[Resuelto]FIC -Brittana "Encarceladas" cap-19 (Actualización)

no entendi un carajo britt la mato!? que????? que pasoooo??? besos!

y yo que pense que tendriamos solo amor por un rato jajaja
ok me gusta el drama en los fics, no todo puede ser tan lindo...
esperando tu actualizacion
saludos

ENCARCELADAS CAP-13.

¿Cómo se supone que debes sentirte cuando te dicen algo que no esperabas? ¿Algo que realmente te parece paralelo a este mundo? Te paralizas.

Pareces estar soñando, y una gran parte de ti grita: “Despiértate maldita sea” pero lo intentas e intentas. No eres capaz. Lo sientes en el alma.

Ha terminado tu estúpido juego. La vida te lo demuestra día a día.

Así me sentí yo.

-¿Marley? –Preguntó con una voz fuerte y dura. Su pistola negra encima de la mesa, apuntaba ligeramente hacia mí poniéndome los pelos de punta.

Cada vez me daban más miedo las armas.

¿Y si decidiera disparar?

-Sí, Marley.

Él lo sabía perfectamente. Había estado preguntando a una gran cantidad de mujeres hoy, yo estaba siendo la décima. Estaba aterrorizada, porque mis otras amigas habían salido completamente en shock y con una mirada de miedo en sus ojos.

¿Qué demonios hacía este hombre?

-Define la relación que tenían – Ni siquiera me miraba.

Me senté correctamente en mi silla de madera ya vieja, poniendo mi pierna derecha encima de la otra. Estaba tensa, hoy se cumplían tres días de su muerte y no podía dejar de pensar en su familia. Pobre gente, ya es duro tener a un familiar en la cárcel y que luego suceda esta barbaridad. Lo peor que a una madre le podía suceder.

-Era mi amiga.

Él entrelazó sus manos apoyándolas en su pecho, mientras mordía poco a poco su dedo índice. Ahora me estaba mirando, sus ojos verdes daban miedo. Eran como los de una serpiente. Asesinos y depredadores.

-¿Tu amiga? –Volvió a preguntar.
-Sí.

Asintió con la cabeza, como si le pesara cuatrocientas toneladas y aclaró su garganta. Me morí de asco al ver su pelo repleto de gomina. Era como una sartén repleta de aceite.

Completamente grasiento.

-¿Cómo era esta chica?

Me fijé en él. El uniforme le sentaba como una patada en el culo.

Pero aparte de eso, intimidaba. No sonreía, no me hablaba con tranquilidad. Me asustaba, y sinceramente, no estaba preparada para saber sus próximas palabras, sus próximos hechos y sus próximas acciones. Era como una caja de sorpresas con un payaso terrorífico dentro.

-Era amable, una persona tranquila, siempre se metía en sus asuntos sin incomodar a nadie. Una buena mujer.

Asintió de nuevo, como unas tres veces. En silencio.

Solo se escuchaba las agujas del negro reloj rodeando todo su alrededor. Tic, Toc, Tic, Toc, Tic, Toc……. Al mismo ritmo que los latidos de mi corazón. Lento pero por veces rápido.

-¿Alguna vez te dijo si tenía algo, si tenía enemigos? – Iba directo al grano. El pañuelo blanco que tenía entre mis manos cada vez se hacía más y más pequeño, cada vez estaba más y más sudado. Empapado. Resbalaba entre mis manos.

Negué con la cabeza

-No tenía enemigos, siempre era buena con todas –Frotó su barbilla peluda y siguió mirándome con ojos firmes y acusadores. Su mirada nunca cambiaba.

Pero en su boca, pareció iluminarse una sonrisa divertida.

-¿Y si te digo que no era así?

¿Qué? ¿De qué demonios estaba hablando?

Él estaba confundido, me estaba nombrando a otra persona.

-¿Qué dices? – Mi frente tenía una capa de sudor, al igual que toda mi espalda. Sudor frío.
-Tuvo problemas con Lidia, Jennifer, Avril, Adriana y…… - Miró en una carpeta amarilla donde estaba todo tipo de información y asintió con un toque de burla en su cuerpo –Y Lindsay.

Lindsay. Ella siempre tenía que tener problemas con alguien, jodiendo a cualquiera sin importar el resultado.

-Si ellas la molestaban ella tenía que defenderse, digo yo.

Rió, burlándose de mis palabras, porque le parecían una gran estupidez.

-Me estás demostrando que no la conocías para nada Santana, para nada. Ella no era como tú creías, como tus amigas creían, como todos creían. Os tenía engañadas a todas, riéndose de vosotras a vuestras espaldas.

Me cansé, me cansé de él y sus tonterías. ¿Cómo tenía tanta cara de hablar de esa manera de una persona que ahora estaba muerta? ¿De una persona de la cual estaba investigando su muerte? ¿Cómo?

-¡Para de hablar así de ella! ¡No la conocías! ¡Pasas completamente de todo el mundo, ni siquiera sabías su nombre, ni siquiera sabías de quien se trataba hasta que la viste con tus propios ojos!

Y cosa que me enfadó más, fue su sonrisa. Grande y amplia, enseñando sus dientes blancos. Sonrisa que daba miedo. Como si en algún momento, estuviera pensando en matarme con un cuchillo que tenía detrás de su espalda.

-¿Qué me dices de la señorita Pierce? –Preguntó entrecerrando sus ojos. Algo tramaba…. – Es una persona bastante problemática, aparte de Lindsay, ¿Tiene más enemigos?

Me tensé y lo notó a la primera, mirándome de arriba abajo varias veces con atención. No quería hablarle de Brittany. No podía hablarle de Brittany. Quería que las palabras salieran de su boca, no de la mía. No quería meterla en problemas.

-Pregúntaselo a ella.

Se rascó la mejilla derecha, tardando algo de tiempo sin importarle mi presencia. Le daba igual.

-Te lo estoy preguntando a ti, Santana –Volvió a atacarme con su mirada homicida –Asique tú simplemente contesta, no es tan difícil de entender muchacha.
-¿Y no es fácil de entender, que se lo preguntes a ella?

Asintió enfurecido. Tachó mi nombre en la lista de sospechosos, y señaló la puerta sin mirarme. De nuevo.

-Vete.

Me levanté haciendo ruido por culpa de la vieja madera, y abrí la puerta para cerrarla a mi paso preocupada. ¿Y si la tenía tomada conmigo, y me culpaba de todo?

Al fin y al cabo podía hacerlo, porque era como los “dueños” de este sitio.

Al fin y al cabo podía hacerlo, porque tenía todo el derecho. Todo.

Él sacaba sus conclusiones aunque fueran erróneas, y por otra parte, las personas las cuales eran inocentes podían pagarlo dejando a las culpables libres.

Al fin y al cabo podía hacerlo, porque era ruin y miserable.

A mi alrededor había una cantidad grande de señoritas, todas mirándome con sus ojos. Atemorizados. Intranquilos. Pensativos.

A nadie le gustaría quedar más años encerradas.

Yo solo tenía algo en mi mente: encontraría a la asesina, y una vez hecho eso, se las haría pagar. Poco a poco. Provocándole el mismo dolor de Marley. El mismo dolor que todas nosotras, las morenas.

Sin piedad. Sin dolor.

Cuando me lo proponía, yo era una persona bastante agresiva y violenta. En el fondo, lo era. Realmente lo era. Solo que yo no quería ir practicándolo con cada persona que se cruzara en mi camino. No quería problemas.

Aunque Britt estuviera ahí para protegerme de todo.

Metí las manos en los bolsillos, y salí de allí bajo miradas de todo tipo. Me daba igual. Yo sabía que era inocente, nunca sería capaz de tocar a una amiga y menos, matarla. El problema, era que los guardias no lo sabían. Ese era el gran problema. Mierda.


*******************************************************************
-Brittany, ¿Qué pasó ese día?

Eduardo miró a los ojos a su sobrina, cogiéndole la mano libre que ella tenía. La otra la tenía gravemente vendada. Había llevado un gran golpe.

La rubia, se encontraba en un estado de shock.

Nunca antes había estado así, y eso preocupaba demasiado a su tío.

-Britt, cariño……

Nada.

Ella solo esquivaba su mirada soltando una que otra lágrima, suspirando. Resoplando. Su labio temblaba, como el de un bebé queriendo estallar en un gran llanto. Y sí, en este momento, era lo que ella más quería. Ser un bebé, para olvidarse de todo esto.

Olvidarse de todo esto…….De todo, menos de Santana.

Su Santana.

No por mucho tiempo.

-Tío……n-no entiendo cómo pudo ocurrir esto.

Su voz era débil y entrecortada.

Estaba claro, que Brittany no había podido aguantar más y se había derrumbado. Por segunda vez en el tiempo que llevaba en la cárcel.

Dos veces, ya eran demasiadas.

Demasiadas.

-Yo sólo intentaba……intentaba a-ayudar.

Ayudar a una persona que a ella nunca le había hecho daño. Ayudar a una persona que era la mejor amiga de su enamorada. Ayudar. Simplemente ser buena persona con los demás.

¿Cómo podría llegar a esta situación?

-Brittany, tienes que contar la verdad, si no quedarás toda tu vida encerrada en este lugar, ¿Lo entiendes?

Sí.

Pero ella se consideraba culpable de todo.

-Yo la maté. Yo lo hice. Yo la maté.

Eduardo negó con la cabeza. ¿Qué podía hacer?

Todo esto dependería de Brittany.

-Si no me dices como sucedió todo tendré que averiguarlo yo por mi propia cuenta, y eso será peor.

Brittany levantó su cara empeñada en lágrimas mirando fijamente a su tío. Sus ojos tan fríos. Sus ojos tan apagados sin ningún brillo en ellos.

Ella soltó una risa llena de odio.

-¿Cómo lo harás?

Eduardo sonrió.

-Hay cámaras por todo el recinto, ¿Lo sabías?

Su sobrina se puso más pálida de lo que ella era. Tensa.

-¿Qué?

Él se acercó a una rubia desorientada cogiendo sus mejillas con ambas manos. Provocando y empezando una competición de miradas azules claras.

Sabía que su sobrina no iba deja de mirarle.

-O me lo dices ahora, o lo veré en las cámaras y después será peor.
Brittany alzó una ceja divertida.
-¿Peor? ¿Por qué?

Su tío hablo a centímetros de su rostro.

-Te castigaré un mes en esa celda tú sola, sin comida.

La pequeña Pierce se zafó del agarre posesivo de su grandullón, mirando al suelo con sus labios entreabiertos.

Si se lo contaba a su tío, significaba que los otros guardias se enterarían.

Mierda, esto se acababa.

-Yo estaba en las taquillas cogiendo mis calcetines cuando escuché un ruido de las duchas y fui a ver, enserio, y-yo lo hice todo por Marley……….

El bello de los brazos de Eduardo se erizó cuando Brittany habló con voz entrecortada y llena de dolor.

********************************************************************

Rachel se encontraba sentada en una pequeña piedra del campo, ella sola, mirando a la verde hierva bailando suavemente contra sus pies. El día estaba soleado, sin ninguna nube en el cielo azul.

En sus manos tenía un cuaderno lleno de letras y canciones que ella escribía en silencio. Nadie más sabía su pequeño secreto: componer. Aparte de Marley.

Ojeras permanecían en su preciosa y perfilada cara, haciéndola ver más disgustada e infeliz de lo que ya era. Estaba más delgada, el mono ahora le caía demasiado para un cuerpo tan delgado y pequeño como el suyo. Su pelo estaba alborotado y sus ojos estaban rojos y apagados.

Se veía terriblemente mal.

“Escúchame, solo hay una cosa que no puedes ver cada vez que hablas –Susurró apuntando en su cuaderno –Millones de cosas, pero solo una puedes ver cada vez que hablas, tú puedes parar los relojes para siempre. Escucha lo que digo, para los relojes por ti y por mí, escúchame otra vez, para los relojes para siempre”

Una lágrima recorrió la hoja medio escrita que tenía en sus manos, haciendo que las palabras quedaran borradas. En el olvido.

Apoyó la cabeza en el árbol, y recordó las últimas palabras que su amiga le había dicho. Las últimas palabras compartidas.

“Yo veo las cosas claras – Rememoró Rachel con una sonrisa forzada visualizando la cara de Marley ese día hablando con ella –Tú eres estúpida y Quinn también, hacéis una linda pareja. Como Santana y la rubia de ojazos azules. ¿Sabes? Te falta un año aquí, y no sabes lo que Quinn permanecerá en este sitio, puede que lo vuestro sea una aventura que durará tres días, ojalá me equivoque, lo que yo creo es que os enamoraréis y al tú salir de aquí, la visitarás cada vez que puedas, y seréis felices cuando dejéis y olvidéis esta mierda de sitio. Sigue a tu corazón y déjate de idioteces Rachel, que es lo único que haces, vive el momento colega. Me voy a dormir que tengo sueño, tú haz lo que quieras. Hasta mañana enana, sueña con tus hermanos y hermanas los gnomos. Te quiero – Cerró los ojos recordando a Marley alejándose por el pasillo hasta perderse en la oscuridad.”

La pequeña morena abrió sus ojos, que ahora estaban llenos de lágrimas y arrancó la hoja escrita, para tirarla al suelo y aplastarla con el pié.

Sentía tanto odio en su cuerpo, tanto desprecio por todo el mundo.

Ahora sus otras amigas no eran las mismas, cada una parecía estar en su mundo.

Alex y Dani solo se abrazaban mutuamente, Mercedes dibujaba en folios que ella tenía, Tina se cruzaba de brazos mirando al suelo, Sugar decoraba su mono con pegatinas y Santana, Santana solo se sentaba y miraba para un punto fijo con la mirada perdida.

Ahora no eran las mismas, y Rachel temía que su amistad terminara.

Vivían en un estado de shock que permanecería mucho tiempo en sus cuerpos.

-Hola.

Rachel giró su cabeza encontrándose con una rubia alta y fuerte, con sus ojos fijos en ella. Sus manos estaban metidas en los bolsillos del mono haciéndola ver más guapa de lo que ella era.

La morena tragó saliva.

-Hola.

La ojiverde se sentó a su lado, agarrando suavemente la mano que agarraba el cuaderno. Lo cogió con ternura y preocupación mirando la reacción de la chica.

Quinn miró la hoja en blanco.

-Vaya, ¿No escribes nada?

Rachel negó con la cabeza mirando al frente.

-¿Y por qué?

La castaña alzó los hombros sin mirar a la disgustada rubia que estaba a centímetros de su cuerpo. Tan cerca, pero a la vez tan lejos.

Quinn miró la hoja arrugada a los pies de su compañera.

-¿Es tuyo? –Murmuró señalando a la pequeña bolita de papel. Rachel simplemente asintió -¿Puedo verlo?

La pequeña Berry susurró un audible “sí”.

Quinn estiró su mano y sin apartar la mirada de esa hermosa mujer, desarrugó el papel, mirando algunas palabras borradas y tinta aún líquida.

Una letra tan bien hecha. Tan perfecta.

Quinn leyó la composición de Rachel y sonrió, mirándola aún con el papel en sus manos.

-Es precioso Rach.

La palabra precioso se clavó en el dañado corazón de Rachel. Con un fuerte clavo, profundo, impidiendo sacarlo. Quedando ahí para siempre. “Se refiere a la composición, tonta” –Susurró el subconsciente de la castaña.

Ella sonrió nerviosa.

-Gracias.

Quinn tragó saliva, y con duda en su cabeza, acarició la mejilla de Rachel, apretándola ligeramente entre sus largos y suaves dedos. Una corriente eléctrica recorrió su cuerpo.

Rachel era tan preciosa.

La mujercita que tenía delante se ruborizó delante de sus ojos.

Tan dulce.

-Rachel, yo sé que igual no me tienes confianza y no te gusto, pero puedes contar conmigo para lo que quieras.

Apartó la mano de la cara de la castaña, y dejó un pequeño beso en su frente. Pequeño, pero que duró bastante tiempo. Lo que no sabía Quinn era que Rachel había cerrado los ojos, aguantándose las ganas de echarse encima de ella.

Se separó de la pequeña Berry, levantándose de la hierba blanda y cómoda.

-Si me necesitas estoy aquí.

Y se marchó, dejando a una Rachel confusa y roja con su libreta de canciones en la mano y sus sentimientos protestando por salir a la luz.

Quinn caminó por los pasillos, otra vez con sus manos en los bolsillos, mirando de reojo y con mirada de odio a las personas de su alrededor. Por eso se caracterizaba, su dureza, su frialdad. Hanna era la más risueña, y para ella “Su Brittany”, que era la más relajada y pasota.

La muerte de Marley era conocida. Bastante. Y desde el momento que la gente lo supo, junto con Brittany, su mejor amiga la rubia de ojos azules había estado muy rara. Muy callada. Más de lo normal.

Cabizbaja. Pensativa.

Quinn vio como chicas se daban el lote en una pared, y sintió celos. Cuánto le gustaría estar así con…con…….bueno……con Rachel.

Se mojó los labios con su lengua y siguió su camino.

-Vamos Pierce, esta vez sí que la has cagado.

Giró su cabeza rápidamente.

Brittany estaba siendo empujada por dos guardias, cada uno agarrándole un brazo, y detrás de ellos, su tío Eduardo con un historial en sus manos, quien le hablaba de vez en cuando a su sobrina en el oído.

Quinn se paró delante de su amiga y negó con la cabeza.

-¿Lo has hecho tú?

La ojiazul la miró y una gota de sudor recorrió su frente pálida.

No podía ser…….

-¿Cómo has podido hacerlo?- Susurró la ojiverde agarrando el mono de su compañera entre sus puños. Apretándolo fuertemente. Con odio y rabia.
-No sabes nada Quinn, asique cierra la boca.

La rubia soltó a su amiga y observó con atención cada facción de su cara. Esta no podía ser su mejor amiga, se la habían cambiado por la malvada de cenicienta.

-B……- Dijo con voz entrecortada Quinn intentando ver los ojos de Brittany. Imposible ya que ella miraba al suelo con el ceño fruncido.
-Nada Quinn, nada.

Esta vez se miraron una última vez a los ojos, para luego alejarse.

-Apártate Fabray, estorbas.

Eduardo apartó a la amiga de su sobrina. Sabía perfectamente que Brittany estaba de mal humor, y a causa de eso, podría hacer algo de lo que después podría arrepentirse. Como siempre.

Los guardias agarraron de nuevo a la fuerte Pierce, llevándola entre los pasillos ahora llenos de gente. Era una gran sorpresa todo esto para las demás.

Llevaron a Brittany a la misma sala donde interrogaban a todas las sospechosas, encontrándose con tres pares de ojos sorprendidos.

La ojiazul retrocedió al ver a la mujer de su vida levantarse al verla.
Santana…….

-¿Qué haces aquí? –Preguntó la morena mirando a su novia con una mirada llena de preocupación -¿Qué ha pasado?

Cuando a Brittany se le llenaron los ojos de lágrimas, Santana negó con la cabeza totalmente aterrorizada. Su Brittany……

-¿Sabes quién la mató? –Preguntó por décima vez en todos estos días. Pierce no dijo nada –Por eso actuabas tan rara….-Susurró la morena mirándola perpleja y dolorida –Lo has sabido desde el principio.

Brittany sintió como un cuchillo se clavaba en su corazón. Su de momento novia estaba completamente equivocada.

Cada vez que peleaban al llegar aquí, Santana le decía cientos de cosas, cientos de insultos, cientos de tonterías. Pero nunca le dedicó una mirada tan llena de odio, una mirada tan llena de dolor. Nunca. Jamás.

Y ella todavía no sabía toda la verdad….

Brittany quiso acercar su frente para unirla con la de Santana, pero esta se apartó como si le acabaran de dar un disparo.

-No pienso decirte nada –Murmuró con los ojos cristalinos –Sólo hablaré con los guardias y la policía, y después toda la gente sabrá la verdad y tú no tendrás que ver nada conmigo –Dijo con la voz entrecortada y un hilo de voz –Sólo quiero que me comprendas y nunca dejes de quererme.

Y entonces Santana López comprendió completamente todo.

Brittany no sabía quién era la asesina, Brittany lo era.

Brittany había matado a esa amiga suya que la ayudó en cada situación que se le presentó en este lugar.

Brittany había matado a una de las personas más queridas en su vida.

Brittany era una asesina. Brittany. Brittany.

-Britt…. ¿La mataste?- Susurró con las mejillas inundadas de lágrimas.

“Una simple palabra, puede producirte el dolor de miles, simplemente porque la has escuchado de la persona que más amas en este gran mundo. Así es.”

Cierto y doloroso.

“Sientes como si miles de cristales afilados y puntiagudos se clavaran en cada parte de tu cuerpo. Dejándote rota. Dejándote herida, por dentro y por fuera.”
-Sí –Afirmó.

Los guardias la empujaron cogiendo fuertemente su cabeza, para empujarla hacia abajo. Dejaron a Santana con la boca abierta y los puños apretados, mientras sus otras amigas intentaban acercarse para apoyarla.

Brittany intentó girar su cabeza, y logró ver como el amor de su vida se hundía por su culpa, y por primera vez, ella quiso ser Marley, para dejar este mundo para toda una vida. Siempre.

Las puertas de la sala de interrogación se abrieron, para luego cerrarse.
Santana se desplomó en el suelo abrazada a sus amigas, quienes también lloraban.


-Dime eem…… ¿Pierce?

La rubia intentó zafarse de sus esposas, imposible. Le dolía los brazos y la espalda, y su cara estaba apoyada en la mesa. Estaba dolorida.

-Brittany, Brittany Pierce –Murmuró sintiendo su mejilla fría, y espasmos recorriendo lenta y fuertemente por su cuerpo.

Vio de reojo como su tío se ponía detrás de ella, poniendo ambas manos en el respaldo de su silla. Dándole apoyo. No le servía de mucho.

-Cuéntame Brittany, ¿Qué sucedió hace tres días?

La ojiazul suspiró con el resentimiento recorriendo sus venas.
Eduardo apretó su hombro.

-Yo la maté –Susurró con los ojos completamente abiertos y la mirada perdida –Yo la maté.

Los dos compañeros del grandullón lo miraron confundidos. Él negó con la cabeza con lágrimas en sus ojos.

Brittany se estaba dejando ir.

-¿Cómo lo hiciste, Brittany?

Ella cerró sus ojos como si acabara de recibir un fuerte puñetazo en todo su estómago. Dolía. Pero no tanto como ella se merecía.

-Si yo no la hubiera tocado, ahora ella no estaría muerta –Murmuró con voz entrecortada –Si yo no la hubiera tocado, ahora ella no estaría muerta –Alzó más su voz moviendo exageradamente sus brazos intentando sacarse el hierro fuerte de sus muñecas.

Eduardo rápidamente se abrazó a la espalda de su sobrina, parándola inmediatamente.

-Tranquilízate, eeeh, cuéntaselo como lo hiciste conmigo, tranquilízate pequeña.
Brittany por un momento necesitó el cariño y comprensión de su madre.

¿Qué pensaría ahora su familia de ella?

-¿Si no hubieras tocado a quien, Brittany?

Ella se removió, apoyando su frente en la mesa. Respiró por la boca, empañando poco a poco la mesa de cristal que tenía debajo de su cuerpo.

-Esa hija de puta intenta joderme la vida, y hasta que lo consiguió no paró.

Uno de los compañeros de Eduardo se sentó con rapidez en la silla en frente de la rubia ida. Brittany estaba completamente en shock.

-¿Quién te hace eso? –Preguntó cruzando su pierna por encima de la otra –Brittany, ¿Quién hace esas cosas? –En su pecho colgaba la placa con su nombre. Finn.

Eduardo apretó con tristeza el hombro tenso de su rubita.

-Esa cabrona pelirroja, yo nunca le hice nada y ella me trata como si fuera una cucaracha. No puedo más, quiero irme de aquí, ahora, llama a mi madre que me venga recoger lo necesito, por favor.

Finn y su amigo, David, se miraron mutuamente con una sonrisa victoriosa. Habían pillado a Brittany. Esa cabrona pelirroja no podía ser nadie más, Lindsay. Como no. Siempre metida en problemas con Brittany.

-Brittany, ¿Qué hizo esa chica pelirroja? – Esta vez preguntó Eduardo, su tío, para darle más confianza.

Brittany golpeó varias veces su frente contra el cristal.

-Ella agarraba a……a Marley, y yo solo quería salvarla, apoyarla. Solo dejarla marchar, Marley es tan buena persona.

David aclaró la garganta totalmente interesado.

-Era Brittany, era buena persona. ¿Por qué esa chica agarraba a Marley?

La tensión permanecía en el aire, agobiando a cada uno de los presentes.

-Ellas hablaban – Susurró sintiendo su corazón bombeando cada vez con más fuerza –Marley decía que no la quería más, no quería acostarse con ella nunca, ella era mala influencia.

Brittany frunció el ceño. Su frente estaba completamente helada por culpa del cristal.
Eduardo miró a sus dos compañeros. Su sobrina lo estaba haciendo bastante bien.

-Brittany, ¿Luego que pasó?

El rostro de Brittany se reconvirtió de nuevo. Miedo iluminaba en sus ojos, rabia.

¿Por qué no podían cambiar las cosas?

-Lindsay agarró por el cuello a Marley –Susurró de nuevo –Y entonces yo decidí actuar. Golpeé a esa cabrona pelirroja varias veces hasta q-que algo golpeó m-mi espalda –Murmuró con voz audible. Cerró los ojos de nuevo. Fuertemente – Cuando me volví a d-despertar Lindsay quería pegar a Marley, entonces me levanté y-y…………..y……- Sus ojos azules se llenaron completamente de lágrimas.

Finn suspiró mirando como Eduardo miraba fijamente la espalda de su sobrina. La vida era tan injusta. Tan injusta.

-¿Y Brittany? –Insistió David cruzándose de brazos.

Lágrimas recorrieron por las mejillas de Brittany, cayendo en la mesa. Una y otra vez, sin poder parar. Un asesina. Ahora ella sería llamada asesina. Ladrona y asesina. Su familia la estaría odiando. Su Santana la estaría odiando. Su Santana.

-y-y……Empujé a Lindsay, ella soltó el cuerpo de Marley y……y-y ella…..se calló golpeando su cabeza con el interruptor de la ducha. La cabrona…..la cabrona pelirroja se fue corriendo y yo intenté despertar a Marley…pero…ella….ella no despertó…….y todo por mi culpa…..Si yo no hubiera empujado a Lindsay…ahora Marley estaría viva…Estaría viva……Estaría viva –Brittany se había destrozado del todo. Completamente.

Eduardo metió ambas manos en sus bolsillos, mirando como su sobrina lloraba. Delante de dos desconocidos. Delante de dos guardias que la insultarían.

-¿Eso es todo, Brittany? –Preguntó Finn anotando en su libreta.

La rubia soltó un gran sollozo, que fue recogido por las cuatro paredes de esa habitación. David cogió su teléfono de la prisión, llamando a guardias que estaban en otras posiciones. Lindsay tenía que ser detenida cuanto antes.

-E-es todo maldita sea.

Eduardo levantó con fuerza a su sobrina del asiento, y le hizo señas a sus compañeros que se largaran para coger a la asesina. Bueno, cómplice de Brittany.

Soltó las esposas de su sobrina, girándola para poder mirarla a la cara.

Finn y David salieron dejándolos solos.

-Lo has hecho muy bien pequeña –Murmuró limpiando delicadamente las lágrimas con sus pulgares – Muy bien.

Brittany asintió apartando las manos de su tío, limpiando su cara con la manga de su mono naranja algo sucio. No quería que nadie la tocara. No quería que nadie le hablara.

-Brittany tienes que tranquilizarte, así sólo te pondrás aún peor, y eso no te conviene para nada, ¿De acuerdo? – Intentó animar el guardia ojiazul con una sonrisa tierna fingida.

La rubia negó con la cabeza dándole la espalda a Eduardo.

-No me comprendes, asique no hables.

El guardia Pierce suspiró mirando al suelo.

-Te comprendo perfectamente Brittany.

Su sobrina negó con la cabeza frenéticamente, moviendo su pelo rubio de un lado a otro.

-No, no lo haces.

Su tío agarró su cintura para poder mirarla a los ojos, pero esta hacía resistencia y fuerza. Tan testaruda como su padre, osea su hermano.

-Brittany, te entiendo, mírame.

Ella solo se alejó más, dándose la vuelta completamente seria.

Mirada glacial, asesina, dura.

Mirada de los Pierce.

-¡No lo entiendes, joder! ¡No lo haces! ¡Soy una asesina, asesina! ¡No eres capaz de asumirlo, no eres capaz de comprenderme, no eres capaz de entenderme! –Gritó apretando fuertemente sus puños.

Eduardo imitó a su sobrina. La vena de su cuello, sobresalía de él.

-Te entiendo Brittany, porque yo estuve en la misma situación que tú hace trece años. ¿Por qué crees que quise ser guardia de prisión? ¿Por gusto? No Brittany, no.

Su sobrina, cada vez apretaba con más fuerza sus manos, clavando las uñas en su delicada piel. Eduardo notaba moratones identificándose en su cuerpo.

-Brittany, te estás haciendo daño, relájate.

Ella se mordió el labio, pestañeando varias veces para evitar llorar. De nuevo.

-¿Va en las venas que los Pierce acaben en una celda? ¿Les pasará lo mismo a mis hermanas? Porque si es así mi madre tendrá que ingresar en un manicomio.

Eduardo soltó una pequeña carcajada contagiando inmediatamente a su sobrina. Una risa real. No forzada.

-Brittany, todo saldrá bien- Volvió a repetir con una sonrisa de lado mirando a los ojos azul celeste de su rubita – Lo sé, eres inocente, lo eres. No la mataste.

Ella tragó saliva intentando apartar el nudo de la garganta.

-Si no hubiera empujado a Lindsay, ella ahora estaría viva.

Eduardo negó con la cabeza. Mentira.

-O igual podría haber muerto, violada y luego asesinada. La protegiste Brittany, lo hiciste, mírate, tienes una muñeca rota que se está recuperando, tres puntos en la espalda. Tienes el juicio ganado, eres inocente.

Un hilo de esperanza iluminó en los ojos de Brittany.

-¿Inocente? – Preguntó completamente extrañada. Como si nunca antes hubiera escuchado esa palabra.
- El forense tiene la autopsia, todos los datos necesarios sobre el cuerpo de Marley. Si con tu declaración y la de ella no vale, podremos recurrir a ver las cámaras. Ahí hay toda la verdad Brittany.

Ella miró a su tío con frialdad.

-¿Cuándo pasará eso? – Su voz era irreconocible para los oídos de Eduardo.
-Cuando llegue Lindsay, y todas las sospechosas.

Brittany se sobó la muñeca lastimada.

-¿Sospechosas? –Preguntó con una punzada invadiendo su columna vertebral.
-Sí Brittany, Santana estará presente.

Ella asintió con una línea recta en su boca, y sus dos cejas alzadas. ¿Y si Santana le montaba un espectáculo delante de todas? ¿Y si ni siquiera le hablaba? ¿Y si ni siquiera la miraba? ¿Y si….?

Mierda. Se tocó la frente, masajeándola poco a poco. La cabeza parecía estallarle.

-¿Por qué hacéis esto? He visto muchas películas dónde simplemente a la gente no le importa quien muere, ¿Por qué tanta importancia? ¿Por qué? –Esta vez su voz estaba llena de curiosidad.

Esto era raro.

-Marley era hija del Juez Rose, es importante para nosotros saber la verdad.
Eduardo alzó los hombros, sacándole interés.
-¿Y cómo si su padre era juez ella acabó en prisión? –Brittany apoyó su mano sana en la mesa, mientras con la otra se sobaba la barbilla lentamente.
-Es un juez justo Brittany, la ley se la aplica a todo el mundo.

Todo el mundo, claro que sí.

La puerta se abrió dejando ver a una furiosa Lindsay, y unas confundidas Mercedes, Rachel, Sugar, Tina, Alex, Daniela y sobre todo, solo ella, Santana.

Santana.

Ella la miró apenas unos tres segundos, para sentarse en un pequeño banco junto sus amigas. Observando sus manos en silencio. Sintiéndose pequeña, por la situación que aún estaba viviendo.

Brittany fue empujada por Eduardo, y en un abrir y cerrar de ojos, estaba esposada y sentada en una silla de madera vieja, al lado de Lindsay.

Menos mal que ambas tenían un fuerte instrumento de hierro en sus muñecas, si no estarían matándose la una a la otra. Mutuamente, sin parar.

-Empezamos –David entró en la sala silenciosa, junto con Finn y otros tres compañeros más. Tenían pistolas eléctricas posando en su cintura. Algo podría salir en mal en todo esto.
-Encontramos huellas en el cuerpo de la fallecida, Lindsay, Santana López, Rachel Berry, el guardia Pierce y su sobrina, bueno, la señorita Pierce – Santana miró a su amor y ella dejó resbalar una lágrima por su mejilla. No lo podía creer, la persona a la que ella quería….
- La víctima no presenta ninguna otra herida, ni síntomas de haber sido violada.

Lindsay miró de reojo a Brittany, con una mirada tan depredadora como la de un león. Quería matarla. Matarla delante de todos los presentes.

-No maté a nadie –Susurró la pelirroja- No hice absolutamente nada, lo juro.

David la miró. Ella había interrumpido.

Brittany soltó una risa sarcástica.

-Claro, tú nunca haces nada, por no variar –Murmuró rodando los ojos -¿Y cómo acabaste aquí? Porque tú no haces nada asique…… Ya me dirás.

Lindsay abrió la boca queriendo decir algo, pero luego cambió de opinión: Era lo mejor.

-Eso rájate, es lo mejor que sabes hacer – Rió Brittany provocándola. Quería que Lindsay soltara todo, todo. Lo iba a conseguir.

La pelirroja con la fuerza del momento, se levantó de su asiento aún sin poder utilizar sus manos, a ella le daba igual. Finn sacó su pistola eléctrica del bolsillo trasero de su pantalón, preparado para actuar.

-Cállate la boca Pierce, ¡Porque me pones de los nervios!

Brittany, mirándola desde su asiento, la observaba divertida.

-Yo te pongo a cien, que es otra cosa.

Lindsay quiso acercarse a Brittany, pero ella usó sus piernas para separarla.

-Quien te diera ponerme a cien –Susurró con odio en su voz. Una voz apunto de matar –Quien te diera.

Brittany asintió con los ojos entrecerrados.

-Ahora lo recuerdo –Imitó la voz de su enemiga –Yo te pongo un ciento diez.

Y con eso, Lindsay se lanzó encima de Brittany, enredando la cadena de las esposas alrededor del cuello de esta, estrangulándola fuertemente. Sin perder ningún segundo.

Brittany movía sus piernas intentando apartarla, pero era imposible, su rostro se estaba volviendo morado.

Eduardo y sus compañeros entraron en acción, apartando a Lindsay de encima de la prisionera Pierce. Alejándola metros.

Brittany una vez libre, tosió frenéticamente.

-¡Ahora no eres tan dura Pierce! –Gritó una pelirroja furiosa intentando zafarse del agarre de los guardias -¡No eres nada!

Brittany sentía su garganta dolorida.

-¡Soy más que tú, en todos los sentidos! –Protestó con la voz algo entrecortada.

Lindsay desde la otra punta de la habitación, rió con ganas. Burlándose de Brittany en su cara.

-¡Te equivocas Pierce, no tienes nada! –Brittany calló. Mierda – Tu familia te odiará por esto, el mundo te odiará, tus amigas te odiarán…..-Lindsay miró pervertida la espalda de Santana – Santana de hecho, te odia.

Los ojos azules de Brittany se volvieron cristalinos. Era cierto.

No tenía nada.

Bajó la cabeza intentando que la gente, no pudiera ver toda su angustia.

Y las lágrimas de Santana salieron. No podía creer esto.

Su amor, el amor de su vida. Su princesa. Su ex novia.

Su rubia de ojos azules.

Rachel entrelazó su mano con la de ella, intentando calmarla.

-Sin palabras Pierce, eso es porque estoy en lo cierto –Dijo Lindsay mirando fijamente el rostro cabizbajo de Brittany – Lágrimas de culpable.

Y eso llenó el vaso, derrochando toda el agua.

Brittany se levantó empujando la silla que calló con un ruido que asustó a algunas de los presentes. Miró a Lindsay con una mirada, que hizo que esta tragara saliva asustada.

Brittany daba miedo.

-¡Me llamas a mí culpable cuando tú la estabas acosando! –Gritó apretando sus puños. Al igual que su tío, la vena de su cuello sobresalía – ¡Eras tú la que le estaba insultando, eras tú la que le estaba pegando, joder! –Volvió a gritar.

Las decenas de pares de ojos, se abrieron enormemente.

Lindsay fulminó con la mirando a la ojiazul.

-¡La estabas presionando para que se acostara contigo, mírate! –Rió mirando a la mujer enfrente suya –Eres repugnante –Murmuró haciendo enfadar más a la pelirroja.

Lindsay tuvo que ser agarrada por los guardias, quería matar a Brittany como fuera. Aunque primero tuviera que hacerlo con Santana y las demás para llegar a ella. Esa rubia tenía que ser liquidada pronto. Lo haría.

-¡No sabes de lo que hablas! – Intentó defenderse Lindsay -¡Estás mintiendo!

Brittany sonrió sarcásticamente.

-No me extraña que ella no quisiera acostarse contigo, ¡Nadie te quiere, gilipollas! –El rostro de Brittany estaba completamente rojo de la furia que sentía en su cuerpo. Esto estaba llegando demasiado lejos.

Lindsay alzó una ceja. Los orificios de su nariz estaban demasiados abiertos.

-¡Pues bien que se acostó conmigo una vez, y lo volvería a hacer por no ser por ti! ¡Tenías que meterte en medio! ¡Súper-Pierce al rescate! –Y entonces Lindsay calló en la cuenta.
Se había delatado. Ella se había delatado.


Brittany suspiró cansada y miró a su tío, quien asentía completamente orgulloso.

-La mataste tú Pierce –Se justificó Lindsay en shock –Si tú no me empujaras ahora ella estaría viva.

La rubia negó con la cabeza.

-¿Y si tú no ibas a hacerle nada, por qué empezaste a pegarme nada más verme? Yo sólo quería que la dejaras en paz, nada más –Pinchó Brittany – Si tú no le habías hecho nada……- Brittany clavó sus ojos en los de Santana, provocando una corriente eléctrica en el cuerpo color canela- ¿Por qué saliste corriendo cuando Marley cayó al suelo inconsciente?

Lindsay cerró sus ojos.

La habían pillado en la mentira.

Pierce la había fastidiado una vez más.

-Porque estaba celosa –Susurró Lindsay – Yo….yo quería tener algo con ella…..pero siempre…siempre me decía que no. Una vez os vi a las dos en el salón de actos bailando…..tú le estabas enseñando…….y me quedé escuchando……Tú la hacías más feliz de lo que yo nunca fui capaz……….Quise presionarla para que se acostara de nuevo conmigo, pero entonces llegaste tú – Lindsay negó con la cabeza –Y ella pareció alegrarse tanto que me dieron ganas de matarte a ti por ser como eres –Susurró completamente destrozada –Y a ella por ser tan puta –Dijo con desprecio.

Brittany la miró rápidamente.

-¡No te atrevas a hablar así de ella! –Alzó la voz - ¡Aún tienes la cara de insultarla cuando ella está muerta por tu culpa!

Lindsay dejó resbalar unas cuantas lágrimas por sus mejillas llenas de pecas.

-¡Yo no tenía pensado matarla hasta que tú llegaste! –Gritó Lindsay erizando el bello de los brazos de Brittany -¡Y si ella ahora estuviera viva, la mataría poco a poco, para que se jodiera! ¡Y luego a ti, por ser tan imbécil, y lo haré! ¡Te mataré, te mataré, te mataré, te mataré! –Movió sus manos intentando acercarse a Brittany, cosa que fue imposible.

Los ojos de Santana se clavaron en el rostro de Brittany.

-¡Ojalá tú estuvieras muerta y no Marley! ¡Ojalá pedazo de hija de puta! –La voz de la ojiazul se volvió débil y delicada. Dañada.

Lindsay rió.

-¡Primero irás tú antes que yo, te mataré señorita Pierce! –Murmuró con sus ojos abiertos y su boca formando una sonrisa asesina – Te mataré en el momento que menos te esperes, y luego te arrancaré la cabeza, para colgarla en mi celda y así verte todos los días.

Santana apretó con fuerza la mano de Rachel entre la suya.

Eduardo susurró algo en el oído de David: Lindsay iría directa a un manicomio. No se encontraba bien.

Y una vez salida del Hospital Psiquiátrico, estaría años y años en la cárcel.
-Me ves todos los días – Dijo Brittany confundida.

El labio de Lindsay tembló.

-Pero no eres mía, eres de esta estúpida morena –Señaló a Santana – Y así, serás mía, para siempre, querida.

Finn cogió la pistola eléctrica, y la presionó en la cadera de la pelirroja, quien cayó al suelo completamente inconsciente.

-Me estaba cansando de escucharla –Murmuró guardando el arma en su bolsillo –Llamaré a Jake, su lugar es en el Hospital para chalados como ella.

Eduardo asintió mirando con atención la reacción de su sobrina.

Brittany tragó saliva. ¿Qué pasaría con ella?

-Veremos las grabaciones, después ya veremos que pasará contigo –Explicó David con la mirada puesta en la ojiazul –Eduardo sácale las esposas.

Eduardo soltó las manos de su sobrina, masajeándolas.

-¿Estás bien? –Susurró el rubio en el oído de su sobrina.
-He estado mejor, gracias.

Los guardias salieron de la habitación con Lindsay en brazos.

-Eres inocente –Dijo su tío sacándola de sus pensamientos –Como debe ser.

Brittany negó con la cabeza totalmente dolorida.

-No me siento como ello, me siento culpable, me siento….me siento como una asesina – Pasó las manos por su pelo alborotado – No puedo vivir con esto, no puedo…..No soy capaz.

Santana aun escuchando, recordó las palabras de Marley.

“Es una buena mujer, Santana”.

La morena asintió con lágrimas en sus ojos.

“Lo es, pero esto no quedará así”- Pensó viendo como Brittany se acercaba poco a poco a ella.


"AVANCES CAP 14"

Flashback

-Sucedió Lindsay, y punto, no quiero que se vuelva a repetir –Murmuró Marley cruzando sus brazos encima de ambos pechos.

Lindsay agarró el mono de la castaña, acercándola a su cuerpo.

-¿Es que no te gusto? –Marley negó con la cabeza -¿Pero, por qué?

Brittany cerró con delicadeza su taquilla, acercándose a las duchas.

Marley intentaba soltarse, esfuerzo en vano.

-Eres una mala influencia, no quiero saber nada de ti –Dijo la castaña de ojos azules con resentimiento –Te odio por todo lo que le haces a todo el mundo, sobre todo a B.


* * *

-Me siento mal –Rompió el silencio Brittany con sus manos apoyadas en las rodillas – Cada día vivo en una lucha interna, soy nocente no lo soy, n-no sé qué hacer – Susurró mirando la luna iluminando sus ojos –Ella me odia Quinn.

La ojiverde pasó su brazo por el hombro de su amiga, dándole apoyo. Dándole su comprensión. Dándole su cariño.

-Te ama, Brittany – Murmuró Quinn acariciando lentamente el tatuaje en el cuello de su mejor amiga –Simplemente está sorprendida, está en shock.

Brittany negó con la cabeza moviendo su pierna izquierda con nerviosismo, y llevando sus dedos temblorosos a la frente.

Shock.

-¿Y cuánto tiempo estará así? La espera me está matando –Protestó la rubia más alta, girándose para ver a su amiga a los ojos.
-Sólo ten en cuenta que estáis destinadas a estar juntas.


* * *


-Queremos cantar una canción, que fue escrita por Rachel y-y bueno….y….Marley –Brittany cogió con más fuerza el micrófono en sus manos – Me sentiría muy bien cantándola, porque yo sabía que……que a Marley le gustaba….Me lo dijo y por eso…..Esto es para ella –Aclaró su garganta mirando a ese par de ojos marrones café, que la miraban con un brillo especial – Y para sus amigas.
Acomodó su pantalón negro, y asintió mirando a la rubia de su izquierda.

Y en menos de un segundo, la melodía invadía su alma y corazón.

Quinn se acomodó a su lado, apretando su hombro. Se miraron, y entonces, se sonrieron como hermanas; porque lo eran.

Realmente lo eran.


* * *


-¿Tienes novia? –Preguntó mi hermana pequeña, con una ceja alzada. Joder….Ya empezamos…….
-No Alejandra, no tengo novia.

Mi prima me miró divertida, mientras metía otra uva en la boca de su novia. La hermana de Brittany.

Mierda, la he nombrado otra vez…….

Jéssica me guiñó su precioso ojo.

-Vamos San, que no te creo… ¿Dónde está esa rubia tan cañón de la que hablabas? –Tapé su boca rápidamente, y la hermana de Brit…De esa rubia de ojos azules, Sarah sonrió orgullosa.
-¿Mi hermana?

Joder para la niña. No hay quien la engañe.

Me sonrojé comiendo otro trozo de pollo.

-No, no es tu hermana.

Brittany apareció con unos vaqueros ajustados, unas Martins azul marinas, y una camisa vaquera con algunos botones sueltos. Madre mía….

Mis pechos se endurecieron y mi entrepierna se mojó completamente.

El agua que tenía en mi mano se cayó encima de mi camiseta.

-¿Es esa? –Pregunta Alejandra con una sonrisa coqueta –Está muy buena.
-¡Ese vocabulario, Alejandra! –Golpeé su hombro. ¡No podía hablar así de la mujer que me gustaba!

Brittany se acercó a nosotras, mirándome fijamente.

-No era mi hermana….-Murmuró Sarah antes de acercarse a su hermana y abrazarla.


* * * *


BUENO ESPERO QUE OS HALLA GUSTADOOOOO    EL PROXIMO CAP SERÁ MEJOR, MÁS ANIMADO, ALGO DIVERTIDO....CON MAS ACCIÓN....ME REFIERO A ACCIÓN BRITTANA YA ENTENDÉIS...JAJAJAJAJ    BUENO AQUÍ LAS CLASES YA CASI EMPIEZAN, Y ESTOY ALGO LIADA. COMPRAR UNIFORME, LOS ZAPATOS, MOCHILA, LIBROS, MATERIAL........RESUMIENDO, QUE EMPIEZA OTRA VEZ EL SUPLICIO      

ME VOY A UN RINCON A LLORAR......

INTENTARE SUBIR PRONTO, PARA QUE NO OS ENFADEIS CONMIGO.

SI TENÉIS ALGUNA QUEJA, DECIRLO. SI QUERÉIS ALGÚN CAMBIO, RECOMENDACIONES, COSAS QUE ESTARÍAN MEJOR, COSAS QUE ESTÁN MAL EN LA HISTORIA......DECIRME TODO, Y LO TENDRÉ MUCHO EN CUENTA, GRACIAS   

ESPERO QUE TODO VALLA BIEN PARA VOSOTR@S. MUCHOS SALUDOS Y ABRAZOS DESDE GALICIA. BESITOS DE NUTELLA    Y PARA MI AMIGA VICKY, BESITOS DE NOCILLA BLANCA JAJAJAJAJA ;)

HASTA PRONTO GENTE PRECIOSA   

OS QUIERE CON TODO SU CORAZONCITO: Nerea   

Wooow que buen capi!!!! espero que todo marche bien en tu regreso a clases y que no nos abandones... Ya quiero Brittana!! no soporto verlas separadas, espero que todo se aclare... Besos!

Aah! Ya puedo morir en paz, sabia que Britt no haría algo así :)

Ojala esa loca no salga del manicomio -.-' como pudo Marley acostarse con ella??? :$

Bueno... lo que mas me interesa es saber como lo llevarán las chicas.. pero por lo que veo en los avances lo llevarán mas que bien *---*

Espero que actualices pronto, por favor :) si???

Saludos :)

me gusto mucho! solo una cosa, no tardes tantoooooooo por fa

ufff intenso,....
me gusto que ya se aya aclarado todo con respecto a la muerte de marley!!!
a ver como se arreglan las cosas entre las chicas,..!!!

nos vemos!!!

PD; no tardes mucho en actualizar!!!

vaya, tardaste algo en volver no? bueno hasta otra oportunidad, estuvo excelente el capitulo!

woooww si que estabas perdida eee?? me gusto el cap hora entendi lo de britt pero por dios odio a linsay merece una muerte lenta y dolorosa, pobre mi san como sufre besos!

          ENCARCELADAS    CAP-14





 Santana.
 
Ella no lo sabía, pero no sentía ningún odio hacia su persona.


Lo intenté pero simplemente no fui capaz; Ella era la persona de la que yo estaba enamorada. Y el odio no se podía crear de un día para otro, cuando el amor tardó en formarse durante semanas.


Era inútil.


Se acercó poco a poco a mí, con esa firmeza y poderío de siempre, cosa que hizo que la piel se me pusiera de gallina. Y antes de intentar hablar, tragó saliva. Ella pensaba que yo le armaría un espectáculo. No lo haría.


No tenía fuerzas ni ánimos.


Quiso tomar mi mano, pero yo la aparté. Si ella me tocaba, caería de nuevo en sus brazos. Como siempre. Brittany era mi punto débil.


Suspiró, aún con sus ojos llenos de lágrimas, y me miró. Pude comprender todo el dolor que ella sentía y llevaba por dentro; no me gustaba. Era desgarrador y desolador. Yo no podría convivir con él cada día. Pero ella fuerte.


Negué con la cabeza mordiendo mi labio, porque en cualquier momento me echaría a llorar, y estaba cansada de hacerlo. Ya no tenía lágrimas que soltar.


Me levanté, y me fui, sin mirar atrás. Porque caería en el trance de sus ojos azules. Como siempre. Sus ojos eran poderosos.


Los siguientes días pasaron, poco a poco, sin saber nada de ella.


No la vi. No la escuché. En la hora de la comida ella no estaba, ni en la cena. No estaba en el campo jugando como cada tarde, no estaba por la mañana en su celda como de costumbre. Tampoco en el salón de actos bailando o cantando. Ni en la lavandería con sus camisetas blancas todas algo rotas.


No sabía dónde más buscar.


Entonces la idea de la celda aislada llegó a mi cabeza, y oh dios, la aparté de mi cabeza lo más rápido que pude porque me dolía. Verla otra vez en mal estado me llevaría a la tumba. Con Marley.


Mi Marley.


Pregunté a Quinn el porqué de su desaparición. Ella solo alzó los hombros dirigiendo toda su atención de nuevo a su comida. Cabizbaja y pensativa. Como Brittany los días anteriores.


Se parecían bastante. Tanto físicamente como emocionalmente.


Pero Brittany para mí era especial. Porque lo era, aunque no lo supiera.
 
 
Brittany se encontraba sentada en una celda escura y sombría, con apenas luz. Llena de humedad. Incluso algunos ratones permanecían en ella. Su espalda algo lastimada se encontraba apoyada en la pared, sus piernas estaban encogidas en su pecho, mientras sus manos permanecían en su cara sudada. Sudada y sucia.


Castigada de nuevo estaba, esta vez porque era la principal sospechosa.


La cinta sería rebelada hoy, esta vez, al juez Rose. Quien dictaría lo que sucedería con ella. Toda la vida en la cárcel. Toda la vida fuera de la cárcel.


Había mucha diferencia.


Y todo sucedió aquel día….
 
FLASHBACK




Brittany rebuscaba una y otra vez en su taquilla en busca de calcetines limpios y decentes. La mayoría tenían agujeros y sus dedos sobresalían de ellos. Tiró al suelo una crema solar que estorbaba, una camiseta de Quinn que luego le devolvería, una braga de Santana. ¿Un sujetador de Hanna? Lo tiró al suelo con una mueca de asco en su cara.


Cogió un par de calcetines limpios y blancos, y se los calzó poniendo sus zapatones. Los ató con un gracioso lazo, y se acomodó bien el mono. Subió la cremallera dejando ver un poco su camiseta blanca.


Y entonces unos murmullos llamaron su atención.


-No enserio, esto tiene que acabar.


Brittany conocía esa voz: Marley.


Su amiga, a la que ella había enseñado a bailar hace tres días.


No le prestó mucha atención, pero cuando esa voz tan desagradable y asquerosa se presentó en sus oídos, apoyó su mano en el metal escuchando atentamente.


-Sucedió Lindsay, y punto, no quiero que se vuelva a repetir –Murmuró Marley cruzando sus brazos encima de ambos pechos.


Lindsay agarró el mono de la castaña, acercándola a su cuerpo.


-¿Es que no te gusto? –Marley negó con la cabeza -¿Pero, por qué?


Brittany cerró con delicadeza su taquilla, acercándose a las duchas.
Marley intentaba soltarse, esfuerzo en vano.


-Eres una mala influencia, no quiero saber nada de ti –Dijo la castaña de ojos azules con resentimiento –Te odio por todo lo que le haces a todo el mundo, sobre todo a B.


Lindsay miró de arriba a la mujer que estaba delante de ella, con los celos sobresaliendo por los poros de su piel. B siempre estaba en cada conversación.


-¿Y por qué te importa lo que le hago a ella?- Preguntó soltando a Marley y paseando intranquila por las baldosas húmedas de las duchas.


La castaña metió ambas manos en los bolsillos de su mono.


-Es mi amiga Lindsay.


La pelirroja frunció el ceño apretando fuertemente sus puños. ¿Amiga?


-No me gusta esa chica Marley, asique tú no volverás a hablar con ella nunca más, ¿De acuerdo? Haz lo que yo te diga.


La ojiazul alzó una ceja completamente admirada. ¿Le estaba dando una orden? ¿A ella?


-No mandas en mí Lindsay, quiero recordarte eso –Protestó pasando la lengua por los labios secos –Asique trátame con respecto –Señaló con su dedo índice.


La pelirroja soltó una gran carcajada, que fue percibida por los oídos de Brittany.


-Desde que te acostaste conmigo en ese pequeño baño, me perteneces –Agarró con posesión la pequeña cintura de esa castaña tan hermosa que la llevaba a la locura –Eres hermosa.


Acarició con su nariz el cuello largo y perfecto de Marley, quien la apartó rápidamente completamente seria. Lindsay se había pasado de la raya.


-¡No me toques! –Gritó enfadando aún más a la ex amante que tenía delante -¡Me das asco, asco! ¡Como vuelvas a tocarme un pelo más, te arranco las tetas! –Las mejillas de Marley se tornaron rosas.


Lindsay agarró con fuerza en cuello de la castaña, callándola inmediatamente. No permitiría que le hablara de esa manera, jamás. Apretó suavemente su agarre, dejando sin respiración a la ojiazul, quien cerró los ojos por el dolor que sentía.


Y ahí fue, cuando la rubia decidió actuar.


Se cruzó en la entrada de las duchas con los brazos cruzados, seca.


-¿Qué se supone que estás haciendo? –Carraspeó llamando la atención de Lindsay.
La pelirroja se dio la vuelta rápidamente, sorprendiéndose al ver a tal rubia delante de ella. Como una estatua. Un semblante sombrío.


-¿Por qué estás aquí? –Soltó en cuello de Marley, quien se apoyó en sus rodillas cogiendo aire repentinas veces.


La muy hija de puta tenía fuerza.


-¿Yo? Acabo de venir de limpiar mi unicornio azul llamado Pompei, ¿Qué coño estabas haciendo Lindsay? –Su voz sonaba tan dura, que incluso Marley se asustó. Brittany era una persona tan asustadiza. Tan.


Lindsay miró a la ojiazul buscando respuestas, ella solo bajó la cabeza, completamente avergonzada.


-Yo……Ella……Solo estábamos hablando……..ella hablaba también – Señaló a la mujer cabizbaja detrás suya. Brittany alzó una ceja divertida.
-Me imagino que no hablarías sola -Brittany alzó sus hombros sacándole importancia –Aunque en ti no me extraña nada.


Lindsay tragó saliva, al ver como la gran rubia se acercaba a ellas. Sus zapatones hacían un ruido raro al chocar con el agua que permanecía en el suelo. Sus pasos eran pequeños pero decididos.


-No me metas, ¿Vale? No haces nada aquí –Lindsay miró de nuevo a Marley, que miraba a Pierce con una mirada de agradecimiento.
-Como tú –Murmuró Brittany, cogiendo la cara de la ojiazul en sus manos y observándola con atención. El pulso se Marley se aceleró -¿Te ha hecho algo? –Susurró a centímetros de su cara, poniendo más nerviosa a su amiga quien solo pudo negar. Lindsay furiosa, veía la escena con rabia.


Solo amigas –Pensó –Y una mierda.


Cogió a Brittany del mono apartándola del lado de su ex amante, lanzándole un puñetazo cuando la rubia se giró para mirarla. La ojiazul alta se llevó ambas manos a la boca, le había dolido. Lindsay miró a Marley con aversión, se estaban peleando por ella.


Brittany tomando desprevenida a su enemiga, corrió hacia ella placándola y tirándola al azulejo frío. Lindsay al sentir el terrible golpe en su espalda, cerró los ojos no siendo capaz de coger aire.


Vaya……


Marley miraba la situación con los nervios a flote, ella no sabía qué hacer.


Brittany lanzó un puñetazo a la cara de Lindsay, como cuántas veces antes había hecho. Sin piedad sin dolor. Era una costumbre para ella hacer esto. Cogió entre sus puños la camiseta azul marina de la pelirroja acercándola todo lo posible a su rostro, para luego apretarla contra el suelo. Queriendo pegarla para que no pudiera moverse. Lindsay hacía fuerza, pero no la suficiente.


La pelirroja miró a Marley quien tenía lágrimas en sus ojos azules. Ella sonrió.


-Mira lo que me hace tu amiga, ¿Buena, cierto? –Brittany miró atrás para encontrarse con la mirada preocupada de su compañera, cosa que Lindsay aprovechó para estrechar su frente con la de Brittany, quien cayó al suelo algo confundida.
Lindsay miró a su izquierda, allí posaba una tubería vieja. La cogió gateando, y una vez en sus manos, la estampó con fuerza en la espalda de Brittany.


Su vista se volvió borrosa, poco a poco, ella sentía como iba perdiendo la fuerza, y así, cayó en un sueño profundo, para alegría de Lindsay, quien soltó la tubería acercándose con el pelo mojado a Marley.


-Por favor no me hagas daño –Susurró mirando a sus pies a una rubia inconsciente – Por favor –Suplicó al ser otra vez arrinconada en los brazos de Lindsay.


La pelirroja pegó una fuerte bofetada en la mejilla de Marley, para luego besar sus labios con fuerza y rabia. Su lengua invadió la boca de la castaña, provocando un quejido por parte de esta. La mano pálida de Lindsay bajó la cremallera del mono de su acompañante, para introducirse en eses pequeños shorts que ella llevaba puestos. Tan diminutos. Tan sexys.


Marley se agitó en sus brazos, completamente aterrorizada.


-Lindsay para para –Susurró intentando apartar el cuerpo delgado de su cuello –Por favor Lindsay para para –Algunas lágrimas empezaron a correr por su cara, acabando en la camiseta de la pelirroja, quien sonrió victoriosa.


Los labios delgados de Lindsay volvieron a parar otra vez en los de Marley, agarrando la cabellera castaña con fuerza, impidiendo que esta se separara. Ahora ella mandaba. Ella tenía el poder, justo como debía ser. Nadie la podría parar; excepto Britt.


La rubia sintió un fuerte dolor en su mano acompañado con un daño increíble en su espalda. Su mejilla estaba húmeda, pero no tanto como su ropa. Pudo centrar su vista, y distinguir entre la borrosidad como esa infeliz tocaba y manoseaba a su amiga, a la amiga de su novia. Cerró los ojos al sentir otra punzada en su mano, acabando en lo bajo de su espalda.


Escuchó los quejidos de Marley, sus protestas. Sus sollozos.


Y eso la hizo volver a la realidad: Ella podía parar a Lindsay.


Porque era mucho mejor que ella.


Se levantó del suelo con su mano buena corriendo hacia esa mala persona, otra vez.


El cuerpo alto y corpulento de Brittany, chocó con el delgado y de media estatura de Lindsay, ambas cayendo al suelo. Entonces Marley perdió el equilibrio, resbalando, y derrumbándose en la ducha, no sin antes, su cabeza chocando con el fuerte interruptor del riego, chocando tan fuerte, que desfalleció en ese mismo momento.


El fuerte estruendo de su cuerpo sin vida contra los azulejos, llamó la atención de Brittany. Sus ojos azules se abrieron al ver a su amiga en el suelo, ella esperaba encontrase con sus preciosos ojos parecidos a los suyos.


-Marley –Murmuró Brittany apartando a Lindsay y acercarse a la castaña – Eh Marley –Susurró arrodillándose con una sonrisa tímida y acariciando su mejilla algo roja.


No respondía.


Brittany tomó su pulso, y al ver la respuesta, su rosto se emblanqueó. Su amiga no respiraba. Acercó su oreja al pecho de Marley con temor en sus movimientos. Nada.
Su sonrisa se borró completamente.


Cogió la cara de Marley con ambas manos, para luego unir sus labios con los de ella, dándole aire. Una, dos, tres…..De nuevo. Sus labios se unían, sin ninguna solución, Brittany estaba perdiendo el tiempo.


-¿Qué pasa?- Murmuró Lindsay levantándose del suelo.


Brittany la miró con lágrimas en los ojos. Esa hija de puta….


-¡Llama a los enfermeros! ¡Ahora! –Gritó agarrando con una mano la cabeza ensangrentada de Marley y con la otra señalando la puerta -¡Rápido, creo que está muerta, corre imbécil!


Lindsay al ver la desesperación de su contrincante, entendió que ella no creía su fallecimiento, había sucedido. Su ex amante estaba muerta, por su culpa. Dio un paso atrás sin entender, tocando con su espalda la pared de las duchas. Tenía que salir cuanto antes de aquí.


-¡Lindsay corre joder, corre! –Chilló con todas sus fuerzas.


La nombrada, salió corriendo sin hacer caso a lo que la rubia decía.
Brittany negó con la cabeza balanceando el cuerpo de Marley. Sus manos estaban llenas de sangre, al igual que su mono. Tenía que pedir ayuda, cuanto antes.


-Voy a buscar ayuda –Susurró en el oído de Marley. Colocó con cuidado la cabeza de la castaña en el suelo, dejando un beso en su frente –Vengo ahora mismo, ¿De acuerdo? Por favor –Dijo levantándose y limpiándose las lágrimas de sus ojos –No te vallas de aquí, San te necesita.


Corrió chocando con una taquilla, le daba igual. Salió por la puerta recorriendo todos los pasillos a esa velocidad que ella poseía y era bastante impresionante. Apartó a una señora de mediana edad de su camino, con tanto fuerza que acabó sentada en el suelo. Subió las escaleras de tres en tres, abriendo la puerta de su habitación. Si ni siquiera llamar.


Su tío estaba colocándose el cinturón correctamente. Al ver la cara de su sobrina se preocupó. ¿Qué demonios…..?


-Britt cariño….Qué……


Brittany alzó su mano cortándolo. No había tiempo.


-Necesito ayuda ahora –Dijo recalcando el “Ahora”. Su tío tragó saliva al ver las manos ensangrentadas de Brittany.


-¿Qué te ha pasado?


Ella negó con la cabeza.

-Es Marley, tío….ahora por favor….ella está mal…..Ahora llama a unos enfermeros rápido……n-no respiraba…..no tenía pulso……no…no escuché su corazón………Por favor…..Ahora.


Su labio inferior temblaba, como nunca antes lo había hecho.


Brittany guió a su tío hacia los baños, donde se encontró a una desesperada Rachel.
 


      *FIN   FLASHBACK*


 
Brittany mordió su pulgar recordando la cara de Rachel al ver a su tío entrar, ella desapareció de nuevo entrando en su celda cambiándose rápidamente de ropa. Su mano y espalda fueron revisadas más tarde por un enfermero.


Rachel tan exasperada. Empujando a Eduardo para que observara a Marley y la curara. La cara de Rachel al saber que no tenía cura, era demasiado tarde……..


Su mano le volvió a doler, ella ahogó un quejido.


Y en ese instante, la puerta se abrió….


David entró, y la luz del exterior cegó los ojos cansados de Brittany. El guardia le saludó y le tendió una mano, cosa que la rubia aceptó rápidamente.


-Enhorabuena Brittany –Dijo sacando a la ojiazul de esa apestosa celda –El veredicto llegó esta tarde, eres inocente.


Brittany sonrió, como hacía días que no lo conseguía. Esa sonrisa suya tan hermosa iluminó completamente su rostro, al igual que su mirada, que anteriormente no tenía brillo.


Estaba feliz.


Una vida fuera de la cárcel


Una vida libre y feliz.


David pasó su brazo por el hombro de la rubia emocionada.


-Tu amiga esa Quinn te está esperando fuera, os dejamos un poco a solas para que te relajes, ¿De acuerdo? –Le dedicó una sonrisa tierna –Venga Pierce, que de esta te has salvado.


Brittany salió al campo, donde percibió a su amigota sentada apoyada en ese árbol enorme que daba algo de vida a ese lugar. Se alegró de verla.


Y cuando Quinn se levantó y corrió hacia ella, un nudo se formó en su garganta. No iba a llorar otra vez, no iba a llorar otra vez, no iba a llorar otra vez.


Los brazos de su rubia favorita se enredaron en su cuello fuertemente, sorprendiéndola por la fuerza que ella poseía. Ella tenía tanta falta de su mejor amiga, tanta falta. Besó delicadamente la cabeza de Quinn, y escuchó como ella suspiraba y sollozaba: Estaba llorando.


Sonrió acariciando de arriba abajo su espalda.


-Quinny, ¿Estás llorando? –Preguntó riéndose y haciéndole cosquillas en los costados. Su mejor amiga se separó de ella pegándole en el hombro.


-Cállate hija de puta sin sentimientos.


Brittany despeinó con carillo el pelo rubio y largo de la ojiverde, para luego, caminar par y par hacia ese árbol del que ellas parecían las dueñas. Se sentaron con una sonrisa en sus caras, mirándose fijamente.


El corazón de Quinn dio un gran vuelco.


Amaba a Brittany. Tanto como a cualquiera de sus hermanas.


-Sabía que tú no habías hecho nada –Susurró ella cogiendo una piedra y jugando con ella. Sus manos se llenaron de tierra –Probablemente no lo sabes, pero eres una de las mejores personas que he conocido.


Brittany miró como su mejor amiga de ojos verdes jugaba nerviosa con sus manos.


-Nadie cree eso Quinn –Dijo observando fijamente su perfil –Soy como soy pequeña, es lo que hay, mi madre me parió así.


Su mejor amiga sonrió enseñando sus perfectos dientes blancos. Iluminaban en la noche oscura. Como sus ojos.


-Britt tu madre te parió, luego tú cogiste ese carácter tuyo tan……..-Quinn soltó una carcajada al ver la cara de indignación de su ojiazul –Guay.


Brittany abrazó a Quinn por la cintura, apoyando la cabeza de su amiga en su hombro, quedando así varios minutos. Disfrutando de su compañía. Mutuamente.


-Me siento mal –Rompió el silencio Brittany con sus manos apoyadas en las rodillas – Cada día vivo en una lucha interna, soy nocente no lo soy, n-no sé qué hacer – Susurró mirando la luna iluminando sus ojos –Ella me odia Quinn.


Su amiga separó su cabeza y miró al semblante frío y sombrío que tenía delante.
La ojiverde pasó su brazo por el hombro de su amiga, dándole apoyo. Dándole su comprensión. Dándole su cariño.


Sabía perfectamente de quien hablaba, el amor de su mejor amiga.


-Te ama, Brittany – Murmuró Quinn acariciando lentamente el tatuaje en el cuello de su mejor amiga –Simplemente está sorprendida, está en shock.


Brittany negó con la cabeza moviendo su pierna izquierda con nerviosismo, y llevando sus dedos temblorosos a la frente.


Shock.


-¿Y cuánto tiempo estará así? La espera me está matando –Protestó la rubia más alta, girándose para ver a su amiga a los ojos.


Quinn sonrió tiernamente.


-Sólo ten en cuenta que estáis destinadas a estar juntas.


Brittany miró divertida a Quinn.


-¿Desde cuando eres tan genial? –Preguntó cruzándose de brazos haciéndose la ofendida. Quinn asintió siguiéndole la corriente.
-Desde que Hanna intenta hacerse la seria.


La ojiazul soltó una gran carcajada. Si por lo que se hacía conocida Hanna, era por siempre estar risueña y enseñar su sonrisa cada día.


-Muy Bueno –Chocaron sus manos, como hacían a menudo.


Brittany miró las estrellas, cientos de ellas lucían en el precioso cielo escuro. Como un mundo paralelo en el que ella vivía. Y sí, cada puntito amarillo brillante que permanecía encima de su cabeza era hermoso. Como Santana. Sus ojos oscuros tenían ese resplandor al igual que un lucero. Su sonrisa era única, porque no existía otra igual a la de ella, era imposible.


Suspiró tranquila. Llena de paz.


-Este es un buen lugar para escribir música- Murmuró llamando la atención de su amiga –me vienen cientos de ideas a la cabeza.


Quinn se sonrojó pensando en Rachel.


-Lo es –Afirmó ella completamente de acuerdo - ¿Escribes canciones?


Brittany asintió. Tenía muchas canciones en una carpeta que tenía en casa.


La ojiverde no se sorprendía. Su amiga tenía un don para la música.


-A Marley le gustaba la música –Dijo Brittany completamente seria –Incluso le enseñé a bailar, y ella me enseñó su canción. A ella también le gustaba escribir.


Quinn sintió como un escalofrío recorría su espalda.


La voz de Brittany estaba llena de sentimientos.


-¿Te gustaría cantarla?-Preguntó Quinn con un hilo de voz.


Brittany se frotó los brazos. Empezaba a hacer fresco.


-¿Cantar qué?


Quinn se subió más el mono entrecerrando sus ojos.


-La canción de Marley, si la cantas te sentirías mejor –Brittany vio cómo su amiga titiritaba y sonrió.


Bajó su prenda naranja y se sacó su camiseta. Quedando simplemente con sujetador.
Los ojos de Quinn se quedaron en los puntos tapados en la espalda de su mejor amiga.


-Póntela pequeña, vas a coger un resfriado.


Quinn emocionada, cogió la prenda de su amiga y se la puso, para luego subir la cremallera mirándola con adoración.


La cuidaba tanto……


-Te ayudaré a coger la canción, y la cantaré contigo si quieres, incluso bailaré –Brittany tomó la mano de Quinn y la entrelazó con la suya.
-Tienes que pedirle la canción a la enana de Berry – Recordó Brittany anotando con su mano – Discutirás con ella, gritaréis…..Puede ser que hasta os peguéis, oh eso es emocionante, quiero verlo Quinn, ¡Quiero verlo! –Quinn se acostó encima de su amiga, disfrutando de las estrellas y de la luna.
-Britt, me gusta Rachel –Susurró en el pecho de Brittany – Me gusta.


La rubia sonrió besando la frente de su amiga. Quinn la abrazó con más fuerza.


-Lo sé, babeas cada vez que hablas de ella, más de lo normal –Alzó sus hombros soltando una pequeña risa.


Quinn cerró los ojos disfrutando del momento.


Brittany le recordaba a sus hermanas. Ese cariño. Ese amor. Ese respecto.


Eses ojos. Ese reflejo en sus ojos.


Simplemente, Brittany.


-Quinn, si sigues así acabarás enamorándote de mí, querida.


Quinn golpeó con fuerza el estómago de la mujer que tenía debajo. Brittany se retorció riéndose con fuerza y libertad. La pierna izquierda de la ojiverde se enredó en la cintura de la ojiazul.


Cualquiera que las viera pensaría que eran pareja.


-Podría decirte lo mismo, Britt.


La rubia más alta acarició el pelo de su amiga.


-Para mí la única mujer en mi vida es Santana.


Quinn sonrió tragando suavemente saliva, con sus mejillas rojizas, con su cuerpo caliente y con buena temperatura.


Brittany era tan dulce.


-Lo sé – Susurró haciendo sonreír a su mejor amiga.


El reflejo de la luna iluminaba sus cuerpos unidos. Su amistad era tan verdadera. Tan real. Única y especial.


Como ellas.


-Bueno, ¿Cómo le quitaremos la canción a la mejor amiga de Blancanieves? –Quinn se levantó de la figura de su amiga, pegándole en la cabeza varias veces.
-¡No puedes pasar tanto tiempo con Santana, se te están pegando sus tonterías! –La ojiverde siguió golpeando la cabeza de su amiga, quien la paró cogiéndole ambas manos.


Brittany sonrió.


-Vale era broma, le pides tú la canción y de paso os liáis y esas cosas, tu cuerpo necesita marcha Quinn, marcha de la buena, ya me entiendes –Le lanzó un codazo a su amiga moviendo sus cejas.


La ojiverde se ruborizó.


-Ese vocabulario Brittany –Murmuró apoyando su barbilla en la palma de la mano –Ese vocabulario.


Brittany se levantó de repente del suelo, asustando a la otra.


La ojiazul a veces era demasiado…..como decirlo……extraña.


-Vamos a coger la canción, ahora –Quinn miró a su amiga de arriba abajo.


La ojiverde se levantó completamente cansada, caminando en silencio detrás de su compañera. Brittany tenía la espalda algo encorvada.


-Brittany no me vas a convencer para ir coger ahora esa canción, a esta hora de la noche –La ojiazul se giró mirándola divertida.


-A primera hora de la mañana, lo haremos sí o sí.


Quinn se cruzó de brazos parando su caminata.


-No voy a hacerlo Brittany, no quiero y no lo hago.


Brittany alzó su ceja.


-¿Segura?


Quinn abrió la boca con confusión.


-Claro, no voy y punto.


La alta Pierce llevó sus manos a la cadera.


-¿Punto?


La rubia de ojazos verdes asintió.


-¿Y la coma dónde te quedó? –Quinn rodó los ojos por la broma de su amiga –Te vienes conmigo y ya, no hay más que hablar.


Los nervios de la ojiverde se saltaron.


-Britt que no quiero joder, no me puedes obligar.
 



  5 HORAS  DESPUÉS




-No me puedo creer que me hallas manipulado de esta manera –Susurró Quinn sacando la camiseta de su amiga y tirándosela a la cara.


La ojiverde quedó simplemente en unos bóxer negros al igual que su sujetador. Su abdomen estaba demasiado marcado, sus piernas eran puro músculo al igual que sus brazos. Aunque no le ganaba ni en broma a Brittany.


-Quinn, me estás provocando –Murmuró sacando un desodorante rosa y echándoselo debajo de los brazos. En el rostro pálido de la ojiverde apareció una sonrisa.


Brittany sacó su mono quedando igual que su mejor amiga.


Era tan……


-Woah –Susurró sorprendida la ojiverde con sus ojos cavados en el abdomen de la mujer en frente suya. Cada vez que la veía sin ropa se sorprendía. Cada vez más. Era como una modelo profesional, o incluso, mejor.
-¿Qué?-Preguntó Brittany mirándola confundida.


Quinn parpadeó varias veces.


-¿Qué? ¿Enserio? ¿Te has visto? –Britt sonrió enormemente –Tienes una tableta, que un perro la confundiría con una de chocolate, chocolate blanco – La ojiazul rodó los ojos – Nunca mejor dicho.


Brittany soltó una pequeña risa.


-No toda mi vida he estado así Quinn, hasta los catorce era una simple niña delgada y alta –Recordó la rubia más grande cerrando su taquilla –Luego me convertí en esto –Señaló su estómago y brazos.


Quinn dispersó aceite en su cuerpo, empezando por sus hombros hasta sus piernas. Parecía una croqueta humana.


-¿Y por qué ese cambio? –La ojiazul se cruzó de brazos apoyando su hombro en la taquilla, mirando fijamente a su amiga. Su pierna derecha, se entrelazaba con la otra.


Su perfecto cuerpo estaba dispuesto. Solo un sujetador negro y un bóxer blanco permanecían en ella.


-Era una de las niñas más débiles, y todo el mundo se metía conmigo.


Las pupilas de Quinn se dilataron.


¿Brittany?


¿Débil?


Los músculos de los brazos de Britt se tensaron.


-Me anoté a un gimnasio, empecé a practicar boxeo, corría tres horas diarias, asique cambié completamente –Quinn sonrió con tristeza –Cambié físicamente y mentalmente. Me volví más fuerte, dura, incluso más furiosa y cabrona. Nadie se atrevía a hablarme.


Brittany alzó sus hombros.


-Hasta ahora.


Quinn rascó su nuca, aún con sus manos resbaladizas.


-Que sepas que si no fuera porque me gusta Rachel, y bueno tú tienes loca Santana, me echaría a tus brazos.


Brittany rió lanzándole su camiseta a la cara de su amiga.


-¡Vamos Brittany! ¡Nuestros hijos serían hermosos! Altos, rubios, con ojos azules o verdes, delgados………Como sacados de una película.


Quinn se fue acercando a Brittany abriendo sus brazos.


-No te acerques Quinnie, estás toda pegajosa –Advirtió señalándola con el dedo –Ni un paso más Fabray, ahí quieta.


La divertida ojiverde abrazó fuertemente a su amiga, manchándola. Brittany reía haciendo fuerza para librarse de los brazos de su amiga.


-Vamos Britt, casémonos, Hanna puede ser la madrina de nuestros seis hijos.
Brittany se hizo la sorprendida.


-¿Seis?- Murmuró abrazando con más fuerza la cintura de su amiga.


Quinn mordió su labio para evitar reírse.


-Tienes razón, son muy pocos, siete, siete es mejor.


Brittany besó la frente de su gran amiga. Esta sonrió.


-Serás una gran madre, querida – Quinn rió echando su cabeza hacia atrás –Empecemos ahora, Fabray junior nacerá pronto.


Se miraron fijamente, un par de segundos, para luego soltar una gran risa, recogida por los oídos de la otra. Por la mejilla de Quinn bajó una lágrima repleta de diversión y felicidad.


Eses momentos con Brittany eran únicos.


Pero entonces, unas voces se hicieron presentes.


-No he dormido nada, a las tres de la mañana se me calló la almohada, luego tenía calor, más tarde frío…….Perdí mis calcetines calientes de invierno y tuve los pies congelados…….


Era ella: Rachel.


La castaña acompañada de su gran amiga, Santana, entraron en las duchas encontrándose con los amores de sus vidas, ambas solo con ropa interior y abrazadas. El champú de Rachel calló al suelo.


Quinn se separó de Brittany, aun agarrando su hombro entre su puño, con una sonrisa burlista en su rostro.


-Hola nenas –Brittany clavó sus ojos en los oscuros de Santana, que la miraban fijamente. Estaba tan hermosa con su pelo negro largo y bien peinado……


Rachel miró detalladamente el cuerpo de la ojiverde.


-Hola, buenorra.


Santana le lanzó un codazo, sacándola de su trance.


-Hola Quinn, Quinn, es lo que acabo de decir –Murmuró mirando a su amiga completamente roja.


Brittany sonrió mirando a la mujer de su vida, que ponía un mechón de su pelo detrás de la oreja. En los ojos azules de Pierce, apareció un brillo especial.


-Estáis muy guapas – Quinn soltó sorprendiendo a su amiga de ojos claros.
Santana sintió como en el centro de su cuerpo, se formaba un enorme calor.


Brittany con sujetador y bóxer. Con un aceite en su cuerpo.


Madre mía….


-Vosotras más, enserio tan…. –Rachel soltó un quejido por culpa del pisotón de su queridísima amiguita.


Brittany miraba a Santana, sin apartar un segundo sus ojos de la cara perfecta de la que era, su novia.


Quinn rió llamando la atención de la perdida Pierce.


-Estábamos hablando –Explicó la ojiverde mirando el perfil de su mejor amiga –En nuestro futuro.


Brittany negó con la cabeza empujando en cuerpo de Quinn lejos del suyo.


-Quinn, querida, por qué no le dices a Rachel lo bien que sabes hacer ese truco de magia que haces siempre, ese de sacar la monea de la oreja, si la moneda que ya está vieja y sucia……


Quinn pegó el brazo de Brittany.


-No digas nada, ¡Un mago nunca rebela su secreto!


La ojiazul soltó una risa apoyando su mano en su fuerte cadera.


-Quinn hazlo, la sorprenderás – Murmuró Brittany acercándose a las dos mujeres sorprendidas, y cogiendo el champú de Rachel que permanecía en el suelo.


La ojiazul olió la tapa.


-De vainilla, me gusta.


Se lo tendió a la castaña, con su fuerte cuerpo a centímetros del suyo.


-G-gracias.


Santana le lanzó una mirada asesina a su amiga.


-¡Quinn enséñale el truco, ahora! –La morena empujó a Rachel, apartándola de la rubia de ojos claros.


Brittany tragó saliva poniéndose al lado de Santana.


-Hacen una buena pareja –Murmuró la rubia alta viendo como su amiga acariciaba la oreja de Rachel con ternura y delicadeza – Quinn es muy buena mujer, la cuidará perfectamente.


El pelo de los brazos de la latina se erizó. Su voz, tan firme y fuerte como siempre….
Santana observó con atención los labios entreabiertos de su compañera.


-Rachel es muy buena mujer, también.


Brittany sonrió, sin mirar a la morena de su lado.


-Lo sé.


Los ojos azules y marrones oscuro se conectaron, unos segundos que parecieron horas. Incluso días.


Brittany suspiró fuertemente.


Santana aclaró su garganta.


-Te ves bien –Murmuró la latina con una sonrisa coqueta –Más que nada porque te dedicas a abrazar amigas media desnuda.


Brittany notó los celos de Santana en su voz.


-No cualquiera amiga, ¿Sabes? –La morena miró a la rubia que le robaba el aliento – Contigo lo hacía completamente desnuda.


Y eso llevó a Santana a la locura, si por ella fuera se bajaría los pantalones y le dejaría a Brittany hacerla suya. Le daba igual Rachel, le daba igual Quinn. Necesitaba a la rubia ahora. Con mucha necesidad.


Necesitaba sus labios.


Sus caricias.


Sus miradas.


-Brittany, déjalo.


La rubia sonrió.


-Nos vemos más tarde Santana.


Salió por la puerta dejando a una confundida y excitada Santana. Ella veía como su amiga Rachel y Quinn tonteaban y reían juntas, y sintió envidia. Quería estar así otra vez con Brittany. Sin importarle el resto de la gente, el resto de las miradas. Solo su Brittany y ella. Su Brittany.


La puerta se abrió de nuevo.


Santana se enrojeció al ver a mujer de sus pensamientos.


-Me he olvidado el mono – Santana ahogó una gran risa –No puedo caminar así por toda la cárcel –Brittany tapaba su pecho con sus brazos cruzados.


La rubia tenía una sonrisa graciosa en su cara, intentando contagiar a Santana.


-Es evidente.


Brittany tragó saliva intentando no reírse.


-Sí, lo es.


Cogió su peto naranja y se lo puso, bajo la mirada de Santana en los puntos de su espalda. Estaban curando. Poco a poco.


Como su mano.


-Bueno, adiós Santana.


Se miraron por última vez, como dos quinceañeras en una fiesta de fin de curso apunto de despedirse, ambas sabiendo que estaban locas la una por la otra.


Se sonrieron.


-Adiós.


Y entonces Brittany, aprovechó para coger la canción de la que era su amiga.


Entró a la celda de Rachel, encontrándose con una pequeña habitación perfumada y con unas cortinas rosas tapando los cristales sucios.


Rodó los ojos viendo el cojín bordeado con el nombre de Rachel.


-¿Dónde estará?


Abrió los cajones de la pequeña cómoda de la celda, removió un poco; sin éxito.
Nada.


-Enana Berry, ¿Si yo fuera un papel donde me escondería? –Frotó su barbilla para luego sonreír perversamente – En el pantalón trasero de Santana.


Rió por un momento, para luego mirar en la cama de Rachel.


Sacó el cojín, y allí estaba: Una libreta.


La metió en el bolsillo de su mono, y antes de salir, miró para que nadie la viera.


Atravesó los pasillos silbando a cada paso.


Plan en marcha.
 


 



Brittany 


En otras palabras, Quinn era inútil. O eso o tenía dos piernas iguales; difícil de creer. Pegaba una y otra vez la cabeza de Hanna, como si la quisiera volver más tonta aún. ¿Qué coño….? Hanna era perfecta tal como era.


Ashley sobaba su frente una y otra vez. Un pequeño descanso, y luego una y otra vez. El sudor recorría su cara, gota a gota; llevábamos una hora bailando y cantando sin parar.


Megan no se podía levantar, un punto en su cadera.


Yo las miraba a cada una de ellas, y no me lo podía creer. ¡Eran un saco de patatas podridas, por favor! Una tirada en un lado, otra sentada en otro…….Mi abuela se movía más. Más.


-Quinn –La llamé, pero ella no me escuchaba. Se estaba peleando con Hanna, por no variar. Cada día, reñían dos horas. O eso o nada –Quinn –Mi voz esta vez era más fuerte y ruda –Quinn –Nada. Mi paciencia se había terminado -¡Quinn, la madre que te parió!


Me miró como si acabara de ver a un fantasma, soltando la cabeza de mi pequeña Hanna, que estaba toda roja.


-¿Por qué gritas? Te escucho igual Brittany.


Apreté mis puños, y sentí coma la vena de mi cuello sobresalía. Además porque Ashley me miraba como si en cualquier momento sacara de mi espalda un cuchillo y empezara a matar.


-Levanta el culo del suelo y baila, ahora.


Ella bufó completamente cansada, y se levantó con ayuda de Paula, que vagaba como una media muerta por aquí.


Érica tocaba el piano cantando en voz baja.


-Quinn es importante, lo sabes perfectamente, y mañana es la reunión familiar y no tenemos tiempo, y menos si estáis como morsas que acaban de comer y llegará mañana y n-


Quinn se giró hacia Belinda.


-¿Al final tu hermana viene? ¡Hace años que no la veo! ¿Cuántos años tiene? ¿Veinte? La última vez fue en la excursión a Londres, oh dios, ella durmió en la misma habitación que yo y rompimos la cama.


Belinda se atragantó con el agua que estaba bebiendo.


-¿Qué? –Preguntó horrorizada.


Quinn negó con la cabeza.


-Ella saltó con tanta fuerza en la cama que se rompió, ¡Estúpida!


Estaba pensando si meterle la guitarra en la boca y su cabeza. Me estaba poniendo de los nervios.


-¡Quinn Fabray, te quieres callar la maldita boca que tienes!


Ella borró su sonrisa y tragó saliva.


-S-si yo solo…..Su hermana estaba tan buena –Susurró lamiéndose sus labios –Ese culo, ese cuerpo… Sus tetas…….jejejejeje – Rió perversamente.


Yo hice una mueca de asco.


Quinn parecía un viejo salido.


-¿A ti no te gustaba Rachel?


Ella me miró confundida.


-Sí, claro que me gusta, ¿Y…?


Alcé una ceja.


-¿Qué mierda estás hablando de su hermana? –Grité señalando a Belinda que estaba cruzada de brazos mirando a Quinn.


Megan se reía por la bajo.


-¡Estás hablando de mi hermana!


Quinn negó con la cabeza, asustada.


-Lo sé, lo sé. Tu hermana……Tu hermana es muy hermosa –Murmuró alzando sus manos- Créeme muy hermosa.


Me llevé las manos a la cabeza. No aguantaba a Quinn por veces.


-Be, vamos déjala con sus….sus….sus pensamientos de chino gravando una porno y eso, tenemos que ensayar.


Toqué palmas, sonriendo emocionada, porque realmente lo estaba, y la música sonó. Su canción. Nosotras le habíamos puesto el ritmo, la melodía. Todo.


Con todo nuestro amor y cariño.


Miré a Hanna que estaba a mi lado, para sonreír de lado.


A todo el mundo le encantaría.


-¡Uno, dos, tres! –Grité ando inicio al baile.


Quinn nos miraba sentada desde el suelo.


-¡Cuatro, cinco, seis! –Alzó la voz ella para luego echarse a reír.


Corrí hacia ella y me tiré encima de su cuerpo. Ella se quejó debajo de mi figura. Pataleaba, intentaba empujarme. ¿Era tan penosa?


Y sin más, le hice cosquillas.


-¡Brittany Pierce por la alma de tu madre que te dio la vida, déjame respirar tranquila y profundamente! – Sus risas y carcajadas eran las más graciosas que otra cualquiera. Como ella, que era la mejor amiga del mundo.


Hanna se tiró encima de mí, aplastando aún más a Quinn, que ahora fingía llorar.


-¡Me voy a morir, me estáis matando! ¿Por qué me odiáis tanto? ¡Soy buena con todo el mundo! ¿Por qué me pasa esto?


Hanna abrazando mi cuello, acercó su boca a mi oído.


-Puf es el karma.


Quinn escuchó a Hanna, y le pegó en la cabeza. Otra vez.


-¡Me duele Quinn, para!


No paró, incluso un puñetazo calló en mi cara.


Y así era como nosotras ensayábamos.


Muy Muy Muy…….duro.


Esto iba a ser un desastre.




 
 




Era el día, las reuniones familiares.


Santana López, hoy resaltaba más que nunca. Su vestido azul corto con unos simples tirantes que abrazaban a su cuello, y unas sandalias color cobre lucía en ella, haciéndola ver más hermosa de lo que ya era.


Su pelo estaba ondulado, con algunos tirabuzones cayendo poco a poco por su pecho, al igual que su espalda. Poco maquillaje en su cara, el suficiente, sus labios tenían un brillo sutil, y sus ojos tenían una pequeña raya negra.


Perfecta.


Estaba nerviosa, se reuniría con toda su familia, y podría disfrutar con ella un día entero. Comiendo, hablando, jugando, riendo. Sonreír verdaderamente. Un día como los que tenía antes, un corriente. Estaba ansiosa.


Vería a su prima Jéssica, oh su pequeña niña, que ahora no sería tan pequeña. Su Alejandra, su Emily, sus dos grandullones Abel y Carlos. Sus padres.


Todos.


Conocería personalmente a la novia de su prima, y eso significaba presentarse con la hermana de su novia. “Ex novia, ella es mi ex novia”- Pensaba Santana mirándose al espejo. “Hoy no pensarás en ella, si no mandarás este día a la mierda”.


Pero la idea de los padres de Brittany, sus hermanas, sus abuelos pasó por su cabeza. No la asustó, todo lo contrario. Quería hacerlo, llegar y simplemente decir que era ella la novia de su Brittany Pierce. La dueña de su corazón. La mujer que se había entregado a su hija en cuerpo y alma.


Sonrió a su reflejo e inspiró aire.


Intentando sacar toda esa tensión de su cuerpo.


Rachel entró en los casilleros, mirándola por el espejo.


-¿Lista, San? –Ella simplemente asintió.


Rachel la miró de arriba abajo.


-Estás preciosa Santana, preciosa.


Rachel tocó su hombro, haciendo girar a su amiga. Cara a cara. De cerca aún estaba más guapa, si era posible.


-Hoy lo pasarás genial, lo pasaremos genial –Corrigió acariciando el rostro de su amiga – Santana solo…..solo te digo que no apartes a Brittany de tu vida, quieras o no ella forma parte ahora.


Ella solo suspiró, y Rachel tomó su mano.


-¿Vamos? –Preguntó con cariño.


Santana soltó una pequeña risa, y entrelazó su mano con la de Rachel.


-Vamos.


Salieron juntas de ese lugar, juntas.


Rachel llevaba un vestido rosa, su color favorito, y unas sandalias blancas. Su pelo estaba completamente liso, estaba maquillada y bien pintada: Labios pintados de un rosa pálido, unos pocos coloretes, y una fina raya en sus ojos.


Una pulsera de diamantes posaba en su muñeca derecha, al igual que en sus orejas. A juego.


Eran como dos estrellas en el cielo. Deslumbraban más que unas.


Sus correspondientes familias, estaban en el salón de actos. Donde Brittany había reunido a la gente.


La familia Pierce, la familia Fabray, la familia López, la familia Berry, la familia Rose que a pesar de todo habían decidido asistir.


La familia de cada una de las rubias. La familia de cada una de las morenas.


Solo esa gente.


Era una sorpresa de Brittany.


Entraron en la gran sala, y vieron como sus familiares se encontraban allí. 


Esperándolas. Como siempre.


Santana se emocionó al instante.


-¡San! –Gritó Jéssica soltando la mano de su novia y acercándose corriendo a su prima favorita. Su hermana. Santana caminó hacia ella, y sin más, se abrazaron con fuerza, con necesidad. Con firmeza.


La morena mayor levantó a su pequeña entre sus brazos alzándola, riendo entre ellas. Rachel se acercó a sus padres y su hermano, haciendo lo mismo. Su hermano pequeño, Kurt, lloró en su hombro.


-Ay mi pequeña estrellita, mírate que hermosa que estás, ¡No quiero llorar que estoy perfecto tal como estoy! ¡No quiero llorar! ¡No quiero llorar dije! –Rachel sonrió llorando. Su hermano nunca cambiaría -¡No llores, no llores!


Los padres de Rachel y Kurt, los abrazaron uniéndose en un abrazo colectivo.


-Paso, paso –Se escuchó en la sala –Paso, dejar paso –Santana rió limpiándose los ojos. Sabía de quien se trataba – Dejar paso he dicho, tanta gente es mala, paso.


Y cuando Santana vio a su abuelo, con su traje azul marino y su camisa blanca sonrió soltando un gemido, su abuelo solo se ponía esa ropa para ocasiones especiales. Su pelo estaba engominado peinado hacia un lado, sus ojos marrones llamaban la atención. Grandes y brillantes.


Martín, así se llamaba.


-¡Abuelo! –Gritó abriendo sus brazos.


El viejo de gran altura se aproximó a su nieta favorita con sus zapatos de charol resonando en el suelo. Su gran sonrisa permanecía en su morena cara.


-¡Santanita la madre del cordero! ¡Ven a mis brazos condenada de buena madre!- La morena se rió con fuerza entrelazando sus brazos en el cuello de su abuelito. 

Aspiró su olor, su perfume, ese perfume caro comprado en París hace unos cuantos años.


Santana cerró los ojos, disfrutando del momento.


Lo quería tanto, era la mejor persona.


-Abuelo, te he extrañado tanto –Susurró enterrando su cara en el pecho de él – Tanto, tanto, tanto abuelo, te he extrañado tanto.


Martín tragó saliva, evitando llorar.


-Ay Santanita hija mía, te quiero mucho amor mío – Besó su pelo con delicadeza-Me alegra ver que estás bien y no te ha pasado nada.


Sonrió y se separó de su nieta, acogiendo su cara entre sus manos.


-Eres la princesa de mis ojitos, lo eres –Recalcó cada palabra besando su mejilla.
Santana mordió su labio.
-Vamos a sentarnos.


Entre abrazos y besos, se sentaron en las butacas, unos cerca de otros. Risas y bromas, caricias y sonrisas, esperaron a que las luces se apagaran. Quedando a oscuras. Como un cine.


El telón se abrió, y los ojos de Santana se abrieron al máximo.


Allí estaba la mujer que intentaba evitar.


La familia de Brittany empezó a gritar, una y otra vez.


La alta Pierce sonrió llevando su boca al micrófono.


-Buenos días, espero que estén pasando un buen momento – Habló con una sonrisa tímida en sus labios.


Jéssica que estaba al lado de Santana, se abanicó con la mano.


-Está muy buena –Murmuró –Muy buena.


Brittany llevaba un pantalón negro, una camisa blanca de manga corta, parecida a la del día del baile, y unas converse blancas. Los músculos de sus brazos sobresalían de la camisa.


Tan provocadora.


Santana se removió en su asiento nerviosa.


-Ten en cuenta que tu novia está presente –Susurró aguantando sus celos.


Jéssica era más guapa que ella.


-Es su hermana, no le importa.


No le importa. No le importa.


Pedazo novia, aunque Brittany, Brittany era mejor.


Quinn apareció por un lado del escenario, llamando la atención de los padres de Quinn. Irónico.


-Es muy guapa –Susurró Kurt –Con esos ojos tan bonitos.


Eso era cierto, tenía unos ojos preciosos.


Y sin más, Brittany sonrió mirando a su amiga.


-Esta es Quinn por cierto, y sí, está soltera –Brittany alzó sus hombros sacándole importancia – Puedes fijarte en cualquiera menos en mis hermanas –Señaló con su dedo índice –Son sagradas y muy buenas para ti.


Se escucharon unas risas, incluso Santana sonreía.


-¿Y puedo fijarme en Sant-..?



Brittany tapó la boca de Quinn.


-Santa Claus –Interrumpió. Santana abrió los ojos, ¿Hablaba de ella? Obvio que hablaba de ella.
-Habla de ti Santana –Susurró Mercedes en su oído.


Ella intentó no sonreír.


-Cállate Quinn, no empecemos, quieres que hable de la chica que te gusta, ¿Cierto? Oh sí, te está cayendo la baba, ¡Ponte un babero! –Brittany se giró hacia Quinn con el ceño fruncido.


Se escuchó la risa de Sarah, la hermana de la alta Pierce.


-Cállate, esa camisa te sienta demasiado mal –Bufó pasando su mano por el borde de los botones de su pecho.


-No me queda mal, tienes envidia que es otra cosa- Contestó completamente indignada. Santana la miraba completamente hipnotizada.


Y esta vez, Hanna de la nada apareció completamente cabreada.


-¡Dejar de discutir joder, que os está escuchando todo el mundo!


 Santana miró a la madre de Brittany, rubia de ojos azules, con labios apetecibles y delgados. Alta y delgada, y sus brazos eran fuertes. Lo eran. Era realmente guapa, y por un momento Santana sintió envidia.


Una mujer de cuarenta años era más hermosa que ella.


Y su sonrisa era impresionante.


-Yo……yo solo…….. –Quinn miró a Brittany y luego a Hanna.
-Empezó ella –Quinn abrió sus ojos al máximo.


Brittany miró de nuevo a los pares y pares de ojos que la miraban.


-Queremos cantar una canción, que fue escrita por Rachel y-y bueno….y….Marley –Brittany cogió con más fuerza el micrófono en sus manos – Me sentiría muy bien cantándola, porque yo sabía que……que a Marley le gustaba….Me lo dijo y por eso…..Esto es para ella –Aclaró su garganta mirando a ese par de ojos marrones café, que la miraban con un brillo especial – Y para sus amigas.


Los ojos de Rachel se llenaron de lágrimas.


Los señores Rose sonrieron emocionados a esa muchachita que había salvado la vida de su hija. Ellos no tenían ningún rencor hacia ella, todo lo contrario, sentían afecto.


 Agradecimiento.


Brittany acomodó su pantalón negro, y asintió mirando a la rubia de su izquierda.
Y en menos de un segundo, la melodía invadía su alma y corazón.
 
Quinn se acomodó a su lado, apretando su hombro. Se miraron, y entonces, se sonrieron como hermanas; porque lo eran.


Realmente lo eran.


Se sentaron, una cerca de la otra en un taburete, y acercaron cada una el micrófono a su cara. Era la hora.
 
Era todo o nada.




 
Heart beats fast / El corazón late rápido, 
Colors anyd promises / Colores y promesas
How to be brave / ¿Cómo ser valiente?
how can I love when I'm afraid to fall / ¿Cómo puedo amar si tengo miedo a caer?


Brittany cantó tocando suavemente la guitarra que tenía entre sus brazos. Érica se encontraba sentada en el piano, mientras el resto de las rubias hacían los coros.


But watching you stand alone / Pero viéndote sola,
all of my doubt suddenly goes away somehow / Todas mis dudas de alguna manera desaparecen.


Santana miró como la mujer que ella amaba cantaba y se expresaba delante de todos. Dejando sus miedos atrás. Y de alguna manera, era como si esa canción fuera dedicada para ella. Solo para ella.

One step closer / Un paso más cerca.
 
Sus ojos azules miraron a la multitud buscando algo, buscándola a ella.

I have died everyday waiting for you / He muerto todos los días esperándote.
Darling don't be afraid I have loved you / Querida, no tengas miedo de que te haya querido
For a thousand years /Durante mil años.
I'll love you for a thousand more / Y te amaré por mil años más.


Brittany encontró la mirada oscura, y sonrió, con lágrimas en sus ojos. La amaría toda una vida, y aún eso, se le quedaba corto. Santana bajó la mirada completamente emocionada.



 Y entonces, Quinn comenzó a cantar.


Time stands still /El tiempo permanence detenido
Beauty in all she is / Belleza en todo lo que ella es
I will be brave / Seré valiente
I will not let anything take away / No dejaré que nadie se lleve
What's standing in front of me / Lo que está delante de mí
Every breath / Cada respiración
Every hour has come to this / Cada hora que ha llegado a esto
One step closer / Un paso más cerca.
 
Las dos amigas se miraron, dándose fuerzas la una a la otra para seguir.


I have died everyday waiting for you / He muerto cada día esperándote
Darling don't be afraid I have loved you / Querida, no tengas miedo de que te haya querido
For a thousand years / Por mil años
I'll love you for a thousand more / Y te querré por mil años más.
 
Santana derramó una lágrima, que fue recogida por el dedo pulgar de su prima, quien al momento la miró.  Ella llorando, llorando porque no podía creer lo tanto que amaba a esa rubia de ojos azules, esa rubia que hizo por ella todo, esa rubia, que sería suya, hasta que la vida lo permitiera.
 
And all along I believed I would find you / Y todo el tiempo creí que te encontraría
Time has brought your heart to me / El tiempo ha traído tu corazón hasta mí
I have loved you for a thousand years / Te he querido durante mil años.
I'll love you for a thousand more / Y te querré por mil años más
 
Quinn cantó para Rachel, guiñándole un ojo. Kurt abrió sus ojos azulados a lo máximo, abanicándose con su mano. Pedazo de mujer que tenía su hermana.

One step closer /Un paso más cerca


Entonó la ojiazul, con su voz entrecortada. Santana estaba llorando.

One step closer/Un paso más cerca.


Finalizó la canción la hermosa Fabray, acariciando el hombro de su mejor amiga.

Las morenas se levantaron de sus asientos, aplaudiendo con todas sus fuerzas. Los padres de Marley lloraban, junto con las señoras López y Pierce. Había sido tan emotivo, tan significante. Tan hermoso. Santana lloraba completamente orgullosa de Brittany que ahora se encontraba de pie, agarrando con una mano su guitarra y con la otra acariciando el pelo de Quinn. Y entonces como si en cámara lenta fuera, Santana pudo visualizar a Marley en una esquina del escenario, cruzada de brazos como siempre, con su mono naranja llamando la atención. La piel de sus brazos se erizó, Jesús…….¿Era realmente Marley? La castaña de ojos azules encontró la mirada penetrante de su mejor amiga, y le sonrió, susurrando un “Te amaré por mil años, López” Miró por última vez a la sonriente Brittany, y poco a poco, se marchó. Con su paso tranquilo y relajante. Dejando a Santana destrozada, más aún.
 
 
¿Qué había sido eso? ¿Qué?
 
 
Rachel la abrazó con fuerza, como si pudiera comprenderla.
 
 
-Ha sido hermoso San, ¿No lo crees? –La morena solo pudo asentir.
 
 
Se encontraba en la peor de sus pesadillas. Ver a su amiga pero no poder tocarla y hablar con ella. Esa fue la última vez.
 
 
-Gracias a todos ustedes por quedaros a escuchar y ver esta pequeña actuación, ahora ya pueden salir al campo para comer y esas cosas, gracias –Brittany habló con Quinn en su espalda.
 
 
Se fueron levantando, saliendo uno a uno.
 
 
Riendo y charlando. Sonriendo.
 
 
Como nunca antes.
 
 
En el campo, sentados juntos, se encontraban las familias Pierce, López, Fabray y Berry. En total, como unas casi cien personas, debido a que habían asistido todos los tíos, tías, abuelos, abuelas…….De las chicas.
 
 
La familia López y Pierce, estaba unida. Ángela Pierce y Jéssica López, eran pareja.
La familia Fabray y Pierce, tenían una compañía juntos, y la familia Berry, era uno de sus socios.
 
 
Dichoso destino.
 
 
Santana se encontraba hablando con Kitty Fabray, la hermana de Quinn,  Helena Pierce, hermana de Brittany y Rachel.
 
 
-De hecho Quinn, creo que nunca ha tenido una pareja estable –Murmuró Kitty llevando un trozo de empanada a su boca –Es muy mujeriega, asique estamos esperando a que encuentre la chica adecuada para que la “dome” como dice mi padre.
 
 
Rachel miró a la preciosa rubia, para luego seguir comiendo su plato con patatas fritas. Su hermano Kurt, la observaba divertido, pero sin decir nada.
 
 
Helena Pierce sonrió.
 
 
-Lo mismo pensamos nosotros con mi hermana – Dijo con sus mejillas rojas y sus dientes blancos descubiertos –Ella es muy buena aunque siempre se la pase seria y de mal humor, en el fondo es tierna.
 
 
Y Santana dejó de masticar su croqueta….
 
 
 
Santana.
 
 
 
Como siempre, ella tenía que estar en cada conversación. Y bueno, teniendo en cuenta que era su hermana la que hablaba, y que se le notaba que la amaba, porque le caía la baba nada más pensar en ella, era normal.
 
 
A mí también me pasaba lo mismo.
 
 
Pero mierda, hoy no quería pensar en ella, ya lo haría otro día.
 
 
Otro día. Eso era, otro día.
 
 
Joder, no sería capaz de hacerlo ni en la otra vida.
 
 
-¿Y nunca tuvo novia, Helena? –Preguntó Kitty bebiendo un sorbo de zumo de piña. Alcé una ceja, ¿A ella que le importaba? ¡Era una mocosa!
 
 
La más pequeña de los Pierce, negó con la cabeza.
 
 
-Oficialmente, no.
 
 
Por mi cabeza pasó el día de la guerra de comida, cuando ella me dijo que quería conocer a mis padres, y presentarse como Brittany Pierce, novia de Santana López. Sí, ella quería decir su nombre completo.
 
 
Y la idea de ser la chica “especial” me encantó.
 
 
-Qué raro, ella es muy guapa y atractiva –Murmuró mirando a los ojos a la hermana de Brittany - ¿Y su nombre, cómo es?
 
 
¡No te interesa, lagarta!
 
 
Fíjate en otra hermana de Helena, tiene tres más, ¿Por qué solo tienes ojos para Brittany, a ver?
 
 
Mastiqué con fuerza la comida que tenía en mi boca.
 
 
-No se lo dice a nadie –Explicó la pequeña Pierce –Desde que entró en este sitio, ella quiere conocerse simplemente como B.
 
 
Pero yo lo sé, yo lo sé, yo lo sé….
 
 
Jódete estúpida Fabray, ella me ama, y a ti ni si quiera te conoce.
 
 
Un punto para mí, cero para ti.
 
 
-B, puede ser de bonita –Rió Kitty haciendo sonreír a Sarah, la otra hermana de Brittany, que se había sentado al lado de su hermana Helena.
 
 
Oh que……
 
 
¡Bonita, suelo puedo llamarla yo!
 
 
Mi cabeza estaba a punto de estallar. Necesitaba a mi prima ahora.
 
 
-O de burra –Suspiró Sarah – Aquí hay muchas chicas hermosas, ¿Y no se ha fijado en ninguna? Arg ella es tonta.
 
 
Sonreí victoriosa.
 
 
Se había fijado en mí, ala chínchate Fabray, jajajaja.
 
 
Los ojos averdados de Helena me miraron.
 
 
-Asique tú eres Santana –Sonrió  ganando mi atención – Nos presentaron antes, ¿Recuerdas? Además tu prima Jess no para de hablar de ti.
 
 
Asentí besando sus dos mejillas, si eso es Kitty me estoy ganando a mi cuñada, ¿Tú en cambio qué haces? Hablando como una guarra de su hermana, ¡Salida de mierda!
 
 
Y vale, Helena olía como Brittany.
 
 
-Eres muy guapa, ¿Cuántos años tienes?
 
 
Aclaré mi garganta algo sonrojada.
 
 
-Diecinueve, cumplo veinte en octubre.
 
 
Sarah mirándome sin pestañear, llevó un trozo de jamón a su boca.
 
 
Sus ojos azules eran increíbles, y sus pestañas eran largas y rubias.
 
 
-Vaya, mi hermana cumplió los veinte en Abril.
 
 
Lo sabía. Fue la noche del baile.
 
 
La noche que hicimos el amor.
 
 
Sonreí al recordar sus caricias y sus besos sobre mi piel.
 
 
-¿Ah sí?
 
 
Rachel me miró divertida.
 
 
-Sí, ya es algo vieja.
 
 
¿Vieja? Oh vamos Helena, tú no la has visto bien.
 
 
Ni de broma la has visto bien. Ella es como un ángel en todos los sentidos.
Sus ojos, su pelo, su cuerpo.
 
 
Toda ella.
 
 
-Lo dudo mucho –Murmuré mirando de reojo a Kitty –Ella se cuida bastante bien, por lo que veo y escucho.
 
 
Y entonces llegó Alejandra, junto con Ángela y Jéssica de la mano, y ambas se sentaron a mi lado. Éramos como una gran familia, apartando a Kitty.
 
 
Le sonreí a ambas.
 
 
-¿Qué tal chicas? – Alejandra apoyó su cabeza en mi pierna medio desnuda, y masticó la uva que tenía en su boca.
 
 
Acaricié su pelo castaño.
 
 
Ella tenía una sonrisa casi igualita a la mía.
 
 
-Este sitio me gusta, está lleno de pasillos y puertas, es como un laberinto.
¿Laberinto? Es el peor lugar que una persona puede pisar.
 
 
Está lleno de violencia, de golpes, de masacre, de drogas, de violaciones. Tatuajes.
 
 
Si tuviera la oportunidad, saldría de este lugar corriendo dejando todo atrás, menos Brittany. Bueno, eso ya lo vería….
 
 
-No sabes bien como es este lugar Ale, no lo sabes.
 
 
Cerró sus ojos dejándose llevar por mis caricias. Besé su frente con cariño y suspiré.
 
Esto era vida, la familia lo cambiaba todo.
 
 
Sugar cargaba en su brazo a su sobrino de dos años, Kevin. Morenito con ojitos grandes y castaños, mofletes como los de una ardilla y rojos, y piernecitas gorditas y preciosas.
 
 
Se veía adorable con él en brazos.
 
 
-Te queda bien Sugar –Alcé la voz ganándome su atención. Ella rodó los ojos -¿Cuándo te animas por uno?
 
 
Ella rió sarcásticamente e hizo una cara graciosa para Kevin. Él alzó sus manos contento y divertido.
 
 
Me imaginé tener un hijo rubio de ojos azules, con algunas pequitas en su cara y labios delgados y bonitos. Me sonrojé. Maldita sea, no iba a pensar en Brittany hoy….
 
 
-Venga, ¿Lo intentamos? –Me preguntó Sugar con un tono de voz coqueto.
 
 
Mi hermana, desde mi pierna, me miró alzando una ceja.
 
 
Aguanté la risa.
 
 
-No esperemos a mañana, hoy mismo –Kevin soltó una fuerte carcajada haciendo embobar a Sugar. No era de extrañar, su único sobrinito….
 
 
Alejandra aclaró su garganta.
 
 
-¿Ella….ella es….tú….?
 
 
No la dejé terminar.
 
 
Negué varias veces con la cabeza.
 
 
-No, no, no….Ella es una muy buena amiga mía, eso es todo.
 
 
Soltó un bufido, y volvió a cerrar los ojos. Creí que eso sería todo por hoy, oh vamos, joder, que confundida estaba.
 
 
Frunció su ceño confundida.
 
 
-¿Tienes novia? –Preguntó mi hermana pequeña, con una de sus cejas alzadas. 
 
 
Joder….Ya empezamos…….
 
 
-No Alejandra, no tengo novia.
 
 
Mi prima me miró divertida, mientras metía otra uva en la boca de su novia. La hermana de Brittany.
 
 
Mierda, la he nombrado otra vez…….
 
 
Jéssica me guiñó su precioso ojo.
 
 
-Vamos San, que no te creo… ¿Dónde está esa rubia tan cañón de la que hablabas? –Tapé su boca rápidamente, y la hermana de Brit…De esa rubia de ojos azules, Sarah sonrió orgullosa.
 
 
En los ojos de Helena, apareció un brillo especial.
 
 
-¿Mi hermana?
 
 
Helena esperaba mi respuesta ansiosa.
 
 
Joder para la niña. No hay quien la engañe.
Me sonrojé comiendo otro trozo de pollo.
 
 
-No, no es tu hermana.
 
 
Y como en las telenovelas argentinas, de la nada aparecieron ocho rubias, cada una con distintos colores de ojos, distintas alturas, distintos gustos.
 
 
Kitty sonrió, y supe perfectamente que ella estaba.
Y sí.
 
 
Brittany apareció con unos vaqueros ajustados, unas Martins azul marinas, y una camisa vaquera con algunos botones sueltos. Madre mía….
 
 
Mis pechos se endurecieron y mi entrepierna se mojó completamente.
 
 
El agua que tenía en mi mano cayó encima de mi vestido.
 
 
Quinn caminaba al lado izquierdo de ella, Hanna al derecho. Las demás más atrás, serias y sin una pizca de alegría en su cara.
 
 
Daban miedo. Pero excitaban más que otra cosa.
 
 
-¿Es esa? –Pregunta Alejandra con una sonrisa coqueta –Está muy buena.
 
 
Kitty la miró y asintió rápidamente.
 
 
Si no fuera mi hermana la mataría….
 
 
-¡Ese vocabulario, Alejandra! –Golpeé su hombro. ¡No podía hablar así de la mujer que me gustaba!
 
 
Y sabía que sus ojos me observaban, porque un escalofrío recorrió mi columna vertebral. Varias veces. Giré mi cabeza poco a poco, y la vi más cerca de nosotras. De mí.
 
 
Brittany se acercó, mirándome fijamente.
 
 
Acabé de sonrojarme por completo.
 
 
-No era mi hermana….-Murmuró Sarah antes de acercarse a su hermana y abrazarla.
Brittany la recibió en sus brazos completamente emocionada, apretándola contra su cuerpo. Helena, y Ángela que estaba besando el cuello de Jéssica, se levantaron y se unieron al abrazo. Anne no tardó mucho en hacerlo.
 
 
Los padres de ellas miraban la escena conmovidos.
 
 
Las cinco hermanas se sonrieron, para luego besarse entre ellas.
 
 
Sonreí, porque Brittany a pesar de no ser la mayor de las cinco, era la más alta y la más corpulenta. Y sinceramente, la más guapa.
 
 
La madre de Brittany aprovechó para sacar una foto.
 
 
-¡Mamá que no somos niñas! –Reprochó Helena haciendo un puchero.
 
 
Sarah rió apoyando su cabeza en el hombro de……ella.
 
 
-¡Tú cállate que eres la más pequeña de todas! –Advirtió Esther acercándose a Britt y tomándola por las mejillas, robándole varios besos.
 
 
Ella rodó los ojos.
 
 
Era tan jodidamente dulce.
 
 
-Mamá me haces daño –Susurró la ojiazul poniendo cara de pena –Me vas a dejar la cara roja.
 
 
Todos estallaron en una fuerte carcajada, yo la miré con dulzura, como siempre acostumbraba a hacerlo. Su madre la abrazó con fuerza, y ella hizo lo mismo.
 
 
Un momento bastante emotivo para ver.
 
 
Y en un abrir de cerrar de ojos, ella se encontraba sentada en frente mía, rodeada de sus hermanas y sus dos primas, Laura y Nati.
 
 
-¡Estás más delgada! –Gritó Anne tocándole con el dedo varias veces su estómago- Es como piedra, todo duro.
 
 
Brittany soltó una carcajada llevando una cereza a su boquita. Acariciándola con la lengua, saboreándola con los labios, mordiéndola con los dientes. Oh dios, necesitaba ser esa cereza. Necesitaba sentir su cuerpo con el mío. ¡Ahora!
 
 
-Me llamo Kitty por cierto, soy hermana de Quinn –Sonrió tendiéndole la mano, Brittany asintió intentando ser amable.
 
 
Chocaron sus manos, en un apretón suave.
 
 
La mandíbula de Kitty pareció caer al suelo, y yo detalladamente vigilé para ver si la encontraba. No para dársela, si no para tirarla a la basura.
 
 
Hija de la gran perra llena de pulgas.
 
 
Y de nuevo, sus ojos azules encontraron los míos, siempre con la misma sensación. No me cansaba de verla, de adorarla. Cada vez era mejor.
 
 
-Estás preciosa Santana –Murmuró mirando mi vestido azul con atención – Como siempre, claro.
 
 
Abrí la boca para decir algo, pero no salió nada.
Pero sentí como mis mejillas quemaban.
 
 
-¿Os conocéis? –Kitty preguntó con un toque de asquerosidad en su voz.
 
 
Brittany no dejó de mirarme.
 
 
Como marcando territorio.
 
 
-Sí, más que eso.
 
 
En mi interior, era como si miles de plumas acariciaran mi estómago, sin poder parar. Así me sentía siempre con ella.
 
 
Y cuando me besaba……Oh vaya….
 
 
Solo, no tenía palabras.
 
 
De reojo pude percibir como Rachel sonreía.
 
 
-¿Y tú nombre cuál es? –Kitty volvió a acosarla con preguntas.
 
 
Se puso seria, rígida. Claramente, tensa. Y por un momento temí a que toda la felicidad que ella había sentido se esfumara por culpa de esa rubia de ojos verdes, que por cierto, no se parecía en nada a Quinn. Tenía que aprender muchas cosas de ella. Como miles.
 
 
Helena acarició su brazo de arriba abajo, y sí, su cuerpo se relajó algo más.
 
 
Suspiré tranquila: No le iba a pegar.
 
 
-¿De hecho, por qué no se lo preguntas a Santana? –Murmuró mirando con necesidad mis labios. Mierda, por favor, no me hagas esto….
 
 
Alejandra levantó como un rayo la cabeza de mis rodillas, mirándome asombrada. Como si le hubiera contado algo que no era de este planeta. Jéssica, sonrió orgullosa.
 
 
 ¡Oh vamos! ¡Era lo que ella quería desde un principio!
 
 
Helena tragó saliva, siendo incapaz de procesar esa información. Sarah alzó ambas cejas, porque seguro que no podía creérselo.
 
 
¡Yo tampoco me creía lo que Brittany había dicho!
 
 
Kitty me fulminó con la mirada.
 
 
¡Oh joder, que te follen! ¡Con eso te ha dejado claro que me prefiera a mí, vete a meterte en las bragas de otra!
 
 
-¿Santana? –Preguntó Brittany -¿Puedes acompañarme un momento? Quiero enseñarte algo.
 
 
¿Qué? Oh vamos.
 
 
No sabía qué hacer, porque fuera lo que fuera, me iba a encantar. Fuera lo que fuera, me importaría una mierda mi familia y me encerraría con ella en alguna parte.
 
 
Se levantó, y me tendió su mano grande.
 
 
Mis piernas no respondían, ese era uno de los problemas.
 
 
Tragó saliva acercándose a mí, como si fuera una tentación, y oh claro, claro que la era. Cogió mi mano temblorosa y me ayudó a levantarme, sentí como cientos de pares de ojos me miraban, y los más divertidos, los de Jéssica y Rachel.
 
 
¡Tú vete con Quinn, y dile a su hermana que pare de ligar con Brittany! Quise gritárselo a ella, pero no fui capaz.
 
 
Y ahora, me encontraba en brazos de mi ojiazul, que me observaba desde arriba intentando buscar mis ojos. Yo miraba por su hombro, como mi madre sonreía junto con mi abuela y la madre de Brittany. Cuchicheando.
 
 
¡Qué vergüenza!
 
 
Fijé mis ojos en los suyos y tragué saliva.
 
 
“Vámonos” –Susurré.
 
 
Me repente me sentí arrastrada por su cuerpo, sus botas chocaban con la baldosa de los pasillos, poniéndome más nerviosa. Su pelo rebotada contra su espalda, una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez……Era como una hermosa cascada.
 
 
Sus piernas parecían bailar.
 
 
Era delgada, lo era, pero era perfecta.
 
 
No cambiaría nada.
 
 
Cruzamos por un pasillo completamente a oscuras, y apreté con más fuerza su mano. La luz iluminó mi cara, se parecía a un pasillo de un hospital, nunca antes había pisado este lugar. Soltó con delicadeza mi mano, y se apoyó en la pared.
 
 
-¿Todavía me quieres?
 
 
Parpadeé confundida.
 
 
Oh mierda….
 
 
-Brittany…..Basta.
 
 
Quise marcharme, pero ella cogió mi mano con fuerza y firmeza, no dejarme moverme. El bello de mi nuca se erizó, oh dios, lo sentí.
 
 
Su dedo pulgar se restregó contra mi piel.
 
 
-Contéstame, no te voy a dejar marchar.
 
 
“No te voy a dejar marchar”    “No te voy a dejar marchar”
 
 
¿Por qué lo estaba haciendo más difícil?
 
 
-Brittany no puedo dejar de quererte de un día para otro, no puedo ni soy capaz de hacerlo.
 
 
Su agarre se aflojó, pero no me soltó.
 
 
Era como si tuviera miedo de que me marchara.
 
 
Lo que ella no sabía, es que no iría a ninguna parte, mi lugar era a su lado.
 
 
-¿Me amas?
 
 
Mordí mi labio, porque no quería llorar. No quería que ella me viera hacerlo.
La luz golpeó mi cara cuando miré al techo blanco.
 
 
-¿Por qué quieres saberlo?
 
 
Suspiró en mi espalda, y sentí su aliento en mi cuello.
 
 
La necesitaba, ya. Y si ella no daba el paso, lo haría yo.
 
 
-¿Me amas? –Susurró con hilo de voz.
 
 
Quería llorar.
 
 
Y no lo aguanté más, no podía esconder mis sentimientos por ella.
 
 
Sollocé y ella volvió a apretar nuestro agarre.
 
 
-Sí, te amo.
 
 
Sabía perfectamente que estaba sonriendo, yo lo sabía todo sobre ella.
 
 
Todo. La conocía más a ella que a mí.
 
 
-¿Me amas?
 
 
Aguanté las ganas de reírme, y giré la cabeza para poder verla de reojo.
Asentí de espalda a ella.
 
 
-Sí.
 
 
Tiró de mí, y choqué con su cuerpo. Los botones de su camisa se clavaron en mi pecho, excitándome más. Tragué saliva y miré sus labios, que pedían a gritos un beso mío. Un beso, nuestro.
 
 
Vi sus dientes, y no pude más.
 
 
-Eso me llega de sobra.
 
 
Agarró mi cintura, y chocó sus labios con los míos. No me tomó por sorpresa, porque lo deseaba más que el aire, pero una vez sentirla, quería más, y más. Enredé mis brazos en su cuello, y tiré de su cabello hacia mí, para encajar perfectamente nuestras bocas.
 
 
Suspiré, cuando ella pasó sus dedos pervertidos por mis nalgas al descubierto, jugando con mi culote, provocándome cada vez más. Su lengua pidió permiso para entrar, y no lo dudé, le dejé hacerlo. Mis manos intentaron abrir su camisa, botón a botón, hasta que su abdomen quedó descubierto. Ante mí. Para mí.
 
 
Y sin hacer fuerza, me cargó subiéndome a su cadera, y yo enredé mis piernas en ella, suspirando en su boca. Mordió mi labio, tomándolo entre sus dientes. Mi cuerpo tembló ante ello.
 
 
Nos apoyó contra la pared, y sentí el frío en mi espalda. Sus labios abandonaron mi boca, para devorar mi cuello, mordiéndolo, chupándolo, lambiéndolo. Estaba en las nubes.
 
 
Abrió la cremallera de mi vestido, y lo dejó caer, quedando entre nosotras. Mis pechos estaban tapados por un sujetador rojo, de encaje. Volvió a besarme, y yo apreté con más fuerza su cadera con mis piernas. La amaba, con todo mi ser, y sí, dolía.
 
 
Su mirada, recorrió mi cuerpo, como si fuera la primera vez que me observaba.
 
 
-Mis labios te agradecen esto –Susurró mirándome a los ojos. Su mirada quemaba. Quemaba.
 
 
Acaricié su mano que tenía una delgada venda, y lo recordé todo.
 
 
-Britt….tu mano….
 
 
Besó mi mejilla con delicadeza.
 
 
-Mi mano también te lo agradece.
 
 
Reí en su oído, y ella sonrió con sus mejillas tintadas de un rojo fresa.
 
 
Me besó de nuevo, con mucha más pasión, con mucho más deseo.  Sacó por fin mi vestido, quedando solo con ropa interior y sandalias, que no tardaron en caer al suelo. Sus manos pasearon por mi cuerpo, su tacto era caliente, era como un volcán. Impresionante.
 
 
Sabía que cualquiera nos podía ver, que nos podían castigar, que estábamos expuestas a todo el mundo. Pero me daba igual. Ella era la única que me importaba. Siempre.
 
 
-¿Quieres hacerlo? –Susurró dejando un beso castro en mis labios.
 
 
Aunque fuera en el peor lugar de este mundo.
 
 
 
-Contigo eternamente.
 
 
Sin soltarme de sus caderas, sacó su camisa acomodándola en el suelo, para luego acostarnos en el suelo a ambas, mi espalda reposada en su camisa. Siempre pensando en mi bienestar.
 
 
Llevé mis manos al broche de su pantalón, abriendo la cremallera. La prenda voló por los aires, cayendo en sabe dios donde. Apreté su duro trasero entre mis manos, sin despegar nuestros labios en ningún momento. Escuché el ruido de nuestras bocas sincronizándose, y esa era lo que más me gustaba.
 
 
Con cuidado, pasé mis uñas por su espalda, teniendo cuidado donde tocaba. Ella acarició mi pelo, con sus dedos temblorosos, y su aliento chocando con mi cara, ella me quería. Lo sabía. Presionó su pelvis contra mi centro, y gemí fuertemente.
 
 
La necesitaba. Ahora.
 
 
 *******************************************************************
 
 
-Oh la madre del cordero –Susurró Anne tapándole los ojos a su hermana pequeña Helena. Alejandra intentaba ver, pero estaba agarrada por su padre.
 
 
Jéssica miró a su novia que tenía la boca abierta.
 
 
-Ya aprenderás tú, ¿No? –Murmuró dándole un sutil codazo, la chica Pierce la miró con el ceño fruncido –Era broma, era broma.
 
 
Rachel se sonrojó al ver como una de sus mejores amigas se besaba casi completamente desnuda, con la hermosa Pierce que se encontraba encima de ella, también casi desnuda.
 
 
-Y después decían que no tenían nada –Protestó Sarah mirando como su hermana iba bajando sus labios por los pechos de Santana –Esas miradas furtivas lo decían todo.
 
 
Santana soltó un fuerte gemido, agarrando la cara de Brittany para besarla de nuevo. Los codos de la rubia estaban a cada de la cabeza de su amante.
 
 
-Vámonos, dejarlas solas –Ordenó Quinn empujando a su hermana Kitty por el pasillo –Qué manera tan especial de contar su relación.
 
 
Emily sonrió con sus mejillas rojas.
 
 
-Que nombre tan bonito, Brittany –Murmuró ganándose un golpe de Alejandra.
 
 
Sarah rascó su cabeza con el ceño fruncido.
 
 
-Ya tiene novia, ¿Contenta Helena?
 
 
La rubia sonrió dando unos saltitos por el pasillo.
 
 
-Santana no se librará de una charla – Dijo el señor López agarrando la mano de su esposa - ¿Desde cuándo hace eso en los pasillos de un lugar público?
 
 
Andrea alzó una ceja.
 
 
-Te quiero recordar que tú y yo lo hicimos en un ascensor con apenas di-
 
 
Manuel aclaró su garganta.
 
 
-Lo que he dicho, no sé librará de una charla.
 
 
 
******************************************************************
 
 


Santana
 
 
 
 
Sus dedos ágiles recorrían la orilla de mis braguitas, jugando con el encaje, besando mi ombligo con delicadeza y ternura. No pude evitar acariciar sus hombros desnudos.
 
 
Cerré mis ojos cuando mi ropa interior cayó al suelo, junto con su sujetador.
Yo estaba completamente desnuda, expuesta para ella.
 
 
Estaba nerviosa, y no entendía por qué. Habíamos hecho esto toda la noche del baile, toda. Sin apenas un descansito. Asique, yo era suya. Me encontraba acostumbrada a que sus manos me tocaran a su gusto, pero siempre pensando en mí.
 
 
Sin embargo, yo nunca la toqué profundamente.
 
 
Solo se dedicaba a complacerme, mientras ella, me miraba. Besándome la barbilla, acariciándome las mejillas, jugando con mi pelo.
 
 
Y dios, la amaba tanto.
 
 
Bajé con mis tobillos su bóxer azul celeste, y cuando sentí su centro húmedo chocando con el mío me agarré con fuerza a su espalda. Nuestros estómagos estaban en contacto, siempre, al igual que nuestros labios.
 
 
-Brittany, por favor, hazme el amor.
 
 
Besó el óvulo de mi oreja, tomándolo entre sus dientes.
 
 
-Haré lo que tú quieras que haga, princesa.
 
 
Princesa. Era su princesa.
 
 
Su mano derecha bajó por mi vientre, hasta encontrarse con mi empapado centro. Jugó con mis paredes vaginales, con mi clítoris, una y otra vez. Eché la cabeza hacia atrás soltando un gran gemido. Dios mío, no podía más. Estaba en mi paraíso, que era ella. Eternamente ella.
 
 
Su lengua entró en mi boca, haciéndome gemir de nuevo.
 
 
Y sí, sus dedos entraron en mi interior, provocando una ola de calor en mí. Tuve la necesidad de abrazarme a sus hombros, porque no podía más. Sentía que no podía más. Dentro, fuera, dentro, fuera…..Más rápido, más rápido, más rápido………
 
 
Ella ahora movía sus caderas para hacer mejor fricción.
 
 
Su cara estaba bañada en sudor, al igual que la mía.
 
 
-M-Me voy…….Me voy……..!Oh dios Britt!
 
 
Mordió mi pezón, metiéndolo en su boca y saboreándolo. Se endurecieron al instante. Ambos. Era impresionante la manera en que ella hacía el amor, la manera en que ella demostraba su amor.
 
 
Sentí su sonrisa en mi cuello.
 
 
-No, no lo hagas.
 
 
Sacó sus dedos, llevándolos a su boca. Y vale, eso era lo más sexy que había visto en mi vida. La mujer que yo amaba, probando mi sabor.
 
 
Cerró los ojos disfrutando. Y yo jadeé en busca de su calor.
 
 
-Eres exquisita, Santana.
 
 
Ella también lo era, y un día lo averiguaría por mi propia cuenta.
 
 
Y cuando pensé que habría terminado, me obligó a abrir más las piernas, encontrándome con el centro de su espectacular cuerpo. Ella estaba más que mojada, yo también. Nos fundimos más que al instante.
 
 
Se movía encima de mí, interpretando un baile que desde el primer momento que lo hizo, se había vuelto en mi favorito. Intenté seguirle el ritmo, pero no podía. Estaba tan, tan, tan encantada. Sentía que podía explotar en cualquier momento, y lo haría contenta. Sus manos acariciaron mis brazos que permanecían enredados en su cuello, sus labios besaron los míos, otra vez. Aun así, necesitaba más. A ella. Nunca tendría suficiente. Nunca.
 
 
Grité fuerza, llegando al éxtasis, y ella gimió en mi oído.
 
 
Y eso me hizo perder la razón, escuchar sus gemidos, sentir sus caricias, sentir sus miradas, sentir sus ojos, sentir miles de sensaciones gracias a ella.
 
 
-Mírame, por favor, necesito que me mires.
 
 
Abrí mis ojos, encontrándome con su mirada azul más oscura de lo normal. Sonrió, y yo mordí mi labio, acariciando su cara, y besó mi mano sin dejar de moverse. Y así, las dos, juntas, nos corrimos. A la vez.
 
 
Como siempre.
 
 
Y mis gritos resonaron en todo el pasillo.
 
 
Me abracé aún más a su cuerpo, cuando se desplomó encima de mí.
 
 
Sintiendo el olor de su pelo, en mis fosas nasales. Umm….
 
 
-Si tus padres vieran esto me odiarían para toda la vida –Susurró en mi oreja.
 
 
Yo reí, pasando mis uñas por su clavícula.
 
 
-Es una buena manera, de entrar de lleno en la familia.
 
 
Asintió mordiendo su labio, mirándome fijamente.
 
 
-Te echado tanto de menos San…….- Su voz estaba entrecortada –Imaginarme una vida sin ti no tiene sentido, no vale la pena….Yo…. – Sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas –Quiero formar una familia contigo, casarnos y tener nuestra propia casa, nuestra historia juntas.
 
 
Mis pupilas se dilataron.
 
 
Vaya……
 
 
 
 
 *******************************************************************
 
Espero que os haya gustado este capítulo, creo que es uno de los más grandes que he escrito, y espero que lo disfrutéis. Agradecer vuestros comentarios, y todas las personas que leen la historia, por perder su tiempo en ella.
 
 
Dar la bienvenida a mi amiga Vicky, y felicitarla por su increíble historia, que me estoy poniendo al día con ella ya que no pude leerla esta semana. Os la recomiendo, es genial.
 
 
Cuidaros mucho, y por favor, ¡Desearme suerte que empiezo el cole!    Argg voy a llorar yo quería seguir en mi casita, durmiendo hasta las tantas e ir a la  playa…..Jo……   .Bueno, no os aburro más.
 
 
 Saludos desde Galicia, muchos abrazos y saludos. BESITOS DE NUTELLA. Y para Vicky, BESITOS DE NOCILLA BLANCA.  
 
 
 
Os quiere: Nerea.
 
 

Wooow muy bueno al fin se reconciliaron muy buena demostracion de que son pareja jeje suerte actualiza pronto

holap,..

me encantaron los capítulos,...
me encanto la canción y la reunión de todos los familiares,... me gusto que no le condenaran a britt por lo de marley!!!
mmm conociendo a los suegros,... linda forma de entrar a la filia de cada una,...!!!!
kitty se jodio y ya le quedo claro que san y britt son novias de nuevo!!!!
hooo quiero ver la cara de todos cuando aparezcan las chicas y que le van a decir jajajajaj momento incomodo!!!!

nos vemos!!!

PD: suerte en scohol,... es el karma de todos jajajaja,... actualiza cuando puedas!!!!

Hola que buen capitulo me encanto especialmente el reencuentro y la inocencia de Britt, exitos en el cole!!!!
Saludos

Wanky! Tierno, hermoso. . Que mas puedo decir cuando ya me tienes comprada con tu ff???

Es una pena lo de Marley, pero me alegro que todo se haya aclarado :) nada mas lindo que cantarán esa cancion ♥♥

Si, creo que San & Britt pasarán un "vergonzoso" momento cuando el Sr Lopez les diga algo xD & sus amigas de pillinas mirando todo xD

Aah! Me alegro de que todo esté bien :)

Suerte con el cole...
Saludos!

OMG lo he amado!! Si que esta hermoso, Britt es tan... perfecta!! Y joder santana tan tierna... gracias ame el capitulo :3

no dire mucho, solo PERFECTO!

que excelente cap por dios me encanto, pero encerio las vio toda la flia???? que verguenza jajaja y esa cancion me hizo llorar por favor!! besitos encantada vuelve prontoo!!

ADELANTOS CAP-15

*Avances 1*

Jéssica se cruzó de brazos.

-La bronca que te va echar tu padre –Advirtió a Santana. Yo fruncí el ceño, ¿Por qué haría eso? –Te la has cargado pero bien, bien San, de qué manera…. –Sus ojos se clavaron en mi cara –Y tú, pedazo manera de presentarte, enhorabuena.

Alcé una ceja, pero poco a poco, mi cara cambió por completo.

“Pedazo manera de presentarte”

-“Si tus padres vieran esto me odiarían para toda la vida”.

Oh virgen Santa…..Mierda, mierda, mierda…….

Mis temblorosas manos, permanecieron en mi frente sudada. Aún sudada.


*Avances 2*

Entonces, él sonrió.

-El placer es mío, Brittany.

Su mano apretó la mía con fuerza, mirándome con burla.

-¿Nerviosa? Oh vamos, no lo estés, de hecho me caes bien eres buena en la cama al igual que yo.

La madre de Santana, escupió el poco vino que le quedaba en su copa.

Solté una risa devolviendo el apretón a Manuel.

-¡Papá! –Gritó mi morena -¡No digas esas cosas!

La observé una y otra vez, sin cortarme un pelo.

Porque ahora era mía, y podía decírselo a todo el mundo.

Pero no por mucho tiempo….


*Avances 3*

Ella se giró, para dejar ver sus ojos oscuros cristalinos. Tragué saliva, soltándome del agarre de mi tío. Porque este era el comienzo del pequeño final, que sería definitivo. Mierda.

Santana negó con la cabeza señalándome.

-Me estás mintiendo Brittany, lo sé –Murmuró limpiando una lágrima que había caído en sus labios. Quise acercarme, pero dolía.

Mi ceja tembló.

-Me trasladan a la prisión del norte Santana, por lo ocurrido con….con….con…con lo de….Marley.

Y entonces lágrimas cayeron por su cara, una y otra vez, y me sentí la peor persona de este mundo. Le estaba haciendo daño, de nuevo. Sus mejillas se tornaron rojas, mientras sus ojos se hinchaban. Ella se estaba destrozando delante de mí, algo que siempre detestaba.

Acaricié su mejilla, mojándome la palma de la mano.

-Te amo Santana.

Y sin más, caminé sin mirarla de nuevo.


*Avances 4*

-Sé que prometí casarme contigo algún día –Susurré con la voz entrecortada. Ella cerró sus ojos al sentir mis caricias –Pero no puedo atarte a mí, cuando no estaré a tu lado, no puedo hacer eso.

Sus párpados se apretaron, y entonces agarró con más fuerza mi camisa entre sus manos. Apretándola. Como si quisiera arrancarla.

Tuve que pedirle al mismísimo Dios que me ayudara.

Lágrimas suyas cayeron en mi ropa.

-Britt…..por favor…..no……Te perdí una vez…. No quiero hacerlo de nuevo.

Negué con la cabeza.

-Tú nunca me perdiste Santana, nunca.

Y así, abrió sus ojos, y……no…. ¿Por qué hacía esto más difícil?

Mordió su labio inferior, bajando su cabeza.

Miré a mi padre, y él comprendió todo.

Era el momento.


*************************************************************************


Subiré el cap pronto, gracias por leer y por vuestros geniales comentarios que me ayudan y apoyan a escribir siempre. Sé que todo sería genial así tal como estaba, Santana y Brittany juntas, pero todo irá bien, no todo será malo creerme. Solo darme paciencia y confiar en mí. Espero que todo os valla bien, saludos y abrazos desde galicia. BESITOS DE NUTELLA Y PARA MI AMIGA VICKY BESITOS DE NOCILLA BLANCA.

OS QUIERE: Nerea

Que cruel!

Y ahora debo esperar hasta que actualices? :( buuu!

Pff! Confiare en ti :) solo porque no pones mucho drama :D

Hasta pronto :*

me encantaron los avances,...
joder quiero ya en capitulo!!!!

nos vemos!!!

Que cruel eres me dejaste :O no tardes, confio en ti :D pero por lo que mas quieras no tardes te lo suplico, es que es tan ajsnxnzjskowqoa *-*

Hola espero que vuelvas pronto!!!!
Saludos

ENCARCELADAS CAP-15

*Brittany*

La miro, una y otra vez, mientras se cubre esos perfectos pechos suyos, que hace unos minutos, habían estado una y otra vez en mis labios. Ella era pequeña, tan pequeña, delgada y para mí, delicada. Era la más hermosa de las perlas. Su espalda color canela, estaba expuesta a mis ojos azules, asique la observé, una y otra vez, porque era mía. Mía. Eso significaba, que me pertenecía. Abrochó su vestido azul, calzando sus sandalias color cobre, acomodando su pelo. Como a cámara lenta, su cabello caía a cada lado de su cabeza; Lado izquierdo, lado derecho.

Yo estaba de brazos cruzados, apoyada en la pared. Porque oh dios, ella era una preciosidad y se merecía que la gente la viera. La gente no, solo yo. Yo, Brittany Pierce. Sonreí al verla.

Mi Santana….

-¿Alguna vez te he dicho que eres hermosa? –Murmuré intentando encontrarme con sus ojos. Sus piernas morenas, largas y sin ningún defecto, tuve ganas de echarme encima de ella, otra vez.

Se giró, con una mueca divertida en su boca.

-De hecho sí, pero me gustaría escucharlo una vez más.

Me acerqué a ella, cogiendo su cintura entre mis brazos, estrechándola contra mi cuerpo. Bajé mi cabeza, para encontrarme con su aliento. Su alucinante aliento, con aroma a fresa. Impresionante. Dejé un beso castro en sus labios, pequeño pero tierno. Dulce. Como un bollo con crema.

-Eres hermosa, princesa.

Sonrió, enseñándome sus preciosos dientes, enseñándome su felicidad. Era tan risueña, tan encantadora. Tan agradable.

Nos abrazamos, con firmeza y fuerza. Sus delgados brazos rodearon mi cuello, y me sentí la persona más bendecida del planeta entero, al tenerla en mi vida.

-Deberíamos volver –Susurró. Mi piel se erizó.

Besé su hombro.

-Vamos.

Tomé su mano, acariciando sus dedos con mis labios. Llevó su brazo mi cintura, y el mío se apoyó en su cuello. Noté sus puños agarrando con fuerza mi camisa, y dejé una caricia en su pelo. Su largo y carbonado pelo.

Y sin más, apoyó su cabeza en mi hombro.

Cruzamos el pasillo oscuro, y su respiración se hizo más fuerte. Sabía perfectamente que ella tenía miedo, que estaba preocupada. Sabía de su temor a la oscuridad. En la noche, todo cambiaba. Pero raramente, conmigo se sentía tranquila. Como si nada hubiera pasado, y eso me hacía sentir especial.

Como si yo fuera especial en su vida.

Comencé a escuchar el murmullo de la gente, las risas, el ruido de los cubiertos chocando con los platos, voces de niños pequeños, pelotas chutándose, familias reunidas. Sentí como una oleada de paz invadía mi cuerpo. Amaba la compañía de mis familiares, me hacía volver a mis días de antes.

El cuerpo de Santana se relajó.

Y antes de salir al campo, soltamos nuestro agarre. Regalándonos una mirada coqueta por su parte, amorosa por la mía. Pero el problema, era que yo no la había dejado de mirar en ningún segundo mientras caminábamos, y sabía que nuestro grupo nos estaba mirando, daba igual, buscaría una excusa. Su perfil era magnífico, era……Dios no encontraba palabras para definirlo. Para definirla a ella. Me quedaba siempre corta.

Ella era la razón por la que me levantaba cada día.

Sus ojos se iluminaron, cuando vio a su prima, que era como su hermana, caminando hacia nosotras. Ahí decidí comportarme, me alejé más de mi morena.

Jéssica se cruzó de brazos.

-La bronca que te va echar tu padre –Advirtió a Santana. Yo fruncí el ceño, ¿Por qué haría eso? –Te la has cargado pero bien, bien San, de qué manera…. –Sus ojos se clavaron en mi cara –Y tú, pedazo manera de presentarte, enhorabuena.

Alcé una ceja, pero poco a poco, mi cara cambió por completo.

“Pedazo manera de presentarte”

-“Si tus padres vieran esto me odiarían para toda la vida”.

Oh virgen Santa…..Mierda, mierda, mierda…….


Mis temblorosas manos, permanecieron en mi frente sudada. Aún sudada.

Santana, parecía no comprender.

-¿Qué dices, Jess? –Susurró ella.

Mis dedos tocaron su cintura, pero sin mirarla. Mi mirada estaba clavada en el suelo. Estaba tan avergonzada……

Noté la vista oscura de Santana en mi cara.

-¿Qué pasa? –Volvió a preguntar.

Aclaré la garganta completamente asustada, ¿Y si, hacía algo…..?

-Ellos nos vieron, Santana.

Palideó.

Jéssica sonrió.

-¿Cómo….Qué…..Ellos……Vernos…….Qué?

La sonrisa de su prima me ponía realmente nerviosa.

Ella disfrutaba con esto.

-Dándole mandanga Santana, pues eso.

Sus ojitos se abrieron más, tuve ganas de besárselos, de observarlos día y noche, pero no lo hice. No sería adecuado. Para nada.

Vi como tragaba saliva, como su boca temblaba; estaba asustada.

Me recordó al día que nos dimos nuestro primer beso, cuando abrí mis párpados y ella me vigilaba llorando y con sus labios temblequeando. Era magnífico despertarse y lo primero que ver la persona que amas con toda tu alma y corazón.

-¿Cómo sucedió eso Jess? –Preguntó ella con voz fría y sin escrúpulos.

Un escalofrío recorrió mi nuca al oírla.

Mi padre siempre hacía eso cuando llegaba a casa después de un día agotador, y yo le preguntaba “Papá, ¿Qué tal el día?” y él solo decía “Cómo siempre, una gran mierda hija” con una mirada asesina y llena de odio. Con eso sabía que algo iba mal. O todo.

Miré a Jéssica con cautela.

-Te siguieron, buenos, a las dos. Creían que os íbais a pelear o algo por el estilo, ooh la sorpresa que llevaron fue impresionante –Rió negando con la cabeza –Sabía que vosotras dos teníais algo, esas miradas lo decían todo.

Lo dicen todo.

A veces las miradas son mejores que las palabras.

-¿Cómo dejaste que nos siguieran? ¡No somos niñas maldita sea! –La primera vez que le gritaba a su prima.

No me gustó que lo hiciera, porque ella no tenía la culpa.

Miraba a Jéssica, y por raro que pareciera, miraba a Santana. Eran muy parecidas para mi gusto. Demasiado.

Además, ella era la novia de mi hermana.

-San yo no tengo la culpa…..-Susurró intenando sonar segura. Yo sabía que se estaba quebrando.

A Santana eso no le importó. La rabia consumía su cuerpo y cerebro.

Soltó una risa sarcástica que provocó un dolor en mis oídos.

-Tú eres la peor –Murmuró.

Quiso acercarse a su prima con malas intenciones, lo sabía, pero yo la agarré por el antebrazo. Con fuerza y firmeza. Ella giró su cabeza para mirarme sorprendida, mi agarre era demasiado duro.

Apreté mi mandíbula, ¿Y si le había hecho daño?

-Santana tranquilízate, ¿Te estás escuchando? –Ella tiró de mi mano para que la soltara. La acerqué a mí.

Evité sonreír cuando ella miró mis labios.

-Nos vieron Britt, y ella tiene algo que ver, ahora no podré mirar a mi familia a la cara, ¿Entiendes? Y oh por dios, mi abuelo, ¡Mi abuelo Britt!- Cerró los ojos y yo quise reirme, estaba exagerando las cosas, no sería para tanto –Y tienes razón la culpa no es de ella –Señaló a su prima para luego mirarme. Sonreí orgullosa –La culpa es tuya, me provocas.

Yo provocaba a todo el mundo.

-Lo sé, pero no me digas que no te gustó……

Rió enseñando su perfecta sonrisa. Dios era la mujer más hermosa del planeta. ¿Cómo podía ser posible? Conocer a la persona dueña de tu corazón, en momentos tan desastrosos y desesperantes.

“Las mejores personas, son las que aparecen en los peores momentos”.

-Britt no empecemos.

Alcé mis manos dando un paso hacia atrás.

Ella sí que provocaba.

-Oficial, ¿Cierto? –Pregunté.

Asintió con un tinte rojo en sus mejillas.

-Cierto.

Entrelazó sus dedos con los míos, caminando hacia su sonriente madre y algo serio padre. Apreté con fuerza su mano. Tenía miedo, por primera vez en mi vida, de que alguien me hiciera daño. Que alguien me prohibiera estar con la persona que yo quería.

Nos situamos a un metro de sus padres.

-Mamá siento….siento mucho todo lo ocurrido.

Ella negó con la cabeza peinando su negro y largo pelo.

Sus ojos eran casi iguales a los de Santana.

-No sientas nada, pero para la próxima, las cosas íntimas en la intimidad hija mía, cuidado con eso, hazme el favor. No quiero volver a verte en esas fachas.

Tragué saliva. Viéndome a mí, encima de su hija de esa manera…….

-Lo tendremos en cuenta para la próxima.

“No habrá una próxima, Santana”.

La señora López esta vez me miró a mí, con entusiasmo, como si fuera un billete de 500 euros.

-Bueno, y tú eres……

La mujer que se acuesta con su hija en unos pasillos de la cárcel.
Tuve que contemplar los ojos de Santana para poder hablar. Eran como mi refugio, mi remedio. Mi claridad.

Me sonrió, y sí, estaba todo bien.

-Brittany Pierce, señora, un placer.

Le tendí mi mano pero ella bufó, para luego agarrarme por los hombros y besarme las mejillas. Estaba petrificada. El sonido de los besos en mi cara producían un ruido gracioso, haciendo reír a Santana.

-¡Ai! Que guapa eres, y esos ojos azules, ¿Cuántos años tienes?

Alejandra se mordía el labio divertida desde el hombro de su madre.

-Tengo veinte señora.

Sus ojos brillaron en su algo morena cara.

-¡Oh, no me digas eso! Parece que tienes menos, muy buen trabajo Esther tienes una hija preciosa –Mi madre me miró como si fuera su hija favorita, y bueno, en algunos casos me lo habría confesado.

La madre de Santana apretó sutilmene mis mejillas.

-Y esas pequitas, ¡Ah se me olvidaba! Cantas de maravilla, ¿Lo haces desde siempre cierto? Porque tienes una voz realmente estupenda criatura de Dios –Yo forcé una sonrisa. Cada vez apretaba más mis mofletes. Asustaba.

Alejandra golpeó el hombro de su madre.

-Mamá no la asustes.

Negué con la cabeza.

-No, no para nada, canto desde los siete años y bailo desde los cinco, es lo único que me gustaba hacer cuando era pequeña, señora.

Ella volvió a sonreir.

-¡Nada de señora! Lámame Andrea dulzura, que educada eres.

Y por fin, soltó mi cara para acariciarme el brazo. Me gustaba el hecho de que le caía bien y le gustaba, que le encantara la forma en la que yo cantaba, que le llamaran la atención mis ojos y mis pecas, que le sorprendiera la edad que tenía porque parecía más joven. Era como mi abuela.

-Encantada de conocerla, Andrea.

Esta vez le sonreí con ganas, demostrándole una de mis mejores sonrisas.

Nadie me ganaba sonriendo. Mejor dicho, nadie me ganaba el cualquier cosa.

-Ai que ricura, como me gusta la idea de que seas novia de Santana, hacéis una pareja muy bonita.

Santana dejó un beso en mi mejilla, para luego agarrar mi brazo y apoyar su cabeza en él. Me gustaban esos pequeños detalles en ella. Que le gustara estar cerca de mí.

Estar conmigo.

Pero entonces el padre de Santana, apareció delante de mis ojos. Alto, serio y fuerte. Joder….

-Hola señoritas –Murmuró. Su voz era interesante, como si guardara algo. En este caso unos insultos para mí - ¿Cansada Santana?

Ella se tensó en mi hombro, incorporándose para verlo mejor.

-Papá por favor…..

Él alzó ambas cejas.

-Sí, eso se lo decías mucho a ella también –Me señaló como si le diera pereza hacerlo. Como si le diera asco.

Andrea cogió una copa de vino y bebió un pequeño sorbo.

Entendía que me odiara por todo lo que había hecho. Lo comprendía.

-Ya basta –Protestó Santana – Vale nos pillaste teniendo sexo, ¿Y qué? Yo te vi con mamá cuando tenía ocho años, a ver que es peor.

Ver a su hija con su supuesta novia desnudas en los pasillos del peor lugar que se puede pisar. Obvio.

Andrea bebió todo el vino del vaso, para llenarlo otra vez.

Yo pellizqué el culo de Santana para que dejara de hablar.

-Auch, ¿Qué…?

Negué con la cabeza.

-Una abispa tenías –Murmuré hablando entre dientes –Señor quiero pedirle disculpas personalmente, todo ha sido culpa mía, me hago cargo de todo, pero por favor no le riña a Santana ,se lo pido – Él frunció el ceño, como diciendo “Oh, ¿La rubita puede hablar?” – Me llamo Brittany, señor. Es un placer hablar con usted, por fin. Santana me ha hablado de su maravilloso padre muchas veces.

Vale, ya estaba. Todo dicho.

Había protegido a Santana, la había defendido, me había comportado adecuadamente, me había presentado y había hecho un poco la pelota. No podía hacer más. Ahora si me mataba, moriría tranquila y despreocupada.

Aunque mi hermana Sarah comenzaría a gritar y soltar tonterías.

Entrecerré mis ojos esperando una bofetada.

Pero no.

-Llámame Manuel, ya has pasado todas las barreras.

¿Eso significaba….?

Entonces, él sonrió.

-El placer es mío, Brittany.

Su mano apretó la mía con fuerza, mirándome con burla.

-¿Nerviosa? Oh vamos, no lo estés, de hecho me caes bien eres buena en la cama al igual que yo.

La madre de Santana, escupió el poco vino que le quedaba en su copa.

Solté una risa devolviendo el apretón a Manuel.

-¡Papá! –Gritó mi morena -¡No digas esas cosas!

La observé una y otra vez, sin cortarme un pelo.

Porque ahora era mía, y podía decírselo a todo el mundo.

Pero no por mucho tiempo….

Todo se esfumaría, como el humo que desprende un cigarrillo. Primero todo claro, y luego, cada vez más irreal, casi invisible, para luego dejar de existir. Eso pasaría con nosotras.
Aguanté las lágrimas, bajando la cabeza.

Hoy era un día para estar feliz y contentos, eso era.

La mano de Santana apartando el pelo de mi cara cambió todo.

-Eh, ¿Te encuentras bien? –La miré.

No, nada bien San.

-Sí, si claro –Mentí dirigiendo la mirada a sus padres –Tienen una hija impresionante señores López, enhorabuena.

Tenían una hija, que se había convertido en lo único bueno de mi vida.

Ella era la esperanza, la necesidad, el entusiasmo, el amor, el afecto, el cariño. La amistad, la confianza, la seguridad. El corazón. El alma.

Y esto, este momento, era el mejor.

Pero como siempre, algo tenía que cambiarlo. La distancia.

Una ola de sinceridad y cruda realidad, cayó encima de mi cabeza. Mojándome de arriba abajo, totalmente. No veía por culpa del agua invadiendo mis ojos, no respiraba por el líquido ahogándome, no escuchaba.

Esto era una mierda, ¿Por qué el universo no me dejaba ser feliz?

¿Por qué?

“Las personas que más se merecen ser felices, son los que menos lo son. La vida, en general, es injusta”.

También podemos llamarlo Karma, Dios, este mundo, otro mundo, fantasmas……

Da exactamente lo mismo sinceramente, si tienes predestinado ese destino lo tendrás y punto, nada ni nadie podrá salvarte de ello.

Puedes ser bendecida o por el contrario, censurada.

O puedes tener a esa persona que te haga sentir bendecida: Ella.

-¿Está todo bien? –Susurró presionando su aliento en mi oreja.

Por favor, quédate a mi lado…..

-Sí, si, tranquila –Sonreí forzadamente, intentando sacarle importancia.

O puedes tener a esa persona que te haga sentir censurada: Él.

Sentí sus ojos azules agrisados fijos en mi cara, y con temor, como si mirando me encontrara a la peor fiera de este planeta, levanté la cabeza. A metros de mí, de brazos cruzados, con sus camisas a cuadros y su chaleco, sus pantalones negros y sus zapatos finos de vestir. Además, su pelo era rizado pero con una cantidad de gomina conveniente.

Sí. Él.

Mi padre tosió, provocándome un gran dolor en mi estómago. Como si hubiera un gran hueco. Mi padre era tan maleducado y horroroso a veces, que no sabía como tratarlo. Por suerte mi madre era completamente diferente. Cariñosa y amable, aunque la persona con la que tratara fuera todo lo contrario.

Solté el brazo de Santana.

Y cuando menos me lo esperaba, me habló desde la distancia.

-Tú y yo tenemos que hablar, ahora.

Me cogió por los cuellos de la camisa, empujándome delante de él. Por su culpa, si no habría sido por mi equilibrio, me había caído. Lo miré de reojo, furiosa. Si no se tratara de mi padre, el mismo que me había enseñado a hablar y a caminar, ahora mismo me encontraría a los golpes con él. Quise pasar completamente de lo que había sucedido, e ir de nuevo con mi familia, pero volvió a empujarme. Con mucha más fuerza. Vi como mi madre se levantaba con rapidez de su asiento.

Mis hermanas estabas asustadas.

Mi padre nunca me trataba así. Ni mi tío que me había visto en las peores situaciones, lo hacía.

Me sentí pequeña ante él, con ganas de llorar.

-No me toques –Amenacé señalándolo con mi dedo –No me amargues el día.

Yo tenía esa cualidad, estar completamente destrozada, completamente rota, pero comportarme como si nada me hubiera pasado. Levantarme a la primera y demostrarle al mundo que nada podía pararme, ¿Qué ganaba con dejar de ser yo? ¿Qué ganaba con dejar de sonreír? La infelicidad.

Sus ojos se oscurecieron. Estaba enfadado.

-¿Cómo puedes estar tan tranquila, eh? –Negó con la cabeza, como si no se creyera que la que estaba delante de sus narices, era su hija. Sólo lo había visto de esta manera con Sarah, y apenas cinco minutos.

¿De qué demonios hablaba?

-¿Qué? – Pregunté metiendo las manos en los bolsillos.

Acarició su peluda cara, con pelos rubios en ella, rascando su mano. Una y otra vez, queriendo hacerse el interesante. No lo era, asique eso no le valía para nada.

Me dio la espalda, dando pequeños golpes al césped. Oh vaya, se mancharía sus adorados zapatitos de piel. Que lástima.

-El otro día me encontraba tranquilo leyendo mi libro favorito en la sala, cuando el teléfono sonó –Su voz permanecía en el aire, y no, no veía su cara. Observé los cuadros de su camisa –Era tu tío Eduardo, diciendo que algo había sucedido –Tragué saliva mirando a mis zapatones de marca –Habías sido inocente en el caso de Marley pero……Oh vaya, algo malo tenía que haber en la historia, ¿Cierto Brittany? –Se giró con la mandíbula apretada y los brazos tensos.

Él era como la peor de las fieras.

Vigilaba a sus presas, todos sus movimientos para luego atacar.

-¿Cómo puedes estar tan tranquila? –Volvió a hacer la misma pregunta.

Intentaba apartar el dolor que sufría todos los días, para estar apenas un segundo bien, sintiéndome una persona normal. Una persona corriente.

Abrí la boca, las palabras salían solas.

-Es fácil, de hecho, aparto la mierda de todos los días para disfrutar un día con mi familia, algo que tú no eres capaz ni puedes hacer.

Pestañear, es un movimiento que realizamos sin pensar. Un acto reflejo. Y dura apenas un segundo, uno. En ese pequeño tiempo, las cosas pueden cambiar. Un accidente terrorífico de coche, una nota inesperada, unas palabras incomprensibles…….Una bofetada.

Una fuerte y dolorosa bofetada, que te marca por dentro y por fuera.

-¡No puedes hacer nada bueno! ¡Nada! ¡Dónde están todos tus sueños Brittany, esa carrera de baile, esa academia que querías abrir con tus hermanas, esas esperanzas que tenía puestas en ti! –Su voz se quebró, como un CD en mal estado.

Llevó sus manos a su pelo perfectamente peinado, destrozado.

Mi cara ardía, bombeaba.

-¡No puedes ver que estás haciendo daño a todas las personas de tu alrededor, tu madre, tus hermanas, tus abuelos, todos, toda tu familia! –Sus ojos estaba rojos, y no me gustaba lo que venía – Ahora tienes una novia Brittany, ¿No piensas en ella?

Eso lastimaba más que todos los golpes que podía recibir.

¿Mi novia? ¿Ella?

Oh dios….

-Ella es lo único en lo que pienso, lo único –Murmuré levantando mi cara, dejándole ver la acción que unos minutos había hecho –No sabes nada, nada. Estoy aquí por proteger a mi hermana, hice eso por proteger a Marley, y me tengo de ir de aquí por que quieren proteger a esta cárcel cuando yo no he hecho nada, ¡No me comprendes! –Grité con todas mis fuerzas.

Mi madre ahora estaba con mis hermanas, Andrea y Santana. Decididas a interrumpir.

-Brittany, cariño……-Dijo mi nombre, con esa dulzura de siempre. Que no hiciera eso, por favor, que no me tratara como una buena hija cuando el mundo no creía que yo fuera una buena mujer. Que no lo hiciera.

Negué con la cabeza.

-No mamá, no…..-Tomé aire, lo necesitaba – El mundo me tiene miedo, temen de que yo salga y robe sus casas, tiene miedo de que yo salga y mate a sus hijas…..!Temen de mí! Me tomaban por un ladrona, y ahora, por una asesina, ¿Qué hago? ¿Cómo sigo hacia delante? ¡Qué es lo que me espera en la vida, rejas y más rejas! ¿Eh, eso?

Y así, poco a poco, una lágrima salió de sus ojos.

No, que no llorara. ¡No maldita sea, no!

-Crees…..¿Crees que es fácil para mí, abandonar a mi familia? –Pregunté mirándolo a los ojos.

Él no respondió.

Y yo creía que vivir era fácil, y morir lo difícil. Era mentira. Duro es vivir día a día tu vida, y fácil es lo dejarte ir para siempre.

-Cres…no…no…..¿Crees que es fácil dejarla a ella? –Susurré dejándole ver mis sentimientos por la mujer que amaba –¿Crees que es fácil dejarla ir, cuando lo que yo necesitaba era tenerla a mi lado?

No. No sabía nada.

“La vida es un completo desastre y este es el secreto: Si vives, o mueres, todo depende de ti”.

Y entonces, su delicada y fina voz se escuchó.

-¿Brittany, de qué estás hablando?

Solté el aire aguantado, expulsándolo de mi cuerpo. Como si fuera veneno.

No podía mirar a Santana a la cara, no.

-De dejarte.


"Cuando las lágrimas caen por tu rostro,
Cuando pierdes algo que no puedes reemplazar,
Cuando amas a alguien pero se desperdicia,
¿Podría ser peor? "





----------------------------------------------------------------------------------------------------


Aquí está la primera parte del cap, y diréis, ¿Dónde está la otra? Vale amores, os traigo un trato. Mañana yo entraré en el foro sobre las tres o cuatro de la tarde, más o menos la hora que llego del instituto, si veo que hay entre 4-6 comentarios, tendréis la otra parte del cap, y si no hay eses comentarios, pues lo subiré el Viernes o Sábado, ¿Hacemos trato? !Solo si hay entre 4 o 5 comentarios subo!

Espero que todo os vaya bien mi gente.

Gracias a toda la gente que lee la historia, por perder su valioso tiempo en ella y por comentar, que vuestros comentarios son los que me animan a seguir escribiendo.

Muchos abrazos y saludos desde Galicia. BESITOS DE NUTELLA y para mi amiga Vicky BESITOS DE NOCILLA BLANCA (leeré tu historia hoy a la noche o mañana, ya sabes los deberes, por favor no te enfades)

OS QUIERE: Nerea

YA SABÉIS SI HAY ENTRE 4 O 6 COMENTARIOS, MAÑANA TENDRÉIS LA SIGUIENTE PARTE Y COMO REGALO.......LOS ADELANTOS DEL CAP 16.

VOSOTROS ELEGÍS.

NOS LEEMOS PRONTO AMORES

Me acabo de leer el fic, y me ha encantado, no puedo esperar a leer mas de esta historia, actualiza pronto:D