Gleek Latino
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 Primer15
Image hosted by servimg.com

Image hosted by servimg.com
Image hosted by servimg.com
Estreno Glee 5x17
"Opening Night" en:
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 Coment10
Últimos temas
» Ayudenme a encontrarlos
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyLun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T

» Busco fanfic brittana
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyLun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66

» Busco fanfic
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptySáb Nov 21, 2020 2:14 pm por LaChicken

» [Resuelto]Brittana: (Adaptación) El Oscuro Juego de SATANÁS... (Gp Santana) Cap. 7 Cont. Cap. 8
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyJue Sep 17, 2020 12:07 am por gaby1604

» [Resuelto]FanFic Brittana: La Esposa del Vecino (Adaptada) Epílogo
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyMar Sep 08, 2020 9:19 am por Isabella28

» Brittana: Destino o Accidente (GP Santana) Actualizado 17-07-2017
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyDom Sep 06, 2020 10:27 am por Isabella28

» [Resuelto]Mándame al Infierno pero Besame (adaptación) Gp Santana Cap. 18 y Epilogo
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyVie Sep 04, 2020 12:54 am por gaby1604

» Fic Brittana----Más aya de lo normal----(segunda parte)
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyMar Ago 25, 2020 7:50 pm por atrizz1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyLun Ago 03, 2020 5:10 pm por marthagr81@yahoo.es

» Que pasó con Naya?
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyMiér Jul 22, 2020 6:54 pm por marthagr81@yahoo.es

» [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyJue Jul 16, 2020 7:16 am por marthagr81@yahoo.es

» No abandonen
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyMiér Jun 17, 2020 3:17 pm por Faith2303

» FanFic Brittana: " Glimpse " Epilogo
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyVie Abr 17, 2020 12:26 am por Faith2303

» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyLun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli

» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyDom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic

» brittana. amor y hierro capitulo 10
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyMiér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic

» holaaa,he vuelto
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyJue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander

» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyMiér Mayo 08, 2019 9:25 pm por 23l1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Comportamiento (Adaptada) Epílogo
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyMiér Abr 10, 2019 9:29 pm por 23l1

» [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 EmptyLun Abr 08, 2019 8:29 pm por 23l1

[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 Encues10
Sondeo

Musical Favorito Glee 5x15 Bash

[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 Topeba1011%[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 Topeba10 11% [ 4 ]
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 Topeba1019%[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 Topeba10 19% [ 7 ]
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 Topeba1011%[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 Topeba10 11% [ 4 ]
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 Topeba1024%[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 Topeba10 24% [ 9 ]
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 Topeba1027%[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 Topeba10 27% [ 10 ]
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 Topeba108%[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 Topeba10 8% [ 3 ]

Votos Totales : 37

Image hosted by servimg.com
[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana - Página 3 Gleeka10
Los posteadores más activos de la semana
No hay usuarios

Disclaimer
Image hosted by servimg.com
·Nombre: Gleek Latino
·Creación: 13 Nov 2009
·Host: Foroactivo
·Versión: GS5
Glee
Image hosted by servimg.com
Publicidad

[Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

+10
JanethValenciaaf
Caritovega
iFannyGleek
Susii
Jane0_o
micky morales
Elita
monica.santander
Lucy LP
23l1
14 participantes

Página 3 de 20. Precedente  1, 2, 3, 4 ... 11 ... 20  Siguiente

Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por Jane0_o Lun Oct 05, 2015 12:50 am

Saludos
Jane0_o
Jane0_o
-
-

Mensajes : 1160
Fecha de inscripción : 16/08/2013

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por micky morales Lun Oct 05, 2015 7:56 am

que desilusion, por supuesto que eso hijo no es de santana, brittany no debe perdonarla asi tan facil.
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por 23l1 Lun Oct 05, 2015 7:11 pm

Susii escribió:Ohhhhh pero que fuerte!! Y tu lo dejas ahi?:c eres crueeel:c
Que Brittany no la perdone y la haga sufrir un rato>:c
Saludos<3


Hola, xD ajajaj lo siento, pero aki el siguiente cap! ajajajaj. Noo si aquí el siguiente y el fin de traigo maratón! jajajaja. XD ajajaj veremos que pasajajajaj. Saludos =D




Jane0_o escribió:Nooooooo porque lo dejas ahiiiiiiii uno masss porfavorrr
Salidos

Jane0_o escribió:Saludos


Hola, =O haz vuelto! ajjajaaj. Jajaj aquí el siguiente! jajajaj. Saludos =D




micky morales escribió:que desilusion, por supuesto que eso hijo no es de santana, brittany no debe perdonarla asi tan facil.



Hola, esperemos y no vrdd¿? ajajajajaj. Jajaja veremos que pasa! Saludos =D


23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 1-Tiéntame (Adaptada) Cap 11

Mensaje por 23l1 Lun Oct 05, 2015 7:13 pm

Capitulo 11 – Entre el amor y el Odio

Me pide que la perdone, pero ¿podré hacerlo?

Estoy mal, abatida y tengo el corazón destrozado, también estoy desconcertada...

El cúmulo de cosas que acabo de descubrir me hacen flaquear: estoy llena de amor por Santana López, pero ella ha roto nuestra promesa y podría estar esperando un hijo con otra mujer...

Es verdad que nunca me prometió amor eterno; únicamente nos unía un trato que ahora está roto.

—Brittany, dígame algo por favor.

Yo le sigo dando la espalda, secándome las traicioneras lágrimas.

—Le he dicho la verdad. No sé por qué demonios, usted se ha colado en mi mente y me he entregado por unos minutos al placer que ella me proporcionaba. ¡Era su viva imagen, siempre ha sido usted!

El silencio se hace presente en el despacho, la tensión se puede palpar.

¿Por qué me miente de esta forma?

¿Hay manera de creer su mentira?

¡Ella es su novia y yo su amante!

No puede desearme más que a ella.

—Señorita López, me gustaría salir de aquí, por favor—susurro.

Rápidamente me rodea y se detiene frente a mí. Su rostro refleja dolor, desesperación.

Su mirada implora perdón.

—¿Está llorando?—pregunta alarmada.

—No.

Pero ella no me cree y, con los nudillos, sigue el camino que han recorrido mis lágrimas.

—Brittany, ¿tanto daño le he hecho?

—No eres tú, soy yo.

—Está muy pálida, ¿se encuentra bien?

Yo digo que sí con la cabeza, apartándome, evitando que me siga rozando.

Brittany ¿qué...?

—Hoy no me sentía muy bien ya antes de venir aquí, eso es todo—al ver su decepción, me hierve la sangre y escupo todo el veneno—¿Qué espera que le diga? ¿Qué me duele? ¿Qué lloro por usted? No sea egocéntrica. Nosotras teníamos un trato o pacto como lo quiera llamar, usted lo ha roto y yo ahora no sé si quiero seguir con esto. ¡Por Dios, su novia está embarazada!

—¡Mierda! ¡Le he dicho que ni siquiera ella sabe quién es el papá o su otra mamá! No le estoy pidiendo una vida entera, le estoy pidiendo el tiempo que le quede de estar aquí. ¿Es tanto pedir?

Sus palabras hacen más profunda la herida.

«No le estoy pidiendo una vida entera, le estoy pidiendo el tiempo que le quede de estar aquí...»

¿Puedo conformarme con eso, sabiendo ahora lo mucho que siento por ella?

Estoy enamorada...

—Brittany, míreme—ordena, pero yo la ignoro.

Ante mi silencio, la furia se apodera de ella y oigo un gran golpe retumbar detrás de mí. Ha golpeado el escritorio y ahora los nudillos le sangran un poco.

Está llena de frustración, lo sé.

—¡Odio verla tan fría! ¿Cuándo ha sido usted así conmigo? ¡Nunca, a pesar de cómo la he tratado tantas veces!

—¿Cómo se sintió usted cuando creyó que yo estaba con Emily?

Aprieta la mandíbula.

—¿Lo ve? Con esta frialdad se comportó usted. Es más, me insultó y me dijo que no podía confiar en mí sin siquiera dejar que me explicara. Ahora me dice que ha roto el pacto y que podría ser mamá, ¿cómo quiere que me lo tome?

—¿Cómo puedo decirle que el niño tal vez sea de otra persona?—replica alterada—Ella y yo ya no estamos juntas, lo hemos dejado. ¿Cree que puedo seguir con una mujer que no sabe quién la ha dejado embarazada?

—Yo no estoy en su cabeza, no sé lo que piensa.

—Me haré cargo de su embarazo porque no quiero que nadie sepa lo pérfida que es Elaine, no puedo crearle mala fama y que luego el bebé cargue con las consecuencias. En cuanto esa criatura nazca, se le harán las pruebas necesarias y, si no es mío, que su padre se haga cargo de él. Punto final.

—¿Está segura que está embarazada? Podría estar mintiendo...

—Me ha traído las pruebas del médico con su nombre y apellido—explica con tristeza—Brittany, no puedo dejarla en la estacada. Yo sufrí la misma suerte que ese niño podría correr, y si es mío jamás me lo perdonaría. Si yo soy su otra mamá, responderé ante él y no le faltará de nada, ¿entiende? Pero nada de eso tiene que ver con usted. Ese bebé aún tardará en nacer, usted ni siquiera lo conocerá.

El problema es que ahora ya no se trata del pacto, para mí no es un juego, como lo era antes. No soporto la idea de verla unida a otra mujer.

—Lo sé, pero igualmente necesito pensar, por favor.

Tras mirarnos con ojos llenos de reproches, Santana se sienta en el sofá cubriéndose la cara con manos temblorosas, negando con la cabeza con pesar.

—¡Cómo han cambiado las cosas! Hace apenas unas horas, usted y yo teníamos otros planes. Quería pasar la noche conmigo y ahora me está abandonando.

—No ha sido culpa mía, yo he cumplido la promesa que le hice...

—No ha sido nada, nada—repite para sí misma—Estaba con usted, no era ella. No, Brittany.

—¿Y qué me está pidiendo entonces? Nunca sé qué pretende.

Se calla.

Pide, pero no da.

Necesito pensar y a su lado es imposible. Me absorbe, me arrastra a su terreno con gestos y palabras que no expresan lo que verdaderamente siente.

—Estoy en mi horario de trabajo, tengo que irme y, sobre todo, no quiero tomar una decisión a la ligera.

Suspira y como si tuviera el cuerpo de plomo, se levanta para dirigirse hacia mí.

—No se acerque, no ahora.

—Brittany, no lo piense demasiado o me volveré loco—dice, ignorando mi advertencia y sujetándome la cara entre las manos—¿De acuerdo?

—¿Por qué? ¿Tanto me necesita?

—Usted me hace sentir diferente, me siento bien a su lado... Me hace olvidar, me transporta con su alegría.

Le acaricio la mejilla, contemplando sus demacradas facciones. Solamente deseo echarme en sus brazos y gritarle que la amo.

Pero ¿dónde me dejaría esa confesión?

Asustarlo no es lo que pretendo...

—Yo también me siento de otra forma cuando estamos juntas. Suelo ser atrevida, pero no tanto como con usted... Me provoca contradecirla, me gusta discutir para luego terminar besándonos como posesas... Pero hoy, ahora, he entendido que es una locura y estoy confusa. Deme unos días, sólo unos días para aclararme y entender qué es lo correcto...

—Está bien—responde secamente—No piense en lo correcto, haga lo que sienta.

—A veces, dejarse llevar no es bueno, sobre todo con respecto a usted.

—¿Vamos a discutir de nuevo?

—No... Yo voy a...

—Béseme antes de irse. Por favor, Brittany, hágalo.

Percibo la ansiedad en su voz, aunque sigo sin entender tanta desesperación.

¿Y qué haré cuando me vaya, con todo este amor que siento por ella?

—Brittany—suplica a milímetros de mis labios.

Aunque quiero, no me puedo resistir ante su súplica. Lentamente, me acerco para besarla suavemente.

¿Podrá Santana sentir hasta qué punto muero por ella?

—Mía, quiero que siga siendo mía—susurra—Todavía no quiero perderla.

Y me arrima a su cuerpo con decisión, sin que quede espacio entre nosotras. Me besa de una forma devoradora y, sobre todo, suplicante.

—Para—jadeo sobre sus labios, pero me besa con más dominio y voracidad—¡Basta!

Esta vez se aparta, pero cuando lo hace, es ya un témpano de hielo.

—Esté pendiente del móvil. Cuando llegue Finn le avisaré. Porque sigue queriendo hacer el reportaje, ¿verdad?

Maldita inestable.

—Sí—miento con voz cortante.


—La estaré esperando—susurra por última vez—No lo olvide, por favor.

Me voy haciendo de tripas corazón y poniendo mi mejor cara para que nadie sospeche lo ocurrido, aunque al recordar a la maldita de Elaine se me lleven los demonios.

Al llegar a la cocina, me quedo entre las sombras.

Rachel y Quinn están hablando, ¿tendrán una cita?

No está bien escuchar conversaciones ajenas, de modo que, para no interrumpirlas, me dirijo hacia el salón, donde Melissa ya está sirviendo el té.

—Brittany, ¿se encuentra mejor?—pregunta William al verme.

Emma, que está a su lado, me sonríe y yo me sonrojo. No puedo creer que no me haya echado.

—No tiene buena cara.

—Sí... estoy bien, muchas gracias.

Melissa se retira, mirándome con suspicacia.

—¿Necesitan algo?

—Nada, Brittany—contesta Emma—Será mejor que vaya a su habitación a descansar. William tiene razón, se la ve pálida. ¿Seguro que todo va bien?

Casi sollozo.

«No, nada va bien», quisiera gritar.

—Sí, gracias por todo. Con su permiso, me retiro.

Ambos asienten y yo corro a mi habitación, donde me dejo caer en la cama y al fin me deshago en llanto, llena de rabia e impotencia. No asumo que me he enamorado de Santana, no entiendo cómo le he permitido meterse así en mí. Odio que mi felicidad dependa de la suya; eso me hace sentir vulnerable, me ahoga. Tengo que recuperarme, no puedo consentir que la tristeza me devore.

¿Cuándo me he rendido yo ante la adversidad?


Mensaje de Santana a Brittany. A las 17.05.

Brittany, Finn no va a poder venir, se conocerán en el estudio. ¿La recojo mañana?


Mensaje de Brittany a Santana. A las 17.06.

No, dígame la dirección y la hora. Estaré ahí puntual. Hasta mañana.



—Britt, ¿puedo pasar?—Rachel me sonríe desde la puerta.

—Claro.

—Creía que estabas mejor, pero Melissa me ha dicho que Emma te ha dicho que vinieras a descansar.

—Sí, me parece que me estoy resfriando.

Permanecemos en silencio mientras ella me escruta, alerta.

—Britt, ¿ocurre algo que no me estés contando?

—No, Rach, todo está normal... Aunque, para colmo, me ha venido la regla.


El móvil me vuelve a sonar. Rachel lo mira y luego a mí, al ver que no hago caso del aviso de mensaje. Más nervios aún... Es la contestación de Santana.

—Britt, siento que me estás ocultando algo.

—Que no.

—¿Sabes?, hoy Melissa me ha dado que pensar con un comentario que ha hecho... Cree que te gusta Santana.

Joder, joder.

—Rach, déjalo, ¿vale? Melissa y yo no nos llevamos bien y sólo lo dice para molestarme.

Mentirle me hace sentir mal, pero no soy la única, ella tampoco me habla ya de Quinn.

—No estés preocupada, mañana me sentiré mejor y volveré a darte guerra, como siempre. ¿Ok?

—¿Qué vas a hacer mañana en tu día libre? ¿Te quedas hoy a dormir aquí?

Tendré que ocultar mis planes, que no es lo mismo que mentir.

—Sí, dormiré aquí, no me siento bien para volver a casa. Mañana he quedado con Mercedes.

—Noah no ha quedado con Melissa.

¡Toma!

—Va a pasar el fin de semana con un amigo, así que tendrás la casa para ti sola... Por cierto, ¿qué le pasó al armario?

¡Mierda!

—Em... se le cayó una tabla y, en fin, un caos.

—Ya veo—dice cortante—Duerme, necesitas descansar.



A las diez de la mañana, llego al centro de Málaga. Me quedo sorprendida ante el magnífico edificio que se eleva ante mí. Amplio, lujoso, como todo lo relacionado con los López.

Santana... No he podido pegar ojo pensando en ella.

—Buenos días, Brittany.

Se me eriza el vello antes de volverme.

Es ella.

Le sonrío con timidez. Su acompañante, un chico muy alto castaño de ojos castaños, me devuelve la sonrisa. Santana me mira de la cabeza a los pies.

¿Iré mal vestida?

Llevo unos vaqueros blancos y camiseta ceñida azul con un pequeño escote que a ella no parece gustarle.

—Éste es Finn, mi socio—dice con voz seca.

¿Ahora qué le pasa?

—Finn, ella es Brittany Pierce, la chica de servicio para la portada.

—Es un placer Brittany, es perfecta para el reportaje.

—Gracias... Encantada.

Santana me agarra por la cintura, marcando territorio. Echo chispas con su gesto.

¿Qué pensará su socio de su atrevimiento?

—Entremos, el fotógrafo ya está esperando—y diciendo esto, me coge de la mano y me lleva con ella.

Varias veces le aprieto la mano y busco su mirada para llamar su atención, pero ella no me mira. Me ignora, mostrándose tan seria y prepotente como aquella primera vez.

Va de poderosa, de jefa altiva e importante incluso conmigo...

Mientras caminamos, siempre sin mirarme, me explica qué vamos a hacer y cómo se trabaja ahí.

¿Quién la entiende?

Ayer me suplicaba y pedía perdón, hoy la indiferencia la acompaña.

Cuando llegamos al estudio, en la planta de arriba, Santana me suelta y me presenta al fotógrafo. Un hombre asiático, de pelo negro, bastante amable, llamado Mike.

Sin decir nada más, Santana desaparece en una sala contigua. Miro a mi alrededor entusiasmada: veo focos, algunos paneles extraños... telas y suelos artificiales.

—¡Brittany, venga aquí!

Me sobresalto al oír el grito de Santana y me despido de Finn y Mike, que dudan si reírse.

Entro en la habitación donde ella me espera; está repleta de ropa.

—Trabajaremos con estos cuatro uniformes—me informa, señalándomelos—Serán tres fotos con cada uno de ellos.

Todos cortos, con escotes no muy profundos pero llamativos, cada uno de un color, con sus medias y cofias a juego. El negro es el más parecido al mío en casa de los López, hay otro azul muy pálido y los dos últimos son los más impactantes, ¡uno rojo y otro blanco!

—No me gustan nada, son muy llamativos. No voy a saber hacer esto.

—¿Llamativos?—repite con ironía—Llamativa va usted hoy. Esos pantalones son tan ceñidos que le marcan la silueta de una manera indecente. Y la camiseta ¿qué? El escote es bastante tentador.

Me siento irritada y nerviosa por sus palabras.

¡Voy perfecta para la  ocasión!

—Está exagerando, voy divina.

Sonrío.

—¿Qué le hace tanta gracia? Veo que lo único que quiere es torturarme... Mejor dejemos este tema para luego. Vístase según el orden de los vestidos, yo la espero fuera.

He querido mostrarme simpática y se lo ha tomado mal, pero yo no soy una niña a la que pueda tratar como le venga en gana.

Enamorada sí, boba no.

Con paso decidido, salgo de la habitación y entro de nuevo en el estudio. Mike está preparando la cámara y los focos; Santana y Finn hablan en voz baja.

Cuando llego a su lado, le toco el brazo haciendo que me mire. Al verme se enerva, no espera el desafío.

—¿Podemos hablar a solas?

Ella niega y parece a punto de estallar.

—Bien, entonces hablaré aquí. ¿Qué coño le pasa?

Abre unos ojos como platos, sorprendida, sus acompañantes no dicen nada.

—Vamos—me coge bruscamente por el codo y nos encerramos en el cuarto—¿Qué mierda hace? ¿Cómo se atreve a desafiarme de esta forma delante de ellos?

—Usted tiene la culpa, le he pedido que hablásemos a solas—replico furiosa—¿A qué viene este cambio? Ayer me pedía que no rompiera el trato y hoy me trata con indiferencia. López, yo no soy una muñeca que usted pueda manejar a su antojo.

—Brittany, Brittany, colma usted mi paciencia.

—Bueno a mí ya no me queda ni una pizca.

No dice nada, se queda observándome y, segundos después, me estrecha entre sus brazos. Me besa escandalosa e indecentemente. Su lengua recorre cada rincón de mi boca, me lame de forma descontrolada, arrancándome un gemido. Luego se aparta con brusquedad tras dejarme sin respiración.

—Yo tampoco lo soy, señorita Pierce, no lo olvide, nunca seré su muñeca—se encamina hacia la puerta, pero antes de salir, añade—Ahora vístase y acabemos con esto de una maldita vez.

¿Con esto?

¿El trabajo?

¿Nuestro trato?

¡¿Qué mierda me hace esta morena que me trastorna de este modo?!

Furiosa, cojo el uniforme y empiezo a vestirme.

Por más que me miro al espejo, no me reconozco.

¿Cómo voy a salir así?

No enseño nada, pero es mucho peor: me insinúo como una fulana. Las medias me cubren las piernas, pero al mismo tiempo me dan un toque muy sexy. El cabello suelto con cofia, y este vestido tan atrevido.

¿Qué estaría pensando cuando acepté?

—¿Puedo pasar?—me pregunta una mujer joven y asiática—Brittany, ¿no es así?

La he visto antes.

¿Dónde?

—Brittany, sí. Claro, pase.

—Soy Tina, su maquilladora y peluquera. Veo que ya se ha vestido, quítese la cofia y vamos a peinarla bien. ¿Podría sentarse?

Es áspera conmigo.

—Me suena su cara—digo, sentándome.

—Estuve en la fiesta del cumpleaños de Santana. Mi marido Mike y yo somos viejos conocidos de su familia, ya que llevamos mucho tiempo trabajando con ella. Somos de Nueva York—añade con desdén—Creo que usted estaba sirviendo el día que estuvimos en casa de los López.

No puede ser.

—La recuerdo. Usted estaba con Elaine.

—Ella y yo somos amigas, sí, y ahora, por favor, déjeme trabajar.

¡Lo que faltaba!


La sesión de fotos no se me da nada mal, aunque, después de diez largas horas ahí encerrada, se me hace un poco pesada.

Tina se ha quedado para hacerme retoques de vez en cuando y examinar cada detalle.

Su marido, Mike, me va diciendo amablemente en qué postura colocarme. Su presencia me hace sentir cómoda.

Finn observa y controla todos los movimientos para que el efecto en cada foto sea diferente. Tan sólo saldrán doce, pero necesitan un buen álbum para escoger.

Y después está Santana... Ella sí me incomoda; desprende tanta furia y cabreo que me trastorna. Aun así, la experiencia me resulta gratificante y no dudaría en repetirla.

—Bien, Brittany, lo ha hecho estupendamente para ser su primera vez—me felicita Mike, encantador.

—Gracias, ha sido un placer.

Él se vuelve hacia Santana y dice:

—Santana, creo que si el reportaje corre tanta prisa, lo mejor será que Finn y tú vengan conmigo y preparemos las fotos cuanto antes. Me gustaría tenerlas lista para mañana.

—Claro, pero de momento no puedo—responde Santana, y me mira amenazadora.

Oh, oh.

—Que Finn los acompañe, yo me reuniré con ustedes algo más tarde. Tengo algunos asuntos pendientes que comentar con la señorita Pierce.

—Por supuesto—dice Mike y, guiñándome un ojo, añade—Buen trabajo.

Nos quedamos solas.

¿Y ahora qué?

—Al fin...—susurra Santana, paseando la vista por mi cuerpo—Es hora de que usted y yo hablemos, ¿no le parece?

—La verdad, sí. A ver si logro entender a qué viene este genio de león enjaulado.

Ríe con amargura. Pero su mirada es claramente atrevida.

—Brittany...—me advierte, acercándose peligrosamente a mí—No sé cómo pude acceder a esto, no he podido equivocarme más.

Doy un paso atrás y luego otro.

—Ha sido una auténtica tortura verla tan atrevida y saber que no lo era sólo para mí.

Las piernas me tiemblan.

—¿Cómo puede parecer tan inocente y sensual a la vez? ¿Tan niña y mujer? Me encargaré de comprar todas y cada una de las revistas, para que ninguna persona la vea.

—Está loca—replico temblorosa.

—Ya lo creo que sí. Bueno, parece más relajada. ¿Ha pensado en lo que hablamos ayer?

Digo que sí con la cabeza, apoyándome en la pared. Me he quedado sin espacio para continuar el juego.

—Pero primero quiero saber a qué ha venido todo lo de hoy. La furia, esa frialdad conmigo después de cómo terminamos ayer. Yo al llegar me he mostrado simpática—digo sin vacilar—¿Qué le he hecho?

Santana se detiene frente a mí y me sujeta con firmeza por la cintura. Me acerca a ella haciéndome estremecer.

—No he dejado de pensar en usted toda la maldita noche. Una noche que íbamos a pasar juntas—me lame y chupa el labio—Luego vengo aquí y la encuentro vestida así de provocativa. ¿Cómo cree que me he sentido durante la sesión de fotos? Me he creído morir, Brittany, morir al verla tan sensual y perfecta posando.

No lo soporto más y la abrazo, hundiendo la cara en el hueco de su garganta. Entiendo por qué me tiene tan loca, por qué le pertenezco en cuestión de días.

Aunque es brusca y salvaje, también sabe ser tierna y suave.

Se aleja un poco para que la mire.

Suspiro.

Es tan guapa...

—¿Me ha perdonado?—pregunta.

—¿Usted qué cree?

—Dígamelo.

—No vuelva a fallarme—le pido, deslizando los dedos por sus labios—Empecemos de nuevo.

—Estaré a la altura—contesta, rozándome la nariz—Quiero hacerla mía aquí y ahora, como lo hubiera hecho ayer toda la noche.

Desliza una mano por mi cintura y va descendiendo con suavidad, hasta llegar a mis muslos y acercarse a mi sexo.

Tiemblo, la necesito, pero por unos días el disfrute será sólo suyo... Tengo el período.

—No...

—¿No?—pregunta juguetona, repitiendo la acción y, cuando la detengo, se le dispara la alarma—¿Por qué me rechaza?

—Ayer me...

—¿A qué está jugando, Brittany?—furiosa, me mira horrorizada, alterada—¡¿Qué más quiere de mí?! ¡Le he suplicado y trato de comportarme!

—López, no tiene nada que ver con...

—Entonces, ¡¿qué es?!—pregunta con amargura—Odio que me rechace y ahora lo está haciendo, ¿¡por qué!?

Su expresión es aterradora...

—Estoy con el...

—¡Calle!

—¡Déjame hablar, joder!

Para tranquilizarla, le pongo una mano entre sus pechos, pero ella rápidamente me la atrapa. Luego también la otra y me las sujeta por encima de la cabeza. Con las rodillas me abre las piernas, dejándome expuesta ante ella.

—No seas brusca—le advierto fríamente—Suéltame ya.

Pero no me escucha y se roza conmigo, me besa el cuello, gimiendo buscando mi calor.

—López, no.

De repente consciente de la situación, me suelta y, bajando la vista, me contempla pensativa.

—Suéltame, no me apetece seguir aquí.

—¿¡A qué viene esto!?—me grita furiosa, colocando ambas manos en la pared, encerrándome entre sus brazos—¿Qué es lo que le falta? ¿Quiere más dinero? ¿Lujos? ¡¿Es eso?!

La rabia sube de lo más profundo de mi ser y, sin pensarlo, le doy una bofetada.

—¡Cerda!—lloro rabiosa—¿Cómo te atreves? ¡¿Cómo?!—escupo con desprecio, sin dar crédito—¡Muy pronto te vas a dar cuenta de lo equivocada que estás conmigo y ya será tarde! ¡No querré verte nunca más!

Se viene abajo, lo noto en su postura.

—Discúlpeme, Brittany—suplica, cogiéndome las manos con desesperación—Me ha cegado pensar que ya no me desea. ¿Es eso? Brittany, ¿ya no me desea?

—¡No me toques!—sollozo con impotencia—¡Te acabo de decir que quería seguir con esto, contigo, pero ya no! ¡Nunca me dejas explicarme, te deseo tanto como te odio en estos momentos!

—¿¡Por qué me rechaza entonces!?—pregunta frustrada, acunándome la cara entre las manos—¿No ve cuánto la deseo? ¿No ve lo que hace conmigo?

—Lo que veo es lo que tú estás haciendo conmigo—respondo con tristeza, bebiéndome las lágrimas—No te conformas con nada, me haces llorar, haces que me duelan tus palabras como jamás pensé que me pudiera suceder. Cuando dejas suelta tu imaginación eres muy dañina. Déjame, me voy a mi casa.

—Brittany, por favor, perdóneme.

La aparto, su imagen despreciándome me destroza.

—No me haga esto, por favor, no me abandone así.

Sin mirar atrás, me encierro en la habitación donde está mi ropa. Me dejo caer en el suelo, abrazándome las rodillas y doy rienda suelta al llanto que me provoca esta maldita morena que, sin mi consentimiento, se ha colado en mi corazón.

—¡Brittany! Ábrame, por favor—suplica tras la puerta—¡Brittany!

—No saldré... No hasta que se vaya.


Pasan más de tres cuartos de hora hasta que el silencio me llega... Se ha ido. Me visto y salgo corriendo hacia casa de Noah, al que, para mi sorpresa, encuentro tumbado en el sofá. Atravieso la sala y voy a mi habitación, donde me echo en la cama... La desconfianza de Santana me duele, y aún más que lo pretenda arreglar con un frío encuentro contra la pared.

—Pequeña, ¿qué tienes?

Mi hermano se tumba a mi lado y sollozo deseando que todo sea como antes, que Santana López no sea la razón de mi llanto.

—¿Qué mierda te han hecho?

—Nada...

—Estás llorando, Britty, ¡maldita sea! ¿Un hombre? ¿Una mujer?

—No...

—Si me entero de quién te ha hecho daño voy a partirle la cara, sin importar si llega a ser mujer. Brittany Pierce, abre la boca de una vez y habla, que me estás sacando de quicio.

—Quiero dormir, sólo dormir.

Después de blasfemar y maldecir, Noah me consuela y consigue que concilie el sueño, como cuando éramos pequeños.



Lunes, martes, miércoles y hoy jueves 30 de junio, a las seis de la madrugada. Sigo sin saber nada de Santana. Recibí un mensaje a las dos de la madrugada del lunes:


Brittany, no tengo palabras para describir lo arrepentida que estoy por mi comportamiento de hoy. Parto de nuevo hacia Nueva York para entregar yo misma las fotos. Quiero que sepa que lo hago así, porque si no, no tendré la fuerza necesaria para no buscarla. Piense en todo, por favor... no quiero perderla.[/color]


Un mensaje que me hizo llorar más de confusión.

Tras estos días sin ella, extrañándola, llorándola y amándola sin sentido, hoy me debato de nuevo sobre qué hacer... Un repentino amor me llena, una atracción que me mata.

Me planteo si he de irme ya, si debo quedarme.

El tiempo avanza y los días se pierden, como la perderé a ella. Angustiada, me levanto y me visto con el uniforme. Aunque aún quedan dos horas para que la casa se ponga en marcha, me dirijo a la cocina, consciente de que no podré dormir más.

Al entrar me sobresalto, la señora Emma está ahí, tomándose un café con una bata de seda blanca y parece pensativa. Al verme me sonríe y me hace un gesto para que me siente a su lado.

—Hoy que estamos solas, quisiera...—empiezo. Pero hago una pausa, buscando las palabras—Perdóneme por traicionar su confianza y haberme saltado las normas... Pero con Santana...

—Brittany, escúcheme. El día que la vimos en el jardín, hablamos de usted. Mi hija me contó cómo empezó todo y lo arrepentida que está por la forma en la que la trató al principio, el gran error que cometió.

Sorprendida, trago el nudo que se me ha formado en la garganta.

—Sé que Tana es muy difícil—continúa ella—Y que su carácter es tan cambiante a veces que llega a trastornar, pero es una buena chica.

—Lo sé, es especial.

—Mucho. Antes de irse, me contó que de nuevo habían discutido, lo de Elaine... No quiero a esa joven para ella, tanto si el bebé que espera es hijo de Santana como si no. Le pido que guarde el secreto, de momento casi nadie lo sabe, el resto de mis hijas lo desconocen.

—No se preocupe.

Me acaricia la mejilla, es tierna, cariñosa. No puedo creer que me trate así siendo yo su empleada y amante de su hija.

—Se descontrola, pero con usted se calma como no lo hace con nadie. Tiene miedo de perderla, quizá por obsesión, por afán de posesión. No lo sé...—se la ve llena de temores, con mirada afligida—Hacía tiempo que no la veía sonreír y brillarle tanto los ojos, y sé que la noche de su cumpleaños su sonrisa iba dirigida a usted. No se me pasó ese detalle, conozco a Tana más que a mis propias hijas.

—La primera vez que la vi fuera de sí, me asustó—confieso sonrojada, admitiendo la realidad—Se ha vuelto importante para mí... Es como un imán y, aunque quiero alejarme, no puedo... Ya no.

—Ni yo quiero que lo haga. Tana habla de usted de manera muy diferente a como lo hace de Elaine.

Me sorprenden estas palabras suyas, pero yo no estoy tan convencida como ella de lo que dice. Santana es brusca y salvaje conmigo también.

—Brittany, sólo quiero decirle una cosa más y ya la dejo ir.

—Dígame.

—Nada es fácil en la vida, todo lo que deseamos cuesta conseguirlo. Un día estás en las nubes de tanta felicidad y al siguiente en el infierno a causa de la tristeza, pero todo merece la pena, porque, después de los días tristes, vendrán otros mejores en los que uno está feliz con lo que ha elegido, aunque tenga sus altibajos.

Bebe un sorbo de café, mira absorta la cocina y continúa:

—Tenemos que luchar por lo que amamos, aunque también nos haga daño...—de repente, sonríe con aire despreocupado—Bueno, parece que hoy no somos las únicas que no podemos dormir... Tana ha llegado hace un rato y como Melissa estaba por aquí, ha ido a servirle.

Siento que el corazón se me sale del pecho; Melissa cerca de Santana...

¿Y si ella la busca y Santana sucumbe?

Pero entonces las respuestas que tanto he buscado estos días pasados, están ahí.

Emma me lo acaba de decir: Nada es fácil, pero Santana es buena chica.

Claro que sí.

Sus cambios de humor forman parte de ella, nunca ha pretendido hacerme daño.

«¡Ella no te quiere!», grita mi asquerosa conciencia, pero la ignoro, no me importa.

¿Voy a perder el tiempo que nos queda de estar juntas, llorando y sufriendo, en vez de disfrutar de su compañía?

Discutiendo, gritando, revolcándonos, haciendo el amor, disfrutando... pero siempre con ella.

¿Cómo he podido ser tan idiota?

—Gracias —le digo a Emma, dándole un beso en la mejilla—Gracias por todo.

—Anda, corre—me alienta—Nunca es tarde.

Temblando, corro por los pasillos de la casa.

Si Melissa le toca un pelo, ¡se va a enterar!

Al llegar, tomo aire y abro la puerta despacio. Un largo suspiro brota de mis labios y, sonriendo, lo entiendo todo... Melissa no está, seguramente ni siquiera está levantada, pero Emma sabe jugar bien sus cartas.

¿Tanto le gusto para su hija?

Me acerco lentamente a la cama de Santana, que se ha dormido con la ropa puesta, y en su cara una expresión de intranquilidad.

Se la ve tan vulnerable y frágil al dormir... La amo, tengo que ayudarla y tengo la certeza que, de una forma u otra, ella me necesita.

Me siento en la cama con cuidado y le acaricio la mejilla. Hace una mueca de dolor ante el contacto y yo me derrito de ternura. Sin poderlo evitar, me tumbo a su lado, apoyo la cabeza en la almohada y la observo.

Está inquieta, ¿con pesadillas?

—Por favor—suplica en sueños—Por favor...

—Chis—susurro, besándole la frente, el pelo—, Tranquila.

De pronto, se incorpora sobresaltada y palidece al verme.

Cuánto he extrañado sus ojos oscuros.

—¿Brittany?—pregunta confusa.

Asiento con una sonrisa.

—¿Qué hace aquí? ¿Ocurre algo?

La tumbo de nuevo en la cama y me apoyo en su pecho. Ella no me rechaza.

—Sí—susurro temblorosa—Pasa que llevo varios días sin verla y la he echado mucho, muchísimo en falta. No sabe cuánto.

—Brittany—gime, abrazándome contra su pecho—Yo también, maldita sea, yo también...

Me aferro a su cuerpo con toda el alma. Reconoce que no ha dejado de pensar en mí.

—¿Me perdona, entonces?

—Cómo no.

Estamos muy cerca, nuestras bocas casi se rozan.

—Todo está olvidado, todo.

—¿Por qué me soporta así? Sabe que no lo merezco.

Oh, Dios mío... La amo.

—Cállate—musito, acercándome a sus labios—Calla.

Su boca se abre y me acoge, me reclama con inquietud, con miedo.

—Le daré tiempo—prometo, perdida en ella—La ayudaré, la entenderé.

Gemimos, gruñimos.

—Brittany, he dormido atormentada cada noche intentando comprender por qué me rechazó. Sigo sin entenderlo.

—Estaba con el período, traté de decírselo, pero se ciega.

Su gemido desesperado se pierde en mi boca.

—Para ser sinceras yo también lo estaba, pero no me importaba.

—Ahora estoy aquí... para usted.

—Entonces, hágame olvidar—suplica, apoyando su frente en la mía—Quiero olvidarlo todo.

Me aparto y le empiezo a desabrochar los botones de la camisa. Santana vibra ante mi gesto; es tan hermosa...

—¿Qué ha hecho estos días?—pregunto, lamiéndole los pechos sobre el sujetados, depositando besos en su vientre.

Se estremece, gime.

—Extrañarla más de lo que me habría gustado—confiesa jadeante, acariciándome el pelo—No quería hacerlo, le juro que no; sin embargo, no podía evitarlo.

El pulso se me acelera. Ahora es una mujer tierna y cariñosa, en otro momento volverá a ser fría y distante.

¿Seré capaz de enamorar a alguien así?

—Brittany—me da la vuelta en la cama, cambiando las posiciones.

Le sonrío, mordiéndome el labio, juguetona.

—Si sigue así, no podremos ni empezar. Estoy demasiado ansiosa.

Me desnuda con suavidad y por primera vez la percibo nerviosa. Sus dedos tiemblan mientras me desabrocha la parte superior del vestido, recorriéndome con sensualidad la piel que va dejando al descubierto. Sigue descendiendo por mis piernas y sofoco un gemido estrangulado, sus dedos fluyen por la cara interna de mis muslos. Y cuando me tiene a su merced, me devora con su mirada.

Me siento adorada, su tacto quema mi piel.

—Es tan hermosa... Su piel es tan suave y blanca.

Me arqueo hacia ella, que toma mis pechos, los muerde, los saborea de manera exquisita. Juega con mis pezones, los lame. Con extrema delicadeza, sus manos recorren mi cuerpo hasta llegar a mi centro... Roza mi sexo, pasea sus dedos por encima sin llegar a profundizar, apenas una leve caricia que me tortura y, cuando empieza a describir pequeños círculos, creo morir.

—Quieta, déjeme disfrutarla.

Yo estoy húmeda por sus caricias y hambrienta de su cuerpo. Pero no la presiono, permito que se deleite. Oigo sus gemidos, su desesperación, aunque sigue ocupándose de mí.

Y cuando entra un dedo, ya no puedo más... Estoy desesperada por sentirla en mi interior y junto a mí. Me doblo, me curvo, clamando más y le digo:

—Por favor... venga.

Ante mi súplica, se desliza entre mis piernas y gemimos, somos puro fuego que estalla al tocarse.

—Siga, no se detenga.

—Brittany, estoy a punto de unirme a usted—me mira a los ojos, preparándose para el asalto—Si lo hago, quiere decir que será mía hasta que se marche, ¿es lo que quiere?

¿Que si quiero?

¿No ve cómo me tiene?

—¿Me dejará que diga que no?

Niega con la cabeza.

—No lo dude entonces.

Con un gemido, une nuestros sexos, deslizándose suave, despacio, con su mirada sosteniendo la mía.

—Béseme—me pide.

La rodeo, la abrazo, estoy soñando.

—Brittany.

—¿Q-Qué?

—Pídamela—se mueve—Pídamelo, Brittany.

—¿Lo haría?

—Pruébelo.

Y, enloquecida, me entrego, alzando las caderas, uniéndonos y rozándonos.

—Béseme, señorita López—imploro, sosteniéndole la cara entre las manos.

Cuando su boca se une a la mía, grito, me retuerzo satisfecha al sentirla por completo.

Los prolongados movimientos van en aumento y entonces me doy cuenta.

Esto no es sólo sexo.

Santana López me está haciendo el amor por primera vez y quiero disfrutarlo hasta no poder moverme... Es mágico, es sublime... estoy en una nube.

—Brittany, más, más.

Bajo una mano le acaricio el clítoris y ella se vuelve loca. Gime y con movimientos demoledoramente suaves, nuestros cuerpos se unen una y otra vez.

No es un choque brutal, sino un balanceo lleno de paciencia, con sus labios en los míos. Absorbiendo los gemidos de placer la una en la boca de la otra, reconociéndonos en la complicidad hasta marearnos, indagando, ofreciéndolo todo en esta intimidad que hoy, por primera vez, es plena.

—Más rápido...—imploro, lamiendo el contorno de sus labios—La he echado tanto en falta...

—Y yo a usted.

Los movimientos de cadera se hacen más rápidas e insistentes. Finalmente, tiemblo al sentirme embargada por la inminencia del placer, segundos antes de entregarme al increíble orgasmo.

Gruñimos, vibramos y nos convulsionamos, mientras nos aferramos a la otra, besándonos hasta llegar a la culminación, estallando hasta perder la conciencia, juntas, conectadas.

Con suavidad, se deja caer sobre mí y entierra su cara en la base de mi garganta. Su dulce aliento me hace cosquillas y una tonta sonrisa se dibuja en mis labios.

Es la primera vez que me entrego a ella después de saber que la amo, es la primera vez que me besa.

—¿Está bien?—pregunta jadeante.

—Sí.

—Lo siento—murmura—, Pero es una agonía saber que se va a ir. No me abandone aún.

«Me quedaré hasta que me pidas que nunca me vaya.»

—Hoy me ha besado mientras...

Ella me mira esperando que termine la frase que se atasca en mi garganta.

—¿Qué significa para usted besar mientras tiene sexo?

—Que no es sólo sexo.

—¿Y qué es entonces?

—Usted se ha convertido para mí en alguien especial—me dice, dibujando mis labios con el índice—No es sólo sexo.

—¿Me abraza?

Rueda de espaldas y me estrecha contra su pecho. Me siento feliz, plena, satisfecha y llena de esperanzas. Quizá me he jugado el todo por el todo, pero lo que siento por ella me anima a rendirme a este amor tan fuerte e intenso que abrigo en mi corazón.

—Le he traído el dinero del reportaje—dice suspirando y mirándome de nuevo.

Después del momento íntimo compartido, la veo aún más guapa.

—Le han pagado muy bien.

Creo que ha llegado la hora de hablar y admitir parte de mis sentimientos.
De demostrarle mi desinterés por su riqueza.

—Quiero darle algo, lo dejé en su habitación el día de su marcha.

Santana me mira extrañada al ver que me levanto y abro un cajón. Cojo el sobre y me tumbo a su lado sonriendo con picardía.

—Tome.

—¿Qué es?—pregunta con recelo.

—Ábralo.

No tiene paciencia y lo rompe. Su mirada vuela, buscándome al ver el cheque y el dinero que me dio días atrás.

—¿Por qué me lo devuelve?—pregunta con cautela—¿Qué quiere decir esto?

Orgullosa, le sujeto la cara entre las manos y sonrío, consciente de que su preocupación es porque cree que estoy terminando con el pacto.

—Señorita López, yo no quiero su dinero.

Se alarma, rodeándome con fuerza por la cintura, no permitiéndome escapar.

—Yo me acuesto con usted porque me gusta, no porque me pague para ello.


*******************************************************************************************************

Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo!

Avisen si conocen a alguien del foro del cambio! Saludos =D
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por Susii Lun Oct 05, 2015 7:47 pm

Yo queria que la haga sufrir un poco mas:l su enojo no duro nada:/ Fue demasiado facil! Ahdjdj pero bueeeeno xd
Asi que ya se perdonaron, tuvieron sexo con amor y Brittany le devolvio el dinero$-$ a ver cual es la reaccion de Santana:s
Susii
Susii
********-*-
********-*-

Femenino Mensajes : 902
Fecha de inscripción : 06/01/2015
Edad : 25
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por monica.santander Lun Oct 05, 2015 9:21 pm

Hola!!
Tengo varios días sin publicar, que manera de tener altibajos esta historia
por Dios!!!! Me encanta.!!
Noah se enamoro de Kitty??
Saludos
monica.santander
monica.santander
-*-*-
-*-*-

Femenino Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por JanethValenciaaf Lun Oct 05, 2015 9:56 pm

Quiero otro capitulo, me dejaste pica, en el capitulo 11.
Sabes,me encanto cuando hicieron el amor, me dio ternura,
Cual sera la reacción de santana.
JanethValenciaaf
JanethValenciaaf
********-
********-

Femenino Mensajes : 659
Fecha de inscripción : 20/01/2015
Edad : 25
Club Brittana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por Lucy LP Lun Oct 05, 2015 10:54 pm

Al fin Santana le dio un beso... Waoo que reconciliación saludos chica del EFECTO
Lucy LP
Lucy LP
****
****

Mensajes : 168
Fecha de inscripción : 01/07/2015
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por 23l1 Lun Oct 05, 2015 10:56 pm

Susii escribió:Yo queria que la haga sufrir un poco mas:l su enojo no duro nada:/ Fue demasiado facil! Ahdjdj pero bueeeeno xd
Asi que ya se perdonaron, tuvieron sexo con amor y Brittany le devolvio el dinero$-$ a ver cual es la reaccion de Santana:s


Hola, jajajaaj eks es san xD como no¿? jajajaajaj. Todo bn de ahora en adelante! Saludos =D




monica.santander escribió:Hola!!
Tengo varios días sin publicar, que manera de tener altibajos esta historia
por Dios!!!! Me encanta.!!
Noah se enamoro de Kitty??
Saludos


Hola, jajaj si estabas un poco perdida xD ajajajajajaj. Jajjaja que bueno que te guste, eso es bueno jajajajaaj. =O no xq¿? Saludos =D




JanethValenciaaf escribió:Quiero otro capitulo, me dejaste pica, en el capitulo 11.
Sabes,me encanto cuando hicieron el amor, me dio ternura,
Cual sera la reacción de santana.



Hola, =O xq¿? jajajajaaj. Aaa si son las mejores! ajajajajajaj. Amor, amor y mas amor! Aquí el siguiente! Saludos =D


23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por 23l1 Lun Oct 05, 2015 10:57 pm

Lucy LP escribió:Al fin Santana le dio un beso... Waoo que reconciliación saludos chica del EFECTO


Hola, o acabas de comentar o no te vi XD. Saludos =D


23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 1-Tiéntame (Adaptada) Cap 12

Mensaje por 23l1 Lun Oct 05, 2015 11:00 pm

Capitulo 12 – La No Cita

Me escruta sin articular palabra, alzando una ceja. La veo desorientada, intentando desentrañar mis pensamientos. Cariñosa, le acaricio la mejilla, y noto un ligero movimiento en su pecho.

—¿Qué quiere decir? ¿No desea que le pague?

—Eso he dicho.

—¿Por qué? ¿Porque le gusta tener sexo conmigo o porque le gusto yo?

Me echo hacia atrás, desnuda, mirándola juguetona.

—La verdad es que tener sexo con usted es un placer—ronroneo—Pero no podría hacerlo si usted no me gustara, por supuesto. Y me encanta, mucho.

—¿Desde cuándo?

—Aclare la pregunta, desde cuándo ¿qué?

—Le encanto—dice y luego añade—Mucho.

Resoplo.

—Desde el primer día que la vi. Incluso prepotente, borde, salvaje... Y los días van pasando y usted se va mostrando... bueno, se ha convertido en parte de mi día a día; si no está, la extraño, estoy decaída, no hay diversión.

Permanezco en silencio, sin preguntarle qué piensa. Parece tan ensimismada.

No puedo ser más clara... O sí, pero no estoy preparada para ello y quizá ella tampoco para escucharlo.

—¿Por qué se queda callada?

—¿Por qué aceptó el trato del dinero?

Me cubro con la sábana cuando me mira con deseo y respondo:

—Sabe que me gusta picarla. Sobre todo, después de la forma en que usted se comporta a veces—me siento sobre los talones y prosigo—El primer día, entró en mi habitación prácticamente exigiéndome... Yo supe que de una forma u otra íbamos a terminar como lo hicimos, pero quería demostrarle que yo no iba a ser una mujer sumisa a la que pudiera manejar a su antojo. Y me propuse pagarle con su propia moneda.

—Brittany, no le he dicho cuánto lo siento, no sé qué me pasó con usted desde el primer momento.

—¿No lo sabe o no me lo quiere contar?

—Pensará que estoy loca.

Sus palabras me hacen reír.

—Ya lo pienso—le susurro al oído, lamiéndole la oreja—Cuéntemelo.

Me acomoda contra ella, apoyando la cabeza en mi hombro mientras yo juego con su cabello.

Me encanta estar así con ella.

—El día no podía haber sido peor, Sam, Elaine... No eran celos, era rabia por la traición, confiaba en ambos. Y entonces me encontré ante una criatura de ojos azules tan transparentes que me encendieron, descontrolándome.

No puedo creer que me esté contando esto, me hago gelatina entre sus brazos. Quiero llorar de emoción. Y yo que creía que reaccionaba así con todas...

—Además, usted me desafiaba, me ponía a prueba y me alteraba como nadie. La quería tocar, probar y por primera vez en los tres años que llevaba con Elaine, no me importaba serle infiel, aunque en teoría ya no estábamos juntas. Quería engañarla con la descarada que apareció en mi despacho excitándome... Sentí que usted era mía, eso era lo único que pensaba, igual que el día que Emily la abrazó—al pensarlo, se enfurece, incluso me suelta, apartándose un poco de mí—Y lo es, recuérdelo, lo ha prometido, Brittany.

Sus cambios y la palabra «mía», que aunque no sé si es positiva, me halaga...

—No lo olvido.

Me acurruco en la cama, atrayéndola hacia mí. Nos miramos sin tocarnos, tumbadas de lado, de cara a la otra. Su pecho sube y baja, su respiración es agitada.

—¿Qué pasa?—pregunto, interrumpiendo sus pensamientos—¿Qué es lo que lo tiene tan lejos de aquí?

—Nada—contesta con sequedad—¿Qué hace esta noche?

—¿Me está pidiendo una cita, señorita López?

—No lo creo—responde divertida—Pero hoy me gustaría salir y quiero hacerlo con usted.

De acuerdo, entraré en su juego de orgullo.

—Bien, entonces podríamos tener una no cita. ¿Qué le parece?

—Podría ser—murmura bostezando—No cita, suena... bien.

Con los nudillos, acaricia la zona entre mis pechos y suspira.

—Es usted insaciable, señorita López. Siempre quiere más.

—Sólo con usted, Brittany. Sabe hacer que yo la desee aun habiendo terminado de tener sexo, de probarla como lo hago. Me fascina.

Me arrimo de nuevo a ella. Hoy está rara, se confiesa, me cuenta, me pide disculpas. Mientras, yo reprimo las ganas que tengo de decirle que sabré darle lo que necesita, que no se asuste y me permita hacerle sentir algo más que deseo o un cariño pasajero.

—Me tengo que ir—murmuro, besándole el pecho—Se me hará tarde.

—Quédese un poco más, duerma conmigo aunque sea media hora.

—Hoy usted está muy rara.

Me abraza con fuerza, su corazón late acelerado.

—Lo sé y no haga preguntas. ¿A qué hora la recojo esta noche?

—No creo que sea prudente, alguien nos puede ver.

—Usted elija el sitio—responde—No me contradiga.

Suspirando, me incorporo y apoyo la barbilla entre sus pechos.

—Pero invitaré yo—digo parpadeando—Quiero compartir el dinero del reportaje con usted.

—Yo tengo más que suficiente. Guarde eso para sus estudios. Por cierto, ¿sabe cuánto ha ganado?

—Bueno no, ni idea. Aún no sé cómo acepté posar, pero debo reconocer que me gustó.

Se agarrota, niega con la cabeza.

—Fue mejor de lo que esperaba, y deje de poner esas caras o explíqueme el porqué de sus muecas.

Me irrita no saber qué mierda piensa.

—Me alegro de que le gustara, pero no creo que tenga más oportunidades como ésa... Le han pagado dos mil euros. ¿Le parece bien?

—Está bromeando, ¿verdad?

—No, nunca bromeo con los negocios.

—¿Dos mil euros? ¡Eso es una locura por doce fotografías!

—Así es este mundo, señorita Pierce.

—¿Y no le gusta?—pregunto, al verla tan compungida—No la veo animada cuando habla de ello.

—Tema zanjado.

Contemplo el techo de la habitación, decidida a evitar una de nuestras tontas discusiones, aceptando su repentino cambio de humor.

—Desde luego, desde que la conocí, mi vida es una locura—digo reflexiva.

—La mía también.

Medito contemplándola.

—Tengo que irme.

Salgo de la cama envuelta en la sábana y busco mi ropa para empezar a vestirme, bajo su atenta y encendida mirada.

—Luego nos mandamos un mensaje o si le sirvo algo en el despacho... y acordamos la no cita.

—Qué descarada es.

Queriendo hacerla reír, muevo las caderas, le bailo en medio de la habitación y termina esbozando una sonrisa.

—Mejor salga antes de que vuelva a meterla de nuevo en la cama, y esta vez no seré suave. Nunca me quedo saciada de usted.

—¿No la dejo satisfecha?—pregunto burlona, gateando en su busca—Me rompes el corazón, López.

—He dicho saciada, satisfecha siempre.

Y en cuestión de segundos me tiene encima de su cuerpo, dándole un apasionado beso.

—Entonces, nos sucede lo mismo, señorita López—me sonrojo al separarme de su húmedo sexo—La veré luego y no se toque sola, más tarde lo solucionaremos.

—Esas palabras merecen un buen castigo, espéreme con ansia.

—Siempre lo hago—me paro en la puerta—Ha sido un placer verla despertarse.


La mañana empieza tranquila, tras llegar de la compra, me encuentro con mi amiga Rachel y, por enésima vez, su mirada recae sobre mí. Me pone muy nerviosa su curiosidad y estallo.

—Rach, ¿qué miras?—saco los alimentos y los voy guardando—Esta mañana me tienes harta.

—Britt, sólo quiero entender por qué no confías en mí. Siempre lo has hecho, desde que nos conocemos.

—Rach, confío... pero creo que tengo derecho a tener intimidad—contesto cansada—Ya sabes, algo que es sólo mío.

—Bueno yo no estoy tranquila, en tu dormitorio vi un golpe en el armario, a veces desapareces, lloras como nunca antes lo has hecho y, la verdad, tengo la certeza de que se trata de Santana.

Nos cruzamos y yo la esquivo.

—Pero dudo si todo eso es sólo porque te gusta, o que han tenido algo y te está haciendo daño.

Una y otra.

—A ver, ¿llorar dices? ¿Qué sabes tú?

Rachel se encoge de hombros, se la ve feliz.

—Me temo que mucho. Tu hermano me ha llamado y estaba más que indignado al contarme lo que te pasó. Me ha pedido ayuda para descubrir quién es la persona que te está haciendo daño.

Oh, oh.

—Parecen espías, ¡qué pesados! Sí, es cierto que estoy saliendo con alguien y que he tenido algunos problemas, eso es todo—miento con naturalidad—En cuanto a Santana, es guapa sí, y por eso Melissa puede haber contado el chisme, pero nada más.

—Acabo de saber que su novia está embarazada.

Punzada de dolor.

—No me gustaría saber que te estás metiendo en una familia.

Joder, joder.

—Rach, confía en mí—no puedo evitar que me tiemble la voz—Todo va bien.

—Háblame entonces de esa misteriosa persona. ¿Hombre o mujer? ¿Cómo se llama?

—Es Emily—suelto sin pensar—Es ella, ¿contenta?

Mi mentira se enfrenta a su decepción, cosa que, una vez más, no entiendo.

—¿Por qué ella, Britt? Me lo has negado tantas veces... Noah no se lo tomará nada bien.

—Ha sucedido así, eso es todo; además, no es nada serio. Y a Noah ni una palabra, ¡ni una sola!

—Vale, pero no vuelvas a ocultarme nada.

—Bueno, voy con la colada... mejor hablamos luego.


Durante el resto del día me pierdo por la casa, dedicada a mis tareas. Para mi tristeza, de Santana no sé nada. No está en su despacho ni en la habitación.

¿Con Elaine?

¡No!

Ella me lo ha prometido.

No debo pensar en Elaine, no son una familia... Esa mujer no tiene idea de quién es el bebé, no merece ningún respeto.

Y Santana ha hecho un gran esfuerzo para mantenerme a su lado, ¿por necesidad, compañía, sexo, soledad?

No importan los motivos, poco a poco me digo.

¿Obsesión, arrastrado por su afán de posesión?

¡Deja de pensar!



A las siete de la tarde recibo un mensaje suyo. A las 19.00.

Brittany, la espero a las diez en el garaje.


Contesto emocionada.


Mensaje de Brittany a Santana. A las 19.01.

Como quiera, señorita López. Usted manda, yo obedezco.


Sonrío sola ante mi forma de provocarla, aún recuerdo aquel primer día, que hoy parece tan lejano, cuando le solté aquella misma frase y me dijo que iba a hacerme suya sobre la mesa del despacho.

¡Está loca!

El móvil vuelve a sonar.


Mensaje de Santana a Brittany. A las 19.03.

No me provoque.


Mensaje de Brittany a Santana. A las 19.03.

¿O qué? Lo sabrá en poco tiempo.


Mensaje de Brittany a Santana. A las 19.04.

¿En la no cita?


Mensaje de Santana a Brittany. A las 19.04.

Ahí mismo. La espero entonces.


Me maravillo ante lo juguetona que es a veces.

Entro en la cocina con el móvil en la mano.

Oigo resoplar y levanto la vista... Melissa.

—¿Qué miras?

—Brittany, te estás riendo sola.

—Sola no, me río con mi chica y, por cierto, de eso quería hablar contigo—me encaro con ella—Melissa, por tu bien espero que dejes de hablar de mí y de meterle cosas en la cabeza a mi amiga. De lo contrario, vas a saber quién soy yo realmente.

—Deja tú de malmeter entre Noah y yo. Ya no me llama y tú eres la causa. Pero ¿de qué va?

—¿En serio crees eso? Tal vez haya otra que le caliente la cama mejor que tú.

Me mira con odio.

—Melissa, las personas te quieren para el sexo, para casarse buscan a otra.

—Eres una estúpida.

—No más que tú, querida.

Cuando salgo, acabando con esa guerra absurda, choco con Rachel.

—¿Adónde vas?—pregunta.

—Voy a ver a Kitty, por si necesita que la ayude en algo después de la cena. Hoy voy a salir.

—Ella no cenará aquí, me lo acaba de decir la señora Emma. Así que puedes estar tranquila por esa parte.

¿Una cita la Barbie?

—Tampoco cenarán Santana, ni Quinn. Sólo los señores y quieren hacerlo a las ocho.

—Mejor, así me puedo preparar más tranquila y llamar a Noah, él también sale esta noche—recalco, riéndome de Melissa—, Pero no sé con quién.

—Maldita—masculla la chica.

—¿Sales con Emily?

—Sí... Venga, preparemos las cosas para servir la cena.


A las nueve y media ya estoy sentada, esperando, y viendo el tiempo pasar. Me he puesto un vestido azul, no muy largo pero tampoco muy corto, con un seductor escote para sorprenderlo. El cabello liso y suelto y unos zapatos de tacón blancos, como la torerita.

¿Le gustaré?

Con Santana las cosas son tan difíciles...


A las diez menos cuarto, decido bajar. Ya no aguanto más y pienso que voy a esperarlo ahí. Pero al parecer no sólo yo estoy ansiosa, ya que veo a Santana López apoyada en su pedazo de Ferrari.

Me tiemblan las piernas.

Está guapísima, con un pantalón negro ceñido y camisa blanca que resalta tu figura. Lleva el cabello suelto aunque algo despeinado.

Me deja sin aliento.

Al sentir mi presencia, levanta la mirada, examinándome de arriba abajo y, cuando termina, tiende la mano hacia mí. Sin vacilar, yo entrelazo mis dedos con los suyos.

—Está preciosa.

Oh, Dios, ¿por qué es tan seductora?

—A usted tampoco se la ve nada mal.

—¿Vamos?—dice y, cogiéndome de la mano, Santana rodea el coche y me abre la puerta.

¡Vaya!

¿Cuántas facetas tiene esta mujer?

—Cuidado.

—Gracias—susurro con timidez.

—¿Se ha sonrojado, señorita Pierce?—pregunta burlona—No puedo creerlo.

Lo niego riéndome.

Qué raro está.

¿Cuándo le dará por sacar otra de sus personalidades?

Espero que hoy no.

—¿Adónde vamos?

—A mí me gustaría ir al bar restaurante que hay cerca de la casa de mi hermano Noah—respondo—Se llama The White Cat, es sencillo, pero se come y bebe muy bien. Hay mucha variedad...—voy bajando la voz, insegura—Es mi lugar preferido para una cena o para tomar una copa... ¿Le... le gustaría o es poca cosa para usted?

—En absoluto, oriénteme entonces.

—Está a dos manzanas de la casa de él.

Su silencio, que ya conozco, me hace sentir inquieta y reflexiva.

¿De qué vamos a hablar durante la cena?

¿Cómo nos vamos a comportar la una con la otra?

A veces tengo miedo de mostrarme más entregada a ella sentimentalmente.

¿Y si la asusto?

¿Y si se percata de la profundidad de mis sentimientos y me deja?

Quisiera hacerle tantas preguntas...

Todavía sin hablar, llegamos a The White Cat. Al ser día de entre semana no hay mucho movimiento y eso me gusta. Necesito intimidad para tocar algunos temas serios.

Una vez más me ayuda a bajar del coche y, con delicadeza, me coge la mano.

—Le he traído algo—abre la puerta trasera y saca una pequeña bolsita—Es sólo un pequeño detalle para una no cita.

Sonriéndole con complicidad, saco su regalito de la bolsa: es una caja de bombones, todos ellos con forma de corazón.

¡Me muero!

El detalle es de lo más romántico.

—Gracias—digo con un hilo de voz.

Sus labios se curvan en una sonrisa y, sin poder reprimir lo que siento, me acerco y la beso. Al momento, sus manos me sujetan de la cintura apretándome contra ella, que también me besa. Sus labios se mueven al ritmo de los míos, disfrutando ambas del sabor de la otra.

Hoy hay magia; el beso es especial y diferente a los que tantas veces nos hemos dado.

Me estremezco en sus brazos, quiero más, mucho más.

—¿Tanto le han gustado los bombones?—suspira divertida, apartándose de mí con deleite.

—Tanto me gustas tú.

—Brittany, quiero pasar una velada tranquila.

Le golpeo el pecho, divertida, paseando mi boca por su mejilla.

—¿Y he dicho algo para que no lo sea?

—Deje de provocarme.

Me deja sin aliento.

¡Ella y sus múltiples personalidades me van a volver loca!

Pero adoro cada una de ellas.

—Hoy está muy raro—comento—No sé qué esperar.

—Usted también está diferente—replica y, repentinamente, me abraza contra su pecho—Brittany, quiero que sea una noche especial para usted, le debo tantas disculpas...

—No quiero hablar de ello.

—Yo...—se calla y me besa la frente.

Me estremezco ante el gesto.

—Esta mañana ha sido el mejor despertar que he tenido en mucho tiempo.

—¿Por qué...?

—La he necesitado mucho estos días... Sé que me comporté como una idiota. No entiendo cómo lo hago, pero siempre termino haciéndole daño aunque no sea ésa mi voluntad.

—Lo sé—me noto un nudo en la garganta—Ya está olvidado.

La intensidad vuelve a brillar en sus ojos. Me mira con franqueza, veo su sinceridad.

¿Su máscara va cediendo?

—No tiene ni idea de lo que he sentido al saber que no quiere mi dinero. No quiero perder un solo segundo más del tiempo que nos queda hasta que se marche.

—Yo tampoco—musito temblorosa.

—Quiero que pasemos toda la noche juntas.

Una noche me sabe a poco, a nada.

—Yo quiero un poco más...

—Más ¿qué?

Espera mi respuesta. Yo tomo aire, sin soltarle las manos.

—Más noches...

Me mira fijamente.

—Todas las que usted quiera—sentencia con un beso.

Y me vuelve a dejar confusa y desconcertada.

¿Me habla del tiempo que nos queda o empieza a desear tanto como yo?

«Paciencia, Brittany, sin presiones.»

—¿Entramos?—pregunto.

—Será lo mejor o terminará abierta de piernas encima del coche y yo arrancándole el vestido.

—Cenemos al menos—bromeo, riendo a carcajadas.

Sin pedirme permiso, entrelaza sus dedos con los míos y, como si fuéramos una pareja, caminamos hacia el bar restaurante.

Cuando entramos, Sebastián, el dueño, me reconoce y me saluda de lejos.

—Siéntese donde quiera, voy a pedir la carta del menú—le digo a Santana.

Aunque no le gusta mi propuesta, se dirige al fondo, a la mesa más apartada e íntima que hay. En otro tiempo, Mercedes, Emily y yo pasamos muy buenos ratos aquí.

Las echo de menos.

—Hola, Sebastián. Vamos a cenar aquí, ¿me pasas la carta?

—Claro que sí, un segundo.

Mientras espero, vuelvo la cara hacia Santana y la saludo con la mano. Mi recompensa es una sonrisa suya que me desarma.

—¿Britt?

Al mirar de nuevo hacia la barra, no veo a Sebastián, sino a Kurt.

—¡Vaya! Cuánto tiempo sin verte, estás guapísima.

—Gracias, ¿a ti cómo te va?

Un instante después, siento que me rodean por la cintura y no me hace faltar mirar para saber quién es.

Su gesto dominador la delata.

—Santana, él es Kurt, un amigo.

La mandíbula de Santana tiembla, mientras controla sus nervios.

—Kurt, ella es Santana, mi...

¿Cómo la presento?

—Novia—dice ella, terminando la frase y provocándome escalofríos—Un placer, Kurt.

Ambos se saludan cordialmente, mientras el mundo desaparece de mi alrededor.

«Novia...»

Y cuando me pasa un brazo por los hombros, entiendo que está marcando el territorio.

¡Está celosa!

—Bien, aquí tienen el menú, enseguida les tomo nota—contesta Kurt, pero ni Santana ni yo prestamos atención cuando se va.

—¿Qué ha sido eso?—pregunto desconcertada.

—Se la comía con la mirada y usted es m-í-a—sin decir nada más, me lleva con ella de vuelta a la mesa—Siéntese a mi lado—dice, cuando voy a sentarme frente a ella.

—¿A qué viene este cambio?

—A nada.

—No se atreva a joderme la noche—le advierto, con el dedo en alto—Quiero preguntarle una cosa.

—¿De qué se trata?

—Yo le he dicho lo mucho que usted me gusta y quisiera saber por qué se comporta así cuando está conmigo—se tensa—Por favor, para mí la respuesta es importante.

—Sabe que me encanta—reconoce sin reparo.

—¿Mmm, lo sé?—pregunto sorprendida.

—Debería—afirma tajante—También sabe que me vuelve loca.

—¿Mmm, lo hago?—pregunto temblorosa.

Estoy al borde de las lágrimas, sin saber si seguir profundizando.

—Brittany, ¿quiere dejar de jugar?

—Usted me confunde...—le espeto a la defensiva—Es tan posesiva.

—Sólo con lo que es mío y usted, si no me equivoco, lo es hasta que se marche, ¿verdad?

—¿Qué soy para usted?—inquiero repentinamente, arrepintiéndome al segundo, aunque ya no retrocedo—¿Un capricho?

Suspira algo agobiada y, poniéndome un dedo en el mentón para que la mire, me contesta:

—Se ha vuelto una obsesión. Me levanto y ahí está usted, presente en mi cabeza, cuando me acuesto es lo último que veo antes de cerrar los ojos... Si es que duermo.

El corazón se me dispara y me estremezco de manera indisimulable...

«Obsesión...»

No sé si eso es demasiado bueno.

—¿Tiene frío?—pregunta al verme.

—No.

—Brittany, ¿qué pasa?—inquiere preocupada.

—Nada.

—Brittany...—advierte en tono cansino.

—Es por usted—musito, mirándolo a los ojos.

Ella está turbada.

—No sé cómo tomar las cosas que me dice... No sé cómo encajar su comportamiento.

—¿Qué quiere saber? Vaya al grano, ¿qué le preocupa?

—¿Qué pasará cuando me vaya?—susurro con un hilo de voz—¿Ya nunca más voy a saber de usted, aunque vuelva a Málaga?

Se pellizca la nariz, pensativa.

—Quiero hacer un nuevo trato con usted—dice—Quiero que disfrutemos este tiempo sin mirar hacia el futuro y el día de su partida, reflexionaremos sobre lo que hemos vivido. ¿Le parece bien?

—¿Por qué?

—Porque para entonces, las dos tendremos claro lo que queremos decir o no.

¿Será posible que ella esté sintiendo algo por mí?

¿Que necesite este tiempo para aclarar sus sentimientos?

¿O es una forma de tenerme ahora segura y luego poder olvidarse con facilidad de nuestra extraña aunque intensa relación?

—Está bien...

En ese momento, llega Kurt y nos muestra el menú. Sus ojos me contemplan con admiración, haciéndome sentir incómoda.

—Cariño, ¿qué quieres comer?—me pregunta Santana, melosa, acariciándome la mejilla.

Me confunde su nuevo ataque de celos por la mera presencia de un hombre que me mira.

—Yo, la verdad no tengo mucha hambre, no al menos de esto. Tomaré una ensalada de pollo.

Me derrito ante sus palabras: «No al menos de esto...»

¿Me está diciendo delante de Kurt que tiene ganas de mí?

¡Loca!

—Yo tampoco tengo mucha hambre—contesto coqueta—Tomaré algo ligero. Kurt, una ensalada también para mí y, por favor, dile a Sebastián que saque ese vino tan bueno que tiene.

Cuando Kurt se marcha, veo que Santana tiene los puños cerrados y sus ojos llamean de frustración.

—Señorita López...

—Brittany, quiero golpearlo.

—Santana, es gay. Por favor, no estropee la noche. Estoy muy cómoda, no lo haga...

Le acaricio las manos. Sus puños se van abriendo gradualmente. Me reconforta saber que sé tranquilizarla.

—¿Mejor?—pregunto.

—Sí.

—A ver, cuénteme, qué le ha parecido el reportaje el empresario que lo encargó.

Mi idea de distraerlo no ha sido buena, los músculos se le agarrotan y me mira con dureza.

—Le han encantado el reportaje y usted...

¿¡Yo!?

—La revista saldrá a la venta el próximo miércoles.

—Gracias por la información...

Y lo intento con un nuevo tema, que ella acoge con entusiasmo, por fin relajado.

—¿Qué tal con Finn?

—Muy bien, creo que podemos retomar la amistad. Incluso estuvo conmigo cuando hablé con el cerdo de Sam, que aún sigue en Nueva York.

—¿Puedo saber qué le dijo?

—Que no quiero saber nada más de él. No puedo creer que fuera tan estúpida como para llevármelo conmigo, otorgándole una confianza que no merece...

—Los humanos nos equivocamos, pero está a tiempo de reparar el error y me alegro de la decisión que ha tomado. Cuénteme más.

—También le dije que Elaine está embarazada... Que tal vez él podría ser el papá, ya que la muy...—responde furiosa—Dijo que hasta que no sepa si él es el papá, no se hará cargo de nada. Que Elaine es toda mía y que me arrepentiré de alejarlo de mi vida y de mis negocios.

—Amenazas absurdas... ¿Ha vuelto a hablar con ella?—pregunto angustiada—Hoy no le he visto en su casa... No ha aparecido en todo el día.

—No, Brittany. No he vuelto a hablar con ella, aunque me ha estado llamando toda la tarde. Estoy cansada del tema y de Elaine. He estado en la empresa la mayor parte del tiempo, excepto cuando he ido por sus bombones.

Sonríe al decir la última frase.

—Un hermoso detalle—me sonrojo y me muerdo el labio, nerviosa.

—Venga aquí—me dice, estrechándome entre sus brazos.

Yo la rodeo por la cintura, sonriendo como una boba. Ella no sabe el efecto que produce en mí.

—Hoy se ha sonrojado dos veces, no puedo creerlo.

—Yo tampoco puedo creer que esté tan controlada—susurro sobre su pecho—Hoy todo es diferente.

—Entonces, disfrutemos mientras dure.

—Me encanta verla sonreír.

Mi piropo no le gusta y se muestra seria y pensativo.

—¿Ahora qué?


—¿Por qué no ha vuelto a estar con ninguna otra persona después de aquella?

La miro horrorizada.

¿A qué viene esto?

—Es importante.

—N-No lo sé... Supongo que esperaba a la persona adecuada...

—¿Y yo lo soy?—pregunta con sarcasmo.

—Por supuesto que no—contesto burlona—Adecuada no... Pero sí una que sabe encenderme y hacerme desear como tantas veces anhelé. No puedo negar que esperaba una persona que en cierta forma me dominara, que con una mirada me hiciera perder la cabeza por las ganas de entregarme al placer sin frustración.

—¿Y? ¿Qué conclusión saca?

—Que no me arrepiento de nada. Aunque usted a veces es complicada, admito que cumple la mayoría de los requisitos... Me humedezco aun sin que me haya tocado.

Una sonrisa torcida ilumina su perfecto rostro, luego se inclina para rozar mis labios.

—Yo también—confiesa, lamiendo mi boca.

Posa una mano en mi muslo, avanzando hacia la cara interna del mismo.

—¿Q-Qué hace?

Sonríe pícara.

—No-o, aquí n-no.

—Muy pronto voy a probarla, saborearla—susurra con voz seductora en mi oído, lamiéndome la oreja—Me muero por hacerlo, porque se corra en mi boca.

Cierro los ojos, calentándome con la imagen; incluso podría tener un orgasmo ahora mismo si me roza. Hace que me pierda, que la desee y le entregue todo lo que pida.

—Cállese—me enfrento a ella y le aparto la mano de mi muslo—Es usted un pervertida.

—No soy la única, sus ojos están suplicando que lo haga.

—Usted tiene la culpa, es incorregible.

—Ya somos dos.

—¿Puedo tutearla?

—No.

Al momento aparece Sebastián para servirnos la comida y yo suspiro aliviada...

Kurt se ha dado cuenta de las miradas asesinas de Santana.


La cena es tranquila, con una conversación entretenida y agradable sobre detalles de su empresa. Por supuesto, al principio se muestra reticente a hablarme de su vida, pero yo insisto hasta irle sacando las palabras.

Apenas come, a veces se queda ensimismado.

Ríe o se pone serio en cuestión de segundos. Yo la sigo en sus distintos comportamientos, sin saber qué hacer cuando se aleja o va y viene.

Tras pagar la cuenta, volvemos a casa, con una música muy agradable y relajante en el coche, Entrégate de Luis Miguel, pero de pronto me doy cuenta de que éste no es el camino de vuelta.

—¿Adónde vamos?—pregunto extrañada.

No responde, pero aparca en un lugar oscuro y desierto, no muy lejos de la playa.

—Desnúdese y túmbese en el asiento trasero—ordena.

—¿Aquí? Está loca.

—Desde luego que sí, ya no aguanto un segundo más. Señorita Pierce, está tremendamente excitante esta noche.

Un jadeo involuntario brota de mis labios.

¡Descarada!

Pero obedezco muy caliente.

—Buena chica.

Nuestro desenfreno es excitante, morboso, tan pronto está una arriba como abajo... Me enardece cuando me da órdenes muy seria, arremete entre mis piernas sin ofrecerme tregua...

Al terminar no podemos estar más agotadas.

—Dios, Brittany, nunca deja de sorprenderme.

—Usted tampoco, señorita López.

Nos besamos satisfechas.

—¿Vamos?

—Está preciosa sonrojada de nuevo.

—Ha sido una noche perfecta—susurro, apoyando mi frente contra la suya—Gracias.

—Soy yo quien debo darle las gracias. Por lo especial que me hace sentir.

Con un nudo de emoción en la garganta, me abrazo a ella con fuerza, enterrando la cara en su garganta y, en silencio, le digo: «Te amo».

Al llegar a casa, me arrastra a su habitación, donde vuelve a tomarme con la intensidad de un huracán, con una voracidad que me sobrepasa... Y luego me quedo dormida en sus brazos, en su cama y sobre su corazón.


De madrugada, percibo que se desvela, ¿o no ha dormido?

Palpa la cama, buscándome en la oscuridad. Yo estoy boca abajo y me acaricia la curva de la espalda desnuda; reprimo un gemido... Me emociona pensar que me acaricia mientras me cree dormida.

—No se aleje—murmura, deleitándose con mi cabello.

Me pasa un brazo por la cintura y entierra su rostro en mi pelo, mientras yo me aferro a la almohada, emocionada y suspirando por sus palabras...


Duermo hasta la mañana siguiente, cuando espero despertarme con la misma magia de la noche... Pero no es así, al hacerse de día, veo que estoy sola, y me sobresalto al encontrarme cara a cara con Kitty, que me contempla con expresión de alarma al verme desnuda en la cama de su hermana.

—¡Fuera de aquí! ¡Perra y mil veces perra!




***************************************************************************************************

Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo!

Avisen si conocen a alguien del foro del cambio! Saludos =D
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por Susii Mar Oct 06, 2015 6:48 am

OHHHHHHHHHHHH! ... OHHHHHH!
YA LAS PILLARON! OHHHH!
Porque lo dejas ahiD:<
Susii
Susii
********-*-
********-*-

Femenino Mensajes : 902
Fecha de inscripción : 06/01/2015
Edad : 25
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por iFannyGleek Mar Oct 06, 2015 8:37 am

SIIIIIII, ha hacia falta un poco de drama, que bueno que Kitty las pilló, ahora haber que pasa.
Xx
iFannyGleek
iFannyGleek
******
******

Femenino Mensajes : 335
Fecha de inscripción : 03/10/2013
Edad : 26
Club Brittana Samuel


Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por 23l1 Mar Oct 06, 2015 7:24 pm

Susii escribió:OHHHHHHHHHHHH! ... OHHHHHH!
YA LAS PILLARON! OHHHH!
Porque lo dejas ahiD:<


Hola, =O OH POR DIOS!!!!! jajaaj nose, nose, aquí el siguiente cap! Saludos =D




iFannyGleek escribió:SIIIIIII, ha hacia falta un poco de drama, que bueno que Kitty las pilló, ahora haber que pasa.
Xx


Hola, jajaajaj xD jajajajajaajajajajajaj, las entenderá como buena hermana! Saludos =D


23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 1-Tiéntame (Adaptada) Cap 13

Mensaje por 23l1 Mar Oct 06, 2015 7:26 pm

Capitulo 13 – Una Fiesta de Mierda


Cierra la puerta con un estruendoso golpe. Yo me cubro con la sábana y me siento morir.

Tengo que estar soñando.

Pero no, Kitty López me mira y gesticula despectiva.

—¿Qué le has hecho a mi hermana?—pregunta alterada—¡¿Qué?!

—¿De qué habla? ¿Dónde está Santana?

—Ahora te tapas, ¿verdad?—pregunta irónicamente—Te revuelcas con Santana en su cama, ¡en mi casa! Pero ahora te avergüenzas. ¿No entiendes lo que es el respeto?

Esta superficial viene a darme clases de moralidad.

—No voy a discutir... Debido a mi trabajo, no me puedo dirigir a usted como me gustaría.

—¡Hazlo! ¡No te cortes!—grita ella y yo aprieto las sábanas con impotencia—¡La vergüenza la has perdido al acostarte con una persona que no te corresponde!

Me importa una mierda si estoy desnuda y ella está gritando hasta desgañitarse, no me pienso dejar pisotear, de modo que me incorporo y saco mi genio.

—Ella sabe lo que hace. Usted no tiene derecho a echarme de aquí, ¡de su vida!

—¿¡De qué hablas!?

Se acerca y me zarandea cogiéndome salvajemente por el brazo, haciéndome daño

—¿De qué vida hablas? ¡Tú no pintas nada en ella!

La aparto de un empujón y me pongo el vestido de la noche anterior bajo su repulsiva mirada.

—No me ignores—dice histérica—Recoge tus cosas y vete de mi casa, ¡ahora!

—Hable con su mamá y pídale que me eche. Mientras, permaneceré en esta casa, porque trabajo para ustedes. Mi relación con Santana no es problema suyo.

—¿¡Cómo te atreves!?—grita y viene hacia mí con la mano en alto, a punto de golpearme.

Yo se la atrapo, impidiendo el golpe.

—¡Suéltame!

—No lo intentes—le advierto.

Parece recapacitar y se aparta, mascullando palabras sin sentido. Camina arriba y abajo por la habitación, mirando de vez en cuando hacia la cama donde me ha pillado desnuda.

—¡Tú sólo quieres su dinero!

Cree que soy como otras.

—Ella sabe que no es así, ¡se lo he demostrado!

—¿Qué le has hecho, maldita, qué?—susurra horrorizada—Lo he visto en su mirada, ¡lo he visto!

—¿De qué hablas?—pregunto confusa—¿Qué estás diciendo?

—La mera idea duele, ¡maldita perra! Santana va a dejar a una mujer que la adora, que espera un hijo suyo, ¡y el porqué es repugnante!

Está defendiendo a la mujer que engaña a su hermana con otro, que quiere su dinero. Pero le di mi palabra a Emma López y no romperé mi promesa.

—Hablaré con mi mamá, esto no va a quedar así. Tendrás que marcharte cuanto antes.

—Haga lo que crea conveniente.

Posiblemente me vea en la calle por este escándalo, pero no me importa, igualmente lucharé por ella... Aunque para ello tenga que postergar un poco más mis estudios al quedarme sin empleo.

—Prepare sus cosas cuanto antes, mi mamá no querrá verla más.

Qué mierda sabrá ella...

Con una sonrisa, se endereza y se encamina hacia la puerta, con la actitud orgullosa y altanera que la caracteriza.

—Brittany, de momento ha perdido una batalla—ronronea antes de salir, con verdadero deleite—Santana está con Elaine en su despacho, no las molestes.

Me inclino y cojo mis zapatos, no le doy el placer de verme derrotada... Me hundo cuando la pierdo de vista y entonces salgo corriendo hacia mi habitación.

Estoy asustada por lo sucedido y muy herida.

Lloro desesperada, sin poder evitarlo.

¡Esto no puede estar pasando otra vez!

No se ha despertado conmigo por encontrarse con ella.

¿Por qué la historia se repite?

¿Por qué no entiendo de una maldita vez que con ella nada es estable?

Santana López no es para mí, yo no pertenezco a su mundo y siempre seré el juguete caro que un día compró.

Al entrar en mi habitación, voy directamente a la ducha.

Mi ropa huele a ella, mi piel aún la siente.

El agua tibia cae por mis mejillas junto con las lágrimas.

Esto no puede seguir así.

Un día te deseo y al siguiente te dejo. Santana y yo tenemos que hablar y decidir de una maldita vez en qué punto estamos, aunque ya esté bastante claro.

Con desgana y con la mente en otra parte, empiezo mi turno; de momento sigo siendo la chica de servicio... Decepcionada y lastimada una vez más por Santana López.

Es la hora del desayuno. Pan, bollos, café... pero ella no está.

¿Seguirá con Elaine?

Hoy soy yo la que quiere gritar, darle un puñetazo por utilizarme como lo hace.

¡No se lo permitiré más!

Emma se muestra atenta y amable, como cada día, no hay ningún cambio en nuestra relación tras el encuentro que, seguramente, habrá tenido con su hija y eso me tranquiliza.

—Brittany—me dice—, Recuerde la reunión de mañana.

—Sí, señora.

—Por favor, sírvale a Tana el desayuno en su despacho.

Me tenso y asiento temblorosa.

Santana no me verá hundida por su culpa, me digo. Estoy agotada de esta montaña rusa, de tener que ver ahora la culpabilidad en sus ojos para que luego reclame mi cuerpo y grite que soy suya, cuando ella es de otra.

Cojo una bandeja y pongo un plato de fruta y un zumo de naranja, lo que a ella le gusta tomar por las mañanas... Con paso firme, voy a su encuentro sin apresurarme.

Otra vez me duele el pecho; sin embargo, ya asumo que será así mientras Santana siga grabada a fuego en mi interior.

Armándome de valor, toco a la puerta, aunque el silencio me llama la atención... Abro, inquieta por lo que me puedo encontrar y no puedo evitar jadear ante lo que tengo ante los ojos.

Santana está sentada tras su escritorio, con la mirada fija en los cristales que brillan en el suelo. Va despeinada y con la camiseta por fuera... Se la ve sola, débil y triste.

Dejo la bandeja y voy a su lado con un estremecimiento de pies a cabeza. Olvido mi decepción por un momento; lo tengo que hacer estando ella en este estado.

Cuando me ve, su mirada se suaviza.

Parece a punto de llorar.

—¿Qué le ha pasado?—pregunto, cogiéndole la cara entre las manos— ¿Qué le han hecho?

Me rodea la cintura con los brazos, y apoya la cabeza contra mi vientre.

Vulnerable, desarmada.

—Me está asustando. Por favor, dígame qué pasa—le paso las manos por el pelo, la estrecho contra mí—Estoy aquí, puede confiar en mí.

—Lo que me ha dicho me ha hecho daño. No lo soporto.

—¿Quién? ¿Qué le han dicho?

Me aprieta con fuerza, me busca con desesperación.

—Dígame, por favor.

—Elaine.

La confirmación llega, la esperaba, pero, aunque me duele, no soy capaz de abandonarla. No ahora que me necesita, pese a haber roto su promesa por segunda vez.

¿Qué le habrá dicho esa arpía para herirla así?

—H-Ha estado con ella...

De repente se aparta de mí y me mira con impotencia. Aparto la vista. Me destroza saber que, tras las confesiones de ayer, los besos, las caricias, de nuevo ha sucedido esto.

—¿Qué está pensando?—pregunta alarmada, levantándose de la silla para ponerse a mi altura—Brittany, míreme.

—No quiero... Ya no lo soporto.

—¡No! ¡Maldita sea, no!—desesperada, me sujeta la cara entre las manos. Noto cómo le tiemblan—No, Brittany, no crea eso, no he vuelto a estar con ella. Jamás la volvería a tocar. ¡Se lo prometí!

—¡No le creo! Me ha dejado por irse con ella. Buscando ¡¿qué?!

—¡He dicho que no! La he echado de casa, le he pedido que no vuelva. ¡¿No demuestro con ello que me da asco su mera presencia?!—grita impotente—Lo último que necesito es discutir con la persona con la que deseaba despertarme y con la que, por culpa de una estúpida, ¡no he podido hacerlo! ¿Lo entiende ahora?

—López—sollozo—No me lo vuelva a hacer.

Y me refugio en sus brazos, que me rodean con inquietud.

Entonces recapitulo: su hermana me ha tendido una trampa.

No ha pasado nada entre Santana y Elaine, pero ¿por qué me ha abandonado en la cama después de lo especial que fue todo anoche?

—Siento haberla asustado hoy de tantas maneras. Sé que posiblemente piense que la he dejado después de tener sexo... Pero no ha sido así. He tenido que salir de la habitación, porque Elaine ha llegado acompañada de mi hermana y nos han visto juntas y, bueno...

—¿Juntas?

Santana me sienta en sus rodillas, frustrada mientras reconoce que es así.

—No me he enterado de nada... ¿Qué ha pasado...? Yo, yo lo siento si he causado...

—Brittany, yo puedo hacer con mi vida lo que me plazca y ella no significa nada para mí—me corta tajante—Lo que me pesa es lo comprometido de la situación para usted. Cómo la mirará mi hermana, a la que me une una relación especial, a partir de ahora...

Otro punto en contra.

No debo comentarle el enfrentamiento que hemos tenido, no soy capaz de ponerla entre la espada y la pared, abriendo otro frente entre nosotras.

—Y cómo reaccionará Elaine después de esto—me advierte, apretando los puños—Brittany, no permita que se le acerque, no tiene ningún derecho a buscarla.

—Sabré cuidarme.

—Elaine es malvada, no es como usted.

Imagino la escena que habrá vivido.

Lo mucho que esa mujer le habrá reprochado al encontrarse a la persona que podría ser la otra mamá de su hijo en la cama con otra... Todo es complicado, pero no me siento culpable. Elaine merece su desprecio por haberla traicionado, incluso aunque no hubiera amor entre ellas.

—¿A qué ha venido, qué quería?—pregunto, con un hilo de voz.

—Nada, sólo saber de mí. Ha querido sorprenderme a primera hora de la mañana, con la mala pata de habernos encontrado juntas. Hemos discutido y me ha dicho...—hace una pausa, tomando aire, controlándose para no dar un puñetazo en la mesa—La he odiado, juro que jamás pensé que me causaría tanta repulsión.

—¿Qué le ha dicho?

—Reproches, Brittany, malditas palabras que no se ha tragado, la muy perra. Mi hermana la apoya porque no tiene idea de lo que sucede y yo no quiero perjudicarla de esa manera. ¡Estoy cansada! ¡No quiero verla y me come la impotencia al pensar en ese niño al que no puedo negar!

—Hable, grite—le suplico, arrodillándome a sus pies—, Escúpalo todo, pero guarde las manos, no es sano.

—La ha insultado—continúa sin oírme—, ¡Ella!, que es la perra más asquerosa que ha pasado por mi vida.

Se da un toque en la frente y otro más.

Está muy nerviosa.

—Kitty me ha preguntado qué significaba usted para mí. ¿¡Qué clase de pregunta es ésa!? ¡¿Qué?!

«La pregunta cuya respuesta tanto anhelo saber yo», estoy a punto de decir.

Siento que algo se me escapa de las manos... Me da miedo ilusionarme, pero su actitud casi me confirma que su rabia es por mí, por los insultos y por el miedo a sentir.

¿O una vez más me lo estoy imaginando?

—Ya ha pasado, relájese—la consuelo, masajeando sus puños—¿Se encuentra mejor?

—Usted siempre me hace sentir mejor—me susurra desencajada—Brittany, gracias.

A veces creo ver a la niña que una vez fue, atormentada, desesperada al saberse abandonada.

—No tiene nada que agradecerme, es un sentimiento mutuo.

—¿Por qué lo dice tan seria?

—No es nada...—y termino echándome a llorar por las emociones que guardo desde anoche—Estoy bien...

—¿Bien? Está llorando, Brittany. ¿Qué pasa?—pregunta, secándome las lágrimas—¿He dicho algo malo?

¡La amo!, eso pasa...

—Hoy estoy un poco tonta... no me haga caso.

Me sonríe tranquila y con ternura. No me sorprende el cambio, ella es así.

Ya no hay tristeza, ni abatimiento.

—¿Ha desayunado ya?—señala la bandeja que le he llevado—¿Ha recuperado fuerzas?

—No, aún no he podido... La mañana se ha presentado movida.

—Desayune conmigo—me anima. Su mirada es de un marrón claro, ya ha desaparecido la oscuridad—Venga.

—Sólo hay un zumo y tengo cosas que hacer.

¿De qué se ríe ahora?

Me trastorna.

—Déjeme decirle dos cosas. En primer lugar, el zumo se puede compartir y en segundo lugar, yo también soy su jefe y le ordeno que desayune conmigo.

Su tono despreocupado me hace reír. Hace un momento, ella contenía sus ganas de dar puñetazos y yo lloraba, ahora parecemos otras

—¿Se negará a eso, señorita Pierce?

—Si es una orden, por supuesto que no, señorita López. No me queda otra.

Su mirada divertida se pierde en mis labios; atrevida, me los muerdo para que de una vez me bese... ya. La necesito desde que su hermana ha aparecido por sorpresa.

—Sabe cómo provocarme y no sabe hasta qué punto eso puede jugar en su contra.

—¿Me va a besar o no?

La respuesta es su lengua irrumpiendo en mi boca. Yo le rodeo el cuello con los brazos, desesperada por su cariño, por su apoyo. Y coqueteo como sé que le gusta, chupando sus labios, lamiendo su mentón y el contorno de éste.

—¿Me ha extrañado al levantarse, lo ha hecho Brittany?

Asiento mimosa.

—Mucho. Me faltaba el calor de sus manos recorriendo mi espalda desnuda, arqueada para usted, es una sensación que me encanta.

—¿No dormía?—pregunta, molesta al saberse descubierta—¿Y por qué dormía tan alejada?

Creía que no estaba cuando me he despertado.

—¿Me está echando la bronca?

—Coma.

Acerca la bandeja y se dispone a cederme su desayuno. Su humor se ha vuelto agrio.

Se agita, hace intento de comer, pero no puede.

Toca los estantes mientras yo la contemplo, impresionada por esa inquietud que la ataca sin más...

Y desayunamos en silencio.

Al acabar, me mira con seriedad.

—¿Está bien después de lo mucho que anoche...?

—No entiendo por qué siempre me pregunta lo mismo. ¿Tengo cara de estar mal...?

—Qué insolente es—me cubre la boca con la mano para que no diga la malsonante palabra—Pero me encanta.

Uy, uy.

Buen camino.

—¿Le encanto yo o mi insolencia?

—¿Usted qué cree?

—Dígamelo, yo he preguntado antes.

—Ambas cosas, Brittany—murmura desganada—, Ambas cosas.

—¿Le puedo preguntar una cosa?

Niega con la cabeza con brusquedad.

—Usted y sus preguntas...

Parpadeo con inocencia, buscando derrumbar sus barreras

—A ver, pregunte.

¡He ganado!

—¿Alguna vez podré tutearla? No entiendo a qué viene tanta formalidad cuando nos acostamos, tocamos y jugamos continuamente en cualquier parte.

—Cuide esa boca—me regaña más seria—Mientras trabaje aquí, no. Cuando deje de hacerlo y nos veamos, por supuesto.

Me quedo inmóvil.

—¿Qué quiere decir eso?

—Ya lo ha oído.

¡Quiero gritar!

¿Me está diciendo que quiere verme cuando ya no trabaje aquí?

¿Me buscaría luego?

¿O es otra forma de darme largas hasta que llegue el momento, por si se aburre de mí?

—Se acabaron las preguntas, señorita Pierce, vuelva al trabajo.

—¿La veré más tarde?

Me abre la puerta y me da un azote en el trasero; yo le lanzo un sensual y provocador beso.

—No lo sé, tengo mucho trabajo.

—Mejor me voy, vuelve a ponerse seria y no lo soporto. Buen día, López.

—No sea traviesa—dice y, señalando mi cuerpo, añade—Y recuerde, es mía.

«En todos los sentidos, en todos...»



El día pasa lentamente, entre la compra para la fiesta del día siguiente, la colada, su dormitorio. El despacho lleno de cristales rotos. Un problema que Santana no parece querer resolver y al que nadie le presta la suficiente atención... O, simplemente, se han cansado de querer ayudarla, alternativa por la que me decanto, conociendo a sus padres.

Desde la mañana no vuelvo a saber de Santana y tampoco quiero agobiarla con llamadas sin sentido.

Me dedico al trabajo para apartarla de mi cabeza.


Por la noche, al llegar a mi habitación estoy agotada y me dejo caer sobre la cama sin desvestirme. Los ojos se me cierran mientras espero noticias de Santana. Pero no llegan y me acurruco esperándola... Poco a poco voy cayendo en el sueño.


A la mañana siguiente, me suena el despertador del móvil. Me incorporo soñolienta y lo cojo para pararlo... Mierda, cuatro mensajes de Santana.


Mensaje de Santana a Brittany. A las 23.05.

Brittany, estoy algo liada en el trabajo, llegaré tarde.


Mensaje de Santana a Brittany. A las 23.10.

Brittany, me gustaría encontrarla en mi habitación cuando regrese de la oficina.


Mensaje de Santana a Brittany. A las 23.20.

Brittany, ¿por qué no responde?


Mensaje de Santana a Brittany. A las 23.30.

Brittany, si llego a casa y no está en mi cama, pensaré que no quiere dormir conmigo.


—Joder, joder, joder.
El día empieza estupendo, a saber qué habrá pasado por su cabeza. Entre la reunión de amigos, es decir, fiesta, y ella, no quiero ni pensar lo que me depara el resto de la tarde y noche.

Me levanto rápidamente, me ducho y me visto sin tiempo para nada. Me hago una cola de caballo para por la mañana. Una vez llegue la hora de la fiesta, tengo que cambiarme el estúpido uniforme por otro más formal y también más corto, dejarme el cabello suelto y llevarlo bien peinado.

Un rollo total.

Al entrar en la cocina, veo a Rachel muy estresada.

—Buenos días, Rach. ¿Hoy desayunan todos?

—Menos Kitty, que ha salido.

Mejor, desde mi discusión con ella no la he vuelto a ver y debe de estar enrabietada al no haber podido ponerme de patitas en la calle

—Date prisa, están esperando.

—¿Y esa cara?

—Estoy un poco agobiada, eso es todo.

—¿Jesse?

—¡No! Hace días que no sé nada de él.

—¿Estás bien?

—He dormido poco, eso es todo, deja ya de preguntar.

—Bueno ¡aplícate el cuento!

Cojo la bandeja del desayuno y, al entrar en la sala, me flaquean las piernas. Veo que Santana me observa... y no tan cálidamente como el día anterior.

Hoy desayuna con la familia.

Qué suerte la mía, ni siquiera voy a poder darle explicaciones.

—Buenos días, Brittany—me saluda Emma.

—Hola—sonrío.

Santana no aparta la vista de mí, no le importa que su familia esté presente.

¿Qué piensa esta morena?

—Brittany, hoy sírvame zumo, por favor—pide William amablemente.

—¿Usted también, señora?

Emma asiente.

Quinn se sirve sola un poco de café, ahorrándome el trabajo, que, para ser sincera, hoy me resulta más duro. Sobre todo, al sentirme vigilada en cada uno de mis movimientos.

—Yo hoy quiero café—dice Santana, cuando voy a servirle zumo, como cada mañana—Dos tazas.

Suspiro resignada, consciente de que intenta llamar mi atención.

Pero ¿por qué lo hace delante de todos?

—¿Fruta?

—Dulces.

Es como una niña pequeña.

—Y pan.

Le sirvo y, al mirarla, le veo una expresión tan intensa que arrebata. Por Dios, qué calor, estoy por esconderme debajo de la mesa.

—¿Algo más, señorita López?

—Nada más, señorita Pierce.

Casi se me escapa una carcajada.

Cuando estoy a punto de irme, veo que el resto de la familia nos observa sin perderse detalle. Parecen divertidos y a punto de reír.

¿Acaso todos saben...?

—Con su permiso, me retiro.

Con la cabeza gacha, me encamino hacia la puerta hasta que oigo:

—Brittany.

Al volverme, la veo más encendido aún y más altiva.

—Sírvame más café, por favor.

—¿Perdón? Le he servido dos tazas.

—Bueno quiero tres.

Si no se ha bebido las dos anteriores...

Resignada a que Santana manda y yo obedezco, me acerco y, al servirle, siento ganas de golpearla.

¡Me mira el escote con descaro en presencia de su familia!

Mosqueada, le doy una patada en la pierna por debajo de la mesa.

Se sorprende, y no es la única.

¡Mierda!

—Que aproveche.

Me esfumo enfadada.

Todo esto es una locura.



Al mediodía empiezan a llegar los primeros invitados. Las chicas de servicio ya estamos listas con nuestro nuevo y ridículo uniforme, y ahora a servir con simpatía.

El jardín está repleto... Menos mal que es al aire libre, porque yo ya me estoy ahogando.

Cuando voy a servir la primera bandeja, me quedo pasmada al ver que Elaine está aquí.

¿La habrá invitado Santana?

¿Su familia?

¿Dónde está Santana?

A lo lejos, puedo vislumbrar a Kitty, que viene al encuentro de Elaine. Ya no tengo ninguna duda: es ella quien la ha invitado. Aunque por la expresión de Emma, no sea demasiado bienvenida.

Menudo día me espera...

La complicidad entre ambas amigas es notable: llevan el cabello suelto, trajes ceñidos, muy conjuntadas incluso en el color de los vestidos: rojo.

Las ignoro cuando me miran, cuchicheando y con miradas claramente asesinas. Segundos después, Elaine se me acerca y se planta delante de mí, sonriéndole a Kitty.

—Quiero hablar contigo. Ahora.

—Estoy de servicio—le respondo a la defensiva—Además, no creo que yo tenga nada que hablar con usted.

—¿No? Te tiras la mamá de mi hijo.

Su boca se tuerce, esperando mi asombro, pero ella no es la única atrevida aquí.

—Creo que eso lo tendría que discutir con la señorita López, no conmigo—le espeto, dándome media vuelta para marcharme—Y tenga cuidado, no suelo callarme con quien no lo merece.

—Ya veremos cómo termina el día, querida Brittany. Con Santana en mi cama y aceptando a nuestro hijo.

Me largo.

Lo hago reconcomiéndome por dentro al tener que callarme. Estoy furiosa, con ganas de enfrentarme a ella, pero no es el momento ni el lugar... Ya encontraré la forma de llevarla a mi terreno.

—Britt—me llama Rachel al cruzarse conmigo—¿Estás bien?

—Sí.

Entonces recuerdo que María, la prometida de Quinn, también está invitada.

—¿Y tú?

—No me gusta nada esta fiesta, quiero que acabe ya.

—Yo también. Es una porquería.


Cuando ya llevo cuatro bandejas servidas, aparece Santana... Está guapísima; un poco formal, incluso algo pija, pero perfecta. Vestida de un color verde oscuro y muy peinada.

Cuando su mirada se cruza con la mía, veo su incomodidad, que yo comparto, y compruebo que sigue igual de enfadada.

¿Cómo actuará?

La distancia entre Elaine y Santana es amplia, algunos curiosos se percatan del detalle e incluso cuchichean sobre la feliz pareja en crisis. Consciente de que no puedo darle ninguna explicación frente a este gentío, me encamino hacia la cocina, pero enseguida oigo que unos pasos me siguen. Los tacones la delatan, Elaine está detrás de mí.

—¿Qué quieres?—me encaro con ella.

—Sabes que para Santana sólo eres su capricho, ¿verdad?

Siento un latigazo de dolor en el pecho.

—Yo seré la mamá de su hijo y tú no serás nada. Si buscaste a propósito la escena de la cama para alejarme de ella, te has equivocado. No me rindo cuando algo es mío.

¿Me voy a callar?

¿Voy a dejar que me pisotee?

No.

—Nada es planeado entre ella y yo, simplemente surge, y, por otro lado, yo seré su capricho, pero tú eres el de todos con tu comportamiento facilón—le respondo.

—¿¡Cómo te atreves!?—se enfrenta a mí, rozando su nariz con la mía—¿Qué mierda le estás dando, aparte de bragas sucias? ¿Qué es lo que la ciega contigo?

No creo lo que voy a decir, pero, aun así, la provoco.

—Lo que tú nunca has sabido ni podido darle. Ella es mucha mujer para ti.

—También para ti—me espeta con rabia—Creo que ambas sabemos lo complicada que es Santana e, igual que ahora está contigo como un niño con un juguete nuevo, pronto te olvidará y ahí estaré yo, porque a nosotras siempre nos unirá un fuerte lazo.

¡Mierda, mierda y mierda!

—Tú no le convienes—mi tono es casi amenazante—¿Qué le has dicho esta mañana para enfurecerla de ese modo? ¿Ésa es tu forma de quererla?

—Bueno sí, demostrarle cuánto la quiero diciéndole la verdad—sigue con su chulería—¿No te lo ha contado? ¿A ti, que eres su putita preferida?

Una vez más, mis impulsos se adelantan a mí y una sonora bofetada marca su cara.

—¡Lo eres, siempre serás una a la que pagó por sexo!—grita furiosa, pero no trata de devolverme el golpe—¿Te duele la verdad? ¡Bueno te jodes!

Nuestras voces ya están subiendo de tono y por el respeto que le debo a la familia, me obligo a callarme y marcharme.

No seguiré rebajándome.

—¿Sabes qué, Elaine? Vete a la mierda.

Irónica, ríe sin ganas.

—Brittany Pierce, esto no va a quedar así.

—Por supuesto que no—grito por encima del hombro—Nos volveremos a ver.

Salgo de la cocina camino de la fiesta y me encuentro con mi salvación: Emma, que inmediatamente me tiende una mano al verme respirar con dificultad.

—Señora, ¿puedo ausentarme media hora? Por favor.

—Vaya y no se preocupe.

Sin pensarlo, salgo corriendo y, al hacerlo, veo que Santana me mira, pero no me importa; el cartel de fulana lo llevo gracias a ella.

Entro en mi cuarto de baño y me enjuago la cara, intentando calmar la vergüenza que me está matando.

¡Ella es culpable de todo!

Al salir, la encuentro esperándome. Su expresión es la de una persona peligrosa clamando venganza.

—¿Brittany?

Entra seria en mi habitación, escrutándome.

—Vete—digo con calma—, No quiero verte.

—¿Por qué?—pregunta, controlando sus nervios—¿Qué he hecho?

«Hablar de mí y provocar mi ira.»

—¡Estoy harta de todo, de tu novia y de ti! ¡Déjame sola!

—¿Qué te ha hecho?—se aprieta los puños, hace crujir los nudillos—¿Qué te ha dicho?

Me dejo caer en la cama con la vista vagando por el suelo, trazando círculos a mis pies.

Así de perdida me siento.

En casa soy la pequeña, a la que todos arropan... aquí estoy sola.

—Nada que no fuera verdad. Que yo sólo soy tu putita y ella la mamá de tu hijo.

—¿Y tú te lo has creído?

La miro, sorprendida al verla tan desesperada que me ha tuteado por primera vez.

—Dime, ¿te lo has creído?

Me encojo de hombros, observando cómo apoya una rodilla en la cama, atrapándome en cierta forma.

—¿Cómo no voy a hacerlo?—contesto—Es la verdad. Es un título que tú misma me colgaste.

—Lo hice para protegerte, no me culpes de ello.

O protegerse ella, es imposible saberlo.

—No nos engañemos. Yo soy un capricho para ti, y los caprichos, al igual que vuelven loca, cansan... En cambio un hijo es para toda la vida.

—Sabes que tal vez no sea mío.

Me ablando; su familiaridad, nuestra cercanía, me envuelven.

—Brittany.

—Qué.

—Lo sabes, ¿no es así?

—Yo ya no sé nada—afirmo con tristeza—Todo esto se me ha ido de las manos, ya no sé qué creer o no.

Sus dedos suaves me suplican, sus gestos son sinceros, o eso quiero creer al verla atento a mi reacción.

—Brittany, por favor. ¿No te das cuenta de cómo cambio cuando estoy contigo?

Nuestras miradas se encuentran.

—Sé que tú sientes que te necesito, no me preguntes de qué forma... pero te necesito. ¿Sí?

No me deja ver hasta qué punto, se cierra, me prohíbe entrar en su corazón. Y por momentos flaqueo pensando si todo esto merece la pena.

—Me tienes mal—musito, con apenas un hilo de voz, jugando con nuestros dedos unidos—, No sé qué necesitas.

—A ti—contesta sin ambages—, Sólo a ti.

—¿Por qué me haces esto?

—¿Qué?—se alarma—¿Qué te hago?

Confundirme, lastimarme al hablar a medias. Yo no sé controlarme cuando se trata de lo que tenemos.

—Brittany, dime.

—Ahora, hoy, me tuteas, ¿y mañana?—le reprocho—Avanzas y retrocedes, pides y no das. Me agotas, porque no encuentro sentido a esos cambios tuyos tan radicales.

—¿Te vas? ¿Me estás dejando?

¿Qué?

Pero ¿qué pretende?

¿Qué quiere?

Se vuelve a mostrar asustada y furiosa, con ella no hay término medio.

—¿Dejar? Esa palabra no existe en nuestra relación, porque no somos nada.

—Prometiste ser mía.

Se va encendiendo, tiene las facciones tensas, la mandíbula desencajada y sus dedos ya no son delicados ni suaves con los míos.

—Háblame—ordena, rechinando los dientes—Me vuelvo loca sin saber qué piensas. Te lo repito, prometiste ser mía.

—Bueno hoy hago como tú, no quiero serlo. Ya no te lo permito.

—Brittany.

—Santana.

—¡No me jodas!

¡Mierda para ella!

Me canso, me lleva al maldito límite.

—Me pides muestras de mi rendición ante ti, pero ¿qué obtengo yo a cambio? ¡Nada!

—Escúchame—dice, poniéndome un dedo debajo de la barbilla para que la mire—, No quiero verte así. Quiero que salgas ahí fuera y demuestres tu fortaleza. Si alguien trata de herirte de nuevo, te juro que lo echaré de la maldita fiesta. ¿Está claro?

—¿Por qué harías eso por mí?

—Porque me importas, porque me estás pidiendo algo y yo te lo estoy dando, ¿no te basta?

Sí y no, es un paso, pero quiero mucho más.

—Santana... estoy confusa.

—Lo sé, eres demasiado para mí—susurra, sentándose a mi lado y estrechándome con fuerza contra su pecho—Lo sé, Brittany.

—Esta mañana estabas tan enfadada...

Me aferro a ella, así quiero que estemos. Sin nadie que nos moleste, Santana mostrándose tal como es.

—Anoche esperaba verte y cuando llegué no estabas, no viniste, apenas he dormido...

Oh, Dios mío.

—No sabes cuánto me contuve para no venir aquí y echar la puerta abajo. Te habría cogido en brazos y encerrado en mi habitación como necesitaba.

Pero el orgullo le pudo, como siempre.

—Me quedé dormida, al despertarme esta mañana he visto los mensajes. Lo siento.

Suspira, su corazón se altera.

Se va viniendo abajo.

—Más lo siento yo, por ser tan estúpida—se incorpora y nos encontramos cara a cara, muy cerca la una de la otra—Pensé que no querías pasar la noche conmigo.

—Siempre piensas mal de mí. ¿Alguna vez te he defraudado?

—No, pero...

—¿Entonces? No quiero hacerte sentir mal, sólo quiero que entiendas... Sé que te han lastimado, que confiabas en personas que te hirieron y destrozaron.

Sus ojos ya están buscando signos en mí que no existen, alertada por lo que voy a decir.

—Sé que confiabas en tu mamá y que te defraudó. Que la traición de Elaine con Sam está reciente... Pero yo no soy como ellos.

—Te cansarás de mí antes de tu marcha, lo sé; terminarás abandonándome también, porque soy egoísta y no sé confiar en nadie, ya desconozco esa palabra.

«Y desconoces el amor», quiero decirle, y sin confianza es imposible una estabilidad entre dos personas.

¿Qué puedo hacer?

¿Rendirme?

Santana López tiene que ser mía, y no un día sí y otro no.

La quiero entera y sin reservas.

—Tengo que volver a la fiesta—le digo—Luego quiero que estemos bien.

—No es algo que te pueda asegurar, no sé qué me sucede que me pierdo y me ciego.

—No quiero estar discutiendo por nada, ¿entiendes, López?—me levanto de la cama con los brazos en jarras—Más tarde nos veremos y...

—Un poco más, quédate un poco más—pide, tirando de mí y cayendo juntas en la cama—Ven.

Me estrecha entre sus brazos, con mi cabeza apoyada en su pecho y no decimos nada.

Sobran las palabras ante la sensibilidad de este abrazo.

Quizá luego se muestre fría y seca, pero ahora aprovecho el momento. Le falta cariño, afecto. Yo sé consolarlo, mimarla y calmarla.

¿Ésa es la clave de su intensa atracción por mí?

—¿Vamos?—susurro, palmeándole el pecho, pero no se mueve.

Está dormida, se la ve tranquila y en paz. No la despertaré, yo soy la culpable de su mala noche.

—Santana, aprenderás a quererme...

Me levanto de la cama, la tapo con la sábana y la beso en los labios con delicadeza. Y ahí la dejo, tan hermosa, tan amada por mí.

Creo que se despertará al oír cómo me marcho, pero no es así. Lo prefiero así. Elaine buscará la forma de volverla loca y yo voy a protegerla.

Cuando regreso a la fiesta, el ambiente está más calmado. No hay rastro de Quinn, ni de su novia María, tampoco de Kitty... mucho menos de Elaine.

— Brittany—me detiene Emma—, ¿Has visto a Tana?

Avergonzada y con la vista baja, contesto:

—Está en mi habitación—su mano me hace levantar la mirada hacia ella—Se ha quedado dormida. Estaba cansada, molesta y...

—Gracias, no tengo palabras para agradecerte lo que haces por mi hija— me interrumpe ella.
—A usted, señora.

—Todo saldrá bien, ya lo hablaremos en otro momento—me susurra, antes de marcharse sonriéndome—El sol tiene que salir todos los días, no lo olvides.

Ilusionada con su apoyo, me doy la vuelta y me topo con un chico joven... Dylan, el pesado de la fiesta anterior.

—Hola, hermosa—le sirvo una copa y, al intentar apartarme, él no me lo permite—¿Qué haces luego?

—No te importa.

—¿Por qué eres tan borde?

—Porque no me gustan los babosos—estoy a punto de lanzarle una copa en la cara—Y ahora, déjame.


Pero en las siguientes horas, su mirada me sigue, va y viene conmigo. Incluso llega a asustarme su insistencia. Únicamente lo pierdo de vista una vez y es al entrar en mi habitación para comprobar si Santana está bien, y así es.

—¿Me sirves una copa?—insiste él, perseverante—Lo que ofrece tiene muy buen sabor, ¿todo lo tuyo es igual?

—Sabe a mierda.

Me alejo, huyendo de él ahora que la gente se va yendo y el jardín se está despejando.

Entro en la pequeña despensa que hay en la cocina y, al hacerlo, la puerta se cierra detrás de mí. Estoy a punto de gritar cuando unas manos muy conocidas me cubren la boca.

—Chis... soy yo—instintivamente me arrimo a su cuerpo—Me ha dejado sola.

Oh, por Dios.

—No he querido despertarla

La contemplo por encima del hombro: está guapa, sin ojeras.

—Se veía muy tranquila.

—He dormido bien, sin embargo, me ha hecho falta.

Qué meloso.

—Pero ha sucedido algo—susurra, besándome el lóbulo de la oreja.
Me sacudo.

—Ahora, cuando he vuelto a la fiesta, me he encontrado con una cosa que no me ha gustado.

Está contenida, enfadada.

¿De nuevo?

—¿Q-Qué?

—Dylan se la comía con la mirada cuando caminaba hacia acá y eso no me gusta—suspira frustrada, haciéndome cosquillas en el cuello con su suave aliento—Es un pecado llevar este vestido con el cuerpo que tiene. Tal vez usted no lo sepa, pero me está torturando.

De nuevo me habla con formalidad. «Usted...»

—No ha sido mi intención—murmuro sin ganas, volviéndome de cara a ella.

Entonces saca a la bestia que lleva dentro y me sienta en la mesa, con las piernas abiertas, colocándose ella en medio. Me tira del cabello buscando el inicio de mi escote, que me empieza a chupar, hasta que no puede contenerse y me muerde, marcándome, sujetándome a su cuerpo con sus manos acariciando mi piel, mis piernas, mi sexo...

—¿Qué me va a hacer?

—Hasta que grite, Brittany, no me importa quién venga o vaya—gime excitada, irascible a medida que la temperatura va subiendo—Tomarla hasta que no pueda moverse.

¿He visto una sombra?

—Túmbese hacia atrás y abra las piernas, que voy a saborearla.

—Espere, espere—la empujo al oír un breve sonido y que la puerta se agita un tanto—Alguien ha estado aquí.

—¿Qué?—cuando ella mira, todo está como antes—¿Se me está negando con excusas? Sabe que no lo soporto, Brittany.

—Juro que la puerta se ha cerrado.

—Recuerde que no me gustan los juegos cuando me calienta y me deja con las ganas, y es justo lo que acaba de hacer—me advierte amenazadora.

Aun así, vuelve a acariciarme y pasea los dedos por la cara interna de mi muslo sin delicadeza. Me hace gemir, ansiarlo cuando su dedo hace presión en mi centro y al verme perdida se aleja caminando hacia la puerta

—En cuanto termine su turno, la espero en mi habitación. Y es una orden.

—Escúcheme...

—No, no quiero volver a perder el control. Ahora ambas estamos igual—dice, con actitud prepotente—Voy a tomar algo, usted ha conseguido calentarme tan rápido como enfurecerme.

Maldito mujer.

—Vale, López, la esperaré esta noche con el vestido levantado y las piernas abiertas, ¿contenta?

—Mucho mejor—confirma con una sonrisa—Odio sentirme rechazada por usted sin motivo, pienso que no me desea.

A pesar de la tensión, me tengo que reír.

Qué idiota es.

¿Cómo voy a desaprovechar la oportunidad de tenerla para mí?

Tendría que estar loca.

—Espéreme desnuda en su habitación—coqueteo, inclinándome con mis pechos adelantados hacia ella—, Le haré cambiar de idea.

Se tantea el los pechos y su sexo. Por un momento, incluso me hace creer que se va a masturbar delante de mí; sin embargo, con un gemido animal, abre la puerta para marcharse, dolorida de excitación.

—Moriré lentamente hasta entonces.

—Bueno salga y agonice en la fiesta—le digo, señalando la puerta—, Que esta sirvienta calmará a lametones su dolor.

—Me las pagará, Brittany.

¡Por fin se va!


A las once de la noche, la fiesta llega a su fin.

Santana acompaña a Finn a la puerta para despedirse de él y únicamente queda Dylan... que pronto se marchará también.

—Señora, voy a sacar la basura.

Me encamino hacia la entrada trasera y, al volver, me encuentro de frente y a solas con Dylan. Se tambalea por las copas que lleva de más y está como ido. No me gusta nada, me pone en guardia su forma de dirigirse a mí.

—No quieres nada conmigo, pero te tiras a López, vas con mujeres, ¿no? Bien me da igual—dice de sopetón. Su tono de voz suena tan peligroso que me asusta—Veamos cómo es la fierecita.
—No te acerques.

—Te he visto, le dejabas tocarte con cara de gozo y yo quiero probarte también.

Toma impulso y se abalanza sobre mí. Quiero correr, gritar, pero no me salen las palabras. Sus manos van a mi pecho y me desgarra el vestido con fiereza...

¡No!

Entonces recuerdo que no le pertenezco y mi voz suena en el silencio de la noche.

—¡Santana!—sollozo, golpeando la entrepierna del hombre, haciéndolo rodar de lado—¡Santana!

Me atrapa por el pie, clavándome sus asquerosas uñas y cuando creo que puedo huir por la debilidad que le da la bebida, me agarra del pelo, tirando de mí hacia atrás. Siento cómo se me desgarra la piel del cuello y entonces, con los ojos llenos de lágrimas por el intenso dolor, veo cruzar una fugaz sombra que consigue liberarme.

Es Santana...

—¡No la toques!—grita rabiosa, golpeando a Dylan—¡Miserable, voy a matarte por ponerle las manos encima!

Oigo gritos, murmullos, jadeos, pero apenas veo nada. La vista se me nubla.

—Santana... ayúdame—suplico, encogiéndome en el suelo—Déjalo, ven...

Se golpean, se gritan. Pero como Daylan esta ebrio no le importa golpear a una mujer, pero no logra hacerle gran daño a Santana.

Gracias a dios.

—¡Márchate, bastardo, y no vuelvas o te juro que te mataré!—oigo en la lejanía—¡No te quiero cerca de ella!

Distingo su tenue presencia y noto sus brazos, que me rodean y me calman.
Me besa la frente, me estrecha contra su pecho y cubre el mío con dedos temblorosos.

—¿Qué te ha hecho? ¡Maldito, ¿qué le has hecho...?!

Me atiende, me protege con su cuerpo.

—¿Brittany?

—Santana...—lloro cuando me coge en brazos—Creía que...

—Estoy aquí, chis, estoy aquí—murmura—¿Te ha...?

—No... no ha pasado nada...

Está preocupada, su corazón galopa raudo y veloz.

—Estarás bien, tranquila. ¡¡ Emma, por favor trae todo lo necesario, hay que curarla!!

Me lleva en brazos, corre por la casa hasta que noto que estoy en su blanda cama.

—¿Brittany, me oye?

El dolor es tan insoportable que pierdo el conocimiento. Su grito desesperado me acompaña en la oscuridad que se cierne sobre mí.

—¡Brittany!


***************************************************************************************************

Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo!

Avisen si conocen a alguien del foro del cambio! Saludos =D
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por JanethValenciaaf Mar Oct 06, 2015 7:46 pm

Ya llego la fastidiosa de kitty.
Otro,otro,,otro,otrooooooooo.
Saludos
JanethValenciaaf
JanethValenciaaf
********-
********-

Femenino Mensajes : 659
Fecha de inscripción : 20/01/2015
Edad : 25
Club Brittana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por JanethValenciaaf Mar Oct 06, 2015 8:31 pm

Maldito dylan, era mejor que santana lo matara con sus puños.
Saluditos
JanethValenciaaf
JanethValenciaaf
********-
********-

Femenino Mensajes : 659
Fecha de inscripción : 20/01/2015
Edad : 25
Club Brittana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por 23l1 Mar Oct 06, 2015 10:30 pm

JanethValenciaaf escribió:Ya llego la fastidiosa de kitty.
Otro,otro,,otro,otrooooooooo.
Saludos



Hola, aaaa kitty, kitty ¬¬ jajaja aquí el siguiente! Saludos =D




JanethValenciaaf escribió:Maldito dylan, era mejor que santana lo matara con sus puños.
Saluditos



Hola, es lo que digo! ajajaj. Saludos =D


23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 1-Tiéntame (Adaptada) Cap 14

Mensaje por 23l1 Mar Oct 06, 2015 10:33 pm

Capitulo 14 – Resistiendo a los Sentimientos


El dolor viene y va, la voz angustiada de Santana se cuela en mis oídos.

Grita, corre, se agita... me acaricia.

Estoy bien, quiero decirle, lo estoy, aunque note dolor, pero los párpados me pesan tanto que no soy capaz de abrir los ojos y oigo a lo lejos:

—Hija—dice Emma—, Ya está todo listo, vamos a llevarla al hospital.

—Brittany se queda conmigo—apenas se le oye, es un leve gruñido—Llama ahora mismo a Holly y dile que la quiero aquí ya.

—Pero, cielo...

—Para eso le pago, dile que la quiero aquí en cinco minutos... explícale la situación. Si cuando venga, considera prudente que se la traslade, lo haremos; de lo contrario, no la moveré. La herida está taponada, ¡se pondrá bien!

—Te haré caso porque no veo gravedad, pero te lo pido por favor, Tana, relájate.

Silencio angustioso, sus manos en mi herida y yo gimo dolorida. Me besa la frente, me acaricia el cabello desde la raíz hasta las puntas. Me duele de nuevo, voy dejando de oír el sonido de su voz.

—Cielo, ya viene de camino—es Emma—Toma, limpiemos la herida con el desinfectante, Holly estará aquí enseguida.

¿Me toca?

No la siento.

—Tana, ¿qué pasa?—pregunta su mamá.

—No puedo hacerlo... no ahora. ¡Quería forzarla, Emma! Si no llego a...

Un golpe retumba en la estancia.

—¡Tana! Tienes que tranquilizarte, por Dios. ¡William!

—¿Qué pasa?—pregunta éste.

—Por favor, llévate a Tana, necesito curar a Brittany y si se despierta y oye estos golpes se asustará.

—Yo no me muevo de aquí.

—Piensa en ella, hija... Cuando despierte y te vea en este estado... Yo la cuidaré y Holly está a punto de llegar. Que William te mire esa mandíbula.

¿Qué se ha hecho?

Unas manos rozan donde me duele; quema, supongo que es Emma y sollozo. Quiero dormir, pero no lo consigo y tampoco tengo fuerza suficiente para reponerme.

—Tana, ¿qué sucede?—creo reconocer la voz de William—¿Qué está ocurriendo entre esa muchacha y tú? Lo de esta noche, tu manera de provocarla en el desayuno y ahora, mírate.

—No quiero hablar de eso.

—¿Hasta qué punto ella es importante para ti? ¿La quieres, hija?

Se hace el silencio.

Noto que me echan un líquido frío en la herida. Me escuece y, aunque quiero gritar hasta quedarme afónica, callo... esperando su respuesta.

—No—contesta Santana finalmente—Me importa, pero no hasta ese punto.

—No logro entender tu desesperación entonces.

—Yo tampoco, pero me importa mucho. No quiero verla así, no puedo. Estoy muy asustada, William.

—Entiendo.

Ya no es únicamente la herida lo que me duele... Soy importante para ella, pero no lo suficiente. Que esté asustado me da fuerza, quizá no sepa hasta qué punto me necesita.

—¿Qué pasa, William? ¿Por qué demonios me miras así?

—Tana, sólo quiero que sepas una cosa. Entiendo que lo has pasado muy mal, pero todo el mundo no es como tu mamá biológica. Tal vez en Brittany encuentres a la persona que te haga cambiar, que dé sentido a tu vida... Te quiero y no me gusta verte así.

—Ella tampoco me quiere.

«Sí te quiero, idiota, claro que te quiero.»

—¿Y si lo hiciera?

—Nada cambiaría, William, tú sabes cómo soy y ella ya me va conociendo. Jamás podría hacerla feliz. Tal vez al principio, Brittany pensaría que podía soportarme, pero luego...—calla un momento—, Luego se iría, sé que se iría. ¿Crees que podría soportarlo?

—Es el miedo lo que no te deja ver más allá, Tana. Busca dentro de ti, no te cierres.

Las sabias palabras de su papá me emocionan.

—No puedo ni quiero hacerlo, no sé confiar en nadie de esa forma. Y basta ya de preguntas, por favor.

Unos pasos, ¿los suyos?

Calmados.

Su papá sabe cómo hablar con ella.

—Emma, ¿cómo sigue?

—Está bien, la herida es poco profunda; es el dolor lo que la tiene así. No te preocupes y cálmate.... Mírala, Tana, parece un ángel, ¿no es cierto?

—Es un ángel, Emma, ¡y no merece esto!

Me mueven, me cambian de postura y, tras emitir un gritito, dejo de oír.


Ya me siento bastante mejor, los párpados me siguen pesando y, aunque no puedo abrirlos, he recuperado el conocimiento. No es un murmullo lejano lo que oigo, son las voces nítidas de Emma y otra mujer, una voz muy femenina.

—Gracias, Holly. Como siempre, siento haberte hecho venir a esta hora.

—¿¡Qué tiene!?—pregunta Santana.

—Brittany está bien, Tana. Holly ya la ha curado. La herida no es muy profunda, pero ha sangrado mucho, de ahí su desmayo.

—¿Holly?—pide Santana fríamente.

—Tu mamá está en lo cierto. La muchacha está bien, es sólo que el dolor y la impresión la han superado y por eso se ha desmayado. Mañana volveré para curarla. Tranquila... no te alarmes, ella está bien. Le he puesto un calmante. Ahora necesita reposo, ya que para los puntos, el cuello es un lugar delicado, sobre todo cerca de la nuca. Son siete puntos... Tendrá que hacer reposo por lo menos una semana.

—Lo hará.

Emma se despide de la médica y, para mi sorpresa, pese a lo triste que me siento por el reconocimiento de Santana, por sus palabras, noto que descansa su cabeza en mi estómago y posa una mano en mi vientre.

—Tana, tenemos que llevar a Brittany a su dormitorio. Mañana avisaré a su hermano y a Rachel... No es prudente dejarla aquí.

—No se moverá de mi cuarto—susurra Santana—No me importa lo que piense Noah, no me importa lo que diga nadie. Yo la voy a cuidar.

«Yo quiero que me cuides. Serás mía, López.»

—Pero tú tienes cosas que hacer...—insiste Emma.

—Dejaré a Finn a cargo de la empresa, como suelo hacer cuando es necesario. Me quedaré con ella hasta que esté recuperada. Emma, vete a descansar, te avisaré si te necesito...

La herida me duele, pero ya no me quema, supongo que es efecto de los calmantes.

Santana me vela y yo estoy feliz por ello: se preocupa, me necesita, me cuida... y yo haré que el sentimiento del que tanto recela sea hermoso para ella. No me voy a rendir ante sus miedos, que son lo único que la separa de mí.

Intento abrir los ojos antes de volver a caer en el letargo y su silueta borrosa se perfila ante mí.

¿Son pastillas lo que sostiene en la mano?

Sí, un bote... y creo ver que se toma un comprimido.

¿Qué es?

¿Qué le ocurre a Santana?

No veo nada más.

Noto unos pinchazos en la cabeza, unas manos acariciándome, un cuerpo dándome calor... así me despierto. Al abrir los ojos, me sorprendo. Santana está tumbado a mi lado, inclinado hacia mí, acariciándome la mejilla. Se me encoge el corazón al verlo, está muy triste. Tiene el labio hinchado, un pómulo morado.

—Hola—susurro, sonriéndole.

—Brittany—suspira con intensidad, apoyándose en mi frente—Al fin se ha despertado. ¿Cómo se siente?

Las imágenes de Dylan acuden a mi mente: dolor, forcejeo, desesperación.

«Estás bien, Brittany—me digo—, Estás a salvo.»

—Estoy bien, tú tienes magulladuras.

—Estaba tan preocupada—busca mi mirada, ignorando mis palabras—Si le hubiera pasado algo, yo...

—Estoy bien y todo es gracias a usted. La llamé porque sabía que me buscaría, que no me dejaría en manos de ese salvaje.

—Claro que no, claro que no—me retira el pelo de la cara, se la ve compungida—Ahora está bien, yo estaré aquí. No la dejaré.

Y los sentimientos florecen dentro de mí... A veces no puedo ocultarlos.

Mis ojos se llenan de lágrimas de felicidad ante su proximidad, aunque siga habiendo formalidad en su trato.

—Señorita López, gracias por todo, usted es más de lo que yo jamás habría soñado.

Cierra los ojos, afligida.

—No diga nada más, estoy cansada, Brittany.

—¿Por qué? ¿Le duelen los golpes?

El gruñido que escapa de su garganta me asusta, no quiero hacerle recordar. La conozco y sé qué supone para ella volver horas atrás.

—Él no salió mejor parado. Y si vuelve por aquí, lo mataré.

—¿Qué hora es?

—De madrugada. Duérmase abrazada a mí y no se mueva, por favor, podría hacerse daño.

Asiento, no deseo otra cosa en este momento.

—Le han dado puntos en la herida... Abráceme. Mañana quizá hablemos de ello.

Y así, abrazadas, recupero la calma, aunque con pesadillas, que Santana, con susurros, logra ahuyentar.


Cuando amanece, abro los ojos y le sonrío al ver su expresión agotada; sus labios se ladean haciendo ademán de devolverme la sonrisa.

—¿Cómo se siente, Brittany?

—Me duele un poco la herida, pero estoy bien. Usted no tiene muy buena cara.

—No ha sido una de mis mejores noches, pero no se preocupe, nunca suelo dormir demasiado—mira al frente, poniendo distancia entre ella y yo—La doctora vendrá pronto. ¿Tiene hambre? ¿Quiere comer algo antes?

¡La adoro!

—Un zumo, por favor.

Me sonríe tensa.
—También me gustaría bañarme, ¿cree que podré?

—Claro, yo la ayudaré.

Me incorporo y la atraigo hacia mí.

—¿Le he dicho alguna vez que es usted la mejor?

Niega pensativa, ceñuda.

—Hasta enferma es usted así, ¿cómo lo hace?

—Señorita López, es usted quien lo hace—le digo, sorprendiéndola—Me hace bien estar a su lado, usted me hace feliz.

—¿Por qué me dice esas cosas?

—Porque me gusta y porque puedo—me burlo picarona—, ¿No le gusta?

Se acerca a mis labios, me los roza y besa con dulzura.

—Sabe que me encanta...—hace una pausa y me cubre de besos pequeños, delicados—Toda usted me gusta.

Inconscientemente, gimo... Me puede.

—Brittany—me advierte, retirándose—, Está enferma.

—Sólo un poco.

—¿Un poco? ¿Qué es un poco?

—Un roce y otro...—ronroneo—Y uno más.

—No—responde cauta, levantándose de la cama—Voy a por su zumo y no quiero juegos. Esta semana ha de hacer reposo.

¿Por qué me rechaza?

¿Es ése el verdadero motivo?

La preocupación se apodera de mí aun sin quererlo, es extraño que se niegue al sexo, nunca antes lo ha hecho. Por otro lado, es verdad que estoy enferma. Tiene que ser eso o... la imagen de Dylan arrancándome el vestido le da asco y ya no me desea.

¡Ese hombre no me tocó!

—¿Qué piensa?—vuelve a la habitación, interrumpiendo mis pensamientos—Está muy seria.

—Pienso en el porqué de que me rechace. Nunca antes lo ha hecho.

—Siempre tan directa—me reprocha, sentándose a mi lado—¿Le preocupa?

—Sí.

—¿Por qué?

Me ayuda a incorporarme, dándome el vaso de zumo con una cañita, para que me sea más fácil beber.

—Porque es raro, nunca antes lo ha hecho... No me gusta que lo haga.

—Brittany, ya le he dicho el motivo, nada me gustaría más que pasarme el día teniendo sexo con usted, revolcándonos como me prometió anoche.

Casi me atraganto.

—Pero no se encuentra bien y no quiero hacerle daño.

—No le creo.

—¿Por qué siempre me lleva la contraria? Si quiere provocarme no lo va a conseguir.

Ya veremos.

—Necesito un baño—termino de beber y le entrego el vaso, ofuscada—Ahora.

—No sea mandona, señorita Pierce.

—Quiero bañarme, por favor.

Su expresión se relaja al levantarse para ir al cuarto de baño, aunque sigue escrutándome, vigilando cada gesto que hago.

—Voy a prepararle el baño y le pediré a Emma que me preste un pijama para usted, luego le compraré algunos.

¡Tonta!

—No, yo ya tengo ropa.

—Usted duerme con camiseta y así no va a dormir aquí. Tal vez venga alguien a verla y eso sería imprudente. He visto que los regalos que le di no están aquí.

Los tengo sin abrir en casa de Noah.

—Emma avisará un poco más tarde a su hermano para que no se alarme y a Rachel.

Oh, oh... ellos.

—Entonces, me voy a mi habitación ya.

—Señorita Pierce, tiene que estar una semana en reposo y será aquí.

—Está bromeando—la miro incrédula, pero no veo en ella ningún signo de diversión—¿Está loca? Mi hermano Noah la matará, sin importar si es una mujer

—No me importa. Usted se queda conmigo y no me cuestione más.

Con andares altaneros, desaparece en el cuarto de baño, la habitación contigua, y enseguida oigo el agua caer. Con sumo cuidado, empiezo a levantarme poco a poco, pero la puerta se abre de repente... Kitty.

—Me lo habían dicho, pero no quería creérmelo—me espeta, señalándome—¿Qué haces aquí?

Me pongo en pie con cuidado, sin mover mucho el cuello y me calzo los zapatos para trasladarme a mi dormitorio, ignorándola.

—¡Habla! ¡¿Qué mierda haces aquí?!

Cuando estoy a punto de advertirle que su hermana está en el cuarto de baño, Santana irrumpe en la habitación.

—¡Kitty!

Ésta palidece.

—¿Por qué le gritas?

—¿Qué te está haciendo esta mujer, San? ¿Qué les hace a todos?

Un leve mareo hace que tenga que volver a sentarme de repente. Sigo estando débil y no me gusta la sensación. Quiero estar bien, en mi espacio, lejos de personas como ella.

—Brittany, ¿qué le ocurre?—Santana corre hacia la cama, arrodillándose ante mí con expresión asustada—¿Qué sucede?

—Nada, un mareo sin importancia—respondo, apartando sus manos, que intentan aferrarse a las mías—Estoy bien.

—¡San, ¿quieres demostrar un poco de vergüenza?!—exclama Kitty horrorizada—¡Estoy presente!

Su hermana pierde el control al mirarla.

¿Acaso ella no ve cómo se altera?

—No me importa, Kitty, quiero que te vayas ahora mismo.

Pero la joven no lo hace, sigue desafiante, esperando que yo discuta.

—¡He dicho ahora!

—¿¡Qué te pasa!? ¡Nunca antes me has hablado así!—se le llenan los ojos de lágrimas—¡Ayer Elaine se fue avergonzada de la fiesta! Mamá le advirtió que no se metiera con ésta y se niega a echarla a la puta calle. ¿¡Qué pasa!?

¿Emma hizo eso?

¿En qué momento?

¿Santana lo sabía?

Ay, me emociono.

—¡Mierda, Kitty, la has hecho llorar!—la culpa Santana—¡Está enferma! Vete, por favor.

Pero sin hacer caso a la advertencia de su hermana, ella se acerca a mí, apuntándome con un dedo amenazante. Percibo su odio, su desprecio.

—Te lo advertí ayer, aléjate de ella.

—¿Ayer?—interviene Santana, cada vez más encendida—¿Ayer, por qué?

—San, estabas en la cama con ella, ¡tenía que hacer algo! ¿Cómo puedes estar tan ciega?

—Kitty, no entiendes nada—le espeta Santana, abriéndole la puerta para que se vaya—Sal, por favor.

—¡Tu dinero es lo único que quiere, idiota!

—¡Que te vayas!

Antes de hacerlo, mira a su hermana con pena y decepción. La mirada que me dirige a mí no es de dolor, es de odio.

—¿Por qué no me lo contó?—me pregunta Santana con cautela, acercándose— ¿Cuándo habló con ella a solas? ¿Qué le dijo?

—Era algo entre ella y yo. Digamos que amanecí con su bronca.

—¿En mi habitación?—inquiere confusa—¿Se atrevió a buscarla aquí?

—Lo hizo, sí.

—Odio que no me cuente las cosas. No lo vuelva a hacer, Brittany.

Ella, que se lo guarda todo dentro, tiene el valor de reclamar algo así.

—Usted tampoco me ha contado lo de Elaine. ¿Lo sabía?

Se acomoda a mi lado, nerviosa, pellizcándose el puente de la nariz.

—Emma me lo contó ayer, al final de la fiesta—responde, mirándome a los ojos—Le dijo que la dejara en paz, que se guardara sus malos modales con usted en esta casa o se vería en la obligación de echarla de la fiesta en su propio nombre y en el mío... Elaine se fue junto con Kitty, avergonzada.

La amo, Dios, la amo tanto...

—No tengo palabras—digo, con un nudo en la garganta—No sé...

—No diga nada.

Busca mi boca y mis labios, que rápidamente se amoldan a los suyos, explorando y disfrutando de su sabor tan exquisito. Mi lengua busca refugio en la suya, que me espera ansiosa, y nos besamos impacientes.

Santana se muestra hambrienta... yo voraz.

—Brittany, tenga piedad, por favor...—hace ademán de alejarse, pero no se lo consiento.

Quiero más y quitarme el mal recuerdo de Dylan.

—Brittany, basta.

—Por favor. Vayamos con cuidado, sea tierno, suave...—chupo, muerdo su labio inferior—Sabe hacerlo así también.

—Sabe que es usted mi locura, pero hoy tengo que negarme.

—Le estoy suplicando...—gimoteo desabrochándole la camisa—Hágalo...

—No se mueva—ordena, librándose de mis brazos, contenida y excitada—Me tiene al maldito límite.

—La necesitas, tu cuerpo lo está pidiendo a gritos.

—Chis... Silencio y quieta, ¿de acuerdo?

Callo sin saber qué más decir para convencerla, pero soy tan cabezota que no soporto pensar que me aborrece al recordar las manos de otro sobre mí.

—¿Es por Dylan?

Su respingo me hiela la sangre. Permanece de pie, agarrotada y en su actitud se perfila el animal que lleva dentro.

—¿Por qué lo menciona?—pregunta alarmada—¿Por qué piensa en él?

—¿Le doy asco después de...?—me callo, no soy capaz de terminar la frase.

—¿Está loca?

—Usted dijo que...

—¿No lo entiende?—me recrimina como si fuera obvio—¡Fue por mi culpa! ¡Usted me avisó cuando estábamos en la despensa y yo no quise creerle!

—No podría haberlo evitado—balbuceo, acercándome a ella—No podía tener idea de sus planes.

—Estuve atenta, Brittany. Me despedí de Finn y luego vi que el miserable ya no estaba. Corrí hacia Emma y William preguntando como un loco por él, intuyendo dónde estaba... No me equivocaba. El muy cerdo se atrevió a tocarla, a lastimarla.

—Las magulladuras no son nada. Sólo me desgarró el vestido y...

—Cállese, me vuelvo loca si lo pienso—al cabo de un momento de silencio, pregunta—¿No lo va a denunciar?

Rechazo inmediatamente hacerlo, me basta con la venganza que se cobró
Santana, que sé que no es poca.

—No quiero recordar lo que sucedió, ni quiero volver a encontrármelo.

Aprovecho el nuevo silencio para acariciarle el pelo, los hombros, la espalda. Está tan pensativa y quieta que me impresiona pensar cómo soy capaz de calmarla. A veces parece imposible, pero de una manera u otra lo hago, pese a que la inestabilidad de su carácter me supera.

—¿Me ayuda a bañarme?—pregunto.

—Claro, voy a añadir agua caliente. Debe de estar a punto de llegar la doctora.

Me besa la frente y esboza una media sonrisa de compromiso.

En cuestión de minutos vuelve a estar a mi lado con un pijama, ropa interior y unas zapatillas.

—He ido a su habitación para buscar la ropa interior y las zapatillas—me aclara, antes de entrar en el baño—Ya estoy de vuelta.

Sonrío ante la idea de que me cuidara de la misma forma en casa, en «nuestra» casa.

¿Será atenta en la vida cotidiana, romántica?

—Señorita Pierce, ¿se está riendo sola?

Me ha pillado...

—Sí, estaba pensando, pero nada que ver con usted.

—Por supuesto—contesta riendo—Vamos, ya está todo listo.

Me ayuda a incorporarme, acompañándome con cuidado hasta el cuarto de baño, donde me espera una bañera llena de espuma... Es un amor.

La miro embobada.

¡Tiene tantas facetas!

—Ahora, despacio y cuidado con la herida, no debe mojarse.

Con delicadeza, me ayuda a ir quitándome la ropa. Santana me mira de una manera tan agresiva que me hace humedecer. Luego me ayuda a entrar en la bañera intentando no mirarme, prohibiéndose el sufrimiento de no poder tocarme.

—¿Puede bañarse sola?

—Sí.

—Bien, estaré atenta.

¿Se va a quedar aquí?

—Pero...

—No me voy a ir—aclara muy seria.

Suspiro accediendo, ¡qué cabezota es esta morena!

Empiezo a enjabonarme y ella se sienta frente a mí, con las manos apoyadas en las rodillas. Entonces le veo los nudillos.

¿Cómo no me he dado cuenta antes?

—¿Eso por qué?—le pregunto, señalando sus manos.

—No es nada, báñese—contesta seca.

Decido acabar pronto, con ella aquí me siento nerviosa y cohibida.

—Ya estoy lista, el cabello lo dejaré para cuando esté Rachel.

No dice nada, se levanta y me envuelve en un albornoz azul, un poco chico para mí, pero perfecto, porque huele a ella.

Me ayuda a volver a la habitación, donde se pone de cuclillas para secarme los muslos, las piernas... Gimo.

—Brittany, déjelo de una maldita vez.

—No me toque entonces—replico, con la respiración alterada—Su tacto es irresistible para mí, López.

Y se ríe contenta.

—Jamás lo entenderé, un momento tan seria y al otro tan alegre.

Me viste con cuidado, haciéndome sentir como una niña tonta y pequeña. Cuando está con los últimos botones del pijama, se oyen unos golpes en la puerta.

—Ya termino yo—añado burlona—, Señorita López.

—Será mejor que no me provoque.

—A la orden.

Y sonríe de nuevo.

Al sentarme en la cama, mientras ella va a abrir la puerta, veo el puño marcado en el armario; ahí fue dirigida su rabia la noche anterior. Su frustración volvió a quedar plasmada.

—Hola, cielo, ha llegado Holly—dice Emma, entrando en la habitación con una mujer joven y sexy.

De pelo rubio y hermosos ojos azules, traje negro ceñido. Instintivamente, busco a Santana con la mirada, pero parece ajena a su atractivo.

—¿Mejor?—pregunta Emma dirigiéndose a mí.

—Sí... gracias.

—Hola, Brittany, soy Holly, la doctora que la atendió anoche—me saluda con cortesía—Vamos a revisar esa herida y también voy a mandarle un antibiótico para prevenir una posible infección.

Afirmo nerviosa bajo la mirada de Emma y de Santana.

—Primero quiero hacerle una pregunta—dice, titubeando—¿Podrías estar embarazada? Lo digo para que el tratamiento no te pudiera perjudicar.

—No, claro que no.

Emma permanece atenta, Santana palidece.

—No he estado con ningún hombre.

—Bien, igualmente quiero revisarla.

Bajo la vista un momento.

¡Qué bochorno!

—Santana, Emma...

Ésta tira de su hija, que se ha quedado inmóvil.

—Yo me quedo—anuncia—Y no quiero objeciones, ¿de acuerdo?

¿Está loca o qué?

—Tana, cielo, esto es algo íntimo—intenta razonar Emma, pero Santana se niega de nuevo...—Tana por Dios.

—Señorita López—le digo—, Por favor, salga.

—He dicho que me quedo.

La doctora está sorprendida, no entiende la situación.

—No me miren así. He dicho que me quedo.

—Está bien, voy al cuarto de baño entonces—contesto enfadada—No estoy embarazada, es imposible y no hay ninguna posibilidad de que así sea, pero si tengo que hacerlo, acabemos con esto de una vez.

Rechazándola cuando Santana pretende ayudarme, me levanto y me encierro en el baño. Me hago la maldita prueba y, como cabía esperar, da negativo.

—Bien, Brittany, la curaré aquí, ya que Santana está algo irritante.

¿Santana?

¿La tutea?

¿Habrán tenido algo?

—De acuerdo.

La herida pica, me molesta y me tira un poco; aun así el dolor es soportable. La médica me hace sentir cómoda en todo momento. Cuando ya hemos terminado, me extiende la receta del antibiótico.

—La herida está bien a pesar del sangrado, es normal que se sienta molesta. Tómese esto para el dolor y para prevenir la infección.

—Gracias—sonrío tan forzada como ella—¿Ya está todo?

Un incómodo silencio se hace entre nosotras. Sé que la mujer quiere saber de mi relación con Santana, pero yo no voy a contarle nada. Sin más que decir, me despido de ella y salgo del cuarto de baño.

Al abrir la puerta veo que Santana da vueltas por la habitación, mientras Emma intenta calmarla sin conseguirlo.

Al verme, palidece.
¿Qué le pasa, por Dios?

—Hemos tardado porque me ha estado curando. Todo está bien—le informo, esperando que se tranquilice.

—¿Todo bien?—me pregunta Emma.

—S-Si, todo bien—contesto confusa. Sólo entonces Santana se relaja—¿Podemos terminar ya con esto?

—Claro, cielo, voy a llamar a tu hermano y a Rachel, en cuanto acabe con Holly... Prepárate, ya sabes.

¡Hora de convencer a Santana!



Una hora más tarde, nos encontramos en el mismo punto. Se niega a que deje su habitación y argumenta perseverante para obligarme a quedarme con ella, prometiendo que me cuidará. Me halaga, pero a la vez tengo miedo de la reacción de mi hermano, y de que llame a mis padres.

Se me acaba el tiempo, lo sé cuándo Emma entra.

—Señorita López, por favor—ruego una última vez.

—He dicho que se queda aquí—insiste inflexible—Emma, hazlos pasar y vete, por favor.

Rachel corre preocupada hacia mí y Noah está asombrado al encontrarme en una habitación que no es la mía. Yo lo saludo temblorosa.

—Cuidado con su nuca—les dice Santana.

—Gracias a Dios que estás bien—llora Rachel, acariciándome.

Noah me besa en el pelo con afecto, aunque su expresión no lo acompaña.

—¿Por qué no estás en tu habitación?—pregunta, traspasándome con la mirada—¿Qué haces aquí?

—Yo la voy a cuidar hasta que esté recuperada—contesta Santana—, Estará bien.

—Gracias, López, pero desde hoy la cuidaré yo.

—Brittany no se va de aquí.

Una vez dice eso, Santana se sienta en la silla más alejada de nosotros.

—¿Cómo dices?

—Noah—tercio suplicante—, Aquí estoy bien.
Mi hermano no da crédito y la verdad es que lo entiendo. Para colmo, no puedo explicarle las cosas como son. Temo que piense mal de mí, que crea que soy una cualquiera.

—¿Te has vuelto loca?—me pregunta desconcertado—Es tu jefa y, por lo que sé, tiene novia y va a ser mamá. ¿Qué coño pintas tú aquí?

Otra vez la maternidad, otro recordatorio de las cosas que nos separan.

—Noah, sé lo que hago.

—Britt—interviene Rachel—, Hay sitio en mi casa, vente conmigo.

Veo de reojo cómo Santana traga trabajosamente, atent a nuestras palabras.

¿Teme que me vaya?

—Brittany Susan Pierce—la voz de mi hermano truena en la habitación, estupefacto, escandalizado—¿Qué significa esto? ¿Estás con ella?

Me callo, rehuyendo su mirada. Temo mentirle, no acostumbro a hacerlo y tengo mucho miedo a decepcionarlo.

—Dime que no le has tocado un pelo.

Rachel me sujeta cuando yo pretendo meterme entre mi hermano y Santana, que se ha levantado para ponerse a su altura.

Que valiente.

—¿Has tocado a mi pequeña Britty?

—Ya has oído a tu hermana, aquí está bien.

—¿¡La has tocado!?

Santana se controla. Espero un grito, su ira, pero aunque está tensa, se mantiene calmada.

—¡Malditos sean todos los López!—escupe mi hermano con los ojos abiertos, sorprendiéndome con su plural—¿Qué le has hecho?

—¡Noah!—grito, con labios temblorosos al ver a las personas que tanto quiero desafiándose—¡Se acabó, no quiero peleas!

Sin importarle la presencia de ellos, Santana se acerca a mí y se sienta a mi lado, acariciándome, tranquilizándome con leves caricias.

—Tranquila, Brittany. No pasa nada. Tranquila.

Callo sin saber qué decir.

—¿Quiere irse?

—¿Usted quiere que me vaya?

—No, pero no me puedo negar al verla...

—¿Al verme cómo?

La veo atormentada al pensar que puedo marcharme. Deseo tanto que me diga que me necesita aquí, que lo diga delante de mi hermano y de mi mejor amiga, expectantes ante la extraña escena, pero no dice nada.

—Brittany... dígalo, no pasa nada—su voz se torna agria—Elija lo que desee.

—Vamos, pequeña—interviene Noah, mientras Rachel se mantiene al margen—Los días de reposo los pasarás en casa, luego te reincorporarás de nuevo... o no, ya lo hablaremos. ¿Dónde están tus cosas?

—Noah...

—Britty, por favor. Entiendo que te deslumbren ciertas cosas, pero no es la persona que había esperado para ti. Hazme caso, sé de qué hablo.

—Deja que sea tu hermana quien decida, yo no le haría ningún daño.

Y, aunque defraudar a mi hermano es lo último que deseo, hago lo que siento, lo que mi corazón y Santana me piden en silencio. Sus manos me aprietan la pierna, sé que me cuidará como ha prometido y que estaré bien a su lado.

—Noah, Rach..., me quedo aquí. Ella se ha ocupado de mí desde que pasó esto, estoy bien.

—Britty, ¡por Dios!—exclama Noah—¿Qué pensarán nuestros padres, tus amigos? ¡Los López!

—Noah, te prometo que hablaremos con tranquilidad y a solas, no todo es lo que parece—mi súplica le influye, se ablanda; lo conozco muy bien—Déjame aquí y no les cuentes nada a papá y a mamá. El viernes hablé con ellos y no quiero preocuparlos.

—Bueno lo están, dicen que hace unos días te notaron triste.

—Por favor.

—Te vendré a ver y, a ser posible, que ella—señala a Santana—No esté aquí cuando lo haga. Espero que sepas bien lo que haces, no esperaba esto de ti.

Se despide de mí con un escueto beso; Rachel es más efusiva, pero yo estoy mal y, en cuanto se van, me acurruco en la cama, triste al pensar en la imagen que se llevan de mí y la forma en que les he estado mintiendo.

—Tranquila, estoy aquí. Creía que se iría.

Santana se coloca detrás de mí y sus brazos me rodean el vientre con gesto posesivo.

—¿Está arrepentida de quedarse?

—No—afirmo sin un ápice de duda—, Es sólo que temo defraudarlos, tengo miedo...

—Lo sé, Brittany, lo sé.



Los días van transcurriendo y no tengo oportunidad de hablar con Rachel y Noah a solas. Santana permanece conmigo día y noche, no dejándome nunca sola y, aunque me gusta, también me agobia.

No dispongo de nada de privacidad.

Cada mañana me ayuda a arreglarme, incluso ¡me lava y seca el cabello!

Mi hermano, tenso, me visita sin aprobar mi actitud, dirigiendo a Santana miradas envenenadas.

Rachel está dolida conmigo, al haberle negado lo que tantas veces me preguntó.

William y Emma pasan todos los días a verme, de Kitty no sé nada... Santana no entiende la postura de su hermana y la relación entre ambas es tensa y fría.

Me siento culpable de distanciarlo de ella.

Con Quinn, la relación es nula, pero sabe lo sucedido y se preocupa... Al resto de los empleados, se les explica que mi ausencia se debe a una gripe.

Dormir y amanecer con Santana es lo más hermoso que me trae esta mala experiencia.

Durante las noches, busca la manera de entretenerme... tocándonos apenas un poco, resignada a lo cauta que se muestra cuando quiere y lo mucho que sabe controlarse...

Apenas duerme y su estado de ánimo oscila entre la euforia incluso con risa desenfrenada y la extrema tristeza. No sé qué esperar de ella, puede pasar horas sin hablarme u horas haciéndolo. Ha hecho tres compras de ropa sin sentido y ha encargado un nuevo coche. Pasamos las tardes jugando a juegos de mesa, viendo la televisión o con enfados de los nuestros. Hoy sí y mañana no, ahora te sonrío pero segundos después estoy tan seco que no hay quien me soporte.

Así es Santana López.


Hoy, sábado 9 de julio, Holly acaba de darme al fin el alta. Me ha quitado los puntos y puedo volver a la normalidad. Pero algo me preocupa tras sus visitas: al igual que Elaine o Melissa, miran a Santana con deseo, la ponen a prueba con ese toque de provocación que sabemos usar las mujeres, y yo temo perderla.

Hoy he llegado a la conclusión de que debo buscar el momento adecuado y hacerle entender mis sentimientos, pese al riesgo que supone para la relación tan intensa y confusa que tenemos.

—¿Qué piensa?

Me sobresalto al oír su voz mientras me cambio de ropa para marcharme.

—Se la ve muy callada y pensativa.

—Estoy sola, ¿con quién quiere que hable?

—Es el día—suspira, sentándose en el borde de la cama—Hoy se va.

—No muy lejos, pero sí, ya es hora de que vuelva a mi habitación.

Se queda callada.

—¿Qué pasa, López?

Niega con la cabeza, pasando la vista por mi cuerpo, completamente desnudo. Su mirada es un pecado y me humedezco como una tonta quinceañera.

—Nada, Brittany.

—¿Puedo hacer algo por usted antes de irme?—coqueta, me siento a horcajadas sobre sus piernas—¿Puedo?

—Brittany—gime jadeante—, No me provoque.

—¿O qué?

Lamo y chupo sus labios, su respiración se altera.

—O no me importará haberla tomado hace un rato.

—A mí tampoco—ronroneo, desabrochándole el pantalón.

Muy tensa, aparta mis manos y se desabrocha con rapidez el pantalón y se los baja junto con las bragas, dejando al descubierto su húmedo sexo.

Le paso la lengua por el cuello, por la oreja.

—Adelante—la provoco—Nada suave, lo quiero salvaje como usted.

—Desvergonzada.

Me hago la inocente parpadeando y ella junta nuestros sexos de forma atropellada.

—¡Ah!—me quejo—Bruta...

Mi insulto se pierde en su boca, porque, sin previo aviso, sus labios me devoran. Me embiste sin pudor, sujetando mis caderas para tomarme con fuerza, a su ritmo descompasado y alterado. Sus besos son tan agresivos que me araña los labios. Sus manos recorren mis muslos poniéndome el vello de punta y vibro al sentirme tan deseada.

—Toda la maldita semana conteniéndome—protesta con fiereza—Y ahora no hace más que provocarme, pequeña traidora.

Echo la cabeza hacia atrás, dejándome llevar por el tórrido, sensual y agitado momento. Toda ella es sexy, me despedaza, me abruma con la potencia de cada acometida.

—Me tiene loca, loca... Sabe utilizar su cuerpo tan bien para hacerme perder la cabeza—gimoteo, expresando la exaltación que me produce.

Ella se mueve más rápido.

—Ahh... bastarda.

En ese momento se para de golpe. Su cuerpo se aparta del mío con aversión dejándome confusa. Se levanta y empieza a vestirse.

—¿Qué pasa?—me espanta la mirada que me dedica, la indiferencia que desprende—¿Qué?

—No me toque.

Me siento enloquecer.

¿Qué acaba de ocurrir?

¿Qué está pasando?

¿Por qué me rechaza?

—¿Qué sucede? ¿Qué he hecho?—suplico angustiada, sujetándola por el cuello—Por favor, no sé qué he hecho...

Cierra los puños con rabia, pero finalmente se controla.

—Hábleme, hábleme—imploro, pegándome a ella.

Buscando el calor de su cuerpo, haciendo que entre nosotras no quede un solo milímetro.

—¿Qué pasa?

—¿Pretendía hacerme daño?—su mirada me quema—¡Me acaba de llamar bastarda! ¿Sabe cuántas veces me han insultado así? ¡Prefiero que me golpeen antes que oír esa maldita palabra!

¡Mierda!

¡Mierda!

¡Mierda!, ¿cómo he podido hacer algo así?

—Lo siento, lo siento, lo siento—beso sus labios, la abrazo, desesperada por obtener su perdón—No quería, ha sido sin pensar...

Su mirada se encuentra con la mía y entonces se aparta una vez más de mí y se sienta en la cama, cubriéndose la cara con las manos.

Algo se rompe dentro de mí al verla así.

Trago el nudo que se ha formado en mi garganta y me armo de valor. Ella tiene que saber por qué yo nunca podré hacerle daño. Busco las palabras y me lanzo temblando, temiendo el final.

—Quiero decirle algo para que entienda la realidad de mi arrepentimiento, algo que guardo dentro de mí y que ya no puedo ocultar más tiempo por lo intenso y poderoso que es.

Se tensa, me mira alertada.

Tomo aire, y, ante la opresión que siento en el pecho, la tuteo:

—Sé que me dijiste que ya hablaríamos antes de mi marcha, pero ya no puedo más. Más aún si puedes pensar que quiero hacerte daño. Santana...

—¿Qué sucede?

—Yo jamás podría hacerte daño voluntariamente, porque en el momento más inoportuno entendí que te amo...

Aprieta la mandíbula, no le gustan nada mis palabras. Sus facciones expresan una vez más lo que calla. Aun así, continúo.

—Sé que no es lo que esperas de mí, sé que sólo te gusto como mujer, que no hay cariño entre nosotras, que necesitas mi compañía y que deseas mi cuerpo... Pero quiero decirte que mi amor por ti es tan grande, que no quiero perder esta oportunidad que me da la vida...

—Brittany, no...

Le pongo un tembloroso dedo en los labios negándome a escuchar sus palabras.

—Tal vez me equivoque y me vaya de aquí rota en mil pedazos, pero quiero que sepas que te amo y que voy a luchar por ti hasta que me lo permitas... La amo, mi señorita López.




**************************************************************************************************

Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo!

Avisen si conocen a alguien del foro del cambio! Saludos =D
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por Susii Mar Oct 06, 2015 11:35 pm

No alcance a comentar el anterior:c... pero igual, maldita Elaine,Kitty y Dylan >:c
Ahora si...
Oh por Dios! :D Le dijo que la ama!!! :') Ohhhh$-$ que bello :')
Por favor! que Santana no le diga nada cruel:c
Saludos!
Susii
Susii
********-*-
********-*-

Femenino Mensajes : 902
Fecha de inscripción : 06/01/2015
Edad : 25
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por micky morales Mar Oct 06, 2015 11:50 pm

tuve que ausentarme y ha sido confuso, conmovevor, por momentos feliz, en otros con deseos de acabar con noah, dylan, kitty y la tal elaine, ya brittany abrio su corazon, basta saber si santana lo entendera o terminara de acabar con ella!
micky morales
micky morales
-*-*-*-*
-*-*-*-*

Femenino Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Club Achele

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por monica.santander Miér Oct 07, 2015 1:05 am

Maratón por favor!!!!!!!
monica.santander
monica.santander
-*-*-
-*-*-

Femenino Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Club Naya/Santana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por 23l1 Miér Oct 07, 2015 7:28 pm

Susii escribió:No alcance a comentar el anterior:c... pero igual, maldita Elaine,Kitty y Dylan >:c
Ahora si...
Oh por Dios! :D Le dijo que la ama!!! :') Ohhhh$-$ que bello :')
Por favor! que Santana no le diga nada cruel:c
Saludos!


Hola, jajajaaj suele pasar no¿? ajajajjaj. Jajajja malditos todos los que se interpongan entre ellas! jajajaajajaj. Aaaa si es tan tierna!!! No xq piensas asi de e..a ¬¬ jajaaja. Saludos =D




micky morales escribió:tuve que ausentarme y ha sido confuso, conmovevor, por momentos feliz, en otros con deseos de acabar con noah, dylan, kitty y la tal elaine, ya brittany abrio su corazon, basta saber si santana lo entendera o terminara de acabar con ella!


Hola, jajajaja si me di cuenta xD ajajajaj, las distintas emociones que causan las brittana no¿¿? jajaajjaj. Esos sin vida! Obvio que lo entendera jajajaajajaj y seran felices ya! ajajaj. Saludos =D




monica.santander escribió:Maratón por favor!!!!!!!



Hola, jajjaja ok, pero el viernes o sabado jajaja. Saludos =D



23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 1-Tiéntame (Adaptada) Cap 15

Mensaje por 23l1 Miér Oct 07, 2015 7:30 pm

Capitulo 15 – La Amo

Espero callada, palabras, reacciones, reproches, pero me quedo sin nada. Santana está como en estado de shock, mirándome sin verme, con la mirada perdida. Baja la vista al suelo y la veo débil, asustada y tan vulnerable que me angustia.

¿Me he precipitado?

Ya no importa, no es algo que yo pueda controlar, el sentimiento que me amarra a ella no se puede esconder... ya no sé hacerlo.

—Santana —susurro, posándole una mano en el brazo, pero ella se levanta y se aleja al instante; mi contacto parece quemarle, dolerle—No hagas esto, por favor, no lo hagas.

Vuelve a mirarme, sé que puede ver la emoción en mis ojos, el miedo a perderlo.

—¿Que no haga qué?—masculla.

—Alejarte así de mí, no lo hagas, por favor—suplico, levantándome también, aún desnuda, propiciando un nuevo acercamiento—Sé que al decirte esto corría el riesgo de perderte para siempre, pero me es imposible soportarlo más... Te amo, López, sé que es una locura, yo misma estoy asombrada. Tu misterio, tu forma de querer dominarme me hacían buscarte, necesitarte y, sorprendiéndome, he llegado a amarte.

La confusión le dibuja arrugas en la frente, sé que le cuesta asimilar lo que le acabo de confesar y aguardo. Debo esperar a que lo afronte, pero tras largos minutos de mutismo absoluto, decido seguir:

—No podía dejarlo así, tenía... necesitaba intentarlo.

—Brittany...

Me decepciona su cobardía, su estado.

—¿Te vas a quedar callada? ¿No piensas decir nada?—le espeto, zarandeándola por los hombros, exigiendo que reaccione—¡Dime algo!... Que me vaya, que soy una imbécil por dejarme llevar, pero no seas cobarde.

Toma aire y se llena los pulmones antes de hablar por fin.

—¿Qué quiere que le diga?—pregunta frustrada—¿Qué espera que le diga?

—Algo, cualquier cosa. Di lo que piensas, pero no calles.

Colérica, da vueltas en círculos, crispándose más a medida que su mente va analizando lo que acabo de decirle.

—¡Pienso que esto es una maldita locura!—grita al fin exasperado y luego calla.

Pero no se lo admito y, con descaro, me coloco delante de ella, mi cuerpo contra el suyo.

Tentándola.

—Brittany, ¡está loca! Usted no tiene ni idea de lo que dice, sabe que yo no soy una persona que merezca su amor. Me va conociendo lo suficiente como para entenderlo. ¡¿Por qué me cuenta esto?! ¡¿Sabe lo mucho que me tortura?!

¿Esto es todo?

¿Es lo único que me tiene que decir?

—¡Eres una imbécil!—chillo furiosa—Te acabo de decir que te amo ¿y qué mierda me dices tú? ¡Qué te torturo! ¿Y yo? ¿¡Yo qué!? Cada maldito día muero cuando me tocas, cuando te siento conmigo. ¡Cada día muero al saber que me voy a ir! Que te voy a dejar de ver... No puedo soportarlo. ¡Me duele!

—Sabe que no estoy preparada para esto—confiesa, flaqueando al verme rota.

—¿Te estoy pidiendo algo? ¿Alguna vez lo he hecho?—secándome las lágrimas bruscamente, me vuelvo y cojo mi ropa—No te he pedido que me ames...

—¿Adónde va?—pregunta desorientada.

—A mi casa, tu mamá me ha dicho que me reincorpore el lunes, como bien sabes—consigo calmarme.

¡No merece lo que le doy!

—Aquí ya no tengo nada que hacer. No me ata nadie, únicamente el trabajo.

—Brittany, ¿qué me está diciendo?

—¡Que me voy!

En menos de un segundo la tengo encima, levantándome el mentón con un inesperado y brusco movimiento.

—¿Se va?—brama aterrorizada—¿Me está dejando?

—Pero ¡¿qué más quieres?!

—¿¡Me deja!?

Intento apartarme de su lado, pero no me lo permite. Me empuja hasta dejarme atrapada entre su cuerpo y la pared. Nos miramos a los ojos con la respiración alterada, echando humo.

Suspiro.

El calor de su piel es como un imán para mí, me incita a desearla incluso odiándola.

—¿Qué estás haciendo, López?

—No se va—niega una y otra vez con la cabeza—¡No se va!

—¿Qué pretendes ahora? ¡Qué!

—No quiero perderla—busca mi mirada—No ahora.

—No ahora—repito, con el corazón en vilo—¿Y el día que me tenga que ir me dejarás marchar?

La veo cansada, con unas ojeras tan marcadas que me dan ganas de abrazarla y que duerma acurrucado a mí.

—Siempre me está llevando al límite, no se conforma con nada, tiene que estar hurgando en las heridas—me sostiene más fuerte el mentón y se aprieta más contra mí—Déjelo estar, ¿quiere? Cuando ese día llegue, ya hablaremos.

—¿Qué significa eso?

—¡Maldita sea! ¿No se cansa de retarme?

Me río.

—¿Qué le hace gracia? ¿Le gusta volverme loca?

—No me has respondido.

Con semblante angustiado, sin previo aviso, se cuela entre mis piernas y me alza para unir nuestros sexos en una vertiginosa arremetida, hasta que ambas gemimos alocadas por la pasión.

—¿Qué me haces, López?

—¿Qué le hago?—pregunta, moviéndose de nuevo—¿¡Qué!?

La rodeo con mis piernas y me sujeto a su nuca.

—Brittany—me dice, deteniéndose—, No me lleve más al límite, estoy confusa. ¿No le parece suficiente ya todo lo que ha pasado?

—No me ha contestado—trato de moverme, pero no me lo permite—Sigo esperando.

—Está acabando con mi paciencia.

—Contéstame—chupo y saboreo su lengua, sus labios—Y muévete, haz algo, dime algo.

—No lo sé, Brittany, no lo sé—reconoce angustiada.

Me retiro un poco, esperando más de ella.

—No sé si quiero que se vaya ese día o ningún otro.

—No la entiendo—insisto—¿Querrías más?

—Brittany, créame que no quiero hacerle daño, no quiero decir algo que tal vez nunca pueda cumplir. Deme una tregua, por favor.

Asiento angustiada y arrepentida, rozando mi nariz con la suya.

—Está bien, está bien... Siento tanto haberte presionado de esta forma, lo siento mucho...

— Brittany.

—¿Mmm?

—Me gusta mucho.

Vuelvo a reír entre atropelladas arremetidas, al ver que está cediendo.

—¿Qué le hace gracia?

—No me voy a rendir—respondo, al retirarme para luego adelantar de nuevo las caderas—No lo haré. Serás mía.

—Brittany—dice entonces horrorizada, alejándose de mí para dejarme en el suelo—¿Qué clase de monstruo soy?

—¿Qué haces?—me alarmo, la pierdo—No, Santana...

—Márchate—me pide, sentándose en la cama—Nunca podré darte lo que necesitas.

Me tutea mientras me arroja al vacío.

—Escúchame...

—Váyase, Brittany.

No me mira, ni siquiera tiene el valor de hacerlo cuando me está echando de su vida.

—Me voy de viaje. No estaré aquí el lunes cuando vuelva. Es lo mejor, créame, lo es.

—Entiendo. Soy muy...—las palabras se estrangulan en mi garganta—Soy demasiado poco para ti.

Sin soportar un segundo más su desprecio, recojo la ropa que está en el suelo, me visto y la miro por última vez antes de salir de la habitación. No levanta la cabeza cuando abro la puerta y me marcho. Las lágrimas amenazan con escapar, pero no lo pienso permitir.

Yo era fuerte antes de conocerla.

El amor es malo... te hace vulnerable, débil y yo me niego a serlo.

Un mensaje en mi móvil me sobresalta cuando bajo la escalera con piernas temblorosas.

¿Será ella?


Mensaje de Emily a Brittany. A las 10.00.

Britt, hace días que no sé de ti. ¿Vienes mañana a la playa? Tengo ganas de verte, Mercedes también viene con su «novio».


Quizá sea lo mejor, recuperar el tiempo con mis amigas y retomar mi vida nuevamente para poder olvidarme de Santana.

No me quiere, me ha echado después de decirle cuánto la necesito.


Mensaje de Brittany a Emily. A las 10.02.

De acuerdo, mañana nos vemos. Un beso, Emily.


Mensaje de Emily a Brittany. A las 10.03.

Estaremos desde la mañana, sobre las once. Te esperamos, te quiero.


Finalmente las lágrimas desbordan mis ojos.

¿A quién quiero engañar?

Me duele perderla tan pronto, me duele perderla sin tener la oportunidad de demostrarle lo que es amar a una persona...

—Britt—la voz de Rachel me sobresalta—, Estás llorando.

—No tengo un buen día—le contesto con desgana.

Pero cuando sus brazos me rodean, mi llanto arrecia.

—Rach, no lo soporto. No quiero.

Lágrimas y más lágrimas.

¿Siempre será así con Santana?

¿Habrá más después de esto?

—Tranquila... tranquila, ven a la cocina. Melissa ha ido a la compra, vamos.

Me dejo guiar por sus brazos, por su consuelo. Sólo quiero irme a casa, dormir, no pensar.

—Siéntate.

La obedezco, pero al mirarla no la reconozco.

—Rach, ¿estás bien?

Ella rehúye mi mirada.

—Estás muy pálida, ¿qué te pasa?

Se sienta frente a mí y me coge las manos.

Está rara, ¿tendrá que ver con Quinn?

—Britt, creo que no es el momento de hablar de mí. Supongo que habrás tenido tus motivos para callar y no contarnos lo que te estaba ocurriendo. Y te entiendo, tenías derecho a vivir tu vida sin que nadie te juzgara. Lo siento.

—Gracias, hoy no tengo fuerzas para discutir.

—Noah y yo estamos muy preocupados. Esta semana hemos visto que Santana te cuidaba muy bien, pero el hecho de que sea tan posesiva contigo no es lo único que no nos gusta... Britt, su novia está embarazada, ¿cómo es que a ti se te olvida?

—No están juntas—susurro.

—Pero podrían volver, va a ser mamá. Ella va a tener un hijo suyo. Britt, te has enamorado, ¿verdad?

Me tapo la cara con las manos, negándome a rendirme a un amor no correspondido.

¡No puedo seguir así!

—No quiero, Rach, pero la maldita se me ha metido dentro y no me abandona.

—Oh, Britt.

—El amor es malo, te hace mucho daño—lloro sobre su hombro como una niña pequeña—No se lo cuentes a Noah, si viene a verme, dile que estoy con Mercedes. No iré a su casa, no quiero discusiones.

—Quédate en la mía, yo este fin de semana estaré con unas amigas. No te preocupes por Noah.

Me acaricia la espalda intentando calmarme, pero yo no puedo dejar de pensar: «Santana me ha dejado, se va de viaje y no nos volveremos a ver».

—¿Han discutido?

—Sí...

—¿Ella te ama, Britt?

—No, Rach, no me ama—murmuro frustrada—Le gusto, se lo pasa bien conmigo... A su manera me necesita, pero no hay nada más.

—Tienes que tranquilizarte, quizá sea lo mejor.

—La quiero conmigo, ahora.

—Britt, no te ciegues. Te cuida, sí... y es muy posesiva.

¿Por qué insiste tanto con eso?

—No sé, no me gusta y, sobre todo, por ese niño que viene en camino.

Ese tema me asfixia.

—Rach, no todo es como parece, hay cosas que no sabes, pero que no te puedo contar porque hice una promesa.

Ella se conforma. Mirándola a los ojos, añado.

—Te pido que confíes en mí, créeme, no es fácil, pero no estoy haciendo nada malo.

—De acuerdo, de la misma manera que tú respetas mi vida, yo lo voy a hacer con la tuya. Yo también tengo cosas que contarte, pero todo a su momento. Primero tienen que resolverse algunos asuntos...

Al fin nos entendemos como antes.

—Te quiero mucho, Britt... y, con Noah, tómatelo con calma, está muy afectado.

—Lo sé, y yo también te quiero, Rach.

Me abrazo a ella, a la amiga que nunca me ha fallado.

—Britt—suena preocupada y la miro—Esta semana he querido hablarte de algo, pero Santana estaba siempre ahí y no he encontrado el momento. Haz ido al doctor a practicarte pruebas, para ver como estas.

¡¿Qué?!

No.

No, no puede ser.

He olvidado que empezado a ir al doctor de Santana. Tengo que realizarlas otra vez.

—¿Britt?

—Er... sí, sí, todo bien... Tengo algo que hacer, me acabo de acordar. Te llamo luego.

Me mira ceñuda, pero aun así asiente.

Desesperada, corro hacia mi habitación con una serie de preguntas bombardeándome.

Desde que conocí a Santana, mi vida es una montaña rusa.

¿Dónde busco ahora a Holly?

¡Un momento!

Ella me dio una tarjeta. Rebusco entre mis cosas y marco el número.

—Holly Holiday, ¿quién habla?

—Er... hola, soy Brittany Pierce... la empleada de los López.

—Hola, Brittany, ¿en qué puedo ayudarte?


Falsa, contenida.

—Tengo un problema y me gustaría verla personalmente, ¿podría ser ahora?

Se calla y supongo que tiene tantas ganas de verme como yo a ella.

—Sólo si puede...

—Claro, en la tarjeta viene la dirección de mi casa. Estoy aquí ahora mismo.

—Salgo entonces.


Cojo mi bolso, mi móvil, que silencio para que nadie me interrumpa, y corro como alma que lleva al diablo. Me sorprende lo desierta que está la casa, pero no me paro a pensar y llamo un taxi de camino a la salida.

Cuando llega, le doy la dirección. Mi cabeza es un caos. Todo me sale mal... En cuanto llegamos, le pago al taxista y me bajo nerviosa. La médica me espera a la puerta de su casa.

No parece muy grande, aunque sí lujosa.

—Hola, Brittany. Pasa, por favor.

Al entrar, me conduce a la izquierda, a lo que parece su consultorio. Es amplio, acogedor y luminoso.

—Siéntate—me señala la silla frente a ella—Dime, ¿qué ocurre? Pareces preocupada.

«Vamos, Brittany, directa al grano.»

—Usted me realizo algunas pruebas y quería saber si ya están, si hay algo mal...

—No tiene nada que temer, Brittany. Las pruebas salieron bien, está sana, de lo contrario, se lo hubiese hecho saber.

Inspiro hondo, por fin una buena noticia hoy.

—Gracias entonces, Holly—le digo, levantándome—Me ha devuelto la vida.

No sonríe. Más bien me contempla pensativa.

—Sé que estás con Santana, ¿hasta qué punto es seria vuestra relación?

«¡¿Y a ti qué te importa?!»

—¿Y la suya?

—Como bien sabe, soy su doctora, en realidad, la de todos los López—sus ojos brillan amenazadores—Estuve con Santana una vez, pero eso fue hace mucho... antes de que ella comenzase con Elaine.

¡Maldita!

—Bueno Santana y yo sólo somos amigas fuera del trabajo—contesto a la defensiva, con un mal sentimiento—Ha sido un placer conocerla.

—No te creo con respecto a Santana.

—No me importa. Hasta luego y gracias por su tiempo.

Me mira sorprendida, pero me da igual. Desde el primer día que nos vimos ha buscado la forma de que me enterase de su aventura con Santana.

¿Para qué?

Todas sus amigas y no amigas son iguales, menos mal que no le gustan los hombres.

¡Te odio Santana López!

Una vez fuera, me quedo en la puerta pensativa.

¿Ahora qué?

La pena de no estar con Santana vuelve a embargarme, la soledad al saber que ya no volveré a sentirla entre mis brazos es insoportable... La pena es abrumadora.

¿Todo va a terminar así?


Al llegar a la casita de Rachel, veo que, en efecto, está vacía. Me pongo un cómodo pijama rosa suyo y me instalo en la habitación de invitados. Apenas son las cinco de la tarde, pero el día ya no puede ir peor. Enciendo mi iPod, que siempre me acompaña, y me dejo llevar por la música de Antonio Orozco.

¿Dónde estará Santana, con quién?

Ya la extraño, cómo la amo.

La melodía me cala, dando paso al cansancio entre lágrimas.

Fue un abrazo de tu
amor con guantes,
con sonrisas que me regalabas,
el saber que sin ti no soy nada,
yo estoy hecho de
pedacitos de ti.
De tu voz, de tu andar, de cada despertar, del reír, del caminar,
de los susurros de abril, del sentir, del despertar, aunque la noche fue gris,
del saber que estoy
hecho,
de pedacitos de ti.



Unos suaves zarandeos me despiertan.

¿Quién está en casa?

Asustada, apago la música y me vuelvo, encontrándome de cara con Santana, ahora señorita López.

—U-Usted...

—Brittany, ¿dónde diablos ha estado?—pregunta nerviosa—La he buscado en casa de su hermano, en su habitación. He ido donde cenamos la otra noche. He entrado aquí pensando que no había nadie. ¿No lleva su teléfono móvil?

¡Mierda!

Lo tenía en silencio...

—H-He tenido cosas que hacer—la miro confusa—¿Cómo ha entrado? ¿Qué hace aquí?

—Su amiga me ha dado la llave.

¿Rachel?

—Me tenía preocupada.

¿Preocupada?

Lo que hace es venir a torturarme una vez más.

—Ha estado llorando—afirma, aproximándose a mí y sentándose a mi lado en la cama.

Me roza la mejilla y yo tiemblo.

—Brittany, algo dentro de mí me empuja hacia usted una y otra vez... Intento evitarlo, pero no puedo. Míreme, otra vez a su lado cuando le prometí que no volvería a verla.

—¿Por qué?

Me cautiva con su tacto, me hace pedazos, como la misma canción.

—Dígame por qué. Necesito entender por qué me deja y luego me busca. No me gusta ser la muñeca de nadie.

—No lo sé, no lo sé... Estoy muy confusa, Brittany—dice, mirándome a los ojos—Estoy asustada por lo que provoca en mí, ¿no lo ve? Me ha confesado algo tan grande como...—no es capaz de decir la palabra—, ¿Y qué hago yo? La empotro contra la pared para embestirla hasta quedar satisfecha, sin importarme la profundidad de su declaración.

Oh, mi Santana.

Por ese motivo me ha echado, porque no cree estar a la altura.

—Entonces, ¿dónde nos deja esto?—pregunto.

—Si quiere que me vaya, lo entenderé.

Me abalanzo sobre ella con desesperación e impotencia y sus brazos me rodean al instante.

—¿De qué tienes miedo?—musito—¿Qué pasa?

—Brittany, sabe que no es fácil. Le repito que no estoy preparada para esto.

—No te exijo nada—la tranquilizo con arrumacos—No pido más de lo que ya tenemos.

—Pero ya me está dando mucho... Demasiado y no merezco tanto.

El miedo al amor, a amar y ser abandonado.

—Déjate llevar—le imploro casi sin voz—No pienses en nada, disfrutemos juntas... El tiempo te dirá qué será de esto que es tan fuerte que no me permite alejarme de ti. Y que a ti, aunque con menos emoción, te ata a mí.

No le permito hablar de nuevo cuando va a hacerlo, sino que la tumbo hacia atrás y la cubro con mi cuerpo. Jugueteo con su boca, dándole leves mordiscos, seduciéndola mientras me deslizo por su piel, y acaricio con mis manos sus pechos.

—Brittany—me dice, retirándome de ella y dejándome desconcertada—Ahora no.

—¿Por qué?

—Quiero que entienda que no sólo la busco para tener sexo. Me gusta estar con usted, me hace bien su compañía, me calma...

Oh, Dios.

—Quiero pasear con usted.

¿Pasear?

—Sí, no me mire así.

¡Quiere pasear!

Me deja, pero luego me busca. Me calienta, para a continuación echarme un jarro de agua fría.

¿Qué hago con ella?

—Podríamos ver una película y comer algo aquí—propongo—, Me parece un mejor plan.

—Como quiera. ¿Vamos?

Un poco confusa, acepto la mano que me tiende.

—Parece aburrida, ¿no le gusta que haya venido?

—¿Por qué sigue sin tutearme?

—Ya se lo dije. Porque es usted mi empleada, cuando deje de serlo, podremos tratarnos ambas de tú.

—En fin... como quiera.

—Y ahora, dígame, a qué se debe su aburrimiento. ¿Es por mi culpa? Le propongo un trato: tome usted el control. ¿Qué quiere hacer?

Coqueta, empiezo desabrochándole los botones de la camisa azul que lleva.

—Señorita López, usted sabe lo que quiero.

—No me puedo creer que sea tan descarada—me sonríe, deslumbrándome—Adelante, todo es suya.

—¿Hasta qué punto?—la pregunta se me escapa, pero no retrocedo—¿Sin reservas?

—Brittany...

No contesto y, con apremio, termino de desnudarla.

—¿Le gusta lo que ve?—pregunta.

Yo asiento complacida.

—Dígalo, Brittany, y prometo recompensarla.

—Me encanta.

Para su sorpresa, me arrodillo y ella intuye lo que voy a hacer, pero no le doy tiempo a detenerme y toco su sexo con mi mano.

—Brittany—gime, deteniéndome—, ¿Quiere volverme loca?

—Mucho más que eso.

—Dios, Brittany, me mata no sabe hasta qué punto. Nunca me sacio de usted.


Yo tiemblo aferrada a ella con su cuerpo sobre el mío, después de que ambas hayamos culminado a la vez este fiero encuentro.

—Está muy callada.

Se incorpora lo suficiente como para verme la cara. Recorre con suavidad la herida de mi cuello y luego me acaricia los pechos.

—¿Está bien?

—Sí, satisfecha—le sonrío intentando borrar su expresión sombría—Y ahora con otra clase de hambre.

—Gracias, Brittany, gracias por acogerme así.

—Siempre.

—Siento lo de hoy.

—Lo sé.

Sólo pienso en la sensación de volver a estar entre sus brazos, calentándome, juntas. Lo demás no importa.

—A veces es romántico—murmuro divertida—Y me encanta.

—Vamos, señorita Pierce—dice, levantándose de buen humor—, Siempre desafiándome, pero no va a conseguir que me enfade.

—¿Le apetece un sándwich de pollo?—le pregunto riéndome.

—Lo que usted quiera.

Salimos de la habitación y ella me sigue a la cocina, donde me pongo a cocinar.

—¿Le puedo hacer una pregunta?—me mira con cautela, pero asiente—¿Por qué no me contó que se había liado con Holly?

La pregunta no le gusta, la desconcierta.

—¿Quién se lo ha dicho?

La ignoro y continúo cocinando. Cuando entiende que no me voy a dar por vencida, me contesta.

—No es importante para mí, fue algo que ocurrió hace años, cuando la contratamos.

«¡Vaya, menuda profesional!»

—¿Le importa?—pregunta secamente.

—La verdad es que sí, me he sentido celosa.

—¿Quién se lo ha dicho?

—Es un secreto, y ahora, dígame, ¿trabaja en su casa?

—Tiene una pequeña consulta ahí, donde atiende los casos más sencillos. Normalmente, pasa visita en casa de sus pacientes y si el caso es más serio, hace que los trasladen al hospital.

—Así puede revolcarse con sus pacientes.

—No es el caso y no hablaré de ello.

Termino de preparar los sándwiches de pollo y le sirvo el suyo. Al probarlo, me mira sonriente.

—Está delicioso, sabe cocinar bien.

—Sé hacer de todo, López.

La veo tranquila, receptiva, juguetona y me pregunto si será el momento y, aunque no lo sé, lo intento.

—Quiero saber una cosa.

—¿Qué será esta vez?

—Me gustaría saber más de su mamá, de su día a día con ella.

Deja de comer y se pellizca el puente de la nariz. Sé que ése es un tema prohibido, pero quiero ayudarla y presiento que el núcleo de su problema está ahí.

—Ya le dije una vez que apenas me hacía caso; no me faltaba de nada, pero me ignoraba—la melancolía se apodera de ella—No siempre me respondía cuando yo le hablaba, tenía días que sí y otros que no.

—¿Usted le decía que la quería?

Aprieta los puños y asiente contenido.

—¿Y ella se lo decía a usted?

Come sin ganas mientras yo espero paciente. Se sirve un poco de zumo, bebe y vuelve a mirarme.

—Se lo decía constantemente para que supiera que la adoraba—dice, tragando amargamente—Ella casi nunca contestaba a esa afirmación y cuando lo hacía me decía: «Ya lo sé».

Oh, mierda.

—¿Es importante para usted que le digan que la quieren?—pregunto con voz monótona, dando otro bocado.

—Supongo que sí, no lo sé. ¿Adónde quiere llegar?

—Curiosidad.

—Tan curiosa siempre.

Seguimos comiendo en silencio. De vez en cuando me mira con recelo. Tengo la sensación de que me está ocultando algo, pero por esta vez decido no agobiarlo más.

—¿Vemos un poco la televisión?—digo, interrumpiendo ese silencio asfixiante.

—Claro.

Vamos a la sala y me siento en el sofá. Cuando ella se sienta a mi lado, me acurruco contra su cuerpo y, aunque no de inmediato, al final me rodea con sus brazos.

Pero está lejos, pensativa.

—¿Qué piensa? Está muy callada—murmuro sobre su pecho, cambiando los canales aburrida—¿López?

—Brittany.

—¿Sí?

—Dígamelo.

Me tenso, sé lo que me está pidiendo, pero me asusta volver a repetir la frase. Es todo tan complicado, tengo tanto miedo de que se vaya de nuevo y me deje sola. Aunque por otro lado me siento feliz y emocionada de que me lo pida.

—¿Brittany?

—La amo, señorita López, la amo.

Suspira y yo me abrazo a ella con más fuerza.

—¿Desde cuándo?

—No lo sé, sólo sé que lo comprendí... cuando me contó lo de Elaine.

Se remueve incómoda, no dudo que piensa que no fue el momento más oportuno.

—Los humanos entendemos lo que nos sucede al rozar el límite.

—¿Se arrepiente de hacerlo? ¿Hubiera elegido esto para su vida?

Esta vez sí levanto la mirada buscando la suya.

—López, eso es algo que ocurre, que no se busca ni se espera—hago una pausa y miro sus labios—Pero si pudiera, lo habría elegido de la misma forma, porque no me arrepiento de amarla como lo hago. Es algo que duele cuando las cosas no van bien, que es muy a menudo, pero también es lo más hermoso que me ha pasado nunca.

—Brittany...

—¿Y tú, Santana, elegirías amarme?


************************************************************************************************

Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo!

Avisen si conocen a alguien del foro del cambio! Saludos =D
23l1
23l1
-*-*-*
-*-*-*

Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
El mundo de Brittany

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por JanethValenciaaf Miér Oct 07, 2015 7:42 pm

Quiero un maratón ahora, al fin se dio a luz, el amor hacia santana
Saludos
JanethValenciaaf
JanethValenciaaf
********-
********-

Femenino Mensajes : 659
Fecha de inscripción : 20/01/2015
Edad : 25
Club Brittana

Volver arriba Ir abajo

Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: La Chica de Servicio: 3-Ríndete (Adaptada) Epílogo + Santana

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Página 3 de 20. Precedente  1, 2, 3, 4 ... 11 ... 20  Siguiente

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.