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[Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
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Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
Obhhhh se quedara quiero masss
Saludos
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
me encanta como convence mercedes a britt,.. o mejor dicho la hace entrar en razon!!!!
ame cuando britt la fue a buscar al parador,.... ame la cara de bree cuando vio a britt con san!!!!!
ame cuando britt la fue a buscar al parador,.... ame la cara de bree cuando vio a britt con san!!!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
OMG...QUE LINDO....SAN SE QUEDA UNOS DIAS MAS.....AAAAAAAAAAAA
jas2602** - Mensajes : 95
Fecha de inscripción : 05/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
HOLAAAAA MUCHAS GRACIAS POR COMENTAR, SIEMPRE MUY DIVERTIDAS SUS OPINIONES! :)
TAMBIEN DETESTO A BREE Y ME HUBIERA GUSTADO VER SU CARA JAJA
ME ALEGRA QUE LES GUSTE LA HISTORIA<3
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¿Y A Ti Que Te Importa?
Capitulo 35: ¿Santana, por qué siempre eres un problema?
La convivencia en la casa de Brittany se tornó perfecta. Kurt, desde el primer momento cayó rendido a los pies de la ‘geo’, y esta no paraba de reír por la forma de hablar de aquel y sus alocadas ocurrencias. Jenny, la perra, al principio no dejaba a Kurt moverse por la casa. Le perseguía y observaba. Pero tras comprobar que no era ninguna amenaza, al revés, que era un continuo suministro de comida, simplemente, lo adoró.
Al cuarto día de estar en la casa de Britt, Kurt recibió una llamada de su Peterman. Su pianista. Le echaba de menos y quería volver a verle. Sin pensárselo el joven tomo el coche y el GPS y se marchó a Capital. Iban a pasar juntos los días que le quedaban en Argentina. Santana se sentía feliz por su primo. Ambos aprovechaban la felicidad al máximo en cuanto se les presentaba la ocasión.
Los siguientes días para Santana en la casa de Brittany fueron un sueño. Paseaban con Jenny por el campo, iban juntas a comprar, escuchaban música tiradas en el sillón, se besaban, reían por lo mal que ella cocinaba y hacían apasionadamente el amor en cualquier momento.
Santana se miraba el cordón oscuro que colgaba de su muñera con cariño y sonreía al pensar qué significaba todo incluido. Lo que le estaba pasando con aquella mujer era lo más autentico y maravilloso que le había pasado nunca y estaba dispuesta a aprovecharlo al máximo. No quería pensar en el futuro. Solo quería disfrutar el momento, sin más.
Una noche en la que Brittany se tuvo que marchar a la base para trabajar, tras mirar su correo y hablar por teléfono con Max, su representante, decidió llamar a su padre para decirle que no asistiría a su glamurosa fiesta de Navidad. Quien atendio el teléfono fue la mujer de aquel que, como era de esperar, monto en cólera.
—Samantha, deja de gritar y escúchame —siseó sin querer levantar la voz.
—No... no quiero escucharte. No sé porque eres así con nosotros San. No lo entiendo. Intentamos apoyarte en tu carrera y tú...
—Mira Samantha --cortó con desagrado—. A ti precisamente no te debo nada, y por lo tanto, no tengo porqué darte explicaciones.
—Toda la vida igual. Toda la vida cargando contigo y tus problemas y...
—¿Cargando conmigo y mis problemas? —grito Santana al escucharla—, Pero bueno, si alguien lleva cargando toda la vida contigo soy yo. ¿Pero quién te crees que eres?
—He intentado ser tu madre y...
—¡¿Mi madre??! Oh... qué bonito que es decirlo ¿verdad? Pero disculpa, esa palabra a ti te queda demasiado grande como para que tú misma hasta te la creas. Vamos, ni por asomo lo has intentado porque si así hubiera sido, al menos yo me habría dado cuenta.
—Eres cruel San, además de una mala hija. ¿Cómo me dices eso?
—Te digo lo que te mereces. Tengo treinta años y nunca he visto en ti un ápice de humanidad ni ternura. No me vengas ahora con cuentos chinos, porque no te lo voy a consentir. Una cosa es lo que mi padre y tú vendáis a la prensa y otra muy diferente la realidad. ¿Entendido?
—Eres terrible... terrible.
—Pues que bien —se quejo al escucharla.
La tristeza que Samantha intentaba hacerle creer que sentía, era tan falsa como ella.
—¿Cómo te permites no asistir a la fiesta de Navidad que organizamos tu padre y yo? ¡¿Cómo?! —insistió.
—Mira... Samantha, discúlpame, pero a ti ya te he dicho que no tengo porqué darte explicaciones de lo que hago con mi vida y...
Pero la voz de su padre, que arrancó el teléfono literalmente de las manos de su mujer, fue la que hablo.
—Te exijo que tomes el primer avión que encuentres y regreses cuanto antes a Los Angeles.
Cansada de discutir, cerró los ojos y suspiró dispuesta a librar un nuevo combate.
—Papá, he dicho que no. No estaré allí para vuestra fiesta.
—Por el amor de Dios, San. ¿Por qué te gusta hacerlo todo tan difícil? ¿Por qué siempre eres un problema?
—Yo no soy ningún problema —gruñó al escuchar aquello.
Durante años aquella odiosa palaba había sido la más utilizada por su padre. La niña es un problema. San es un problema. Todo lo referente a ella suporta un problema para su padre. Por eso cuando Brittany le nombraba aquella palabra le molestaba tanto. Odiaba que la considerasen un problema.
—Ya me pareció una locura cuando no regresaste con el equipo a Los Angeles, pero intenté entender tus excentricidades —prosiguió aquel con su ácida voz—. Pero que me digas que no estarás en las fiestas con tu madre y conmigo, eso ya no me da la gana entenderlo.
—Te he repetido más de un millón de veces que ella no es mi madre. —Ofendida y malhumorada contó—: ¿Desde cuándo es tan importante para ustedes pasar las Navidades conmigo?—Al ver que su padre no respondía añadió—: ¿O quizás es importante porque este año estoy nominada a los Oscar?
Al escuchar el gruñido de su padre continuó—: Te recuerdo que me he pasado toda la vida pasándolas con la abuela y Kurt, alejada de ustedes y siempre les pareció bien.
—Eso quedó en el pasado. San, ahora...
—No papá eso que tú llamas pasado es mi vida. Y tengo muy claro quién me quiere por ser simplemente Santana y desea estar conmigo en esas fechas tan señaladas, y quien quiere estar conmigo solo por ser Santana Lopez.
—No digas tonterías Santana.
—No papá, no las digo. Pero déjame decirte que tú y tu mujer se encargaron de dejarme muy claro que yo era más un estorbo que una satisfacción y...
—Eras una niña que...
—Una niña que siempre deseo pasar las fiestas como el resto de los niños. Hubiera querido tener un padre y una madre con los que poner un precioso árbol, hacer galletas de Navidad y cantar villancicos, pero no... yo no tuve eso gracias a ti. Por lo tanto, ahora que soy adulta yo decido sobre mi vida. ¿Me has escuchado papá? ¡Mi vida!
—¿Desde cuándo es tan importante para ti pasar la Navidad en Argentina?
Santana quiso gritarle lo feliz que era, pero sabía que él, como siempre, no lo entendería. Por ello y dispuesta a no revelarle nada más de su vida privada contestó:
—Vamos a ver papá, Samantha y tú tendran la casa llena de gente en su fiesta. El que yo esté o no, nadie lo notará y...
—¿Cómo que nadie lo notará? Eres mi única hija y todo el mundo nos preguntará por ti.
—Pues digan que estoy en Puerto Rico con Kurt y ya está.
—Oh, San, qué difíciles haces las cosas. No hay quien te entienda.
—No pretendo que me entiendas. Solo pretendo vivir mi vida. ¿Cuándo te vas a enterar?
Tras un silencio incómodo por parte de los dos, Robert Hodgson siseó:
—Santana, ya metiste una vez la pata con esa mujer argentina. ¿Qué pretendes hacer de nuevo?
Al escuchar aquello a la joven se le puso la carne de gallina y descolocada por completo por lo que aquel le acababa de revelar muy enfadada gritó:
—¿Qué has hecho papá?
—Nada que no sea preocuparme por mi hija.
—¿Me estás espiando? Porque si es así ¡te lo prohíbo! Es mí vida y...
—Eres mi hija, además de una actriz de Hollywood, y ella no es nadie.
—No consiento que digas eso. Es una mujer maravillosa que me trata con respeto y con dignidad, algo que tú nunca has hecho.
Pero su padre, centrado únicamente en lo que quería decir y no en escuchar a su hija, prosiguió:
—¿Acaso quieres que la prensa internacional se entere de que mantienes un affaire con una policía argentina? ¿Una don nadie que curiosamente te engañó hace diez años y se casó contigo seguramente para llenar su cuenta corriente?
—Ella no me engañó y nunca pretendió lucrarse por lo que pasó. Te prohíbo que hables de algo que no conoces. Y en lo que respecta a mi vida privada, soy una mujer adulta que decide con quien quiere o no quiere estar, ¿te has enterado? Y ah... sobre la prensa, tranquilo. Tanto ella como yo sabemos lo que hacemos. Por lo tanto Feliz Navidad y que lo paséis muy bien.
Dicho esto, colgó furiosa el teléfono y se tumbó en la enorme cama. El aroma a Brittany la reconfortó momentáneamente, aunque al pensar en su padre volvió a tensarse. Nunca entendería aquel afán por criticar absolutamente todo lo concerniente a su vida. ¿Acaso no quería verla feliz? No... Definitivamente no quería su felicidad.
Mientras en la base de los geo de Capital se recibió un aviso a las tres menos veinte de la madrugada. Una mujer desesperada había llamado a la policía de Palermo porque su ex pareja se había llevado a sus hijos y ellos, al ver la delicada operación, decidieron llamar a los geo. La policía de Palermo había localizado el piso con los niños y se alarmó al comprobar que en aquel lugar pernoctaban varios narcos colombianos.
Podía haber sido una misión más, si no hubiera sido por la presencia de los niños. Aquello lo convertía en una misión delicada. Ataviados con sus monos negros, pasamontañas, gafas tácticas, guantes y cascos negros, un par de comandos de la sección operativa de los Geo, salió con urgencia hacia Palermo.
Nunca pensaban en el peligro, sino en la acción. Y mientras observaban las instrucciones que el grupo de apoyo les enviaban a través del portátil grababan a fuego en sus mentes la palabra «positividad».
Brittany miró su reloj. Las cuatro y cinco de la madrugada. Durante unos segundos se permitió pensar en algo que no fuera su trabajo y sonrío al imaginar a Santana dormida y atravesada en su cama.
—¿A que se debe esa cara de nena enamorada? —preguntó Mercedes al mirarla.
Esta no respondió, simplemente se limitó a sonreír.
—Ok... entonces imaginaré que esa sonrisita es por mí —se burlo aquella.
—No me jodas Pierce, estás colgada por una mujer, —preguntó Roberto. Lucas, al escuchar aquello, se echó hacia delante y mirando a Brittany dijo alto y claro:
—¿Sabes que no te voy a perdonar que te llevaras a la rubia y menos que ahora la tengas en tu cama? Esa preciosidad era para mí y me la levantaste en mi jeta.
—¿Pierce te levantó una chica? -se burlo Roberto.
—Un dulce y suave chicay delante de sus narices —asintió Damián divertido.
—Pierce puede tener a la mujer que quiera. ¿Acaso todavía no se han dado cuenta? —cuchicheó Mercedes.
Brittany no respondió y Lucas, retándole, indicó:
—Lo que ella no sabe, es que a la rubia ahora se la voy a levantar yo a ella.
—¿En serio? —preguntó Brittany.
—Solo dame la oportunidad de estar a solas con ella —rio Lucas—, y esa preciosidad donde dormirá será en mi cama, concretamente entre mis piernas.
—Te pasaste Luchas... es que es para darte dos cachetasos — dijo Mercedes.
—Tú, churri, cállate —indicó Lucas.
Mercedes al escuchar aquello se carcajeó y gruñó de buen humor.
—A ver... que mi marido me llame churri, no te da derecho a que tú también me llames así. ¿Entendido?
Todos le miraron y al unísono gritaron:
—¡Churri cállate!
—Idiotas—rio aquella divertida—.
—Uooooo —se burlaron todos al escucharle y Brittany, clavando su inquietante mirada en Lucas, sentenció:
—Aléjate de ella, si no quieres tener problemas conmigo.
Su gesto. Su mirada. Su rostro al decir aquello hizo que sus compañeros silbaran y rieran. Estaba claro que aquella mujer le gustaba y eso les hizo bromear. Durante parte del trayecto hasta Palermo, Brittany tuvo que soportar todo tipo de comentarios. Sus compañeros, aquellos que se jugaban la vida en cada operativo con ella, eran parte de su familia y sabía que aquellas risas y bravuconadas eran una buena manera de bajar la tensión que sentían en los momentos previos a pasar a la acción.
Cuando llegaron a Palermo se trasladaron inmediatamente hacia el lugar donde debían proceder. Eran las cinco y media de la mañana y, con el máximo silencio posible, desalojaron a los seis asustados vecinos del edificio. A través de la pared del piso colindante comprobaron que no había ninguna actividad en la casa y dedujeron que todos dormían. Así que procedieron a actuar de la manera habitual en aquellos casos, entrar y pillarles por sorpresa.
Tras derribar la puerta y gritar «¡Alto policía!», los valientes policías argentinos comandados por Brittany, parapetados en sus monos negros y portando en sus manos el subfusil MP5 fueron limpiando habitación por habitación con profesionalidad y disciplina, hasta tener a los narcos neutralizados y a los dos niños en su poder y fuera de peligro.
Capitulo 36: La licencia de nuestra boda en Las Vegas
Agotada por la noche de trabajo Brittany llegó a casa a las siete de la mañana. Como siempre su fiel Jenny le hizo uno de sus sonoros recibimientos.
—Hola Jenny, ¿todo bien por aquí?
La perra, feliz porque su ama habia regresado, le dio varios lenguetasos en su cara y a continuación se tumbó en su lugar preferido, detrás de la puerta. Brittany, cansada, soltó las llaves sobre el mueble del recibidor, entró en el salón y comprobó que en su contestador automático tenía un mensaje. Bajando el volumen, lo escuchó y sonrió al escuchar a Andrés, el chico que paseaba a Jenny, despidiéndose porque se iba al sur para pasarlas las fiestas.
Con una sonrisa en la boca entró en la cocina. Necesitaba tomarse algo caliente, después se iría a descansar. Como otras muchas mañanas se calentó el café en el microondas, iba a sentarse a ojear el periódico cuando pensó en la mujer que la esperaba en su cama.
Con una flamante sonrisa, abrió el armario donde guardaba la comida para el desayuno, buscó algo y cuando lo encontró asintió complacida. Después calentó dos cafés, los puso sobre una bandeja y subió con todo ello a su habitación.
Al entrar, la semioscuridad de la habitación y el silencio le hicieron pensar que ella estaba dormida. Con cuidado, dejó la bandeja sobre una de las mesitas y la buscó con la mirada. Sorprendida, observó la cama y finalmente sonrió al notar un bulto. Con mimo para no despertarla, la destapó y casi suelta una carcajada al ver cómo dormía. En vez de estar con la cabeza sobre la almohada, estaba atravesada y hecha un ovillo.
Durante unos segundos la observo complacida. Se sintió como una tonta, pero continuó admirando su cabello oscuro y revuelto. Verla al natural, sin peluca ni lentes, le encantaba. Era preciosa. Recordó lo que Lucas dijo en la camioneta y se sintió molesto. Se sentó en la cama con sigilo y se tumbó a su lado. Deseaba abrazarla y sentir su calor cuando ella abrió los ojos sobresaltada
—Buenos días morenita -susurró besándole en la punta de la nariz.
—Eh... hola —balbuceó abriendo los brazos para acurrucarle.
Durante unos segundos permanecieron abrazadas hasta que el olor del café llegó hasta las fosas nasales de ella y sin poder remediarlo preguntó:
—¿De verdad has traído café?
—Si. Pero ya sabes que yo no doy nada sin recibir algo a cambio.
Con los ojos somnolientos se retiró el flequillo de la cara y preguntó:
—¿Qué quieres a cambio de ese rico y calentito café?
—Mmm... para empezar, ¿qué tal un beso de buenos días?
—¡Genial!
—Pero no uno cualquiera —insistió ella—. Debe ser uno de esos que gusta recibir cuando una llega destrozada de trabajar y...
Sin darle tiempo a decir nada más, ella saltó de la cama y corrió en dirección al baño dejándole sola. ¿Qué había ocurrido? Boquiabierta se incorporó, fue hasta el baño y la encontró lavándose los dientes.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó sorprendida.
Al escucharle ella levantó un dedo a pidiéndole que esperara y cuando acabó y se limpió la boca con la toalla dijo sorprendiéndole:
—No pretenderías que te besara con los dientes sucios ¿no?
Dicho esto volvió corriendo de nuevo a la cama, se tumbó como estaba y dijo ante una desconcertada Brittany:
—¿Dónde nos habíamos quedado?
Divertida por las cosas que hacia se tumbó de nuevo junio a ella y acercándose peligrosamente a su boca susurró, al oler el fresco sabor de la pasta de dientes.
—Creo que ibas a besarme.
Dicho y hecho. Santana le echó los brazos al cuello y tomando su boca con auténtica adoración le besó. Durante unos segundos degustó el sabor dulce de los labios de la rubia, mientras notaba cómo aquellas manos subían tentadoramente por el interior de la camiseta negra de Armani con la que dormía.
—Estaba deseando volver a tenerte así, morenita —susurró poniéndole la carne de gallina.
Ella suspiró encantada. A sus treinta años había disfrutado del sexo, pero nunca, ningún hombre, y mucho menos una mujer había provocado aquella candorosa sensación. De pronto ella cerró sus manos alrededor de sus costillas y eso le provocó una sonora carcajada.
—No... cosquillas no, por favorrrrrrrrrrrrr.
Cautivada por aquello, en especial al ver como ella se movía desconsoladamente entre sus manos, murmuró haciéndola reír con más fuerza:
—Por el amor de Diosssssssss —dijo Britt parodiando a Kurt—. ¿Tienes cosquillas?
Jadeando para tomar aire ella, asintió y la rubia continuó cosquilleando la zona mientras ella se revolvía como una loca y reía a grandes carcajadas. Estuvieron así unos segundos hasta que finalmente y sin poder evitarlo dejó caer su peso sobre el de ella y la besó. La camiseta negra de Armani voló por los aires y la ropa de Britt, segundos después, siguió el mismo itinerario. Excitadas entre beso y beso, ella abrió sus piernas y la rubia, sabedora de lo que quería, bajo hasta su entre pierna y lamio desde su entrada hasta su clitoris. Sin mediar palabra, guió dos dedos hasta el calor que la enloquecía, y de un momento a otro que hizo que ambas se estremecieran, los hundió en ella.
Enloquecida por el deseo que sentía, clavó sus manos en su espalda y se arqueó para ir a su encuentro. Meció las caderas borracha de pasión dejándose llevar por el momento. Excitada por la vehemencia en su entrega, Brittany se hundió sus dedos en ella una y otra vez, hasta que la sintió vibrar entre sus manos y escuchó su suspiro de satisfacción al llegar al clímax. Al ver que ella quedaba satisfecha entre sus brazos, la morena intodrujo dos dedos en brittany y esta aceleró sus embestidas en busca de su propio placer mientras sentía como a cada segundo, a cada roce, todo su cuerpo se erizaba. Poseerla en su cama y sentirla suya era lo más maravilloso que le había ocurrido nunca y cuando creyó que iba a explotar de placer, cayó sobre ella exhausta y feliz.
Segundos después, aún sobre ella, Brittany respiraba con dificultad. Fue a apartarse para no aplastarla pero ella no le dejó.
—No... no te quites por favor.
—Pero te voy a aplastar.
—No. Tú solo abrázame —exigió.
Durante un buen rato descansaron en silencio una en brazos de la otra metidas en sus propios pensamientos, hasta que finalmente Brittany la besó en el cuello y susurró con una dulzona sonrisa:
—Cariño, si por un café he conseguido esto, no quiero ni pensar lo que conseguiré de ti cuando te diga que además del café sobre la bandeja hay una caja de galletas Oreo que tanto te gustan.
Ella rio a carcajadas. Diez minutos después, los dos desayunaban sentados sobre la cama.
—Come más galletas morenita, te vendrán bien —animó Britt.
Santana miró con deleite las Oreo. Se moría por comérselas, pero tras dar un sorbo a su café murmuró con resignación:
—No. Ya me he comido dos y...
Sin darle tiempo a terminar la frase, Britt tomo una de las galletas y metiéndosela en la boca para su sorpresa murmuró:
—Mastica y déjate de tonterías. Tienes que alimentarle.
El sabor dulce y fuerte de la Oreo hizo que se le contrajera el estómago. Cerró los ojos, masticó la galleta y la disfruto.
Veinte minutos después, y animada por Brittany para que se comiera otra galleta, terminaron con todo lo que ella había subido en la bandeja, pasadas las ocho de la mañana ninguna de los dos tenía sueño cuando Brittany recordó algo de pronto.
—Voy a enseñarte algo que cuando lo veas, te vas a sorprender.
Levantándose desnuda para deleite de la morena, abrió el armario del fondo. De la parte superior tomo una caja y la llevó hasta la cama. Una vez allí quitó la tapa sacó varias carpetas y tras rebuscar entre varios papeles- sacó un sobre y se lo entregó.
—Ábrelo.
Santana tomo un sobre y obedeció.
—Vaya —murmuró realmente sorprendida.
—Sí vaya—asintió Britt. Aquella palabra. Aquella cara de sorpresa, aquel gesto tan suyo le volvía loca.
—La licencia de nuestra boda en Las Vegas —rio ella—. ¿Y la Foto?
—Sí.
Boquiabierta, observo lo jóvenes que se les veía a los dos y lo ridículas que estaban con aquellos feos vestidos de boda.
No pudo contener la risa al darse cuenta, por sus caras, de la borrachera a que llevaban en ese momento.
—El dineral que pagaría la prensa por esta foto.
—¿En serio? —se burlo ella sabiendo que tenía razón.
—Totalmente en serio.
Sorprendiéndola como siempre, le dio un dulce beso en la mejilla y en tono divertido murmuró:
—La seguiré guardando como un perfecto seguro de vida.
Santana supo al instante que ella nunca lo utilizaría como tal. Ella no veneraba el dinero y el poder como su padre.
—Pero yo recuerdo que rompiste esto y... —añadió ella.
—Si. Lo rompí. Pero cuando me marchaba de aquella preciosa suite, vi los papeles en el suelo, y, si te soy sincera, no sé porque, los levante y los guardé. Y aquí están,
—Sin poder apartar la mirada de aquella foto, Santana sonrió:
—Ok, lo confieso. Yo aún conservo las horrorosas alianzas de la boda —confeso ella con un suspiro.
Ahora la sorprendida era Britt.
—¿Tienes las alianzas?
Ella asintió y al ver su gesto de incredulidad dijo:
—Están en mi casa de Bel Air en uno de mis joyeros. Son baratas, horrorosas y vulgares con esos dados de juego, pero siempre me dio pena deshacerme de ellas. Además, nunca se sabe. Quizá también en un futuro sean mi seguro de vida.
La abrazó y, al cabo de unos minutos hicieron de nuevo apasionadamente el amor sobre la foto y la licencia de matrimonio.
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BUENO, ESPERO QUE LES GUSTEN LOS CAPITULOS!
UNA VEZ MAS GRACIAS POR LEER Y COMENTAR :)
HASTA LA ACTU
BUEN INICIO DE SEMANA
BESOS<3
TAMBIEN DETESTO A BREE Y ME HUBIERA GUSTADO VER SU CARA JAJA
ME ALEGRA QUE LES GUSTE LA HISTORIA<3
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¿Y A Ti Que Te Importa?
Capitulo 35: ¿Santana, por qué siempre eres un problema?
La convivencia en la casa de Brittany se tornó perfecta. Kurt, desde el primer momento cayó rendido a los pies de la ‘geo’, y esta no paraba de reír por la forma de hablar de aquel y sus alocadas ocurrencias. Jenny, la perra, al principio no dejaba a Kurt moverse por la casa. Le perseguía y observaba. Pero tras comprobar que no era ninguna amenaza, al revés, que era un continuo suministro de comida, simplemente, lo adoró.
Al cuarto día de estar en la casa de Britt, Kurt recibió una llamada de su Peterman. Su pianista. Le echaba de menos y quería volver a verle. Sin pensárselo el joven tomo el coche y el GPS y se marchó a Capital. Iban a pasar juntos los días que le quedaban en Argentina. Santana se sentía feliz por su primo. Ambos aprovechaban la felicidad al máximo en cuanto se les presentaba la ocasión.
Los siguientes días para Santana en la casa de Brittany fueron un sueño. Paseaban con Jenny por el campo, iban juntas a comprar, escuchaban música tiradas en el sillón, se besaban, reían por lo mal que ella cocinaba y hacían apasionadamente el amor en cualquier momento.
Santana se miraba el cordón oscuro que colgaba de su muñera con cariño y sonreía al pensar qué significaba todo incluido. Lo que le estaba pasando con aquella mujer era lo más autentico y maravilloso que le había pasado nunca y estaba dispuesta a aprovecharlo al máximo. No quería pensar en el futuro. Solo quería disfrutar el momento, sin más.
Una noche en la que Brittany se tuvo que marchar a la base para trabajar, tras mirar su correo y hablar por teléfono con Max, su representante, decidió llamar a su padre para decirle que no asistiría a su glamurosa fiesta de Navidad. Quien atendio el teléfono fue la mujer de aquel que, como era de esperar, monto en cólera.
—Samantha, deja de gritar y escúchame —siseó sin querer levantar la voz.
—No... no quiero escucharte. No sé porque eres así con nosotros San. No lo entiendo. Intentamos apoyarte en tu carrera y tú...
—Mira Samantha --cortó con desagrado—. A ti precisamente no te debo nada, y por lo tanto, no tengo porqué darte explicaciones.
—Toda la vida igual. Toda la vida cargando contigo y tus problemas y...
—¿Cargando conmigo y mis problemas? —grito Santana al escucharla—, Pero bueno, si alguien lleva cargando toda la vida contigo soy yo. ¿Pero quién te crees que eres?
—He intentado ser tu madre y...
—¡¿Mi madre??! Oh... qué bonito que es decirlo ¿verdad? Pero disculpa, esa palabra a ti te queda demasiado grande como para que tú misma hasta te la creas. Vamos, ni por asomo lo has intentado porque si así hubiera sido, al menos yo me habría dado cuenta.
—Eres cruel San, además de una mala hija. ¿Cómo me dices eso?
—Te digo lo que te mereces. Tengo treinta años y nunca he visto en ti un ápice de humanidad ni ternura. No me vengas ahora con cuentos chinos, porque no te lo voy a consentir. Una cosa es lo que mi padre y tú vendáis a la prensa y otra muy diferente la realidad. ¿Entendido?
—Eres terrible... terrible.
—Pues que bien —se quejo al escucharla.
La tristeza que Samantha intentaba hacerle creer que sentía, era tan falsa como ella.
—¿Cómo te permites no asistir a la fiesta de Navidad que organizamos tu padre y yo? ¡¿Cómo?! —insistió.
—Mira... Samantha, discúlpame, pero a ti ya te he dicho que no tengo porqué darte explicaciones de lo que hago con mi vida y...
Pero la voz de su padre, que arrancó el teléfono literalmente de las manos de su mujer, fue la que hablo.
—Te exijo que tomes el primer avión que encuentres y regreses cuanto antes a Los Angeles.
Cansada de discutir, cerró los ojos y suspiró dispuesta a librar un nuevo combate.
—Papá, he dicho que no. No estaré allí para vuestra fiesta.
—Por el amor de Dios, San. ¿Por qué te gusta hacerlo todo tan difícil? ¿Por qué siempre eres un problema?
—Yo no soy ningún problema —gruñó al escuchar aquello.
Durante años aquella odiosa palaba había sido la más utilizada por su padre. La niña es un problema. San es un problema. Todo lo referente a ella suporta un problema para su padre. Por eso cuando Brittany le nombraba aquella palabra le molestaba tanto. Odiaba que la considerasen un problema.
—Ya me pareció una locura cuando no regresaste con el equipo a Los Angeles, pero intenté entender tus excentricidades —prosiguió aquel con su ácida voz—. Pero que me digas que no estarás en las fiestas con tu madre y conmigo, eso ya no me da la gana entenderlo.
—Te he repetido más de un millón de veces que ella no es mi madre. —Ofendida y malhumorada contó—: ¿Desde cuándo es tan importante para ustedes pasar las Navidades conmigo?—Al ver que su padre no respondía añadió—: ¿O quizás es importante porque este año estoy nominada a los Oscar?
Al escuchar el gruñido de su padre continuó—: Te recuerdo que me he pasado toda la vida pasándolas con la abuela y Kurt, alejada de ustedes y siempre les pareció bien.
—Eso quedó en el pasado. San, ahora...
—No papá eso que tú llamas pasado es mi vida. Y tengo muy claro quién me quiere por ser simplemente Santana y desea estar conmigo en esas fechas tan señaladas, y quien quiere estar conmigo solo por ser Santana Lopez.
—No digas tonterías Santana.
—No papá, no las digo. Pero déjame decirte que tú y tu mujer se encargaron de dejarme muy claro que yo era más un estorbo que una satisfacción y...
—Eras una niña que...
—Una niña que siempre deseo pasar las fiestas como el resto de los niños. Hubiera querido tener un padre y una madre con los que poner un precioso árbol, hacer galletas de Navidad y cantar villancicos, pero no... yo no tuve eso gracias a ti. Por lo tanto, ahora que soy adulta yo decido sobre mi vida. ¿Me has escuchado papá? ¡Mi vida!
—¿Desde cuándo es tan importante para ti pasar la Navidad en Argentina?
Santana quiso gritarle lo feliz que era, pero sabía que él, como siempre, no lo entendería. Por ello y dispuesta a no revelarle nada más de su vida privada contestó:
—Vamos a ver papá, Samantha y tú tendran la casa llena de gente en su fiesta. El que yo esté o no, nadie lo notará y...
—¿Cómo que nadie lo notará? Eres mi única hija y todo el mundo nos preguntará por ti.
—Pues digan que estoy en Puerto Rico con Kurt y ya está.
—Oh, San, qué difíciles haces las cosas. No hay quien te entienda.
—No pretendo que me entiendas. Solo pretendo vivir mi vida. ¿Cuándo te vas a enterar?
Tras un silencio incómodo por parte de los dos, Robert Hodgson siseó:
—Santana, ya metiste una vez la pata con esa mujer argentina. ¿Qué pretendes hacer de nuevo?
Al escuchar aquello a la joven se le puso la carne de gallina y descolocada por completo por lo que aquel le acababa de revelar muy enfadada gritó:
—¿Qué has hecho papá?
—Nada que no sea preocuparme por mi hija.
—¿Me estás espiando? Porque si es así ¡te lo prohíbo! Es mí vida y...
—Eres mi hija, además de una actriz de Hollywood, y ella no es nadie.
—No consiento que digas eso. Es una mujer maravillosa que me trata con respeto y con dignidad, algo que tú nunca has hecho.
Pero su padre, centrado únicamente en lo que quería decir y no en escuchar a su hija, prosiguió:
—¿Acaso quieres que la prensa internacional se entere de que mantienes un affaire con una policía argentina? ¿Una don nadie que curiosamente te engañó hace diez años y se casó contigo seguramente para llenar su cuenta corriente?
—Ella no me engañó y nunca pretendió lucrarse por lo que pasó. Te prohíbo que hables de algo que no conoces. Y en lo que respecta a mi vida privada, soy una mujer adulta que decide con quien quiere o no quiere estar, ¿te has enterado? Y ah... sobre la prensa, tranquilo. Tanto ella como yo sabemos lo que hacemos. Por lo tanto Feliz Navidad y que lo paséis muy bien.
Dicho esto, colgó furiosa el teléfono y se tumbó en la enorme cama. El aroma a Brittany la reconfortó momentáneamente, aunque al pensar en su padre volvió a tensarse. Nunca entendería aquel afán por criticar absolutamente todo lo concerniente a su vida. ¿Acaso no quería verla feliz? No... Definitivamente no quería su felicidad.
Mientras en la base de los geo de Capital se recibió un aviso a las tres menos veinte de la madrugada. Una mujer desesperada había llamado a la policía de Palermo porque su ex pareja se había llevado a sus hijos y ellos, al ver la delicada operación, decidieron llamar a los geo. La policía de Palermo había localizado el piso con los niños y se alarmó al comprobar que en aquel lugar pernoctaban varios narcos colombianos.
Podía haber sido una misión más, si no hubiera sido por la presencia de los niños. Aquello lo convertía en una misión delicada. Ataviados con sus monos negros, pasamontañas, gafas tácticas, guantes y cascos negros, un par de comandos de la sección operativa de los Geo, salió con urgencia hacia Palermo.
Nunca pensaban en el peligro, sino en la acción. Y mientras observaban las instrucciones que el grupo de apoyo les enviaban a través del portátil grababan a fuego en sus mentes la palabra «positividad».
Brittany miró su reloj. Las cuatro y cinco de la madrugada. Durante unos segundos se permitió pensar en algo que no fuera su trabajo y sonrío al imaginar a Santana dormida y atravesada en su cama.
—¿A que se debe esa cara de nena enamorada? —preguntó Mercedes al mirarla.
Esta no respondió, simplemente se limitó a sonreír.
—Ok... entonces imaginaré que esa sonrisita es por mí —se burlo aquella.
—No me jodas Pierce, estás colgada por una mujer, —preguntó Roberto. Lucas, al escuchar aquello, se echó hacia delante y mirando a Brittany dijo alto y claro:
—¿Sabes que no te voy a perdonar que te llevaras a la rubia y menos que ahora la tengas en tu cama? Esa preciosidad era para mí y me la levantaste en mi jeta.
—¿Pierce te levantó una chica? -se burlo Roberto.
—Un dulce y suave chicay delante de sus narices —asintió Damián divertido.
—Pierce puede tener a la mujer que quiera. ¿Acaso todavía no se han dado cuenta? —cuchicheó Mercedes.
Brittany no respondió y Lucas, retándole, indicó:
—Lo que ella no sabe, es que a la rubia ahora se la voy a levantar yo a ella.
—¿En serio? —preguntó Brittany.
—Solo dame la oportunidad de estar a solas con ella —rio Lucas—, y esa preciosidad donde dormirá será en mi cama, concretamente entre mis piernas.
—Te pasaste Luchas... es que es para darte dos cachetasos — dijo Mercedes.
—Tú, churri, cállate —indicó Lucas.
Mercedes al escuchar aquello se carcajeó y gruñó de buen humor.
—A ver... que mi marido me llame churri, no te da derecho a que tú también me llames así. ¿Entendido?
Todos le miraron y al unísono gritaron:
—¡Churri cállate!
—Idiotas—rio aquella divertida—.
—Uooooo —se burlaron todos al escucharle y Brittany, clavando su inquietante mirada en Lucas, sentenció:
—Aléjate de ella, si no quieres tener problemas conmigo.
Su gesto. Su mirada. Su rostro al decir aquello hizo que sus compañeros silbaran y rieran. Estaba claro que aquella mujer le gustaba y eso les hizo bromear. Durante parte del trayecto hasta Palermo, Brittany tuvo que soportar todo tipo de comentarios. Sus compañeros, aquellos que se jugaban la vida en cada operativo con ella, eran parte de su familia y sabía que aquellas risas y bravuconadas eran una buena manera de bajar la tensión que sentían en los momentos previos a pasar a la acción.
Cuando llegaron a Palermo se trasladaron inmediatamente hacia el lugar donde debían proceder. Eran las cinco y media de la mañana y, con el máximo silencio posible, desalojaron a los seis asustados vecinos del edificio. A través de la pared del piso colindante comprobaron que no había ninguna actividad en la casa y dedujeron que todos dormían. Así que procedieron a actuar de la manera habitual en aquellos casos, entrar y pillarles por sorpresa.
Tras derribar la puerta y gritar «¡Alto policía!», los valientes policías argentinos comandados por Brittany, parapetados en sus monos negros y portando en sus manos el subfusil MP5 fueron limpiando habitación por habitación con profesionalidad y disciplina, hasta tener a los narcos neutralizados y a los dos niños en su poder y fuera de peligro.
Capitulo 36: La licencia de nuestra boda en Las Vegas
Agotada por la noche de trabajo Brittany llegó a casa a las siete de la mañana. Como siempre su fiel Jenny le hizo uno de sus sonoros recibimientos.
—Hola Jenny, ¿todo bien por aquí?
La perra, feliz porque su ama habia regresado, le dio varios lenguetasos en su cara y a continuación se tumbó en su lugar preferido, detrás de la puerta. Brittany, cansada, soltó las llaves sobre el mueble del recibidor, entró en el salón y comprobó que en su contestador automático tenía un mensaje. Bajando el volumen, lo escuchó y sonrió al escuchar a Andrés, el chico que paseaba a Jenny, despidiéndose porque se iba al sur para pasarlas las fiestas.
Con una sonrisa en la boca entró en la cocina. Necesitaba tomarse algo caliente, después se iría a descansar. Como otras muchas mañanas se calentó el café en el microondas, iba a sentarse a ojear el periódico cuando pensó en la mujer que la esperaba en su cama.
Con una flamante sonrisa, abrió el armario donde guardaba la comida para el desayuno, buscó algo y cuando lo encontró asintió complacida. Después calentó dos cafés, los puso sobre una bandeja y subió con todo ello a su habitación.
Al entrar, la semioscuridad de la habitación y el silencio le hicieron pensar que ella estaba dormida. Con cuidado, dejó la bandeja sobre una de las mesitas y la buscó con la mirada. Sorprendida, observó la cama y finalmente sonrió al notar un bulto. Con mimo para no despertarla, la destapó y casi suelta una carcajada al ver cómo dormía. En vez de estar con la cabeza sobre la almohada, estaba atravesada y hecha un ovillo.
Durante unos segundos la observo complacida. Se sintió como una tonta, pero continuó admirando su cabello oscuro y revuelto. Verla al natural, sin peluca ni lentes, le encantaba. Era preciosa. Recordó lo que Lucas dijo en la camioneta y se sintió molesto. Se sentó en la cama con sigilo y se tumbó a su lado. Deseaba abrazarla y sentir su calor cuando ella abrió los ojos sobresaltada
—Buenos días morenita -susurró besándole en la punta de la nariz.
—Eh... hola —balbuceó abriendo los brazos para acurrucarle.
Durante unos segundos permanecieron abrazadas hasta que el olor del café llegó hasta las fosas nasales de ella y sin poder remediarlo preguntó:
—¿De verdad has traído café?
—Si. Pero ya sabes que yo no doy nada sin recibir algo a cambio.
Con los ojos somnolientos se retiró el flequillo de la cara y preguntó:
—¿Qué quieres a cambio de ese rico y calentito café?
—Mmm... para empezar, ¿qué tal un beso de buenos días?
—¡Genial!
—Pero no uno cualquiera —insistió ella—. Debe ser uno de esos que gusta recibir cuando una llega destrozada de trabajar y...
Sin darle tiempo a decir nada más, ella saltó de la cama y corrió en dirección al baño dejándole sola. ¿Qué había ocurrido? Boquiabierta se incorporó, fue hasta el baño y la encontró lavándose los dientes.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó sorprendida.
Al escucharle ella levantó un dedo a pidiéndole que esperara y cuando acabó y se limpió la boca con la toalla dijo sorprendiéndole:
—No pretenderías que te besara con los dientes sucios ¿no?
Dicho esto volvió corriendo de nuevo a la cama, se tumbó como estaba y dijo ante una desconcertada Brittany:
—¿Dónde nos habíamos quedado?
Divertida por las cosas que hacia se tumbó de nuevo junio a ella y acercándose peligrosamente a su boca susurró, al oler el fresco sabor de la pasta de dientes.
—Creo que ibas a besarme.
Dicho y hecho. Santana le echó los brazos al cuello y tomando su boca con auténtica adoración le besó. Durante unos segundos degustó el sabor dulce de los labios de la rubia, mientras notaba cómo aquellas manos subían tentadoramente por el interior de la camiseta negra de Armani con la que dormía.
—Estaba deseando volver a tenerte así, morenita —susurró poniéndole la carne de gallina.
Ella suspiró encantada. A sus treinta años había disfrutado del sexo, pero nunca, ningún hombre, y mucho menos una mujer había provocado aquella candorosa sensación. De pronto ella cerró sus manos alrededor de sus costillas y eso le provocó una sonora carcajada.
—No... cosquillas no, por favorrrrrrrrrrrrr.
Cautivada por aquello, en especial al ver como ella se movía desconsoladamente entre sus manos, murmuró haciéndola reír con más fuerza:
—Por el amor de Diosssssssss —dijo Britt parodiando a Kurt—. ¿Tienes cosquillas?
Jadeando para tomar aire ella, asintió y la rubia continuó cosquilleando la zona mientras ella se revolvía como una loca y reía a grandes carcajadas. Estuvieron así unos segundos hasta que finalmente y sin poder evitarlo dejó caer su peso sobre el de ella y la besó. La camiseta negra de Armani voló por los aires y la ropa de Britt, segundos después, siguió el mismo itinerario. Excitadas entre beso y beso, ella abrió sus piernas y la rubia, sabedora de lo que quería, bajo hasta su entre pierna y lamio desde su entrada hasta su clitoris. Sin mediar palabra, guió dos dedos hasta el calor que la enloquecía, y de un momento a otro que hizo que ambas se estremecieran, los hundió en ella.
Enloquecida por el deseo que sentía, clavó sus manos en su espalda y se arqueó para ir a su encuentro. Meció las caderas borracha de pasión dejándose llevar por el momento. Excitada por la vehemencia en su entrega, Brittany se hundió sus dedos en ella una y otra vez, hasta que la sintió vibrar entre sus manos y escuchó su suspiro de satisfacción al llegar al clímax. Al ver que ella quedaba satisfecha entre sus brazos, la morena intodrujo dos dedos en brittany y esta aceleró sus embestidas en busca de su propio placer mientras sentía como a cada segundo, a cada roce, todo su cuerpo se erizaba. Poseerla en su cama y sentirla suya era lo más maravilloso que le había ocurrido nunca y cuando creyó que iba a explotar de placer, cayó sobre ella exhausta y feliz.
Segundos después, aún sobre ella, Brittany respiraba con dificultad. Fue a apartarse para no aplastarla pero ella no le dejó.
—No... no te quites por favor.
—Pero te voy a aplastar.
—No. Tú solo abrázame —exigió.
Durante un buen rato descansaron en silencio una en brazos de la otra metidas en sus propios pensamientos, hasta que finalmente Brittany la besó en el cuello y susurró con una dulzona sonrisa:
—Cariño, si por un café he conseguido esto, no quiero ni pensar lo que conseguiré de ti cuando te diga que además del café sobre la bandeja hay una caja de galletas Oreo que tanto te gustan.
Ella rio a carcajadas. Diez minutos después, los dos desayunaban sentados sobre la cama.
—Come más galletas morenita, te vendrán bien —animó Britt.
Santana miró con deleite las Oreo. Se moría por comérselas, pero tras dar un sorbo a su café murmuró con resignación:
—No. Ya me he comido dos y...
Sin darle tiempo a terminar la frase, Britt tomo una de las galletas y metiéndosela en la boca para su sorpresa murmuró:
—Mastica y déjate de tonterías. Tienes que alimentarle.
El sabor dulce y fuerte de la Oreo hizo que se le contrajera el estómago. Cerró los ojos, masticó la galleta y la disfruto.
Veinte minutos después, y animada por Brittany para que se comiera otra galleta, terminaron con todo lo que ella había subido en la bandeja, pasadas las ocho de la mañana ninguna de los dos tenía sueño cuando Brittany recordó algo de pronto.
—Voy a enseñarte algo que cuando lo veas, te vas a sorprender.
Levantándose desnuda para deleite de la morena, abrió el armario del fondo. De la parte superior tomo una caja y la llevó hasta la cama. Una vez allí quitó la tapa sacó varias carpetas y tras rebuscar entre varios papeles- sacó un sobre y se lo entregó.
—Ábrelo.
Santana tomo un sobre y obedeció.
—Vaya —murmuró realmente sorprendida.
—Sí vaya—asintió Britt. Aquella palabra. Aquella cara de sorpresa, aquel gesto tan suyo le volvía loca.
—La licencia de nuestra boda en Las Vegas —rio ella—. ¿Y la Foto?
—Sí.
Boquiabierta, observo lo jóvenes que se les veía a los dos y lo ridículas que estaban con aquellos feos vestidos de boda.
No pudo contener la risa al darse cuenta, por sus caras, de la borrachera a que llevaban en ese momento.
—El dineral que pagaría la prensa por esta foto.
—¿En serio? —se burlo ella sabiendo que tenía razón.
—Totalmente en serio.
Sorprendiéndola como siempre, le dio un dulce beso en la mejilla y en tono divertido murmuró:
—La seguiré guardando como un perfecto seguro de vida.
Santana supo al instante que ella nunca lo utilizaría como tal. Ella no veneraba el dinero y el poder como su padre.
—Pero yo recuerdo que rompiste esto y... —añadió ella.
—Si. Lo rompí. Pero cuando me marchaba de aquella preciosa suite, vi los papeles en el suelo, y, si te soy sincera, no sé porque, los levante y los guardé. Y aquí están,
—Sin poder apartar la mirada de aquella foto, Santana sonrió:
—Ok, lo confieso. Yo aún conservo las horrorosas alianzas de la boda —confeso ella con un suspiro.
Ahora la sorprendida era Britt.
—¿Tienes las alianzas?
Ella asintió y al ver su gesto de incredulidad dijo:
—Están en mi casa de Bel Air en uno de mis joyeros. Son baratas, horrorosas y vulgares con esos dados de juego, pero siempre me dio pena deshacerme de ellas. Además, nunca se sabe. Quizá también en un futuro sean mi seguro de vida.
La abrazó y, al cabo de unos minutos hicieron de nuevo apasionadamente el amor sobre la foto y la licencia de matrimonio.
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BUENO, ESPERO QUE LES GUSTEN LOS CAPITULOS!
UNA VEZ MAS GRACIAS POR LEER Y COMENTAR :)
HASTA LA ACTU
BUEN INICIO DE SEMANA
BESOS<3
dorkyhemo_** - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 15/01/2014
Edad : 31
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
Sabes que esta historia esta extraordinaria =) Su felicidad pero seguro no va a durar mucho porque siempre pasa algo :S
Saludos y gracias por actualizar!
Saludos y gracias por actualizar!
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
aprese que las dos siempre recordaron lo dela boda en la vegas,... y se quedaron con recuerdos,.. jajajaj
me encanta que estén juntas,...
me encanta que estén juntas,...
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
¿Y A Ti Que Te Importa?
Capitulo 37: La llegada del Búho!
Dos días después, una mañana en la que descargaba una fuerte tormenta sobre Lujan, Brittany tuvo que ir a Capital con su padre y su abuelo para arreglar unos asuntos. Ella la animó a acompañarles, pero la morena se negó. Quería darse un baño relajante y ocuparse un poco de su aspecto. Desde que había llegado a casa de Brittany, apenas se había mirado al espejo y ya era hora. Una vez se quedó sola, abrió el grifo de la bañera, y cuando se disponía a darse un maravilloso y relajante baño de espuma sonó el teléfono de la casa. En un principio lo dejó sonar, pero al ver la insistencia lo tomo y escuchó:
—Brittany...
La voz de una mujer al otro lado le hizo sentir fatal. ¿Qué hacía ella contestando el teléfono? Pero intentando aparentar normalidad respondió:
—No está pero si quieres dejar un mensaje cuando regrese yo se lo daré.
—Oh, Dios... no... no —gimoteó la mujer—. Soy Elizabeth ¿Quién eres?
Al reconocer la hermana de Brittany dijo alarmada:
—Elizabeth, soy Noelia y...
—Ven a casa de mi padre con urgencia —resopló—. El búho se ha propuesto salir y creo que.... Oh... Dios mío qué dolorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.
Santana respiró alterada.
—A ver Lizzie... tranquilízate y...
—Estoy sola —prosiguió aquella—. Papá y el abuelo se marcharon, a Irene no la localizo y Eva salió a comprar y no se llevo el jodido móvil... Ven rápido. Te necesito.
La comunicación se cortó y la joven actriz se quedó con el telefono en la mano. De pronto un trueno la hizo regresar a la realidad. ¡La necesitaba! Subió a la habitación como un rayo, se cambió de ropa, cerró el grifo de la bañera y dos minutos después salió de la casa.
—Maldita sea... y yo sin coche —cuchicheó bajo el paraguas.
Comenzó a andar por las calles de Lujan con paso acelerado. La lluvia la mojaba entera pero debía de llegar hasta la casa de Manuel cuanto antes. Quince minutos después empapada y con barro hasta en las orejas consiguió llegar. Llamó al portero automático, pero nadie abrió la puerta. Sin tiempo que perder, saltó una pequeña valla y al asomarse por una de las ventanas, vio a Lizzie tumbada y respirando con dificultad sobre el sillón.
Con el corazón a mil por hora llamó a Brittany a su móvil pero estaba «Apagado o Fuera de cobertura».
Piensa... piensa maldita sea Santana, pensó temblorosa.
De pronto vio una piedra en el suelo y lo supo. Debía romper el cristal de la puerta para entrar. La tomo sin dudarlo y cuando iba a golpear escuchó.
—Si haces eso se lo diré a mi padre.
Volviéndose para mirar, suspiró al ver a Eva llegar cargada con unas bolsas y tiró el cascote apremiándola.
—Corre... Lizzie está de parto.
Dos segundos después las dos estaban rodeando a la futura madre que chorreaba de sudor.
—Mierda... ¿Por qué has tardado tanto en venir Eva? —gruñó la parturienta.
Temblando como una hoja la joven hermana la miró y al ver como su cara se contraía de dolor suspiró en busca de una rápida solución.
—¿Llamo a una ambulancia? Verás como en breve estarán aquí. —Y mirando a Santana preguntó histérica—: ¿Cuál es el número de urgencias?
—No sé —gimió asustada. Ella no sabía los números en Argentina.
Elizabeth al escucharlas, tomó aire y gritó descompuesta.
—Uno, uno, dos ¡maldicion! Que la que esta de parto soy yo, no ustedes.
El dolor debía de ser tremendo. La cara de Lizzie se contraía mientras Eva hablaba por teléfono y cuando colgó dijo para tranquilizar a su hermana:
—Ya está. Ya vienen...
—¿Qué vienen? —gritó la parturienta con la frente perlada de sudor—. El que viene es el búhoooooooooooo ¡mieeeeeeeerrrrdaaaaaaaa qué dolorrrrrrrrrrrrr!
Santana, aturdida, intentó mantener la calma. Ordenó a Eva traer toallas limpias y agua. Al fin y al cabo eso se pedía siempre en las películas. Con delicadeza, tumbó a Elizabeth sobre la alfombra y le quitó como pudo el pantalón. Chorreaba por todos lados. Pero al encontrarse lo que se encontró murmuró:
—Oh, my God ¡esto es horrible! —pero levantando la voz para que Lizzie la escuchara dijo—, Va todo genial, cielo. Va todo muy bien. La ambulancia llegará de un momento a otro y tendrás un bebé precioso.
Eva llegó con las toallas. Ninguna de las dos podía apartar la vista de entre las piernas de aquella.
Horrorizadas observaban lo dilatada que estaba y cómo empezaba a asomar la cabeza.
—Ay, dios creo que me voy a desmayar —murmuró Eva sentándose en el suelo.
—Ni se te ocurra —exigió Santana asustada y con las pulsaciones a mil.
—¿Pero tú has visto eso? —gimió Eva horrorizada—, Pero... pero si parece un volcán a punto de entrar en erupción.
—Es que va a entrar en erupción —cuchicheó la joven actriz . Pero mantén la calma o tu hermana se pondrá histérica y será ella la que entre en erupción.
—Santana se levantó y fue al baño. Se lavó las manos y deseó quitarse la peluca, pero no podía, si hacía eso todo se liaría aun mas. Se echó un poco de agua por la cara para tranquilizarse. Lizzie necesitaba ayuda y ella la ayudaría. Antes de salir tomo más toallas limpias que vio sobre un mueble, seguro que las necesitaría. Regreso al salón y tras hacer que la parturienta levantara el pompis y lo pusiera sobre varias de las toallas, se posicionó entre sus piernas, y tras suspirar y ver como la pobre se retorcía de dolor preguntó a una descolorida Eva:
—¿Crees que debemos animarla a que empuje?
Pero no hizo falta proponérselo. De pronto Lizzie con una fuerza descomunal comenzó a empujar ante ellas.
—Ay, Dios mío. ¡Ay, Dios mío que sale algo por ahí! —gritó Eva.
Santana, tragando saliva con dificultad, agarró la mano de Lizzie que empujaba como una loca cuando Eva, blanca como la cera, volvió a gritar.
—¿Qué es eso? Oh por…mierda... ¿qué sale de ahí?
—Agua... quiero beber agua —suplicó Lizzie agotada.
Santana intentando no gritar a pesar de como la parturienta le retorcía la mano respondió.
—Eso debe ser la cabeza del bebé.
—¿Esa cosa pegajosa? —gritó Eva fuera de sí.
—¿Le estás llamando cosa pegajosa a mi búho? —gruñó Lizzie. Santana miró a la blanquecina hermana y tras darle un golpe para hacerla reaccionar sugirió:
—Eva, dale agua a Lizzie y refréscala.
Pero la joven estaba tan trastocada, tan fuera de sí por lo que estaba viendo, que el vaso de agua en vez de acercárselo a su hermana se lo bebió ella del tirón.
—Por Diosssssss... Por Dios... mañana mismo voy al ginecólogo y que me lo cosa. No volveré a dejar que ningún hombre se acerque a mí por mucho morbo que me dé. Pero... pero... ¿pero tú has visto como se pone esooooooooooooo?
Lizzie, incapaz de escuchar un segundo más a su desconcertada hermana, la jalo con fuerza de la mano y gritó fuera de sí:
—Como no te calles, la que te va a coser la boca voy a ser yoooooooo... ¡Me estás asustando! Ahhhhh que me viene otra contracción.
Durante unos segundos que a las tres se les hizo interminables Lizzie empujó y empujó mientras las tres gritaban asustadas.
—¿Dónde están los del puto Same cuando se los necesita? —preguntó Eva. y al fijarse con atención entre las piernas de su hermana gritó de nuevo—: ¡Ay Dios mío que ahora sale algo baboso!
—No es algo baboso es mi búho —se quejo la parturienta acalorada.
Incapaz de estarse quieta, Santana soltó la mano de Lizzie.
—Tomale de las manos con fuerza —le ordenó a Eva--. Y tú, Elizabeth, ¡empuja!. ¡Empuja! que el búho ya está aquí.
Como si la vida le fuera en ello la joven y futura mamá chilló junto a su asustada hermana y tras tres empujones que parecieron llevarse su vida, el bebé salió. Santana lo tomo con manos resbaladizas e instantes después el bebé comenzó a llorar. Aquel lloro hizo que las tres jóvenes se miraran y comenzaran a reír entre sollozos. Eva, emocionada, abrazó a su hermana y Santana con lágrimas en los ojos susurró:
—Vaya...
—¿Está bien? ¿Está bien mi bebé? —gimió Lizzie.
—Creo... creo que sí...
—¿Qué es? —preguntó sin resuello la madre.
Con una sonrisa triunfal por haberlo conseguido, Santana la miró y enseñándole al bebé dijo llena de satisfacción:
—Es un niño. El búho es un precioso y guapísimo niño.
—Además de pegajoso —añadió Eva abrazando a su hermana.
Instantes después los médicos del Same entraron en el salón y apartando a las dos jóvenes hacia un lado, se encargaron de la mamá y el bebé, mientras Santana y Eva se abrazaban emocionadas.
Capitulo 38: ¿Cómo no perdonarte?
Aquella noche, cuando regresaron del hospital, donde todos se felicitaron por el nacimiento del bebé de Elizabeth, en la cocina de la casa de Brittany, Santana hablaba con un tal Max por teléfono. La rubia preparaba unos filetes de pollo a la plancha y derretía mantequilla en un cazo con leche. Intentaba concentrarse en lo que hacía, pero se le hacía difícil al escuchar a la joven que estaba sentada sobre la mesa de la cocina divertida y muerta de risa.
Santana, por su parte, tampoco podía prestar total atención a Max Nixon, su representante. No podía dejar de observar a Brittany. Ver cómo cocinaba y se movía con seguridad por la cocina, era una de las cosas más sexys que había visto en su vida. Su ceño fruncido al salar el pollo y su concentración al ponerlo en la sartén le hizo sonreír. Diez minutos después cerró su móvil, se bajó de la mesa de un salto, le dio un manotazo en el trasero para llamar su atención y preguntó:
—¿Puedo ayudarte en algo? Eso sí... facilito porque ya sabes que la cocina no es lo mío.
Ella sonrió, quiso preguntarle quién era ese tal Max, pero calló y sugirió:
—¿Qué tal si preparas el puré de papas?
—¡Perfecto!
Ver su entusiasmo ante cualquier cosa cotidiana, era algo que a Brittany le dejaba K.O., y sacando del armarito de arriba la caja de puré instantáneo se lo entregó y dijo:
—En el segundo cajón, a tu derecha, encontrarás cucharas de madera para mover los copos en la leche hasta que espese.
Durante unos minutos ambos se mantuvieron en silencio hasta que de pronto ella dijo.
—Qué fácil ha sido preparar el puré. ¡Es facilísimo!
—Me alegra saberlo —sonrió Brittany dando la vuelta al pollo mientras ella se sentaba en una de las sillas de la cocina.
Mirándola por el rabillo del ojo observó que se miraba las uñas y preguntó.
—¿Buenas noticias?
—Era Max. Mi representante. He recibido dos estupendas ofertas por dos películas y está contentísimo. —Al ver que ella sonreía murmuró—: Y sí... lo reconozco, yo también estoy contenta. Rodar con Morgan Freeman y Denzel Washington me apetece mucho. Son excelentes actores y profesionales y sé que con ellos tendré un buen rodaje.
Al ver que la rubia no decía nada, ni la miraba, continuó:
—Por cierto, cuando regrese y le diga a mi nutricionista todo lo que he comido estos días ¡me va a matar!
Limpiándose las manos en el pequeño delantal oscuro que llevaba Brittany atado a la cintura, la miró, y preguntó.
—¿Tienes nutricionista?
—Oh, sí ¿acaso lo dudabas? —ella no respondió—. Necesito controlar las calorías si quiero mantenerme en este peso. Como ya te dije, mi público espera de mí que no cambie durante muchooooooooo tiempo.
—Increíble —respondió Brittany apagando la cocina.
Una vez colocó las porciones de pollo en dos platos, tomo el cazo donde ella había hecho el puré y al no poder sacar la cuchara, la miró y preguntó:
—¿Cuánto puré has echado?
—Un sobre entero. ¿Me he pasado?
Brittany se dio la vuelta divertida e intentando sacar la cuchara del bol dijo con una sonrisa:
—Creo que sí. Ha espesado tanto, que esto vale como cemento para la construcción.
Levantándose de la silla Santana miró aquella pasta dura e hizo un gesto que le provocó una carcajada a Brittany.
—¿Lo ves? Lo mio no es la cocina.
Media hora después. Tras cenar el pollo con una improvisada ensalada que la rubia preparó las dos se encaminaron hacia el sofá del salón con una copa de vino para ver una película, mientras Brittany continuaba riéndose de ella por lo del puré.
—Si alguna vez decides buscar otro oficio, recuerda, como obrera de la construcción preparando cemento no tienes precio.
Con una sonrisa en los labios se sentó en el sofá justo en el momento en que le sonó el móvil.
—Hola Anthony, ¿cómo estás, cielo? —saludó consiguiendo que Brittany la mirara el ceño fruncido.
Durante veinte minutos ella rio y habló con un tal Anthony mientras Britt, tirada en el sillón, cambiaba de canal en busca de algo que le entretuviera y su humor se oscurecía por momentos. Oírla reír y hacer planes con aquel para cuando regresara a Los Angeles, no le estaba gustando absolutamente nada.
Guando la conversación acabó y ella se despidió, para su gusto, demasiado cariñosa, su humor había cambiado, pero intentó disimularlo. ¿Qué le pasaba? ¿Acaso una de las condiciones que ella mismo había exigido no era aquello de «Sin reproches»? Santana, sin ser consciente de lo que pensaba, con una sonrisa de oreja a oreja se acurrucó junto a ella para ver la televisión.
—¿Qué ves?
—Aún nada. Estoy cambiando a la espera de encontrar algo bueno.
—Esta película me gusta mucho —exclamó ella de pronto señalando el televisor.
—¿Cuál?
—Siete días y siete noches. Harry está estupendo y...
—¡¿Harry?! —preguntó mirándola
—Harrison Ford. ¿No le conoces?
—Ah... el actor —dijo Brittany encogiéndose de hombros.
—Es un cielo de hombre. Hace unos meses estuve con él y unos amigos dando un paseo en su avioneta y lo pasamos muy bien.
—No me gusta Harrison Ford como actor —mintió ella, cambiando de canal.
—Pero si es buenísimo —insistió ella.
—Pues a mi no me gusta —respondio la rubia.
Durante unos segundos ambos permanecieron callados hasta que ella volvió a decir.
—Oh, Dios ¿has visto esta serie alguna vez?
—¿House?
—Sí... es que no sabía si se llamaba igual en Argentina. Bueno... bueno, el papel que hace Hugh de doctor antipático y sarcástico me encanta. Lo que me puedo reír con él cuando me cuenta sus peripecias. Cada vez que coincidimos en alguna fiesta nos morimos de risa los dos.
Brittany volvió a cambiar de canal sin comentar nada y ella de pronto gritó.
—¡¡Alatriste!! Uooo, qué guapo que sale Viggo Mortensen en esta película. De verdad, tendrías que conocerle. Es un tipo maravilloso y muy simpático. Ni te cuento la que se lió con mis fans cuando fuimos a...
—Ay ya, ¿es que conoces a todos los hombres que salen en las películas? —cortó Brittany.
Sorprendida por aquel tono de voz, y en especial por aquella ridícula pregunta, ella se encogió de hombros y respondió:
—Muchos han trabajado conmigo y son amigos desde hace años. Son actores como yo. Y en la industria cinematográfica, al menos en la americana, casi todos nos conocemos.
—Qué bien. ¡Qué emoción!
Al ver en ella un gesto que hasta el momento no había visto nunca preguntó.
—Oye ¿qué te pasa? Parece que te moleste que conozca a...
—¿Tuviste algo con tu guapo y simpático Viggo?
Sorprendida por aquella pregunta y el color que estaba tomando aquella conversación, le miró y frunciendo el ceño preguntó:
—¿Que es lo que me estás preguntando exactamente?
Molesta por haber dicho aquello sin pensar, se irguió en el sillón. Se toco la cabeza y sintió que estaba perdiendo su trabajado autocontrol.
—Bah... déjalo. Olvídalo —dijo.
—De eso nada. Tú has empezado y ahora yo quiero seguir —siseó molesta—. Es más, como bien me dijiste una vez, somos adultos para poder charlar.
—Mejor dejémoslo —insistió la rubia.
—No.
—Sí.
—¡No!
Al ver la terquedad de ella la miró y en actitud chulesca cruzó los brazos tras la cabeza, estiró las piernas y preguntó con voz grave.
—¿Tienes ganas de discutir y decir la última palabra morenita?
Aquella absurda pregunta, y más cuando ella había comenzado toda con la discusión le quemó la sangre, y levantándose del sillón gritó:
—¡No... no quiero discutir, pero tú sí! Yo solo he comentado que conocía a esas personas, porque soy actriz como ellos, cuando tú has preguntado una cosa terrible. ¿Qué pasa? ¿Que todo lo que sale en la prensa crees que es verdad? Porque si es así, entonces creerás que he tenido líos con todos los hombres que comparten plano conmigo en mis películas y...
—¿Con Noah Puckerman no has tenido algo?
Al ver su gesto torcido y la chulería en su cara, Santana resopló y señalándole con el dedo siseó:
—Pero bueno. ¿Y a ti que te importa?
—Vaya... veo que a mí si me dices lo que a la prensa no te atreves a decir —se quejo enfadada.
—Te recuerdo que la pulsera del todo incluido —gritó señalándose la muñeca— excluye reproches y
preguntas incómodas. ¿Has olvidado que tú misma lo pediste?
—No —mintió malhumorada. ¿Qué hacía ella preguntando aquello?
—¿Acaso yo te he preguntado con cuantas hombres y/o mujeres te has acostado?
—No.
—Entonces ¿por qué tú me lo prefinías a mi?
Con la sangre hirviéndole y tan fuera de si como ella gritó enfadada consigo mismo por lo que estaba haciendo:
—Porque he visto fotos tuyas muy acaramelada con él, con Puckerman, y...
—¿Que has visto fotos mías?
—Sí. En la prensa.
—Vaya...
—He visto fotos tuyas con Puckerman y con muchos otros prosiguió Brittany—. He visto películas tuyas donde te besas apasionadamente y...
—¡¿Y?!
Con la sensación de haber metido la pata hasta el fondo, pero incapaz de frenar respondió.
—Y nada. Soy una idiota por haber preguntado algo que en el fondo no me interesa. Y aunque no quiero pensarlo, si que me imagino que si la prensa descubre que estás aquí, conmigo, solo tendría problemas.
—Si quieres me voy. Nunca me ha gustado ser el problema de nadie.
Aquello le dolió. Estaba siendo injusta y al ver su mirada miento modular su tono de su voz, se acercó a ella y sin tocarla susurró.
—Yo no he dicho que te vayas.
—Sí... sí que lo has dicho.
Dolorida se apartó de Britt, tomo su portacigarrillos que estaba sobre la mesa y con un enfado monumental decidió irse a la cocina. Se conocía, y en aquel preciso momento lo mejor era alejarse o continuaría discutiendo con ella.
Al verse sola en el salón maldijo en silencio. Su perra, Jenny la miró y como si entendiera lo ocurrido se levantó de su sitio y se fue tras Santana. ¿Qué había hecho? Lo que menos le apetecía era aquella situación de enfado. Ella nunca había preguntado ni exigido nada. Había aceptado sus exigencias y no podía entender por qué de pronto a ella se le hacían difíciles de cumplir.
Miro la televisión y vió a Viggo Mortensen caminar con su capa de capitán Alatriste hacia un barco y sonrió. Al final Mercedes iba a tener razón y los celos por primera vez estaban llamando a su puerta. Aunque más que llamar, derribaban la puerta. Durante un rato esperó a que ella regresara al salón. Nunca había ido tras un hombre y mucho menos una mujer. Nunca lo había necesitado. Pero al ver que los minutos pasaban y ella no regresaba comenzó a sentirse inquieta. Aquella situación era nueva para ella y tras suspirar y convencerse de que era una imbécil y todo lo había propiciado decidió actuar.
En la cocina, Santana se fumó un cigarrillo y una vez lo apagó, sin poder evitarlo abrió el mueble de las galletas y se tomo unas Oreo. Eso calmaría las ganas que tenía de salir corriendo de allí. ¿Qué había pasado? Solo estaba hablando de sus amigos y compañeros de trabajo, como ella en ocasiones había hablado de Mercedes, Lucas o Damián. Enfadada por lo ocurrido mordisqueaba la galleta apoyada en la puerta del patio mirando como llovía, cuando escuchó la música proveniente del salón. Era la canción At Last de Beyoncé. Su canción.
—Cierra los ojos y relájate. Esta canción sé que te ayuda a relajarte ¿verdad?—escuchó de pronto la voz dulce y tierna de Brittany en su oído.
Incapaz de no entrar en su juego, asintió y le hizo caso. Brittany conseguía que ella explotara de furia pero también tenía el poder de calmarla solo con su voz. Instantes después se dejó abrazar y comenzó a bailar con ella aquella dulce y sensual canción en la cocina. Cuando la canción terminó Brittany la miró a los ojos y le preguntó
—¿Me perdonas?
¿Cómo no perdonarte? pensó ella, le besó y esbozó una sonrisa.
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BUENO AL PARECER NO LES GUSTO MUCHO LOS CAPITLOS ANTERIORES :(
ESPERO LES GUSTE ESTOS CAPITULOS :)
GRACIAS POR LEER Y COMENTAR!
BESOS HASTA LA ACTU<3
Capitulo 37: La llegada del Búho!
Dos días después, una mañana en la que descargaba una fuerte tormenta sobre Lujan, Brittany tuvo que ir a Capital con su padre y su abuelo para arreglar unos asuntos. Ella la animó a acompañarles, pero la morena se negó. Quería darse un baño relajante y ocuparse un poco de su aspecto. Desde que había llegado a casa de Brittany, apenas se había mirado al espejo y ya era hora. Una vez se quedó sola, abrió el grifo de la bañera, y cuando se disponía a darse un maravilloso y relajante baño de espuma sonó el teléfono de la casa. En un principio lo dejó sonar, pero al ver la insistencia lo tomo y escuchó:
—Brittany...
La voz de una mujer al otro lado le hizo sentir fatal. ¿Qué hacía ella contestando el teléfono? Pero intentando aparentar normalidad respondió:
—No está pero si quieres dejar un mensaje cuando regrese yo se lo daré.
—Oh, Dios... no... no —gimoteó la mujer—. Soy Elizabeth ¿Quién eres?
Al reconocer la hermana de Brittany dijo alarmada:
—Elizabeth, soy Noelia y...
—Ven a casa de mi padre con urgencia —resopló—. El búho se ha propuesto salir y creo que.... Oh... Dios mío qué dolorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.
Santana respiró alterada.
—A ver Lizzie... tranquilízate y...
—Estoy sola —prosiguió aquella—. Papá y el abuelo se marcharon, a Irene no la localizo y Eva salió a comprar y no se llevo el jodido móvil... Ven rápido. Te necesito.
La comunicación se cortó y la joven actriz se quedó con el telefono en la mano. De pronto un trueno la hizo regresar a la realidad. ¡La necesitaba! Subió a la habitación como un rayo, se cambió de ropa, cerró el grifo de la bañera y dos minutos después salió de la casa.
—Maldita sea... y yo sin coche —cuchicheó bajo el paraguas.
Comenzó a andar por las calles de Lujan con paso acelerado. La lluvia la mojaba entera pero debía de llegar hasta la casa de Manuel cuanto antes. Quince minutos después empapada y con barro hasta en las orejas consiguió llegar. Llamó al portero automático, pero nadie abrió la puerta. Sin tiempo que perder, saltó una pequeña valla y al asomarse por una de las ventanas, vio a Lizzie tumbada y respirando con dificultad sobre el sillón.
Con el corazón a mil por hora llamó a Brittany a su móvil pero estaba «Apagado o Fuera de cobertura».
Piensa... piensa maldita sea Santana, pensó temblorosa.
De pronto vio una piedra en el suelo y lo supo. Debía romper el cristal de la puerta para entrar. La tomo sin dudarlo y cuando iba a golpear escuchó.
—Si haces eso se lo diré a mi padre.
Volviéndose para mirar, suspiró al ver a Eva llegar cargada con unas bolsas y tiró el cascote apremiándola.
—Corre... Lizzie está de parto.
Dos segundos después las dos estaban rodeando a la futura madre que chorreaba de sudor.
—Mierda... ¿Por qué has tardado tanto en venir Eva? —gruñó la parturienta.
Temblando como una hoja la joven hermana la miró y al ver como su cara se contraía de dolor suspiró en busca de una rápida solución.
—¿Llamo a una ambulancia? Verás como en breve estarán aquí. —Y mirando a Santana preguntó histérica—: ¿Cuál es el número de urgencias?
—No sé —gimió asustada. Ella no sabía los números en Argentina.
Elizabeth al escucharlas, tomó aire y gritó descompuesta.
—Uno, uno, dos ¡maldicion! Que la que esta de parto soy yo, no ustedes.
El dolor debía de ser tremendo. La cara de Lizzie se contraía mientras Eva hablaba por teléfono y cuando colgó dijo para tranquilizar a su hermana:
—Ya está. Ya vienen...
—¿Qué vienen? —gritó la parturienta con la frente perlada de sudor—. El que viene es el búhoooooooooooo ¡mieeeeeeeerrrrdaaaaaaaa qué dolorrrrrrrrrrrrr!
Santana, aturdida, intentó mantener la calma. Ordenó a Eva traer toallas limpias y agua. Al fin y al cabo eso se pedía siempre en las películas. Con delicadeza, tumbó a Elizabeth sobre la alfombra y le quitó como pudo el pantalón. Chorreaba por todos lados. Pero al encontrarse lo que se encontró murmuró:
—Oh, my God ¡esto es horrible! —pero levantando la voz para que Lizzie la escuchara dijo—, Va todo genial, cielo. Va todo muy bien. La ambulancia llegará de un momento a otro y tendrás un bebé precioso.
Eva llegó con las toallas. Ninguna de las dos podía apartar la vista de entre las piernas de aquella.
Horrorizadas observaban lo dilatada que estaba y cómo empezaba a asomar la cabeza.
—Ay, dios creo que me voy a desmayar —murmuró Eva sentándose en el suelo.
—Ni se te ocurra —exigió Santana asustada y con las pulsaciones a mil.
—¿Pero tú has visto eso? —gimió Eva horrorizada—, Pero... pero si parece un volcán a punto de entrar en erupción.
—Es que va a entrar en erupción —cuchicheó la joven actriz . Pero mantén la calma o tu hermana se pondrá histérica y será ella la que entre en erupción.
—Santana se levantó y fue al baño. Se lavó las manos y deseó quitarse la peluca, pero no podía, si hacía eso todo se liaría aun mas. Se echó un poco de agua por la cara para tranquilizarse. Lizzie necesitaba ayuda y ella la ayudaría. Antes de salir tomo más toallas limpias que vio sobre un mueble, seguro que las necesitaría. Regreso al salón y tras hacer que la parturienta levantara el pompis y lo pusiera sobre varias de las toallas, se posicionó entre sus piernas, y tras suspirar y ver como la pobre se retorcía de dolor preguntó a una descolorida Eva:
—¿Crees que debemos animarla a que empuje?
Pero no hizo falta proponérselo. De pronto Lizzie con una fuerza descomunal comenzó a empujar ante ellas.
—Ay, Dios mío. ¡Ay, Dios mío que sale algo por ahí! —gritó Eva.
Santana, tragando saliva con dificultad, agarró la mano de Lizzie que empujaba como una loca cuando Eva, blanca como la cera, volvió a gritar.
—¿Qué es eso? Oh por…mierda... ¿qué sale de ahí?
—Agua... quiero beber agua —suplicó Lizzie agotada.
Santana intentando no gritar a pesar de como la parturienta le retorcía la mano respondió.
—Eso debe ser la cabeza del bebé.
—¿Esa cosa pegajosa? —gritó Eva fuera de sí.
—¿Le estás llamando cosa pegajosa a mi búho? —gruñó Lizzie. Santana miró a la blanquecina hermana y tras darle un golpe para hacerla reaccionar sugirió:
—Eva, dale agua a Lizzie y refréscala.
Pero la joven estaba tan trastocada, tan fuera de sí por lo que estaba viendo, que el vaso de agua en vez de acercárselo a su hermana se lo bebió ella del tirón.
—Por Diosssssss... Por Dios... mañana mismo voy al ginecólogo y que me lo cosa. No volveré a dejar que ningún hombre se acerque a mí por mucho morbo que me dé. Pero... pero... ¿pero tú has visto como se pone esooooooooooooo?
Lizzie, incapaz de escuchar un segundo más a su desconcertada hermana, la jalo con fuerza de la mano y gritó fuera de sí:
—Como no te calles, la que te va a coser la boca voy a ser yoooooooo... ¡Me estás asustando! Ahhhhh que me viene otra contracción.
Durante unos segundos que a las tres se les hizo interminables Lizzie empujó y empujó mientras las tres gritaban asustadas.
—¿Dónde están los del puto Same cuando se los necesita? —preguntó Eva. y al fijarse con atención entre las piernas de su hermana gritó de nuevo—: ¡Ay Dios mío que ahora sale algo baboso!
—No es algo baboso es mi búho —se quejo la parturienta acalorada.
Incapaz de estarse quieta, Santana soltó la mano de Lizzie.
—Tomale de las manos con fuerza —le ordenó a Eva--. Y tú, Elizabeth, ¡empuja!. ¡Empuja! que el búho ya está aquí.
Como si la vida le fuera en ello la joven y futura mamá chilló junto a su asustada hermana y tras tres empujones que parecieron llevarse su vida, el bebé salió. Santana lo tomo con manos resbaladizas e instantes después el bebé comenzó a llorar. Aquel lloro hizo que las tres jóvenes se miraran y comenzaran a reír entre sollozos. Eva, emocionada, abrazó a su hermana y Santana con lágrimas en los ojos susurró:
—Vaya...
—¿Está bien? ¿Está bien mi bebé? —gimió Lizzie.
—Creo... creo que sí...
—¿Qué es? —preguntó sin resuello la madre.
Con una sonrisa triunfal por haberlo conseguido, Santana la miró y enseñándole al bebé dijo llena de satisfacción:
—Es un niño. El búho es un precioso y guapísimo niño.
—Además de pegajoso —añadió Eva abrazando a su hermana.
Instantes después los médicos del Same entraron en el salón y apartando a las dos jóvenes hacia un lado, se encargaron de la mamá y el bebé, mientras Santana y Eva se abrazaban emocionadas.
Capitulo 38: ¿Cómo no perdonarte?
Aquella noche, cuando regresaron del hospital, donde todos se felicitaron por el nacimiento del bebé de Elizabeth, en la cocina de la casa de Brittany, Santana hablaba con un tal Max por teléfono. La rubia preparaba unos filetes de pollo a la plancha y derretía mantequilla en un cazo con leche. Intentaba concentrarse en lo que hacía, pero se le hacía difícil al escuchar a la joven que estaba sentada sobre la mesa de la cocina divertida y muerta de risa.
Santana, por su parte, tampoco podía prestar total atención a Max Nixon, su representante. No podía dejar de observar a Brittany. Ver cómo cocinaba y se movía con seguridad por la cocina, era una de las cosas más sexys que había visto en su vida. Su ceño fruncido al salar el pollo y su concentración al ponerlo en la sartén le hizo sonreír. Diez minutos después cerró su móvil, se bajó de la mesa de un salto, le dio un manotazo en el trasero para llamar su atención y preguntó:
—¿Puedo ayudarte en algo? Eso sí... facilito porque ya sabes que la cocina no es lo mío.
Ella sonrió, quiso preguntarle quién era ese tal Max, pero calló y sugirió:
—¿Qué tal si preparas el puré de papas?
—¡Perfecto!
Ver su entusiasmo ante cualquier cosa cotidiana, era algo que a Brittany le dejaba K.O., y sacando del armarito de arriba la caja de puré instantáneo se lo entregó y dijo:
—En el segundo cajón, a tu derecha, encontrarás cucharas de madera para mover los copos en la leche hasta que espese.
Durante unos minutos ambos se mantuvieron en silencio hasta que de pronto ella dijo.
—Qué fácil ha sido preparar el puré. ¡Es facilísimo!
—Me alegra saberlo —sonrió Brittany dando la vuelta al pollo mientras ella se sentaba en una de las sillas de la cocina.
Mirándola por el rabillo del ojo observó que se miraba las uñas y preguntó.
—¿Buenas noticias?
—Era Max. Mi representante. He recibido dos estupendas ofertas por dos películas y está contentísimo. —Al ver que ella sonreía murmuró—: Y sí... lo reconozco, yo también estoy contenta. Rodar con Morgan Freeman y Denzel Washington me apetece mucho. Son excelentes actores y profesionales y sé que con ellos tendré un buen rodaje.
Al ver que la rubia no decía nada, ni la miraba, continuó:
—Por cierto, cuando regrese y le diga a mi nutricionista todo lo que he comido estos días ¡me va a matar!
Limpiándose las manos en el pequeño delantal oscuro que llevaba Brittany atado a la cintura, la miró, y preguntó.
—¿Tienes nutricionista?
—Oh, sí ¿acaso lo dudabas? —ella no respondió—. Necesito controlar las calorías si quiero mantenerme en este peso. Como ya te dije, mi público espera de mí que no cambie durante muchooooooooo tiempo.
—Increíble —respondió Brittany apagando la cocina.
Una vez colocó las porciones de pollo en dos platos, tomo el cazo donde ella había hecho el puré y al no poder sacar la cuchara, la miró y preguntó:
—¿Cuánto puré has echado?
—Un sobre entero. ¿Me he pasado?
Brittany se dio la vuelta divertida e intentando sacar la cuchara del bol dijo con una sonrisa:
—Creo que sí. Ha espesado tanto, que esto vale como cemento para la construcción.
Levantándose de la silla Santana miró aquella pasta dura e hizo un gesto que le provocó una carcajada a Brittany.
—¿Lo ves? Lo mio no es la cocina.
Media hora después. Tras cenar el pollo con una improvisada ensalada que la rubia preparó las dos se encaminaron hacia el sofá del salón con una copa de vino para ver una película, mientras Brittany continuaba riéndose de ella por lo del puré.
—Si alguna vez decides buscar otro oficio, recuerda, como obrera de la construcción preparando cemento no tienes precio.
Con una sonrisa en los labios se sentó en el sofá justo en el momento en que le sonó el móvil.
—Hola Anthony, ¿cómo estás, cielo? —saludó consiguiendo que Brittany la mirara el ceño fruncido.
Durante veinte minutos ella rio y habló con un tal Anthony mientras Britt, tirada en el sillón, cambiaba de canal en busca de algo que le entretuviera y su humor se oscurecía por momentos. Oírla reír y hacer planes con aquel para cuando regresara a Los Angeles, no le estaba gustando absolutamente nada.
Guando la conversación acabó y ella se despidió, para su gusto, demasiado cariñosa, su humor había cambiado, pero intentó disimularlo. ¿Qué le pasaba? ¿Acaso una de las condiciones que ella mismo había exigido no era aquello de «Sin reproches»? Santana, sin ser consciente de lo que pensaba, con una sonrisa de oreja a oreja se acurrucó junto a ella para ver la televisión.
—¿Qué ves?
—Aún nada. Estoy cambiando a la espera de encontrar algo bueno.
—Esta película me gusta mucho —exclamó ella de pronto señalando el televisor.
—¿Cuál?
—Siete días y siete noches. Harry está estupendo y...
—¡¿Harry?! —preguntó mirándola
—Harrison Ford. ¿No le conoces?
—Ah... el actor —dijo Brittany encogiéndose de hombros.
—Es un cielo de hombre. Hace unos meses estuve con él y unos amigos dando un paseo en su avioneta y lo pasamos muy bien.
—No me gusta Harrison Ford como actor —mintió ella, cambiando de canal.
—Pero si es buenísimo —insistió ella.
—Pues a mi no me gusta —respondio la rubia.
Durante unos segundos ambos permanecieron callados hasta que ella volvió a decir.
—Oh, Dios ¿has visto esta serie alguna vez?
—¿House?
—Sí... es que no sabía si se llamaba igual en Argentina. Bueno... bueno, el papel que hace Hugh de doctor antipático y sarcástico me encanta. Lo que me puedo reír con él cuando me cuenta sus peripecias. Cada vez que coincidimos en alguna fiesta nos morimos de risa los dos.
Brittany volvió a cambiar de canal sin comentar nada y ella de pronto gritó.
—¡¡Alatriste!! Uooo, qué guapo que sale Viggo Mortensen en esta película. De verdad, tendrías que conocerle. Es un tipo maravilloso y muy simpático. Ni te cuento la que se lió con mis fans cuando fuimos a...
—Ay ya, ¿es que conoces a todos los hombres que salen en las películas? —cortó Brittany.
Sorprendida por aquel tono de voz, y en especial por aquella ridícula pregunta, ella se encogió de hombros y respondió:
—Muchos han trabajado conmigo y son amigos desde hace años. Son actores como yo. Y en la industria cinematográfica, al menos en la americana, casi todos nos conocemos.
—Qué bien. ¡Qué emoción!
Al ver en ella un gesto que hasta el momento no había visto nunca preguntó.
—Oye ¿qué te pasa? Parece que te moleste que conozca a...
—¿Tuviste algo con tu guapo y simpático Viggo?
Sorprendida por aquella pregunta y el color que estaba tomando aquella conversación, le miró y frunciendo el ceño preguntó:
—¿Que es lo que me estás preguntando exactamente?
Molesta por haber dicho aquello sin pensar, se irguió en el sillón. Se toco la cabeza y sintió que estaba perdiendo su trabajado autocontrol.
—Bah... déjalo. Olvídalo —dijo.
—De eso nada. Tú has empezado y ahora yo quiero seguir —siseó molesta—. Es más, como bien me dijiste una vez, somos adultos para poder charlar.
—Mejor dejémoslo —insistió la rubia.
—No.
—Sí.
—¡No!
Al ver la terquedad de ella la miró y en actitud chulesca cruzó los brazos tras la cabeza, estiró las piernas y preguntó con voz grave.
—¿Tienes ganas de discutir y decir la última palabra morenita?
Aquella absurda pregunta, y más cuando ella había comenzado toda con la discusión le quemó la sangre, y levantándose del sillón gritó:
—¡No... no quiero discutir, pero tú sí! Yo solo he comentado que conocía a esas personas, porque soy actriz como ellos, cuando tú has preguntado una cosa terrible. ¿Qué pasa? ¿Que todo lo que sale en la prensa crees que es verdad? Porque si es así, entonces creerás que he tenido líos con todos los hombres que comparten plano conmigo en mis películas y...
—¿Con Noah Puckerman no has tenido algo?
Al ver su gesto torcido y la chulería en su cara, Santana resopló y señalándole con el dedo siseó:
—Pero bueno. ¿Y a ti que te importa?
—Vaya... veo que a mí si me dices lo que a la prensa no te atreves a decir —se quejo enfadada.
—Te recuerdo que la pulsera del todo incluido —gritó señalándose la muñeca— excluye reproches y
preguntas incómodas. ¿Has olvidado que tú misma lo pediste?
—No —mintió malhumorada. ¿Qué hacía ella preguntando aquello?
—¿Acaso yo te he preguntado con cuantas hombres y/o mujeres te has acostado?
—No.
—Entonces ¿por qué tú me lo prefinías a mi?
Con la sangre hirviéndole y tan fuera de si como ella gritó enfadada consigo mismo por lo que estaba haciendo:
—Porque he visto fotos tuyas muy acaramelada con él, con Puckerman, y...
—¿Que has visto fotos mías?
—Sí. En la prensa.
—Vaya...
—He visto fotos tuyas con Puckerman y con muchos otros prosiguió Brittany—. He visto películas tuyas donde te besas apasionadamente y...
—¡¿Y?!
Con la sensación de haber metido la pata hasta el fondo, pero incapaz de frenar respondió.
—Y nada. Soy una idiota por haber preguntado algo que en el fondo no me interesa. Y aunque no quiero pensarlo, si que me imagino que si la prensa descubre que estás aquí, conmigo, solo tendría problemas.
—Si quieres me voy. Nunca me ha gustado ser el problema de nadie.
Aquello le dolió. Estaba siendo injusta y al ver su mirada miento modular su tono de su voz, se acercó a ella y sin tocarla susurró.
—Yo no he dicho que te vayas.
—Sí... sí que lo has dicho.
Dolorida se apartó de Britt, tomo su portacigarrillos que estaba sobre la mesa y con un enfado monumental decidió irse a la cocina. Se conocía, y en aquel preciso momento lo mejor era alejarse o continuaría discutiendo con ella.
Al verse sola en el salón maldijo en silencio. Su perra, Jenny la miró y como si entendiera lo ocurrido se levantó de su sitio y se fue tras Santana. ¿Qué había hecho? Lo que menos le apetecía era aquella situación de enfado. Ella nunca había preguntado ni exigido nada. Había aceptado sus exigencias y no podía entender por qué de pronto a ella se le hacían difíciles de cumplir.
Miro la televisión y vió a Viggo Mortensen caminar con su capa de capitán Alatriste hacia un barco y sonrió. Al final Mercedes iba a tener razón y los celos por primera vez estaban llamando a su puerta. Aunque más que llamar, derribaban la puerta. Durante un rato esperó a que ella regresara al salón. Nunca había ido tras un hombre y mucho menos una mujer. Nunca lo había necesitado. Pero al ver que los minutos pasaban y ella no regresaba comenzó a sentirse inquieta. Aquella situación era nueva para ella y tras suspirar y convencerse de que era una imbécil y todo lo había propiciado decidió actuar.
En la cocina, Santana se fumó un cigarrillo y una vez lo apagó, sin poder evitarlo abrió el mueble de las galletas y se tomo unas Oreo. Eso calmaría las ganas que tenía de salir corriendo de allí. ¿Qué había pasado? Solo estaba hablando de sus amigos y compañeros de trabajo, como ella en ocasiones había hablado de Mercedes, Lucas o Damián. Enfadada por lo ocurrido mordisqueaba la galleta apoyada en la puerta del patio mirando como llovía, cuando escuchó la música proveniente del salón. Era la canción At Last de Beyoncé. Su canción.
—Cierra los ojos y relájate. Esta canción sé que te ayuda a relajarte ¿verdad?—escuchó de pronto la voz dulce y tierna de Brittany en su oído.
Incapaz de no entrar en su juego, asintió y le hizo caso. Brittany conseguía que ella explotara de furia pero también tenía el poder de calmarla solo con su voz. Instantes después se dejó abrazar y comenzó a bailar con ella aquella dulce y sensual canción en la cocina. Cuando la canción terminó Brittany la miró a los ojos y le preguntó
—¿Me perdonas?
¿Cómo no perdonarte? pensó ella, le besó y esbozó una sonrisa.
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BUENO AL PARECER NO LES GUSTO MUCHO LOS CAPITLOS ANTERIORES :(
ESPERO LES GUSTE ESTOS CAPITULOS :)
GRACIAS POR LEER Y COMENTAR!
BESOS HASTA LA ACTU<3
dorkyhemo_** - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 15/01/2014
Edad : 31
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
mas boluda brittany sigue preguntando boludeces! cuando san nunca se ha quejado! besos! la morenita es todo una partera mejor que cocinera jajaja
tatymm-*- - Mensajes : 2406
Fecha de inscripción : 20/08/2012
Edad : 34
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
Naaaaa....! A mi me han encantado todos los capitulos =) Estan geniales hay mucho amor bueno son buenos en conclusion!!!!
Saludos!
Saludos!
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
morí de risa con el nacimiento del búho,... jajajaja
definitivamente uno de los fuertes de san no es la casina jajajaja
ame los celos de britt,.. de cierta manera es asada pero bueno,...
definitivamente uno de los fuertes de san no es la casina jajajaja
ame los celos de britt,.. de cierta manera es asada pero bueno,...
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
Geniales los capitulos
Hasta la siguiente
Actualizacion
Saludos
Hasta la siguiente
Actualizacion
Saludos
Jane0_o- - Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
los capitulos estan muy buenos ....britt ya le encontro la medida a santana para que la perdone....espero que esten juntas mas tiempo...por fis .....que no se vaya sannnnnn
jas2602** - Mensajes : 95
Fecha de inscripción : 05/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
Tatymm: "mas boluda brittany sigue preguntando boludeces! cuando san nunca se ha quejado! besos! la morenita es todo una partera mejor que cocinera jajaja"
-// woooow aunque si te doy la razon :P pero hay q entenderla, esta enamorada y es celosa. NORMAL(? y si Santana va mas para partera o en una construccion como dijo Britt q de cocinera jajaja Besos
Pao Up: "Naaaaa....! A mi me han encantado todos los capitulos =) Estan geniales hay mucho amor bueno son buenos en conclusion!!!!
Saludos!"
-// Aw gracias :) si hay mucho amor! Saludos!
3:"): morí de risa con el nacimiento del búho,... jajajaja
definitivamente uno de los fuertes de san no es la casina jajajaja
ame los celos de britt,.. de cierta manera es asada pero bueno,..."
-// Pobre buho, la familia que le toco jajaja y si San mucho con la cocina no va :P Brittany es celosa, insoportable a veces pero tierna :3
Jane0_o: "Geniales los capitulos
Hasta la siguiente
Actualizacion
Saludos"
-// Muchas gracias. Saludos!
Jas2602: "los capitulos estan muy buenos ....britt ya le encontro la medida a santana para que la perdone....espero que esten juntas mas tiempo...por fis .....que no se vaya sannnnnn"
-// Gracias, jajaja si Brittany la hace enojar pero sabe como calmarla ;) y veremos que pasa con San y esperemos que se quede :)
HOLAAAA COMO ESTAN?
MUCHAS GRACIAS POR COMENTAR, ES MUY AGRADABLE LEERLAS SIEMPRE!!
ACA DE NUEVO DOS CAPITULOS Y ESPERO LES GUSTE!<3
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¿Y A Ti Que Te Importa?
Capitulo 39: ¿Quien es Maite?
Superada aquella absurda discusión, días después, Eva, Brittany y Santana fueron al Hospital Universitario de Capital para recoger a Lizzie. Tanto la madre como el bebé estaban de maravilla, pero Elizabeth llevaba dos días sin parar de llorar. Cualquier cosa que le dijeras le hacía llorar una y otra vez y aunque todos se preocuparon, los médicos les calmaron indicándoles que aquello era normal. Las hormonas de la nueva mamá aún estaban revolucionadas y por eso lloraba continuamente. Cuando dejaron el coche en el parking y se dirigían al hospital se cruzaron con dos hombres vestidos de policía.
—Mmmm... cómo me ponen los uniformes —suspiró Eva al verlos pasar y mirando a la joven que caminaba junto a su hermana preguntó—: ¿No te ponen los hombres así vestidos? ¿No te parecen terriblemente varoniles?
—Definitivamente sí —rio Santana al mirar a Brittany—. Creeme, no será hombre pero cada vez que tu hermana aparece vestida de cucaracho ¡me vuelve loca!
Brittany se carcajeó ¿cuando había aprendido ella aquella palabra?
—Normal Noelia... normal... cuando se visten de negro desprenden sensualidad y morbo por todos sus poros ~y al recordar a Damián, el sexy compañero de su hermana, suspiro—. Uf... ya te digo, hay cada uno...
Brittany, al ver aquel gesto, le dio un empujoncito.
—Hermanita, disimula. Se nota a la legua que te vuelve loca algún que otro compañero de la base.
—Uf... es que allí hay material de primera —suspiró esta—. Por cierto Noelia, cuando quieras vamos a hacerle una visitilla a mi hermana a la base. Lizzie y yo de vez en cuando vamos y nos damos un alegrón a la vista. Te aseguro que vale la pena
—Ok... encantada.
—Chicas... no me joroben—las reprendió Brittany.
Lo que menos le apetecía era ver a Santana en la base, rodeada por los depredadores de su unidad y menos junto a su hermana. Definitivamente no era buena idea.
—Anda... ahora que lo pienso—dijo Eva— Quizá a Elizabeth le vendría de lujo darse un homenaje visual para que deje de llorar por el simple hecho de existir.
—Tranquila. Se le pasará—aseguró Brittany divertida.
—Mira, hermanita no es por nada. Pero tú podías pagarte algo ¿no crees?
Sorprendida por aquello la miró y preguntó:
—¿Pagarme que? ¿O qué?
—En proporcionarle a tu llorosa y lacrimosa hermana Elizabeth un poco de felicidad visual y de paso también a nosotras. Tampoco es tanto pedir, ¿no?
—Oh, sí... sería un bonito detalle —asintió Santana sonriendo y divertida le enseñó la pulsera que llevaba y le susurró al oído—: Te recuerdo que yo tengo un todo incluido.
—Sería un detallazo, además de un morbazo —prosiguió Eva sin percatarse de cómo aquella fruncía el ceño.
Brittany finalmente sonrió por sus ocurrencias y tras tomarlas por la cintura murmuró:
—Ni la base, ni mis compañeros por muy guapos que parezcan son para divertirse. —Y para chinchar a su hermana cuchicheó—. Además, a ti, señorita metomentodo te da lo mismo un poli de verdad que un chico vestido para la ocasión ¿verdad?
—Pues tienes razón. Me da igual. Soy una conformista nata —asintió divertida—. Por lo menos del chico sé lo que espero. Por lo tanto, y si no quieres que aparezcamos por la base con nuestra hermana la llorica, ya sabes lo que tienes que hacer para alegramos el alma, la vista y alguna que otra cosa más.
Parapetada tras su disfraz, Santana disfrutaba de aquel momento familiar mientras se cruzaba con personas que entraban y salían del hospital. Aquella libertad le encamaba y sonrió satisfecha de su anonimato. Aquello era maravilloso.
Tras subir en el ascensor a la tercera planta entraron en la habitación. Allí estaban Manuel y el abuelo Goyo haciendo monadas al pequeño Joel.
—¡Oh... mis salvadoras! Sin ustedes todo hubiera sido un desastre —gimió Elizabeth al verlas aparecer llevándose un pañuelo a la cara.
—¿Seguimos en plan drama? —se quejo Eva al ver a su hermana.
—Seguimos... seguimos —asintió Manuel tras suspirar.
—Ay, hermosa... no lo sabes tú bien —contestó el abuelo Goyo poniendo los ojos en blanco.
—Pero no llores mujer, que tienes un bebé precioso. —Santana corrió a abrazarla.
Brittany miró a su padre y a su abuelo, quienes se encogieron de hombros y para hacer sonreír a su hermana dijo:
—Aquí te traigo a las enfermeras más dicharacheras de todo Lujan, Lizzie. Estoy segura que en este hospital tomarán en cuenta su inestimable experiencia como parteras.
Divertida por aquello, Eva se acercó a la cama y le dio un beso a su hermana. Se la veía bien aunque con la nariz hinchada como un tomate y los ojos rojos y vidriosos. La besó y le limpió los ojos con unkleenex.
—Para que sepas, que gracias a tu búho y a ti he decidido privar a este mundo de la existencia de mi descendencia. Y por supuesto, y muy importante, no volveré a quedarme a solas con ningún hombre por muy guapo e irresistible que sea.
—No me digas eso. No quiero sentirme culpable por no tener mas sobrinosssssssssssssssss —lloriqueó aquella.
—No le hagas caso, Lizz —la consoló Britt—, Se acaba de cruzar con unos tipos con uniforme y te aseguro que por su linda boquita ha salido de todo menos la abstinencia.
—Y he pensado en ti eh... Lizz. Le he dicho a nuestra hermanita que sería algo tremendamente recomendable para ti que te alegrarse la vista con unas buenas tabletas de chocolate y unos estupendos oblicuos bien trabajados —dijo Eva consiguiendo que aquella por primera vez sonriera.
—Qué jodída es esta muchacha—sonrió el abuelo Goyo.
Todos sonrieron. En especial Brittany, a la que se la veía feliz. Al principio, ninguno quiso pensar que Santana era la causa de su felicidad, pero todos lo deducían. Se le notaba relajada desde que aquella joven había aparecido en su vida y eso les gustaba.
Tras un rato en el que consiguieron hacer reír a la llorona, Santana se acercó a la cunita del recién nacido y murmuró:
—Es precioso. Es el bebé más bonito que he visto en mi vida.
Aquel comentario hizo que Manuel mirara a su hija y le guiñara el ojo. Esta al ver aquello junto las cejas y su padre sonrió. No era para menos.
—Un nuevo gorrioncillo al que mimar —asintió el abuelo Goyo encantado.
La puerta se abrió y una enfermera morena y de mediana edad entró. Tras saludarles a todos con una tímida
sonrisa preguntó:
—¿Todo bien por aquí?
Elizabeth fue a responder pero su padre se le adelantó.
—Magníficamente.
Aquella extraña se agachó y tras mirar al pequeño Joel que dormía plácidamente en su cunita murmuró:
—Es un niño muy guapo.
—Y hermoso. Casi cuatro kilos que ha pesado el muy ladrón —asintió el abuelo Goyo satisfecho.
La enfermera tras sonreír por el comentario del anciano, cruzó una mirada con Manuel y dijo:
—Se parece mucho al abuelo.
—Gracias —sonrió Manuel, mientras Brittany, Eva y Lizzie cruzaban sus miradas sorprendidos. ¿Qué estaba pasando allí?
La enfermera, tras suspirar, se recompuso y dijo:
—Vengo a llevarme al niño. Tenemos que hacerle unas pruebas.
—¡¿Pruebas?! Ay, Dios mío. ¿Qué le pasa? —gimió Lizzie comenzando a llorar.
Manuel, acercándose a la enfermera le preguntó en tono preocupado:
—¿Le ocurre algo al niño?
—No... Manuel, no te preocupes —sonrió la mujer mientras tomaba al bebé—, Las pruebas que le vamos a hacer se las hacen a todos los bebés cuando nacen antes de marcharse del hospital.
—¿Estás segura? —preguntó aquel ante la expectación de todos.
—Si —asintió aquella con una dulce sonrisa.
—¿Qué le van a hacer? —preguntó Elizabeth.
—Le vamos a pinchar en el talón y...
—Ay pobrecito mío... ya comienza a sufrir —gimió la sensible madre comenzando a llorar de nuevo.
La enfermera tras mirar a la joven y sonreír, se acercó a ella y tomandole con la mano la cara para que la mirara murmuró.
—Son pruebas rutinarias, no te preocupes. ¿Ok Lizzie?
—Ok... si nos lo dices tú, me quedo tranquilo —asintió Manuel con un dulce tono de voz.
Aquel tono de voz de su padre hizo que las hermanas se miraran las unas a otras. ¿A qué se debía aquella sonrisa? Y sobre todo, ¿por qué aquella mujer sabía el nombre de su padre?
La enfermera sonrió de nuevo, pero cuando se dio la vuelta para salir, el abuelo Goyo se plantó delante y dijo en tono poco conciliador:
—Yo le acompaño. No hago más que ver en la televisión que roban niños, y este es tan hermoso no puedo dejarlo marchar sin mi vigilancia. ¿Quién nos asegura que no nos lo van a robar?
—¡Abuelo! -protestó Brittany, mientras Santana sonreía.
—Ni abuelo, ni nada. El gorrioncillo es una hermosura y no va a ningún lado si no voy yo.
Brittany divertida por cómo su abuelo se aceleraba en décimas de segundos, se acercó a él y en tono tranquilizador dijo:
No te preocupes. Estoy segura que esta enfermera lo cuidará y enseguida lo traerá para que podamos irnos.
—¡Que no! —insistió el anciano-. Que de aquí no sale el muchacho sin su bisabuelo detrás.
-Goyo... no te preocupes —dijo Manuel con seguridad—. Quédate con las muchachas mientras yo acompaño a Maite. Me aseguraré que nuestro Joel regrese junto a su mamá.
—Si papá acompáñale —gimió Elizabeth.
Dos minutos después, la enfermera y su padre desaparecieron tras la puerta y Eva miranda a su hermana susurró:
—¡¿Maite?! Es mi impresión o papá y esa enfermera...
—¿Papá ligando? —preguntó Lizzie secándose las lágrimas.
—No comiencen a cotorrear que las conozco —se quejo Britt.
Santana sonrió y Eva sorprendida por lo que había visto minutos antes dijo:
—¿Pero vieron como se ha puesto de melosón papá y como miraba a esa mujer, a Maite? Vaya... vaya con papá, si al final va a ser más ligón que tú.
—A ver señorita metomentodo —rio Brittany—. Papá es papá y yo... soy yo.
Aquel comentario de Eva, hizo que Santana frunciera el ceño, pero finalmente sonrió. Escuchar las cosas que aquellos decían ante la cara del abuelo Goyo, no tenía precio. Ver aquella familia tan unida y con sus bromas... Eso era lo que siempre había anhelado tener y, de pronto, aquellas personas se lo estaban dando todo.
Cinco minutos después el abuelo Goyo miró en dirección a Santana.
—Gorrioncillo, ¿vamos a tomar un café?
—Oh, sí... ahora mismo—asintió Santana.
—¡Abuelo Goyo que no puedes fumar! —le recordó Eva sonriendo.
El anciano al escuchar aquello, levantó el bastón y gruño.
—Mecagoentoloquesemenea. ¿Quién ha dicho que voy a fumar?
Santana se tapó la boca para no sonreír. Estaba claro lo que el anciano quería y Brittany, suspirando, indico:
—Vamos, abuelo... yo le acompañaré.
—Brittanita, hermosa, no te ofendas. Pero me gusta más la compañía de tu no…de Noelia. —Pero al ver como este le miraba la rubia dio un taconazo en el suelo y dijo—: De acuerdo, vayamos a la cafetería.
—Buena idea abuelo...buena idea—sonrió Brittany, que antes de salir por la puerta dijo en broma—: Pórtense bien chicas.
Una vez se quedaron solas Elizabeth, ya más tranquila, dijo:
—Qué fuerte lo de papá con la enfermera. ¿Maite? ¿Quién es Maite?
—Está visto que los uniformes nos ponen a todos los de la familia —dijo Eva haciendo reír a carcajadas a Santana—. Yo creo que aquí hay algo. ¿Has visto como se miraban?
Santana, sintiéndose una más entre aquellas, añadió:
-Quizá no deba de decir esto, pero su padre es un hombre joven, solo y creo que se merece ser feliz ¿no creén?
—Te doy toda la razón, pero ¡uf! verás cuando Irene se entere —susurró Elizabeth.
-Callate... y no me lo recuerdes —suspiró Eva—. Que como aquí haya algo nuestra santa Irene, estoy segura de que la va armar en grande.
Sobre las seis de la tarde todos estaban en la casa de Manuel en Lujan. Como era de esperar, Lizzie lloró al entrar con su hijo, cuando entró en su habitación, cuando se miró al espejo, cuando el bebé hizo caquita y en todas las ocasiones habidas y por haber. Una hora después los hombres agotados de tanta lágrima decidieron ir a comprar provisiones a la tienda de Charo en compañía de Brittany, mientras las chicas se quedaban en casa. Poco después llegó Irene con sus hijos para achuchar al pequeño Joel, que plácidamente dormía en su cunita.
—Ay qué bonitooooooooo —susurró Rocío al ver a su pequeño primo.
—Si... es muy lindo —gimió la joven madre emocionada.
—Tita Lizz ¿puedo cargarlo? —preguntó la pequeña Ruth.
—Ahora no cielo, esta dormidito dormidito. Pero cuando se despierte te prometo que serás la primera en cargarlo.
Javi, que como siempre andaba con su balón bajo el brazo, tras ver a su tita continuamente llorando dijo acercándose a la cuna:
—Ok mamá ya lo he visto ¿puedo irme a casa de Jesusín a jugar?
Su madre asintió.
—Sí, hijo si puedes irte a jugar. Pero de allí no te muevas hasta que yo vaya a buscarte. ¿Entendido? —una vez el pequeño salió murmuró divertida—: Es un futuro hombre y le quiero con locura, pero tiene menos sensibilidad que un calamar.
Durante un rato las mujeres estuvieron hablando del bebé, de sus ojitos, sus morritos y lo precioso y gordito que estaba hasta que la pequeña Ruth para llamar la atención dijo:
—Me duele la pancita.
—Ay mi niña ¿Que te pasa? —se alarmó Elizabeth.
—Tendrá hambre —replicó su madre con tranquilidad— Ve a la cocina y toma un yogur del frigorífico del abuelo.
—Yo quiero una palmera de chocolate —exigió la niña mimosona.
—Ruth, no sé si el abuelo tiene palmeras en casa. Ha ido a comprar y...
—Pues yo quiero una palmera. La quiero ahora --insistió.
Aquel tono de voz y en especial como la niña se hacía notar hizo que las hermanas se miraran y Eva dijera:
—Vayaaaaaaaaa... me parece que hoy no hemos barrido bien y tenemos la casa llena de pelusilla.
Consciente de la carita de le pequeña, Santana sonrió y tomandola del brazo le preguntó:
—¿Quieres que vayamos a la cocina y miremos lo que tiene el abuelo?
—Sí —sonrió la pequeña al ver que había conseguido la atención de alguien.
Segundos después llegaron a la cocina. Santana no sabia dónde guardaba las cosas Manuel, por lo que dejo que la pequeña se lo indicara. Su felicidad fue total cuando encontró lo que ella ansiaba. El abuelo, como siempre, tenía palmeras de chocolate para ella.
Cuando regresaban al salón sonó la puerta de la calle y una amiguita la reclamó para jugar. Irene dio su consentimiento y la niña si marchó a casa de Úrsula, una vecina.
—Mamá, ¿iremos de compras a Capital? —preguntó Rocío.
—No lo sé. ¿Por qué?
La joven al ver que su madre no la miraba insistió.
—Mamá quiero que me compres el abrigo de cuero que te dije en la tienda de JLo ¿no lo recuerdas'?
Irene suspiró y mirando a su hija respondió.
—Sé que te vas a enfadar, pero tengo que decirte que lo que me pides es imposible, cielo. Tu padre necesita una nueva radio para el auto y el sueldo de él no da para mucho. Por lo tanto, y aun a riesgo de que no me hables el resto del año, tengo que decirte que no te puedo comprar el abrigo de cuero que quieres.
—Mamá ¡me lo prometiste!
—Lo sé cielo, pero tenemos un límite para los gastos y no contaba con la increíble factura de la calefacción y el seguro del hogar.
—¿Qué abrigo de cuero quieres? —preguntó con curiosidad Santana.
Conocía toda la ropa de su amiga JLo y quizás ella pudiera hacer algo.
-Pues uno que cuesta un riñón y parte del otro —se quejó Irene.
—El nuevo de la colección de Jennifer López —suspiró Rocío . Uno que ella luce en su nuevo catálogo. Es que me encanta ¡es precioso!
Santana asintió. Tendría que mirar el último catálogo de su amiga para saberle qué abrigo se trataba. Irene, entristecida por tener que darle aquella noticia a su hija prosiguió.
—El problema es que si te compro ese abrigo de regalo de Reyes, el resto de la familia se quedaría sin regalos. ¿Crees que eso seria justo para ellos?
—Ok mamá... lo entiendo.
Sorprendida por aquella contestación Irene miró a su hija y murmuró boquiabierta.
—¿De verdad, cielo que lo entiendes?
—Que sí, mamá —suspiró sabedora de que su madre tenía razón. El sueldo de su padre no daba para mucho y tener un abrigo tan caro era un sueño imposible. Además, no quería enfadarla. Había quedado con unos amigos un par de horas después para ir a tomar algo al pueblo de al lado y mejor contentarla a que le prohibiera salir.
Olvidado el incidente del abrigo, todas siguieron adorando al pequeño hasta que Eva dijo:
—Es precioso... ¿Pero es solo cosa mía o se parece a él?
—Sí. Es clavadito a él —asintió Rocío muy segura de lo que decía.
Santana no entendió aquel acertijo hasta que Elizabeth mirando a su bebé asintió y como era de esperar gimoteó llevándose el kleenex a la boca:
—Es idéntico a su padreeeee.
—Por Dios, Lizz, pareces un bulldog con tanta baba —se burlo Eva al verla.
Irene al escuchar aquello le dio un puñetazo en el brazo y consoló a la llorona abrazándola.
—Ok... ya... ya está, cielo... ya está.
Diez minutos después y tras conseguir que Lizzie dejara de llorar, miró a su precioso hijo y dijo más tranquila:
—Si le viera Saúl se quedaría de piedra. Es idéntico a él.
—Por cierto y hablando de piedras —dijo Eva para cambiar de tema—. Irene, ¿a que no sabes quién es un ligón?
Santana y Lizzie se miraron sorprendidas. Sabían lo que iba a decir y centraron toda su atención en Irene que con gesto dulce miraba al pequeñito.
—¿Quién es un ligón? —se interesó Rocío tras mirar su móvil.
—Tu abuelo, osea, mi padre.
—¡¿El abuelo?!
—¡Ajá!
—¡¿Mi abuelo?!—confirmó Rocío sorprendida.
—El mismo que viste y calza. Ya ves... tenemos otro latín lover en la familia además de nuestra guapa Brittany — dijo Eva mientras esperaba la reacción de su hermana mayor que no se hizo esperar.
Irene levantó el rostro y tras clavar la mirada primero en su hija y después en sus hermanas, dijo en un tono de voz nada sorprendido:
—Pues hace muy bien. Papá es un hombre joven y se merece ser feliz. ¿No creen?
—Palabrita del niño Jesús, que a ti no hay quien te entienda —se quejo Eva al escucharla.
—¡Mamáaaaaaaa! Pero ¿has oído lo que han dicho las titas?
—Sí cariño, claro que lo he oído. Y repito. Me parece muy bien que el abuelo salga con alguien. La abuela murió hace años, para nuestro pesar y el suyo, y necesita compañía.
—¡Qué fuerte! Contigo una no sabe cómo acertar —murmuró Eva mirando a Brittany y Santana.
—Y que lo digas —asintió Lizzie.
Sorprendidas como nunca en su vida, Eva y Elizabeth se acercaron a su hermana y poniéndole la mano en la frente murmuró Eva.
—Llamen a una ambulancia con urgencia.
—Irene ¿estás bien? —preguntó Lizzie.
Esta tras sonreír a Santana que las estaba observando apartada, se sentó junto a la cuna del pequeño Joel y dijo:
—Yo estoy perfectamente. ¿Y ustedes?
—Pero... pero... yo pensé que ibas a infartar—cuchicheó Eva.
—Ay Eva María. Qué exagerada eres—rio Irene.
—Pero vamos a ver ¿con quién sale el abuelo? —preguntó Rocio.
Irene, Tras tapar con la sabanita al bebé las miró y contesto con una sonrisa:
—Con una señora encantadora desde hace al menos año y medio.
—¡¿Cómo?! —gritaron sorprendidas Eva y Elizabeth.
—Relajense, mujeres modernas —se burlo Irene tras soltar su noticia—. ¿A qué viene tanta impresion? Ni que estuviera saliendo con una püingui.
—¡¿Pilingui?! ¿Qué es eso? —preguntó sorprendida Santana.
Rocío respondió divertida:
—Una püingui es una gata, una mujer sueltecita de bragas.
—Ah... ok —se carcajeó Santana.
las hermanas, ante la defensa de Irene de aquella desconocida corrieron a sentarse a su lado.
—Comienza a hablar si no quieres que te torturemos —dijo Elizabeth tras ponerse un almohadon bajo el culo.
Irene, suspiró y pasó a relatarles cómo su padre, hacía cosa de dos años, le comentó una tarde que había conocido a una mujer en uno de los chequeos del abuelo Goyo en el hospital Universitario de Capital. En un principio no quiso hacer caso a sus sentimientos, hasta que un día el abuelo Goyo, al ver a la joven enfermera en la cafetería del hospital, ni corto ni perezoso se empeñó en desayunar con ella. Aquel primer contacto hizo que el abuelo Goyo confirmara sus dudas. Se había dado cuenta de cómo su yerno, que había estado felizmente casado con su hija, evitaba mirar a la simpática enfermera que se deshacía en atenciones hacia ellos.
—Así que el abuelo Goyo hizo de celestina —sonrió Eva.
—Ya te digo —asintió Irene—. Es más, el abuelo fue el que consiguió el teléfono de Maite, la enfermera, y se lo dio a papá para que la llamara. Entonces papá me llamó un día a casa y me contó lo que pasaba. Sabia que ustedes aplaudirían su decisión, pero también sabía que yo no lo haría, y decidió contarme lo que ocurría antes de que yo me enterara por otra persona y me pudiera enfadar.
—Ay qué lindo que es papá —lagrimeo Lizzie de nuevo.
—El caso es que cuando papá me lo dijo — prosiguió Irene—, al principio me quedé sin saber que decirle. El que esa mujer formara parte de su vida, me hizo pensar que ya se había olvidado de mama. Yo me enfadé con él y le dije cosas que luego me arrepentí y decidió olvidarse de ella. Papá antepuso nuestra felicidad a la suya propia. Una semana después, el abuelo Goyo se enteró de lo ocurrido, vino a verme a casa y me hizo entender, bastón en alto —rio emocionada al recordar aquello—, que papá se merecía volver a ser feliz.
—Ay qué mono que es el abuelo Goyo —volvió a suspirar Lizzie justo en el momento en que Santana le pasaba un nuevo kleenex que ella aceptó encantada.
—Y tú qué bruta, Irene —siseó Eva mirando a su hermana.
—Lo sé y por eso cambié de opinión. El abuelo Goyo me hizo entender que papá hubiera dado la vida por mamá y que la querría toda la vida, pero que él estaba vivo y se merecía tener una nueva ilusión. En definitiva, hablé con papá y le obligué a llamar a Maite delante de mí. Desde entonces siempre que él va a Capital queda con ella y se ven. Incluso ha venido a casa un par de veces, pero como las dos estaban viviendo en Capital no nos enterabamos y Britt, por su trabajo, tampoco. Papá me dijo que no dijera nada porque quería ser él quien les diera la noticia si lo de ellos continuaba hacía delante. Y ahora, vamos a ver ¿cómo se han enterado?
—En el hospital. Esta mañana ha entrado una enfermera, Maite, a la habitación a por Joel, y...
—¿Qué les ha parecido Maite?—preguntó emocionada Irene ¿A que es una mujer encantadora? Oh, Dios... a mí me cae fenomenal y siempre que voy a Capital hago como papá, la llamo y me tomo un cafetín con ella.
Lizzie y Eva se miraron y divertida esta última respondió:
—Pues... no hemos hablado con ella y...
El timbre de la puerta sonó y Rocío se levantó para ir a abrir. Dos segundos después la joven entraba en el salón seguida de dos impresionantes policías municipales.
—Mamá...estos... estos señores preguntan por...
—¿Pero qué ven mis ojos? gritó Eva sorprendiéndolas a todas,
—Dos policías —respondió Elizabeth sin entenderla.
—¡Uoooool! ¡Adelante! —gritó Eva al ver a aquellos musculosos y atractivos hombres vestidos de policía. Santana, al ver aquello, se quedó boquiabierta, pero Eva se levantó y llegando hasta donde estaban le dio un cachete en el trasero al más alto y dijo dejando a sus hermanas sin palabras—: Mmmm... me encanta este trasero redondo. Lo bien que te queda el uniforme y... la porra que llevas en la cintura.
—¡Eva María! —gritó Irene sorprendida por aquel descaro.
El poli miró a la joven que sonreía a su lado y tras cruzar una mirada con su compañero dijo:
—Me alegra saberlo, señora.
—¡Señorita! —recalcó divertida.
—Señorita —repitió el municipal.
—Vaya... vaya... veo que mi hermanita por fin se ha dado cuenta de que necesitamos un alegrón para el cuerpo y la vista.
—No me lo puedo creer —murmuró Santana sorprendida. ¿Brittany había enviado a unos chicos para alegrarles la tarde?
—Créetelo nena —rio Eva al escucharla—. Esta Brittany es la mejor.
Irene y Elizabeth, miraban a su hermana pequeña revolotear alrededor de aquellos policías cuando la escucharon decir:
—Vamos, nenes, pongan la musiquita y comiencen el espectáculo. Somos todas ojos ¡guapos! —Y mirando a su hermana Lizzie le cuchicheó—: Le dije a Brittany que un numerito de estos te vendría bien ¡y aquí están!
—Uoooo —rio Elizabeth complacida—, ¿En serio?
—Ya te digo.
—Uff... con esto me va a subir la leche.
—No importa, Lizz... disfrútalo.
—Entonces... vamos muchachos. Enseñen lo que saben hacer que acabo de ser madre, estoy sin pareja y desesperada por ver un musculado cuerpo serrano —aplaudió Lizzie divertida cambiando radicalmente su tono de voz.
Santana al escuchar aquello se tapó la boca con las manos. Aquello era lo más surrealista y divertido que había vivido nunca y no pudo evitar carcajearse.
Los policías, sin saber realmente de qué hablaba, se miraron y el más alto, tras clavar su mirada en las jóvenes alocadas, en especial en la que estaba junto a la cunita del bebé, dijo:
—Preguntamos por...
—Por Eva, Lizzie, Noelia, Irene y Rocío ¿verdad? —susurró Eva.
—No precisamente —respondió el poli divertido.
—Venga guapetones, no se hagan de rogar —cuchicheó Lizzie.
Avergonzada por sus hermanas, Irene se acercó a su hija y tapándole los ojos dijo:
—Tú no mires, cielo... a tus titas se les ha ido la cabeza.
—Quitate mamá —protestó Rocío que no quería perderse nada.
—Vamos, nenes, pongan la música y comiencen a quitarse cositas —suspiró Eva sentándose junto a Santana que se retorcía de risa.
—Eva María ¿te has vuelto loca? —protestó Irene al escucharla y al ver que eran policías metropolitanos.
—No cielo... loca te vas a volver tú cuando veas el cuerpazo que se gasta ese moreno, con más morbo que el mismísimo Hugh Jackman en Australia.
—Miren señoritas, no sé a que se refieren --respondió el poli más alto levantando la voz—. Tanto mi compañero como yo les agradecemos los piropos que nos han dicho, aunque siento decirles que por mucho que ustedes nos digan, la denuncia que acaba de poner su vecina, Asunción Castañedo, a Javier Moran Pierce por haberle roto el cristal de su puerta, no se la vamos a quitar.
Como si se hubieran caído de un quinto piso todas se quedaron calladas e Irene torciendo la cabeza al más puro estilo de la niña del exorcista gritó.
—¡La sinvergüenza de la Asunción, la Chumina, le ha pueblo una denuncia a mi niño?! ¡¿A mi Javi!?
—Sí, señora. Me alegra saber que por fin nos entendemos —asintió el poli alto aun sonriendo.
Como un cohete a propulsión la madre de la criatura corrió al exterior y antes de que ninguno pudiera llegar donde estaba ella se comenzaron a escuchar gritos.
—Ay madre ¡la que se va a armar! —gritó Eva y mirando a su hermana dijo antes de salir--: Lizz, quédate aquí con Joel que tú no estás para esto.
Dos segundos después las jóvenes discutían con Asunción y las hijas de esta, cuando la susodicha se abalanzó sobre Irene y, como si de una batalla campal se tratara, todas las mujeres comenzaron a gritar y a empujarse. Santana en un principio intentó mantenerse a un lado. No estaba acostumbrada a aquel tipo de problemas, ni contactos. Pero al ver como dos agarraban a Eva, no se lo pensó dos veces y se metió por medio. Al pensar en su peluca intentó por todos los medios que nadie la agarrara del pelo, pero era imposible, había manos por todos los lados.
Elizabeth que observaba todo aquello dando gritos desde la ventana, al ver el lio, no se lo pensó y dos segundos después estaba metida en todo aquel embrollo en camisón. Los policías viendo la que se había armado en décimas de segundos, se metieron por medio para separarlas pero era misión imposible. Eran muchas mujeres para ellos dos.
En ese momento llegó un coche. Manuel, Brittany su abuelo al ver aquello y reconocer a sus hijas y a Santana en aquel lío se acercaron rápidamente y entre todos consiguieron separarlas.
—Pero ¿qué les pasa? —preguntó Brittany tras separarlas y comprobar que todas, en especial Santana, estaban bien a pesar de que respiraban con dificultad.
—¡La groñosa de la Asunción! —gritó Irene—, ¿Pues no ha denunciado a Javi porque dice que le ha roto los cristales? Cuando Javi está jugando en casa de Jesusín.
—¡Tu jodido muchacho me ha roto el cristal de la puerta de un balonazo! —gritó esta como una verdulera,
—¡Imposible! —grito Lizzie— El niño no ha podido ser.
—¡Ha sido ese sinvergüenza con cara de delincuente! ¡Lo he visto con mis propios ojos! —gritó una de las hijas de la otra.
—Será gorrinona la Chumina —gruñó el abuelo Goyo con el bastón el alto.
—¡Gorrinón usted viejo verde!—gritó la ofendida.
—Ya quisieras tú que yo te tocara ¡so fea! —se quejo—. Vamos, ni con un palo y a distancia te tocaba yo.
—Asqueroso... baboso. Cierra esa boca sin dientes.
—Mira guapa —gritó Santana encendida—. Como vuelvas a insultar a este hombre te las va a ver conmigo, porque tú sí que te quedarás sin dientes cuando yo te los arranque y me haga un collar con ellos ¿te parece?
Brittany, sorprendida, la miró y el abuelo gritó:
—Asi se habla. Mi chica ¡con un par de huevos!
—Eso abuelo, tú anímala —gruñó Brittany deseosa de acabar con aquello.
—¿Y tú quién eres? —gritó una de las hijas de la ofendida—. ¿La que se pasa ahora con el poli?
—¡Señoras! —gritó el municipal incapaz de parar aquello.
Manuel fue a responder a aquella ofensa pero Santana se le adelantó.
—¡Yo soy la que te va a arrancar los dientes como sigas diciendo tonterías! —gritó haciendo carcajearse a Lizzie.
—Asunción —protestó Manuel enfadado—. Diles a tus muchachas que no falten a mis chicas o...
—¿O qué? ¿Acaso nos vais a pegar?
—¡So perraca. Si es que tos los de la familia de las Chuminas sois unos delincuentes —gritó el abuelo Goyo levantando el bastón—. Asunción, eres más perra que...
—¡Abuelo! —gritó Brittany para hacerle retroceder.
Por todos era bien conocida la enemistad de aquellas dos familias vecinas, las Chuminas y los Pierce desde hacía años, por unas tierras.
—Su jodido nieto nos ha roto los cristales de la puerta— protestó Asunción mirando a Manuel que estaba horrorizado por todo aquello.
—Imposible —gritó la madre del niño—. He repetido mil veces que él no ha podido ser. Estoy segura de que te estás equivocando y tú lo sabes.
—Oh... dijo su santa madre - se quejo aquella—. Tú qué sabrás si estabas zorreando con tus hermanas en casa.
—¡Zorreando! — gritó Lizzie muerta de risa.
—¡¿Zorreando?! —repitió Eva—. Aquí la única que zorrea eres tú ¡so guarra!
—Chicas... chicas... no entren en su juego—protestó Brittany al ver aquello.
—Señoras tranquilícense y acabemos con esto —insistió el municipal intentando no sonreír ni mirar a Lizzie.
—¿Dónde está Javi? -preguntó el abuelo del crío intentando poner paz.
—En casa de Jesusín, el de la Eulalia —informó Eva muy enfadada.
—Ve a buscarle ahora mismo y aclaremos esto de una vez —insistió Brittany al ver como su hermana mayor comenzaba a encenderse de nuevo.
Sin perder tiempo, Brittany rápidamente comenzo a hablar con los policias de lo ocurrido.
Cinco minutos después, Javi, junto a Jesusín y la madre de este llegaban al lugar de los hechos donde se aclaró que los niños no habían salido de la casa en toda la tarde. Rompieron la denuncia allí mismo y cuando Britt obligó a sus hermanas a entrar en casa, el poli alto, antes de montarse en el coche patrulla, se acercó hasta Santana, Elizabeth y Eva y dijo para su sorpresa:
—Cuando queran, acabamos el numerito, nenas.
Lizzie soltó una carcajada mientras Santana miraba extrañada a Britt y se ponían rojas como tomates. Finalmente se encaminaron hacía el interior de la casa muertas de risa, mientras Brittany sin entender nada preguntaba:
—¿Qué dijo el oficial?
—Mejor no preguntes—se burlo Lizzie, quien no volvió a llorar más.
Capitulo 40: Morenita, esto lo vas a pagar muy... muy caro
Aquella tarde, tras la trifulca con los vecinos, Santana y Brittany regresaron caminando a la casa de este.
Pararon en la plaza donde se tomaron unas cervecitas y se comieron unas bravas, que a Santana le apasionaron, y luego continuaron su camino. Aquel paseo tranquilo, agarradas de la mano, Santana lo disfrutó de una manera increíble. Cosas tan básicas como pasear por la calle, ir a comprar a una tienda o tomar algo en una terraza, ella las disfrutaba de una manera que a Brittany le hacía sonreír.
Durante el camino hablaron sobre sus vidas. Ella le contó curiosidades de rodajes y divertidas anécdotas que le habían ocurrido y la rubia la escuchaba encantado. Aunque cuando hablaron sobre las escenas de sexo que ella interpretaba o los supuestos besos a los galanes, a Britt ya no le hacía tanta gracia.
—No me seas antigua. Los actores interpretamos ¿tan difícil es de entender?
Brittany se paró para responder.
—Mira Santana... no pongo en duda que interpreten, pero a ver, ¿cuando hacen rodaje de una escena de sexo y estan desnudos en la cama, no se excitan?
Con gesto pícaro murmuró:
—Pues depende.
—¡¿Depende?!
—Si—respondió ella echando a andar de nuevo.
Incapaz de creer una respuesta tan sincera la tomo de la mano y haciendo que se detuviera, preguntó:
—¿Te has excitado alguna vez ante la cámara?
Le miro con seguridad y asintió.
—Interpretar una buena escena es dejarte llevar y...
—No quiero escuchar mas —dijo Brittany levantando las manos.
Aquel gesto a Santana le hizo sonreír y acercándose a ella murmuró:
—Brittany, los actores sabemos interpretar muy bien, no pienses cosas raras.
—Pero si me acabas de afirmar que te has excitado —replicó enfadada.
—Pues sí. Pero mira, yo por norma cuando interpreto una escena de sexo, bloqueo mi mente y visiono lo que yo quiero para que sea más realista. El que tenga a un actor sobre mí besándome no significa que me guste. Además, tú en el cine ves solo la escena final montada, y déjame decirte que una escena tiene muchas tomas. Y en esas tomas lo que menos haces es excitarte de la manera que estás pensando.
—Oh... ¿y los besos? - se interesó Brittany—. ¿Me vas a decir que los besos que se dan no son reales?
Encogiéndose de hombros la joven suspiró.
—Sí... Britt, nos besamos. En ocasiones más pasionalmente porque lo exige el guion, pero te puedo asegurar que es solo un beso, nada más. —Y dejándole picada le agarró y dijo acercando su boca a la de ella—: Ahora te voy a dar un beso de los que a mí me gustan, vamos para que me entiendas, de los nuestros.
Sin dejarle hablar tomó sus labios y con una sensualidad que a Brittany le puso la carne de gallina le besó. Enredó su lengua con la de ella y se la succionó primero lenta y pausadamente para instantes después devorarle con pasión. Tras conseguir que la rubia respondiera a aquel apasionado beso, la joven lo finalizó dándole un pequeño tirón en el labio inferior.
—Ves... eso ha sido un maravilloso y excitante beso —y sin dejarle hablar añadió—. Y ahora, voy a bloquear mi mente, no pensar que eres tú, y te voy a dar un beso típico de toma de cine.
Sin más volvió a tomar sus labios, aunque sin la misma emoción de minutos antes. Metió su lengua en la boca de aquella, pero no la movió. Simplemente restregó sus labios contra los de ella. Una vez se separó, ante su cara de incredulidad por la diferencia del beso la joven pregunto:
—¿Has notado la diferencia?
Como si mirara a una vaca con manchas azules Brittany asintió. Claro que había notado la diferencia. Pero sin querer darle la razón murmuró comenzando a andar.
—Sinceramente, no me gustaría que la mujer que estuviera conmigo hiciera esas cosas. No soportaría verla desnuda en la pantalla y menos refregándose con otro que no sea yo.
—Vaya... es bueno saberlo —se quejo divertida.
Tras unos segundos en silencio, al ver que ella sonreía, la agarró por la cintura e intentando ser más suave murmuró.
—En serio, San. Yo entiendo tu trabajo, pero no lo apruebo.
—Ok... eso es un principio—asintió optimista.
—De todas formas —añadió ella comenzando a andar—, lo que ambos hagamos una vez te hayas ido, no es de la incumbencia del otro ¿verdad?
Dolorida y decepcionada por aquello, pero consciente de que ella siempre le había dejado claro aquello, le besó y murmuró:
—Por supuesto.
Cuando llegaron a casa, Jenny les saludó con su acostumbrada chorreo de lametazos y saltitos Brittany comenzó a preparar la cena y Santana subió a darse una ducha. Veinte minutos después bajó sin peluca y sin lentillas. Su oscuro cabello relucía cayendo en cascada sobre sus hombros y Brittany, al verla aparecer, silbó. Estaba preciosa. Feliz por aquel recibimiento se acercó y al ver que estaba cocinando algo en el horno preguntó:
—¿Qué celebramos?
Tras besarla ella sonrió y aclaró:
—Que es miércoles.
—Genial ¡Que vivan los miércoles!
Entre risas y confidencias, degustaron una exquisita dorada a la sal. Cuando terminaron de cenar ella se ofreció a recoger la cocina. Mientras la rubia se estaba duchando sonó el teléfono. Santana, sin dudarlo, descolgó.
—Hola, soy Roció ¿esta mi tita?
—Esta duchándose, cielo ¿Te puedo yo ayudar?
—Realmente quería hablar contigo, no con ella.
—Vaya... pues aquí me tienes —asintió sonriente sentándose en el sillón.
—Tengo un pequeñito problema. Son las diez menos cinco y a las diez en punto tengo que estar en casa. Pero estoy a una hora de distancia y he pensado llamar a mi madre y decirle que estoy contigo tomando algo por el pueblo. Si le digo eso, sé que no se enfadará y...
—¿Pretendes que yo le mienta a tu madre?
—Lo sé, Noelia... lo sé—suspiró la joven—. Pero es que si le digo que estoy con Fran en una fiesta se va a enfadar. Solo sería una pequeña mentira. Como diría ella, una mentira piadosa. Lo justo como para que me dé tiempo a llegar sobre las once a casa. Si te lo digo es porque sé que mi madre lo pondrá en duda y seguramente las llamará para confirmarlo.
Santana al notar el tono de voz de Rocío suspiró. Ella también había tenido dieciséis años y había suspirado por algún joven. Al final resopló.
—De acuerdo. Por esta vez te cubro las espaldas, pero no me gusta que me metas en estos temas.
Imagínate que te pasa algo. ¿Qué le podría decir yo después?
—Tranquila, no pasará, y te prometo estar en casa a las once.
—Más te vale —asintió divertida.
—Y, por favor, si mi madre llama que la tita le diga que tú estás conmigo ¿Ok?
—Okay. Pero lo dicho... a las once. No más tarde.
Dicho esto la comunicación entre ellas se cortó y Santana sonrió. Le agradaba ayudar a aquella jovencita. Era una niña bastante buena con los típicos problemas de la adolescencia. En ese momento, Brittany entró vestida únicamente con una toalla negra alrededor de su cuerpo. Al verle esta vez fue ella la que silbó y ella sonrió.
—¿Quién ha llamado?
—Rocío.
—¿Y qué quería?
Sonrió y bajo la atenta mirada de este contestó.
—Sé que lo que te voy a decir quizás no te guste, pero he prometido ayudarla. Está en el pueblo de al lado con unos amigos —omitió el nombre de Fran—, y llegará un poco más Tarde de lo que su madre le dijo... y va a llamar a su madre para decirle que está conmigo Tomándose algo en el pueblo, así no la regañará. Y tú, si su madre llama, se lo tienes que confirmar.
Boquiabierta por aquella artimaña, gruñó.
—¿Pero a qué hora piensa llegar esa mocosa a casa? Deben ser casi las diez de la noche.
—En una horita más o menos.
—¿A las once?
—Sí.
—¿Pero en qué estás pensando para ayudarla en algo así? Es una niña.
—No me regañes. Necesita ese tiempo para llegar del pueblo de al lado —al ver su gesto fruncido murmuró—: Ok no le enfades ni con ella, ni conmigo. Es una jovencita y está en la edad de querer llegar un poquito más tarde a su casa.
—No me gustan estas cosas, Santana. Hoy en día hay mucho loco suelto y Rocío aún es una menor. No deberías haber dejado que te engatusara porque...
—Lo sé... lo sé... soy una blanda y tienes toda la razón —sonrío ella—. Pero es que he sido incapaz de decirle que no.
Verla ante ella con aquella sonrisa picara en los labios fue lo máximo que Brittany resistió y acorralándola contra ella sofá se tumbó encima de ella y posando sus manos sobre sus caderas murmuró quitándole la camiseta.
—Esto lo vas a pagar, muy... muy caro.
—Biennnnnnnnn... Me gusta lo caro —dijo haciéndole sonreír.
Sin decir nada más Brittany la besó. Comenzó devorándole los labios para después bajar lenta, muy lentamente su boca hasta su cuello. En aquel pequeño recorrido, cientos de dulces besos acompañados de delicadas caricias hicieron que a Santana se le pusiera la carne de gallina y tirara de la toalla que aquella tenia enrollada en su cuerpo hasta hacerla caer al suelo.
Tener a Brittany desnuda sobre ella era sensual, morboso y altamente excitante. Con delicadeza recorrió con las uñas la piel de su espalda. Su olor y cómo la miraba la hacían vibrar sin que ni siquiera la tocara. Brittany, incapaz de seguir un segundo más sobre ella sin cumplir su objetivo, se incorporó y, por el camino, le arrancó su bracear negro que ella llevaba, quedando ante ella desnuda y solo con una bonita tanga rosa.
—morenita... me vuelves loca —susurró excitada mientras metía su mano dentro de la diminuta prenda que ocultaba lo que ella deseaba poseer y comprobaba lo húmeda que estaba.
Incapaz de decir nada ella asintió. Brittany era una excelente amante y se lo demostraba cada vez que le hacía el amor. Deseosa de sus caricias la besó. Atrajo su boca hasta la de ella y se la devoró justo en el momento en que la rubia le abría las piernas con las suyas. Aquello la excitó más, y todavía más cuando vio la intensidad de su mirada y lo que se proponía. Excitada, sintió como ella recorría su cuerpo con la punta de la lengua lentamente hasta llegar a su sexo y lo lamio por encima de la tanga una y otra vez hasta que la quito. Después le separó los muslos y tras sonreír bajó su boca hasta los pliegues de su sexo y lo besó.
Aquel simple contacto le arrancó un gemido mientras sentía que todo su cuerpo se abría para ella. Deseosa por saborear lo que tenía ante ella, Brittany exploró pausadamente aquella feminidad mientras ella con los labios entreabiertos dejaba escapar dulces y sensuales gemidos. Cuando su boca llegó al clítoris lo rodeo con su lengua y lo lamió con deleite para después succionar con suavidad. La agarró de las caderas con posesión y levantándoselas del sillón le devoró con tal pasión su rosada feminidad que ella gritó.
—¡Oh... sí!
Excitada, complacida y deseosa de más, le agarró del pelo y gimió mientras un devastador orgasmo la hacía temblar ante ella, que humedecida, se incorporo y se posicionó entre sus piernas y la penetró. Tumbándose sobre ella, le agarró las muñecas y tras besárselas Se las sujeto por encima de la cabeza y comenzó a moverse con un ritmo cautivador y regular.
Entregada totalmente a ella, Santana arqueó la espalda en busca de que profundizara más mientras apretaba las piernas alrededor de su cintura. Quiso gritarle que siguiera, que no parara nunca, pero era incapaz. Oleadas de placer explotaban en su interior a cada nueva embestida. Ver el placer que le proporcionaba, excitó aún más a Brittany, por ello salio del interior de la morena y aumento la velocidad de sus embestidas hasta que la sintió gemir extasiada, entonces y, solo entonces, ella se permitió dejarse llevar por un abrasador orgasmo que le hizo soltar un grito.
Agotadas y con las respiraciones alteradas Brittany la miró y antes de levantarse la besó en los labios y le susurró.
-Me gusta mirarte a la cara cuando hacemos el amor. Estas preciosa.
Ella no respondió. Apenas podía respirar y cuando escuchó aquello sintió una nueva oleada de placer que la hizo suspirar.
Segundos después ambas se levantaron del sillón. Brittany tomo la toalla negra que descansaba en el suelo y la levanto y se la envolvió por el cuerpo. Santana miró hacia una botella de agua junto a la mesa del comedor y levantándose se acercó hasta ella y tras llenar un vaso de agua bebió. Estaba seca. Brittany incapaz de quitarle los ojos de encima a aquella mujer, recorrió con deleite su cuerpo desnudo y acercándose a ella volvió a besarla mientras susurraba:
—Tú y yo esta noche tenemos muchas cosas que hacer. Muchas.
Encantadas por la magnífica noche de sexo que tenían por delante disfrutaban del momento entre besos y abrazos sin ser conscientes de que alguien les observaba desde el exterior del chalet.
Irene, enfadada por la llamada de su hija, quiso saber la verdad. Y en vez de llamar a su hermana por teléfono se presento en casa de este para ver si Noelia estaba allí o no. Pero tras aparcar frente a la casa se quedó de piedra. Podía ver desde la calle y a través de la ventana como su hermana se besaba apasionadamente con una mujer morena. ¿Quien era aquella?
¿Y por qué su hermana se la jugaba estando Noelia a punto de llegar?
Encendida, indignada e incapaz de marcharse sin hacerle saber a la descerebrada de su hermana lo que había visto, se dirigió hacia la casa y pegó el dedo al portero automático. Brittany vio desde el interior que se trataba de su hermana, abrió la cancela de inmediato e Irene entró como una fiera en el jardín.
Brittany ordenó a Santana esconderse. Irene no podía encontrarla allí. No solo porque no llevaba la peluca ni las lentillas, sino también porque se suponía que estaba con su sobrina Rocío. Cuando Brittany abrió la puerta de su casa solo vestido con la toalla alrededor de su cuerpo, su hermana la miró y con gesto agrio dijo:
—¿Te parece bonito lo que estás haciendo? ¡Sos cochina!
Desconcertada, y sin entender a qué se refería le preguntó:
—¿Qué estoy haciendo?
—Eres como los hombres. ¡Una insensible! Tienes menos sensibilidad y me avergüenzo de ser tu hermana. Yo... yo pensé que por Noelia sentías algo especial. Creí verlo en tu mirada, la manera como la tratabas, pero nooooooooo... ¡Me equivoqué! Eres una más que solo piensa con la de ahí abajo y... y aquí estás acostándote con esa zorra morena sin importarte lo que otra mujer sienta por ti. ¡Qué horror! Y encima con una... una morena que estoy segura que no le llega a la maravillosa Noelia ni a la punta del dedo meñique. ¡Desgraciada! Eres una desgraciada y terminarás más sola por ser eso una desgraciada que se cree más listo que nadie! Pero bueno, ¿acaso no has pensado que Noelia está por llegar? ¿Qué pretendes? ¿Qué te pille ella con esa mujer? Oh, Dios...
Brittany no habló. No podía sacarla de su error. Se limitó a escuchar aquella reprimenda mientras ella proseguía.
—Ahora me alegro que mi Rocío esté con Noelia tomando se algo en el pueblo. Mira que me enoje cuando me llamo, pero ahora soy feliz al saber que al menos esos dos angelitos se están tranquilas divirtiéndose.
—Lo de angelillos me ha llegado al corazón —se rio Brittany y su hermana, al escucharle, le dio una cachetada.
—Pues sí, imbécil, más que tú sí que lo son. Por lo menos no están engañando a nadie, cosa que no se puede decir de ti. Ojalá se lo pasen bien y disfruten, porque lo que es contigo. Tras el revolcon que te estás metiendo con esa... esa pilingui morena, fuerzas te faltarán.
Esto Brittany… no me lo esperaba de ti.
Sin más se dio la vuelta con furia y comenzó a andar pero antes de llegar a la puerta del jardín se volvió y gritó.
—Haz el favor de sacar a esa zorra de tu casa y cambiar las sabanas. No querrás que cuando llegue Noelia, la pille aquí.
Dicho esto cerró de un portazo la puerta del jardín y desapareció. Brittany todavía boquiabierta por aquel arranque de furia de su hermana cerró la puerta de su casa y al volverse se encontró con la divertida mirada de la supuesta morena que muerta de risa murmuró:
—¿¡Pilingui?... tu hermana me ha llamado pilingui y a ti desgraciada?.
—Sí, hermosa —suspiró boquiabierta—. Y esto es solo culpa tuya. La mentira que tú y Rocío han tramado ha traído sus consecuencias. — dijo señalando su mejilla.
—Cariño, no seas tan negativa y saca el lado positivo de ello.
—¿Lado positivo? ¿Dónde está lo positivo?
Con una picara sonrisa Santana corrió hacia las escaleras y antes de comenzar a subirlas con Jenny detrás dijo:
—Que tu hermana me quiere y que por fin ha descubierto que eres una desgraciada.
Al sentir su risa, sonrió y corriendo tras ella escaleras arriba gritó:
—Prepárate morenita, porque esto lo vas a pagar muy... muy caro.
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BUENO ESPERO LES GUSTE LOS CAPITULOS :)
LES TENGO NOTICIAS, ES QUE COMO ESTAMOS EN FEBRERO NO TENDRE MUCHO TIEMPO Y QUIZAS DEBA A EMPEZAR A PUBLICAR 1 CAPITULO UNICAMENTE (ALGUNOS DIAS) DEBIDO A QUE TENGO QUE EMPEZAR A RETOMAR EL ESTUDIO :(
LA SEGUNDA, LA HISTORIA DE ESTA MANERA SE "EXTENDERA" UN POQUITO, YA QUE DEBIDO A QUE PUBLICO 2 POR DIA, LA HISTORIA SE ESTA HACIENDO "CORTA"
AUN FALTA, NO SE ASUSTEN IGUAL LES AVISARE CUANDO PUBLICARE SOLO 1 :/
UNA VEZ MAS GRACIAS POR LEER Y COMENTAR
HASTA LA ACTU
BESOS<3
-// woooow aunque si te doy la razon :P pero hay q entenderla, esta enamorada y es celosa. NORMAL(? y si Santana va mas para partera o en una construccion como dijo Britt q de cocinera jajaja Besos
Pao Up: "Naaaaa....! A mi me han encantado todos los capitulos =) Estan geniales hay mucho amor bueno son buenos en conclusion!!!!
Saludos!"
-// Aw gracias :) si hay mucho amor! Saludos!
3:"): morí de risa con el nacimiento del búho,... jajajaja
definitivamente uno de los fuertes de san no es la casina jajajaja
ame los celos de britt,.. de cierta manera es asada pero bueno,..."
-// Pobre buho, la familia que le toco jajaja y si San mucho con la cocina no va :P Brittany es celosa, insoportable a veces pero tierna :3
Jane0_o: "Geniales los capitulos
Hasta la siguiente
Actualizacion
Saludos"
-// Muchas gracias. Saludos!
Jas2602: "los capitulos estan muy buenos ....britt ya le encontro la medida a santana para que la perdone....espero que esten juntas mas tiempo...por fis .....que no se vaya sannnnnn"
-// Gracias, jajaja si Brittany la hace enojar pero sabe como calmarla ;) y veremos que pasa con San y esperemos que se quede :)
HOLAAAA COMO ESTAN?
MUCHAS GRACIAS POR COMENTAR, ES MUY AGRADABLE LEERLAS SIEMPRE!!
ACA DE NUEVO DOS CAPITULOS Y ESPERO LES GUSTE!<3
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¿Y A Ti Que Te Importa?
Capitulo 39: ¿Quien es Maite?
Superada aquella absurda discusión, días después, Eva, Brittany y Santana fueron al Hospital Universitario de Capital para recoger a Lizzie. Tanto la madre como el bebé estaban de maravilla, pero Elizabeth llevaba dos días sin parar de llorar. Cualquier cosa que le dijeras le hacía llorar una y otra vez y aunque todos se preocuparon, los médicos les calmaron indicándoles que aquello era normal. Las hormonas de la nueva mamá aún estaban revolucionadas y por eso lloraba continuamente. Cuando dejaron el coche en el parking y se dirigían al hospital se cruzaron con dos hombres vestidos de policía.
—Mmmm... cómo me ponen los uniformes —suspiró Eva al verlos pasar y mirando a la joven que caminaba junto a su hermana preguntó—: ¿No te ponen los hombres así vestidos? ¿No te parecen terriblemente varoniles?
—Definitivamente sí —rio Santana al mirar a Brittany—. Creeme, no será hombre pero cada vez que tu hermana aparece vestida de cucaracho ¡me vuelve loca!
Brittany se carcajeó ¿cuando había aprendido ella aquella palabra?
—Normal Noelia... normal... cuando se visten de negro desprenden sensualidad y morbo por todos sus poros ~y al recordar a Damián, el sexy compañero de su hermana, suspiro—. Uf... ya te digo, hay cada uno...
Brittany, al ver aquel gesto, le dio un empujoncito.
—Hermanita, disimula. Se nota a la legua que te vuelve loca algún que otro compañero de la base.
—Uf... es que allí hay material de primera —suspiró esta—. Por cierto Noelia, cuando quieras vamos a hacerle una visitilla a mi hermana a la base. Lizzie y yo de vez en cuando vamos y nos damos un alegrón a la vista. Te aseguro que vale la pena
—Ok... encantada.
—Chicas... no me joroben—las reprendió Brittany.
Lo que menos le apetecía era ver a Santana en la base, rodeada por los depredadores de su unidad y menos junto a su hermana. Definitivamente no era buena idea.
—Anda... ahora que lo pienso—dijo Eva— Quizá a Elizabeth le vendría de lujo darse un homenaje visual para que deje de llorar por el simple hecho de existir.
—Tranquila. Se le pasará—aseguró Brittany divertida.
—Mira, hermanita no es por nada. Pero tú podías pagarte algo ¿no crees?
Sorprendida por aquello la miró y preguntó:
—¿Pagarme que? ¿O qué?
—En proporcionarle a tu llorosa y lacrimosa hermana Elizabeth un poco de felicidad visual y de paso también a nosotras. Tampoco es tanto pedir, ¿no?
—Oh, sí... sería un bonito detalle —asintió Santana sonriendo y divertida le enseñó la pulsera que llevaba y le susurró al oído—: Te recuerdo que yo tengo un todo incluido.
—Sería un detallazo, además de un morbazo —prosiguió Eva sin percatarse de cómo aquella fruncía el ceño.
Brittany finalmente sonrió por sus ocurrencias y tras tomarlas por la cintura murmuró:
—Ni la base, ni mis compañeros por muy guapos que parezcan son para divertirse. —Y para chinchar a su hermana cuchicheó—. Además, a ti, señorita metomentodo te da lo mismo un poli de verdad que un chico vestido para la ocasión ¿verdad?
—Pues tienes razón. Me da igual. Soy una conformista nata —asintió divertida—. Por lo menos del chico sé lo que espero. Por lo tanto, y si no quieres que aparezcamos por la base con nuestra hermana la llorica, ya sabes lo que tienes que hacer para alegramos el alma, la vista y alguna que otra cosa más.
Parapetada tras su disfraz, Santana disfrutaba de aquel momento familiar mientras se cruzaba con personas que entraban y salían del hospital. Aquella libertad le encamaba y sonrió satisfecha de su anonimato. Aquello era maravilloso.
Tras subir en el ascensor a la tercera planta entraron en la habitación. Allí estaban Manuel y el abuelo Goyo haciendo monadas al pequeño Joel.
—¡Oh... mis salvadoras! Sin ustedes todo hubiera sido un desastre —gimió Elizabeth al verlas aparecer llevándose un pañuelo a la cara.
—¿Seguimos en plan drama? —se quejo Eva al ver a su hermana.
—Seguimos... seguimos —asintió Manuel tras suspirar.
—Ay, hermosa... no lo sabes tú bien —contestó el abuelo Goyo poniendo los ojos en blanco.
—Pero no llores mujer, que tienes un bebé precioso. —Santana corrió a abrazarla.
Brittany miró a su padre y a su abuelo, quienes se encogieron de hombros y para hacer sonreír a su hermana dijo:
—Aquí te traigo a las enfermeras más dicharacheras de todo Lujan, Lizzie. Estoy segura que en este hospital tomarán en cuenta su inestimable experiencia como parteras.
Divertida por aquello, Eva se acercó a la cama y le dio un beso a su hermana. Se la veía bien aunque con la nariz hinchada como un tomate y los ojos rojos y vidriosos. La besó y le limpió los ojos con unkleenex.
—Para que sepas, que gracias a tu búho y a ti he decidido privar a este mundo de la existencia de mi descendencia. Y por supuesto, y muy importante, no volveré a quedarme a solas con ningún hombre por muy guapo e irresistible que sea.
—No me digas eso. No quiero sentirme culpable por no tener mas sobrinosssssssssssssssss —lloriqueó aquella.
—No le hagas caso, Lizz —la consoló Britt—, Se acaba de cruzar con unos tipos con uniforme y te aseguro que por su linda boquita ha salido de todo menos la abstinencia.
—Y he pensado en ti eh... Lizz. Le he dicho a nuestra hermanita que sería algo tremendamente recomendable para ti que te alegrarse la vista con unas buenas tabletas de chocolate y unos estupendos oblicuos bien trabajados —dijo Eva consiguiendo que aquella por primera vez sonriera.
—Qué jodída es esta muchacha—sonrió el abuelo Goyo.
Todos sonrieron. En especial Brittany, a la que se la veía feliz. Al principio, ninguno quiso pensar que Santana era la causa de su felicidad, pero todos lo deducían. Se le notaba relajada desde que aquella joven había aparecido en su vida y eso les gustaba.
Tras un rato en el que consiguieron hacer reír a la llorona, Santana se acercó a la cunita del recién nacido y murmuró:
—Es precioso. Es el bebé más bonito que he visto en mi vida.
Aquel comentario hizo que Manuel mirara a su hija y le guiñara el ojo. Esta al ver aquello junto las cejas y su padre sonrió. No era para menos.
—Un nuevo gorrioncillo al que mimar —asintió el abuelo Goyo encantado.
La puerta se abrió y una enfermera morena y de mediana edad entró. Tras saludarles a todos con una tímida
sonrisa preguntó:
—¿Todo bien por aquí?
Elizabeth fue a responder pero su padre se le adelantó.
—Magníficamente.
Aquella extraña se agachó y tras mirar al pequeño Joel que dormía plácidamente en su cunita murmuró:
—Es un niño muy guapo.
—Y hermoso. Casi cuatro kilos que ha pesado el muy ladrón —asintió el abuelo Goyo satisfecho.
La enfermera tras sonreír por el comentario del anciano, cruzó una mirada con Manuel y dijo:
—Se parece mucho al abuelo.
—Gracias —sonrió Manuel, mientras Brittany, Eva y Lizzie cruzaban sus miradas sorprendidos. ¿Qué estaba pasando allí?
La enfermera, tras suspirar, se recompuso y dijo:
—Vengo a llevarme al niño. Tenemos que hacerle unas pruebas.
—¡¿Pruebas?! Ay, Dios mío. ¿Qué le pasa? —gimió Lizzie comenzando a llorar.
Manuel, acercándose a la enfermera le preguntó en tono preocupado:
—¿Le ocurre algo al niño?
—No... Manuel, no te preocupes —sonrió la mujer mientras tomaba al bebé—, Las pruebas que le vamos a hacer se las hacen a todos los bebés cuando nacen antes de marcharse del hospital.
—¿Estás segura? —preguntó aquel ante la expectación de todos.
—Si —asintió aquella con una dulce sonrisa.
—¿Qué le van a hacer? —preguntó Elizabeth.
—Le vamos a pinchar en el talón y...
—Ay pobrecito mío... ya comienza a sufrir —gimió la sensible madre comenzando a llorar de nuevo.
La enfermera tras mirar a la joven y sonreír, se acercó a ella y tomandole con la mano la cara para que la mirara murmuró.
—Son pruebas rutinarias, no te preocupes. ¿Ok Lizzie?
—Ok... si nos lo dices tú, me quedo tranquilo —asintió Manuel con un dulce tono de voz.
Aquel tono de voz de su padre hizo que las hermanas se miraran las unas a otras. ¿A qué se debía aquella sonrisa? Y sobre todo, ¿por qué aquella mujer sabía el nombre de su padre?
La enfermera sonrió de nuevo, pero cuando se dio la vuelta para salir, el abuelo Goyo se plantó delante y dijo en tono poco conciliador:
—Yo le acompaño. No hago más que ver en la televisión que roban niños, y este es tan hermoso no puedo dejarlo marchar sin mi vigilancia. ¿Quién nos asegura que no nos lo van a robar?
—¡Abuelo! -protestó Brittany, mientras Santana sonreía.
—Ni abuelo, ni nada. El gorrioncillo es una hermosura y no va a ningún lado si no voy yo.
Brittany divertida por cómo su abuelo se aceleraba en décimas de segundos, se acercó a él y en tono tranquilizador dijo:
No te preocupes. Estoy segura que esta enfermera lo cuidará y enseguida lo traerá para que podamos irnos.
—¡Que no! —insistió el anciano-. Que de aquí no sale el muchacho sin su bisabuelo detrás.
-Goyo... no te preocupes —dijo Manuel con seguridad—. Quédate con las muchachas mientras yo acompaño a Maite. Me aseguraré que nuestro Joel regrese junto a su mamá.
—Si papá acompáñale —gimió Elizabeth.
Dos minutos después, la enfermera y su padre desaparecieron tras la puerta y Eva miranda a su hermana susurró:
—¡¿Maite?! Es mi impresión o papá y esa enfermera...
—¿Papá ligando? —preguntó Lizzie secándose las lágrimas.
—No comiencen a cotorrear que las conozco —se quejo Britt.
Santana sonrió y Eva sorprendida por lo que había visto minutos antes dijo:
—¿Pero vieron como se ha puesto de melosón papá y como miraba a esa mujer, a Maite? Vaya... vaya con papá, si al final va a ser más ligón que tú.
—A ver señorita metomentodo —rio Brittany—. Papá es papá y yo... soy yo.
Aquel comentario de Eva, hizo que Santana frunciera el ceño, pero finalmente sonrió. Escuchar las cosas que aquellos decían ante la cara del abuelo Goyo, no tenía precio. Ver aquella familia tan unida y con sus bromas... Eso era lo que siempre había anhelado tener y, de pronto, aquellas personas se lo estaban dando todo.
Cinco minutos después el abuelo Goyo miró en dirección a Santana.
—Gorrioncillo, ¿vamos a tomar un café?
—Oh, sí... ahora mismo—asintió Santana.
—¡Abuelo Goyo que no puedes fumar! —le recordó Eva sonriendo.
El anciano al escuchar aquello, levantó el bastón y gruño.
—Mecagoentoloquesemenea. ¿Quién ha dicho que voy a fumar?
Santana se tapó la boca para no sonreír. Estaba claro lo que el anciano quería y Brittany, suspirando, indico:
—Vamos, abuelo... yo le acompañaré.
—Brittanita, hermosa, no te ofendas. Pero me gusta más la compañía de tu no…de Noelia. —Pero al ver como este le miraba la rubia dio un taconazo en el suelo y dijo—: De acuerdo, vayamos a la cafetería.
—Buena idea abuelo...buena idea—sonrió Brittany, que antes de salir por la puerta dijo en broma—: Pórtense bien chicas.
Una vez se quedaron solas Elizabeth, ya más tranquila, dijo:
—Qué fuerte lo de papá con la enfermera. ¿Maite? ¿Quién es Maite?
—Está visto que los uniformes nos ponen a todos los de la familia —dijo Eva haciendo reír a carcajadas a Santana—. Yo creo que aquí hay algo. ¿Has visto como se miraban?
Santana, sintiéndose una más entre aquellas, añadió:
-Quizá no deba de decir esto, pero su padre es un hombre joven, solo y creo que se merece ser feliz ¿no creén?
—Te doy toda la razón, pero ¡uf! verás cuando Irene se entere —susurró Elizabeth.
-Callate... y no me lo recuerdes —suspiró Eva—. Que como aquí haya algo nuestra santa Irene, estoy segura de que la va armar en grande.
Sobre las seis de la tarde todos estaban en la casa de Manuel en Lujan. Como era de esperar, Lizzie lloró al entrar con su hijo, cuando entró en su habitación, cuando se miró al espejo, cuando el bebé hizo caquita y en todas las ocasiones habidas y por haber. Una hora después los hombres agotados de tanta lágrima decidieron ir a comprar provisiones a la tienda de Charo en compañía de Brittany, mientras las chicas se quedaban en casa. Poco después llegó Irene con sus hijos para achuchar al pequeño Joel, que plácidamente dormía en su cunita.
—Ay qué bonitooooooooo —susurró Rocío al ver a su pequeño primo.
—Si... es muy lindo —gimió la joven madre emocionada.
—Tita Lizz ¿puedo cargarlo? —preguntó la pequeña Ruth.
—Ahora no cielo, esta dormidito dormidito. Pero cuando se despierte te prometo que serás la primera en cargarlo.
Javi, que como siempre andaba con su balón bajo el brazo, tras ver a su tita continuamente llorando dijo acercándose a la cuna:
—Ok mamá ya lo he visto ¿puedo irme a casa de Jesusín a jugar?
Su madre asintió.
—Sí, hijo si puedes irte a jugar. Pero de allí no te muevas hasta que yo vaya a buscarte. ¿Entendido? —una vez el pequeño salió murmuró divertida—: Es un futuro hombre y le quiero con locura, pero tiene menos sensibilidad que un calamar.
Durante un rato las mujeres estuvieron hablando del bebé, de sus ojitos, sus morritos y lo precioso y gordito que estaba hasta que la pequeña Ruth para llamar la atención dijo:
—Me duele la pancita.
—Ay mi niña ¿Que te pasa? —se alarmó Elizabeth.
—Tendrá hambre —replicó su madre con tranquilidad— Ve a la cocina y toma un yogur del frigorífico del abuelo.
—Yo quiero una palmera de chocolate —exigió la niña mimosona.
—Ruth, no sé si el abuelo tiene palmeras en casa. Ha ido a comprar y...
—Pues yo quiero una palmera. La quiero ahora --insistió.
Aquel tono de voz y en especial como la niña se hacía notar hizo que las hermanas se miraran y Eva dijera:
—Vayaaaaaaaaa... me parece que hoy no hemos barrido bien y tenemos la casa llena de pelusilla.
Consciente de la carita de le pequeña, Santana sonrió y tomandola del brazo le preguntó:
—¿Quieres que vayamos a la cocina y miremos lo que tiene el abuelo?
—Sí —sonrió la pequeña al ver que había conseguido la atención de alguien.
Segundos después llegaron a la cocina. Santana no sabia dónde guardaba las cosas Manuel, por lo que dejo que la pequeña se lo indicara. Su felicidad fue total cuando encontró lo que ella ansiaba. El abuelo, como siempre, tenía palmeras de chocolate para ella.
Cuando regresaban al salón sonó la puerta de la calle y una amiguita la reclamó para jugar. Irene dio su consentimiento y la niña si marchó a casa de Úrsula, una vecina.
—Mamá, ¿iremos de compras a Capital? —preguntó Rocío.
—No lo sé. ¿Por qué?
La joven al ver que su madre no la miraba insistió.
—Mamá quiero que me compres el abrigo de cuero que te dije en la tienda de JLo ¿no lo recuerdas'?
Irene suspiró y mirando a su hija respondió.
—Sé que te vas a enfadar, pero tengo que decirte que lo que me pides es imposible, cielo. Tu padre necesita una nueva radio para el auto y el sueldo de él no da para mucho. Por lo tanto, y aun a riesgo de que no me hables el resto del año, tengo que decirte que no te puedo comprar el abrigo de cuero que quieres.
—Mamá ¡me lo prometiste!
—Lo sé cielo, pero tenemos un límite para los gastos y no contaba con la increíble factura de la calefacción y el seguro del hogar.
—¿Qué abrigo de cuero quieres? —preguntó con curiosidad Santana.
Conocía toda la ropa de su amiga JLo y quizás ella pudiera hacer algo.
-Pues uno que cuesta un riñón y parte del otro —se quejó Irene.
—El nuevo de la colección de Jennifer López —suspiró Rocío . Uno que ella luce en su nuevo catálogo. Es que me encanta ¡es precioso!
Santana asintió. Tendría que mirar el último catálogo de su amiga para saberle qué abrigo se trataba. Irene, entristecida por tener que darle aquella noticia a su hija prosiguió.
—El problema es que si te compro ese abrigo de regalo de Reyes, el resto de la familia se quedaría sin regalos. ¿Crees que eso seria justo para ellos?
—Ok mamá... lo entiendo.
Sorprendida por aquella contestación Irene miró a su hija y murmuró boquiabierta.
—¿De verdad, cielo que lo entiendes?
—Que sí, mamá —suspiró sabedora de que su madre tenía razón. El sueldo de su padre no daba para mucho y tener un abrigo tan caro era un sueño imposible. Además, no quería enfadarla. Había quedado con unos amigos un par de horas después para ir a tomar algo al pueblo de al lado y mejor contentarla a que le prohibiera salir.
Olvidado el incidente del abrigo, todas siguieron adorando al pequeño hasta que Eva dijo:
—Es precioso... ¿Pero es solo cosa mía o se parece a él?
—Sí. Es clavadito a él —asintió Rocío muy segura de lo que decía.
Santana no entendió aquel acertijo hasta que Elizabeth mirando a su bebé asintió y como era de esperar gimoteó llevándose el kleenex a la boca:
—Es idéntico a su padreeeee.
—Por Dios, Lizz, pareces un bulldog con tanta baba —se burlo Eva al verla.
Irene al escuchar aquello le dio un puñetazo en el brazo y consoló a la llorona abrazándola.
—Ok... ya... ya está, cielo... ya está.
Diez minutos después y tras conseguir que Lizzie dejara de llorar, miró a su precioso hijo y dijo más tranquila:
—Si le viera Saúl se quedaría de piedra. Es idéntico a él.
—Por cierto y hablando de piedras —dijo Eva para cambiar de tema—. Irene, ¿a que no sabes quién es un ligón?
Santana y Lizzie se miraron sorprendidas. Sabían lo que iba a decir y centraron toda su atención en Irene que con gesto dulce miraba al pequeñito.
—¿Quién es un ligón? —se interesó Rocío tras mirar su móvil.
—Tu abuelo, osea, mi padre.
—¡¿El abuelo?!
—¡Ajá!
—¡¿Mi abuelo?!—confirmó Rocío sorprendida.
—El mismo que viste y calza. Ya ves... tenemos otro latín lover en la familia además de nuestra guapa Brittany — dijo Eva mientras esperaba la reacción de su hermana mayor que no se hizo esperar.
Irene levantó el rostro y tras clavar la mirada primero en su hija y después en sus hermanas, dijo en un tono de voz nada sorprendido:
—Pues hace muy bien. Papá es un hombre joven y se merece ser feliz. ¿No creen?
—Palabrita del niño Jesús, que a ti no hay quien te entienda —se quejo Eva al escucharla.
—¡Mamáaaaaaaa! Pero ¿has oído lo que han dicho las titas?
—Sí cariño, claro que lo he oído. Y repito. Me parece muy bien que el abuelo salga con alguien. La abuela murió hace años, para nuestro pesar y el suyo, y necesita compañía.
—¡Qué fuerte! Contigo una no sabe cómo acertar —murmuró Eva mirando a Brittany y Santana.
—Y que lo digas —asintió Lizzie.
Sorprendidas como nunca en su vida, Eva y Elizabeth se acercaron a su hermana y poniéndole la mano en la frente murmuró Eva.
—Llamen a una ambulancia con urgencia.
—Irene ¿estás bien? —preguntó Lizzie.
Esta tras sonreír a Santana que las estaba observando apartada, se sentó junto a la cuna del pequeño Joel y dijo:
—Yo estoy perfectamente. ¿Y ustedes?
—Pero... pero... yo pensé que ibas a infartar—cuchicheó Eva.
—Ay Eva María. Qué exagerada eres—rio Irene.
—Pero vamos a ver ¿con quién sale el abuelo? —preguntó Rocio.
Irene, Tras tapar con la sabanita al bebé las miró y contesto con una sonrisa:
—Con una señora encantadora desde hace al menos año y medio.
—¡¿Cómo?! —gritaron sorprendidas Eva y Elizabeth.
—Relajense, mujeres modernas —se burlo Irene tras soltar su noticia—. ¿A qué viene tanta impresion? Ni que estuviera saliendo con una püingui.
—¡¿Pilingui?! ¿Qué es eso? —preguntó sorprendida Santana.
Rocío respondió divertida:
—Una püingui es una gata, una mujer sueltecita de bragas.
—Ah... ok —se carcajeó Santana.
las hermanas, ante la defensa de Irene de aquella desconocida corrieron a sentarse a su lado.
—Comienza a hablar si no quieres que te torturemos —dijo Elizabeth tras ponerse un almohadon bajo el culo.
Irene, suspiró y pasó a relatarles cómo su padre, hacía cosa de dos años, le comentó una tarde que había conocido a una mujer en uno de los chequeos del abuelo Goyo en el hospital Universitario de Capital. En un principio no quiso hacer caso a sus sentimientos, hasta que un día el abuelo Goyo, al ver a la joven enfermera en la cafetería del hospital, ni corto ni perezoso se empeñó en desayunar con ella. Aquel primer contacto hizo que el abuelo Goyo confirmara sus dudas. Se había dado cuenta de cómo su yerno, que había estado felizmente casado con su hija, evitaba mirar a la simpática enfermera que se deshacía en atenciones hacia ellos.
—Así que el abuelo Goyo hizo de celestina —sonrió Eva.
—Ya te digo —asintió Irene—. Es más, el abuelo fue el que consiguió el teléfono de Maite, la enfermera, y se lo dio a papá para que la llamara. Entonces papá me llamó un día a casa y me contó lo que pasaba. Sabia que ustedes aplaudirían su decisión, pero también sabía que yo no lo haría, y decidió contarme lo que ocurría antes de que yo me enterara por otra persona y me pudiera enfadar.
—Ay qué lindo que es papá —lagrimeo Lizzie de nuevo.
—El caso es que cuando papá me lo dijo — prosiguió Irene—, al principio me quedé sin saber que decirle. El que esa mujer formara parte de su vida, me hizo pensar que ya se había olvidado de mama. Yo me enfadé con él y le dije cosas que luego me arrepentí y decidió olvidarse de ella. Papá antepuso nuestra felicidad a la suya propia. Una semana después, el abuelo Goyo se enteró de lo ocurrido, vino a verme a casa y me hizo entender, bastón en alto —rio emocionada al recordar aquello—, que papá se merecía volver a ser feliz.
—Ay qué mono que es el abuelo Goyo —volvió a suspirar Lizzie justo en el momento en que Santana le pasaba un nuevo kleenex que ella aceptó encantada.
—Y tú qué bruta, Irene —siseó Eva mirando a su hermana.
—Lo sé y por eso cambié de opinión. El abuelo Goyo me hizo entender que papá hubiera dado la vida por mamá y que la querría toda la vida, pero que él estaba vivo y se merecía tener una nueva ilusión. En definitiva, hablé con papá y le obligué a llamar a Maite delante de mí. Desde entonces siempre que él va a Capital queda con ella y se ven. Incluso ha venido a casa un par de veces, pero como las dos estaban viviendo en Capital no nos enterabamos y Britt, por su trabajo, tampoco. Papá me dijo que no dijera nada porque quería ser él quien les diera la noticia si lo de ellos continuaba hacía delante. Y ahora, vamos a ver ¿cómo se han enterado?
—En el hospital. Esta mañana ha entrado una enfermera, Maite, a la habitación a por Joel, y...
—¿Qué les ha parecido Maite?—preguntó emocionada Irene ¿A que es una mujer encantadora? Oh, Dios... a mí me cae fenomenal y siempre que voy a Capital hago como papá, la llamo y me tomo un cafetín con ella.
Lizzie y Eva se miraron y divertida esta última respondió:
—Pues... no hemos hablado con ella y...
El timbre de la puerta sonó y Rocío se levantó para ir a abrir. Dos segundos después la joven entraba en el salón seguida de dos impresionantes policías municipales.
—Mamá...estos... estos señores preguntan por...
—¿Pero qué ven mis ojos? gritó Eva sorprendiéndolas a todas,
—Dos policías —respondió Elizabeth sin entenderla.
—¡Uoooool! ¡Adelante! —gritó Eva al ver a aquellos musculosos y atractivos hombres vestidos de policía. Santana, al ver aquello, se quedó boquiabierta, pero Eva se levantó y llegando hasta donde estaban le dio un cachete en el trasero al más alto y dijo dejando a sus hermanas sin palabras—: Mmmm... me encanta este trasero redondo. Lo bien que te queda el uniforme y... la porra que llevas en la cintura.
—¡Eva María! —gritó Irene sorprendida por aquel descaro.
El poli miró a la joven que sonreía a su lado y tras cruzar una mirada con su compañero dijo:
—Me alegra saberlo, señora.
—¡Señorita! —recalcó divertida.
—Señorita —repitió el municipal.
—Vaya... vaya... veo que mi hermanita por fin se ha dado cuenta de que necesitamos un alegrón para el cuerpo y la vista.
—No me lo puedo creer —murmuró Santana sorprendida. ¿Brittany había enviado a unos chicos para alegrarles la tarde?
—Créetelo nena —rio Eva al escucharla—. Esta Brittany es la mejor.
Irene y Elizabeth, miraban a su hermana pequeña revolotear alrededor de aquellos policías cuando la escucharon decir:
—Vamos, nenes, pongan la musiquita y comiencen el espectáculo. Somos todas ojos ¡guapos! —Y mirando a su hermana Lizzie le cuchicheó—: Le dije a Brittany que un numerito de estos te vendría bien ¡y aquí están!
—Uoooo —rio Elizabeth complacida—, ¿En serio?
—Ya te digo.
—Uff... con esto me va a subir la leche.
—No importa, Lizz... disfrútalo.
—Entonces... vamos muchachos. Enseñen lo que saben hacer que acabo de ser madre, estoy sin pareja y desesperada por ver un musculado cuerpo serrano —aplaudió Lizzie divertida cambiando radicalmente su tono de voz.
Santana al escuchar aquello se tapó la boca con las manos. Aquello era lo más surrealista y divertido que había vivido nunca y no pudo evitar carcajearse.
Los policías, sin saber realmente de qué hablaba, se miraron y el más alto, tras clavar su mirada en las jóvenes alocadas, en especial en la que estaba junto a la cunita del bebé, dijo:
—Preguntamos por...
—Por Eva, Lizzie, Noelia, Irene y Rocío ¿verdad? —susurró Eva.
—No precisamente —respondió el poli divertido.
—Venga guapetones, no se hagan de rogar —cuchicheó Lizzie.
Avergonzada por sus hermanas, Irene se acercó a su hija y tapándole los ojos dijo:
—Tú no mires, cielo... a tus titas se les ha ido la cabeza.
—Quitate mamá —protestó Rocío que no quería perderse nada.
—Vamos, nenes, pongan la música y comiencen a quitarse cositas —suspiró Eva sentándose junto a Santana que se retorcía de risa.
—Eva María ¿te has vuelto loca? —protestó Irene al escucharla y al ver que eran policías metropolitanos.
—No cielo... loca te vas a volver tú cuando veas el cuerpazo que se gasta ese moreno, con más morbo que el mismísimo Hugh Jackman en Australia.
—Miren señoritas, no sé a que se refieren --respondió el poli más alto levantando la voz—. Tanto mi compañero como yo les agradecemos los piropos que nos han dicho, aunque siento decirles que por mucho que ustedes nos digan, la denuncia que acaba de poner su vecina, Asunción Castañedo, a Javier Moran Pierce por haberle roto el cristal de su puerta, no se la vamos a quitar.
Como si se hubieran caído de un quinto piso todas se quedaron calladas e Irene torciendo la cabeza al más puro estilo de la niña del exorcista gritó.
—¡La sinvergüenza de la Asunción, la Chumina, le ha pueblo una denuncia a mi niño?! ¡¿A mi Javi!?
—Sí, señora. Me alegra saber que por fin nos entendemos —asintió el poli alto aun sonriendo.
Como un cohete a propulsión la madre de la criatura corrió al exterior y antes de que ninguno pudiera llegar donde estaba ella se comenzaron a escuchar gritos.
—Ay madre ¡la que se va a armar! —gritó Eva y mirando a su hermana dijo antes de salir--: Lizz, quédate aquí con Joel que tú no estás para esto.
Dos segundos después las jóvenes discutían con Asunción y las hijas de esta, cuando la susodicha se abalanzó sobre Irene y, como si de una batalla campal se tratara, todas las mujeres comenzaron a gritar y a empujarse. Santana en un principio intentó mantenerse a un lado. No estaba acostumbrada a aquel tipo de problemas, ni contactos. Pero al ver como dos agarraban a Eva, no se lo pensó dos veces y se metió por medio. Al pensar en su peluca intentó por todos los medios que nadie la agarrara del pelo, pero era imposible, había manos por todos los lados.
Elizabeth que observaba todo aquello dando gritos desde la ventana, al ver el lio, no se lo pensó y dos segundos después estaba metida en todo aquel embrollo en camisón. Los policías viendo la que se había armado en décimas de segundos, se metieron por medio para separarlas pero era misión imposible. Eran muchas mujeres para ellos dos.
En ese momento llegó un coche. Manuel, Brittany su abuelo al ver aquello y reconocer a sus hijas y a Santana en aquel lío se acercaron rápidamente y entre todos consiguieron separarlas.
—Pero ¿qué les pasa? —preguntó Brittany tras separarlas y comprobar que todas, en especial Santana, estaban bien a pesar de que respiraban con dificultad.
—¡La groñosa de la Asunción! —gritó Irene—, ¿Pues no ha denunciado a Javi porque dice que le ha roto los cristales? Cuando Javi está jugando en casa de Jesusín.
—¡Tu jodido muchacho me ha roto el cristal de la puerta de un balonazo! —gritó esta como una verdulera,
—¡Imposible! —grito Lizzie— El niño no ha podido ser.
—¡Ha sido ese sinvergüenza con cara de delincuente! ¡Lo he visto con mis propios ojos! —gritó una de las hijas de la otra.
—Será gorrinona la Chumina —gruñó el abuelo Goyo con el bastón el alto.
—¡Gorrinón usted viejo verde!—gritó la ofendida.
—Ya quisieras tú que yo te tocara ¡so fea! —se quejo—. Vamos, ni con un palo y a distancia te tocaba yo.
—Asqueroso... baboso. Cierra esa boca sin dientes.
—Mira guapa —gritó Santana encendida—. Como vuelvas a insultar a este hombre te las va a ver conmigo, porque tú sí que te quedarás sin dientes cuando yo te los arranque y me haga un collar con ellos ¿te parece?
Brittany, sorprendida, la miró y el abuelo gritó:
—Asi se habla. Mi chica ¡con un par de huevos!
—Eso abuelo, tú anímala —gruñó Brittany deseosa de acabar con aquello.
—¿Y tú quién eres? —gritó una de las hijas de la ofendida—. ¿La que se pasa ahora con el poli?
—¡Señoras! —gritó el municipal incapaz de parar aquello.
Manuel fue a responder a aquella ofensa pero Santana se le adelantó.
—¡Yo soy la que te va a arrancar los dientes como sigas diciendo tonterías! —gritó haciendo carcajearse a Lizzie.
—Asunción —protestó Manuel enfadado—. Diles a tus muchachas que no falten a mis chicas o...
—¿O qué? ¿Acaso nos vais a pegar?
—¡So perraca. Si es que tos los de la familia de las Chuminas sois unos delincuentes —gritó el abuelo Goyo levantando el bastón—. Asunción, eres más perra que...
—¡Abuelo! —gritó Brittany para hacerle retroceder.
Por todos era bien conocida la enemistad de aquellas dos familias vecinas, las Chuminas y los Pierce desde hacía años, por unas tierras.
—Su jodido nieto nos ha roto los cristales de la puerta— protestó Asunción mirando a Manuel que estaba horrorizado por todo aquello.
—Imposible —gritó la madre del niño—. He repetido mil veces que él no ha podido ser. Estoy segura de que te estás equivocando y tú lo sabes.
—Oh... dijo su santa madre - se quejo aquella—. Tú qué sabrás si estabas zorreando con tus hermanas en casa.
—¡Zorreando! — gritó Lizzie muerta de risa.
—¡¿Zorreando?! —repitió Eva—. Aquí la única que zorrea eres tú ¡so guarra!
—Chicas... chicas... no entren en su juego—protestó Brittany al ver aquello.
—Señoras tranquilícense y acabemos con esto —insistió el municipal intentando no sonreír ni mirar a Lizzie.
—¿Dónde está Javi? -preguntó el abuelo del crío intentando poner paz.
—En casa de Jesusín, el de la Eulalia —informó Eva muy enfadada.
—Ve a buscarle ahora mismo y aclaremos esto de una vez —insistió Brittany al ver como su hermana mayor comenzaba a encenderse de nuevo.
Sin perder tiempo, Brittany rápidamente comenzo a hablar con los policias de lo ocurrido.
Cinco minutos después, Javi, junto a Jesusín y la madre de este llegaban al lugar de los hechos donde se aclaró que los niños no habían salido de la casa en toda la tarde. Rompieron la denuncia allí mismo y cuando Britt obligó a sus hermanas a entrar en casa, el poli alto, antes de montarse en el coche patrulla, se acercó hasta Santana, Elizabeth y Eva y dijo para su sorpresa:
—Cuando queran, acabamos el numerito, nenas.
Lizzie soltó una carcajada mientras Santana miraba extrañada a Britt y se ponían rojas como tomates. Finalmente se encaminaron hacía el interior de la casa muertas de risa, mientras Brittany sin entender nada preguntaba:
—¿Qué dijo el oficial?
—Mejor no preguntes—se burlo Lizzie, quien no volvió a llorar más.
Capitulo 40: Morenita, esto lo vas a pagar muy... muy caro
Aquella tarde, tras la trifulca con los vecinos, Santana y Brittany regresaron caminando a la casa de este.
Pararon en la plaza donde se tomaron unas cervecitas y se comieron unas bravas, que a Santana le apasionaron, y luego continuaron su camino. Aquel paseo tranquilo, agarradas de la mano, Santana lo disfrutó de una manera increíble. Cosas tan básicas como pasear por la calle, ir a comprar a una tienda o tomar algo en una terraza, ella las disfrutaba de una manera que a Brittany le hacía sonreír.
Durante el camino hablaron sobre sus vidas. Ella le contó curiosidades de rodajes y divertidas anécdotas que le habían ocurrido y la rubia la escuchaba encantado. Aunque cuando hablaron sobre las escenas de sexo que ella interpretaba o los supuestos besos a los galanes, a Britt ya no le hacía tanta gracia.
—No me seas antigua. Los actores interpretamos ¿tan difícil es de entender?
Brittany se paró para responder.
—Mira Santana... no pongo en duda que interpreten, pero a ver, ¿cuando hacen rodaje de una escena de sexo y estan desnudos en la cama, no se excitan?
Con gesto pícaro murmuró:
—Pues depende.
—¡¿Depende?!
—Si—respondió ella echando a andar de nuevo.
Incapaz de creer una respuesta tan sincera la tomo de la mano y haciendo que se detuviera, preguntó:
—¿Te has excitado alguna vez ante la cámara?
Le miro con seguridad y asintió.
—Interpretar una buena escena es dejarte llevar y...
—No quiero escuchar mas —dijo Brittany levantando las manos.
Aquel gesto a Santana le hizo sonreír y acercándose a ella murmuró:
—Brittany, los actores sabemos interpretar muy bien, no pienses cosas raras.
—Pero si me acabas de afirmar que te has excitado —replicó enfadada.
—Pues sí. Pero mira, yo por norma cuando interpreto una escena de sexo, bloqueo mi mente y visiono lo que yo quiero para que sea más realista. El que tenga a un actor sobre mí besándome no significa que me guste. Además, tú en el cine ves solo la escena final montada, y déjame decirte que una escena tiene muchas tomas. Y en esas tomas lo que menos haces es excitarte de la manera que estás pensando.
—Oh... ¿y los besos? - se interesó Brittany—. ¿Me vas a decir que los besos que se dan no son reales?
Encogiéndose de hombros la joven suspiró.
—Sí... Britt, nos besamos. En ocasiones más pasionalmente porque lo exige el guion, pero te puedo asegurar que es solo un beso, nada más. —Y dejándole picada le agarró y dijo acercando su boca a la de ella—: Ahora te voy a dar un beso de los que a mí me gustan, vamos para que me entiendas, de los nuestros.
Sin dejarle hablar tomó sus labios y con una sensualidad que a Brittany le puso la carne de gallina le besó. Enredó su lengua con la de ella y se la succionó primero lenta y pausadamente para instantes después devorarle con pasión. Tras conseguir que la rubia respondiera a aquel apasionado beso, la joven lo finalizó dándole un pequeño tirón en el labio inferior.
—Ves... eso ha sido un maravilloso y excitante beso —y sin dejarle hablar añadió—. Y ahora, voy a bloquear mi mente, no pensar que eres tú, y te voy a dar un beso típico de toma de cine.
Sin más volvió a tomar sus labios, aunque sin la misma emoción de minutos antes. Metió su lengua en la boca de aquella, pero no la movió. Simplemente restregó sus labios contra los de ella. Una vez se separó, ante su cara de incredulidad por la diferencia del beso la joven pregunto:
—¿Has notado la diferencia?
Como si mirara a una vaca con manchas azules Brittany asintió. Claro que había notado la diferencia. Pero sin querer darle la razón murmuró comenzando a andar.
—Sinceramente, no me gustaría que la mujer que estuviera conmigo hiciera esas cosas. No soportaría verla desnuda en la pantalla y menos refregándose con otro que no sea yo.
—Vaya... es bueno saberlo —se quejo divertida.
Tras unos segundos en silencio, al ver que ella sonreía, la agarró por la cintura e intentando ser más suave murmuró.
—En serio, San. Yo entiendo tu trabajo, pero no lo apruebo.
—Ok... eso es un principio—asintió optimista.
—De todas formas —añadió ella comenzando a andar—, lo que ambos hagamos una vez te hayas ido, no es de la incumbencia del otro ¿verdad?
Dolorida y decepcionada por aquello, pero consciente de que ella siempre le había dejado claro aquello, le besó y murmuró:
—Por supuesto.
Cuando llegaron a casa, Jenny les saludó con su acostumbrada chorreo de lametazos y saltitos Brittany comenzó a preparar la cena y Santana subió a darse una ducha. Veinte minutos después bajó sin peluca y sin lentillas. Su oscuro cabello relucía cayendo en cascada sobre sus hombros y Brittany, al verla aparecer, silbó. Estaba preciosa. Feliz por aquel recibimiento se acercó y al ver que estaba cocinando algo en el horno preguntó:
—¿Qué celebramos?
Tras besarla ella sonrió y aclaró:
—Que es miércoles.
—Genial ¡Que vivan los miércoles!
Entre risas y confidencias, degustaron una exquisita dorada a la sal. Cuando terminaron de cenar ella se ofreció a recoger la cocina. Mientras la rubia se estaba duchando sonó el teléfono. Santana, sin dudarlo, descolgó.
—Hola, soy Roció ¿esta mi tita?
—Esta duchándose, cielo ¿Te puedo yo ayudar?
—Realmente quería hablar contigo, no con ella.
—Vaya... pues aquí me tienes —asintió sonriente sentándose en el sillón.
—Tengo un pequeñito problema. Son las diez menos cinco y a las diez en punto tengo que estar en casa. Pero estoy a una hora de distancia y he pensado llamar a mi madre y decirle que estoy contigo tomando algo por el pueblo. Si le digo eso, sé que no se enfadará y...
—¿Pretendes que yo le mienta a tu madre?
—Lo sé, Noelia... lo sé—suspiró la joven—. Pero es que si le digo que estoy con Fran en una fiesta se va a enfadar. Solo sería una pequeña mentira. Como diría ella, una mentira piadosa. Lo justo como para que me dé tiempo a llegar sobre las once a casa. Si te lo digo es porque sé que mi madre lo pondrá en duda y seguramente las llamará para confirmarlo.
Santana al notar el tono de voz de Rocío suspiró. Ella también había tenido dieciséis años y había suspirado por algún joven. Al final resopló.
—De acuerdo. Por esta vez te cubro las espaldas, pero no me gusta que me metas en estos temas.
Imagínate que te pasa algo. ¿Qué le podría decir yo después?
—Tranquila, no pasará, y te prometo estar en casa a las once.
—Más te vale —asintió divertida.
—Y, por favor, si mi madre llama que la tita le diga que tú estás conmigo ¿Ok?
—Okay. Pero lo dicho... a las once. No más tarde.
Dicho esto la comunicación entre ellas se cortó y Santana sonrió. Le agradaba ayudar a aquella jovencita. Era una niña bastante buena con los típicos problemas de la adolescencia. En ese momento, Brittany entró vestida únicamente con una toalla negra alrededor de su cuerpo. Al verle esta vez fue ella la que silbó y ella sonrió.
—¿Quién ha llamado?
—Rocío.
—¿Y qué quería?
Sonrió y bajo la atenta mirada de este contestó.
—Sé que lo que te voy a decir quizás no te guste, pero he prometido ayudarla. Está en el pueblo de al lado con unos amigos —omitió el nombre de Fran—, y llegará un poco más Tarde de lo que su madre le dijo... y va a llamar a su madre para decirle que está conmigo Tomándose algo en el pueblo, así no la regañará. Y tú, si su madre llama, se lo tienes que confirmar.
Boquiabierta por aquella artimaña, gruñó.
—¿Pero a qué hora piensa llegar esa mocosa a casa? Deben ser casi las diez de la noche.
—En una horita más o menos.
—¿A las once?
—Sí.
—¿Pero en qué estás pensando para ayudarla en algo así? Es una niña.
—No me regañes. Necesita ese tiempo para llegar del pueblo de al lado —al ver su gesto fruncido murmuró—: Ok no le enfades ni con ella, ni conmigo. Es una jovencita y está en la edad de querer llegar un poquito más tarde a su casa.
—No me gustan estas cosas, Santana. Hoy en día hay mucho loco suelto y Rocío aún es una menor. No deberías haber dejado que te engatusara porque...
—Lo sé... lo sé... soy una blanda y tienes toda la razón —sonrío ella—. Pero es que he sido incapaz de decirle que no.
Verla ante ella con aquella sonrisa picara en los labios fue lo máximo que Brittany resistió y acorralándola contra ella sofá se tumbó encima de ella y posando sus manos sobre sus caderas murmuró quitándole la camiseta.
—Esto lo vas a pagar, muy... muy caro.
—Biennnnnnnnn... Me gusta lo caro —dijo haciéndole sonreír.
Sin decir nada más Brittany la besó. Comenzó devorándole los labios para después bajar lenta, muy lentamente su boca hasta su cuello. En aquel pequeño recorrido, cientos de dulces besos acompañados de delicadas caricias hicieron que a Santana se le pusiera la carne de gallina y tirara de la toalla que aquella tenia enrollada en su cuerpo hasta hacerla caer al suelo.
Tener a Brittany desnuda sobre ella era sensual, morboso y altamente excitante. Con delicadeza recorrió con las uñas la piel de su espalda. Su olor y cómo la miraba la hacían vibrar sin que ni siquiera la tocara. Brittany, incapaz de seguir un segundo más sobre ella sin cumplir su objetivo, se incorporó y, por el camino, le arrancó su bracear negro que ella llevaba, quedando ante ella desnuda y solo con una bonita tanga rosa.
—morenita... me vuelves loca —susurró excitada mientras metía su mano dentro de la diminuta prenda que ocultaba lo que ella deseaba poseer y comprobaba lo húmeda que estaba.
Incapaz de decir nada ella asintió. Brittany era una excelente amante y se lo demostraba cada vez que le hacía el amor. Deseosa de sus caricias la besó. Atrajo su boca hasta la de ella y se la devoró justo en el momento en que la rubia le abría las piernas con las suyas. Aquello la excitó más, y todavía más cuando vio la intensidad de su mirada y lo que se proponía. Excitada, sintió como ella recorría su cuerpo con la punta de la lengua lentamente hasta llegar a su sexo y lo lamio por encima de la tanga una y otra vez hasta que la quito. Después le separó los muslos y tras sonreír bajó su boca hasta los pliegues de su sexo y lo besó.
Aquel simple contacto le arrancó un gemido mientras sentía que todo su cuerpo se abría para ella. Deseosa por saborear lo que tenía ante ella, Brittany exploró pausadamente aquella feminidad mientras ella con los labios entreabiertos dejaba escapar dulces y sensuales gemidos. Cuando su boca llegó al clítoris lo rodeo con su lengua y lo lamió con deleite para después succionar con suavidad. La agarró de las caderas con posesión y levantándoselas del sillón le devoró con tal pasión su rosada feminidad que ella gritó.
—¡Oh... sí!
Excitada, complacida y deseosa de más, le agarró del pelo y gimió mientras un devastador orgasmo la hacía temblar ante ella, que humedecida, se incorporo y se posicionó entre sus piernas y la penetró. Tumbándose sobre ella, le agarró las muñecas y tras besárselas Se las sujeto por encima de la cabeza y comenzó a moverse con un ritmo cautivador y regular.
Entregada totalmente a ella, Santana arqueó la espalda en busca de que profundizara más mientras apretaba las piernas alrededor de su cintura. Quiso gritarle que siguiera, que no parara nunca, pero era incapaz. Oleadas de placer explotaban en su interior a cada nueva embestida. Ver el placer que le proporcionaba, excitó aún más a Brittany, por ello salio del interior de la morena y aumento la velocidad de sus embestidas hasta que la sintió gemir extasiada, entonces y, solo entonces, ella se permitió dejarse llevar por un abrasador orgasmo que le hizo soltar un grito.
Agotadas y con las respiraciones alteradas Brittany la miró y antes de levantarse la besó en los labios y le susurró.
-Me gusta mirarte a la cara cuando hacemos el amor. Estas preciosa.
Ella no respondió. Apenas podía respirar y cuando escuchó aquello sintió una nueva oleada de placer que la hizo suspirar.
Segundos después ambas se levantaron del sillón. Brittany tomo la toalla negra que descansaba en el suelo y la levanto y se la envolvió por el cuerpo. Santana miró hacia una botella de agua junto a la mesa del comedor y levantándose se acercó hasta ella y tras llenar un vaso de agua bebió. Estaba seca. Brittany incapaz de quitarle los ojos de encima a aquella mujer, recorrió con deleite su cuerpo desnudo y acercándose a ella volvió a besarla mientras susurraba:
—Tú y yo esta noche tenemos muchas cosas que hacer. Muchas.
Encantadas por la magnífica noche de sexo que tenían por delante disfrutaban del momento entre besos y abrazos sin ser conscientes de que alguien les observaba desde el exterior del chalet.
Irene, enfadada por la llamada de su hija, quiso saber la verdad. Y en vez de llamar a su hermana por teléfono se presento en casa de este para ver si Noelia estaba allí o no. Pero tras aparcar frente a la casa se quedó de piedra. Podía ver desde la calle y a través de la ventana como su hermana se besaba apasionadamente con una mujer morena. ¿Quien era aquella?
¿Y por qué su hermana se la jugaba estando Noelia a punto de llegar?
Encendida, indignada e incapaz de marcharse sin hacerle saber a la descerebrada de su hermana lo que había visto, se dirigió hacia la casa y pegó el dedo al portero automático. Brittany vio desde el interior que se trataba de su hermana, abrió la cancela de inmediato e Irene entró como una fiera en el jardín.
Brittany ordenó a Santana esconderse. Irene no podía encontrarla allí. No solo porque no llevaba la peluca ni las lentillas, sino también porque se suponía que estaba con su sobrina Rocío. Cuando Brittany abrió la puerta de su casa solo vestido con la toalla alrededor de su cuerpo, su hermana la miró y con gesto agrio dijo:
—¿Te parece bonito lo que estás haciendo? ¡Sos cochina!
Desconcertada, y sin entender a qué se refería le preguntó:
—¿Qué estoy haciendo?
—Eres como los hombres. ¡Una insensible! Tienes menos sensibilidad y me avergüenzo de ser tu hermana. Yo... yo pensé que por Noelia sentías algo especial. Creí verlo en tu mirada, la manera como la tratabas, pero nooooooooo... ¡Me equivoqué! Eres una más que solo piensa con la de ahí abajo y... y aquí estás acostándote con esa zorra morena sin importarte lo que otra mujer sienta por ti. ¡Qué horror! Y encima con una... una morena que estoy segura que no le llega a la maravillosa Noelia ni a la punta del dedo meñique. ¡Desgraciada! Eres una desgraciada y terminarás más sola por ser eso una desgraciada que se cree más listo que nadie! Pero bueno, ¿acaso no has pensado que Noelia está por llegar? ¿Qué pretendes? ¿Qué te pille ella con esa mujer? Oh, Dios...
Brittany no habló. No podía sacarla de su error. Se limitó a escuchar aquella reprimenda mientras ella proseguía.
—Ahora me alegro que mi Rocío esté con Noelia tomando se algo en el pueblo. Mira que me enoje cuando me llamo, pero ahora soy feliz al saber que al menos esos dos angelitos se están tranquilas divirtiéndose.
—Lo de angelillos me ha llegado al corazón —se rio Brittany y su hermana, al escucharle, le dio una cachetada.
—Pues sí, imbécil, más que tú sí que lo son. Por lo menos no están engañando a nadie, cosa que no se puede decir de ti. Ojalá se lo pasen bien y disfruten, porque lo que es contigo. Tras el revolcon que te estás metiendo con esa... esa pilingui morena, fuerzas te faltarán.
Esto Brittany… no me lo esperaba de ti.
Sin más se dio la vuelta con furia y comenzó a andar pero antes de llegar a la puerta del jardín se volvió y gritó.
—Haz el favor de sacar a esa zorra de tu casa y cambiar las sabanas. No querrás que cuando llegue Noelia, la pille aquí.
Dicho esto cerró de un portazo la puerta del jardín y desapareció. Brittany todavía boquiabierta por aquel arranque de furia de su hermana cerró la puerta de su casa y al volverse se encontró con la divertida mirada de la supuesta morena que muerta de risa murmuró:
—¿¡Pilingui?... tu hermana me ha llamado pilingui y a ti desgraciada?.
—Sí, hermosa —suspiró boquiabierta—. Y esto es solo culpa tuya. La mentira que tú y Rocío han tramado ha traído sus consecuencias. — dijo señalando su mejilla.
—Cariño, no seas tan negativa y saca el lado positivo de ello.
—¿Lado positivo? ¿Dónde está lo positivo?
Con una picara sonrisa Santana corrió hacia las escaleras y antes de comenzar a subirlas con Jenny detrás dijo:
—Que tu hermana me quiere y que por fin ha descubierto que eres una desgraciada.
Al sentir su risa, sonrió y corriendo tras ella escaleras arriba gritó:
—Prepárate morenita, porque esto lo vas a pagar muy... muy caro.
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BUENO ESPERO LES GUSTE LOS CAPITULOS :)
LES TENGO NOTICIAS, ES QUE COMO ESTAMOS EN FEBRERO NO TENDRE MUCHO TIEMPO Y QUIZAS DEBA A EMPEZAR A PUBLICAR 1 CAPITULO UNICAMENTE (ALGUNOS DIAS) DEBIDO A QUE TENGO QUE EMPEZAR A RETOMAR EL ESTUDIO :(
LA SEGUNDA, LA HISTORIA DE ESTA MANERA SE "EXTENDERA" UN POQUITO, YA QUE DEBIDO A QUE PUBLICO 2 POR DIA, LA HISTORIA SE ESTA HACIENDO "CORTA"
AUN FALTA, NO SE ASUSTEN IGUAL LES AVISARE CUANDO PUBLICARE SOLO 1 :/
UNA VEZ MAS GRACIAS POR LEER Y COMENTAR
HASTA LA ACTU
BESOS<3
dorkyhemo_** - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 15/01/2014
Edad : 31
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
OMG....! En verdad tu historia es tan wow! Me encanta todo marcha bien! Y no te preocupes de un capitulo por dia el chiste es que no nos abandones sino tendras a tus fans vueltas locas xD!
Saludos :)
Saludos :)
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
lizz si no se deshidrata de tanto llorar por el nacimiento del búho???? dios morí de risa,....
me encanto el papa de britt muy galan,.. jaja
me encanto irene defendiendo a san,... cuando "engaña" a noelia con otra jajajja
me encanto el papa de britt muy galan,.. jaja
me encanto irene defendiendo a san,... cuando "engaña" a noelia con otra jajajja
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
jajajaja que bardasooo!! me encanto jajaja por dios son todo un caso!! amo tu fic!!!! entiendo lo de un cap y mejor asi dura un toque mas la historia aunque sin con 2 cap me dejas ansiosa imaginate con uno solo jaja besos me mataron los cap de hoy!!!
tatymm-*- - Mensajes : 2406
Fecha de inscripción : 20/08/2012
Edad : 34
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
me he leido mas de 8 capitulos y lo digo y lo sostengo, estoy fascinada con esta historia, me pregunto como santana se desprendera de tanta fama para estar con britt y como britt tolerara la partida de santana!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
Pao Up: "OMG....! En verdad tu historia es tan wow! Me encanta todo marcha bien! Y no te preocupes de un capitulo por dia el chiste es que no nos abandones sino tendras a tus fans vueltas locas xD!
Saludos :)"
-// Aw gracias, y no puede que me reatrase unos dias (no seguro) pero no abandonare la historia :D Saludos!!
3:) : "lizz si no se deshidrata de tanto llorar por el nacimiento del búho???? dios morí de risa,....
me encanto el papa de britt muy galan,.. jaja
me encanto irene defendiendo a san,... cuando "engaña" a noelia con otra jajajj"
-// JAJAJA si digamos q Lizz exageraba un poco ;) y ya sabemos que Britt salio a su padre jeje y si Irene obvio quiere a Noelia, y no permitira que Britt la "engañe" con Santana :P
Tatymm: "jajajaja que bardasooo!! me encanto jajaja por dios son todo un caso!! amo tu fic!!!! entiendo lo de un cap y mejor asi dura un toque mas la historia aunque sin con 2 cap me dejas ansiosa imaginate con uno solo jaja besos me mataron los cap de hoy!!!"
-// jajaja gracias por entender y si fuera por mi publicaria el resto de la historia ya pero pierde el chiste :P que bueno que te gustaron los capitulos, estas chicas salen con cada cosa ;) Besos
Micky Morales : "me he leido mas de 8 capitulos y lo digo y lo sostengo, estoy fascinada con esta historia, me pregunto como santana se desprendera de tanta fama para estar con britt y como britt tolerara la partida de santana!"
-// jajaja enserio? 8? wow :) me agrada de que te fascine la historia y la sigas ;) Y...no se es una muy buena pregunta que hasta yo misma me lo hago, alguna aflojara o seguiran tirando?
MUCHISIMAS GRACIAS POR SUS COMENTARIOS!!<3
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PERSONAJES.-
BRITTANY: http://www3.pictures.zimbio.com/gi/Heather+Morris+Spring+Breakers+Premieres+Hollywood+BiF4rYqUKtBl.jpg
SANTANA: http://darkgee.files.wordpress.com/2012/04/naya-naya-rivera-29095812-1065-1600.jpg
KURT: http://www.mjsbigblog.com/wp-content/uploads/2013/06/chriscolfer-palaceofverailles.jpg
"PETERPAN" ("NOVIO" DE KURT): http://25.media.tumblr.com/5ad072bfd7bb7b50489dd3eba57581d9/tumblr_mhp0wmr6Ae1row9x0o1_400.jpg
MANUEL (PADRE DE BRITT): http://www.epa.com.py/wp-content/uploads/2013/05/matthew-perry-550x385.jpg
IRENE: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/0/04/Lisa_Kudrow_2.jpg
LIZZIE: https://pbs.twimg.com/media/BfpckxKCcAAFhr7.jpg
EVA: http://primetime.unrealitytv.co.uk/wp-content/uploads/2013/04/kaley_cuoco_bigbangtheory.jpg
ROBERT HODGSON (PADRE DE SANTANA) Y SAMANTHA: http://i.dailymail.co.uk/i/pix/2011/05/12/article-1386139-0C01B6D100000578-446_468x672.jpg
ABUELO GOYO: http://www.notasdecine.es/files/2011/01/anthony-hopkins-interpretara-a-alfred-hitchcock.jpg
BREE: http://images6.fanpop.com/image/photos/32500000/Jesy-Nelson-little-mix-32515010-1280-1024.jpg
MENCHU: http://content.blocagency.com/la/artist-content/dance/carly-anderson/images/carly-anderson-profile-image.jpg
SAM: http://static3.wikia.nocookie.net/__cb20120723070929/doblaje/es/images/5/53/Chord-overstreet-subway-series-06202012-05.jpg
MERCEDES: http://static3.wikia.nocookie.net/__cb20120725185343/doblaje/es/images/e/ec/0724-amber-riley_ob.jpg
TINA: http://cdn03.cdn.justjared.com/wp-content/uploads/2011/08/ushkowitz-premiere/jenna-ushkowitz-amber-riley-glee-3d-premiere-02.jpg
RACHEL: http://1.bp.blogspot.com/-_eOZkv38iv0/UWWeLvT-BbI/AAAAAAAAAXU/8zHmJO9hjAk/s1600/Lea-Michele.jpg
LUCAS: http://static.wetpaint.me/glee/ROOT/photos/310/1de522ca623411e1abb01231381b--3419592597925768722.jpg
DAMIAN: http://static4.wikia.nocookie.net/__cb20120707052007/glee/images/2/2d/537576_430733070272041_247249608620389_1714156_1590047670_n.jpg
NOAH PUCKERMAN: http://cdn02.cdn.justjared.com/wp-content/uploads/2013/06/salling-milan/mark-salling-michael-pitt-milan-fashion-week-shows-02.jpg
JENNY: https://pbs.twimg.com/media/A8anAI7CIAAAT-x.jpg
ROCIO: http://i2.listal.com/image/4210036/936full-annasophia-robb.jpg
RUTH: http://3.bp.blogspot.com/-vydW3JvXhyA/Tazrl7r1KyI/AAAAAAAAA5k/fYQ69A2ssdI/s1600/jamie-lynn-spears-und-maddie-in-pink.jpg
JAVI: http://i1.ytimg.com/vi/mYNVSeXOJb8/hqdefault.jpg
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¿Y A Ti Que Te Importa?
Capitulo 41
Días después, Eva sentada ante su viejo y anticuado PC respondía los emails de sus colegas y amigos y se divertía un rato en facebook. Tras hablar con varios compañeros envió su currículum a varias agencias con la esperanza de que le saliera algún trabajo. No era momento fácil con la crisis pero aun así ella no se rendía y se empeñaba en encontrar algo.
—Cariño ¿vienes a desayunar? —preguntó Manuel golpeando con los nudillos en la puerta de la habitación de su hija.
—Papá, dame unos minutos. Este puta maquina es leeeeentaaaaaa. En cuanto termine lo que estoy haciendo, bajo.
—Tu hermana y el bebé ya están en la cocina. No tardes.
—Ok papá.
Vestida con un pijama de Pucca abrió el navegador de Google. Tenía una curiosidad y tecleó Fashion Victim, el nombre de la empresa que Noelia le había dado. Buscó entre los cientos de enlaces existentes que encontró con aquel nombre, pero no encontró nada concerniente a ellos. Qué raro.
Una empresa joven y que no esté en la red pensó sorprendida.
Finalmente desistió y cuando iba a cerrar su correo personal, comprobó que había recibido un mensaje de su amiga Yolanda Grecia. Una periodista como ella pero que trabajaba para la agencia EFE.
Hola Eva. ¿Cómo va todo? Me imagino que mal. Ya me enteré que te habían echado del curro. Por aquí jorobados como siempre. Han despedido a Núñez y dicen que van a despedir a más gente ¿me tocará esta vez?
Te cuento: Hace unos días llegó un rumor a la redacción. Por lo visto Santana Marie Lopez, la actriz de Hollywood, nominada este año al Oscar como Mejor Actriz, esta en Argentina. Según cuenta alguien de su equipo, esta de incógnito. Ni que decir que todas las redacciones matarían por saber dónde está y en especial con quién. Si encuentras algo dímelo, ya sabes que con un bombazo así nos aseguraríamos un buen pellizco y seguramente más de un trabajo. Un besito.
Yoli
Sorprendida por la noticia pinchó en el enlace que le ponía su amiga. En ella se veían las últimas noticias de Santana Lopez. Su nominación a los Oscar, su supuesto romance con Noah Puckerman, su promoción de Brigada 42 por Argentina y lo ocurrido en el hotel Ritz de Capital. Observó con curiosidad a la glamurosa mujer morena que aparecía en las fotos. En especial en las que aparecía junto al guapísimo Noah Puckerman. Pero al llegar a las fotos: del suceso ocurrido en el hotel Ritz, algo llamó su atención.
Durante unos segundos observó una de las fotos. En ella se veía a Santana Lopez de pie hablando con el actor Noah Puckerman y alguien más a su lado de quien solo se le veía la mano y un anillo de oro en el dedo anular.
—¿Dónde he visto yo ese anillo? —murmuró al observarlo.
Al continuar con la revisión de las fotos comprobó que en una de ellas se veía a varios hombres y mujeres de espaldas, y por su indumentaria, especialmente por el casco negro parecían ¿geos? Al ver aquello recordó el rescate y sorprendida se preguntó si su hermana habría estado allí. Tendría que preguntárselo.
—Gorrioncillo, si no bajas se te quedará la leche congelaíta, hermosa. Y mira lo que te digo, el que no coge consejos no llega a viejo —escuchó de pronto la voz de su abuelo Goyo.
—¡Ok abuelo te escuche! ¡En seguida voy! —exclamó sonriendo.
—El en seguida voy no me convence —insistió aquel tras la puerta—Piensa que cuando tú vas a por harina, yo ya hice setecientas barras de pan y me las comí.
—De acuerdo,., voy... voy.
Sorprendida por lo que habla descubierto en la foto dejó el portátil abierto, más tarde seguiría mirándolas. Encontrar alguna pista de aquella diva del cine podía ser una buena carta de presentación para volver a encontrar trabajo o al menos para sacarse un dinero extra. Finalmente abrió la puerta de su habitación y tomando a su entrañable abuelo del brazo dijo.
—No se hable más abuelo Goyo ¡a desayunar!
Faltaban pocos días para la cena de Nochebuena e Irene ya les había cotorreado a sus hermanas lo que había descubierto en casa de Brittany aquella noche. Continuaba muy enfadada. ¿Como podía su hermana ser tan insensible?
Elizabeth y Eva no daban crédito a que su hermana hubiera metido a otra mujer en casa teniendo a “Noelia” como invitada. No se lo podían creer. Pero era tal la vehemencia con la que Irene lo afirmaba, que no tuvieron más remedio que creerla. Intentaron hablar del tema con Brittany, pero este tras escuchar con paciencia la sarta de quejas y reproches de sus hermanas, lo único que pudo decir fue que se preocupasen por sus vidas y que se olvidaran de la suya.
Kurt regresó. Su viaje al interior para estar con Peterman había sido un acierto y volvió pletórico y feliz. Durante todos aquellos días Brittany no volvió a mencionar la palabra «problema». Si algo no quería Santana era ser una molestia. Solo quería disfrutar aquellos días con ella y atesorarlos para siempre.
Una mañana, tras una maravillosa noche de pasión, Santana obligó a Brittany a llevarles de compras en su día libre. La rubia al principio se resistió. Las compras no eran algo que le apasionara, pero al final cedió ante la insistencia de ella y el loco de su primo.
Vestidos con ropa de sport la joven policía les llevó hasta centro de Palermo. Ellos querían ir de shopping y la rubia les llevó hasta la calle Serrano y alrededores. Sabía que aquellas calles y, en especial sus tiendas, les gustarían. Como era de esperar Kurt, al ver aquel jubileo de gente y glamour aplaudió emocionado.
—Oh, si... si... si. ¡Esto es vida! I love shopping. Quiero husmear un ratito a mi manera. Así ustedes pueden estar a solas, que una cosa es sujetar la vela y otra el velón.
Brittany divertida como siempre cuando Kurt hablaba, murmuró:
—Kurt, a mí no me molestas y...
—Lo sé, reina... eres divine. Pero I need mis ratitos de soledad y de compreteo.
—Kurt, necesito que vengas conmigo —aclaró la morena—. Si pago yo con mi tarjeta todo el mundo sabrá quién soy, ¿no lo entiendes?
—Por el amor de Dios ¡es verdad! —murmuró al darse cuenta de ello—. Menos mal que eres una cabeza pensante además de una actriz divina.
—Puedo pagar yo —se ofreció Brittany.
Al escuchar aquello ella sonrió y le plantó un beso.
—Lo sé. Pero prefiero pagar yo. Son mis regalos y el gasto también es mío.
Kurt al entender que ella se iba a gastar una barbaridad, asintió y dijo tomando a Britt con comicidad del brazo:
—Okay, quien. Vayamos de compras y enseñemos a esta divine lo que es comprar con glamour. Eso sí, una vez terminemos con tus compras, necesito que me dejes un par de horitas para las mías ¿de acuerdo?
Durante más de cuatro horas Kurt y Santana volvieron medio loca a Brittany. Entraban en las tiendas más caras y se gastaban ante ella ingentes cantidades de dinero que lo dejaban boquiabierta. ¿Cómo podían gastar así con la crisis que había? En un par de ocasiones intentó protestar, pero fue inútil, no le hicieron ni caso. Acabadas las compras y con multitud de bolsas en las manos Kurt preguntó:
—Bueno ¿puedo comenzar mi shopping?
—Pero ¿vas a comprar más? —preguntó Brittany agotada.
—Oh, my love, pero si esto no ha hecho más que comenzar —respondió aquel haciendo reír a su prima. Tras escuchar cómo Brittnay resoplaba, Santana salió a su rescate, muerta de risa.
—Ok, ve. Nosotras tomaremos algo en esta cafetería mientras tú fundes tu Visa gold. Nos vemos aquí dentro de una hora. ¿Te parece?
—Mejor dos. Las prisas me vuelven crazy. Ciao bellas.
Un par de segundos después, Kurt se alejó dispuesto a disfrutar de las tiendas. Desde su posición, Brittany le observó marcharse y al ver que volvía a entrar en una de las tiendas donde ya habían estado no pudo dejar de preguntar:
—¿Pero todavía le queda algo que comprar en esa tienda?
—¿En Loewe? Uf... solo te diré que es una de nuestras tiendas favoritas. —Santana le besó y la tomo del brazo para ir a tomar algo.
Como una pareja más de enamorados, se encaminaron a una bonita cafetería. Una vez allí soltaron las bolsas y de pronto un camarero cayó a los pies de Brittany con una bandeja llena de cafés. El ruido fue atronador y todo el mundo les miró. Rápidamente Britt se agachó a ayudar al muchacho que avergonzado por lo ocurrido no paraba de disculparse.
—Discúlpenme señoritas. Lo siento... lo siento ¿las he manchado?
Santana negó con la cabeza y Brittany miró sus vaqueros. Algunas gotas de café habían caído encima, pero sin darle ninguna importancia, leyó el nombre del camarero en la chapa que llevaba en la solapa y se dirigió a él:
—No te preocupes por eso, Jake. ¿Tú estás bien?
El muchacho asustado por lo que su jefe pudiera decir por aquello asintió. Santana observaba como Brittany ayudaba a aquel pobre muchacho a recoger aquel desastre, cuando un señor mayor se les acercó:
—Disculpen. Soy Damián Ruárez, dueño de la cafetería. Pidan lo que quieran que están invitadas. —Y clavando la mirada en el chaval continuó—: Jake, recoge todo rápidamente y pídele disculpas a la señorita.
Al escuchar aquel tono de superioridad, Brittany intervino:
—Muchas gracias señor Ruárez por su invitación pero no hace falla. En cuanto a Jake, un error lo comete cualquiera ya me ha pedido disculpas y no hace falta que le hable así.
Sin despegar los labios, Santana fue testigo de la situación y pocos minutos después tanto el muchacho como su jefe se marcharon y les dejaron a solas.
—Me pone enferma ver cómo la gente utiliza su poder para humillar al más débil. No lo soporto —protestó Brittany. Pero al ver el gesto de ella sonrió y dijo—: Ok, tomemos algo.
Se sentaron en una de las mesas, otro camarero se les acercó y pidieron un par de cafés.
—Por cierto, mis hermanas están deseando que yo desaparezca de casa para encontrarte a solas y hablar. Así que te aviso. Ten cuidado con ellas, y más tras lo que ocurrió la otra noche con Irene. Que por cierto, sigue ofendidísima conmigo. Ni me habla.
—Se le pasará —sonrió al recordar como Irene se había defendido.
—Lo sé —asintió ella—. Pero no me gusta que saquen conclusiones erróneas, y este caso no puedo subsanar el error o te descubrirían.
—Bah... no te preocupes, son encantadoras.
—Vaya, creo que han conseguido engañarte —rio al recordar lo que sus hermanas le dijeron—. Dales tiempo y terminarás huyendo de ellas. Solo recuerda lo que ocurrió el otro día con los policías y las vecinas.
Al recordar aquello Santana sonrió.
—¿Pero qué ocurre realmente con tus vecinos? ¿Por qué esa enemistad?
—Todo comenzó hará unos noventa años —contó ella—. El padre del abuelo Goyo compró las tierras que tenemos y quiso hacerse con unas hectáreas más. Pero el dinero no le llegó y no pudo ser. La finca que está junto a la nuestra es fantástica. Tiene bastantes hectáreas y yo particularmente a veces me doy el lujo de soñar que algún día si me toca la lotería levantaré mi hogar allí —ambas sonrieron y la rubia prosiguió—. Por esas tierras corre un pequeño arroyo que nos vendría muy bien para regar los campos que tenemos pero el dueño pide un precio desorbitado que no estoy dispuesto a pagar. Durante años, tanto mi familia como la familia de las Chuminas...
—¡¿Chuminas?!
—Es el apodo que tienen esos vecinos en el pueblo, pero no me preguntes por qué, porque no lo sé—ella asintió—. Como te decía, durante años mi familia y la de las Chuminas, han intentado adquirir esas tierras pero nadie lo ha conseguido debido a su precio. Y de ahí viene nuestra tonta enemistad, todo por unas tierras que ninguno tiene y que hasta el momento solo nos han ocasionado problemas y disputas.
—Vaya... —murmuró Santana.
—Y en cuanto a lo de los policías, ¿de verdad creías que yo les iba a mandar a unos boys a casa y mas estando tu ahi?
—Yo qué sé Brittany —se carcajeó al pensar en aquello—. Todo fue una confusión que...
—Lo dicho, morenita... cuidado con mis hermanitas que son especialistas en meterse en problemas —se quejo.
—De eso nada. Las tres son estupendas. ¿Cómo puedes pensar eso?
Inclinándose sobre la mesa para acortar distancia entre ellas, la joven policía murmuró:
—Porque soy su hermana y las llevo padeciendo para bien o para mal toooooooda mi vida.
Una vez dijo eso la besó. Fue un beso leve, corto, pero lleno de erotismo. Cuando Britt regresó a su posición Santana suspiró y murmuró anonadada:
—Me encantas.
—¡Genial! Yo también he conseguido engañarte —se rio ella.
—En serio —insistió—. Todo lo haces tan especial, tan natural, que es imposible no pasarlo bien contigo, tus besos son estupendos. Tú eres maravillosa y yo...
Sin terminar la frase esta vez fue ella la que se inclinó sobre la mesa y le besó. Aquel beso lento y profundo y el recuerdo de la anterior noche de pasión, hizo que a Brittany se le calentara todo, absolutamente todo.
—Me parece que tú y yo nos vamos a ir ahora mismo a un hotel a sofocar el calentón que me estás haciendo sentir en estos momentos. Si sigues así te aseguro que...
—¿Te he dicho que me encanta Argentina?—le cortó ella haciéndole reír—. Es un país lleno de belleza y donde estoy descubriendo muchas cosas... que me apasionan.
Brittany sentía un persistente latido en su entrepierna causado por lo que oía y veía, lo que le provocó un suspiro de frustración. El camarero llegó y dejó los cafés sobre la mesa mientras ambas se miraban con vehemencia. ¿Era posible acariciarse con la mirada? Brittany, excitada, llegó a la conclusión de que sí.
Britt tomo el sobrecito de azúcar ante la atenta mirada de ella. Lo abrió y antes de volcarlo en su café sonrió como solo ella sabía y dijo:
—Me alegra saber que de Argentina te apasionan muchas cosas.
—Muchas —insistió ella hechizada por su mirada.
—¿Sabes morenita? —murmuró con voz tierna apoyando los codos sobre la mesa para acercarse a ella—. No veo el momento de llegar a casa, desnudarte y hacerte el amor mirando esos preciosos ojos cafes que ocultas tras esas lentillas.
—Vaya… —rio ella enloqueciéndole más.
—En este instante, te relataría punto por punto todo, absolutamente todo, lo que quiero hacerte, pero creo que si sigo pensando en ello, no voy a ser capaz de contener mis instintos y debo recordar que estamos en un local público, soy una agente de la autoridad y en mi ficha no vendría nada bien que constara que me han detenido por escándalo público con Santana Lopez. Por lo tanto —dijo recostándose en la silla—, me tomaré el café; retendré mis impulsos y mis ganas de ti y seré una buena chica hasta que llegue a la intimidad de mí habitación.
Excitada por como ella le hacía el amor con la mirada en medio de aquella cafetería, la diva del cine tragó el nudo de emociones atascado en su garganta.
—¿Sabes qué es lo que más me gusta de Argentina? —Hizo una pausa—: Sin lugar a dudas tú.
—Vaya... —bromeó la rubia.
Ambas sonrieron y para enfriar el momento Santana soltó:
—También me tiene maravillada poder estar sentada aquí contigo en esta cafetería, pasar desapercibida y sentirme una persona completamente normal corriente.
Dicho esto ella se levantó de su asiento y, sin dudarlo, se sentó sobre sus piernas. Por primera vez en su vida podía ser natural y espontánea, y sin importarle lo que la gente pudiera pensar a su alrededor, le besó con adoración y le susurró a escasos centímetros de su boca:
—Gracias.
—¿Por qué cielo? ¿Por traerte de shopping? ¿Por desearte como te deseo? —preguntó divertida y excitada.
Consciente de que estaba totalmente loca por ella dejó escapar un suspiró.
—Por ser como eres y por invitarme a pasar las fiestas contigo —dijo.
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BUENO HOY ES SOLO 1 :/
ESPERO LES GUSTE....
MUCHAS GRACIAS POR LEER Y COMENTAR :)
BESOS HASTA LA ACTU<3
Saludos :)"
-// Aw gracias, y no puede que me reatrase unos dias (no seguro) pero no abandonare la historia :D Saludos!!
3:) : "lizz si no se deshidrata de tanto llorar por el nacimiento del búho???? dios morí de risa,....
me encanto el papa de britt muy galan,.. jaja
me encanto irene defendiendo a san,... cuando "engaña" a noelia con otra jajajj"
-// JAJAJA si digamos q Lizz exageraba un poco ;) y ya sabemos que Britt salio a su padre jeje y si Irene obvio quiere a Noelia, y no permitira que Britt la "engañe" con Santana :P
Tatymm: "jajajaja que bardasooo!! me encanto jajaja por dios son todo un caso!! amo tu fic!!!! entiendo lo de un cap y mejor asi dura un toque mas la historia aunque sin con 2 cap me dejas ansiosa imaginate con uno solo jaja besos me mataron los cap de hoy!!!"
-// jajaja gracias por entender y si fuera por mi publicaria el resto de la historia ya pero pierde el chiste :P que bueno que te gustaron los capitulos, estas chicas salen con cada cosa ;) Besos
Micky Morales : "me he leido mas de 8 capitulos y lo digo y lo sostengo, estoy fascinada con esta historia, me pregunto como santana se desprendera de tanta fama para estar con britt y como britt tolerara la partida de santana!"
-// jajaja enserio? 8? wow :) me agrada de que te fascine la historia y la sigas ;) Y...no se es una muy buena pregunta que hasta yo misma me lo hago, alguna aflojara o seguiran tirando?
MUCHISIMAS GRACIAS POR SUS COMENTARIOS!!<3
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PERSONAJES.-
BRITTANY: http://www3.pictures.zimbio.com/gi/Heather+Morris+Spring+Breakers+Premieres+Hollywood+BiF4rYqUKtBl.jpg
SANTANA: http://darkgee.files.wordpress.com/2012/04/naya-naya-rivera-29095812-1065-1600.jpg
KURT: http://www.mjsbigblog.com/wp-content/uploads/2013/06/chriscolfer-palaceofverailles.jpg
"PETERPAN" ("NOVIO" DE KURT): http://25.media.tumblr.com/5ad072bfd7bb7b50489dd3eba57581d9/tumblr_mhp0wmr6Ae1row9x0o1_400.jpg
MANUEL (PADRE DE BRITT): http://www.epa.com.py/wp-content/uploads/2013/05/matthew-perry-550x385.jpg
IRENE: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/0/04/Lisa_Kudrow_2.jpg
LIZZIE: https://pbs.twimg.com/media/BfpckxKCcAAFhr7.jpg
EVA: http://primetime.unrealitytv.co.uk/wp-content/uploads/2013/04/kaley_cuoco_bigbangtheory.jpg
ROBERT HODGSON (PADRE DE SANTANA) Y SAMANTHA: http://i.dailymail.co.uk/i/pix/2011/05/12/article-1386139-0C01B6D100000578-446_468x672.jpg
ABUELO GOYO: http://www.notasdecine.es/files/2011/01/anthony-hopkins-interpretara-a-alfred-hitchcock.jpg
BREE: http://images6.fanpop.com/image/photos/32500000/Jesy-Nelson-little-mix-32515010-1280-1024.jpg
MENCHU: http://content.blocagency.com/la/artist-content/dance/carly-anderson/images/carly-anderson-profile-image.jpg
SAM: http://static3.wikia.nocookie.net/__cb20120723070929/doblaje/es/images/5/53/Chord-overstreet-subway-series-06202012-05.jpg
MERCEDES: http://static3.wikia.nocookie.net/__cb20120725185343/doblaje/es/images/e/ec/0724-amber-riley_ob.jpg
TINA: http://cdn03.cdn.justjared.com/wp-content/uploads/2011/08/ushkowitz-premiere/jenna-ushkowitz-amber-riley-glee-3d-premiere-02.jpg
RACHEL: http://1.bp.blogspot.com/-_eOZkv38iv0/UWWeLvT-BbI/AAAAAAAAAXU/8zHmJO9hjAk/s1600/Lea-Michele.jpg
LUCAS: http://static.wetpaint.me/glee/ROOT/photos/310/1de522ca623411e1abb01231381b--3419592597925768722.jpg
DAMIAN: http://static4.wikia.nocookie.net/__cb20120707052007/glee/images/2/2d/537576_430733070272041_247249608620389_1714156_1590047670_n.jpg
NOAH PUCKERMAN: http://cdn02.cdn.justjared.com/wp-content/uploads/2013/06/salling-milan/mark-salling-michael-pitt-milan-fashion-week-shows-02.jpg
JENNY: https://pbs.twimg.com/media/A8anAI7CIAAAT-x.jpg
ROCIO: http://i2.listal.com/image/4210036/936full-annasophia-robb.jpg
RUTH: http://3.bp.blogspot.com/-vydW3JvXhyA/Tazrl7r1KyI/AAAAAAAAA5k/fYQ69A2ssdI/s1600/jamie-lynn-spears-und-maddie-in-pink.jpg
JAVI: http://i1.ytimg.com/vi/mYNVSeXOJb8/hqdefault.jpg
CARLOS (MARIDO DE IRENE): http://2.bp.blogspot.com/-SUkqFVGJwPs/TZTRQrDGjmI/AAAAAAAAAf0/3MfkkvJqJLc/s1600/0db47dbbcc73960e45805cd63764c58c.jpg
¿Y A Ti Que Te Importa?
Capitulo 41
Días después, Eva sentada ante su viejo y anticuado PC respondía los emails de sus colegas y amigos y se divertía un rato en facebook. Tras hablar con varios compañeros envió su currículum a varias agencias con la esperanza de que le saliera algún trabajo. No era momento fácil con la crisis pero aun así ella no se rendía y se empeñaba en encontrar algo.
—Cariño ¿vienes a desayunar? —preguntó Manuel golpeando con los nudillos en la puerta de la habitación de su hija.
—Papá, dame unos minutos. Este puta maquina es leeeeentaaaaaa. En cuanto termine lo que estoy haciendo, bajo.
—Tu hermana y el bebé ya están en la cocina. No tardes.
—Ok papá.
Vestida con un pijama de Pucca abrió el navegador de Google. Tenía una curiosidad y tecleó Fashion Victim, el nombre de la empresa que Noelia le había dado. Buscó entre los cientos de enlaces existentes que encontró con aquel nombre, pero no encontró nada concerniente a ellos. Qué raro.
Una empresa joven y que no esté en la red pensó sorprendida.
Finalmente desistió y cuando iba a cerrar su correo personal, comprobó que había recibido un mensaje de su amiga Yolanda Grecia. Una periodista como ella pero que trabajaba para la agencia EFE.
Hola Eva. ¿Cómo va todo? Me imagino que mal. Ya me enteré que te habían echado del curro. Por aquí jorobados como siempre. Han despedido a Núñez y dicen que van a despedir a más gente ¿me tocará esta vez?
Te cuento: Hace unos días llegó un rumor a la redacción. Por lo visto Santana Marie Lopez, la actriz de Hollywood, nominada este año al Oscar como Mejor Actriz, esta en Argentina. Según cuenta alguien de su equipo, esta de incógnito. Ni que decir que todas las redacciones matarían por saber dónde está y en especial con quién. Si encuentras algo dímelo, ya sabes que con un bombazo así nos aseguraríamos un buen pellizco y seguramente más de un trabajo. Un besito.
Yoli
Sorprendida por la noticia pinchó en el enlace que le ponía su amiga. En ella se veían las últimas noticias de Santana Lopez. Su nominación a los Oscar, su supuesto romance con Noah Puckerman, su promoción de Brigada 42 por Argentina y lo ocurrido en el hotel Ritz de Capital. Observó con curiosidad a la glamurosa mujer morena que aparecía en las fotos. En especial en las que aparecía junto al guapísimo Noah Puckerman. Pero al llegar a las fotos: del suceso ocurrido en el hotel Ritz, algo llamó su atención.
Durante unos segundos observó una de las fotos. En ella se veía a Santana Lopez de pie hablando con el actor Noah Puckerman y alguien más a su lado de quien solo se le veía la mano y un anillo de oro en el dedo anular.
—¿Dónde he visto yo ese anillo? —murmuró al observarlo.
Al continuar con la revisión de las fotos comprobó que en una de ellas se veía a varios hombres y mujeres de espaldas, y por su indumentaria, especialmente por el casco negro parecían ¿geos? Al ver aquello recordó el rescate y sorprendida se preguntó si su hermana habría estado allí. Tendría que preguntárselo.
—Gorrioncillo, si no bajas se te quedará la leche congelaíta, hermosa. Y mira lo que te digo, el que no coge consejos no llega a viejo —escuchó de pronto la voz de su abuelo Goyo.
—¡Ok abuelo te escuche! ¡En seguida voy! —exclamó sonriendo.
—El en seguida voy no me convence —insistió aquel tras la puerta—Piensa que cuando tú vas a por harina, yo ya hice setecientas barras de pan y me las comí.
—De acuerdo,., voy... voy.
Sorprendida por lo que habla descubierto en la foto dejó el portátil abierto, más tarde seguiría mirándolas. Encontrar alguna pista de aquella diva del cine podía ser una buena carta de presentación para volver a encontrar trabajo o al menos para sacarse un dinero extra. Finalmente abrió la puerta de su habitación y tomando a su entrañable abuelo del brazo dijo.
—No se hable más abuelo Goyo ¡a desayunar!
Faltaban pocos días para la cena de Nochebuena e Irene ya les había cotorreado a sus hermanas lo que había descubierto en casa de Brittany aquella noche. Continuaba muy enfadada. ¿Como podía su hermana ser tan insensible?
Elizabeth y Eva no daban crédito a que su hermana hubiera metido a otra mujer en casa teniendo a “Noelia” como invitada. No se lo podían creer. Pero era tal la vehemencia con la que Irene lo afirmaba, que no tuvieron más remedio que creerla. Intentaron hablar del tema con Brittany, pero este tras escuchar con paciencia la sarta de quejas y reproches de sus hermanas, lo único que pudo decir fue que se preocupasen por sus vidas y que se olvidaran de la suya.
Kurt regresó. Su viaje al interior para estar con Peterman había sido un acierto y volvió pletórico y feliz. Durante todos aquellos días Brittany no volvió a mencionar la palabra «problema». Si algo no quería Santana era ser una molestia. Solo quería disfrutar aquellos días con ella y atesorarlos para siempre.
Una mañana, tras una maravillosa noche de pasión, Santana obligó a Brittany a llevarles de compras en su día libre. La rubia al principio se resistió. Las compras no eran algo que le apasionara, pero al final cedió ante la insistencia de ella y el loco de su primo.
Vestidos con ropa de sport la joven policía les llevó hasta centro de Palermo. Ellos querían ir de shopping y la rubia les llevó hasta la calle Serrano y alrededores. Sabía que aquellas calles y, en especial sus tiendas, les gustarían. Como era de esperar Kurt, al ver aquel jubileo de gente y glamour aplaudió emocionado.
—Oh, si... si... si. ¡Esto es vida! I love shopping. Quiero husmear un ratito a mi manera. Así ustedes pueden estar a solas, que una cosa es sujetar la vela y otra el velón.
Brittany divertida como siempre cuando Kurt hablaba, murmuró:
—Kurt, a mí no me molestas y...
—Lo sé, reina... eres divine. Pero I need mis ratitos de soledad y de compreteo.
—Kurt, necesito que vengas conmigo —aclaró la morena—. Si pago yo con mi tarjeta todo el mundo sabrá quién soy, ¿no lo entiendes?
—Por el amor de Dios ¡es verdad! —murmuró al darse cuenta de ello—. Menos mal que eres una cabeza pensante además de una actriz divina.
—Puedo pagar yo —se ofreció Brittany.
Al escuchar aquello ella sonrió y le plantó un beso.
—Lo sé. Pero prefiero pagar yo. Son mis regalos y el gasto también es mío.
Kurt al entender que ella se iba a gastar una barbaridad, asintió y dijo tomando a Britt con comicidad del brazo:
—Okay, quien. Vayamos de compras y enseñemos a esta divine lo que es comprar con glamour. Eso sí, una vez terminemos con tus compras, necesito que me dejes un par de horitas para las mías ¿de acuerdo?
Durante más de cuatro horas Kurt y Santana volvieron medio loca a Brittany. Entraban en las tiendas más caras y se gastaban ante ella ingentes cantidades de dinero que lo dejaban boquiabierta. ¿Cómo podían gastar así con la crisis que había? En un par de ocasiones intentó protestar, pero fue inútil, no le hicieron ni caso. Acabadas las compras y con multitud de bolsas en las manos Kurt preguntó:
—Bueno ¿puedo comenzar mi shopping?
—Pero ¿vas a comprar más? —preguntó Brittany agotada.
—Oh, my love, pero si esto no ha hecho más que comenzar —respondió aquel haciendo reír a su prima. Tras escuchar cómo Brittnay resoplaba, Santana salió a su rescate, muerta de risa.
—Ok, ve. Nosotras tomaremos algo en esta cafetería mientras tú fundes tu Visa gold. Nos vemos aquí dentro de una hora. ¿Te parece?
—Mejor dos. Las prisas me vuelven crazy. Ciao bellas.
Un par de segundos después, Kurt se alejó dispuesto a disfrutar de las tiendas. Desde su posición, Brittany le observó marcharse y al ver que volvía a entrar en una de las tiendas donde ya habían estado no pudo dejar de preguntar:
—¿Pero todavía le queda algo que comprar en esa tienda?
—¿En Loewe? Uf... solo te diré que es una de nuestras tiendas favoritas. —Santana le besó y la tomo del brazo para ir a tomar algo.
Como una pareja más de enamorados, se encaminaron a una bonita cafetería. Una vez allí soltaron las bolsas y de pronto un camarero cayó a los pies de Brittany con una bandeja llena de cafés. El ruido fue atronador y todo el mundo les miró. Rápidamente Britt se agachó a ayudar al muchacho que avergonzado por lo ocurrido no paraba de disculparse.
—Discúlpenme señoritas. Lo siento... lo siento ¿las he manchado?
Santana negó con la cabeza y Brittany miró sus vaqueros. Algunas gotas de café habían caído encima, pero sin darle ninguna importancia, leyó el nombre del camarero en la chapa que llevaba en la solapa y se dirigió a él:
—No te preocupes por eso, Jake. ¿Tú estás bien?
El muchacho asustado por lo que su jefe pudiera decir por aquello asintió. Santana observaba como Brittany ayudaba a aquel pobre muchacho a recoger aquel desastre, cuando un señor mayor se les acercó:
—Disculpen. Soy Damián Ruárez, dueño de la cafetería. Pidan lo que quieran que están invitadas. —Y clavando la mirada en el chaval continuó—: Jake, recoge todo rápidamente y pídele disculpas a la señorita.
Al escuchar aquel tono de superioridad, Brittany intervino:
—Muchas gracias señor Ruárez por su invitación pero no hace falla. En cuanto a Jake, un error lo comete cualquiera ya me ha pedido disculpas y no hace falta que le hable así.
Sin despegar los labios, Santana fue testigo de la situación y pocos minutos después tanto el muchacho como su jefe se marcharon y les dejaron a solas.
—Me pone enferma ver cómo la gente utiliza su poder para humillar al más débil. No lo soporto —protestó Brittany. Pero al ver el gesto de ella sonrió y dijo—: Ok, tomemos algo.
Se sentaron en una de las mesas, otro camarero se les acercó y pidieron un par de cafés.
—Por cierto, mis hermanas están deseando que yo desaparezca de casa para encontrarte a solas y hablar. Así que te aviso. Ten cuidado con ellas, y más tras lo que ocurrió la otra noche con Irene. Que por cierto, sigue ofendidísima conmigo. Ni me habla.
—Se le pasará —sonrió al recordar como Irene se había defendido.
—Lo sé —asintió ella—. Pero no me gusta que saquen conclusiones erróneas, y este caso no puedo subsanar el error o te descubrirían.
—Bah... no te preocupes, son encantadoras.
—Vaya, creo que han conseguido engañarte —rio al recordar lo que sus hermanas le dijeron—. Dales tiempo y terminarás huyendo de ellas. Solo recuerda lo que ocurrió el otro día con los policías y las vecinas.
Al recordar aquello Santana sonrió.
—¿Pero qué ocurre realmente con tus vecinos? ¿Por qué esa enemistad?
—Todo comenzó hará unos noventa años —contó ella—. El padre del abuelo Goyo compró las tierras que tenemos y quiso hacerse con unas hectáreas más. Pero el dinero no le llegó y no pudo ser. La finca que está junto a la nuestra es fantástica. Tiene bastantes hectáreas y yo particularmente a veces me doy el lujo de soñar que algún día si me toca la lotería levantaré mi hogar allí —ambas sonrieron y la rubia prosiguió—. Por esas tierras corre un pequeño arroyo que nos vendría muy bien para regar los campos que tenemos pero el dueño pide un precio desorbitado que no estoy dispuesto a pagar. Durante años, tanto mi familia como la familia de las Chuminas...
—¡¿Chuminas?!
—Es el apodo que tienen esos vecinos en el pueblo, pero no me preguntes por qué, porque no lo sé—ella asintió—. Como te decía, durante años mi familia y la de las Chuminas, han intentado adquirir esas tierras pero nadie lo ha conseguido debido a su precio. Y de ahí viene nuestra tonta enemistad, todo por unas tierras que ninguno tiene y que hasta el momento solo nos han ocasionado problemas y disputas.
—Vaya... —murmuró Santana.
—Y en cuanto a lo de los policías, ¿de verdad creías que yo les iba a mandar a unos boys a casa y mas estando tu ahi?
—Yo qué sé Brittany —se carcajeó al pensar en aquello—. Todo fue una confusión que...
—Lo dicho, morenita... cuidado con mis hermanitas que son especialistas en meterse en problemas —se quejo.
—De eso nada. Las tres son estupendas. ¿Cómo puedes pensar eso?
Inclinándose sobre la mesa para acortar distancia entre ellas, la joven policía murmuró:
—Porque soy su hermana y las llevo padeciendo para bien o para mal toooooooda mi vida.
Una vez dijo eso la besó. Fue un beso leve, corto, pero lleno de erotismo. Cuando Britt regresó a su posición Santana suspiró y murmuró anonadada:
—Me encantas.
—¡Genial! Yo también he conseguido engañarte —se rio ella.
—En serio —insistió—. Todo lo haces tan especial, tan natural, que es imposible no pasarlo bien contigo, tus besos son estupendos. Tú eres maravillosa y yo...
Sin terminar la frase esta vez fue ella la que se inclinó sobre la mesa y le besó. Aquel beso lento y profundo y el recuerdo de la anterior noche de pasión, hizo que a Brittany se le calentara todo, absolutamente todo.
—Me parece que tú y yo nos vamos a ir ahora mismo a un hotel a sofocar el calentón que me estás haciendo sentir en estos momentos. Si sigues así te aseguro que...
—¿Te he dicho que me encanta Argentina?—le cortó ella haciéndole reír—. Es un país lleno de belleza y donde estoy descubriendo muchas cosas... que me apasionan.
Brittany sentía un persistente latido en su entrepierna causado por lo que oía y veía, lo que le provocó un suspiro de frustración. El camarero llegó y dejó los cafés sobre la mesa mientras ambas se miraban con vehemencia. ¿Era posible acariciarse con la mirada? Brittany, excitada, llegó a la conclusión de que sí.
Britt tomo el sobrecito de azúcar ante la atenta mirada de ella. Lo abrió y antes de volcarlo en su café sonrió como solo ella sabía y dijo:
—Me alegra saber que de Argentina te apasionan muchas cosas.
—Muchas —insistió ella hechizada por su mirada.
—¿Sabes morenita? —murmuró con voz tierna apoyando los codos sobre la mesa para acercarse a ella—. No veo el momento de llegar a casa, desnudarte y hacerte el amor mirando esos preciosos ojos cafes que ocultas tras esas lentillas.
—Vaya… —rio ella enloqueciéndole más.
—En este instante, te relataría punto por punto todo, absolutamente todo, lo que quiero hacerte, pero creo que si sigo pensando en ello, no voy a ser capaz de contener mis instintos y debo recordar que estamos en un local público, soy una agente de la autoridad y en mi ficha no vendría nada bien que constara que me han detenido por escándalo público con Santana Lopez. Por lo tanto —dijo recostándose en la silla—, me tomaré el café; retendré mis impulsos y mis ganas de ti y seré una buena chica hasta que llegue a la intimidad de mí habitación.
Excitada por como ella le hacía el amor con la mirada en medio de aquella cafetería, la diva del cine tragó el nudo de emociones atascado en su garganta.
—¿Sabes qué es lo que más me gusta de Argentina? —Hizo una pausa—: Sin lugar a dudas tú.
—Vaya... —bromeó la rubia.
Ambas sonrieron y para enfriar el momento Santana soltó:
—También me tiene maravillada poder estar sentada aquí contigo en esta cafetería, pasar desapercibida y sentirme una persona completamente normal corriente.
Dicho esto ella se levantó de su asiento y, sin dudarlo, se sentó sobre sus piernas. Por primera vez en su vida podía ser natural y espontánea, y sin importarle lo que la gente pudiera pensar a su alrededor, le besó con adoración y le susurró a escasos centímetros de su boca:
—Gracias.
—¿Por qué cielo? ¿Por traerte de shopping? ¿Por desearte como te deseo? —preguntó divertida y excitada.
Consciente de que estaba totalmente loca por ella dejó escapar un suspiró.
—Por ser como eres y por invitarme a pasar las fiestas contigo —dijo.
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BUENO HOY ES SOLO 1 :/
ESPERO LES GUSTE....
MUCHAS GRACIAS POR LEER Y COMENTAR :)
BESOS HASTA LA ACTU<3
dorkyhemo_** - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 15/01/2014
Edad : 31
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaawwwwwwwwwwwwwwwww me encanto me gusta como estan tan libres!!! jaja me imagino que volvieron loca a britt e las compras con kurt jaja!! aunque tengo la leve impresion que algo malo va a pasar con san y las noticias!
tatymm-*- - Mensajes : 2406
Fecha de inscripción : 20/08/2012
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Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
me encanto,...
mmmm me parece que noelia esta en peligro de ser descubierta,...
y encima es eva la que va a investigar,.... noelia definitivamente morirá definitivamente,.. jajajajaj
o vamos pobre britt con sus hermanas,... la vana perdonar por "engañar" a noelia!! jajaj
mmmm me parece que noelia esta en peligro de ser descubierta,...
y encima es eva la que va a investigar,.... noelia definitivamente morirá definitivamente,.. jajajajaj
o vamos pobre britt con sus hermanas,... la vana perdonar por "engañar" a noelia!! jajaj
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
que pasaria si la hermana de britt descubre a santana, le tendra tanto aprecio que callara o por el contario lo divulgara a los 4 vientos?
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
sio me H encantando tdooo no dejo de leer aunke.n komente
Sara Pinel****** - Mensajes : 326
Fecha de inscripción : 30/01/2013
Edad : 28
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
Tatymm. "aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaawwwwwwwwwwwwwwwww me encanto me gusta como estan tan libres!!! jaja me imagino que volvieron loca a britt e las compras con kurt jaja!! aunque tengo la leve impresion que algo malo va a pasar con san y las noticias!"
-// jajajja si pobre Britt la volvieron loca San y Kurt con las compras :P si estan tan libres sin que nadie las moleste :3 hmm puede ser, con Eva tras la pista de "santana lopez" todo puede suceder, pero ojala que no :/
3:): "me encanto,...
mmmm me parece que noelia esta en peligro de ser descubierta,...
y encima es eva la que va a investigar,.... noelia definitivamente morirá definitivamente,.. jajajajaj
o vamos pobre britt con sus hermanas,... la vana perdonar por "engañar" a noelia!! jajaj"
-// Hmmm puede ser, con Eva tras ella todo puede suceder :/ y no creo que las hnas de Britt la perdonen por ese "engaño" jajaja
Micky Morales: "que pasaria si la hermana de britt descubre a santana, le tendra tanto aprecio que callara o por el contario lo divulgara a los 4 vientos?"
-// Hmmm es una buena pregunta...espero que si Eva descubre la verdad por el parecio q le tiene a noelia no haga nada :/
Sara Pinel: "sio me H encantando tdooo no dejo de leer aunke.n komente"
-// Que bueno, y no prob lo importante es que no te pierdas la historia :)
MUCHAS GRACIAS POR SUS COMENTARIOS<3
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¿Y A Ti Que Te Importa?
Capitulo 42: Celos?
Aquella noche cansadas por el día de compras en Capital, tras una cena maravillosa ya en casa de Brittany, Kurt les contó sus locas peripecias con Peterman por el interior de Argentina.
Un par de horas después, las tortolitas al fin se quedaron solas y decidieron dedicarse a lo que más les gustaba. Besarse apasionadamente en el sofá. Todo apuntaba a pasar una nueva noche de intesa pasión, cuando sonó el timbre de la casa. Eva, Irene, Mercedes, Elizabeth y Menchu habían decidido salir a tomar algo y querían llevarse a Santana. Era la primera noche que Lizzie salía tras ser mamá. El pequeño Joel se quedaba con los abuelos y querían celebrarlo. A ninguna de las dos les gustó aquella intromisión. Tenían planes y ellas con sus risas y su buen humor se los habían estropeado.
—Dale vamos ¡que la noche es joven! Ya se revolcaran en la cama otro día —gritó Eva divertida al ver el gesto ceñudo de su hermana.
—Hoy, por fin, soy una madre liberada —gritó Lizzie deseosa de pasarlo bien.
Santana miró a Brittany deseosa de ver en su mirada una señal para rechazar la oferta, pero ella se limitó a sonreír.
—Dale Noelia, ¡vámonos! —intervino Irene y mirando a su hermana concluyó—. Es noche de chicas, no te ofendas hermanita queremos pasar tiempo con ella. En Lujan hay muchos hombres guapísimos y quiero que Noelia los conozca.
Brittany miró a su hermana. En seguida entendio por dónde iba aquel comentario tan sarcástico, y apoyándose en el marco de la puerta asintió resignada.
—Si quieres, ve con ellas. Seguro que lo pasaran bien.
Acto seguido Santana corrió escaleras arriba para cambiarse de ropa. En ese momento, Brittany cambio el gesto y mirando a su hermana mayor indicó.
—Cuidadito dónde metes a Noelia, ¿entendido?
—Piensa el ladrón que todos son de su condición —contestó esta y al ver su ceño fruncido aclaró—: Mira hermanita, te aseguro que esta noche ella va a disfrutar de lo lindo. Tanto como tú la otra noche.
Fue a responder cuando escuchó decir a Mercedes:
—Sam se quedara con Sergio en casa de sus padres, asi que no se si quieres salir a tomar algo con los chicos también. ¿Te parece?
—Bueno... —suspiró resignada.
Sin querer escuchar las barbaridades que sus hermanas decían subió a la habitación donde Santana se arreglaba a toda prisa.
—¿Regresarás muy tarde?
Sorprendida por aquella pregunta la miró y encogiéndose de hombros respondió:
—Pues no lo sé, Brittany ¡es noche de chicas! — se rio.
Quiso pedirle que no se marchara, que se quedara con ella, pero algo se lo impedía. No debía hacer aquello. La exclusividad no era buena y si ahora la exigía, tarde o temprano ella se la podría exigir. Por ello observando cómo se maquillaba los ojos preguntó:
—¿Qué hacemos con Kurt? ¿Vas a decírselo?
—No. Está durmiendo ya.
—Estoy segura que él estaría encantado de salir con ustedes —insistió de nuevo.
Santana, molesta porque no le pidiera que se quedara con ella, la miró, y con una fantástica sonrisa de lo más estudiada dijo tras pensar en su primo:
—Sé que le encantaría una reunión de mujeres. Peeeeroooooooo... cuando le duele la cabeza es mejor que duerma. Además, se ha tomado dos pastillitas para dormir y cuando lo hace, cae como un tronco en la cama.
Inquieta por lo que sus hermanas podían tener tramado pero sin querer manifestarlo, se sentó en la cama mientras recorría lentamente aquel cuerpo con la mirada. Ella se ha había puesto unos vaqueros, una camiseta azul ajustada y sus botas altas. Estaba guapísima. Pero ¿cuándo no estaba preciosa?, se preguntó mientras intentaba contener las ganas de desnudarla.
—Yo saldré a tomar una copa con Mercedes y los chicos.
—¡Perfecto! —asintió ella con vivacidad.
Una vez se pintó los labios y comprobó que su peluca estaba perfecta y en su sitio, se volvió hacia ella que la miraba con gesto indescifrable y tras darle un rápido beso en los labios murmuró sin querer pensar en nada más:
—Pásalo bien con tus amigos. Hasta luego.
Dicho esto se dio la vuelta y desapareció. Boquiabierta miró la puerta que se cerró tras ella ¿se había ido? Sorprendida por lo enfurecida que estaba porque se hubiera marchado se levantó y se asomó a la ventana. Desde allí vio al grupo de locas montarse todas en el todo terreno de Irene y ponerse en marcha. Durante unos segundos se quedo mirando las luces del coche que se alejaban. Aquel silencio de pronto se le torno incómodo. Le apetecía escuchar el sonido de la risa de Santana y eso le incomodó. ¿Que le estaba ocurriendo? ¿Desde cuándo la presencia de una mujer a su lado le había sido tan necesaria? Finalmente bajo y se encontró con Mercedes.
—A ver, churri ¿Dónde han quedado?
Las chicas cenaron en un restaurante italiano entre risas y alboroto. Elizabeth contó por decimoctava vez lo ocurrido el día del parto y todas se morían de risa con aquel relato. Cuando terminaron la cena decidieron ir a tomar unas copas al bar de Quique, un amigo de Menchu.
—¡La madre del cordero! —rio Eva—. Lizz, ¿ese de allí no es el municipal que fue el otro día a casa?
Todas las mujeres se volvieron para mirar. Lizzie, tras hacerle un escáner y ver que este las miraba asintió.
—Correcto, hermanita. Allí tenemos al supuesto boy que resultó que no lo era.
—Ay Virgencita qué vergüenza ¡qué vergüenza! — murmuró Irene al ver como se acercaba hasta ellas.
—¿Vergüenza por qué? —preguntó Eva haciendo sonreír a Santana—. Un tonto error lo tiene cualquiera.
—Pues claro que sí—asintió Menchu divertida.
Segundos después aquel alto y atractivo hombre llegó hasta ellas y tras clavar su mirada en Elizabeth dijo:
—Qué grata sorpresa.
—Seguro que sí —asintió Eva encantada.
Los siguientes instantes Irene los dedicó a disculparse mientras las demás, a excepción de Eva que sacó toda su artillería sexual, miraban hacia otro lado. Pero pasados diez minutos Eva claudicó cuando el hombre se marchó y asumió que solo tenia ojos para Lizzie.
—Has ligado —susurró Santana divertida.
—¡¿Yo?!
—Si, tu —asintió Eva—. Ese poli note ha quitado la vista de encima. ¿No le has dado cuenta?
Sorprendida. Lizzie miro hacia el poli y comprobó que aquel aun la miraba.
—Pero ¿cómo voy a ligar yo con la pinta que tengo? Nah... pero si no tengo cintura y debo de oler a leche agria.
—Será por las tetotas que tienes —se rio Menchu.
—Pues si es por eso lo lleva claro —se quejo Lizzie— Menuda decepción se llevará el hombre cuando vea que las pierdo según pasan los días.
—Mujer... ¿y qué? —insistió Santana—. Aprovecha el momento y pásalo bien.
—Tú sí que tienes que aprovechar el momento, cielo —propuso Irene, y tras mirar a sus hermanas preguntó
—. ¿Has visto algún guaperas que te guste?
Sorprendida por aquella pregunta pero intuyendo el porqué, la miró y dijo:
—Pues no. La verdad es que no.
—Vamos a ver Noe mira y observa, porque yo estoy viendo mucho material de primera —se burlo Eva.
—¿Qué te parece el amigo del poli? El que lleva el polo naranja —insistió Irene.
Santana volvió la cabeza para mirarle y al ver que le sonreía, le devolvió la sonrisa y se encogió de hombros para deleite de todas.
—Como diría alguien que conozco ¡es divinel
Las tres hermanas aplaudieron. Menchu las miró alucinada. No entendía por qué las hermanas de Brittany la animaban a ligar con otra persona. Aquello no estaba bien. Fue a decir algo cuando Lizzie se le adelantó.
—Ok, el divino de naranja para ti y el poli alto para mí.
—Vamos a ver, alma de cántaro —intervino de nuevo Irene—. Te recuerdo que has tenido un bebé hace menos de quince días y en lo que menos tienes que pensar ahora es en lo que estás pensado. ¿Te has vuelto loca?
Todas rieron ante la reacción de aquella.
—Tranquila, Irene. Tengo muy claro lo que puedo o no puedo hacer ahora. Pero oye... que te miren con deseo cuando estás como el muñeco reventón de Michelin, a una le sube la moral —dijo Elizabeth, finalmente.
Dos horas después, el poli ya le había entrado a Lizzie y habían conseguido que Santana hablara animadamente con el del polo naranja. Decidieron cambiar de local y, como era de esperar, los hombres decidieron acompañarlas.
Ya en el Loop, Irene, que todo lo controlaba, se fijó en que su hermana y sus amigos estaban al fondo del local, pero no dijo nada. Quería que Brittany viera a Santana divertirse con el del polo naranja para que probara de su propia medicina y así ocurrió. En una de las ocasiones en que Brittany regresaba del baño, las vio y se quedó sin palabras al ver a Santana bailar y reír con aquel individuo. ¿Quién era ese hombre?
Regresó hasta donde estaban sus amigos pero ya no pudo disfrutar más con ellos. Estaba incómoda. Saber que Santana estaba cerca y no precisamente con ella, comenzó a martirizarle, aunque trató de aguantar el malestar. En especial cuando cruzó una mirada con su hermana Irene y vio su sonrisita perversa.
Cuando llevaban en el pub cerca de una hora y todos lo estaban pasando bien, Menchu que se había dado una vuelta por el local, regresó con el resto del grupo e informó:
—Pero si hay más guapos al fondo.
Con curiosidad todas miraron hacia donde Menchu señalaba
—Uooo... los dicharachos— se burlo Eva.
—No les llames así que no les gusta —protestó Lizzie muerta de risa.
Al fondo del local un grupo de hombres y un par de mujeres jugaba ruidosamente a los dardos. En cuanto aparecían aquel grupo de enormes y musculados hombres, las chicas perdían los papeles. Algo a lo que ellos ya estaban acostumbrados y de lo que solían sacar el mayor partido. Rápidamente Santana localizó a Brittany entre medio e ellos y sonrió, aunque la sonrisa se le heló al ver a varias jovencitas pasarlo bien con ellos.
—Mierda, pero si está el bombonazo de Damián—aplaudió Eva al ver al objeto de su deseo.
Irene que sabia lo mucho que le gustaba a su hermana aquel hombre, la agarro del brazo y le susurro ni oído
—Eva María. Haz el favor de comportarte como una señorita.
—No lo dudes —pero dos segundos después, al ver cómo una de aquellas jóvenes se acercaba más de la cuenta a su Damián rectificó—. Bueno... mejor comienza a dudarlo.
Con varias cervezas sobre la mesa Brittany, junto a Mercedes y algunos hombres más, reían mientras las muchachas revoloteaban a su alrededor intentando llamar su atención.
—No me jodas—rio Lucas—, Que tengo que ir a pasar la ITV antes de un mes.
—Pues lo siento, pero mi prima ha dicho que no piensa ponértelo fácil —rio Damián—. Tú sabrás qué has hecho, pero que sepas que la tienes muy cabreada.
—A la mierda con tu prima —se quejo.
—Eso te pasa por tarado y por jugar con fuego —se burló Mercedes.
Brittany, divertida por lo que escuchaba, sintió que una de aquellas jóvenes, la del top azul, se sentaba en el brazo del sillón donde estaba sentado. La miró pero no dijo nada. Estaba claro que ella quería algo que en otras ocasiones habría estado dispuesta a darle, pero que aquella noche no se iba a dar el caso. ¿O sí?
—Pero qué pequeño es el mundo, por Dios. Siempre tenemos que acabar en los mismos bares —dijo Eva de pronto acercándose a ellos.
Damián al escuchar la voz de esta se volvió y tras pasear su mirada por ella sonrió y dijo:
—... la hermanita de Pierce. ¿Tú por aquí?
—¿Algo que objetar, cucaracho?— respondió aquella.
Damián resopló con resignación, agarró su cerveza y a la pelirroja que hablaba con él y se alejó. Después de lo que había pasado entre Eva y él una noche loca meses atrás, estaba claro que no podían verse sin discutir. Aquella descarada y él nunca iban a poder llevarse bien a pesar de lo mucho que se atraían.
—Será cobarde este —se quejo Eva con media sonrisa al ver que se alejaba con la pelirroja.
Al escuchar el comentario de su hermana, Brittany miró hacia la derecha y por fin conectó con la gélida mirada de Santana. Sin levantarse del sillón la observó acercarse pero no llegó hasta ella, Lucas la interceptó en el camino.
—Hola preciosa, ¿qué tal?
—Bien... ¿Y tú? —respondió con una maravillosa sonrisa mientras en su interior deseaba levantar a la mujer que estaba sentada tan cerca de Brittany.
Lucas, sin necesidad de mirar, sabía que Brittany les observaba y aunque intuía que no tenía nada que hacer con ella, decidió vengarse de lo ocurrido días atrás. Y, apoyando su mano sobre la cintura de Santana, preguntó en tono cautivador:
—¿Bailas? Todavía recuerdo lo mucho que te gusta bailar.
Santana quiso decirle que no, pero al ver que Brittany continuaba su animada charla con aquella muchacha, que ahora le estaba tocando el cuello con las yemas de los dedos dijo:
—¿Por qué no?
Lucas cruzó una mirada con Mercedes quien le pidió prudencia y este sonrió. Si algo detestaba Lucas era la prudencia. Tomo a Santana de la mano y se encaminó hacia la pista de baile. Una vez allí la agarró de la cintura y comenzó a bailar con ella al compás de la música.
Mercedes al ver aquello a miró en dirección a su amiga y, al acercarse, pudo ver las arrugas que se le formaban en la frente y como se le tensaba la mandíbula por momentos.
—Cambia esa cara, nena. Lucas solo lo está haciendo para sacarte de quicio ¿no lo ves?
Brittany les miró con gesto seco. Conocía perfectamente a Lucas. Pero el que tuviera a Santana entre sus brazos le molestaba igualmente. Le fastidió tanto que tras controlar al del polo naranja al fondo del local, preguntó enarcando la ceja: ¿Estás segura?
Mercedes sonrió.
—Lo conozco y solo quiere jugar.
Ambas rieron aunque a Brittany no se le pasó por alto la sonrisa de Santana. ¿Que hacia sonriendo así a Lucas? Después cruzó una mirada con su hermana Irene y al verla a los ojos y cómo disfrutaba de su incomodidad resopló.
Aquellos bailaron varias canciones y eso a Brittany le quemó por dentro, pero incapaz de montar un numerito delante de su equipo, esperó pacientemente. Diez minutos después, cuando dejaron de bailar, el del polo naranja se acercó a ella y la llevó de nuevo a la pista. El enfado de Brittany creció y más cuando vio que ella ni le miró. Cuando por fin la canción acabó y dejaron de bailar en lugar de acercarse a ella, Santana regresó junto al grupo con el que había comenzado la noche. Britt, desde la distancia, observaba sus movimientos junto a Mercedes.
—¿Sabes Pierce? Cuando me la lleve a mi cama esta noche, te aseguro que escucharás sus dulces gemidos de placer desde tu casa. Ah... y por el idiota del polo naranja no te preocupes, si alguien disfrutará de ella esta noche, seré yo —dijo Lucas, acercándose a ellas.
Mercedes, sorprendida por aquel comentario, respondió:
—Lucas... ¿Por qué tienes que ser tan idiota?
La carcajada de Brittany no le dejó escuchar su contestación.
—Mira Lucas, si vuelves a ponerle la mano encima o a divagar delante de mí sobre algo que nunca, nunca, sucederá, el que va a escuchar tus gemidos de angustia por la paliza que te voy a dar, seré yo. Por lo tanto, aleja tus calientes pensamientos de ella si no quieres problemas conmigo.
Lucas, divertido por la contestación, y por lo que aquella manifestación de posesión daba a entender, soltó una risotada.
—¿Son celos lo que intuyo?
—No —respondió Brittany.
Mercedes miró hacia el otro lado. Estaba claro que su amiga se negaba a aceptar algo que cada día era más notable. Lucas, asombrado, le dio un golpe en el hombro a Brittany.
—No me jodas Pierce que te has enganchado con la castaña —le sonrio.
—No.
—¿Segura rubia?
—Segura—respondió Brittany.
Tras cruzar una mirada con Mercedes, Lucas soltó una risotada.
—Me alegra saberlo, Pierce. Ya sabes que soy de los que piensa que para qué vas a tener solo una, cuando se pueden tener varias. Y nosotros podemos tener la que queramos.
Aquella machada tan de hombres hizo saltar a Mercedes.
—Eso lo dices porque todavía no ha llegado la que te robe el corazón, y sientas que solo quieres estar con ella y...
—No sigas churri... eso nunca pasará —corrigió Lucas alejándose entre carcajadas.
Aún entre risas, Mercedes tomo dos de las cervezas que llevaba el camarero en una bandeja y le ofreció una a Brittany.
—A mí no me engañas. Te gusta Santana y...
—No pretendo engañarte y se acabó hablar del tema —gruñó esta.
Mercedes dio un trago a su bebida y la dejó sobre la mesa.
—Bebe y deja de mirarla, la vas a desgastar.
Brittany bebió, pero no podía dejar de mirarla. ¿Qué le ocurría? ¿Tanto se le notaba? ¿Qué hacía ella con aquellos hombres y por qué no estaba con ella? Finalmente no pudo más. Se levantó y se encaminó hacia donde estaba. La agarró con posesión por la cintura ante la mirada atónita del tipo del polo naranja y atrayéndola hacia sí la besó en el cuello, para dejar claro que la castaña estaba con ella y con nadie más.
Sus hermanas al ver aquello sonrieron y se miraron con complicidad. Su hermana había picado y estaba probando por primera vez en su vida de su propia medicina. Aquel arranque de posesión no lo había tenido Brittany en su vida y eso solo podía significar una cosa. Esa chica le gustaba y mucho.
Por su parte, Santana, incapaz de no dejarse llevar por aquel arrebato pasional, disfrutó del contacto entre ellas hasta que le escuchó susurrarle al oído:
—¿Divirtiéndote con hombres morenita?
—Tanto como tu con esas mujeres —respondió levantando el mentón.
Al ver que Santana intentaba separarse de ella, la agarró con más fuerza y volvió al ataque.
—Te he visto muy compenetrada bailando con Lucas y luego con el idiota este de naranja. ¿Debo pensar que deseas tener algo con ellos?
Boquiabierta se dio la vuelta para encarársele y tras cruzar una mirada con Lucas que sonreía desde la barra, dijo en tono nada conciliador.
—¿Debo pensar que tú buscabas algo con la chica del top azul?
Su contestación y su tono de enfado le hizo sonreír. Aquella mirada furiosa, y como ella se estiraba para parecer más alta la excito en décimas de segundo, y no se lo pensó. Dejó la cerveza que llevaba en la mano sobre la mesa, rodeó a Santana con sus brazos y tras mirar a sus desconcertadas hermanas, a los hombres que las acompañaban y a sus compañeros, gritó divertido encaminándose hacia la puerta del local:
—Aquí se quedan todos, yo tengo que resolver ciertas cosas con esta preciosidad.
Lucas, Mercedes y el resto de los compañeros al ver aquello gritaron cosas que consiguieron asustar a Irene. ¿Pero qué decían aquellos descerebrados?
Fuera del local, Santana que todavía estaba entre sus brazos, le soltó:
—¡Suéltame!
—No —respondió ella caminando hacia el coche.
—Suéltame, maldita sea —gritó ella.
En lugar de parar, la rubia continuó su camino y suspirando con frustración ella preguntó:
—¿Se puede saber a donde me llevas?
Al llegar junto al coche, Brittany lo abrió con el mando a distancia y tras sentarla en el asiento, la besó, clavó sus claros ojos en ella y con voz sensual murmuró:
—A mi cama, morenita, de donde no tenía que haberte dejado salir.
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BUENO ESPERO LES GUSTE EL CAPITULO DE HOY, DE NUEVO 1 :/
VERE SI EN UNOS DIAS VUELVO CON LOS CAPITULOS DOBLES :)
UNA VEZ MAS GRACIAS POR LEER Y COMENTAR!
BESOS HASTA LA ACTU<3
-// jajajja si pobre Britt la volvieron loca San y Kurt con las compras :P si estan tan libres sin que nadie las moleste :3 hmm puede ser, con Eva tras la pista de "santana lopez" todo puede suceder, pero ojala que no :/
3:): "me encanto,...
mmmm me parece que noelia esta en peligro de ser descubierta,...
y encima es eva la que va a investigar,.... noelia definitivamente morirá definitivamente,.. jajajajaj
o vamos pobre britt con sus hermanas,... la vana perdonar por "engañar" a noelia!! jajaj"
-// Hmmm puede ser, con Eva tras ella todo puede suceder :/ y no creo que las hnas de Britt la perdonen por ese "engaño" jajaja
Micky Morales: "que pasaria si la hermana de britt descubre a santana, le tendra tanto aprecio que callara o por el contario lo divulgara a los 4 vientos?"
-// Hmmm es una buena pregunta...espero que si Eva descubre la verdad por el parecio q le tiene a noelia no haga nada :/
Sara Pinel: "sio me H encantando tdooo no dejo de leer aunke.n komente"
-// Que bueno, y no prob lo importante es que no te pierdas la historia :)
MUCHAS GRACIAS POR SUS COMENTARIOS<3
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¿Y A Ti Que Te Importa?
Capitulo 42: Celos?
Aquella noche cansadas por el día de compras en Capital, tras una cena maravillosa ya en casa de Brittany, Kurt les contó sus locas peripecias con Peterman por el interior de Argentina.
Un par de horas después, las tortolitas al fin se quedaron solas y decidieron dedicarse a lo que más les gustaba. Besarse apasionadamente en el sofá. Todo apuntaba a pasar una nueva noche de intesa pasión, cuando sonó el timbre de la casa. Eva, Irene, Mercedes, Elizabeth y Menchu habían decidido salir a tomar algo y querían llevarse a Santana. Era la primera noche que Lizzie salía tras ser mamá. El pequeño Joel se quedaba con los abuelos y querían celebrarlo. A ninguna de las dos les gustó aquella intromisión. Tenían planes y ellas con sus risas y su buen humor se los habían estropeado.
—Dale vamos ¡que la noche es joven! Ya se revolcaran en la cama otro día —gritó Eva divertida al ver el gesto ceñudo de su hermana.
—Hoy, por fin, soy una madre liberada —gritó Lizzie deseosa de pasarlo bien.
Santana miró a Brittany deseosa de ver en su mirada una señal para rechazar la oferta, pero ella se limitó a sonreír.
—Dale Noelia, ¡vámonos! —intervino Irene y mirando a su hermana concluyó—. Es noche de chicas, no te ofendas hermanita queremos pasar tiempo con ella. En Lujan hay muchos hombres guapísimos y quiero que Noelia los conozca.
Brittany miró a su hermana. En seguida entendio por dónde iba aquel comentario tan sarcástico, y apoyándose en el marco de la puerta asintió resignada.
—Si quieres, ve con ellas. Seguro que lo pasaran bien.
Acto seguido Santana corrió escaleras arriba para cambiarse de ropa. En ese momento, Brittany cambio el gesto y mirando a su hermana mayor indicó.
—Cuidadito dónde metes a Noelia, ¿entendido?
—Piensa el ladrón que todos son de su condición —contestó esta y al ver su ceño fruncido aclaró—: Mira hermanita, te aseguro que esta noche ella va a disfrutar de lo lindo. Tanto como tú la otra noche.
Fue a responder cuando escuchó decir a Mercedes:
—Sam se quedara con Sergio en casa de sus padres, asi que no se si quieres salir a tomar algo con los chicos también. ¿Te parece?
—Bueno... —suspiró resignada.
Sin querer escuchar las barbaridades que sus hermanas decían subió a la habitación donde Santana se arreglaba a toda prisa.
—¿Regresarás muy tarde?
Sorprendida por aquella pregunta la miró y encogiéndose de hombros respondió:
—Pues no lo sé, Brittany ¡es noche de chicas! — se rio.
Quiso pedirle que no se marchara, que se quedara con ella, pero algo se lo impedía. No debía hacer aquello. La exclusividad no era buena y si ahora la exigía, tarde o temprano ella se la podría exigir. Por ello observando cómo se maquillaba los ojos preguntó:
—¿Qué hacemos con Kurt? ¿Vas a decírselo?
—No. Está durmiendo ya.
—Estoy segura que él estaría encantado de salir con ustedes —insistió de nuevo.
Santana, molesta porque no le pidiera que se quedara con ella, la miró, y con una fantástica sonrisa de lo más estudiada dijo tras pensar en su primo:
—Sé que le encantaría una reunión de mujeres. Peeeeroooooooo... cuando le duele la cabeza es mejor que duerma. Además, se ha tomado dos pastillitas para dormir y cuando lo hace, cae como un tronco en la cama.
Inquieta por lo que sus hermanas podían tener tramado pero sin querer manifestarlo, se sentó en la cama mientras recorría lentamente aquel cuerpo con la mirada. Ella se ha había puesto unos vaqueros, una camiseta azul ajustada y sus botas altas. Estaba guapísima. Pero ¿cuándo no estaba preciosa?, se preguntó mientras intentaba contener las ganas de desnudarla.
—Yo saldré a tomar una copa con Mercedes y los chicos.
—¡Perfecto! —asintió ella con vivacidad.
Una vez se pintó los labios y comprobó que su peluca estaba perfecta y en su sitio, se volvió hacia ella que la miraba con gesto indescifrable y tras darle un rápido beso en los labios murmuró sin querer pensar en nada más:
—Pásalo bien con tus amigos. Hasta luego.
Dicho esto se dio la vuelta y desapareció. Boquiabierta miró la puerta que se cerró tras ella ¿se había ido? Sorprendida por lo enfurecida que estaba porque se hubiera marchado se levantó y se asomó a la ventana. Desde allí vio al grupo de locas montarse todas en el todo terreno de Irene y ponerse en marcha. Durante unos segundos se quedo mirando las luces del coche que se alejaban. Aquel silencio de pronto se le torno incómodo. Le apetecía escuchar el sonido de la risa de Santana y eso le incomodó. ¿Que le estaba ocurriendo? ¿Desde cuándo la presencia de una mujer a su lado le había sido tan necesaria? Finalmente bajo y se encontró con Mercedes.
—A ver, churri ¿Dónde han quedado?
Las chicas cenaron en un restaurante italiano entre risas y alboroto. Elizabeth contó por decimoctava vez lo ocurrido el día del parto y todas se morían de risa con aquel relato. Cuando terminaron la cena decidieron ir a tomar unas copas al bar de Quique, un amigo de Menchu.
—¡La madre del cordero! —rio Eva—. Lizz, ¿ese de allí no es el municipal que fue el otro día a casa?
Todas las mujeres se volvieron para mirar. Lizzie, tras hacerle un escáner y ver que este las miraba asintió.
—Correcto, hermanita. Allí tenemos al supuesto boy que resultó que no lo era.
—Ay Virgencita qué vergüenza ¡qué vergüenza! — murmuró Irene al ver como se acercaba hasta ellas.
—¿Vergüenza por qué? —preguntó Eva haciendo sonreír a Santana—. Un tonto error lo tiene cualquiera.
—Pues claro que sí—asintió Menchu divertida.
Segundos después aquel alto y atractivo hombre llegó hasta ellas y tras clavar su mirada en Elizabeth dijo:
—Qué grata sorpresa.
—Seguro que sí —asintió Eva encantada.
Los siguientes instantes Irene los dedicó a disculparse mientras las demás, a excepción de Eva que sacó toda su artillería sexual, miraban hacia otro lado. Pero pasados diez minutos Eva claudicó cuando el hombre se marchó y asumió que solo tenia ojos para Lizzie.
—Has ligado —susurró Santana divertida.
—¡¿Yo?!
—Si, tu —asintió Eva—. Ese poli note ha quitado la vista de encima. ¿No le has dado cuenta?
Sorprendida. Lizzie miro hacia el poli y comprobó que aquel aun la miraba.
—Pero ¿cómo voy a ligar yo con la pinta que tengo? Nah... pero si no tengo cintura y debo de oler a leche agria.
—Será por las tetotas que tienes —se rio Menchu.
—Pues si es por eso lo lleva claro —se quejo Lizzie— Menuda decepción se llevará el hombre cuando vea que las pierdo según pasan los días.
—Mujer... ¿y qué? —insistió Santana—. Aprovecha el momento y pásalo bien.
—Tú sí que tienes que aprovechar el momento, cielo —propuso Irene, y tras mirar a sus hermanas preguntó
—. ¿Has visto algún guaperas que te guste?
Sorprendida por aquella pregunta pero intuyendo el porqué, la miró y dijo:
—Pues no. La verdad es que no.
—Vamos a ver Noe mira y observa, porque yo estoy viendo mucho material de primera —se burlo Eva.
—¿Qué te parece el amigo del poli? El que lleva el polo naranja —insistió Irene.
Santana volvió la cabeza para mirarle y al ver que le sonreía, le devolvió la sonrisa y se encogió de hombros para deleite de todas.
—Como diría alguien que conozco ¡es divinel
Las tres hermanas aplaudieron. Menchu las miró alucinada. No entendía por qué las hermanas de Brittany la animaban a ligar con otra persona. Aquello no estaba bien. Fue a decir algo cuando Lizzie se le adelantó.
—Ok, el divino de naranja para ti y el poli alto para mí.
—Vamos a ver, alma de cántaro —intervino de nuevo Irene—. Te recuerdo que has tenido un bebé hace menos de quince días y en lo que menos tienes que pensar ahora es en lo que estás pensado. ¿Te has vuelto loca?
Todas rieron ante la reacción de aquella.
—Tranquila, Irene. Tengo muy claro lo que puedo o no puedo hacer ahora. Pero oye... que te miren con deseo cuando estás como el muñeco reventón de Michelin, a una le sube la moral —dijo Elizabeth, finalmente.
Dos horas después, el poli ya le había entrado a Lizzie y habían conseguido que Santana hablara animadamente con el del polo naranja. Decidieron cambiar de local y, como era de esperar, los hombres decidieron acompañarlas.
Ya en el Loop, Irene, que todo lo controlaba, se fijó en que su hermana y sus amigos estaban al fondo del local, pero no dijo nada. Quería que Brittany viera a Santana divertirse con el del polo naranja para que probara de su propia medicina y así ocurrió. En una de las ocasiones en que Brittany regresaba del baño, las vio y se quedó sin palabras al ver a Santana bailar y reír con aquel individuo. ¿Quién era ese hombre?
Regresó hasta donde estaban sus amigos pero ya no pudo disfrutar más con ellos. Estaba incómoda. Saber que Santana estaba cerca y no precisamente con ella, comenzó a martirizarle, aunque trató de aguantar el malestar. En especial cuando cruzó una mirada con su hermana Irene y vio su sonrisita perversa.
Cuando llevaban en el pub cerca de una hora y todos lo estaban pasando bien, Menchu que se había dado una vuelta por el local, regresó con el resto del grupo e informó:
—Pero si hay más guapos al fondo.
Con curiosidad todas miraron hacia donde Menchu señalaba
—Uooo... los dicharachos— se burlo Eva.
—No les llames así que no les gusta —protestó Lizzie muerta de risa.
Al fondo del local un grupo de hombres y un par de mujeres jugaba ruidosamente a los dardos. En cuanto aparecían aquel grupo de enormes y musculados hombres, las chicas perdían los papeles. Algo a lo que ellos ya estaban acostumbrados y de lo que solían sacar el mayor partido. Rápidamente Santana localizó a Brittany entre medio e ellos y sonrió, aunque la sonrisa se le heló al ver a varias jovencitas pasarlo bien con ellos.
—Mierda, pero si está el bombonazo de Damián—aplaudió Eva al ver al objeto de su deseo.
Irene que sabia lo mucho que le gustaba a su hermana aquel hombre, la agarro del brazo y le susurro ni oído
—Eva María. Haz el favor de comportarte como una señorita.
—No lo dudes —pero dos segundos después, al ver cómo una de aquellas jóvenes se acercaba más de la cuenta a su Damián rectificó—. Bueno... mejor comienza a dudarlo.
Con varias cervezas sobre la mesa Brittany, junto a Mercedes y algunos hombres más, reían mientras las muchachas revoloteaban a su alrededor intentando llamar su atención.
—No me jodas—rio Lucas—, Que tengo que ir a pasar la ITV antes de un mes.
—Pues lo siento, pero mi prima ha dicho que no piensa ponértelo fácil —rio Damián—. Tú sabrás qué has hecho, pero que sepas que la tienes muy cabreada.
—A la mierda con tu prima —se quejo.
—Eso te pasa por tarado y por jugar con fuego —se burló Mercedes.
Brittany, divertida por lo que escuchaba, sintió que una de aquellas jóvenes, la del top azul, se sentaba en el brazo del sillón donde estaba sentado. La miró pero no dijo nada. Estaba claro que ella quería algo que en otras ocasiones habría estado dispuesta a darle, pero que aquella noche no se iba a dar el caso. ¿O sí?
—Pero qué pequeño es el mundo, por Dios. Siempre tenemos que acabar en los mismos bares —dijo Eva de pronto acercándose a ellos.
Damián al escuchar la voz de esta se volvió y tras pasear su mirada por ella sonrió y dijo:
—... la hermanita de Pierce. ¿Tú por aquí?
—¿Algo que objetar, cucaracho?— respondió aquella.
Damián resopló con resignación, agarró su cerveza y a la pelirroja que hablaba con él y se alejó. Después de lo que había pasado entre Eva y él una noche loca meses atrás, estaba claro que no podían verse sin discutir. Aquella descarada y él nunca iban a poder llevarse bien a pesar de lo mucho que se atraían.
—Será cobarde este —se quejo Eva con media sonrisa al ver que se alejaba con la pelirroja.
Al escuchar el comentario de su hermana, Brittany miró hacia la derecha y por fin conectó con la gélida mirada de Santana. Sin levantarse del sillón la observó acercarse pero no llegó hasta ella, Lucas la interceptó en el camino.
—Hola preciosa, ¿qué tal?
—Bien... ¿Y tú? —respondió con una maravillosa sonrisa mientras en su interior deseaba levantar a la mujer que estaba sentada tan cerca de Brittany.
Lucas, sin necesidad de mirar, sabía que Brittany les observaba y aunque intuía que no tenía nada que hacer con ella, decidió vengarse de lo ocurrido días atrás. Y, apoyando su mano sobre la cintura de Santana, preguntó en tono cautivador:
—¿Bailas? Todavía recuerdo lo mucho que te gusta bailar.
Santana quiso decirle que no, pero al ver que Brittany continuaba su animada charla con aquella muchacha, que ahora le estaba tocando el cuello con las yemas de los dedos dijo:
—¿Por qué no?
Lucas cruzó una mirada con Mercedes quien le pidió prudencia y este sonrió. Si algo detestaba Lucas era la prudencia. Tomo a Santana de la mano y se encaminó hacia la pista de baile. Una vez allí la agarró de la cintura y comenzó a bailar con ella al compás de la música.
Mercedes al ver aquello a miró en dirección a su amiga y, al acercarse, pudo ver las arrugas que se le formaban en la frente y como se le tensaba la mandíbula por momentos.
—Cambia esa cara, nena. Lucas solo lo está haciendo para sacarte de quicio ¿no lo ves?
Brittany les miró con gesto seco. Conocía perfectamente a Lucas. Pero el que tuviera a Santana entre sus brazos le molestaba igualmente. Le fastidió tanto que tras controlar al del polo naranja al fondo del local, preguntó enarcando la ceja: ¿Estás segura?
Mercedes sonrió.
—Lo conozco y solo quiere jugar.
Ambas rieron aunque a Brittany no se le pasó por alto la sonrisa de Santana. ¿Que hacia sonriendo así a Lucas? Después cruzó una mirada con su hermana Irene y al verla a los ojos y cómo disfrutaba de su incomodidad resopló.
Aquellos bailaron varias canciones y eso a Brittany le quemó por dentro, pero incapaz de montar un numerito delante de su equipo, esperó pacientemente. Diez minutos después, cuando dejaron de bailar, el del polo naranja se acercó a ella y la llevó de nuevo a la pista. El enfado de Brittany creció y más cuando vio que ella ni le miró. Cuando por fin la canción acabó y dejaron de bailar en lugar de acercarse a ella, Santana regresó junto al grupo con el que había comenzado la noche. Britt, desde la distancia, observaba sus movimientos junto a Mercedes.
—¿Sabes Pierce? Cuando me la lleve a mi cama esta noche, te aseguro que escucharás sus dulces gemidos de placer desde tu casa. Ah... y por el idiota del polo naranja no te preocupes, si alguien disfrutará de ella esta noche, seré yo —dijo Lucas, acercándose a ellas.
Mercedes, sorprendida por aquel comentario, respondió:
—Lucas... ¿Por qué tienes que ser tan idiota?
La carcajada de Brittany no le dejó escuchar su contestación.
—Mira Lucas, si vuelves a ponerle la mano encima o a divagar delante de mí sobre algo que nunca, nunca, sucederá, el que va a escuchar tus gemidos de angustia por la paliza que te voy a dar, seré yo. Por lo tanto, aleja tus calientes pensamientos de ella si no quieres problemas conmigo.
Lucas, divertido por la contestación, y por lo que aquella manifestación de posesión daba a entender, soltó una risotada.
—¿Son celos lo que intuyo?
—No —respondió Brittany.
Mercedes miró hacia el otro lado. Estaba claro que su amiga se negaba a aceptar algo que cada día era más notable. Lucas, asombrado, le dio un golpe en el hombro a Brittany.
—No me jodas Pierce que te has enganchado con la castaña —le sonrio.
—No.
—¿Segura rubia?
—Segura—respondió Brittany.
Tras cruzar una mirada con Mercedes, Lucas soltó una risotada.
—Me alegra saberlo, Pierce. Ya sabes que soy de los que piensa que para qué vas a tener solo una, cuando se pueden tener varias. Y nosotros podemos tener la que queramos.
Aquella machada tan de hombres hizo saltar a Mercedes.
—Eso lo dices porque todavía no ha llegado la que te robe el corazón, y sientas que solo quieres estar con ella y...
—No sigas churri... eso nunca pasará —corrigió Lucas alejándose entre carcajadas.
Aún entre risas, Mercedes tomo dos de las cervezas que llevaba el camarero en una bandeja y le ofreció una a Brittany.
—A mí no me engañas. Te gusta Santana y...
—No pretendo engañarte y se acabó hablar del tema —gruñó esta.
Mercedes dio un trago a su bebida y la dejó sobre la mesa.
—Bebe y deja de mirarla, la vas a desgastar.
Brittany bebió, pero no podía dejar de mirarla. ¿Qué le ocurría? ¿Tanto se le notaba? ¿Qué hacía ella con aquellos hombres y por qué no estaba con ella? Finalmente no pudo más. Se levantó y se encaminó hacia donde estaba. La agarró con posesión por la cintura ante la mirada atónita del tipo del polo naranja y atrayéndola hacia sí la besó en el cuello, para dejar claro que la castaña estaba con ella y con nadie más.
Sus hermanas al ver aquello sonrieron y se miraron con complicidad. Su hermana había picado y estaba probando por primera vez en su vida de su propia medicina. Aquel arranque de posesión no lo había tenido Brittany en su vida y eso solo podía significar una cosa. Esa chica le gustaba y mucho.
Por su parte, Santana, incapaz de no dejarse llevar por aquel arrebato pasional, disfrutó del contacto entre ellas hasta que le escuchó susurrarle al oído:
—¿Divirtiéndote con hombres morenita?
—Tanto como tu con esas mujeres —respondió levantando el mentón.
Al ver que Santana intentaba separarse de ella, la agarró con más fuerza y volvió al ataque.
—Te he visto muy compenetrada bailando con Lucas y luego con el idiota este de naranja. ¿Debo pensar que deseas tener algo con ellos?
Boquiabierta se dio la vuelta para encarársele y tras cruzar una mirada con Lucas que sonreía desde la barra, dijo en tono nada conciliador.
—¿Debo pensar que tú buscabas algo con la chica del top azul?
Su contestación y su tono de enfado le hizo sonreír. Aquella mirada furiosa, y como ella se estiraba para parecer más alta la excito en décimas de segundo, y no se lo pensó. Dejó la cerveza que llevaba en la mano sobre la mesa, rodeó a Santana con sus brazos y tras mirar a sus desconcertadas hermanas, a los hombres que las acompañaban y a sus compañeros, gritó divertido encaminándose hacia la puerta del local:
—Aquí se quedan todos, yo tengo que resolver ciertas cosas con esta preciosidad.
Lucas, Mercedes y el resto de los compañeros al ver aquello gritaron cosas que consiguieron asustar a Irene. ¿Pero qué decían aquellos descerebrados?
Fuera del local, Santana que todavía estaba entre sus brazos, le soltó:
—¡Suéltame!
—No —respondió ella caminando hacia el coche.
—Suéltame, maldita sea —gritó ella.
En lugar de parar, la rubia continuó su camino y suspirando con frustración ella preguntó:
—¿Se puede saber a donde me llevas?
Al llegar junto al coche, Brittany lo abrió con el mando a distancia y tras sentarla en el asiento, la besó, clavó sus claros ojos en ella y con voz sensual murmuró:
—A mi cama, morenita, de donde no tenía que haberte dejado salir.
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BUENO ESPERO LES GUSTE EL CAPITULO DE HOY, DE NUEVO 1 :/
VERE SI EN UNOS DIAS VUELVO CON LOS CAPITULOS DOBLES :)
UNA VEZ MAS GRACIAS POR LEER Y COMENTAR!
BESOS HASTA LA ACTU<3
dorkyhemo_** - Mensajes : 69
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Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
morí,... me encantan los celos de britt y lo posesiva que se pone con san jajaja
irene le hizo pagar a britt "el engaño" a noelia jajajaj
irene le hizo pagar a britt "el engaño" a noelia jajajaj
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Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
jajajajajajajajaja estuvo de lo mejor, como siempre!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
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