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Mensaje por micky morales Miér Ago 10, 2016 8:31 am

Esa cena va a ser muy interesante, creo que abra mas que comida en esa velada!!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Miér Ago 10, 2016 11:12 pm

JVM escribió:Jajajajaja me encanta la relación de San con Susan, se entienden muy bien y tienen el mismo gusto por los autos :3
Y buenoooo las cosas iban a pasar al siguiente nivel pero decidieron esperar.... Sólo espero que no duren mucho así jajajajaja
Nos quedas a deber capítulos,e acostumbraste a dos diarios jajajajaja necesitó mas ( obvio el maratón del viernes es aparte ;) jajajajaja )



Hola, jajajaja como mejoro, no¿? jajajajajaja si que son compatibles... solo falta la rubia mayor y listo jajajaja. Jjajaajjaajajaj esk la espera es mejor a la hora de concretar xD jajajajaja. =O lo siento =/ esk volví a clases y salgo muy tarde y solo puedo hacer una actualización antes de morir hasta el otro día XD. De lunes a jueves solo habra una actualización, a menos que sea feriado xD, pero tengo presente lo del maratón y mas aun si haces acordar jajajajaja. Saludos =D





3:) escribió:Hola morra...

Ahí aja sin compromiso y ataduras.... A ver si se lo llegan a creer las dos...!!
La afición de san y su por los autos...jajaja me encanta cúando estan juntas..
Esa cena amm vamos a ver si se llega a terminar al van a si no llegan al postre jajajaja...

Nos vemos!



Hola lu, jajajajajajajajaja ni ellas se lo creen, no¿? jajajajajaja. Jajajajajajjaja y la mini rubia tmbn, asik que mejor ¿? ajajajajaj. Y a mi! ajajaajjjajja. Jajajajajaajajajajjajaajajajajajaj aquí el siguiente cap para ver eso jajajaajaja. Saludos =D





micky morales escribió:Esa cena va a ser muy interesante, creo que abra mas que comida en esa velada!!!!!




Hola, si que lo va hacer ajajajajajajajajaja, jajjajajajajajajajajaaj aquí el siguiente cap para ver o saber de eso jajajajaajaja. Saludos =D




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Finalizado FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Cap 23

Mensaje por 23l1 Miér Ago 10, 2016 11:14 pm

Capitulo 23


—¿Puedo ayudarte en algo?—Santana se paró junto a la mesa de la cocina viendo a Brittany saltear una ensalada, sintiéndose impotente e inadecuada.

No había estado bromeando cuando había dicho que una mujer nunca le había cocinado una cena antes sin contar a su mamá, que la había preparado, pero por lo general lo dejaba a cargo de la ama de llaves, o a su abuela.

De alguna manera, no parecía adecuado para Brittany estar haciendo todo el trabajo.

—Puedes abrir la botella de vino que trajiste—dijo Brittany mientras miraba en el horno—Este asado está hecho. Hay un sacacorchos en el cajón del extremo izquierdo de la barra. Espero que tengas hambre.

—Estoy hambrienta.

Brittany cerró la puerta del horno y se volvió lentamente.

—Si vamos a llegar a la cena, no puedes hablar conmigo en ese tono de voz, López.

La esquina de la boca de Santana se curvó hacia arriba.

—¿Qué tono?

—Ese hambriento y sensual tono. Me vuelve loca.

Todos los músculos en el cuerpo de Santana se crisparon.

—Entonces dejaré de decir cosas así. Me dan ganas de saltar sobre ti.

Brittany esbozó una sonrisa de satisfacción.

—Lo justo es justo—señaló hacia el mostrador—Sacacorchos.

Santana hizo como se le indicaba.

Nunca había conocido a una mujer que pudiera controlarla tan fácilmente con sólo una sonrisa. Había estado con mujeres hermosas, elegantes, atractivas, mujeres apasionadas que le pedían más, pero nunca había estado cerca de una mujer que podía volver su cabeza abajo con una mirada.

Diablos, ni siquiera una mirada, una sola palabra.

—Esto es una locura.

—¿Qué?

—Nada. ¿Las copas?

—Um... tendrán que ser vasos. Aún, no he encontrado las copas de vino.

—Caray, yo bebería esto aunque fuera de un vaso de jalea.

—No te rías que puede ser eso—Brittany colocó la bandeja con las porciones en el centro de la mesa.

Había puesto dos lugares adyacentes entre sí en un extremo, y aunque no pudo encontrar sus platos normales, había encontrado las velas.

Hizo un gesto triunfal.

—Aquí está.

—Se ve muy bien.

Santana puso la botella de vino sobre la mesa y deslizó sus brazos alrededor de la cintura de Brittany por detrás y la abrazó suavemente. Frotó la mejilla contra el pelo de la rubia.

—Gracias.

Brittany se recostó y cruzó los brazos sobre los de Santana, cerrando los ojos. El aliento de Santana era cálido contra su mejilla, su cuerpo sólido y fuerte.

Sintió la excitación despertar de su sueño a la inquietud que había remitido un poco antes y acogió con satisfacción el resurgimiento de la emoción. Le encantaba la forma en que Santana la hacía sentir.

Deseada y deseable.

Viva.

Volvió la cabeza y le besó la comisura de la boca a Santana.

—Debí haber mencionado que no te era permitido tocarme hasta después de la cena.

—Es difícil no hacerlo.

Santana dio la vuelta a Brittany y la besó en la boca. Jugó con sus manos sobre los hombros la ojiazul, acarició sus brazos, y luego los colocó en su cintura.

La besó lenta y profundamente, disfrutando el sabor y el calor de su boca. Mantuvo un ligero toque, su cuerpo no presionaba nada más que por el beso. Cuando se echó hacia atrás, los ojos de Brittany estaban nublados, el cuello enrojecido.

—Eres muy hermosa.

Brittany respiró temblorosa y colocó sus manos abiertas sobre el pecho de Santana, sus dedos descansando sobre su clavícula.

—Cuando lo dices así, yo lo creo.

—Britt—Santana murmuró.

Se obligó a dar un paso hacia atrás, todavía abrazada a Brittany, pero con el brazo extendido fuera del rango de besos.

—Deberíamos cenar.

A pesar de la oleada de decepción, Brittany asintió, sabiendo que era lo que había pedido.

Por el momento no podía recordar por qué.

Y Dios, era difícil pensar en otra cosa que el calor en los ojos de Santana, la magia de sus manos.

—¿Puedo decirte lo mucho que me encanta cuando me tocas?

—No—dijo Santana ferozmente—Me estoy muriendo, dame un respiro.

—Trata de aguantar—Brittany tomó la mano de Santana de su cintura y le besó los nudillos, que todavía mostraban signos de contusiones—Y voy a intentar ser buena.

Santana tocó la barbilla de Brittany con el dedo.

—Podrías empezar por no tratar de atormentarme.

Brittany mordisqueó el extremo del dedo de Santana.

—Pero me encanta ver tus ojos oscurecidos y…

—¡Maldita sea, Britt, detente!

Riendo, Brittany se apartó e hizo un gesto hacia las sillas.

—Siéntate. Vamos a comer esto si no vamos a hacer nada más.

Sacudiendo la cabeza, Santana se instaló junto a Brittany.

—Realmente tengo hambre.

—Bien—Brittany dijo mientras repartía la comida.

Debido a que estaban acostumbradas a comer juntas en el hospital, ellas cayeron en la conversación fácil sobre sus casos y las próximas rotaciones y los otros residentes.

Antes de que Santana se diera cuenta, había limpiado su plato dos veces.
Se echó hacia atrás en la mesa con un gemido.

—Dios, eso estuvo fabuloso.

—Ciertamente eres fácil de complacer—comentó Brittany, complacida ante el disfrute obvio de Santana.

No podía recordar cuando había hecho algo tan simple para alguien más que le hubiera dado tanta satisfacción.

Cuando vio el asomo de sonrisa en la comisura de la boca de Santana, levantó la mano.

—No empieces.

—Podrías lamentar estar diciendo eso—dijo Santana juguetonamente, cogiendo la mano de Brittany. Sus dedos entrelazados y ella no los soltó—Uno de estos días cuando estés loca por mí.

—Estás bastante segura de ti misma.

Santana bajó la vista hasta sus manos entrelazadas descansando sobre la mesa.

Se veía y se sentía tan natural estar conectada a Brittany de esta manera, y al mismo tiempo, era totalmente ajeno a ella.

Nada había ocurrido entre ellas que fuera nuevo había besado a mujeres, a quien conocía menos que a Brittany, y tenido rápidos encuentros casuales en rincones oscuros y algunos otros lugares semipúblicos.

Pero nunca había sentido el impulso de correr como lo había hecho la noche anterior.

Levantó la vista y se encontró con la mirada preocupada de Brittany y sonrió con ironía:

—Lo siento, por haberte dejado ayer por la noche.

—¿Por qué lo hiciste?

—Jesús—Santana suspiró—¿No se supone que debas decir ´está bien, lo entiendo' o algo así para yo salir bien librada?

—Probablemente. Y lo hiciera, si realmente no importara. Pero sí me importa, y quiero saber.

Santana estiró las piernas debajo de la mesa y se reclinó en la silla, manteniendo la mano de Brittany. Con la mano libre jugueteaba con su plato.

—Diez segundos más besándote así o de que me besaras, más bien y yo te hubiera follado contra la pared ahí mismo, en medio de esa multitud.

—Suponiendo que yo te hubiera dejado—dijo Brittany, con voz ronca y baja.

—¿No lo hubieras hecho?

No era ni el triunfo ni la auto-satisfacción en la voz de Santana, sólo una certeza tranquila.

—Probablemente. Lo quería tanto que yo no estaba pensando en otra cosa—Brittany se rió tímidamente—Yo no suelo ir tan lejos en lugares públicos.

—No, yo no lo creo tampoco—Santana apretó la mano de Brittany—No suelo perder así la cabeza, tampoco.

Brittany escuchó el deseo persistente en la voz de Santana, pero también el pesar, y eso la asustaba.

No podía leer a Santana lo suficientemente bien como para saber exactamente lo que le molestaba, pero ella no quería compartir nada que la lastimara.

—¿Debo disculparme por besarte así?

—Jesús, no—Santana volteó la mano de Brittany entre las suyas y la besó en la palma antes de mirarla a los ojos—¿Te he avergonzado con tu hermana?

—No—dijo Brittany, sonriendo—Se está muriendo de curiosidad, pero ella va a vivir.

Las cejas de Santana se fruncieron.

—La curiosidad—luego llegó la comprensión, y se sonrojó—¿Quieres decir... ella quiere detalles?

—Por supuesto. Eso es lo que las chicas hacen cuando hay un nuevo devaneo en el horizonte—no pudo evitar reírse ante la evidente incomodidad de Santana. La hacía parecer más encantadora—Ella llamó esta tarde para darme una charla.

—¿Está molesta contigo?

Eso, pensó Brittany, por fin.

Acercó su silla a la mesa hasta que estuvo sentada al lado de Santana. Se volvió y puso la mano libre en el muslo de Santana.

—Ella estaba sorprendida. Casi tanto como yo. No estaba molesta.

—Podría cambiar de opinión cuando me conozca.

—San, a mi hermana nunca le gustó Sam, pero nunca dijo una palabra contra él hasta que ella se enteró que él estaba engañándome. Entonces hizo todo para volar hasta New Haven y cortarle las pelotas.

—Bien por ella.

Brittany sonrió.

—Ella no va a tener un problema conmigo por verte.

—¿Qué pasa con el resto de tu familia?

—¿Te refieres a mis padres?

Santana asintió.

—Somos religiosos. La elección personal y las libertades individuales son muy importantes para nosotros. Mis padres apoyarán cualquier elección que haga. Ellos aceptaron muy bien la relación de Hanna y Emily, no veo por qué tenga que ser distinto conmigo.

—A veces personas no son tan liberales cuando antes solo sentías cosas por los hombres.

—Lo sé.

Brittany captó un destello de dolor en los ojos distantes de Santana. Sabiendo que la mamá de Santana había muerto cuando era todavía una niña, se dio cuenta de que había sido de su papá quien había puesto ese dolor ahí.

Frotó la mano arriba y abajo del muslo de Santana en inconsciente comodidad.

Estaba aventurándose en terreno peligroso, considerando que Alfonso López era su jefe, y discutir de él, incluso cuando era una situación personal como esta, no era probablemente la cosa más sabia por hacer.

Pero no le importaba.

Sólo se preocupaba por Santana.

—¿Qué pasó?

Santana se irguió bruscamente, sorprendida por el recuerdo involuntario.

—Digamos que no fueron buenos ratos por un tiempo.

—¿Tu papá no estuvo feliz cuando se enteró de que eras gay?

—Él no hizo caso al principio. Creo que él pensó que se me pasaría.

—¿Qué edad tenías cuando se enteró?

—Dieciséis.

—¿Cuándo lo supiste tú?

Brittany se preguntó qué de malo pasaba con ella que ni siquiera había tenido el presentimiento de que podía ser atraída por otra mujer.

¿Estaba realmente tan fuera de contacto?

—Empecé a pensar en ello cuando tenía doce o trece años, y para cuando ya tenía quince años, lo sabía a ciencia cierta. Una de las cosas buenas acerca de ir a una escuela de chicas, es que hay un montón de chicas alrededor.

Santana sonrió.

—Oh, apuesto a que eras peligrosa entonces—Brittany se inclinó y rozó un beso sobre los labios de Santana—Apuesto a que rompiste muchos corazones.

El beso fue ligero, suave y Santana sintió su dulzura por todo el camino a través de su corazón. Brittany tenía una manera de hacerla sentir tantas cosas placer punzante, pasión salvaje, dolorosa necesidad.

¿Cómo puede ser eso?

¿Cómo podía una mujer hacer eso con tan poco esfuerzo?

¿Cuándo nadie la había tocado de esa manera?

—No tantos—murmuró.

No quería volver a visitar el pasado.

Quería sentir lo que sólo Brittany le había hecho sentir.

Le pasó un brazo por detrás de la espalda de Brittany y la tiró encima de su regazo. La silla de madera crujió.

—Hey—Brittany protestó con una carcajada—Vamos a terminar en el suelo.

—Te atraparé si lo hacemos.

—Promesas, promesas—pero le echó los brazos alrededor del cuello de Santana y la besó de nuevo.

Besarla era un banquete de alegría, una fiesta que la satisfacía en sus alcances más profundos, mientras afilaba su apetito para más.

Puso su mano en la garganta de Santana mientras deslizaba su boca sobre sus labios, amando el resbaladizo calor y el pulso acelerado bajo sus dedos, haciendo gala de la excitación de Santana.

Se sentía fuerte con ese poder y la besó con más fuerza, alcanzando el interior hasta que le sacó un gemido.

—Podría besarte siempre—se quedó sin aliento.

—Yo podría arder en llamas—Santana gimió, poniendo sus manos por debajo de la camisa de Brittany y sobre su espalda desnuda.

Recorrió arriba y abajo de la espina dorsal de Brittany, permitiéndose eso y nada más. No se atrevía a hacer nada más, porque sabía que no sería capaz de parar.

Cuando Brittany se posó a horcajadas sobre ella en la silla, Santana se obligó a mantener sus manos en la espalda de la más alta, a pesar de que los pechos de la rubia estaban tan cerca, sus pezones endurecidos y apretados contra la tela de algodón.

Brittany parecía no sentir ningún tipo de limitaciones, acariciando el cuello de Santana, sus hombros, su pecho. Cuando sus dedos rozaron los pezones de la morena, ésta se sacudió en la silla, con la cabeza caída hacia atrás.

—No lo hagas.

—¿Por qué?—Brittany susurró, meciéndose en el regazo de Santana, chupando la carne suave en la base de la garganta—¿Por qué, San?

—No pudría parar de nuevo—gimió Santana y cogió las manos de Brittany y las sacó de sus pechos—Te deseo demasiado.

—No—dijo Brittany ferozmente, tirando las propias manos de Santana hacia sus pechos y presionando ahí—No tanto. Nunca es demasiado. Tócame.

Santana sintió los pezones de Brittany endurecerse contra sus palmas, sintió sus firmes pechos crecer con la excitación, escuchó la necesidad en su voz.

No podía recordar por qué no debería dudar.

Brittany quería que la tocara, y ella se moría por hacerlo.

Nunca antes había dudado en tomar y dar placer.

Apretó suavemente y Brittany gimió su nombre. Ese dulce sonido rompió su resolución. Tendría por lo que había estado hambrienta todas estas semanas.

Apretó su agarre, se puso de pie, sujetando su boca al cuello de Brittany mientras las piernas de la rubia vinieron automáticamente alrededor de las caderas. Mordió suavemente hasta Brittany gimió.

Quería tumbarla sobre la mesa de la cocina y tomarla ahí mismo.

Podía sentir el fuego entre las piernas de Brittany a través de su ropa. Sabía que podía tenerla. Un toque y la ojiazul se rendiría.

Justo aquí.

Ahora mismo.

Presionó su boca a la oreja de Brittany.

—No voy a hacer el amor contigo de esta manera. Quiero hacerlo muy lentamente la primera vez.

Brittany estaba preocupaba de que sólo pensara en ello.

Nunca había estado tan excitada en su vida.

Clavó los dedos en los hombros de Santana.

Quería gritar, pero apenas podía hablar.

—Si no pones tus manos sobre mí pronto, creo que podría morir.

—¿Podemos ir arriba?

—Sí—Brittany temió que un minuto más ella no sería capaz de soportar.

—Dios, sí. Por favor. Ahora.

—¿Y Susan?

—¿Qué?—Brittany preguntó casi con desesperación, tratando de dar sentido a las preguntas de Santana—Ella duerme a pierna suelta. Estará bien.

Santana cubrió la boca de Brittany en un beso urgente, el sabor de su necesidad de llevarla hasta donde podría tener más.

Entonces suavemente bajó, manteniendo un brazo alrededor de su cintura.

—Por favor, ¿me llevarás a tu cama?

Brittany le acarició la mejilla y se preguntó por qué sentía las lágrimas amenazantes. Nunca había sentido algo tan correcto como cuando dijo:

—Oh, sí. Sí, lo haré.



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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Miér Ago 10, 2016 11:27 pm

ta ta tannnn ha llegado el momento!!!! no pdo esperar para leer el proximo capitulo!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Miér Ago 10, 2016 11:46 pm

Hola morra....

Estoy odiando este momento por tardar tanto...
Si que lo hacen intenso y sobre todo una tortura para san jajajaja...
Ya las dos terdieron el contro absoluto de sus cuerpos.... Va a ser difícil que estén lejos....

Nos vemos!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por JVM Jue Ago 11, 2016 1:44 am

Lo bueno se hace esperar jajajajajajaja.
Me encanta como empiezan a abrirse entre ellas :)
Y por fin llegó el momento, el que aplazaron hace años! Estoy segura que sera perfecto :D
P.d. Suerte en la escuela !!!
JVM
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Jue Ago 11, 2016 7:08 pm

micky morales escribió:ta ta tannnn ha llegado el momento!!!! no pdo esperar para leer el proximo capitulo!!!!



Hola, jajajajaj si!!!1 y aquí el cap para saber de eso! ajjaajajajajajajaja. Saludos =D





3:) escribió:Hola morra....

Estoy odiando este momento por tardar tanto...
Si que lo hacen intenso y sobre todo una tortura para san jajajaja...
Ya las dos terdieron el contro absoluto de sus cuerpos.... Va a ser difícil que estén lejos....

Nos vemos!!



Hola lu, jajajajajaajajaj si es vrdd, pero aquí ya lo traigo... espero xD Jajajajajajajaja pobre morena xD ajajajajajaaa. Jajajajaja entonces que le hagan caso a sus cuerpos y listo! ajajajajaja. Saludos =D





JVM escribió:Lo bueno se hace esperar jajajajajajaja.
Me encanta como empiezan a abrirse entre ellas :)
Y por fin llegó el momento, el que aplazaron hace años! Estoy segura que sera perfecto :D
P.d. Suerte en la escuela !!!





Hola, jajajajajaja si eso dicen jajajajaja. Aiii si son tan lindas! y entre ellas nada puede esperar jajajaja. SI! ya nada las puede parar o nadie, osea no pueden! ajjaajajajaja. Saludos =D

Pd: Gracias! Igual!



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Finalizado FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Cap 24

Mensaje por 23l1 Jue Ago 11, 2016 7:10 pm

Capitulo 24


El pasillo de arriba estaba oscuro.

Brittany y Santana se movieron en silencio con sólo la luz de noche en la habitación de Susan para guiarlos.

Brittany guió la marcha, de la mano de Santana. Por costumbre, se detuvo en la puerta de la habitación de Susan y escuchó su respiración suave y regular.

Después de un segundo, continuó, consciente de Santana justo detrás de ella, sintiendo el aire a su alrededor brillar de emoción.

Cuando llegó a su dormitorio, pulsó el interruptor de luces y encendió la luz en modo tenue hasta que sólo había iluminación suficiente para maniobrar.

Tiró de Santana sobre el umbral y cerró la puerta.

—¿Y si ella se levanta?—Santana murmuró.

Brittany señaló el pequeño receptor en su mesita de noche.

—La escucharemos.

—Práctico.

Santana acercó a Brittany y besó su cuello. Pasó las manos rítmicamente arriba y abajo de la espalda de Brittany, sus cuerpos derritiéndose mientras se balanceaban juntas en la oscuridad.

—¿Estás segura de esto?

—Sí.

Brittany se apoderó de la camiseta de Santana y la sacó de sus vaqueros, luego serpenteó con sus manos debajo. Mientras bailaba los dedos sobre el estómago de Santana, confesó:

—Yo no he usado el equipo de monitoreo en más de un año, pero lo encendí después de que te vi esta mañana. Sólo en caso de necesidad tendría que cerrar la puerta.

Santana siseó ante la caricia de Brittany.

—Muy segura de ti misma.

Brittany se rió y rozó la superficie inferior de los pechos de Santana con sus dedos temblorosos.

—Sólo lo esperaba. Dios, ¿puedo tocarte pronto?

—Oh dios—Santana gimió—Todo lo que quieras, Britt.

—Oh—Brittany exhaló—Me gusta cómo suena eso.

—¿Sí?

Santana se afirmó en la boca de Brittany de nuevo, paseando en retroceso hacia la cama, mientras exploraba las cavidades cálidas con la lengua. Entonces, tan rápido como había afirmado el beso, ella se apartó.

Ante el grito ahogado de protesta de Brittany, Santana le susurró:

—No hay prisa, ¿recuerdas?

Pensó en su primera vez, y cómo el recuerdo se quedó con ella siempre.

Pero había sido una adolescente entonces, todas las hormonas en ebullición y el deseo desesperado. Todo había sido milagroso y explosivo y no podía tocar en todas partes con la suficiente rapidez.

Ella y su novia habían buscado a tientas para ese entonces y se estrellaron en el orgasmo casi por accidente.

Esto sería diferente.

Este sería su regalo, para Brittany y para ella misma.

—Mira.

—¿Qué…

La palabra murió en la lengua de Brittany cuando Santana se apoderó de la parte inferior de su camiseta y se despojó junto con todo lo debajo, dejando al descubierto la parte superior de su cuerpo.

Sus pechos brillaban en la penumbra, levantando y bajando con su respiración rápida, los pezones apretados y atractivos.

—Oh, Dios mío.

Santana se tocó la cintura de sus pantalones vaqueros, observando el rostro de Brittany, atenta a cualquier atisbo de timidez o incomodidad y la expresión de la rubia fue eclipsada por el deseo.

Ella se desabrochó un botón, uno lento a la vez. Cuando Brittany alargó una mano vacilante hacia sus pechos, negó con la cabeza.

—Todavía no, Britt. No hasta que estemos desnudas las dos. Y yo voy a desnudarte, por lo que llevará un tiempo.

—El sólo verte me está volviendo loca—Brittany dibujó una respiración entrecortada—Voy a saltar en pedazos.

—No—dijo Santana tiernamente—No lo harás. Te lo prometo.

Empujó sus pantalones abajo, se quitó las botas, y se dejó libre de esa maraña. Si Brittany era como ella, sería más fácil tocar que ser tocada, y ella quería que esto fuera fácil.

Hacer de este momento un recuerdo maravilloso.

Cogió las manos de Brittany y las atrajo hacia sus pechos. Se estremeció, sin preparación para su propia respuesta. Al primer toque, cerró los ojos y contuvo un gemido.

Cuando Brittany chasqueó sus pulgares sobre sus pezones, sus rodillas casi cedieron.

—Cristo.

—¿Te gusta eso?—Brittany murmuró densamente, fascinada por la increíble suavidad, la firmeza increíble, el encanto de estarla acariciando de esa manera.

Quería hacerla gemir de nuevo.

Quería hacerla gritar; quería hacer las cosas para las que no tenía palabras.

Capturó ambos pezones y los apretó, riendo en voz baja cuando Santana se sacudió y se agarró a las manos de ella.

—Te gusta, ¿no?

—Demasiado—Santana se quedó sin aliento—Me dan ganas de correrme.

Los ojos de Brittany se agrandaron.

—¿Podrías?

—Normalmente no, pero tú haces... cosas inesperadas en mí.

Santana sostuvo las manos de Brittany lejos de su cuerpo, sin atreverse a ser tocada de nuevo tan pronto. Había sentido los primeros espasmos del orgasmo brillar entre sus muslos.

—Pero llevas ventaja por delante de mí. Déjeme desnudarte, Britt.

—Sí. Por favor.

Despacio, con cuidado, Santana abrió cada botón en la camisa de Brittany. Cuando abrió la tela a unos cuantos centímetros y rozó sus dedos justo en el interior del aumento de los senos de Brittany y esta apoyó ambas manos en los antebrazos de Santana, como para no perder el equilibrio.

Santana bajó la cabeza y besó entre los pechos de Brittany.

—Tu piel es tan suave, tan hermosa.

Abanicó sus dedos, justo rozando las puntas de los pezones de Brittany, provocando un gemido silencioso. Cuando acunó el suave peso de cada seno en sus palmas y cerró los dedos suavemente, Brittany se apoyó en ella, con la frente en el hombro de Santana.

—No creo que pueda ir despacio—Brittany se quedó sin aliento.

—Sí, puedes—Santana le besó la frente—Necesito que vayas despacio. Por favor.

Sin decir palabra, Brittany asintió, preparándose con sus manos en los hombros de Santana.

Quería que Santana tuviera todo lo que necesitaba.

No importa lo que se tardara en darle placer, quería dárselo.

—¿Cuándo puedo tocarte?

—Pronto.

Santana se arrodilló y abrió los pantalones vaqueros de Brittany. Con las manos cerradas alrededor de la cintura, las puso bajo las caderas de la ojiazul, dejando al descubierto su abdomen liso y la parte superior de los muslos. Rodeando las caderas de Brittany para soportar su peso, besó su estómago.

—¡Oh!

Los muslos de Brittany temblaron, y se sujetó con las dos manos sobre los hombros de Santana. Se agarró más fuerte mientras sus rodillas amenazaban con doblarse.

Cuando Santana besó más abajo, rozando sus labios justo por encima del delta entre sus muslos, ella insinuó con los dedos de una mano empujando el pelo de Santana y le acarició la parte de atrás de su cuello.

Cuando la desnuda indirecta cortó la respiración de Santana, sopló sobre su carne hipersensible, alejó el rostro de la morena.

Santana levantó la vista, con una pregunta suave en sus ojos.

—¿Britt?

—No voy a ser capaz de soportarlo—le acarició la mejilla—Me temo que vas a hacer que me corra de inmediato.

—¿Está todo bien?

Brittany se rió con voz temblorosa.

—Oh Dios, sí. Pero no todavía, San.

—Lo siento.

Santana recostó su mejilla contra el estómago de Brittany y cerró los ojos, respirando el olor de la rubia, esperando hasta que su propia necesidad inquieta se resolviera y pudiera empezar de nuevo.

—No lo sientas—dijo Brittany suavemente—Nunca lo sientas por quererme.

Inclinó la cara hacia arriba de Santana a la de ella y esperó hasta que Santana abrió los ojos.

—Termina de desvestirme. Quiero acostarme contigo y sentiré contra mí en todas partes de mi cuerpo.

Tiernamente, Santana sacó los vaqueros de Brittany por sus piernas y la ayudó a quitarse sus zapatillas de deporte y el resto de la ropa. Luego se levantó, sorprendida por sus propias piernas temblorosas, usando sólo la punta de sus dedos, desatando la blusa de Brittany.

Cuando terminó, una pulgada de espacio separaba sus cuerpos. Bajó la mirada, con el corazón palpitante. Mirar el cuerpo de Brittany era como coronar una montaña y encontrarse con un panorama que se extendía hasta siempre incomprensiblemente hermosa, indescriptiblemente exquisita.

Su visión borrosa como una oleada de deseo se levantó tan rápidamente que perdió el aliento.

Acercó a Brittany y la abrazó con fuerza, gimiendo cuando su cuerpo se encontró con el de ella por primera vez sin ninguna barrera entre ellas.

Se moría excitada en el placer.

—Tu piel se está quemando—Brittany se maravilló mientras deslizaba sus manos por la espalda de Santana—¿Yo estoy haciendo eso para ti?

Santana se rió vacilante.

—Oh, sí. Estoy a punto de irme.

—Oh, me encanta la forma en que te sientes.

Brittany giró a Santana en una media vuelta y tiró de ella hacia la cama. Aterrizaron una frente a la otra, con los brazos y las piernas entrelazadas.

Sacó su muslo hasta que estuvo apretado entre las piernas de Santana. Cuando sintió el brillo caliente de la excitación de la morena contra su piel, arqueó la espalda y lanzó un grito de sorpresa y asombro.

—Oh, Dios mío. Dios mío. Yo nunca...—tomó la cara de Santana—¿Eso es por mí?

—Unh, unh...—Santana apenas podía pensar.

La suave piel de Brittany sobre su carne caliente y lista la estaba llevando demasiado rápido.

Lanzó una exclamación y se volcó a la espalda de Brittany, aliviándose lejos de la presión exquisita. Su estómago se tensó casi dolorosamente y gimió.

—Maldita sea.

—¿Qué?—Brittany canturreó, acariciando el cuello de Santana—¿Qué?

Pero ella sabía.

Había sentido el pulso rápido de los latidos del corazón de Santana contra su pierna. Le encantaba la forma en que se sentía. Le encantaba saber que Santana temblaba de deseo por ella.

Por ella.

—Quiero hacer que te corras.

—Un poco más de eso y lo harás—Santana apretó los dientes y se obligó a respirar más allá de la necesidad de rendirse.

—¿Por qué te detienes?

Brittany rodó sus caderas debajo de Santana y besó su cuello, enredando sus manos en su cabello. Deslizó la boca a lo largo del borde de la mandíbula de Santana y tiró de su labio inferior con los dientes.

—Puedo sentir lo cerca que estás. Me vuelves loca.

Los brazos de Santana temblaban por el esfuerzo de mantenerse a sí misma.

—Es tu primera vez—se quedó sin aliento—Yo quiero que sea especial, Britt.

—Oh, cariño—Brittany murmuró—Tú lo haces especial. Eres tú. ¿No lo sabías?—acarició con su mano el centro de la espalda de Santana y empujó su pierna entre los muslos de Santana de nuevo, instándola para sobrellevar su pasión. Presionó su boca contra la oreja de Santana—Córrete sobre mí. Sé que lo necesitas. Por favor. Déjame sentir que te corres conmigo.

Con un grito ronco, Santana hundió la cara en el cuello de Brittany y se dejó caer sobre el borde. Perdió el aliento, perdió el control, perdió su mente.

Se estremeció, se oyó gritar y no podía parar.

Y mientras temblaba sin poder hacer nada, Brittany la acunó en sus brazos y la acarició a través de la tormenta. Cuando por fin pudo hablar, murmuró:

—Eso fue un accidente.

Brittany se rió y la abrazó con fuerza.

—Oh, nunca he conocido nada tan increíble como eso.

Santana se acomodó a su lado y se quedó mirando a Brittany través de las brumas del retroceso de placer casi insoportable.

—No era lo que había planeado.

Brittany la besó.

—Tampoco tú eres lo que había planeado.

—¿Te importa?

Santana deslizó su mano entre sus cuerpos y le rodeó la palma hacia abajo el centro del abdomen de Brittany. Sintió los músculos tensos bajo sus dedos y la contracción nerviosa y vio que los labios de Brittany se separaban en un jadeo.

—No, San...

Santana oyó la urgencia en la voz de Brittany cuando las yemas de sus dedos rozaron a través de sus rizos húmedos.

—Mantén tus ojos abiertos.

Brittany atrapó su labio inferior entre los dientes. Ella se aferró a la constante y tierna pasión en los ojos de Santana mientras su cuerpo se tensaba.

Al primer golpe suave del dedo de Santana sobre su clítoris, arqueó la espalda y gimió sin poder hacer nada.

—Britt—dijo Santana en tono tranquilizador—Britt. Todavía no. Todavía no, cariño.

—Oh, tengo que hacerlo.

—Lo sé. Lo sé—Santana la besó suavemente—Pronto. Te lo prometo.

Mientras hablaba, deslizó sus dedos abajo, moviendo suavemente hacia arriba y hacia adentro.

—Oh. Dios. Dios.

Santana sonrió y presionó más profundo.

—¿Lista?

Brittany se agarró a los hombros de Santana, incapaz de hablar. Asintió con la cabeza, sus caderas meciéndose en la mano de Santana.

—No cierres los ojos, Britt—Santana susurró mientras empezaba a empujar, observando el rostro de Brittany, frenando cuando la vio a punto de llegar, acelerando hasta empujarla hasta el borde de nuevo.

La meció, la empujó, jugó un poco más y más hasta que Brittany estaba rogando y temblando y ciega con el placer y luego, con una embestida profunda, colapsó.



Brittany se despertó con la cabeza en el hombro de Santana.

Sintió la oscuridad desde fuera de las ventanas, que se trataba de lo profundo de la noche.

Yacía durante unos minutos sólo escuchando a Santana respirar, sintiendo el latido de su corazón bajo su mejilla.

Habían pasado muchos meses desde que se había acostado con alguien a su lado, y ella nunca se había despertado en los brazos de una mujer. Su mano descansaba debajo de los senos de Santana y sus muslos se entrelazaban.

El cuerpo de Santana aún estaba caliente.

Su propia sensación lánguida y sumamente satisfecha. El estómago y los muslos estaban pesados por las consecuencias de su orgasmo.

Recordó a Santana temblando en sus brazos y gritando en la cima de su pasión, y ella sintió que se aceleraba.

La quería de nuevo.

Comprendió por primera vez en su vida cómo el sexo puede ser adictivo.

Nunca había sentido nada tan emocionante, tan eufórico, como la dulce satisfacción de saber que había sido la causa del placer de Santana.

Gimió suavemente e involuntariamente apretó sus caderas contra Santana.

—¿Estás bien?—Santana murmuró, dibujando lentamente los mechones del cabello sedoso de Brittany través de sus dedos.

—Oh, estoy tan, tan bien.

Besó la parte del pecho de Santana y pasó la mano por su cuerpo. Le acarició el estómago y la parte superior de sus muslos, luego se ahuecó suavemente su pubis entre sus piernas.

—Britt. ¿Qué estás haciendo?—Santana gimió.

Brittany se apoyó sobre un codo y le besó la punta de la barbilla.

—Quiero sentir que te corras. Eres tan increíble cuando lo haces.

—Oh, Jesús—Santana jadeó mientras los dedos de Brittany se cerraron alrededor de ella—Despacio. Dios.

Brittany mordió suavemente la punta del hombro de Santana y la acarició.

—¿Demasiado duro?

—No. ¡Oh caray, Britt!—las piernas de Santana se pusieron rígidas, y levantó sus caderas sobre la palma de la ojiazul—No te detengas.

—Mmm. No planeo hacerlo—Brittany la acarició más rápido—¿Vas a correrte para mí?

—¿Quieres que yo...?

—Oh, sí—Brittany se abalanzó cuando sintió a Santana crecer con más fuerza—Oh, sí, estás ahí, ¿no es así? córrete por mí.

—Sí—Santana cerró los ojos y apretó las mandíbulas hacia abajo en un grito—Sí.

Brittany observó el orgasmo que cubrió el rostro de Santana, casi sin respirar.

Cuando Santana finalmente se hundió de nuevo a la cama, Brittany suspiró y se acurrucó contra ella de nuevo, sosteniendo su mano quieta hasta que Santana dejó la sensación pulsátil.

Cuando la respiración de la pelinegra creció una vez más, Brittany dijo:

—¿Sabes cuántas mujeres he examinado en mi carrera?

—Cientos, probablemente—dijo Santana soñolienta.

—Por lo menos. Y nunca me he imaginado, nunca había concebido, a una mujer tan hermosa como tú.

Santana se despabiló lo suficiente para volverse sobre su costado y poder ver la cara de Brittany.

—Nunca nadie me ha hecho lo que tú me haces a mí.

—Oh—murmuró Brittany, trazando el labio inferior de Santana con la punta del dedo—Oh, me gusta eso.

—Sí, a mí también—besó la punta de la barbilla de Brittany, luego su boca—¿Te sientes bien con esto?

Brittany sonrió.

—¿Te refieres a lo que acabamos de hacer?

Santana asintió, con los ojos oscurecidos por la preocupación.

—Si yo no tengo que ir a trabajar por la mañana, me gustaría quedarme en esta cama por las próximas veinticuatro horas, y hacer el amor hasta que ambas nos desintegremos.

—¿Podemos dejarlo para otra ocasión?

—Hecho.

Suspirando con alivio y cansancio agradable, Santana acomodó la cabeza de Brittany hasta su hombro.

—No más esta noche, entonces. Necesitas descansar un poco.

—¿Te vas a quedar?

Santana rara vez pasaba la noche en la cama de nadie. Sostuvo a Brittany un poco más apretada.

—Estaré aquí para cuando despiertes.



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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D


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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Jue Ago 11, 2016 8:17 pm

hola morra,....

si que estuvo intenso,...
ahora si no se separan mas,... jajajajaj
valió la pena la espera de ammm 4 años era????
a ver el otro día...?? y si van a aguantar estar sin tocarse en el trabajo??

nos vemos!!!
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Mensaje por micky morales Vie Ago 12, 2016 9:17 am

Brittany la calenturienta, probo y le gusto, ahora solo sera fiestaaaaaaa!!!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo - Página 5 2145353087 [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo - Página 5 2145353087 [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo - Página 5 2145353087
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Mensaje por JVM Vie Ago 12, 2016 10:04 am

San súper tierna para que fuera especial para Britt :3
Haber como les va en su primer despertar juntas
Y en el trabajo creo les costará fingir que no pasa nada entre ellas jajajaja
Y maratón!!! Jajajajajajaja
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Vie Ago 12, 2016 7:09 pm

3:) escribió:hola morra,....

si que estuvo intenso,...
ahora si no se separan mas,... jajajajaj
valió la pena la espera de ammm 4 años era????
a ver el otro día...?? y si van a aguantar estar sin tocarse en el trabajo??

nos vemos!!!



Hola lu, si que si jajajajajaja xD No, creo lo mismo que tu jajajaja. JAjaajajajja y que la valió y a recuperar el tiempo noma ajajajajajaja. Aquí el siguiente cap a ver que nos trae jajajaja. Saludos =D





micky morales escribió:Brittany la calenturienta, probo y le gusto, ahora solo sera fiestaaaaaaa!!!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo - Página 5 2145353087 [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo - Página 5 2145353087 [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo - Página 5 2145353087




Hola, jajajajajajajajaajajaja esk como no querer mas de esa morena¿? jajajajajaja. Si q si! ajajajajaja. Saludos =D





JVM escribió:San súper tierna para que fuera especial para Britt :3
Haber como les va en su primer despertar juntas
Y en el trabajo creo les costará fingir que no pasa nada entre ellas jajajaja
Y maratón!!! Jajajajajajaja




Hola, aiii si esa morena es un amor! jajajajaajajajaja. Aquí el siguiente cap para saber eso, no¿? Si, osea como no querer tirarse a los brazos de la otra¿? jajajajaja. Ya viene, déjame adelantar algunos caps y listo! ajajajajaja. Saludos =D



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Finalizado FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Cap 25

Mensaje por 23l1 Vie Ago 12, 2016 7:11 pm

Capitulo 25



—Britt—Santana susurró con urgencia, sacudiendo el hombro de la rubia—¡Britt!

—¿Mmm?

—Despierta.

Brittany se enterró profundamente en la curva del hombro de Santana. En algún lugar de su conciencia registraba que era demasiado pronto para despertar.

Típico de aquellos cuyas vidas giraban en torno a un calendario muy apretado, rara vez se necesitaba un reloj o un reloj despertador.

Su cuerpo sabía cuando era hora de levantarse, y aún no lo era.

Medio dormida, besó la piel cálida y suave bajo sus labios.

Agradable.

—Está despierta. Tienes que hacer algo—continuo Santana.

—¿Quién?

—Susan.

Brittany abrió un ojo y miró de soslayo el reloj de la mesilla. Era un cuarto para las cinco.

—¿No es domingo?—murmuró.

—Sí. Que…

—Mmph—Brittany cerró sus ojos.

Era domingo.

No hacían rondas hasta las siete y media del domingo.

Suspirando, moldeó más su cuerpo al de Santana y se volvió a dormir.

Casi.

—Britt—repitió Santana, con un filo de desesperación en su voz.

Brittany abrió los ojos.

—¿Qué te pasa, cariño?

—Susan está hablando o algo así. ¿No se supone que te despierte?

Un flujo constante de feliz charla estática llegó a través del monitor y finalmente penetró en el cerebro nublado de Brittany. Sonriendo, se apalancó a sí misma hasta la parte superior de Santana y se instaló cómodamente en una nueva posición con una pierna sobre la morena y su cabeza apoyada en el hombro de la misma.

Su voz seguía al rojo vivo por el sueño, y dijo:

—Es su sonido de ´estoy despierta y juego con mis peluches'. Ella no está lista para levantarse todavía.

—¿Estás segura?

—Mmm-hmm. Mucha práctica.

—¿Debo irme?

De repente mucho más despierta, Brittany levantó la cabeza.

—¿Por qué?

—¿No pensará que es extraño que estoy aquí?

—Ella tiene tres, San. No piensa de esa manera—Brittany parpadeó, tratando de concentrarse.

Habían ido a dormir con la luz encendida en el cuarto de baño detrás de la puerta parcialmente cerrada. Incluso en la penumbra, podía ver la preocupación en los ojos de Santana.

—¿Qué te preocupa?

—Nada.

—Mentira. ¿Qué?

—Ella es muy linda. Me gusta.

Brittany se empujó más arriba en un codo, completamente despierta. Estaba acostumbrada a ir de un sueño profundo a la plena vigilia en cuestión de segundos, especialmente cuando sentía que algo grave estaba pasando.

El cuerpo de Santana era un nudo de tensión debajo de ella.

—Pero...

—No hay peros. Yo...—Santana vaciló, pensando que sería imprudente mencionar que casi nunca se despertaba en la cama de una mujer, y nunca con una que tenía un cable un poco parlanchín en la habitación—Es sólo que no sé mucho acerca de niños.

—Y...—Brittany sacudió suavemente la barbilla de Santana—Dios, obtener información de ti es como irrumpir en el Fuerte Knox. ¿No puedes pensar que si Susan me ve siendo cariñosa con una mujer se va a traumatizar?

—No, pero yo no quiero que ella, ya sabes... se acostumbre a verme aquí, ni nada.

Un viento frío sopló a través del corazón de Brittany.

—En caso de que estés de paso.

—Mierda—Santana murmuró, sintiendo a Brittany que se apartó de su lado.

La cogió con un brazo alrededor de sus hombros y le dio la vuelta hasta que ella estaba encima, bajando la mirada hacia la cara de Brittany.

—No sé exactamente lo que quiero decir, Britt, ¿de acuerdo? 'Nunca he estado con alguien como tú.

Brittany tomó una respiración profunda.

—Lo siento—trazó sus dedos sobre las cejas de Santana, luego, por el lado de su cara y en su boca—Susan está bien, pero el que estés pensando acerca de ella eso significa mucho para mí. Gracias.

—Sí, pero…

—Oye, dijimos que veríamos que pasaba, un día a la vez, ¿de acuerdo?—intentó sonar como si la incertidumbre de eso no le molestara.

No debería.

Lo sabía.

Pero saber era diferente de sentir.

Y en este momento, lo que sentía era lo bien que el peso del cuerpo de Santana se sentía en el de ella.

De lo cómodo que había sido despertar en sus brazos.

De lo increíblemente natural, que se sentía al tocarla y ser tocada por ella.

De cuán bien lo de anoche le había parecido.

Al igual que las imágenes de acción detenidas parpadeantes en una pantalla, vio a Santana de rodillas con la cara apretada contra su estómago, recordó el calor de la piel de Santana y el placer de estar llena de ella, sintió a Santana correrse bajo sus dedos.

La excitación brilló a través de ella, y al instante se sintió mojada. Cerró los ojos y su boca sobre la de Santana.

Santana se estremeció, emboscada por un torrente de sentimiento. Brittany tenía una manera de hacer eso con ella. La cogía completamente desprevenida, incluso cuando estaban cara a cara.

Era como si se tratara de una casa vacía, esperando ser llenada, y Brittany acababa de llegar por la puerta sin anunciarse y poblaba sus espacios estériles con toques de casa.

Gimiendo, Santana llenó sus manos con el pelo de Brittany y abrió la boca para exigir el calor de la lengua de Brittany. Su cuerpo palpitaba, pleno y maduro a punto de reventar. Perdida en el beso, ella era vagamente consciente del empuje de la mano de Brittany entre ellas, llegando a tocarla.

Se echó hacia atrás, ronca:

—No.

—¿Por qué?—Brittany exigió inquieta, entrelazando sus piernas alrededor de Santana—Déjame entrar. Déjame entrar. Sé que estás mojada.

—Jesús—murmuró Santana, rápidamente deslizándose por la longitud del cuerpo de Brittany, hasta que se ubicó entre sus piernas—He esperado por esto.

Brittany se incorporó sobre sus codos y miró a Santana con los ojos entrecerrados.

—Tienes problemas de control.

—No, no lo creo—Santana sonrió y besó ligeramente el sexo de Brittany—No cuando yo estoy a cargo.

—Haz eso otra vez—dijo Brittany, su voz atrapada en la garganta.

Los ojos de Santana se oscurecieron, y lo hizo, esta vez más despacio, dejando que su boca quedara a sólo un susurro por encima del centro de Brittany.

Sopló suavemente, latiendo su propio sexo cuando oyó el rápido jadeo de Brittany.

—Me pediste que viera. Anoche—la voz de Brittany era de ensueño, pero sus caderas se levantaron con insistencia—Adelante. Déjame ver.

Gimiendo, Santana se la llevó de lleno en la boca. Suavemente, chupó y jugó hasta que el clítoris de Brittany se convirtió en una roca bajo su lengua, y luego se quedó inmóvil, mirando la cara de la rubia.

Labios entreabiertos, pechos agitados, Brittany era un estudio de necesidad, medio expresión de placer, medio de dolor.

Santana pasó una mano por el centro del abdomen de la ojiazul y la cerró alrededor de su pecho. Cuando ella presionó, el cuerpo entero de la misma se sacudió.

—San—sonaba como si cada palabra fuera arrancada de lo más profundo de su ser—Voy a correrme pronto.

Santana lamió una vez y todavía creció.

—Una vez más.

Brittany hizo un sonido que era mitad risa, mitad gemido.

—Ya está. Casi. Ahí.

Santana lo hizo de nuevo y la cabeza de Brittany cayó hacia atrás, un sonido ahogado se le escapó. La morena quería seguir ahí, al borde del precipicio, mientras bebía de su belleza.

Pero no podía dejar de ahogarse en la rubia, y deslizó sus dedos dentro cuando y cerró los labios alrededor del clítoris de Brittany.

Brittany llegó en el primer golpe, susurrando el nombre de Santana mientras sus brazos cedieron y cayó hacia atrás, las caderas temblando.

—Santana—Brittany se quedó sin aliento, con una mano agitando ineficazmente en el hombro de Santana—Sube acá. Date prisa.

Preocupada de manera instantánea, Santana se empujó hacia arriba y se acostó a su lado, con la cabeza apoyada en el codo.

—¿Qué pasa?

Brittany volvió la cabeza en la almohada, la única parte del cuerpo que podía controlar.

—Tenemos cerca de dos minutos.

Santana se quedó mirando el monitor, escuchando a Susan y dándose cuenta de que la palabra mamá ahora estaba entremezclada frecuentemente con las carcajadas felices.

Mierda.

—¿Necesitas correrte?—dijo Brittany débilmente.

—No—Santana mintió con valentía.

No sería la primera vez que había terminado en la ducha cuando el tiempo era corto.

Brittany sonrió, con los ojos todavía perezosos.

—Mentirosa.

Santana sonrió.

—Hazlo aquí, no en la ducha—siguió Brittany

—Oh rayos—Santana murmuró, con un nudo en el estómago al instante.

Sus caderas se retorcieron antes de que pudiera evitarlo y por la expresión de Brittany sabía que ella lo había sentido.

—Para mí—murmuró Brittany.

Santana la besó y deslizó sus dedos entre sus piernas, sabiendo que se correría en unos pocos roces. Chupó el labio inferior de Brittany mientras la presión creció en la boca del estómago. Gimiendo, ella se apretó y se dio la vuelta al punto de que siempre lo hacía.

Se estaba acercando.

Sus piernas se tensaron.

Abrió los ojos y vio la expresión absorta de Brittany.

Susurró:

—Córrete, Britt.

—Mmm, sí—Brittany la besó y explotó.




Unos minutos más tarde, Santana abrió los ojos y miró al techo.

Al lado de la cama, el monitor realzaba los sonidos de la conversación emocionada de Susan con Brittany. Las imaginó juntas y se preguntó qué estaba haciendo en la vida de Brittany.

Sólo de paso, Brittany le había dicho.

Se puso de lado, tratando de entender las palabras de madre e hija.

Gente real con sentimientos reales.

Brittany se merecía más que un encuentro casual. Ellas merecían más que lo que Santana tenía que ofrecer.

Santana cerró los ojos y escuchó sus voces, queriendo sólo unos momentos más de simple felicidad.









—Aquí tienes—dijo Brittany, instalando a Susan en uno de los asientos de seguridad en la mesa de la cocina de Rachel al lado de los otros niños.

Puso la mochila con los juguetes de Susan favoritos, libros para colorear, y camiones, en el suelo.

—Deberé estar de vuelta mañana por la mañana, a menos que haya un horario pesado. Te llamaré.

—Está bien—dijo Rachel automáticamente.

Brittany besó la mejilla de Rachel.

—Gracias. Adiós.

Rachel miró el reloj y luego a Brittany.

—¿Llegas temprano y te vas sin desayunar?

—Tengo algunas cosas que hacer antes de irme a trabajar.

—Uh-huh—Rachel entrecerró los ojos—Buen intento—vertió la leche en tres cuencos de cereales y los puso delante de los niños—Dale.

Brittany se acercó a Rachel, donde se puso de pie junto al fregadero y bajó la voz.

—Tengo compañía.

—Compañía—la voz de Rachel se alzó con interés—¡No me digas! ¿Y quién podría ser?

—Mira, ya te contaré todo.

—Acabas de apostar que lo harás. Pero por ahora, quiero el nombre.

Brittany se sonrojó.

—Santana.

La expresión de Rachel se puso seria.

—¿Una especie de compañía de toda la noche?

—Sí.

—¿Y todo está bien?

—Todo está genial—Brittany sabía que estaba sonriendo como una idiota, pero no podía evitarlo.

—Yo no estaba preguntando por eso, pero ciertamente estoy contenta de escuchar eso—dijo Rachel con alegría—Llámame más tarde, cuando vayas a tomar un descanso.

—Estoy muy bien. Ella es maravillosa—la mano de Brittany estrechó la de Rachel—No tienes que preocuparte por mí.

—Sabes que yo estaría haciendo lo mismo si ella fuera un mollete, así que no trates de evitar lo que es. Llámame más tarde.

Brittany asintió.

—Lo haré. Lo prometo.

Sonriendo, Rachel vio a Brittany alejarse con premura, pensando que no había mucha diferencia entre los participantes de variedad masculinos y femeninos el juego todavía parecía ser el mismo.



—Hey—dijo Brittany, inclinándose para besar la boca Santana—Es hora de despertar.

Santana abrió los ojos, parpadeó una vez, luego cogió a Brittany por la cintura y la atrajo hacia la cama.

—Estoy despierta.

Riendo, Brittany consiguió meter una mano entre ellas y apartar a Santana.

—Ya estoy vestida, y tú necesitas una ducha, y tenemos que estar en el hospital dentro de cuarenta y cinco minutos.

—¿Dónde está Susan?

—Al lado, desayunando.

Santana frunció el ceño.

—¿Cómo no me di cuenta?

Brittany sonrió y tocó la barbilla de Santana.

—Supongo que alguien hizo bien su trabajo anoche.

—¿Ah, sí?—Santana gruñó y le dio la vuelta a Brittany sobre su espalda. Luego se sentó a horcajadas sobre sus caderas y le sujetó las muñecas a la cama—¿Quién lo dice?

Brittany levantó la mirada, atónita.

Era la primera vez que veía a Santana desnuda a plena luz. Sus manos, su boca y su cuerpo conocían la suavidad, las curvas de la forma de Santana.

Estaban marcados de forma indeleble en su conciencia.

Pero ahora podía ver el delicado arco de sus clavículas, el dominio de sus pechos, y las curvas tentadoras apretadas de su abdomen a su paso hasta la curva en sus muslos.

Temblando, tocó la línea blanca pálida en el centro del labio inferior de Santana.

—Es una buena cosa que haya tropezado contigo. Sin ésta delgada cicatriz, me preocuparía de que no fueras humana. Eres demasiado agradable a la vista—sacudo y se inclinó y besó a Brittany en la boca, luego el ángulo de la mandíbula, y luego su cuello—¿Debo preocuparme porque tu juicio sea imparcial, teniendo en cuenta que estás en guardia para mi servicio hoy en día?

—Debería haberte besado hace cuatro años.

Santana liberó las manos de Brittany y tiró de ella hasta que se sentaron frente a frente, sus caderas entre las piernas abiertas de la rubia, con las rodillas dobladas sobre los muslos de la misma. La tomó suavemente por la cintura.

—¿Por qué?

—Porque lo quería. Porque te quería.

—¿Alguna vez pensaste que eras?

—No—dijo Brittany con un suspiro y apoyó la mejilla sobre el hombro de Santana, con las manos sobre los morenos muslos—Y yo no sé por qué, sino que con el tiempo tuve la oportunidad de pensar acerca de que mi vida no iba como yo quería que fuera, ya estaba casada. Y cuando supe por primera vez que Susan iba a venir.

—Sólo porque te acostaste conmigo anoche no significa que eres.

—No lo hagas—Brittany levantó la cabeza—No trates de convencerme de que lo que siento es un accidente.

Santana recorrió con sus dedos el cabello de Brittany, luego la levantó a medida que fluía sobre el dorso de la mano y besó el cuello de la rubia justo por encima del ángulo de su hombro.

—No lo estaba tratando. Pero es un gran cambio.

—No es un cambio. Es un descubrimiento—agarró la nuca de Santana, presionando la boca con más fuerza contra su piel—Me encanta tu boca sobre mí. Me encantan tus manos sobre mí. Me encantan tus manos dentro de mí—gimió cuando los dientes de Santana se cerraron en el músculo de su cuello—¿Qué crees que eso dice de mí?—apretó más fuerte y susurró—Chúpame—jadeando ante el pequeño punto de dolor dejó caer su cabeza hacia atrás, instando a Santana—Me encanta la forma en que te mojas para mí. Me encanta lo duro de tus pezones cuando estás excitada. Adoro cómo te sientes cuando te toco. Cuando yo te toco—gimió—Dios, eso se siente tan bien.

Santana se apartó, con el pecho agitado.

—Diablos. Me vuelves loca, no sé lo que estoy haciendo la mitad del tiempo—con ternura, besó la marca que dejó en el cuello—Lo lamento.

—Yo lamento que no tengamos tiempo para más—la besó con avidez, metiendo su lengua en la boca de Santana, para luego alejarla con la misma brusquedad—Te deseo tanto justo ahora.

—No podemos volver atrás—dijo Santana, pasando su pulgar sobre la boca de Brittany.

—Y no podemos recuperar el tiempo perdido durante la noche—sonrió.

—No estoy del todo segura, incluso si pueda caminar.

Brittany sonrió, sus labios llenos y enrojecidos por la excitación.

—Bien.

Con un poderoso impulso repentino de sus caderas, se desprendió de Santana, quien aterrizó de espaldas sobre la cama con un gruñido de sorpresa.

—Vamos a la ducha. Si llegamos tarde a las rondas, el jefe residente estará enojado.

—¡Estás de broma!—intentó agarrarla—El jefe residente ya está cabreado.

Riendo, Brittany salió de la cama y bailó fuera de su alcance.

—Entonces creo que es bueno que no puedas correr.




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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Vie Ago 12, 2016 7:36 pm

holap morra,...

britt lo tiene claro o lo intenta aparentar que san va a ser temporal en la su vida y la de su!! pero parece que san no lo tiene tan claro en si parece,...
a ver como van las cosas cuando tengan que trajar en el hospital,..
mmm rachel va a ir de amiga protectora??

nos vemos!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Vie Ago 12, 2016 8:00 pm

Pienso que Brittany trata de engañarse asi misma pq es lo que ella cree que Santana quiere, abra que ver como van las cosas en el trabajo para ambas!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Sáb Ago 13, 2016 12:23 am

3:) escribió:holap morra,...

britt lo tiene claro o lo intenta aparentar que san va a ser temporal en la su vida y la de su!! pero parece que san no lo tiene tan claro en si parece,...
a ver como van las cosas cuando tengan que trajar en el hospital,..
mmm rachel va a ir de amiga protectora??

nos vemos!!!



Hola lu, mmm al menos una tiene algo claro xD lo que pasara en su futuro, no¿?, pero la vrdd espero y sea mejor xD jajajaajaja. Uffff mmm difíciles... para estar separadas¿? ajajajajajajaaja. =O puede..., pero aquí los siguientes caps para saber ajajajaja. Saludos =D





micky morales escribió:Pienso que Brittany trata de engañarse asi misma pq es lo que ella cree que Santana quiere, abra que ver como van las cosas en el trabajo para ambas!!!!



Hola, mmmm si la vrdd esk pienso igual... de nuevo haciendo lo que cree que la otra quiere xD Jajajajaajajaja aquí los siguientes caps para saber eso jajajaja. Saludos =D



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Finalizado FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Cap 26

Mensaje por 23l1 Sáb Ago 13, 2016 12:25 am

Capitulo 26


Santana llevaba su café a la mesa redonda en la esquina de la cafetería donde Brittany esperaba con Jake, quien había estado de guardia la noche del sábado.

Brittany levantó la vista y le sonrió, y Santana sintió un aleteo en el pecho.

Sonrió, sus ojos viajando desde la cara de Brittany a su cuerpo. Frunció el ceño cuando vio la marca en el cuello de la rubia, expuesto por el escote en V de su camisa de bata.

Arqueó las cejas y tiró de su propia camisa, imitando a que cubriera parte de su garganta.

Brittany se sonrojó y se ajusta la suya.

Al recordar exactamente cómo ese moretón había llegado hasta ahí, Santana tuvo que admitir una pequeña oleada de placer.

Cuando se sentó, vio a Jake mirándola con una expresión pensativa en su rostro. Lo miró a los ojos y los mantuvo hasta que él miró hacia otro lado. Entonces tomó su lista del bolsillo de su camisa, lo desdobló cuidadosamente, y lo puso delante.

—Está bien. Desde el principio.

Después de que recorrieron la lista de pacientes y Jake se había marchado a casa, ella y Brittany eran las únicas que quedan en la mesa.

—¿Cansada?

—Un poco—Brittany sonrió—Buen cansancio.

—Esperemos que hoy vaya a ser un día lento y tengas la oportunidad de recuperar un poco de sueño.

—¿Hay algunas admisiones esta tarde?

En los últimos años, las compañías de seguros habían renovado sus escalas de reembolso para obligar a los médicos a llevar a los pacientes en el hospital el día de la cirugía, en lugar de admitirlos la tarde anterior y mantenerlos durante la noche antes de su procedimiento.

Cuando previamente se habían producido una docena de pacientes admitidos al hospital por la tarde para la cirugía del día siguiente, ahora a menudo había ninguno.

—Todavía estamos esperando la transferencia de Harrisburg que supuestamente iba a venir ayer en la mañana. Si la situación de las camas disminuye, probablemente ella se va a aparecer esta tarde.

—¿La de la anastomosis?

—Así es.

Brittany revisó lista.

—Ella viene con tu padre, ¿verdad?

Santana asintió.

—¿Crees que querrá operar esta noche?

—Depende de cómo la vea—terminó su café y dejó la taza entre sus manos—Él tiene cinco casos programados para mañana. Si pareciera que ella va a tener que ir, él lo hará esta noche, para no dejarlo para mañana. Si parece que ella se mantendrá a raya a un par de días, podría esperar hasta el martes.

—Si su cirugía fue hace seis días y ellos creen que hay una fuga, ella no esperará por otro par de días. Obtendré otro TAC en cuanto ella llegue y empezaré a trabajar en las pruebas pre operativas.

—Llámame cuando ella llegue.

—No será necesario. Estás libre hoy y…

—Ella es de nueva admisión en el servicio. Tengo que verla—dejó la taza—Puedes darle tu evaluación. No voy a interponerme con eso.

—Lo sé—dijo Brittany suavemente—Sólo pensé que podría darte un descanso.

—Está bien. Me siento bien.

—Supongo que está acostumbrada a las actividades recreativas toda la noche—dijo Brittany con apenas un tinte de sarcasmo.

No podía dejar de pensar en las miradas apreciativas emitidas en dirección a Santana por más de una mujer.

Santana estudió a Brittany, con expresión plácida.

—Probablemente es bueno que estamos sentadas en la cafetería en lados opuestos de la mesa. De lo contrario, estaría tentada a besarte. Eres muy sexy cuando estás celosa.

—¡No estoy celosa!

Santana sonrió.

—No lo estoy—molesta porque era cierto y Santana se había dado cuenta, Brittany replicó sin pensar—¿Supongo que piensas que nunca he estado despierta toda la noche follando?

En el instante en que lo dijo, se arrepintió, especialmente cuando vio los ojos de Santana que se oscurecieron y su mandíbula se apretó con fuerza.

—San…

—Háblame a mi beeper si me necesitas—Santana empujó su silla hacia atrás y se levantó.

—Por favor no te vayas. Lo siento. Eso fue sin pensarlo.

—No, estoy segura de que es cierto. Yo sé de dónde vienen los niños.

—Maldita sea.

Brittany se enardeció, mirando alrededor de la habitación, consciente de sus compañeros residentes por todas partes.

No podía perseguirla sin crear una escena.

—Por favor. Cinco minutos.

Santana quería alejarse.

Brittany no se parecía a ninguna mujer de su experiencia. Estaba acostumbrada al sexo salvaje con las mujeres que no ponían trabas o, por lo menos, no se preocupaban por sus asuntos.

Nunca había estado celosa de con quién más dormían y sin duda nunca se había preocupado por alguien en su pasado. Desde el momento en que había aprendido que Brittany estaba casada, se había negado en redondo a pensar en ello.

Ahora la había tocado, la había sostenido, hecho el amor, pensando en que estar con otra persona sería indignante. Sabía que era una locura, y no podía evitarlo.

Respiró.

—Mira. Está bien. No tienes que explicar nada.

—Si no te sientas, todos en esta sala van a saber que tú eres la mejor con la que yo me he acostado.

—Uh...—Santana tosió y su mente se quedó en blanco.

Hizo lo único posible.

Apartó la silla y se sentó de nuevo.

Brittany se inclinó hacia adelante, con mirada fiera.

—¿Recuerdas lo que te dije esta mañana? ¿Acerca de cómo me sentí cuando me tocaste? ¿Cuándo te toqué?

Santana tragó saliva.

Su cabeza estaba dando vueltas.

—Britt…

—Cállate y escucha. No se me ocurre ninguna manera de decir esto que no suene como un cliché, pero es verdad. Nunca me he entregado tanto a mí misma, como lo hice contigo anoche. Esto significa todo para mí.

Para mí también.

Santana lo sabía, y no tenía ni idea de qué hacer con ese hecho. Negó con la cabeza, apenas reconociendo sí misma.

—Debes pensar que estoy loca, poniéndome así por algo que ya pasó.

Brittany sonrió.

—No, en realidad no. Creo que eres sexy cuando estás celosa.

—Ah—Santana sintió que la opresión en su pecho cedía.

Esto significa todo para mí.

Le habían dicho algunas cosas bastante escandalosas por más de algunas mujeres después de una noche de pasión, pero nadie la había dicho algo que se sintiera tan bien.

—Entonces, qué te parece si me aparezco más tarde, veo los nuevos ingresos, y te llevo a cen…

—Diablos—murmuró Brittany mientras guiaba la mirada hacia la pantalla en su beeper.

Y cuando levantó la vista el beeper de Santana sonó y vio el rostro sombrío, lo supo.

—¿El jefe?

—Si—Santana se levantó—¿A ti también?

Brittany asintió.

—¿No crees que…?

—No hay manera de que él lo sepa, e incluso si lo supiera, siempre y cuando no interfiera con el trabajo, no sería un problema—sonrió y deseó poder tomar la mano de Brittany—Ven. Vamos a ver que quiere.

Tomando un respiro para controlarse, Brittany asintió.

—Sí, sí Jefe—ante la sonrisa de Santana, añadió—Y no te acostumbres a eso.


Las oficinas de cirugía estaban desiertas a las 8:00 de la mañana del domingo.

La puerta de la oficina personal de Alfonso López estaba abierta más allá de la gran zona separada, donde su secretaria usualmente protegía su dominio.

A pesar de la puerta abierta, Santana tocó.

—Pase.

Alfonso López, vestido con bata, reclinado tras su escritorio con silla de cuero inclinada hacia atrás y una carpeta de archivos sostenida sobre su rodilla.

A pesar de su actitud casual, ni Santana ni Brittany hablaron hasta que él terminó de hacer unas notas en el margen de una de las páginas de gráficos, cerró la carpeta y la dejó caer sobre su escritorio.

Él se inclinó hacia delante y miró a una y a otra.

—Por favor, siéntense.

Santana y Brittany ocuparon las sillas adyacentes frente a su escritorio.

—Acabo de hablar con Will Schuester en Harrisburg. La paciente está de camino aquí y debe llegar en el transcurso de una hora. La vamos a llevar directamente a hacerle una tomografía en la sala de emergencias. El quirófano está en espera.

—Yo podría haberme ocupado de eso, señor—dijo Santana en voz baja.

—Ya lo hice yo—su tono de voz implicaba a Santana que no debería haber sido así.

Ella no dijo nada.

Él se inclinó un poco hacia atrás y miró a Brittany. En un tono de voz conversacional, dijo:

—Hace cincuenta años, había muy pocas subespecialidades quirúrgicas generales. En aquel momento, Pedro López fue el presidente de cirugía, y una mañana reunió a su alto nivel residentes en su oficina.

Echó un vistazo a una foto enmarcada en la pared que mostraba a seis hombres en batas blancas de laboratorio, de pie frente a uno de los edificios más antiguos del complejo hospitalario.

Brittany siguió su mirada.

No reconoció a ninguno de ellos.

—Él había evaluado a su gente, y no sólo reconocía su talento, sino que predijo el futuro de la cirugía. Envió a uno de ellos a Francia para estudiar con un notable cirujano cráneo-facial. Ese residente volvería y se convertiría en el primer jefe de cirugía plástica. Mandó a otro a San Luis para trabajar con un cirujano general muy capacitado que practicaba toda la pediatría de forma natural. Ese residente volvería para establecer el Hospital de Niños. Él nombró a otro para entrenarlo en cirugía vascular, a otro en cáncer, y así sucesivamente—movió la mano de forma como si Indicara que el mundo estaba debajo de sus dedos, y luego miró a Brittany—Will Schuester me dijo que su jefe de residentes residente se tomó seis meses de licencia por razones de… salud. El puesto está abierto, y él no tiene a nadie con experiencia suficiente para llenarlo.

El estómago de Brittany se apretó y su corazón se aceleró salvajemente en su pecho. Trató de mantener una expresión neutral, pero no pudo evitar presionar discretamente sus manos sobre los brazos de madera de la silla.

Había oído hablar de los residentes que eran enviados a otros programas sin ninguna opción en la materia.

—Es una excelente oportunidad para el tipo de experiencia de residente que tiene que moverse a una posición académica—la estudió—Me gustaría que usted fuera.

—¿Por cuánto...?—su voz se quebró y se aclaró la garganta—¿Por cuánto tiempo, señor?

—Seis meses. Después reevaluaremos la situación.

Brittany era consciente de que Santana se estaba moviendo muy ligeramente en la silla a su lado.

—Gracias, Dr. López. Me siento honrada. Verdaderamente. Pero me temo que no puedo hacer eso.

La habitación estaba silenciosa.

El rostro de Alfonso López permaneció impasible, sus ojos, no tan oscuros como los de Santana, pero igual de fuertes, se movieron lentamente por el rostro de Brittany.

—¿Por qué no podría?

—Tengo una hija, y no hay manera de que pudiera arreglar el cuidado de niños que hay en una cantidad de tiempo razonable. Nos acabamos de mudar aquí, y apenas nos estamos asentando.

—Está divorciada, ¿no es así?

Brittany sintió que su cara se ponía colorada, pero le sostuvo la mirada.

—Sí.

—¿Pero aquí tienes un acuerdo de cuidado para niños?

—Sí—dijo Brittany rápidamente—La esposa de uno de los residentes de anestesia...—se dio cuenta de que él no estaría interesado en los detalles—Una muy buena, señor.

—¿Y qué edad tiene?

—Tiene tres años—Brittany no pudo evitar sonreír.

—Tres. Bueno, no me imagino que su ausencia por ese período de tiempo haría mucha diferencia, ya que han establecido una buena situación de cuidado de niños aquí.

Brittany oyó la respiración brusca de Santana, pero ella estaba demasiado ocupada tratando de entender lo que Alfonso López le acababa de decir.

Luego de una ola de calor seguido de un repentino escalofrío que la recorrió.

—¿Se refiere a dejarla aquí, mientras yo voy allá?

—Sí.

—Señor—Santana comenzó, con voz apretado voz—No creo que…

—Lo siento—dijo Brittany con calma—Eso no va a ser posible.

Alfonso López parecía no inmutarse, como si no acabara de oír que Brittany le había dicho que no.

—Si ella no está en la escuela, o…

—Señor, no me importa la edad que tenga o la situación, no voy a dejarla durante seis meses, ya es bastante difícil con la cantidad de tiempo que tengo que pasar lejos de ella.

—Ya veo. ¿Y cuáles son sus planes para el futuro, Dra. Pierce?

—Siempre he planeado una subespecialidad en cirugía de pecho. Estaré buscando una beca después de que termine la cirugía general.

—Ese es un campo bonito para una mujer—dijo Alfonso López con un mínimo atisbo de condescendencia—No es particularmente exigente y hay muy poco trabajo de emergencia.

Brittany no dijo nada.

Él tenía razón, la medida de su evaluación se había ido. Una práctica limitada al tratamiento quirúrgico de la enfermedad de mamas, era por lo general de lunes a viernes, de siete a cinco, tipo cualquier trabajo, y le permitiría pasar tiempo con su hija.

Era también una faceta fundamental en la atención de la salud de la mujer, y siempre se había sido atraída por eso.

La cirugía oncológica estaba en la vanguardia de la ciencia médica, y ella no tenía duda de que ella iba a ser un reto, así como también tenía una compensación por su elección. No tenía sentido mencionar ninguna de estas cosas, porque para un hombre como Alfonso López, las recompensas serían demasiado escasas para satisfacerlo.

—A partir de mañana, Dra. Pierce—dijo Alfonso López—Se le cambia a servicios vasculares, como jefe interino.

—Sí, señor—dijo Brittany.

No era una transferencia especial que le diera satisfacción, pero tampoco era horrible. La cirugía vascular era técnicamente desafiante e interesante.

Echaría de menos trabajar tan de cerca de Santana, pero ella también tendría más responsabilidades.

Todo era parte del juego.

—He decidido traer al Dr. Hudson fuera del laboratorio—dijo él, volviendo su atención a Santana, que estaba sentada rígidamente en posición vertical—Él va a asumir como jefe interino a mi servicio. Eso te liberará para ir a Harrisburg. Esta noche.



Brittany y Santana no hablaron mientras caminaban hacia el vestuario de las mujeres.

Una vez dentro, Santana fue directamente a su casillero y lo abrió. Sacó un puñado de batas y las apiló en el banquillo. Regresó para sacar su bata de laboratorio, y luego, abruptamente, cerró la puerta con tal violencia que toda la fila de armarios metálicos se sacudió.

—Mierda—Santana se apoyó en su casillero y cerró los ojos.

Brittany se sentó en el banco y puso su mano sobre el montón de batas, deseando que fuera Santana a quien estuviera tocando.

—¿Qué está pasando?

—No lo sé. Ya lo has oído. Me está sacando y está moviendo a Hudson aquí.

—¿Es mi culpa? ¿Por qué yo dije que no iba a ir?

Santana abrió los ojos y miró hacia abajo a Brittany.

Poco a poco, negó con la cabeza.

—No. No lo creo. Te tocó en lo más fuerte, por cierto.

Brittany hizo una mueca.

—No, no lo hizo. No pasó nada en absoluto. No hay manera de que la deje.

—Probablemente podría deshacerse de ti por eso.

—Quizás. No importa. No cambiaré de forma de pensar.

—¿En serio?

—En serio—dijo Brittany en voz baja.

Apenas había comenzado a inquietarla que en cuestión de horas, Santana se iría. Por semanas o meses y muy probablemente, para siempre. La vida continuaría tanto como lo hacía antes de su breve interludio.

La tristeza no se hizo esperar y el dolor tampoco.

Se puso de pie.

—Esto no significa que no conseguirás el trabajo de jefe de residentes del próximo año.

—Tal vez—Santana suspiró—Tal vez no. Él está preparación a Hudson para algo.

—¿Puedes hablar con él? ¿Decirle qué no quieres ir?

Santana se rió sordamente.

—Claro que puedo. Si quiero terminar con las malditas rotaciones y no hacer nada para conseguir un trabajo académico.

Trató de concentrarse en lo que tenía que hacer para mantener su carrera en activo, pero lo único en que podía pensar era que iba a tener que salir por la puerta, entrar en su coche y alejarse.

En que no sería capaz de llevar a Brittany esa noche para la cena, o el desayuno a la mañana siguiente, o pasar otra noche en su cama tal vez nunca.

No podía pensar en eso ahora.

No podía darse el lujo de preocuparse por su vida personal.

Suspiró y abrió su casillero de nuevo. Mientras sacaba su bata de laboratorio, dijo:

—Si hubiera sabido que esto iba a pasar, yo no hubiera terminado anoche. Lo siento.

—El tiempo nunca ha estado de nuestro lado.

—No—dijo Santana. Sacó una llave de su llavero y se la tendió—Toma. El viejo cuarto de los residentes....Cuida de el... por mí.

—Lo haré—la garganta de Brittany le dolía cuando se levantó y le dio un beso en la mejilla a Santana—Maneja con cuidado.

—Si. Lo haré.

Santana vio a Brittany darse la vuelta y alejarse. He ignoró el dolor en su pecho. La pérdida no era nada nuevo, y ella debía saber a estas alturas no dejaría entrar a nadie lo suficientemente profundo como para extrañarla.

Se encogió de hombros en su chaqueta de cuero, palmeó sus llaves, y agarró las batas.

Era hora de seguir adelante.



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Finalizado FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Cap 27

Mensaje por 23l1 Sáb Ago 13, 2016 12:27 am

Capitulo 27


Brittany despertó al instante por el sonido de la puerta abriéndose.

La habitación pequeña sin ventanas estaba completamente a oscuras, sin ni siquiera un reloj digital que cortara la obscuridad.

—Está ocupado—gritó irritada.

Nunca entendería por qué las grandes instituciones académicas no podían permitirse unas decentes habitaciones de guardia, pero ella nunca había administrado una todavía.

Cada vez que había tenido una rotación en un hospital de una pequeña comunidad, los residentes eran tratados infinitamente mejor.

Había tenido una rotación donde recibió tres comidas al día de forma gratuita, e incluso había tenido una televisión en su habitación privada de guardia. Increíble.

En el Hospital de la Universidad, sin embargo, no era el caso. Todo el mundo competía por un espacio para dormir, ya pesar de que había oído rumores de que las nuevas salas de guardia se planificaron para la siguiente adición al complejo megalítico, ella lo creería cuando durmiera en una.

—Soy yo—susurró Santana mientras cerraba la puerta y pasaba el cerrojo.

—¿San?—Brittany se sentó de golpe—¿Qué hora es?

—La una quince.

Brittany encendió la lámpara de la mesita de noche y miró su beeper para asegurarse de que estaba funcionando.

Cuando vio que si, lo dejó y pasó las piernas sobre el lado de la estrecha cama. Se pasó las dos manos por el pelo y luego dejó caerlas a los costados, curvando los dedos alrededor del delgado colchón.

Miró a Santana, que seguía de pie junto a la puerta. Vestía jeans, botas negras y un chaleco de pescador negro. Sostenía su chaqueta de cuero en el puño.

—¿Qué estás haciendo aquí?

Santana se encogió de hombros.

—No lo sé.

—Se supone que debes estar en Harrisburg en seis horas.

—Lo sé.

—¿Todavía vas a ir?

—Sí.

—Quítate la ropa y ven a la cama—Brittany apagó la luz.

Santana se quitó las botas, se desabrochó los vaqueros y los empujó fuera y los añadió a la pila de ropa.

Aunque la habitación estaba a oscuras, una vez más, la figura de Brittany estaba impresa en el dorso de sus párpados en un resplandor de luz amarilla.

Se dirigió a la estrecha cama de hospital y puso una mano hacia abajo, encontrando las sábanas que se retiraron en señal de bienvenida. Se sentó y se deslizó abajo, girando sobre su lado para hacer frente a Brittany. Estiró el brazo, encontró el hombro desnudo de la rubia, y la atrajo hacia sí.

Brittany recostó su mejilla contra el pecho de Santana y le pasó un brazo alrededor de su cintura. La cama era estrecha para una, peligrosamente para dos, y deslizó su muslo entre Santana para sostenerse y estar más cerca de ella.

—¿Está bien si no hacemos el amor?—murmuró Santana.

Posó sus labios sobre la frente de Brittany. Había estado en su coche y había llegado hasta Doylestown antes de regresarse. No había sentido tal abismo de desesperación desde que su abuela había muerto, y su único pensamiento mientras las millas se extendían detrás de ella, había sido estar en los brazos de Brittany esa mañana y lo bien que se había sentido.

Incluso mientras se daba una vuelta en U en una intersección, se había negado a cuestionar sus acciones. Sabía que cualquier respuesta que pudiera encontrar sólo la asustaría.

Cerró los ojos y se apretó fuerte, la espera de que Brittany preguntara.

—Está muy bien así—susurró Brittany.

Besó el hueco en la base de la garganta de Santana y se frotó la cara contra su piel. Le encantaba el olor de Santana, arrastrado por el viento e indomable.

Era consciente del deseo, el impulso constante de piel en busca de la piel, pero ella podía disfrutar la espera sin ninguna satisfacción.

Por el momento.

Besó la garganta de Santana de nuevo, después la parte inferior de su mandíbula.

—¿Estás bien?

—Enojada.
Santana acarició los hombros de Brittany y su brazo, suavizando lentamente los dedos hacia arriba y abajo, disfrutando de la suavidad de su piel y la fuerza debajo de ella.

—Mmm. Yo también—Brittany suspiró—Sé que tienes que ir, pero estoy enojada porque estamos siendo separadas. Supongo que. ..Yo…te extraño.

Santana emitió un pequeño gemido y hundió la cara en el pelo de Brittany.

—Si. Lo sé.

—Pero probablemente te veré cuando llegue un fin de semana, ¿verdad?

Brittany trató de sonar optimista, pero ambas sabían lo difícil que sería coordinar sus horarios, especialmente a larga distancia.

—Se supone que no nos apresuraríamos, recuerda.

—Por supuesto.

Santana sabía que había llegado el momento de llamar a las cosas como eran, y si hubiera seguido conduciendo, ni siquiera habría sido un problema.

Sin complicaciones.

Lo habían acordado.

Habían tenido una noche juntas.

Una gran noche, claro.

Una noche como ninguna que ella jamás pudiera recordar. Pero era sólo una noche, como tantas noches antes. Unas pocas horas de conexión frenética, de unión desesperada, de respiros agradecidos de soledad.

¿Por qué no era suficiente?

—Supongo que verás a otras personas.

Ver a otras personas.

Brittany sabía lo que significaban esas palabras, ella no las había considerado en relación a sí misma desde hacía bastante tiempo.

Incluso después de su divorcio, lo último que ella quería hacer era crear más caos en su vida al involucrarse con alguien.

Había tenido que tomar tiempo libre de la residencia en cirugía en medio del divorcio para mudarse, organizando el cuidado de la niña, y hacer frente a todas las cuestiones jurídicas era demasiado de manejar para ella y aún así había funcionado de la manera que ella necesitaba.

Obtener la posición temporal de la sala de emergencia había sido un regalo del cielo.

Había sido capaz de trabajar y lo había conseguido.

Eso era todo lo que había deseado.

Ahora tenía una posición excelente en residencia, una casa nueva, y un gran ambiente para su hija. Este no era el momento de romper el equilibrio duramente ganado en su vida.

—No lo sé—dijo Brittany—No estoy segura de que quiero eso.

—Pero si lo haces—Santana se obligó a decir—Tú sabes, tú deberías.

Brittany dudaba de que pasaría mucho tiempo antes de que Santana buscara compañía, y ella difícilmente le podía pedir que no. De todo lo que había presenciado, y mucho más por lo que había oído, sabía que Santana no era ajena a las relaciones esporádicas.

Alisó su mano entre los pechos de Santana, un movimiento tan nuevo para ella, y sin embargo totalmente familiar.

Sin saber por completo cómo lo sabía, era consciente de que no iba a estar con un hombre.

Nunca más.

—Sí. Está bien.

Santana cerró los ojos con fuerza.

Eso era lo justo.

Era lo mejor.

Entonces, ¿por qué regresaba la sensación de ese espacio vacío dentro de ella?

—¿San?

—¿Sí?

—¿Por qué has vuelto aquí esta noche?

Ahí estaba de nuevo.

La pregunta que no quería escuchar.

La respuesta que no quería enfrentar, ya que la dejaba sin saber cuál sería su siguiente paso.

—Yo no quería decir adiós.

Brittany besó el lugar debajo de los senos de Santana donde su corazón dio un golpecito a un ritmo fuerte y agudo.

—Bueno. Yo tampoco.

—¿Dónde nos deja eso?

—No lo sé, pero me siento mejor de lo que me sentía cuando te dejé esta mañana.

—No se necesita mucho para hacerte feliz—murmuró Santana, alisando sus dedos por el cabello de Brittany.

Brittany se rió en voz baja.

—Eso es lo que tú crees.

Santana levantó la barbilla de Brittany y la besó lentamente, con persistencia, buscando ese beso que no se olvidaría pronto.

—Buen comienzo—Brittany murmuró—Ahora vamos a dormir. Tendrás que conducir muy pronto.

Santana cerró los ojos, pero no durmió.

Sólo tenía un par de horas más con Brittany, un tiempo efímero demasiado precioso para perderlo.







*******************************************************************************************************



A las nueve y media de la mañana siguiente, Brittany se arrastró hasta la puerta principal, la abrió levemente, y dijo:

—Vete.

—¿Crees que no sé cuando llegas a casa?

—Rach—dijo Brittany con tanta paciencia que pudo reunir, apoyando su rodilla contra la puerta cuando Rachel empujó desde el otro lado—Me iré a la cama ahora. Susan estará en casa en cinco horas, y voy a tener que jugar a la mamá.

—Podrás ir a dormir tan pronto como tengamos nuestra pequeña charla.

—Más tarde—dijo Brittany, tratando de cerrar la puerta.

Miró hacia abajo y vio el pie de Rachel, encerrado en su bota para nieve, bloqueando el camino.

—Rachel...

—Esta es la primera vez en seis semanas que no te has detenido a charlar cuando llegas a casa. ¿Qué está pasando?

—Sólo estoy cansada—a pesar de su desesperada necesidad de estar sola, abrió la puerta—Pasa. Hace mucho frío fuera.

Rachel siguió adelante como un gran barco de vapor en puerto, y no se detuvo hasta que llegó a la sala de estar, donde se quitó el abrigo de lana y lo colocó sobre el respaldo del sofá.

—Vamos arriba y te metes a la cama. Podemos hablar ahí.

Sin decir palabra, Brittany subió las escaleras. En chándal y una camiseta, se metió debajo de las sábanas y se acurrucó de su lado.

Cuando Rachel entró, se movió lo suficiente para que la morena pudiera sentarse a su lado, con varias almohadas apoyadas detrás de la parte baja de su espalda.

—Gracias a Dios, este niño va a salir en un par de semanas. No hay suficiente espacio en el interior de mi cuerpo por ella y todas mis otras partes—se volteó lo suficiente para poder ver la cara de Brittany—Has estado llorando.

—Me compadezco de tus hijos. De veras. Ellos nunca podrán tener secretos.

Rachel sonrió y acarició el cabello de Brittany.

—¿Ahora, se trata de tu trabajo o de tu vida personal?

—Las dos cosas.

Brittany suspiró, luego pasó a explicarle sobre el plan de Alfonso López de enviarla a una rotación exterior y el hecho de que ella se había negado y habían transferido a otra persona en su lugar.

—Él suena encantador.

—Desafortunadamente, es un cirujano brillante y puedo aprender mucho de él.

—Eso no significa que no sea un... hijo de puta.

—Es cierto.

—Sin embargo, puedo ver que ese pequeña jugarreta te haya hecho enojar, pero no para causarte esas lágrimas. ¿Qué más hay?

Brittany agrupó su almohada en una bola deforme y envolvió sus brazos alrededor de ella. Sus brazos se sentían vacíos sin Santana, y la asustó que pudiera sentir de esa manera después de que sólo la había sostenido unas cuantas veces.

—Envió a Santana a ese lugar. Ella se ha ido.

—¿Por cuánto tiempo?

Brittany se encogió de hombros.

—Seis meses por lo menos. Bien podrían ser seis años.

—Cariño—Rachel dijo amablemente—¿Tú estás en serio con esta chica?

—¿En serio? ¿Serio cómo?—Brittany rodó sobre su espalda y se quedó mirando el techo.

No veía grietas ni telarañas.

Vio el rostro de Santana sobre ella, intensa, fieramente enfocada, salvajemente apasionada.

—Tuve la noche más increíble de mi vida con ella.

—Eso es mucho decir—Rachel estuvo de acuerdo—¿Estamos hablando de sexo aquí? Porque creo que eso es reproducible dadas las circunstancias adecuadas, no importa qué tipo de partes se pongan sobre la mesa.

—No, no lo es—Brittany se dio la vuelta de nuevo y apoyó la barbilla en su mano—Va en ambas direcciones, hacer el amor. No es sólo la cantidad de placer que alguien te trae cuando te tocan, sino lo bien que se siente cuando tú tocas a la vez. Tocarla fue lo más asombroso que he experimentado jamás. Y todo está relacionado con todas las partes—sonrió débilmente—Especialmente cuando son las de ella. Es tan hermosa.

—¿Crees que sentirías de esa manera con otra mujer? ¿O es sólo con ella?

—Es ella. Todo en ella—se encogió de hombros—Y parte de eso es que ella es una mujer. Nunca supe que quería eso, que lo necesitaba, hasta que la toqué. Ahora lo sé.

—¿Y estás de acuerdo con eso?

—Se siente demasiado bien para no estarlo.

—Correcto—dijo Rachel, desenvolviendo sus manos como si un problema se hubiera resuelto—Así que hemos establecido ahora que te has pasado al lado oscuro—sonrió cuando Brittany se rió—Ahora explícame por qué, en el supuesto de que Santana no parece tener ninguna pizca de cerebro en su cabeza en absoluto que conociéndola, yo diría que lo tiene porque ella estuvo de acuerdo en levantarse e irse.

—Ella no tenía otra opción.

—Todo el mundo siempre tiene una opción. Tú no fuiste.

—Eso es diferente—dijo Brittany—Si él me hubiera despedido por negarme a ir, probablemente yo podría haber ganado si hubiera impugnado. Se hubiera puesto feo, pero probablemente hubiera ganado. E incluso si no lo hubiera hecho, yo estaba dispuesta a correr ese riesgo.

—¿Estás dispuesta a renunciar a tu carrera?

—¿Por Susan? Por supuesto—negó con la cabeza—Puedo ver porque estás tratando de tomar este argumento. Pudiste ir a la escuela de leyes. Pero Susan es una niña, mi niña, y ella no escogió tener una mamá que es cirujano. No puedo hacerla pagar más de lo que ya lo hace por mis decisiones. Las cosas son diferentes con Santana.

—¿Qué hubiera pasado si ella hubiera dicho que no? Él es su papá. ¿No haría excepciones para ella?

Brittany resopló.

—No lo creo. De lo que puedo ver, nunca ha hecho ninguna excepción para ella. Muy por el contrario. Las expectativas puestas en ella son enormes.

—Bueno, ¿qué podía hacer él?

—En primer lugar, no puedes decirle que no al presidente si tienes algún deseo de obtener una buena relación o una cita en la facultad superior. Las conexiones correctas pueden hacer o deshacer una carrera, y Alfonso López puede acomodar residentes casi donde él quiera.

—¿Por qué trata de hacer la vida más difícil para su hija? Yo no lo entiendo.

—No estoy tan segura de que se trate de hacer la vida difícil a ella. Creo que se trata de preparar el terreno para otro residente. Probablemente se imagina que Santana es la persona más fácil de colocar porque ella es condenadamente buena—dio un suspiro grave—Y a quién le importa lo que ella tiene que sufrir para llegar ahí.

—Hay algo muy malo con un proceso que te hace pensar que está bien para alguien maltratar a nadie, y mucho menos a su propia hija, de esta manera. ¿Por qué no están las dos peleando con esto, no están molestas?

—Estamos molestas—dijo Brittany en voz baja—Pero no veo una salida en estos momentos.

—Así que, ¿qué piensas hacer? ¿Olvidarte de ella? ¿Esperar para ver si ella regresa de nuevo en un par de meses y todavía quiere jugar a la casita?

—Eso no es muy probable. Cuando vuelva, probablemente estaremos en diferentes lugares de nuevo—cerró los ojos, de repente más agotada que cansada.

Sabía que ni ella ni Santana tenía mucho control sobre sus vidas en este momento, y que cualquier tipo de relación durante el entrenamiento estaba llena de dificultades y por lo general no duraba.

Había tenido un despertar maravilloso, una brillante noche de descubrimiento con una tierna, apasionada y salvajemente bella mujer. Esa experiencia por sí sola debería ser suficiente para hacerla feliz y, con toda probabilidad, tendría que ser suficiente.

Lo sabía.


Se había estado diciendo desde la primera vez que se despidió de Santana el día anterior. No obstante, ella apretó los puños y dijo:

—No sé lo que voy a hacer, pero no pienso esperar otros cuatro años para sentir algo como esto otra vez.

—¿Incluso si tienes que encontrarte con alguien que no sea ella?

Brittany no dijo nada, preguntándose cómo podía ser eso posible.




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Finalizado FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Cap 28

Mensaje por 23l1 Sáb Ago 13, 2016 12:29 am

Capitulo 28


Brittany abrió la lata de Coca-Cola Light y se dejó caer en el sofá de vinilo verde oscuro agrupado contra una pared del salón de cirujanos.

Estaba flanqueado por una nevera estropeada en un extremo y una gran mesa cuadrada en el otro. Un teléfono y una pila de revistas del año pasado cubrían la superficie de la mesa.

Empujó parte de las cosas a un lado y, después de tomar la mitad de la soda, dejó la lata. Cerró los ojos y dejó que su cabeza cayera hacia atrás, deseando poder irse a dormir.

Por desgracia, apenas llevaba la mitad de su noche de guardia, y si las primeras seis horas fueran una indicación, iba a ser brutal.

Inmediatamente después de las rondas de cierre por la noche, había recibido una llamada de una de las enfermeras de cuidados intensivos que le indicaron que un paciente al que se le había corregido un bloqueo de carótida la mañana anterior, ya no podía recordar su nombre y estaba débil.

Supo inmediatamente que el área del trabajo quirúrgico estaba bloqueado, y que si no se trataba inmediatamente al paciente tendría un derrame cerebral en toda regla.

Mientras se apresuraba hacia la UCI, ella había llamado al médico de guardia, y en una hora, ellos ya estaban en la sala de operaciones. Apenas habían terminado ese caso cuando el compañero de trauma había llamado acerca de un distribuidor de droga de veinte años, que había terminado en el lado equivocado de un machete.

Además de varias heridas de arma blanca en el pecho, él también había sufrido una transección completa de la arteria braquial y estaba en peligro de perder la mano.

Había aprendido hacía mucho tiempo que la única manera de conseguir pasar a través de una noche como esta, era no pensar en el tiempo o en lo cansada que estaba, o en todas las cosas que había dejado de hacer.

Cuando oyó pasos y luego sintió que alguien se sentaba en el otro extremo del sofá, no se molestó en mirar.

Cinco minutos más.

Cinco minutos más para descansar, y luego se levantaría para comprobar las arteriografías que habían sido terminadas al final del día.

—¿Has oído algo de Santana?—preguntó Dani, levantando sus pies hasta la mesa de café.

—No—Brittany no abrió los ojos. A pesar de que no quería, se oyó decir—¿Y tú?

—Yo ni siquiera sabía que ella se había ido, hasta ayer—el tono habitual de
Dani de petulancia y molestia estaba ausente—Esto apesta.

—Sí—Brittany acordó, finalmente abriendo los ojos.

Dani parecía tan cansada como Brittany se sentía. Habían pasado casi tres días desde que Santana se había ido.

Brittany mantuvo la esperanza de que Santana llamaría, a pesar del hecho de que realmente no esperaba que lo hiciera. Santana estaría ocupada para adaptarse a un nuevo hospital, a un nuevo grupo de residentes. Y con toda probabilidad, ellos la habían puesto de guardia inmediatamente.

Además, ¿qué podía decir?

Esa era la parte más frustrante de todo.

Ambas entendían lo que se requería de ellas. Ambas aceptaron que su vida no sería propia durante años.

Aún así, estar indefensa no le sentó bien.

—El éxito apesta.

—Además Hudson es un verdadero dolor en el culo—murmuró Dani.

Aunque Brittany tendía a estar de acuerdo con Dani por lo que había visto de él, no hizo ningún comentario. Era prudente no criticar abiertamente a los demás residentes.

Nunca se sabía cuándo podría encontrarse a sí misma trabajando estrechamente en el mismo servicio con uno de ellos.

—Jake dice que está acaparando todos los casos buenos—siguió Dani—Santana no necesitaba robarse los casos. Ella sabía lo que estaba haciendo.

—Es probable que esté tratando de volver al ritmo de las cosas después de que salió del laboratorio—sugirió Brittany suavemente.

Dani le lanzó una mirada.

—Él nunca estuvo en el ritmo de las cosas. Le oí que decía a uno de los otros chicos que él tiene una oferta del Instituto Nacional de Salud, y que fue por eso por lo que López lo sacó antes del laboratorio. Él siempre ha sido una rata de laboratorio. Ni siquiera sé por qué él quería ser cirujano.

Lo qué dijo Dani tenía sentido.

Eso explicaría el súbito cambio de los residentes entre los servicios, y el por qué Santana había sido cambiada.

Alfonso López estaba preparando a Hudson para la posición de jefe de residentes, lo que fortalecería sus credenciales en el Instituto. Se preguntó si Santana lo sabría.

Seguramente ella debía sospecharlo, y aunque Brittany sabía que Santana nunca lo admitiría, debía dolerle.

—Maldita sea.

Ni siquiera se había dado cuenta de que había maldecido en voz alta hasta que Dani se rió.

Brittany sonrió irónicamente y dijo:

—Nada dura para siempre – ni siquiera el dolor.

—Parece como si lo hiciera—dijo Dani con un suspiro—Si tienes noticias de ella, dile que yo. ... que la echamos de menos.

—Por supuesto.

Brittany se preguntó por qué Dani pensaba que iba a ser ella la que supiera algo, pero asintió.

Dile que la echo de menos.

Estaba demasiado cansada para estar celosa.

Casi demasiado cansada para extrañar a Santana.

Casi.



A las seis de la mañana estaba funcionando en piloto automático.

Nunca se había metido a la cama, nunca cerró los ojos de nuevo después de los pocos minutos en la sala de estar con Dani.

Había sido una de esas noches en las que los casos de emergencia y los traumas nunca dejaron de llegar, y lo único que podía hacer era olvidarse que cualquier otra cosa en el mundo existía, excepto la próxima crisis.

El hospital era el universo, la sala de operaciones su única realidad.

Cuando su beeper sonó justo cuando ella tomaba su café después de hacer la cola en la cafetería, consideró arrojarlo a la basura. Echó un vistazo a la pantalla y vio que era del operador, lo que normalmente significaba una llamada externa.

Con el corazón acelerado, pensando que Rachel estaría llamando sobre algún problema con Susan, dejó su bandeja en la mesita delante de las cafeteras comerciales y corrió al teléfono más cercano.

—Soy la Dra. Pierce—dijo enérgicamente cuando el operador respondió.

—Tengo una llamada externa para usted, doctora. Espere, por favor.

Brittany oyó una serie de chasquidos.

Entonces, su corazón saltó de nuevo ante el sonido de la rica voz, un poco ronca.

—¿Britt?

—¿San?

—Pensé en tratar de atraparte antes de que fueras al quirófano.


Brittany le dio la espalda a la cafetería y se apoyó contra la pared, mucho más despierta de lo que había estado tan sólo unos minutos antes.

—¿Cómo estás?

—Acabo de terminar una noche en el infierno.

—¿Tú también? ¿Será la luna llena?


Santana se rió entre dientes.

—Debe haber sido.

—¿Cómo va todo por ahí?

—No está mal. Cosas normales de un hospital comunitario. Ocupado.

—Eso es bueno.


El silencio se extendió hasta Brittany temió que la conexión se hubiera roto.

—¿San?

—Estás de guardia de nuevo el sábado, ¿no?

—Sí
—respondió Brittany, confundida—Pero…

—Quiero verte. ¿El viernes por la noche?


A pesar de la contracción en el estómago y la rápida ráfaga en el pecho, Brittany trató de ser racional.

—¿No estarás de guardia el sábado también?

—No sino hasta las ocho de la mañana.

—Es demasiado para ti conducir de vuelta aquí después del trabajo el viernes y luego volver ahí por la mañana
—cerró los ojos, recordando a Santana como la había visto por última vez, vestida de negro, con los ojos aún más oscuro.

Había querido besarla, pero no lo había hecho.

No había querido que la prueba definitiva de su separación cuando Santana se despidiera con el beso, aún permanecía en sus labios.

—Estoy tan contenta de que hayas llamado.

—Te echo de menos, Britt.

—Oh, yo también te echo de menos.

—Así que nos vemos el viernes.

—San
—Brittany murmuró—Quiero verte, De veras, pero ya le dije a Rachel y a Quinn que me gustaría cuidar a los niños.

—Debo estar libre a las seis, así que voy a verte a las ocho. Yo te ayudaré.


Brittany se rió, ridículamente feliz.

—¿Ayudar a qué?

—No lo sé. Sea lo que sea que hagas con ellas. Los niños.

—Beth tiene una fiesta de pijamas con sus amigas. Los más pequeños deberán estar en la cama. Probablemente durmiendo.


La voz de Santana bajo un poco.

—Tanto mejor. Nos vemos, doctora.

—Nos vemos
—susurró Brittany.

Cuando colgó, ya no estaba tan cansada.

También se dio cuenta de que el dolor sordo que había llevado en el centro de su pecho durante dos días, se había ido.







—Que se diviertan—dijo Brittany mientras permanecía de pie en el vestíbulo de la entrada mirando a Quinn y a Rachel poniéndose sus abrigos.

A pesar del hecho de que Rachel estaba en estado avanzado de embarazo, ella estaba decidida a asistir a la fiesta de aniversario de la hermana de Quinn, Kitty, con el argumento de que podría sentarse con la misma facilidad en el sofá de Kitty como en el suyo.

—Yo debería estar diciéndote lo mismo—susurró Rachel al pasar—Si no quieres que te despierte por la mañana, solo deja colgando una camiseta en el pomo de la puerta. En caso de tener compañía durante la noche.

Brittany se sonrojó.

—No seas tonta. Estoy segura de que Santana estará tan cansada para cuando llegue, que vamos a caer dormidas viendo una película. Sólo despiértanos si nos encuentras babeando en alguna parte.

—Uh-huh. Seremos silenciosas cuando lleguemos—Rachel miró hacia la calle cuando un coche se detuvo junto a la acera—Parece que tu cita ya está aquí.

Quinn miró a Brittany, luego estiró el cuello hacia la calle. Dio un pequeño gruñido de sorpresa cuando Santana se deslizó del lado del conductor.

—Creo que me perdí algo.

—Eso es porque siempre estás un par de semanas atrás en las noticias—Rachel puso su brazo alrededor de su cintura y la condujo hacia el porche y hacia las escaleras—No importa, guapa. Vamos a la fiesta.

—Buenas noches, Britt—dijo Quinn por encima del hombro cuando Rachel tiró de él.

Ambas saludaron a Santana al pasar.

Brittany oyó murmurar a Santana un hola cuando ella subió las escaleras de dos en dos y cruzó el porche con grandes zancadas. Vestía pantalones vaqueros, chaqueta de cuero y una camisa de uniforme.

Incluso en la luz del porche oscuro, Brittany podía distinguir las manchas de cansancio debajo de sus ojos.

Cuando Santana se detuvo justo en el umbral, buscando el rostro de Brittany con una pregunta en sus ojos, Brittany envolvió ambos brazos alrededor de los hombros de Santana y presionó su boca contra la de Santana.

Santana emitió un gemido estremecedor y la abrazó.

El beso se hizo eco del deseo, y Brittany percibió la tristeza y la incertidumbre en la forma en que las manos de Santana se movieron sobre su espalda.

Era como si Santana no estuviera segura de que ella era real.

—Está bien.

—¿Lo está?—la voz de Santana era áspera, llena de fatiga y confusión.

Apoyó la frente contra la de Brittany y cerró los ojos.

—No lo sé.

—Entonces ven dentro y vamos a averiguarlo.

Brittany tomó la mano de Santana sin guantes, encontrándola fría y rígida, y cruzó los dedos cálidos alrededor.

—¿Has comido?

—Desayuné.

—¿Qué te parecen sopa y sándwich?

—No tengo mucha hambre. ¿Dónde están los niños?

—Ellos ya están en la cama. Y tú necesitas comer—cerró la puerta detrás de ellas y luego agarró la parte delantera de la chaqueta de Santana.

Le preocupaba que Santana parecía desorientada, y luego reconoció lo que los demás a menudo veían en ella.

Fatiga mortal.

—Quítate esto.

Santana se quitó la chaqueta pesada y sacudió sus hombros. La casa era cálida, acogedora, y por primera vez en toda la semana, la tensión en el cuello y la espalda se alivió.

Tomó la mano de Brittany de nuevo, necesitando el contacto, por temor a que desapareciera entre una respiración y otra.

La semana había sido interminable.

Todavía no entendía cómo había llegado a encontrarse a sí misma en una ciudad extraña, en un hospital extraño, rodeada de extraños.

No había podido dormir en una cama extraña.

Echaba de menos a Brittany.

Su único recurso era perderse en las cosas que ella conocía muy bien, y había merodeado por la sala de emergencias hasta altas horas de la noche, cada noche, en busca de algo para ocupar su mente y quitarle su soledad.

—Sólo será un minuto—dijo Brittany mientras conducía a Santana al sofá, mirándola atentamente.

Se veía tan demacrada, tan derrotada, que todo lo que quería Brittany era abrazarla.

—¿Está bien? Ya vuelvo.

—Está bien. Seguro—Santana negó con la cabeza y sonrió mientras se sentaba en la esquina del sofá—¿Estás segura de que no puedo ayudar?

Brittany se echó a reír.

—No se requiere de mucha habilidad—se inclinó y besó a Santana de nuevo—Dios, es bueno verte.

Antes de que Brittany pudiera enderezarse, Santana la cogió por la cintura y la atrajo hacia su regazo. Brittany terminó con las piernas levantadas en el sofá y los brazos alrededor del cuello de Santana. La morena presionó su cara en la curva del hombro de Brittany, con la boca abierta y en búsqueda de la garganta de la ojiazul.

—Oh, cariño, ¿qué?—susurró Brittany, acariciando la nuca de Santana y le dio un beso en la frente—¿Qué pasa?

—No creo que pueda soportarlo más, Britt—Santana levantó la cabeza, sus ojos oscurecidos con la tristeza—Estoy tan jodida. Ya no quiero volver.

Brittany se quedó sin aliento y le acarició la mejilla.

—Estás cansada. ¿Has dormido en absoluto esta semana?

—Algo. Un poco. No lo sé.

—¿Has hablado con tu papá?

Santana se rió, con el sonido amargo de la desesperanza.

—¿Qué puedo decirle? ¿Qué no puedo tomarlo? ¿Qué no puedo cortarlo?—cerró los ojos y apoyó la mejilla contra el hombro de Brittany—¿Sabes lo que siempre me dijo, desde que era una niña?

—¿Qué, cariño?

—Dios odia a los cobardes.

Brittany estaba familiarizada con la frase. Era otra mantra quirúrgica, otra frase destinada a crear confianza y convicción en un contexto de incertidumbre.

Funcionaba para los adultos en medio de una crisis, pero para un niño sería una carga insoportable.

—Tú eres una de las personas más valientes que he conocido.

—No. Eso es lo que tú eres. Tú te enfrentaste a él.

—San…

—Lo hiciste—inclinó la cabeza hacia atrás y abrió los ojos y pasó los dedos sobre la boca de Brittany—¿Sabes lo que pensé en toda la semana?

—¿Qué?—la voz de Brittany era baja y áspera, la sangre agolpada en sus venas cuando la excitación la recorrió.

—La forma de tu sabor.

Poco a poco, Santana pasó la lengua por el borde de la mandíbula de Brittany y bajó de su cuello.

Brittany se quedó sin aliento.

—La forma en que te sientes.

Santana tomó la delicada piel justo por encima de la clavícula de Brittany en sus dientes y la chupó.

Brittany hizo un pequeño sonido agudo.

—La forma en que tiemblas cuando te corres.

Santana sacó la parte posterior de la blusa de Brittany de sus vaqueros y deslizó su mano por debajo de ella. Acercó sus dedos a la espalda de Brittany y entre sus omóplatos, manteniéndola cautiva mientras la besaba.

Suavemente al principio, luego más profundo, más fuerte, incapaz de alejarse lo suficiente de su interior para llenar sus propios lugares vacíos. Se congeló cuando oyó a Brittany gritar y se apartó, gimiendo.

—Dios. ¿Te hice daño?

—No. No, cariño, no.

—No sé lo que estoy haciendo.

—Yo sí—susurró Brittany—Me estoy enamorando de ti.

Se puso de pie, con las piernas temblando, pero su rostro estaba sereno y fuerte. Tomó la mano de Santana.

—Vamos arriba, Sanny.



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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por JVM Sáb Ago 13, 2016 1:55 am

:o !!!!
Pues siguen habiendo trabas en su camino, y me encanto que a pesar de la "despedida" que tuvieron no pudieron aguantar estar lejos, que San hay viajado para estar con Britt :3
Y bueno Britt siendo honesta sobre sus sentimientos con San, espero que no se vaya a espantar jajajajaja
Ojalá que San se atreva a enfrentarse a su papá no sólo por estar cerca de Britt sino que también por ella, no se vale que maneje de esa forma su vida.
Mil gracias por los bellos capítulos jajajajajajaja me haz hecho feliz :D, tanto que ya quiero que sea viernes de nuevo para leer muchos capítulos jaja
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Mensaje por micky morales Sáb Ago 13, 2016 8:27 am

Sera que ese Dr quiere a su hija???? no me parece que esten separadas tan pronto, no es justo!!!! ojala pase algo que haga que san vuelva pronto!!!!! gracias por el maraton!!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Sáb Ago 13, 2016 10:44 am

Hola morra....

Al fin el encuentro esperado habia sido una especie de despedida tambien...
Odio al dk lopez... pero es si siempre pasa....
Britt ya sabe que esta enamorada de san... a ver si san puede aguantar estar los 6 meses lejos de britt... o se planta con su padre de una ves...
Puede que los 6 meses pase rapido y no sean mas tiempo...

Nos vemos!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Sáb Ago 13, 2016 7:11 pm

JVM escribió::o !!!!
Pues siguen habiendo trabas en su camino, y me encanto que a pesar de la "despedida" que tuvieron no pudieron aguantar estar lejos, que San hay viajado para estar con Britt :3
Y bueno Britt siendo honesta sobre sus sentimientos con San, espero que no se vaya a espantar jajajajaja
Ojalá que San se atreva a enfrentarse a su papá no sólo por estar cerca de Britt sino que también por ella, no se vale que maneje de esa forma su vida.
Mil gracias por los bellos capítulos jajajajajajaja me haz hecho feliz :D, tanto que ya quiero que sea viernes de nuevo para leer muchos capítulos jaja



Hola, esk si no es una cosa es la otra ¬¬ Ayy si son tan tiernas! jajajaja. Jajajajaja no esperemos que san sea honesta con la rubia igual jajajajaja. Si, san tiene que ponerle punto final o algo a su papá, quien no se muestra muy cariñoso la vrdd ¬¬ Jajajajaja de nada, gracias a ti por leer y comentar! jajajajaja yo tmbn quiero que sea viernes otra vez xD jajajajaja. Saludos =D





micky morales escribió:Sera que ese Dr quiere a su hija???? no me parece que esten separadas tan pronto, no es justo!!!! ojala pase algo que haga que san vuelva pronto!!!!! gracias por el maraton!!!!!



Hola, mmm esperemos y si la vrdd xD No, claro que no lo es ¬¬ Jajajajaja ese destino que es un loquillo tiene que hacer algo para que esten juntas ajjajajajaaja. De nada, pero gracias a ti por leer y comentar! Saludos =D





3:) escribió:Hola morra....

Al fin el encuentro esperado habia sido una especie de despedida tambien...
Odio al dk lopez... pero es si siempre pasa....
Britt ya sabe que esta enamorada de san... a ver si san puede aguantar estar los 6 meses lejos de britt... o se planta con su padre de una ves...
Puede que los 6 meses pase rapido y no sean mas tiempo...

Nos vemos!!!




Hola lu, si =/ no salio del todo bn... bueno si, pero no xD jajajajaja. Si ¬¬ donde esta el amor de padre ¬¬ Una ya dio "el paso" solo falta la otra... y uno que otro paso mas tmbn ¬¬ El tiempo a veces es lo peor ¬¬ Saludos =D



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Finalizado FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Cap 29

Mensaje por 23l1 Sáb Ago 13, 2016 7:13 pm

Capitulo 29


Brittany cubrió el pomo de la puerta con una camiseta que agarró de una silla cercana, suavemente cerró la puerta del dormitorio, y condujo a Santana a la cama.

—¿Dónde están los niños?—susurró Santana mientras Brittany encendió una suave luz de noche.

—Están abajo en el salón. No van a despertar. No te preocupes—la besó suavemente—Y si lo hacen, los vamos a escuchar.

—¿Qué pasa con Rachel y Quinn?

—Esta es mi antigua habitación la habitación de invitados. La de ellas está en el otro extremo, en el lado más alejado de los niños. Estamos solas más o menos.

—Está bien. Si estás segura.

—Mucho—sonrió y tiró de la camisa de Santana de sus pantalones vaqueros—Levanta los brazos.

Cuando Santana lo hizo, sacó la camisa por encima de su cabeza junto con la camiseta blanca de algodón que llevaba debajo. Mirándola, vaciló un poco, un toque de necesidad se apretaba en la boca del estómago.

Se contuvo pasando los dedos por el pecho de Santana, cuando lo que quería era bajar su boca hacia ellos. Obligó a sus dedos para abrir el botón superior de los pantalones vaqueros.

Santana siguió los movimientos de Brittany, su aliento deteniéndose de manera desigual. La breve mirada de los dedos de la rubia contra su estómago desnudo hizo que sus músculos se tensaran, y al instante se sintió húmeda.

—¿Debo preocuparme de que me estés desnudando como lo haces con Susan?

—Créeme—dijo con su voz tan gruesa como la miel caliente—No hay ninguna similitud.

Ella enganchó sus dedos alrededor de la mezclilla y se sentó en el borde de la cama mientras bajaba los pantalones.

—Las botas.

Con los muslos temblando de repente, Santana se apoyó con una mano en el hombro de Brittany y arrancó las botas y los vaqueros junto con ellos.

Cuando la rubia se inclinó hacia delante y se frotó la mejilla contra la parte inferior del abdomen de Santana, esta se estremeció.

—¿Tienes frío?—Brittany murmuró, besando el estómago de Santana antes de llegar con su lengua justo dentro del pequeño círculo de su ombligo.

—No—dijo Santana con voz ronca y entrelazó sus dedos en el pelo de Brittany y apretó las rodillas para evitar caer.

—Tu piel siempre es tan caliente.

Brittany deslizó sus manos arriba y abajo de la espalda de Santana antes de acunar sus caderas en sus palmas. Bajó la cabeza y recorrió su lengua a lo largo del valle, donde el muslo delicado unía el firme abdomen, y luego deslizó sus labios sobre el triángulo sedoso entre los muslos de Santana para rastrear la otra coyuntura también.

—Podría emborracharse con tu aroma—besó más abajo, saboreando el primer indicio del deseo en la punta de su lengua.

—Cristo—Santana gimió, inclinando sus caderas hacia adelante con los puños apretados en el cabello de Brittany—Necesito tu boca.

—¿Si?—la pregunta de Brittany estaba llena de asombro y satisfacción suprema.

Jugó en su camino a lo largo del núcleo duro del clítoris de Santana por un instante, y luego se detuvo.

—¿Hmm?

Levantó la vista rápidamente, porque no quería detenerse, no quería que terminara. Le encantaba sentir a Santana ponerse rígida bajo sus manos, con la fuerza de sus labios.

Le encantaba saber que ella era la causa del placer de Santana. La última vez, Santana la había guiado y ella había seguido. Levantó la mano y abanicó sus dedos sobre el pecho de Santana.

—Dime lo que necesitas.

Santana casi sollozó mientras miraba hacia abajo, con el rostro apretado por la necesidad.

—Quiero estar contigo. Necesito... estar contigo.

No era lo que había esperado Brittany, y sus entrañas se torcieron con lo mucho que quería quitarle el dolor que oyó en la voz de Santana.

Pasó los dedos por la pendiente interna del muslo de Santana, y luego suavemente los abrió.

—Estoy aquí—jugó con la lengua por los tejidos inflamados y oyó a Santana respirar fuerte—Aquí estoy—le chupó con cuidado, consciente del sonido lejano de la difícil respiración y los gemidos guturales.

Mantuvo sus movimientos ligeros y lentos, no quería que se corriera.

Era demasiado perfecto.

Increíblemente muy especial para que acabara con demasiada rapidez.

—Britt—Santana se quedó sin aliento—Déjame correrme.

—Lo haré—le susurró besándola por última vez. Luego se levantó y besó la boca de Santana—Vamos a la cama y te dejaré dormir.

—Me haces desearte tanto.

—Bien—le desabrochó la blusa y la dejó caer. Besó a Santana nuevo—Quiero hacer que te corras. Quiero que me quieras en todas partes. Todo el tiempo—se desabrochó sus pantalones—Quiero hacerte mía.

Santana se tambaleó, la fatiga sustituida por un impulso desesperado de perderse en los brazos de Brittany.

—¿Qué dijiste antes... qué me amas?

Brittany se detuvo en medio de la prisa por arrojar la ropa y se encontró con la mirada de Santana.

—Sí.

—¿Eso te hace feliz?

—Oh, sí—acarició la mejilla de Santana—Oh, sí, Sanny—retiró las mantas, se deslizó abajo, y le tendió la mano—Ven.

Santana la siguió, acomodándose sobre espalda con un suspiro.

—Te extrañé mucho, Britt.

—El pasado fin de semana, me daba miedo haberte perdido—murmuró moviéndose sobre Santana y se sentó a horcajadas en su muslo, apretando su pierna—Estás tan mojada. Me encanta hacerte eso.

—Me encanta lo que me haces—frotó su boca sobre la de Brittany—Te necesito dentro de mí. Por favor, Britt.

Brittany se mareó mientras las palabras de Santana se dispararon a través de ella como relámpagos a través de un cielo de verano.

Se impulsó en un brazo mientras deslizaba su mano entre los muslos de Santana, sus dedos deslizándose por el calor resplandeciente y en las profundidades aún más cálidas.

Observó el rostro de Santana mientras la llenaba, vio sus ojos vidriosos mientras empujaba más profundo, observaba sus mandíbulas apretarse en un gemido. Puso su boca ligeramente contra la oreja de Santana.

—Voy a hacer que te corras ahora.

—Por favor—cerró los ojos y arqueó la espalda cuando el primer eslabón de la cadena de su deseo se rompió—Oh, sí.

—¿Te gusta?—se quedó sin aliento, meciéndose a lo largo del muslo de Santana cuando empujaba cada vez entre sus piernas—Dime. Dime cómo te sientes, San.

—Yo—agarró el brazo de Brittany con fuerza y apretó los labios contra la piel suave—Me siento segura—gimió y echó la cabeza hacia atrás, buscando el rostro de Brittany en comprensión—Me siento... oh voy a correrme...

—Puedo decirlo—Brittany respiraba con admiración, tan centrada en el placer de Santana se olvidó de sí misma—Te amo.

Te amo.

La mente de Santana sucumbió cuando el fuego estalló en la boca de su estómago y se encendió a través de ella, quemando la soledad y el miedo.

Cuando dejó de temblar, poco a poco se dio cuenta de los brazos de Brittany alrededor de ella, abrazándola, meciéndola.

Susurrando algo.

—¿Qué?—dijo con voz ronca.

—Duerme ahora, cariño. Ve a dormir.

—No quiero—Santana murmuró, pero apenas podía moverse—Quiero estar contigo.

—Lo estás—Brittany le besó la frente—No voy a dejarte ir.

Santana suspiró.

—¿Ah, sí?

—Oh, sí—se rió temblorosamente y apartó el pelo húmedo de la mejilla de Santana—Cuenta con ello.

—Está bien—Santana finalmente la soltó y se durmió.

Brittany se quedó despierta abrazando a la morena, conteniéndose por el momento sólo para tenerla cerca.

Por la mañana, Santana se iría.

Podría pasar una semana, podría ser por un mes, antes de que estuvieran juntas de nuevo.

Esta vez, sin embargo, se permitiría creer que habría una próxima vez.

Porque lo quería, quería a Santana, más de lo que nunca podía recordar querer nada, incluso su carrera. Y esta vez, ella no permitiría que el tiempo o la distancia las mantuviera separadas.

Con aire ausente, frotó la mejilla contra el pelo de Santana, deleitándose con su aroma.

Mitad dulzura, mitad con oscuros secretos.

Santana se movió y medio despierta, murmuró:

—Duerme, Britt-Britt.

Brittany sonrió.

—Lo haré.

Entonces con toda claridad, Santana dijo:

—Te amo.

—Me alegro.






Santana acarició la nuca de Brittany.

Estaban acurrucadas, la espalda de la rubia metida en la curva del vientre y los muslos de Santana. Tenía el brazo alrededor de la cintura su palma ahuecada bajo el peso suave de los senos de Brittany.

Besó la piel caliente en el borde de la línea de su cabello, pasando sus labios una y otra vez sobre el fino cabello, moviéndolo con su aliento.

Brittany murmuró y se movió en su sueño. Santana sonrió y con mucha delicadeza atrapó el lóbulo de Brittany entre los dientes y tiró.

—Muy temprano—murmuró Brittany.

—¿Para qué?—Santana bromeó.

Brittany movió su mano detrás de ella, poniendo la mano entre los muslos de Santana, y apretó.

—Para esto.

El aliento de Santana se contuvo en una oleada de sorpresa y excitación instantánea.

—Joder.

—Es demasiado pronto para eso también—movió la mano y empujó su trasero de nuevo en la entrepierna de Santana—Mmm. Eres tan sexy.

—Ahora estoy tan caliente—se quejó Santana, bailando sus dedos sobre el pezón de Brittany.

—Eres tan fácil—rodó sobre su espalda y le sonrió a Santana. Le tocó la barbilla con el dedo índice—¿Qué voy a hacer contigo?

Santana sonrió y mordisqueó el labio inferior de Brittany.

—Puedo pensar en un centenar de cosas, empezando por poner tu mano atrás, justo donde estaba.

—Te estás descomponiendo.

—¿Eso es algo malo?

—No—respondió Brittany seria—No lo es. Me gusta hacerte feliz.

Santana la besó.

—Lo haces. Mucho.

Brittany rozó sus dedos por el cabello de Santana.

—¿Te sientes mejor?

—¿Acerca de estar atrapada en el medio de la nada?—se dejó caer sobre su espalda e instaló a Brittany contra su costado y esta recostó su cabeza contra el hombro de Santana—En realidad no, pero voy a volver. No tengo elección si quiero terminar mi residencia.

—Creo que deberías hablar con tu papá. Eres el residente de más alto rango para quejarte de una rotación pésima como esta. No es justo en este punto.

—He estado pensando en eso—dijo Santana, observando las sombras en el techo que se desvanecían mientras la luz empezó a filtrarse por las ventanas.

—Él tiene planes para Hudson. Supongo que imagina que una vez que él lo acomode, me va a dejar entrar en sus planes para mí—volvió la cabeza y la miró a los ojos—Pero yo tengo mis propios planes.

—¿Qué?—preguntó en voz baja, pensando en la intensidad feroz en el rostro de Santana.

—Quiero estar contigo. Lo que sea necesario.

—No entiendo.

Santana sonrió.

—Probablemente me estoy adelantando a ti. Yo ni siquiera sé lo que quiere…

—Dime lo que tú quieres—ahuecó la mejilla de Santana y le acarició la boca con su dedo pulgar.

Santana siempre había vivido el sueño de otra persona. Por mucho que Brittany la quería, no iba a dejar a Santana hacer lo mismo con ella.

—¿Si pudieras tener cualquier cosa, hacer cualquier cosa que sería?

Santana se quedó en silencio un largo rato, acariciando el rostro de Brittany, su cuello, sus pechos. Ella dio un beso suave en el hueco de la base de la garganta de Brittany.

Cuando levantó la vista, su rostro estaba tranquilo.

—...Me gustaría estar contigo. Con Susan. Yo podría enseñar algo, creo, y tengo una práctica de cirugía general. Podría tener una familia... y una vida—los labios de Brittany se abrieron y respiró temblorosa—Te dije anoche que eres una de las personas más valientes que he conocido. Estaba en lo cierto.

—¿Por qué?

Santana frunció el ceño.

—Me tomó mucho tiempo admitir que no podría vivir la vida en la que había caído.

Brittany la besó.

—Yo sé lo difícil que es ser honesto acerca de algo que significa mucho. Y qué da miedo.

—No cuando estoy contigo.

—Dios, te amo.

—Todavía me estoy acostumbrando a eso.

Brittany se echó a reír.

—Está bien. Tenemos tiempo.

—Yo no quiero ser presidente en cualquier lugar. Nunca pensé en otra cosa antes, porque eso es lo que mi papá quería que yo fuera.

—No estará feliz por eso—dijo Brittany.

—Lo sé. Pero realmente nunca ha sido feliz conmigo de todos modos—sorprendentemente descubrió que podía decirlo sin herirse tanto—La única diferencia ahora es que voy a ser feliz.

—San, cariño…

—Lo sé, lo voy demasiado rápido—dijo Santana apresuradamente—Lo sien…

—No—cuando Santana comenzó a alejarse, Brittany pasó un brazo sobre el pecho y la atrajo cerca—No vas demasiado rápido. Estoy loca por ti. Tengo un poco de miedo de pensar en el futuro, porque me he acostumbrado a vivir un día a la vez. Pero quiero que seas parte de mi vida.

—Está bien—dijo Santana—Está bien.

—Pero tienes que irte.

Santana frunció el ceño.

—¿Qué?

—Mira la hora.

—Mierda.

Brittany se colocó encima de la morena y la besó una vez más, un beso lento, minucioso que prometía más.

Pronto.

La próxima vez.

Una vez más.

—Si no puedes venir aquí, yo iré ahí.

—Tienes a Susan. Yo vendré aquí.

—Te amo, Sanny.

Santana sonrió.

—Yo también te amo, y me gusta mucho cuando me dice así.

Brittany sonrió y se sentó.

Era el momento de hacer lo que había que hacer.

—Y a mi cuando me dice “Britt-Britt”. Voy a hacer café.

—Está bien. Tengo que irme. Tomaré un café en el camino. Una vez que haga las rondas, puedo ducharme en el hospital.

—¿Estás segura? No va a tomar mucho tiempo.

Santana se deslizó fuera de la cama, cogió sus vaqueros, y se los puso.

—Estoy bien. Dormí como un tronco. No habrá mucho tráfico. No te preocupes.

—Llámame cuando llegues ahí, ¿de acuerdo?—Brittany retiró las mantas y empezó a levantarse.

Santana la alejó hacia atrás.

—Puedes dormir una hora más o menos. Hazlo. Lo necesitarás más adelante—se sentó en el borde de la cama y se puso sus botas, luego encontró su camisa.

Brittany le acarició la espalda.

—Quiero encaminarte.

—Quédate—Santana se inclinó y la besó—Hasta pronto, doc.

—Nos vemos pronto—Brittany susurró mientras Santana desaparecía.

Escuchó los pasos de Santana en el pasillo, y luego a medida se desvanecieron cuando Santana desapareció escaleras abajo.

No se sentía bien no podía dejarla ir.

Saltó de la cama y se apresuró a ponerse la bata. Descalza, salió corriendo de la habitación y bajó las escaleras hasta la puerta principal. La abrió justo cuando Santana cerraba la puerta del coche y encendía el motor.

—¡San!

Santana mirar hacia la casa, frunció el ceño y abrió la puerta.

—¿Qué pasa?

Brittany bajó las escaleras, sin importarle el frío.

—Jesús, Britt—exclamó Santana y dejó el motor en marcha y se apresuró hacia la rubia—Hace mucho frío aquí afuera. Vuelve dentro.

—Ten cuidado—le echó los brazos alrededor del cuello de Santana y la besó, con fuerza—Ten cuidado.

—Hey, yo no soy la que corre medio desnuda a mitad de febrero.

Le pasó el brazo por la cintura y la llevó de nuevo hacia la escalinata. Entró en el pasillo con Brittany, la atrajo fuertemente a ella, y enterró su rostro en su cabello:

—No me iría si no tuviera que hacerlo.

—Lo sé—le acarició la parte posterior de su cuello, la besó en la garganta, la mandíbula, la boca—Yo sólo...

—No voy a ninguna parte, Britt-Britt—murmuró—Hablaré contigo pronto, ¿de acuerdo?

Brittany asintió y la soltó de mala gana, sabiendo mientras observaba a Santana que se alejaba, que no sería lo suficientemente pronto.

Ya la echaba de menos.




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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D


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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Retroceder el Tiempo (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Sáb Ago 13, 2016 8:02 pm

Hola morra.....

Que manera tan sutil y romantica de decirse te amo!!!
Me encanta que ya vean un futuro juntas...
Ya quiero ver si san le hace frente a su padre de una ves por todas.... ya le pesa el legado impuesto a san

Nos vemos!
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