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FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 Primer15
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Mensaje por Anddy Rivera Morris Mar Jul 15, 2014 11:56 pm

No tengo palabras suficientes que puedan expresar lo maravilloso que fue este capítulo, en serio, fue tan hermoso! :')
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por Dolomiti Mar Jul 15, 2014 11:58 pm

excelente cap!!! Dios! Cuantas cosas le pasaron a britt, sin duda ella merece que le pasen todas las cosas buenas del mundo! xD Besos! Hasta la siguiente actu!
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por Dani(: Vie Jul 18, 2014 4:32 pm

monica.santander escribió:Maravilloso capitulo!!!!!
Saludos

Hola Hola!
Me alegro que te gustara y comentaras !
Saludos Y besos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 1206646864 

3:) escribió:holap demonio!!!!!!!!!!!!!

me encanta,...
me gusta que britt le de la certeza a san que esta segura con ella,... aunque san no lo crea o no lo quiera entender!!!!
me guata san que abra todo tipo de posibilidades para un conflicto,.. por es seguro que va a seguir su relaciona con britt,...
dios cuando estén juntas va a arder el infierno y se colapsa!!!!,...  jajajajajaj

nos vemos!!

PD; a estas alturas entre un demonio y un ángel caído si es como miss lopez,.... voy saltando contenta y feliz al infierno,... noooo para,...  para,... LA ESPERAMOS AYA JAJAJAJAJAJ

Hola Demonio :P
exactamente C: y jajajajajaj ese infierno va ser una fiesta jajaja

PD: JAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJA me voy con toda la gana para ese infierno con tal de ver a ese demonio :P  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 1215408055 

Saludos y besos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 918367557 

Anddy Rivera Morris escribió:
No tengo palabras suficientes que puedan expresar lo maravilloso que fue este capítulo, en serio, fue tan hermoso! :')

Hola Hola!
Me alegro que te gustara en serio C: y que comentaras :P
Saludos Y besos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 918367557 

Dolomiti escribió:excelente cap!!! Dios! Cuantas cosas le pasaron a britt, sin duda ella merece que le pasen todas las cosas buenas del mundo! xD Besos! Hasta la siguiente actu!

Hola Hola!
Pobre britt tiene una historia que te dire jajaja pero ahi le llego san :P
Saludos y besos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 1206646864 

Hola Hola! Chicas en unas horas actualizo sino en la noche pero de fijo hoy
PERDON POR EL RETRASO
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por dani_lcastrejon Sáb Jul 19, 2014 12:50 am

Uh hola *3* acabo de leer el capítulo e.e me ha gustado mucho, van progresando, se ve un avance entre ellas y es bueno, me encanta!
Apenas leo un capítulo y veo que actualizarás hoy, grandioso! Ya estoy impaciente.
Hasta luego
dani_lcastrejon
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por monica.santander Sáb Jul 19, 2014 1:41 am

Hola!!!
Espero que puedas actualizar prontito!!
Saludos
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por Dani(: Sáb Jul 19, 2014 1:50 am

Capítulo 19


Brittany se despertó a la mañana siguiente con el sonido del agua de la ducha estaba tratando de entender cómo podía estar la ducha en marcha mientras ella seguía en la cama, cuando el sonido se interrumpió y, poco después, una mujer mediana y de pelo negro apareció envuelta en una toalla pequeña de color lila Britt abrió mucho los ojos y se cubrió la boca con la mano—Buenos días —saludó Santana, sujetándose la toalla con una mano mientras cogía su ropa con la otra. Ella la estaba mirando fijamente. Y no precisamente a la cara.

Santana acababa de salir de su ducha y tenía el pelo mojado y muy despeinado. Se le veían gotas de agua en los hombros y en los pechos, el contorno de las líneas de tendones, músculos y venas, simétricas y equilibradas, configuraban unas proporciones dignas de un ideal de belleza. Las líneas clásicas de aquel cuerpo dejarían sin aliento a cualquiera Britt acababa de pasar la noche con la dueña de ese cuerpo en su cama, y ella la había abrazado y jugado con su pelo. Y ese cuerpo iba unido a una mente brillante y a un alma profunda y apasionada permanecía con la mirada clavada en su físico y las palabras «semidiosa marina» revolotearon por su conciencia Santana sonrió—He dicho buenos días, Susan.

Ella cerró la boca de golpe—Buenos días.

Ella se acercó y se inclinó para darle un beso suave con los labios entreabiertos. Unas cuantas gotas de agua la salpicaron y la sábana las absorbió— ¿Has dormido bien?— Ella asintió lentamente, demasiado sofocada para hablar—No eres muy habladora de buena mañana —bromeó ella, incorporándose con una sonrisilla en los labios.

— ¡Estás casi desnuda!

—Es verdad. ¿Preferirías que acabara de desnudarme del todo? —preguntó, moviendo la toalla provocativamente alrededor de sus pechos—Britt casi se muere de la impresión—Estoy bromeando, cariño—Volvió a besarla con el cejo fruncido. Y, al recordar lo que le había contado la noche anterior, se alejó de ella cautelosamente—Me había olvidado de lo que te pasó en San Luis cuando eras pequeña. Siento haber salido así del baño. Lo he hecho sin darme cuenta.

Ella la miró de arriba abajo, admirándola en silencio, y la tranquilizó con una sonrisa—No pasa nada. Es que... eres impresionante. Se te ve contenta.

Ella le devolvió la sonrisa—Dormir a tu lado me sienta bien. ¿Puedo prepararte el desayuno?
—Sí, claro. Pero ya sabes que no tengo cocina.

—Soy una mujer de recursos.

La sonrisa de Santana era tan cálida que hizo que Britt se olvidara de las carencias de su apartamento justo antes de que la puerta del baño se cerrara tras Santana, Britt pudo disfrutar del espectáculo de un perfecto glúteo, cuando Santana dejó caer la toalla al suelo, dejándola a ella boqueando como un pez la noche siguiente, cuando Lucy regresó de su escapada romántica con Aarón, revisó su buzón de voz tras llamar en seguida a su padre, telefoneó a Santana y le dejó un mensaje «¿Qué demonios pasa, Santana? ¿Qué le has hecho a Britt? Sólo ha desaparecido una vez en su vida, cuando su ex la humilló de un modo espantoso. Así que, repito, ¿qué demonios le has hecho? ¡Como tenga que ir yo allí para enterarme, será peor! Llámame» Por cierto, papá me ha dado recuerdos para ti. Dice que se alegró mucho de que lo llamaras. ¿Sería mucho pedir que le llamaras más a menudo? ¿Una vez a la semana, por ejemplo? Ha decidido volver al trabajo porque no soporta estar en casa solo. Y, por cierto, la ha puesto a la venta.» Luego, preocupada por su mejor amiga, llamó a Britt y le dejó también un mensaje «Britt, ¿qué hizo Santana? He encontrado un mensaje suyo en el buzón de voz. Parecía loca de atar. No responde al teléfono, así que no sé qué ha pasado. Tampoco creo que me contara la verdad. De todos modos, espero que estés bien y lo siento mucho. Hiciera lo que hiciese, te ruego que no vuelvas a desaparecer de mi vida. No ahora. Éste será el último día de Acción de Gracias que celebraremos en casa. Papá la ha puesto a la venta. Aarón insiste en comprarte un billete. Llámame, ¿quieres? Te quiero.» Después de eso, Rachel regresó a su vida en Filadelfia, esperando recibir noticias tanto de su hermana como de su mejor amiga. Y planeando una boda.

Tras convencerla de que no se subiera al primer avión con destino a Toronto para patearle el culo, Santana llamó a Richard y le pidió que retirara la casa del mercado. Luego llamó a Britt, pero no pudo hablar con ella, porque estaba comunicando, así que le dejó un mensaje «Nunca me coges el teléfono. [Refunfuña ligeramente.] ¿No tienes llamada en espera? ¿Puedes contratarlo? No me importa lo que cueste. Pago yo. Estoy harta de dejarte mensajes. [Respira hondo.] Acabo de hablar con Lucy. Estaba furiosa conmigo, pero creo que he podido convencerla de que tú y yo discutimos sobre un tema académico, pero que ya nos hemos dado un besito y hemos hecho las paces. [Se ríe.] Bueno, lo del besito no se lo he dicho »Tal vez podrías llamarla y tranquilizarla para que no cumpla su amenaza de venir a Toronto. [Suspiro.] Susan, me gustó mucho despertarme a tu lado ayer. Más de lo que puedo expresar por teléfono. Dime que podré despertarme a tu lado otra vez pronto. [Con una voz más baja y ardiente.] Estoy sentada frente a la chimenea, deseando que estuvieras aquí, entre mis brazos. Llámame, principessa.»

Mientras tanto, Britt estaba hablando con su padre—Me alegro de que vengas a casa, Britty. Estaré de guardia, pero podremos pasar algún rato juntas—Tom acabó la frase tosiendo y aclarándose la garganta.

—Bien. Rachel también quiere que vaya a visitarla. Va a casarse y creo que necesita ayuda con los preparativos, ahora que Grace no está.

—Deb me ha invitado a cenar con ella y los niños en Acción de Gracias. Estoy seguro de que no le importará que vayas.

—Ni de coña —murmuró Britt.

— ¿Cómo dices?

—Perdona, papá. Me gustaría saludar a Deb, pero no pienso ir a cenar a su casa.

Tom hizo una pausa incómoda—No hace falta que vaya yo tampoco. Veo a Deb constantemente—Britt puso los ojos en blanco— ¿A qué hora llegarás al aeropuerto? —le preguntó su padre.

—De hecho, como Santana López está viviendo en Toronto, me comentó que podríamos volver juntas a Filadelfia. Así podría ir con los Clark desde el aeropuerto.

Tom guardó silencio unos segundos— ¿Santana está ahí?

—Da clases en la universidad. Tengo un seminario con ella.

—No me lo habías dicho, Britt. Tienes que mantenerte apartada de esa chica.

— ¿Por qué?

—Porque no es una buena compañía.

— ¿Qué te hace decir eso?

Tom volvió a carraspear—No fue a ver a su madre cuando se estaba muriendo. Y pasa muy poco tiempo con su familia. No me fío de ella y no quiero que esté cerca de mi hija.

—Papá, es la hermana de Lucy. Y ella se ha ofrecido a recogernos en el aeropuerto.

—Bajo ningún concepto le lleves ninguna bolsa en el avión y no aceptes nada que te ofrezca que sea sospechoso. Tendrás que cruzar la frontera.

— ¿Qué demonios quieres decir?

—Quiero decir que me preocupo por ti. ¿No puedo preocuparme por mi única hija?
Britt reprimió el impulso de decir algo cruel o maleducado—Cuando tenga el billete, te diré cuándo llego.

—Perfecto. Hablamos entonces— Y con esas palabras, la poco productiva conversación entre Brittany y Thomas Pierce llegó a su fin.

Luego, ella pasó la hora siguiente asegurándole a Lucy que estaba bien y que, sorprendentemente, Santana ya no se estaba comportando como una burra. También logró convencer a Aarón de que no era necesario que le comprara el billete. Mencionó el problema de los planes de su padre para Acción de Gracias y les aseguró que cenaría con ellos el jueves por la noche estaba ya muy cansada cuando por fin pudo hablar con Santana. No fue fácil convencerla de que no era buena idea dormir juntas cada noche. Alguien ligado a la universidad podría verlas entrar o salir de sus respectivas viviendas ella le dio la razón a regañadientes, pero le hizo prometer que volverían a dormir juntas antes de una semana Britt no quería que Santana perdiera el trabajo por su culpa, por eso estaba decidida a reducir las posibilidades de que las descubrieran juntas tampoco quería pasar todas las noches en su cama, porque sabía adónde llevaría eso seguía intentando confiar en ella su reticencia era más que razonable, teniendo en cuenta que aún hacía poco tiempo que Santana había cambiado de actitud hacia ella. Y que ella había admitido que su pasión estaba a punto de acabar con su precario control.

Ella no quería dejarse convencer para hacer algo para lo que no se sentía preparada no quería entregarle parte de sí misma y volver luego a su apartamento sintiéndose utilizada y sola, como le había pasado tantas veces con ella cierto, Santana no era ella pero no podía evitar ser cautelosa, por mucho que deseara confiar en ella a pesar de sus precauciones para protegerse, Santana dormía mucho mejor con Santana que sin ella y cada día que pasaba sin verla le dolía el corazón.

El lunes por la tarde, un mensajero llevó a casa de Britt una gran caja blanca tras firmar el recibo, cerró la puerta y abrió el sobre que acompañaba la caja la tarjeta tenía grabadas las iniciales S. M. L. y estaba escrita a mano.

Querida Susan:

Gracias por compartir conmigo el viernes por la noche tienes corazón de león me encantaría poder domesticarte lentamente, sin lágrimas ni adioses.

Tuya, Santana.

P. D.: Tengo una nueva cuenta de correo electrónico a tu disposición. Es ésta:
sml717@gmail.com


Britt abrió la caja e inmediatamente quedó cautivada por una agradable fragancia la sorprendió ver que procedía de un gran cuenco de cristal lleno de agua. Flotando en su superficie, había siete gardenias. Con mucho cuidado, sacó el cuenco de la caja y lo colocó en la mesa plegable, aspirando profundamente el perfume que empezaba a extenderse por la habitación releyó la nota de Santana y abrió el portátil para enviarle un mensaje a su nueva dirección desde su correo de Gmail.

Querida Santana:

Gracias por las gardenias, son preciosas gracias por la tarjeta gracias por escucharme tengo muchas ganas de verte, Brittany Besos


El miércoles por la tarde, Britt se encontró con Rachel en los casilleros, antes del seminario de la profesora López se saludaron y charlaron un poco antes de ser interrumpidas bruscamente por el móvil de ella. La pantalla decía que la estaba llamando —milagrosamente—Santa Fotógrafa, así que, por supuesto, respondió—Tengo que contestar —murmuró, disculpándose con Rachel, antes de salir al pasillo— ¿Hola?

—Susan.

Ella sonrió al oír su voz—Hola.

— ¿Cenarás conmigo esta noche?

Britt miró a su alrededor para asegurarse de que estaba sola—Hum, ¿qué habías pensado?
—Cenar en mi casa. No te he visto desde el sábado. Estoy empezando a pensar que sólo estás interesada en una relación por correo, ahora que tienes mi nueva dirección electrónica —dijo Santana y se echó a reír.

Ella respiró profundamente, contenta de que no estuviera enfadada—He estado preparando mi próxima reunión con Katherine. Y tú tenías tu conferencia, así que...
—Necesito verte.

—Yo también tengo ganas, pero vamos a vernos dentro de un momento.

—También quería hablarte de eso. Lo mejor será que no hagamos ninguna referencia a lo que pasó. Si ves que te ignoro, es por eso. No estoy enfadada. Quería avisarte para que no te preocuparas. —Tras una breve pausa, añadió—: Sólo pienso en tocarte, pero tenemos que guardar las apariencias.

—Lo entiendo.

—Susan —dijo Santana bajando la voz—, esta situación me disgusta tanto como a ti, pero me gustaría mucho que vinieras a cenar esta noche, para compensarte. Después de cenar, podemos pasar una velada tranquila junto al fuego, disfrutando de nuestra mutua compañía. Antes de acostarnos.

Ella se ruborizó inmediatamente—Me encantaría, pero esta noche tengo que trabajar. No he acabado de leer todos los textos que me dio Katherine y la reunión es mañana por la tarde. Es muy exigente, ya la conoces—Santana empezó a maldecir entre dientes—Lo siento, Santana, pero quiero que esté contenta conmigo.

— ¿Y no quieres que yo esté contenta contigo?

—Yo... —Britt no supo qué responder.

Ella refunfuñó un poco más antes de decir: — ¿Me prometes que nos veremos el viernes por la noche?

— ¿Después de la conferencia?

—Tendré que ir a cenar con los organizadores, pero me gustaría que te reunieras conmigo en mi casa después de la cena.

— ¿No será muy tarde?

—No para lo que tengo en mente. Me lo prometiste, ¿lo has olvidado? —Britt sonrió al recordar las nuevas fiestas de pijama, más maduras, que había descubierto recientemente—Entonces, ¿nos veremos el viernes? —insistió ella, susurrando.

—Sí, tendré que buscar una excusa para Rachel. Iremos a la conferencia juntas— Al otro lado del teléfono se hizo un silencio tenso— ¿Hola? —Britt se desplazó un poco para mejorar la recepción— ¿Sigues ahí?

—Estoy aquí —respondió ella, en un tono glacial—«Scheiße», pensó Britt tras unos instantes de silencio, Santana siguió hablando: — ¿Teníamos o no teníamos un acuerdo de no compartirnos con nadie?

«Doble Scheiße.» —Por supuesto.

—Yo he mantenido mi palabra.

—Santana, por favor...

—Dime que he malinterpretado tus palabras —la interrumpió ella.

—Somos amigas y me invitó a acompañarla a la conferencia. No me pareció nada malo.

— ¿Te gustaría que yo me viera con otras mujeres? ¿Que fuera a actos públicos con ellas?

—No —admitió Britt en un susurro.

—Entonces te ruego que tengas la misma deferencia conmigo.

—Por favor, no te enfades— Su petición chocó con un muro de silencio—Es la única amiga que tengo. Ser estudiante en una ciudad extranjera es muy... solitario.

—Pensaba que yo era tu amiga.

—Por supuesto que lo eres. Pero necesito a alguien con quien hablar de las clases y cosas así.

—Cualquier tema relacionado con la universidad deberías hablarlo conmigo.

—Por favor, no me obligues a renunciar a la única amiga que tengo. A ti no puedo verte siempre que quiero; me quedaría totalmente aislada.

Santana se estremeció— ¿Le has dicho que te estás viendo con alguien?
Ella tragó saliva—No. Pensaba que era un secreto.

—Vamos, Susan, no te hagas la tonta—Respiró hondo para tranquilizarse—De acuerdo.
Admito que necesitas una amiga, pero tienes que dejarle claro que no estás disponible Rachel está claramente interesada en algo más y eso podría crearnos problemas.

—Le diré que tengo una nueva novia. Hemos quedado para ir a ver una exposición dentro de dos semanas...

—No, no irás con ella —gruñó Santana—Yo te llevaré.

—Pero... ¿en público? No podemos.

—Yo me ocuparé de los detalles. Entonces, ¿dentro de un momento la veré entrar en el aula llevándote los libros? —preguntó con ironía.

—Santana, por favor.

Santana soltó el aire sonoramente—De acuerdo. Olvidémonos de esto. Pero la estaré vigilando. Y respecto al viernes, te daré una llave. O avisaré al conserje para que te deje entrar.

—De acuerdo.

—Hasta dentro de nada.

Cuando Rachel y Britt llegaron al aula de seminarios, Santana ya estaba allí. Tras fulminar a Rachel con la mirada, volvió a revisar sus notas. Comprobó satisfecha que Britt volvía a usar el maletín. Era una tontería, pero se sintió muy contenta el resto de los alumnos, incluida Quinn, paseó la mirada entre Britt y La Profesora unas cuantas veces. Parecía que estuvieran en un partido de tenis en Wimbledon Britt se sentó en su asiento de siempre, al lado de Rachel, con actitud deferente—No te preocupes, lleva toda la semana de buen humor. No creo que hoy se meta contigo—Rachel se inclinó hacia ella para susurrarle al oído—: Debe de haberse tirado a alguien este fin de semana más de una vez.

La profesora López carraspeó con fuerza hasta que Rachel se apartó Britt se sofocó al oír el comentario de su amiga. Sin levantar la cabeza, empezó a tomar notas sin parar. El truco funcionó. Pronto había dejado de pensar en el sábado por la mañana y en Santana desnuda, mojada, dejando caer una toalla pequeña, lila ella casi no la miró y en ningún momento le preguntó nada, ni le hizo comentar ningún tema. En resumen, la clase supuso una enorme decepción para los alumnos desde el punto de vista del entretenimiento Quinn fue la única en sentirse satisfecha de que, al fin, el universo hubiera vuelto a su órbita —casi— correcta.

—Están todos invitados a la conferencia sobre la lujuria en el Infierno de Dante que daré en el Victoria College el viernes a las tres de la tarde. Nos vemos la semana que viene. La clase ha terminado—La Profesora recogió sus cosas rápidamente y salió del aula sin mirar a nadie.
Rachel se inclinó sobre Britt una vez más— ¿Te acompaño a casa? Podríamos comprar comida tailandesa por el camino.

—Me encantaría que me acompañaras, pero esta noche me la voy a pasar trabajando. Aunque hay algo que quería comentarte.

El viernes por la mañana, Britt estaba frente al armario abierto, preguntándose qué iba a ponerse para la conferencia. Sabía que a Santana no le gustaría verla allí con Rachel, pero también sabía que luego pasarían la noche juntas en su casa. Ya había metido en el maletín lo que podía necesitar quería causarle buena impresión quería que Santana se fijara en ella entre todas las demás y que pensara que estaba muy guapa. Así que, por primera vez ese curso, se arregló. Se puso un vestido negro, medias negras tupidas y botas de piel negra de tacón alta Lucy la había convencido para que se las comprara, hacía varios años se adornó con unos sencillos pendientes de perla que habían pertenecido a su abuela paterna y se rodeó el cuello con una pashmina lila, por si el modesto escote resultaba excesivo para una conferencia en pleno día.

Rachel y ella fueron de las primeras en llegar a la gran sala de conferencias se sentaron en una de las últimas filas, al lado del pasillo, para no llamar la atención el personal docente solía ocupar las primeras y los estudiantes no solían atreverse a romper esa convención sólo poner un pie en la sala, Britt sintió la presencia de Santana una extraña tensión vibraba entre ellas, incluso a esa distancia notó que ella la miraba y supo que pronto estaría frunciendo el cejo una mirada de reojo a la tarima confirmó sus sospechas estaba fulminando a Rachel con la mirada mientras ésta le apoyaba la mano en la parte baja de la espalda para guiarla hacia el asiento pero luego, en seguida, dirigió la vista hacia ella y, con una sonrisa ladeada, la examinó de arriba abajo, deteniéndose un segundo más de la cuenta en sus botas de tacón. Volviéndose, siguió conversando con otro de los profesores Britt dedicó varios segundos a admirar su aspecto. Estaba imponente, como siempre, vestido con un Vestido negro, pegado a su cuerpo, estilo francés y unos zapatos de vestir también negros de tacón— ¿Sabes qué me encargó hacer ayer?

Ella negó con la cabeza—Tuve que meter algunas de sus preciosas plumas en una caja, cerrarla bien y enviarlas a un hospital de estilográficas. ¿Te lo puedes creer?

— ¿Qué es un hospital de estilográficas?

—Un taller de reparación para plumas enfermas, que ofrece servicio a una pandilla de dueños de plumas aún más enfermos, a los que les sobra el dinero. Y el tiempo. O el tiempo de sus ayudantes.

Britt se echó a reír y desconectó el teléfono recuperado ya de la gripe porcina, el profesor Jeremy H. Martin, catedrático de Estudios Italianos, dio la bienvenida al centenar de asistentes e hizo una elogiosa presentación de los logros y la actual investigación de la profesora López Britt vio que Santana se removía incómoda en la silla, como si los halagos le desagradaran sus miradas se cruzaron y ella le sonrió, dándole ánimos. Los hombros de ella se relajaron ostensiblemente era obvio que el profesor Martin estaba muy orgulloso de la profesora López y que no tenía ningún reparo en expresar esa admiración Santana había sido el fichaje estrella del departamento y no había defraudado las expectativas que habían depositado en ella le habían dado plaza fija tras publicar su primer libro con la Oxford University Press. Iba camino de convertirse en una académica tan famosa como Katherine Picton. O al menos eso esperaba el profesor Martin.

Tras un breve aplauso de bienvenida, Santana se puso las gafas, colocó sus notas en el atril y comprobó que el PowerPoint estuviera a punto. Antes de empezar a hablar, se tomó un par de segundos para examinar a los presentes: en la primera fila, el profesor Martin sonreía, la señorita Fabray, un poco inclinada hacia adelante, se estaba acariciando el contorno del escote y el resto de sus colegas esperaban, claramente interesados en lo que iban a escuchar con la excepción de una de ellos una profesora que no parecía ni remotamente interesada en la investigación ni en nada académico sus intereses eran mucho más disolutos y libertinos y, para que no cupiera duda de cuáles eran, se estaba pasando la lengua por los labios, pintados de color carmesí era una mujer retorcida una depredadora Santana se sintió incómoda bajo el escrutinio de su mirada de serpiente, sobre todo con Britt en la misma sala sabía que su pasado acechaba en cada esquina, pero que Dios se apiadara de ella si aquellas dos mujeres llegaban a conocerse.

Apartando los ojos de la rubia profesora, se obligó a sonreír. Buscó la mirada de Britt, sacó fuerzas de su cálida expresión y empezó: —El título de la conferencia es «La lujuria en el Infierno de Dante: el pecado capital contra el Yo». Lo primero que uno se pregunta al ver este título es cómo puede la lujuria ser un pecado contra uno mismo, cuando su objetivo siempre es otra persona. Pero siempre se utiliza a otra persona para obtener gratificación sexual personal le llegó una risa disimulada de la primera fila, pero la ignoró, limitándose a endurecer un poco la expresión de la cara como respuesta—La noción de pecado de Dante viene definida en gran medida por los escritos de santo Tomás de Aquino. En su famosa Suma Teológica, santo Tomás afirma que toda acción malvada o pecado es una forma de autodestrucción. Considera que la naturaleza humana tiende a ser buena y sensata. Cree que la naturaleza de animal racional del hombre fue creada por Dios para la búsqueda del bien y, más específicamente, de las virtudes» Cuando un ser humano se aparta de ese destino natural, se daña a sí mismo, porque no hace aquello para lo que fue diseñado. Lucha contra él y contra su naturaleza la señorita Fabray se echó hacia adelante, claramente interesada— ¿Por qué Tomás de Aquino tiene esta visión tan peculiar del pecado? »Una razón es porque acepta la afirmación de Boecio de que la bondad y el ser son intercambiables, es decir, que todo lo que existe tiene al menos parte de bondad intrínseca, ya que ha sido creado por Dios no importa lo sucio, destrozado o pecador que sea ese ser humano. Mientras siga existiendo, el bien existirá en su interior apretó un botón y la primera imagen apareció en la pantalla. Britt reconoció la ilustración de Lucifer hecha por Botticelli—Según esta teoría, nadie, ni siquiera Lucifer atrapado en el hielo en el Infierno de Dante, es completamente malo. El mal sólo puede existir alimentándose del bien, como un parásito. Si todo el bien de una criatura fuera eliminado, esa criatura no podría seguir existiendo.

Notó un par de astutos ojos clavados en ella, burlándose de su concepción burguesa del bien y del mal. Carraspeó antes de continuar: —Es un concepto que a muchos de nosotros nos cuesta aceptar. La idea de que incluso un ángel caído, condenado a pasar el resto de sus días en el infierno, tenga parte de bondad—Buscó a Britt con los ojos, esperando que captara la súplica que había en ellos—Una bondad que ruega ser reconocida, a pesar de la triste y desesperada adicción del ángel caído por el pecado.

Una nueva ilustración de Botticelli mostraba a Dante y a Beatriz bajo el cielo de las estrellas fijas del Paraíso Britt reconoció la imagen que Santana le había mostrado en su despacho, la que formaba parte de su colección privada—En este contexto, consideremos los personajes de Dante y Beatriz son el prototipo del amor cortés. En La Divina Comedia, Beatriz le pide a Virgilio que guíe a su amado Dante a través del Infierno, ya que ella no puede descender hasta allí a causa de su residencia permanente en el Paraíso. Mediante esta conexión entre Beatriz y Virgilio, Dante está expresando su convencimiento de que el amor cortés está más ligado a la razón que a la pasión. Ante la mención de Beatriz, Britt empezó a removerse inquieta en el asiento, manteniendo la cabeza baja para no delatarse Rachel se dio cuenta y, malinterpretando su inquietud, le tomó la mano y se la apretó ligeramente estaban sentadas demasiado atrás para que Santana viera lo que estaban haciendo, pero sí se dio cuenta de que Rachel se inclinaba hacia Britt y de que su mano desaparecía cerca del regazo de ella la visión la distrajo momentáneamente tosió mientras recuperaba el hilo y, al oírla, Britt levantó la vista y se soltó de la mano de Rachel—Pero ¿qué pasa con la lujuria? Si el amor es el cordero, la lujuria es el lobo. Dante lo deja claro cuando la identifica con un pecado de incontinencia, de falta de control. Al igual que el lobo, en el pecador, la pasión se impone a la razón.

Al oír esas palabras, Quinn se sentó en el borde del asiento, inclinándose lo suficiente como para que su escote fuese visible desde el estrado. Por desgracia para ella, Santana estaba demasiado ocupada pasando a la siguiente imagen, que no era otra que la escultura de Rodin, El beso—Dante sitúa a Paolo y a Francesca en el Círculo de los Lujuriosos.

Sorprendentemente, la historia de su caída va íntimamente ligada a la tradición del amor cortés. En el momento de su indulgencia lujuriosa, estaban leyendo juntos sobre la relación adúltera entre Lanzarote y la reina Ginebra—Santana sonrió traviesa—Vendría a ser el equivalente medieval de unos preliminares a base de porno se oyeron unas risas en la sala—En el caso de Paolo y Francesca, la pasión se impuso a la razón, que debería haberles dicho que, ya que uno de los dos estaba atado a otra persona, debían tener las manos quietas.
Estas últimas palabras las pronunció con la mirada clavada en Rachel, pero ésta pensó que miraba a Britt, o a alguna otra mujer sentada delante de ellas, así que se mantuvo impasible ante su falta de reacción, los ojos cafés de Santana se volvieron negros, como los de un dragón. Ya sólo faltaba que empezara a escupir fuego por la boca—Su relación podría compararse con el sentimiento de posesión de una pareja comprometida. Si otra persona tratara de disfrutar de las delicias que deberían estar reservadas a la prometida o el prometido, la relación acabaría en enfado y celos —añadió, con voz más amenazadora Britt se encogió un poco y se alejó de Rachel todo lo que pudo—Pero el hecho de que Dante vea, tanto en Lanzarote y Ginebra como en Paolo y Francesca, una corrupción del amor cortés, demuestra que reconoce los peligros que conlleva su relación con Beatriz. Sabe que si permite que la pasión se imponga a la razón, arruinará sus vidas y las expondrá al escándalo. Así que el destino de Paolo y Francesca es para Dante un aviso personal de que debe mantener su relación con Beatriz casta. Lo que no le resulta sencillo, dado el gran atractivo de la joven y la intensidad del deseo que siente por ella—Britt se ruborizó—Quisiera dejar claro que, aunque pasaron muchos años separados, Dante sigue profundamente enamorado de Beatriz. La ama y la desea con tanta intensidad que le duele. Su castidad resulta mucho más virtuosa gracias a la fuerza y desesperación de su deseo.

Los ojos de serpiente de la rubia profesora siguieron la dirección de la mirada de Santana y vieron a Britt antes de volver la vista hacia ella, que la miró con hostilidad antes de continuar—Según la filosofía de Dante, la lujuria es un amor descarriado, pero no deja de ser amor. Por esta razón, lo considera el menos malo de los siete pecados capitales y coloca el Círculo de la Lujuria justo debajo del Limbo. La lujuria es el mayor de los placeres terrenales.

Santana volvió a mirar a Britt, que lo escuchaba encandilada—El sexo no es sólo una unión de los cuerpos, también es una unión espiritual; una unión extática de dos cuerpos y dos almas, que imita el gozo y el éxtasis de la unión con la divinidad en el paraíso. Dos cuerpos unidos en el placer. Dos almas unidas a través de la conexión entre sus cuerpos, así como de la entrega entusiasta y altruista del propio ser—Britt trató de no moverse en el asiento, al recordar cómo ella le había lamido los dedos uno a uno limpiándole los restos de chocolate. La temperatura de la sala había aumentado claramente y no era la única en tener problemas para estarse quieta—Tal vez sea pedante señalar que si uno de los dos no se entrega totalmente durante el encuentro sexual, no alcanzará el orgasmo. En ese caso, el resultado es la tensión, la frustración y una pareja infeliz. El orgasmo es un anticipo de la trascendencia absoluta y del placer total, extático. Del tipo de placer durante el cual las necesidades y deseos más profundos se satisfacen por completo sonrió al ver que Britt cruzaba y descruzaba las piernas, disfrutando de su reacción mientras tomaba un sorbo de agua—La idea del orgasmo compartido, la idea del éxtasis de un miembro de la pareja provocando el del otro, pone de relieve la intimidad mutua de esta unión física y espiritual. Jadear, retorcerse, tocarse, desear, entregar y, finalmente, llegar juntos al orgasmo, de manera gloriosa. Hizo una pausa y se obligó a no mirar a Britt, para no atraer las miradas sobre su rostro ruborizado. Carraspeó ligeramente y dedicó una sonrisa ladeada a los presentes—¿A alguien más le falta el aire?

Risas tímidas pero sinceras resonaron en la sala Quinn se apartó el pelo de la cara y se abanicó con el libro de Santana—Creo que he ilustrado la tesis de Dante con mis palabras. Lo que quería demostrar era que la lujuria es lo bastante poderosa como para distraer la mente de una persona, y no olvidemos que la mente es el órgano encargado de razonar. Una mente alterada por la lujuria se centrará en ideas carnales y terrenales en vez de elevarse a los cielos para centrarse en Dios. Sin duda, algunos de ustedes ahora mismo preferirían ir corriendo a reunirse con sus parejas en vez de quedarse aquí escuchando el resto de esta árida conferencia se echó a reír, ignorando a la profesora de la primera fila y el pequeño y obsceno objeto que había sacado del bolso para provocarla—El amor, a diferencia de la lujuria, no es ningún pecado. Tomás de Aquino argumenta que el amante está ligado a su amado como si éste fuera una parte de su propio cuerpo.

Al decir esto, la expresión de Santana se suavizó y una dulce sonrisa apareció en su rostro—El goce y la belleza de la intimidad que se expresa en la unión sexual son consecuencia de un acto de amor. En este caso, es evidente que el sexo no puede considerarse un sinónimo de lujuria. De ahí la distinción en el lenguaje contemporáneo entre, disculpen mi vulgaridad, follar y hacer el amor. Pero el sexo y el amor tampoco son sinónimos, como demuestra la tradición del amor cortés. Una persona puede amar a otra de manera casta y apasionada, sin que exista entre ellos ningún contacto sexual» En el Paraíso de Dante, la lujuria se transforma en caridad, la más pura y sincera manifestación de amor. En el Paraíso, el alma está libre de deseos, ya que todos están satisfechos y ella está henchida de gozo. Ya no siente culpabilidad por sus anteriores pecados y disfruta de una libertad y una plenitud absolutas. Sin embargo, por cuestiones de tiempo no puedo extenderme más en la descripción del Paraíso» En La Divina Comedia, encontramos la dicotomía lujuria-caridad y también una potente manifestación de la castidad en el amor cortés, correspondiente al amor entre Dante y Beatriz. Pero como mejor se expresa este ideal de amor cortés no es con palabras de Dante, sino de Beatriz: Apparuit iam beatitudo vestra, es decir, «Ahora aparece tu bendición». Nunca se han pronunciado palabras más ciertas. Gracias.

La sala de conferencias estalló en educados aplausos y murmullos de aprobación. A continuación, Santana respondió a las preguntas de los asistentes. Como era habitual, los profesores fueron los primeros en preguntar, mientras los estudiantes aguardaban su turno. (Ya que en el mundo académico, igual que la Europa de la Edad Media, impera un sistema de clases.) Britt permanecía muy quieta, tratando de asimilar lo que le parecía haber entendido de la conferencia. Se estaba repitiendo alguna de las ideas más profundas, cuando Rachel se inclinó hacia ella para susurrarle al oído: —No te lo pierdas López está a punto de ignorar a Quinn.

Desde donde estaban no podían ver el escote de su compañera (lo cual era una bendición.) Seguía inclinada hacia adelante, con la mano levantada, tratando de llamar la atención de la profesora esta pareció no ver su mano, ignorándola deliberadamente antes de conceder la palabra a otras personas y ofrecerles respuestas razonadas finalmente, el profesor Martin se puso en pie para anunciar que la ronda de preguntas había terminado. Sólo entonces Quinn bajó la mano, enfurruñada tras una nueva tanda de aplausos, Santana bajó de la tarima.

Inmediatamente fue interceptada por una morena de treinta y tantos años, que parecía ser una profesora se saludaron con un apretón de manos Rachel resopló— ¿La has visto? No ha dejado que Quinn le haga una pregunta en un foro público. Creo que tenía miedo de que le lanzara un sujetador o que desplegara un póster que dijera: «Yo-corazón-López»— Britt se echó a reír, sin perder de vista a la morena hasta que Santana dejó de hablar con ella y se dirigió a otro de los que querían saludarla—Me ha extrañado que nadie corrija a La Profesora —comentó Rachel luego.

— ¿Sobre qué?

—Ha atribuido la frase Apparuit iam beatitudo vestra a Beatriz, cuando todos sabemos que es de Dante. El poeta la pronuncia en la segunda sección de La Vita Nuova, cuando se encuentra con Beatriz por primera vez— Britt lo sabía, por supuesto, pero nunca se le habría ocurrido comentarlo, así que guardó silencio Rachel se encogió de hombros—Seguro que ha sido un lapsus. Puede citar esos textos de memoria en italiano y en inglés. Sólo es que me ha resultado curioso que La Profesora Perfecta haya cometido un error tan grande en público y que nadie haya dicho nada. —Se echó a reír—. Tal vez eso era lo que quería decir Quinn.

Britt asintió sabía que el error de Santana había sido intencionado, pero no pensaba decírselo a nadie y mucho menos a Rachel esta la miró de arriba abajo con franca apreciación—Estás muy guapa hoy. Siempre estás guapa, pero hoy estás
Particularmente... radiante. —Su expresión se ensombreció—. Espero no estar metiéndome en terreno vedado. ¿Cómo me has dicho que se llama tu novia?

—Daniela.

—Bueno, no puedes negarlo. Se te ve en los ojos. Se nota que estás contenta de haber vuelto con ella. Después de verte triste durante semanas, me alegra verte feliz.

—Gracias —murmuró Britt.

— ¿Por qué te has puesto tan guapa?

Ella miró a su alrededor—No sabía cómo se vestía la gente aquí para una conferencia. Sabía que asistirían todos los profesores y quería tener buen aspecto.

Rachel se echó a reír—La mayoría de las mujeres del mundo académico no se preocupan demasiado por la moda. —Negó con la cabeza y le apretó la mano—. Espero que tu ex te trate bien esta vez. Si no, voy a tener que ir a Filadelfia a patearle el culo.

A esas alturas, Britt ya casi no lo escuchaba, porque vio que una profesora bajita y rubia saludaba a Santana con un beso en cada mejilla alzó las cejas sorprendida « ¿Y tú riñéndome por Rachel, profesora? Pensaba que no iba a tener que compartirte.» Oyó que Rachel maldecía entre dientes— ¿Qué pasa? —le preguntó.

—Bueno, la conferencia ha estado bien. Por eso vine a esta universidad, para estudiar con ella —respondió, mirando a Santana—. Pero míralas.

Como si la hubiera oído, la rubia echó la cabeza hacia atrás y se rió a carcajadas, mientras López le devolvía una sonrisa tensa la mujer debía de medir poco más de metro y medio y llevaba el pelo, muy rubio, recogido en un severo moño. Vestía un traje de aspecto caro, con una falda tubo que no le llegaba a las rodillas y completaba su atuendo con unas gafas de Armani rojas Britt también se fijó en que llevaba zapatos de tacón muy alto y unas medias de rejilla, con las que se podrían pescar peces, aunque muy pequeños era guapa, pero había algo en ella que parecía fuera de lugar en aquel entorno académico. Por otra parte, su presencia desprendía agresividad—Es la profesora Singer —dijo Rachel, haciendo una mueca de disgusto.

— ¿La rubia?

—Sí, la morena es la profesora Leaming. Es fantástica, tienes que conocerla. Pero aléjate de Singer, es una arpía.

A Britt se le encogió el corazón al ver a la mujer agarrar el brazo de Santana con demasiada familiaridad, mientras se ponía de puntillas para susurrarle algo al oído ella permaneció impasible— ¿Por qué dices eso?

— ¿Has visitado su página web?

—No.

—Pues tienes suerte. Te quedarías horrorizada de ver en qué está metida. La llaman La Profesora Dolor.

Con reticencia, Britt apartó los ojos del espectáculo que estaban ofreciendo las profesoras López y Dolor y empezó a retorcerse las manos se preguntó si el nombre de pila de Dolor sería Paulina.

Asqueada, cogió el abrigo y se levantó—Creo que es un buen momento para marcharnos.

—Te acompañaré a casa. —Rachel la ayudó a ponerse el abrigo amablemente mientras se dirigían a la salida, el profesor Martin vio a Rachel y le indicó con un gesto que se acercara—Un momentito. Espérame, por favor.

Britt volvió a sentarse y jugueteó con los botones del abrigo para distraerse Santana no la había buscado con la vista en ningún momento suponía que la estaba ignorando expresamente Rachel habló un momento con el catedrático antes de volverse en su dirección y señalarla. El profesor Martin asintió, dándole unas palmaditas en la espalda Rachel regresó a su lado con una sonrisa radiante—Nunca adivinarías lo que quería.
Britt levantó las cejas—Nos han invitado a la cena en honor de López.

—Estás de guasa.

—No. Al parecer, el presupuesto de la conferencia daba para invitar a un par de estudiantes y Martin me ha invitado a mí. Cuando le he dicho que estaba contigo, te ha invitado también—Le guiñó un ojo—. La pobre Quinn no está en la lista de invitados. Hoy es tu día de suerte.

Al levantar la vista, Britt se encontró con que Santana la estaba mirando. Parecía preocupada, incluso enfadada. Miró a Rachel y luego a ella, negando con la cabeza Brittany apretó los labios. « ¿Cómo puede estar celosa de una amiga mientras La Profesora Dolor no le quita las manos de encima? Menuda doble moral.» —Si no te apetece, no tenemos por qué ir—Rachel carraspeó—. Sé que López se ha portado como una imbécil contigo.
Probablemente no te apetezca ir a celebrar su triunfo.

—Sería de mala educación rechazar la invitación del catedrático —replicó ella lentamente.

—Supongo que tienes razón. Será divertido. La cena es en el Segovia, un restaurante fantástico. Pero no empieza hasta las siete. ¿Quieres que vayamos al Starbucks mientras tanto? ¿O a algún otro sitio? —preguntó Rachel, ofreciéndole la mano.

—El Starbucks me va bien.

Ya en la calle, pasados unos minutos, Britt encontró el valor para hacerle la pregunta que la atormentaba— ¿Conoces bien a la profesora Singer? —Trató de sonar despreocupada.

—No. Me mantengo tan alejado de ella como puedo. —Rachel maldijo varias veces entre dientes—. Ojalá pudiera olvidar los correos electrónicos que le envió a López los tengo grabados a fuego en la mente.

— ¿Cómo se llama de nombre?

—Ann.

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Hola Hola!
Perdon por la tardanza espero que les guste y cometen C:

PD: Dependen de sus comentarios hago un maraton de 2 o 3 capitulos el Domingo.


Saludos y besos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 1206646864 
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por Dani(: Sáb Jul 19, 2014 1:51 am

dani_lcastrejon escribió:Uh hola *3* acabo de leer el capítulo e.e me ha gustado mucho, van progresando, se ve un avance entre ellas y es bueno, me encanta!
Apenas leo un capítulo y veo que actualizarás hoy, grandioso! Ya estoy impaciente.
Hasta luego

Hola Hola!
Me alegro de que te gustara y comentaras y saludos y besos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 1206646864 

monica.santander escribió:Hola!!!
Espero que puedas actualizar prontito!!
Saludos

Hola Hola!
Ya esta aqui el capitulo C:
Besos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 1206646864 
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Mensaje por Anddy Rivera Morris Sáb Jul 19, 2014 10:53 am

Me hierve la sangre, odio la situación, odio que sean tan indiferentes aunque sea por mantenerse al margen, odio todo :/ jaja
Me ha parecido un excelente capítulo, muero por saber lo que sigue, espero que se logre el maratón de 3 capítulos :D, y ya sin más por el momento nos leemos hasta la próxima :)
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Mensaje por 3:) Sáb Jul 19, 2014 3:01 pm

holap demoniooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

ame la conferencia,.... AMO A DANTE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
me gusto como inconscientemente la hablaba a britt como si estuvieran solas,..
me divertí con quinn casi mas se cae de la silla para que san le vea las bubis jajajaj
mmm a britt en ente de paulina la persigue por todos lados,...
a ver como va la cena,...... y sobre todo como termina,. ja!

nos vemos!!!!!!!
3:)
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Mensaje por monica.santander Sáb Jul 19, 2014 7:03 pm

Siiiiii maratón de capítulos!!!!!
saludos!!
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Mensaje por Dolomiti Dom Jul 20, 2014 1:58 am

Maratón!! Maratón!! Porfaaa!!
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Mensaje por itzel7 Dom Jul 20, 2014 5:10 pm

ya es domigoooo espero la acutualizacion

nunca comento pero siempre lo leeoo

xfa acualizaaaaaaa maratonnnnnnn :D
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Mensaje por Dani(: Dom Jul 20, 2014 6:34 pm

Anddy Rivera Morris escribió:
Me hierve la sangre, odio la situación, odio que sean tan indiferentes aunque sea por mantenerse al margen, odio todo :/ jaja
Me ha parecido un excelente capítulo, muero por saber lo que sigue, espero que se logre el maratón de 3 capítulos :D, y ya sin más por el momento nos leemos hasta la próxima :)

3:) escribió:holap demoniooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

ame la conferencia,.... AMO A DANTE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
me gusto como inconscientemente la hablaba a britt como si estuvieran solas,..
me divertí con quinn casi mas se cae de la silla para que san le vea las bubis jajajaj
mmm a britt en ente de paulina la persigue por todos lados,...
a ver como va la cena,...... y sobre todo como termina,. ja!

nos vemos!!!!!!!

monica.santander escribió:Siiiiii maratón de capítulos!!!!!
saludos!!

Dolomiti escribió:Maratón!! Maratón!! Porfaaa!!

itzel7 escribió:ya es domigoooo espero la acutualizacion

nunca comento pero siempre lo leeoo

xfa acualizaaaaaaa  maratonnnnnnn :D


MARATON ESO ES LO UNICO QUE TENGO QUE DECIR
SALUDOS Y BESOS PERO TENDRAN QUE ESPERAR UNA HORA PARA QUE PONGA EL PRIMERO SERAN 2 CAPITULOS
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Mensaje por Dani(: Dom Jul 20, 2014 7:37 pm

Capítulo 20


Brittany invitó a Rachel a un café, que pagó disimuladamente con su tarjeta regalo con el dibujo de una bombilla cuando finalmente cruzaron el umbral del Segovia, los recibió un español de aspecto agradable, que se presentó como el dueño del restaurante y que estuvo encantado de que Rachel le respondiera en su idioma.

Las paredes del Segovia estaban pintadas de color amarillo, como el sol, y decoradas con dibujos de Picasso en los que se veía a Don Quijote y a Sancho Panza. En un rincón, un guitarrista tocaba temas del maestro Segovia. Una serie de mesas alargadas estaban colocadas formando un cuadrado en el centro de la sala para la cena de la facultad. Esa disposición aseguraba que todos los comensales quedaran de cara al resto. A Britt no le apetecía en absoluto quedar frente a la profesora Dolor. Si se le hubiera ocurrido alguna manera de marcharse sin insultar al profesor Martin, lo habría hecho Rachel eligió dos sitios apartados del centro. Era muy consciente del sistema de clases y sabía que los puestos de honor no eran para ellas. Mientras comentaba el menú con el camarero en español, Britt seguía dándole vueltas a los celos injustificados de Santana discretamente, sacó el teléfono del maletín para enviarle un mensaje de texto entonces se dio cuenta de que tenía un mensaje de ella.

No vengas a la cena. Búscate una excusa espérame en casa, el conserje te abrirá la puerta luego te lo explico por favor, haz lo que te pido. S.

Britt se quedó mirando la pantalla sin comprender nada, hasta que Rachel le dio un codazo—¿Te apetece beber algo?

—Hum, si tienen, me encantaría un poco de sangría.

—Nuestra sangría es excelente —dijo el camarero antes de retirarse para encargar las bebidas.

Britt dirigió a Rachel una mirada de disculpa—Tengo un mensaje de Daniela siento ser tan maleducada.

—No te preocupes—Rachel se entretuvo leyendo el menú mientras ella escribía una respuesta:

Tenía el teléfono apagado es demasiado tarde ya estoy aquí no tienes motivos para estar celosa cuando acabe la cena me iré a casa contigo.

Me tendrás en tu cama hasta mañana, B.


Volvió a guardar el teléfono, rezando para que Santana no se enfadara demasiado «Oh, dioses de los —rellenar con el término que mejor defina nuestra relación— celosas y demasiado protectoras, no permitáis que monte una escena. No delante de sus colegas.» Por desgracia para Britt y para quien le estaba enviando un mensaje en ese momento, el maletín ahogó el sonido.

En los siguientes veinte minutos, los invitados acabaron de llegar la profesora Leaming y algún otro académico se sentaron al lado de Rachel en el extremo opuesto, Santana se había sentado entre el profesor Martin y la profesora Singer al verlos, Britt empezó a beber su sangría con demasiado entusiasmo esperaba que el alcohol la ayudara a tolerar mejor la tensión que crepitaba en la sala la bebida, con mucha fruta, estaba buenísima— ¿Tienes frío? —preguntó Rachel, señalando la pashmina que seguía llevando enroscada al cuello, con un estilo muy chic.

—La verdad es que no —reconoció ella, quitándosela y dejándola encima del maletín Rachel apartó la vista con educación cuando la pálida y delicada piel de Britt quedó al descubierto su compañera era hermosa y su cuerpo, aunque menudo, poseía unos pechos generosos que le hacían un escote bonito y proporcionado en cuanto se hubo quitado la pashmina, un par de celosos ojos cafés la observaron con avidez antes de apartarse rápidamente.

—Rachel, ¿qué pasó con la profesora Singer? —preguntó Britt en voz baja, ocultando la boca tras la copa.

Ella miró disimuladamente a Singer, que estaba demasiado pegada a López vio que éste apartaba la silla imperceptiblemente como respuesta, pero ella volvió a acercarse sin darse por enterada Britt no la vio—López y ella estuvieron liadas. Bueno, parece que todavía lo están. —Se echó a reír disimuladamente—. Parece que ya hemos resuelto el misterio del buen humor de La Profesora.

Britt abrió mucho los ojos y sintió un vahído— ¿Fue... su novia?

Rachel acercó la silla a ella para que la profesora Leaming no las oyera el hecho de que un bailarín de flamenco hubiera hecho su aparición y estuviera taconeando al ritmo de los acordes de la guitarra clásica le facilitaba la tarea—Un segundo—Le pasó unas tapas—Prueba éstas. Son de chorizo y queso manchego. Y estas otras son de cabrales, un queso azul español—Britt se sirvió y mordisqueó las tapas, mientras aguardaba ansiosamente la respuesta de su amiga—A Singer no le interesan las novias. Sólo le interesan el dolor y el control. Ya sabes... —Dejó la frase en el aire, con gesto vago—Britt parpadeó desconcertada— ¿Has visto Pulp Fiction?

Ella negó con la cabeza—No me gusta Tarantino. Sus películas son demasiado... sombrías.
—En ese caso, para que me entiendas, sólo te diré que le gusta el rollo medieval... en su vida privada. Y más concretamente en el culo de los demás. Y no se esconde. Investiga sobre el tema y cuelga los resultados en Internet.

Britt engulló un trozo de chorizo— ¿Me estás diciendo que ella...?

—Está tan enferma como la otra pero es una gran académica, como has podido comprobar esta tarde. Procuro no pensar en lo que hace en su vida privada. Yo creo que las amantes deben tratarse con amabilidad. Aunque no creo que el amor desempeñe ningún papel en su relación—Miró a su alrededor prudentemente antes de susurrarle al oído—: Creo que si alguien te importa lo suficiente como para mantener una relación sexual con él o ella, también debería importarte lo suficiente como para respetar a esa persona y no tratarla como a un objeto. Tienes que ser responsable, cuidadosa y no hacerle daño. Ni siquiera si la otra persona está tan mal que te suplica que se lo hagas.

Britt se estremeció y bebió un largo trago de su segundo vaso de sangría Rachel se echó hacia atrás en la silla—No concibo que nadie pueda sentirse atraído por el dolor bajo ninguna circunstancia, pero mucho menos durante el sexo. Para mí, éste debe ir ligado al placer y al afecto. ¿Te imaginas a Dante atando a Beatriz y golpeándola con un látigo?—Ella dudó un instante, pero en seguida negó con la cabeza—Cuando estudiaba en Saint Michael, hice un curso llamado «Filosofía del sexo, el amor y la amistad». Hablamos sobre el consentimiento. Todo el mundo suele estar de acuerdo en que si una actividad se lleva a cabo entre dos adultos que dan su consentimiento, no hay problema. Pero el profesor nos preguntó si creíamos que un ser humano podía dar su consentimiento a una injusticia, como por ejemplo venderse como esclavo.

—Nadie desea ser un esclavo.

—En el mundo de La Profesora Dolor, sí. Algunas personas se entregan a una esclavitud sexual voluntariamente. En ese caso, ¿es aceptable la esclavitud si es consentida? ¿Puede una persona cuerda aceptar ser esclava de otra persona? ¿O el hecho de que deseen ser esclavos demuestra que no están bien de la cabeza?

Britt empezó a sentirse francamente incómoda manteniendo esa conversación tan cerca de Santana y de La Profesora Dolor, por lo que vació el vaso de un trago y cambió de tema— ¿Sobre qué trata tu tesis, Rachel? No me lo has contado con detalle.

Ella se echó a reír—Sobre el placer y la visión beatífica. Es una comparación entre los pecados capitales asociados al placer, la lujuria, la gula y la avaricia, y el placer de la visión beatífica en el paraíso López es una gran tutora y, como te he dicho, no me meto en su vida privada. Aunque probablemente sería un modelo de estudio perfecto para el segundo Círculo del Infierno.

—No entiendo que haya gente que no desee la amabilidad —dijo Britt, reflexionando en voz alta—La vida ya es bastante dolorosa.

—Es el mundo en que vivimos —contestó Rach, con una sonrisa sincera—Espero que tu novia sea amable contigo. Da gracias de no haber topado con alguien que esté metida en esta mierda.

El camarero llegó en ese momento, por lo que Rachel no vio cómo Britt palidecía miró furtivamente a Santana y vio que la profesora Singer volvía a susurrarle algo al oído ella miraba la mesa fijamente, con los dientes muy apretados cogió la copa y bebió sin apartar la vista de la mesa «Mírame, Santana. Pon los ojos en blanco, frótate la cara, frunce el cejo... Haz algo, cualquier cosa. Demuéstrame que esto es un malentendido, que Rachel se equivoca.» — ¿Julia? —La voz de Rachel irrumpió en sus pensamientos— ¿Quieres compartir la paella valenciana conmigo? Sólo la preparan para dos personas. Está muy buena—Por fin se dio cuenta de su palidez y de que le temblaban las manos—. ¿Te encuentras bien?
Ella se frotó la frente—Sí, paella está bien.

—Tal vez deberías aflojar un poco con la sangría. Apenas has comido. Estás muy pálida—Rachel estaba preocupada por si la había disgustado con sus procaces revelaciones. No debería habérselo contado. Cambió de tema y le empezó a explicar anécdotas de su último viaje a España y a hablarle de su fascinación por la arquitectura de Gaudí Britt asentía y le hacía preguntas de vez en cuando, pero su mente estaba muy lejos de allí, preguntándose con quién exactamente había compartido cama hacía una semana, con la ángel caída que aún poseía bondad en su interior o con alguien distinta, mucho más oscura se fijó en que la mano izquierda de Singer había desaparecido de la vista. Aunque no se atrevió a buscar los ojos de Santana, la profesora se dio cuenta del interés de ella las miradas de ambas se cruzaron justo cuando Santana le apartaba la mano del regazo avergonzada, Britt se volvió hacia Rachel la mirada de Singer se transformó. De ser una mirada descarada pasó a ser otra de fascinación ansiosa por huir de aquel sórdido espectáculo, Britt se excusó alegando que no se encontraba bien y se levantó de la mesa. Subió al primer piso en busca de los servicios se miró al espejo, tratando de asimilar todo lo que había oído su mente era un torbellino de imágenes y palabras que le desgarraban el corazón ¿Por qué querría nadie que la golpearan? Santana y Ann... Dolor... Control... La mano de ella en el regazo de ella... Ann pegando a Santana... Santana pegando a Ann... Britt se inclinó sobre el lavabo, luchando contra las náuseas. No supo cuánto tiempo pasó así, con los ojos cerrados, hasta que alguien entró—Hola, hola—La profesora Singer la estaba contemplando con una sonrisa de oreja a oreja, que dejaba al descubierto sus dientes brillantes Britt observó que la luz que se reflejaba en las gafas de la mujer hacía que sus ojos verdes tuvieran un brillo rojizo—Soy la profesora Singer. Encantada de conocerte—Le ofreció la mano y ella se la estrechó a regañadientes, murmurando un saludo la mano de la mujer estaba fría, pero llena de vida. Sujetó la de Britt con fuerza, demasiado rato al soltarla, le acarició la línea de la vida con un dedo, como si la estuviera poniendo a prueba. Ella se estremeció la profesora ladeó la cabeza y entornó los ojos—Creía que me estabas esperando ¿Te pongo nerviosa?

Britt frunció el cejo—No, he venido a lavarme las manos. Creo que he pillado la gripe.

—Es una lástima—Ann Singer volvió a sonreír, dando un paso hacia ella—Aunque no pareces enferma. Tienes una piel preciosa.

—Gracias—Britt miró hacia la puerta, buscando el modo de escapar.

—De nada, de nada. ¿Llevas los labios pintados o es tu color natural? —preguntó entonces, inclinándose y observando desde demasiado cerca los labios gruesos y entreabiertos de Britt esta dio un paso atrás.

—Es mi color natural.

La profesora dio otro paso adelante—Extraordinario. Ya sabes, por supuesto, que el color natural de los labios se encuentra en otras partes más íntimas del cuerpo de la mujer. Ese color en tus labios es delicioso. Estoy segura de que será arrebatador en otros lugares— Ella se quedó boquiabierta—Mírate en el espejo. ¿Cómo no me he fijado en ti antes? Por suerte, tú te has fijado en mí—Dando otro paso hacia ella, añadió en voz más baja—: ¿Te gusta mirar? ¿Te ha gustado ver lo que estaba haciendo por debajo de la mesa? —susurró.
Britt se ruborizó—No sé de qué me está hablando.

— ¿Sabes?, cuando se incrementa el flujo sanguíneo, la piel cambia de color. Como ahora.
—Sonrió, mostrando los dientes—Estás avergonzada o excitada, por eso tus mejillas se han ruborizado, igual que tus labios. Y seguro que te has ruborizado también en otras partes, ¿verdad? —Bajó la voz todavía más—Más abajo, donde seguro que tu cuerpo está deseando que lo acaricien y jueguen con él—Se pasó la lengua por los labios antes de continuar—: Mi pequeña perla rosada. Creo que quieres que juegue contigo. Serías una mascota preciosa.
Britt la miró con dureza—No estoy interesada en ser la mascota de nadie— La profesora Singer se tensó no había esperado esa demostración de carácter—Soy un ser humano, no un animal. Déjeme en paz— Britt no sabía de dónde había sacado el valor para plantarle cara, pero el caso era que lo había hecho.

La mujer se echó a reír—Los seres humanos somos animales, querida. Compartimos fisiología, reaccionamos del mismo modo a los estímulos, tenemos las mismas necesidades: comida, bebida y sexo. Pero algunos de nosotros somos un poco más inteligentes.

Britt la miró con suficiencia—Yo soy lo bastante inteligente como para saber lo que es un animal. Y no estoy ni remotamente interesada en que me follen como si lo fuera. Si me disculpa...Esquivándola, salió del baño.

—Si cambias de idea, ven a buscarme —ronroneó Ann.

—Ni lo sueñe —replicó ella, enfadada. Y se marchó corriendo, respirando muy de prisa.
Unos pasos la persiguieron cuando alguien la metió en un cuarto oscuro y corrió el pestillo, Britt gritó al intentar salir de allí, chocó contra unos pechos la desconocida la sujetó por las muñecas—Susan.

Estaba demasiado oscuro para verle la cara, pero Britt reconoció su voz, así como la extraña sensación que la recorría cada vez que ella la tocaba dejó de resistirse—Por favor, enciende la luz tengo claustrofobia —dijo, con una voz que a Santana le recordó a la de una niña asustada.

La soltó y sostuvo su iPhone en alto como si fuera una linterna— ¿Mejor así? —Preguntó, reprimiendo el impulso de preguntarle qué tenía que ver la luz con la claustrofobia rodeándole los hombros temblorosos con un brazo, le dio un beso en la frente— ¿Susan?
Ella miró a su alrededor y vio que estaban en el cuartito de las escobas— ¿Susan? —Repitió ella, tratando de retener su atención—. He visto que Ann te seguía. ¿Estás bien?

—No.

— ¿Qué te ha hecho?

—Me ha dicho que sería una buena mascota —murmuró, con la cabeza baja.

Santana frunció el cejo— ¿Te ha tocado?

Ella cerró los ojos y se secó unas gotas de sudor de la frente—Sólo la mano.

Ella bajó la intensidad de la luz del iPhone por miedo a que Ann viera la luz por debajo de la puerta—Tenía miedo de que pasara esto. ¿Por qué no me has hecho caso?

—Ya te lo he dicho cuando he visto el mensaje ya era demasiado tarde. Francamente, no esperaba que nadie me tirara los tejos en una cena académica y mucho menos que lo hiciera ninguna profesora que no fueras tú.

Santana gruñó—Llevaba toda la cena observándote. Sin duda la has excitado con tu timidez y tu belleza. Para ella, estar en una habitación contigo es una provocación tan grande como enseñarle un cordero a un lobo—Negó con la cabeza—He tratado de impedirlo.

Britt la miró a los ojos— ¿No era porque estuvieras celosa?

—Claro que estoy celosa. Los celos son una emoción nueva para mí, Susan. No estoy acostumbrada a lidiar con ellos. Pero le habría pedido a Rachel que te llevara a cenar a otro sitio, a cualquier sitio, con tal de mantenerte alejada de esa mujer.

— ¿Tuviste una historia con ella?

La mirada de ella perdió brillo y apretó los labios—No es el lugar adecuado para hablar de eso.

Britt negó con la cabeza y volvió a marearse. Había confiado en que Rachel estuviera equivocada, pero la reacción de Santana acababa de confirmar sus temores— ¿Cómo pudiste?

—Estás temblando. ¿Vas a vomitar?

— ¿Por qué no respondes a mis preguntas?

—Susan —dijo ella, con los dientes apretados—, en estos momentos lo único que me preocupa es tu salud y tu bienestar. No responderé a ninguna pregunta hasta que esté seguro de que te encuentras bien. Aunque, si vomitas, te prometo que te apartaré el pelo de la cara—añadió, con una débil sonrisa.

—No voy a vomitar —murmuró ella—. Por desgracia, no es la primera mujer que trata de ligar conmigo. Lo que más me preocupa es que me ocultes cosas.

Santana juntó mucho las cejas al oírla, pero en seguida recobró el aplomo—Susan, confía en mí. Cuanto menos sepas sobre ella, mejor. Tu alma estará más limpia cuanto más apartada estés de esa mujer.

— ¿Y qué pasa con tu alma? ¿No pasa nada si te toca por debajo de la mesa? Os he visto, Santana. Por eso se ha fijado en mí.

Ella la fulminó con la mirada—Me estaba provocando. Quería que montara una escena en público. Me he resistido esperando que se mantuviera entretenida conmigo y no se fijara en ti, pero he fracasado.

— ¿Por qué he tenido que enterarme por Rachel de que estuviste liada con ella?

— ¿Rachel te lo ha contado?

Britt asintió Santana maldijo y se frotó los ojos con fuerza, como si tratara de librarse de una imagen repulsiva—No pensaba que viniera a la conferencia. No compartimos valores ni temas de interés. Hacía meses que no la veía. Forma parte de mi pasado, de un pasado que no pienso repetir. Ni aunque viviera eternamente.

—Rachel me contó que le gusta el dolor. ¿Fuisteis... violentas juntas?

Ella apretó tanto los puños que los tendones se le tensaron y empezaron a temblar—Sí. Me gustaría poder decirte que me embaucó con sus malas artes de seductora, pero no fue eso lo que pasó. Sin embargo, no pienso entrar en detalles. No quiero que tu mente descienda a su oscuro reino. Lo que sí te contaré es que durante uno de nuestros... encuentros, hizo algo que me hizo perder el control. Y que le di a probar su propia medicina. Por eso me echó de su casa y no volví nunca más.

— ¿Te pegó?

—Varias veces —admitió Ella muy seria—. De eso se trataba.

—Santana —sollozó ella, rompiéndole el corazón—. ¿Cómo pudiste? ¿Cómo pudiste dejar que te tocara y mucho menos que te hiciera daño?

Ella la abrazó con fuerza—Susan, por favor, no hablemos de eso. Por favor, olvida lo que te ha dicho Rachel Olvídate de esa mujer.

—No puedo. Y tampoco puedo olvidar lo que has dicho en tu conferencia esta tarde. Tu descripción del amor ha sido preciosa, pero no es eso lo que tú deseas. Tal vez no creas posible que dos amantes puedan quererse así.

Santana la miró fijamente—Por supuesto que es lo que quiero. Y por supuesto que creo que es posible. Es sólo que todavía no lo he experimentado—Carraspeó—. No eres la única virgen en esta relación.

Britt la miró sorprendida—Entonces, ¿por qué querías que alguien te hiciera daño? ¿No habías sufrido bastante en la vida?— Santana la miró apenada—Santana, tu vida está llena de habitaciones secretas, cerradas con llave. Nunca sé lo que hay acechando detrás de esas puertas. No me cuentas nada. ¡Tengo que enterarme de que has tenido una relación con una mujer a través de tu asistente!

—No tuvimos una relación. Y cuando te pregunté a ti por Kitty, tampoco quisiste contarme nada, así que estamos en paz.

Britt hizo una mueca—Pero te hablé de mi madre.

Santana suspiró—Sí, lo hiciste. Enterarme de lo que te pasó en San Luis me dolió más de lo que puedas imaginar. Mucho más que Ann y sus jueguecitos de salón—Negó con la cabeza—Tienes razón. Debí hablarte de ella—Cambió el peso de pie varias veces—Pensé que si te lo contaba te sentirías tan asqueada que huirías de mí. Que te darías cuenta de que soy un demonio.

—No eres un demonio —susurró Britt—. Eres una ángel caída que aún tiene bondad en su interior. Una ángel caída que aspira a hacerle el amor a una mujer y tratarla con ternura. —Cerró los ojos—Haberme enterado de la existencia de la profesora Singer por tu boca habría sido muy preferible a esto. He tenido que aguantar que ella me lo restregara por la cara y tú ni siquiera me mirabas.

—La vergüenza es una pesada carga, Susan, y es algo que tú desconoces.

—No eres la única pecadora que hay en este cuarto, Santana —replicó ella, abriendo los ojos y respirando hondo— y por eso no puedo echarte en cara tus pecados del pasado. ¿Aún la deseas?

— ¡Por supuesto que no! —exclamó ella, indignada—No tuvimos una relación, Susan, sólo un par de encuentros. Fue hace más de un año y no habíamos vuelto a vernos desde entonces—Suspiró—Si insistes, te contaré los detalles, pero no aquí ni ahora. ¿Puedes esperar a que acabe la cena al menos, por favor? —Ella se mordió el labio inferior, pensativa Santana le cubrió la boca con la suya y, besándola, le liberó el labio—Por favor, no te lastimes. Me duele.

—Yo podría decir lo mismo— A Santana se le hundieron los hombros y gruñó un poco—Te doy de tiempo hasta después de la cena, pero sólo si me prometes que no dejarás que ella vuelva a ponerte la mano encima.

—Encantada.

Britt soltó el aire con fuerza—Gracias.

— ¿Te quedarás?

—No, no puedo estar sentada frente a esa mujer, comiendo paella tranquilamente. Me revuelve el estómago.

—Te llevaré a casa.

—Eres la invitada de honor. No puedes irte.

Santana se pasó las manos por el pelo—Al menos deja que te pida un taxi. Trataré de escaparme lo antes posible. El conserje te abrirá la puerta metiendo la mano en el bolsillo, sacó un fajo de billetes sujeto por un lujoso clip metálico ella negó con la cabeza.
—Ya tengo dinero.

—Coge al menos mi tarjeta de crédito y pide comida a domicilio. No has cenado.

—Ahora no podría comer aunque quisiera.

Santana suspiró y se frotó los ojos Britt se dispuso a marcharse, pero Santana la detuvo, sujetándola por el codo—Espera —le rogó—. Cuando te he visto entrar en la sala de conferencias, el corazón me ha dado un brinco. Literalmente. Susan, nunca te había visto tan hermosa. Parecías... feliz. —Tragó saliva ruidosamente—Siento mucho haber matado a esa Susan feliz. Siento no haberte dicho la verdad. Crees... ¿crees que podrás perdonarme?

—No tengo nada que perdonarte, Santana no pecaste contra mí—A ella los ojos se le habían llenado de lágrimas—. Estoy tratando de determinar hasta dónde llega tu afición al dolor y cómo puede afectar a nuestra relación siento que eres una desconocida y me duele.

Con esas palabras, salió del cuarto los hados se apiadaron de Britt cuando regresó a la mesa a recoger sus cosas y excusarse, Ann aún no había regresado del baño de señoras otra profesora también estaba ausente de la mesa una mirada a la pálida cara de Britt y a sus ojos enrojecidos le indicó a Rachel que no valía la pena tratar de convencerla para que se quedara cuando ella le ofreció una excusa no muy convincente sobre un comienzo de migraña, no le preguntó nada hasta que hubieron salido del restaurante—Singer te ha seguido al baño, ¿verdad? — Britt se mordió el labio inferior y asintió Rachel negó con la cabeza—Es una depredadora. Una depredadora peligrosa. Debí advertirte ¿Estás bien?

—De verdad, estoy bien, pero quiero irme a casa. Lo siento por la paella.

—Que le den a la paella. Me preocupas tú. —Haciendo una mueca, añadió—: Si quieres presentar una denuncia contra ella, te acompañaré a la oficina del comité judicial el lunes.
— ¿Qué es eso?


—Es la oficina que gestiona las acusaciones de conducta inapropiada contra miembros de la facultad. Si quieres contar lo que ha pasado, te ayudaré en lo que pueda.

Britt negó con la cabeza—No ha habido testigos. Sería su palabra contra la mía. Voy a tratar de olvidarme, a menos que vuelva a intentarlo.

—Tú eres la que tiene que decidirlo, pero debes saber que yo presenté una denuncia contra ella el año pasado. Y a pesar de que fue su palabra contra la mía, la denuncia sigue en su expediente. Gracias a eso, no ha vuelto a molestarme. Estoy muy satisfecha de haberlo hecho.

Britt la miró muy seria—No me apetece nada, pero lo pensaré. Siento mucho que tuvieras que pasar por eso.

—No te preocupes por mí. Que tengas un buen fin de semana y procura no pensar en ello. Si necesitas hablar con alguien, llámame. Si no, hasta la semana que viene con una mirada de ánimo, Rachel se despidió de ella con la mano mientras el taxi se alejaba.

Con las palabras de Rachel resonando en sus oídos, Britt miró el móvil y encontró un mensaje que Santana le había enviado poco antes de que los profesores entraran en el Segovia.

Mantente alejada de Prof. Singer quédate cerca de Rachel ella la odia.

Ten cuidado. S.


«Poca información y tarde», pensó Britt, con tristeza al entrar en el piso de Santana, lo primero que hizo fue encender la chimenea, en un intento por dispersar las sombras que reptaban sigilosas alrededor de su corazón. Pero no sirvió de mucho. En realidad, lo único que quería era irse a casa y esconderse bajo las sábanas. Pero era consciente de que huir de la realidad no solucionaba los problemas aunque no le gustaba fisgar en los asuntos de los demás, se encontró arrodillada en el suelo del vestidor de Santana quería mirar las fotos en blanco y negro para ver si la profesora Singer aparecía en alguna de ellas. Por el pelo, podría ser. Pero las fotos habían desaparecido. Buscó y rebuscó por el armario y el resto de la habitación, incluso debajo de la cama, pero no las encontró en el lugar donde antes estaban colgadas las fotos había seis cuadros. Unos eran abstractos; otros renacentistas; uno de Tom Thomson. Todos ellos muy hermosos y todos ellos desprendían una sensación de... paz Santana había redecorado su habitación se acercó a admirar una reproducción de La primavera de Botticelli, colgada sobre la cómoda y descubrió con sorpresa una foto de veinte por veinticinco centímetros colocada sobre el mueble. Era la fotografía de una pareja bailando una delas mujeres era mediana, atractiva, elegante y desprendía una aura de poder miraba a la mujer con una mirada intensa y ardiente.

La otra mujer era menuda, estaba ruborizada y tenía la mirada clavada hacia abajo llevaba un vestido de un color lila tan vibrante que el resto de los colores de la foto palidecían en comparación « ¿De dónde habrá sacado una foto de nosotras dos bailando en Lobby? De Lucy», se respondió inmediatamente salió de la habitación, dejándolo todo tal como lo había encontrado.

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Dejo el primer capitulo C:
Espero sus comentarios para seguir!
 FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 1206646864 
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por itzel7 Dom Jul 20, 2014 8:49 pm

pobre britt en fin me encanta la historia

espero el otro cap
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por Dani(: Dom Jul 20, 2014 9:06 pm

Capítulo 21


Mientras Britt esperaba en su piso, Santana trataba de mimetizarse con su entorno, como un camaleón. Se mostraba encantadora con sus colegas, aunque tenía las entrañas revueltas y la mente desbocada se obligó a comer y rechazó una copa tras otra estaba convencida de que, cuando llegara a casa, Britt ya no estaría allí habría salido huyendo no es que eso la pillara por sorpresa sabía que pasaría tarde o temprano lo que no se había imaginado era que sería precisamente ése el secreto que las separaría Santana sabía que no se merecía a Britt por muchas razones, razones que se había callado como una cobarde no era una cuestión de amor, no creía que ella pudiera llegar a amarla nunca no era posible amar a alguien como ella pero había esperado poder cortejarla el tiempo suficiente para que el afecto y la amistad las unieran, a pesar de algunos de sus oscuros secretos pero ya era demasiado tarde.

Cuando por fin llegó a casa, se sorprendió al encontrarla durmiendo en el sofá su rostro era la imagen de la serenidad trató de no tocarla, pero no lo logró alargó la mano y le acarició el pelo, murmurando unas palabras tristes en italiano necesitaba música en esos momentos necesitaba una melodía que la ayudara a calmar la agonía, pero en la única canción que podía pensar era en Mad World, de Gary Jules. Y no quería estar oyendo esa canción cuando Britt la abandonara ella abrió los ojos de repente vio que Santana se había quitado el abrigo Santana sonrió con cautela—No quería despertarte.

—No pasa nada, sólo había cerrado los ojos un momento— Britt bostezó y se incorporó lentamente.

—Puedes seguir durmiendo.

—No creo que sea buena idea.

— ¿Has comido algo?—Ella negó con la cabeza— ¿Te apetece hacerlo ahora? Puedo prepararte una tortilla.

—No, tengo el estómago encogido.

A Santana le molestaba que se negara a comer, pero prefirió no discutir con ella, consciente de que una discusión más grave se acercaba por el horizonte—Tengo un regalo para ti.

—Santana, un regalo es lo último que necesito en este momento.

—No estoy de acuerdo, pero puede esperar. —Se removió incómoda en el sofá, sin apartar los ojos de ella—. Llevas un chal y estás sentada al lado del fuego, pero sigues estando muy pálida. ¿Tienes frío?

—No—Britt empezó a quitarse la pashmina, pero los largos dedos de Santana le sujetaron la mano.

— ¿Puedo?— Ella retiró la mano y asintió recelosa Santana se acercó y Britt cerró los ojos cuando su aroma la envolvió. Con delicadeza, ella le desenrolló el chal con las dos manos y lo dejó entre las dos, en el sofá. Luego le acarició el cuello con los nudillos—Eres preciosa —murmuró—No me extraña que todos los ojos estuvieran clavados en ti esta noche.

Ella se tensó al oírla y Santana se echó hacia atrás, maldiciéndose entre dientes al bajar la vista, Britt se dio cuenta de que no había llegado a quitarse las botas, pero a Santana no parecía molestarle—Siento haber puesto las botas sobre el sofá. Me las quitaré— Cuando empezó a bajarse una de las cremalleras, Santana se puso de rodillas en el suelo— ¿Qué haces? —preguntó ella, mirándola sorprendida.

—Admirar tus botas. Me gustan mucho —respondió ella, acariciando el tacón de una de ellas.

—Lucy me ayudó a elegirlas, pero los tacones son demasiado altos.

—Los tacones nunca son demasiado altos. Pero deja que te ayude— La voz de ella, ronca y cargada de adoración, le aceleró el pulso con las manos suspendidas en el aire por encima de sus rodillas, repitió: — ¿Puedo? Britt asintió, conteniendo el aliento.

Reverentemente, Santana le acabó de desabrochar la bota y, con delicadeza, le recorrió la pierna con los dedos, desde la pantorrilla hasta el tobillo antes de quitársela tras repetir el proceso con la otra bota, las dejó ambas junto al sofá luego le levantó el pie derecho y empezó a masajearlo ligeramente con ambas manos Britt gimió sin poder evitarlo y luego se mordió el labio, avergonzada—No hay nada malo en demostrar que sientes placer, Susan —la tranquilizó ella—. Me anima mucho comprobar que no te resulto del todo repulsiva.
—No me resultas repulsiva en absoluto. Pero no me gusta verte de rodillas —susurró ella.
La expresión satisfecha de Santana se ensombreció— Puedo decir lo mismo.

Britt volvió a gemir— ¿Dónde aprendiste a hacer eso?—Santana la miró sin comprender— ¿Dónde aprendiste a dar masajes en los pies? —insistió ella, ruborizándose.

Ella suspiró—Una amiga me enseñó «Una de sus amigas merecedoras de una foto en blanco y negro, seguro», pensó Britt—Sí —dijo Santana, como si la hubiera oído—Me gustaría ampliar el masaje al resto del cuerpo, pero no creo que sea una buena idea, al menos de momento los ojos se le habían oscurecido mientras hablaba cambiando de pie, bajó la vista—Tengo hambre de tu cuerpo, Susan no soy lo suficientemente fuerte como para tocarte de manera casta no si estuvieras tumbada ante mí, cubierta sólo por una sábana permanecieron en silencio unos instantes, mientras Santana le masajeaba el pie luego, Santana se echó hacia atrás y, sentada sobre los talones, le pasó un dedo arriba y abajo por las medias—Si quieres, puedo llevarte a tu casa y hablamos mañana. O puedes quedarte aquí. Duerme en mi habitación y yo lo haré en la de invitados —le ofreció, insegura.

—No quiero alargar las cosas innecesariamente me gustaría que habláramos, si no te importa.

—No me importa. ¿Quieres algo de beber? —Santana señaló hacia la cocina—Puedo abrir una botella de vino. O prepararte un cóctel—La miró fijamente—. Por favor, deja que haga algo por ti. Una llama prendió en el vientre de Britt, creciendo y envolviéndola, pero luchó contra ella.

—Agua, por favor. Necesito tener la cabeza clara.

Santana se levantó y fue a la cocina Britt oyó que se lavaba las manos y luego el ruido de varios cajones de la nevera abriéndose y cerrándose regresó con un vaso alto lleno de agua Perrier, hielo y varios trozos de lima— ¿Me disculpas un momento?

—Todos los que necesites. Regresa al fuego cuando estés lista. —Trató de sonreír, pero estaba demasiado tensa para que la sonrisa resultara sincera Britt desapareció con su bebida Santana supuso que necesitaba armarse de valor para enfrentarse a la siguiente revelación sobre su maldita y miserable existencia. O tal vez pensaba encerrarse en el baño y exigirle que hablaran a través de la puerta. No podría culparla la mente de Britt funcionaba a la velocidad de la luz. No sabía lo que Santana iba a decirle, ni cómo respondería ella. Era muy posible que se enterara de cosas que hicieran imposible que su relación continuara. La idea la destrozaba. No importaba lo que ella hubiera hecho o con quién; la amaba. La idea de perderla otra vez, después de la felicidad de haberla reencontrada, era una tortura Santana se había sentado en su butaca roja y estaba contemplando la chimenea. Al verla tan melancólica, le recordó a un personaje de una novela de las hermanas Brontë. Mientras se acercaba a ella, le rogó a Charlotte que fuera un personaje de una de las suyas, no de su hermana Emily «Lo siento, pero es que Heathcliff me aterroriza. Por favor, que Santana no sea un Heathcliff. (No se ofenda, señorita Emily.) Por favor.» Desde donde estaba, ella no la veía. Carraspeó para advertirla de su presencia Santana le hizo un gesto con el brazo para que se acercara al fuego—Ven a calentarte—Britt hizo amago de sentarse en el suelo, pero ella se lo impidió con un gesto de la mano—Por favor —le dijo con una sonrisa—, siéntate en mi regazo. O en la otomana. O en el sofá.

A Britt no le importaba en absoluto sentarse en el suelo frente al fuego, pero a Santana parecía molestarle y no valía la pena discutir por algo así. Se decantó por la otomana y tomó asiento, contemplando las llamas azules y naranja. En su mente ya no era La Profesora; sino Santana, su profesora, su amada Santana cambio de postura, preguntándose por qué Britt se habría sentado tan lejos «Porque ahora sabe lo que eres y te tiene miedo.» — ¿Por qué no te gusta verme de rodillas? —preguntó ella finalmente, rompiendo el silencio.

—Una razón que cobra más peso si tienes en cuenta lo que me contaste en tu apartamento—Hizo una breve pausa—Eres demasiado humilde y la gente se aprovecha de tu dulzura y amabilidad.

—Los estudiantes universitarios no lo tienen fácil. Tienen que ganárselo todo con esfuerzo.
—Ser una estudiante no tiene nada que ver con esto.

—Tú siempre serás la profesora brillante y yo siempre seré tu alumna —dijo ella en voz baja.

—Te olvidas de que te conocí antes de que fueras mi alumna. Y no serás estudiante eternamente. Estaré sentada en primera fila cuando des tu primera conferencia. Y respecto a tus prejuicios contra los profesores, sólo puedo decir: «Si nos pincháis, ¿no sangramos?».

—«Y si nos atacáis, ¿no tenemos derecho a vengarnos?» —replicó ella, siguiendo con el monólogo de El Mercader de Venecia.

Santana se echó hacia atrás en la butaca y la miró complacida— ¿Quién es ahora la maestra, profesora Pierce? Yo sólo te supero en edad y en experiencia.

—La edad no lo vuelve a uno sabio necesariamente.

—Por supuesto que no. Y aunque tú eres joven, eres trabajadora y estás comenzando lo que promete ser una larga y brillante carrera. Tal vez no he dejado lo bastante claro lo mucho que te admiro.

Britt no dijo nada y mantuvo la vista clavada en las llamas Santana se aclaró la garganta—Ann no me hizo daño, Susan apenas pienso en ella y, cuando lo hago, es para lamentar lo que pasó no me dejó cicatrices.

Britt se volvió para mirarla con preocupación—No todas las cicatrices dejan marcas en la piel. ¿Por qué tuviste que elegirla a ella, de entre tanta gente?

Ella se encogió de hombros y clavó la mirada en las llamas— ¿Por qué hacen las cosas los seres humanos? Todos buscan la felicidad. Me prometió un placer intenso y en ese momento necesitaba distraerme con algo.

— ¿Dejaste que te hiciera daño porque estabas aburrida?

Britt sintió náuseas la expresión de Santana se endureció—No espero que lo entiendas, pero en ese momento necesitaba quitarme una cosa de la cabeza. Podía elegir entre el dolor o el alcohol y no quería hacer nada que pudiera perjudicar a Grace o a Richard. Traté de mantener relaciones con varias mujeres, pero en seguida perdía el interés. Los orgasmos fáciles pero sin sentido acaban cansando, Susan.

«Trataré de recordarlo», pensó ella—La actitud de la profesora Singer, tanto en la conferencia como durante la cena, no era la de una mujer despechada.

—Ella desprecia la debilidad y por tanto no reconoce el fracaso. Fue un duro golpe para su reputación y su enorme ego cuando trató de dominarme y fracasó. No quiere que se sepa.

— ¿La querías?

—No es un súcubo sin alma ni corazón—Britt volvió a mirar hacia la chimenea y apretó los labios—En realidad, fue una especie de prueba. Y no la superamos en otras palabras, aunque... nos relacionamos, nunca existió nada entre nosotras.

—Me disculparás, pero carezco de vocabulario específico para descifrar lo que tratas de decirme.

—Estoy tratando de explicártelo sin manchar tu inocencia más de lo necesario. No me pidas que sea más explícita —dijo con frialdad.

— ¿Todavía deseas lo que ella te ofrecía?

—No, fue una experiencia desastrosa.

— ¿Y con otra persona?

—No.

— ¿Y qué harás la próxima vez que te envuelva la oscuridad?

—Pensaba que lo había dejado claro. Cuando tú estás a mi lado, la oscuridad desaparece, Beatriz. —Carraspeó—Susan.

—Dime que no era ella la que aparecía en las fotografías.

—No, en absoluto las mujeres que fotografié me gustaban.

— ¿Por qué te echó de su casa?

Santana apretó los dientes antes de responder—Hice algo que en su mundo es absolutamente inaceptable no te mentiré diciendo que no disfruté al ver la expresión de su cara cuando le di a probar su propia medicina. Aunque al hacerlo violé una de mis reglas sagradas.

Britt se estremeció—Entonces, ¿por qué sigue acosándote?

—Represento su fracaso, sigue deseando dominarme. Aparte de que poseo algunas habilidades... —Ella se ruborizó, incómoda—Me refiero a mis habilidades pugilísticas. Cuando se enteró de que había boxeado y de que era miembro del Club de Esgrima de Oxford, no pude quitármela de encima. Por desgracia, tenemos esas aficiones en común.

Britt se pasó un dedo por la cicatriz de la cabeza—No puedo estar con alguien que pega, Santana ni por enfado, ni por placer, ni por ninguna otra razón.

—Y haces bien lo apoyo. No está en mi naturaleza ser violenta con las mujeres. Me gusta seducirlas. Ann fue una excepción. Si conocieras las circunstancias, creo que me darías la razón y me perdonarías.

—Pero tampoco puedo estar con alguien que desea que le peguen la violencia me da mucho miedo. Por favor, entiéndelo.

—Lo entiendo. Pensé que lo que Ann me ofrecía me ayudaría a superar mis problemas—Negó con la cabeza con tristeza—Susan, lo auténticamente doloroso ha sido tener que mirarte a la cara y admitir mi sórdida relación con ella. Por ti, desearía no tener pasado. Desearía ser tan buena como tú.

Britt bajó la vista hasta sus manos, que se estaba retorciendo sobre el regazo—La sola idea de que alguien te golpee... y te trate como a un animal... —La voz le empezó a temblar y los ojos se le llenaron de lágrimas—. No me importa que mantuvierais relaciones sexuales. No me importa que no te dejara marcas. Lo que no soporto es la idea de que alguien te haga daño porque tú lo desees— Santana apretó los labios y guardó silencio—La idea de alguien golpeándote me pone enferma—Santana apretó los dientes al ver dos lágrimas cayendo por sus mejillas—Debes estar con alguien que te trate con amabilidad —dijo Britt, secándose la mejilla con el dorso de la mano—. Prométeme que nunca volverás con ella o con alguien como ella.

Santana le dirigió una dura mirada—Te dije que no tendrías que compartirme con nadie. Cumplo mis promesas.

Ella negó con la cabeza—Digo nunca más. Ni siquiera después de mí. Prométemelo.

Santana gruñó—Lo dices como si fuera inevitable que vaya a haber un después.

Britt se secó otra lágrima—Prométeme que no dejarás que nadie te maltrate para castigarte a ti misma. Pase lo que pase— Santana apretó los dientes con más fuerza—Prométemelo, Santana no volveré a pedirte nada, pero prométeme esto.

Entornando los ojos, Santana la observó en silencio unos instantes antes de asentir—Te lo prometo.

Britt se relajó y dejó caer la cabeza hacia adelante, física y emocionalmente exhausta Santana no se había perdido detalle de las emociones que habían batallado en su rostro, tan pronto pálido como sofocado, o del modo de retorcerse la tela del vestido. Le dolía mucho verla tan disgustada. Y verla llorar era desesperante «El ángel de ojos azules estaba llorando por el demonio. El ángel lloraba porque le dolía que alguien le hiciera daño a ella.» Sin una palabra, la agarró y la sentó sobre su regazo apoyó su cabeza delicadamente en su pecho y la abrazó—No más lágrimas. Ya has derramado demasiadas lágrimas por mí —le susurró al oído— y te aseguro que no me merezco ni una. —Suspiró pesarosa—. He sido muy egoísta queriendo estar contigo, Susan. Deberías estar con alguien de tu edad, alguien bueno, como tú. No con una retorcida Calibán, que merece estar en la isla de La tempestad y no a tu lado.

—A veces eres tan inocente como yo.

— ¿Cuándo? Dímelo.

—Cuando me abrazas cuando me acaricias el pelo —susurró ella—. Cuando estamos en la cama juntas.

Santana la miró con expresión torturada—Si no me quieres en tu vida, sólo tienes que decirlo y desapareceré para siempre. No quiero que tengas miedo de mi reacción. Si me rechazas, te prometo que no trataré de retenerte. Si es lo que deseas, te dejaré marchar— Britt guardó silencio, sin saber qué decir—Sé que tengo una personalidad controladora y admito que, como tú misma dijiste, soy una mandona —continuó, con la voz baja y crispada—. Pero nunca te trataría como a ella. No te haré daño, Susan sería incapaz de hacerte daño—Le acarició el brazo con un dedo y a Britt se le erizó el vello, tanto por su caricia como por sus palabras.

—No me preocupa lo que puedas hacerme, sino lo que Ann pueda hacerte a ti.

—Hacía mucho tiempo que nadie se preocupaba por mí.

—Tu familia lo hace. Y yo también antes de mudarme a Toronto. Me preocupaba por ti cada día.

Santana le dio un suave beso en los labios, que ella le devolvió—A pesar de mis pasadas indiscreciones, me gusta mucho más dar a mis amantes un placer loco y apasionado que dolor, te lo aseguro algún día me gustará mostrarte esa faceta mía. Despacio, por supuesto.

Britt se mordió la mejilla por dentro, buscando las palabras adecuadas para lo que tenía que decir—Tengo que decirte algo.

— ¿Sí?

—No soy... tan inocente como crees.

— ¿Y qué se supone que quiere decir eso? —Preguntó ella, bruscamente— Britt se mordisqueó el labio superior, nerviosa—Lo siento. Me has pillado por sorpresa—Santana se frotó los ojos.

—He tenido una novia.

Ella frunció el cejo—Ya lo sabía.

—Y nosotras... hicimos cosas.

— ¿Qué clase de cosas? —preguntó Santana, levantando las cejas. Las palabras habían salido de su boca sin pensar, pero en seguida cambió de idea—. No respondas. No quiero saberlo.

—No soy tan inocente como lo era cuando tú y yo nos conocimos, lo que significa que tienes una visión falsa e idealizada de mi Santana reflexionó un instante sobre lo que estaba oyendo. Quería saber los detalles, pero al mismo tiempo tenía miedo de lo que Britt pudiera decir. La idea de que otra persona —ella— la hubiera tocado, le hubiera dado placer, la ponía furiosa se daba cuenta de que ella necesitaba contarlo, pero no estaba segura de poder reaccionar correctamente—Tú fuiste la primera en besarme la primera que me cogió la mano —dijo Britt.

—Me alegro. —Santana le levantó una mano y le besó el dorso—. Ojalá hubiera podido ser la primera en todo.

—No me arrebató todas las primeras veces. —Britt cerró la boca rápidamente. No había querido decir eso el uso de la palabra «arrebatar» despertó en Santana instintos asesinos. Si alguna vez se encontraba a esa mujer, le partiría el cuello con sus propias manos—Al ver que no regresabas, empecé a salir con alguien. En Filadelfia. Y... bueno... empezaron a pasar cosas.

— ¿Cosas que tú deseabas que pasaran?

Britt se removió en el asiento, incómoda—Era mi novia. A veces... perdía la paciencia.

—Justo lo que me temía. Era una manipuladora hija de puta que te sedujo.

—Tengo voluntad propia. No tenía por qué ceder.

Santana permaneció en silencio «No puedo soportarlo. Estos celos me matan. Pensar en sus manos y sus labios con los de otra persona... No.» —Sé qué no tengo derecho a preguntarte esto —dijo finalmente—, pero ¿la amabas?

—No— Santana trató de ocultar la satisfacción que sintió al oír su respuesta levantando la barbilla.

—No me toques nunca, ni permitas que yo lo haga, a no ser que lo desees. Quiero que me hagas esta promesa ahora mismo—Britt parpadeó sorprendida—Me conozco. Hasta ahora he mantenido mis pasiones a raya, pero más de una vez he sido demasiado directa y te he hecho sentir incómoda. Me disgustaría mucho saber que nuestra relación había avanzado sólo porque te sentías coaccionada.

—Te lo prometo, Santana.

Ella asintió y la besó en la frente—Susan, ¿por qué no quieres que te llame Beatriz?
—Me entristeció mucho que no quisieras saber mi nombre cuando nos conocimos.

Santana la miró intensamente—Quiero saber mucho más que eso. Quiero conocer tu auténtico yo—Britt sonrió— ¿Todavía quieres estar conmigo? —Preguntó Santana—. ¿O quieres dejarme?

—Claro que quiero estar contigo.

—Cariño, no lo sientas sólo explícame qué he hecho mal para no repetirlo.

—No has hecho nada mal—Britt se secó las lágrimas—Es que nadie había hecho algo así por mí antes—Sonrió melancólica.

—No quería disgustarte. Quería hacerte feliz.

—Son lágrimas de felicidad. Más o menos —contestó ella, riendo y llorando a la vez.
Santana la abrazó una vez más antes de soltarla. Retirándole el pelo por detrás de los hombros, dijo: —Creo que alguien de por aquí necesita un trozo de tarta cortó una generosa porción, de la que partió un trozo con el tenedor, sosteniéndolo delante de ella—Me gustaría dártelo yo, pero entenderé si no quieres que lo haga

Britt abrió la boca inmediatamente y Santana le metió la tarta en la boca—Hum, está buenísima —dijo, con la boca llena.

Mientras se quitaba unas cuantas migas de los labios, sonrió—Me alegro.

—No sabía que tuvieses asistenta.

—Sólo viene dos veces a la semana.

— ¿Y también cocina?

—A veces. Funciono a rachas. O tal vez debería decir por obsesiones, ya sabes —respondió, dándole un golpecito en la nariz—. Esta receta era de su abuela. No puedo decirte lo que puso en la masa del hojaldre. Es un secreto —añadió, guiñando un ojo.

— ¿Y tú? ¿No vas a comer?

—Prefiero ver cómo disfrutas. Aunque esto no es una cena en condiciones. Me quedaría más tranquila si me dejaras prepararte algo caliente.

—Mi padre siempre come un trozo de queso con la tarta de manzana. Si tienes queso, tomaré un poco Al principio, Santana pareció sorprendido por la petición, pero en seguida reaccionó y fue a la nevera a buscar un trozo de queso cheddar blanco curado—Perfecto —murmuró ella. Cuando acabó de comer, permaneció unos segundos en silencio, preguntándose si debería volver a su casa. No le apetecía, pero tal vez después de tantas lágrimas y tanto drama, Santana no quisiera que se quedara.

—No respondiste a mi nota —comentó ella, rompiendo el silencio—la que te envié con las gardenias.

—Te envié un correo electrónico.

—Pero te olvidaste de una cosa.

Britt tardó unos segundos en contestar—No sabía cómo responder a lo de la domesticación.

—Me dijiste que ese diálogo entre el Principito y el zorro era tu favorito. Pensé que te quedaría claro.

Ella negó con la cabeza—Sé lo que quería decir el zorro, pero no tengo tan claro lo que significa para ti.

—Entonces te lo aclararé. No espero que confíes en mí, pero me gustaría ganarme tu confianza. Tal vez cuando logre que confíes en mí con la mente, puedas confiarme también tu cuerpo. Ése era el tipo de domesticación al que me refería. Quiero estar pendiente de ti... de tus necesidades y tus deseos... y quiero dedicarles todo el tiempo que se merecen.

— ¿Cómo me domesticarás?

—Mostrándote con mis actos que soy digna de confianza. Y así.

Le sujetó la cara entre las manos y acercó su boca a la de ella hasta que estuvieron casi rozándose Britt cerró los ojos y aguardó, conteniendo el aliento, a que sus labios se tocaran pero no lo hicieron el aire cálido que salía de los labios entreabiertos de Santana le acariciaba la boca con la punta de la lengua, Britt se humedeció el labio inferior al sentir el aliento de ella sobre la humedad de sus labios, un escalofrío le recorrió la espalda—Estás temblando —susurró Santana, enviándole una nueva oleada de aliento cálido junto con sus palabras Britt se ruborizó entre sus manos. El calor se extendió por su rostro y descendió por su cuello—Noto cómo te ruborizas. Tu piel florece y se llena de color le acarició las cejas. Al abrir los ojos, Britt se encontró con dos perlas cafés—Tienes las pupilas dilatadas —siguió describiendo Santana, con una sonrisa— y tu respiración se ha acelerado. ¿Sabes lo que eso significa?

—Ella decía que era frígida —confesó Britt, avergonzada—Fría como la nieve. Y eso la enfurecía.

—Sólo una niñata que no sabe nada de mujeres puede estar tan ciega y decir algo tan ridículo. No lo creas ni por un momento, Susan. Sé que no es verdad. —Esbozó una sonrisa seductora—. Sé perfectamente cuándo estás excitada. Lo veo en tus ojos. Lo noto en tu piel. Puedo... sentirlo. Volvió a pasarle los dedos por las cejas para relajarla—Por favor, no te sientas mal. No hay nada vergonzoso en ello. Es excitante y muy erótico.

Britt cerró los ojos y aspiró hondo—Chanel, menta y la bendita Santana.

Santana se echó a reír— ¿Es tu manera de decirme que te gusta mi colonia? — Se inclinó un poco hacia ella para que pudiera olerle mejor el cuello, donde el aroma de la colonia era más intenso.

— ¿Qué haces?

—Alimentar el deseo, Susan. Dime qué deseas. Estás sofocada, tu corazón late rápidamente y la respiración se te ha acelerado. ¿Qué deseas, Britt? —repitió, volviendo a sujetarle la cara entre las manos y acercándole la boca a los labios, sin tocarla.

—Quiero besarte —susurró ella.

—Yo también quiero besarte —replicó ella, sonriendo Britt aguardó, pero Santana permaneció quieta—Susan —murmuró ella contra su boca Britt abrió los ojos—Toma lo que deseas—Britt inspiró hondo—Si no inicias tú el beso de vez en cuando, pensaré que no me deseas. Que te estoy obligando. Y después de una noche como ésta, la única que debes exigir algo eres tú.

Santana la estaba mirando con los ojos muy abiertos y cargados de intención ella no necesitó más sorprendiéndolas a ambas, le rodeó el cuello con los brazos y la atrajo hacia sí. Cuando sus labios se encontraron, las manos de Santana se desplazaron hasta la espalda de Britt. Se imaginó acariciando su piel desnuda Britt le mordisqueó el labio inferior antes de succionárselo y metérselo en la boca, imitando lo que ella le había hecho en una ocasión anterior. Aunque le faltaba experiencia, a Santana le encantó su calmada pasión la enardecía. En pocos segundos, le había subido la temperatura y su corazón se había disparado. Mientras le exploraba la boca con la lengua, deseaba separarle las castas rodillas con una mano y apretarse contra ella. Y llevarla en brazos hasta el dormitorio para... Se separó bruscamente y la sujetó por los antebrazos desnudos—Tengo que parar—Apoyando la frente en la suya, soltó el aire ruidosamente.

—Lo siento.

Santana le besó la frente—No te disculpes por seguir el dictado de tus deseos. Eres hermosa y sensual. Y me excitas muchísimo. Puedo disfrutar de ti sin llevar esto más lejos, pero no seré capaz de contenerme si te sigo besando— Permanecieron inmóviles, abrazadas, hasta que Santana abrió los ojos y le acarició la mejilla—Dime que deseas, Susan. Esta noche soy tuya. ¿Quieres que te lleve a casa? ¿Quieres quedarte?

Ella le acarició la mandíbula con la nariz—Me gustaría quedarme.

—En ese caso, creo que es hora de que nos vayamos a la cama.

Le ofreció la mano para ayudarla a bajar del taburete— ¿No te resulta raro compartir la cama conmigo?

—Te quiero en mi cama y entre mis brazos todas las noches— Britt guardó silencio mientras iba en busca del maletín— ¿Te molesta? —preguntó Santana, frunciendo el cejo.

—No, aunque tal vez debería.

—Te he echado de menos esta semana.

—Yo también te he echado de menos.

—Duermo mejor cuando estás entre mis brazos —confesó Santana con una cálida sonrisa—, pero puedes elegir donde prefieres dormir.

—Me gustaría compartir la cama contigo —admitió ella, con timidez—, si no te importa.

—Nunca te negaría algo así —dijo ella, guiándola hacia el dormitorio.

Cuando Britt se sentó en la cama, Santana cogió la foto de la cómoda—Tú tienes una foto mía debajo de la almohada. Pensé que no te importaría que yo tuviera una foto tuya —bromeó, ofreciéndosela.

Britt se devanó los sesos tratando averiguar cómo habría encontrado ella la fotografía— ¿De dónde la has sacado?

—Soy yo la que debería preguntarte de dónde sacaste tú una foto de mis tiempos en el equipo de remo de Princeton —replicó ella, mientras se sacaba el vestido negro Britt apartó la vista, maldiciendo en silencio ver cómo se desnudaba era todavía más sexy que verla cubierta por una toalla lila demasiado pequeña.

— Bueno... Lucy la tenía colgada en un corcho, en su habitación. La primera vez que la vi, no pude resistirme y me la llevé.

Santana se inclinó sobre ella para mirarla a la cara— ¿Te la llevaste? ¿Quieres decir que la robaste?

—Ya sé que no hice bien. Pero tenías una sonrisa tan maravillosa. Yo tenía diecisiete años y era muy tonta, Santana.

— ¿Tonta o enamorada?

Britt bajó la vista—Creo que ya lo sabes.

—Lucy tomó unas cuantas fotos con su teléfono cuando fuimos a Lobby. Ésta es mi favorita, por eso la enmarqué. —La observó más de cerca—. ¿No te gusta?

Britt se puso nerviosa—Estás muy guapa.

Santana le quitó la foto de las manos y la dejó en su sitio— ¿Qué piensas? Cuéntamelo.

—Tu manera de mirarme mientras bailábamos... no la entiendo.

—Eres una mujer muy hermosa, Britt ¿Por qué no iba a mirarte?

—Pero me miras de una manera muy especial.

—Siempre te miro así —confesó ella, dándole un beso suave—. Te estoy mirando así ahora mismo. —Le echó el pelo hacia atrás—En seguida vuelvo.

Ella se quitó el vestido y se puso lo que sería su pijama de aquella noche. Luego se acercó a la puerta del cuarto de baño, de donde salía una luz blanquecina—Quieta —dijo Santana, que había regresado a la cama y estaba tumbada, observándola Britt se miró, inquieta.

Había dudado mucho. Casi todos sus pijamas eran demasiado infantiles para ponérselos estando con ella y no tenía lencería bonita. Y, aunque tuviera, no se habría atrevido a ponérsela. Así que, finalmente, se había decidido por una camiseta amplia y oscura y unos pantalones cortos con el logo de la universidad de Saint Joseph—Eres exquisita ella hizo una mueca y alargó la mano para apagar la luz—Espera. Ahí, recortada contra la luz, pareces un ángel.

Britt asintió para que supiera que la había oído, antes de apagar la luz y volver a la cama Santana la acogió en un cálido abrazo Britt se dio cuenta de que iba vestida de un modo muy similar. ¡Menudo par estaban hechas! Pero al menos sus piernas desnudas podían unirse felizmente bajo las sábanas Santana la besó con ternura y se reclinó en la almohada, suspirando de satisfacción cuando ella apoyó la cara en su pecho y le rodeó la cintura con un brazo—Lamento que te sientas sola, Susan—Ella se sorprendió por el brusco cambio de tema—Hace unos días, me dijiste que te sentías muy sola. Que no tienes amigos—Britt hizo una mueca al recordarlo— ¿Quieres que te compre un gato o un conejo para que te hagan compañía?

—Santana, te lo agradezco mucho, pero no puedes tratar de solucionar todos mis problemas comprándome cosas.

—Lo sé, pero puedo comprarte cosas para hacerte sonreír.

Volvió a besarla—La amabilidad vale mucho más que todo el dinero del mundo.

—La tendrás. Entre otras cosas.

—No quiero nada más.

—Quédate conmigo este fin de semana.

Ella sólo dudó un instante—De acuerdo —susurró.

Santana pareció aliviada— ¿Qué me dices de un pez? Son la nueva moda en mascotas.
Britt se echó a reír—Mejor no. Bastante me cuesta ya cuidar de mí misma, como para tener que cuidar de una pobre criatura que no tiene ninguna culpa.

Santana se incorporó un poco para poder mirarla a la cara—En ese caso, deja que yo cuide de ti —susurró, con los ojos brillantes.

—Podrías tener a cualquier mujer que quisieras, Santana.

Ella frunció el cejo—Sólo te quiero a ti—Ella apoyó la cabeza en su pecho y sonrió—Estar sin ti es como vivir en una eterna noche sin estrellas.


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Aqui el otro capitulo espero que les guste y comenten C:
Saludos y Besos
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por VictoriaRivera Dom Jul 20, 2014 10:24 pm

Me encantan tus fics :') cuantos capítulos tiene este? Espero la próxima actulizacion mordiendome las uñas jaja ( soy muy impaciente) Saludos!!
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por 3:) Dom Jul 20, 2014 10:32 pm

hola demonio,.... (sabes es raro decírselo a otra persona.. siempre me lo dicen a mi es mi apodo de cabecera jaja)

amo cunado el ángel cuida de su demonio!!!!!!!!!!!!
detesto a cada una de las mujeres que estuvieron con san,...
ya lo dije,... ame,.. amo yyyy amare cuando están juntas,... no voy a ser la única!!! jajajajaj
me encanta que vayan apareciendo su pasado aunque les incomode y les duela a las dos,...

nos vemos!!!
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Mensaje por micky morales Dom Jul 20, 2014 11:17 pm

regrese para darle continuidad a uno de mis fics favoritos, me encanta la relacion de britt y santana tan atormentada que resulta super interesante, mis disculpas, fui a conocer Ecuador!
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Mensaje por monica.santander Dom Jul 20, 2014 11:19 pm

Hermosos capítulos!!!!!!
Gracias 
Saludos
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Mensaje por Dolomiti Lun Jul 21, 2014 3:08 am

Dime que pronto nos darás otro maratón... ¿Si? Es increíble que britt acepte a Santana pase lo que pase, me encanta! Y también que britt diga que no es tan inocente jaja *-*
Espero actualices pronto!! Saludines
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Mensaje por Anddy Rivera Morris Lun Jul 21, 2014 6:33 pm

Estoy en total acuerdo con Dolomiti, ojalá que pronto nos deleites con otro maratón pero por lo pronto con uno me conformo :$, quizá puedo decir que soy adicta a esta historia y mi única cura sería más dosis de ésta *-* jkhdsf más que excelentes los capítulos ;)
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por Dani(: Mar Jul 22, 2014 7:53 pm

VictoriaRivera escribió:Me encantan tus fics :') cuantos capítulos tiene este?  Espero la próxima actulizacion mordiendome las uñas jaja ( soy muy impaciente) Saludos!!  

Hola Hola!
Me alegra que te gusten y comenten :D y tiene 35 la primera parte pero es enorme y muy muy largo y pronto actualizare :P
Saludos Y besos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 1206646864 

3:) escribió:hola demonio,.... (sabes es raro decírselo a otra persona.. siempre me lo dicen a mi es mi apodo de cabecera jaja)

amo cunado el ángel cuida de su demonio!!!!!!!!!!!!
detesto a cada una de las mujeres que estuvieron con san,...
ya lo dije,... ame,.. amo yyyy amare cuando están juntas,... no voy a ser la única!!! jajajajaj
me encanta que vayan apareciendo su pasado aunque les incomode y les duela a las dos,...

nos vemos!!!

Hola Hola Demonioo :P !! ( me imagino que si XD a mi me lo dicen tbm)
YO AMO A ESE ANGEL Y DEMONIO SIMPLE  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 1215408055  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 1215408055 
y yo tbm las detesto -_-
son taaaaaaaaaaaaaaaan :3  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 1215408055 

Saludos Y besos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 1206646864 

micky morales escribió:regrese para darle continuidad a uno de mis fics favoritos, me encanta la relacion de britt y santana tan atormentada que resulta super interesante, mis disculpas, fui a conocer Ecuador!

Hola Hola!
Me alegra demasiado que volvieras y que comentaras !! y dichosa :D cuentame como es ? jajaj
Saludos Y besos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 1206646864 

monica.santander escribió:Hermosos capítulos!!!!!!
Gracias 
Saludos

Hola Hola!
Me alegro que te gustaran y comentaras :P
Saludos Y besos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 1206646864 

Dolomiti escribió:Dime que pronto nos darás otro maratón... ¿Si? Es increíble que britt acepte a Santana pase lo que pase, me encanta! Y también que britt diga que no es tan inocente jaja *-*
Espero actualices pronto!! Saludines

Hola Hola!
Puede ser que haga otro prontamente :P y San tiene un pasado taan grande y britt estara ahi :3 y britt o britt-britt :3
Saludos Y besos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 1206646864 

Anddy Rivera Morris escribió:
Estoy en total acuerdo con Dolomiti, ojalá que pronto nos deleites con otro maratón pero por lo pronto con uno me conformo :$, quizá puedo decir que soy adicta a esta historia y mi única cura sería más dosis de ésta *-* jkhdsf más que excelentes los capítulos ;)

Hola Hola!
Prontamente hare otro puede ser muy muy pronto :P y jajajaj me alegro tanto que te gsute y comentes :P
Saludos Y besos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 1206646864 

Hola Hola!
Actualizo hoy en la noche empezare a full con este capitulo para subirlo pronto :3
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por Dani(: Miér Jul 23, 2014 12:46 am

Capítulo 22


Los cuerpos de las dos casi amantes estaban enredados en la gran cama, con las piernas desnudas entrelazadas bajo la colcha de seda de color azul hielo y las sábanas blancas de la casa Frette Britt murmuraba en sueños, dando vueltas inquieta Santana permanecía inmóvil, disfrutando de su compañía podría haberla perdido tumbada a su lado, era muy consciente de que esa noche habría podido acabar de un modo muy distinto Britt habría podido no perdonarla nada la obligaba a aceptarla pero lo había hecho tal vez podía empezar a tener esperanzas...— ¿Santana?   Creyendo que seguía dormida, Santana no respondió eran las tres de la madrugada y el dormitorio estaba envuelto en sombras rotas tan sólo por las luces de la ciudad que se colaban a través de las cortinas Britt se volvió hacia ella— ¿Santana? —susurró—. ¿Estás despierta?    

—Sí. Todo va bien, cariño. Duérmete —le dijo, besándola suavemente y acariciándole el pelo.

Ella se apoyó en un codo—Estoy muy despierta.    

—Yo también.    

— ¿Podemos... podemos hablar?    

Ella se apoyó en un codo también—Por supuesto. ¿Pasa algo?    

— ¿Eres más feliz ahora que hace un tiempo?    

Santana se la quedó mirando un instante antes de darle un golpecito en la nariz— ¿A qué viene esa pregunta tan profunda en mitad de la noche?    

—Has dicho que el año pasado eras muy infeliz me preguntaba si serías más feliz ahora.  
 
—No soy una gran experta en felicidad ¿Y tú?    

Britt retorció el dobladillo de la sábana—Intento serlo trato de disfrutar de las cosas pequeñas la tarta me ha hecho muy feliz.    

—De haberlo sabido, la habría encargado antes.  
 
— ¿Por qué no eres feliz ahora?  

—Cambié mi primogenitura por un plato de lentejas.
 
— ¿Estás citando las Escrituras? —preguntó ella, incrédula.    

Santana se puso a la defensiva—No soy una pagana, Susan me criaron en la fe episcopalista Richard y Grace eran muy devotos, ¿no lo sabías? — Britt asintió lo había olvidado la expresión de Santana era muy seria—Aunque por mi modo de vida no lo parezca, sigo siendo creyente sé que eso me convierte en una hipócrita.    

—Todos los creyentes somos hipócritas, porque no estamos a la altura de nuestras creencias yo también creo, aunque no se me da demasiado bien sólo voy a misa cuando estoy triste, en Navidad o en Semana Santa—Buscó la mano de Santana y se la apretó con fuerza— Si todavía crees, debes tener esperanza tienes que confiar en que la felicidad te llegará algún día.    

Santana le soltó la mano y, tumbándose de espaldas, se quedó mirando el techo—He perdido mi alma, Susan.  
 
— ¿Qué quieres decir?    

—Estás contemplando a una de esas almas que han cometido pecados demasiado graves como para ser perdonadas.    

—No lo entiendo.    

Santana suspiró—Estoy más cerca de ser un demonio que un ángel y no puedo esperar redención, porque he hecho cosas imperdonables.    

— ¿Te refieres a lo que pasó con la profesora Singer?    

Ella se echó a reír sin ganas—Ojalá ésos fueran mis pecados más graves no, Britt he hecho cosas mucho peores por favor, acepta mi palabra y no me preguntes más—Britt se acercó un poco más los delicados rasgos de su rostro estaban contraídos de preocupación mientras ella se preguntaba qué le estaría ocultando, Santana trataba de hacerse perdonar acariciándole el brazo—Sé que no te gusta que te oculte cosas y sé también que no podré ocultártelas para siempre, pero te ruego que me des un poco más de tiempo—Soltó el aire lentamente y bajó la voz— Te prometo que no te haré el amor sin haberte contado antes quién soy.    

—Es un poco pronto para hablar de eso, ¿no crees?  

Ella la miró entrecerrando los ojos— ¿Lo es?    

—Santana, estamos empezando a conocernos y ya ha habido unas cuantas sorpresas.

Ella hizo una mueca—No quiero esconder mis intenciones no quiero seducirte y marcharme luego y tampoco pienso reservar mis secretos hasta después de haberte hecho mía estoy tratando de comportarme correctamente.    

Sus palabras tenían buena intención la deseaba, deseaba hasta el último rincón de su cuerpo, pero tenía muy claro que no podía arrebatarle la virginidad sin haberle confesado antes sus secretos más íntimos. Y, aunque su reacción ante el acoso de Ann le daba esperanzas, seguía teniendo miedo de que sus revelaciones la hicieran salir corriendo sabía que ella estaría mejor con otra persona, pero sólo con imaginárselo, el corazón le empezaba a latir desacompasadamente— ¿Tienes conciencia?  

— ¿Qué pregunta es ésa? —gruñó Santana.    

— ¿Crees que hay diferencia entre el bien y el mal?    

— ¡Por supuesto!  

— ¿Y sabes distinguirlos?  

Santana se frotó la cara con las manos y las dejó ahí—Susan, no soy una psicópata no tengo ningún problema en distinguir una cosa de otra, el problema llega a la hora de actuar.
   
—Entonces, no has perdido el alma sólo una criatura con alma es capaz de distinguir entre el bien y el mal. Sí, has cometido errores, pero te sientes culpable sientes remordimiento. Y si no has perdido el alma, sigues teniendo posibilidades de redención.
 
Ella sonrió con tristeza y la besó—Hablas como Grace.    

—Grace era una mujer muy sabia.    

—Igual que tú, señorita Pierce, según parece —bromeó ella.    

—Con un poco de ayuda de santo Tomás de Aquino, profesora—Santana le levantó un poco la camiseta para hacerle cosquillas en el estómago— ¡Ah! ¡Santana, para! —se rió ella, retorciéndose y tratando de apartarse.    

Ella siguió unos instantes antes de soltarla, sólo por el placer de oír su risa resonando en la oscuridad—Gracias, Susan—Le acarició la mejilla—Por un momento, casi te he creído.
   
Ella le rodeó la cintura con el brazo y se acurrucó a su lado, aspirando su aroma con satisfacción— ¡Siempre hueles tan bien...!    

—Puedes agradecérselo a Lucy y a Grace empezaron a regalarme colonia Chanel hace mucho tiempo. Y luego yo seguí comprándola por costumbre—Sonrió— ¿Crees que debería probar algo nuevo?    

—No si Grace la eligió para ti.  

La sonrisa de Santana desapareció, pero le dio un beso en la frente de todos modos—Supongo que debería dar las gracias porque no se le ocurriera comprarme menen.
 
Britt se echó a reír permanecieron en silencio varios minutos antes de que Britt le susurrara al oído: —Me gustaría decirte una cosa—  Apretando ligeramente los labios, Santana asintió a pesar de la oscuridad, Britt apartó la vista con timidez—Podrías haberme tomado en el huerto de manzanos te habría dejado.    

Santana le acarició la mejilla con un dedo—Lo sé.  
 
— ¿Lo sabes?  

—El cuerpo femenino tiene pocos secretos para mí aquella noche estabas muy... receptiva.  
Britt no salía de su asombro— ¿Sabías que...?
 
—Sí.    

—Pero no lo hiciste...    

—No.    

— ¿Puedo saber por qué?    

Santana reflexionó antes de responder: —No me pareció correcto. Además, estaba tan feliz de haberte encontrado y de tenerte entre mis brazos, que no necesitaba nada más.    

Britt se inclinó sobre ella y la besó en el cuello—Fue perfecto.  

—Cuando volvamos a casa por Acción de Gracias, me gustaría llevarte allí otra vez. ¿Me acompañarás?  

—Por supuesto.    

Le besó el pecho, Santana se encogía cada vez que la tocaba allí—Bésame —musitó Santana.    

Ella obedeció, presionando su boca entreabierta contra la suya, deseosa de saborearlo todo el tiempo que ella se lo permitiera que fue menos del que Britt habría deseado con un suspiro, Santana se volvió la pérdida de su contacto la entristeció y un viejo fantasma asomó la cabeza Santana notó que ella se tensaba a su lado—No confundas mi templanza con falta de deseo, Susan estoy ardiendo por ti—Suavemente, le dio media vuelta y la abrazó por detrás, hundiendo la cara en su pelo—Me alegro tanto de que estés aquí... —susurró.    

Ella quería confesarle que dormía mejor con ella que sola quería decirle que le gustaría pasar a su lado el resto de sus noches y que la deseaba mucho pero no lo hizo.
     
Al despertarse a la mañana siguiente, estaba sola al mirar la hora en el reloj antiguo que Santana tenía en la mesita de noche, descubrió asombrada que ya era mediodía había dormido demasiado Santana le había dejado un desayuno continental y una nota apoyada en el zumo de naranja la leyó mientras mordisqueaba el pain au chocolat.  
     
Del despacho de la profesora Santana M. López
 
Cariño:    

Estabas durmiendo tan profundamente que no he querido molestarte he ido a hacer unos recados llámame cuando te despiertes gracias por dejarme tenerte entre mis brazos toda la noche, y por tus palabras...Si tengo alma, es tuya.  

Santana
 
   
Britt sonrió feliz y desayunó tranquilamente en la habitación Santana parecía contenta en la nota y eso hacía que ella también lo estuviera después de lavarse, estaba a punto de salir del dormitorio cuando tropezó con tres bolsas de Holt Renfrew las apartó algo irritada y se dirigió a la cocina, donde le extrañó encontrarse a Santana sentada a la barra, tomándose un café y leyendo el periódico llevaba una camisa de color azul pálido que resaltaba  sus senos y unos cómodos pantalones negros ajustados se había puesto las gafas y estaba guapa, como siempre Britt se sintió poco vestida con la camiseta y los pantalones cortos—¡Hola! —la saludó Santana, doblando el periódico y recibiéndola con los brazos abiertos cuando estuvo entre sus piernas, Santana le dio un cálido abrazo— ¿Has dormido bien? —le susurró al oído.  

—Muy bien.    

La besó suavemente—Debías de estar cansada ¿Cómo te encuentras? —La miró con preocupación.    

—Estoy bien.    

— ¿Quieres que te prepare algo de comer?    

— ¿Tú has comido ya?    

—He picado algo con el café estaba esperando para almorzar contigo volvió a besarla, más apasionadamente esta vez Britt le rodeó la espalda con los brazos y, tímidamente, le enredó los dedos en el pelo Santana le mordisqueó el labio inferior antes de apartarse un poco y decirle con una sonrisa: —Parte de mí tenía miedo de que, al despertarme, hubieras desaparecido.    

—No voy a ninguna parte, Santana todavía tengo los pies destrozados de ir ayer arriba y abajo todo el día con esos tacones no creo que pudiera llegar a casa.    

—Eso tiene remedio... con ayuda de un buen baño caliente —propuso ella, alzando las cejas varias veces.    

Britt se ruborizó y cambió de tema— ¿Cuánto tiempo quieres que me quede?    
—Para siempre.    

—Santana, estoy hablando en serio —protestó ella, sonriendo.
 
—Hasta el lunes por la mañana.    

—No tengo ropa tendría que ir a casa a buscar algo para cambiarme.  
 
Santana sonrió con indulgencia—Si quieres, puedo llevarte. O dejarte el Range Rover pero antes, creo que deberías echarle un vistazo a las bolsas que he dejado en la habitación igual te ahorras el viaje.    

— ¿Qué hay?    

Santana hizo un gesto vago con las manos—Cosas que alguien puede necesitar si se queda a dormir en casa de una amiga.    

— ¿Y de dónde han salido?    

—De la tienda donde Lucy te compró el maletín.    

—Es decir, que todo será carísimo —protestó ella, frunciendo el cejo y cruzándose de brazos.    

—Eres mi invitada las reglas de la hospitalidad me obligan a satisfacer todas tus necesidades—replicó ella, con la voz ronca, antes de pasarse la punta de la lengua por el labio inferior.

Haciendo un gran esfuerzo, Britt apartó la vista de su boca—Me parece... mal que me compres ropa.    

— ¿De qué estás hablando? —Santana parecía molesta.
 
—Como si fuera una...    

— ¡Para! —La soltó y le dirigió una mirada sombría.  

Ella se la devolvió, preparándose para el chaparrón que sabía que se avecinaba—Susan, ¿de dónde viene tu aversión a la generosidad?    

—No tengo aversión a la generosidad.    

—Sí la tienes. ¿Acaso crees que quiero sobornarte para que te acuestes conmigo?
 
—Por supuesto que no —respondió ella, ruborizándose.    

— ¿Crees que te compro cosas porque espero favores sexuales a cambio?
 
—No.    

—Entonces, ¿cuál es el problema?    

—No quiero deberte nada.    

— ¿Deberme? Ah, ya lo entiendo soy una prestamista medieval que cobra intereses exagerados y que, cuando no puedas devolverle el dinero, se lo cobrará en carne.    

—No, claro que no —susurró Britt.  

— ¿Entonces?    

—Es que quiero valerme por mí misma tú eres una profesora, yo soy una alumna y...  

—Eso ya lo discutimos anoche que una amiga te haga un regalo no te convierte en un ser dependiente y sin voluntad —refunfuñó Santana—No quería que tuvieras que ir a casa pasamos muy poco tiempo juntas sólo he tenido que cruzar la calle la tienda está aquí mismo únicamente quería ser amable mi personal shopper me ha ayudado a elegir unas cuantas cosas, pero si no las quieres, las devolveré Santana se levantó y dejó la taza en la encimera pasando por delante de ella sin decirle una palabra, se encerró en el despacho «No ha ido demasiado bien», pensó Britt sin saber qué hacer, se mordió las uñas por un lado, quería ser independiente no quería ser como un pajarillo indefenso con el ala rota por otro lado, su corazón amable sufría causándole dolor a otras personas. Y tras el enfado de Santana sabía que se escondía dolor «No quería hacerle daño...» Santana era tan fuerte, tan enérgica, que costaba darse cuenta de que en su interior se ocultaba un ser sensible que se disgustaba por algo tan intrascendente como unos regalos tal vez ella fuera la única persona en el mundo consciente de lo sensible que era lo que la hacía sentirse aún más culpable por haberla lastimado se sirvió un vaso de agua y se lo bebió despacio, dándole a ella intimidad y a ella unos momentos para reflexionar al acercarse al despacho, el teléfono sonó Britt asomó la cabeza por la puerta y vio que Santana estaba sentada tras el escritorio y que rebuscaba entre los papeles mientras contestaba la llamada al verla, señaló al teléfono y dijo «Richard» en voz baja ella asintió acercándose al escritorio, cogió una pluma sencilla y un trozo de papel y escribió «Perdona» le mostró el papel y Santana, después de leerlo, asintió bruscamente.    

Britt volvió a escribir:    Voy a ducharme ¿Hablamos luego?    
   
Santana leyó la nueva nota y volvió a asentir.  
   
Gracias por ser tan considerada lo siento.    
 
Cuando se volvió para marcharse, Santana la agarró por la muñeca y le dio un beso en la palma de la mano antes de soltarla Britt regresó al dormitorio, cerró la puerta, llevó las bolsas hasta la cama y se dispuso a ver qué contenían.  

En la primera encontró ropa de mujer, toda de su talla Santana le había comprado una falda tubo negra, clásica, unos pantalones negros, lisos, marca Theory, una camisa de vestir de algodón blanco con puños franceses y una blusa de seda de color azul unas medias de rombos, unos calcetines y unos botines negros puntiagudos completaban el conjunto le recordó la colección básica de un diseñador no quería parecer desagradecida, pero habría estado igual de contenta con unos simples vaqueros, una camiseta de manga larga y unas zapatillas deportivas la segunda bolsa, según descubrió sorprendida, contenía lencería Santana le había comprado un elegante y obviamente carísimo albornoz de color lila también un camisón largo del mismo color, con volantes en el cuello se sintió sorprendida y encantada con el camisón era sofisticado y sencillo al mismo tiempo algo que podía ponerse para dormir con ella sin sentirse incómoda en el fondo de la bolsa vio un par de zapatillas de raso del mismo color, con tacones de unos cinco centímetros eran un peligro para la salud disfrazado de zapatillas sexies «Es evidente que los tacones son el fetiche de Santana... en todo tipo de calzado.»  En la tercera bolsa encontró ropa interior Santana se ruborizó intensamente al ver tres sujetadores de encaje, de media copa, con bragas a juego, todos ellos de un diseñador francés un conjunto era de color champán, otro azul pálido y el tercero rosa palo las bragas eran tipo culotte, todas de encaje se ruborizó aún más al imaginarse a Santana paseando entre hileras e hileras de lencería cara, eligiendo lo que le parecía elegante y atractivo y comprando prendas que eran exactamente de su talla «Oh, dioses de las —¿amigas? ¿Novias?— francamente generosas, gracias por mantenerla apartada de los artículos provocativos... de momento.»   Estaba abrumada y algo avergonzada pero era todo tan bonito, tan delicado, tan perfecto... «Tal vez no me ame, pero se preocupa por mí y quiere hacerme feliz», pensó eligió el conjunto color champán, los pantalones negros y la camisa blanca y fue al baño a darse una ducha en la bañera, no sólo encontró la esponja color lavanda, sino también su propia marca de gel, de champú y de acondicionador Santana, a su modo obsesivo, se había ocupado de todo.  

Se estaba secando el pelo, estrenando orgullosa su albornoz nuevo, cuando oyó que llamaban a la puerta—Adelante —dijo.  

Santana asomó la cabeza— ¿Segura? —La examinó de arriba abajo desde la puerta, desde el pelo mojado hasta los pies descalzos y volvió a subir luego hasta detenerse en su cuello desnudo.    

—Estoy decente. Puedes pasar.    

Santana se le acercó con una mirada hambrienta—Tú siempre estás decente porque eres decente, pero yo no Britt le sonrió y ella le devolvió la sonrisa más civilizadamente apoyándose en la pared, Santana se metió las manos en los bolsillos y dijo: —Lo siento.
 
—Yo también.  

—He exagerado.    


—Yo también.    

—Hagamos las paces.    

—Por favor.    

—Ha sido muy fácil—Santana se echó a reír y, quitándole la toalla de las manos, la echó a un lado antes de abrazarla con fuerza— ¿Te gusta el albornoz? —preguntó, insegura.  

—Es precioso.    

—Devolveré el resto.    

—No lo hagas. Me gusta todo. Me gusta, sobre todo, porque tú lo has elegido para mí. Gracias.

Los besos de Santana podían ser dulces y suaves, como los de una chica que estuviera besando a su primera novia, pero esa vez no lo fueron esa vez le presionó la boca hasta que ella separó los labios y le dio entonces un largo y apasionado beso antes de apartarse y acariciarle la mejilla—Te habría comprado también unos vaqueros, pero Hillary, la personal shopper, me ha dicho que es muy difícil acertar con unos vaqueros sin probarlos si prefieres ponerte algo más informal, podemos ir a comprar otra cosa.  
 
—No necesito más vaqueros.    

—Lo he elegido todo yo menos la ropa interior esa la ha elegido Hillary—Al ver que Britt se sorprendía, le aclaró—: No quería que te sintieras incómoda.    

—Demasiado tarde —replicó ella, algo decepcionada al enterarse de que no había sido Santana quien había elegido aquellos preciosos conjuntos.    

—Susan, tengo que explicarte una cosa—Se había puesto tan solemne que ella sintió un escalofrío. La vio cambiar el peso de pie varias veces, mientras buscaba las palabras adecuadas—Mi padre era un hombre casado, con su propia familia, cuando conoció a mi madre la sedujo, la trató como a una puta y la abandonó me duele que pienses que yo podría tratarte así no es que me extrañe mucho, dados mis antecedentes, pero...  

—Santana, no lo creo es sólo que no me gusta que te sientas con la obligación de cuidar de mí.  

Santana la miró con atención—Me gusta cuidar de ti no es ninguna obligación ya sé que puedes cuidarte sola lo has hecho perfectamente desde que eras una niña, pero ya no tienes que hacerlo todo sola ahora me tienes a mí—Se removió, inquieta antes de continuar—Quiero malcriarte con detalles extravagantes porque me importas no sé expresar todo lo que siento por ti. Se me da mucho mejor demostrártelo. Por eso, cuando no quieres aceptar mis regalos... Se encogió de hombros, pero no pudo ocultar el dolor que eso le causaba.
 
—Nunca lo había visto de esa manera —dijo ella en voz baja.    

—Cada vez que hago algo por ti, estoy tratando de demostrarte lo que no sé expresar con palabras—Le acarició las mejillas con los pulgares—No me lo niegues, por favor.    
Britt respondió poniéndose de puntillas y apretándose contra su pecho rodeándole el cuello con las manos, la besó fue un beso hambriento, lleno de promesas, de entrega y de necesidad Santana también se entregó al beso, con la mandíbula en tensión mientras concentraba todo su ser en la unión perfecta de sus bocas cuando se separaron, ambas estaban jadeando—Gracias —susurró Santana, apoyándole la barbilla en el hombro.  

—Me cuesta depender de otra persona.    

—Lo sé.    

—Preferiría que me consultaras tus planes, en vez de tomar decisiones en mi nombre. Así me resultaría más fácil pensar que somos pareja aunque no lo seamos —añadió rápidamente, ruborizándose.  

Santana volvió a besarla—Quiero que seamos una pareja, Susan y lo que pides me parece justo a veces me dejo llevar por el entusiasmo del momento, sobre todo en todo lo que tiene que ver contigo—Ella asintió contra su pecho cuando Santana carraspeó, levantó la cabeza para verle los ojos—Más o menos un año antes de morir, mi padre tuvo un ataque de conciencia y me añadió a su testamento debió de pensar que, al dejarme la misma parte de herencia que a sus hijos legítimos, estaba expiando sus pecados ya ves, soy una indulgencia andante.    

—Lo siento mucho, Santana.    

—Yo no quería el dinero pero casi todo estaba invertido y esas inversiones no paran de generar beneficios no importa lo rápido que me lo gaste, siempre hay más nunca me libraré de ese dinero ni de mi padre así que, por favor, no pienses en lo que cuestan los regalos el coste no tiene importancia.    

— ¿Por qué acabaste aceptando la herencia?  

Santana la soltó y, tras pensarlo un momento, explicó: —Richard y Grace tuvieron que hipotecar la casa para pagar mis errores debía dinero que me habían prestado para drogarme; mi vida estaba en peligro. Y... por alguna otra cosa.  

—No lo sabía.  

—Tu padre sí.    

— ¿Papá? ¿Cómo se enteró?    

—Richard quería salvarme a toda costa cuando le confesé los líos en los que andaba metida, decidió ir puerta por puerta a visitar a todos los tipos a los que les debía dinero y saldar mis deudas por suerte, antes habló con tu padre.    

— ¿Por qué?    

—Porque él conocía a un detective privado que tenía contactos en Boston.
   
Britt abrió mucho los ojos—Mi tío Jack.    

Santana frunció el cejo—No sabía que era tu tío Richard era muy ingenuo no se daba cuenta de que esos tipos eran gente sin escrúpulos lo más probable habría sido que se hubieran quedado con el dinero y lo hubieran matado Tom se ocupó de que tu tío y algunos contactos suyos pagaran las deudas con el dinero de Richard de un modo seguro cuando salí de rehabilitación, llamé al abogado de mi padre en Nueva York y le dije que aceptaba la herencia pagué la hipoteca de la casa, pero no hay dinero que pueda borrar la vergüenza Richard podría haber muerto por mi culpa.  

—Eres su hija es normal que quisiera salvarte Te quiere.

—Sí, soy la hija pródiga—Bajó las manos hasta las caderas de Britt y cambió de tema—Quiero que te sientas cómoda aquí he vaciado uno de los cajones de la cómoda y te he hecho un poco de espacio en el armario me gustaría que dejaras algo de ropa para cuando vengas ah y te daré una llave.  

— ¿Quieres que deje cosas mías aquí?  
 
—Bueno, en realidad me gustaría que te quedaras toda tú, pero me conformaré con la ropa—respondió ella con una media sonrisa.    

Britt se puso de puntillas para besarla en los labios—Dejaré parte de la ropa que me has comprado me estará esperando aquí cuando regrese.    

La expresión de Santana se transformó al esbozar una sonrisa traviesa—Ya que hablamos de dejar cosas aquí, tal vez no te importase dejarme una foto de recuerdo.    

— ¿Quieres hacerme una foto así?
 
— ¿Por qué no? Eres preciosa, Susan.  

Ella sintió que la piel le ardía—Creo que no estoy preparada para que me saques fotos eróticas.

Santana frunció el cejo—Lo que había pensado era tomar algunas fotos en blanco y negro de tu perfil, el cuello, la cara... —Le acarició suavemente la espalda, trazando círculos para demostrarle su afecto.    

— ¿Por qué?    

—Porque me gustaría poder verte cuando no estés mi piso está muy vacío sin ti.
 
Ella frunció los labios pensativa— ¿Te molesta la idea? —preguntó, acariciándole la mandíbula lentamente.    

—No, no me importa que me fotografíes pero preferiría estar completamente vestida.
 
—No creo que mi corazón pudiera resistir verte desnuda.    

Al verla sonreír, Santana se echó a reír— ¿Puedo preguntarte una cosa, Santana?  
 
—Por supuesto.  

—Cuando vuelvas a Selinsgrove en Acción de Gracias, ¿dormirás en casa de Richard o en un hotel?    

—Me quedaré en casa con los demás. ¿Por qué?    

—Lucy me dijo que solías alojarte en un hotel cuando ibas de visita.  
 
—Es cierto.    

— ¿Por qué?    

Santana se encogió de hombros—Porque era la oveja negra de la familia y Scott nunca me permitía olvidarlo era un alivio saber que tenía un sitio adonde ir si las cosas se ponían feas.
   
— ¿Alguna vez llevaste a alguna chica a casa de tus padres?  
 
—Nunca.    

— ¿Alguna vez quisiste hacerlo?  

—No antes de conocerte—Se inclinó hacia ella y la besó—. Por mí, serías la primera chica en compartir mi cama en casa de mis padres por desgracia, no creo que eso vaya a ser posible, a no ser que te cuele dentro cuando todos estén durmiendo— Britt soltó una risita tímida estaba encantada con lo que estaba oyendo—Richard me ha recordado que tengo que reservar los billetes de avión ¿Por qué no dejas que me ocupe yo de las gestiones y ya arreglamos el tema del dinero más adelante?  

—Puedo sacar mi propio billete.    
 
—Ya lo sé pero me gustaría que fuéramos juntas en el avión para eso tendríamos que salir después del seminario, es decir, deberíamos tomar el último vuelo que sale de Toronto, hacia las nueve de la noche.    

—Qué tarde.    

—Había pensado reservar una habitación en Filadelfia el miércoles por la noche, ya que llegaremos cerca de las once a menos que prefieras que salgamos hacia Selinsgrove directamente.

Britt negó con la cabeza— ¿Por qué no volamos directamente a Harrisburg?  

—El último vuelo hacia allá sale antes de que termine el seminario por supuesto, podríamos irnos al día siguiente, si lo prefieres. En ese caso no haría falta reservar hotel.  
 
Santana la miraba fijamente, para observar cada detalle de sus reacciones—No quiero perder casi un día entero. Y me gustará dormir en un hotel contigo —dijo ella con una sonrisa.    

—Bien haré las reservas y alquilaré un coche.
 
— ¿Y Lucy y Aarón? ¿No deberíamos ir con ellos?  

—Ellos se irán el miércoles, cuando acaben de trabajar mi hermana me ordenó que me encargara de que llegaras a casa sana y salva espera que sea tu chófer y tu botones —añadió con un guiño y una sonrisa.    

— ¿Lo sabe?    

—Lucy cree que lo sabe todo. —Su sonrisa se volvió más tensa—. No te preocupes. Yo me encargo de ella.    

—No es Lucy la que me preocupa.    

—No tienes que preocuparte por nadie sólo somos dos amigas que se han encontrado en una ciudad lejana va a ser mucho más duro para mí que para ti.  

— ¿Y eso por qué?    

—Porque tendré que estar en la misma habitación que tú sin poder tocarte.  

Britt se miró los pies y sonrió con timidez Santana le cogió la mano y se la acarició— ¿Cuándo es tu cumpleaños?  

—No lo celebro.  
 
— ¿Por qué no?
 
—Porque no —respondió Britt a la defensiva.    

—Bueno, pues a mí me gustaría mucho celebrarlo contigo no me lo niegues, Susan —le pidió, más frustrada que enfadada.    

Britt recordó la discusión sobre la ropa no le apetecía nada volver a discutir otra vez tan pronto—Fue el 1 de setiembre llegas tarde.  

—No—Santana la abrazó y le frotó la mejilla con la suya— ¿Tienes planes para el viernes que viene? Podemos celebrarlo entonces.    

— ¿Qué haremos?    

—Todavía tengo que organizarlo, pero lo que es seguro es que lo celebraremos fuera de casa.

—No creo que sea buena idea que nos vean juntas en público.    

Ella frunció el cejo—No te preocupes por eso sólo dime si aceptas mi invitación o no —insistió, acariciándole uno de los puntos del costado en los que Britt no podía resistir las cosquillas.    

—Acepto agradecida, pero por favor no me hagas cosquillas —le rogó, riendo antes de que empezara ignorando su ruego, Santana se las hizo delicadamente hasta que estuvo riendo a carcajadas le encantaba oírla reír. Y a ella le encantaban los escasos momentos en que Santana se ponía juguetona cuando recuperó el aliento, Britt se disculpó: —Siento haber herido tus sentimientos hace un rato sé que no es excusa, pero ayer fue un día muy duro y, además..., estoy hormonal.    

« ¿Hormonal? —repitió Santana mentalmente—. ¡Oh!»— ¿Te sientes mal? —le preguntó preocupada.    

—Estoy bien, pero los días anteriores me altero un poco aunque dudo que quieras que entre en detalles.    

—Si hace que te encuentres mal o que estés disgustada, claro que quiero saber los detalles. Me importas y me preocupo por ti.    

—Te aconsejo que marques la fecha en el calendario para que sepas cuándo te conviene mantenerte a distancia. Bueno, siempre y cuando las cosas entre nosotras...    

—No pienso hacer tal cosa —la interrumpió ella bruscamente—. Te quiero completa. Lo quiero todo de ti, no sólo lo bueno. Y por supuesto que las cosas entre nosotras van a continuar «Espero.»  La confesión de Britt la enfrentó a una situación curiosa no se había olvidado de las clases de biología básica, pero dado su estilo de vida, hacía tiempo que esas cosas no formaban parte de su cotidianidad las mujeres «hormonales» o las mujeres que tenían la regla no solían ir a Lobby en busca de sexo y muy raramente Santana se acostaba con la misma mujer más de una vez. Y en esas escasas ocasiones no había salido el tema en la conversación pero no tenía ningún inconveniente en hablar de ello con Susan quería reconocer sus estados de ánimo, saber cuándo estaba de mal humor o con ganas de llorar la idea la sorprendió, pero no de un modo desagradable—Dejaré que acabes de vestirte hay algo más que deberíamos comentar la miró con tanta solemnidad que Britt no pudo evitar preocuparse—Volví a hablar con mi abogado.  
 
— ¿Y?    

—Me dijo que me mantuviera alejada de ti me confirmó que la universidad tiene una política muy estricta de no confraternización, que afecta tanto a alumnos como a personal docente.
   
— ¿Y eso qué quiere decir?    

—Quiere decir que las dos correríamos peligro si descubrieran que mantenemos una relación mientras estás en mi clase en determinadas circunstancias, incluso te podrían expulsar de la universidad Britt cerró los ojos y reprimió un gruñido « ¿Por qué el universo siempre conspira contra nosotras?» —Conocíamos la política de la universidad y ahora ya sabemos que van en serio sólo tenemos que seguir manteniendo las mismas precauciones que hasta ahora hemos de continuar siendo discretas durante un par de semanas en cuanto Katherine te entregue su nota, podremos vernos libremente.  

—Tengo miedo.    

Santana le acarició la mejilla— ¿De qué?    

—Si alguien nos ve juntas, o si algo les resulta sospechoso, pueden denunciarnos Quinn te desea y me odia a Rachel no le gusta cómo me tratas en público, así que no sería difícil que declarara en tu contra. Y la profesora Singer... Se estremeció. No quería pensar en esa mujer.    

—No permitiré que te expulsen no importa lo que pase las cosas nunca llegarán tan lejos Britt trató de protestar, pero ella la hizo callar con sus labios, murmurando palabras de ánimo contra su boca mientras le demostraba lo mucho que le importaba.    

Pasaron un día muy agradable juntas se rieron, se besaron y hablaron durante horas Santana tomó varias fotos de ella en poses informales, hasta que, muerta de vergüenza, Britt le rogó que guardara la cámara ella decidió que le haría un par de fotos más esa noche, mientras durmiera, porque entonces Susan tenía el rostro de un ángel había que imágenes suyas durmiendo serían arrebatadoras después de cenar, bailaron delante del fuego Santana había preparado una colección de temas sensuales cantados por Sting, pero Britt no podía concentrarse en la música estaba aturdida, como siempre que ella la besaba estaba tan atrapada en el mundo de las emociones y las sensaciones físicas, que le daba vueltas la cabeza.    

Santana, con las manos hundidas en su pelo, le acariciaba la nuca desde allí, sus manos descendieron hasta sus hombros, donde resiguieron los contornos de su piel continuaron bajando hasta su cintura y, muy lentamente, volvieron a ascender hasta rozar la parte baja de sus pechos dos manos  y fuertes le cubrieron los senos, moviéndose y masajeándolos con delicadeza Britt se apartó Santana abrió los ojos, sorprendida Britt se había apartado de ella, pero aún sentía su corazón latiendo desbocado contra sus dedos— ¿Susan? —susurró.
 
Ella negó con la cabeza tenía la boca entreabierta y la piel sonrojada sin dejar de mirarla, se acercó un poco más Santana cambió ligeramente la posición de sus manos para observar su reacción Britt cerró los ojos y, cuando volvió a abrirlos, pudo ver algo nuevo en sus profundidades: calor la visión de su intensa y repentina excitación la afectó mucho, no sólo por su propio estado de deseo, sino también a nivel emocional Britt nunca la había mirado de esa manera, ansiosa y exultante, como si fuera la primera vez que alguien la había tocado íntimamente un gruñido retumbó en el pecho de Santana  y le indicó con los ojos que se acercara para besarla cuando sus labios se fundieron, le acarició los pechos con más fuerza y con los pulgares le frotó los pezones, que empezó a notar contra su camisa Britt gimió de placer dentro de su boca su reacción animó a Santana, que gruñó y se pegó más a ella «Más —le ordenaba su cuerpo—. Más cerca, más rápido, más fuerte, más. Más.» — ¡Aaaahhh! —exclamó, rompiendo el contacto de sus labios y moviendo las manos hasta la seguridad de sus hombros Santana apoyó la mejilla en su pecho, con las emociones girando en su interior como un remolino con los ojos cerrados, sintió que perdía el equilibrio, pero Santana la sujetó por la cintura para impedir que se cayera al suelo.  

— ¿Cómo estás?    

—Feliz.  

—La pasión tiene ese efecto —contestó ella, con una sonrisa socarrona.    

—Tus dedos también —susurró Britt.  

Santana la llevó hasta la butaca roja y la dejó allí—Voy a darme una ducha fría.  
 
Britt trató de recuperar la compostura los poderes de seducción de Santana la habían dejado medio borracha de pasión y frustrada, deseando cosas para las que no estaba preparada todavía «La profesora López no sólo tiene debilidad por los culos también le gustan los pechos», pensó Britt con no poco entusiasmo cuando vio que tardaba un rato pensó si le habría pasado algo y se preguntó por qué habría sentido la necesidad de darse una segunda ducha de repente al hallar la respuesta, sonrió para sus adentros.


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Hola Hola!
Aqui dejo el capitulo que prometi espero que les guste y dejen sus comentarios C:
Saludos Y besos
 FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 1206646864 
Dani(:
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por Dolomiti Miér Jul 23, 2014 4:18 am

*-* wanky!! <3
Wow excelente cap!!! *-* espero con todas mis fuerzas que ese maratón llegue pronto FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 7 210293833 besos! Actualiza pronto ^_^
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