[Resuelto]FanFic Brittana: Compañeras II: Carretera Del Infierno (Adaptada) Cap 34 y 35 Fin

Capitulo 20

Santana vio como Brittany se ponía los guantes de látex antes de comenzar su examen del cuerpo.

Con las otras víctimas, como Brittany había dicho, ellos asumieron que habían sido desechadas.

Las escenas solo fueron procesadas superficialmente.

Ésta, lo haría más metódicamente, buscando cualquier material extraño que pudiera ayudarles a encontrar a Patrick Doe.

Se mantuvo de pie quizás a unos veinte metros de distancia de Brittany, Quinn y Ryder a su lado. Los tres estaban concentrados en los movimientos de Brittany. Santana notó que la mirada de la ojiazul parecía evitar el rostro de Collie.

¿Quién podría culparla?

Santana había sido capaz de echarle nada más que un vistazo rápido antes de alejar la mirada.

Brittany tenía razón.

Había perdido miembros del equipo en la guerra.

Nunca como esto.

Nunca asesinados intencionalmente, degollados de una manera tan horrible.

—Conseguí sangre debajo de las uñas—dijo la ojiazul mirando a Santana—Epitelial.

Santana asintió.

—¿Epi qué?—preguntó Quinn en voz baja.

Santana la miró.

—Células de la piel.

—Oh.

Brittany cubrió cuidadosamente sus manos, luego las colocó a su costado. Levantó la mirada nuevamente.

—¿Donde guardaba sus credenciales del FBI?

—Creo que en el bolsillo superior del abrigo—dijo Santana tratando de recordar la costumbre de Collie.

Brittany abrió el abrigo, palpando cada bolsillo. Entonces ligeramente lo puso de lado, palpando su parte trasera.

Negó con su cabeza.

—Nada ¿Cómo lleva a su arma?

Cristo.

Santana ni siquiera había pensado en su arma. Señaló su cadera, donde estaba su propia funda.

—Como la mía. También debe tener un arma secundaria colgada a su pierna—debería ser la palabra clave.

Una gran cantidad de agentes, cuando estaban en el campo, utilizaban diferentes maneras para ocultar su arma de apoyo.

—Nada. Está limpio. Sin identificación, ni funda, ni armas.

—Siguiendo a los demás. Los otros tampoco tenían nada en ellos—se alejó de los chicos y sacó su celular—Debo notificar a Figgins que faltan su arma de servicio y credenciales.

—Bien. No hay nada aquí. Nada fuera de lugar. No hay manchas, ni pistas. Nada—dijo Brittany.

—Como los demás—dijo Santana, luego volvió su atención a Figgins—Soy yo. Acaba de terminar el procesamiento de la escena. No hay nada…

—¿Quieres que solicite al CSI de Phoenix?—preguntó él interrumpiéndola—Finn Hudson piensa…

—Mira, Figgins, ella ha tenido entrenamiento en medicina forense. Yo he tenido el entrenamiento. No hay nada aquí.

—Sólo quiero cubrir todas las bases, agente López.

—Agente especial Figgins ¿nos vamos a poner formales ahora? ¿Finn ya se ha quejado de mí?

—Por supuesto. Lo siento, Santana. Es sólo que no quiero que nada se pase por alto.

—Bueno, tenemos un ángulo diferente, eso es seguro. Encontramos donde fue asesinado.

—¿Qué? ¿No fue desechado como los demás?

—Él fue colocado como los demás, pero cuando estábamos haciendo la verificación del perímetro, encontramos huellas de arrastre. Las seguimos hasta un barranco a unos cincuenta metros. Fue asesinado ahí, debajo de unos árboles pequeños.

Se volteó, viendo como Quinn y Ryder ayudaban a Brittany a levantar a Collie en la rejilla. Rápidamente desvió su mirada:

—A juzgar por las rocas volcadas, la asistente Pierce piensa…y estoy de acuerdo…que fue asesinado hace dos días, luego cubierto con algo para camuflarlo. El asesino luego regresó y lo arrastró hasta el camino, donde fue encontrado.

—¿Así que crees que todos podrían haber muerto ahí?

—Posiblemente. Incluso probablemente, ya que no ha habido ningún otro descubrimiento de una escena del crimen.

—Jesús, Santana, manejábamos el supuesto que no habían sido asesinados ahí. Los informes iniciales de la oficina del sheriff decían que los cuerpos habían sido desechados.

—Ellos fueron desechados. Cristo, esta no es una maldita calle de ciudad, Figgins. Es un desierto remoto. Una alta montaña del desierto ¿Te has tomado la molestia de mirar alguna de las fotos que incluí en mis informes?—su voz se elevó y miró rápidamente a Brittany, viendo una mirada de simpatía en sus ojos—Fue casi por casualidad que encontramos las marcas de arrastre y eso ocurrió probablemente porque Collie pesaba más de 90 kilos y el asesino no pudo cargarlo. Todas las jóvenes eran pequeñas. Podría haberlas matado en cualquier lugar aquí y moverlas. Sin arrastrarlas.

—Está bien, está bien ¿Y ahora qué? ¿Quieres movilizar a todo el equipo hasta allá?

—No. No creo que sea una buena idea. De hecho, probablemente sería inútil. Hay docenas de caminos con cientos de kilómetros. Además, si movemos el foco de la investigación hasta acá, podríamos hacer que se esconda nuevamente. Se mudaría y reaparecería en otro lugar dentro de un año.

—¿Así que todavía sigues con la teoría de los diez años de olas de asesinatos que Patrick ha desarrollado?

—Sólo porque Collie no estaba de acuerdo con ella, no significa que yo no lo estaba. Es admisible. De hecho, bastante probable.

—Estoy de acuerdo. Tengo a los frikis en Quantico revisando el informe de Pierce. Ellos van a introducir en los registros forenses todos los casos y compararlos…los patrones de estrangulamiento, las heridas de cuchillo, todo.

—Bin. Pero mantengamos la concentración aquí. En primer lugar, Hudson tiene que descubrir dónde demonios fue secuestrado Collie ¿Ha habido suerte con las cintas de vigilancia?

—Todavía las están revisando. Tengo que establecer una reunión con Finn. Te quiero ahí. Tengo una reunión mañana en Washington, así que tendré un video conferencia, pero te quiero a ti y a Finn en la misma habitación. Es necesario que hables de esto, compartir todo lo que has encontrado hasta ahora y llegar a un plan de acción. Tenemos que atrapar a ese bastardo y pronto.

—Está bien ¿A qué hora?

—Te lo haré saber en la mañana. No estás más que a un par de horas de distancia ¿no?

—Sí. Me mantendré en el equipo, jugando con los algoritmos.

—Bien. Y sé que todos estamos estresados, Santana, pero vamos a tratar de mantener la calma.

—¿Entonces qué pasa? ¿Ya Hudson me acusó? ¿Aprendió eso de Collie?

—Eres ingenua si crees que Collie es el único que te ha acusado, López. Toda el que trabaja contigo tiene una queja.

Sonrió.

—Grandioso. Entonces mi reputación sigue intacta—vio como Brittany subía la cremallera cerrando la bolsa, finalmente escondiendo el rostro de Collie de su vista—Oh, olvidaba decirte. Falta la placa y el arma de Collie. No tenía identificación o efectos personales con él.

—Maravilloso—dijo secamente—Así que este lunático ahora tiene unas credenciales del FBI y una pistola. Siempre llena de buenas noticias, López.

Como siempre, la llamada terminó sin cumplidos, aunque dadas las circunstancias, era suficiente. Deslizó el teléfono dentro de su bolsillo y se apresuró hacia los otros, ayudando a llevar la rejilla a través de las rocas que cubrían el Puente del Diablo.

Dio un paso atrás cuando Quinn y Ryder lo levantaron poniéndolo en la mula y luego esperó hasta que Brittany lo atara.

—Llévalo a Puckerman—dijo Brittany—Medicina forense enviará su furgoneta desde Phoenix para recogerle ahí.

—Está bien.

—¿Qué es Puckerman?—preguntó Santana.

—Una funeraria. Noah Puckerman. Él ha sido muy amable de albergar a todas las víctimas hasta que vinieran por ellas.

—Que nombre tan endemoniado—dijo Santana.

—¿Quieres viajar con Quinn?—ofreció Brittany.

Santana echó un vistazo a los dos caballos que Quinn y Ryder habían montado, guiando a la mula detrás de ellos. Pensó que tal vez lo menos que podía hacer era sacar a Collie de aquí.

Ya lo había evitado lo suficiente.

Además, tenía que cargar los nuevos datos.

—Sí. Creo que sí—miró a Ryder—¿Está bien para ti, hombre?

—Claro. Caminaré con Britt.

Asintió con la cabeza, tomando las riendas de su caballo. Se volteó hacia Brittany, agradeciéndole en silencio antes de subir en la silla de montar.

Dejó que Quinn tomara el liderazgo, su caballo lado a lado con la mula...y Collie.

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Capitulo 21

Después de mucho debate consigo misma, Brittany se dispuso a hacer lo que había querido desde el principio.

Condujo hacia el equipo de Santana.

No había escuchado una palabra de la morena desde que había dejado el cañón. Cuando ella y Ryder regresaron a la oficina, el médico forense ya había recogido el cuerpo de Collie y se dirigía de regreso a Phoenix.

Había planificado una llamada con ellos, haciéndoles saber que les enviaría por correo electrónico su informe preliminar sobre el terreno.

Pasó la siguiente hora completándolo y asegurándose que no había dejado nada por fuera.

Todavía tenía la grabadora digital de Santana, pero la pelinegra tenía los datos de las coordenadas. Señaló eso en su informe.

Pasó otra hora revisándolo todo nuevamente con Will, intercambiando ideas con él.

Quería regresar a las otras escenas y hacer una búsqueda más exhaustiva del perímetro. En un principio habían revisado veinte, treinta kilometros en todas las direcciones.

Si Collie, que pesaba 90 kilos, fue dejado a más de cincuenta metros de distancia, las posibilidades eran que las jóvenes universitarias fueran asesinadas aún más lejos de donde fueron colocados sus cuerpos.

Tenía ideas…teorías…que quería discutir con Santana, pero había dudado en ir con ella. Pensaba que tal vez la morena quería estar sola o que tenía trabajo que hacer, ahora el caso era cada vez más urgente.

Así que esperó, con la esperanza de que Santana llamara.

A medida que la hora de la cena pasaba, Brittany apenas había comido un sándwich frío que había improvisado. Finalmente, cuando el reloj marcó las ocho, no pudo soportarlo más. Agarró una botella de agua de su refrigerador y las llaves de su Jeep y salió a toda velocidad.

Si Santana no quería verla, solo tenía que despedirla.


Ahora, cuando estacionó junto a la camioneta de Santana, cambió de opinión.

El equipo parecía oscuro.

Ya que todavía había suficiente luz en el cielo de verano, quizás Santana no había encendido las suyas todavía.

Se bajó del Jeep, dudando.

Tal vez debió haber llamado primero.

Tal vez debió…

—La seguridad está desactivada. Entra.

Brittany respiró profundamente, dejando salir el aire lentamente antes de acercarse.

La voz de Santana sonaba tensa, cansada.

Abrió la puerta, dando los dos pasos para entrar. Estaba, en efecto oscuro, sin una luz encendida. Santana estaba tirada en el pequeño sofá de dos puestos, con la gatita acurrucada en su regazo.

Su computadora estaba colocada sobre la pequeña mesa junto a ella mostrando una vista del exterior y del Jeep de Brittany en su pantalla.

—Supongo que debí haber llamado—dijo entrando y cerrando la puerta detrás de ella—Pensé que tal vez necesitarías hablar.

—No hay mucho que hablar, realmente—Santana la miró por primera vez y Brittany se preguntó si había estado llorando—Lo siento. Me temo que no voy a ser muy buena compañía.

—Realmente no vengo por la compañía. Sólo pensé que podrías querer hablar—empujó las piernas de Santana fuera del camino y se sentó a su lado.

Los usuales vaqueros de Santana habían sido reemplazados por pantalones cortos y Brittany notó que su cabello todavía estaba húmedo por una ducha temprana.

—¿Has cenado?—preguntó Brittany, sabiendo que era una pregunta tonta que no necesitaba una respuesta.

—No tengo hambre.

Brittany se recostó sin decir nada, sólo viendo como Santana acariciaba el pelaje de Lady Tubbington. El fuerte ronroneo del gatito era el único sonido.

—Realmente no me gustaba el hombre—dijo Santana finalmente—De hecho, la mayoría de los días, si me hubieras preguntado, habría dicho que lo odiaba.

—¿De verdad?

—No. Pero a él le gustaba presionar mis botones. Sabía cuáles para presionar y yo se lo permitía. Él me volvía loca.

—Tal vez fue sólo era un juego que ambos jugaban—supuso Brittany—Aun así tú lo respetabas y él te respetaba.

Santana rió amargamente.

—No. Estaría mintiendo. No había respeto mutuo entre nosotros. Es que...bueno, él era alguien a quien me encantaba odiar. Era en ambos sentidos. Pero tienes razón. Era un juego ver quién podía cabrear más al otro—puso a Lady Tubbington en el regazo de Brittany mientras se levantaba—Y ahora, me siento malditamente culpable. Me odio. Todas las veces que lo llamé imbécil e hijo de puta—dijo en voz alta—Ahora está muerto. Se dejó secuestrar, por el amor de Dios...y ahora está muerto.

—Santana…

—No me digas que no debería sentirme culpable. Sabes todo acerca de sentirse culpable ¿no?

Brittany no dijo nada mientras Santana se paseaba. Sí, sabía todo sobre el sentimiento de culpabilidad.

Era la reina de la culpa.

—Muchas personas han ido y venido en mi vida ¿Por qué hay tantos finales trágicos? ¿Por qué?—mantuvo su mano extendida, tocando un dedo—Gloria. Ella tenía diez años más que yo, una agente británica. Estábamos en una misión conjunta. Nos convertimos en amantes. Bajé la guardia y ellos me superaron. Fue asesinada—tocó otro dedo—Diez miembros de mi equipo. Bomba en la carretera. Yo sobreviví. Ellos no lo hicieron—otro dedo—Max Caldwell, francotirador. Él me enseñó todo lo que sabía. Recibió un cuchillazo en la espalda cuando pensó que había anotado con una chica fácil. Ella era una espía—cerró sus ojos—Dani. Tragada por el mar a la edad de veintiocho años—abrió los ojos nuevamente, su mirada fría mientras miraba a Brittany—Mi mamá. Mi hermano. Dirk Walker, mi mejor amigo en la secundaria. Saltó de un puto puente y se suicidó.

—Santana…detente—dijo Brittany.

—No, no quiero detenerme. Hay muchos más. Tantos muertos. Sin embargo, yo sigo adelante. Sigo adelante, esperando mi turno—se encontró con los ojos de Brittany en la prolongada oscuridad—A veces me gustaría darme prisa y llegar ahí ¿sabes?

Entonces Brittany se puso de pie yendo hacia la morena.

—Basta. No lo dices en serio.

—¿No lo hago? ¿De qué sirve todo esto, Brittany? ¿Qué bien surge de todo esto?—se apartó cuando Brittany trató de alcanzarla—No. No—dijo mientras sacudía su brazo con fuerza del agarre de la rubia—Te dije que no iba a ser muy buena compañía—hundió ambas manos en su cabello—Tengo que salir de aquí. Tengo que dar un paseo, despejar mi mente.

—No.

—¿No? Realmente no estás en condiciones de detenerme.

—Santana, por favor. Me estás asustando. Estás asustando a Tubbi—dijo ella señalando a la gatita que estaba acurrucada en un rincón del sofá, con los ojos desorbitados de miedo por la elevación de la voz de Santana.

La intensa mirada de Santana finalmente abandonó a Brittany para mirar al gatito. Brittany vio cómo su expresión se suavizó inmediatamente.

Santana cerró sus ojos nuevamente y bajó la cabeza.

—Lo siento, Britt. Dios, lo siento mucho—se movió entonces, recogiendo al gatito y llevándolo a su pecho—Hey, bola de pelos. No era mi intención asustarte—miró a Brittany, ahora sus ojos suaves, pidiendo perdón.

Brittany asintió.

—Está bien.

—Lo siento—dijo Santana nuevamente, entonces suspiró—No me gusta el nombre de Lady Tubbington, sabes.

—Entonces ¿cómo quieres llamarla?

Santana inclinó su cabeza hacia un lado, su mirada persistente en el gatito.

—Estaba pensando en llamarla Sedona. De esa manera, cuando me vaya de aquí, tendré algo para recordar.

—¿Necesitarás algo?—preguntó Brittany.

El equipo estaba casi rodeado por la oscuridad, pero Brittany todavía podía ver la expresión pensativa de Santana. Poco a poco regresó a Lady Tubbington al sillón y entonces alcanzó a Brittany.

—No. No voy a necesitar un recordatorio—hizo una pausa tocando ligeramente el rostro de Brittany con las dos manos—Necesito estar contigo esta noche—susurró, su boca a pulgadas de la boca de la rubia—¿Podrías quedarte conmigo por favor?

Brittany disminuyó la distancia, aceptando el contundente beso de Santana. La morena la atrajo en un abrazo apretado y con la misma rapidez le alejó, llevándola a través de la oscuridad hacia su dormitorio.

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Capitulo 22

Brittany se sentó en su escritorio, consciente que tenía varias cosas que podría estar haciendo…que debería estar haciendo…pero no era capaz de concentrarse.

Su mente, su cuerpo, todavía estaba lleno de Santana.

Nunca en su vida había hecho el amor con la intensidad que Santana había demandado la noche anterior.

Cada toque, cada beso, le había dejado sin aliento. Santana había sido insaciable y Brittany le había dado lo que necesitaba, hasta el punto del extremo agotamiento.

Finalmente había colapsado encima de Santana con sus dedos aún dentro de ella.

No podía recordar las palabras susurradas por la morena mientras colocaba las mantas sobre las dos, pero recordaba sentirse completamente segura mientras sus brazos se enrollaban a su alrededor mientras ella dormía.

Se había marchado sin despertar a Santana, deteniéndose sólo para alimentar a Lady Tubbington antes de escapar a su Jeep, agradecida de que la seguridad no estuviera encendida.

Al parecer, Santana…en su prisa…había olvidado encenderla.

Ahora, tan agotada como estaba, deseó haberse quedado.

Su cuerpo cobró vida simplemente ante el pensamiento de despertar con Santana.

Estaba deliciosamente adolorida, sus músculos adoloridos, pero todavía podía sentir los restos de su excitación, podía imaginar…con íntimo detalle…la boca de Santana abandonando sus pechos y viajando mucho más bajo.

El fuerte gemido de Santana había sido tan sensual mientras devoraba a Brittany, deslizando su lengua a través de su humedad, frotando su hinchado clítoris y llevándola al orgasmo una vez más.

Brittany juntó sus piernas apretándolas fuertemente, casi gimiendo en voz alta por la dulce y dolorosa dureza que clamaba ser tocada.

Se puso de pie con rapidez dirigiéndose al baño, quizás para hacer precisamente eso, cuando vio la camioneta de Santana detenerse afuera. Tuvo una malvada y repentina idea, preguntándose cuánto tendría que rogarle a la morena para que se escabullera hacia el baño con ella y le diera a su cuerpo la liberación que repentinamente ansiaba.

Alejó ese pensamiento tratando en vano de lucir, de alguna manera, profesional cuando Santana entró.

Quinn y Ryder ya la estaban mirando con sospecha.

Pero su máscara profesional se desvaneció cuando se encontró con los ojos de Santana. Sus miradas se encontraron durante largos segundos antes de que finalmente se apartaran, se sintió avergonzada de que seguramente Quinn y Ryder sabían exactamente donde habían estado sus pensamientos.

—Buenos días, asistente Pierce—dijo Santana—¿Me pregunto si puedo hablar con usted?

—Por supuesto—miró a su alrededor, pero Will estaba en su oficina y los chicos no mostraban ningún interés en salir.

Eso dejaba la algo expuesta sala de descanso en la parte posterior.

Hizo un gesto con su cabeza y Santana la siguió.

—Te extrañé esta mañana—susurró Santana—Debiste haberme despertado antes de irte.

—Si lo hubiera hecho, no habría sido para decir adiós—admitió, su voz igual de silenciosa mientras permanecían a pocos pies de distancia.

Santana sonrió, pero sus ojos contradecían lo cansada que estaba.

—Yo...bueno, gracias por quedarte anoche. Lamento haber alucinado y haberme vuelto un poco loca. No era mi intención asustarte. Es sólo que, bueno, todo me llegó a la vez.

—Entiendo. He estado ahí.

Santana tomó una respiración profunda y luego se alejó, aclarando su garganta.

—Tengo que ir a Phoenix. Tengo que reunirme con Finn Hudson. Está haciéndose cargo por Collie. Figgins va a hacer un video conferencia para que todos podamos reunirnos y hablar de esto.

Brittany tuvo un momento de pánico.

—¿Te vas?

Por supuesto que sabía que Santana se iría eventualmente, pero pensaba…

—No, no. Voy a dejar el equipo aquí. Pero esperaba que tal vez te quedaras ahí—miró a su alrededor rápidamente, viendo que Quinn y Ryder las miraban descaradamente—Y cuidar a Tubbi por mí.

—Oh, está bien. Claro ¿Estarás fuera mucho tiempo?

—Pienso que debería regresar mañana—sacó su control remoto—Escucha, esto es fácil. Para armarlo, presionas este…—dijo señalando el botón ‘programa’—…Presionas el código…lo he escrito para ti…y presionas ‘activar’. Tan simple como eso.

—¿Y para desarmarlo?

—Presionas ‘programa’, escribes el código y 'desactivar—le entregó el control remoto—También puedes usarlo este desde el interior. Hay un teclado y los controles de las cámaras en mi oficina, pero es demasiado complicado para tratar de explicártelo ahora, así que sólo usa este. Ahora, conduje el equipo al campamento esta mañana y deseché los tanques de almacenamiento y los llené con agua fresca, así que está lista para usar.

—¿Pero está donde normalmente lo estacionas?

—La—corrigió Santana con una sonrisa—Sí. Y gracias por hacer esto.

—Por supuesto.

—Es posible que desees cambiar las sábanas de la cama—dijo, su voz nuevamente silenciosa, bromeando.

—Estoy pensando que esa probablemente sea una buena idea.

—Siéntete libre para curiosear. Las sabanas están en uno de los cajones debajo de la cama.

—Está bien—se mantuvo firme cuando Santana dio un paso más cerca—Me gustaría poder besarte—susurró.

—Sí. A mí también.

La mirada de Santana bajó a la boca de Brittany y ésta dio un paso atrás, temiendo que realmente lo hiciera.

—Ni se te ocurra.

Santana sonrió.

—No, no me atrevería—miró su reloj—Tengo que irme. Te llamaré mañana y te haré saber cuándo regreso.

Brittany estuvo a punto de decir alguna tontería como ‘Te echaré de menos’ pero por suerte recobró el sentido antes que las palabras salieran.

Simplemente asintió con la cabeza, apretando firmemente el control remoto en su mano mientras observaba como Santana se paseaba tranquilamente fuera de la oficina.


—Maldita sea, ella es sexy—dijo Ryder mientras estiraba el cuello hacia un lado, mirando como Santana subía a su camioneta.

—Voy a decir. Se ve tan…natural. Me pregunto cómo se verá desnuda—murmuró Quinn.

Los dos se voltearon y miraron a Brittany con las cejas levantadas. Ella sintió un rubor cubriendo su rostro.

—¿Cómo diablos voy a saberlo?—dijo mientras se sentaba en su escritorio, fingiendo arreglar el desorden.

Quinn soltó una carcajada.

—Nunca antes te he visto ruborizarte, Britt ¿Qué pasa con eso?

Brittany los ignoró, sin querer entrar en una batalla de burlas con ninguno de ellos.

El hecho que ella y Santana estuvieran durmiendo juntas era completamente poco profesional. El hecho que eran compañeras en este caso lo hacía aún más. Lo último que quería era que alguien cuestionara su capacidad o dedicación en el caso.

Hasta ahora, ella y Santana habían podido trabajar muy bien juntas, a pesar de la intimidad entre ellas.

Esperaba que pudiesen mantenerlo de esa manera.

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Capitulo 23

—Ya he explicado acerca de los vertederos, Finn ¿Cómo es que no lo entiendes?—lo atravesó con su mejor mirada, encantada de ver un cierto malestar en sus ojos.

Entonces él esbozó una sonrisa falsa, sus dientes blancos resaltando en su piel.

—Hemos estado buscando en vano las escenas del crimen, eso es lo que no entiendo.

—Y nosotros también hemos estado buscando. Como le expliqué a Figgins, fue por casualidad que encontramos esta.

—Entonces tal vez deberíamos enviar al equipo hasta allá para revisar nuevamente los otros sitios.

Santana se reclinó en su silla, tomando en cuenta su traje elegante y corbata, sus zapatos pulidos y brillantes, sus manos perfectamente cuidadas, la camisa blanca inmaculada debajo de su abrigo negro.

Le ofreció una sonrisa perezosa.

—Claro, Hudson, ve al desierto. Trae a tus amigos.

—¿No crees que podamos manejarlo?

—No durarías ni medio día.

—Debes saber que…

—Agentes ¿no podemos tener una discusión sin la testosterona en medio?—la voz de Figgins apareció por los altavoces.

—Ya era hora que aparecieras—dijo Santana mientras la pantalla cobraba vida y la imagen un tanto borrosa de Figgins aparecía.

Frunció el ceño.

—Has perdido peso.

—Sí. Gracias por darte cuenta. También se me ha puesto el cabello gris. Trabajar contigo me hace eso.

También notó lo cansado que estaba. Este caso, obviamente, era tan estresante para él como para cualquier otro.

Particularmente por Collie.

A diferencia de Santana y Collie que nunca se veían cara a cara, Figgins y Collie normalmente lo hacían. Ser el intermediario debió haber hecho mella en él.

—Ya le he dado lo poco que tenemos—dijo Finn—Todavía estamos revisando las cintas de seguridad. Nos las arreglamos para encontrar su coche en una de las cámaras del tráfico, pero sólo por una cuadra. Nunca apareció de nuevo, así que no sabemos qué calle tomó.

—¿Es posible que estuviera dirigiéndose al refugio?—preguntó Santana.

—Es posible, sí. Suponemos que nunca llegó ahí. O si lo hizo, nunca logró entrar. Ninguno de los trabajadores reconoció su foto.

—¿Han hecho la autopsia de Collie?

—Sí. Aún no llegan los resultados. Por supuesto, todos sabemos la causa de la muerte—dijo su voz baja con emoción.

—Todavía me pregunto cómo pudo haber sido secuestrado—dijo Santana—Era un hombre grande. Por lo que sabemos de Patrick, es pequeño, tiene un cuerpo ligero ¿Cómo alguien así pudo tomar control de Collie?

—¿A punta de pistola?—sugirió Figgins.

—Hay que asumir que fue en un lugar un tanto público—dijo ella—¿Por qué no usar su entrenamiento y desarmarlo? Eso es lo que la mayoría de los agentes hubieran hecho.

—Sólo podemos adivinar que pasó—dijo Finn.

—Sí. Eso es porque tu equipo parece que no puede averiguar de dónde diablos se lo llevaron.

—Agente López…—advirtió Figgins—…Estamos aquí para compartir datos y llegar a un plan de acción. Ahora ¿qué tienes tú?

—Envié un correo electrónico a Kurt de su algoritmo. Él va a modificarlo—miró a Finn—Su programa más o menos identificó el vertedero…—explicó—…Pero estuvo lejos de identificar el sendero correcto. El sendero que identificó estaba a unos pocos cientos de metros de donde se encontró a Collie, sin embargo estaba atravesando la pared del cañón.

—Bien—dijo Figgins—¿Has puesto al día a Finn con tu teoría?

Ella ofreció una sonrisa torcida.

—En realidad no llegamos tan lejos—dijo ella.

—Bueno, vamos a tratar de repasarla sin entrar en una discusión ¿de acuerdo?

—Entonces asumiré que Hudson será más receptivo a mis ideas de lo que fue Collie alguna vez—se puso de pie, caminando lentamente frente a Finn—Nuestro principal problema había sido cómo demonios él transportaba los cuerpos hacia estos vertederos. Aunque estaban lo suficientemente cerca de los senderos…obviamente cerca para ser descubiertos…aun así no era una escalada sencilla. La primera en ser asesinada, pero segunda en ser encontrada…Maggie O'Brien…estaba en el borde del cañón, un viaje de dos horas a caballo ¿Cómo él llegó hasta allá arriba?—se detuvo, mirando a Finn—Cuando encontramos a Collie, todo tomó sentido. No los transportaba. Los hacía caminar ¿Atados y amordazados?—se encogió de hombros—No lo sé. Collie nunca compartió conmigo los resultados del forense, pensando que estaba fuera de mi dominio ¿Había alguna marca de amarre?

—No lo sé. Tampoco los he leído.

Santana miró a Figgins en la pantalla, con sus cejas levantadas.

—Collie me puso al día con los informes. Creo que principalmente estaba revisando el análisis toxicológico para ver si habían sido drogadas. Resultó negativo.

—Voy a revisarlo—dijo Finn tomando nota—¿Quieres que te los envíe?

Santana se sentó nuevamente.

—No, voy a dejar que hagas el trabajo sucio. No que eso nos pueda ayudar. Pero mi teoría es que los hace escalar por el sendero de noche, donde las mata. Luego, esconde el cuerpo, los cubre. Los deja ahí por unos días y regresa…nuevamente de noche…para mover el cuerpo hacia el sendero donde los exhibe.

—¿Por qué haría eso? ¿Cuál es el punto?—preguntó Finn.

—¿Quién sabe? ¿Para confundirnos? Ha funcionado hasta ahora ¿Para joder la cronología? ¿Para distorsionar la hora de la muerte? Podría ser cualquier número de razones.

—¿Y qué pasa con esos programas que estás ejecutando?—preguntó él.

—Mientras más datos tengamos, es más probable que sea preciso. Con respecto al cuando asesina, el tiempo entre cada una de ellas, ha variado hasta ahora. Si somos capaces de descubrir un vertedero, entonces podríamos ponerlo bajo vigilancia, con la esperanza de atraparlo mientras está llevando a su víctima por el sendero.

—Bueno, eso suena prometedor.

Ella se echó a reír.

—Si. Pero estamos hablando de cientos de kilómetros de senderos, Finn. A pie. De noche.

Él asintió con la cabeza.

—¿Qué hay de las otras escenas del crimen?

—No las hemos encontrado. Collie estaba a unos cincuenta metros de donde fue asesinado—hizo una pausa, sorprendida de que estuvieran hablando de Collie tan a la ligera, como si no hubiese sido un colega—Collie era un hombre grande. Patrick sabía que no sería capaz de moverlo tan lejos. Fue asesinado cuesta arriba, desde donde fue encontrado. Patrick lo arrastró por la colina. Así fue la única manera como lo encontramos. Los otros, asumimos que Patrick los cargó. Todas eran mujeres pequeñas—miró a Figgins—Eso me hizo caer en cuenta. Sus objetivos son mujeres pequeñas. Las que puede cargar. Me pregunto si ese era el patrón desde el principio. No tenía que preocuparse por el tamaño de aquellas que asesinó y dejó en los apartamentos. Las otras…las que encontraron en las zonas rurales… ¿Todas ellas eran pequeñas?

—Haré una nota para revisar con los chicos de investigación—dijo Figgins.

—¿De qué estás hablando? ¿Qué departamentos?

—Jesús, Hudson ¿acaso Collie te mantenía en completa oscuridad, o qué? En Dallas, Patrick asesinaba a sus mujeres en sus apartamentos. No movía el cuerpo.

—Oh. La teoría del asesino en serie. Collie no le daba mucho crédito.

—Es evidente que no.

—Está bien. Tengo una reunión. Ustedes dos pueden seguir adelante sin mí—dijo Figgins—¿Hudson? ¿Estás bien con las ruedas de prensa?

—Puedo manejarlo, sí.

—Seamos más severos con eso—sugirió Figgins—Tenemos que dar algo de información, pero ya que tenemos un agente caído, van a entender la necesidad de mantener algunos datos fuera del conocimiento del público.

—No tan severo—dijo Santana—Lo último que necesito es tener a los medios de comunicación merodeando por toda Sedona.

—Desde el primer cuerpo, hemos dejado de dar localizaciones—dijo Finn—Hemos sido muy vagos sobre donde han sido encontradas.

—Bien. Pero todos sabemos que si un periodista quiere saber, puede descubrirlo.

—Sí, por supuesto, pero están cooperando. De hecho, cuanto más tiempo se prolonga esto, menos concurridas son nuestras ruedas de prensa—dijo Finn.

—¿Ya es noticia vieja?

—Eso parece. La prensa de Arizona sigue estando atenta, pero no tanto a nivel nacional.

—No revelemos la causa de muerte de Collie—dijo Figgins—No quiero que lo vinculen a estos asesinatos. Discutiremos eso después, Hudson. Agente López, gracias por hacer el viaje hasta acá. Estaré en contacto.

La pantalla se oscureció antes que ella pudiese comentar. Dio la vuelta en su silla poniéndose de frente a Finn.

—¿Y ahora qué?

—No hemos encontrado el coche de Collie. No lo hemos puesto en los boletines de búsqueda. No queríamos que los locales se involucraran demasiado. Nuestros chicos están revisando cuadra por cuadra desde donde él desapareció en la cámara del tráfico ¿Quieres unirte a nosotros?

—Por supuesto. Luego me puedes convencer para que cene contigo.

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Capitulo 24

Brittany llenó el plato de comida de Lady Tubbington, luego recogió a la gatita abrazándola mientras besaba su rostro peludo.

Odiaba dejarla sola otra vez y tuvo una idea repentina.

—Necesitas tus vacunas. ¿Me pregunto si tu mamá se enojaría si te llevo conmigo?

Bajó a Lady Tubbington mirándola mientras masticaba su comida. Dio un paso atrás, asegurándose que había dejado todo como Santana lo tenía. De hecho, había disfrutado la noche anterior, sobre todo después que descubrió cómo funcionaba la televisión y el satélite.

Había estado paralizada mientras navegaba por más de cuatrocientas opciones.

Había estado un poco decepcionada de que Santana no le hubiese llamado, pero se recordó a sí misma que ellas estaban trabajando, no teniendo citas.

El hecho de que en primer lugar estuviese teniendo una aventura sexual con Santana…sabiendo que la morena se iría tan pronto terminara el caso…era algo fuera de lugar en ella.

Oh, seguro, había tenido algunos encuentros casuales en el pasado, por lo general de una sola noche, que ambas partes habían disfrutado. Pero por lo general, sus parejas sexuales eran mujeres con las que salía en serio.

Como Erin.

Sus ojos se ampliaron.

Durante los últimos tres años, Erin…y las otras…habían estado en su mente, en sus pensamientos, constantemente. Rara vez pasabas horas sin que pensara en ella, mucho menos días.

Sin embargo, desde su confesión a Santana la otra noche, Erin no había hecho acto de presencia.

¿Era Santana sólo una distracción para ella?

¿O su confesión realmente había ahuyentado la culpa?

¿Podría haberse ido tan de repente sin ni siquiera darse cuenta?

¿Y regresaría cuando Santana le dejara?

Brittany tomó una respiración profunda y pesada, ahora casi sintiéndose culpable porque ya no sentía culpa.

Ese pensamiento, al menos, trajo una sonrisa a su rostro.

Miró a Lady Tubbington, quien ahora se limpiaba a sí misma metódicamente. Supuso que dejaría lo del veterinario para otro día. De todas maneras no estaba segura de cómo le transportaría en el Jeep.

—Está bien, pequeña, tengo que irme.

Agarró su mochila y el control remoto, dando un último vistazo antes de salir.




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Santana tenía toda la intención de dirigirse directamente al equipo, pero una hora después de salir de Phoenix, sus pensamientos estaban cada vez menos en el caso y más en Brittany.

Si fuera honesta consigo misma, admitiría que estaba demasiado involucrada con ella. Las aventuras sexuales breves, eran comunes en su línea de trabajo.

Muy comunes, de hecho.

Quería creer que esto era eso…una breve aventura que terminaría tan pronto saliera de los límites de la ciudad de Sedona. El hecho de que Brittany invadiera sus pensamientos más de lo que debiera no tenía ninguna relación.

Entonces ¿por qué se dirigía al pueblo en lugar de al parque Red Rocks y al equipo?

¿Por qué iba hacia Brittany en lugar de a su computadora?

No había sido capaz de añadir la información de Collie a sus programas.

Esa noche, después que lo encontraron, no había tenido el corazón para hacerlo. Luego, por supuesto, Brittany se presentó y fue su salvación, sacando de su mente el penoso viaje a través de las tragedias de su vida.

Había necesitado a Brittany esa noche y la rubia voluntariamente se había ofrecido a sí misma a los deseos de Santana.

Y Santana le había tomado, liberándose de los recuerdos que algunas veces se colaban en ella, de las heridas que se reabrían, de las heridas que supuraban.

Brittany se había llevado todo eso, dándose a sí misma.

Así que ahí estaba, ignorando el lado práctico de su cerebro que le decía que tenía que trabajar. En cambio, su lado emocional le decía que necesitaba ver a Brittany. Ese simple hecho debió haberle alarmado, pero no fue así.

Simplemente estaba satisfaciendo una necesidad.

Esta vez cuando entró en la oficina, hizo un gesto superficial en dirección a la recepcionista. Sus ojos se encontraron inmediatamente con Brittany, ignorando a los otros asistentes.

La sonrisa que la ojiazul le ofreció imitaba la suya.

—Asistente Pierce—su boca aún coqueteando con una sonrisa—¿Cómo está mi gata?

—Tubbi sobrevivió la noche sin ti.

Santana se acercó y simplemente no pudo resistir la réplica más obvia.

—¿Y tú lo hiciste?—preguntó en voz baja.

—Veo que eres tan engreída como siempre—dijo Brittany, pero el rubor en su rostro dijo lo suficiente.

—Es cierto—dio un paso atrás—Si tienes un minuto, te pondré al día ¿Will está disponible?

—Sí. Está en su oficina.

Santana la siguió por el corto pasillo, con sus ojos clavados en su espalda inapropiadamente.

—Will, la agente López está aquí—dijo Brittany—¿Tienes un minuto?

—Por supuesto, Britt—se puso de pie, ofreciendo su mano a Santana—Siento lo de tu colega, Santana. Debe haber sido un golpe.

Santana asintió mientras le daba la mano.

—Sí. Trabajas en un caso y lo último que crees es que serás una víctima—se sentó junto a Brittany en la silla de visitantes.

—Bueno, Britt dijo que ayer estabas en Phoenix ¿Alguna noticia?

—Encontraron su coche cerca de la medianoche de ayer. Lo procesaron esta mañana. Me fui antes que terminaran.

—¿Dónde lo encontraron?—preguntó Brittany.

—En un estacionamiento de pago—dijo Santana—Están revisando las cintas de seguridad. No estaba para nada cerca del refugio, así que tenemos que creer que fue llevado hasta allá por alguien más o que él estaba bajo coacción.

—¿Van a trasladar la operación aquí?—preguntó Will.

—No. No querrás a todos esos chicos con sus trajes elegantes corriendo por aqu—dijo Santana—Ellos van a enfocarse en dónde y cómo fue secuestrado. Esperemos que la cinta de seguridad del estacionamiento revele un rostro.

—Tienes que pensar que Patrick sabría acerca de las cámaras de seguridad—dijo Brittany.

—Cierto. Pero tal vez, a este punto, no le importa. O tal vez pensó que pasarían días antes que encontraran el coche—se encogió de hombros—Y así fue.

Brittany asintió.

—Bueno, hay algo que quiero discutir contigo. No sabemos cómo elige sus senderos. Podría usar un mapa...un mapa de senderos…pero en realidad eso no te daría una imagen real del sendero.

—¿Qué quieres decir?

—Creo que primero los comprueba. A la luz del día.

Se puso de pie con su ceño fruncido.

—Eso nunca se me ocurrió ¿Crees que hace un reconocimiento?

—Lo creo, sobre todo si esconde el cuerpo por un par de días. No puede hacer eso por la noche y saber lo que es o no visible durante el día. En el caso de Collie, tenía que saber que no sería capaz de cargarlo, así que no lo ocultó tan lejos.

—Y se aseguró que el cuerpo estuviese cuesta arriba del vertedero—dijo Santana asintiendo con la cabeza—Tiene mucho sentido—sonrió—Buen trabajo.

—¿Pero eso nos ayudan?

—Aún no he introducido la última información. Lo haré y haré correr el algoritmo nuevamente esta noche. Podemos tomar los dos primeros aciertos, hacer nuestro reconocimiento—se volvió hacia Will—Si encontramos un sendero adecuado, entonces podremos hacer una operación de vigilancia.

—¿Mis chicos?

—O Britt y yo—dijo Santana—Sin vehículos. A pie, escondidos fuera del sendero.

Will miró a Brittany.

—¿Alguno de los chicos reúne los requisitos?

Negó con la cabeza.

—Quinn no sería de ayuda. Le aterrorizan los pumas.

—¿Pumas? ¿Tienen pumas aquí?

—Por supuesto.

—Ahora me lo dices.

—Ellos prefieren los ciervos y los alces. Tú serías una tercera opción—bromeó Brittany.

Santana le devolvió la sonrisa y luego se dio cuenta que Will les estaba mirando con interés. Hizo un gesto hacia la puerta.

—¿Y esos dos sujetos? No los reconozco.

—Artie ha estado de vacaciones, regresó ayer. Jake, bueno, es nuevo. Aún no tengo una buena sensación con él—dijo Will—Ahora, no quiero darte la impresión de que mis chicos sean inferiores, Santana. No lo son. Pero son ayudantes del sheriff de un pequeño pueblo. No están entrenados para el tipo de cosas que estás necesitando—miró a Brittany—Ella sí.

—Entiendo. Al menos necesito un par de ellos para que se mantengan en modo de espera. Si vamos a poner bajo vigilancia el sendero y tenemos suerte, necesitaremos apoyo.

—Eso podemos hacerlo.

—Bueno, debería…—el sonido de su teléfono le interrumpió y miró quien llamaba, era el número de Finn Hudson—Tengo que contestar esto—dijo—López—respondió saliendo al pasillo.

—Tenemos resultados del ADN. No coincide.

—¿Qué demonios? ¿Qué no coincide?

—No coincide con el semen.

—Espera—entró nuevamente a la oficina de Will, presionando el modo altavoz del teléfono—Te tengo en altavoz, Finn. Tengo a Schuester y a la asistente del sheriff Pierce conmigo—se volvió hacia Brittany—El ADN bajo las uñas de Collie no coincide con el semen.

—¿Es una broma?

—No, señorita—dijo Finn—Eso no quiere decir que no tuviéramos un acierto.

—¿Qué has conseguido?—preguntó Santana.

—Coincide con el ADN perteneciente a John Doe.

—¿John Doe?

—El John Doe del caso de Dallas—dijo él.

Santana negó con la cabeza.

—No es posible. Está muerto.

—Me doy cuenta de eso.

—Oh, Dios mío—dijo Brittany—¿Sabes lo que eso significa?

—Mierda. Tienes razón—dijo Santana—¿Estás seguro, Finn?

—Estoy leyendo el informe, López. Las pruebas toxicológicas están limpias, pero tenías razón sobre las marcas de amarre. Sus muñecas estaban atadas. Revisé los otros informes. Todas tenían evidencia de amarres, excepto la prostituta.

—Está bien, tengo que llamar a Dallas. Estaré en contacto—desconectó su teléfono, sus ojos se encontraron con los de Brittany—No puedo creer esto.

—Yo tampoco—dijo sus dedos deslizando la marcación rápida en su propio teléfono.

—¿Qué está pasando?—preguntó Will.

—Creemos que…espera…[/i]necesito hablar con la agente Hunter. Soy la agente López.

—Casey O'Connor, por favor[/i]—dijo Brittany mientras paseaba por la sala con su teléfono.

—¿Podría alguien decirme qué demonios está pasando?—exigió Will.

—Lo siento, la agente Hunter no está disponible—la voz sonó en su oído.

—Intentaré más tarde. Gracias—dijo desconectando la llamada. Miró a Brittany—¿Tuviste suerte?

Negó con la cabeza.

—Por favor, dígale que llame a Brittany Pierce. Soy la asistente que le llamó por el caso de Patrick Doe. Ella tiene mi número—miró a Santana—Está haciendo un interrogatorio.

—¿Qué diablos está pasando?—preguntó Will nuevamente.

Brittany lo miró.

—Son gemelos.

—Gemelos idénticos—dijo Santana.

—Hay una tercera persona—dijo Brittany.

Will miró de una a otra.

—¿De qué estás hablando? Pensé que ya sabían que eran gemelos.

—No idénticos. El semen encontrado en Dallas, al no coincidir con el de John, asumieron que era de Patrick, su hermano.

—Cuando encontramos el mismo semen coincidiendo aquí…—dijo Santana—…Señaló a Patrick.

—Pero ahora tenemos dos coincidencias con el ADN de John Doe. Eso no puede ser, por supuesto, ya que John está muerto—dijo Brittany—La única manera es que Patrick tenga el mismo ADN.

—Los gemelos idénticos comparten un ADN idéntico—explicó Santana.

La frente de Will se frunció.

—¿Están diciendo que Patrick no es el asesino?

—Estamos diciendo que hay una tercera persona involucrada.

—Con ADN similar como para ser un pariente. O un hermano—dijo Brittany—Espera un minuto ¿Crees que hay otro hermano?

—Quiero leer el archivo de Dallas con más detalle. Me gustaría hablar con ellos nuevamente.

—La detective O'Connor me envió un archivo muy detallado, más detallado que el que está en la base de datos del FBI ¿Lo quieres?

—Sí. Pásamelo al correo electrónico—miró su reloj—…Ahora era pasada la una. Tengo que llegar al equipo, introducir esta información. Llamaré a Finn y le haré saber lo que pensamos—se volvió hacia Will—Lo siento. Te mantendré al día, tanto como pueda.

—Sólo mantén al día a Britt—dijo sacando su palillo de dientes de la boca— Voy a tratar de permanecer fuera de tu camino.

Santana miró a Brittany.

—Te llamaré.

—Está bien.

Sse apresuró a regresar a su camioneta, su mente corriendo con esta nueva información. Presionó la consola, poniéndola en funcionamiento. Escribió su código, entonces llamó a Figgins.







—Eso fue algo divertido de ver—dijo Will.

—¿Qué?

—Ustedes dos.

—¿Qué quieres decir?

Metió el palillo en su boca.

—He estado en la fuerza por más de 40 años, Britt. A pesar de que los últimos 25 los he pasado aquí en Sedona, he estado alrededor de la cuadra un par de veces. Y ustedes dos tienen una conexión.

Inmediatamente sintió un rubor cubriendo su rostro y miró hacia otro lado, sólo para escuchar su risa.

—No me refiero a ese tipo de conexión, aunque eso también es bastante obvio.

Ella se mordió el labio.

—¿Lo es?

—Absolutamente. Pero yo estaba hablando de ustedes trabajando juntas. Se comunican sin palabras, anticipan la línea de pensamiento de la otra. Todas las señales de un buen compañero. Sólo digo, que trabajan bien juntas.

Ella asintió con la cabeza.

—Después del primer par de días…cuando quería estrangularla…nunca hubiese pensado así, pero sí, trabajamos bien juntas.

Él sonrió suavemente.

—¿Y lo otro?

Ella suspiró.

—Simplemente pasó. Lo siento. Sé que…

—Oh, demonios, no te disculpes, Britt. Estoy feliz de ver algo de vida en ti, eso es todo. Te has mantenido a ti misma tan retraída desde que estás aquí, que temía que fuera un hábito para toda la vida.

Ella tragó saliva y luego aclaró su garganta.

—Por alguna razón, de alguna manera ella ha sido capaz de aliviar mi culpa…—lo miró a los ojos—…Con lo que pasó en Los Ángeles y todo eso.

Él se echó hacia atrás en su sillón, mirándola. Ella sabía que tenía algo en la cabeza y esperó.

—Durante el año pasado, me contaste algo de lo sucedido. Creo que es justo que diga que...bueno, hice una verificación de tus antecedentes cuando solicitaste el trabajo—dijo él.

Sus palabras le quitaron el aliento, haciendo que su pecho se sintiera pesado.

—¿Lo sabías?—susurró ella—¿Todo el tiempo?

—Lo siento. Pero un hombre no se limita a contratar a un asistente sin saber que maldito equipaje trae.

—¿Sabías todo?

—Sabía que sacaste el arma contra tu capitán, eso es seguro.

—¿Y aún así me contrataste?

—El sentido común me decía que no debía hacerlo, no, pero había algo en tus ojos ese día. Algo de desesperación Britt, creo.

Ella asintió con la cabeza.

—Sí. No podía encontrar un trabajo. Nadie me contrataba. Tú fuiste mi última opción.

—Me has contado de tu padre y lo que significó esa pérdida para ti ¿A quién perdiste ese día? ¿Qué causó tan profunda tristeza? ¿Qué causó la culpa de la que hablas, la culpa que Santana alejó de ti?

—Me sentía responsable por lo que había pasado, Will. Indirectamente. Perdí a mi mejor amigo. Mark. Y...perdí a mi amante. Erin. Ella era mi compañera—cerró sus ojos—Era una relación que llegaba a su fin, un fin para lo que ella no estaba preparada. Debí haber esperado, para decírselo. Pero no lo hice. Y esa noche…—hizo una pausa—…Bueno, esa noche mi mundo terminó.

—¿Y llevaste la culpa de eso contigo?

—Sí.

—¿Como castigo?

—No estoy segura que empezara de esa manera. Como castigo, quiero decir—aclaró ella—Se convirtió en eso. Cada semana, cada mes que pasaba, se ponía peor. Ese primer año, sinceramente no pensé que pudiera lograrlo—cruzó los brazos sobre su pecho—Así que muchos días sólo quise darme por vencida—admitió ella—Dejé que la culpa me carcomiera hasta que no quedara nada dentro. Sólo era un cascarón. Sólo existía.

—Todavía cargabas eso contigo cuando llegaste aquí— dijo él.

—Sí. Pero lo estaba manejando. Ya conoces mi rutina de la mañana. Voy ahí a las rocas y doy la bienvenida al día. Es una forma de meditación…—dijo sin querer entrar en todo el asunto del ritual del Tai Chi que había empezado—…Pensaba que eso me estaba manteniendo en pie. Obviamente, el último par de semanas, no he sido capaz de mantener mi práctica.

Él sonrió.

—¿Otra cosa ocupó su lugar?

Ella se sonrojó nuevamente.

—Ella ha sido una salida—admitió—Puedo hablar con ella sobre eso. Ella entiende. Ha estado donde yo estoy—sus ojos le miraron interrogantes, pero no se sintió en libertad de compartir ninguno de los secretos de Santana con él—Ella ha sido buena para mí.

—Y cuándo se vaya?

Sí, Brittany, ¿entonces qué?

Ella se encogió de hombros.

—Voy a estar bien. Siento como que me he depurado a mí misma ¿sabes? Siento como que ahora he puesto esa parte de mí en el pasado. Finalmente.

Él hizo girar su palillo de dientes cuidadosamente entre los dedos y luego lo arrojó expertamente en la papelera al lado de su escritorio. Ella sabía que metería la mano en el bolsillo de su camisa y sacaría uno nuevo de su suministro sin fin. Lo hizo, sacando uno nuevo. Se lo metió en la boca, masticándolo un poco antes de meterlo en su mejilla.

—¿Sabes qué, Britt? Contratarte fue lo mejor que he hecho. Has sido buena para nosotros. Has enseñado a todos, incluyéndome—sonrió—El sentido común me dijo que no serías más que problemas. Pero mi instinto me dijo que serías lo mejor que le pasaría a este departamento—asintió con la cabeza—Seguí mi instinto. Y lo has sido.

—Gracias.

Él se recostó en su silla.

—Ahora, mantenme informado ¿está bien? No quiero estar totalmente fuera del campo izquierdo cuando agarres a ese hijo de puta.

Ella sonrió y se acercó a él, inclinándose para besar su mejilla suavemente.

Era la primera vez que le mostraba tanto cariño.

—Gracias, Will. Tus palabras significan mucho para mí.

Podría decir que él estaba conmovido y rápidamente se alejó, sin querer avergonzar aún más a ninguno de ellos.

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Capitulo 25

Santana se paseaba en su pequeña cocina, con Lady Tubbington acogida en sus brazos.

Casi podía escuchar el funcionamiento interno de su computadora mientras el algoritmo hacía lo suyo, los datos se desplazaban por la pantalla en nada más que incoherencias para ella.

Una vez que terminara, tomaría los datos y los introduciría en el archivo de conversión, como Kurt había dicho, haciendo el trabajo por ella. Ahí, los datos se clasificarían en un lenguaje legible que podía interpretar.

Todo el proceso duraba horas y ahora deseaba haber cargado los datos de Collie la otra noche, cuando los tenía.

—Pero no estaba en forma ¿no es así, Tubbi?—besó la diminuta cabeza del gatito, amando el constante sonido del ronroneo.

Sonrió, todavía sorprendida por la rapidez con la que se había enamorado de la pequeña cosa peluda.

Hizo una nota mental...otra vez…de llevarla a un veterinario para sus vacunas.

Levantó la vista, escuchando el Jeep de Brittany antes que su alarma señalara su llegada. Pronto, la silenciosa luz intermitente indicó que el perímetro había sido violado.

Reconoció su sonrisa involuntaria por lo que era y lo dejó así. No era malo sentirse feliz de que Brittany estuviese aquí.

Pulsó la tecla de las cornetas en el portátil.

—La seguridad está despejada. Adelante.

Brittany entró y sus ojos se encontraron, era la primera vez que habían estado solas en dos días. Esperó, dándose cuenta que aún sostenía a Lady Tubbington bajo su barbilla.

Normalmente, se hubiera avergonzado por la demostración de cariño que mostraba al gato, pero con Brittany, no sentía nada de eso.

—¿Ella te extraño?

—Sí ¿Y tú?

Brittany se acercó.

—Sí, te extrañé.

Santana se sorprendió al sentirse un poco nerviosa en presencia de Brittany. Se encogió de hombros sonriendo.

—Bueno, entonces parece que todos extrañamos a alguien.

Brittany se acercó quitándole a Lady Tubbington, inmediatamente acarició su pelaje mientras sus ojos se cerraban.

—He echado de menos tener un gato. Siempre tuvimos un gato o dos, cuando estaba en casa. Cuando me mudé nunca logré conseguir uno.

Santana los miraba, sintiendo una oleada de... ¿qué? No podía poner su dedo en eso, pero se sentía bien.

—Nunca había tenido una mascota anteriormente—admitió.

Brittany levantó la mirada.

—¿Nunca?

Santana negó con su cabeza.

—Nos trasladábamos demasiado, simplemente nunca se dio la oportunidad.

Brittany besó a Lady Tubbington luego la puso en el suelo.

—Bueno, me alegra que tengas una ahora. Son de gran compañía.

—Sí—se echó a reír rápidamente—Ya estaba hablando con Clair y eso me estaba preocupando.

—¿Clair?

—La voz del GPS.

Brittany sonrió.

—¿La nombraste Clair? Eso es dulce.

—No sé si es dulce—finalmente se movió, abriendo el horno—¿Sabías que entregan pizza por aquí?

—No me sorprende ¿Esa es nuestra cena?

—¿Está bien?

—¿Vino?

—Por supuesto.

—Entonces está bien.

Santana sacó la pizza y echó un vistazo a la botella de vino.

—¿Por qué no la abres? Creo que sabes dónde guardo todo—repartió dos rebanadas para cada una mientras Brittany abría el cajón lateral y sacaba el sacacorchos, abriendo rápidamente la botella.

Se establecieron en el sofá de dos puestos lo que se había convertido en un hábito para ellas. Santana notó que rara vez se había sentado en la cosa hasta que Lady Tubbington y Brittany entraron en su vida. Ahora, prácticamente había abandonado su cómodo sillón reclinable.

Lady Tubbington sorprendió a ambas saltando y olfateando su pizza. Santana le regresó suavemente al suelo.

—Creo que está en la edad en que es curiosa—dijo Brittany—Dicen que si nunca le das a comer alimento de personas no piden.

—¿Es eso cierto?

—No lo sé. Nunca fuimos capaces de aguantar. Nuestros gatos siempre pedían.

Comieron en silencio por un momento antes que Brittany llevara la conversación hacia el caso.

—¿Se está ejecutando tu algoritmo?

—Sí. De hecho, puede estar terminando. Luego necesito introducir esos datos en otro programa que Kurt escribió. Ese es el que nos dará información legible y que podamos entender.

—¿Kurt es el friki de la computadora?

—Sí. La mayoría de las veces habla muy por encima de mi capacidad. A veces tengo que recordarle que sólo soy una agente tonta.

Brittany tomó un sorbo de su vino, extendiendo la copa hacia Santana.

—Por cierto, tienes un gusto excelente en vino. Esto está muy bueno.

—Te gusta el vino ¿no?

—Sí. Tomo cerveza de vez en cuando, pero rara vez alguna otra cosa.

—Nunca solía beber vino. Mis padres nunca tuvieron. Tenían cerveza y whisky barato. Cuando era adolescente y la mayoría de los padres se desplegaban, hacíamos fiestas—dijo recordando la diversión que habían tenido—Todos sacábamos licor a hurtadillas y nos reuníamos en la casa de alguien cuando su mamá salía—negó con la cabeza—Cerveza caliente y whisky barato. Receta para una resaca.

—¿Cuándo empezaste a beber vino?

—Tuve una asignación en Francia. Mi cubierta era una ser una mundana estadounidense. Y odiaba el vino. Tuve que tomar un curso intensivo, aprender a pedirlo por su nombre. Estuve ahí por tres semanas. Por desgracia, mientras estuve encubierta, mi gusto por el vino fue demasiado costoso para mí para cuando salí—dijo con una sonrisa—Pero me adapté.

—¿Puedes hablar francés?

Santana negó con la cabeza.

—Puedo llevarte a un restaurante y a un baño, eso es todo.

Brittany colocó a un lado su plato vacío, dirigiéndose hacia Santana.

—En realidad tampoco lo bebía. Mi mamá nunca tocó el alcohol. Mi papá ocasionalmente tomaba una cerveza, pero no era un bebedor. Nunca teníamos alcohol en casa—dijo ella—Cuando me uní a la fuerza, bueno, el alcohol fluía libremente, como bien sabes.

—Si.

—Nunca desarrollé un gusto por el licor fuerte, por lo que siempre pedía vino—se encogió de hombros—Erin...Erin amaba el vino—sonrió—Pensaba que era una conocedora, pero se negaba a pagar más de diez dólares por una botella.

Santana la miró, notando que su expresión no había cambiado cuando mencionó el nombre de Erin. Era increíble cómo unas pocas semanas podían cambiar a alguien.

Le gustaba pensar que ella tenía un papel en eso.

—¿Qué?

Santana parpadeó, sin saber que le había estado mirando fijamente.

—¿Qué?

Brittany sostuvo su mirada por un largo momento y luego se inclinó más cerca.

—¿Ahora puedo tener ese beso?

Santana fue sorprendida por la súbita sacudida de excitación que sintió ante una pregunta tan simple.

—Puedes tener lo que quieras—dijo, echándose hacia atrás mientras la boca de Brittany encontraba la suya.

Su beso fue suave, sus labios le mordisqueaban, jugueteaban con ella, tan diferente a la última vez que habían estado juntas.

Santana había estado muy emocional y había necesitado a Brittany de la peor manera. Esta noche, sin embargo, esas emociones crudas faltaban y en su lugar, sólo estaba esa atracción mutua que compartían...y el deseo de complacer.

Santana permitió que Brittany tomara el liderazgo, inclinándose más hacia atrás para darle espacio. La rubia siguió jugueteando con ella, moviendo lentamente su mano, ahuecando su pecho mientras su boca jugueteaba con los labios de Santana.

Su respiración cambió, sus sentidos vivos y palpitantes.

—¿Se siente bien?—susurró Brittany, deslizando su mano entre las piernas de Santana.

—Oh, sí—murmuró con los ojos cerrados.

Brittany la acunó, aplicando presión entre sus muslos.

—Puedo sentir lo mojada que está, incluso a través de tus vaqueros.

Santana ya no pudo hablar cuando la boca de Brittany se trasladó a su pecho, sus dientes rozaban ligeramente su pezón a través de su camisa y sujetador. Ella estaba gimiendo y no le importaba, ahora respiraba rápido mientras sus labios se separaban.

Entonces los dedos de Brittany empujaron con fuerza contra ella, haciendo que Santana sacudiera sus caderas, la costura de sus vaqueros presionaron contra su clítoris. Dos golpes, tres, y las caderas de Santana se levantaron del sofá, su orgasmo acercándose sigilosamente mientras trataba de ahogar su grito.

Brittany levantó la cabeza del pecho de Santana, al parecer tan sorprendida como lo estaba la morena.

—No sabía que estabas tan lista—dijo mientras movía sus labios hacia la boca de Santana nuevamente.

Avergonzada, la más baja se puso de pie rápidamente, con las piernas tambaleantes y casi tirando a Brittany al suelo.

—Lo siento—dijo.

Maldita sea, se sentía tan torpe como un chico de quince años en su primera cita.

Brittany tenía una mirada de incredulidad en su rostro con una leve sonrisa burlona en sus labios.

—Realmente lo disfruté.

Santana se encontró son sus ojos y repentinamente se hizo muy claro para ella. Dio varios pasos atrás cuando se dio cuenta de todo. No había tenido estos sentimientos desde Dani, casi diez años atrás.

—Jesús—murmuró apartando sus ojos de Brittany y alejándose.

Abrió las puertas de su oficina, permaneciendo ahí de pie y respirando profundamente.

No se suponía que te enamorarías de ella. Eso no era parte del plan.

—¿Santana? ¿Pasa algo malo?

Santana se volteó, encontrando a Brittany ahí de pie mirándola. No podía creer lo nerviosa que estaba y no tenía la menor idea de qué decir. Pasó las manos por su cabello, impaciente, tratando de pensar.

—Yo...yo tengo que...uh...tengo que cargar esto—dijo señalando las computadoras—Ha terminado... así que...tengo que...uh...Cristo...tengo que empezar el proceso de conversión.

Brittany se quedó mirándola.

—Estás tan blanca como un papel ¿Qué te pasa?

—Nada. Nada. Lo siento. Yo solo…

—Santana ¿estás avergonzada?

Santana miró hacia otro lado.

—Tal vez.

—¿Por qué diablos?

Sí, Santana ¿por qué?

—Me siento como un maldito adolescente que no puede mantener su…

Brittany tocó su estómago, deteniéndola con una suave caricia.

—Oh, Santana. No estés avergonzada. Quiero decir ¿no era un poco el objetivo de todo esto? ¿Qué pudieras llegar al clímax?

Santana no dijo nada, sin saber cómo explicarse a sí misma sin, bueno, sin hacer el ridículo.

Brittany finalmente se encogió de hombros.

—Está bien ¿así que quieres que simplemente me vaya?

Esas palabras sacaron a Santana de su estupor y negó con la cabeza.

—No, no—atrajo a Brittany en un fuerte abrazo, dejando que sus ojos se cerraran—No quiero que te vayas. Lo siento—tomó una respiración profunda, inhalando el aroma de Brittany, admitiendo, al menos para sí misma, lo bien que se sentía abrazarla, lo bien que encajaban sus cuerpos a la perfección—Quiero que te quedes conmigo esta noche—se apartó—Lo siento. Es que no estoy acostumbrada a estar tan fuera de control de esta manera.

Brittany sonrió, acercándose y dándole a Santana el más suave y más dulce beso que jamás pudo recordar haber recibido.

—Realmente me gusta cuando pierdes el control—susurró mientras sus labios se alejaban de la boca de Santana.

Santana cerró sus ojos, sintiendo que todo empezaba de nuevo, sintiendo como su cuerpo respondía a Brittany de una manera que no había respondido a otra mujer en diez años.

Y se sentía tan bien.

Aclaró su garganta, conscientemente dando un paso lejos de Brittany.

—Te digo algo. Si guardas la pizza por mí, pondré en funcionamiento este programa para que pueda ejecutarse mientras dormimos.

Brittany asintió, pero no se movió. Santana trató de leer sus ojos, pero lo único que vio fue deseo.

Deseo por ella.

Se quedó inmóvil mientras Brittany daba un paso hacia ella. Su beso esta vez no fue suave. Fue severo y exigente, su lengua se deslizó entre los labios de Santana con facilidad. La morena perdió la poca voluntad que todavía tenía, cediendo ante Brittany, ahuecando sus caderas y atrayéndola más cerca.

Antes que supiera lo que estaba pasando, tenía a Brittany presionada contra la pared, sus caderas meciéndose juntas, tratando de encontrar asidero. Cubrió los dos pechos de Brittany con sus manos, atrapando el gemido de su boca.

Las manos de Brittany tiraron de su camisa, empujándola hacia arriba, sus cálidos dedos se deslizaron a través de su piel. Sus propias manos fueron a los vaqueros de la ojiazul, desabrochándolo rápidamente, consiguiendo espacio.

—Me vuelves loca—susurró contra la boca de Brittany—Es como fuego cuando te toco.

—Entonces tócame ya—suplicó Brittany tomando la mano de Santana y metiéndola en el interior de sus vaqueros.

La mano de Santana se deslizó más allá de la delgada barrera de sus bragas, empapándose con su humedad. Gimió cuando la sedosa suavidad recubrió sus dedos. Encontró la boca de Brittany a ciegas, besándola con fuerza, su lengua imitando sus dedos mientras la penetraba. Los muslos de la rubia se separaron, recibiéndola en su interior.

Pero no fue suficiente.

Santana se dejó caer de rodillas, sacudiendo los vaqueros y las bragas de Brittany en un solo movimiento. La agarró las caderas, llevándola hacia adelante hacia su boca que esperaba, su lengua se deslizó entre sus pliegues resbaladizos, encontrando lo que quería.

Brittany empujó contra ella, sus manos apoyándose en los hombros de Santana, gritando cuando la boca de la morena se cerró sobre su clítoris, chupándola con fuerza y rapidez.

Las dos estaban gimiendo, Santana casi delirante por su sabor. Escuchó jadear a Brittany, sintiendo como sus dedos se clavaban en sus hombros, como sus caderas se movían contra el rostro de Santana, aumentando la presión entre ellas.

Brittany agarró la cabeza de Santana mientras llegaba a su clímax, sus gritos agudos llenaron el pequeño pasillo de la casa rodante. La boca de la pelinegra aminoró la velocidad, ahora moviéndose con una suave presión, prolongando el placer de Brittany tanto como pudo.

Sintió como la rubia se relajaba, liberando la tensión de sus músculos, disminuyendo su respiración.

—Dios, me encanta cuando me haces eso—murmuró con su mano aún enredada en el cabello de Santana.

Santana se puso de pie lentamente, abrazando a Brittany.

Sí, le encantaba hacerle eso.

Permanecieron juntas durante largos minutos, tranquilas, sólo abrazándose la una a la otra, sus cuerpos relajados contra el otro.

Era agradable.

Era casi demasiado agradable.

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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

Capitulo 26

Brittany estaba apoyada sobre su codo, sus dedos deslizándose perezosamente a través del pecho de Santana, sonriendo cuando su pezón se endureció una vez más.

—¿Estás disfrutando?

—Mmm—Brittany vio cómo los ojos de Santana se abrían—¿Dormiste bien?

Santana estiró las piernas a su lado.

—¿Dormimos?

—No mucho, no—los dedos de Brittany se trasladaron hacia la cicatriz que atravesaba el cuerpo de Santana, cuyo extremo estropeaba su hermoso pecho—¿Te duele?

—No. De hecho, está bastante insensible. Probablemente siempre estará así.

Brittany se acercó más, sus labios tocando la superficie de la misma. Se echó hacia atrás, encontrando los ojos de Santana en la tenue luz.

—¿Qué pasó?

Santana permaneció inmóvil, sus ojos nunca abandonaron los de Brittany.

—¿Seguro que quieres saber?

—Sí.

La mirada de Santana abandonó la de ella y Brittany notó el cambio en su expresión, sus ojos ahora tenían una mirada lejana, como si estuviera rebobinando una película, tratando de encontrar el lugar correcto.

Finalmente, se volteó nuevamente hacia Brittany.

—Fui capturada. En Pakistán. Iba a ser ejecutada—hizo una pausa—Decapitada.

Brittany se quedó sin aliento, sintiendo como su corazón saltaba a su garganta. De repente no quiso saber. No quería saber los horrores que Santana había soportado.

—El equipo de rescate llegó justo cuando la espada estaba en el aire. Fue en ese movimiento cuando le dispararon, pero la fuerza de él...bueno, me las arreglé para rodar y alejarme un poco. Al menos salvé mi cuello.

—Oh, Santana—susurró.

—Por favor no digas que lo sientes, Britt. Esa era mi vida en ese entonces.

Los dedos de Brittany recorrieron ligeramente la longitud de la cicatriz, tratando de imaginar los pensamientos de Santana ese día.

—No eras en realidad sólo una agente de operaciones especiales ¿verdad?

Santana rodó poniéndose de lado y frente a Brittany, su propia mano deslizándose sobre la piel blanca.

—Oficialmente lo era, sí. Técnicamente, no.

—¿Clasificado?—preguntó, su voz ligeramente divertida.

—Era parte de una unidad de élite, de las muchas que hay. Y eso es clasificado…—añadió—…Así que tendrás que mantenerlo para ti.

Brittany sonrió, esperando que Santana continuara.

—Fuimos entrenados en diversos medios bélicos. Personal altamente capacitado. Fuimos entrenados física, mental y…emocionalmente—respiró profundamente—Me convertí en nada menos que una asesina—su voz baja—Y no pude hacerlo más.

Brittany detuvo la mano de Santana que se movía sobre su cadera. La llevó hacia sus labios, besando sus dedos suavemente.

—Quería retirarme, pero sólo tenía 30 años y ellos habían invertido mucho tiempo y dinero. Me ofrecieron un puesto en el FBI—Santana rodó sobre su espalda nuevamente—Figgins tiene cuatro equipos reunidos bajo su servicio. Todos son exmilitares, como yo. Como Collie. No somos exactamente se los equipos tradicionales del FBI. Somos más un grupo experimental, algo poco convencional.

—¿Te gusta esta casa rodante?

—Sí. Esta es la única. Vamos a reevaluarla después de un año—dijo Santana—Cuando piensas en el FBI, piensas en Washington, Nueva York, Los Ángeles…las grandes ciudades. Pero la logística para las tareas rurales representa un problema. Como aquí. Si no tuviéramos el equipo, tendríamos que operar desde Phoenix. O enviar un equipo que fuera y viniera. No seríamos capaces de pasar un tiempo aquí durante semanas, como he sido capaz de hacer.

—Me alegra que seas capaz de quedarte un tiempo.

—Sí. Tuvimos un mal comienzo—admitió Santana—Yo era, ya sabes, esa persona arrogante y vanidosa que odiabas.

—Simplemente me enfureció cuando comenzaste a preguntar por LA. No estaba preparada para ello.

—¿Y ahora?

—Tenías razón. Eres buena para mí. Me ayudó hablarlo contigo. No sé si era el momento justo para dejarlo ir o si es la distracción del caso…—hizo una pausa—…O tú.

Y era verdad.

No lo sabía.

Cuando Santana se fuera ¿volvería todo?

La culpa que había albergado durante tanto tiempo se había convertido en una segunda naturaleza para ella.

¿Era absurdo pensar que realmente se había ido?

¿Que simplemente desaparecería sin luchar?

¿O en realidad había aceptado que la culpa era infundada?

Había perdido a su equipo, a su mejor amigo, a su amante.

Esa era la realidad de todo.

Nada de lo que hiciera iba a cambiar eso.

Podía hacer lo que Santana había dicho, revolcarse en su culpa...o podría elegir vivir.

Ya que se trataba efectivamente de un milagro que ella hubiese sobrevivido al ataque. Un milagro que descuidadamente había dejado de lado porque sentía que era su castigo soportar el peso de la muerte sobre sus hombros.

Un peso que Santana había alejado de ella.

Santana tiró de ella para un beso prolongado.

—Me encantará ser una distracción.

Brittany tuvo la tentación de dejarse llevar y ceder a sus deseos nuevamente, pero la mañana estaba sobre ellas.

No tenían el lujo de un día de descanso en la cama.

Se echó hacia atrás alejándose de Santana, dejándola con un rápido beso en su pezón.

—No empieces—dijo cuándo Santana trató de tirar de ella nuevamente—El sol ya está arriba.

Santana suspiró.

—Lo sé. Tiempo para trabajar.

—¿Qué hay en la agenda?

Santana se levantó de la cama y Brittany le miró fijamente, viendo por primera vez su desnudez a la luz del día. Su cuerpo era exquisito y no se avergonzó de verla mientras Santana rebuscaba en sus cajones por ropa.

—Tendré que procesar los resultados del algoritmo. Con suerte podremos obtener un acierto en algo—se volteó, alzando las cejas cuando vió que Brittany permanecía ahí mirándola.

—Tienes un cuerpo hermoso.

—¿Con todas estas cicatrices?

—Estoy mirando más allá de las cicatrices. Además, las cicatrices son parte de tí. Sólo quería decir, tu cuerpo es tan...bueno, los chicos dicen que eres sexy. Ryder está encaprichado. Y Quinn no dice nada por que esta locamente enamora de Rachel, pero se que piensa que eres guapa.

Santana se echó a reír.

—¿Ryder? ¿Cuánto tiene? ¿Cómo 25 años?

—Sí. Apenas.

Santana se puso de pie frente a ella, todavía desnuda de pies a cabeza.

—Tuvimos mucho entrenamiento físico. Mucho trote, pesas, artes marciales. Casi no hago lo que solía hacer. Generalmente salto a la cuerda o corro un par de veces a la semana—se detuvo en la puerta—Voy a tomar una ducha rápida.

Brittany asintió.

—Voy a hacer el café.

—¿No has escuchado de Dallas?

Brittany negó con la cabeza, tomando un bocado de su panecillo.

—Hoy voy a enviarle un correo electrónico a Casey O'Connor.

—Y yo voy a intentar con Hunter nuevamente—se levantó llevando su taza de café hacia su pequeña oficina—Déjame revisar cómo va el proceso.

Había tomado el archivo de conversión y lo había cargado en la "caja imaginaria" como ella lo llamaba.

Kurt le tenía algún nombre sofisticado mientras tomaba los resultados y los traducía a un inglés sencillo para ella. Esta parte del proceso solo se llevaba unos pocos minutos.

—¿Terminado?

—Si—se movió hacia un lado dejando que Brittany viera el monitor—Sendero Tower Ridge ¿Qué piensas?

Brittany negó con su cabeza.

—No es probable. Está en el borde del cañón Sycamore. Sólo los primeros cientos de metros están cubiertos de arbusto, entonces cruza una cresta y sigue a lo largo del cañón Coyote. Es un camino mayormente expuesto, muchas rocas. Sin embargo tiene grandes vistas ¿Recuerdas cuando fuimos de excursión a la roca del diablo? Tower Ridge es uno de esos acantilados que está por encima.

—Sí. Pero 84 por ciento—dijo Santana—Es muy alto.

—Quizás le faltó otra vez, como ocurrió con la roca del diablo.

—No. Kurt lo solucionó. O al menos eso pensaba él.

Brittany se enderezó.

—Muéstrame el mapa del sendero. Hagamos una doble verificación.

Santana lo abrió en pantalla, dejando que Brittany tomara el ratón para que pudiera maniobrar como quisiera. Rápidamente se desplazó a través del mapa, moviendo lentamente la cabeza.

—El sendero Rim no estaba exactamente ocultó—le recordó Santana.

—Sí. Y el cuerpo tampoco fue descubierto.

—¿Es esta una ruta muy transitada?

—No tanto en esta época del año. Es abrasadoramente caliente en el lado que se orienta hacia el sur. Generalmente la mayoría de las personas quieren disfrutar del amanecer o el atardecer. Cuenta con excelentes vistas. Se anuncia de esa manera para que los turistas sepan—Brittany agarró su taza de café nuevamente y tomó un sorbo—En todo caso, los lugareños hacen su excursión los fines de semana. Hay un gran lugar para disfrutar la salida del sol en el cañón Oak Creek que está más cerca que éste.

—Bueno, el siguiente mejor acierto sólo alcance el 33 por ciento.

—Está bien, entonces vayamos a Tower Ridge y echemos un vistazo. Ha pasado algún tiempo desde que estuve por ahí. Tal vez me estoy perdiendo algo.

—Gracias. Sé que tú y Will no creen mucho en este programa, pero Kurt pone su vida en él. Y lo he usado anteriormente—dijo Santana—No a gran escala, pero por lo general es correcto.

—Lo siento. No quise ponerme en el camino y parecer más inteligente que tu computadora—dijo Brittany con una sonrisa—Lo único que conozco es el camino.

—Muy justo.

—Tengo que correr a casa—dijo Brittany mientras regresaban a la cocina—¿Dónde quieres que nos encontremos?

—Pasaré a recogerte—dijo Santana—¿Necesitas informarle a Will?

—Sí. Lo llamaré de camino a casa—hizo una pausa para rascar la oreja de Lady Tubbington—No te tardes tanto. Trataremos de hacer la subida, mientras todavía está relativamente fresco.

—Está bien. Tengo que llamar a Figgins. Y quiero probar con Hunter nuevamente.

Brittany abrió la puerta y luego la cerró nuevamente, sonriendo mientras daba la vuelta y se acercaba.

—Gracias por lo de anoche. Por la cena y por todo—dijo mientras le besaba.

Santana había estado haciendo un buen trabajo…pensó ella…refrenando sus sentimientos, diciéndose a sí misma que su estallido emocional de anoche había sido algo fortuito.

Pero tan pronto como Brittany la besó, un beso que fue dulce y suave, uno que no llevó a la pasión sino que simplemente hizo alusión a la intimidad entre ellas, perdió lo que le quedaba de resistencia.

Envolvió a Brittany entre sus brazos y la abrazó, un abrazo que no tenía destinado encender el fuego entre ellas…que estaba destinado a transmitir su creciente afecto por Brittany.

Sus ojos permanecieron conectados mientras se alejaban y se preguntaba si Brittany había adivinado la dirección de sus pensamientos.

O peor…que los sentimientos de Santana se tambaleaban entre una aventura casual y el pleno derecho a enamorarse.

Brittany se fue sin decir una palabra y Santana levantó a Lady Tubbington, manteniéndola cerca. Respiró profundamente, dejando que sus ojos se cerraran mientras simplemente acogía los sentimientos que Brittany traía a la superficie.

Había pasado tanto tiempo, le sorprendía que incluso los hubiera reconocido. En los años transcurridos desde Dani, había tenido muchas compañeras de cama, pero nunca ni una vez había sido tentada por el amor.

No eran más que encuentros casuales, encuentros sexuales que satisfacían necesidades…las necesidades de ambas.

Había asumido que su aventura con Brittany se agruparía con las demás.

Pero no había contado con que se involucraría tanto con ella. Habían compartido tantos secretos emocionales, que por su sola naturaleza les había unido más, un lazo invisible les unía.

No, no había contado con eso.

Y desde luego no había contado con enamorarse de ella.

—Ahora ¿qué vamos a hacer?—le preguntó a Lady Tubbington, el ronroneo constante fue su única respuesta.

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