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[Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
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monica.santander
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FanFic Brittana: Por Qué I (Adaptada) Cap 9
Capitulo 9
Santana
—Bueno, eso tomó un tiempo—bromeó Bree mientras me metía en la camioneta, sonriendo como un tonto.
—Sí, lo hizo.
—Es muy bonita.
Bonita no empezaba a describir a Brittany.
Al verla sentada al lado de Rachel me di cuenta de cuán sexy era Brittany. Todo ese pelo color rubio, piel clara y curvas.
Maldición, la chica tenía curvas en su parte trasera.
Unas muy, muy agradables curvas.
—Más bien preciosa—le contesté llevando la camioneta a la calle.
—Eso es lo que dijo Rachel. Estaba muy feliz con Britt. Parece feliz por ti. Creo que le preocupaba que todavía estuvieras suspirando por ella.
Había dejado de suspirar por Rachel hacía un tiempo atrás. Mi atracción a Brittany sólo lo demostró.
—Quiero decir que sé que Sam es un prostituto total, pero Puck dijo que era como realmente protector con Britt y luego está ese pequeño problema de su afirmación de que va a casarse con ella algún día.
Agarré el volante con fuerza, tratando de controlar la reacción violenta que provocó el recordatorio.
No había manera en el infierno de que Brittany fuera a casarse con Sam. No estaba dispuesta a proponerle matrimonio ni nada. Estábamos en las primeras etapas de una relación.
Pero sabía que era mejor que Sam Evans.
Claro que él era bueno para ella, pero me recordaba a un hermano mayor. Trataba a Brittany como yo trataba a Bree.
Brittany se merecía mucho más en la vida que eso.
Era inteligente, divertida, auténtica, tan increíblemente sexy, no era el modo de espera de alguien, maldición.
—Tus nudillos se están volviendo blancos—canturreó Bree.
Relajé mi puño y respiré profundamente.
—Sam está un poco confundido sobre algunas cosas. Britt nunca se casará con él. Ella te dirá lo mismo. Es especial.
—¿Al igual que Rachel era especial?
Lo pensé un momento y luego asentí.
—Sí, como Rachel, supongo. No encuentras chicas como esas dos a menudo. Confía en mí, he buscado. Son definitivamente raras.
—Como he dicho antes, esta vez no estás en contra de una estrella de rock. Apuesto por ti.
Sonreí, me acerqué y le apreté la rodilla.
—Así que, háblame de este coche que papá te está dando.
Un gesto inmediato tiró de las comisuras de su boca hacía abajo.
—Mi Jeep tiene todo tipo de problemas y papá dice que es lo que sucede con la compra de automóviles baratos—rodó los ojos—De todos modos, me está dando un intercambio que acaba de conseguir. Un cupé deportivo o algo. Creo que dijo un 250CL… tal vez. No sé. Pero necesito un coche y no puedo pagarlo por mi cuenta.
Al parecer, papá iba a darle un Mercedes.
Dejaba que el mundo viera al Rey de los Mercedes suministrar a su hija con un coche. No iba a conseguir meter mi culo en un maldito Mercedes. No había nada malo con mi camioneta Chevy.
La pagué yo.
—Va a ser un coche seguro. Si al final vas a Tuscaloosa en el otoño entonces me sentiré feliz de que estés en el camino en un Mercedes cupé.
Bree se removió en su asiento y se aclaró la garganta.
Uh, oh.
Eso no era bueno.
Eran sus tics nerviosos.
—Uhm, acerca de la universidad. Mira, Mike y Tina van a Auburn.
—¡Ah, no! Bree por favor, dime que es una broma.
—Déjame terminar Santana, ¡Dios!
No quería escuchar esto, pero la dejé continuar.
—Como decía antes de que te pusieras todo “Monstruo busca peleas” conmigo, Mike y Tina se van a Auburn, y quiero ser veterinaria. Sabes que amo a los animales. Es lo que realmente quiero hacer.
Esto no podía suceder.
Bree se movió en su asiento hasta que se volvió hacia mí.
—Si no fueras una fanática de Alabama y alguien te solicitara ir a la mejor universidad en Alabama si quisieras ser veterinario, ¿qué le dirías? ¿Eh?
Dejé escapar un suspiro de frustración.
—Auburn —murmuré.
—¡Bingo! Por eso apliqué ahí… y me aceptaron.
Bueno, mierda.
Mi hermanita enloquecía por Auburn.
—Quiero decir que podría haber aplicado en una universidad fuera del estado y mudarme muy lejos.
Negué con la cabeza.
—No, no me gustaría eso.
—Es lo que pensé. Voy continuar animando a Bama en secreto durante el Iron Bowl cada año, lo prometo.
Sacudiendo la cabeza, decidí centrarme en ese beso con Brittany. Me hizo feliz. La elección de universidad de mi hermana no lo hizo.
Mi papá se encontraba de pie frente a su concesionario cuando llegamos.
Era moreno, alto y estaba en forma con algunas vetas plateadas en su pelo negro.
Se reía, luciendo muy relajado y feliz.
No podrías decir por su aspecto jovial que estaba destruyendo su familia. No parecía que le molestara en absoluto.
Apretando los dientes, mantuve esos pensamientos para mí. Lo último que necesitaba era que Bree me escuchara hablar sobre el completo idiota que era nuestro papá.
—¿Vas a salir?—preguntó, mirándome mientras abría la puerta de la camioneta.
Negué con la cabeza.
—Te veré dentro de unos minutos en casa.
—Está bien—el entendimiento en sus ojos me recordó que no estaba sola en esto.
Éramos un equipo.
Salió de la camioneta. Mi papá empezó a caminar hacia mí. Me debatí entre irme antes de que pudiera llegar a la ventana de mi camioneta. Pero por amor a Bree no lo hice.
Bajé la ventana mientras se acercaba.
—Santana, ¿no vas a salir para ver el coche de tu hermana?
—Lo veré dentro de unos minutos en la casa de mi mamá.
Eso lo atrapó con la guardia baja. Se aclaró la garganta y movió los pies.
Seguí mirando por la ventana delantera.
—El otro día no estaba preparada para tu ataque verbal. Pude haber dicho algunas cosas que no debería. Pido disculpas. Pero esto es entre tu mamá y yo. Ustedes no tienen que estar atrapadas en medio. Ambas son prácticamente adultas.
Sacudí la cabeza y lo miré directamente a los ojos.
—Esto siempre me afectará. Mi mamá se está cayendo a pedazos. Es mi mamá. La mujer que me alimentó con sopa cuando estuve enferma y me sostuvo mientras vomitaba. Fue la única que besó mis rodillas raspadas y me abrazó mientras me ponían puntos porque me rompí el brazo. Me leía cuentos hasta que me quedaba dormida en la noche. ¿Esperas que simplemente no me importe que le estés haciendo daño? Demonios, la estás matando. Mi mamá y mi hermana son las únicas dos personas en este mundo por las que moriría. Haré lo que sea que tenga que hacer con el fin de hacerlas felices. Así que no papá, esto no es sólo entre tú y mamá. Cuando mamá llora, Bree llora. Entonces soy yo la que tiene que ir a recoger los pedazos de este lío que has creado—dejé de despotricar y respiré profundamente, porque en ese momento realmente necesitaba golpear algo y el rostro de papá se veía muy atractivo.
—No sabía que tu mamá compartía nuestros problemas personales contigo. Voy a hablar con ella al respecto.
Abrí la puerta de golpe y quedé cara a cara con mi papá.
Si bien él era muy alto a mi no me intimidaba nada.
Empujé un dedo contra su pecho con tanta fuerza que sabía que tenía que doler.
—Te acercas a mi mamá y romperé cada hueso de tu cuerpo. ¿Me entiendes?
El rostro de mi papá era rojo brillante.
Podía ver la furia y la sorpresa en sus ojos. Lo había avergonzado delante de sus empleados y si decía una palabra más, uno de esos empleados iba a tener que llamar a una ambulancia para su jefe.
Apartándome de él, entré de un salto a la camioneta y giré, dejando marcas de neumáticos en su aparcamiento de autos pavimentado.
Brittany
¿Era posible que mis labios siguieran hormigueando tras horas después del beso de Santana?
Seguro que no.
Tenía que estar todo en mi cabeza.
Cogí la última cuchara que Emily había usado para tocar la batería con las ollas y sartenes.
Alison finalmente había aparecido para buscarla y actuó como si yo estuviera siendo una molestia al pedirle que recogiera a su hija. Pero incluso mi hermana loca no podía bajarme de mi sueño.
El recuerdo del beso de Santana y sus palabras me tenían flotando en una nube de la que nadie me podía bajar.
Bostezando, decidí que era hora de ir a tomar una siesta con todos estos buenos pensamientos para que produjeran algunos sueños muy agradables.
Echando un vistazo a la puerta del dormitorio de Sam me detuve.
¿Debería ir a tomarla en su cama?
¿Quería?
Me volví y miré hacia el sofá.
Ahí es donde quería dormir.
Todos mis mejores recuerdos de Santana se hallaban en el sofá o en la habitación que lo rodeaba.
Seguramente soñaría con Santana si me acostaba en él. Tomando una almohada de la cama de Sam y una manta del armario, me dirigí al sofá para un poco de sueño retrasado y con algo de suerte muy buenos sueños.
Cálidos dedos corrieron por mi cabello para después trazar un lado de mi cara hasta llegar a mi clavícula, donde se burlaron y acariciaron la piel sensible ahí.
—Hmmm—murmuré, acurrucándome más cerca de la calidez que me sostenía.
Tenía un muy real y buen sueño con Santana.
Manos volvieron a mi cabello y masajearon suavemente mi cabeza.
Oh, eso me gustaba.
¿Cómo sabía hacer eso Santana?
Sam siempre masajeaba mi cabeza.
Sabía que tenía una debilidad por eso. Demonios, Sam arruinaba mi sueño.
Este se suponía que era un sueño de “sólo Santana”.
Antes de que pudiera enojarme demasiado, su mano encontró su camino de vuelta a mi clavícula.
Me volvía loca.
Sólo desliza tu mano por debajo de mi camisa ya. Por favor.
Estaba dispuesta a rogar.
Cuando llevó su mano hacia el norte otra vez, me quejé:
—San, por favor.
La mano se congeló y abrí los ojos y miré directamente a la cara de Sam.
—¿Me acabas de llamar “San”?
Fantástico.
¿Qué había hecho?
Esta no era la forma en la que iba a manejar toda esta posibilidad de Santana y yo con Sam.
Rodé los ojos y me senté.
—Probablemente. Estaba soñando, Sam. No puedo controlar lo que digo cuando estoy dormida.
Sam frunció el ceño:
—¿Soñabas con San?
Me encogí de hombros.
Sam gimió.
—Brittany, ya hablamos de esto. Nena, ella no es como nosotros. Sale con chicas ricas que sus padres aprueban. No hace lo de los barrios bajos. No te pongas para que te haga daño. Por favor—rogó.
Si alguien más se hubiera referido a salir conmigo como hacer lo de los barrios bajos le habría abofeteado.
Pero era Sam, quién creció a mi lado.
Vivió mi vida.
Lo tenía permitido.
Era diferente viniendo de él.
—Una vez más, se trataba de un sueño. No puedo controlarlo.
Sam se escabulló, cerrando la distancia entre nosotros.
—Eres tan malditamente linda cuando duermes—murmuró, inclinándose para morder mi hombro.
—Detente, Sam. No empieces con eso. Si necesitas sexo ve a otra parte.
Dejó caer la cabeza hacia atrás en el sofá.
—Sólo quería una probadita, Britt. Me estás matando.
Le acaricié la pierna.
—No, simplemente estás caliente y yo estoy disponible.
Sam rió.
—Crees que me conoces muy bien, ¿no, amor?
—Sé que te conozco muy bien. No puedes engañarme, Sam. Sucede que sé que te asustan las arañas a muerte y que lloras cada vez que ves Extreme Home Makeover. No hay nada de ti que no sepa.
Sam movió sus cejas hacia mí:
—¿Eso crees?—se inclinó hasta que pude sentir su aliento cálido cosquillear en mi oreja.
Sorprendentemente, no olía a whisky… todavía.
—Me masturbo con pensamientos de ti desnuda, tendida en mi cama con tu cabello rubio salvaje cubriendo mi almohada… y puede que con cierta morena también.
—¡Ugh! ¡Sam!—lo empujé y me puse de pie—Demasiada información, Sam. No quería saber eso.
Sam rió a carcajadas.
—¿Qué, nena? ¿No piensas en mí cuando deslizas tus manos en tu ropa interior y te pones traviesa?
—Sam, ¡cállate!—grité, llevando los dedos a mis oídos.
Metió la punta de su dedo en la boca y lo lamió. Juro que no podía ser más desagradable.
—¿En quién piensas, Britt? ¿Cuando estás haciendo que se sienta bien ahí abajo?
Me preparé para pegarle a la sonrisa estúpida de su cara.
—En primer lugar, no hago eso. Y en segundo lugar, eres un pervertido. Ahora ve a echar un polvo y déjame en paz.
Sam se sentó y apoyó los codos en las rodillas. Sus ojos verdes de bebé estaban redondos como platos.
—¿No te acaricias, Britt?
—Oh. Dios. Mío. ¿¡Puedes parar!?
Sam sacudió la cabeza con incredulidad.
—De verdad no. Nunca has tenido un orgasmo. Lo puedo ver en tu cara. Bueno, mierda.
—Sam lo digo en serio. Esta conversación…—me detuve cuando la puerta se abrió y Santana entró. Mi cara se puso inmediatamente de color rojo brillante.
No tuve que verlo para saberlo.
La idea de que podría haber oído siquiera una pequeña parte de esta ridícula conversación era humillante.
—Santana, morena, hablábamos de ti—dijo Sam con una sonrisa malvada y se levantó del sofá.
No me atreví a aclarar el estúpido saludo de Sam. En cambio me quedé inmóvil mientras Sam caminaba a mi lado y susurraba:
—Recuerda lo que dije.
No necesitaba que me recordara que no era lo suficientemente buena para Santana.
Ya lo sabía.
Pero lo que él no sabía era que Santana estaba totalmente desorientada con este hecho.
Y no estaba dispuesta a señalárselo.
Empujé a Sam mientras se tambaleaba y se reía antes de ir a su habitación y cerrar la puerta tras él.
Sabía que Santana esperaba que dijera algo, pero no sabía qué decir.
Metiendo mi cabello detrás de mi oreja lo miré.
—Uhm hola —me las arreglé para decir.
Una pequeña y sexy sonrisa tocó sus labios y me sentí como si pudiera derretirme en un charco en el suelo. Si no fuera por mi preocupación de que nos había escuchado antes de abrir la puerta, estaría disfrutando completamente de su sonrisa.
—¿Dormiste un poco?—preguntó, acercándose a mí lentamente, con un brillo muy decidido en sus ojos.
Asentí.
—Acabo de despertar.
Metió la mano en mi pelo y tomó la parte trasera de mi cuello.
—Bien—respondió. Sus ojos recorrieron mi rostro hasta detenerse para estudiar mi boca, antes de viajar hacia abajo, a la deriva por mi cuello y hombros, entonces por mi pecho, que subía y bajaba malditamente rápido—Sal conmigo esta noche, Britt. Iremos a hacer cualquier cosa que quieras. Podemos ir a comer, bailar, caminar por la playa o lo que sea. Sólo tienes que ir a alguna parte conmigo.
Tragué saliva y balanceé la cabeza arriba y abajo.
—Está bien—me las arreglé para responder sin que sonara como un susurro ahogado.
Una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro y sus ojos se encontraron con los míos de nuevo.
—Podemos hacer las tres cosas. Te llevaré a un lugar donde comer. Algún lugar agradable. Luego podemos ir a bailar. Realmente quiero bailar contigo. Entonces podemos terminar nuestra noche con un paseo por la playa.
Oh, guau.
Sí. Sí. Sí.
Asentí otra vez.
—Entonces déjame ir a prepararme y haz lo mismo. Nos encontraremos de nuevo aquí en una hora. ¿Es suficiente tiempo?
—Sí
Santana dejó caer su mano de mi cuello y dio un paso atrás. Me dio una última sonrisa, de esas que derriten huesos, antes de volver a desaparecer en su habitación.
Fantaseé con seguirla ahí dentro.
Verla cambiarse.
¿Cómo sería su torso estando completamente desnudo?
El pequeño vistazo que había conseguido era delicioso, sólo podía imaginar cómo se veía el resto de su cuerpo.
—Britt, ¿en dónde dejaste mis vaqueros favoritos?—Sam rompió el hechizo.
Me di la vuelta y me dirigí hacia el armario donde había colgado sus vaqueros.
El idiota no podía encontrar nada.
Saqué los vaqueros de la rejilla y se los entregué.
—Justo en frente de tu cara —le dije, entregándoselos.
—Gracias cariño. Mira, tengo una cita. Probablemente no llegaré hasta tarde. Quédate aquí. Después de esa basura que Alison te dio esta mañana te quiero aquí.
Asentí.
Tomó sus pantalones vaqueros y me volví hacia el armario para encontrar las pocas cosas mías que había colgado.
—¿A dónde vas? —preguntó mientras tiraba de sus botas.
—No lo sé todavía. Saldré con amigos.
No era que no quisiera hablarle de Santana, porque realmente lo quería.
Quería decirle: “Mira, supongo que ella no piensa en mí como salir con una barriobajera”, pero no lo hice.
Decirle a Sam lo haría preocuparse.
Posiblemente lo pondría todo celoso.
Nunca estaba segura con Sam, pero quería que Sam pasara la noche fuera.
No quería que regresara a casa y arruinara mi noche con Santana.
Mantuve la boca cerrada.
Sam se colocó detrás de mí y puso sus brazos alrededor de mi cintura.
—Ten cuidado. ¡Llámame si necesitas algo! Y no bebas demasiado.
—Voy a estar sobria y en casa temprano y a salvo metida en la cama —le prometí.
Sam puso un sonoro beso en mi mejilla.
—Esa es mi chica—me soltó y salió del closet.
—Me voy. Si no aparezco hasta la mañana, no te preocupes—se dirigió a la puerta mientras yo salía del armario y luego se detuvo—Pero llámame si me necesitas.
—Te prometo que llamaré si te necesito.
Me sonrió y finalmente salió de la habitación.
Eché un vistazo al reloj. Tenía cuarenta y cinco minutos. Necesitaba depilarme, pintar las uñas de mis pies y depilar algunas otras áreas.
Lanzando unas cuantas cosas para elegir en la cama, agarré mi bolsa de aseo y me dirigí al baño.
—Sí, lo hizo.
—Es muy bonita.
Bonita no empezaba a describir a Brittany.
Al verla sentada al lado de Rachel me di cuenta de cuán sexy era Brittany. Todo ese pelo color rubio, piel clara y curvas.
Maldición, la chica tenía curvas en su parte trasera.
Unas muy, muy agradables curvas.
—Más bien preciosa—le contesté llevando la camioneta a la calle.
—Eso es lo que dijo Rachel. Estaba muy feliz con Britt. Parece feliz por ti. Creo que le preocupaba que todavía estuvieras suspirando por ella.
Había dejado de suspirar por Rachel hacía un tiempo atrás. Mi atracción a Brittany sólo lo demostró.
—Quiero decir que sé que Sam es un prostituto total, pero Puck dijo que era como realmente protector con Britt y luego está ese pequeño problema de su afirmación de que va a casarse con ella algún día.
Agarré el volante con fuerza, tratando de controlar la reacción violenta que provocó el recordatorio.
No había manera en el infierno de que Brittany fuera a casarse con Sam. No estaba dispuesta a proponerle matrimonio ni nada. Estábamos en las primeras etapas de una relación.
Pero sabía que era mejor que Sam Evans.
Claro que él era bueno para ella, pero me recordaba a un hermano mayor. Trataba a Brittany como yo trataba a Bree.
Brittany se merecía mucho más en la vida que eso.
Era inteligente, divertida, auténtica, tan increíblemente sexy, no era el modo de espera de alguien, maldición.
—Tus nudillos se están volviendo blancos—canturreó Bree.
Relajé mi puño y respiré profundamente.
—Sam está un poco confundido sobre algunas cosas. Britt nunca se casará con él. Ella te dirá lo mismo. Es especial.
—¿Al igual que Rachel era especial?
Lo pensé un momento y luego asentí.
—Sí, como Rachel, supongo. No encuentras chicas como esas dos a menudo. Confía en mí, he buscado. Son definitivamente raras.
—Como he dicho antes, esta vez no estás en contra de una estrella de rock. Apuesto por ti.
Sonreí, me acerqué y le apreté la rodilla.
—Así que, háblame de este coche que papá te está dando.
Un gesto inmediato tiró de las comisuras de su boca hacía abajo.
—Mi Jeep tiene todo tipo de problemas y papá dice que es lo que sucede con la compra de automóviles baratos—rodó los ojos—De todos modos, me está dando un intercambio que acaba de conseguir. Un cupé deportivo o algo. Creo que dijo un 250CL… tal vez. No sé. Pero necesito un coche y no puedo pagarlo por mi cuenta.
Al parecer, papá iba a darle un Mercedes.
Dejaba que el mundo viera al Rey de los Mercedes suministrar a su hija con un coche. No iba a conseguir meter mi culo en un maldito Mercedes. No había nada malo con mi camioneta Chevy.
La pagué yo.
—Va a ser un coche seguro. Si al final vas a Tuscaloosa en el otoño entonces me sentiré feliz de que estés en el camino en un Mercedes cupé.
Bree se removió en su asiento y se aclaró la garganta.
Uh, oh.
Eso no era bueno.
Eran sus tics nerviosos.
—Uhm, acerca de la universidad. Mira, Mike y Tina van a Auburn.
—¡Ah, no! Bree por favor, dime que es una broma.
—Déjame terminar Santana, ¡Dios!
No quería escuchar esto, pero la dejé continuar.
—Como decía antes de que te pusieras todo “Monstruo busca peleas” conmigo, Mike y Tina se van a Auburn, y quiero ser veterinaria. Sabes que amo a los animales. Es lo que realmente quiero hacer.
Esto no podía suceder.
Bree se movió en su asiento hasta que se volvió hacia mí.
—Si no fueras una fanática de Alabama y alguien te solicitara ir a la mejor universidad en Alabama si quisieras ser veterinario, ¿qué le dirías? ¿Eh?
Dejé escapar un suspiro de frustración.
—Auburn —murmuré.
—¡Bingo! Por eso apliqué ahí… y me aceptaron.
Bueno, mierda.
Mi hermanita enloquecía por Auburn.
—Quiero decir que podría haber aplicado en una universidad fuera del estado y mudarme muy lejos.
Negué con la cabeza.
—No, no me gustaría eso.
—Es lo que pensé. Voy continuar animando a Bama en secreto durante el Iron Bowl cada año, lo prometo.
Sacudiendo la cabeza, decidí centrarme en ese beso con Brittany. Me hizo feliz. La elección de universidad de mi hermana no lo hizo.
Mi papá se encontraba de pie frente a su concesionario cuando llegamos.
Era moreno, alto y estaba en forma con algunas vetas plateadas en su pelo negro.
Se reía, luciendo muy relajado y feliz.
No podrías decir por su aspecto jovial que estaba destruyendo su familia. No parecía que le molestara en absoluto.
Apretando los dientes, mantuve esos pensamientos para mí. Lo último que necesitaba era que Bree me escuchara hablar sobre el completo idiota que era nuestro papá.
—¿Vas a salir?—preguntó, mirándome mientras abría la puerta de la camioneta.
Negué con la cabeza.
—Te veré dentro de unos minutos en casa.
—Está bien—el entendimiento en sus ojos me recordó que no estaba sola en esto.
Éramos un equipo.
Salió de la camioneta. Mi papá empezó a caminar hacia mí. Me debatí entre irme antes de que pudiera llegar a la ventana de mi camioneta. Pero por amor a Bree no lo hice.
Bajé la ventana mientras se acercaba.
—Santana, ¿no vas a salir para ver el coche de tu hermana?
—Lo veré dentro de unos minutos en la casa de mi mamá.
Eso lo atrapó con la guardia baja. Se aclaró la garganta y movió los pies.
Seguí mirando por la ventana delantera.
—El otro día no estaba preparada para tu ataque verbal. Pude haber dicho algunas cosas que no debería. Pido disculpas. Pero esto es entre tu mamá y yo. Ustedes no tienen que estar atrapadas en medio. Ambas son prácticamente adultas.
Sacudí la cabeza y lo miré directamente a los ojos.
—Esto siempre me afectará. Mi mamá se está cayendo a pedazos. Es mi mamá. La mujer que me alimentó con sopa cuando estuve enferma y me sostuvo mientras vomitaba. Fue la única que besó mis rodillas raspadas y me abrazó mientras me ponían puntos porque me rompí el brazo. Me leía cuentos hasta que me quedaba dormida en la noche. ¿Esperas que simplemente no me importe que le estés haciendo daño? Demonios, la estás matando. Mi mamá y mi hermana son las únicas dos personas en este mundo por las que moriría. Haré lo que sea que tenga que hacer con el fin de hacerlas felices. Así que no papá, esto no es sólo entre tú y mamá. Cuando mamá llora, Bree llora. Entonces soy yo la que tiene que ir a recoger los pedazos de este lío que has creado—dejé de despotricar y respiré profundamente, porque en ese momento realmente necesitaba golpear algo y el rostro de papá se veía muy atractivo.
—No sabía que tu mamá compartía nuestros problemas personales contigo. Voy a hablar con ella al respecto.
Abrí la puerta de golpe y quedé cara a cara con mi papá.
Si bien él era muy alto a mi no me intimidaba nada.
Empujé un dedo contra su pecho con tanta fuerza que sabía que tenía que doler.
—Te acercas a mi mamá y romperé cada hueso de tu cuerpo. ¿Me entiendes?
El rostro de mi papá era rojo brillante.
Podía ver la furia y la sorpresa en sus ojos. Lo había avergonzado delante de sus empleados y si decía una palabra más, uno de esos empleados iba a tener que llamar a una ambulancia para su jefe.
Apartándome de él, entré de un salto a la camioneta y giré, dejando marcas de neumáticos en su aparcamiento de autos pavimentado.
Brittany
¿Era posible que mis labios siguieran hormigueando tras horas después del beso de Santana?
Seguro que no.
Tenía que estar todo en mi cabeza.
Cogí la última cuchara que Emily había usado para tocar la batería con las ollas y sartenes.
Alison finalmente había aparecido para buscarla y actuó como si yo estuviera siendo una molestia al pedirle que recogiera a su hija. Pero incluso mi hermana loca no podía bajarme de mi sueño.
El recuerdo del beso de Santana y sus palabras me tenían flotando en una nube de la que nadie me podía bajar.
Bostezando, decidí que era hora de ir a tomar una siesta con todos estos buenos pensamientos para que produjeran algunos sueños muy agradables.
Echando un vistazo a la puerta del dormitorio de Sam me detuve.
¿Debería ir a tomarla en su cama?
¿Quería?
Me volví y miré hacia el sofá.
Ahí es donde quería dormir.
Todos mis mejores recuerdos de Santana se hallaban en el sofá o en la habitación que lo rodeaba.
Seguramente soñaría con Santana si me acostaba en él. Tomando una almohada de la cama de Sam y una manta del armario, me dirigí al sofá para un poco de sueño retrasado y con algo de suerte muy buenos sueños.
Cálidos dedos corrieron por mi cabello para después trazar un lado de mi cara hasta llegar a mi clavícula, donde se burlaron y acariciaron la piel sensible ahí.
—Hmmm—murmuré, acurrucándome más cerca de la calidez que me sostenía.
Tenía un muy real y buen sueño con Santana.
Manos volvieron a mi cabello y masajearon suavemente mi cabeza.
Oh, eso me gustaba.
¿Cómo sabía hacer eso Santana?
Sam siempre masajeaba mi cabeza.
Sabía que tenía una debilidad por eso. Demonios, Sam arruinaba mi sueño.
Este se suponía que era un sueño de “sólo Santana”.
Antes de que pudiera enojarme demasiado, su mano encontró su camino de vuelta a mi clavícula.
Me volvía loca.
Sólo desliza tu mano por debajo de mi camisa ya. Por favor.
Estaba dispuesta a rogar.
Cuando llevó su mano hacia el norte otra vez, me quejé:
—San, por favor.
La mano se congeló y abrí los ojos y miré directamente a la cara de Sam.
—¿Me acabas de llamar “San”?
Fantástico.
¿Qué había hecho?
Esta no era la forma en la que iba a manejar toda esta posibilidad de Santana y yo con Sam.
Rodé los ojos y me senté.
—Probablemente. Estaba soñando, Sam. No puedo controlar lo que digo cuando estoy dormida.
Sam frunció el ceño:
—¿Soñabas con San?
Me encogí de hombros.
Sam gimió.
—Brittany, ya hablamos de esto. Nena, ella no es como nosotros. Sale con chicas ricas que sus padres aprueban. No hace lo de los barrios bajos. No te pongas para que te haga daño. Por favor—rogó.
Si alguien más se hubiera referido a salir conmigo como hacer lo de los barrios bajos le habría abofeteado.
Pero era Sam, quién creció a mi lado.
Vivió mi vida.
Lo tenía permitido.
Era diferente viniendo de él.
—Una vez más, se trataba de un sueño. No puedo controlarlo.
Sam se escabulló, cerrando la distancia entre nosotros.
—Eres tan malditamente linda cuando duermes—murmuró, inclinándose para morder mi hombro.
—Detente, Sam. No empieces con eso. Si necesitas sexo ve a otra parte.
Dejó caer la cabeza hacia atrás en el sofá.
—Sólo quería una probadita, Britt. Me estás matando.
Le acaricié la pierna.
—No, simplemente estás caliente y yo estoy disponible.
Sam rió.
—Crees que me conoces muy bien, ¿no, amor?
—Sé que te conozco muy bien. No puedes engañarme, Sam. Sucede que sé que te asustan las arañas a muerte y que lloras cada vez que ves Extreme Home Makeover. No hay nada de ti que no sepa.
Sam movió sus cejas hacia mí:
—¿Eso crees?—se inclinó hasta que pude sentir su aliento cálido cosquillear en mi oreja.
Sorprendentemente, no olía a whisky… todavía.
—Me masturbo con pensamientos de ti desnuda, tendida en mi cama con tu cabello rubio salvaje cubriendo mi almohada… y puede que con cierta morena también.
—¡Ugh! ¡Sam!—lo empujé y me puse de pie—Demasiada información, Sam. No quería saber eso.
Sam rió a carcajadas.
—¿Qué, nena? ¿No piensas en mí cuando deslizas tus manos en tu ropa interior y te pones traviesa?
—Sam, ¡cállate!—grité, llevando los dedos a mis oídos.
Metió la punta de su dedo en la boca y lo lamió. Juro que no podía ser más desagradable.
—¿En quién piensas, Britt? ¿Cuando estás haciendo que se sienta bien ahí abajo?
Me preparé para pegarle a la sonrisa estúpida de su cara.
—En primer lugar, no hago eso. Y en segundo lugar, eres un pervertido. Ahora ve a echar un polvo y déjame en paz.
Sam se sentó y apoyó los codos en las rodillas. Sus ojos verdes de bebé estaban redondos como platos.
—¿No te acaricias, Britt?
—Oh. Dios. Mío. ¿¡Puedes parar!?
Sam sacudió la cabeza con incredulidad.
—De verdad no. Nunca has tenido un orgasmo. Lo puedo ver en tu cara. Bueno, mierda.
—Sam lo digo en serio. Esta conversación…—me detuve cuando la puerta se abrió y Santana entró. Mi cara se puso inmediatamente de color rojo brillante.
No tuve que verlo para saberlo.
La idea de que podría haber oído siquiera una pequeña parte de esta ridícula conversación era humillante.
—Santana, morena, hablábamos de ti—dijo Sam con una sonrisa malvada y se levantó del sofá.
No me atreví a aclarar el estúpido saludo de Sam. En cambio me quedé inmóvil mientras Sam caminaba a mi lado y susurraba:
—Recuerda lo que dije.
No necesitaba que me recordara que no era lo suficientemente buena para Santana.
Ya lo sabía.
Pero lo que él no sabía era que Santana estaba totalmente desorientada con este hecho.
Y no estaba dispuesta a señalárselo.
Empujé a Sam mientras se tambaleaba y se reía antes de ir a su habitación y cerrar la puerta tras él.
Sabía que Santana esperaba que dijera algo, pero no sabía qué decir.
Metiendo mi cabello detrás de mi oreja lo miré.
—Uhm hola —me las arreglé para decir.
Una pequeña y sexy sonrisa tocó sus labios y me sentí como si pudiera derretirme en un charco en el suelo. Si no fuera por mi preocupación de que nos había escuchado antes de abrir la puerta, estaría disfrutando completamente de su sonrisa.
—¿Dormiste un poco?—preguntó, acercándose a mí lentamente, con un brillo muy decidido en sus ojos.
Asentí.
—Acabo de despertar.
Metió la mano en mi pelo y tomó la parte trasera de mi cuello.
—Bien—respondió. Sus ojos recorrieron mi rostro hasta detenerse para estudiar mi boca, antes de viajar hacia abajo, a la deriva por mi cuello y hombros, entonces por mi pecho, que subía y bajaba malditamente rápido—Sal conmigo esta noche, Britt. Iremos a hacer cualquier cosa que quieras. Podemos ir a comer, bailar, caminar por la playa o lo que sea. Sólo tienes que ir a alguna parte conmigo.
Tragué saliva y balanceé la cabeza arriba y abajo.
—Está bien—me las arreglé para responder sin que sonara como un susurro ahogado.
Una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro y sus ojos se encontraron con los míos de nuevo.
—Podemos hacer las tres cosas. Te llevaré a un lugar donde comer. Algún lugar agradable. Luego podemos ir a bailar. Realmente quiero bailar contigo. Entonces podemos terminar nuestra noche con un paseo por la playa.
Oh, guau.
Sí. Sí. Sí.
Asentí otra vez.
—Entonces déjame ir a prepararme y haz lo mismo. Nos encontraremos de nuevo aquí en una hora. ¿Es suficiente tiempo?
—Sí
Santana dejó caer su mano de mi cuello y dio un paso atrás. Me dio una última sonrisa, de esas que derriten huesos, antes de volver a desaparecer en su habitación.
Fantaseé con seguirla ahí dentro.
Verla cambiarse.
¿Cómo sería su torso estando completamente desnudo?
El pequeño vistazo que había conseguido era delicioso, sólo podía imaginar cómo se veía el resto de su cuerpo.
—Britt, ¿en dónde dejaste mis vaqueros favoritos?—Sam rompió el hechizo.
Me di la vuelta y me dirigí hacia el armario donde había colgado sus vaqueros.
El idiota no podía encontrar nada.
Saqué los vaqueros de la rejilla y se los entregué.
—Justo en frente de tu cara —le dije, entregándoselos.
—Gracias cariño. Mira, tengo una cita. Probablemente no llegaré hasta tarde. Quédate aquí. Después de esa basura que Alison te dio esta mañana te quiero aquí.
Asentí.
Tomó sus pantalones vaqueros y me volví hacia el armario para encontrar las pocas cosas mías que había colgado.
—¿A dónde vas? —preguntó mientras tiraba de sus botas.
—No lo sé todavía. Saldré con amigos.
No era que no quisiera hablarle de Santana, porque realmente lo quería.
Quería decirle: “Mira, supongo que ella no piensa en mí como salir con una barriobajera”, pero no lo hice.
Decirle a Sam lo haría preocuparse.
Posiblemente lo pondría todo celoso.
Nunca estaba segura con Sam, pero quería que Sam pasara la noche fuera.
No quería que regresara a casa y arruinara mi noche con Santana.
Mantuve la boca cerrada.
Sam se colocó detrás de mí y puso sus brazos alrededor de mi cintura.
—Ten cuidado. ¡Llámame si necesitas algo! Y no bebas demasiado.
—Voy a estar sobria y en casa temprano y a salvo metida en la cama —le prometí.
Sam puso un sonoro beso en mi mejilla.
—Esa es mi chica—me soltó y salió del closet.
—Me voy. Si no aparezco hasta la mañana, no te preocupes—se dirigió a la puerta mientras yo salía del armario y luego se detuvo—Pero llámame si me necesitas.
—Te prometo que llamaré si te necesito.
Me sonrió y finalmente salió de la habitación.
Eché un vistazo al reloj. Tenía cuarenta y cinco minutos. Necesitaba depilarme, pintar las uñas de mis pies y depilar algunas otras áreas.
Lanzando unas cuantas cosas para elegir en la cama, agarré mi bolsa de aseo y me dirigí al baño.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
hola morra,...
un escopetazo en la frente el padre de san,.. y dos en invesil perro de sam!!! fastidio de cosa que es!!!
me encanta que san va a paso firme en conquistar a britt jajaja
a ver como va la ¿cita?
nos vemos!!
un escopetazo en la frente el padre de san,.. y dos en invesil perro de sam!!! fastidio de cosa que es!!!
me encanta que san va a paso firme en conquistar a britt jajaja
a ver como va la ¿cita?
nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
esperando esa cita, ese sam deberia irse a trabajar a Groenlandia, ( creo que es suficientemente lejos)!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,...
un escopetazo en la frente el padre de san,.. y dos en invesil perro de sam!!! fastidio de cosa que es!!!
me encanta que san va a paso firme en conquistar a britt jajaja
a ver como va la ¿cita?
nos vemos!!
Hola lu, ufff esk de vrdd los hombres!!! aii q caso con esos ¬¬ SI! bn ai ! esa es mi morena! con todo por su rubia! Esperemos q de lo mas bn! Saludos =D
micky morales escribió:esperando esa cita, ese sam deberia irse a trabajar a Groenlandia, ( creo que es suficientemente lejos)!!!
Hola, y no eres la unica jajajajajaaj. Pfff o más lejos y recondido lugar mejor ¬¬ Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por Qué I (Adaptada) Cap 10
Capitulo 10
Santana
Ella parecía como si estuviera cubierta de chocolate y maldita sea si no quería una mordida.
La cena que comimos no tocó el deseo que Brittany había encendido en mí con el pequeño conjunto que llevaba esta noche.
Abrí la puerta de la camioneta cuando salió y no retrocedió. Quería conseguir derrumbarla. Dejar que su cuerpo presione contra el mío mientras la bajaba fue casi suficiente para frenar mi necesidad de tocarla.
El corto y sedoso vestido abrazaba su pecho creando una división asesina y una diminuta cintura. Entonces flotaba en sus caderas y a su alrededor hasta que se detuvo a mitad del muslo.
Toda la noche me pregunté que si soplaba lo suficiente fuerte, el vestido podría elevarse en la parte trasera.
—Gracias—susurró mirándome cuando sus pies tocaron el suelo.
Sabía que esta era la parte en donde la dejaba ir y me alejaba, pero no me gustaba la idea.
En lugar de eso, mantuve mis manos en su cintura. Las puntas de mis dedos apenas rozaron la parte inferior de sus senos y maldición si el modo en que sus ojos se abrieron con el toque inocente no me calentó.
—Tú me recuerdas a esas fresas cubiertas de chocolate que tuvimos de postre—admití.
Sus mejillas se volvieron de un lindo color rosa y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios.
—¿Cómo es eso?
—Bueno—pasé mi mano por su cara con cuidado de no tocar el pecho y luego tracé el escote bajo del vestido, tan sólo tocando la suave piel por encima de este—, Este vestido es del mismo color que el chocolate y te ves absolutamente comestible en él.
Tomó su labio inferior entre los dientes recordándome nuestro beso anterior.
—Si te beso ahora Britt, nunca vamos a entrar. No confío en mí mismo. Y realmente quiero bailar contigo—le susurré dando un paso atrás, moviendo mi mano a la parte baja de la espalda y dirigiéndola hacia la entrada.
Podía sentir su respiración errática contra mi palma.
Al abrir la puerta del Puerto Huracán, sabía que Kitty y el equipo estarían aquí. Jackdown iba a tocar esta noche. Me debatía en mantener a Brittany para mí sola e ir hacia Pensacola para ir a bailar o traerla hacia acá, donde se encontraban mis amigos.
Decidí que ansiaba que todos supieran que estábamos juntas.
No quería ninguna duda en la mente de nadie, especialmente en la de Finn, que estaba fuera de los límites.
Podríamos no ser exclusivas, todavía, pero sabía que si ellos la veían conmigo tanto Puck como Finn e incluso Artie sabrían dar marcha atrás.
Si la declaración estúpida de Sam no los asustó, su lealtad hacia mí lo haría.
—¿Quieres sentarte con todo el mundo o prefieres conseguir una mesa para las dos?—pregunté moviéndome para poder hablarle al oído, así podría oírme por encima del ruido.
—No me importa.
—A mí tampoco. Tengo la intención de mantenerte en la pista de baile envuelta en mis brazos todo el tiempo así que donde nos sentemos no interesa.
Volvió su cabeza haciendo que sus labios apenas rozaran los míos. El cálido aliento bañó mi boca y no pude detenerme. Deslicé mis labios contra los suyos lamiendo su labio inferior justo de la forma que fantaseaba hacer cuando la vi comiendo fresas con chocolate.
Inmediatamente abrió la boca y su lengua tocó la mía con cautela hasta que me quejé y la acerqué hacia mí. Su boca era más dulce que cualquier cosa que había probado.
Besar jamás había sido algo en lo que pensaba demasiado.
Pero los labios de Brittany eran finos y suaves y tan malditamente calientes.
Esta vez ella rompió el beso y tomó una larga y profunda respiración.
—Guau—susurró levantando los ojos de su enfoque en mis labios completamente besados a mis ojos—También quiero bailar contigo—explicó, sonriendo—Esa es la única razón por la que paré.
Mmmm… sus ojos eran dulces.
Incapaz de ocultar la enorme satisfacción en mi cara, deslicé mi mano por su espalda y la atraje hacia mí mientras nos dirigíamos hacia los chicos.
Kitty nos observaba con una sonrisa divertida en su rostro. Obviamente no se perdió de nuestros besos.
—Vaya, vaya, vaya mira esto. Si no es mi mejor amiga con la adorable Brittany—dijo Kitty, inclinando el vaso medio lleno de cerveza hacia ambas.
—Maldición, morena, casi le comes la cara allá atrás—bromeó Puck.
—Sólo deseo estar ahí cuando alguien le diga a Sam—intervino Artie.
—Hola a todos ustedes también—les disparé a todos una mirada de advertencia. No quería que el nombre de Sam sea traído—Me encantaría quedarme y oír más de sus comentarios estúpidos, pero prefiero bailar con Britt.
—Oh, estoy dolido. Herido más allá de una jodida reparación—gritó Puck entretanto giraba alrededor de Brittany y la llevaba a la pista de baile.
Tiré de ella delante de mí y acunándola en mis brazos, empujé nuestro camino a través de la masa de cuerpos hasta que estuvimos en medio de todo y fuera de la vista de la mesa.
Brittany se dio la vuelta sonriéndome cuando nos detuvimos y empezó a moverse con la música.
Me tomé un minuto para unirme.
Ver todo ese pelo rubio en cascada sobre los hombros mientras sus caderas se mantenían al ritmo de la música y el débil tejido de su vestido deslizándose sobre los muslos, hacía difícil concentrarse.
Brittany no parecía tan tensa como yo.
Se veía más relajada de lo que estuvo en toda la noche.
Este era su elemento.
Le gustaba bailar.
Otra cosa que archivar en mi memoria.
Alcanzándola, apoyé mi mano en su cadera y la atraje hacia mí. Si iba a moverse, quería recoger los beneficios de esto. Vino felizmente a mí pasando la mano por mi brazo mientras movía el otro brazo encima y sobre su cabeza mientras tanto movía las caderas.
Puede que no pase mucho tiempo antes que la saque de aquí y la presione contra la pared más cercana.
Brittany
Me encantaba bailar.
Era liberador y emocionante.
Pero con las manos fuertes de Santana en mi cuerpo, era posiblemente mi cosa favorita en la tierra.
Me dejé llevar y ella parecía disfrutarlo tanto como yo. Los juegos preliminares sexuales no eran algo de lo que sabía mucho.
Pero bailar.
Eso podría hacer.
Girando en sus brazos, apoyé la espalda en su pecho y envolví mis brazos alrededor de su cuello. Mientras mi trasero se movía contra ella.
Oh.
Esto era nuevo.
Seguí moviéndome cerrando los ojos y poniendo mi cabeza en su pecho.
Esto iba a hacer maravillas con mis sueños.
Sus dedos se expandieron en mi cintura y luego lentamente se deslizaron a través de mi estómago y después hacia abajo, hacia mi cadera hasta que llegaron a la línea de mi ropa interior.
Bien.
Guau.
Podía sentir mi cuerpo temblar un poquito.
No sabía porque pero me gustó la manera en la que se sintió. El segundo temblor causó que Santana se detuviera y sus manos se apoderaron fuertemente de mi cintura.
—Britt, necesito un trago. Ahora.
No estaba segura de qué lo provocó y no quería dejar de hacer lo que hacíamos.
Fue increíble.
Pero asentí y dejé que me llevara de vuelta a la mesa, en donde sólo Puck y Artie descansaban bebiendo.
—¿Quieres algo?—preguntó Santana. Su voz sonaba un poco ronca.
Traté de pensar lo sucedido en la pista de baile.
¿Yo le había molestado?
—Coca-Cola, por favor—asintió y me apretó la cintura antes de dejarme ahí con Puck y Artie.
Sintiéndome desanimada me hundí en el asiento vacío más cercano.
Obviamente había hecho algo para que dejara de bailar conmigo.
—Así que dime Britt, ¿sabe Sam que estás fuera con Santana?—preguntó Puck.
Frustrada porque todos necesitaban traer a Sam al tema, le disparé una mirada exasperada.
—No y no es de su incumbencia.
Artie dejó escapar un silbido.
—Apuesto a que no estará de acuerdo contigo en eso, cariño.
Me encogí de hombros y me alejé de ellos y sus preguntas entrometidas, decidí buscar a Santana.
Encontré primero a Dani.
Entonces vi a Santana apoyada en la barra hablando con ella. Obviamente coqueteaba y la sonrisa de Santana me dijo que lo disfrutaba.
La mujer tensa que me dejó se había ido.
Parecía relajada en compañía de Dani.
De repente, sus hombros cayeron y ella empezó a limpiarse la cara.
¿Lloraba?
Santana se incorporó, se inclinó hacia ella y la abrazó. Recordé que Dani era la prima de Kitty y había tenido una mala ruptura.
No es gran cosa.
Santana la consolaba.
Tomando respiraciones lentas forcé al nudo de mi estómago a irse. Santana se echó hacia atrás, volvió la cabeza hacia la barra y dijo algo al barman, luego tomó la mano de Dani y ella lo llevó hacia la multitud.
Lejos de mí.
Esto no sucedía.
La advertencia de Sam volvió a atormentarme.
Me imagino que Santana se había cansado de los barrios bajos. Encogida en esa conclusión, me puse de pie.
—¿Estás bien?—la voz de Puck interrumpió mis pensamientos.
Trayéndome de regreso a la mesa donde fui abandonada por mi cita.
Tomé una respiración profunda con una sonrisa forzada. No dejaría que me vieran llorar.
Nadie podía saber que esto me hirió.
No me avergonzaría de aquello.
No dejaría que Santana López me humillara.
—Hace calor aquí. Voy a salir por un poco de aire —contesté.
—La última vez que dijiste eso, desapareciste —señaló Artie.
—Estoy casi seguro que lo que has visto no es lo que parece—la preocupación en la voz de Puck era inconfundible.
—Está bien sí lo es. El hecho de que viniera conmigo no significa que tiene que salir conmigo. He crecido con Sam. Estoy acostumbrada a este comportamiento—traté de hacer que mi voz sonara ligera y no afectada.
—Santana no es como Sam—respondió Artie.
Quería creerlo también pero en este momento solamente deseaba irme.
No tenía una respuesta, así que me fui.
Sólo dos días más tarde me encontraba aquí de nuevo.
Otro bar, sola afuera porque una sexy bomba rubia había robado a mi chica.
Bueno, técnicamente no era mi chica pero la última vez, ella coqueteaba conmigo.
Me quedé mirando el vestido que había pasado veinte minutos planchando, porque se encontraba doblado en la parte inferior de mi maleta por meses.
Nunca hubo algún motivo para usarlo.
La mujer que me había ayudado a salir de la camioneta parecía que realmente me gustaba.
Sólo a mí.
Mis ojos empezaron a humedecerse y me tragué el escozor de las lágrimas.
No haría eso aquí.
Tenía mi orgullo.
Mi celular estaba en la camioneta de Santana junto a mi bolso. No había querido lidiar con eso mientras bailaba. Este vestido no tenía dónde meter nada.
Llamar a Sam era imposible.
Probablemente sea una buena cosa.
Lo último que quería era a Sam enojado con Santana.
Apenas habíamos tenido una cita de verdad.
Tendí mis manos para desatar las correas alrededor de mis tobillos, me quité los tacones y crucé la calle. Si caminaba los tres kilómetros de regreso al departamento descalza, mejor tomaría la ruta de la playa.
La arena era mejor para mis pies que el asfalto.
Además si las lágrimas rodaran a través de mi cara, nadie lo notaría.
La cena que comimos no tocó el deseo que Brittany había encendido en mí con el pequeño conjunto que llevaba esta noche.
Abrí la puerta de la camioneta cuando salió y no retrocedió. Quería conseguir derrumbarla. Dejar que su cuerpo presione contra el mío mientras la bajaba fue casi suficiente para frenar mi necesidad de tocarla.
El corto y sedoso vestido abrazaba su pecho creando una división asesina y una diminuta cintura. Entonces flotaba en sus caderas y a su alrededor hasta que se detuvo a mitad del muslo.
Toda la noche me pregunté que si soplaba lo suficiente fuerte, el vestido podría elevarse en la parte trasera.
—Gracias—susurró mirándome cuando sus pies tocaron el suelo.
Sabía que esta era la parte en donde la dejaba ir y me alejaba, pero no me gustaba la idea.
En lugar de eso, mantuve mis manos en su cintura. Las puntas de mis dedos apenas rozaron la parte inferior de sus senos y maldición si el modo en que sus ojos se abrieron con el toque inocente no me calentó.
—Tú me recuerdas a esas fresas cubiertas de chocolate que tuvimos de postre—admití.
Sus mejillas se volvieron de un lindo color rosa y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios.
—¿Cómo es eso?
—Bueno—pasé mi mano por su cara con cuidado de no tocar el pecho y luego tracé el escote bajo del vestido, tan sólo tocando la suave piel por encima de este—, Este vestido es del mismo color que el chocolate y te ves absolutamente comestible en él.
Tomó su labio inferior entre los dientes recordándome nuestro beso anterior.
—Si te beso ahora Britt, nunca vamos a entrar. No confío en mí mismo. Y realmente quiero bailar contigo—le susurré dando un paso atrás, moviendo mi mano a la parte baja de la espalda y dirigiéndola hacia la entrada.
Podía sentir su respiración errática contra mi palma.
Al abrir la puerta del Puerto Huracán, sabía que Kitty y el equipo estarían aquí. Jackdown iba a tocar esta noche. Me debatía en mantener a Brittany para mí sola e ir hacia Pensacola para ir a bailar o traerla hacia acá, donde se encontraban mis amigos.
Decidí que ansiaba que todos supieran que estábamos juntas.
No quería ninguna duda en la mente de nadie, especialmente en la de Finn, que estaba fuera de los límites.
Podríamos no ser exclusivas, todavía, pero sabía que si ellos la veían conmigo tanto Puck como Finn e incluso Artie sabrían dar marcha atrás.
Si la declaración estúpida de Sam no los asustó, su lealtad hacia mí lo haría.
—¿Quieres sentarte con todo el mundo o prefieres conseguir una mesa para las dos?—pregunté moviéndome para poder hablarle al oído, así podría oírme por encima del ruido.
—No me importa.
—A mí tampoco. Tengo la intención de mantenerte en la pista de baile envuelta en mis brazos todo el tiempo así que donde nos sentemos no interesa.
Volvió su cabeza haciendo que sus labios apenas rozaran los míos. El cálido aliento bañó mi boca y no pude detenerme. Deslicé mis labios contra los suyos lamiendo su labio inferior justo de la forma que fantaseaba hacer cuando la vi comiendo fresas con chocolate.
Inmediatamente abrió la boca y su lengua tocó la mía con cautela hasta que me quejé y la acerqué hacia mí. Su boca era más dulce que cualquier cosa que había probado.
Besar jamás había sido algo en lo que pensaba demasiado.
Pero los labios de Brittany eran finos y suaves y tan malditamente calientes.
Esta vez ella rompió el beso y tomó una larga y profunda respiración.
—Guau—susurró levantando los ojos de su enfoque en mis labios completamente besados a mis ojos—También quiero bailar contigo—explicó, sonriendo—Esa es la única razón por la que paré.
Mmmm… sus ojos eran dulces.
Incapaz de ocultar la enorme satisfacción en mi cara, deslicé mi mano por su espalda y la atraje hacia mí mientras nos dirigíamos hacia los chicos.
Kitty nos observaba con una sonrisa divertida en su rostro. Obviamente no se perdió de nuestros besos.
—Vaya, vaya, vaya mira esto. Si no es mi mejor amiga con la adorable Brittany—dijo Kitty, inclinando el vaso medio lleno de cerveza hacia ambas.
—Maldición, morena, casi le comes la cara allá atrás—bromeó Puck.
—Sólo deseo estar ahí cuando alguien le diga a Sam—intervino Artie.
—Hola a todos ustedes también—les disparé a todos una mirada de advertencia. No quería que el nombre de Sam sea traído—Me encantaría quedarme y oír más de sus comentarios estúpidos, pero prefiero bailar con Britt.
—Oh, estoy dolido. Herido más allá de una jodida reparación—gritó Puck entretanto giraba alrededor de Brittany y la llevaba a la pista de baile.
Tiré de ella delante de mí y acunándola en mis brazos, empujé nuestro camino a través de la masa de cuerpos hasta que estuvimos en medio de todo y fuera de la vista de la mesa.
Brittany se dio la vuelta sonriéndome cuando nos detuvimos y empezó a moverse con la música.
Me tomé un minuto para unirme.
Ver todo ese pelo rubio en cascada sobre los hombros mientras sus caderas se mantenían al ritmo de la música y el débil tejido de su vestido deslizándose sobre los muslos, hacía difícil concentrarse.
Brittany no parecía tan tensa como yo.
Se veía más relajada de lo que estuvo en toda la noche.
Este era su elemento.
Le gustaba bailar.
Otra cosa que archivar en mi memoria.
Alcanzándola, apoyé mi mano en su cadera y la atraje hacia mí. Si iba a moverse, quería recoger los beneficios de esto. Vino felizmente a mí pasando la mano por mi brazo mientras movía el otro brazo encima y sobre su cabeza mientras tanto movía las caderas.
Puede que no pase mucho tiempo antes que la saque de aquí y la presione contra la pared más cercana.
Brittany
Me encantaba bailar.
Era liberador y emocionante.
Pero con las manos fuertes de Santana en mi cuerpo, era posiblemente mi cosa favorita en la tierra.
Me dejé llevar y ella parecía disfrutarlo tanto como yo. Los juegos preliminares sexuales no eran algo de lo que sabía mucho.
Pero bailar.
Eso podría hacer.
Girando en sus brazos, apoyé la espalda en su pecho y envolví mis brazos alrededor de su cuello. Mientras mi trasero se movía contra ella.
Oh.
Esto era nuevo.
Seguí moviéndome cerrando los ojos y poniendo mi cabeza en su pecho.
Esto iba a hacer maravillas con mis sueños.
Sus dedos se expandieron en mi cintura y luego lentamente se deslizaron a través de mi estómago y después hacia abajo, hacia mi cadera hasta que llegaron a la línea de mi ropa interior.
Bien.
Guau.
Podía sentir mi cuerpo temblar un poquito.
No sabía porque pero me gustó la manera en la que se sintió. El segundo temblor causó que Santana se detuviera y sus manos se apoderaron fuertemente de mi cintura.
—Britt, necesito un trago. Ahora.
No estaba segura de qué lo provocó y no quería dejar de hacer lo que hacíamos.
Fue increíble.
Pero asentí y dejé que me llevara de vuelta a la mesa, en donde sólo Puck y Artie descansaban bebiendo.
—¿Quieres algo?—preguntó Santana. Su voz sonaba un poco ronca.
Traté de pensar lo sucedido en la pista de baile.
¿Yo le había molestado?
—Coca-Cola, por favor—asintió y me apretó la cintura antes de dejarme ahí con Puck y Artie.
Sintiéndome desanimada me hundí en el asiento vacío más cercano.
Obviamente había hecho algo para que dejara de bailar conmigo.
—Así que dime Britt, ¿sabe Sam que estás fuera con Santana?—preguntó Puck.
Frustrada porque todos necesitaban traer a Sam al tema, le disparé una mirada exasperada.
—No y no es de su incumbencia.
Artie dejó escapar un silbido.
—Apuesto a que no estará de acuerdo contigo en eso, cariño.
Me encogí de hombros y me alejé de ellos y sus preguntas entrometidas, decidí buscar a Santana.
Encontré primero a Dani.
Entonces vi a Santana apoyada en la barra hablando con ella. Obviamente coqueteaba y la sonrisa de Santana me dijo que lo disfrutaba.
La mujer tensa que me dejó se había ido.
Parecía relajada en compañía de Dani.
De repente, sus hombros cayeron y ella empezó a limpiarse la cara.
¿Lloraba?
Santana se incorporó, se inclinó hacia ella y la abrazó. Recordé que Dani era la prima de Kitty y había tenido una mala ruptura.
No es gran cosa.
Santana la consolaba.
Tomando respiraciones lentas forcé al nudo de mi estómago a irse. Santana se echó hacia atrás, volvió la cabeza hacia la barra y dijo algo al barman, luego tomó la mano de Dani y ella lo llevó hacia la multitud.
Lejos de mí.
Esto no sucedía.
La advertencia de Sam volvió a atormentarme.
Me imagino que Santana se había cansado de los barrios bajos. Encogida en esa conclusión, me puse de pie.
—¿Estás bien?—la voz de Puck interrumpió mis pensamientos.
Trayéndome de regreso a la mesa donde fui abandonada por mi cita.
Tomé una respiración profunda con una sonrisa forzada. No dejaría que me vieran llorar.
Nadie podía saber que esto me hirió.
No me avergonzaría de aquello.
No dejaría que Santana López me humillara.
—Hace calor aquí. Voy a salir por un poco de aire —contesté.
—La última vez que dijiste eso, desapareciste —señaló Artie.
—Estoy casi seguro que lo que has visto no es lo que parece—la preocupación en la voz de Puck era inconfundible.
—Está bien sí lo es. El hecho de que viniera conmigo no significa que tiene que salir conmigo. He crecido con Sam. Estoy acostumbrada a este comportamiento—traté de hacer que mi voz sonara ligera y no afectada.
—Santana no es como Sam—respondió Artie.
Quería creerlo también pero en este momento solamente deseaba irme.
No tenía una respuesta, así que me fui.
Sólo dos días más tarde me encontraba aquí de nuevo.
Otro bar, sola afuera porque una sexy bomba rubia había robado a mi chica.
Bueno, técnicamente no era mi chica pero la última vez, ella coqueteaba conmigo.
Me quedé mirando el vestido que había pasado veinte minutos planchando, porque se encontraba doblado en la parte inferior de mi maleta por meses.
Nunca hubo algún motivo para usarlo.
La mujer que me había ayudado a salir de la camioneta parecía que realmente me gustaba.
Sólo a mí.
Mis ojos empezaron a humedecerse y me tragué el escozor de las lágrimas.
No haría eso aquí.
Tenía mi orgullo.
Mi celular estaba en la camioneta de Santana junto a mi bolso. No había querido lidiar con eso mientras bailaba. Este vestido no tenía dónde meter nada.
Llamar a Sam era imposible.
Probablemente sea una buena cosa.
Lo último que quería era a Sam enojado con Santana.
Apenas habíamos tenido una cita de verdad.
Tendí mis manos para desatar las correas alrededor de mis tobillos, me quité los tacones y crucé la calle. Si caminaba los tres kilómetros de regreso al departamento descalza, mejor tomaría la ruta de la playa.
La arena era mejor para mis pies que el asfalto.
Además si las lágrimas rodaran a través de mi cara, nadie lo notaría.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
hola morra,..
es mas que claro que san no es como el mamerto gigolo,..
por que siempre piensa mal de ella,. ok si debe doler pero no le da e beneficio a la duda joder,..
a ver que hace san ahora?
nos vemos!!!
es mas que claro que san no es como el mamerto gigolo,..
por que siempre piensa mal de ella,. ok si debe doler pero no le da e beneficio a la duda joder,..
a ver que hace san ahora?
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
Por que Santana jode siempre!!!!!!
Que bronca me da!!!
Saludos
PD: mañana maraton???? Jajaj
Que bronca me da!!!
Saludos
PD: mañana maraton???? Jajaj
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
santana es un fastidio se la pasa consolando a todo el mundo, es bruta o que?????
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
Pffff viéndolo como Britt lo que hizo San fue una cagada .... Pero por otro lado si Dani es su amiga y esta pasando por un mal momento es difícil elegir .... Ojala San encuentre a la rubia antes de que vaya mas lejos y que le aclare las cosas, pero sobretodo que la rubia le creaaa!
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,..
es mas que claro que san no es como el mamerto gigolo,..
por que siempre piensa mal de ella,. ok si debe doler pero no le da e beneficio a la duda joder,..
a ver que hace san ahora?
nos vemos!!!
Hola lu, pff eso ni se pregunta la vrdd ¬¬ Mmm buen punto... donde quedo ese beneficio =/ o tanto daño le hicieron a al pobre =/ De todo...espero =/ Saludos =D
monica.santander escribió:Por que Santana jode siempre!!!!!!
Que bronca me da!!!
Saludos
PD: mañana maraton???? Jajaj
Hola, nadie lo sabe =/ Y a mi, y tmbn creo q no somos las unic@s =/ Saludos =D
Pd: ajajaj dices tu¿? ok aki lo dejo!
micky morales escribió:santana es un fastidio se la pasa consolando a todo el mundo, es bruta o que?????
Hola, o es muy buena samaritana o nose que ¬¬ pero jamas piensa en las consecuencias ¬¬ Saludos =D
JVM escribió:Pffff viéndolo como Britt lo que hizo San fue una cagada .... Pero por otro lado si Dani es su amiga y esta pasando por un mal momento es difícil elegir .... Ojala San encuentre a la rubia antes de que vaya mas lejos y que le aclare las cosas, pero sobretodo que la rubia le creaaa!
Hola, si que lo fue ¬¬ Mmmm ya otro punto ai tmbn =/ SI! osea la morena tiene q mover cielo, mar y tierra para encontrarla y lograr q la escuche! Y bueno britt como dijeron, el benecifio de al duda no estaria mal =/ Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por Qué I (Adaptada) Cap 11
Capitulo 11
Santana
—Dani, no los veo. Como dije, creo que has bebido demasiada.
Dani cruzó los brazos estratégicamente bajo sus pechos e hizo una mueca. Comenzaba a pensar que había sido timado y eso me enfureció.
Cuando Dani había venido a pedirme ayuda para llegar a su coche le había dicho que busque a Kitty. Pero dijo que no podía encontrarlo y que había dos grandes perros callejeros afuera bloqueando el camino a su coche.
Dejar a Brittany con Puck me preocupaba.
Ella estaba muy entusiasmada por nuestro baile. Tan malditamente entusiasmada que había necesitado poner algo de espacio entre nosotras, así podía pensar correctamente.
Cuando había comenzado a temblar en mis brazos mientras pasaba las manos sobre la parte superior de sus muslos, pensé que lo imaginé. Pero luego lo hizo otra vez más fuerte.
Por Dios, nadie excepto yo iba a conseguir presenciar su orgasmo.
Mi corazón casi había latido fuera de mi pecho y había estado tan malditamente excitada, que estaba muy segura que habría sufrido daños permanentes si no la hubiera sacado de esa pista de baile y calmado a mí misma.
La aparición de Dani había sido la distracción que necesitaba para perder mi calentura y recuperar el aliento.
Tratar con perros callejeros despejaría mi mente. De esa forma, podría regresar y tomar con Brittany esa caminata por la playa que le había prometido.
Quería que esta noche sea especial.
Subir ese pequeño vestido y deslizar mis manos entre sus piernas definitivamente no era lo que quería que suceda. Especialmente considerando que tenía que ser muy malditamente inexperta para ser llevada a un orgasmo con solo unos toques.
Lento Santana.
Tenía que tomarlo lento.
—Muy bien entonces. Supongo que puedes regresar con tu cita—se quejó Dani.
—Síp, creo que estás a salvo—contesté y me dirigí adentro por la puerta de atrás.
Ahí nunca hubo ningún perro.
De eso estaba segura.
Pero al menos ya no llevaba la calentura del infierno.
Me detuve en la barra y recogí nuestras bebidas, luego caminé a la mesa. Puck y Artie se encontraban solos y las miradas serias en sus rostros me hicieron interrumpir mis pasos.
¡AH INFIERNOS NO!
Soy una idiota.
Dejando de golpe las bebidas sobre la mesa, estudié a ambos rostros y sabía.
Sin preguntar sabía.
—¿Cuándo se fue?—logré preguntar sobre el nudo retorcido en mi estómago.
—Justo después que salieras de la mano con Dani —contestó Puck.
—Dijo que necesitaba aire, pero todos sabemos que eso quiere decir que está yéndose —saltó Artie.
—¿Por qué no hicieron nada?—apenas contuve el grito en mi pecho.
Puck se encogió de hombros luciendo de alguna forma apenado.
—Lo hice, morena. Le dije que probablemente no era lo que parecía.
—¿Probablemente no era lo que parecía? ¿En serio, Puck? ¿Eso fue lo mejor que pudiste hacer?
—Oye, no me gruñas a mí. Eres tú la que fue lo suficiente idiota para salir con Dani después de casi tener sexo con Britt en la pista de baile.
Iba a enfermarme.
Salí enojada queriendo desesperadamente correr.
¿Había llamado a Sam?
¿Para rescatarla de mí?
Abriendo la puerta, caminé al estacionamiento lleno de coches pero sin personas.
Sin Brittany.
¿Por qué no le había dicho que iba a hacer?
¿No se dio cuenta que hacía todo lo que podía para no encontrar una esquina vacía y correr mis manos y lengua por todo su cuerpo?
¿Cómo pudo pensar que la dejaría por alguien más?
¿No había hecho perfectamente obvio mi interés por ella?
Abriendo de un tirón la puerta de la camioneta, subí y mis ojos aterrizaron en su bolso colocado en el asiento que había ocupado.
Su teléfono.
Estirándome por el pequeño bolso rojo que había combinado con sus zapatos de tacón. Adentro estaba metido su teléfono. Lo saqué. Un mensaje de Sam.
Estoy yendo a Destin esta noche, nena. Debería estar de regreso en la mañana a alguna hora. Envíame un mensaje cuando llegues a casa a salvo.
Dejando caer su bolso, pongo en marcha la camioneta y salgo del estacionamiento.
Ella tendría que caminar a casa.
En aquellos tacones.
En la oscuridad.
Luciendo como la cosa más malditamente sexy en el planeta.
Mi corazón se aceleró en mi pecho por otras razones ahora.
Por favor, Dios déjala estar bien.
Lentamente conduje al departamento, buscando en las aceras oscuras a Brittany. No había señales de ella cuando finalmente estacioné en el aparcamiento.
No podría haber caminado a casa.
No había tenido tiempo para caminar a casa. O estaba aquí y alguien le dio un aventón o sacudí mi cabeza.
No quería pensar sobre el “o”.
Comencé a entrar en pánico.
No podía pensar de esa forma.
Necesitaba mantener mi cabeza fría.
Subí corriendo las escaleras, abrí la puerta a un departamento muy oscuro y en silencio.
—¡Brittany!—corrí al dormitorio de Sam pero la cama estaba vacía.
No estaba aquí.
Giré, entrando en pánico.
¿Dónde podría estar?
La había perdido.
Consigo una cita con ella y la pierdo.
No podía siquiera cuidarla por una noche.
Mi cabeza palpitaba en sintonía con mi corazón.
Regresaría y detendría a las personas por el camino. Tal vez alguien la vio. Tal vez consiguió un paseo con alguien y primero fueron a algún lugar más. Alguien tenía que haber visto algo.
Corrí de vuelta a la puerta y de un tirón la abrí y bajé las escaleras de dos a la vez.
La encontraría.
Tenía que encontrarla.
—¿Santana?
Me detuve y giré para ver a Brittany caminando por la playa con los zapatos de tacón colgando en su mano.
Corrí hacia ella.
Estaba aquí.
A salvo.
Nadie la había lastimado. Solamente tuve un momento para asimilar sus grandes ojos azules llenos de sorpresa antes de que la envolviera en mis brazos.
—Estás bien—declaré necesitando que mi cerebro registre que Brittany estaba bien.
—Sí—contestó en una voz dubitativa.
Pasé las manos por su cabello, necesitando sentirla. Saber que era real y que estaba aquí. Me tomó un segundo darme cuenta que sus manos se habían depositado entre nuestros cuerpos y que me empujaba. Soltándola, caminé atrás.
El rostro dulce que había estado sonriéndome temprano esta noche se había ido. Fue reemplazo por un gran ceño furioso. Y su rostro estaba manchado con lágrimas.
¿Por qué había estado llorando?
Oh.
Había olvidado por qué se había ido en primer lugar.
Dani.
—Britt, escucha. Tú no…
—No Santana, tú escucha. Me doy cuenta que puedo no ser la clase de chica con la que normalmente sales en citas. No encajo en tu círculo social familiar y bueno, vamos a enfrentarlo, no tengo un cuerpo de modelo de trajes de baño. Pero también tengo sentimientos. Probablemente soy mucho más sensible que las mujeres hermosas con las que habitualmente sales. Si quieres salir con alguna otra chica, deberías al menos avisar a tu cita actual y buscar a alguien para llevarla a casa. No dejarla ahí para que parezca como una idiota. ¡No es agradable!—me empujó al pasar y comenzó a marcharse hacia las escaleras.
Me quedé boquiabierta observándola.
—Britt—grité corriendo después de ella.
Se detuvo y luego lentamente giró.
—¿Qué?
—Nunca te habría dejado. Por nadie. Fui un idiota. Cometí un error. Debería haberte dicho sobre los perros y ayudar a Dani a llegar a su coche. O decirle a Puck o Artie. Pero honestamente solamente pensé en la distracción que sería y en verdad necesitaba una distracción porque me tenías tan malditamente alterada que apenas podía caminar—tomando una profunda respiración esperé mientras ella sopesaba mi explicación.
Seguiría rogando si necesitaba más.
No me oponía a ponerme de rodillas si eso la detendría.
—¿Perros?
Quería reír en alivio.
—Sí, perros. Perros callejeros bloqueaban el camino de Dani entre la puerta de atrás y su coche. No podía encontrar a Kitty. No tendría siquiera que haberme ido y ayudado si no hubiera necesitado un poquito más de tiempo antes de acercarme a ti otra vez.
Un pequeño ceño arrugaba su frente.
—¿Cuándo dices alterado?—hace una pausa.
—Quiero decir, caliente, excitada como un volcán en ebullición, Britt.
Una sonrisa diminuta se extendió por su rostro y no esperé para que dijera algo más.
Cerré la distancia entre nosotras y agarré su rostro en mis manos antes de chocar mi boca con la suya. Hizo un sonidito de sorpresa pero luego sus manos recorrieron mis brazos y agarraron mis hombros.
Era más fácil de alcanzar estando descalza. Agarré su cintura y la alcé hasta que envolvió las piernas alrededor de mi cintura.
Oh. Sí.
Brittany
Finalmente caí en la cuenta que Santana estaba abriendo la puerta justo cuando retrocedió dentro del departamento oscuro.
Había estado tan pérdida en su beso que no noté el hecho de que ella había subido las escaleras cargándome. Abrí los ojos el tiempo suficiente para verlo dirigirse al sofá y derrumbarse encima conmigo sentada a horcajadas.
Echándose atrás me miró intensamente.
—Vamos a tener que detenernos pronto. Estoy casi en mi límite—su voz era áspera.
—¿Límite?—pregunté antes de llover besos por el costado de su mandíbula y cuello.
—Ah, mi límite, Britt. Ya sabes—tenía problemas para hablar y me hizo sentir poderosa.
Sintiéndome valiente, saqué la lengua y rápidamente lamí su cuello.
Olía tan bien.
Gimiendo se movió debajo de mí hasta que su entrepierna se presionaba contra la mía. La sensación era demasiado y grité en sorpresa y placer.
—Y ese es mi límite—dijo Santana empujándome y levantándose.
Comencé a pensar que había hecho algo equivocado otra vez pero por la forma en la que respiraba como si hubiera corrido una maratón, imaginaba que debía ser bueno.
—¿Qué está mal?—pregunté mirándola, esperando que sólo vuelva aquí.
Había encontrado algo que realmente me gustaba.
Santana cerró los ojos con fuerza y dejó salir un gemido.
—Britt, rubia por favor bájate el vestido—suplicó.
Mirando abajo noté que mi vestido se había subido alrededor de mi cintura.
—Ups—dije soltando risitas y bajándolo.
Santana soltó una pequeña sonrisa y luego encontró mi mirada inquisitiva.
—Britt, esta noche fue asombrosa. Excepto por la parte donde te lastimé, huiste y me diste un susto de muerte. Estar contigo es increíble. Quiero hacerlo de nuevo. Mañana. Y el siguiente día—me reí y sonrió, luego continuó—No entiendes la idea. Pero aquí está la cosa. No quiero moverme tan rápido contigo. Voy a tener que trabajar en eso ya que estoy acostumbrada a moverme muy rápido.
Entonces ¿por qué va lento conmigo?
Frunciendo el ceño me paré.
Me gustaba ser más alta que ella.
—No te pedí que vayas lento.
Se frotó el rostro y pasó las manos por el cabello y dejó salir una extraña risa.
—Lo sé pero quiero hacerlo. Eres diferente. Y si estoy en lo cierto, eres muy inexperta.
Calor inundó mi cara.
Debí haber sabido que sería capaz de deducirlo. Mis besos no pueden ser a lo que está acostumbrada.
—No, Britt, me malentiendes—se estiró para tocarme y se detuvo—Escúchame. Nadie, quiero decir nadie jamás me ha alterado tanto con sólo besos. Eres perfecta. Todo en ti es perfecto.
Bueno, eso me hacía sentir mejor.
Me hacía sentir poderosa.
Me gustaba.
Di un paso hacia Santana y se rió en voz baja.
—No me provoques, Britt—suplicó.
Sacando los labios en un mohín, le fruncí el ceño.
—Está bien, bueno. Te dejaré tranquila—caminando alrededor de ella, me fui a la habitación de Sam.
—¿Britt?
Me volví ante el sonido de su voz.
—¿Sí?
Parecía insegura y nerviosa. Me hizo querer ir a abrazarla y asegurarle que todo estaba bien.
—Podrías, quiero decir si yo…—pausó y tomó una profunda respiración—Si duermo aquí en el sofá ¿por favor, dormirías en mi cama?
No había estado esperando eso.
—¿Por qué?
—Porque no puedo dormir sabiendo que estás en la cama de Sam.
Su simple explicación me hizo sentir un estremecimiento por todas partes.
—Bueno—respondí incapaz de evitar la sonrisa tonta en mi rostro.
Dejó salir una respiración como si hubiera estado conteniéndose.
—Gracias.
Sonreí.
—De nada. Pero tengo que ir ahí y conseguir mi pijama—expliqué.
—Simplemente consigue toda tu ropa.
Me reí.
—Santana, no puedes simplemente mudarte al sofá. Eso sería injusto. Tienes una agradable y cómoda cama en tu habitación. No deberías tener que dormir en el sofá.
—Entonces durmamos juntas. Sólo dormir. Conmigo, en mi cama. Eso es lo que haces con Sam, ¿cierto?
—Sí, pero no me siento atraída por Sam.
—Haremos funcionar eso. Sólo por favor, pasa tus cosas a mi habitación.
Tan maravilloso como sonaba, también parecía como si estuviéramos mudándonos juntas.
Lo que era el epítome de moverse rápido.
—¿Entonces estaremos viviendo juntas? Te das cuenta que eso es lo que sería en verdad moverse rápido.
Santana frunció el ceño y miró de vuelta al sofá.
—Tienes razón. Bien, dormiré en el sofá por ahora. Después… cuando estemos listas, me instalaré en la cama.
—¿Estás segura de esto?—pregunté.
—Sí. Quiero ver dónde va esto con nosotras y no puedo hacer eso contigo durmiendo en la cama de Sam cada noche. Te quiero aquí. Pero no ahí—apuntó hacia la habitación de Sam.
Con una explicación como aquella, ¿cómo podría decirle que no?
Dani cruzó los brazos estratégicamente bajo sus pechos e hizo una mueca. Comenzaba a pensar que había sido timado y eso me enfureció.
Cuando Dani había venido a pedirme ayuda para llegar a su coche le había dicho que busque a Kitty. Pero dijo que no podía encontrarlo y que había dos grandes perros callejeros afuera bloqueando el camino a su coche.
Dejar a Brittany con Puck me preocupaba.
Ella estaba muy entusiasmada por nuestro baile. Tan malditamente entusiasmada que había necesitado poner algo de espacio entre nosotras, así podía pensar correctamente.
Cuando había comenzado a temblar en mis brazos mientras pasaba las manos sobre la parte superior de sus muslos, pensé que lo imaginé. Pero luego lo hizo otra vez más fuerte.
Por Dios, nadie excepto yo iba a conseguir presenciar su orgasmo.
Mi corazón casi había latido fuera de mi pecho y había estado tan malditamente excitada, que estaba muy segura que habría sufrido daños permanentes si no la hubiera sacado de esa pista de baile y calmado a mí misma.
La aparición de Dani había sido la distracción que necesitaba para perder mi calentura y recuperar el aliento.
Tratar con perros callejeros despejaría mi mente. De esa forma, podría regresar y tomar con Brittany esa caminata por la playa que le había prometido.
Quería que esta noche sea especial.
Subir ese pequeño vestido y deslizar mis manos entre sus piernas definitivamente no era lo que quería que suceda. Especialmente considerando que tenía que ser muy malditamente inexperta para ser llevada a un orgasmo con solo unos toques.
Lento Santana.
Tenía que tomarlo lento.
—Muy bien entonces. Supongo que puedes regresar con tu cita—se quejó Dani.
—Síp, creo que estás a salvo—contesté y me dirigí adentro por la puerta de atrás.
Ahí nunca hubo ningún perro.
De eso estaba segura.
Pero al menos ya no llevaba la calentura del infierno.
Me detuve en la barra y recogí nuestras bebidas, luego caminé a la mesa. Puck y Artie se encontraban solos y las miradas serias en sus rostros me hicieron interrumpir mis pasos.
¡AH INFIERNOS NO!
Soy una idiota.
Dejando de golpe las bebidas sobre la mesa, estudié a ambos rostros y sabía.
Sin preguntar sabía.
—¿Cuándo se fue?—logré preguntar sobre el nudo retorcido en mi estómago.
—Justo después que salieras de la mano con Dani —contestó Puck.
—Dijo que necesitaba aire, pero todos sabemos que eso quiere decir que está yéndose —saltó Artie.
—¿Por qué no hicieron nada?—apenas contuve el grito en mi pecho.
Puck se encogió de hombros luciendo de alguna forma apenado.
—Lo hice, morena. Le dije que probablemente no era lo que parecía.
—¿Probablemente no era lo que parecía? ¿En serio, Puck? ¿Eso fue lo mejor que pudiste hacer?
—Oye, no me gruñas a mí. Eres tú la que fue lo suficiente idiota para salir con Dani después de casi tener sexo con Britt en la pista de baile.
Iba a enfermarme.
Salí enojada queriendo desesperadamente correr.
¿Había llamado a Sam?
¿Para rescatarla de mí?
Abriendo la puerta, caminé al estacionamiento lleno de coches pero sin personas.
Sin Brittany.
¿Por qué no le había dicho que iba a hacer?
¿No se dio cuenta que hacía todo lo que podía para no encontrar una esquina vacía y correr mis manos y lengua por todo su cuerpo?
¿Cómo pudo pensar que la dejaría por alguien más?
¿No había hecho perfectamente obvio mi interés por ella?
Abriendo de un tirón la puerta de la camioneta, subí y mis ojos aterrizaron en su bolso colocado en el asiento que había ocupado.
Su teléfono.
Estirándome por el pequeño bolso rojo que había combinado con sus zapatos de tacón. Adentro estaba metido su teléfono. Lo saqué. Un mensaje de Sam.
Estoy yendo a Destin esta noche, nena. Debería estar de regreso en la mañana a alguna hora. Envíame un mensaje cuando llegues a casa a salvo.
Dejando caer su bolso, pongo en marcha la camioneta y salgo del estacionamiento.
Ella tendría que caminar a casa.
En aquellos tacones.
En la oscuridad.
Luciendo como la cosa más malditamente sexy en el planeta.
Mi corazón se aceleró en mi pecho por otras razones ahora.
Por favor, Dios déjala estar bien.
Lentamente conduje al departamento, buscando en las aceras oscuras a Brittany. No había señales de ella cuando finalmente estacioné en el aparcamiento.
No podría haber caminado a casa.
No había tenido tiempo para caminar a casa. O estaba aquí y alguien le dio un aventón o sacudí mi cabeza.
No quería pensar sobre el “o”.
Comencé a entrar en pánico.
No podía pensar de esa forma.
Necesitaba mantener mi cabeza fría.
Subí corriendo las escaleras, abrí la puerta a un departamento muy oscuro y en silencio.
—¡Brittany!—corrí al dormitorio de Sam pero la cama estaba vacía.
No estaba aquí.
Giré, entrando en pánico.
¿Dónde podría estar?
La había perdido.
Consigo una cita con ella y la pierdo.
No podía siquiera cuidarla por una noche.
Mi cabeza palpitaba en sintonía con mi corazón.
Regresaría y detendría a las personas por el camino. Tal vez alguien la vio. Tal vez consiguió un paseo con alguien y primero fueron a algún lugar más. Alguien tenía que haber visto algo.
Corrí de vuelta a la puerta y de un tirón la abrí y bajé las escaleras de dos a la vez.
La encontraría.
Tenía que encontrarla.
—¿Santana?
Me detuve y giré para ver a Brittany caminando por la playa con los zapatos de tacón colgando en su mano.
Corrí hacia ella.
Estaba aquí.
A salvo.
Nadie la había lastimado. Solamente tuve un momento para asimilar sus grandes ojos azules llenos de sorpresa antes de que la envolviera en mis brazos.
—Estás bien—declaré necesitando que mi cerebro registre que Brittany estaba bien.
—Sí—contestó en una voz dubitativa.
Pasé las manos por su cabello, necesitando sentirla. Saber que era real y que estaba aquí. Me tomó un segundo darme cuenta que sus manos se habían depositado entre nuestros cuerpos y que me empujaba. Soltándola, caminé atrás.
El rostro dulce que había estado sonriéndome temprano esta noche se había ido. Fue reemplazo por un gran ceño furioso. Y su rostro estaba manchado con lágrimas.
¿Por qué había estado llorando?
Oh.
Había olvidado por qué se había ido en primer lugar.
Dani.
—Britt, escucha. Tú no…
—No Santana, tú escucha. Me doy cuenta que puedo no ser la clase de chica con la que normalmente sales en citas. No encajo en tu círculo social familiar y bueno, vamos a enfrentarlo, no tengo un cuerpo de modelo de trajes de baño. Pero también tengo sentimientos. Probablemente soy mucho más sensible que las mujeres hermosas con las que habitualmente sales. Si quieres salir con alguna otra chica, deberías al menos avisar a tu cita actual y buscar a alguien para llevarla a casa. No dejarla ahí para que parezca como una idiota. ¡No es agradable!—me empujó al pasar y comenzó a marcharse hacia las escaleras.
Me quedé boquiabierta observándola.
—Britt—grité corriendo después de ella.
Se detuvo y luego lentamente giró.
—¿Qué?
—Nunca te habría dejado. Por nadie. Fui un idiota. Cometí un error. Debería haberte dicho sobre los perros y ayudar a Dani a llegar a su coche. O decirle a Puck o Artie. Pero honestamente solamente pensé en la distracción que sería y en verdad necesitaba una distracción porque me tenías tan malditamente alterada que apenas podía caminar—tomando una profunda respiración esperé mientras ella sopesaba mi explicación.
Seguiría rogando si necesitaba más.
No me oponía a ponerme de rodillas si eso la detendría.
—¿Perros?
Quería reír en alivio.
—Sí, perros. Perros callejeros bloqueaban el camino de Dani entre la puerta de atrás y su coche. No podía encontrar a Kitty. No tendría siquiera que haberme ido y ayudado si no hubiera necesitado un poquito más de tiempo antes de acercarme a ti otra vez.
Un pequeño ceño arrugaba su frente.
—¿Cuándo dices alterado?—hace una pausa.
—Quiero decir, caliente, excitada como un volcán en ebullición, Britt.
Una sonrisa diminuta se extendió por su rostro y no esperé para que dijera algo más.
Cerré la distancia entre nosotras y agarré su rostro en mis manos antes de chocar mi boca con la suya. Hizo un sonidito de sorpresa pero luego sus manos recorrieron mis brazos y agarraron mis hombros.
Era más fácil de alcanzar estando descalza. Agarré su cintura y la alcé hasta que envolvió las piernas alrededor de mi cintura.
Oh. Sí.
Brittany
Finalmente caí en la cuenta que Santana estaba abriendo la puerta justo cuando retrocedió dentro del departamento oscuro.
Había estado tan pérdida en su beso que no noté el hecho de que ella había subido las escaleras cargándome. Abrí los ojos el tiempo suficiente para verlo dirigirse al sofá y derrumbarse encima conmigo sentada a horcajadas.
Echándose atrás me miró intensamente.
—Vamos a tener que detenernos pronto. Estoy casi en mi límite—su voz era áspera.
—¿Límite?—pregunté antes de llover besos por el costado de su mandíbula y cuello.
—Ah, mi límite, Britt. Ya sabes—tenía problemas para hablar y me hizo sentir poderosa.
Sintiéndome valiente, saqué la lengua y rápidamente lamí su cuello.
Olía tan bien.
Gimiendo se movió debajo de mí hasta que su entrepierna se presionaba contra la mía. La sensación era demasiado y grité en sorpresa y placer.
—Y ese es mi límite—dijo Santana empujándome y levantándose.
Comencé a pensar que había hecho algo equivocado otra vez pero por la forma en la que respiraba como si hubiera corrido una maratón, imaginaba que debía ser bueno.
—¿Qué está mal?—pregunté mirándola, esperando que sólo vuelva aquí.
Había encontrado algo que realmente me gustaba.
Santana cerró los ojos con fuerza y dejó salir un gemido.
—Britt, rubia por favor bájate el vestido—suplicó.
Mirando abajo noté que mi vestido se había subido alrededor de mi cintura.
—Ups—dije soltando risitas y bajándolo.
Santana soltó una pequeña sonrisa y luego encontró mi mirada inquisitiva.
—Britt, esta noche fue asombrosa. Excepto por la parte donde te lastimé, huiste y me diste un susto de muerte. Estar contigo es increíble. Quiero hacerlo de nuevo. Mañana. Y el siguiente día—me reí y sonrió, luego continuó—No entiendes la idea. Pero aquí está la cosa. No quiero moverme tan rápido contigo. Voy a tener que trabajar en eso ya que estoy acostumbrada a moverme muy rápido.
Entonces ¿por qué va lento conmigo?
Frunciendo el ceño me paré.
Me gustaba ser más alta que ella.
—No te pedí que vayas lento.
Se frotó el rostro y pasó las manos por el cabello y dejó salir una extraña risa.
—Lo sé pero quiero hacerlo. Eres diferente. Y si estoy en lo cierto, eres muy inexperta.
Calor inundó mi cara.
Debí haber sabido que sería capaz de deducirlo. Mis besos no pueden ser a lo que está acostumbrada.
—No, Britt, me malentiendes—se estiró para tocarme y se detuvo—Escúchame. Nadie, quiero decir nadie jamás me ha alterado tanto con sólo besos. Eres perfecta. Todo en ti es perfecto.
Bueno, eso me hacía sentir mejor.
Me hacía sentir poderosa.
Me gustaba.
Di un paso hacia Santana y se rió en voz baja.
—No me provoques, Britt—suplicó.
Sacando los labios en un mohín, le fruncí el ceño.
—Está bien, bueno. Te dejaré tranquila—caminando alrededor de ella, me fui a la habitación de Sam.
—¿Britt?
Me volví ante el sonido de su voz.
—¿Sí?
Parecía insegura y nerviosa. Me hizo querer ir a abrazarla y asegurarle que todo estaba bien.
—Podrías, quiero decir si yo…—pausó y tomó una profunda respiración—Si duermo aquí en el sofá ¿por favor, dormirías en mi cama?
No había estado esperando eso.
—¿Por qué?
—Porque no puedo dormir sabiendo que estás en la cama de Sam.
Su simple explicación me hizo sentir un estremecimiento por todas partes.
—Bueno—respondí incapaz de evitar la sonrisa tonta en mi rostro.
Dejó salir una respiración como si hubiera estado conteniéndose.
—Gracias.
Sonreí.
—De nada. Pero tengo que ir ahí y conseguir mi pijama—expliqué.
—Simplemente consigue toda tu ropa.
Me reí.
—Santana, no puedes simplemente mudarte al sofá. Eso sería injusto. Tienes una agradable y cómoda cama en tu habitación. No deberías tener que dormir en el sofá.
—Entonces durmamos juntas. Sólo dormir. Conmigo, en mi cama. Eso es lo que haces con Sam, ¿cierto?
—Sí, pero no me siento atraída por Sam.
—Haremos funcionar eso. Sólo por favor, pasa tus cosas a mi habitación.
Tan maravilloso como sonaba, también parecía como si estuviéramos mudándonos juntas.
Lo que era el epítome de moverse rápido.
—¿Entonces estaremos viviendo juntas? Te das cuenta que eso es lo que sería en verdad moverse rápido.
Santana frunció el ceño y miró de vuelta al sofá.
—Tienes razón. Bien, dormiré en el sofá por ahora. Después… cuando estemos listas, me instalaré en la cama.
—¿Estás segura de esto?—pregunté.
—Sí. Quiero ver dónde va esto con nosotras y no puedo hacer eso contigo durmiendo en la cama de Sam cada noche. Te quiero aquí. Pero no ahí—apuntó hacia la habitación de Sam.
Con una explicación como aquella, ¿cómo podría decirle que no?
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por Qué I (Adaptada) Cap 12
Capitulo 12
Santana
No había pensado en lo que le iba a decir a Sam.
Cuando había visto a Brittany caminando hacia la habitación de Sam, mi interior se había apretado.
No podía dejarla meterse en su cama.
Los celos eran feos y me molestaba cómo era su relación.
De pie en la puerta de mi habitación con mi dosis matutina de cafeína, la observé dormir. Se encontraba justo en medio de mi cama tamaño queen, enroscada en un ovillo.
Todo lo que podía ver era su cabello extendido en mis almohadas. Me recordaba al sol.
Siempre había amado observar el sol. Y estaba malditamente segura que siempre amaría ver a Brittany dormir.
Saber que cuando despertara estaría cálida por mis sábanas y en mi habitación, hizo que la pelea que iba a tener tan pronto como Sam llegara a casa, valiera la pena.
Había una posibilidad de que estuviera tan enojado que me echara. Pero luego pensé en el hecho de que Brittany amenazaría con irse conmigo y sabía sin lugar a dudas, que Sam no dejaría que eso pasara.
Puede que se enojara, pero no la perdería.
Alojaría a cualquiera que ella deseara alojar para mantenerla cerca.
No entendía del todo su relación.
Un minuto me recordaba a un tipo mandilón y al siguiente actuaba como si fuera su maldito hermano.
No me gustaba.
No era su hermano.
Quería que retrocediera.
No apreciaba cuán especial era.
Yo lo hacía.
Brittany comenzó a estirar sus piernas y un suave quejido salió desde la cama. Observé fascinada como alzaba los brazos por encima de su cabeza y finalmente su rostro emergió de debajo de las sábanas.
Sus cuidadas manos descendieron para frotar sus ojos y bostezó antes de finalmente abrirlos y encontrarse con mi mirada. Una lenta y soñolienta sonrisa se extendió a través de su rostro.
No iba a ser capaz de dormir en el sofá por mucho tiempo, de eso estaba absolutamente segura.
—Buenos días—dije, saliendo del marco de la puerta en el que había estado apoyada y dirigiéndome hacia la cama.
Se sentó y se inclinó hacia la cabecera.
—Buenos días —respondió, su voz aún atontada por el sueño.
Me senté en el borde de la cama.
—¿Dormiste bien?
Sonriendo, asintió y se estiró para tomar mi café. Observé cómo ponía sus labios en el borde de la taza y tomaba un trago.
—¿Te gusta oscuro?
Se encogió de hombros.
—Prefiero el azúcar y la crema, pero hacías que luciera tan bueno que pensé en tomar un trago.
—¿Y era tan bueno como lo hacía lucir?
Arrugó la nariz.
—No.
Riéndome, le arrebaté la taza.
—Iré a hacerte una taza de la forma que te gusta—comencé a levantarme y su mano agarró mi brazo, deteniéndome.
—Espera, uhm… necesitamos hablar sobre Sam antes de que llegue.
No quería hablar sobre Sam.
Iba a encargarme de ello.
Sola.
—Voy a hablar con Sam.
Sacudió la cabeza.
—No, no creo que sea una buena idea. Necesito estar sola con él y hablarle. Se enojará contigo y probablemente te diga cosas feas. A mí no me lastimará. Me escuchará. Puedo hacerlo entender.
La idea de Brittany y él encerrados en su habitación por cualquier período de tiempo me molestaba.
No iba a dejarle hacer esto sola.
Cubrí su mano con mi mano libre.
—Britt, yo comencé esto. No me alejé a pesar de que Sam me advirtió. Es mi compañero de cuarto y debo explicárselo. Le haré escucharme. Y si me dice cosas feas, puedo manejarlo. Sólo porque no crecí en un vecindario difícil no significa que no sepa cómo defenderme.
Mordisqueando su labio inferior nerviosamente, se estiró y pasó sus dedos a través de su enmarañada masa salvaje de cabello.
No quería discutir conmigo.
Podía verlo en su expresión preocupada.
Me levanté, inclinándome y deslizando mi dedo debajo de su barbilla, alzando su rostro para que me mirara.
—Confía en mí—pedí y luego presioné mis labios contra los suyos antes de enderezarme y salir de la habitación.
Esperaba que estuviera en la ducha cuando Sam llegara. Preferiría que no estuviera aquí cuando hablara con él.
Brittany
Necesitaba una ducha desesperadamente, pero necesitaba estar vestida y lista para cuando Sam entrara por la puerta.
Recogiendo mi móvil para revisar la hora, supe que estaría aquí pronto.
Sam no era del tipo que le gustaba merodear por ahí las mañanas después de beber.
Abriendo mi maleta, agarré un par de pantalones cortos y una camiseta clásica de los Gun’s ‘N’ Roses. Tenía una cosa por camisetas antiguas de conciertos. Cada vez que pasaba frente a una tienda de segunda mano me mareaba.
Aunque esta no era una de las que encontré en una tienda de segunda mano. Era una que Sam me había comprado por EBay para mi cumpleaños el año pasado.
Quería que hiciera las cosas más fáciles con Sam, pensé que llevar su camiseta podría ayudar.
Peiné rápidamente mi cabello, empujándolo a un lado para trenzarlo. Hasta que pudiera lavarlo, esto tendría que funcionar.
En el momento en que abrí la puerta de la habitación, escuché la llave tintinear en la cerradura. Mis nervios crecieron hasta el techo mientras la puerta se abría y Sam entraba, luciendo una increíble resaca. Sus ojos encontraron los míos y comenzó a sonreír, pero su sonrisa cayó casi inmediatamente.
Estaba parada en la puerta de Santana.
No era un detalle que Sam se perdería.
—Buenos días, Sam—dije, forzando una sonrisa.
Sus ojos inyectados de sangre se apartaron de mí y encontraron a Santana, que salía de la cocina con mi taza de café.
—Buenos días—Santana asintió hacia Sam mientras lo pasaba y me entregaba el café.
Lo cogí rápidamente, temiendo que Sam se abalanzara repentinamente sobre Santana y lo quemara con mi café.
Mantuve mis ojos en Sam.
Si hacía cualquier movimiento repentino, iba a detenerlo.
—Britt, ¿qué demonios?
Me encogí ante el enojado gruñido en su tono.
Pasando a Santana, me puse delante de ella a sabiendas de que Sam no me lastimaría para llegar a Santana.
—Sam, necesitamos hablar. Por favor, no hagas nada drástico. Me iré si me fuerzas a hacerlo.
El dolor que destelló en sus verdes ojos escoció.
No quería lastimarlo.
Aparte de Emily, Sam era la única persona que había amado. Lastimar a Sam era como lastimarme a mí misma.
Su mandíbula se apretó y su furiosa mirada voló hacia Santana.
—¿No pudiste mantenerte fuera de sus bragas, Santana? Te advertí que era mía.
Santana se tensó detrás de mí y comenzó a moverse, pero la seguí.
No iba a dejarlo acercarse a Sam sin mí como amortiguador.
Sus manos sujetaron mis hombros. Esperé que tratara de moverme, pero no lo hizo.
—No me he metido en sus bragas, Sam. Sabes que Britt es mejor que eso. Cuidado con lo que dices.
Sam se acercó un paso a nosotras, su puño abriéndose y cerrándose, sus ojos sin abandonar a Santana.
—¡No la conoces, maldición! Eres una maldita niña bonita con el dinero de su papá. La usarás y luego te irás. No podrá manejarlo. ¿Por qué no pudiste jodidamente alejarte como te advertí?
Santana me movió a un lado esta vez.
—No sabes nada sobre mí. Desde que me gradué de la secundaria, no he utilizado ningún centavo del dinero de mi papá. Estoy haciendo mi propio camino. Y nunca la lastimaría. Tú esperas que se siente y te espere mientras jodes por todo el maldito estado de Alabama. Eso es descabellado y egoísta, Sam. Si te preocuparas por ella, le dejarías tomar sus propias decisiones—no gritó, pero su voz era dura y a veces sonaba letal.
Puse mi taza en la mesa y me preparé para saltar entre ellos si Sam hacía un movimiento repentino.
Sabía que no golpearía a una mujer, pero no estaba tan segura si empujar estuviera dentro sus límites.
—Me preocupo por ella. ¡Pregúntale! Nunca la he decepcionado. Soy el único que ha secado sus lágrimas y recogido las piezas cuando su jodida hermana continúa rompiendo su corazón. Desde que era pequeña, he sido yo quien le ha ayudado a superar todo. Así que no me digas cómo mostrarle que la amo. No te atrevas a decirme que soy un maldito egoísta.
Santana suspiró y sacudió la cabeza.
Sabía que no entendía la perspectiva de Sam, pero yo lo hacía.
—Entiendo que siempre hayas sido el único que estuviera ahí para ella. Lo entiendo. Pero tienes una vida, Sam. Sales con chicas todo el tiempo. ¿Esperas que Britt se siente y te espere? ¿Por qué no puede tomar ella sus propias decisiones?
La furiosa mirada de Sam finalmente dejó a Santana y se centró en mí. La traición en sus ojos casi me destruyó. La ira dejó su rostro y un ceño preocupado tomó su lugar.
—¿Eso es lo que quieres, nena?
Asentí, sintiendo las lágrimas llenar mis ojos.
—Bien. Si quieres hacer esto con Santana, entonces bien. Lo entenderé y trataré con ello. Pero cuando te lastime, cuando te decepcione, estaré aquí. Mis brazos siempre estarán abiertos para ti. Quiero que seas feliz y si crees que este idiota te hará feliz, bien. Necesitas vivir un poco. No puedo protegerte de todo—su mirada regresó a Santana—, Pero puedo estar aquí para sostenerte cuando rompa tu corazón.
A Santana puede que no le gustara, pero no me importaba.
Sam iba a aceptar esto.
Realmente haría cualquier cosa para hacerme feliz.
Me acerqué y lo abracé firmemente.
—Gracias—susurré en su oído.
Su frente tocó mi hombro y me apretó.
—Si te lastima, la mataré. No me importa que sea una mujer, la matare igual—sus palabras eran sólo para mí.
No dudaba de él, pero sabía que Santana nunca me lastimaría.
Era una buena persona.
—No lo hará—le aseguré.
Sam dejó salir un suspiro y besó mi sien.
—Sí, nena, lo hará.
Luego me dejó ir y se volvió, caminando hacia su habitación sin mirar atrás. Una vez que su puerta se cerró, y dejé salir la respiración que había estado conteniendo, mis hombros se hundieron con alivio.
No había ido ni de cerca como había imaginado.
Dos brazos cálidos me envolvieron y fui presionada contra el pecho de Santana. Sonreí mientras acariciaba mi cuello con su nariz.
—No voy a lastimarte, Britt—prometió.
Asentí.
Porque le creía.
Cuando había visto a Brittany caminando hacia la habitación de Sam, mi interior se había apretado.
No podía dejarla meterse en su cama.
Los celos eran feos y me molestaba cómo era su relación.
De pie en la puerta de mi habitación con mi dosis matutina de cafeína, la observé dormir. Se encontraba justo en medio de mi cama tamaño queen, enroscada en un ovillo.
Todo lo que podía ver era su cabello extendido en mis almohadas. Me recordaba al sol.
Siempre había amado observar el sol. Y estaba malditamente segura que siempre amaría ver a Brittany dormir.
Saber que cuando despertara estaría cálida por mis sábanas y en mi habitación, hizo que la pelea que iba a tener tan pronto como Sam llegara a casa, valiera la pena.
Había una posibilidad de que estuviera tan enojado que me echara. Pero luego pensé en el hecho de que Brittany amenazaría con irse conmigo y sabía sin lugar a dudas, que Sam no dejaría que eso pasara.
Puede que se enojara, pero no la perdería.
Alojaría a cualquiera que ella deseara alojar para mantenerla cerca.
No entendía del todo su relación.
Un minuto me recordaba a un tipo mandilón y al siguiente actuaba como si fuera su maldito hermano.
No me gustaba.
No era su hermano.
Quería que retrocediera.
No apreciaba cuán especial era.
Yo lo hacía.
Brittany comenzó a estirar sus piernas y un suave quejido salió desde la cama. Observé fascinada como alzaba los brazos por encima de su cabeza y finalmente su rostro emergió de debajo de las sábanas.
Sus cuidadas manos descendieron para frotar sus ojos y bostezó antes de finalmente abrirlos y encontrarse con mi mirada. Una lenta y soñolienta sonrisa se extendió a través de su rostro.
No iba a ser capaz de dormir en el sofá por mucho tiempo, de eso estaba absolutamente segura.
—Buenos días—dije, saliendo del marco de la puerta en el que había estado apoyada y dirigiéndome hacia la cama.
Se sentó y se inclinó hacia la cabecera.
—Buenos días —respondió, su voz aún atontada por el sueño.
Me senté en el borde de la cama.
—¿Dormiste bien?
Sonriendo, asintió y se estiró para tomar mi café. Observé cómo ponía sus labios en el borde de la taza y tomaba un trago.
—¿Te gusta oscuro?
Se encogió de hombros.
—Prefiero el azúcar y la crema, pero hacías que luciera tan bueno que pensé en tomar un trago.
—¿Y era tan bueno como lo hacía lucir?
Arrugó la nariz.
—No.
Riéndome, le arrebaté la taza.
—Iré a hacerte una taza de la forma que te gusta—comencé a levantarme y su mano agarró mi brazo, deteniéndome.
—Espera, uhm… necesitamos hablar sobre Sam antes de que llegue.
No quería hablar sobre Sam.
Iba a encargarme de ello.
Sola.
—Voy a hablar con Sam.
Sacudió la cabeza.
—No, no creo que sea una buena idea. Necesito estar sola con él y hablarle. Se enojará contigo y probablemente te diga cosas feas. A mí no me lastimará. Me escuchará. Puedo hacerlo entender.
La idea de Brittany y él encerrados en su habitación por cualquier período de tiempo me molestaba.
No iba a dejarle hacer esto sola.
Cubrí su mano con mi mano libre.
—Britt, yo comencé esto. No me alejé a pesar de que Sam me advirtió. Es mi compañero de cuarto y debo explicárselo. Le haré escucharme. Y si me dice cosas feas, puedo manejarlo. Sólo porque no crecí en un vecindario difícil no significa que no sepa cómo defenderme.
Mordisqueando su labio inferior nerviosamente, se estiró y pasó sus dedos a través de su enmarañada masa salvaje de cabello.
No quería discutir conmigo.
Podía verlo en su expresión preocupada.
Me levanté, inclinándome y deslizando mi dedo debajo de su barbilla, alzando su rostro para que me mirara.
—Confía en mí—pedí y luego presioné mis labios contra los suyos antes de enderezarme y salir de la habitación.
Esperaba que estuviera en la ducha cuando Sam llegara. Preferiría que no estuviera aquí cuando hablara con él.
Brittany
Necesitaba una ducha desesperadamente, pero necesitaba estar vestida y lista para cuando Sam entrara por la puerta.
Recogiendo mi móvil para revisar la hora, supe que estaría aquí pronto.
Sam no era del tipo que le gustaba merodear por ahí las mañanas después de beber.
Abriendo mi maleta, agarré un par de pantalones cortos y una camiseta clásica de los Gun’s ‘N’ Roses. Tenía una cosa por camisetas antiguas de conciertos. Cada vez que pasaba frente a una tienda de segunda mano me mareaba.
Aunque esta no era una de las que encontré en una tienda de segunda mano. Era una que Sam me había comprado por EBay para mi cumpleaños el año pasado.
Quería que hiciera las cosas más fáciles con Sam, pensé que llevar su camiseta podría ayudar.
Peiné rápidamente mi cabello, empujándolo a un lado para trenzarlo. Hasta que pudiera lavarlo, esto tendría que funcionar.
En el momento en que abrí la puerta de la habitación, escuché la llave tintinear en la cerradura. Mis nervios crecieron hasta el techo mientras la puerta se abría y Sam entraba, luciendo una increíble resaca. Sus ojos encontraron los míos y comenzó a sonreír, pero su sonrisa cayó casi inmediatamente.
Estaba parada en la puerta de Santana.
No era un detalle que Sam se perdería.
—Buenos días, Sam—dije, forzando una sonrisa.
Sus ojos inyectados de sangre se apartaron de mí y encontraron a Santana, que salía de la cocina con mi taza de café.
—Buenos días—Santana asintió hacia Sam mientras lo pasaba y me entregaba el café.
Lo cogí rápidamente, temiendo que Sam se abalanzara repentinamente sobre Santana y lo quemara con mi café.
Mantuve mis ojos en Sam.
Si hacía cualquier movimiento repentino, iba a detenerlo.
—Britt, ¿qué demonios?
Me encogí ante el enojado gruñido en su tono.
Pasando a Santana, me puse delante de ella a sabiendas de que Sam no me lastimaría para llegar a Santana.
—Sam, necesitamos hablar. Por favor, no hagas nada drástico. Me iré si me fuerzas a hacerlo.
El dolor que destelló en sus verdes ojos escoció.
No quería lastimarlo.
Aparte de Emily, Sam era la única persona que había amado. Lastimar a Sam era como lastimarme a mí misma.
Su mandíbula se apretó y su furiosa mirada voló hacia Santana.
—¿No pudiste mantenerte fuera de sus bragas, Santana? Te advertí que era mía.
Santana se tensó detrás de mí y comenzó a moverse, pero la seguí.
No iba a dejarlo acercarse a Sam sin mí como amortiguador.
Sus manos sujetaron mis hombros. Esperé que tratara de moverme, pero no lo hizo.
—No me he metido en sus bragas, Sam. Sabes que Britt es mejor que eso. Cuidado con lo que dices.
Sam se acercó un paso a nosotras, su puño abriéndose y cerrándose, sus ojos sin abandonar a Santana.
—¡No la conoces, maldición! Eres una maldita niña bonita con el dinero de su papá. La usarás y luego te irás. No podrá manejarlo. ¿Por qué no pudiste jodidamente alejarte como te advertí?
Santana me movió a un lado esta vez.
—No sabes nada sobre mí. Desde que me gradué de la secundaria, no he utilizado ningún centavo del dinero de mi papá. Estoy haciendo mi propio camino. Y nunca la lastimaría. Tú esperas que se siente y te espere mientras jodes por todo el maldito estado de Alabama. Eso es descabellado y egoísta, Sam. Si te preocuparas por ella, le dejarías tomar sus propias decisiones—no gritó, pero su voz era dura y a veces sonaba letal.
Puse mi taza en la mesa y me preparé para saltar entre ellos si Sam hacía un movimiento repentino.
Sabía que no golpearía a una mujer, pero no estaba tan segura si empujar estuviera dentro sus límites.
—Me preocupo por ella. ¡Pregúntale! Nunca la he decepcionado. Soy el único que ha secado sus lágrimas y recogido las piezas cuando su jodida hermana continúa rompiendo su corazón. Desde que era pequeña, he sido yo quien le ha ayudado a superar todo. Así que no me digas cómo mostrarle que la amo. No te atrevas a decirme que soy un maldito egoísta.
Santana suspiró y sacudió la cabeza.
Sabía que no entendía la perspectiva de Sam, pero yo lo hacía.
—Entiendo que siempre hayas sido el único que estuviera ahí para ella. Lo entiendo. Pero tienes una vida, Sam. Sales con chicas todo el tiempo. ¿Esperas que Britt se siente y te espere? ¿Por qué no puede tomar ella sus propias decisiones?
La furiosa mirada de Sam finalmente dejó a Santana y se centró en mí. La traición en sus ojos casi me destruyó. La ira dejó su rostro y un ceño preocupado tomó su lugar.
—¿Eso es lo que quieres, nena?
Asentí, sintiendo las lágrimas llenar mis ojos.
—Bien. Si quieres hacer esto con Santana, entonces bien. Lo entenderé y trataré con ello. Pero cuando te lastime, cuando te decepcione, estaré aquí. Mis brazos siempre estarán abiertos para ti. Quiero que seas feliz y si crees que este idiota te hará feliz, bien. Necesitas vivir un poco. No puedo protegerte de todo—su mirada regresó a Santana—, Pero puedo estar aquí para sostenerte cuando rompa tu corazón.
A Santana puede que no le gustara, pero no me importaba.
Sam iba a aceptar esto.
Realmente haría cualquier cosa para hacerme feliz.
Me acerqué y lo abracé firmemente.
—Gracias—susurré en su oído.
Su frente tocó mi hombro y me apretó.
—Si te lastima, la mataré. No me importa que sea una mujer, la matare igual—sus palabras eran sólo para mí.
No dudaba de él, pero sabía que Santana nunca me lastimaría.
Era una buena persona.
—No lo hará—le aseguré.
Sam dejó salir un suspiro y besó mi sien.
—Sí, nena, lo hará.
Luego me dejó ir y se volvió, caminando hacia su habitación sin mirar atrás. Una vez que su puerta se cerró, y dejé salir la respiración que había estado conteniendo, mis hombros se hundieron con alivio.
No había ido ni de cerca como había imaginado.
Dos brazos cálidos me envolvieron y fui presionada contra el pecho de Santana. Sonreí mientras acariciaba mi cuello con su nariz.
—No voy a lastimarte, Britt—prometió.
Asentí.
Porque le creía.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por Qué I (Adaptada) Cap 13
Capitulo 13
Santana
Brittany se fue a duchar.
Aparentemente lo había estado posponiendo, temiendo que yo enfrentara solo a Sam.
El hecho de que se interpusiera entre nosotros dos para protegerme sería gracioso si no me molestara un poco.
Me hizo querer salir y darle una paliza a alguien para que de esa manera ella pudiera ver que no era ninguna niña rica mimada que nunca ha tenido un labio partido o un ojo negro.
Sí bien era una mujer, sabia como defenderme… y muy bien.
Ya conoció a Kitty, Artie y a Noah.
¿Podría no darse cuenta de que no me juntaba exactamente con gente del club de campo?
Le di la vuelta al panqueque y me estiré para sacar la mantequilla de la nevera.
—Movió sus cosas. ¿La hiciste hacerlo?—preguntó Sam detrás de mí.
Supongo que tendríamos la confrontación privada después de todo. Saqué una barra de mantequilla y me di la vuelta, cerrando la puerta detrás de mí.
—Yo no la hice hacer nada.
Sam gruñó y miró rápidamente hacia la puerta de mi baño. Esta también era la primera vez que ella se duchaba en el mío. Normalmente usaba el de Sam.
—¿Por qué Britt? Podrías haber tenido a cualquier maldita chica en esta ciudad. ¿Por qué tuviste que ir y meterte con Britt?
Cuando él decía estupideces como esa me hacía cuestionar su creencia de que ella es especial.
Dejando la mantequilla fui a por un cuchillo para cortar una porción y embarrarla en nuestros panqueques. Sin mirar hacia él por miedo a perder el control, respondí:
—Tú de toda la gente deberías saber lo especial que es. Chicas como ella no son fáciles de encontrar. Desde el momento en que abrí esa puerta—paré de cortar y miré hacia él.
Quería que viera mi cara cuando dijera esto.
Necesitaba que me creyera:
—, Sabía que se metería bajo mi piel. Entonces, cuánto más la conocía, cuánto más la veía y hablaba con ella, más quería estar a su alrededor. Y por mucho que odies oír esto, ella también quiere estar cerca de mí.
Sam dejó salir una fuerte carcajada y se giró para regresar a su habitación.
Volví a cortar la mantequilla.
—Quiero creer que no la dañarás. Pero sé que lo harás. Me mantendré alejado y dejaré que esto pase. Porque al final, ella volverá corriendo a mí—dio un portazo detrás de él.
Se equivocaba.
Pero no volvería a discutir con él sobre ello. Mientras se mantuviera alejado y nos dejara solas estaría bien.
Era más de lo que podría esperar.
Puse la mesa y nos serví a ambas café, añadiendo un poco de crema y azúcar al de Brittany. También puse un vaso de zumo al lado de su plato de panqueques.
No estaba segura de si le gustaba el café con la comida. A mí me gustaba la leche fría con mis panqueques, así que también le serví un vaso.
La puerta de mi baño se abrió y la rubia salió vestida con la ropa que llevaba antes, pero esta vez su cabello colgaba húmedo y suelto por su espalda. Las puntas sólo un poco rizadas por el agua. Su cara se encontraba limpia de cualquier maquillaje y lucía hermosa. Sus grandes ojos azules se estrecharon hacia la mesa y a continuación se alzaron para reunirse con mi atenta mirada.
—Vaya. Eso luce muy bien.
Saqué su silla y ondeé mi mano para que se sentara. Con una risa nerviosa comenzó a caminar y se paró justo frente a mi y me besó suavemente. Luego se inclinó hacia atrás y susurró:
—Gracias.
—De nada.
Se deslizó en su asiento y empujé su silla, después caminé hacia mi lado y me senté.
—Creo que nunca he tenido a una persona retirando mi silla y empujándome hacia la mesa antes. Siempre pensé que sería un poco raro, pero tú haces que parezca tan fino como cuando aparece en televisión.
Sonreí con suficiencia y alcancé el jarabe.
—Trabajé para Quinn Fabray por unos pocos veranos en su casa de vacaciones en la isla. Una de mis tareas era servir su comida. Retiré la silla de su mamá y ella un millón de veces.
Su boca hizo una pequeña forma.
—¿Así es cómo conociste a Rachel?
Asentí, y una vez más me sorprendí de que mi pecho no doliera con la mención de Rachel.
Maldición si eso no me hizo sonreír.
—Um, San—ella rio y miré para ver qué era tan gracioso—, ¿Por qué me diste tres bebidas?
Esta vez reí y me encogí de hombros.
—No estaba segura de lo que querías.
Brittany se mordió el labio superior aun sonriendo y cogió la leche.
—Cosas dulces, me gusta la leche.
—Lo recordaré.
Brittany
Tenía que trabajar esta noche, pero Alison me llamó y me pidió que cuidará a Emily por un par de horas esta tarde.
Santana no discutió conmigo como lo hubiera hecho Sam. Pareció comprender la locura fami-liar y me dio un aventón. Me hizo prometer que la llamaría tan pronto como estuviera lista para irme.
Ella buscaría trabajo hoy y tenía un papel para escribir a uno de sus cursos en línea.
Dejarla fue difícil.
Era adicta a ella.
No un comportamiento muy sano, exactamente.
Como de costumbre, Alison llegaba tarde.
Prometió que tendría tiempo para ir a casa y cambiarme antes del trabajo, pero parecía que tendría que ir a trabajar tal cual. Eché un vistazo a mi teléfono por décima vez en cinco minutos y dejé salir un gruñido.
¿Por qué ella no podía simplemente llamar o mandar un mensaje de texto cuando se retrasaba?
El sonido de la gravilla crujiendo bajo los neumáticos terminó con mi frustración y fui a cerrar la puerta de Emily, así Alison no podría despertarla de su siesta.
Saldría para llamar a Santana después de encargarme de ella. No la quería escuchando nuestra conversación.
Caminando a lado de la ventana me detuve. En vez del trasto de Ford Taurus de Alison había un carísimo coche negro en la entrada.
Eso no sería bueno.
Dándome la vuelta fui hacia la puerta, esperaba un golpeteo cuando se abrió y entró por ella mi hermana seguida de un tipo más viejo.
Mucho más viejo.
—Te puedes ir ahora—dijo Alison entrando en la casa y mirándome de reojo como si yo fuera la criada.
—Um, está bien—miré fijamente hacia el hombre desconocido.
¿Era este su nuevo viejo forrado?
Quienquiera que fuese, me presentaría antes de irme. Si Alison iba a traer a hombres raros cerca de mi sobrina quería saber quiénes eran.
—Llego tarde y tú tienes que trabajar. ¿Por qué sigues aquí?
El hombre le frunció el ceño ligeramente a Alison y dio un paso hacia mí, tendiéndome la mano.
—Hola, soy Alfonso.
¿Eso es todo lo que conseguiría?
¿Un nombre?
¿Quién era, el maldito Usher?
Creo que no.
—Brittany, hermana de Alison—contesté estrechando su mano tan firmemente como pude.
Una sonrisa se estiró por sus labios y me resultó instantáneamente familiar.
Qué raro.
Nunca me había encontrado con este hombre antes. Estudié su cara cuidadosamente.
¿Qué ocurría con él?
—Genial, ya se conocieron. Te puedes ir—la irritación en la voz de Alison era inconfundible.
No me quería aquí.
Bien, ahora me sentía curiosa.
Así que qué mal.
—¿Estás saliendo con mi hermana?—pregunté mirando hacia Alfonso, el tipo viejo de un solo nombre.
—Sí, lo estoy.
—¿No eres lo suficientemente viejo como para ser su papá?
—Brittany—chilló Alison, volviendo furiosa a la habitación y agarrando mi brazo firmemente, sus uñas se clavaron en mi piel.
—¿Qué? Tengo derecho a saber qué y quién es exactamente. Lo estás trayendo cerca de MI sobrina.
—Lárgate —bufó.
Liberé bruscamente mi brazo de su agarre y la miré furiosamente.
—No. No hasta que consiga respuestas.
—Britt, si Dios me ayuda voy a…
—Bitty—la pequeña voz de Emily interrumpió a mi hermana y las dos nos volvimos para verla parada en la puerta.
Sus cabellos oscuros hechos un caos por culpa su siesta.
—Hola, dormilona, estás despierta—respondí acercándome a ella.
Sus pequeños brazos se levantaron en el aire para que la cargara, así que lo hice cuidadosamente, apoyándola en mi cadera.
—Mami—balbuceó en una soñolienta voz señalando a Alison.
—Síp, mami está en casa.
—Papi—señaló a Alfonso.
Giré la cabeza y mis ojos se clavaron en los de él. Lentamente miré su nariz, sus ojos, color de piel y cabello. La forma en que su labio inferior era ligeramente más grande que el superior.
¿Podría ser él?
Sujetando a Emily firmemente contra mí, moví mi inquisitiva mirada hacia mi hermana.
Ella dejó escapar un suspiro y rodó los ojos.
—Bien. De todos modos te darías cuenta pronto—siseó—Alfonso es el papá de Emily. Pero él aún está casado y en proceso de divorcio. Una vez que esté hecho, Emily y yo nos mudaremos. Puedes quedarte con este sitio cuando estemos fuera. No quiero volver a poner un pie en él otra vez.
Rompió un matrimonio.
Emily era la hija biológica de este hombre.
Oh. Mierda.
—Cierra la boca, Britt, y dame a Emily. Luego vete, por favor.
Caminé aturdida hacia Alison.
Siempre me pregunté si ese habría sido el caso, pero oírla admitirlo fue como si alguien me abofeteara.
Alison se estiró para agarrar a Emily, pero esta enterró la cabeza en mi pecho y se aferró a mí.
—No—dijo fuertemente. Había lágrimas en su pequeña voz.
—Dámela, Britt—Alison estaba enfadada.
—Ve con mami ahora, dulce niña. Tengo que ir a trabajar—dije con suavidad, alejé con cuidado su pequeña cabeza para que me mirara.
—Mi Bitty—anunció envolviendo sus brazos con fuerza alrededor de mi cuello.
—Sí, tu Bitty, pero tu Bitty necesita ir a trabajar. Tu—paré y miré hacia Alfonso ignorando el nudo enfermo en mi estómago—Papá está aquí para verte—me sentí como si fuera a vomitar.
Mi dulce niña fue producto de un adulterio. Me hizo querer gritar desde lo alto de mis pulmones.
Esto era muy injusto.
Odié lo que Alison había hecho, sin embargo no podía desear que nunca hubiera ocurrido.
Sujetando a Emily en mis brazos, no podría nunca desear que no existiera.
—Mi Bitty—repitió Emily, golpeando mi pecho.
Volví mi atención hacia ella y le dedicaba a su papá una sonrisa sin dientes mientras me presentaba. Lágrimas quemaron en mis ojos y las contuve.
Llorar podría molestarla, y necesitaba que me dejara marchar. Aunque escapar con ella sujetada con firmeza en mis brazos era tentador.
La quería fuera de la verdad que la perseguiría por el resto de su vida. Sabía cómo se sentía ese estigma. El papá que sólo te visita cuando puede escapar de su verdadera familia.
Ser el producto de una aventura.
Esa fui yo.
Me ha seguido toda mi vida. No ser lo suficientemente buena como para que mi papá me quisiera todo el tiempo. Y luego las visitas simplemente pararon un día. Él se mudó con su familia y nunca más lo volví a ver u a oír hablar de él.
No tenía dudas en mi mente de que Alfonso le haría lo mismo a Emily. Le diría a mi estúpida e ingenua hermana que dejaría a su mujer, pero nunca lo haría.
Ella nunca dejaría esta casa.
Emily crecería aquí mientras un hombre tras otro entraría y saldría de la vida de su mamá. Lloraría hasta dormir por el papá que no la querrá.
—Dámela y vete ya—demandó Alison arrancando a Emily de mis brazos.
Sabía lo que hacía.
Me odiaba por eso también.
La furia destellando en sus ojos no me asustaba. El dolor al que ella se enfrentaría eventualmente cuando este hombre nunca volviera a por ellas y las dejara solas era lo que lo hacía.
—MI BITTY—gritó Emily, estirando sus brazos hacia mí.
—Calla, Emily. Es suficiente—la reprimenda de Alison sólo hizo que Emily gritara más fuerte.
Quería cargarla de nuevo, pero cuanto más tiempo me quedara peor se pondría.
En cambio, le lancé un beso.
—Te quiero, mi preciosa niña—después, tomando una frase del libro de jugadas de Santana, dije—Recuerda actuar como una princesa. Las princesas no gritan.
Paró y pensó sobre ello un minuto mientras pequeñas lágrimas rodaban por su cara.
—Skiutles—dijo frunciendo el ceño.
—Sí, es verdad, ellas dicen Skittles—le aseguré, y luego le dije adiós con la mano—Te veré pronto, ¿bien?—me giré y corrí a través de la puerta antes de que las lágrimas vinieran.
Caminé cerca de un kilómetro cuando vi la camioneta de Santana frenando a mi lado. Estuvo fuera de ella y junto a mí inmediatamente.
Sabía que me veía como un desastre. No lo había llamado porque necesitaba llorar y vomitar.
Caminar me ayudó a calmarme un poco y a despejar mi mente.
—Britt, ¿qué está mal?—preguntó, empujándome a sus brazos.
Sacudí la cabeza y me prometí no volver a caer. No podía decirle a Santana nada de esto.
Mis palabras no eran nada qué ella pudiera entender.
Era feo.
No quería que la mancha que me había seguido toda mi vida formara parte de nuestra relación.
Ella podría verme diferente si lo supiera.
Ella podría ver a Emily diferente.
Si quería que lo nuestro funcionara no podía compartir esta parte de mí con ella.
—¿Por qué no me llamaste? Estaba escribiendo, y cuando vi la hora me di cuenta de que debías de haber terminado hace una hora. Vine tan rápido como pude.
Me aparté de su pecho y me tragué el nudo de mi garganta. El sabor ácido de vomitar la quemaba.
—Me he peleado con Alison. Es una imbécil. Em lloró porque me iba. Odio dejarla así.
Santana asintió y sus pulgares acariciaron mis mejillas mientras sujetaba mi cara.
Realmente esperaba que no tratara de besarme. Necesitaba lavar el vómito de mi boca.
—La familia puede apestar—concordó. Luego se giró, abrió la puerta de la camioneta y me alzó hasta el asiento—La próxima vez, llámame. Por favor—suplicó.
Asentí y forcé una sonrisa.
Aparentemente lo había estado posponiendo, temiendo que yo enfrentara solo a Sam.
El hecho de que se interpusiera entre nosotros dos para protegerme sería gracioso si no me molestara un poco.
Me hizo querer salir y darle una paliza a alguien para que de esa manera ella pudiera ver que no era ninguna niña rica mimada que nunca ha tenido un labio partido o un ojo negro.
Sí bien era una mujer, sabia como defenderme… y muy bien.
Ya conoció a Kitty, Artie y a Noah.
¿Podría no darse cuenta de que no me juntaba exactamente con gente del club de campo?
Le di la vuelta al panqueque y me estiré para sacar la mantequilla de la nevera.
—Movió sus cosas. ¿La hiciste hacerlo?—preguntó Sam detrás de mí.
Supongo que tendríamos la confrontación privada después de todo. Saqué una barra de mantequilla y me di la vuelta, cerrando la puerta detrás de mí.
—Yo no la hice hacer nada.
Sam gruñó y miró rápidamente hacia la puerta de mi baño. Esta también era la primera vez que ella se duchaba en el mío. Normalmente usaba el de Sam.
—¿Por qué Britt? Podrías haber tenido a cualquier maldita chica en esta ciudad. ¿Por qué tuviste que ir y meterte con Britt?
Cuando él decía estupideces como esa me hacía cuestionar su creencia de que ella es especial.
Dejando la mantequilla fui a por un cuchillo para cortar una porción y embarrarla en nuestros panqueques. Sin mirar hacia él por miedo a perder el control, respondí:
—Tú de toda la gente deberías saber lo especial que es. Chicas como ella no son fáciles de encontrar. Desde el momento en que abrí esa puerta—paré de cortar y miré hacia él.
Quería que viera mi cara cuando dijera esto.
Necesitaba que me creyera:
—, Sabía que se metería bajo mi piel. Entonces, cuánto más la conocía, cuánto más la veía y hablaba con ella, más quería estar a su alrededor. Y por mucho que odies oír esto, ella también quiere estar cerca de mí.
Sam dejó salir una fuerte carcajada y se giró para regresar a su habitación.
Volví a cortar la mantequilla.
—Quiero creer que no la dañarás. Pero sé que lo harás. Me mantendré alejado y dejaré que esto pase. Porque al final, ella volverá corriendo a mí—dio un portazo detrás de él.
Se equivocaba.
Pero no volvería a discutir con él sobre ello. Mientras se mantuviera alejado y nos dejara solas estaría bien.
Era más de lo que podría esperar.
Puse la mesa y nos serví a ambas café, añadiendo un poco de crema y azúcar al de Brittany. También puse un vaso de zumo al lado de su plato de panqueques.
No estaba segura de si le gustaba el café con la comida. A mí me gustaba la leche fría con mis panqueques, así que también le serví un vaso.
La puerta de mi baño se abrió y la rubia salió vestida con la ropa que llevaba antes, pero esta vez su cabello colgaba húmedo y suelto por su espalda. Las puntas sólo un poco rizadas por el agua. Su cara se encontraba limpia de cualquier maquillaje y lucía hermosa. Sus grandes ojos azules se estrecharon hacia la mesa y a continuación se alzaron para reunirse con mi atenta mirada.
—Vaya. Eso luce muy bien.
Saqué su silla y ondeé mi mano para que se sentara. Con una risa nerviosa comenzó a caminar y se paró justo frente a mi y me besó suavemente. Luego se inclinó hacia atrás y susurró:
—Gracias.
—De nada.
Se deslizó en su asiento y empujé su silla, después caminé hacia mi lado y me senté.
—Creo que nunca he tenido a una persona retirando mi silla y empujándome hacia la mesa antes. Siempre pensé que sería un poco raro, pero tú haces que parezca tan fino como cuando aparece en televisión.
Sonreí con suficiencia y alcancé el jarabe.
—Trabajé para Quinn Fabray por unos pocos veranos en su casa de vacaciones en la isla. Una de mis tareas era servir su comida. Retiré la silla de su mamá y ella un millón de veces.
Su boca hizo una pequeña forma.
—¿Así es cómo conociste a Rachel?
Asentí, y una vez más me sorprendí de que mi pecho no doliera con la mención de Rachel.
Maldición si eso no me hizo sonreír.
—Um, San—ella rio y miré para ver qué era tan gracioso—, ¿Por qué me diste tres bebidas?
Esta vez reí y me encogí de hombros.
—No estaba segura de lo que querías.
Brittany se mordió el labio superior aun sonriendo y cogió la leche.
—Cosas dulces, me gusta la leche.
—Lo recordaré.
Brittany
Tenía que trabajar esta noche, pero Alison me llamó y me pidió que cuidará a Emily por un par de horas esta tarde.
Santana no discutió conmigo como lo hubiera hecho Sam. Pareció comprender la locura fami-liar y me dio un aventón. Me hizo prometer que la llamaría tan pronto como estuviera lista para irme.
Ella buscaría trabajo hoy y tenía un papel para escribir a uno de sus cursos en línea.
Dejarla fue difícil.
Era adicta a ella.
No un comportamiento muy sano, exactamente.
Como de costumbre, Alison llegaba tarde.
Prometió que tendría tiempo para ir a casa y cambiarme antes del trabajo, pero parecía que tendría que ir a trabajar tal cual. Eché un vistazo a mi teléfono por décima vez en cinco minutos y dejé salir un gruñido.
¿Por qué ella no podía simplemente llamar o mandar un mensaje de texto cuando se retrasaba?
El sonido de la gravilla crujiendo bajo los neumáticos terminó con mi frustración y fui a cerrar la puerta de Emily, así Alison no podría despertarla de su siesta.
Saldría para llamar a Santana después de encargarme de ella. No la quería escuchando nuestra conversación.
Caminando a lado de la ventana me detuve. En vez del trasto de Ford Taurus de Alison había un carísimo coche negro en la entrada.
Eso no sería bueno.
Dándome la vuelta fui hacia la puerta, esperaba un golpeteo cuando se abrió y entró por ella mi hermana seguida de un tipo más viejo.
Mucho más viejo.
—Te puedes ir ahora—dijo Alison entrando en la casa y mirándome de reojo como si yo fuera la criada.
—Um, está bien—miré fijamente hacia el hombre desconocido.
¿Era este su nuevo viejo forrado?
Quienquiera que fuese, me presentaría antes de irme. Si Alison iba a traer a hombres raros cerca de mi sobrina quería saber quiénes eran.
—Llego tarde y tú tienes que trabajar. ¿Por qué sigues aquí?
El hombre le frunció el ceño ligeramente a Alison y dio un paso hacia mí, tendiéndome la mano.
—Hola, soy Alfonso.
¿Eso es todo lo que conseguiría?
¿Un nombre?
¿Quién era, el maldito Usher?
Creo que no.
—Brittany, hermana de Alison—contesté estrechando su mano tan firmemente como pude.
Una sonrisa se estiró por sus labios y me resultó instantáneamente familiar.
Qué raro.
Nunca me había encontrado con este hombre antes. Estudié su cara cuidadosamente.
¿Qué ocurría con él?
—Genial, ya se conocieron. Te puedes ir—la irritación en la voz de Alison era inconfundible.
No me quería aquí.
Bien, ahora me sentía curiosa.
Así que qué mal.
—¿Estás saliendo con mi hermana?—pregunté mirando hacia Alfonso, el tipo viejo de un solo nombre.
—Sí, lo estoy.
—¿No eres lo suficientemente viejo como para ser su papá?
—Brittany—chilló Alison, volviendo furiosa a la habitación y agarrando mi brazo firmemente, sus uñas se clavaron en mi piel.
—¿Qué? Tengo derecho a saber qué y quién es exactamente. Lo estás trayendo cerca de MI sobrina.
—Lárgate —bufó.
Liberé bruscamente mi brazo de su agarre y la miré furiosamente.
—No. No hasta que consiga respuestas.
—Britt, si Dios me ayuda voy a…
—Bitty—la pequeña voz de Emily interrumpió a mi hermana y las dos nos volvimos para verla parada en la puerta.
Sus cabellos oscuros hechos un caos por culpa su siesta.
—Hola, dormilona, estás despierta—respondí acercándome a ella.
Sus pequeños brazos se levantaron en el aire para que la cargara, así que lo hice cuidadosamente, apoyándola en mi cadera.
—Mami—balbuceó en una soñolienta voz señalando a Alison.
—Síp, mami está en casa.
—Papi—señaló a Alfonso.
Giré la cabeza y mis ojos se clavaron en los de él. Lentamente miré su nariz, sus ojos, color de piel y cabello. La forma en que su labio inferior era ligeramente más grande que el superior.
¿Podría ser él?
Sujetando a Emily firmemente contra mí, moví mi inquisitiva mirada hacia mi hermana.
Ella dejó escapar un suspiro y rodó los ojos.
—Bien. De todos modos te darías cuenta pronto—siseó—Alfonso es el papá de Emily. Pero él aún está casado y en proceso de divorcio. Una vez que esté hecho, Emily y yo nos mudaremos. Puedes quedarte con este sitio cuando estemos fuera. No quiero volver a poner un pie en él otra vez.
Rompió un matrimonio.
Emily era la hija biológica de este hombre.
Oh. Mierda.
—Cierra la boca, Britt, y dame a Emily. Luego vete, por favor.
Caminé aturdida hacia Alison.
Siempre me pregunté si ese habría sido el caso, pero oírla admitirlo fue como si alguien me abofeteara.
Alison se estiró para agarrar a Emily, pero esta enterró la cabeza en mi pecho y se aferró a mí.
—No—dijo fuertemente. Había lágrimas en su pequeña voz.
—Dámela, Britt—Alison estaba enfadada.
—Ve con mami ahora, dulce niña. Tengo que ir a trabajar—dije con suavidad, alejé con cuidado su pequeña cabeza para que me mirara.
—Mi Bitty—anunció envolviendo sus brazos con fuerza alrededor de mi cuello.
—Sí, tu Bitty, pero tu Bitty necesita ir a trabajar. Tu—paré y miré hacia Alfonso ignorando el nudo enfermo en mi estómago—Papá está aquí para verte—me sentí como si fuera a vomitar.
Mi dulce niña fue producto de un adulterio. Me hizo querer gritar desde lo alto de mis pulmones.
Esto era muy injusto.
Odié lo que Alison había hecho, sin embargo no podía desear que nunca hubiera ocurrido.
Sujetando a Emily en mis brazos, no podría nunca desear que no existiera.
—Mi Bitty—repitió Emily, golpeando mi pecho.
Volví mi atención hacia ella y le dedicaba a su papá una sonrisa sin dientes mientras me presentaba. Lágrimas quemaron en mis ojos y las contuve.
Llorar podría molestarla, y necesitaba que me dejara marchar. Aunque escapar con ella sujetada con firmeza en mis brazos era tentador.
La quería fuera de la verdad que la perseguiría por el resto de su vida. Sabía cómo se sentía ese estigma. El papá que sólo te visita cuando puede escapar de su verdadera familia.
Ser el producto de una aventura.
Esa fui yo.
Me ha seguido toda mi vida. No ser lo suficientemente buena como para que mi papá me quisiera todo el tiempo. Y luego las visitas simplemente pararon un día. Él se mudó con su familia y nunca más lo volví a ver u a oír hablar de él.
No tenía dudas en mi mente de que Alfonso le haría lo mismo a Emily. Le diría a mi estúpida e ingenua hermana que dejaría a su mujer, pero nunca lo haría.
Ella nunca dejaría esta casa.
Emily crecería aquí mientras un hombre tras otro entraría y saldría de la vida de su mamá. Lloraría hasta dormir por el papá que no la querrá.
—Dámela y vete ya—demandó Alison arrancando a Emily de mis brazos.
Sabía lo que hacía.
Me odiaba por eso también.
La furia destellando en sus ojos no me asustaba. El dolor al que ella se enfrentaría eventualmente cuando este hombre nunca volviera a por ellas y las dejara solas era lo que lo hacía.
—MI BITTY—gritó Emily, estirando sus brazos hacia mí.
—Calla, Emily. Es suficiente—la reprimenda de Alison sólo hizo que Emily gritara más fuerte.
Quería cargarla de nuevo, pero cuanto más tiempo me quedara peor se pondría.
En cambio, le lancé un beso.
—Te quiero, mi preciosa niña—después, tomando una frase del libro de jugadas de Santana, dije—Recuerda actuar como una princesa. Las princesas no gritan.
Paró y pensó sobre ello un minuto mientras pequeñas lágrimas rodaban por su cara.
—Skiutles—dijo frunciendo el ceño.
—Sí, es verdad, ellas dicen Skittles—le aseguré, y luego le dije adiós con la mano—Te veré pronto, ¿bien?—me giré y corrí a través de la puerta antes de que las lágrimas vinieran.
Caminé cerca de un kilómetro cuando vi la camioneta de Santana frenando a mi lado. Estuvo fuera de ella y junto a mí inmediatamente.
Sabía que me veía como un desastre. No lo había llamado porque necesitaba llorar y vomitar.
Caminar me ayudó a calmarme un poco y a despejar mi mente.
—Britt, ¿qué está mal?—preguntó, empujándome a sus brazos.
Sacudí la cabeza y me prometí no volver a caer. No podía decirle a Santana nada de esto.
Mis palabras no eran nada qué ella pudiera entender.
Era feo.
No quería que la mancha que me había seguido toda mi vida formara parte de nuestra relación.
Ella podría verme diferente si lo supiera.
Ella podría ver a Emily diferente.
Si quería que lo nuestro funcionara no podía compartir esta parte de mí con ella.
—¿Por qué no me llamaste? Estaba escribiendo, y cuando vi la hora me di cuenta de que debías de haber terminado hace una hora. Vine tan rápido como pude.
Me aparté de su pecho y me tragué el nudo de mi garganta. El sabor ácido de vomitar la quemaba.
—Me he peleado con Alison. Es una imbécil. Em lloró porque me iba. Odio dejarla así.
Santana asintió y sus pulgares acariciaron mis mejillas mientras sujetaba mi cara.
Realmente esperaba que no tratara de besarme. Necesitaba lavar el vómito de mi boca.
—La familia puede apestar—concordó. Luego se giró, abrió la puerta de la camioneta y me alzó hasta el asiento—La próxima vez, llámame. Por favor—suplicó.
Asentí y forcé una sonrisa.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
hola morra,...
O-O <------ NO ME JODAS,...!!!!es ella el meollo de la cuestión no???
es bueno que san se halla arreglado con britt y sobretodo que le hicieran frente a sam,.. la soberbia de ese tipo es insoportable!
detesto a alison,.. y la actitud que tiene con em!!!
esto se va a poner bueno!!!
nos vemos!!!!
O-O <------ NO ME JODAS,...!!!!es ella el meollo de la cuestión no???
es bueno que san se halla arreglado con britt y sobretodo que le hicieran frente a sam,.. la soberbia de ese tipo es insoportable!
detesto a alison,.. y la actitud que tiene con em!!!
esto se va a poner bueno!!!
nos vemos!!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
Lo sabia cuando lei la sinopsis, san se enamora de britt pero tiene que alejarla por su familia, obvio, el desgraciado de alfonso es el papa de santana y bree, la sobrina de britt es la hermana de su casi novia!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,...
O-O <------ NO ME JODAS,...!!!!es ella el meollo de la cuestión no???
es bueno que san se halla arreglado con britt y sobretodo que le hicieran frente a sam,.. la soberbia de ese tipo es insoportable!
detesto a alison,.. y la actitud que tiene con em!!!
esto se va a poner bueno!!!
nos vemos!!!!
Hola lu, como así? que kieres decir¿? SI! que luche por lo que quiere y le deje en claro a boca trucha q sobra, solo es amigo y nada más! JA! SI! es tan mala mala ¬¬ ni piensa en su propia hija! Siq lo estará xD Saludos =D
micky morales escribió:Lo sabia cuando lei la sinopsis, san se enamora de britt pero tiene que alejarla por su familia, obvio, el desgraciado de alfonso es el papa de santana y bree, la sobrina de britt es la hermana de su casi novia!!!!!
Hola, aaaah insisto ¬¬ cada vez q coloco "nombres" ustedes lo saben, solo las he podido pillar una vez y sería ¬¬ JAjajaja oh la vrdd esk son muy buenas espías jaajajajajaj. jajajaj. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por Qué I (Adaptada) Cap 14
Capitulo 14
Santana
Llegué a la casa de mi mamá y estacioné detrás del nuevo Mercedes de Bree.
Llegué un poco tarde, pero tuve un mal rato al dejar a Brittany en el trabajo después de la forma en que me la encontré.
Maldición, había estado alterada.
Ni siquiera había conocido a su hermana y ya me disgustaba de verdad. Si no fuera por el hecho de que era la mamá de Emily, la odiaría. Quería decirle que sabía lo jodidas que podían ser las relaciones familiares, pero dejar caer mi mierda sobre ella parecía injusto.
Brittany era sensible.
Sólo se preocupaba por mí, y yo quería hacerla feliz. Presionándola más no nos hará ningún bien a ninguna de las dos.
Además, no estaba sola en esto, tenía a Bree.
Abriendo la puerta principal, entré sin llamar. Era noche de cena familiar. La semana siguiente pretendía traer a Brittany conmigo. Quería que conociera a mi mamá.
Sólo necesitaba averiguar su horario de trabajo y nos aseguraríamos de tener una cena familiar en una noche que Brittany estuviera disponible.
—Bueno, ya era hora de que anestesiaras tu trasero enamorado—bromeó Bree.
Sonreí ampliamente.
No tenía sentido negarlo.
No estaba enamorada todavía, pero me podía ver fácilmente yendo ahí.
Estaba yendo ahí.
—¿Enamorada?—preguntó mamá, saliendo de la cocina con su delantal blanco con encajes alrededor de la parte inferior y un vaso de vino blanco en la mano.
—Sí, enamorada. Deberías verla con ella, mamá. Es tan dulce y posesiva. Es adorable, y un poco nauseabundo.
El rostro de mamá se iluminó con la descripción de Bree. Ella había estado preocupada por mí este verano tras el fracaso de Rachel.
—¿Y por qué no la has traído esta noche? Quiero ver esa escena nauseabunda yo misma.
Me acerqué y abracé a mi mamá porque sabía que necesitaba el cariño y estaba muy contenta de verla sonreír de nuevo.
—Lo haré la próxima semana. Ella está trabajando esta noche. Cuando me entere de sus noches libres la próxima semana, te lo haré saber y puedes escoger una noche que ella esté disponible.
Mamá me besó una mejilla y me dio unas palmaditas en la otra.
—Bien—respondió, y luego se giró y volvió a la cocina.
—¿Sam lo sabe ya?—preguntó Bree en voz baja mientras se acercaba a mi lado.
Asentí y ella jadeó.
—La trasladé de su habitación.
Los ojos de Bree se abrieron tan anchos como podían.
—¡No puede ser!
—Síp.
—¿Y él no te echó?—sonaba sorprendida.
—¿Y llevarme a Britt conmigo? No. Él nunca haría eso.
—Ah, no pensé en eso. Un movimiento inteligente, hermana.
Me encogí de hombros.
—Soy malditamente brillante.
—Lo que sea—golpeándome en la parte de atrás de la cabeza, caminó a mí alrededor y se dirigió a la cocina.
Una vez que tuvimos toda la comida en la mesa y las tres nos sentamos, mamá se aclaró la garganta.
—Bueno, hay algo que quería contarle a las dos. Desde nuestra última charla, he tomado algunas decisiones.
La mirada de temor en su rostro me preocupó.
Eso no podía ser bueno.
Tomando un largo sorbo de mi té dulce esperé a que continuara.
—He hablado con su papá esta semana. Varias veces. Me atreví a mencionar la posibilidad de un divorcio. Le dije que si deseaba irse, entonces estaba bien. Le dejaría ir—se detuvo y giró la servilleta en sus manos nerviosamente.
Tampoco era una buena señal.
—Él no quiere el divorcio. Los dos creemos que ha estado pasando por una crisis de mediana edad—levantó la mano cuando abrí la boca, muy cerca de gritar “Mentira” en la mesa de la cena de mi mamá—No, Tana. Déjame terminar—suplicó.
No podía mirar a Bree.
Esto sólo iba a darle esperanza.
Odiaba ver el alivio en su rostro. Sabiendo que sólo la lastimaría aún más que cuando mi papá metió la pata otra vez.
—No has tenido nuestra edad o vivido nuestra vida. Estas cosas pasan. Una crisis de mediana edad es muy común. Lo entiendo aunque no me guste. Tu papá está dejando a la chica. Ella no va a trabajar con él por más tiempo. Se viene a casa. Nosotros vamos a trabajar en reparar lo que se ha roto. Y les necesito a ambos de pie detrás de mí, de nosotros. Tenerte enojado con tu papá no me va a ayudar—tragó saliva y vi las lágrimas brillando en sus ojos marrones—Quiero que él recuerde lo bien que esta familia puede estar junta. Quiero que nos quiera.
Me quedé ahí sentada, incapaz de hacer contacto visual con mi hermana. Yo sabía que ella estaba detrás de esto al cien por cien. También sabía que mi mamá quería que esto funcionara.
Papá le había dado esperanza.
Enfadándome y señalando los múltiples problemas con este arreglo sólo las molestaría.
No cambiarían de opinión.
Nada de lo que les dijera cambiará su opinión. Lo querían mucho. Así que hice la única cosa que podía hacer.
—Está bien, mamá. Lo que tú quieras.
Brittany
Algo había molestado a Santana.
Había estado siempre atenta y pensativa desde que me había recogido, pero yo podía sentir su ira bajo la superficie.
Tenía que ver con su familia.
Tenía una cena con ellos esta noche. Eso ya lo sabía. Pero no le podía preguntar, no cuando no estaba dispuesta a abrirme a ella sobre mis problemas familiares.
Si ella quería contarme, lo haría.
Mis pensamientos pasaron a Emily.
Miré fijamente al techo, sabiendo que no era probable que el sueño llegara esta noche para mí.
Tan cansada como estaba, mi mente no dejaría de funcionar.
La puerta se abrió lentamente, sobresaltándome, y me senté en la cama esperando ver a Santana.
Era Sam.
Frunciendo el ceño tiré de la sábana por encima de la camiseta de Santana con la que dormía. La última cosa que necesitaba era que ella tuviera un ataque de ira en el cuarto de Santana mientras estaba sin duda borracho.
—Sam—susurré en voz baja—, Habitación equivocada.
No me escuchó y cerró la puerta detrás de él antes de caminar hacia la cama y sentarse.
—No estoy tan borracho. Sé que habitación es esta.
—Entonces, ¿qué estás haciendo?
Se encogió de hombros y dejó salir un suspiro.
—Te extrañé y entrar en mi habitación vacía y llegar a mi cama vacía apesta.
—Bueno, no puedes dormir aquí.
Frunció el ceño, y extendí la mano y apreté su brazo.
—Lo sé. Sólo quería verte. Pensé que estarías durmiendo. Pensé que si te veía un poco podría ir a mi habitación e ir a dormir con esa imagen en mi cabeza.
Él podía ser tan condenadamente dulce.
A Sam no le iba bien con el cambio.
Él nunca lo había hecho.
Este era un cambio que iba a ser muy duro para él.
—Lo siento, pero ella me hace feliz, Sam.
Su ceño se profundizó.
—¿Por qué?
¿Por qué?
La lista podría ser interminable. Pero yo sabía la respuesta que pararía a Sam.
—Soy suficiente para ella.
Sam dejó caer la cabeza entre sus manos.
—¿Por qué estoy tan jodido, Britt? ¿Por qué no puedo ser como ella? ¿Qué diablos está mal conmigo?
Mi corazón se quebró un poco.
Los recuerdos de los moretones que cubrían su cuerpo y cortes en su frente y su mejilla, todos los regalos de su padrastro destellaron en mi mente.
Él y yo tuvimos problemas.
Los míos simplemente eran diferentes.
—Nuestra vida no ha sido fácil—contesté, acercando la mano para pasarla sobre su cabeza de cabello rubio y sedoso.
Apartó sus manos lo suficiente para que pudiera ver sus ojos.
—Pero tú no tiene problemas con el compromiso.
—No, y nadie me golpeó, tampoco.
—Pero has sido abandonada. Por un hombre que era demasiado estúpido para saber la increíble hija que tenía, y a pesar de que su mamá estaba ahí, no estaba, no realmente.
La carita de Emily hoy mientras lloraba porque la estaba dejando volvió a mí y una lágrima rodó por mi rostro.
—Oye—extendió la mano y cogió mi lágrima—¿Qué es esto? No era mi intención hacerte llorar.
Negué con la cabeza y agarré su muñeca.
—No, no lo hiciste. Es Em—me detuve.
Tenía que contárselo a alguien.
Tenía que hablar de esto.
Y Sam sabía.
Sabía lo que había vivido.
Él lo entendería.
—Hoy conocí a su papá.
Los ojos de Sam se abrieron aún más.
—¿En serio?
—Sí, y es viejo y está casado. Dice que va a dejar a su esposa y va a venir a tomar Em y Alison para alejarse de todo.
Sam no me preguntó qué estaba mal con esto.
No tenía que hacerlo.
Él me sostuvo cuando me enteré de que mi papá había huido de la ciudad con su verdadera familia.
—Oh, maldita sea —susurró.
Asentí.
—Tal vez lo hará bien. Tal vez él no va a hacerle lo que tu papá te hizo a ti.
Negué.
—No, no lo ves. Si deja a su esposa, entonces Alison habrá roto un matrimonio. Alguien más tendrá el corazón roto. Él hará sufrir a alguien de cualquier manera. Está casado. Ya le prometió a Dios que cuidaría a su esposa. Ahora él tiene no una, sino dos familias. Una de esas familias va a sufrir.
Sam dejó escapar un largo suspiro.
Nos sentamos en silencio durante unos minutos. Miré más allá de él, hacia la puerta, y entonces pensé en Santana durmiendo en el sofá.
No quería que atrapara a Sam aquí.
Seguía sin entender la relación que Sam y yo teníamos.
Eso le molestaría.
—Gracias por escucharme. Pero…—miré hacia la puerta, odiando tener que decirle que tenía que irse.
Él me dedicó una sonrisa triste y se puso de pie.
—Pero tengo que salir de aquí antes de que me atrape la chica amante.
—Algo así —respondí.
Él asintió y me lanzó un beso antes de salir de la habitación.
Me recosté y esta vez cerré los ojos. Decir mis temores en voz alta había ayudado.
El sueño me encontró lentamente.
Besos vacilantes bajaban por mi rostro y me di la vuelta para encontrar la fuente de calidez a mi lado.
Cuando el limpio aroma de Santana llegó a mi nariz, abrí los ojos.
No estaba bajo las sábanas conmigo. Esa fue mi primera observación.
Llevaba una camiseta. Esa fue mi segunda observación.
Su aliento olía a menta fresca, y con esa observación metí la cabeza en su hombro para que no pudiera oler mi aliento de por la mañana.
Su sonrisa me hizo estremecer.
—¿Por qué te ocultas—su aliento fresco me hizo cosquillas en la oreja.
—No me he lavado los dientes—murmuré
Se echó a reír fuertemente en ese momento.
—Estoy segura de que tu aliento de por la mañana es tan dulce como tú.
—Um, no, créeme apesta, como el del resto del mundo—le aseguré, negándome a inclinar la cara hacia atrás y mirarla.
—Está bien, esconde tu rostro de mí, pero te diré que no me gusta perderme tu mirada soñolienta.
—¿Mi mirada soñolienta?
—Sí, tu mirada soñolienta. Cuando abres por primera vez los ojos por la mañana tienes una expresión muy sexy. Tus párpados no se abren del todo y esas largas pestañas tuyas rozan tus mejillas, y tu labio inferior está hinchado de mordisquearlo en sueños.
Guau.
Bueno, estaba completamente despierta.
Y tenía mal aliento.
Fabuloso.
Gemí contra su pecho.
—Eso sólo me da ganas de darte la vuelta, subirme encima de ti y besarte sin sentido.
—Por favor, por supuesto que puedes hacerlo. No voy a detenerte.
Riéndome le di un golpe en su pecho y me senté.
—No te muevas y déjame ir a refrescarme un poco. No te muevas—la señalé para enfatizar mi demanda antes de correr hacia el baño y cepillarme los dientes y arreglar mi cabello.
Corrí de nuevo al dormitorio, tuve que parar y suspirar de felicidad al verla apoyada en el cabecero de la cama. Tenía una camiseta ancha y como dos tallas más y tenía sus largas y bronceadas piernas cruzadas.
Y los pies descalzos de Santana López eran completamente sexys.
Levanté la mirada de nuevo a su cara y ella estaba sonriendo.
—¿Cumplo con tu aprobación?
Riendo, continué hasta la cama, pero mi primera amenaza de saltarle encima parecía un poco demasiado extrema.
En cambio, me acurruqué a su lado e incliné la cabeza hacia ella esta vez.
—¿Qué? ¿No vas a arrastrarte por encima de mí y a sacar tu lado salvaje conmigo?—la burla en su voz hizo que mi estómago revoloteara.
Sintiéndome poco valiente ahora que había sacado el tema, pase una pierna por encima de su regazo y me senté a horcajadas encima de ella.
Su sonrisa desapareció y sus ojos brillaron con interés.
—Déjame ver, creo que el siguiente paso es este—susurré tomando su cara entre mis manos y luego me incliné hacia abajo y le di pequeños besitos rápidos por toda su boca.
En ambas esquinas e incluso en la punta de su nariz. Sus manos se deslizaron hasta mis muslos y por debajo de mi camiseta para agarrar mi cintura.
Regresé por mi camino de besos a su boca, tomando su labio y tirando de él para chuparlo. Un gemido salió de su pecho y su boca se abrió, y de inmediato se hizo cargo. Su lengua se enredó con la mía mientras nos explorábamos la una a la otra.
Ella succionó mi lengua, sorprendiéndome, y me acercó, presionándome sobre ella.
Jadeamos al mismo tiempo cuando el calor entre mis piernas hizo contacto con su entrepierna.
Como si mi cuerpo supiera qué hacer por instinto, me sacudí contra la presión que estaba causando salvajes sacudidas de placer a través de mí.
Santana comenzó a respirar con fuerza y su beso se hizo más intenso. Su boca dejó la mía y grité cuando empezó a besar mi cuello y a detenerse para mordisquear y lamer la piel sensible en el camino.
Algo estaba ocurriendo dentro de mí que me asustaba, pero era tan emocionante que no podía parar.
Seguí meciéndome, y el agarre de Santana en mi cintura se hizo más fuerte cuando me apretó contra su maravillosa presión.
—AGH, Dios, bebé—su cabeza cayó hacia atrás contra la cabecera de la cama y me detuve, jadeando y dolorida, pero preocupada de haberle hecho daño.
—¿Qué…?—me las arreglé para decir en un susurro ahogado.
Abrió los ojos, alejó las manos de mi cintura y me agarró la cara.
—Tú. Me. Estas. Volviendo. Loca—tomó respiraciones cortas después de cada palabra antes de reclamar mi boca de nuevo.
Lo tomé como una buena cosa y me mecí contra ella una vez más, y entonces mi mundo se vino abajo.
Era como si alguien hubiera encendido un cohete entre mis piernas.
El grito que sabía que era mío sonaba como si perteneciera a otra persona y agarré a Santana, sintiendo miedo de dejarme llevar.
¿Qué había hecho?
Y ¿podría hacerlo de nuevo?
Cuando los latidos de mi corazón comenzaron a disminuir y podía respirar de nuevo, me di cuenta de que estaba rodeada por los brazos de Santana y mi cabeza estaba metida en la curva entre su cuello y su hombro.
Santa. Mierda.
Todavía estaba dándole a Santana un apretón de muerte con mis brazos, por lo que poco a poco quité mis manos, esperando que no le hubieran salido marcas de mis uñas en su piel, aunque no veía cómo podría no habérselas hecho.
¿Qué había hecho?
¿Cómo iba a mirarla?
¿Qué se suponía que iba a decir?
¿Pensaba que estaba loca?
Yo estaba bastante segura de que acababa de gritar como un alma en pena.
Fue un milagro que Sam no hubiera venido corriendo.
Santana me acarició el cabello como si me reconfortara.
—Britt—su voz era ronca.
—Sí—le contesté, manteniendo la cara enterrada contra su cuello.
—Mírame.
Aww mierda.
Lentamente me retiré y de inmediato sentí cómo perdía el calor de mi pequeño refugio.
Levanté los ojos para encontrarme con los de ella y una lenta y sexy sonrisa alivió al instante mi mente.
Sus ojos estaban un poco caídos, como si acabara de despertarse.
—¿Qué está mal? —preguntó sosteniendo mi mirada.
Sentí mi cara enrojecer.
—Um... Yo ah…
¿Qué tenía que decir?
Lo siento por volverme loca en tu regazo.
—Britt—con su mano extendida acarició mi cabello y luego la hizo descansar en mi cuello—¿Fue tu primer orgasmo?
Oh.
Bueno no era de extrañar que hubiera enloquecido. Ahora entendía por completo la fascinación por esas cosas.
Asentí, y sabía que en mi rostro el sonrojo era aún más brillante. Su sonrisa creció hasta una sonrisa completa de unos cien vatios.
Era evidente que estaba muy contento con esto.
Bueno, eso era bueno.
—¿Te gustó?
Solté una pequeña carcajada. Ella no podía estar preguntándome eso.
—Yo diría que el hecho de haberme comportado como una completa loca debería decirte que lo hizo.
Se rió, se inclinó hacia adelante, me besó una vez en los labios, y luego se echó hacia atrás.
La fricción me hizo jadear.
¿Habría llegado ella al orgasmo también...?
Oh.
—Tú… uh—miré hacia abajo, porque por alguna razón yo estaba muy sensible.
—Estoy bien. De verdad, muy bien—dijo con un tono divertido—Te lo juro.
Mi mirada fue hasta sus brazos y a las pequeñas marcas que habían dejado en ellos mis uñas y que tenían un color rojo brillante. Levanté la mirada hacia ella.
—Lo siento.
Enarcó las cejas.
—Britt, esas marcas son muy sexys. ¿Por qué te disculpas por ellas? Confía en mí, las voy a usar con orgullo.
Oh.
Se aclaró la garganta y agarró mi cintura para alejarme de ella.
—Yo, uh… necesito ir a tomar una ducha, y si seguimos sentados aquí las cosas se van a poner mucho más intensas—me explicó, y se inclinó una vez más para besarme antes de levantarse—Estaré de vuelta en pocos minutos. Tenemos un lugar al que ir hoy. Un amigo que me gustaría que conocieras nos invitó a una cosa.
¿Una cosa?
Observé cómo se alejaba. Su parte trasera era bastante impresionante, suspiré felizmente antes de saltar para prepararme.
Llegué un poco tarde, pero tuve un mal rato al dejar a Brittany en el trabajo después de la forma en que me la encontré.
Maldición, había estado alterada.
Ni siquiera había conocido a su hermana y ya me disgustaba de verdad. Si no fuera por el hecho de que era la mamá de Emily, la odiaría. Quería decirle que sabía lo jodidas que podían ser las relaciones familiares, pero dejar caer mi mierda sobre ella parecía injusto.
Brittany era sensible.
Sólo se preocupaba por mí, y yo quería hacerla feliz. Presionándola más no nos hará ningún bien a ninguna de las dos.
Además, no estaba sola en esto, tenía a Bree.
Abriendo la puerta principal, entré sin llamar. Era noche de cena familiar. La semana siguiente pretendía traer a Brittany conmigo. Quería que conociera a mi mamá.
Sólo necesitaba averiguar su horario de trabajo y nos aseguraríamos de tener una cena familiar en una noche que Brittany estuviera disponible.
—Bueno, ya era hora de que anestesiaras tu trasero enamorado—bromeó Bree.
Sonreí ampliamente.
No tenía sentido negarlo.
No estaba enamorada todavía, pero me podía ver fácilmente yendo ahí.
Estaba yendo ahí.
—¿Enamorada?—preguntó mamá, saliendo de la cocina con su delantal blanco con encajes alrededor de la parte inferior y un vaso de vino blanco en la mano.
—Sí, enamorada. Deberías verla con ella, mamá. Es tan dulce y posesiva. Es adorable, y un poco nauseabundo.
El rostro de mamá se iluminó con la descripción de Bree. Ella había estado preocupada por mí este verano tras el fracaso de Rachel.
—¿Y por qué no la has traído esta noche? Quiero ver esa escena nauseabunda yo misma.
Me acerqué y abracé a mi mamá porque sabía que necesitaba el cariño y estaba muy contenta de verla sonreír de nuevo.
—Lo haré la próxima semana. Ella está trabajando esta noche. Cuando me entere de sus noches libres la próxima semana, te lo haré saber y puedes escoger una noche que ella esté disponible.
Mamá me besó una mejilla y me dio unas palmaditas en la otra.
—Bien—respondió, y luego se giró y volvió a la cocina.
—¿Sam lo sabe ya?—preguntó Bree en voz baja mientras se acercaba a mi lado.
Asentí y ella jadeó.
—La trasladé de su habitación.
Los ojos de Bree se abrieron tan anchos como podían.
—¡No puede ser!
—Síp.
—¿Y él no te echó?—sonaba sorprendida.
—¿Y llevarme a Britt conmigo? No. Él nunca haría eso.
—Ah, no pensé en eso. Un movimiento inteligente, hermana.
Me encogí de hombros.
—Soy malditamente brillante.
—Lo que sea—golpeándome en la parte de atrás de la cabeza, caminó a mí alrededor y se dirigió a la cocina.
Una vez que tuvimos toda la comida en la mesa y las tres nos sentamos, mamá se aclaró la garganta.
—Bueno, hay algo que quería contarle a las dos. Desde nuestra última charla, he tomado algunas decisiones.
La mirada de temor en su rostro me preocupó.
Eso no podía ser bueno.
Tomando un largo sorbo de mi té dulce esperé a que continuara.
—He hablado con su papá esta semana. Varias veces. Me atreví a mencionar la posibilidad de un divorcio. Le dije que si deseaba irse, entonces estaba bien. Le dejaría ir—se detuvo y giró la servilleta en sus manos nerviosamente.
Tampoco era una buena señal.
—Él no quiere el divorcio. Los dos creemos que ha estado pasando por una crisis de mediana edad—levantó la mano cuando abrí la boca, muy cerca de gritar “Mentira” en la mesa de la cena de mi mamá—No, Tana. Déjame terminar—suplicó.
No podía mirar a Bree.
Esto sólo iba a darle esperanza.
Odiaba ver el alivio en su rostro. Sabiendo que sólo la lastimaría aún más que cuando mi papá metió la pata otra vez.
—No has tenido nuestra edad o vivido nuestra vida. Estas cosas pasan. Una crisis de mediana edad es muy común. Lo entiendo aunque no me guste. Tu papá está dejando a la chica. Ella no va a trabajar con él por más tiempo. Se viene a casa. Nosotros vamos a trabajar en reparar lo que se ha roto. Y les necesito a ambos de pie detrás de mí, de nosotros. Tenerte enojado con tu papá no me va a ayudar—tragó saliva y vi las lágrimas brillando en sus ojos marrones—Quiero que él recuerde lo bien que esta familia puede estar junta. Quiero que nos quiera.
Me quedé ahí sentada, incapaz de hacer contacto visual con mi hermana. Yo sabía que ella estaba detrás de esto al cien por cien. También sabía que mi mamá quería que esto funcionara.
Papá le había dado esperanza.
Enfadándome y señalando los múltiples problemas con este arreglo sólo las molestaría.
No cambiarían de opinión.
Nada de lo que les dijera cambiará su opinión. Lo querían mucho. Así que hice la única cosa que podía hacer.
—Está bien, mamá. Lo que tú quieras.
Brittany
Algo había molestado a Santana.
Había estado siempre atenta y pensativa desde que me había recogido, pero yo podía sentir su ira bajo la superficie.
Tenía que ver con su familia.
Tenía una cena con ellos esta noche. Eso ya lo sabía. Pero no le podía preguntar, no cuando no estaba dispuesta a abrirme a ella sobre mis problemas familiares.
Si ella quería contarme, lo haría.
Mis pensamientos pasaron a Emily.
Miré fijamente al techo, sabiendo que no era probable que el sueño llegara esta noche para mí.
Tan cansada como estaba, mi mente no dejaría de funcionar.
La puerta se abrió lentamente, sobresaltándome, y me senté en la cama esperando ver a Santana.
Era Sam.
Frunciendo el ceño tiré de la sábana por encima de la camiseta de Santana con la que dormía. La última cosa que necesitaba era que ella tuviera un ataque de ira en el cuarto de Santana mientras estaba sin duda borracho.
—Sam—susurré en voz baja—, Habitación equivocada.
No me escuchó y cerró la puerta detrás de él antes de caminar hacia la cama y sentarse.
—No estoy tan borracho. Sé que habitación es esta.
—Entonces, ¿qué estás haciendo?
Se encogió de hombros y dejó salir un suspiro.
—Te extrañé y entrar en mi habitación vacía y llegar a mi cama vacía apesta.
—Bueno, no puedes dormir aquí.
Frunció el ceño, y extendí la mano y apreté su brazo.
—Lo sé. Sólo quería verte. Pensé que estarías durmiendo. Pensé que si te veía un poco podría ir a mi habitación e ir a dormir con esa imagen en mi cabeza.
Él podía ser tan condenadamente dulce.
A Sam no le iba bien con el cambio.
Él nunca lo había hecho.
Este era un cambio que iba a ser muy duro para él.
—Lo siento, pero ella me hace feliz, Sam.
Su ceño se profundizó.
—¿Por qué?
¿Por qué?
La lista podría ser interminable. Pero yo sabía la respuesta que pararía a Sam.
—Soy suficiente para ella.
Sam dejó caer la cabeza entre sus manos.
—¿Por qué estoy tan jodido, Britt? ¿Por qué no puedo ser como ella? ¿Qué diablos está mal conmigo?
Mi corazón se quebró un poco.
Los recuerdos de los moretones que cubrían su cuerpo y cortes en su frente y su mejilla, todos los regalos de su padrastro destellaron en mi mente.
Él y yo tuvimos problemas.
Los míos simplemente eran diferentes.
—Nuestra vida no ha sido fácil—contesté, acercando la mano para pasarla sobre su cabeza de cabello rubio y sedoso.
Apartó sus manos lo suficiente para que pudiera ver sus ojos.
—Pero tú no tiene problemas con el compromiso.
—No, y nadie me golpeó, tampoco.
—Pero has sido abandonada. Por un hombre que era demasiado estúpido para saber la increíble hija que tenía, y a pesar de que su mamá estaba ahí, no estaba, no realmente.
La carita de Emily hoy mientras lloraba porque la estaba dejando volvió a mí y una lágrima rodó por mi rostro.
—Oye—extendió la mano y cogió mi lágrima—¿Qué es esto? No era mi intención hacerte llorar.
Negué con la cabeza y agarré su muñeca.
—No, no lo hiciste. Es Em—me detuve.
Tenía que contárselo a alguien.
Tenía que hablar de esto.
Y Sam sabía.
Sabía lo que había vivido.
Él lo entendería.
—Hoy conocí a su papá.
Los ojos de Sam se abrieron aún más.
—¿En serio?
—Sí, y es viejo y está casado. Dice que va a dejar a su esposa y va a venir a tomar Em y Alison para alejarse de todo.
Sam no me preguntó qué estaba mal con esto.
No tenía que hacerlo.
Él me sostuvo cuando me enteré de que mi papá había huido de la ciudad con su verdadera familia.
—Oh, maldita sea —susurró.
Asentí.
—Tal vez lo hará bien. Tal vez él no va a hacerle lo que tu papá te hizo a ti.
Negué.
—No, no lo ves. Si deja a su esposa, entonces Alison habrá roto un matrimonio. Alguien más tendrá el corazón roto. Él hará sufrir a alguien de cualquier manera. Está casado. Ya le prometió a Dios que cuidaría a su esposa. Ahora él tiene no una, sino dos familias. Una de esas familias va a sufrir.
Sam dejó escapar un largo suspiro.
Nos sentamos en silencio durante unos minutos. Miré más allá de él, hacia la puerta, y entonces pensé en Santana durmiendo en el sofá.
No quería que atrapara a Sam aquí.
Seguía sin entender la relación que Sam y yo teníamos.
Eso le molestaría.
—Gracias por escucharme. Pero…—miré hacia la puerta, odiando tener que decirle que tenía que irse.
Él me dedicó una sonrisa triste y se puso de pie.
—Pero tengo que salir de aquí antes de que me atrape la chica amante.
—Algo así —respondí.
Él asintió y me lanzó un beso antes de salir de la habitación.
Me recosté y esta vez cerré los ojos. Decir mis temores en voz alta había ayudado.
El sueño me encontró lentamente.
Besos vacilantes bajaban por mi rostro y me di la vuelta para encontrar la fuente de calidez a mi lado.
Cuando el limpio aroma de Santana llegó a mi nariz, abrí los ojos.
No estaba bajo las sábanas conmigo. Esa fue mi primera observación.
Llevaba una camiseta. Esa fue mi segunda observación.
Su aliento olía a menta fresca, y con esa observación metí la cabeza en su hombro para que no pudiera oler mi aliento de por la mañana.
Su sonrisa me hizo estremecer.
—¿Por qué te ocultas—su aliento fresco me hizo cosquillas en la oreja.
—No me he lavado los dientes—murmuré
Se echó a reír fuertemente en ese momento.
—Estoy segura de que tu aliento de por la mañana es tan dulce como tú.
—Um, no, créeme apesta, como el del resto del mundo—le aseguré, negándome a inclinar la cara hacia atrás y mirarla.
—Está bien, esconde tu rostro de mí, pero te diré que no me gusta perderme tu mirada soñolienta.
—¿Mi mirada soñolienta?
—Sí, tu mirada soñolienta. Cuando abres por primera vez los ojos por la mañana tienes una expresión muy sexy. Tus párpados no se abren del todo y esas largas pestañas tuyas rozan tus mejillas, y tu labio inferior está hinchado de mordisquearlo en sueños.
Guau.
Bueno, estaba completamente despierta.
Y tenía mal aliento.
Fabuloso.
Gemí contra su pecho.
—Eso sólo me da ganas de darte la vuelta, subirme encima de ti y besarte sin sentido.
—Por favor, por supuesto que puedes hacerlo. No voy a detenerte.
Riéndome le di un golpe en su pecho y me senté.
—No te muevas y déjame ir a refrescarme un poco. No te muevas—la señalé para enfatizar mi demanda antes de correr hacia el baño y cepillarme los dientes y arreglar mi cabello.
Corrí de nuevo al dormitorio, tuve que parar y suspirar de felicidad al verla apoyada en el cabecero de la cama. Tenía una camiseta ancha y como dos tallas más y tenía sus largas y bronceadas piernas cruzadas.
Y los pies descalzos de Santana López eran completamente sexys.
Levanté la mirada de nuevo a su cara y ella estaba sonriendo.
—¿Cumplo con tu aprobación?
Riendo, continué hasta la cama, pero mi primera amenaza de saltarle encima parecía un poco demasiado extrema.
En cambio, me acurruqué a su lado e incliné la cabeza hacia ella esta vez.
—¿Qué? ¿No vas a arrastrarte por encima de mí y a sacar tu lado salvaje conmigo?—la burla en su voz hizo que mi estómago revoloteara.
Sintiéndome poco valiente ahora que había sacado el tema, pase una pierna por encima de su regazo y me senté a horcajadas encima de ella.
Su sonrisa desapareció y sus ojos brillaron con interés.
—Déjame ver, creo que el siguiente paso es este—susurré tomando su cara entre mis manos y luego me incliné hacia abajo y le di pequeños besitos rápidos por toda su boca.
En ambas esquinas e incluso en la punta de su nariz. Sus manos se deslizaron hasta mis muslos y por debajo de mi camiseta para agarrar mi cintura.
Regresé por mi camino de besos a su boca, tomando su labio y tirando de él para chuparlo. Un gemido salió de su pecho y su boca se abrió, y de inmediato se hizo cargo. Su lengua se enredó con la mía mientras nos explorábamos la una a la otra.
Ella succionó mi lengua, sorprendiéndome, y me acercó, presionándome sobre ella.
Jadeamos al mismo tiempo cuando el calor entre mis piernas hizo contacto con su entrepierna.
Como si mi cuerpo supiera qué hacer por instinto, me sacudí contra la presión que estaba causando salvajes sacudidas de placer a través de mí.
Santana comenzó a respirar con fuerza y su beso se hizo más intenso. Su boca dejó la mía y grité cuando empezó a besar mi cuello y a detenerse para mordisquear y lamer la piel sensible en el camino.
Algo estaba ocurriendo dentro de mí que me asustaba, pero era tan emocionante que no podía parar.
Seguí meciéndome, y el agarre de Santana en mi cintura se hizo más fuerte cuando me apretó contra su maravillosa presión.
—AGH, Dios, bebé—su cabeza cayó hacia atrás contra la cabecera de la cama y me detuve, jadeando y dolorida, pero preocupada de haberle hecho daño.
—¿Qué…?—me las arreglé para decir en un susurro ahogado.
Abrió los ojos, alejó las manos de mi cintura y me agarró la cara.
—Tú. Me. Estas. Volviendo. Loca—tomó respiraciones cortas después de cada palabra antes de reclamar mi boca de nuevo.
Lo tomé como una buena cosa y me mecí contra ella una vez más, y entonces mi mundo se vino abajo.
Era como si alguien hubiera encendido un cohete entre mis piernas.
El grito que sabía que era mío sonaba como si perteneciera a otra persona y agarré a Santana, sintiendo miedo de dejarme llevar.
¿Qué había hecho?
Y ¿podría hacerlo de nuevo?
Cuando los latidos de mi corazón comenzaron a disminuir y podía respirar de nuevo, me di cuenta de que estaba rodeada por los brazos de Santana y mi cabeza estaba metida en la curva entre su cuello y su hombro.
Santa. Mierda.
Todavía estaba dándole a Santana un apretón de muerte con mis brazos, por lo que poco a poco quité mis manos, esperando que no le hubieran salido marcas de mis uñas en su piel, aunque no veía cómo podría no habérselas hecho.
¿Qué había hecho?
¿Cómo iba a mirarla?
¿Qué se suponía que iba a decir?
¿Pensaba que estaba loca?
Yo estaba bastante segura de que acababa de gritar como un alma en pena.
Fue un milagro que Sam no hubiera venido corriendo.
Santana me acarició el cabello como si me reconfortara.
—Britt—su voz era ronca.
—Sí—le contesté, manteniendo la cara enterrada contra su cuello.
—Mírame.
Aww mierda.
Lentamente me retiré y de inmediato sentí cómo perdía el calor de mi pequeño refugio.
Levanté los ojos para encontrarme con los de ella y una lenta y sexy sonrisa alivió al instante mi mente.
Sus ojos estaban un poco caídos, como si acabara de despertarse.
—¿Qué está mal? —preguntó sosteniendo mi mirada.
Sentí mi cara enrojecer.
—Um... Yo ah…
¿Qué tenía que decir?
Lo siento por volverme loca en tu regazo.
—Britt—con su mano extendida acarició mi cabello y luego la hizo descansar en mi cuello—¿Fue tu primer orgasmo?
Oh.
Bueno no era de extrañar que hubiera enloquecido. Ahora entendía por completo la fascinación por esas cosas.
Asentí, y sabía que en mi rostro el sonrojo era aún más brillante. Su sonrisa creció hasta una sonrisa completa de unos cien vatios.
Era evidente que estaba muy contento con esto.
Bueno, eso era bueno.
—¿Te gustó?
Solté una pequeña carcajada. Ella no podía estar preguntándome eso.
—Yo diría que el hecho de haberme comportado como una completa loca debería decirte que lo hizo.
Se rió, se inclinó hacia adelante, me besó una vez en los labios, y luego se echó hacia atrás.
La fricción me hizo jadear.
¿Habría llegado ella al orgasmo también...?
Oh.
—Tú… uh—miré hacia abajo, porque por alguna razón yo estaba muy sensible.
—Estoy bien. De verdad, muy bien—dijo con un tono divertido—Te lo juro.
Mi mirada fue hasta sus brazos y a las pequeñas marcas que habían dejado en ellos mis uñas y que tenían un color rojo brillante. Levanté la mirada hacia ella.
—Lo siento.
Enarcó las cejas.
—Britt, esas marcas son muy sexys. ¿Por qué te disculpas por ellas? Confía en mí, las voy a usar con orgullo.
Oh.
Se aclaró la garganta y agarró mi cintura para alejarme de ella.
—Yo, uh… necesito ir a tomar una ducha, y si seguimos sentados aquí las cosas se van a poner mucho más intensas—me explicó, y se inclinó una vez más para besarme antes de levantarse—Estaré de vuelta en pocos minutos. Tenemos un lugar al que ir hoy. Un amigo que me gustaría que conocieras nos invitó a una cosa.
¿Una cosa?
Observé cómo se alejaba. Su parte trasera era bastante impresionante, suspiré felizmente antes de saltar para prepararme.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
hola morra,..
espero que el odio que san siente por su padre no termine pasando por arriba de britt,..detesto al bastardo del padre de san,.. y mas a a la madre con esa actitud de querer sanbar algo que no se puede,..
me encanta cuando estan juntas,..
nos vemos!!
espero que el odio que san siente por su padre no termine pasando por arriba de britt,..detesto al bastardo del padre de san,.. y mas a a la madre con esa actitud de querer sanbar algo que no se puede,..
me encanta cuando estan juntas,..
nos vemos!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
Jajaja ni Britt sabe lo que le paso!!!!
El Papá de San es un mentiroso!!!
Saludos
El Papá de San es un mentiroso!!!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
Bueno Sam ya sabe de la "relación" entre las chicas ....
Ya tiene una cara el padre de Em y ojala la historia no se repita porque aunque Britt quisiera cambiarla no creo que su hermana lo permita....
La mamá de San cometiendo un error dando otra oportunidad pero al final quienes van a sufrir de nuevo son ella y Bree
Y bueno las chicas que sigan con su "lentitud" jajajajaja . lo único que no me gusta es que aun no confían del todo en la otra, aunque es de entenderse porque prácticamente acaban de.conocerse ...
Ya tiene una cara el padre de Em y ojala la historia no se repita porque aunque Britt quisiera cambiarla no creo que su hermana lo permita....
La mamá de San cometiendo un error dando otra oportunidad pero al final quienes van a sufrir de nuevo son ella y Bree
Y bueno las chicas que sigan con su "lentitud" jajajajaja . lo único que no me gusta es que aun no confían del todo en la otra, aunque es de entenderse porque prácticamente acaban de.conocerse ...
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
Son tan lindas juntas, aunque me cueste aceptarlo, entiendo un poco a sam pero alejado de britt estaria mejor!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,..
espero que el odio que san siente por su padre no termine pasando por arriba de britt,..detesto al bastardo del padre de san,.. y mas a a la madre con esa actitud de querer sanbar algo que no se puede,..
me encanta cuando estan juntas,..
nos vemos!!
Hola lu, uff ni lo digas q pasa nononononono =/ El papá de san no tiene nada q decir o hacer para "disculpar" su comportamiento y la mamá... como siempre intentando q el amor triunfe cuando la otra persona no lo merece ¬¬ Aiii si son tan lindas!!!! jajajajaja, a mi tmbn! Saludos =D
monica.santander escribió:Jajaja ni Britt sabe lo que le paso!!!!
El Papá de San es un mentiroso!!!
Saludos
Hola, jajajajajaajaj nones jajaajja xD jajajajajajaa. Pfff es lo minimo q ese hombre es ¬¬ Saludos =D
JVM escribió:Bueno Sam ya sabe de la "relación" entre las chicas ....
Ya tiene una cara el padre de Em y ojala la historia no se repita porque aunque Britt quisiera cambiarla no creo que su hermana lo permita....
La mamá de San cometiendo un error dando otra oportunidad pero al final quienes van a sufrir de nuevo son ella y Bree
Y bueno las chicas que sigan con su "lentitud" jajajajaja . lo único que no me gusta es que aun no confían del todo en la otra, aunque es de entenderse porque prácticamente acaban de.conocerse ...
Hola, xfin! espero q entienda de una vez q no ai nada ai con britt ¬¬ No, nonononono no lo digas nada nada xD Siempre ai alguien q kiere salvar las cosas cuando la otra ni lo merece =/ Jajajaja van paso a paso ajjajajaj, mientras vayan bn xD Mmm eso se va dando con el tiempo y ellas van bn, esperemos q no esperen mucho para la confianza... xq terminaran mal =/ Saludos =D
micky morales escribió:Son tan lindas juntas, aunque me cueste aceptarlo, entiendo un poco a sam pero alejado de britt estaria mejor!!!!
Hola, siiiiii si q lo son!!!! Mmm esk al vrdd esk si, ambos han estado ai para el otro, pero como amigos noma jajajajaja. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Por Qué I (Adaptada) Cap 15
Capitulo 15
Santana
Observar a Britt salir del baño vestida con un veraniego vestido rojo que terminaba justo encima de sus rodillas, junto a un par de botas vaqueras, causaron que momentáneamente olvidara respirar.
La imagen de ella en mi regazo, sus ojos vidriosos por el placer mientras gritaba mi nombre, hacía difícil el moverse lentamente.
Merecía algún premio.
Podría hacerle fácilmente el amor.
Me habría dejado.
Espera.
¿Dije amor…?
¿Cuándo había comenzado a pensar en eso como hacer el amor?
Era sexo.
Siempre había sido sexo.
Algunas veces sexo realmente bueno.
Pero sólo sexo.
Mis ojos viajaron hacia su rostro. Su cabello se dividía en la mitad y estaba sujeto en un par de estrechas trenzas que caían sobre cada hombro.
¿Quién habría sabido que las trenzas podrían ser tan sexys?
A mi no me quedaban nada bien.
Encontrar sus ojos mirándome cuidadosamente me hizo sonreír.
Era mía.
—¿Esto está bien?
Tragué el nudo en mi garganta.
Ah, demonios, ¿cuándo me enamoré de ella?
—Sí, luces increíble.
Me sonrió y caminé hacia ella, tomando su mano en la mía.
—¿A dónde vamos exactamente?
Quería sorprenderla, pero mirándola, tuve que pelear con la urgencia de llevarla de regreso a mi habitación y encerrarla ahí conmigo.
Habría sido capaz de mantenerla así por siempre.
—No tienes de casualidad esta cosa por las estrellas de rock, ¿no?
Frunció el ceño y sacudió la cabeza lentamente.
—No, ¿por qué?
Me sentí un poco mejor, pero la necesidad de mantenerla a salvo aún tiraba de mí.
—Bien, bueno. Nada. Vamos.
Se rió y me siguió.
El lugar se encontraba a rebosar.
No era exactamente una sorpresa.
Me detuve en las puertas de seguridad. Un guardia salió de su caseta y se acercó a mi camioneta. Bajé mi ventana y esperé.
—¿Puedo ayudarla?—preguntó, frunciéndome el ceño.
—Santana López y un invitado. Mi nombre está en la lista.
El guardia asintió y habló en sus auriculares.
—¿Hay una Santana López y un invitado? Déjeme ver alguna identificación—dijo el guardia, de alguna manera más amablemente.
Se la tendí. La revisó y me la devolvió.
—Bien, señorita Santana, cuando las puertas se abran, tome el camino a la derecha. Aparque en el pequeño estacionamiento. Luego, en la segunda puerta de entrada habrá otro guardia. Necesitará ver su identificación de nuevo antes de dejarlos entrar.
—Lo tengo, gracias.
Asintió y retrocedió un paso cuando las puertas se abrieron. Comencé a entrar y miré hacia Brittany.
Estaba asimilándolo todo.
Sus ojos encontraron los míos y sonrió.
—Vamos a ir al concierto tras bastidores de Quinn Fabray, ¿no?
Me reí.
Suponía que era algo fácil de adivinar después de toda la seguridad para entrar por una entrada privada a un centro cívico lleno de personas.
—Adivinaste.
Aplaudió una vez y chilló.
—¡Oh, guau! Nunca he estado en un concierto antes, y al primero al que voy a ir, iré tras bastidores.
Aparqué en un estacionamiento vacío, apagando la camioneta antes de mirarla.
—Tienes todo tipo de camisetas de conciertos de rock clásicos.
Se encogió de hombros.
—Me gustan. Nunca he estado realmente en un auténtico concierto, así que las compro cada vez que encuentro una en una tienda de segunda mano.
Interesante.
Archivé esa pieza de información para más tarde.
—Así que tu entusiasmo es porque es un concierto de rock, ¿no porque quieras conocer a Quinn Fabray?
Necesitaba aclarar esto para mi propia paz mental.
Soltó una carcajada y luego alzó las cejas burlonamente.
—Bueeeeeno, eso sería un poco genial. Nunca he conocido a alguien famoso antes.
¿Por qué estaba celosa?
Esto era estúpido.
Quinn amaba a Rachel. No iba a abalanzarse sobre Britt y a alejarla de mí.
Asentí.
—Bien, me parece justo.
Bordeé la camioneta y bajé a Brittany, luego nos dirigimos hacia la puerta. El tipo de seguridad nos revisó a ambos esta vez. En realidad, se fijó un poco demasiado en Brittany para mi gusto.
Debería haberla hecho cambiarse.
Ese vestido que llevaba era una maldita distracción.
Tan pronto como la puerta se abrió, Rachel nos saludó.
—Lo hiciste—me sonrió y luego a Brittany.
—Sí—respondí, sonriendo ante el entusiasmo en los ojos de Brittany mientras miraba a su alrededor.
—Estoy tan feliz. Síganme. Quiero que Quinny conozca a Brittany antes de que salga. Ha tenido a una pequeña y a su mamá ahí por los pasados treinta minutos. Es una larga historia, pero la conocimos en el supermercado de Sea Breeze este verano y ella la reconoció incluso aunque estaba de incógnito. Le dio su tarjeta personal y una promesa de darle entradas tras bastidores para su concierto aquí. Luego terminó cancelando ese concierto debido a algunas cosas conmigo y mi familia. De cualquier manera, este es su concierto de entrada y quería hacer esto más especial para ella debido a que había esperado demasiado tiempo.
—Qué dulce—dijo Britt un poco demasiado soñadoramente para mi gusto.
Cállate, Rachel.
Apretando mi agarre sobre su mano, Brittany me miró y su expresión excitada derritió mis celos.
—Aquí estamos—dijo Rachel y palmeó la espalda del guardaespaldas, sacándolo fuera de nuestro camino por el brazo.
—Gracias, Ryan—dijo, realmente sonrió un poco, y luego volvió a fruncir el ceño—Ya regresé y tengo compañía—dijo Rachel, entrando a la sólida habitación que me recordaba a una suite de hotel.
Quinn se levantó de la gran silla de cuero negro en la que había estado recostado, destellando su sonrisa de estrella del rock en dirección a Brittany y la odié de nuevo.
¿Por qué demonios la había traído aquí?
—Santana—asintió, saludando.
—Quinn—respondí, tratando realmente duro de no sonar irritado.
—Y tú debes de ser Brittany. He oído bastante de ti en las pasadas veinte horas.
Rachel había estado hablando con Quinn sobre Brittany. Las cosas comenzaron a encajar, como el por qué estábamos aquí.
Y me gustaba lo que estaba comenzando a entender.
—Oh, guau. Uhm—tartamudeó Brittany.
Quinn la hacía sentirse nerviosa y repentinamente, estaba molesta de nuevo.
—Tiene ese efecto en las personas—bromeó Rachel y caminó hacia la ojiverde.
Quinn envolvió sus brazos alrededor de Rachel, empujándola hacia su pecho y besando la cima de su cabeza.
Eso me hizo sentir mejor.
—Puedo imaginarlo—respondió Brittany, apretando su agarre en mi mano.
Estaba nerviosa.
Quería arreglarlo, pero no estaba segura de cómo ayudarla a relajarse.
—Así que, Britt, ¿te gusta mi música o viniste porque Santana lo hizo?—preguntó Quinn, un coqueto tono en su voz.
—Oh, me gusta. En realidad, no sabía a dónde íbamos. Fue algo vago al respecto—me miró, sonriendo—Pero me di cuenta cuando pasamos por seguridad.
Quinn encontró eso divertido.
—Bueno, eso es un alivio. Rach odiaba mi música cuando la conocí. Soy un poco recelosa con las chicas sureñas ahora.
—Quinn Fabray, tú ego está bien—la reprendió Rachel y caminó hacia la barra—Ven a tomar asiento, Brittany. Nos prepararé algo para tomar. ¿Por qué no le muestras los bastidores a Santana, Quinny?
Quinn alzó las cejas hacia mí. Sabía tan bien como yo que esta era la manera de Rachel de hacer las paces entre Quinn y yo. Regresé mi atención a Brittany, que había relajado su agarre de muerte.
—¿Estás bien con eso? Puedo quedarme contigo si quieres—susurré en su oído por si quería que me quedara.
Asintió y besó mi mejilla.
—Estoy bien. Rachel no me hace sentir nerviosa.
En serio.
Estúpida Diosa del rock.
Apreté su mano y deposité un beso en su boca antes de mirar a una muy complacida Quinn.
—¿Estás lista?—preguntó.
Asentí y lo seguí por la puerta.
En el momento en que salimos, otro guardia de seguridad apareció y caminó detrás de nosotras.
Estaba acostumbrado a esto, había trabajado lo suficiente para la ojiverde.
—Aquí es donde nos damos las manos y hacemos una tregua, creo—dijo Quinn, abriendo una puerta y guiándome a una gran habitación en donde los miembros de la banda se encontraban recostados alrededor con bebidas, riendo y hablando con chicas.
—Supongo que sí.
Una chica caminó hacia nosotras con dos botellas de agua en una bandeja. Quinn las tomó y me tendió una.
—Te conseguiré algo más fuerte si quieres. No bebo antes de un concierto. A Rach no le gusta.
—No, esto está bien.
—Ahora ni siquiera miras a Rach. Me gusta.
Me reí entre dientes.
Imaginaba que le gustaba.
—Apuesto a que sí.
Quinn sonrió y tomó un largo trago de su agua.
—¿Ya te has enamorado?
Pensé en su pregunta y en esta mañana.
—Sí, creo que podría estarlo. Sucedió un poco rápido. Pero es difícil resistirse.
—Sí, lo sé, morena, puedo decirte honestamente que te entiendo totalmente.
Suponía que podía.
Esto era raro.
Ella no era tan malo.
—Rach está realmente feliz por ti. No ha parado de hablar de Brittany desde que la conoció. Sé todo sobre cuán dulce eres con ella y cómo la miras como si no hubiera nadie más en la habitación. Todo tipo de mierda sensiblera.
Eso me hizo reír.
—No puedo imaginar lo mucho que te molestó. Si soy toda sensiblera con otra chica, entonces tú chica está a salvo.
Quinn sonrió con suficiencia.
—Soy la única a la que ama. No estaba preocupada.
Tenía razón.
Además no me importaba.
Ya no.
Brittany
Me zumbaban los oídos cuando salimos del concierto.
Pero no disminuyó mi entusiasmo. Tenía mi primera camiseta del concierto, que de hecho había ganado agarrándola con fuerza con la mano, cuando Santana me sentó en la camioneta.
La observé mientras se abría camino hacia la parte delantera para entrar.
—Bueno, ¿qué te pareció?
—¡Me encantó! Gracias por traerme.
Me besó con avidez, lo que no esperaba. Cuando terminó me mordisqueó el labio inferior y luego me soltó.
Estaba jadeando un poco.
—He querido hacer esto desde hace dos horas—explicó con una sonrisa sexy antes de arrancar la camioneta.
Guau.
Hoy no podía ponerse mejor.
Recliné mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos.
—Despierta, bella durmiente, estamos en casa—me susurró Santana al oído, sacudiéndome para despertarme.
Me dormí todo el camino de regreso.
Maldición.
Quería pasar un rato hablando con Santana. No pudimos hablar mucho hoy.
—Lo siento, me quedé dormida.
—No lo sientas. Me tocó verte dormir durante más de una hora. Me gustó.
Siempre me hacía sentir tan especial.
—Está bien, pero suena aburrido.
Me mordió suavemente el lóbulo de la oreja y susurró:
—Confía en mí, no lo fue.
Me estremecí y su respiración se detuvo.
—Entremos—su voz sonaba tensa.
Pronto me bajé de la camioneta. Si íbamos a continuar esto adentro me encontraba más que dispuesta.
Santana caminó alrededor y me agarró la mano, tirando de mí a su lado, e hicimos nuestro camino hacia el departamento.
Una vez dentro me dirigí a la nevera para conseguir un Jarrito. Tenía sed. Abrí el cajón de abajo y me di cuenta de que ya no había. Sólo cerveza. Sam nunca me dejaba sin mis bebidas.
Pero ya no había.
Él me estaba dejando ir.
Una pequeña burbuja de miedo brotó en mi interior. Cerré la nevera y me quedé mirando fijamente el acero inoxidable frente de mí.
¿Y si él siguió adelante y me dejó?
¿Qué pasaría cuando Santana me dejara?
Yo estaría sola.
Sam era mi refugio.
Mi corazón empezó a latir fuerte y miré hacia la puerta de su dormitorio en pánico.
¿Dónde se encontraba?
Él no me enviaba mensajes de texto todo el día para decirme lo que estaba haciendo o para ver cómo estaba.
—Britt, ¿estás bien?—preguntó Santana.
Quería asentir, pero no podía.
El pánico en mi pecho empezaba a tomar el control. Había pasado mucho tiempo desde que había tenido un ataque de ansiedad, pero me hallaba a punto de tener uno aquí y no había nada que pudiera hacer para detenerlo.
Sam no recordaba mis Jarritos.
Él me estaba dejando ir.
Yo se lo pedí, y lo estaba haciendo.
Santana no estaría aquí para siempre.
—Britt, mírame—me giró hacia ella, pero no podía mirarla a los ojos.
Perdí el control.
Inspiraciones profundas. Tenía que concentrarme en respirar profundamente.
—Britt, mírame. Por favor, mírame—suplicó, y quería aliviar su preocupación, pero no podía.
Ahora tenía que respirar.
Dentro y fuera, dentro y fuera, dentro y fuera.
—Qué demonios, Britt—la voz de Sam—Muévete—le gritó, y quería detenerlo, pero él me estaba dejando—Britt, sal de ahí. Vamos. Sal de ahí por mí. Enfócate en mí, Britt, y dime lo que pasó—la voz de Sam era severa.
Había atravesado esto conmigo antes.
Lo detuvo.
Giré mis ojos hacia él
—Jarritos—me atraganté y mis ojos se llenaron de lágrimas.
Jadeando por aire, me concentré en mi respiración otra vez.
—Ah, mierda Britt. Tengo algunos más. Mira ahí, aquí en esta bolsa.
Vi las familiares botellas en la bolsa de plástico. Compró algunos.
Él no se iba.
Estaba segura.
No me encontraba sola.
Asintiendo, tomé una respiración profunda.
—Bien—le respondí en un susurro.
La opresión en mi pecho disminuyó algo, pero podía sentir la amenaza de un ataque ahí.
Esperando por mí.
—Ven aquí—Sam me atrajo hacia él, y el familiar olor me calmó—Me di cuenta de que se habían acabado esta mañana. No voy a dejarte. ¿Me oyes? No. Voy. A. Dejarte.
Asintiendo contra su pecho oí la puerta cerrarse.
Santana.
Oh Dios.
Había visto mí ataque.
Ahora me hallaba toda envuelta en los brazos de Sam.
No era bueno.
Retrocediendo, miré por encima del hombro de Sam y Santana se había ido.
—Se fue—susurré levantando los ojos para encontrarme con la mirada de Sam.
—Probablemente lo asustaste jodidamente. No es fácil verte hacer eso.
Asentí.
—¿Fue porque no tenía tus bebidas?
Se me llenaron los ojos de lágrimas de nuevo y me encogí de hombros.
—Algo así. La idea de que me dejaras ir y estar sola.
Movió la cabeza.
—Nunca va a suceder. Si las malditas bebidas mexicanas se acaban y estoy un poco más lento en comprar más no significa que vaya a dejarte ir. Nunca estarás sola, Britt. Te lo juro. ¿Me escuchas?
—Sí.
Echó un vistazo por encima del hombro.
—Ella no abandonó el departamento. Se fue a su habitación.
—Gracias—me estiré y lo abracé.
Temiendo la idea de enfrentarme a Santana.
—Te amo, Britt —susurró.
—Yo también te amo—le contesté y retrocedí.
Tenía que hacer frente a Santana tras presenciar mi locura. Sam no podía hacer eso por mí.
Tenía que hacerlo yo.
La imagen de ella en mi regazo, sus ojos vidriosos por el placer mientras gritaba mi nombre, hacía difícil el moverse lentamente.
Merecía algún premio.
Podría hacerle fácilmente el amor.
Me habría dejado.
Espera.
¿Dije amor…?
¿Cuándo había comenzado a pensar en eso como hacer el amor?
Era sexo.
Siempre había sido sexo.
Algunas veces sexo realmente bueno.
Pero sólo sexo.
Mis ojos viajaron hacia su rostro. Su cabello se dividía en la mitad y estaba sujeto en un par de estrechas trenzas que caían sobre cada hombro.
¿Quién habría sabido que las trenzas podrían ser tan sexys?
A mi no me quedaban nada bien.
Encontrar sus ojos mirándome cuidadosamente me hizo sonreír.
Era mía.
—¿Esto está bien?
Tragué el nudo en mi garganta.
Ah, demonios, ¿cuándo me enamoré de ella?
—Sí, luces increíble.
Me sonrió y caminé hacia ella, tomando su mano en la mía.
—¿A dónde vamos exactamente?
Quería sorprenderla, pero mirándola, tuve que pelear con la urgencia de llevarla de regreso a mi habitación y encerrarla ahí conmigo.
Habría sido capaz de mantenerla así por siempre.
—No tienes de casualidad esta cosa por las estrellas de rock, ¿no?
Frunció el ceño y sacudió la cabeza lentamente.
—No, ¿por qué?
Me sentí un poco mejor, pero la necesidad de mantenerla a salvo aún tiraba de mí.
—Bien, bueno. Nada. Vamos.
Se rió y me siguió.
El lugar se encontraba a rebosar.
No era exactamente una sorpresa.
Me detuve en las puertas de seguridad. Un guardia salió de su caseta y se acercó a mi camioneta. Bajé mi ventana y esperé.
—¿Puedo ayudarla?—preguntó, frunciéndome el ceño.
—Santana López y un invitado. Mi nombre está en la lista.
El guardia asintió y habló en sus auriculares.
—¿Hay una Santana López y un invitado? Déjeme ver alguna identificación—dijo el guardia, de alguna manera más amablemente.
Se la tendí. La revisó y me la devolvió.
—Bien, señorita Santana, cuando las puertas se abran, tome el camino a la derecha. Aparque en el pequeño estacionamiento. Luego, en la segunda puerta de entrada habrá otro guardia. Necesitará ver su identificación de nuevo antes de dejarlos entrar.
—Lo tengo, gracias.
Asintió y retrocedió un paso cuando las puertas se abrieron. Comencé a entrar y miré hacia Brittany.
Estaba asimilándolo todo.
Sus ojos encontraron los míos y sonrió.
—Vamos a ir al concierto tras bastidores de Quinn Fabray, ¿no?
Me reí.
Suponía que era algo fácil de adivinar después de toda la seguridad para entrar por una entrada privada a un centro cívico lleno de personas.
—Adivinaste.
Aplaudió una vez y chilló.
—¡Oh, guau! Nunca he estado en un concierto antes, y al primero al que voy a ir, iré tras bastidores.
Aparqué en un estacionamiento vacío, apagando la camioneta antes de mirarla.
—Tienes todo tipo de camisetas de conciertos de rock clásicos.
Se encogió de hombros.
—Me gustan. Nunca he estado realmente en un auténtico concierto, así que las compro cada vez que encuentro una en una tienda de segunda mano.
Interesante.
Archivé esa pieza de información para más tarde.
—Así que tu entusiasmo es porque es un concierto de rock, ¿no porque quieras conocer a Quinn Fabray?
Necesitaba aclarar esto para mi propia paz mental.
Soltó una carcajada y luego alzó las cejas burlonamente.
—Bueeeeeno, eso sería un poco genial. Nunca he conocido a alguien famoso antes.
¿Por qué estaba celosa?
Esto era estúpido.
Quinn amaba a Rachel. No iba a abalanzarse sobre Britt y a alejarla de mí.
Asentí.
—Bien, me parece justo.
Bordeé la camioneta y bajé a Brittany, luego nos dirigimos hacia la puerta. El tipo de seguridad nos revisó a ambos esta vez. En realidad, se fijó un poco demasiado en Brittany para mi gusto.
Debería haberla hecho cambiarse.
Ese vestido que llevaba era una maldita distracción.
Tan pronto como la puerta se abrió, Rachel nos saludó.
—Lo hiciste—me sonrió y luego a Brittany.
—Sí—respondí, sonriendo ante el entusiasmo en los ojos de Brittany mientras miraba a su alrededor.
—Estoy tan feliz. Síganme. Quiero que Quinny conozca a Brittany antes de que salga. Ha tenido a una pequeña y a su mamá ahí por los pasados treinta minutos. Es una larga historia, pero la conocimos en el supermercado de Sea Breeze este verano y ella la reconoció incluso aunque estaba de incógnito. Le dio su tarjeta personal y una promesa de darle entradas tras bastidores para su concierto aquí. Luego terminó cancelando ese concierto debido a algunas cosas conmigo y mi familia. De cualquier manera, este es su concierto de entrada y quería hacer esto más especial para ella debido a que había esperado demasiado tiempo.
—Qué dulce—dijo Britt un poco demasiado soñadoramente para mi gusto.
Cállate, Rachel.
Apretando mi agarre sobre su mano, Brittany me miró y su expresión excitada derritió mis celos.
—Aquí estamos—dijo Rachel y palmeó la espalda del guardaespaldas, sacándolo fuera de nuestro camino por el brazo.
—Gracias, Ryan—dijo, realmente sonrió un poco, y luego volvió a fruncir el ceño—Ya regresé y tengo compañía—dijo Rachel, entrando a la sólida habitación que me recordaba a una suite de hotel.
Quinn se levantó de la gran silla de cuero negro en la que había estado recostado, destellando su sonrisa de estrella del rock en dirección a Brittany y la odié de nuevo.
¿Por qué demonios la había traído aquí?
—Santana—asintió, saludando.
—Quinn—respondí, tratando realmente duro de no sonar irritado.
—Y tú debes de ser Brittany. He oído bastante de ti en las pasadas veinte horas.
Rachel había estado hablando con Quinn sobre Brittany. Las cosas comenzaron a encajar, como el por qué estábamos aquí.
Y me gustaba lo que estaba comenzando a entender.
—Oh, guau. Uhm—tartamudeó Brittany.
Quinn la hacía sentirse nerviosa y repentinamente, estaba molesta de nuevo.
—Tiene ese efecto en las personas—bromeó Rachel y caminó hacia la ojiverde.
Quinn envolvió sus brazos alrededor de Rachel, empujándola hacia su pecho y besando la cima de su cabeza.
Eso me hizo sentir mejor.
—Puedo imaginarlo—respondió Brittany, apretando su agarre en mi mano.
Estaba nerviosa.
Quería arreglarlo, pero no estaba segura de cómo ayudarla a relajarse.
—Así que, Britt, ¿te gusta mi música o viniste porque Santana lo hizo?—preguntó Quinn, un coqueto tono en su voz.
—Oh, me gusta. En realidad, no sabía a dónde íbamos. Fue algo vago al respecto—me miró, sonriendo—Pero me di cuenta cuando pasamos por seguridad.
Quinn encontró eso divertido.
—Bueno, eso es un alivio. Rach odiaba mi música cuando la conocí. Soy un poco recelosa con las chicas sureñas ahora.
—Quinn Fabray, tú ego está bien—la reprendió Rachel y caminó hacia la barra—Ven a tomar asiento, Brittany. Nos prepararé algo para tomar. ¿Por qué no le muestras los bastidores a Santana, Quinny?
Quinn alzó las cejas hacia mí. Sabía tan bien como yo que esta era la manera de Rachel de hacer las paces entre Quinn y yo. Regresé mi atención a Brittany, que había relajado su agarre de muerte.
—¿Estás bien con eso? Puedo quedarme contigo si quieres—susurré en su oído por si quería que me quedara.
Asintió y besó mi mejilla.
—Estoy bien. Rachel no me hace sentir nerviosa.
En serio.
Estúpida Diosa del rock.
Apreté su mano y deposité un beso en su boca antes de mirar a una muy complacida Quinn.
—¿Estás lista?—preguntó.
Asentí y lo seguí por la puerta.
En el momento en que salimos, otro guardia de seguridad apareció y caminó detrás de nosotras.
Estaba acostumbrado a esto, había trabajado lo suficiente para la ojiverde.
—Aquí es donde nos damos las manos y hacemos una tregua, creo—dijo Quinn, abriendo una puerta y guiándome a una gran habitación en donde los miembros de la banda se encontraban recostados alrededor con bebidas, riendo y hablando con chicas.
—Supongo que sí.
Una chica caminó hacia nosotras con dos botellas de agua en una bandeja. Quinn las tomó y me tendió una.
—Te conseguiré algo más fuerte si quieres. No bebo antes de un concierto. A Rach no le gusta.
—No, esto está bien.
—Ahora ni siquiera miras a Rach. Me gusta.
Me reí entre dientes.
Imaginaba que le gustaba.
—Apuesto a que sí.
Quinn sonrió y tomó un largo trago de su agua.
—¿Ya te has enamorado?
Pensé en su pregunta y en esta mañana.
—Sí, creo que podría estarlo. Sucedió un poco rápido. Pero es difícil resistirse.
—Sí, lo sé, morena, puedo decirte honestamente que te entiendo totalmente.
Suponía que podía.
Esto era raro.
Ella no era tan malo.
—Rach está realmente feliz por ti. No ha parado de hablar de Brittany desde que la conoció. Sé todo sobre cuán dulce eres con ella y cómo la miras como si no hubiera nadie más en la habitación. Todo tipo de mierda sensiblera.
Eso me hizo reír.
—No puedo imaginar lo mucho que te molestó. Si soy toda sensiblera con otra chica, entonces tú chica está a salvo.
Quinn sonrió con suficiencia.
—Soy la única a la que ama. No estaba preocupada.
Tenía razón.
Además no me importaba.
Ya no.
Brittany
Me zumbaban los oídos cuando salimos del concierto.
Pero no disminuyó mi entusiasmo. Tenía mi primera camiseta del concierto, que de hecho había ganado agarrándola con fuerza con la mano, cuando Santana me sentó en la camioneta.
La observé mientras se abría camino hacia la parte delantera para entrar.
—Bueno, ¿qué te pareció?
—¡Me encantó! Gracias por traerme.
Me besó con avidez, lo que no esperaba. Cuando terminó me mordisqueó el labio inferior y luego me soltó.
Estaba jadeando un poco.
—He querido hacer esto desde hace dos horas—explicó con una sonrisa sexy antes de arrancar la camioneta.
Guau.
Hoy no podía ponerse mejor.
Recliné mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos.
—Despierta, bella durmiente, estamos en casa—me susurró Santana al oído, sacudiéndome para despertarme.
Me dormí todo el camino de regreso.
Maldición.
Quería pasar un rato hablando con Santana. No pudimos hablar mucho hoy.
—Lo siento, me quedé dormida.
—No lo sientas. Me tocó verte dormir durante más de una hora. Me gustó.
Siempre me hacía sentir tan especial.
—Está bien, pero suena aburrido.
Me mordió suavemente el lóbulo de la oreja y susurró:
—Confía en mí, no lo fue.
Me estremecí y su respiración se detuvo.
—Entremos—su voz sonaba tensa.
Pronto me bajé de la camioneta. Si íbamos a continuar esto adentro me encontraba más que dispuesta.
Santana caminó alrededor y me agarró la mano, tirando de mí a su lado, e hicimos nuestro camino hacia el departamento.
Una vez dentro me dirigí a la nevera para conseguir un Jarrito. Tenía sed. Abrí el cajón de abajo y me di cuenta de que ya no había. Sólo cerveza. Sam nunca me dejaba sin mis bebidas.
Pero ya no había.
Él me estaba dejando ir.
Una pequeña burbuja de miedo brotó en mi interior. Cerré la nevera y me quedé mirando fijamente el acero inoxidable frente de mí.
¿Y si él siguió adelante y me dejó?
¿Qué pasaría cuando Santana me dejara?
Yo estaría sola.
Sam era mi refugio.
Mi corazón empezó a latir fuerte y miré hacia la puerta de su dormitorio en pánico.
¿Dónde se encontraba?
Él no me enviaba mensajes de texto todo el día para decirme lo que estaba haciendo o para ver cómo estaba.
—Britt, ¿estás bien?—preguntó Santana.
Quería asentir, pero no podía.
El pánico en mi pecho empezaba a tomar el control. Había pasado mucho tiempo desde que había tenido un ataque de ansiedad, pero me hallaba a punto de tener uno aquí y no había nada que pudiera hacer para detenerlo.
Sam no recordaba mis Jarritos.
Él me estaba dejando ir.
Yo se lo pedí, y lo estaba haciendo.
Santana no estaría aquí para siempre.
—Britt, mírame—me giró hacia ella, pero no podía mirarla a los ojos.
Perdí el control.
Inspiraciones profundas. Tenía que concentrarme en respirar profundamente.
—Britt, mírame. Por favor, mírame—suplicó, y quería aliviar su preocupación, pero no podía.
Ahora tenía que respirar.
Dentro y fuera, dentro y fuera, dentro y fuera.
—Qué demonios, Britt—la voz de Sam—Muévete—le gritó, y quería detenerlo, pero él me estaba dejando—Britt, sal de ahí. Vamos. Sal de ahí por mí. Enfócate en mí, Britt, y dime lo que pasó—la voz de Sam era severa.
Había atravesado esto conmigo antes.
Lo detuvo.
Giré mis ojos hacia él
—Jarritos—me atraganté y mis ojos se llenaron de lágrimas.
Jadeando por aire, me concentré en mi respiración otra vez.
—Ah, mierda Britt. Tengo algunos más. Mira ahí, aquí en esta bolsa.
Vi las familiares botellas en la bolsa de plástico. Compró algunos.
Él no se iba.
Estaba segura.
No me encontraba sola.
Asintiendo, tomé una respiración profunda.
—Bien—le respondí en un susurro.
La opresión en mi pecho disminuyó algo, pero podía sentir la amenaza de un ataque ahí.
Esperando por mí.
—Ven aquí—Sam me atrajo hacia él, y el familiar olor me calmó—Me di cuenta de que se habían acabado esta mañana. No voy a dejarte. ¿Me oyes? No. Voy. A. Dejarte.
Asintiendo contra su pecho oí la puerta cerrarse.
Santana.
Oh Dios.
Había visto mí ataque.
Ahora me hallaba toda envuelta en los brazos de Sam.
No era bueno.
Retrocediendo, miré por encima del hombro de Sam y Santana se había ido.
—Se fue—susurré levantando los ojos para encontrarme con la mirada de Sam.
—Probablemente lo asustaste jodidamente. No es fácil verte hacer eso.
Asentí.
—¿Fue porque no tenía tus bebidas?
Se me llenaron los ojos de lágrimas de nuevo y me encogí de hombros.
—Algo así. La idea de que me dejaras ir y estar sola.
Movió la cabeza.
—Nunca va a suceder. Si las malditas bebidas mexicanas se acaban y estoy un poco más lento en comprar más no significa que vaya a dejarte ir. Nunca estarás sola, Britt. Te lo juro. ¿Me escuchas?
—Sí.
Echó un vistazo por encima del hombro.
—Ella no abandonó el departamento. Se fue a su habitación.
—Gracias—me estiré y lo abracé.
Temiendo la idea de enfrentarme a Santana.
—Te amo, Britt —susurró.
—Yo también te amo—le contesté y retrocedí.
Tenía que hacer frente a Santana tras presenciar mi locura. Sam no podía hacer eso por mí.
Tenía que hacerlo yo.
********************************************************************************************************************************
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
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Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
hola morra,..
iba bastante bien,.. la tregua ya esta echa!!!!
es normal que san aya reaccionado asi, si no sabe que britt sufre ataques de pánico por un especie síndrome de abandono que puede llegar a sufrir!!
a ver como reacciona san cuando hable con britt!!!
nos vemos!!!
iba bastante bien,.. la tregua ya esta echa!!!!
es normal que san aya reaccionado asi, si no sabe que britt sufre ataques de pánico por un especie síndrome de abandono que puede llegar a sufrir!!
a ver como reacciona san cuando hable con britt!!!
nos vemos!!!
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Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Por Qué (Adaptada) Epílogo
vaya esa dependencia de britt por sam es preocupante pero nada que no se pda solucionar espero, a ver que dice santana de esto!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
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