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[Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
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monica.santander
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Tati.94
micky morales
23l1
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Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
JVM escribió:Pues vaya que ahora si le toco sufrir a San, pero al final ella fue la que orilló a Britt a irse de su lado, porque ella le estaba dando todo y no recibía nada a cambio.
Y Britt medio avanzando con Artie, que es totalmente lo contrario a San, lo bueno es que aun tiene los mensajes de ella sino pobre no se que haría jajaja.
Y San ira a N.Y..... Reencuentro ¿?
Hola, si, pero se lo merecia xD no¿? un poquito¿? bn, ai opinamos igual! Mmm tuvo q empezar algo para así olvidar algo jajaajajaaj, y si q es el polo opuesto a la morena xD jajajajajaajajajajaj algo bueno tiene que tener todo ajajajajajajaj. Esperemos y si, pero que se la juegue por la rubia jajaja. Saludos =D
monica.santander escribió:Que se joda San...... insisto!!!!
Todavía no tengo claro lo del pasado de San o Blanca o como se llame!!!
Saludos
Hola, si! osea si! no hizo bn las cosas y tampoco las esta haciendo... hasta ahora al menos xD Mmm ni yo del todo, esperemos y este cap nos diga algo mas jajaaj. Saludos =D
micky morales escribió:Estoy aburrida de la actitud de Santana, espero que algo cambie con este viaje y se despejen esas dudas sobre blanca y en cuanto a Artie, ni sueños eroticos provoca de lo soso que es!!!!
Hola, si ¬¬ no hace nada para recuperar a la rubia ¬¬ Esperemos y nos diga mas =/ JAjajajaajajajajaj pobre ajajajajajajajajajxD ajjaajaj. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Cap 9
Capitulo 9
Estancia.
Santana
—¿Señorita López?—la azafata le dio una palmadita a mi hombro—Todos los otros pasajeros han dejado el avión, señorita. Gracias por volar en primera clase y espero que disfrute de Nueva York.
—Lo intentaré.
Me paré y agarré mi portafolio del compartimiento superior.
Traté de evitar venir aquí durante semanas, pero fue en vano.
En el segundo que reservé mi billete, cancelé todas mis consultorías y reuniones, pedí una extensión de tiempo en mi caso actual y empaqué una maleta.
Solo una.
No necesitaba estar en esta ciudad más de un día y me rehusaba siquiera a testificar. Iba a presentarle un testimonio escrito al juez y a regresar inmediatamente a Durham.
Mientras caminaba por el aeropuerto, me di cuenta de que algunas cosas habían cambiado, pero no tanto como había esperado. La gente aún caminaba a un paso veloz, el aire todavía olía a fracaso y el periódico principal seguía siendo The New York Times.
Puse unos pocos dólares en la máquina de periódicos, girando la llave para poder sacar mi copia y luego pasé a la sección central donde se hallaban los artículos de justicia.
Ahí estaba.
Sección C.
La historia que cubría toda la página: Otra Audiencia en el Actual Juicio de Evans: Álvarez Testificará esta Semana.
Le eché un vistazo al artículo, un poco impresionada de que el periodista estuviera escribiendo hechos esta vez y no manchando mi nombre por el placer de hacerlo.
También me di cuenta de que aún no había fotos mías.
Que sorpresa…
—¡Por aquí, señorita López!—una morena saludaba cuando me bajé de la escalera mecánica—¡Por aquí!
Me acerqué y me tendió su mano.
—Soy Mercedes Jones, abogada principal.
—Sé quién es—le ofrecí un firme apretón de manos—¿Qué tan rápido podemos llegar al despacho del juez?
—¿El despacho del juez?—levantó una ceja—Se supone que debo registrarla en un hotel para que podamos discutir su testimonio. Se supone que usted debe quedarse durante un par de semanas.
—Mi vuelo de vuelta parte en quince horas.
Lucía estupefacta.
—¿Solo quiere presentar un testimonio escrito? ¿Después de todo este tiempo?
—Encuentro algo impresionante que sepa cómo escuchar y comprender al mismo tiempo—miré mi reloj—¿Dónde está el coche con chofer?
Gimió y me condujo por la bulliciosa terminal a través de las puertas hasta el estacionamiento de los autos ejecutivos. Estaba balbuceando sobre lo "importante" que era este caso, cómo sería finalmente cerrar un capítulo en mi vida, pero yo no escuchaba.
Mi mente estaba contando, literalmente, los segundos para que dejara este lugar.
—Buenos días, señorita—el conductor agarró mi bolsa cuando nos acercamos al coche—Espero que disfrute de su estancia en la ciudad de Nueva York.
Asentí y me metí en el asiento trasero, rodando mis ojos cuando Mercedes se sentó a mi lado.
—¿Podrías al menos quedarte una noche y pensar en esto, Blanca?
—¿Cómo acabas de llamarme?
—Lo siento—dijo—, Santana, quiero decir, señorita López. ¿Podría al menos pensar en ello?
—Lo acabo de hacer.
—Bien—sacó su teléfono y miré por la ventana mientras el coche se deslizaba a través de la ciudad.
Me estremecí cuando pasamos una cartelera donde una vez mi antigua empresa mantuvo un anuncio, cerré los ojos cuando pasamos la tienda favorita de juguetes de Emma.
—Señorita López—Mercedes me tocó el hombro—Como abogada, estoy segura de que usted sabe cuánto más convincente puede ser un testimonio oral que uno escrito. Le ruego que reconsidere esto.
—Y yo le pido que lo supere—la miré directamente a los ojos—Elaine y él arruinaron mi vida y no gano ni una mierda por sentarme en una sala de tribunal llena de extraños y explicar el cómo. ¿Quiere un testimonio emocional? Contrate a un estúpido estudiante de teatro para que le lea mis palabras al jurado.
—Las cosas han cambiado. No es como era hace seis años.
—¿Es por eso que The New York Times todavía no imprime mi foto?
—No van a imprimir su foto porque piensan que es una idiota—se precipitó—También ganó un enorme y costoso caso contra ellos hace años ¿o lo ha olvidado de repente? Tómese como un cumplido que la estén mencionando con una luz positiva siquiera—arrojó el periódico de ayer en mi regazo—Incluso publicaron ese artículo. Se ve bastante bien para mí.
Recogió el periódico y me lo acercó a la cara, y antes de que pudiera leer el artículo, dos palabras me llamaron la atención: Brittany Pierce.
Su nombre estaba al final de la página, mezclado con otros varios, en un hermoso anuncio negro: La Compañía de Ballet de la Ciudad de Nueva York Celebrará a los Nuevos Miembros del Reparto con una Noche de Gala.
Mañana…
—Yo solo—Mercedes seguía hablando—Creo que al menos debería quedarse por una noche, aclarar su cabeza y pensar en esto de verdad.
—Me quedaré hasta mañana.
—¿En serio?—sus ojos se iluminaron.
—Sí—me quedé mirando el nombre de Brittany de nuevo—En serio.
—Lo intentaré.
Me paré y agarré mi portafolio del compartimiento superior.
Traté de evitar venir aquí durante semanas, pero fue en vano.
En el segundo que reservé mi billete, cancelé todas mis consultorías y reuniones, pedí una extensión de tiempo en mi caso actual y empaqué una maleta.
Solo una.
No necesitaba estar en esta ciudad más de un día y me rehusaba siquiera a testificar. Iba a presentarle un testimonio escrito al juez y a regresar inmediatamente a Durham.
Mientras caminaba por el aeropuerto, me di cuenta de que algunas cosas habían cambiado, pero no tanto como había esperado. La gente aún caminaba a un paso veloz, el aire todavía olía a fracaso y el periódico principal seguía siendo The New York Times.
Puse unos pocos dólares en la máquina de periódicos, girando la llave para poder sacar mi copia y luego pasé a la sección central donde se hallaban los artículos de justicia.
Ahí estaba.
Sección C.
La historia que cubría toda la página: Otra Audiencia en el Actual Juicio de Evans: Álvarez Testificará esta Semana.
Le eché un vistazo al artículo, un poco impresionada de que el periodista estuviera escribiendo hechos esta vez y no manchando mi nombre por el placer de hacerlo.
También me di cuenta de que aún no había fotos mías.
Que sorpresa…
—¡Por aquí, señorita López!—una morena saludaba cuando me bajé de la escalera mecánica—¡Por aquí!
Me acerqué y me tendió su mano.
—Soy Mercedes Jones, abogada principal.
—Sé quién es—le ofrecí un firme apretón de manos—¿Qué tan rápido podemos llegar al despacho del juez?
—¿El despacho del juez?—levantó una ceja—Se supone que debo registrarla en un hotel para que podamos discutir su testimonio. Se supone que usted debe quedarse durante un par de semanas.
—Mi vuelo de vuelta parte en quince horas.
Lucía estupefacta.
—¿Solo quiere presentar un testimonio escrito? ¿Después de todo este tiempo?
—Encuentro algo impresionante que sepa cómo escuchar y comprender al mismo tiempo—miré mi reloj—¿Dónde está el coche con chofer?
Gimió y me condujo por la bulliciosa terminal a través de las puertas hasta el estacionamiento de los autos ejecutivos. Estaba balbuceando sobre lo "importante" que era este caso, cómo sería finalmente cerrar un capítulo en mi vida, pero yo no escuchaba.
Mi mente estaba contando, literalmente, los segundos para que dejara este lugar.
—Buenos días, señorita—el conductor agarró mi bolsa cuando nos acercamos al coche—Espero que disfrute de su estancia en la ciudad de Nueva York.
Asentí y me metí en el asiento trasero, rodando mis ojos cuando Mercedes se sentó a mi lado.
—¿Podrías al menos quedarte una noche y pensar en esto, Blanca?
—¿Cómo acabas de llamarme?
—Lo siento—dijo—, Santana, quiero decir, señorita López. ¿Podría al menos pensar en ello?
—Lo acabo de hacer.
—Bien—sacó su teléfono y miré por la ventana mientras el coche se deslizaba a través de la ciudad.
Me estremecí cuando pasamos una cartelera donde una vez mi antigua empresa mantuvo un anuncio, cerré los ojos cuando pasamos la tienda favorita de juguetes de Emma.
—Señorita López—Mercedes me tocó el hombro—Como abogada, estoy segura de que usted sabe cuánto más convincente puede ser un testimonio oral que uno escrito. Le ruego que reconsidere esto.
—Y yo le pido que lo supere—la miré directamente a los ojos—Elaine y él arruinaron mi vida y no gano ni una mierda por sentarme en una sala de tribunal llena de extraños y explicar el cómo. ¿Quiere un testimonio emocional? Contrate a un estúpido estudiante de teatro para que le lea mis palabras al jurado.
—Las cosas han cambiado. No es como era hace seis años.
—¿Es por eso que The New York Times todavía no imprime mi foto?
—No van a imprimir su foto porque piensan que es una idiota—se precipitó—También ganó un enorme y costoso caso contra ellos hace años ¿o lo ha olvidado de repente? Tómese como un cumplido que la estén mencionando con una luz positiva siquiera—arrojó el periódico de ayer en mi regazo—Incluso publicaron ese artículo. Se ve bastante bien para mí.
Recogió el periódico y me lo acercó a la cara, y antes de que pudiera leer el artículo, dos palabras me llamaron la atención: Brittany Pierce.
Su nombre estaba al final de la página, mezclado con otros varios, en un hermoso anuncio negro: La Compañía de Ballet de la Ciudad de Nueva York Celebrará a los Nuevos Miembros del Reparto con una Noche de Gala.
Mañana…
—Yo solo—Mercedes seguía hablando—Creo que al menos debería quedarse por una noche, aclarar su cabeza y pensar en esto de verdad.
—Me quedaré hasta mañana.
—¿En serio?—sus ojos se iluminaron.
—Sí—me quedé mirando el nombre de Brittany de nuevo—En serio.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
Llegando a N.Y y el destino le da el paradero de su rubia!! Espero que arregle las cosas y no la cague mas con su carácter. También espero que le vaya bien con la audiencia para que deje atrás por fin esa parte de su vida.
Haber como salen las cosas y que hace Britt al verla jaja
Haber como salen las cosas y que hace Britt al verla jaja
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
Sigo sin entender!!!!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
Se viene el encuentro, a ver que pasa!!! bueno, hasta pronto y FELIZ AÑO NUEVO!!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
JVM escribió:Llegando a N.Y y el destino le da el paradero de su rubia!! Espero que arregle las cosas y no la cague mas con su carácter. También espero que le vaya bien con la audiencia para que deje atrás por fin esa parte de su vida.
Haber como salen las cosas y que hace Britt al verla jaja
Hola, si! osea todo las quiere juntar, no¿? jajajaja. si tienes razón, esperemos y la morena ahora haga bn las cosas ¬¬ Eso tmbn es importante, kizas eso la haga cambiar, no¿? Esperemos y salgan bn las cosas la vrdd! jajajajajaj. Saludos =D
monica.santander escribió:Sigo sin entender!!!!!
Saludos
Hola, jajajajaajaj la vrdd sigue un poco enredado ajajajajaaj, esperemos y este cap nos diga mas! Saludos =D
micky morales escribió:Se viene el encuentro, a ver que pasa!!! bueno, hasta pronto y FELIZ AÑO NUEVO!!!!!!
Hola, siii!!! esperemos y si! jajajajajaaj. Aquí el siguiente cap para saber eso jaajajajaj. Feliz Año Nuevo para ti tmbn! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Cap 10
Capitulo 10
Acosar.
Santana
La fiscal me sacudió la mano por encima del café y el té a la noche siguiente, pestañeando con sus ojos marrones.
—Muchas gracias por haber accedido a quedarte durante unas semanas, Santana—dijo ella—Vas a ser de gran ayuda en este caso.
—Estoy segura—me puse de pie y me acerqué a la ventana, mirando las calles cubiertas de nieve.
—Tu antiguo compañero ha contratado a los mejores abogados que puede comprar el dinero, y ha pagado las multas y sanciones sufridas durante años, pero creo que podemos finalmente enviarlo a la cárcel con la nueva evidencia que tenemos. Eso, y tu testimonio, por supuesto.
No dije nada.
—No estoy segura de cómo te sentirías respecto a esto, pero—se detuvo, y segundos más tarde, se encontraba a mi lado—¿Te gustaría que nos pusiéramos al día con todo lo que nos hemos perdido desde que te fuiste?
—¿Disculpa?
Masajeó mi hombro.
—Te fuiste de Nueva York y nunca miraste atrás. No llamaste a nadie ni te mantuviste en contacto. Éramos tan buenas amigas, y tú…
—Está bien—la interrumpí, y le agarré la mano para apartarla—Primero, no, no quiero que nos pongamos al día con esta mierda. Me importa poco lo que me he perdido—la miré de arriba abajo—Pero teniendo en cuenta el aspecto de las cosas, no ha sido mucho. Segundo, sí, éramos amigas. Tiempo pasado. No llamaste ni te mantuviste en contacto conmigo cuando todo el mundo en esta ciudad desprestigiaba mi nombre, ¿verdad?
Sus mejillas lucían enrojecidas.
—Ni siquiera me llamaste para preguntarme si los rumores eran ciertos, joder—señalé la puerta—Así que, por favor, no creas que sólo porque he estado de acuerdo en ayudar a poner a un imbécil en el sitio al que pertenece, tú y yo somos, o seremos amigas.
—Lo siento mucho.
—Llevas seis años de retraso para eso—me di la vuelta—Voy a estar en la corte cuando se me necesite. Ahora puedes irte—esperé hasta que escuché el sonido de la puerta al cerrarse y llamé al chófer de la limusina—¿A qué hora tengo que dirigirme a la fiesta si quiero estar ahí una vez que empiece?
—Ahora, señorita.
Colgué y me puse mi abrigo, tomando el ascensor privado del penthouse al vestíbulo.
Atravesé corriendo las puertas de salida del hotel, vi el coche en la calle y me acerqué.
—Deberíamos estar ahí en unos treinta minutos, señorita López—me miró por el espejo retrovisor—¿Tiene una cita esta noche en este evento?
—No—le dije—¿Por qué lo preguntas?
—Porque si fuera así, iba a sugerirle que nos detuviéramos en el puesto de flores que se encuentra a tres manzanas.
—Podemos detenernos ahí—miré por la ventana mientras él se ponía en marcha.
Pensé en decirle a Brittany que me encontraba en la ciudad, o desearle “buena suerte” para su actuación de esta noche, pero no le veía sentido. Además, anoche, en un momento de debilidad, le envié un correo electrónico bastante vago y su respuesta no alentaba a la conversación.
Asunto: Felicidad.
¿Eres feliz con tu vida actual lejos de SHL? ¿Estás persiguiendo tus sueños de ballet por fin?—Santana.
Asunto: Re: Felicidad.
Por favor, deja de enviarme correos electrónicos y borra mi número. Gracias.—Brittany.
—¿Señorita López?—el conductor abrió la puerta—Hemos llegado. ¿Tiene la intención de salir del coche?
—Gracias—agarré el ramo de rosas y lirios del asiento y le di una propina, diciéndole que necesitaba que permaneciera cerca, ya que era posible que trajera a alguien más conmigo.
La fila para entrar al lugar rodeaba la manzana, así que pasé a todos y atravesé directamente la puerta principal.
—Disculpe, ¿señorita?—un guía se puso delante de mí de inmediato—Afuera hay una fila por una razón.
—No me gusta esperar.
—A ninguno nos gusta, señorita —dijo, mirándome de forma lujuriosa—, Pero esa es la política de la gala a menos que usted ya tenga una entrada. ¿La tiene?
—Tampoco me gustan esas.
Desenganchó una radio de la hebilla de su cinturón.
—Señorita, por favor, no me haga llamar a seguridad. Usted tiene que comprar una entrada como todos, y tiene que hacer cola como todo el mundo. Ahora, voy a pedirle amablemente que…
Se detuvo a media frase una vez que le di una sonrisa seductora y le toque la mejilla.
—¿Sabía que su entrada era para la primera fila, señorita?
—Sí. Eso es exactamente lo que dice mi entrada.
Él sonrió y me llevó por el pasillo hacia una sala colosal que contaba con ventanas que iban desde el suelo al techo, lámparas de araña que brillaban tenuemente y suelos de mármol recién pulidos.
Cientos de mesas se hallaban cubiertas con manteles, selladas con centros de mesa lujosos de oro y plata, y las letras “NYCB” estaban grabadas en cada menú de la cena y el programa.
No había un escenario formal en esta habitación, sólo una plataforma ligeramente elevada que se encontraba en el centro, con una vista perfecta para todas las mesas de la cena.
—¿Le parece bien este asiento, señorita?—el guía señaló a un asiento que se hallaba directamente enfrente de la plataforma.
—Sí, gracias.
—La cena será servida en aproximadamente una hora, los patrocinadores del NYCB serán honrados poco después, y entonces comenzarán los homenajes cortos y la parte de la danza de la gala.
Le di las gracias de nuevo mientras me sentaba.
Si hubiera sabido de antemano el orden exacto del programa, no me habría presentado hasta mucho más tarde.
Recogiendo el folleto que había delante de mí, pasé por las páginas, deteniéndome cuando vi la cara de Brittany. Su foto fue tomada a medio reír, mientras ella arrojaba su pelo por encima de su hombro y miraba directamente a la cámara. Según la imagen, su cabello era mucho más corto ahora, que apenas le llegaba a los hombros, y sus ojos se veían más esperanzadores y felices de lo que los había visto nunca.
Me quedé mirando la foto larga y fijamente, observando todos sus nuevos cambios.
Las luces de la habitación parpadearon, y surgió un aplauso suave cuando una mujer vestida completamente de blanco subió a la plataforma.
—Vamos a empezar ahora—dijo—Muchas gracias, señoras y señores, por asistir a la Gala Anual de la Compañía de Ballet de Nueva York. Presentaremos con un gran honor y orgullo a los artistas de esta noche, principales bailarines, solistas y los miembros del cuerpo. Como ya saben, debido a unas cuantas circunstancias desafortunadas, tuvimos que reemplazar a casi el noventa por ciento de nuestro grupo en los últimos meses, pero como siempre, el show debe continuar. Y verdaderamente creo que esta es la mejor generación que hemos tenido en mucho tiempo.
El público aplaudió.
—Nuestra compañía estará presentando varias producciones este año, pero este invierno presentaremos El Pájaro de Fuego, Joyas, y nuestro favorito, El Lago de los Cisnes.
Más aplausos.
—Esta noche, nuestro cuerpo va a presentarse ante ustedes personalmente y realizarán pequeños homenajes como agradecimiento por su continuo apoyo a las artes. Y como siempre, cuando se trata del arte de la danza, por favor, no aplaudan hasta que se haya tocado la última nota. Gracias—se alejó y las luces se transformaron de un blanco austero a un azul etéreo, y luego se disolvieron en tonalidades fuertes de púrpura y rosa.
Uno por uno, los bailarines salieron, recitando un monólogo corto y bailando al ritmo de una pieza corta de música de piano. Si bien la mayoría de los intérpretes eran entretenidos, algunos me hicieron preguntarme si simplemente se despertaron esta mañana y decidieron probar el ballet por primera vez.
Entre las actuaciones, podía oír los murmullos de la multitud: “¿Están seguros que este es el mejor grupo?”, “Tal vez deberían haber cancelado la temporada después de ese accidente.”, “Con suerte, van a tener ensayos sin parar hasta que la temporada comience de verdad.”
Un hombre a mi lado murmuraba cómo se perdieron “los buenos viejos tiempos de la compañía” cuando Brittany subió a la plataforma.
Llevaba un top fino negro y un tutú rosa, y sus labios estaban cubiertos de un profundo color rojo oscuro.
—Buenas noches, Nueva York—dijo—Mi nombre es Brittany Pierce, y—dijo algo más, algo que hizo que el público aplaudiera más fuerte, pero yo sólo podía concentrarme en lo bien que se veía.
Nunca se lo admitiría a nadie, pero mantuve esa foto de nosotras en mi mesita de noche desde que ella se fue, mirando su bonita cara en la noche cada vez que tenía un mal día.
Sin embargo esta noche ella no era “bonita”.
Era una jodida belleza.
Su boca dejó de moverse en medio de otra ronda de aplausos de la audiencia, y los suaves sonidos de un piano y un arpa llenaron lentamente la habitación.
Brittany cerró los ojos y comenzó su rutina, bailando como si fuera la única persona aquí.
Hubo un cambio inmediato en la atmósfera de la gala.
Todos los que la observaban estaban completamente comprometidos, cautivados por todos sus movimientos.
De la nada, un bailarín se unió a ella, levantándola y sosteniéndola por encima de su cabeza, girándola por todos lados mientras la música se hacía más agresiva. Una vez que él la dejó en el suelo, los dos concluyeron moviéndose juntos, sonriéndose entre sí e intercambiando miradas que dejaron claro que se conocían demasiado bien.
Al momento en que se detuvo la música, el bailarín la tomó en sus brazos y la besó en los labios.
¿Qué mierda…?
La multitud se puso de pie y aplaudió por primera vez en toda la noche, pero yo permanecí sentada, completamente desconcertada por la mierda que acababa de ver.
—Tal vez no voy a tener que cancelar mis boletos de la temporada, después de todo, ¿no?—el hombre a mi lado guiñó un ojo—¡Bravissimo!
Entrecerré los ojos hacia Brittany y su pareja, echando humo mientras él le rodeaba la cintura con un brazo y pasaba los dedos sobre su piel. Le susurró al oído y ella se sonrojó, haciendo que mi presión arterial se elevara a un máximo histórico.
—¡Bueno, qué respuesta!—la directora tomó la palabra—Gracias, señorita Pierce y señor Abrams. Quiero que todos sepan que ellos dos encabezarán la Gala Silver Moon del próximo mes, así que—siguió hablando, explicando más sobre el programa, pero sus palabras no tenían sonido para mí.
Me sentía confundida por lo que acababa de ver, insegura de si la boca de Brittany había estado en realidad sobre otra persona.
Más bailarines tomaron la palabra, más aplausos, más discursos, y mis pensamientos seguían siendo los mismos.
No fue hasta que hablaron los patrocinadores que me di cuenta de que la parte expositora de esta noche había terminado.
—¿Está usted interesada en donar al NYCB?—una bailarina, todavía vestida con su traje blanco de la presentación, se puso delante de mí—¿Le gustaría hacer una contribución?
—Mi contribución fue la entrada que compré para esta noche—me puse de pie, dejando el ramo de flores detrás, y me fui en busca de Brittany.
No me tomó mucho tiempo encontrarla.
Usando un vestido plateado bastante sugerente, ella se encontraba en una esquina riendo con su amigo bailarín, y pestañeando mientras le entregaba una copa.
—Disculpe, ¿señorita?—alguien me tocó el hombro.
—¿Sí?—mantuve la mirada en Brittany.
—Um, si permanece en la sección posterior al evento, tiene que donar. Es parte de las reglas. Estaba escrito en negrita, así que…
—Ten—le di todos los billetes que quedaban en mi cartera.
Ella desapareció.
El amigo de Brittany la besó en la frente y se apartó, dándome la oportunidad perfecta para acercarme, pero ella fue rodeada por un grupo de otros bailarines.
Al parecer, amigos.
Esperé a que terminara su conversación, hasta que ella les dijo que se les uniría más tarde, y luego me puse en marcha.
Cuando se dio la vuelta, puse la mano sobre su hombro, sintiendo que una sacudida pasaba por mis venas.
—Buenas noches, Brittany.
Se le cayó el vaso al suelo y se dio la vuelta lentamente.
—¿Santana?—dio un paso atrás—¿Qué haces aquí?
—¿Importa?
No contestó.
Ninguno de las dos dijimos nada más, y la familiar tensión que siempre existió entre nosotras empezó a solidificarse con cada segundo que pasaba.
Parecía aún más hermosa de cerca, y tuve la tentación de empujarla contra la pared y reconectar, pero me contuve.
—¿Puedo hablar contigo?—le pregunté.
Me miró de arriba abajo.
—Brittany—la miré a los ojos—¿Puedo hablar contigo?
—No.
—¿Perdón?—levanté la ceja.
—Dije que no—se cruzó de brazos—No, no es posible que hables conmigo, y puedes volver al infierno del que viniste.
Ella se alejó y se dirigió a la pista de baile.
Suspiré y la seguí, sujetándole la mano y girándola.
—Sólo tomará cinco minutos.
—Eso son cinco minutos más de lo que estoy dispuesta a darte.
—Es importante.
—¿Te estás muriendo?—su rostro se volvió rojo—¿Es cuestión de vida o muerte?
—¿De verdad tiene que serlo?—mi mano acarició su mejilla, silenciándola temporalmente—Te ves jodidamente hermosa esta noche.
—Gracias. Mi novio también lo cree.
—¿Tu novio?
—Sí. Ya sabes, ¿esa persona que no te trata como una mierda simplemente porque le gustas y él te gusta? Interesante concepto, ¿verdad?
No tuve la oportunidad de responder a eso.
La orquesta tocó un repentino acorde muy fuerte que reverberó a través de la sala, y una voz llegó desde los altavoces.
—Damas y caballeros—dijo—La Orquesta Benjamin Wright ahora hará una interpretación de una de las piezas más veneradas de Tchaikovsky. El tempo de esta canción tiene un ritmo parecido a lo que algunos de ustedes conocen como vals. Por favor, únanse a nosotros en la pista de baile para este homenaje clásico.
Agarré su mano y la entrelacé con la mía, asegurando mi mano libre alrededor de su cintura.
—¿Qué haces?—siseó e intentó apartarse—No voy a bailar contigo.
Apreté mi agarre a su alrededor.
—Sí vas a hacerlo.
—Por favor, no me hagas gritar, Santana.
—¿Qué te hace pensar que no me encantaría oír eso?
Ella intentó alejarse de mí, pero la sostuve inmóvil.
—Cinco minutos.
—Tres—respondió.
—Está bien—aflojé mi agarre y la guie con la música—¿Eres consciente de que tu novio es una bailarina masculina?
—El término correcto—dijo, rodando los ojos—, Es danseur.
—Es una jodida bailarina—la llevé a la pista de baile—¿Es esto lo que has estado haciendo durante los últimos meses?
—¿Viviendo mi sueño libre de cierta gilipollas?
—Espero más de ti si vas a salir con otra persona.
—No me importa una mierda lo que esperes—siseó—Él es todo lo que tú nunca serás.
—¿Por qué te besa en público?
—Es más que eso. Pero está en la lista interminable de cosas que tiene por encima de ti.
—¿Te hace correrte?
—No me hace llorar.
Silencio.
La sentí apartándose de mí, pero la sostuve.
—¿Te lo estás follando?
—¿Por qué te importa?
—No lo hace. Solo quiero saber.
—¿No hemos tenido una conversación en meses y crees que tienes derecho a saber con quién me estoy acostando?
—Yo no usaría necesariamente el término derecho.
—No—presionó su pecho contra el mío—No, no me lo estoy follando, pero ¿sabes qué? Lo haré pronto.
—No tienes razón para hacerlo si estoy yo aquí.
Estalló en carcajadas y retrocedió un paso.
—¿Crees que dormiría contigo? ¿En serio?
—Brittany.
—¿De verdad crees que soy tan estúpida?—me cortó—No quiero tener nada que ver contigo, Santana. No eres nada excepto una musa para un orgasmo, una buena vista para masturbarse, y puede que te eche de menos, pero…
—¿Me echas de menos?
—Echo de menos la idea de ti, de lo que podrías haber sido.
—¿No podemos ser amigas?
—No podemos ser nada—sus labios se encontraban cerca de los míos.
—¿Por qué encuentro eso difícil de creer?
—No deberías—me lanzó una mirada feroz—Porque para que te prestara atención fuera de este baile, tendría que aceptarte de nuevo.
—Entonces acéptame de nuevo.
—¡Por favor!—se burló, pareciendo más enojada de lo que la había visto nunca antes—Tendrías que suplicarme para que te aceptara de nuevo, Santana. Jodidamente suplicarme.
—Oye, Britt—nos interrumpió su novio bailarina—¿Va todo bien?
—Sí—se alejó de mí y le besó en la mejilla—Todo va mejor que bien.
—¿Quién es tu amiga?
—Nadie—dijo—Solo alguna mujer que hizo una donación.
—Gracias por su donación—él estrechó mi mano como una mujer y se volvió hacia Brittany—¿Estás lista para ir a casa?
—Más que lista—ella tomó su mano y se alejó de mí sin mirar atrás.
Me encontraba de pie en el balcón de mi habitación de hotel, completamente confusa respecto a lo que había sucedido hacía unas horas.
Esperaba que Brittany se marchara conmigo, volviera a mi hotel, así podríamos follar y ponernos al día.
Incapaz de dejar de pensar en ello, le envié un email:
Asunto: Tu Dirección.
Tenemos que terminar nuestra conversación. Dime dónde vives así puedo ir y hablar.—Santana.
Asunto: Re: Tu Dirección.
Dudo seriamente que solo quieras hablar. Solo quieres follar. No obstante, estoy bastante segura de que Artie no apreciaría que vengas esta noche.—Brittany.
Asunto: Re: Re: Tu Dirección.
Es más que bienvenido a observar. En realidad podría aprender algo. —Santana.
Ninguna respuesta.
Ella no respondió durante mucho rato, y cuando finalmente lo hizo, todo lo me envió fue un mensaje de texto:
”Déjame en paz, Santana. Por favor”.
No podía.
Le envié un email otra vez.
Asunto: Madrina.
Compré tickets de temporada nivel oro. Uno de los beneficios es conseguir un tour del miembro del elenco de mi elección. Definitivamente serás tú.—Santana.
Asunto: Re: Madrina.
Gracias por esa información inútil. Si me eliges, no estaremos solas, y me aseguraré de que nuestro tour termine a la hora exacta asignada. Ahora, por favor, déjame en paz. Estoy saliendo con alguien que admira mi cerebro más que mi coño. Tú tuviste tu oportunidad, la jodiste, y no estoy segura de por qué te encuentras en Nueva York ahora mismo, pero realmente no me importa. En serio no quiero saber de ti… Por favor, vete.—Brittany.
Suspiré y revisé mis contactos.
Sabía que ella simplemente estaba siendo difícil y no iba a dejarla tener la última palabra.
Presioné el botón de llamada sobre un viejo número y lo sostuve contra mi oreja.
—¿Quién es?—dijo la vieja voz por la línea.
—Necesito una dirección.
—¿Quién es?
—Necesito una dirección. Ahora.
—¿Blanca?—había una sonrisa en su voz—¿Eres tú?
—Es Santana—rodé los ojos—¿Vas a ayudarme o no?
—Bueno, viendo que lo pides tan amablemente—hubo un familiar zumbido en el fondo—Ya sabes, no he tenido noticias de ti desde la última vez que te vi—se detuvo y se aclaró la garganta—¿Cuál es el nombre?
—Brittany Pierce.
—¿Sabes qué municipio?
—No—dije—Pero la dirección no puede tener más que unos pocos meses. Ella acaba de mudarse aquí.
Se quedó en silencio durante un rato, tecleando y tocando botones.
—Encontrada—dijo—7654, Quinta Avenida.
A cinco bloques de distancia…
Pensé si debía esperar hasta la mañana o pasarme, pero ya me estaba poniendo el abrigo.
—Fue bueno tener noticias de ti otra vez, Blanca—la voz del viejo hombre me trajo de regreso al presente—Bueno saber que estás bien y< superando lo que pasó.
—Nunca lo superaré—colgué y me dirigí al exterior, haciéndole gestos al conductor para que abriera la puerta del coche.
—¿A dónde, señorita López?—preguntó.
—7654 de la Quinta Avenida.
—Ahora mismo.
Llevó menos de veinte minutos llegar ahí, y cuando llegué me quedé mirando fijamente la piedra rojiza durante un rato. Parecía algo que yo habría comprado hace años cuando vivía aquí, algo lejos del presupuesto de una bailarina, así que supuse que sus padres le estaban pagando la renta.
Saliendo del auto, me ajusté el abrigo y caminé hasta su puerta —llamando cinco veces.
—¡Ya voy!—gritó ella.
La puerta se abrió, pero ella no se encontraba detrás.
Era su novio.
—Uhm—parecía confundido—¿Te dejaste la pizza en el auto o algo?
—No soy una jodida repartidor de pizza. ¿Dónde está Brittany?
—Depende. ¿No acabamos de verte en la gala?—cruzó los brazos mientras
Brittany se acercaba a la puerta.
—¿Quién eres?
—Ella no es nadie, de nuevo—dijo ella dándole un beso en los labios.
Él me miró con las cejas alzadas al tiempo que le devolvía el beso.
—Sus labios y lengua ha estado dentro de cada centímetro de mi coño—apreté los dientes.
Brittany jadeó, sus mejillas volviéndose de un rojo brillante.
—Lo siento tanto, Artie. ¿Puedes darnos un momento, por favor?
Él miró entre ambas, enojo crepitando en su rostro, pero se alejó.
—¿Qué demonios quieres, Santana?—dijo enfurecida—¿Qué quieres?
—Hablar.
—¿Hablar de qué?
—De ti y de mí, sobre ser amigas de nuevo.
—Eso nunca jodidamente sucederá. ¿Eso es todo?
—Brittany.
—¿Qué te trae por Nueva York, eh? ¿Necesitabas volver y follar a algunas mujeres familiares de Date-Match? ¿Se quedó de algún modo Durham sin coños?
—En realidad se empieza a sentir de esa manera.
Ella empezó a cerrar la puerta, pero la sostuve inmóvil con mi mano.
—Te echo de menos, Brittany—la miré directamente a los ojos—De verdad, y yo lo siento por echarte a patadas esa noche.
—Deberías—su voz era un susurro—Y si de verdad me extrañas, me dejarás en paz.
—¿Por qué haría eso?
—Porque eres bipolar. Porque al segundo en que haga demasiadas preguntas, o sugiera algo fuera de tu zona de confort, me tratarás como basura otra vez y prefiero cortar por lo sano ahora—se limpió una lágrima de sus ojos—Yo era tu única amiga, tu única jodida amiga, y me trataste peor que a cualquiera de las mujeres a las que conocías online. En todo caso, yo siento haberte permitido hacer eso alguna vez. Por favor, márchate.
—Brittany, escucha.
—¿Hay súper pegamento en mi suelo?—me empujó haciéndome bajar un escalón—¿Es por eso que todavía estás ahí de pie?
—Por favor, solo.
—Miente acerca de una cosa, miente acerca de todo, ¿verdad?—me empujó otra vez—Tú todavía eres la mayor mentirosa de las dos. Mentir por omisión todavía es mentir.
—¿Puedes por favor calmarte y dejarme hablar sobre esto contigo en el interior?
—Pensé que odiabas las preguntas retóricas—cerró la puerta de un golpe en mi cara.
—Muchas gracias por haber accedido a quedarte durante unas semanas, Santana—dijo ella—Vas a ser de gran ayuda en este caso.
—Estoy segura—me puse de pie y me acerqué a la ventana, mirando las calles cubiertas de nieve.
—Tu antiguo compañero ha contratado a los mejores abogados que puede comprar el dinero, y ha pagado las multas y sanciones sufridas durante años, pero creo que podemos finalmente enviarlo a la cárcel con la nueva evidencia que tenemos. Eso, y tu testimonio, por supuesto.
No dije nada.
—No estoy segura de cómo te sentirías respecto a esto, pero—se detuvo, y segundos más tarde, se encontraba a mi lado—¿Te gustaría que nos pusiéramos al día con todo lo que nos hemos perdido desde que te fuiste?
—¿Disculpa?
Masajeó mi hombro.
—Te fuiste de Nueva York y nunca miraste atrás. No llamaste a nadie ni te mantuviste en contacto. Éramos tan buenas amigas, y tú…
—Está bien—la interrumpí, y le agarré la mano para apartarla—Primero, no, no quiero que nos pongamos al día con esta mierda. Me importa poco lo que me he perdido—la miré de arriba abajo—Pero teniendo en cuenta el aspecto de las cosas, no ha sido mucho. Segundo, sí, éramos amigas. Tiempo pasado. No llamaste ni te mantuviste en contacto conmigo cuando todo el mundo en esta ciudad desprestigiaba mi nombre, ¿verdad?
Sus mejillas lucían enrojecidas.
—Ni siquiera me llamaste para preguntarme si los rumores eran ciertos, joder—señalé la puerta—Así que, por favor, no creas que sólo porque he estado de acuerdo en ayudar a poner a un imbécil en el sitio al que pertenece, tú y yo somos, o seremos amigas.
—Lo siento mucho.
—Llevas seis años de retraso para eso—me di la vuelta—Voy a estar en la corte cuando se me necesite. Ahora puedes irte—esperé hasta que escuché el sonido de la puerta al cerrarse y llamé al chófer de la limusina—¿A qué hora tengo que dirigirme a la fiesta si quiero estar ahí una vez que empiece?
—Ahora, señorita.
Colgué y me puse mi abrigo, tomando el ascensor privado del penthouse al vestíbulo.
Atravesé corriendo las puertas de salida del hotel, vi el coche en la calle y me acerqué.
—Deberíamos estar ahí en unos treinta minutos, señorita López—me miró por el espejo retrovisor—¿Tiene una cita esta noche en este evento?
—No—le dije—¿Por qué lo preguntas?
—Porque si fuera así, iba a sugerirle que nos detuviéramos en el puesto de flores que se encuentra a tres manzanas.
—Podemos detenernos ahí—miré por la ventana mientras él se ponía en marcha.
Pensé en decirle a Brittany que me encontraba en la ciudad, o desearle “buena suerte” para su actuación de esta noche, pero no le veía sentido. Además, anoche, en un momento de debilidad, le envié un correo electrónico bastante vago y su respuesta no alentaba a la conversación.
Asunto: Felicidad.
¿Eres feliz con tu vida actual lejos de SHL? ¿Estás persiguiendo tus sueños de ballet por fin?—Santana.
Asunto: Re: Felicidad.
Por favor, deja de enviarme correos electrónicos y borra mi número. Gracias.—Brittany.
—¿Señorita López?—el conductor abrió la puerta—Hemos llegado. ¿Tiene la intención de salir del coche?
—Gracias—agarré el ramo de rosas y lirios del asiento y le di una propina, diciéndole que necesitaba que permaneciera cerca, ya que era posible que trajera a alguien más conmigo.
La fila para entrar al lugar rodeaba la manzana, así que pasé a todos y atravesé directamente la puerta principal.
—Disculpe, ¿señorita?—un guía se puso delante de mí de inmediato—Afuera hay una fila por una razón.
—No me gusta esperar.
—A ninguno nos gusta, señorita —dijo, mirándome de forma lujuriosa—, Pero esa es la política de la gala a menos que usted ya tenga una entrada. ¿La tiene?
—Tampoco me gustan esas.
Desenganchó una radio de la hebilla de su cinturón.
—Señorita, por favor, no me haga llamar a seguridad. Usted tiene que comprar una entrada como todos, y tiene que hacer cola como todo el mundo. Ahora, voy a pedirle amablemente que…
Se detuvo a media frase una vez que le di una sonrisa seductora y le toque la mejilla.
—¿Sabía que su entrada era para la primera fila, señorita?
—Sí. Eso es exactamente lo que dice mi entrada.
Él sonrió y me llevó por el pasillo hacia una sala colosal que contaba con ventanas que iban desde el suelo al techo, lámparas de araña que brillaban tenuemente y suelos de mármol recién pulidos.
Cientos de mesas se hallaban cubiertas con manteles, selladas con centros de mesa lujosos de oro y plata, y las letras “NYCB” estaban grabadas en cada menú de la cena y el programa.
No había un escenario formal en esta habitación, sólo una plataforma ligeramente elevada que se encontraba en el centro, con una vista perfecta para todas las mesas de la cena.
—¿Le parece bien este asiento, señorita?—el guía señaló a un asiento que se hallaba directamente enfrente de la plataforma.
—Sí, gracias.
—La cena será servida en aproximadamente una hora, los patrocinadores del NYCB serán honrados poco después, y entonces comenzarán los homenajes cortos y la parte de la danza de la gala.
Le di las gracias de nuevo mientras me sentaba.
Si hubiera sabido de antemano el orden exacto del programa, no me habría presentado hasta mucho más tarde.
Recogiendo el folleto que había delante de mí, pasé por las páginas, deteniéndome cuando vi la cara de Brittany. Su foto fue tomada a medio reír, mientras ella arrojaba su pelo por encima de su hombro y miraba directamente a la cámara. Según la imagen, su cabello era mucho más corto ahora, que apenas le llegaba a los hombros, y sus ojos se veían más esperanzadores y felices de lo que los había visto nunca.
Me quedé mirando la foto larga y fijamente, observando todos sus nuevos cambios.
Las luces de la habitación parpadearon, y surgió un aplauso suave cuando una mujer vestida completamente de blanco subió a la plataforma.
—Vamos a empezar ahora—dijo—Muchas gracias, señoras y señores, por asistir a la Gala Anual de la Compañía de Ballet de Nueva York. Presentaremos con un gran honor y orgullo a los artistas de esta noche, principales bailarines, solistas y los miembros del cuerpo. Como ya saben, debido a unas cuantas circunstancias desafortunadas, tuvimos que reemplazar a casi el noventa por ciento de nuestro grupo en los últimos meses, pero como siempre, el show debe continuar. Y verdaderamente creo que esta es la mejor generación que hemos tenido en mucho tiempo.
El público aplaudió.
—Nuestra compañía estará presentando varias producciones este año, pero este invierno presentaremos El Pájaro de Fuego, Joyas, y nuestro favorito, El Lago de los Cisnes.
Más aplausos.
—Esta noche, nuestro cuerpo va a presentarse ante ustedes personalmente y realizarán pequeños homenajes como agradecimiento por su continuo apoyo a las artes. Y como siempre, cuando se trata del arte de la danza, por favor, no aplaudan hasta que se haya tocado la última nota. Gracias—se alejó y las luces se transformaron de un blanco austero a un azul etéreo, y luego se disolvieron en tonalidades fuertes de púrpura y rosa.
Uno por uno, los bailarines salieron, recitando un monólogo corto y bailando al ritmo de una pieza corta de música de piano. Si bien la mayoría de los intérpretes eran entretenidos, algunos me hicieron preguntarme si simplemente se despertaron esta mañana y decidieron probar el ballet por primera vez.
Entre las actuaciones, podía oír los murmullos de la multitud: “¿Están seguros que este es el mejor grupo?”, “Tal vez deberían haber cancelado la temporada después de ese accidente.”, “Con suerte, van a tener ensayos sin parar hasta que la temporada comience de verdad.”
Un hombre a mi lado murmuraba cómo se perdieron “los buenos viejos tiempos de la compañía” cuando Brittany subió a la plataforma.
Llevaba un top fino negro y un tutú rosa, y sus labios estaban cubiertos de un profundo color rojo oscuro.
—Buenas noches, Nueva York—dijo—Mi nombre es Brittany Pierce, y—dijo algo más, algo que hizo que el público aplaudiera más fuerte, pero yo sólo podía concentrarme en lo bien que se veía.
Nunca se lo admitiría a nadie, pero mantuve esa foto de nosotras en mi mesita de noche desde que ella se fue, mirando su bonita cara en la noche cada vez que tenía un mal día.
Sin embargo esta noche ella no era “bonita”.
Era una jodida belleza.
Su boca dejó de moverse en medio de otra ronda de aplausos de la audiencia, y los suaves sonidos de un piano y un arpa llenaron lentamente la habitación.
Brittany cerró los ojos y comenzó su rutina, bailando como si fuera la única persona aquí.
Hubo un cambio inmediato en la atmósfera de la gala.
Todos los que la observaban estaban completamente comprometidos, cautivados por todos sus movimientos.
De la nada, un bailarín se unió a ella, levantándola y sosteniéndola por encima de su cabeza, girándola por todos lados mientras la música se hacía más agresiva. Una vez que él la dejó en el suelo, los dos concluyeron moviéndose juntos, sonriéndose entre sí e intercambiando miradas que dejaron claro que se conocían demasiado bien.
Al momento en que se detuvo la música, el bailarín la tomó en sus brazos y la besó en los labios.
¿Qué mierda…?
La multitud se puso de pie y aplaudió por primera vez en toda la noche, pero yo permanecí sentada, completamente desconcertada por la mierda que acababa de ver.
—Tal vez no voy a tener que cancelar mis boletos de la temporada, después de todo, ¿no?—el hombre a mi lado guiñó un ojo—¡Bravissimo!
Entrecerré los ojos hacia Brittany y su pareja, echando humo mientras él le rodeaba la cintura con un brazo y pasaba los dedos sobre su piel. Le susurró al oído y ella se sonrojó, haciendo que mi presión arterial se elevara a un máximo histórico.
—¡Bueno, qué respuesta!—la directora tomó la palabra—Gracias, señorita Pierce y señor Abrams. Quiero que todos sepan que ellos dos encabezarán la Gala Silver Moon del próximo mes, así que—siguió hablando, explicando más sobre el programa, pero sus palabras no tenían sonido para mí.
Me sentía confundida por lo que acababa de ver, insegura de si la boca de Brittany había estado en realidad sobre otra persona.
Más bailarines tomaron la palabra, más aplausos, más discursos, y mis pensamientos seguían siendo los mismos.
No fue hasta que hablaron los patrocinadores que me di cuenta de que la parte expositora de esta noche había terminado.
—¿Está usted interesada en donar al NYCB?—una bailarina, todavía vestida con su traje blanco de la presentación, se puso delante de mí—¿Le gustaría hacer una contribución?
—Mi contribución fue la entrada que compré para esta noche—me puse de pie, dejando el ramo de flores detrás, y me fui en busca de Brittany.
No me tomó mucho tiempo encontrarla.
Usando un vestido plateado bastante sugerente, ella se encontraba en una esquina riendo con su amigo bailarín, y pestañeando mientras le entregaba una copa.
—Disculpe, ¿señorita?—alguien me tocó el hombro.
—¿Sí?—mantuve la mirada en Brittany.
—Um, si permanece en la sección posterior al evento, tiene que donar. Es parte de las reglas. Estaba escrito en negrita, así que…
—Ten—le di todos los billetes que quedaban en mi cartera.
Ella desapareció.
El amigo de Brittany la besó en la frente y se apartó, dándome la oportunidad perfecta para acercarme, pero ella fue rodeada por un grupo de otros bailarines.
Al parecer, amigos.
Esperé a que terminara su conversación, hasta que ella les dijo que se les uniría más tarde, y luego me puse en marcha.
Cuando se dio la vuelta, puse la mano sobre su hombro, sintiendo que una sacudida pasaba por mis venas.
—Buenas noches, Brittany.
Se le cayó el vaso al suelo y se dio la vuelta lentamente.
—¿Santana?—dio un paso atrás—¿Qué haces aquí?
—¿Importa?
No contestó.
Ninguno de las dos dijimos nada más, y la familiar tensión que siempre existió entre nosotras empezó a solidificarse con cada segundo que pasaba.
Parecía aún más hermosa de cerca, y tuve la tentación de empujarla contra la pared y reconectar, pero me contuve.
—¿Puedo hablar contigo?—le pregunté.
Me miró de arriba abajo.
—Brittany—la miré a los ojos—¿Puedo hablar contigo?
—No.
—¿Perdón?—levanté la ceja.
—Dije que no—se cruzó de brazos—No, no es posible que hables conmigo, y puedes volver al infierno del que viniste.
Ella se alejó y se dirigió a la pista de baile.
Suspiré y la seguí, sujetándole la mano y girándola.
—Sólo tomará cinco minutos.
—Eso son cinco minutos más de lo que estoy dispuesta a darte.
—Es importante.
—¿Te estás muriendo?—su rostro se volvió rojo—¿Es cuestión de vida o muerte?
—¿De verdad tiene que serlo?—mi mano acarició su mejilla, silenciándola temporalmente—Te ves jodidamente hermosa esta noche.
—Gracias. Mi novio también lo cree.
—¿Tu novio?
—Sí. Ya sabes, ¿esa persona que no te trata como una mierda simplemente porque le gustas y él te gusta? Interesante concepto, ¿verdad?
No tuve la oportunidad de responder a eso.
La orquesta tocó un repentino acorde muy fuerte que reverberó a través de la sala, y una voz llegó desde los altavoces.
—Damas y caballeros—dijo—La Orquesta Benjamin Wright ahora hará una interpretación de una de las piezas más veneradas de Tchaikovsky. El tempo de esta canción tiene un ritmo parecido a lo que algunos de ustedes conocen como vals. Por favor, únanse a nosotros en la pista de baile para este homenaje clásico.
Agarré su mano y la entrelacé con la mía, asegurando mi mano libre alrededor de su cintura.
—¿Qué haces?—siseó e intentó apartarse—No voy a bailar contigo.
Apreté mi agarre a su alrededor.
—Sí vas a hacerlo.
—Por favor, no me hagas gritar, Santana.
—¿Qué te hace pensar que no me encantaría oír eso?
Ella intentó alejarse de mí, pero la sostuve inmóvil.
—Cinco minutos.
—Tres—respondió.
—Está bien—aflojé mi agarre y la guie con la música—¿Eres consciente de que tu novio es una bailarina masculina?
—El término correcto—dijo, rodando los ojos—, Es danseur.
—Es una jodida bailarina—la llevé a la pista de baile—¿Es esto lo que has estado haciendo durante los últimos meses?
—¿Viviendo mi sueño libre de cierta gilipollas?
—Espero más de ti si vas a salir con otra persona.
—No me importa una mierda lo que esperes—siseó—Él es todo lo que tú nunca serás.
—¿Por qué te besa en público?
—Es más que eso. Pero está en la lista interminable de cosas que tiene por encima de ti.
—¿Te hace correrte?
—No me hace llorar.
Silencio.
La sentí apartándose de mí, pero la sostuve.
—¿Te lo estás follando?
—¿Por qué te importa?
—No lo hace. Solo quiero saber.
—¿No hemos tenido una conversación en meses y crees que tienes derecho a saber con quién me estoy acostando?
—Yo no usaría necesariamente el término derecho.
—No—presionó su pecho contra el mío—No, no me lo estoy follando, pero ¿sabes qué? Lo haré pronto.
—No tienes razón para hacerlo si estoy yo aquí.
Estalló en carcajadas y retrocedió un paso.
—¿Crees que dormiría contigo? ¿En serio?
—Brittany.
—¿De verdad crees que soy tan estúpida?—me cortó—No quiero tener nada que ver contigo, Santana. No eres nada excepto una musa para un orgasmo, una buena vista para masturbarse, y puede que te eche de menos, pero…
—¿Me echas de menos?
—Echo de menos la idea de ti, de lo que podrías haber sido.
—¿No podemos ser amigas?
—No podemos ser nada—sus labios se encontraban cerca de los míos.
—¿Por qué encuentro eso difícil de creer?
—No deberías—me lanzó una mirada feroz—Porque para que te prestara atención fuera de este baile, tendría que aceptarte de nuevo.
—Entonces acéptame de nuevo.
—¡Por favor!—se burló, pareciendo más enojada de lo que la había visto nunca antes—Tendrías que suplicarme para que te aceptara de nuevo, Santana. Jodidamente suplicarme.
—Oye, Britt—nos interrumpió su novio bailarina—¿Va todo bien?
—Sí—se alejó de mí y le besó en la mejilla—Todo va mejor que bien.
—¿Quién es tu amiga?
—Nadie—dijo—Solo alguna mujer que hizo una donación.
—Gracias por su donación—él estrechó mi mano como una mujer y se volvió hacia Brittany—¿Estás lista para ir a casa?
—Más que lista—ella tomó su mano y se alejó de mí sin mirar atrás.
Me encontraba de pie en el balcón de mi habitación de hotel, completamente confusa respecto a lo que había sucedido hacía unas horas.
Esperaba que Brittany se marchara conmigo, volviera a mi hotel, así podríamos follar y ponernos al día.
Incapaz de dejar de pensar en ello, le envié un email:
Asunto: Tu Dirección.
Tenemos que terminar nuestra conversación. Dime dónde vives así puedo ir y hablar.—Santana.
Asunto: Re: Tu Dirección.
Dudo seriamente que solo quieras hablar. Solo quieres follar. No obstante, estoy bastante segura de que Artie no apreciaría que vengas esta noche.—Brittany.
Asunto: Re: Re: Tu Dirección.
Es más que bienvenido a observar. En realidad podría aprender algo. —Santana.
Ninguna respuesta.
Ella no respondió durante mucho rato, y cuando finalmente lo hizo, todo lo me envió fue un mensaje de texto:
”Déjame en paz, Santana. Por favor”.
No podía.
Le envié un email otra vez.
Asunto: Madrina.
Compré tickets de temporada nivel oro. Uno de los beneficios es conseguir un tour del miembro del elenco de mi elección. Definitivamente serás tú.—Santana.
Asunto: Re: Madrina.
Gracias por esa información inútil. Si me eliges, no estaremos solas, y me aseguraré de que nuestro tour termine a la hora exacta asignada. Ahora, por favor, déjame en paz. Estoy saliendo con alguien que admira mi cerebro más que mi coño. Tú tuviste tu oportunidad, la jodiste, y no estoy segura de por qué te encuentras en Nueva York ahora mismo, pero realmente no me importa. En serio no quiero saber de ti… Por favor, vete.—Brittany.
Suspiré y revisé mis contactos.
Sabía que ella simplemente estaba siendo difícil y no iba a dejarla tener la última palabra.
Presioné el botón de llamada sobre un viejo número y lo sostuve contra mi oreja.
—¿Quién es?—dijo la vieja voz por la línea.
—Necesito una dirección.
—¿Quién es?
—Necesito una dirección. Ahora.
—¿Blanca?—había una sonrisa en su voz—¿Eres tú?
—Es Santana—rodé los ojos—¿Vas a ayudarme o no?
—Bueno, viendo que lo pides tan amablemente—hubo un familiar zumbido en el fondo—Ya sabes, no he tenido noticias de ti desde la última vez que te vi—se detuvo y se aclaró la garganta—¿Cuál es el nombre?
—Brittany Pierce.
—¿Sabes qué municipio?
—No—dije—Pero la dirección no puede tener más que unos pocos meses. Ella acaba de mudarse aquí.
Se quedó en silencio durante un rato, tecleando y tocando botones.
—Encontrada—dijo—7654, Quinta Avenida.
A cinco bloques de distancia…
Pensé si debía esperar hasta la mañana o pasarme, pero ya me estaba poniendo el abrigo.
—Fue bueno tener noticias de ti otra vez, Blanca—la voz del viejo hombre me trajo de regreso al presente—Bueno saber que estás bien y< superando lo que pasó.
—Nunca lo superaré—colgué y me dirigí al exterior, haciéndole gestos al conductor para que abriera la puerta del coche.
—¿A dónde, señorita López?—preguntó.
—7654 de la Quinta Avenida.
—Ahora mismo.
Llevó menos de veinte minutos llegar ahí, y cuando llegué me quedé mirando fijamente la piedra rojiza durante un rato. Parecía algo que yo habría comprado hace años cuando vivía aquí, algo lejos del presupuesto de una bailarina, así que supuse que sus padres le estaban pagando la renta.
Saliendo del auto, me ajusté el abrigo y caminé hasta su puerta —llamando cinco veces.
—¡Ya voy!—gritó ella.
La puerta se abrió, pero ella no se encontraba detrás.
Era su novio.
—Uhm—parecía confundido—¿Te dejaste la pizza en el auto o algo?
—No soy una jodida repartidor de pizza. ¿Dónde está Brittany?
—Depende. ¿No acabamos de verte en la gala?—cruzó los brazos mientras
Brittany se acercaba a la puerta.
—¿Quién eres?
—Ella no es nadie, de nuevo—dijo ella dándole un beso en los labios.
Él me miró con las cejas alzadas al tiempo que le devolvía el beso.
—Sus labios y lengua ha estado dentro de cada centímetro de mi coño—apreté los dientes.
Brittany jadeó, sus mejillas volviéndose de un rojo brillante.
—Lo siento tanto, Artie. ¿Puedes darnos un momento, por favor?
Él miró entre ambas, enojo crepitando en su rostro, pero se alejó.
—¿Qué demonios quieres, Santana?—dijo enfurecida—¿Qué quieres?
—Hablar.
—¿Hablar de qué?
—De ti y de mí, sobre ser amigas de nuevo.
—Eso nunca jodidamente sucederá. ¿Eso es todo?
—Brittany.
—¿Qué te trae por Nueva York, eh? ¿Necesitabas volver y follar a algunas mujeres familiares de Date-Match? ¿Se quedó de algún modo Durham sin coños?
—En realidad se empieza a sentir de esa manera.
Ella empezó a cerrar la puerta, pero la sostuve inmóvil con mi mano.
—Te echo de menos, Brittany—la miré directamente a los ojos—De verdad, y yo lo siento por echarte a patadas esa noche.
—Deberías—su voz era un susurro—Y si de verdad me extrañas, me dejarás en paz.
—¿Por qué haría eso?
—Porque eres bipolar. Porque al segundo en que haga demasiadas preguntas, o sugiera algo fuera de tu zona de confort, me tratarás como basura otra vez y prefiero cortar por lo sano ahora—se limpió una lágrima de sus ojos—Yo era tu única amiga, tu única jodida amiga, y me trataste peor que a cualquiera de las mujeres a las que conocías online. En todo caso, yo siento haberte permitido hacer eso alguna vez. Por favor, márchate.
—Brittany, escucha.
—¿Hay súper pegamento en mi suelo?—me empujó haciéndome bajar un escalón—¿Es por eso que todavía estás ahí de pie?
—Por favor, solo.
—Miente acerca de una cosa, miente acerca de todo, ¿verdad?—me empujó otra vez—Tú todavía eres la mayor mentirosa de las dos. Mentir por omisión todavía es mentir.
—¿Puedes por favor calmarte y dejarme hablar sobre esto contigo en el interior?
—Pensé que odiabas las preguntas retóricas—cerró la puerta de un golpe en mi cara.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: este día solo podre hacer una actualización, pero las recompensare en al siguiente actualización! Asik:Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
¡Fe liz Año Nuevo!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
Feliz año nuevo a ti y a todas!! Siento qe las aprecio,sin conocerlas personalmente jaja
Tati.94******* - Mensajes : 442
Fecha de inscripción : 08/12/2016
Edad : 30
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
Feliz año nuevo chicas!!!! Espero que en este 2017 se sumen mas personas a este hermoso foro!!!!
Abrazos!!
Abrazos!!
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
Feliz año nuevo, un abrazo y que todos tus sueños se cumplan!!
Y bueno San esta recibiendo un poco el trato que le daba a Britt, al menos ya sabe de Artie y que tendrá que esforzarse mas con ella porque no la tendrá tan fácil.
Y bueno San esta recibiendo un poco el trato que le daba a Britt, al menos ya sabe de Artie y que tendrá que esforzarse mas con ella porque no la tendrá tan fácil.
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
Tati.94 escribió:Feliz año nuevo a ti y a todas!! Siento qe las aprecio,sin conocerlas personalmente jaja
Hola, Feliz Año Nuevo!!!! Jajajajajajajaj es el efecto del foro jajajajajajaaj. Saludos =D
monica.santander escribió:Feliz año nuevo chicas!!!! Espero que en este 2017 se sumen mas personas a este hermoso foro!!!!
Abrazos!!
Hola, Feliz Año Nuevo! Espero lo mismo! ai q seguir manteniendolo vivo!!! Igual! Saludos =D
JVM escribió:Feliz año nuevo, un abrazo y que todos tus sueños se cumplan!!
Y bueno San esta recibiendo un poco el trato que le daba a Britt, al menos ya sabe de Artie y que tendrá que esforzarse mas con ella porque no la tendrá tan fácil.
Hola, Feliz Año Nuevo! Gracias, a ti tmbn! Espero que los tuyos tmbn! Mmm ya le tocaba a ella, no¿? Esperemos y haga su mayor esfuerzo y no se de por vencida así como así ¬¬ Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Cap 11
Capitulo 11
Suposición A Priori.
Brittany
Me desperté a la mañana siguiente hecha un manojo de nervios, completamente aturdida.
No podía creer que Santana se encontrara en Nueva York, no podía creer que hubiera admitido que me extrañaba en los escalones de mi entrada la noche anterior.
Verla de nuevo despertó todas mis emociones, y aunque le dije a Artie que Santana y yo habíamos terminado, pasé el resto de nuestra cita la noche anterior pensando en ella.
Ella y su perfecta vestimenta.
Ella y sus perfectos labios carnosos que casi se presionaron contra los míos cuando discutimos.
Y, vergonzosamente, ella y su perfecto cuerpo que sentí mientras me llevaba a la pista de baile.
¡Ugh!
Me levanté de la cama y le envié a Artie un mensaje de texto.
Hoy es mi día privado con Hummel … ¡Deséame suerte!
Su respuesta llegó de inmediato.
¡Buena suerte, nena! Consigue un poco de café, lo vas a necesitar…
Deslizándome en la ducha, me regañé a mí misma.
—Artie es un amor y es bueno para ti. Puede apestar en el sexo telefónico, y puede que no tengas ningún deseo de dormir con él en este momento, pero te trata mejor de lo que nunca has sido tratada antes.
Cuando estuve arrugada y como una ciruela pasa, salí y comprobé la hora.
04:30 a.m.
Tenía veinte minutos para llegar a la estación de metro más cercana y evitar la ira de Hummel.
Colocándome unos pantalones viejos, agarré mi bolso de ballet y cogí mi abrigo de la barandilla que había en el pasillo. Registré dos veces mi monedero para comprobar que tenía el pase del metro, y cuando abrí la puerta, me encontré cara a cara con un extraño y una taza de café humeante.
—Buena suerte en la práctica de hoy—dijo, entregándomelo—Esto fue hecho especialmente para usted.
—¿Desde cuándo las tiendas de café hacen entregas a domicilio?
Se encogió de hombros.
—No lo hacen.
Me quedé mirando la taza mientras se alejaba, notando que mi nombre se hallaba grabado encima de la crema batida en caramelo, con "Buena suerte" escrito en letra cursiva en la etiqueta.
Era una firma del tipo “movimiento dulce de Artie”, y de inmediato me sentí culpable por no darle toda mi atención anoche.
Mientras caminaba hacia el metro, bebiendo lo que era sin duda el mejor café que había probado, me prometí darle toda mi atención de aquí en adelante.
Borré todos los viejos textos y correos electrónicos de Santana, incluso los que había fingido borrar al colocarlos en el archivo. Bloqueé su número, evitando que sus llamaras entraran, y aunque no podía bloquear sus correos, cambié la configuración de mi bandeja de entrada para que pudieran ir directamente a mi carpeta de no deseados.
Cuando por fin llegué a la práctica de la mañana, bailé mejor que lo que jamás había bailado antes.
—¿Cómo encuentras el tiempo para tomar el metro justo a tiempo para encontrarte conmigo en la práctica y acompañarme a casa?—miré a Artie cuando cruzamos la calle—¿Dónde encuentras la energía?
—Hago tiempo para todas las cosas que realmente me gustan—me besó la frente.
—¿Quieres ver una película este fin de semana? ¿Mi recompensa? Te debo una.
—¿Qué te hace decir eso?
—Todavía me siento mal por la noche de gala y lo que esa tipa de mi pasado te dijo—le respondí—Lo siento mucho.
—Sin problema. Era guapa además. Estoy seguro de que ella—dejó de hablar cuando nos acercamos a mi casa, señalando a la mujer que estaba apoyada en la puerta.
Santana.
Tomé una respiración profunda mientras Santana bajaba los escalones.
—Buenas noches, Brittany—dijo, sonriendo con suficiencia—Y tu nombre es bailarín, ¿correcto?
—Es Artie.
—Suficientemente cerca.
Artie se cruzó de brazos.
—Podría jurar que la escuché decir que ya no te quería. ¿Por qué no puedes captar la indirecta?
—Porque ella dice cosas que no quiere decir todo el tiempo—me miró, encendiendo mis nervios al instante—Y sé que sólo está enojada conmigo.
—¡Morena!—Artie dejó escapar un suspiro de exasperación—Soy su novio, así que claramente ella siguió adelante. Tiene novio.
—Honestamente, no me siento amenazada, ósea mírame, espera sé que lo has hecho—dijo sin dejar de mirarme—¿Recibiste mi café esta mañana?
—¡¿Qué?! ¿Eso fue de tu parte?—mis ojos se abrieron mucho—Pensé…
—¿Qué café, Britt?—Artie lució preocupado—¿De qué está hablando?
—Santana…—negué con la cabeza—Gracias por el café, pero eso no arregla nada.
—Nunca dije eso.
Un viento frío me envolvió y me sentí atraída por ella, literalmente, atraída por ella, y di unos pasos hacia adelante.
Pero luego retrocedí.
—Estoy con Artie ahora—agarré la mano de Artie y lo llevé hasta mi puerta, negándome a volverme a mirar a un Santana aparentemente herida.
Cerré la puerta y miré por a través de las persianas, notando que todavía se encontraba ahí de pie.
Confundida.
—Mira, Britt—el sonido de la voz de Artie me llamó la atención—No creo que esto funcione.
—¿Qué? No, no, no. Por supuesto, funcionará. Esto es sólo un problema menor.
—Creo que tu corazón y tu mente están en otra parte. Creo que siempre lo han estado, en realidad.
—¿En serio?—me crucé de brazos—¿Porque una psicópata de mi pasado se presenta una noche y de repente me quiere otra vez? ¿Eso es lo que te hace pensarlo?
—Eso, y el hecho de que una psicópata me envió hoy un mensaje de texto que decía “Su coño me pertenece”. Justo ahora acabo de recordarlo—suspiré y él se acercó, besando mi frente—Si se trata de un problema menor, y ella no significa nada más para ti, podemos intentarlo de nuevo en un mes.
—¿Un mes?
Él asintió.
—De esa manera lo sabré a ciencia cierta, y nuestro sexo telefónico será dos veces más sorprendente ya que no lo habremos hecho en mucho tiempo. Entonces, tal vez podamos ascender al sexo real.
No dije nada, y él salió de mi casa.
Me asomé a través de las persianas de nuevo, viéndolo desaparecer en la noche, y luego me di cuenta de que Santana seguía de pie fuera.
Lívida, bajé a pisotones las escaleras y me dirigí directamente hacia ella.
—¿Tienes alguna idea de lo mucho que te odio en este momento?
—El odio no es algo que se pueda medir de manera adecuada.
—Acabas de arruinar la única gran relación que tenía en esta ciudad. Acabas de hacer que me dejara.
—Bien—dijo—Te hice un favor.
—¿Es así como piensas que hablaré contigo de nuevo?
—Parte de ello.
—No va a funcionar—presioné mi dedo contra su pecho, haciendo énfasis en cada sílaba—Te dije que tendrías que jodidamente rogarme, y puesto que sé que no es así como trabajas.
—No sabes cómo jodidamente trabajo.
—¿Vas a acompañarme a la estación de metro cada mañana?
—Tengo un maldito coche.
—¿A acompañarme cuando vuelva de los ensayos?
—La misma respuesta.
—¿Realmente vas a tratarme con un poco de maldito respeto?
Capturó mi cara entre sus manos.
—Si me das la oportunidad de…
Di un paso atrás, todavía enojada.
—No esperaré de pie.
No podía creer que Santana se encontrara en Nueva York, no podía creer que hubiera admitido que me extrañaba en los escalones de mi entrada la noche anterior.
Verla de nuevo despertó todas mis emociones, y aunque le dije a Artie que Santana y yo habíamos terminado, pasé el resto de nuestra cita la noche anterior pensando en ella.
Ella y su perfecta vestimenta.
Ella y sus perfectos labios carnosos que casi se presionaron contra los míos cuando discutimos.
Y, vergonzosamente, ella y su perfecto cuerpo que sentí mientras me llevaba a la pista de baile.
¡Ugh!
Me levanté de la cama y le envié a Artie un mensaje de texto.
Hoy es mi día privado con Hummel … ¡Deséame suerte!
Su respuesta llegó de inmediato.
¡Buena suerte, nena! Consigue un poco de café, lo vas a necesitar…
Deslizándome en la ducha, me regañé a mí misma.
—Artie es un amor y es bueno para ti. Puede apestar en el sexo telefónico, y puede que no tengas ningún deseo de dormir con él en este momento, pero te trata mejor de lo que nunca has sido tratada antes.
Cuando estuve arrugada y como una ciruela pasa, salí y comprobé la hora.
04:30 a.m.
Tenía veinte minutos para llegar a la estación de metro más cercana y evitar la ira de Hummel.
Colocándome unos pantalones viejos, agarré mi bolso de ballet y cogí mi abrigo de la barandilla que había en el pasillo. Registré dos veces mi monedero para comprobar que tenía el pase del metro, y cuando abrí la puerta, me encontré cara a cara con un extraño y una taza de café humeante.
—Buena suerte en la práctica de hoy—dijo, entregándomelo—Esto fue hecho especialmente para usted.
—¿Desde cuándo las tiendas de café hacen entregas a domicilio?
Se encogió de hombros.
—No lo hacen.
Me quedé mirando la taza mientras se alejaba, notando que mi nombre se hallaba grabado encima de la crema batida en caramelo, con "Buena suerte" escrito en letra cursiva en la etiqueta.
Era una firma del tipo “movimiento dulce de Artie”, y de inmediato me sentí culpable por no darle toda mi atención anoche.
Mientras caminaba hacia el metro, bebiendo lo que era sin duda el mejor café que había probado, me prometí darle toda mi atención de aquí en adelante.
Borré todos los viejos textos y correos electrónicos de Santana, incluso los que había fingido borrar al colocarlos en el archivo. Bloqueé su número, evitando que sus llamaras entraran, y aunque no podía bloquear sus correos, cambié la configuración de mi bandeja de entrada para que pudieran ir directamente a mi carpeta de no deseados.
Cuando por fin llegué a la práctica de la mañana, bailé mejor que lo que jamás había bailado antes.
—¿Cómo encuentras el tiempo para tomar el metro justo a tiempo para encontrarte conmigo en la práctica y acompañarme a casa?—miré a Artie cuando cruzamos la calle—¿Dónde encuentras la energía?
—Hago tiempo para todas las cosas que realmente me gustan—me besó la frente.
—¿Quieres ver una película este fin de semana? ¿Mi recompensa? Te debo una.
—¿Qué te hace decir eso?
—Todavía me siento mal por la noche de gala y lo que esa tipa de mi pasado te dijo—le respondí—Lo siento mucho.
—Sin problema. Era guapa además. Estoy seguro de que ella—dejó de hablar cuando nos acercamos a mi casa, señalando a la mujer que estaba apoyada en la puerta.
Santana.
Tomé una respiración profunda mientras Santana bajaba los escalones.
—Buenas noches, Brittany—dijo, sonriendo con suficiencia—Y tu nombre es bailarín, ¿correcto?
—Es Artie.
—Suficientemente cerca.
Artie se cruzó de brazos.
—Podría jurar que la escuché decir que ya no te quería. ¿Por qué no puedes captar la indirecta?
—Porque ella dice cosas que no quiere decir todo el tiempo—me miró, encendiendo mis nervios al instante—Y sé que sólo está enojada conmigo.
—¡Morena!—Artie dejó escapar un suspiro de exasperación—Soy su novio, así que claramente ella siguió adelante. Tiene novio.
—Honestamente, no me siento amenazada, ósea mírame, espera sé que lo has hecho—dijo sin dejar de mirarme—¿Recibiste mi café esta mañana?
—¡¿Qué?! ¿Eso fue de tu parte?—mis ojos se abrieron mucho—Pensé…
—¿Qué café, Britt?—Artie lució preocupado—¿De qué está hablando?
—Santana…—negué con la cabeza—Gracias por el café, pero eso no arregla nada.
—Nunca dije eso.
Un viento frío me envolvió y me sentí atraída por ella, literalmente, atraída por ella, y di unos pasos hacia adelante.
Pero luego retrocedí.
—Estoy con Artie ahora—agarré la mano de Artie y lo llevé hasta mi puerta, negándome a volverme a mirar a un Santana aparentemente herida.
Cerré la puerta y miré por a través de las persianas, notando que todavía se encontraba ahí de pie.
Confundida.
—Mira, Britt—el sonido de la voz de Artie me llamó la atención—No creo que esto funcione.
—¿Qué? No, no, no. Por supuesto, funcionará. Esto es sólo un problema menor.
—Creo que tu corazón y tu mente están en otra parte. Creo que siempre lo han estado, en realidad.
—¿En serio?—me crucé de brazos—¿Porque una psicópata de mi pasado se presenta una noche y de repente me quiere otra vez? ¿Eso es lo que te hace pensarlo?
—Eso, y el hecho de que una psicópata me envió hoy un mensaje de texto que decía “Su coño me pertenece”. Justo ahora acabo de recordarlo—suspiré y él se acercó, besando mi frente—Si se trata de un problema menor, y ella no significa nada más para ti, podemos intentarlo de nuevo en un mes.
—¿Un mes?
Él asintió.
—De esa manera lo sabré a ciencia cierta, y nuestro sexo telefónico será dos veces más sorprendente ya que no lo habremos hecho en mucho tiempo. Entonces, tal vez podamos ascender al sexo real.
No dije nada, y él salió de mi casa.
Me asomé a través de las persianas de nuevo, viéndolo desaparecer en la noche, y luego me di cuenta de que Santana seguía de pie fuera.
Lívida, bajé a pisotones las escaleras y me dirigí directamente hacia ella.
—¿Tienes alguna idea de lo mucho que te odio en este momento?
—El odio no es algo que se pueda medir de manera adecuada.
—Acabas de arruinar la única gran relación que tenía en esta ciudad. Acabas de hacer que me dejara.
—Bien—dijo—Te hice un favor.
—¿Es así como piensas que hablaré contigo de nuevo?
—Parte de ello.
—No va a funcionar—presioné mi dedo contra su pecho, haciendo énfasis en cada sílaba—Te dije que tendrías que jodidamente rogarme, y puesto que sé que no es así como trabajas.
—No sabes cómo jodidamente trabajo.
—¿Vas a acompañarme a la estación de metro cada mañana?
—Tengo un maldito coche.
—¿A acompañarme cuando vuelva de los ensayos?
—La misma respuesta.
—¿Realmente vas a tratarme con un poco de maldito respeto?
Capturó mi cara entre sus manos.
—Si me das la oportunidad de…
Di un paso atrás, todavía enojada.
—No esperaré de pie.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
Hola hola!!!!!! Que San ruegue un poquito!!!!!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
monica.santander escribió:Hola hola!!!!!! Que San ruegue un poquito!!!!!!
Saludos
Hola, SI!!!!! la rubia se lo merece! jajajajaja. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Cap 12
Capitulo 12
Omisión.
Brittany
Asunto: Artie-puerta.
No estoy seguro de cuántas veces más voy a tener que pedir disculpas por hacer que tu "novio" te deje, pero de hecho estoy arrepentida. Por otra parte, tal vez debería haber esperado hasta después de que te lo follaras, así podrías estar más agradecida.—Santana
—¡Ugh!—arrojé mi teléfono a través del cuarto, casi tirando el hermoso jarrón de lirios que me envió ayer.
Desde el asunto "Artie-puerta" de la semana pasada, tuve que enfrentarla todos los días de alguna manera.
Por las mañanas, Santana personalmente me traía mi café favorito, me acompañaba hasta el bloque donde se encontraba mi parada de metro, y se disculpaba profusamente.
A su manera, por supuesto.
Sin embargo, nunca le respondí.
Solo sorbía de mi taza y escuchaba.
Tomando asiento en mi sofá, agarré una envoltura de hielo y la puse sobre mis hombros.
Estaba contando los días para la noche de apertura, preguntándome cuánto más dolor podía soportar mi cuerpo.
Mis pies lucían irreconocibles con los cortes y ampollas sin sanar. Me dolían los músculos de los brazos sin descanso, y cuando le dije al señor Hummel que necesitaba unos minutos extra para estirar mi pierna derecha ayer, dijo:
—“Entonces necesito sustituirte por una bailarina que no lo necesite.”
Me estremecí ante el recuerdo y escuché un golpe en mi puerta.
—¡Voy!—caminé hasta ahí y la abrí, tentada de cerrarla de golpe una vez que vi a Santana—¿Sí?—pregunté.
—La práctica comienza en una hora. Llegarás tarde.
—No debo estar hasta la sesión de la tarde. Gracias por el recordatorio.
—¿Puedo entrar hasta entonces?
—No.
—¿Por qué no?
—¿Realmente necesito una razón?
—Solo quiero hablar contigo por unos minutos, Brittany.
—Podemos hacer eso por teléfono.
—Bloqueaste mi maldito número—entrecerró sus ojos hacia mí—Ya he intentado eso hoy. Dos veces.
—¿Lo has intentado con un email?
—Brittany, por favor—realmente lucía sincera.
—De acuerdo—mantuve la puerta abierta—Pero debes irte en cinco minutos, así puedo echarme una siesta.
Ella entró y miró alrededor, pasando sus manos sobre las obras de arte que había en los pasillos.
Luciendo un poco impresionada, se frotó la barbilla.
—¿Tus padres están pagando por esto?
—No, no he hablado con ellos desde que me fui—admití—Una bailarina retirada de la compañía alquila todos sus condominios a las nuevas cohortes.
—¿Es caro?
—En absoluto—me senté en el sofá—Es la única manera en que puedo costear vivir en esta parte de la ciudad. De lo contrario, estaría durmiendo en una caja de cartón.
Me miró fijamente durante un rato, sin decir una palabra.
—¿Qué pasa?—pregunté.
—Nada. Simplemente ha pasado un tiempo desde que dijiste una oración completa que no estuviera llena de malicia.
—No te acostumbres a eso—hice una mueca y coloqué otra envoltura de hielo en mi hombro—Sólo estoy tratando de hacer tus cinco minutos conmigo memorables.
—Lo serán.
Silencio.
Se acercó y se sentó a mi lado en el sofá.
—Obtuviste una A en tu asignación final en SHL.
—¿Me la diste por compasión?
—Te la di porque tu trabajo era el mejor—me miró a los ojos—Aunque, sería mejor sin la nota de “Para su información: La señorita López solía follarme en su oficina” que había al final.
Contuve una risa.
—Quinn te extraña, por cierto.
—¿En serio?
—Ella dice que yo era mucho más deseable cuando tú estabas alrededor—dijo—Y al parecer solía escucharnos tener sexo.
—¿Qué?
—Ya ni siquiera tiene sentido intentar despedirla, creo que me cae bien.
—¿Todos los pasantes aún te odian?
—No—sonrió—Por alguna extraña razón, les comencé a gustar poco después de que te fuiste.
—¿Estas insinuando que tu comportamiento imbécil era culpa mía?
—No—me atrajo a su regazo y quitó la envoltura de hielo—Estoy insinuando que ya no pretendo que me importan los pasantes cuando mi favorita está perdida.
Me sonrojé y ella comenzó a masajear mis hombros lentamente, frotando sus manos contra mi piel.
Cerré los ojos y exhalé, inclinando ligeramente la cabeza hacia atrás en vez de decirle que se detuviera.
—¿Planeas alguna vez aceptar mis disculpas?—preguntó, presionando un beso contra mi cuello.
—No.
—¿Hay alguna manera en que pueda obligarte?—sus dedos frotaron suavemente mi clavícula, aliviando el dolor.
—Podrías decirme la verdadera razón por la que estás en Nueva York—la sentí desabrochar mi sujetador—Sé que no has venido hasta aquí sólo para verme.
Ella besó mi hombro.
—Tú no sabes eso.
—Lo digo en serio, Santana.
—Como también yo—presionó sus palmas contra mi espalda, dejándome temporalmente sin habla—Eres en gran parte la razón por la que sigo aquí, en realidad.
—¿Y la otra parte?
Inclinó mi cabeza hacia atrás para que la mirara directamente a los ojos.
—La otra parte en realidad no importa—lucía como si quisiera besarme, pero se contuvo. En cambio, deslizó sus manos por debajo de mis piernas y me giro de forma que quedé acostaba en su regazo—De nuevo, ¿a qué hora es tu ensayo?
—Cuatro—apenas logré decirlo.
Sus toques se sentían demasiado bien.
—¿Puedo llevarte?—suavemente amasó la parte posterior de mis hombros—Puedo hacerte esto por más tiempo si no tomas el metro.
Asentí y cerré los ojos, cayendo dormida a merced de sus manos
Horas después, Santana se estacionó en el Lincoln Center.
Desabroché mi cinturón de seguridad y la miré.
—¿Vas a estar afuera de la sala de ballet cuando terminé hoy?
—Probablemente.
—¿Con chocolate caliente?
—¿Preferirías algo diferente?
Sonreí.
—No.
Se inclinó y colocó un mechón de cabello detrás de mi oreja.
—Pensé que hacía lo correcto al echarte esa noche, al alejarte…definitivamente fue un error.
—No voy a regresar contigo simplemente porque digas eso.
—No te pedí que lo hicieras—arrastró su dedo contra mis labios—Sin embargo, me gustaría que consideres perdonarme.
—Pensaré en eso. Solo porque tú…
Sus labios descansaron sobre los míos, besándome, rogándome, diciendo todas las cosas que no podía decir con palabras.
Y esta vez la escuché, extrañando todo lo que alguna vez tuvimos antes de que ella me alejara.
Sin dejarme ir, pasó sus dedos a través de mi cabello y acarició mi cuello.
—Ve y piensa sobre eso—susurró, alejándose lentamente de mí.
—Um—luché por recobrar mi aliento cuando salió para abrir mi puerta.
—Te veré esta noche—besó mis labios antes de dejarme parada en el medio de la calle, completamente sin aliento de nuevo.
Mierda…
Me dirigí hacia la sala de baile, confiada en que bailaría como si estuviera en el aire hoy.
Abrí las puertas y sentí a alguien agarrando mi hombro por detrás.
—¿Brittany?—preguntó la voz—Brittany, ¿eres tú?
Me di la vuelta, sorprendida.
—¿Mamá? ¿Qué estás haciendo aquí?
—Yo quería verte.
Noté el broche en su traje “Vota Inteligente. Vota Pierce” y supe que eso no era cierto.
Se hallaba en la ciudad por algo que tenía que ver con la campaña de mi papá; yo era sólo una parada.
—Bueno, ahora que me has visto—me di la vuelta y me deslicé dentro del edificio.
—Espera, Britty—me siguió—¿De verdad crees que mudarte al otro lado del país era la mejor manera de obtener la atención de tu papá y la mía?
—No dejé Carolina del Norte para llamar su atención.
—Bueno, ciertamente la tienes.
—Y mira, sólo tomó veintidós años.
Ella suspiró.
—Hemos decidido hablar con el jefe de departamento acerca de que se te permita continuar donde lo dejaste durante el semestre de verano. Podemos hacer eso, ya que estás tan molesta por ser parte de la campaña.
—No estoy molesta. Sinceramente, no me importa.
—Por supuesto que sí—sonaba ofendida—Pero si te hace sentir mejor, colocamos una foto tuya en uno de tus ballets en nuestro folleto de la campaña.
—¿Hiciste eso para que pareciera que en realidad se preocupan por las artes de la universidad?
—No, nosotros donamos cincuenta mil dólares para el programa de baile de Duke para que realmente parezca que nos preocupamos por las artes de la universidad. La imagen del folleto era personal, aunque hubiera sido aún mejor si hubieras escrito ese ensayo que te suplicamos que escribieras. Podríamos haber puesto eso al lado de la imagen.
Sentí una punzada en el pecho.
—¿Cuando sale tu vuelo, mamá?
—¿Disculpa?
—¿Cuándo sale tu vuelo?—repetí, mi voz quebrándose—Estoy bastante segura de que es en tres horas o menos, así no tendrás que pasar un día entero aquí, entonces podrás volver y decirle a papá que intentaste convencerme de volver a casa después de haber cumplido tu trabajo de campaña. Estoy segura de que eso es todavía todo lo que te importa.
Se quedó en silencio.
—Me fui de Durham porque voy a vivir aquí durante al menos tres años, lo cual es la duración de mi contrato con la compañía, donde voy a estar persiguiendo mi sueño real. Y debo decir, es sólo un extra no estar en cualquier lugar cerca de ustedes.
Ella jadeó.
—Ten un buen vuelo. Dile a papá que dije hola.
—¿Solo vas a dejarme parada aquí?
—Tú me lo has hecho toda mi vida—dejé el edificio.
Estaba demasiado molesta y herida como para concentrarme.
Le envié un mail a Hummel, dejándole saber que me tomaría el día por enfermedad, y me dirigí a la calle.
—¡Brittany!—gritó mi mamá desde atrás, pero seguí caminando—¡Brittany, espera!—finalmente me alcanzó y agarró mi brazo—Puedo perder mi vuelo.
—¿Y por qué querrías hacer eso?
—Para poder pasar tiempo con mi hija antes de que olvide que existo.
Contuve las lágrimas.
—Puedo quedarme aquí durante unos pocos días y podemos ponernos al día en medio de tu programa de baile—dijo—Haré que tu papá también venga. ¿Eso está bien contigo?
—Eso estaría perfectamente bien—asentí, pero luego me di cuenta—Sin embargo, nada de la campaña.
—Hecho.
—Sin hablar tampoco acerca de mi regresando a la escuela de leyes.
—También puedo vivir con eso—asintió.
—Y sin hablar mierda sobre el ballet.
Vaciló, pero asintió de nuevo.
—Está bien, está bien—me abrazó—¿Nos puedes llamar un taxi para que pueda reservar una habitación en el Four Seasons?
—¿Por qué? Puedes quedarte en mi casa.
—Oh, por favor—deslizó un par de gafas de sol sobre sus ojos—Investigué cuánto ganan las bailarinas profesionales. Sé qué tipo de departamento puedes costear en esta ciudad, e hija o no, me niego.
No quería reír, pero no pude evitarlo.
Sabía que arreglarnos sería un proceso largo, pero me encontraba dispuesta a darle una oportunidad.
Se acercó a un quiosco de revistas y yo estiré mi mano para llamar a un taxi.
—Oh, The New York Times siempre escoge los mejores casos para cubrirlos—ojeó a través del periódico—Hay un tremendo juicio esta semana.
—¿Criminal o corporativo?—pregunté cuando un taxi pasó de largo.
—Ambos—dijo—De hecho conozco a esta tipa. Bueno, sé de ella, de cualquier modo, una abogada absolutamente increíble.
—Nunca vamos a conseguir un taxi a este ritmo—sacudí al cabeza al ser ignorada de nuevo.
—Dudo que alguna vez consiguiera el reconocimiento por ese caso del gobierno.
—¿De qué estás hablando?
—Blanca Álvarez—sostuvo el periódico enfrente de mí, apuntando a un artículo sin imagen—¿Recuerdas? Ella está en la lista de tu papá y en la mía de los abogados a los que nunca se les dará el crédito que merecen porque iban en contra del gobierno. Esta mujer era tu favorita, creo.
—Oh, sí—me acordé—Así que, ¿por qué está en el periódico ahora? ¿Lo arruinó porque no recibió su fama merecida? ¿Está en problemas?
—No, parece que acaba de testificar en un caso. El artículo afirma que ha estado viviendo en el sur e incluso se asoció en alguna firma, pero eso no puede ser verdad. Cualquier firma ahí estaría presumiendo si la tuvieran, y no he escuchado nada.
—Estoy segura de que lo harían—finalmente llamé a un taxi—Podemos irnos ahora.
—Sin embargo, es muy extraño—se dio golpecitos en el labio—En toda su carrera, nunca he visto una foto de ella, tal vez una o dos, pero eran imágenes guardadas de su época universitaria. Estoy segura de que luce diferente ahora.
—Mamá—dije, abriendo la puerta del auto—El taxi cobra por cada minuto.
—Ahora bien, el artículo afirma que ha estado viviendo en Carolina del Norte con un nombre falso los últimos seis años. Pero, por supuesto, no revelan ese nombre. Necesitan obtener mejores investigadores, ¿no te parece? ¿Cómo puede lograr una abogada de ese status cambiar su nombre, cambiar de estado y todavía practicar leyes?—me entregó el periódico mientras entraba en el taxi—Tendría que borrar toda su identidad y empezar de nuevo. ¿Quién haría algo así?
Di un grito ahogado y volteé el artículo cuando me senté en el asiento trasero. Lo leí palabra por palabra, una y otra vez, y todo a mí alrededor se volvió borroso.
Prácticamente podía sentir mi boca abierta cuando recordé mi primera entrevista en SHL:
—Señorita Pierce, ¿qué abogados le gustaría tomar como ejemplo en su propia carrera?—el señor Howell me sonrió.
—Sí, de hecho—dije—Siempre he admirado la carrera de Blanca Álvarez.
—¿Blanca Álvarez?—Santana me miró con una ceja levantada—¿Quién es esa?
No estoy seguro de cuántas veces más voy a tener que pedir disculpas por hacer que tu "novio" te deje, pero de hecho estoy arrepentida. Por otra parte, tal vez debería haber esperado hasta después de que te lo follaras, así podrías estar más agradecida.—Santana
—¡Ugh!—arrojé mi teléfono a través del cuarto, casi tirando el hermoso jarrón de lirios que me envió ayer.
Desde el asunto "Artie-puerta" de la semana pasada, tuve que enfrentarla todos los días de alguna manera.
Por las mañanas, Santana personalmente me traía mi café favorito, me acompañaba hasta el bloque donde se encontraba mi parada de metro, y se disculpaba profusamente.
A su manera, por supuesto.
Sin embargo, nunca le respondí.
Solo sorbía de mi taza y escuchaba.
Tomando asiento en mi sofá, agarré una envoltura de hielo y la puse sobre mis hombros.
Estaba contando los días para la noche de apertura, preguntándome cuánto más dolor podía soportar mi cuerpo.
Mis pies lucían irreconocibles con los cortes y ampollas sin sanar. Me dolían los músculos de los brazos sin descanso, y cuando le dije al señor Hummel que necesitaba unos minutos extra para estirar mi pierna derecha ayer, dijo:
—“Entonces necesito sustituirte por una bailarina que no lo necesite.”
Me estremecí ante el recuerdo y escuché un golpe en mi puerta.
—¡Voy!—caminé hasta ahí y la abrí, tentada de cerrarla de golpe una vez que vi a Santana—¿Sí?—pregunté.
—La práctica comienza en una hora. Llegarás tarde.
—No debo estar hasta la sesión de la tarde. Gracias por el recordatorio.
—¿Puedo entrar hasta entonces?
—No.
—¿Por qué no?
—¿Realmente necesito una razón?
—Solo quiero hablar contigo por unos minutos, Brittany.
—Podemos hacer eso por teléfono.
—Bloqueaste mi maldito número—entrecerró sus ojos hacia mí—Ya he intentado eso hoy. Dos veces.
—¿Lo has intentado con un email?
—Brittany, por favor—realmente lucía sincera.
—De acuerdo—mantuve la puerta abierta—Pero debes irte en cinco minutos, así puedo echarme una siesta.
Ella entró y miró alrededor, pasando sus manos sobre las obras de arte que había en los pasillos.
Luciendo un poco impresionada, se frotó la barbilla.
—¿Tus padres están pagando por esto?
—No, no he hablado con ellos desde que me fui—admití—Una bailarina retirada de la compañía alquila todos sus condominios a las nuevas cohortes.
—¿Es caro?
—En absoluto—me senté en el sofá—Es la única manera en que puedo costear vivir en esta parte de la ciudad. De lo contrario, estaría durmiendo en una caja de cartón.
Me miró fijamente durante un rato, sin decir una palabra.
—¿Qué pasa?—pregunté.
—Nada. Simplemente ha pasado un tiempo desde que dijiste una oración completa que no estuviera llena de malicia.
—No te acostumbres a eso—hice una mueca y coloqué otra envoltura de hielo en mi hombro—Sólo estoy tratando de hacer tus cinco minutos conmigo memorables.
—Lo serán.
Silencio.
Se acercó y se sentó a mi lado en el sofá.
—Obtuviste una A en tu asignación final en SHL.
—¿Me la diste por compasión?
—Te la di porque tu trabajo era el mejor—me miró a los ojos—Aunque, sería mejor sin la nota de “Para su información: La señorita López solía follarme en su oficina” que había al final.
Contuve una risa.
—Quinn te extraña, por cierto.
—¿En serio?
—Ella dice que yo era mucho más deseable cuando tú estabas alrededor—dijo—Y al parecer solía escucharnos tener sexo.
—¿Qué?
—Ya ni siquiera tiene sentido intentar despedirla, creo que me cae bien.
—¿Todos los pasantes aún te odian?
—No—sonrió—Por alguna extraña razón, les comencé a gustar poco después de que te fuiste.
—¿Estas insinuando que tu comportamiento imbécil era culpa mía?
—No—me atrajo a su regazo y quitó la envoltura de hielo—Estoy insinuando que ya no pretendo que me importan los pasantes cuando mi favorita está perdida.
Me sonrojé y ella comenzó a masajear mis hombros lentamente, frotando sus manos contra mi piel.
Cerré los ojos y exhalé, inclinando ligeramente la cabeza hacia atrás en vez de decirle que se detuviera.
—¿Planeas alguna vez aceptar mis disculpas?—preguntó, presionando un beso contra mi cuello.
—No.
—¿Hay alguna manera en que pueda obligarte?—sus dedos frotaron suavemente mi clavícula, aliviando el dolor.
—Podrías decirme la verdadera razón por la que estás en Nueva York—la sentí desabrochar mi sujetador—Sé que no has venido hasta aquí sólo para verme.
Ella besó mi hombro.
—Tú no sabes eso.
—Lo digo en serio, Santana.
—Como también yo—presionó sus palmas contra mi espalda, dejándome temporalmente sin habla—Eres en gran parte la razón por la que sigo aquí, en realidad.
—¿Y la otra parte?
Inclinó mi cabeza hacia atrás para que la mirara directamente a los ojos.
—La otra parte en realidad no importa—lucía como si quisiera besarme, pero se contuvo. En cambio, deslizó sus manos por debajo de mis piernas y me giro de forma que quedé acostaba en su regazo—De nuevo, ¿a qué hora es tu ensayo?
—Cuatro—apenas logré decirlo.
Sus toques se sentían demasiado bien.
—¿Puedo llevarte?—suavemente amasó la parte posterior de mis hombros—Puedo hacerte esto por más tiempo si no tomas el metro.
Asentí y cerré los ojos, cayendo dormida a merced de sus manos
Horas después, Santana se estacionó en el Lincoln Center.
Desabroché mi cinturón de seguridad y la miré.
—¿Vas a estar afuera de la sala de ballet cuando terminé hoy?
—Probablemente.
—¿Con chocolate caliente?
—¿Preferirías algo diferente?
Sonreí.
—No.
Se inclinó y colocó un mechón de cabello detrás de mi oreja.
—Pensé que hacía lo correcto al echarte esa noche, al alejarte…definitivamente fue un error.
—No voy a regresar contigo simplemente porque digas eso.
—No te pedí que lo hicieras—arrastró su dedo contra mis labios—Sin embargo, me gustaría que consideres perdonarme.
—Pensaré en eso. Solo porque tú…
Sus labios descansaron sobre los míos, besándome, rogándome, diciendo todas las cosas que no podía decir con palabras.
Y esta vez la escuché, extrañando todo lo que alguna vez tuvimos antes de que ella me alejara.
Sin dejarme ir, pasó sus dedos a través de mi cabello y acarició mi cuello.
—Ve y piensa sobre eso—susurró, alejándose lentamente de mí.
—Um—luché por recobrar mi aliento cuando salió para abrir mi puerta.
—Te veré esta noche—besó mis labios antes de dejarme parada en el medio de la calle, completamente sin aliento de nuevo.
Mierda…
Me dirigí hacia la sala de baile, confiada en que bailaría como si estuviera en el aire hoy.
Abrí las puertas y sentí a alguien agarrando mi hombro por detrás.
—¿Brittany?—preguntó la voz—Brittany, ¿eres tú?
Me di la vuelta, sorprendida.
—¿Mamá? ¿Qué estás haciendo aquí?
—Yo quería verte.
Noté el broche en su traje “Vota Inteligente. Vota Pierce” y supe que eso no era cierto.
Se hallaba en la ciudad por algo que tenía que ver con la campaña de mi papá; yo era sólo una parada.
—Bueno, ahora que me has visto—me di la vuelta y me deslicé dentro del edificio.
—Espera, Britty—me siguió—¿De verdad crees que mudarte al otro lado del país era la mejor manera de obtener la atención de tu papá y la mía?
—No dejé Carolina del Norte para llamar su atención.
—Bueno, ciertamente la tienes.
—Y mira, sólo tomó veintidós años.
Ella suspiró.
—Hemos decidido hablar con el jefe de departamento acerca de que se te permita continuar donde lo dejaste durante el semestre de verano. Podemos hacer eso, ya que estás tan molesta por ser parte de la campaña.
—No estoy molesta. Sinceramente, no me importa.
—Por supuesto que sí—sonaba ofendida—Pero si te hace sentir mejor, colocamos una foto tuya en uno de tus ballets en nuestro folleto de la campaña.
—¿Hiciste eso para que pareciera que en realidad se preocupan por las artes de la universidad?
—No, nosotros donamos cincuenta mil dólares para el programa de baile de Duke para que realmente parezca que nos preocupamos por las artes de la universidad. La imagen del folleto era personal, aunque hubiera sido aún mejor si hubieras escrito ese ensayo que te suplicamos que escribieras. Podríamos haber puesto eso al lado de la imagen.
Sentí una punzada en el pecho.
—¿Cuando sale tu vuelo, mamá?
—¿Disculpa?
—¿Cuándo sale tu vuelo?—repetí, mi voz quebrándose—Estoy bastante segura de que es en tres horas o menos, así no tendrás que pasar un día entero aquí, entonces podrás volver y decirle a papá que intentaste convencerme de volver a casa después de haber cumplido tu trabajo de campaña. Estoy segura de que eso es todavía todo lo que te importa.
Se quedó en silencio.
—Me fui de Durham porque voy a vivir aquí durante al menos tres años, lo cual es la duración de mi contrato con la compañía, donde voy a estar persiguiendo mi sueño real. Y debo decir, es sólo un extra no estar en cualquier lugar cerca de ustedes.
Ella jadeó.
—Ten un buen vuelo. Dile a papá que dije hola.
—¿Solo vas a dejarme parada aquí?
—Tú me lo has hecho toda mi vida—dejé el edificio.
Estaba demasiado molesta y herida como para concentrarme.
Le envié un mail a Hummel, dejándole saber que me tomaría el día por enfermedad, y me dirigí a la calle.
—¡Brittany!—gritó mi mamá desde atrás, pero seguí caminando—¡Brittany, espera!—finalmente me alcanzó y agarró mi brazo—Puedo perder mi vuelo.
—¿Y por qué querrías hacer eso?
—Para poder pasar tiempo con mi hija antes de que olvide que existo.
Contuve las lágrimas.
—Puedo quedarme aquí durante unos pocos días y podemos ponernos al día en medio de tu programa de baile—dijo—Haré que tu papá también venga. ¿Eso está bien contigo?
—Eso estaría perfectamente bien—asentí, pero luego me di cuenta—Sin embargo, nada de la campaña.
—Hecho.
—Sin hablar tampoco acerca de mi regresando a la escuela de leyes.
—También puedo vivir con eso—asintió.
—Y sin hablar mierda sobre el ballet.
Vaciló, pero asintió de nuevo.
—Está bien, está bien—me abrazó—¿Nos puedes llamar un taxi para que pueda reservar una habitación en el Four Seasons?
—¿Por qué? Puedes quedarte en mi casa.
—Oh, por favor—deslizó un par de gafas de sol sobre sus ojos—Investigué cuánto ganan las bailarinas profesionales. Sé qué tipo de departamento puedes costear en esta ciudad, e hija o no, me niego.
No quería reír, pero no pude evitarlo.
Sabía que arreglarnos sería un proceso largo, pero me encontraba dispuesta a darle una oportunidad.
Se acercó a un quiosco de revistas y yo estiré mi mano para llamar a un taxi.
—Oh, The New York Times siempre escoge los mejores casos para cubrirlos—ojeó a través del periódico—Hay un tremendo juicio esta semana.
—¿Criminal o corporativo?—pregunté cuando un taxi pasó de largo.
—Ambos—dijo—De hecho conozco a esta tipa. Bueno, sé de ella, de cualquier modo, una abogada absolutamente increíble.
—Nunca vamos a conseguir un taxi a este ritmo—sacudí al cabeza al ser ignorada de nuevo.
—Dudo que alguna vez consiguiera el reconocimiento por ese caso del gobierno.
—¿De qué estás hablando?
—Blanca Álvarez—sostuvo el periódico enfrente de mí, apuntando a un artículo sin imagen—¿Recuerdas? Ella está en la lista de tu papá y en la mía de los abogados a los que nunca se les dará el crédito que merecen porque iban en contra del gobierno. Esta mujer era tu favorita, creo.
—Oh, sí—me acordé—Así que, ¿por qué está en el periódico ahora? ¿Lo arruinó porque no recibió su fama merecida? ¿Está en problemas?
—No, parece que acaba de testificar en un caso. El artículo afirma que ha estado viviendo en el sur e incluso se asoció en alguna firma, pero eso no puede ser verdad. Cualquier firma ahí estaría presumiendo si la tuvieran, y no he escuchado nada.
—Estoy segura de que lo harían—finalmente llamé a un taxi—Podemos irnos ahora.
—Sin embargo, es muy extraño—se dio golpecitos en el labio—En toda su carrera, nunca he visto una foto de ella, tal vez una o dos, pero eran imágenes guardadas de su época universitaria. Estoy segura de que luce diferente ahora.
—Mamá—dije, abriendo la puerta del auto—El taxi cobra por cada minuto.
—Ahora bien, el artículo afirma que ha estado viviendo en Carolina del Norte con un nombre falso los últimos seis años. Pero, por supuesto, no revelan ese nombre. Necesitan obtener mejores investigadores, ¿no te parece? ¿Cómo puede lograr una abogada de ese status cambiar su nombre, cambiar de estado y todavía practicar leyes?—me entregó el periódico mientras entraba en el taxi—Tendría que borrar toda su identidad y empezar de nuevo. ¿Quién haría algo así?
Di un grito ahogado y volteé el artículo cuando me senté en el asiento trasero. Lo leí palabra por palabra, una y otra vez, y todo a mí alrededor se volvió borroso.
Prácticamente podía sentir mi boca abierta cuando recordé mi primera entrevista en SHL:
—Señorita Pierce, ¿qué abogados le gustaría tomar como ejemplo en su propia carrera?—el señor Howell me sonrió.
—Sí, de hecho—dije—Siempre he admirado la carrera de Blanca Álvarez.
—¿Blanca Álvarez?—Santana me miró con una ceja levantada—¿Quién es esa?
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
@Será verdad el interés de los padres de Britt??
Lento lento va el tema de Blanca Álvarez!!
Saludos
Lento lento va el tema de Blanca Álvarez!!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
:o !!!
Que chistoso que San de alguna forma siempre ha formado parte de Britt....
Y los papas aun dudo de ellos, así que veremos si es sincero su interés o no.
Espero que San le las respuesta que quiere Britt! Ya para aclarar todo!
Que chistoso que San de alguna forma siempre ha formado parte de Britt....
Y los papas aun dudo de ellos, así que veremos si es sincero su interés o no.
Espero que San le las respuesta que quiere Britt! Ya para aclarar todo!
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
Ahora le toca san contarle a britt esa parte de su vida,bsi se niega a hablar no creo que tendra mas oportunidades con britt.
Tati.94******* - Mensajes : 442
Fecha de inscripción : 08/12/2016
Edad : 30
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
Ahora si Brittany por fin sabe que Blanca Alvarez es Santana Lopez, que pasara ahora????
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
monica.santander escribió:@Será verdad el interés de los padres de Britt??
Lento lento va el tema de Blanca Álvarez!!
Saludos
Hola, espero y si =/ osea la rubia se lo merece, al menos eso! Uff si, pero se va sabiendo mas y eso es bueno jajajaja. Saludos =D
JVM escribió::o !!!
Que chistoso que San de alguna forma siempre ha formado parte de Britt....
Y los papas aun dudo de ellos, así que veremos si es sincero su interés o no.
Espero que San le las respuesta que quiere Britt! Ya para aclarar todo!
Hola, jajjaajaj la vrdd esk si... mmm... el destino¿? es decir, estaban destinadas¿? Si, la vrdd esk así de linda la cosa no puede ser, esperemos y si sea de vrdd, la rubia se lo merece =/ Esperemos y si, osea podemos esperar cualquier cosa de la morena =/ Saludos =D
Tati.94 escribió:Ahora le toca san contarle a britt esa parte de su vida,bsi se niega a hablar no creo que tendra mas oportunidades con britt.
Hola, si y esperemos q si lo haga ¬¬ ya q el pasado igual le oculto cosas ¬¬ No, claro q no las tendrá y sería lógico =/ Saludos =D
micky morales escribió:Ahora si Brittany por fin sabe que Blanca Alvarez es Santana Lopez, que pasara ahora????
Hola, si, osea ya se supo todo o casi todo! Esperemos y san le diga todo a britt y así solucionan las cosas! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Cap 13
Capitulo 13
Supresión de la Evidencia.
Santana
Los Ex Socios Finalmente Aparecen en la Corte Enfrentándose el Uno al Otro: El Caso Evans continúa esta semana.
Eso es lo que decía el titular en la sección judicial del diario The New York Times esta mañana.
Para aquellos que no sabían nada sobre el caso, sabía que era simplemente otra historia para pasar el tiempo, otro escándalo superficial para devorar con su desayuno por la mañana.
Pero para mí, era el final de un capítulo de seis años que se había prolongado por demasiadas páginas.
Era parte de la razón por la que me fui, parte de la razón por la que después de que testificara en pocos días, dejaría esta ciudad por última vez.
Miré por la ventana hacia el restaurante del Hotel Waldorf Astoria, preguntándome cómo podría estar lloviendo tan fuerte al final del invierno.
―¿Señorita López?―una mujer en un traje se detuvo al lado de mi mesa.
―¿Sí?
―Soy Marley Rose, la gerente general―dijo―Ha recibido varias llamadas de una señorita, Elaine Sánchez, sigue diciéndonos que es importante y que tiene que hablar con usted. Está en la línea ahora.
Suspiré.
―¿Podría trasladar la llamada a mi habitación en dos minutos, por favor?
―Desde luego, señorita.
Dejé el periódico sobre la mesa y me dirigí directamente a la suite en el pent-house. En cuanto abrí la puerta, el teléfono en la sala sonó.
―¿Hola?―contesté.
―Soy yo―dijo Elaine suavemente.
―Soy consciente. ¿Cómo descubriste en dónde me quedaba?
―¿En serio?―se burló―Necesito que me hagas un favor.
―Adiós, Elaine.
―No, espera―sonaba frenética―Realmente lo siento por todo lo que te hice, Blanca.
―¿Qué te dije acerca de que me llamaras así?
―Recuerdo cuando me visitaste mientras estaba en la cárcel, antes de que todas las audiencias comenzaran, ¿recuerdas?―hizo una pausa―Sé lo difícil que debió haber sido verme en ese entonces, lo solo que debías de haberte sentido para venir y visitarme a mí de todas las personas, incluso me dijiste que estabas considerando cambiar tu nombre a Santana y salir de Nueva York. Y entonces te rogué que me salvaras. ¿Recuerdas eso?
―Realmente no estoy de humor para una historia en este momento.
―Eras una blandengue en ese entonces, tan compasiva, tan cariñosa.
―Llega al maldito punto, Elaine.
―En el juicio de esta semana, sé que Sam.
―¿Te refieres a mi ex mejor amigo, al que tú te follaste?
―Sí―suspiró―Él...
―¿Qué pasa con él?
―No es el monstruo que crees que es.
―¿Estás llamando por un favor que nunca va a pasar, o estás llamando para ser su jodida testigo de carácter? Estoy confundida.
―Todavía está arrepentido por lo que hizo, era…
―¿Qué es, Elaine?―espeté―No soy un fan de esta mierda vaga.
―¿De verdad quieres hacerle daño?―su voz se suavizó―Creo que ya nos has castigado lo suficiente. Ya estoy tras las rejas, así que realmente no hay necesidad de que él sufra a este punto.
―Nunca van a sufrir lo suficiente―colgué y le envié un mensaje a un viejo contacto que tenía en el correccional, diciéndole que Elaine tenía contrabando en su celda.
La última cosa en la que quería pensar era en mi viejo socio y ex mejor amigo.
La única vez en la que tendría que hacerlo sería durante la próxima audiencia, y nunca más después de eso.
Me desplacé a través de mis mensajes de texto, notando que Brittany me había enviado un simple “bien” cuando le pregunté cómo le fue en su audición hoy.
Con la excepción del día que masajeé sus hombros, todavía era cortante conmigo.
Abrí mi bandeja de entrada para enviarle un mensaje más largo, pero vi que ella me había enviado uno primero.
Asunto: Sí.
Acabo de recibir tu más reciente ramo de flores y tu nota sobre ir a una cita esta noche… Tengo algunas condiciones, sin embargo―Brittany.
Asunto: Re: Sí.
Menciónalas―Santana.
Envió un nuevo mensaje.
Asunto: Cita.
Tengo permitido preguntarte cualquier cosa que quiera y tienes que contestar con la verdad―Brittany.
Asunto: Re: Cita.
Siempre respondo con sinceridad. ¿No es la palabra “condiciones” plural?―Santana.
Asunto: Re: Re: Cita.
Tienes que ser toda una dama. No quiero ser follada en otro baño…
¿A qué hora vas a recogerme?―Brittany.
Asunto: Re: Re: Re: Cita.
En realidad no estaba planeando follarte esta noche, pero como claramente te ha entretenido esa posibilidad, me aseguraré de enviarte una lista de posibles ubicaciones antes de la cita.
Ocho en punto―Santana.
Golpeé en su puerta a las 7:58, vestida con un ceñido vestido negro de diseñador que había comprado hace unas horas.
No hubo respuesta, y antes de que pudiera golpear de nuevo, la puerta se abrió y ella salió con un corto vestido negro que dejaba muy poco a la imaginación.
―¿Eres consciente de que aún es invierno?―arrastré mi dedo a lo largo de sus hombros descubiertos―Vas a necesitar un abrigo.
Miró detrás de mí.
—¿Tomaste el metro hasta aquí?
―Sí.
―¿Vamos a tomar el metro en nuestra cita?
―El auto llegara después―sonreí mientras la confusión se propagaba por su rostro.
Ella tomó su abrigo y cerró la puerta, mirándome.
―¿Sabes cómo utilizar el metro?
―Por supuesto que sí―le dije, estrechando su mano―No siempre fui acomodada cuando vivía aquí.
Una ligera nevada caía cuando hicimos nuestro camino hacia el túnel del metro, y se apoyó en mí, presionando su cuerpo más cerca del mío.
Las luces navideñas se hallaban colgadas sobre los edificios más altos, brillando contra la noche, y una leve sensación de excitación se arremolinaba en el aire.
No había mucha gente afuera esta noche, y cuando abordamos un tren casi vacío, Brittany se rio de ese hecho.
―Esta es la primera vez que he visto un metro así―dijo―Por lo general tengo que luchar por mi propio pequeño espacio.
―Ummm―le impedí tomar un asiento, haciéndola compartir una barra conmigo en su lugar―¿Cómo estuvo tu audición de hoy en realidad? Seguramente tienes más que decir al respecto que bien.
―Estaba llorando cuando envié ese mensaje. Me sentía abrumada.
Arqueé una ceja.
―Obtuve Odette/Odile en El Lago de los Cisnes, a nivel profesional―parecía que se hallaba a punto de ponerse a llorar―Todavía no lo puedo creer. Todos mis sueños realmente se están haciendo realidad.
―Tal vez estabas destinada a hacer ese papel―limpié una lágrima perdida de sus ojos.
―Tal vez―se acercó más―Estoy feliz de que nos den los próximos días libres. Creo que voy a ser capaz de relajarme y mantenerme al día con las noticias un poco más. Ya sabes, tener algo parecido a una vida fuera del salón de baile.
―Podrías pasar más tiempo conmigo si quieres tomar un descanso. Las noticias en esta ciudad están sobrevaloradas y son sobre todo falsas.
―¿En serio?
―Sí―dije, mirándola a los ojos―No creería ni en la mitad de la mierda de cualquiera de esos periódicos.
Ella sonrió.
―¿Has oído algo sobre el gran juicio que va a realizarse esta semana?
―Estoy bastante segura de que hay más de uno.
―No―sacudió la cabeza―No como este.
Vacilé.
―¿Qué hace que este sea tan especial?
―Es más interesante que especial. Es sobre dos abogados, una mujer y un hombre, que una vez compartieron una empresa, los dos eran peces gordos, ¿sabes? Una de ellos incluso ganó contra el gobierno en su primer caso.
―Probablemente fue un golpe de suerte.
―No lo creo―me miró a los ojos―He leído las transcripciones. Sabía exactamente lo que hacía, y el veredicto en realidad afectó las políticas públicas.
No dije nada.
―Pero la cosa es que nunca recibió el crédito por su trabajo, fuera del boca a boca de las personas que conocían los detalles, ¿sabes?―hizo una pausa―Pero de todos modos, por lo que he leído y reconstruido, parece que fue falsamente acusado de una larga lista de cargos federales unos años más tarde.
―Brittany…
―Parece que todos corrieron con la historia, todos los periódicos, todos los medios de prensa, y la verdad no se filtró hasta meses más tarde, después de que su nombre ya hubiera sido empañado.
La miré fijamente, pidiéndole que se detuviera, pero continuó.
―Los cargos todavía están pendientes contra su ex socio hasta el día de hoy, imagina cuántos eran. Pero ella, esta honrada abogada con un infierno de trayectoria, simplemente se desvaneció. En el aire.
―Si ella era así de honrada, entonces creo que eso es prácticamente imposible.
―¿Lo es?
―Lo es―dije.
―También pensé eso―buscó mis ojos por respuestas―Pero creo que ella tipo de la que estoy hablando es capaz de cualquier cosa.
―¿Cuáles son los nombres en este caso del que estás hablando?
―El acusado es Sam Evans, y la testigo clave es Blanca Álvarez.
―Lo buscaré esta noche―suspiré, sin querer continuar esta conversación.
Una voz salió de los altavoces, anunciando nuestra parada, y tomé su mano de nuevo.
―Sé que me hiciste aceptar unas condiciones―dije, mirándola mientras nos bajábamos―Pero, ¿puedes aceptar una de las mías?
―Depende de cuál sea.
―Hazme las preguntas profundas después de la cena.
―¿Es ahí a donde vamos ahora?
―No―la guie hasta los escalones―No me atrevería. No quiero que me acuses de tratarte como a todas mis otras citas.
―¿Eso significa que no me vas a follar al final?
―Significa que no te voy a dejar al final.
Ella se sonrojó, y besé su frente mientras caminábamos por las calles de luces intermitentes y chispeantes carteleras.
No dijo nada más mientras nos movíamos de cuadra en cuadra, sólo se ruborizó cada vez que la miraba.
―Aquí―dije, deteniéndola cuando nos acercamos a nuestro primer destino.
―¿Broadway?―miró hacia el grand marquis1.
―Mencionaste que no has tenido la oportunidad de venir todavía―dije―Yo solía venir todo el tiempo cuando vivía aquí.
―¿Todo el tiempo?
―Al menos una vez a la semana―mantuve la puerta abierta para ella―Dos veces cuando se realizaba esta obra en particular―pasé los dedos a través de las palabras, Muerte de un Vendedor, antes de entregarle nuestras entradas al portero.
Ella sonrió cuando nos llevó al balcón privado, y nos ofreció vino de cortesía ya que habíamos llegado temprano.
―Nunca te habría tomado del tipo de drama―dijo, tomando un sorbo de su copa―Nunca me lo mencionaste antes.
―De hecho, casi fui a la escuela de teatro en lugar de la escuela de derecho.
―¿Qué te hizo cambiar de opinión?
―Un título de abogado atrae un mayor porcentaje de coños.
―¡¿Qué?!―rodó los ojos, riendo―Estoy hablando en serio.
―Recibí una beca más grande para la escuela de leyes―me resistí a la tentación de tirarla sobre mi regazo―La mejor decisión que he tomado.
Ella abrió la boca para responder, pero las luces comenzaron a apagarse y se inclinó más cerca de mí, susurrando:
―Me hubiera gustado verte como actriz. Creo que hubieras sido muy buena en eso―la sentí poner su mano en mi muslo―Sin embargo, no creo que hubiera querido verte actuar algo serio. Creo que habría sido prefer…
―¿Vas a hablar durante toda la obra, Brittany?―la corté, ignorando la mirada reveladora en su cara, esa de anhelo intenso y necesidad.
―¿No puedo hacer comentarios?―sonaba ofendida―¿No estoy autorizada a hacerlo hasta después de la cena? ¿Es eso? Si ese es el caso, ¿por qué siquiera me trajiste? ¿Por qué habrías…?
―He visto esta obra un millón de veces―apreté mi dedo contra sus labios cuando el actor principal subió al escenario―Y aunque quiero que tú también la experimentes, si prefieres que te entretenga de una manera diferente, solo dímelo.
―¿Qué?
―¿Este palco está en tu lista de lugares aprobados?―pregunté―¿Si te follo aquí, todavía me considerarías una dama?
Sus ojos se abrieron y rápidamente alejó su mano de mi regazo.
―Estaba bromeando, Santana.
―Soy consciente―besé su cuello―Y he dicho en numerosas ocasiones que no me gusta eso, ya sea que estés enojada conmigo o no.
Contuvo el aliento mientras deslizaba mi pulgar por debajo de sus bragas.
―Dejaré de hacer preguntas―dijo―Voy a ver la obra.
Cuando giró su rostro hacia el escenario, me moví de mi asiento y me arrodillé frente a ella.
―¿Santana?―susurró con dureza cuando abrí sus muslos―¿Qué estás haciendo?
―Asegurándome de que disfrutes del espectáculo.
No le di oportunidad de responder.
Rápidamente arranqué sus bragas y enterré mi cabeza entre sus piernas, pasando mi lengua contra su coño desnudo, disfrutando del sabor que me había perdido durante meses.
Chupé su clítoris entre mis labios, cerrando los ojos cuando se hinchó en mi boca.
―Santana―gimió mientras apretaba sus piernas alrededor de mi cuello, agarrándome el pelo y rogándome reducir la velocidad.
No podía.
Ella sabía jodidamente bien.
Forcé mi lengua profundamente dentro de ella, reclamando cada parte, marcando lo que era mío.
Sus caderas comenzaron a levantarse de su asiento, y la empujé hacia abajo, castigándola con golpes fuertes, deslizando mis dedos dentro de ella y obligándola a quedarse quieta.
―No puedo―empujó sus caderas hacia arriba de nuevo―No puedo.
Un fuerte aplauso surgió del teatro por debajo de nosotras, haciendo eco en las paredes cuando la primera escena terminó.
Chupé su clítoris más duro, pasando mi lengua contra él varias veces hasta que no pudo evitar gritar mi nombre en el teatro.
Temblando, agarró mis hombros, apretándome más fuerte que nunca mientras se venía en mi boca.
Sostuve sus muslos mientras se sacudía, temblor tras temblor recorría su cuerpo.
Cuando volvió en sí, acaricié sus piernas y besé la parte interna de sus muslos.
Agarrando sus bragas rasgadas del piso, la limpié. Luego las metí en mi bolsillo antes de tomar mi asiento de nuevo.
―¿Sucede algo, señoritas?―un acomodador entró en nuestro palco―Escuché una perturbación.
―¿Una perturbación?―miré a Brittany y después a él―No, creo que no hay nadie aquí.
―¿Está segura?―preguntó preocupado―¿Y usted, señorita? ¿Está bien?
―Sí, señor―Brittany asintió, tratando de parecer lo más normal posible―Estoy más que bien.
El hombre se alejó, y en cuestión de segundos, ella aparentemente se transformó en la Brittany que recordaba de meses atrás, esa que era incapaz de no hacer preguntas.
No es que me importara, sin embargo.
Para el primer descanso, había preguntado todo lo posible acerca de la obra y se apoyó en mí, susurrando:
―Esto es perfecto, Santana. Gracias―y entonces no volvió a hablar hasta que el espectáculo terminó dos horas después.
―El principal fue increíble―dijo mientras las cortinas se cerraban―Realmente sentí todas sus emociones en la última escena.
―Yo también―la ayudé a ponerse el abrigo―¿Tienes un toque de queda? ¿Cualquier hora en la que tenga que llevarte a casa?
―Tengo veintidós años.
―Soy muy consciente―rodé‖los ojos―Lo descubrí de la manera difícil, gracias. Quiero decir, ¿tienes un par de horas más para pasar conmigo, o tienes que levantarte temprano?
―No hasta la tarde.
―Bien―la saqué del teatro y le hice una seña al conductor del auto al otro lado de la calle―Quiero llevarte a otro lugar. ¿Puedo?
―Me encantaría.
La ayudé a entrar al auto y después entré yo. Se movió hasta mi regazo, presionando sus labios contra los míos, susurrando gracias una vez más.
Abrazándola, le di un breve recorrido por mi pasado mientras atravesábamos la ciudad, agradecido de que el conductor evitara conducir por mi antigua empresa.
Le mostré mis restaurantes favoritos, mis lugares favoritos para relajarme, y unos pocos lugares a los que me gustaría llevarla antes de irme.
―Llegamos al Waldorf Astoria, señorita López―el conductor nos miró a través del espejo retrovisor―¿Será esta la última parada de la noche?
―Sí―le dije, notando que Brittany entrecerraba los ojos hacia mí.
―Pensé que habías dicho…
―Relájate―la besé en la frente―Es aquí en donde he estado viviendo desde que volé hasta aquí.
―Oh.
Tomé su mano y la llevé a través del vestíbulo hasta el ascensor que conducía a la azotea.
Al abrirse las puertas, noté que estaba arreglado exactamente como lo pedí: una mesa con mantel blanco ubicada frente a una danzarina fogata, luces suaves colgaban en ondas a través del enrejado, y a través de la nieve que caía, las palabras “Lo Siento” brillaban contra el edificio enfrente de nosotras.
―Esto es muy hermoso, Santana―dijo ella, mirando alrededor―¿Cuándo cambiaste de opinión acerca de la cena?
―No lo hice―saqué la silla y destapé la fuente de chocolate y vainilla cubierta de fresas―Es el postre.
―¿Pensaste en todo esto por tu cuenta?
―Lo hice―me senté a su lado y puse mis brazos alrededor de sus hombros.
―Sabes―dijo ella―, Normalmente en una cita las dos personas se sientan una frente a la otra.
―¿Perdiste el memorándum sobre mí asegurándome de no tratarte como a cualquier otra cita?
―No, en absoluto―su boca estuvo sobre la mía en cuestión de segundos y mis manos encontraron su camino hasta su cabello. Tirando de ella hacia delante, mordí sus labios y la miré a los ojos.
Me dijo en silencio que llevara las cosas aún más allá, frotando su mano contra mi sexo.
―Deja de tocarme, Brittany―susurré, advirtiéndole―No seré capaz de ser una dama si no te detienes―me levanté y caminé hacia la puerta, dándome un poco de espacio―Estoy tratando de probarte que puedo ir a través de una cita sin follar contigo.
Ella me siguió, sonriendo.
―Estoy bastante segura de que ya fracasaste en eso―enredó sus dedos en mi cabello y toco mis pechos.
Introduje mi rodilla entre sus piernas y deslicé una mano por sus muslos, suspirando mientras sentía lo mojada que se encontraba.
―Brittany―gemí mientras ella masajeaba mis pezones―Puedo esperar.
―Yo no―dijo sin dejar ir mis labios.
Aseguré mis brazos alrededor de su cintura y la levanté, llevándola a la barandilla de la azotea.
―No tienes ni idea de lo mucho que he extrañado tu coño―besé sus labios―Y tu boca.
―¿Eso es todo lo que extrañaste?―sus manos rodearon mi cuello.
―Si lo fuera, entonces no estaríamos aquí ahora―con dos de mis dedos me deslicé dentro de ella despacio, llenándola centímetro a centímetro, mirándola a los ojos mientras recordaba lo jodidamente bien que se sentía.
Sin decir una palabra más, deslicé mi mano libre sobre sus cintura para ayudarme a moverla hacia arriba y hacia abajo, gimiendo mientras su coño me apretaba más y más fuerte con cada golpe.
Ella bajo una de sus manos y también me penetro con dos dedos. Sus labios encontraron su camino hasta los míos y ninguna de las dos se separó, meciéndonos la una contra la otra mientras una ligera nevada caía sobre nosotras.
Sus uñas se clavaron en mi espalda cuando estaba a punto de venirse, sus dientes atrapando mi labio inferior para evitar gritar.
―No te dejes ir todavía, Brittany. Espera.
Sacudió la cabeza, luchando, pero se contuvo por varios segundos, mirándome a los ojos.
―Te extrañé tanto―susurré―Tan malditamente tanto.
Cayendo contra mi pecho, se vino conmigo, mordiendo mi piel mientras sus piernas se aflojaban alrededor de mi cintura.
Ambas respirábamos pesadamente, mirándonos como lo hicimos una vez hace meses, y nos quedamos entrelazadas.
Besé sus labios, repitiendo lo mucho que la había echado de menos, y ella sonrió y saco sus dedos de mi y diciéndome suavemente que saliera de su interior.
―¿Te gustaría pasar la noche?―pregunté, cogiendo mi chaqueta y extendiéndola para ella―Puedes contarme más sobre ese caso que te tiene tan intrigada últimamente.
―¿El de Álvarez & Evans?―preguntó―¿Realmente no has oído nada al respecto?
―No, pero si pasas la noche podemos buscarlo en internet juntas.
―No lo creo―su voz se volvió plana de repente―Tengo que irme―ajustó su vestido y se acercó a la mesa, recogiendo su bolso.
―¿Pasa algo malo?
No contestó.
Sacó su teléfono para comprobar la hora y suspiró.
―Brittany, ¿qué estás haciendo?
―Obligarme a ver que sigues siendo la misma y que nunca vas a cambiar―parecía herida―Tu idea de la verdad es, y siempre será, hipócrita. Eso es todo.
―¿Disculpa?
―Gracias por una noche maravillosa. Siempre la recordaré y la apreciaré, para que lo sepas.
―Estoy empezando a preguntarme si, de hecho, eres bipolar.
―¿Por qué no me dijiste esta noche que tu nombre era Blanca Álvarez?―negó con la cabeza y respiró hondo―Te di todas las oportunidades para hacerlo―dijo, mirándome con dolor―Prácticamente te supliqué que me lo dijeras, pero te abriste sobre todo excepto eso.
Dudé.
―Iba a decírtelo todo más tarde, en la cama.
―Claro que sí―se burló―¿Hay alguna razón para que ni siquiera me lo dijeras cuando te conté en mi entrevista que una vez fuiste mi abogada favorita?
―¿Una vez?
Ella asintió.
―Sí. Una vez. Todos los ensayos que solía leer de Blanca subrayaban su honestidad total y absoluta. Supongo que todo eso cambió cuando se convirtió en Santana.
―Brittany, no―di un paso adelante y ella dio un paso atrás―Honestamente, iba a pedirte que fueras a la audiencia final.
―¿Puedo usar tu coche para llegar a casa o tengo que llamar a un taxi?
―Detén esto. Ahora.
―Taxi será―se encogió de hombros―Te deseo la mejor de las suertes con tu testimonio. Y espero que trates a la próxima chica que encuentres bien desde el principio, así no tendrá que amarte y dejarte en paz al final.
―Dame la oportunidad de hablar, Brittany.
―No tenemos nada más que discutir―abrió la puerta―Por favor, no me sigas, Santana. No puedes confiar en mí y yo no puedo confiar en ti, así que ya no quiero tener nada que ver con esto, y necesito que finalmente lo respetes.
Abrí la boca para responder, pero ella habló primero.
―Adiós, Santana, Blanca―dijo―, O cualquiera que sea tu jodido nombre.
―Brittany.
La puerta se cerró de golpe y sabía que no tenía sentido ir tras ella en ese momento.
Se había ido.
Eso es lo que decía el titular en la sección judicial del diario The New York Times esta mañana.
Para aquellos que no sabían nada sobre el caso, sabía que era simplemente otra historia para pasar el tiempo, otro escándalo superficial para devorar con su desayuno por la mañana.
Pero para mí, era el final de un capítulo de seis años que se había prolongado por demasiadas páginas.
Era parte de la razón por la que me fui, parte de la razón por la que después de que testificara en pocos días, dejaría esta ciudad por última vez.
Miré por la ventana hacia el restaurante del Hotel Waldorf Astoria, preguntándome cómo podría estar lloviendo tan fuerte al final del invierno.
―¿Señorita López?―una mujer en un traje se detuvo al lado de mi mesa.
―¿Sí?
―Soy Marley Rose, la gerente general―dijo―Ha recibido varias llamadas de una señorita, Elaine Sánchez, sigue diciéndonos que es importante y que tiene que hablar con usted. Está en la línea ahora.
Suspiré.
―¿Podría trasladar la llamada a mi habitación en dos minutos, por favor?
―Desde luego, señorita.
Dejé el periódico sobre la mesa y me dirigí directamente a la suite en el pent-house. En cuanto abrí la puerta, el teléfono en la sala sonó.
―¿Hola?―contesté.
―Soy yo―dijo Elaine suavemente.
―Soy consciente. ¿Cómo descubriste en dónde me quedaba?
―¿En serio?―se burló―Necesito que me hagas un favor.
―Adiós, Elaine.
―No, espera―sonaba frenética―Realmente lo siento por todo lo que te hice, Blanca.
―¿Qué te dije acerca de que me llamaras así?
―Recuerdo cuando me visitaste mientras estaba en la cárcel, antes de que todas las audiencias comenzaran, ¿recuerdas?―hizo una pausa―Sé lo difícil que debió haber sido verme en ese entonces, lo solo que debías de haberte sentido para venir y visitarme a mí de todas las personas, incluso me dijiste que estabas considerando cambiar tu nombre a Santana y salir de Nueva York. Y entonces te rogué que me salvaras. ¿Recuerdas eso?
―Realmente no estoy de humor para una historia en este momento.
―Eras una blandengue en ese entonces, tan compasiva, tan cariñosa.
―Llega al maldito punto, Elaine.
―En el juicio de esta semana, sé que Sam.
―¿Te refieres a mi ex mejor amigo, al que tú te follaste?
―Sí―suspiró―Él...
―¿Qué pasa con él?
―No es el monstruo que crees que es.
―¿Estás llamando por un favor que nunca va a pasar, o estás llamando para ser su jodida testigo de carácter? Estoy confundida.
―Todavía está arrepentido por lo que hizo, era…
―¿Qué es, Elaine?―espeté―No soy un fan de esta mierda vaga.
―¿De verdad quieres hacerle daño?―su voz se suavizó―Creo que ya nos has castigado lo suficiente. Ya estoy tras las rejas, así que realmente no hay necesidad de que él sufra a este punto.
―Nunca van a sufrir lo suficiente―colgué y le envié un mensaje a un viejo contacto que tenía en el correccional, diciéndole que Elaine tenía contrabando en su celda.
La última cosa en la que quería pensar era en mi viejo socio y ex mejor amigo.
La única vez en la que tendría que hacerlo sería durante la próxima audiencia, y nunca más después de eso.
Me desplacé a través de mis mensajes de texto, notando que Brittany me había enviado un simple “bien” cuando le pregunté cómo le fue en su audición hoy.
Con la excepción del día que masajeé sus hombros, todavía era cortante conmigo.
Abrí mi bandeja de entrada para enviarle un mensaje más largo, pero vi que ella me había enviado uno primero.
Asunto: Sí.
Acabo de recibir tu más reciente ramo de flores y tu nota sobre ir a una cita esta noche… Tengo algunas condiciones, sin embargo―Brittany.
Asunto: Re: Sí.
Menciónalas―Santana.
Envió un nuevo mensaje.
Asunto: Cita.
Tengo permitido preguntarte cualquier cosa que quiera y tienes que contestar con la verdad―Brittany.
Asunto: Re: Cita.
Siempre respondo con sinceridad. ¿No es la palabra “condiciones” plural?―Santana.
Asunto: Re: Re: Cita.
Tienes que ser toda una dama. No quiero ser follada en otro baño…
¿A qué hora vas a recogerme?―Brittany.
Asunto: Re: Re: Re: Cita.
En realidad no estaba planeando follarte esta noche, pero como claramente te ha entretenido esa posibilidad, me aseguraré de enviarte una lista de posibles ubicaciones antes de la cita.
Ocho en punto―Santana.
Golpeé en su puerta a las 7:58, vestida con un ceñido vestido negro de diseñador que había comprado hace unas horas.
No hubo respuesta, y antes de que pudiera golpear de nuevo, la puerta se abrió y ella salió con un corto vestido negro que dejaba muy poco a la imaginación.
―¿Eres consciente de que aún es invierno?―arrastré mi dedo a lo largo de sus hombros descubiertos―Vas a necesitar un abrigo.
Miró detrás de mí.
—¿Tomaste el metro hasta aquí?
―Sí.
―¿Vamos a tomar el metro en nuestra cita?
―El auto llegara después―sonreí mientras la confusión se propagaba por su rostro.
Ella tomó su abrigo y cerró la puerta, mirándome.
―¿Sabes cómo utilizar el metro?
―Por supuesto que sí―le dije, estrechando su mano―No siempre fui acomodada cuando vivía aquí.
Una ligera nevada caía cuando hicimos nuestro camino hacia el túnel del metro, y se apoyó en mí, presionando su cuerpo más cerca del mío.
Las luces navideñas se hallaban colgadas sobre los edificios más altos, brillando contra la noche, y una leve sensación de excitación se arremolinaba en el aire.
No había mucha gente afuera esta noche, y cuando abordamos un tren casi vacío, Brittany se rio de ese hecho.
―Esta es la primera vez que he visto un metro así―dijo―Por lo general tengo que luchar por mi propio pequeño espacio.
―Ummm―le impedí tomar un asiento, haciéndola compartir una barra conmigo en su lugar―¿Cómo estuvo tu audición de hoy en realidad? Seguramente tienes más que decir al respecto que bien.
―Estaba llorando cuando envié ese mensaje. Me sentía abrumada.
Arqueé una ceja.
―Obtuve Odette/Odile en El Lago de los Cisnes, a nivel profesional―parecía que se hallaba a punto de ponerse a llorar―Todavía no lo puedo creer. Todos mis sueños realmente se están haciendo realidad.
―Tal vez estabas destinada a hacer ese papel―limpié una lágrima perdida de sus ojos.
―Tal vez―se acercó más―Estoy feliz de que nos den los próximos días libres. Creo que voy a ser capaz de relajarme y mantenerme al día con las noticias un poco más. Ya sabes, tener algo parecido a una vida fuera del salón de baile.
―Podrías pasar más tiempo conmigo si quieres tomar un descanso. Las noticias en esta ciudad están sobrevaloradas y son sobre todo falsas.
―¿En serio?
―Sí―dije, mirándola a los ojos―No creería ni en la mitad de la mierda de cualquiera de esos periódicos.
Ella sonrió.
―¿Has oído algo sobre el gran juicio que va a realizarse esta semana?
―Estoy bastante segura de que hay más de uno.
―No―sacudió la cabeza―No como este.
Vacilé.
―¿Qué hace que este sea tan especial?
―Es más interesante que especial. Es sobre dos abogados, una mujer y un hombre, que una vez compartieron una empresa, los dos eran peces gordos, ¿sabes? Una de ellos incluso ganó contra el gobierno en su primer caso.
―Probablemente fue un golpe de suerte.
―No lo creo―me miró a los ojos―He leído las transcripciones. Sabía exactamente lo que hacía, y el veredicto en realidad afectó las políticas públicas.
No dije nada.
―Pero la cosa es que nunca recibió el crédito por su trabajo, fuera del boca a boca de las personas que conocían los detalles, ¿sabes?―hizo una pausa―Pero de todos modos, por lo que he leído y reconstruido, parece que fue falsamente acusado de una larga lista de cargos federales unos años más tarde.
―Brittany…
―Parece que todos corrieron con la historia, todos los periódicos, todos los medios de prensa, y la verdad no se filtró hasta meses más tarde, después de que su nombre ya hubiera sido empañado.
La miré fijamente, pidiéndole que se detuviera, pero continuó.
―Los cargos todavía están pendientes contra su ex socio hasta el día de hoy, imagina cuántos eran. Pero ella, esta honrada abogada con un infierno de trayectoria, simplemente se desvaneció. En el aire.
―Si ella era así de honrada, entonces creo que eso es prácticamente imposible.
―¿Lo es?
―Lo es―dije.
―También pensé eso―buscó mis ojos por respuestas―Pero creo que ella tipo de la que estoy hablando es capaz de cualquier cosa.
―¿Cuáles son los nombres en este caso del que estás hablando?
―El acusado es Sam Evans, y la testigo clave es Blanca Álvarez.
―Lo buscaré esta noche―suspiré, sin querer continuar esta conversación.
Una voz salió de los altavoces, anunciando nuestra parada, y tomé su mano de nuevo.
―Sé que me hiciste aceptar unas condiciones―dije, mirándola mientras nos bajábamos―Pero, ¿puedes aceptar una de las mías?
―Depende de cuál sea.
―Hazme las preguntas profundas después de la cena.
―¿Es ahí a donde vamos ahora?
―No―la guie hasta los escalones―No me atrevería. No quiero que me acuses de tratarte como a todas mis otras citas.
―¿Eso significa que no me vas a follar al final?
―Significa que no te voy a dejar al final.
Ella se sonrojó, y besé su frente mientras caminábamos por las calles de luces intermitentes y chispeantes carteleras.
No dijo nada más mientras nos movíamos de cuadra en cuadra, sólo se ruborizó cada vez que la miraba.
―Aquí―dije, deteniéndola cuando nos acercamos a nuestro primer destino.
―¿Broadway?―miró hacia el grand marquis1.
―Mencionaste que no has tenido la oportunidad de venir todavía―dije―Yo solía venir todo el tiempo cuando vivía aquí.
―¿Todo el tiempo?
―Al menos una vez a la semana―mantuve la puerta abierta para ella―Dos veces cuando se realizaba esta obra en particular―pasé los dedos a través de las palabras, Muerte de un Vendedor, antes de entregarle nuestras entradas al portero.
Ella sonrió cuando nos llevó al balcón privado, y nos ofreció vino de cortesía ya que habíamos llegado temprano.
―Nunca te habría tomado del tipo de drama―dijo, tomando un sorbo de su copa―Nunca me lo mencionaste antes.
―De hecho, casi fui a la escuela de teatro en lugar de la escuela de derecho.
―¿Qué te hizo cambiar de opinión?
―Un título de abogado atrae un mayor porcentaje de coños.
―¡¿Qué?!―rodó los ojos, riendo―Estoy hablando en serio.
―Recibí una beca más grande para la escuela de leyes―me resistí a la tentación de tirarla sobre mi regazo―La mejor decisión que he tomado.
Ella abrió la boca para responder, pero las luces comenzaron a apagarse y se inclinó más cerca de mí, susurrando:
―Me hubiera gustado verte como actriz. Creo que hubieras sido muy buena en eso―la sentí poner su mano en mi muslo―Sin embargo, no creo que hubiera querido verte actuar algo serio. Creo que habría sido prefer…
―¿Vas a hablar durante toda la obra, Brittany?―la corté, ignorando la mirada reveladora en su cara, esa de anhelo intenso y necesidad.
―¿No puedo hacer comentarios?―sonaba ofendida―¿No estoy autorizada a hacerlo hasta después de la cena? ¿Es eso? Si ese es el caso, ¿por qué siquiera me trajiste? ¿Por qué habrías…?
―He visto esta obra un millón de veces―apreté mi dedo contra sus labios cuando el actor principal subió al escenario―Y aunque quiero que tú también la experimentes, si prefieres que te entretenga de una manera diferente, solo dímelo.
―¿Qué?
―¿Este palco está en tu lista de lugares aprobados?―pregunté―¿Si te follo aquí, todavía me considerarías una dama?
Sus ojos se abrieron y rápidamente alejó su mano de mi regazo.
―Estaba bromeando, Santana.
―Soy consciente―besé su cuello―Y he dicho en numerosas ocasiones que no me gusta eso, ya sea que estés enojada conmigo o no.
Contuvo el aliento mientras deslizaba mi pulgar por debajo de sus bragas.
―Dejaré de hacer preguntas―dijo―Voy a ver la obra.
Cuando giró su rostro hacia el escenario, me moví de mi asiento y me arrodillé frente a ella.
―¿Santana?―susurró con dureza cuando abrí sus muslos―¿Qué estás haciendo?
―Asegurándome de que disfrutes del espectáculo.
No le di oportunidad de responder.
Rápidamente arranqué sus bragas y enterré mi cabeza entre sus piernas, pasando mi lengua contra su coño desnudo, disfrutando del sabor que me había perdido durante meses.
Chupé su clítoris entre mis labios, cerrando los ojos cuando se hinchó en mi boca.
―Santana―gimió mientras apretaba sus piernas alrededor de mi cuello, agarrándome el pelo y rogándome reducir la velocidad.
No podía.
Ella sabía jodidamente bien.
Forcé mi lengua profundamente dentro de ella, reclamando cada parte, marcando lo que era mío.
Sus caderas comenzaron a levantarse de su asiento, y la empujé hacia abajo, castigándola con golpes fuertes, deslizando mis dedos dentro de ella y obligándola a quedarse quieta.
―No puedo―empujó sus caderas hacia arriba de nuevo―No puedo.
Un fuerte aplauso surgió del teatro por debajo de nosotras, haciendo eco en las paredes cuando la primera escena terminó.
Chupé su clítoris más duro, pasando mi lengua contra él varias veces hasta que no pudo evitar gritar mi nombre en el teatro.
Temblando, agarró mis hombros, apretándome más fuerte que nunca mientras se venía en mi boca.
Sostuve sus muslos mientras se sacudía, temblor tras temblor recorría su cuerpo.
Cuando volvió en sí, acaricié sus piernas y besé la parte interna de sus muslos.
Agarrando sus bragas rasgadas del piso, la limpié. Luego las metí en mi bolsillo antes de tomar mi asiento de nuevo.
―¿Sucede algo, señoritas?―un acomodador entró en nuestro palco―Escuché una perturbación.
―¿Una perturbación?―miré a Brittany y después a él―No, creo que no hay nadie aquí.
―¿Está segura?―preguntó preocupado―¿Y usted, señorita? ¿Está bien?
―Sí, señor―Brittany asintió, tratando de parecer lo más normal posible―Estoy más que bien.
El hombre se alejó, y en cuestión de segundos, ella aparentemente se transformó en la Brittany que recordaba de meses atrás, esa que era incapaz de no hacer preguntas.
No es que me importara, sin embargo.
Para el primer descanso, había preguntado todo lo posible acerca de la obra y se apoyó en mí, susurrando:
―Esto es perfecto, Santana. Gracias―y entonces no volvió a hablar hasta que el espectáculo terminó dos horas después.
―El principal fue increíble―dijo mientras las cortinas se cerraban―Realmente sentí todas sus emociones en la última escena.
―Yo también―la ayudé a ponerse el abrigo―¿Tienes un toque de queda? ¿Cualquier hora en la que tenga que llevarte a casa?
―Tengo veintidós años.
―Soy muy consciente―rodé‖los ojos―Lo descubrí de la manera difícil, gracias. Quiero decir, ¿tienes un par de horas más para pasar conmigo, o tienes que levantarte temprano?
―No hasta la tarde.
―Bien―la saqué del teatro y le hice una seña al conductor del auto al otro lado de la calle―Quiero llevarte a otro lugar. ¿Puedo?
―Me encantaría.
La ayudé a entrar al auto y después entré yo. Se movió hasta mi regazo, presionando sus labios contra los míos, susurrando gracias una vez más.
Abrazándola, le di un breve recorrido por mi pasado mientras atravesábamos la ciudad, agradecido de que el conductor evitara conducir por mi antigua empresa.
Le mostré mis restaurantes favoritos, mis lugares favoritos para relajarme, y unos pocos lugares a los que me gustaría llevarla antes de irme.
―Llegamos al Waldorf Astoria, señorita López―el conductor nos miró a través del espejo retrovisor―¿Será esta la última parada de la noche?
―Sí―le dije, notando que Brittany entrecerraba los ojos hacia mí.
―Pensé que habías dicho…
―Relájate―la besé en la frente―Es aquí en donde he estado viviendo desde que volé hasta aquí.
―Oh.
Tomé su mano y la llevé a través del vestíbulo hasta el ascensor que conducía a la azotea.
Al abrirse las puertas, noté que estaba arreglado exactamente como lo pedí: una mesa con mantel blanco ubicada frente a una danzarina fogata, luces suaves colgaban en ondas a través del enrejado, y a través de la nieve que caía, las palabras “Lo Siento” brillaban contra el edificio enfrente de nosotras.
―Esto es muy hermoso, Santana―dijo ella, mirando alrededor―¿Cuándo cambiaste de opinión acerca de la cena?
―No lo hice―saqué la silla y destapé la fuente de chocolate y vainilla cubierta de fresas―Es el postre.
―¿Pensaste en todo esto por tu cuenta?
―Lo hice―me senté a su lado y puse mis brazos alrededor de sus hombros.
―Sabes―dijo ella―, Normalmente en una cita las dos personas se sientan una frente a la otra.
―¿Perdiste el memorándum sobre mí asegurándome de no tratarte como a cualquier otra cita?
―No, en absoluto―su boca estuvo sobre la mía en cuestión de segundos y mis manos encontraron su camino hasta su cabello. Tirando de ella hacia delante, mordí sus labios y la miré a los ojos.
Me dijo en silencio que llevara las cosas aún más allá, frotando su mano contra mi sexo.
―Deja de tocarme, Brittany―susurré, advirtiéndole―No seré capaz de ser una dama si no te detienes―me levanté y caminé hacia la puerta, dándome un poco de espacio―Estoy tratando de probarte que puedo ir a través de una cita sin follar contigo.
Ella me siguió, sonriendo.
―Estoy bastante segura de que ya fracasaste en eso―enredó sus dedos en mi cabello y toco mis pechos.
Introduje mi rodilla entre sus piernas y deslicé una mano por sus muslos, suspirando mientras sentía lo mojada que se encontraba.
―Brittany―gemí mientras ella masajeaba mis pezones―Puedo esperar.
―Yo no―dijo sin dejar ir mis labios.
Aseguré mis brazos alrededor de su cintura y la levanté, llevándola a la barandilla de la azotea.
―No tienes ni idea de lo mucho que he extrañado tu coño―besé sus labios―Y tu boca.
―¿Eso es todo lo que extrañaste?―sus manos rodearon mi cuello.
―Si lo fuera, entonces no estaríamos aquí ahora―con dos de mis dedos me deslicé dentro de ella despacio, llenándola centímetro a centímetro, mirándola a los ojos mientras recordaba lo jodidamente bien que se sentía.
Sin decir una palabra más, deslicé mi mano libre sobre sus cintura para ayudarme a moverla hacia arriba y hacia abajo, gimiendo mientras su coño me apretaba más y más fuerte con cada golpe.
Ella bajo una de sus manos y también me penetro con dos dedos. Sus labios encontraron su camino hasta los míos y ninguna de las dos se separó, meciéndonos la una contra la otra mientras una ligera nevada caía sobre nosotras.
Sus uñas se clavaron en mi espalda cuando estaba a punto de venirse, sus dientes atrapando mi labio inferior para evitar gritar.
―No te dejes ir todavía, Brittany. Espera.
Sacudió la cabeza, luchando, pero se contuvo por varios segundos, mirándome a los ojos.
―Te extrañé tanto―susurré―Tan malditamente tanto.
Cayendo contra mi pecho, se vino conmigo, mordiendo mi piel mientras sus piernas se aflojaban alrededor de mi cintura.
Ambas respirábamos pesadamente, mirándonos como lo hicimos una vez hace meses, y nos quedamos entrelazadas.
Besé sus labios, repitiendo lo mucho que la había echado de menos, y ella sonrió y saco sus dedos de mi y diciéndome suavemente que saliera de su interior.
―¿Te gustaría pasar la noche?―pregunté, cogiendo mi chaqueta y extendiéndola para ella―Puedes contarme más sobre ese caso que te tiene tan intrigada últimamente.
―¿El de Álvarez & Evans?―preguntó―¿Realmente no has oído nada al respecto?
―No, pero si pasas la noche podemos buscarlo en internet juntas.
―No lo creo―su voz se volvió plana de repente―Tengo que irme―ajustó su vestido y se acercó a la mesa, recogiendo su bolso.
―¿Pasa algo malo?
No contestó.
Sacó su teléfono para comprobar la hora y suspiró.
―Brittany, ¿qué estás haciendo?
―Obligarme a ver que sigues siendo la misma y que nunca vas a cambiar―parecía herida―Tu idea de la verdad es, y siempre será, hipócrita. Eso es todo.
―¿Disculpa?
―Gracias por una noche maravillosa. Siempre la recordaré y la apreciaré, para que lo sepas.
―Estoy empezando a preguntarme si, de hecho, eres bipolar.
―¿Por qué no me dijiste esta noche que tu nombre era Blanca Álvarez?―negó con la cabeza y respiró hondo―Te di todas las oportunidades para hacerlo―dijo, mirándome con dolor―Prácticamente te supliqué que me lo dijeras, pero te abriste sobre todo excepto eso.
Dudé.
―Iba a decírtelo todo más tarde, en la cama.
―Claro que sí―se burló―¿Hay alguna razón para que ni siquiera me lo dijeras cuando te conté en mi entrevista que una vez fuiste mi abogada favorita?
―¿Una vez?
Ella asintió.
―Sí. Una vez. Todos los ensayos que solía leer de Blanca subrayaban su honestidad total y absoluta. Supongo que todo eso cambió cuando se convirtió en Santana.
―Brittany, no―di un paso adelante y ella dio un paso atrás―Honestamente, iba a pedirte que fueras a la audiencia final.
―¿Puedo usar tu coche para llegar a casa o tengo que llamar a un taxi?
―Detén esto. Ahora.
―Taxi será―se encogió de hombros―Te deseo la mejor de las suertes con tu testimonio. Y espero que trates a la próxima chica que encuentres bien desde el principio, así no tendrá que amarte y dejarte en paz al final.
―Dame la oportunidad de hablar, Brittany.
―No tenemos nada más que discutir―abrió la puerta―Por favor, no me sigas, Santana. No puedes confiar en mí y yo no puedo confiar en ti, así que ya no quiero tener nada que ver con esto, y necesito que finalmente lo respetes.
Abrí la boca para responder, pero ella habló primero.
―Adiós, Santana, Blanca―dijo―, O cualquiera que sea tu jodido nombre.
―Brittany.
La puerta se cerró de golpe y sabía que no tenía sentido ir tras ella en ese momento.
Se había ido.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
Hola!!!!!! Era obvio que Britt de había dado cuenta!!!!
Quiero saber la historia completa!!!
Saludos
Quiero saber la historia completa!!!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
Pues sí, Britt le dio varias indirectas para que hablara sobre su pasado sin embargo lo fue aplazando y el resultado es que la rubia se va. Pero es cierto que debe escuchar toda su historia, porque al final paso por algo muy difícil y no creo que sea tan sencillo hablarlo.
Además de que San esta haciendo su lucha por cambiar los errores que cometió con ella al dejarla ir!
Además de que San esta haciendo su lucha por cambiar los errores que cometió con ella al dejarla ir!
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
Ahora es Brittany la equivocada, pq todo tiene que ser tan dificil para ellas??????
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo
Britt ni siquiera la escuchó, ahora que san si iba a hablar. Pienso que britt lo estropeó esta vez
Tati.94******* - Mensajes : 442
Fecha de inscripción : 08/12/2016
Edad : 30
Página 5 de 7. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
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