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[Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
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FanFic Brittana: De Mis Sueños I (Adaptada) Cap 19
Capitulo 19
Regreso al trabajo arrastrando los pies.
A penas paso por delante de Mercedes esta abre la boca para decirme algo pero la corto con un gesto de la mano indicándole que no es el momento, mi reacción la sorprende pero al riesgo de parecer maleducada sigo mi camino y me encierro en la oficina.
No acostumbro a dejarla con la palabra en la boca pero no estoy de ánimos para nada.
Tan pronto como me desplomo en la silla dejo descansar la cabeza en el respaldo y cierro los ojos.
Esta situación con Rachel puede conmigo.
Pero ni modo, si ella lo quiere así, no pienso hacer nada más al respecto.
—Por lo visto las cosas no han salido bien—dice Santana en el momento que pasa por la puerta.
Yo abro los ojos y niego con la cabeza mientras ella se acerca y se acuclilla frente a mí.
—¿Quieres hablar de ello?
A pesar de que su tono es suave y me invita a contarle todo lo sucedido, vuelvo a negar con la cabeza.
Este asunto lo tenemos que resolver ella y yo y de nada servirá que se lo cuente.
Santana me lanza una mirada empática y solidaria.
—¿Cómo supiste que había llegado?
—Le pedí a Mercedes que me avisara.
Nos quedamos en silencio durante un instante. Ella me examina, quizás tratando de leer en mí o esperando que finalmente me decida a hablar.
—Vamos—me pide tomando mi mano e incitándome a que me levante de la silla.
Yo la miro sin comprender qué es lo que quiere.
—¿A dónde?
—A cualquier parte. Es obvio que lo sucedido con Rachel te tiene mal y que no estás de humor. Así que salgamos de aquí.
—San tengo trabajo pendiente...
—No importa.
—Tengo que terminar las proyecciones de los estados financieros de Invertech—digo con cierta dejadez en la voz.
—Eso puede esperar—insiste con esa suavidad en la voz y esa dulzura en los ojos que han hecho que cada día que pasa me enganche más de ella.
Como tiene toda la razón y no estoy de ánimos para hacer tablas de cálculos me dejo convencer.
Al levantarme de la silla, Santana me envuelve en un abrazo lleno de ternura y comprensión.
—Ya verás que cuando menos lo esperes, todo terminará por arreglarse.
Trata de reconfortarme con sus palabras, pero no sé si lo hace en referencia a lo que ha pasado con Rachel o a nuestra relación.
Salimos de la oficina y dejo que me guíe. No hago preguntas sobre dónde vamos. De todas formas cualquier lugar será perfecto, siempre y cuando esté con ella.
Mientras circulamos por el Boulevard Royal, Santana no dice nada y se lo agradezco porque la verdad no tengo deseos de hablar.
Perdida en mis pensamientos me desconcierta un poco ver que nos adentramos al oeste de la ciudad de Luxemburgo.
El barrio de Belair conocido como la zona “pija” de la capital, goza de una posición envidiable en el Gran Ducado. Bordeado por los barrios de Rollingergrund, oberstadt, Hollerich y Merl, Belair se encuentra en una posición central.
Ante los ojos de todos, el bario tiene una buena imagen.
Es por esa reputación que los candidatos para alquilar o comprar se sienten atraídos por esta área en particular de la capital. El calificativo de “lujoso” o “elegante” se debe en gran parte a la arquitectura de los edificios y en general a la calidad de bienes raíces, lo que contribuye en gran medida a este reconocimiento.
Las zonas residenciales están compuestas de orgullosas estructuras de grandes tamaños tales como: antiguas Villas, chalets, casas adosadas, pareadas o elegantes que caracterizan el lugar.
Los jardines verdes de residenciales o públicos añaden un toque natural. No es por nada que lo llaman “El Bariro Star de Luxembourg”.
El ruido de mi teléfono hace que despegue la vista del magnífico paisaje que tengo ante mí.
Me sorprendo cuando observo el indicador. Miro la hora y hago un rápido cálculo de la diferencia horaria.
—Bendición mami.
—Dios te bendiga cariño, ¿cómo estás?
Así son las madres, siempre te llaman cuando menos lo esperas o cuando más lo necesitas.
Parecen tener un sensor para estas cosas.
—Todo bien, ¿y tú cómo has estado?
—Tú sabes, en lo mismo con la loca de tu abuela que por más que le digo que se tome las cosas con calma se la pasa todo el santo día doblando calle y enderezando esquinas, no me hace caso.
—Bueno pero si se siente con energía, no veo por qué no la dejas hacer sus cosas.
Mi abuela a sus ochenta y ocho años es una mujer muy activa: juega bingo, va a la iglesia todos los domingos, era la presidenta del club de madres de su ciudad aunque después de su pre-infarto tuvo que cederla y ahora solo forma parte.
—Ay mi vida es que no sabes, hace unos días me llevé tremendo susto cuando tu abuela salió a llevarle un caldito a Doña Juana y al rato la trajeron unos vecinos que la encontraron dando vueltas sin rumbo porque no se acordaba a dónde iba.
—¿Qué dijo el médico?
—Dice que son achaques de la vejez pero aun así la voy a llevar con un especialista porque esa pérdida de memoria me preocupa.
—Por favor no dejes de avisarme en cuánto la lleves.
—Claro mi amor. Pero te llamaba para saber cómo van las cosas, tu hermano me dijo que casi nunca estás en casa, ¿acaso estás saliendo con alguien?
En vista del tiempo que paso fuera de la casa, su pregunta no me sorprende, al contrario, pienso que se ha tardado mucho en hacerla.
Con mi mamá tenemos una relación muy abierta en la que hablamos de todo, sin embargo no creo que apruebe mi relación con Santana pero tampoco quiero mentirle.
—Estoy viendo a alguien—digo insegura mientras miro a Santana que me observa cuidadosamente—, Aunque no hay mucho que contar.
—¿Y cómo es? ¿Acaso lo o la conozco? ¿Te está tratando bien?
Su interrogatorio me arranca una sonrisa.
—Es una mujer, una buena mujer y no, no la conoces—respondo y veo como los ojos de Santana brillan con mi respuesta.
—A ver si la traes de visita para que le eche un ojo.
—Mami por favor desacelera el carro que aún no estamos en esa fase.
Veo como Santana va deteniendo el carro en frente de una enorme casa de diseño moderno de dos plantas.
—Mmm tengo que dejarte, hablamos luego, ¿de acuerdo? Te quiero.
—Yo también te quiero cariño, no dures tanto para llamarme.
Me despido de mi mamá prometiéndole que la llamaré más a menudo antes de dirigir mis ojos a la majestuosa propiedad.
—¿Quién vive aquí?
—Mi hermana—responde cautelosamente y yo siento cómo mi corazón se acelera—Me ha llamado antes y le he dicho que pasaría un rato. Pensé que podríamos quedarnos un momento y luego te llevo a cenar.
Asiento no muy segura.
Cuando vi que Adentramos en El Barrio de Belair pensé que quizás iríamos al famoso café de Belair. Nunca me imaginé que vendría a visitar a su hermana.
Santana se baja, rodea el carro y me abre la puerta. Me apeo del vehículo y con pequeños pasos lo sigo a través de la entrada.
Me tiemblan las manos, trato de respirar pausadamente.
No entiendo por qué estoy tan nerviosa. He visto a Bree varias veces cuando he ido a su tienda, siempre ha sido muy agradable.
Claro, las circunstancias no eran las mismas. No entiendo esa insistencia de Santana para que la conozca.
¡Dios!
¿Qué estará pensando de mí?
Santana toma mi mano, me enreda en un pequeño abrazo y me da un casto beso en los labios.
—Tranquila, todo saldrá bien—dice antes de introducir la llave y abrir la puerta.
Le dedico una pequeña sonrisa.
Al entrar, una mata de pelo negro corre hacia Santana y se le tira encima. Ella toma a la pequeña en brazos y la llena de mimos.
Durante unos instantes la veo interactuar con la hermosa niña, la que imagino es su sobrina. Le dice unas cuantas palabras en italiano mientras la llena de besos y le hace cosquillas.
Todo con mucha suavidad y ternura.
Se ven tan lindas juntas que no puedo evitar que una sonrisa tonta aparezca en mis labios y hace que me enamore un poquito más de ella.
Al cabo de un rato Santana baja a la niña al suelo y le susurra algo al oído, esta me mira y se acerca.
—Hola, me llamo Jane.
—Hola cariño, yo soy Brittany. Mucho gusto en conocerte. Te han dicho alguna vez lo bellísima que eres.
—Sí, mi tía. Ella siempre dice que soy la mujer más bella que ha visto en su vida.
No me extraña su respuesta. Miro a Santana y su mirada me lo dice todo.
Esta nena la tiene comiendo de su mano.
—¿Y tú quién eres?
—Soy una amiga de tu tía.
—Bueno debes de ser una muy buena porque mi tía nunca trae a nadie a casa.
—Es que además trabajamos juntas—respondo sin poder ocultar mi alegría ante lo que escucho.
Esta mujer logra sorprenderme a cada momento.
Un día de estos va a conseguir que me dé un paro.
Me mira y luego se queda pensando unos segundos. Veo sus ojos moverse a cierta velocidad, parece estar pensando en algo, hasta que se voltea hacia Santana y le dice:
—Tía, ¿es ella la hermosa chica con la que subiste a la rueda de la fortuna?
Gratamente asombrada miro a Santana que se ha sonrojado ante tal confesión.
No puedo creer que le haya contado sobre mí a su sobrina.
—Sí, es ella. ¿A que es hermosa?
La niña la mira haciendo un pequeño mohín entonces se agacha y le da un sonoro beso en la mejilla.
—Pero tú lo eres más.
Mientras nos dirigimos al amplio salón, se acerca a mí y me dice en un tono casi inaudible.
—Te dije que le conté sobre ti a las personas que son importantes para mí.
Esa frase como todo lo que tiene que ver con esa mujer, hace que me emocione. Si no estuviéramos en casa de su hermana y frente a su sobrina me la comería a besos.
—Tía Tana, ¿me acompañas a mi cuarto? te quiero enseñar el nuevo traje de ballet que ha comprado mamá.
—Jane ya deja a tu tía en paz, no ves que trae visita—dice Bree quien para mi asombro se acerca con toda la naturalidad del mundo y me da dos besos—, Es un gusto conocerte al fin. Aunque para serte sincera mi hermana me ha hablado tanto de ti que creo que ya te conozco un poco.
—El gusto es mío—su espontaneidad me deja sin palabras y como no sé qué decirle, digo lo primero que me pasa por la cabeza—, Me encanta tu casa.
—Gracias, es lo único bueno a parte de mis hijos que le saqué al desgraciado de mi ex marido.
—Bree—la reprende Santana mirando de reojo a su sobrina—Cariño vamos para que me enseñes ese traje nuevo que te ha comprado tu mamá.
La miro alejarse con la pequeña en brazos y no puedo creer que me deje sola con su hermana.
—Discúlpame no debí decir eso.
—Descuida, no es nada.
—Lo más probable es que se tarden un rato. Estoy preparando la cena para los niños, ¿por qué no me acompañas?
La sigo hasta la cocina que es más grande que mi habitación y ocupo uno de los asientos de la isleta.
—¿Te sirvo un poco de café?
—No bebo café pero gracias.
—¿Un té entonces?
—Eso te lo aceptaría encantada—respondo sin querer ser maleducada.
Se dirige al armario de color crema vistiendo un simple leggins negro y un poncho en algodón beige. Abre la puerta y saca una taza. No puedo evitar remarcar el contraste de su sencilla vestimenta con el lugar.
—Bree, ¿puedo hacerte una pregunta?
—Claro—camina hasta el fregadero donde pone la cafetera a coger agua.
—¿Cómo es que tú y la niña hablan tan bien el español mientras que Santana tiene cierto acento?
—Bueno porque yo me crie con mis abuelos maternos y San solo venía de vacaciones en verano.
Levanto una ceja y la miro totalmente confundida.
—Nuestra mamá es de Puerto Rico—me aclara rápidamente mientras se dirige a la estufa eléctrica. Pone la cafetera sobre una de las cuatro hornillas de la cubierta en vitro y me mira.
Me imagino que debe ver mi desconcierto.
—¿No lo sabías?
—No—respondo un poco avergonzada de no conocer un dato tan sencillo e importante de la mujer con la que estoy saliendo desde hace más de un mes—, Pensé que solo tenían descendencia latina, pero que se criaron en Italia.
—Nuestro papá también es latino, pero su abuelo ya estaba viviendo en Italia y conoció a mi mamá en un viaje ahí—dice al mismo tiempo se agacha y verifica algo en el horno.
Qué coincidencia, también es mestizo y yo que pensaba que mi comentario sobre mis orígenes le había hecho gracia por la mezcla de razas.
—¿Y por qué creciste con tus abuelos?
—Porque mi papá es el típico macho que cree que todo debe hacerse según su criterio y antojo—responde mientras apaga la hornilla, toma la cafetera y vierte un poco de agua en la taza—, Y yo siempre fui de carácter fuerte así que cuando cumplí los quince ya no lo aguanté más. Durante unas vacaciones en casa de mis abuelos les pregunté si podía vivir con ellos, al decirme que sí, no lo pensé ni un segundo y me quedé—camina hasta donde estoy y pone sobre la isleta una pequeña bandeja plateada sobre la cual dispuso un paquete variado de té, junto con una pequeña azucarera en porcelana y la taza a juego con el agua caliente.
—¿Y cómo es que terminaste viviendo aquí? —pregunto al mismo tiempo que introduzco un sobre de camomila en la taza.
—Porque a mi ex marido que como ya te lo imaginarás es español, le ofrecieron un puesto en el parlamento europeo.
Como diría Kitty: ¡Wepa! El dineral que ha de ganar.
Ahora entiendo mejor el barrio y la casa.
—¿Mamá ya está la comida?
—No cariño—le responde al niño de un metro cuarenta que acaba de entrar—, ¿Jake podrías dejar ese vídeo juego y saludar a nuestra invitada por favor?
El niño resopla y hace caso omiso. Sale de la cocina sin despegar la vista de su PSP.
Miro de nuevo a Bree que de repente se ha puesto seria. Tuerce el gesto de la misma forma que Santana cuando algo le preocupa.
Es increíble el gran parecido entre ambas a pesar que Bree tiene los ojos marrones.
—Lo siento, te diría que lo disculpes porque ha tenido un mal día pero no, últimamente cada vez que regresa de casa de su papá está más grosero.
—No te preocupes, a esa edad los niños viven en su mundo.
—¿Cómo va todo por aquí?—pregunta Santana mientras se acerca. Se para detrás de mí, rodea mi cintura con sus brazos y me da un beso en el cabello.
Yo me ruborizo y clavo la mirada en la taza.
—Aparte de las groserías de tu sobrino, todo bien—dice antes de lanzar un suspiro—, Te juro que no sé qué le sucede. Pasa todo el día jugando al bendito juego ese que le compró Alberto y no hace caso a nada.
—Ya le hablaré más tarde.
—Te lo voy a agradecer porque yo ya no sé qué hacer. Por cierto, ¿por qué no le habías contado a Brittany que nuestra mamá es latina?
—No lo sé, nunca ha surgido el tema—responde de pronto incómoda.
—¡Nunca ha surgido! ¿Pero ustedes de qué hablan aparte de trabajo?
—Es que no hablamos mucho—dice con cara de pilla y una sonrisita traviesa.
—¡San!—la reprendo mientras me llevo las palmas de la mano a la cara y entierro mi rostro que ha de estar color carmín.
Ella y su hermana se ríen de mi miseria mientras que yo no sé dónde meterme de la vergüenza.
—Ay cariño no es necesario que te sonrojes, te recuerdo que tengo dos hijos y ninguno vino por el alambre. Aunque hace tanto tiempo que a lo mejor ya ni me acuerde cómo se hace—comenta socarrona y no puedo más que unirme a sus risas.
—Ya casi está la cena, ¿se quedan a comer con nosotros?
Mi morena me mira buscando mi aprobación y yo asiento.
Santana ayuda a su hermana entre bromas y risas a preparar la mesa y a hacer una ensalada de lechuga con pollo salteado.
Yo trato de ayudar pero ninguna de las dos me deja hacer nada: Santana alega que me veo cansada, lo cual es cierto, últimamente me cuesta conciliar el sueño y Bree afirma que la próxima vez sacará la escoba y la trapeadora para que la ayude a limpiar los pisos.
Yo feliz de que quiera que vuelva a visitarla.
Me encanta el buen ambiente que se respira con ellos alrededor.
La sobrina de Santana ha insistido en pintarme las uñas. Al principio me escandalicé cuando vi el color que quería usar pero se veía tan entusiasmada que al final terminé cediendo.
Jake se pasó prácticamente toda la noche encerrado en su cuarto, solo salió refunfuñando cuando su mamá lo llamó para que viniera a cenar.
En el transcurso de la noche intenté hablar con él pero no conseguí ni una sola palabra de sus labios; al final lo di por perdido y me concentré en la dulce Jane que al contrario de su hermano no dejó de contarme todas las actividades extraescolares que realiza.
Cuando terminamos de cenar insistí en ayudar a recoger la mesa mientras Santana fue a hablar con su sobrino que apenas terminó de cenar se volvió a trancar en su habitación.
—Te agradezco que te quedaras a cenar, necesitaba que Santana hablara con Jake porque creo que ha tenido un problema en la escuela—dice al mismo tiempo que introduce los platos en el lavavajillas—, Si no fuera por la ayuda que mi hermana me brida no sé qué haría con él.
—Debe ser duro para ti y para ellos.
—Al principio fue difícil porque estaba muy enamorada aunque si soy sincera estuve más molesta que triste. Nunca creí que después de ocho años de relación y dos hijos, fuera capaz de engañarme de esa forma.
El dolor en sus palabras me hace reflexionar sobre mi relación con Santana.
Durante unos segundos el silencio se apodera de la cocina mientras terminamos de entrar todos los platos sucios en la máquina.
—Escucha Bree quería decirte sobre mi relación con San...
—No tienes que explicarme nada cariño. Santana no tiene nada que ver con Alberto. Hace mucho tiempo que ella no es feliz al lado de Elaine—dice bajando la vista y pasando un paño húmedo en los azulejos—, Realmente no entiendo por qué aún no la ha dejado, bueno sí lo entiendo, más bien no comparto sus razones.
—¿Eso qué quiere decir?
—No te ha dicho nada de porqué aún sigue comprometida con ella, ¿verdad? —me pregunta estudiando muy bien mi reacción, cuando niego con la cabeza, esta me mira como diciéndose “pobrecita, no sabes dónde te estás metiendo”.
No sabiendo ella que su hermana no es muy habladora y que yo no me siento con el derecho a preguntar.
—Bueno te lo cuento pero no le digas nada a San.
Yo asiento feliz.
Avivada por las ansias de saber cualquier detalle que me ayude a entender mejor la relación de ellas y por lo mismo, la nuestra.
—Resulta que el papá de Elaine...
—Bree ya hablé con Jake y he puesto a Jane en la cama lista para dormir—interviene Santana y yo maldigo para mis adentros.
Desde que la conozco es la primera vez que desearía no verla.
¡Pero que inoportuna!
—Es tarde y tenemos que irnos.
Miro a Bree que se disculpa en silencio. Yo me peino el pelo para atrás mientras niego con la cabeza de pura frustración.
Nos despedimos de Bree y le prometo que pasaremos a visitarla pronto.
En el camino me quedo estudiando a Santana y no dejo de pensar en las palabras de Bree “Hace tiempo que ella no es feliz a su lado” “Entiendo sus razones pero no la comparto”.
¿Qué será lo que le impide dejarla?
A penas paso por delante de Mercedes esta abre la boca para decirme algo pero la corto con un gesto de la mano indicándole que no es el momento, mi reacción la sorprende pero al riesgo de parecer maleducada sigo mi camino y me encierro en la oficina.
No acostumbro a dejarla con la palabra en la boca pero no estoy de ánimos para nada.
Tan pronto como me desplomo en la silla dejo descansar la cabeza en el respaldo y cierro los ojos.
Esta situación con Rachel puede conmigo.
Pero ni modo, si ella lo quiere así, no pienso hacer nada más al respecto.
—Por lo visto las cosas no han salido bien—dice Santana en el momento que pasa por la puerta.
Yo abro los ojos y niego con la cabeza mientras ella se acerca y se acuclilla frente a mí.
—¿Quieres hablar de ello?
A pesar de que su tono es suave y me invita a contarle todo lo sucedido, vuelvo a negar con la cabeza.
Este asunto lo tenemos que resolver ella y yo y de nada servirá que se lo cuente.
Santana me lanza una mirada empática y solidaria.
—¿Cómo supiste que había llegado?
—Le pedí a Mercedes que me avisara.
Nos quedamos en silencio durante un instante. Ella me examina, quizás tratando de leer en mí o esperando que finalmente me decida a hablar.
—Vamos—me pide tomando mi mano e incitándome a que me levante de la silla.
Yo la miro sin comprender qué es lo que quiere.
—¿A dónde?
—A cualquier parte. Es obvio que lo sucedido con Rachel te tiene mal y que no estás de humor. Así que salgamos de aquí.
—San tengo trabajo pendiente...
—No importa.
—Tengo que terminar las proyecciones de los estados financieros de Invertech—digo con cierta dejadez en la voz.
—Eso puede esperar—insiste con esa suavidad en la voz y esa dulzura en los ojos que han hecho que cada día que pasa me enganche más de ella.
Como tiene toda la razón y no estoy de ánimos para hacer tablas de cálculos me dejo convencer.
Al levantarme de la silla, Santana me envuelve en un abrazo lleno de ternura y comprensión.
—Ya verás que cuando menos lo esperes, todo terminará por arreglarse.
Trata de reconfortarme con sus palabras, pero no sé si lo hace en referencia a lo que ha pasado con Rachel o a nuestra relación.
Salimos de la oficina y dejo que me guíe. No hago preguntas sobre dónde vamos. De todas formas cualquier lugar será perfecto, siempre y cuando esté con ella.
Mientras circulamos por el Boulevard Royal, Santana no dice nada y se lo agradezco porque la verdad no tengo deseos de hablar.
Perdida en mis pensamientos me desconcierta un poco ver que nos adentramos al oeste de la ciudad de Luxemburgo.
El barrio de Belair conocido como la zona “pija” de la capital, goza de una posición envidiable en el Gran Ducado. Bordeado por los barrios de Rollingergrund, oberstadt, Hollerich y Merl, Belair se encuentra en una posición central.
Ante los ojos de todos, el bario tiene una buena imagen.
Es por esa reputación que los candidatos para alquilar o comprar se sienten atraídos por esta área en particular de la capital. El calificativo de “lujoso” o “elegante” se debe en gran parte a la arquitectura de los edificios y en general a la calidad de bienes raíces, lo que contribuye en gran medida a este reconocimiento.
Las zonas residenciales están compuestas de orgullosas estructuras de grandes tamaños tales como: antiguas Villas, chalets, casas adosadas, pareadas o elegantes que caracterizan el lugar.
Los jardines verdes de residenciales o públicos añaden un toque natural. No es por nada que lo llaman “El Bariro Star de Luxembourg”.
El ruido de mi teléfono hace que despegue la vista del magnífico paisaje que tengo ante mí.
Me sorprendo cuando observo el indicador. Miro la hora y hago un rápido cálculo de la diferencia horaria.
—Bendición mami.
—Dios te bendiga cariño, ¿cómo estás?
Así son las madres, siempre te llaman cuando menos lo esperas o cuando más lo necesitas.
Parecen tener un sensor para estas cosas.
—Todo bien, ¿y tú cómo has estado?
—Tú sabes, en lo mismo con la loca de tu abuela que por más que le digo que se tome las cosas con calma se la pasa todo el santo día doblando calle y enderezando esquinas, no me hace caso.
—Bueno pero si se siente con energía, no veo por qué no la dejas hacer sus cosas.
Mi abuela a sus ochenta y ocho años es una mujer muy activa: juega bingo, va a la iglesia todos los domingos, era la presidenta del club de madres de su ciudad aunque después de su pre-infarto tuvo que cederla y ahora solo forma parte.
—Ay mi vida es que no sabes, hace unos días me llevé tremendo susto cuando tu abuela salió a llevarle un caldito a Doña Juana y al rato la trajeron unos vecinos que la encontraron dando vueltas sin rumbo porque no se acordaba a dónde iba.
—¿Qué dijo el médico?
—Dice que son achaques de la vejez pero aun así la voy a llevar con un especialista porque esa pérdida de memoria me preocupa.
—Por favor no dejes de avisarme en cuánto la lleves.
—Claro mi amor. Pero te llamaba para saber cómo van las cosas, tu hermano me dijo que casi nunca estás en casa, ¿acaso estás saliendo con alguien?
En vista del tiempo que paso fuera de la casa, su pregunta no me sorprende, al contrario, pienso que se ha tardado mucho en hacerla.
Con mi mamá tenemos una relación muy abierta en la que hablamos de todo, sin embargo no creo que apruebe mi relación con Santana pero tampoco quiero mentirle.
—Estoy viendo a alguien—digo insegura mientras miro a Santana que me observa cuidadosamente—, Aunque no hay mucho que contar.
—¿Y cómo es? ¿Acaso lo o la conozco? ¿Te está tratando bien?
Su interrogatorio me arranca una sonrisa.
—Es una mujer, una buena mujer y no, no la conoces—respondo y veo como los ojos de Santana brillan con mi respuesta.
—A ver si la traes de visita para que le eche un ojo.
—Mami por favor desacelera el carro que aún no estamos en esa fase.
Veo como Santana va deteniendo el carro en frente de una enorme casa de diseño moderno de dos plantas.
—Mmm tengo que dejarte, hablamos luego, ¿de acuerdo? Te quiero.
—Yo también te quiero cariño, no dures tanto para llamarme.
Me despido de mi mamá prometiéndole que la llamaré más a menudo antes de dirigir mis ojos a la majestuosa propiedad.
—¿Quién vive aquí?
—Mi hermana—responde cautelosamente y yo siento cómo mi corazón se acelera—Me ha llamado antes y le he dicho que pasaría un rato. Pensé que podríamos quedarnos un momento y luego te llevo a cenar.
Asiento no muy segura.
Cuando vi que Adentramos en El Barrio de Belair pensé que quizás iríamos al famoso café de Belair. Nunca me imaginé que vendría a visitar a su hermana.
Santana se baja, rodea el carro y me abre la puerta. Me apeo del vehículo y con pequeños pasos lo sigo a través de la entrada.
Me tiemblan las manos, trato de respirar pausadamente.
No entiendo por qué estoy tan nerviosa. He visto a Bree varias veces cuando he ido a su tienda, siempre ha sido muy agradable.
Claro, las circunstancias no eran las mismas. No entiendo esa insistencia de Santana para que la conozca.
¡Dios!
¿Qué estará pensando de mí?
Santana toma mi mano, me enreda en un pequeño abrazo y me da un casto beso en los labios.
—Tranquila, todo saldrá bien—dice antes de introducir la llave y abrir la puerta.
Le dedico una pequeña sonrisa.
Al entrar, una mata de pelo negro corre hacia Santana y se le tira encima. Ella toma a la pequeña en brazos y la llena de mimos.
Durante unos instantes la veo interactuar con la hermosa niña, la que imagino es su sobrina. Le dice unas cuantas palabras en italiano mientras la llena de besos y le hace cosquillas.
Todo con mucha suavidad y ternura.
Se ven tan lindas juntas que no puedo evitar que una sonrisa tonta aparezca en mis labios y hace que me enamore un poquito más de ella.
Al cabo de un rato Santana baja a la niña al suelo y le susurra algo al oído, esta me mira y se acerca.
—Hola, me llamo Jane.
—Hola cariño, yo soy Brittany. Mucho gusto en conocerte. Te han dicho alguna vez lo bellísima que eres.
—Sí, mi tía. Ella siempre dice que soy la mujer más bella que ha visto en su vida.
No me extraña su respuesta. Miro a Santana y su mirada me lo dice todo.
Esta nena la tiene comiendo de su mano.
—¿Y tú quién eres?
—Soy una amiga de tu tía.
—Bueno debes de ser una muy buena porque mi tía nunca trae a nadie a casa.
—Es que además trabajamos juntas—respondo sin poder ocultar mi alegría ante lo que escucho.
Esta mujer logra sorprenderme a cada momento.
Un día de estos va a conseguir que me dé un paro.
Me mira y luego se queda pensando unos segundos. Veo sus ojos moverse a cierta velocidad, parece estar pensando en algo, hasta que se voltea hacia Santana y le dice:
—Tía, ¿es ella la hermosa chica con la que subiste a la rueda de la fortuna?
Gratamente asombrada miro a Santana que se ha sonrojado ante tal confesión.
No puedo creer que le haya contado sobre mí a su sobrina.
—Sí, es ella. ¿A que es hermosa?
La niña la mira haciendo un pequeño mohín entonces se agacha y le da un sonoro beso en la mejilla.
—Pero tú lo eres más.
Mientras nos dirigimos al amplio salón, se acerca a mí y me dice en un tono casi inaudible.
—Te dije que le conté sobre ti a las personas que son importantes para mí.
Esa frase como todo lo que tiene que ver con esa mujer, hace que me emocione. Si no estuviéramos en casa de su hermana y frente a su sobrina me la comería a besos.
—Tía Tana, ¿me acompañas a mi cuarto? te quiero enseñar el nuevo traje de ballet que ha comprado mamá.
—Jane ya deja a tu tía en paz, no ves que trae visita—dice Bree quien para mi asombro se acerca con toda la naturalidad del mundo y me da dos besos—, Es un gusto conocerte al fin. Aunque para serte sincera mi hermana me ha hablado tanto de ti que creo que ya te conozco un poco.
—El gusto es mío—su espontaneidad me deja sin palabras y como no sé qué decirle, digo lo primero que me pasa por la cabeza—, Me encanta tu casa.
—Gracias, es lo único bueno a parte de mis hijos que le saqué al desgraciado de mi ex marido.
—Bree—la reprende Santana mirando de reojo a su sobrina—Cariño vamos para que me enseñes ese traje nuevo que te ha comprado tu mamá.
La miro alejarse con la pequeña en brazos y no puedo creer que me deje sola con su hermana.
—Discúlpame no debí decir eso.
—Descuida, no es nada.
—Lo más probable es que se tarden un rato. Estoy preparando la cena para los niños, ¿por qué no me acompañas?
La sigo hasta la cocina que es más grande que mi habitación y ocupo uno de los asientos de la isleta.
—¿Te sirvo un poco de café?
—No bebo café pero gracias.
—¿Un té entonces?
—Eso te lo aceptaría encantada—respondo sin querer ser maleducada.
Se dirige al armario de color crema vistiendo un simple leggins negro y un poncho en algodón beige. Abre la puerta y saca una taza. No puedo evitar remarcar el contraste de su sencilla vestimenta con el lugar.
—Bree, ¿puedo hacerte una pregunta?
—Claro—camina hasta el fregadero donde pone la cafetera a coger agua.
—¿Cómo es que tú y la niña hablan tan bien el español mientras que Santana tiene cierto acento?
—Bueno porque yo me crie con mis abuelos maternos y San solo venía de vacaciones en verano.
Levanto una ceja y la miro totalmente confundida.
—Nuestra mamá es de Puerto Rico—me aclara rápidamente mientras se dirige a la estufa eléctrica. Pone la cafetera sobre una de las cuatro hornillas de la cubierta en vitro y me mira.
Me imagino que debe ver mi desconcierto.
—¿No lo sabías?
—No—respondo un poco avergonzada de no conocer un dato tan sencillo e importante de la mujer con la que estoy saliendo desde hace más de un mes—, Pensé que solo tenían descendencia latina, pero que se criaron en Italia.
—Nuestro papá también es latino, pero su abuelo ya estaba viviendo en Italia y conoció a mi mamá en un viaje ahí—dice al mismo tiempo se agacha y verifica algo en el horno.
Qué coincidencia, también es mestizo y yo que pensaba que mi comentario sobre mis orígenes le había hecho gracia por la mezcla de razas.
—¿Y por qué creciste con tus abuelos?
—Porque mi papá es el típico macho que cree que todo debe hacerse según su criterio y antojo—responde mientras apaga la hornilla, toma la cafetera y vierte un poco de agua en la taza—, Y yo siempre fui de carácter fuerte así que cuando cumplí los quince ya no lo aguanté más. Durante unas vacaciones en casa de mis abuelos les pregunté si podía vivir con ellos, al decirme que sí, no lo pensé ni un segundo y me quedé—camina hasta donde estoy y pone sobre la isleta una pequeña bandeja plateada sobre la cual dispuso un paquete variado de té, junto con una pequeña azucarera en porcelana y la taza a juego con el agua caliente.
—¿Y cómo es que terminaste viviendo aquí? —pregunto al mismo tiempo que introduzco un sobre de camomila en la taza.
—Porque a mi ex marido que como ya te lo imaginarás es español, le ofrecieron un puesto en el parlamento europeo.
Como diría Kitty: ¡Wepa! El dineral que ha de ganar.
Ahora entiendo mejor el barrio y la casa.
—¿Mamá ya está la comida?
—No cariño—le responde al niño de un metro cuarenta que acaba de entrar—, ¿Jake podrías dejar ese vídeo juego y saludar a nuestra invitada por favor?
El niño resopla y hace caso omiso. Sale de la cocina sin despegar la vista de su PSP.
Miro de nuevo a Bree que de repente se ha puesto seria. Tuerce el gesto de la misma forma que Santana cuando algo le preocupa.
Es increíble el gran parecido entre ambas a pesar que Bree tiene los ojos marrones.
—Lo siento, te diría que lo disculpes porque ha tenido un mal día pero no, últimamente cada vez que regresa de casa de su papá está más grosero.
—No te preocupes, a esa edad los niños viven en su mundo.
—¿Cómo va todo por aquí?—pregunta Santana mientras se acerca. Se para detrás de mí, rodea mi cintura con sus brazos y me da un beso en el cabello.
Yo me ruborizo y clavo la mirada en la taza.
—Aparte de las groserías de tu sobrino, todo bien—dice antes de lanzar un suspiro—, Te juro que no sé qué le sucede. Pasa todo el día jugando al bendito juego ese que le compró Alberto y no hace caso a nada.
—Ya le hablaré más tarde.
—Te lo voy a agradecer porque yo ya no sé qué hacer. Por cierto, ¿por qué no le habías contado a Brittany que nuestra mamá es latina?
—No lo sé, nunca ha surgido el tema—responde de pronto incómoda.
—¡Nunca ha surgido! ¿Pero ustedes de qué hablan aparte de trabajo?
—Es que no hablamos mucho—dice con cara de pilla y una sonrisita traviesa.
—¡San!—la reprendo mientras me llevo las palmas de la mano a la cara y entierro mi rostro que ha de estar color carmín.
Ella y su hermana se ríen de mi miseria mientras que yo no sé dónde meterme de la vergüenza.
—Ay cariño no es necesario que te sonrojes, te recuerdo que tengo dos hijos y ninguno vino por el alambre. Aunque hace tanto tiempo que a lo mejor ya ni me acuerde cómo se hace—comenta socarrona y no puedo más que unirme a sus risas.
—Ya casi está la cena, ¿se quedan a comer con nosotros?
Mi morena me mira buscando mi aprobación y yo asiento.
Santana ayuda a su hermana entre bromas y risas a preparar la mesa y a hacer una ensalada de lechuga con pollo salteado.
Yo trato de ayudar pero ninguna de las dos me deja hacer nada: Santana alega que me veo cansada, lo cual es cierto, últimamente me cuesta conciliar el sueño y Bree afirma que la próxima vez sacará la escoba y la trapeadora para que la ayude a limpiar los pisos.
Yo feliz de que quiera que vuelva a visitarla.
Me encanta el buen ambiente que se respira con ellos alrededor.
La sobrina de Santana ha insistido en pintarme las uñas. Al principio me escandalicé cuando vi el color que quería usar pero se veía tan entusiasmada que al final terminé cediendo.
Jake se pasó prácticamente toda la noche encerrado en su cuarto, solo salió refunfuñando cuando su mamá lo llamó para que viniera a cenar.
En el transcurso de la noche intenté hablar con él pero no conseguí ni una sola palabra de sus labios; al final lo di por perdido y me concentré en la dulce Jane que al contrario de su hermano no dejó de contarme todas las actividades extraescolares que realiza.
Cuando terminamos de cenar insistí en ayudar a recoger la mesa mientras Santana fue a hablar con su sobrino que apenas terminó de cenar se volvió a trancar en su habitación.
—Te agradezco que te quedaras a cenar, necesitaba que Santana hablara con Jake porque creo que ha tenido un problema en la escuela—dice al mismo tiempo que introduce los platos en el lavavajillas—, Si no fuera por la ayuda que mi hermana me brida no sé qué haría con él.
—Debe ser duro para ti y para ellos.
—Al principio fue difícil porque estaba muy enamorada aunque si soy sincera estuve más molesta que triste. Nunca creí que después de ocho años de relación y dos hijos, fuera capaz de engañarme de esa forma.
El dolor en sus palabras me hace reflexionar sobre mi relación con Santana.
Durante unos segundos el silencio se apodera de la cocina mientras terminamos de entrar todos los platos sucios en la máquina.
—Escucha Bree quería decirte sobre mi relación con San...
—No tienes que explicarme nada cariño. Santana no tiene nada que ver con Alberto. Hace mucho tiempo que ella no es feliz al lado de Elaine—dice bajando la vista y pasando un paño húmedo en los azulejos—, Realmente no entiendo por qué aún no la ha dejado, bueno sí lo entiendo, más bien no comparto sus razones.
—¿Eso qué quiere decir?
—No te ha dicho nada de porqué aún sigue comprometida con ella, ¿verdad? —me pregunta estudiando muy bien mi reacción, cuando niego con la cabeza, esta me mira como diciéndose “pobrecita, no sabes dónde te estás metiendo”.
No sabiendo ella que su hermana no es muy habladora y que yo no me siento con el derecho a preguntar.
—Bueno te lo cuento pero no le digas nada a San.
Yo asiento feliz.
Avivada por las ansias de saber cualquier detalle que me ayude a entender mejor la relación de ellas y por lo mismo, la nuestra.
—Resulta que el papá de Elaine...
—Bree ya hablé con Jake y he puesto a Jane en la cama lista para dormir—interviene Santana y yo maldigo para mis adentros.
Desde que la conozco es la primera vez que desearía no verla.
¡Pero que inoportuna!
—Es tarde y tenemos que irnos.
Miro a Bree que se disculpa en silencio. Yo me peino el pelo para atrás mientras niego con la cabeza de pura frustración.
Nos despedimos de Bree y le prometo que pasaremos a visitarla pronto.
En el camino me quedo estudiando a Santana y no dejo de pensar en las palabras de Bree “Hace tiempo que ella no es feliz a su lado” “Entiendo sus razones pero no la comparto”.
¿Qué será lo que le impide dejarla?
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
seguimos con el misterio, estoy casi segura que tan grave no es!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
Pfffff estuvo a punto de saber la verdad de la relación con Elaine y la morena tuvo que interrumpir!!!
Al menos sabe que no es feliz y que hay algo por lo que no deja esa relación ..
Al menos sabe que no es feliz y que hay algo por lo que no deja esa relación ..
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
No jodas.... Si que tiene que aparecer en el momento oportuno san!!!
Sin remordimientos aparentemente para que san y britt estén juntas.... A ver si san le dice la verdad de que porque esta con la barbie?
Nos vemos!
No jodas.... Si que tiene que aparecer en el momento oportuno san!!!
Sin remordimientos aparentemente para que san y britt estén juntas.... A ver si san le dice la verdad de que porque esta con la barbie?
Nos vemos!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:seguimos con el misterio, estoy casi segura que tan grave no es!!!!!
Hola, si ¬¬ xD jajajaaja Esperemos y tengas razón! así la deja ya! jajaja. Saludos =D
JVM escribió:Pfffff estuvo a punto de saber la verdad de la relación con Elaine y la morena tuvo que interrumpir!!!
Al menos sabe que no es feliz y que hay algo por lo que no deja esa relación ..
Hola, ¬¬ o su tercer ojo mexicano ayudo o la suerte estuvo ai xD jajajajaja. Eso es una gran alivio, pero también un tormento, xq.. xq no la deja¿? Saludos =D
3:) escribió:Hola morra....
No jodas.... Si que tiene que aparecer en el momento oportuno san!!!
Sin remordimientos aparentemente para que san y britt estén juntas.... A ver si san le dice la verdad de que porque esta con la barbie?
Nos vemos!
Hola lu, XD jajajaajaj su tercer ojo mexicano xD jajajajaja. Eso es lo bueno... vamos bn ai, no¿? XD jajajaja. Esperemos q si... tiene q la vrdd ¬¬ Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: De Mis Sueños I (Adaptada) Cap 20
Capitulo 20
Es sábado por la tarde y he quedado con Emily y Kitty para tomar algo.
Han querido ir al Loft pero como me ha sonado a encerronada para que vea a Rachel, les he dicho que prefiero quedar en otro sitio.
Aún no estoy preparada para hablar con ella.
Mientras las espero me distraigo con mi pasatiempo favorito: mirar tiendas por la Rue de La Libertée, aunque desde que conocí la famosa Quinta Avenida o Mall, tales como: Macy’s, KMart o Outlets en mi viaje a Nueva York hace dos años; las tiendas de aquí ya no tienen el mismo significado ni
me emocionan igual.
Me encanta esta época del año, las calles están iluminadas y todas las tiendas están decoradas anunciando la llegada de las navidades.
Tengo más de cuarenta minutos dando vueltas, así que en cuanto salgo de Levy’s, cojo mi teléfono para llamar a las chicas y saber cuál es el motivo de su retraso.
Kitty siempre llega tarde pero de Emily me sorprende.
En el mismo momento que saco el celular de la cartera, entra una llamada de Santana quien quiere saber cómo estoy. Le informo que dando vueltas mientras espero a las chicas y este me anuncia que está en McDonald’s con sus sobrinos.
Como solo estoy a cinco minutos de ahí, le digo que me pasaré a saludar.
En cuanto llego, a pesar del gentío que hay, no tardo en verlos sentados en una mesa al fondo del local.
—Buenas tardes.
Los saludo y Jane a penas me ve se levanta de la silla y me da un abrazo, Santana se acerca y me da un pequeño beso en la mejilla antes de decirme al oído lo guapa que estoy.
Miro a Jake que apenas me ve clava sus lindos ojos marrones en su PSP, cualquiera diría que trata de esconderse detrás de la mata de pelo negro que le cubre la frente.
—Solo he pasado un rato a saludar.
—¿Y por qué no te sientas un momento con nosotros?
—Gracias preciosa pero he quedado con unas amigas y no deben tardar en llegar.
—Pero igual las puedes esperar sentada.
La simplicidad con la que los niños ven las cosas me hace sonreír.
Decido hacerle caso. Jane se para, me sede su asiento y se sienta en mis piernas por lo que quedo al lado del niño más conversador del mundo y frente a Santana.
—¿Estabas de compras?
—Aja
—¿Y qué has comprado?—me pregunta la niña mientras colorea en un cuaderno de dibujos.
—Algunas chucherías que nos gusta a nosotras las chicas.
«Y que pienso estrenar esta noche con tu tía»
Levanto la vista y miro la razón de mis pecados que esboza una sonrisita diabólica, seguramente leyéndome el pensamiento y no puedo evitar morderme el labio de aprehensión.
La última vez que le dije que saldría a comprarme unas chucherías fui con Kitty a Zyxel una de las tiendas más exclusivas en lencería de la ciudad y me la pasé en grande adquiriendo unos modelitos de lo más sexy, aunque el verdadero gusto se lo dio Santana al quitármelos.
—¿Tía me compras un Milkshake de fresa por favor?
—Claro preciosa—le responde antes de levantarse de la silla—¿Quieres que te pida algo?—me pregunta y por un momento me veo tentada a decirle que un MacFlurry con doble dosis de caramelo pero lo pienso mejor y niego con la cabeza.
Santana se dirige hacia la fila del mostrador y yo que nunca he sido muy de niños, me quedo sin saber qué decir entre este par.
—Brittany la próxima vez que vayas de compras, ¿me podrías llevar contigo?
—Si tu mami te deja por supuesto, ¿dónde te gustaría ir?—le pregunto mientras le paso las manos por su larga cabellera negra y le echo un vistazo al juego que está usando Jake.
—El otro día fui con mamá a Little V.I.P y vi una camiseta de los Jonas que está de lo más chula.
—¿De los qué?—inquiero distraída mientras veo como matan al agente Joe Salt por segunda vez.
—De los Jonas Brothers—repite al mismo tiempo que yo levanto una ceja, ella se gira y me mira como si le acabara de anunciar que los marcianos acaban de llegar a la tierra—, ¿En serio no sabes quienes son los Jonas Brothers?
Respondo un pequeño “no” y ella agranda sus hermosos ojos, abre la boca, la cierra, vuelve y la abre para después negar con la cabeza.
Yo casi que me río ante la cara de horror de la niña. Parece que le acabara de confesar la barbaridad más grande del mundo.
—Sabes que si recoges el explosivo y matas al guardia conseguirás más municiones, así cuando llegues al almacén lanzas la bomba primero y tendrás suficientes balas para matar a los agentes que te quieren sorprender y evitarás terminar muerto—le digo a Jake tratando de buscar conversación pero el niño sigue más callado que pavo en navidad.
—Es la banda Pop más pegada del momento—continúa Jane con cara de agobio y yo ni me entero de quienes son los fulanos estos—, Además tienen una serie que pasan en Disney Channel—termina exasperada, yo diría que incluso un tanto ofendida por mi falta de conocimiento.
—Bueno nena, hablo con tu mamá y si está de acuerdo te llevo para que compres la camiseta de los...—me quedo pensando en el nombre del dichoso grupo.
—Jonas Brothers —resignada termina la frase por mí.
Yo no puedo con su reacción y me río antes de que su mellizo le diga algo en luxemburgués.
Es un idioma que por más que lo escuche a diario a parte de “hola” y “adiós” no entiendo ni pío. Pero por la cara que ha puesto la niña estoy casi segura que no ha sido nada bueno.
No quiero parecer entrometida pero mi lado curioso me gana.
—¿Qué ha dicho tu hermano?
La niña arruga la cara unos segundos y se debate entre si delatar a su hermano o no hasta que por fin cede.
—Me ha dicho que no me haga ilusiones.
—¿Y por qué ha dicho eso? —pregunto con mucha suavidad.
—Dice que eres como Elaine, que nos trata bien delante de mi tía pero cuando ella no está presente nos ignora.
Atónita me quedo ante semejante confesión.
—Quiero que les quede claro una cosa a los dos—digo mirando primero a Jane y después a Jake que ni se ha inmutado con las palabras de su hermana—, Yo no acostumbro a hacer las cosas para quedar bien con nadie—continuo con suavidad aunque un poco molesta por dentro, odio que me comparen con una persona así—, Si no quiero estar con alguien o no me gusta una cosa lo digo y ya; ustedes deberían hacer lo mismo. Cariño si te prometí que te llevaría de compras lo voy a hacer porque me place no porque me sienta obligada, ¿de acuerdo?
La niña asiente con el rostro iluminado mientras que Jake sigue en su mundo.
Mentalmente pongo los ojos en blanco.
Santana vuelve e inmediatamente Jane salta de mis brazos para ir donde su tía a contarle las últimas mientras que mi teléfono anuncia la llamada de Kitty para informarme que ya llegaron a la estación.
Me levanto y me despido rápidamente de todos, no sin antes darme cuenta de que Jake me ha hecho caso y ha conseguido salir ileso del almacén.
Una sonrisita de victoria se cuela en mis labios.
Media hora más tarde estamos entrando al Elysée Café Bistro.
Es un lugar un tanto sofisticado y es donde se suelen reunir la crema y nata de la ciudad para tomar el té. Nosotras venimos porque es donde sirven las mejores éclairs de crema y chocolate, entre otras pâtisseries francesa.
En lo personal me encanta venir aquí en verano: entre la gran terraza abierta, los grandes ventanales por los que entra la luz natural y los peatones haciendo shopping, tienes la impresión de estar sentada en uno de los tantos cafés que rodean la Torre Eiffel bajo el sol parisino.
Apenas nos acomodamos en el interior, Emily sigue con el mismo temita:
—Te juro que estaba muy mal cuando hablamos.
—Para mí un Brest relleno, un pequeño éclair de chocolate y un mil feuille con un jugo natural de naranja por favor—le pido en francés a la simpática mesera que toma nuestra orden e ignorando el comentario de Emily que desde que nos reunimos en la estación de tren no ha dejado de machucarme con lo de Rachel.
—Para mí lo mismo, solo que con el éclair de vainilla —pide a su turno Kitty.
—Brittany te estoy diciendo...
—Ya sé lo que me está diciendo, llevas media hora hablándome de lo mismo. Lo siento pero no pienso hacer nada más para arreglar las cosas con ella. Desde hace un tiempo he intentado sobrellevar las cosas a pesar de la actitud que ha toma pero ya no más. ¡Estoy harta!
Emily me mira como si no pudiera creer lo que escucha para luego mirar a Kitty.
—¿Y tú no piensas decir nada al respecto?
—Lo siento nena pero Rachel se pasó, así que en esta estoy con Britt.
—¡Pero bueno! ¿Se puede saber qué fue eso tan grave que hizo para que estés tan molesta con ella?—me pregunta mientras se recuesta en la silla.
Yo miro a Kitty por el rabillo del ojo que me observa detenidamente y entre las dos se da esa clase de conversación sin palabras que solemos tener y que solo nosotras entendemos.
—Le dije que estoy saliendo con Santana y me trato de zorra—suelto todo rápidamente antes de que me entre el arrepentimiento. Mientras estudio la reacción de Emily que se queda muda—¡Ya está! Lo dije. Que empiece el sermón.
—Ah no, tampoco así. Te recuerdo que eres una mujer adulta y responsable de tus actos así que nadie tiene porqué estar sermoneándote o tratarte de zorra solo por estar con la persona que te gusta.
En ese momento llega la mesera y un gran silencio acompaña la mesa, ella reparte nuestro pedido. Tan pronto la muchacha se va Kitty ataca su éclair de vainilla y yo doy un trago a mi jugo.
—Kitty tiene razón, ya estás grandecita para saber cómo manejar tu vida y aunque la notica me ha agarrado por sorpresa, yo no soy quién para juzgarte. Debo reconocer que no estoy de acuerdo con esa relación por lo que todas sabemos, es tu decisión y la respeto. No sé qué tipo de relación o problemas tiene con su prometida pero estimo como mujer que ella merece cierto respecto.
Sus palabras hacen que me sienta mal.
Desde que inicié mi relación con Santana, estoy en alerta constante a cualquier comentario. Comprendo que nadie entienda lo nuestro pero tampoco me gusta que lo vean como algo sucio o negativo.
—Lo siento no debí hablarte así ni ocultártelo. No pido que lo entiendas pero te agradezco que respetes mi decisión.
—Bueno lo de ocultármelo sería una hipócrita si te lo reclamara.
—¿Por qué dices eso?—pregunta Kitty con un pedazo de mil feuille aún en la boca.
Emily arruga la frente, se lo piensa un instante mientras se reacomoda el moño alto que lleva.
—Porque hace unas semanas me inscribí a un curso de enfermería y no les había dicho nada.
—¡En serio!—exclama Kitty.
—¡De verdad!—digo yo sin poder creer lo que acabo de escuchar—, ¿Y por qué te lo tenías tan calladito?
—No sé, creo que me daba vergüenza—dice mientras juega con el sorbete de su jugo de arándano para luego tomar un sorbo.
—Corazón pero eso es una excelente noticia, no veo porqué debes de avergonzarte.
—Bueno porque ustedes siempre están hablando de lo genial y lo mucho que les encanta su trabajo y yo ni siquiera terminé el bachiller. Además estoy harta de los trabajos mal pagados por no tener un maldito diploma.
—Nena ese no es motivo de vergüenza, al contrario. Me parece maravilloso que a tus veinte y cinco años decidas volver a estudiar y aprender algo nuevo.
—¿De verdad les parece bien?
—Claro que sí. Es fabuloso tener una futura enfermera entre nosotras. Además nos serás muy útil, ya sabes que Brittany siempre tiene un achaque con eso de su asma.
La miro y automáticamente pongo los ojos en blanco. Hace más de cinco años que no me da una crisis de asma ni uso el Ventolin por lo que se podría decir que estoy controlada.
—Eres una exagerada.
Ella finge una sonrisita y yo le saco la lengua.
—No corran tanto que soy nueva en esto. Lo mejor es que a nadie le dé un achaque porque capaz y a mí meda algo por no poder hacer nada y terminan los paramédicos socorriéndonos a todos.
Las tres nos sonreímos mientras que “Hips don’t lie” de Shakira nos interrumpe.
Le hecho un rápido vistazo al buzón de mensajes y hago lo mejor que sé hacer desde que conozco a esta morena:
Estabas hermosa.
No sabes la fuerza inhumana que hice para contener las ganas de besarte.
Sé que es tu noche de amigas pero me siento muy solita sin ti :(
Llámame cuando termines y te iré a buscar. No importa la hora.
Sonrío como una tonta.
—No te voy a preguntar quién es porque tu cara me lo dice todo.
Ignoro el comentario de Kitty y vuelvo a leer el mensaje. Sonrío de felicidad, porque eso me hace Santana... feliz.
—Estas muy enganchada con esta mujer, ¿verdad?—levanto la vista de mi iPhone para responderle a Emily.
—Sí, me encanta y me siento muy bien a su lado.
—Me doy cuenta por la forma en que te brillan los ojos en este momento. Me alegro mucho y estoy segura que Rachel también. Es cierto que no debió decir lo que te dijo pero en cuanto se dé cuenta si no lo ha hecho ya de su error, también te va a apoyar. Habla con ella por favor.
—No estoy tan segura pero te prometo que lo haré. No sé cuándo pero intentaré arreglar las cosas.
—Bueno ya que hemos declarado este día como el día de las confesiones—dice Kitty haciendo énfasis en la última palabra al mismo tiempo que dibuja comillas en el aire—Tengo que decirte que me acosté con Marley—le habla directamente a Emily mientras que por el rabillo del ojo está pendiente de mi reacción.
Ella sabe lo que pienso sobre eso. Marley es una buena muchacha mientras la tienes de amiga pero no toma a ninguna chica en serio y se a cuesta con una hoy y otra mañana.
Emily la mira con la boca abierta, seguro que pensando lo mismo que yo.
—¿Y desde cuando te gusta Marley?
—Ahí está el problema, que ella no me gusta y sé que ustedes tienen razón en lo que están pensando pero les mentiría si les dijera que no me gustó estar con ella. Ha sido uno de los mejores polvos que he echado en mi vida pero como estaba borracha no sé si lo sentí así por mi estado de embriaguez o porque de verdad la castaña sabe muy bien lo suyo.
Yo miro a Emily, ella me mira y ambas nos giramos hacia Kitty con una ceja levantada.
—No sé qué hacer, ella quiere que volvamos a echar otro polvo pero no estoy segura de querer repetir porque si después descubro que no me gustó vamos a arruinar la poca relación que tenemos.
Nosotras seguimos totalmente muda.
—Chicas que se los estoy contando para que me echen un cable y no para que se me queden mirando como si estuviera confesando mi última voluntad antes de ser fusilada.
—Mira, no estamos hablando de una persona que conociste en un bar, estamos hablando de Marley, una persona de nuestro entorno que además conocemos desde hace muchos años y a la que tendrás que seguir viendo si esto sale mal—le explico mientras que Emily asiente a cada palabra que digo—Yo te aconsejo que te lo pienses bien y que decidas si quieres estar con ella por la curiosidad o porque realmente lo deseas.
—¿Saben qué? estoy harta de darle vueltas a todo esto, lo mejor será que me olvide del asunto—dice las palabras con mucha firmeza pero yo que la conozco bien, sé que está tratando de engañarse a sí misma.
La preocupación que muestra sobre este asunto es evidencia de que Marley le interesa mucho más de lo que ella quiere admitir.
Han querido ir al Loft pero como me ha sonado a encerronada para que vea a Rachel, les he dicho que prefiero quedar en otro sitio.
Aún no estoy preparada para hablar con ella.
Mientras las espero me distraigo con mi pasatiempo favorito: mirar tiendas por la Rue de La Libertée, aunque desde que conocí la famosa Quinta Avenida o Mall, tales como: Macy’s, KMart o Outlets en mi viaje a Nueva York hace dos años; las tiendas de aquí ya no tienen el mismo significado ni
me emocionan igual.
Me encanta esta época del año, las calles están iluminadas y todas las tiendas están decoradas anunciando la llegada de las navidades.
Tengo más de cuarenta minutos dando vueltas, así que en cuanto salgo de Levy’s, cojo mi teléfono para llamar a las chicas y saber cuál es el motivo de su retraso.
Kitty siempre llega tarde pero de Emily me sorprende.
En el mismo momento que saco el celular de la cartera, entra una llamada de Santana quien quiere saber cómo estoy. Le informo que dando vueltas mientras espero a las chicas y este me anuncia que está en McDonald’s con sus sobrinos.
Como solo estoy a cinco minutos de ahí, le digo que me pasaré a saludar.
En cuanto llego, a pesar del gentío que hay, no tardo en verlos sentados en una mesa al fondo del local.
—Buenas tardes.
Los saludo y Jane a penas me ve se levanta de la silla y me da un abrazo, Santana se acerca y me da un pequeño beso en la mejilla antes de decirme al oído lo guapa que estoy.
Miro a Jake que apenas me ve clava sus lindos ojos marrones en su PSP, cualquiera diría que trata de esconderse detrás de la mata de pelo negro que le cubre la frente.
—Solo he pasado un rato a saludar.
—¿Y por qué no te sientas un momento con nosotros?
—Gracias preciosa pero he quedado con unas amigas y no deben tardar en llegar.
—Pero igual las puedes esperar sentada.
La simplicidad con la que los niños ven las cosas me hace sonreír.
Decido hacerle caso. Jane se para, me sede su asiento y se sienta en mis piernas por lo que quedo al lado del niño más conversador del mundo y frente a Santana.
—¿Estabas de compras?
—Aja
—¿Y qué has comprado?—me pregunta la niña mientras colorea en un cuaderno de dibujos.
—Algunas chucherías que nos gusta a nosotras las chicas.
«Y que pienso estrenar esta noche con tu tía»
Levanto la vista y miro la razón de mis pecados que esboza una sonrisita diabólica, seguramente leyéndome el pensamiento y no puedo evitar morderme el labio de aprehensión.
La última vez que le dije que saldría a comprarme unas chucherías fui con Kitty a Zyxel una de las tiendas más exclusivas en lencería de la ciudad y me la pasé en grande adquiriendo unos modelitos de lo más sexy, aunque el verdadero gusto se lo dio Santana al quitármelos.
—¿Tía me compras un Milkshake de fresa por favor?
—Claro preciosa—le responde antes de levantarse de la silla—¿Quieres que te pida algo?—me pregunta y por un momento me veo tentada a decirle que un MacFlurry con doble dosis de caramelo pero lo pienso mejor y niego con la cabeza.
Santana se dirige hacia la fila del mostrador y yo que nunca he sido muy de niños, me quedo sin saber qué decir entre este par.
—Brittany la próxima vez que vayas de compras, ¿me podrías llevar contigo?
—Si tu mami te deja por supuesto, ¿dónde te gustaría ir?—le pregunto mientras le paso las manos por su larga cabellera negra y le echo un vistazo al juego que está usando Jake.
—El otro día fui con mamá a Little V.I.P y vi una camiseta de los Jonas que está de lo más chula.
—¿De los qué?—inquiero distraída mientras veo como matan al agente Joe Salt por segunda vez.
—De los Jonas Brothers—repite al mismo tiempo que yo levanto una ceja, ella se gira y me mira como si le acabara de anunciar que los marcianos acaban de llegar a la tierra—, ¿En serio no sabes quienes son los Jonas Brothers?
Respondo un pequeño “no” y ella agranda sus hermosos ojos, abre la boca, la cierra, vuelve y la abre para después negar con la cabeza.
Yo casi que me río ante la cara de horror de la niña. Parece que le acabara de confesar la barbaridad más grande del mundo.
—Sabes que si recoges el explosivo y matas al guardia conseguirás más municiones, así cuando llegues al almacén lanzas la bomba primero y tendrás suficientes balas para matar a los agentes que te quieren sorprender y evitarás terminar muerto—le digo a Jake tratando de buscar conversación pero el niño sigue más callado que pavo en navidad.
—Es la banda Pop más pegada del momento—continúa Jane con cara de agobio y yo ni me entero de quienes son los fulanos estos—, Además tienen una serie que pasan en Disney Channel—termina exasperada, yo diría que incluso un tanto ofendida por mi falta de conocimiento.
—Bueno nena, hablo con tu mamá y si está de acuerdo te llevo para que compres la camiseta de los...—me quedo pensando en el nombre del dichoso grupo.
—Jonas Brothers —resignada termina la frase por mí.
Yo no puedo con su reacción y me río antes de que su mellizo le diga algo en luxemburgués.
Es un idioma que por más que lo escuche a diario a parte de “hola” y “adiós” no entiendo ni pío. Pero por la cara que ha puesto la niña estoy casi segura que no ha sido nada bueno.
No quiero parecer entrometida pero mi lado curioso me gana.
—¿Qué ha dicho tu hermano?
La niña arruga la cara unos segundos y se debate entre si delatar a su hermano o no hasta que por fin cede.
—Me ha dicho que no me haga ilusiones.
—¿Y por qué ha dicho eso? —pregunto con mucha suavidad.
—Dice que eres como Elaine, que nos trata bien delante de mi tía pero cuando ella no está presente nos ignora.
Atónita me quedo ante semejante confesión.
—Quiero que les quede claro una cosa a los dos—digo mirando primero a Jane y después a Jake que ni se ha inmutado con las palabras de su hermana—, Yo no acostumbro a hacer las cosas para quedar bien con nadie—continuo con suavidad aunque un poco molesta por dentro, odio que me comparen con una persona así—, Si no quiero estar con alguien o no me gusta una cosa lo digo y ya; ustedes deberían hacer lo mismo. Cariño si te prometí que te llevaría de compras lo voy a hacer porque me place no porque me sienta obligada, ¿de acuerdo?
La niña asiente con el rostro iluminado mientras que Jake sigue en su mundo.
Mentalmente pongo los ojos en blanco.
Santana vuelve e inmediatamente Jane salta de mis brazos para ir donde su tía a contarle las últimas mientras que mi teléfono anuncia la llamada de Kitty para informarme que ya llegaron a la estación.
Me levanto y me despido rápidamente de todos, no sin antes darme cuenta de que Jake me ha hecho caso y ha conseguido salir ileso del almacén.
Una sonrisita de victoria se cuela en mis labios.
Media hora más tarde estamos entrando al Elysée Café Bistro.
Es un lugar un tanto sofisticado y es donde se suelen reunir la crema y nata de la ciudad para tomar el té. Nosotras venimos porque es donde sirven las mejores éclairs de crema y chocolate, entre otras pâtisseries francesa.
En lo personal me encanta venir aquí en verano: entre la gran terraza abierta, los grandes ventanales por los que entra la luz natural y los peatones haciendo shopping, tienes la impresión de estar sentada en uno de los tantos cafés que rodean la Torre Eiffel bajo el sol parisino.
Apenas nos acomodamos en el interior, Emily sigue con el mismo temita:
—Te juro que estaba muy mal cuando hablamos.
—Para mí un Brest relleno, un pequeño éclair de chocolate y un mil feuille con un jugo natural de naranja por favor—le pido en francés a la simpática mesera que toma nuestra orden e ignorando el comentario de Emily que desde que nos reunimos en la estación de tren no ha dejado de machucarme con lo de Rachel.
—Para mí lo mismo, solo que con el éclair de vainilla —pide a su turno Kitty.
—Brittany te estoy diciendo...
—Ya sé lo que me está diciendo, llevas media hora hablándome de lo mismo. Lo siento pero no pienso hacer nada más para arreglar las cosas con ella. Desde hace un tiempo he intentado sobrellevar las cosas a pesar de la actitud que ha toma pero ya no más. ¡Estoy harta!
Emily me mira como si no pudiera creer lo que escucha para luego mirar a Kitty.
—¿Y tú no piensas decir nada al respecto?
—Lo siento nena pero Rachel se pasó, así que en esta estoy con Britt.
—¡Pero bueno! ¿Se puede saber qué fue eso tan grave que hizo para que estés tan molesta con ella?—me pregunta mientras se recuesta en la silla.
Yo miro a Kitty por el rabillo del ojo que me observa detenidamente y entre las dos se da esa clase de conversación sin palabras que solemos tener y que solo nosotras entendemos.
—Le dije que estoy saliendo con Santana y me trato de zorra—suelto todo rápidamente antes de que me entre el arrepentimiento. Mientras estudio la reacción de Emily que se queda muda—¡Ya está! Lo dije. Que empiece el sermón.
—Ah no, tampoco así. Te recuerdo que eres una mujer adulta y responsable de tus actos así que nadie tiene porqué estar sermoneándote o tratarte de zorra solo por estar con la persona que te gusta.
En ese momento llega la mesera y un gran silencio acompaña la mesa, ella reparte nuestro pedido. Tan pronto la muchacha se va Kitty ataca su éclair de vainilla y yo doy un trago a mi jugo.
—Kitty tiene razón, ya estás grandecita para saber cómo manejar tu vida y aunque la notica me ha agarrado por sorpresa, yo no soy quién para juzgarte. Debo reconocer que no estoy de acuerdo con esa relación por lo que todas sabemos, es tu decisión y la respeto. No sé qué tipo de relación o problemas tiene con su prometida pero estimo como mujer que ella merece cierto respecto.
Sus palabras hacen que me sienta mal.
Desde que inicié mi relación con Santana, estoy en alerta constante a cualquier comentario. Comprendo que nadie entienda lo nuestro pero tampoco me gusta que lo vean como algo sucio o negativo.
—Lo siento no debí hablarte así ni ocultártelo. No pido que lo entiendas pero te agradezco que respetes mi decisión.
—Bueno lo de ocultármelo sería una hipócrita si te lo reclamara.
—¿Por qué dices eso?—pregunta Kitty con un pedazo de mil feuille aún en la boca.
Emily arruga la frente, se lo piensa un instante mientras se reacomoda el moño alto que lleva.
—Porque hace unas semanas me inscribí a un curso de enfermería y no les había dicho nada.
—¡En serio!—exclama Kitty.
—¡De verdad!—digo yo sin poder creer lo que acabo de escuchar—, ¿Y por qué te lo tenías tan calladito?
—No sé, creo que me daba vergüenza—dice mientras juega con el sorbete de su jugo de arándano para luego tomar un sorbo.
—Corazón pero eso es una excelente noticia, no veo porqué debes de avergonzarte.
—Bueno porque ustedes siempre están hablando de lo genial y lo mucho que les encanta su trabajo y yo ni siquiera terminé el bachiller. Además estoy harta de los trabajos mal pagados por no tener un maldito diploma.
—Nena ese no es motivo de vergüenza, al contrario. Me parece maravilloso que a tus veinte y cinco años decidas volver a estudiar y aprender algo nuevo.
—¿De verdad les parece bien?
—Claro que sí. Es fabuloso tener una futura enfermera entre nosotras. Además nos serás muy útil, ya sabes que Brittany siempre tiene un achaque con eso de su asma.
La miro y automáticamente pongo los ojos en blanco. Hace más de cinco años que no me da una crisis de asma ni uso el Ventolin por lo que se podría decir que estoy controlada.
—Eres una exagerada.
Ella finge una sonrisita y yo le saco la lengua.
—No corran tanto que soy nueva en esto. Lo mejor es que a nadie le dé un achaque porque capaz y a mí meda algo por no poder hacer nada y terminan los paramédicos socorriéndonos a todos.
Las tres nos sonreímos mientras que “Hips don’t lie” de Shakira nos interrumpe.
Le hecho un rápido vistazo al buzón de mensajes y hago lo mejor que sé hacer desde que conozco a esta morena:
Estabas hermosa.
No sabes la fuerza inhumana que hice para contener las ganas de besarte.
Sé que es tu noche de amigas pero me siento muy solita sin ti :(
Llámame cuando termines y te iré a buscar. No importa la hora.
Sonrío como una tonta.
—No te voy a preguntar quién es porque tu cara me lo dice todo.
Ignoro el comentario de Kitty y vuelvo a leer el mensaje. Sonrío de felicidad, porque eso me hace Santana... feliz.
—Estas muy enganchada con esta mujer, ¿verdad?—levanto la vista de mi iPhone para responderle a Emily.
—Sí, me encanta y me siento muy bien a su lado.
—Me doy cuenta por la forma en que te brillan los ojos en este momento. Me alegro mucho y estoy segura que Rachel también. Es cierto que no debió decir lo que te dijo pero en cuanto se dé cuenta si no lo ha hecho ya de su error, también te va a apoyar. Habla con ella por favor.
—No estoy tan segura pero te prometo que lo haré. No sé cuándo pero intentaré arreglar las cosas.
—Bueno ya que hemos declarado este día como el día de las confesiones—dice Kitty haciendo énfasis en la última palabra al mismo tiempo que dibuja comillas en el aire—Tengo que decirte que me acosté con Marley—le habla directamente a Emily mientras que por el rabillo del ojo está pendiente de mi reacción.
Ella sabe lo que pienso sobre eso. Marley es una buena muchacha mientras la tienes de amiga pero no toma a ninguna chica en serio y se a cuesta con una hoy y otra mañana.
Emily la mira con la boca abierta, seguro que pensando lo mismo que yo.
—¿Y desde cuando te gusta Marley?
—Ahí está el problema, que ella no me gusta y sé que ustedes tienen razón en lo que están pensando pero les mentiría si les dijera que no me gustó estar con ella. Ha sido uno de los mejores polvos que he echado en mi vida pero como estaba borracha no sé si lo sentí así por mi estado de embriaguez o porque de verdad la castaña sabe muy bien lo suyo.
Yo miro a Emily, ella me mira y ambas nos giramos hacia Kitty con una ceja levantada.
—No sé qué hacer, ella quiere que volvamos a echar otro polvo pero no estoy segura de querer repetir porque si después descubro que no me gustó vamos a arruinar la poca relación que tenemos.
Nosotras seguimos totalmente muda.
—Chicas que se los estoy contando para que me echen un cable y no para que se me queden mirando como si estuviera confesando mi última voluntad antes de ser fusilada.
—Mira, no estamos hablando de una persona que conociste en un bar, estamos hablando de Marley, una persona de nuestro entorno que además conocemos desde hace muchos años y a la que tendrás que seguir viendo si esto sale mal—le explico mientras que Emily asiente a cada palabra que digo—Yo te aconsejo que te lo pienses bien y que decidas si quieres estar con ella por la curiosidad o porque realmente lo deseas.
—¿Saben qué? estoy harta de darle vueltas a todo esto, lo mejor será que me olvide del asunto—dice las palabras con mucha firmeza pero yo que la conozco bien, sé que está tratando de engañarse a sí misma.
La preocupación que muestra sobre este asunto es evidencia de que Marley le interesa mucho más de lo que ella quiere admitir.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
kitty se esta engañando a si misma, claro que quiere repetir con marley!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
Día de confesiones de amigas... Ese de que kitty no se va a tirar a marley o va a intentar algo mas... Mmmmm ni ella se lo cree...
Bueno britt esta haciendo buen papel de tía... Si se gana a jack corono jajaja
Nos vemos!!!
Día de confesiones de amigas... Ese de que kitty no se va a tirar a marley o va a intentar algo mas... Mmmmm ni ella se lo cree...
Bueno britt esta haciendo buen papel de tía... Si se gana a jack corono jajaja
Nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
Los sobrinos de San con la espinita por el trató de Elaine, sin embargo la rubia se los esta ganando ....
Y pues tarde de confesiones como dijo Kitty jajaja... Y pues lo de Rach es de darse tiempo para arreglar las cosas..
Mientras haber que tal les va en la noche a las brittana sobretodo con lo que compró Britt jaja
Y pues tarde de confesiones como dijo Kitty jajaja... Y pues lo de Rach es de darse tiempo para arreglar las cosas..
Mientras haber que tal les va en la noche a las brittana sobretodo con lo que compró Britt jaja
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:kitty se esta engañando a si misma, claro que quiere repetir con marley!!!!
Hola, jjajajajajaj claro que kiere XD jajajajaajja... pasara¿? Saludos =D
3:) escribió:Hola morra....
Día de confesiones de amigas... Ese de que kitty no se va a tirar a marley o va a intentar algo mas... Mmmmm ni ella se lo cree...
Bueno britt esta haciendo buen papel de tía... Si se gana a jack corono jajaja
Nos vemos!!!
Hola lu, si que lo fue xD Jajajajajaaja esa es la cosa q ella lo quiere creer, pero su ella interior sabe q no xD ajajajajaja. Si que si, osea ya esta mas q lista jajajaj. SI! y no creo q le cueste tanto la vrdd jajaja. Saludos =D
JVM escribió:Los sobrinos de San con la espinita por el trató de Elaine, sin embargo la rubia se los esta ganando ....
Y pues tarde de confesiones como dijo Kitty jajaja... Y pues lo de Rach es de darse tiempo para arreglar las cosas..
Mientras haber que tal les va en la noche a las brittana sobretodo con lo que compró Britt jaja
Hola, ellos ven la verdadera elaine y eso es bueno. Obvio, como no¿? jajajajaja. Jajajajaj si q lo fueron xD jaajjajaajaja. Mmm esperemos y ella se de cuenta de lo tonta q esta siendo =/ Jajajajajajaja esperemos y mas q bn jajajaja. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: De Mis Sueños I (Adaptada) Cap 21
Capitulo 21
La semana empieza y estamos hasta el cuello de trabajo.
Nos la pasamos de reunión en reunión tratando de adelantar todos los pendientes y efectuar el cierre de varias cuentas antes de las fiestas.
Elaine no ha vuelto desde su última visita.
No entiendo el porqué y tampoco me he atrevido a preguntar, solo me limito a disfrutar al máximo todos nuestros encuentros y cada uno de los momentos que pasamos juntas.
No hemos hablado mucho de las vacaciones navideñas pero sé que el veinte y dos se va para Italia y no regresará hasta después de reyes. Solo de pensar que no la veré durante tantos días me entristece y me molesta mucho sobre todo porque sé que estará con Elaine.
No comprendo esa relación, esa mujer allá y Santana aquí.
Pienso y pienso y no le encuentro sentido.
De Rachel no he sabido nada.
El miércoles pasé por el bar a ver si me la encontraba por casualidad pero no estaba, le dejé dicho con mi madrina que me llamara y aún sigo esperando que lo haga.
El jueves llamé a Bree para pedirle permiso para llevar a Jane al Mall. Pensé que durante la conversación saldría de nuevo el tema de Elaine pero no me lo mencionó en absoluto.
Creo que Santana alcanzó a escuchar nuestra conversación y quizás la haya prevenido aunque puede que esté desvariando.
El viernes fui a recoger a Jane a la salida de su escuela y pasamos la tarde juntas.
No solo fuimos de compras sino que la llevé a la Place Guillaume II aprovechando que ya estaba instalada la pista de patinaje sobre hielo en esta temporada.
Nos la pasamos en grande patinando, bueno ella patinó, yo más bien pase más tiempo en el suelo que sobre los patines. Creo que tendré moretones durante días.
También fuimos a ver a Saint Nicolás y me divertí muchísimo observando cómo la pequeña disfrutaba, viendo la cantidad de dulces que ingirió no creo que Bree me la deje otra vez.
Jane es una niña encantadora y muy inteligente a la que le encanta hablar.
¡Vaya que habló!
Gracias a sus confidencias me enteré que Elaine es muy rica y que pertenece a una de las mejores familias de Italia.
También me enteré según sus propias palabras que “no le gustan los niños” y que cuando viene a la ciudad se queda a dormir en un hotel, aunque esa última parte ya la sabía.
El lunes en la mañana teníamos una reunión en Bélgica con un potencial cliente que tiene la intención de invertir en un proyecto inmobiliario en la Florida.
Santana me propuso viajar el sábado por la tarde y pasar el fin de semana allá antes de reunirnos con el cliente.
Fueron dos días maravillosos, poder pasear agarradas de la mano por las calles de Bruselas como cualquier pareja sin tener que escondernos fue simplemente hermoso.
Es increíble la cantidad de sexo que se puede tener cuando pasas las veinte y cuatro horas del día con tu pareja.
Pareciera que nunca se cansa.
Así que tras el maratón aún estaba exhausta al llegar a la ciudad el lunes por la tarde.
Estamos a mitad de diciembre y como cada vez que llega esta época del año me encanta salir a pesar del frío.
La decoración de navidad se instala un poco por todas partes en el país, las calles se iluminan, los enormes arbolitos de pino natural ocupan todas las plazas al igual que los mercados de navidad.
Cada año durante el mes de diciembre el aroma del pan de jengibre, de crepe y buñuelos inundan la place d’Arme. La cual se transforma en un encantador mercado navideño, se puede encontrar en cada uno de los chalets ideas para regalos, animaciones, degustaciones culinarias entre otras cosas, creando un magnífico ambiente medieval de fiestas.
Hacia ahí arrastré a Kitty el jueves por la tarde al salir del trabajo en busca de regalos.
Entre tienda y tienda pude conseguir un obsequio para casi todos menos para Santana, para ella quería algo especial.
Los días siguen pasando y cada vez faltará menos para su partida.
Mientras todo el mundo está haciendo planes para la nochebuena, a mí se me está formando un nudo en el estómago que no me deja comer nada.
Kitty como de costumbre irá a casa de su familia, Emily estará con Hanna y sus padres.
Yo normalmente suelo pasar esa fecha con mi mamá y mi hermano pero en vista que ella no está, lo más seguro es que Mike la pasé con Tina por lo que aún no tengo ni idea de lo que haré.
Si las cosas con Rachel no estuvieran como están, estoy casi segura que la pasaría en casa de mi madrina con ella y sus hermanos pero nada que mejoran y ella sigue sin hablar conmigo.
Normalmente la nieve suele caer siempre a finales de mes pero este año hemos sido premiados y las calles se han teñido de un hermoso blanco antes de lo previsto y bajo una cantidad considerable de nieve fui al correo a recoger “A little Bit Longer” que es el último álbum de los Jonas Brothers.
Me hubiera gustado ver la cara d Jane, ¿Qué puedo decir?... esa niña me ha robado el corazón, pero como se ha ido a casa de su papá no he tenido más remedio que dejárselo a Bree junto con el vídeo juego de Splint cell que le compré a Jake.
A la víspera de la partida de Santana mi corazón estaba divido en dos: por un lado estaba feliz porque creo haber encontrado el regalo perfecto para ella y por otro tenía el corazón encogido por su marcha a la mañana siguiente.
Pasamos todo el día juntas en nuestra burbuja de pasión dando rienda suelta a nuestros deseos donde hicimos el amor una y otra vez y cada una de ellas me besó con desesperación, como si tuviera miedo que fuera a desaparecer, mientras que yo trataba de sonreír y restarle importancia a pesar que por dentro me estaba muriendo, todo indicaba que esa separación le dolía tanto como a mí.
Esa noche aunque me lo pidió varias veces no me quedé a dormir con ella, para mí iba a ser muy doloroso verla marcharse al otro día por la mañana por lo que le pedí que me llevara a casa.
Al despedirnos en la puerta esa noche le pedí que no abriera mi regalo hasta la navidad.
Nos volvimos a despedir con un beso que espero le dure hasta su regreso.
En cuanto atravesé la puerta de mi cuarto me eché a llorar.
¡Dios cuánto la iba a extrañar!
La navidad llegó y como imaginé mi hermano pasó la nochebuena con su novia y aunque me invitó a pasarla con él, le dije que la pasaría en casa de Kitty pero no salí, más bien hice lo que he hecho desde que Santana se fue: arrastrar los pies, pasarme el día en pijama y ver el maratón de Anatomía de Grey y sexo en Nueva York, además de contar los días que faltan para verla.
Esa noche Santana me mandó un mensaje para darme las gracias por el libro que le regalé « El Arte de La Guerra » en cuanto lo vi supe que le encantaría y me alegré al saber que había acertado.
El treinta y un como cada nochevieja fui a ayudar a mi madrina en el bar.
No estaba muy partidaria para salir, ni de humor para ver gente pero hice el esfuerzo, me presenté y puse mi mejor cara.
Por lo menos esta vez no tendría que mentirle a mi hermano sobre por qué no podía acompañarlo a casa de su novia.
El bar como era de esperar estaba que no le cabía ni una mosca y cada cerveza que servía me recordaba a mi morena, a nuestro primer encuentro.
De vez en cuando miraba hacia la puerta esperando verla entrar en cualquier momento.
La extrañaba tanto que dolía y eso que hablábamos casi a diario.
En ese preciso instante me di cuenta de lo mucho que estaba enamorada de Santana.
De esa mujer que llegó sin previo aviso y sin permiso se metió en mi alma y corazón. Supe en ese momento que pasara lo que pasara, si ella no me elegía... me destruiría porque soy suya en cuerpo y alma.
Mientras estuve ayudando a madrina vi a Rachel pasar por el bar antes de irse con el marrano pero ni siquiera me miró.
Es la primera vez que deseé con todas mis fuerzas que a pesar de ser mi época favorita del año, las fiestas navideñas pasarán volando.
Esa noche le dije a mi madrina que no me sentía bien y que quería irme a casa temprano, aunque se lo encontró extraño no puso mucho reparo y me permitió irme.
Me sentí un poco egoísta pero no podía seguir en un lugar donde todo el mundo bebía y bailaba de lo más feliz mientras que yo sentía que me quebraba por dentro.
De manera que sin importarme el precio por ser víspera de año nuevo tomé el único taxi que logré conseguir para que me lleve a mi casa en Francia, en el camino antes de media noche y de que las comunicaciones estuvieran saturadas, le escribí a Santana diciéndole que la extrañaba y lo mucho que me gustaría que estuviera conmigo.
Al llegar a Hayange, mi barrio aún no había recibido repuesta de su parte, por lo que apenas llegué a mi casa tiré las llaves en la primera mesa que vi y me desplomé en la cama aún vestida pensando en lo mucho que había cambiado mi vida en los últimos cuatro meses.
Aún con los ojos cerrados escucho un ruido estridente, al principio creo que se trata de mi teléfono y le doy un manotazo para que deje de sonar hasta que vuelvo a escucharlo otra vez, ahora un poco más despierta me doy cuenta que se trata del timbre de la casa.
Sin mucho ánimos, resoplando y todavía vestida con la ropa de la noche anterior me dirijo a la puerta. Antes de contestar miro la hora en el iPhone.
¡Ocho y media de la mañana!
¡No me lo puedo creer!
¿Quién será el gracioso que visita un primer día del año a estas horas?
Descuelgo el telefónito de mala manera y casi gruño al preguntar:
—¿Quién es?
—Britt-Britt soy yo.
Mi corazón da un brinco tan grande que por un momento creo que me ha dado un paro y he dejado de respirar.
Tengo miedo de estar soñando por lo tanto me doy unas cuantas palmaditas en el rostro para despertarme del todo.
—Britt, ¿estás ahí?
—Sí—respondo deprisa y demasiado alto con miedo de que sea una visión y que vaya a desaparecer—, Ya te abro.
De pronto recuerdo que Mike podría estar en casa y me entra el pánico.
—Ya bajo yo—digo y luego reparo en mi ropa: maquillaje corrido, dientes sin lavar, pelo enmarañado... ¡un perfecto desastre!—, Dame quince minutos y estoy contigo.
No bien he colgado el telefonito y aún sin poder creer que ella esté aquí corro al baño, me quito la ropa en tiempo récord y sin medir la temperatura del agua me meto en la bañera.
¡Mierda!
Esta helada.
Diez minutos más tarde, bañada y rasurada corro a mi cuarto.
Me pongo lo primero que encuentro, me hago un moño alto, me pongo un poco de Labello de fresa y salgo disparada por la puerta.
Creo que he batido el récord Guinness de la persona que se ha preparado más rápido en el mundo.
Apenas salgo al jardín la distingo saliendo de su Sedán negro, corro hacia ella mientras que el cruza la calle y en medio del camino me le tiro encima y me cuelgo de su cuello, me abraza fuerte, hunde su nariz en mi cuello e inhala mi aroma al mismo tiempo que me eleva en el aire.
Sin poder creer que estoy otra vez entre sus brazos me impregno de nuevo de su olor, de su calor... vuelvo a estar otra vez en casa.
Nos la pasamos de reunión en reunión tratando de adelantar todos los pendientes y efectuar el cierre de varias cuentas antes de las fiestas.
Elaine no ha vuelto desde su última visita.
No entiendo el porqué y tampoco me he atrevido a preguntar, solo me limito a disfrutar al máximo todos nuestros encuentros y cada uno de los momentos que pasamos juntas.
No hemos hablado mucho de las vacaciones navideñas pero sé que el veinte y dos se va para Italia y no regresará hasta después de reyes. Solo de pensar que no la veré durante tantos días me entristece y me molesta mucho sobre todo porque sé que estará con Elaine.
No comprendo esa relación, esa mujer allá y Santana aquí.
Pienso y pienso y no le encuentro sentido.
De Rachel no he sabido nada.
El miércoles pasé por el bar a ver si me la encontraba por casualidad pero no estaba, le dejé dicho con mi madrina que me llamara y aún sigo esperando que lo haga.
El jueves llamé a Bree para pedirle permiso para llevar a Jane al Mall. Pensé que durante la conversación saldría de nuevo el tema de Elaine pero no me lo mencionó en absoluto.
Creo que Santana alcanzó a escuchar nuestra conversación y quizás la haya prevenido aunque puede que esté desvariando.
El viernes fui a recoger a Jane a la salida de su escuela y pasamos la tarde juntas.
No solo fuimos de compras sino que la llevé a la Place Guillaume II aprovechando que ya estaba instalada la pista de patinaje sobre hielo en esta temporada.
Nos la pasamos en grande patinando, bueno ella patinó, yo más bien pase más tiempo en el suelo que sobre los patines. Creo que tendré moretones durante días.
También fuimos a ver a Saint Nicolás y me divertí muchísimo observando cómo la pequeña disfrutaba, viendo la cantidad de dulces que ingirió no creo que Bree me la deje otra vez.
Jane es una niña encantadora y muy inteligente a la que le encanta hablar.
¡Vaya que habló!
Gracias a sus confidencias me enteré que Elaine es muy rica y que pertenece a una de las mejores familias de Italia.
También me enteré según sus propias palabras que “no le gustan los niños” y que cuando viene a la ciudad se queda a dormir en un hotel, aunque esa última parte ya la sabía.
El lunes en la mañana teníamos una reunión en Bélgica con un potencial cliente que tiene la intención de invertir en un proyecto inmobiliario en la Florida.
Santana me propuso viajar el sábado por la tarde y pasar el fin de semana allá antes de reunirnos con el cliente.
Fueron dos días maravillosos, poder pasear agarradas de la mano por las calles de Bruselas como cualquier pareja sin tener que escondernos fue simplemente hermoso.
Es increíble la cantidad de sexo que se puede tener cuando pasas las veinte y cuatro horas del día con tu pareja.
Pareciera que nunca se cansa.
Así que tras el maratón aún estaba exhausta al llegar a la ciudad el lunes por la tarde.
Estamos a mitad de diciembre y como cada vez que llega esta época del año me encanta salir a pesar del frío.
La decoración de navidad se instala un poco por todas partes en el país, las calles se iluminan, los enormes arbolitos de pino natural ocupan todas las plazas al igual que los mercados de navidad.
Cada año durante el mes de diciembre el aroma del pan de jengibre, de crepe y buñuelos inundan la place d’Arme. La cual se transforma en un encantador mercado navideño, se puede encontrar en cada uno de los chalets ideas para regalos, animaciones, degustaciones culinarias entre otras cosas, creando un magnífico ambiente medieval de fiestas.
Hacia ahí arrastré a Kitty el jueves por la tarde al salir del trabajo en busca de regalos.
Entre tienda y tienda pude conseguir un obsequio para casi todos menos para Santana, para ella quería algo especial.
Los días siguen pasando y cada vez faltará menos para su partida.
Mientras todo el mundo está haciendo planes para la nochebuena, a mí se me está formando un nudo en el estómago que no me deja comer nada.
Kitty como de costumbre irá a casa de su familia, Emily estará con Hanna y sus padres.
Yo normalmente suelo pasar esa fecha con mi mamá y mi hermano pero en vista que ella no está, lo más seguro es que Mike la pasé con Tina por lo que aún no tengo ni idea de lo que haré.
Si las cosas con Rachel no estuvieran como están, estoy casi segura que la pasaría en casa de mi madrina con ella y sus hermanos pero nada que mejoran y ella sigue sin hablar conmigo.
Normalmente la nieve suele caer siempre a finales de mes pero este año hemos sido premiados y las calles se han teñido de un hermoso blanco antes de lo previsto y bajo una cantidad considerable de nieve fui al correo a recoger “A little Bit Longer” que es el último álbum de los Jonas Brothers.
Me hubiera gustado ver la cara d Jane, ¿Qué puedo decir?... esa niña me ha robado el corazón, pero como se ha ido a casa de su papá no he tenido más remedio que dejárselo a Bree junto con el vídeo juego de Splint cell que le compré a Jake.
A la víspera de la partida de Santana mi corazón estaba divido en dos: por un lado estaba feliz porque creo haber encontrado el regalo perfecto para ella y por otro tenía el corazón encogido por su marcha a la mañana siguiente.
Pasamos todo el día juntas en nuestra burbuja de pasión dando rienda suelta a nuestros deseos donde hicimos el amor una y otra vez y cada una de ellas me besó con desesperación, como si tuviera miedo que fuera a desaparecer, mientras que yo trataba de sonreír y restarle importancia a pesar que por dentro me estaba muriendo, todo indicaba que esa separación le dolía tanto como a mí.
Esa noche aunque me lo pidió varias veces no me quedé a dormir con ella, para mí iba a ser muy doloroso verla marcharse al otro día por la mañana por lo que le pedí que me llevara a casa.
Al despedirnos en la puerta esa noche le pedí que no abriera mi regalo hasta la navidad.
Nos volvimos a despedir con un beso que espero le dure hasta su regreso.
En cuanto atravesé la puerta de mi cuarto me eché a llorar.
¡Dios cuánto la iba a extrañar!
La navidad llegó y como imaginé mi hermano pasó la nochebuena con su novia y aunque me invitó a pasarla con él, le dije que la pasaría en casa de Kitty pero no salí, más bien hice lo que he hecho desde que Santana se fue: arrastrar los pies, pasarme el día en pijama y ver el maratón de Anatomía de Grey y sexo en Nueva York, además de contar los días que faltan para verla.
Esa noche Santana me mandó un mensaje para darme las gracias por el libro que le regalé « El Arte de La Guerra » en cuanto lo vi supe que le encantaría y me alegré al saber que había acertado.
El treinta y un como cada nochevieja fui a ayudar a mi madrina en el bar.
No estaba muy partidaria para salir, ni de humor para ver gente pero hice el esfuerzo, me presenté y puse mi mejor cara.
Por lo menos esta vez no tendría que mentirle a mi hermano sobre por qué no podía acompañarlo a casa de su novia.
El bar como era de esperar estaba que no le cabía ni una mosca y cada cerveza que servía me recordaba a mi morena, a nuestro primer encuentro.
De vez en cuando miraba hacia la puerta esperando verla entrar en cualquier momento.
La extrañaba tanto que dolía y eso que hablábamos casi a diario.
En ese preciso instante me di cuenta de lo mucho que estaba enamorada de Santana.
De esa mujer que llegó sin previo aviso y sin permiso se metió en mi alma y corazón. Supe en ese momento que pasara lo que pasara, si ella no me elegía... me destruiría porque soy suya en cuerpo y alma.
Mientras estuve ayudando a madrina vi a Rachel pasar por el bar antes de irse con el marrano pero ni siquiera me miró.
Es la primera vez que deseé con todas mis fuerzas que a pesar de ser mi época favorita del año, las fiestas navideñas pasarán volando.
Esa noche le dije a mi madrina que no me sentía bien y que quería irme a casa temprano, aunque se lo encontró extraño no puso mucho reparo y me permitió irme.
Me sentí un poco egoísta pero no podía seguir en un lugar donde todo el mundo bebía y bailaba de lo más feliz mientras que yo sentía que me quebraba por dentro.
De manera que sin importarme el precio por ser víspera de año nuevo tomé el único taxi que logré conseguir para que me lleve a mi casa en Francia, en el camino antes de media noche y de que las comunicaciones estuvieran saturadas, le escribí a Santana diciéndole que la extrañaba y lo mucho que me gustaría que estuviera conmigo.
Al llegar a Hayange, mi barrio aún no había recibido repuesta de su parte, por lo que apenas llegué a mi casa tiré las llaves en la primera mesa que vi y me desplomé en la cama aún vestida pensando en lo mucho que había cambiado mi vida en los últimos cuatro meses.
Aún con los ojos cerrados escucho un ruido estridente, al principio creo que se trata de mi teléfono y le doy un manotazo para que deje de sonar hasta que vuelvo a escucharlo otra vez, ahora un poco más despierta me doy cuenta que se trata del timbre de la casa.
Sin mucho ánimos, resoplando y todavía vestida con la ropa de la noche anterior me dirijo a la puerta. Antes de contestar miro la hora en el iPhone.
¡Ocho y media de la mañana!
¡No me lo puedo creer!
¿Quién será el gracioso que visita un primer día del año a estas horas?
Descuelgo el telefónito de mala manera y casi gruño al preguntar:
—¿Quién es?
—Britt-Britt soy yo.
Mi corazón da un brinco tan grande que por un momento creo que me ha dado un paro y he dejado de respirar.
Tengo miedo de estar soñando por lo tanto me doy unas cuantas palmaditas en el rostro para despertarme del todo.
—Britt, ¿estás ahí?
—Sí—respondo deprisa y demasiado alto con miedo de que sea una visión y que vaya a desaparecer—, Ya te abro.
De pronto recuerdo que Mike podría estar en casa y me entra el pánico.
—Ya bajo yo—digo y luego reparo en mi ropa: maquillaje corrido, dientes sin lavar, pelo enmarañado... ¡un perfecto desastre!—, Dame quince minutos y estoy contigo.
No bien he colgado el telefonito y aún sin poder creer que ella esté aquí corro al baño, me quito la ropa en tiempo récord y sin medir la temperatura del agua me meto en la bañera.
¡Mierda!
Esta helada.
Diez minutos más tarde, bañada y rasurada corro a mi cuarto.
Me pongo lo primero que encuentro, me hago un moño alto, me pongo un poco de Labello de fresa y salgo disparada por la puerta.
Creo que he batido el récord Guinness de la persona que se ha preparado más rápido en el mundo.
Apenas salgo al jardín la distingo saliendo de su Sedán negro, corro hacia ella mientras que el cruza la calle y en medio del camino me le tiro encima y me cuelgo de su cuello, me abraza fuerte, hunde su nariz en mi cuello e inhala mi aroma al mismo tiempo que me eleva en el aire.
Sin poder creer que estoy otra vez entre sus brazos me impregno de nuevo de su olor, de su calor... vuelvo a estar otra vez en casa.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
hola morra,..
DE TES TOOOOOOO!!!! la pequeño duende de jardin,...
jajajaja,.. britt ya tiene el segundo asalto ganado,.. con jack gana la partida por completo jajaja
si que le costo a britt pasar los dias sin san,..
nos vemos!!!
DE TES TOOOOOOO!!!! la pequeño duende de jardin,...
jajajaja,.. britt ya tiene el segundo asalto ganado,.. con jack gana la partida por completo jajaja
si que le costo a britt pasar los dias sin san,..
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
rachel es una perra!!!!! en fin.... que bueno que san vino antes!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
Que feo pasar las fechas así, pero lo bueno es que San ya regreso ... Y Rach sigue de tonta pero en fin
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,..
DE TES TOOOOOOO!!!! la pequeño duende de jardin,...
jajajaja,.. britt ya tiene el segundo asalto ganado,.. con jack gana la partida por completo jajaja
si que le costo a britt pasar los dias sin san,..
nos vemos!!!
Hola lu, jajajajajaajajaja xD jajaaj, pero no es momento de risas... yo tmbn ¬¬ SI! y como no¿? jajajajaja, y si q lo hizo y como no caer con esa rubia¿? jajajajaja. Ufff y como no¿? xD jajajaajaj. Saludos =D
micky morales escribió:rachel es una perra!!!!! en fin.... que bueno que san vino antes!!!!!
Hola, si que lo es ¬¬ y x eso encuentro q se parece a al de glee xD jajajajaaj. SI! si son tan lindas! ajajajaj. Saludos =D
JVM escribió:Que feo pasar las fechas así, pero lo bueno es que San ya regreso ... Y Rach sigue de tonta pero en fin
Hola, si =( SI!!!! y es lo mejor y el mejor regalo! ajajajaja. ¬¬ si q lo es ¬¬ Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: De Mis Sueños I (Adaptada) Cap 22
Capitulo 22
—¿Qué haces aquí?—le pregunto todavía sosteniéndome de su cuello y aún sin poder creer que esté aquí.
Santana se separa un poco de mí y toma mi rostro entre sus manos.
—Bueno, tu último mensaje decía lo mucho que te gustaría que estuviera contigo y como no había otro lugar en el mundo donde quería estar que no fuera a tu lado, me monté en el carro y aquí estoy.
—¿Condujiste desde Italia solo para venir a verme?—pregunto con un ligero temblor en la voz.
—No había vuelo disponible...
Sin esperar a que termine, atrapo su boca con la mía y me envuelvo en la calidez de sus labios que a pesar del frío siguen manteniendo su temperatura.
La beso lento, con ternura, tomándome el tiempo de saborear este instante sin importarme que mi hermano u otra persona pueda vernos.
En este beso trato de decirle sin palabras cuanto la quiero y lo mucho que la he extrañado.
Al romper el beso me mira con dulzura y le devuelvo la mirada con todo el amor que soy capaz.
Esta mujer supera todas mis expectativas.
—Yo también te extrañé—dice rosándome los labios con su dedo pulgar antes de volver a besarme con más intensidad esta vez. Se separa de mí mordiéndome ligeramente el labio inferior.
La adoro.
La quiero.
—¿Cómo te sientes?
—Bien.
Su gesto se tuerce.
—¿Segura?
—Sí, ¿por qué lo dudas?
—Antes de venir aquí pasé por el bar de tu madrina y ella me dijo que te sentías mal y que por eso te habías marchado más temprano a casa.
La miro extrañada.
Es increíble lo bien que me conoce. Ni siquiera le dije que estaría donde mi madrina.
—Ahora estoy bien.
—No lo sé—dice mientras me estudia detenidamente—Te veo cansada y creo que un poco más delgada.
—Por favor no seas exagerada. Además llevo abrigo así que no entiendo cómo puedes saber si estoy más flaca.
—Britt-Britt conozco cada parte de tu cuerpo tan bien que no necesito verte desnuda para saber si has perdido peso, aunque puede que más tarde cuando te tenga desnuda entre mis brazos haga una inspección más exhaustiva.
Le dedico una sonrisa traviesa, impaciente que llegue ese momento
—¿Qué te parece si te invito a comer?
—Querrás decir a desayunar—digo mientras me toma de la mano y se gira en dirección de la calle.
—Creo que cuando lleguemos a nuestro destino ya será la hora del almuerzo.
—¿A dónde vamos?—pregunto al cruzar la calle.
—Ya verás.
Cuando llegamos al vehículo me abre la puerta del copiloto. Me acomodo en el asiento mientras ella rodea el carro para luego sentarse en la parte del conductor.
La miro ansiosa.
Me muero de ganas por saber dónde me va a llevar.
Enciende el GPS y me mira con aire travieso. En el momento que va a introducir la dirección en el navegador, detiene los dedos, me mira y sonríe, ella sabe que estoy impaciente pero se toma su tiempo.
Niego con la cabeza mientras me río como una tonta.
Me encanta cuando se pone en plan juguetón.
Termina de colocar la dirección de nuestro destino y la miro con las cejas levantadas.
—¡París!
El asiente y yo me emociono como siempre con cada una de sus locuras.
—A lo mejor no es el lugar idóneo para ti pero quería hacer algo especial hoy y ya que estamos en Francia…
—Estás jugando, ¿verdad? Me encanta la idea. Solo he ido a París dos veces.
Me mira sorprendido mientras intenta salir de Hayange para tomar la D57.
—No puedo creer que solo hayas estado dos veces en la capital.
—Oye pero París no me queda a la vuelta de la esquina. vivo a casi cuatro horas de ahí por lo que prefiero ciudades que me quedan más cerca. Además, las dos veces que estuve fue un caos: el gentío, las tiendas todas full, veinte minutos en una fila para pagar un artículo, de acuerdo estábamos en temporada de soldes pero aún así—me quejo mientras me acomodo mejor en el asiento y disfruto del calorcito de la calefacción—, Y no olvidemos el tráfico que es horrible, creo que de todas las megalópolis que conozco la única que hasta ahora tolero es Nueva York.
—¿Siempre has gozado de un buen estatus económico?—me pregunta con el gesto torcido mientras continuamos por la D139 sin quitar la vista de la carretera.
—Bueno mi familia no es rica pero tampoco me puedo quejar. Mis padres eran comerciantes y se supieron a administrar pero a pesar de ser la niña consentida de la casa me dieron valores y me enseñaron que el dinero no crece en los árboles. Cuando quería algo tenía que ganármelo. También me enseñaron que el trabajo te hace honrado por lo que en verano trabajaba en tiendas y en restaurantes como mesera para pagarme mis vacaciones.
Se queda callada unos segundos mientras estudia mi respuesta. Parece preocupada. Abre la boca para decir algo, luego se lo piensa mejor y se queda callada.
El ambiente en el carro ha cambiado y no sé por qué.
—Si quieres pararte a comprar algo o echar gasolina, entrando a Briey hay una estación.
Respira hondo.
De pronto se ve agobiado y yo comienzo a preocuparme.
—¿Te preocuparía mucho si tuvieras que renunciar a la vida que llevas?—me pregunta ignorando mi sugerencia.
La miro pero ella sigue con la vista en la carretera.
—A ver San como a todo el mundo me gusta las cosas buenas, me gusta viajar cada vez que puedo, me gusta salir de compras o ir a un buen restaurante sin tener que preocuparme por la cantidad de dinero que queda en la cuenta pero la vida no es solo eso, valoro las cosas que tengo y las personas a mi alrededor por lo que son, no por lo que tengan. Nunca antepondría mi estatus económico antes que mi familia o de las personas que amo—según le voy explicando su rostro se va iluminando.
Su pregunta me queda dando vueltas en la cabeza y me preocupa.
¿Será que piensa que puedo estar con ella por su dinero?
Nunca hemos hablado sobre su situación económica pero por lo poco que he visto: su educación, buenos modales, sus estudios, la forma en la que viste, todo indica que su familia mantiene un alto nivel económico.
¡Mierda!
Ahora no sólo estoy preocupada sino que estoy cabreada.
Cuando entramos en la N103/D613 en dirección de París -Metz pierdo la vista en el paisaje y pienso en esta última ciudad en la que estudié y donde tengo tantos buenos recuerdos.
—Lo siento no quise incomodarte.
—No lo has hecho—respondo en un tono seco sin ni siquiera mirarla.
—Brittany.
Me llama pero no respondo ni tampoco la miro.
—Britt-Britt no quise ofenderte.
Su tono es suave pero no me importa, sigo molesta.
—Bueno te cuento que lo has hecho. Si tienes algo que preguntarme te pido que lo hagas directamente, ¿acaso piensas que soy una persona interesada?
—¡Claro que no!—replica rápidamente—Solo te pregunté eso porque estoy preocupada por algunas cosas.
Esta última frase hace que deje de mirar por la ventana y le preste toda mi atención.
—¿Qué tipo de cosas? Habla conmigo, a lo mejor pueda ayudarte.
Abre la boca, luego la cierra, frunce el ceño y se queda pensando. Parece que se debate si contarme o no la verdad. Pero como pasa siempre con Santana al final vuelve abrir la boca para decir:
—No te preocupes que no tienen nada que ver contigo, son cosas que estoy intentando resolver.
Esta mujer a veces puede llegar ser exasperante.
Habla tanto como un padre después de salir del confesionario. A veces me dan ganas de agarrarla a palos para que me diga por fin las cosas.
Respiro hondo.
No quiero empezar el primer día del año discutiendo, de manera que doy este tema por perdido.
—¿A tu hermano no le va importar que te ausentes uno o dos días?—me pregunta al cabo de un rato.
—No, más tarde le enviaré un mensaje. No me dijiste que nos quedaríamos a dormir.
—Cariño he conducido toda la noche. Pensé que podríamos quedarnos uno o dos días ahí y comportarnos como esos turistas locos que vienen en busca de emociones nuevas bajo el cielo parisino. Y por la ropa no te preocupes ya veremos si encontramos lo que necesitamos una vez ahí.
—Está bien—digo en un tono más conciliador tratando de recuperar la atmósfera que teníamos al principio.
—Sabes que aún no he tenido el placer de conocer a tu hermano.
La miro y descubro que tiene razón.
En los cuatro meses que nos conocemos nunca han coincidido, lo cual es lógico ya que Mike trabaja en una agencia de seguridad privada y a veces le toca los turnos de noche por lo que duerme en el día y el poco tiempo que le queda lo pasa con su novia.
—¿Cómo es tu relación con él?—me pregunta en un tono más alegre.
—Bueno a pesar de que es cuatro años mayor que yo, nos llevamos de maravilla. El cuida de mí y yo espanto a todas las brujas que le andan rondando y quieran aprovecharse de su generosidad.
Santana se ríe.
—Estás bromeando.
—No, para nada. Soy capaz de agarrarlas a escobazo si es necesario.
Al ver la seriedad con la que digo esas palabras, ella vuelve a reír más fuerte esta vez.
—En serio—digo contagiándome de su risa.
Me encanta verla tan relajada.
Con sus vaqueros y sus zapatillas parece más a una chica normal que a una ejecutiva de alto nivel.
—Me alegra mucho saber que se llevan tan bien.
—Sí, es igual que tú con Bree.
—Tienes razón no hay nada que no haría por mi hermana.
Recuerdo algo que me contó Bree sobre su papá. No me gusta ser entrometida pero es la única forma de saber más cosas sobre ella.
—¿Y tienes la misma relación con tus padres que con Bree?
—Claro, adoro a mi mamá.
Espero que continúe y agregue algo sobre su papá pero no dice nada más. Lo pienso durante unos segundos y decido echarme al agua.
—¿Y tu papá?
De pronto su cuerpo se pone en tensión, aprieta el volante y me mira por el rabillo del ojo.
—Mi papá es un hombre de mucho carácter. Es una persona difícil de complacer.
Hace una pausa.
Otra vez vuelvo a esperar que continúe pero no lo hace. Definitivamente tendré que sacarle las cosas con cucharitas.
—Bree me dijo que se fue a vivir con tus abuelos maternos porque tu papá quería imponerle su voluntad.
—Digamos que Bree encontró una vía de escape.
De pronto parece perdida en sus pensamientos. No debe ser nada bueno porque arruga la frente.
Creo que nuevamente se va a quedar callado hasta que añade con el rostro serio:
—Yo todavía sigo buscando la mía.
Para mí la familia es muy importante por lo que me entristece saber que no tiene una buena relación con su papá. Pero más me entristece saber que no confía lo suficiente en mí para contarme las cosas.
Tomamos la A4 cada uno perdido en sus pensamientos.
Ahora que estoy segura de mis sentimientos hacia ella necesito conocer más cosas sobre su vida para poder saber hacia dónde va lo nuestro.
Al llegar a la ciudad de Reims hemos recorrido casi 180 kilómetros o sea la mitad del camino, por lo que decidimos hacer una parada en el supermercado E.Leclerc de Champfleury.
Santana aprovecha y echa gasolina.
Luego comemos algo o más bien ella come algo, porque por más que me insiste en que coma aunque sea un croissant yo solo me tomo un chocolate caliente.
Media hora después seguimos nuestro camino.
Como ya lleva muchas horas sin dormir encima y para no dañar nuestra pequeña escapada decido dejar el interrogatorio por el momento.
En el camino mientras hablamos, le digo a Santana que como es año nuevo es mejor llamar a varios hoteles para reservar una habitación desde ahora y así evitarnos estar dando vueltas una vez hayamos llegado.
Como era de esperar todo los hoteles están full.
Una hora más tarde y después de varias llamadas logramos conseguir la única habitación que tenían disponible en el Pullman París Torre Eiffel: una suite con vista al ícono parisino.
Quedé horrorizada con el precio pero Santana a pesar de mis quejas insistió en que la tomáramos.
Al llegar al hotel de cinco estrellas situado en el decimoquinto distrito de la capital, nos recibe un valet parking que se ocupa de aparcar el carro en uno de los estacionamientos del hotel.
En la recepción nos atiende una muchacha muy simpática que nos explica los servicios del hotel: los gratuitos y los que son de pagos, entre ellos un tour por París.
Lo rechazo inmediatamente porque prefiero la intimidad que nos ofrece recorrer la ciudad solo nosotras dos.
Santana deja su tarjeta Platinum en garantía y nos entregan la llave.
Como me imagino que debe estar cansada después de tirarse tantas horas manejando, le propongo subir a la habitación y descansar un poco pero ella se niega alegando que me prometió un día romántico en París en año nuevo y que si lo dejamos para el día siguiente ya no será el primer día del año por lo que no tendrá el mismo significado.
Sin perder más tiempo salimos a las calles de París tomadas de la mano.
Lo primero que fuimos a visitar ya que se encontraba tan solo a cinco minutos a pie del hotel fue la torre Eiffel, pero había una fila que creo ni de aquí a mañana lograríamos subir por lo que descartamos la idea.
Propongo visitar la torre Montparnasse. Está situada en el quinto distrito a una altura de 200 metros y tiene una vista panorámica de trescientos sesenta grados sobre la capital.
Así que nos dirigimos a la estación de metro Bir Hakeim que está cerca del hotel. Por suerte hay uno cada tres minutos por lo que no tenemos que esperar mucho.
Cuando llegamos a la torre veinte minutos más tarde, parece que todos los turistas hemos tenido la misma idea porque se repite la historia.
Santana comienza a perder la paciencia.
Después de dar una vuelta por los Campos Elíseos en el octavo distrito decidimos regresar al hotel.
En el trayecto de regreso en metro Santana está seria y casi no habla. Me le acerco, agarro la solapa de su chaqueta y le pregunto:
—¿Qué te pasa?
—Esta no era la idea que tenía de un día romántico en París contigo—suspira totalmente desanimada.
Esbozo una sonrisa.
Me encanta esta mujer.
Es que me la comería.
—Amor, pienso que sobre evalúas el término romántico—digo rodeando mis manos en su cuello.
—¿Qué dijiste? —pregunta con un brillo en los ojos
¡Mierda!
Yo y mi bocota.
Siempre estoy de fresca pero ni siquiera lo pensé, me salió de forma natural.
—Que pienso que sobre evalúas el ter...
—Antes de eso—insiste con esa sonrisita traviesa que tanto me vuelve loca.
Yo giro la cabeza y trato de enfocar la vista en cualquier parte que no sea ella. Santana toma mi barbilla con su mano y hace que la mire a los ojos.
—No te avergüences, me encanta como suena esa palabra en tus labios y sobre todo si está dirigida a mí.
Me muerdo el labio inferior para evitar que una sonrisa tonta se escape de mis labios.
Santana busca mis labios. Un beso casto pero lleno de significado.
Cuando bajamos del metro, entre besos y mimos, a solo una cuadra del hotel visualizo un puesto de Veli’b. Está tan cerca del hotel que me parece casi imposible no haberlo visto antes.
Sin pensarlo arrastro a Santana hacia el local donde alquilamos dos bicicletas.
Pasamos las siguientes dos horas recorriendo las calles de París y lo largo del Sena.
Fue sencillamente... ¡espectacular!
Eso sí fue romántico aunque con Santana me encontraría romántico estar hasta debajo de un puente.
En cuanto cruzamos las puertas del hotel Santana insiste en que debo comer, a pesar de que sigo sin tener hambre soy consciente que debo hacerle caso por lo que comemos algo rápido.
Apenas entramos en nuestro cuarto Santana tira de mí hacia ella, me pega contra la puerta y devora mis labios con ansias.
—Desde que te vi esta mañana me muero por estar unida a ti—dice con los ojos encendidos por el deseo—, Ya no aguanto más necesito hacerte mía.
Su urgencia es también la mía.
Su beso me ha encendido la piel y solo quiero que ponga en práctica sus palabras.
Vuelve a poseer mi boca más salvaje mientras restriega sus caderas contra mí, yo me retuerzo y gimo bajo su contacto.
Mi piel anhela sus caricias, su tacto.
—Yo también te extrañaba—digo separándome un poco de ella al mismo tiempo que tiro de su chaqueta pera quitársela.
Ella aprovecha para deslizar sus manos bajo mi blusa y me la saca por la cabeza.
Nos volvemos a besar con pasión.
Llevo mis manos a su pelo y profundizo el beso saboreando la mezcla de vino rojo y de coñac en su lengua.
Poco a poco bajo mis manos hasta su espalda y se la acaricio. Santana me estrecha aún más contra ella sin dejar ningún espacio entre nosotras.
Mis pezones ya erectos rozan mi sostén de encaje rojo pasión encendiendo aún más mi cuerpo.
Retrocedemos sin dejar de besarnos hasta la cama donde me deja caer. Santana se detiene y me dedica una intensa mirada.
Mi sexo se contrae ante la anticipación del hambre voraz que veo en sus ojos.
Se saca su polera… ¡y va sin sujetador!
Sin quitar sus hermosos ojos de mí. El movimiento me parece de lo más sexy.
Mi pecho sube y baja mientras pierdo la vista en sus muy erectos pezones y quiero chuparlos, pero sigo bajando mi mirada que se pierde donde inician sus vaqueros.
El único sonido que se escucha en la instancia es la respiración agitada de ambas.
Santana se quita sus zapatillas y las arroja en algún lugar de la habitación, luego desabrocha la correa y yo estoy completamente extasiada.
Pensé que con el tiempo la intensidad de lo que me hace sentir disminuiría, pero no.
Todo lo contrario.
Cada vez que estamos juntas las sensaciones crecen: me excita, me provoca comérmela entero, me hace temblar de deseo.
Cuando se queda gloriosamente desnuda ante mí, camina con pasos seguros hasta la cama, diciéndome con la mirada que voy a morir de placer.
Santana se inclina sobre mí para besarme pero me siento juguetona esta noche, de manera que la empujo para que quede tumbada sobre la cama.
Me levanto y con pasos sensuales camino hasta el sillón más cercano de la suite y subo un pie en él.
Me giro lentamente y le lanzo una mirada seductora y sus labios se curvan hacia arriba, dibujando una sonrisa pícara ante mi atrevimiento.
Bajo lentamente el zipper de mi bota sin tacón, una vez cumplida la tarea hago lo mismo con la otra.
Me coloco de espalda a ella, balanceando suavemente de izquierda hacia derecha mis caderas empiezo a desabrocharme los pantalones.
Con el cuerpo en llamas por el deseo me lo bajo poco a poco.
Me giro hacia Santana y tiro los Levi’s que caen al pie de la cama cerca de ella. Veo el reflejo de mi deseo en su mirada y me siento atrevida, sexy.
Me gusta saber que me desea y que me mire de esa forma como si yo fuera el centro de su mundo.
Me llevo las manos a la espalda buscando el cierre de mi sujetador. Una vez lo desabrochado deslizo primero el tirante izquierdo y sus pupilas se dilatan.
Le gusta lo que ve y a mí me excita que le guste.
Deslizo el otro tirante hasta que el sostén cae al suelo. Santana se desespera, se levanta de la cama y viene en mi búsqueda.
—Dame el placer de ser yo quien te arranque las bragas—dice en un tono ronco poseído completamente por la lujuria.
Mis muslos se tensan y yo me muerdo el labio inferior.
Mi gesto hace que sus ojos se desplacen a mi boca. Me besa con frenesí hasta dejarme sin aliento. Le rodeo los hombros con mis brazos para acercarlo más a mí.
Santana lleva una mano a mi cabello y tira ligeramente de él mientras me sigue besando con una desesperación única como si quisiera tragarse hasta mi último aliento al mismo tiempo que con la otra mano me arrancas las bragas y la prenda cae al piso hecha añicos.
—Joder Britt-Britt no aguanto más, si no te tengo pronto voy a explotar.
¿Qué decir?
Yo estoy igual.
—Tómame—suplico jadeando cerca de sus labios.
Me rodea la cintura con un brazo y lleva el otro a la parte baja de mi muslo y me levanta en el aire y yo la rodeo con mis piernas. Conmigo en brazos camina hasta la orilla de la cama y se sienta en ella.
Con movimientos ajiles nos acomoda de forma que nuestros sexos tengan el roce perfecto.
—¡Putain!—grito al momento que arqueo la espalda, le clavo las uñas y le acerco un seno a su rostro.
Santana se lleva el pecho a la boca y chupa con fuerza el pezón.
Gimo.
Jadeo.
Me da calor... es glorioso.
Le devoro los labios y con bajando una mano busco su húmedo sexo y la penetro. Santana hace los mismo y yo me dejo llevar por el placer.
Entramos y salimos de la una de la otra un ritmo frenético.
El momento es tan intenso que no voy a durar mucho.
Siento cómo crece rápidamente un orgasmo que se anuncia devastador. Me aferro con más fuerzas a sus hombros.
La intensidad de los sentimientos que tengo hacia ella intensifican todas las emociones que me provoca, tanto, que me siento tentada a decirle en este momento cuanto la amo.
Santana toca mi clítoris y me deshago en mil pedacitos mientras las palabras luchan por salir de mi boca, así que estampo mis labios sobre los suyos y saboreo la calidez de su lengua.
Por un momento podría jurar que estoy en el mismo cielo.
Para que Santana siento lo mismo que yo también le masajeo el clítoris con mi pulgar y me sigue perdiéndose en mí.
Poco a poco la temperatura va bajando y el beso va perdiendo intensidad para convertirse en más suave.
Santana se desploma en el colchón, arrastrándome con ella. Sin fuerzas, extasiada caigo sobre su pecho.
No sé cuánto tiempo permanecemos así abrazados hasta que el cansancio me vence y me quedo dormida.
En la madrugada me despierto y me sorprendo al encontrar la cama vacía.
Busco a Santana por la habitación y no tardo mucho en dar con ella. Está en el balcón observando la vista envuelto en un albornoz de algodón blanco.
¡Vaya que vista!
Y no lo digo por la torre Eiffel totalmente iluminada que se puede apreciar desde nuestro cuarto.
Si no por ella.
Nunca me cansaré de contemplarla.
Me levanto envuelta en las sábanas blancas y me pongo su chaqueta que es lo primero que pillo.
—¿Qué haces despierta a estas horas?—le pregunto al entrar en el balcón.
—Britt-Britt, ¿qué haces aquí afuera vestida así? Vas a coger frío—replica en un tono suave y preocupado mientras me envuelve entre sus brazos y trata de que regrese a la habitación.
—No, espera. Quiero apreciar la vista de París de noche.
—Está bien pero solo un rato, no quiero que te enfermes—dice y luego me da un beso en la coronilla.
Nos quedamos abrazadas en total silencio observando la torre Eiffel con París a nuestros pies.
No tengo palabras para describir este momento a parte de... mágico.
No creo que nada pueda superarlo.
Al cabo de un rato Santana me conduce de vuelta al dormitorio donde volvemos a hacer el amor hasta el amanecer.
Santana se separa un poco de mí y toma mi rostro entre sus manos.
—Bueno, tu último mensaje decía lo mucho que te gustaría que estuviera contigo y como no había otro lugar en el mundo donde quería estar que no fuera a tu lado, me monté en el carro y aquí estoy.
—¿Condujiste desde Italia solo para venir a verme?—pregunto con un ligero temblor en la voz.
—No había vuelo disponible...
Sin esperar a que termine, atrapo su boca con la mía y me envuelvo en la calidez de sus labios que a pesar del frío siguen manteniendo su temperatura.
La beso lento, con ternura, tomándome el tiempo de saborear este instante sin importarme que mi hermano u otra persona pueda vernos.
En este beso trato de decirle sin palabras cuanto la quiero y lo mucho que la he extrañado.
Al romper el beso me mira con dulzura y le devuelvo la mirada con todo el amor que soy capaz.
Esta mujer supera todas mis expectativas.
—Yo también te extrañé—dice rosándome los labios con su dedo pulgar antes de volver a besarme con más intensidad esta vez. Se separa de mí mordiéndome ligeramente el labio inferior.
La adoro.
La quiero.
—¿Cómo te sientes?
—Bien.
Su gesto se tuerce.
—¿Segura?
—Sí, ¿por qué lo dudas?
—Antes de venir aquí pasé por el bar de tu madrina y ella me dijo que te sentías mal y que por eso te habías marchado más temprano a casa.
La miro extrañada.
Es increíble lo bien que me conoce. Ni siquiera le dije que estaría donde mi madrina.
—Ahora estoy bien.
—No lo sé—dice mientras me estudia detenidamente—Te veo cansada y creo que un poco más delgada.
—Por favor no seas exagerada. Además llevo abrigo así que no entiendo cómo puedes saber si estoy más flaca.
—Britt-Britt conozco cada parte de tu cuerpo tan bien que no necesito verte desnuda para saber si has perdido peso, aunque puede que más tarde cuando te tenga desnuda entre mis brazos haga una inspección más exhaustiva.
Le dedico una sonrisa traviesa, impaciente que llegue ese momento
—¿Qué te parece si te invito a comer?
—Querrás decir a desayunar—digo mientras me toma de la mano y se gira en dirección de la calle.
—Creo que cuando lleguemos a nuestro destino ya será la hora del almuerzo.
—¿A dónde vamos?—pregunto al cruzar la calle.
—Ya verás.
Cuando llegamos al vehículo me abre la puerta del copiloto. Me acomodo en el asiento mientras ella rodea el carro para luego sentarse en la parte del conductor.
La miro ansiosa.
Me muero de ganas por saber dónde me va a llevar.
Enciende el GPS y me mira con aire travieso. En el momento que va a introducir la dirección en el navegador, detiene los dedos, me mira y sonríe, ella sabe que estoy impaciente pero se toma su tiempo.
Niego con la cabeza mientras me río como una tonta.
Me encanta cuando se pone en plan juguetón.
Termina de colocar la dirección de nuestro destino y la miro con las cejas levantadas.
—¡París!
El asiente y yo me emociono como siempre con cada una de sus locuras.
—A lo mejor no es el lugar idóneo para ti pero quería hacer algo especial hoy y ya que estamos en Francia…
—Estás jugando, ¿verdad? Me encanta la idea. Solo he ido a París dos veces.
Me mira sorprendido mientras intenta salir de Hayange para tomar la D57.
—No puedo creer que solo hayas estado dos veces en la capital.
—Oye pero París no me queda a la vuelta de la esquina. vivo a casi cuatro horas de ahí por lo que prefiero ciudades que me quedan más cerca. Además, las dos veces que estuve fue un caos: el gentío, las tiendas todas full, veinte minutos en una fila para pagar un artículo, de acuerdo estábamos en temporada de soldes pero aún así—me quejo mientras me acomodo mejor en el asiento y disfruto del calorcito de la calefacción—, Y no olvidemos el tráfico que es horrible, creo que de todas las megalópolis que conozco la única que hasta ahora tolero es Nueva York.
—¿Siempre has gozado de un buen estatus económico?—me pregunta con el gesto torcido mientras continuamos por la D139 sin quitar la vista de la carretera.
—Bueno mi familia no es rica pero tampoco me puedo quejar. Mis padres eran comerciantes y se supieron a administrar pero a pesar de ser la niña consentida de la casa me dieron valores y me enseñaron que el dinero no crece en los árboles. Cuando quería algo tenía que ganármelo. También me enseñaron que el trabajo te hace honrado por lo que en verano trabajaba en tiendas y en restaurantes como mesera para pagarme mis vacaciones.
Se queda callada unos segundos mientras estudia mi respuesta. Parece preocupada. Abre la boca para decir algo, luego se lo piensa mejor y se queda callada.
El ambiente en el carro ha cambiado y no sé por qué.
—Si quieres pararte a comprar algo o echar gasolina, entrando a Briey hay una estación.
Respira hondo.
De pronto se ve agobiado y yo comienzo a preocuparme.
—¿Te preocuparía mucho si tuvieras que renunciar a la vida que llevas?—me pregunta ignorando mi sugerencia.
La miro pero ella sigue con la vista en la carretera.
—A ver San como a todo el mundo me gusta las cosas buenas, me gusta viajar cada vez que puedo, me gusta salir de compras o ir a un buen restaurante sin tener que preocuparme por la cantidad de dinero que queda en la cuenta pero la vida no es solo eso, valoro las cosas que tengo y las personas a mi alrededor por lo que son, no por lo que tengan. Nunca antepondría mi estatus económico antes que mi familia o de las personas que amo—según le voy explicando su rostro se va iluminando.
Su pregunta me queda dando vueltas en la cabeza y me preocupa.
¿Será que piensa que puedo estar con ella por su dinero?
Nunca hemos hablado sobre su situación económica pero por lo poco que he visto: su educación, buenos modales, sus estudios, la forma en la que viste, todo indica que su familia mantiene un alto nivel económico.
¡Mierda!
Ahora no sólo estoy preocupada sino que estoy cabreada.
Cuando entramos en la N103/D613 en dirección de París -Metz pierdo la vista en el paisaje y pienso en esta última ciudad en la que estudié y donde tengo tantos buenos recuerdos.
—Lo siento no quise incomodarte.
—No lo has hecho—respondo en un tono seco sin ni siquiera mirarla.
—Brittany.
Me llama pero no respondo ni tampoco la miro.
—Britt-Britt no quise ofenderte.
Su tono es suave pero no me importa, sigo molesta.
—Bueno te cuento que lo has hecho. Si tienes algo que preguntarme te pido que lo hagas directamente, ¿acaso piensas que soy una persona interesada?
—¡Claro que no!—replica rápidamente—Solo te pregunté eso porque estoy preocupada por algunas cosas.
Esta última frase hace que deje de mirar por la ventana y le preste toda mi atención.
—¿Qué tipo de cosas? Habla conmigo, a lo mejor pueda ayudarte.
Abre la boca, luego la cierra, frunce el ceño y se queda pensando. Parece que se debate si contarme o no la verdad. Pero como pasa siempre con Santana al final vuelve abrir la boca para decir:
—No te preocupes que no tienen nada que ver contigo, son cosas que estoy intentando resolver.
Esta mujer a veces puede llegar ser exasperante.
Habla tanto como un padre después de salir del confesionario. A veces me dan ganas de agarrarla a palos para que me diga por fin las cosas.
Respiro hondo.
No quiero empezar el primer día del año discutiendo, de manera que doy este tema por perdido.
—¿A tu hermano no le va importar que te ausentes uno o dos días?—me pregunta al cabo de un rato.
—No, más tarde le enviaré un mensaje. No me dijiste que nos quedaríamos a dormir.
—Cariño he conducido toda la noche. Pensé que podríamos quedarnos uno o dos días ahí y comportarnos como esos turistas locos que vienen en busca de emociones nuevas bajo el cielo parisino. Y por la ropa no te preocupes ya veremos si encontramos lo que necesitamos una vez ahí.
—Está bien—digo en un tono más conciliador tratando de recuperar la atmósfera que teníamos al principio.
—Sabes que aún no he tenido el placer de conocer a tu hermano.
La miro y descubro que tiene razón.
En los cuatro meses que nos conocemos nunca han coincidido, lo cual es lógico ya que Mike trabaja en una agencia de seguridad privada y a veces le toca los turnos de noche por lo que duerme en el día y el poco tiempo que le queda lo pasa con su novia.
—¿Cómo es tu relación con él?—me pregunta en un tono más alegre.
—Bueno a pesar de que es cuatro años mayor que yo, nos llevamos de maravilla. El cuida de mí y yo espanto a todas las brujas que le andan rondando y quieran aprovecharse de su generosidad.
Santana se ríe.
—Estás bromeando.
—No, para nada. Soy capaz de agarrarlas a escobazo si es necesario.
Al ver la seriedad con la que digo esas palabras, ella vuelve a reír más fuerte esta vez.
—En serio—digo contagiándome de su risa.
Me encanta verla tan relajada.
Con sus vaqueros y sus zapatillas parece más a una chica normal que a una ejecutiva de alto nivel.
—Me alegra mucho saber que se llevan tan bien.
—Sí, es igual que tú con Bree.
—Tienes razón no hay nada que no haría por mi hermana.
Recuerdo algo que me contó Bree sobre su papá. No me gusta ser entrometida pero es la única forma de saber más cosas sobre ella.
—¿Y tienes la misma relación con tus padres que con Bree?
—Claro, adoro a mi mamá.
Espero que continúe y agregue algo sobre su papá pero no dice nada más. Lo pienso durante unos segundos y decido echarme al agua.
—¿Y tu papá?
De pronto su cuerpo se pone en tensión, aprieta el volante y me mira por el rabillo del ojo.
—Mi papá es un hombre de mucho carácter. Es una persona difícil de complacer.
Hace una pausa.
Otra vez vuelvo a esperar que continúe pero no lo hace. Definitivamente tendré que sacarle las cosas con cucharitas.
—Bree me dijo que se fue a vivir con tus abuelos maternos porque tu papá quería imponerle su voluntad.
—Digamos que Bree encontró una vía de escape.
De pronto parece perdida en sus pensamientos. No debe ser nada bueno porque arruga la frente.
Creo que nuevamente se va a quedar callado hasta que añade con el rostro serio:
—Yo todavía sigo buscando la mía.
Para mí la familia es muy importante por lo que me entristece saber que no tiene una buena relación con su papá. Pero más me entristece saber que no confía lo suficiente en mí para contarme las cosas.
Tomamos la A4 cada uno perdido en sus pensamientos.
Ahora que estoy segura de mis sentimientos hacia ella necesito conocer más cosas sobre su vida para poder saber hacia dónde va lo nuestro.
Al llegar a la ciudad de Reims hemos recorrido casi 180 kilómetros o sea la mitad del camino, por lo que decidimos hacer una parada en el supermercado E.Leclerc de Champfleury.
Santana aprovecha y echa gasolina.
Luego comemos algo o más bien ella come algo, porque por más que me insiste en que coma aunque sea un croissant yo solo me tomo un chocolate caliente.
Media hora después seguimos nuestro camino.
Como ya lleva muchas horas sin dormir encima y para no dañar nuestra pequeña escapada decido dejar el interrogatorio por el momento.
En el camino mientras hablamos, le digo a Santana que como es año nuevo es mejor llamar a varios hoteles para reservar una habitación desde ahora y así evitarnos estar dando vueltas una vez hayamos llegado.
Como era de esperar todo los hoteles están full.
Una hora más tarde y después de varias llamadas logramos conseguir la única habitación que tenían disponible en el Pullman París Torre Eiffel: una suite con vista al ícono parisino.
Quedé horrorizada con el precio pero Santana a pesar de mis quejas insistió en que la tomáramos.
Al llegar al hotel de cinco estrellas situado en el decimoquinto distrito de la capital, nos recibe un valet parking que se ocupa de aparcar el carro en uno de los estacionamientos del hotel.
En la recepción nos atiende una muchacha muy simpática que nos explica los servicios del hotel: los gratuitos y los que son de pagos, entre ellos un tour por París.
Lo rechazo inmediatamente porque prefiero la intimidad que nos ofrece recorrer la ciudad solo nosotras dos.
Santana deja su tarjeta Platinum en garantía y nos entregan la llave.
Como me imagino que debe estar cansada después de tirarse tantas horas manejando, le propongo subir a la habitación y descansar un poco pero ella se niega alegando que me prometió un día romántico en París en año nuevo y que si lo dejamos para el día siguiente ya no será el primer día del año por lo que no tendrá el mismo significado.
Sin perder más tiempo salimos a las calles de París tomadas de la mano.
Lo primero que fuimos a visitar ya que se encontraba tan solo a cinco minutos a pie del hotel fue la torre Eiffel, pero había una fila que creo ni de aquí a mañana lograríamos subir por lo que descartamos la idea.
Propongo visitar la torre Montparnasse. Está situada en el quinto distrito a una altura de 200 metros y tiene una vista panorámica de trescientos sesenta grados sobre la capital.
Así que nos dirigimos a la estación de metro Bir Hakeim que está cerca del hotel. Por suerte hay uno cada tres minutos por lo que no tenemos que esperar mucho.
Cuando llegamos a la torre veinte minutos más tarde, parece que todos los turistas hemos tenido la misma idea porque se repite la historia.
Santana comienza a perder la paciencia.
Después de dar una vuelta por los Campos Elíseos en el octavo distrito decidimos regresar al hotel.
En el trayecto de regreso en metro Santana está seria y casi no habla. Me le acerco, agarro la solapa de su chaqueta y le pregunto:
—¿Qué te pasa?
—Esta no era la idea que tenía de un día romántico en París contigo—suspira totalmente desanimada.
Esbozo una sonrisa.
Me encanta esta mujer.
Es que me la comería.
—Amor, pienso que sobre evalúas el término romántico—digo rodeando mis manos en su cuello.
—¿Qué dijiste? —pregunta con un brillo en los ojos
¡Mierda!
Yo y mi bocota.
Siempre estoy de fresca pero ni siquiera lo pensé, me salió de forma natural.
—Que pienso que sobre evalúas el ter...
—Antes de eso—insiste con esa sonrisita traviesa que tanto me vuelve loca.
Yo giro la cabeza y trato de enfocar la vista en cualquier parte que no sea ella. Santana toma mi barbilla con su mano y hace que la mire a los ojos.
—No te avergüences, me encanta como suena esa palabra en tus labios y sobre todo si está dirigida a mí.
Me muerdo el labio inferior para evitar que una sonrisa tonta se escape de mis labios.
Santana busca mis labios. Un beso casto pero lleno de significado.
Cuando bajamos del metro, entre besos y mimos, a solo una cuadra del hotel visualizo un puesto de Veli’b. Está tan cerca del hotel que me parece casi imposible no haberlo visto antes.
Sin pensarlo arrastro a Santana hacia el local donde alquilamos dos bicicletas.
Pasamos las siguientes dos horas recorriendo las calles de París y lo largo del Sena.
Fue sencillamente... ¡espectacular!
Eso sí fue romántico aunque con Santana me encontraría romántico estar hasta debajo de un puente.
En cuanto cruzamos las puertas del hotel Santana insiste en que debo comer, a pesar de que sigo sin tener hambre soy consciente que debo hacerle caso por lo que comemos algo rápido.
Apenas entramos en nuestro cuarto Santana tira de mí hacia ella, me pega contra la puerta y devora mis labios con ansias.
—Desde que te vi esta mañana me muero por estar unida a ti—dice con los ojos encendidos por el deseo—, Ya no aguanto más necesito hacerte mía.
Su urgencia es también la mía.
Su beso me ha encendido la piel y solo quiero que ponga en práctica sus palabras.
Vuelve a poseer mi boca más salvaje mientras restriega sus caderas contra mí, yo me retuerzo y gimo bajo su contacto.
Mi piel anhela sus caricias, su tacto.
—Yo también te extrañaba—digo separándome un poco de ella al mismo tiempo que tiro de su chaqueta pera quitársela.
Ella aprovecha para deslizar sus manos bajo mi blusa y me la saca por la cabeza.
Nos volvemos a besar con pasión.
Llevo mis manos a su pelo y profundizo el beso saboreando la mezcla de vino rojo y de coñac en su lengua.
Poco a poco bajo mis manos hasta su espalda y se la acaricio. Santana me estrecha aún más contra ella sin dejar ningún espacio entre nosotras.
Mis pezones ya erectos rozan mi sostén de encaje rojo pasión encendiendo aún más mi cuerpo.
Retrocedemos sin dejar de besarnos hasta la cama donde me deja caer. Santana se detiene y me dedica una intensa mirada.
Mi sexo se contrae ante la anticipación del hambre voraz que veo en sus ojos.
Se saca su polera… ¡y va sin sujetador!
Sin quitar sus hermosos ojos de mí. El movimiento me parece de lo más sexy.
Mi pecho sube y baja mientras pierdo la vista en sus muy erectos pezones y quiero chuparlos, pero sigo bajando mi mirada que se pierde donde inician sus vaqueros.
El único sonido que se escucha en la instancia es la respiración agitada de ambas.
Santana se quita sus zapatillas y las arroja en algún lugar de la habitación, luego desabrocha la correa y yo estoy completamente extasiada.
Pensé que con el tiempo la intensidad de lo que me hace sentir disminuiría, pero no.
Todo lo contrario.
Cada vez que estamos juntas las sensaciones crecen: me excita, me provoca comérmela entero, me hace temblar de deseo.
Cuando se queda gloriosamente desnuda ante mí, camina con pasos seguros hasta la cama, diciéndome con la mirada que voy a morir de placer.
Santana se inclina sobre mí para besarme pero me siento juguetona esta noche, de manera que la empujo para que quede tumbada sobre la cama.
Me levanto y con pasos sensuales camino hasta el sillón más cercano de la suite y subo un pie en él.
Me giro lentamente y le lanzo una mirada seductora y sus labios se curvan hacia arriba, dibujando una sonrisa pícara ante mi atrevimiento.
Bajo lentamente el zipper de mi bota sin tacón, una vez cumplida la tarea hago lo mismo con la otra.
Me coloco de espalda a ella, balanceando suavemente de izquierda hacia derecha mis caderas empiezo a desabrocharme los pantalones.
Con el cuerpo en llamas por el deseo me lo bajo poco a poco.
Me giro hacia Santana y tiro los Levi’s que caen al pie de la cama cerca de ella. Veo el reflejo de mi deseo en su mirada y me siento atrevida, sexy.
Me gusta saber que me desea y que me mire de esa forma como si yo fuera el centro de su mundo.
Me llevo las manos a la espalda buscando el cierre de mi sujetador. Una vez lo desabrochado deslizo primero el tirante izquierdo y sus pupilas se dilatan.
Le gusta lo que ve y a mí me excita que le guste.
Deslizo el otro tirante hasta que el sostén cae al suelo. Santana se desespera, se levanta de la cama y viene en mi búsqueda.
—Dame el placer de ser yo quien te arranque las bragas—dice en un tono ronco poseído completamente por la lujuria.
Mis muslos se tensan y yo me muerdo el labio inferior.
Mi gesto hace que sus ojos se desplacen a mi boca. Me besa con frenesí hasta dejarme sin aliento. Le rodeo los hombros con mis brazos para acercarlo más a mí.
Santana lleva una mano a mi cabello y tira ligeramente de él mientras me sigue besando con una desesperación única como si quisiera tragarse hasta mi último aliento al mismo tiempo que con la otra mano me arrancas las bragas y la prenda cae al piso hecha añicos.
—Joder Britt-Britt no aguanto más, si no te tengo pronto voy a explotar.
¿Qué decir?
Yo estoy igual.
—Tómame—suplico jadeando cerca de sus labios.
Me rodea la cintura con un brazo y lleva el otro a la parte baja de mi muslo y me levanta en el aire y yo la rodeo con mis piernas. Conmigo en brazos camina hasta la orilla de la cama y se sienta en ella.
Con movimientos ajiles nos acomoda de forma que nuestros sexos tengan el roce perfecto.
—¡Putain!—grito al momento que arqueo la espalda, le clavo las uñas y le acerco un seno a su rostro.
Santana se lleva el pecho a la boca y chupa con fuerza el pezón.
Gimo.
Jadeo.
Me da calor... es glorioso.
Le devoro los labios y con bajando una mano busco su húmedo sexo y la penetro. Santana hace los mismo y yo me dejo llevar por el placer.
Entramos y salimos de la una de la otra un ritmo frenético.
El momento es tan intenso que no voy a durar mucho.
Siento cómo crece rápidamente un orgasmo que se anuncia devastador. Me aferro con más fuerzas a sus hombros.
La intensidad de los sentimientos que tengo hacia ella intensifican todas las emociones que me provoca, tanto, que me siento tentada a decirle en este momento cuanto la amo.
Santana toca mi clítoris y me deshago en mil pedacitos mientras las palabras luchan por salir de mi boca, así que estampo mis labios sobre los suyos y saboreo la calidez de su lengua.
Por un momento podría jurar que estoy en el mismo cielo.
Para que Santana siento lo mismo que yo también le masajeo el clítoris con mi pulgar y me sigue perdiéndose en mí.
Poco a poco la temperatura va bajando y el beso va perdiendo intensidad para convertirse en más suave.
Santana se desploma en el colchón, arrastrándome con ella. Sin fuerzas, extasiada caigo sobre su pecho.
No sé cuánto tiempo permanecemos así abrazados hasta que el cansancio me vence y me quedo dormida.
En la madrugada me despierto y me sorprendo al encontrar la cama vacía.
Busco a Santana por la habitación y no tardo mucho en dar con ella. Está en el balcón observando la vista envuelto en un albornoz de algodón blanco.
¡Vaya que vista!
Y no lo digo por la torre Eiffel totalmente iluminada que se puede apreciar desde nuestro cuarto.
Si no por ella.
Nunca me cansaré de contemplarla.
Me levanto envuelta en las sábanas blancas y me pongo su chaqueta que es lo primero que pillo.
—¿Qué haces despierta a estas horas?—le pregunto al entrar en el balcón.
—Britt-Britt, ¿qué haces aquí afuera vestida así? Vas a coger frío—replica en un tono suave y preocupado mientras me envuelve entre sus brazos y trata de que regrese a la habitación.
—No, espera. Quiero apreciar la vista de París de noche.
—Está bien pero solo un rato, no quiero que te enfermes—dice y luego me da un beso en la coronilla.
Nos quedamos abrazadas en total silencio observando la torre Eiffel con París a nuestros pies.
No tengo palabras para describir este momento a parte de... mágico.
No creo que nada pueda superarlo.
Al cabo de un rato Santana me conduce de vuelta al dormitorio donde volvemos a hacer el amor hasta el amanecer.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
hola morra,...
me encanta cuando estan juntas,..
se me hace que el padre de san esta relacionada con la barbie!!!
a ver como va su escape en paris,.. y si san le habla a britt de una vez pase lo que pase!!!
nos vemos!!!
me encanta cuando estan juntas,..
se me hace que el padre de san esta relacionada con la barbie!!!
a ver como va su escape en paris,.. y si san le habla a britt de una vez pase lo que pase!!!
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
Los misterios de San son preocupantes, pero cuando estan juntas son tan lindas!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,...
me encanta cuando estan juntas,..
se me hace que el padre de san esta relacionada con la barbie!!!
a ver como va su escape en paris,.. y si san le habla a britt de una vez pase lo que pase!!!
nos vemos!!!
Hola lu, y a mi tmbn! si son tan lindas!!! Pfff nose xq a mi tmbn! ¬¬ espero q no siga asi cuando sea los sentimientos de su hija. Espero q bn! SI! eso tmbn... veremos q pasa! Saludos =D
micky morales escribió:Los misterios de San son preocupantes, pero cuando estan juntas son tan lindas!!!!!
Hola, si q lo son y espero q despues no le pasen la cuenta ¬¬ Aiii siiiii!!!! es tan contradictorio mis pensamientos ajjaajaj. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: De Mis Sueños I (Adaptada) Cap 23
Capitulo 23
Diciembre se fue igual de rápido como llegó.
Debo decir que terminó mejor de cómo empezó. Los días festivos se acaban y ya hemos vuelto a nuestra rutina laboral.
Santana sigue preparando la propuesta de la compañía belga SAMED construction. Es una cuenta grande, por tanto, importante para la empresa.
Santana dice que si logramos conseguirla muchas cosas van a cambiar para nosotros. Le pedí que fuera más explícita pero no me dio más información.
En la semana Bree pasó con los gemelos por la oficina para entregarme un estuche de Dior que contenía: perfume, crema y gel de baño, como regalo de navidad.
Lo adoré, fue muy tierno de su parte.
Jane tan encantadora y habladora como siempre. No paró de hablar hasta que me contó con lujos y detalles todo lo que hizo durante las vacaciones.
Jake, igual que siempre, aunque debo admitir que estuvo mucho más accesible esta vez al darme las gracias y dos besos por su regalo.
Bree me concedió el permiso para llevar a Jane al cine a ver Crepúsculo el fin de semana y le pregunté a él si nos acompañaría y dijo que lo pensaría.
No es mucho pero en su caso creo que es un avance.
El fin de semana aprovechando que Santana viajaría para ver unos asuntos en la sede de Italia, se lo dediqué a mis amores.
Es viernes y estamos en el Sabor Latino.
—Así que tuvimos una discusión que para qué les cuento.
—Creo que deberían hablarlo con más calma—le digo a Emily
—Ahora mismo no tengo ningún deseo de hablar con ella y no pienso hacerlo hasta que Hanna entienda que no voy a pasarme la vida encerrada en un restaurante y mucho menos ahora que estoy estudiando. Yo quiero hacer algo diferente.
—Bueno nena en algún momento tendrán que hablar, te recuerdo que viven juntas. No puedes ignorarla por siempre—le aconsejo mientras le doy un sorbo a mi jugo de naranja.
No me he sentido muy bien en estos días.
Hace algunas semanas fui a la consulta con la doctora que se atiende Santana para realizarnos una prueba, la cual estábamos postergando, y creo que atrape una gripe o algo.
Es por eso que he decidido no beber alcohol esta noche y dado que Kitty ya lleva su cuarto tequila y eso que solo hace una hora que estamos aquí, ha parte de que Emily ha decido pagar con la bebida la pelea que tuvo con su novia creo que he hecho bien.
Alguna tiene que mantenerse lúcida.
—En eso tienes razón. Todo esto está haciendo que me replante otra vez lo de la boda. Aún no he dicho que sí y ya quiere estar mandando en mi vida.
—Yo digo que tienes que mantenerte firme. Si no quieres ocuparte del restaurante de sus padres, ella tiene que entenderlo—interviene Kitty mientras acomoda su hermosa melena rubia.
—Yo pienso que es cuestión de encontrar un punto intermedio. Llegar a un acuerdo que les convenga a las dos, además no debemos olvidar que Hanna te adora y haría cualquier cosa por hacerte feliz—me explico al mismo tiempo que pongo mi mano sobre la suya.
Me mira durante unos segundos, parece que mis palabras le están trabajando.
—Puede ser—responde antes de coger la botella de tequila, llena otro chupito y se lo toma de un solo trago.
—Santana te ha vuelto demasiado blandita, desde que estas con ella ves lo positivo en todo. Si sigues así vas a terminar igual de pesadita que Rachel.
—Mira que eres bruja—le digo a Kitty en el momento que me volteo hacia ella, pongo una mano sobre su hombro y la empujo con suavidad en modo de juego y esta se tambalea mientras ríe a carcajadas.
Prueba de que el alcohol ha comenzado a hacer efecto.
De Rachel no he sabido nada desde que me ignoró totalmente en noche vieja. Aparto ese pensamiento porque no quiero amargarme la noche.
—Buenas noches Ladies—saluda Marley al llegar a nuestra mesa.
Esta noche decidimos sentarnos en el segundo piso del club para estar alejadas del murmullo de la gente. En esta parte la música no está tan alta por lo que podemos hablar con tranquilidad, me sorprende que nos haya visto.
Eso quiere dejar dicho dos cosas: o nos estaba buscando y al no encontrarnos en nuestra mesa habitual decidió subir a ver si nos veía o al igual que nosotras buscaba un lugar más calmo.
En vista de cómo se le ilumina la cara al posar sus ojos sobre Kitty yo opto por la primera opción.
—Hola—respondemos las tres al mismo tiempo.
En el caso de Emily y mío le agregamos una pequeña sonrisa contrariamente al de Kitty que le responde sin ni siquiera mirarla, al tiempo que se sirve otro trago.
—¿Cómo han estado?—pregunta mirando detenidamente a Kitty.
—Todo bien gracias—respondo mientras mis ojos bailan entre Marley y Kitty, esta última tuerce el gesto.
—Por cierto, feliz año nuevo—dice desviando sus ojos celestes de Kitty con resignación para mirarnos a nosotras.
—Gracias, igual para ti—nos quedamos unos segundos en un pesado silencio.
No sé si es porque desde que regresé de mis dos días en París con Santana vivo en una nube de felicidad constante que me da pena ver su cara de perro apaleado.
—, ¿Por qué no te sientas con nosotras?
—Te recuerdo que esto es una noche de amigas íntimas y al menos que ella se haya hecho un de sangre como nosotras de la cual aún no me he enterado—dice en un tono cortante mirándola de pies a cabeza—, No creo que entre en esta categoría.
Emily se queda boquiabierta.
Marley se pone rígida.
Y yo le doy con el pie por debajo de la mesa.
—¡Ay!—se queja y yo la fulmino con la mirada pero ella no se inmuta.
—Lo siento no quise interrumpir—se disculpa con cierta dejadez en la voz antes de dar la vuelta para marcharse.
—A veces te pasas de grosera.
Ella me mira con cara de ¿y ahora qué hice?
Aun sabiendo que fingirse la inocente conmigo no le va.
Se sirve otro chupito, yo me levanto y salgo en busca de Marley escaleras abajo. Una vez que llego al primer piso la busco entre la gente hasta que la distingo en la barra dando un trago a su cerveza.
—Que no te afecten sus palabras ya sabes cómo es Kitty—digo tratando de hacerme escuchar por encima de “Una Diva Virtual” de Don Omar.
—No lo hacen—es todo lo que dice antes de llevarse la botella a la boca y beberse la mitad de su bebida de un solo sorbo; luego pone la botella sobre el bar y le hace seña al barman para que le ponga otra.
«Ya veo».
—Marley no quiero meterme donde no me llaman pero...
—Lo vas a hacer igualmente—me corta.
—Si de verdad quieres algo con Kitty...
—¿Qué te hace pensar que quiero algo con ella?
Me vuelve a cortar y yo pongo cara de ¡en serio!
¿Me estás haciendo esa pregunta?
En ese momento llega Joe el Bartender y le remplaza la botella vacía por otra. Marley me mira y al ver mi cara dice:
—¿Te lo ha contado? —aunque más que una pregunta es una afirmación—, Por supuesto que te lo ha contado.
—Como te estaba diciendo—digo ignorando su comentario porque la respuesta es más que obvia—Si de verdad quieres algo con Kitty, te recomendaría que te intereses en ella. En lo que le gusta, en lo que hace y deja de tratarla como si fuera carne.
El ladea la cabeza y me mira con la frente arrugada y las cejas levantadas.
—No pongas esa cara que si estás acostumbrada a llevarte a las mujeres a la cama con esa ojos de pena que tienes, por el simple hecho de decirle que son un buen polvo, de entrada te digo que Kitty merece mucho más que eso. Ahora, si lo que quieres es un revolcón y nada más te aconsejo que mires a tu alrededor y busques con quien divertirte, estoy más que segura que candidatas no te han de faltar pero a ella la dejas en paz—me acerco un poco más a ella y busco su mirada—¿He sido lo bastante clara?—digo de forma firme sin pestañear y este asiente con la cabeza—Bien—le doy una palmadita en la espalda y me doy la vuelta dispuesta a volver con las chicas cuando me topo con un rubio de ojos verdes que conozco muy bien.
—Hola belleza quería desearte feliz año nuevo.
—Gracias. Feliz año para ti también—respondo al mismo tiempo que él se acerca a mí y envuelve sus brazos a mi alrededor, encerrándome en un fuerte abrazo.
De pronto mi cuerpo entra en tensión porque sé que a Santana no le gustaría ver esto.
Ella no está presente pero me siento incómoda, de manera que corto el abrazo rápidamente.
—Como no te vi en tu mesa habitual pensé que no estabas aquí.
—Estamos arriba en la zona Vip—respondo al mismo tiempo que me giro un poco para ver a Marley que mira la escena sin disimulo.
Él recién llegado se inclina y me dice al oído.
—¿Necesitas algo? Puedo hacer que te lo lleven a la mesa.
—No gracias, estamos bien.
—Cualquier cosa no dudes en buscarme, ¿de acuerdo?
Dibujo una sonrisa que no me llena los labios.
—Gracias pero estaremos bien.
Me da un pequeño beso en la mejilla y se marcha. Me giro hacia Marley y le hago una seña con la mano indicándole que voy a subir.
—Sabes que a San no le hace gracia que estés cerca de ese tipo.
—Sam y yo somos amigos—aquí en el bar la música se escucha súper alta así que me acerco otra vez a ella para no tener que estar gritando—, Contrariamente a Santana con Elaine.
—Eso es distinto—dice y luego da un trago a su cerveza.
Yo la miro con cara de explícate mejor.
—, Cuando tú y San comenzaron a salir ella y Elaine ya tenían años de relación.
Tomo un hondo suspiro, afinco el brazo en la barra y apoyo mi cabeza en la mano.
—¿Te puedo hacer una pregunta?
Asiente.
—¿Por qué si San está instalada aquí Elaine sigue en Italia?
—Porque cuando San decidió abrir una sucursal del negocio aquí, le dijo que sería temporal. Solo vendría, buscaría alguien competente que se quedara a cargo y luego regresaría a Italia.
Su respuesta solo responde a la mitad de la pregunta porque esa parte ya me la había explicado Santana cuando me contrató.
—¿Pero por qué no vive ella aquí con Santana?
—Porque el papá de Elaine es un empresario muy importante y está a punto de retirarse. Ella como hija única trabaja con él y lo acompaña a todas parte para aprender el negocio y poder tomar las riendas una vez que el viejo se retire.
Me quedo analizando sus palabras.
Eso explicaría el vaivén de ambas entre los dos países.
—¿Tú crees que regrese a vivir a Italia?—pregunto con cierta preocupación.
—Yo que tú no me preocuparía por eso. Ya te lo he dicho, mi amiga está loca por ti y si todo sale bien puede que te lleves una grata sorpresa.
Esa frase hace que me incorpore.
La miro llena de curiosidad y entusiasmo
—¿Qué quieres decir? ¿Qué debería salir bien?—las preguntas salen solas a toda velocidad sin poder ocultar mi alegría.
—Creo que ya he contestado tu pregunta e incluso he hablado de más responde con una sonrisa malévola en los labios—Tienes que esperar que sea ella quien te lo cuente.
¡Ja!
Como si fuera tan fácil hacer hablar a Santana. Pero supongo que tendré que conformarme con eso por el momento.
Le doy las gracias a Marley y regreso con las chicas.
Hora y media más tarde ellas han vaciado dos botellas de tequila.
Emily está que se cae de la borrachera y Kitty ha empezado a hacerle ojitos al barman bajo la atenta mirada de Marley que no pierde detalle de la escena.
La última vez que le hizo ojitos terminaron echando un polvo en el callejón detrás del bar. Así que antes de que las cosas se salgan de control decido dar la noche por terminada.
El sábado como prometí voy con los gemelos al cine.
Feliz de que Jake nos haya acompañado. Al llegar a su casa lo reté a que jugáramos el juego que le regalé y como mi hermano es un aficionado de los vídeos juegos y me ha enseñado todos los trucos habidos y por haber, me la lucí pateándole el trasero.
Pero en vez de molestarse me invitó otro día para la revancha.
El domingo paso tiempo de calidad con mi hermano.
Nos hemos visto muy poco en este nuevo año por lo que lo invito a comer fuera y pasamos el día juntos.
El lunes regreso al trabajo de lo más animada.
Es de decir que desde mi conversación con Marley no he parado de sonreír.
Santana regresó de Italia temprano en la mañana.
Al medioa día comemos juntas.
Al llegar a la oficina ella sigue trabajando en la propuesta de la compañía Belga y yo me pongo en lo mío.
Estoy concentrada en la computadora cuando suena mi teléfono.
—Diga—respondo sin mirar quién llama.
—Brittany necesito verte, por favor ven—dice Rachel entrecortadamente.
Casi no logro entenderla.
—¿Dónde estás?—pregunto saltando de la silla.
—Estoy en la estación—responde entre hipo.
Camino hasta el perchero y cojo mi abrigo.
—¿En cuál?
—Luxembourg Ville.
—Estaré ahí en veinte minutos.
Voy a la oficina de Santana y le informo que Rachel me ha llamado bastante alterada y que me tengo que marchar. Al ver mi cara de preocupación me dice:
—Espera voy contigo—se levanta de la silla.
—No, prefiero ir sola.
—¿Estás segura?—camina hasta mí y acuna mi rostro entre sus manos.
—Sí. Se escuchaba muy mal y si estás presente puede que no quiera hablar.
Santana asiente y me da un breve beso.
—Si necesitan algo llámame por favor. Estaré pendiente del teléfono.
—Gracias—le digo antes de darle un beso rápido y salir del despacho.
Llego a la parada y el bus no pasa hasta dentro de tres minutos, decido no esperarlo y empiezo a caminar.
Ya lo tomaré en la parada siguiente.
Cuando llego a la estación no veo a Rachel por ningún lado. Marco su número y me responde al primer timbre.
—Ya llegué, ¿Dónde estás?
—Estoy en el baño.
Doblo a la izquierda y me encamino hasta los servicios, al entrar sigo sin verla.
—Rachel—grito a penas entro.
Hay dos muchachas retocándose el maquillaje frente al espejo y me miran como si estuviera loca.
Ella sale de uno de los cubículos con la cara enrojecida y el rímel corrido. La imagen me destroza. Cruzo los tres pasos que nos separan y la envuelvo en mis brazos.
—Nena, ¿qué te ha pasado?
Ella no me responde, más bien empieza a llorar. Me mata verla así pero dejo que se desahogue.
La muchacha de pelo negro le murmura algo a su amiga. De donde estoy no logro escuchar lo que dicen pero su actitud me cabrea.
—¿Y ustedes dos qué tanto miran? ¿Acaso se les ha perdido una igualita a nosotras o es que nunca han visto a una persona llorar? ¿Por qué mejor no van a ver si ya puso el gallo?—digo molesta en francés.
La pelirroja parece avergonzada y desvía la mirada.
Ambas empiezan a recoger sus cosas a toda prisa y terminan de largarse del baño.
Rachel empieza a calmarse. La suelto, camino hasta el lavamanos, mojo un poco de papel, regreso con ella y empiezo a limpiarle un poco las manchas de rímel.
—Tenías razón—dice antes de que el llanto se apodere otras vez de ella.
«¿Tenía razón?»
Empiezo a ver por dónde van los tiros.
Solo espero que el mal nacido no le haya puesto un dedo encima.
—Jesse es un maldito mentiroso—dice limpiándose los mocos con la manga de la chaqueta.
Algo no muy digno de Rachel que ha estudiado etiqueta y protocolo. En otro momento ella diría que ese gesto no es digno de una dama de sociedad.
—, El muy cabrón me ha engañado.
Hay una sola cosa de esa frase que me sorprende y es que la haya engañado porque de que es un maldito cabrón mentiroso, eso le tenía clarito.
Debo decir que terminó mejor de cómo empezó. Los días festivos se acaban y ya hemos vuelto a nuestra rutina laboral.
Santana sigue preparando la propuesta de la compañía belga SAMED construction. Es una cuenta grande, por tanto, importante para la empresa.
Santana dice que si logramos conseguirla muchas cosas van a cambiar para nosotros. Le pedí que fuera más explícita pero no me dio más información.
En la semana Bree pasó con los gemelos por la oficina para entregarme un estuche de Dior que contenía: perfume, crema y gel de baño, como regalo de navidad.
Lo adoré, fue muy tierno de su parte.
Jane tan encantadora y habladora como siempre. No paró de hablar hasta que me contó con lujos y detalles todo lo que hizo durante las vacaciones.
Jake, igual que siempre, aunque debo admitir que estuvo mucho más accesible esta vez al darme las gracias y dos besos por su regalo.
Bree me concedió el permiso para llevar a Jane al cine a ver Crepúsculo el fin de semana y le pregunté a él si nos acompañaría y dijo que lo pensaría.
No es mucho pero en su caso creo que es un avance.
El fin de semana aprovechando que Santana viajaría para ver unos asuntos en la sede de Italia, se lo dediqué a mis amores.
Es viernes y estamos en el Sabor Latino.
—Así que tuvimos una discusión que para qué les cuento.
—Creo que deberían hablarlo con más calma—le digo a Emily
—Ahora mismo no tengo ningún deseo de hablar con ella y no pienso hacerlo hasta que Hanna entienda que no voy a pasarme la vida encerrada en un restaurante y mucho menos ahora que estoy estudiando. Yo quiero hacer algo diferente.
—Bueno nena en algún momento tendrán que hablar, te recuerdo que viven juntas. No puedes ignorarla por siempre—le aconsejo mientras le doy un sorbo a mi jugo de naranja.
No me he sentido muy bien en estos días.
Hace algunas semanas fui a la consulta con la doctora que se atiende Santana para realizarnos una prueba, la cual estábamos postergando, y creo que atrape una gripe o algo.
Es por eso que he decidido no beber alcohol esta noche y dado que Kitty ya lleva su cuarto tequila y eso que solo hace una hora que estamos aquí, ha parte de que Emily ha decido pagar con la bebida la pelea que tuvo con su novia creo que he hecho bien.
Alguna tiene que mantenerse lúcida.
—En eso tienes razón. Todo esto está haciendo que me replante otra vez lo de la boda. Aún no he dicho que sí y ya quiere estar mandando en mi vida.
—Yo digo que tienes que mantenerte firme. Si no quieres ocuparte del restaurante de sus padres, ella tiene que entenderlo—interviene Kitty mientras acomoda su hermosa melena rubia.
—Yo pienso que es cuestión de encontrar un punto intermedio. Llegar a un acuerdo que les convenga a las dos, además no debemos olvidar que Hanna te adora y haría cualquier cosa por hacerte feliz—me explico al mismo tiempo que pongo mi mano sobre la suya.
Me mira durante unos segundos, parece que mis palabras le están trabajando.
—Puede ser—responde antes de coger la botella de tequila, llena otro chupito y se lo toma de un solo trago.
—Santana te ha vuelto demasiado blandita, desde que estas con ella ves lo positivo en todo. Si sigues así vas a terminar igual de pesadita que Rachel.
—Mira que eres bruja—le digo a Kitty en el momento que me volteo hacia ella, pongo una mano sobre su hombro y la empujo con suavidad en modo de juego y esta se tambalea mientras ríe a carcajadas.
Prueba de que el alcohol ha comenzado a hacer efecto.
De Rachel no he sabido nada desde que me ignoró totalmente en noche vieja. Aparto ese pensamiento porque no quiero amargarme la noche.
—Buenas noches Ladies—saluda Marley al llegar a nuestra mesa.
Esta noche decidimos sentarnos en el segundo piso del club para estar alejadas del murmullo de la gente. En esta parte la música no está tan alta por lo que podemos hablar con tranquilidad, me sorprende que nos haya visto.
Eso quiere dejar dicho dos cosas: o nos estaba buscando y al no encontrarnos en nuestra mesa habitual decidió subir a ver si nos veía o al igual que nosotras buscaba un lugar más calmo.
En vista de cómo se le ilumina la cara al posar sus ojos sobre Kitty yo opto por la primera opción.
—Hola—respondemos las tres al mismo tiempo.
En el caso de Emily y mío le agregamos una pequeña sonrisa contrariamente al de Kitty que le responde sin ni siquiera mirarla, al tiempo que se sirve otro trago.
—¿Cómo han estado?—pregunta mirando detenidamente a Kitty.
—Todo bien gracias—respondo mientras mis ojos bailan entre Marley y Kitty, esta última tuerce el gesto.
—Por cierto, feliz año nuevo—dice desviando sus ojos celestes de Kitty con resignación para mirarnos a nosotras.
—Gracias, igual para ti—nos quedamos unos segundos en un pesado silencio.
No sé si es porque desde que regresé de mis dos días en París con Santana vivo en una nube de felicidad constante que me da pena ver su cara de perro apaleado.
—, ¿Por qué no te sientas con nosotras?
—Te recuerdo que esto es una noche de amigas íntimas y al menos que ella se haya hecho un de sangre como nosotras de la cual aún no me he enterado—dice en un tono cortante mirándola de pies a cabeza—, No creo que entre en esta categoría.
Emily se queda boquiabierta.
Marley se pone rígida.
Y yo le doy con el pie por debajo de la mesa.
—¡Ay!—se queja y yo la fulmino con la mirada pero ella no se inmuta.
—Lo siento no quise interrumpir—se disculpa con cierta dejadez en la voz antes de dar la vuelta para marcharse.
—A veces te pasas de grosera.
Ella me mira con cara de ¿y ahora qué hice?
Aun sabiendo que fingirse la inocente conmigo no le va.
Se sirve otro chupito, yo me levanto y salgo en busca de Marley escaleras abajo. Una vez que llego al primer piso la busco entre la gente hasta que la distingo en la barra dando un trago a su cerveza.
—Que no te afecten sus palabras ya sabes cómo es Kitty—digo tratando de hacerme escuchar por encima de “Una Diva Virtual” de Don Omar.
—No lo hacen—es todo lo que dice antes de llevarse la botella a la boca y beberse la mitad de su bebida de un solo sorbo; luego pone la botella sobre el bar y le hace seña al barman para que le ponga otra.
«Ya veo».
—Marley no quiero meterme donde no me llaman pero...
—Lo vas a hacer igualmente—me corta.
—Si de verdad quieres algo con Kitty...
—¿Qué te hace pensar que quiero algo con ella?
Me vuelve a cortar y yo pongo cara de ¡en serio!
¿Me estás haciendo esa pregunta?
En ese momento llega Joe el Bartender y le remplaza la botella vacía por otra. Marley me mira y al ver mi cara dice:
—¿Te lo ha contado? —aunque más que una pregunta es una afirmación—, Por supuesto que te lo ha contado.
—Como te estaba diciendo—digo ignorando su comentario porque la respuesta es más que obvia—Si de verdad quieres algo con Kitty, te recomendaría que te intereses en ella. En lo que le gusta, en lo que hace y deja de tratarla como si fuera carne.
El ladea la cabeza y me mira con la frente arrugada y las cejas levantadas.
—No pongas esa cara que si estás acostumbrada a llevarte a las mujeres a la cama con esa ojos de pena que tienes, por el simple hecho de decirle que son un buen polvo, de entrada te digo que Kitty merece mucho más que eso. Ahora, si lo que quieres es un revolcón y nada más te aconsejo que mires a tu alrededor y busques con quien divertirte, estoy más que segura que candidatas no te han de faltar pero a ella la dejas en paz—me acerco un poco más a ella y busco su mirada—¿He sido lo bastante clara?—digo de forma firme sin pestañear y este asiente con la cabeza—Bien—le doy una palmadita en la espalda y me doy la vuelta dispuesta a volver con las chicas cuando me topo con un rubio de ojos verdes que conozco muy bien.
—Hola belleza quería desearte feliz año nuevo.
—Gracias. Feliz año para ti también—respondo al mismo tiempo que él se acerca a mí y envuelve sus brazos a mi alrededor, encerrándome en un fuerte abrazo.
De pronto mi cuerpo entra en tensión porque sé que a Santana no le gustaría ver esto.
Ella no está presente pero me siento incómoda, de manera que corto el abrazo rápidamente.
—Como no te vi en tu mesa habitual pensé que no estabas aquí.
—Estamos arriba en la zona Vip—respondo al mismo tiempo que me giro un poco para ver a Marley que mira la escena sin disimulo.
Él recién llegado se inclina y me dice al oído.
—¿Necesitas algo? Puedo hacer que te lo lleven a la mesa.
—No gracias, estamos bien.
—Cualquier cosa no dudes en buscarme, ¿de acuerdo?
Dibujo una sonrisa que no me llena los labios.
—Gracias pero estaremos bien.
Me da un pequeño beso en la mejilla y se marcha. Me giro hacia Marley y le hago una seña con la mano indicándole que voy a subir.
—Sabes que a San no le hace gracia que estés cerca de ese tipo.
—Sam y yo somos amigos—aquí en el bar la música se escucha súper alta así que me acerco otra vez a ella para no tener que estar gritando—, Contrariamente a Santana con Elaine.
—Eso es distinto—dice y luego da un trago a su cerveza.
Yo la miro con cara de explícate mejor.
—, Cuando tú y San comenzaron a salir ella y Elaine ya tenían años de relación.
Tomo un hondo suspiro, afinco el brazo en la barra y apoyo mi cabeza en la mano.
—¿Te puedo hacer una pregunta?
Asiente.
—¿Por qué si San está instalada aquí Elaine sigue en Italia?
—Porque cuando San decidió abrir una sucursal del negocio aquí, le dijo que sería temporal. Solo vendría, buscaría alguien competente que se quedara a cargo y luego regresaría a Italia.
Su respuesta solo responde a la mitad de la pregunta porque esa parte ya me la había explicado Santana cuando me contrató.
—¿Pero por qué no vive ella aquí con Santana?
—Porque el papá de Elaine es un empresario muy importante y está a punto de retirarse. Ella como hija única trabaja con él y lo acompaña a todas parte para aprender el negocio y poder tomar las riendas una vez que el viejo se retire.
Me quedo analizando sus palabras.
Eso explicaría el vaivén de ambas entre los dos países.
—¿Tú crees que regrese a vivir a Italia?—pregunto con cierta preocupación.
—Yo que tú no me preocuparía por eso. Ya te lo he dicho, mi amiga está loca por ti y si todo sale bien puede que te lleves una grata sorpresa.
Esa frase hace que me incorpore.
La miro llena de curiosidad y entusiasmo
—¿Qué quieres decir? ¿Qué debería salir bien?—las preguntas salen solas a toda velocidad sin poder ocultar mi alegría.
—Creo que ya he contestado tu pregunta e incluso he hablado de más responde con una sonrisa malévola en los labios—Tienes que esperar que sea ella quien te lo cuente.
¡Ja!
Como si fuera tan fácil hacer hablar a Santana. Pero supongo que tendré que conformarme con eso por el momento.
Le doy las gracias a Marley y regreso con las chicas.
Hora y media más tarde ellas han vaciado dos botellas de tequila.
Emily está que se cae de la borrachera y Kitty ha empezado a hacerle ojitos al barman bajo la atenta mirada de Marley que no pierde detalle de la escena.
La última vez que le hizo ojitos terminaron echando un polvo en el callejón detrás del bar. Así que antes de que las cosas se salgan de control decido dar la noche por terminada.
El sábado como prometí voy con los gemelos al cine.
Feliz de que Jake nos haya acompañado. Al llegar a su casa lo reté a que jugáramos el juego que le regalé y como mi hermano es un aficionado de los vídeos juegos y me ha enseñado todos los trucos habidos y por haber, me la lucí pateándole el trasero.
Pero en vez de molestarse me invitó otro día para la revancha.
El domingo paso tiempo de calidad con mi hermano.
Nos hemos visto muy poco en este nuevo año por lo que lo invito a comer fuera y pasamos el día juntos.
El lunes regreso al trabajo de lo más animada.
Es de decir que desde mi conversación con Marley no he parado de sonreír.
Santana regresó de Italia temprano en la mañana.
Al medioa día comemos juntas.
Al llegar a la oficina ella sigue trabajando en la propuesta de la compañía Belga y yo me pongo en lo mío.
Estoy concentrada en la computadora cuando suena mi teléfono.
—Diga—respondo sin mirar quién llama.
—Brittany necesito verte, por favor ven—dice Rachel entrecortadamente.
Casi no logro entenderla.
—¿Dónde estás?—pregunto saltando de la silla.
—Estoy en la estación—responde entre hipo.
Camino hasta el perchero y cojo mi abrigo.
—¿En cuál?
—Luxembourg Ville.
—Estaré ahí en veinte minutos.
Voy a la oficina de Santana y le informo que Rachel me ha llamado bastante alterada y que me tengo que marchar. Al ver mi cara de preocupación me dice:
—Espera voy contigo—se levanta de la silla.
—No, prefiero ir sola.
—¿Estás segura?—camina hasta mí y acuna mi rostro entre sus manos.
—Sí. Se escuchaba muy mal y si estás presente puede que no quiera hablar.
Santana asiente y me da un breve beso.
—Si necesitan algo llámame por favor. Estaré pendiente del teléfono.
—Gracias—le digo antes de darle un beso rápido y salir del despacho.
Llego a la parada y el bus no pasa hasta dentro de tres minutos, decido no esperarlo y empiezo a caminar.
Ya lo tomaré en la parada siguiente.
Cuando llego a la estación no veo a Rachel por ningún lado. Marco su número y me responde al primer timbre.
—Ya llegué, ¿Dónde estás?
—Estoy en el baño.
Doblo a la izquierda y me encamino hasta los servicios, al entrar sigo sin verla.
—Rachel—grito a penas entro.
Hay dos muchachas retocándose el maquillaje frente al espejo y me miran como si estuviera loca.
Ella sale de uno de los cubículos con la cara enrojecida y el rímel corrido. La imagen me destroza. Cruzo los tres pasos que nos separan y la envuelvo en mis brazos.
—Nena, ¿qué te ha pasado?
Ella no me responde, más bien empieza a llorar. Me mata verla así pero dejo que se desahogue.
La muchacha de pelo negro le murmura algo a su amiga. De donde estoy no logro escuchar lo que dicen pero su actitud me cabrea.
—¿Y ustedes dos qué tanto miran? ¿Acaso se les ha perdido una igualita a nosotras o es que nunca han visto a una persona llorar? ¿Por qué mejor no van a ver si ya puso el gallo?—digo molesta en francés.
La pelirroja parece avergonzada y desvía la mirada.
Ambas empiezan a recoger sus cosas a toda prisa y terminan de largarse del baño.
Rachel empieza a calmarse. La suelto, camino hasta el lavamanos, mojo un poco de papel, regreso con ella y empiezo a limpiarle un poco las manchas de rímel.
—Tenías razón—dice antes de que el llanto se apodere otras vez de ella.
«¿Tenía razón?»
Empiezo a ver por dónde van los tiros.
Solo espero que el mal nacido no le haya puesto un dedo encima.
—Jesse es un maldito mentiroso—dice limpiándose los mocos con la manga de la chaqueta.
Algo no muy digno de Rachel que ha estudiado etiqueta y protocolo. En otro momento ella diría que ese gesto no es digno de una dama de sociedad.
—, El muy cabrón me ha engañado.
Hay una sola cosa de esa frase que me sorprende y es que la haya engañado porque de que es un maldito cabrón mentiroso, eso le tenía clarito.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
hola morra,..
a largo muy largo plazo puede que se le cumpla el deseo de britt con san!!
britt cuidando a kitty,.. espero que marley le haga caso!!!
ammmm rachel rachel raachel!!! yo la dejaria SOLAAAAA!!! pero bueno!!
nos vemos!!!
a largo muy largo plazo puede que se le cumpla el deseo de britt con san!!
britt cuidando a kitty,.. espero que marley le haga caso!!!
ammmm rachel rachel raachel!!! yo la dejaria SOLAAAAA!!! pero bueno!!
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
Y rachel llamo a brittany!!!! que bueno que los sobrinos de santana estan tan a gusto con britt ahora, a esperar a ver que hizo el imbecil de jessie!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
3:) escribió:hola morra,..
a largo muy largo plazo puede que se le cumpla el deseo de britt con san!!
britt cuidando a kitty,.. espero que marley le haga caso!!!
ammmm rachel rachel raachel!!! yo la dejaria SOLAAAAA!!! pero bueno!!
nos vemos!!!
Hola lu, dices tu¿? xq no ahora noma xD ajajajajajajaja. Aii si es tan buena amiga! ajajajajajaj. Y yo tmbn, además q hacen una linda pareja ajajajaja. JAjaajajajaj se lo merecía la vrdd, pero ai estan las amigas, en las buenas y malas! Saludos =D
micky morales escribió:Y rachel llamo a brittany!!!! que bueno que los sobrinos de santana estan tan a gusto con britt ahora, a esperar a ver que hizo el imbecil de jessie!!!!
Hola, xfin! y era obvio tmbn! ajajajajajaj. Si, y como no¿? jajajaajajaj. ¬¬ esperemos y pague ¬¬ Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: De Mis Sueños I (Adaptada) Cap 24
Capitulo 24
Yo soy de las que pienso que una sola persona no puede cambiar el mundo pero cuando una tiene una idea en la cabeza y mucha determinación solo tiene que saber que puertas tocar para llegar muy lejos y ese es precisamente mi caso.
Desde que Rachel me contó la semana pasada entre llantos que Jesse la había engañado, solo tengo una idea fija en la cabeza.
Como bien dice el dicho: en pueblo chico infierno grande y Luxemburgo es exactamente eso, un infierno donde todo el mundo se conoce por ser tan pequeño.
Haber crecido aquí tiene sus ventajas, digo crecido porque pasé más tiempo haciendo vida social en este lugar que en mi país de origen por lo que conozco mucha gente, entre ellas las personas adecuadas para lo que tengo en mente.
Lo primero que hice después de llevarme a Rachel a mi casa porque no quería que mi madrina ni nadie la viera en ese estado fue pedirle que me contara cómo sucedieron las cosas.
Una vez en posesión de todos los detalles y completamente indignada por la forma tan despreciable en la que el marrano la traicionó comencé a maquinar como hacerle pagar.
Luego dediqué la semana en hacer algunas llamadas para conocer los gustos y pasos del hijo pródigo. Descubrí que al niño lindo de papi le gusta frecuentar el Neón y todo cobró sentido.
El Neón es un club privado situado en la zona industrial a las afuera de la ciudad.
El inconveniente es que para poder entrar se tiene que ser miembro o ser invitado por uno de ellos, por lo tanto cumplir con ciertos requisitos, entre ellos tener una muy buena cantidad de dinero en tu cuenta de banco o como lo es Jesse: ser hijo de Fulanito de tal. O como en mi caso: conocer a alguien de adentro.
Caleb el primo de Emily es el jefe de seguridad por lo tanto también mi llave de entrada.
Teniendo en cuenta el estatus de Jesse y para lo que tengo pensado hacer es mejor no dejar rastro.
Por consiguiente lo segundo fue encontrar quién me ayudara ya que sería difícil acercarme sin que me reconociera, de manera que tuve que recurrir a una persona que fuera difícil de relacionar con Rachel o conmigo.
Por suerte para mí, conozco la persona ideal y en cuanto le comenté lo sucedido, mi amiga no lo dudo ni un segundo y estuvo más que dispuesta a ayudarme.
Perla es un transgénero ecuatoriano, aunque todavía no ha completado su transformación y puede que nunca lo haga.
Hace tres años, como a las tres de la madrugada, las chicas y yo regresábamos de una fiesta. En ese entonces Kitty aún no había comprado su bebé, un peugeot 207, así que cada vez que salíamos a la disco regresábamos a casa en taxi o en tren, como fue el caso de esa noche.
La encontramos en la parada de tren hecha un ovillo e invadida por el llanto, al acercarnos descubrimos que estaba mal herida, alguien la había golpeado.
Quisimos llevarla con la policía para que pusiera la querella y denunciara a los culpables pero ella se negó, Kitty y yo insistimos, incluso estábamos determinadas en ir nosotras personalmente a hacerlo pero ante la cara de pánico de ella desistimos de la idea y le preguntamos a qué le temía.
Fue cuando nos contó que estaba ilegal en el país y no quería ser deportada, tampoco podía ir a emergencia porque no tenía cobertura social y le saldría muy caro.
De manera que entre las cuatro decidimos llevarla al hospital. Una vez en emergencia al ser yo la única que no vivía en Luxemburgo y por lo tanto no tenía ningún registro, le dimos mis datos personales a la enfermera, cuando esta nos pidió un documento de identidad le dijimos que tuvimos una pelea a la salida de un bar con unos desconocidos y que durante el altercado había perdido la cartera con sus documentos dentro.
La enfermera puso cara de no creerse toda la historia pero no hizo más preguntas.
Perla fue atendida y entre Kitty y yo pagamos la factura del hospital. Desde entonces nos mantenemos en contacto. Ahora ya tiene sus papeles en regla y paga un impuesto para ejercer de prostituta en la Avenida de la Gare.
Siempre le hemos dicho que podría hacer otra cosa pero ella dice que gana más en una noche haciendo eso que cualquier persona que trabaja ocho horas al día ganando el sueldo mínimo.
—¿Tú estás segura que se encuentra aquí?
—Sí, ya te dije que Caleb me llamó y me dijo que hace rato que llegó—le respondo a Kitty.
No pensaba contarle nada pero me conoce tanto que es casi imposible ocultarle algo.
En cuanto le comenté lo que había pasado con Rachel y lo que tenía en mente insistió en venir conmigo.
—Bueno vamos por ese hijo de perra—se desabrocha el cinturón de seguridad y abre la puerta del conductor.
Tomo un hondo respiro y la sigo fuera del vehículo hacia el parking.
«Allá vamos».
Solo espero que todo salga bien.
—Espera—me detiene y me acomoda el cabello—Insisto en que me encanta tu nuevo look—trata de esconder una sonrisita burlona mientras me arregla la peluca.
—Vamos no te burles ya sé que luzco ridícula.
—No que va, estás de lo más apetecible.
Miro de nuevo mi atuendo y mentalmente me doy unas bofetadas, ¿en qué momento se me ocurrió esta idea?
—No digas esa clase de cosas que voy a terminar por arrepentirme, no entiendo por qué Perla insistió en que me vistiera así y me pusiera una peluca, a leguas se ve que el negro no es mi color natural.
—En eso estoy de acuerdo con ella, si queremos que nadie pueda reconocerte esta es la mejor forma. Tú solo hazte de cuenta que es Halloween.
—Ya claro, porque en Halloween acostumbro a ir disfrazada de prostituta barata.
Ella pone los ojos en blanco. A Kitty le encanta todo lo que tenga que ver con misterios e intriga por lo que para ella esto resulta de lo más divertido.
Una vez que termina de acomodarme el pelo, da un paso atrás, se lleva la mano a la barbilla y me estudia de abajo hacia arriba. Luego se acerca, me desabrocha otro botón del vestido negro, pronunciando más el escote. Da otro paso hacia atrás y vuelve a observarme. Hace una mueca con la boca, no parece del todo contenta con el resultado. Mi amiga se vuelve a acercar y entra una mano entre mi sostén.
—¡Hey!—me quejo—, ¿Se puede saber qué estás haciendo?
—Lo que no se enseña, no se vende—me responde mientras toma mi pecho y lo sube para que sobresalga un poco más del sujetador.
—Kitty por dios, trato de pasar desapercibida. Así voy a llamar la atención de todo el club—digo colocando el seno otra vez en su lugar.
Ella levanta las manos en modo de rendición.
—Está bien, está bien pero si algo sale mal después no digas que no te lo advertí.
—Si con salir mal te refieres a que un desconocido no me babeé sobre el escote, creo que estaré bien. Te prometo que no te voy a culpar.
Caminamos hacia el Club y cuando estamos cerca de la puerta me giro hacia mi amiga y le pido.
—Deséame suerte.
Kitty me da un sonoro beso en la mejilla.
—Mucha mierda. En cuanto consigas lo que queremos salimos pitadas de aquí más rápido que Speedy González
Giro sobre mis botas negras de quince centímetros y me dirijo hacia la entrada.
Caleb nos dijo que tres personas nuevas llamarían mucho la atención y podría traerle problemas en su trabajo.
Por lo tanto Kitty solo ha venido como refuerzo pero tendrá que esperar fuera hasta que consiga lo que he venido a buscar.
En la puerta, trato de comportarme de forma segura como si estuviera acostumbrada a frecuentar este tipo de lugares. Me acerco al chico de turno y le enseño la carta de invitación que me ha hecho llegar Caleb a través de Emily el miércoles.
Este le echa un ojo rápido, luego me mira lascivamente, dibuja una sonrisa antes de abrir la puerta y dejarme entrar.
—Gracias guapo.
Hombres, todos son iguales. Ven una mujer envuelta en un vestido corto ceñido al cuerpo y no pueden evitar poner cara de bobo.
Cuando atravieso la puerta, debo admitir que el local no es como me lo imaginaba. No sé qué pinta tendrá la parte de arriba pero sillones en velour rojo y negro adornan el primer piso, envuelto en una luz tenue.
Me encamino hacia el bar y ocupo uno de los taburetes de la barra. Pido un martini rojo y mientras espero me giro de medio lado y tiro un vistazo hacia la pista de baile que está rebosada de gente.
A primera vista parecen personas comunes y corrientes que han salido a divertirse un sábado en la noche pero si buscamos debajo de esa normalidad solo encontraremos ejecutivos y personas importantes que vienen aquí para satisfacer sus deseos más morbosos.
Sigo recorriendo con la mirada el lugar y ubico a mi blanco en una de las mesas que rodea la pista de baile entre dos hombres más.
Inmediatamente me hierve la sangre.
Él está aquí de lo más campante mientras que mi morenita linda lleva una semana llorando su engaño.
Según lo que descubrí mientras hacía averiguaciones sobre el Neón, es que a esta parte del club se le llama el punto de encuentro. Aquí abajo mientras bailas y te tomas un trago, vas estudiando a las personas hasta que encuentres una de tu agrado y haces un primer contacto.
Invitas a la persona a tu mesa y si conectan y quieren pasar a algo más serio pueden subir a la parte de arriba, a un reservado aunque la petición para acceder al segundo nivel debe ser hecha exclusivamente por un miembro del club.
El barman me pone mi bebida.
—¿Te lo cargo a tu cuenta?
—No gracias, prefiero pagar en efectivo.
—Serán veinte euros
¡Veinte euros por un simple Martini!
Pero por esa cantidad me compro dos botellas en el super.
Trato de disimular mi sorpresa, saco un billete de mi cartera y se lo paso. Mientras, doy un trago a mi bebida y la saboreo todo lo que puedo. Al precio que la acabo de pagar debe saberme a gloria.
Recibo un mensaje de Kitty impaciente por saber cómo van las cosas. Le respondo un NQNA y me devuelve sorprendida de que no haya nada que notificar aún, además me pide que me apure.
No respondo y ubico a mi chica de ojos café situada al otro extremo del bar.
Me cruzo de piernas y me rasco detrás de la oreja. Esa es nuestra señal para indicar que el show empieza.
Perla se levanta con toda la elegancia de una dama y se dirige hacia la pista, pasa delante de la mesa dónde está sentado Jesse y deja caer su pequeño bolso rojo, esparciendo todo su contenido en el piso, se agacha de frente a él y abre las piernas de una forma muy provocativa, su vestido negro se desliza hacia arriba enseñando más de lo que debería una dama o en su caso mostrando que aún sigue equipada de todo su armamento.
Cuando termina de recoger lo que se ha caído, se levanta y continúa su trayecto hasta la pista donde empieza a moverse al ritmo de Lady Marmalade.
Yo casi que me río, la canción no puede estar más acorde al momento.
Jesse y sus amigos intercambian varias palabras mientras no le quita los ojos de encima a la pelirroja.
—¿Te puedo invitar un trago preciosa?
Me giro hacia la derecha y descubro al señor de cuarenta y pico de años que me está hablando.
—No gracias ya tengo uno—vuelvo a girarme hacia la pista en el mismo momento que la canción llega a su fin, Perla sale de la pista y Jesse se levanta de su silla.
Ella camina en dirección a su asiento y este se dirige hacia una de las meseras y le susurra algo al oído.
—Entonces permíteme invitarte este.
Insiste el tipo de un metro setenta que ha avanzado un poco más, situándose demasiado cerca para mi gusto.
—Gracias pero ya está pago—digo sin perder de vista a la mesera que se dirige hacia mi amiga.
Al llegar dónde está Perla, la chica le explica algo, al mismo tiempo que señala con el dedo la mesa de Jesse. Perla la escucha lentamente, mira hacia mí y yo muevo la cabeza de izquierda a derecha.
Mi amiga le responde y la chica regresa a la mesa del hijo pródigo y le transmite el mensaje. Este tuerce el gesto, sé que no le gustó la respuesta.
Jesse se pone de pie y sale en búsqueda de su presa. Lo conozco tanto que sabía que el muy ególatra no aceptaría un no por respuesta.
—Bueno, entonces permíteme pagarte el próximo.
¿Por qué será que los hombres no entienden las señales que indican que una mujer no está interesada?
Me giro hacia el moreno que no deja de insistir y lo miro con cara de pocos amigos.
—¿Por qué no me haces el favor y me iluminas con tu ausencia?
El señor y digo señor porque bien podría ser mi papá, pone mala cara, refunfuña algo pero al final obtengo lo que quería, que se largara.
Vuelvo a concentrar mi atención en la escena donde Jesse está usando sus mejores dotes de cazador, sin saber que aquí el cazado será él o al menos eso espero.
Veinte minutos más tarde, Perla se levanta de la silla y se dirige hacia el baño.
Yo automáticamente hago lo mismo y sigo sus pasos por el otro lado del bar para no tropezar con él.
Cuando entro al baño mi amiga me está esperando retocándose frente al espejo. Yo me acerco e imito sus gestos.
—¿Cómo van las cosas?
—A tu amiguito le van bien los juegos retorcidos, no querrás saber todo lo que me ha propuesto. Me extraña no habérmelo encontrado entre mis clientes.
Saco mi lipstick rojo y me retoco primero el labio inferior y luego lo paso por el superior.
—¿Se dio cuenta que eres un transgénero?
—Lo tiene clarito
—¿En qué han quedado?—pregunto antes de juntar los labios y hacer ese gesto que hacemos todas las mujeres para asegurarnos que haya quedado perfectamente uniforme—¿Van a subir o no?
Perla peina las hondas de su peluca y me responde.
—Me ha propuesto subir con sus dos amiguitos
—No—digo tajante—, De ninguna manera vas a participar en no sé qué juego pervertido que Jesse tenga en mente. Si vas a subir, él tiene que estar solo. No quiero involucrar a nadie más en esto.
—Tranquila ya le he dicho que los tríos no me van y que si quiere comerse este caramelito tiene que ser en tête a tête.
Asiento satisfecha con su respuesta.
—Vamos que estoy loca por atrapar a ese mal nacido con las manos en la masa.
Perla sale primero del servicio y yo espero unos segundos antes de seguir sus pasos, rogando a todos los santos que esto salga bien.
Cuando salgo del baño veo como Jesse la toma de la mano y se alejan de la barra.
Pasan por una puerta dónde está escrito: L’Eden Sur Terre Solo miembros autorizados.
Me cuelo por la puerta y el pasillo está tan oscuro que mis ojos tardan unos segundos en acostumbrarse. Por lo menos el lugar está insonorizado y ya no se escucha la música tecno.
Jesse se detiene a tan solo unos pasos y dice:
—Quiero reservar el número quince.
—Número de la membresía por favor—le pide una rubia de tetas grandes con un acento que bien podría ser ruso.
—74538
—¿Cuántas personas van a subir?
—Dos.
La rubia teclea algo en la laptop, espera unos segundos y luego añade:
—Ya pueden subir.
Ambos suben por una escalera metálica y yo me quedo frisada. No había pensado en eso.
¿Ahora cómo voy a hacer para subir sin que la rubia me vea?
Llevo más de diez minutos congelada en el mismo lugar sin saber qué hacer cuando la puerta se abre sobresaltándome.
—¿Dónde estabas?—pregunto en francés después de unos segundos, tratando de regularizar mi respiración dado que mi corazón late a mil por hora.
—Llegué no hace rato y estaba verificando algunas cosas—me responde Caleb.
Por un momento pensé que me habían descubierto.
—Necesito subir al reservado quince pero la rubia de ahí adelante parece uno de los soldados del palacio de buckingham, creo que a penas respira.
—Acompáñame—me pide y salimos por la misma puerta por la cual acaba de entrar.
Me vuelve azotar el ruido de la música mientras atravesamos todo el club y pasamos por delante del baño.
Llegamos a una puerta negra, él la abre y se detiene. No sé qué estamos esperando hasta que señala con el dedo la cámara que está en el pasillo.
Cuenta unos segundos y cruzamos rápidamente.
No sé qué ha sido eso pero él es el jefe de seguridad así que ya sabrá lo que hace.
Subimos por unas escaleras que nos llevan al segundo piso.
—Doblas en el cuarto reservado a la derecha, cuenta cinco reservados a la izquierda. Ahí encontrarás el número quince. Una vez dentro, tienes que dirigirte a la izquierda nuevamente. Sea lo que sea que vayas a hacer tienes diez minutos. Después tengo que regresar a mi puesto.
—Gracias.
Camino lo más rápido que puedo contando los reservados como me indicó el castaño de ojos marrones.
Cuando llego al número que estaba buscando. Empujo la puerta tapizada en un velour morado oscuro con el número quince en plateado pegado en la parte superior.
Una vez adentro sigo las instrucciones del grandulón de un metro noventa y doblo sobre mi izquierda. Me sorprende y me alegra ver que aquí dentro hay mucha más iluminación que en el resto del club.
Me acerco lentamente hacia una cortina negra de donde provienen unos jadeos.
Tomo un largo suspiro.
Saco mi teléfono del bolso, abro la app de la cámara y deslizó ligeramente la cortina.
Al hacerlo me quedo ojiplatica ante la visión que tengo en frente.
Me recupero rápidamente de mi estado de shock y doy gracias a todos los dioses por contribuir en la labor.
La imagen no podría ser más perfecta.
Tomo varias y salgo sin hacer ruido. Llego hasta donde me espera Caleb, este me acompaña al exterior por la puerta trasera del club. Me dice que es el mejor lugar dado que no tiene cámaras.
Una vez a fuera le doy un abrazo y le agradezco nuevamente por la ayuda.
Espero de verdad que esto no le traiga problemas.
Corro hacia el parking, me toma unos diez minutos llegar hasta el carro de Kitty ya que esta se parqueó un poco lejos.
No bien entro en el vehículo que ella me ametralla a preguntas.
—Una imagen vale más que mil palabras—le digo al enseñarle el iPhone.
Ella revisa mi teléfono a toda prisa y se queda igual que yo.
—No puede ser—dice antes de explotar de la risa—, Es que si me lo cuentas no te creo.
—Ay tú no digas nada, creo que tendré pesadillas durante un tiempo.
Kitty sigue mofándose y yo me contagio de su risa.
Una vez recuperada le hago una llamada perdida a Perla. Esa es la señal para decirle que todo ha salido bien y que puede salir del club en cuanto lo deseé.
—¿Y ahora la subimos al Facebook o qué?
—No, yo tengo algo mejor en mente—le digo a Kitty con una sonrisa malévola pensando en la segunda parte del plan.
Desde que Rachel me contó la semana pasada entre llantos que Jesse la había engañado, solo tengo una idea fija en la cabeza.
Como bien dice el dicho: en pueblo chico infierno grande y Luxemburgo es exactamente eso, un infierno donde todo el mundo se conoce por ser tan pequeño.
Haber crecido aquí tiene sus ventajas, digo crecido porque pasé más tiempo haciendo vida social en este lugar que en mi país de origen por lo que conozco mucha gente, entre ellas las personas adecuadas para lo que tengo en mente.
Lo primero que hice después de llevarme a Rachel a mi casa porque no quería que mi madrina ni nadie la viera en ese estado fue pedirle que me contara cómo sucedieron las cosas.
Una vez en posesión de todos los detalles y completamente indignada por la forma tan despreciable en la que el marrano la traicionó comencé a maquinar como hacerle pagar.
Luego dediqué la semana en hacer algunas llamadas para conocer los gustos y pasos del hijo pródigo. Descubrí que al niño lindo de papi le gusta frecuentar el Neón y todo cobró sentido.
El Neón es un club privado situado en la zona industrial a las afuera de la ciudad.
El inconveniente es que para poder entrar se tiene que ser miembro o ser invitado por uno de ellos, por lo tanto cumplir con ciertos requisitos, entre ellos tener una muy buena cantidad de dinero en tu cuenta de banco o como lo es Jesse: ser hijo de Fulanito de tal. O como en mi caso: conocer a alguien de adentro.
Caleb el primo de Emily es el jefe de seguridad por lo tanto también mi llave de entrada.
Teniendo en cuenta el estatus de Jesse y para lo que tengo pensado hacer es mejor no dejar rastro.
Por consiguiente lo segundo fue encontrar quién me ayudara ya que sería difícil acercarme sin que me reconociera, de manera que tuve que recurrir a una persona que fuera difícil de relacionar con Rachel o conmigo.
Por suerte para mí, conozco la persona ideal y en cuanto le comenté lo sucedido, mi amiga no lo dudo ni un segundo y estuvo más que dispuesta a ayudarme.
Perla es un transgénero ecuatoriano, aunque todavía no ha completado su transformación y puede que nunca lo haga.
Hace tres años, como a las tres de la madrugada, las chicas y yo regresábamos de una fiesta. En ese entonces Kitty aún no había comprado su bebé, un peugeot 207, así que cada vez que salíamos a la disco regresábamos a casa en taxi o en tren, como fue el caso de esa noche.
La encontramos en la parada de tren hecha un ovillo e invadida por el llanto, al acercarnos descubrimos que estaba mal herida, alguien la había golpeado.
Quisimos llevarla con la policía para que pusiera la querella y denunciara a los culpables pero ella se negó, Kitty y yo insistimos, incluso estábamos determinadas en ir nosotras personalmente a hacerlo pero ante la cara de pánico de ella desistimos de la idea y le preguntamos a qué le temía.
Fue cuando nos contó que estaba ilegal en el país y no quería ser deportada, tampoco podía ir a emergencia porque no tenía cobertura social y le saldría muy caro.
De manera que entre las cuatro decidimos llevarla al hospital. Una vez en emergencia al ser yo la única que no vivía en Luxemburgo y por lo tanto no tenía ningún registro, le dimos mis datos personales a la enfermera, cuando esta nos pidió un documento de identidad le dijimos que tuvimos una pelea a la salida de un bar con unos desconocidos y que durante el altercado había perdido la cartera con sus documentos dentro.
La enfermera puso cara de no creerse toda la historia pero no hizo más preguntas.
Perla fue atendida y entre Kitty y yo pagamos la factura del hospital. Desde entonces nos mantenemos en contacto. Ahora ya tiene sus papeles en regla y paga un impuesto para ejercer de prostituta en la Avenida de la Gare.
Siempre le hemos dicho que podría hacer otra cosa pero ella dice que gana más en una noche haciendo eso que cualquier persona que trabaja ocho horas al día ganando el sueldo mínimo.
—¿Tú estás segura que se encuentra aquí?
—Sí, ya te dije que Caleb me llamó y me dijo que hace rato que llegó—le respondo a Kitty.
No pensaba contarle nada pero me conoce tanto que es casi imposible ocultarle algo.
En cuanto le comenté lo que había pasado con Rachel y lo que tenía en mente insistió en venir conmigo.
—Bueno vamos por ese hijo de perra—se desabrocha el cinturón de seguridad y abre la puerta del conductor.
Tomo un hondo respiro y la sigo fuera del vehículo hacia el parking.
«Allá vamos».
Solo espero que todo salga bien.
—Espera—me detiene y me acomoda el cabello—Insisto en que me encanta tu nuevo look—trata de esconder una sonrisita burlona mientras me arregla la peluca.
—Vamos no te burles ya sé que luzco ridícula.
—No que va, estás de lo más apetecible.
Miro de nuevo mi atuendo y mentalmente me doy unas bofetadas, ¿en qué momento se me ocurrió esta idea?
—No digas esa clase de cosas que voy a terminar por arrepentirme, no entiendo por qué Perla insistió en que me vistiera así y me pusiera una peluca, a leguas se ve que el negro no es mi color natural.
—En eso estoy de acuerdo con ella, si queremos que nadie pueda reconocerte esta es la mejor forma. Tú solo hazte de cuenta que es Halloween.
—Ya claro, porque en Halloween acostumbro a ir disfrazada de prostituta barata.
Ella pone los ojos en blanco. A Kitty le encanta todo lo que tenga que ver con misterios e intriga por lo que para ella esto resulta de lo más divertido.
Una vez que termina de acomodarme el pelo, da un paso atrás, se lleva la mano a la barbilla y me estudia de abajo hacia arriba. Luego se acerca, me desabrocha otro botón del vestido negro, pronunciando más el escote. Da otro paso hacia atrás y vuelve a observarme. Hace una mueca con la boca, no parece del todo contenta con el resultado. Mi amiga se vuelve a acercar y entra una mano entre mi sostén.
—¡Hey!—me quejo—, ¿Se puede saber qué estás haciendo?
—Lo que no se enseña, no se vende—me responde mientras toma mi pecho y lo sube para que sobresalga un poco más del sujetador.
—Kitty por dios, trato de pasar desapercibida. Así voy a llamar la atención de todo el club—digo colocando el seno otra vez en su lugar.
Ella levanta las manos en modo de rendición.
—Está bien, está bien pero si algo sale mal después no digas que no te lo advertí.
—Si con salir mal te refieres a que un desconocido no me babeé sobre el escote, creo que estaré bien. Te prometo que no te voy a culpar.
Caminamos hacia el Club y cuando estamos cerca de la puerta me giro hacia mi amiga y le pido.
—Deséame suerte.
Kitty me da un sonoro beso en la mejilla.
—Mucha mierda. En cuanto consigas lo que queremos salimos pitadas de aquí más rápido que Speedy González
Giro sobre mis botas negras de quince centímetros y me dirijo hacia la entrada.
Caleb nos dijo que tres personas nuevas llamarían mucho la atención y podría traerle problemas en su trabajo.
Por lo tanto Kitty solo ha venido como refuerzo pero tendrá que esperar fuera hasta que consiga lo que he venido a buscar.
En la puerta, trato de comportarme de forma segura como si estuviera acostumbrada a frecuentar este tipo de lugares. Me acerco al chico de turno y le enseño la carta de invitación que me ha hecho llegar Caleb a través de Emily el miércoles.
Este le echa un ojo rápido, luego me mira lascivamente, dibuja una sonrisa antes de abrir la puerta y dejarme entrar.
—Gracias guapo.
Hombres, todos son iguales. Ven una mujer envuelta en un vestido corto ceñido al cuerpo y no pueden evitar poner cara de bobo.
Cuando atravieso la puerta, debo admitir que el local no es como me lo imaginaba. No sé qué pinta tendrá la parte de arriba pero sillones en velour rojo y negro adornan el primer piso, envuelto en una luz tenue.
Me encamino hacia el bar y ocupo uno de los taburetes de la barra. Pido un martini rojo y mientras espero me giro de medio lado y tiro un vistazo hacia la pista de baile que está rebosada de gente.
A primera vista parecen personas comunes y corrientes que han salido a divertirse un sábado en la noche pero si buscamos debajo de esa normalidad solo encontraremos ejecutivos y personas importantes que vienen aquí para satisfacer sus deseos más morbosos.
Sigo recorriendo con la mirada el lugar y ubico a mi blanco en una de las mesas que rodea la pista de baile entre dos hombres más.
Inmediatamente me hierve la sangre.
Él está aquí de lo más campante mientras que mi morenita linda lleva una semana llorando su engaño.
Según lo que descubrí mientras hacía averiguaciones sobre el Neón, es que a esta parte del club se le llama el punto de encuentro. Aquí abajo mientras bailas y te tomas un trago, vas estudiando a las personas hasta que encuentres una de tu agrado y haces un primer contacto.
Invitas a la persona a tu mesa y si conectan y quieren pasar a algo más serio pueden subir a la parte de arriba, a un reservado aunque la petición para acceder al segundo nivel debe ser hecha exclusivamente por un miembro del club.
El barman me pone mi bebida.
—¿Te lo cargo a tu cuenta?
—No gracias, prefiero pagar en efectivo.
—Serán veinte euros
¡Veinte euros por un simple Martini!
Pero por esa cantidad me compro dos botellas en el super.
Trato de disimular mi sorpresa, saco un billete de mi cartera y se lo paso. Mientras, doy un trago a mi bebida y la saboreo todo lo que puedo. Al precio que la acabo de pagar debe saberme a gloria.
Recibo un mensaje de Kitty impaciente por saber cómo van las cosas. Le respondo un NQNA y me devuelve sorprendida de que no haya nada que notificar aún, además me pide que me apure.
No respondo y ubico a mi chica de ojos café situada al otro extremo del bar.
Me cruzo de piernas y me rasco detrás de la oreja. Esa es nuestra señal para indicar que el show empieza.
Perla se levanta con toda la elegancia de una dama y se dirige hacia la pista, pasa delante de la mesa dónde está sentado Jesse y deja caer su pequeño bolso rojo, esparciendo todo su contenido en el piso, se agacha de frente a él y abre las piernas de una forma muy provocativa, su vestido negro se desliza hacia arriba enseñando más de lo que debería una dama o en su caso mostrando que aún sigue equipada de todo su armamento.
Cuando termina de recoger lo que se ha caído, se levanta y continúa su trayecto hasta la pista donde empieza a moverse al ritmo de Lady Marmalade.
Yo casi que me río, la canción no puede estar más acorde al momento.
Jesse y sus amigos intercambian varias palabras mientras no le quita los ojos de encima a la pelirroja.
—¿Te puedo invitar un trago preciosa?
Me giro hacia la derecha y descubro al señor de cuarenta y pico de años que me está hablando.
—No gracias ya tengo uno—vuelvo a girarme hacia la pista en el mismo momento que la canción llega a su fin, Perla sale de la pista y Jesse se levanta de su silla.
Ella camina en dirección a su asiento y este se dirige hacia una de las meseras y le susurra algo al oído.
—Entonces permíteme invitarte este.
Insiste el tipo de un metro setenta que ha avanzado un poco más, situándose demasiado cerca para mi gusto.
—Gracias pero ya está pago—digo sin perder de vista a la mesera que se dirige hacia mi amiga.
Al llegar dónde está Perla, la chica le explica algo, al mismo tiempo que señala con el dedo la mesa de Jesse. Perla la escucha lentamente, mira hacia mí y yo muevo la cabeza de izquierda a derecha.
Mi amiga le responde y la chica regresa a la mesa del hijo pródigo y le transmite el mensaje. Este tuerce el gesto, sé que no le gustó la respuesta.
Jesse se pone de pie y sale en búsqueda de su presa. Lo conozco tanto que sabía que el muy ególatra no aceptaría un no por respuesta.
—Bueno, entonces permíteme pagarte el próximo.
¿Por qué será que los hombres no entienden las señales que indican que una mujer no está interesada?
Me giro hacia el moreno que no deja de insistir y lo miro con cara de pocos amigos.
—¿Por qué no me haces el favor y me iluminas con tu ausencia?
El señor y digo señor porque bien podría ser mi papá, pone mala cara, refunfuña algo pero al final obtengo lo que quería, que se largara.
Vuelvo a concentrar mi atención en la escena donde Jesse está usando sus mejores dotes de cazador, sin saber que aquí el cazado será él o al menos eso espero.
Veinte minutos más tarde, Perla se levanta de la silla y se dirige hacia el baño.
Yo automáticamente hago lo mismo y sigo sus pasos por el otro lado del bar para no tropezar con él.
Cuando entro al baño mi amiga me está esperando retocándose frente al espejo. Yo me acerco e imito sus gestos.
—¿Cómo van las cosas?
—A tu amiguito le van bien los juegos retorcidos, no querrás saber todo lo que me ha propuesto. Me extraña no habérmelo encontrado entre mis clientes.
Saco mi lipstick rojo y me retoco primero el labio inferior y luego lo paso por el superior.
—¿Se dio cuenta que eres un transgénero?
—Lo tiene clarito
—¿En qué han quedado?—pregunto antes de juntar los labios y hacer ese gesto que hacemos todas las mujeres para asegurarnos que haya quedado perfectamente uniforme—¿Van a subir o no?
Perla peina las hondas de su peluca y me responde.
—Me ha propuesto subir con sus dos amiguitos
—No—digo tajante—, De ninguna manera vas a participar en no sé qué juego pervertido que Jesse tenga en mente. Si vas a subir, él tiene que estar solo. No quiero involucrar a nadie más en esto.
—Tranquila ya le he dicho que los tríos no me van y que si quiere comerse este caramelito tiene que ser en tête a tête.
Asiento satisfecha con su respuesta.
—Vamos que estoy loca por atrapar a ese mal nacido con las manos en la masa.
Perla sale primero del servicio y yo espero unos segundos antes de seguir sus pasos, rogando a todos los santos que esto salga bien.
Cuando salgo del baño veo como Jesse la toma de la mano y se alejan de la barra.
Pasan por una puerta dónde está escrito: L’Eden Sur Terre Solo miembros autorizados.
Me cuelo por la puerta y el pasillo está tan oscuro que mis ojos tardan unos segundos en acostumbrarse. Por lo menos el lugar está insonorizado y ya no se escucha la música tecno.
Jesse se detiene a tan solo unos pasos y dice:
—Quiero reservar el número quince.
—Número de la membresía por favor—le pide una rubia de tetas grandes con un acento que bien podría ser ruso.
—74538
—¿Cuántas personas van a subir?
—Dos.
La rubia teclea algo en la laptop, espera unos segundos y luego añade:
—Ya pueden subir.
Ambos suben por una escalera metálica y yo me quedo frisada. No había pensado en eso.
¿Ahora cómo voy a hacer para subir sin que la rubia me vea?
Llevo más de diez minutos congelada en el mismo lugar sin saber qué hacer cuando la puerta se abre sobresaltándome.
—¿Dónde estabas?—pregunto en francés después de unos segundos, tratando de regularizar mi respiración dado que mi corazón late a mil por hora.
—Llegué no hace rato y estaba verificando algunas cosas—me responde Caleb.
Por un momento pensé que me habían descubierto.
—Necesito subir al reservado quince pero la rubia de ahí adelante parece uno de los soldados del palacio de buckingham, creo que a penas respira.
—Acompáñame—me pide y salimos por la misma puerta por la cual acaba de entrar.
Me vuelve azotar el ruido de la música mientras atravesamos todo el club y pasamos por delante del baño.
Llegamos a una puerta negra, él la abre y se detiene. No sé qué estamos esperando hasta que señala con el dedo la cámara que está en el pasillo.
Cuenta unos segundos y cruzamos rápidamente.
No sé qué ha sido eso pero él es el jefe de seguridad así que ya sabrá lo que hace.
Subimos por unas escaleras que nos llevan al segundo piso.
—Doblas en el cuarto reservado a la derecha, cuenta cinco reservados a la izquierda. Ahí encontrarás el número quince. Una vez dentro, tienes que dirigirte a la izquierda nuevamente. Sea lo que sea que vayas a hacer tienes diez minutos. Después tengo que regresar a mi puesto.
—Gracias.
Camino lo más rápido que puedo contando los reservados como me indicó el castaño de ojos marrones.
Cuando llego al número que estaba buscando. Empujo la puerta tapizada en un velour morado oscuro con el número quince en plateado pegado en la parte superior.
Una vez adentro sigo las instrucciones del grandulón de un metro noventa y doblo sobre mi izquierda. Me sorprende y me alegra ver que aquí dentro hay mucha más iluminación que en el resto del club.
Me acerco lentamente hacia una cortina negra de donde provienen unos jadeos.
Tomo un largo suspiro.
Saco mi teléfono del bolso, abro la app de la cámara y deslizó ligeramente la cortina.
Al hacerlo me quedo ojiplatica ante la visión que tengo en frente.
Me recupero rápidamente de mi estado de shock y doy gracias a todos los dioses por contribuir en la labor.
La imagen no podría ser más perfecta.
Tomo varias y salgo sin hacer ruido. Llego hasta donde me espera Caleb, este me acompaña al exterior por la puerta trasera del club. Me dice que es el mejor lugar dado que no tiene cámaras.
Una vez a fuera le doy un abrazo y le agradezco nuevamente por la ayuda.
Espero de verdad que esto no le traiga problemas.
Corro hacia el parking, me toma unos diez minutos llegar hasta el carro de Kitty ya que esta se parqueó un poco lejos.
No bien entro en el vehículo que ella me ametralla a preguntas.
—Una imagen vale más que mil palabras—le digo al enseñarle el iPhone.
Ella revisa mi teléfono a toda prisa y se queda igual que yo.
—No puede ser—dice antes de explotar de la risa—, Es que si me lo cuentas no te creo.
—Ay tú no digas nada, creo que tendré pesadillas durante un tiempo.
Kitty sigue mofándose y yo me contagio de su risa.
Una vez recuperada le hago una llamada perdida a Perla. Esa es la señal para decirle que todo ha salido bien y que puede salir del club en cuanto lo deseé.
—¿Y ahora la subimos al Facebook o qué?
—No, yo tengo algo mejor en mente—le digo a Kitty con una sonrisa malévola pensando en la segunda parte del plan.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: De Mis Sueños II (Adaptada) Epílogo
hola morra,...
ahi dios san miedo cuando se juntan las dos!!!
mmmm noche productiva para britt y su vendetta para jesse!!!
a ver como termina todo???
nos vemos!!!
ahi dios san miedo cuando se juntan las dos!!!
mmmm noche productiva para britt y su vendetta para jesse!!!
a ver como termina todo???
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
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