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[Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
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Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
jajajajaja me matoo!!!! de a poco les va gustando estos enfrentamientos, pobre mi san ella no tiene la culpa y britt dale una oportunidad besos! me mataron los cap ansiosa de que sea mañana!!
tatymm-*- - Mensajes : 2406
Fecha de inscripción : 20/08/2012
Edad : 34
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
me encanto !!!!! espero tu actualizacion !! :3
Brittana1* - Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 09/07/2013
Edad : 29
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
me encanta,..
cuando se pelean me da mucha risa,.... la rutina de ejercicio esta muy buena jajajaja
a ver como va a terminar jajaja
amo las ideas de san para acercarse a britt jajajaj
cuando se pelean me da mucha risa,.... la rutina de ejercicio esta muy buena jajajaja
a ver como va a terminar jajaja
amo las ideas de san para acercarse a britt jajajaj
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
Bueno, primero Britt es una idiota, que le ha hecho Santana para que la trate como m..... y segundo, a pesar de eso Santana solo queria ser su amiga y que no la viera como una estrellita del cine sin cerebro!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
Gustarme es poco....! =) es genial...espero la siguiente actualizacion....!
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
Espero el proximo *-* estaba de vacaciones y no habia tenido tiempo de leer saludos <3 <3
knockout** - Mensajes : 97
Fecha de inscripción : 27/11/2013
Edad : 28
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
HOLAAAAAAAA PERDONEN QUE NO ACTUALICE AYER ES QUE FUI DE DIA DE CAMPO Y NO TENIA INTERNET! :/
NO SEAN TAN MAL@S CON BRITT LA POBRE QUEDO ENAMORADA DE SAN DESDE EL PRIMER DIA Y NO QUIERE QUE ESO COMPLIQUE SU TRABAJO (siempre defendere a la rubia sepanlo(?)
BUENO, UNA VEZ MAS GRACIAS POR SUS COMENTARIOS Y ESPERO LES SIGA AGRADANDO LA HISTORIA!!!<3
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¿Y A Ti Que Te Importa?
Capitulo 19: una noche de diversión.
Dos días después, en la suite del castillo de Lujan, Kurt con una peluca castaña en la mano, susurraba mirando a su prima a través del espejo.
—Ay, queen, no te entiendo ¿por qué debemos quedarnos aquí? Está claro que esa divine no quiere nada contigo, y...
—Ni yo quiero nada con ella —apostilló Santana—, pero en toda mi vida nadie me ha echado de ningún sitio y esa imbécil no va a ser la primera.
Sonó el móvil y Kurt lo cogió. Tras hablar durante un rato sonriendo se lo tendió a su prima.
—Toma. Es Penélope.
Durante un rato Santana rio con las ocurrencias de su amiga y le agradeció los contactos y teléfonos que le había pedido por email. Habían pasado cuarenta y ocho horas desde el encontronazo que había tenido con la argentina, y aunque ya se le había pasado, si lo pensaba, se tensaba. Le contó a su amiga las compras que había hecho en Buenos Aires durante ese día. Un par de pelucas claras y unas lentillas. Eso le permitiría andar por la calle sin ser reconocida. Antes de colgar le dio a Penélope recuerdos de las personas de confianza que amablemente la habían atendido. Después de eso colgó.
—Ay, cuchifrita no es bueno llevar peluca tanto tiempo —protestó su primo mirándola—. Si te quedas calva como Bruce Willis ¡ni se te ocurra echarme la culpa! No quiero saber nada.
—Tranquilo, cielo. Si me quedo calva será única y exclusivamente culpa mía y yo sólita cargaré con las consecuencias. Pero tranquilo, en muchos rodajes llevo peluca muchas horas y aun sigo con pelo en la cabeza.
Como buen estilista que era Kurt se encargo de colocarle la peluca, el resultado fue espectacular.
—Oh, my God! Cómo te pareces a la abuela con el pelo castaño.
Aquel era un estupendo piropo y ella sonrió.
—¡Genial! Espera que me pongo las lentillas a ver qué tal queda todo.
Sacó rápidamente unas lentes color claro y se las puso. Tampoco era la primera vez que se ponía unas lentillas para cambiar el color de sus ojos. En ocasiones las utilizaba en las películas. El resultado, como siempre, fue espectacular.
—Por el amor de Diossss—murmuró aquel al verla— No pareces tú.
—De eso se trata —aplaudió mirándose al espejo.
Era increíble lo que hacía una buena peluca y unos lentes. De ser una chica morena de ojos cafes, a pasar a ser una castaña/rubia de ojos claros. Nadie la reconocería, de eso estaba segura. Se miró en el espejo encantada. Siempre le hubiera gustado ser más latina, más como su familia de Puerto Rico, y no tan clara de pelo y piel como la familia de su padre.
—Ay my love me recuerdas a tu amiga Salma Hayek en Abierto hasta el amanecer. ¡Solo te falta la serpientita!
—¿En serio? Sacame una foto con tu movil y así se la mando a ella por email. Conociéndola, seguro que se parte de risa —rio feliz.
Después de hacerse la foto con el móvil, la joven abrió una cajita de dónde sacó unas finas gafas rojas y se las puso.
—Uis... pero si son las gafas que te regalé de Valentino. Oh, queen pero si pareces una estudiosa y todo —se carcajeo su primo al verla.
Tras comprobar que con pelo castaño, las lentillas celestes y las gafas no parecía Santana Lopez, se volvió hacia Kurt.
—Bien, una vez acabada mi transformación, me ocuparé de ti.
—¿De mí? —gritó horrorizado separándose de ella—. Fu... fu... crazy ¡Ni te acerques! O juro que te araño.
—¿En serio?
—Y tan en serio. Es más, y lo haré de abajo arriba que duele más.
Pero Santana prosiguió sin prestarle atención.
—Lo primero que haremos será quitarte esas mechas purpuras y dejarte el pelo de un solo color.
—¡¡No!! —gritó horrorizado—. Me gustan mis mechas. I love las mechas que me puso Chipens. ¡Son muy cool!
—Lo sé, cielo, pero necesito que lo hagas por mí. No podemos pasar desapercibidos en este lugar si vas con esas mechas —tras suspirar él asintió y ella volvió al ataque—. También debo pensar en tu ropa.
—¡Mi ropa! ¿Qué quieres hacer con mi ropa?
—No podemos salir a cenar mientras lleves puestos esos pantalones rosa chicle y esa camisa floreada llena de nubecitas de algodón. No Kurt, lo siento pero no puede ser.
—Me encantan mis pink trousers de Dolce & Gabbana y mi camisa de nubes. Y no, no pienso abandonarlos en el equipaje por muy witch que te pongas. A ver cuchi, una cosa es que me quite las mechas purple por ti y otra que no pueda vestirme como yo quiera. ¡Definitivamente no!
Sonriendo como solo ella sabía hacer, se acercó a su primo y tras darle un beso en la mejilla murmuró tirando de la camisa:
—Cariño, necesito que parezcas un macho latino y no una reina del glamour. Esto no es Hollywood, es un pueblo español donde tu estilo de vestir no se lleva. Por lo tanto, quítate esospantalones o te juro que te los quemo y te quedas sin ellos para siempre.
—¡Bruja! —gruñó aquel mirándola.
Divertida y dispuesta a cumplir el plan que había trazado le miró y dijo:
—Lo sé, pero me quieres ¿verdad?
En el Croll, aquella noche se celebraba una fiesta country y medio pueblo de Lujan acudió a divertirse al local. Britt y Mercedes acompañadas por Sam y Bree cenaban en una de las mesas mejor situadas. La noche se presentaba divertida y Britt sonrió. Bree estaba especialmente guapa aquella noche con aquel vestido tan sexy y, además, muy caliente, a juzgar por las cosas que le ronroneaba al oído.
La besó en el cuello. Aquella mujer era una máquina sexual y siempre que quedaba con ella en la cama las dos lo pasaban fenomenal. Tiempo atrás, en su quinta cita, Brittany habló claramente con ella. No quería hacerle daño. Ella no quería una relación seria ni formal con nadie y se sorprendió cuando ella le confesó que le gustaba ser libre a nivel de pareja para hacer con su vida lo que quisiera. Aquella rotundidad animó a Brittnay a volver a quedar en más ocasiones con ella.
Sam, el marido de Mercedes, aún creía en el amor. Era un romántico empedernido y estaba convencido de que tarde o temprano Britt y su amiga Bree formalizarían su relación. Las implicados decidieron seguirle el juego, ya se daría cuenta que lo suyo era puro sexo.
Bree no era muy guapa pero era tremendamente sexy. Años atrás apareció un día en Lujan y tras encontrar trabajo en el parador, allí se quedó. No era una mujer que despertara muchas simpatías, en especial entre las féminas. Su sexto sentido les avisaba de que Bree no era una mujer de fiar. Su cuerpo lleno de curvas, su sinuosa voz cargada de erotismo y su pasión en la cama volvía locos a todos con los que se había acostado, y, por supuesto, a Brittany. Ella era una mujer desinhibida a la que le gustaba probar de todo y eso ¿a qué hombre o en este caso mujer no le gustaba?
—Churri, pídeme una coca cola —pidió Mercedes a su marido.
—Ahora mismo, preciosa —asintió. Y echando un vistazo a un lateral del local dijo:
—Anda... mira ahí vienen Lucas y Damián.
Con aplomo varonil y seguridad se acercaron a ellos dos de sus compañeras de unidad. Dos ligones en potencia que solo buscaban lo que muchos hombres: rollos de una noche y nada más. Bree, que había compartido momentos íntimos con Lucas, sonrió al verle y este la saludó. La complicidad que aquellos compartían nunca había importado a Brittany. Los tres eran adultos y tenían muy claro lo que querían.
—Está hoy animado el Croll —comentó Damián tras saludar a Mercedes,
—Sí. Con esto de la fiesta country parece que la gente ha salido de sus casas a pesar del calor—asintió el y mirando a su mujer que saludaba a Lucas, Sam dijo—Tomaaaaaa tu Coca-Cola, cielo. —Le entregó a Mercedes la bebida.
—Aisss el churri qué insoportable es —se quejo Lucas haciendo sonreír a Mercedes.
Durante un buen rato los seis charlaron mientras escuchaban a un grupo tocar su música. Una música que les incitaba a moverse aunque solo fuera la punta del zapato. Instantes después Lucas, tras cruzar una significativa mirada con Britt, se levantó e invitó a Bree a bailar. Ella aceptó y segundos después, en la pista, comenzó a mover sinuosamente sus caderas.
Brittany miraba divertida a la gente pasarlo bien. Acostumbrada a la tensión de su trabajo ver que la gente sonreía y se divertía era una de las mayores satisfacciones que podía tener.
—¡Oye, mira esa mujer! La rubia que está con Menchu, la del parador, tiene un culito digno de forrar las mejores pelotas de tenis —murmuró Mercedes señalando hacia la barra – no le digas a mi churri que dije eso, pensara que por juntarme contigo me volvi gay – rio ella.
Brittany miro hacia donde su amiga decía y asintió. En la barra una joven de pelo castaño se movía al compás de la música dejando entrever su culito respingón mientras hablaba con un tío bastante más alto que ella.
—Indiscutiblemente. Te doy la razón —asintió Brittany dando un trago de su cerveza – y tranquila, no dire nada – rio Britt.
Poco después, Bree y Lucas regresaron de bailar, quienes tras despedirse de ellos y sus compañeras, se alejaron en busca de alguna conquista.
Cuando la banda country lanzó los primeros sones de la canción de Coyote Dax, No rompas más mi pobre corazón el local entero, en especial las mujeres, se lanzaron a la pista. Como era de esperar, Sam y Bree salieron a bailar.
Desde su mesa, Brittany observaba como la gente bailaba cuando reparó en que sus compañeros estaban hablando con la rubia que, minutos antes, Mercedes y ella habían estado observando. Curiosa, observó como aquellos desplegaban todas sus buenas maneras en pro de llamar la atención de la chica, que parecía encantada con aquel cortejo.
—Mira —rio Britt a su amiga—. La rubia del culito respingón ya tiene a dos más babeando por ella.
Britt dejó entrever una sonrisa. Estaba claro que sus compañeros, aquella noche, triunfaban. De pronto, un saltito que dio la rubia, llamó la atención de Britt. ¿Dónde había visto hacer aquello antes? Instantáneamente le vino una imagen a la cabeza. Aquel movimiento se lo habla visto hacer a... ¡Imposible! pensó sorprendida. La que se movía con gracia mientras hablaba con Lucas no podía ser ella. La actriz era morena y aquella era castaña casi rubia. Pero algo dentro de ella le alarmó y ya no pudo dejar de mirar hacia donde estaban aquellos. Sam al darse cuenta de que no quitaba el ojo de encima al grupo, preguntó curioso:
—¿Te ha gustado la rubia?
Britt no respondió, simplemente continuó observando. Deseaba que ella se diera la vuelta para verla de frente. Pero no, la rubia, en ningún momento se giró. Finalmente y sin poder contener un segundo más la necesidad de saber si lo que creía era cierto o no, se levanto y se dirigió hacia sus compañeros. Con disimulo, se acercó a la barra y se apoyó en ella. Aquel ángulo era estupendo para verle la cara a la joven que ahora reía a carcajadas por algo que Lucas decía. Cuando esta levantó el rostro para mirar a su compañero Brittany respiro al ver sus ojos claros. No era ella. Sonriendo pidió otra cerveza al camarero cuando, de nuevo, ella repitió el movimiento. Aquel gesto y como ella cambiaba el peso de una pierna a otra volvieron a atraer su atención. Tras pagar su consumición tomo la botella y se dirigió hasta donde aquellos estaban, pero antes de llegar se dio la vuelta. Todo aquello era una tontería, debía olvidarlo.
Santana, al ver por el rabillo del ojo que la mujer que la había tratado como a una rata se acercaba, intentó permanecer tranquila, a pesar de que era verle y hervirle la sangre. Desde que había entrado en el bar, la había visto junto a la tetona del parador y por sus movimientos y sus continuos besitos en el cuello intuyó que entre ellas existía algo más. En un principio no le importó, pero por alguna extraña razón, no podía dejar de mirar en su dirección. Y cuando vio que Britt se acercaba un extraño júbilo la inundó, que desapareció justo en el momento en que ella decidió dar media vuelta.
Cuando Britt regresó junto a Mercedes, su amiga le preguntó:
—¿Está linda la rubia como se ve desde aquí?
Brittany volvió a mirar hacia aquellos que continuaban de risas y asintió:
—Te lo aseguro. ¡Tremenda!
Ambas rieron. En ese momento, se acercó Bree, que ya estaba cansada de bailar, y se sentó sobre las piernas de Brittany. Dos minutos después, ella la besó apasionadamente, excitada por las cosas que le decía al oído. Santana que observaba con disimulo desde su posición, no perdía detalle.
Paralizada por la gente que, por lo general, casi siempre era mas alta que ella, comprobó cómo Britt sonreía a la mujer que, con descaro, se le había sentado encima y movía las caderas con provocación. Ver el sensual gesto de Britt y como se mordía los labios la estaba poniendo cardiaca.
Desde su posición, y sin quitarle ojo, se excito al ver como aquella rubia pasaba su mano lentamente por la espalda de Bree.
Santana, cada segundo qué pasaba, se excitaba más. Solo imaginar que era a ella a quien acariciaba le hacia suspirar de placer. A punto estuvo de gritar cuando vio como aquella, tras apretar sus caderas contra la de ella, la agarró del pelo y, con una pasión que la dejó fuera de sí, la atrajo hacia ella y la besó.
Por faaavor... ¡soy patética!, pensó acalorada.
Seis cervezas después, Santana llegó a dos conclusiones. La primera, que era realmente patética. Y la segunda, que quería ser ella la que besara a Brittany de aquella manera.
Menchu, que había accedido a acompañarla a tomar algo aquella noche, se encontraba en una nube. ¡Ella acompañando a Santana Lopez! Tras la discusión que mantuvieron aquella y su primo, el gay, en el parador porque el pelo de aquel ahora era verde, este se negó a salir, y cuando la joven estrella se lo propuso, fue incapaz de decir que no. Menchu, una joven normalita que solía pasar desapercibida para todos, sabía quién estaba bajo aquellas gafas, aquellas lentillas y aquel pelo rubia y eso le enorgulleció. Si alguien del local supiera que se trataba de Santana Lopez, se organizaría un gran revuelo y le gustó ser partícipe de aquel secreto.
Un par de horas después, Britt se dirigió al aseo y en el camino se encontró con Damián.
—Ehhhh Pierce.
—Qué pasa bro —rio esta al ver lo animado que se encontraba.
—Mujer tienes que venir. Te voy a presentar a una chica que está como toda la flota argentina.
—Ah, sí—rio divertida Britt al intuir que se refería a la castaña.
—Sí... pero, para mi desgracia Lucas ya se la ha adjudicado, aunque ella es como vos. Osea, ya sabes…juega de ambos bandos.
Cuando salió del baño Britt le pidió a Bree un segundo con la mirada, y se acercó hasta aquellos. La joven castaña reía a carcajadas y, por su aflautada risa, dedujo que se había ganado una buena cruda. De pronto, su tono de voz le sonó, y clavando su mirada en ella la examino, la altura correspondía y cuando aquellos ojos claros le miraron con descaro tras las finas gafas rojas y vio como torcía el gesto lo supo: ¡era ella!
—Pierce, ellas son Noelia —dijo Lucas agarrándola con la familiaridad de la cintura—, y Menchu.
La puta madre ¿qué hace aquí todavía? pensó Britt sorprendida.
La joven castaña al verla sonrió y suspiró, mientras Menchu, algo nerviosa al ver a Britt dijo:
—Nos conocemos ¿verdad?
Desviando la mirada, Brittany al saber de quién se trataba asintió:
—Sí. Eres amiga de mi hermana Eva y creo recordar que trabajas en el parador.
—¡Es verdad! —rio Menchu, quien al igual que “Noelia”, había bebido alguna copilla de más. Por unas horas, y rodeada de aquellos hombres, se sintió una muchacha bonita y deseada. Algo que no solía ocurrir.
Santana recorrió con su clara mirada el cuerpo de Brittany con descaro y soltó un suspiro de satisfacción al imaginar lo bien que podría pasárselo con ella en la cama. Se colocó bien las gafas y dijo en tono vivo pero sin demasiada emoción:
—Hola hermosa.
Brittany iba a decir algo cuando la joven agarrando de la mano a un hipnotizado Lucas dijo:
—Ven, vamos a la pista. Quiero bailar. ¡Me gusta bailar!
Una vez aquellos dos se alejaron Damián soltó un silbido y murmuró sin que Menchu le escuchara:
—Mierda… este Lucas es un pibe con suerte. Menuda nochecita va a pasar con esa chica. Está buenísima.
Capitulo 20: somos viejas conocidas
Sin abrir la boca Brittany observó su pelo. ¿Qué se había hecho? Había pasado de morena a castaña en un abrir y cerrar de ojos, ¿para qué?. Esperó a que aquellos dejaran de bailar y regresaran cansados y sonrientes hasta ellos.. Santana que, a juzgar por sus movimientos, llevaba una buena borrachera, sentó en un taburete vacío, tomo su cerveza y tras darle un buen trago murmuró mirando a Menchu:
—Oh Dios... llevaba tiempo sin bailar así.
Britt arqueó una ceja. ¿Qué debía hacer? Debía llevársela o dejarla allí para que Lucas tuviera una buena noche con ella. Mientras se decidía, Lucas se acercó a ella, la tomo por la cintura y le dijo algo al oído que la hizo carcajearse. Esa intimidad la molestó. Pero más le enfadó la mirada de ella, quien imitándole, levantó una de sus perfiladas cejas. La música, en ese momento, cambió, las luces se oscurecieron y el ritmo se relajó. Era momento de actuar. Brittany la tomo de la mano mientras coqueteaba sin ningún tipo de pudor con Lucas y dijo alto y claro:
—Ven, vamos a bailar.
Al ver aquello, Lucas, que ya había tenido en alguna que otra ocasión un encontronazo con Brittany, la miró con gesto de enfado, y antes de que dijera nada, Britt aclaró en tono autoritario.
—Noelia –mirando con interrogación a Santana- y yo somos viejas conocidas.
Sin poder frenar el tirón que aquella le dio, saltó del taburete y dos segundos después estaba en medio de la pista, entre la gente, bailando una canción lenta. Mercedes sorprendida por ver a su amiga en la pista con la castaña, miró hacia sus compañeros y se carcajeó. Estaba claro que si Britt se lo proponía le levantaba la chica a quien quisiera.
—¿De qué te ríes churri? —preguntó Sam.
Sin necesidad de decir nada señaló hacia la pista y Sam al ver a Brittany en ella bailando con una castaña murmuró sorprendido:
—No me lo puedo creer. ¿Y Bree? —e instantáneamente miró a su amiga quien con gesto no muy divertido observaba la escena.
En la pista, Brittany necesitó unos segundos para aclarar sus ideas. Todavía no había encajado que Santana Marie Lopez, la actriz de Hollywood y para más señas su ex mujer, estuviera allí, cuando tenía que encajar que ahora estaba entré sus brazos y como una cruda. Finalmente, bajó su mirada hacia ella y preguntó en tono seco:
—¿Se puede saber qué haces aquí?
—Divertirme. ¡Oh Dios! los argentinos sí que saben divertirse. Mucho más que los americanos y en especial los californianos —respondió saludando con la mano a Lucas que les observaba.
Incrédula porque ella estuviera aún en Lujan acercó la boca a su oído.
—Te dije que te quería ver lejos de mí y de mi entorno.
—Por faaavor —se quejo ella.
—No quiero problemas con la prensa ni con nadie, ¿es que no me entendiste?
Intentando controlar sus torpes movimientos levantó la cabeza para mirarla y respondió:
—Perdona pero yo no me he acercado a ti, si no tú a mí. Por cierto, que alta eres. ¿Siempre fuiste así de alta? —Al ver que ella no respondía continuó—. Y ahora si no te importa, quiero seguir divirtiéndome con Lucas. ¡Es todo un bombón!
—¿Estás loca? Lucas y Damián no son lo que puede llamarse gente divertida.
Clavando sus claros y vidriosos ojos en ella, Santana respondió:
—Desde luego más que tú sí que me lo parecen.
—Pero ¿has perdido el juicio?
—Sí, cariño—asintió con un gesto aniñado—. Pero eso ocurrió hace muchoooooooooooo, muchoooooooooo tiempo.
—Por dios, estás borracha.
—¡¿Yo borracha?! —gritó y mirándole exigió—, ¿Serías tan amable de soltarme para que yo pueda regresar con quien me dé la gana, y pasármelo bien?
—No.
—¿Segura? —dijo hundiéndole uno de sus tacones en el pie.
—¡Mierda! —gruñó ella al sentir el dolor. Y levantándola del suelo con facilidad para que dejara de apretar su pie contra el de ella murmuró—. Si vuelves con Lucas te aseguro que mañana cuando te des cuenta de lo que has hecho, te arrepentirás.
—¿Tan malo es en la cama?
Incomoda por aquella indiscreta pregunta fue a responderle cuando una mano se poso en su hombro. Era Bree.
—Cielo ¿nos vamos ya?
Enfocando su mirada, Santana sonrió. Aquella era la mujer que había hablado de malos modos a Menchu en el parador, y que llevaba toda la noche refregándose con Bree. Deshaciéndose de ella la miró y dijo.
—Vamos... vayan a casa a terminar lo que llevan toda la noche haciendo delante de todos. Que por cierto, es lo mismito que voy a hacer yo en cuanto llegue al hotel con aquel rubio.
Tras soltar una risita tonta que calentó la sangre de su ex, la joven se alejó. En medio de la pista, Britt observó como Santana se unía de nuevo al grupo y Lucas, el rubio, quien la tomaba por la cintura.
—... estoy deseando llegar a mi casa para desnudarte y comerte enterita —le susurró en tono sensual Bree al oído, tras seguir con la mirada a aquella castaña y ver que estaba con la boba de Menchu.
Oír aquello volvió a atraer la atención de Britt, aunque una risotada de Santana le hizo volver de nuevo la mirada. Bree, consciente de que no atraía su atención al cien por cien, se apretó contra ella y tras devorarle los labios murmuró sobreexcitada:
—Vámonos cielo. Mercedes y Sam nos esperan fuera.
Britt tras comprobar que Santana seguía divirtiéndose con aquellos decidió dar por cerrado el tema, y tomando a Bree con fuerza de la mano, salió del local dispuesta a tener su estupenda noche de sexo.
Mientras caminaban hacia el coche Mercedes se acercó a su amiga
—¿Qué carajos hacías levantándole la chica a Lucas?
Sin querer contestar, continuó andando hacia el coche junto a una ardiente Bree. Pero una vez llegó a él miró a su amiga, que se quedó a cuadros cuando dijo:
—Mercedes, ¿puedes acompañar a Bree a su casa?
—¡¿Cómo?! —gritó la mujer en cuestión.
Sam y su mujer se miraron y rápidamente este se puso al lado de su amiga y preguntó:
—¿Qué estás diciendo? ¿Cómo voy a llevar a Bree a su casa si está deseando que la lleves tú? No me jodas, es enserio? —dijo señalando hacia su derecha.
Brittany, clavando los ojos en su amiga, dijo muy seria:
—Créeme. A mí también me apetece ir con ella y poner en práctica lo que me lleva susurrando toda la noche, pero no puedo irme sin solucionar algo.
—¿Que cosa?
Resoplando, Britt la miró. ¿Cómo decirle que la castañita del culo estupendo era Santana Lopez?
—Churri —llamó Sam— vámonos.
—Un segundo, precioso.
Las dos amigas se miraron y Britt con un gesto que Mercedes entendió murmuro haciéndole sonreír:
-Confía en mí churri, y por favor, acompaña a Bree hasta su casa y mañana te explico.
Si algo había entre ellas era confianza y aquellas palabras le hicieron suponer a Mercedes que algo que se le había escapado a ella había ocurrido. Lo que no sabía era el qué.
-Mañana sin falta —insistió su amiga y Britt asintió.
Mercedes accionó el botón de su coche y lo cerró. Britt era una chica muy lógica y si hacía algo tenía un por qué, del que más tarde se enteraría..
Bree paralizada por aquel desplante miró a Britt, aquella hermosa y caliente mujer, y suspiró. Ambas sabían lo que había, pero aquello le molestó. Y tras darle un beso en los labios de despedida murmuró resignada:
—Llámame otro día.
Brittany asintió. Una vez vio a Mercedes y su marido alejarse con Bree, regresó al local. Sin pararse a pensar, llegó hasta donde estaban sus compañeros con Santana y tras echarse a la joven al hombro, que gritó al sentirse como un saco de patatas, dijo con seguridad:
—Lucas, no te lo tomes a mal, pero ya te dije que Noelia y yo somos viejas amigas y tenemos algo de lo que hablar.
Luego mirando a Menchu dijo en tono seco:
—Vamos, te llevaré a tu casa.
Damián y Lucas sorprendidos y malhumorados porque su compañera se llevara su diversión asegurada fueron a protestar, pero la mirada de aquella los hizo callar. Minutos después Brittany dejó a Menchu en su casa, y continuó hacia la suya mientras Santana roncaba en la parte trasera del coche.
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BUENO ESPERO LOES GUSTE EL CAPITULO, DE NUEVO UNA VEZ MAS DISCULPEN LA DEMORA :)
MUCHAS GRACIAS POR LEER Y COMENTAR
HASTA LA PROXIMA<3
NO SEAN TAN MAL@S CON BRITT LA POBRE QUEDO ENAMORADA DE SAN DESDE EL PRIMER DIA Y NO QUIERE QUE ESO COMPLIQUE SU TRABAJO (siempre defendere a la rubia sepanlo(?)
BUENO, UNA VEZ MAS GRACIAS POR SUS COMENTARIOS Y ESPERO LES SIGA AGRADANDO LA HISTORIA!!!<3
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¿Y A Ti Que Te Importa?
Capitulo 19: una noche de diversión.
Dos días después, en la suite del castillo de Lujan, Kurt con una peluca castaña en la mano, susurraba mirando a su prima a través del espejo.
—Ay, queen, no te entiendo ¿por qué debemos quedarnos aquí? Está claro que esa divine no quiere nada contigo, y...
—Ni yo quiero nada con ella —apostilló Santana—, pero en toda mi vida nadie me ha echado de ningún sitio y esa imbécil no va a ser la primera.
Sonó el móvil y Kurt lo cogió. Tras hablar durante un rato sonriendo se lo tendió a su prima.
—Toma. Es Penélope.
Durante un rato Santana rio con las ocurrencias de su amiga y le agradeció los contactos y teléfonos que le había pedido por email. Habían pasado cuarenta y ocho horas desde el encontronazo que había tenido con la argentina, y aunque ya se le había pasado, si lo pensaba, se tensaba. Le contó a su amiga las compras que había hecho en Buenos Aires durante ese día. Un par de pelucas claras y unas lentillas. Eso le permitiría andar por la calle sin ser reconocida. Antes de colgar le dio a Penélope recuerdos de las personas de confianza que amablemente la habían atendido. Después de eso colgó.
—Ay, cuchifrita no es bueno llevar peluca tanto tiempo —protestó su primo mirándola—. Si te quedas calva como Bruce Willis ¡ni se te ocurra echarme la culpa! No quiero saber nada.
—Tranquilo, cielo. Si me quedo calva será única y exclusivamente culpa mía y yo sólita cargaré con las consecuencias. Pero tranquilo, en muchos rodajes llevo peluca muchas horas y aun sigo con pelo en la cabeza.
Como buen estilista que era Kurt se encargo de colocarle la peluca, el resultado fue espectacular.
—Oh, my God! Cómo te pareces a la abuela con el pelo castaño.
Aquel era un estupendo piropo y ella sonrió.
—¡Genial! Espera que me pongo las lentillas a ver qué tal queda todo.
Sacó rápidamente unas lentes color claro y se las puso. Tampoco era la primera vez que se ponía unas lentillas para cambiar el color de sus ojos. En ocasiones las utilizaba en las películas. El resultado, como siempre, fue espectacular.
—Por el amor de Diossss—murmuró aquel al verla— No pareces tú.
—De eso se trata —aplaudió mirándose al espejo.
Era increíble lo que hacía una buena peluca y unos lentes. De ser una chica morena de ojos cafes, a pasar a ser una castaña/rubia de ojos claros. Nadie la reconocería, de eso estaba segura. Se miró en el espejo encantada. Siempre le hubiera gustado ser más latina, más como su familia de Puerto Rico, y no tan clara de pelo y piel como la familia de su padre.
—Ay my love me recuerdas a tu amiga Salma Hayek en Abierto hasta el amanecer. ¡Solo te falta la serpientita!
—¿En serio? Sacame una foto con tu movil y así se la mando a ella por email. Conociéndola, seguro que se parte de risa —rio feliz.
Después de hacerse la foto con el móvil, la joven abrió una cajita de dónde sacó unas finas gafas rojas y se las puso.
—Uis... pero si son las gafas que te regalé de Valentino. Oh, queen pero si pareces una estudiosa y todo —se carcajeo su primo al verla.
Tras comprobar que con pelo castaño, las lentillas celestes y las gafas no parecía Santana Lopez, se volvió hacia Kurt.
—Bien, una vez acabada mi transformación, me ocuparé de ti.
—¿De mí? —gritó horrorizado separándose de ella—. Fu... fu... crazy ¡Ni te acerques! O juro que te araño.
—¿En serio?
—Y tan en serio. Es más, y lo haré de abajo arriba que duele más.
Pero Santana prosiguió sin prestarle atención.
—Lo primero que haremos será quitarte esas mechas purpuras y dejarte el pelo de un solo color.
—¡¡No!! —gritó horrorizado—. Me gustan mis mechas. I love las mechas que me puso Chipens. ¡Son muy cool!
—Lo sé, cielo, pero necesito que lo hagas por mí. No podemos pasar desapercibidos en este lugar si vas con esas mechas —tras suspirar él asintió y ella volvió al ataque—. También debo pensar en tu ropa.
—¡Mi ropa! ¿Qué quieres hacer con mi ropa?
—No podemos salir a cenar mientras lleves puestos esos pantalones rosa chicle y esa camisa floreada llena de nubecitas de algodón. No Kurt, lo siento pero no puede ser.
—Me encantan mis pink trousers de Dolce & Gabbana y mi camisa de nubes. Y no, no pienso abandonarlos en el equipaje por muy witch que te pongas. A ver cuchi, una cosa es que me quite las mechas purple por ti y otra que no pueda vestirme como yo quiera. ¡Definitivamente no!
Sonriendo como solo ella sabía hacer, se acercó a su primo y tras darle un beso en la mejilla murmuró tirando de la camisa:
—Cariño, necesito que parezcas un macho latino y no una reina del glamour. Esto no es Hollywood, es un pueblo español donde tu estilo de vestir no se lleva. Por lo tanto, quítate esospantalones o te juro que te los quemo y te quedas sin ellos para siempre.
—¡Bruja! —gruñó aquel mirándola.
Divertida y dispuesta a cumplir el plan que había trazado le miró y dijo:
—Lo sé, pero me quieres ¿verdad?
En el Croll, aquella noche se celebraba una fiesta country y medio pueblo de Lujan acudió a divertirse al local. Britt y Mercedes acompañadas por Sam y Bree cenaban en una de las mesas mejor situadas. La noche se presentaba divertida y Britt sonrió. Bree estaba especialmente guapa aquella noche con aquel vestido tan sexy y, además, muy caliente, a juzgar por las cosas que le ronroneaba al oído.
La besó en el cuello. Aquella mujer era una máquina sexual y siempre que quedaba con ella en la cama las dos lo pasaban fenomenal. Tiempo atrás, en su quinta cita, Brittany habló claramente con ella. No quería hacerle daño. Ella no quería una relación seria ni formal con nadie y se sorprendió cuando ella le confesó que le gustaba ser libre a nivel de pareja para hacer con su vida lo que quisiera. Aquella rotundidad animó a Brittnay a volver a quedar en más ocasiones con ella.
Sam, el marido de Mercedes, aún creía en el amor. Era un romántico empedernido y estaba convencido de que tarde o temprano Britt y su amiga Bree formalizarían su relación. Las implicados decidieron seguirle el juego, ya se daría cuenta que lo suyo era puro sexo.
Bree no era muy guapa pero era tremendamente sexy. Años atrás apareció un día en Lujan y tras encontrar trabajo en el parador, allí se quedó. No era una mujer que despertara muchas simpatías, en especial entre las féminas. Su sexto sentido les avisaba de que Bree no era una mujer de fiar. Su cuerpo lleno de curvas, su sinuosa voz cargada de erotismo y su pasión en la cama volvía locos a todos con los que se había acostado, y, por supuesto, a Brittany. Ella era una mujer desinhibida a la que le gustaba probar de todo y eso ¿a qué hombre o en este caso mujer no le gustaba?
—Churri, pídeme una coca cola —pidió Mercedes a su marido.
—Ahora mismo, preciosa —asintió. Y echando un vistazo a un lateral del local dijo:
—Anda... mira ahí vienen Lucas y Damián.
Con aplomo varonil y seguridad se acercaron a ellos dos de sus compañeras de unidad. Dos ligones en potencia que solo buscaban lo que muchos hombres: rollos de una noche y nada más. Bree, que había compartido momentos íntimos con Lucas, sonrió al verle y este la saludó. La complicidad que aquellos compartían nunca había importado a Brittany. Los tres eran adultos y tenían muy claro lo que querían.
—Está hoy animado el Croll —comentó Damián tras saludar a Mercedes,
—Sí. Con esto de la fiesta country parece que la gente ha salido de sus casas a pesar del calor—asintió el y mirando a su mujer que saludaba a Lucas, Sam dijo—Tomaaaaaa tu Coca-Cola, cielo. —Le entregó a Mercedes la bebida.
—Aisss el churri qué insoportable es —se quejo Lucas haciendo sonreír a Mercedes.
Durante un buen rato los seis charlaron mientras escuchaban a un grupo tocar su música. Una música que les incitaba a moverse aunque solo fuera la punta del zapato. Instantes después Lucas, tras cruzar una significativa mirada con Britt, se levantó e invitó a Bree a bailar. Ella aceptó y segundos después, en la pista, comenzó a mover sinuosamente sus caderas.
Brittany miraba divertida a la gente pasarlo bien. Acostumbrada a la tensión de su trabajo ver que la gente sonreía y se divertía era una de las mayores satisfacciones que podía tener.
—¡Oye, mira esa mujer! La rubia que está con Menchu, la del parador, tiene un culito digno de forrar las mejores pelotas de tenis —murmuró Mercedes señalando hacia la barra – no le digas a mi churri que dije eso, pensara que por juntarme contigo me volvi gay – rio ella.
Brittany miro hacia donde su amiga decía y asintió. En la barra una joven de pelo castaño se movía al compás de la música dejando entrever su culito respingón mientras hablaba con un tío bastante más alto que ella.
—Indiscutiblemente. Te doy la razón —asintió Brittany dando un trago de su cerveza – y tranquila, no dire nada – rio Britt.
Poco después, Bree y Lucas regresaron de bailar, quienes tras despedirse de ellos y sus compañeras, se alejaron en busca de alguna conquista.
Cuando la banda country lanzó los primeros sones de la canción de Coyote Dax, No rompas más mi pobre corazón el local entero, en especial las mujeres, se lanzaron a la pista. Como era de esperar, Sam y Bree salieron a bailar.
Desde su mesa, Brittany observaba como la gente bailaba cuando reparó en que sus compañeros estaban hablando con la rubia que, minutos antes, Mercedes y ella habían estado observando. Curiosa, observó como aquellos desplegaban todas sus buenas maneras en pro de llamar la atención de la chica, que parecía encantada con aquel cortejo.
—Mira —rio Britt a su amiga—. La rubia del culito respingón ya tiene a dos más babeando por ella.
Britt dejó entrever una sonrisa. Estaba claro que sus compañeros, aquella noche, triunfaban. De pronto, un saltito que dio la rubia, llamó la atención de Britt. ¿Dónde había visto hacer aquello antes? Instantáneamente le vino una imagen a la cabeza. Aquel movimiento se lo habla visto hacer a... ¡Imposible! pensó sorprendida. La que se movía con gracia mientras hablaba con Lucas no podía ser ella. La actriz era morena y aquella era castaña casi rubia. Pero algo dentro de ella le alarmó y ya no pudo dejar de mirar hacia donde estaban aquellos. Sam al darse cuenta de que no quitaba el ojo de encima al grupo, preguntó curioso:
—¿Te ha gustado la rubia?
Britt no respondió, simplemente continuó observando. Deseaba que ella se diera la vuelta para verla de frente. Pero no, la rubia, en ningún momento se giró. Finalmente y sin poder contener un segundo más la necesidad de saber si lo que creía era cierto o no, se levanto y se dirigió hacia sus compañeros. Con disimulo, se acercó a la barra y se apoyó en ella. Aquel ángulo era estupendo para verle la cara a la joven que ahora reía a carcajadas por algo que Lucas decía. Cuando esta levantó el rostro para mirar a su compañero Brittany respiro al ver sus ojos claros. No era ella. Sonriendo pidió otra cerveza al camarero cuando, de nuevo, ella repitió el movimiento. Aquel gesto y como ella cambiaba el peso de una pierna a otra volvieron a atraer su atención. Tras pagar su consumición tomo la botella y se dirigió hasta donde aquellos estaban, pero antes de llegar se dio la vuelta. Todo aquello era una tontería, debía olvidarlo.
Santana, al ver por el rabillo del ojo que la mujer que la había tratado como a una rata se acercaba, intentó permanecer tranquila, a pesar de que era verle y hervirle la sangre. Desde que había entrado en el bar, la había visto junto a la tetona del parador y por sus movimientos y sus continuos besitos en el cuello intuyó que entre ellas existía algo más. En un principio no le importó, pero por alguna extraña razón, no podía dejar de mirar en su dirección. Y cuando vio que Britt se acercaba un extraño júbilo la inundó, que desapareció justo en el momento en que ella decidió dar media vuelta.
Cuando Britt regresó junto a Mercedes, su amiga le preguntó:
—¿Está linda la rubia como se ve desde aquí?
Brittany volvió a mirar hacia aquellos que continuaban de risas y asintió:
—Te lo aseguro. ¡Tremenda!
Ambas rieron. En ese momento, se acercó Bree, que ya estaba cansada de bailar, y se sentó sobre las piernas de Brittany. Dos minutos después, ella la besó apasionadamente, excitada por las cosas que le decía al oído. Santana que observaba con disimulo desde su posición, no perdía detalle.
Paralizada por la gente que, por lo general, casi siempre era mas alta que ella, comprobó cómo Britt sonreía a la mujer que, con descaro, se le había sentado encima y movía las caderas con provocación. Ver el sensual gesto de Britt y como se mordía los labios la estaba poniendo cardiaca.
Desde su posición, y sin quitarle ojo, se excito al ver como aquella rubia pasaba su mano lentamente por la espalda de Bree.
Santana, cada segundo qué pasaba, se excitaba más. Solo imaginar que era a ella a quien acariciaba le hacia suspirar de placer. A punto estuvo de gritar cuando vio como aquella, tras apretar sus caderas contra la de ella, la agarró del pelo y, con una pasión que la dejó fuera de sí, la atrajo hacia ella y la besó.
Por faaavor... ¡soy patética!, pensó acalorada.
Seis cervezas después, Santana llegó a dos conclusiones. La primera, que era realmente patética. Y la segunda, que quería ser ella la que besara a Brittany de aquella manera.
Menchu, que había accedido a acompañarla a tomar algo aquella noche, se encontraba en una nube. ¡Ella acompañando a Santana Lopez! Tras la discusión que mantuvieron aquella y su primo, el gay, en el parador porque el pelo de aquel ahora era verde, este se negó a salir, y cuando la joven estrella se lo propuso, fue incapaz de decir que no. Menchu, una joven normalita que solía pasar desapercibida para todos, sabía quién estaba bajo aquellas gafas, aquellas lentillas y aquel pelo rubia y eso le enorgulleció. Si alguien del local supiera que se trataba de Santana Lopez, se organizaría un gran revuelo y le gustó ser partícipe de aquel secreto.
Un par de horas después, Britt se dirigió al aseo y en el camino se encontró con Damián.
—Ehhhh Pierce.
—Qué pasa bro —rio esta al ver lo animado que se encontraba.
—Mujer tienes que venir. Te voy a presentar a una chica que está como toda la flota argentina.
—Ah, sí—rio divertida Britt al intuir que se refería a la castaña.
—Sí... pero, para mi desgracia Lucas ya se la ha adjudicado, aunque ella es como vos. Osea, ya sabes…juega de ambos bandos.
Cuando salió del baño Britt le pidió a Bree un segundo con la mirada, y se acercó hasta aquellos. La joven castaña reía a carcajadas y, por su aflautada risa, dedujo que se había ganado una buena cruda. De pronto, su tono de voz le sonó, y clavando su mirada en ella la examino, la altura correspondía y cuando aquellos ojos claros le miraron con descaro tras las finas gafas rojas y vio como torcía el gesto lo supo: ¡era ella!
—Pierce, ellas son Noelia —dijo Lucas agarrándola con la familiaridad de la cintura—, y Menchu.
La puta madre ¿qué hace aquí todavía? pensó Britt sorprendida.
La joven castaña al verla sonrió y suspiró, mientras Menchu, algo nerviosa al ver a Britt dijo:
—Nos conocemos ¿verdad?
Desviando la mirada, Brittany al saber de quién se trataba asintió:
—Sí. Eres amiga de mi hermana Eva y creo recordar que trabajas en el parador.
—¡Es verdad! —rio Menchu, quien al igual que “Noelia”, había bebido alguna copilla de más. Por unas horas, y rodeada de aquellos hombres, se sintió una muchacha bonita y deseada. Algo que no solía ocurrir.
Santana recorrió con su clara mirada el cuerpo de Brittany con descaro y soltó un suspiro de satisfacción al imaginar lo bien que podría pasárselo con ella en la cama. Se colocó bien las gafas y dijo en tono vivo pero sin demasiada emoción:
—Hola hermosa.
Brittany iba a decir algo cuando la joven agarrando de la mano a un hipnotizado Lucas dijo:
—Ven, vamos a la pista. Quiero bailar. ¡Me gusta bailar!
Una vez aquellos dos se alejaron Damián soltó un silbido y murmuró sin que Menchu le escuchara:
—Mierda… este Lucas es un pibe con suerte. Menuda nochecita va a pasar con esa chica. Está buenísima.
Capitulo 20: somos viejas conocidas
Sin abrir la boca Brittany observó su pelo. ¿Qué se había hecho? Había pasado de morena a castaña en un abrir y cerrar de ojos, ¿para qué?. Esperó a que aquellos dejaran de bailar y regresaran cansados y sonrientes hasta ellos.. Santana que, a juzgar por sus movimientos, llevaba una buena borrachera, sentó en un taburete vacío, tomo su cerveza y tras darle un buen trago murmuró mirando a Menchu:
—Oh Dios... llevaba tiempo sin bailar así.
Britt arqueó una ceja. ¿Qué debía hacer? Debía llevársela o dejarla allí para que Lucas tuviera una buena noche con ella. Mientras se decidía, Lucas se acercó a ella, la tomo por la cintura y le dijo algo al oído que la hizo carcajearse. Esa intimidad la molestó. Pero más le enfadó la mirada de ella, quien imitándole, levantó una de sus perfiladas cejas. La música, en ese momento, cambió, las luces se oscurecieron y el ritmo se relajó. Era momento de actuar. Brittany la tomo de la mano mientras coqueteaba sin ningún tipo de pudor con Lucas y dijo alto y claro:
—Ven, vamos a bailar.
Al ver aquello, Lucas, que ya había tenido en alguna que otra ocasión un encontronazo con Brittany, la miró con gesto de enfado, y antes de que dijera nada, Britt aclaró en tono autoritario.
—Noelia –mirando con interrogación a Santana- y yo somos viejas conocidas.
Sin poder frenar el tirón que aquella le dio, saltó del taburete y dos segundos después estaba en medio de la pista, entre la gente, bailando una canción lenta. Mercedes sorprendida por ver a su amiga en la pista con la castaña, miró hacia sus compañeros y se carcajeó. Estaba claro que si Britt se lo proponía le levantaba la chica a quien quisiera.
—¿De qué te ríes churri? —preguntó Sam.
Sin necesidad de decir nada señaló hacia la pista y Sam al ver a Brittany en ella bailando con una castaña murmuró sorprendido:
—No me lo puedo creer. ¿Y Bree? —e instantáneamente miró a su amiga quien con gesto no muy divertido observaba la escena.
En la pista, Brittany necesitó unos segundos para aclarar sus ideas. Todavía no había encajado que Santana Marie Lopez, la actriz de Hollywood y para más señas su ex mujer, estuviera allí, cuando tenía que encajar que ahora estaba entré sus brazos y como una cruda. Finalmente, bajó su mirada hacia ella y preguntó en tono seco:
—¿Se puede saber qué haces aquí?
—Divertirme. ¡Oh Dios! los argentinos sí que saben divertirse. Mucho más que los americanos y en especial los californianos —respondió saludando con la mano a Lucas que les observaba.
Incrédula porque ella estuviera aún en Lujan acercó la boca a su oído.
—Te dije que te quería ver lejos de mí y de mi entorno.
—Por faaavor —se quejo ella.
—No quiero problemas con la prensa ni con nadie, ¿es que no me entendiste?
Intentando controlar sus torpes movimientos levantó la cabeza para mirarla y respondió:
—Perdona pero yo no me he acercado a ti, si no tú a mí. Por cierto, que alta eres. ¿Siempre fuiste así de alta? —Al ver que ella no respondía continuó—. Y ahora si no te importa, quiero seguir divirtiéndome con Lucas. ¡Es todo un bombón!
—¿Estás loca? Lucas y Damián no son lo que puede llamarse gente divertida.
Clavando sus claros y vidriosos ojos en ella, Santana respondió:
—Desde luego más que tú sí que me lo parecen.
—Pero ¿has perdido el juicio?
—Sí, cariño—asintió con un gesto aniñado—. Pero eso ocurrió hace muchoooooooooooo, muchoooooooooo tiempo.
—Por dios, estás borracha.
—¡¿Yo borracha?! —gritó y mirándole exigió—, ¿Serías tan amable de soltarme para que yo pueda regresar con quien me dé la gana, y pasármelo bien?
—No.
—¿Segura? —dijo hundiéndole uno de sus tacones en el pie.
—¡Mierda! —gruñó ella al sentir el dolor. Y levantándola del suelo con facilidad para que dejara de apretar su pie contra el de ella murmuró—. Si vuelves con Lucas te aseguro que mañana cuando te des cuenta de lo que has hecho, te arrepentirás.
—¿Tan malo es en la cama?
Incomoda por aquella indiscreta pregunta fue a responderle cuando una mano se poso en su hombro. Era Bree.
—Cielo ¿nos vamos ya?
Enfocando su mirada, Santana sonrió. Aquella era la mujer que había hablado de malos modos a Menchu en el parador, y que llevaba toda la noche refregándose con Bree. Deshaciéndose de ella la miró y dijo.
—Vamos... vayan a casa a terminar lo que llevan toda la noche haciendo delante de todos. Que por cierto, es lo mismito que voy a hacer yo en cuanto llegue al hotel con aquel rubio.
Tras soltar una risita tonta que calentó la sangre de su ex, la joven se alejó. En medio de la pista, Britt observó como Santana se unía de nuevo al grupo y Lucas, el rubio, quien la tomaba por la cintura.
—... estoy deseando llegar a mi casa para desnudarte y comerte enterita —le susurró en tono sensual Bree al oído, tras seguir con la mirada a aquella castaña y ver que estaba con la boba de Menchu.
Oír aquello volvió a atraer la atención de Britt, aunque una risotada de Santana le hizo volver de nuevo la mirada. Bree, consciente de que no atraía su atención al cien por cien, se apretó contra ella y tras devorarle los labios murmuró sobreexcitada:
—Vámonos cielo. Mercedes y Sam nos esperan fuera.
Britt tras comprobar que Santana seguía divirtiéndose con aquellos decidió dar por cerrado el tema, y tomando a Bree con fuerza de la mano, salió del local dispuesta a tener su estupenda noche de sexo.
Mientras caminaban hacia el coche Mercedes se acercó a su amiga
—¿Qué carajos hacías levantándole la chica a Lucas?
Sin querer contestar, continuó andando hacia el coche junto a una ardiente Bree. Pero una vez llegó a él miró a su amiga, que se quedó a cuadros cuando dijo:
—Mercedes, ¿puedes acompañar a Bree a su casa?
—¡¿Cómo?! —gritó la mujer en cuestión.
Sam y su mujer se miraron y rápidamente este se puso al lado de su amiga y preguntó:
—¿Qué estás diciendo? ¿Cómo voy a llevar a Bree a su casa si está deseando que la lleves tú? No me jodas, es enserio? —dijo señalando hacia su derecha.
Brittany, clavando los ojos en su amiga, dijo muy seria:
—Créeme. A mí también me apetece ir con ella y poner en práctica lo que me lleva susurrando toda la noche, pero no puedo irme sin solucionar algo.
—¿Que cosa?
Resoplando, Britt la miró. ¿Cómo decirle que la castañita del culo estupendo era Santana Lopez?
—Churri —llamó Sam— vámonos.
—Un segundo, precioso.
Las dos amigas se miraron y Britt con un gesto que Mercedes entendió murmuro haciéndole sonreír:
-Confía en mí churri, y por favor, acompaña a Bree hasta su casa y mañana te explico.
Si algo había entre ellas era confianza y aquellas palabras le hicieron suponer a Mercedes que algo que se le había escapado a ella había ocurrido. Lo que no sabía era el qué.
-Mañana sin falta —insistió su amiga y Britt asintió.
Mercedes accionó el botón de su coche y lo cerró. Britt era una chica muy lógica y si hacía algo tenía un por qué, del que más tarde se enteraría..
Bree paralizada por aquel desplante miró a Britt, aquella hermosa y caliente mujer, y suspiró. Ambas sabían lo que había, pero aquello le molestó. Y tras darle un beso en los labios de despedida murmuró resignada:
—Llámame otro día.
Brittany asintió. Una vez vio a Mercedes y su marido alejarse con Bree, regresó al local. Sin pararse a pensar, llegó hasta donde estaban sus compañeros con Santana y tras echarse a la joven al hombro, que gritó al sentirse como un saco de patatas, dijo con seguridad:
—Lucas, no te lo tomes a mal, pero ya te dije que Noelia y yo somos viejas amigas y tenemos algo de lo que hablar.
Luego mirando a Menchu dijo en tono seco:
—Vamos, te llevaré a tu casa.
Damián y Lucas sorprendidos y malhumorados porque su compañera se llevara su diversión asegurada fueron a protestar, pero la mirada de aquella los hizo callar. Minutos después Brittany dejó a Menchu en su casa, y continuó hacia la suya mientras Santana roncaba en la parte trasera del coche.
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BUENO ESPERO LOES GUSTE EL CAPITULO, DE NUEVO UNA VEZ MAS DISCULPEN LA DEMORA :)
MUCHAS GRACIAS POR LEER Y COMENTAR
HASTA LA PROXIMA<3
dorkyhemo_** - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 15/01/2014
Edad : 31
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
O.O como diablos lo dejas ahi!!!! u_____u no es justo I hate u :(
espero la actu:( me encanta tu ficcc!!
espero la actu:( me encanta tu ficcc!!
knockout** - Mensajes : 97
Fecha de inscripción : 27/11/2013
Edad : 28
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
jajajajajajaja,....
me encantan los celos de las dos!!!!
geniales la conversación de britt y mercedes,...
a ver como sigue!!!!
me encantan los celos de las dos!!!!
geniales la conversación de britt y mercedes,...
a ver como sigue!!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
Eso estuvo de lo mas, ahora que britt ve a santana divertirse le dan celos, parece olvidar que esta es libre y que luego de ser tratada como m.... por ella tiene el derecho de hacer lo que le venga en gana, o no?
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
Hasta ahi....?
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
ufa lo cortaste en la mejor parte, pero posta que pretende britt, si al final san no le habia hecho nada y de hecho estaba con lucas es una histerica britt!! yo voy por san jaja besos
tatymm-*- - Mensajes : 2406
Fecha de inscripción : 20/08/2012
Edad : 34
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
HOLA VOLVI :) ME ALEGRA QUE LES SIGA GUSTANDO LA HISTORIA Y QUE COMENTEN! MUCHAS GRACIAS SON MUY INGENIOSOS Y DIVERTIDA SU MANERA DE PENSAR!!<3
Knockout: "O.O como diablos lo dejas ahi!!!! u_____u no es justo I hate u :(
espero la actu:( me encanta tu ficcc!!"
-// YOU HATE ME BUT I LOVE YOU lol si perdon por dejarlo hasta ahi es que creo suspenso(? ;)
3:) : "jajajajajajaja,....
me encantan los celos de las dos!!!!
geniales la conversación de britt y mercedes,...
a ver como sigue!!!!"
-// bien dicen que si no quieres de verdad no sientes celos pues.... ;) jajaja si mercedes es una ocurrente que siempre sabe como hacer reir y molestar a britt :)
Micky Morales: "Eso estuvo de lo mas, ahora que britt ve a santana divertirse le dan celos, parece olvidar que esta es libre y que luego de ser tratada como m.... por ella tiene el derecho de hacer lo que le venga en gana, o no?"
-// Weeeee porque la agresion hace mi Britt-Britt? :/ bueno siente celos es normal, esta enamorada (aunque no lo quiera aceptar) y bueno convengamos que en parte lo hizo para cuidarla, estaba con Lucas y Britt lo conoce bien asi que hizo bien! :)
Pao Up: "Hasta ahi....?"
-// si hasta ahi, perdon :)
Tatymm: "ufa lo cortaste en la mejor parte, pero posta que pretende britt, si al final san no le habia hecho nada y de hecho estaba con lucas es una histerica britt!! yo voy por san jaja besos"
-// si, lo corte para crear suspenso e imaginacion(? jajaja pues Britt pretende mantener lejos a San pero al parecer no esta muy segura de eso, y si san continuaba con Lucas quizas todo el mundo se haya enterado que era Santana Lopez no crees? Yo voy por Britt :) jaja saludos
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¿Y A Ti Que Te Importa?
Capitulo 21: donde estoy?
Un sonido molesto y continuo la despertó. El móvil. Sin abrir los ojos Santana buscó el dichoso aparatito a su alrededor pero no lo encontró. Se sentó en la cama y continuó buscando la fuente del sonido atronador, y cuando vio que estaba sobre una mesilla blanca lo cogió y contestó.
—¿Si?
—Oh myGod! Me vas a matar a disgustos —gritó un desencajado Kurt— ¿Dónde estás? ¿Dónde te metes? Maldita sea, cuchi, lo tuyo no tiene nombre. Anoche saliste a tomar unas copas con la girl del parador y son ¡las doce de la mañana! Te podría haber raptado a saber Dios y yo aquí tan pancho y sin enterarme. Pero ¿dónde estás?
Intentando ordenar sus ideas y, sobre todo, responder a un alocado Kurt, miró a su alrededor.
—Por favor ¿puedes dejar de gritar? Yo m...
—Tienes voz de resaca. You have a hangover! —dijo al escucharla.
—Si vuelves a gritar te juro que te cuelgo —siseó alejándose el móvil de la oreja.
—Ok. ¿Dónde estás?
Miró a su alrededor. Lo último que recordaba era estar en un bar atestado de gente divirtiéndose con Menchu y dos hombres. Levantando las sábanas comprobó que no llevaba su ropa, aunque sí llevaba una camiseta enorme y negra. Horrorizada por lo que hubiera podido ocurrir se llevó la mano a la cabeza ¡la peluca! ¿Dónde la había dejado? Tras verla sobre un sillón se llevó las manos a los ojos. ¡Las lentillas! No podía dormir con los lentes de contactos y ella había dormido. Asustada por el mal que hubiera podido ocasionar a su vista murmuró:
—Kurt...
—Mira lo que le digo Santana , como se entere la prensa esto va a ser un scandal... y si your father o tu agente se enteran de lo que estás haciendo —tras resoplar gritó teatralmente—. Oh my God! Me pones histérica cuando haces estas cosas y...
—Que no grites —refunfuñó mientras se metía un dedo en el ojo.
«Ay Dios... que no encuentro lo lentilla» pensó cerrando el ojo molesta.
—Okey... —suspiró Kurt y en tono combativo preguntó—. ¿Su majestad, la princess, cuando me hará el honor de regresar al castillo?
—No lo sé... —respondió preocupada por sus ojos. ¿Dónde estaban las lentes?
Kurt, al sentirla tan despistada, perdió la paciencia y gritó:
—¿Cómo que no lo sabes? Pero, where the hell are you?
—En casa de Menchu.
Sin ganas de bromear Kurt se retiró con glamour su flequillo de la cara y siseó.
—Pues ya puedes ir levantando tu pretty culito de colibrí de allí y venirte para acá. ¿Me has entendido?
—Ok.
Al escuchar aquella contestación el muchacho cambió su tono de voz y dijo emocionado.
—Ay, queen ¡es que tengo que contarte algo! Algo divino... maravilloso...
Con un dolor de cabeza increíble Santana, que no quería escucharle ni un segundo más, dijo:
—Luego me lo cuentas. Adiós.
Y, sin más, le colgó. Pero cuando fue a levantarse estaba tan torpe que se le enredó un pie en la sabana y, sin poder evitarlo, cayó contra el suelo provocando un gran estruendo.
—Aug— se quejó tocándose el pie.
Totalmente desorientada localizó un espejo. Debía quitarse los lentes cuanto antes o sus ojos acabarían dañados. Cuando se puso frente al espejo, su cara era todo un poema. Sus ojos eran los cafes de siempre, aunque estaban cargados de sueño y de una buena noche de fiesta. Localizó también sus gafas rojas sobre la mesilla y su ropa tirada sobre un sillón color claro a juego con el resto de los muebles de la habitación.
¿Pero dónde estoy? - pensó mirándolo todo.
Al pasear su mirada por la habitación se quedó boquiabierta al ver encima de la mesilla el recipiente verde para las lentes que llevaba en su bolso. Lo abrió y suspiró aliviada al ver que allí estaban sus segundas pupilas claras ¿Quién se las había quitado? Y sobre todo ¿dónde estaba?
Se sentó en la cama para masajearse su dolorido pie cuando escuchó música. Sin perder un segundo miró su atuendo. La camiseta que llevaba le llegaba hasta la mitad de muslo pero aun así se puso los vaqueros. No sabía qué había pasado, pero sí sabía que, fuera lo que fuera, no tenía que volver a suceder. Después cogió la peluca y se la colocó. Con cuidado, abrió la puerta y la música heavy metal tronó.
Aquello la horrorizó. Nunca le había gustado aquella música ratonera, pero con curiosidad se encaminó hacia las escaleras y a medio camino se paró. Ya había estado allí. De pronto, se le puso la carne de gallina al recordar de quién era aquella casa, y maldijo en silencio sin saber si huir, tirarse por la ventana del primer piso o gritar como una loca. No le dio tiempo a nada Jenny, la perra, apareció ante ella e inmediatamente después, su dueña. Durante unos segundos ambas se miraron a los ojos hasta que finalmente Britt dijo:
—Ven a la cocina, hay café recién hecho.
Tragándose su orgullo, soltó un suspiro y la siguió. Entró en la cocina y se sentó. Britt retiró una silla para sentarse frente a ella. Aquel mínimo ruido consiguió que la cara de ella se contrajera.
Ay Dios mío ¡qué dolor de cabeza!
Brittany se dirigió hacia un mueble, sacó dos tazas color chocolate, las llenó de café y al enseñarle el brick de leche entera con mofa, ella asintió. Sin hablar ni mirarla metió las dos tazas en el microondas y dio a la opción dos minutos.
Sentada en la silla muy tensa, Santana se tocó el pelo y se lo retiró de la cara.
Tengo que tener una pinta de loca increíble pensó al sentir la peluca enmarañada.
Sin poder evitarlo se fijo en la indumentaria de ella. Pantalón negro de algodón y sudadera gris de Nike. Se le veía el pelo mojado, por lo que supuso que acababa de ducharse. Cuando el microondas sono Santana volvió a contraerse y cuando ella le puso la taza de café en la mesa y la vio con el gesto arrugado murmuró mientras se sentaba:
—Ese es el resultado de haber bebido más de la cuenta.
Quiso responderle pero no pudo. La música tan alta la enloquecía y el estómago le daba vueltas a más revoluciones que un centrifugador. Llevándose las manos a la boca le miró alarmada. Iba a vomitar. Brittany se levantó y señaló hacia la puerta.
—Segunda puerta a la derecha.
Levantándose con rapidez salió de la cocina y llegó a su destino. Cinco minutos después Britt, tras pasar por el salón y bajar el volumen de la música, llamó a la puerta y preguntó:
—¿Te encuentras bien?
Sentada en el suelo del baño, tras haber vomitado respondió:
—Sí... si a esto se le puede decir estar bien.
Sin saber por qué ella sonrió y dijo antes de regresar a la cocina.
—Sal de ahí. Te he preparado una manzanilla para que se te asiente el estómago.
Levantándose del suelo se miró en el espejo. Estaba pálida y el pelo claro la hacía parecerlo más. Tras enjuagarse la boca reunió el valor que le quedaba y abriendo la puerta se dirigió hacia la cocina. Una vez llegó allí, la perra le saludó y se sentó frente a Brittany que leía el periódico. Al ver que había retirado el café y en su lugar tenía una manzanilla aspiró su aroma y susurró:
—Gracias.
Ella no respondió, se limitó a asentir y a continuar leyendo. Cinco minutos después y con mejor color de cara, ella dejó el diario sobre la mesa y clavando sus penetrantes ojos en ella preguntó.
—¿Qué estás haciendo todavía en Lujan? Te dije que...
—Lo sé... sé lo que me dijiste pero...
—¿Cómo se te ocurre hacer lo que hiciste ayer? —protestó levantándose.
—¿Qué hice?
—Ah bue… pues exponerte a los depredadores directamente. ¿Estás loca?
—No.
—¿Te imaginas la que se hubiera sido si alguien te hubiera reconocido? Mierda, que este es un pueblo muy tranquilo y no suele haber actrices del glamuroso Hollywood emborrachándose por nuestros bares. Y por cierto, ayer te salvé de las garras de Lucas porque estabas borracha pero no volveré a hacerlo, ¿entendido?
Al escúchale entendió al peligro al que se había expuesto y al ver que ella esperaba que dijera algo susurró confundida:
—Gracias pero yo... yo...
—¿Tú? ¿Tú qué? ¿Acaso crees que puedes aparecer por aquí para joderme la vida?
Santana le miró. ¿Por qué estaba tan enfadada con ella?
Quería decirle que un extraño impulso al reconocerle en el Ritz le hizo buscarle. Ella nunca había ido detrás de una mujer y realmente no sabía por que había hecho aquello hasta que le escuchó decir.
—Vamos a ver, estrellita. Has venido a mi pueblo, a mi casa, me has perseguido por el campo por las mañanas, me has investigado, has ido a los bares donde voy a tomar algo. ¿Qué es lo que quieres?
Molesta por escuchar aquel termino que tanto odiaba, y a la vez sorprendida por aquella pregunta, suspiró y respondió:
—Solo quería saber si eras tú.
Brittany espetaba cualquier respuesta menos aquella y al ver su gesto cansado y ajado asintió:
—Pues si. Soy yo, morenita —Ella sonrió— Soy esa idiota que se caso contigo hace diez años en Las Vegas, gracias a que su amiga, Chispitas, nos echó en la bebida algunas de sus porquerias pasadas de contrabando. Te aseguro que se lo hice pagar muy caro. Aun lo recuerda.
Santana comenzó a reír y divertida Brittany no pudo evitar echarse a reír también. Durante un buen rato, y más relajadas, hablaron de sus recuerdos hasta que Britt se sinceró.
—Supe quién eras el día que regresamos a Argentina. En el avión había una revista de cine y al abrirla me encontré con una foto donde tu padre y tú salíais junto a un par de actores. En ese momento supe que la que había sido mí mujercita era la hija del magnate del cine Robert Hodgson. Te aseguro que en ese momento me quedé sin palabras.
—¿Se lo contaste a alguien?
—Sí, a Mercedes —asintió percatándose de lo guapa que estaba sin maquillaje—. Estaba tan alucinada con lo ocurrido que un mes después de llegar le enseñé la revista que me había llevado del avión y se lo conté. Ni que decir tiene que ella se quedó tan alucinada como yo. Meses después me llegaron los papeles definitivos del divorcio y fin de la historia.
—Gracias —asintió ella—. Otro en tu lugar se hubiera lucrado con todo el asunto. Pero tú no lo hiciste. Eso es de agradecer.
—Si te soy sincero un par de veces lo pensé —bromeó aquella y echándose de nuevo café en la taza, aseguró con un aplomo que a ella le resecó hasta el alma—: Nunca lo hubiera hecho. No es mi estilo.
Ambas se quedaron en silencio de nuevo hasta que ella, para romper aquel incómodo momento, preguntó:
—¿Por qué hacen el café tan fuerte aquí?
—No es que lo hagamos fuerte, es que en Estados Unidos beben malta.
—¡¿Malta?! En la vida había escuchado esta palabra. Malta —rio ella y al ver que Britt sonreía preguntó para destensar más el momento—. ¿Has visto alguna de mis películas?
Brittany quiso decirle que todas. Había seguido su carrera todos aquellos años con cierto orgullo, pero dispuesto a no dejar al descubierto su secreto murmuró entre dientes:
—Sí, alguna he visto.
Encantada por verle sonreír, ella comenzó a sentirse mejor, y clavando sus increíbles ojos marrones en ella preguntó:
—¿Que le parezco como actriz?
Élla la miró, y dispuesta a escuchar una crítica atroz prosiguió.
—Ok... no lo digas, tu sonrisilla ya ha hablado por ti.
Responder a aquella pregunta le ponía en una difícil situacion. Como actriz le gustaba mucho. Era una mujer guapa y con estilo, aunque a veces alguna de sus películas no habían estado en su línea, así que intentó ser diplomática.
—Eres una mujer muy guapa a pesar de esas gafas y esa peluca que te has puesto y lo sabes. —Ella sonrió satisfecha, a nadie le amargaba un dulce—. Particularmente me gustas como actriz, y a mis amigos y amigas también, te lo puedo asegurar.
Escucharle decir aquello de «me gustas» provocó en ella un extraño calor. Allí estaba a solas, con una pinta desastrosa y sin maquillar, ante una mujer que apenas conocía, pero que había sido su esposa y que, cada segundo que pasaba, le atraía más y más. Por ello intentando que no se percatara de lo nerviosa que la ponía dijo en broma:
—¿Puedo tomarme eso como un cumplido?
—Tú has preguntado y yo he respondido —asintió ella, sonriendo mientras se levantaba.
Estar ante ella no era fácil. Era la famosa Santana Lopez. Su sonrisa picara, sus ojos y esa manera como se tocaba el cuello al hablar le excitaba tanto como su precioso cuerpo. Ella era sexi, dulce y suave. Solo recordar cuando la desnudó la noche anterior para meterla en la cama y ella, borracha, había intentado besarle, la humedeció.
Al sentirla incómoda ella cambió de tema.
—Bueno, dejemos de hablar de mí y hablemos de ti. Por lo que he podido comprobar conseguiste ser policía, ¿verdad?
—Si.
—Pero no eres un policía que patrulla y pone multas.
—No.
—¿Eres un S.W.A.T?
Brittany sonrió divertido y sentándose de nuevo frente a ella la miro y aclaró:
—Te equivocas yo soy un G.E.O. Eso de S.W.A.T. lo dejamos para ustedes, los americanos.
—¡¿G.E.O?! ¿Qué es eso?
—Grupo Especial de Operaciones, los geo. Somos una unidad especial del Cuerpo Nacional de Policía de Argentina especializado en operaciones de alto riesgo.
—Vaya... te has convertido en un heroina.
Aquel comentario hizo sonreír a Brittany y tras dar un trago a su café respondió:
—Yo no lo veo así. En todo caso los verdaderos héroes son nuestras familias, por soportar todo lo que soportan.
—Uf... solo pensarlo da miedo, ¿no?
Britt se encogió de hombros.
—A mí, particularmente, me da más miedo ponerme ante una cámara y que todo el mundo me mire y juzgue, que realizar cualquier operativo policial.
—Ok, reconozco que, a veces, las críticas son duras e incluso difíciles de asumir —suspiró esta—. Pero lo tuyo es peligroso. Creo que has de amar mucho tu trabajo para arriesgarte tanto.
—Me gusta lo que hago —asintió con seguridad—. Para mí pertenecer a los geo es un orgullo, a pesar de que mi familia en ocasiones piense que estoy loca. Por cierto, cuanta menos gente lo sepa mejor. Por lo tanto, te pido discreción ¿ok?
—Seré tan discreta como tú lo has sido conmigo todos estos años. Tu secreto irá conmigo a la tumba.
Aquel comentario le gustó, y cuando ella le preguntó sobre qué solía hacer en su trabajo recostándose en la silla contestó:
—De todo un poco. Liberamos rehenes —ella sonrió--, neutralizamos bandas terroristas, prestamos servicios de seguridad en algunas sedes diplomáticas, en fin...
Sorprendida por lo que le contaba fue a decir algo cuando oyó cómo la puerta principal de la casa se abría.
—Brittany, soy Irene ¿estás despierta? —se escuchó.
Santana se quedó bloqueada por aquella intromisión.
—Mi hermana —le informó.
—¿Qué hago? —y tocándose los ojos murmuró—. Oh Dios no tengo las lentillas puestas. No puede verme.
—Sube a la habitación. Rápido.
Pero fue tarde. Irene entró en la cocina y al ver a su hermana acompañado de aquella castaña dio un salto hacia atrás.
—Oh, Dios ¡disculpame! No quería, yo...
Britt se puso de pie impidiendo que su hermana viera a Santana, que se cubrió el rostro con las manos. Después agarró a su hermana del brazo y sacándola de la cocina dijo con voz molesta:
—No te preocupes, no pasa nada —y volviéndose hacia Santana murmuró—. Sube a arreglarte. Te llevaré al parador.
Como si le hubieran metido un petardo en el culo Santana salió de la cocina y corrió escaleras arriba. Una vez se quedaron solo; Irene, sorprendida porque su hermana nunca llevaba a ninguna mujer a su casa, preguntó:
—¿Quién es esa chica?
—Una amiga.
Si su hermana se enteraba de que era Santana Lopez, la estrella de Hollywood, el desastre estaba asegurado.
—¿La conozco?
—No
—¿Es del pueblo?
—No —repitió molesto.
—Ufss…pues por lo poco que he visto, es muy linda.
Ella asintió. Santana era una mujer preciosa pero no quería hablar de ella. Nunca le había gastado hablar de su vida privada y menos con su hermana.
—¿Ha pasado aquí la noche contigo?
—No voy a contestar a eso.
Clavando la mirada en su guapa hermana sonrió y riendose cuchicheó.
—Ya me has contestado tontona.
Brittany, al ver aquella sonrisita tonta, clavó su mirada en ella y gruño.
—Vamos a ver Irene, lo que yo haga o no con mi vida a ti no te incumbe, ¿no crees?
Molesta por el tono de voz que empleaba murmuro:
—Bueno, hija tampoco es para que te pongas así. Que arisca eres a veces por Dios.
Su hermana en todos aquellos años nunca les había presentado ninguna chica, o chico, ni llevado una/o a casa de su padre. Solo se interesaba por su trabajo, sus amigos y sus viajes, poco más. Aunque sabía por lo que se hablaba por el pueblo que era una mujer que tenía gran aceptación entre los hombres y algunas del lugar. Especialmente entre los amigos de Sam, la mujer de Mercedes.
—Vaya... vaya... no sabía yo que salieras con alguien en particular.
—Y no salgo.
—¿Es una de las amigas de Mercedes?
—No
—Per...
—Se acabó el interrogatorio ¿ok? —cortó Britt.
Irene, sorprendida por el enfado repentino de su hermana asintió y con una sonrisita que a Brittany le quemó la sangre murmuró:
—Hija, no me extraña que no te aguante nadie. Eres una malhumorada.
En la planta de arriba Santana se sentó en la cama y, sin pensárselo dos veces, se puso las lentillas claras, después se vistió, se colocó las gafas y se arregló la peluca. Cuando hubo comprobado que su aspecto era decente, y especialmente irreconocible, tomo su bolso, guardó el estuche de las lentillas y bajó de nuevo al salón. Al entrar, se encontró con una mujer de unos cuarenta años con los mismos ojos que Brittany.
—Hola, soy Irene y siento mucho haber irrumpido de esta manera —dijo la mujer en un tono amigable mientras caminaba hacia ella.
—Encantada. Soy Noelia y no te preocupes, no pasa nada.
Irene, sorprendida por la simpatía y belleza natural de aquella muchacha, la observó con curiosidad.
—¿De dónde eres? —le preguntó.
Brittany, al escuchar a su hermana, maldijo por lo bajo. ¿Por qué tenía que ser tan insoportable? Y al ver que Santana dudaba contestó por ella.
—Se podría decir que es de Mendoza aunque no vive allí.
Tocándose la barbilla y cerrando un ojo para inspeccionarla, Irene dijo queriendo saciar su curiosidad:
—¿Mendoza con ese acento?
Al ver que ninguno respondía finalmente dijo:
—Por cierto tienes un pelo precioso. Se nota a leguas que es tu color natural. ¡Qué bonito!
—Vaya, gracias —sonrió esta tocándose la peluca.
Britt para intentar cortar aquella conversación, llamó la atención de su hermana.
—Irene ¿querías algo? Te lo digo porque estaba a punto de llevar a Noelia al parador.
—¿Estas alojada en el parador?
—Si.
—¿A que es un lugar precioso?
—¡Divino!
Cada vez más enfadado con su hermana por su cháchara, fue a hablar cuando esta dijo mirándole:
—A ver, hermana deja de matarme con la mirada y escucha. He pasado por tu casa por dos cosas. La primera, para recordarte por trigésima vez que tienes que confirmarme si estas libre en las fiestas y así poder contar contigo en los festejos importantes.
—Que sí, pesada —suspiró ella—. Ya lo miré y estoy libre ¿qué más?
—¡Genial! Y la segunda es porque hoy es el cumpleaños del abuelo y quería saber si mañana viernes tienes libre y podía contar contigo para que vinieras a la cena familiar. He hablado con Eva y vendrá de Chubut.
—Iré. Estoy libre hasta el lunes.
—¡Estupendo! —asintió Irene y volviéndose hacia la castaña preguntó—: Noelia ¿te apetece venir a la cena? Estoy segura de que a mi padre y al abuelo les encantará conocer a una amiga de mi hermana.
Brittany quiso estrangularla. ¿Qué carajos hacía su hermana? Santana al ver el gesto de aquella sonrió y todo lo amable que pudo respondió.
—Gracias por la invitación pero no puedo asistir.
—¿Por qué? —preguntó ganándose una reprochadora mirada de su hermana.
—Creo... creo que no estaré aquí —respondió con cierto pesar.
—¿Te vas? Oh, que pena, apenas nos hemos conocido y...
—Por el amor de Dios, Irene —protestó Brittany—. ¿Quieres dejar de ser tan indiscreta?
Irene miró a su hermana con gesto de enfado y tomando su bolso dijo antes de salir por la puerta todo lo digna que pudo:
—Me voy. No quiero arrancarle el pellejo a cierta individúo —luego volviéndose hacia Santana se acercó a ella y tras darle dos besos le susurró al oído:
—Encantada de conocerte y si puedes ven al cumpleaños del abuelo. Le encantará conocer a una amiga de esta testaruda.
Dicho esto tras tocar la cabeza de Jenny que parecía escuchar sentada entre ellos, Irene se marchó dejándoles parados a las dos en medio del salón.
—Perdona a mi hermana, es tremenda.
Santana estaba muerta de risa. Y mientras Jenny se acercaba a ella y esta le tocaba la cabeza a modo de despedida, dijo:
—Pues a mí me ha parecido muy simpática.
Suspirando, Brittany tomo las llaves de su coche y mientras salían de la casa indicó:
—Lo es. Aunque también es demasiado charlatana.
El trayecto en el coche hasta el parador fue corto. Demasiado corto. Una vez paró en la puerta de la entrada Brittany la miró. Quería seguir hablando con ella pero estaba claro que aquello debía acabar. Había sido extraño y hasta divertido aquel raro encuentro mientras duró, pero había que ser objetiva y pensar que ella era quien era y ella solo una policía argenitna.
La joven actriz, sin moverse de su asiento, sonrió. Debía abrir la puerta del coche e irse pero algo se lo impedía. La miró a los ojos. Deseó besar aquellos carnosos y seductores labios, y se estremeció.
—Ya hemos llegado —murmuro Britt.
—Sí, aquí estamos —asintió tocándose las gafas.
Al ver el brillo en los ojos de ella sintió una punzada de deseo. Aquella mujer, su boca, sus ojos, su piel, era una autentica y morbosa tentación. Pero debía olvidar lo que ella y su entrepierna deseaban o la situación se tornaría incomoda.
El silencio entre las dos se hizo denso e insoportable. Finalmente, para acabar con aquel tenso momento, Brittany murmuro tras aclararse la voz:
—Ha sido un placer volver a verte y siento lo de mi hermana.—Ella sonrió y Britt prosiguió—: No sé cómo se le ha ocurrido invitarte al cumpleaños del abuelo.
Al escuchar aquello la joven, sorprendiéndose a si misma, murmuro
—A mí no me hubiera importado asistir.
—¡¿Cómo?! —preguntó sorprendida.
Consciente de lo que había dicho, maldijo en silencio. Pero al final encogiéndose de hombros susurró con una tímida sonrisa.
—No tengo prisa por regresar a Los Angeles. Allí la Navidad en cierto modo me entristece. Demasiadas ausencias, Además, la promoción de mi última película no continúa hasta dentro de un mes en Tokio. —Y quitándose las gafas dijo clavando sus ojos en ella—. ¿Sabes? en el fondo reconozco que me hubiera gustado conocer a la familia que tuve hace años durante unos días.
Boquiabierta por aquella revelación, murmuró sin pensar:
—Mañana te recojo a las ocho y media aquí mismo ¿de acuerdo?
Sorprendida por aquella invitación, asintió feliz como una tonta. Abrió la puerta del coche y dijo en tono jovial:
—Okay. Aquí te esperaré —rápidamente sacó un bolígrafo de su bolso y en una tarjeta personal le apuntó su teléfono móvil y se lo entregó—. Toma, por si surgiera un imprevisto y tuvieras que avisarme.
Desconcertada, Britt lo agarro y lo guardó en el bolsillo de su vaquero. Después ella salió del coche y se alejó. Cuando desapareció tras las puertas del parador Brittany dio un golpe a su volante y maldijo ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué la había animado a cenar con ella y su familia? Pero, segundos después sin entender por qué sonrió.
Capitulo 22: cena inesperada
Como en una nube rosa de algodón, Santana entró en el parador. Aquella mujer, su ex esposa, le atraía mucho. Demasiado. Brittany era diferente a las mujeres con las que solía tratar en Estados Unidos. Le gustaba su sinceridad al hablar y, en especial, que no le hiciera la pelota sistemáticamente. Como una tonta, sonrió al saludar a Menchu que estaba en la recepción. Esta, al verla, salió del mostrador y caminando hacia ella preguntó preocupada:
—¿Todo bien?
—Sí ¡perfecto!
Al verla tan sonriente Menchu asintió y acercándose a ella le cuchicheó en confianza:
—Brittany es uno de las solteras de oro del pueblo.
—¿En serio? -preguntó Santana interesada.
—Oh, sí. Es guapa y muy gentil, y sé que más de una lagarta siliconada, como esa —señaló a Bree que pasaba junto a un cliente—, está deseando cazarle, aunque ella se resiste. Según su hermana Eva, que es amiga mía, Brittany es una auténtica rompecorazones.
Aquel comentario hizo que Santana frunciera el ceño. Ella no era nada suyo pero no le gustó escuchar aquello. Desechando las absurdas ideas que se estaban fraguando en su mente, sin quitarse las gafas, murmuró tras observar a la tal Bree, una mujer que nada tenía que ver con ella:
—Tú lo has dicho, Menchu. Brittany es una mujer muy interesante —y con una sonrisa añadió—: Ahora que lo pienso, yo añadiría también el término sexy ¿no crees?
Menchu poniéndose colorada como un tomate asintió.
—Si... ya lo creo.
Al ver del color que se le estaba poniendo la cara, la actriz prosiguió.
—Vaya... vaya, veo que a ti también te gusta.
La joven con el bochorno en la cara susurró.
—Le conozco de toda la vida. Soy amiga de su hermana y siempre me ha parecido una chica increíble, y cuando digo increíble no lo digo solo por lo guapa que es, sino también por su personalidad y...
—Sí, tiene una personalidad arrolladora—suspiró aquella.
La joven recepcionista sorprendida por el efecto que Brittany había causado en la actriz de Hollywood preguntó:
—¿Puedo hacerte una pregunta?
—Claro, Menchu.
—¿Sabe ella quién eres en realidad?
Durante unos segundos Santana lo pensó ¿qué decir ante aquella pregunta? Le molestaba mentir a la joven pero, dispuesta a no revelar ya más de lo que había revelado, respondió:
—No, no lo sabe. Y, por favor, debe continuar siendo un secreto. ¿De acuerdo?
—Por supuesto, pero creo que se va a enfadar mucho cuando se entere. Ella...
—Tranquila, Menchu. No te preocupes de eso por ahora. Cuando ella se entere con seguridad yo ya no estaré aquí —e intentando cambiar de tema preguntó—: ¿Sabes si está Kurt en su habitación?
—No está.
—¿Cómo que no está? —preguntó sorprendida.
—Según me comentó Bree, se marchó hace un par de horas —regresando hacia el mostrador dijo cogiendo un sobre cerrado—. Te dejó una nota.
Extrañada por aquello Santana cogió el sobre y tras abrirlo leyó.
Hola princess…he salido a conocer la zona en plan Indiana Jones. Ya te contare. Por cierto…no se a que hora regresaré.
Se buena en mi ausencia.
I love you.
Kurt
Sospechando que su primo se había vuelto loco definitivamente, Santana fue a decir algo cuando sonó su móvil. Había recibido un mensaje. Rápidamente lo sacó del bolsillo trasero de su vaquero y al leerlo sonrió como una tonta.
¿Cenamos hoy juntas? Será algo informal ¿Te recojo a las nueve?
Brittany
Menchu, intrigada por aquella sonrisa bobalicona, se aproximó a Santana cuando esta le enseñó el texto del mensaje. La joven recepcionista se quedó ensimismada.
—Oh... ¡qué romántico!
—Sí —suspiró como una quinceañera.
Soltando un suspiro de frustración Menchu preguntó:
—¿Por qué no me pasan a mi estas cosas? ¿Por qué?
Santana con una sonrisa en los labios llena de felicidad no supo qué contestar. ¡Brittany, la estaba invitando! y eso le pareció increíble. Finalmente, tras reír con Menchu sobre lo que aquella cena podía depararle tecleó en el móvil:
-Ok
A las nueve, vestida con un pantalón color lila a juego con la blusa y un bonito camperita negro, esperaba en la puerta del parador cuando vio el coche de Brittany acercarse. Un extraño nudo se le puso en el estómago y comenzó a respirar con dificultad. ¿Qué le pasaba? ¿A qué se debía aquel nerviosismo de adolescente? Habia viento y el olor a humedad y el oscuro cielo le hizo suponer que iba a llover, y mucho. Controló sus emociones como pudo y sonrió a la mujer que se bajaba del coche para saludarla y abrirle la puerta con galantería.
Sin mediar palabra, ni rezarse siquiera, se metió en el coche y el sonido de la música que sonaba le envolvió. Dos segundos después, subió ella por la puerta del conductor. Cuando Brittany quitó el freno de mano de su coche Santana se recostó en el asiento y preguntó divertida:
—¿A qué se debe esta cena?
Ella no respondió y Santana, sabedora de su encanto personal, cuchicheó:
—Vamos, confiésalo. ¿A que me echabas de menos?
Brittany sonrió de buen humor:
—Lo confieso. Echaba de menos tu incesante parloteo. Pero por si me vuelves loca, te advierto que tengo en el coche toneladas de cinta para taparte la boca.
Divertida por aquello sonrió y señalando hacia el CD del coche preguntó:
—¿Cómo puedes escuchar este horror de música?
—¿Horror de música? Pero si AC/DC son buenísimos.
—Lo de buenísimos, lo será para ti —se quejo—. Para mí solo son sonidos estridentes y, a veces, desesperantes. No te voy a negar que alguna balada heavy me guste, pero vamos, cuando se ponen a gritar, no es lo mío.
Aquello que decía, era lo mismo que en infinidad de ocasiones había escuchado a Sam, el esposo de Mercedes.
—A ver, sorpréndeme estrellita —dijo con respeto mientras conducía—, ¿Qué música te gusta?
—El Soul, el Rhythm andBlues...
Esperaba que dijera cualquier tipo de música pero no justamente aquella. Santana movió cómicamente la cabeza con un gracioso gestó que a ella se le parecio encantador.
—Es buena esa música, ¿ehhh? —dijo.
En ese momento Britt no supo a qué música se refería.
—Aunque me cueste reconocerlo, no es mi estilo. Es más, ¿esa no es música para ancianos?
La nueva mueca que ella hizo como contestación le provocó una carcajada. Aquella actriz, a la que había visto en infinidad de comedias románticas y películas de acción, era tremendamente graciosa y su gesticulación le provocaba una sonrisa permanente.
Boquiabierta aún por lo que ella había dicho en referencia a sus gustos musicales, se retorció en el asiento del coche y frunció el ceño.
—¿Música para viejos? —y sonriendo aclaró—: Oh my God!!! Estás muy equivocada si piensas así.
—Es que esa música es...
—Preciosa —cortó ella y al ver que sonreía prosiguió— Me encanta bailar con la música de Beyoncé, de mi amiga Jennifer López o la salsa de Marc. Pero cuando estoy en mi casa y me quiero relajar siempre escucho Soul o Rhythm and Blues—y mirándole extrañada preguntó—: De verdad me estás diciendo que en tu vida has escuchado a Al Green, Ray Charles, Aretha Franklin, Marvin Gaye o canciones como por ejemplo, At Last de Etta James, en la versión de Beyoncé.
—No.
—¿En serio?
—Te lo prometo.
—Vaya...
—Sí... vaya —murmuro Britt.
—Pues si me lo permites buscaré remedio urgentemente para ello —susurro incrédula mientras ella conducía.
Brittany sin poder, ni querer evitarlo la miró. Era increíble que la chica que llevaba a su lado y que parecía tan sorprendida por lo que descubría de ella, fuera quien era. Allí estaba ella, la mujer más querida en el mundo del cine, explicándole con vehemencia que la música soul, era el resultado de combinar el gospel y el R&B. Durante minutos la escuchó hablar de lo mucho que le gustaba Etta James y su canción favorita. No sabía quién era aquella cantante pero merecía la pena dejar que hablara solo por ver cómo le brillaban los ojos mientras le relataba la cantidad de veces que escuchaba aquella canción para relajarse antes de un rodaje.
Horas antes, cuando Brittany llegó a su casa y entró en la habitación donde ella había dormido la noche anterior, se tumbó sobre la cama y cuando el suave olor de ella le envolvió deseó volver a verla. Esperar hasta la noche del día siguiente se le hacía eterno y decidió arriesgarse. Era una locura querer volver a ver a Santana Lopez, pero era una locura atrayente y divertida y por primera vez en mucho tiempo se dejó llevar por el corazón. Y ahora que la tenía allí a su lado, hablando sobre música con tanta pasión algo en ella se bloqueó, echó el freno de mano y sorprendiéndose a sí misma la atrajo hacia si y la besó.
Fue un beso tierno, pero tan sumamente devastador que hizo que ambas temblaran. Una vez se separaron, la joven, atónita por aquel increíble beso clavó sus ojos en ella.
—Vaya...
—Sí... vaya —repitió Brittany.
Soltándola como si le quemara, Britt prosiguió su camino y condujo lo poco que quedaba para llegar a su destino bajo la lluvia. Ambas permanecieron calladas y solo se escuchaba la atronadora música de AC/DC hasta que llegaron a la puerta de su casa. Al llegar, detuvo el vehículo, salieron con rapidez y entraron en el interior del chalet entre risas. Cuando Brittany dio al interruptor de la luz, no se encendió. A oscuras, cerraron la puerta y ella murmuró:
—Debe ser cosa de la tormenta.
Un rayo iluminó la estancia y las dos se miraron. Ambas eran adultas y sabían lo que querían. Se deseaban. Acercándose a ella la arrinconó contra la puerta de entrada y agachándose para tomar su boca volvió a besarla. Le tomó los labios de tal manera que a ella le temblaron las rodillas y hasta el corazón. Sentir como aquel apoyaba su fibroso y torneante cuerpo contra el de ella mientras la besaba con vehemencia fue asolador.
—Britt…Brittany ¡me asfixias!
Alertada ella se echó hacia atrás con un rápido gesto.
—Lo siento, morenita, pero eres tan preciosa que me haces perder el control.
Ella sonrió. Si tenía algo claro era que era una mujer sexy, aunque no fuera tan voluptuosa como la siliconada del parador. Por ello la besó con descaro y tras pasarle la lengua por el labio inferior preguntó:
—¿Te gusta lo que ves? —Quiso averiguar.
—Sinceramente sin luz, ver, veo poco ¿Por qué preguntas eso?
—No soy tan voluptuosa como la mujer del parador. Ella es alta, curvilínea, con grandes pechos y yo soy consciente de que clase de mujer soy y....
—Me excitas tú. Me gusta lo que toco y más si es natural —dijo posando una de sus grandes manos sobre uno de sus senos deseosa de besar sin dudas.
Consciente de que ella estaba receptiva, le pasó su mano libre por la cintura para pegarla más a ella y eso le excitó aun más. Ella era pequeña, suave y delicada, al tiempo que tentadora, sexy y deliciosa. Aquella joven estrella de Hollywood nada tenía que ver con las mujeres exuberantes con las que ella se acostaba, pero su naturalidad resultaba absolutamente sexy. Morbosa.
Encantada con lo que le había dicho, suspiró y sonrió. Ella conocía su potencial, pero por primera vez en su vida, al estar en los brazos de aquella mujer había dudado. Excitada por como la tocaba y en especial, al sentir la humedad de su entrepierna, soltó su bolso que cayó al suelo y acoplándose le respondió con ardor.
Durante unos minutos se besaron, se mordisquearon, se excitaron hasta que Britt la tomo en brazos sin ningún esfuerzo y la llevó hasta su habitación. Una vez allí, la posó sobre la cama y con sumo cuidado, se tumbó sobre ella, le quitó las gafas, la peluca, le revolvió su melena oscura y entre risas dulzonas comenzó a besarle el cuello. Santana acalorada y sin poder apartar sus manos de ella, le acarició por debajo de su camisa. Tocar aquel duro abdomen, sentir como sus músculos se tensaban y sus pezones se endurecían a su tacto le pareció lo más morboso vivido con una mujer hasta el momento.
En el exterior de la casa una tormenta con rayos y truenos descargó sobre Lujan, mientras en el interior otra tormenta diferente se libraba. Sin mediar palabra y sin luz, Santana le quitó la camisa a Brittany, mientras recorría con sus manos la curvatura de sus bíceps y perdia su mirada en sus pechos. Animada por la situación Britt le desabrochó la blusa lila y, subiéndole el sujetador con deleite, le mordisqueó los pechos. Agitada al sentir la magnitud de aquella pasión suspiró de placer y se arqueó contra ella pidiéndole en silencio lo que quería. Necesitaba sentirla dentro. Quería que la poseyera ya. Y llevando sus manos al cinturón de los vaqueros de Britt comenzó a desabrochárselo. Dos segundos después los pantalones de ambas volaron por la habitación.
—Ven, ponte así —murmuró ella con voz ronca deseosa de cumplir su objetivo.
Sin pestañear se acomodo. Estaba húmeda, caliente y tremendamente excitada cuando de pronto escuchó un sonido desconocido.
—No... La pu…, ahora noooooooooo —maldijo Brittany.
Al sentir la tensión en su cuerpo, la muchacha preguntó con la voz entrecortada por el momento:
—¿Qué ocurre? ¿Qué suena?
Britt, incorporándose, le pidió silencio con la mano. Después tomo su móvil y tras escuchar a alguien al otro lado concretó:
—En media hora estoy allí.
Una voz colgó el teléfono se movió con rapidez mientras ella aún excitada y medio desnuda sobre la cama le observa ha a oscuras moverse por la habitación.
-Brittany... —le llamó.
Enfadada por sentir la decepción en su voz y molesta por tener que marcharse tan repentinamente, tras vestirse con rapidez se acercó hasta ella y la besó con ardor.
—... tengo que marcharme. Me han llamado de la base. Ha ocurrido algo y tengo que ir.
—¿Que te vas? —preguntó sobresaltada.
—Sí.
—Pero... pero ¿cómo puedes irte en un momento así? —protestó indignada.
Britt la entendió y dándole otro breve pero intento beso en los labios respondió mientras su entrepierna y todo ella se debatía por terminar lo que había empezado:
—Lo siento hermosa, pero el deber me llama. Es mi trabajo.
Al ver su cara de sorpresa preguntó con rapidez:
—¿Quieres quedarte aquí o prefieres que te acerque al Parador?
Molesta por tener que acabar tan pronto lo que se perfilaba como una noche perfecta respondió levantándose para coger la maldita peluca:
—Llévame al parador.
Minutos después las dos estaban en el interior del coche, serias y confusas. Una vez llegaron al parador Britt detuvo el vehículo. Santana abrió la puerta para salir cuando sintió que la mano de la rubia tiraba de ella para que se volviera a mirarle.
—Lo siento. Te aseguro que me gustaría tanto como a ti estar en estos momentos haciendo lo que deseo. Y lo que deseo y me enloquece en estos momentos eres tú. No lo dudes. Te prometo que en cuanto vuelva te recompensare por este infortunio. —En ese momento ella sonrió y Britt se relajó—. Mi trabajo requiere este tipo de sacrificios y solo puedo pedirte disculpas una y mil veces.
Durante unos segundos ambas se miraron a los ojos y el enfado de Santana se transformó en preocupación. Su trabajo era peligroso, pero decidió no decir nada. No era el momento. Por fin y tras besarle en los labios murmuro para alivio de ella:
—Me debes una noche. Así que, ten cuidado con lo que haces porque quiero esa noche. ¿Me has entendido?
La rubia sonrió y tras darle otro rápido beso dijo mientras ella salía del coche:
—Te llamaré.
Brittany se alejó bajo la lluvia mientras ella, preocupada, se dirigió hacia su habitación.
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BUENO, ESPERO LES GUSTE LOS CAPITULOS DE HOY
COMO VEN LA COSA VA CAMBIANDO :3
GRACIAS POR LEER Y COMENTAR
HASTA LA PROXIMA<3
Knockout: "O.O como diablos lo dejas ahi!!!! u_____u no es justo I hate u :(
espero la actu:( me encanta tu ficcc!!"
-// YOU HATE ME BUT I LOVE YOU lol si perdon por dejarlo hasta ahi es que creo suspenso(? ;)
3:) : "jajajajajajaja,....
me encantan los celos de las dos!!!!
geniales la conversación de britt y mercedes,...
a ver como sigue!!!!"
-// bien dicen que si no quieres de verdad no sientes celos pues.... ;) jajaja si mercedes es una ocurrente que siempre sabe como hacer reir y molestar a britt :)
Micky Morales: "Eso estuvo de lo mas, ahora que britt ve a santana divertirse le dan celos, parece olvidar que esta es libre y que luego de ser tratada como m.... por ella tiene el derecho de hacer lo que le venga en gana, o no?"
-// Weeeee porque la agresion hace mi Britt-Britt? :/ bueno siente celos es normal, esta enamorada (aunque no lo quiera aceptar) y bueno convengamos que en parte lo hizo para cuidarla, estaba con Lucas y Britt lo conoce bien asi que hizo bien! :)
Pao Up: "Hasta ahi....?"
-// si hasta ahi, perdon :)
Tatymm: "ufa lo cortaste en la mejor parte, pero posta que pretende britt, si al final san no le habia hecho nada y de hecho estaba con lucas es una histerica britt!! yo voy por san jaja besos"
-// si, lo corte para crear suspenso e imaginacion(? jajaja pues Britt pretende mantener lejos a San pero al parecer no esta muy segura de eso, y si san continuaba con Lucas quizas todo el mundo se haya enterado que era Santana Lopez no crees? Yo voy por Britt :) jaja saludos
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¿Y A Ti Que Te Importa?
Capitulo 21: donde estoy?
Un sonido molesto y continuo la despertó. El móvil. Sin abrir los ojos Santana buscó el dichoso aparatito a su alrededor pero no lo encontró. Se sentó en la cama y continuó buscando la fuente del sonido atronador, y cuando vio que estaba sobre una mesilla blanca lo cogió y contestó.
—¿Si?
—Oh myGod! Me vas a matar a disgustos —gritó un desencajado Kurt— ¿Dónde estás? ¿Dónde te metes? Maldita sea, cuchi, lo tuyo no tiene nombre. Anoche saliste a tomar unas copas con la girl del parador y son ¡las doce de la mañana! Te podría haber raptado a saber Dios y yo aquí tan pancho y sin enterarme. Pero ¿dónde estás?
Intentando ordenar sus ideas y, sobre todo, responder a un alocado Kurt, miró a su alrededor.
—Por favor ¿puedes dejar de gritar? Yo m...
—Tienes voz de resaca. You have a hangover! —dijo al escucharla.
—Si vuelves a gritar te juro que te cuelgo —siseó alejándose el móvil de la oreja.
—Ok. ¿Dónde estás?
Miró a su alrededor. Lo último que recordaba era estar en un bar atestado de gente divirtiéndose con Menchu y dos hombres. Levantando las sábanas comprobó que no llevaba su ropa, aunque sí llevaba una camiseta enorme y negra. Horrorizada por lo que hubiera podido ocurrir se llevó la mano a la cabeza ¡la peluca! ¿Dónde la había dejado? Tras verla sobre un sillón se llevó las manos a los ojos. ¡Las lentillas! No podía dormir con los lentes de contactos y ella había dormido. Asustada por el mal que hubiera podido ocasionar a su vista murmuró:
—Kurt...
—Mira lo que le digo Santana , como se entere la prensa esto va a ser un scandal... y si your father o tu agente se enteran de lo que estás haciendo —tras resoplar gritó teatralmente—. Oh my God! Me pones histérica cuando haces estas cosas y...
—Que no grites —refunfuñó mientras se metía un dedo en el ojo.
«Ay Dios... que no encuentro lo lentilla» pensó cerrando el ojo molesta.
—Okey... —suspiró Kurt y en tono combativo preguntó—. ¿Su majestad, la princess, cuando me hará el honor de regresar al castillo?
—No lo sé... —respondió preocupada por sus ojos. ¿Dónde estaban las lentes?
Kurt, al sentirla tan despistada, perdió la paciencia y gritó:
—¿Cómo que no lo sabes? Pero, where the hell are you?
—En casa de Menchu.
Sin ganas de bromear Kurt se retiró con glamour su flequillo de la cara y siseó.
—Pues ya puedes ir levantando tu pretty culito de colibrí de allí y venirte para acá. ¿Me has entendido?
—Ok.
Al escuchar aquella contestación el muchacho cambió su tono de voz y dijo emocionado.
—Ay, queen ¡es que tengo que contarte algo! Algo divino... maravilloso...
Con un dolor de cabeza increíble Santana, que no quería escucharle ni un segundo más, dijo:
—Luego me lo cuentas. Adiós.
Y, sin más, le colgó. Pero cuando fue a levantarse estaba tan torpe que se le enredó un pie en la sabana y, sin poder evitarlo, cayó contra el suelo provocando un gran estruendo.
—Aug— se quejó tocándose el pie.
Totalmente desorientada localizó un espejo. Debía quitarse los lentes cuanto antes o sus ojos acabarían dañados. Cuando se puso frente al espejo, su cara era todo un poema. Sus ojos eran los cafes de siempre, aunque estaban cargados de sueño y de una buena noche de fiesta. Localizó también sus gafas rojas sobre la mesilla y su ropa tirada sobre un sillón color claro a juego con el resto de los muebles de la habitación.
¿Pero dónde estoy? - pensó mirándolo todo.
Al pasear su mirada por la habitación se quedó boquiabierta al ver encima de la mesilla el recipiente verde para las lentes que llevaba en su bolso. Lo abrió y suspiró aliviada al ver que allí estaban sus segundas pupilas claras ¿Quién se las había quitado? Y sobre todo ¿dónde estaba?
Se sentó en la cama para masajearse su dolorido pie cuando escuchó música. Sin perder un segundo miró su atuendo. La camiseta que llevaba le llegaba hasta la mitad de muslo pero aun así se puso los vaqueros. No sabía qué había pasado, pero sí sabía que, fuera lo que fuera, no tenía que volver a suceder. Después cogió la peluca y se la colocó. Con cuidado, abrió la puerta y la música heavy metal tronó.
Aquello la horrorizó. Nunca le había gustado aquella música ratonera, pero con curiosidad se encaminó hacia las escaleras y a medio camino se paró. Ya había estado allí. De pronto, se le puso la carne de gallina al recordar de quién era aquella casa, y maldijo en silencio sin saber si huir, tirarse por la ventana del primer piso o gritar como una loca. No le dio tiempo a nada Jenny, la perra, apareció ante ella e inmediatamente después, su dueña. Durante unos segundos ambas se miraron a los ojos hasta que finalmente Britt dijo:
—Ven a la cocina, hay café recién hecho.
Tragándose su orgullo, soltó un suspiro y la siguió. Entró en la cocina y se sentó. Britt retiró una silla para sentarse frente a ella. Aquel mínimo ruido consiguió que la cara de ella se contrajera.
Ay Dios mío ¡qué dolor de cabeza!
Brittany se dirigió hacia un mueble, sacó dos tazas color chocolate, las llenó de café y al enseñarle el brick de leche entera con mofa, ella asintió. Sin hablar ni mirarla metió las dos tazas en el microondas y dio a la opción dos minutos.
Sentada en la silla muy tensa, Santana se tocó el pelo y se lo retiró de la cara.
Tengo que tener una pinta de loca increíble pensó al sentir la peluca enmarañada.
Sin poder evitarlo se fijo en la indumentaria de ella. Pantalón negro de algodón y sudadera gris de Nike. Se le veía el pelo mojado, por lo que supuso que acababa de ducharse. Cuando el microondas sono Santana volvió a contraerse y cuando ella le puso la taza de café en la mesa y la vio con el gesto arrugado murmuró mientras se sentaba:
—Ese es el resultado de haber bebido más de la cuenta.
Quiso responderle pero no pudo. La música tan alta la enloquecía y el estómago le daba vueltas a más revoluciones que un centrifugador. Llevándose las manos a la boca le miró alarmada. Iba a vomitar. Brittany se levantó y señaló hacia la puerta.
—Segunda puerta a la derecha.
Levantándose con rapidez salió de la cocina y llegó a su destino. Cinco minutos después Britt, tras pasar por el salón y bajar el volumen de la música, llamó a la puerta y preguntó:
—¿Te encuentras bien?
Sentada en el suelo del baño, tras haber vomitado respondió:
—Sí... si a esto se le puede decir estar bien.
Sin saber por qué ella sonrió y dijo antes de regresar a la cocina.
—Sal de ahí. Te he preparado una manzanilla para que se te asiente el estómago.
Levantándose del suelo se miró en el espejo. Estaba pálida y el pelo claro la hacía parecerlo más. Tras enjuagarse la boca reunió el valor que le quedaba y abriendo la puerta se dirigió hacia la cocina. Una vez llegó allí, la perra le saludó y se sentó frente a Brittany que leía el periódico. Al ver que había retirado el café y en su lugar tenía una manzanilla aspiró su aroma y susurró:
—Gracias.
Ella no respondió, se limitó a asentir y a continuar leyendo. Cinco minutos después y con mejor color de cara, ella dejó el diario sobre la mesa y clavando sus penetrantes ojos en ella preguntó.
—¿Qué estás haciendo todavía en Lujan? Te dije que...
—Lo sé... sé lo que me dijiste pero...
—¿Cómo se te ocurre hacer lo que hiciste ayer? —protestó levantándose.
—¿Qué hice?
—Ah bue… pues exponerte a los depredadores directamente. ¿Estás loca?
—No.
—¿Te imaginas la que se hubiera sido si alguien te hubiera reconocido? Mierda, que este es un pueblo muy tranquilo y no suele haber actrices del glamuroso Hollywood emborrachándose por nuestros bares. Y por cierto, ayer te salvé de las garras de Lucas porque estabas borracha pero no volveré a hacerlo, ¿entendido?
Al escúchale entendió al peligro al que se había expuesto y al ver que ella esperaba que dijera algo susurró confundida:
—Gracias pero yo... yo...
—¿Tú? ¿Tú qué? ¿Acaso crees que puedes aparecer por aquí para joderme la vida?
Santana le miró. ¿Por qué estaba tan enfadada con ella?
Quería decirle que un extraño impulso al reconocerle en el Ritz le hizo buscarle. Ella nunca había ido detrás de una mujer y realmente no sabía por que había hecho aquello hasta que le escuchó decir.
—Vamos a ver, estrellita. Has venido a mi pueblo, a mi casa, me has perseguido por el campo por las mañanas, me has investigado, has ido a los bares donde voy a tomar algo. ¿Qué es lo que quieres?
Molesta por escuchar aquel termino que tanto odiaba, y a la vez sorprendida por aquella pregunta, suspiró y respondió:
—Solo quería saber si eras tú.
Brittany espetaba cualquier respuesta menos aquella y al ver su gesto cansado y ajado asintió:
—Pues si. Soy yo, morenita —Ella sonrió— Soy esa idiota que se caso contigo hace diez años en Las Vegas, gracias a que su amiga, Chispitas, nos echó en la bebida algunas de sus porquerias pasadas de contrabando. Te aseguro que se lo hice pagar muy caro. Aun lo recuerda.
Santana comenzó a reír y divertida Brittany no pudo evitar echarse a reír también. Durante un buen rato, y más relajadas, hablaron de sus recuerdos hasta que Britt se sinceró.
—Supe quién eras el día que regresamos a Argentina. En el avión había una revista de cine y al abrirla me encontré con una foto donde tu padre y tú salíais junto a un par de actores. En ese momento supe que la que había sido mí mujercita era la hija del magnate del cine Robert Hodgson. Te aseguro que en ese momento me quedé sin palabras.
—¿Se lo contaste a alguien?
—Sí, a Mercedes —asintió percatándose de lo guapa que estaba sin maquillaje—. Estaba tan alucinada con lo ocurrido que un mes después de llegar le enseñé la revista que me había llevado del avión y se lo conté. Ni que decir tiene que ella se quedó tan alucinada como yo. Meses después me llegaron los papeles definitivos del divorcio y fin de la historia.
—Gracias —asintió ella—. Otro en tu lugar se hubiera lucrado con todo el asunto. Pero tú no lo hiciste. Eso es de agradecer.
—Si te soy sincero un par de veces lo pensé —bromeó aquella y echándose de nuevo café en la taza, aseguró con un aplomo que a ella le resecó hasta el alma—: Nunca lo hubiera hecho. No es mi estilo.
Ambas se quedaron en silencio de nuevo hasta que ella, para romper aquel incómodo momento, preguntó:
—¿Por qué hacen el café tan fuerte aquí?
—No es que lo hagamos fuerte, es que en Estados Unidos beben malta.
—¡¿Malta?! En la vida había escuchado esta palabra. Malta —rio ella y al ver que Britt sonreía preguntó para destensar más el momento—. ¿Has visto alguna de mis películas?
Brittany quiso decirle que todas. Había seguido su carrera todos aquellos años con cierto orgullo, pero dispuesto a no dejar al descubierto su secreto murmuró entre dientes:
—Sí, alguna he visto.
Encantada por verle sonreír, ella comenzó a sentirse mejor, y clavando sus increíbles ojos marrones en ella preguntó:
—¿Que le parezco como actriz?
Élla la miró, y dispuesta a escuchar una crítica atroz prosiguió.
—Ok... no lo digas, tu sonrisilla ya ha hablado por ti.
Responder a aquella pregunta le ponía en una difícil situacion. Como actriz le gustaba mucho. Era una mujer guapa y con estilo, aunque a veces alguna de sus películas no habían estado en su línea, así que intentó ser diplomática.
—Eres una mujer muy guapa a pesar de esas gafas y esa peluca que te has puesto y lo sabes. —Ella sonrió satisfecha, a nadie le amargaba un dulce—. Particularmente me gustas como actriz, y a mis amigos y amigas también, te lo puedo asegurar.
Escucharle decir aquello de «me gustas» provocó en ella un extraño calor. Allí estaba a solas, con una pinta desastrosa y sin maquillar, ante una mujer que apenas conocía, pero que había sido su esposa y que, cada segundo que pasaba, le atraía más y más. Por ello intentando que no se percatara de lo nerviosa que la ponía dijo en broma:
—¿Puedo tomarme eso como un cumplido?
—Tú has preguntado y yo he respondido —asintió ella, sonriendo mientras se levantaba.
Estar ante ella no era fácil. Era la famosa Santana Lopez. Su sonrisa picara, sus ojos y esa manera como se tocaba el cuello al hablar le excitaba tanto como su precioso cuerpo. Ella era sexi, dulce y suave. Solo recordar cuando la desnudó la noche anterior para meterla en la cama y ella, borracha, había intentado besarle, la humedeció.
Al sentirla incómoda ella cambió de tema.
—Bueno, dejemos de hablar de mí y hablemos de ti. Por lo que he podido comprobar conseguiste ser policía, ¿verdad?
—Si.
—Pero no eres un policía que patrulla y pone multas.
—No.
—¿Eres un S.W.A.T?
Brittany sonrió divertido y sentándose de nuevo frente a ella la miro y aclaró:
—Te equivocas yo soy un G.E.O. Eso de S.W.A.T. lo dejamos para ustedes, los americanos.
—¡¿G.E.O?! ¿Qué es eso?
—Grupo Especial de Operaciones, los geo. Somos una unidad especial del Cuerpo Nacional de Policía de Argentina especializado en operaciones de alto riesgo.
—Vaya... te has convertido en un heroina.
Aquel comentario hizo sonreír a Brittany y tras dar un trago a su café respondió:
—Yo no lo veo así. En todo caso los verdaderos héroes son nuestras familias, por soportar todo lo que soportan.
—Uf... solo pensarlo da miedo, ¿no?
Britt se encogió de hombros.
—A mí, particularmente, me da más miedo ponerme ante una cámara y que todo el mundo me mire y juzgue, que realizar cualquier operativo policial.
—Ok, reconozco que, a veces, las críticas son duras e incluso difíciles de asumir —suspiró esta—. Pero lo tuyo es peligroso. Creo que has de amar mucho tu trabajo para arriesgarte tanto.
—Me gusta lo que hago —asintió con seguridad—. Para mí pertenecer a los geo es un orgullo, a pesar de que mi familia en ocasiones piense que estoy loca. Por cierto, cuanta menos gente lo sepa mejor. Por lo tanto, te pido discreción ¿ok?
—Seré tan discreta como tú lo has sido conmigo todos estos años. Tu secreto irá conmigo a la tumba.
Aquel comentario le gustó, y cuando ella le preguntó sobre qué solía hacer en su trabajo recostándose en la silla contestó:
—De todo un poco. Liberamos rehenes —ella sonrió--, neutralizamos bandas terroristas, prestamos servicios de seguridad en algunas sedes diplomáticas, en fin...
Sorprendida por lo que le contaba fue a decir algo cuando oyó cómo la puerta principal de la casa se abría.
—Brittany, soy Irene ¿estás despierta? —se escuchó.
Santana se quedó bloqueada por aquella intromisión.
—Mi hermana —le informó.
—¿Qué hago? —y tocándose los ojos murmuró—. Oh Dios no tengo las lentillas puestas. No puede verme.
—Sube a la habitación. Rápido.
Pero fue tarde. Irene entró en la cocina y al ver a su hermana acompañado de aquella castaña dio un salto hacia atrás.
—Oh, Dios ¡disculpame! No quería, yo...
Britt se puso de pie impidiendo que su hermana viera a Santana, que se cubrió el rostro con las manos. Después agarró a su hermana del brazo y sacándola de la cocina dijo con voz molesta:
—No te preocupes, no pasa nada —y volviéndose hacia Santana murmuró—. Sube a arreglarte. Te llevaré al parador.
Como si le hubieran metido un petardo en el culo Santana salió de la cocina y corrió escaleras arriba. Una vez se quedaron solo; Irene, sorprendida porque su hermana nunca llevaba a ninguna mujer a su casa, preguntó:
—¿Quién es esa chica?
—Una amiga.
Si su hermana se enteraba de que era Santana Lopez, la estrella de Hollywood, el desastre estaba asegurado.
—¿La conozco?
—No
—¿Es del pueblo?
—No —repitió molesto.
—Ufss…pues por lo poco que he visto, es muy linda.
Ella asintió. Santana era una mujer preciosa pero no quería hablar de ella. Nunca le había gastado hablar de su vida privada y menos con su hermana.
—¿Ha pasado aquí la noche contigo?
—No voy a contestar a eso.
Clavando la mirada en su guapa hermana sonrió y riendose cuchicheó.
—Ya me has contestado tontona.
Brittany, al ver aquella sonrisita tonta, clavó su mirada en ella y gruño.
—Vamos a ver Irene, lo que yo haga o no con mi vida a ti no te incumbe, ¿no crees?
Molesta por el tono de voz que empleaba murmuro:
—Bueno, hija tampoco es para que te pongas así. Que arisca eres a veces por Dios.
Su hermana en todos aquellos años nunca les había presentado ninguna chica, o chico, ni llevado una/o a casa de su padre. Solo se interesaba por su trabajo, sus amigos y sus viajes, poco más. Aunque sabía por lo que se hablaba por el pueblo que era una mujer que tenía gran aceptación entre los hombres y algunas del lugar. Especialmente entre los amigos de Sam, la mujer de Mercedes.
—Vaya... vaya... no sabía yo que salieras con alguien en particular.
—Y no salgo.
—¿Es una de las amigas de Mercedes?
—No
—Per...
—Se acabó el interrogatorio ¿ok? —cortó Britt.
Irene, sorprendida por el enfado repentino de su hermana asintió y con una sonrisita que a Brittany le quemó la sangre murmuró:
—Hija, no me extraña que no te aguante nadie. Eres una malhumorada.
En la planta de arriba Santana se sentó en la cama y, sin pensárselo dos veces, se puso las lentillas claras, después se vistió, se colocó las gafas y se arregló la peluca. Cuando hubo comprobado que su aspecto era decente, y especialmente irreconocible, tomo su bolso, guardó el estuche de las lentillas y bajó de nuevo al salón. Al entrar, se encontró con una mujer de unos cuarenta años con los mismos ojos que Brittany.
—Hola, soy Irene y siento mucho haber irrumpido de esta manera —dijo la mujer en un tono amigable mientras caminaba hacia ella.
—Encantada. Soy Noelia y no te preocupes, no pasa nada.
Irene, sorprendida por la simpatía y belleza natural de aquella muchacha, la observó con curiosidad.
—¿De dónde eres? —le preguntó.
Brittany, al escuchar a su hermana, maldijo por lo bajo. ¿Por qué tenía que ser tan insoportable? Y al ver que Santana dudaba contestó por ella.
—Se podría decir que es de Mendoza aunque no vive allí.
Tocándose la barbilla y cerrando un ojo para inspeccionarla, Irene dijo queriendo saciar su curiosidad:
—¿Mendoza con ese acento?
Al ver que ninguno respondía finalmente dijo:
—Por cierto tienes un pelo precioso. Se nota a leguas que es tu color natural. ¡Qué bonito!
—Vaya, gracias —sonrió esta tocándose la peluca.
Britt para intentar cortar aquella conversación, llamó la atención de su hermana.
—Irene ¿querías algo? Te lo digo porque estaba a punto de llevar a Noelia al parador.
—¿Estas alojada en el parador?
—Si.
—¿A que es un lugar precioso?
—¡Divino!
Cada vez más enfadado con su hermana por su cháchara, fue a hablar cuando esta dijo mirándole:
—A ver, hermana deja de matarme con la mirada y escucha. He pasado por tu casa por dos cosas. La primera, para recordarte por trigésima vez que tienes que confirmarme si estas libre en las fiestas y así poder contar contigo en los festejos importantes.
—Que sí, pesada —suspiró ella—. Ya lo miré y estoy libre ¿qué más?
—¡Genial! Y la segunda es porque hoy es el cumpleaños del abuelo y quería saber si mañana viernes tienes libre y podía contar contigo para que vinieras a la cena familiar. He hablado con Eva y vendrá de Chubut.
—Iré. Estoy libre hasta el lunes.
—¡Estupendo! —asintió Irene y volviéndose hacia la castaña preguntó—: Noelia ¿te apetece venir a la cena? Estoy segura de que a mi padre y al abuelo les encantará conocer a una amiga de mi hermana.
Brittany quiso estrangularla. ¿Qué carajos hacía su hermana? Santana al ver el gesto de aquella sonrió y todo lo amable que pudo respondió.
—Gracias por la invitación pero no puedo asistir.
—¿Por qué? —preguntó ganándose una reprochadora mirada de su hermana.
—Creo... creo que no estaré aquí —respondió con cierto pesar.
—¿Te vas? Oh, que pena, apenas nos hemos conocido y...
—Por el amor de Dios, Irene —protestó Brittany—. ¿Quieres dejar de ser tan indiscreta?
Irene miró a su hermana con gesto de enfado y tomando su bolso dijo antes de salir por la puerta todo lo digna que pudo:
—Me voy. No quiero arrancarle el pellejo a cierta individúo —luego volviéndose hacia Santana se acercó a ella y tras darle dos besos le susurró al oído:
—Encantada de conocerte y si puedes ven al cumpleaños del abuelo. Le encantará conocer a una amiga de esta testaruda.
Dicho esto tras tocar la cabeza de Jenny que parecía escuchar sentada entre ellos, Irene se marchó dejándoles parados a las dos en medio del salón.
—Perdona a mi hermana, es tremenda.
Santana estaba muerta de risa. Y mientras Jenny se acercaba a ella y esta le tocaba la cabeza a modo de despedida, dijo:
—Pues a mí me ha parecido muy simpática.
Suspirando, Brittany tomo las llaves de su coche y mientras salían de la casa indicó:
—Lo es. Aunque también es demasiado charlatana.
El trayecto en el coche hasta el parador fue corto. Demasiado corto. Una vez paró en la puerta de la entrada Brittany la miró. Quería seguir hablando con ella pero estaba claro que aquello debía acabar. Había sido extraño y hasta divertido aquel raro encuentro mientras duró, pero había que ser objetiva y pensar que ella era quien era y ella solo una policía argenitna.
La joven actriz, sin moverse de su asiento, sonrió. Debía abrir la puerta del coche e irse pero algo se lo impedía. La miró a los ojos. Deseó besar aquellos carnosos y seductores labios, y se estremeció.
—Ya hemos llegado —murmuro Britt.
—Sí, aquí estamos —asintió tocándose las gafas.
Al ver el brillo en los ojos de ella sintió una punzada de deseo. Aquella mujer, su boca, sus ojos, su piel, era una autentica y morbosa tentación. Pero debía olvidar lo que ella y su entrepierna deseaban o la situación se tornaría incomoda.
El silencio entre las dos se hizo denso e insoportable. Finalmente, para acabar con aquel tenso momento, Brittany murmuro tras aclararse la voz:
—Ha sido un placer volver a verte y siento lo de mi hermana.—Ella sonrió y Britt prosiguió—: No sé cómo se le ha ocurrido invitarte al cumpleaños del abuelo.
Al escuchar aquello la joven, sorprendiéndose a si misma, murmuro
—A mí no me hubiera importado asistir.
—¡¿Cómo?! —preguntó sorprendida.
Consciente de lo que había dicho, maldijo en silencio. Pero al final encogiéndose de hombros susurró con una tímida sonrisa.
—No tengo prisa por regresar a Los Angeles. Allí la Navidad en cierto modo me entristece. Demasiadas ausencias, Además, la promoción de mi última película no continúa hasta dentro de un mes en Tokio. —Y quitándose las gafas dijo clavando sus ojos en ella—. ¿Sabes? en el fondo reconozco que me hubiera gustado conocer a la familia que tuve hace años durante unos días.
Boquiabierta por aquella revelación, murmuró sin pensar:
—Mañana te recojo a las ocho y media aquí mismo ¿de acuerdo?
Sorprendida por aquella invitación, asintió feliz como una tonta. Abrió la puerta del coche y dijo en tono jovial:
—Okay. Aquí te esperaré —rápidamente sacó un bolígrafo de su bolso y en una tarjeta personal le apuntó su teléfono móvil y se lo entregó—. Toma, por si surgiera un imprevisto y tuvieras que avisarme.
Desconcertada, Britt lo agarro y lo guardó en el bolsillo de su vaquero. Después ella salió del coche y se alejó. Cuando desapareció tras las puertas del parador Brittany dio un golpe a su volante y maldijo ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué la había animado a cenar con ella y su familia? Pero, segundos después sin entender por qué sonrió.
Capitulo 22: cena inesperada
Como en una nube rosa de algodón, Santana entró en el parador. Aquella mujer, su ex esposa, le atraía mucho. Demasiado. Brittany era diferente a las mujeres con las que solía tratar en Estados Unidos. Le gustaba su sinceridad al hablar y, en especial, que no le hiciera la pelota sistemáticamente. Como una tonta, sonrió al saludar a Menchu que estaba en la recepción. Esta, al verla, salió del mostrador y caminando hacia ella preguntó preocupada:
—¿Todo bien?
—Sí ¡perfecto!
Al verla tan sonriente Menchu asintió y acercándose a ella le cuchicheó en confianza:
—Brittany es uno de las solteras de oro del pueblo.
—¿En serio? -preguntó Santana interesada.
—Oh, sí. Es guapa y muy gentil, y sé que más de una lagarta siliconada, como esa —señaló a Bree que pasaba junto a un cliente—, está deseando cazarle, aunque ella se resiste. Según su hermana Eva, que es amiga mía, Brittany es una auténtica rompecorazones.
Aquel comentario hizo que Santana frunciera el ceño. Ella no era nada suyo pero no le gustó escuchar aquello. Desechando las absurdas ideas que se estaban fraguando en su mente, sin quitarse las gafas, murmuró tras observar a la tal Bree, una mujer que nada tenía que ver con ella:
—Tú lo has dicho, Menchu. Brittany es una mujer muy interesante —y con una sonrisa añadió—: Ahora que lo pienso, yo añadiría también el término sexy ¿no crees?
Menchu poniéndose colorada como un tomate asintió.
—Si... ya lo creo.
Al ver del color que se le estaba poniendo la cara, la actriz prosiguió.
—Vaya... vaya, veo que a ti también te gusta.
La joven con el bochorno en la cara susurró.
—Le conozco de toda la vida. Soy amiga de su hermana y siempre me ha parecido una chica increíble, y cuando digo increíble no lo digo solo por lo guapa que es, sino también por su personalidad y...
—Sí, tiene una personalidad arrolladora—suspiró aquella.
La joven recepcionista sorprendida por el efecto que Brittany había causado en la actriz de Hollywood preguntó:
—¿Puedo hacerte una pregunta?
—Claro, Menchu.
—¿Sabe ella quién eres en realidad?
Durante unos segundos Santana lo pensó ¿qué decir ante aquella pregunta? Le molestaba mentir a la joven pero, dispuesta a no revelar ya más de lo que había revelado, respondió:
—No, no lo sabe. Y, por favor, debe continuar siendo un secreto. ¿De acuerdo?
—Por supuesto, pero creo que se va a enfadar mucho cuando se entere. Ella...
—Tranquila, Menchu. No te preocupes de eso por ahora. Cuando ella se entere con seguridad yo ya no estaré aquí —e intentando cambiar de tema preguntó—: ¿Sabes si está Kurt en su habitación?
—No está.
—¿Cómo que no está? —preguntó sorprendida.
—Según me comentó Bree, se marchó hace un par de horas —regresando hacia el mostrador dijo cogiendo un sobre cerrado—. Te dejó una nota.
Extrañada por aquello Santana cogió el sobre y tras abrirlo leyó.
Hola princess…he salido a conocer la zona en plan Indiana Jones. Ya te contare. Por cierto…no se a que hora regresaré.
Se buena en mi ausencia.
I love you.
Kurt
Sospechando que su primo se había vuelto loco definitivamente, Santana fue a decir algo cuando sonó su móvil. Había recibido un mensaje. Rápidamente lo sacó del bolsillo trasero de su vaquero y al leerlo sonrió como una tonta.
¿Cenamos hoy juntas? Será algo informal ¿Te recojo a las nueve?
Brittany
Menchu, intrigada por aquella sonrisa bobalicona, se aproximó a Santana cuando esta le enseñó el texto del mensaje. La joven recepcionista se quedó ensimismada.
—Oh... ¡qué romántico!
—Sí —suspiró como una quinceañera.
Soltando un suspiro de frustración Menchu preguntó:
—¿Por qué no me pasan a mi estas cosas? ¿Por qué?
Santana con una sonrisa en los labios llena de felicidad no supo qué contestar. ¡Brittany, la estaba invitando! y eso le pareció increíble. Finalmente, tras reír con Menchu sobre lo que aquella cena podía depararle tecleó en el móvil:
-Ok
A las nueve, vestida con un pantalón color lila a juego con la blusa y un bonito camperita negro, esperaba en la puerta del parador cuando vio el coche de Brittany acercarse. Un extraño nudo se le puso en el estómago y comenzó a respirar con dificultad. ¿Qué le pasaba? ¿A qué se debía aquel nerviosismo de adolescente? Habia viento y el olor a humedad y el oscuro cielo le hizo suponer que iba a llover, y mucho. Controló sus emociones como pudo y sonrió a la mujer que se bajaba del coche para saludarla y abrirle la puerta con galantería.
Sin mediar palabra, ni rezarse siquiera, se metió en el coche y el sonido de la música que sonaba le envolvió. Dos segundos después, subió ella por la puerta del conductor. Cuando Brittany quitó el freno de mano de su coche Santana se recostó en el asiento y preguntó divertida:
—¿A qué se debe esta cena?
Ella no respondió y Santana, sabedora de su encanto personal, cuchicheó:
—Vamos, confiésalo. ¿A que me echabas de menos?
Brittany sonrió de buen humor:
—Lo confieso. Echaba de menos tu incesante parloteo. Pero por si me vuelves loca, te advierto que tengo en el coche toneladas de cinta para taparte la boca.
Divertida por aquello sonrió y señalando hacia el CD del coche preguntó:
—¿Cómo puedes escuchar este horror de música?
—¿Horror de música? Pero si AC/DC son buenísimos.
—Lo de buenísimos, lo será para ti —se quejo—. Para mí solo son sonidos estridentes y, a veces, desesperantes. No te voy a negar que alguna balada heavy me guste, pero vamos, cuando se ponen a gritar, no es lo mío.
Aquello que decía, era lo mismo que en infinidad de ocasiones había escuchado a Sam, el esposo de Mercedes.
—A ver, sorpréndeme estrellita —dijo con respeto mientras conducía—, ¿Qué música te gusta?
—El Soul, el Rhythm andBlues...
Esperaba que dijera cualquier tipo de música pero no justamente aquella. Santana movió cómicamente la cabeza con un gracioso gestó que a ella se le parecio encantador.
—Es buena esa música, ¿ehhh? —dijo.
En ese momento Britt no supo a qué música se refería.
—Aunque me cueste reconocerlo, no es mi estilo. Es más, ¿esa no es música para ancianos?
La nueva mueca que ella hizo como contestación le provocó una carcajada. Aquella actriz, a la que había visto en infinidad de comedias románticas y películas de acción, era tremendamente graciosa y su gesticulación le provocaba una sonrisa permanente.
Boquiabierta aún por lo que ella había dicho en referencia a sus gustos musicales, se retorció en el asiento del coche y frunció el ceño.
—¿Música para viejos? —y sonriendo aclaró—: Oh my God!!! Estás muy equivocada si piensas así.
—Es que esa música es...
—Preciosa —cortó ella y al ver que sonreía prosiguió— Me encanta bailar con la música de Beyoncé, de mi amiga Jennifer López o la salsa de Marc. Pero cuando estoy en mi casa y me quiero relajar siempre escucho Soul o Rhythm and Blues—y mirándole extrañada preguntó—: De verdad me estás diciendo que en tu vida has escuchado a Al Green, Ray Charles, Aretha Franklin, Marvin Gaye o canciones como por ejemplo, At Last de Etta James, en la versión de Beyoncé.
—No.
—¿En serio?
—Te lo prometo.
—Vaya...
—Sí... vaya —murmuro Britt.
—Pues si me lo permites buscaré remedio urgentemente para ello —susurro incrédula mientras ella conducía.
Brittany sin poder, ni querer evitarlo la miró. Era increíble que la chica que llevaba a su lado y que parecía tan sorprendida por lo que descubría de ella, fuera quien era. Allí estaba ella, la mujer más querida en el mundo del cine, explicándole con vehemencia que la música soul, era el resultado de combinar el gospel y el R&B. Durante minutos la escuchó hablar de lo mucho que le gustaba Etta James y su canción favorita. No sabía quién era aquella cantante pero merecía la pena dejar que hablara solo por ver cómo le brillaban los ojos mientras le relataba la cantidad de veces que escuchaba aquella canción para relajarse antes de un rodaje.
Horas antes, cuando Brittany llegó a su casa y entró en la habitación donde ella había dormido la noche anterior, se tumbó sobre la cama y cuando el suave olor de ella le envolvió deseó volver a verla. Esperar hasta la noche del día siguiente se le hacía eterno y decidió arriesgarse. Era una locura querer volver a ver a Santana Lopez, pero era una locura atrayente y divertida y por primera vez en mucho tiempo se dejó llevar por el corazón. Y ahora que la tenía allí a su lado, hablando sobre música con tanta pasión algo en ella se bloqueó, echó el freno de mano y sorprendiéndose a sí misma la atrajo hacia si y la besó.
Fue un beso tierno, pero tan sumamente devastador que hizo que ambas temblaran. Una vez se separaron, la joven, atónita por aquel increíble beso clavó sus ojos en ella.
—Vaya...
—Sí... vaya —repitió Brittany.
Soltándola como si le quemara, Britt prosiguió su camino y condujo lo poco que quedaba para llegar a su destino bajo la lluvia. Ambas permanecieron calladas y solo se escuchaba la atronadora música de AC/DC hasta que llegaron a la puerta de su casa. Al llegar, detuvo el vehículo, salieron con rapidez y entraron en el interior del chalet entre risas. Cuando Brittany dio al interruptor de la luz, no se encendió. A oscuras, cerraron la puerta y ella murmuró:
—Debe ser cosa de la tormenta.
Un rayo iluminó la estancia y las dos se miraron. Ambas eran adultas y sabían lo que querían. Se deseaban. Acercándose a ella la arrinconó contra la puerta de entrada y agachándose para tomar su boca volvió a besarla. Le tomó los labios de tal manera que a ella le temblaron las rodillas y hasta el corazón. Sentir como aquel apoyaba su fibroso y torneante cuerpo contra el de ella mientras la besaba con vehemencia fue asolador.
—Britt…Brittany ¡me asfixias!
Alertada ella se echó hacia atrás con un rápido gesto.
—Lo siento, morenita, pero eres tan preciosa que me haces perder el control.
Ella sonrió. Si tenía algo claro era que era una mujer sexy, aunque no fuera tan voluptuosa como la siliconada del parador. Por ello la besó con descaro y tras pasarle la lengua por el labio inferior preguntó:
—¿Te gusta lo que ves? —Quiso averiguar.
—Sinceramente sin luz, ver, veo poco ¿Por qué preguntas eso?
—No soy tan voluptuosa como la mujer del parador. Ella es alta, curvilínea, con grandes pechos y yo soy consciente de que clase de mujer soy y....
—Me excitas tú. Me gusta lo que toco y más si es natural —dijo posando una de sus grandes manos sobre uno de sus senos deseosa de besar sin dudas.
Consciente de que ella estaba receptiva, le pasó su mano libre por la cintura para pegarla más a ella y eso le excitó aun más. Ella era pequeña, suave y delicada, al tiempo que tentadora, sexy y deliciosa. Aquella joven estrella de Hollywood nada tenía que ver con las mujeres exuberantes con las que ella se acostaba, pero su naturalidad resultaba absolutamente sexy. Morbosa.
Encantada con lo que le había dicho, suspiró y sonrió. Ella conocía su potencial, pero por primera vez en su vida, al estar en los brazos de aquella mujer había dudado. Excitada por como la tocaba y en especial, al sentir la humedad de su entrepierna, soltó su bolso que cayó al suelo y acoplándose le respondió con ardor.
Durante unos minutos se besaron, se mordisquearon, se excitaron hasta que Britt la tomo en brazos sin ningún esfuerzo y la llevó hasta su habitación. Una vez allí, la posó sobre la cama y con sumo cuidado, se tumbó sobre ella, le quitó las gafas, la peluca, le revolvió su melena oscura y entre risas dulzonas comenzó a besarle el cuello. Santana acalorada y sin poder apartar sus manos de ella, le acarició por debajo de su camisa. Tocar aquel duro abdomen, sentir como sus músculos se tensaban y sus pezones se endurecían a su tacto le pareció lo más morboso vivido con una mujer hasta el momento.
En el exterior de la casa una tormenta con rayos y truenos descargó sobre Lujan, mientras en el interior otra tormenta diferente se libraba. Sin mediar palabra y sin luz, Santana le quitó la camisa a Brittany, mientras recorría con sus manos la curvatura de sus bíceps y perdia su mirada en sus pechos. Animada por la situación Britt le desabrochó la blusa lila y, subiéndole el sujetador con deleite, le mordisqueó los pechos. Agitada al sentir la magnitud de aquella pasión suspiró de placer y se arqueó contra ella pidiéndole en silencio lo que quería. Necesitaba sentirla dentro. Quería que la poseyera ya. Y llevando sus manos al cinturón de los vaqueros de Britt comenzó a desabrochárselo. Dos segundos después los pantalones de ambas volaron por la habitación.
—Ven, ponte así —murmuró ella con voz ronca deseosa de cumplir su objetivo.
Sin pestañear se acomodo. Estaba húmeda, caliente y tremendamente excitada cuando de pronto escuchó un sonido desconocido.
—No... La pu…, ahora noooooooooo —maldijo Brittany.
Al sentir la tensión en su cuerpo, la muchacha preguntó con la voz entrecortada por el momento:
—¿Qué ocurre? ¿Qué suena?
Britt, incorporándose, le pidió silencio con la mano. Después tomo su móvil y tras escuchar a alguien al otro lado concretó:
—En media hora estoy allí.
Una voz colgó el teléfono se movió con rapidez mientras ella aún excitada y medio desnuda sobre la cama le observa ha a oscuras moverse por la habitación.
-Brittany... —le llamó.
Enfadada por sentir la decepción en su voz y molesta por tener que marcharse tan repentinamente, tras vestirse con rapidez se acercó hasta ella y la besó con ardor.
—... tengo que marcharme. Me han llamado de la base. Ha ocurrido algo y tengo que ir.
—¿Que te vas? —preguntó sobresaltada.
—Sí.
—Pero... pero ¿cómo puedes irte en un momento así? —protestó indignada.
Britt la entendió y dándole otro breve pero intento beso en los labios respondió mientras su entrepierna y todo ella se debatía por terminar lo que había empezado:
—Lo siento hermosa, pero el deber me llama. Es mi trabajo.
Al ver su cara de sorpresa preguntó con rapidez:
—¿Quieres quedarte aquí o prefieres que te acerque al Parador?
Molesta por tener que acabar tan pronto lo que se perfilaba como una noche perfecta respondió levantándose para coger la maldita peluca:
—Llévame al parador.
Minutos después las dos estaban en el interior del coche, serias y confusas. Una vez llegaron al parador Britt detuvo el vehículo. Santana abrió la puerta para salir cuando sintió que la mano de la rubia tiraba de ella para que se volviera a mirarle.
—Lo siento. Te aseguro que me gustaría tanto como a ti estar en estos momentos haciendo lo que deseo. Y lo que deseo y me enloquece en estos momentos eres tú. No lo dudes. Te prometo que en cuanto vuelva te recompensare por este infortunio. —En ese momento ella sonrió y Britt se relajó—. Mi trabajo requiere este tipo de sacrificios y solo puedo pedirte disculpas una y mil veces.
Durante unos segundos ambas se miraron a los ojos y el enfado de Santana se transformó en preocupación. Su trabajo era peligroso, pero decidió no decir nada. No era el momento. Por fin y tras besarle en los labios murmuro para alivio de ella:
—Me debes una noche. Así que, ten cuidado con lo que haces porque quiero esa noche. ¿Me has entendido?
La rubia sonrió y tras darle otro rápido beso dijo mientras ella salía del coche:
—Te llamaré.
Brittany se alejó bajo la lluvia mientras ella, preocupada, se dirigió hacia su habitación.
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BUENO, ESPERO LES GUSTE LOS CAPITULOS DE HOY
COMO VEN LA COSA VA CAMBIANDO :3
GRACIAS POR LEER Y COMENTAR
HASTA LA PROXIMA<3
dorkyhemo_** - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 15/01/2014
Edad : 31
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
Wow....! espectacular....! Ya quiero leer el siguiente fue tan bndcsidjc Primer casi encuentro entre las chicas Uy....! Me encanta la historia!
Pao Up- ---
- Mensajes : 515
Fecha de inscripción : 22/01/2014
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
aaaaaaaaaaaaaaaaaawwwwwwwwwwwwwwwwwwwww felicitaciones me encantaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! sos grosaa estos cap los amee!! me encanto besos!!
tatymm-*- - Mensajes : 2406
Fecha de inscripción : 20/08/2012
Edad : 34
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
aaaaayyyyy eso es lo q me gusta ya estan juntitas.....jeje
jas2602** - Mensajes : 95
Fecha de inscripción : 05/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
me encanta,....
me gusta que empiecen a confraternizar como "amigas"
enserio en ese momento tuvieron que llamar a britt,... pero bueno!!!
me gusta que empiecen a confraternizar como "amigas"
enserio en ese momento tuvieron que llamar a britt,... pero bueno!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
Te vuelvo Amar! :( gracias por los cap espero los proximos jejeje actualiza me gusta esta historia maldito trabajo de Britt interrumpe lo mejor JAJAJA
knockout** - Mensajes : 97
Fecha de inscripción : 27/11/2013
Edad : 28
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
HOOOOLA VOLVI, PERDON LA DEMORA ESTABA SIN LUZ :(:
BUENO ME ALEGRA QUE CADA VEZ LES GUSTE MAS LA HISTORIA Y QUE NO ATAQUEN TANTO A MI RUBIA ;) JAJAJA
Pao Up : Wow....! espectacular....! Ya quiero leer el siguiente fue tan bndcsidjc Primer casi encuentro entre las chicas Uy....! Me encanta la historia!
-// SI PRIMER CASI ENCUENTRO...Y BUENO CUANDO EL DEBER LLAMA EL PLACER SE HACE ESPERAR(?
Tatymm: aaaaaaaaaaaaaaaaaawwwwwwwwwwwwwwwwwwwww felicitaciones me encantaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! sos grosaa estos cap los amee!! me encanto besos!!
-// JAJA MUCHAS GRACIAS ESPERO LOS QUE VENGAN LUEGO TMB TE GUSTEN :)
Jas2602 : aaaaayyyyy eso es lo q me gusta ya estan juntitas.....jeje
-// SI!!! YA CASI CASI :)
3:) : me encanta,....
me gusta que empiecen a confraternizar como "amigas"
enserio en ese momento tuvieron que llamar a britt,... pero bueno!!!
-// SI "AMIGAS" SIEMPRE SE DICE JAJAJA Y BUENO EL TRABAJO DE BRITT REQUIERE DE SACRIFICIOS!
Knockout : Te vuelvo Amar! :( gracias por los cap espero los proximos jejeje actualiza me gusta esta historia maldito trabajo de Britt interrumpe lo mejor JAJAJA
-// GRACIAS POR VOLVER A AMARME :p JAJAJA Y SI EL TRABAJO DE BRITT DEJA MUCHO QUE DESEAR ;)
GRACIAS POR SUS COMENTARIOS TAN DIVERTIDOS Y BUENA ONDA!!!<3
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¿Y A Ti Que Te Importa?
Capitulo 23: ¿Preparada para conocer a mi peculiar familia?
Después de una noche en la que a Santana le fue imposible conciliar el sueño debido a la cantidad de pensamientos que le rondaban por la cabeza llegó la mañana. Estaba nerviosa. Estaba preocupada porque no sabía nada de Brittany. ¿Y si le había pasado algo? No se relajó hasta que, sobre las dos de la tarde, su móvil sonó y leyó un mensaje de ella:
Todo bien. Me voy a descansar. Esta noche te veo.
Por la tarde, y viendo que su primo Kurt no daba señales de vida fue a su habitación y se alegró al encontrarle.
—¿Como que tú no vienes conmigo? —preguntó ella tras hablar con él de la Cena que tenía esa noche con la familia de Britt.
Kurt que se estaba echando crema en los párpados respondió:
—Tengo planes.
Boquiabierta, Santana dijo caminando hacia el baño.
-¿Planes? ¿Cómo puedes tener planes si no conoces a nadie?
Dejando el bote sobre la encimera del baño, el joven sonrío y dijo:
—Te equivocas darling. La otra noche yo...
—¿La otra noche?-rio ella—. Pero...
—Calla y escucha, queen.
Santana tomandolo de la mano le llevó hasta la enorme cama y, sentándose, hizo un cómico gesto que daba a entender que cerraba la boca.
—El otro día cuando me dejaste el pelo de color green y te fuiste con la girl de recepción de viboroneo, decidí bajar a lomar una copa al bar del parador. Por cierto, hacen unos cocktails de muerte. And, well, el caso es que conocí a alguien, tomamos a drink y se puede decir que tonight tengo una cita.
La cara de Santana era todo un poema. Su primo le guiñó un ojo.
—A ver si te crees que aquí solo ligas tú honey—le dijo con voz cargada de ironía
—¿Tienes una cita?
—Yes.
Cada vez más sorprendida preguntó boquiabierta:
—¿Con quién?
Con misterio se retiró su glamuroso y verde flequillo de la cara.
—Ay cuchi, es una monada. Es alto y algo destartalado. Vamos para que nos entendamos tipo Robert Pattinson, el blanquecino de Crepúsculo. Me encanta mi Peterman.
—¿Peterman? —rio Santana.
—Se llama Peter Fenson. Oh, Peter! —suspiró emocionado—. Es inglés y pianista. Está de paso por aquí como
nosotros. El caso es que estaba yo deprimido y ahogando mis penas en un Dry Martini por la carnicería que le hiciste a mis preciosas mechas purple, cuando noté que él me miraba. Horrorizado pensé: Ay Virgencita debo parecer un pollo despeluchado con este tono de pelo verde musgo —ella sonrió—. Pero, surprise, cuando me levanté para irme avergonzado de mi desastrosa y poco glamurosa apariencia él se dirigió a mí. Me invitó a tomar algo. Ay, queen... en ese justito momento pensé este pa mi. Una copa llevó a otra y, bueno, ocurrió lo que tenía que ocurrir.
—¿Te acostaste con él? —preguntó sorprendida.
—Yes.
—Pero Kurt.,.
—Ok cuchi, reconozco que a veces soy un facilón. Pero mira darling, la ocasión lo merecía y tú precisamente no eres la reina de la moralidad para decir nada.
—Por el amor de Dios —rio divertida— ¿Desde cuándo haces esas cosas tú?
—Desde que un increíble pianista inglés ha posado sus precious grey eyes en mí. Ay, cuchifrita, le tienes que conocer. Es encantador y...
—¿No le habrás contado quienes somos?
—No reina, no. Una cosa son los revolcones que yo tenga con él y otra muy diferente contarle mi life and miracles.
Conocía a su primo y era de los que se enamoraban hasta la médula y sufrían dolorosamente por amor.
—A ver... todo lo que me cuentas me parece estupendo. Pero déjame decirte que...
—Hazla corta Lopez mía, y suelta por esa boquita con quién has estado en las últimas cuarenta y ocho hours que llevo sin verte. Porque no es por nada, pero te noto el cutis terso y los ojos happy. —Ella sonrió y él prosiguió—: Vamos, vamos, estoy deseoso de escuchar todo lo que quieras contarme.
Sonriendo como desde hacía tiempo, Santana dejó escapar un suspiro.
—He estado con ella y... y...
Al escuchar ese con ella…. Kurt rápidamente gritó:
—Oh my Godl ¿Has estado con la divine?
—Sí.
—¿Con la de los SWAT a la que el color black le quedaba mejor que a mí cuando estoy delgado y a la que la lluvia cincela su rostro como a un adonis?
--No es una SWAT es un geo —aclaró ella.
Con gesto indescifrable Kurt la miró y preguntó:
—¿Un qué?
—Una geo—al decir aquello pensó en lo que ella le dijo e indico—. Pero ahora olvida que te lo he dicho porque no tenía que habértelo contado, okay?
—Ok... no he oído nada pero darling. Pero ¿qué es un geo?
Enfadada consigo misma por su indiscreción murmuró:
—Un policía de élite, vamos, como los SWAT.
Encantado con lo que oía Kurt se llevó la mano a la boca y dijo sonriendo:
—Ay my love... fíjate si eres glamurosa que hasta los líos que le salen son de élite. ¡Uisss Dios mío! —gritó al recordar a los fornidos hombres de negro que acompañaban a Britt, y abanicándose con la mano preguntó:—¿En vivo y en directo está tan cuadrada como cuando estaba encapuchada bajo ese traje negro de poli sexy?
Santana se carcajeó y asintió. Aquella risa le iluminó el rostro, detalle que no escapó a su primo.
--¿Y qué? ¿Qué puedes contarme?
—Poca cosa —respondió encogiéndose de hombros.
—¿Poca cosa? —gritó él mirándola—. Has pasado horas con esa... esa G.I.Joe cincelado como el Miguel Ángel de Da Vinci y como diría la difunta abuela, ¿no hubo refriegas sexuales?
Una sonrisa picara de ella le hizo intuir a Kurt que lo que imaginaba era cierto.
—Agg ¡so víbora! Y tú reprochándome que yo me lanzara a la lujuria y el desenfreno con mi pianista inglés.
Tras un rato de risas y confidencias, el móvil de Kurt sonó, y tomando una americana en tono vino añejo, le dio a su prima dos cómicos besos en la cara.
—Honey... me voy. Si quieres algo me localizas en el celular. Y oye, ten cuidadito y no te encariñes con ella, que nosotros tenemos que regresar en unos días a lo nuestro, ¿ok?
—Sí. No te preocupes y oye, aplícate el cuento.
Sola en la habitación sonrió satisfecha. Sonó su móvil. Era su íntima amiga Jennifer. Durante un rato ambas rieron poniéndose al día. Veinte minutos después tras haber colgado, se dirigió a su habitación. Se puso una mini falda vestido violeta, un pañuelo negro alrededor del cuello, su peluca y unas impresionantes botas de tacón. Se miró en el espejo y asintió. Estaba feliz y eso solo se lo debía a una mujer, si increíble pero real, a una mujer llamada Brittany.
A las ocho menos cinco Brittany ya estaba esperándola en la puerta de entrada del castillo con Jenny, su perra, en el maletero. Volvía a diluviar cuando escuchó unos golpecitos en el cristal. Era Bree y accionó el botón de bajar la ventana.
—Hola amor —saludó ella bajo su paraguas—. ¿Qué haces aquí?
—Estoy esperando a una amiga —respondió con sinceridad. Entre ellas no había nada que no fuera sexo y no tenia sentido mentir.
—¿Tu amiga se hospeda en el parador? —indagó molesta al ver que no era ella el objeto de su visita.
—Sí —y al verla aparecer dijo—: Es ella.
Bree se volvió curiosa y al reconocer a la chica, torció el gesto. Aquella turista amiga de Menchu, no podía competir con su exuberancia. Convencida de su potencial sexual, y de que aquella en unos días desaparecería, se agachó de nuevo hasta la altura de la ventanilla y murmuró con voz sinuosa antes de marcharse:
—Llámame y quedamos otro día ¿vale, cielo?
—De acuerdo
Britt, rápidamente, centró su mirada en Santana. Estaba preciosa con aquel abrigo verde y aquellas botas altas. Su presencia con las luces del coche y ella, al verle, corrió hacia la rubia. Verdaderamente era una mujer sensual, y a pesar de que con aquel pelo claro y los lentes no parecía la actriz Santana Lopez algo en su comportamiento, en su manera de moverse y de hablar, la hacía diferente y especial.
—Uooooo como llueve —cerró la puerta, la miró y le saludo—. Hola ¿como estás? ¿Fue todo bien anoche en tu trabajo?
A Britt le gustó escuchar su alegre tono de voz y atrayendola hacia si, deliberamente, la besó. Aquella noche en el operativo que había cubierto en Capital se había concentrado, como siempre, a tope. Sin embargo, cada vez que recordaba el morboso momento que haba vivido con ella, una sonrisa asomaba a su rostro.
Cuando consiguió separar sus labios de los de ella, sin soltarla Brittany respondió:
—Todo fue como la seda. ¿Y tú morenita estás bien?
—¡Genial! —al escuchar un ruido miró hacia atrás y al ver a la perra saludó—: Hola, Jenny preciosa.
El animal dio un ladrido y Britt sonrió. Después quitó el freno de mano y arrancó el motor del coche.
—¿Preparada para conocer a mi peculiar familia?
—Sí. —Pero segundos después preguntó sorprendida—: ¿Peculiar por qué?
—Ya lo verás —rio ella.
Santana, de pronto, se asustó. ¿Dónde se estaba metiendo? ¿Y si aquella familia era tan insoportable como la suya? Dándole un golpecito en el hombro exigió:
—Para el coche ahora mismo.
—¿Cómo?
—Que pares el coche.
Encendiendo el intermitente Brittany se metió en el único lugar que podía parar. Se subió sobre una acera a su izquierda y preguntó:
—¿Qué ocurre?
—¿Por qué es tu familia peculiar? —preguntó, encendiéndose un cigarrilo que Brittany le quitó y apagó, para su desconcierto, en el limpio cenicero del coche.
—Veamos, cómo te explico yo cómo es mi familia —sonrió ella—. Mi padre es un hombre algo rígido y poco comunicativo. En un principio no te hablará, simplemente te observará con el ceño fruncido pero no te asustes, no es un ogro. Luego está mi abuelo Goyo, el homenajeado—rio ella—. Él es un poco cascarrabias. Si ves que te toca el culo no se lo tomes en cuenta son cosas de la edad, ¿ok?—la cara de ella era un poema pero Brittany continuó—. También estará mi hermana Irene, a quien conociste el otro día, con mi cuñado Carlos, y mis sobrinos. Por cierto mi cuñado habla por los codos ¡ya lo verás! Irene ya sabes cómo es, por lo tanto si ves que ella y su marido discuten, no te preocupes, la sangre nunca llega al río. En referencia a mis sobrinos, Javi tiene diez años, y aunque le quiero mucho reconozco que es un inchapelotas. Ruth tiene cinco y es una auténtica bruja. Rocío, que tiene casi dieciséis y está en plena edad del pavo, a veces es insoportable. Vamos, para que te hagas una idea es una versión de su madre pero en adolescente. Luego estará Elizabeth, mi segunda hermana. A diferencia de Irene es observadora como mi padre y poco más. Ah... está embarazada y soltera y odia hablar de su vida privada, en especial de su embarazo.
Asentía horrorizada, sin poder creerse lo que ella le contaba con rápidos matices.
—Finalmente conocerás a Eva. Es tímida y apocada y bueno...para hablar con ella hay que sacarle las palabras con un sacacorchos. Por cierto es periodista y trabaja para una revista. En definitiva tengo una familia peculiar. Son algo fríos y poco comunicativos, pero por lo demás saben comportarse, no te preocupes. En cuanto si habrá más gente, no lo sé. Pero conociendo a Irene, que es la organizadora del cumpleaños, estoy seguro de que habrá invitado a medio pueblo, lo que no sé es a quién.
De pronto la seguridad que había tenido el día anterior para aceptar la invitación se esfumó como por arte de magia ¿Fríos y poco comunicativos? ¿Pero qué hacia ella con aquella gente? Sacando otro cigarrillo fue a encenderlo pero Brittany hizo lo mismo que con el anterior.
—¿Quieres dejar de romperme el tabaco? —gruñó molesta.
—Lo siento, pero en mi coche no se fuma. Es más, creo haberte dicho que fumar no es bueno para la salud.
Sin darle tiempo a reaccionar abrió la puerta del coche y salió de él justo en el momento en que pasaba un vehículo que pisó un charco y la empapó. Brittany, al escuchar la freanda del coche por abrir de improviso la puerta y salir, gritó abriendo su puerta:
—¿Estas loca? ¿Cómo?
—No... no estoy loca. Simplemente es mi vida ¿vale?
Al escuchar aquel tono de voz Brittany se paró en seco. ¿Qué había ocurrido para que ella contestara así? A dos pasos de ella le dejó encender el cigarro y fumar unos minutos. Finalmente, ella lo apagó y volviéndose hacia ella susurró:
—Lo siento. Tengo un pronto horroroso y me he puesto nerviosa cuando me has hablado de tu familia. Quizá sea un error haber aceptado esa invitación ¿Qué hago yo en la celebración de un familiar tuyo?
Brittany sonrió. La ternura que le provocaba aquella diva del cine americano le tenía desconcertada. Se acercó a ella, posó las manos sobre el capó y la dejó encerrada entre el coche y su propio cuerpo.
—Olvidándome de ese pronto que tienes —sonrió—, eres una amiga ¿Dónde ves el problema? ¿Tú nunca has ido de acompañante de alguien a una fiesta donde la gente es un poco extraña?
—Sí —asintió al recordar ciertos eventos con su padre.
—¿Entonces?
Cerrando los ojos Santana suspiró y dijo:
—Odio mentir. Odio estar empapada y... Oh, Dios ¡mira qué pintas tengo!
No pudo continuar. Brittany la besó. Su cercanía y el calor que su cuerpo irradiaba la tranquilizó. Cuando la rubia acabó aquel sensual beso sonrió y le retiró el mojado flequillo del rostro.
—De acuerdo. No asistiremos a la fiesta. Iremos a mi casa y te cambiarás de ropa. —Al ver el gesto dudoso de ella, Britt continuó—. Pero ya le había dicho a Irene que iríamos y conociéndola, a no ser que nos vayamos de Argentina, nos encontrará. Mi hermana iba para detective aunque se quedó en corta. —Santana sonrió—. Te aseguro que Irene es muy persistente y si algo tiene claro es que la familia en temas de cumpleaños, fiestas o enfermedades debe estar unida.
Aquellas palabras le llegaron al corazón. Eso era lo que su abuela, que en paz descanse, siempre le decía. Y, entonces, cambió de idea.
—¿Sabes? Irene tiene razón. La familia por muy rara que sea ha de estar unida para este tipo de acontecimientos, y aunque yo no lo sea, tú si lo eres y por lo tanto vamos a ir. En cuanto a mi abrigo, no te preocupes se secará.
La rubia asintió sorprendido al ver aquel cambio de opinión.
—¡Perfecto! —sonrió Brittany quien tras darle un beso en la punta de la nariz dio rodeó el coche y se metió en él.
—¡Genial! —asintió ella sentándose en su asiento percatándose de lo mucho que la lluvia la había mojado.
Quince minutos después Britt paró el coche frente a una gran casona. Mientras ella abría el portón trasero para que Jenny bajara, Santana miró a su alrededor mientras la lluvia de nuevo caía sobre ella. Ya daba igual, estaba empapada. Sonrió, feliz por estar allí, aunque de pronto la voz de su abuela tronó en su mente diciendo Morenita, las mentiras tienen las patitas muy cortas. Ándate con cuidado o lo lamentarás.
Capitulo 24: tercer grado
Traspasar el umbral de aquella bonita casa fue fácil, lo difícil fue encontrarse sumergida ante una multitud de gente que de pronto la miraba con extrañeza. Conteniendo sus ganas de salir corriendo ante su mirada, Santana sonrió y les saludó con cautela con la mano. Lo primero que recibió fue un pelotazo en toda la barriga que la dobló. Se le cayeron las gafas al suelo, y la peluca se le movió, pero rápidamente se recolocó el pelo, recogió las gafas y volvió a ponérselas. Brittany miró a su sobrino y regañándole con la mirada socorrió a la joven que, sorprendida aún por el pelotazo, intentaba mantenerse en pie.
Este debe de ser el inchapelotas pensó mirando al niño de pelo pajizo que se había quedado paralizado frente a ella.
—¡Javi! —gritó la madre del niño cogiéndole de la oreja—. Llevo horas diciéndote que dejes el puñetero balón porque iba a ocurrir lo que ha ocurrido.
Con gesto preocupado Irene se volvió hacia Santana y preguntó:
—¿Estás bien? Oh, por Dios ¡pero si estás empapada! ¿Te encuentras bien?
Pero no pudo responder. De pronto un hombre pequeño, delgado y con boina negra apareció y levantando el garrote que llevaba en la mano gritó:
—Mecagoentoloquesemenea. Irene ¡Suelta la oreja del muchacho!
—¿Que lo suelte? —se quejo—. Acaba de darle a la amiga de Brittany un pelotazo que ha estado a punto de sacarle los ojos de sus órbitas y tú dices que lo suelte.
—O lo sueltas, o te doy un garrotazo— siseó el hombre.
Ay Dios... este debe de ser el cascarrabias del abuelo pensó asustada Santana mientras le veía sacudir el bastón por los aires.
—Yayo Goyo... Yayo Goyo —llamó una niña castaña de ojos claros—. ¿Juegas conmigo a las muñecas?
La muchacha miró a aquella pequeña y supuso que era Ruth, la hermana pequeña del inchapelotas. Y antes de que el anciano pudiera responder a la niña, apareció una segunda muchacha rubia pero con los ojos claros que, al ver la situación, dijo retirando a la niña y acercándose a su hermana Irene:
—Pero, abuelo ¿qué estás haciendo? Baja el garrote antes de que des a alguien.
La embarazada pensó Santana al ver su enorme barriga.
El anciano, enfadado por como sus nietas se dirigían a él, garrote en mano gritó:
—¡Ehhhh... no me toques que tengo pa toas! —Luego miró a la niña que estaba tras la embarazada y dijo—: Dame unos minutos y estoy contigo, mi lucero.
Santana, paralizada detras Brittany que observaba la situación divertida, estaba sin palabras. ¿Verdaderamente les daría un garrotazo? Al final, Irene soltó la oreja de su hijo, el abuelo bajó el garrote y el niño corrió a los brazos de su salvador. Irene, enfadada, se volvió hacia Santana .
—Ay Dios, disculpa a mi hijo y al bruto del abuelo. Son tal para cual.
Asomando la cabecilla tras el hombre de Brittany, Santana susurró asustada.
—No... no te preocupes. No ha pasado nada.
El hombre de la boina tras solucionar lo del niño, dio un paso adelante y apartando con ternura a Irene y a Lizzie de su campo de visión dijo al ver a su nieta:
—Pero si está aquí mi niñota. Dame un abrazo.
Separándose de Santana, Brittany abrazó a su abuelo, y el anciano al ver la joven morena, preguntó con voz cascada por los años:
—¿quién es este gorrioncito?
Divertida, Brittany soltó a su abuelo, y volviéndose hacia una apabullada Santana la tomo de la mano para que diera un paso adelante.
—Es una amiga, abuelo—y dirigiéndose a ella dijo-. Noelia, este es el abuelo Goyo
Santana y el hombre se miraron y ella dijo tendiéndole la mano:
—Encantada, señor.
El anciano, acostumbra a conocer continuamente a amigos de sus nietas, pero nunca a una amiga de su nieta preferida, se acercó a ella y dijo:
—De señor nada de nada yo soy el abuelo Goyo. —Y al ver que ella sonreía añadió—:anda dame dos besazos hermosa y déjate de apretones de manos que con toda la juventud que me rodea yo ya me hice a la vida moderna hace mucho.
Todos rieron, y el viejo, sin darle tiempo a que ella se moviera, le plantó dos sonoros besos y la cogió de la mano.
—Pero criatura ¡estás empapada como un polluelo recién salido del cascarón!.
Britt, al ver la mirada inquisidora de su hermana, dijo con rapidez antes de que su abuelo la arrastrase hacia dónde él indicaba:
—Santana, esta es mi hermana Lizzie.
La embarazada la besó con rapidez antes que su abuelo comenzara a andar a su marcha habitual. Una vez entraron en el enorme salón otros ojos curiosos se fijaron en ella y Santana pasando por su lado, le saludó con la mano mientras el anciano la llevaba hacia la chimenea.
—Dame el abrigo que esta empapado y sécate esa melena o esta noche estarás tosiendo. Mi mujer murió de un resfriado hace años y si te soy sincero hermosa no me apetece asistir a tu funeral. Te conozco desde hace poco pero eres muy guapa y buena moza para criar gusanos.
Boquiabierta por aquel dicho miró a Brittany que hablaba con su hermana Lizzie y este con una sonrisa le indicó que no se lo tuviera en cuenta. El abuelo tomo su abrigo y la miró de arriba abajo sus pardos y cansados ojos. Su nieta tenía un gusto exquisito. Segundos después se marchó con el abrigo colgado en su brazo y corrió tras el pequeño Javi que de nuevo volvía a tener la pelota en sus manos. Con un poco de frío, Santana acercó las manos hacia la chimenea, cuando una nueva voz desconocida dijo tras ella:
—Qué hermosas de botas ¡me encantan!
Al volverse se encontró con una joven muchachita muy parecida a la hermana mayor de Brittany, Irene, pero con varios piercings en la ceja derecha. AI ver en su cuello un colgante en el que ponía Rocío recordó que la sobrina de Brittany se llamaba así y preguntó:
—Eres Rocío ¿verdad?
—Sí.
—Encantada. Yo soy Noelia.
La muchacha se acercó a ella y agarrándola por los hombros le planto dos sonoros besos. Y al separarse de ella dijo:
—Hueles increible. ¿Qué perfume llevas?
Santana que no recordaba qué perfume se había puesto, se olió a sí misma.
—La última fragancia de mi amiga Channell. Huele genial, ¿verdad?
—¿Tu amiga Channell hace perfumes? —preguntó Rocío extrañada.
Sin comprender porque mostraba extrañeza asintió con toda naturalidad.
—Bueno, la verdad es que JLo es un crack. Tan pronto hace películas, cómo canta sola o con Marc, cuida a sus gemelos o le saca una línea de ropa. Es una de las personas más creativas que conozco, puedo asegurártelo.
La muchacha seguía sin comprender.
-¿Hablas de Jennifer...? ¿Conoces a Jennifer López?
Al comprender que había metido la pata hasta el fondo, Santana buscó una salida rápida.
—Eh... ¿te he engañado?—y al ver que la joven asentía sonrío y respondió—: JAJA, ya quisiera yo. Pero sí, el perfume que llevo es su última fragancia.
—¡Que fuerte! Es justo el perfume que yo quería el otro día que fuimos de compras. Pero mamá al ver su precio me dijo que era un perfume demasiado caro para una adolescente sin oficio ni beneficio como yo. Que ese perfume solo se utilizaba para momentos espéciales y yo... pues según ella no tengo aún esos momentos.
Divertida, acercándose a la joven, le susurró en el oído:
—El próximo día que te vea te lo traigo. Yo tengo otro frasco igual en el hotel.
La cara de Rocío fue de auténtica satisfacción. A partir de ese momento la amiga de su tío se había ganado totalmente su corazón.
—Por cierto, siento el pelotazo que te ha dado el monstruito de mi hermano. Se cree el futuro Palermo de la familia y bueno... me tiene harta.
—No te preocupes. No me hizo daño —y con curiosidad preguntó—: ¿Quién es Palermo?
—¿No sabes quién es Palermo? —preguntó Rocío sorprendida.
—No.
—¿De verdad que nunca has escuchado eso de Palermo de mi vidaaaaa?
Santana hizo memoria durante unos segundos.
—Pues no.
Rocío la miró divertida.
—¿Pero en qué mundo vives? Palermo es quien mas goles metió en boca los últimos años. Gracias a su golazo somos los campeones del mundo, bueno no tan asi. ¿De verdad que no lo sabías?
Tratando de no parecer una completa idiota, Santana sonrió y, como buena actriz que en, indicó de lo más convincente:
—Ay, es verdad... qué tonta soy. A veces soy tremendamente despistada y como el fútbol no es algo que me encante pues lo había olvidado, pero si... sí ¿cómo no voy a saber quién es Palermo?... Por Diossssssss
—Oye... ¿Puedo hacerte una pregunta?
—Sí
—¿Eres la novia de mi tita?
—No -respondió con rapidez tocándose las gafas con incomodidad.
—¿Pero sales con ella o algo así?
—No. Solo somos amigas.
Acercándose hasta ellas, la pequeña Ruth tomo la mano de Santana y dijo enseñándole su dentadura:
—Eres muy guapa. Tanto como la novia de Messi y me gusta que seas la novia del tita. ¿se van a casar?
—No... yo no soy su novia, ni nos vanos a casar —respondió buscando con apuro a Brittany, que al ver su mirada de socorro y a sus dos sobrinas a su lado acudió en su ayuda.
—¿Todo bien? —preguntó al llegar junto a ellas.
Santana asintió y Rocío mirando a su tita preguntó:
—Le estaba preguntando si eran novias.
—Y yo le pregunté que si se iban a casar —finalizó la pequeña Ruth.
—Increíble —susurró Britt conteniendo la risa—. Son las dignas hijas de su madre. Pero vamos a ver ¿yo no puedo tener amigas?
—Sí—respondieron al unísono.
—¿Entonces? —reclamó ella.
—Tita, has dormido con ella —sentenció la pequeña Ruth—. Y cuando una duerme con alguien y se da besos de amor pues se tiene que casar.
Rocío miró a Brittany y cubrió las orejas de su pequeña hermana con las manos para evitar que oyera lo que iba a decir.
—A ver tita, yo tengo amigos pero no me acuesto con ellos ¿ok? —Al ver la cara que se le quedó, la joven sonrió y continuó—. Escuchamos a mamá contarle a la tía Lizzie, que te habías acostado con ella en tu casa. Y ahora, al verla aquí con la familia, nos da a pensar que son algo más que amigas.
Y acto seguido, se alejó con su hermana.
Santana se tapó la boca para no reír.
—Son niños, y por norma dicen lo que piensan. No se lo tengas en cuenta.
—Mataré a Irene... —gruñó ella— La mataré por boca suelta y...
Pero no pudo continuar, un hombre alto de pelo canoso entró en el salón con un mandil atado ala cintura y una espumadera en la mano. Al verlas, se dirigió hacia ellas.
—¡Ya han llegado! —dijo alegremente.
—Sí. Aquí estamos —dijo Santana nerviosa en un hilo de voz.
Aquel hombre de aspecto imponente, indudablemente, era el padre de Britt. La altura, el cuerpo y el color de ojos le delataban. Soltando la espumadera encima de la mesa, el hombre se limpió las manos en el delantal y tras darle un cariñoso abrazo a su hija, miró a la joven y dijo acercándose a ella:
—Un placer conocerte. Soy Manuel, el padre de Brittany, y estoy encantado de que estés aquí con la familia.
—Encantada señor, mi nombre es Noelia.
Con una cordial sonrisa, nada fría, como le indicó Brittany un rato antes, el hombre se agachó hacia ella y le indicó:
—Llámame Manuel ¿de acuerdo?
Ella asintió y sonrió. Le agradó la profundidad de su voz. Recordó que Britt le dijo que su padre era poco hablador por lo que cerró la boca y no dijo nada más, hasta que de pronto le oyó decir:
—Noelia ¿te apetece ayudarme a cocinar?
Al escuchar aquello la muchacha se tensó. ¡Ella era un peligro en la cocina! Brittany al ver la indecisión en sus ojos respondió:
—No, papá. Mejor que no.
—¿Por qué no? —insistió aquel sin apartar los ojos de la muchacha.
Britt, intuyendo que una actriz de Hollywood no debía usar mucho la cocina de su casa y mucho menos saber cocinar, en tono despreocupado respondió:
—Papá, ella no ha venido aquí a cocinar. No ves cómo viene vestida.
Manuel se fijó en lo elegante que la muchacha iba vestida, a pesar de estar empapada. Aun así le preguntó:
—¿Crees que le voy a hacer el tercer grado (interrogatorio)?
Un extraño silencio se apoderó del salón y cuando Juan se disponía a contestar, Santana dio un paso adelante y, aun a riesgo de envenenarles, le dijo:
—Estaré encantada de cocinar contigo Manuel.
Al escucharla, todos la miraron y Brittany asintió. Con una complicidad que se tornó divertida, la joven le tomo del brazo y se marchó con él a la cocina ante la atenta mirada de todos. Britt, que suspiró al ver como sus hermanas la miraban, preguntó acercándose a su hermana mayor:
—¿Se puede saber que andas cotorreando por aquí?
Una vez en la cocina Manuel estuvo durante un rato peleándose con una máquina.
—Jodida Thermomix. Cuando dice que no funciona, no funciona.
Con curiosidad, la joven miró la máquina que estaba sobre la encimera y preguntó:
—¿Qué querías hacer con ella?
—La masa de las croquetas. La hace muy rica y a los niños les encanta -suspiró el hombre—. Pero la puñetera máquina, ya tiene más de veinte años y me parece que ya ha llegado el momento de que compre otra.
Dejando a un lado la máquina, Manuel cogió una fuente repleta de pimientos rojos asados y preguntó.
—¿Sabes pelarlos y prepararlos?
Su cabeza funcionó a mil. ¿Sabía pelarlos? Pero dispuesta a quedar bien con decisión asintió pero susurró:
—Creo que sí, pero por si acaso dime como los haces tú.
El hombre con una sabia sonrisa asintió y cogiendo un pimiento le indicó.
—Primero les quito la piel, después lo troceo. Una vez que todos estén pelados y troceados parto ajito muy picadito, se lo echo por encima y por último, sal y aceite de oliva. ¿Cómo lo haces tú?
—Igual... igual...
—Muy bien Noelia —sonrió limpiándose las manos en un trapo—. Tú te encargas de pelar y aliñar los pimientos asados, mientras yo continúo con el cordero, ¿te parece?
—¡Perfecto! —asintió esta poniéndose el delantal verde que le pasaba
Después de lavarse las manos, la muchacha comenzó su tarea en silencio. Al principio los pimientos y sus resbaladizas pieles se le resistieron. Lucho contra ellos sin piedad, pero finalmente la tarea se suavizó. Sin poder evitarlo los recuerdos inundaron su mente y sonrió al recordar las veces que había visto a su abuela trastear en la cocina de Puerto Rico. La mujer se había empeñado en enseñarle pero fue imposible. Santana no estaba hecha para la cocina. Manuel, que la observaba con curiosidad de reojo, se percató de su sonrisa y preguntó:
—¿Qué te hace tanta gracia?
—Pelar pimientos —al ver la cara de aquel prosiguió—: Mi abuela y yo nos divertíamos mucho en su cocina con olor a especias. Ella era una magnífica cocinera. Era genial.
-¿Era?
—Sí. Murió hace siete años -contestó tomando un ajo—. Fue un momento muy triste para mí.
—Lo siento, hija —murmuró al sentir su dolor—. Perder a un ser querido es terrible y, nos guste o no, hay que aprender a sobrellevar su ausencia. Pero debes tener fe y pensar que ella, esté donde esté, sigue contigo.
Aquellas palabras y, en especial el cariño de su tono, hicieron que a la joven se le erizara el vello del cuerpo. Su padre, al verla llorar por la muerte de su adorada abuela, simplemente se limitó a recriminarle por ello. Ni una simple caricia. Ni un simple abrazo. Por eso, que aquel hombre al que no conocía, y que tenía la misma edad que su padre, le dijera aquello, le emocionó y tuvo que tragarse el nudo que se le formó en la garganta para poder hablar.
—Lo sé. Sé que está conmigo allá donde esté. Pero creo que el momento de su pérdida fue el peor de mi vida. Ella era una mujer con una vitalidad increíble y que siempre me dio mucho cariño. Lo que más quería por encima de todas las cosas era hacernos sonreír a mi primo Kurt y a mí. Nos adoraba y estoy feliz porque a pesar de su ausencia, sé que ella sabía que el sentimiento era mutuo.
—Recordarla y sonreír al pensaren ella es el mejor tributo que le puedes hacer. ¿Y sabes por qué? —Ella negó con la cabeza—. Porque estás haciendo algo que a ella le gustaría, sonreír y ser feliz. Nunca lo olvides.
Aquel tono de voz tan cautivador volvió a emocionarla. Durante un buen rato ambos hablaron sin cesar de todo lo que se les ocurrió y ella sonrió al darse cuenta que Brittany la había engañado. Manuel nada tenía que ver con un hombre poco hablador y frío. Al revés, era afable, cariñoso, divertido y dicharachero.
—¿Conoces desde hace mucho a mi hija? —preguntó de pronto sorprendiéndola.
Durante unos segundos dudo qué contestar y los nervios le atenazaron. No podía contar la verdad pero le molestaba mentir. Técnicamente, su hija había sido su esposa durante unos meses, hasta que llegaron los papeles definitivos del divorcio, pero dispuesta a no revelar aquel secreto murmuró con aparente tranquilidad:
—No...Realmente nos conocemos desde hace poco.
Al verla dudar, Manuel sonrió e intuyó que se conocían desde hacia tiempo, y soltando el cordero que llevaba en las manos dijo poniéndose a su lado:
—¿Sabes qué es lo que me parece más curioso?
—¿Qué?
—Que Brittany te haya traído a casa. Ella siempre es muy reservada con su vida privada y aunque sé por sus amigos del éxito de mi hija entre las féminas, tú eres la primera que nos presenta. Debes de ser muy especial.
Un extraño júbilo hizo que el corazón le comenzara a latir con fuerza. No quería emocionarse como una chiquilla, pero saber aquello le alegró y le hizo sonreír. Aunque al ver como la miraba el hombre recompuso su gesto y respondió con simpatía:
—Manuel, solo somos amigas.
—¿Solo amigas?
—Aja... y te recuerdo que le dijiste que no me someterías a un tercer grado —asintió divertida.
—¿Sabes? Los jóvenes de hoy tienen una manera muy extraña de llamar las cosas. En mi época el llevar a una chica a casa de los padres y presentarla a la familia tenía otro nombre y...
—Oh, my God! — soltó divertida.
Manuel la miró extrañado. ¿De dónde era aquella bonita muchacha? Ella, al darse cuenta de que habla hablado en inglés, dijo mientras le señalaba con un pimiento en la mano con gesto pícaro:
—Solo estoy de paso. —Al escucharla, Manuel soltó una sonora carcajada—, Y Britt está siendo cortés conmigo invitándome a su fiesta. Nada más. En cuanto me marche ella continuará con su vida y yo con la mía, ya lo verás.
Pero Manuel conocía muy bien a su hija y sabía lo posesivo que era, y con la pequeña reacción que había observado antes de entrar en la cocina había sido suficiente. Su hija tenía algo diferente en su mirada aquella noche. Con una sonrisa en los labios Manuel volvió a tomar el cordero y salándolo murmuró dispuesto a saber más de aquella divertida muchacha:
—Noelia, tienes un acento extraño. ¿De dónde eres?
En ese momento la puerta de la cocina se abrió de par en par. Era Brittany, que al escuchar la pregunta de su padre, contestó en lugar de ella:
—De Mendoza.
Manuel le miró y levantó una ceja. Aquella de mendocina tenía lo que él de canadiense. Su hijo y aquella muchacha escondían algo y eso le resultó muy gracioso.
—Entonces sabrás hacer buenas empanadas ¿verdad?
—Oh... por supuesto —mintió al sentir la mirada penetrante de Brittany a su lado.
—¡Estupendo! —aplaudió Manuel y clavando la mirada en ella preguntó—. ¿Qué te parece si un día de estos nos preparas una? Al abuelo y a mí nos encantan las empanadas mendocinas y más si quien nos la hace es una auténtica mendocina.
—Cuando quieras, Manuel —respondió ella y Brittany sorprendido la miró.
Ay... ay... ay... Dios mío ¿qué he dicho?, pensó Santana, que ya se estaba arrepintiendo de sus palabras.
Con la mirada, Brittany le hizo mil preguntas y ella, asustada, se mordió el labio.
—Pues no se hable más —asintió Manuel y tomando un papel y un bolígrafo preguntó mirándola—: Dime lo que necesitas y lo compraré.
El desconcierto cruzó por su cara. ¿Qué necesitaba para hacer aquel plato? Con la mirada buscó ayuda en Brit, pero este se limitó a mirar el suelo. Finalmente y sintiendo la mirada de su padre en el cogote, se volvió y dijo:
—Empanada. Compra empanada.
Manuel estuvo a punto de soltar una gran carcajada. Sus caras eran para desternillarse de risa. ¿Qué les ocurría a esos dos? ¿Qué ocultaban? Y sobre todo ¿Por qué su hija resoplaba así? Pero dándoles un respiro asintió y murmuró soltando el papel
—De acuerdo. Compraré los ingredientes en la tienda de Charo. Estoy deseando probar esas magníficas empanadas,
¡Ay, Dios mío que los voy a envenenar! pensó mientras Brittany la observaba como si se hubiera vuelto loca.
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BUENO ESPERO LES GUSTE ESTO CAPS, SI SON MUY EXTENSOS DISCULPEN ESPERO NO SE ABURRAN (AUNQUE NO CREO ;): )
GRACIAS POR LEER Y COMENTAR
HASTA LA PROXIMA<3
BUENO ME ALEGRA QUE CADA VEZ LES GUSTE MAS LA HISTORIA Y QUE NO ATAQUEN TANTO A MI RUBIA ;) JAJAJA
Pao Up : Wow....! espectacular....! Ya quiero leer el siguiente fue tan bndcsidjc Primer casi encuentro entre las chicas Uy....! Me encanta la historia!
-// SI PRIMER CASI ENCUENTRO...Y BUENO CUANDO EL DEBER LLAMA EL PLACER SE HACE ESPERAR(?
Tatymm: aaaaaaaaaaaaaaaaaawwwwwwwwwwwwwwwwwwwww felicitaciones me encantaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! sos grosaa estos cap los amee!! me encanto besos!!
-// JAJA MUCHAS GRACIAS ESPERO LOS QUE VENGAN LUEGO TMB TE GUSTEN :)
Jas2602 : aaaaayyyyy eso es lo q me gusta ya estan juntitas.....jeje
-// SI!!! YA CASI CASI :)
3:) : me encanta,....
me gusta que empiecen a confraternizar como "amigas"
enserio en ese momento tuvieron que llamar a britt,... pero bueno!!!
-// SI "AMIGAS" SIEMPRE SE DICE JAJAJA Y BUENO EL TRABAJO DE BRITT REQUIERE DE SACRIFICIOS!
Knockout : Te vuelvo Amar! :( gracias por los cap espero los proximos jejeje actualiza me gusta esta historia maldito trabajo de Britt interrumpe lo mejor JAJAJA
-// GRACIAS POR VOLVER A AMARME :p JAJAJA Y SI EL TRABAJO DE BRITT DEJA MUCHO QUE DESEAR ;)
GRACIAS POR SUS COMENTARIOS TAN DIVERTIDOS Y BUENA ONDA!!!<3
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¿Y A Ti Que Te Importa?
Capitulo 23: ¿Preparada para conocer a mi peculiar familia?
Después de una noche en la que a Santana le fue imposible conciliar el sueño debido a la cantidad de pensamientos que le rondaban por la cabeza llegó la mañana. Estaba nerviosa. Estaba preocupada porque no sabía nada de Brittany. ¿Y si le había pasado algo? No se relajó hasta que, sobre las dos de la tarde, su móvil sonó y leyó un mensaje de ella:
Todo bien. Me voy a descansar. Esta noche te veo.
Por la tarde, y viendo que su primo Kurt no daba señales de vida fue a su habitación y se alegró al encontrarle.
—¿Como que tú no vienes conmigo? —preguntó ella tras hablar con él de la Cena que tenía esa noche con la familia de Britt.
Kurt que se estaba echando crema en los párpados respondió:
—Tengo planes.
Boquiabierta, Santana dijo caminando hacia el baño.
-¿Planes? ¿Cómo puedes tener planes si no conoces a nadie?
Dejando el bote sobre la encimera del baño, el joven sonrío y dijo:
—Te equivocas darling. La otra noche yo...
—¿La otra noche?-rio ella—. Pero...
—Calla y escucha, queen.
Santana tomandolo de la mano le llevó hasta la enorme cama y, sentándose, hizo un cómico gesto que daba a entender que cerraba la boca.
—El otro día cuando me dejaste el pelo de color green y te fuiste con la girl de recepción de viboroneo, decidí bajar a lomar una copa al bar del parador. Por cierto, hacen unos cocktails de muerte. And, well, el caso es que conocí a alguien, tomamos a drink y se puede decir que tonight tengo una cita.
La cara de Santana era todo un poema. Su primo le guiñó un ojo.
—A ver si te crees que aquí solo ligas tú honey—le dijo con voz cargada de ironía
—¿Tienes una cita?
—Yes.
Cada vez más sorprendida preguntó boquiabierta:
—¿Con quién?
Con misterio se retiró su glamuroso y verde flequillo de la cara.
—Ay cuchi, es una monada. Es alto y algo destartalado. Vamos para que nos entendamos tipo Robert Pattinson, el blanquecino de Crepúsculo. Me encanta mi Peterman.
—¿Peterman? —rio Santana.
—Se llama Peter Fenson. Oh, Peter! —suspiró emocionado—. Es inglés y pianista. Está de paso por aquí como
nosotros. El caso es que estaba yo deprimido y ahogando mis penas en un Dry Martini por la carnicería que le hiciste a mis preciosas mechas purple, cuando noté que él me miraba. Horrorizado pensé: Ay Virgencita debo parecer un pollo despeluchado con este tono de pelo verde musgo —ella sonrió—. Pero, surprise, cuando me levanté para irme avergonzado de mi desastrosa y poco glamurosa apariencia él se dirigió a mí. Me invitó a tomar algo. Ay, queen... en ese justito momento pensé este pa mi. Una copa llevó a otra y, bueno, ocurrió lo que tenía que ocurrir.
—¿Te acostaste con él? —preguntó sorprendida.
—Yes.
—Pero Kurt.,.
—Ok cuchi, reconozco que a veces soy un facilón. Pero mira darling, la ocasión lo merecía y tú precisamente no eres la reina de la moralidad para decir nada.
—Por el amor de Dios —rio divertida— ¿Desde cuándo haces esas cosas tú?
—Desde que un increíble pianista inglés ha posado sus precious grey eyes en mí. Ay, cuchifrita, le tienes que conocer. Es encantador y...
—¿No le habrás contado quienes somos?
—No reina, no. Una cosa son los revolcones que yo tenga con él y otra muy diferente contarle mi life and miracles.
Conocía a su primo y era de los que se enamoraban hasta la médula y sufrían dolorosamente por amor.
—A ver... todo lo que me cuentas me parece estupendo. Pero déjame decirte que...
—Hazla corta Lopez mía, y suelta por esa boquita con quién has estado en las últimas cuarenta y ocho hours que llevo sin verte. Porque no es por nada, pero te noto el cutis terso y los ojos happy. —Ella sonrió y él prosiguió—: Vamos, vamos, estoy deseoso de escuchar todo lo que quieras contarme.
Sonriendo como desde hacía tiempo, Santana dejó escapar un suspiro.
—He estado con ella y... y...
Al escuchar ese con ella…. Kurt rápidamente gritó:
—Oh my Godl ¿Has estado con la divine?
—Sí.
—¿Con la de los SWAT a la que el color black le quedaba mejor que a mí cuando estoy delgado y a la que la lluvia cincela su rostro como a un adonis?
--No es una SWAT es un geo —aclaró ella.
Con gesto indescifrable Kurt la miró y preguntó:
—¿Un qué?
—Una geo—al decir aquello pensó en lo que ella le dijo e indico—. Pero ahora olvida que te lo he dicho porque no tenía que habértelo contado, okay?
—Ok... no he oído nada pero darling. Pero ¿qué es un geo?
Enfadada consigo misma por su indiscreción murmuró:
—Un policía de élite, vamos, como los SWAT.
Encantado con lo que oía Kurt se llevó la mano a la boca y dijo sonriendo:
—Ay my love... fíjate si eres glamurosa que hasta los líos que le salen son de élite. ¡Uisss Dios mío! —gritó al recordar a los fornidos hombres de negro que acompañaban a Britt, y abanicándose con la mano preguntó:—¿En vivo y en directo está tan cuadrada como cuando estaba encapuchada bajo ese traje negro de poli sexy?
Santana se carcajeó y asintió. Aquella risa le iluminó el rostro, detalle que no escapó a su primo.
--¿Y qué? ¿Qué puedes contarme?
—Poca cosa —respondió encogiéndose de hombros.
—¿Poca cosa? —gritó él mirándola—. Has pasado horas con esa... esa G.I.Joe cincelado como el Miguel Ángel de Da Vinci y como diría la difunta abuela, ¿no hubo refriegas sexuales?
Una sonrisa picara de ella le hizo intuir a Kurt que lo que imaginaba era cierto.
—Agg ¡so víbora! Y tú reprochándome que yo me lanzara a la lujuria y el desenfreno con mi pianista inglés.
Tras un rato de risas y confidencias, el móvil de Kurt sonó, y tomando una americana en tono vino añejo, le dio a su prima dos cómicos besos en la cara.
—Honey... me voy. Si quieres algo me localizas en el celular. Y oye, ten cuidadito y no te encariñes con ella, que nosotros tenemos que regresar en unos días a lo nuestro, ¿ok?
—Sí. No te preocupes y oye, aplícate el cuento.
Sola en la habitación sonrió satisfecha. Sonó su móvil. Era su íntima amiga Jennifer. Durante un rato ambas rieron poniéndose al día. Veinte minutos después tras haber colgado, se dirigió a su habitación. Se puso una mini falda vestido violeta, un pañuelo negro alrededor del cuello, su peluca y unas impresionantes botas de tacón. Se miró en el espejo y asintió. Estaba feliz y eso solo se lo debía a una mujer, si increíble pero real, a una mujer llamada Brittany.
A las ocho menos cinco Brittany ya estaba esperándola en la puerta de entrada del castillo con Jenny, su perra, en el maletero. Volvía a diluviar cuando escuchó unos golpecitos en el cristal. Era Bree y accionó el botón de bajar la ventana.
—Hola amor —saludó ella bajo su paraguas—. ¿Qué haces aquí?
—Estoy esperando a una amiga —respondió con sinceridad. Entre ellas no había nada que no fuera sexo y no tenia sentido mentir.
—¿Tu amiga se hospeda en el parador? —indagó molesta al ver que no era ella el objeto de su visita.
—Sí —y al verla aparecer dijo—: Es ella.
Bree se volvió curiosa y al reconocer a la chica, torció el gesto. Aquella turista amiga de Menchu, no podía competir con su exuberancia. Convencida de su potencial sexual, y de que aquella en unos días desaparecería, se agachó de nuevo hasta la altura de la ventanilla y murmuró con voz sinuosa antes de marcharse:
—Llámame y quedamos otro día ¿vale, cielo?
—De acuerdo
Britt, rápidamente, centró su mirada en Santana. Estaba preciosa con aquel abrigo verde y aquellas botas altas. Su presencia con las luces del coche y ella, al verle, corrió hacia la rubia. Verdaderamente era una mujer sensual, y a pesar de que con aquel pelo claro y los lentes no parecía la actriz Santana Lopez algo en su comportamiento, en su manera de moverse y de hablar, la hacía diferente y especial.
—Uooooo como llueve —cerró la puerta, la miró y le saludo—. Hola ¿como estás? ¿Fue todo bien anoche en tu trabajo?
A Britt le gustó escuchar su alegre tono de voz y atrayendola hacia si, deliberamente, la besó. Aquella noche en el operativo que había cubierto en Capital se había concentrado, como siempre, a tope. Sin embargo, cada vez que recordaba el morboso momento que haba vivido con ella, una sonrisa asomaba a su rostro.
Cuando consiguió separar sus labios de los de ella, sin soltarla Brittany respondió:
—Todo fue como la seda. ¿Y tú morenita estás bien?
—¡Genial! —al escuchar un ruido miró hacia atrás y al ver a la perra saludó—: Hola, Jenny preciosa.
El animal dio un ladrido y Britt sonrió. Después quitó el freno de mano y arrancó el motor del coche.
—¿Preparada para conocer a mi peculiar familia?
—Sí. —Pero segundos después preguntó sorprendida—: ¿Peculiar por qué?
—Ya lo verás —rio ella.
Santana, de pronto, se asustó. ¿Dónde se estaba metiendo? ¿Y si aquella familia era tan insoportable como la suya? Dándole un golpecito en el hombro exigió:
—Para el coche ahora mismo.
—¿Cómo?
—Que pares el coche.
Encendiendo el intermitente Brittany se metió en el único lugar que podía parar. Se subió sobre una acera a su izquierda y preguntó:
—¿Qué ocurre?
—¿Por qué es tu familia peculiar? —preguntó, encendiéndose un cigarrilo que Brittany le quitó y apagó, para su desconcierto, en el limpio cenicero del coche.
—Veamos, cómo te explico yo cómo es mi familia —sonrió ella—. Mi padre es un hombre algo rígido y poco comunicativo. En un principio no te hablará, simplemente te observará con el ceño fruncido pero no te asustes, no es un ogro. Luego está mi abuelo Goyo, el homenajeado—rio ella—. Él es un poco cascarrabias. Si ves que te toca el culo no se lo tomes en cuenta son cosas de la edad, ¿ok?—la cara de ella era un poema pero Brittany continuó—. También estará mi hermana Irene, a quien conociste el otro día, con mi cuñado Carlos, y mis sobrinos. Por cierto mi cuñado habla por los codos ¡ya lo verás! Irene ya sabes cómo es, por lo tanto si ves que ella y su marido discuten, no te preocupes, la sangre nunca llega al río. En referencia a mis sobrinos, Javi tiene diez años, y aunque le quiero mucho reconozco que es un inchapelotas. Ruth tiene cinco y es una auténtica bruja. Rocío, que tiene casi dieciséis y está en plena edad del pavo, a veces es insoportable. Vamos, para que te hagas una idea es una versión de su madre pero en adolescente. Luego estará Elizabeth, mi segunda hermana. A diferencia de Irene es observadora como mi padre y poco más. Ah... está embarazada y soltera y odia hablar de su vida privada, en especial de su embarazo.
Asentía horrorizada, sin poder creerse lo que ella le contaba con rápidos matices.
—Finalmente conocerás a Eva. Es tímida y apocada y bueno...para hablar con ella hay que sacarle las palabras con un sacacorchos. Por cierto es periodista y trabaja para una revista. En definitiva tengo una familia peculiar. Son algo fríos y poco comunicativos, pero por lo demás saben comportarse, no te preocupes. En cuanto si habrá más gente, no lo sé. Pero conociendo a Irene, que es la organizadora del cumpleaños, estoy seguro de que habrá invitado a medio pueblo, lo que no sé es a quién.
De pronto la seguridad que había tenido el día anterior para aceptar la invitación se esfumó como por arte de magia ¿Fríos y poco comunicativos? ¿Pero qué hacia ella con aquella gente? Sacando otro cigarrillo fue a encenderlo pero Brittany hizo lo mismo que con el anterior.
—¿Quieres dejar de romperme el tabaco? —gruñó molesta.
—Lo siento, pero en mi coche no se fuma. Es más, creo haberte dicho que fumar no es bueno para la salud.
Sin darle tiempo a reaccionar abrió la puerta del coche y salió de él justo en el momento en que pasaba un vehículo que pisó un charco y la empapó. Brittany, al escuchar la freanda del coche por abrir de improviso la puerta y salir, gritó abriendo su puerta:
—¿Estas loca? ¿Cómo?
—No... no estoy loca. Simplemente es mi vida ¿vale?
Al escuchar aquel tono de voz Brittany se paró en seco. ¿Qué había ocurrido para que ella contestara así? A dos pasos de ella le dejó encender el cigarro y fumar unos minutos. Finalmente, ella lo apagó y volviéndose hacia ella susurró:
—Lo siento. Tengo un pronto horroroso y me he puesto nerviosa cuando me has hablado de tu familia. Quizá sea un error haber aceptado esa invitación ¿Qué hago yo en la celebración de un familiar tuyo?
Brittany sonrió. La ternura que le provocaba aquella diva del cine americano le tenía desconcertada. Se acercó a ella, posó las manos sobre el capó y la dejó encerrada entre el coche y su propio cuerpo.
—Olvidándome de ese pronto que tienes —sonrió—, eres una amiga ¿Dónde ves el problema? ¿Tú nunca has ido de acompañante de alguien a una fiesta donde la gente es un poco extraña?
—Sí —asintió al recordar ciertos eventos con su padre.
—¿Entonces?
Cerrando los ojos Santana suspiró y dijo:
—Odio mentir. Odio estar empapada y... Oh, Dios ¡mira qué pintas tengo!
No pudo continuar. Brittany la besó. Su cercanía y el calor que su cuerpo irradiaba la tranquilizó. Cuando la rubia acabó aquel sensual beso sonrió y le retiró el mojado flequillo del rostro.
—De acuerdo. No asistiremos a la fiesta. Iremos a mi casa y te cambiarás de ropa. —Al ver el gesto dudoso de ella, Britt continuó—. Pero ya le había dicho a Irene que iríamos y conociéndola, a no ser que nos vayamos de Argentina, nos encontrará. Mi hermana iba para detective aunque se quedó en corta. —Santana sonrió—. Te aseguro que Irene es muy persistente y si algo tiene claro es que la familia en temas de cumpleaños, fiestas o enfermedades debe estar unida.
Aquellas palabras le llegaron al corazón. Eso era lo que su abuela, que en paz descanse, siempre le decía. Y, entonces, cambió de idea.
—¿Sabes? Irene tiene razón. La familia por muy rara que sea ha de estar unida para este tipo de acontecimientos, y aunque yo no lo sea, tú si lo eres y por lo tanto vamos a ir. En cuanto a mi abrigo, no te preocupes se secará.
La rubia asintió sorprendido al ver aquel cambio de opinión.
—¡Perfecto! —sonrió Brittany quien tras darle un beso en la punta de la nariz dio rodeó el coche y se metió en él.
—¡Genial! —asintió ella sentándose en su asiento percatándose de lo mucho que la lluvia la había mojado.
Quince minutos después Britt paró el coche frente a una gran casona. Mientras ella abría el portón trasero para que Jenny bajara, Santana miró a su alrededor mientras la lluvia de nuevo caía sobre ella. Ya daba igual, estaba empapada. Sonrió, feliz por estar allí, aunque de pronto la voz de su abuela tronó en su mente diciendo Morenita, las mentiras tienen las patitas muy cortas. Ándate con cuidado o lo lamentarás.
Capitulo 24: tercer grado
Traspasar el umbral de aquella bonita casa fue fácil, lo difícil fue encontrarse sumergida ante una multitud de gente que de pronto la miraba con extrañeza. Conteniendo sus ganas de salir corriendo ante su mirada, Santana sonrió y les saludó con cautela con la mano. Lo primero que recibió fue un pelotazo en toda la barriga que la dobló. Se le cayeron las gafas al suelo, y la peluca se le movió, pero rápidamente se recolocó el pelo, recogió las gafas y volvió a ponérselas. Brittany miró a su sobrino y regañándole con la mirada socorrió a la joven que, sorprendida aún por el pelotazo, intentaba mantenerse en pie.
Este debe de ser el inchapelotas pensó mirando al niño de pelo pajizo que se había quedado paralizado frente a ella.
—¡Javi! —gritó la madre del niño cogiéndole de la oreja—. Llevo horas diciéndote que dejes el puñetero balón porque iba a ocurrir lo que ha ocurrido.
Con gesto preocupado Irene se volvió hacia Santana y preguntó:
—¿Estás bien? Oh, por Dios ¡pero si estás empapada! ¿Te encuentras bien?
Pero no pudo responder. De pronto un hombre pequeño, delgado y con boina negra apareció y levantando el garrote que llevaba en la mano gritó:
—Mecagoentoloquesemenea. Irene ¡Suelta la oreja del muchacho!
—¿Que lo suelte? —se quejo—. Acaba de darle a la amiga de Brittany un pelotazo que ha estado a punto de sacarle los ojos de sus órbitas y tú dices que lo suelte.
—O lo sueltas, o te doy un garrotazo— siseó el hombre.
Ay Dios... este debe de ser el cascarrabias del abuelo pensó asustada Santana mientras le veía sacudir el bastón por los aires.
—Yayo Goyo... Yayo Goyo —llamó una niña castaña de ojos claros—. ¿Juegas conmigo a las muñecas?
La muchacha miró a aquella pequeña y supuso que era Ruth, la hermana pequeña del inchapelotas. Y antes de que el anciano pudiera responder a la niña, apareció una segunda muchacha rubia pero con los ojos claros que, al ver la situación, dijo retirando a la niña y acercándose a su hermana Irene:
—Pero, abuelo ¿qué estás haciendo? Baja el garrote antes de que des a alguien.
La embarazada pensó Santana al ver su enorme barriga.
El anciano, enfadado por como sus nietas se dirigían a él, garrote en mano gritó:
—¡Ehhhh... no me toques que tengo pa toas! —Luego miró a la niña que estaba tras la embarazada y dijo—: Dame unos minutos y estoy contigo, mi lucero.
Santana, paralizada detras Brittany que observaba la situación divertida, estaba sin palabras. ¿Verdaderamente les daría un garrotazo? Al final, Irene soltó la oreja de su hijo, el abuelo bajó el garrote y el niño corrió a los brazos de su salvador. Irene, enfadada, se volvió hacia Santana .
—Ay Dios, disculpa a mi hijo y al bruto del abuelo. Son tal para cual.
Asomando la cabecilla tras el hombre de Brittany, Santana susurró asustada.
—No... no te preocupes. No ha pasado nada.
El hombre de la boina tras solucionar lo del niño, dio un paso adelante y apartando con ternura a Irene y a Lizzie de su campo de visión dijo al ver a su nieta:
—Pero si está aquí mi niñota. Dame un abrazo.
Separándose de Santana, Brittany abrazó a su abuelo, y el anciano al ver la joven morena, preguntó con voz cascada por los años:
—¿quién es este gorrioncito?
Divertida, Brittany soltó a su abuelo, y volviéndose hacia una apabullada Santana la tomo de la mano para que diera un paso adelante.
—Es una amiga, abuelo—y dirigiéndose a ella dijo-. Noelia, este es el abuelo Goyo
Santana y el hombre se miraron y ella dijo tendiéndole la mano:
—Encantada, señor.
El anciano, acostumbra a conocer continuamente a amigos de sus nietas, pero nunca a una amiga de su nieta preferida, se acercó a ella y dijo:
—De señor nada de nada yo soy el abuelo Goyo. —Y al ver que ella sonreía añadió—:anda dame dos besazos hermosa y déjate de apretones de manos que con toda la juventud que me rodea yo ya me hice a la vida moderna hace mucho.
Todos rieron, y el viejo, sin darle tiempo a que ella se moviera, le plantó dos sonoros besos y la cogió de la mano.
—Pero criatura ¡estás empapada como un polluelo recién salido del cascarón!.
Britt, al ver la mirada inquisidora de su hermana, dijo con rapidez antes de que su abuelo la arrastrase hacia dónde él indicaba:
—Santana, esta es mi hermana Lizzie.
La embarazada la besó con rapidez antes que su abuelo comenzara a andar a su marcha habitual. Una vez entraron en el enorme salón otros ojos curiosos se fijaron en ella y Santana pasando por su lado, le saludó con la mano mientras el anciano la llevaba hacia la chimenea.
—Dame el abrigo que esta empapado y sécate esa melena o esta noche estarás tosiendo. Mi mujer murió de un resfriado hace años y si te soy sincero hermosa no me apetece asistir a tu funeral. Te conozco desde hace poco pero eres muy guapa y buena moza para criar gusanos.
Boquiabierta por aquel dicho miró a Brittany que hablaba con su hermana Lizzie y este con una sonrisa le indicó que no se lo tuviera en cuenta. El abuelo tomo su abrigo y la miró de arriba abajo sus pardos y cansados ojos. Su nieta tenía un gusto exquisito. Segundos después se marchó con el abrigo colgado en su brazo y corrió tras el pequeño Javi que de nuevo volvía a tener la pelota en sus manos. Con un poco de frío, Santana acercó las manos hacia la chimenea, cuando una nueva voz desconocida dijo tras ella:
—Qué hermosas de botas ¡me encantan!
Al volverse se encontró con una joven muchachita muy parecida a la hermana mayor de Brittany, Irene, pero con varios piercings en la ceja derecha. AI ver en su cuello un colgante en el que ponía Rocío recordó que la sobrina de Brittany se llamaba así y preguntó:
—Eres Rocío ¿verdad?
—Sí.
—Encantada. Yo soy Noelia.
La muchacha se acercó a ella y agarrándola por los hombros le planto dos sonoros besos. Y al separarse de ella dijo:
—Hueles increible. ¿Qué perfume llevas?
Santana que no recordaba qué perfume se había puesto, se olió a sí misma.
—La última fragancia de mi amiga Channell. Huele genial, ¿verdad?
—¿Tu amiga Channell hace perfumes? —preguntó Rocío extrañada.
Sin comprender porque mostraba extrañeza asintió con toda naturalidad.
—Bueno, la verdad es que JLo es un crack. Tan pronto hace películas, cómo canta sola o con Marc, cuida a sus gemelos o le saca una línea de ropa. Es una de las personas más creativas que conozco, puedo asegurártelo.
La muchacha seguía sin comprender.
-¿Hablas de Jennifer...? ¿Conoces a Jennifer López?
Al comprender que había metido la pata hasta el fondo, Santana buscó una salida rápida.
—Eh... ¿te he engañado?—y al ver que la joven asentía sonrío y respondió—: JAJA, ya quisiera yo. Pero sí, el perfume que llevo es su última fragancia.
—¡Que fuerte! Es justo el perfume que yo quería el otro día que fuimos de compras. Pero mamá al ver su precio me dijo que era un perfume demasiado caro para una adolescente sin oficio ni beneficio como yo. Que ese perfume solo se utilizaba para momentos espéciales y yo... pues según ella no tengo aún esos momentos.
Divertida, acercándose a la joven, le susurró en el oído:
—El próximo día que te vea te lo traigo. Yo tengo otro frasco igual en el hotel.
La cara de Rocío fue de auténtica satisfacción. A partir de ese momento la amiga de su tío se había ganado totalmente su corazón.
—Por cierto, siento el pelotazo que te ha dado el monstruito de mi hermano. Se cree el futuro Palermo de la familia y bueno... me tiene harta.
—No te preocupes. No me hizo daño —y con curiosidad preguntó—: ¿Quién es Palermo?
—¿No sabes quién es Palermo? —preguntó Rocío sorprendida.
—No.
—¿De verdad que nunca has escuchado eso de Palermo de mi vidaaaaa?
Santana hizo memoria durante unos segundos.
—Pues no.
Rocío la miró divertida.
—¿Pero en qué mundo vives? Palermo es quien mas goles metió en boca los últimos años. Gracias a su golazo somos los campeones del mundo, bueno no tan asi. ¿De verdad que no lo sabías?
Tratando de no parecer una completa idiota, Santana sonrió y, como buena actriz que en, indicó de lo más convincente:
—Ay, es verdad... qué tonta soy. A veces soy tremendamente despistada y como el fútbol no es algo que me encante pues lo había olvidado, pero si... sí ¿cómo no voy a saber quién es Palermo?... Por Diossssssss
—Oye... ¿Puedo hacerte una pregunta?
—Sí
—¿Eres la novia de mi tita?
—No -respondió con rapidez tocándose las gafas con incomodidad.
—¿Pero sales con ella o algo así?
—No. Solo somos amigas.
Acercándose hasta ellas, la pequeña Ruth tomo la mano de Santana y dijo enseñándole su dentadura:
—Eres muy guapa. Tanto como la novia de Messi y me gusta que seas la novia del tita. ¿se van a casar?
—No... yo no soy su novia, ni nos vanos a casar —respondió buscando con apuro a Brittany, que al ver su mirada de socorro y a sus dos sobrinas a su lado acudió en su ayuda.
—¿Todo bien? —preguntó al llegar junto a ellas.
Santana asintió y Rocío mirando a su tita preguntó:
—Le estaba preguntando si eran novias.
—Y yo le pregunté que si se iban a casar —finalizó la pequeña Ruth.
—Increíble —susurró Britt conteniendo la risa—. Son las dignas hijas de su madre. Pero vamos a ver ¿yo no puedo tener amigas?
—Sí—respondieron al unísono.
—¿Entonces? —reclamó ella.
—Tita, has dormido con ella —sentenció la pequeña Ruth—. Y cuando una duerme con alguien y se da besos de amor pues se tiene que casar.
Rocío miró a Brittany y cubrió las orejas de su pequeña hermana con las manos para evitar que oyera lo que iba a decir.
—A ver tita, yo tengo amigos pero no me acuesto con ellos ¿ok? —Al ver la cara que se le quedó, la joven sonrió y continuó—. Escuchamos a mamá contarle a la tía Lizzie, que te habías acostado con ella en tu casa. Y ahora, al verla aquí con la familia, nos da a pensar que son algo más que amigas.
Y acto seguido, se alejó con su hermana.
Santana se tapó la boca para no reír.
—Son niños, y por norma dicen lo que piensan. No se lo tengas en cuenta.
—Mataré a Irene... —gruñó ella— La mataré por boca suelta y...
Pero no pudo continuar, un hombre alto de pelo canoso entró en el salón con un mandil atado ala cintura y una espumadera en la mano. Al verlas, se dirigió hacia ellas.
—¡Ya han llegado! —dijo alegremente.
—Sí. Aquí estamos —dijo Santana nerviosa en un hilo de voz.
Aquel hombre de aspecto imponente, indudablemente, era el padre de Britt. La altura, el cuerpo y el color de ojos le delataban. Soltando la espumadera encima de la mesa, el hombre se limpió las manos en el delantal y tras darle un cariñoso abrazo a su hija, miró a la joven y dijo acercándose a ella:
—Un placer conocerte. Soy Manuel, el padre de Brittany, y estoy encantado de que estés aquí con la familia.
—Encantada señor, mi nombre es Noelia.
Con una cordial sonrisa, nada fría, como le indicó Brittany un rato antes, el hombre se agachó hacia ella y le indicó:
—Llámame Manuel ¿de acuerdo?
Ella asintió y sonrió. Le agradó la profundidad de su voz. Recordó que Britt le dijo que su padre era poco hablador por lo que cerró la boca y no dijo nada más, hasta que de pronto le oyó decir:
—Noelia ¿te apetece ayudarme a cocinar?
Al escuchar aquello la muchacha se tensó. ¡Ella era un peligro en la cocina! Brittany al ver la indecisión en sus ojos respondió:
—No, papá. Mejor que no.
—¿Por qué no? —insistió aquel sin apartar los ojos de la muchacha.
Britt, intuyendo que una actriz de Hollywood no debía usar mucho la cocina de su casa y mucho menos saber cocinar, en tono despreocupado respondió:
—Papá, ella no ha venido aquí a cocinar. No ves cómo viene vestida.
Manuel se fijó en lo elegante que la muchacha iba vestida, a pesar de estar empapada. Aun así le preguntó:
—¿Crees que le voy a hacer el tercer grado (interrogatorio)?
Un extraño silencio se apoderó del salón y cuando Juan se disponía a contestar, Santana dio un paso adelante y, aun a riesgo de envenenarles, le dijo:
—Estaré encantada de cocinar contigo Manuel.
Al escucharla, todos la miraron y Brittany asintió. Con una complicidad que se tornó divertida, la joven le tomo del brazo y se marchó con él a la cocina ante la atenta mirada de todos. Britt, que suspiró al ver como sus hermanas la miraban, preguntó acercándose a su hermana mayor:
—¿Se puede saber que andas cotorreando por aquí?
Una vez en la cocina Manuel estuvo durante un rato peleándose con una máquina.
—Jodida Thermomix. Cuando dice que no funciona, no funciona.
Con curiosidad, la joven miró la máquina que estaba sobre la encimera y preguntó:
—¿Qué querías hacer con ella?
—La masa de las croquetas. La hace muy rica y a los niños les encanta -suspiró el hombre—. Pero la puñetera máquina, ya tiene más de veinte años y me parece que ya ha llegado el momento de que compre otra.
Dejando a un lado la máquina, Manuel cogió una fuente repleta de pimientos rojos asados y preguntó.
—¿Sabes pelarlos y prepararlos?
Su cabeza funcionó a mil. ¿Sabía pelarlos? Pero dispuesta a quedar bien con decisión asintió pero susurró:
—Creo que sí, pero por si acaso dime como los haces tú.
El hombre con una sabia sonrisa asintió y cogiendo un pimiento le indicó.
—Primero les quito la piel, después lo troceo. Una vez que todos estén pelados y troceados parto ajito muy picadito, se lo echo por encima y por último, sal y aceite de oliva. ¿Cómo lo haces tú?
—Igual... igual...
—Muy bien Noelia —sonrió limpiándose las manos en un trapo—. Tú te encargas de pelar y aliñar los pimientos asados, mientras yo continúo con el cordero, ¿te parece?
—¡Perfecto! —asintió esta poniéndose el delantal verde que le pasaba
Después de lavarse las manos, la muchacha comenzó su tarea en silencio. Al principio los pimientos y sus resbaladizas pieles se le resistieron. Lucho contra ellos sin piedad, pero finalmente la tarea se suavizó. Sin poder evitarlo los recuerdos inundaron su mente y sonrió al recordar las veces que había visto a su abuela trastear en la cocina de Puerto Rico. La mujer se había empeñado en enseñarle pero fue imposible. Santana no estaba hecha para la cocina. Manuel, que la observaba con curiosidad de reojo, se percató de su sonrisa y preguntó:
—¿Qué te hace tanta gracia?
—Pelar pimientos —al ver la cara de aquel prosiguió—: Mi abuela y yo nos divertíamos mucho en su cocina con olor a especias. Ella era una magnífica cocinera. Era genial.
-¿Era?
—Sí. Murió hace siete años -contestó tomando un ajo—. Fue un momento muy triste para mí.
—Lo siento, hija —murmuró al sentir su dolor—. Perder a un ser querido es terrible y, nos guste o no, hay que aprender a sobrellevar su ausencia. Pero debes tener fe y pensar que ella, esté donde esté, sigue contigo.
Aquellas palabras y, en especial el cariño de su tono, hicieron que a la joven se le erizara el vello del cuerpo. Su padre, al verla llorar por la muerte de su adorada abuela, simplemente se limitó a recriminarle por ello. Ni una simple caricia. Ni un simple abrazo. Por eso, que aquel hombre al que no conocía, y que tenía la misma edad que su padre, le dijera aquello, le emocionó y tuvo que tragarse el nudo que se le formó en la garganta para poder hablar.
—Lo sé. Sé que está conmigo allá donde esté. Pero creo que el momento de su pérdida fue el peor de mi vida. Ella era una mujer con una vitalidad increíble y que siempre me dio mucho cariño. Lo que más quería por encima de todas las cosas era hacernos sonreír a mi primo Kurt y a mí. Nos adoraba y estoy feliz porque a pesar de su ausencia, sé que ella sabía que el sentimiento era mutuo.
—Recordarla y sonreír al pensaren ella es el mejor tributo que le puedes hacer. ¿Y sabes por qué? —Ella negó con la cabeza—. Porque estás haciendo algo que a ella le gustaría, sonreír y ser feliz. Nunca lo olvides.
Aquel tono de voz tan cautivador volvió a emocionarla. Durante un buen rato ambos hablaron sin cesar de todo lo que se les ocurrió y ella sonrió al darse cuenta que Brittany la había engañado. Manuel nada tenía que ver con un hombre poco hablador y frío. Al revés, era afable, cariñoso, divertido y dicharachero.
—¿Conoces desde hace mucho a mi hija? —preguntó de pronto sorprendiéndola.
Durante unos segundos dudo qué contestar y los nervios le atenazaron. No podía contar la verdad pero le molestaba mentir. Técnicamente, su hija había sido su esposa durante unos meses, hasta que llegaron los papeles definitivos del divorcio, pero dispuesta a no revelar aquel secreto murmuró con aparente tranquilidad:
—No...Realmente nos conocemos desde hace poco.
Al verla dudar, Manuel sonrió e intuyó que se conocían desde hacia tiempo, y soltando el cordero que llevaba en las manos dijo poniéndose a su lado:
—¿Sabes qué es lo que me parece más curioso?
—¿Qué?
—Que Brittany te haya traído a casa. Ella siempre es muy reservada con su vida privada y aunque sé por sus amigos del éxito de mi hija entre las féminas, tú eres la primera que nos presenta. Debes de ser muy especial.
Un extraño júbilo hizo que el corazón le comenzara a latir con fuerza. No quería emocionarse como una chiquilla, pero saber aquello le alegró y le hizo sonreír. Aunque al ver como la miraba el hombre recompuso su gesto y respondió con simpatía:
—Manuel, solo somos amigas.
—¿Solo amigas?
—Aja... y te recuerdo que le dijiste que no me someterías a un tercer grado —asintió divertida.
—¿Sabes? Los jóvenes de hoy tienen una manera muy extraña de llamar las cosas. En mi época el llevar a una chica a casa de los padres y presentarla a la familia tenía otro nombre y...
—Oh, my God! — soltó divertida.
Manuel la miró extrañado. ¿De dónde era aquella bonita muchacha? Ella, al darse cuenta de que habla hablado en inglés, dijo mientras le señalaba con un pimiento en la mano con gesto pícaro:
—Solo estoy de paso. —Al escucharla, Manuel soltó una sonora carcajada—, Y Britt está siendo cortés conmigo invitándome a su fiesta. Nada más. En cuanto me marche ella continuará con su vida y yo con la mía, ya lo verás.
Pero Manuel conocía muy bien a su hija y sabía lo posesivo que era, y con la pequeña reacción que había observado antes de entrar en la cocina había sido suficiente. Su hija tenía algo diferente en su mirada aquella noche. Con una sonrisa en los labios Manuel volvió a tomar el cordero y salándolo murmuró dispuesto a saber más de aquella divertida muchacha:
—Noelia, tienes un acento extraño. ¿De dónde eres?
En ese momento la puerta de la cocina se abrió de par en par. Era Brittany, que al escuchar la pregunta de su padre, contestó en lugar de ella:
—De Mendoza.
Manuel le miró y levantó una ceja. Aquella de mendocina tenía lo que él de canadiense. Su hijo y aquella muchacha escondían algo y eso le resultó muy gracioso.
—Entonces sabrás hacer buenas empanadas ¿verdad?
—Oh... por supuesto —mintió al sentir la mirada penetrante de Brittany a su lado.
—¡Estupendo! —aplaudió Manuel y clavando la mirada en ella preguntó—. ¿Qué te parece si un día de estos nos preparas una? Al abuelo y a mí nos encantan las empanadas mendocinas y más si quien nos la hace es una auténtica mendocina.
—Cuando quieras, Manuel —respondió ella y Brittany sorprendido la miró.
Ay... ay... ay... Dios mío ¿qué he dicho?, pensó Santana, que ya se estaba arrepintiendo de sus palabras.
Con la mirada, Brittany le hizo mil preguntas y ella, asustada, se mordió el labio.
—Pues no se hable más —asintió Manuel y tomando un papel y un bolígrafo preguntó mirándola—: Dime lo que necesitas y lo compraré.
El desconcierto cruzó por su cara. ¿Qué necesitaba para hacer aquel plato? Con la mirada buscó ayuda en Brit, pero este se limitó a mirar el suelo. Finalmente y sintiendo la mirada de su padre en el cogote, se volvió y dijo:
—Empanada. Compra empanada.
Manuel estuvo a punto de soltar una gran carcajada. Sus caras eran para desternillarse de risa. ¿Qué les ocurría a esos dos? ¿Qué ocultaban? Y sobre todo ¿Por qué su hija resoplaba así? Pero dándoles un respiro asintió y murmuró soltando el papel
—De acuerdo. Compraré los ingredientes en la tienda de Charo. Estoy deseando probar esas magníficas empanadas,
¡Ay, Dios mío que los voy a envenenar! pensó mientras Brittany la observaba como si se hubiera vuelto loca.
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BUENO ESPERO LES GUSTE ESTO CAPS, SI SON MUY EXTENSOS DISCULPEN ESPERO NO SE ABURRAN (AUNQUE NO CREO ;): )
GRACIAS POR LEER Y COMENTAR
HASTA LA PROXIMA<3
Última edición por dorkyhemo_ el Mar Ene 28, 2014 5:04 pm, editado 5 veces
dorkyhemo_** - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 15/01/2014
Edad : 31
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
kurt y su nueva conquista,.... muy misterioso "peterman" jajajja
me encanto como britt "asusto" a san jajaja con su familia
me encanta la filia de britt,... ame a las sobrinas y el abu goyo!!!!!
me encanto como britt "asusto" a san jajaja con su familia
me encanta la filia de britt,... ame a las sobrinas y el abu goyo!!!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
me encantooo me facina, mas rara la familia de britt jaja pero el padre parece muy buenoo!! y britt dale una mano a san con las empanadas jajaja, y vos san deja de meter la pata jajaja... Ansiosa por los proximos cap mal!!!! y de hecho me parecen cortitos!! jaja me has hecho adicta a tu fic! besos
tatymm-*- - Mensajes : 2406
Fecha de inscripción : 20/08/2012
Edad : 34
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
mas capitulos! jaja saludos estubo muy bueno me encantan este fic ay santana se mete en cada problema jaja empanadas que rico:( me dieron ganas de comer jajajaja
knockout** - Mensajes : 97
Fecha de inscripción : 27/11/2013
Edad : 28
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
aloha!!!! cada vez me gusta mas leerlas, muchas gracias por leer comentar y seguir la historia :)
3:) : "kurt y su nueva conquista,.... muy misterioso "peterman" jajajja
me encanto como britt "asusto" a san jajaja con su familia
me encanta la filia de britt,... ame a las sobrinas y el abu goyo!!!!!"
-// Si, Kurt en un loquillo divo y esperemos que su "peterpan" sea bueno con el :) Britt haciendo de las suyas como siempre pero fue bueno que San se diera cuenta por ella misma como son y Las sobrinas y el abuelo son un caso!
Tatymm: "me encantooo me facina, mas rara la familia de britt jaja pero el padre parece muy buenoo!! y britt dale una mano a san con las empanadas jajaja, y vos san deja de meter la pata jajaja... Ansiosa por los proximos cap mal!!!! y de hecho me parecen cortitos!! jaja me has hecho adicta a tu fic! Besos"
-// si es un poco rara la familia pero feliz y divertida, deberia ayudarla britt con las empanadas pero creo q no lo hara y dejara de san meta la pata :P y santana por poco y se entierra sola pero como buena actriz que es, se salva sola hasta ahora jajajaja me alegra que te guste. Besos
Knockout: "mas capitulos! jaja saludos estubo muy bueno me encantan este fic ay santana se mete en cada problema jaja empanadas que rico:( me dieron ganas de comer jajajaja"
-// me da gusto que te encante el fic...aca traigo dos capitulos mas ;) jajaj y si santana seguira metiendo la pata hasta que descubran la verdad :P y a mi tambien me dio hambre y como seran las empanadas de ella? jajajajja
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¿Y A Ti Que Te Importa?
Capitulo 25: nos conocemos?
La cena se retrasó. Eva, hermana que trabajaba en Chubut, no llegaba. Pero cuando las tripas de todos comenzaron a rugir por fin apareció como un vendaval.
—Ay Dios... perdóname todos pero tenía que cubrir una noticia y mi jefe...
—¿El impresentable?-preguntó Lizzie.
—Sí, hija ¿quién sino? —respondió Eva repartiendo besos—, El muy imbécil a pesar de que hoy era mi último día me ha martirizado como siempre. Y les diré algo más, he estado a puntito de gramparle las orejas a la mesa por negro, pero al final he pensado eso que papá siempre dice de dejar las puertas abiertas para el futuro.
—Hiciste bien, campeona. En esta vida nunca se sabe —asintió su padre tras darle un cariñoso beso en la frente.
—¿Te ha despedido? —preguntó Irene preocupada.
—Hoy cumplía mi contrato y directamente no me lo ha renovado. Según él, con la crisis existente han de rebajar la plantilla. Por lo tanto ¡estoy en paro! Y para colmo el portátil que me entregó la empresa se lo ha quedado. ¡Estoy sin portátil! —gritó—. ¿Qué va a ser de mí?
—Tranquila... en tu habitación tienes tu PC -sonrió Lizzie.
—Sí... si tenerlo, lo tengo... pero es que es de la prehistoria y ahora en paro no puedo comprarme uno nuevo. ¡Estoy desesperada!
El abuelo tras besar a su alocada nieta, con la que tanto se divertía, levantó un puño y respondió:
—A ese jefe tuyo, lo voy a mandar a freir papas. Si le agarro yo a ese ¡lo reviento!
Eva, divertida, dijo
—Abuelito me ha mandado él a mí—suspiro resignada—. Solo espero tener una noticia sensacional algún día para poder dar con ella cuando se la venda a otra agenda. El día que consiga esa noticia, haré que se arrastre a mis pies.
Todos sonrieron. Si algo tenían claro era que Eva cumpliría con subjetivo. Machacar a su jefe y darle un escarmiento tardara lo que tardara.
Cuando iba saludado a todos los presentes se fijó en una muchacha castaña de ojos claros que Brittany le presentó como Noelia, una amiga. Tan sorprendida como el resto de su familia se acercó a la joven y tras darle un par de besos la miró con curiosidad.
—¿Nos conocemos?
Incómoda por cómo le observaba, Santana se colocó el flequillo en la frente y respondió:
—No...no creo.
—Pues me suena un montón tu cara. ¿Dónde te he visto antes? —murmuró escrutándola con la mirada. Sabía que la había visto ¿pero dónde?
Nerviosa, miró a Brittany, pero intentando aparentar tranquilidad sonrió. Entonces, el padre de la joven curiosa dijo acercándose a ella:
-Es mendocina quizá la hayas visto en alguno de tus viajes.
Britt miró a su padre. Este levantó su cerveza con complicidad y sonrió, y la rubia maldijo para sus adentros. Su padre, definitivamente, se estaba dando cuenta de algo.
—¿Mendocina con el acento que tiene? —preguntó Eva con comicidad.
—Bueno, la verdad es que viajo mucho. He vivido en Estados Unido muchos años y de ahí mi acento—susurró la joven al punto del desmayo.
Radiografiándola, Eva se fijó en su muñeca.
—¡Me encanta tu reloj! Es muy bonito.
—Santana se fijo en su muñeca y al ver que llevaba el carísimo reloj Piaget fue a decir algo, cuando Britt se interpuso entre ellas abrazando a su hermano.
—Si llegas a tardar un rato mas, mando a los geos a buscarte.
Aquello atrajo la atención total de Eva. Le encantaba uno amigo de su hermana, Lucas. Divertida le besó y dijo:
—Ah ya, si solo me retrase un poco nada mas.
Dos horas después, tras una riquisima cena, todos estaban alrededor de la mesa cuando el abuelo, tras servirse de una botella, dijo:
—Después de comer, una copilla de anís es lo mejor que sienta al estómago.
—Abuelo Goyo, he visto que no has comido nada de verdura —protestó Irene—, y sabes que eso es precisamente lo que tienes que comer, no la copita.
El anciano miró a la joven que acompañaba a su nieta y, acercándose a ella, le cuchicheó haciéndole reír:
—Yo con el verde me voy por la parte abajo, pero esta nieta mía se empeña en que lo coma todos los días.
—La verdura es buena para el cuerpo —sonrió Santana.
—No para el mio, hermosa —puntualizó el hombre.
Irene se levantó y fue a la cocina a tomar una estupenda tarta de tres pisos de chocolate y nata, apagó las luces y entró en el salón. Todos comenzaron a cantar cumpleaños feliz al abuelo.
El anciano sopló las velas y se emocionó cuando sus nietos comenzaron a aplaudir mientras le pedían que dijera unas palabras. Finalmente se levantó de su silla:
—Ay, gorrioncillos que feliz me hacen.
Tras mirar a sus nietos con pasión dijo mirando a Irene:
—Dame un pañuelo, hermosa, que me veo venir.
Aquello hizo que Britt se carcajeara divertida y Santana disfrutara como una niña del momento. Le encantó ver a aquella familia tan unida ante el abuelo. Aquello era lo que había vivido cuando era niña con su abuela en Puerto Rico, y le emocionaba su autenticidad. Irene le tendió un pañuelo al anciano, este se secó los ojos y dijo con voz cascada:
—Hoy cumplo 80 años. Mi vida está siendo mas larga de lo que yo nunca imaginé y ustedes, todos y cada uno de ustedes hacen que sea bonita y dichosa.—Tras una breve pausa continuó—. Aunque no mentiré si les digo que en un momento así me encantaría que mi Luisa y su madre, mi Rosita, estuvieran aquí. —Secándose los ojos murmuró--: Aunque bueno, ya saben como pensamos. Ellas están aquí mientras las recordemos y sé que todos nosotros las recordamos todos y cada uno de los días.
El padre de Brittany miró a la amiga que había traído su hija y sonrieron. Aquello era justo lo que habían hablado horas antes en la cocina.
—Tengo una familia maravillosa y aunque a veces —sonrió el abuelo—, me irriten y me sienta más vigilado que un marrano el día previo a la matanza —todos rieron—No los cambiaría ni por todo el oro del mundo —luego mirando a la joven qué acompañaba a su nieta añadió—: Por cierto, me alegra mucho haber conocido a la amiga de Brittanita. Y espero, que el año que viene, y al siguiente, y al otro, vuelva con nosotros para celebrar mi cumpleaños.
Todos sonrieron. Estaba claro que todos habían aceptado a Santana como una más. Sin poder evitarlo y mientras todos cantaban de nuevo el cumpleaños feliz al abuelo, Brittany la observó. Se la veía sonriente y relajada. Incluso parecía disfrutar con la compañía de los suyos. Eso le agradó, pero al tiempo, no pudo evitar sentirse molesto. Ella estaba de paso, y no quería que su familia se hiciera ilusiones con algo que era totalmente imposible.
—Gorrioncillo ¿no quieres más tarta? —preguntó el abuelo al ver la minúscula porción que ella se había puesto en el plato.
—No gracias, no me va mucho el dulce —mintió.
Si algo le gustaba era el dulce. Pero mantener su línea era algo primordial para ella. No debía olvidarlo.
—Sito y yo queremos más tarta, yayo Goyo —sonrió Ruth sentándose en sus rodillas.
—¿Sito? —pregunto Santana.
La niña le enseñó un viejo oso azulado del que no se despegaba.
—Este es sito. Mi osito.
Santana le tomó la mano al muñeco y, agachándose, le saludo:
—Encantada de conocerte. Sito. Creo que eres un oso muy guapo y muy bonito.
La niña sonrió.
—Él dice que tú sí que eres guapa —respondió.
Fijándose en el muñeco Santana preguntó:
—¿Qué le pasó en el ojo a tu Sito?
—Se le cayó uno y como no lo encontramos, mamá le puso este azul ¿te gusta?
Sonrió satisfecha al ver el botón azul que la madre de la niña le había cosido por ojo.
—Precioso. Creo que ha quedado genial.
Ambas se carcajearon y el abuelo cortó una buena porción de tarta.
—Toma tesoro, para Sito y para ti. Anda... corre antes de que tu madre la vea y te la quite.
La niña encantada de haber conseguido semejante manjar lo agarro y antes de que su madre la viera desapareció con el oso y la tarta.
—Por cierto —señaló el anciano divertido—, le has dado un toque sabrosísimo a los pimientos asados.
-Gracias —sonrió satisfecha. Era la primera vez que la felicitaban por algo culinario— Me encanta saber que te han gustado.
Al escuchar aquello Manuel, metiéndose en la conversación dijo:
—Ah... pues no sabes lo mejor, abuelo. Noelia, como buena mendocina, sabe hacer empanadas y se ha ofrecido a hacernos una. ¿Qué te parece?
El abuelo, al escuchar aquello, se tocó su inexistente barriga con un gesto que provocó la risa de todos.
—Ya me relamo solo de pensarlo —afirmó.
Ay Dios... a ver si les voy a envenenar, pensó ella.
Sonó el timbre de la puerta y segundos después aparecieron varios familiares y vecinos, todos venían a felicitar al abuelo Goyo. También acudieron Mercedes, la compañera de Britt, con Sam, su esposo y su bebé, Sergio. Y cuando llegó el turno de las presentaciones Santana tuvo que excusarse de nuevo ante la pregunta de Sam:
—Oye ¿nos hemos visto alguna vez?
—No creo.
—Sí la viste la otra noche en el Croll —intercedió Brittany. Era mejor que la identificara con aquello que con otra cosa.
—Ah, es verdad... —asintió Sam.
Durante más de una hora Santana fue testigo mudo de cómo el marido de Mercedes la observaba con curiosidad, hasta que de pronto tras una risotada general por lo que el abuelo Goyo había dicho, saltó delante de todos.
—Ya sé a quién me recuerdas.
—¿A quién? —preguntó Eva que estaba sentada a su lado.
—A Santana Lopez.
—¿Y quién es esa chica? —preguntó con curiosidad el abuelo Goyo.
—Una actriz de Hollywood —asintió Sam.
Divertido el abuelo Goyo dijo haciéndoles reír:
—De Joligud na menos.
—¡Santana Lopez! —repitió Rocío levantándose—. Es verdad ¡qué fuerte! Si te quitas las gafas te pareces un huevo.
—Es cierto —asintió Eva escrutándola con la mirada— Sí, ya decía yo que tu cara me sonaba de algo.
Santana se encogió en el sillón, Brittany se puso en pie, nerviosa, y Sam prosiguió emocionado:
—Madre mía, si fueras morena y tuvieras los ojos cafes, serías clavadita a ella- ¿No te lo habían dicho nunca?
Sintiéndose medio descubierta, la joven, sacó a relucir sus dotes artísticas.
—Esta bien... lo confieso. Alguna vez me lo han dicho pero...
—¡¿Santana Lopez?! —preguntó Mercedes abriéndose paso entre ellos con su hijo en brazos.
—Sí... mírala bien, churri ¿no te la recuerda? —dijo Sam a su mujer.
Mercedes clavó sus ojos en aquella muchacha castaña. Después miro a su desconcertada amiga, que miraba hacia otro lado. No podía ser ¿como iba ella estar ella allí? Además, la actriz de Hollywood era morena y de ojos cafes y aquella era castaña de ojos claros.
—Mírala bien, churri— insistió Sam a su, de pronto, acalorada mujer—. ¿No crees que se parece a ella? Mira su nariz, su mandíbula, es casi tan perfecta como la de la Lopez.
Manuel captó el gesto de su hija, e interponiéndose entre ellos, preguntó atrayendo la atención:
—¿Quieren torta? La hizo Irene y ya saben que es una magnifica repostera.
Sam aceptó sin dudar y se alejó de Santana. Mercedes, en cambio, se aproximó a su amiga.
—Nena ¿en qué lío te estás metiendo? —le susurró al oído.
Brittany no tuvo ni que responder. Una mirada bastó. Mercedes resopló y volvió a mirar a la joven con detenimiento.
—Irene... dame torta y que sea doble ración. La necesito —dijo.
Capitulo 26: ganando confianza
El resto de la noche Santana les demostró a Brittany y a todos que, además de ser una muchacha guapa, era cariñosa y sabía escuchar. Estuvo pendiente de todos y todos fueron encantadores con ella. Lizzie, la embarazadísima hermana de Britt, comentó que al día siguiente tenía que ir a Capital a comprar cosas para el bebé, y Santana, rápidamente, le preguntó si podía acompañarla. Encantada por aquel ofrecimiento Lizzie asintió y quedaron para el día siguiente.
Según pasaba la noche Santana se dio cuenta que aquella familia nada tenía que ver con la descripción que Brittany le había dado en el coche, y cuando se lo susurró a ella, este no pudo por menos que sonreír.
—¿Por qué me mentiste sobre tu familia? Son geniales y totalmente diferentes a lo que me describiste —dijo mirando a Carlos, el marido de Irene, que no había abierto la boca.
—Lo sé —rio ella—, Pero quería que lo descubrieras por ti misma.
Cuando Santana vio que Lizzie se levantaba y empezaba a llevar platos a la cocina, la imitó. Quería ayudar.
Lizzie al verla entrar en la cocina con varios vasos rápidamente dijo:
—¿Podrías meterlos en el lavavajillas? Así nos ahorramos trabajo.
—Ahora mismo.
Al ver la buena disposición de la amiga de su hermana esta sonrió.
—Por cierto ¿qué quieres comprar mañana a Capital? le preguntó curiosa.
—Necesito encontrar una tienda de música —rio al decirlo—. Tu hermana necesita conocer algo más que el ruidoso heavy metal.
Tras soltar una carcajada Lizzie añadió:
—Mujer... me alegra oírte decir eso, porque enserio, cada vez que voy a su casa o monto en su coche, me vuelve loca con esa música. ¡Qué horror! Para su cumpleaños le regalé el último CD de Sergio Dalma ¿le conoces?
—No. ¿Es música heavy también? —preguntó con sinceridad.
—No, por Dios —rio Lizzie—. Es un cantante español que me encanta y que a ella le gustaba hace años, ¿no le conoces? Sacó a la venta un nuevo CD que es un recopilatorio de música italiana y es estupendo. Se lo regalé para poder escuchar algo decente cuando voy a su casa. Dile que te lo ponga, verás que bien suena.
—Ajá. Tomo nota. Se lo diré.
Durante un buen rato charlaron y cacharrearon en la cocina, hasta que de pronto Santana la escuchó resoplar.
—¿Qué ocurre? —preguntó alarmada.
Lizzie apoyada en la mesa, con una mano sobre su panza, murmuró tras beber un vaso de agua:
—Tranquila. Es solo una patadita del búho.
—¡¿Búho?!
Al escucharla Lizzie sonrió y aclaró.
—Así lo llamo de momento. Hoy mi búho está guerrero.
—¿De cuánto estás?
—De ocho meses y seis días. Tengo fechas para el 6 de enero. —Y sonriendo murmuró—: Él o ella será mi regalo de reyes.
—Maravilloso regalo, ¿no crees?
Lizzie acarició su abultado vientre con dulzura.
—Sí aunque ¿tú has visto como estoy? Soy un verdadero hipopótamo.
Ambas sonrieron. Realmente Lizzie estaba tremenda.
—He engordado quince kilos con el embarazo y temo no volver a ser quien fui tras esta experiencia.
—Tranquila, ya verás cómo sí. Mi amiga Channell tuvo gemelos y eso mismo pensaba ella. Sin embargo ahora esta aún más guapa que antes de tenerlos.
—Eso espero. O no me mirará ni un solo hombre nunca más.
—¿Estás llevando tu sola el embarazo?
—Sí. A veces es mejor estar sola que mal acompañada.
Ambas sonrieron y Santana, enternecida, se aproximó a ella.
—Creo que eres muy valiente, y estoy segura de que tu búho sabrá recompensártelo con su cariño.
—Eso espero —murmuró Lizzie encogiéndose de hombros—. Yo solo quiero que aunque tengamos poquito, sea verdadero. Prefiero eso a tener mucho y falso. Y eso es lo que hubiéramos tenido mi búho y yo si hubiera continuado con su padre.
Aquel comentario hizo que a Santana se le pusiera la carne de gallina. Eso era lo que ella siempre había pensado. Prefería la humildad y el cariño de su abuela, a la pomposidad y falsedad de vida que su padre quería para ella.
—Por cierto, no sabes el sexo del búho ¿verdad?
—No. No quiero saberlo. Quiero que sea sorpresa. Lo que realmente me importa saber es que está bien y que todo sigue su curso. El sexo para mí es lo de menos.
—Uiss... pues yo no podría vivir con esa incógnita. Si alguna vez me quedara embarazada necesitaría saber si es niño o niña inmediatamente.
La puerta de la cocina se abrió y entró Irene con más platos sucios.
—¿Pueden creer que hoy he estrenado esta faldita tan linda y mi marido ni se ha dado cuenta? ¡¡¡Hombres!!!
Santana y Lizzie observaron la faldita. Aquello que llamaba linda, era la cosa más horrible que habían visto en su vida. De tablas y azulona.
—A ver, Irene, no te enfades —dijo Lizzie sentándose en una silla—. Pero es normal que no te diga nada. Es horrible. Vamos, ni una monja se la pondría.
Irene, sorprendida, miró a su hermana y gruñó.
—¿Cómo puedes decir eso? La compré el otro día en modas Encarni y me dijo que era de la última colección.
Santana prefirió no decir nada. Si aquella horrible falda era de ultima colección, no quería ni pensar qué sería de coleccion.
—Pues yo la veo linda y tiene un paño muy agradable al tacto —respondió Irene tocándose la falda— ¿Tú qué piensas Noelia?
Al escuchar su nombre esta se tensó. No quería quedar como una maleducada ante nadie y menos aún ante la hermana de Brittany, así que hizo acopio de diplomacia:
—No es mi estilo.
Lizzie soltó una risotada y dijo para atraer la mirada de su hermana:
—A ver, Irene, sobre mí no vamos a hablar porque en estos momentos soy como el muñeco de Michelin, y la antítesis del glamurazo, pero ¿qué te parece el estilo que lleva Noelia? ¿Te gustan su vestido y sus botas?
Tras escanearla con la mirada de arriba abajo respondió:
—Sí. Me encantan.
—¿Y por qué tú no te compras algo así en vez de faldas, zapatos y camisas de monja? Y esto ya sin hablar de tus bragas que son peores que las que llevo yo de cuello vuelto —aquello hizo reír a Santana—.no me extraña que Carlos no te mire, es que me llevas últimamente unas pintas terribles. Y no me mires con esa cara de perro, porque esto mismo te lo dijimos Eva y yo la última vez que dijiste que habías ido a la peluquería y Carlos ni te miró.
—Yo no necesito ir tan arreglada como ella y...
—Irene. ¿Realmente crees que voy muy arreglada? —preguntó sorprendida Santana al mirar su vestido y sus botas de tacón negras de caña alta.
—Pues sí. Si te pones esto para venir a cenar a casa de mi padre... ¡qué no te pondrás para ir a una boda!
Aquello hizo sonreír a Santana. Si viera los modelazos que ella solía ponerse para acudir a fiestas ¡se quedaría sin palabras!
—Pero vamos a ver, alma de cántaro—protestó Lizzie—, Noelia lleva un vestidito actual con unas botas modernas. Caritas, porque se ven buenas, pero vamos, actuales. Eso no quiere decir que vaya de boda. Eso simplemente quiere decir que se preocupa por ponerse algo que le quede bien. Algo con lo que se siente a gusto. Algo con lo que gustar. ¿No has pensado nunca comprarte nada parecido?
—Pues no. ¿Para qué quiero yo algo así?
—Pues para que Carlos se fije en ti y tú no protestes de que te compras algo y él no se da ni cuenta. Para sentirte actual. Para sentirte femenina, Irene, la próxima vez que quieras comprarte algo dímelo y voy contigo de compras. Pero no a modas Encarni. Agaramos el coche y nos vamos a la tienda de mi amiga Alicia, a Capital o Palermo.
—Ok…Ok.. —sonrió.
—Hermanita, tienes cuerpazo, el problema es que no sabes adornarle. Ojalá tuviera yo tu altura y tus tetorras, pero no, yo soy más bajita y porque estoy embarazada, porque si no estaría más lisa que la tabla de planchar y lo sabes —aquello las hizo reír—. Estoy segura que si te pusieras el vestido y las botas de Eva, a Carlos se le caería la babilla y no te quitaría el ojo de encima. Lo sé, y tú lo sabes ¿verdad?
Colorada como un tomate, Irene finalmente asintió.
—Si quieres te lo presto y... —dijo Santana.
—No... no por Dios —susurró colorada.
—Anda, ven, dame un abrazo — pidió Lizzie— y no te enfades con la gorda de tu hermana porque te diga las cosas como las piensa. Para eso estamos las hermanas ¿no?
Se abrazaron delante de Santana, que al ver aquello sintió una punzada en su corazón. Siempre había querido tener una hermana, aunque ese cariño lo había suplido con el amor de su primo Kurt. Pero le gustó ver aquella complicidad.
Más relajadas y sonrientes las tres regresaron al salón donde Santana se sentó de nuevo junto a Brittany, que al verla salir de la cocina junto a sus hermanas no pudo evitar sonreír.
Mercedes, al ver a su amiga tan encantado con ella, les observaba con disimulo ¿Realmente Santana Lopez, la estrella de Hollywood estaba allí? ¿En Lujan? ¿En el salón del padre de Brittany y nadie lo sabía? Intentó preguntar en un par de ocasiones sobre aquello a su amiga, pero este se negó con la mirada. Eso confirmó sus sospechas. Santana Lopez estaba allí.
Brittany y Santana conversaban junto a la chimenea hasta que el abuelo les interrumpió.
—Gorrioncillo ¿Puedo hablar contigo?
—Abuelo, se llama Noelia — corrigió Brittany.
El hombre hizo un aspaviento con la mano y sin hacerle caso dijo cogiendo a la joven del brazo.
—Ven... quiero comentarte algo.
Santana se dejó guiar ante la cara de interrogante de Brittany. Salieron del salón y el abuelo tomo el bolso de Santana que estaba en el mueblecito de la entrada y la llevó hasta el patio trasero de la casa. Una vez allí le entregó el bolso.
—¿Fumas verdad?
—Sí.
Goyo sonrió y, con un gesto de satisfacción, susurró:
—¿Me darías un cigarrito?
Santana abrió rápidamente su bolso y lo saco. El abuelo, al verla, se la quitó de las manos y tras acariciarla con cuidado, se la metió en la boca y la mordió. La muchacha se quedó muda.
—¿Es de oro puro?
-Sí.
El hombre devolviéndole el porta cigarrilos hizo un gesto de aprobación.
—Bendito sea Dios, hija qué lujo. ¿Sabes? Mi bisabuelo, que en paz descanse, recuerdo que tenía un bastón cuyo agarre era una bola dorada. No creo que fuera oro, pero así lo creía yo de niño. Por cierto, gorrioncillo, lo bien que te tiene que ir la vida para tener un portacigarrillos de oro puro en tu bolso.
—Es un regalo —sonrió sacando dos cigarrillos que rápidamente encendieron.
Tras un par de minutos ambos se miraron y sonrieron. Solo les faltó gritar ¡viva la nicotina! Después, el abuelo, tomando de la mano la llevó hasta un balancín que había bajo un techado.
—Mí Brittanita es una buen moza. Es algo cabezona en ocasiones, pero es una muchacha formal, valiente y trabajadora. Nunca nos ha dado ningún disgusto a excepción de cuando nos dijo a lo que se quería dedicar. Ese trabajo suyo es peligroso pero ya nos hemos acostumbrado a él. —Santana al escucharle asintió y él prosiguió—: Siempre ha sido un muchachilla muy acurrucosa y....
—¿Acurrucosa? ¿Qué es eso? —preguntó extrañada.
—Acurrucosa es como decir cariñosa. Mi Brittanita siempre ha sido una niña muy cariñosa. Mira gorrioncillo, nosotros no somos ricos como para tener portacigarrillos de oro como tú, pero a pesar de la crisis que hay, no nos podemos quejar. Aún no ha llegado el día que no tengamos para echar al puchero un par de patatas y zanahorias. Tenemos una pequeña granja en las afueras de Lujan. Allí criamos pollos de corral, marranos y tenemos algunas vacas. Por lo tanto, me complace decirte que aquí nunca te faltará comida. Y volviendo a mi Brittanita, es un buen partido. Piénsatelo. No hay muchas chicas tan lustrosas y valientes como ella. Y no es amor de abuelo.
—Goyo, tu nieta y yo solo somos amigas y...
—Amigas... amigas. La juventud de hoy en día están atrasados —cortó el abuelo haciéndola reír—. Quieren ser tan modernos que retrasan el tener una familia y saber vivir. ¿Cuántos años tienes, gorrioncillo?
—Treinta—respondió con tranquilidad.
—Que se te cuese el arroz.
—¡¿Cómo?! —preguntó sorprendida.
—¡Bendito sea Dios! Pero si ya deberías de tener marido o esposa e hijos.
Eso la hizo reír más fuerte y fue a responder cuando el anciano dijo:
—A tu edad mi Luisa y yo ya teníamos a nuestra Rosita con diez anos. ¿Tú no quieres casarte? ¿No quieres tener una familia?
Aquello era algo que desde hacía tiempo no se planteaba. Tras su fallida relación de cuatro años con Adarn Stillon, decidió disfrutar de lo que la vida le ofreciera. Ella tenía muy claras dos cosas. La primera que no quería tener una familia desestructurada como la que ella tuvo. Y la segunda que prefería estar sola que mal acompañada.
—Pues la verdad es que....
—¿Tampoco quieres descendencia? —interrumpió sin dejarle contestar.
—A ver Goyo... los niños necesitan mucha atención y yo apenas tengo tiempo. Además, para tener un bebé primero hay que encontrar un padre y...
—¿Y mi Brittanita qué te parece? ¿Te gusta lo buen moza que es? Creo que saldrían unos chiquillos muy rubiecitos y guapos.
Santana sonrió, mientras fumaba su cigarrillo y respondió:
—Brittany me parece una estupenda persona, pero entre ella y yo nunca habrá nada más que una buena amistad. Nuestros mundos son demasiados diferentes como para que entre nosotros exista algo. Se lo aseguro, abuelo Goyo.
Al escuchar aquello el anciano dio un bastonazo en el suelo que hizo que Santana se asustara.
—Mi Luisa y yo tampoco teníamos nada que ver. Ella era la hija de un ganadero y yo simplemente el que cuidaba las vacas. Pero cuando nos miramos y sentimos que las mariposillas revoloteaban en nuestro interior supimos que estábamos hechos el uno para el otro. ¿No sientes maripositas cuando miras a Brittanita?
En ese momento se abrió la puerta del patio y apareció Brittany. Rápidamente Goyo apagó el cigarro contra el suelo y puso la colilla en la mano a Santana
—Cierra el puño gorrioncillo y cúbreme.
Dicho y hecho. Ella cerró el puño y suspiro al percibir que, por lo menos lo había apagado. Brittany, que se había percatado de todo, acercándose hacia ellos preguntó:
—... ¿Qué hacen?
El hombre poniendose la boina con estilo respondió mientras apoyaba sus dos manos en el bastón:
—Naaaa hermosa. Aquí de charleta con el gorrioncillo. —dijo guiñándole un ojo a Santana.
—¿Estabas fumando abuelo? Ya sabes lo que dijo el doctor, nada de fumar.
Levantándose con una agilidad increíble, Goyo se aproximó a su nieta.
—Maldita sea Brittanita, pues claro que no fumaba. Solo olía el humo del cigarro de ella. ¿También está mal que haga eso? ¿Acaso ya no puedo ni oler el humo del tabaco?
Boquiabierta por aquello Santana se levantó del balancín dispuesta a regañar al anciano por haberla embaucado en aquella mentira, cuando este mirándola con ojos melosones y suplicantes preguntó:
—¿Verdad gorrioncillo que yo no fumaba?
Aquellos ojos grisáceos y la dulzura que reflejaban la derritieron, e incapaz de delatarle se rindió. Volvió su mirada hacia Brittany que la observaba fijamente con gesto divertido y respondió:
—No Brittany, tu abuelo solo olía el humo de mi cigarrillo.
Sin dejarle decir nada más, este fue a quitarle el cigarrillo a ella pero ésta, retirándose, replicó alto y claro:
—Él no fuma, pero yo sí. Y no se te ocurra quitármelo, ni apagármelo o te las verás conmigo ¿entendido?
Goyo al ver como su nieta se detenía ante lo que aquella decía, movió la cabeza y antes de desaparecer por la puerta de la cocina murmuró:
—Que mal vamos Brittanita si ya dejas que la rubiecilla te hable así, hermosa.
Ya a solas se echaron a reír. La escena había sido de lo más cómica. Britt tomo un bote que había en un lateral del jardín y se lo tendió.
—Anda, abre la mano y tira la colilla del cigarro del abuelo. He visto como te la ha dado para que la escondieras.
Abriendo el puño dejó caer el cigarro aplastado y ambos volvieron a reír.
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BUENO ESPERO LES GUSTE LOS CAPITULOS :)
UNA VEZ MAS GRACIAS POR LEER Y COMENTAR!
HASTA LA ACTU<3
3:) : "kurt y su nueva conquista,.... muy misterioso "peterman" jajajja
me encanto como britt "asusto" a san jajaja con su familia
me encanta la filia de britt,... ame a las sobrinas y el abu goyo!!!!!"
-// Si, Kurt en un loquillo divo y esperemos que su "peterpan" sea bueno con el :) Britt haciendo de las suyas como siempre pero fue bueno que San se diera cuenta por ella misma como son y Las sobrinas y el abuelo son un caso!
Tatymm: "me encantooo me facina, mas rara la familia de britt jaja pero el padre parece muy buenoo!! y britt dale una mano a san con las empanadas jajaja, y vos san deja de meter la pata jajaja... Ansiosa por los proximos cap mal!!!! y de hecho me parecen cortitos!! jaja me has hecho adicta a tu fic! Besos"
-// si es un poco rara la familia pero feliz y divertida, deberia ayudarla britt con las empanadas pero creo q no lo hara y dejara de san meta la pata :P y santana por poco y se entierra sola pero como buena actriz que es, se salva sola hasta ahora jajajaja me alegra que te guste. Besos
Knockout: "mas capitulos! jaja saludos estubo muy bueno me encantan este fic ay santana se mete en cada problema jaja empanadas que rico:( me dieron ganas de comer jajajaja"
-// me da gusto que te encante el fic...aca traigo dos capitulos mas ;) jajaj y si santana seguira metiendo la pata hasta que descubran la verdad :P y a mi tambien me dio hambre y como seran las empanadas de ella? jajajajja
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¿Y A Ti Que Te Importa?
Capitulo 25: nos conocemos?
La cena se retrasó. Eva, hermana que trabajaba en Chubut, no llegaba. Pero cuando las tripas de todos comenzaron a rugir por fin apareció como un vendaval.
—Ay Dios... perdóname todos pero tenía que cubrir una noticia y mi jefe...
—¿El impresentable?-preguntó Lizzie.
—Sí, hija ¿quién sino? —respondió Eva repartiendo besos—, El muy imbécil a pesar de que hoy era mi último día me ha martirizado como siempre. Y les diré algo más, he estado a puntito de gramparle las orejas a la mesa por negro, pero al final he pensado eso que papá siempre dice de dejar las puertas abiertas para el futuro.
—Hiciste bien, campeona. En esta vida nunca se sabe —asintió su padre tras darle un cariñoso beso en la frente.
—¿Te ha despedido? —preguntó Irene preocupada.
—Hoy cumplía mi contrato y directamente no me lo ha renovado. Según él, con la crisis existente han de rebajar la plantilla. Por lo tanto ¡estoy en paro! Y para colmo el portátil que me entregó la empresa se lo ha quedado. ¡Estoy sin portátil! —gritó—. ¿Qué va a ser de mí?
—Tranquila... en tu habitación tienes tu PC -sonrió Lizzie.
—Sí... si tenerlo, lo tengo... pero es que es de la prehistoria y ahora en paro no puedo comprarme uno nuevo. ¡Estoy desesperada!
El abuelo tras besar a su alocada nieta, con la que tanto se divertía, levantó un puño y respondió:
—A ese jefe tuyo, lo voy a mandar a freir papas. Si le agarro yo a ese ¡lo reviento!
Eva, divertida, dijo
—Abuelito me ha mandado él a mí—suspiro resignada—. Solo espero tener una noticia sensacional algún día para poder dar con ella cuando se la venda a otra agenda. El día que consiga esa noticia, haré que se arrastre a mis pies.
Todos sonrieron. Si algo tenían claro era que Eva cumpliría con subjetivo. Machacar a su jefe y darle un escarmiento tardara lo que tardara.
Cuando iba saludado a todos los presentes se fijó en una muchacha castaña de ojos claros que Brittany le presentó como Noelia, una amiga. Tan sorprendida como el resto de su familia se acercó a la joven y tras darle un par de besos la miró con curiosidad.
—¿Nos conocemos?
Incómoda por cómo le observaba, Santana se colocó el flequillo en la frente y respondió:
—No...no creo.
—Pues me suena un montón tu cara. ¿Dónde te he visto antes? —murmuró escrutándola con la mirada. Sabía que la había visto ¿pero dónde?
Nerviosa, miró a Brittany, pero intentando aparentar tranquilidad sonrió. Entonces, el padre de la joven curiosa dijo acercándose a ella:
-Es mendocina quizá la hayas visto en alguno de tus viajes.
Britt miró a su padre. Este levantó su cerveza con complicidad y sonrió, y la rubia maldijo para sus adentros. Su padre, definitivamente, se estaba dando cuenta de algo.
—¿Mendocina con el acento que tiene? —preguntó Eva con comicidad.
—Bueno, la verdad es que viajo mucho. He vivido en Estados Unido muchos años y de ahí mi acento—susurró la joven al punto del desmayo.
Radiografiándola, Eva se fijó en su muñeca.
—¡Me encanta tu reloj! Es muy bonito.
—Santana se fijo en su muñeca y al ver que llevaba el carísimo reloj Piaget fue a decir algo, cuando Britt se interpuso entre ellas abrazando a su hermano.
—Si llegas a tardar un rato mas, mando a los geos a buscarte.
Aquello atrajo la atención total de Eva. Le encantaba uno amigo de su hermana, Lucas. Divertida le besó y dijo:
—Ah ya, si solo me retrase un poco nada mas.
Dos horas después, tras una riquisima cena, todos estaban alrededor de la mesa cuando el abuelo, tras servirse de una botella, dijo:
—Después de comer, una copilla de anís es lo mejor que sienta al estómago.
—Abuelo Goyo, he visto que no has comido nada de verdura —protestó Irene—, y sabes que eso es precisamente lo que tienes que comer, no la copita.
El anciano miró a la joven que acompañaba a su nieta y, acercándose a ella, le cuchicheó haciéndole reír:
—Yo con el verde me voy por la parte abajo, pero esta nieta mía se empeña en que lo coma todos los días.
—La verdura es buena para el cuerpo —sonrió Santana.
—No para el mio, hermosa —puntualizó el hombre.
Irene se levantó y fue a la cocina a tomar una estupenda tarta de tres pisos de chocolate y nata, apagó las luces y entró en el salón. Todos comenzaron a cantar cumpleaños feliz al abuelo.
El anciano sopló las velas y se emocionó cuando sus nietos comenzaron a aplaudir mientras le pedían que dijera unas palabras. Finalmente se levantó de su silla:
—Ay, gorrioncillos que feliz me hacen.
Tras mirar a sus nietos con pasión dijo mirando a Irene:
—Dame un pañuelo, hermosa, que me veo venir.
Aquello hizo que Britt se carcajeara divertida y Santana disfrutara como una niña del momento. Le encantó ver a aquella familia tan unida ante el abuelo. Aquello era lo que había vivido cuando era niña con su abuela en Puerto Rico, y le emocionaba su autenticidad. Irene le tendió un pañuelo al anciano, este se secó los ojos y dijo con voz cascada:
—Hoy cumplo 80 años. Mi vida está siendo mas larga de lo que yo nunca imaginé y ustedes, todos y cada uno de ustedes hacen que sea bonita y dichosa.—Tras una breve pausa continuó—. Aunque no mentiré si les digo que en un momento así me encantaría que mi Luisa y su madre, mi Rosita, estuvieran aquí. —Secándose los ojos murmuró--: Aunque bueno, ya saben como pensamos. Ellas están aquí mientras las recordemos y sé que todos nosotros las recordamos todos y cada uno de los días.
El padre de Brittany miró a la amiga que había traído su hija y sonrieron. Aquello era justo lo que habían hablado horas antes en la cocina.
—Tengo una familia maravillosa y aunque a veces —sonrió el abuelo—, me irriten y me sienta más vigilado que un marrano el día previo a la matanza —todos rieron—No los cambiaría ni por todo el oro del mundo —luego mirando a la joven qué acompañaba a su nieta añadió—: Por cierto, me alegra mucho haber conocido a la amiga de Brittanita. Y espero, que el año que viene, y al siguiente, y al otro, vuelva con nosotros para celebrar mi cumpleaños.
Todos sonrieron. Estaba claro que todos habían aceptado a Santana como una más. Sin poder evitarlo y mientras todos cantaban de nuevo el cumpleaños feliz al abuelo, Brittany la observó. Se la veía sonriente y relajada. Incluso parecía disfrutar con la compañía de los suyos. Eso le agradó, pero al tiempo, no pudo evitar sentirse molesto. Ella estaba de paso, y no quería que su familia se hiciera ilusiones con algo que era totalmente imposible.
—Gorrioncillo ¿no quieres más tarta? —preguntó el abuelo al ver la minúscula porción que ella se había puesto en el plato.
—No gracias, no me va mucho el dulce —mintió.
Si algo le gustaba era el dulce. Pero mantener su línea era algo primordial para ella. No debía olvidarlo.
—Sito y yo queremos más tarta, yayo Goyo —sonrió Ruth sentándose en sus rodillas.
—¿Sito? —pregunto Santana.
La niña le enseñó un viejo oso azulado del que no se despegaba.
—Este es sito. Mi osito.
Santana le tomó la mano al muñeco y, agachándose, le saludo:
—Encantada de conocerte. Sito. Creo que eres un oso muy guapo y muy bonito.
La niña sonrió.
—Él dice que tú sí que eres guapa —respondió.
Fijándose en el muñeco Santana preguntó:
—¿Qué le pasó en el ojo a tu Sito?
—Se le cayó uno y como no lo encontramos, mamá le puso este azul ¿te gusta?
Sonrió satisfecha al ver el botón azul que la madre de la niña le había cosido por ojo.
—Precioso. Creo que ha quedado genial.
Ambas se carcajearon y el abuelo cortó una buena porción de tarta.
—Toma tesoro, para Sito y para ti. Anda... corre antes de que tu madre la vea y te la quite.
La niña encantada de haber conseguido semejante manjar lo agarro y antes de que su madre la viera desapareció con el oso y la tarta.
—Por cierto —señaló el anciano divertido—, le has dado un toque sabrosísimo a los pimientos asados.
-Gracias —sonrió satisfecha. Era la primera vez que la felicitaban por algo culinario— Me encanta saber que te han gustado.
Al escuchar aquello Manuel, metiéndose en la conversación dijo:
—Ah... pues no sabes lo mejor, abuelo. Noelia, como buena mendocina, sabe hacer empanadas y se ha ofrecido a hacernos una. ¿Qué te parece?
El abuelo, al escuchar aquello, se tocó su inexistente barriga con un gesto que provocó la risa de todos.
—Ya me relamo solo de pensarlo —afirmó.
Ay Dios... a ver si les voy a envenenar, pensó ella.
Sonó el timbre de la puerta y segundos después aparecieron varios familiares y vecinos, todos venían a felicitar al abuelo Goyo. También acudieron Mercedes, la compañera de Britt, con Sam, su esposo y su bebé, Sergio. Y cuando llegó el turno de las presentaciones Santana tuvo que excusarse de nuevo ante la pregunta de Sam:
—Oye ¿nos hemos visto alguna vez?
—No creo.
—Sí la viste la otra noche en el Croll —intercedió Brittany. Era mejor que la identificara con aquello que con otra cosa.
—Ah, es verdad... —asintió Sam.
Durante más de una hora Santana fue testigo mudo de cómo el marido de Mercedes la observaba con curiosidad, hasta que de pronto tras una risotada general por lo que el abuelo Goyo había dicho, saltó delante de todos.
—Ya sé a quién me recuerdas.
—¿A quién? —preguntó Eva que estaba sentada a su lado.
—A Santana Lopez.
—¿Y quién es esa chica? —preguntó con curiosidad el abuelo Goyo.
—Una actriz de Hollywood —asintió Sam.
Divertido el abuelo Goyo dijo haciéndoles reír:
—De Joligud na menos.
—¡Santana Lopez! —repitió Rocío levantándose—. Es verdad ¡qué fuerte! Si te quitas las gafas te pareces un huevo.
—Es cierto —asintió Eva escrutándola con la mirada— Sí, ya decía yo que tu cara me sonaba de algo.
Santana se encogió en el sillón, Brittany se puso en pie, nerviosa, y Sam prosiguió emocionado:
—Madre mía, si fueras morena y tuvieras los ojos cafes, serías clavadita a ella- ¿No te lo habían dicho nunca?
Sintiéndose medio descubierta, la joven, sacó a relucir sus dotes artísticas.
—Esta bien... lo confieso. Alguna vez me lo han dicho pero...
—¡¿Santana Lopez?! —preguntó Mercedes abriéndose paso entre ellos con su hijo en brazos.
—Sí... mírala bien, churri ¿no te la recuerda? —dijo Sam a su mujer.
Mercedes clavó sus ojos en aquella muchacha castaña. Después miro a su desconcertada amiga, que miraba hacia otro lado. No podía ser ¿como iba ella estar ella allí? Además, la actriz de Hollywood era morena y de ojos cafes y aquella era castaña de ojos claros.
—Mírala bien, churri— insistió Sam a su, de pronto, acalorada mujer—. ¿No crees que se parece a ella? Mira su nariz, su mandíbula, es casi tan perfecta como la de la Lopez.
Manuel captó el gesto de su hija, e interponiéndose entre ellos, preguntó atrayendo la atención:
—¿Quieren torta? La hizo Irene y ya saben que es una magnifica repostera.
Sam aceptó sin dudar y se alejó de Santana. Mercedes, en cambio, se aproximó a su amiga.
—Nena ¿en qué lío te estás metiendo? —le susurró al oído.
Brittany no tuvo ni que responder. Una mirada bastó. Mercedes resopló y volvió a mirar a la joven con detenimiento.
—Irene... dame torta y que sea doble ración. La necesito —dijo.
Capitulo 26: ganando confianza
El resto de la noche Santana les demostró a Brittany y a todos que, además de ser una muchacha guapa, era cariñosa y sabía escuchar. Estuvo pendiente de todos y todos fueron encantadores con ella. Lizzie, la embarazadísima hermana de Britt, comentó que al día siguiente tenía que ir a Capital a comprar cosas para el bebé, y Santana, rápidamente, le preguntó si podía acompañarla. Encantada por aquel ofrecimiento Lizzie asintió y quedaron para el día siguiente.
Según pasaba la noche Santana se dio cuenta que aquella familia nada tenía que ver con la descripción que Brittany le había dado en el coche, y cuando se lo susurró a ella, este no pudo por menos que sonreír.
—¿Por qué me mentiste sobre tu familia? Son geniales y totalmente diferentes a lo que me describiste —dijo mirando a Carlos, el marido de Irene, que no había abierto la boca.
—Lo sé —rio ella—, Pero quería que lo descubrieras por ti misma.
Cuando Santana vio que Lizzie se levantaba y empezaba a llevar platos a la cocina, la imitó. Quería ayudar.
Lizzie al verla entrar en la cocina con varios vasos rápidamente dijo:
—¿Podrías meterlos en el lavavajillas? Así nos ahorramos trabajo.
—Ahora mismo.
Al ver la buena disposición de la amiga de su hermana esta sonrió.
—Por cierto ¿qué quieres comprar mañana a Capital? le preguntó curiosa.
—Necesito encontrar una tienda de música —rio al decirlo—. Tu hermana necesita conocer algo más que el ruidoso heavy metal.
Tras soltar una carcajada Lizzie añadió:
—Mujer... me alegra oírte decir eso, porque enserio, cada vez que voy a su casa o monto en su coche, me vuelve loca con esa música. ¡Qué horror! Para su cumpleaños le regalé el último CD de Sergio Dalma ¿le conoces?
—No. ¿Es música heavy también? —preguntó con sinceridad.
—No, por Dios —rio Lizzie—. Es un cantante español que me encanta y que a ella le gustaba hace años, ¿no le conoces? Sacó a la venta un nuevo CD que es un recopilatorio de música italiana y es estupendo. Se lo regalé para poder escuchar algo decente cuando voy a su casa. Dile que te lo ponga, verás que bien suena.
—Ajá. Tomo nota. Se lo diré.
Durante un buen rato charlaron y cacharrearon en la cocina, hasta que de pronto Santana la escuchó resoplar.
—¿Qué ocurre? —preguntó alarmada.
Lizzie apoyada en la mesa, con una mano sobre su panza, murmuró tras beber un vaso de agua:
—Tranquila. Es solo una patadita del búho.
—¡¿Búho?!
Al escucharla Lizzie sonrió y aclaró.
—Así lo llamo de momento. Hoy mi búho está guerrero.
—¿De cuánto estás?
—De ocho meses y seis días. Tengo fechas para el 6 de enero. —Y sonriendo murmuró—: Él o ella será mi regalo de reyes.
—Maravilloso regalo, ¿no crees?
Lizzie acarició su abultado vientre con dulzura.
—Sí aunque ¿tú has visto como estoy? Soy un verdadero hipopótamo.
Ambas sonrieron. Realmente Lizzie estaba tremenda.
—He engordado quince kilos con el embarazo y temo no volver a ser quien fui tras esta experiencia.
—Tranquila, ya verás cómo sí. Mi amiga Channell tuvo gemelos y eso mismo pensaba ella. Sin embargo ahora esta aún más guapa que antes de tenerlos.
—Eso espero. O no me mirará ni un solo hombre nunca más.
—¿Estás llevando tu sola el embarazo?
—Sí. A veces es mejor estar sola que mal acompañada.
Ambas sonrieron y Santana, enternecida, se aproximó a ella.
—Creo que eres muy valiente, y estoy segura de que tu búho sabrá recompensártelo con su cariño.
—Eso espero —murmuró Lizzie encogiéndose de hombros—. Yo solo quiero que aunque tengamos poquito, sea verdadero. Prefiero eso a tener mucho y falso. Y eso es lo que hubiéramos tenido mi búho y yo si hubiera continuado con su padre.
Aquel comentario hizo que a Santana se le pusiera la carne de gallina. Eso era lo que ella siempre había pensado. Prefería la humildad y el cariño de su abuela, a la pomposidad y falsedad de vida que su padre quería para ella.
—Por cierto, no sabes el sexo del búho ¿verdad?
—No. No quiero saberlo. Quiero que sea sorpresa. Lo que realmente me importa saber es que está bien y que todo sigue su curso. El sexo para mí es lo de menos.
—Uiss... pues yo no podría vivir con esa incógnita. Si alguna vez me quedara embarazada necesitaría saber si es niño o niña inmediatamente.
La puerta de la cocina se abrió y entró Irene con más platos sucios.
—¿Pueden creer que hoy he estrenado esta faldita tan linda y mi marido ni se ha dado cuenta? ¡¡¡Hombres!!!
Santana y Lizzie observaron la faldita. Aquello que llamaba linda, era la cosa más horrible que habían visto en su vida. De tablas y azulona.
—A ver, Irene, no te enfades —dijo Lizzie sentándose en una silla—. Pero es normal que no te diga nada. Es horrible. Vamos, ni una monja se la pondría.
Irene, sorprendida, miró a su hermana y gruñó.
—¿Cómo puedes decir eso? La compré el otro día en modas Encarni y me dijo que era de la última colección.
Santana prefirió no decir nada. Si aquella horrible falda era de ultima colección, no quería ni pensar qué sería de coleccion.
—Pues yo la veo linda y tiene un paño muy agradable al tacto —respondió Irene tocándose la falda— ¿Tú qué piensas Noelia?
Al escuchar su nombre esta se tensó. No quería quedar como una maleducada ante nadie y menos aún ante la hermana de Brittany, así que hizo acopio de diplomacia:
—No es mi estilo.
Lizzie soltó una risotada y dijo para atraer la mirada de su hermana:
—A ver, Irene, sobre mí no vamos a hablar porque en estos momentos soy como el muñeco de Michelin, y la antítesis del glamurazo, pero ¿qué te parece el estilo que lleva Noelia? ¿Te gustan su vestido y sus botas?
Tras escanearla con la mirada de arriba abajo respondió:
—Sí. Me encantan.
—¿Y por qué tú no te compras algo así en vez de faldas, zapatos y camisas de monja? Y esto ya sin hablar de tus bragas que son peores que las que llevo yo de cuello vuelto —aquello hizo reír a Santana—.no me extraña que Carlos no te mire, es que me llevas últimamente unas pintas terribles. Y no me mires con esa cara de perro, porque esto mismo te lo dijimos Eva y yo la última vez que dijiste que habías ido a la peluquería y Carlos ni te miró.
—Yo no necesito ir tan arreglada como ella y...
—Irene. ¿Realmente crees que voy muy arreglada? —preguntó sorprendida Santana al mirar su vestido y sus botas de tacón negras de caña alta.
—Pues sí. Si te pones esto para venir a cenar a casa de mi padre... ¡qué no te pondrás para ir a una boda!
Aquello hizo sonreír a Santana. Si viera los modelazos que ella solía ponerse para acudir a fiestas ¡se quedaría sin palabras!
—Pero vamos a ver, alma de cántaro—protestó Lizzie—, Noelia lleva un vestidito actual con unas botas modernas. Caritas, porque se ven buenas, pero vamos, actuales. Eso no quiere decir que vaya de boda. Eso simplemente quiere decir que se preocupa por ponerse algo que le quede bien. Algo con lo que se siente a gusto. Algo con lo que gustar. ¿No has pensado nunca comprarte nada parecido?
—Pues no. ¿Para qué quiero yo algo así?
—Pues para que Carlos se fije en ti y tú no protestes de que te compras algo y él no se da ni cuenta. Para sentirte actual. Para sentirte femenina, Irene, la próxima vez que quieras comprarte algo dímelo y voy contigo de compras. Pero no a modas Encarni. Agaramos el coche y nos vamos a la tienda de mi amiga Alicia, a Capital o Palermo.
—Ok…Ok.. —sonrió.
—Hermanita, tienes cuerpazo, el problema es que no sabes adornarle. Ojalá tuviera yo tu altura y tus tetorras, pero no, yo soy más bajita y porque estoy embarazada, porque si no estaría más lisa que la tabla de planchar y lo sabes —aquello las hizo reír—. Estoy segura que si te pusieras el vestido y las botas de Eva, a Carlos se le caería la babilla y no te quitaría el ojo de encima. Lo sé, y tú lo sabes ¿verdad?
Colorada como un tomate, Irene finalmente asintió.
—Si quieres te lo presto y... —dijo Santana.
—No... no por Dios —susurró colorada.
—Anda, ven, dame un abrazo — pidió Lizzie— y no te enfades con la gorda de tu hermana porque te diga las cosas como las piensa. Para eso estamos las hermanas ¿no?
Se abrazaron delante de Santana, que al ver aquello sintió una punzada en su corazón. Siempre había querido tener una hermana, aunque ese cariño lo había suplido con el amor de su primo Kurt. Pero le gustó ver aquella complicidad.
Más relajadas y sonrientes las tres regresaron al salón donde Santana se sentó de nuevo junto a Brittany, que al verla salir de la cocina junto a sus hermanas no pudo evitar sonreír.
Mercedes, al ver a su amiga tan encantado con ella, les observaba con disimulo ¿Realmente Santana Lopez, la estrella de Hollywood estaba allí? ¿En Lujan? ¿En el salón del padre de Brittany y nadie lo sabía? Intentó preguntar en un par de ocasiones sobre aquello a su amiga, pero este se negó con la mirada. Eso confirmó sus sospechas. Santana Lopez estaba allí.
Brittany y Santana conversaban junto a la chimenea hasta que el abuelo les interrumpió.
—Gorrioncillo ¿Puedo hablar contigo?
—Abuelo, se llama Noelia — corrigió Brittany.
El hombre hizo un aspaviento con la mano y sin hacerle caso dijo cogiendo a la joven del brazo.
—Ven... quiero comentarte algo.
Santana se dejó guiar ante la cara de interrogante de Brittany. Salieron del salón y el abuelo tomo el bolso de Santana que estaba en el mueblecito de la entrada y la llevó hasta el patio trasero de la casa. Una vez allí le entregó el bolso.
—¿Fumas verdad?
—Sí.
Goyo sonrió y, con un gesto de satisfacción, susurró:
—¿Me darías un cigarrito?
Santana abrió rápidamente su bolso y lo saco. El abuelo, al verla, se la quitó de las manos y tras acariciarla con cuidado, se la metió en la boca y la mordió. La muchacha se quedó muda.
—¿Es de oro puro?
-Sí.
El hombre devolviéndole el porta cigarrilos hizo un gesto de aprobación.
—Bendito sea Dios, hija qué lujo. ¿Sabes? Mi bisabuelo, que en paz descanse, recuerdo que tenía un bastón cuyo agarre era una bola dorada. No creo que fuera oro, pero así lo creía yo de niño. Por cierto, gorrioncillo, lo bien que te tiene que ir la vida para tener un portacigarrillos de oro puro en tu bolso.
—Es un regalo —sonrió sacando dos cigarrillos que rápidamente encendieron.
Tras un par de minutos ambos se miraron y sonrieron. Solo les faltó gritar ¡viva la nicotina! Después, el abuelo, tomando de la mano la llevó hasta un balancín que había bajo un techado.
—Mí Brittanita es una buen moza. Es algo cabezona en ocasiones, pero es una muchacha formal, valiente y trabajadora. Nunca nos ha dado ningún disgusto a excepción de cuando nos dijo a lo que se quería dedicar. Ese trabajo suyo es peligroso pero ya nos hemos acostumbrado a él. —Santana al escucharle asintió y él prosiguió—: Siempre ha sido un muchachilla muy acurrucosa y....
—¿Acurrucosa? ¿Qué es eso? —preguntó extrañada.
—Acurrucosa es como decir cariñosa. Mi Brittanita siempre ha sido una niña muy cariñosa. Mira gorrioncillo, nosotros no somos ricos como para tener portacigarrillos de oro como tú, pero a pesar de la crisis que hay, no nos podemos quejar. Aún no ha llegado el día que no tengamos para echar al puchero un par de patatas y zanahorias. Tenemos una pequeña granja en las afueras de Lujan. Allí criamos pollos de corral, marranos y tenemos algunas vacas. Por lo tanto, me complace decirte que aquí nunca te faltará comida. Y volviendo a mi Brittanita, es un buen partido. Piénsatelo. No hay muchas chicas tan lustrosas y valientes como ella. Y no es amor de abuelo.
—Goyo, tu nieta y yo solo somos amigas y...
—Amigas... amigas. La juventud de hoy en día están atrasados —cortó el abuelo haciéndola reír—. Quieren ser tan modernos que retrasan el tener una familia y saber vivir. ¿Cuántos años tienes, gorrioncillo?
—Treinta—respondió con tranquilidad.
—Que se te cuese el arroz.
—¡¿Cómo?! —preguntó sorprendida.
—¡Bendito sea Dios! Pero si ya deberías de tener marido o esposa e hijos.
Eso la hizo reír más fuerte y fue a responder cuando el anciano dijo:
—A tu edad mi Luisa y yo ya teníamos a nuestra Rosita con diez anos. ¿Tú no quieres casarte? ¿No quieres tener una familia?
Aquello era algo que desde hacía tiempo no se planteaba. Tras su fallida relación de cuatro años con Adarn Stillon, decidió disfrutar de lo que la vida le ofreciera. Ella tenía muy claras dos cosas. La primera que no quería tener una familia desestructurada como la que ella tuvo. Y la segunda que prefería estar sola que mal acompañada.
—Pues la verdad es que....
—¿Tampoco quieres descendencia? —interrumpió sin dejarle contestar.
—A ver Goyo... los niños necesitan mucha atención y yo apenas tengo tiempo. Además, para tener un bebé primero hay que encontrar un padre y...
—¿Y mi Brittanita qué te parece? ¿Te gusta lo buen moza que es? Creo que saldrían unos chiquillos muy rubiecitos y guapos.
Santana sonrió, mientras fumaba su cigarrillo y respondió:
—Brittany me parece una estupenda persona, pero entre ella y yo nunca habrá nada más que una buena amistad. Nuestros mundos son demasiados diferentes como para que entre nosotros exista algo. Se lo aseguro, abuelo Goyo.
Al escuchar aquello el anciano dio un bastonazo en el suelo que hizo que Santana se asustara.
—Mi Luisa y yo tampoco teníamos nada que ver. Ella era la hija de un ganadero y yo simplemente el que cuidaba las vacas. Pero cuando nos miramos y sentimos que las mariposillas revoloteaban en nuestro interior supimos que estábamos hechos el uno para el otro. ¿No sientes maripositas cuando miras a Brittanita?
En ese momento se abrió la puerta del patio y apareció Brittany. Rápidamente Goyo apagó el cigarro contra el suelo y puso la colilla en la mano a Santana
—Cierra el puño gorrioncillo y cúbreme.
Dicho y hecho. Ella cerró el puño y suspiro al percibir que, por lo menos lo había apagado. Brittany, que se había percatado de todo, acercándose hacia ellos preguntó:
—... ¿Qué hacen?
El hombre poniendose la boina con estilo respondió mientras apoyaba sus dos manos en el bastón:
—Naaaa hermosa. Aquí de charleta con el gorrioncillo. —dijo guiñándole un ojo a Santana.
—¿Estabas fumando abuelo? Ya sabes lo que dijo el doctor, nada de fumar.
Levantándose con una agilidad increíble, Goyo se aproximó a su nieta.
—Maldita sea Brittanita, pues claro que no fumaba. Solo olía el humo del cigarro de ella. ¿También está mal que haga eso? ¿Acaso ya no puedo ni oler el humo del tabaco?
Boquiabierta por aquello Santana se levantó del balancín dispuesta a regañar al anciano por haberla embaucado en aquella mentira, cuando este mirándola con ojos melosones y suplicantes preguntó:
—¿Verdad gorrioncillo que yo no fumaba?
Aquellos ojos grisáceos y la dulzura que reflejaban la derritieron, e incapaz de delatarle se rindió. Volvió su mirada hacia Brittany que la observaba fijamente con gesto divertido y respondió:
—No Brittany, tu abuelo solo olía el humo de mi cigarrillo.
Sin dejarle decir nada más, este fue a quitarle el cigarrillo a ella pero ésta, retirándose, replicó alto y claro:
—Él no fuma, pero yo sí. Y no se te ocurra quitármelo, ni apagármelo o te las verás conmigo ¿entendido?
Goyo al ver como su nieta se detenía ante lo que aquella decía, movió la cabeza y antes de desaparecer por la puerta de la cocina murmuró:
—Que mal vamos Brittanita si ya dejas que la rubiecilla te hable así, hermosa.
Ya a solas se echaron a reír. La escena había sido de lo más cómica. Britt tomo un bote que había en un lateral del jardín y se lo tendió.
—Anda, abre la mano y tira la colilla del cigarro del abuelo. He visto como te la ha dado para que la escondieras.
Abriendo el puño dejó caer el cigarro aplastado y ambos volvieron a reír.
-------------------------------------------------------------------------
BUENO ESPERO LES GUSTE LOS CAPITULOS :)
UNA VEZ MAS GRACIAS POR LEER Y COMENTAR!
HASTA LA ACTU<3
dorkyhemo_** - Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 15/01/2014
Edad : 31
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
me encanto el cap!!!!ese abuelo es un pilluelo barbaro, aunque mataria sam por entrometido como siempre!!!!! pobre san casi te descubren!!! besos ya quiero que sea mañana para leer ootros cap! besos!
tatymm-*- - Mensajes : 2406
Fecha de inscripción : 20/08/2012
Edad : 34
Re: [Resuelto]FanFic Brittana - ¿Y A Ti Qué Te Importa? - CAPITULO FINAL - ACTUALIZADO
que lindos capitulos....yo quiero que san se quede en buenos aires...y que no deje ir a la linda rubia...jjejeje
jas2602** - Mensajes : 95
Fecha de inscripción : 05/02/2013
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