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Mensaje por E7fe Dom Jul 31, 2011 7:43 pm

hola laura, soy nueva lectora y queria felicitarte por lo bien que escribes estoy totalmete enamorada de tu fic please actualiza pronto!!! me fascina esta historia llevo leyendola un mes y me re encanta ...espero que pronto actualises :D
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Mensaje por Tango Lun Ago 08, 2011 7:20 pm

Nuevo Lector :)!!!! Muy pero muy buena la historia... No quiero que termine T-T . Espero actualización :)!
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Mensaje por CLAU_FINCHEL Miér Ago 17, 2011 1:56 pm

Lau,

Porfis termina la novela.

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Mensaje por Lau_finchelforever Lun Ago 29, 2011 4:42 pm

¡Hola a tod@s los que leéis este fic! :)

Antes que nada quiero pediros disculpas por el enorme retraso que llevo :oops: Pero el trabajo y algunos asuntos personales no me permiten escribir tanto como quisiera 😢

La tercera y última parte de este capítulo intentaré tenerla cuanto antes, pero aún no puedo daros una fecha exacta :roll:

De todas maneras, avisaré cuando ya casi lo tenga terminado ;)

¡Muchísimas gracias a tod@s por vuestra paciencia y gracias por leer mi fic! :D
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Activo Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)

Mensaje por CLAU_FINCHEL Lun Ago 29, 2011 5:01 pm

Te esperamos con ansias.

Cariños

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Mensaje por Irina Monteith Lun Ago 29, 2011 5:52 pm

Tranki Lau!!!



Esperaremos el tiempo necesario por un capitulo genial!!!



Saludos!!
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Activo Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)

Mensaje por Tango Lun Ago 29, 2011 6:07 pm

jaja a Seguir esperando poruqe seguro que vale la pena :D!
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Activo Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)

Mensaje por jenny92 Mar Ago 30, 2011 8:21 am

Lauuu! no te preocupes,es normal que no tengas tiempo y con el trabajo y demás,pero nosotros vamos a estar esperando ese capitulo con los brazos abiertos :cheers: un beso!
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Activo Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)

Mensaje por Lau_finchelforever Dom Sep 11, 2011 5:51 pm

¡Hola a tod@s! :D Bueno, pues al final he decidido que el capi se dividirá en cuatro partes debido a su enorme extensión :oops: Así que ya tengo la tercera completa y os la dejo para que la espera menor :P Pido mil disculpas por la demora pero con el trabajo no podía parar apenas para escribir! 😢 Quiero agradeceros el enorme apoyo que dáis al fic :D y espero que no lo hayáis olvidado jejejeje Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE) - Página 9 2414267551

Un besito muy grande y espero que os guste esta parte! ❤

Tal y cómo me pedisteis algunos, aquí os presento a Lau, interpretada por la actriz española María Valverde:

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PD: Ni Glee ni sus personajes me pertenecen :(

Cáp. 18 (Tercera parte)

Unas horas después, cuando los chicos ya se habían marchado, Finn bajó lentamente las escaleras entre la oscuridad de la noche. El moreno tenía la mirada perdida, estaba bastante más delgado y una barba de varios días cubría gran parte de su rostro. Con cuidado de no despertar a nadie fue a la cocina a coger un botellín de cerveza y a continuación se dirigió hacia el salón, dónde se sentó en su sillón favorito. Una vez allí, centró toda su atención en un punto fijo de la pared y lo que vio hizo que sus ojos se llenaran de lágrimas una vez más al contemplarla. Allí, colgada en uno de los marcos, se encontraba una foto que Rachel y él se hicieron juntos en Año Nuevo, en la fiesta del McKinley. La morena lucía un hermoso vestido y su sonrisa iluminaba completamente la instantánea. Finn sonrió con nostalgia al recordar cómo, tras esa fiesta, él la había acompañado a su casa y tan sólo unas horas después había vuelto a hacerla suya tras nueve años de soledad. Finn se acercó y cogió la foto con cuidado entre sus manos temblorosas. Después se dio la vuelta y se apoyó contra la pared, deslizándose lentamente hasta que su cuerpo tocó el suelo. Comenzó a recordar esa noche, cómo se habían entregado completamente el uno al otro y cómo su sonrisa de felicidad lo animaba a continuar, ajena a todo lo que había ocurrido ese día. En ese instante, sus corazones se unieron en uno solo, en una promesa de amor eterno. Ella le dijo lo mucho que lo amaba y fruto de esa unión había nacido su hijo. Chris, un pedacito de los dos, que había heredado su sonrisa de medio lado y los enormes y hermosos ojos marrones de ella.


-¿Por qué, Rach?-preguntó, entre lágrimas- ¿Por qué tuviste que abandonarme?- preguntó con un hilo de voz, para después dar un sorbo a su cerveza- ¡Yo te amaba! ¡Te sigo queriendo! ¡¿Qué fue lo que hice mal para que todo lo que teníamos se desvaneciera?! ¡¿QUÉ?! ¡Maldita sea! ¡Dímelo!- dijo golpeando el muro con rabia con uno de sus puños, con la voz ahogada por las lágrimas.


Por más que el tiempo pasaba, él sentía que cada día sin ella era peor que el anterior. El moreno se encontraba completamente solo y por más que lo intentaba no entendía porqué Rachel los había dejado. Ella habló de una propuesta, de un contrato mundial. Sin embargo, cada día hacía zapping por todos los canales y… ni rastro. No había encontrado ni una sola noticia sobre Rachel Berry y su espectacular gira. Sus palabras en esa carta parecían haber dejado todo claro pero él cada vez estaba más confuso.


-¿Dónde estás, Rachel?-preguntó mirando la foto- Si tan sólo pudiera verte una vez más…Daría todo por que eso pasara… Ni te imaginas cuánta falta me haces… Por favor, vuelve… te amo…


Tras secarse las lágrimas que ahora cubrían todo su rostro, Finn se incorporó como pudo y, después de darle el último sorbo a su bebida, dejó el marco en su sitio con sumo cuidado, temeroso de romper lo poco que le quedaba ya de ella. Cuando lo dejó perfectamente colocado en su lugar, se arrastró sin ganas hasta la habitación, dónde se durmió tan sólo unos segundos después con aquella imagen de los dos juntos y felices todavía en su mente.


Mientras tanto, muy lejos de allí, Rachel Berry intentaba observar las estrellas a través de la pequeña rendija que iluminaba a duras penas el oscuro sótano. En cuanto lo consiguió, la morena se puso a contemplar maravillada todas y cada una de las constelaciones y jugó a imaginar las posibles criaturas o cosas que formaban cada una de ellas. Rachel se sentía en paz por unos segundos admirando aquel paisaje, le encantaba encontrar figuras nuevas y cuando, en lo más alto del cielo, observó como los pequeños cuerpos celestes se habían unido formando un corazón, sus ojos se llenaron de lágrimas al tiempo que la imagen de Finn volvía a ella. A pesar de que ya llevaba casi cuatro meses encerrada, no había ni un solo día que ella no pensara en él. Los recuerdos la perseguían día y noche y la imagen de su sonrisa era imborrable para su mente y su corazón. Aunque era posible que él ya no sintiera lo mismo, ella sabía con seguridad que siempre lo amaría. Finn Hudson era el hombre de su vida, el que le hacía sonreír, quien le hacía sentirse toda una mujer y quien le había dado su más preciado tesoro: su pequeño Chris. Rachel sintió cómo las lágrimas se deslizaban por sus mejillas al pensar en su bebé y en todo lo que seguramente se estaba perdiendo. Lo más probable era que su hijo ya hubiese pronunciado sus primeras palabras y ella no había estado allí para verlo. De repente fue consciente que tal vez nunca volvería a verlo, que no contemplaría su crecimiento ni asistiría a sus cumpleaños. Jesse y Lea estaban convencidos de que tarde o temprano los tres saldrían de allí, pero ella se sentía más perdida cada día que pasaba. Tan sólo podía rogar porque algún día el plan de los chicos diera resultado y los tres pudieran escapar de allí sanos y salvos.


-Por favor, que alguien nos ayude- suplicó, con la voz ahogada por los sollozos- que alguien nos ayude a salir de aquí…


Poco a poco la morena se alejó de aquel pequeño agujero para acurrucarse finalmente contra la pequeña manta que Lea le había conseguido. Rachel comenzó a parpadear cada vez más despacio, presa del cansancio. Tras un último bostezo, se abrazó las rodillas y miró por última vez aquel corazón estrellado para quedarse profundamente dormida tan sólo unos segundos más tarde.


Despertó lentamente, apoyada contra el colchón de su cama que le resultaba ya tan familiar. Su cabeza le ardía y sentía náuseas en el estómago. Cuando se sintió un poco mejor, se incorporó y miró a su alrededor con atención. Estaba segura de que algo había cambiado ese día pero en aquella habitación todo seguía tal y como lo había dejado. Se llevó una mano a la cabeza y una pregunta vino a su mente: ¿Por qué no recordaba nada de la noche anterior? Aquel interrogante provocó que su ceño se frunciera ligeramente, a causa de la confusión mientras se ponía sus zapatillas y caminaba hacia el salón.

En cuanto pudo llegar hasta allí contempló asustada como todo estaba totalmente desordenado: la hermosa lámpara que solía adornar una de las mesillas estaba ahora en el suelo, hecha añicos, los cojines del sofá estaban esparcidos por toda la habitación, cada cosa por su lado, salvo una botella de coñac que descansaba sobre la mesa, intacta y totalmente vacía. Se llevó las manos a la boca, asustada, y un pequeño pinchazo hizo que la retirase y corriera al baño para descubrir que era lo que estaba pasando y porqué no recordaba nada de lo que había ocurrido la noche anterior. En cuanto llegó, se aproximó temerosa al espejo para finalmente contemplarse horrorizada. Su labio inferior, antes rosado y hermoso, ahora estaba totalmente inflamado al tiempo que su habitual color rosa había dado paso a un morado mucho menos agradable.

Entonces lo recordó todo. Aquella noche él le había puesto la mano encima por primera vez. Ella había vuelto del trabajo y él había bebido durante horas esa madrugada. Él estaba furioso, ella confusa. Trató de detenerlo pero su mano fue más rápida y su fuerza, brutal. Con los ojos llenos de lágrimas volvió al salón y se acercó al sofá, dónde descubrió desolada las gotas de sangre que ella misma había derramado anoche.

¿Qué se supone que debía hacer ahora? ¿Qué opciones tenía? ¿Huir? ¿Dejarle y volver a casa? No, definitivamente no podía hacerlo. Nadie la quería ya allí. Ya no era necesaria en ninguna parte, salvo en este piso que con el paso del tiempo se había convertido en su único hogar. Además, él había sido lo más importante de su vida durante los últimos cuatro años, no podía rendirse tan fácilmente y terminar con una historia de amor tan perfecta sólo por un estúpido descuido. Se limpió las lágrimas con determinación y decidió que lo más sensato era olvidar todo lo que había pasado. Pronto todo volvería a la normalidad. Lo más seguro era que cuando volviera a casa lo hiciera con algún detalle a modo de disculpa por lo que había sucedido.

Sonrió un poco, consolándose con aquella excusa mientras iba a por la fregona y la escoba. Unos segundos después ya estaba en el centro de la habitación, dejando todo perfectamente ordenado y libre de recuerdos, al tiempo que los primeros rayos de sol del mediodía comenzaban a filtrarse por la ventana y la música de fondo armonizaba la escena. Al principio empezó a mecerse suavemente con el sonido de la música, escuchando atentamente la letra y disfrutando de la hermosa melodía que la acompañaba. Canciones de amor, desamor, amistad, rencor, traición y un largo etcétera que la hacían transportarse muy lejos de allí, a un lugar dónde no existían ni el miedo ni el dolor. Unos segundos más tarde, había dejado la escoba tirada en el suelo y se había puesto a bailar por todo el lugar, inventando sus propias coreografías mientras danzaba con precisión al son de la música. De repente la canción “Alejandro” de Lady Gaga comenzó a sonar. Sin duda era una de sus preferidas y comenzó a bailar emocionada al ritmo de la música.


Cuando la canción terminó un cúmulo de emociones la hicieron caer al suelo. Lágrimas de tristeza, duda y desesperación se deslizaban por sus mejillas. ¿Realmente estaba haciendo lo correcto? ¿Debía confiar en él? ¿En que no volvería a suceder? Las dudas se acrecentaban por momentos y ella era incapaz de hallar una respuesta. De repente el sonido de la puerta atrajo su atención, mientras se incorporaba como podía. Cuando se reunió con ella, una mueca de disculpa cubría su rostro al tiempo que le tendía un hermoso ramo de rosas. Sin embargo, lo que ella vio en sus ojos era algo distinto, algo oscuro y muy poderoso que hizo que un escalofrío recorriese toda su espalda. Algo le decía que sus disculpas no eran sinceras y que las flores estaban plagadas de espinas. Quiso decirle que no, que todo había terminado, pero su voz se quebró y sólo pudo pronunciar su nombre.


-Alejandro…- susurró, agachando la cabeza, derrotada, y aceptando el ramo y sus disculpas.


De repente todo comenzó a girar a su alrededor cada vez más deprisa. La escena comenzó a desintegrarse, como el rollo de una película antigua. Miles de sentimientos y emociones comenzaron a recorrer su cuerpo de arriba a abajo mientras veía pasar a toda velocidad un año entero de su vida. Contempló horrorizada los golpes, las violaciones y los insultos de los que había sido víctima durante todo ese tiempo. Quiso girar la cabeza para no mirar, pero algo se lo impidió. Su pasado estaba atado a ella y, por más que quisiera, era imposible escapar. Entonces ocurrió. Una pelea, una pistola cargada y, a continuación, un forcejeo. Uno contra el otro, el dolor y los reproches contra la ira y los celos. De repente, un único disparo en la oscuridad de la noche. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo al tiempo que comenzaba a gritar, descargando todo el sufrimiento que aquel recuerdo le causaba. Las lágrimas se deslizaron lentamente por sus mejillas mientras todo iba sumiéndose lentamente en la más absoluta oscuridad.


Sus ojos se abrieron de golpe, húmedos y asustados, mientras se incorporaba con fuerza y miraba hacia los lados, comprobando que todo había sido sólo una pesadilla y él ya no estaba allí. Respiró aliviada al reconocer su nueva habitación, pero se sorprendió al encontrarse completamente sola aquella mañana.

-¡Madre mía! ¿Pero qué hora es?- preguntó visiblemente alarmada, mirando su reloj de muñeca- ¡Dios mío! ¡Qué tarde! ¡Ya puedo darme prisa o no me dará tiempo!


Se levantó de un saltó y se quitó el camisón en un solo movimiento, para después alcanzar el vestido blanco que la noche anterior había dejado ya preparado sobre su maleta. Cuando terminó de vestirse, se sentó un segundo sobre la cama ya hecha y se recogió los cabellos en un moño rígido e inflexible, como ella. En cuanto estuvo lista, abrió la puerta y bajó en silencio los escalones que la separaban de su destino.


Por otro lado, en la oscuridad del sótano, Jesse terminaba de arreglar el pequeño escenario que había logrado construir en esos días para la actuación de Rachel. La morena lo observaba con atención, sentada en una vieja silla de madera y mimbre, mientras sentía cómo sus manos temblaban en una mezcla de miedo y expectación. El castaño terminó con su tarea tan sólo unos segundos después, girándose con una sonrisa de aprobación.


-¡Bueno! ¿Qué te parece, Rach?- le preguntó, con un toque de optimismo en la voz- ¿No está mal, eh?
-Es perfecto, Jesse. Muchas gracias- le agradeció ella, en un suave murmullo, para después volver a agachar la cabeza, sumida en sus pensamientos.
-¡Ey! ¿Rach, estás bien? Si no quieres cantar la canción lo entenderé…
-¡No! ¡No es eso! Es que… estoy un poco perdida, nada más- confesó ella, con lágrimas en los ojos.
-¿Cómo que perdida? ¿Rachel Barbra Berry? ¡Eso no es posible! ¡Eres la chica con más talento que he conocido! ¡Tú puedes con todo esto y más!
-¿Tú crees?- dijo ella, alzando el rostro esperanzada- ¿Crees que algún día saldremos de aquí, Jesse?
-¡Chsss! No hables tan alto- le previno él, mirando hacia todos lados- Claro que sí, Rach. Saldremos los tres de aquí, ya lo verás- le aseguró, acariciando su mano con ternura.
-Eso espero…
-¡Vamos! ¡Anímate! ¡Tienes que concentrarte y coger fuerzas o no podrás hacerlo!
-¡Lo sé! Pero… no sé cómo…
-Mmm… tal vez yo tenga la solución- resolvió él, con una sonrisa, al tiempo que sacaba un reproductor mp3 de su bolsillo y le tendía uno de los auriculares- Toma, ponte esto.
-¿Para qué?
-Me gustaría que me acompañaras en este tema, tal vez te resulte familiar…- le dijo él, sonriendo ampliamente, mientras pulsaba el botón “play” que daba comienzo a la grabación.


Rachel no pudo reprimir una sonrisa de nostalgia cuando los primeros acordes de su tema favorito de Spring Awakening, The word of your body, comenzaron a sonar. La morena comenzó entonces a recordar todos los momentos que habían pasado los dos juntos aquellos meses, mientras sus voces cantaban a dúo la canción.




Cuando la grabación termino, Rachel y Jesse se miraron con una amplia sonrisa en el rostro.


-Gracias, Jesse. Es justo lo que necesitaba, los buenos recuerdos- le agradeció ella, emocionada, mientras lo abrazaba con fuerza.
-No es nada, Rach. Para eso estamos aquí nosotros, para ayudarte- le respondió él, con una sonrisa sincera.
-Sí, si no fuera por vosotros creo que a estas alturas no hubiera tenido fuerzas para continuar.
-¡No digas tonterías! Te conozco perfectamente y sé que no te habrías rendido jamás.
-Lo siento, Jesse, pero me temo que la Rachel Berry que conociste hace nueve años y la que hay ahora son mujeres bastante diferentes...
-Sí, lo sé. Pero siempre habrá en ti ese toque de magia que te hace especial entre todos los demás. Tu talento y determinación te hacen fuertes- le dijo él, mirándola directamente a los ojos.
-Gracias, Jesse.
-¿Gracias? ¿Por qué?- preguntó él, con el ceño fruncido.
-Por arriesgar tu vida por mí- le agradeció ella, sin dejar de mirarle.
-¡No digas tonterías, Rach! ¡Lo haría todas las veces que hiciera falta!


Rachel lo miró, con los ojos llenos de lágrimas a causa de la emoción para finalmente estallar en débiles sollozos al tiempo que agachaba la cabeza y cubría su rostro con las manos.


-Ey, no llores- le dijo él, apartando sus manos con suavidad y acariciando su mejilla con una mano mientras con la otra le apartaba los cabellos-Por favor, no llores... Rachel, yo... quisiera decirte que...


Jesse respiró profundamente,preparándose para todo lo que quería decirle cuando un fuerte carraspeo le interrumpió.


-Disculpad la interrupción, pero tenemos que comenzar ya- dijo Lau, que recorrió la habitación con pasos agigantados y que tan sólo unos segundos después ya se había sentado en otra de las sillas junto a Rachel, que la miró sorprendida- Cuando quieras puedes comenzar, Rachel.
-¡Oh! Sí, ya voy...- respondió la morena, dirigiéndose algo nerviosa hacia el pequeño escenario.
-Bueno, Jesse, tan sólo falta que acompañes a Rachel con el piano- le dijo al castaño, con un toque de frialdad en la voz que él captó al instante -Recuerda lo que hablamos, Rachel. Concentra los pensamientos positivos y libera todo lo que te hace daño- le explicó Lau, de nuevo en su papel de enfermera, con una sonrisa amable en los labios.




Cuando todo estuvo preparado, Jesse sacó las partituras de la música que había compuesto para el tema de Rachel y comenzó a tocar con suavidad aquel viejo piano, que habían encontrado por casualidad en uno de los pisos superiores de la cabaña. Por su parte, Rachel inspiró profundamente, tratando de contener los temblores que recorrían todo su cuerpo. El iedo a fracasar la paralizaba hasta tal punto que por un momento pensó que ya no le quedarían fuerzas para continuar. Sin embargo, cuando cerró los ojos para intentar concentrarse, la imagen de Finn y Chris sonriéndola apareció de repente en su mente al tiempo que la canción comenzaba. Aquel pensamiento le hizo sonreír, esperanzada, y empezó a cantar en voz muy baja, pero constante. Con el paso de algunas estrofas, Lau comenzó a negar lentamente con la cabeza, mordiéndose el labio inferior, preocupada, mientras que Jesse la miraba con disimulo desde el piano, sin dejar de seguir la melodía.


-¡Más fuerte, Rachel! ¡No se oye! ¡Vamos, sé que puedes hacerlo!- le animó la enfermera, mirándola con determinación.


Rachel alzó lentamente el rostro al tiempo que sentía cómo su voz se iba elevando poco a poco sobre el volumen de la música, hasta que toda la sala se llenó de aquel hermoso sonido. Rachel cantaba ahora con fuerza y determinación. En las últimas estrofas, descargó toda la rabia y el dolor que le habían doblegado todo este tiempo. Cuando la canción terminó, su cuerpo comenzó a convulsionar, a causa del esfuerzo que había realizado, para finalmente caer desplomada sobre sus rodillas, totalmente exhausta.


-¡Rachel!- exclamó Jesse, que se había levantado de inmediato y se había dirigido hacia su posición- ¿Estás bien? ¡Rachel, dime algo!
-Estoy… estoy bien, Jesse, no te preocupes…- logró contestar ella, mientras trataba de incorporarse.
-Vamos, Rachel, tienes que levantarte- dijo Laura, que ya se había situado a su lado al tiempo que le tendía la mano.
-¡¿Pero qué te pasa?! ¡¿Estás loca?!- preguntó Jesse, con los ojos como platos- ¡Ahora mismo no puede ni moverse! ¡Dudo mucho que pueda mantenerse en pie en estas condiciones!
-Esa es tu opinión, Jesse, no la mía- le respondió la enfermera, en un tono tan frío como el hielo- Vamos, Rachel, con cuidado. Así, muy bien- le animó, mientras se encaminaban hacia una de las sillas, dónde comenzó a pasarle una gasa húmeda por la frente- En unos minutos te sentirás mejor, ya lo verás.
-¡¿Cómo demonios va a sentirse mejor si no la dejas ni un segundo?!- le interrumpió Jesse, con el ceño fruncido a causa de la confusión.
-¡Ya basta! ¡Es suficiente!- le riñó ella, dándose la vuelta y encarándole- ¡No voy a permitir que cuestiones mi trabajo! ¡¿Lo has entendido?! ¡Si he consentido que Rachel llegara tan lejos con su canción es porque sé que es la única forma en la que le es posible expresar todo el dolor que lleva dentro! ¡Vete al infierno si no puedes entender eso, Jesse St. James!


Dicho esto la joven se giró y, tras despedirse de Rachel con un beso suave en la mejilla, se marchó a toda prisa del lugar, cerrando la puerta con un sonoro portazo.


-Por favor, no peleéis por mí- suplicó Rachel, con los ojos llenos de lágrimas- Si no permanecemos unidos jamás lograremos salir de aquí.
-Lo siento, Rach- se disculpó él, agachando la cabeza- sé que todo esto ha estado mal… ¡Pero no podía verte así! ¡Tienes que entenderlo!
-¡Lo entiendo! ¡Te agradezco mucho todo lo que estás haciendo! ¡De verdad!- le aseguró ella, cogiendo una de sus manos entre las suyas- Pero también sé que todo lo que Lea hace es por mi bien y tiene toda mi confianza. Por favor, prométeme que vais a solucionar esto.
-De acuerdo, te lo prometo, Rach- le aseguró él, besando su mejilla y dirigiéndose hacia la puerta- ¡Ah! ¡Por cierto!- exclamó, dándose la vuelta con una gran sonrisa.
-¿Sí?
-Excelente actuación, Rachel Berry- le felicitó él, con un gesto de profunda admiración en el rostro- Al parecer, la estrella que hay dentro de ti ha vuelto a brillar y esta vez con más fuerza.
-Yo… muchísimas gracias, Jesse- logró responder ella, con la voz entrecortada por la emoción.
-No hay porqué darlas, Rachel- le dijo él, abriendo la puerta- Bueno, mañana nos vemos. Que descanses.


Jesse cerró la puerta con un golpe seco y después echó la llave para no levantar sospechas. A continuación subió a toda prisa las escaleras en busca de Laura, pero lo único que encontró fue su habitación completamente vacía sin ninguna nota que pudiera darle alguna pista de su paradero. Bajó de nuevo y rebuscó por todos lados, hasta que el sonido de la nevera al cerrarse atrajo su atención.


-¿Buscas al bicho raro de tu prometida?- preguntó Thom, mientras abría su botellín de cerveza.
-Eh… sí… ¿Sabes dónde puedo encontrarla?- preguntó Jesse, cada vez más nervioso.
-Sí… salió corriendo de aquí hace unos minutos en dirección al acantilado- explicó, sin inmutarse, sentándose en una de las sillas con las piernas apoyadas sobre la mesa- La verdad, parecía algo alterada. ¿Ha pasado algo con Rachel? ¿Os está dando problemas?- exigió saber, con un toque de rudeza en la voz.
-¡No, no! ¡No tiene nada que ver con Rachel! ¡La terapia va según lo previsto! ¡No hay de qué preocuparse!- le explicó Jesse, fingiendo indiferencia.
-Muy bien, si tú lo dices… ¿Entonces qué demonios le pasaba a esa?- le interrogó, alzando una ceja- Si te da problemas no tienes más que decírmelo y yo lo soluciono en un momento- le aseguró, abriendo uno de los cajones y sacando una pistola.
-No, no hará falta- respondió Jesse, conteniendo toda la rabia que sentía- Tan sólo está en esos días… ya sabes…
-¡Ah, entiendo! ¡Pues será mejor que vayas a buscarla St James o nos quedaremos sin su dinero! ¡Hace mucho frío ahí afuera!


Aquellas palabras fueron más que suficientes para que Jesse saliera disparado de allí, perdiéndose entre la profundidad del bosque que conducía al acantilado. Una vez allí arriba, miró a todos lados con ansiedad, sin encontrar nada. Justo cuando iba a comenzar a buscar dentro del bosque, un pequeño ruido delató a Laura, que estaba medio escondida detrás de un onjunto de rocas. Cuando la encontró, descubrió con preocupación que la joven estaba tiritando y rehusaba mirarle a los ojos. Jesse se acercó más a ella para recogerla, pero sus manos se lo impidieron.


-¡¿Qué haces?! ¡Déjame!- le espetó ella, sin alzar el rostro.
-¡Vamos, Lau! ¡Tenemos que volver a la cabaña o moriremos congelados!
-¡Pues vete! ¡Nadie te ha pedido que vinieras!
-¡Ya basta! ¿No crees que ya hemos discutido suficiente por hoy?- le preguntó él, acercándose hasta quedar tan sólo a unos pocos centímetros de distancia.
-No te acerques más…- respondió ella, respirando agitadamente al sentirlo tan cerca.
-Vamos, no tengas miedo. No voy a hacerte daño…- le aseguró él, suavizando el tono de su voz.
-Por favor…- le suplicó ella en un susurro, temblando mientras alzaba el rostro para mirarle con lágrimas en los ojos.


Jesse se asustó, al verla tan frágil e indefensa, y finalmente se alejó unos pasos, sin saber muy bien qué hacer.


-Laura… yo…
-No pasa nada, Jesse. Estoy bien. Créeme, lo mejor es que olvidemos todo esto- le interrumpió ella, poniéndose en pie y secándose las lágrimas a toda prisa.
-¡Pe… pero! ¡Espera! ¡Por favor, no te vayas!- dijo él, casi a modo de súplica- ¡Tenemos que hablar! ¿No te parece?- le preguntó, cada vez más confuso.
-Ahora mismo no me apetece hablar y no, no lo creo. Si me disculpas, preferiría volver a la cabaña antes que quedarme aquí discutiendo contigo sobre cada cosa que hago.
-¡De acuerdo! ¡Lo siento! ¡Estuve mal antes! ¡Te prometo que no volveré a dudar de ti!- se disculpó él, cada vez más nervioso.
-Muy bien, pues ya está, tema concluido- resolvió ella, sin mirarle siquiera mientras comenzaba a caminar en dirección a la caseta.
-¡Ey! ¿Pero qué es lo que te pasa ahora? ¡Ya te he dicho que lo siento!
-¡Perfecto! ¡Muy bien, Jesse St. James! ¡Te felicito! - exclamó ella, irónica- ¿Es esto lo que quieres? ¿Te parece mejor así?
-¡Vale ya! ¡No sé porqué siempre tienes que hablarme con esa mezcla de frialdad e indiferencia! ¿Cuál es tu problema? ¿Por qué no me soportas?- le preguntó él, agarrándola con suavidad del brazo, en un tono algo más elevado de lo normal, sin poder contener toda la frustración que llevaba dentro.
-¿Pero de qué hablas? ¡Yo no te trato de ninguna forma! ¡Ni te odio ni te trato con indiferencia!- respondió la enfermera, intentando librarse de su agarre.
-¿Ah, no? ¿Entonces cómo calificarías tú tu actitud de antes?
-No entiendo a dónde quieres llegar…- respondió ella, algo esquiva, soltándose.
-¡Claro que lo sabes! ¡Esta mañana has entrado de repente en el ensayo con un humor de perros! ¡Luego has expuesto a Rachel hasta el extremo durante la canción! ¿Se puede saber a qué estás jugando?
-¡Eso mismo querría saber yo, Jesse St. James! ¿A qué estás jugando?
-¿Disculpa?- preguntó, con los ojos como platos.
-¡No te hagas el tonto conmigo, Jesse! ¡Yo misma he visto con mis propios ojos cómo te comportas con Rachel! ¡No me gusta, Jesse! ¡No me gustan para nada tus intenciones!
-¡¿Pero qué dices?! ¡No sé de qué hablas! ¡Tan sólo intento ayudar a Rach! ¡Mi objetivo es el mismo que el tuyo! ¡Estás diciendo tonterías!
-¡Ja! ¡Lo sabía! ¡Ahora que te he descubierto pretendes hacerme creer que nada ha ocurrido y que todo son únicamente imaginaciones mías! ¡Pues de eso nada! ¡Ya sé cómo te las apañas para atraer su atención con canciones y palabras dulces! ¡Me das asco! ¡Lo que haces es despreciable!- le espetó ella, con el rostro enrojecido de ira.
-¡¿Qué?! ¡Un momento! ¡Las cosas no son como crees! ¡Entre Rachel y yo sólo hay una bonita amistad! ¡Yo sería incapaz de destrozar una familia!
-Ya… ¿En serio esperas que te crea? ¡Me da vergüenza oírte hablar! ¡Ni si quieras te has parado a pensar en ella y en la familia que tiene! ¿No te importa nada lo que ella sienta, verdad? ¡Para el señor St. James el fin justifica los medios!
-¡YA BASTA!- le gritó él, enfureciéndose más y más por momentos- ¡Todo eso es MENTIRA! ¡Sólo lo dices porque estás celosa!- le reprochó, apuntándola con un dedo, fuera de sí.
-¿Cómo dices? ¡JA! ¡Antes muerta que celosa por algo relacionado contigo!- le respondió ella, reanudando la marcha, con los puños apretados.
-¡Maldita sea! ¡Deja de negarlo! ¿Cuándo llegará el día en que empecemos a hablar claro sobre lo que sentimos?- le preguntó él, siguiendo sus pasos.
-¡De nuevo no entiendo de lo que hablas!
-¡Claro que lo sabes! ¡Lo sabes y lo sientes al igual que yo! ¡Cada vez que te miro siento esa conexión! ¡Es algo que nunca había sentido con nadie! ¡¿Acaso todas las noches que hemos pasado en vela por culpa de esas pesadillas no te dicen nada?!
-Por favor, no sigas…- dijo ella, en un susurro, sin apenas fuerzas para resistir.
-¿Por qué? ¿Por qué negar lo evidente? ¡Hace mucho tiempo que dejé de sentir ese tipo de cosas por Rachel! ¿Quieres saber por qué?
-¿Por… por qué?- preguntó ella, dubitativa, girándose para enfrentarlo.
-Porque desde hace varios meses siento que por fin he conocido a esa persona con la que quiero compartir el resto de mi vida… la mujer de la que estoy perdidamente enamorado- le dijo él, mirándola fijamente a los ojos- tú….


Lau sintió como las lágrimas se deslizaban apresuradamente por sus mejillas ante aquella confesión. Su corazón comenzó a latir cada vez más deprisa al tiempo que su respiración se agitaba más y más por momentos. Algo en su interior le impulsaba a expresar sus sentimientos más profundos pero finalmente el miedo se apoderó de ella y sus palabras quedaron atrapadas dentro de su garganta.


-Jesse… yo… yo… tengo que volver…- consiguió decir, retrocediendo unos pasos.
-Por favor, quédate… ¿Es que no vas a decir nada?- preguntó él, con un nudo en la garganta.
-Yo… no puedo…- fue todo lo que pudo responder, con un hilo de voz.
-Por favor, no tengas miedo…


Jesse se acercó más a ella, entrelazando sus manos para atraerla más hacia sí. La respiración de Laura se aceleró al sentirlo tan cerca y enseguida intentó separarse, temerosa de lo que pudiera suceder a continuación. Sin embargo, tan sólo unos segundos después, Jesse ya la tenía entre sus brazos y había unido sus labios con los suyos, en un beso suave. Al principio ella se resistió, intentando apartarse sin éxito de aquel mero roce, hasta que finalmente su cuerpo se relajó y sus labios se abrieron ligeramente. Jesse exploró encantado cada rincón de su boca, mientras sus lenguas comenzaban a pelear por el control. Una de sus manos comenzó a acariciar su rostro con dulzura mientras que la otra permanecía firmemente apoyada contra la espalda de ella, atrayéndola más hacia él.

El mundo pareció detenerse durante algunos minutos que a ellos les parecieron efímeros. Finalmente se separaron, al tiempo que los dos abrían los ojos lentamente, despertando de aquel dulce sueño. Jesse sonrió, lleno de felicidad y trató de acercarse a ella de nuevo pero Laura se lo impidió, poniendo una mano sobre su pecho, mirándolo aterrorizada.


-¡No puedo hacerlo! ¡Lo siento!- exclamó, apartándose para después salir corriendo en dirección a la cabaña.
-¡No! ¡Espera!-le pidió él, intentando retenerla- ¡Mierda! ¡¿Por qué tiene que ser siempre así?!


Jesse dio una patada a un trozo de nieve que había a su paso mientras lágrimas de rabia y confusión cubrían por completo sus mejillas.


Muy lejos de allí, en casa de Finn y Rachel, Emily y Puck paseaban de un lado a otro por todo el salón. Los chicos llevaban toda la semana buscando alguna forma de distraer a los demás y que así se desviase la atención sobre Rachel y su desaparición.


-¡Ya llevamos más de una semana pensando y no se nos ocurre nada! ¡No podemos seguir así, Puck!- dijo Emily, desplomándose sobre el sofá, con una expresión de cansancio en el rostro.
-¡Y que lo digas! ¡Creo que el cerebro me va a explotar en cualquier momento de tanto pensar!- se quejó Puck, rascándose la cabeza.


Emily alzó el rostro y cuando sus miradas se encontraron ella no pudo resistirlo y comenzó a sollozar, descargando todo el estrés que había acumulado durante la semana.


-¡Ey!! ¡No llores! ¡Estoy seguro de que lo conseguiremos!- le animó él, sentándose a su lado y estrechando su mano con cariño.
-¡No! ¡Es inútil!- respondió ella, secándose las lágrimas- ¡Por más que se nos han ocurrido cosas no hemos conseguido nada de nada!- se quejó ella, totalmente abatida- ¡Primero con reuniones absurdas que sólo servían para hablar más del tema! ¡Luego con excusas sobre los niños! ¡Admítelo, Puck! ¡Hemos fracasado! ¡Cuando menos te lo esperes Kurt y Quinn llamarán a la policía para denunciar el secuestro de Rach!
-¡No! ¡De eso nada! ¡Prometimos que haríamos todo lo posible por evitarlo y debemos cumplir con nuestra palabra, Em!
-¡Ya lo sé, Puck! ¡Pero no podemos hacer nada más! ¡A menos que encontremos pronto una buena idea todo se irá tarde o temprano al garete!


Puck frunció el ceño, intentando concentrarse mientras Emily comenzaba de nuevo a pasear de un lado para otro.


-Si tan sólo diese con una idea que lograra distraerlos por unas semanas… Pero es inútil… ¡Nada va a funcionar!- dijo Emily, más para sí misma que para su novio.


Los minutos pasaron mientras los chicos pensaban en silencio. Cuando Emily iba a irse a preparar la comida a los niños, Puck se levantó de un salto del sofá, asustándola.


-¡Puck! ¡¿Te has vuelto loco?! ¡No vuelvas a hacer eso! ¡Me has dado un susto de muerte!
-¡No, Em! ¡Tú no lo entiendes! ¡Se me acaba de ocurrir una idea perfecta para distraer a los chicos!- exclamó, sonriendo más que nunca en su vida.
-¿Qué? ¿En serio? ¡¿Entonces a qué esperas para contármela?!- preguntó ella, en un tono de sorpresa.


Puck sonrió, acercándose a ella para finalmente susurrarle al oído lo que se le había ocurrido.


-¡¿QUÉ?! ¿Me estás hablando en serio? ¡Olvídalo! ¡No lo tolerarán, Puck!
-¡Confía en mí, Em! ¡En cuanto se enteren de la noticia no hablarán de otra cosa! ¡Captará por completo su atención!
-Pero… ¡Eso es una locura! ¡No podemos hacer eso sin Rachel!
-¡No te preocupes, Em! ¡Será algo sencillo, te lo prometo!
-Yo… no sé, Puck… ¿Cuándo se lo diríamos? ¿Y cómo?
-Tú tranquila, que ya he pensado en eso. Los reuniremos a todos la semana que viene y les lanzaremos la noticia como quien no quiere la cosa…
-¡¿QUÉ?! ¡¿Tienes idea de lo que Quinn o Kurt podrían decirnos si se lo soltamos así de repente?! ¡Nos acorralarán y después nos colgarán del cuello!- respondió Emily, simulando la escena.
-¡Vamos, Em! ¡No exageres! Mira, lo haremos así…


Los chicos trazaron el plan mientras preparaban la cena para Finn y los niños y, después de la cena, cuando todo estuvo preparado, los chicos se fueron a dormir con una sonrisa en los labios.


A la semana siguiente, Emily y Puck reunieron a todos los chicos en el salón de la casa. Quinn y Kurt se habían sentado el uno al lado del otro y tenían los ceños fruncidos, por la confusión que les provocaba no saber el motivo de aquella reunión.


-¡Bueno! ¡Ya he esperado bastante! ¿Alguien me puede explicar por qué estamos todos aquí, por favor?- preguntó Quinn con impaciencia, sujetando con una mano su ya abultado vientre de casi cuatro meses.
-¡Tranquila, Quinn! ¡Pronto lo sabréis!- exclamó Emily, intentando mantener la calma- ¿Por qué no nos sentamos a la mesa? La cena ya está lista.


Cada uno tomó asiento mientras Emily y Puck servían la comida. La cena transcurrió en el más absoluto silencio, con miradas de curiosidad e impaciencia de los chicos. Cuando todos terminaron, cada uno de ellos se sentó en un lugar de los dos sofás que ocupaban el salón excepto Finn, que se colocó en un sillón apartado del resto y se puso a contemplar una foto de Rachel y él con lágrimas en los ojos.


-¿Ya estamos todos?- preguntó Emily, con un toque de nerviosismo en la voz.
-¡Es evidente que sí, Emily!- le espetó Quinn, de brazos cruzados, perdiendo la paciencia- ¿Podrías decirnos de una vez a qué viene todo esto?
-¡Sí, sí! ¡Por supuesto! ¡Perdonadme… es que…!- intentó disculparse Emily, entre balbuceos.
-¡Es que lo que tenemos que deciros es algo impactante y muy importante para nosotros!- intervino Puck, guiñándole un ojo a su novia, para infundirle ánimos- Veréis… lo que pasa es que…
-¡No puede ser! ¡Tenéis noticias de Rach!- exclamó Quinn, levantándose del sofá de un salto a causa de la emoción.


Todos, giraron sus rostros para contemplar a Emily y a Puck totalmente boquiabiertos, esperando la confirmación de aquellas palabras. Incluso Finn dejó de mirar a la pared y miró a su prima fijamente al tiempo que una lágrima de desolación se deslizaba lentamente por una de sus pálidas mejillas.


-No, Quinn. Rachel se ha ido, ya lo sabes- dijo Emily, agachando la cabeza- Me temo que no tenemos más información sobre ella que vosotros…


Aquella confesión le cambió la cara a la joven, cuyo rostro pasó de la esperanza al enfado en tan sólo unos segundos.


-¡¿CÓMO?! ¡¿Entonces no se trata de Rach?! ¡Esto es el colmo! ¡Cómo si hubiera algo más importante que encontrarla en estos momentos!- gritó Quinn, encolerizada.
-¡Cálmate, Quinn! ¡Esto no le hace bien a tus bebés!- le aconsejó Puck, que se había interpuesto entre ambas.
-¡No sé cómo os habéis atrevido a organizar todo esto! ¡¿No tenéis respeto ninguno, verdad?! ¡Os importa un comino lo que pueda pasarle!- dijo, señalando a los chicos y a Finn, que agachó la cabeza y comenzó a llorar en silencio.
-¡Te equivocas, Quinn! ¡Todos queremos a Rach y nos gustaría que las cosas fueran de otra manera, pero desgraciadamente no podemos hacer nada! ¡Chicos, Rachel se fue y nosotros tenemos que seguir con nuestras vidas! ¡Aceptadlo de una vez!
-¡No, Puck! ¡No puedes pedirnos eso!- exclamó un Kurt muy desmejorado que ya se encontraba junto a Quinn- Nosotros no creemos una palabra de lo que dice en esa estúpida carta. Esa no es nuestra Rach, Puck- dijo, agachando la cabeza lentamente mientras Blaine se acercaba para consolarlo.
-Chicos, por favor…- rogó Emily, que contenía las lágrimas como podía- Os ruego que escuchéis lo que tenemos que deciros. Aunque no lo podamos creer, la realidad es que esa carta es la última voluntad de nuestra amiga y la tenemos que respetar. Tenemos que seguir adelante como sea…
-¡Esto es vergonzoso! ¡No pienso quedarme aquí ni un minuto más! ¡Vámonos Sammy!- exclamó Quinn, tendiéndole una mano a su marido.
-Quinn, sabes que te apoyo al cien por cien en todo, pero creo que esta vez es mejor que escuchemos a los chicos- respondió Sam, aguantando su mirada.
-¿Qu… qué? ¿Me estás hablando en serio? No, tiene que ser una broma…
-¡Por favor, Quinn! ¡Te lo suplico! ¡Escucha lo que tenemos que decirte!- le pidió Em una vez más, intentando acercarse a ella- Tú conoces mejor que nadie a Rachel y sabes que a ella le gustaría que te quedases…


Quinn alzó la cabeza para mirarla con los ojos llenos de lágrimas. El dolor cubrió por completo su rostro al escuchar aquellas palabras, que la dejaron sin habla por unos segundos. Finalmente asintió, tomando asiento de nuevo junto a su marido mientras una lágrima solitaria se deslizaba por su mejilla.


-De acuerdo… os escucho- fue todo lo que pudo decir, presa de la emoción.
-Gracias, Quinn, te lo agradezco- le respondió Emily, con un nudo cada vez más grande en la garganta- Pues… veréis, lo que Puck y yo queremos deciros es que… tras pensarlo mucho… hemos tomado una decisión muy importante y queríamos compartir este momento con vosotros…
-Sí, chicos- continuó Puck- Los dos estamos muy afectados por todo lo que ha ocurrido en estos meses, pero no podemos quedarnos de brazos cruzados sin hacer nada. De modo que…

-¡Bueno! ¡Soltadlo de una vez!- suplicó Kurt, que se removía inquieto en su asiento.
-¡De acuerdo! Pues… lo que queríamos deciros es que… ¡Emily y yo nos vamos a casar!


El silencio reinó en la sala de repente al tiempo que Emily y Puck sentían todas las miradas puestas en ellos. Finalmente fue Quinn la que rompió el hielo y habló en primer lugar.


-Por favor, decidme que es una broma… ¡TIENE QUE SER UNA BROMA!
-No, Quinn… no lo es…- logró contestar Emily- Lamento si te ha disgustado, yo…
-Vosotros… ¡NO TENÉIS VERGÜENZA! ¡¿CÓMO PODÉIS PENSAR EN UNA COSA ASÍ CUANDO NUESTRA AMIGA ESTÁ DESAPARECIDA?! ¡ESTO ES EL COLMO!- exclamó Quinn, con el rostro enrojecido por la ira.
-¡Te equivocas, Quinn!- se defendió Puck- ¡Rachel se ha marchado voluntariamente! ¡NO HA DESAPARECIDO! ¡ESAS SON IDEAS TUYAS!
-¿Ideas mías? ¡Eres un estúpido si crees que lo que dice en esa carta es verdad, Noah Puckerman!
-¡Pues lo quieras creer o no todo apunta a que sí, Quinn! ¡Rachel nos dejó su última voluntad y la tenemos que respetar! ¡Por favor, no volvamos a lo mismo de siempre! ¡La cuestión es simple! ¡Em y yo nos vamos a casar en cuatro meses con o sin tu aprobación! ¡Eso es lo que Rachel querría y lo que nosotros creemos que es mejor para nuestra hija!


Puck cerró los ojos, conteniendo las lágrimas al ver cómo Quinn lo miraba. La rubia inspiró profundamente para después incorporarse con la ayuda de Sam, que no se separaba de ella ni un minuto.


-Muy bien, creo que por hoy ya he tenido suficiente. Desde luego no contéis con mi aprobación, toda esa idea de la boda me parece un disparate en estos momentos tan duros para todos. Por mi parte no hay nada más que añadir.


Quinn salió tan rápido como su estado se lo permitió por la puerta principal seguida de cerca por Kurt y Blaine, que abandonaron también la habitación en silencio. Sam suspiró profundamente para después dirigirse hacia dónde estaban Emily y Puck.


-Perdonadla, por favor. No ha tenido un embarazo fácil y la ausencia de Rachel la está matando.
-Sam, yo no…- intentó disculparse Emily.
-Lo sé, no te preocupes. Intentaré hablar con ella para que cambie de opinión- les aseguró el joven, con una sonrisa débil- Hasta luego y enhorabuena.


Uno por uno, todos fueron abandonando la sala, tras confirmar su asistencia al enlace. Cuando sólo quedaron los chicos y Finn, este último, al ver concluida la reunión, se marchó escaleras arriba sin pronunciarse acerca del asunto.


-Pobre Finn, parece que ya todo le da igual- se lamentó Emily, observando las escaleras con lágrimas en los ojos.
-No pienses en eso ahora, Em. Recuerda que tenemos que mantener la cabeza fría o todo el plan se irá al traste. Si hacemos esto es por Rachel y por él, no lo olvides.
-Sí… me pregunto cómo estará la pobre allí encerrada con ese lunático…- dijo Emily, en un suspiro.
-Bueno, piensa que Lau y Jesse ya están allí con ella y que muy pronto tendremos noticias suyas.
-¿Tú crees?- preguntó ella, esperanzada.
-Estoy totalmente convencido, Em. Confío en los chicos, ellos la van a rescatar- le animó, con una sonrisa.


Emily sonrió ante la fortaleza de su novio.


-Gracias por estar conmigo en esto, Puck. Yo no podría haberlo hecho sola- admitió Emily, acariciando la mejilla de su novio con cariño.
-Te equivocas, tú puedes hacer esto y todo lo que te propongas- le aseguró él, con una sonrisa- Sólo que ya no vas a estar sola nunca más. Por cierto… hablando de eso… tengo algo para ti- le dijo, con una sonrisa traviesa.
-Puck… ¿Qué…?


Emily no pudo seguir, ya que Puck se había arrodillado frente a ella y había sacado una cajita en cuyo interior destacaba un hermoso anillo de compromiso.


-¡Noah Puckerman! ¿Qué significa esto?
-Significa que te amo, Emily Hudson. Desde la primera vez que te vi, me enamoré. Por eso hoy me arrodillo ante ti para abrirte mi corazón, como debí haberlo hecho hace mucho tiempo. Emily Hudson, ¿quieres casarte conmigo?
-Pe… pero…- logró decir ella, entre balbuceos- Yo… ¡Claro que sí!- dijo sonriendo, entre lágrimas mientras él la estrechaba entre sus brazos- Pero…
-¿Sí?- preguntó él, limpiando sus lágrimas.
-¿Por qué has hecho esto? No hacía falta, de verdad…
-¡Chstt! Te prometí que esta vez haría las cosas bien y cumpliré mi promesa.


Emily no pudo evitar sonreír con ternura, mientras él se acercaba para besarla.


-Bueno, pues parece que el plan sigue adelante…- dijo Puck, cogiendo a Irina y yendo hacia la cocina.
-Sí, ahora tenemos que seguir así y aguantar todo esto durante cuatro meses- respondió Emily, que le seguía con Chris en brazos- Lo realmente difícil empieza ahora, Puck…
-Sí, pero algo me dice que todo va a salir bien y que tendremos a Rachel de vuelta antes de lo que pensamos.
-No sé, Puck. Ojala tengas razón, ojala…- suspiró Emily, mirando por la ventana.


¿Qué pasará con Puckmily? ¿Conseguirán sacar adelante su boda? ¿Qué sucederá con Lau y Jesse? ¿Rescatarán finalmente a Rachel? ¿Qué pasará en su reencuentro con Chris y Finn? ¡TODO ESTO EN LA CUARTA Y ÚLTIMA PARTE!

¡QUIEN LA QUIERA QUE DEJE UN PEQUEÑO COMENT, PORFIS! :roll:





Última edición por Lau_finchelforever el Lun Sep 12, 2011 5:54 pm, editado 4 veces
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Mensaje por la.dori Dom Sep 11, 2011 6:39 pm

:D capitulo nuevo, ya qiero q rachel vuelva estan todos con mucha depresion!!, y ojala que vuelva antes de que que se casen y que quinn tenga al bebe, y chris me da tanta pena D:
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Mensaje por ODTHCM Dom Sep 11, 2011 6:45 pm

:D WOW!!!!! me encanto el nuevo capitulo de verdad, no puedo esperar para saber que pasara, me da gusto saber q Finn no ha dejado de amar a Rachel :D no puedo esperar para leer la cuarta parte

Gracias Lau por subirlo y seguir la historia besos
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Mensaje por May_FinChel Dom Sep 11, 2011 9:21 pm

AYY xfin nuevo capi!!!!! la verdad valio la pena esperar... Espero q sea FINN quien la rescate y sino no importa,pero que ya la rescaten xfaaaaaaaa, q no sufran mas 🇳🇴 ... Amo tu fic!!!
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Mensaje por Diva-Funny Lun Sep 12, 2011 6:30 am

Me alegro muchisisisiiimo que hayas actualizado!!!!!



Ya no tengo adjetivos (ni sinónimos) para describir tu fic (fantástico, estupendo, maravilloso, asombroso, sorprendente, etc.)



Siento pena por el sufrimiento de Finn y Chris.

Kurt y Quinn tampoco lo están pasando nada bien y eso se ha empezando a notar en su salud.

Puck y emily, llevan todo el peso de la situación.



¡¡¡¡¡ Que nervios !!!!!! :shock: (me tienes pegada a la pantalla, esperando el próximo capitulo)



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Mensaje por finchel_4ever Lun Sep 12, 2011 6:46 am

Joo Lau! Te superas más y más con cada capítulo! Casi grito de la emoción al ver que habías actualizado, me he tenido que reprimir las ganas porque en ese momento entró mi padre a la habitación :oops: Boda Puckmily! Sólo espero que Rachel pueda estar allí :P Qué más tengo que decir... Ah, sí! Espero con ansias la cuarta parte!!! :bounce:
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Mensaje por Irina Monteith Lun Sep 12, 2011 12:03 pm

Hola Lau!!!

Primero tengo que decir que gracias al cielo estas de vuelta, ademas ame a la actriz q elegiste para lau es Babi de 3MSC :) (ame la peli)
Ayyyy Finny buuu me pone tan triste imaginarlo asi (aunq se debe ver guapo con su barba de varios días) y Rach mirando a las estrellas :( y Chris, ellos 3 me sacan la lagrimita
Me encantaron los momentos de Lau y Jesse juntos o separados, estuvieron geniales
Puckmily de mi <3 son taaaaan hermosos, sabes que son mi debilidad, me encanta la ternura de mi mami y lo divertido de mi papi y como se apoyan <3 y se van a casaaaaaaaaaaarrrrrrrrr!!!!!!
A Quinn la quiero asesinar, se esta metiendo con mi punto débil

Muchas felicidades Lau el capi estuvo simplemente hermoso, me encanto toda la variedad de palabras y que todas las escenas fluían super bien y cada una fue realmente emocionante. Como dijeron las chicas arriba te superas con cada capi y no nos va alcanzar para felicitarte
Solo me queda esperar por la cuarta parte que estoy segura será igual de magnifica

Saludos y Besos
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Mensaje por jenny92 Lun Sep 12, 2011 12:36 pm

Hayyyy Lauu!,te juro que cuando he visto que actualizaste me puse a dar saltos en la silla!jaja



me ha encantado! como todos, de verdad no puedo esperar a q salven a Rachel de una vez!! o q Finn se entere de lo q pasa con ella al menos,para q no este tan triste :(



y por supuesto que queremos 4ª parte!, y espero de verdad q esta parte sea la liberacion de Rach y el reencuentro con Finn y Chris,creo q cuando lea ese momento voy a llorar xDD



Lauu! felicidades x el capi, y esperamos la 4ª parte :D
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Activo Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)

Mensaje por clauverry Lun Sep 12, 2011 2:29 pm

Hola Preciosa
Como estas??
Que bueno que volviste si me hacías mucha falta y tu historia también.

Que bueno estuvo este capitulo Laura GENIAL ella es buenísima y me encantan la pareja que hace con Jesse gorgeous.
Pobre Quinnie con el bebe y todo claro que le hace falta su amiga
:(
Bueno espero que actualices pronto ya quiero leer la próxima parte plissss!!!
Atte: Clau*
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Mensaje por MayriiBelieberSmile♥ Lun Sep 12, 2011 5:55 pm

genial el capituloo , lo ameee! espero el nuevoo ;)
MayriiBelieberSmile♥
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Mensaje por CLAU_FINCHEL Lun Sep 12, 2011 6:58 pm

Querida Lau,

Ni te imaginas la cara de alegría que puse cuando encontré la tercera parte de este fic, tenía tantas ganas de leer en qué iba la historia, que bueno que pudiste sacar adelante este capítulo ha estado genial, espero que los próximos sean tanto o mejor que este y que de ahora en adelante puedas actualizar más frecuentemente.

Cariños
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Mensaje por angelitaXD Lun Sep 12, 2011 8:15 pm

OMG!!Morii! Literalmente Tanta
espera que sii que valio la Pena xD
Estuvo demaciado Bueno el capitulo
Boda Puckmily Que emociooon *-*
Y Jessie y con Lau Wuauu! Estoy aun en Shock
Demaciado adorables :3
Para que hablar de Finn es demaciado Lindo
No ha dejado de Amar a Rach ni ella a el <3
Quiero que ya sepa que la secuestraroon Por
que no se lo dicen para que no siga sufriendo :(
Pobre Quinn que embarazada y todo no deja de
pensar en su amiga :/ Igual que Kurt Pobresitos
que bueno que tienen a sus respectivos novios
Para apoyarlos :)
Espero que actualices Pronto Pliss
para que no nos tengas en ascuas denuevoo
Deverdad eres demaciado buena escriitora Te pasaste
Si haces Un libro dimelo para comprarlo xD
Bueno eso cuidate :)
angelitaXD
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Mensaje por Fedee Horan Mar Sep 20, 2011 5:39 pm

aaaahhhh!!!, no me dejes así!!!!, necesito leer el regreso de Rachel!!
por favor síguelo pronto, y que bonita es la actriz de Lau
Fedee Horan
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Mensaje por Lau_finchelforever Vie Oct 07, 2011 1:53 am

A todos los que siguen el fic:

VOY A PUBLICAR PRÓXIMAMENTE EL FINAL DE ESTE CAPI, LO MÁS SEGURO ESTE FIN DE SEMANA!!!!

Aquí os dejo el aviso y mil gracias por leer
Lau_finchelforever
Lau_finchelforever
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Mensaje por perpachina Dom Oct 09, 2011 1:21 pm

ooohhh porfavor publicalo pronto no soporto esto relmente me meti mucho en la historia y quiero que tenga un final felizz ,......

PORFAVOR RESPONDEME UNA PREGUNTA:¿Termina en un final felizz?
si...ooo nooo dime porfavor... ❤ :?:
perpachina
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Mensaje por Lau_finchelforever Lun Oct 24, 2011 10:38 am

¡Hola a tod@s! :P ¡Aquí estoy de nuevo! :D Me ha costado muxo, pero por fin he conseguido terminar este capi que ha resultado demasiado largo (70 pág. en total xD), pero que creo que ha merecido la pena ^^!
Como siempre, quiero daros las gracias a tod@s por seguir y apoyar el fic!!! Recordad: SIN VOSOTROS NADA DE ESTO SERÍA POSIBLE!!!! ;)

Este capítulo se lo dedico a todos mis lectores y en especial a dos niñas muy especiales para mí: mi maestra Irina ❤ que tiene muxo que ver en el resultado de este capi Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE) - Página 9 2414267551 y mi gran amiga Nuri a la que adoro!!! ;) TKM!!! ❤
Esta última parte la publicaré en varios post (lamento las molestias :oops:)
POR FAVOR, si podéis, dejadme un pequeño COMENTARIO con vuestra opinión. ES MUY IMPORTANTE PARA MI :roll:


PD: Ni Glee ni sus personajes me pertenecen


Cáp. 18- Rescate (cuarta parte)



Los meses fueron pasando
lentamente, hasta que ya sólo quedaban dos semanas para la boda. Emily y Puck
habían trabajado duramente para organizar una celebración sencilla al mismo
tiempo que cuidaban de los niños y de Finn, que cada día parecía más alejado de
la realidad. Quinn, aunque al principio se negó en absoluto, finalmente terminó
aceptando la invitación gracias a Sam, que logró convencerla. Mientras tanto en
la cabaña, Lau y Jesse trabajaban por separado para fortalecer los músculos y
las articulaciones de Rachel, que estaban algo agarrotados debido a la falta de
movimiento. Jesse la ayudaba a hacer ejercicio todas las mañanas mientras que
Lau iba a comenzar esa misma tarde a darle clases de ballet.





-¡Lea! ¿Qué haces aquí a estas
horas?- preguntó Rachel, algo aturdida, ya que tomaba todas sus vitaminas a
primera hora de la mañana.


-Bueno, Rach, es que hoy no vengo
en calidad de enfermera- dijo Lau, dirigiéndose hacia la barra de madera que
Jesse había conseguido colocar en la pared- ¿Qué te parece si hoy ejercitamos
un poco los músculos?- le preguntó, con una sonrisa.


-Yo… bueno… es que… hace mucho
tiempo que…


-¡Vamos, Rachel! ¡Jesse me ha
dicho que eres una excelente bailarina! ¡Tan sólo practicaremos un poco con
unos cambios de posición! ¡Venga, te ayudo!





Laura ayudó a Rachel a
levantarse, para después tenderle una bolsa de plástico.





-Toma, aquí tienes la ropa y las
zapatillas- le dijo, una vez que estuvo en pie pero al ver que se tambaleaba
ligeramente cambio de idea- Espera, mejor te ayudo a vestirte.


-¡Espera! ¿Dónde está Jesse?
¿Quieres que baile yo sola?- preguntó Rachel, extrañada.


-Jesse ha ido al pueblo más
cercano a comprar unas cosas y a enviar un mensaje, enseguida viene- le dijo
Lau, mientras le retiraba a Rachel su vestido- Y no, no bailarás sola, yo te
acompañaré- respondió la enfermera, con una sonrisa.


-¿Tú? ¿Sabes bailar danza
clásica?- preguntó de nuevo Rachel, muy sorprendida.


-Bueno, en otros tiempos fui
bailarina pero una lesión hizo que me retirase. Ahora sólo puedo ensayar de vez
en cuando para no perder la práctica- mintió Lau, poniéndose algo nerviosa.


-Ya… entiendo. Pues lo siento
mucho, debió de ser muy duro para ti renunciar a tu carrera como bailarina…


-Sí, bueno, un poco. De todas
maneras, me gustan mucho las dos cosas: el ballet y la medicina.


-¿Sabes qué? Te parecerá una
tontería pero me recuerdas mucho a una amiga de Finn…- le dijo Rachel, sonriendo
al recordar a su novio.


-¿Una amiga de Finn? Vaya y…
¿Quién es?


-La verdad es que no hemos
hablado mucho… ella es algo reservada…- le explicó Rach, con el ceño fruncido-
pero es muy buena persona y una excelente bailarina. Finn le tenía mucho cariño
y sé que ella debe de estar apoyándolo en estos momentos.


-Sí… seguro…- dijo Lau, con un
nudo en la garganta- ¡Bueno! ¡Ya estás lista! ¡Comencemos!


-¡Espera! ¡¿Vas a bailar con ese
uniforme?!


-No, tranquila. Ya me he
preparado en la habitación.





Sin más, Laura comenzó a
desabrochar su vestido, descubriendo un sencillo maillot negro y una pequeña
falda rosa que se ajustaba perfectamente a su cintura. En ese momento la puerta
se abrió y Jesse apareció tras ella, cerrando con cuidado. En cuanto observó
como la joven bailarina se ajustaba sus zapatillas, su rostro se iluminó y no
pudo evitar sonreír mientras la miraba con un brillo especial, completamente
hipnotizado. Laura se veía simplemente preciosa con aquel uniforme de bailarina
que le hacía parecerse a una princesa de cuento de hadas. Cuando sus miradas se
encontraron, la tensión que aún había entre ellos se cortó por un instante. El
mundo pareció detenerse de nuevo mientras ellos se miraban, con una sonrisa
tímida en los labios. Finalmente Rachel los trajo de vuelta a la realidad con
un sonoro carraspeo que hizo que los chicos mirasen cada uno a un lado, al
tiempo que una capa de rubor cubría sus mejillas.





-Disculpad la interrupción,
pero…. ¿Sigue en pie el ensayo o…?- preguntó Rachel, mirando a la enfermera con
curiosidad.


-¡Oh, sí! ¡Por supuesto! ¡Ven,
vamos hacia la barra!





Laura guió a Rachel hacia la zona
de baile para después dirigirse hacia Jesse, que ya se había situado al frente
del piano, con unos papeles que había traído.





-Hola- la saludó él, con una
sonrisa tímida.


-Hola, Jesse- respondió ella,
algo nerviosa- ¿Crees que podrías tocar esta pieza como acompañamiento de
nuestro ensayo?- preguntó ella, tendiéndole unas partituras con las manos algo
temblorosas.


-Cla… claro- respondió él,
cogiendo los papeles con cuidado y colocándolos sobre el pequeño atril que
había sobre el instrumento- Prometo que intentaré hacerlo lo mejor posible- le
aseguró, fijando sus ojos en ella.


-Gracias… es muy importante para
mí…- dijo ella, con los ojos humedecidos- ¡Bueno, es hora de empezar!





Sin más dilación, la enfermera
corrió a situarse junto a Rachel, que no perdía detalle sobre lo que sucedía
entre los chicos.





-¡Muy bien! ¡Comencemos! ¡Talones
juntos y brazos hacia abajo en primera
posición!





Rachel siguió sus indicaciones al
tiempo que Jesse comenzaba a tocar las primeras notas de aquellas partituras,
que correspondían a una de las grandes obras de Ludwig Van Beethoven, Für Elise.





-¡Muy bien, Rach! ¡Eso es, con
energía! ¡Ahora separamos las piernas, extendemos los brazos y segunda
posición! ¡Vamos, al compás de la música! ¡Un, dos!





Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE) - Página 9 Primeraposicion





Las chicas fueron ejecutando una serie de ejercicios mientras Jesse las acompañaba con el sonido de la música. De repente, una serie de imágenes acudieron a la mente de Laura, recuerdos pasados, entremezclados, difusos y sobretodo, imposibles de borrar.







Cuando Jesse terminó de tocar la última nota con el piano, todo quedó en silencio y ahora tan sólo se oían unos
débiles sollozos. El joven se giró rápidamente, sorprendido al descubrir que no
era Rachel quien lloraba sino Lau, que tenía los ojos llenos de lágrimas y
parecía realmente afectada.





-¡Lea! ¡¿Estás bien?!- preguntó
Rachel, apoyada contra la madera.


-¡Sí, sí! ¡Perdonadme! Es que…
esa canción era la favorita de mi padre…- logró decir, muy emocionada- Yo… Si
me disculpáis…





Sin decir una palabra más, Laura
cogió todas las partituras, aferrándolas con fuerza contra su pecho, para
finalmente salir corriendo del sótano mientras Jesse la observaba totalmente
consternado.





-Pero… no entiendo nada…- dijo
Rachel, que se sentía cada vez más confundida ante aquella situación- ¿Qué le
ocurre?


-¡¿Cómo?! ¡Perdona, Rach! ¿Qué
decías?- preguntó Jesse, que aún estaba mirando la puerta fijamente.


-¡Lo único que quiero saber es lo
que está pasando aquí, Jesse! ¿Qué hay entre Lea y tú?


-¿Có… cómo dices?


-¡Ya me has oído! ¡No soy tan
tonta como para no darme cuenta de que hay algo especial entre vosotros! ¡No lo
niegues!


-Bueno… yo… en realidad no podría
negarlo…


-¡Dios mío! ¡Lo sabía! ¡Te has
enamorado de ella!- exclamó Rachel, boquiabierta.


-¡De acuerdo! ¡Sí! ¡Pero no
grites!- le pidió él, situándose a su lado- Rach, no sé qué hacer, estoy
desesperado…


-La verdad, no entiendo nada…
pensé que estabas interesado en otra persona- dijo ella, con el ceño fruncido.


-¡Rach! ¡Lo nuestro fue hace
mucho tiempo! ¡Ahora sólo te quiero como amiga!


-¡No hablaba de mí, Jesse! ¡Te
hablo de Lau! ¡La compañera de Finn! ¿Acaso ya la has olvidado?





Jesse contuvo como pudo las ganas
de reír, al comprender que Rachel no sabía aún que Lea y Lau eran la misma
persona.





-¡Ah, eso! Bueno, no sé… supongo
que nos pudo la distancia…


-Mmm… supongo… ¿Pero qué le
ocurre a Lea? ¿Por qué se ha marchado así?


-No lo sé, Rach. Estoy casi
seguro que tiene algo que ver con su pasado.


-¿Con su pasado?


-Sí… asuntos pendientes que aún
no ha conseguido olvidar.


-Qué extraño… Me pregunto qué
será…


-Bueno, no te preocupes que
pronto lo sabré.


-¿Entonces… significa eso que vas
a luchar por ella?


-Sí, Rach, estoy decidido- dijo
él, muy seguro.


-¡Entonces ve tras ella! ¿A qué estás esperando?- le preguntó Rachel, con una gran sonrisa.
-¡Tienes razón! ¡Gracias, Rach!


Jesse salió corriendo del lugar mientras Rach lo observaba, apoyada contra la pared.


-Ay, Jesse, te deseo mucha suerte. Ojala pronto podamos salir todos de aquí y volver a empezar con nuestras vidas…- dijo, muy emocionada- Ojala.


Tres semanas después llegó el día
en el que Emily y Puck se convertirían en marido y mujer. La ceremonia civil
iba a celebrarse en el Ayuntamiento de Lima y después todos irían a casa de
Finn y Rachel a tomar una sencilla comida que los novios habían preparado. Puck
se había marchado a primera hora de la mañana con los niños a casa de su madre
mientras que Emily se reuniría con él ya en el Ayuntamiento y se preparaba sola
en casa. La joven se miró al espejo una vez más con los ojos llenos de
lágrimas. ¿Qué estaban haciendo? ¿A quién pretendían engañar? Aquel día, por
mucho que lo intentasen, no iba a ser feliz ni memorable. A pesar de que iba a
casarse con el hombre del que llevaba enamorada toda una vida, Emily sentía en
lo más profundo de su corazón que estaba traicionando a una de sus mejores
amigas. Rachel permanecía secuestrada y alejada del mundo mientras que ella se
preparaba para casarse. Daba igual que todo se hubiera preparado de la forma
más sencilla posible, sin ornamentos, pues ella sentía en lo más profundo de su
corazón que todo esto no debía ser así. Sin embargo, Puck le había recordado
antes de irse que todo esto lo hacía precisamente por ella, para protegerla, de
modo que Emily terminó de ponerse el sencillo vestido de boda que había
escogido.





Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE) - Página 9 288vestidosdenoviaporlo




-Tan sólo espero que puedas
entendernos, Rach…- dijo Emily, con un nudo en la garganta.





Cuando terminó de prepararse,
subió las escaleras que llevaban a la habitación de Finn, que siempre
permanecía cerrada con llave.





-¡Finn! ¡Soy yo, Emily! ¡Haz el
favor y ábreme la puerta! ¡Vamos a llegar tarde si no espabilas!- le explicó,
aporreando la puerta.





Unos segundos después, el candado
se abrió y un Finn muy desmejorado apareció tras la puerta. Su primo había
adelgazado mucho y su piel estaba más pálida que nunca. El joven se alejó
lentamente, dejándole pasar a la habitación, que estaba casi a oscuras,
mientras él volvía a sentarse en la mecedora de madera que había junto a la
chimenea.





-¡Pero bueno! ¡¿Qué significa
esto?!- dijo ella, subiendo la persiana de golpe- ¡Vamos, levántate de ahí que
todavía tienes que cambiarte!


-Em, déjame, por favor…- le pidió
Finn en un tono suave y pausado- Ahora ya nada importa…- dijo, recostándose
sobre la silla y cerrando los ojos.


-No, Finn. Hoy es un día
importante y todos necesitamos que vengas…


-Ya te dije el otro día que no
pensaba ir a ninguna parte y hoy te digo lo mismo. Así que haz el favor y
lárgate- le repitió él, sintiendo como sus músculos se tensaban más a cada
segundo y como sus nudillos se apretaban a causa de la rabia que sentía.


-¡No, Finn! ¡Esta vez no voy a
ceder! ¡No puedo consentir que pases día y noche aquí metido entre esta
horrible oscuridad! ¡Todo esto no va a traerla de vuelta! ¡¿Es que no lo
entiendes?! ¡TIENES QUE SEGUIR ADELANTE POR TU HIJO, FINN! ¡TE NECESITA! ¡¿ES
QUE NO LO VES?!





Aquel comentario fue la gota que
colmó el vaso para Finn, que se levantó de golpe de la mecedora y tiró la
lámpara que había junto a la silla.





-¡MALDITA SEA, EM! ¡TE HE DICHO
QUE TE LARGUES! ¡ESTA ES MI CASA Y VIVO COMO ME DA LA GANA! ¡VETE AHORA MISMO!
¡LÁRGATE!- le gritó, con los ojos llenos de lágrimas.


-¡No, Finn! ¡No pienso marcharme
a ninguna parte sin ti! ¡Vas a acompañarme a la boda te guste o no!- le
advirtió Emily, cruzada de brazos.


-¡NO! ¡NO PIENSO IR A NINGÚN LADO
CONTIGO! ¡ME IMPORTA UNA MIERDA TU ESTÚPIDA BODA! ¡ME IMPORTÁIS UNA MIERDA
TODOS VOSOTROS!





Emily no aguantó más y le dio a
su primo un buen bofetón, que resonó por toda la habitación.





-¡Ya basta, Finn! ¡Se acabó! ¡Ya
estoy harta de oír tantas tonterías! ¿En serio no te importamos? ¡Porque si es
así mañana mismo nos vamos todos de esta casa pero también nos llevamos a
Chris! ¡A TU HIJO! ¿Acaso él tampoco significa nada para ti?





Esa pregunta hizo reaccionar a
Finn, cuyo rostro pasó del enfado al dolor en unos instantes.





-Em… yo… no he querido decir eso…
Es que desde que ella no está yo…


-¡Ah claro! ¡Se me había olvidado
que sólo a ti te duele lo de Rachel! ¡Pues no, Finn! ¡SE ACABÓ! ¡Ya es hora de
que reacciones y vuelvas a tomar las riendas de tu vida! ¿Realmente es esto es
lo que quieres? ¿Permanecer sentado como un vegetal durante el resto de tu
vida?


-Sí… no… ¡No lo sé! ¡Em, tengo
miedo!- dijo él, en una mezcla de tristeza y desesperación- ¡Últimamente siento
que ya nada me importa!- reconoció, entre lágrimas.


-¡No, Finn! ¡No digas eso!- le
respondió Emily, abrazándole con fuerza- ¡Escúchame! ¡No estás solo! ¿De
acuerdo? ¡Todos vamos a ayudarte a salir de esto!


-¡¿Pero cómo?! - preguntó él, con
lágrimas en los ojos.


-Bueno, para empezar tienes a muchas personas que quieren que
sigas adelante y lo segundo y más importante Finn, tienes a Chris. Un bebé
hermoso que te necesita y busca desesperadamente tu cariño.





Finn alzó el rostro y la miró con
los ojos llenos de lágrimas, sin saber qué decir.





-Por favor, Finn… no te pido que
seas el hombre más feliz del mundo, tan sólo necesitamos tenerte cerca… Aunque
no lo apruebes, quiero que mi primo me acompañe en el día de mi boda…





Finn dejó que una lágrima de
tristeza se deslizara por su rostro al tiempo que su prima volvía a abrazarlo
con fuerza.





-Chsss… tranquilo… siento haberte
hablado así, pero tienes que entender que no podemos quedarnos con los brazos
cruzados. Te necesitamos, Finn. Tu hijo te necesita ahora más que nunca.


-Lo sé, Em. De verdad que siento
mucho todo lo que os he hecho, pero vi en el alcohol la única forma de evadirme
de la realidad. La vida sin… Rachel… es… triste y vacía… tanto que me cuesta
muchísimo respirar ahora que ya no está… La echo muchísimo de menos, Em. Aún me
cuesta aceptar que la perdí para siempre…-reconoció Finn, reanudando su llanto.


-¡Ey, no pienses eso!- le dijo
Em, también muy emocionada- Todo se va a solucionar, ya lo verás.


-No sé cómo, Em, pero creo que
tienes razón, he descuidado mucho a mi hijo. A partir de ahora voy a ocuparme
yo mismo de su cuidado, te lo prometo- dijo él, intentando esbozar una sonrisa.



-Eso es, Finn. Esa es la actitud-
respondió ella, con una sonrisa débil- ¿Qué me dices? ¿Me acompañas a la boda?-
preguntó, con un nudo en la garganta.


-Claro, Em, voy a cambiarme- dijo
Finn, cogiendo su ropa y yendo hacia el baño.





Emily observó cómo su primo se
perdía tras la puerta del baño. En cuanto él ya no pudo verla, Emily comenzó a
llorar, sintiéndose tremendamente culpable.





-Dios mío… no sé cuánto tiempo
voy a poder aguantar…- se dijo a sí misma, limpiando sus lágrimas- Ojala
vuelvan pronto o no podré seguir ocultando mucho más toda la verdad a Finn…





Media hora después, Emily y Finn
subieron al coche en dirección al Ayuntamiento, donde ya esperaban todos los
chicos y algunos familiares. Una vez allí, los dos fueron de la mano hasta la
entrada, donde ya todo estaba preparado para que comenzara a sonar la marcha
nupcial que anunciaba la llegada de la novia. Emily bajó la cabeza, con
lágrimas en los ojos, incapaz de seguir adelante con el plan.





-Em… ¿Estás lista?- preguntó
Finn, mirándola atentamente con las cejas ligeramente levantadas.


-Sí…yo… bueno… es que…- intentó
explicarse ella, respirando cada vez más deprisa.


-Puedes hacerlo, Em- le animó,
con una mezcla de emoción y nostalgia en la voz- Este día tiene que ser
especial para Puck y para ti… No dejes que nada ni nadie cambie eso…


-Ya… pero… es que… ella no está y
yo…


-Lo sé- dijo él, asintiendo con
lágrimas en los ojos- Te aseguro que soy el primero que daría todo lo que tengo
porque estuviera ahora aquí con nosotros. Sin embargo, ambos sabemos que eso no
va a suceder. Así que ya que habéis preparado todo esto… ¿Lo justo es que esta
boda se celebre, no?





Emily alzó finalmente el rostro,
para mirarle con una sonrisa de agradecimiento.





-Muchísimas gracias, Finn- le
respondió ella, visiblemente emocionada- Gracias de verdad...


-No, Em, gracias a ti. Sin
vosotros no sé que habría sido de mí y de Chris. De veras que te agradezco
enormemente todo lo que habéis hecho por nosotros.


-¡No seas tonto! ¡Todo esto es lo
mínimo que podemos hacer! ¡¿Acaso pensabas que iba a dejarte solo con todo lo
que se te venía encima?!


-No sé, Em… mi mente se
desconectó desde ese día y sólo era consciente de mi propio sufrimiento…-
reconoció él, bajando el rostro.


-Pues no estás solo, Finn- le
aseguró la joven, acariciando su rostro- Ya verás como todo se va a solucionar…
Tan sólo tienes que tener confianza…


-No, Em… Rachel se ha marchado…
No va a volver… lo dejo bien claro en esa carta- le recordó él, con el rostro
demacrado de dolor.


-Por favor, Finn… No digas eso….-
le suplicó ella, al borde de las lágrimas.


-Pero…


-¡Tan sólo te pido que esperes un
poco más! ¡Dime que lo harás!


-Emily… ¿Acaso tú sabes algo de
Rachel?- le preguntó Finn, mirándola fijamente con un brillo de esperanza en
los ojos.


-¿Cómo? ¡No, claro que no! ¡Lo
que quiero decir es que tal vez se arrepienta de todo eso que escribió! ¡Tarde
o temprano va a regresar, Finn! ¡Ya lo verás!


-No sé, Em… Ya he perdido casi por
completo toda esperanza… pero gracias, tus palabras me hacen sentir un poco
mejor…


-Ojala pudiera traerla de vuelta…
Si pudiera retroceder en el tiempo…


-Lo sé…pero no podemos… además,
tú me has pedido que hoy sea fuerte por todos y eso voy a hacer- le dijo él,
muy seguro de sus palabras- De modo que… ¿Preparada para convertirse en la
futura señora Puckerman?- preguntó, extendiendo su brazo para que ella pudiera
agarrarse.


-Sí- dijo ella, secando sus
lágrimas.





Finn luchó contra las lágrimas
que amenazaban con salir de sus ojos y colocó el brazo de su prima alrededor
del suyo con decisión. Después miró a uno de los encargados y le dio la señal
para que la banda comenzase a tocar la marcha nupcial. En cuanto todo estuvo
preparado, Finn guió a su prima con firmeza hacia el fondo del lugar mientras
sentía las miradas de todos sus familiares y amigos clavadas en ellos. A medida
que avanzaban, el joven sintió cómo Emily empezaba a temblar de forma
incontrolada. Justo cuando llegaron a donde estaba Puck, Finn se giró para
mirarla una vez más e infundirle todo el ánimo posible. Sin embargo, su
respiración se detuvo un instante cuando ella alzó el rostro. Allí, junto a él,
colgada de su brazo y mirándole con ojos llorosos estaba Rachel. Finn sintió
como su corazón se detenía y sangraba ante aquella visión. Rachel estaba
realmente hermosa con aquel vestido de novia mientras lo miraba con lágrimas en
los ojos. Lágrimas de dolor y sufrimiento, como las que él había derramado
todos estos meses. Finn abrió la boca para hablar, quiso preguntarle qué había
hecho mal para que se los dejase. Sin embargo, ningún sonido salió por su boca
y sólo pudo deleitarse ante el roce de su mano, que ahora acariciaba su mejilla
con ternura. Cerró los ojos por un momento, recordando una vez más todo lo que
habían vivido juntos y la auténtica felicidad que habían compartido, y entonces
sonrió como hacía tanto tiempo que no lo hacía. Sintió realmente el tacto de su
mano y el latido acelerado de su corazón. Algo en lo más profundo de su alma despertó
de nuevo. La esperanza de que tal vez algún día ella regresara y todo volvería
a ser como antes. Sin darse cuenta, comenzó a pronunciar su nombre en voz muy
baja, para sí mismo, esperando alguna respuesta, pero lo único que sintió fue
cómo su mano abandonaba su mejilla para posarse en su brazo. Finn comenzó a
sentir como lo zarandeaban mientras pronunciaban su nombre. Abrió los ojos de
golpe para descubrir que Rachel había desaparecido y en su lugar estaba Emily,
que suspiró aliviada al ver que reaccionaba.





-¡Finn! ¡Oh, Dios mío! ¡¿Te
encuentras bien?!- le preguntó la joven, presa del pánico.


-¡Sí, Em! ¡No te preocupes!- respondió
Finn, algo aturdido..


-¿Quieres que llamemos a un médico? ¡Si te encuentras mal cancelamos todo
esto ahora mismo, Finn!- le aseguró ella, con los ojos muy abiertos.


-¡No, no! ¡Sigamos con la
ceremonia!


- De acuerdo…- aceptó ella,
haciéndole un gesto a Puck para que ocupase de nuevo su posición.





La banda de música reanudó la
música mientras Finn llevaba a Emily hacia Puck.





-Aquí la tienes, Puck. Por favor,
Cuídala mucho - le susurró, con una sonrisa sincera de aprobación.


-Gracias, tío- le agradeció el
joven, mirando a su futura esposa con un brillo especial en los ojos.





La ceremonia comenzó mientras
Finn se acercaba para tomar asiento junto a Burt y su madre, que sostenía al
pequeño Chris en brazos. Finn sonrió al contemplar a su hijo, que dormía
profundamente mientras aferraba con fuerza su mantita con una de sus pequeñas
manos. El joven alzó el rostro para mirar a su madre, que lo observaba con los
ojos muy abiertos totalmente sorprendida.





-Finn… ¿te encuentras bien,
tesoro?


-Eh… sí, mamá, no te preocupes…
Esto… ¿Puedo tenerlo en brazos un rato?- preguntó, algo inseguro, señalando a
su hijo, que seguía completamente dormido.





Un brillo de emoción cubrió el
rostro de Carole, que sonrió de oreja a oreja mientras asentía, tendiéndole al
pequeño.





-Pues claro, hijo… Por supuesto…





Finn cogió con cuidado al pequeño
de entre los brazos de su madre y a continuación tomó asiento a su lado. Una
lágrima de emoción se deslizó por su mejilla al contemplar como su hijo se
acurrucaba en su regazo, buscando protección. Finn sonrió mientras lo mecía
entre sus brazos y después fijó su mirada en el techo, preso de la emoción.





-Gracias…- murmuró, con una
sonrisa en los labios.





Una hora más tarde, Puck y Emily
ya abandonaban el Ayuntamiento como marido y mujer. Todos se acercaron a
felicitar a la pareja a excepción de Quinn, que tenía una expresión seria en el
rostro y sostenía como podía su abultadísimo vientre de ocho meses y medio de
embarazo. La joven abandonó la sala tan rápido como pudo, ayudada por Sam y
Kurt mientras todos se dirigían hacia la casa de Finn y Rachel, dónde los
novios habían preparado una sencilla comida a modo de banquete.





Cuando todos llegaron, Emily dio
instrucciones al escaso personal que había contratado para que sirvieran la
comida. El silencio reinaba casi por completo en aquella habitación y este sólo
se interrumpía cuando algún invitado hacia algún comentario sobre la sencilla
ceremonia. El ambiente parecía sereno y tranquilo hasta que Quinn no pudo
controlar los nervios por más tiempo y se levantó de golpe de su silla,
asustando a los allí presentes.





-¡Disculpad todos! ¡Pero no puedo
seguir aquí como si nada mientras ahí fuera hay alguien que me necesita! ¡Me
voy de esta ceremonia de pantomima! ¡Ya no soporto más vuestro cinismo!- gritó,
girándose para mirar ahora a los novios- ¡y tú! ¡Tú eres la peor de todas!
¡Ambos sois de lo peor! ¡¿Cómo tenéis tan poca vergüenza de venir a su casa y
encima celebrar aquí vuestro banquete de cuento de hadas?! ¡No tenéis respeto
por nada! ¡Rachel está viva en alguna parte y necesita nuestra ayuda! ¿Y qué
hacéis vosotros? ¡Quedaros aquí sentados esperando a que aparezca!


-¡YA BASTA, QUINN!





Todos se giraron sorprendidos
hacia el lugar de donde procedía aquella voz. Finn se aclaró la garganta y dejó
a su pequeño de nuevo en brazos de Carole para después aproximarse hacia la
joven, que lo miraba con una expresión de absoluto asombro y confusión.





-Finn… pe… pero…


-No, Quinn. Ya es suficiente, no
voy a tolerar que insultes a mi familia y menos en mi propia casa. ¿Lo has
entendido?


-¡Pero Finn! ¡¿Es que tú tampoco
piensas hacer nada por encontrar a Rach?!


-¡¿Acaso crees que no lo he
intentado, Quinn?! ¡¿Qué no pienso en ella cada maldito día desde que me
levanto hasta que me voy a dormir?! ¡PUES CLARO QUE LO HAGO! ¡RACHEL NO HA
ESTADO FUERA DE MI CABEZA NI UN SEGUNDO! ¡Pero lo queramos o no RACHEL SE HA
IDO! ¡Nadie tiene la culpa de eso y si hay algún responsable sería yo por
dejarla escapar! ¿Entendido?


-Finn… yo… sólo quiero saber
que…- intentó disculparse ella, cada vez más afectada.


-Lo sé… entiendo por lo que estás
pasando pero no podemos hacer nada ahora mismo… Por favor, siéntate y sigamos
con la celebración…





Finn iba a acompañar a Quinn
hasta su asiento cuando una mano se posó sobre su hombro, impidiendo su avance.





-Em… ¿Qué ocurre?- preguntó él,
al verla con el rostro cubierto de lágrimas.


-Quinn tiene razón… Puck y yo os
hemos estado mintiendo…- admitió ella, rompiendo a llorar al tiempo que Puck
corría a su lado para abrazarla.


-¿Qu… qué? ¿De… de que hablas,
Em?- preguntó Finn, cada vez más nervioso.


-Rachel no se marchó, Finn… Thom
la secuestró e Isabella es su cómplice- reconoció Emily, entre lágrimas- La
policía ha armado un dispositivo secreto de rescate y Lau y Jesse están
ayudando… Os juro que quería decíroslo pero su vida corría peligro… ¡SI
CONTÁBAMOS ALGO ESE LUNÁTICO PODRÍA HABERLA MATADO!
Lau_finchelforever
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Finchel

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Activo Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)

Mensaje por Lau_finchelforever Lun Oct 24, 2011 10:45 am

Segundo post:



Emily, exhausta tras la confesión
se desplomó sobre los brazos de su esposo, que la cogió con firmeza justo a
tiempo y la miraba muy preocupado.





-¡Emily! ¡Em, despierta!





Puck comenzó a zarandear a su
esposa hasta que ésta recupero el sentido, mientras la habitación se llenaba con
los murmullos de los allí presentes. Quinn y Kurt comenzaron a sollozar al
tiempo que Finn sentía cómo sus pensamientos habían pasado en un momento del
dolor y la desesperación al odio y la rabia. Sus músculos se tensaron de
repente y su cuerpo comenzó a temblar de forma incontrolada, mientras sus puños
se cerraban con fuerza, marcando los nudillos. Su mente se nubló por completo
mientras iba corriendo a por su chaqueta hasta que una única idea ocupó su
cabeza: rescatar a Rachel y matar a Thom.





Finn subió corriendo las escaleras hacia su
habitación y una vez allí cogió las llaves de su coche. Hacía varios meses que
no conducía pero eso ahora no importaba. Lo primero era traer de vuelta a la
mujer de su vida y encargarse de ese malnacido que les había destrozado la vida
por completo. Cuando encontró todo lo que necesitaba, volvió al piso de abajo
ante las miradas conmocionadas de todos.





-¡Finn! ¡¿Qué estás haciendo?!
¡¿Adónde crees que vas?!- exclamó Puck, agarrándole el brazo para que lo
mirase.


-¡Voy a rescatarla! ¡No pienso
permitir que siga encerrada con ese gusano ni un minuto más! ¡Voy a matarlo y
después la traeré de vuelta!- le explicó Finn, con rabia contenida en la voz.


-¡No! ¡Finn, escúchame! ¡Tienes
que permanecer aquí o todo se irá a la mierda! ¡Lau y Jesse ya están allí con
ella y no podemos intervenir hasta que no lo diga la policía!


-¡A LA
MIERDA LA POLICÍA! ¡LA
MUJER QUE AMO ESTÁ EN PELIGRO Y NO VOY A
PERMITIR QUE NADA MALO LE SUCEDA!





Tras estas palabras, Finn abrió
la puerta con decisión mientras caminaba con paso firme y seguro hacia su
todoterreno. Puck y Sam corrieron a su encuentro y entre los dos consiguieron
agarrarle y ponerle contra el suelo.





-¡¿QUÉ DEMONIOS ESTÁIS HACIENDO?!
¡SOLTADME!-les ordenó, luchando desesperadamente por librarse de su agarre.


-¡NO, FINN! ¡SI VAS A BUSCARLA
ESTARÁS FIRMANDO SU SENTENCIA DE MUERTE! ¡LO ÚNICO QUE PODEMOS HACER POR RACHEL
ES ESPERAR!


-¡NO!-gritó él, en un rugido
desesperado, mientras las lágrimas comenzaban a deslizarse descontroladamente
por sus mejillas- No puedo hacerlo…


-Tienes que intentarlo, tío…- le
suplicó Puck, también con lágrimas en los ojos- Te juro que pronto la van a sacar
de ahí…


-¿Cómo estás tan seguro?-
preguntó Sam, mientras ayudaba a Finn a ponerse en pie.


-La policía me ha dicho que es
cuestión de tiempo, pero que no creen que la cosa se alargue mucho más. Al
parecer, los chicos se han ganado la confianza de ese gusano y tan sólo esperan
el momento oportuno para escapar.





Finn gimió ante aquellas palabras
y finalmente agachó la cabeza, aceptando su derrota en aquel asunto. Sin
embargo, ahora que sabía toda la verdad se sentía con más fuerza que nunca para
luchar por recuperar a su familia. Los chicos caminaron de regreso a casa, sin
advertir que estaban siendo observados desde lejos. Aquella persona frunció el
ceño en señal de confusión mientras arrancaba de nuevo el coche para después
alejarse rápidamente del lugar justo cuando los chicos se perdían tras la
puerta.





-Mmm… todo esto es muy raro… será mejor que haga una visita para saber
qué ha pasado allí dentro…






En casa de Finn y Rachel, justo
cuando los chicos cerraron la puerta, un grito ensordecedor resonó por todo el
salón. Los tres corrieron hacia allí para encontrarse a Quinn, que estaba
apoyada sobre Kurt y contemplaba aterrorizada un charco de agua que había a sus
pies.





-¡Quinn ha roto aguas! ¡Hay que
llevarla a un hospital!- chilló Emily, acercándose a los chicos.


-¡Vamos! ¡Yo la llevaré!- se
ofreció Puck, sacando las llaves del coche- ¡Seguidme todos!





Todo el mundo fue corriendo hacia
su coche mientras Finn y Sam cargaron con Quinn hacia la furgoneta de Puck.
Unas horas más tarde, todos esperaban impacientes alguna noticia en una de las
salas del hospital.





-¡No entiendo nada! ¡No sé cómo
ha podido pasar! ¡Todavía le quedaban dos semanas para salir de cuentas!-
exclamó Sam, llevándose las manos a la cabeza y caminando de un lado para otro.


-Es obvio que la conmoción por la
noticia le ha adelantado el parto, Sam- le explicó Mercedes- No te preocupes
por nada. Quinn no es primeriza, sabrán qué hacer-le aseguró estrechándole la
mano.


-Sí, yo presencié el nacimiento
de Beth en este mismo hospital y hay muy buenos profesionales- afirmó Puck, que
tenía a su pequeña en brazos completamente dormida.


-Sí, tienes razón…- admitió Sam,
tomando asiento a su lado- Lo único que podemos hacer ahora es esperar…





Las horas pasaban lentamente en
aquella habitación y los chicos seguían sin tener ninguna noticia sobre Quinn y
sus bebés. Sam reanudó su paseo de un lado a otro mientras que Finn se ponía
cada vez más nervioso.





-¡No aguanto estar así!- dijo,
poniéndose en pie- ¿Alguien quiere un café?





Algunos levantaron la mano y
justo cuando Finn iba a marcharse hacia la cafetería sintió una mano aferrada a
su brazo.





-¡Emily! ¿Qué ocurre?


-Yo te acompañaré… Hay muchas
cosas que tenemos que hablar…


-De acuerdo…





Los chicos entraron en la
cafetería y tomaron asiento en una de las mesas, donde Emily cogió la mano de
Finn y la estrechó con fuerza entre las suyas.





-Oh, Finn. ¿Podrás perdonarme?


-¿Qu… qué?


-Todos estos meses has sufrido
tanto… y por mi culpa…- dijo ella, con el rostro roto de dolor- No sabes cuánto
lo siento… yo…


-¡No, Em! ¡No es culpa tuya! ¡No
digas tonterías!- exclamó Finn, sorprendido ante sus palabras- ¡Vosotros habéis
hecho lo que creíais que era mejor para Rachel y debo daros las gracias!


-Finn… no sabes cuánto te
agradezco todo esto…


-Tan sólo hay algo que no
entiendo…


-¿Qué? Contestaré a todo lo que
quieras saber, tienes todo el derecho a saber la verdad. Al menos todo lo que
yo sé- respondió ella, con una sonrisa sincera.


-Vale…pues hay algo que me
gustaría saber… Si Rachel no me abandonó… ¿Eso significa que la carta no la
escribió ella?


-Sí que la escribió, pero lo hizo
obligada por ese psicópata. Rachel nunca te habría escrito una cosa así, Finn…
Ella te ama con locura…


-Gracias, Em…-le agradeció él,
muy emocionado- Tus palabras me reconfortan.


-Lo sé, Finn. Tan sólo espero que
pronto tengamos alguna noticia de los chicos y podamos tener a Rachel de
vuelta.


-Sí, no sabes cuánto lo deseo…
Bueno, vamos a pedir los cafés.


-Sí, vamos…





Los chicos recogieron todo lo que
habían pedido y subieron a la planta de maternidad, dónde esperaban los demás.





-¿Alguna noticia?- preguntó
Emily, que ya se había situado junto a Sam.


-No, todavía nada…- susurró el
joven, que cada vez estaba más nervioso.





Justo cuando terminó la frase, el
doctor que había atendido a Quinn entró en la sala.





-Disculpen, ¿son ustedes los
familiares de Lucy Quinn Fabray?


-¡Sí, soy su marido! ¡Por favor, dígame
que están todos bien!


-¡Tranquilo, señor! ¡Todo ha
salido perfectamente! La paciente ha tenido un parto prematuro pero todo ha
estado perfectamente controlado. ¡Enhorabuena! ¡Es usted padre de mellizos!





El mundo se detuvo por unos
instantes para Sam mientras trataba de asimilar la noticia. A pesar de que ya
sabían que esperaban una pareja, esta era la primera vez que Sam realmente
experimentaba lo que era la paternidad. El joven sonrió de oreja a oreja
mientras el doctor le llevaba junto a su esposa.





-¡Quinn! ¡Princesa! ¿Cómo te
encuentras?- preguntó Sam, situado junto a ella y besando su frente.


-Tranquilo, Sammy, todo ha salido
bien- dijo ella, con una sonrisa débil- ¿Quieres verlos?


-Claro…





Lo que pasó a continuación fue
único para Sam, Quinn se tumbó y descubrió junto a ella un par de cunas dónde
dormían plácidamente dos hermosos bebés. Sam se levantó y comenzó a caminar muy
despacio hacia su posición, temeroso de despertarles con sus torpes
movimientos. En cuanto estuvo junto a ellos, su corazón se aceleró como nunca
al sentir sus pequeñas manitas agarradas a uno de sus dedos. Una lágrima de
emoción se deslizó por su mejilla ante tal visión mientras Quinn los observaba sonriente.





-Quinn, son preciosos…- consiguió
decir, entre lágrimas- Me gustaría que el niño se llamase Edward, como mi
abuelo…- propuso el joven, besando la cabecita de su pequeño.


-Claro, Sammy- accedió ella, con
una sonrisa- Si no te importa, me gustaría elegir el nombre para la niña.


-¡Claro, Quinn! ¿Qué nombre
habías pensado?


-Pues… como Rachel no está yo…


-¿Quieres llamar Rachel a nuestra
hija?


-No, pero… quiero que lleve su
segundo nombre: Barbra.





Sam reflexionó algunos segundos
para finalmente asentir, muy sonriente.





-¡Sí, me gusta! ¡Edward y Barbra!
¡Nuestros pequeños!


-Gracias, Sammy, eres
maravilloso- dijo ella, atrayéndolo hacia sí para besarlo.


-No, tú sí que eres maravillosa-
le dijo él, a unos centímetros de su boca- Te amo.





Dos semanas después, todos se
habían reunido en el salón de actos del McKinley para hacer un homenaje a
Rachel y hacer un llamamiento para que pudiera ser rescatada pronto. Tanto el
antiguo Glee club como algunos alumnos del instituto habían decidido participar
y habían preparado un pequeño número que mostrarían a Finn esa misma tarde.
Finn, por su parte, había centrado todos sus esfuerzos en volver a ser el mismo
y en centrarse en su familia, especialmente en Chris, del que ahora no se
separaba casi nunca. Cuando todo estuvo preparado, todos subieron al escenario
excepto Finn, que se quedó a cargo de los niños. El joven descubrió con asombro
a María y a Seth, alumnos del instituto y componentes del Glee Club que parecía
que iban a ocupar sus papeles en la canción que habían elegido para el acto: Keep holding on.








Cuando la actuación terminó, Finn
comenzó a sollozar mientras su hijo se aferraba a él con fuerza y escondía su
pequeño rostro tras su cuello. Las imágenes de Rachel y él en aquel videomontaje
habían llenado su corazón de tantos recuerdos que le resultaba imposible no
emocionarse al contemplarlas.





-Muy pronto volveremos a estar
con ella. Te lo prometo- le susurró a
Chris al oído.





Padre e hijo se abrazaron con
fuerza y después Finn alzó el rostro para ver llegar a Emily, que se había
acercado hacia su posición para recoger a su pequeña.





-Gracias por cuidarla, Finn- le
agradeció ella, mientras besaba la cabeza de su hija.


-No, Em- consiguió decir él,
secando sus lágrimas- Gracias a vosotros. Lo que habéis hecho hoy por Rachel es
maravilloso. No tengo palabras…


-¡No seas bobo! ¡Todo esto es lo
mínimo que podíamos hacer para compensarla!


-Sí, Em tiene razón…- dijo Quinn,
que estaba algo apartada, colgada del brazo de Sam- Bueno, nosotros tenemos que
volver al hospital con nuestros pequeños. Por favor, si averiguáis algo más sobre Rachel…


-Tranquila, serás la primera en
saberlo- le aseguró Em, algo nerviosa.





Quinn no pudo evitar sonreír
mientras se acercaba para abrazarla con fuerza. Emily permaneció donde estaba,
completamente inmóvil a causa de la sorpresa. Cuando finalmente se separaron,
Quinn estrechó su mano entre las suyas con lágrimas en los ojos.





-Em… yo…te debo un millón de
disculpas- le dijo, muy emocionada- Ahora comprendo que todo lo que has estado
ocultando este tiempo era por el bien de Rachel. Tan sólo espero que algún día
puedas perdonarme por todo lo que te he hecho pasar…


-¡No digas tonterías, Quinnie!
¡No tengo nada que perdonarte! ¡Además, tenías motivos para sentirte así!


-Ya, pero… me sentiré mejor si
puedo hacer algo para compensarte.


-Mmm… la verdad, no se me ocurre
nada ahora mismo. Pero si queremos ayudar a Rachel debemos aparentar frente al
mundo que no sabemos nada de ella.


-Sí, Puck nos lo dijo el otro
día- intervino Sam, rodeando la cintura de su esposa- ¿Nos vamos ya, princesa?


-Sí, vamos. Adiós, chicos.





Quinn y Sam se despidieron y poco
a poco todos fueron abandonando el lugar menos Finn y algunos miembros del
nuevo Glee Club. El joven dejó a su hijo en su carrito y le abrochó su pequeño
cinturón para que no se cayese. Justo cuando iba a abandonar el salón de actos,
una pequeña mano sobre su hombro hizo que se detuviese.





-Disculpe, señor Hudson…
¿Podríamos hablar un segundo con usted?





Finn se giró muy sorprendido para
descubrir a un par de adolescentes que lo miraban con ojos muy abiertos, algo
nerviosos. La chica era bajita, de pelo moreno y tenía el mismo brillo y
determinación en los ojos que había visto tantas veces en su novia. El chico,
que parecía ser su novio por la forma en la que la miraba, le recordó al
instante a él mismo a su edad. Finn sonrió de medio lado, tranquilizando un
poco a los jóvenes que volvieron a respirar tranquilos.





-¡Claro, María! ¡Pero llámame
Finn, por favor!


-De acuerdo, señor Hu… ¡Quiero
decir, Finn!- se disculpó ella, sonrojándose.


-Disculpa a mi novia, Finn. Lo
que pasa es que los dos estamos muy preocupados por la señorita Berry y nos
gustaría darle todo nuestro apoyo…- explicó el chico, rascándose la parte
inferior de la nuca.


-Sí, ella siempre fue una
excelente profesora y se portó muy bien con nosotros- consiguió decir María,
muy afectada- Yo… ella era buena conmigo… decía que era especial y que no debía
perder eso- dijo la chica, rompiendo a llorar en los brazos de su novio, que la
abrazó enseguida.


-¡Ey! ¡María, escúchame!- le rogó
Finn, conteniendo las lágrimas- Sé de lo que hablas, créeme, yo estuve a su
lado. Ella pasó por lo mismo y salió adelante. No me cabe duda que, donde
quiera que esté, Rachel querría verte sonreír.





María giró levemente el rostro
para mirarlo durante algunos segundos, con los ojos llenos de lágrimas.





-¿Us… usted cree eso?


-Claro que sí, María. Rachel me
habló mucho de ti y de cuánto le recordabas a ella misma. ¿Sabes una cosa? En
la vida, hay personas que nacen con una estrella y otras que tienen que luchar
durante años para conseguirla. Rachel y tú sois del primer grupo, así que sólo
te pediré algo: nunca la pierdas. Esa esencia que hay dentro de ti es lo que te
hace especial.


-Yo… Muchísimas gracias, Finn. Me
alegro de que Rachel esté rodeada de gente tan buena como tú.


-Gracias a vosotros. Teneros aquí
me trae muy buenos recuerdos…- afirmó, con una sonrisa- Os prometo que si en
algún momento averiguo algo más os lo diré, ¿de acuerdo?


-¡Muchísimas gracias, Finn!-
agradeció Seth, rodeando el hombro de su novia con un brazo.


-De nada- respondió él,
volviéndose de nuevo hacia el carrito de su bebé- ¡Ah, por cierto Seth!


-¿Sí?


-Pase lo que pase, recuerda esto:
ella es lo más importante. No la pierdas.





Seth lo miró totalmente
sorprendido pero finalmente sonrió, besando la cabeza de María.





-¡No se preocupe! ¡No lo
olvidaré!


-¡Hasta luego, chicos!





Dicho esto, los chicos se
despidieron y Finn se dirigió hacia el parking, dónde lo esperaban Emily y Puck
con su hija.





-Finn, ¿va todo bien?- preguntó
Emily, mirándole a los ojos.


-Sí, no te preocupes- la
tranquilizó, con una sonrisa- Vamos a casa.





Puck arrancó el motor del coche
mientras Finn miraba el cielo a través de la ventanilla y rogaba que toda esta pesadilla
que les estaba tocando vivir terminase pronto y Rachel y él pudieran volver a
reunirse pronto.





Los días pasaron despacio en la
cabaña mientras Lau y Jesse daban los últimos retoques a su plan de huída.
Rachel, por su parte, perdía toda esperanza de escapar a medida que pasaban las
semanas. Ya llevaba casi nueve meses de encierro y no sabía si tendría la
fuerza suficiente para aguantar mucho más allí dentro. El tiempo pasaba a
medida que su ánimo se apagaba más y más por momentos. Ni siquiera las palabras
de aliento de los chicos eran un consuelo para ella. El miedo a no salir de
allí con vida y a no volver a ver más a su pequeño la mataban día a día. Una
tarde, tras una de sus clases de ballet, no pudo contenerse más y desató toda
la frustración que durante tanto tiempo había llevado dentro.





-De acuerdo… ¡Ha sido una buena
clase, Rachel! ¡Felicidades!- le animó Lau, con una sonrisa amable, mientras
secaba el sudor de su frente.





Rachel la miró, con una expresión
sombría en el rostro.





-¿Cuándo vamos a salir de aquí?-
preguntó con brusquedad.


-¿Có… cómo dices?- preguntó la
enfermera, sorprendida ante el cambio de actitud de la joven.


-¡Ya me has oído, Lea! ¡Llevamos
meses aquí encerrados y no veo ningún avance en vuestro supuesto plan! ¡Quiero
salir de aquí y quiero hacerlo mañana mismo!- le advirtió Rachel, poniéndose en
pie, con determinación en sus ojos.


-Yo… lo siento, Rachel, pero…


-¡No, Lea! ¡Ya no aguanto más!
¡Estoy cansada de vuestras disculpas! ¡Ya son casi nueve meses y no pienso
esperar ni un día más! ¡Quiero volver con mi familia y nada ni nadie me lo va a
impedir! ¡¿Me has entendido?!


-Claro que lo he entendido,
Rachel. Aquí la que no entiendes eres tú- le respondió la enfermera, respirando
profundamente- Las cosas no son tan fáciles como crees. Si queremos que esto
salga bien antes tenemos que conseguir que Thom confíe plenamente en nosotros y
nos deje quedarnos a solas contigo.


-¡No! ¡Ya lleváis aquí casi seis
meses y no lo habéis logrado! ¡Estoy cansada de esperar un milagro que no va a
realizarse! ¡Voy a volver con mi niño y voy a hacerlo mañana! ¡Con vuestra
ayuda o sin ella!


-¡No, Rachel! ¡¿Estás loca?!
¡Tenemos que hacer esto los tres juntos o no tendremos ninguna posibilidad!


-¡Pues entonces venid conmigo!
¡No aguanto ni un día más aquí!- se quejó Rachel, con los ojos llenos de
lágrimas- ¡Tú no lo entiendes! ¡No sabes lo que es que te humillen y te tengan
todo el día encerrada y amarrada contra una pared! ¡No tienes ni idea de lo horrible
que es! ¡Del dolor que siento al no tener a Chris conmigo! ¡Yo soy su madre!
¡Me necesita!


-¡YA BASTA, RACHEL!- la
interrumpió Lau, perdiendo la paciencia- ¡Tú tampoco me conoces! ¡Entiendo tu
sufrimiento pero eso no te da ningún derecho a juzgarme! ¡Tú no sabes nada de
mí ni de lo que me ha tocado vivir!





Dicho esto, Laura se giró,
dándole la espalda mientras luchaba contra las lágrimas que amenazaban con
inundar sus mejillas.





-Lea… discúlpame, yo… no quise
ofenderte… ¡Es que no aguanto ni un minuto más aquí dentro! ¡Por favor,
necesito salir de aquí! ¿Tan difícil es de entender?


-No… claro que no lo es- le
respondió la enfermera, con un hilo de voz- De hecho creo que soy de las pocas
personas que pueden comprender exactamente cómo te sientes, Rachel…


-¿Qu… qué? ¿Pero…?


-Rachel… Yo he visto cosas tan
horribles que si las contase te pondría los pelos de punta- logró decir, con la
voz llena de tristeza.


-¿Co… cómo? ¿Me estás diciendo
que a ti también…?


-No, a mí no me secuestraron,
Rachel. Lo que me ocurrió fue algo bastante peor…


-¿Qué… qué te pasó? ¿Qué te
hicieron a ti?- preguntó Rachel, acercándose a su posición algo temerosa.


-Eh… Perdóname, Rachel. No quería
asustarte. Creo que es mejor que me vaya…


-¡No! ¡Por favor cuéntame!
¡Necesito un motivo para seguir resistiendo y tal vez tu historia me sirva!


-Yo… no sé, es que… no puedo…-
tartamudeó la joven, mordiéndose el labio inferior.


-Te lo suplico…


-De… de acuerdo… eres la primera
persona a la que le cuento esto…- dijo la enfermera, secando una lágrima que se
había deslizado por una de sus mejillas- Supongo que lo mejor es que empiece por
el principio…





Laura se sentó en una de las
sillas de mimbre y comenzó a relatarle la historia de su vida.





-Verás… yo crecí en el seno de
una familia numerosa junto a mis padres y mis dos hermanos. Tanto ellos como mi
padre siempre estuvieron encima de mí ya que era la más pequeña- explicó, con
una expresión de nostalgia en los ojos- me cuidaban en extremo y siempre me
sentí como la princesa de la casa. Aquellos fueron buenos tiempos para mí, era
una niña feliz a la que nada le faltaba- contó Laura, con la voz cargada de
emoción.


-Sí, entiendo… ¿Cómo era la
relación con tus padres, Lea?


-Ellos nos querían con locura. Los
dos eran profesores, mi madre daba clases particulares de inglés y mi padre de
música, aunque sólo practicó la docencia con sus hijos. Mi padre adoraba
acompañar mis clases de ballet con música de Beethoven. Sin embargo, más que
profesor él era antes que nada un músico que amaba su trabajo. Siempre que
pienso en él lo recuerdo frente al piano, fumando con su pipa preferida…-
recordó, con un brillo especial en los ojos.


-Lea, todo eso es muy bonito. ¿Por
qué dices que has vivido cosas tan horribles?


-Ese es sólo el comienzo, Rachel…
Aún no te he contado nada…- respondió ella, con un nudo en la garganta.


-Oh, entiendo… Sigue, por favor…


-Los años pasaron y antes de que
pudiera darme cuenta ya había alcanzado la adolescencia. El instituto se
convirtió en mi segundo hogar y allí conocí a Tatiana, una chica buena y
cariñosa que muy pronto se convertiría en mi mejor amiga…- dijo Lau, con una
sonrisa de nostalgia- Las dos nos hicimos inseparables y no había lugar al que
fuera la una sin la otra. Pero… de repente un día al salir de clase… se nos
acercó un grupo de chicos que cambiaría nuestra vida para siempre…


-¿Po… por qué? ¿Qué pasó?-
preguntó Rachel, muerta de curiosidad.


-Esa gente no era de fiar y yo lo
sabía- respondió, con un toque de culpabilidad en la voz- Siempre solían beber
más de la cuenta en todas las fiestas y con frecuencia consumían también otro
tipo de sustancias. En un principio intenté alejarme de ellos, pero todo fue
inútil…- explicó, con los ojos llenos de lágrimas- A Tatiana le gustaba uno de
los chicos de la pandilla… así me suplicó que por favor le siguiese la
corriente y me fuera con ellos, aunque sólo fuera de vez por esta vez. En ese
momento, sin pensar en las consecuencias que podría traer mi decisión para mí y
para mi amiga, accedí sólo por verla sonreír…


-¡Oh, no! ¡Qué mal! ¡Continúa,
por favor!


-Aunque al principio nos
resistíamos, al cabo de los meses empezamos a comportarnos como ellos. Mi
actitud cambió… comencé a desobedecer a mis padres y a contestar de mala manera
a mis hermanos…- relató, agachando la cabeza completamente avergonzada- me
había cansado de ser la princesa del cuento y ahora luchaba desesperadamente
por mi independencia. Si tan sólo hubiera sabido lo equivocada que estaba…- se
lamentó, secando algunas lágrimas que comenzaban a deslizarse por su rostro.


-¿Por qué dices eso? ¡¿Qué te
hicieron esos chicos?!


-Una noche, fuimos a una
discoteca y las cosas se nos fueron de las manos… Al principio, Tatiana y yo
sólo bebimos un par de copas y después nos fuimos a bailar. Todo iba bien hasta
que apareció Lucas, el chico que le gustaba a Tati… él le cogió de la mano y se
la llevó hacia uno de los reservados del local sin que yo pudiera evitarlo...
Quise seguirla, pero el lugar comenzó a llenarse de gente y la perdí de vista...
Comencé a buscarla sin éxito hasta que… una hora después…





Laura interrumpió su narración
para inspirar profundamente mientras secaba las lágrimas que comenzaban a
deslizarse por su rostro.





-¡¿Qué?! ¡¿Qué fue lo que pasó?!-
preguntó Rachel, con la respiración agitada por los nervios.


-Tan sólo recuerdo un grito
ensordecedor y después todo el mundo comenzó a dispersarse… entonces por fin la
encontré… allí estaba… mi mejor amiga… en sus brazos… totalmente inconsciente…


-¿C… cómo? ¡Oh, Dios mío! ¡Tatiana!


-Sí…-dijo Lau, entre sollozos-
Nunca olvidaré aquel momento en el que presioné sobre su cuello y no conseguí
sentir su pulso… ella no… no respiraba…


-¡Oh, no! ¡Por favor dime que no
le pasó nada!-casi rogó Rachel, con lágrimas en los ojos.


-No, consiguió salvarse… El
encargado llamó enseguida a la ambulancia y ellos me dijeron que Tatiana había
entrado en la fase de coma etílico...-explicó, con un hilo de voz-
Afortunadamente consiguieron reanimarla y fue entonces cuando descubrí mi verdadera
vocación: la medicina.


-¡Claro, de alguna manera todo
eso te hizo reaccionar!


-Exacto, desde ese momento rompí con
la vida que había llevado hasta entonces y comencé de nuevo. De alguna manera
me prometí a mí misma que a partir de ahora iba a dedicar todo mi tiempo a
ayudar a los demás y que sería sumisa y responsable. Así que, cuando el instituto terminó, mi meta
fue matricularme en medicina. Sin embargo, la nota que pedían era demasiado
alta asi que tuve que conformarme con la opción que más se acercaba a mi sueño:
enfermería.


-¡Vaya! ¡Lo siento mucho, Lea!


-Sí… supongo que en ese momento
aquello fue un fracaso para mí… pero luego comprendí que la enfermería también
me daría la oportunidad de salvar muchas vidas como las de mi amiga, así que me
sentí feliz con mi elección- respondió ella, con una sonrisa débil.


-¡Qué bien! ¿Qué pasó después?


-La Universidad se convirtió
definitivamente en mi salvación. Nadie me conocía, nadie sabía mi nombre ni la
fama que había tenido en el instituto… - relató, algo nerviosa-Allí tuve la
oportunidad de empezar de nuevo y de conocer nuevos amigos. Pero lo que nunca imaginé es que conocería a
la persona que escribiría mi destino…- consiguió decir, con las manos
temblorosas.


-¡¿En serio?! ¿Qu… quién?


-Se llamaba Alejandro…- continuó,
con una expresión sombría en el rostro- desde el primer momento en el que
nuestras miradas se cruzaron supe que aquel era el hombre más perfecto que
había visto en toda mi vida. Sus ojos eran de un marrón penetrante y su sonrisa
deslumbrante…


-¡Vaya! ¡El hombre perfecto!


-Sí… al menos eso pensaba yo…


-¿Qu… qué pasó entre él y tú, Lea?-
preguntó Rachel, temblando de repente al ver la expresión ausente de la
enfermera.


-Alejandro y yo nos hicimos
amigos enseguida y… unos meses más tarde… esa amistad dio paso a algo más. Nos
convertimos en la pareja de la clase y ambos éramos inseparables. Cuando la carrera terminó, no lo pensamos dos
veces y nos fuimos a vivir juntos. Todo iba bien hasta que… hasta que
comenzamos a trabajar juntos en un hospital cercano a nuestra casa…. Yo… tenía
el turno de noche mientras que él me trabajaba por la mañana. Un día como otro
cualquiera, salí de mi turno acompañada de un compañero y ambos bajamos juntos
en ascensor y después me marché a casa a descansar. Cuando llegué a casa,
Alejandro me estaba esperando y… tenía un aspecto terrible…- explicó, con la
voz cargada de emoción.


-¿Es… estaba borracho?


-Sí… demasiado… Sus pupilas…
estaban dilatadas y… sus músculos estaban tan contraídos... Antes de que
pudiera reaccionar, sus manos ya estaban aferrando mis hombros con fuerza
mientras empezaba a hacerme toda clase de reproches.


-¿Qué? ¡Pero si tú no habías
hecho nada!


-Sí, pero él no pensaba eso.
Alejandro vio como entraba a trabajar con mi compañero y comenzó a decir que
era una cualquiera que tonteaba con todos los que se cruzaban por mi camino-
dijo ella, repitiendo sus palabras, con ojos llorosos- Entonces… cuando… cuando
intenté defenderme de sus acusaciones… un
fuerte bofetón cruzó mi rostro y caí al suelo, perdiendo el conocimiento…


-¿Qu… qué?- consiguió decir
Rachel, sin poder creer lo que estaba escuchando.


-Sí, Rachel… Aquella fue la
primera vez que Alejandro me puso la mano encima…





Rachel la observó con los ojos
muy abiertos mientras una lágrima se deslizaba por su rostro.





-Dios mío… Lea yo…


-No te preocupes, Rachel. Me
encuentro bien- le aseguró la joven, con un toque de desolación en la voz- Aún
no he terminado…


-¡¿Qué?! ¡¿Todavía hay más?!


-Sí, Rachel… Al día siguiente, él
se disculpó y yo fui tan estúpida que le creí… Así que maquillé un poco mi
rostro e intenté seguir con mi vida mientras me convencía de que él realmente había
cambiado.


-¿En serio?


-No, claro que no…- respondió
ella, cada vez más afectada- Cuando la misma situación se repitió y él volvió a
verme en compañía de otro hombre, sus celos despertaron de nuevo… Sin embargo,
en esta ocasión las consecuencias fueron mucho peores…


-No… ¿Qué te hizo ese animal?


-En cuanto llegué a casa… él… me
cogió con fuerza del cabello y me tiró al suelo… después comenzó a insultarme
mientras me golpeaba por todo el cuerpo…- explicó, con la voz empañada por el
llanto- Te juro que intenté escapar pero… no pude… yo…


-Lea, entiendo que no quieras
seguir… de verdad…


-¡No! ¡Necesito contárselo a
alguien! ¡Ya no puedo más!


-De acuerdo…


-Lo siguiente que recuerdo es que
me llevó a la habitación estando semiinconsciente… una vez allí él… me… me
violó…


-¡NO! ¡MALDITO DESGRACIADO!
¡¿CÓMO PUDO HACERTE ALGO ASÍ?!


-Lo sé… créeme que yo misma me lo
pregunté demasiadas veces…- dijo ella, llorando sin parar- Ese fue el último
día que ejercí oficialmente la enfermería. Las palizas que me daba eran tan
fuertes que me obligaban a quedarme en casa, limpiando y siendo la esclava de
todas sus perversiones… Con el tiempo dejé de llamar a mi familia y perdí todo
contacto con el exterior…


-¡Oh, Dios mío! ¡¿Cuánto tiempo
te tuvo de esa forma?!


-Casi dos años… Al cabo del
tiempo perdí la cuenta de las veces que me maltrató y abusó de mí. Lo único que
quería era despertar de aquella pesadilla… volver el tiempo atrás…- dijo, con
la voz rota de dolor- Un día, me levanté corriendo a vomitar y un mes más tarde
descubrí la cruda realidad: estaba embarazada.


-¡¿Qué?! ¡¿Tienes un hijo, Lea?!
¡Pero…!


-Por favor, deja que termine…


-No, por favor… dime que no…


-Ese bebé que crecía lentamente
dentro de mí fue mi única felicidad en aquel momento. Mi futuro hijo era lo
único hermoso que me quedaba y estaba dispuesta a luchar por él, así que no le
dije nada… Sin embargo… esas cosas no pueden esconderse por mucho tiempo…-
dijo, comenzando a llorar con más fuerza que nunca- Cuando… lo descubrió… se
puso furioso… dijo que el bebé era el culpable de que estuviera como una foca…
- repitió, imitando sus palabras, sin dejar de sollozar mientras temblaba de
pies a cabeza.


-Dios mío… por favor… dime que no
os hizo nada… por favor- suplicó Rachel, uniéndose a su llanto.


-A pesar de mi estado, las cosas
no cambiaron y él siguió aprovechándose de mí, de los dos…- consiguió decir,
sin dejar de llorar- Hasta que un día me cansé y me negué… estaba cansada de
que hiciera daño a mi bebé... ya tenía seis meses de embarazo y gracias a un
amigo que vino a mi casa a escondidas supe que esperaba una niña… Lucía… mi
pequeña…





Laura cubrió su rostro con ambas
manos, mientras lloraba sin consuelo. Rachel no pudo reprimirse y corrió a
abrazarla, compartiendo su dolor.





-Él la mató, Rachel… Alejandro
mató a mi hija…


-¡¡NO!! ¡MALDITO ANIMAL!


-Cuando le planté cara me tiró
contra el suelo y luego comenzó a darme patadas en el vientre… yo… no pude
hacer nada… ¡Te juro que intenté protegerlo pero no pude! ¡No pude!- exclamó
llorando con más fuerza- Cuando todo terminó, él se alejó mientras yo sentía
como la sangre corría por mis muslos… la sangre del aborto de mi bebé…


-¡No! ¡No puede ser! ¡No, por
favor! ¡Dime que es mentira! ¡Que es una broma pesada! ¡Por favor, dímelo!-
suplicó Rachel, de rodillas, con los ojos llenos de lágrimas totalmente
desolada.


-Ojala pudiera decirte eso… yo…
aún sigo recordando la sensación de tenerla dentro de mí, aquí- dijo, señalando
su vientre vacío- Pero ya no hay nada… no hay nada…- dijo, con las manos
temblorosas mientras su vista se nublaba a causa de las lágrimas.





Rachel se secó las lágrimas al
tiempo que alzaba el rostro, sintiéndose agradecida al tener a Finn y a Chris,
que la amaban y la necesitaban.





-Lea yo… sé cómo te sientes…
cuando yo estuve embarazada de Chris, Thom me atropelló y por unos segundos
creí que había perdido a mi hijo… Ese sentimiento es peor que no sentir
absolutamente nada…


-Sí… aún no sé cómo conseguí
salir de allí… A veces, tengo pesadillas por las noches y tengo miedo de que,
al despertar, nada haya cambiado y él siga a mi lado, torturándome…


-¿Cómo… cómo conseguiste escapar?


-Todo pasó muy rápido… como en
una película para mí… Al principio simplemente me encerré en mí misma, ya nada
tenía sentido ni me importaba. Tan sólo quería que me matara de una vez y así
pudiera reunirme con mi pequeña, que seguramente estaría en el cielo,
esperándome. Con el paso del tiempo esa indiferencia se convirtió en odio,
hacia él y hacia mí misma. De repente me vi en la necesidad de vengar lo que
había pasado y me puse frente a él para plantarle cara de una vez por todas.
Sin embargo, esta vez no me golpeó, sino que sacó una pistola y me apuntó
directamente con ella. Al principio el miedo me paralizó, pero luego me
abalancé sobre él y comenzamos a forcejear por el control del arma. Antes de
que pudiera darme cuenta, la pistola se disparó y lo siguiente que recuerdo es
a Alejandro tirado en el suelo mientras un charco de sangre se formaba a su
alrededor.


-¡Oh, Dios mío! ¿Lo… lo mataste?


-No, él solo se disparó. En ese
momento vi mi única posibilidad de escapar. Así que salí corriendo de allí y
después llamé a la policía para todo lo que había sucedido en esos meses…


-¿Qué hizo la policía? ¿Qué pasó
con Alejandro? ¿Lo metieron en la cárcel?


-A Alejandro se lo llevaron al
hospital con vigilancia policial y esa fue la última vez que lo vi. A mí me
hicieron un interrogatorio y luego me dejaron marchar. En ese momento me vi
completamente sola, no tenía a dónde ir pero finalmente me armé de valor y
emprendí el camino de regreso a casa…


-¡Oh! ¿Qué te dijeron?


-Cuando llamé al timbre, mi
hermano mayor apareció tras la puerta. Su rostro tenía una expresión sombría y
sus ojos habían perdido la alegría que en otros tiempos solían tener… Me
sorprendí al ver que estaba vestido completamente de negro y él pareció
sorprenderse al verme allí frente a él. Mi hermano titubeó unos segundos,
debatiéndose consigo mismo, pero finalmente abrió la puerta, permitiéndome
pasar. Recorrí el estrecho pasillo casi a oscuras, con la única iluminación que
aportaba la vela de mi hermano. Cuando llegué al salón, volví a sorprenderme al
ver a mi madre y a mi otro hermano rodeados de todos nuestros familiares, todos
vestidos de negro. Mi madre abrió los ojos de par en par al verme, como si
hubiera visto un fantasma. Después comenzó a llorar en brazos de mi hermano
mayor mientras le preguntaba qué era lo que estaba haciendo allí.


-¡Oh, no! ¿Quién… quién había
muerto?


-Antes de que mi hermano menor se
acercara para decírmelo yo ya sabía la respuesta. Mi padre…aquel hombre
maravilloso que amaba la vida y a su familia por encima de todo, había muerto a
los sesenta años víctima de un cáncer de pulmón que se había agravado a causa
de su adicción al tabaco…- dijo, reanudando su llanto.


-No… Lea, lo siento muchísimo…


-Lo sé, Rachel. Gracias por
escucharme… todo esto es… muy duro para mí todavía… yo… lo siguiente que recuerdo
es que, cuando todos se marcharon, me acerqué a mi madre y a mis hermanos y
durante algunos segundos simplemente nos miramos todos a los ojos, mientras las
lágrimas se deslizaban por nuestras mejillas. Finalmente mi madre abrió sus
brazos y yo corrí a abrazarla con fuerza. Luego nos sentamos los cuatro en el
sofá y entonces les conté toda la verdad sobre lo que había pasado en esos
meses y sobre la pérdida de mi hija… En cuanto escucharon eso, me abrazaron los
tres y me dijeron que no había nada que perdonar y que a partir de ahora todo
iría bien…


-¡Por fin un rayo de esperanza!
¿Qué pasó después?


-Mi madre me acompañó hasta mi
antigua habitación y se quedó conmigo durante algunos minutos, mientras
acariciaba mis cabellos con ternura, como hacía cuando tan sólo era una niña…
Antes de marcharse, me dio las buenas noches y después, tras besar mi frente, desapareció
tras la puerta. Entonces apagué la luz y comencé a dar vueltas y vueltas sobre el
colchón… la noticia de la muerte de mi padre había sido tan repentina que me resultaba
muy difícil asimilar que ya nunca más volvería a verle ni a hablarle. El llanto
ahogó por completo todos mis pensamientos mientras mantenía la mirada fija en
el techo. Comencé a maldecir mi destino y a culparme por su muerte y la de mi
hija. Si yo hubiera actuado a tiempo, tal vez sus muertes podrían haberse
evitado y la culpabilidad me invadía por completo.


-Pero, Lea… eso es algo que no se
puede predecir… no puedes culparte por eso…


-Ya lo sé… pero en ese momento
todo era demasiado reciente y lo más fácil para mí era echarme toda la culpa.
Cerré los ojos unos segundos, intentando controlar el latido desbocado de mi
corazón, cuando de repente una voz suave y cálida inundó por completo la
habitación con un sonido que yo recordaba demasiado bien: la voz de mi padre…


-¿Qu… qué? ¿Escuchaste a… a tu
padre?


-Sí, Rachel, pero no sólo eso,
también lo vi y no venía solo: traía un pequeño bebé en brazos.


-Oh… ¡Lucía!


-Sí… ¡Oh, Rachel! ¡Ojala la
hubieras visto! ¡Era tan pequeña pero tan hermosa!- exclamó, con los ojos
llenos de lágrimas, totalmente desolada- Nunca olvidaré como su pequeño
cuerpecito se ajustaba a la perfección a los brazos de mi padre… Ambos parecían
verdaderos ángeles allí postrados frente a mí…


-¡Oh, Dios mío! ¿Qué… qué te
dijo?


-Lo primero que quiso fue
tranquilizarme… me aseguró que Lucía estaba a salvo y que él se encargaría de
cuidarla hasta que yo me reuniera con ellos. Después… me dijo que estaba
orgulloso de mí… que no tenía que culparme de nada de lo que había sucedido y
que ahora debía buscar mi felicidad con todas mis fuerzas, porque ellos dos
siempre estarían ahí para mí, esperando a que llegara mi momento de partir…


-Eso es… precioso- consiguió
decir Rachel, cada vez más emocionada.


-Sí, sé que parece una locura
pero… sé que lo vi y que él me habló, Rachel… lo sentí con cada fibra de mi ser
y cada poro de mi piel… ellos dos estaban allí, a mi lado, y desde ese momento
comprendí que siempre estarían conmigo… Así que, al día siguiente fui a hablar
con mi madre y mis hermanos y les hice entender que quedarme allí no era
seguro, pues Alejandro no tardaría en recuperarse. Así que decidí que irme a
vivir a otro país era la mejor opción… Fui al despacho de mi padre, aspiré su
aroma a tabaco por última vez, y después recogí las partituras de su canción
preferida, que ya conoces…


-Sí… ¿Fue entonces cuando te
trasladaste a Nueva York?


-No exactamente- respondió,
sonándose la nariz- Al principio fui a vivir a Nueva Yersey. Allí había una
buena academia y me apunté para ver si conseguía algún trabajo como bailarina…


-¿Pero… tú no eras enfermera? Me
dijiste que habías tenido una lesión…


-Te mentí, Rachel…no quería
contarte la verdad, me daba vergüenza… además, ya no me sentía con fuerzas para
seguir ejerciendo de enfermera…


-Lea yo…


-No, tranquila… soy yo la que
debe pedirte disculpas… por haberte hecho a escuchar todo esto…


-¡No! ¡Necesitabas decírselo a
alguien, Lea! ¡No puedes callar una cosa así toda la vida!


-Bueno, yo…





En ese momento, una pirámide de
cajas cayó de golpe al suelo, revelando a la persona que había escondida
detrás.
-¡Jesse! ¡¿Qué... qué haces tú aquí?- preguntó Lau, poniéndose en pie de un salto, muy nerviosa.
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Finchel

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