[Resuelto]FanFic Brittana: Dulce Travesura (Adaptada) Epílogo

Capitulo 29

Es lunes y voy atrasada a mi trabajo, me quedé dormida ya que no escuché el despertador.

Claro, cómo no me iba a quedar dormida si me he pasado todas estas noches pensando en mi Diabla y quedándome dormida a altas horas de la madrugada.

Llego a mi piso y camino rápidamente hasta el escritorio de Tina quien ya está de pie para entregarme mis recados.

―Buenos días Tina.

―Buenos días señorita López. Aquí tiene sus recados y la señorita Pierce dejó esta carpeta para usted.

Mi cuerpo se tensa y un escalofrío me recorre el cuerpo por completo al escuchar el nombre de Brittany.

Está aquí, por fin podré hablar con ella y me tendrá que explicar muy bien qué mierda es lo que ha pasado estos días y por qué se ha estado escondiendo de mí.

―¿La señorita Pierce está en su oficina?

―Sí señorita, pero pidió no ser molestada ya que está en una reunión con su equipo de trabajo.

―¿Y sabes a qué hora terminará esa reunión?

―No señorita.

―Bien, gracias Tina―digo y camino hasta mi oficina.

Paso por la oficina de Brittany y tengo la tentación de entrar para verla, pero está ocupada, así es que seguiré esperando mi momento para hablar con ella.

Entro en mi despacho, tiro mi maletín en el sillón y llego a mi silla, me siento y me dispongo a abrir el informe que Brittany me ha dejado con Tina, seguro es el presupuesto para el comercial de los árabes.

Lo abro y quedo de una sola pieza por lo que veo.

La palabra «RECHAZADO» en color rojo cruza toda la primera hoja del informe, paso a la otra y es lo mismo. Cada hoja tiene puesta la misma palabra.

Estoy claramente anonadada, me cuesta asimilar lo que ven mis ojos.

Pestañeo un par de veces y cierro la boca que se me ha quedado abierta por semejante impresión. Mi sangre comienza a quemar dentro de mis venas, la rabia me está cegando, no voy a ser capaz de aguantar hasta que Brittany termine su reunión.

Ya no me importa nada, voy a hablar con ella ahora, me importa una mierda que esté en una importante reunión. Me va a tener que explicar qué le pasa conmigo y porqué me ha rechazado el presupuesto.

Me levanto de un salto de la silla y salgo como un huracán en dirección a su oficina. Abro la puerta de golpe y cinco cabezas giran para ver a quién mierda se le ha ocurrido interrumpir así la reunión.

Brittany me mira con sus ojos azules muy abiertos y su cara roja claramente por la rabia que debe de sentir.

Mi respiración es agitada producto de la ira que está dentro de mí. Ella toma su actitud altanera, levanta una ceja y me dice:

―Señorita López, por si no se ha dado cuenta estamos ocupados. Si fuera tan amable de retirarse para poder continuar con la reunión por favor.

Ah Brittany, así que hoy estás sarcástica, ahora atente a las consecuencias.

―Sé que estás en una reunión y me importa una mierda.

Creo que la gente que se encuentra en esa habitación ha dejado de respirar. Ellos pasan sus ojos de mi a Brittany. Es como si fueran espectadores de la final de Wimbledon.

―Señorita López, le pido que se retire, estoy ocupadísima.

―Te dije que no me interesa. Termina la reunión, tenemos que hablar―me acerco más a ella para quedar frente a frente.

―No quiero―dice furiosa.

―Bien, discutamos delante de ellos, ¿te gusta tener público?

―Santana vete de mi oficina.

―¡No! Vine hasta aquí para hablar contigo, vine a buscar una explicación y no saldré hasta que me la des. Ahora tú decides, hablamos delante de ellos o a solas.

Brittany mira a su equipo y antes de que les diga algo ya se han levantado y comienzan a salir de la oficina.

―Y bien, de qué quieres hablar con tanta urgencia―dice levantando su mentón y frunciendo el ceño.

―¡¿Me estás viendo la cara verdad?!―digo irritada y alzando la voz porque en este momento estoy claramente muy enfadada.

―No grites, todos nos van a oír.

―¡Me importa una mierda que oigan!

―San deberías calmarte antes de hablar.

―No me pidas calma. Toda la semana he tratado calmarme, pero ya no aguanto más. Quiero que me expliques de una puta vez qué pasa contigo. Por qué me rechazas este presupuesto cuando he hecho todo lo que me pedías para no sobrepasarme. Por qué no me has devuelto ni una de las mil llamadas que te he hecho. Solo necesitaba saber dónde y cómo estabas, y hoy apareces aquí como si nada. Como si entre nosotras no existiera nada.

―Pero es que entre nosotras no hay nada Santana.

Me quedo muda por un segundo o dos. Lo que me está diciendo Brittany me duele y me irrita de igual manera.

―¿Qué pasa contigo Brittany? ¿Por qué me estás diciendo estas cosas?

―Porque es verdad, nosotras nunca tuvimos nada. Solo nos unía el sexo. Yo no significo nada para ti.

―¡Qué sabes tú de lo que significas para mí!

―Lo sé…

―¡No, no lo sabes. No sabes lo que siento por ti!

―No y no me interesa.

Nunca pensé que una mujer pudiera herirme tanto solo con un par de palabras.

―No te interesa, ¿eh? Bueno aunque no te interese lo vas a escuchar de todas formas.

―No quiero oírte, no quiero escuchar tus mentiras.

―¡No es ninguna mentira! ¡Te amo Brittany! Te amo como nunca pensé que llegaría a amar a alguien. No sé cómo pasó, solo sé que si no estás conmigo me desespero. Que necesito verte, necesito escucharte para que mi corazón se calme. Eso es lo que siento.

Me mira con los ojos muy abiertos, está sorprendida por lo que ha escuchado, pero ahora sus ojos cambian y un brillo que distingo como de enojo se aloja en ellos.

Definitivamente está enojada, ahora espero su réplica.

―¡Por qué me sigues engañando, por qué me mientes tan descaradamente!

―¡Es que no es mentira! No te engaño, te amo con toda mi alma. Tú lo eres todo para mí.

―Tú tienes bien creído que yo soy estúpida. Ya deja de seguir con este show y vete de mi oficina.

―Por qué piensas que miento, explícame.

―Por qué te vi―dice y mi estómago se retuerce en angustia.

¿En qué me habrá visto?

―Te vi mientras te besabas con Kitty, ¿me vas a seguir mintiendo? Tú no amas a nadie, tú no sabes lo que es amor.

Así que eso es lo que ha pasado.

Ella vio el beso que Kitty me dio y ha supuesto lo peor de mí.

―Si me dejas te puedo explicar todo…

―Qué me vas a decir, ¿qué no es lo que vi? Por favor, no seas cara dura.

―Es que es verdad, no es lo que crees. Sí, ella me besó, me pilló de sorpresa, pero yo me separé de inmediato. Kitty cree que está enamorada de mí y se me declaró.

―No quiero seguir escuchándote, no me interesa nada de lo que tengas que decirme.

―Britt, te acabo de decir que te amo, que eres la única mujer en mi vida ¿No puedes creerme?

―No. Sé que eres una mujeriega igual que tu amigo. Pero no me voy a quejar, suponía que esto pasaría, yo me metí contigo sabiendo cómo eras. Y ahora déjame sola, vete de mi oficina.

―Solo quiero que me digas una cosa, solo una Britt—me mira directamente a los ojos y yo le aguanto la mirada―¿Qué sientes tú por mí?

―No creo que te interese saberlo.

―Me interesa mucho saber lo que sientes.

―Nada, San, no siento nada por ti.

Ahora la ira me ciega, siento que ella quiere escarpase de todo, quiere escapar de mí. Yo ya no quiero seguir con esto, ya le dije lo que sentía y a ella no le ha importado nada y me ha roto el corazón.

No me cree lo de Kitty, cuando sería tan fácil saber la verdad solo con preguntarle a la niña mimada.

Ya no seguiré luchando contra Brittany, ya no más.

Lo he dado todo por ella y para ella no soy nada. Pero antes de irme le diré un par de cosas que tengo apretando en mi pecho.

―Está bien Brittany no seguiré con esto. No quieres creer lo que te digo. Nada de lo que pueda decirte te convencerá de lo contrario. No crees que te amo, cuando todo este tiempo he estado babeando detrás de ti como un perro faldero y tal vez ese fue mi error. He aguantado tus desplantes y tus estados de ánimo de mierda que tienes. He tenido una paciencia infinita contigo y todo porque te amo. Nadie llegará a amarte como yo Brittany, nadie. Ahora me voy y no tienes que pedir días de permiso ni nada parecido para no verme, no volveré a molestarte, ni siquiera te hablaré si no es estrictamente necesario y solo por trabajo. Disculpa haber interrumpido así tu reunión, que tengas un buen día.

Salgo de su oficina con un inmenso dolor en el pecho.

Cada palabra que me ha dicho la Diabla me ha herido de muerte. No me quiere y es mejor no seguir insistiendo en algo que es imposible.

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Capitulo 30

Cuando salgo de la oficina de Brittany veo que todo el personal que trabaja en ese piso se ha apostado afuera.

De seguro atraídos por los gritos de la discusión. Agradezco al cielo que Will no se encuentre en este momento en el edificio porque no tengo ganas de darle explicaciones a nadie.

Paso por delante de toda la gente y a toda velocidad llego a mi despacho, entro y cierro dando un gran portazo. Tengo demasiada rabia en mi interior, rabia y tristeza por lo que ha pasado con Brittany.

Cada palabra que me dijo resuena en mi cabeza y en mi corazón se ha alojado un dolor que no sé bien cómo explicar.

Nunca pensé que se sintiera así estar enamorada y que doliera tanto el rechazo de alguien.

Quiero romper algo, quiero estrellar cosas contra las paredes.

Lo mejor será que me vaya a casa o terminaré destruyendo el mobiliario de mi oficina. Tomo mi maletín, salgo de mi oficina y a paso raudo camino por el pasillo hasta llegar al ascensor.

Siento como la gente que trabaja en este piso me dedica miradas, de seguro de pena ya que he hecho el mayor papelón de mi vida gritándole mi amor a una mujer a quien le importo una mierda.

Entro al ascensor para luego llegar al estacionamiento. Me subo a mi auto y salgo de ese edificio.

Doy vueltas por la ciudad, conduzco sin rumbo fijo.

No veo más que el camino que está frente a mí. Tengo ganas de gritar, ganas de desaparecer en este preciso instante.

Pienso en como una persona es capaz de provocar dos sensaciones diametralmente opuestas. Llevarte a las nubes solo con un beso y luego herirte y pisotearte en el suelo con solo una palabra.

Sigo conduciendo por un rato más, la verdad es que no me he dado cuenta del paso del tiempo.

Solo sé que me he alejado bastante de mi hogar.

Doy una vuelta más y decido ir a mi departamento.

Cuando llego al estacionamiento me doy cuenta que Sam me está esperando parado al lado de su auto.

No quiero ver a nadie, no quiero hablar con nadie.

¿Por qué tenía que venir justo hoy a verme?

―Por fin llegas, llevo más de tres horas esperándote.

―¿Tres horas? Guau. Perdí la noción del tiempo. Pero pudiste llamarme.

―Y lo he estado haciendo, pero al parecer te dejaste el móvil en el Holding.

―¿A qué vienes Sam? No quiero hablar con nadie. Te pido me dejes solo.

―No te voy a dejar solo. Vamos a tu departamento y bebamos algo.

Doy un resoplido, sé que mi amigo no se irá porque me ve mal y no me dejará solo.

Llegamos a mi departamento y ambos caminamos hasta el bar. Sam sirve dos vasos con Wishky me extiende uno, yo lo bebo de golpe. Él me mira y me vuelve a llenar el vaso. Me siento en el gran sofá de mi sala, donde una noche tuve a Brittany.

Ah qué estúpida, ¿siempre será así?

¿Todo lo que haga me recordará a ella?

¿Cuánto tiempo me tomará olvidarla?

¿Cuánto tiempo me tomará olvidarme de este amor?

―Sé que no quieres hablar de nada San…

―Qué bueno que lo sepas porque es así, no quiero hablar de nada. Déjame beber tranquila.

―Santana, sabes que todo esto llegará a los oídos de mi papá. Todo el piso escuchó la discusión entre Brittany y tú. Eso no se lo podrás ocultar.

―Lo sé, pero no quiero pensar en eso ahora.

―¿Qué harás San? ¿Qué pasará contigo y con Brittany?

―No haré nada, con Brittany no pasa nada. Ella me acaba de dar una gran patada en el culo. Le confesé mi amor y ella me rechazó como si nada.

―Vaya con Brittany. Siempre pensé que era insensible, pero no creí que lo fuera tanto.

―Es peor que eso, es una bruja. Hace que me enamore como una loca de ella y luego me bota como basura. Eso me pasa por estúpida. Debí hacerle caso a Will y no buscarla.

―Amiga y cómo continúa esto. Será una tortura para ti seguir trabajando con ella y verla todos los días, va a ser de lo peor.

―No sé qué haré Sam, no puedo pensar en nada por ahora. Mañana pensaré en algo.

―Ojalá y nunca me enamore, no quiero estar como tú que pareces muerta en vida. Es realmente patético.

―Si te enamoras ojalá te correspondan.

―Ya para de hablar de amor. Mejor bebamos y pensemos en qué hacer para que te olvides de Brittany.

―Gracias Sam, gracias por estar aquí conmigo.

―De nada. Eres mi mejor amigo, ¿dónde más podría estar ahora que me necesitas?

La verdad es que no quería ver ni hablar con nadie, pero creo que contarle a Sam lo que me pasa me ha ayudado un poco.

Yo ya estoy medio borracha, el licor ha logrado aminorar solo un poco el dolor que siento, pero por lo menos podré dormir sin pensar en nada.

Me voy a mi cuarto dando tumbos y escucho que Sam se despide. Sin sacarme la ropa caigo en mi cama y todo se vuelve negro.



No sé muy bien qué hora es, pero el sonido del timbre resuena en todo mi departamento.

Me levanto de golpe, asustada y noto que mi cabeza es portadora de un gran dolor de cabeza. Miro por la ventana y veo que ya es de día.

Salgo de mi cama y camino hasta la puerta para ver quién es el que osa interrumpir mi sueño. Abro y veo que es Sam.

―¿Aún en cama? Pensé que llegarías tarde al trabajo, no que faltarías.

―No sé ni qué hora es.

―Las once de la mañana.

―¡Las once! Vaya, pensé que era más temprano.

―Mi papá me envió a buscarte.

Trago el nudo que tengo en mi garganta, de seguro el regaño de Will será el peor de mi vida:

―Dijo que no importa cómo estuvieras, que te llevara ante él aunque fuera a rastras. Así que dúchate rápido, cámbiate de ropa y nos vamos.

―Está bien, ya vengo―digo a mi amigo y camino de vuelta a mi dormitorio.

Entro en el baño, me quito la ropa y me meto bajo el chorro de agua y la pongo fría para despertar de una vez.

Pienso en lo que tendré que decirle a Will. De seguro ya se ha enterado de todo y presiento que no me va a gustar nada lo que voy a oír.

Mientras me seco pienso en todo lo que pasó el día de ayer, todo lo mal que me siento y pienso en mi trabajo y es así como sé que es lo que debo hacer.

Me visto con unos jeans azules y una camisa blanca, no voy a vestir de traje para decir lo que tengo que decirle a Will.

Me coloco unas gafas de sol para ocultar mis ojos rojos y salgo al encuentro de Sam quien me llevará hasta el Holding Schuester.


Cuando ya estamos cerca de nuestro destino mi estómago se aprieta, solo espero no encontrarme a Brittany.

Llegamos al piso quince y tengo mala suerte, ya que con la primera persona con la que me encuentro al salir del ascensor es con la Diabla. Lo bueno es que no puede ver la expresión de mis ojos, no puede ver cuánto me afecta su presencia y eso hace que me aferre más a la decisión que he tomado.

―Buenos días―dice ella mirándonos a Sam y a mí.

―Buenos días―contesta mi amigo.

Yo no abro mi boca.

¿Para qué saludarla si a ella le importa una mierda si mis días son buenos o malos?

Llego a la oficina de Will, que ya me está esperando.

―Déjanos solos Sam―dice mi padrino y Sam obedece de inmediato―Siéntate Santana.

Me siento de malas ganas, no me quito los anteojos de sol, estoy tirado en esa silla enfuruñada, como si fuera un adolescente rebelde.

―Tú dirás Will.

―Lo primero es que te quites las gafas. Quiero ver tus ojos cuando hablemos.

Me quito las gafas y levanto mi cara para mirarlo de frente.

―¿Ahora sí?―digo de mala forma.

―No te vengas a hacer la dura conmigo Santana. Ahora vamos a hablar tranquilamente. Quiero que me digas qué fue lo que ocurrió ayer. Ya le pregunté a Brittany y ahora quiero tu versión.

―Si le preguntaste a ella, ya lo sabes todo. No veo que más quieres que te cuente.

―Sabes que ella no me diría todo, además quiero escucharlo de tu boca hija.

Tomo una honda respiración para empezar a contarle todo a mi jefe.

―Bien, llegué a su oficina y le confesé que la amaba y ella me rechazó. No me cree nada por culpa de Kitty.

―¿De Kitty? ¿Qué tiene que ver mi hija en todo este embrollo?

―Will, te juro que no sabía nada. Te juro que nunca hice nada para animar ese sentimiento. Kitty ayer me confesó que le gusto, me dijo que me ama.

Will me mira sorprendido, ahora estoy esperando a que en cualquier momento se lance sobre mí y me golpee. Pero no es así.

―Siempre sospeché que mi hija se sentía atraída por ti, pero nunca pensé que llegaría a confesártelo.

―Me lo dijo y además me besó y fue en ese instante en que Brittany nos vio y por eso no cree que la amo.

―Pero convéncela San, te dije que tenías que tener paciencia con ella.

―Mi paciencia se agotó. Ya no quiero seguir con esto. Además ella me dijo que no siente nada por mí. Dime, ¿para qué seguir esperando algo que nunca se dará?

Will se queda sin palabras, no sabe qué decirme en este incómodo momento.

―Lo siento mucho Santana. Siento que tengas que pasar por todo esto.

―Yo también lo siento. Siento haber discutido ayer con ella y que todo el Holding se enterara. Siento hacerte pasar este mal rato.

―Y qué piensas hacer ahora.

―Ya tomé una decisión y creo que es lo mejor para todos. Solo espero que la respetes.

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Capitulo 31

Estoy confundida por todo lo que ha ocurrido en estos días.

Santana me ha dicho que me ama, lo ha gritado delante de todos sin importarle nada y yo no he sabido cómo actuar.

Días atrás la vi besando a Kitty en la sala de café.

Ella me ha dicho que fue Kitty quien la besó, que todo fue un mal entendido, que me ama locamente, pero yo no le he creído ni media palabra.

Ahora no sé qué hacer, me siento terrible después de su declaración, ya que una parte de mí saltaba de alegría y la otra estaba hundida en la desconfianza.

Solo quiero que termine este día para volver a mi departamento y tratar de olvidarme de todo.

Estoy en el pasillo cuando veo a Santana salir del ascensor y dirigirse a la oficina de Will y siento cómo mi corazón da un brinco. Me arrepiento de haber sido tan dura con ella cuando me estaba diciendo lo mucho que me amaba, pero no supe de qué forma actuar.

Me dice que me ama, pero besa a otra.

Eso no es amor.




Termino de trabajar y me voy directo a mi departamento, tomo un baño de espuma y luego me sirvo una taza de leche tibia a ver si así logro dormir tranquila.



Es temprano y ya estoy lista para partir a mi trabajo.

Antes de salir respiro hondo varias veces y me repito mentalmente que Santana no me afectará. Que debo ser profesional para seguir trabajando a su lado, que me debo olvidar de todo lo que ha pasado entre nosotras.

Llego a mi trabajo y siento que toda mi piel se eriza al pensar en que veré a Santana.

Camino rápido hasta mi oficina y ojalá no me lo encuentre en el camino.

Llego a mi oficina y cuando entro veo que Tina viene tras de mi y me dice:

―Señorita Pierce, el señor Schuester citó a reunión extraordinaria para dentro de veinte minutos en la sala de juntas.

―Gracias Tina, iré de inmediat.

Algo grave pasó.

Para que Will cite a reunión extraordinaria algo tiene que haber sucedido.

Organizo los papeles que tengo sobre mi escritorio y una vez dejo todo listo salgo a la reunión. No puedo evitar que mis ojos se desvíen hacia la oficina de Santana la cual está cerrada. Ahora la veré en la sala de juntas y no sé cómo reaccionaré al tenerla otra vez tan cerca.

Llego a la sala de juntas y busco un lugar para sentarme. Paseo mi mirada por la mesa y veo que Santana no está es este lugar.

―Buenos días―dice Will―Los cité a esta reunión porque hay ciertos asuntos que debemos discutir. Tenemos que enfrentar una situación de urgencia. Y espero que nos unamos como equipo para continuar con el negocio en árabia y que todo siga como hasta ahora.

Me pongo nerviosa.

¿Qué será lo que pasa?

Noto que Will está tenso y un poco molesto.

―La señorita Santana López, ya no pertenece a este Holding. Ha presentado su renuncia el día de ayer. Así es que tenemos que ayudar a su equipo para que siga con la campaña publicitaria que tenían encaminada mientras encontramos a alguien que ocupe su puesto.

Renunció, Santana renunció.

Ella se ha alejado de mí y por mi culpa.

Siento que el suelo se abre a mis pies y que caigo en lo profundo de la nada.

Nunca pensé sentirme así.

Estoy realmente confundida y no sé qué debería hacer.

―Bien, luego de comunicarles esto espero presten todo el apoyo que sea necesario para sacar la campaña adelante. En las carpetas que están frente a ustedes está el último informe que dejó Santana. Revísenlo y mañana nos juntaremos a analizarlo. Ahora quedan libres para volver a lo suyo.

Veo que todos se levantan para salir de la sala de juntas, pero yo me quedo pegada a mi asiento. Mi cuerpo se ha quedado paralizado y mi vista está fija en la carpeta que está sobre la mesa.

―Brittany, ¿estás bien?―la voz de Will me saca de mi ostracismo―Creo que estás un poco lejos de aquí.

―Estoy bien Will, solo un poco sorprendida por lo que acabas de decir.

―¿Te sorprende que Santana se haya ido?

―La verdad es que sí.

―¿Y qué esperabas Brittany? La mujer te declara su amor y tú la rechazas, ¿crees que podría soportar verte todos los días sin sufrir?

Abro los ojos sorprendida por lo que Will me dice. Si bien él me conoce de toda la vida nunca hemos tenido este tipo de conversación.

―Will…yo…

―Conozco a San desde que era una bebé, igual que te conozco a ti desde niña. San es casi mi hija y créeme que nunca lo había visto así por una mujer. Esto es un terrible mal entendido.

―No creo que sea un mal entendido, yo vi a San y a Kitty…

―Kitty es mi hija y la adoro, pero sé cómo es de caprichosa y sé que siempre ha sentido atracción por San. No me extraña que ella la haya besado.

―No importa Will, ya no me importa.

―¿Por qué eres tan terca Brittany? ¿Por qué no quieres ser feliz? San me dijo que tú no sentías nada por ella. ¿Es eso verdad? ¿No sientes nada por San?

Me quedo callada, no sé qué responderle a mi jefe.

Es verdad que siento cosas por Santana, sé que me enamoré de la morena, pero verla besando a Kitty me hirió profundamente y la desconfianza con la que he vivido toda mi vida se hizo presente.

Respiro profundamente para responderle algo a Will.

―Sé que siento algo Will, pero no estoy clara de lo que es. Estoy confundida, muy confundida.

―Sé que tu mamá te ha traspasado sus miedos, pero también sé que eres muy distinta a ella.

―Y qué quieres que haga Will.

―Nada, ya no puedes hacer nada.

―Cómo que nada. Y si hablo con San y…

―Ya no Brittany, San volvió a Londres esta mañana. Quería estar lo más lejos de ti que le fuera posible. Está muy herida y quiere olvidarte. Lo siento, pero creo que ya es tarde para arrepentirse de lo dicho.

Tengo unas enormes ganas de llorar.

Soy una tonta, una grandísima idiota desconfiada.

Una cobarde que no quiso arriesgarse en el amor por miedo a sufrir y ahora estoy sufriendo de igual manera.

Santana está muy lejos de mí y siento que ya lo he perdido todo.

Me levanto de la silla y salgo de la sala de juntas sin despedirme de Will. Camino rápido hasta mi oficina y caigo en la silla para comenzar a llorar desconsolada.

No sé qué hacer ahora, tengo ganas de salir de aquí y correr hasta caer desmayada. Será mejor irme a casa o a casa de Blaine y contarle todo esto.





Los días pasan demasiado lentos para mi gusto.

Me estoy tapando de trabajo con tal de no pensar en Santana, pero es imposible.

Todo en el trabajo me recuerda a ella.

En las noches tengo sueños en los que estamos juntas, ella me abraza y me hace el amor, pero despierto y vuelvo a la realidad cuando veo mi cama vacía.

Blaine me ha regañado todos y cada uno de estos días.

Lo más suave que me ha dicho es que soy una tonta por haber dejado pasar la posibilidad de conocer el amor. Que fui una idiota y que ahora no me queje.


Hace más de un mes que no he visto a mi mamá.

Me he excusado con ella cada fin de semana diciéndole que estoy muy ocupada con el trabajo y que no tengo ni un segundo libre. Hasta el momento me ha funcionado, pero sé que ella presiente que algo me pasa y pronto tendré que darle explicaciones de por qué no quiero pasar tiempo con ella.

No quiero estar con ella, no quiero que me vea triste y me diga «TE LO DIJE»

No quiero que me restriegue su amargura.

Pensé que con el paso de los días y el no ver a Santana sería más fácil ir olvidándola, pero no es así. Cada día la extraño más, cada día mi deseo por ella aumenta un grado, estoy desesperada. Tan desesperada que llegué a llamarla a su teléfono móvil solo para escuchar sus voz, pero no recibí respuesta. De seguro cambió su número.

Hoy Will nos ha presentado al nuevo jefe de marketing del Holding, el señor Bryan. Es un hombre de unos cuarenta y cinco años.

Cuando hace la presentación no puedo dejar de pensar en el día en que Santana entró por la puerta de la sala de juntas, la primera vez que la vi después de la fiesta de Halloween.

Mi cuerpo se estremece ante ese recuerdo, quiero verla, necesito verla, aunque sea de lejos.

¿Estará pensando en mí?

Pero qué estúpida, le parto el corazón y aún creo que puede estar pensando en mí con amor.



Es domingo, ya pasa del medio día y yo aún estoy metida en mi cama.

No tengo ganas de levantarme hoy. Creo que pediré una pizza a domicilio y seguiré todo el día acostada vegetando.

Estoy pensando en nada cuando escucho el timbre del citófono, no me levanto, quiero que quien sea que es se vaya y me deje en paz. El timbre suena y suena y yo me tapo la cabeza con la almohada para aminorar el sonido.

El ruido cesa, pero solo por unos segundos ya que vuelvo a escuchar el molesto timbre. Vuelve a parar y ahora escucho que es mi teléfono el que suena. Lo tomo y veo que la pantalla se ilumina con el nombre de mi mamá.

Tengo que contestarle e inventarle otra excusa para no ir a verla este domingo.

―Hola mamá.

―¡¿Dónde estás?!

―En mi departamento.

―Mentira, no estás ahí. Dime dónde estás metida.

―No te miento mamá. Estoy aquí en mi departamento.

―Entonces por qué no te has dignado a contestar el citófono. Estoy afuera de tu edificio, ¿puedes abrirme?

Lo que me faltaba.

Ahora pasaré un día que, pensaba sería solo para mí, con mi mamá que de seguro me interrogará hasta que terminaré por confesarle todo.

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Capitulo 32

Le abro la puerta a mi mamá y ella me da una mirada analítica de arriba abajo.

―Hola mamá.

―¿Se puede saber qué es lo que pasa contigo? ¿Por qué no quieres verme? ¿Por qué me has estado evitando todas estas semanas?

―No te he estado evitando mamá. He estado muy ocupada en el trabajo.

―¡Mentira! Quiero que me digas ahora mismo qué es lo que te pasa.

Miro a mi mamá y doy un resoplido.

No quiero mantener esta conversación con ella. Quiero estar en cama y tratar de dormir para olvidarme de todo por unas horas.

Pero Whitney Pierce no se dará por vencida y a las buenas o a las malas logrará lo que quiere.

―Mamá, estoy cansada. He estado bajo mucha presión en el trabajo, solo quiero descansar.

―Britty, qué pasa. Puedo ver que estás triste hija. Cuéntame por qué estás así.

―Nada mamá, no me pasa nada.

―¿Por qué no confías en mí? ¿Por qué no me cuentas tus problemas?

―Porque no quiero que me critiques. No quiero que te pongas a lanzarme tu amargura. Me siento mal, sí, y no quiero escuchar tu monólogo de cómo has sufrido en la vida.

No me responde nada, camina hasta el sofá y se sienta. Puedo ver que su mirada es triste de seguro la he herido con mis palabras.

―Perdona Britt. Siempre quise lo mejor para ti. Siempre quise que ojalá nunca sufrieras por nada. Traté de evitarte todo dolor, pero al parecer no lo hice de la mejor forma.

―Sé que quieres lo mejor para mí mamá, pero tratando de hacer lo mejor según tú, me creaste una imagen errónea del amor. Siempre tuve miedo a enamorarme, siempre veía a los hombres y hasta las mujeres con desconfianza. Cada vez que una persona se me acercaba escuchaba tu voz en mi cabeza diciendo que todos eran unas malditas, los hombres más que las mujeres, pero ellas igual, solo como amigas.

―Lo siento hija, lo siento mucho―dice y comienza a llorar―Pero sabes cuánto sufrí yo cuando me enamoré, solo quería que tú no pasaras por lo mismo.

―Pero lo estoy pasando, ¿sabes? Estoy sufriendo por no poder estar con la mujer que amo. Porque cuando ella se me declaraba y decía que me amaba yo la veía con recelo y no creí ni media palabra de lo que me dijo, y es más, la traté con desprecio y ahora ella me odia con todo el corazón. Tanto me odia que se fue al otro lado del mundo para estar lejos de mí.

Abre la boca en asombro, no sabe cómo actuar en esta situación, nunca en mi vida le he contado a mi mamá si algún chico me gustaba. Siempre evité este tema con ella y ahora la he dejado muda con mi confesión.

―¿Es la ahijada de Will verdad?

―Sí, es Santana.

―Y qué pasa con ella.

―Me dijo que me amaba. Hubo un mal entendido y me aterroricé de mis sentimientos, así es que le dije que yo no sentía nada por ella. Pero es mentira. Yo la amo, la quiero a mi lado y por ser una tonta miedosa la he perdido para siempre.

―Por qué dices eso Britty. Solo hay que aclarar el mal entendido.

―Ya no mamá, tal vez es mejor para ella estar lejos de mí. Ya la herí suficiente, ya me aguantó demasiado. Ella merece ser feliz.

―¿Y tú no?

Me quedo pensando en lo que ha dicho mi mamá.

Sé que merezco ser feliz, pero mi felicidad está lejos, muy lejos. Ni siquiera puedo buscarla, no después de todo lo que le dije, de seguro me manda a la mierda y me lo tendría bien merecido.

―Hija, creo que debes escuchar a tu corazón. Sé que no te interesa lo que yo piense, pero te apoyaré en lo que decidas hacer.

―Gracias mamá.

Me acerco a ella y la abrazo fuerte. Creo que nunca le había dado este abrazo a mi mamá en todo lo que llevo de vida. Las dos terminamos llorando de tristeza y alegría.



Pasamos toda esa tarde juntas.

Hablamos de todo, hace mucho que no veía a mi mamá tan tranquila y amorosa conmigo.

Me escuchó con paciencia y sin criticar mis decisiones.

Me dio su punto de vista sin imponerse.

Creo que después de todo la relación con mi mamá no está del todo perdida, sé que desde ahora estaremos más unidas.





Los meses siguen pasando y yo sigo pensando en Santana.

He estado sufriendo en silencio el no tenerla a mi lado y sé que solo yo puedo parar esta situación.

Pero pienso en todo el tiempo que ha transcurrido y creo que tal vez ella ya se ha olvidado de mí. Eso me duele profundamente, pero sé que la culpable de este dolor he sido únicamente yo.

Estoy revisando unos informes en el trabajo.

Los números me han servido un poco para quitar de mi mente por un momento a Santana.

Estoy concentrada cuando la puerta de mi oficina se abre de golpe. Parada ante mí está Rachel, la amiga de Santana.

Me quedo sorprendida, no sé qué hace esta mujer aquí. Veo que viene furiosa, sus ojos marrones echan chispas y su entrecejo está más que fruncido.

―Necesito hablar contigo―dice y entra en mi oficina cerrando la puerta tras de ella.

―Eh… claro―digo balbuceando las palabras, claramente estoy nerviosa―, ¿Quieres algo de beber?

―No gracias, estoy bien así―Rachel toma asiento frente a mí y me mira fijamente, como si quisiera fulminarme con la mirada.

―Bien, ahora dime, ¿qué haces aquí?

―Disculpa que haya venido sin avisar, pero lo que tengo que decirte no puede esperar.

―Está bien, te escucho.

―Ayer llegué de Londres.

Creo que mi corazón se para al escuchar el nombre de esa ciudad, ella continua:

―Estuve una semana con San. Vengo a pedirte, no, a pedirte no, a exigirte que hagas algo por ella.

―¿Qué haga algo por ella? No te entiendo.

―Brittany, yo amo a San, es mi hermana del alma. Ella no sabe que estoy aquí y me mataría si se enterara, pero nunca la había visto sufrir así como lo hace por no estar contigo. Hace meses que se fue a Londres y aún sigue pensando en ti. Te odio por hacerla sufrir así. Ella nunca se había enamorado y le tocó enamorase de ti. Dice que no la quieres y ha tratado de olvidarte, pero no lo ha conseguido.

Me quedo sin palabras por lo que me está contando Rachel.

Santana sigue pensando en mí, ella me sigue amando.

―¿Pero qué quieres que haga?

―Quiero saber si es verdad que no sientes nada por San, quiero que me mires a los ojos, de frente, y me digas que no sientes nada por mi amiga.

Yo parpadeo rápido un par de veces y tomo una honda respiración antes de contestar.

―Yo amo a San, la amo con todo mi alma.

―Y entonces por qué no la has buscado, por qué sigues haciéndola sufrir.

―Porque pensé que ella ya no quería verme. Sé que le partí el corazón cuando le dije que no sentía nada por ella, pero estaba confundida y no quería que me hiciera sufrir. Pensé que me odiaría porque yo he estado todo este tiempo odiándome por lo que hice.

―Brittany, todo el tiempo en el que estuvieron juntos ella te buscó, ella aceptó todo lo que tú quisiste darle. No te dijo que te amaba antes para que no te asustaras y salieras corriendo de ella.

―Rachel, no sé qué hacer. Ha pasado tiempo y…

―Pero ella te sigue amando igual. No lo pierdas, San es una gran persona, una gran mujer, tú y ella merecen ser felices.

No digo nada, la verdad es que me he quedado muda, solo pienso en todo lo que Rachel me ha contado, en todo lo que me ha dicho de Santana.

Mi cabeza da vueltas, mi corazón late a mil por hora, debo hacer algo y pronto.

―Bueno, yo me voy. Ya dije todo lo que tenía que decir. Te dejo y espero que pienses bien en todo lo que te he dicho y escuches a tu corazón. Toma, ojalá esto te sirva.

Ella pone sobre mi escritorio un papel, se levanta de la silla, me dice adiós y sale de la oficina.

Mis pensamientos son todos para Santana, para esa mujer que entró en mi vida sin querer.

Para esa fantasma de Halloween que de a poco se fue metiendo bajo mi piel y dentro de mi corazón.

Veo el papel que me ha dejado Rachel, lo abro y de inmediato sé lo que tengo que hacer.

Ya no voy a perder más tiempo.

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Capitulo 33 - Final

No puedo creer lo rápido que ha pasado el tiempo.

Hace más de ocho meses que me alejé de Brittany para olvidarla, pero me ha sido imposible.

Sé que sueno patético, pero es lo que siento.

La Diabla se grabó a fuego en mi vida y me ha resultado difícil sacarla de mi corazón.

Hace unas semanas vino Rachel a verme, mejor dicho a regañarme porque no me había puesto en contacto con ella en todo este tiempo, pero la verdad es que no quería que nadie me preguntara por Brittany, aún me duele su rechazo, aún me duele lo que no pudo ser.

La ciudad se prepara para recibir un nuevo año.

Me visto para salir por ahí. Vagaré por las calles a ver si me contagio con la alegría de la gente que celebra el último día del año.

Tomo mi abrigo, una bufanda y unos guantes.

Londres en esta fecha es muy fría, sobre todo de noche.

Salgo de mi departamento y comienzo a caminar viendo cómo la gente ya empieza a celebrar.

Falta media hora para la llegada del nuevo año y yo sigo caminando sin rumbo por las calles. Veo un gran tumulto al llegar cerca del Big Ben. Es ahí donde se llevará a cabo el espectáculo de fuegos artificiales como cada año.

Desde lejos puedo observar la Rueda del Milenio que pronto será iluminada por las luces multicolores de los fuegos pirotécnicos.

La gente canta, rie, se besa y se abraza y pienso que me gustaría estar ahí con Brittany. Desearía que mi primer abrazo del nuevo año fuera para ella.

Pero está lejos y de seguro está pasándola mejor que yo.

A mi lado hay un grupo de chicos y chicas que bailan y cantan. Uno de ellos me alcanza una copa de champagne y yo la recibo para bebérmela de golpe.

Faltan diez minutos para media noche y yo sigo ahí sola. De pronto pienso que ha sido una mala idea salir y decido volver a casa, no puedo soportar la felicidad de la gente.

Giro sobre mis talones y camino de regreso a mi casa.

En mi camino escucho que las campanas del Big Ben resuenan en el aire indicando que ya es media noche.

Veo que la gente se abraza y los fuegos artificiales iluminan el cielo. Yo camino rápido para llegar pronto a mi casa, hoy hace un frío del demonio.

Ya estoy a unas pocas cuadras de mi domicilio y casi corro, pero el piso está resbaladizo, así que me calmo ya que no quiero terminar en el hospital el primer día del año.

Estoy llegando a mi casa, cuando veo que una figura se pasea de un lado al otro en mi puerta. Me acerco con cautela, porque creo que mis ojos me engañan, no quiero hacerme ilusiones.

Llego hasta la entrada y quedo petrificado al ver quién es la persona que está parada fuera de mi puerta.

Vestida con un abrigo negro y una boina del mismo color está Brittany.

Se queda parada de pronto cuando me ve. Ahí estamos las dos en plena calle, una frente a la otra solo mirándonos, sin emitir ni una sola palabra.

Veo que tiene frío, su nariz está roja, se ve encantadora y viéndola ahí me bajan unas enormes ganas de besarla. Pero mentalmente me digo que no.

Ella me sacó de su vida, ella no quería saber nada de mí, ella no me ama.

―Hola San―dice casi en un susurro que me hace estremecer.

Pensé que si la volvía a ver otra vez no sentiría nada o al menos sentiría menos, pero compruebo que siento igual que la última vez que la vi.

Tiene ese poder sobre mí.

―Hola Brittany―digo conteniendo el deseo que tengo de abalanzarme sobre ella.

El silencio que hay entre las dos es incómodo, solo interrumpido por el sonido de los fuegos artificiales.

Ella baja su mirada al suelo, está nerviosa y yo no estoy mejor. No sé qué decirle después de tanto tiempo, no sé a qué ha venido.

―San… vine hasta aquí para hablar contigo. Me preguntaba si podrías darme unos minutos.

No digo nada, y no es porque no quiera, es que no puedo hablar, la impresión de ver a Brittany me ha dejado mudo.

Se mueve en su sitio dando pequeños saltos. Qué torpe soy, el frío cala los huesos y yo la tengo aquí parada.

―Ven, entremos en mi casa. Está haciendo mucho frío aquí afuera.

Subo la escalera y ella me sigue. Abro la puerta y hago que ella entre primero en mi refugio.

Prendo la calefacción me saco el abrigo y voy hasta el bar para servir dos copas de wishky para entrar en calor. Ella se saca la boina y los guantes y acepta el vaso con licor que le ofrezco.

―Gracias―dice―, Solo te quitaré cinco minutos.

―Está bien. Dé qué quieres hablar.

―No sé cómo empezar a decir esto.

Se acerca el vaso a sus labios y da un sorbo al wishky. Luego deja el vaso en una mesa esquinada y se quita su abrigo. Bajo éste, ella va vestida con unos leggins negros, un sweeter rojo y lleva su cabello aprisionado en una larga trenza.

―San, sé que tal vez no me quieras escuchar, pero te ruego que lo hagas.

―Te escucho Brittany, di lo que viniste a decir.

Aunque me muero por besarla, por arrastrarla hasta mi cama y hacerle el amor hasta mañana, debo saber qué vino a hacer hasta aquí.

Qué quiere que escuche.

―Vengo a pedirte perdón por todo lo que dije la última vez que nos vimos. Actué mal, te juzgue mal, pero es que…

―¿No crees que tus disculpas llegan un poco tarde?

―Sí, sé que ha pasado tiempo, pero no sabes por lo que he pasado y…

―Y tú ni te imaginas por lo que he pasado yo.

―San… para mí no ha sido fácil nada de esto…

―¿Y crees que para mí fue fácil que, la mujer a la que le declaré mi amor me mandara a la mierda?

―Lo sé, sé que no fue fácil y quiero que me perdones. Sé que fui una estúpida cobarde…

―Cobarde, egoista, bruja y…

―¡¡¡Ya!!! Déjame hablar, estoy tratando de decirte algo…

―Dilo, dilo de una buena vez .Qué viniste a hacer aquí, qué viniste a decir, ¿qué lo sientes? Ya lo dijiste, yo también lo siento. Siento que mi amor te asustara, tal vez debí quedarme callada, pero no podía, me estaba muriendo por decirte que te amaba.

Me mira y veo que sus hermosos ojos azules se entristecen, creo que comenzará a llorar.

―Que me amabas―dice en un susurro bajo―Ya no me amas, ya no me amas.

―Brittany…

―No, está bien, me lo merezco por idiota.

―Brittany no…

―San, me lo merezco, merezco que me odies, yo me he estado odiando todos estos meses por no hablar a tiempo…

―Brittany por favor…

―Escucha, yo solo vine a verte porque te he extrañado mucho. Porque desde el día en que Will me dijo que te habías ido no he dejado de pensar en ti. Pensar en que te herí por terca, por celosa. Debí escucharte, pero la rabia me cegó. Vine hasta aquí para decirte cuánto te amo, que estos días sin ti han sido un martirio. Que me haces falta, que…

No la dejo terminar de hablar ya que la callo con un beso.

Necesito su boca, la necesito a ella completa. Profundizo el beso y ella abre su boca para mí regalándome su lengua que, se enreda con la mía, haciendo que mi piel se caliente de inmediato.

Por Dios, cómo amo y deseo a esta mujer que me ha devuelto a la vida solo con un Te amo y un beso.

Me separo de ella y pongo mi frente sobre la suya. Ambas respiramos agitadas, mi corazón late desbocado dentro de mi pecho.

―¿Eso quiere decir que me perdonas? ¿Que aún me amas?

―Britt, te perdoné en el instante en que dijiste hola y a lo de si aún te amo, nunca he dejado de hacerlo. No puedo dejar de amarte. Aunque traté de odiarte no puedo porque mi amor por ti es más fuerte que todo.

Veo que una lágrima baja por su mejilla y yo la beso probando el sabor salado de ésta.

―San, yo te amo, te amo, te amo. Te amo como nunca pensé que llegaría a amar.

―Ah Diabla, pensé que nunca escucharía a tu boca decir esas palabras. Y confieso que se oye genial.

―San, lamento haber dicho que no sentía nada por ti. Lamento haberte herido, nunca me lo voy a perdonar, nunca, nunca...

―Shuuu, ya no hables más, lo importante es que me amas, que viniste hasta aquí para decírmelo, sé que no fue fácil para ti y eso me demuestra cuánto me amas.

―Sí, te amo mucho Santana López.

La vuelvo a besar apretándola más a mi cuerpo y ella se cuelga de mi cuello. Bajo mis manos hasta sus muslos la tomo y la alzo para que enrolle sus piernas alrededor de mi cintura.

―Señorita Pierce, creo que ha llegado la hora de demostrar tanto amor que dice tener por mí―digo sonriendo sobre su boca.

―¿Ah sí?

―¡Claro! Quiero comenzar el año junto a usted.

―Creo que es una excelente idea―dice besándome rápidamente para luego separar su rostro y fijar su mirada en la mía―Feliz año nuevo Fantasma.

―Feliz año nuevo Diabla.

Y camino hasta mi dormitorio donde amaré a mi Diabla hasta que ambas caigamos rendidos en la cama.

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Epílogo

Estoy entrando en el hotel donde se realiza cada año la fiesta del Holding Schuester para celebrar Halloween.

Me acerco a la barra y pido un trago, necesito beber algo para calmar los nervios.

Hoy voy vestido de la Fantasma de la ópera igual que la fiesta de hace dos años atrás.

Miro de un lado a otro buscándola.

Le pedí que viniéramos juntas, pero ella se negó y me tiene aquí esperándola.

Siento vibrar mi teléfono, lo saco y veo que tengo un mensaje de ella.


―Te espero en el almacén.


Me bebo el trago de golpe y salgo en la dirección que ella me ha pedido.

Llego al almacén, abro la puerta y la encuentro ahí, a mi Diabla, vestida tal cual la primera vez que la vi.

Pongo seguro a la puerta y me acerco a ella.

―Hola Fantasma―dice ronroneando.

―Hola Diabla―respondo apretándola contra la pared.

―Aquí fue donde empezó todo Fantasma.

―Sí, pero espero que esta vez me avises si me quieres golpearme amor.

―No, cariño nunca más volveré a golpearte. Ahora deja de hablar y aprovechemos el tiempo.

―Pero es que yo tengo algo que decirte antes―me separo de ella aunque me cueste, pero lo que tengo que hacer lo requiere.

―Sanny, ¿no puede esperar para después?

―No, tengo que hacerlo ahora.

―Está bien, dime qué es tan importante.

Me mira, sé que está enojada porque quería que tuviéramos un rapidito en el almacén para recordar nuestra primera vez, pero creo que cuando escuche lo que voy a decir ese enojo desaparecerá… bueno eso espero, nunca se sabe con mi Diabla.

―Britt-Britt, no tengo que decirte cuánto te amo porque lo sabes de sobra. Estos meses han sido maravillosos junto a ti y quiero estar así toda la vida. No me voy a andar con rodeos porque sé que no te gustan, así es que seré directa.

Saco de mi bolsillo un anillo que hace más de un mes le pedí a Rachel que me ayudara a elegir. Es un solitario de oro blanco con un sencillo diamante redondo.

Me arrodillo y le pregunto:

―Brittany Susan Pierce ¿quieres ser mi esposa?

Ella se queda muda mirándome sorprendida, siempre hablamos de amor y hace dos meses la convencí para que viviéramos juntas, pero nunca hablamos de matrimonio.

Pero es que yo la quiero solo para mí.

Completamente mía en cuerpo y alma y ante la ley.

―¡¡¡Sanny!!!―se cubre la cara con ambas manos claramente emocionada.

―Quiero que seas mi mujer, solo di que sí, no tenemos que poner una fecha aún, nos casaremos cuando tú quieras y…

―Sí Sanny, acepto casarme contigo.

Me levanto y la tomo entre mis brazos alzándola. Ella me quita la máscara y me besa apasionadamente. La vuelvo a poner sobre sus pies y me separo un poco para poder colocarle el anillo en su dedo.

Ese anillo que ahora simboliza ante todos que ella es la mujer que yo elegí para compartir el resto de mi vida. Ese diamante que demuestra que ella aceptó y me eligió sobre todos los demás porque me ama.

―¿Te gusta?―pregunto mientras ella admira su dedo donde ahora luce el anillo.

―Me encanta amor, es precioso.

―Mira―digo mientras saco otro anillo parecido al de ella―Y este es el mío, así las dos estaremos igules.

―Pero Sanny, yo debería regalarte uno―dice haciendo un tierno puchero.

―No te preocupes, tu puedes elegir los de la boda.

―Bien. ¿Has pensado en alguna fecha?

―No, pero eso lo podemos ver más adelante…

―Ah no fantasma, pondremos pronto la fecha, yo no quiero esperar tanto, estoy segurísima de querer casarme contigo.

―Bien, esta noche en la cama, después de que nos larguemos de aquí, y luego de que nos amemos como locas, podemos ver algunas fechas.

―¡Me parece genial!

―Bien, ahora qué te parece si seguimos con lo que vinimos a hacer aquí.

Mis manos se pierden debajo de la falda del vestido de la Diabla, ella suelta un jadeo.

Llego hasta sus bragas y las rasgo de un solo tirón. Ella ríe ante mi prisa, la deseo tanto, siempre es así con ella. La vuelvo a apretar contra la pared de aquel pequeño espacio que vuelve a ser testigo de toda nuestra pasión.

―Dulce o travesura Fantasma―dice mientas me ayuda con mis pantalones y las bragas para luego envolverme la cintura con una de sus piernas.

―Siempre es mejor una dulce travesura contigo Diabla.

Ya no aguanto más y junto nuestros centros haciéndonos gemir a ambas.

Ahí estamos las dos, tal cual como empezamos nuestra historia, pero ahora más enamoradas y más unidas que nunca.

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Hola, bueno aquí el final de otra linda historia. Muchas Gracias a todas las personas que se dieron el tiempo de leer y más aun de comentar!

MUCHAS GRACIAS!

Ya subo el prólogo de la siguiente.

Pd: como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

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