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Mensaje por 23l1 Miér Ene 04, 2017 7:09 pm

monica.santander escribió:Hola!!!!!! Era obvio que Britt de había dado cuenta!!!!
Quiero saber la historia completa!!!
Saludos



Hola, si, osea lo q le dijo la mamá ya ni sikiera había para dudas =/ JAjajaajajaja aquí te dejo otro cap! ajajaja. Saludos =D





JVM escribió:Pues sí, Britt le dio varias indirectas para que hablara sobre su pasado sin embargo lo fue aplazando y el resultado es que la rubia se va. Pero es cierto que debe escuchar toda su historia, porque al final paso por algo muy difícil y no creo que sea tan sencillo hablarlo.
Además de que San esta haciendo su lucha por cambiar los errores que cometió con ella al dejarla ir!



Hola, mmm britt si que le dio mas de una oportunidad para que san se explicara y hasta el final y la morena nada =/ Debe, pero si la morena no hablo cuando pudo, xq tiene q escucharla ahora =/ ? Minimo xD jajajajaj osea ese si q es su deber jajajajaja, pero va haciendo las cosas bn, no¿? jajajaja. Saludos =D





micky morales escribió:Ahora es Brittany la equivocada, pq todo tiene que ser tan dificil para ellas??????



Hola, mmm nose si equivoca en si, xq ella si q le dio oportunidades para q se explicara y la morena nada de nada... =/ Pero si, las cosas son tan dificiles para ellas =/ Esperemos y la morena sepa solucionar las cosas y sin perder tiempo =/ Saludos =D





Tati.94 escribió:Britt ni siquiera la escuchó, ahora que san si iba a hablar. Pienso que britt lo estropeó esta vez



Hola, esk tu lo dices, "ahora" la rubia le dio mas de una posibilidad y la morena no dijo o hizo nada =/ Mmm no se si es tan así, osea no lo pienso ajajajaja, creo q es la morena q tuvo oportunidad y no las aprovecho, entonces ahora tiene q hacer todo para q la rubia la escuche y la perdone, no keda de otra. Saludos =D



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Finalizado FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Cap 14

Mensaje por 23l1 Miér Ene 04, 2017 7:12 pm

Capitulo 14


Jurar.



Santana

—¿Jura usted por Dios decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?—dijo el juez un par de mañanas más tarde.

No dije nada, la repentina partida de Brittany aún fresca en mi mente.

—Señorita López, le hice una pregunta—me reprendió el juez.

—Pido disculpas—le dije—Juro por Dios decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.

—Podemos continuar.

El abogado defensor se puso de pie y se aclaró la garganta.

—Señorita López, su nombre legal era antes Blanca Álvarez, ¿correcto?

—Correcto.

—¿Podría decirle a la corte cómo conoce a mi cliente, Sam Evans?

—Una vez fuimos socios en Álvarez & Evans.

—Socios y mejores amigos, ¿correcto?

Miré a un Sam inexpresivo.

Se encontraba vestido con un traje gris, todavía incapaz de llevar una corbata a juego.

—Sí—le dije al abogado—Hubo un tiempo en que lo fuimos.

—¿Es verdad que se metió en un altercado con él en un bar hace seis años y medio?

—Defina altercado.

Él agarró una hoja de papel.

—¿Entró en un bar y lo golpeó? ¿Dejándolo con una fractura de mandíbula y la caja torácica fracturada?

—Se follaba a mi mujer.

Los miembros del jurado se quedaron sin aliento y el juez golpeó con su mazo.

—Señorita López—el juez habló con severidad—Ese tipo de lenguaje no está permitido en mi sala. Por favor, conteste a la pregunta.

—Sí—le dije—Sí, lesioné al señor Evans, severamente.

—¿De manera similar a cómo lesionó a su propia esposa?

—¡Protesto!—el fiscal se puso de pie—¿Relevancia, Señoría?

—Se acepta.

—Bien—el abogado defensor levantó las manos en una señal de rendición—¿Es cierto que culpa a Evans por la caída de su empresa anterior?

—Claramente el Departamento de Justicia lo hace ya que él es el que está en juicio hoy.

—Señorita López.

—Sí—apreté la mandíbula—Sí, lo culpo por la caída de nuestra ex empresa.

—¿Es cierto que usted también lo culpa de la lamentable muerte de su hija?

—¡Su Señoría!—el fiscal me lanzó una mirada de simpatía—¿Relevancia?

—Denegada. Responda la pregunta, señorita López.

Aparté la vista de Sam y apreté los puños.

—Sí.

—Su hija murió en medio de las semanas previas a la caída completa de su empresa, y dentro de esas semanas consiguió golpear severamente a su pareja, mejor dicho su esposa.

—No golpeé a mi jodida esposa. Ella hizo esa mierda. ¿Ha hecho alguna mierda de investigación?

El juez golpeó con su mazo, pero seguí hablando.

—No estoy segura de qué universidad comunitaria de bajo nivel fue tan tonta como para emitirle un título de abogado, pero el caso entre mi esposa y yo fue resuelto hace años porque mintió acerca de muchas cosas ante un jurado. Y viendo que a pesar de eso, fue enviada a la cárcel y yo fui absuelta de todos los cargos, puede aceptar eso como un maldito hecho. Por lo tanto, antes de que me haga otra pregunta de mierda y trate de dañar mi imagen, recuerde que la subsistencia de su cliente está en juego durante este juicio. No la mía.

El juez dejó escapar un profundo suspiro, pero no dijo nada más. Sólo hizo un gesto a la defensa para que continuara.

—Durante su asociación, ¿es cierto que su esposa estuvo a cargo de todas las relaciones monetarias de la empresa?

—Ex esposa. Y sí.

—¿Y usted nunca pensó en volver a comprobar a dónde asignaba ella la mayor parte de los fondos?

—Yo tenía un título en derecho, no en contabilidad.

—Por lo tanto, ¿nunca pensó que era un poco sospechoso que su nueva firma recaudara siete dígitos al mes?

—No—suspiré, pensando en aquellos días, aquellos clientes.

Todo el mundo con el que tratamos tenía mucho más de lo que ganaría en mi vida y no pensé nada sobre las ganancias mensuales que Elaine informaba; confiaba en ella.

—¿Es justo decir que la caída de su empresa podría ser debido a la manipulación de la financiación de su esposa?

Apreté los dientes.

—Sí.

—Interesante—cogió una hoja de papel y le preguntó al juez si podía acercarse—¿Podría leer esto a la corte, por favor?

—Preferiría no hacerlo—dije.

—¿Preferiría no hacerlo?—se rio—Señorita López, como abogada, seguramente sabrá que va a ser detenido por desacato al negarse a leer pruebas solicitadas.

—Lea, señorita López—exigió el juez.

—Eres una mentirosa de mierda, Elaine—leí mis viejas palabras—Has jodido a tantas personas a mi espalda que he perdido la cuenta. En lo que a mí respecta, mereces pudrirte en la cárcel. Tal vez entonces tu coño con exceso de trabajo tendrá un muy necesario descanso.

Un miembro del jurado se tapó la boca con sorpresa, pero seguí leyendo.

—Gracias por decirme que mi cuerpo no estuvo a la altura, que después de tantos años de matrimonio nunca estuviste satisfecha. Puesto que tú y Sam no sólo lograron quitarme mi firma, sino que también arruinaron la única cosa que hizo que mi vida valiera la pena, acepta esta carta como un adiós—miré a la defensa.

—¿Podría leer también lo que escribió después del posdata?

Rodé los ojos.

—Dado que estarás rodeada de mujeres durante los próximos quince años, te sugiero que intentes no probar todos los coños.

—Protesto, Su Señoría—el fiscal se puso de pie—No veo cómo este documento es relevante para el caso. La defensa también fracasó en producir esa carta durante el descubrimiento. Pido eliminar el documento.

—Se acepta. Considérelo borrado—el juez miró su reloj y luego se puso de pie—Vamos a levantar la sesión para el almuerzo. El testimonio continuará esta tarde.

A medida que el jurado y los asistentes judiciales se levantaron, me quedé quieta.

No tenía a donde ir.

—No sabía que traería el tema de su hija. Lo siento mucho—el fiscal me ofreció una pequeña sonrisa—Lo redirigiré una vez que comience. Su compañero está definitivamente acabado, intenta desacreditar su persona un poco, para hacerlo ver un poco más comprensivo ante el jurado.

—Es consciente de que también soy un abogado, ¿verdad?—me bajé de la banca—Sé exactamente lo que intenta hacer.

Salí del tribunal y me adentré en una fuerte nevada, mirando hacia el cielo.

Consideré dejar el palacio de justicia y arriesgarme al desacato, pero una parte de mí quería ayudar a sellar el acuerdo sobre el destino de Sam.

Había pasado mucho tiempo; todas las mentiras, la traición, el dolor, y que se merecía lo que le iba a conseguir.

Alguien me tocó el hombro por detrás.

—¿Tienes un minuto?—preguntó una voz familiar.

Sam.

—No.

—Pensé—suspiró—Pase lo que pase al final de este juicio.

—¿No escuchaste lo que dije?—me di la vuelta para enfrentarme a él, sorprendida por cómo se veía demacrado de cerca.

El tiempo no había sido bueno con él en absoluto.

—Lo siento por todo lo que Elaine y yo te hicimos pasar—dijo con una mirada sincera en sus ojos—El dinero y los clientes llegaban tan rápido y éramos tan jóvenes.

—¿Jóvenes?

—Sí—asintió—Jóvenes y estúpidos, ¿sabes? Era…

—Jodidamente estúpidos—apreté la mandíbula—Pero fue más que estupidez, Sam. Fue la codicia. Y cuando los periódicos empezaron a juntar las piezas, cuando los clientes comenzaron a exigir respuestas, todo se volvió hacia mí. Me culpaste, exigiste la custodia de Emma, sabiendo muy bien que realmente no la querías. Sólo querías hacerme daño porque eras su padre biológico.

—Blanca…

—Y lo hiciste—sinceramente, podría admitirlo una vez por todas—En serio hiciste esa mierda.

—Si pudiera retroceder…

—No se puede—lo interrumpí—Pero me puedes decir una cosa.

—¿Qué?

—La noche que arruinaste mi vida. Bueno, no la primera noche, la noche que vino meses después, ¿estuviste bebiendo?

—¿Importa ahora mismo?

—¿Estabas jodidamente bebiendo esa noche?—lo miré y suspiró, mirando hacia el suelo.

—Sí.

—Gracias por finalmente ser honesto—me burlé—Voy a dormir mejor por la noche sabiendo que te unirás a Elaine tras las rejas después de esta semana.

—¿Elaine está de vuelta en la cárcel?—parecía herido, decepcionado.

—Nueve años más—le sonreí, pero se desvaneció rápidamente—Seis más de los que tenía Emma.

No le di la oportunidad de responder.

Mi corazón se apretó ante la idea de perder a Emma de nuevo, imaginar todo el dolor que debió de haber sentido en su último día, así que cerré los ojos, tratando de bloquear otro oscuro recuerdo.





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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D

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Mensaje por monica.santander Miér Ene 04, 2017 9:08 pm

Pobre San!!!!! Ahora se entiende por que San es como es!!!
Saludos
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Mensaje por micky morales Miér Ene 04, 2017 10:02 pm

demasiado corto para mi gusto, ya quiero saberlo todo y sobre todo donde esta Brittany, en fin... del apuro solo queda el cansancio!!!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Miér Ene 04, 2017 11:39 pm

monica.santander escribió:Pobre San!!!!! Ahora se entiende por que San es como es!!!
Saludos



Hola, si, ahora q se va sabiendo mas de su pasado se entiende, no¿? Eso mismo decia yo jaajajajaja. Ahora falta saber un poco mas de su pasado y que solucione su presente con britt jajajaja. Saludos =D





micky morales escribió:demasiado corto para mi gusto, ya quiero saberlo todo y sobre todo donde esta Brittany, en fin... del apuro solo queda el cansancio!!!!!




Hola, jajajajaja si¿? lo siento, pero aquí te dejo el siguiente cap! JAjaajajajaj este cap te gustara estoy segura jajajajaja. San tiene que hacer su futuro, y en ese esta britt! Jajajajaajajajajajajaj xD Saludos =D



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Finalizado FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Cap 15

Mensaje por 23l1 Miér Ene 04, 2017 11:42 pm

Capitulo 15


Duda Razonable.



Blanca Álvarez


Hace Seis Años…


Vivir en Nueva York nunca se sintió ordinario.

Cada día había algo nuevo por descubrir, algo que nunca había visto antes.

A pesar de que todavía corría para ganar uno de los más grandes, y aún no reportado casos del estado, todavía trataba de encontrarme; personal y profesionalmente.

Me daba cuenta que la popularidad nacional siempre me esquivaría, pero mientras estuviera infravalorada y no sobrevalorada, me encontraba perfectamente bien con eso.

Una vez que escuché un golpe fuerte en la puerta, dejé caer un libro de ensayos sobre mi mesa de café. Era ese enérgico y molesto golpe que mi mejor amigo Sam siempre utilizaba.

—Sabes, no puedes seguir viniendo en la mitad de…—paré de hablar cuando me di cuenta que no era Sam.

Eran una mujer y un hombre, vestidos con trajes grises.

—¿Es usted Blanca Santana Álvarez?—preguntó la mujer.

—¿Quién pregunta?

—¿Es usted Blanca Santana Álvarez?—el hombre habló con severidad.

—Depende de quién lo desea saber.

Ambos parpadearon.

—Sí—dije—, Soy Blanca Álvarez.

—Ha sido notificada—la mujer puso un grueso sobre azul en mi mano, era la décima vez que me sucedía esta semana.

—¿Es esto algún tipo de broma? ¿Está el New York Times tratando de hacerme perder los estribos otra vez?

Intercambiaron miradas, confundidos.

—Sólo hacía mi trabajo—dije—Sí ellos quieren continuar con su mezquindad por negarse a imprimir mi foto para el resto de su vida periodística, está bien. Estoy bien con eso, en serio. Pero enviarme paquetes como una broma cada día por una semana y media.

—La Comisión de Mercado de Valores de los Estados Unidos no hace bromas—dijo la mujer, antes de que se alejaran.

Cerré la puerta e inmediatamente llamé a Sam.

—Será mejor que sea una emergencia—respondió—¿Sabes qué hora es?

—¿Ha molestado nuestra firma últimamente a alguien?

—Claro que sí. ¿Por qué?

—Acabo de recibir papeles de la Comisión de Mercado de Valores, otra vez.

—¿Has abierto alguno de los otros?
—preguntó.

—Dos—caminé hasta la mesa de café y abrí un cajón—¿Algo sobre un cliente llamado Ferguson quien reclama que no hemos depositado su dinero? Nos está demandando por cinco millones y supuestamente contactándose con nuestros otros clientes. ¿Tenemos algún cliente llamado Ferguson?

—Tenemos tres clientes llamados Ferguson.

—¿Hemos enfadado a alguno de ellos?

—No que yo sepa
—sonaba preocupado—Estoy bastante seguro de que nos habrían contactado primero antes de presentar cargos, ¿no crees? ¿Estás segura de que no es el New York Times haciéndote una broma? Esta es como la décima carta que has recibido.

—Eso es lo primero que pregunté esta noche. Dijeron que no es de ellos.


Estuvimos en silencio por varios segundos.

—Es de ellos.

Nos reímos a la vez.

—Perdón por llamar a esta hora—metí el sobre en el cajón con los otros—Hablaré contigo más tarde—colgué.

—¿Mami?—Emma entró a la sala, frotándose los ojos mientras caminaba hacia mí—¿Puedo ir a jugar?

—Son las tres de la mañana, Emma—sacudí la cabeza—¿Tú qué crees?

—Quiero ir a jugar—sonrió, dándome esa mirada que me hacía incapaz de decirle no.

Le devolví la sonrisa y besé su frente, pensando a dónde era posible salir a esta hora.

Central Park se hallaba fuera de cuestión, al igual que cualquier otro parque, en realidad. Cerca había una tienda de donas abierta las veinticuatro horas a la que podíamos ir o…

Me detuve a mitad del pensamiento.

Sam se encontraba construyendo una sala de juegos especialmente para ella en la oficina, una habitación que duplicaba el tamaño de su oficina. Dijo que me impediría usar el “tengo que ir a ver a Emma” como excusa cuando trabajáramos en los casos más importantes.

—Conozco un lugar al que podemos ir—la levanté y la llevé a su cuarto, ayudándola a escoger sus zapatos favoritos, un par de botas de lluvia rojas que se ponía todos los días, incluso cuando no llovía—Está bien, siéntate en el sofá mientras me visto y luego nos iremos, ¿de acuerdo?

Salió de su cuarto sin decir otra palabra.

Realmente necesitaba encontrar una manera de frenar su rutina de despertarse a las tres de la mañana lo antes posible, pero a una parte de mí le gustaba.

Era nuestro momento especial juntas.

Me puse una camiseta y le envié a mi esposa un rápido correo electrónico.


Asunto: Emma.
Llevaré a Emma a jugar. ¿Todavía estás en la cafetería?
Te amo—Blanca.



Asunto: Re: Emma.
¿Qué vas a decir cuando ella te pida un poni?
(Sí, todavía estoy aquí... La temporada de impuestos será mi muerte. ¿Quieres que te lleve una taza de café cuando regrese? ¿Quieres probar un café con leche?)
Te amo más—Elaine



Asunto: Re: Re: Emma.
Nada. Sólo compraré el poni.
(No, gracias. Sabes que odio el café.)
Imposible. Te amo más de lo que nunca sabrás—Blanca



—¡Estoy lista! ¡Estoy lista!—Emma entró corriendo a mi cuarto, derribando una pila de carpetas—¡Estoy lista!

Riendo, puse mi teléfono en el bolsillo e intenté poner los papeles en orden, deteniéndome cuando vi mi firma.

Falsificada.

Confuso, revisé los otros papeles, notando lo mismo.

¿Qué es esto?

—¡Vamos, mami!—Emma tiró de mis pantalones.

Metí la carpeta debajo de mi brazo y estreché su mano.

—Tu siesta de hoy tendrá que durar por lo menos cinco horas. ¿Sabes?

—No me gustan las siestas.

—Por supuesto que no.

Salimos de nuestro departamento hacia mi carro. Como siempre, Elaine había deslizado una nota por debajo de los limpiaparabrisas.


Querida esposa,
Te amo tanto, y me hiere verte, alguien con tanto dinero y estatus como tú, manejar un carro como este. Sé que eres modesta, y el traje más caro que posees probablemente cuesta ochenta dólares, ¡pero vamos! ¡Tienes que vivir, Blanca!
Te llevaré de compras por un auto la próxima semana y no aceptaré un no por respuesta, Elaine.
P.D.: Gracias por las rosas que me enviaste ayer. Hay algo especial para ti en el escritorio de tu oficina.



Sonreí y aseguré a Emma en su asiento, cediendo cuando me pidió escuchar su canción favorita en repetición mientras íbamos a la empresa.

El elegante diseño del edificio todavía hacía contener el aliento de la gente cuando lo veían por primera vez.

A la hora de construir, fue lo único en lo que no reparé en gastos; me aseguré de que los paneles dorados traslúcidos fueran arte, que las estatuas de la balanza de la ley fueran correctamente erguidas en bordes de mármol, y que las letras de piedra sobre la entrada: “Álvarez & Evans”, fueran pulidas cada semana.

Y, como un gigante "vete a la mierda" al gobierno por enterrar mi primer caso, el caso que debería haberme hecho famosa y puesto en carteles publicitarios en todo el país, construí la oficina justo en frente de su Oficina de Seguridad Social.

Entrando en el lugar de estacionamiento reservado, miré en mi espejo retrovisor, viendo que Emma se encontraba profundamente dormida.

Imagínate…

Salí y la llevé dentro de todos modos.

Era seguro que se despertaría pronto.

—Buenos días, Señorita Álvarez—una interna me saludó mientras entraba.

—Buenos días, Kitty—respondí—¿Estoy en una zona horaria diferente hoy? ¿Por qué está todo el mundo despierto y trabajando en este momento?

Se sonrojó.

—Es la temporada de impuestos.

—Sigo oyendo eso—entré en el ascensor—Te veré más tarde.

Emma se agitó en mis brazos, murmurando, pero sólo suaves ronquidos salieron.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, entré por la enorme puerta de cristal “A&A”, dirigiéndome a la sala de juegos a medio terminar para Emma.

Suavemente la coloqué sobre la gran cama rosa y la metí debajo de las sábanas, susurrando:

—Te amo—antes de apagar las luces.

Me senté en la esquina y saqué la carpeta que se hallaba bajo mi brazo, leyendo por encima de lo que parecían ser recibos y cuentas de operaciones cambiarias.

Cosas que no recordaba haber hecho.

Saqué mi teléfono para mandarle un mensaje a Elaine, para ver si esto era sólo otra broma, algo que ella era propensa a hacer, pero escuché su voz.

—¡Joder!—gritó ella.

Salté de la cama y me dirigí hacia donde provenía el grito, haciendo una pausa cuando oí una voz familiar.

—Tu coño se siente tan jodidamente bien.

—Ahhhh—Elaine gemía—Solo fóllame. Fóllame duro.

Me congelé totalmente, incapaz de dar un paso más.

No quería creer que otra persona, un hombre, Sam según parecía, se encontraba follando a mi esposa o que ella estaba engañándome.

No podía creerlo.

Confié demasiado en ella.

Pero, mientras ella gritaba unas cuantas veces más, los mismos gritos que hacía al tener sexo conmigo, sabía que era verdad.

—¿Es así como haces negocios, señora Álvarez?—preguntó Sam, con risa en su voz.

—¿En serio me vas a llamar así después de que acabamos de follar?—gimió—¿Podemos realmente volver a trabajar ahora? Esa es la tercera interrupción de esta noche y me gustaría realmente hacer algo.

—Bien, bien.

Papeles volaron, ventanas abiertas, pero me quedé congelada, todavía incrédula.

No fue hasta que me asomé por la rendija de la puerta que mi cerebro en realidad comenzó a procesar lo que sucedía.

—¿Qué vamos a hacer con esta mierda Ferguson?—preguntó Sam.

—¿Mierda Fergunson? ¿Es así como lo estamos llamando?

—Ah, cierto. Aquí hay un mejor nombre para él: De cinco a diez años para mí. Quince años para ti.

—Pensaba veinte.

—¿Veinte?—golpeó la mesa—¿Estás jodidamente loca? ¿Veinte años? ¿Estás sugiriendo que nos entreguemos?

—No—dijo ella—Sólo Blanca.

—¿Qué?—sonaba consternado—¿Estás bromeando?

—¿Me escuchas riendo?

Silencio.

—Elaine, mira—suspiró—Blanca es como un hermana para mí.

—Lo dice el hombre quien constantemente se folla a su esposa... Vaya hermano que eres.

—Esto es un error.

—Un error sería una vez—dijo, encendiendo un cigarrillo—Una vez al día por los últimos años no es necesariamente lo mismo. Lo siento.

Mi corazón se hundió.

—Fue un error, Elaine—se veía en conflicto—Esta noche iba a ser la última, de todos modos. No puedo seguir haciéndole esto.

—No quiero parar—se acercó a la ventana y suspiró—No puedo.

—¿Qué?

—Ya no me das lo que necesito.

—Tendrás que encontrar una manera de que ella pueda. Ahora en realidad podría ser un buen momento para empezar, viendo que quizás tenga que ser tu abogada.

Se dio la vuelta con lágrimas.

—¿En realidad es la última vez?

—La primera vez debió ser la última—caminó hacia ella y masajeó sus hombros—Sólo me utilizabas. Tiendes a olvidar eso.

—No estaba—ella ahogó un sollozo—No estaba usándote.

—Sí, lo hacías—besó sus labios—Y está bien. Lo comprendo.

—¿Piensas que soy una persona horrible?

—No.

—¿Lo prometes?

Sam asintió, acunando su cara en sus manos.

—Blanca no podía darte un bebé rápido y tú querías uno... Naturalmente... Eso es totalmente comprensible.

Contuve un jadeo.

—No me folla como tú lo haces—susurró.

—Detente, Elaine—besó su mejilla—Detente.

No quise escuchar más.

No podía soportarlo.

Mientras los dos se besaban y abrazaban, totalmente sumergiéndose en su propio mundo, me obligué a alejarme.

Encendí las luces de mi oficina y me di cuenta de una caja azul brillante en mi escritorio. Decía:

“Para: El amor de mi vida.
De: Tu primer y único amor.”



Me dolió de nuevo el corazón mientras rompía la envoltura y miraba su interior: un nuevo conjunto de aretes, un conjunto que probablemente le costó más que todos mis trajes combinados.

Mis iniciales fueron grabadas en ellos, y había incluido una cita de uno de mis autores favoritos: “No seas demasiado moral. Podrías engañarte a ti mismo acerca de la vida. Apunta por encima de la moralidad.”—Henry David Thoreau.

Suspiré.

Dejó fuera la última parte de la frase, la parte de: “No seas simplemente bueno, sé bueno para algo.”

Saqué mi teléfono y le envié un correo electrónico.

Asunto: Café.
Creo que tomaré un poco de café… ¿Todavía estás en la cafetería?—Blanca



Asunto: Re: Café.
Sí. Creo que estaré aquí toda la noche. ¿Cuál te gustaría tomar?—Elaine.



Asunto: Re: Re: Café.
Cualquiera que creas que es mejor para una primera vez… ¿Has hablado con Sam hoy?—Blanca.



Asunto: Re: Re: Re: Café.
Para nada. Últimamente ha estado más extraño de lo normal. (Realmente necesitamos encontrarle una novia…) ¿Y tú?—Elaine.



No le contesté.

Salí de mi oficina y caminé hacia la sala de juegos de Emma, mirándola mientras dormía pacíficamente.

Quería hacer que se despertara, hacer que me mirara, así podía estudiar sus rasgos y separarlos, así podía ver por mí misma que de hecho era de Sam, pero no podía.

Era mía, biológicamente o no.

La saqué del bufete y me apresuré a casa.

Tan pronto como la bajé, volé hacia la mesita de café y abrí el sobre que había guardado horas antes.

Era una citación estándar, una demanda de presentación ante el tribunal, pero los cargos enumerados no terminaban en una sola página.

Ni siquiera terminaban en dos.

Era un manifiesto de diez páginas, una lista detallada de mierdas que yo nunca intentaría hacer: soborno, extorsión, fraude fiscal, fraude postal, fraude informático; cada jodido tipo de fraude.

¿Qué demonios es esto?

Estudié minuciosamente los documentos durante horas, mi mente corrió a un kilómetro por minuto. Aun así, no pude procesar completamente todo, mi mente todavía pensaba en Sam y Elaine.

En ella cómo me mintió.

En cómo él también me mintió.

Y ahora, esto.

La puerta se abrió a las cinco de la mañana, y Elaine colocó una taza de café caliente delante de mí.

—Necesitamos hablar—dijo.

No dije nada.

Simplemente cerré todas las carpetas y la miré.

—La Comisión de Mercado de Valores de los Estados Unidos me acaba de entregar una citación—se paseaba de un lado a otro—Una citación, como papeles legales, llegaron a la firma y…

—Pensé que te encontrabas en la cafetería.

—Sí—tragó en seco—Pasé por el bufete después de comprar tu café, así podía recoger algunas cosas.

—¿Había alguien ahí contigo?

—Por supuesto que no—se mofó—Mira la hora que es. De todos modos…

No pude escuchar nada más de lo que decía.

Pude ver sus labios moviéndose, haciendo sonidos que salían de su boca, pero las mentiras que me acababa de decir bloqueaban todo.

—¿Por qué me estás engañando?—le espeté, de repente molesta por las lágrimas que corrían por su rostro.

Contuvo el aliento y me miró de arriba abajo.

—Blanca, la Comisión de Mercado de Valores me ha dado injustificablemente una citación. ¿Realmente me estás acusando de infidelidad en este momento?

—No te estoy acusando. Una acusación implicaría que hay una posibilidad de que pudieras ser inocente. ¿Por. Qué. Me. Estás. Engañando?

Jugó con la gema preciosa en su cuello. Luego, comenzó a tararear el estribillo de una canción clásica de Sinatra: “New York, New York.”

—No me hagas preguntártelo de nuevo, Elaine—le dije—Sé que follaste con Sam.

Sus ojos finalmente encontraron los míos.

—Está bien. Sí, follé con él. ¿Ahora qué?—lágrimas se formaron en sus ojos—No quise que sucediera. Nunca pensé que cruzaría esa línea con él, de todas las personas…

—Me dijiste que Emma fue una sorpresa—dije—Que el tratamiento no había funcionado y que era mejor esperar, que no querías que tuviéramos hijos hasta que estuviéramos en los treinta y tantos.

Su rostro palideció.

—Estuviste en la oficina está noche, ¿no es así?

—Sí.

Silencio.

—Así que—dije, mentalmente juntando las piezas del rompecabezas—, O le estás mintiendo acerca de que el tratamiento no funciono, porque la última vez que comprobé, justo antes de que Emma fuera milagrosamente concebida, no me habías contado del tratamiento para que fuera una sorpresa. O, me estás mintiendo a mí, y sólo querías follar a mi mejor amigo por ser hombre y al final ser bisexual te lleva más allá o un motivo oculto que te estás guardando para después. ¿Cuál es?

—Todavía te amo, Blanca, es sólo…

—¿Cuál es?

No dijo nada, simplemente se quedó parada ahí con más lágrimas cayendo de sus ojos.

Levanté una de las carpetas que estuve leyendo.

—Estaba revisando éstas esta noche. Al principio, pensé que eran envíos postales estándares que firmaste por mí mientras estuve fuera o demasiado ocupada, órdenes de suministros para la oficina, cosas como esas.

—¿Dónde las encontraste?

—Pero resulta—dije, ignorando su pregunta—, Que estos son todos los jodidos favores de jueces y secretarios que no recuerdo haber pedido. Nunca.

—Blanca…

—¿Hay alguien en esta ciudad que no hayas follado para obtener algo a cambio?

Parecía como si en realidad tuviera que pensarlo.

—Te envié flores todos los días. Cada. Maldito. Día.—di un paso hacia adelante—Te dije que te amaba y que me completabas, todos los días, ¿y esto es lo que obtengo a cambio?

—Entiendo cómo te sientes, Blanca, pero…

—No, maldita sea, no lo entiendes—apreté los puños—Nunca ni siquiera he contemplado la idea de ser amiga de otra mujer. Me aseguro de que todo el mundo sepa que no estoy disponible, que nadie más tiene una maldita oportunidad.

—Te fui infiel por tu propio beneficio, Blanca. Lo hice por ti.

¿Qué mierda?

Había escuchado un montón de mierda en mi vida, pero esa frase oficialmente era el colmo de los colmos.

—¿Cómo crees que ganaste el caso Luttrell?—se limpió las lágrimas y entrecerró los ojos hacia mí—¿Crees que lo hiciste con tu premiada retórica y tu encanto?

—¿Tienes un trastorno mental del cual no me dijiste?

—Follé con el juez tres días antes del veredicto. Ibas a perder. Y si perdías ese caso, no había manera de que algunos de nuestros actuales clientes hubiesen escogido nuestra firma para manejar sus cuentas.

—¿Nuestro firma?

—¿Crees que la construiste sola?—se echó a reír—¿Blanca Álvarez, de buen corazón, leal, y demasiado amable por su maldito propio bien? Por favor. Tuve que interceptar cada contrato que enviabas y volver a redactar la mitad de los términos. Si lo dejaba a tu cargo, tu bufete no sería nada más que un sueño dorado. Deberías agradecerme porque no tienes ni idea de todo el trabajo que he hecho para ponerte donde estás.

—Nunca litigaste un solo caso.

—No, pero he follado a un montón de personas poderosas para asegurarme que nunca perdieras uno.

—Nunca perdí porque soy una maldita buen abogado.

—Y yo soy una maldita buena follada—se encogió de hombros—Por supuesto, mi propio esposa ha estado demasiado ocupada este año que probablemente ni siquiera sabría.

—¿Me estás culpando por andar dando tu coño por ahí?

—Estoy impresionada de que siquiera sepas lo que la palabra coño significa además del tuyo—siseó—Nos acostamos en la cama juntas todas las noches y nunca quieres follarme.

—Siempre dices que estás cansada. ¿O esa también es una mentira?

—Sólo estaba cansada de follarte a ti—pasó a mi lado y cerró la puerta de la habitación de Emma—Qué quieres hacer ahora, ¿eh? ¿Divorciarte?

—¿Esa es una pregunta seria?

—Lo es—sonrió con suficiencia y alguien tocó la puerta.

Ambas nos quedamos paralizadas, y tocaron nuevamente.

—Yo iré—le advertí—Quédate ahí.

Me alejé y la abrí, esperando ver a Sam, así podía darle una paliza, pero era una mujer diferente vestida de traje.

Una joven rubia.

—Usted, mmm—sus mejillas se sonrojaron—Usted ha sido.

—¡Citada!—susurró alguien audiblemente desde la esquina—Dile que ha sido citada.

—Eres una interna en el New York Times, ¿no es así?—eodé los ojos.

Asintió, pero luego añadió:

—Mi jefe dice que puede irse a la mierda, y que a pesar de que nunca publicaremos su foto, nos aseguraremos que todo el mundo sepa que su bufete está a punto de ser llevado a la ruina a partir de mañana—me dio una copia impresa de un artículo del periódico de mañana—Dice que es su turno de sentir un poco de karma.

Le cerré la puerta de un portazo en su cara.

—Creo que necesitas sopesar seriamente tus opciones antes de dejarte llevar por tus emociones—Elaine se encontraba justo detrás de mí, sosteniendo a una Emma dormida.

—¿Es esta una amenaza?

—Es una promesa.

Arqueé una ceja.

—¿Y cuáles son exactamente los términos que propones?

—Si me ayudas a resolver esto, si haces que la Comisión de Mercado de Valores deje de hostigar al bufete, ambas podemos evitar cumplir una condena en cualquier momento.

—No cumpliré una condena en ningún maldito momento. No hice nada malo. Y si crees que no seré la primera persona en la fila para ayudar al estado a poner tu trasero en la cárcel, jodidamente te equivocas.

—Awww—hizo una mueca—Mírate. Intentando sonar toda mala y ruda por primera vez, suenas como la mujer que desearía que hubieses sido.

—Vete a la mierda, Elaine.

—Ni lo sueñes—entrecerró los ojos—Déjame tratar de expresar esto de otra forma: Sé que eres la Señora Abogada del Año y que nunca mentirías voluntariamente porque tienes una conciencia y todo eso. Pero si no me ayudas, o si te rehúsas a decirle a los investigadores que tuviste parte de responsabilidad por lo que pasó, que todos tuvimos una pequeña participación, voy a pedir la custodia completa de Emma.

—Hazlo. Ningún juez en su sano juicio te daría la custodia completa.

Se echó a reír.

—Esto es en realidad por qué las personas follan para obtener lo que quieren, cariño. Es muy útil para ocasiones como éstas. Además, ni siquiera eres su verdadera mamá—besó la frente de Emma—¿Escuchaste esa parte mientras estuviste observándonos follar o estuviste demasiado ocupada tomando nota?

No tuve la oportunidad de responderle.

—No te metas conmigo, Blanca—siseó—No tienes ni idea de cuán lejos estoy dispuesta a llegar para mantenerme fuera de la cárcel.

—¿A pesar de que mereces estar ahí?—le arrebaté a Emma, haciéndola removerse—Buscaste clientes usando mi nombre y malversaste dinero. ¿Para qué?

—Estatus. Algo que tú nunca entenderás.

—Algo que tú nunca tendrás—argumenté—Todos detrás de las rejas comparten el mismo nivel de popularidad.

Rodó los ojos.

—Te voy a dar un par de días para que entres en razón.

—O si no, ¿qué?

—No quieres saber la respuesta a eso—se fue, cerrando la puerta de un portazo, despertando a Emma.

Me miró con sus brillantes ojos oscuros, sonriendo.

—¿Puedo ir a jugar?

Asentí, incapaz de siquiera hablar.

Llevándola al balcón, ni siquiera me molesté en agarrar un paraguas para mí. La coloqué abajo y la ayudé a ponerse su abrigo, intentando no pensar en lo que Elaine posiblemente pudiera tener bajo la manga.

Emma inclinó la cabeza hacia el cielo y tragó gotas de lluvias, y luego se alejó de mí, corriendo en círculos.

Un fuerte trueno sonó en la distancia, y como si pudiera darse cuenta lo que iba a decir, me miró con una gran sonrisa.

—¡Cinco minutos más!




El New York Times no perdió tiempo imprimiendo la historia.

Bueno, historias.

Álvarez & Evans, Admirado Bufete de Abogados, Envuelto en un Escándalo.
Evans se Compromete a Cooperar Contra Álvarez, Seguido de una Brutal Riña tras las Rejas.
Álvarez Arrestada, Interrogada, después de que su Esposa Afirmara Reciente Abuso Doméstico.


La única historia que no mencionaron, pendiendo de un hilo de respeto, fue la perdida de la custodia de Emma.

De tener que dársela a Sam.

Era inocente de todos los cargos que enfrenté, pero debido al hecho de que le di una paliza a Sam, y Elaine afirmó que era igual de violenta con ella, el juez no tuvo otra opción que otorgarle la custodia a su supuesta “amada mamá biológica debido a la petición de la otra mamá”.

Pensé que sería sólo por una semana o dos, un mes como mucho, pero a medida que los cargos se acumulaban y los casos recorrieron penosamente los tribunales a paso de caracol, los meses fueron más y más.

Para empeorar las cosas, Sam y Elaine a propósito llevaban a Emma a los lugares que sabían que frecuentaba: mi lugar favorito en el Central Park, mi lugar en el puente de Brooklyn, mis restaurantes favoritos.

En medio de mis comparecencias ante el tribunal, los seguía al parque, resistiendo el impulso de gritarles por dejarla acercarse demasiado a las calles, conteniendo las ganas de tomarla y huir del estado.

En su lugar, me presenté ante cada mandato judicial tras mandato judicial, defendiéndome en múltiples casos a la vez.

Busqué a través de cada tecnicismo de custodias, documentando caso tras caso de padres no biológicos que se quedaron con los derechos.

Eventualmente, la verdad sobre el plan de Elaine y Sam se descubrió, y el mismo día que Elaine confesó haber mentido sobre que la golpeé, cuando admitió que todo fue una farsa, gané la custodia de Emma.

Fue tres días antes de su cuarto cumpleaños, así que me las arreglé para que unos pocos amigos de su vecindario vinieran con sus padres. El tema era el bosque lluvioso, por supuesto, y los adornos de la fiesta eran paraguas y botas de lluvia.

Sam, todavía tontamente proclamando su inocencia respecto al fraude, se había apegado bastante a ella en los meses pasados. Preguntó si podía seguir viéndola los fines de semana una vez que me la entregó, pero ni siquiera me molesté en responder a eso.

La había visto el tiempo suficiente.

De pie frente a mi casa de piedra rojiza, lo llamé dos horas antes de su fiesta de cumpleaños, asegurándome de que la dejara a tiempo. En lugar de hablarme como un adulto, hizo que Emma repitiera cada palabra para mí.

—Estaremos ahí pronto—dijo ella, una sonrisa en su suave voz—¿Puedes por favor dejarnos disfrutar juntos nuestras últimas horas?

—Te veo pronto, Emma.

—¡Adiós, mami!
—cortó y reordené las decoraciones de la fiesta por enésima vez, saludando a los primeros invitados en llegar y dirigiéndolos a la sala de estar.

Media hora pasó.

Una hora entera.

Dos.

Llamé a Sam, molesta de que estuviera haciendo esta mierda, como si fuese incluso la mitad de difícil de lo que fue para mí.

Pero no respondió.

Enojada, llamé a la policía y ellos llegaron a mi puerta en cuestión de minutos.

—¿Blanca Álvarez?—preguntaron.

—Sí, soy quien llamó.

Saqué la orden de la corte de mi bolsillo y expliqué lo que sucedía, cómo Sam se hallaba técnicamente cometiendo secuestro, pero me interrumpieron.

No se encontraban en mi casa para tomar un reporte.

Estaban ahí para dar uno.

Mientras calmadamente me explicaban que pasó, cómo ella se encontraba a menos de una cuadra cuando el auto chocó con un camión, mi mundo se detuvo.

Pregunté a qué hospital estaba siendo trasladada, qué ruta era más rápida para llegar, pero los policías simplemente suspiraron y apartaron la mirada, como si no quisieran decir nada más.

No tenían que hacerlo.

Sus miradas lo dijeron todo.





El funeral de Emma se celebró en un día húmedo y gris, otro duro golpe a mi pecho.

Me senté mientras la poca gente que conoció decía discursos, de sus jóvenes amigos que aún tenían que comprender qué significaba realmente la muerte.

Mi vecina, una niña de cuatro años llamada Hannah, dijo:

—Espero que vuelvas la próxima semana, Emma. Puedes venir a mi fiesta de cumpleaños.

Me quedé mirando el diminuto ataúd mientras lo bajaban a la tierra, la mitad de mí queriendo unirse a él y arriesgarme a ser enterrado vivo.

Al menos así no tendría que sentir nada nunca más.

Mientras la multitud se disipaba uno por uno, golpeando mi hombro y diciendo:

—Siento mucho tu pérdida.

Mientras se iban, vi a Elaine entrando en el cementerio.

Flanqueada por dos guardias de prisión, cayó de rodillas y gritó una vez que llegó a la tumba descubierta.

—Me hicieron llegar tarde al funeral de mi niña—maldijo a los guardias—Me lo perdí, maldita sea... ¿Cuán crueles pueden ser?

—Todos los permisos de salida tienen las mismas limitaciones de tiempo, señora—dijo rotundamente uno de ellos—No podríamos habernos marchado antes.

Agitó su cabeza y continuó llorando, golpeando el suelo con sus manos.

Como si necesitara distanciarse de la culpa, se puso de pie y caminó al podio, leyendo los papeles que fueron dejados ahí.

Se rompió de nuevo y caminé hacia allá.

—Blanca...—sostuvo sus brazos abiertos—Realmente se fue, ¿no es así?

—Se fue—me rehusé a consolarla—Y todo es tu culpa, Elaine. Tu maldita culpa.

—¿Crees que no lo sé?—sollozó—¿Crees que no lo siento?

—Deberías ser tú bajo tierra ahora mismo. Deberías ser tú.

—Blanca...

—No merecía ser arrancada de mí y lo sabes.

—Sí, lo sé... Yo sólo...

—¿Tratabas de probar un punto? ¿Hacer cualquier cosa para lastimarme porque jodiste tu vida y querías arrastrarme contigo?

—Podemos superar esto... Aún podemos encontrar una manera de restaurar tu nombre en esta ciudad, y eres la mejor abogado que conozco, así que... Sé que puedes arreglar todo y quizás, también ayudarme. ¿Quizás perdonarme?

—Haré todo lo que esté en mi poder para asegurarme de que te pudras en la cárcel, para asegurarme de que nunca salgas y que la junta de libertad condicional no tenga ni una pizca de compasión.

—No quieres decir eso, Blanca...

—Si alguna vez encuentro la manera de cometer un asesinato, tú y Sam serán mis primeras víctimas.

El guardia frente a nosotras me dio una mirada.

—No seas así, Blanca...

—Mi nombre no será Blanca por mucho tiempo más, para que lo sepas. Será Santana.

—¿Te vas? ¿Vas a dejarme aquí?

—Deberías ser tú bajo tierra ahora mismo...—noté al director de la funeraria apilando las sillas, mecánicamente desmantelando simplemente otra ceremonia—Deberías ser tú...

Uno de los guardias comenzó a hablar con el equipo de la funeraria, indagando si debían salir de las instalaciones o no. Notando que su tiempo era limitado, Elaine se aferró a mí.

—Blanca, quiero decir... Santana. Claramente aún me amas porque estás confiándome eso... Podemos reconstruir todo lo que tuvimos, podemos comenzar de nuevo, tú y yo... Podemos hacer esto si me ayudas...―agarré sus manos y las alejé mientras uno de los guardias se acercaba—Sabes que no pertenezco a la prisión—dijo, llorando—Me transferirán a una locación permanente la próxima semana... Sálvame, Santana... Sálvame...

No dije nada.

—Si pudiera retroceder el tiempo, lo juro... juro que lo haría. ¿No crees que también amé a Emma?

—Amaste—dije—Es pasado ahora, ¿no crees?

Suspiró.

—Por favor no me dejes...

—No lo haré—di un paso atrás para que los guardias pudieran escoltarla a la camioneta—Escribiré...

—¿En serio?—sus ojos lucían esperanzados mientras se alejaba—Está bien, espero tus cartas... Espero que nos arreglemos...

La lluvia aceleró su ritmo, pasando de una llovizna a un aguacero, pero me quedé de pie ahí, incapaz de alejarme de Emma.

Volví a leer su pequeña lápida, llorando cuando su cara pasó por mi mente.

Emma Marie Álvarez,
Una niña de mami, de principio a fin.
Se fue demasiado pronto,
Pero jamás será olvidada...


Me quedé mirando esas palabras por horas, dejando que la lluvia me empapara hasta los huesos.

No fue hasta que el director me informó que las puertas estaban cerrando, que me alejé.



Perdido y con el corazón roto, pasé los siguientes meses en una neblina vertiginosa.

A pesar de que Elaine era quien se encontraba presa, el periódico continuó escupiendo sus mentiras como hechos, calumniándome, y no me molesté en discutir.

No tenía la energía.

Presenté testimonios escritos a través de abogados que contraté, sabiendo que eventualmente las cosas se resolverían.

Ni siquiera me preocupé de que Elaine hubiera contratado a su propio equipo de alto nivel para impedirme obtener el divorcio.

Ya no me importaba ni una mierda nada.

Mi firma colapsó ante mis propios ojos, todo hasta el fregadero fue vendido en partes, y en la comunidad jurídica, la caída se hizo una advertencia, un testimonio de lo que ocurría cuando el estatus y la codicia nos consumía.

Bebí cada mañana, dejando que el alcohol adormeciera mi dolor. Y cada vez que despertaba del desmaya, bebía de nuevo.

Sólo cuando comenzaba a beber café podía funcionar lo suficientemente bien para hacer algo.

Visitar el cementerio era muy doloroso, casi tan doloroso como entrar a la habitación de Emma. Así que contraté a unas personas para que guardaran todo en cajas, diciéndoles que dejaran fuera los cuadros “E” y “A”; podría soportar ver eso ya que ella los había escogido.

Por meses, me lamenté por la vida que ella nunca tendría, intentando darle sentido a todo.

Sabía en el fondo de mí que no podría quedarme aquí, pero no podía irme como la misma mujer que fui; sabía que nunca podría superar a Emma, pero necesitaba una manera de hacerle frente.

Una manera de reintegrarme lentamente al mundo real.

Parando en un puesto de periódicos, mi mirada atrapó un artículo sobre el nuevo abogado y pez gordo en la ciudad: Noah Puckerman.

Vestido en uno de esos caros trajes que Sam elogió una vez, era la comidilla de la ciudad y por las palabras que leía, era arrogante, sólo un poco más arrogante de lo que fui recientemente.

—Oh, conseguiste el último…—dijo una mujer mientras se paraba junto a mí.

—¿Quiere este diario?

—Bueno...—se sonrojó—No el periódico, en realidad. Sólo quiero la entrevista de Noah Puckerman para poder mostrarles a mis amigas mi chico ideal.

—¿Ha leído algo de la mierda que dice en esta entrevista?—levanté una ceja—Es un idiota.

—Eso lo hace más atractivo, ¿no crees?

—Le preguntaron qué hace cuando no obtiene comentarios favorables—no podía creer cuan malditamente crédula se veía esta mujer—¿Quieres saber qué dijo?

—Seguro—cruzó sus brazos—¿Qué hace cuando obtiene malos comentarios?

—Mira su cuenta bancaria—digo—Y entonces dice, y cito: “No recuerdo aprender que alguien necesita ser querido para ser exitoso”. Realmente dijo eso.

Prácticamente se derritió en la acera.

—Apuesto que sabe cómo follar...

Le di el periódico y me alejé.

Su comentario sobre sexo fue un recordatorio de todo el tiempo que pasó desde que dormí con alguien.

Y entonces, me golpeó: Sexo.

Necesitaba un poco, desesperadamente.

Me inscribí en un sitio de citas en línea, Date-Match, y lentamente me deshice de las capas de la mujer que solía ser.

Compré ropa caras, vestidos, ropa formal, una para cada día de la semana.

Poco a poco frené mi excesivo consumo de alcohol para hacer espacio para un nuevo apetito, y en lugar de golpear mis paredes para liberar el estrés, invertí en cigarrillos cubanos.

Aun así, las mujeres que conocí en línea eran normales, y ninguna parecía estar interesada en sexo.

Sólo querían hablar sobre tonterías, siempre dejándome inquieta y solo al final de la noche para beber mis penas, forzándome a volver a empezar con mi experimento.

Como la mujer que se encontraba sentada al borde de cama ahora mismo, una maldita habladora. Era unos años mayor que yo, una maestra de algún tipo, y no se podía callar ni para salvar su vida.

Hablaba sobre su vida en la universidad, sobre una chica llamada Lilly al que amó, un chico que jamás le correspondió. Antes de que pudiese comenzar a adentrarse sobre la fogata en el campus donde se conocieron, me di cuenta de que no podría soportar más esta mierda.

—Creo que Lilly y yo habríamos sido perfectas juntas—dijo—Incluso hubo esta vez en que...

—¿Vamos a follar o qué?—la interrumpí.

—¿Qué?—se agarró el pecho—¿Qué acabas de decir?

—Dije, ¿vamos a follar o qué?—le di énfasis a cada sílaba—No reservé esta habitación de hotel para sentarme y escucharte hablar toda la noche.

Su mandíbula cayó.

—Creí que...—balbuceó—Creí que te gustaba.

—Me gustas lo suficiente para follarte. Eso es todo.

Sus ojos se abrieron y retrocedió un paso.

—¿Todo este tiempo que estuvimos saliendo sólo has estado pensando en dormir conmigo?

Mentalmente añadí: “preguntas retóricas” a la lista de mierda que no iba a aguantar más.

—Tenía la impresión de que todas esas citas a las que me llevaste era porque...

—Te llevé a todas esas citas para que pudiésemos conocernos un poco. Para poder saber que no eras una asesina psicópata, y para que te asegures que tampoco lo soy—hice una mueca por todo el tiempo que claramente perdí—El propósito era que ambos estuviésemos lo suficientemente cómodas para follar, y luego podríamos ir por caminos separados.

—¿Solo sería una vez?

—¿Tienes un problema de audición?

Se veía completamente perdida, y no tenía el humor para aclarar esto.

Antes de que yo pudiese decir otra palabra, me miró a los ojos.

—Entonces—dijo, aún sorprendida—, ¿Todas las cosas en tu perfil son mentira?

—No. Todo en mi perfil es cien por ciento exacto—saqué mi teléfono—Específicamente escribí a qué me apunté, y he sido más que indulgente al pasar mi tiempo contigo. Pareces una buena persona, pero después de esta noche, tengamos sexo o no, no hablaré más contigo. Entonces, ¿qué vas hacer?

Se quedó ahí, su mandíbula cayó una vez más, y miré mi perfil.

Efectivamente, olvidé ajustar la configuración predeterminada cuando me registré en Date-Match, y mi espacio de “Qué Estoy Buscando” se hallaba lleno de tonterías: “Largas conversaciones, una conexión con alguien que realmente me entienda, y encontrar mi amor real.”

Ja...

Rápidamente borré todo el texto y levanté la mirada, notando que mi cita de esta noche seguía en la habitación.

—Si continúas de pie ahí—dije—, Asumiré que quieres tener sexo esta noche. Si no, la puerta está justo detrás de ti.

Un resoplido fue el último sonido que escuché antes de que la puerta golpeara tan fuerte que hizo temblar el espejo en la pared.

Sin inmutarme, contemplé lo que quería escribir en mi perfil.

Por los pasados meses, encontré decepción tras decepción, gastando mucho de mi tiempo y mi dinero en mujeres que no se encontraban en mi misma sintonía.

Y ahora todo tenía perfecto sentido.

Todas esas cenas innecesarias, conversaciones nocturnas, y otras tonterías estaban a punto de acabar en este momento.

No necesitaba otra relación, esos días terminaron para siempre, y jamás pasaría más de una semana hablando con la misma mujer al teléfono.

A medida que el sol se ponía fuera de la ventana de la habitación del hotel, la frase perfecta vino a mí, y escribí: Una cena. Una noche. Sin repeticiones.

Luego, la destaqué y la puse en negrita.

Mirándola, viendo cuan desnuda se veía, alguien podría pensar que no era realmente serio, así que debajo, puse las cosas completamente claras:

Sexo casual. Nada más. Nada menos.



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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo

Mensaje por monica.santander Jue Ene 05, 2017 2:48 am

Le paso de todo a la pobre Santana!!!!!
Quisiera que Britt se enterara de todo!!
Saludos
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo

Mensaje por JVM Jue Ene 05, 2017 3:37 am

Vaya historia, lo que le toco vivir a San fue muy fuerte, y cuando iba a recuperar lo mas valioso de su vida las cosas dieron un giro total, dejándola sin nada. Teniendo que empezar desde cero pero siendo una nueva persona, una que dejo de creer en las demás y en el amor :(
En verdad espero que Britt le de una oportunidad a San y la escuche.
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Jue Ene 05, 2017 7:12 pm

monica.santander escribió:Le paso de todo a la pobre Santana!!!!!
Quisiera que Britt se enterara de todo!!
Saludos




Hola, aii si =( xq eso es así ahora! es tan entendible! al menos para mi =( Yo tmbn! la rubia entenderia todo y la consolaria y todo!!!! Saludos =D





JVM escribió:Vaya historia, lo que le toco vivir a San fue muy fuerte, y cuando iba a recuperar lo mas valioso de su vida las cosas dieron un giro total, dejándola sin nada. Teniendo que empezar desde cero pero siendo una nueva persona, una que dejo de creer en las demás y en el amor :(
En verdad espero que Britt le de una oportunidad a San y la escuche.



Hola, sip! Si q lo es, y creo q se entiende el xq de su actuar de ahora. Le quitaron todo para ella y dos veces y la segunda vez ni sikiera pudo lugar x recuperarlo =( Sip, aii pobre morena =( x eso es así en la actualidad, hasta q llego britt ajjaaj. Espero lo mismo y q si puedan solucionar las cosas entre ellas jajaja. Saludos =D


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Finalizado FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Cap 16

Mensaje por 23l1 Jue Ene 05, 2017 7:14 pm

Capitulo 16




Tolerar.



Brittany


Me senté en la parte trasera la sala del juzgado, escuchando a Santana colapsar en el estrado.

Dos veces, cuando la defensa deliberadamente mencionó a Emma, perdió toda compostura.

Sin embargo, cuando vi la mirada en sus ojos ante la sola mención de ella, el “desliz” su nombre, sentí su dolor.

Mantuve mi cabeza gacha el resto de su testimonio, así nuestros ojos no se encontrarían, por lo que no sabría que yo me encontraba aquí, y cuando el juez pidió un breve receso, salí.

Los reporteros murmuraban en el pasillo, con la esperanza de que ella no hubiera leído ninguno de sus viejos artículos sobre ella hace años, y de repente gritaban preguntas.

—¡Señorita Álvarez! ¡Señorita Álvarez!—la persiguieron al segundo que salió de la sala del tribunal—¡Señorita Álvarez!

Se detuvo y los miró.

—Mi nombre es Señorita López.

—¿Cómo se siente acerca de potencialmente enviar a su ex socio y mejor amigo a la cárcel?

—Se está enviando a sí mismo a la cárcel—respondió.

—¿Tiene intenciones de volver a ponerse en contacto con él mientras esté tras las rejas?

Ignoró esa pregunta con una mirada en blanco.

—Su nombre se limpió hace años, y sin embargo dejó Nueva York—preguntó alguien—Ahora que todo está descubierto para bien, ¿alguna posibilidad de que volverá y reabrirá su empresa?

—Estoy a punto de pasar mi última hora en esta ciudad de camino hacia el aeropuerto—dijo, poniéndose las gafas sobre los ojos.

La multitud de periodistas la siguió fuera de la sala de audiencias, y ella se deslizó en el interior del coche sin mirar de nuevo.

Suspirando, saqué mi teléfono y volví a leer los mensajes que me envió esta mañana, lamentando un poco que no le respondí.


Asunto: Nueva York.
Me gustaría verte una última vez antes de irme. ¿Puedo recogerte para desayunar?
PD: Realmente iba a decirte todo esa noche...—Santana


Asunto: Tu coño.
Este mensaje no es realmente acerca de tu coño. (Aunque, ya que toqué el tema, es el número uno en mi lista de cosas favoritas.)
Ven a desayunar conmigo. Estoy fuera de tu puerta.—Santana



Mientras releía ese correo electrónico, uno nuevo apareció en mi pantalla:


Asunto: Adiós.—Santana


Sabía que mi falta de respuesta era inmadura, que era mi culpa que no llegara a verla antes de que se fuera, pero sentí que se pudo haber esforzado más.

Y todavía sentía que se había equivocado por no ser abierto conmigo cuando debió hacerlo.

Saliendo del juzgado, me dirigí a casa y pensé en todas las verdades a medias y mentiras que afectaron nuestra relación.

Alyssa.

Su esposa.

Mi nombre real.

Su verdadero nombre.

Todo lo que teníamos fue construido sobre mentiras...

Dejando que las lágrimas rodaran por mi rostro, abrí la puerta de mi casa, preparada para ducharme hasta que no pudiera llorar más, pero Santana se encontraba de pie en la sala.

—Hola, Brittany—me miró.

—El allanamiento de morada es un delito—me crucé de brazos—¿No deberías saber eso?

No dijo nada, sólo siguió mirándome, de arriba abajo.

—¿No tienes que tomar un vuelo?—mi voz se quebró—¿No deberías estar pasando tu última hora en Nueva York de camino al aeropuerto?

—Me di cuenta que todavía tengo algo que decirte.

—¿Tienes otro nombre falso del que me quieras contar? Otra identidad secreta que deseas…

—Detente—se acercó más y más, hasta que choqué con una pared, y me miró directamente a los ojos—Necesito que me escuches, Brittany. Sólo jodidamente escucha...

Traté de alejarme de ella, pero agarró mis manos y las sujetó sobre mi cabeza. Luego, usó sus caderas para mantenerme quieta.

Sabía que al menos tenia posibilidad de soltarme de su firme agarre, pero su mirada y su cuerpo no me daban opciones.

—Vas a quedarte aquí y escucharme por los próximos cinco minutos, te guste o no—las palabras salieron apresuradas, acaloradas—Ya que de repente te preocupas por saber la verdad, te voy a decir la puta verdad...

Traté de decir algo, pero se movió  y me mordió los labios.

Fuerte.

—Me gustabas cuando eras Alyssa y yo era Thoreau, cuando pasamos noches hablando de tus ridículas tareas y mi bufete de abogados... Me gustabas incluso después de que jodidamente mentiste y te vi en tu entrevista, me gustabas...—tensó el agarre alrededor de mis muñecas—Y a pesar de que sabía que no debería haberte perseguido y aparecido en tu departamento ese día, lo hice, y te follé... Después de eso, realmente me gustaste.

—¿Estás hablando en serio en este momento?

—Malditamente en serio—me miró y me mordió los labios de nuevo, ordenándome en silencio que me mantuviera callada—No quería que me gustaras, Brittany. Se suponía que no debía, y no tenía que hacerlo, pero todos los días después de eso eras en todo lo que podía pensar. Tú y tu boca arrogante, y cómo tus mentiras tal vez no eran tan malas después de todo.

—¿Qué pasa con tus mentiras? ¿Todavía crees que estás por encima de la moral? Que…

—Deja de hablar—espetó—Déjame terminar.

Tragué saliva y me miró fijamente unos segundos antes de continuar.

—Sí, te oculté el hecho de que era casada, y aunque no fue intencional, aun así era una mentira.

—Una gran mentira.

—Brittany...—me agarró con más fuerza—No había pensado en Elaine en mucho tiempo... Por el contrario, he estado pensando en ti todos los días desde que te fuiste.

—No, no lo haces.

—Sí—me miró directamente a los ojos—Conduje a tu clase de ballet dos veces por semana, tratando de verte, tratando de hablar contigo y pedirte disculpas... Envié cosas a tu departamento. Incluso me presenté dos veces, pero eso fue antes de que supiera que te habías mudado.

—Sólo estás diciéndome todo esto para poder follarme...—sacudí la cabeza y aparté la mirada, pero me hizo mirarla de nuevo.

—Estoy diciendo todo esto porque te amo...

Jadeé y lágrimas se formaron en mis ojos.

—Jodidamente te amo, Brittany...—repitió, limpiándome la cara—Y haré lo que sea para demostrártelo—rozó sus labios contra los míos—¿Todavía me amas?

—No, yo no... No de ninguna…—sentí sus labios contra los míos, silenciándome.

No quería devolverle el beso, quería empujarla y decirle que se fuera, pero separé mis labios y dejé que su lengua se deslizara dentro de mi boca.

Lentamente, liberó mis manos de su agarre y cerró sus brazos alrededor de mi cintura, manteniendo sus labios unidos a los míos.

No me dio la oportunidad de hablar, de respirar.

Sólo me besó sin sentido hasta que no pude soportarlo más.

—Si honestamente puedes decir que no me amas—susurró, alejándose lentamente de mí—, Entonces te dejaré sola.

—¿Y si no puedo?—le pregunté, sin aliento.

—Si no puedes, vas a mostrarme tu habitación para que tú y yo podamos conocernos de nuevo.

—¿Conocernos de nuevo?—gemí cuando acunó mi culo—¿Eso es un código para una conversación?

—Es un código para follar.

—¿Te mataría decir una sola vez hacer el amor?

—Depende de si realmente me amas o no.

Silencio.

Sus dedos ahora trazaban la cremallera en la parte trasera de mi falda, jalándola suavemente mientras me miraba a los ojos.

—Te odio—dije, haciéndola levantar la ceja—Si me dijiste todas esas cosas sólo para ilusionarme, nunca te lo perdonaré.

—Todavía no lo haces...—me besó suavemente—Quise decir cada palabra que dije—me bajó la cremallera—Y de verdad necesito saber si aún me amas porque…—dejó de hablar.

Mi falda cayó en un charco en el suelo y tiró mi tanga de mi cintura hasta que se rompió.

—Brittany, dime... Dime ahora mismo.

Jadeé cuando deslizó un dedo dentro de mí, y ella gimió ante lo mojada que estaba.

—Sí...

—¿Sí?—movió su dedo dentro y fuera—Sí, ¿qué?

—Sí, yo…—hice una pausa mientras besaba mis labios—Sí, todavía te amo.

—¿Dónde está tu habitación?

Miré a mi izquierda y de inmediato me jaló por el pasillo, cerrando la puerta detrás de nosotras.

No me dio la oportunidad de desvestirme.

Sus manos estaban sobre mí, desabrochándome la camisa, rompiendo mi sostén, y acariciando mis pechos.

Me acerqué y le desabroché la falda y bajándosela justo con las bragas, mientras ella se quitaba la parte de arriba. Entonces, me tiró sobre la cama, subiendo encima de mí.

Extendí las piernas debajo de ella, levantando mis caderas para que pudiera follarme, pero no lo hizo. En su lugar, me besó el cuello, susurrando lo mucho que me extrañaba, lo mucho que me necesitaba.

—Santana...—sentí sus pechos rozarse contra los mios.

Movió su boca lentamente a mi pecho, arremolinando su lengua en mis pezones mientras palmeaba mis pechos. Sus besos viajaron más y más abajo, hasta mis muslos.

Cerré los ojos cuando presionó su lengua contra mi clítoris, mientras de forma burlona la movía contra mí en círculos lentos y sensuales.

—Ahhhh...—traté de cerrar las piernas, pero ella las clavó en el colchón y alzó la vista hacia mi.

—Brittany...—su voz era baja.

—¿Sí?

Rodeó el clítoris con el pulgar, haciendo que se hinchara de placer.

—Dime que soy dueña de esto.

Cerré los ojos mientras incrementaba la presión, frotando su pulgar una y otra vez.

—Dime que soy dueña de tu coño, Brittany.

—Sí—me retorcía debajo de su mano—Sí...

—Dilo—me impidió moverme—Necesito que lo digas.

Un escalofrío recorrió mi espalda y finalmente le devolví la mirada.

—Sí... Eres su dueña.

Sonrió y metió la cabeza entre mis piernas de nuevo, devorándome, haciéndome gritar con toda la fuerza de mis pulmones, pero no me dejó acabar.

En cambio, me giró.

—Boca abajo, en cuatro patas.

Me quedé sin aliento y la complací lentamente, y lo siguiente que sentí fue ella palmeando mi culo, besando mi espalda.

—Todavía no he reclamado cada centímetro de ti...—dijo, apretando mis nalgas con dureza—Pero lo guardaré para cuando piense que estés lista.

Me quejé mientras deslizaba sus dedos en mi coño centímetro a centímetro, inclinándome hacia delante. Quitó la banda elástica de mi cabello y me jaló hacia atrás, susurrando:

—Se va a sentir como esto... Tal vez incluso mejor...

—Ahhhh...

—Y cuando suceda, dejarás que me corra junto a ti...—su otra mano acarició mi costado y apretó mis pechos—Quiero que sientas lo perfecta que somos juntas...

—Santana—me aferré a las sábanas.

—¿Sí?

No le respondí.

No pude.

Palmeaba mi trasero mientras embestía dentro de mí, dándomelo duro mientras susurraba mi nombre.

La encontré embestida tras embestida, incapaz de soltar las sábanas, y cuando me sentí alcanzando el borde, acercándome mientras torturaba mi clítoris con los dedos, me lo negó nuevamente.

Salió de mí, haciéndome gemir, y entonces me hizo enfrentarla de nuevo.

Inmediatamente se acomodó para que nuestros sexos se unieran y se rozaran a la perfección, mirándome a los ojos, con movimientos lentos una y otra vez, sofocando mis gritos con su boca.

Sentía su cuerpo palpitando, sentí mis músculos contrayéndose y ella maldecía contra mis labios, y cuando nos miramos a los ojos de nuevo, las dos llegamos al mismo tiempo.

Caí hacia adelante contra su pecho, jadeando.

—Santana, yo...

Me interrumpió con un beso.

—También te amo...

Nos quedamos ahí conectadas durante lo que pareció una eternidad, ella pasando sus dedos por mi cabello, yo acariciando su pecho con mis manos.

—¿Estás bien?—preguntó.

—Sí...

Salió de la cama y se puso de pie.

—Ven aquí.

No me podía mover.

Todavía me sentía débil por mi último orgasmo.

Sacudió la cabeza y deslizó las manos debajo de mis muslos, levantándome y cargándome fuera de la habitación, comprobando cada puerta que pasamos.

Cuando llegamos al cuarto de baño, me bajó.

—No creo que pueda mantenerme de pie el tiempo suficiente para una ducha...—susurré.

Me ignoró y encendió el agua.

—No vamos a tomar una ducha—me alzó y me puso suavemente en la bañera.

Me impresionaba la fuerza que tenía, aún siendo mas bajita que yo, era muy fuerte.

Subiendo detrás de mí, agarró una botella vacía y la llenó con agua tibia. Luego la derramó gentilmente sobre mi cabeza. Tomó un poco de champú de la repisa y puso unas gotas en mi cabello, enjabonando hasta hacer espuma.

La escuché hacerme preguntas, algo sobre cómo me sentía o si quería hablar con ella acerca de lo que tenía en mi mente, pero cuando sus dedos continuaron masajeando mi cuero cabelludo, todo se volvió negro.





Me desperté en la cama sola.

No había ninguna nota de Santana, y toda su ropa desapareció.

Empezaba a pensar que tener sexo con ella fue un sueño, pero vi su cartera sobre mi mesita de noche.

Me quité las mantas y sonreí cuando vi que me vistió con ropa interior de seda.

Salí de la habitación y al pasillo, donde se encontraba parada en mi balcón fumando un cigarrillo.

—¿Desde cuándo fumas?—me detuve detrás de ella.

—No lo hago a menudo—dijo—Sólo cuando tengo que pensar.

Asentí y miré el cielo nocturno, pero de repente sentí que me jalaba contra ella.

—¿No vas a preguntarme lo que estoy pensando?—sonrió—Seguramente tienes preguntas.

—Sí las tengo, Blanca.

—Podemos hablar de ello.

—¿Ahora?

—Si eso es lo que quieres...—apagó su cigarro y me acercó a una silla, colocándome sobre su regazo—¿Cuánto tiempo hace que sabes sobre esto?

—Un par de semanas...

—Mmm.

Sacudí la cabeza.

—¿Howell y Schuester saben quién eres en realidad?

—Sí, lo saben.

—Entonces, ¿por qué tienes que ocultarlo de todos los demás?

—Abogada estimada o no, nadie quiere contratar a alguien que tiene una historia en los periódicos... Hace que una empresa de alto perfil se vea mal—me besó en la parte posterior de mi hombro.

—¿Cómo era Emma?

Suspiró, mirándome.

—Era perfecta...

Pensé en una manera de cambiar el tema, pero siguió hablando.

—Ella odiaba cuando me iba a trabajar, y me rogaba que la llevara a veces, así que la llevaba...—su voz era baja—Y entonces, no conseguía terminar nada porque el parque se hallaba justo al cruzar la calle y siempre quería jugar... Siempre.

—¿Te seguía en casa? —le pregunté.

—Era mi sombra. Se dormiría en el sofá si estaba trabajando, y si me veía salir de la habitación para tomar una llamada, se cruzaba de brazos y me miraba ofendida si no la invitaba a escuchar—dejó escapar una pequeña risa, pero no dijo nada más.

—¿Puedo preguntarte algo?—me apoyé en su pecho.

—Si digo que no, no creo que eso te detenga...

—¿A dónde vamos desde aquí?

—¿Qué quieres decir?

—Quiero decir... ¿Qué pasa ahora con nosotras?

Me miró, confundida.

—¿Nosotras?

—¿Estamos en una relación? ¿Vas a quedarte conmigo, o vas a regresar a Date-Match?

Se me quedó viendo durante mucho tiempo.

—No puedo quedarme en Nueva York, Brittany. Creo que puedes entender por qué...

—No tienes planes para quedarte más allá de esta noche ¿verdad?

—No.

—¿Y te vas por la mañana?

—Sí—trató de besar mi cabello, pero me alejé.

—Entonces, ¿esta era alguna forma de arreglar a tu Brittany antes de ir a casa? ¿Decir todo lo correcto para que puedas sentirte mejor contigo mismo cuando te vayas?

—Quería que supieras que te amaba antes de irme a casa.

—Y para conseguir algo de coño, por supuesto.

—Por supuesto—sonrió, pero no se la devolví.

—Te dije que no me ilusionaras, Santana—di un paso atrás—Y de todos modos lo hiciste.

—¿Qué quieres que haga, Brittany? ¿Qué me mude contigo? ¿Qué jodidamente te lo proponga?

—Quiero que te quedes... Y si no puede quedarte, quiero que te vayas... Ahora

—Brittany...

—Ahora—dije—Todavía podemos ser amigas, pero no quiero que…

—Detente—me acercó y presionó su boca contra la mía—Somos más que amigas... siempre lo fuimos. Sólo no puedo estar contigo en este momento.

Abrí la boca para protestar, pero me besó una y otra vez, susurrando cuando ahuecó mis pechos:

—Realmente preferiría si nos pasamos el resto de la noche en la cama y no discutiendo.





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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D


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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Jue Ene 05, 2017 7:33 pm

Al fin la historia de santana, es lo mas triste e injusto que le podria pasar a alguien, esa desgraciada de la elaine, que ser pudra en la carcel, es lo menos que se merece, ahora solo queda que brittany sepa todo!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo

Mensaje por micky morales Jue Ene 05, 2017 7:44 pm

Terminando de leer el 15 aparecio el 16 y ya habia comentado, y ahora pq c.... santana no pde plantearse un futuro con brittany si ya todo esta aclarado?????
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo

Mensaje por JVM Vie Ene 06, 2017 2:12 am

Pues ahora esta todo claro entre ellas, aunque San me confunde un poco si ya le dijo a Britt que la ama porque no estar con ella en una relación seria, le costo trabajo recuperarla para que le diga que ahora no le puede ofrecer algo más.
Solo espero que se aclare pronto y que Britt la entienda y la espere, porque a pesar de que son totalmente distintas encajan perfectamente juntas!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Vie Ene 06, 2017 7:05 pm

micky morales escribió:Al fin la historia de santana, es lo mas triste e injusto que le podria pasar a alguien, esa desgraciada de la elaine, que ser pudra en la carcel, es lo menos que se merece, ahora solo queda que brittany sepa todo!!!

micky morales escribió:Terminando de leer el 15 aparecio el 16 y ya habia comentado, y ahora pq c.... santana no pde plantearse un futuro con brittany si ya todo esta aclarado?????



Hola, si, si que lo es =( por eso la morena ahora es una persona sin corazón. SI! ella y sam! se lo merecen! Esperemos y si. Jajajajajaj es bueno, no¿? jajajajajaj, pero suele pesar jajajajajajaj. Mmm pensamos q las cosas iban a mejorar, pero no tan poco ¬¬ Saludos =D






JVM escribió:Pues ahora esta todo claro entre ellas, aunque San me confunde un poco si ya le dijo a Britt que la ama porque no estar con ella en una relación seria, le costo trabajo recuperarla para que le diga que ahora no le puede ofrecer algo más.
Solo espero que se aclare pronto y que Britt la entienda y la espere, porque a pesar de que son totalmente distintas encajan perfectamente juntas!



Hola, si, pueden empezar de 0 xD Mmm avanzaron, pero no lo suficiente =/ SI! osea tiene que hacerlo. Esperemos y si, osea tmbn tiene q! ajajjajajajaja. Polos opuestos se atraen, no¿? jajajajaja. Saludos =D



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Finalizado FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Cap 17 - Ultimo

Mensaje por 23l1 Vie Ene 06, 2017 7:07 pm

Capitulo 17 - Ultimo


Suspender la Sesión.




Brittany


Semanas Más Tarde…


Me puse de puntillas tras bastidores, inclinando mi cabeza hacia el techo, ensayando el movimiento final de la producción por última vez.

Debería estar feliz y sonriente, contenta por el hecho de que me hallaba a punto de debutar en el papel principal en una producción de la Compañía de Ballet de Nueva York, pero no.

Me encontraba lejos de ello.

Me sentía sola, y sabía que ninguna cantidad de aplausos o elogios alejaría esos sentimientos.

Todavía retenía mis últimos momentos con Santana: El sexo mañanero en la ducha, el sexo contra mi puerta, el sexo en la limusina de camino al aeropuerto. (Y también el último rapidito en el baño del aeropuerto...)

Me dijo que me amaba todo el tiempo, que no quería dejarme, pero se fue de todos modos.

Nuestra relación fue relegada ahora a hablar por teléfono todas las noches, recapitulando nuestros días, haciéndonos venir entre fantasías, pero no era suficiente.

Y sabía que no sería suficiente para mí por mucho más tiempo.

La necesitaba aquí.

—¡Todo el mundo, quedan cuarenta minutos!—un ayudante de escenario se deslizó junto a mí—¡A sus lugares en cuarenta!

Tomé una profunda respiración y caminé hacia un espejo que colgaba cerca del ala. Mirándome fijamente, aprecié el traje de esta noche, un resplandeciente rostro blanco que parecía sacado de un sueño: cristales brillantes adornaban cada centímetro del leotardo, el tutú se encontraba recién esponjado y rociado con brillo, y mi diadema con plumas tenía más capas y era mucho más definida que la que usaba en Durham.

—¿Britty?—dijo una voz familiar detrás de mí.

—¿Mamá?—me di la vuelta—¿Qué haces tras bastidores?

—Queríamos venir a desearte buena suerte en persona—asintió hacia mi papá.

—Gracias...

—También queremos que sepas que a pesar de que todavía deseamos que continúes con la escuela de derecho, estamos muy orgullosos de ti por perseguir tus propios sueños.

Sonreí.

—Gracias, otra vez.

—Y también estamos muy, muy honrados de tenerte como nuestra hija porque eres una gran inspiración para todos los estudiantes universitarios que visitarán las urnas en las elecciones de este año, estudiantes que tienen sueños y ambiciones similares con respecto a las carreras en las artes.

—¿Qué?

—¿Conseguiste todo eso?—se giró a la reportera detrás de nosotros que apagaba su dispositivo—Asegúrate de utilizar esa última parte como un extracto para el siguiente comercial.

—¿En serio?

—¿Qué?—se encogió de hombros—Dije en serio cada palabra, pero también es bueno tenerlo grabado, ¿no crees?

No me molesté en refutar.

Mi papa dio un paso adelante y me abrazó, posando para una antinatural foto, pero cuando el fotógrafo se alejó, sonrió.

—Estoy feliz por ti, Britty—dijo—Creo que aquí es donde perteneces.

—Sólo dices eso porque piensas que el que esté aquí significa que no arruinaré la campaña en casa.

—No, sé que el estar aquí significa que no arruinarás la campaña en casa—se rió—Pero aun así, estoy feliz por ti.

—Que reconfortante...

—Es cierto—chilló mi mamá—Estamos emocionados por ti.

—¡Damas y caballeros, estamos a punto de comenzar nuestra espectáculo en exactamente una hora!—rugió el señor Hummel—Si no eres una bailarina, un bailarín, o un ayudante de escenario, por favor, salgan de mi escenario. ¡Ahora!

Mis padres me abrazaron, reteniéndome por un largo rato. Cuando retrocedieron, se turnaron para besar mi mejilla antes de que se alejaran.

Acomodé mi diadema una última vez y comprobé mi teléfono. Efectivamente, tenía un correo electrónico.

Santana.


Asunto: Buena suerte.
Lo siento, no pude llegar a tu primera noche de estreno, pero estoy deseando escucharlo esta noche cuando me llames.
Estoy segura que será memorable para todos en el público.—Santana.
P.D.: Te extraño.



Asunto: Re: Buena suerte.
No te llamaré esta noche. Deberías haber estado aquí. Pensaré sobre recapitularlo para ti la próxima semana.—Brittany.
P.D.: Tu “te extraño” podría ser mucho más convincente si el asunto del correo que enviaste hace dos horas no fuera “extraño tu coño”.



Asunto: Re: Re: Buena suerte.
Sé que debería haber estado ahí. Por consiguiente, ya he mencionado una disculpa.
Y me llamarás.—Santana
P.D.: Las extraño a ambas.



Asunto: Re: Re: Re: Buena suerte.
Realmente te quería aquí...—Brittany



Apagué mi teléfono para no continuar enviándole mensajes.

Necesitaba concentrarme.

Todos los ensayos y clases de baile que tomé en los últimos veintidós años me habían traído a este momento. En treinta y seis minutos, cada movimiento sería expuesto para una de las audiencias más grandes en el mundo de la danza.

Reuniría las opiniones de los más acérrimos críticos, la mayoría viejos admiradores del ballet, y los periódicos tendrían las primeras críticas que podrían hacer o romper el camino de la producción restante.

Pero ahora mismo, en este momento, nada de eso importaba.

Este era mi sueño, finalmente lo vivía, y sólo podía asegurarme de dar lo mejor de mí.

—¿Lista, señorita Pierce?—el señor Hummel colocó sus manos sobre mis hombros—¿Lista para mostrarle a esta ciudad que pertenece aquí?

Asentí.

—Mucho, señor.

—Bien, porque también estoy listo para hacerles ver eso—aplaudió por encima de su cabeza, avisándole al resto de los bailarines que se reunieran—Damas y caballeros, es oficialmente la noche de estreno—dijo—Han trabajado duro durante meses, registrado cada hora necesaria y algo más, y realmente creo que la presentación de esta noche del Lago de los Cisnes será la mejor presentación que esta audiencia verá jamás—hizo una pausa—Si no es así, me aseguraré de que lo paguen en el ensayo de mañana.

Hubo gemidos.

Sabíamos que no bromeaba.

—Estaré sentado en el balcón al centro del escenario, y no ofreceré ningún elogio, ningún indicio de aplauso, si la presentación es nada menos que perfecta. ¿Estamos claros?

—Sí, señor—murmuramos colectivamente, aún intimidados por su poder.

—Bien. Ahora ocupen sus lugares—se alejó de nosotros y chasqueó sus dedos—Háganme sentir orgulloso.

Tomé mi lugar en el centro del escenario y di la espalda a la cortina, levantando mis manos sobre mi cabeza. Escuché a la orquesta dándole a sus instrumentos una última afinación, escuché al pianista reproduciendo el estribillo que se perdió en el ensayo de esta mañana, y luego escuché el silencio.

Silencio ensordecedor.

Las luces de la galería parpadearon, lento primero y después más rápido, y todo se volvió negro.

Cinco... Cuatro... Tres... Dos...

El pianista tocó la primera estrofa de la composición y las cortinas se levantaron, apuntando el brillante reflector en mi espalda.

El cuerpo de baile del cisne, veinte bailarinas vestidas completamente con tutús blancos, formaron un círculo a mí alrededor, y cuando se pararon en puntillas, inclinando la cabeza hacia atrás, lentamente giré para enfrentar la audiencia haciendo una pausa, mirando todos los rostros sin nombre y luego me perdí en mi propio mundo.

Era Odette, la Reina Cisne, y me enamoré de un príncipe a primera vista, bailando con él debajo de una esfera brillante de luces, diciéndole que necesitaba prometer su amor por mí si quería romper el hechizo de mi lago.

Se oían los gritos de asombro de la audiencia sobre la música, pero mantuve mi concentración.

Haciendo la transición perfectamente del dulce cisne blanco, que no quería nada más que enamorarse, al malvado cisne negro, Odile, que no quería nada más que evitar que esto sucediera.

Ilustré el amor, desamor y la devastación a lo largo de dos horas, nunca parando para recobrar el aliento, nunca perdiendo el ritmo.

Al final, donde el amor de mi vida se compromete a morir conmigo en lugar de honrar su promesa errónea al cisne negro, no pude evitar desviarme de la coreografía.

En lugar de tomar su mano y dejarlo llevarme al “agua”, salté en sus brazos, dejándolo sosteniéndome en alto para que todos los otros cisnes vieran. Y entonces, los dos giramos en el olvido, “muriendo” juntos.

La música comenzó su decrescendo, medio sombrío y medio ligero, y las luces se apagaron, dejando nada.

Todo termina con oscuridad.

Y silencio.

De repente, surgió un ruidoso aplauso del público y elogios colectivos.

—“¡Bravo!” “¡Otra vez!” “¡Bravissimo!” se hicieron eco en las paredes.

Las luces del escenario se encendieron y saludé al público, dando una mirada al mar de rostros bien entretenidos: El señor Smythe se hallaba al frente y al centro, asintiendo mientras aplaudía, murmurando:

—Bien hecho, Buen trabajo.

Mi mamá se limpiaba una lágrima de sus ojos y miraba a mi papá, diciendo:

—Es nuestra hija.

Incluso el señor Hummel, todavía con su rostro de piedra, se encontraba de pie y aplaudiendo, deteniéndose al momento en que sus ojos se encontraron con los míos.

—Bravo—gesticuló antes de alejarse.

Mantuve una sonrisa enyesada en mi cara mientras exploraba la habitación, buscando a la única persona que quería, la única persona que necesitaba ver, pero no se encontraba ahí.

—Gracias, damas y caballeros, por asistir a la noche de estreno—dijo uno de los directores que subió al escenario—Por nuestra tradición de estreno, presentaremos ahora a los miembros de nuestro cuerpo de baile para ustedes...

Traté de concentrarme en las presentaciones, traté de concentrarme en alguien más aparte de Santana, pero cuando levanté mi cabeza de otra reverencia al público, la vi.

Se encontraba ahí en la primera fila, en el último asiento de la izquierda.

Me miraba y sonreía, gesticulando:

—Felicitaciones.

—Y por último, pero no menos importante, nuestra protagonista de la noche y nueva bailarina principal aquí en la CBNY. ¡Brittany Pierce!—dijo el director en el micrófono y el público ovacionó ruidosamente—¿Señorita Pierce?—me dio un codazo, susurrando—Señorita Pierce, necesita hacer su saludo final al público y dejar el escenario...

No me moví.

Seguí mirando fijamente a Santana.

—¿Señorita Pierce?—susurró, más duramente ahora—Haga una reverencia al público y vaya tras bastidores. Ahora…

Me alejé y caminé directamente hacia Santana, tomando mi tiempo para bajar los escalones del escenario. Me paré delante de ella, mirando directamente a sus ojos, ignorando los murmullos confusos de la multitud.

La directora dijo unas palabras más, el señor Hummel dio sus saludos y las cortinas se cerraron sin mí.

Mientras la audiencia daba un aplauso final y comenzaba a salir del lugar, finalmente encontré mi voz.

—Pensé que dijiste que no vendrías...—susurré—¿Viniste sólo a ver mi presentación o te quedarás un poco más?

—Me quedo un poco más.

—¿Eso significa permanentemente?

—No—limpió mis lágrimas—Significa que permaneceré aquí hasta que te des cuenta de lo terrible que es esta ciudad, hasta que te encuentres lista para irte.

—Firmé un contrato por tres años.

—Cada contrato es negociable—sonrió y me jaló a sus brazos—Y si no te disculpas por arruinar los créditos de cierre esta noche, podrán tomarlo como una infracción y despedirte.

—¿Dónde trabajarás?—pregunté—¿Vas a ejercer el derecho? ¿Puedes ejercer el derecho?

Besó mis labios.

—Daré clases en la universidad de Nueva York.

—¿Qué?—mi corazón inmediatamente lo sintió por los futuros estudiantes—¿Por qué?

—¿Qué quieres decir con ese por qué?

—Eres una terrible profesora, Santana... Todos los internos en SHL te odiaban.

—Me importa un carajo.

—Lo digo en serio—estaba realmente preocupada—Creo que deberías reconsiderarlo. Enseñar no es algo para todos, así que…

—En primer lugar—dijo, cortándome y apretando su agarre a mí alrededor—soy una jodida buena profesora. Sólo depende de la materia...—pasó su dedo por mis labios—Recuerdo enseñarte cómo hacer algo muy bien...

Me ruboricé.

—En segundo lugar, la última vez que comprobé, todos los internos en SHL eran bastante imposibles de enseñar y tontos como piedras, todos excepto una.

—¿Esa que era una maldita mentirosa?

—Sí—dijo—Esa.

—Escuché que rompió todas tus reglas—levanté mi mano hasta su cara—Escuché que terminó con tu racha de una cena, una noche, sin repeticiones...

—Estoy bastante segura que no lo hizo.

—¿Es eso cierto?—entrecerré los ojos—¿Sigue sucediendo? ¿Sigue siendo tu lema personal?

—En cierta medida—dijo, presionando sus labios contra los míos—Puesto que todavía me gusta el sonido de eso, y estaré saliendo con ella de aquí en adelante, sólo reemplazaré la palabra “una” con “más”.






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Mensaje por micky morales Vie Ene 06, 2017 8:26 pm

mejor imposible, al fin santana se dio cta que debia irse a vivir a new york!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo - Página 6 2145353087 [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo - Página 6 918367557 [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo - Página 6 3637566961 [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo - Página 6 3637566961 [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo - Página 6 4061796348 [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo - Página 6 4061796348 [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo - Página 6 2013958314 [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo - Página 6 1215408055
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Mensaje por monica.santander Vie Ene 06, 2017 10:54 pm

Jajaja Santana no aguanto mucho sin Britt, tenía todo preparado!!!
Que lindo!!!
Saludos
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Mensaje por 23l1 Vie Ene 06, 2017 11:53 pm

micky morales escribió:mejor imposible, al fin santana se dio cta que debia irse a vivir a new york!!!! [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo - Página 6 2145353087 [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo - Página 6 918367557 [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo - Página 6 3637566961 [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo - Página 6 3637566961 [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo - Página 6 4061796348 [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo - Página 6 4061796348 [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo - Página 6 2013958314 [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo - Página 6 1215408055



Hola, o no¿?! jajajaajajajajajajaj. SI! osea tenia que ceder y lo sabia! ajajajajajaja. Si son un amor... ahora jajaajajja. Saludos =D





monica.santander escribió:Jajaja Santana no aguanto mucho sin Britt, tenía todo preparado!!!
Que lindo!!!
Saludos




Hola, jajaajaja y es obivo, y buena jugada ajjaajajajajjajajaa. Si es un amor... ahor ajajajaajajaj. SI!!!!! Que mejor¿? haahahah. Saludos =D




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Mensaje por 23l1 Vie Ene 06, 2017 11:56 pm

Epílogo


Santana


Seis Años Después…
Nueva York, Nueva York.



Me encontraba de pie delante de un salón de clases en la Universidad de Nueva York, contando los segundos, preguntándome por qué alguna vez acepté hacer esto.

—¿Hay alguna pregunta?—miré mi reloj.

Varias manos se alzaron.

—Sólo responderé tres—señalé a una joven estudiante en la fila delantera—Sí, tu. ¿Cuál es?

—Eh—se sonrojó—Buenos días, profesora López. Mi nombre es…

—No me importa cuál sea tu nombre. ¿Cuál es tu pregunta?

—Eh, ya han trascurrido dos semanas desde que comenzó el semestre y todavía tiene que entregarnos el programa…

La ignoré y apunté a un deportista en la fila del fondo.

—¿Sí?

—Tampoco nos ha dicho cuáles libros tenemos que comprar.

—¿Alguien en este salón de clases conoce la definición de la palabra “ pregunta”?—escogí a la última estudiante, una pelirroja sentada cerca de la ventana—¿Sí?

—¿Es verdad que estamos obligados a turnarnos para traerle café todos los días?

Miré la taza de café en mi escritorio, y luego a la hoja de registro que enlistaba cuál estudiante lo había traído hoy.

—No es una obligación—dije, recogiendo la taza—, Pero si pierdes tu día de traerme café, me aseguraré de que todos en la clase se arrepientan.

Gruñeron en conjunto y sacudieron la cabeza. Un par de ellos todavía tenía las manos levantadas, pero había terminado oficialmente por el día.

—Lean de la página 153 a la 260, de lo impreso para la próxima clase. Espero que conozcan las variantes de cada caso. Pueden retirarse—salí, sin decir nada más.

Entrando en el auto, noté un nuevo correo electrónico en mi teléfono.


Asunto: Baño.
Gracias por enviarme esa nota muy inapropiada con las flores. Ahora todos mis compañeros saben que todavía tenemos que follar en nuestro baño nuevo.
¿Por qué eres tan ridícula?—Brittany.



Asunto: Re: Baño.
De nada. Espero que te hayan gustado.
Y esa no fue una “nota” la que te envié. Es una orden que será cumplida en las próximas horas.
¿Por qué niegas que te encanta?—Santana.



Podía imaginarla rodando los ojos ante mi último mensaje, así que encendí el auto y aceleré hacia nuestro hogar.

Aunque había pasado los últimos seis años aquí, todavía trabajaba en tolerar las cosas que una vez odié, cosas que ahora me molestaban cada vez menos, pero todavía me quedaba un largo camino por recorrer.

Algunos recuerdos nunca pueden ser reemplazados…

Sin embargo, Brittany se hallaba completamente cautivada y atontada por la ciudad.

En cada oportunidad que no estaba en una gira sin descanso con la compañía de ballet, insistía en que probáramos cada restaurante, teatro, y atracción turística posible, en un esfuerzo por lograr que me enamorase de todo de nuevo.

Aparqué delante de la construcción de piedra rojiza; un edificio de ladrillo comprado recientemente en Brooklyn, y subí las escaleras.

—¿Britt-Britt?—dije cuando abrí la puerta—¿Estás aquí?

—Sí—dijo a la distancia—Y no estoy en el baño.

—Lo estarás eventualmente—recorrí el pasillo, deteniéndome cuando la vi colgando otro marco en su oficina.

Las paredes se hallaban cubiertas de fotos suyas de pie en medio del escenario, una foto diferente por cada noche en la que había abierto una presentación.

—¿Tengo que construir otra habitación para ti y para tus fotos?—pregunté—Te estás quedando sin espacio.

—No, creo que ésta es la última.

—¿Todavía te retirarás para fin de mes?—me detuve detrás de ella y besé su cuello—¿O todavía no has cambiado de opinión?

—No cambiaré de opinión—se giró para enfrentarme—Creo que es momento de concentrarme en algo nuevo.

—¿En convertirte en la versión femenina del señor Hummel cuando enseñes?

—No seré tan mala—dijo—, Pero necesito un descanso como dijiste, creo.

Asentí.

Le había dado todo mi apoyo a lo largo de su carrera profesional, viajaba con ella fuera del país para ver algunas de las presentaciones, contraté un masajista profesional que estuvo a su entera disposición y documenté todos sus logros de los periódicos.

Pero recientemente noté un cambio, un cambio en su actitud: Aunque era feliz cuando iba a las prácticas, e incluso más feliz cuando me contaba las cosas nuevas que la compañía ponía a prueba, parecía estar más interesada en una vida fuera de la compañía, así que le sugerí que se tomara un pequeño descanso.

Todavía trataba de descubrir como interpretó mi sugerencia de un “descanso” como un “retiro”.

—Me encantó bailar en Rusia—sonrió, señalando la foto—¿Recuerdas eso?

—Sí, lo recuerdo—dije, continuando mi ataque a su cuello, deslizando mi mano debajo de su camisa.

Gimió mientras frotaba mi pulgar sobre su pezón y mordisqueaba su piel. Pero luego se alejó.

—De hecho, necesito que envíes por fax mi contrato revisado a la compañía. Tengo que hacerles saber oficialmente a las cinco en punto.

—Después del baño—tomé su mano—Tenemos cuatro horas.

Rodó los ojos, pero se rindió, dejándome guiarla hacia el baño. Giré el grifo y le saqué el vestido por la cabeza.

—Si te retiras de una vez por todas de las presentaciones y sólo enseñas, tendremos más tiempo juntas.

—¿Más tiempo para que me convenzas de abandonar Nueva York?

—En realidad, no tenemos una razón para quedarnos—dije, pasando mis dedos por su cabello—Si vas a enseñar, puedes viajar al trabajo todos los días.

—¿Y si no enseño? ¿Si decido continuar bailando?

—Compraré boletos para la temporada—acuné su rostro en mis manos, arqueando las cejas—Nunca te pedí que retiraras, Britt-Britt. Simplemente creo que necesitas un descanso. No te has tomado una semana libre en más de seis años.

—Voy a tomarme un descanso.

—¿Va a durar más de dos días?

—Mucho más.

—¿Dos semanas?

—Serán al menos nueve meses.

—¿Qué?

Retrocedí, sorprendida.

Hablamos sobre tener hijos cuando comenzamos a vivir juntas, alguna de las dos de podría embarazar con los óvulos de la otra, pero ella todavía trabajaba.

—¿De qué estás hablando, Britt?

—Hablo de que vas a ser mamá—dijo, casi susurrando—Hace algunas semanas fui al doctor y me sometí al tratamiento para quedar embarazada, y funciono. Y creo que es una buena razón para que nos quedemos.

Estuve en silencio por varios segundos, presionando mis palmas contra su estómago plano.

—¿Estás bien?—me preguntó—¿Esto es algo que no querías? Quería darte una sorpresa, ya habíamos hablado sobre el asunto y al saber que funciono quería decírtelo esta mañana, pero estabas tan apresurada, así que…

La interrumpí con un beso profundo y la acerqué, acariciando su espalda desnuda.

—Estoy más que bien—la miré a los ojos—Es algo que quería.

Murmuró “Te amo”, contra mis labios y le respondí de la misma forma.

Sin aliento, se inclinó contra la puerta de la ducha.

—¿Puedes enviar mi carta ahora? Sería realmente agradable, si por una vez, no terminara retrasada en algo porque no tienes autocontrol y te encontrabas muy ocupada follándome.

—Definitivamente enviaré la carta—metí su labio en mi boca y apreté su trasero—Después del baño.

Ella intentó alejarse una vez más, pero la apreté contra la pared y la besé hasta que su cuerpo se relajó.

Alejándome mientras ella jadeaba por aire, levanté una de sus piernas hasta mi cintura, moviéndome para que nuestros sexos se rozaran.

Sus brazos se envolvieron alrededor de mi cuello al elevar sus caderas, mientras yo apretaba sus costados y la abrazaba contra mí.

—Cuando volvamos de cenar—susurré y pasé una mano por su estómago hasta su clítoris, moviendo mi pulgar alrededor—, Voy a follarte hasta que ya no puedas más.

Gruñó y arrastró sus uñas contra mi piel.

—Ahhh.

—Ahora que estás renunciando, estaré unida a ti todos los días.

—Sanny.

Sentí su cuerpo tensarse y levanté su otra pierna alrededor de mi cintura, presionando su espalda aún más contra la baldosa.

—Todos los días.

La abracé con fuerza y observé cómo llegaba a su clímax, cómo se dejaba ir por completo. Mordiéndose el labio inferior, la mantuve cerca de mí mientras otro orgasmo se abría paso por su cuerpo.

—Deja de luchar contra ello.

—No, no estoy.

—Britt-Britt—miré sus ojos profundamente mientras me venía segundos después que ella, y ambas nos mantuvimos entrelazadas por varios segundos más mientras el agua de la ducha caía sobre nosotras.

—A veces te odio—murmuró, indicándome que le soltara las piernas.

—También te amo—la puse sobre sus pies gentilmente.

Tomé una esponja y lentamente la pasé sobre su cuerpo, deteniéndome cuando alcancé su estómago.

—¿Ya fuiste al doctor?

—No—sacudió la cabeza—Sólo me hice una prueba. Iré mañana.

—Iremos mañana.

Lucía como si fuese a decir algo más, pero simplemente gimió cuando presioné la esponja contra sus muslos.

—Ven—dijo, tomando otra esponja cuando terminé—Déjame.

—No—tomé su muñeca y apunté al banco de la ducha—Puedes sentarte.

—¿Qué?

—Ve a sentarte.

—¿En serio?—cruzó los brazos y entrecerró sus ojos en mi dirección—¿No me dejarás devolverte el favor porque estoy embarazada? ¿De eso se trata?

—Sí—lavé mi pecho—Se trata exactamente de eso.

Suspiró.

—San.

—No puedo perder otro—la miré a los ojos—No quiero que hagas absolutamente nada.

Asintiendo lentamente, retrocedió y se sentó en la banca, manteniendo su mirada pegada a la mía.

Cuando terminé, cerré el agua y la envolví en una toalla. Apretando su mano, la llevé hasta nuestra habitación.

—¿Debo poner una hoja de portada sobre tu carta? —pregunté.

—No, pero si estás en modo complaciente, preferiría que nos saltáramos tu elegante cena de la facultad.

—Eso no sucederá—rodé los ojos y tomé su hoja de la cama—Tienes tiempo más que suficiente para arreglarte. Regreso en un rato.

Ignorando sus suspiros profundos, salí de la habitación y me dirigí a mi oficina de la casa.

La oficina también se encontraba cubierta de cuadros con sus fotos de recitales. Y, para mi enorme molestia, había puesto una foto de nosotras besándonos justo encima de mi escritorio; una foto que siempre lograba encontrar su camino hasta ahí, sin importar cuántas veces ponía mi título de leyes enmarcado ahí.

Encendí la máquina de fax y saqué la bandeja, deteniéndome una vez que leí la carta:

Querido señor Hummel, personal de la CBNY y actual cohorte,
Le escribo esta carta para renunciar oficialmente como bailarina principal de la compañía. Como discutimos previamente, me gustaría tomar otro rol más instructivo durante al menos dos años, en los cuales estaré persiguiendo algunos de mis sueños personales. Tengo completamente pautado volver al escenario cuando sea el momento correcto, pero en este instante, necesito hacer lo que es mejor para mí y para mi futura familia.—Brittany Pierce.







Brittany

Ajusté mi cinturón de seguridad y miré a Santana.

—¿Cuánto tiempo piensas quedarte en este evento esta noche?

—Hasta que termine.

Rodé los ojos, pensando en la última muy aburrida cena de la facultad a la que fuimos.

La mitad de los ganadores se encontraban dormidos a sólo una hora de haber comenzado la ceremonia.

—¿Estás nominada para un premio o algo?—pregunté.

—¿Qué te hace pensar que alguien me nominaría alguna vez para un premio?

—Al ver que de alguna manera lograste ganar el “Profesor del Año” tres veces seguidas, estoy muy segura que no es imposible.

—No—sonrió—El banquete para “Profesor del Año” es la semana que viene.

—¿Y esta noche qué es?

—¿Acaso importa?—colocó una mano sobre mi muslo expuesto, acariciándolo suavemente—Quiero que estés aquí. ¿Cuándo planeas decirle a tus padres que estás embarazada?

—Mañana. ¿Le contarás a alguien?

Estuvo en silencio durante unos minutos.

—A Quinn.

—¿Quinn?—me reí—¿En serio?

—En serio—dijo—Es una buena amiga.

No podía negar eso.

Aunque en algún momento estuvo inexorablemente enamorada de Santana, no ha sido más que un apoyo para nosotras desde que nos mudamos a Nueva York.

Llamaba una vez al mes para saludar, pero también le pedía consejos de citas.

Incluso a veces me preguntaba a mí.

Se había enamorado de una chica que había entrado a la oficina llamada Rachel, al principio se lo pudo difícil, pero como ella misma nos dijo, nadie se resistía a los encantos Fabray.

Rachel no fue la excusa y ahora llevaban casi un año saliendo.

Llevando el auto hasta el estacionamiento, me miró.

—Habías planeado someterte al tratamiento hace meses, ¿no es cierto?

Asentí.

—¿Por qué?

—Porque hablabas sobre querer un hijo más de lo que alguna vez podrás admitir.

—Te dije que quería que tuvieras una carrera, que alcanzaras todo lo que querías primero.

—Lo hice—dije mientras se estacionaba.

Acunó mi rostro en sus manos y me miró, observándome profundamente. Abrió la boca para decir algo, pero de pronto alguien tocó la ventana.

El aparcacoches.

Suspiró y retrocedió, permitiendo que un hombre en traje blanco tomara las llaves mientras otro me ayudaba a salir del auto.

—Disfruten su noche—dijeron ambos al mismo tiempo.

Santana me abrazó y ascendimos por un camino que se encontraba adornado con luces brillantes.

Mientras nos acercábamos a la entrada de vidrio del restaurante, un anfitrión asintió en nuestra dirección.

—Buenas noches, señorita López—dijo, al abrir las puertas—Señorita Pierce.

—Buenas noches—dije, preguntándome cómo sabía mi nombre.

Sentí a Santana besarme el cabello mientras entrábamos al salón medio iluminado, donde los clientes se encontraban sentados alrededor de las mesas vestidas de blanco.

Me dirigió hasta un lugar junto a las ventanas y sacó mi silla.

Miré alrededor del salón, notando que los usuales anuncios para el evento por las nubes de la facultad no se encontraban por ningún lado. Ningún rostro se me hacía familiar, y no había mención especial de nada relacionado a la Universidad de Nueva York en el menú del restaurante.

Al girarme para mirar de nuevo a Santana, para preguntarle lo que sucedía, noté que había puesto una pequeña caja en medio de la mesa.

—Iba a esperar hasta después de la cena—tomó mis manos y mi corazón se detuvo—Pero…

Todo a mí alrededor se empañó y tomé varias respiraciones profundas.

—Pero, ¿qué?

—Quiero darte esto ahora. Creo que he sido muy paciente en cuanto a este asunto, así que…

—Sí—solté sus manos—Digo que sí. ¿Puedo abrirlo?

Sonrió.

—Seguro.

Respiré profundamente una última vez antes de abrir la caja, antes de sacar el…

—¿Aretes?—pregunté, intentando mantener una sonrisa en mi rostro mientras miraba los diamantes brillantes en forma de zapatilla de ballet.

—Sí—asintió, sonriendo—Hace dos semanas mencionaste que querías unos de esos, así que pensé que con tu noticia del bebé…

No escuché el resto de su oración y miré la joya.

—¿No te gustan?—levantó mi barbilla.

—Sí, pero yo, pensé que—habían lágrimas acumulándose en mis ojos—Sí. Sí, me gustan mucho, Sanny.

Alzó la ceja.

—¿Por qué pareciera que estás a punto de llorar?

—No voy a—me levanté—¿Podrías disculparme por un minuto?

No esperé su respuesta.

Me alejé y tomé el codo de una mesera, preguntándole dónde quedaban los baños.

Me dirigí a esa dirección lo más rápido que pude, y revisé todos los compartimientos hasta dejar salir un chillido.

—¡¿Es en serio?!—lloriqueé.

Luego, permití que el resto de las lágrimas cayeran por mis mejillas.

Debí haberlo sabido…

Sacudí la cabeza, sabiendo que no podría terminar la cena de esta noche sin demostrar mis emociones.

Inmediatamente saqué mi teléfono y comencé a escribirle un mensaje, pero en eso entró por la puerta.

—Estoy ocupada—dije—Sal. Ahora.

—¿Para que puedas enviarme un email?—sonrió.

—Sí. Para poder enviarte un email—di un paso atrás—Casi termino con lo que tengo que decir, así que si simplemente pudieras…

—¿Por qué estás llorando, Britt-Britt?—se acercó a mí, haciéndome retroceder hasta que me encontré presionada contra la pared—¿Fue algo que dije?

—Estoy por tener tu bebé, Santana. Vamos a ser mamás.

—Soy consciente de ello—miró mi estómago y secó las lágrimas de mis ojos—Sin embargo, estoy muy segura de que tus hormonas no deberían estar afectándote tan rápido si apenas tienes unas semanas de embarazo.

—¿Alguna vez vas a proponérmelo?—ya no podía aguantarme la pregunta—Han pasado seis años…

—No recuerdo fijar un período de tiempo.

—Dijiste que cuando estuviera establecida con mi carrera y—suspiré mientras secaba otra ronda de lágrimas—Sólo quiero saber si sí o no, para así no llenarme de esperanzas de nuevo. Si nunca piensas casarte conmigo debido a tu pasado, porque piensas que te lastimaré como lo hizo Elaine, o si simplemente no sientes deseo de alguna vez comprometerte conmigo a largo plazo, sólo necesito que me lo digas en este instante para así yo poder…

Dejé de hablar cuando lo sentí deslizar un anillo en mi dedo.

—Sólo tenías que esperar veinte minutos más—besó mi frente, y bajé la mirada hasta el anillo, jadeando una vez que lo tuve frente a mi rostro.

Era un enorme diseño de corte princesa acompañado con pequeñas partes en azul zafiro alrededor de la banda de platino. Y alrededor del ajuste que mantenía la piedra principal en su lugar, una línea entrelazada de letras “B” brillaban debajo de la luz.

La miré en shock.

—¿Ibas a proponerme matrimonio aquí?

—No—besó mis labios—En el techo.

Silencio.

—¿Ibas a arrodillarte?—otra lágrima cayó por mis mejillas.

Asintió.

—¿Frente a otras personas?

Asintió de nuevo.

—¿Aun puedes hacerlo?

—¿Por qué lo haría?

—Por el bien de los recuerdos.

—Ya dijiste que sí.

—Lo sé, pero puedo quitarme el anillo temporalmente para así poder escuchar lo que sea que ibas a decir—lo giré alrededor de mi dedo, pero me detuvo.

—Si te quitas el anillo, asumiré que tu respuesta es no—me lanzó una mirada—Pero ya que sé que nunca lo dejarás pasar si en verdad no digo las palabras, las diré por el bien de los recuerdos—tomó mi mano y me dirigió fuera de los baños hasta unas escaleras.

Abriendo las puertas frente a nosotros, me sacó a la sección al aire libre del restaurante, donde los clientes se encontraban sentados debajo de un toldo blanco.

Caminó conmigo hasta el rellano y puso su chaqueta sobre mis hombros, antes de alzarme y ponerme sobre una roca helada.

Luego, miró por encima de sus hombros hacia los comensales que ahora nos miraban con sospecha mientras se arrodillaba.

—¿Quieres la versión editada o la no editada?—me miró a los ojos.

—La no editada.

—De acuerdo—agarró mi mano derecha y la tomó entre las suyas—Brittany Susan Pierce. El inicio de nuestra relación fue una mentira, una enorme jodida mentira, pero por alguna extraña razón, no podría estar más feliz de que ese haya sido el caso—se detuvo—Durante los últimos seis años, hemos cavado nuestro camino hacia la verdad, y por más que duele a veces, puedo decir con honestidad que todo valió muchísimo la pena.

Me sonrojé cuando las personas detrás de ella guardaron silencio, mientras se enderezaban para escuchar lo que decía.

—Quería proponerte matrimonio hace varios años, pero no quería retenerte ni distraerte de tu carrera, así que compré el anillo y decidí esperar hasta que hubieses alanzado todo lo que querías, hasta que en verdad pudiésemos disfrutar algo de tiempo juntas.

Una mujer se levantó y puso una mano sobre su corazón, murmurando:

—Aww.

—Y aunque me haces enojar como ninguna otra persona, y me empujas continuamente fuera de mi zona de confort. No hay nadie con quien preferiría estar, y no hay nada que me gustaría más que follar tu coño durante el resto de mi vida.

Hubo un jadeo masivo, y un coro de:

—¿Qué acaba de decir?

—Así que—tomó mi anillo con su pulgar—¿Te casarías conmigo?

Asentí, sintiendo nuevas lágrimas caer por mi rostro, mientras se ponía de pie y me atraía a sus brazos.

—¿Era muy necesario decir esa última línea?—murmuré cuando reclamó mi boca con la suya.

—Sí—deslizó su lengua por mis labios—Quiero que tengas muy presente que con anillo o sin él, aún soy la misma Santana.

—O Blanca.

—No, Santana, San o Sanny—me besó de nuevo, esta vez con mucha más pasión—Blanca se enamoró de la mujer equivocada. “Santana, San o Sanny” no…



FIN







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Hola, bueno aquí el fin de otra linda historia. MUCHAS GRACIAS a todas las personas que se dieron el tiempo de leerla y mas aun de comentarla!

GRACIAS!

Ya subo el prólogo de la siguiente!

Pd: como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"

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Mensaje por monica.santander Sáb Ene 07, 2017 12:57 am

Sos mi ídolo en este foro!!!!!!!
Gracias por otra historia!!!!!!!
Saludos
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo

Mensaje por JVM Sáb Ene 07, 2017 3:56 am

Gracias por la historia!!!
Y bueno San hasta el final haciendo enloquecer a Britt jajajaja
Pero lograron avanzar e ir dejando el pasado atrás, ahora a formar una familia!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Sáb Ene 07, 2017 7:06 pm

monica.santander escribió:Sos mi ídolo en este foro!!!!!!!
Gracias por otra historia!!!!!!!
Saludos



Hola, jajajajajaja esk es el efecto que causo [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo - Página 6 4061796348 jajajaja. De nada, pero gracias a ti por leerla y comentar! Saludos =D





JVM escribió:Gracias por la historia!!!
Y bueno San hasta el final haciendo enloquecer a Britt jajajaja
Pero lograron avanzar e ir dejando el pasado atrás, ahora a formar una familia!




Hola, de nada, pero gracias a ti por leerla y comentarla! Jajajajajaajaj xfin hizo bn las cosas jajajajaajajaj, asik q mejor¿? jajajajaj. Avanzaron todo lo q tenian q avanzar y ahora su gran futuro las espera! jajajaja. Saludos =D



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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 3:) Sáb Ene 07, 2017 11:44 pm

hola morra,...

perdón me perdí por un tiempo jajaja pero me leí todo!!!
definitivamente amo a san jajaja
me encanto toda la historia!!!

nos vemos!!!
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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo

Mensaje por 23l1 Dom Ene 08, 2017 7:05 pm

3:) escribió:hola morra,...

perdón me perdí por un tiempo jajaja pero me leí todo!!!
definitivamente amo a san jajaja
me encanto toda la historia!!!

nos vemos!!!



Hola lu "la perdida" jajajajajajaja, Jajajaajaj justo lo q decia jajajajajaajaj, y eso es lo bueno! ajajajajajajaj. Aii y como no¿? jajajajajajajaajaj. Si¿? Eso es mas que bueno! jajajajajaajaj, espero y la siguiente tmbn! jajaja. Saludos =D



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Finalizado Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Razonable III (Adaptada) Epílogo

Mensaje por Lucy LP Lun Ene 09, 2017 8:02 pm

Eres asombrosa como todas tus historias me gusto mucho el fic y que original San con su discurso para proponerle matrimonio a Britt jajajajajajaja... Saludos chica del efecto
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