(FIC-Klaine) "Escenas borradas" Glee “10 days for Christmas”

-No tienes idea de lo que acabo de enterarme! —exclamo Pam entrando en  habitación ¿cariño?... ¿y ese bolso? —pregunto al ver que su marido empacaba ropa como para emprender un viaje de semanas— ¡oh por dios!, ¿vas a abandonarme?
-¿Qué?... —dijo este mirándola con incredulidad mientras arreglaba su equipaje.
-Pues sepa señor Anderson que si me abandona nunca sabrá de lo que acabo de enterarme —sentencio la Mamá Blaine meneando su teléfono.
-¿De qué te enteraste?
-¡Pues no te lo diré!... no si me vas a dejar aquí sola y a mi suerte…—agrego cruzándose de brazos como si tuviera menos edad que cualquier niño de Kindergarten.  
-Cariño… —dijo el Señor Anderson acercándose a su esposa— no te abandonare, nunca podría hacerlo… lo que pasa es que mi jefe llamo para decirme que quien iba a volar a Atlanta repentinamente no puede hacerlo, por lo tanto..
-¿Tendrás que ir tú?
-Así es… lo siento… pero llegare en un par de días, eso te lo aseguro —dijo dándole un beso en la frente.
-Vaya… esa noticia me deja bastante triste…
-Lo siento cariño.
-Está bien, tienes que hacer lo que tienes que hacer… déjame ayudarte… eres tan inútil empacando como yo cocinando —advirtió Pam tirando su teléfono en la cama.
-Gracias cariño…—dijo el señor Anderson apartándose— ¿que querías decirme? —agrego tirándose en la cama.
-¡Verdad!... —exclamo animosa,  como si le hubieran cargado las baterías en ese instante— ¡no sabes quién me llamo! —agrego como cantando.
-No lo sé Pam… ¿Quién?
-Pero adivina… vamos… —dijo entrando al closet a por la ropa de su marido.
-No lo sé… ¿tu mamá?
-¡No!… —exclamo poniendo cara de ácido.
-¿Una de tus amigas?
-Tampoco… Cariño, se más creativo, es alguien que nos interesa a ambos —dijo acomodando de manera casi magistral tres camisas, dos sweaters y tres piezas de ropa interior en el espacio donde hace un momento solo cabía una camiseta sin mangas.
-¿Uno de nuestros hijo?
-¡Si!... ¡tibio!... —agrego buscando zapatos.
-¿Cooper?
-Frío… —dijo como desinflándose.
-¿Blaine entonces?
-¡Si!... cariño… no sabes lo que acaba de contarme… —dijo sentándose en la cama al lado de su esposo.
-¿Volverá a la Universidad?
-No… aunque eso hubiera sido una noticia mejor… —aseguro como pensando.
-¿Qué te conto?
-¡Que volvió con Kurt!… ¡sí!... —agrego exaltada.
-¿De verdad?
-Si… ¿Por qué reaccionas así?
-Por nada, y no me tomes a mal… Kurt es adorable, es solo que… no se... lo vimos tan mal cuando volvió de New York hace un par de meses que… no se… tengo un poco de miedo.
-¡Ay cariño!,  no reacciones así… ellos se aman… y no hay nada mejor que dos personas que se aman estén juntos por siempre jamás.
-Creo que deberías calmarte.
-¿Por qué?
-Porque nuestro hijo acaba de decirte que retomo su relación con su novio y tú ya estás pensando en boda y patrones de vajilla, ¿no es así?
-¡Claro que no!... —exclamo poniéndose de pie— ¡jamás! —agrego volviendo al orden de la ropa.
-Pam…
-¿Qué?... ¡no!… ¡te lo juro!
-Pam Anderson...
-¡Ay está bien!… estoy más entusiasmada que niño en Navidad, pero vamos, déjame disfrutar esta noticia, es buena para nuestro hijo.
-Claro que lo es… pero… no quisiera verlo lastimado de nuevo… Kurt es genial pero es un poco… —sentencio el Señor Anderson moviendo sus manos como si describiera algo  sumamente inestable.
-Eso es cierto… —dijo Pam haciendo un puchero— ¿crees que deberíamos hablar con él— agrego volviendo a sentarse.
-Tal vez, pero digamos lo que digamos, Blaine es un hombre adulto por lo tanto no creo y nos haga mucho caso.
-Tal vez… pero no perderemos nada si lo hacemos… ¡ya se! —exclamo dando un aplauso— lo llamare para organizar una cena mañana en la noche, así si viene con Kurt, podremos interrogarlos a ambos.
-Eso, interroga a tu hijo frente a su novio, eso hará que nos escuche.
-Ay… —dijo tomando su teléfono— no será un interrogatorio de policía o algo… solo serán un par de preguntas en la informalidad de una cena familiar, ¿Cuándo tienes que viajar?
-Mañana en la tarde,
-¡Maldición!... hagamos entonces un desayuno —añadió moviendo una de las manos cerca de su cara, como si despejara la idea anterior para dar cabida  a la nueva.
-Pero cariño… mañana tenemos que trabajar, además, no es la boda de las amigas esas de su escuela —recordó el Señor Anderson haciendo el gesto de comillas cuando se refería  a las amigas de su hijo.
-Tiene razón…¡uy!... ¡todo está mal! —exclamo dejando caer sus brazos— me encantan las bodas… ¿Por qué no nos invitaron?
-¿Porque no las conocemos?
-Pero invitaron a Blaine…
-Pam, él es amigo de ellas, ¿qué demonios pintaríamos nosotros allí?
-No lo sé… ¿Cómo padres del más guapo de los integrantes del cortejo?
-Parcial hasta la medula, ¿no es así Señora Anderson? —dijo su marido dándole un toque en la nariz.
-Pues si… la verdad es que cuando se trata de nuestros hijos…  ¿esperas a  alguien? —dijo mirando hacia la puerta cuyo timbre acababa de sonar.
-No…¿tu?
-Tampoco... tal vez es Blaine y nos ahorra la planificación de cualquier cosa... ¡iré a abrir!
-Te seguiré, no quiero que cometas una imprudencia que luego te lleve a arrepentimientos.
-¿Perdón?
-Te amo… —dijo besándole la cabeza y saliendo primero de la habitación.

-¡Hola señor Blaine! —exclamo Britt en la puerta de lo más sonriente.
-¿Quién eres tú?
-¡Hola Señora Blaine! —agrego al ver a la Mamá de su amigo asomarse desde la escalera.
-Cariño… ¿conoces a esta señorita?
-Por supuesto… aunque… ¿tú eres Britt o Santana?
-Britt… aunque desde mañana seré Señora Santana… —agrego sonriendo aún más.
-Claro... —respondió Pam sonriendo— ¿qué podemos hacer por ti?
-¿Dejarme pasar como primera cosa? —dijo la chica moviendo uno de sus brazos como si fuera una serpiente que se hace paso entre varios obstáculos.
-Por supuesto, disculpa cariño… —agrego la Mamá de Blaine abriendo más la puerta— pasa…—dijo ubicándose al lado de su esposo.
-Por favor dime que si conoces a esta persona —murmuró el Señor Anderson tomando a  su esposa por un brazo.
-La conozco,  tranquilo cariño…
-Ok… —dijo mirando con desconfianza.
-¡Su casa es genial! —exclamo Britt sentándose en uno de los sofás, cargaba un bolso además de un porta trajes lleno de brillos.
-¿No la conocías?
-No… ¿por qué habría de hacerlo?
-¿No viniste a la fiesta de graduación de nuestro hijo? —pregunto el Señor Anderson sin borrar la expresión de desconfianza de su cara.
-No… —insistió Britt encogiendo sus hombros.
-Pues yo diría que…
-Cariño… déjala… —pidió la Señora Anderson— luego te explico… —agrego en voz baja— Britt, querida,  ¿qué podemos hacer por ti?
-Ok… —respondió acomodándose y tomando el bolso que cargaba— Ok… —repitió dejando el bolso y cogiendo el porta trajes en su lugar— Ok… —dijo nuevamente dejando ambas cosas para cruzar las manos sobre su regazo, saco un papel de su bolsillo y comenzó a leerlo.
-¿Conocen a Blaine Anderson?, ¿verdad?
-Su cariño es nuestro hijo… —dijo Pam sonriendo.
-¿Cómo?
-Blaine… es nuestro hijo… —repitió enseñándole una foto donde aparecía ella, su esposo y Blaine en el día  de la graduación de este último.
-¡Oh!... claro… creo que confundí mis discursos… esperen… —respondió sacando otro papel de su bolsillo contrario.
El señor Anderson miro a su mujer con los más abiertos de lo que cualquier oftalmólogo recomendaría.
Britt miro el papel y río para si como reconociendo su error.
-¿Ustedes conocen a Kurt Hummel?, ¿verdad?... —agrego leyendo la información correcta.
-Lo conocemos linda…
-“Kurt Hummel, nos enseñó a  todos lo valiente que hay que ser en la vida para afrontar los problemas, por eso se convirtió en mi héroe y hada favorita de todo el bosque de Lima, por eso mi futura esposa y yo nos esforzaremos a la par, para que nuestra boda sea también al de ellos”.
Los padres de Blaine se miraron el uno al otro si entender nada, ni reaccionar tampoco.
-Eso… fin…
-¿Cómo?... —dijo la Señora Anderson levantándose de un solo salto del sofá en donde estaba como si recién cayera en la cuenta de lo que acababa de escuchar.
-¿Qué dijiste Brittany? —pregunto el Señor Anderson levantándose también pero con más calma y recato.
-Lo que escucharon, por eso les traje la invitación… —continuo explicando la chica, al tiempo que  dejaba un sobre encima de la mesa de café— y este traje que no es de novia, pero si muy estiloso y usted Señora Blaine lucirá fantástica—añadió entregándole el porta trajes.
-¿Un traje para mí?... —pregunto recibiéndolo— ¿por qué?
-Porque en la ceremonia haremos algo especial y todas las chicas harán algo especial, mi mamá, mi futura otra mamá, la mamá de Kurt y usted que es la mama de Blaine…. ¡vaya si son varias mamás!.. —dijo como pensando— ¡en fin!...  ¿qué dicen? —agrego arreglándose el flequillo.
-Britt, escucha, lo que acabas de decir y planificar es muy dulce y romántico, pero no creo que Kurt este de acuerdo con casarse así como así con mi hijo.
-¿Por qué no?... ¡Kurt ama casarse!, ya lo hizo con Rachel cuando vivieron en New York…
-No lo dudo… —dijo el Señor Anderson poniendo el tono de quien habla con la mayor de las paciencias— pero, ¿mi hijo sabe de esto?
-No… ¡obvio!... si lo supiera, no sería un anuncio sorpresa… —respondió señalando al Señor Anderson mientras miraba a la mamá de Blaine como si lo acusase de ser un total ingenuo o algo parecido.
-¡Ay cariño!,  a mi me parece algo súper extra romántico… imagina a nuestro niño casándose con el amor de su vida… ¡ay que maravilla! —exclamo Pam entrelazando sus manos cerca del pecho, demostrando con ello un emoción más que profunda.
-Cariño… el matrimonio no es algo que se decida de un minuto a otro —sentencio el Papá de Blaine mirando a su esposa.
-Pasaran horas antes que se decida Señor Blaine…
-No me refiero a eso… además yo no estaré aquí, ¿quieres que me pierda la boda de mi propio hijo?
-¿Por qué no estará? —pregunto Britt envolviéndose en una manta que descansaba en uno de los brazos del sofá.
-Porque debo viajar a Atlanta por negocios.
-¿Y no puede decir que no viajara? —insistió la chica dándose tres vueltas alrededor del cuello.
-No, porque quedaría sin empleo.
-¡Pero búsquese otro!, según Obama la economía se está fortaleciendo —termino por decir Britt chequeando su look en la superficie pulida de la mesa de café.
El señor Anderson al miro un segundo y abrió su boca para responderle, pero ningún sonido salió de ella.
-Y todo este plan,  ¿cuándo se lo dirás a los chicos?
-Pues pienso que mañana, como la novia no debe ver a la novia antes de la boda, tampoco creo y sea conveniente que los novios me vean a mí.
-OK… —dijo el Señor Anderson poniéndose de pie— gusto en verte Britt, gracias por esta invitación, pero creo que declinaremos —agrego haciendo un gesto que la invitaba a retirarse.
-¿Qué?, ¿por qué?
-Por mil razones que no alcanzo a explicar ahora… por aquí… —añadió apuntando a la salida.
-Pues si se esfuerza puede, el ser humano habla unas 200 palabras por minuto y es capaz de comprender hasta 300.
-Pues mi explicación es de más de 200 palabras —insistió el Señor Anderson llegando a la puerta.
-Britt,  ¿estas segura que esto puede funcionar? —agrego Pam, que aún no terminaba de estar de acuerdo con su esposo.
-¡Por supuesto!… Kurt y Blaine son como la mantequilla de maní y la jalea… pero ustedes no deben de decir nada, yo se los contare antes de que Santana y yo casemos, si los ven entrar con trajes de boda será que funciono, sino, solo serán tristes miembros de un cortejo que tiene más hombres que mujeres, lo que es raro siendo una boda entre chicas— explico Britt mirándose en el espejo del recibidor— en fin… ¡Gracias señores Blaine!… ¿lo pensaran verdad?
-Claro que si cariño —contesto la señora Anderson haciendo el ademan de devolver el porta trajes a su dueña
-No,  quédeselo…  por si se deciden… —dijo la chica abriendo la puerta.
-Ya está decidido Britt —sentencio el Señor Anderson de lo más serio.
-¿Puedo preguntarles algo? —agrego devolviéndose en su pasos.
-Claro cariño… —respondió Pam dejando lo que cargaba sobre la silla del recibidor para pararse al lado de su esposo después.
-¿Ustedes quieren a su hijo?
-¿Qué pregunta es esa?
-Una simple —dijo Britt encogiéndose de hombros.
-Obvio que si… —contesto el Señor Anderson poniéndose más serio que antes.
-Entonces, si ustedes lo quieren, ¿no querrían también que fuera feliz?
-Absolutamente —respondió Pam mirando a  su marido.
-Entonces… si además del gel para el cabello, Kurt es quien lo hace feliz, ¿no es razonable que todos cooperemos para de una vez acaben juntos?
Pam y su esposo se miraron pensando que dentro de su locura la amiga de su hijo tenía toda la razón.
-Piénsenlo… y gracias por esta bufanda, es súper genial…—termino por decir Britt retirándose por donde había llegado.

-Con que efectivamente es un granero… —dijo Blaine mientras se ajustaba la corbata de moño en el espejo retrovisor del auto.
-Te lo dije… —sentencio Kurt termino de estacionarse.
-¿Cómo Britt llego a nacer aquí?
-Es una historia bizarra y asquerosa y que nunca quisiera haber oído en toda mi vida.
-Ok… —dijo Blaine mirándolo— ¿qué tal? —pregunto enseñando su corbata.
-Perfecta como siempre… —respondió corrigiendo la posición de todas formas.
-A la boda entonces… —añadió haciendo el ademan de salir del auto.
-Blaine… —dijo Kurt tomándolo del brazo.
-¿Que?
-¿Está todo bien?
-Obvio que si… ¿por qué me lo preguntas?... ¿acaso crees que olvide el regalo?
-No, no es eso..
-Bien… porque ahora que lo menciono, estoy dudando si los puse en la maletera o se quedaron sobre la cama —añadió repasando en su mente todo lo que había hecho antes de salir de la casa.
-Están en la maletera, yo me asegure de eso.
-Perfecto entonces… —dijo abriendo la puerta.
-Pero espera… espera un segundo —insistió estirándose por sobre él para volver a cerrar la puerta.
-¿Qué sucede?... ¿me quieres secuestrar? —agrego poniendo cara sexy.
-No Blaine Anderson, no te quiero secuestrar —respondió Kurt sonriendo.
-Bueno… lo dejo planteado por si acaso… —insistió Blaine moviendo sus cejas.
-¿Quieres concentrarte?
-Ok… lo siento… ¿qué tienes Kurt Hummel?, ¿estás bien?
-Lo estoy y no tengo nada, nada en especial, es solo que… bueno… estamos en una boda que no es la nuestra, además Tina se lo propondrá a Mike como bien me contaste… hay… hay mucho ambiente de compromiso… y pensé que eso te haría recordar el nuestro fallido.
-En realidad hay mucho compromiso esta tarde —respondió mirando a los invitados que comenzaban a llegar— pero… estoy bien… —añadió haciendo un gesto con sus manos— gracias por preocuparte… además estoy seguro que este día llegara para nosotros, aquí o donde sea que el gobierno nos lo permita —aseguro Blaine sonriendo que encantaba.
-¿Aquí en un granero? —dijo Kurt poniendo cara de aversión.
-No… —respondió soltando una risa— aquí en el noreste de Indiana…
-¡Ah!... ¡gracias a dios!... —exclamo poniéndose la mano en el pecho— sabes bien que la naturaleza y el “outdoor” no son para mi… tampoco me llevo bien con el campo y los animales de corral.
-Lo se… ¿vamos?
-Claro… espera… tienes algo… —dijo Kurt acercándose a él como si fuera a corregirle la posición de la corbata o quitarle alguna mancha del cuello de la camisa.
-¿Como? —quiso saber Blaine mirándose hacia abajo.
-Aquí… tienes… —insistió buscando sus labios.
-¿Dónde?... ¿que…?
-Esto… —respondió dándole un beso.
Blaine le respondió el beso moviéndose hacia él en el asiento del auto como si quisiera algo más que un simple roce de labios.
-Gracias… —dijo soltando un suspiro.
-De nada… y… ¿crees que…?
-Que sí creo que… ¿Kurt? —añadió al verlo con la vista fija en lo que parecía un punto distante.
-Esa… ¿esa es tu Mamá? —pregunto Kurt apuntando hacia afuera del auto.
-¿Quién?
-¿La señora de azul que está en la puerta observando todo?
-¿Cuál…?... ¡Claro que lo es!… —exclamo Blaine sorprendido— ¿Qué hace aquí?
-No lo sé… es tu Mamá… ¿no hablaste con ella ayer?
-Sí, bueno… pero para contarle que tú y yo… pero nada más… ¿Qué hace aquí? —insistió como si Kurt supiese la respuesta.
-Pues vamos a preguntarle —sugirió este bajándose del auto.
-Claro… —agrego Blaine haciendo lo mismo.
-Tu Mamá no es de las que se cuela en las bodas… ¿o cambio este último tiempo? —dijo Kurt poniendo llave a la puerta del auto.
-No… aunque como mi Papá está de viaje, tal vez se sintió sola o algo y decidió colarse a última hora —contesto Blaine mirándola con los ojos empequeñecidos, como si tratara de enfocar la imagen de su madre a la distancia.
-Pues se ve bien producida como para ser alguien que decidió venir a última hora —aseguro Kurt arreglándose la chaqueta.
-Pues ella se produce hasta para ir al mercado a por los víveres —dijo Blaine sacando los regalos del portamaletas.
-Pues si eso lo hicieran todos, el mundo sería un mejor lugar para vivir — sentencio Kurt caminando para coger la mano de Blaine como primera cosa, este lo miro un segundo y le beso el dedo donde, por casi un año, estuvo el anillo de compromiso.
-¿Por qué están de la mano? —quiso saber Sam parándose frente a los dos.
-Hola Sam.. te ves genial… —dijo Kurt sonriendo.
-De verdad que si…—añadió Blaine feliz también.
-¿Acaso…? —volvió a preguntar el chico apuntando a cada uno.
Ambos hicieron un gesto que incluía unas muecas y un encogerse de hombros.
-¡Cuan genial es esto!... ¡BLAM!… —exclamo Sam chocando los cinco con su amigo— ¡qué maravilla! —insistió dándole un abrazo— ¿aun puedo ser tu padrino?, ¿no es así? —termino por decir Sam llevándose a Blaine hacia un lado cogido por el cuello.
Kurt sonrió y se hizo cargo de los regalos, los dejo en la mesa preparada para la ocasión y espero que Sam terminara de interrogar a su novio.








Agosto de 2039



-¿Seguro y no estamos perdidos?
-No estamos perdidos Kurt…
-¿Seguro? —insistió mientras caminaba por un sendero que parecía y nadie había pisado en décadas— nunca había visto esta parte del parque —agrego poniendo caras a todos los árboles y arbustos que insistían en despeinarlo y causarle malos ratos.
-No estamos perdidos… —repitió Blaine que iba tras de él y soltaba pequeñas risas al ver la lucha que sostenía su esposo con la naturaleza urbana.
-Pues yo diría que si…—murmuro por lo bajo.
-No estamos perdidos, ¿verdad Noah? —agrego Blaine dirigiendo su voz hacia el más pequeño de sus hijos y que caminaba de los primeros por el sendero.
-¡No “Papáblen”!, ¡Henry Anderson Hummel tiene un “drujula”! —exclamo el chico señalando a su hermano mayor.
-¿Ves?... —dijo Blaine acercándose a Kurt— “Henry Anderson Hummel tiene una “drujula” —agrego haciéndole unas cosquillas en el cuello.
-¡Si claro!... arregla todo con tus manos… —murmuro Kurt mientras seguía avanzando tras sus hijos.
-¿Aquí no hay señal alguna?... ¡hola! —dijo Lizzie moviendo su teléfono móvil en todas direcciones.
-Es imposible que haya señal Rizzie, estamos bien lejos del último punto de conexión—sentencio Henry que caminaba como si nada más importara.
-Tal vez el “Papáblen” quiera explicarte eso cariño —sentencio Kurt dándole una mirada a su esposo y correteando mosquitos inexistentes cerca de su cara luego.
-Nadie necesita teléfonos móviles… y por lo demás, quedamos de acuerdo que no los traeríamos… ¡vamos familia!, ¡miren el lugar donde estamos!
-¿Dónde no hay nada?... —dijo Lizzie poniendo caras — ¡nada!... ¡hola! —continuo la chica mientras le daba golpes a su teléfono,
-NO, no donde no hay nada cariño, estamos donde solo hay arbustos, arboles e insectos que quieren devorarnos —explico Kurt peleando con toda la naturaleza que lo rodeaba.
-Estuviste de acuerdo en esto… —murmuro Blaine acercándose a su esposo.
-Yo no estuve de acuerdo en nada —respondió hablando entre dientes.
-Bueno, deberías de estar de acuerdo ahora… vamos esto es importante para Noah… ¡míralo! —insistió Blaine apuntando a su hijo menor que no cabía más de felicidad. Tenía puesto un gorro como de explorador y cargaba unos binoculares en el cuello, en una mano sostenía una red para cazar mariposas y en la otra que aún permanecía enyesada, un libro sobre insectos y naturaleza.
-Está bien… —agrego Kurt sintiéndose mal por actuar así frente al plan de su hijo— pero no dormiré en el suelo… el Plaza está cruzando la calle —dijo apuntando hacia adelante.
-¡Un momento! —exclamo Lizzie deteniéndose en seco— ¡nadie se mueva! —añadió estirando sus manos como si detuviera el tráfico en plena Fifth Av.
-Por favor no me digas que hay algún animal salvaje tras de mi —dijo Kurt que se había quedado como de piedra pensando que su hija el diría que tras él había un tigre o un oso o cualquier otro animal entre ambos.
-¿Animal salvaje? —pregunto Blaine mirándolo con ternura.
-Es posible… —respondió con convencimiento.
-¿Qué sucede Princesa?—agrego Blaine mirando a su alrededor.
-¿Qué sucede Lizzie Anderson Hummel? —pregunto Noah casi cinco metros más delante.
-¡Nadie se mueva! —repitió mirando su teléfono— tengo… una… barra…de señal… —agrego como conteniendo la respiración.
-¿Qué?... —dijeron Henry, Noah y Blaine sin poder creerlo.
-¡Ay gracias a dios! —añadió Kurt soltando un suspiro de alivio por salvarse de la posibilidad de ser devorado allí mismo.
Blaine hizo un puchero solidario con su esposo y se quedó mirando a su hija como pidiendo una explicación.
-¿Que sucede Princesa?, ¿por qué tantas ganas de tener señal?
-Además dijimos que nada de teléfonos en esta… excursión… —agrego Kurt poniendo cara de asco cuando mencionaba lo de la excursión, como si fuera lo peor del mundo.
-Lo se… ¡hola!... pero necesito hablar con Reuben… el me llamara y no saben lo difícil que es hablar con él… ¡nadie puede dejar pasar una oportunidad de hablar con él!
-¿Cariño de que estas hablando?
-¡La perdí!... ¡uy!.. maldita naturaleza… —exclamo empuñando sus manos.
-No maldigas frente a tu hermano —advirtió Blaine levantando una ceja.
-¡Pero si esta como a 10 metros!... ¡hola!
-Aunque estuviera a 100, ya les dije que esto es importante para él… ¿tratemos de evitar opiniones negativas respecto a este paseo? —pidió Blaine al tiempo que le quitaba el teléfono, lo apagaba y guardaba en la mochila que llevaba en la espalda
-¡”Papáblen”!...
-Nada de teléfonos.
-¡Esto es lo peor y ya me aburrí!… —dijo Lizzie cruzándose de brazos,
-En eso estoy de acuerdo… —agrego Kurt mirando su hombro como si sintiera que un animal le había caído encima.
-¿Qué dijo Lizzie Anderson Hummel? —quiso saber Noah mirando a su hermano hacia arriba y al resto a la distancia.
-Algo con su teléfono “Goblin”… nada importante.
-El “Papáblen” dijo que no se debían traer “tedefonos”
-Lo dijo… pero tal vez Lizzie espera una llamada importante.
-¡Pero nada era más impotente que este paseo! —exclamo subiendo sus gafas.
-Y así es hermanito… ¿por qué crees que no? —pregunto Henry agachándose para mirar a su hermano a la cara.
-Porque el Papá no quiere estar aquí y Lizzie Anderson Hummel solo “pensa” en su “tedefono”.
-¡No “Goblin”!… —contesto Henry haciéndole un cariño en la cara— el Papá está feliz de estar aquí… —aseguro mirando a Kurt que seguía espantando moscas inexistentes— bueno…—agrego reflexionando mejor su respuesta— tal vez está un poquito incomodo, ya sabes que no le gusta mucho la naturaleza ni las actividades “outdoor”.
-Pero dijo que si… pero ahora creo quiere decir que no… —insistió Noah con tristeza.
-Claro que no... ven, vamos a preguntarle —sugirió Henry tomándolo de la mano sin yeso— ¿Papá?—dijo llegando hasta donde estaba el resto de su familia.
-¿Qué sucede hijo? —pregunto Blaine mientras le daba pequeñas palmadas divertidas a su hija que trataba de recuperar su teléfono a como diera lugar.
-Noah quiere saber si desean seguir en la excursión o prefieren volver a la casa.
-¡Sí!...—exclamo Lizzie dando un salto sin pensarlo siquiera.
-¿Cómo?... ¿Por qué dices eso hijo? —quiso saber Blaine quitándose lo que cargaba para tomar a su hijo en cambio.
-Porque Lizzie Anderson Hummel necesita hablar por “tedefono” y aquí no puede.
-¡Ay “Goblin”!... —dijo al chica blanqueando sus ojos— no es que “necesite”… es porque es Reuben… ¿ok?
-Eso no es verdad Noah, tu hermana esta súper entusiasmada con este paseo que planeaste para todos, ¿verdad Princesa?
-¡Obvio!... —exclamo disimulando su intento por recuperar su teléfono— este el mejor paseo del mundo mundial… además todas estas cosas que hay por aquí, son súper fantásticas… —agrego Lizzie cortando algunas ramas de árbol que tenía más próximo a ella.
-¿Viste?
-¿Qué hay con el Papá?
-¿Qué pasa conmigo cariño? —pregunto Kurt acercándose a su hijo.
-Que tu no quieres estar aquí con mis “inseptos”, y estas “encomodo”.
-No, cariño… por supuesto que no… esto es muy divertido, en especial estas piedras de aquí… que son… el asiento perfecto… ¿ves? —agrego sentándose en una piedra grande y angulosa, pero mirando a su alrededor como si todo aquello fuera una mugre inmunda.
Noah lo miro dudoso y Kurt no tuvo más que pensar en resarcirse de lo que había afirmado.
-Está bien bebé… ven… —dijo haciendo un gesto. Noah se bajó de los brazos de Blaine y se acerco a su Papá— te diré la verdad… porque ese ha sido nuestro compromiso desde el día uno —agrego sentándolo en su regazo— si estoy un tanto incomodo… porque a mí no me gusta tanto la naturaleza como a ti… porque si precisas saberlo yo preferirá estar en el “Russian Tea Room” sirviéndome un café que aquí tomando agua de una botella plástica.
-¿Y porque dijiste que si entonces? —quiso saber Noah recostándosele en el pecho y gesticulado duda con sus manitos.
-Porque esto era importante para ti… y si es importante para ti, también lo es para mí… porque tu estas por sobre todo —explico dándole un beso en la frente.
-¿De verdad?
-De verdad…
-Por sobre el “rachantirum”…
-¡Miles de kilómetros por sobre el!
-¿Y más “adriba” que Henry Anderson Hummel?
-Más bebé…
Henry hizo un gesto con sus pulgares arriba como si corroborara la afirmación que acababa de hacer su Papá.
-¿Y más que Lizzie Anderson Hummel? —insistió Noah mirando a su hermana.
-¡Obvio que sí!...
-¡Oigan!… soy la única niña de esta familia llena de testosterona… merezco un crédito…¡hola! —exclamo Lizzie haciendo muecas.
-Princesa…
-¡Uy esta bien!
Noah rio al ver las caras de su hermana.
-¿Y más que el “Papáblen”? —termino por preguntar Noah apuntando a su otro papá.
-Bueno… —contesto Kurt mirando a su esposo— aquí sí que estas un poco empatado— añadió sonriendo, Blaine sonrió también y le guiño un ojo coqueto. Lizzie volvió a entornar los ojos y aprovecho ese instante de romanticismo para recuperar su teléfono de una vez por todas.
-¿Por qué el “Papáblen” es tu esposo?
-Porque el Papáblen es mi esposo… te diré algo… ni yo ni él, ni tampoco tus hermanos nos iremos de este frondoso lugar sin que tu hayas encontrado ese insecto que aparece en tu libro… ¿Qué dices?
-¡“Sesasonal”! —exclamo el pequeño sonriendo— “grasas” Papá —agrego dándole un beso.
-De nada cariño, y como prueba irrefutable que estoy pasando un buen momento en este paseo que se te ocurrió, iré contigo encabezando la expedición… ¿te parece bien?
-Si… —respondió bajándose de un salto— yo te cuidare de los “inseptos” más feos.
-Gracias cariño… lo necesitare —aseguro Kurt tomando la mano de su pequeño hijo.
-¡A explorar entonces! —exclamo Blaine dando un par de aplausos.
-¡A explorar! —dijeron todos entusiasmados. Lizzie murmuro un “aroplar” o algo así mientras comenzaba a buscar otra vez la señal de celular, después de todo, nadie podía dejar pasar la oportunidad de hablar con Reueben Berckley.





-¿Kurt?...
-¡Señora Anderson!... ¿Cómo está? —respondió este al ver que quien le hablaba era la Mamá de Blaine.
-¡Ay por favor llámame Pam!, te lo he dicho 1588 veces.
-Claro… ¿Cómo estas Pam?
-¡Excelente!… estoy en una boda cosa que amo… ¿y tú?
-Bien también… como sabrá estoy de nuevo con hijo, así es que no podría pedir mejor escenario para mi vida hoy en día.
-Si lo supe… —dijo haciéndole un cariño en un brazo— ¿está todo bien ahora?, ¿verdad?
-Todo está perfecto… —respondió Kurt mirando a Blaine que ya había dejado de dar explicaciones a todos sus amigos y se acercaba a ellos como el galán de los 50 que parecía ser cada vez que se vestía elegante— ¿todo bien? —pregunto una vez que llego hasta él.
-Todo bien… ¿Mamá?... ¿que haces aquí? —pregunto mientras saludaba a su progenitora.
-Pero hijo, sabes que amo las bodas… toda la preparación, las ansias por comenzar aquel viaje en compañía de quien has elegido… es fascinante, ¿no crees Kurt? —pregunto Pam mirándolo fijo.
-Claro, es muy bonito ser testigo de la historia de amor de alguien.
-También lo creo… —insistió la señora Anderson con al vista fija en Kurt
-Mamá, ¿estás bien?, ni siquiera estas pestañando… —aseguro Blaine mirándola con el entrecejo fruncido.
-Lo estoy cariño... ¿qué tal tú?... ¡no puedes verte más radiante!… asumo y es la felicidad… ¿no crees Kurt? —dijo Pam mientras le acomodaba la corbata a su hijo.
Kurt abrió su boca para responder algo, pero la insistencia en los comentarios de la madre de su novio ya comenzaban a incomodarlo.
-Mamá… ¿porque estás aquí? —pregunto por enésima vez Blaine notando la incomodidad de su novio— ¿Mama?... —insistió al ver que ella se le quedaba viendo como si escondiera un secreto que lo involucraba a él y a quien lo acompañaba— ¡Mamá!... —exclamó chasqueando sus dedos.
-¡Ay cariño!, esa costumbre… —dijo haciendo un gesto de reproche.
-Respóndeme entonces…
-Estoy aquí porque… ¡Ay!... ¡se ven tan lindos!… vestidos así… y juntos… creo que podría llorar… ¡los amo!... —termino por exclamar Pam abrazando a su hijo y a Kurt de una sola vez.
-Ok Mamá, ya me estas asustando, estas más rara que nunca, lo que ya de por si es algo preocupante.
-Estoy bien… ahora mejor me voy o no poder sentarme donde quiero… nos vemos en el “Acepto”… —dijo llevándose la mano al pecho a punto de llorar.
-¡No me gustas sin Papá a tu lado! —exclamo Blaine mientras su Mamá se retiraba soltando suspiros como adolescente enamorada.
-Eso fue bastante raro... incluso para ella —dijo Kurt mirándola alejarse.
-Lo es… y por eso el dije que no me gusta sin Papá su lado.
-¿No me odia?, ¿o sí?
-¿Qué?... ¿estás loco?, ¿porque habría de odiarte?
-Por todo lo que paso…
-Vamos… mis padres te adoran, ¿acaso Burt me odio a mi, la primera vez que lo nuestro se acabó?
-Mi Papá no te odiaría aunque me hubieses abandonado para unirte a un banda de “Punk”, luego de haberme robado al virtud y dejado con un bebé —dijo Kurt soltando una risa.
-Eso es cierto… —sentenció Blaine medio presuntuoso.
-Presumido… —dijo Kurt abarcándolo por el cuello.
-Un poco… pero tengo de que presumir… así es que..
-Ah claro… ¿orgulloso de su magnetismo sexual Señor Anderson?
-No… orgulloso de quien me acompaña —contesto sonriendo.
-¡Uy te odio!… ven, vamos para que veas como quedo todo en el granero mejor —agrego Kurt tomándolo de la mano. Blaine sonrió para si pensando que podría fácilmente vivir soportando aquella nueva costumbre de su novio.