(FIC-Klaine) "Escenas borradas" Glee “10 days for Christmas”

Febrero de 2040





-¿Noah?...—dijo Kurt golpeando la puerta del cuarto de su pequeño hijo— Noah… bebé… ¿puedo pasar? —insistió al no tener respuesta desde adentro, abrió la puerta y entro de todos modos —cariño, ¿no me escuchaste?... llame a la puerta y todo.
-Hola Papá… ¿me llamabas? —pregunto Noah desde el rellano de la ventana donde estaba sentado junto a “Desmond” mirando hacia la calle.
-Claro que te llamaba… y varias veces… ¿estabas ocupado? —pregunto Kurt dejando las cosas que traía consigo sobre la cama para sentarse junto a su hijo.
-Si… estaba pensando.
-¿Pensando?... ¿en qué? —pregunto su Papá esbozando una pequeña sonrisa.
-En todo… —respondió el pequeño soltando un suspiro.
-Eso es mucho pensamiento bebé… ¿hay algo que te preocupe?... ¿me quieres contar? —pregunto Kurt mientras le acariciaba el cabello.
-No en realidad… —dijo Noah mirando el paisaje.
-¿Seguro?
-Si… son cosas mías.
-Muy bien… pero solo para que lo recuerdes, también es bueno compartir nuestras cosas con quienes nos aprecian y se preocupan por nosotros, aliviana nuestra carga por así decirlo.
-Lo se… ¿me “necesetabas” para algo?
-¿Estas bien cariño? —insistió su Papá con cara de preocupación.
-Si… ¿y tú?
-Si tú lo estas yo también…
-Entonces estamos los dos bien…. “Desmond” también está bien —dijo Noah apuntando su dinosaurio— ¿Que querías?
-Quería enseñarte parte del traje que te estoy haciendo para tu discurso del “Derecho de las mujeres a sufragar” en el acto del “Día del Presidente”
-¿El del “pesidente Lincon”?
-El mismo cariño —respondió Kurt poniéndose de pie, tomo la pieza de ropa, la sacudió un poco para quitarle los restos de hilo y se calzo una pulsera llena de alfileres por si eran necesarios algunos ajustes— pruébatela cariño.
-¡Si…! —exclamo Noah con entusiasmo. Dejo a “Desmond” bien ubicado sobre su cama y se quitó el sweater que vestía para quedar en mangas de camisa.
-Muy bien… primero una manga… y luego a otra —indico Kurt en cuclillas frente a él, para quedar del tamaño del menor de sus hijos.
-No se ven mis manos…—dijo Noah mirándose las mangas largas.
-Es porque hay que ajustarlo, ahora no te muevas, no quiero pincharte y causarte una pérdida de sangre… ¿Qué? —pregunto al ver que su hijo soltaba una risa pequeña y dulce.
-No puede haber “hemodragia” por un pinchazo tan chico.
-¿No?
-No…
-¿Esta seguro?, porque yo creo que si… —insistió Kurt mirándolo de medio lado.
-No Papá, estas “epsagerando”
-Tal vez… —respondió con dos alfileres en los labios— pero lo que sí es verdad y con lo que no exagero, es que la sangre es extremadamente difícil de quitar —agrego doblando una de las mangas a la altura correcta.
-¿Tendré que quitarme las gafas?
-¿Para tu presentación?
-Si.
-Yo creo que si cariño… —respondió Kurt trabajando en la otra manga— el Presidente Lincoln no usaba gafas de manera permanente.
-¿Irán a escucharme?
-¡Por supuesto que si Bebé!... no nos perderíamos una actuación tuya por nada de este universo.
-¿También el “Papáblen”?
-También el “Papáblen”, ¿por qué crees que no?
-Porque solo tú eres quien está más tiempo conmigo —respondió Noah encogiendo un hombro.
-Cariño… el “Papáblen” no está tanto tiempo contigo como yo, no porque él no quiera hacerlo, si no porque su trabajo es diferente al mío, yo puedo delegar funciones en lo que hago, él no… ¿sabes lo que es delegar?
Noah negó con su cabeza y se acomodó las gafas.
-Pues es hacer que otros hagan las cosas por ti, y el “Papáblen” no puede pedirle a otra persona que cante por él o que escriba canciones como él lo hace… ¿entiendes?
-Creo que si…
-Pero lo más importante que debes saber cariño, es que el “Papáblen” te ama a ti más que a nada en este mundo, y está al tanto e interesado en todas tus cosas, es más, él pasara a la tienda de disfraces por el “top-hat” que debes usar.
-¿Y mi barba? —pregunto el pequeño tomándose la cara.
-Pues la barba la traeré del teatro, y el día de tu presentación vendrá uno de los maquilladores a ponértela, ¿Qué te parece?
-Me parece bien.
-Y a mí… ahora nos quitaremos esto para terminarlo como corresponde… cuidado con las alfileres… —advirtió mientras ayudaba a su hijo a quitarse la chaqueta— vuelvo enseguida cariño —añadió saliendo de la habitación.
-¿Papá?
-¿Si…? —pregunto Kurt desde la puerta.
-¿Es verdad lo que dijo Lizzie Anderson Hummel en mi cumpleaños?
-¿Qué cosa cariño? —añadió su Papá devolviéndose en sus pasos.
-Que cuando llegue el otoño ya no estará viviendo aquí y se ira como Henry Anderson Hummel.
-Es verdad hijo…
Noah bajo su cabeza e hizo una mueca de conformidad triste con su cara.
-¿En eso es en lo pensabas?, ¿en cómo será cuando Lizzie se vaya?
-Entre otras cosas… —contesto Noah volviendo a su asiento en la ventana.
-Cariño… escúchame, si bien es cierto que aquello es verdad, debes saber que a diferencia de Henry, Lizzie se quedara aquí mismo en New York, por lo que será mucho más fácil que nos venga a ver más seguido, ¿te cuento un secreto? —dijo Kurt tomándolo en brazos para sentarlo en su regazo sobre la cama.
-Si… —respondió su hijo acomodándose sobre su Papá.
-Con el “Papáblen” estamos gestionando un departamento para ella en un barrio que está a 15 minutos de aquí….
-¡15 minutos! —exclamo Noah tapándose la boca.
-Así es… por lo tanto estará muy cerca de nosotros, así tal vez no notaras tanto su ausencia —explico Kurt besándole las manitos.
-¿Por qué no puede seguir viviendo aquí?
-Porque ya es adulta, y los adultos necesitan su espacio… tú también querrás uno para ti cuando llegues a esa edad.
-No lo creo… con “Desmond” nos gusta nuestro cuarto.
-Pues tú y “Desmond” pueden quedarse aquí hasta que tú tengas 80 y “Desmond”… ¿Cuántos años tiene este pequeño?—pregunto Kurt tomando al dinosaurio que esperaba en las almohadas.
-No lo sé… creo que millones —contesto Noah tomando su juguete.
-¡Millones!... ¡esas son muchas velas para un pastel de cumpleaños! —dijo Kurt haciéndole unas cosquillas en la panza. Noah rio y se contorsiono un poco a causa de las cosquillas— ahora… —agrego dejando a su hijo de pie junto a la cama— ¿me prometes que no estarás triste?
-No lo estoy… solo estoy “pensado”.
-¿Querrás decir pensativo? —dijo Kurt sonriendo.
-Si…
-Bueno, no hay nada malo en eso… ¿me prometes eso sí que no dejaras que tus pensamientos te pongan triste?
-Lo prometo —dijo Noah levantando su mano derecha como si prestara juramento ante una corte judicial o algo parecido.
-Muy bien… voy a terminar esto, ¿me quieres acompañar?—termino por decir estirando su mano con el afán que su hijo la cogiera.
-No, me quedare aquí para seguir pensativo… —respondió su hijo dirigiéndose a la ventana nuevamente..
Kurt sonrió y lo vio sentarse junto a su dinosaurio como si fueran dos grandes amigos que observan el mejor de los panoramas.

-Vaya… nunca pensé que diría esto… pero siento un poco de celos de esa máquina de coser —dijo Blaine llegando a la cocina y ver que su esposo tenía la vista fija en el aparato.
Kurt sonrió al escuchar la voz de su esposo y volvió de los pensamientos que en los que estaba inmerso.
-¡Ah!... solo lo dices para indisponerme con mi compañera de diseño y aventuras… muchos lo han querido hacer, pero nadie lo ha logrado con éxito…
-¿Ah sí?... ¿y quiénes por ejemplo?
-Bueno… —dijo Kurt enhebrando la aguja— puedo mencionar a mi Papá, que una vez amenazo con quitármela si no me unía a algún club en el colegio, ya sabes, para socializar con alguien más que hijos y telas, luego cuando entre al club Glee dejo nuestra “relación” en paz.
-¿Eso es verdad? —pregunto Blaine sonriendo.
-¡Claro que lo es!, puedes preguntarle a tu suegro si gustas.
-No es necesario… pero al conocer esa historia, no puedo dejar pasar esta oportunidad de recalcar el hecho de que estábamos predestinados a encontrarnos.
-¿Lo dice por mi amor a la costura Señor Anderson-Hummel?
-Obvio, eso te llevo a obedecer a tu Papá y a que de todos los clubes existentes, escogieras el Club Glee.
-Ese es un análisis bastante capcioso querido esposo… hola —dijo Kurt volteándose en la silla para saludarlo.
-Hola… —dijo este dándole un beso— ¿en qué pensabas?, ¿en mí? —añadió moviendo las cejas.
-Bueno, citare a al más pequeño de nuestro hijos y diré: “En todo”
-¿Noah dijo eso? —quiso saber Blaine arrimando una silla, la volteo para quedar con el respaldar frente a él y se sentó como un cowboy del oeste lo haría.
-Lo dijo… —respondió soltado un suspiro.
-¿Qué sucede?
-Nada… mira solo me falta el pantalón y termino con el traje del “presidente Noah”—señalo Kurt enseñando la chaqueta ya con las mangas del tamaño correcto— ¿qué tal tu día?
-Respóndeme antes…
-No es nada… —respondió comenzando a hilvanar dos trozos de tela— es decir… me preocupa Noah y sus pensamientos.
-¿Por qué?... ¿te dijo algo?... ¿está bien?
-Lo está, solo está preocupado porque pensaba que no iríamos a su presentación y porque Lizzie se ira a comienzos de otoño.
-Era de imaginarse… ¿Qué crees y deberíamos de hacer?
-No lo sé… frente a lo de Lizzie no se puede hacer nada…
-¿”Frente a lo de Lizzie”?... ¿hay otra razón que lo tiene abrumado?
-Blaine… sé que has estado ocupado con todo lo del álbum, pero… ¿no es posible que puedas tomarte más tiempo libre?
-Kurt…
-Lo sé, lo sé… sé que es injusto que te pida que dejes tu agenda y que tienes compromisos que cumplir, pero Noah te extraña, incluso creyó que no podrías ir a verlo a su presentación.
-¡Pero eso no es verdad!, iré, claro que iré.
-Y yo se eso —dijo Kurt apuntándose a sí mismo— pero Noah es pequeño y un día sin verte es como una semana y sabes bien que se preocupa de todo como si tuviera 80 años o más.
-Vaya… ahora sí que me siento pésimo…
-No lo hagas, es decir, no es tu culpa, si te lo digo es porque él me lo dijo recién.
-No sé qué decir… —dijo Blaine rascándose la cabeza.
-Pero no te aflijas… ¿prométeme que no te afligirás?… —dijo Kurt poniendo el mismo cara de aflicción.
-Lo intentare… pero encontrare una solución, eso si te lo puedo prometer.
-Gracias… sabes que Noah es…
-Lo se… —dijo Blaine haciéndole un cariño en la espalda y se perdió en sus ojos como dos minutos seguidos.
-Ahora sí cuéntame… ¿qué tal tu día?... pero antes… ¿conseguiste el sombrero? —pregunto tomándose la cabeza como si tuviera puesto algo sobre ella.
-No…
-¡Blaine!
-Déjame terminar, en la tienda de disfraces no tenían ese tipo de sombreros, ni ninguno parecido, pero me dirigí a “Worth&Worth y mande a hacer uno.
-¿En serio?
-Obvio… total y absolutamente estilo Lincoln —respondió enseñando la factura que incluía una foto del modelo de sombrero “top-hat”.
-¡Que eficiente!... otra razón para seguir amándote Blaine Anderson-Hummel.
-Gracias… —contesto inclinando la silla hacia adelante hasta que sus labios tocaron los de su esposo.
-Ahora si dime… ¿qué tal tu día? —pregunto cortando un hilo con sus dientes.
-Bueno… ¡Kurt usa una tijera! —exclamo Blaine apuntando.
-¿¡Que?!... tengo dientes resistentes, bien lo saben un par de tus camisas… ¿o no? —sentencio Kurt poniendo cara sexy.
-Lo saben…—contesto sonriendo un tanto ruborizado.
-¿Y bien?
-Bueno como estaba diciendo tuve un día más que bueno, porque me dieron algo que me puso contento… pero ahora…
-¿Ahora qué?
-Bueno… ahora me siento pésimo por entusiasmarme con noticias tan superficiales mientras Noah lo está pasando mal por mi culpa.
-Blaine… no lo está pasando mal por tu culpa… ¿no debí contarte? —dijo Kurt restregándose la frente.
-No, obvio que debiste… es mi hijo también… pero insisto y pensare en algo…
-Ok… pero que no interfiera en tus cosas —advirtió moviendo sus manos.
-No, tranquilo…
-Entonces… ¿sucedió algo emocionante?, porque me gustaría saberlo todo Señor Anderson-Hummel —quiso saber Kurt comenzando a coser una pierna del pantalón.
-Sucedió… ¿nuestros hijos? —pregunto mirando hacia la puerta.
-Noah está en su cuarto, pensado en todo como dije, y Lizzie tenía que juntarse con Alaska en el centro comercial porque era imprescindible seguir a un chico llamado Nicholas en el cual la amiga de nuestra hija puso sus ojos.
-Que divertido… ¿cenara con ella?
-No… —respondió cambiando el carrete de hilo— vendrá en cuanto terminen con el acoso.
-Me parece bien… y ahora para responder tu pregunta, tengo una noticia que contarte —dijo sacando un sobre desde el bolsillo interior de su chaqueta.
-¿Qué es eso? —pegunto Kurt irguiendo su cuello como una tortuga que quiere tomar sol.
-Esto Señor Hummel-Anderson es algo que me dieron en el sello y como puede ver tiene el símbolo del Museo…
-Metropolitano de arte…—se adelantó en decir Kurt terminando la frase por su esposo — ¿es lo que creo que es?— añadió queriendo tomar el sobre, olvidándose de la costura.
-Eso depende…
-¿De qué?
-¡De lo que creas que es esto! —contestó Blaine sonriendo.
-¡Blaine!
-Está bien… toma… —dijo entregándole el sobre.
Kurt lo tomo con ganas y se lo acerco al pecho como si con ello se asegurara que su esposo no volvería a quitárselo, lo abrió con cierta premura y leyó en menos de dos segundos todo lo que en el trozo de cartón extra adornado decía.
-¿Nos invitan a la gala? —pregunto sin despegar los ojos de la invitación.
-Así es…
-¡Blaine esta gala es la mejor de todo New York!... yo nunca conseguí que nos invitaran… lo que es bien injusto porque yo he ganado más premios que tú.
-Eso es verdad, pero yo… con mis míseros galardones conseguí que nos invitaran.
-“Touché”... —dijo Kurt sonriendo.
Blaine sonrió también y apoyo su cabeza en el canto de la silla, solo para dedicarse a observar el entusiasmo con el que su esposo leía y releía la invitación que acababa de entregarle.
-Con razón dijiste que fue un día excelente… ¿estas consiente que pase lo que pase debemos ir sí o sí?, ¿verdad?
-Estoy consciente de ello… aunque no sé qué vestiremos si el tema es el antiguo Egipto.
-Pues eso déjamelo a mí… —dijo Kurt volviendo a leer la invitación.
-¿Qué tal si llevamos a Noah? —pregunto Blaine comenzando a jugar con una de las manos de su esposo.
-¿A esto? —pregunto este de vuelta enseñando el sobre.
-Si… es decir, además de ser una gala llena de moda, es un museo al fin al cabo, ¿Qué opinas?
-Opino que es una gran idea… ahora debemos consultarle a él primero por supuesto.
-Por supuesto… —dijo Blaine mirándolo como siempre— ahora iré a saludarlo… a ver si consigo resarcirme en algo de todo lo malo —añadió levantándose de la silla.
-¿Quieres dejar eso?... —dijo Kurt levantándose también— no tienes que resarcirte de nada, siempre es así cuando estas por terminar un álbum y nada puedes hacer al respecto.
-No eres juez parcial en esta historia —aseguro Blaine acariciándole el pelo.
-¡Por supuesto que no!, si tú estás involucrado no puedo ser parcial, menos si traes contigo invitaciones para la gala del MET.
-¡Ah!... gran detalle… —dijo soltado un suspiro.
-¿Qué?
-Creo y debo hablar con nuestro hijo, explicarse ciertas cosas —añadió Blaine tomándolo de la cintura.
-Por supuesto… y yo voy contigo… así… termino esto antes de la cena —dijo Kurt apartándose para tomar el traje ya terminado.
-Espera, espera, espera…
-¿Qué?
-No puedes estar así tan cerca mío, y retirarte sin darme un beso al menos —aseguro Blaine tomándolo por las caderas.
-¡Oh!… ¿quiere establecer una nueva regla en nuestra relación Señor Anderson-Hummel?
-Creo que si…
-Muy bien… entonces, y solo en razón a esta nueva regla que nos regirá… lo primero que haré es tomar mis manos… y hacer esto… —contesto Kurt comenzando a acariciarle el cabello.
-Ok…
-Luego… con mi nariz hare esto… —añadió rozando con ella el cuello y quijada de su esposo— y para finalizar… señor Anderson-Hummel, me acercare a ti… así… —dijo arrimándose más que antes— y hare esto… así… —termino de decir Kurt dándole un beso que hizo a Blaine sentir que sus pies se levantaban un poco del piso.

Mayo de 2025






-No te muevas cariño… o no terminare nunca… literalmente —dijo Kurt mientras trenzaba el cabello de Lizzie antes de que esta se metiera a la cama.
-¿”Poque” debo peinarme para dormir? —pregunto de rodillas sobre los almohadones.
-Porque… tu cabello es tan increíblemente abundante que lo más probable es que todos estos rizos se pongan a bailar en la noche y no te permitan dormir.
-¿Eso es “pozible”? —quiso saber la pequeña dando un respingo.
-Lo es…—contestó Kurt sonriendo.
-¿”Poque” yo y “Rita” no podemos ir a ese baile?, “tamben” “quero” vestirme “eguelante” como tú.
-Pues bien bella que te verías, como toda una Elizabeth Bennet.
-¿”Quen”?
-Un personaje de novela cariño.
-¿”Poque” no puedo ir al baile?
-Ya te lo explique bebé, esto es una cosa de tu hermano.
-Pero fuimos a su partido de “soper”…  y eso era algo de “Hendry” “tamben”
-Lo era… —dijo Kurt asegurando la trenza con un elástico que solo alcanzo a dar dos vueltas— pero esto es diferente —añadió cepillando las puntas.
-¿”Poque”?
-¿Qué es esto?, ¿el día internacional del “por qué”? o ¿es que acaso esa medicina te pone extra curiosa?
-No se…—respondió Lizzie haciendo un puchero y encogiéndose de hombros, al tiempo que se tocaba su pelo extra ordenado.
-Cariño, no puedes ir con nosotros al baile de Henry porque es algo exclusivamente de su clase, no se admiten hermanitas preguntonas, ahora acuéstate.
-¿A qué hora van a “molver”?
-Lo más pronto posible —respondió Kurt arreglando los cobertores alrededor de su hija— ¿cepillaste tus dientes?— añadió enseñando su propia dentadura.
-Si… —dijo Lizzie con desgano.
-Hija… no te pongas así… —pidió su Papá mientras le acariciaba la cara.
-Pero no “quero” quedarme aquí… me “adubrire”
-No te aburrirás, ¿sabes lo que haremos?, le diré a Julianna que te es permitido ver una película antes de dormir, ¿Qué te parece?
-No se… —respondió insistiendo con lo del puchero.
-Pues yo si se, en cuento llegue le daré las instrucciones.
-¿En cuanto llegue quién? —pregunto Blaine llegando al dormitorio de su hija.
-En cuanto llegue Juli…
Kurt se silenció al voltearse y ver a su esposo listo para partir al baile donde ambos serian “chaperones”, lucia tan guapo con la ropa que había diseñado y cocido para él, que creyó y el dormitorio de Lizzie mágicamente se había trasladado a la Inglaterra del 1800 y Blaine era el héroe romántico y guapo que solo era concebible en la cabeza de él y la de Jane Austen.
Llevaba un Blazer entallado abierto adelante y largo atrás, abajo tenia puesto un chaleco sin mangas ajustado con botones dorados y diminutos, su corbata era como un pañuelo y estaba amarrada sobre el cuello subido de su camisa blanca.
-¿Qué?... —pregunto este mirando hacia atrás por sobre su hombro.
-Nada… es decir… te ves… te ves muy bien… —contesto tragando saliva.
-Gracias…  —respondió sonriendo— pero debo advertirte que esto no es mérito mío —añadió señalándose de pies a cabeza.
-¿A qué te refieres? —pregunto levantándose.
-A que todo se lo debo a mi diseñador personal—agrego dándose una vuelta completa.
-Pues debo decir… que me parece que  él es muy, muy talentoso… —dijo Kurt caminando desde donde estaba para acercarse a su esposo.
-Yo creo lo mismo  —agrego Blaine dándole un beso — ahora… —dijo rodeando la cama de Lizzie para sentarse junto a ella— ¿de que hablaban? —pregunto besando la cabeza de su hija.
-De… ¿de que hablábamos cariño? —respondió Kurt como perdido en el tiempo y el espacio.
-De “poque” yo no puedo ir al baile de “Hendry”.
-¿Y qué explicación te dio el Papá al respecto?
-Que no, “poque” era algo de su “claze”  —explico Lizzie haciendo gestos como si quisiera resaltar unas comillas, pero que se terminó viendo como si rascara algo en el aire.
-Así es Princesa… —agrego Blaine soltando una pequeña risa a la par con su esposo al ver aquello— cuando seas más grande y vayas  a la escuela, podrás asistir a todos los bailes que se organicen.
-¿Habrán bailes? —pregunto la pequeña jugando con las orejas de “Rita”
-Muchos cariño —aseguro Kurt sentándose junto a ella nuevamente— y como tú eres tan bella y dulce, todos querrán ser tu cita —agrego dándole un toque en la nariz.
Lizzie rio coqueta y avergonzada.
-¿Te elijo una película cariño? —pregunto su Papá apuntando el mueble del televisor.
-Esta “ben”… —contesto Lizzie ya convencida del todo.
-Esa debe ser Julianna… —dijo Blaine al escuchar la puerta— ¿Henry está listo? —pregunto al tiempo que se levantaba.
-Lo está, se ve más divino que tú…
-¿Mas?
-¡Obvio!... le doy puntos extras porque es pequeñito, y todo lo pequeñito vestido como grande merece puntos extras —respondió Kurt arreglando su chaleco sin mangas.
-Muy bien… voy a abrir la puerta.
-¡“Papáblen” trame un “cocholate”! —exclamo Lizzie a todo pulmón.
-¿Puede? —pregunto despacito mirando a su esposo.
-Se acaba de cepillar los dientes, ¿Qué crees tú? —advirtió Kurt levantando una ceja.
-Que no… y usted se ve muy guapo Señor Hummel-Anderson… ¿te lo había dicho?
-No…—respondió Kurt poniendo cara de interesante.
-Pues así es… —dijo Blaine dando un beso.
-¡Ve  abrir!...— respondió este al sentir que el beso inicial se quería convertir en uno eterno.

-¡Señor Hummel-Anderson!, tal como su esposo se ve usted espectacular…
-Gracias Julianna.
-De nada…  siento que estoy en el set de “Pride and Prejudice”—agrego entrando a la habitación de  Lizzie.
-¡Hola “Julana”! —dijo la pequeña queriendo que la recién llegada la notara.
-Hola Lizzie… ¿estas lista para un cuento?, traje uno muy bonito.
-El Papá me dijo que podía ver una “pelucula”
-¿Dijo eso?... —pregunto Julianna queriendo corroborar aquella historia con una mirada a sus patrones.
Kurt le guiño un ojo como respaldando aquello seguido de una seña para que se acercara.
-¿Y qué película veremos? —pregunto dejando su bolso al lado de la cama.
-No sé, el Papá me la ”escogedra”
-Así es, mira… —dijo acercándose— escogí esta, es la que quiere ver siempre, y lo más probable es que se duerma antes.
-No hay problema —sentencio la niñera examinando la caratula.
-Bien —añadió Kurt tomando su chaqueta—  estaremos en el colegio de Henry, así es que los números los conoces.
-Los conozco…
-Lo otro, es que Lizzie ya ceno, pero si tú no lo has hecho hay comida en el refrigerador… cosa que también ya sabes porque llevas trabajando aquí casi ocho años —dijo Kurt sonriendo al ver la expresión en la cara de la niñera de sus hijos— disculpa… no sé dónde tengo la cabeza esta tarde —agrego dándose un golpe en la frente, riendo al penar que ver a su esposo tan guapo lo había hecho perder la memoria de todo, incluso de cuantos años llevaba Julianna trabajando con ellos.
-No se preocupe… ¿está usted bien?
-Lo estoy… —contesto arreglando su atuendo— es solo que estoy un tanto… no se…
-¿Nervioso?
-Aunque no me lo creas, así es… imagínate, mi primer baile fue hace… bueno… ya hace bastantes años y ni siquiera para ese me puse nervioso, en cambio ahora…
-Tal vez es porque deben ir vestidos como en su época favorita Señor Hummel-Anderson.
-La Inglaterra del 1800 es de hecho mi época favorita, gracias por recordarlo Julianna…
La chica hizo un gesto de complacencia con su cara.
-Además, entre nosotros… y no quiero que suene muy de secundaria, pero… Blaine se ve tan guapo que creo que entrare de la mano de…
-Mister Darcy… —dijo Julianna solando un suspiro.
-¿Disculpa?… —añadió Kurt levantando una ceja.
-¿Qué?... ¡no!... es decir… ¿es lo que iba a decir usted?... ¿o no?... no debí decir algo así, fue irrespetuoso y fuera de lugar de mi parte, disculpe señor Hummel-Anderson —dijo Julianna trastabillando al dirigirse a donde estaba Lizzie— ¿esa medicina que está en la cajonera de allí?, ¿es de Lizzie? —agrego queriendo salir del paso cambiando de tema.
-Claro... casi lo olvidaba… —respondió Kurt dando a Julianna unas cuantas miradas como con desconfianza— es un jarabe que le receto el doctor porque estaba comenzando a incubar una gripe y como tomo frio cuando fuimos al partido de Henry, esto la ayudara a prevenir que se complique... a las nueve le corresponde la última cucharada —termino por decir señalando la botella y mirando nuevamente con suspicacia casi divertida.
-No hay problema —contesto Julianna poniendo la alarma en su reloj para que le recordara aquello.
-¡Miren quién está aquí! —exclamo Blaine llegando de la mano de su hijo mayor.
-¡Henry!... ¡te ves muy lindo! —aseguro la niñera agachándose para saludarlo.
-Hola Julianna… —respondió este como avergonzado.
-¡”Hendry”!, ¡te ves “eguelante”! —opino Lizzie saliendo de la cama.
-Cariño… vuelve a la cama... ¡vamos! —dijo Kurt dando unos aplausos.
-Solo quería ver a “Hendry”… —añadió la pequeña retrocediendo en su intento.
-Pues míralo desde donde te deje, ¿no queras enfermarte?, ¿o si?…
-Yo quería vestirme “eguelante” “tamben”… —respondió Lizzie queriendo llorar.
-Rizzie… no te preocupes, si quieres cuando regrese, podemos hacer un baile nosotros.
-¿Un baile “Hendry”?
-Si… todos tenemos nuestros trajes, no habrá problema… ¿verdad Papá?
-Muy verdad cariño… —respondió Kurt dando los últimos toques al traje de su hijo.
-Esa es una gran idea Henry… ¿te parece bien Princesa?
-Si… yo “quero” bailar… —aseguro Lizzie tomando a “Rita” por los de brazos para simular que bailaba con ella.
-Muy bien, tendremos un baile entonces… ahora…—dijo Kurt mirando al hora en el reloj de su hija— creo que deberíamos de irnos, tenemos que pasar a recoger a Olivia.
-Muy cierto…—concordó  Blaine mirando su reloj.
-¿Y ese reloj Señor Anderson-Hummel?
-Porque necesito ver la hora —respondió como cantando.
-Si… pero le recuerdo que esos aparatos… no se inventaron sino hasta el siglo siguiente, por lo tanto… —sentencio Kurt quitándoselo.
-Kurt… te advierto  estaremos a ciegas esta noche…
-Pues así era para Mister Darcy y así será para nosotros… ahora vámonos —añadió guardándolo en el cajón de una de las mesas de noche de su hija.
-Insisto que lo necesitaremos.
-Pues nos guiaremos por el sol, o el canto de algún gallo.
-Claro, como  New York esta lleno de animales de corral.
-En la granja de la escuela hay dos gallos “Papáblen”
-¿Ves?… en la granja de la escuela hay dos gallos “Papáblen”—repitió Kurt divertido— ahora si nos vamos o Olivia se comerá todas las uñas… adiós cariño… se buena— dijo besando a Lizzie.
-Lo seré…—respondió está blanqueando los ojos como Blaine lo hacía.
-Adiós Princesa —dijo Blaine haciendo lo mismo.
-Adiós “Papáblen”… tráeme “cocholate”… —le murmuro bajito cerca del oído, este sonrió y le guiño un ojo como respuesta.
-¡Que lo disfruten! —exclamo Julianna despidiéndose también.
-Lo haremos… —contesto Kurt levantando una ceja al tiempo que tomaba la mano de su esposo como si aún no olvidara aquel suspiro inapropiado de la chica.

Mayo de 2025



-¿Y ese reloj Señor Anderson-Hummel?
-Porque necesito ver la hora —respondió como cantando.
-Si… pero le recuerdo que esos aparatos… no se inventaron sino hasta el siglo siguiente, por lo tanto… —sentencio Kurt quitándoselo.
-Kurt… te advierto estaremos a ciegas esta noche…
-Pues así era para Mister Darcy y así será para nosotros… ahora vámonos —añadió guardándolo en el cajón de una de las mesas de noche de su hija.
-Insisto que lo necesitaremos.
-Pues nos guiaremos por el sol, o el canto de algún gallo.
-Claro, como New York esta lleno de animales de corral.
-En la granja de la escuela hay dos gallos “Papáblen”
-¿Ves?… en la granja de la escuela hay dos gallos “Papáblen”—repitió Kurt divertido— ahora si nos vamos o Olivia se comerá todas las uñas… adiós cariño… se buena— dijo besando a Lizzie.
-Lo seré…—respondió está blanqueando los ojos como Blaine lo hacía.
-Adiós Princesa —dijo Blaine haciendo lo mismo.
-Adiós “Papáblen”… tráeme “cocholate”… —le murmuro bajito cerca del oído, este sonrió y le guiño un ojo como respuesta.
-¡Que lo disfruten! —exclamo Julianna despidiéndose también.
-Lo haremos… —contesto Kurt levantando una ceja al tiempo que tomaba la mano de su esposo como si aún no olvidara aquel suspiro inapropiado de la chica.

-¿De qué me perdí? —pregunto Blaine cerrando la puerta tras de él
-¿Cómo?... —respondió su esposo llamando al ascensor.
-Esa mirada que le diste a Julianna… ¿algún problema del que deba saber?
-No… ninguno… ¿por qué habría de haberlo? —contesto Kurt entrando al ascensor de la mano de su hijo
-Está bien… —dijo entrando también— me lo contaras en algún momento, lo sé.
-Entonces si lo sabe, deje de preguntar Mister Darcy.
-Segunda vez que me llamas así, también requeriré una explicación con respecto a eso —volvió a decir Blaine cerrando la reja de seguridad.
Kurt repitió lo que le dijera su esposo como en tono de burla creyendo que este no lo vería.
-¿Sabes que este ascensor está lleno de espejos?, ¿no es así?
Kurt terminó por enseñarle la lengua al tiempo que ayudaba a Henry con el pañuelo que parecía y lo estaba estrangulando.
-¿Te sientes bien cariño? —pregunto corrigiéndole el peinado.
-Si…
-¿Estas nervioso acaso?
-No…
-Hijo… —añadió Blaine doblando su cuerpo para mirarlo a la cara— es normal sentir nervios ante las situaciones que no conocemos, pero toma esto como una experiencia nueva y divertida… es solo un baile.
-Pero yo no sé bailar… además…
-¿Además?
-Además yo quería ir con Amelia… Olivia es rara y huele a galletas.
-¡Eso no es posible Henry…! —dijo Blaine soltando una risa.
-¡Lo es!...
-Cariño, aunque así fuera, no está bien juzgar a otras personas por como lucen… o huelen —dijo Kurt poniendo un poco cara de asco.
-Pero es la verdad… cuando la pasemos a buscar verán que si…— insistió cruzándose de brazos.
-Muy bien cariño, cuando la recojamos nos fijaremos si su casa es vecina de la fábrica de Nestle.
-A propósito de casa… ¿sabemos al dirección de esta pequeña?
-Por supuesto… todo está cubierto, ¿verdad Henry?
El pequeño hizo un gesto entre desgano y afirmación.
-Hijo… en cuanto tengas ganas de que nos regresemos, nos los dices y listo… ¿de acuerdo?
-¿Puedo hacer eso?
-Claro que si cariño… —corroboro Kurt— pero solo si tenemos el consentimiento de tu maestra, al fin y al cabo esta es una actividad de la escuela y debes ser responsable y cumplir con ella como con el resto de tus deberes.
-Está bien…
-Está bien…—repitió Kurt haciendo el mismo puchero de su hijo.

-Por dios, si huele a galletas… —murmuro Kurt subiéndose al auto antes que la amiga de Henry que llegaba acompañada de una mujer adulta también vestida para la ocasión, Blaine rio y volvió a encender el auto.
-¡Hola! —dijeron ambas al unísono.
-Vaya, que sincronizadas… —dijo Blaine sonriéndoles a ambas.
-Si… ni que lo hubiéramos ensayado —respondió la mujer arreglándose el peinado en el reflejo del vidrio.
-Así pareciera… ¿usted es…? —quiso saber Blaine mirándola por el espejo retrovisor.
-¡Oh!... claro… soy Erika Blackburn, la tía de Olivia —contesto la mujer haciendo un gesto de saludo.
-Mucho gusto Erika, no sé si sabes, pero él es mi esposo Kurt y yo soy Blaine…
-Anderson-Hummel… lo se… —interrumpió Erika torneando sus ojos como si aquello la llenara de emoción. Kurt frunció el entrecejo y la miro de arriba abajo.
-Hola Henry… te ves muy lindo —dijo Olivia saludándolo con un beso.
-Gracias… —contesto este abriendo sus ojos más de lo normal mientras se corría un poco en el asiento de manera inconsciente.
-Tú también te ves hermosa Olivia… tu vestido es sensacional, ¿no es así Henry? —dijo Kurt haciéndole gestos a su hijo como si le indicara con la mirada que debía responder los halagos que la chica le había hecho con otros iguales o mayores.
-Si… como una novia —opino el pequeño señalándole la corona de flores que llevaba en la cabeza.
-Gracias…—contesto Olivia tocándose el pelo y riendo coqueta.
-¿Por qué no vinieron tus padres cariño? —agrego Kurt mirando a la amiga de su hijo.
-Porque mi tía…
-¡Porque estaban ocupados!... —se adelantó en decir Erika— ya saben, trabajar en un hospital es algo que no deja espacio para ninguna otra cosa, ¡increíble!
-Ok… —dijo Kurt mirando a su esposo con cara rara.
-¿Vamos? —pregunto Blaine mirándolo de vuelta.
-Vamos… aunque no llevemos reloj, hay que llegar a tiempo —sentencio Kurt abrochándose el cinturón de seguridad.

-Todo luce espectacular… —opino Kurt en cuanto entraron al salón de su hijo. Todos los chicos y los adultos a quienes también se les había pedido colaboración, estaban vestidos como la Señorita Walton había pedido, el salón también estaba adornado como uno elegante, en las paredes habían diversos carteles que explicaban todo lo que ocurría en New York en el 1800 y en un rincón había un pianista y un cuarteto de cuerdas que musicalizaban la velada.
-Creí que seriamos los únicos adultos aquí… —dijo Kurt mirando a la media docena de padres distribuidos por el salón.
-¿Por qué?... ese día del partido de Henry la Señorita Walton hablo de invitar a varios Padres.
-¿Y por qué yo no recuerdo eso? —pregunto estirando su cuello.
-No lo sé, pero me parece bien por los chicos que vinieran más adultos responsables.
-No creo que todos sean responsables, partiendo por la tía de Olivia que parecía más preocupada de su apariencia y de ti que de otra cosa —añadió murmurando sus últimas palabras.
-Por favor…
-¡Señor Hummel, ¡Señor Anderson!... ¡wow!... ¡están muy guapos! —exclamo la maestra de Henry dando unos aplausos.
-Gracias Señorita Walton —respondió Kurt sonriendo— usted también se ve muy bella, me encanta el corte de su vestido —agrego señalando el ruedo lleno de volados.
-Gracias… vieran el trabajo que me costó explicarle la época a la persona de la tienda de disfraces… pero finalmente di con esto —explico dándose a vuelta completa— ¿y tú Henry?… estas más guapo que nadie.
-Gracias Señorita Walton —repitió el pequeño ajustando su chaqueta— iré con Liang… me está llamando —añadió señalando al chico que le hacía señas de manera estridente desde el otro lado del salón.
-Claro cariño, ve…
-Me alegra tanto que pudieran venir… es muy importante para los chicos que sus padres se involucren.
-Lo sabemos… aunque con Blaine comentábamos que creíamos que seriamos los únicos aquí, ya que usted nos pidió ser Chaperones y todo —explico Kurt mirando a su esposo.
-¡No por dios!... no podría haberlos dejado con toda la responsabilidad a ustedes ni pedirles que pusieran todo el orden aquí, siempre tuve la idea de pedirle a varios Padres que vinieran y actuaran como “invitados”, como es una actividad fuera del horario de clases la escuela exige la presencia de al menos un adulto por cada 3 niños como mínimo, ¿no se molestaron porque no son los únicos?, ¿o sí? —pregunto Leena llevándose la mano al pecho descubierto.
-No señorita Walton, de ninguna manera, además usted nos los explico el día del partido… ¿Qué debemos hacer? —quiso saber Blaine mirando el sector de la orquesta.
-Bueno… todo se llevara a cabo aquí, ya saben cómo un salón de baile, pero lo más probable es que algunos niños quieran salir o encender su celulares… ¡qué sé yo!... ahí es donde entran ustedes para poner orden... tengo muchas ganas que todo salga a la perfección y que nos mantengamos en la época… ¿me ayudaran?, ¿verdad?
-¿No es deber de cada padre encargarse de cómo se comporta su hijo? —pregunto Kurt empequeñeciendo sus ojos, como si no estuviera conforme con la tarea que le estaban asignando.
-¡Obvio que sí!... ¡por dios!... pero siempre es bueno contar con otras voces que nos digan cómo actuar con rectitud.
-¿Nos quedamos aquí entonces?... merodeando —dijo Blaine moviendo sus manos como si ellas merodearan por si solas.
-Como gusten, si pueden salir de vez en cuando a mirar cerca de los baños y ese tipo de cosas, pero no olviden disfrutar también, la música es preciosa y encargue la comida a un lugar en New Jersey donde hacen bocaditos de la época… ¡les encantara!... —exclamo levantando sus brazos mientras se retiraba— ¡ah!, casi lo olvidaba —agrego devolviéndose— cuando salgan, verán un poco de barullo porque creo y hoy también cambiaran los marcadores del campo de futbol, no tiene nada que ver con nosotros pero pueden “interferir” en nuestra pequeña capsula del tiempo —termino por decir Leena haciendo repetidos gestos de comillas— ¡ah y Señor Hummel!... otra cosa —exclamo devolviéndose por tercera vez— mi Madre no puede más de alegría por los asientos que le consiguió a ella y sus amigas, creo que hablara de eso por una año seguido— dijo dándole un golpe amistoso en un hombro.
-Por nada Señorita Walton, cuando guste.
-¡AY!, no me diga eso, mire que me lo tomo a pecho… —respondió tomándose la pollera de su vestido mientras se retiraba dando pequeños saltos de bailarina.
-Creo que esta maestra sería capaz de liderar esta escuela ella sola —dijo Blaine sonriendo.
-También lo creo, tiene tanta energía que me recuerda al conejo de las pilas alcalinas… ¿y te diste cuente de una cosa?
-¿Qué sus zapatos no eran apropiados para la época?
-Además de eso… —dijo Kurt volteándose hacia él con un gesto en su cara que evidenciaba que aquello era imperdonable— a lo que me refiero, es que tengo en su madre como una de mis fans más acérrimas —añadió poniendo ambas manos en la solapa de la chaqueta de su esposo.
-¡Ah!... claro… en ella y sus amigas, no lo olvides.
-¡Obvio!... tu revolucionas adolescentes y yo hago lo propio con mujeres de mediana edad —agrego sonriendo.
-Tienes más admiradoras que solo señoras de mediana edad y lo sabes —advirtió Blaine dándole un toque en la nariz.
-Tal vez, pero me quedo con ellas porque son las más fieles.
-Claro… bueno, a lo que vinimos.
-A lo que vinimos… Chaperones… —dijo Kurt apartándose.
-Yo iré a dar una vuelta afuera.
-Muy bien, yo me quedare cerca del tazón de ponche, así detendré a quien quiera que se acerque con una vasija con tres “x” dibujadas.
-Genial… no pierdas de vista a nuestro hijo, o terminara batiéndose a duelo por el amor de Amelia.
-No lo hare… —respondió mirándolo marchar. Soltó un suspiro hondo y se quedó un par de segundos como embobado, volvió a soltar un poco de aire y se acercó al grupo de padres que trataban de descifrar como se jugaban las fichas en un tablero de “Backgammon”
Los padres se movían por el salón mirando todo y algunos se atrevían a bailar con sus parejas, los chicos se mantenían divididos en niños y niñas, los primeros se interesaban por los juegos con los que se entretenían los niños del 1800 y las niñas se dedicaban a hablar de los vestidos y zapatos que llevaba cada una. La señorita Walton explicaba a quien quisiera la información de los carteles que ella misma había confeccionado, Kurt iba de un lado a otro organizando a los mozos que repartían los bocadillos y Blaine entraba y salía, enseñando a la maestra los teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos que iba requisando, los junto todos y se los entrego, Leena los tomo como pudo y dijo un par de cosas que lo hicieron reír, busco a su esposo con la mirada y le sonrió señalándole la pista de baile, este dejo sobre una de las mesas lo que estaba bebiendo y se encamino hacia el centro del salón mientras se acomodaba la ropa.
-¿Blaine?... ¿puedo llamarte Blaine? —dijo Erika tomándolo del brazo.
-Claro… —respondió este medio descolocado— ¿necesitas algo?, ¿algún problema con los chicos?— pregunto mirando su brazo prisionero y a su esposo que se quedaba al otro lado del salón.
-No… estos niños se cuidan prácticamente solos… ¿podría pedirte un favor?
-Si puedo hacerlo… claro —contesto tratando de zafarse.
-¿Bailarías conmigo?
-¿Perdón?
-¡Ay por favor!... sé que es un baile antiguo y aburrido pero vamos… —insistió la mujer queriendo tomar su mano— es un baile después de todo.
Kurt miro aquella escena con los dientes apretados pensando que tendría que contar hasta 186.927 para evitar hacer lo que quería, darle un par de golpes a aquella mujer con el tablero de “Backgammon”
-Lo es… pero…
-Pero que… —respondió adoptando un tono de voz seductora.
-Pero… —contesto apartándose— hace casi 15 años que mis bailes solo son para una persona… mi esposo… lo siento… —dijo retomando su camino.
Kurt se había volteado hacia la mesa y corregía la posición de las bandejas y los vasos como si de ello dependiera el éxito de la velada.
-¿Disculpe?...— escucho tras suyo.
-¿Si?...—dijo volteándose.
-¿Me concedería este baile? —pregunto Blaine estirando su mano.
-¿Quiere bailar conmigo?
-Así es…
-¿Por qué?
-Porque me prometí a mí mismo que bailaría con el hombre más guapo del salón… así es que…
-Pero soy un hombre casado y usted es un estudiante de… ¿en qué grado va?
-Bueno…—dijo Blaine tomándole la mano para guiarlo al centro del salón— considerando mi edad, me cambiaron de tercero a cuarto.
-¡Ah!... un superdotado entonces —añadió Kurt dejándose llevar.
-Ciertamente… —termino por decir su esposo soltando una risa, puso su otra mano en la cintura de él y comenzó a moverse al ritmo clásico que empezaba a escucharse.
-No creas que esas líneas me hacen olvidar lo que acabo de presenciar...
-Eso no fue nada… espero y lo sepas… —advirtió señalando a la Tía de Olivia que comenzaba a saciar su frustración con los bocadillos de carne.
-Lo se… aunque no creas que no quería tomar ese tablero y darle un par de golpes.
-Tanta violencia en una mirada tan dulce… no me resulta comprensible.
-Tengo mis momentos esquizofrénicos, deberías saberlo —dijo Kurt dándole un beso.
-¿Estas divirtiéndote?
-Mucho…
-¿Y qué piensas de toda la organización? —quiso saber Blaine señalando todo con su mirada.
-Me parece perfecta, la Señorita Walton tiene muy buen gusto.
-¿SI?... ¿y no estás pensando que tú lo habrías hecho mejor?
-¡Obvio que lo habría hecho mejor! —exclamo Kurt poniendo cara de obviedad— pero le doy crédito a la maestra, porque dentro de sus posibilidades lo hizo bastante bien, luego en la reunión mensual le pediré explicaciones de algunas cosas.
-Muy bien… y ahora que lo mencionas, yo tenía que pedirle un par de explicaciones a usted Señor Hummel-Anderson.
-¿Un par?
-Un par… primero, que sucedió entre tú y Julianna y segundo, porque me llamas Mis… ¿Qué? —dijo Blaine al ver que su esposo se distraía con algo que sucedía al otro lado del salón.
-¿Ese es Henry?... —contesto indicando con su cabeza hacia la entrada.
-¿Quién? —añadió Blaine mirando también.
-¿El que va saliendo?
-Ciertamente que lo es…
-¿Dónde ira?
-Pues vamos a averiguarlo… —contesto Blaine saliendo con él de la mano.

-¿Henry?... ¿cariño que haces aquí? —pregunto Kurt llegando junto a su esposo hasta donde se encontraba su hijo. Se había quitado el pañuelo del cuello y estaba sentado en el último de los peldaños de la escalera que conducía al campo de futbol.
-¿Hijo estas bien? —añadió Blaine sentándose a su lado,
Henry se encogió de hombros sin contestar palabra.
-¿Estas aburrido?... por eso saliste.
-No…
-¿Entonces?...
-Supe algo que me dio rabia… —respondió apoyando su cabeza en una de sus manos.
-¿Rabia?... ¿qué supiste cariño? —quiso saber Kurt mientras le acariciaba el cabello.
-Supe que Olivia no quería venir conmigo a este baile.
-¿Pero cómo es eso posible?, cuando la recogimos estaba muy entusiasmada… ¿verdad Kurt?
-Así es bebé… ¿Por qué piensas eso?
-No lo pienso… es lo que ella dijo.
-¿Te lo dijo a ti?
-No, ella se le dijo a Tessa y Tessa se le dijo a Liang y Liang me dijo a mi.
-¿Y qué fue lo que dijo? —quiso saber Kurt tratando de seguir en su cabeza la cadena del rumor.
-Que solo me había invitado porque su Tía quería conocer al “Papáblen” —explico Henry mientras lanzaba y recogía su pañuelo como si fuera una lienza para pescar.
-Estúpida “cabeza de galleta” —murmuro Kurt sin pensarlo.
-Kurt…
-Lo siento — añadió haciendo un gesto con sus manos.
-¿Estás seguro hijo? —pregunto Blaine tomándose una oreja.
-Si… porque cuando Liang dice algo, siempre es la verdad —respondió volviendo a encogerse de hombros.
-Lo siento hijo…
-No es tu culpa “Papáblen”.
-Aun así… creme que siento que tuvieras que pasar por esto, pero… ¿sabes qué?… si una persona no es sincera contigo y se vale de mentiras para conseguir algo, entonces esa persona no merece tu atención.
-Ni que estés triste por su causa… —agrego Kurt siguiendo con las caricias.
-Supongo…
-¿Sabes lo que haremos?... —dijo Blaine tomándolo para sentarlo en su regazo— no iremos de aquí al lugar que tu elijas… ¿qué dices?
-¿Dónde yo elija?
-Así es cariño… —consintió Kurt acercándose a ambos.
-Pues quisiera que nos fuéramos a casa… —respondió Henry recostándose en el hombro de su “Papáblen”
-Cariño… no te pongas así, esa niña no merece ninguna de tus lagrimas…
-No llorare… solo tengo rabia, no me gusta la mentira…
-Ni a mi bebé… —dijo Kurt dándole un beso en la frente— ahora… ¿estas seguro y no quieres que vayamos a por una pizza o algo más divertido?
-No… además le prometí a “Rizzie” que haríamos un baile entre nosotros.
-Pues lo más probable es que tu hermanita este durmiendo cuando lleguemos a la casa hijo— explico Blaine dejándolo bajar.
-Tal vez… pero no podemos irnos, hay que esperar a que termine la actividad.
-Eso es muy cierto… ¿qué tal? —dijo Kurt poniéndose de pie— ¿si le preguntamos a la Señorita Walton si podemos irnos?, después de todo los bocadillos estaban por acabarse.
-Estoy de acuerdo con eso… ¿Henry? —añadió Blaine levantándose también.
-Me parece bien… ¿qué haremos con Olivia y su Tía?
-Pues que tomen un taxi…
-Kurt…
-¿Que?... no querrás a esas personas en el mismo auto que tu hijo, ¿o sí?
-No pero… nosotros las trajimos y debe…
-¿Blaine?... ¿Blaine Anderson? —escucharon los tres a sus espaldas.
-¿Dave?... —respondió este al ver a Karofsky parado tras de ellos — ¡por dios!... ¿qué haces aquí?
-¿Qué haces tú aquí?... ¿Qué hay con esos disfraces? —pregunto de vuelta dándole un abrazo bien palmoteado — hola Kurt… —agrego estrechándole la mano.
-Karofsky… vaya con las probabilidades… ¿qué haces aquí?
-Bueno… mi socio y yo tenemos una compañía de implementos deportivos, y vinimos aquí a cambiar los marcadores… ¡no puedo creer que aun existan estadios sin marcadores digitales!
-Bueno esta escuela es muy tradicionalista… ¿cómo estás?, no te veo desde… bueno desde hace mucho, ¿cómo estás? —repitió Blaine al ver que Kurt comenzaba a estirar su cuello de a poco. Pensó para si, que si recordaba algo de su pasado con Karofsky terminaría siendo el esposo de una sexy jirafa.
-Bien… ¿y ustedes?... ¿este es tu hijo? —pregunto apuntando a Henry.
-Si… es nuestro hijo mayor… hijo, él es un antiguo compañero de escuela… David Karofsky.
Henry estrecho al mano al desconocido y murmuro un “mucho gusto”.
-¡Vaya!… todo un caballero… un momento, ¿dijiste hijo mayor?... ¿cuantos tienes?
-Tenemos dos… por ahora… —se adelantó en responder Kurt con una gran sonrisa.
-Dos… ¡vaya!… oye supe lo de tus Tonys… ¡genial! —exclamo levantando sus pulgares.
-Si bueno…
-¡¿Y tú?!... —dijo David volviendo a poner su atención en Blaine— es decir cuando apareciste en los Grammys ganándolo todo, te juro y Jackson no me creyó cuando le dije que te conocía.
-¿Quién es Jackson? —quiso saber Kurt moviéndose un poco de manera disimulada para quedar entre el recién llegado y su esposo.
-Jackson…—repitió enseñando su anillo de casado.
-¡Vaya!… felicitaciones… —agrego Kurt acercándose más a Blaine.
-Sí, bueno… tenía que enseriarme alguna vez… pero como les decía, yo insisto en que te conozco y él no me cree, le he dicho: “yo bese a ese hombre” — dijo David soltando una risa, Henry dio un pequeño respingo y abrió más sus mirando a su Papá como en busca de una explicación— viví con él, por no decir…
-¡OK Karofsky!, no creo que lo que hayas hecho hace un siglo atrás sea interesante ahora, en especial con tantos niños rodeándonos… por lo demás, nosotros nos íbamos… ¿verdad Blaine? —termino por decir tomando a su esposo de la mano.
-Si… —dijo este sin saber bien a quien mirar— claro que nos íbamos, creo que a diferencia de nosotros, a nuestro hijo no le gusta andar sobrevestido por ahí… un gusto verte Dave…
-Igualmente… —contesto Karofsky dando otro abrazo— oigan, estaré en la ciudad al menos hasta el lunes, si quieren que nos juntemos a recordar viejos tiempos… ¡bien por mí! —añadió levantado sus pulgares nuevamente y palmoteando a ambos acto seguido.
-Bueno, no creo que podamos, pero te avisaremos… adiós…—dijo Kurt comenzando a avanzar con su hijo de una mano y su esposo de la otra.
-Ok… ¡gusto en verlos! —exclamo viéndolos perderse por uno de los pasillos.

Marzo de 2030






-Menos mal que el Señor Jenkins estaba atendiendo a esas personas —dijo Blaine subiéndose al ascensor con Henry en los brazos— si no, nos hubiera bombardeado a preguntas.
-Cuidado… —contesto Kurt arreglando la chaqueta de su propiedad y que en ese momento cubría la espalda de su hijo— no debimos salir tan descuidados, lo único que falta es que Henry pesque un resfriado —agrego mientras le tocaba las manos y la frente.
-¿Estas bien?
-Sí, ¿por qué? —contesto de malos modos.
-Porque son las primeras palabras que dices desde que dejamos el hospital, estuviste callado todo el trayecto.
-Tal vez no tenía nada que decir… —respondió abriendo la reja.
-Tal vez… —repitió Blaine mientras le daba pequeños besos en la mejilla a su hijo con el afán de que despertara. Henry hizo un gesto remolón y se abrazó más a él como si quisiese que no lo despertaran nunca.
Kurt abrió la puerta del departamento y espero que su esposo entrara con Henry para dirigirse de inmediato a su dormitorio.
-¿Puedes encargarte de Henry y de todo lo demás?, ¿por favor? —pidió antes de comenzar a subir.
-Claro…
-Gracias…
-Kurt… –dijo tomándole la mano para detener su avance.
-Blaine, lo siento pero no tengo gana de hablar, entiéndeme por favor.
-Te entiendo… —agrego dándole un beso en el anillo de casado— solo recuerda que Lizzie está bien…—dijo Blaine a los pies de la escalera.
-…
-Kurt…
-Asegúrate que se lave bien los dientes, no porque tenga sueño va a dejar de hacerlo… —agrego haciéndole un cariño en el cabello de su hijo. Blaine lo miro desaparecer por la escalera de la galería y comenzó a tratar de despertar al pequeño que dormía en sus brazos
-Hijo… ya llegamos…—dijo acariciándole el cabello.
-…
-Henry…
-¿Qué?... —respondió bostezando
-Ya estamos en casa… ¿quieres despertar? —añadió dándole un par de besos que causaron cosquillas.
-No… —contesto acurrucándose.
-Vamos…
-¿Ya llegamos? —pregunto Henry restregándose un ojo.
-Llegamos… y ya es casi hora de dormir… por lo tanto… —respondió Blaine dejándolo en el piso— a lavarse los dientes y a la cama.
Henry dio un bostezo enorme y trato de quitarse la pereza estirando todo su pequeño cuerpo.
-¿El Papá?
-Fue arriba, luego ira a darte las buenas noches, yo cerrare todo e iré enseguida.
-¿Quién se encargara del “señor Botones”?—pregunto haciéndose el dormido.
-Pues deberías ser tú… pero como estas tan cansado yo lo alimentare, ya paseo suficiente hoy por el mercado de Chelsea.
-Gracias “Papáblen” —contesto Henry, bostezando nuevamente.
-Por nada… pero solo será por esta noche… ahora a hacer lo que corresponde antes de dormir —dijo Blaine señalando en la dirección de los dormitorios.
-Muy bien…—dijo comenzando a subir los peldaños como si tuvieran dos metros de altura o más. Blaine lo miro sonriendo y mientras cerraba la casa, ponía las alarmas, se encargaba de las luces y de alimentar al “Señor Botones” reviso su teléfono para responder los mensajes de preocupación de todos.

-¿Listo hijo? —pregunto Blaine entrando en la habitación de Henry.
-Si…—respondió Henry metiéndose en la cama.
-¿Lavaste tus dientes?
-También.
-¿Seguro?… mira que estabas tan perezoso que creo que llegue a pesar que te meterías en la cama vestido —dijo Blaine comenzando a arroparlo.
Henry soltó una risa tan diminuta, que hizo recordar a su padre el tiempo de cuando su hijo tenía 10 años menos.
-¿Que?... —pregunto doblando las sabanas.
-No podría dormir vestido… —contesto riendo nuevamente— me daría calor…
-Pues eso es muy cierto… —dijo Blaine corrigiendo el doblez del cobertor— ahora… ¿necesitas al “Señor Oso”? —pregunto acomodándole las almohadas.
-No…—respondió el pequeño acurrucándose de lo más confortado.
-¿Seguro?... ¿por qué no?—quiso saber su Papá tomando el juguete desde el suelo.
-No lo sé… creo que ya estoy un poco grande para dormir con él —explico Henry encogiendo los hombros.
-Tal vez… —respondió dejando al “Señor Oso” sentado en el escritorio— dime entonces —agrego sentándose en la orilla de la cama— ¿quieres que leamos algo o estás cansado?
-Estoy un poco cansado, quisiera dormir si no hay problema.
-No hay problema, por su supuesto que no —dijo Blaine sonriendo mientras le acariciaba el pelo— ¿estás bien? —Henry gesticulo un si con su cabeza— ¿quieres preguntarme algo de todo lo que paso hoy día?
-No… sé que “Rizzie” estará bien, ¿verdad “Papáblen”?
-Por supuesto que si hijo, escuchaste a la Doctora… ¿Por qué lo dudas?
-No lo dudo… es solo que la quiero mucho —respondió Henry emocionándose un poco al recordar a su hermana menor.
-Lo se hijo, y nosotros también la queremos, tanto como a ti, pero debes pensar que lo peor ya paso y que la cirugía fue un éxito y en dos días estará aquí con nosotros.
-¿Ella sufrió cuando a mi operaron?
-Creo que era muy pequeña para sufrir por algo… pero si te extraño mucho, eso puedo asegurártelo —dijo Blaine dándole un beso en la frente.
-¿Por eso el Papá esta triste?,
-¿Por qué crees que el Papá esta triste?
-Porque no hablo nada en el auto… ni siquiera cuando tú le preguntabas algo… no sé si después que me dormí hablo —dijo Henry restregándose la nariz.
-Hablo… claro que hablo.
-¿Pero es por eso entonces?, ¿Por qué extraña a “Rizzie”?
-Por eso… pero no te preocupes por tu Papá, lo que sucede es que su corazón es tan inmenso y tan lleno de amor por ustedes, que cuando uno de sus hijos falta, es como si le faltara un pedacito a ese corazón, ¿entiendes lo que digo? —Henry movió su cabeza en señal de “si”— muy bien, ahora quiero que te duermas y mañana cuando salgas del colegio, iremos directo al hospital, ¿de acuerdo?
-¿Tengo que ir a la escuela? —pregunto mirando a Blaine de medio lado, casi incrédulo, tal y como si el hecho que su hermana estuviera enferma, implicara que el también debía tomar una licencia médica.
-Por supuesto que tienes que ir… ¿o creías que podías faltar porque tu hermana está en el hospital?
-Obvio, solidaridad “hermanistica”…
-¡Yo diría que es más flojera que otra cosa! —exclamo Blaine haciéndole cosquillas en la panza.
-¡No “Papáblen”!... —dijo riendo.
-Me recuerdas a tu Papá cada vez que ríes con ganas… —añadió acariciándole el pelo— ¿te lo había dicho?
-¿Cada vez que rio con ganas? —respondió Henry sonriendo.
-Muy bien entonces… ahora a dormir, ¿te parece bien?
-Me parece bien…
-¿Súper perfecto?
-Súper perfecto…
-OK… buenas noches hijo —dijo Blaine dándole un beso.
-Buenas noches “Papáblen”… —respondió Henry dándole un abrazo.
-Recuerda apagar la luz —dijo desde la puerta.
-Lo hare… ¡”Papáblen”!...
-Si…
-Ese collar que me diste, el para no tener miedo…
-¿Si?... ¿Qué hay con el?
-Yo se lo deje a “Rizzie”, pero ella no se dio cuenta porque estaba dormida… ¿crees que le servirá igual?, ¿aunque no sepa que lo lleva puesto?
Blaine sonrió y volvió a acercarse a su hijo, lo miro un instante llenándose con su inocencia y volvió besarle la frente.
-Por supuesto que le servirá, ¿por qué crees que se quedó tan tranquila durmiendo?... eres muy generoso al dárselo a tu hermanita.
-Pero no se lo di… —se adelantó en decir Henry gesticulando un no con su cabeza y sus manos.
-¿Ah no?
-No… solo se lo preste… en cuanto llegue me lo volveré a poner, espero y no quiera quedarse con él.
-Pues es tuyo por derecho y si se lo quitas de la misma forma en que se lo pusiste, no se dará cuenta tampoco.
-OK…—dijo Henry como hundiéndose en su camita mullida.
-Buenas noches Henry…
-Buenas noches “Papáblen”… ¡Ah! Y “Papáblen”, si el Papá no quiere venir a darme las buenas noches, dile que lo entiendo, ya que esta triste y todo…
-Ok… se lo diré… luces… —termino por decir Blaine apuntando las lámparas de las mesas de noche. Henry las apago y se acostó sobre uno de sus lados para dormirse por fin.

-Esta todo listo allá afuera… —dijo Blaine entrando en su habitación.
-Gracias… —murmuro Kurt sentando en la cama, aun no se había puesto la ropa de dormir y sostenía entre sus manos un papel blanco y doblado.
-Henry me pidió que te dijera que te entendía si no querías darle las buenas noches, ya que “estabas triste y todo”—añadió quitándose parte de la ropa.
-¿Por qué no habría de hacerlo?... lo he hecho durante doce años.
-Lo se… solo te digo lo que dijo él —dijo Blaine entrando al baño— hable con Carol y Burt, también con mis Padres, estaban preocupados porque Henry no les explico bien como había salido todo, pero yo les aclare que Lizzie está bien —añado mientras se cepillaba los dientes.
-¿Qué esperaban?... es un niño, obvio que no sabe todos los detalles.
Blaine salió del baño y se le quedo viendo un instante al escuchar aquello.
-Lo siento… —añadió Kurt sin mirarlo.
-Está bien…
-No Blaine, no está bien, no está bien para nada… disculpa mi comportamiento… el de ahora y el de hace un momento… ¿Henry se dio cuenta? —pregunto comenzando a soltar algunas lágrimas.
-No… bueno, se dio cuenta que estabas triste…
-¿Qué le dijiste?
-Pues… le hable de ese corazón inmenso tuyo, y de cómo este sufre cuando le pasa algo a alguno de sus hijos —contesto Blaine queriendo acariciarle el cabello— Lizzie está bien, lo súper extra comprobamos antes de venirnos, eso debería tranquilizarte —agrego acercándose un poco.
Kurt soltó una pequeña risa y se movió en la cama para quedar frente a él.
-Sé que Lizzie estará aquí en dos días haciendo mas travesuras que antes… pero no puedo evitar sentir miedo, cuando pasan estas cosas, siento que estoy a punto de perderlo todo, como cuando murió mi Mamá, o enfermo mi Papá… o lo que paso con Finn… o peor aún, cuando te perdí a ti… dos veces, creo que no estoy hecho para soportar este tipo de cosas.
-También lo creo…
-Vaya… ¿no se supone y deberías decirme que no, que soy fuerte y que estas orgulloso de mi porque puedo enfrentar lo que sea?... ¿dónde quedaron sus líneas Señor Blaine Anderson Hummel? —dijo Kurt riendo entre lágrimas.
-No te diré eso, porque eso es algo que tú ya sabes, sabes que eres fuerte y valiente, porque lo demuestras cada día, y sabes también que por ello estoy sumamente orgulloso de ser tu esposo… lo que sí puedo decirte es que si algún día esa fuerza llega acabarse, o a temblar como ahora… me tienes a mi… y yo seré valiente por los dos —dijo Blaine besándole ambas manos y emocionándose también.
-Esa es la línea que esperaba Blaine Anderson-Hummel… gracias… —respondió Kurt juntando su frente con la de él.
-Por nada…
-Te amo…
-¿Aun?...
-Siempre… —agrego Kurt limpiándose la nariz con el dorso de la mano.
-Toma… —dijo Blaine entregándole la caja con pañuelos que mantenía en la mesa de noche.
-Siempre atento y eficiente… eso es algo que me agrada en demasía.
-Lo tendré en cuenta entonces… —añadió dándole un toque en le nariz— ¿Qué es eso? —dijo apuntando el papel que su esposo no dejaba caer por nada.
-Es algo que me dio Lizzie.
-¿Lizzie?... ¿y qué es?
-Es su testamento… —respondió sonándose.
-¿Su qué…?
-Lo que escuchaste… cuando te fuiste a hacer el papeleo, me hablo que estaba asustada y comenzó a escribir su testamento por si algo salía mal…
-¿Y qué dice?
-No lo sé… —respondió enseñando el manifiesto doblado— le dije que como sabía que no pasaría nada, se lo devolvería tal cual.
-Mañana se lo entregas entonces —dijo Blaine levantándose para comenzar a arreglar la cama.
-¿Crees que este bien?
-Kurt, lo está… sabes que lo está.
-Si… bueno… —añadió guardando el papel en su bolsillo al tiempo que se levantaba también— a lo que me refiero, es que si no se sentirá sola… es pequeña y aunque finja que todo le da lo mismo, sé que podría estar asustada… ¿y si vamos al hospital?
-Kurt, no podemos ir al hospital… ¿quién se quedaría con Henry?
-Pero lo llevamos con nosotros, enfrentémoslo estamos en Marzo, prácticamente es primavera… llevamos unas mantas y nos tendemos en el suelo en su habitación, bueno tú te tiendes en el suelo, yo hago espacio al lado de Lizzie para mí y para Henry.
Blaine lo miro con las cejas levantadas esperando que el mismo se diera cuenta de cuan desquiciado era todo aquello.
-Ok, estoy loco, puedes decirlo… —dijo dejándose caer sobre la cama.
-No lo estas… —se apresuró en decir Blaine recostándose a su lado— ¿sabes lo que necesitas?
-¿Además de estar con mi hija? —pregunto Kurt acomodándose en uno de sus lados.
-Además… creo y necesitas que yo… me acerque a ti… que aparte estos almohadones… y que te rodee con mis brazos… y acto seguido haga esto… —dijo Blaine moviéndose en la cama, abrazándolo desde atrás y besándole el cuello, tal y como lo describiera.
-Podría llamarte engreído por creer que un abrazo y un beso tuyo me devuelven la cordura y consiguen a rearmar mi alma… pero no puedo porque es así… —contesto Kurt soltando un suspiro de plena satisfacción, se acomodó más para que sus formas se adaptaran a las de su esposo y allí se quedó disfrutando de ese pequeño oasis que le brindaban los brazos y labios del hombre que amaba.

Noviembre de 2014






-Este sí que es un “Día de Acción de gracias” inesperado —dijo Blaine mirando divertido la escena con sus manos en la cadera— ¿no crees? — agrego volteándose hacia su esposo— ¿Qué?.
-Prométeme por favor que así será el resto de nuestra vida… —dijo Kurt sonriendo.
-¿Con nuestros suegros y padres llegando sin aviso?
-Si… —contesto Kurt colgándose a él a la altura de la cintura— este barullo no tiene precio —agrego señalando a todos.
-Te lo prometo… —respondió envolviéndolo de vuelta— pero te digo de inmediato que deberás prepararte, porque además de ellos… dentro de unos años hay que agregar a unos tres niños a esta escena —dijo Blaine dándole besándole la cabeza.
-No me importaría aunque fueran 15…
-Ahora a pensar como los alimentamos a todos.
-¿Pedimos unas cuantas Pizzas?
-No podría pensar en una solución mejor —respondió tomando su teléfono.
-¡Oye “Squirrel”!, ¡el juego esta por comenzar, ya deja los besuqueos! —grito Cooper desde el suelo donde estaba sentado, cogió un par de cojines del sofá que tena más próximo a él y termino de instalarse quedando de lo más cómodo.
-¡Ay Cooper!, deja a tu hermano, se caso hace como dos días, ¡está en plena luna de miel! —advirtió Pam dándole un golpe en la cabeza— lo cual me lleva a pensar, que esa es la mejor época de los matrimonios, ¿no crees Carol?
-¡Oh sí!... es la mejor parte, ¿Qué duda cabe? —respondió está haciéndole un guiño a su esposo. Burt le hizo otro de vuelta y subió un poco el volumen del televisor.
-Bueno… —dijo Kurt llegando a la sala— les comunico… ¿qué? —pregunto al ver que Pam y Carol se le quedaban viendo con una sonrisa pícara y divertida en sus caras.
-Nada cielo, es solo que con tu Madre aquí hablábamos de lo maravillosos que son los primeros meses del matrimonio —explico la Señora Anderson pestañando rápido como si con ello evidenciara la maravilla de la que hablaba.
-¡Oh!... —dijo Kurt mirando a Blaine que buscaba vasos y platos para todos— es prácticamente un sueño —añadió sonriendo de la manera más amplia.
Ambas mujeres se miraron e hicieron un gesto de ternura infantil acompañado de un “oh” bien alargado.
-OK… —dijo Kurt mirándolas raro.
-Perdona cariño… ¿Qué querías decirnos?
-Bueno, ¿porque están todos tan concentrados?, aun ni empieza el juego ese —contesto Kurt mirando a su cuñado, suegro y Padre que parecían y habían sido hipnotizados por el televisor.
-Creo que la previa es importante cariño… —dijo Carol haciendo un gesto de desinterés con su mano.
-¡Como en todas las cosas! —exclamo Pam riendo con ganas. Kurt se puso un poco colorado pensando que tal vez ahora que estaba casado, ni sus Padres, ni sus suegros, tendrían filtro para las bromas picantes y de doble sentido.
-Muy bien… —dijo Kurt arrugando su entrecejo— solo quería decirles que habíamos pedido comida en “Texas Roadhouse” y…
-¡Me encanta ese lugar!, si quieres comer un buen trozo de carne, debes ir allí —sentencio Burt sin despegar los ojos del televisor.
-Eso es verdad, a mi también me encanta ese lugar —acoto el señor Anderson.
-Yo pude hacer ese comercial… —dijo Cooper apuntando a su padre.
-¿Eso es cierto? —pregunto Carol sonriendo.
-Claro… no me digan que yo no hubiera sido un buen vaquero.
-¡El mejor cariño!... pero Kurt quería decirnos algo… —dijo la señora Anderson moviendo sus manos como si pusiera orden en algo.
-Sí, bueno, el asunto es que, como lo que habíamos ordenado no alcanzaría para todos lo cancelamos y pedimos unas cuantas pizzas a cambio, espero y este bien.
-Claro que lo está, lo importante de este día es compartir —sentencio el Señor Anderson como si dijera la frase de su vida.
-¡Ay cariño!… ¡te amo!… —exclamo Pam acercándose para darle un beso.
-¡Oigan!, ¡nadie quiere ver eso! —añadió Cooper haciendo una mueca como de asco.
-¡Kurt!... —dijo Blaine apuntando la puerta.
-Al parecer llego parte de la comida, permiso…
-¿Necesitas ayuda cariño? —pregunto Carol queriendo levantarse de donde estaba.
-No, no te preocupes, todo está bajo control —respondió su hijastro dirigiéndose a la puerta.
-Ok…
-¿Tal vez deberíamos de contribuir?, ¿no crees Carol? —dijo la señora Anderson tomando su bolso.
-También lo creo… —respondió esta cogiendo el suyo.
-¿También crees que? —pregunto Burt esperando que terminara la primera jugada para mirar a su esposa.
-Que deberíamos de contribuir con lo de las pizzas —contesto casi murmurando.
-Pues me parece una gran idea —agrego levantándose para sacar su billetera.
-También a mi… —dijo el Señor Anderson buscando la propia.
-Pues a mí me invitaron —añadió Cooper alzando sus manos.
-¿No eres una estrella de cine o algo? —quiso saber Burt apuntándolo con unos cuantos billetes.
-Si… ¿Por qué?
-Por nada… —contesto alzando su cejas.
Carol le hizo un gesto de que no criticara al hermano de Blaine y recibió los billetes de todos, los conto mientras se levantaba e iba hasta donde estaba Kurt que recibía junto a su esposo casi una docena de cajas de pizza, pregunto cuanto debía y comenzó a contar el dinero.
-¡Ni te atrevas a decir que no!… —se adelantó en decir Carol mientras le pagaba al repartidor— gracias y Feliz día de Acción de Gracias
-¡Carol! —exclamo Kurt
-Gracias… —dijo el muchacho meneando los billetes— igual para ustedes.
-¡Carol!... —repitió como pidiendo una explicación.
-¿Qué fue lo que dije? —insistió su madrastra cerrando la puerta— ahora te ayudaremos, no importa lo que digas —añadió tomando los platos que Blaine haba conseguido recolectar de todos los muebles de la cocina.
-Eso es verdad… dame eso cariño —dijo Pam tomando los vasos.
Kurt negó con su cabeza sonriendo y se adelantó para hacer espacio en la mesa de café, la Mamá de Blaine repartió vasos y servilletas a todos, Carol la secundo con los platos y Blaine termino por poner las cajas de Pizza en el centro de la mesa.
-¿Dónde está lo de “Texas Roadhouse”? —pregunto Cooper mirando las cajas.
-¿No escuchaste hermanito?, como no iba a alcanzar cancelamos al orden, así es que tendrás que confórmate con esto…—dijo Blaine sentándose en unos de los sillones— ¿Cómo van Burt?
-41 a 21… —respondió sirviéndose.
-Genial.
-¡Hielo! —exclamo Kurt levantando los brazos como si recordara lo más imprescindible de algo.
-Creo que no comía pizza para un “Día de Acción de Gracias” desde que estaba en la universidad —dijo el Señor Anderson mientras se servía dos rebanadas a la vez.
-¡Vamos Papá!, ¿no empezaras a hablar de tus días en Stanford?... ¿o sí? —quiso saber Cooper apuntándolo con un trozo a medio mascar.
-No…—respondió alargando la “o”— además, ¿cuándo he hablado de mis días en Stanford?
Su esposa e hijos rieron al mismo tiempo y opinaron diferentes cosas al unísono, Carol y Burt sonrieron tratando de entender que decían todos, lo mismo que Kurt que llegaba a la sala con un bote lleno de cubos de hielo.
-Papá… por favor… —dijo Blaine entre risas.
-¿¡Que!?... —insistió este abriendo los ojos y gesticulando con sus manos.
-Cariño… por favor… —repitió Pam aguantando la risa— sabes bien que no pierdes la oportunidad de hablar de tus días en la universidad y de tu “intercambio” en España —añadió haciendo el gesto de comillas.
-¡Estuve de intercambio! —exclamo atorándose un resto.
-¡Papá!
-¡Estuve!...
-Fue un mes Papá… no exageres… ¿me alcanzas una servilleta cuñadito? —pidió Cooper desde el piso, le guiño un ojo a Kurt y este término por sonreír medio estúpido
-Bueno, un intercambio es un intercambio —dijo Kurt mientras hacia lo que su cuñado le pidiera.
-Gracias Kurt…—contesto el señor Anderson sintiendo que todos lo atacaban menos el esposo de su hijo.
Kurt sonrió y se sentó al lado de Blaine, este se corrió un resto en el sofá y termino por cruzarle uno de sus brazos al altura de la cintura.
-Pues yo puedo decir que nunca comí Pizza para un “Día de Acción de gracias”…—acoto Pam como pensando en aquello— pero bueno siempre hay una primera vez para todo… —agrego tomando una servilleta desde el centro de la mesa.
-Bueno, como bien saben este no era el menú oficial, pero dadas las circunstancias, tuvimos que improvisar —dijo Kurt echándose hacia atrás para apoyar su cuerpo en el de su esposo.
-Chicos, de verdad que yo le dije a Burt que era totalmente inaceptable llegar así, sin avisar..
-No te preocupes Carol… mejor hagamos un brindis por este inesperado pero maravilloso “Día de Acción de Gracias”
-¡Sí!...—exclamaron las mujeres al unísono.
Todos tomaron sus vasos y los chocaron en el centro de la mesa, dieron las gracias por estar todos juntos y por todo lo que les había tocado vivir, incluido lo malo.

-¡Esto estuvo fantástico! —exclamo Cooper tocándose la barriga.
-Eso que aún falta el postre…
-¿Hay postre “Squirrel”?
-Primero, obvio que lo hay —respondió Blaine comenzando a tomar los platos en desuso— y segundo, no me llames así —añadió apuntándolo con una pila de por lo menos cinco.
-Te ayudo hijo… —dijo el Señor Anderson tomando los platos restantes.
-¿Que hacemos ahora?, ¿ya acabo ese juego? —quiso saber Pam mirando el televisor que en ese instante pasaba comerciales.
-Termino… —contesto Burt apagando el aparato.
-¡Veamos una película!... —exclamo Carol aplaudiendo— ¿tienes películas aquí Kurt?
-Tenemos… —dijo tragando un poco de pizza.
-Veamos algo Navideño, ya que hay que entrar en ambiente —opino la mamá de Blaine gesticulando con sus manos nieve cayendo.
-Creo que tenemos algo de eso —contesto Kurt levantándose para registrar dentro del mueble de debajo del televisor.
-¡Me encantan la películas navideñas!, aunque Burt crea que son todas iguales.
-¡Son todas iguales! —corroboro este alzando sus brazos.
-Pues si no hay violencia y explosiones, para Papá no hay película —explico Kurt mientras revisaba las películas que iba dejando sobre la mesa.
-¿No tendrás una con la participación especial de Cooper Anderson?, ¿o si cuñadito? —pregunto este mirando las cajas.
-Creo que no… además creo y faltan algunos títulos aquí… le preguntare a Blaine, el otro día le dio por ordenar —dijo levantándose— y cuando él ordena se pierden por lo menos tres cosas como mínimo —añadió sonriendo.

-Creo que están planeando algo en la sala —dijo el señor Anderson mientras secaba los platos que le iba pasando su hijo.
-Escuche que quieren ver una película al parecer —respondió este mirando por sobre su hombro.
-Así es… y creo y tu madre fue quien inicio la idea.
-Lo más probable.
-No quiero sonar como Carol, pero te juro y fue tu madre quien insistió que viniéramos a verte.
-No hay problema Papá… al final, creo y terminamos pasando un buen momento.
-Uno muy bueno hijo —respondió el Señor Anderson mirando los gabinetes como si adivinara con el pensamiento donde iba cada cosa que secaba— ¿Qué tal la universidad?, ¿has tenido novedades?
-Bueno, de hecho… —respondió Blaine cortando el agua— hoy recibí mi primera “newsletter”, me daban la bienvenida y todo.
-Me parece perfecto.. ¿Cuándo te iras?
-Cuando acabemos el trabajo con “New Directions”, tenemos un compromiso con esos chicos, por lo tanto no podemos irnos sin terminar, pero con Kurt hemos hablado de viajar de tanto en tano para ver nuestro departamento y otras cosas —explico sonriendo como si fuera la persona más feliz de la tierra— ¿Qué?
-Nada hijo es solo que…
-Blaine... disculpe Señor Anderson, ¿puedo interrumpir?… necesito preguntarte algo —dijo Kurt apuntándolo.
-Claro… —contesto Blaine secándose las manos.
Kurt lo llevo hacia un lado para preguntarle lo que necesitaba, el Señor Anderson se les quedo viendo y observo como su yerno gesticulaba algo cuadrado y su hijo miraba al cielo como pensando una respuesta, ambos terminaron por reír cuando esta surgió y Blaine no perdió la oportunidad de dar un beso a su esposo antes que se retirara. El Señor Anderson miro hacia otro lado y se concentró nuevamente en adivinar donde se guardaban las cosas en aquella cocina.








Agosto de 2014





-¿Qué miras cariño? —dijo Pam llegando a la sala donde estaba su esposo mirando el viejo álbum de fotos familiares.
-¿Cómo?...—pregunto de vuelta el Señor Anderson como distraído.
-¿Qué, que miras? —repitió sentándose a su lado.
-¡Ah!... estas fotos… no puedo creer cuanto tiempo ha pasado.
-¿Desde que nuestros hijos eran unos bebés?
-Entre otras cosas —dijo pasando las páginas.
-Bueno, yo personalmente no puedo creer que nuestro pequeño, este que está aquí en su triciclo rojo, vaya casarse en unos cuantos meses.
-Tampoco lo creo… ¿has hablado con él?
-La verdad es que no, bueno lo último que supe fue que había encontrado un lugar disponible para septiembre, para el feriado del día del trabajo.
-Que bien, creo que es una excelente fecha, habrá tiempo para viajar y todo.
-Fue lo que le dije… ¿sabes lo que deberíamos hacer? —dijo Pam tomando la libreta del lado del teléfono
-Oh, oh…
-¿Qué?
-Conozco esa mirada, y te advierto que nuestro hijo no te dejara inmiscuirte en la organización de su boda, menos si su futuro marido es un perfeccionista del diseño y el buen gusto.
-¿Y quién dijo que me entrometería en la organización? —contesto buscando una hoja sin usar— lo que quiero proponerte es que hagamos una lista de invitados, mal que mal es nuestro hijo menor que se casa y no creo que nuestros parientes acepten que no los invitemos —añadió escribiendo “invitados” al tope de la hoja.
-Cariño… —dijo el Señor Anderson dejando el álbum sobre la mesa de café— tampoco creo que podamos imponer nombres de familiares a la lista de invitados de la boda de nuestro hijo.
-¡Pero no es imponer!... tus hermanas por ejemplo… ¿cómo no invitarlas?, siempre han tenido un gran cariño por Blaine, también sus primas…
-Y tías y amigas de las vecinas… —interrumpió su marido soltando una risa.
-Por favor… solo digo la familia más cercana —insistió escribiendo el nombre de sus cuñadas como primeras invitadas.
-Pam…
-¡Ay!, si no escribiré ningún nombre que nuestro hijo no conozca, por lo demás el otro día me encontré con Carol en el centro comercial y se lo consulte, aunque no me dijo nada, ni afirmativo ni negativo… pensándolo bien no me dijo nada en realidad, fue bien raro, debió andar en un mal día —explico la Señora Anderson pensando en ello— ¡en fin!… ¿Cómo se llama tu jefe?
-¡Pam!...
-Está bien, él no… —dijo blanqueando los ojos al tiempo que tachaba el ultimo nombre que había escrito — aunque si… ¿esperas a alguien? —agrego al sentir la puerta.
-No… ¿tú?
-Tampoco… que cosa tan rara —insistió levantándose— iré a ver.
Pam se dirigió a la puerta y antes de abrir se arregló el cabello y la ropa en el espejo del recibidor.
-¡Enseguida! —exclamo al escuchar que volvían a tocar— ¿Blaine? —dijo al ver a su hijo parado en la puerta— ¡cariño!, ¡pero que sorpresa tan maravillosa! —añadió dándole un abrazo.
-Hola Mamá… —respondió este como si no tuviera energías para nada, ni siquiera para saludar a su madre.
-¿Qué haces aquí?... ¡qué maravilla! —insistió haciéndolo entrar— ¿Qué tonterías son esas de golpear a la puerta?, ¿acaso perdiste tus llaves?... bueno da lo mismo, entra, entra… —dijo casi empujándolo hacia adentro— ¿Qué haces aquí cariño?... ¿y Kurt? —pregunto por ultimo descolgándole el bolso que cargaba y mirando hacia fuera como si esperara que otra persona entrara tras su hijo.
-Mamá…
-Cariño… ¿Qué sucede? —pregunto al darse cuenta que el semblante del menor de sus hijos no era el de alguien que venía en visita de placer— hijo…. —murmuro al recibirlo en sus brazos. Blaine no dijo nada y se quedó refugiado en su madre por un largo rato.
-¿Quién era Pam?... —quiso saber el Señor Anderson llegando hasta la puerta— ¡Blaine!... ¿Qué paso? —pregunto al encontrase de frente con una escena de lo más triste.
-Lo siento… —dijo Blaine apartándose mientras se limpiaba la cara con una de sus manos.
-Hijo… me estas asustando, ¿qué sucedió?... ¿tuviste un problema?... ¿estas enfermo? —pregunto su Madre tocándole la cara y los brazos como cuando este era pequeño y quería descifrar que le sucedía.
-¿Peleaste con Kurt? —se atrevió a preguntar su Papá poniéndole una mano en el hombro.
-No fue una pelea… Kurt y yo… ter… terminamos…
-¿¡QUE?! —exclamaron sus padres al mismo tiempo.
-Lo que escucharon… —dijo Blaine limpiándose la nariz con el puño de su sweater.
-Pero hijo… ¿cuándo?, ¿Por qué?
-No lo sé…
-¿Acaso… hay alguien más? —el Señor Anderson le hizo un gesto a su esposa de que lo que había preguntado estaba fuera de lugar.
-No… solo… solo dejo de amarme… —respondió Blaine soltando un llanto tan doloroso que sus Padres sintieron que sus propias gargantas se apretaban en ese instante.
-Cariño… —dijo Pam tomándose la cara.
-Hijo... ven… siéntate… —añadió su Papá tomándolo por los hombros.
-Traeré un vaso de agua —agrego su Mamá dirigiendo sus pasos a la cocina.
-Lo siento… —repitió Blaine con sus manos en la cabeza.
-No tienes porque… ¿cuándo paso esto hijo?
-Hace meses… no había dicho nada porque tenía la idea de que se arrepentiría o algo pero…
-Toma cariño… bebe un poco —dijo Pam llegando hasta donde estaban, se sentó enfrente junto a su esposo y lo miro como si no entendiese nada de lo que estaba sucediendo— ¿Qué sucedió Blaine?, creí que estaba todo bien, que hasta tenían fecha para el matrimonio —agrego evidenciando nervios con sus manos.
-La tenia… pero… no sé qué le sucedió, me dijo que éramos muy jóvenes, que ya no quería casarse… y todas esas estupideces que nos dijeron todos y que tontamente yo pensé que no tenían nada que ver con nosotros.
-¿Dónde está Kurt?
-En New York… —respondió dando un sorbo a su vaso.
-No lo puedo creer… —murmuro el Señor Anderson tomándose el cuello.
-Ni yo… —agrego su esposa sin saber que más decir.
-Lo odio… de verdad.
-Cariño, no digas eso… sabes que no es verdad.
-Perdí todo… todo lo que tenía hace menos de tres meses…
-Hijo, sé que todo se ve negro ahora, pero hablar de que perdiste todo es algo extremista, hay más cosas en la vida.
-Tal vez… —dijo Blaine mirando el vaso con agua.
-Por lo demás tal vez no sea un fin definitivo… el tiempo separados puede hacerlo reaccionar sobre su decisión, viéndose a diario en la Universidad pueden volver a sentir como antes, ¿no crees hijo?
-No… —contestó convencido— y con respecto a la Universidad... tengo malas noticias que darles.
Pam y su marido se miraron pensando en Blaine les contaría quizás que.
-Todo esto me ha tenido muy mal y descuide mis estudios… sé que no debería haber pasado, pero sucedió… me dieron un par de oportunidades de subir las calificaciones, pero…
-¿Te expulsaron?
-Si Papá… lo siento, sé que NYADA era extremadamente costosa, pero de verdad, no podía… no…
-Hijo… —se adelantó en decir el Señor Anderson tomándole una mano— eso es lo que menos importa ahora, si así lo deseas vuelves a postular el semestre entrante, allí o donde sea, no hables del dinero como si fuera lo primordial aquí, lo primordial eres tú.
-Gracias…
-De nada hijo…
-¿Qué quieres hacer ahora cariño?
-Me gustaría quedarme aquí… ¿es posible?
-Por supuesto que es posible, está siempre será tu casa… tu habitación esta tal y como la dejaste, puedes quedarte aquí el tiempo que necesites.
-Gracias Mamá… —repitió tomando un poco de aire.
-Saldrás de esta hijo… nosotros te ayudaremos, y si Kurt ya no te quiere, pues déjame decírtelo… es él quien pierde —añadió el señor Anderson dándole unos golpes en el hombro.
-Por supuesto… no te faltaran pretendientes eso es un hecho.
-Gracias por su imparcialidad, la extrañaba.
-De nada cariño… y solo debes recordar que no hay lugar como el hogar.
Blaine sonrió entre lágrimas y Pam murmuro un “¿Qué?” al ver que su esposo esbozaba una sonrisa también.
-No soy Dorothy Mamá… —dijo Blaine volviendo a sonreír.
-Y esto ciertamente no es Kansas —agrego el Señor Anderson divertido.
-¿Dorothy?... ¿Kansas?... ¿que…?... ¡oh!... —exclamo al darse cuenta de lo que había dicho— pero es una gran frase…
-Y muy apropiada cariño —dijo su esposo levantado uno de sus pulgares.
-Muy apropiada —repitió Blaine sintiéndose confortado— ahora... ¿puedo subir a descansar?
-Por supuesto que puedes… como te dije, tu habitación esta igual como la dejaste —respondió su Mamá acariciándole la cabeza.
-Gracias… a los dos… —termino por decir Blaine dando un abrazo a cada uno de sus Padres, para subir a su habitación acto seguido.








-Siento eso… —se excusó su hijo retomando su labor.
-No tienes porque hijo… estás en tu casa y por sobretodo es a tu esposo a quien estas besando.
-Eso es verdad… —contesto poniendo más jabón en la esponja— ¿me ibas a decir algo?... ¿antes que llegara Kurt?
-Si… bueno… Blaine, no sé si Kurt te lo dijo, pero esa noche que fueron a cenar a nuestra casa, yo hablé con él…
-Me lo dijo…
-Te lo dijo… muy bien… —agrego su Papá como nervioso— ¿y estas molesto por ello?
-Al principio sí, porque pensé que no era asunto tuyo, pero luego Kurt me ayudo a entender que solo querías mi bien.
-Y así es Blaine… disculpa, pero solo quería asegurarme que no terminaras herido de nuevo.
-Papá… ya soy un hombre grande… —explico Blaine tomando los vasos sucios— y no quiero parecer irrespetuoso pero creo que ya no es labor tuya protegerme… de nada.
-Pues yo creo que nunca estarás lo suficientemente viejo como para que yo no interceda por tu bienestar, sé que cometió errores en el pasado— se adelantó en decir al ver que su hijo abría la boca para recordarle aquello— pero ahora todo es diferente.
-Exacto, todo es diferente… Papá… no puedo ser más feliz con Kurt… te lo juro… es decir, solo nos falta la tarta de manzana enfriándose en la venta y una cerca de madera blanca afuera de nuestra casa… todo está bien, de verdad…
-Me alegro que así sea hijo… es solo que recuerdo esa noche que llegaste desde New York y no puedo olvidar ni la mirada de desolación en tus ojos, ni lo mal que lo pasaste después.
-Lo se Papá… yo tampoco me olvido de eso… pero ya paso… Kurt es el amor de mi vida y no puedo concebir otro escenario para mí que no sea a su lado.
-Lo se hijo… y me alegro… —dijo el Señor Anderson dándole unos golpes en la espalda con paño de cocina incluido— pero entiéndeme solo lo hice…
-Por mi bien, ya me lo explicaste… y te lo agradezco… —contestó Blaine dándole un abrazo.
-Muy bien… —añadió su Papa volviendo a palmotearle la espalda— ¿más invitados? —dijo al sentir la puerta.
-No… ese debe ser el postre.
-Muy bien… déjame…
-No, nada de eso, ya pagaron por la comida, el postre corre por nuestra cuenta —dijo Blaine mientras se dirigía a la puerta.