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[Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
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Isabella28
micky morales
23l1
7 participantes
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Página 3 de 7. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Ellos no son tuyos ahora Santana, pero podrian serlo si tan solo te lo propones!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Hola morra...
Ahora donde cuernos están esas cartas??
Demasiado bueno el encuentro de maribel y britt!!
Nunca se sacaron del sistema de cada una... Ahora ahí una segunda oportunidad... A ver si eligen bien... Maribel de casamentera no jodas san va a matar a su mama si alguien se le aserca a britt jajaja
Nos vemos!
Ahora donde cuernos están esas cartas??
Demasiado bueno el encuentro de maribel y britt!!
Nunca se sacaron del sistema de cada una... Ahora ahí una segunda oportunidad... A ver si eligen bien... Maribel de casamentera no jodas san va a matar a su mama si alguien se le aserca a britt jajaja
Nos vemos!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Pues si todo parece apuntar a la familia de Britt esta entre sus padres y su tia .... aunque no entiendo conqe intencion lo hicieron si al final ellos no la poyaron hubieran permitido que los López cuidaran de ella....
y con San pues que decir, ha de ser horrible hacerte a un lado porque a la persona que quieres esta con tu hermano y ahora que tiene la oportunidad no se considera buena para ella, pero espero que recapacite antes de que Maribel mande a citas a Britt jajja
y con San pues que decir, ha de ser horrible hacerte a un lado porque a la persona que quieres esta con tu hermano y ahora que tiene la oportunidad no se considera buena para ella, pero espero que recapacite antes de que Maribel mande a citas a Britt jajja
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Que lindo por Britt y Santy ya no van a estar solos!!!!
Jajaja la mama de San la hecho al agua!!!
Saludos
Jajaja la mama de San la hecho al agua!!!
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:Ellos no son tuyos ahora Santana, pero podrian serlo si tan solo te lo propones!!!!!
Hola, toda, pero toda la razón ai! Asik san esta todo, pero todo en tus manos! Saludos =D
3:) escribió:Hola morra...
Ahora donde cuernos están esas cartas??
Demasiado bueno el encuentro de maribel y britt!!
Nunca se sacaron del sistema de cada una... Ahora ahí una segunda oportunidad... A ver si eligen bien... Maribel de casamentera no jodas san va a matar a su mama si alguien se le aserca a britt jajaja
Nos vemos!
Hola lu, esa es la pregunta del millón! y espero este cap nos diga algo la vrdd =/ SI!!! aii tanto tiempo perdido x culpa de terceros ¬¬ Esk como podrían¿? ajajjaaj. SI! y nada esta ai para impedirlo...Tienen que ¬¬ Jajajajajajajaja nose xq te creo ajajajja. Saludos =D
JVM escribió:Pues si todo parece apuntar a la familia de Britt esta entre sus padres y su tia .... aunque no entiendo conqe intencion lo hicieron si al final ellos no la poyaron hubieran permitido que los López cuidaran de ella....
y con San pues que decir, ha de ser horrible hacerte a un lado porque a la persona que quieres esta con tu hermano y ahora que tiene la oportunidad no se considera buena para ella, pero espero que recapacite antes de que Maribel mande a citas a Britt jajja
Hola, y la vrdd siempre fue como lo mas obvio...lo cual es muy malo para la rubia =/ Yo tampoco...solo la maldad a ai..., como dije antes en un comentario, es dificil ser mamá a esa edad, pero no ai xq alejarla ¬¬ Si, si antes no podia estar con britt, ahora tampoco xq no cree q es buena para ella =/ JAjaaj espero y eso le abra los ojos así se la juega. Saludos =D
monica.santander escribió:Que lindo por Britt y Santy ya no van a estar solos!!!!
Jajaja la mama de San la hecho al agua!!!
Saludos
Hola, siii, las cosas estan mejorando para ellos! JAajajajaaj ya sabemos q es de gen hablar antes de pensar jaajjaajja. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Cap 8
Capitulo 8
Brittany
—¿Qué pasaría si te dijera que Santana era la hermana mayor de tu papá? ¿Te gustaría tenerla como tía?
Santiago se quedó inmóvil en mis brazos, y su ceño aumentó.
Esta no era la forma en que quería hacer esto.
Esperaba ver Star Wars con él y utilizar eso como una feliz distracción. Pero después de la visita de nuestros visitantes mañaneros, sabía que tenía que hacerlo ahora.
Quería que tuviera a Maribel y Pedro López en su vida, y por lo que acababa de ver, ellos también lo querían.
Era tiempo de que Santiago tuviera abuelos que lo consintieran.
—¿Santana es la hermana de mi papá? Pero…ella no me dijo eso.
Esta era la parte difícil.
Santiago tenía cinco años, pero nuestra vida lo hizo crecer a pasos agigantado.
Emocionalmente, era mucho mayor de lo que debería ser.
—Santana no sabía nada de ti hasta el otro día, cuando pensaste que me hizo llorar. Pensé que ella lo sabía. Había enviado cartas, pero nunca llegaron.
—¿Quiénes son ellos? —preguntó.
—Los padres de Santana. Los padres de tu papá. Tus abuelos.
Sus ojos se abrieron con asombro.
—¿Mamá M y Pedro son mis abuelos?
Asentí.
—Y ellos desean conocerte. Amaban a tu papá un montón. Y quieren conocer a su hijo. Es por eso que vinieron esta mañana. Están muy contentos de saber que eres su nieto.
Sus ojos se hicieron más grandes.
—¿Tengo abuelos? Pensé que habías dicho que no.
Suspirando, besé su cabeza.
—No quería que pienses que tus abuelos no te amaban. Pensé que nos habían dado la espalda cuando tu papá se fue. Así que estaba protegiéndote.
Estuvo en silencio durante varios minutos.
Dejé que pensara en todo esto y no hablé. Jugueteó con sus pulgares mientras estudiaba sus manos. De vez en cuando se giraba para mirar sobre mi hombro, por la ventana a la casa del frente.
No me podía imaginar lo que pasaba en su cabecita.
Protegerlo de cualquier dolor era mi primera preocupación.
—¿Tienen fotos de mi papá?—preguntó.
Solo tenía un par en mi maleta cuando me echaron, y eso era todo lo que Santiago había visto de su papá.
Asentí.
—Tienen muchas. Es posible que incluso puedas ver fotos de cuando tenía tu edad. Puedes ver lo mucho que te pareces a él.
Se movió y miró por la ventana hacia su casa.
—¿Puedo ir a ver las fotos y tomar algunas galletas?—preguntó, girando de nuevo hacia mí.
Maribel probablemente nunca podría permanecer sin galletas de chocolate de nuevo.
—Estoy segura de que esperan ansiosamente que vayas ahí. ¿Quieres que vaya también? ¿O te gustaría que te deje ir solo?
Enviarlo solo ahí me asustaba.
Quería sostener su mano a través de esto, pero igual que con todo lo demás, Santiago era fuerte. Manejaba las cosas con una fuerza que era inesperada para un niño de cinco años.
—Te quiero ahí. Ella hace unas muy buenas galletas. Puedes comer algunas también.
Quería dejar escapar un suspiro de alivio.
—Está bien. Deja que me vista y cepille mi cabello, entonces podemos ir ahí. ¿Por qué no vas a vestirte también?
Aún llevaba su pijama de Superman.
Asintió, saltó, y luego se fue corriendo.
Esto fue mucho más fácil de lo que había previsto. Pero entonces, todavía no tuvo tiempo para asimilarlo.
Fui detrás de él y entré al baño. Antes de hacer algo más, me quedé ahí y me miré.
Siempre pensé que era bonita.
Parecía que a los chicos y las chicas les gustaba. No era una belleza ni nada, pero mi cuerpo no estaba mal.
Mis piernas eran largas y tenía unas tetas copa C. Mi cabello era rubio, pero ya había hecho las paces con eso hace mucho tiempo, así como con las pecas en mi nariz.
Pero dolía saber que Santana me describió como promedio.
No…fue un duro golpe para mi autoestima.
Tal vez había envejecido más de lo que creía.
Tal vez ser una mamá soltera luchadora me desgastó un poco.
Me incliné hacia el espejo y busqué arrugas. Vi mis pecas, pero arrugas todavía no. Supongo que mi nariz lucía un poco rechoncha y mis brazos no estaban tan tonificados.
No tenía tiempo para ir al gimnasio.
Cualquier signo de un bronceado había desaparecido.
Supongo que era promedio. Al menos no me llamó fea. Podría vivir con eso.
Además, era la mamá de Santiago; ¿qué importaba lo que otra persona pensaba de mí?
No era como si estuviera buscando algo para comenzar a salir.
Si ese fuera el caso, podría pasar un poco más de tiempo de lo habitual haciéndome ver menos agotada.
Cuando terminé de cepillarme los dientes y peinar mi cabello, quería golpearme por dejar que la opinión de Santana me afectara.
Era mejor que eso. Más fuerte.
Ser bonita no era algo que me preocupara normalmente.
Fui a mi armario, saqué un par de pantalones cortos, y me los puse, luego agarré una camiseta sin mangas.
No pensaría sobre mi elección de ropa.
No me iba a vestir mejor para una visita al otro lado de la calle.
Tenía la intención de hacer un poco de trabajo en el jardín hoy y hacer un picnic en el patio trasero con mi hijo.
No había ninguna razón para vestirme mejor. Ya había gastado más tiempo en mi cara de lo necesario para esas actividades.
Deslicé mis pies en un par de chancletas y me negué a preocuparme porque no pinté las uñas de mis pies desde que me quité el esmalte viejo la semana pasada.
Daba igual.
—¿Estás lista, mamá?—preguntó Santiago mientras rebotaba sobre las puntas de sus pies, mirando a través del mosquitero de la puerta hacia la casa de los López.
Se encontraba ansioso por verlos de nuevo ahora que sabía que eran su familia.
—Sí, señor—respondí, tratando de alcanzar su mano y abriendo la puerta—Vamos a conocer a tus abuelos.
—Ya los conocí, mami. ¿Recuerdas?
Asentí.
—Sí, es cierto, pero esta vez será diferente, porque ahora saben lo importante que eres para ellos.
Pareció entender eso cuando empezó a caminar hacia la calle, jalándome con él.
La camioneta de Santana seguía en la entrada, y aunque sabía que ella necesitaba ver a Santiago y hablar con él ahora que sabía que era de la familia, deseaba que se hubiera ido.
Aunque no debiera preocuparme por el comentario “promedio”, hirió mis sentimientos, y me iba a hacer sentir incómoda.
Odiaba eso.
Me hubiera gustado que pudiera superarlo.
Ese enamoramiento adolescente que tenía con Santana mostraba su fea cabeza y se burlaba de mí con su opinión sobre mí.
Maldita Santana López.
Santana
Mamá se encontraba en la puerta, observando a Santiago y Brittany caminar hacia la casa.
Retorcía las manos, casi sin poder contenerse.
Estuvo observando su casa desde que habíamos regresado.
Me alegré de que Brittany no iba a hacerla esperar. Había hablado con Santiago de inmediato, al parecer.
Imaginé que el niño sería curioso y querría venir. Él era como su papá en ese sentido.
—Míralo. Es tan perfecto. Se parece a Alfonso—mamá suspiró con asombro mientras ellos subían los escalones de la entrada.
—Abre la puerta, mamá—le dije.
Papá se levantó de su lugar en el sofá y se acercó para acompañarla mientras recibían a su nieto. Su mano se posó en la espalda de mamá, y ella se estiró para apretarla.
Esto era bueno para ellos.
Santiago iba a ser bueno para ellos.
Mamá abrió la puerta justo cuando Santiago llegó. La estudió un momento, y luego miró a papá. Todo el mundo permaneció en silencio, esperando a que él dijera algo. Finalmente se encogió de hombros y extendió los brazos.
—Así que, yo soy su nieto.
Su declaración hizo que todos se relajaran, y mis padres comenzaron a reír. Entonces mamá se inclinó y extendió los brazos.
—Sí, lo eres, y me gustaría un abrazo de mi nieto.
Santiago la abrazó de buena gana. Su pequeña mirada encontró la mía a través del cuarto, y sonrió.
—Hola, tía San—dijo.
Nada en mi vida me preparó para eso.
Me las arreglé para no hacer el ridículo al ponerme emocional y asentí.
—Hola, hombrecito—respondí con una sonrisa.
Se apartó de mi mamá y la miró seriamente.
—¿Tienes alguna galletita? —preguntó.
La risa de mamá era musical y ligera. No la oía así en mucho tiempo.
—Sí, sí tengo. Hice un lote solo para ti. Vamos a la cocina.
—Primero necesito mi abrazo—dijo papá, y Santiago se le acercó mientras él se inclinaba para darle un abrazo.
—Eres muy grande. Mi papá era muy grande. He visto fotos. ¿Tienes fotos de él?
Papá se tensó por un momento, luego se relajó.
No veíamos fotos de Alfonso desde su muerte. Ni siquiera hablábamos de él.
Pero este chico quería recordarlo.
—Sí, tenemos un montón de fotos de tu papá. Podemos mirarlas juntos—dijo, y Santiago le sonrió con entusiasmo.
—¿Escuchaste eso, mamá? ¡Tenías razón! Tienen muchas fotos de papá—dijo, mirando a Brittany.
Fue la primera vez desde que entraron en la casa que me permití mirarla de verdad.
Y fue un error porque, maldito sea el infierno, llevaba puesto pantalones cortos y una camiseta apretada que mostraba lo bien dotada que estaba. Su cabello se encontraba peinado en ondas sedosas, y extrañé el aspecto desordenado de esta mañana.
Quería desordenarlo de nuevo. Mientras esas piernas se envolvían a mi alrededor.
¡No!
¡Mierda!
Tenía que parar con esa mierda.
Ella era la mamá de Santiago. No una follada.
—Adelante, señorita. También tenemos galletas para ti—le dijo papá a Brittany, que todavía no hablaba.
Ella se sonrojó y me miró, luego de regreso a mi papá.
—Estoy bien. No debería comer galletas tan temprano.
Papá puso el brazo alrededor de sus hombros.
—Las galletas son para cualquier hora del día. ¿No sabías eso? Recuerdo que te comías las galletas de Maribel cada vez que ponías un pie en la puerta.
—Era más joven y me encontraba en mejor forma—respondió, mientras su rubor empeoraba.
¿De qué demonios hablaba?
La mujer tenía curvas en todos los lugares correctos. No había nada mejor que eso.
—Todavía eres una jovencita. Mejor come esas galletas ahora. Cuando seas mayor todo cambiará. Aprovecha de comerlas mientras sigues joven.
Brittany se rió y fue con mi papá a la cocina.
Me quedé de pie ahí, sin saber dónde encajaba aquí. Era la casa de mis padres, pero de repente me sentí como la infiltrada.
—¡Tía San! Ven a comer estas galletas conmigo. Mamá M también tiene leche de verdad—gritó Santiago.
Por otra parte, tal vez sí tenía un lugar.
Santiago se quedó inmóvil en mis brazos, y su ceño aumentó.
Esta no era la forma en que quería hacer esto.
Esperaba ver Star Wars con él y utilizar eso como una feliz distracción. Pero después de la visita de nuestros visitantes mañaneros, sabía que tenía que hacerlo ahora.
Quería que tuviera a Maribel y Pedro López en su vida, y por lo que acababa de ver, ellos también lo querían.
Era tiempo de que Santiago tuviera abuelos que lo consintieran.
—¿Santana es la hermana de mi papá? Pero…ella no me dijo eso.
Esta era la parte difícil.
Santiago tenía cinco años, pero nuestra vida lo hizo crecer a pasos agigantado.
Emocionalmente, era mucho mayor de lo que debería ser.
—Santana no sabía nada de ti hasta el otro día, cuando pensaste que me hizo llorar. Pensé que ella lo sabía. Había enviado cartas, pero nunca llegaron.
—¿Quiénes son ellos? —preguntó.
—Los padres de Santana. Los padres de tu papá. Tus abuelos.
Sus ojos se abrieron con asombro.
—¿Mamá M y Pedro son mis abuelos?
Asentí.
—Y ellos desean conocerte. Amaban a tu papá un montón. Y quieren conocer a su hijo. Es por eso que vinieron esta mañana. Están muy contentos de saber que eres su nieto.
Sus ojos se hicieron más grandes.
—¿Tengo abuelos? Pensé que habías dicho que no.
Suspirando, besé su cabeza.
—No quería que pienses que tus abuelos no te amaban. Pensé que nos habían dado la espalda cuando tu papá se fue. Así que estaba protegiéndote.
Estuvo en silencio durante varios minutos.
Dejé que pensara en todo esto y no hablé. Jugueteó con sus pulgares mientras estudiaba sus manos. De vez en cuando se giraba para mirar sobre mi hombro, por la ventana a la casa del frente.
No me podía imaginar lo que pasaba en su cabecita.
Protegerlo de cualquier dolor era mi primera preocupación.
—¿Tienen fotos de mi papá?—preguntó.
Solo tenía un par en mi maleta cuando me echaron, y eso era todo lo que Santiago había visto de su papá.
Asentí.
—Tienen muchas. Es posible que incluso puedas ver fotos de cuando tenía tu edad. Puedes ver lo mucho que te pareces a él.
Se movió y miró por la ventana hacia su casa.
—¿Puedo ir a ver las fotos y tomar algunas galletas?—preguntó, girando de nuevo hacia mí.
Maribel probablemente nunca podría permanecer sin galletas de chocolate de nuevo.
—Estoy segura de que esperan ansiosamente que vayas ahí. ¿Quieres que vaya también? ¿O te gustaría que te deje ir solo?
Enviarlo solo ahí me asustaba.
Quería sostener su mano a través de esto, pero igual que con todo lo demás, Santiago era fuerte. Manejaba las cosas con una fuerza que era inesperada para un niño de cinco años.
—Te quiero ahí. Ella hace unas muy buenas galletas. Puedes comer algunas también.
Quería dejar escapar un suspiro de alivio.
—Está bien. Deja que me vista y cepille mi cabello, entonces podemos ir ahí. ¿Por qué no vas a vestirte también?
Aún llevaba su pijama de Superman.
Asintió, saltó, y luego se fue corriendo.
Esto fue mucho más fácil de lo que había previsto. Pero entonces, todavía no tuvo tiempo para asimilarlo.
Fui detrás de él y entré al baño. Antes de hacer algo más, me quedé ahí y me miré.
Siempre pensé que era bonita.
Parecía que a los chicos y las chicas les gustaba. No era una belleza ni nada, pero mi cuerpo no estaba mal.
Mis piernas eran largas y tenía unas tetas copa C. Mi cabello era rubio, pero ya había hecho las paces con eso hace mucho tiempo, así como con las pecas en mi nariz.
Pero dolía saber que Santana me describió como promedio.
No…fue un duro golpe para mi autoestima.
Tal vez había envejecido más de lo que creía.
Tal vez ser una mamá soltera luchadora me desgastó un poco.
Me incliné hacia el espejo y busqué arrugas. Vi mis pecas, pero arrugas todavía no. Supongo que mi nariz lucía un poco rechoncha y mis brazos no estaban tan tonificados.
No tenía tiempo para ir al gimnasio.
Cualquier signo de un bronceado había desaparecido.
Supongo que era promedio. Al menos no me llamó fea. Podría vivir con eso.
Además, era la mamá de Santiago; ¿qué importaba lo que otra persona pensaba de mí?
No era como si estuviera buscando algo para comenzar a salir.
Si ese fuera el caso, podría pasar un poco más de tiempo de lo habitual haciéndome ver menos agotada.
Cuando terminé de cepillarme los dientes y peinar mi cabello, quería golpearme por dejar que la opinión de Santana me afectara.
Era mejor que eso. Más fuerte.
Ser bonita no era algo que me preocupara normalmente.
Fui a mi armario, saqué un par de pantalones cortos, y me los puse, luego agarré una camiseta sin mangas.
No pensaría sobre mi elección de ropa.
No me iba a vestir mejor para una visita al otro lado de la calle.
Tenía la intención de hacer un poco de trabajo en el jardín hoy y hacer un picnic en el patio trasero con mi hijo.
No había ninguna razón para vestirme mejor. Ya había gastado más tiempo en mi cara de lo necesario para esas actividades.
Deslicé mis pies en un par de chancletas y me negué a preocuparme porque no pinté las uñas de mis pies desde que me quité el esmalte viejo la semana pasada.
Daba igual.
—¿Estás lista, mamá?—preguntó Santiago mientras rebotaba sobre las puntas de sus pies, mirando a través del mosquitero de la puerta hacia la casa de los López.
Se encontraba ansioso por verlos de nuevo ahora que sabía que eran su familia.
—Sí, señor—respondí, tratando de alcanzar su mano y abriendo la puerta—Vamos a conocer a tus abuelos.
—Ya los conocí, mami. ¿Recuerdas?
Asentí.
—Sí, es cierto, pero esta vez será diferente, porque ahora saben lo importante que eres para ellos.
Pareció entender eso cuando empezó a caminar hacia la calle, jalándome con él.
La camioneta de Santana seguía en la entrada, y aunque sabía que ella necesitaba ver a Santiago y hablar con él ahora que sabía que era de la familia, deseaba que se hubiera ido.
Aunque no debiera preocuparme por el comentario “promedio”, hirió mis sentimientos, y me iba a hacer sentir incómoda.
Odiaba eso.
Me hubiera gustado que pudiera superarlo.
Ese enamoramiento adolescente que tenía con Santana mostraba su fea cabeza y se burlaba de mí con su opinión sobre mí.
Maldita Santana López.
Santana
Mamá se encontraba en la puerta, observando a Santiago y Brittany caminar hacia la casa.
Retorcía las manos, casi sin poder contenerse.
Estuvo observando su casa desde que habíamos regresado.
Me alegré de que Brittany no iba a hacerla esperar. Había hablado con Santiago de inmediato, al parecer.
Imaginé que el niño sería curioso y querría venir. Él era como su papá en ese sentido.
—Míralo. Es tan perfecto. Se parece a Alfonso—mamá suspiró con asombro mientras ellos subían los escalones de la entrada.
—Abre la puerta, mamá—le dije.
Papá se levantó de su lugar en el sofá y se acercó para acompañarla mientras recibían a su nieto. Su mano se posó en la espalda de mamá, y ella se estiró para apretarla.
Esto era bueno para ellos.
Santiago iba a ser bueno para ellos.
Mamá abrió la puerta justo cuando Santiago llegó. La estudió un momento, y luego miró a papá. Todo el mundo permaneció en silencio, esperando a que él dijera algo. Finalmente se encogió de hombros y extendió los brazos.
—Así que, yo soy su nieto.
Su declaración hizo que todos se relajaran, y mis padres comenzaron a reír. Entonces mamá se inclinó y extendió los brazos.
—Sí, lo eres, y me gustaría un abrazo de mi nieto.
Santiago la abrazó de buena gana. Su pequeña mirada encontró la mía a través del cuarto, y sonrió.
—Hola, tía San—dijo.
Nada en mi vida me preparó para eso.
Me las arreglé para no hacer el ridículo al ponerme emocional y asentí.
—Hola, hombrecito—respondí con una sonrisa.
Se apartó de mi mamá y la miró seriamente.
—¿Tienes alguna galletita? —preguntó.
La risa de mamá era musical y ligera. No la oía así en mucho tiempo.
—Sí, sí tengo. Hice un lote solo para ti. Vamos a la cocina.
—Primero necesito mi abrazo—dijo papá, y Santiago se le acercó mientras él se inclinaba para darle un abrazo.
—Eres muy grande. Mi papá era muy grande. He visto fotos. ¿Tienes fotos de él?
Papá se tensó por un momento, luego se relajó.
No veíamos fotos de Alfonso desde su muerte. Ni siquiera hablábamos de él.
Pero este chico quería recordarlo.
—Sí, tenemos un montón de fotos de tu papá. Podemos mirarlas juntos—dijo, y Santiago le sonrió con entusiasmo.
—¿Escuchaste eso, mamá? ¡Tenías razón! Tienen muchas fotos de papá—dijo, mirando a Brittany.
Fue la primera vez desde que entraron en la casa que me permití mirarla de verdad.
Y fue un error porque, maldito sea el infierno, llevaba puesto pantalones cortos y una camiseta apretada que mostraba lo bien dotada que estaba. Su cabello se encontraba peinado en ondas sedosas, y extrañé el aspecto desordenado de esta mañana.
Quería desordenarlo de nuevo. Mientras esas piernas se envolvían a mi alrededor.
¡No!
¡Mierda!
Tenía que parar con esa mierda.
Ella era la mamá de Santiago. No una follada.
—Adelante, señorita. También tenemos galletas para ti—le dijo papá a Brittany, que todavía no hablaba.
Ella se sonrojó y me miró, luego de regreso a mi papá.
—Estoy bien. No debería comer galletas tan temprano.
Papá puso el brazo alrededor de sus hombros.
—Las galletas son para cualquier hora del día. ¿No sabías eso? Recuerdo que te comías las galletas de Maribel cada vez que ponías un pie en la puerta.
—Era más joven y me encontraba en mejor forma—respondió, mientras su rubor empeoraba.
¿De qué demonios hablaba?
La mujer tenía curvas en todos los lugares correctos. No había nada mejor que eso.
—Todavía eres una jovencita. Mejor come esas galletas ahora. Cuando seas mayor todo cambiará. Aprovecha de comerlas mientras sigues joven.
Brittany se rió y fue con mi papá a la cocina.
Me quedé de pie ahí, sin saber dónde encajaba aquí. Era la casa de mis padres, pero de repente me sentí como la infiltrada.
—¡Tía San! Ven a comer estas galletas conmigo. Mamá M también tiene leche de verdad—gritó Santiago.
Por otra parte, tal vez sí tenía un lugar.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
San como que la anduvo cagando con el comentario de "promedio"...britt ojos de cielo es lo mas lindo del mundo.
Pd: fui a la playa y adivina...si, toda mi hermosura de cuerpo esta enronchado :-D ovalle?
Pd: fui a la playa y adivina...si, toda mi hermosura de cuerpo esta enronchado :-D ovalle?
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Ok las cosas van marchando, la familia de San son buenas personas y le haran bien a santy, espero no comiencen a buscarle citas a Britt!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
Van demaciado bien las cosas...
San siempre va a tener lugar con britt.. Aunque ninguna va a reconocer la atracción jajaja
Nos vemos!!
Pd;... Oye mmmmm tienes algún libro o saga para recomendar... Ya termine el sabado la de los vinar y no tengo nada para leer!!
Van demaciado bien las cosas...
San siempre va a tener lugar con britt.. Aunque ninguna va a reconocer la atracción jajaja
Nos vemos!!
Pd;... Oye mmmmm tienes algún libro o saga para recomendar... Ya termine el sabado la de los vinar y no tengo nada para leer!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Isabella28 escribió:San como que la anduvo cagando con el comentario de "promedio"...britt ojos de cielo es lo mas lindo del mundo.
Pd: fui a la playa y adivina...si, toda mi hermosura de cuerpo esta enronchado :-D ovalle?
Hola, pfff dices tu ¬¬ se fue apik esa niña ¬¬ SI!!! yo la kiero para mi!!!Saludos =D
Pd: jajajaja xD jajaaj rayos y justo q ya se acercan los días de calor =/... y pastillas o algo no ai¿? para disfrutar un poquito q sea¿? cerca....
micky morales escribió:Ok las cosas van marchando, la familia de San son buenas personas y le haran bien a santy, espero no comiencen a buscarle citas a Britt!!!!!
Hola, si q si SI y es lo q importa. Si, y a britt tmbn! seran un gran apoyo! =O mmm para san no seria bueno, no¿? jajajaja. Saludos =D
3:) escribió:Hola morra....
Van demaciado bien las cosas...
San siempre va a tener lugar con britt.. Aunque ninguna va a reconocer la atracción jajaja
Nos vemos!!
Pd;... Oye mmmmm tienes algún libro o saga para recomendar... Ya termine el sabado la de los vinar y no tengo nada para leer!!
Hola lu, si que si...y q sigan asi noma la vrdd ajajajja. Si! y eso es bueno, no¿? JAjaja esk no la aii po =/ solo pensamientos y ya. Saludos =D
Pd: tan rapido! =O pero como! Mmm la hermadad de la daga¿? Pero aun no la puedo leer para saber q buena es =/
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Cap 9
Capitulo 9
Brittany
Los López no se veían listos para dejar ir a Santiago.
Fue atendido todo el día, y le encantaba la atención.
Santana se fue alrededor de las cuatro, despidiéndose y diciéndole a Santiago que lo vería pronto.
Poco después de que Santana se fuera, intenté irme con mi hijo porque todavía no iba al supermercado. Siempre iba el domingo para prepararme para la semana.
Santiago, sin embargo, se aferró a la idea de quedarse con Maribel y Pedro mientras yo hacía las compras de comestibles. Así que se lo permití.
No estaba segura si podía recordar un momento en que hubiera ido al supermercado sin Santiago. Él siempre se hallaba conmigo, por lo que acostumbraba a decirle que no cuando pedía alimentos azucarados.
Esta era una experiencia mucho más tranquila y bastante pacífica. Amaba a mi hijo, pero decidí que me gustaba hacer las compras sin él.
Me tomé mi tiempo caminando por cada pasillo, pensando en lo que necesitábamos, y la cantidad de dinero que tenía para gastar. Mantenía una calculadora en mi bolso para ir de compras porque intentaba hacer los cálculos en mi cabeza, pero era vergonzoso cuando llegabas a la caja registradora y tenías que sacar cosas de las bolsas y devolverlas porque no tenías suficiente dinero.
Sin pagar el alquiler, teníamos más de lo normal para comida, y era agradable ser capaz de derrochar en el helado de menta con chispas de chocolate que Santiago tanto amaba y un poco de té de limón para mí.
Me detuve frente al pan y busqué un pan para sándwich que fuera saludable pero aun así que pareciera lo bastante blanco para convencer a Santiago de comerlo.
También tenía que encontrar uno que no costara demasiado.
Cinco dólares por una hogaza de pan era ridículo. La mayoría de las veces encontraba pan de trigo y miel que era lo suficientemente claro para que Santiago no se quejara.
—El pan es un asunto serio. Puedo notar que estás de acuerdo—dijo una voz masculina a mi lado, y me di la vuelta para ver a un hombre alto, de pelo rubio oscuro, que parecía tener al menos treinta años.
Sus pantalones y camisa de botones podrían ser una de las razones por las que parecía más viejo, pero las arrugas alrededor de sus ojos cuando sonreía era un claro indicativo.
Sin embargo, no tenía un mal aspecto.
—Complacer a mi exigente hijo es el asunto—expliqué.
Normalmente, si sacaba el tema de mi hijo, los hombres retrocedían. Si éste iba a tratar de coquetear conmigo, bien podría seguir adelante e irse por donde llegó.
El hombre asintió, sin dejar de sonreír, como si comprendiera.
—Sí, entiendo completamente eso. Mi sobrina siempre va por el pan blanco cuando viene de visita. Tiene nueve años, y su mamá no compra de ese tipo de pan en casa. Soy el tío rompe-reglas—escogió una hogaza de pan blanco de los más caros y me guiñó un ojo—Tengo que romper algunas reglas de vez en cuando para sentirme bien. Mi trabajo me hace tan poco genial que a veces necesito algo para levantarme el ánimo.
Era más allá de agradable. De hecho, era muy lindo.
Tenía ese aspecto limpio del que no era una gran fanática, pero él lo llevaba bien.
—¿De verdad? ¿Qué trabajo tan poco genial tienes?—pregunté, sorprendiéndome.
Normalmente no alentaba conversaciones con hombres. Pero éste me gustó.
Era muy amable, y no se sentía como si estuviera tratando de ligar conmigo en el pasillo del pan.
—Vicerrector de la secundaria Sea Breeze—respondió, luego dejó escapar un suspiro y negó con la cabeza—Gran decepción, lo sé.
Un rector. Era joven para ser rector. O tal vez era mayor de lo que asumí en un principio.
—Ese no puede ser un trabajo fácil—contesté, finalmente agarrando un pan que pensé que funcionaría.
—No es tan malo. Pero también hay días como hoy, cuando salgo del trabajo tarde y estresado, luego me encuentro con una hermosa mujer analizando el pan.
Hermosa mujer.
No tenía idea de lo agradable que era escuchar eso. Era un bálsamo para mi ego, el cual Santana aplastó esta mañana.
Él no era tan devastadoramente hermoso como Santana, ni podría ser considerado sexy con exactitud. Pero era atractivo, y tenía una sonrisa amable.
Se encontraba dentro de mi liga.
—¿Fui demasiado brusco? ¿Debí ir más lento?—preguntó el tipo, y tuve que reír.
Negué con la cabeza.
—No. Pensaba en lo agradable que es ser llamada hermosa—expliqué.
Frunció el ceño.
—Me imaginé que te lo decían un montón.
En realidad no.
Las personas que normalmente se fijaban en mí me decían que era caliente o me invitaban a salir sin rodeos. Luego se hallaban las personas que pensaban que yo era promedio.
¡Ugh!
Tenía que superarlo.
Sonreí y extendí la mano para estrechar la suya.
—Brittany Pierce—dije, decidiendo que me gustaba lo suficiente para intercambiar nombres.
Deslizó su mano más grande en la mía y la estrechó.
—Encantado de conocerte, Brittany. Samuel Evans, Sam está bien—no soltó mi mano de inmediato, sino que la sostuvo con firmeza un segundo más de lo necesario—Así que, Brittany, ¿qué es lo que haces? ¿Además de comprar pan para tu hijo?
—Soy peluquera —respondí.
—Y supongo que no estás casada. Eché un vistazo casual a tu dedo anular cuando me acerqué y te di un buen vistazo.
Riendo, negué con la cabeza.
—No. No estoy casada.
Asintió, y la sonrisa despreocupada en su rostro se hizo más esperanzada.
—Supongamos que te invitó a cenar el viernes en la noche…¿irías?
Él era dulce.
Le faltaba esa arrogancia que solía encontrar en los hombres, y eso me gustó mucho.
Normalmente no aceptaba las citas debido a Santiago, pero ahora que los López se hallaban en su vida, tal vez les encantaría la oportunidad de quedarse con él la noche del viernes.
Claro, mi cuerpo y quizá mi corazón querían a Santana, pero no era probable que eso ocurriera.
¡Mierda!
Tenía que dejar de pensar en Santana. Era la tía de Santiago, eso era todo.
Dejarla escabullirse en mis pensamientos de esa manera solo terminaría causándome dolores de cabeza que no necesitaba.
—Tengo que discutirlo con mi hijo. Asegurarme de que esté de acuerdo con que salga en citas. Normalmente vemos una película y hacemos palomitas—le contaba más de lo normal a este hombre…
Sam sonrió y tendió su teléfono.
—Por qué no pones tu número aquí, y entonces podré mandarte un mensaje para que tengas mi número. Me puedes llamar cuando hayas hablado con tu hijo.
No le asustaba la idea de Santiago. Esta era una primera vez.
Tomé el teléfono y marqué mi número, luego se lo devolví.
—Aquí tienes—dije después de enviarme un mensaje a mí misma—Ya envié un mensaje a mi teléfono. Te responderé sobre el viernes mañana a más tardar.
Me dio una sonrisa torcida que era muy linda, luego hizo un gesto hacia el siguiente pasillo.
—Supongo que será mejor que vaya a buscar un poco de mantequilla de maní para untarle al pan. Estaré esperando oír de ti, Brittany Pierce—dijo, luego se volteó y se alejó.
En realidad podría tener una cita, pensé. Una verdadera cita.
Santana
Santiago visitó la casa de mis padres la tarde del lunes y martes esta semana.
Mamá me llamaba para contarme todo lo que decía y hacía mientras se encontraba ahí.
Quedó fascinada con el niño.
Me sentía malditamente agradecida por él. No había visto a mi mamá tan feliz en mucho tiempo.
Mamá me llamó esta mañana para decirme que tenía que llevar a papá a su examen de rutina al cardiólogo y no estaría en casa durante la tarde. Le preocupaba que Santiago no consiguiera ir de visita. Le aseguré que él lo entendería, pero no parecía muy convencida. Así que le dije que llevaría la cena a casa de Brittany y comería con ellos.
Eso la apaciguó.
Eventualmente tendría que hablar con mamá acerca de esto. Sofocaría a Brittany si seguía así.
Ella se comportaba genial al dejar que Santiago fuera de visita durante un par de horas cada tarde, pero esperaba que lo limitara muy pronto.
Fueron solo ella y Santiago durante cinco años. No permitiría que mi mamá tuviera a su hijo todo el tiempo.
Tenía la esperanza de que mamá la convenciera de que Santiago comenzara a llegar a su casa después de la escuela. Sería de gran ayuda para Brittany ahorrar el dinero y tenía la certeza de que le gustaría la idea de que su hijo no fuera a la guardería después de la escuela.
Pero no sabía si se sentiría lista para eso.
Estacionando mi camioneta en la calzada de Brittany, hice una mueca ante la visión de su destartalado auto.
Íbamos a hablar de eso.
No me gustaba que Santiago montara ese pedazo de mierda. Era peligroso.
El orgullo de Brittany sería un obstáculo.
Era la única razón por la que no le había traído un auto nuevo a casa. Sabía que no lo aceptaría. Tenía que encontrar una manera de hacer que aceptara.
La puerta principal se abrió, y Santiago salió corriendo al pórtico, saludándome con una gran sonrisa.
Cuando llamé a Brittany y le pregunté si podía traer la cena y visitar a Santiago, pareció renuente al principio. Mantenía su distancia, y lo entendía.
Concordaba con ello.
Demonios, lo necesitaba.
Acercarme sería un gran error. Cuidaría de ella y del niño, pero no iba a involucrarme demasiado en el proceso.
Estiré la mano y agarré las dos pizzas grandes del asiento del pasajero. Santiago vendría por mí si no me apresuraba, y no quería que viera el paquete de cervezas en el suelo.
Salí de la camioneta y me dirigí al pórtico.
—¡Trajiste pizza! ¡Me encanta la pizza! Me gustan más los macarrones con queso, pero me encanta la pizza real. Es mejor que esté hecha con pan—dijo, sonriendo. Entonces su sonrisa se desvaneció, y se volteó para mirar hacia la casa con un ceño de preocupación.
Empecé a preguntarle qué le pasaba, cuando regresó su mirada con grandes ojos hacia mí.
Se veía molesto.
—No le digas a mamá que dije eso sobre las pizzas de pan. Va a herir sus sentimientos. Ella las hace porque son baratas.
El niño protegía a su mamá de nuevo. Hizo que mi pecho se llenara de orgullo y dolor al mismo tiempo.
No era más que un bebé, pero se comportaba como el hombre de la casa.
Él no debería tener ese tipo de responsabilidad sobre sus pequeños hombros.
—Será nuestro secreto—le aseguré, bajando la voz.
Parecía aliviado, y una sonrisa reemplazó su ceño fruncido.
—Mamá dijo que me conseguirías una con mucho queso—dijo, emocionado de nuevo.
Me di cuenta que la pizza era un lujo para ellos dos. Lo que me molestó de nuevo.
¿Por qué demonios los padres de Brittany le hicieron eso?
Ellos no deberían haber sufrido tanto.
Mis padres se habrían asegurado de que tenían todo lo que necesitaban, y una maldita pizza de un local no sería un lujo.
—Mamá hizo un poco de té dulce, y Mamá M trajo una cesta entera de galletas esta mañana. Pero mamá dijo que tenemos que esperar hasta el postre para comerlas.
Empecé a responder, pero entonces Brittany apareció en la puerta y mi lengua de repente quedó atrapada en mi paladar.
Iba vestida con un par de pantalones cortos de mezclilla y una camiseta de George Strait de un tour de hace nueve años.
Ella solo tenía trece años en ese entonces, y sabía que los Pierce no la dejaron ir al concierto de George Strait en el muelle ese año.
—Linda camiseta—dije, necesitando una excusa para mirar sus curvas.
Sus perfectamente deliciosas curvas. Por las que quería pasar mis manos y marcar con un rastro de mordiscos. Marcando un camino hacia…
¡Detente!
No. No podía hacer eso.
—Alfonso la consiguió para mí. La utilicé como una camiseta de dormir durante años debido a que era demasiado grande. Él fue con sus amigos, y tú los llevaste, creo—dijo con una pequeña sonrisa.
Sí lo hice, pero me había olvidado.
Alfonso todavía no se daba cuenta ni se aseguraba que todos supieran que Brittany era suya, y ella ya cambiaba en ese entonces.
Las personas fueron notándola.
Él le compró la camiseta, sin embargo, cuando le señalé que probablemente ya había oído que llevó a Victoria Harris al concierto. Victoria no era tan bonita como Brittany en ese entonces, y ni de lejos era tan hermosa como Brittany ahora.
Mi hermano se obsesionó con las tetas de Victoria. Eso era todo.
Así que compró esa camiseta para Brittany. Es curioso cómo reprimí ese recuerdo.
Pero ver a Brittany en esa camiseta trajo todo de regreso.
—Recuerdo haberlos llevado. No fue un gran concierto. No te perdiste de mucho—le dije.
Se rió, y todo a su alrededor se iluminó. El sonido de su risa hizo que todo lo que parecía incorrecto mejorara.
—Sé que es una mentira. Pero gracias por intentarlo. Victoria Harris se aseguró que supiera lo increíble que había sido el concierto. También se aseguró de que supiera que a pesar de que conseguí la camiseta, ella consiguió al chico—hizo una mueca—Pero eso fue antes.
Antes.
Antes de que obligara a mi hermano a despertar de una puta vez y ver lo que se encontraba justo frente suyo.
Brittany lo adoraba y a él le encantaba, pero no estuvo dispuesto a hacer ninguna cosa remotamente exclusiva. Hasta que almorcé con ella y llamó la atención de todos chicos en la secundaria Sea Breeze.
Eso le ardió en el culo a Alfonso.
—Entra con esas pizzas. Ya tengo la mesa puesta—dio un paso atrás para que pudiera entrar.
—¿Tengo que llenar los vasos con hielo?—le preguntó Santiago.
—Eso sería muy servicial—le dijo ella.
Se apresuró hacia la cocina.
Puse las pizzas en el centro de la mesa, mientras él se paraba sobre una silla para agarrar los vasos. Me moví para ir a ayudarlo, pero la mano de Brittany tocó mi brazo.
—No lo ayudes. Déjalo hacerlo—dijo en un susurro.
Esta era la razón por la que era tan responsable a su edad. Brittany lo dejaba sentir importante.
No estaba segura de sí me gustaba la idea de que no tuviera la oportunidad de ser un niño o si esto era una buena formación.
Tal vez criaba a un hombre mejor de lo que mi hermano o yo misma fuimos.
Dios sabe que yo amaba a mi mamá, pero ella nos mimó a mí y a mi hermano.
No se puede decir que ayudó mucho a ninguno de los dos.
Fue atendido todo el día, y le encantaba la atención.
Santana se fue alrededor de las cuatro, despidiéndose y diciéndole a Santiago que lo vería pronto.
Poco después de que Santana se fuera, intenté irme con mi hijo porque todavía no iba al supermercado. Siempre iba el domingo para prepararme para la semana.
Santiago, sin embargo, se aferró a la idea de quedarse con Maribel y Pedro mientras yo hacía las compras de comestibles. Así que se lo permití.
No estaba segura si podía recordar un momento en que hubiera ido al supermercado sin Santiago. Él siempre se hallaba conmigo, por lo que acostumbraba a decirle que no cuando pedía alimentos azucarados.
Esta era una experiencia mucho más tranquila y bastante pacífica. Amaba a mi hijo, pero decidí que me gustaba hacer las compras sin él.
Me tomé mi tiempo caminando por cada pasillo, pensando en lo que necesitábamos, y la cantidad de dinero que tenía para gastar. Mantenía una calculadora en mi bolso para ir de compras porque intentaba hacer los cálculos en mi cabeza, pero era vergonzoso cuando llegabas a la caja registradora y tenías que sacar cosas de las bolsas y devolverlas porque no tenías suficiente dinero.
Sin pagar el alquiler, teníamos más de lo normal para comida, y era agradable ser capaz de derrochar en el helado de menta con chispas de chocolate que Santiago tanto amaba y un poco de té de limón para mí.
Me detuve frente al pan y busqué un pan para sándwich que fuera saludable pero aun así que pareciera lo bastante blanco para convencer a Santiago de comerlo.
También tenía que encontrar uno que no costara demasiado.
Cinco dólares por una hogaza de pan era ridículo. La mayoría de las veces encontraba pan de trigo y miel que era lo suficientemente claro para que Santiago no se quejara.
—El pan es un asunto serio. Puedo notar que estás de acuerdo—dijo una voz masculina a mi lado, y me di la vuelta para ver a un hombre alto, de pelo rubio oscuro, que parecía tener al menos treinta años.
Sus pantalones y camisa de botones podrían ser una de las razones por las que parecía más viejo, pero las arrugas alrededor de sus ojos cuando sonreía era un claro indicativo.
Sin embargo, no tenía un mal aspecto.
—Complacer a mi exigente hijo es el asunto—expliqué.
Normalmente, si sacaba el tema de mi hijo, los hombres retrocedían. Si éste iba a tratar de coquetear conmigo, bien podría seguir adelante e irse por donde llegó.
El hombre asintió, sin dejar de sonreír, como si comprendiera.
—Sí, entiendo completamente eso. Mi sobrina siempre va por el pan blanco cuando viene de visita. Tiene nueve años, y su mamá no compra de ese tipo de pan en casa. Soy el tío rompe-reglas—escogió una hogaza de pan blanco de los más caros y me guiñó un ojo—Tengo que romper algunas reglas de vez en cuando para sentirme bien. Mi trabajo me hace tan poco genial que a veces necesito algo para levantarme el ánimo.
Era más allá de agradable. De hecho, era muy lindo.
Tenía ese aspecto limpio del que no era una gran fanática, pero él lo llevaba bien.
—¿De verdad? ¿Qué trabajo tan poco genial tienes?—pregunté, sorprendiéndome.
Normalmente no alentaba conversaciones con hombres. Pero éste me gustó.
Era muy amable, y no se sentía como si estuviera tratando de ligar conmigo en el pasillo del pan.
—Vicerrector de la secundaria Sea Breeze—respondió, luego dejó escapar un suspiro y negó con la cabeza—Gran decepción, lo sé.
Un rector. Era joven para ser rector. O tal vez era mayor de lo que asumí en un principio.
—Ese no puede ser un trabajo fácil—contesté, finalmente agarrando un pan que pensé que funcionaría.
—No es tan malo. Pero también hay días como hoy, cuando salgo del trabajo tarde y estresado, luego me encuentro con una hermosa mujer analizando el pan.
Hermosa mujer.
No tenía idea de lo agradable que era escuchar eso. Era un bálsamo para mi ego, el cual Santana aplastó esta mañana.
Él no era tan devastadoramente hermoso como Santana, ni podría ser considerado sexy con exactitud. Pero era atractivo, y tenía una sonrisa amable.
Se encontraba dentro de mi liga.
—¿Fui demasiado brusco? ¿Debí ir más lento?—preguntó el tipo, y tuve que reír.
Negué con la cabeza.
—No. Pensaba en lo agradable que es ser llamada hermosa—expliqué.
Frunció el ceño.
—Me imaginé que te lo decían un montón.
En realidad no.
Las personas que normalmente se fijaban en mí me decían que era caliente o me invitaban a salir sin rodeos. Luego se hallaban las personas que pensaban que yo era promedio.
¡Ugh!
Tenía que superarlo.
Sonreí y extendí la mano para estrechar la suya.
—Brittany Pierce—dije, decidiendo que me gustaba lo suficiente para intercambiar nombres.
Deslizó su mano más grande en la mía y la estrechó.
—Encantado de conocerte, Brittany. Samuel Evans, Sam está bien—no soltó mi mano de inmediato, sino que la sostuvo con firmeza un segundo más de lo necesario—Así que, Brittany, ¿qué es lo que haces? ¿Además de comprar pan para tu hijo?
—Soy peluquera —respondí.
—Y supongo que no estás casada. Eché un vistazo casual a tu dedo anular cuando me acerqué y te di un buen vistazo.
Riendo, negué con la cabeza.
—No. No estoy casada.
Asintió, y la sonrisa despreocupada en su rostro se hizo más esperanzada.
—Supongamos que te invitó a cenar el viernes en la noche…¿irías?
Él era dulce.
Le faltaba esa arrogancia que solía encontrar en los hombres, y eso me gustó mucho.
Normalmente no aceptaba las citas debido a Santiago, pero ahora que los López se hallaban en su vida, tal vez les encantaría la oportunidad de quedarse con él la noche del viernes.
Claro, mi cuerpo y quizá mi corazón querían a Santana, pero no era probable que eso ocurriera.
¡Mierda!
Tenía que dejar de pensar en Santana. Era la tía de Santiago, eso era todo.
Dejarla escabullirse en mis pensamientos de esa manera solo terminaría causándome dolores de cabeza que no necesitaba.
—Tengo que discutirlo con mi hijo. Asegurarme de que esté de acuerdo con que salga en citas. Normalmente vemos una película y hacemos palomitas—le contaba más de lo normal a este hombre…
Sam sonrió y tendió su teléfono.
—Por qué no pones tu número aquí, y entonces podré mandarte un mensaje para que tengas mi número. Me puedes llamar cuando hayas hablado con tu hijo.
No le asustaba la idea de Santiago. Esta era una primera vez.
Tomé el teléfono y marqué mi número, luego se lo devolví.
—Aquí tienes—dije después de enviarme un mensaje a mí misma—Ya envié un mensaje a mi teléfono. Te responderé sobre el viernes mañana a más tardar.
Me dio una sonrisa torcida que era muy linda, luego hizo un gesto hacia el siguiente pasillo.
—Supongo que será mejor que vaya a buscar un poco de mantequilla de maní para untarle al pan. Estaré esperando oír de ti, Brittany Pierce—dijo, luego se volteó y se alejó.
En realidad podría tener una cita, pensé. Una verdadera cita.
Santana
Santiago visitó la casa de mis padres la tarde del lunes y martes esta semana.
Mamá me llamaba para contarme todo lo que decía y hacía mientras se encontraba ahí.
Quedó fascinada con el niño.
Me sentía malditamente agradecida por él. No había visto a mi mamá tan feliz en mucho tiempo.
Mamá me llamó esta mañana para decirme que tenía que llevar a papá a su examen de rutina al cardiólogo y no estaría en casa durante la tarde. Le preocupaba que Santiago no consiguiera ir de visita. Le aseguré que él lo entendería, pero no parecía muy convencida. Así que le dije que llevaría la cena a casa de Brittany y comería con ellos.
Eso la apaciguó.
Eventualmente tendría que hablar con mamá acerca de esto. Sofocaría a Brittany si seguía así.
Ella se comportaba genial al dejar que Santiago fuera de visita durante un par de horas cada tarde, pero esperaba que lo limitara muy pronto.
Fueron solo ella y Santiago durante cinco años. No permitiría que mi mamá tuviera a su hijo todo el tiempo.
Tenía la esperanza de que mamá la convenciera de que Santiago comenzara a llegar a su casa después de la escuela. Sería de gran ayuda para Brittany ahorrar el dinero y tenía la certeza de que le gustaría la idea de que su hijo no fuera a la guardería después de la escuela.
Pero no sabía si se sentiría lista para eso.
Estacionando mi camioneta en la calzada de Brittany, hice una mueca ante la visión de su destartalado auto.
Íbamos a hablar de eso.
No me gustaba que Santiago montara ese pedazo de mierda. Era peligroso.
El orgullo de Brittany sería un obstáculo.
Era la única razón por la que no le había traído un auto nuevo a casa. Sabía que no lo aceptaría. Tenía que encontrar una manera de hacer que aceptara.
La puerta principal se abrió, y Santiago salió corriendo al pórtico, saludándome con una gran sonrisa.
Cuando llamé a Brittany y le pregunté si podía traer la cena y visitar a Santiago, pareció renuente al principio. Mantenía su distancia, y lo entendía.
Concordaba con ello.
Demonios, lo necesitaba.
Acercarme sería un gran error. Cuidaría de ella y del niño, pero no iba a involucrarme demasiado en el proceso.
Estiré la mano y agarré las dos pizzas grandes del asiento del pasajero. Santiago vendría por mí si no me apresuraba, y no quería que viera el paquete de cervezas en el suelo.
Salí de la camioneta y me dirigí al pórtico.
—¡Trajiste pizza! ¡Me encanta la pizza! Me gustan más los macarrones con queso, pero me encanta la pizza real. Es mejor que esté hecha con pan—dijo, sonriendo. Entonces su sonrisa se desvaneció, y se volteó para mirar hacia la casa con un ceño de preocupación.
Empecé a preguntarle qué le pasaba, cuando regresó su mirada con grandes ojos hacia mí.
Se veía molesto.
—No le digas a mamá que dije eso sobre las pizzas de pan. Va a herir sus sentimientos. Ella las hace porque son baratas.
El niño protegía a su mamá de nuevo. Hizo que mi pecho se llenara de orgullo y dolor al mismo tiempo.
No era más que un bebé, pero se comportaba como el hombre de la casa.
Él no debería tener ese tipo de responsabilidad sobre sus pequeños hombros.
—Será nuestro secreto—le aseguré, bajando la voz.
Parecía aliviado, y una sonrisa reemplazó su ceño fruncido.
—Mamá dijo que me conseguirías una con mucho queso—dijo, emocionado de nuevo.
Me di cuenta que la pizza era un lujo para ellos dos. Lo que me molestó de nuevo.
¿Por qué demonios los padres de Brittany le hicieron eso?
Ellos no deberían haber sufrido tanto.
Mis padres se habrían asegurado de que tenían todo lo que necesitaban, y una maldita pizza de un local no sería un lujo.
—Mamá hizo un poco de té dulce, y Mamá M trajo una cesta entera de galletas esta mañana. Pero mamá dijo que tenemos que esperar hasta el postre para comerlas.
Empecé a responder, pero entonces Brittany apareció en la puerta y mi lengua de repente quedó atrapada en mi paladar.
Iba vestida con un par de pantalones cortos de mezclilla y una camiseta de George Strait de un tour de hace nueve años.
Ella solo tenía trece años en ese entonces, y sabía que los Pierce no la dejaron ir al concierto de George Strait en el muelle ese año.
—Linda camiseta—dije, necesitando una excusa para mirar sus curvas.
Sus perfectamente deliciosas curvas. Por las que quería pasar mis manos y marcar con un rastro de mordiscos. Marcando un camino hacia…
¡Detente!
No. No podía hacer eso.
—Alfonso la consiguió para mí. La utilicé como una camiseta de dormir durante años debido a que era demasiado grande. Él fue con sus amigos, y tú los llevaste, creo—dijo con una pequeña sonrisa.
Sí lo hice, pero me había olvidado.
Alfonso todavía no se daba cuenta ni se aseguraba que todos supieran que Brittany era suya, y ella ya cambiaba en ese entonces.
Las personas fueron notándola.
Él le compró la camiseta, sin embargo, cuando le señalé que probablemente ya había oído que llevó a Victoria Harris al concierto. Victoria no era tan bonita como Brittany en ese entonces, y ni de lejos era tan hermosa como Brittany ahora.
Mi hermano se obsesionó con las tetas de Victoria. Eso era todo.
Así que compró esa camiseta para Brittany. Es curioso cómo reprimí ese recuerdo.
Pero ver a Brittany en esa camiseta trajo todo de regreso.
—Recuerdo haberlos llevado. No fue un gran concierto. No te perdiste de mucho—le dije.
Se rió, y todo a su alrededor se iluminó. El sonido de su risa hizo que todo lo que parecía incorrecto mejorara.
—Sé que es una mentira. Pero gracias por intentarlo. Victoria Harris se aseguró que supiera lo increíble que había sido el concierto. También se aseguró de que supiera que a pesar de que conseguí la camiseta, ella consiguió al chico—hizo una mueca—Pero eso fue antes.
Antes.
Antes de que obligara a mi hermano a despertar de una puta vez y ver lo que se encontraba justo frente suyo.
Brittany lo adoraba y a él le encantaba, pero no estuvo dispuesto a hacer ninguna cosa remotamente exclusiva. Hasta que almorcé con ella y llamó la atención de todos chicos en la secundaria Sea Breeze.
Eso le ardió en el culo a Alfonso.
—Entra con esas pizzas. Ya tengo la mesa puesta—dio un paso atrás para que pudiera entrar.
—¿Tengo que llenar los vasos con hielo?—le preguntó Santiago.
—Eso sería muy servicial—le dijo ella.
Se apresuró hacia la cocina.
Puse las pizzas en el centro de la mesa, mientras él se paraba sobre una silla para agarrar los vasos. Me moví para ir a ayudarlo, pero la mano de Brittany tocó mi brazo.
—No lo ayudes. Déjalo hacerlo—dijo en un susurro.
Esta era la razón por la que era tan responsable a su edad. Brittany lo dejaba sentir importante.
No estaba segura de sí me gustaba la idea de que no tuviera la oportunidad de ser un niño o si esto era una buena formación.
Tal vez criaba a un hombre mejor de lo que mi hermano o yo misma fuimos.
Dios sabe que yo amaba a mi mamá, pero ella nos mimó a mí y a mi hermano.
No se puede decir que ayudó mucho a ninguno de los dos.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Tenia que aparecer sam :-\ soa bachele haga algo.
Pd: tome unas pastillas pero no sirvió :'( ...eres de tongoy?
Pd: tome unas pastillas pero no sirvió :'( ...eres de tongoy?
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Hola morra...
Tenia que aparecer la salamandra...
Que britt no caiga en el cliché de las comparaciones.... Son muy feas!!!,además si son comparar a san con cualquiera imposible que gane!!
Nos vemos!!!
Pd: sip termine el sábado los 11 libros...casi eran 150 a 200 pag por noche jajaja...la hermandad si leí la sintecis pero creo que no me gusto... Pero le voy a hechar ojo
Tenia que aparecer la salamandra...
Que britt no caiga en el cliché de las comparaciones.... Son muy feas!!!,además si son comparar a san con cualquiera imposible que gane!!
Nos vemos!!!
Pd: sip termine el sábado los 11 libros...casi eran 150 a 200 pag por noche jajaja...la hermandad si leí la sintecis pero creo que no me gusto... Pero le voy a hechar ojo
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
mmmm pues aparecio alguien nuevo en la vida de Britt haber si acepta la cita y que opina Santiago y sobretodo San ... que si no se apura se la van a ganar
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
sin palabras!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Isabella28 escribió:Tenia que aparecer sam :-\ soa bachele haga algo.
Pd: tome unas pastillas pero no sirvió :'( ...eres de tongoy?
Hola, pfff esk hasta en la sopa, no¿? ¬¬ JAjaajajajajajajajajajaaja kizas y ella pueda, no¿? jajajaja. Saludos =D
Pd: pucha...y algo natural¿? Nop, lejos xD
3:) escribió:Hola morra...
Tenia que aparecer la salamandra...
Que britt no caiga en el cliché de las comparaciones.... Son muy feas!!!,además si son comparar a san con cualquiera imposible que gane!!
Nos vemos!!!
Pd: sip termine el sábado los 11 libros...casi eran 150 a 200 pag por noche jajaja...la hermandad si leí la sintecis pero creo que no me gusto... Pero le voy a hechar ojo
Hola lu, pff esk kien la nombro o penso ¬¬ NO! o quizas lo hace para ver algo q no kiere¿? Pff obvio, osea en san! ajjajaj. Saludos =D
Pd: =O pero =O aiii... como lo haces... jajajajaaj ME avisas a ver si es brittana xD ajajaj.
JVM escribió:mmmm pues aparecio alguien nuevo en la vida de Britt haber si acepta la cita y que opina Santiago y sobretodo San ... que si no se apura se la van a ganar
Hola, si q si...lo nombraran y llego! Mmmm claro, santiago tiene q dar la ultima palabra, no¿? Mmm esa morena....para mi q fue al responsable del "si" de britt =/ Esperemos y sirva entonces para q ya diga lo q siente ¬¬ Saludos =D
micky morales escribió: sin palabras!!!!!
Hola, jajaajajaj esk son los efectos de las adaptaciones de las brittana jajaajajajaj. Saludos =D
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Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Cap 10
Capitulo 10
Brittany
Comí en silencio la rebanada de pizza mientras escuchaba a Santiago decirle a Santana todo lo que posiblemente podría querer saber y algo más.
Disfruté saborear la pizza.
Estaba deliciosa y era cuidadosa de tomar bocados pequeños. No había manera de que pudiera comer dos rebanadas delante de Santana. No me importaba normalmente lo mucho que comía delante de los personas.
Pero sabiendo que Santana estaría pensando en lo mucho que no tenía necesidad de una segunda rebanada haría más difícil comer.
Además, Santana comió cinco rebanadas, y Santiago estaba en su segunda rebanada.
Hacían un buen trabajo poniendo las pizzas lejos de ellos. Ver a Santiago disfrutar de la pizza de queso valió la pena sentarse a través de esto con Santana.
Cuando Santana preguntó si podía llevar la cena y visitar a Santiago esta noche, quise inventar una excusa. Quería relajarme después del trabajo, y estar cerca de Santana no era relajante.
Pero sabía cuánto Santiago amaría esto, por lo que dije está bien. Y ahora me encontraba aquí sentada, tomando las mordidas más pequeñas del mundo de una rebanada de pizza mientras mi estómago gruñe por la falta de almuerzo de hoy.
Cuando Santana se fuera, me comería un pedazo de pizza sobrante. Tal vez dos.
—¿No es cierto, mamá?—dijo Santiago, y recuperé la atención y parpadeé, centrándome en mi hijo.
—Uh, ¿qué es cierto?—pregunté, sintiéndome como una idiota.
—¿No tienes una cita mañana por la noche?
¿Qué?
¿Por qué hablaba de eso?
Le pregunté si le importaba, y luego hablé con Maribel, quien estuvo encantada de que fuera a una cita con el subdirector Evans.
Sin embargo, esto no era asunto de Santana.
Simplemente asentí y metí un bocado más grande de pizza en mi boca.
—Es un director—añadió Santiago con orgullo. Tomó la idea de que salga con alguien mucho mejor de lo que preví.
—¿Director?—preguntó Santana, sus ojos ahora completamente enfocados en mí.
Tragué la pizza y tomé un trago de agua. Entonces asentí y forcé una sonrisa.
—¿Dónde?—preguntó Santana, no luciendo feliz sobre esto en absoluto—Pensé que habías dicho que no tenía citas. Que tenías a Santy y eso era suficiente.
Whoa… espera un minuto.
La ira hervía en mi sangre, y me enderecé e incliné hacia delante, mirando a Santana con una advertencia que esperaba entendiera.
—Sam Evans. Es el subdirector en la escuela secundaria, y si consigo que me invite un hombre agradable que no crea que soy promedio, esa es mi decisión. Si le pregunté a Santy cómo se sentía en primer lugar, y luego hablé con Maribel antes de acceder a esta cita. Tu mamá estaba encantada.
Santana apretó la mandíbula y no se inmutó.
—¿Dónde conociste a Sam Evans?
Terminé.
Esto terminó.
Me puse de pie y tiré la servilleta sobre la mesa.
—No es asunto tuyo—le informé, y comencé a limpiar la mesa.
—Lo conoció en el pasillo del pan en el supermercado. Fue muy amable con ella—ofreció Santiago ya que yo no hablé.
Ese chico no sabía cuándo mantener la información para sí mismo.
—¿El pasillo del pan?—preguntó Santana, como si estuviera horrorizado por la idea.
Tomé varias respiraciones profundas antes de darme la vuelta para mirarla de nuevo después de poner los platos sucios en el fregadero.
Era bienvenida en la vida de Santiago, pero no era bienvenido en la mía. No necesitaba su aprobación.
Solo mirarla me hizo agrietarme solo un poco. Odiaba que me afectara de esta manera.
Puse las manos en mis caderas.
—Sí, Santana, en el pasillo del pan. Discutimos del pan blanco y sus alternativas saludables. Fue agradable conmigo. Se sintió bien. Seis años, Santana. Seis años muy largos. Creo que me hace falta una cita para cenar.
Santana se encogió esta vez. Le sonreí, aunque no llegó a mis ojos.
Estaba enojada.
Quería que se fuera.
Pero ella se hallaba aquí por Santiago. Ya era hora de que les diera un tiempo a solas.
—Voy a tomar un baño mientras ambos juegan. Ven a buscarme cuando Santana se vaya—le dije a Santiago. Entonces forcé mi mirada de nuevo a Santana—Gracias por la cena. Estaba delicioso—me di la vuelta y caminé hacia el pasillo.
—Apenas comiste algo de ello —me gritó.
—No quiero ganar peso y hundirme por debajo de la línea promedio por la que estoy caminando—contesté, entonces cerré de golpe la puerta de mi habitación detrás de mí.
Cerrando los ojos, tomé varias respiraciones calmantes, luego comencé a desnudarme. Estaba lista para un largo baño en la bañera con las nuevas sales de baño que Sue me dio a probar.
Quería que sus empleados probaran los productos que tenía en el salón, así podríamos recomendarlos. Me encantó la idea porque nunca me dejaría derrochar en cosas como sales de baño.
La risa de Santiago en el salón me recordó por qué Santana estaba aquí, y dejé que mi ira y frustración con ella se vayan.
Vino a ver a Santiago. Protegía a Santiago.
Tan insultante como era para ella cuestionar mis opciones, me alegré de que quisiera ser parte de la vida de Santiago.
Yo tenía que aprender a tomar el mal con el bien.
A partir de ahora, cuando Santana viniera a visitar a Santiago, simplemente tomaría baños muy largos.
Podría comer más aquí también.
Era una situación de ganar-ganar.
Lo bueno de Santana siendo una imbécil era que no me comportaba toda tonta a su alrededor.
Su hermoso cuerpo y cara ya no llegaban a mí.
Bueno, casi.
—Mamá, estoy llevando a Santana fuera para mostrarle la estrella de papá. ¿De acuerdo?—gritó Santiago a través de la puerta un largo tiempo después.
Salí con él ayer por la noche para ayudarlo a encontrar la estrella más grande que pudimos ver.
Él creía que era Alfonso. Así que lo dejé creer.
Santana
Cuando Brittany me dijo adiós ayer por la noche a través de la puerta cerrada de su habitación, supe que realmente la jodí.
Para empezar, iba a tenerle que explicar el comentario "promedio", porque la estaba molestando.
Seguía trayéndolo a colación.
Entonces tenía que recordarle que hizo un maldito buen trabajo criando a Santiago por su cuenta.
Confiar en ella era importante. Yo confiaba en ella.
Era este Sam Evans en quien no confiaba. Arreglaría eso, también.
Hablaría con él. Ver lo que pensaba él.
Si era un buen tipo, entonces animaría esta cosa de citas con Brittany. Si no lo era, me aseguraría de que se quedara lo más lejos posible de ella.
Ayer por la noche, cuando Santiago me llevó afuera para ver la estrella que creía que era Alfonso, debería haber tenido un momento con él.
Debería haber sido la única cosa en mi mente. Pero no lo fue.
Estuve planeando esta visita a Sam Evans. El hijo de puta me arruinó la noche.
Tenía que asegurarme de que valía la pena.
Brittany merecía lo mejor.
Parqueando la camioneta en el estacionamiento de visitantes en la escuela secundaria, decidí que esto era la mejor idea.
El hombre no podía ignorarme si me presentaba en su trabajo. Pediría una reunión con él y luego hablaríamos. Brittany no lo sabría, y esperaba poder dar un paso atrás y dejar que tuviera su cita.
Tal vez me sonreiría de nuevo.
Y jodidamente comería algo a mí alrededor.
Entré en la oficina de la escuela, y la señora April levantó la mirada hacia mí. Se iluminó con una sonrisa mientras se levantaba. La pequeña secretaria era mayor que mi mamá, y su cabello siempre se encontraba recogido apretadamente, su flequillo sujeto hacia atrás con un lazo como si tuviera siete años en lugar de setenta.
No podía no amar a la mujer.
—Bueno, si no es Santana López viniendo a hacernos una visita. He oído que causas menos problemas en estos días ahora que tus amigos han sido domesticados por sus mujeres.
Déjalo en manos de la señora April para saber acerca de la vida de todos.
Podría estar atascada sentada detrás de ese escritorio y tratando con adolescentes durante todo el día cinco días a la semana, pero cuando nos graduamos, no nos olvidó.
Gente como ella era quien necesitábamos en la educación.
—Vine a ver esa bonita sonrisa tuya—dije, y luego le di un guiño sólo para verla ruborizarse y mover sus pestañas.
—Sigues siendo una encantadora, veo—respondió, sonriéndome.
Estaba segura de que no conseguía que le coquetearan con frecuencia, dado que era tan ancha como alta.
Aún así, se merecía un poco de atención.
—Sí, señora. Siempre pienso que una mujer bonita necesita que le digan eso.
Me despidió con la mano y se rio, lo que era muy gracioso viniendo de alguien de su edad.
Cuando se retirara, sería un día triste para Sea Breeze High.
—Sé que no solo viniste aquí para coquetear conmigo. Ahora bien, ¿qué podemos hacer por ti, señorita López?—preguntó, sin dejar de sonreír.
Asentí hacia la puerta que sabía que pertenecía al subdirector. Antes, cuando estaba en la escuela, el subdirector había sido el Viejo Figgins.
Tenía mal humor y era cruel como el infierno. Fue una buena noticia para los chicos en Sea Breeze, cuando el hombre se retiró hace dos años.
—Tengo que ver al señor Evans—dije, tratando de ser lo más respetuosa posible.
Si pudiera conseguir pasar más allá de la señora April, entonces estaría fuera de peligro.
Lucía insegura, luego, cogió su teléfono y pulsó un botón.
—Sr. Evans, ¿está disponible para reunirse con la Srita. Santana López, señor?
El hombre no iba a saber quién demonios era yo.
—Dile que es con respecto a Brittany Pierce—dije.
Eso despertaría su interés.
Los ojos de la señora April se abrieron, y supe que reconoció ese nombre también.
La muerte de mi hermano fue una tragedia que toda esta escuela sufrió. Y que Brittany se fuera conmocionó a todo el mundo.
—Uh, es con respecto a la señorita Brittany Pierce—añadió, estudiándome mientras lo decía—Sí, señor. Lo enviaré adentro.
Él tenía curiosidad. Bien.
Colgó y levantó las cejas.
—¿Brittany Pierce está de vuelta en casa?
Asentí.
—Sí, lo está.
La señora April dejó escapar lo que parecía un suspiro de alivio.
—Bueno, qué sorpresa. Ya era hora. Esa chica dulce fue enviada lejos, y yo sabía que no era correcto. Estaba enferma de la preocupación. Estoy contenta de que fue capaz de volver a casa. Pensar que la muerte de su papá lo hizo posible.
Como esta mujer sabía tanto, no lo sabía. Pero lo hacía. Parecía saber mucho.
Solo asentí.
Agitó la mano hacia la puerta de Sam Evans.
—Adelante. El señor Evans dijo que te vería.
Le di las gracias y me dirigí a la puerta antes de que él pudiera cambiar de opinión.
Sam Evans se levantó de detrás de su escritorio cuando abrí la puerta. Era joven. Esperaba a alguien mayor, y eso me molestó.
Pero era joven, y joder si todo eso no me molestaba más.
Su camisa de botones y pantalones planchados eran parte del uniforme, pero parecía que estaba cómodo en esa mierda elegante.
Sonreía, pero su sonrisa era muy insegura, además que tenía unos labios muy grandes.
El nombre Brittany Pierce fue la razón por la que accedió a verme. Así que ahora querría saber por qué.
Pues bien, tendría que esperar. Tenía algunas cosas que quería saber en primer lugar.
—¿Cuántos años tienes?—pregunté, sin sentarme, solo de pie al otro lado del escritorio, cruzando los brazos sobre el pecho y encontrando su curiosa mirada.
Era mucho más alto que yo, pero si no me intimidaba que fuera hombre mucho menos que fuera más alto.
—¿Perdón?—dijo, su frente arrugándose.
—Pregunté qué edad tenías—repetí.
Si quería más información de mí, necesitaba responder a esta primero.
—Veintiocho—contestó, todavía mirándome con una expresión insegura.
—¿Normalmente ligas con mujeres en la tienda de comestibles?—pregunté.
Sus cejas se levantaron con sorpresa.
—No—respondió—¿Quién eres, exactamente?—preguntó, claramente siendo cuidadoso.
—La Sra. April te dijo quién era. ¿Alguna vez has estado casado?
Sus ojos se abrieron con sorpresa, luego los entrecerró con nerviosismo.
—No veo como eso es tu asunto, ya que no sé quién eres. Me dijeron tu nombre, pero lo único que sé es que eres alguien conectado a la mujer con la que tengo una cita esta noche. Me gustaría más información de ti si intentas interrogarme.
Hablaba como un director. Lo vi jugar con su corbata y meter las manos en los bolsillos mientras se mantenía de pie.
El tipo era un nerd.
No se encontraba ni de cerca de la liga de Brittany.
¿Qué hacía con este tipo?
—El hijo de Brittany es mi sobrino. Ya que te conoció en el pasillo del pan de una tienda de comestibles, me gustaría saber más acerca de ti antes de que salgas con ella esta noche. También voy a asegurarme de que entiendas que su seguridad es jodidamente importante. Le haces daño, y no vivirás lo suficiente para lamentarlo.
El hombre se encogió. Al menos me creyó.
Se aclaró la garganta.
—Eres la tía de su hijo…¿pero no eres su hermana? ¿Eso quiere decir que eres la hermana del papá del niño?—preguntó.
Asentí.
Me estudió un momento.
—¿Está el papá del niño todavía en su vida?
Negué con la cabeza.
—No consigues hacer preguntas. Le pediste salir en una cita. Yo hago las preguntas. ¿Has estado casado? Estoy asumiendo que no tienes antecedentes, ya que eres un director. La junta escolar habría comprobado esa mierda. Pero, ¿tienes novia? ¿O un problema con la bebida? ¿Drogas?
Sam levantó las manos y se rio con nerviosismo.
—Espera. Bueno. Guau. No a todo eso. Estoy completamente limpio y sin ataduras. Estuve comprometido hace cinco años, pero ella tenía cáncer de cuello uterino, y no lo logró.
Su ligera mueca de dolor cuando mencionó la muerte de su prometida no pasó desapercibida.
Era un hombre que trataba de seguir adelante.
Tenía un buen trabajo, y parecía muy malditamente sincero. Esto no era suficiente para mí, pero preguntaría por ahí y conocería más acerca de él.
Mi instinto me decía que estaba a salvo.
—No le hagas daño—repetí—Eso significa tocarla de maneras que no quiere, o tocarla en absoluto. Recuerda, voy a saber y vendré por ti. Tengo jodidos antecedentes, y no tengo miedo de la cárcel.
Me di la vuelta y salí de la pequeña oficina, y le dije adiós con la mano a la señora April antes de salir.
Tenía un poco más que hurgar sobre el chico, y sólo ocho horas para hacerlo.
Disfruté saborear la pizza.
Estaba deliciosa y era cuidadosa de tomar bocados pequeños. No había manera de que pudiera comer dos rebanadas delante de Santana. No me importaba normalmente lo mucho que comía delante de los personas.
Pero sabiendo que Santana estaría pensando en lo mucho que no tenía necesidad de una segunda rebanada haría más difícil comer.
Además, Santana comió cinco rebanadas, y Santiago estaba en su segunda rebanada.
Hacían un buen trabajo poniendo las pizzas lejos de ellos. Ver a Santiago disfrutar de la pizza de queso valió la pena sentarse a través de esto con Santana.
Cuando Santana preguntó si podía llevar la cena y visitar a Santiago esta noche, quise inventar una excusa. Quería relajarme después del trabajo, y estar cerca de Santana no era relajante.
Pero sabía cuánto Santiago amaría esto, por lo que dije está bien. Y ahora me encontraba aquí sentada, tomando las mordidas más pequeñas del mundo de una rebanada de pizza mientras mi estómago gruñe por la falta de almuerzo de hoy.
Cuando Santana se fuera, me comería un pedazo de pizza sobrante. Tal vez dos.
—¿No es cierto, mamá?—dijo Santiago, y recuperé la atención y parpadeé, centrándome en mi hijo.
—Uh, ¿qué es cierto?—pregunté, sintiéndome como una idiota.
—¿No tienes una cita mañana por la noche?
¿Qué?
¿Por qué hablaba de eso?
Le pregunté si le importaba, y luego hablé con Maribel, quien estuvo encantada de que fuera a una cita con el subdirector Evans.
Sin embargo, esto no era asunto de Santana.
Simplemente asentí y metí un bocado más grande de pizza en mi boca.
—Es un director—añadió Santiago con orgullo. Tomó la idea de que salga con alguien mucho mejor de lo que preví.
—¿Director?—preguntó Santana, sus ojos ahora completamente enfocados en mí.
Tragué la pizza y tomé un trago de agua. Entonces asentí y forcé una sonrisa.
—¿Dónde?—preguntó Santana, no luciendo feliz sobre esto en absoluto—Pensé que habías dicho que no tenía citas. Que tenías a Santy y eso era suficiente.
Whoa… espera un minuto.
La ira hervía en mi sangre, y me enderecé e incliné hacia delante, mirando a Santana con una advertencia que esperaba entendiera.
—Sam Evans. Es el subdirector en la escuela secundaria, y si consigo que me invite un hombre agradable que no crea que soy promedio, esa es mi decisión. Si le pregunté a Santy cómo se sentía en primer lugar, y luego hablé con Maribel antes de acceder a esta cita. Tu mamá estaba encantada.
Santana apretó la mandíbula y no se inmutó.
—¿Dónde conociste a Sam Evans?
Terminé.
Esto terminó.
Me puse de pie y tiré la servilleta sobre la mesa.
—No es asunto tuyo—le informé, y comencé a limpiar la mesa.
—Lo conoció en el pasillo del pan en el supermercado. Fue muy amable con ella—ofreció Santiago ya que yo no hablé.
Ese chico no sabía cuándo mantener la información para sí mismo.
—¿El pasillo del pan?—preguntó Santana, como si estuviera horrorizado por la idea.
Tomé varias respiraciones profundas antes de darme la vuelta para mirarla de nuevo después de poner los platos sucios en el fregadero.
Era bienvenida en la vida de Santiago, pero no era bienvenido en la mía. No necesitaba su aprobación.
Solo mirarla me hizo agrietarme solo un poco. Odiaba que me afectara de esta manera.
Puse las manos en mis caderas.
—Sí, Santana, en el pasillo del pan. Discutimos del pan blanco y sus alternativas saludables. Fue agradable conmigo. Se sintió bien. Seis años, Santana. Seis años muy largos. Creo que me hace falta una cita para cenar.
Santana se encogió esta vez. Le sonreí, aunque no llegó a mis ojos.
Estaba enojada.
Quería que se fuera.
Pero ella se hallaba aquí por Santiago. Ya era hora de que les diera un tiempo a solas.
—Voy a tomar un baño mientras ambos juegan. Ven a buscarme cuando Santana se vaya—le dije a Santiago. Entonces forcé mi mirada de nuevo a Santana—Gracias por la cena. Estaba delicioso—me di la vuelta y caminé hacia el pasillo.
—Apenas comiste algo de ello —me gritó.
—No quiero ganar peso y hundirme por debajo de la línea promedio por la que estoy caminando—contesté, entonces cerré de golpe la puerta de mi habitación detrás de mí.
Cerrando los ojos, tomé varias respiraciones calmantes, luego comencé a desnudarme. Estaba lista para un largo baño en la bañera con las nuevas sales de baño que Sue me dio a probar.
Quería que sus empleados probaran los productos que tenía en el salón, así podríamos recomendarlos. Me encantó la idea porque nunca me dejaría derrochar en cosas como sales de baño.
La risa de Santiago en el salón me recordó por qué Santana estaba aquí, y dejé que mi ira y frustración con ella se vayan.
Vino a ver a Santiago. Protegía a Santiago.
Tan insultante como era para ella cuestionar mis opciones, me alegré de que quisiera ser parte de la vida de Santiago.
Yo tenía que aprender a tomar el mal con el bien.
A partir de ahora, cuando Santana viniera a visitar a Santiago, simplemente tomaría baños muy largos.
Podría comer más aquí también.
Era una situación de ganar-ganar.
Lo bueno de Santana siendo una imbécil era que no me comportaba toda tonta a su alrededor.
Su hermoso cuerpo y cara ya no llegaban a mí.
Bueno, casi.
—Mamá, estoy llevando a Santana fuera para mostrarle la estrella de papá. ¿De acuerdo?—gritó Santiago a través de la puerta un largo tiempo después.
Salí con él ayer por la noche para ayudarlo a encontrar la estrella más grande que pudimos ver.
Él creía que era Alfonso. Así que lo dejé creer.
Santana
Cuando Brittany me dijo adiós ayer por la noche a través de la puerta cerrada de su habitación, supe que realmente la jodí.
Para empezar, iba a tenerle que explicar el comentario "promedio", porque la estaba molestando.
Seguía trayéndolo a colación.
Entonces tenía que recordarle que hizo un maldito buen trabajo criando a Santiago por su cuenta.
Confiar en ella era importante. Yo confiaba en ella.
Era este Sam Evans en quien no confiaba. Arreglaría eso, también.
Hablaría con él. Ver lo que pensaba él.
Si era un buen tipo, entonces animaría esta cosa de citas con Brittany. Si no lo era, me aseguraría de que se quedara lo más lejos posible de ella.
Ayer por la noche, cuando Santiago me llevó afuera para ver la estrella que creía que era Alfonso, debería haber tenido un momento con él.
Debería haber sido la única cosa en mi mente. Pero no lo fue.
Estuve planeando esta visita a Sam Evans. El hijo de puta me arruinó la noche.
Tenía que asegurarme de que valía la pena.
Brittany merecía lo mejor.
Parqueando la camioneta en el estacionamiento de visitantes en la escuela secundaria, decidí que esto era la mejor idea.
El hombre no podía ignorarme si me presentaba en su trabajo. Pediría una reunión con él y luego hablaríamos. Brittany no lo sabría, y esperaba poder dar un paso atrás y dejar que tuviera su cita.
Tal vez me sonreiría de nuevo.
Y jodidamente comería algo a mí alrededor.
Entré en la oficina de la escuela, y la señora April levantó la mirada hacia mí. Se iluminó con una sonrisa mientras se levantaba. La pequeña secretaria era mayor que mi mamá, y su cabello siempre se encontraba recogido apretadamente, su flequillo sujeto hacia atrás con un lazo como si tuviera siete años en lugar de setenta.
No podía no amar a la mujer.
—Bueno, si no es Santana López viniendo a hacernos una visita. He oído que causas menos problemas en estos días ahora que tus amigos han sido domesticados por sus mujeres.
Déjalo en manos de la señora April para saber acerca de la vida de todos.
Podría estar atascada sentada detrás de ese escritorio y tratando con adolescentes durante todo el día cinco días a la semana, pero cuando nos graduamos, no nos olvidó.
Gente como ella era quien necesitábamos en la educación.
—Vine a ver esa bonita sonrisa tuya—dije, y luego le di un guiño sólo para verla ruborizarse y mover sus pestañas.
—Sigues siendo una encantadora, veo—respondió, sonriéndome.
Estaba segura de que no conseguía que le coquetearan con frecuencia, dado que era tan ancha como alta.
Aún así, se merecía un poco de atención.
—Sí, señora. Siempre pienso que una mujer bonita necesita que le digan eso.
Me despidió con la mano y se rio, lo que era muy gracioso viniendo de alguien de su edad.
Cuando se retirara, sería un día triste para Sea Breeze High.
—Sé que no solo viniste aquí para coquetear conmigo. Ahora bien, ¿qué podemos hacer por ti, señorita López?—preguntó, sin dejar de sonreír.
Asentí hacia la puerta que sabía que pertenecía al subdirector. Antes, cuando estaba en la escuela, el subdirector había sido el Viejo Figgins.
Tenía mal humor y era cruel como el infierno. Fue una buena noticia para los chicos en Sea Breeze, cuando el hombre se retiró hace dos años.
—Tengo que ver al señor Evans—dije, tratando de ser lo más respetuosa posible.
Si pudiera conseguir pasar más allá de la señora April, entonces estaría fuera de peligro.
Lucía insegura, luego, cogió su teléfono y pulsó un botón.
—Sr. Evans, ¿está disponible para reunirse con la Srita. Santana López, señor?
El hombre no iba a saber quién demonios era yo.
—Dile que es con respecto a Brittany Pierce—dije.
Eso despertaría su interés.
Los ojos de la señora April se abrieron, y supe que reconoció ese nombre también.
La muerte de mi hermano fue una tragedia que toda esta escuela sufrió. Y que Brittany se fuera conmocionó a todo el mundo.
—Uh, es con respecto a la señorita Brittany Pierce—añadió, estudiándome mientras lo decía—Sí, señor. Lo enviaré adentro.
Él tenía curiosidad. Bien.
Colgó y levantó las cejas.
—¿Brittany Pierce está de vuelta en casa?
Asentí.
—Sí, lo está.
La señora April dejó escapar lo que parecía un suspiro de alivio.
—Bueno, qué sorpresa. Ya era hora. Esa chica dulce fue enviada lejos, y yo sabía que no era correcto. Estaba enferma de la preocupación. Estoy contenta de que fue capaz de volver a casa. Pensar que la muerte de su papá lo hizo posible.
Como esta mujer sabía tanto, no lo sabía. Pero lo hacía. Parecía saber mucho.
Solo asentí.
Agitó la mano hacia la puerta de Sam Evans.
—Adelante. El señor Evans dijo que te vería.
Le di las gracias y me dirigí a la puerta antes de que él pudiera cambiar de opinión.
Sam Evans se levantó de detrás de su escritorio cuando abrí la puerta. Era joven. Esperaba a alguien mayor, y eso me molestó.
Pero era joven, y joder si todo eso no me molestaba más.
Su camisa de botones y pantalones planchados eran parte del uniforme, pero parecía que estaba cómodo en esa mierda elegante.
Sonreía, pero su sonrisa era muy insegura, además que tenía unos labios muy grandes.
El nombre Brittany Pierce fue la razón por la que accedió a verme. Así que ahora querría saber por qué.
Pues bien, tendría que esperar. Tenía algunas cosas que quería saber en primer lugar.
—¿Cuántos años tienes?—pregunté, sin sentarme, solo de pie al otro lado del escritorio, cruzando los brazos sobre el pecho y encontrando su curiosa mirada.
Era mucho más alto que yo, pero si no me intimidaba que fuera hombre mucho menos que fuera más alto.
—¿Perdón?—dijo, su frente arrugándose.
—Pregunté qué edad tenías—repetí.
Si quería más información de mí, necesitaba responder a esta primero.
—Veintiocho—contestó, todavía mirándome con una expresión insegura.
—¿Normalmente ligas con mujeres en la tienda de comestibles?—pregunté.
Sus cejas se levantaron con sorpresa.
—No—respondió—¿Quién eres, exactamente?—preguntó, claramente siendo cuidadoso.
—La Sra. April te dijo quién era. ¿Alguna vez has estado casado?
Sus ojos se abrieron con sorpresa, luego los entrecerró con nerviosismo.
—No veo como eso es tu asunto, ya que no sé quién eres. Me dijeron tu nombre, pero lo único que sé es que eres alguien conectado a la mujer con la que tengo una cita esta noche. Me gustaría más información de ti si intentas interrogarme.
Hablaba como un director. Lo vi jugar con su corbata y meter las manos en los bolsillos mientras se mantenía de pie.
El tipo era un nerd.
No se encontraba ni de cerca de la liga de Brittany.
¿Qué hacía con este tipo?
—El hijo de Brittany es mi sobrino. Ya que te conoció en el pasillo del pan de una tienda de comestibles, me gustaría saber más acerca de ti antes de que salgas con ella esta noche. También voy a asegurarme de que entiendas que su seguridad es jodidamente importante. Le haces daño, y no vivirás lo suficiente para lamentarlo.
El hombre se encogió. Al menos me creyó.
Se aclaró la garganta.
—Eres la tía de su hijo…¿pero no eres su hermana? ¿Eso quiere decir que eres la hermana del papá del niño?—preguntó.
Asentí.
Me estudió un momento.
—¿Está el papá del niño todavía en su vida?
Negué con la cabeza.
—No consigues hacer preguntas. Le pediste salir en una cita. Yo hago las preguntas. ¿Has estado casado? Estoy asumiendo que no tienes antecedentes, ya que eres un director. La junta escolar habría comprobado esa mierda. Pero, ¿tienes novia? ¿O un problema con la bebida? ¿Drogas?
Sam levantó las manos y se rio con nerviosismo.
—Espera. Bueno. Guau. No a todo eso. Estoy completamente limpio y sin ataduras. Estuve comprometido hace cinco años, pero ella tenía cáncer de cuello uterino, y no lo logró.
Su ligera mueca de dolor cuando mencionó la muerte de su prometida no pasó desapercibida.
Era un hombre que trataba de seguir adelante.
Tenía un buen trabajo, y parecía muy malditamente sincero. Esto no era suficiente para mí, pero preguntaría por ahí y conocería más acerca de él.
Mi instinto me decía que estaba a salvo.
—No le hagas daño—repetí—Eso significa tocarla de maneras que no quiere, o tocarla en absoluto. Recuerda, voy a saber y vendré por ti. Tengo jodidos antecedentes, y no tengo miedo de la cárcel.
Me di la vuelta y salí de la pequeña oficina, y le dije adiós con la mano a la señora April antes de salir.
Tenía un poco más que hurgar sobre el chico, y sólo ocho horas para hacerlo.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Santiago suelta todo jajajaja pobre san primero su hermano y ahora sam.
Pd: solo agua me alivia...mas al norte o mas al sur de coquimbo.
Pd: solo agua me alivia...mas al norte o mas al sur de coquimbo.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Que laburo va a tener San!!!!Jajaja!! !
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Si Brittany se entera de esta visita la que se va a armar!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
Buuuueeennno es normal que britt salga con alguien.. (No con la salamandra)
Alguien va a tener problemas... Jajajaja
No me gusta que san se menosprecia...
Nos vemos!!!
Pd: empecé a leer la hermandad y hasta ahora leí que vuelan a alguien jajaja
Buuuueeennno es normal que britt salga con alguien.. (No con la salamandra)
Alguien va a tener problemas... Jajajaja
No me gusta que san se menosprecia...
Nos vemos!!!
Pd: empecé a leer la hermandad y hasta ahora leí que vuelan a alguien jajaja
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Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
jajajajaja San muy bien en su papel de detective, sin embargo al parecer todo esta mas que bien que Sam asi que la tendra complicada con el..... espero que pronto se reinvindique sobre su comentario "promedio" porque Britt quedo traumada con eso jajaja
JVM- - Mensajes : 1170
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Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Isabella28 escribió:Santiago suelta todo jajajaja pobre san primero su hermano y ahora sam.
Pd: solo agua me alivia...mas al norte o mas al sur de coquimbo.
Hola, jaajajajj xD ajajajajaaj no tiene secretos, no¿? ¬¬ y sigue sin hacer nada ¬¬ Saludos =D
Pd: =/ es como bañarte y altiro agua potable, no¿? Norte.
monica.santander escribió:Que laburo va a tener San!!!!Jajaja!! !
Saludos
Hola, uff si que si...y si se sigue demorando tanto mas va a tener la vrdd ¬¬ Saludos =D
micky morales escribió:Si Brittany se entera de esta visita la que se va a armar!!!!!
Hola, uff ni mejor pensar en q eso apse xq aii morena, aiii morena!!!...pero ni asi aprende ¬¬ Saludos =D
3:) escribió:Hola morra....
Buuuueeennno es normal que britt salga con alguien.. (No con la salamandra)
Alguien va a tener problemas... Jajajaja
No me gusta que san se menosprecia...
Nos vemos!!!
Pd: empecé a leer la hermandad y hasta ahora leí que vuelan a alguien jajaja
Hola lu, jajaaj crees tu¿? jjajajaaj xq yo pienso igual ajjaajaj. Ni a mi ¬¬ y eso la hace perder tiempo en tener su felicidad la vrdd. Saludos =D
Pd: =O como así¿?
JVM escribió:jajajajaja San muy bien en su papel de detective, sin embargo al parecer todo esta mas que bien que Sam asi que la tendra complicada con el..... espero que pronto se reinvindique sobre su comentario "promedio" porque Britt quedo traumada con eso jajaja
Hola, jajajajajaja la vrdd esk si xD Le salio mal la jugada..., pero la vrdd no¿? xq es lo q ella quería, no¿? Espero lo mismo la vrdd ¬¬ y claro q debe estarlo, ¬¬Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
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FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Cap 11
Capitulo 11
Brittany
No estaba lista de presentar a Sam a Santiago.
No me hallaba segura de si volvería a salir con Sam de nuevo después de esta noche.
Siempre había una posibilidad de que no fuera bien.
Apenas conocía a este hombre. No había razón para presentarle a la persona más importante en mi vida. Eso sería para más adelante, si me gustaba y quería pasar más tiempo con él.
Maribel estuvo de acuerdo, y se llevó a Santiago una hora antes de que Sam se supusiera que apareciera.
También me dio tiempo para cambiarme de ropa cinco veces y preocuparme por mi cabello.
Santiago habría estado sobre mí, preguntándome por qué me cambiaba tanto de ropa y jugaba con mi cabello. Luego le diría a Santana, lo que sería humillante.
Yo ya sabía que ella no pensaba que había mucho que se pudiera hacer conmigo.
Afortunadamente, Sam no estaba de acuerdo con ella.
Eso me tranquilizaba un poco, y me volví a poner la falda que me probé primero y me deslicé en mi blusa envolvente.
Esto era informal pero agradable. Funcionaría para cualquier lugar.
Me coloqué un par de zapatos negros y contuve el impulso de recoger mi cabello de nuevo. Dejar que se quede suelto fue mi decisión de última hora, pero ahora lo cuestionaba.
El timbre de la puerta me impidió hacer algo más. Me di una charla rápida en el espejo y luego me dirigí hacia la puerta.
Fue mucho tiempo desde que estuve en una cita. Y solo salí con un chico. No sabía cómo hacer esto.
Alfonso había sido mi mejor amigo.
Sabía todo sobre él.
Nunca salí con alguien que no conocía.
—Puedes hacer esto—me dije por última vez antes de abrir la puerta.
Sam vestía un par de pantalones color caqui y una camisa de color azul claro.
Me vestí apropiadamente. Una preocupación fuera de mi lista.
—Hola—dijo con una sonrisa—Te ves preciosa. Siento que tengo que volver a casa y tratar de hacerme ver como que en realidad es creíble que saldremos juntos.
Sí, hacía maravillas por mi autoestima.
—Gracias, pero te ves muy guapo. No creo que nadie se cuestione que estamos juntos.
Se rio, y luego se encogió de hombros.
—No estoy seguro de cómo es que estás tan ciega, pero sólo estoy contando mis estrellas de la suerte—extendió el brazo para mí—¿Lista?
Asentí y salí al porche, luego cerré detrás de mí antes de meter las llaves en mi bolso.
Hice una llave para Maribel esta semana y se la di, por lo que si tenía que entrar para obtener algo de Santiago, sería capaz de hacerlo.
—Hice reservas en Le Cellier. Espero que te guste la carne—dijo con una sonrisa.
Oí hablar de Le Cellier, pero nunca estuve ahí.
—Me encanta la carne—le dije.
Y tenía la intención de comer un filete, lo que se sentía bien. No tendría que escoger mi comida porque me preocupaba lo que él pensaba.
Esta iba a ser una buena noche. Ya podía decirlo.
Dos horas después estaba lista para regresar a casa y ponerme mi pijama.
Sam realmente era agradable, pero estaba un poco aburrida con él. Hablaba del trabajo y me preguntaba sobre mí.
Lo hizo todo bien, pero faltaba algo.
No estaba segura si yo era exigente porque mi última relación fue con alguien con quien ya era cercana.
―¿Quieres que nos detengamos en Live Bay y escuchar tocar a Jackdown? Oí que son buenos. Aun no los he visto, pero Live Bay parece ser el lugar para ir a escuchar música en vivo y bailar.
Por primera vez en toda la noche, algo sonaba emocionante.
No había bailado en mucho tiempo… desde el baile de graduación, no estaba segura de que eso contara.
Bailaba con Santiago todo el tiempo alrededor de la casa, pero música en vivo y un baile real sonaba a diversión.
Quizá el restaurante elegante y sofisticado al que él me llevó fue lo que me aburrió.
Si a él le gustaba bailar, no podía ser completamente aburrido.
―Suena divertido―dije, tratando de no saltar en mi asiento como una niña.
Él metió su Volvo en el estacionamiento. El lugar se encontraba lleno. Lo asimilé todo.
Este era un mundo que no conocía.
Uno que quería probar. Live Bay había estado alrededor cuando tenía dieciséis, pero no era lo suficientemente grande como para entrar.
Ahora iba a lograr ver que era todo el escándalo.
―¿Ese es tu…eh, la tía de tu hijo?―preguntó Sam.
Giré la mirada hacia donde él observaba e inmediatamente deseé no haberlo hecho.
Ver a Santana presionando a alguna chica contra su camioneta mientras atacaba su cara no era lo que quería presenciar.
Estaba segura de que era preciosa. Sorprendentemente, tenía pelo rubio.
Eso era todo lo que podía ver de ella. Tal vez mi cabello necesitaba ser más claro para Santana.
Ella también se veía bronceada. No tenía tiempo para broncearme.
Debería salir.
Podría jugar afuera con Santiago y conseguir un bronceado.
Espera… ¿Cómo sabía Sam quién era Santana?
Aparté la mirada de Santana y la mujer afortunada para mirar a Sam.
―¿Cómo sabías que era Santana?―pregunté.
¿Me investigó?
Si lo había hecho, no estaba segura de cómo sentirme por eso. Parecía miedoso.
Sam presionó los labios como si estuviera pensando mucho sobre algo.
Mierda.
Necesitaba alejarme de este hombre.
¡Pudo haberme acosado!
―Santana me visitó hoy en el trabajo. Quería echarme un vistazo antes de que salieras conmigo.
No tenía palabras.
Ninguna.
Sam decía la verdad. No tenía que preguntarle a Santana para saber que Sam decía la verdad.
Era algo que ella haría.
No confiaba en mí para mantener seguro a Santiago, así que lo hizo por mí.
Entendía eso en cierto modo, pero ella cruzó la línea. No iba a dejar que entrara en mi vida privada y metiera la nariz en donde no pertenecía.
Quizá debería descubrir quién era esa mujer en quien en este momento tenía su lengua hasta la garganta.
Si ella iba a estar alrededor de Santiago, merecía saber si ella era apropiada.
―Para el auto―ordené, y Sam no discutió. Se metió en el estacionamiento, salí de él sin una explicación y caminé hacia la espalda de Santana, dejando que mi furia ardiera con cada paso.
No había pensado en esto, pero ahora mismo me sentía tan molesta que no me importaba.
La golpeé duro en la espalda sin pensar en que ella podía lanzarme de un golpe a través del estacionamiento.
Afortunadamente, tuve la previsión de dar un paso atrás mientras Santana giraba y alcanzaba mi brazo. Sus ojos estaban rojos, y se encontraba molesta.
Su agarre en mi brazo hizo que mis rodillas se desplomaran porque en serio sentía que iba a partir mi brazo en dos. Pero luché para contener el grito de dolor y traté de mantener la mirada de enojo en mi cara.
Al momento en que sus ojos se enfocaron en mí, dejó caer mi brazo como si quemara.
―¡Joder! Britt, ¿qué demonios haces?
No sostendría mi brazo lastimado delante de ella y la muñeca detrás. Sí, la llamé muñeca, porque ahora que podía verla, parecía una.
En realidad demasiado maquillaje, y sus pechos estaban desnudos.
―Tú―dije, apuntando a Santana con la mano atada a mi brazo bueno―¡Hoy fuiste a la oficina de Sam! ¿Cómo te atreves a cuestionar mis decisiones? Cuando estás aquí afuera con…―miré a la mujer que gracias a Dios había cubierto su pecho―…Ella.
La chica me frunció el ceño.
―¿Quién es esta?―preguntó con un puchero, y me di cuenta de que sus labios estaban inyectados.
Guácala.
―Te protegía. Alguien tiene que hacerlo. Accediste a salir con un extraño en la tienda de comestibles, Brittany. Me aseguraba de que no fuera un sicópata.
―¡No tenías derecho! No lo llevaría alrededor de Santiago. No hasta que lo conociera. Así que eso significa que no es tu asunto.
Santana levantó las cejas y dio un paso hacia mí. Su expresión se oscureció.
―Sí, lo es. Quiero a la mamá de Santiago segura.
Bueno, mierda.
No me derretiría porque estaba siendo un oso posesivo y protector. Solo porque no sabía lo que se sentía no significaba que tenía que gustarme.
Maldición.
―¿Y ella qué? Estás en la vida de Santiago. ¿Ella es segura?―pregunté.
Santana ni siquiera miró atrás o explicó. Estuvo a punto de follarla aquí en frente de todo el mundo, pero ahora la ignoraba.
―Ni siquiera sé su nombre, Brittany. Esto solo es diversión, nena. Nunca la veré de nuevo.
―Disculpa―dijo la chica, ahora más molesta.
Mi corazón hizo una pequeña voltereta cuando me llamó nena. Lo que era ridículo.
Ella pensaba que yo era mediocre, y ahora sabía por qué. No usaba el maquillaje suficiente o mostraba la piel suficiente para ella.
―Eso es lo que hago, Brittany. No tengo relaciones o salgo a citas. Tú ibas a salir con el tipo. Tenía que asegurarme de que fuera un buen hombre.
De acuerdo.
No entendía para nada su mundo.
Santana aún era una mujeriega, aparentemente. Nunca la había visto en una relación con una mujer.
Lo que era una pena porque la cosa territorial y la forma en la que me llamó nena fueron bastante increíbles.
Incluso en su forma bárbara ella me hacía sentir especial. Era buena en eso.
Sam se aclaró la garganta detrás de mí, y me di cuenta de que lo había olvidado en el auto.
Giré de nuevo hacia él y le di una sonrisa de disculpa.
―Sam, conoces a Santana―dije, luego miré otra vez a Santana―Así que, ¿pasó la inspección?
Santana no apartó sus ojos de mí. Me sostuvo la mirada por un momento demasiado largo.
La mujer con ella dijo algo, pero me encontraba completamente perdida en sus ojos.
Siempre los amé.
―Sí, Pequeña Rubia, él es seguro.
No me había llamado así en tanto tiempo que olvidé el sobrenombre. Pero eso no fue lo que más me golpeó.
Fue la forma en que dijo “seguro”. Como si la hubiera defraudado.
¿No me quería con alguien seguro?
―Cuídala―le dijo a Sam, luego se dio la vuelta y tomó a la chica por el brazo, y regresaron al club.
Sam me tocó el brazo adolorido, y salté.
Mierda.
Me olvidé de eso. Casi palpitaba.
―Está oscuro aquí afuera, pero parece que va a ser un gran moretón. Vamos a llevarte a casa y a poner algo de hielo en él. A menos que no puedas moverlo y necesites que te lleve al hospital.
Lo moví, y fue lo suficientemente fácil. Solo hice una mueca y me salieron lágrimas.
―Estoy bien. Solo necesito algo de hielo―le aseguré.
No hablamos mucho de camino a mi casa, y supuse que sería el final de Sam. No es que pudiera culparlo.
El golpe en la puerta principal me sacó de mis pensamientos mientras revolvía el azúcar en mi café.
Caminé hacia la puerta, preguntándome si Santiago ya se despertaría y quería venir a casa.
Deseaba verlo.
Cuando Maribel me dijo que se había quedado dormido y preguntó si podía quedarse durmiendo ahí, no quería decir que sí.
Nunca me había separado de Santiago en la noche.
Pero la forma en que los ojos de Maribel se iluminaron con esperanza hizo que cediera, y fui a casa sola.
Sin Santiago durmiendo en su habitación al lado de la mía, no dormí bien.
Lo extrañaba.
No estaba segura de cómo se sentiría él despertándose sin mí.
Abrí la puerta para encontrar, en cambio, a Santana. No era a quien quería ver esta mañana.
En absoluto.
―Necesitamos hablar―dijo, entrando como si el lugar le perteneciera.
Ella podía ser la dueña de muchas cosas, pero esta casa era mía.
Dejé la puerta abierta porque no me gustaba la idea de estar encerrada con ella.
Estaba molesta.
Mi brazo tenía un moretón negro y azul con la forma de su mano. Tomé ibuprofeno anoche y mantuve mi brazo en hielo.
Dolía y se veía horrible.
―Anoche…―dijo, luego se detuvo mientras sus ojos se enfocaban en mi brazo amoratado.
Observé mientras se ponía pálida, y no sabía si iba a desmayarse. Era feo, pero no tanto.
―Mierda―juró, caminando hacia mí y tomando mi muñeca amablemente en su mano así podía levantar mi brazo sensible y mirarlo―Yo hice esto―dijo.
Solo asentí.
¿Quién más pensó que anoche me había agarrado como si hubiera querido romperme?
―Necesito que me disparen―dijo mientras que con gentileza pasaba su dedo por la piel dañada.
Era como una pluma y en vez de doler, me hizo temblar.
―No quise lastimarte. Nunca lo haría. Sabes eso. Nunca te lastimaría. Anoche no sabía que eras tú cuando me golpeaste, y me hallaba muy bebida. Mi mente se encontraba lenta, y me tomó mucho tiempo registrar que eras tú. Dios, Britt, lo siento.
Su voz sonaba con tanto dolor que tuve que luchar con la urgencia de consolarlo.
Quizá golpear por detrás a una persona y con su temperamento fue mala idea…
―Está bien―le dije, luego liberé mi mano de la suya y puse algo de espacio entre nosotras.
―No, no lo está. No está bien―dijo, y sus manos se volvieron puños―Esto nunca pasará de nuevo. Lo juro. Jodidamente dejaré de beber. Esta mierda no está bien. Jamás.
Santiago estaría aquí pronto, y después de ver la reacción de Santana con mi brazo, necesitaba cambiarme a algo con mangas largas.
Santiago también se molestaría. No quería que le tuviera miedo a su tía.
―¿Por qué estás aquí?―pregunté, queriendo que llegara al punto antes de que mi hijo apareciera.
―Vine a hablar acerca de anoche. Para explicar por qué fui a echarle un vistazo a tu cita. Pero, mierda, no puedo superar lo de tu brazo. Estaba preocupada por Sam, y fui yo la que jodidamente te lastimó. ¿Él sabe que yo lo hice?
Asentí.
El rostro de Santana se oscureció.
―El malnacido debió haberme golpeado. Necesitas una persona con algo de carácter, y ese idiota supo que te lastimé y ni siquiera fue tras de mí.
¿Estaba bromeando?
¿Pensaba que todo debería manejarse con violencia?
¿Y por qué eso era tan increíblemente caliente?
Necesitaba ayuda mental.
La violencia no era sexy. Incluso si los músculos de Santana se flexionaban cuando solo hablaba sobre pelear.
―Tienes que irte―le dije antes de decir algo estúpido.
Santana comenzó a decir algo, pero levanté una mano para detenerlo.
―Sé que no me lastimaste a propósito. Sé que le echaste un vistazo a Sam porque me protegías a mí y a Santy. Lo entiendo. Ahora por favor vete. Necesito café, y anoche no dormí bien, y yo…
Dejé de hablar mientras Santana deba dos pasos hacia mí hasta que estuvo por encima. Luego sus manos extra grandes me acunaron la cara, y antes de poder registrar algo, sus labios se hallaban sobre los míos.
Me estiré y le agarré los brazos para evitar derretirme en un charco sobre el suelo.
La boca de Santana López era muy talentosa, y al segundo en que su lengua se deslizó a lo largo de mi labio inferior, me abrí para ella y estuve perdida.
Su sabor a menta me consumió al tiempo que mordisqueaba y exploraba mi boca.
Solo me sostuve.
Era todo lo que podía hacer.
Todo mi cuerpo se encontraba bajo sus órdenes. No podía pensar coherentemente.
Nunca nada había sido como esto.
Nunca.
Pero entonces, yo solo había besado a otro. Y en ese tiempo solo éramos niños.
Las manos de Santana bajaron por mi espalda y acunaron mi trasero mientras me levantaba contra su cuerpo. Su lengua bailaba y probaba la mía, volviéndome loca.
Un gemido salió de alguna parte, pero no sabía de quién fue.
Ella también lo oyó, y fue como agua helada sobre el fuego en el que ella nos había envuelto.
Antes de poder establecerme, me encontraba de nuevo en el suelo y Santana ponía el cuero de mi sala entre nosotros. Agarré la silla detrás de mí con la esperanza de no tambalearme sobre mis pies.
Los ojos de Santana eran salvajes mientras respiraba salvajemente. Al menos parecía tan afectada como yo.
Porque me sentía afectada.
No, me sentía marcada.
De por vida.
Puede que antes de esto no haya sido besada por nadie a parte de Alfonso, pero sabía que nunca nadie iba a compararse a lo que acababa de experimentar.
―No podemos. No debí―dijo Santana, sacudiendo la cabeza. Luego salió corriendo de mi casa.
Me quedé ahí de pie y escuché cerrarse la puerta de su camioneta y al motor encenderse.
Me quedé ahí mucho tiempo después de que saliera de mi entrada.
No fue capaz de alejarse de mí lo suficientemente rápido. No era como si le hubiera pedido que me besara.
¿Esperaba que lo alejara?
¿Besaba mal?
¿El gemido fue mío, y ella se apagó?
¡Dios!
Odiaba no tener idea de esto.
―¿Mamá? ¿Por qué la puerta está abierta?―preguntó la voz de Santiago, y salí de golpe de mi aturdimiento para voltearme y ver a mi niño frunciéndome el ceño.
―Porque estaba esperándote―respondí, sin perder un segundo.
Él sonrió y corrió hacia mí, y tuve cuidado de esconder mi brazo moreteado mientras lo abrazaba.
―¿Te divertiste?―pregunté.
Asintió pero retrocedió para mirarme.
―Te extrañé esta mañana. Mamá M se ofreció a hacerme panecillos, pero quería venir a casa y comer galletas contigo. Recordé que hoy no tenías que trabajar.
Sue me había dado un sábado libre al mes, estaba muy agradecida por eso esta mañana.
Después de lo que acababa de pasar, dejar a Santana en mi casa vigilando a Santiago habría sido difícil y distractor.
―Puedo hacer algo mejor que galletas. ¿Qué tal panqueques?―le pregunté.
Sonrió.
―¿Y qué tal panqueques con chispas de chocolate?
―Suena perfecto―dije―Déjame cambiarme de camisa e iremos al trabajar.
No dejé que me viera lo suficiente para que notara mi brazo antes de salir de la cocina hacia mi habitación, en donde me puse una camisa con mangas largas.
Santana
Ella era de Alfonso.
Siempre lo sería.
¿Por qué demonios la besé?
Diablos, no iba a ser capaz de olvidar eso.
Había sido tan jodidamente dulce y caliente al mismo tiempo. Casi como si ella fuera inocente, cuando sabía que no lo era.
Tenía un niño.
No era inocente, y se derritió en mis brazos tan fácilmente.
Quería tenerla tan cerca de mí como jodidamente fuera posible.
Entonces ella gimió, y mi cuerpo se puso tan caliente que casi había roto la maldita ropa.
Mierda, era un gruñona sexy.
Si no me hubiera alejado de ella, habría terminado follándola en el sofá.
La imagen de Brittany desnuda y envuelta a mí alrededor apareció en mi mente, golpeé el volante y maldije.
Necesitaba un maldito cigarrillo.
¿Por qué esa mierda tenía que matarte?
Renunciar al alcohol iba a ser mucho más fácil.
No podía hacer esa mierda. Ella era la mamá de Santiago. No era alguien a quien podía follar por diversión y de la cual alejarme.
Y después de hoy no estaba segura de poder follarla y alejarme.
Infiernos, no probar su boca de nuevo iba a matarme.
No me sorprendía que mi hermano la hubiera embarazado.
¡Joder!
Yo tampoco habría sido capaz de mantener mis talentos para mí cuando estaba entre sus piernas.
La maldita mujer podía hacer que cualquiera se volviera loco.
Alfonso quería que Brittany fuera feliz y que la cuidara.
Querría que tuviera la vida que se merecía.
No con su hermana mayor perdedora, quien había cometido muchos más errores que una persona promedio.
Demonios, le hice un moretón en su brazo.
¿Cómo infiernos alguien lastimaría a Brittany?
No iba a beber de nuevo.
Terminé.
Si esa era la clase de mierda que hacía, no iba a tocar el alcohol. Brittany y Santiago iban a convertirme en la jodida Santa.
Santiago se merecía una persona, además de Brittany obviamente, en su vida a quien pudiera admirar.
Sería la tía que lo consentiría y lo haría sentir amado, pero en realidad no era alguien para admirar.
No era ese tipo de persona.
Nunca fui y nunca sería lo suficientemente buena para Brittany Pierce y mi sobrino.
Ella necesitaba a una persona que pudiera estar solo con ella. Quien no necesitara folladas fáciles y sin ataduras.
Santiago necesitaba una tía estable.
Una que fuera un buen modelo.
Una que no lastimara a su mamá.
¡Hija de puta!
Quería golpear mi propio trasero.
El brazo amoratado de Brittany revolvió mi estómago. Le hice eso. Era el pedazo de mierda despreciable que sabía no se merecía besar esos dulces labios.
Entonces la besé.
¡Qué demonios!
¿Qué clase de mensaje le envié?
No uno bueno.
Seguramente ella sabía que yo no era para ella.
No era para nadie.
Tendría que hablar con Brittany y disculparme. Ella tenía que entender que no podía ser lo que necesitaba.
No era esa chica.
Estaría ahí para ellos, sería su amigo, los cuidaría… pero eso era todo para lo que era buena.
Nada más.
Un golpe en la ventana me tomó por sorpresa, me di la vuelta para encontrar a Hanna Marin mirándome con el ceño fruncido.
Me estacioné en el aparcamiento de mi edificio, pero no había salido todavía. Abrí la puerta y me bajé de la camioneta.
—¿Qué fue eso? —preguntó Hanna.
—¿Qué?—pregunté, tratando de ignorar cualquiera cosa que hubiera visto.
Hanna me miró arqueando la ceja.
—Oh, no lo sé. Tal vez rugir, maldecir y golpear el volante.
Mierda. Llevaba rato ahí.
—Nada—respondí, y comencé a caminar en dirección a mi departamento.
Sabía que Hanna me seguiría.
—Kitty me dijo que Brittany Pierce regresó y que tiene un niño.
Mierda.
Kitty era tan chismosa.
Asentí y saqué las llaves para abrir la puerta de mi departamento.
—¿Entonces el niño es de Alfonso?—dijo Hanna, entrando detrás de mí.
Hanna continuaría hablando por si solo hasta que le respondiera.
No se iría.
Hanna no era así. Era persistente.
—Sí. Santiago es mi sobrino.
Hanna asintió y fue a acomodarse en el sofá.
—¿Se está portado difícil? Si lo recuerdo bien, antes te interesaba bastante. Te enviaron a una escuela alternativa por un mes después de sacarle la mierda al chico que la acorraló en el pasillo y estaba tocándola mientras ella trataba de empujarlo. Le rompiste la nariz al muchacho.
La escuela alternativa apestaba.
Era para los matones que la cagaban tanto que los sacaban de la escuela normal y los enviaban a algún tipo de reformatorio.
Afortunadamente, hubo testigos que corroboraron que el chico estaba tocando a Brittany de forma inapropiada y que me había dado dos puñetazos.
Uno de hecho me dejó con un ojo morado, así que no fue por completo mi culpa. Él terminó asistiendo a la escuela alternativa con una nariz rota.
—Era una niña. Necesitaba que alguien cuidara de ella. Demasiado malditamente hermosa para su propio bien.
Hanna dejó escapar una pequeña carcajada.
—Era más que hermosa, por lo que recuerdo, pero era de Alfonso. O eso era lo que siempre decías. Aunque Alfonso decidió ignorarla durante semanas hasta que finalmente se dio cuenta la cantidad de atención que ella recibía.
—No—le advertí.
No permitía que nadie hablara mal de mi hermano.
Nunca.
Fue un muchacho y tomó algunas malas decisiones, pero tuvo un gran corazón.
Y estuvo destinado a la grandeza.
Hanna suspiró.
—Amaba a Alfonso. Lo sabes. No hablaba mal de él. Nunca haría algo así.
—Lo sé—respondí.
Solo me puse a la defensiva porque casi había follado a Brittany y todo en lo que podía pensar era en regresar y probarla de nuevo.
—¿Brittany va a dejar que conozcan a Santiago?
Asentí.
Ella estaba manejando más que bien la situación. Que le permitiera pasar la noche en casa de mis padres hizo el año de mi mamá.
Mamá había llamado para contarme todo lo que hicieron y todo lo que dijo Santiago.
Ella adoraba a ese niño y adoraba a su mamá.
Otra razón por la que tenía que mantenerme alejada de Brittany.
No podía molestar a mi mamá.
Mi papá probablemente me patearía el culo.
Y yo se lo permitiría.
—¿Sientes algo por ella? —me preguntó Hanna.
La miré y decidí que no sabía cómo responderle.
Sentía algo por ella porque era la mamá de mi sobrino.
Tenía sentimientos por ella porque fue parte de Alfonso, parte de un recuerdo.
Pero había algo más.
Algo que siempre había estado ahí y que siempre dejaría de lado debido a Alfonso.
Algo que me asustaba porque necesitaba que se detuviera ahora.
—Es la mamá de Santiago. Me preocupo por ella y su bienestar.
Hanna asintió, sabía que recordaba lo encaprichada que era con mantenerla a salvo antes de Santiago.
Esa noche cuando mi hermano finalmente había hecho su movimiento…me sentí tan aliviada que me emborraché.
—Eres una de las mejores personas que conozco. Llevas esa actitud de que matas a todo el mundo. Pero por dentro eres un gran osito de peluche. Cuando alguien que amas te necesita, no hay nada que no harías por ellos. Cuando te necesitaba, siempre estuviste ahí. Nunca dudé de tu corazón. Estás hecha de maldito oro, y todos lo sabemos. Nos reímos de tus bromas crueles y tus comentarios sarcásticos porque sabemos que no significan nada. Es parte de tu escudo. Debajo de todo, no conozco a muchas personas comparables. Eres una de las mejores, Santana. Una de las mejores.
Si escuchara los pensamientos que involucraban a Brittany en este momento, cambiaría de opinión.
No me hallaba segura de si volvería a salir con Sam de nuevo después de esta noche.
Siempre había una posibilidad de que no fuera bien.
Apenas conocía a este hombre. No había razón para presentarle a la persona más importante en mi vida. Eso sería para más adelante, si me gustaba y quería pasar más tiempo con él.
Maribel estuvo de acuerdo, y se llevó a Santiago una hora antes de que Sam se supusiera que apareciera.
También me dio tiempo para cambiarme de ropa cinco veces y preocuparme por mi cabello.
Santiago habría estado sobre mí, preguntándome por qué me cambiaba tanto de ropa y jugaba con mi cabello. Luego le diría a Santana, lo que sería humillante.
Yo ya sabía que ella no pensaba que había mucho que se pudiera hacer conmigo.
Afortunadamente, Sam no estaba de acuerdo con ella.
Eso me tranquilizaba un poco, y me volví a poner la falda que me probé primero y me deslicé en mi blusa envolvente.
Esto era informal pero agradable. Funcionaría para cualquier lugar.
Me coloqué un par de zapatos negros y contuve el impulso de recoger mi cabello de nuevo. Dejar que se quede suelto fue mi decisión de última hora, pero ahora lo cuestionaba.
El timbre de la puerta me impidió hacer algo más. Me di una charla rápida en el espejo y luego me dirigí hacia la puerta.
Fue mucho tiempo desde que estuve en una cita. Y solo salí con un chico. No sabía cómo hacer esto.
Alfonso había sido mi mejor amigo.
Sabía todo sobre él.
Nunca salí con alguien que no conocía.
—Puedes hacer esto—me dije por última vez antes de abrir la puerta.
Sam vestía un par de pantalones color caqui y una camisa de color azul claro.
Me vestí apropiadamente. Una preocupación fuera de mi lista.
—Hola—dijo con una sonrisa—Te ves preciosa. Siento que tengo que volver a casa y tratar de hacerme ver como que en realidad es creíble que saldremos juntos.
Sí, hacía maravillas por mi autoestima.
—Gracias, pero te ves muy guapo. No creo que nadie se cuestione que estamos juntos.
Se rio, y luego se encogió de hombros.
—No estoy seguro de cómo es que estás tan ciega, pero sólo estoy contando mis estrellas de la suerte—extendió el brazo para mí—¿Lista?
Asentí y salí al porche, luego cerré detrás de mí antes de meter las llaves en mi bolso.
Hice una llave para Maribel esta semana y se la di, por lo que si tenía que entrar para obtener algo de Santiago, sería capaz de hacerlo.
—Hice reservas en Le Cellier. Espero que te guste la carne—dijo con una sonrisa.
Oí hablar de Le Cellier, pero nunca estuve ahí.
—Me encanta la carne—le dije.
Y tenía la intención de comer un filete, lo que se sentía bien. No tendría que escoger mi comida porque me preocupaba lo que él pensaba.
Esta iba a ser una buena noche. Ya podía decirlo.
Dos horas después estaba lista para regresar a casa y ponerme mi pijama.
Sam realmente era agradable, pero estaba un poco aburrida con él. Hablaba del trabajo y me preguntaba sobre mí.
Lo hizo todo bien, pero faltaba algo.
No estaba segura si yo era exigente porque mi última relación fue con alguien con quien ya era cercana.
―¿Quieres que nos detengamos en Live Bay y escuchar tocar a Jackdown? Oí que son buenos. Aun no los he visto, pero Live Bay parece ser el lugar para ir a escuchar música en vivo y bailar.
Por primera vez en toda la noche, algo sonaba emocionante.
No había bailado en mucho tiempo… desde el baile de graduación, no estaba segura de que eso contara.
Bailaba con Santiago todo el tiempo alrededor de la casa, pero música en vivo y un baile real sonaba a diversión.
Quizá el restaurante elegante y sofisticado al que él me llevó fue lo que me aburrió.
Si a él le gustaba bailar, no podía ser completamente aburrido.
―Suena divertido―dije, tratando de no saltar en mi asiento como una niña.
Él metió su Volvo en el estacionamiento. El lugar se encontraba lleno. Lo asimilé todo.
Este era un mundo que no conocía.
Uno que quería probar. Live Bay había estado alrededor cuando tenía dieciséis, pero no era lo suficientemente grande como para entrar.
Ahora iba a lograr ver que era todo el escándalo.
―¿Ese es tu…eh, la tía de tu hijo?―preguntó Sam.
Giré la mirada hacia donde él observaba e inmediatamente deseé no haberlo hecho.
Ver a Santana presionando a alguna chica contra su camioneta mientras atacaba su cara no era lo que quería presenciar.
Estaba segura de que era preciosa. Sorprendentemente, tenía pelo rubio.
Eso era todo lo que podía ver de ella. Tal vez mi cabello necesitaba ser más claro para Santana.
Ella también se veía bronceada. No tenía tiempo para broncearme.
Debería salir.
Podría jugar afuera con Santiago y conseguir un bronceado.
Espera… ¿Cómo sabía Sam quién era Santana?
Aparté la mirada de Santana y la mujer afortunada para mirar a Sam.
―¿Cómo sabías que era Santana?―pregunté.
¿Me investigó?
Si lo había hecho, no estaba segura de cómo sentirme por eso. Parecía miedoso.
Sam presionó los labios como si estuviera pensando mucho sobre algo.
Mierda.
Necesitaba alejarme de este hombre.
¡Pudo haberme acosado!
―Santana me visitó hoy en el trabajo. Quería echarme un vistazo antes de que salieras conmigo.
No tenía palabras.
Ninguna.
Sam decía la verdad. No tenía que preguntarle a Santana para saber que Sam decía la verdad.
Era algo que ella haría.
No confiaba en mí para mantener seguro a Santiago, así que lo hizo por mí.
Entendía eso en cierto modo, pero ella cruzó la línea. No iba a dejar que entrara en mi vida privada y metiera la nariz en donde no pertenecía.
Quizá debería descubrir quién era esa mujer en quien en este momento tenía su lengua hasta la garganta.
Si ella iba a estar alrededor de Santiago, merecía saber si ella era apropiada.
―Para el auto―ordené, y Sam no discutió. Se metió en el estacionamiento, salí de él sin una explicación y caminé hacia la espalda de Santana, dejando que mi furia ardiera con cada paso.
No había pensado en esto, pero ahora mismo me sentía tan molesta que no me importaba.
La golpeé duro en la espalda sin pensar en que ella podía lanzarme de un golpe a través del estacionamiento.
Afortunadamente, tuve la previsión de dar un paso atrás mientras Santana giraba y alcanzaba mi brazo. Sus ojos estaban rojos, y se encontraba molesta.
Su agarre en mi brazo hizo que mis rodillas se desplomaran porque en serio sentía que iba a partir mi brazo en dos. Pero luché para contener el grito de dolor y traté de mantener la mirada de enojo en mi cara.
Al momento en que sus ojos se enfocaron en mí, dejó caer mi brazo como si quemara.
―¡Joder! Britt, ¿qué demonios haces?
No sostendría mi brazo lastimado delante de ella y la muñeca detrás. Sí, la llamé muñeca, porque ahora que podía verla, parecía una.
En realidad demasiado maquillaje, y sus pechos estaban desnudos.
―Tú―dije, apuntando a Santana con la mano atada a mi brazo bueno―¡Hoy fuiste a la oficina de Sam! ¿Cómo te atreves a cuestionar mis decisiones? Cuando estás aquí afuera con…―miré a la mujer que gracias a Dios había cubierto su pecho―…Ella.
La chica me frunció el ceño.
―¿Quién es esta?―preguntó con un puchero, y me di cuenta de que sus labios estaban inyectados.
Guácala.
―Te protegía. Alguien tiene que hacerlo. Accediste a salir con un extraño en la tienda de comestibles, Brittany. Me aseguraba de que no fuera un sicópata.
―¡No tenías derecho! No lo llevaría alrededor de Santiago. No hasta que lo conociera. Así que eso significa que no es tu asunto.
Santana levantó las cejas y dio un paso hacia mí. Su expresión se oscureció.
―Sí, lo es. Quiero a la mamá de Santiago segura.
Bueno, mierda.
No me derretiría porque estaba siendo un oso posesivo y protector. Solo porque no sabía lo que se sentía no significaba que tenía que gustarme.
Maldición.
―¿Y ella qué? Estás en la vida de Santiago. ¿Ella es segura?―pregunté.
Santana ni siquiera miró atrás o explicó. Estuvo a punto de follarla aquí en frente de todo el mundo, pero ahora la ignoraba.
―Ni siquiera sé su nombre, Brittany. Esto solo es diversión, nena. Nunca la veré de nuevo.
―Disculpa―dijo la chica, ahora más molesta.
Mi corazón hizo una pequeña voltereta cuando me llamó nena. Lo que era ridículo.
Ella pensaba que yo era mediocre, y ahora sabía por qué. No usaba el maquillaje suficiente o mostraba la piel suficiente para ella.
―Eso es lo que hago, Brittany. No tengo relaciones o salgo a citas. Tú ibas a salir con el tipo. Tenía que asegurarme de que fuera un buen hombre.
De acuerdo.
No entendía para nada su mundo.
Santana aún era una mujeriega, aparentemente. Nunca la había visto en una relación con una mujer.
Lo que era una pena porque la cosa territorial y la forma en la que me llamó nena fueron bastante increíbles.
Incluso en su forma bárbara ella me hacía sentir especial. Era buena en eso.
Sam se aclaró la garganta detrás de mí, y me di cuenta de que lo había olvidado en el auto.
Giré de nuevo hacia él y le di una sonrisa de disculpa.
―Sam, conoces a Santana―dije, luego miré otra vez a Santana―Así que, ¿pasó la inspección?
Santana no apartó sus ojos de mí. Me sostuvo la mirada por un momento demasiado largo.
La mujer con ella dijo algo, pero me encontraba completamente perdida en sus ojos.
Siempre los amé.
―Sí, Pequeña Rubia, él es seguro.
No me había llamado así en tanto tiempo que olvidé el sobrenombre. Pero eso no fue lo que más me golpeó.
Fue la forma en que dijo “seguro”. Como si la hubiera defraudado.
¿No me quería con alguien seguro?
―Cuídala―le dijo a Sam, luego se dio la vuelta y tomó a la chica por el brazo, y regresaron al club.
Sam me tocó el brazo adolorido, y salté.
Mierda.
Me olvidé de eso. Casi palpitaba.
―Está oscuro aquí afuera, pero parece que va a ser un gran moretón. Vamos a llevarte a casa y a poner algo de hielo en él. A menos que no puedas moverlo y necesites que te lleve al hospital.
Lo moví, y fue lo suficientemente fácil. Solo hice una mueca y me salieron lágrimas.
―Estoy bien. Solo necesito algo de hielo―le aseguré.
No hablamos mucho de camino a mi casa, y supuse que sería el final de Sam. No es que pudiera culparlo.
El golpe en la puerta principal me sacó de mis pensamientos mientras revolvía el azúcar en mi café.
Caminé hacia la puerta, preguntándome si Santiago ya se despertaría y quería venir a casa.
Deseaba verlo.
Cuando Maribel me dijo que se había quedado dormido y preguntó si podía quedarse durmiendo ahí, no quería decir que sí.
Nunca me había separado de Santiago en la noche.
Pero la forma en que los ojos de Maribel se iluminaron con esperanza hizo que cediera, y fui a casa sola.
Sin Santiago durmiendo en su habitación al lado de la mía, no dormí bien.
Lo extrañaba.
No estaba segura de cómo se sentiría él despertándose sin mí.
Abrí la puerta para encontrar, en cambio, a Santana. No era a quien quería ver esta mañana.
En absoluto.
―Necesitamos hablar―dijo, entrando como si el lugar le perteneciera.
Ella podía ser la dueña de muchas cosas, pero esta casa era mía.
Dejé la puerta abierta porque no me gustaba la idea de estar encerrada con ella.
Estaba molesta.
Mi brazo tenía un moretón negro y azul con la forma de su mano. Tomé ibuprofeno anoche y mantuve mi brazo en hielo.
Dolía y se veía horrible.
―Anoche…―dijo, luego se detuvo mientras sus ojos se enfocaban en mi brazo amoratado.
Observé mientras se ponía pálida, y no sabía si iba a desmayarse. Era feo, pero no tanto.
―Mierda―juró, caminando hacia mí y tomando mi muñeca amablemente en su mano así podía levantar mi brazo sensible y mirarlo―Yo hice esto―dijo.
Solo asentí.
¿Quién más pensó que anoche me había agarrado como si hubiera querido romperme?
―Necesito que me disparen―dijo mientras que con gentileza pasaba su dedo por la piel dañada.
Era como una pluma y en vez de doler, me hizo temblar.
―No quise lastimarte. Nunca lo haría. Sabes eso. Nunca te lastimaría. Anoche no sabía que eras tú cuando me golpeaste, y me hallaba muy bebida. Mi mente se encontraba lenta, y me tomó mucho tiempo registrar que eras tú. Dios, Britt, lo siento.
Su voz sonaba con tanto dolor que tuve que luchar con la urgencia de consolarlo.
Quizá golpear por detrás a una persona y con su temperamento fue mala idea…
―Está bien―le dije, luego liberé mi mano de la suya y puse algo de espacio entre nosotras.
―No, no lo está. No está bien―dijo, y sus manos se volvieron puños―Esto nunca pasará de nuevo. Lo juro. Jodidamente dejaré de beber. Esta mierda no está bien. Jamás.
Santiago estaría aquí pronto, y después de ver la reacción de Santana con mi brazo, necesitaba cambiarme a algo con mangas largas.
Santiago también se molestaría. No quería que le tuviera miedo a su tía.
―¿Por qué estás aquí?―pregunté, queriendo que llegara al punto antes de que mi hijo apareciera.
―Vine a hablar acerca de anoche. Para explicar por qué fui a echarle un vistazo a tu cita. Pero, mierda, no puedo superar lo de tu brazo. Estaba preocupada por Sam, y fui yo la que jodidamente te lastimó. ¿Él sabe que yo lo hice?
Asentí.
El rostro de Santana se oscureció.
―El malnacido debió haberme golpeado. Necesitas una persona con algo de carácter, y ese idiota supo que te lastimé y ni siquiera fue tras de mí.
¿Estaba bromeando?
¿Pensaba que todo debería manejarse con violencia?
¿Y por qué eso era tan increíblemente caliente?
Necesitaba ayuda mental.
La violencia no era sexy. Incluso si los músculos de Santana se flexionaban cuando solo hablaba sobre pelear.
―Tienes que irte―le dije antes de decir algo estúpido.
Santana comenzó a decir algo, pero levanté una mano para detenerlo.
―Sé que no me lastimaste a propósito. Sé que le echaste un vistazo a Sam porque me protegías a mí y a Santy. Lo entiendo. Ahora por favor vete. Necesito café, y anoche no dormí bien, y yo…
Dejé de hablar mientras Santana deba dos pasos hacia mí hasta que estuvo por encima. Luego sus manos extra grandes me acunaron la cara, y antes de poder registrar algo, sus labios se hallaban sobre los míos.
Me estiré y le agarré los brazos para evitar derretirme en un charco sobre el suelo.
La boca de Santana López era muy talentosa, y al segundo en que su lengua se deslizó a lo largo de mi labio inferior, me abrí para ella y estuve perdida.
Su sabor a menta me consumió al tiempo que mordisqueaba y exploraba mi boca.
Solo me sostuve.
Era todo lo que podía hacer.
Todo mi cuerpo se encontraba bajo sus órdenes. No podía pensar coherentemente.
Nunca nada había sido como esto.
Nunca.
Pero entonces, yo solo había besado a otro. Y en ese tiempo solo éramos niños.
Las manos de Santana bajaron por mi espalda y acunaron mi trasero mientras me levantaba contra su cuerpo. Su lengua bailaba y probaba la mía, volviéndome loca.
Un gemido salió de alguna parte, pero no sabía de quién fue.
Ella también lo oyó, y fue como agua helada sobre el fuego en el que ella nos había envuelto.
Antes de poder establecerme, me encontraba de nuevo en el suelo y Santana ponía el cuero de mi sala entre nosotros. Agarré la silla detrás de mí con la esperanza de no tambalearme sobre mis pies.
Los ojos de Santana eran salvajes mientras respiraba salvajemente. Al menos parecía tan afectada como yo.
Porque me sentía afectada.
No, me sentía marcada.
De por vida.
Puede que antes de esto no haya sido besada por nadie a parte de Alfonso, pero sabía que nunca nadie iba a compararse a lo que acababa de experimentar.
―No podemos. No debí―dijo Santana, sacudiendo la cabeza. Luego salió corriendo de mi casa.
Me quedé ahí de pie y escuché cerrarse la puerta de su camioneta y al motor encenderse.
Me quedé ahí mucho tiempo después de que saliera de mi entrada.
No fue capaz de alejarse de mí lo suficientemente rápido. No era como si le hubiera pedido que me besara.
¿Esperaba que lo alejara?
¿Besaba mal?
¿El gemido fue mío, y ella se apagó?
¡Dios!
Odiaba no tener idea de esto.
―¿Mamá? ¿Por qué la puerta está abierta?―preguntó la voz de Santiago, y salí de golpe de mi aturdimiento para voltearme y ver a mi niño frunciéndome el ceño.
―Porque estaba esperándote―respondí, sin perder un segundo.
Él sonrió y corrió hacia mí, y tuve cuidado de esconder mi brazo moreteado mientras lo abrazaba.
―¿Te divertiste?―pregunté.
Asintió pero retrocedió para mirarme.
―Te extrañé esta mañana. Mamá M se ofreció a hacerme panecillos, pero quería venir a casa y comer galletas contigo. Recordé que hoy no tenías que trabajar.
Sue me había dado un sábado libre al mes, estaba muy agradecida por eso esta mañana.
Después de lo que acababa de pasar, dejar a Santana en mi casa vigilando a Santiago habría sido difícil y distractor.
―Puedo hacer algo mejor que galletas. ¿Qué tal panqueques?―le pregunté.
Sonrió.
―¿Y qué tal panqueques con chispas de chocolate?
―Suena perfecto―dije―Déjame cambiarme de camisa e iremos al trabajar.
No dejé que me viera lo suficiente para que notara mi brazo antes de salir de la cocina hacia mi habitación, en donde me puse una camisa con mangas largas.
Santana
Ella era de Alfonso.
Siempre lo sería.
¿Por qué demonios la besé?
Diablos, no iba a ser capaz de olvidar eso.
Había sido tan jodidamente dulce y caliente al mismo tiempo. Casi como si ella fuera inocente, cuando sabía que no lo era.
Tenía un niño.
No era inocente, y se derritió en mis brazos tan fácilmente.
Quería tenerla tan cerca de mí como jodidamente fuera posible.
Entonces ella gimió, y mi cuerpo se puso tan caliente que casi había roto la maldita ropa.
Mierda, era un gruñona sexy.
Si no me hubiera alejado de ella, habría terminado follándola en el sofá.
La imagen de Brittany desnuda y envuelta a mí alrededor apareció en mi mente, golpeé el volante y maldije.
Necesitaba un maldito cigarrillo.
¿Por qué esa mierda tenía que matarte?
Renunciar al alcohol iba a ser mucho más fácil.
No podía hacer esa mierda. Ella era la mamá de Santiago. No era alguien a quien podía follar por diversión y de la cual alejarme.
Y después de hoy no estaba segura de poder follarla y alejarme.
Infiernos, no probar su boca de nuevo iba a matarme.
No me sorprendía que mi hermano la hubiera embarazado.
¡Joder!
Yo tampoco habría sido capaz de mantener mis talentos para mí cuando estaba entre sus piernas.
La maldita mujer podía hacer que cualquiera se volviera loco.
Alfonso quería que Brittany fuera feliz y que la cuidara.
Querría que tuviera la vida que se merecía.
No con su hermana mayor perdedora, quien había cometido muchos más errores que una persona promedio.
Demonios, le hice un moretón en su brazo.
¿Cómo infiernos alguien lastimaría a Brittany?
No iba a beber de nuevo.
Terminé.
Si esa era la clase de mierda que hacía, no iba a tocar el alcohol. Brittany y Santiago iban a convertirme en la jodida Santa.
Santiago se merecía una persona, además de Brittany obviamente, en su vida a quien pudiera admirar.
Sería la tía que lo consentiría y lo haría sentir amado, pero en realidad no era alguien para admirar.
No era ese tipo de persona.
Nunca fui y nunca sería lo suficientemente buena para Brittany Pierce y mi sobrino.
Ella necesitaba a una persona que pudiera estar solo con ella. Quien no necesitara folladas fáciles y sin ataduras.
Santiago necesitaba una tía estable.
Una que fuera un buen modelo.
Una que no lastimara a su mamá.
¡Hija de puta!
Quería golpear mi propio trasero.
El brazo amoratado de Brittany revolvió mi estómago. Le hice eso. Era el pedazo de mierda despreciable que sabía no se merecía besar esos dulces labios.
Entonces la besé.
¡Qué demonios!
¿Qué clase de mensaje le envié?
No uno bueno.
Seguramente ella sabía que yo no era para ella.
No era para nadie.
Tendría que hablar con Brittany y disculparme. Ella tenía que entender que no podía ser lo que necesitaba.
No era esa chica.
Estaría ahí para ellos, sería su amigo, los cuidaría… pero eso era todo para lo que era buena.
Nada más.
Un golpe en la ventana me tomó por sorpresa, me di la vuelta para encontrar a Hanna Marin mirándome con el ceño fruncido.
Me estacioné en el aparcamiento de mi edificio, pero no había salido todavía. Abrí la puerta y me bajé de la camioneta.
—¿Qué fue eso? —preguntó Hanna.
—¿Qué?—pregunté, tratando de ignorar cualquiera cosa que hubiera visto.
Hanna me miró arqueando la ceja.
—Oh, no lo sé. Tal vez rugir, maldecir y golpear el volante.
Mierda. Llevaba rato ahí.
—Nada—respondí, y comencé a caminar en dirección a mi departamento.
Sabía que Hanna me seguiría.
—Kitty me dijo que Brittany Pierce regresó y que tiene un niño.
Mierda.
Kitty era tan chismosa.
Asentí y saqué las llaves para abrir la puerta de mi departamento.
—¿Entonces el niño es de Alfonso?—dijo Hanna, entrando detrás de mí.
Hanna continuaría hablando por si solo hasta que le respondiera.
No se iría.
Hanna no era así. Era persistente.
—Sí. Santiago es mi sobrino.
Hanna asintió y fue a acomodarse en el sofá.
—¿Se está portado difícil? Si lo recuerdo bien, antes te interesaba bastante. Te enviaron a una escuela alternativa por un mes después de sacarle la mierda al chico que la acorraló en el pasillo y estaba tocándola mientras ella trataba de empujarlo. Le rompiste la nariz al muchacho.
La escuela alternativa apestaba.
Era para los matones que la cagaban tanto que los sacaban de la escuela normal y los enviaban a algún tipo de reformatorio.
Afortunadamente, hubo testigos que corroboraron que el chico estaba tocando a Brittany de forma inapropiada y que me había dado dos puñetazos.
Uno de hecho me dejó con un ojo morado, así que no fue por completo mi culpa. Él terminó asistiendo a la escuela alternativa con una nariz rota.
—Era una niña. Necesitaba que alguien cuidara de ella. Demasiado malditamente hermosa para su propio bien.
Hanna dejó escapar una pequeña carcajada.
—Era más que hermosa, por lo que recuerdo, pero era de Alfonso. O eso era lo que siempre decías. Aunque Alfonso decidió ignorarla durante semanas hasta que finalmente se dio cuenta la cantidad de atención que ella recibía.
—No—le advertí.
No permitía que nadie hablara mal de mi hermano.
Nunca.
Fue un muchacho y tomó algunas malas decisiones, pero tuvo un gran corazón.
Y estuvo destinado a la grandeza.
Hanna suspiró.
—Amaba a Alfonso. Lo sabes. No hablaba mal de él. Nunca haría algo así.
—Lo sé—respondí.
Solo me puse a la defensiva porque casi había follado a Brittany y todo en lo que podía pensar era en regresar y probarla de nuevo.
—¿Brittany va a dejar que conozcan a Santiago?
Asentí.
Ella estaba manejando más que bien la situación. Que le permitiera pasar la noche en casa de mis padres hizo el año de mi mamá.
Mamá había llamado para contarme todo lo que hicieron y todo lo que dijo Santiago.
Ella adoraba a ese niño y adoraba a su mamá.
Otra razón por la que tenía que mantenerme alejada de Brittany.
No podía molestar a mi mamá.
Mi papá probablemente me patearía el culo.
Y yo se lo permitiría.
—¿Sientes algo por ella? —me preguntó Hanna.
La miré y decidí que no sabía cómo responderle.
Sentía algo por ella porque era la mamá de mi sobrino.
Tenía sentimientos por ella porque fue parte de Alfonso, parte de un recuerdo.
Pero había algo más.
Algo que siempre había estado ahí y que siempre dejaría de lado debido a Alfonso.
Algo que me asustaba porque necesitaba que se detuviera ahora.
—Es la mamá de Santiago. Me preocupo por ella y su bienestar.
Hanna asintió, sabía que recordaba lo encaprichada que era con mantenerla a salvo antes de Santiago.
Esa noche cuando mi hermano finalmente había hecho su movimiento…me sentí tan aliviada que me emborraché.
—Eres una de las mejores personas que conozco. Llevas esa actitud de que matas a todo el mundo. Pero por dentro eres un gran osito de peluche. Cuando alguien que amas te necesita, no hay nada que no harías por ellos. Cuando te necesitaba, siempre estuviste ahí. Nunca dudé de tu corazón. Estás hecha de maldito oro, y todos lo sabemos. Nos reímos de tus bromas crueles y tus comentarios sarcásticos porque sabemos que no significan nada. Es parte de tu escudo. Debajo de todo, no conozco a muchas personas comparables. Eres una de las mejores, Santana. Una de las mejores.
Si escuchara los pensamientos que involucraban a Brittany en este momento, cambiaría de opinión.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
La beso!! :-0 yo fuera santana vuelvo por mas
Pd: si, altiro agua potable...chañaral?
Pd: si, altiro agua potable...chañaral?
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
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