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[Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
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Isabella28
micky morales
23l1
7 participantes
Página 4 de 7.
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Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Que poco considerada es San consigo misma!!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
No entiendo pq San se menosprecia tanto, al menos Hanna no piensa lo mismo!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Hola morra...
Ese beso bale oro... Jajajaja a ver ahora que se probaron cuanto aguantan sin tocarse... O ballan por otro besito jaja
Odio que san se menosprecie, estoy segura que vale mucho mas que su hermano en todo!!!,... Mmmmm los amigos de san se me hace. Que le van a hacer la segunda si quiere o por ahí llega a intentar algo con britt!!!
Nos vemos!!
Pd; sip... Ahí no mas te lo dejo... Va por que anoche no leí jajaja a ver si van por la venganza o no??
Ese beso bale oro... Jajajaja a ver ahora que se probaron cuanto aguantan sin tocarse... O ballan por otro besito jaja
Odio que san se menosprecie, estoy segura que vale mucho mas que su hermano en todo!!!,... Mmmmm los amigos de san se me hace. Que le van a hacer la segunda si quiere o por ahí llega a intentar algo con britt!!!
Nos vemos!!
Pd; sip... Ahí no mas te lo dejo... Va por que anoche no leí jajaja a ver si van por la venganza o no??
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Por fin dio el gran paso Santana ¡.....
Amo los pensamientos de Britt como su guacala o que le gusta ver a San de mala jajaja ..... sin embargo ahora despues del beso haber como siguen las cosas, ojala San cambie de idea y luche por Britt o que se deje llevar de nuevo muchas veces jajaja
Amo los pensamientos de Britt como su guacala o que le gusta ver a San de mala jajaja ..... sin embargo ahora despues del beso haber como siguen las cosas, ojala San cambie de idea y luche por Britt o que se deje llevar de nuevo muchas veces jajaja
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Isabella28 escribió:La beso!! :-0 yo fuera santana vuelvo por mas
Pd: si, altiro agua potable...chañaral?
Hola, si!!!! aiii!!!! Jajajaja nose xq te creo la vrdd jajajaja. Saludos =D
Pd: x lo menos puedes bañarte, en el mar obvio xD. Mmm más al norte
monica.santander escribió:Que poco considerada es San consigo misma!!!
Saludos
Hola, la vrdd esk si, y nose xq piensa esas cosas de ella misma =/ Saludos =D
micky morales escribió:No entiendo pq San se menosprecia tanto, al menos Hanna no piensa lo mismo!!!!
Hola, ni yo la vrdd =/ no es como q se lo dijeran en su vida para creerlo =/ No, y creo q no es la unica la vrdd!Saludos =D
3:) escribió:Hola morra...
Ese beso bale oro... Jajajaja a ver ahora que se probaron cuanto aguantan sin tocarse... O ballan por otro besito jaja
Odio que san se menosprecie, estoy segura que vale mucho mas que su hermano en todo!!!,... Mmmmm los amigos de san se me hace. Que le van a hacer la segunda si quiere o por ahí llega a intentar algo con britt!!!
Nos vemos!!
Pd; sip... Ahí no mas te lo dejo... Va por que anoche no leí jajaja a ver si van por la venganza o no??
Hola lu, jajaaj para ellas si q si! Espero y nada la vrdd xD ajajajaj LAs cosas son buenas xq llevan ala otra jaajajjaaj. Y yo tmbn ¬¬ Tengo esa misma impresion, ya darle su lugar a britt la hace mucho mejor ¬¬ Se te hace q¿? q son mas q buenos¿? q ellos si la vrn como es¿? qqq¿? Jjajaajajaj espero q pase lo mejor para ellas ajjaja. Saludos =D
Pd: jaajjaaja nooo dime algo mas!!!! Aaah jaajajaja suele parar. =O Venganza¿? q!¿?
JVM escribió:Por fin dio el gran paso Santana ¡.....
Amo los pensamientos de Britt como su guacala o que le gusta ver a San de mala jajaja ..... sin embargo ahora despues del beso haber como siguen las cosas, ojala San cambie de idea y luche por Britt o que se deje llevar de nuevo muchas veces jajaja
Hola, sii!!! esk no ai q perder tiempo...mas aun xD jajajaaj. JAajajajaj xD ajajaj es una loquilla ajajaja. Espero q mejoren o las hagan caer a los brazos de la otra xD TIENE Q! no puede pensar asi, merece a esa rubia y su pequeño moreno! JAJAJAja voto x eso ajaja. Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Cap 12
Capitulo 12
Hace Ocho Años…
Brittany
—Oye, hermosa. ¿Has visto a San? Normalmente no se aleja tanto de ti—me preguntó Kitty Wilde con una sonrisa de lado, llevaba su cabello rubio detrás de las orejas.
La mayoría de las personas de la escuela amaban a Kitty. Yo no.
Solo era graciosa. Me hacía sonreír, pero no hacía que mi corazón revoloteara.
—Retrocede, Wilde—dijo Santana mientras tomaba asiento a mi lado en la mesa de picnic.
Acababa de regresar de la escuela alternativa y no me abandonaba. Durante el tiempo que estuvo ausente, Hanna, Quinn y Kitty cuidaron tan de cerca que no mucha gente me hablaba.
Solo algunas chicas, como la hermana de Hanna, Marley, y la novia de Quinn, Rachel. Pero parecía que a todos les intrigaba y les asustaba.
Era frustrante.
—Sabía que estabas por aquí—dijo Kitty, entretenida—Tengo algunas cosas que manejar en casa. Me voy de aquí. Hazle saber a Hanna que no necesitaré un aventón después de la escuela, ¿bien?—cuando dijo la palabra “casa”, su sonrisa ligera se marchó y pude ver la ira y la frustración.
Santana asintió.
—Seguro. Yo le digo.
—Te veo esta noche. En la casa de Quinn—dijo, se levantó de la mesa y me guiñó el ojo.
Todas eran muy cercanas y tan diferentes.
Pero si una necesitaba a la otra, todas estaban ahí.
Hanna era la que sobresalía como un pulgar hinchado. A diferencia de las otras tres, siempre tuvo dinero. Su papi era dueño de un montón de concesiones de autos, pero nunca te darías cuenta al mirar a Hanna.
—¿Eso es todo lo que comerás?—me preguntó Santana.
Era agradable tener a alguien que comiera conmigo de nuevo. Extrañaba esto.
No teníamos el mismo horario para almorzar, pero de algún modo Santana siempre aparecía en el almuerzo de los de primer año y me acompañaba.
Todo el mes pasado había estado sola. Algunas veces Alfonso pasaría y hablaría conmigo un par de minutos antes de que el equipo de basquetbol se lo llevara a su mesa, pero nunca me invitó a ese mundo.
Poco a poco perdía a Alfonso. Me dolía.
Había sido mi mejor amigo por tanto tiempo, no era fácil verlo alejarse cada vez más.
Mientras Santana estuvo ausente, daba la impresión de que Alfonso casi estaba molesto conmigo. Como si fuera mi culpa que su hermana hubiera sido enviada a la escuela alternativa.
Nunca le pedí que le diera una paliza a ese chico, pero me sentí agradecida cuando lo detuvo.
—No tengo mucha hambre—le dije, lo que era mentira.
Mi mamá decidió que había ganado peso últimamente, y quería limitar mi comida. Traté de explicarle que eran mis pechos, pero no lo aceptó. Dijo que mi grasa estaba subiendo ahí y que tenía que dejar de comer tanto.
Ella no estaba bien dotada, y creía que yo lo estaría si comía menos.
Así que tenía una manzana y algunos palitos de apio para almorzar. Mi cintura se redujo, pero eso solo hacía que mis pechos se vieran incluso más grandes.
Mientras más grande lucieran, más pánico sentía mi mamá y menos comida me daba.
—Has perdido peso—dijo Santana, frunciendo el ceño—Tienes que ganar un poco más de peso, Rubiecita.
—Hola, Brittany—dijo Alfonso, dejando su bandeja al otro lado de la mesa.
Sorprendida, lo miré.
—Hola—respondí, feliz de verlo.
Lo extrañaba.
—Te ves realmente bien—dijo, bajando la mirada a mí pecho, para mirarme de nuevo el rostro con una sonrisa de aprobación.
—Ella siempre se ve bien—le informó Santana.
Alfonso miró a su hermana y parecía avergonzado.
—Sí, tienes razón—respondió, girándose hacia mí—He estado ocupado con algunas cosas desde que comenzó la escuela, y no he pasado mucho tiempo contigo. Lo lamento.
Asentí.
Entendía su necesidad de encajar con el equipo. Era lo que amaba, y yo solo era su amiga.
Una vez tuve la esperanza de que me viera como algo más, pero era Alfonso López y yo solo era la chica de al lado. No la capitana del equipo de animadoras o de baile.
Esas chicas le llamaban la atención a Alfonso. Siempre lo veía con ellas en las esquinas.
—¿Quieres venir a comer conmigo y con el equipo?—me preguntó Alfonso, conservando su mirada en mi e ignorando a Santana.
Secretamente estuve deseando que me invitara a su nuevo mundo con él, pero no podía levantarme y dejar a Santana. Fue mi amiga cuando no tuve ninguno.
Santana era hermosa y me hacía sentir especial. Alfonso nunca me había hecho sentir especial.
—Yo…
—Ya era hora—dijo Santana, interrumpiéndome. Entonces se puso de pie—Anda a comer con mi hermano. Creo que ya sacó la cabeza de su trasero. Pero si se la mete de nuevo, puedes decirme. Yo me encargaré de ti.
Entonces Santana se alejó. Permanecí ahí y la observé abandonar la cafetería sin mirar atrás.
—Vamos, Brittany. Déjame presentarte a todos. La mayoría tiene tiempo preguntando por ti. Santana hizo que fueras bastante popular entre los chicos.
¿En serio?
Me puse de pie, tomé la poca comida, y dejé que Alfonso me condujera hacia la mesa de los populares en la que se reunían las porristas y los jugadores de basquetbol.
La animadora principal, quién estuvo toda la semana pasada en los brazos de Alfonso me miró.
Quería regresar a la seguridad de Santana.
Kimmy Bart no era alguien que quisiera como enemiga. Era dueña de la escuela. También era alta, delgada. Los chicos miraban sus piernas como si fueran el Santo Grial.
Y todo ese cabello hacia que se viera como una princesa.
—Brittany, estos son todos. Todos, esta es mi chica, Brittany Pierce.
Y justo así… me convertí en la chica de Alfonso López.
Santana
Terminé de hablar por teléfono con mamá luego de enterarme que Santiago estaba con ella.
Brittany tuvo que trabajar tiempo extra y llamó a mamá para ver si podía recogerlo de la guardería que lo cuidaba luego del colegio. Mamá estaba encantada de poder tenerlo esa tarde.
Había llevado mi camioneta hacia el salón, y me encontraba estacionada afuera al lado del auto de Brittany, esperando que saliera del trabajo.
Teníamos que hablar, y no quería hacerlo en su casa, dónde Santiago podría llegar o mi mamá podría ver que me encontraba a solas con Brittany.
Ya me había preguntado cinco veces que hacía ahí el sábado en la mañana. Mentirle a mi mamá no era fácil.
La puerta trasera se abrió y Sue salió.
Mierda.
No era a quien quería ver.
Me miró y estrechó los ojos. Entonces caminó hacia mí. Mi ventana ya se encontraba abajo para el momento en que se acercó.
—Aléjate de ella, López. Es una buena chica. Una chica dulce. Y tú…—me apuntó—, No eres algo con lo que esa chica pueda lidiar. Ella no entiende a las personas como tú. La he observado, y cada hombre u más de una mujer que entra a ese lugar le coquetean, y no tiene idea. Incluso los clientes de Dani no pueden quitarle los ojos de encima. Es dulce. Demasiado dulce. Así que dale vuelta a la camioneta y vete de aquí.
No era lo que esperaba.
No se encontraba aquí para gritarme. Me estaba advirtiendo en nombre de Brittany.
Interesante.
—Es la mamá de mi sobrino, así que no puedo alejarme de ella. Es familia.
Los ojos de Sue se abrieron con sorpresa. Al parecer, Brittany no había dicho que Santiago era un López. Y eso era algo que me molestaba, no me gustaba que el chico de Alfonso no llevara su apellido.
—Bueno, mierda—murmuró—No sabía que el niño era de Alfonso.
Solo asentí.
La puerta trasera se abrió de nuevo, llamando mi atención, y Brittany salió. Sus ojos de inmediato encontraron mi camioneta, y se movieron hacia Sue en mi puerta. Apartó la mirada con prisa de nosotros y se apresuró por el estacionamiento hacia su mierda de auto.
—Muévete—le dije a Sue antes de abrir la puerta e ir tras Brittany.
—Britt, espera—la llamé. Se detuvo con una mano en la manilla—Vine para verte—le expliqué, como si hubiera estado haciendo algo malo.
Jesús, solo fue un beso.
Si hubiera estado aquí para ver a Sue, eso habría estado perfectamente bien. Pero por alguna razón me sentía como si me hubiera atrapado engañándola.
Miró por encima de su hombro.
—¿Por qué?
—Porque tenemos que hablar. Y no en tu casa—dije, y señalé mi camioneta—Ven a dar una vuelta conmigo.
Parecía insegura hasta que sus ojos siguieron a Sue, que caminaba de regreso adentro.
Cuando Brittany me miró, dejó escapar un suspiro exhausto pero caminó hacia mí.
—De acuerdo—dijo, y caminamos lado a lado hasta mi camioneta.
Abrí la puerta del copiloto y le ofrecí mi mano para ayudarla a subir, pero me ignoró y subió por su cuenta. Eso hizo que su dulce culo resaltara de una manera muy atractiva en esas mallas que llevaba.
Cerré la puerta, la imagen de ella en esas mallas apretadas me perseguía mientras regresaba a mi lado de la camioneta. Me subí y le di un vistazo. Llevaba mangas que terminaban justo debajo de sus codos. Todavía cubría el moretón.
Mierda.
—¿Cómo sigue el brazo?—le pregunté.
—El moretón está desvaneciéndose y ya no me duele—dijo con una sonrisa que no llegó a sus ojos.
—Soy una imbécil, Britt. El moretón en tu brazo lo prueba. No debería poder respirar el mismo aire que tú—me detuve antes de que dijera otra cosa.
Nunca iba a superar ese moretón. Iba a cazarme por mucho tiempo después de que desapareciera.
—Y lo lamento. Por el beso. Estuve fuera de lugar, y no debería haberlo hecho.
Se tensó a mi lado, pero solo por un momento. Entonces relajó los hombros y cruzó las piernas, y maldita sea si eso no era fascinante.
—Probablemente no fue una buena idea. Tienes razón.
Entonces estaba de acuerdo. No deberíamos habernos besado.
—No quiero que las cosas se pongan incómodas entre nosotras.
Asintió.
—Yo tampoco.
—Entonces, podemos ser solo amigas. O familia. Somos familia.
Asintió de nuevo.
No sentía que fuera familia.
La miré mientras colocaba un mechón de cabello detrás de su oreja, y quise alcanzarlo y ver si era tan sedoso como se veía.
Perdí la oportunidad cuando la estaba devorando.
Mis manos habían ido directo de su rostro a su culo. Debí haber sentido su cabello.
—Lo sé yo, uh…no tengo mucha experiencia. Yo no… quiero decir, Alfonso fue el único que…. uh… con el que hice algo. Así que tenía curiosidad. No me habían besado en mucho tiempo—cerró la boca y apretó los ojos con fuerza.
Trataba de explicarme su reacción, pero el hecho de que nadie la hubiera tocado en seis años era un poco más de información de la que podía manejar.
¿Cómo fue que nadie la tocó?
Sabía que no tenía citas, pero, demonios
¿Cómo se liberaba?
Después de ya haber tenido sexo, querría hacerlo, ¿verdad?
¿No lo necesitaba?
—¿Ni siquiera encuentros de una noche o amigos con beneficios? —le pregunté.
Se sonrojó y negó con la cabeza, pero no podía mirarme.
—¿No lo necesitas?
Yo necesitaba cerrar la maldita boca. Esta no era el tipo de conversación que tenía con alguien que considerabas “familia”.
Se encogió de hombros.
—En realidad no. Yo… nunca entendí porque les agradaba tal cosa.
¿Qué?
Santo infierno.
Mi hermano de dieciséis años no había tenido la suficiente experiencia para hacerlo bien, al parecer.
—¿Nunca has tenido un orgasmo? —pregunté antes de que pudiera evitarlo.
Su sonrojo se hizo más fuerte y no respondió.
¿Significaba eso que…ella se masturbó?
¡Hijo de puta!
¿Por qué estaba pensando en esto?
No me ayudaba a calmar mi deseo por Brittany. La idea de deslizar mi mano en sus bragas y darle placer era tan malditamente tentador.
—Lo hiciste por ti misma—dije, respondiendo la pregunta por ella y sabiendo que necesitaba malditamente callarme.
Ella presionó sus labios y cerró sus ojos fuertemente de nuevo.
Bingo.
Jugó con su coño. Maldita sea, esa imagen iba a darme una muy seria ducha más tarde.
—Vamos a no hablar de esto, ¿bien?—se estiró por la manija de la puerta, pero no me hallaba listo para dejarla ir.
El deseo de olerla era demasiado.
La tiré hacia mí y enterré mi cabeza en su cuello e inhalé. Joder, olía bien.
Tan malditamente bien.
Y sudaba bien.
Su cuerpo se inclinó hacia mí y lo quería. Más.
—Hueles bien, nena. Realmente bien. Apuesto que ese coño huele incluso mejor—susurré en un gruñido mientras deslizaba mi mano entre sus piernas.
Ella dejó salir un pequeño grito.
Joder, joder, joder.
La quería.
Quería oírla mientras se venía.
Quería verla masturbándose.
¿Se hallaba afeitada, o había rizos rubios ahí abajo para juguetear?
—¿San?—respiró, su pecho subiendo y bajando tan rápido que su escote se burló de mí.
Siempre había tenido las mejores malditas tetas.
—¿Si, Britt-Britt?—respondí, corriendo mi nariz por su cuello.
—Dani nos está observando—dijo, y eso fue todo lo que necesitaba para reaccionar.
Mierda.
Olvidé donde estábamos.
Me alejé de ella, extrañando el olor y el calor de ella en mi mano.
Necesitaba echar un polvo. Me estaba volviendo loca. Pero primero quería bloquear la imagen de ella tocándose.
—Yo, nosotras, esto, uhm… debería irme—dijo, y se alejó de mí.
No pude argumentar.
Debería irse antes de que me rindiera y la atacara de nuevo.
Abrió la puerta, y logré recordar lo que había querido preguntar.
—Mañana en la noche traeré la cena. Me gustaría visitar a Santy—dije.
No dije que quería verla, pero lo hacía. Tan jodidamente quería.
Asintió.
—Por supuesto. Puedes llevarlo a algún lugar si quieres. No tienes que quedarte en mi casa. Confío en ti con él.
Me daba una salida. No iba a tomarla.
Tan difícil como era mantener mis manos lejos de ella, quería verla también.
—Traeré la cena. Y tú comerás más. Porque nada en tu cuerpo es jodidamente promedio, Britt. Entiende eso. Eres perfecta. Demasiado malditamente perfecta.
Su boca se abrió ligeramente, y luego la cerró y rápidamente salió de mi camioneta.
Me senté ahí y la observé mientras entraba en su carro y lo bloqueaba. Esperé hasta que dejó el estacionamiento para irme.
Ni siquiera miré en la dirección de Dani.
La mayoría de las personas de la escuela amaban a Kitty. Yo no.
Solo era graciosa. Me hacía sonreír, pero no hacía que mi corazón revoloteara.
—Retrocede, Wilde—dijo Santana mientras tomaba asiento a mi lado en la mesa de picnic.
Acababa de regresar de la escuela alternativa y no me abandonaba. Durante el tiempo que estuvo ausente, Hanna, Quinn y Kitty cuidaron tan de cerca que no mucha gente me hablaba.
Solo algunas chicas, como la hermana de Hanna, Marley, y la novia de Quinn, Rachel. Pero parecía que a todos les intrigaba y les asustaba.
Era frustrante.
—Sabía que estabas por aquí—dijo Kitty, entretenida—Tengo algunas cosas que manejar en casa. Me voy de aquí. Hazle saber a Hanna que no necesitaré un aventón después de la escuela, ¿bien?—cuando dijo la palabra “casa”, su sonrisa ligera se marchó y pude ver la ira y la frustración.
Santana asintió.
—Seguro. Yo le digo.
—Te veo esta noche. En la casa de Quinn—dijo, se levantó de la mesa y me guiñó el ojo.
Todas eran muy cercanas y tan diferentes.
Pero si una necesitaba a la otra, todas estaban ahí.
Hanna era la que sobresalía como un pulgar hinchado. A diferencia de las otras tres, siempre tuvo dinero. Su papi era dueño de un montón de concesiones de autos, pero nunca te darías cuenta al mirar a Hanna.
—¿Eso es todo lo que comerás?—me preguntó Santana.
Era agradable tener a alguien que comiera conmigo de nuevo. Extrañaba esto.
No teníamos el mismo horario para almorzar, pero de algún modo Santana siempre aparecía en el almuerzo de los de primer año y me acompañaba.
Todo el mes pasado había estado sola. Algunas veces Alfonso pasaría y hablaría conmigo un par de minutos antes de que el equipo de basquetbol se lo llevara a su mesa, pero nunca me invitó a ese mundo.
Poco a poco perdía a Alfonso. Me dolía.
Había sido mi mejor amigo por tanto tiempo, no era fácil verlo alejarse cada vez más.
Mientras Santana estuvo ausente, daba la impresión de que Alfonso casi estaba molesto conmigo. Como si fuera mi culpa que su hermana hubiera sido enviada a la escuela alternativa.
Nunca le pedí que le diera una paliza a ese chico, pero me sentí agradecida cuando lo detuvo.
—No tengo mucha hambre—le dije, lo que era mentira.
Mi mamá decidió que había ganado peso últimamente, y quería limitar mi comida. Traté de explicarle que eran mis pechos, pero no lo aceptó. Dijo que mi grasa estaba subiendo ahí y que tenía que dejar de comer tanto.
Ella no estaba bien dotada, y creía que yo lo estaría si comía menos.
Así que tenía una manzana y algunos palitos de apio para almorzar. Mi cintura se redujo, pero eso solo hacía que mis pechos se vieran incluso más grandes.
Mientras más grande lucieran, más pánico sentía mi mamá y menos comida me daba.
—Has perdido peso—dijo Santana, frunciendo el ceño—Tienes que ganar un poco más de peso, Rubiecita.
—Hola, Brittany—dijo Alfonso, dejando su bandeja al otro lado de la mesa.
Sorprendida, lo miré.
—Hola—respondí, feliz de verlo.
Lo extrañaba.
—Te ves realmente bien—dijo, bajando la mirada a mí pecho, para mirarme de nuevo el rostro con una sonrisa de aprobación.
—Ella siempre se ve bien—le informó Santana.
Alfonso miró a su hermana y parecía avergonzado.
—Sí, tienes razón—respondió, girándose hacia mí—He estado ocupado con algunas cosas desde que comenzó la escuela, y no he pasado mucho tiempo contigo. Lo lamento.
Asentí.
Entendía su necesidad de encajar con el equipo. Era lo que amaba, y yo solo era su amiga.
Una vez tuve la esperanza de que me viera como algo más, pero era Alfonso López y yo solo era la chica de al lado. No la capitana del equipo de animadoras o de baile.
Esas chicas le llamaban la atención a Alfonso. Siempre lo veía con ellas en las esquinas.
—¿Quieres venir a comer conmigo y con el equipo?—me preguntó Alfonso, conservando su mirada en mi e ignorando a Santana.
Secretamente estuve deseando que me invitara a su nuevo mundo con él, pero no podía levantarme y dejar a Santana. Fue mi amiga cuando no tuve ninguno.
Santana era hermosa y me hacía sentir especial. Alfonso nunca me había hecho sentir especial.
—Yo…
—Ya era hora—dijo Santana, interrumpiéndome. Entonces se puso de pie—Anda a comer con mi hermano. Creo que ya sacó la cabeza de su trasero. Pero si se la mete de nuevo, puedes decirme. Yo me encargaré de ti.
Entonces Santana se alejó. Permanecí ahí y la observé abandonar la cafetería sin mirar atrás.
—Vamos, Brittany. Déjame presentarte a todos. La mayoría tiene tiempo preguntando por ti. Santana hizo que fueras bastante popular entre los chicos.
¿En serio?
Me puse de pie, tomé la poca comida, y dejé que Alfonso me condujera hacia la mesa de los populares en la que se reunían las porristas y los jugadores de basquetbol.
La animadora principal, quién estuvo toda la semana pasada en los brazos de Alfonso me miró.
Quería regresar a la seguridad de Santana.
Kimmy Bart no era alguien que quisiera como enemiga. Era dueña de la escuela. También era alta, delgada. Los chicos miraban sus piernas como si fueran el Santo Grial.
Y todo ese cabello hacia que se viera como una princesa.
—Brittany, estos son todos. Todos, esta es mi chica, Brittany Pierce.
Y justo así… me convertí en la chica de Alfonso López.
En la actualidad…
Santana
Terminé de hablar por teléfono con mamá luego de enterarme que Santiago estaba con ella.
Brittany tuvo que trabajar tiempo extra y llamó a mamá para ver si podía recogerlo de la guardería que lo cuidaba luego del colegio. Mamá estaba encantada de poder tenerlo esa tarde.
Había llevado mi camioneta hacia el salón, y me encontraba estacionada afuera al lado del auto de Brittany, esperando que saliera del trabajo.
Teníamos que hablar, y no quería hacerlo en su casa, dónde Santiago podría llegar o mi mamá podría ver que me encontraba a solas con Brittany.
Ya me había preguntado cinco veces que hacía ahí el sábado en la mañana. Mentirle a mi mamá no era fácil.
La puerta trasera se abrió y Sue salió.
Mierda.
No era a quien quería ver.
Me miró y estrechó los ojos. Entonces caminó hacia mí. Mi ventana ya se encontraba abajo para el momento en que se acercó.
—Aléjate de ella, López. Es una buena chica. Una chica dulce. Y tú…—me apuntó—, No eres algo con lo que esa chica pueda lidiar. Ella no entiende a las personas como tú. La he observado, y cada hombre u más de una mujer que entra a ese lugar le coquetean, y no tiene idea. Incluso los clientes de Dani no pueden quitarle los ojos de encima. Es dulce. Demasiado dulce. Así que dale vuelta a la camioneta y vete de aquí.
No era lo que esperaba.
No se encontraba aquí para gritarme. Me estaba advirtiendo en nombre de Brittany.
Interesante.
—Es la mamá de mi sobrino, así que no puedo alejarme de ella. Es familia.
Los ojos de Sue se abrieron con sorpresa. Al parecer, Brittany no había dicho que Santiago era un López. Y eso era algo que me molestaba, no me gustaba que el chico de Alfonso no llevara su apellido.
—Bueno, mierda—murmuró—No sabía que el niño era de Alfonso.
Solo asentí.
La puerta trasera se abrió de nuevo, llamando mi atención, y Brittany salió. Sus ojos de inmediato encontraron mi camioneta, y se movieron hacia Sue en mi puerta. Apartó la mirada con prisa de nosotros y se apresuró por el estacionamiento hacia su mierda de auto.
—Muévete—le dije a Sue antes de abrir la puerta e ir tras Brittany.
—Britt, espera—la llamé. Se detuvo con una mano en la manilla—Vine para verte—le expliqué, como si hubiera estado haciendo algo malo.
Jesús, solo fue un beso.
Si hubiera estado aquí para ver a Sue, eso habría estado perfectamente bien. Pero por alguna razón me sentía como si me hubiera atrapado engañándola.
Miró por encima de su hombro.
—¿Por qué?
—Porque tenemos que hablar. Y no en tu casa—dije, y señalé mi camioneta—Ven a dar una vuelta conmigo.
Parecía insegura hasta que sus ojos siguieron a Sue, que caminaba de regreso adentro.
Cuando Brittany me miró, dejó escapar un suspiro exhausto pero caminó hacia mí.
—De acuerdo—dijo, y caminamos lado a lado hasta mi camioneta.
Abrí la puerta del copiloto y le ofrecí mi mano para ayudarla a subir, pero me ignoró y subió por su cuenta. Eso hizo que su dulce culo resaltara de una manera muy atractiva en esas mallas que llevaba.
Cerré la puerta, la imagen de ella en esas mallas apretadas me perseguía mientras regresaba a mi lado de la camioneta. Me subí y le di un vistazo. Llevaba mangas que terminaban justo debajo de sus codos. Todavía cubría el moretón.
Mierda.
—¿Cómo sigue el brazo?—le pregunté.
—El moretón está desvaneciéndose y ya no me duele—dijo con una sonrisa que no llegó a sus ojos.
—Soy una imbécil, Britt. El moretón en tu brazo lo prueba. No debería poder respirar el mismo aire que tú—me detuve antes de que dijera otra cosa.
Nunca iba a superar ese moretón. Iba a cazarme por mucho tiempo después de que desapareciera.
—Y lo lamento. Por el beso. Estuve fuera de lugar, y no debería haberlo hecho.
Se tensó a mi lado, pero solo por un momento. Entonces relajó los hombros y cruzó las piernas, y maldita sea si eso no era fascinante.
—Probablemente no fue una buena idea. Tienes razón.
Entonces estaba de acuerdo. No deberíamos habernos besado.
—No quiero que las cosas se pongan incómodas entre nosotras.
Asintió.
—Yo tampoco.
—Entonces, podemos ser solo amigas. O familia. Somos familia.
Asintió de nuevo.
No sentía que fuera familia.
La miré mientras colocaba un mechón de cabello detrás de su oreja, y quise alcanzarlo y ver si era tan sedoso como se veía.
Perdí la oportunidad cuando la estaba devorando.
Mis manos habían ido directo de su rostro a su culo. Debí haber sentido su cabello.
—Lo sé yo, uh…no tengo mucha experiencia. Yo no… quiero decir, Alfonso fue el único que…. uh… con el que hice algo. Así que tenía curiosidad. No me habían besado en mucho tiempo—cerró la boca y apretó los ojos con fuerza.
Trataba de explicarme su reacción, pero el hecho de que nadie la hubiera tocado en seis años era un poco más de información de la que podía manejar.
¿Cómo fue que nadie la tocó?
Sabía que no tenía citas, pero, demonios
¿Cómo se liberaba?
Después de ya haber tenido sexo, querría hacerlo, ¿verdad?
¿No lo necesitaba?
—¿Ni siquiera encuentros de una noche o amigos con beneficios? —le pregunté.
Se sonrojó y negó con la cabeza, pero no podía mirarme.
—¿No lo necesitas?
Yo necesitaba cerrar la maldita boca. Esta no era el tipo de conversación que tenía con alguien que considerabas “familia”.
Se encogió de hombros.
—En realidad no. Yo… nunca entendí porque les agradaba tal cosa.
¿Qué?
Santo infierno.
Mi hermano de dieciséis años no había tenido la suficiente experiencia para hacerlo bien, al parecer.
—¿Nunca has tenido un orgasmo? —pregunté antes de que pudiera evitarlo.
Su sonrojo se hizo más fuerte y no respondió.
¿Significaba eso que…ella se masturbó?
¡Hijo de puta!
¿Por qué estaba pensando en esto?
No me ayudaba a calmar mi deseo por Brittany. La idea de deslizar mi mano en sus bragas y darle placer era tan malditamente tentador.
—Lo hiciste por ti misma—dije, respondiendo la pregunta por ella y sabiendo que necesitaba malditamente callarme.
Ella presionó sus labios y cerró sus ojos fuertemente de nuevo.
Bingo.
Jugó con su coño. Maldita sea, esa imagen iba a darme una muy seria ducha más tarde.
—Vamos a no hablar de esto, ¿bien?—se estiró por la manija de la puerta, pero no me hallaba listo para dejarla ir.
El deseo de olerla era demasiado.
La tiré hacia mí y enterré mi cabeza en su cuello e inhalé. Joder, olía bien.
Tan malditamente bien.
Y sudaba bien.
Su cuerpo se inclinó hacia mí y lo quería. Más.
—Hueles bien, nena. Realmente bien. Apuesto que ese coño huele incluso mejor—susurré en un gruñido mientras deslizaba mi mano entre sus piernas.
Ella dejó salir un pequeño grito.
Joder, joder, joder.
La quería.
Quería oírla mientras se venía.
Quería verla masturbándose.
¿Se hallaba afeitada, o había rizos rubios ahí abajo para juguetear?
—¿San?—respiró, su pecho subiendo y bajando tan rápido que su escote se burló de mí.
Siempre había tenido las mejores malditas tetas.
—¿Si, Britt-Britt?—respondí, corriendo mi nariz por su cuello.
—Dani nos está observando—dijo, y eso fue todo lo que necesitaba para reaccionar.
Mierda.
Olvidé donde estábamos.
Me alejé de ella, extrañando el olor y el calor de ella en mi mano.
Necesitaba echar un polvo. Me estaba volviendo loca. Pero primero quería bloquear la imagen de ella tocándose.
—Yo, nosotras, esto, uhm… debería irme—dijo, y se alejó de mí.
No pude argumentar.
Debería irse antes de que me rindiera y la atacara de nuevo.
Abrió la puerta, y logré recordar lo que había querido preguntar.
—Mañana en la noche traeré la cena. Me gustaría visitar a Santy—dije.
No dije que quería verla, pero lo hacía. Tan jodidamente quería.
Asintió.
—Por supuesto. Puedes llevarlo a algún lugar si quieres. No tienes que quedarte en mi casa. Confío en ti con él.
Me daba una salida. No iba a tomarla.
Tan difícil como era mantener mis manos lejos de ella, quería verla también.
—Traeré la cena. Y tú comerás más. Porque nada en tu cuerpo es jodidamente promedio, Britt. Entiende eso. Eres perfecta. Demasiado malditamente perfecta.
Su boca se abrió ligeramente, y luego la cerró y rápidamente salió de mi camioneta.
Me senté ahí y la observé mientras entraba en su carro y lo bloqueaba. Esperé hasta que dejó el estacionamiento para irme.
Ni siquiera miré en la dirección de Dani.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
=-O Impresionante capitulo, me encanto!! Estas ya se soltaron y bien por san que le aclaro a briit que no es promedio...yo le diria, britt estas mas rica que pan con palta :-D
Pd: jajajaja si menos mal que me puedo bañar con agua ppotable, me da alergia tantas cosas...mmm eres de Antofagasta?.
Pd: jajajaja si menos mal que me puedo bañar con agua ppotable, me da alergia tantas cosas...mmm eres de Antofagasta?.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Vaya, al fin Santana, algo es algo!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Hola morra...
No que va... Si que san sabe pedir disculpas o como la llame no me jodas jajajaja...
Si familia!!! A ver como van las cosas???... Para san o para las dos mejor dicho va a ser una tortura estar lejos jaja
Nos vemos!!!
Pd:,.. Esta el señor X lo unico que diré!! ( homero esta en todos lados jaja ok no)
No que va... Si que san sabe pedir disculpas o como la llame no me jodas jajajaja...
Si familia!!! A ver como van las cosas???... Para san o para las dos mejor dicho va a ser una tortura estar lejos jaja
Nos vemos!!!
Pd:,.. Esta el señor X lo unico que diré!! ( homero esta en todos lados jaja ok no)
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Porque aparecio Dani ¡¡¡¡¡¡¡¡¡
me encanta como Britt se lleva lejos las decisiones de san respecto a ella .... y bueno haber como les va en la proxima cena¡... espero tengan un momento a solas
y ´por fin corrigio su comentario promedio¡¡ jajaja
me encanta como Britt se lleva lejos las decisiones de san respecto a ella .... y bueno haber como les va en la proxima cena¡... espero tengan un momento a solas
y ´por fin corrigio su comentario promedio¡¡ jajaja
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Isabella28 escribió:=-O Impresionante capitulo, me encanto!! Estas ya se soltaron y bien por san que le aclaro a briit que no es promedio...yo le diria, britt estas mas rica que pan con palta :-D
Pd: jajajaja si menos mal que me puedo bañar con agua ppotable, me da alergia tantas cosas...mmm eres de Antofagasta?.
Hola, si¿? jajajjaajaj eso si q es bueno y espero siga siendo asi jajajaajaj. JAjajajaajaja q se dejen llevar noma jajaja. JAjajaja pero toda al razón!!! ajajja. Saludos =D
Pd: algo es algo xD Din, din din!!!!!
micky morales escribió:Vaya, al fin Santana, algo es algo!!!!
Hola, jajajaj esk esta avanzado y eso es lo q importa, no¿? jajaja. Saludos =D
3:) escribió:Hola morra...
No que va... Si que san sabe pedir disculpas o como la llame no me jodas jajajaja...
Si familia!!! A ver como van las cosas???... Para san o para las dos mejor dicho va a ser una tortura estar lejos jaja
Nos vemos!!!
Pd:,.. Esta el señor X lo unico que diré!! ( homero esta en todos lados jaja ok no)
Hola lu, jajaajajajajajaj esk tiene q ¬¬ ajajajjaaj. Esperemos q mucho mejor! Siempre lo fue, peromucho mas ahora, no¿? jajaja- Saludos =D
Pd: q¿? noo!! no me puedes dejar así!!! jajaajaj (jajajaajajaj dices tu¿? ajajajajajaja)
JVM escribió:Porque aparecio Dani ¡¡¡¡¡¡¡¡¡
me encanta como Britt se lleva lejos las decisiones de san respecto a ella .... y bueno haber como les va en la proxima cena¡... espero tengan un momento a solas
y ´por fin corrigio su comentario promedio¡¡ jajaja
Hola, nadie lo sabe =/ ajajajajja es una loquilla ajjajaaj. Mmmm aqui dejo otro cap para saberlo ajajaja. Espero l omismo al vrdd...ademas q se lo merecen jajajaaj. Lo cual ya era hora, no¿? ¬¬ Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Cap 13
Capitulo 13
Brittany
—Más—susurré en el cuarto oscuro—Por favor, San, quiero más. Hazlo más duro—rogué.
Mis ojos se hallaban cerrados fuertemente mientras Santana se cernía sobre mí, deslizándose más profundo y más profundo. Alcé las piernas en su espalda y enterré mi rostro en la almohada junto a mí mientras gritaba algo sobre lo bien que se sentía.
Cuan hermoso era su cuerpo mientras trabajaba sobre mí. Sus traviesas palabas me decían cuan sexy y bien me sentía.
Moví los dedos más rápido, dejando a la fantasía desarrollarse hasta que mi cuerpo se sacudió con la liberación.
Era la misma fantasía que estuve usando desde el día que Santana entró en mi casa cuando nos mudamos.
Se hacía más y más detallada.
Como esta noche, me había dicho que olía bien mientras me probaba y corría su lengua donde nadie nunca estuvo.
Me estaba excitando de nuevo y necesitaba dormir. Las fantasías acerca de Santana podían seguir por horas.
No tenía vergüenza en la oscuridad de mi cuarto.
Ella se hallaba aquí conmigo y me encantaba cada cosa que hacía.
Cuando me preguntó hoy si me daba placer yo misma, sé con seguridad que mi cara lo dijo todo.
No podía alejarme de ella lo suficientemente rápido.
Que supiera que estelarizaba en mis tiempos de juegos cada noche sería humillante.
El hecho que dejo ir mi fantasía de ella dentro de mí era interesante, ya que desde que Santana regresó a mi vida normalmente fantaseaba con ella sobre otras cosas.
El acto de curso actual nunca había tenido ese atractivo para mí. Pero la idea de Santana estando sobre mí y entre mis piernas me ponía caliente y me molestaba.
Tal vez ya era lo suficientemente mayor para disfrutarlo ahora. Era tan joven en ese entonces.
Mi teléfono sonó y me estiré para tomarlo. Nadie me mandaba mensajes tan tarde.
¿Despierta?
¿Por qué me mandaba mensajes?
Oh Dios, ¿sabía de alguna manera que acababa de usar su cuerpo para darme placer?
Le dejé a mis dedos cernirse sobre las teclas del teléfono un momento, entonces finalmente respondí.
No.
¿Estás en la cama?
¿Acerca de que preguntaba?
Sí.
Debería ignorar esto.
¿Duermes desnuda?
Bien. Espera un minuto.
Esto no es nosotros siendo amigables. Y no podía manejarlo haciendo esta cosa de frio y calor.
¿Qué quieres? Esta conversación está yendo en una mala dirección.
No respondió ahí mismo.
Pensé por un momento que mi regaño la hizo retroceder. Entonces mi teléfono se iluminó de nuevo.
Lo sé. Lo siento.
Lo hizo.
¿Por qué me sentía tan decepcionada?
Es solo que si vas a jugar contigo misma quiero saberlo. Quiero verlo. O al menos puedes decirme sobre ello.
Santa mierda.
El estremecimiento entre mis piernas me sobresaltó.
Ella solo me mandaba mensajes y reaccionaba ante ella.
Debería apagar el teléfono y olvidar esta conversación. Mañana se arrepentiría de esto y me apartaría.
Probablemente se hallaba borracha.
Pero tal vez no vaya a recordarlo… tal vez.
Ya me hice cargo de eso.
Presioné enviar antes de que pudiera detenerme.
Mierda. Hazlo de nuevo. Dime sobre ello. O déjame hacerte FaceTime y ver tu cara. Dios, déjame ver tu cara.
Oh guao.
Estaba borracha. Tenía que estarlo.
Esta no era el Santana cuidadosa.
No creo que eso sea una buena idea.
Sé que es una mala idea. Pero maldición, Brittany, me estás volviendo loca. Solo quiero una pequeña probada. Si abres esas piernas para mí y me dejas probarte solo una vez, entonces podríamos ser amigas. Solo necesito una probada, nena. Sé que será dulce.
Oh. Mi. Dios.
Miré al teléfono en mi mano y todo mi cuerpo temblaba. Tal vez podía hacer FaceTime con ella.
Si seguía hablando así, iba a rogarle que viniera a probar todo lo que quisiera.
No sé qué decir.
Déjame hacer FaceTime contigo y observarte tocar tu coño. Quiero malditamente enterrar mi cara en él.
Era una desahuciada.
Esto era demasiado. Quería esto, tan loco como sonaba.
¿Qué pasará mañana?
Seguiremos siendo amigas y olvidaremos lo que hicimos. Solo dame esto esta noche. Necesito algo. He pasado demasiado tiempo imaginándolo. Necesito verlo.
Bien.
Una vez. Podía hacer eso. Lo olvidaríamos mañana.
Me levanté, fui a cerrar la puerta de Santiago, entonces cerré la mía antes de regresar a la cama.
De acuerdo.
Mi teléfono sonó casi al instante. Era una llamada de FaceTime de Santana López.
Oh mierda.
No podía creer que iba a hacer esto.
Estaba tan mal. Pero excitante. Y confiaba en Santana. Siempre había confiado en ella.
—Hola—dije, mirando a los ojos de Santana.
El brillo de una lámpara iluminaba su cara. Yo estaba en la oscuridad.
—Enciende la luz. Necesito verte.
No usaba maquillaje, pero supuse que ya me había visto así antes.
Estiré una mano y encendí la lámpara junto a mí.
—Joder, mucho mejor. Mucho mejor—dijo en un estruendo satisfecha.
No me sentía segura de poder hacer esto ahora mismo.
Ella ya no se escondía detrás de mensajes de texto. Se hallaba justo ahí frente a mí.
—¿Estás segura que deberíamos hacer esto?—le pregunté, esperando que cambiara de opinión y aterrorizada que lo hiciera al mismo tiempo.
—Quítate las bragas, Britt—fue su respuesta.
—Bien—respondí, y bajé mi mano para quitarlas.
—Quiero ver—dijo en una profunda voz.
Muy bien.
Sostuve el teléfono con una mano así podía verme quitándome mis bragas con la otra mano.
No me hallaba completamente depilada. Mantenía solo un pequeño rastro de pelo ahí porque odiaba como se sentía cuando me la dejaba sin nada.
—Joder, tienes rizos rubios—murmuró—Quiero enterrar mi nariz en eso e inhalar. Tan malditamente profundo para que te quedes conmigo días después.
Lloriqueé. Fue todo lo que pude hacer.
Toda la charla traviesa que había imaginado en mis fantasías nunca fue así de buena.
Era mucho mejor en eso que mi Santana imaginaria.
—Metete un dedo, nena. Déjame ver.
Me hallaba tan excitada que ni siquiera lo cuestioné. Hice como me dijo, y saber que me estaba observando me hizo gemir con placer.
Casi era como si fuera ella tocándome.
—Eso es. Joder, ese coño está mojado. Puedo ver los risos todos pegados. Ese hinchado clítoris necesita atención. Dale algo de atención. Lento y suave—dijo en un bajo gruñido.
Hice exactamente como dijo.
—Suave…joder sí. Ahora déjame ver como lames ese dedo.
Oh mí.
Nunca me había probado a mí misma. No estaba segura de si quería.
—Vamos, Britt. Necesito que pruebes tu dulce coño por mí. Quiero comerlo tan desesperadamente. Hazlo así puedo ver, nena. Hazlo por mí.
Cuando lo decía así, sabía con seguridad que haría lo que fuera.
Sostuve el teléfono hacia mi rostro y observé su cara mientras me deslizaba el dedo en la boca.
—Chúpalo, nena—dijo, respirando pesado.
Entonces vi su brazo moviéndose.
—¿Te estás… te estás…?—no podía ni siquiera preguntarle.
—Sí, rubiecita me estoy jodidamente masturbando. La mejor maldita experiencia que he tenido nunca. Ahora déjame ver lo mojada que estás.
Sabiendo que ella disfrutaba esto tanto que se estaba masturbando, abrí las piernas y sostuve el teléfono ahí abajo así podía ver exactamente cuan excitaba me hallaba.
La escuché maldecir y gemir.
—Tócalo por mí. Jodidamente tócalo. Esos malditos labios vaginales son del rosado más lindo que he visto.
Sí, Santana era del tipo de hablar sucio.
Deslicé otro dedo hacia abajo hasta que la punta de mi dedo tocaba la entrada que le había estado pidiendo a Santana que follara más duro solo unos minutos atrás.
—Folla ese coño por mí. Dios sabe cuánto quiero estar dentro él tan mal que no puedo pensar bien. Luce tan apretado. Casi virgen. Tócalo por mí, nena.
Empecé a bombear un dedo dentro y fuera de mí, y el nombre de Santana dejó mi boca.
—Rostro. Quiero ver tu rostro—demandó Santana.
Me hallaba perdida en mi fantasía, pero moví el teléfono de vuelta hacia mi cara, y la oscura mirada en los ojos de Santana me hizo temblar.
—Di mi nombre de nuevo—dijo mientras su brazo bombeaba, causando que sus músculos se flexionaran.
Ella era hermosa.
Lloré su nombre y eché la cabeza hacia atrás.
—Mírame a los ojos—demandó, y lo hice.
Forcé mis ojos a abrirse y pasé el dedo sobre mi clítoris justo cuando me venía.
Fue mucho mejor que mi orgasmo anterior.
Santana gimió y gritó siguiendo el mío, y sonreí ante el conocimiento de que disfrutó demasiado observándome.
—Joder—respiró—Vas a ser mi ruina. Mi jodida ruina—dijo en un susurro bajo.
Respiraba fuerte y no respondí.
La vergüenza me había dejado cuando me había excitado tanto que me vine de nuevo. El conocimiento de que ella se había excitado también ayudaba.
Al menos no estuve sola en eso.
—Mañana seremos solo amigas—me recordó, y aunque sabía eso, escucharlo decirlo dolía.
Dolía mucho.
Porque todo en lo que podía pensar ahora era que hacía esto en verdad. Ella aparentemente no pensaba igual.
—Cierto—estuve de acuerdo.
—¿Estás bien?—preguntó, luciendo preocupada.
Me hallaba segura de que mi decepción se mostraba por todo mi rosto. Tenía que cubrirla, y rápido.
—Sí. Más que bien. Necesito dormir ahora. Así…que eh…gracias—dije con una sonrisa forzada.
Asintió pero no lucía convencida.
—Sí, de acuerdo. Te veré mañana.
—Te veo entonces. Buenas noches—respondí, y terminé la llamada antes de que pudiera responder.
Santana
¿Qué hice?
¿Cómo se suponía que olvidara eso?
Maldita sea todo, ver a Brittany tocándose no era algo que necesitaba ver.
Ahora tenía la cabeza hecha mierda. Mi atracción a ella era ahora una necesidad demencial.
Necesitaba comer su necesitado pequeño coño. Y era lindo.
Tan malditamente lindo y húmedo. Y rosa.
¡Maldita sea!
Cometí un gran error.
No podía tener a Brittany de esa forma. Nunca.
Ella era la mamá de Santiago.
Necesitaba una persona que fuera digna de ella. No a mí. Yo no era lo que necesitaba.
Tenía mucho equipaje.
Además, ¿qué pasaba después que la follara y estuviera hecho?
Una vez que follaba a una mujer terminaba con ella. El misterio se había ido y terminaba.
No podía hacerle eso a Brittany.
Supongo que fue algo bueno que cuando me quebré lo hice a través de FaceTime.
Eso fue solo un juego.
Nada demasiado serio.
Brittany no podía ponerse toda ojitos saltones conmigo. Ella aún tenía la cita con el Sr. Vicepresidente.
Él mejor mantenía sus manos fuera de ella.
Joder.
Estaba jodida.
Tenía que sacar esto, sin follarla, fuera de mi sistema.
Recordé la imagen de ella introduciendo su dedo en su boca, y mi cuerpo fue de cero a sesenta.
Tenía que echar un polvo, y rápido. Antes de que lo arruinara jodidamente mal.
Mis padres nunca me lo perdonarían, yo nunca me perdonaría, y Brittany me odiaría.
No podía perder a Santiago porque quería entrar en las piernas de su mamá.
Eran unas muy buenas piernas. Jodidas e increíbles piernas.
La piel del interior de sus muslos lucía tan suave.
Mierda.
Quería una probada.
Tal vez podía conseguir una probada de ella con mi lengua y entonces habré terminado.
Así no me odiaría.
Le explicaría que fue por diversión.
Nada más.
Caminé hacia su puerta delantera con hamburguesas y papas fritas de Pickle Shack.
Tenía que controlarme.
Esta noche era sobre Santiago. No Brittany y su ardiente pequeño cuerpo.
Si ella tenía un coño mágico, entonces no necesitaba acercarme a él.
Había visto a mis amigos entrar en contacto con coños mágicos, y no me hallaba lista para esa mierda.
Nunca.
—¡Santana!—Santiago aplaudió mientras abría la puerta.
Él sabía que venía, y aún estaba feliz de verme. Lo que me ayudó a recordar por qué me hallaba aquí.
—Hola, hombrecito. ¿Listo para las mejores hamburguesas que hayas comido nunca?—le pregunté.
Frunció el ceño.
—¿Tienen macarrones con queso en ellas?
El chico estaba obsesionado con los macarrones con queso. Y es un hecho que pedí macarrones con queso en su hamburguesa.
—La tuya tiene—le dije. Sus pequeños ojos se ampliaron y su sonrisa era radiante.
—¡Sí! ¡Mamá, Santana me trajo una hamburguesa con macarrones con queso en ella!
Levanté la vista justo cuando Brittany entró en la sala dejando la cocina.
Llevaba puesto otro par de polainas y una camiseta holgada sobre ellos. Sin maquillaje y su cabello estaba recogido en una cola.
Si esta era ella tratando de actuar como si no quería impresionarme, entonces no me conocía muy bien.
Porque ella luciendo tan cómoda y limpia era sexy como el demonio.
—Ya te conoce bien—dijo Brittany, sonriendo hacia Santiago antes de alzar la mirada hacia mí.
Me sonrió tímidamente y tenía esa mirada que las teníamos cuando queríamos decir algo más.
¡Mierda!
¡Mierda!
Le había dicho que éramos solo amigas. Eso que hicimos no cambiaba nada.
—Uhm, ustedes dos pueden ir a comer. Ya yo comí, y voy a tomar un baño. Disfruta tu visita.
O tal vez no.
Se escapaba.
No quería que escapara. La quería oír reír y ver sus ojos iluminarse.
También la quería hacer reír. Y verla comer.
Maldición.
—¿No te gustan las hamburguesas?—pregunté, tratando de pensar en una forma de mantenerla aquí.
—Le encantan —ofreció Santiago.
—Te conseguí la mejor —le dije.
Parecía que quería un poco, pero luchaba contra ella.
¿Era porque ella no podía mirarme?
No me gusta eso.
Quería que estuviera cómoda conmigo.
—No comiste nada más que unos pocos pretzels con mantequilla de maní, mamá.
El niño la delataba. Lo que era gracioso y me daba ventaja.
—No tienes que comerlo todo, solo un poco. Sé que no comes mucho.
Santiago me miró y frunció el ceño.
—¡Sí, lo hace! Puede comer mucho más que yo. Normalmente come una hamburguesa entera, papas fritas y una porción de tarta.
¿Entonces por qué demonios comió la pizza con desgana?
¿Realmente fue por el comentario e chica “promedio”?
Ya aclaré eso.
Demonios, después de la última noche ella no debería tener ninguna preocupación alrededor de mí.
—Tienes que mantener esas curvas en su lugar. Sería una pena que desaparecieran—le dije.
—¿Qué curvas? —preguntó Santiago.
Los ojos de ella se abrieron de par en par. Miró las bolsas en mis manos y dejó salir un suspiro, luego sonrió.
—Está bien. Comeré. Huele delicioso.
Anotación.
Santiago comenzó a contarme sobre su día en la escuela, y traté duramente de escucharlo y no enfocarme en su mamá sentada frente a mí, comiendo su hamburguesa como si fuese lo mejor que hubiese puesto en su boca.
Claramente se hallaba famélica por la manera en que comía.
Detestaba que la otra noche hubiese comido poca pizza y quedase hambrienta.
Todo por mi idiota comentario a mi mamá.
—Y mamá M dijo que podría ir a su casa y pasar la noche otra vez pronto. La escuela termina el viernes y mamá M dijo que podía quedarme con ella porque no quiero quedarme en una guardería. La casa de ella y el abuelo Pedro es más divertida.
—Divertida—lo corrigió Brittany.
—Sí, más divertida, y quizás podría quedarme mañana por la noche. Le dije a mamá, pero dijo que tendría que hablar con mamá M primero.
No tenía dudas de que mi mamá se llevaría a Santiago cada vez que él quisiese.
También mi papá.
Cuando Santiago lo llamó abuelo Pedro el otro día, tuvo que abandonar la habitación porque sus ojos se llenaron de lágrimas.
Mi papá no era un llorón.
Verlo emocionarse así no era algo a lo que estuviera acostumbrado. Otra vez más me hizo sentir como que le debiese el mundo a Brittany Pierce.
Estuvo sola y asustada, pero tuvo al bebé de Alfonso de todos modos y fue una muy buena mamá.
Todo por sí sola.
Santiago era el consuelo que nunca creí que mis padres encontrarían.
Porque una jovencita fue lo suficientemente valiente para ser mamá sin el apoyo familiar.
Me dolía el pecho y algo fervoroso se asentó ahí. Tenía que proteger a esta mujer.
Incluso si la protegía de mí misma.
Quería que su vida fuese solo felicidad. Se la merecía.
Más que nadie que conociera, Brittany Pierce se merecía lo mejor que la vida tenía que ofrecer.
Y lo mejor no era yo.
—Y apuesto que mamá podría ir en otra cita con el Sr. Evans—el comentario de Santiago me sacó de mi tren de pensamiento.
—El Sr. Evans no me ha pedido salir otra vez, Santy—dijo Brittany a su hijo mientras ponía bebidas frente a nosotros.
—Entonces es un idiota—dije.
El tipo había apuntado fuera de su liga con Brittany.
Brittany rio.
—Creo que vio un lado de mí que no lo volvió loco.
Se refería a nuestra discusión en el estacionamiento.
Esa noche se veía toda fogosa y hermosa. Sin embargo, ni siquiera podía recordarlo con cariño, porque la memoria de herir su brazo era muy dolorosa.
Me odiaba por eso.
—Entonces la tía Santana puede llevarte en una cita. Tú piensas que mi mamá es linda, ¿verdad?—dijo Santiago, y observé como Brittany se congelaba.
Una mirada de pánico apareció en su rostro, y luego me miró.
No estaba segura de qué decirle al chico. Creía que su mamá era hermosa, pero no pensé que decir eso lo ayudaría a quitar su idea.
—Eh, bueno, verás, la tía Santana es familia. No sales a citas con tu familia—dijo Brittany, y se sentó frente él.
Santiago frunció el ceño, luego se encogió de hombros. Afortunadamente, lo dejó ir mientras mordía su hamburguesa.
—¿Cómo está la hamburguesa de macarrones con queso?—le pregunté, queriendo alivianar el repentino silencio incómodo.
Santiago levantó los pulgares.
—No puedo creer que los hicieras poner macarrones con queso en la hamburguesa—dijo ella con una sonrisa satisfecha.
—Mi chico quiere una hamburguesa de macarrones con queso, y tendrá una.
Hubo un destello de algo en sus ojos, y luego bajó la mirada a su propia hamburguesa y la estudió por un momento antes de tomarla y morderla.
No sabía qué dije, pero quedó callada luego de eso.
Santiago no.
Comenzó a contarme sobre la alineación de los Heat de este año y cómo iban a derrotar a cada equipo. O cómo LeBron James iba a ganarle a cada equipo.
No tenía nada que agregar a la conversación porque el básquetbol nunca fue mi deporte. Pero escuché.
Mis ojos se hallaban cerrados fuertemente mientras Santana se cernía sobre mí, deslizándose más profundo y más profundo. Alcé las piernas en su espalda y enterré mi rostro en la almohada junto a mí mientras gritaba algo sobre lo bien que se sentía.
Cuan hermoso era su cuerpo mientras trabajaba sobre mí. Sus traviesas palabas me decían cuan sexy y bien me sentía.
Moví los dedos más rápido, dejando a la fantasía desarrollarse hasta que mi cuerpo se sacudió con la liberación.
Era la misma fantasía que estuve usando desde el día que Santana entró en mi casa cuando nos mudamos.
Se hacía más y más detallada.
Como esta noche, me había dicho que olía bien mientras me probaba y corría su lengua donde nadie nunca estuvo.
Me estaba excitando de nuevo y necesitaba dormir. Las fantasías acerca de Santana podían seguir por horas.
No tenía vergüenza en la oscuridad de mi cuarto.
Ella se hallaba aquí conmigo y me encantaba cada cosa que hacía.
Cuando me preguntó hoy si me daba placer yo misma, sé con seguridad que mi cara lo dijo todo.
No podía alejarme de ella lo suficientemente rápido.
Que supiera que estelarizaba en mis tiempos de juegos cada noche sería humillante.
El hecho que dejo ir mi fantasía de ella dentro de mí era interesante, ya que desde que Santana regresó a mi vida normalmente fantaseaba con ella sobre otras cosas.
El acto de curso actual nunca había tenido ese atractivo para mí. Pero la idea de Santana estando sobre mí y entre mis piernas me ponía caliente y me molestaba.
Tal vez ya era lo suficientemente mayor para disfrutarlo ahora. Era tan joven en ese entonces.
Mi teléfono sonó y me estiré para tomarlo. Nadie me mandaba mensajes tan tarde.
¿Despierta?
¿Por qué me mandaba mensajes?
Oh Dios, ¿sabía de alguna manera que acababa de usar su cuerpo para darme placer?
Le dejé a mis dedos cernirse sobre las teclas del teléfono un momento, entonces finalmente respondí.
No.
¿Estás en la cama?
¿Acerca de que preguntaba?
Sí.
Debería ignorar esto.
¿Duermes desnuda?
Bien. Espera un minuto.
Esto no es nosotros siendo amigables. Y no podía manejarlo haciendo esta cosa de frio y calor.
¿Qué quieres? Esta conversación está yendo en una mala dirección.
No respondió ahí mismo.
Pensé por un momento que mi regaño la hizo retroceder. Entonces mi teléfono se iluminó de nuevo.
Lo sé. Lo siento.
Lo hizo.
¿Por qué me sentía tan decepcionada?
Es solo que si vas a jugar contigo misma quiero saberlo. Quiero verlo. O al menos puedes decirme sobre ello.
Santa mierda.
El estremecimiento entre mis piernas me sobresaltó.
Ella solo me mandaba mensajes y reaccionaba ante ella.
Debería apagar el teléfono y olvidar esta conversación. Mañana se arrepentiría de esto y me apartaría.
Probablemente se hallaba borracha.
Pero tal vez no vaya a recordarlo… tal vez.
Ya me hice cargo de eso.
Presioné enviar antes de que pudiera detenerme.
Mierda. Hazlo de nuevo. Dime sobre ello. O déjame hacerte FaceTime y ver tu cara. Dios, déjame ver tu cara.
Oh guao.
Estaba borracha. Tenía que estarlo.
Esta no era el Santana cuidadosa.
No creo que eso sea una buena idea.
Sé que es una mala idea. Pero maldición, Brittany, me estás volviendo loca. Solo quiero una pequeña probada. Si abres esas piernas para mí y me dejas probarte solo una vez, entonces podríamos ser amigas. Solo necesito una probada, nena. Sé que será dulce.
Oh. Mi. Dios.
Miré al teléfono en mi mano y todo mi cuerpo temblaba. Tal vez podía hacer FaceTime con ella.
Si seguía hablando así, iba a rogarle que viniera a probar todo lo que quisiera.
No sé qué decir.
Déjame hacer FaceTime contigo y observarte tocar tu coño. Quiero malditamente enterrar mi cara en él.
Era una desahuciada.
Esto era demasiado. Quería esto, tan loco como sonaba.
¿Qué pasará mañana?
Seguiremos siendo amigas y olvidaremos lo que hicimos. Solo dame esto esta noche. Necesito algo. He pasado demasiado tiempo imaginándolo. Necesito verlo.
Bien.
Una vez. Podía hacer eso. Lo olvidaríamos mañana.
Me levanté, fui a cerrar la puerta de Santiago, entonces cerré la mía antes de regresar a la cama.
De acuerdo.
Mi teléfono sonó casi al instante. Era una llamada de FaceTime de Santana López.
Oh mierda.
No podía creer que iba a hacer esto.
Estaba tan mal. Pero excitante. Y confiaba en Santana. Siempre había confiado en ella.
—Hola—dije, mirando a los ojos de Santana.
El brillo de una lámpara iluminaba su cara. Yo estaba en la oscuridad.
—Enciende la luz. Necesito verte.
No usaba maquillaje, pero supuse que ya me había visto así antes.
Estiré una mano y encendí la lámpara junto a mí.
—Joder, mucho mejor. Mucho mejor—dijo en un estruendo satisfecha.
No me sentía segura de poder hacer esto ahora mismo.
Ella ya no se escondía detrás de mensajes de texto. Se hallaba justo ahí frente a mí.
—¿Estás segura que deberíamos hacer esto?—le pregunté, esperando que cambiara de opinión y aterrorizada que lo hiciera al mismo tiempo.
—Quítate las bragas, Britt—fue su respuesta.
—Bien—respondí, y bajé mi mano para quitarlas.
—Quiero ver—dijo en una profunda voz.
Muy bien.
Sostuve el teléfono con una mano así podía verme quitándome mis bragas con la otra mano.
No me hallaba completamente depilada. Mantenía solo un pequeño rastro de pelo ahí porque odiaba como se sentía cuando me la dejaba sin nada.
—Joder, tienes rizos rubios—murmuró—Quiero enterrar mi nariz en eso e inhalar. Tan malditamente profundo para que te quedes conmigo días después.
Lloriqueé. Fue todo lo que pude hacer.
Toda la charla traviesa que había imaginado en mis fantasías nunca fue así de buena.
Era mucho mejor en eso que mi Santana imaginaria.
—Metete un dedo, nena. Déjame ver.
Me hallaba tan excitada que ni siquiera lo cuestioné. Hice como me dijo, y saber que me estaba observando me hizo gemir con placer.
Casi era como si fuera ella tocándome.
—Eso es. Joder, ese coño está mojado. Puedo ver los risos todos pegados. Ese hinchado clítoris necesita atención. Dale algo de atención. Lento y suave—dijo en un bajo gruñido.
Hice exactamente como dijo.
—Suave…joder sí. Ahora déjame ver como lames ese dedo.
Oh mí.
Nunca me había probado a mí misma. No estaba segura de si quería.
—Vamos, Britt. Necesito que pruebes tu dulce coño por mí. Quiero comerlo tan desesperadamente. Hazlo así puedo ver, nena. Hazlo por mí.
Cuando lo decía así, sabía con seguridad que haría lo que fuera.
Sostuve el teléfono hacia mi rostro y observé su cara mientras me deslizaba el dedo en la boca.
—Chúpalo, nena—dijo, respirando pesado.
Entonces vi su brazo moviéndose.
—¿Te estás… te estás…?—no podía ni siquiera preguntarle.
—Sí, rubiecita me estoy jodidamente masturbando. La mejor maldita experiencia que he tenido nunca. Ahora déjame ver lo mojada que estás.
Sabiendo que ella disfrutaba esto tanto que se estaba masturbando, abrí las piernas y sostuve el teléfono ahí abajo así podía ver exactamente cuan excitaba me hallaba.
La escuché maldecir y gemir.
—Tócalo por mí. Jodidamente tócalo. Esos malditos labios vaginales son del rosado más lindo que he visto.
Sí, Santana era del tipo de hablar sucio.
Deslicé otro dedo hacia abajo hasta que la punta de mi dedo tocaba la entrada que le había estado pidiendo a Santana que follara más duro solo unos minutos atrás.
—Folla ese coño por mí. Dios sabe cuánto quiero estar dentro él tan mal que no puedo pensar bien. Luce tan apretado. Casi virgen. Tócalo por mí, nena.
Empecé a bombear un dedo dentro y fuera de mí, y el nombre de Santana dejó mi boca.
—Rostro. Quiero ver tu rostro—demandó Santana.
Me hallaba perdida en mi fantasía, pero moví el teléfono de vuelta hacia mi cara, y la oscura mirada en los ojos de Santana me hizo temblar.
—Di mi nombre de nuevo—dijo mientras su brazo bombeaba, causando que sus músculos se flexionaran.
Ella era hermosa.
Lloré su nombre y eché la cabeza hacia atrás.
—Mírame a los ojos—demandó, y lo hice.
Forcé mis ojos a abrirse y pasé el dedo sobre mi clítoris justo cuando me venía.
Fue mucho mejor que mi orgasmo anterior.
Santana gimió y gritó siguiendo el mío, y sonreí ante el conocimiento de que disfrutó demasiado observándome.
—Joder—respiró—Vas a ser mi ruina. Mi jodida ruina—dijo en un susurro bajo.
Respiraba fuerte y no respondí.
La vergüenza me había dejado cuando me había excitado tanto que me vine de nuevo. El conocimiento de que ella se había excitado también ayudaba.
Al menos no estuve sola en eso.
—Mañana seremos solo amigas—me recordó, y aunque sabía eso, escucharlo decirlo dolía.
Dolía mucho.
Porque todo en lo que podía pensar ahora era que hacía esto en verdad. Ella aparentemente no pensaba igual.
—Cierto—estuve de acuerdo.
—¿Estás bien?—preguntó, luciendo preocupada.
Me hallaba segura de que mi decepción se mostraba por todo mi rosto. Tenía que cubrirla, y rápido.
—Sí. Más que bien. Necesito dormir ahora. Así…que eh…gracias—dije con una sonrisa forzada.
Asintió pero no lucía convencida.
—Sí, de acuerdo. Te veré mañana.
—Te veo entonces. Buenas noches—respondí, y terminé la llamada antes de que pudiera responder.
Santana
¿Qué hice?
¿Cómo se suponía que olvidara eso?
Maldita sea todo, ver a Brittany tocándose no era algo que necesitaba ver.
Ahora tenía la cabeza hecha mierda. Mi atracción a ella era ahora una necesidad demencial.
Necesitaba comer su necesitado pequeño coño. Y era lindo.
Tan malditamente lindo y húmedo. Y rosa.
¡Maldita sea!
Cometí un gran error.
No podía tener a Brittany de esa forma. Nunca.
Ella era la mamá de Santiago.
Necesitaba una persona que fuera digna de ella. No a mí. Yo no era lo que necesitaba.
Tenía mucho equipaje.
Además, ¿qué pasaba después que la follara y estuviera hecho?
Una vez que follaba a una mujer terminaba con ella. El misterio se había ido y terminaba.
No podía hacerle eso a Brittany.
Supongo que fue algo bueno que cuando me quebré lo hice a través de FaceTime.
Eso fue solo un juego.
Nada demasiado serio.
Brittany no podía ponerse toda ojitos saltones conmigo. Ella aún tenía la cita con el Sr. Vicepresidente.
Él mejor mantenía sus manos fuera de ella.
Joder.
Estaba jodida.
Tenía que sacar esto, sin follarla, fuera de mi sistema.
Recordé la imagen de ella introduciendo su dedo en su boca, y mi cuerpo fue de cero a sesenta.
Tenía que echar un polvo, y rápido. Antes de que lo arruinara jodidamente mal.
Mis padres nunca me lo perdonarían, yo nunca me perdonaría, y Brittany me odiaría.
No podía perder a Santiago porque quería entrar en las piernas de su mamá.
Eran unas muy buenas piernas. Jodidas e increíbles piernas.
La piel del interior de sus muslos lucía tan suave.
Mierda.
Quería una probada.
Tal vez podía conseguir una probada de ella con mi lengua y entonces habré terminado.
Así no me odiaría.
Le explicaría que fue por diversión.
Nada más.
Caminé hacia su puerta delantera con hamburguesas y papas fritas de Pickle Shack.
Tenía que controlarme.
Esta noche era sobre Santiago. No Brittany y su ardiente pequeño cuerpo.
Si ella tenía un coño mágico, entonces no necesitaba acercarme a él.
Había visto a mis amigos entrar en contacto con coños mágicos, y no me hallaba lista para esa mierda.
Nunca.
—¡Santana!—Santiago aplaudió mientras abría la puerta.
Él sabía que venía, y aún estaba feliz de verme. Lo que me ayudó a recordar por qué me hallaba aquí.
—Hola, hombrecito. ¿Listo para las mejores hamburguesas que hayas comido nunca?—le pregunté.
Frunció el ceño.
—¿Tienen macarrones con queso en ellas?
El chico estaba obsesionado con los macarrones con queso. Y es un hecho que pedí macarrones con queso en su hamburguesa.
—La tuya tiene—le dije. Sus pequeños ojos se ampliaron y su sonrisa era radiante.
—¡Sí! ¡Mamá, Santana me trajo una hamburguesa con macarrones con queso en ella!
Levanté la vista justo cuando Brittany entró en la sala dejando la cocina.
Llevaba puesto otro par de polainas y una camiseta holgada sobre ellos. Sin maquillaje y su cabello estaba recogido en una cola.
Si esta era ella tratando de actuar como si no quería impresionarme, entonces no me conocía muy bien.
Porque ella luciendo tan cómoda y limpia era sexy como el demonio.
—Ya te conoce bien—dijo Brittany, sonriendo hacia Santiago antes de alzar la mirada hacia mí.
Me sonrió tímidamente y tenía esa mirada que las teníamos cuando queríamos decir algo más.
¡Mierda!
¡Mierda!
Le había dicho que éramos solo amigas. Eso que hicimos no cambiaba nada.
—Uhm, ustedes dos pueden ir a comer. Ya yo comí, y voy a tomar un baño. Disfruta tu visita.
O tal vez no.
Se escapaba.
No quería que escapara. La quería oír reír y ver sus ojos iluminarse.
También la quería hacer reír. Y verla comer.
Maldición.
—¿No te gustan las hamburguesas?—pregunté, tratando de pensar en una forma de mantenerla aquí.
—Le encantan —ofreció Santiago.
—Te conseguí la mejor —le dije.
Parecía que quería un poco, pero luchaba contra ella.
¿Era porque ella no podía mirarme?
No me gusta eso.
Quería que estuviera cómoda conmigo.
—No comiste nada más que unos pocos pretzels con mantequilla de maní, mamá.
El niño la delataba. Lo que era gracioso y me daba ventaja.
—No tienes que comerlo todo, solo un poco. Sé que no comes mucho.
Santiago me miró y frunció el ceño.
—¡Sí, lo hace! Puede comer mucho más que yo. Normalmente come una hamburguesa entera, papas fritas y una porción de tarta.
¿Entonces por qué demonios comió la pizza con desgana?
¿Realmente fue por el comentario e chica “promedio”?
Ya aclaré eso.
Demonios, después de la última noche ella no debería tener ninguna preocupación alrededor de mí.
—Tienes que mantener esas curvas en su lugar. Sería una pena que desaparecieran—le dije.
—¿Qué curvas? —preguntó Santiago.
Los ojos de ella se abrieron de par en par. Miró las bolsas en mis manos y dejó salir un suspiro, luego sonrió.
—Está bien. Comeré. Huele delicioso.
Anotación.
Santiago comenzó a contarme sobre su día en la escuela, y traté duramente de escucharlo y no enfocarme en su mamá sentada frente a mí, comiendo su hamburguesa como si fuese lo mejor que hubiese puesto en su boca.
Claramente se hallaba famélica por la manera en que comía.
Detestaba que la otra noche hubiese comido poca pizza y quedase hambrienta.
Todo por mi idiota comentario a mi mamá.
—Y mamá M dijo que podría ir a su casa y pasar la noche otra vez pronto. La escuela termina el viernes y mamá M dijo que podía quedarme con ella porque no quiero quedarme en una guardería. La casa de ella y el abuelo Pedro es más divertida.
—Divertida—lo corrigió Brittany.
—Sí, más divertida, y quizás podría quedarme mañana por la noche. Le dije a mamá, pero dijo que tendría que hablar con mamá M primero.
No tenía dudas de que mi mamá se llevaría a Santiago cada vez que él quisiese.
También mi papá.
Cuando Santiago lo llamó abuelo Pedro el otro día, tuvo que abandonar la habitación porque sus ojos se llenaron de lágrimas.
Mi papá no era un llorón.
Verlo emocionarse así no era algo a lo que estuviera acostumbrado. Otra vez más me hizo sentir como que le debiese el mundo a Brittany Pierce.
Estuvo sola y asustada, pero tuvo al bebé de Alfonso de todos modos y fue una muy buena mamá.
Todo por sí sola.
Santiago era el consuelo que nunca creí que mis padres encontrarían.
Porque una jovencita fue lo suficientemente valiente para ser mamá sin el apoyo familiar.
Me dolía el pecho y algo fervoroso se asentó ahí. Tenía que proteger a esta mujer.
Incluso si la protegía de mí misma.
Quería que su vida fuese solo felicidad. Se la merecía.
Más que nadie que conociera, Brittany Pierce se merecía lo mejor que la vida tenía que ofrecer.
Y lo mejor no era yo.
—Y apuesto que mamá podría ir en otra cita con el Sr. Evans—el comentario de Santiago me sacó de mi tren de pensamiento.
—El Sr. Evans no me ha pedido salir otra vez, Santy—dijo Brittany a su hijo mientras ponía bebidas frente a nosotros.
—Entonces es un idiota—dije.
El tipo había apuntado fuera de su liga con Brittany.
Brittany rio.
—Creo que vio un lado de mí que no lo volvió loco.
Se refería a nuestra discusión en el estacionamiento.
Esa noche se veía toda fogosa y hermosa. Sin embargo, ni siquiera podía recordarlo con cariño, porque la memoria de herir su brazo era muy dolorosa.
Me odiaba por eso.
—Entonces la tía Santana puede llevarte en una cita. Tú piensas que mi mamá es linda, ¿verdad?—dijo Santiago, y observé como Brittany se congelaba.
Una mirada de pánico apareció en su rostro, y luego me miró.
No estaba segura de qué decirle al chico. Creía que su mamá era hermosa, pero no pensé que decir eso lo ayudaría a quitar su idea.
—Eh, bueno, verás, la tía Santana es familia. No sales a citas con tu familia—dijo Brittany, y se sentó frente él.
Santiago frunció el ceño, luego se encogió de hombros. Afortunadamente, lo dejó ir mientras mordía su hamburguesa.
—¿Cómo está la hamburguesa de macarrones con queso?—le pregunté, queriendo alivianar el repentino silencio incómodo.
Santiago levantó los pulgares.
—No puedo creer que los hicieras poner macarrones con queso en la hamburguesa—dijo ella con una sonrisa satisfecha.
—Mi chico quiere una hamburguesa de macarrones con queso, y tendrá una.
Hubo un destello de algo en sus ojos, y luego bajó la mirada a su propia hamburguesa y la estudió por un momento antes de tomarla y morderla.
No sabía qué dije, pero quedó callada luego de eso.
Santiago no.
Comenzó a contarme sobre la alineación de los Heat de este año y cómo iban a derrotar a cada equipo. O cómo LeBron James iba a ganarle a cada equipo.
No tenía nada que agregar a la conversación porque el básquetbol nunca fue mi deporte. Pero escuché.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Como me gustaria que Santana no pensara tanto, se hace tanto cerebro que me provoca atravezar la pantalla y darle de bofetadas!!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Hola morra...
San si sigue así va a entrar al manicomio jajaja
Amo a santy!! Tienen vía libre para una "cita"... No estaría mal no???
Un sábado con. La casa sola!!! Y las dos con un calentón jajaja
Nos vemos!!,
Pd:... Esta el señor x... Y es malo jajaja
Hasta ahora muerte.. Sexo armas!!!
Entre los vinar y la hermandad a ver como quedo jajaja
San si sigue así va a entrar al manicomio jajaja
Amo a santy!! Tienen vía libre para una "cita"... No estaría mal no???
Un sábado con. La casa sola!!! Y las dos con un calentón jajaja
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3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
jajaja ya no creo que se puedan detener las chicas despues de lo que paso, por mas que busquen excusas lo que sienten sigue ahi y las hara seguir cometiendo locuras.....
y ojala Sam le pida a Britt otra cita para que vuelva mas loca Santana jaja
y ojala Sam le pida a Britt otra cita para que vuelva mas loca Santana jaja
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:Como me gustaria que Santana no pensara tanto, se hace tanto cerebro que me provoca atravezar la pantalla y darle de bofetadas!!!!!
Hola, o no¿? que actuara más y ya luego piensa...con britt eso si jajaajaj. JAjajaja quizás funcione y despierte xD Saludos =D
3:) escribió:Hola morra...
San si sigue así va a entrar al manicomio jajaja
Amo a santy!! Tienen vía libre para una "cita"... No estaría mal no???
Un sábado con. La casa sola!!! Y las dos con un calentón jajaja
Nos vemos!!,
Pd:... Esta el señor x... Y es malo jajaja
Hasta ahora muerte.. Sexo armas!!!
Entre los vinar y la hermandad a ver como quedo jajaja
Hola lu, jaajaja nose xq te creo xD Ayy y yo!! es un amorrrrr.... a ver si a cierta personita la hace recapacitar... JAjajaajajjaaj xD jajajaja nada q decir ai xD jajaja. Saludos =D
Pd: ni me lo imaginada xD ajajajajaj. Mmmmm muerte de malos o de buenos¿? JAjaajajaj xD toda la razón xD jajajajajaj
JVM escribió:jajaja ya no creo que se puedan detener las chicas despues de lo que paso, por mas que busquen excusas lo que sienten sigue ahi y las hara seguir cometiendo locuras.....
y ojala Sam le pida a Britt otra cita para que vuelva mas loca Santana jaja
Hola, jajaajajajajaj xD ni yo lo creo...esk quien podria¿? jajaajajajaj....esperemos q esas locuras buenas jaajajaj. Tienes un punto y espero q eso tmbn pase, tiene q despertar esa morena! Saludos =D
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Cap 14
Capitulo 14
Brittany
Luego de terminar mi hamburguesa, me excusé y fui a la seguridad de mi habitación mientras Santiago llevó a Santana a la sala de estar para hacerlo ver El Regreso del Jedi.
Era noche escolar, y sabía que Santiago terminaría quedándose dormido a los veinte minutos de empezada la película. Era como un reloj perfecto con sus patrones de sueño.
El chico requería mucho sueño.
Necesitaría estar fuera de la bañera y vestida cuando Santana se marchara, así podría asegurarme de que Santiago estuviese arropado en la cama.
Me senté en la cama y alcancé el teléfono. Era tiempo de hacer una llamada.
Estuve aplazando llamar a mi tía Holly por dos razones. Una, quería ver si ella llamaba para comprobarnos.
No lo hizo.
Dos, agradecía la buena disposición de mi tía Holly de dejarme vivir en su casa por tanto tiempo, y no quería escuchar que tuvo algo que ver con que los López no recibieran mis cartas.
Pero honestamente, no veía otra explicación. Me había resignado al hecho de que mi tía Holly las tomó.
Busqué en la lista de números en mi teléfono hasta que encontré el de ella, y luego presioné llamar.
Cuando le conté a tía Holly que me mudaría, no pareció afectarla. Le alegraba que mi mamá finalmente me ayudase, pero eso era todo.
Sin abrazos cariñosos u otras emociones.
—¿Hola?—la voz familiar de la tía Holly vino por la línea.
—Hola, tía Holly, soy Brittany—dije.
—Es bueno escuchar de ti, Brittany. ¿Supongo que la vida ahí es buena?
Era siempre tan formal. Incluso con Santiago, fue severa y estricta. No hacía tonterías de ningún tipo.
Me recordaba mucho a mi papá.
—Sí, señora. Es bueno aquí. A Santy le gusta su nueva escuela, y yo lo estoy haciendo bien en mi trabajo. Santy, eh, conoció a los López. Ellos no sabían de él hasta que lo conocieron. Ahora forman parte activa de su vida.—me detuve y esperé a que dijera algo. No lo hizo—Les envié cartas. Muchas cartas. Quería y necesitaba que supiesen sobre Santy. Él los necesitaba. Maribel es la grandiosa abuela que sabía que sería. Santy se perdió eso por cinco años de su vida. No entiendo cómo pasó—de nuevo, fui recibida con silencio.
Comencé a decir algo más, pero mi tía finalmente habló:
—Si me estás llamando para preguntarme si tomé esas cartas, esta es una conversación que necesitas tener con tu mamá. He hecho su trabajo por mucho tiempo, Brittany. No tuve hijos porque no quería la responsabilidad. Incluso así, mi hermana menor desatendió su responsabilidad sobre su propia hija, por lo que me hice cargo hasta que pudiste mantenerte por ti misma. No obstante, no soy tu mamá. Lo que pasó con aquellas cartas es algo para lo que no tengo respuesta. Tú vivías en mi casa. Yo podría hacer lo que quisiese. Necesitas llamar a tu mamá y tener una conversación con ella. Ya es hora. Entonces, si eso es todo lo que querías hablar, tengo trabajo que hacer.
No había más por decir. Tía Holly dejó todo claro.
—No, señora, eso es todo. La dejaré volver al trabajo—respondí.
—Eres una chica inteligente, Brittany. Usa ese cerebro tuyo y arma una vida digna para ese chico que estabas determinada a tener. Deja el pasado atrás—y con eso, tía Holly cortó la llamada.
No me sorprendía.
En realidad no.
Siempre fue de ese modo.
Ninguna vez arrulló o abrazó a Santiago. Actuó como si fuese nuestra vigilante, y ahora me daba cuenta de que eso es realmente todo lo que fue ella.
Pero me sentí tan desesperada porque alguien nos quisiese, que acepté lo que fuera estuvo dispuesta a dar.
Miré por la ventana a la casa de los López al otro lado de la calle. Ellos nos amaban.
Aún más importante, amaban a Santiago.
Quizás era tiempo de llamar a mi mamá.
Tenía que perdonarla y olvidar el pasado. Si quería ver a Santiago, ¿quién era yo para mantenerla alejada de él?
Él amaba tener familia. La merecía.
Un golpe en la puerta de la habitación me detuvo de llamarla. Dejé el teléfono, caminé hacia allá y abrí para ver a Santana sosteniendo a un Santiago dormido.
—¿Quieres cambiarlo antes de acostarlo?—preguntó en un susurro.
Asentí.
—Llévalo a su habitación y acuéstalo en la cama. Yo me encargaré desde ahí.
Santana hizo cómo le instruí. La seguí a la otra habitación, y luego salió mientras me tomé mi tiempo cambiando a Santiago en sus pijamas. Seguí esperando por el sonido de la puerta principal cerrándose, pero no sucedió.
Lo que quería decir que Santana me esperaba. Cuando no podía hacer nada más, arropé a Santiago y salí despacio de la habitación.
Santana se hallaba de pie en la sala de estar con los brazos cruzados sobre su pecho, mirando a las fotografías de Santiago y de mí que tenía alineadas.
Una era del día en que aprendió a dar sus primeros pasos. Otra era de su tercer cumpleaños. La última fue tomada el día que me gradué de la escuela de belleza.
—Eras solo una niña aquí—dijo, tomando la foto de Santiago y yo cuando dio sus primeros pasos.
—Tenía casi dieciocho—dije. Pero había sido una niña.
—Te ves tan orgullosa de él. No pareces cansada o amargada. Solo feliz.
—Me sentía feliz. Mi bebé estaba caminando, y yo era la única persona hacia la cual podía caminar. Trataba de seguirme por toda la casa. Así es como comenzó a caminar. Gatear no era lo suficientemente rápido.
Santana la regresó a su lugar.
—¿Tienes copias? Me gustaría tener fotos de ustedes. A mi mamá y a mi papá también.
Había tomado tantas fotos y las envié con las cartas perdidas. También hice un álbum de recortes para mis padres hasta que él cumplió tres años y me di cuenta que nunca les interesaría conocer a Santiago.
Así que me detuve. Pero aún lo tenía.
—Tengo un álbum de recortes de sus tres primeros años que pueden quedarse. Puedo sacar copias de las fotos de los pasados dos años para agregarle.
Santana sonrió.
—Eso sería genial. Quiero verlo mientras crece. Quiero verte con él. Me encanta ver la manera en que te mira. Dice mucho sobre ti y el tipo de mamá que eres. Ese niño cree que no puedes hacer nada mal. Les dice a mis padres todas las cosas que lo has llevado a hacer y todas las cosas que cocinas que él ama. Creo que estos días mamá te ama más de lo que me ama a mí—sonrió cuando lo dijo.
Esa fue la única razón por la que supe que bromeaba. No quería que sintiese que yo intentaba entrar a su vida y cambiarla. Solo quería que Santiago fuese parte de su vida.
Santiago ya la amaba.
—Tu mamá te ama—dije, asegurándoselo.
Se rio por lo bajo y asintió.
—Sí, lo hace. No sé por qué.
Porque eres digna de ser amada y amable. Porque haces que todos a tu alrededor sonrían. Porque tienes un corazón muy grande. Recuerdo cuando te tomabas el tiempo para hacer que una niña asustada de catorce años se sintiese segura en la secundaria.
Sin embargo, no dije ninguna de esas palabras.
No podía.
No ahora.
No luego de la noche pasada.
—Te estás sonrojando. ¿Piensas en anoche?—dijo con un perverso brillo en sus ojos.
Cubrí mis mejillas calientes con mis manos, odiando mi tendencia a sonrojarme.
—Está bien. Tampoco puedo parar de pensar en eso.
Oh, Dios.
El tonto aleteo que mi corazón siempre hacía cuando se me acercaba se tornó en un aleteo salvaje.
—El problema es, tengo que parar de pensar en eso. Tú también. No podemos ir ahí. Tenemos que pensar en Santy, y yo no tengo relaciones sentimentales, Brittany. No es para mí. Soy independiente. No me gusta estar atado. Ni siquiera quiero pensar en establecerme. Ser la persona que tú mereces. No soy yo. Necesitas al tipo que se compromete. Necesitas un Sam Evans en tu vida. Yo no. Nosotras—dijo, moviendo las manos entre las dos—, Somos amigas. Diablos, somos familia. Ese chico ahí es lo importante, y ambas lo amamos. No arruinemos lo que necesita con algo que no terminará bien.
El aleteo se detuvo. Se hundió en mi estómago e hizo un apretado y doloroso nudo.
Se aseguró de que entendiese que no le interesaba algo conmigo. Solo un poco de sexo telefónico y estaba lista para la siguiente.
Eso dolió más que el comentario sobre chica “promedio” que dijo que no tenía intención.
—Entiendes, ¿verdad? No es que no seas bellísima. Harás a alguna persona una afortunada hijo de perra un día. Solo que no soy la persona con la que te comprometes. Soy la chica malo del que hablan. Pero seré la mejor maldita tía en el mundo. Y si necesitas algo, cuenta conmigo. Me haré cargo. Siempre.
Haría cualquier cosa por mí debido a Santiago. Eso era todo.
Si no fuese por Santiago, no le importaría mi regreso. Mi existencia.
Era una joven mamá soltera con un trabajo que me mantenía semana a semana.
No tenía mucho por ofrecer a alguien.
Lo entendía. Pero escuchar a Santana decir que no era suficiente me golpeó fuerte.
Muy fuerte.
Solo asentí. No podía hablar.
Sonrió, se acercó, y presionó un beso en mi frente como si fuese una niña. Entonces giró y se marchó.
Me quedé ahí por un largo tiempo. Dejando que todo se asimilara.
Mañana seguiría mi vida.
Mañana encontraría una manera de olvidar a Santana López. Pero en este momento no estaba lista.
Santana
Para el jueves me había mantenido alejada de Brittany por una semana.
Le envié un texto y le dije que llevara a Santiago a la casa de mis padres el sábado en la mañana, que lo pasaría a buscar ahí.
Pasé el día con él, luego lo dejé con mis padres minutos antes de que Brittany regresara, usando mi trabajo como una excusa para huir.
Intentaba darme tiempo a mí mismo para olvidar lo mucho que la quería.
Había aceptado tan rápido mis razones para no estar con ella que fue doloroso.
No sabía qué quería que hiciese.
¿Discutir conmigo?
Quizás.
Quizás quería una razón para besar sus labios de nuevo.
Tocarla en lugares que solo había soñado.
Joder.
¿A quién trataba de engañar?
Amaba estar cerca de ella. Mirarla moverse.
Tenía este encanto por ella. Incluso cuando hacía algo simple, me fascinaba por completo.
Escuchó mis razones y luego asintió. Eso fue todo. Nada más.
Así que hui de ahí y no volví. No podía enfrentarla.
Porque con toda seguridad, la tomaría y la besaría hasta que ambas olvidásemos lo mala idea que era.
Tomé un sorbo de mi Coca-Cola y luché con el impulso de encender un cigarrillo.
No beber ni fumar me pateaba el trasero.
Cuando rechacé una cerveza y ordené una Coca-Cola, Quinn me miró como si me hubiese vuelto loca.
Ella no entendía.
Nunca puso una mano en Rachel que no fuera una mano que ella quería ahí.
—Kitty está sola. Eso es raro—dijo Quinn mientras tomaba un trago de su cerveza fría y espumante.
Deseaba su trago. Mierda.
La chica linda en nuestro grupo sacó un taburete y se sentó con una sonrisa.
Estaba comprometida y feliz.
Muy feliz.
Siempre sonreía.
Idiota.
—¿Dónde está Mar? —preguntó Quinn
—¿Ella finalmente te soltó? —pregunté.
Kitty me dio una mirada enojada.
—No. Ella va a venir. Traerá una amiga—dijo, luego sonrió de nuevo.
—Para de sonreír tanto. Hiere mis ojos—murmuré, y tomé otro trago de mi Coca.
—Ignórala. Esa Coca que está bebiendo es una Coca sola. Sin nada añadido. Está sobria y malhumorada—explicó Quinn.
Las cejas de Kitty se elevaron al mismo tiempo que Rose Mann caminó junto mí, envolvió un brazo sobre mis hombros, y me dio una buena vista de su camiseta.
Conocía a Rose desde la secundaria. Todas lo hacíamos.
Se mudó a la ciudad cuando éramos estudiantes de segundo año y se unió de inmediato al equipo de porristas. La follé en ese tiempo, pero solo una vez.
No la había tocado desde entonces.
Aun así, envejeció bien. Todavía tenía pechos turgentes y una cabeza con rizos café.
—Hola, Rose—dije, deslizando mi brazo por su cintura y acercándola más.
—Hola a ti, López—pronunció de modo seductor, y se presionó contra mí. Luego movió la mirada a Kitty—¿Dejaste a tu prometida atrás esta noche?
Kitty negó con la cabeza.
—No la dejo alejarse mucho de mi vista. Está en camino.
Rose rodó los ojos, luego miró a Quinn.
—¿Y dónde está tu señorita?
—Cuidado, Rose. Ambas sabemos que su señorita te pateará el trasero si te atreves a flirtear con su mujer. Sabes que es mejor que no te acerques a lo que pertenece a Rachel.
Toda la mesa rió, menos Rose.
En la escuela secundaria le hizo una jugada a Quinn después de que Kitty la hubiera follado y hecho a un lado. Rachel la golpeó contra los casilleros, rompió varias de sus uñas y le arrancó un puñado de cabello.
Nadie se metió con Quinn después de eso.
—Lo que sea—dijo Rose, luego colocó una mano sobre mi pecho—Estoy aquí para ti, de todos modos—me informó.
Intentaba decidir si quería darle una oportunidad esta noche o no. Necesitaba hacer algo para sacar a Brittany de mi cabeza. Rose era sensual, pero también un poco loca.
Tenía dudas sobre si quería meterme con una loca.
—Ahí está mi chica—dijo Kitty.
Levanté la vista para ver a Marley, y colisionó con Brittany. Quien miraba a Rose.
Mierda.
—Hola, Britt. Qué alegría que pudieras venir—dijo Kitty, levantándose para sacar un taburete para Brittany justo a mi lado—No vamos a hacer que te sientes en el regazo de Santana, debido a que ya está lleno con Rose. Puedes sentarte en un taburete. Es más cómodo de todos modos.
Vi como Brittany apartaba la mirada de Rose y se obligaba a sonreír para Kitty. Entonces me miró.
Parecía a punto de salir huyendo. Lo podía ver.
Kitty supo a quién iba a traer Marley y no me lo contó. Iba a patearle el culo.
—Está bien. Si empiezan a hacer mierdas grotescas en la mesa, Quinn los obligará a que lo hagan afuera—dijo Kitty, entonces me sonrió complacida.
Pedazo de mierda.
Brittany se acercó hacia el taburete a mi lado como si caminara por la plancha. De forma lenta e insegura.
—¿Quién es esta?—preguntó Rose, inclinándose sobre mí y envolviendo un brazo a mi alrededor de forma posesiva, lo que me molestó.
Intentaba marcar su territorio, como si tuviera alguno. No sabía si quería pasar la noche con ella o no.
Aún no lo decidía.
—Brittany, ella es Rose Mann—elevó la voz Marley en un tono dulce que no pretendía serlo—Era mayor que nosotras en la escuela. Habría sido…alumna de último año en tu primer año, creo.
El comentario sobre Rose siendo mayor había sido un golpe bajo, pero viniendo de la dulce Marley, quien se encontraba en la seguridad de los brazos de Kitty Wilde, era intocable, y lo sabía.
Brittany le sonrió a Rose.
—No conocía a muchas personas en la escuela. Como que me mezclaba en la multitud—esa era la forma de Brittany para decir que no sabía quién era Rose.
Pero también era una mentira. Brittany nunca pasaba desapercibida en nada.
—¿Brittany Pierce? Eras la novia de Alfonso—dijo Rose, reconociendo el nombre.
Brittany asintió y forzó una sonrisa, luego apartó la mirada de mí y miró a la banda en el escenario.
Jackdown todavía no se hallaba ahí. No subirían al escenario durante otra hora.
Una nueva banda de Mississippi tocaba en este momento.
—Pensé que perdiste la cabeza y te enviaron a un loquero.
Brittany se estremeció, y sus hombros se pusieron rígidos.
Eso fue todo.
Vino aquí con Marley, y me encontraba muy jodidamente segura de que esto era algo que no había hecho en mucho tiempo.
Rose no iba a arruinárselo. Incluso si tener a Rose en mi regazo mantenía mis manos lejos de Brittany.
Dejé caer la pierna en la que Rose se apoyaba y retiré mi mano de su cintura. Tropezó y tuvo que agarrarse de la mesa para evitar caerse de cara.
—Eso será todo. Ahora puedes irte —le dije.
Marley cubrió sus risitas, y Rose me fulminó con la mirada.
—¿Cuál es tu problema?
—Mujeres detestables que no tienen ni una mierda por cerebros y nos dejan mal como género. Así que por favor sigue con lo tuyo—le contesté con un acento aburrido.
Kitty se aclaró la garganta para ocultar su risa.
—Es probable que dijeras lo equivocado, Rose. Mejor ponte en marcha antes de que se enoje. Esta noche no va a beber, así que es una bala perdida.
Rose me dijo imbécil, luego se dio la vuelta y se alejó.
Esperé hasta que estuvo lo suficientemente lejos antes de mirar a Brittany. Me analizaba. La tensión en sus hombros desapareció.
Eso era bueno.
—Lo siento —dije, y asintió. Luego apartó la mirada de nuevo, de regreso al escenario.
Tuve que empezar una pequeña conversación porque en ese momento Kitty y Quinn intentaban averiguar qué demonios pasaba. Pero aún no estaba segura de lo que ocurría en el momento.
Abrí la boca para decir algo justo cuando la banda empezó a subir, y Brittany comenzó a balancearse ligeramente en su asiento.
Le gustaba bailar. Yo no bailaba. Odiaba bailar. Tenía que estar muy borracha para hacerlo, y solo si iba a pasar de bailar a follar.
Pero ver a Brittany moviéndose en su asiento con esa sonrisa en el rostro mientras observaba a la gente en la pista de baile hizo que me pusiera de pie y extendiera la mano.
—Anda. Vamos a bailar—dije.
Sabía que acababa de sorprender a toda la mesa, pero mantuve mi concentración en Brittany.
Me sonrió ampliamente y deslizó su mano en la mía. El pequeño vestido negro que llevaba con sus botas de vaquera hizo que tenga ganas de acercarla para que cada hombre aquí supiera que estaba conmigo.
Incluso si no era así.
—No sabía que bailabas—dijo.
—No lo hace—dijo Kitty.
No reconocí ese comentario.
La llevé a la pista de baile y la atraje hacia mis brazos, y se sintió bien.
Tan jodidamente bien.
Era noche escolar, y sabía que Santiago terminaría quedándose dormido a los veinte minutos de empezada la película. Era como un reloj perfecto con sus patrones de sueño.
El chico requería mucho sueño.
Necesitaría estar fuera de la bañera y vestida cuando Santana se marchara, así podría asegurarme de que Santiago estuviese arropado en la cama.
Me senté en la cama y alcancé el teléfono. Era tiempo de hacer una llamada.
Estuve aplazando llamar a mi tía Holly por dos razones. Una, quería ver si ella llamaba para comprobarnos.
No lo hizo.
Dos, agradecía la buena disposición de mi tía Holly de dejarme vivir en su casa por tanto tiempo, y no quería escuchar que tuvo algo que ver con que los López no recibieran mis cartas.
Pero honestamente, no veía otra explicación. Me había resignado al hecho de que mi tía Holly las tomó.
Busqué en la lista de números en mi teléfono hasta que encontré el de ella, y luego presioné llamar.
Cuando le conté a tía Holly que me mudaría, no pareció afectarla. Le alegraba que mi mamá finalmente me ayudase, pero eso era todo.
Sin abrazos cariñosos u otras emociones.
—¿Hola?—la voz familiar de la tía Holly vino por la línea.
—Hola, tía Holly, soy Brittany—dije.
—Es bueno escuchar de ti, Brittany. ¿Supongo que la vida ahí es buena?
Era siempre tan formal. Incluso con Santiago, fue severa y estricta. No hacía tonterías de ningún tipo.
Me recordaba mucho a mi papá.
—Sí, señora. Es bueno aquí. A Santy le gusta su nueva escuela, y yo lo estoy haciendo bien en mi trabajo. Santy, eh, conoció a los López. Ellos no sabían de él hasta que lo conocieron. Ahora forman parte activa de su vida.—me detuve y esperé a que dijera algo. No lo hizo—Les envié cartas. Muchas cartas. Quería y necesitaba que supiesen sobre Santy. Él los necesitaba. Maribel es la grandiosa abuela que sabía que sería. Santy se perdió eso por cinco años de su vida. No entiendo cómo pasó—de nuevo, fui recibida con silencio.
Comencé a decir algo más, pero mi tía finalmente habló:
—Si me estás llamando para preguntarme si tomé esas cartas, esta es una conversación que necesitas tener con tu mamá. He hecho su trabajo por mucho tiempo, Brittany. No tuve hijos porque no quería la responsabilidad. Incluso así, mi hermana menor desatendió su responsabilidad sobre su propia hija, por lo que me hice cargo hasta que pudiste mantenerte por ti misma. No obstante, no soy tu mamá. Lo que pasó con aquellas cartas es algo para lo que no tengo respuesta. Tú vivías en mi casa. Yo podría hacer lo que quisiese. Necesitas llamar a tu mamá y tener una conversación con ella. Ya es hora. Entonces, si eso es todo lo que querías hablar, tengo trabajo que hacer.
No había más por decir. Tía Holly dejó todo claro.
—No, señora, eso es todo. La dejaré volver al trabajo—respondí.
—Eres una chica inteligente, Brittany. Usa ese cerebro tuyo y arma una vida digna para ese chico que estabas determinada a tener. Deja el pasado atrás—y con eso, tía Holly cortó la llamada.
No me sorprendía.
En realidad no.
Siempre fue de ese modo.
Ninguna vez arrulló o abrazó a Santiago. Actuó como si fuese nuestra vigilante, y ahora me daba cuenta de que eso es realmente todo lo que fue ella.
Pero me sentí tan desesperada porque alguien nos quisiese, que acepté lo que fuera estuvo dispuesta a dar.
Miré por la ventana a la casa de los López al otro lado de la calle. Ellos nos amaban.
Aún más importante, amaban a Santiago.
Quizás era tiempo de llamar a mi mamá.
Tenía que perdonarla y olvidar el pasado. Si quería ver a Santiago, ¿quién era yo para mantenerla alejada de él?
Él amaba tener familia. La merecía.
Un golpe en la puerta de la habitación me detuvo de llamarla. Dejé el teléfono, caminé hacia allá y abrí para ver a Santana sosteniendo a un Santiago dormido.
—¿Quieres cambiarlo antes de acostarlo?—preguntó en un susurro.
Asentí.
—Llévalo a su habitación y acuéstalo en la cama. Yo me encargaré desde ahí.
Santana hizo cómo le instruí. La seguí a la otra habitación, y luego salió mientras me tomé mi tiempo cambiando a Santiago en sus pijamas. Seguí esperando por el sonido de la puerta principal cerrándose, pero no sucedió.
Lo que quería decir que Santana me esperaba. Cuando no podía hacer nada más, arropé a Santiago y salí despacio de la habitación.
Santana se hallaba de pie en la sala de estar con los brazos cruzados sobre su pecho, mirando a las fotografías de Santiago y de mí que tenía alineadas.
Una era del día en que aprendió a dar sus primeros pasos. Otra era de su tercer cumpleaños. La última fue tomada el día que me gradué de la escuela de belleza.
—Eras solo una niña aquí—dijo, tomando la foto de Santiago y yo cuando dio sus primeros pasos.
—Tenía casi dieciocho—dije. Pero había sido una niña.
—Te ves tan orgullosa de él. No pareces cansada o amargada. Solo feliz.
—Me sentía feliz. Mi bebé estaba caminando, y yo era la única persona hacia la cual podía caminar. Trataba de seguirme por toda la casa. Así es como comenzó a caminar. Gatear no era lo suficientemente rápido.
Santana la regresó a su lugar.
—¿Tienes copias? Me gustaría tener fotos de ustedes. A mi mamá y a mi papá también.
Había tomado tantas fotos y las envié con las cartas perdidas. También hice un álbum de recortes para mis padres hasta que él cumplió tres años y me di cuenta que nunca les interesaría conocer a Santiago.
Así que me detuve. Pero aún lo tenía.
—Tengo un álbum de recortes de sus tres primeros años que pueden quedarse. Puedo sacar copias de las fotos de los pasados dos años para agregarle.
Santana sonrió.
—Eso sería genial. Quiero verlo mientras crece. Quiero verte con él. Me encanta ver la manera en que te mira. Dice mucho sobre ti y el tipo de mamá que eres. Ese niño cree que no puedes hacer nada mal. Les dice a mis padres todas las cosas que lo has llevado a hacer y todas las cosas que cocinas que él ama. Creo que estos días mamá te ama más de lo que me ama a mí—sonrió cuando lo dijo.
Esa fue la única razón por la que supe que bromeaba. No quería que sintiese que yo intentaba entrar a su vida y cambiarla. Solo quería que Santiago fuese parte de su vida.
Santiago ya la amaba.
—Tu mamá te ama—dije, asegurándoselo.
Se rio por lo bajo y asintió.
—Sí, lo hace. No sé por qué.
Porque eres digna de ser amada y amable. Porque haces que todos a tu alrededor sonrían. Porque tienes un corazón muy grande. Recuerdo cuando te tomabas el tiempo para hacer que una niña asustada de catorce años se sintiese segura en la secundaria.
Sin embargo, no dije ninguna de esas palabras.
No podía.
No ahora.
No luego de la noche pasada.
—Te estás sonrojando. ¿Piensas en anoche?—dijo con un perverso brillo en sus ojos.
Cubrí mis mejillas calientes con mis manos, odiando mi tendencia a sonrojarme.
—Está bien. Tampoco puedo parar de pensar en eso.
Oh, Dios.
El tonto aleteo que mi corazón siempre hacía cuando se me acercaba se tornó en un aleteo salvaje.
—El problema es, tengo que parar de pensar en eso. Tú también. No podemos ir ahí. Tenemos que pensar en Santy, y yo no tengo relaciones sentimentales, Brittany. No es para mí. Soy independiente. No me gusta estar atado. Ni siquiera quiero pensar en establecerme. Ser la persona que tú mereces. No soy yo. Necesitas al tipo que se compromete. Necesitas un Sam Evans en tu vida. Yo no. Nosotras—dijo, moviendo las manos entre las dos—, Somos amigas. Diablos, somos familia. Ese chico ahí es lo importante, y ambas lo amamos. No arruinemos lo que necesita con algo que no terminará bien.
El aleteo se detuvo. Se hundió en mi estómago e hizo un apretado y doloroso nudo.
Se aseguró de que entendiese que no le interesaba algo conmigo. Solo un poco de sexo telefónico y estaba lista para la siguiente.
Eso dolió más que el comentario sobre chica “promedio” que dijo que no tenía intención.
—Entiendes, ¿verdad? No es que no seas bellísima. Harás a alguna persona una afortunada hijo de perra un día. Solo que no soy la persona con la que te comprometes. Soy la chica malo del que hablan. Pero seré la mejor maldita tía en el mundo. Y si necesitas algo, cuenta conmigo. Me haré cargo. Siempre.
Haría cualquier cosa por mí debido a Santiago. Eso era todo.
Si no fuese por Santiago, no le importaría mi regreso. Mi existencia.
Era una joven mamá soltera con un trabajo que me mantenía semana a semana.
No tenía mucho por ofrecer a alguien.
Lo entendía. Pero escuchar a Santana decir que no era suficiente me golpeó fuerte.
Muy fuerte.
Solo asentí. No podía hablar.
Sonrió, se acercó, y presionó un beso en mi frente como si fuese una niña. Entonces giró y se marchó.
Me quedé ahí por un largo tiempo. Dejando que todo se asimilara.
Mañana seguiría mi vida.
Mañana encontraría una manera de olvidar a Santana López. Pero en este momento no estaba lista.
Santana
Para el jueves me había mantenido alejada de Brittany por una semana.
Le envié un texto y le dije que llevara a Santiago a la casa de mis padres el sábado en la mañana, que lo pasaría a buscar ahí.
Pasé el día con él, luego lo dejé con mis padres minutos antes de que Brittany regresara, usando mi trabajo como una excusa para huir.
Intentaba darme tiempo a mí mismo para olvidar lo mucho que la quería.
Había aceptado tan rápido mis razones para no estar con ella que fue doloroso.
No sabía qué quería que hiciese.
¿Discutir conmigo?
Quizás.
Quizás quería una razón para besar sus labios de nuevo.
Tocarla en lugares que solo había soñado.
Joder.
¿A quién trataba de engañar?
Amaba estar cerca de ella. Mirarla moverse.
Tenía este encanto por ella. Incluso cuando hacía algo simple, me fascinaba por completo.
Escuchó mis razones y luego asintió. Eso fue todo. Nada más.
Así que hui de ahí y no volví. No podía enfrentarla.
Porque con toda seguridad, la tomaría y la besaría hasta que ambas olvidásemos lo mala idea que era.
Tomé un sorbo de mi Coca-Cola y luché con el impulso de encender un cigarrillo.
No beber ni fumar me pateaba el trasero.
Cuando rechacé una cerveza y ordené una Coca-Cola, Quinn me miró como si me hubiese vuelto loca.
Ella no entendía.
Nunca puso una mano en Rachel que no fuera una mano que ella quería ahí.
—Kitty está sola. Eso es raro—dijo Quinn mientras tomaba un trago de su cerveza fría y espumante.
Deseaba su trago. Mierda.
La chica linda en nuestro grupo sacó un taburete y se sentó con una sonrisa.
Estaba comprometida y feliz.
Muy feliz.
Siempre sonreía.
Idiota.
—¿Dónde está Mar? —preguntó Quinn
—¿Ella finalmente te soltó? —pregunté.
Kitty me dio una mirada enojada.
—No. Ella va a venir. Traerá una amiga—dijo, luego sonrió de nuevo.
—Para de sonreír tanto. Hiere mis ojos—murmuré, y tomé otro trago de mi Coca.
—Ignórala. Esa Coca que está bebiendo es una Coca sola. Sin nada añadido. Está sobria y malhumorada—explicó Quinn.
Las cejas de Kitty se elevaron al mismo tiempo que Rose Mann caminó junto mí, envolvió un brazo sobre mis hombros, y me dio una buena vista de su camiseta.
Conocía a Rose desde la secundaria. Todas lo hacíamos.
Se mudó a la ciudad cuando éramos estudiantes de segundo año y se unió de inmediato al equipo de porristas. La follé en ese tiempo, pero solo una vez.
No la había tocado desde entonces.
Aun así, envejeció bien. Todavía tenía pechos turgentes y una cabeza con rizos café.
—Hola, Rose—dije, deslizando mi brazo por su cintura y acercándola más.
—Hola a ti, López—pronunció de modo seductor, y se presionó contra mí. Luego movió la mirada a Kitty—¿Dejaste a tu prometida atrás esta noche?
Kitty negó con la cabeza.
—No la dejo alejarse mucho de mi vista. Está en camino.
Rose rodó los ojos, luego miró a Quinn.
—¿Y dónde está tu señorita?
—Cuidado, Rose. Ambas sabemos que su señorita te pateará el trasero si te atreves a flirtear con su mujer. Sabes que es mejor que no te acerques a lo que pertenece a Rachel.
Toda la mesa rió, menos Rose.
En la escuela secundaria le hizo una jugada a Quinn después de que Kitty la hubiera follado y hecho a un lado. Rachel la golpeó contra los casilleros, rompió varias de sus uñas y le arrancó un puñado de cabello.
Nadie se metió con Quinn después de eso.
—Lo que sea—dijo Rose, luego colocó una mano sobre mi pecho—Estoy aquí para ti, de todos modos—me informó.
Intentaba decidir si quería darle una oportunidad esta noche o no. Necesitaba hacer algo para sacar a Brittany de mi cabeza. Rose era sensual, pero también un poco loca.
Tenía dudas sobre si quería meterme con una loca.
—Ahí está mi chica—dijo Kitty.
Levanté la vista para ver a Marley, y colisionó con Brittany. Quien miraba a Rose.
Mierda.
—Hola, Britt. Qué alegría que pudieras venir—dijo Kitty, levantándose para sacar un taburete para Brittany justo a mi lado—No vamos a hacer que te sientes en el regazo de Santana, debido a que ya está lleno con Rose. Puedes sentarte en un taburete. Es más cómodo de todos modos.
Vi como Brittany apartaba la mirada de Rose y se obligaba a sonreír para Kitty. Entonces me miró.
Parecía a punto de salir huyendo. Lo podía ver.
Kitty supo a quién iba a traer Marley y no me lo contó. Iba a patearle el culo.
—Está bien. Si empiezan a hacer mierdas grotescas en la mesa, Quinn los obligará a que lo hagan afuera—dijo Kitty, entonces me sonrió complacida.
Pedazo de mierda.
Brittany se acercó hacia el taburete a mi lado como si caminara por la plancha. De forma lenta e insegura.
—¿Quién es esta?—preguntó Rose, inclinándose sobre mí y envolviendo un brazo a mi alrededor de forma posesiva, lo que me molestó.
Intentaba marcar su territorio, como si tuviera alguno. No sabía si quería pasar la noche con ella o no.
Aún no lo decidía.
—Brittany, ella es Rose Mann—elevó la voz Marley en un tono dulce que no pretendía serlo—Era mayor que nosotras en la escuela. Habría sido…alumna de último año en tu primer año, creo.
El comentario sobre Rose siendo mayor había sido un golpe bajo, pero viniendo de la dulce Marley, quien se encontraba en la seguridad de los brazos de Kitty Wilde, era intocable, y lo sabía.
Brittany le sonrió a Rose.
—No conocía a muchas personas en la escuela. Como que me mezclaba en la multitud—esa era la forma de Brittany para decir que no sabía quién era Rose.
Pero también era una mentira. Brittany nunca pasaba desapercibida en nada.
—¿Brittany Pierce? Eras la novia de Alfonso—dijo Rose, reconociendo el nombre.
Brittany asintió y forzó una sonrisa, luego apartó la mirada de mí y miró a la banda en el escenario.
Jackdown todavía no se hallaba ahí. No subirían al escenario durante otra hora.
Una nueva banda de Mississippi tocaba en este momento.
—Pensé que perdiste la cabeza y te enviaron a un loquero.
Brittany se estremeció, y sus hombros se pusieron rígidos.
Eso fue todo.
Vino aquí con Marley, y me encontraba muy jodidamente segura de que esto era algo que no había hecho en mucho tiempo.
Rose no iba a arruinárselo. Incluso si tener a Rose en mi regazo mantenía mis manos lejos de Brittany.
Dejé caer la pierna en la que Rose se apoyaba y retiré mi mano de su cintura. Tropezó y tuvo que agarrarse de la mesa para evitar caerse de cara.
—Eso será todo. Ahora puedes irte —le dije.
Marley cubrió sus risitas, y Rose me fulminó con la mirada.
—¿Cuál es tu problema?
—Mujeres detestables que no tienen ni una mierda por cerebros y nos dejan mal como género. Así que por favor sigue con lo tuyo—le contesté con un acento aburrido.
Kitty se aclaró la garganta para ocultar su risa.
—Es probable que dijeras lo equivocado, Rose. Mejor ponte en marcha antes de que se enoje. Esta noche no va a beber, así que es una bala perdida.
Rose me dijo imbécil, luego se dio la vuelta y se alejó.
Esperé hasta que estuvo lo suficientemente lejos antes de mirar a Brittany. Me analizaba. La tensión en sus hombros desapareció.
Eso era bueno.
—Lo siento —dije, y asintió. Luego apartó la mirada de nuevo, de regreso al escenario.
Tuve que empezar una pequeña conversación porque en ese momento Kitty y Quinn intentaban averiguar qué demonios pasaba. Pero aún no estaba segura de lo que ocurría en el momento.
Abrí la boca para decir algo justo cuando la banda empezó a subir, y Brittany comenzó a balancearse ligeramente en su asiento.
Le gustaba bailar. Yo no bailaba. Odiaba bailar. Tenía que estar muy borracha para hacerlo, y solo si iba a pasar de bailar a follar.
Pero ver a Brittany moviéndose en su asiento con esa sonrisa en el rostro mientras observaba a la gente en la pista de baile hizo que me pusiera de pie y extendiera la mano.
—Anda. Vamos a bailar—dije.
Sabía que acababa de sorprender a toda la mesa, pero mantuve mi concentración en Brittany.
Me sonrió ampliamente y deslizó su mano en la mía. El pequeño vestido negro que llevaba con sus botas de vaquera hizo que tenga ganas de acercarla para que cada hombre aquí supiera que estaba conmigo.
Incluso si no era así.
—No sabía que bailabas—dijo.
—No lo hace—dijo Kitty.
No reconocí ese comentario.
La llevé a la pista de baile y la atraje hacia mis brazos, y se sintió bien.
Tan jodidamente bien.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
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Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Sigo queriendo estampar a Santana contra una pared y molerla a trompadas por estupida!!!!! a ver cuando cambia eso.
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Opino lo mismo que micky...yo agarraria a palos a santana.
Pd: desaparecí porque andaba en un matricidio en coelemu un pueblo muy escondido...entonces eres de antofa.
Pd: desaparecí porque andaba en un matricidio en coelemu un pueblo muy escondido...entonces eres de antofa.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
micky morales escribió:Sigo queriendo estampar a Santana contra una pared y molerla a trompadas por estupida!!!!! a ver cuando cambia eso.
Hola, jajajajajajaajajajajaj a ver si así despierta y se pone las pilas, no¿? ¬¬ Esperemos y ya! nose q esta esperando ¬¬ Saludos =D
Isabella28 escribió:Opino lo mismo que micky...yo agarraria a palos a santana.
Pd: desaparecí porque andaba en un matricidio en coelemu un pueblo muy escondido...entonces eres de antofa.
Hola, eh ai mi respuesta entonces xDjajajajaja. Minimo, minimo ¬¬ Saludos =D
Pd: =O aiiaiaiaiaiai corre q te pilla! Si q si! jajajajaaj
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Cap 15
Capitulo 15
Brittany
El cuerpo de Santana manteniéndome cerca era mejor que bailar.
Y amaba bailar. Nunca había sido sostenida así de cerca antes y bailado de la forma correcta.
Seguí inhalando el aroma de Santana. Tenía un olor perfecto.
Fulminó con la mirada tan fieramente a las pocas personas que tropezaron conmigo en la pista de baile atestada de gente que ahora nadie se acercaba a nosotras.
También me tenía tan cerca de ella que sentía como si fuéramos una sola persona.
La música pasó de lenta a más parecida a un ritmo sensual, y deslicé las manos hasta sus hombros y moví las caderas al son de la música, dejando que mi cabeza cayera hacia atrás y cerré los ojos.
Esto era agradable.
O mejor dicho, fantástico.
Las manos de Santana se presionaron en mis caderas, y me encantó cuán poseída me hizo sentir.
Incluso si solo bailábamos.
Durante este momento yo era suya. Y me encantaba.
Su pierna se movió entre las mías y me froté contra ella, solo para congelarme ante el contacto e inhalar bruscamente.
Ella era un poco más bajita que yo, pero con tacos quedaba más alta que yo por lo que la fricción me golpeó en el lugar adecuado. Agarré con fuerza la parte delantera de su camisa entre mis puños.
Nos encontrábamos en una pista de baile y no podía follar su pierna.
Pero todo lo que tenía que hacer era mover las caderas un poco y sentiría esa presión celestial otra vez.
Su mano se hallaba sobre la mía, y me retiraba de la pista de baile antes de que pudiera decidir qué hacer a continuación.
Pensé que se enojó conmigo e íbamos a regresar a la mesa, pero cuando miré alrededor, nos dirigíamos hacia el lado opuesto.
Parecía que íbamos hacia una puerta trasera.
¿Era un cuarto de baño?
¿Qué hacía?
Santana empujó a la gente de su camino, a quienes no se movían por su cuenta, y luego jaló de golpe la puerta y quedamos afuera en la oscuridad.
No había luces de estacionamiento, solamente el bosque.
—Abre las piernas, Britt—ordenó mientras me presionaba contra la pared—Levántate la falda y abre las piernas—dijo de nuevo, esta vez con un gruñido.
Me asusté lo suficiente como para no discutir.
Parecía que deseaba lo mismo que yo, así que hice exactamente lo que me dijo. Levanté mi vestido y abrí las piernas. Entonces su mano se hallaba ahí, acunándome mientras ella respiraba con dificultad.
—Esto… no deberíamos hacer esto. No soy ese tipo de persona. Recuerdas que te dije que no soy ese tipo persona. Pero yo no bailo, maldita sea, Britt. ¿Me entiendes? No bailo, maldición.
Me confundió.
Bailó conmigo.
Deslizó su dedo dentro de mis bragas y ya no me importó. Agarré sus brazos y chillé de alivio y de placer.
Me tocaba de verdad. Esto era real.
Y si estaba dormida, de verdad no quería despertarme.
—Tan mojada—dijo, presionando sus labios en mi cuello—Este pequeño coño caliente y resbaladizo me va a matar. Eres demasiado. Quiero probarte, y no puedo mantener mis manos lejos de ti, aunque sé que esto te va a hacer daño. No quiero hacerte daño.
Ahora no me hacía daño.
Apenas podía formar palabras mientras deslizaba su dedo en el interior de mi entrada. Apreté sus brazos y jadeé.
—Quiero follar esto. Te deseo. Deseo estar dentro de ti. En este jodido momento quiero meterme en tu interior con tantas ganas, que maldición, mi cuerpo amenaza con reventar. Pero esto será todo lo que suceda. No lo haremos de nuevo. No tengo novias. No quiero hacerte daño.
Quería follarme.
Solo por esta vez, y entonces habría terminado conmigo. Seríamos amigos de nuevo. O simplemente sería la tía de mi hijo.
¿Podría vivir con eso?
¿Podría entregarme a ella sabiendo que solo era por esta vez?
No.
Yo quería más.
Amaba a Alfonso cuando me acosté con él. Tal vez no estuve enamorada, pero una parte de mí amaba a Alfonso.
En ese entonces no me sentí preparada para tener sexo, pero lo amaba y él había querido hacerlo.
Me amó, y eso fue suficiente.
Pero con Santana esto no era amor.
Ella no me quería. Nunca lo haría.
Su dedo volvió a salirse de mí, entonces formó círculos sobre mi clítoris, y se sentía tan bien.
Estar con ella sería el momento más épico de mi vida. Lo sabía.
Pero entonces, ¿qué?
¿Encontraría una manera de seguir adelante?
¿Amaría a alguien más?
¿Alguna vez podría amar a otra persona?
Si me ataba a Santana de esta manera, no sería capaz de dejarlo ir.
En mi corazón no.
¿Y no merecía ser amada?
¿Saber lo que se sentía ser abrazada como Kitty hacía con Marley?
¿Saber que la mujer a mi lado solamente me quería a mí?
Ella tenía razón. Merecía más.
La alejé, y se apartó sin luchar. Cerrando los ojos, recuperé el aliento.
—Quiero más. No puedo. No puedo hacer esto contigo y que no signifique nada para ti. Si te vas a alejar de mí, entonces no puedo hacerlo. Voy a querer más. No quiero probar algo que nunca podré tener—abrí los ojos a sus manos metidas en los bolsillos, y su cabeza baja mientras tomaba respiraciones profundas.
Se veía derrotada.
Yo me sentía derrotada.
La adolescente dentro de mí que pensaba que Santana López era mi princesa rosa se daba cuenta de que no lo era.
Ella era una mujer. Como cualquier otra.
—Lo siento, lo siento muchísimo, maldita sea—dijo, todavía sin mirarme.
Esto era todo.
No podía volver a entrar.
No después de que me sacó de ahí a rastras. Llamaría a Marley y me disculparía después.
En este momento solo quería irme a casa.
No le dije adiós.
Volvería a verla muy pronto. Ella iría a ver a Santiago. Yo fingiría que no sentía algo por ella.
Actuaría como si no me hubiera hecho daño. Lidiaría con ello. Era buena en sobrevivir.
Podría sobrevivir a esto.
Por suerte, Marley vino a Live Bay en mi auto, así que tenía mi coche aquí.
Temprano, Kitty la había dejado en mi casa, y ella me ayudó a vestir. No necesitaría que la llevara.
Me subí en mi coche y di vuelta hacia casa. Para ponerme el pijama y acurrucarme en el sofá con el niño que me amaba. El único hombre en mi vida para quien yo sería suficiente.
Siempre tendría a mi hijo.
Todavía me faltaban cinco kilómetros para llegar a casa cuando el coche comenzó a sacudirse.
Esto había ocurrido una vez antes y logré arrancarlo de nuevo después de que muriera.
Simplemente no necesitaba que sucediera ahora, en una calle oscura.
Estacioné el coche a un lado de la carretera al mismo tiempo que abandonaba la lucha. Esperé unos minutos y traté de arrancarlo, pero se hallaba completamente muerto.
No podía sentarme aquí toda la noche. Tenía que moverme.
Además, antes había caminado cinco kilómetros hasta casa. Tal vez no por la noche, pero caminé cinco kilómetros.
Agarré mi bolso y llevé mis llaves conmigo, luego hice el resto del camino a pie.
Iban a tener ampollas después de caminar los cinco kilómetros en estas botas.
Sin embargo, ese era el menor de mis problemas. Por la mañana tenía que hallar un servicio de grúa que pudiera pagar.
Santana
No volví a entrar después de que se marchó.
En vez de eso, me apoyé en la pared y coloqué la cabeza hacia atrás mientras sus palabras volvían a mí en una avalancha.
Ella quería más. No estaba dispuesta a dejar que la tomara y que eso fuera todo.
Conocía su autoestima.
No estaba dispuesta a tener relaciones sexuales ocasionales. Respetaba su cuerpo.
Era jodidamente perfecta.
En realidad, le dije que no tenía relaciones sentimentales y que lo que íbamos a hacer era una follada y nada más.
¿Qué clase de hija de puta lamentable le hace eso a una mujer como Brittany?
Tocarla habías ido…Dios… fue increíble. Olía incluso mejor de lo que imaginé.
Todavía podía olerla en mi mano. Era un recordatorio para lo que no era lo suficientemente bueno.
Bailar con ella y sentir su cuerpo contra el mío me llevó hacia un frenesí. Uno que solamente Brittany Pierce podía satisfacer.
Nadie en ese club me atraía.
Yo no bailaba, pero la sostuve en mis brazos, y ahí estaba, bailando con ella. Manteniéndola cerca. Disfrutando de cada minuto. Entonces se movió contra mi pierna y tembló en mis brazos, y lo único que pude pensar fue en tocarla.
Hacerla correrse en mi mano. Observándola.
Me hundí en el suelo y me senté ahí.
Las canciones se reprodujeron en el interior, y pude escuchar cuando Jackdown subió al escenario. La multitud rugió, y cerré los ojos y deseé con todo mí ser haber sido más fuerte.
Mejor.
—¿Te vas a quedar aquí sentada toda la noche y castigarte por lo que sea que hayas hecho, o te levantarás e irás a ver cómo está?
Abrí los ojos para ver a Quinn de pie junto a mí.
—No quiere verme —le dije.
Quinn arqueó una ceja.
—¿De verdad? Porque la chica que conocí ahí adentro te miraba como si fueras un ángel caído del cielo. Por un momento pensé que podías caminar sobre la jodida agua y no nos habías dicho.
Normalmente, un comentario como ese me habría hecho reír. Pero en este momento me sentía mal del estómago.
—Se fue. Le dije que todo lo que podía darle era una follada de una sola vez, y dijo que quería más. Que se merecía más. Y tiene razón. Así que la dejé ir.
No respondió de inmediato.
Concordaba con ella, sin dudas. Todo el mundo veía lo increíble que era.
Fue fácil de ver.
—Te conozco de toda la vida. Y nunca te he visto tratar a nadie de la manera en la que tratas a Brittany. No cuando estábamos en la escuela secundaria y tampoco ahora. Ella es tu indicada. La persona que te llega. La que te hace sentir diferente.
—Era de Alfonso—dije, recordándole que en la secundaria nunca fue mía.
La protegí cuando mi hermano no lo hizo. Nada más.
—Nadie nunca fue la indicada para Alfonso. Las dos sabemos eso. Creo que Brittany puede que sea la única que no lo sabe.
—No. Él la amaba. Cometió errores. Era un niño.
Negó.
—Es hora de que enfrentes algunas cosas. Una de esas es que Alfonso nunca mereció a Brittany. Tú sí. Se la diste. Ella te quería, y se la entregaste a él.
—¡Ella era una niña!—grité.
No quería escuchar esto.
Alfonso amó a esa chica. Lo hizo desde que era pequeño. Cometió algunos errores, pero habría hecho cualquier cosa para proteger a Brittany.
—Entonces explica lo de Kimmy Bart. Haz que tenga sentido en tu cabeza. Porque nunca lo tuvo en la mía—dijo Quinn, luego se giró y se alejó.
La observé irse.
Odiaba que hubiera sacado a colación el tema de Kimmy Bart. No quería pensar en ella.
No quería recordar lo que le hizo a mi familia. El dolor que nos causó cuando no lo necesitábamos.
Había sido uno de los errores más grandes de Alfonso. Uno que nunca había deseado que Brittany conociera.
Eso la destruiría.
Cuando finalmente me levanté y fui a mi camioneta, decidí conducir hasta la casa de Brittany para asegurarme de que su coche se encontrara estacionado en la calzada.
Dormiría mejor sabiendo que se hallaba segura en casa. Debería haberla seguido ya que se sentía disgustada, pero necesité espacio y tiempo para pensar primero.
Mis faros iluminaron un auto estacionado a un lado de la carretera, y mi corazón se detuvo.
Era el de Brittany.
¡Mierda!
Pisé los frenos y me bajé de un salto de la camioneta, pero ella no se hallaba en el coche. Agarré mi celular del bolsillo y marqué su número, al tiempo que regresaba a mi camión y la buscaba en el lado de la carretera.
Fue al buzón de voz.
Mierda.
Empecé a marcar su número de nuevo cuando un mensaje de texto iluminó mi pantalla.
Estoy en la cama. No tengo ganas de hablar esta noche.
Así que llegó a su casa.
¿A quién llamó?
Encontré tu coche. ¿Cómo llegaste a casa?
Caminé.
¡Mierda!
Eso eran al menos cinco kilómetros en la oscuridad. Cualquier cosa podría haberle sucedido.
¿Por qué no me llamaste?
Debería haber llamado. Tenía mi número. Le dije que si alguna vez necesitaba algo que me llamara.
Necesitaba espacio de ti. Llegué bien a casa. Gracias por comprobar.
Dejé caer el teléfono al asiento de al lado y me dirigí a su casa solo para asegurarme de que se encontraba bien.
Entonces llamé a mi papá para decirle que mantuviera un ojo en ella porque no tenía coche.
Después llamé a Spencer por ayuda y le pagué extra para que sacara su culo de la cama y viniera a llevarse ese pedazo de mierda directo al corralón.
Le dije que sacara todo por la mañana.
Brittany conseguiría un coche nuevo. Un coche seguro. Porque no le daría opción. Le compraría a ella y a Santiago un auto decente.
No caminaría a casa en la oscuridad nunca más.
Y amaba bailar. Nunca había sido sostenida así de cerca antes y bailado de la forma correcta.
Seguí inhalando el aroma de Santana. Tenía un olor perfecto.
Fulminó con la mirada tan fieramente a las pocas personas que tropezaron conmigo en la pista de baile atestada de gente que ahora nadie se acercaba a nosotras.
También me tenía tan cerca de ella que sentía como si fuéramos una sola persona.
La música pasó de lenta a más parecida a un ritmo sensual, y deslicé las manos hasta sus hombros y moví las caderas al son de la música, dejando que mi cabeza cayera hacia atrás y cerré los ojos.
Esto era agradable.
O mejor dicho, fantástico.
Las manos de Santana se presionaron en mis caderas, y me encantó cuán poseída me hizo sentir.
Incluso si solo bailábamos.
Durante este momento yo era suya. Y me encantaba.
Su pierna se movió entre las mías y me froté contra ella, solo para congelarme ante el contacto e inhalar bruscamente.
Ella era un poco más bajita que yo, pero con tacos quedaba más alta que yo por lo que la fricción me golpeó en el lugar adecuado. Agarré con fuerza la parte delantera de su camisa entre mis puños.
Nos encontrábamos en una pista de baile y no podía follar su pierna.
Pero todo lo que tenía que hacer era mover las caderas un poco y sentiría esa presión celestial otra vez.
Su mano se hallaba sobre la mía, y me retiraba de la pista de baile antes de que pudiera decidir qué hacer a continuación.
Pensé que se enojó conmigo e íbamos a regresar a la mesa, pero cuando miré alrededor, nos dirigíamos hacia el lado opuesto.
Parecía que íbamos hacia una puerta trasera.
¿Era un cuarto de baño?
¿Qué hacía?
Santana empujó a la gente de su camino, a quienes no se movían por su cuenta, y luego jaló de golpe la puerta y quedamos afuera en la oscuridad.
No había luces de estacionamiento, solamente el bosque.
—Abre las piernas, Britt—ordenó mientras me presionaba contra la pared—Levántate la falda y abre las piernas—dijo de nuevo, esta vez con un gruñido.
Me asusté lo suficiente como para no discutir.
Parecía que deseaba lo mismo que yo, así que hice exactamente lo que me dijo. Levanté mi vestido y abrí las piernas. Entonces su mano se hallaba ahí, acunándome mientras ella respiraba con dificultad.
—Esto… no deberíamos hacer esto. No soy ese tipo de persona. Recuerdas que te dije que no soy ese tipo persona. Pero yo no bailo, maldita sea, Britt. ¿Me entiendes? No bailo, maldición.
Me confundió.
Bailó conmigo.
Deslizó su dedo dentro de mis bragas y ya no me importó. Agarré sus brazos y chillé de alivio y de placer.
Me tocaba de verdad. Esto era real.
Y si estaba dormida, de verdad no quería despertarme.
—Tan mojada—dijo, presionando sus labios en mi cuello—Este pequeño coño caliente y resbaladizo me va a matar. Eres demasiado. Quiero probarte, y no puedo mantener mis manos lejos de ti, aunque sé que esto te va a hacer daño. No quiero hacerte daño.
Ahora no me hacía daño.
Apenas podía formar palabras mientras deslizaba su dedo en el interior de mi entrada. Apreté sus brazos y jadeé.
—Quiero follar esto. Te deseo. Deseo estar dentro de ti. En este jodido momento quiero meterme en tu interior con tantas ganas, que maldición, mi cuerpo amenaza con reventar. Pero esto será todo lo que suceda. No lo haremos de nuevo. No tengo novias. No quiero hacerte daño.
Quería follarme.
Solo por esta vez, y entonces habría terminado conmigo. Seríamos amigos de nuevo. O simplemente sería la tía de mi hijo.
¿Podría vivir con eso?
¿Podría entregarme a ella sabiendo que solo era por esta vez?
No.
Yo quería más.
Amaba a Alfonso cuando me acosté con él. Tal vez no estuve enamorada, pero una parte de mí amaba a Alfonso.
En ese entonces no me sentí preparada para tener sexo, pero lo amaba y él había querido hacerlo.
Me amó, y eso fue suficiente.
Pero con Santana esto no era amor.
Ella no me quería. Nunca lo haría.
Su dedo volvió a salirse de mí, entonces formó círculos sobre mi clítoris, y se sentía tan bien.
Estar con ella sería el momento más épico de mi vida. Lo sabía.
Pero entonces, ¿qué?
¿Encontraría una manera de seguir adelante?
¿Amaría a alguien más?
¿Alguna vez podría amar a otra persona?
Si me ataba a Santana de esta manera, no sería capaz de dejarlo ir.
En mi corazón no.
¿Y no merecía ser amada?
¿Saber lo que se sentía ser abrazada como Kitty hacía con Marley?
¿Saber que la mujer a mi lado solamente me quería a mí?
Ella tenía razón. Merecía más.
La alejé, y se apartó sin luchar. Cerrando los ojos, recuperé el aliento.
—Quiero más. No puedo. No puedo hacer esto contigo y que no signifique nada para ti. Si te vas a alejar de mí, entonces no puedo hacerlo. Voy a querer más. No quiero probar algo que nunca podré tener—abrí los ojos a sus manos metidas en los bolsillos, y su cabeza baja mientras tomaba respiraciones profundas.
Se veía derrotada.
Yo me sentía derrotada.
La adolescente dentro de mí que pensaba que Santana López era mi princesa rosa se daba cuenta de que no lo era.
Ella era una mujer. Como cualquier otra.
—Lo siento, lo siento muchísimo, maldita sea—dijo, todavía sin mirarme.
Esto era todo.
No podía volver a entrar.
No después de que me sacó de ahí a rastras. Llamaría a Marley y me disculparía después.
En este momento solo quería irme a casa.
No le dije adiós.
Volvería a verla muy pronto. Ella iría a ver a Santiago. Yo fingiría que no sentía algo por ella.
Actuaría como si no me hubiera hecho daño. Lidiaría con ello. Era buena en sobrevivir.
Podría sobrevivir a esto.
Por suerte, Marley vino a Live Bay en mi auto, así que tenía mi coche aquí.
Temprano, Kitty la había dejado en mi casa, y ella me ayudó a vestir. No necesitaría que la llevara.
Me subí en mi coche y di vuelta hacia casa. Para ponerme el pijama y acurrucarme en el sofá con el niño que me amaba. El único hombre en mi vida para quien yo sería suficiente.
Siempre tendría a mi hijo.
Todavía me faltaban cinco kilómetros para llegar a casa cuando el coche comenzó a sacudirse.
Esto había ocurrido una vez antes y logré arrancarlo de nuevo después de que muriera.
Simplemente no necesitaba que sucediera ahora, en una calle oscura.
Estacioné el coche a un lado de la carretera al mismo tiempo que abandonaba la lucha. Esperé unos minutos y traté de arrancarlo, pero se hallaba completamente muerto.
No podía sentarme aquí toda la noche. Tenía que moverme.
Además, antes había caminado cinco kilómetros hasta casa. Tal vez no por la noche, pero caminé cinco kilómetros.
Agarré mi bolso y llevé mis llaves conmigo, luego hice el resto del camino a pie.
Iban a tener ampollas después de caminar los cinco kilómetros en estas botas.
Sin embargo, ese era el menor de mis problemas. Por la mañana tenía que hallar un servicio de grúa que pudiera pagar.
Santana
No volví a entrar después de que se marchó.
En vez de eso, me apoyé en la pared y coloqué la cabeza hacia atrás mientras sus palabras volvían a mí en una avalancha.
Ella quería más. No estaba dispuesta a dejar que la tomara y que eso fuera todo.
Conocía su autoestima.
No estaba dispuesta a tener relaciones sexuales ocasionales. Respetaba su cuerpo.
Era jodidamente perfecta.
En realidad, le dije que no tenía relaciones sentimentales y que lo que íbamos a hacer era una follada y nada más.
¿Qué clase de hija de puta lamentable le hace eso a una mujer como Brittany?
Tocarla habías ido…Dios… fue increíble. Olía incluso mejor de lo que imaginé.
Todavía podía olerla en mi mano. Era un recordatorio para lo que no era lo suficientemente bueno.
Bailar con ella y sentir su cuerpo contra el mío me llevó hacia un frenesí. Uno que solamente Brittany Pierce podía satisfacer.
Nadie en ese club me atraía.
Yo no bailaba, pero la sostuve en mis brazos, y ahí estaba, bailando con ella. Manteniéndola cerca. Disfrutando de cada minuto. Entonces se movió contra mi pierna y tembló en mis brazos, y lo único que pude pensar fue en tocarla.
Hacerla correrse en mi mano. Observándola.
Me hundí en el suelo y me senté ahí.
Las canciones se reprodujeron en el interior, y pude escuchar cuando Jackdown subió al escenario. La multitud rugió, y cerré los ojos y deseé con todo mí ser haber sido más fuerte.
Mejor.
—¿Te vas a quedar aquí sentada toda la noche y castigarte por lo que sea que hayas hecho, o te levantarás e irás a ver cómo está?
Abrí los ojos para ver a Quinn de pie junto a mí.
—No quiere verme —le dije.
Quinn arqueó una ceja.
—¿De verdad? Porque la chica que conocí ahí adentro te miraba como si fueras un ángel caído del cielo. Por un momento pensé que podías caminar sobre la jodida agua y no nos habías dicho.
Normalmente, un comentario como ese me habría hecho reír. Pero en este momento me sentía mal del estómago.
—Se fue. Le dije que todo lo que podía darle era una follada de una sola vez, y dijo que quería más. Que se merecía más. Y tiene razón. Así que la dejé ir.
No respondió de inmediato.
Concordaba con ella, sin dudas. Todo el mundo veía lo increíble que era.
Fue fácil de ver.
—Te conozco de toda la vida. Y nunca te he visto tratar a nadie de la manera en la que tratas a Brittany. No cuando estábamos en la escuela secundaria y tampoco ahora. Ella es tu indicada. La persona que te llega. La que te hace sentir diferente.
—Era de Alfonso—dije, recordándole que en la secundaria nunca fue mía.
La protegí cuando mi hermano no lo hizo. Nada más.
—Nadie nunca fue la indicada para Alfonso. Las dos sabemos eso. Creo que Brittany puede que sea la única que no lo sabe.
—No. Él la amaba. Cometió errores. Era un niño.
Negó.
—Es hora de que enfrentes algunas cosas. Una de esas es que Alfonso nunca mereció a Brittany. Tú sí. Se la diste. Ella te quería, y se la entregaste a él.
—¡Ella era una niña!—grité.
No quería escuchar esto.
Alfonso amó a esa chica. Lo hizo desde que era pequeño. Cometió algunos errores, pero habría hecho cualquier cosa para proteger a Brittany.
—Entonces explica lo de Kimmy Bart. Haz que tenga sentido en tu cabeza. Porque nunca lo tuvo en la mía—dijo Quinn, luego se giró y se alejó.
La observé irse.
Odiaba que hubiera sacado a colación el tema de Kimmy Bart. No quería pensar en ella.
No quería recordar lo que le hizo a mi familia. El dolor que nos causó cuando no lo necesitábamos.
Había sido uno de los errores más grandes de Alfonso. Uno que nunca había deseado que Brittany conociera.
Eso la destruiría.
Cuando finalmente me levanté y fui a mi camioneta, decidí conducir hasta la casa de Brittany para asegurarme de que su coche se encontrara estacionado en la calzada.
Dormiría mejor sabiendo que se hallaba segura en casa. Debería haberla seguido ya que se sentía disgustada, pero necesité espacio y tiempo para pensar primero.
Mis faros iluminaron un auto estacionado a un lado de la carretera, y mi corazón se detuvo.
Era el de Brittany.
¡Mierda!
Pisé los frenos y me bajé de un salto de la camioneta, pero ella no se hallaba en el coche. Agarré mi celular del bolsillo y marqué su número, al tiempo que regresaba a mi camión y la buscaba en el lado de la carretera.
Fue al buzón de voz.
Mierda.
Empecé a marcar su número de nuevo cuando un mensaje de texto iluminó mi pantalla.
Estoy en la cama. No tengo ganas de hablar esta noche.
Así que llegó a su casa.
¿A quién llamó?
Encontré tu coche. ¿Cómo llegaste a casa?
Caminé.
¡Mierda!
Eso eran al menos cinco kilómetros en la oscuridad. Cualquier cosa podría haberle sucedido.
¿Por qué no me llamaste?
Debería haber llamado. Tenía mi número. Le dije que si alguna vez necesitaba algo que me llamara.
Necesitaba espacio de ti. Llegué bien a casa. Gracias por comprobar.
Dejé caer el teléfono al asiento de al lado y me dirigí a su casa solo para asegurarme de que se encontraba bien.
Entonces llamé a mi papá para decirle que mantuviera un ojo en ella porque no tenía coche.
Después llamé a Spencer por ayuda y le pagué extra para que sacara su culo de la cama y viniera a llevarse ese pedazo de mierda directo al corralón.
Le dije que sacara todo por la mañana.
Brittany conseguiría un coche nuevo. Un coche seguro. Porque no le daría opción. Le compraría a ella y a Santiago un auto decente.
No caminaría a casa en la oscuridad nunca más.
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Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
Hola, como se dieron cuenta si cambio el nombre del foro xD pero no pasa nada, solo es el nombre SIGAN! publicando, leyendo y comentando. Solo cambien "gleeklatino.com" por "gleelatino.forosactivos.net"
Pero, como les digo SIGAN! comentando, publicando y leyendo! Saludos =D
Pd: Se sacan las historias del foro y las publican en otras partes. Por MI parte y MIS adaptaciones, cópienlas si quieren, pero al menos NOMBREN AL FORO! Minino en agradecimiento a las personas del foro. SI NO NOMBRAN AL FORO, AL MENOS, VOY A ELIMINAR MIS ADAPTACIONES!
23l1-*-*-* - Mensajes : 5832
Fecha de inscripción : 12/08/2013
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Bucha santana que diantres tienes en tu cabeza, todos saben que britt siempre te amo, menos tu.
Pd: porfin le achunte, por lo que he visto de antofagasta es bien lindo.
Pd2: triste lo de naya :'( tengo que reconocer que nunca me gusto ese ryan.
Pd3: que corto el capitulo.
Pd: porfin le achunte, por lo que he visto de antofagasta es bien lindo.
Pd2: triste lo de naya :'( tengo que reconocer que nunca me gusto ese ryan.
Pd3: que corto el capitulo.
Isabella28****** - Mensajes : 378
Fecha de inscripción : 12/10/2017
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Hola morra....
Ya al día!!!
Demasiado serca ya están las dos.. Aunque san ponga o intente poner barreras sola las salta jajaja
San hace y bale mucho mas de lo que ella misma se ve!!!
Britt va por todo??? A ver si san cae o no??
Nos vemos!!!
Pd: feliz cumple!!! (Aunque fue ayer) cumplis el mismo día que mi ahijado....
Ya al día!!!
Demasiado serca ya están las dos.. Aunque san ponga o intente poner barreras sola las salta jajaja
San hace y bale mucho mas de lo que ella misma se ve!!!
Britt va por todo??? A ver si san cae o no??
Nos vemos!!!
Pd: feliz cumple!!! (Aunque fue ayer) cumplis el mismo día que mi ahijado....
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: [Resuelto]FanFic Brittana: Agárrate (Adaptada) Epílogo
Las cosas avanzan pero se detienen de manera abrupta con las chicas .....
Y bueno creo que lo que le pasa a San es que tiene en un altar a su hermano y el hecho de que se sienta culpable de su accidente, hace que le pase todos sus errores sin embargo como le dijo Quinn ella sabe la verdad de las cosas y es hora de que las reconozca .... y Britt pues el que solo haya estado con Santiago porque creia que la amaba tambien le hizo tomar decisiones que la llevaron hasta aqui pero merece conocer de verdad el amor... asi que esperemos que San reaccione¡¡
Y bueno creo que lo que le pasa a San es que tiene en un altar a su hermano y el hecho de que se sienta culpable de su accidente, hace que le pase todos sus errores sin embargo como le dijo Quinn ella sabe la verdad de las cosas y es hora de que las reconozca .... y Britt pues el que solo haya estado con Santiago porque creia que la amaba tambien le hizo tomar decisiones que la llevaron hasta aqui pero merece conocer de verdad el amor... asi que esperemos que San reaccione¡¡
JVM- - Mensajes : 1170
Fecha de inscripción : 20/11/2015
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