[Resuelto]FanFic BRITTANA: "Before California Ave.": Sinopsis + Cap. 28 + Epílogo (02 de Diciembre 2015)

Hola……….buenas noches a todas/os……….uhhh, como siempre me ocurre cuando una historia está por acabar me siento bastante nostálgica….esto lo digo porque estamos en la recta final de la historia (solo falta un capítulo más y el epílogo)


Mantengo mi posición sobre el episodio final de la serie, este final fue bueno, pero no colmo del todo mi expectativas para el cierre de lo que fue y será una gran serie: GLEE……lo que lamento es que no se haya dado a conocer el futuro o líneas de dialogo a otros personajes importantes (creo yo) para saber de ellos, por ejemplo: Santana, Brittany, Quinn, Puck o Mike, etc. Demás está decir que por ahora supongo que o mientras creo que voy a distraerme con los fic’s (benditas adaptaciones o historias originales por hacer que me distraiga un poco de la realidad jejejeje)……..








*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:







http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)






http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo
(Play with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22314p90-resueltofanfic-brittana-beautiful-stranger-cap-16-final-12-de-noviembre
(Beutiful stranger)







http://www.gleeklatino.com/t22405p135-fanfic-brittana-lick-sinopsiscapitulo-22-final-09-de-enero#536524
(Lick)




http://www.gleeklatino.com/t22471p135-resueltofanfic-brittana-breathe-with-me-epilogo-06-de-abril-2015#540911
(Breathe With Me)




http://www.gleeklatino.com/t22548-fanfic-brittana-the-mighty-storm-2da-parte-wethering-the-storm-sinopsis-epilogo-23-de-junio-2015
(“The Mighty Storm” / 2da Parte "Wethering the Storm)





http://www.gleeklatino.com/t22579p165-resueltofanfic-brittana-sweet-home-2da-parte-sinopsis-prologo-capitulos-37-epilogo-capitulo-extra-07-de-septiembre-2015
(Sweet Home: 1ra y 2da parte)





https://gleelatino.forosactivos.net/t22614p75-fanfic-brittana-sweet-hope-sinopsis-prologo-epilogo-capitulo-extra-24-de-octubre-2015
(Sweet Hope)






*Actualización: día MARTES…….si pudiera actualizar antes se los haré saber (pero si no, tengan la seguridad que lo haré en el día señalado)






Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo






Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.







Y la canción del día es……….







https://www.youtube.com/watch?v=Ae0bXUef8S0
*no se me ocurrió mejor canción que esta para ambientar esta actualización jejejeje


NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que modifiqué levemente el título de la historia (tomé el nombre de una calle al azar de Ohio -admito que de esta calle me atrayeron los bellos paisajes), honestamente no se si obré bien al poner el nombre, ya saben que no soy tan buena para ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Before Jamaica Lane” y es de autoría de Samantha Young (autora de la obra “Calle Dublín”) (todos los derechos reservados para esta estupenda escritora, así como a todos los involucrados en la publicación de su trabajo) (así que a esta distinguida escritora mis más grandes felicitaciones y admiración por la forma y estilo literario que realiza); la traducción, corrección y diseño de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual BOOKZINGA (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs).








Aclaro que si bien en la obra, los lugares recurrentes que se mencionan son Escocia y algunos relacionadas este y algunas ciudades de EE.UU fundamentalmente; tomando en cuenta las características y sitios donde se desarrolló GLEE desde su primera hasta la sexta temporada …….decidí que los lugares donde se desarrollará la historia sea Lima-Ohio (Espero les parezcan estas alternativas). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.











Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone de 1 solo libro que consta de: sinopsis + 28 capítulos + epílogo. Este libro es narrado desde la perspectiva de Brittany (Olivia en la historia original)………Espero disfruten de esta historia






Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.

Capítulo 25

Aparentemente Santana no captó el significado de nada.

No debería haberme sorprendido encontrarla esperándome en mi apartamento cuando llegué del trabajo esa noche.

Estrellé la puerta detrás de mí y extendí mi palma.

—Quiero mi llave de vuelta.

Santana se había puesto de pie tan pronto como entré, y ahora estaba merodeando hacia mí con su mirada traviesa en sus ojos. La manera en la que sus hoyuelos jugaban al escondite, tenía mi cara arrugada como si tuviera cinco años preparándose para una rabieta. ¡No necesitaba que fuera hermosa y encantadora ahora mismo! Definitivamente no necesitaba los hoyuelos.

—Me tragué la llave.

—No te la tragaste. Si te la hubieras tragado hubiera llegado a casa para encontrar un cadáver.

Santana se detuvo con una ceja levantada.

—¿Debería preocuparme por lo poco molesta que pareces por esa perspectiva?

Mis fosas nasales se dilataron. Lo sabía. Estaba aquí para ser encantadora.

¡Tenía que sacarla!

—¡Dame mi llave!

Santana se encogió de hombro.

—No puedo hacer eso.

—Tienes que hacerlo —resoplé indignada—. Es mi llave.

—¿Por qué seguimos hablando de la llave?

—Apenas y hemos hablado de la llave. —Mi pie derecho se movió hacia atrás mientras Santana se movía hacia delante, sus párpados bajando sensualmente sobre sus ojos. Era su mirada de cazadora—. Santana…

—Te amo.

Me congelé, casi sin aliento por las palabras, palabras que fueron como puñetazos haciendo huecos en mi pecho. Mientras estaba en shock, Santana tomó ventaja. Se detuvo a centímetros de mí, sin tocarme pero sin la necesidad de hacerlo. El calor de su cuerpo lamió mi piel.

—Mi vida ha sido un infierno sin ti —confesó, su voz era dura, su expresión malhumorada—. Pensé que podría hacerlo. Pensé que podría mentirnos. Pero verte en la calle la semana pasada con ese tipo y la pequeña niña… fue una visión hacia el futuro. No lo había visto hasta ese momento, no me di cuenta que al alejarme de ti, de nosotras, significaría verte con alguien más, tener hijos con alguien más. —Cerró sus ojos como si le doliera—. Me rompió el corazón verte jugar a la familia feliz con ese tipo. Dios, Britt, no podía respirar.

Y yo no podía hacer esto. No era suficiente.

Sacudiendo mi cabeza, me moví a un lado para que no pudiera arrinconarme.

—Santana, tienes que irte.

En lugar de eso, me estudió con cuidado.

—Todavía no estás lista para escuchar esto —concluyó—. Pero necesito que sepas que voy a luchar por ti. No voy a cometer el error de alejarme de ti de nuevo. La única pareja en tu futuro soy yo, Britt. Los únicos niños en tu futuro son los míos. —Santana abrió la puerta en enfrente, buscó en su bolsillo y sacó mi llave. La sostuvo en alto y yo la tomé tentativamente, confundida por la acción—. No necesito irrumpir en tu vida. Has puesto una puerta cerrada entre nosotras y entiendo por qué. Pero voy a pararme afuera, molestándote hasta la muerte. —Sonrió con ironía—. Hasta que me dejes entrar. —Su expresión cambió inesperadamente como una nube negra rondando—. Sin embargo, te advierto que si de dejas a ese tipo Sam en la puerta… comenzaré a pelear sucio.

Antes de que pudiera responder, Santana se deslizó fuera, dejándome dividida en dos.

Una parte de mí estaba desesperada para decirle que regresara, para saborear esas dos pequeñas palabras que salieron de sus labios. Saborearlas una y otra vez.

Sin embargo, la parte adulta de mí, sabía que no era suficiente. Tal vez era egoísta, pero no quería que Santana me amara simplemente. Quería que me amara de la manera en la que yo la amaba. El tipo de amor que es tan grande que dura toda una vida.

El tipo de amor que sentía por Alice.


No sabía qué esperar. Santana siempre había tenido un enfoque relajado de la vida, así que no sabía si ella en verdad iba a pelear por mí. Honestamente, en cierto modo estaba esperando que no lo hiciera, porque haría más fácil para mí seguir diciendo que no.

Sin embargo, el día después de su pequeña visita a mi apartamento, una canasta de chocolates de mi tienda favorita de chocolates en la ciudad fue entregada en mi trabajo con una nota de Santana:

“Tenemos una cita con chocolate derretido en nuestro futuro… voy a pintarte con él y lamerte hasta que…
Bueno, ¿cómo es que lo llaman los franceses? La petite mort. Te amo. Santana”.

No sólo no había tenido reparos en escribir algo así en una carta que la persona de las entregas podía ver, sino que también tenía que lidiar con mis colegas, quienes arrebataron la tarjeta de mis manos antes de que pudiera detenerlos.

Angus sonrió mientras me la regresaba.

—Ella usó una frase francesa para orgasmo. Eso es elegante. Digo que te quedes con ella.

—Escribió sobre orgasmos en una tarjeta de disculpa —dije, señalando lo obvio—. ¿Es eso elegante?

—No, pero es condenadamente sexy —intervino Jill, frunciéndome el ceño—. Regresa con él, vaca tonta. ¿Sabes cuántas personas hacen cosas como esas? —Se asomó a la maravillosa canasta de golosinas—. No muchas.

Pasé el resto del día frunciéndole el ceño a mi canasta de chocolates.

El día siguiente una grande caja de regado llegó al trabajo y la llevé al salón del personal para abrirla en privado. Claro que tan pronto como Jill vio la caja, le dijo a Angus y Angus le dijo a Ronan y toda la privacidad se había ido. Se pararon detrás de mí mientras quitaba el listón de satén y abría la caja rosada. Debajo de capas de pañuelos de papel, encontré un hermoso y muy caro sujetador de encaje y satén, a juego con unas bragas de corte alto y medias de seda. Vinieron con una carta:

“Hermosa, sexy, sensual. La ropa interior es linda también. Espero que un día la uses para mí, pero si no, espero que al menos cuando te lo pongas, veas en el espejo lo que yo veo cuando te miras en el espejo. Te amo. Santana”.

Terminé llorando en el baño después de eso, maldiciendo a Santana López y esperando que mañana no enviara otro regalo que me empujara a abrir esa maldita puerta. En un estúpido esfuerzo para, de alguna manera, superarlo, llamé a Sam esa noche y arreglé que nos viéramos para tomar café después del trabajo al día siguiente en su café favorito, no lejos de la librería. Esperaba que estar en su presencia me recordara que la vida no comenzaba y terminaba con Santana y que podía seguir adelante. Sí podría, sí podría, sí podría, sí podría.

El día siguiente, estaba a cargo del escritorio de ayuda cuando el guardia vino con otro paquete para mí.

Esta vez era un pequeño paquete con un sobre adjunto. Con mi corazón golpeando a toda marcha, e ignorando a Wendy, quien estaba trabajando a mi lado, lo abrí.

Un disco Blu-Ray de El Mago de Oz.

Las lágrimas llenaron mis ojos y me sentí extrañamente nerviosa cuando abrí el sobre. Tomando una respiración profunda, comencé a leer la letra escrita a mano de Santana.

“Querida Britt,
Es tiempo de que actualicemos tu película favorita de este sigo, incluso si es El Mago de Oz.
Y sólo para que sepas: si fueras una película, serías El Padrino, podría verte una y otra y otra y otra vez porque… bueno, tu eres mi favorita.
Te extraño.
Extraño nuestras conversaciones de Qué Prefieres y tus divertidas respuestas. Extraño tu risa. Extraño la manera en la que me siento cuando te hago reír. Como si hubiese ganado algo importante. Extraño sólo sentarme junto a ti en un perfecto silencio de entendimiento. Extraño la manera en la que no juzgas a nadie. Es un hallazgo raro, Britt. Y extraño ver lo amable que eres con todos. Extraño ser capaz de poder llamarte y hablar de cualquier cosa al azar y cualquier tontería importante.
Extraño a mi mejor amiga. Te extraño.
Te amo. Santana”.

Temblando, saqué el celular de mi bolsillo, esperando que Angus entendiera que necesitaba hacer una llamada personal y hacerla pronto.

Marley atendió, sonando sin aliento.

—Hola, Britt, ¿puedo llamarte después? Estoy en medio de pegar un papel tapiz y tengo que ponerlo en la pares bastante rápido.

—Bueno, seré rápida. Dile a Santana que deje de mandarme regalos. Hemos terminado.

Ella se quedó en silencio un momento.

—¿No le puedes decir tú misma?

—No, ella… no puedo estar cerca de ella. Por favor, dile que sólo retroceda. Por favor.

—Britt, la razón por la que no quieres verla es porque te preocupas por ella y tenerlo cerca te duele menos y eres más susceptible a darle una oportunidad. Y no creo que eso sea una cosa mala.

—Estás equivocada —le dije con arrogancia—. He seguido adelante. He quedado con Sam para un café después del trabajo en Black Medicine.

—¿El que queda en Nicolson Street? —preguntó Marley bruscamente.

—Sí. Creo que incluso podría sugerir que llevemos las cosas al siguiente nivel.

—Bueno, espero por el bien de Sam, que no sólo estés tratando de molestar a Santana. Porque realmente suena como un buen tipo y no se merece que sólo lo uses para matar el tiempo. —Suspiró Marley—. Me tengo que ir.

Colgó, claramente molesta, y eso sólo me hizo sentir como una tonta.

Me sentí menos mal por el hecho de haberla decepcionado aproximadamente cinco horas más tarde…




—¿Qué demonios estás haciendo aquí? —le susurré a Santana.

Se paró entre Sam y yo con la mano en el respaldo de mi silla y vi la dureza en sus ojos antes de que los lanzara hasta mirar a mi amigo con una sonrisa agradable. Le tendió la mano a Sam.

—Soy Santana. Nos conocimos antes brevemente.

Escondida en la parte trasera de Black Mdicine, éste peculiar, pequeño y hermoso café, con muebles de madera cortada de forma natural, que no estaría fuera de lugar en el set de la película del Señor de los Anillos, había estado en la mitad de decirle a Sam acerca de mis problemas con Santana, cuando ella tan hermosa como siempre había aparecido de repente, como si hubiera sido conjurada.

Pero sabía que no había sido conjurada. Marley le había dado mi ubicación.

Iba a matarla.

Sam parpadeó, claramente tan sorprendido como yo, por ver a Santana allí. Tomó la mano ofrecida de Santana, y poco a poco se adelantó para estrecharla con la suya.

—Un placer conocerte —respondió Sam en voz baja, con una expresión evaluativa.

—Así que… —Santana chasqueó su lengua con sus dientes—. Voy a tener que pedirte que te vayas. Tengo que hablar con Britt.

Mi boca cayó abierta ante su audacia.

—¿Estás loca?

Cuando su mirada se deslizó de nuevo hacia mí, la dureza estaba en ella otra vez y me di cuenta rápidamente que estaba molesta. ¿Ella estaba molesta conmigo? ¿Me estaba tomando el pelo?

—Tú y yo tenemos asuntos pendientes —respondió en voz baja—. No creo que sea justo arrastrar a Samy aquí en esto.

Sam se aclaró la garganta.

—Con la excepción del apodo condescendiente, ella tiene razón. — Moviéndose, Sam sacó su billetera. Me quedé horrorizada mientras ponía un billete de cinco dólares sobre la mesa para cubrir su café.

—¿En realidad te estás yendo? —susurré.

Sus labios se curvaron en una aceptación atormentada.

—Acabas de pasar los últimos quince minutos hablándome de todas las maneras en que ella ha pasado la semana anterior tratando de convencerte de que está enamorada de ti. Creo que tienes que hablarlo con ella en lugar de conmigo. —Sonrió amablemente antes de dispararle a Santana una mirada de advertencia. Sus ojos verdes se posaron de nuevo a mí—. Llámame más tarde para hacerme saber que estás bien.

Mis ojos se estrecharon sobre él.

—Yo no hablo con traidores.

Sam resopló, sacudiendo la cabeza hacia mí.

—Sólo llámame. —Y con eso me dejó.

Santana no se molestó en ver que se fue. Simplemente se sentó en la silla que Sam había dejado vacante y se acercó tanto que nuestras piernas se tocaban. Empujé mi silla hacia atrás, preparándome para salir. El brazo de Santana salió disparado, su mano agarrando mi muñeca.

—Britt, por favor.

Nuestros ojos se enfrentaron en una guerra de voluntades, y por desgracia mi voluntad se vio gravemente bombada por la calidez de su suplicante mirada. Suspirando, tiré mi mano suavemente fuera de su alcance y la moví hacia la mesa, pero me aseguré de que ya no estuviéramos tocándonos.

—Tienes cinco minutos.

Sus ojos estudiaron mi rostro por un momento, como si estuviera clasificando todas las facciones, y había algo tan vulnerable y abierto acerca de su expresión que mi corazón inmediatamente comenzó a latir con fuerza.

Santana se inclinó hacia delante, su voz baja mientras decía:

—Esa noche en lo de Jake… la pelirroja.

Me estremecí, mi expresión cerrándose.

Realmente no quería hablar sobre el hecho de que mientras mi corazón se rompía Santana estaba allí superándome con otras mujeres debajo de ella.

—No dormí con ella —se apresuró a asegurarme, sus palabras casi desesperadas—. Britt, no he estado con otra mujer desde ti.

Resoplando, casualmente tomé un sorbo de mi café a pesar de que no sentía nada informal sobre nuestra conversación.

—Claro —murmuré sarcásticamente, poniendo mi taza de nuevo en el plato.

—Nunca te mentiría sobre eso.

Por su indignado tono duro, la miré a la cara y encontré que estaba enfadada. Levanté una ceja ante su expresión.

—¿Estás enojada porque no te creo? ¿De verdad, Santana? Te pregunté a quemarropa si estabas enamorada de mí, dijiste que no, y ahora semanas después estás diciendo que sí. ¿Y te preguntas por qué estoy luchando para creer una palabra de lo que dices?

Por un momento pensé que no iba a contestar. Es evidente que trataba de mantener su impaciencia controlada, Santana suspiró pesadamente antes de responder.

—Esa noche fue la única noche que te he mentido. Más que eso, me estaba mintiendo a mí misma. No quería enamorarme de ti. Tú, más que nadie, lo sabes. Pero lo hice. Y soy lo suficientemente valiente para admitir que me asustó completamente. Todavía lo hace. —Llegó a mí, con la mano apoyada suavemente en mis rodillas mientras sus ojos se clavaban en los míos—. No ha habido nadie después de ti porque ya no quiero a nadie más. Tú me has arruinado para cualquier otra persona. —Su mano se deslizó suavemente hasta mi muslo, y desafortunadamente ese mero toque provocó un centenar de recuerdos de caricias sensuales.

Lujuria debió haber estallado en mis ojos, porque vi la mirada de Santana afilarse mientras la captaba.

—Te echo de menos, nena. Echo de menos todo de ti. —Sus dedos comenzaron a trazar círculos en mi pierna y me sentí atrapada, incapaz de moverme mientras mi cuerpo empezaba a zumbar por los recuerdos. Los ojos de Santana se oscurecieron con calor a medida que exploraban mi cuerpo y volvían a mis labios—. Echo de menos tu boca —confesó con voz ronca—. Echo de menos tu lengua. Echo de menos la sensación de ella contra la mía. Echo de menos la sensación de ella en mi piel.

Me quedé sin aliento, la sangre corriendo en mis oídos mientras sus palabras lanzaban un hechizo sexual sobre mí.

Sus dedos siguieron trazando su patrón perezoso en mi muslo.

—Echo de menos tus pechos, Britt, y la sensación y el sabor de tus pezones. Echo de menos la forma en que se fruncen para mí, para mi pulgar, para mi lengua… y como yo tocando tus pechos te pone tan mojada. —Ella gimió al pensarlo y su mano de repente apretó mi muslo—. Echo de menos eso. La sensación de tus uñas clavándose en mi espalda, tus muslos mientras te exploro traviesamente, tus ojos en los míos.

Creo lloriqueé.

Los ojos de Santana brillaron.

—Tú gritando mi nombre mientras te hago el amor. Echo de menos eso más que nada.

Sin aliento, la miré a los ojos, mis mejillas sonrojadas, mi respiración inestable. No podía creer que me había dicho todo eso en público. No podía creer la reacción de mi cuerpo.

Su mano se deslizó por mi muslo.

—Si deslizara mi mano entre tus piernas en este momento, te encontraría mojada, ¿no es así, nena? Te encontraría tan dispuesta a todo como yo lo estoy ahora.

Contuve el aliento, tratando de aclarar el deseo que empañaba mis pensamientos.

De alguna manera, en algún lugar, encontré la fuerza para empujar su mano fuera de mi pierna. Temblando, agarré mi bolso.

—Eso es sexo… no amor.

—Por amor de Dios, ya lo sé. —Santana agarró mi muñeca, deteniendo mi salida—. No te vayas, Britt. Si te vas ahora… es sólo por tu terquedad inútil.

La ira me envolvió y arranqué mi mano lejos de ella.

—Me dejaste —grité—. No me has tratado mejor que una de tus conquistas al azar, y de repente porque has decidido que no, espera, que sí me amas, ¿tengo que venir corriendo de nuevo? —Me levanté, mi silla retumbó detrás de mí por la fuerza del movimiento—. Tus palabras son agradables en el momento. Pero al final del día, esto no significa ni un carajo. No te confío con tus propios sentimientos, Santana. ¿Por qué diablos iba a confiar en ti con los míos?

Antes de que pudiera decir una palabra me apresuré a salir de allí, mi garganta ahogada por las lágrimas que contuve todo el camino a casa. Me había costado una enorme cantidad de fuerza alejarme de Santana. Una fuerza que ni siquiera sabía que tenía.

Capítulo 26

Aunque me sentí como si Sam me hubiera dejado sola para la masacre, también me sentí halagada de que él estuviera lo suficiente preocupado como para querer que le llame cuando llegara a casa. Sin embargo, cuando le llamé me sorprendió escuchar lo que tenía que decir.

—Son esa pareja —me dijo suavemente.

—¿Qué pareja? —espeté.

—Esa pareja que son pareja incluso cuando no están siendo pareja.

—Has pasado cinco segundos con nosotras —argumenté.

—Sí, y ha sido suficiente para saber que tú y Santana no han terminado. Están sin resolver, hasta que sepas si vas a volver a ella o no, creo que tengo menos probabilidades de salir herido si me quedo completamente fuera del fuego cruzado. Mira, realmente me gustas, Brittany, así que si me equivoco y decides que ella no es para ti, llámame.

Y luego me colgó.

Me pasé los siguientes días furiosa por Santana. No sólo por el daño emocional que me había causado sino porque mi cuerpo había estado tenso como la cuerda de una guitarra torcida hasta casi romperse desde sus palabras de seducción en el rincón oscuro de Black Medicine. Mi vibrador apenas suavizó las cosas.

Idiota.

Las única buenas noticias que me llegaron aquella semana fue la casual mención de Marley acerca de Nathan estando en casa y recuperándose bien, y que Elodie y Clark iban a dar una fiesta para celebrar el embarazo de Rachel. Marley sospechaba que Rachel sólo estuvo de acuerdo con ello para probar a todos que estaba contenta con el embarazo. Yo no estaba tan segura. Pensaba que la única persona por la que Rachel se preocupaba de verdad era Quinn, y por lo que había visto, ella estaba contenta y sabía que Rachel estaba contenta. Pensé que más que nada estaban de acuerdo con la fiesta porque significaba algo para Elodie.

La otra buena noticia, y estaba decidida a que eran buenas noticias, era el hecho que Santana había dejado de llamar. Vino el sábado y era hora de la fiesta y no había escuchado nada de ella desde nuestra conversación en el café. Eso era bueno. Significaba que yo tenía razón.

Santana no me amaba.

Se había rendido muy fácilmente. No me amaba.

Eso era bueno.

Sí, eso es convincente, Soda Pop.

Está bien, así que bastaba con decir que no estaba en el mejor estado de ánimo cuando me presenté en casa de Elodie y Clark la noche del sábado. Incluso los globos azules y rosas, los vestidos de bebé decorativos con citas divertidas, el gigantesco pastel blanco con glaseado de crema de mantequilla azul y rosa, el champán helado y la comida de aspecto delicioso, no pudieron como mi bajón.

Pero pretendí que lo hacía. O lo intenté…

—Pareces mejor. —Rachel se acercó a mí cuando me establecí en la esquina del abarrotado salón con un vaso de champán. Ella, por otro lado, sostenía un vaso de agua.

—Tú también.

Y lo parecía. Se veía descansada y feliz.

—Me siento bien —dijo, una pequeña sonrisa coqueteaba con su boca mientras miraba al otro lado de la habitación a su esposa. Estaba de pie hablando con alguien a quien yo no conocía, pero sus ojos se mantenían mirando hacia ella—. Quinn está un poco sobreprotectora en este momento, lo cual encuentro molesto. —Me sonrió—. Aunque, no demasiado. Te sorprendería de lo lejos que está dispuesta a ir para hacerme feliz.

Le di una mirada astuta.

—¿Estás usando tu embarazo para extorsionar favores irracionales de tu rubia?

—Yo no llamaría irracional hacerle levantarse a las dos de la mañana para encontrar un supermercado de veinticuatro horas que venda helado Häagen-Dazs de mantequilla de cacahuete y chocolate.

Mis ojos se salieron de sus órbitas.

—¿No le hiciste eso?

Rachel bufó.

—No. —Le dio un sorbo al agua, sus ojos brillando con malicia—. Pero lo voy a hacer.

Me eché a reír, atrayendo las miradas de varias personas en la sala, y una de esas miradas me convirtió en piedra.

Santana había llegado. Y se veía bien. Su cabello había sido cortado un poco y lucía cansada. Llevaba una sexy camiseta roja oscura y pantalones negros. Nada especial, y aun así se las arreglaba para verse lo suficiente bien para comer. Realmente odiaba eso de ella.

Segundos después de que nuestros ojos se encontraran a través de la habitación, su expresión se puso en blanco y rápidamente se volvió a Jake y Marley.

¿Qué? Mis ojos se entrecerraron de indignación. ¿Ella me estaba ignorando a mí?

Rachel silbó por lo bajo.

—¿Se nos olvidó mencionar que Santana iba a venir?

Intentando controlar mi ira. Me volví hacia Rachel, suavizando mi expresión.

—Es su amiga. No puedo esperar que no le hablen.

—Aun así… es incómodo. Debí habértelo dicho.

—Está bien. Nos estamos ignorando. —Tragué el nudo en mi garganta—.¡No hay razón para que ambas no podamos disfrutar la felicidad de nuestros amigos sin que una de nosotras quiera clavar un tenedor en el ojo del otro! —espeté, y engullí toda la copa de champán.

Rachel me miró durante un segundo.

—Está bien entonces. Te dejaré con… tus reflexiones violentas.

Se fue antes de que pudiera disculparme por mi locura.

—Mierda —murmuré.

—Encantador.

Me di la vuelta ante la expresión sonriente y con los ojos muy abiertos de Kitty.

—Hola Kitty. Lamento dejar caer la bomba-M. Se me ha olvidado dejar mi amargura en la puerta y Rachel ha recibido un latigazo de ella.

Kitty no me hizo caso.

—Oh, a Rachel no le importará. Sabe todo sobre ello. Simplemente está en ésta burbuja feliz en este momento y esquiva toda la miseria.

—No debería tener que esquivar mi miseria. Mi miseria debería haber sido confiscada en la puerta junto con mi amargura.

Kitty se acercó un paso, su expresión conspiradora y aun así comprensiva.

—¿Todavía eres miserable?

Sólo parpadeé hacia ella.

—Tomaré eso como un sí. —Sin una palabra más se escabulló.

—Oh, Dios —murmuré en voz baja, cuando me di cuenta que estaba alejando a mis amigos y amigas con éxito con mi actitud—. Soy esa prima que apesta a pis.

Luego estaba más que agradecida, cuando vi a mi papá dando zancadas a través de la fiesta hacia mí. Sin embargo, en cuanto vi su semblante sombrío, la gratitud fue rápidamente reemplazada por preocupación.

—¿Qué pasa? —le pregunté suavemente, mientras suavemente agarraba mi codo.

—Necesito hablar contigo —contestó con aspereza.

Intrigada y preocupada, dejé que me llevara fuera de la sala de estar y arriba por las escaleras. Para mi sorpresa, él abrió la puerta de la habitación de Hannah e hizo un gesto para que anduviera por delante de él.

Lanzándole una mirada inquisitiva mientras pasaba, ingresé, sólo para detenerme abruptamente ante la vista de Santana parada de espaldas a mí. Me giré, con los ojos abiertos, para preguntar a mi papá, pero la puerta ya estaba cerrándose de un portazo detrás de mí.

Mi boca se abrió, giré alrededor para encontrar a Santana frunciéndome el ceño.

—No eres Jake —observó calmadamente.

—¿Eso crees? —espeté—. Nos han engañado. Mi padre me guió hasta aquí con engaños.

Levantó una ceja, la diversión brillaba en sus ojos oscuros.

—¿Mick estuvo implicado? ¿Cuándo se puso de mi lado?

Sabía exactamente cuándo mi padre se había cambiado al lado oscuro, y era mi culpa. Niña idiota.

—Antes de que te convirtieras en una idiota total, cometí el error de convencerlo de que eres una buena persona. Desafortunadamente, lo que le dije parece haber anulado el hecho de que dejas de ser buena una vez que tu libido insaciable está implicado.

En lugar de estar ofendida, Santana se rió.

—Recuerdo una vez no hace mucho tiempo cuando te hubieras sonrojado de la cabeza a los pies diciendo eso.

—Recuerdo una vez cuando pensaba que no había nadie más como tú.

Eso drenó la diversión fuera de ella. Nos miramos fijamente en un tenso silencio por un momento hasta que Santana negó con la cabeza tristemente.

—Odio que sea la única que te haya hecho esto. La Britt de la que me enamoré es la mujer más amable, compasiva y comprensiva que he conocido. Te hice perderla.

Aunque no creo que ella pretendiera hacerlo como un comentario cruel, dolió como uno y no pude ocultar las lágrimas que surgieron de mis ojos. Asfixiándome en la aplastante sensación alrededor de mi garganta, me volteé, dirigiéndome a la puerta.

Escuché el sonido de su movimiento rápido detrás de mí cuando abrí la puerta y repentinamente su calor estaba al ras contra mi espalda, y su mano estaba sobre mi cabeza, forzando a la puerta a cerrarse otra vez. Me congelé mientras Santana se presionaba contra mí, su cuerpo tan dolorosamente familiar.

—Sé que crees que me he rendido, nena —susurró contra mi oído y cerré los ojos contra la sensación de ella—. Pero no lo he hecho. Sólo te estoy dando tiempo para que vuelvas a encontrarla.

Llegó a mí a paso veloz… el conocimiento de que nunca seguiría adelante mientras Santana mantuviera la esperanza de una reconciliación. Necesitaba que esto terminara y aun así quería una probadita más, así que me di la vuelta en sus brazos, ahuequé su nuca en mi mano y la jalé hasta mi boca. Había olvidado lo que me hacía el sabor de ella, estuve perdida por un momento, ahogándome en la sensación. Santana instantáneamente envolvió sus brazos a mí alrededor, capturándome con fuerza contra ella mientras me besaba de regreso, desesperada, un poco ruda, la humedad caliente y profunda de nuestro beso como el efecto eufórico de una droga.

De repente me encontré presionada contra la puerta, las manos de Santana vagando por mi cuerpo como si ella no supiera dónde quería tocarme primero. Cuando se apoderó de la parte posterior de mi muslo y levantó mi pierna alrededor de su cintura de modo que pudiera sentir su cercanía, rugió el calor a través de mí. Gruñí dentro de su boca y su agarre se hizo doloroso.

También fue bueno, porque ese leve pellizco de dolor sonsacó su camino hacia mi conciencia y de alguna manera encontré la fuerza para alejarme de ella.

Presionando fuerte contra su pecho, la forcé a retroceder y ella liberó su agarre de mí.

Con ternura, acaricié su cuello, deslizando mi mano alrededor y a través de su mandíbula, antes de rozar mi pulgar sobre su labio inferior. Una vez que mi respiración comenzó a nivelarse, levanté mis ojos de su boca para encontrar su mirada ardiente. Las lágrimas volvieron y ella se convirtió en un borrón, mientras yo susurraba:

—Deja de esperar, Santana. Está bien, te perdono. Lo entiendo, y no estoy enfadada contigo. No realmente. Porque no es tu culpa. Estoy enojada de la situación y he estado desquitándome contigo.

La frente de Santana se arrugó en confusión.

—Britt, yo no… —Ella negó con la cabeza, apretando mi cintura en forma interrogativa.

Así que le expliqué.

—Quiero un amor como el que mi padre tenía con mi mamá. Quiero lo que Rachel y Quinn tienen. Y el de Marley y Jake. Kitty y Ryder. —Las lágrimas fluyeron libremente antes de poder detenerlos—. Ya tuviste eso con Alice.

Como si se le hubiera disparado, Santana se sacudió hacia atrás.

—Esto puede sonar egoísta e infantil, pero es lo que siento. Quiero ser el amor en la vida de alguien. No puedo ser el segundo mejor. Y definitivamente no puedo ser el segundo mejor para ti. —Busqué detrás de mí, girando la manija de la puerta—. Lo siento, Santana. De verdad lo hago. Pero no puedo pasar el resto de mi vida amando a una persona que no puede amarme de la misma manera. —Abrí la puerta, tratando de bloquear el dolor en sus ojos—. Así que detente. Por ambas. Por favor.

No le di la oportunidad de hablar porque yo era una cobarde y no quería oír que se transfiriera el dolor de sus ojos hacia su voz. Así que me fui… corriendo por las escaleras y fuera de la casa antes de que alguien pudiera evitar mi partida.




Más tarde esa noche dejé entrar a mi papá en mi apartamento, disparándole dagas todo el tiempo. Sus ojos se sumergieron en mi cara, con los ojos hinchados y la nariz hinchada, y vi una pizca de culpabilidad pasar sobre ellos.

—Pensé que estaba haciendo algo bueno —dijo en voz baja e inmediatamente me envolvió en un abrazo gigantesco.

Me aferré como a la vida misma. Mi papá daba buenos abrazos.

—Lo sé —dije moqueando contra su pecho ancho.

Él me apretó fuerte y besó la parte superior de mi cabeza.

—Santana no se veía muy bien cuando bajó las escaleras.

Tensándome, lo apreté de vuelta.

—Papá no lo hagas.

—Sólo quiero asegurarme de que no estás tirando algo bueno por terquedad.

—Suenas igual que ella.

—Quizás tiene un punto.

Echándome hacia atrás, miré el rostro de mi padre con una calma que no estaba segura de que sentía.

—Ella no puede amarme de la forma en que quiero que lo haga. Sería desastroso para las dos.

La expresión de papá se suavizó.

—Niñita, no le estás dando ninguna oportunidad de demostrar que te equivocas.

—No sabes cómo habla de Alice. No lo sabes —susurré ferozmente.

Ante eso, papá no dijo nada más. Me dio un último apretón y luego procedió a entretenerse en mi cocina, lanzando chocolate caliente y una tardía merienda en la noche.

Se quedó hasta que me quedé dormida, y a la mañana siguiente me desperté segura, apretada y metida en mi cama.

Mi almohada estaba húmeda por las lágrimas.

Capítulo 27

Decidida a convencer a todos de que estaba bien, pasé los próximos diez días yendo a través de todo en movimiento. Me levanté, me vestí, fui a trabajar, sonreí cuando se suponía que debía, reí cuando se requería, me tornaba seria cuando la seriedad era apropiada, y esperé por Dios que mi pretensión estuviera funcionando. La verdad era que me sentía tan perdida como siempre sin Santana, y estaba asustada y enojada conmigo misma. Estaba aterrorizada de que nunca fuera a encontrar mi camino de regreso a quien solía ser. Me sentí como si hubiera perdido una extremidad y no había absolutamente llegado a un acuerdo con ello y cuán diferente sería mi vida de ahora en adelante.

Así que al pretender lo contrario, me sentía menos a una cobarde llorona.

Tal vez las cosas habrían sido más fáciles si Santana se hubiera rendido como se lo había pedido. Pero ella siguió insistiendo en llamar.

No le hice caso, y junto con ella, ignoré a Marley. Más o menos. Hablaba por teléfono con ella, como lo hacía con todos mis amigos y familia, pero después de la trampa que me tendieron (y sabía que todos habían estado involucrados en hacer que me reuniera con Santana ese día) no confiaba en ellos para no intentarlo de nuevo. Así que estuve evitándolo al pasar cualquier momento real con ellos.

Cuatro días después de la fiesta, di la vuelta en la esquina de California Ave. y visualicé a Santana sentada en mi porche, con la cabeza inclinada mientras miraba al suelo. Me escapé antes de que ella me viera, yendo a casa de mi padre, la única persona en la que confiaba para no tratar de ponerme una trampa de nuevo.

Bajo el pretexto de la indiferencia que sentía, mi enojo empezó a elevarse de nuevo. ¿Por qué Santana no podía dejar las cosas como estaban? Había oído lo que yo tenía que decir y no podía discutir con ello.

Afortunadamente, en el séptimo día de evasión, Santana pareció captar el mensaje y las llamadas cesaron.

Todo estuvo tranquilo durante unos pocos días, mientras trataba de recomponer mi mente. Me dediqué de lleno al trabajo, haciendo horas extras ya que la biblioteca estaba repleta de estudiantes preparándose para sus exámenes. Sam entró en la sección de reserva y conversamos amigablemente, pero no dejé escapar el hecho de que yo no había elegido a Santana. No dejé escapar el hecho porque el no elegir a Santana no quería decir que estaba eligiendo a Sam.

Me estaba eligiendo a mí. Y yo necesitaba un poco de paz y tranquilidad, lejos de cualquier angustia potencial añadida.

Mientras estaba de pie en el tranquilo escritorio de ayuda, clasificando el correo cuando no estaba ocupada, mi cerebro permaneció ignorando resueltamente cualquier pensamiento referente a Santana. Tenía toda una vida aparte de Santana. Concentrarse en eso debería ser un juego de niños.

O eso es lo que tú creerías.

—Brittany —Angus corrió hacia mí, con un montón de carpetas en la mano—. ¿Me puedes hacer un favor?

—Cualquier cosa —le dije un poco desesperada, ansiosa de distracción. Él me dio una mirada de preocupación, pero no hizo ningún comentario.

—Hay una… situación en uno de los salones accesibles. Sala cinco. ¿Te puedes encargar, por favor? Estoy hasta el tope. —Levantó las carpetas a modo de explicación.

Arrugué mi nariz.

—Otra situación. —Negué con la cabeza, rodeando el escritorio de ayuda—. ¿Por qué no pueden simplemente mantenerlo en sus pantalones?

Angus gruñó y se fue arrastrando los pies por delante de mí.

Preparándome, tiré hacia atrás los hombros y me apresuré a subir las escaleras, pasando junto a la multitud ocupada hasta que llegué a la primera planta. Se podría pensar que durante el período de exámenes estos niños tendrían cosas más urgentes en sus mentes, pero oh no, el sexo nunca estaba fuera de la mesa.

Literalmente, en este caso.

Tomando una respiración profunda, abrí la puerta de la sala cinco y entré a toda marcha. Golpeé una pared invisible, mi cuerpo tensándose ante la visión de Santana apoyada en la mesa, con los brazos cruzados sobre el pecho, los tobillos cruzados casualmente.

La puerta se cerró detrás de mí, sacándome de mi estupor.

—¿Qué estás haciendo aquí? —exigí, mis manos apretándose en puños a mis costados.

—Angus me ayudó.

¡Ese traidor!

—¡Oh, está tan fuera de la lista de Navidad! —Yo echaba chispas.

Los labios de Santana se crisparon.

—No hagas nada drástico. Fui bastante persuasiva. El pobre hombre no pudo contenerse.

—Oh, estoy segura. —Angus probablemente se había derretido bajo la cálida mirada chocolate de Santana—. Ahora bien, si no te importa, tienes que irte. —Hice un gesto hacia la puerta, tratando de no temblar visiblemente. Sentía como si no la hubiera visto en un centenar de años y no me gustaba el cálido revoloteo que estaba sintiendo en el estómago de sólo estar en su presencia.

—No puedo. Tengo que explicar algo en primer lugar. —Se puso de pie y, para mi estupefacción empezó a tirar de su sexy y sugerente camiseta por su cabeza.

—¿Qué estás haciendo? —le espeté, extendiéndome a detenerla, hasta que mis ojos vieron el sector de su tatuaje de la letra “A” totalmente cambiado…..de hecho, ya no existía, pues lo había cambiado por uno nuevo que me llenó de asombro.

Mi corazón empezó a latir con fuerza. Muy alto.

Sus ojos nunca dejaron los míos, Santana dejó su camiseta en el escritorio.

—Hice que cambiaran, o mejor dicho desaparecieran el tatuaje hace unas semanas. Lo que dijiste durante nuestra ruptura… me llegó a lo más profundo, Britt. He tenido mucho tiempo para pensar, para procesar. Para seguir adelante. Y esto — hizo un gesto al lugar donde había estado su antiguo tatuaje—, quería hablar contigo acerca de ello, lo que significa, desde el día que lo tuve.

La estilizada “A” muy cerca de su espalda baja en el costado izquierdo ya no existía, pues en su lugar estaba un hermoso corazón con las iniciales entrelazadas de B&S y a su lado empezaba una frase que se extendía hasta muy cerca del costado derecho de su espalda baja. Un bulto del tamaño de México se formó en mi garganta.

Santana dio un paso hacia mí, su mirada intensa, cruda, y sus palabras fueron bajas y ásperas por la emoción cuando dijo:

—Antes de ti, estuvo Alice. No puedo cambiar eso, Britt, y no quiero hacerlo. Ella fue mi primer amor. Era una clase de amor más simple. Fue el amor de dos niñas. —Buscó mi rostro, al parecer tratando de medir mi reacción ante eso, pero yo estaba estupefacta. Santana continuó en voz baja—: Siempre pensé que me mantuve a distancia de las mujeres, porque sabía que nunca sería capaz de amar a alguien del modo que la amaba a ella. Estaba equivocada. Mantuve mi distancia porque tenía miedo de encontrar la clase de amor que mis padres tienen, y tenía miedo de lo que eso me haría si perdiera esa clase de amor. —Dio otro paso hacia mí y con cada paso me robaba otro aliento—. Nunca tuve la intención de enamorarme de ti. Pero lo hice. Lo sentí la primera noche que hice el amor contigo, porque fue eso lo que hice contigo y no simple sexo. Traté de alejarme luego porque nunca me había sentido tan perdida y tan encontrada como me sentí esa noche mirándote a los ojos mientras te hacía mía. Pensé que debía irme… pero no podía estar lejos de ti. —Sonrió—. Fui una completa adicta a la primera probada de ti. Lamento mucho que te hiciera pasar un infierno. Lamento mucho haber sido una egoísta. Lamento haberte hecho dudar de lo que sabías que había entre nosotras desde el principio. Porque ha estado allí desde que nos conocimos, Britt. Las lecciones de seducción sólo lo llevó al frente. Desde que nos conocimos, he disfrutado de estar cerca de ti más que a nadie. Me río más fuerte contigo. Me siento más a mí misma contigo. Me confío a ti… la verdadera yo. Cuando algo sale mal, o bien, o escucho una broma divertida, o veo algo extraño, eres la primera persona con la que quiero hablar sobre eso. Añade a todo eso el mejor sexo que he tenido en mi vida, y no es de extrañar que sea un caso perdido. —Su voz se profundizó más cuando tomó un último paso hacia mí—. Te he amado todo el tiempo, Brittany. Las últimas semanas han sido una tortura sin ti. Y a pesar de lo que todavía podrías estar pensando, te prometo, no ha habido nadie más. ¿Cómo podría alguna vez haberlo?

Ni siquiera me di cuenta que estaba llorando hasta que ella acunó mi rostro para recoger mis lágrimas con su pulgar.

—Alice fue mi primer amor y nunca la olvidaré. Es una parte de mí y siempre lo será. Pero sé que es hora de seguir adelante, es el momento de empezar a vivir en el más allá. Tú eres eso para mí, Britt. Tú eres el amor de mi vida. Por eso quiero que sepas que lo de Alice fue un “antes”, tú eres mi presente y futuro, no hay nada que no haría por ti porque sólo tú lograste que descubriera el amor verdadero……por eso quiero que veas esto.

Santana había cambiado, o mejor dicho borrado el tatuaje de aquella inicial que la atormentaba……en su lugar se había tatuado un hermoso corazón con las iniciales entrelazadas de B&S y a su lado una frase completa que se extendía hasta muy cerca del costado derecho de su espalda baja para proclamar sus sentimientos por mí: “Britt S.P…the love of my life”.

El sollozo estalló antes de que pudiera detenerlo y Santana me atrapó, apoyando su frente contra la mía mientras frotaba sus manos con dulzura por mis brazos.

—Por favor, Britt. Por favor dime qué es lo que tengo que hacer para asegurarme de que crees en eso.

Tragué saliva, tratando de calmar el dolor en mi pecho que estaba causando los sollozos. Respirando hondo, miré hacia abajo en su espalda baja y suavemente toqué el nuevo tatuaje y esa bella frase que me tenía cautivada.

Eché la cabeza hacia atrás para darle una sonrisa llorosa.

—Ya lo has hecho.

Los brazos de Santana se deslizaron alrededor de mí, su cabeza bajando para así poder decir contra mis labios:

—Cielos, te amo tanto.

Mi corazón dio un salto y cerré los ojos con alivio puro.

—También te amo.

Ella me besó. Apasionadamente. Y me aferré a ella como un salvavidas.

Nos tropezamos contra la mesa mientras nos besábamos entre sí como si fuera la última vez que tuviéramos la oportunidad. Girándonos, Santana me levantó en la mesa sin romper nuestra conexión y de inmediato envolví mis piernas alrededor de ella, instándola a estar más cerca de mí. Mis manos se presionaron profundamente en su espalda mientras ella se apoderaba de mis caderas. Chupé su lengua y sentí su mano traviesa en respuesta explorar insistentemente entre mis piernas.

Un fuerte estallido de risas desde fuera logró abrirse paso entre nosotras, por lo que me eché hacia atrás, sacudiendo la cabeza, aturdida.

—No podemos —jadeé sin aliento—. No aquí. ¿Sabes cuántos estudiantes han llegado a nada bueno en esta mesa?

Sus ojos brillaron con lujuria, el color se encendió en sus mejillas, Santana pareció un poco desconcertada al principio, al mirar más allá de mí a dicha mesa. Finalmente, levantó la mirada esperanzada.

—Mi lugar está a cinco minutos a pie de aquí.

La sorpresa se disparó a través de mí y sonreí lentamente.

—Nunca he visto tu casa.

La ternura suavizó la expresión de Santana mientras metía un mechón de cabello detrás de mi oreja.

—Realmente me gustaría que la vieras ahora, mi amor.

Me mordí el labio, meditando sobre ello. No reflexioné mucho.

—De hecho Angus me debe unos días de vacaciones. Estoy segura de que no le importará que me tome medio día.

La mano de Santana se sentía caliente y fuerte en la mía, y dado que sus zancadas se estaban comiendo el concreto no tuve más remedio que darme prisa junto a ella o que mi brazo iba a ser sacado de su base.

Después de que Angus nos sonriera a sabiendas por mi petición de medio día libre y luego que cediera rápidamente, Santana había agarrado mi mano y me había transportado fuera de la biblioteca. Sin decir una palabra me tiró junto a ella hacía Meadows y Marchmont.

Ahora estaba siendo apurada por las escaleras de su edificio a una velocidad súper rápida. En el segundo piso, sin soltar mi mano, debo añadir, Santana buscó las llaves de su bolsillo, abrió la puerta de color negro brillante con una sola mano y me arrastró dentro.

Antes de que pudiera notar cualquier cosa, Santana estaba bloqueando mi punto de vista, cerrando la puerta de golpe por encima de mi hombro un segundo antes de aplastar su boca sobre la mía y empujarme contra la pared.

También me encendí rápidamente.

Deliraba por sus labios contra mi mejilla, su lengua burlándose de la mía, su cabello suave derivando sobre mis dedos a medida que los apretaba en ellos en un esfuerzo para fundirme a ella. Santana se apartó de nuevo para sacar su camiseta y luego alcanzó la mía.

Amablemente levanté mis brazos y pronto fui despojada de mi camiseta. Mi sujetador estuvo fuera segundo después.

Un quejido de placer escapó de mis labios cuando Santana cubrió su boca alrededor de un pezón, lamiendo y chupando con su lengua mientras pellizcaba el otro entre el índice y el pulgar. Cerré los ojos y me arqueé contra su boca, apretando su cabeza contra mi pecho en placer sexual puro.

—Te he echado mucho de menos —jadeé a medida que la excitación corría entre mis piernas.

Mis palabras hicieron a Santana levantar la cabeza, y estuvo besando mi boca de nuevo antes de trazar calientes besos húmedos por mi cuello. Me estremecí con encantada sorpresa ante el toque de sus dedos en mi sexo. Me frotó a través de la tela de mis pantalones y yo gemí su nombre, empujando mis caderas hacia su toque.

—Casi me salí de mi piel —dijo Santana de pronto, su voz quebrada por la anticipación sexual—, la primera vez que me pediste que te enseñara… cuando me pediste que te hiciera mía. —Ella gimió y dejó caer su cabeza contra el hueco de mi cuello mientras continuaba frotándome tortuosamente—. Me tomó hasta la última gota de fuerza de voluntad que tenía para no apoderarme de tu mano, arrastrarte hasta tu piso, y hacerte vibrar hasta que ambas muriéramos de agotamiento porque ya presentía que tú eras el gran amor que había estado esperando toda la vida.

—¿En serio? —jadeé, mis manos deslizándose por su cálida espalda desnuda hasta aferrar sus caderas para atraerla más cerca.

—En serio. —Levantó la cabeza para mirarme a los ojos y casi alcancé el clímax ante la expresión de su rostro. Santana me deseaba. Como, en serio, de verdad me deseaba—. Fue la excusa que había estado esperando, durante nueve meses.

Nuestra respiración pesada se mezcló por un momento muy cargado, y luego me estiré y la besé. La besé con cada onza de amor que había en mí. Al apartarme, ambos jadeamos un poco cuando tomé su rostro con mis manos y dejé caer cada defensa que tenía. Mi alma estaba en mis ojos, y supe el momento en que Santana lo sintió porque su agarre en mi cintura se tensó.

—Nadie —susurré, mis labios temblando de la emoción—, alguna vez me ha hecho sentir como la persona que siempre he querido ser, hasta ti. Me haces sentir hermosa, Santana. De todas las formas y más. Nadie nunca antes me había dado eso. Nadie.

—Me alegro —murmuró contra mi boca—. No sólo porque te mereces sentirte así… sino porque te hace mía.

—Santana… —Me estremecí ante el ronroneo posesivo en su voz.

—Vas a gritar eso para mí esta noche. —Ella rozó sus labios suavemente sobre mi boca mientras sus dedos trabajaban en la cremallera de mis pantalones—. Vas a gritar que eres mía. —Su mano se deslizó en el interior, sus dedos presionándose debajo de mi ropa interior y empujando suavemente.

Me arqueé ante su toque, suspirando.

—Hazlo, San —le rogué—. Te he echado de menos.

—No lo sé —respondió ella, burlándose de mí mientras añadía otro dedo.

Gemí ante la plenitud, pero a pesar del placer, no fue suficiente.

—No te burles, hazme tuya Santana.

Aplastó mi boca sobre la suya, su beso tan descontrolado como sus movimientos mientras empujaba mis pantalones hacia abajo hasta que cayeron al suelo. Nos separamos sólo el tiempo suficiente para quitarme mis zapatos, despojarme de los pantalones y las bragas. Sentí una indecente oleada de excitación inundarme ante la reacción de Santana al verme desnuda y temblando de expectación en contra de su pared.

—Cielos. —Se detuvo, con las manos en la cremallera de sus pantalones mientras sus ojos se apoderaban de mí—. ¿Sabes cuán increíblemente sensual te ves ahora?

Su expresión era caliente, y eso me encendió hasta el punto de combustión, por lo que basta con decir que había terminado con las miradas. Quería que me tocara.

—Santana, deprisa.

Con sus ojos ardientes impregnándose hasta el último detalle de mí, Santana se quitó lentamente la ropa mientras su pecho subía y bajaba rápidamente.

—Dilo de nuevo.

El rubor de timidez que sentía bajo su escrutinio era nulo considerando lo excitada que estaba. Estaba empapada.

—¿Decir qué?

Su labio se levantó en una esquina.

—Tú sabes qué, cariño.

Sucio. A Santana le gustaba sucio.

¿A quién engañaba? A las dos nos gustaba lo sucio.

Con los ómóplatos presionados contra la pared, mis pechos jadeantes y faltos de aire, abrí ampliamente mi postura, haciendo que las fosas nasales de Santana se dilataran.

—Quiero que me hagas tuya, y quiero que me folles contra esta pared hasta que no podamos respirar.

Apenas tuve la oportunidad de ver la forma en que su cuerpo se tensó ante lo que estaba a punto de ocurrir. Sus besos fueron golpes cuando se dedicó a amarme con pasión y devoción.

Las dos gemimos cuando empezábamos a sentir llegar al cielo. Envolví mis brazos alrededor de sus hombros, mis piernas alrededor de su cintura, aferrándome a ella como si dependiera de ello la vida.

—Estás empapada —dijo ella en un suspiro áspero—. Tan mojada para mí, nena. Me encanta lo caliente y húmeda que eres.

—Sólo para ti —prometí en un jadeo que hizo que ella gimiera más fuerte.

Grité a Dios y a los cielos mientras la deliciosa fricción hosca creaba rápidamente la presión adecuada dentro de mí.

Y de repente me estaba moviendo a través del aire, cayendo contra Santana mientras nos llevaba al piso. Con la pasión a flor de piel, levantó mi pierna derecha, empujando mi pierna izquierda suavemente, abriéndome más. Sus ojos ardían en los míos mientras me hacía suya con maestría y ternura.

La presión en mí se construía y construía.

—¡Santana! —exclamé, incapaz de moverme contra ella ya que me mantenía tan apretada. Sólo hacía que me tensara más, mi clímax a punto de…

—Eso es —jadeó, sus ojos nunca dejando los míos—. Deja que te lleve allí, nena.

—Me vengo. —Raspé mis uñas en su piso de madera—. Me vengo.

Entonces, de repente sus movimientos se hicieron lentos y la presión se estabilizó.

—¡No! —jadeé frenéticamente, tratando de alcanzarla—. No te detengas.

Sus ojos brillaron sobre mí.

—Di que eres mía.

—¿Qué?

—Dime que eres mía.

¿Qué demonios estaba haciendo?

—Santana, no pares, estoy tan cerca.

Rodeó sus caderas contra mí, jugando conmigo.

—Dime que eres mía.

—Por supuesto que soy tuya —le espeté—. ¡Ahora fóllame, maldición!

La sonrisa de Santana fue rápida, fundiéndose a toda prisa bajo su propia necesidad cada vez mayor cuando comenzó a amarme otra vez, sus movimientos ganando velocidad a medida que mi respiración tartamudeaba.

—¡Oh, Dios! —presioné mis palmas contra el piso—. ¡Oh Dios, oh Dios! ¡Santana!


La presión cesó y el orgasmo que rasgó a través de mí fue tan épico que mis ojos rodaron hasta la parte de atrás de mi cabeza. Mi parte inferior del cuerpo se estremeció contra el cuerpo de Santana, y ella llegó con un grito de liberación y no con su gemido habitual. Sus caderas se sacudieron en estremecimientos duros contra mí mientras el orgasmo pasaba a través de ella, lo que desencadenó pequeños temblores en mi cuerpo.

Se apoyó sobre mí, con los ojos muy abiertos mientras nos mirábamos la una a la otra en estado de shock lleno de encanto.

Era seguro decir que… era el mejor sexo de nuestra vida. ¡De la vida!

Liberando suavemente su dominio sobre mis piernas, Santana cayó al suelo junto a mí, y se acostó con su cabeza junto a la mía, jadeando, ambas resbaladizos por el sudor, la mirada fija en su techo blanco.

—Entonces —dijo Santana una vez que su respiración estuvo bajo control—, esta es mi casa.

—Me gusta la pared. Y ese es un buen techo —dije sonriendo.

Giramos nuestras cabezas para mirarnos la una a la otra e instantáneamente nos echamos a reír.

Todavía estaba riendo cuando Santana rodó sobre mí, sus manos corriendo por mi cabello mientras envolvía mis manos suavemente alrededor de su espalda.

—¿Quieres ver el resto?

Fingí contemplarla por un momento y luego pregunté:

—¿Tienes un cabecero de rejilla?

Su sonrisa de respuesta fue lenta y perversa.

—¿Me estás pidiendo que te ate?

Asentí corroborándolo.

—De todas las maneras que puedas.

La expresión de Santana se suavizó a la ternura absoluta y se inclinó para darme un beso suave en mi boca.

—Eso —susurró—, sin dudas que puedo hacerlo.
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¿que les pareció el capiítulo 27?........

Hola……….buenas noches a todas/os……….uhhh, como siempre me ocurre cuando una historia está por acabar me siento bastante nostálgica….esto lo digo porque estamos en la recta final de la historia (solo falta el epílogo)……quise ponerles por adelantado este capítulo pues el epílogo lo publicaré el día miércoles (tardaré un día más de lo acostumbrado debido a que estoy preparando el siguiente proyecto de adaptación para subirlo el mismo día……ya saben que cuando concluye una historia empiezo otra jejejeje)


Mantengo mi posición sobre el episodio final de la serie, este final fue bueno, pero no colmo del todo mi expectativas para el cierre de lo que fue y será una gran serie: GLEE……lo que lamento es que no se haya dado a conocer el futuro o líneas de dialogo a otros personajes importantes (creo yo) para saber de ellos, por ejemplo: Santana, Brittany, Quinn, Puck o Mike, etc. Demás está decir que por ahora supongo que o mientras creo que voy a distraerme con los fic’s (benditas adaptaciones o historias originales por hacer que me distraiga un poco de la realidad jejejeje)……..








*Para quienes no hayan leído las historias anteriores, estas son las direcciones:







http://www.gleeklatino.com/t20759p300-resueltofanfic-brittana-5ta-avenida-neoyorkina-2da-parte-primero-viene-el-amorluego-viene-el-matrimonio-epilogo
(5ta Avenida Neoyorkina)






http://www.gleeklatino.com/t21732p330-resueltofanfic-brittana-play-with-me-epilogo
(Play with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22139p255-fanfic-brittana-safe-with-me-capitulo-bonus-track-halloween-con-el-clan-familiar-de-los-pierce-31-de-agosto
(Safe with Me)






http://www.gleeklatino.com/t22314p90-resueltofanfic-brittana-beautiful-stranger-cap-16-final-12-de-noviembre
(Beutiful stranger)







http://www.gleeklatino.com/t22405p135-fanfic-brittana-lick-sinopsiscapitulo-22-final-09-de-enero#536524
(Lick)




http://www.gleeklatino.com/t22471p135-resueltofanfic-brittana-breathe-with-me-epilogo-06-de-abril-2015#540911
(Breathe With Me)




http://www.gleeklatino.com/t22548-fanfic-brittana-the-mighty-storm-2da-parte-wethering-the-storm-sinopsis-epilogo-23-de-junio-2015
(“The Mighty Storm” / 2da Parte "Wethering the Storm)





http://www.gleeklatino.com/t22579p165-resueltofanfic-brittana-sweet-home-2da-parte-sinopsis-prologo-capitulos-37-epilogo-capitulo-extra-07-de-septiembre-2015
(Sweet Home: 1ra y 2da parte)





https://gleelatino.forosactivos.net/t22614p75-fanfic-brittana-sweet-hope-sinopsis-prologo-epilogo-capitulo-extra-24-de-octubre-2015
(Sweet Hope)






*Actualización: día MIÉRCOLES…….si pudiera actualizar antes se los haré saber (pero si no, tengan la seguridad que lo haré en el día señalado)






Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo






Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.







Y la canción del día es……….








https://www.youtube.com/watch?v=pwjqowEcpQU

NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- El presente trabajo es una adaptación a mi pareja favorita de Glee (Brittana), aclaro que modifiqué levemente el título de la historia (tomé el nombre de una calle al azar de Ohio -admito que de esta calle me atrayeron los bellos paisajes), honestamente no se si obré bien al poner el nombre, ya saben que no soy tan buena para ponerle nombre a algo o las cosas jejejeje……..La historia original obviamente no me pertenece …………esta obra se titula “Before Jamaica Lane” y es de autoría de Samantha Young (autora de la obra “Calle Dublín”) (todos los derechos reservados para esta estupenda escritora, así como a todos los involucrados en la publicación de su trabajo) (así que a esta distinguida escritora mis más grandes felicitaciones y admiración por la forma y estilo literario que realiza); la traducción, corrección y diseño de dicha obra fue realizada por la fabulosa comunidad virtual BOOKZINGA (gracias a todos quienes hacen posible que el resto de las personas podamos disfrutar de tantas maravillosas obras) (la obra original traducida la podrán encontrar en distintos blogs).








Aclaro que si bien en la obra, los lugares recurrentes que se mencionan son Escocia y algunos relacionadas este y algunas ciudades de EE.UU fundamentalmente; tomando en cuenta las características y sitios donde se desarrolló GLEE desde su primera hasta la sexta temporada …….decidí que los lugares donde se desarrollará la historia sea Lima-Ohio (Espero les parezcan estas alternativas). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades, aunque en algunos casos me deje llevar por la emoción del momento y puse a quienes creí conveniente jejejeje.











Algo más……enfatizo nuevamente que esta historia se compone de 1 solo libro que consta de: sinopsis + 28 capítulos + epílogo. Este libro es narrado desde la perspectiva de Brittany (Olivia en la historia original)………Espero disfruten de esta historia






Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.

Capítulo 28

Era una cálida tarde de primavera, una ligera brisa susurrando sobre mis brazos desnudos mientras caminaba hacia el Club 39 en mis tacones de aguja. Dos chicos me pasaron y sentí sus ojos vagando sobre mí. Mirándolos por la esquina de mi ojo, los encontré mirando con admiración mis piernas.

Unos pocos meses atrás me las habría ingeniado para convencerme a mí misma de que no se encontraban mirando con admiración, que ellos estaban mirando con desconcierto a la gorda que se había atrevido a usar un vestido. Ahora sabía que no era cierto. Tenía buenas piernas. Estaba mostrándolas.

Pero no para estos chicos o cualquier persona.

No, mis piernas se encontraban en exhibición para Santana López y sólo Santana López.

Me alegro por ti, Soda Pop.

Sonreí a mí misma. Sí. Creo que mi madre estaría realmente feliz por mí.

Mis tacones acababan de golpear el extremo de la fila para entrar en el Club 39, cuando sonó mi celular. Sacándolo de mi bolso de mano negro con el broche azul que hacía juego con el vestido azul cielo que llevaba puesto, vi el nombre de mi papá y de inmediato respondí.

—Oye, niñita. ¿Dee y yo nos preguntábamos si tú y Santana querrían aparecer por el piso por unas cervezas?

—Me encantaría, papá, pero, ¿qué tal mañana por la noche en vez de hoy? He quedado con Santana y el grupo para tomar una copa.

—No hay problema. Suena bien. ¿Está Santana allí? Quería preguntarle si ya había hablado con su amigo el periodista acerca de hacer un artículo sobre el negocio.

Sonreí, mirando mis tacones de aguja. Eran de gamuza y de color azul cielo. Eran impresionantes. Había elegido mi atuendo cuidadosamente para Santana. Santana, a la que oficialmente había estado viendo por tan solo la semana pasada. Y mi papá ya se encontraba tratando de obtener favores de ella.

—Voy a encontrarme dentro con ella. Puedes preguntarle mañana.

—Muy bien, cariño. —Se quedó en silencio un momento mientras yo me movía a lo largo de la fila, ahora bajando las escaleras hasta el bar del sótano—. Así que, ¿las cosas están bien?

—Las cosas están estupendas.

—Estoy feliz por ti. Tu mamá habría estado tan feliz por ti.

Las lágrimas ardieron detrás en mis ojos.

—Sabes, estaba pensando exactamente lo mismo.

—Bueno… —La voz de mi padre era repentinamente ronca, así que sabía que se puso todo emocional por mí—. Te dejaré ir. Qué se diviertan.

—Adiós, papá.

Deslice mi teléfono de nuevo en mi bolso de mano y reflexioné el hecho de que físicamente me sentía radiante. Por primera vez en mucho tiempo, sentí como si estuviera respirando libremente. Aunque una vez le admití mi miedo a Santana de que de alguna manera, tal vez, en el fondo, albergaba algún tipo de resentimiento hacia mi madre, ahora sabía que no era cierto. Creo que lo que realmente temía era de alguna manera decepcionarla, y sabía que la única manera de que pudiera decepcionar a mi mamá era no siendo feliz.

Era increíble el tipo de alivio que ser feliz trae a una persona.

Los pedazos de mi vida estaban cayendo juntos de buena manera. Tenía un trabajo que amaba, amigos que adoraba, una familia improvisada sin la que no podía estar, finalmente me gustaba a mí misma de todas las maneras, y estaba enamorada de una chica hermosa que me amaba en respuesta de igual manera.

Algo que Santana puso a prueba toda la semana.

Gran parte de esa prueba de amor había sido física, y juro por Dios que había perdido cuatro kilos con toda la actividad. No es que me estaba quejando.

El guardia de seguridad en las puertas del Club 39 sonrió lobunamente hacia mí, dándome una elevación de la barbilla mientras le pasaba con una sonrisa secreta. Sin embargo, mi sonrisa secreta no era para él. Era para Santana. Después de que Angus me pidió que trabajara un poco más tarde esa noche, había llamado a Santana para decirle que la encontraría en el bar en vez de que me recogiera. Esto quería decir, que tenía que hacer toda una entrada para ella, pero también asegurarme que en realidad salíamos, en lugar de empezar a distraernos la una con la otra en el dormitorio. Era importante que saliéramos esta noche, ya que era la primera noche que íbamos a pasar como una pareja con nuestro grupo. A pesar de no ser capaz de beber, incluso Rachel estaría ahí.

—¿Vas a ir? —le había preguntado, sorprendida cuando me llamó para confirmar la hora.

—Diablos, sí. Santana López puesta de rodillas. Sí, eso es definitivamente es algo que quiero ver por mí misma.

—No la he puesto de rodillas —argumenté.

—Brittany, ella ha estado jodiendo a todo lo que se mueve todo el tiempo desde que la conozco. Quería que una mujer la desviará de su curso desde la primera noche que la conocí. Nada en esta tierra me detendrá de ser testigo de ella babeando por ti.

Me había reído, no queriendo decepcionarla diciéndole que Santana no era del tipo de chica que babeaba.

Cuando entré en el bar me enfoqué en mis amigo sentados alrededor de una mesa y eché a andar hacia ellos, mi corazón retomando un rápido ritmo al ver a Santana riendo de algo que Jake le estaba diciendo. Como si me sintiera, Santana se volvió lentamente y mientras sus ojos se embebieron mi vista, su expresión era lo más cercano a babear como alguna vez había visto.

Se puso de pie al acercarme, rodeando la mesa hacia mí.

Mi sonrisa de bienvenida se perdió de repente en su beso apasionado mientras su brazo se envolvía alrededor de mi cintura y me apretaba contra su cuerpo. Le devolví el beso, mis dedos cerrándose suavemente en su nuca. Cuando nuestros labios finalmente se separaron, levanté mis cejas.

—Ese fue un buen hola.

Los ojos caídos de Santana estaban enfocados en mi boca.

—Ese es un buen vestido.

—Tu color favorito.

—En mi persona favorita.

Sonreí y le di otro beso rápido.

—¿Deberíamos sentarnos antes de hacer una escena?

—O simplemente podríamos ir a tu casa —sugirió, acariciando mi cadera.

Aunque me estremecí de placer sólo pensándolo, apreté una mano contra su pecho y la eché hacia atrás.

—Creo que podemos darnos el lujo de tomar un pequeño descanso del dormitorio por unas horas para pasar tiempo con nuestros amigos y amigas.

—Una hora.

—Tres.

—Una hora y media.

Me reí y me encogí de hombros.

—Bueno, dos.

—Dos horas. —Me dio un beso rápido y soltó mi cintura, sólo para apoderarse de mi mano. Mientras me llevaba a compartir su asiento con ella, sentí los ojos de todos mis amigos quemándonos.

Después de sentarme, miré a mí alrededor a Kitty, Marley, Rachel, Quinn, Ryder, y Jake, y tuve que morderme los labios para sofocar mi risa. Ellos estaban mirando a Santana como si nunca la hubieran visto antes.

—Es una ardiente latina mujeriega renovada, un milagro —suspiró Rachel, sus ojos muy abiertos.

Me reí, empujando mi hombro contra Santana mientras ella la miraba a ella.

—En serio. —Sonrió Kitty—. Realmente no lo creí hasta que lo vi con mis propios ojos. Santana ama a Brittany.

La mirada de Santana se tornó más oscura, pero las chicas no parecieron darse cuenta.

—Lo sabía. —Marley les sonrió—. Sabía que se la imaginaba sin los pantalones todo el tiempo.

—Me alegro de que por fin conocieras a tu pareja. —Rachel le sonrió con aire de suficiencia.

—Pasó por un montón de mujeres para encontrarla —añadió Kitty—. Fue un largo tiempo para llegar.

—Por favor —gruñó Santana de repente con los dientes apretados, mientras veía al resto de nuestros amigos—, controlen a sus mujeres.

Aunque Quinn, Jake, y Ryder se rieron, disfrutando de la incomodidad de Santana, traté de contener mi diversión. Fue muy duro para mí. Pero fue divertido ver a alguien tan tranquila como Santana soportando una pequeña broma.

Cuando Rachel abrió la boca, obviamente preparada para hacer frente a más burlas, Santana la cortó con una mirada mortal.

—Britt no necesita más recordatorios sobre mi… pasado colorido con las mujeres, así que, todos pueden callarse y hablar de otra cosa, ¿por favor?

El grupo compartió pequeñas miradas alegres pero hizo lo que les pedía, y empezamos a discutir las renovaciones que Rachel y Quinn estaban haciendo a la antigua habitación de Kitty en su apartamento. Ellas la estaban convirtiendo en el cuarto del bebé, y una vez que supieran el sexo, Marley, papá, y Dee iban a ayudar con la decoración.

—Voy por otra ronda. —Se volvió Santana hacia mí—. ¿Quieres venir conmigo a la barra?

Le dije que sí, sin soltar su mano mientras me estiraba a través de la multitud hacia la barra. Mientras esperábamos me incliné hacia ella, apretando su mano en la mía.

—Cariño, sabes que no me importa acerca de tus encuentros pasados, ¿cierto?

Un músculo en la mandíbula de Santana se tensó al mirarme.

—Es sólo que no necesito a la gente recordándotelo.

—¿Por qué te molesta tanto?

Ella pareció realmente sorprendida por mi pregunta, como si de alguna manera, debería ser obvio.

—Me tomó semanas para convencerte que lo que sentía por ti era real, Britt. No necesito mi pasado estropeándolo otra vez.

Vaya. ¿Santana estaba preocupada por perderme?

Presionándome contra ella, le di a mi cabeza una pequeña sacudida.

—Santana, esas mujeres no significaron nada para ti. Nunca me han preocupado.

—¿Estás segura?

—Estoy segura. Toda la incertidumbre era sobre Alice, pero eso se acabó, ¿de acuerdo? Te amo y estoy aquí contigo. No voy a ninguna parte.

Sus ojos se oscurecieron con calor y algo más que no había visto antes.

—¿Me lo prometes? —exigió.

Sentí su preocupación caer sobre mí, mientras me daba cuenta que nuestra separación había causado más demonios en Santana de lo que había sido consciente. De repente se me ocurrió que me había pasado la última semana permitiéndole alejar cualquier duda que tenía sobre la profundidad de su amor por mí, cuando debería haber estado trabajando muy duro para demostrarle que ahora sabía que me amaba y no iba a dejar que nada se interponga entre nosotras.

Alcanzándola, rocé mis labios sobre su oreja.

—Vamos a mi casa ahora.

Santana se apartó, sus ojos interrogándome.

—Tengo que hacer una promesa —respondí en una sonrisa descarada.

Entendimiento brilló en sus ojos, y justo cuando nos estábamos moviendo hacia la salida. Le envié un mensaje a Marley para hacerle saber que nos íbamos, y luego Santana y yo corrimos por la calle en silencio hasta que llegamos a California Ave.


Arriba, en mi cama, donde había empezado todo, hice el amor con Santana lentamente, prometiéndole con cada centímetro de mi ser, que el “después” que habíamos encontrado juntas… bueno… era para siempre.