el de apartar todos esos escombros y algo tedioso para una mujer pero necesitaba el dinero. Estaba sola y apareció Ele…, la señora Lincoln de la nada y me trajo un poco de limonada. Empezamos a charlar, hice un comentario atrevido… y ella me dio un bofetón. Un bofetón muy fuerte.
Inconscientemente se lleva la mano a la cara y se frota la mejilla. Los ojos se le oscurecen al recordar. ¡Maldita sea!
— Pero después me besó. Y cuando acabó de besarme, me dio otra bofetada. —Parpadea y sigue pareciendo confusa incluso después de pasado tanto tiempo.
— Nunca antes me habían besado ni pegado así.
Oh. Se lanzó sobre ella. Sobre una niña…
— ¿Quieres oír esto? —me pregunta Santana.
Sí… No…
— Solo si tú quieres contármelo. —Mi voz suena muy baja cuando le miento sin dejar de mirarla. Mi mente es un torbellino.
— Estoy intentando que tengas un poco de contexto.
Asiento de una forma alentadora, espero. Pero sospecho que parezco una estatua, petrificada y con los ojos muy abiertos por la impresión.
Ella frunce el ceño y busca mis ojos con los suyos, intentando evaluar mi reacción. Después se tumba boca arriba y mira al techo.
— Bueno, naturalmente yo estaba confusa, enfadada y excitada. Quiero decir, una mujer mayor y atractiva se lanza sobre ti así… —Niega con la cabeza como si no pudiera creérselo todavía.
¿Excitada? Me siento un poco mareada.
— Ella volvió a la casa y me dejó en el patio. Actuó como si nada hubiera pasado. Yo estaba absolutamente desconcertada. Así que volví al trabajo, a mover escombros hasta el contenedor. Cuando me fui esa tarde, ella me pidió que volviera al día siguiente. No dijo nada de lo que había pasado. Así que regresé al día siguiente. No podía esperar para volver a verla.
Susurra como si fuera una confesión oscura… tal vez porque lo es.
— No me tocó cuando me besó —murmura y gira la cabeza para mirarme.
— Tienes que entenderlo… Mi vida era el infierno en la tierra. Iba por ahí con quince años, enojada constantemente y llena de hormonas. Las chicas del instituto solo estaban con chicos guapos y a mí no me gustaban los chicos…
No sigue, pero me hago a la idea: un adolescente asustada, solitaria y atractiva. Se me encoge el corazón.
— Estaba enfadada, muy enfadada con todo el mundo, conmigo, con los míos. No tenía amigas. El terapeuta que me trataba entonces era un idiota integral. Mi familia me tenía atada en corto, no lo entendían.
Vuelve a mirar al techo y se pasa una mano por el pelo. Yo estoy deseando pasarle también la mano por el pelo, pero permanezco quieta.
— No podía soportar que nadie me tocara. No podía. No soportaba que nadie estuviera cerca de mí.
Solía meterme en peleas… joder que sí. Me metí en riñas bastante duras. Me echaron de un par de colegios. Pero era una forma de desahogarme un poco. La única forma de tolerar algo de contacto físico.
Se detiene de nuevo.
— Bueno, te puedes hacer una idea. Y cuando ella me besó, solo me cogió la cara.
No me tocó. —Casi no le oigo la voz.
Ella debía saberlo. Tal vez Grace se lo dijo. Oh, mi pobre Cincuenta. Tengo que meter las manos bajo la almohada y apoyar la cabeza en ella para resistir la necesidad de abrazarla.
— Bueno, al día siguiente volví a la casa sin saber qué esperar. Y te voy a ahorrar los detalles escabrosos, pero fue más de lo mismo. Así empezó la relación.
Oh, joder, qué doloroso es escuchar esto…
Ella vuelve a ponerse de costado para quedar frente a mí.
— ¿Y sabes qué, Britt? Mi mundo recuperó la perspectiva. Aguda y clara. Todo. Eso era exactamente lo que necesitaba. Ella fue como un soplo de aire fresco. Tomaba todas las decisiones, apartando de mí toda esa mierda y dejándome respirar.
Madre mía.
— E incluso cuando se acabó, mi mundo siguió centrado gracias a ella. Y siguió así hasta que te conocí.
¿Y qué demonios se supone que puedo decir ahora? Ella me coloca un mechón suelto detrás de la oreja.
— Tú pusiste mi mundo patas arriba. —Cierra los ojos y cuando vuelve a abrirlos están llenos de dolor.
— Mi mundo era ordenado, calmado y controlado, y de repente tú llegaste a mi vida con tus comentarios inteligentes, tu inocencia, tu belleza y tu tranquila temeridad y todo lo que había antes de ti empezó a parecer aburrido, vacío, mediocre… Ya no era nada.
Oh, Dios mío.
— Y me enamoré —susurra.
Dejo de respirar. Ella me acaricia la mejilla.
— Y yo —murmuro con el poco aliento que me queda.
Sus ojos se suavizan.
— Lo sé —dice.
— ¿Ah, sí?
— Sí.
¡Aleluya! Le sonrío tímidamente.
— ¡Por fin! —susurro.
Ella asiente.
— Y eso ha vuelto a situarlo todo en la perspectiva correcta. Cuando era más joven, Elena era el centro de mi mundo. No había nada que no hiciera por ella. Y ella hizo muchas cosas por mí. Hizo que dejara la bebida. Me obligó a esforzarme en el colegio… Ya sabes, me dio un mecanismo para sobrellevar las cosas que antes no tenía, me dejó experimentar cosas que nunca había pensado que podría.
— El contacto —susurro.
Asiente.
— En cierta forma.
Frunzo el ceño, preguntándome qué querrá decir. Ella duda ante mi reacción.
¡Dímelo!, le animo mentalmente.
— Si creces con una imagen de ti misma totalmente negativa, pensando que no eres más que una marginada, una salvaje que nadie puede querer, crees que mereces que te peguen.
Santana… pero tú no eres ninguna de esas cosas.
Hace una pausa y se pasa la mano por el pelo.
— Britt, es más fácil sacar el dolor que llevarlo dentro…
Otra confesión.
Oh.
— Ella canalizó mi furia.
Sus labios forman una línea lúgubre.
— Sobre todo hacia dentro… ahora lo veo. El doctor Flynn lleva insistiendo con esto bastante tiempo. Pero solo hace muy poco que conseguí ver esa relación como lo que realmente fue. Ya sabes… en mi cumpleaños.
Me estremezco ante el inoportuno recuerdo que me viene a la mente de Elena y Santana descuartizándose verbalmente en la fiesta de cumpleaños de Santana.
— Para ella esa parte de nuestra relación iba de sexo y control y de una mujer solitaria que encontraba consuelo en la chica que utilizaba como juguete.
— Pero a ti te gusta el control —susurro.
— Sí, me gusta. Siempre me va a gustar, Britt. Soy así. Lo dejé en manos de otra persona por un tiempo. Dejé que alguien tomara todas mis decisiones por mí. No podía hacerlo yo porque no estaba bien. Pero a través de mi sumisión a ella me encontré a mí misma y encontré la fuerza para hacerme cargo de mi vida… Para tomar el control y tomar mis propias decisiones.
— ¿Convertirte en una dominante?
— Sí.
— ¿Eso fue decisión tuya?
— Sí.
— ¿Dejar Harvard?
— Eso también fue cosa mía, y es la mejor decisión que he tomado. Hasta que te conocí.
— ¿A mí?
— Sí. —Curva los labios para formar una sonrisa.
— La mejor decisión que he tomado en mi vida ha sido casarme contigo.
Oh, Dios mío.
— ¿No ha sido fundar tu empresa?
Niega con la cabeza.
— ¿Ni aprender a volar?
Vuelve a negar.
— Tú —dice y me acaricia la mejilla con los nudillos.
— Y ella lo supo —susurra.
Frunzo el ceño.
— ¿Ella supo qué?
— Que estaba perdidamente enamorada de ti. Me animó a ir a Georgia a verte, y me alegro de que lo hiciera. Creyó que se te cruzarían los cables y te irías. Que fue lo que hiciste.
Me pongo pálida. Prefiero no pensar en eso.
— Ella pensó que yo necesitaba todas las cosas que me proporcionaba el estilo de vida del que disfrutaba.
— ¿La de dominante? —susurro.
Asiente.
— Eso me permitía mantener a todo el mundo a distancia, tener el control, mantenerme alejada… o eso creía. Seguro que has descubierto ya el porqué —añade en voz baja.
— ¿Por tu madre biológica?
— No quería que volvieran a herirme. Y entonces me dejaste. —Sus palabras son apenas audibles.
— Y yo me quedé hecha polvo.
Oh, no.
— Había evitado la intimidad tanto tiempo… No sabía cómo hacer esto.
— Por ahora lo estás haciendo bien —murmuro. Sigo el contorno de sus labios con el dedo índice. Ella los frunce y me da un beso. Estás hablando conmigo, pienso.
— ¿Lo echas de menos? —susurro.
— ¿El qué?
— Ese estilo de vida.
— Sí.
¡Oh!
— Pero solo porque echo de menos el control que me proporcionaba. Y la verdad es que gracias a tu estúpida hazaña —se detiene—, que salvó a mi hermana—continúa en un susurro lleno de alivio, asombro e incredulidad—, ahora lo sé.
— ¿Qué sabes?
— Sé que de verdad me amas.
Frunzo el ceño.
— ¿Ah, sí?
— Sí, porque he visto que lo arriesgaste todo por mí y por mi familia.
Mi ceño se hace más profundo. Ella extiende la mano y sigue con el dedo la línea del medio de mi frente, sobre la nariz.
— Te sale una V aquí cuando frunces el ceño —murmura.
— Es un sitio muy suave para darte un beso. Puedo comportarme fatal… pero tú sigues aquí.
— ¿Y por qué te sorprende tanto que siga aquí? Ya te he dicho que no te voy a dejar.
— Por la forma en que me comporté cuando me dijiste que estabas embarazada. —Me roza la mejilla con el dedo.
— Tenías razón. Soy una adolescente.
Oh, mierda… sí que dije eso. Mi subconsciente me mira fijamente: ¡Su médico lo dijo!
— Santana, he dicho algunas cosas horribles. —Me pone el dedo índice sobre los labios.
— Shhh. Merecía oírlas. Además, este es mi cuento para dormir. —Vuelve a ponerse boca arriba.
— Cuando me dijiste que estabas embarazada… —Hace una pausa.
— Me sorprendí nunca espere tener un hijo propio pensaba que íbamos a ser solo tú y yo. Había pensado en tener hijos, pero solo en abstracto. Tenía la vaga idea de que tendríamos un hijo en algún momento del futuro.
¿Solo uno? No… No, un hijo único no. No como yo. Pero tal vez este no sea el mejor momento para sacar ese tema.
— Todavía eres tan joven… Y sé que eres bastante ambiciosa.
¿Ambiciosa? ¿Yo?
— Bueno, fue como si se me hubiera abierto el suelo bajo los pies. Dios, fue totalmente inesperado. Pero algo milagroso
— Cuando te pregunté qué te ocurría ni se me pasó por la cabeza que podías estar embarazada.
Suspira.
— Estaba tan furiosa… Furiosa contigo. Conmigo. Con todo el mundo. Y volví a sentir que no tenía control sobre nada. Tenía que salir. Fui a ver a Flynn, pero estaba en una reunión con padres en un colegio.
Santana se detiene y levanta una ceja.
— Irónico —susurro, y Santana sonríe, de acuerdo conmigo.
— Así que me puse a andar y andar, y simplemente… me encontré en la puerta del salón. Elena ya se iba. Se sorprendió de verme. Y, para ser sincera, yo también estaba sorprendida de encontrarme allí.
Ella vio que estaba furiosa y me preguntó si quería tomar una copa.
Oh, mierda. Hemos llegado a la esencia de la cuestión. El corazón empieza a latirme el doble de rápido.
¿De verdad quiero saberlo? Mi subconsciente me mira con una ceja depilada arqueada en forma de advertencia.
— Fuimos a un bar tranquilo que conozco y pedimos una botella de vino. Ella se disculpó por cómo se había comportado la última vez que nos vimos. Le duele que mi madre no quiera saber nada más de ella (eso ha reducido mucho su círculo social), pero lo entiende. Hablamos del negocio, que va bien a pesar de la crisis… Y mencioné que tú querías tener hijos.
Frunzo el ceño.
— Pensaba que le habías dicho que estaba embarazada.
Me mira con total sinceridad.
— No, no se lo conté.
— ¿Y por qué no me lo dijiste?
Se encoge de hombros.
— No tuve oportunidad.
— Sí que la tuviste.
— No te encontré a la mañana siguiente, Britt. Y cuando apareciste, estabas tan furiosa conmigo…
Oh, sí…
— Cierto.
— De todas formas, en un momento de la noche, cuando ya íbamos por la mitad de la segunda botella, ella se acercó y me tocó. Y yo me quedé helada —susurra, tapándose los ojos con el brazo.
Se me eriza el vello. ¿Y eso?
— Ella vio que me apartaba. Fue un shock para ambas. —Su voz es baja, demasiado baja.
¡Santana, mírame! Tiro de su brazo y ella lo baja, girando la cabeza para enfrentar mi mirada.
Mierda. Está pálida y tiene los ojos como platos.
— ¿Qué? —pregunto sin aliento.
Frunce el ceño y traga saliva.
Oh, ¿qué es lo que no me está contando? ¿Quiero saberlo?
— Me propuso tener sexo. —Está horrorizada, lo veo.
Todo el aire abandona mi cuerpo. Estoy sin aliento y creo que se me ha parado el corazón. ¡Esa endemoniada bruja!
— Fue un momento que se quedó como suspendido en el tiempo. Ella vio mi expresión y se dio cuenta de que se había pasado de la raya, mucho. Le dije que no. No había pensado en ella así en todos estos años, y además —traga saliva.
— Y se lo dije, le dije que amo a mi esposa.
La miro fijamente. No sé qué decir.
— Se apartó de inmediato. Volvió a disculparse e intentó que pareciera una broma. Dijo que estaba feliz con Isaac y con el negocio y que no estaba resentida con nosotras. Continuó diciendo que echaba de menos mi amistad, pero que era consciente de que mi vida estaba contigo ahora, y que eso le parecía raro, dado lo que pasó la última vez que estuvimos todas juntas en la misma habitación. Yo no podía estar más de acuerdo con ella. Nos despedimos… por última vez. Le dije que no volvería a verla y ella se fue por su lado.
Trago saliva y noto que el miedo me atenaza el corazón.
— ¿Se besaron?
— ¡No! —Ríe entre dientes.
— ¡No podía soportar estar tan cerca de ella!
Oh, bien.
— Estaba triste. Quería venir a casa contigo. Pero sabía que no me había portado bien. Me quedé y acabé la botella y después continué con el bourbon. Mientras bebía me acordé de algo que me dijiste hace tiempo: «Si hubieras sido mi hijo…». Y empecé a pensar en Junior y en la forma en que empezamos Elena y yo. Y eso me hizo sentir… incómoda. Nunca antes lo había pensado así.
Un recuerdo florece en mi mente: una conversación susurrada de cuando estaba sola medio consciente. Es la voz de Santana: «Pero verla consiguió que volviera a ponerlo todo en contexto y recuperara la perspectiva. Acerca de lo del bebé, ya sabes. Por primera vez sentí que… lo que hicimos… estuvo mal». Hablaba con Grace.
— ¿Y eso es todo?
— Sí.
— Oh.
— ¿Oh?
— ¿Se acabó?
— Sí. Se acabó desde el mismo momento en que posé los ojos en ti por primera vez. Pero esa noche me di cuenta por fin y ella también.
— Lo siento —murmuro.
Ella frunce el ceño.
— ¿Por qué?
— Por estar tan enfadada al día siguiente.
Ella ríe entre dientes.
— Bella, entiendo tu enfado. —Hace una pausa y suspira.
— Britt, es que te quiero para mí sola. No quiero compartirte. Nunca antes había tenido lo que tenemos ahora. Quiero ser el centro de tu universo, por un tiempo al menos.
Oh, Santana…
— Lo eres. Y eso no va a cambiar.
Ella me dedica una sonrisa indulgente, triste y resignada.
— Britt—me susurra.
— Eso no puede ser verdad.
Los ojos se me llenan de lágrimas.
— ¿Cómo puedes pensarlo? —murmura.
Oh, no.
— Mierda… No llores, Britt. Por favor, no llores. —Me acaricia la cara.
— Lo siento. —Me tiembla el labio inferior. Ella me lo acaricia con el pulgar y eso me calma.
— No, Britt, no. No lo sientas. Vas a tener otra persona a la que amar. Y tienes razón. Así es cómo tiene que ser.
— Bip te querrá también. Serás el centro del mundo de Bip… de Junior —susurro.
— Los niños quieren a sus padres incondicionalmente, Santana. Vienen así al mundo. Programados para querer. Todos los bebés… incluso tú. Piensa en ese libro infantil que te gustaba cuando eras pequeña. Todavía necesitabas a tu madre. La querías.
Arruga la frente y aparta la mano para colocarla convertida en un puño contra su barbilla.
— No —susurra.
— Sí, así es. —Las lágrimas empiezan a caerme libremente.
— Claro que sí. No era una opción. Por eso estás tan herida.
Me mira fijamente con la expresión hosca.
— Por eso eres capaz de quererme a mí —murmuro.
— Perdónala. Ella tenía su propio mundo de dolor con el que lidiar. Era una mala madre, pero tú la querías.
Sigue mirándome sin decir nada, con los ojos llenos de recuerdos que yo solo empiezo a intuir.
Oh, por favor, no dejes de hablar.
Por fin dice:
— Solía cepillarle el pelo. Era guapa.
— Solo con mirarte a ti nadie lo dudaría.
— Pero era una mala madre —Su voz es apenas audible.
Asiento y ella cierra los ojos.
— Me asusta que yo vaya a ser un mala madre.
Le acaricio esa cara que tanto quiero. Oh, mi Cincuenta, mi Cincuenta, mi Cincuenta…
— Santana, ¿cómo puedes pensar ni por un momento que yo te dejaría ser un mala madre?
Abre los ojos y se me queda mirando durante lo que me parece una eternidad. Sonríe y el alivio empieza a iluminar su cara.
— No, no creo que me lo permitieras. —Me acaricia la cara con el dorso de los nudillos, mirándome asombrada.
— Dios, qué fuerte es usted, señora López. Te amo tanto… —Me da un beso en la frente.
— No sabía que podría amarte así.
— Oh, Santana —susurro intentando contener la emoción.
— Bueno, ese es el final del cuento.
— Menudo cuento…
Sonríe nostálgica, pero creo que está aliviada.
— ¿Qué tal tu cabeza?
— ¿Mi cabeza?
La verdad es que la tengo a punto de explotar por todo lo que acabas de contarme…
— ¿Te duele?
— No.
— Bien. Creo que deberías dormir.
¡Dormir! ¿Cómo voy a poder dormir después de todo esto?
— A dormir —dice categórica.
— Lo necesitas.
Hago un mohín.
— Tengo una pregunta.
— Oh, ¿qué? —Me mira con ojos cautelosos.
— ¿Por qué de repente te has vuelto tan… comunicativa, por decirlo de alguna forma?
Frunce el ceño.
— Ahora de repente me cuentas todo esto, cuando hasta ahora sacarte información era algo angustioso y que ponía a prueba la paciencia de cualquiera.
— ¿Ah, sí?
— Ya sabes que sí.
— ¿Que por qué ahora estoy siendo comunicativa? No lo sé. Tal vez porque te he visto casi muerta sobre un suelo de cemento. O porque voy a ser madre. No lo sé. Has dicho que querías saberlo y no quiero que Elena se interponga entre nosotras. No puede. Ella es el pasado; ya te lo he dicho muchas veces.
— Si no hubiera intentado acostarse contigo… ¿seguirían siendo amigas?
— Eso ya son dos preguntas…
— Perdona. No tienes por qué decírmelo. —Me sonrojo.
— Ya me has contado hoy más de lo que podía esperar.
Su mirada se suaviza.
— No, no lo creo. Me parecía que tenía algo pendiente con ella desde mi cumpleaños, pero ahora se ha pasado de la raya y para mí se acabó. Por favor, créeme. No voy a volver a verla. Has dicho que ella es un límite infranqueable para ti y ese es un término que entiendo —me dice con tranquila sinceridad.
Vale. Voy a cerrar este tema ya. Mi subconsciente se deja caer en su sillón: «¡Por fin!».
— Buenas noches, Santana. Gracias por ese cuento tan revelador. —Me acerco para darle un beso y nuestros labios solo se rozan brevemente, porque ella se aparta cuando intento hacer el beso más profundo.
— No —susurra.
— Estoy loca por hacerte el amor.
— Hazlo entonces.
— No, necesitas descansar y es tarde. A dormir. —Apaga la lámpara de la mesilla y nos envuelve la oscuridad.
— Te amo incondicionalmente, Santana —murmuro y me acurruco a su lado.
— Lo sé —susurra y noto su sonrisa tímida.
Me despierto sobresaltada. La luz inunda la habitación y Santana no está en la cama. Miro el reloj y veo que son las siete y cincuenta y tres. Inspiro hondo y hago una mueca de dolor cuando mis costillas se quejan, aunque ya me duelen un poco menos que ayer. Creo que puedo ir a trabajar. Trabajar… sí.
Quiero ir a trabajar.
Es lunes y ayer me pasé todo el día en la cama. Santana solo me dejó ir a hacerle una breve visita a Ray. Sigue siendo una obsesa del control. Sonrío cariñosamente. Mi obsesa del control. Ha estado atenta, cariñosa, habladora… y ha mantenido las manos lejos de mí desde que llegué a casa. Frunzo el ceño. Voy a tener que hacer algo para cambiar eso. Ya no me duele la cabeza y el dolor de las costillas ha mejorado, aunque todavía tengo que tener cuidado a la hora de reírme, pero estoy frustrada. Si no me equivoco, esta es la temporada más larga que he pasado sin sexo desde… bueno, desde la primera vez.
Creo que las dos hemos recuperado nuestro equilibrio. Santana está mucho más relajada; el cuento para dormir parece haber conseguido ahuyentar unos cuantos fantasmas, suyos y míos. Ya veremos.
Me ducho rápido, y una vez seca, busco entre mi ropa. Quiero algo sexy. Algo que anime a Santana a la acción. ¿Quién habría pensado que una mujer tan insaciable podría tener tanto autocontrol? No quiero ni pensar en cómo habrá aprendido a mantener esa disciplina sobre su cuerpo. No hemos hablado de la bruja después de su confesión. Espero que no tengamos que volver a hacerlo. Para mí está muerta y enterrada.
Escojo una falda corta negra casi indecente y una blusa blanca de seda con un volante. Me pongo medias hasta el muslo con el extremo de encaje y los zapatos de tacón negros. Un poco de rimel y de brillo de labios y después de cepillarme el pelo con ferocidad, me lo dejo suelto. Sí. Esto debería servir.
Santana está comiendo en la barra del desayuno. Cuando me ve, deja el tenedor con la tortilla en el aire a medio camino de su boca. Frunce el ceño.
— Buenos días, señora López. ¿Va a alguna parte?
— A trabajar. —Sonrío dulcemente.
— No lo creo. —Santana ríe entre dientes, burlona.
— La doctora Singh dijo que una semana de reposo.
— Santana, no me voy a pasar todo el día en la cama sola. Prefiero ir a trabajar. Buenos días, Gail.
— Hola, señora López. —La señora Jones intenta ocultar una sonrisa.
— ¿Quiere desayunar algo?
— Sí, por favor.
— ¿Cereales?
— Prefiero huevos revueltos y una tostada de pan integral.
La señora Jones sonríe y Santana muestra su sorpresa.
— Muy bien, señora López —dice la señora Jones.
— Britt, no vas a ir a trabajar.
— Pero…
— No. Así de simple. No discutas. —Santana es firme. La miro fijamente y entonces me doy cuenta de que lleva el mismo un short corto de pijama y la camiseta de anoche.
— ¿Tú vas a ir a trabajar? —le pregunto.
— No.
¿Me estoy volviendo loca?
— Es lunes, ¿verdad?
Sonríe.
— Por lo que yo sé, sí.
Entorno los ojos.
— ¿Vas a hacer fugarte?
— No te voy a dejar sola para que te metas en más problemas. Y la doctora Singh dijo que tienes que descansar una semana antes de volver al trabajo, ¿recuerdas?
Me siento en el taburete a su lado y me subo un poco la falda. La señora Jones coloca una taza de té delante de mí.
— Te veo bien —dice Santana. Cruzo las piernas.
— Muy bien. Sobre todo por aquí. —Roza con un dedo la carne desnuda que se ve por encima de las medias. Se me acelera el pulso cuando su dedo roza mi piel.
— Esa falda es muy corta —murmura con una vaga desaprobación en la voz mientras sus ojos siguen el camino de su dedo.
— ¿Ah, sí? No me había dado cuenta.
Santana me mira fijamente con la boca formando una sonrisa divertida e irritada a la vez.
— ¿De verdad, señora López?
Me ruborizo.
— No estoy segura de que ese atuendo sea adecuado para ir al trabajo —murmura.
— Bueno, como no voy a ir a trabajar, eso es algo discutible.
— ¿Discutible?
— Discutible —repito.
Santana sonríe de nuevo y vuelve a su tortilla.
— Tengo una idea mejor.
— ¿Ah, sí?
Me mira a través de sus largas pestañas y sus ojos se oscurecen. Inhalo bruscamente. Oh, Dios mío… Ya era hora.
— Podemos ir a ver qué tal va Sam con la casa.
¿Qué? ¡Oh! ¡Está jugando conmigo! Recuerdo vagamente que íbamos a hacer eso antes de que ocurriera el accidente de Ray.
— Me encantaría.
— Bien. —Sonríe.
— ¿Tú no tienes que trabajar?
— No. Ros ha vuelto de Taiwan. Todo ha ido bien. Hoy todo está bien.
— Pensaba que ibas a ir tú a Taiwan.
Ríe entre dientes otra vez.
— Britt, estabas en el hospital.
— Oh.
— Sí, oh. Así que ahora voy a pasar algo de tiempo de calidad con mi esposa.
Se humedece los labios y le da un sorbo al café.
— ¿Tiempo de calidad? —No puedo evitar la esperanza que se refleja en mi voz.
La señora Jones me sirve los huevos revueltos. Sigue sin poder ocultar la sonrisa.
Santana sonríe burlona.
— Tiempo de calidad —repite y asiente.
Tengo demasiada hambre para seguir coqueteando con mi esposa.
— Me alegro de verte comer —susurra. Se levanta, se inclina y me da un beso en el pelo.
— Me voy a la ducha.
— Mmm… ¿Puedo ir y enjabonarte la espalda? —murmuro con la boca llena de huevo y tostada.
— No. Come.
Se levanta de la barra y, mientras se encamina al salón, se quita la camiseta por la cabeza, ofreciéndome la visión de su sujetador y su espalda. Me quedo parada a medio masticar. Lo ha hecho a propósito. ¿Por qué?
Santana está relajada mientras conduce hacia el norte. Acabamos de dejar a Ray y al señor Puckerman viendo el fútbol en la nueva televisión de pantalla plana que sospecho que ha comprado Santana para la habitación del hospital de Ray.
Santana ha estado tranquila desde que tuvimos «la charla». Es como si se hubiera quitado un peso de encima; la sombra de la señora Robinson ya no se cierne sobre nosotras, tal vez porque yo he decidido dejarla ir… o quizá porque ha sido ella quien la ha hecho desaparecer, no lo sé. Pero ahora me siento más cerca de ella de lo que me he sentido nunca antes. Quizá porque por fin ha confiado en mí.
Espero que siga haciéndolo. Y ahora también se muestra más abierta con el tema del bebé. No ha salido a comprar una cuna todavía, pero tengo grandes esperanzas.
La miro mientras conduce y saboreo todo lo que puedo esa visión. Parece informal, serena… y sexy con el pelo alborotado, las Ray—Ban, la chaqueta de cuero, camisa blanca y los vaqueros.
Me mira, me pone la mano en la rodilla y me la acaricia tiernamente.
— Me alegro de que no te hayas cambiado.
Me he puesto una chaqueta vaquera y zapatos planos, pero sigo llevando la minifalda. Deja la mano ahí, sobre mi rodilla, y yo se la cubro con la mía.
— ¿Vas a seguir provocándome?
— Tal vez.
Santana sonríe.
— ¿Por qué?
— Porque puedo.
Sonríe infantil.
— A eso podemos jugar las dos… —susurro.
Sus dedos suben provocativamente por mi muslo.
— Inténtelo, señora López. —Su sonrisa se hace más amplia.
Le cojo la mano y se la pongo sobre su rodilla.
— Guárdate tus manos para ti.
Sonríe burlona.
— Como quiera, señora López.
Maldita sea. Es posible que con este juego me salga el tiro por la culata.
Santana sube por la entrada de nuestra nueva casa. Se detiene ante el teclado e introduce un número. La ornamentada puerta blanca se abre. El motor ruge al cruzar el camino flanqueado por árboles todavía llenos de hojas, aunque estas ya muestran una mezcla de verde, amarillo y cobrizo brillante. La alta hierba del prado se está volviendo dorada, pero sigue habiendo unas pocas flores silvestres amarillas que destacan entre la hierba. Es un día precioso. El sol brilla y el olor salado del Sound se mezcla en el aire con el aroma del otoño que ya se acerca. Es un sitio muy tranquilo y muy bonito. Y pensar que vamos a tener nuestro hogar aquí…
Tras una curva del camino aparece nuestra casa. Varios camiones grandes con palabras
CONSTRUCCIONES LÓPEZ inscritas en sus laterales están aparcados delante. La casa está cubierta de andamios y hay varios trabajadores con casco trabajando en el tejado.
Santana aparca frente al pórtico y apaga el motor. Puedo notar su entusiasmo.
— Vamos a buscar a Sam.
— ¿Está aquí?
— Eso espero. Para eso le pago.
Río entre dientes y Santana sonríe mientras sale del coche.
— ¡Hola, hermana! —grita Sam desde alguna parte. Las dos miramos alrededor buscándolo.
—. ¡Aquí arriba! —Está sobre el tejado, saludándonos y sonriendo de oreja a oreja.
— Ya era hora de que vinieran por aquí. Quédense ahí. Enseguida bajo.
Miro a Santana, que se encoge de hombros. Unos minutos después Sam aparece en la puerta principal.
— Hola, hermana —saluda y besa a Santana.
— ¿Y qué tal estás tú, pequeña? —Me coge y me hace girar.
— Mejor, gracias.
Suelto una risita sin aliento porque mis costillas protestan. Santana frunce el ceño, pero Sam la ignora.
— Vamos a la oficina. Tienen que ponerse uno de estos —dice dándole un golpecito al casco.
Solo está en pie la estructura de la casa. Los suelos están cubiertos de un material duro y fibroso que parece arpillera. Algunas de las paredes originales han desaparecido y se están construyendo otras nuevas. Sam nos lleva por todo el lugar, explicándonos lo que están haciendo, mientras los hombres (y unas cuantas mujeres) siguen trabajando a nuestro alrededor. Me alivia ver que la escalera de piedra con su vistosa balaustrada de hierro sigue en su lugar y cubierta completamente con fundas blancas para evitar el polvo.
En la zona de estar principal han tirado la pared de atrás para levantar la pared de cristal de Gia y están empezando a trabajar en la terraza. A pesar de todo ese lío, la vista es impresionante. Los nuevos añadidos mantienen y respetan el encanto de lo antiguo que tenía la casa… Gia lo ha hecho muy bien.
Sam nos explica pacientemente los procesos y nos da un plazo aproximado para todo. Espera que pueda estar acabada para Navidad, aunque eso a Santana le parece muy optimista.
Madre mía… La Navidad con vistas al Sound. No puedo esperar. Noto una burbuja de entusiasmo en mi interior. Veo imágenes de nosotras poniendo un enorme árbol mientras un niño con el pelo azabache nos mira asombrado.
Sam termina la visita en la cocina.
— Las voy a dejar para que echen un vistazo por su cuenta. Tengan cuidado, que esto es una obra.
— Claro. Gracias, Sam —susurra Santana cogiéndome la mano.
— ¿Contenta? —me pregunta cuando su hermano nos deja solas.
Yo estoy mirando el cascarón vacío que es esa habitación y preguntándome dónde voy a colgar los cuadros de los pimientos que compramos en Francia.
— Mucho. Me encanta. ¿Y a ti?
— Lo mismo digo. —Sonríe.
— Bien. Estoy pensando en los cuadros de los pimientos que vamos a poner aquí.
Santana asiente.
— Quiero poner los retratos que te hizo Noah en esta casa. Tienes que pensar dónde vas a ponerlos también.
Me ruborizo.
— En algún sitio donde no tenga que verlos a menudo.
— No seas así. —Me mira frunciendo el ceño y me acaricia el labio inferior con el pulgar.
— Son mis cuadros favoritos. Me encanta el que tengo en el despacho.
— Y yo no tengo ni idea de por qué —murmuro y le doy un beso en la yema del pulgar.
— Hay cosas peores que pasarme el día mirando tu preciosa cara sonriente. ¿Tienes hambre? —me pregunta.
— ¿Hambre de qué? —susurro.
Sonríe y sus ojos se oscurecen. La esperanza y el deseo se desperezan en mis venas.
— De comida, señora López. —Y me da un beso breve en los labios.
Hago un mohín fingido y suspiro.
— Sí. Últimamente siempre tengo hambre.
— Podemos hacer un picnic los tres.
— ¿Los tres? ¿Alguien se va a unir a nosotras?
Santana ladea la cabeza.
— Dentro de unos siete u ocho meses.
Oh… Bip. Le sonrío tontorronamente.
— He pensado que tal vez te apetecería comer fuera.
— ¿En el prado? —le pregunto.
Asiente.
— Claro.
Sonrío.
— Este va a ser un lugar perfecto para criar una familia —murmura mientras me mira.
¡Familia! ¿Más de un hijo? ¿Será el momento de mencionar eso?
Me pone la mano sobre el vientre y extiende los dedos. Madre mía… Contengo la respiración y coloco mi mano sobre la suya.
— Me cuesta creerlo —susurra, y por primera vez oigo asombro en su voz.
— Lo sé. Oh, tengo una prueba. Una foto.
— ¿Ah, sí? ¿La primera sonrisa del bebé?
Saco de la cartera la imagen de la ecografía de Bip.
— ¿Lo ves?
Santana mira fijamente la imagen durante varios segundos.
— Oh… Bip. Sí, lo veo. —Suena distraída, asombrada.
— Tu hijo —le susurro.
— Nuestro hijo —responde.
— El primero de muchos.
— ¿Muchos? —Santana abre los ojos como platos, alarmada.
— Al menos dos.
— ¿Dos? —dice como haciéndose a la idea.
— ¿Podemos ir de uno en uno, por favor?
Sonrío.
— Claro.
Salimos afuera a la cálida tarde de otoño.
— ¿Cuándo se lo vamos a decir a tu familia? —pregunta Santana.
— Pronto —le digo.
— Pensaba decírselo a Ray esta mañana, pero el señor Puckerman estaba allí.
Me encojo de hombros.
Santana asiente y abre el maletero del R8. Dentro hay una cesta de picnic de mimbre y la manta de cuadros escoceses que compramos en Londres.
— Vamos —me dice cogiendo la cesta y la manta en una mano y tendiéndome la otra. Las dos vamos andando hasta el prado.
— Claro, Ros, hazlo. —Santana cuelga. Es la tercera llamada que responde durante el picnic. Se ha quitado los zapatos de tacon bajos y me mira con los brazos apoyados en sus rodillas dobladas. Su chaqueta está a un lado, encima de la mía, porque bajo el sol no tenemos frío. Me tumbo a su lado sobre la manta de picnic. Estamos rodeadas por la hierba verde y dorada, lejos del ruido de la casa, y ocultas de los ojos indiscretos de los trabajadores de la construcción. Nuestro particular refugio bucólico. Me da otra fresa y yo la muerdo y chupo el zumo agradecida, mirando sus ojos que se oscurecen por momentos.
— ¿Está rica? —susurra.
— Mucho.
— ¿Quieres más?
— ¿Fresas? No.
Sus ojos brillan peligrosamente y sonríe.
— La señora Jones hace unos picnics fantásticos —dice.
— Cierto —susurro.
De repente cambia de postura y se tumba con la cabeza apoyada en mi vientre. Cierra los ojos y parece satisfecha. Yo enredo los dedos en su pelo.
Ella suspira profundamente, después frunce el ceño y mira el número que aparece en la pantalla de su BlackBerry, que está sonando. Pone los ojos en blanco y coge la llamada.
— Welch —exclama. Se pone tensa, escucha un par de segundos y después se levanta bruscamente.
— Veinticuatro horas, siete días… Gracias —dice con los dientes apretados y cuelga. Su humor cambia instantáneamente. La provocativa esposa con ganas de coquetear se convierte en la fría y calculadora ama del universo. Entorna los ojos un momento y después esboza una sonrisa gélida. Un escalofrío me recorre la espalda. Coge otra vez la BlackBerry y escoge un número de marcación rápida.
— ¿Ros, cuántas acciones tenemos de Maderas Lincoln? —Se arrodilla.
Se me eriza el vello. Oh, no, ¿de qué va esto?
— Consolida las acciones dentro de López Enterprises Holdings, Inc. y después despide a toda la junta… Excepto al presidente… Me importa una mierda… Lo entiendo, pero hazlo… Gracias… Mantenme informada.
— Cuelga y me mira impasible durante un instante.
¡Madre mía! Santana está furiosa.
— ¿Qué ha pasado?
— Linc —murmura.
— ¿Linc? ¿El ex de Elena?
— El mismo. Fue él quien pagó la fianza de Rose.
Miro a Santana con la boca abierta, horrorizada. Su boca forma una dura línea.
— Bueno… pues ahora va a parecer un imbécil —murmuro consternada.
— Porque Rose cometió otro delito mientras estaba bajo fianza.
Santana entorna los ojos y sonríe.
— Cierto, señora López.
— ¿Qué acabas de hacer? —Me pongo de rodillas sin dejar de mirarla.
— Lo acabo de joder.
¡Oh!
— Mmm… eso me parece un poco impulsivo —susurro.
— Soy una mujer de impulsos.
— Soy consciente de ello.
Cierra un poco los ojos y aprieta los labios.
— He tenido este plan guardado en la manga durante un tiempo —dice secamente.
Frunzo el ceño.
— ¿Ah, sí?
Hace una pausa en la que parece estar calculando algo en la mente y después inspira hondo.
— Hace varios años, cuando yo tenía veintiuno, Linc le dio una paliza a su mujer que la dejó hecha un desastre. Le rompió la mandíbula, el brazo izquierdo y cuatro costillas porque se estaba acostando conmigo.
Se le endurecen los ojos.
— Y ahora me entero de que le ha pagado la fianza a una mujer que ha intentado matarme, que ha raptado a mi hermana que le ha fracturado el cráneo a mi esposa. Es más que suficiente. Creo que ha llegado el momento de la venganza.
Me quedo pálida. Dios mío…
— Cierto, señora López —susurro.
— Britt, esto es lo que voy a hacer. Normalmente no hago cosas por venganza, pero no puedo dejar que se salga con la suya con esto. Lo que le hizo a Elena… Ella debería haberlo denunciado, pero no lo hizo. Eso era decisión suya. Pero acaba de pasarse de la raya con lo de Rose. Linc ha convertido esto en algo personal al posicionarse claramente contra mi familia. Le voy a hacer pedazos; destrozaré su empresa delante de sus narices y después venderé los trozos al mejor postor. Voy a llevarlo a la bancarrota.
Oh…
— Además —Santana sonríe burlona.
— Ganaré mucho dinero con eso.
Miro sus ojos llameantes y su mirada se suaviza de repente.
— No quería asustarte —susurra.
— No me has asustado —miento.
Arquea una ceja divertida.
— Solo me ha pillado por sorpresa —susurro y después trago saliva. Santana da bastante miedo a veces. Me roza los labios con los suyos.
— Haré cualquier cosa para mantenerte a salvo. Para mantener a salvo a mi familia. Y a este pequeñín —murmura y me pone la mano sobre el vientre para acariciarme suavemente.
Oh… Dejo de respirar. Santana me mira y sus ojos se oscurecen. Separa los labios e inhala. En un movimiento deliberado las puntas de sus dedos me rozan el sexo.
Oh, madre mía… El deseo explota como un artefacto incendiario que me enciende la sangre. Le cojo la cabeza, enredo los dedos en su pelo y tiro de ella para que sus labios se encuentren con los míos. Ella da un respingo, sorprendida por mi arrebato, y eso le abre paso a mi lengua. Gruñe y me devuelve el beso, sus labios y su lengua ávidos de los míos, y durante un momento ardemos juntas, perdidas entre lenguas, labios, alientos y la dulce sensación de redescubrirnos la una a la otra.
Oh, cómo deseo a esta mujer. Ha pasado mucho tiempo. La deseo aquí y ahora, al aire libre, en el prado.
— Britt—jadea en trance, y sus manos bajan por mi culo hasta el dobladillo de la falda. Yo intento torpemente desabrochar su camisa.
— Britt… Para. —Se aparta con la mandíbula tensa y me coge las manos.
— No. —Atrapo con los dientes su labio inferior y tiro.
— No —murmuro de nuevo mirándola. La suelto.
— Te deseo.
Ella inhala bruscamente. Está desgarrada; veo claramente la indecisión en sus ojos brillantes.
— Por favor, te necesito. —Todos los poros de mi cuerpo le suplican. Esto es lo que hacemos nosotras…
Gruñe derrotada, su boca encuentra la mía y nuestros labios se unen. Con una mano me coge la cabeza y la otra baja por mi cuerpo hasta mi cintura. Me tumba boca arriba y se estira a mi lado, sin romper en ningún momento el contacto de nuestras bocas.
Se aparta, cerniéndose sobre mí y mirándome.
— Es usted tan preciosa, señora López.
Yo le acaricio su delicado rostro.
— Y usted también, señora López. Por dentro y por fuera.
Frunce el ceño y yo recorro ese ceño con los dedos.
— No frunzas el ceño. A mí me lo pareces, incluso cuando estás enfadada —le susurro.
Gruñe una vez más y su boca atrapa la mía, empujándome contra la suave hierba que hay bajo la manta.
— Te he echado de menos —susurra y me roza la mandíbula con los dientes. Noto que mi corazón vuela alto.
— Yo también te he echado de menos. Oh, Santana… —Cierro una mano entre su pelo y le agarro el hombro con la otra.
Sus labios bajan a mi garganta, dejando tiernos besos en su estela. Sus dedos siguen el mismo camino, desabrochándome diestramente los botones de la blusa. Me abre la blusa y me da besos en los pechos. Gime apreciativamente desde el fondo de su garganta y el sonido reverbera por mi cuerpo hasta los lugares más oscuros y profundos.
— Tu cuerpo está cambiando —susurra. Me acaricia el pezón con el pulgar hasta que se pone duro y tira de la tela del sujetador.
— Me gusta —añade. Sigue con la lengua la línea entre el sujetador y mi pecho, provocándome y atormentándome. Coge la copa del sujetador delicadamente entre los dientes y tira de él, mi pecho y acariciándome el pezón con la nariz en el proceso. Se me pone la piel de gallina por su contacto y por el frescor de la suave brisa de otoño. Cierra los labios sobre mi piel y succiona fuerte durante largo rato.
— ¡Ah! —gimo, inhalo bruscamente y hago una mueca cuando el dolor irradia de mis costillas contusionadas.
— ¡Britt! —exclama Santana y se me queda mirando con la cara llena de preocupación.
— A esto me refería —me reprende.
— No tienes instinto de auto conservación. No quiero hacerte daño.
— No… no pares —gimoteo. Se me queda mirando con emociones encontradas luchando en su interior.
— Por favor.
— Ven. —Se mueve bruscamente y tira de mí hasta que quedo sentada a horcajadas sobre ella con la falda subida y enrollada en las caderas. Me acaricia con las manos los muslos, justo por encima de las medias.
— Así está mejor. Y puedo disfrutar de la vista.
Levanta la mano y engancha el dedo índice en la otra copa del sujetador, liberándome también el otro pecho. Me cubre ambos con las manos y yo echo atrás la cabeza y los empujo contra sus manos expertas. Tira de mis pezones y los hace rodar entre sus dedos hasta que grito y entonces se incorpora y se sienta de forma que quedamos nariz contra nariz, pechos con pechos y con sus ojos ávidos fijos en los míos. Me besa sin dejar de excitarme con los dedos. Yo busco frenéticamente su camisa y le desabrocho los dos primeros botones. Es como una sobrecarga sensorial: quiero besarla por todas partes, desvestirla y hacer el amor con ella, todo a la vez.
— Tranquila… —Me coge la cabeza y se aparta, con los ojos oscuros y llenos de una promesa sensual.
— No hay prisa. Tómatelo con calma. Quiero saborearte.
— Santana, ha pasado tanto tiempo… —Estoy jadeando.
— Despacio —susurra, y es una orden. Me da un beso en la comisura derecha de la boca.
Ahora me besa la izquierda.
— Despacio, bella. —Tira de mi labio inferior con los dientes.
— Vayamos despacio. —Enreda los dedos en mi pelo para mantenerme quieta mientras su lengua me invade la boca buscando, saboreando, tranquilizándome… y a la vez llenándome de fuego. Oh, mi mujer sabe besar…
Le acaricio la cara y mis dedos bajan hasta su barbilla, después por su garganta y por fin vuelvo a dedicarme a los botones de su camisa, despacio esta vez, mientras ella sigue besándome. Le abro lentamente la camisa y le recorro con los dedos las clavículas siguiendo su contorno a través de su piel cálida y sedosa, siguiendo los montículos de sus pechos. La empujo suavemente hacia atrás para que quede tumbada debajo de mí. Me siento erguida y la miro, consciente de que me estoy revolviendo contra su sexo. Mmm… Le rozo los labios con los míos pero sigo hasta su mandíbula, y después desciendo por el cuello, sobre el pequeño hueco en la base de la garganta. Mi hermosa mujer. Me inclino y trazo con la punta de los dedos el mismo recorrido que antes ha hecho mi boca. Le rozo la mandíbula con los dientes y le beso la garganta. Ella cierra los ojos.
— Ah —gime y echa la cabeza hacia atrás, dándome un mejor acceso a la base de la garganta. Su boca está relajada y abierta en silenciosa veneración. Santana perdida y excitada… es tan estimulante. Y excitante para mí.
Libero sus pechos del sujetador y acaricio con la lengua el pezón derecho y enredándola alrededor de su aureola. Mmm… Sabe tan bien. Y huele tan bien. Es embriagadora. Beso primero una de sus pequeñas cicatrices redondas y después otra. Noto que me agarra las caderas, y mis dedos se detienen sobre su pecho izquierdo mientras la miro.
Su respiración es trabajosa.
— ¿Quieres esto? ¿Aquí? —jadea. Sus ojos están empañados por una enloquecedora combinación de amor y lujuria.
— Sí —susurro y le paso los labios y la lengua por el otro pezón. Lo rodeo con la lengua y tiro con los dientes.
— Oh, Britt—murmura.
Me agarra la cintura y me levanta, tirando a la vez de los botones de la bragueta hasta que desabrocha sus vaqueros. Me baja de nuevo y yo empujo contra ella. Sube las manos por mis muslos parándose justo donde terminan las medias y empieza la carne, y sus manos empiezan a trazar pequeños círculos incitantes en la parte superior de los muslos hasta que con los pulgares me toca… justo donde quería que me tocara. Doy un respingo.
— Espero que no le tengas cariño a tu ropa interior —murmura con los ojos salvajes y brillantes.
Sus dedos recorren el elástico a lo largo de mi vientre. Después se deslizan por dentro para seguir provocándome antes de agarrar las bragas con fuerza y atravesar con los pulgares la delicada tela. Las bragas se desintegran. Santana extiende las manos sobre mis muslos y sus pulgares vuelven a mi sexo.
Flexiona las caderas para que su pelvis se frote contra mí.
— Siento lo mojada que estás. —Su voz desprende un deseo carnal.
De repente se sienta con el brazo rodeándome la cintura y quedamos frente a frente. Me acaricia la nariz con la suya.
— Vamos a hacerlo muy lento, señora López. Quiero sentirlo todo de usted. —Me levanta y con una facilidad exquisita, lenta y me penetra con dos de sus dedos. Siento cada bendito centímetro de sus dedos llenándome.
— Ah… —gimo de forma incoherente a la vez que extiendo la mano derecha para introducirme en sus vaqueros y penetrarla con mi dedo índice y medio.
— ¡Joder Britt!
Grita y gruñe
Intento levantarme un poco para conseguir algo de fricción, pero ella me mantiene donde estoy.
— Todo de mí —susurra y mueve la pelvis, empujando para introducir más sus dedos hasta el fondo. Echo atrás la cabeza y dejo escapar un grito estrangulado de puro placer.
— Deja que te oiga —murmura.
— No… no te muevas, solo siente.
Abro los ojos. Tengo la boca petrificada en un grito silencioso. Sus ojos me miran lascivos y entornados, encadenados a mis ojos azules en éxtasis. Mueve sus dedos haciendo un círculo en mi interior, pero no me deja moverme.
Gimo. Noto sus labios en mi garganta, besándome.
— Este es mi lugar favorito dentro en ti —murmura contra mi piel.
— Muévete, por favor —le suplico.
— Despacio, señora López. —Flexiona de nuevo la cadera y el placer me llena el cuerpo. Le rodeo la cara con mi mano libre y la beso, consumiéndola.
Muevo mi mano que esta en su interior que estaba quieta.
— Despacio bella.
— Hazme el amor. Por favor, Santana.
Sus dientes me rozan la mandíbula hasta la oreja.
— Vamos —susurra y comienza a mover sus dedos y mano izquierda dentro de mi mas rápido.
La diosa que llevo dentro está desatada y yo la presiono contra mi cadera y empiezo a moverme al mismo tiempo que muevo mis manos y mis dedos, saboreando la sensación de ella dentro de mí y yo dentro de ella… cabalgando sobre ella… cabalgando con fuerza. Ella se acompasa conmigo con la mano libre en mi cintura. He echado de menos esto… La sensación enloquecedora de ella debajo de mí, dentro de mí… El sol en la espalda, el dulce olor del otoño en el aire, la suave brisa otoñal. Es una fusión de sentidos cautivadora: el tacto, el gusto, el olfato y la vista de mí querida esposa debajo de mí.
— Oh, Britt—gime con los ojos cerrados, la cabeza echada hacia atrás y la boca abierta.
Ah… Me encanta esto. Y en mi interior empiezo a acercarme… acercarme… cada vez más. La mano libre de Santana desciende hasta mis muslos y delicadamente presiona con el pulgar el vértice entre ambas y yo estallo a su alrededor, una y otra vez, y otra y otra, y sin dejar de mover mi mano y mis dedos y al mismo tiempo ella grita también, dejándose llevar y pronunciando mi nombre lleno de amor y felicidad.
Paramos recuperándonos, saco mis dedos de su interior y con ellos rozo sus labios ella los toma y chupa mis dedos probando su sabor.
Extrae sus dedos dentro de mí y repite mi acción.
Me abraza contra su pecho y me acaricia la cabeza. Mmm… Cierro los ojos y saboreo la sensación de sus brazos a mí alrededor. Tengo la mano sobre su pecho izquierdo y siento el latido constante del corazón que se va ralentizando y calmando. La beso y la acaricio con la nariz y me digo maravillada que no hace mucho no me habría permitido hacer esto.
— ¿Mejor? —me susurra.
Levanto la cabeza. Está sonriendo ampliamente.
— Mucho. ¿Y tú? —Mi sonrisa es un reflejo de la suya.
— La he echado de menos, señora López. —Se pone seria un momento.
— Y yo.
— Nada de hazañas nunca más, ¿eh?
— No —prometo.
— Deberías contarme las cosas siempre —susurra.
— Lo mismo digo, López.
Ella sonríe burlona.
— Cierto. Lo intentaré. —Me da un beso en el pelo.
— Creo que vamos a ser felices aquí —susurro cerrando los ojos otra vez.
— Sí. Tú, yo y… Bip. ¿Cómo te sientes, por cierto?
— Bien. Relajada. Feliz.
— Bien.
— ¿Y tú?
— También. Todas esas cosas —responde.
La miro intentando evaluar su expresión.
— ¿Qué? —me pregunta.
— ¿Sabes que eres muy autoritaria durante el sexo?
— ¿Es una queja?
— No. Solo me preguntaba… Has dicho que lo echabas de menos.
Se queda muy quieta y me mira.
— A veces —murmura.
Oh.
— Tenemos que ver qué podemos hacer al respecto —le digo y le doy un beso suave en los labios. Me enrosco a su alrededor como una rama de vida. En mi mente veo imágenes de nosotras en el cuarto de juegos: la mesa, la cruz, esposada a la cama… Me gustan esos polvos pervertidos, nuestros polvos pervertidos. Sí. Puedo hacer esas cosas. Puedo hacerlo por ella, con ella. Puedo hacerlo por mí. Me hormiguea la piel al pensar en la fusta.
— A mí también me gusta jugar —murmuro y la miro. Me responde con su sonrisa tímida.
— ¿Sabes? Me gustaría mucho poner a prueba tus límites —susurra.
— ¿Mis límites en cuanto a qué?
— Al placer.
— Oh, creo que eso me va a gustar.
— Bueno, quizá cuando volvamos a casa —dice, dejando esa promesa en el aire entre las dos.
La acaricio con la nariz otra vez. La quiero tanto…
Han pasado dos días desde nuestro picnic. Dos días desde que hizo la promesa: «Bueno, quizá cuando volvamos a casa». Santana sigue tratándome como si fuera de cristal. Todavía no me deja ir a trabajar, así que estoy trabajando desde casa. Aparto el montón de cartas que he estado leyendo y suspiro. Santana y yo no hemos vuelto al cuarto de juegos desde la vez que dije la palabra de seguridad.
Y ha dicho que lo echa de menos. Bueno, yo también… sobre todo ahora que quiere poner a prueba mis límites. Me sonrojo al pensar en qué puede implicar eso. Miro las mesas de billar… Sí, no puedo esperar para explorar las posibilidades.
Mis pensamientos quedan interrumpidos por una suave música lírica que llena el ático. Santana está tocando el piano; y no sus piezas tristes habituales, sino una melodía dulce y esperanzadora. Una que reconozco, pero que nunca la había oído tocar.
Voy de puntillas hasta el arco que da acceso al salón y contemplo a Santana al piano. Está atardeciendo. El cielo es de un rosa opulento y la luz se refleja en su brillante pelo negro. Está tan bella y tan impresionante como siempre, concentrada mientras toca, ajena a mi presencia. Ha estado tan comunicativa los últimos días, tan atenta… Me ha contado sus impresiones de cómo iba el día, sus pensamientos, sus planes. Es como si se hubiera roto una presa en su interior y las palabras hubieran empezado a salir.
Sé que vendrá a comprobar qué tal estoy dentro de unos pocos minutos y eso me da una idea.
Excitada y esperando que siga sin haberse dado cuenta de mi presencia, me escabullo y corro a nuestro dormitorio. Me quito toda la ropa según voy hacia allí hasta que no llevo más que unas bragas de encaje azul pálido. Encuentro una camisola del mismo azul y me la pongo rápidamente. Eso ocultará el hematoma. Entro en el vestidor y saco del cajón los vaqueros gastados de Santana: los vaqueros del cuarto de juegos, mis vaqueros favoritos. Cojo mi BlackBerry de la mesita, doblo los pantalones con cuidado y me arrodillo junto a la puerta del dormitorio. La puerta está entornada y oigo las notas de otra pieza, una que no conozco. Pero es otra melodía llena de esperanza; es preciosa. Le escribo un correo apresuradamente.
De: Brittany López
Fecha: 21 de septiembre de 2011 20:45
Para: Santana López
Asunto: El placer de mi esposa
Ama:
Estoy esperando sus instrucciones.
Siempre suya.
Señora L x
Pulso «Enviar».
Unos segundos después la música se detiene bruscamente. Se me para el corazón un segundo y después empieza a latir más fuerte. Espero y espero y por fin vibra mi BlackBerry.
De: Santana López
Fecha: 21 de septiembre de 2011 20:48
Para: Brittany López
Asunto: El placer de mi esposa. Me encanta este título, bella
Señora L:
Estoy intrigada. Voy a buscarla.
Prepárese.
Santana López
Presidenta ansiosa por la anticipación de López Enterprises Holdings, Inc.
«¡Prepárese!» Mi corazón vuelve a latir con fuerza y empiezo a contar. Treinta y siete segundos después se abre la puerta. Cuando se para en el umbral mantengo la mirada baja, dirigida a sus pies descalzos. Mmm… No dice nada. Se queda callada mucho tiempo. Oh, mierda. Resisto la necesidad de levantar la vista y sigo con la mirada fija en el suelo.
Por fin se agacha y recoge sus vaqueros. Sigue en silencio, pero va hasta el vestidor mientras yo continúo muy quieta. Oh, Dios mío… allá vamos. El sonido de mi corazón es atronador y me encanta el subidón de adrenalina que me recorre el cuerpo. Me retuerzo según va aumentando mi excitación. ¿Qué me va a hacer? Regresa al cabo de un momento; ahora lleva los vaqueros.
— Así que quieres jugar… —murmura.
— Sí.
No dice nada y me arriesgo a levantar la mirada… Subo por sus piernas, sus muslos cubiertos por los vaqueros, el botón desabrochado de la cintura, su abdomen cincelado, un sujetador de encaje negro, sus perfectos y redondos pechos, sus ojos negros en llamas y la cabeza ladeada. Tiene una ceja perfectamente depilada arqueada. Oh, mierda.
— ¿Sí qué? —susurra.
Oh.
— Sí, ama.
Sus ojos se suavizan.
— Buena chica —dice y me acaricia la cabeza.
— Será mejor que subamos arriba —añade.
Se me licuan las entrañas y el vientre se me tensa de esa forma tan deliciosa.
Me coge la mano y yo la sigo por el piso y subo con ella la escalera. Delante de la puerta del cuarto de juegos se detiene, se inclina y me da un beso suave antes de agarrarme el pelo con fuerza.
— Estás dominando desde abajo, ¿sabes? —murmura contra mis labios.
— ¿Qué? —No sé de qué está hablando.
— No te preocupes. Viviré con ello —susurra divertida, me acaricia la mandíbula con la nariz y me muerde con suavidad la oreja.
— Cuando estemos dentro, arrodíllate como te he enseñado.
— Sí… Ama.
Me mira con los ojos brillándole de amor, asombro e ideas perversas.
Vaya… La vida nunca va a ser aburrida con Santana y estoy comprometida con esto a largo plazo.
Quiero a esta mujer mi esposa, mi amante, la madre de mi hijo, a veces mi dominante…
Mi Cincuenta Sombras.
O_o***** - Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 05/05/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Hola que tal!!
Ultimo capitulo:=}: ???????
Es la mejor adaptacion que he leido, es una maravillosa historia que deja mucho!!
Agradezco el tiempo que nos has regalado para hacer de esta adaptacion una pasion muy atrapante. jajaja!!!
Me da un poquito de nostalgia que ya acabe pero bueno...
Espero con ansias ese epilogo, tambien espero poder leerlo pronto.
De verdad te digo que voy a extranar estas actualizaciones!!!
Un beso y un Abrazo enorme:D:!!
gracias y espero poder seguir leyendote
PD: Le reomende esta historia a alguien muy especial para mi y ahora es mas fanatica que yo. Saludos Ro!!
Ultimo capitulo:=}: ???????
Es la mejor adaptacion que he leido, es una maravillosa historia que deja mucho!!
Agradezco el tiempo que nos has regalado para hacer de esta adaptacion una pasion muy atrapante. jajaja!!!
Me da un poquito de nostalgia que ya acabe pero bueno...
Espero con ansias ese epilogo, tambien espero poder leerlo pronto.
De verdad te digo que voy a extranar estas actualizaciones!!!
Un beso y un Abrazo enorme:D:!!
gracias y espero poder seguir leyendote
PD: Le reomende esta historia a alguien muy especial para mi y ahora es mas fanatica que yo. Saludos Ro!!
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
hola como estas????
me encanto la adaptación que hiciste simplemente perfecta estibo genial,....
admito que ya había leído la trilogía y me gusto mas tu adaptación!!!!
de la lista de los fic`s preferidos este era o es el numero uno!!!!
lo que te puedo decir es que te quedo extraordinariamente espectacular!!!!!!
espero el prologo con ansias,.....
nos leemos!!!!!
LU!!!!
PD: si ahí un libro mas de la serie lo adaptarías también????? (en el hipoteco caso que salga)
me encanto la adaptación que hiciste simplemente perfecta estibo genial,....
admito que ya había leído la trilogía y me gusto mas tu adaptación!!!!
de la lista de los fic`s preferidos este era o es el numero uno!!!!
lo que te puedo decir es que te quedo extraordinariamente espectacular!!!!!!
espero el prologo con ansias,.....
nos leemos!!!!!
LU!!!!
PD: si ahí un libro mas de la serie lo adaptarías también????? (en el hipoteco caso que salga)
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Es el final ? O.o
No puede ser :( debes seguirlo quiero saber que pasara con el bebe! Ver a santy en su círculo familiar amoroso
La vdd por siempre amare este fic realmente mi atención todo fue en ese fic lo amoooo simplemente jaja
Saludos
Pd. Quiero a mis cincuenta sombras es un dulce tormento aún así es el amor de mi vida jaja
No puede ser :( debes seguirlo quiero saber que pasara con el bebe! Ver a santy en su círculo familiar amoroso
La vdd por siempre amare este fic realmente mi atención todo fue en ese fic lo amoooo simplemente jaja
Saludos
Pd. Quiero a mis cincuenta sombras es un dulce tormento aún así es el amor de mi vida jaja
Kristen Rivera****** - Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 20/03/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
no no he llegado el temido final, no por como termino la historia por que te diré que me encanto lo digo por que ya leeré mas de esta increíble adaptación y siempre quiero leer mas, creo que la leeré una vez mas desde el principio ajaja. muchas gracias por haberte tomado el tiempo para entregarnos esta historia por consentirnos cada vez que podías y hacernos sentir todas las emociones que lograste. muchas muchas gracias por escribir
Camila18**** - Mensajes : 151
Fecha de inscripción : 28/05/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Lo que siempre digo cuando me encanta un fic gracias, gracias y mil veces gracias! y hasta muy pronto!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Estoy confundida, me siento triste y a la vez emocionada. Quería leer el final pero sin que se acabara XD... Bueno, que te puedo decir sobre este fic que ya no sepas? que fue perfecto, que escribiste una excelente adaptación, que me quedó gustando más que el mismo libro, que ya ni siquiera sé quien es Christian Grey.
Por mi te llevas el titulo a mejor Fic por mucho, lo vuelvo a repetir. Fue especialmente emocionante! y te agradezco mil por tomarte el tiempo y la dedicación de adaptarnos esta magnífica historia, se que no es fácil por lo de el trabajo y estudios, pero significa mucho que hayas sacado tiempo para regalarnos cada capítulo.
Espero que continúes escribiendo porque sería una pena que no leyera nada mecanografiado por ti... En fin, me despido no sin antes hacerte saber que esperaré con ansias el epilogo, y claro, agradeciéndote otra vez por esto. Hiciste que mis horas de occio en la oficina tuvieran sentido. XD
Ah! y que sepas que este es mi Fic favorito!... Un beso y por ahí de seguro nos leemos :)
Por mi te llevas el titulo a mejor Fic por mucho, lo vuelvo a repetir. Fue especialmente emocionante! y te agradezco mil por tomarte el tiempo y la dedicación de adaptarnos esta magnífica historia, se que no es fácil por lo de el trabajo y estudios, pero significa mucho que hayas sacado tiempo para regalarnos cada capítulo.
Espero que continúes escribiendo porque sería una pena que no leyera nada mecanografiado por ti... En fin, me despido no sin antes hacerte saber que esperaré con ansias el epilogo, y claro, agradeciéndote otra vez por esto. Hiciste que mis horas de occio en la oficina tuvieran sentido. XD
Ah! y que sepas que este es mi Fic favorito!... Un beso y por ahí de seguro nos leemos :)
Beverly_87*** - Mensajes : 136
Fecha de inscripción : 28/07/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Hola me ha encantado tu fic, me ha gustado como britt hizo cambiar a santana!!! Al fin comprendió que la amaba!!!
Sin tener que preguntar Santana decidió contarle lo que sucedió en su adolecencia!! Y como rechazo por última vez a la señora Robinson (líncon)
Algunos fantasmas fueron liberados al fin
Me ha encantado cuando se enviaban inbox y como los contestaban.
La preocupación de brittany cuando santana no llegaba, y la preocupación de santana cuando britt ha estado en el hospital y también la preocupación por el pequeño Bip (me encanto ese apodo).
Santana aprendió amar a Brittany pensando que no podría hacerlo y sin darse cuenta de que lo hacía.
Todas las primeras veces!!! Que compartieron!!!
Me ha encantado, es uno de mis fic favoritos!!!
Espero que sigas escribiendo más y si ya lo haces invítame a leerlos ok
Gracias por adaptar esta historia con una de mis parejas favoritas!!!
PD:esperando el epílogo
Xoxo
Sin tener que preguntar Santana decidió contarle lo que sucedió en su adolecencia!! Y como rechazo por última vez a la señora Robinson (líncon)
Algunos fantasmas fueron liberados al fin
Me ha encantado cuando se enviaban inbox y como los contestaban.
La preocupación de brittany cuando santana no llegaba, y la preocupación de santana cuando britt ha estado en el hospital y también la preocupación por el pequeño Bip (me encanto ese apodo).
Santana aprendió amar a Brittany pensando que no podría hacerlo y sin darse cuenta de que lo hacía.
Todas las primeras veces!!! Que compartieron!!!
Me ha encantado, es uno de mis fic favoritos!!!
Espero que sigas escribiendo más y si ya lo haces invítame a leerlos ok
Gracias por adaptar esta historia con una de mis parejas favoritas!!!
PD:esperando el epílogo
Xoxo
adi-santybritt- ---
- Mensajes : 553
Fecha de inscripción : 27/07/2013
Edad : 30
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Es la primera vez que comento tu fic. Lo sigo desde hace tiempo pero no me atrevía a comentar:(y):
Pero me he animado porque tu fic ya va a terminar y te quería comentar aunque fuera una vez.
Me encanta tu fic y la manera en que escribes:):
Es uno de mis fics favoritos y me entristece que vaya a acabar ya.
La historia está mucho mejor con Britt y San y me han encantado todos tus capítulos y escenas (incluyendo las del cuarto de juegos)
Me ha encantado haberte leído y espero leer otros fanfics tuyos.
Besos:D:
Pero me he animado porque tu fic ya va a terminar y te quería comentar aunque fuera una vez.
Me encanta tu fic y la manera en que escribes:):
Es uno de mis fics favoritos y me entristece que vaya a acabar ya.
La historia está mucho mejor con Britt y San y me han encantado todos tus capítulos y escenas (incluyendo las del cuarto de juegos)
Me ha encantado haberte leído y espero leer otros fanfics tuyos.
Besos:D:
PaiLopez** - Mensajes : 75
Fecha de inscripción : 16/06/2013
Edad : 27
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
DIOS MÍO, JURO QUE NO TENGO LAS PALABRAS SUFICIENTES PARA DESCRIBIR TODO LO QUE SIENTO EN ESTOS MOMENTOS CON RESPECTO, CLARO, A ESTA ADAPTACIÓN; PERO LO INTENTARÉ:
Y ANTES DE HACERLO, QUIERO DARTE LAS GRACIAS POR EL TIEMPO QUE NOS HAS REGALADO ADAPTANDO ESTA TRILOGÍA, YA QUE EL TIEMPO ES LO ÚNICO QUE NO PODEMOS RECUPERAR.
BIEN, PUNTO UNO:
ANTES DE COMENZAR A LEERTE, ME LLAMABA LA ATENCIÓN EL LIBRO, PERO NO ME ANIMABA A LEERLO, ASÍ QUE GRACIAS A TI LO HICE, PUESTO QUE NO PUEDE HABER ALGO MEJOR QUE MIS BRITTANAS COMO PROTAGONISTAS :)
DOS:
SOY TAN IMPACIENTE QUE ME DISCULPO POR TODOS AQUELLOS COMENTARIOS QUE HICE ACERCA DE QUE ACTUALIZARAS LO MÁS PRONTO POSIBLE, O SEA, TIENES UNA VIDA XD
TRES:
MIERDA, NO SÉ ME OCURRE MÁS NADA :( SÓLO QUE ESPERO CON ANSIAS EL EPÍLOGO XD
FUE UN PLACER SEÑORITA NINA, ESPERO Y NO SEA LA ÚLTIMA VEZ EN LEERNOS, ME GUSTA COMO REDACTAS :) UN BESO Y HASTA LA PRÓXIMA
Y ANTES DE HACERLO, QUIERO DARTE LAS GRACIAS POR EL TIEMPO QUE NOS HAS REGALADO ADAPTANDO ESTA TRILOGÍA, YA QUE EL TIEMPO ES LO ÚNICO QUE NO PODEMOS RECUPERAR.
BIEN, PUNTO UNO:
ANTES DE COMENZAR A LEERTE, ME LLAMABA LA ATENCIÓN EL LIBRO, PERO NO ME ANIMABA A LEERLO, ASÍ QUE GRACIAS A TI LO HICE, PUESTO QUE NO PUEDE HABER ALGO MEJOR QUE MIS BRITTANAS COMO PROTAGONISTAS :)
DOS:
SOY TAN IMPACIENTE QUE ME DISCULPO POR TODOS AQUELLOS COMENTARIOS QUE HICE ACERCA DE QUE ACTUALIZARAS LO MÁS PRONTO POSIBLE, O SEA, TIENES UNA VIDA XD
TRES:
MIERDA, NO SÉ ME OCURRE MÁS NADA :( SÓLO QUE ESPERO CON ANSIAS EL EPÍLOGO XD
FUE UN PLACER SEÑORITA NINA, ESPERO Y NO SEA LA ÚLTIMA VEZ EN LEERNOS, ME GUSTA COMO REDACTAS :) UN BESO Y HASTA LA PRÓXIMA
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
bravoooo!! ufff lo terminaste, felicidades, wooow un gran final, y pues nada, agradecerte el esfuerzo de hacer la traduccion, nos hiciste felices a muchas, yo he leido todos tus fics asi que bravooo again.
Quedo en espera del epilogo, y pues nada, en espera de tus proximos fics, de nuevo gracias por llevar al alcance de todas las fan brittana esta adaptacion.
Saludos.
Quedo en espera del epilogo, y pues nada, en espera de tus proximos fics, de nuevo gracias por llevar al alcance de todas las fan brittana esta adaptacion.
Saludos.
victoria555****** - Mensajes : 399
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Hola.
En realidad el libro de 50 sombras de grey nunca me llamo la atención leerlo es mas este fic veía el titulo y lo dejaba pasar, pero un día x entre y quede maravillada.
Este fic lo empece a leer cuando tu ya ibas en el segundo libro, así que como tenia muchos capítulos que leer me dedique como 3 días en terminarlo y déjame decirte que desde el primer momento me encanto lo encontré genial, los adaptaste tan bien que ni pensaba que santana era un hombre, en mi cabezita jaja me las imaginaba como brittana y eso fue también un punto por el cual me gusto, me involucre tanto en el fic que aveces hasta me enojaba, me daba pena etc. Me lo e leído como 3 veces y no me canso de leerlo es simplemente uno de los mejores fic que e leído en este ultimo tiempo.
Solo me queda felicitarte por tu magnifica adaptación del libro.
Espero verte de nuevo con un fic tuyo por aquí y desde luego digo que sere una fiel lectora de los que vengan jajaj : )
Adiós que estés bien cuidateee.
En realidad el libro de 50 sombras de grey nunca me llamo la atención leerlo es mas este fic veía el titulo y lo dejaba pasar, pero un día x entre y quede maravillada.
Este fic lo empece a leer cuando tu ya ibas en el segundo libro, así que como tenia muchos capítulos que leer me dedique como 3 días en terminarlo y déjame decirte que desde el primer momento me encanto lo encontré genial, los adaptaste tan bien que ni pensaba que santana era un hombre, en mi cabezita jaja me las imaginaba como brittana y eso fue también un punto por el cual me gusto, me involucre tanto en el fic que aveces hasta me enojaba, me daba pena etc. Me lo e leído como 3 veces y no me canso de leerlo es simplemente uno de los mejores fic que e leído en este ultimo tiempo.
Solo me queda felicitarte por tu magnifica adaptación del libro.
Espero verte de nuevo con un fic tuyo por aquí y desde luego digo que sere una fiel lectora de los que vengan jajaj : )
Adiós que estés bien cuidateee.
Fran_ci* - Mensajes : 32
Fecha de inscripción : 31/08/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Hola!
Este fic sin duda rebaso mis expectativas estuvo genial. Ya habia escuchado de 50 sombras de Grey pero nunca me habia tomado la molestia de averiguar sobre que era, y de repente a parece salvaje adaptacion 50 sombras de Lopez y pummm me quede mas que sorprendida en realidad me quedo mas con tu adaptacion que con la original talvez y por que brittana en mi pareja favorita no lo se pero fue mejor y te agradecemos el tiempo que te tomaste en adaptarla.
Tambien nos hiciste sufrir cuanfo te tardabas en actualizar, pero entendiamos tus razones sin mas gracias por esta grandiosa adaptacion y ten en cuenta que tambien estaremos esperando tu propio fic!
Saludos y hasta el epilogio!!
Este fic sin duda rebaso mis expectativas estuvo genial. Ya habia escuchado de 50 sombras de Grey pero nunca me habia tomado la molestia de averiguar sobre que era, y de repente a parece salvaje adaptacion 50 sombras de Lopez y pummm me quede mas que sorprendida en realidad me quedo mas con tu adaptacion que con la original talvez y por que brittana en mi pareja favorita no lo se pero fue mejor y te agradecemos el tiempo que te tomaste en adaptarla.
Tambien nos hiciste sufrir cuanfo te tardabas en actualizar, pero entendiamos tus razones sin mas gracias por esta grandiosa adaptacion y ten en cuenta que tambien estaremos esperando tu propio fic!
Saludos y hasta el epilogio!!
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Hola, bueno desde el inicio sigo tu Fic sólo que antes tenía otra cuenta, pero la adaptación me ah encantado, aunque tengo algunas opiniones.
La verdad es que algunas partes no me gustaron o simplemente pensaba que eso no podía pasar o era muy tonto, como el hecho de que Brittany fuera inmortal o algo así y siempre saliera ilesa de cualquier accidente, como cuando Marley la quiere violar y se salva, cuando Marley la secuestra y Santana llega cual héroe de novela y la salva, además de que cuando Santana tiene el accidente en el Charlie Tango y sale sin casi ninguna herida, la forma en la cual
Brittany siempre estaba de rogóna o le decía que si a Santana, aunque lo de Brittany es entendible.
Así cómo hay partes las cuales no me agradaban hay unas que ame, sin duda la parte en las 50 sombras en donde San y Britt persiguen el amanecer, el momento en que le pide matrimonio Santana a Brittany (aunque no se me hizo muy romántico) y en este capítulo hay una parte en donde Santana le dice a Britt: "Mi mundo era ordenado, tranquilo y controlado, entonces entraste en mi vida con tu boca rápida, tu inocencia, tu hermosura, y tu tranquila temeridad... y todo antes de ti fue simplemente aburrido, vacío, mediocre... fue nada.
Oh, mi Dios.
—Me enamoré —susurra."
Eso me encanto. <3
Mi personaje favorito sin duda fue la Sra. Robbinson y bueno creo me emocione grite y ame la primera vez que Britt la vio en el salón de belleza, cuando la enfrento a Britt en el baño de la subasta, y aveces no me gustaba como Britt evadía a Elena, y sin duda la vez que Grace le dio la cachetada en la fiesta de Santana.
"El amor es para tontos, Santana" :)))) Yo me hubiera quedado con mucho gusto con Elena siempre. XD
Ame a Quinn y Sam, a Rachel con Blaine y a los papas de Santana.
Me ah encantado tu adaptación. :))))
Saludos, gracias por adaptarla, hasta el epílogo.
La verdad es que algunas partes no me gustaron o simplemente pensaba que eso no podía pasar o era muy tonto, como el hecho de que Brittany fuera inmortal o algo así y siempre saliera ilesa de cualquier accidente, como cuando Marley la quiere violar y se salva, cuando Marley la secuestra y Santana llega cual héroe de novela y la salva, además de que cuando Santana tiene el accidente en el Charlie Tango y sale sin casi ninguna herida, la forma en la cual
Brittany siempre estaba de rogóna o le decía que si a Santana, aunque lo de Brittany es entendible.
Así cómo hay partes las cuales no me agradaban hay unas que ame, sin duda la parte en las 50 sombras en donde San y Britt persiguen el amanecer, el momento en que le pide matrimonio Santana a Brittany (aunque no se me hizo muy romántico) y en este capítulo hay una parte en donde Santana le dice a Britt: "Mi mundo era ordenado, tranquilo y controlado, entonces entraste en mi vida con tu boca rápida, tu inocencia, tu hermosura, y tu tranquila temeridad... y todo antes de ti fue simplemente aburrido, vacío, mediocre... fue nada.
Oh, mi Dios.
—Me enamoré —susurra."
Eso me encanto. <3
Mi personaje favorito sin duda fue la Sra. Robbinson y bueno creo me emocione grite y ame la primera vez que Britt la vio en el salón de belleza, cuando la enfrento a Britt en el baño de la subasta, y aveces no me gustaba como Britt evadía a Elena, y sin duda la vez que Grace le dio la cachetada en la fiesta de Santana.
"El amor es para tontos, Santana" :)))) Yo me hubiera quedado con mucho gusto con Elena siempre. XD
Ame a Quinn y Sam, a Rachel con Blaine y a los papas de Santana.
Me ah encantado tu adaptación. :))))
Saludos, gracias por adaptarla, hasta el epílogo.
iFannyGleek****** - Mensajes : 335
Fecha de inscripción : 03/10/2013
Edad : 27
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Hola!! La verdad, no pensaba hacerme cuenta aquí porque no creo que vaya a escribir, pero sólo y exclusivamente me he hecho esto para poder felicitarte por este gran fanfic.
Tenía muchas ganas de leerme las 50 sombras pero la idea de que un hombre le pegara a una mujer aunque sea en la cama, me parecía horrorosa por lo feminista que soy, con que al ver que había una versión con mis dos chicas favoritas fue lo mejor. No creo que ningún fanfic que me lea vaya a superar a este, sinceramente.
Me ha encantado mucho también la forma de quedarse embarazada Britt.
También me gustaría mucho leer el siguiente fanfic que escribas, pero como he dicho antes, soy nueva en esto y tengo que aprender como va todo este rollo y dónde puedo leerte :)
Un beso muy grande, y mil gracias por escribir este maravilloso fanfic, que sin exageración, me ha cambiado la vida.
Tenía muchas ganas de leerme las 50 sombras pero la idea de que un hombre le pegara a una mujer aunque sea en la cama, me parecía horrorosa por lo feminista que soy, con que al ver que había una versión con mis dos chicas favoritas fue lo mejor. No creo que ningún fanfic que me lea vaya a superar a este, sinceramente.
Me ha encantado mucho también la forma de quedarse embarazada Britt.
También me gustaría mucho leer el siguiente fanfic que escribas, pero como he dicho antes, soy nueva en esto y tengo que aprender como va todo este rollo y dónde puedo leerte :)
Un beso muy grande, y mil gracias por escribir este maravilloso fanfic, que sin exageración, me ha cambiado la vida.
LucíaS.pierce* - Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 18/11/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Owwwwwwwwwww!!!! Dios, no son más tiernas porque no pueden y jamás me cansare de decirlo. Amo a Britt, y mucho más a San... Y como todos estos últimos capitulos, este es aún peor.... Debo admitir que grite de alegría en medio de clases al terminar de leer el capitulo. ( me gané dos semanas de detencion por usar mi celular en clase y gritar pero no importa... Valió totalmente la pena)...... Espero y a la vez no que actualices pronto..... ( ni siquiera yo me entiendo)... TE AMO Y ODIO!!!!! Besos. Bye.r
Vio_Snixx** - Mensajes : 80
Fecha de inscripción : 11/03/2013
Edad : 27
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
AMOOOOO ESTE FANFICS <3 <3 <3 <3 <3
janytorresrieramorris* - Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 18/08/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
Hola que tal por favorrrrrrrrrrrrrrrr para cuando el epilogo!!
Nos tenes comiendo las uñas!!
Saludos
Nos tenes comiendo las uñas!!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
hola. te felicito por la adaptación la supiste llevar muy bien
(yo no conozco los libros en los que te basaste pero
no necesito hacerlo para decirte, que se requiere
su tiempo y dedicación el hacerlo) cosa que se te agradece.
Por lo demás creo que la historia es predecible pero la narrativa
es muy entretenida, que bien que pudiste regalarnos esta
adopción y esperamos el epilogo, gracias. Saludos
(yo no conozco los libros en los que te basaste pero
no necesito hacerlo para decirte, que se requiere
su tiempo y dedicación el hacerlo) cosa que se te agradece.
Por lo demás creo que la historia es predecible pero la narrativa
es muy entretenida, que bien que pudiste regalarnos esta
adopción y esperamos el epilogo, gracias. Saludos
yo_mera* - Mensajes : 16
Fecha de inscripción : 27/02/2012
Re: BRITTANA FanFic - 50 Sombras de López...
guapaaaa cuando el epilogoo!! lo estamos esperando con ansias locas jajaja
Saludos
Saludos
victoria555****** - Mensajes : 399
Fecha de inscripción : 28/10/2012
Página 14 de 16. • 1 ... 8 ... 13, 14, 15, 16
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