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Mensaje por almi Miér Ene 05, 2011 7:05 pm

Jesse es un amor y viene para dar mas drama a la historia, ademas de ser el unico que siempre le creyo en sus actitudes artisticas St Berry forever
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Activo Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)

Mensaje por Lau_finchelforever Miér Ene 05, 2011 7:52 pm

Hola!!!! Aquí os dejo el capítulo 10, espero que os guste y podáis dejarme un pequeño comentario ^^


Cáp. 10- Maternidad



Jesse le mantuvo la mirada a Rachel, mientras le sonreía, al comprobar que ella aún se acordaba de él y al menos no lo miraba con odio como el resto después de todo lo que le hizo.



-Hola, Rachel… me alegro de que estés bien…yo…



Jesse empezó a ponerse nervioso, incapaz de explicarse. Rachel lo miraba con una mezcla de curiosidad y preocupación, mientras Finn, bastante molesto, no dejaba de mirar a ambos. Finalmente, el moreno perdió la paciencia, elevando el tono de voz algo más de lo necesario.



-¡Bueno, ya es suficiente! ¡Creo que deberíamos dejar a Rachel a solas para que descanse!- intervino Finn, fulminando a Jesse con la mirada.

-De acuerdo, ya me voy… - dijo Jesse, dirigiéndose a la puerta con la cabeza gacha.

-¡NO! ¡De eso nada!- dijo Rachel- Jesse, tú no te vas hasta que no me expliques qué haces aquí- dijo la morena, intrigada, al tiempo que Finn se giraba para mirarla con la boca abierta.

-Pero, Rach… El médico ha dicho que…
-Sé lo que ha dicho el doctor y una charla con un viejo amigo no puede hacerle daño al bebé, ¿no crees?- le preguntó, algo molesta.

-¿Cómo? ¿Un viejo amigo?-preguntó Finn, muerto de celos- Pero…
-¡Ni pero ni nada, Finn! ¡Quiero quedarme a solas un momento con Jesse! ¡Luego tú y yo hablaremos!- le dijo ella, mientras lo miraba fijamente.

-¿Pero qué te pasa, Rach? Tú nunca me has hablado en ese tono…- pregunto él, dolido por sus palabras.

-Bueno, entonces piensa que has hecho para que esté molesta…
-¿Qué…? Pero… yo…- Finn la miró muy confuso, sin entender absolutamente nada al tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas- no entiendo nada…

-Eh… creo que es mejor que los dejemos a solas, Finn- dijo Hiram, que miraba a su hija preocupado.

-Sí, vamos- dijo Kurt, mientras cogía a Finn del brazo, para sacarle de la habitación a la fuerza.



Finalmente quedaron Rachel y Jesse a solas, mirándose fijamente sin decir una palabra hasta que ella decidió romper el hielo.



-Puedes acercarte, no muerdo-
dijo entre risas.
-Sí, ya lo sé- le siguió la broma él, mientras se acercaba- De verdad que me alegro de que haya salido todo bien.

-Sí, yo también- dijo ella con una sonrisa- Por un momento pensé que lo perdía, Jesse… ha sido tan horrible, menos mal que todo ha pasado ya- comentó, más aliviada.

-No pienses en eso ahora, Rach. Lo que tienes que hacer es a partir de ahora es alimentarte bien por tu bebé y descansar, que te lo mereces.

-Vaya… nunca pensé que el gran Jesse St. James me diría algo así- comentó ella, riendo.


Jesse se acercó más a ella, cogiendo una de sus manos, mientras la miraba con una expresión de absoluta tristeza.



-Rachel, yo… me equivoqué… pensé que la vida era solamente los escenarios y el éxito, pero con el tiempo me di cuenta de que no era así…- se lamentó, mientras dejaba de mirarla, avergonzado- Siento mucho lo que te hice… lo que te hicimos todos los de Vocal Adrenaline… nunca debí participar en eso pero… tú le querías a él y eso me mataba… me pudo el resentimiento. ¿Podrás perdonarme algún día?



-Ey… tranquilo… todo eso pasó hace mucho tiempo. Puedes estar seguro de que estás más que perdonado- le aseguró ella, mientras ponía su otra mano sobre la de él- De todas formas… no creo que estés aquí por eso, Jesse…



-No, la verdad es que no- dijo él, mirándola a los ojos- Rachel, yo… fui quien te recogió… entre los coches…

-¿Qué?- preguntó ella, boquiabierta- ¿Entonces… tú presenciaste mi accidente?

-Sí… será mejor que empiece desde el principio…


El reloj marcaba solamente las ocho, pero la Quinta Avenida ya estaba a rebosar de gente. Jesse ni se molestó en ocultar su rostro, hoy sabía que nadie le reconocería entre tanta gente, cualquier día en la Gran Manzana a esas horas era perfecto para mezclarse entre la multitud y desaparecer. Como pudo se fue abriendo paso entre la gente, hasta que llegó al kiosco de prensa, dónde cogió su revista favorita, como solía hacer todos los viernes. Después, con un ejemplar de People bajo el brazo, Jesse entró al Starbucks, dónde pidió su bebida favorita para empezar el día con energía: un refrescante frapuccino de vainilla. Cuando le sirvieron el batido, Jesse subió al piso de arriba, buscando con la mirada su sitio favorito. Sin duda era el más apartado de la sala y le encantaba sentarse allí, mientras se perdía entre reportajes estelares y chismes sin confirmar. Jesse ojeó la revista por encima, sin dejar de pensar en la llamada que su representante le había hecho el día anterior, se estaba preparando un nuevo guión para un nuevo musical innovador con respecto a lo hecho hasta ahora, y el director quería contar con el gran Jesse St. James para el papel protagonista. Con mucho tiempo y sacrificio, Jesse se había convertido en uno de los actores más prometedores de Broadway y ya había participado en varios musicales de renombre que le habían dado un lugar muy destacado entre el mundo del espectáculo, de ahí que todos los productores se muriesen de ganas por contar con él. Jesse siguió dándole vueltas al guión del musical, mientras se terminaba el frapuccino, para finalmente salir a la calle, de nuevo camuflado entre la multitud. Ese día decidió que iría en taxi al teatro, ya que la noche anterior había llovido de forma abundante y lo que menos deseaba era mojarse el bajo de sus pantalones. Para un artista, el vestuario y la presencia debían ser impecables y esa era una regla que él llevaba a raja tabla. De modo que fue hacia la zona dónde paraban los taxis, mientras trataba de llamar la atención de alguno de ellos. Lo que presenció a continuación pasó tan deprisa que le pareció que estaba sacado de una película y en cualquier momento podría darle al botón rebobinar, para ver todos los detalles. Junto a la parada, de uno de los portales vio que salía una chica morena que al instante reconoció: la gran Rachel Berry, otra de las niñas prodigio de Broadway y su ex novia de la adolescencia. Le sorprendió ver que corría a toda prisa con el rostro lleno de lágrimas, mientras se dirigía hacia el paso de peatones, cuyo signo de color verde ya empezaba a parpadear. Jesse sintió ganas de gritar, de decirle que parase pero cuando quiso llegar hasta ella todo pasó demasiado rápido: Rachel cruzó sin mirar y un taxi que venía a toda velocidad, la golpeó de costado. Jesse contempló como Rachel salió ligeramente despedida hacia uno de los lados, para finalmente caer al suelo, al tiempo que un charco de sangre se formó a su alrededor, ante la mirada de algunos curiosos que se quedaron inmóviles, sin saber qué hacer. El taxi huyó a toda prisa ante la mirada atónita de Jesse, que le gritó toda clase de insultos a la vez que corría hacia Rachel, apartando a la gente como podía. Cuando por fin llegó a su lado, lo que encontró le dejó sin respiración: allí estaba ella, pálida, pero hermosa a la vez mientras se desangraba lentamente. Jesse no lo pensó dos veces y con mucho cuidado la cogió en brazos, para llevarla a la acera. Cuando la puso a salvo de los coches, marcó rápidamente a la ambulancia, para que viniesen a ayudarla. Unos minutos después, el coche llegó a toda prisa, mientras la subían en una camilla. Jesse mintió diciendo que era un familiar para que le dejasen subir con ella. El camino le pareció eterno, mientras los enfermeros trataban de cortar la hemorragia a toda prisa, mientras Jesse se ponía cada vez más nervioso, sin saber qué hacer para que ella se pusiese bien. Finalmente llegaron al hospital, dónde la llevaron directamente al quirófano, para una operación de urgencia, mientras Jesse no se separaba ni un segundo de la puerta, al tiempo que una lágrima solitaria se deslizaba por su mejilla.



-Eso es todo lo que recuerdo…- dijo él, mientras volvía a mirarla directamente a los ojos- Siento que no sea gran cosa, Rach.

-¡No digas eso! ¡Ahora ya sé
porqué me acordaba de un taxi! ¡Fue el coche que me atropelló! ¡Tú
fuiste testigo de todo lo que pasó y me puedes ayudar a recordar!- dijo
ella, bastante

animada- Créeme que eso es hacer mucho, además, si no fuese por ti lo más
seguro es que mi bebé no se hubiese salvado…- dijo ella, totalmente emocionada- ven aquí- mientras abría sus brazos.



Jesse sonrió, para después correr hacia sus brazos, mientras se perdía en su calidez. Por más que siempre se lo había negado a sí mismo, nunca había olvidado a aquella chica morena de New Directions que compartía su pasión por el espectáculo. Ahora más que nunca sabía que Rachel Berry había sido, es y sería siempre el gran amor de su vida, aunque ya fuese demasiado tarde para luchar por ella. Ella estaba con Finn Hudson, su amor de la adolescencia y ahora iban a tener un bebé. Por más que su corazón le decía que debía luchar por ella, su cabeza sabía que no estaba bien meterse en medio de una relación y decidió que al menos intentaría ser amigo de Rachel, para compensarla por todos sus errores.



-Gracias por no odiarme, Rach- le dijo él, emocionado- Eres muy buena, conmigo.



Rachel siguió abrazándolo mientras sonreía, encantada al tenerlo de nuevo a su lado. Algo le decía que Jesse ya no era aquel chico ambicioso y arrogante que había conocido y sospechaba que esta vez las cosas serían diferentes y ambos podrían llegar a ser grandes amigos. Los chicos siguieron abrazándose en silencio, encantados ante la sensación de estar el uno junto al otro de nuevo. En ese momento Finn entró a la habitación, para encontrarse con esa escena, al tiempo que sus celos aumentaban a cada segundo. Rachel alzó el rostro al sentir el roce de la puerta y se separó rápidamente de Jesse al ver el gesto de dolor que surcaba todo rostro de Finn.



-¡Oh! ¿Qué hora es? ¿Llevamos mucho tiempo hablando?- preguntó Rachel, algo nerviosa ante la mirada de Finn.

-Pues… creo que casi una hora…-dijo Jesse, mientras consultaba el reloj.
-Una eternidad- pensó Finn, en voz alta, cuando los chicos lo miraron sorprendidos- Rach, tenemos que hablar- dijo el moreno con decisión.

-Sí, tienes razón- asintió Rachel, mientras le hacía una señal para que se sentase junto a ella en la cama.
-Yo me marcho ya, Rachel- dijo Jesse, caminando hacia la puerta- si quieres mañana paso a visitarte y seguimos charlando del accidente para ver si recuerdas más cosas- le dijo con una sonrisa.

-Me parece perfecto, Jesse- respondió ella, correspondiéndole a la sonrisa- nos vemos mañana.
-Adiós, Rachel- se despidió el castaño, para después dirigirse a Finn, que lo miraba con mala cara- Finn.



Dicho esto, Jesse desapareció tras la puerta, dejando a la pareja completamente a solas.



-Bueno, supongo que tenemos que hablar…- dijo Rachel, sin saber por dónde empezar.

-¿Qué significa todo esto, Rach?¿Es que quieres volverme loco o algo así? ¿Por qué me haces esto? ¡Sabes que no soporto a ese tonto y odio que esté cerca de ti después de lo que nos hizo en el instituto!

-¡Un momento, Finn Hudson! ¡Yo no te he hecho nada! ¡Eres tú el que me engaña constantemente! ¡Me engañaste hace años y ahora lo vuelves a hacer!- dijo ella, mientras evitaba mirarle, al tiempo que las lágrimas inundaban sus mejillas.

-¿Qué…? Rach, yo no… ¡Jamás podría engañarte! ¿Es que no te he demostrado lo arrepentido que estoy por lo de Santana? ¡Ella no significó nada! ¡De hecho durante todo el rato imaginé que eras tú! ¡Maldita sea, no entiendo nada! ¡Vamos a tener un hijo! ¡Deberíamos estar mejor que nunca y tú me saltas con estas!

-¡Exacto! ¡Tú lo has dicho!
¡VAMOS! ¡Los dos! ¡Como una familia! ¡Eso incluye el respeto a la
pareja y la fidelidad!- le espetó ella, cada vez más nerviosa.

-Rachel, tranquilízate, esto no le hace bien al bebé- le rogó él, mientras intentaba tocarla.

-¡No, no me tranquilizo!- gritó
ella- ¿Por qué, Finn? ¿Por qué me has mentido? Yo pensé que me
querías…- dijo ella, con un nudo en la garganta, mientras se recostaba
contra la cama, perdiendo
las fuerzas.

-¡Yo te quiero! ¡Te adoro! ¡Eres lo que más me importa junto con ese niño que llevas dentro! ¡Cómo puedes decir que todo lo que tenemos una mentira!- gritó él, sin entender nada mientras nopodía contener las lágrimas.

-Ayer la vi, Finn. Te pillé con las manos en la masa- confesó ella, intentando mantener la calma.

-¡¿QUÉ?! ¿Pero de qué demonios estás hablando?
-¡Esa mujer! ¡Estaba en TU casa con TU camiseta!- dijo Rachel, mientras le acusaba con el dedo.

-¿Una mujer? ¿Con mi…? ¡MIERDA!-dijo Finn, al entenderlo todo- Rach, esto es sólo un malentendido…
-¡AJÁ! ¡Te pillé! ¡Lo sabía! ¡Me lo has estado ocultando todo este tiempo! ¿Por qué? ¿No era más fácil romper primero conmigo? ¡No puedo creer que me hayas estado engañando con una mujer más mayor!

-¡Yo no te he engañado! ¡Rach, la mujer que viste es sólo mi representante, Amy Roads! ¡Ella es como una segunda madre para mí, jamás tendría nada con ella!- le dijo, muy seguro.



Rachel se relajó un poco ante sus palabras, para mirarlo directamente a los ojos.



-De acuerdo, te creo… pero… ¿Qué hacía ella en tu casa y por qué tenía puesta una de tus camisetas?- le preguntó ella, más calmada.

-El día que me dieron el papel en esa serie, Amy vino a mi casa para celebrarlo- Rachel le miró con miedo en los ojos- ¡No pienses mal! ¡Sólo bebimos un poco de champán para celebrarlo! Después, ella iba a marcharse a su casa, cuando nos dimos cuenta de que llovía a mares y me dio miedo que se fuese así… como en mi apartamento hay tres habitaciones, le dije que podía quedarse si quería y bueno… no iba a dejar que se acostase con la misma ropa con la que había venido, así que le presté una camiseta mía que ya no me valía…

-¿Seguro que solo pasó eso que dices? ¿No estaría demasiado borracho como para acordarte?- preguntó ella,insegura.

-¡Rachel! ¡Sólo bebí un sorbito y ni borracho me acostaría ni con ella ni con otra que no fueses tú!



Rachel no pudo evitar sonreír ante su comentario, al tiempo que el aprovechó que ella se relajaba para sentarse a su lado en la cama, mientras cogía su rostro entre sus manos.




-Por favor, no quiero que vuelvas
a dudar de mí. La próxima vez, haz el favor y habla conmigo antes de pensar
cosas que no tienen sentido.



-Ya, claro…- protestó ella, mientras él se acercaba lentamente a sus labios- si fueses tú el que se encontrase a un chico con una camisa mía a ver que cara se te queda.

-Mmm...creo que eso sería muy divertido- bromeó él, rozando sus labios- pero ni se te ocurra hacerlo- rió, para después besarla con dulzura en los labios.



Rachel sonrió sobre sus labios, para después devolverle el beso con ternura y pasión a la vez. Por unas horas pensó que este momento jamás volvería a repetirse y ahora era feliz al comprobar que Finn la quería y que iba a poder criar a su hijo junto a su padre.



-Te quiero- dijo ella en un suspiro, mientras se acurrucaba contra su pecho.

-Yo también, ahora más que nunca- mientras llevó una de sus manos hacia su vientre- Pero ahora necesito que me cuentes que ha pasado entre ese tonto y tú en este rato.

-¡Finn! ¿Quién desconfía ahora de quién?- le dijo ella, entre risas, al comprobar que su novio estaba celoso.

-Bueno… ¡Es que no te das cuenta como te mira! Dime la verdad, ¿se ha propasado?- preguntó, muy serio- Dímelo, porque si es así, te juro que voy y me lo cargo.
-¡Finn! ¡Ni se te ocurra! ¡Jesse ha sido muy amable conmigo y no ha intentado nada! ¡Sólo somos amigos!

-Ya, claro…- dijo el moreno, en tono sarcástico.

-Finn, confía en mí, por favor- le pidió Rachel, mientras le miraba directamente a los ojos.

-¡De acuerdo! ¡Lo haré! ¡Dejaré que ese tonto pase por aquí de vez en cuando! ¡Pero no quiero verlo aquí todoel día pegado a ti y al bebé!

-Te lo prometo, vendrá solo un ratito a ayudarme a recomponer la escena del accidente y después estaré contigo el resto del día- dijo ella, mientras sonreía.
-Bien, eso está mejor- dijo él, besándola apasionadamente.



En ese momento un carraspeo los interrumpió y los chicos giraron la cabeza para encontrarse a Carole, que los miraba sonriente mientras los chicos no pudieron evitar sonrojarse.



-¡Ups! ¡Perdón, chicos! ¡No sabía que estabais ocupados! Vuelvo en otro momento- mientras se giraba para abandonar la habitación.

-¡No seas tonta, Carole!- le dijo Rachel con una sonrisa- ¡Ven aquí, anda!


Carole sonrió, mientras corría hacia ella, para después poner una mano sobre el vientre de Rachel, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas a causa de la emoción.



-Oh, Rachie… no sabes lo felices que somos todos por tu embarazo… aún no puedo creer que vaya a ser abuela- dijo mientras sonreía.

-La verdad, yo todavía me estoy haciendo a la idea, Carole. Espero que puedas ayudarme un poco con todo… yo tengo dos padres y… en fin, me hace falta un poco de ayuda- admitió Rachel con una sonrisa tímida.

-¡Pues claro, mi niña! ¡Yo voy a estar ahí para todo! ¡Después de todo, eres como una hija para mí! ¡Te voy a ayudar con todo encantada, Rachel! ¡Ay, ya estoy deseando saber el sexo del bebé! ¡Ya verás lo bonita que vamos a poner su habitación Burt y yo para cuando Finn y tú vengáis por allí!



Carole siguió hablando con Rachel, mientras la morena se emocionaba, pensando en el futuro que le esperaba con Finn y su bebé a su lado. Finn, por su parte, no podía dejar de mirarlas, mientras sonreía, al saber que por fin las cosas con Rachel se habían solucionado y volvían a estar juntos de nuevo.



Por otro lado, en la sala de espera, la tensión era palpable en el ambiente y alguno podría jurar que las miradas podían matar, viendo cómo Quinn miraba a Emily, que intentaba esquivar el contacto visual.



-¡Sam, vamos a la cafetería!- gritó Quinn de repente, cogiendo a Sam de un brazo con fuerza, sin dejar de mirar a Emily.

-¿Ahora? Pero…
-¡Nada de peros! ¡Vamos!- le ordenó ella, cada vez más nerviosa.



Sam miró a Emily pidiéndole disculpas por el comportamiento de su novia, que prácticamente lo arrastró fuera de la sala.



-Pero… ¿Qué es lo que he hecho?- preguntó Emily.

-No te preocupes, Em. Se lepasará- dijo Puck, que no se había apartado de ella ni un segundo desde su caída con Sam.
-¡Vaya, gracias por decírmelo!- le dijo ella, en tono sarcástico- ¡Todo esto es por tu culpa!

-¿Por mi culpa?- preguntó Puck, con los ojos muy abiertos- ¡Yo no soy la que se ha chocado contra Sam, mientras le ponía una sonrisa angelical!
-¡Cuidadito conmigo, Puckerman! ¡Yo no soy una cualquiera que se lía con el primero que se le pone por delante!

-Vaya, pues cualquiera lo diría después de que…



Puck no pudo seguir, ya que Emily le cruzó la cara con un par de bofetones, para después abandonar la sala, conel rostro lleno de lágrimas… al tiempo que Puck le dio una patada a una de laspapeleras que encontró a su paso, para perderse en dirección contraria por el pasillo.



-¡Emily! ¡Espera!- la llamó Kurt- ¡Genial! ¡Lo que nos faltaba!
-Pero… ¿Qué es lo que me he perdido?-
preguntó Blaine, confuso.
-No sé, pero parece que ahora ya no es un trío, sino que son un cuarteto- explicó Mercedes.

-¡Vaya con Quinn! ¡Qué calladito se lo tenía!- dijo Santana, en una sonrisa malévola- Sabía que no era tan inocente como nos hacía creer.

-¡Ya basta, Santana! ¡Pensé que después de lo de Finn y Rachel habías aprendido la lección pero veo que no! ¡Sigues siendo igual de mala!- le espetó Kurt.

-¡No compares a Rachel con Quinn! ¡Al menos ella no está con dos chicos al mismo tiempo!

-¡Quinn tampoco!- la defendió Kurt- ¡Ella está enamorada de Sam y la actitud de ahora lo demuestra!

-Chicos, calmaos un poco… nos van a echar si seguimos gritando de esta manera- dijo Mike, intentando calmar la situación.

-Mike tiene razón, Kurt. Es mejor mantener la calma. Los chicos ya son mayorcitos, sabrán solucionar solos sus problemas- le dijo Blaine, mientras rozaba el brazo de su novio con suavidad, en un gesto cariñoso, para que se calmase.

-Tienes razón, discutir no sirve de nada ahora. ¡Pero no pienso permitir que insulten a mi mejor amiga!- dijo, mirando a Santana.
-¡De acuerdo! ¡No volveré a insultar a esa…!

-¡Ni se te ocurra, Santana!- le advirtió Kurt.
-¡Chicos! ¡Ya basta! Mirad, ya se ha hecho muy tarde, es mejor que vayamos a un hotel a descansar y mañana vayamos a comprar un detalle para Rachel- dijo Mercedes.

-Sí, será mejor- dijo Kurt- si queréis podéis quedaros en mi apartamento. No hay camas suficientes para todos, pero podemos apañarnos con los sofás y además la habitación de Rachel está libre.
-Bien, te lo agradecemos, Kurt- dijo Artie.



Los chicos pasaron a despedirse de Rachel, para después irse todos al apartamento de Rachel y Kurt.



Por otro lado en uno de los pasillos cercanos a la cafetería, Sam miraba a Quinn, esperando a que la rubia le explicase el porqué de su actitud.



-Bueno… ¿Vas a explicarme que es
lo que ha pasado allí dentro?

-No quiero perderte…- confesó ella, con lágrimas en los ojos.
-¿Qué…? ¡¿Pero de qué hablas, princesa?!

-¡De eso! ¡Quiero ser siempre tu princesa! ¡No quiero que nadie se entrometa entre nosotros!
-¡Pero Quinn! ¡Si yo no conozco a Emily de nada! ¡No siento nada por ella!

-No me mientas, Sam… te has quedado mirándola embobado…
-Bueno, la chica es muy guapa… ¡Pero a mi sólo me gustan las rubias! ¡Una para ser exactos!- mientras acercaba a su novia hacia sí, para llenar su cara de besitos- Tú eres la única chica que existe en mi mundo, Quinn. Nada ni nadie podrá cambiar eso, nunca. Te quiero.

-¡Oh! ¡Yo también te quiero mucho! Yo… lo siento, he sido una tonto… es que… cuando te dije que quería formar una familia contigo lo dije en serio… por eso tengo miedo a que venga alguien y nos arrebate esto tan bonito que tenemos.

-Pero Quinn… eso no va a pasar… no lo permitiré… te prometí que formaríamos una familia y lo voy a cumplir.

-Entonces, hazlo- le dijo ella,con decisión en la voz.
-¿El qué, qué quieres que haga?

-Cásate conmigo, Sam. Adquiramos un compromiso.


Sam miró a su novia con los ojos muy abiertos, sin saber que contestar. Por otro lado, Emily se derrumbó contra la pared del pasillo, mientras las lágrimas caían descontroladamente por sus mejillas.



-¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? ¿Por qué?



Emily siguió dándole vueltas y más vueltas a la misma pregunta, al tiempo que notó como una mano se posó sobre su hombro.



-¿Estás bien?

-¿Qué quieres, Puckerman?-preguntó ella con dureza, poniéndose en pie para enfrentarlo.
-Sólo quería pedirte disculpas. No quise insinuar que eras una cualquiera. Nunca podría pensar eso, no de ti, tú eres diferente a las demás.

-Ya, ahora me vas a soltar el discurso de que soy la amiga perfecta- le interrumpió ella- pues si puedes ahorrártelo me haces un favor. Tengo cosas más importantes en la cabeza en este momento. Ahora, si me permites…


Emily no pudo continuar, ya que Puck había unido sus labios contra los suyos, en un beso dulce y apasionado a la vez. Emily se resistió al principio, pero después, al ver que él no se separaba, decidió olvidarse de todo lo que les rodeaba, siguiéndole en ese beso, mientras sus lenguas se entremezclaban, luchando la una contra la otra por estar al mando. Unos minutos después, los chicos se separaron, para mirarse con la respiración entrecortada.



-¿Por qué haces esto, Puck?- preguntó Emily con tristeza- ¿Necesitas comprobar que sigo enamorada de ti para mantener tu ego masculino?

-¡No, Em! ¿Es que no lo ves? ¡Tú me gustas! ¡Me gustas mucho!
-¡Ya, como te gusta Quinn Fabray o te gustaba Santana! ¡Puck, tu problema es que te gustan todas! ¡Luego te das cuenta de que amas a Quinn y te escondes en que todo ha sido un error! ¡Ya estoy harta!

-¡No, Em! ¡Esto es diferente!¡Esto no ha sido un error! ¡Es lo que llevo deseando hacer desde hace dosmeses!- confesó él, totalmente desesperado.



Emily lo miró con los ojos muy abiertos, incapaz de creer lo que él acababa de decirle. Con cuidado se fue apartando de él, que la miraba con los ojos llenos de lágrimas.



-Mira, no sé qué es lo que pasa por tu cabeza ahora. Pero yo no quiero ser la segunda opción de nadie. Cuando te aclares y sepas que es lo que quieres, si yo soy tu elección, dímelo y podremos volver a hablar de todo esto. Mientras tanto, haz el favor y no vuelvas a hablarme si no es para lo estrictamente necesario.



-Pero… Em… tienes que escucharme…

-¡No, Puck! ¡Escúchame tú a mí! ¡Llevo años escuchando que Quinn Fabray es tu gran amor! No soy tan tonta como para creer que en dos meses la has olvidado. Sinceramente, creo que estás muy confundido ahora y tienes que pensar realmente en lo que quieres.


-De acuerdo, si quieres que me aleje de ti, lo haré. Pero no voy a rendirme hasta demostrarte lo mucho que me importas.



Dicho esto, Puck se fue de allí, dejando a Emily más confundida, si es que aquello era posible.



Por otro lado, en la habitación de Rachel, Carole, Burt y los padres de ella se despedían, ya que Finn se quedaría con ella toda la noche.



-¡Qué descanses, princesita!- dijo Leroy, mientras besaba su frente con cariño.

-Mañana vendremos a verte- apuntó Hiram, mientras la sonreía.
-Sí, nosotros también, cielo- dijo Carole, abrazada a Burt.

-Muy bien, aquí estaré- bromeó Rachel, mientras tomaba de la mano a Finn.
-¡Ay! ¡Qué ganas que tengo de saber si será niño o niña!- exclamó Leroy, totalmente emocionado.

-Bueno, bueno… aún es pronto para eso, papi- dijo Rachel entre risas.
-Ya sabes como es tu papi, cariño- dijo Hiram- en cuanto lo sepa se pondrá como loco a comprar muebles por aquí y por allá- bromeó, mientras todos se reían.

-¡Por supuesto que lo hará! ¡Kurt y yo le ayudaremos!- dijo Carole, con una sonrisa.

-Bueno, creo que por ahora lo mejor será que lo dejemos descansar- dijo Hiram, al notar como Rachel bostezaba- ¡Hasta mañana, chicos! ¡Finn, cuídamela bien!

-No te preocupes, así lo haré- dijo el moreno, besando la mano de Rachel.


Los padres de Rachel y Finn salieron finalmente de la habitación, dejando a los chicos a solas, mientras Finn resoplaba aliviado al tiempo que Rachel se recostaba en la cama con cuidado, bostezando a causa del sueño.



-¡Vaya! ¡Mi princesa tiene sueño!- bromeó él, mientras la arropaba.

-Finn, quédate conmigo- dijoella, algo adormilada, sin soltar su mano.
-Siempre, Rach. No lo dudes nunca.



Poco después, Rachel se quedó
profundamente dormida, mientras Finn la miraba embelesado, sin soltar su mano.



Al día siguiente, en un apartamento de las afueras de Nueva York, un chico castaño subió el volumen de la televisión, para escuchar el siguiente titular: LA ACTRIZ DE BROADWAY RACHEL BERRY INGRESADA EN UN HOSPITAL DEL CENTRO DE NUEVA YORK TRAS SUFRIR UN ACCIDENTE. SU VIDA NO CORRE PELIGRO Y CORRE EL RUMOR DE QUE PODRÍA ESTAR ESPERANDO SU PRIMER HIJO.



Thom miró la televisión con furia, para después lanzar la taza de café contra el monitor, provocando que éste se rompiese, mientras saltaban chispas debido a la colisión.



-¡NO! ¡No puede ser! ¡Maldita sea! ¿Por qué no podías morirte sin más, Rachel? Ahora tendré que pensar en otra cosa… no puedo creer que estés embarazada de ese monstruo… llevas en tu vientre al hijo del diablo y yo me encargaré de que ese mocoso desaparezca para siempre… sí, cambio de planes… ahora sólo hay que esperar a que ese engendro nazca… cuando él muera, tú no tendrás otra opción que estar conmigo para siempre…



Thom rió para sí, pensando que esta vez era su última oportunidad y no podía volver a fracasar… había algo de lo que estaba totalmente seguro: Rachel Berry iba a ser suya y ese mocoso y su padre no iban a ser un obstáculo en su camino.



Por otro lado en el hospital, Rachel recibió la visita de Emily a primera hora de la mañana y ambas charlaban animadas ante la atenta mirada de Finn, que no podía evitar sonreír, justo en el momento en que Quinn entraba a la habitación, con un gesto indescifrable, que tornó en un gesto de rabia, al encontrar a Emily en la habitación.



-¿Qué haces TÚ aquí? ¿Es que tienes que entrometerte siempre en todo lo que me importa?

-¿Qué…? No sé de qué me hablas...- dijo Emily, sin entender nada.
-¡No te hagas la que no ha hecho nada! ¡Todo lo que ha pasado es por tu culpa!

-¡Basta chicas! – dijo Rachel,
muy asustada, al ver cómo se miraban- ¡Quinn! ¿Qué pasa? ¿Por qué le
hablas así a Em? ¿Qué es lo que ha pasado?- preguntó, preocupada,
tratando de incorporarse.



Quinn miró a Rachel con lágrimas en los ojos, mientras la morena se ponía cada vez más nerviosa, al tiempo que Finn cogía su mano para tranquilizarla.



-¡Ella es lo que me pasa! ¡Siempre tiene que estar en medio de todo! ¿Ahora también me vas a quitar a mi mejor amiga?

-¿Qué? ¡Yo no te voy a quitar nada, bonita! ¡Para empezar, choqué con Sam por accidente y entre Puck y yo no hay nada!
-¡CÁLLATE! ¡NO ERES MÁS QUE UNA MOSQUITA MUERTA! ¡No te soporto!

-¡Ya
basta las dos! ¡Rachel se va a poner mal por vuestra culpa!- la riñió
Finn, que miraba a su novia preocupado, mientras la sostenía como podía.




Rachel empezó a inquietarse más y más, al tiempo que las chicas discutían cada vez con más fuerza. De repente, escuchó un grito ahogado de Quinn, antes de perder el conocimiento, en los brazos de Finn.


¿Qué
pasará con Rachel? ¿Y con el cuarteto Quinn/Sam/Emily/Puck? ¿Habrá
boda? ¿Qué tendrá pensado hacer Thom? ¿Logrará Jesse separar a los
chicos? ¡Lo sabréis en el próximo c
apítulo!
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Mensaje por enohia Miér Ene 05, 2011 8:08 pm

Lau..
como te dije..
ame este capitulo..
Por favor, deja de decir que tus capitulos son fomes o aburridos
si tienes tantas fans, es porque amamos como escribes..
y narras esos momentos Finchel.
Bueno Sis.. Jesse me parecio muy tierno y dulce..
pero me fascino que Finn se pusiera celoso
❤
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Mensaje por almi Miér Ene 05, 2011 8:27 pm

mmmm "stop the violence" comoi dijo Britt jejeje esta buenisimo el capitulo mucho drama esta genial ahora mas Jesse para mantenernos felices y dramaticas :D
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Mensaje por dianna a Miér Ene 05, 2011 10:24 pm

qe lindo rachel i finn se reconciliaron!
pobre sam ia lo van a forzar a casarse jaja
dianna a
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Mensaje por Irina Monteith Miér Ene 05, 2011 10:37 pm

enohia escribió:Lau..
como te dije..
ame este capitulo..
Por favor, deja de decir que tus capitulos son fomes o aburridos
si tienes tantas fans, es porque amamos como escribes..
y narras esos momentos Finchel.
Bueno Sis.. Jesse me parecio muy tierno y dulce..
pero me fascino que Finn se pusiera celoso
❤

Taty de nuevo nuestras mentes se conectan
Opino lo mismo
y agrego que amamos a Finn
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Mensaje por enohia Miér Ene 05, 2011 10:46 pm

Creo que
"Amamos a Finn", deberia
ir con mayusculas, negritas, luces de colores,
y focos ultra potentes ( como los de Vocal Adrenaline, que hasta habia que usar bloqueador)

Obvio, Iri somo Hermanitas..
dulces, tiernas e inocentes..
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Mensaje por gossip gleek Jue Ene 06, 2011 9:57 am

mee encaantoo!! finn y racheel juuntoos (LL) thom eres un cabron! juum! yo kero ver k pasa con ese cuarteto xD *-*
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Mensaje por almi Vie Ene 07, 2011 11:26 pm

QUINN DIVINA TOTAL!!! Emily bueno es tierna pero tiene razon Quinn porque se mete en todo? ya no la quiero que se quede con Puck calladita
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Mensaje por Ilenix_Glee Sáb Ene 08, 2011 1:25 pm

Magnifico cap wapisimaa!! Siempre consigues que tu fic me guste mas y mas! :D

Jesse aparenta muy buena persona y demas pero ke este rondando a Rach aunke sea para ayudarla no me gusta ni un pelo! :evil:

Me encanta que Finn proteja tanto a Rach y ke por fin se arreglara el mal entendido! :D

Pero ese Thom me da un miedo!! Me temo lo peor con ese imbecil!! :S

Ayzzz ya tengo mas ganas de seguir leyendo asi ke desde que puedas te pido x favor ke me kites la intrigaa!! :P
TkmM wapisima miaa!!
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Mensaje por I just need you now Dom Ene 09, 2011 3:55 pm

omg me encanto tu capitulo pero me molesto la actitud de thom
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Mensaje por Lau_finchelforever Mar Ene 11, 2011 2:17 pm

¡Hola de nuevo! :D Aquí os dejo otro capítulo, es muy largo, así que lo subiré en dos partes. Un besito y gracias por todos los comentarios, me hacen mucha ilusión.

PD: Ni Glee ni sus personajes me pertenecen





Cáp. 11- Decisiones








Finn sostuvo a Rachel justo a
tiempo para que no cayese, intentando reanimarla, mientras el pánico crecía a
cada momento.








-¿Rachel?- dijo Finn, mientras la
mecía entre sus brazos- ¡Rachel, despierta! ¡Dime algo, por favor!- con
lágrimas en los ojos.


-¡Ya mismo voy a llamar a la
enfermera!- dijo Emily, desapareciendo rápidamente tras la puerta.








Quinn se acercó a su amiga,
llorando cada vez más, debido a la preocupación que sentía.








-¡Rachel, despierta por favor!
¡Te prometo que no volveré a discutir con Emily! ¡Por favor, necesito saber que
estás bien!- Mientras la zarandeaba suavemente.


-¡Apártese señorita, por favor!-
la interrumpió la enfermera, que empezó a revisar la máquina que vigilaba las
pulsaciones de Rachel, mientras le tomaba la tensión.








Los chicos esperaron pacientes a
que la enfermera terminase su trabajo, cada vez más nerviosos. Finalmente la
enfermera recostó a Rachel sobre la camilla y se giró para mirar a los chicos.








-¡Díganos qué le ha pasado, por
favor!- suplicó Finn, muerto de nervios.


-Tranquilo, señor. Sólo ha sido
una bajada de tensión. Por esta vez han tenido suerte, ya que no ha afectado al
bebé, pero para la próxima procuren no alterarla mucho, o tendrá que pasar todo
el embarazo en cama reposando.








Los chicos asintieron, algo más
relajados, mientras la enfermera salía de la habitación.








-Será mejor que salgamos fuera,
tenemos que hablar- dijo Finn, sacando a las chicas de la habitación.








Los chicos salieron y fueron
hacia una de las salas de espera, dónde las chicas se sentaron, mirando cada
una hacia un lado, mientras Finn esperaba impaciente una explicación.








-Bueno, ¿es que nadie me va a
explicar qué narices ha pasado ahí dentro? ¡No puedo entender cómo habéis sido
tan irresponsables después de todo lo que está pasando Rachel!- las riñó él,
mientras negaba con la cabeza.


-Perdónanos, Finn- se disculpó
Quinn, que todavía no se había quitado el susto de encima- Yo… no he tenido una
buena noche y… la he pagado con todos… sobre todo contigo, Emily…


-No ha sido todo por tu culpa, yo
también he tenido lo mío… ¿Podríamos hablar un momento a solas?- le pidió la
castaña.


-Sí, claro que sí- respondió
Quinn.


-¿Me prometéis que no vais a
intentar mataros la una a la otra?- preguntó Finn, mirando a ambas.


-Te lo prometemos, Finn- dijeron
las dos al mismo tiempo.


-De acuerdo, entonces me voy a
dentro con Rach, no quiero que despierte y se encuentre sola- dijo preocupado-
Luego quiero que entréis y os disculpéis con ella, por favor.


-No te preocupes, Finn. Creo que
ambas teníamos pensado hacer eso- dijo Emily.


-Sí, luego hablaremos con Rach.
Ahora ve con ella, te necesita- le animó Quinn.








Finn sonrió a
las chicas, para después volver a la habitación con Rachel.








-Bueno… ¿Quién
empieza?- preguntó Emily.


-Creo que es
mejor que empiece yo- dijo Quinn- Mira, sé que no me has hecho nada, pero no me
gusta que estés cerca de Sam.


-¡Pero ya te
lo he dicho antes! ¡No tengo nada con ninguno de los dos!- le repitió Emily,
perdiendo la paciencia.


-¡A mí me da
igual lo que tengas con Puck! Lo que hubo entre él y yo se terminó, ahora
quiero empezar algo serio con Sam y no quiero que nadie se interponga.


-Tranquila, no
pensaba hacerlo- dijo Emily, bromeando.


-¡Mira,
bonita! ¡No te hagas la graciosa conmigo! ¡No me gustas, pero no quiero
disgustar a Rachel, ahora lo importante es el bebé, de modo que tendremos que
llegar a un acuerdo!


-¿Qué es lo
que quieres? No pienso irme de aquí mientras Rachel y Finn me necesiten.


-No iba a
pedirte eso, sólo quiero que nos crucemos lo menos posible. Así evitaremos
malentendidos y todo el mundo conforme.


-Te equivocas,
yo no quiero esto. Nunca he tenido nada contra ti, Quinn. ¡Ni lo tengo ahora,
todo esto es producto de tu imaginación! ¡Sólo me choqué con Sam, ni que
estuviera esperando un hijo suyo!


-¡Cállate!
¡Por tu culpa se ha estropeado todo!- dijo Quinn, entre lágrimas.








Emily la miró
unos instantes, sin saber qué hacer, para finalmente estrecharla entre sus
brazos.








-¿Qué haces?-
preguntó la rubia, sin entender nada- Acabo de tratarte fatal, ¿por qué me
abrazas?


-Porque sé
exactamente cómo te sientes. Rachel me ha hablado mucho de ti, Quinn. Sé que
todo esto es producto de tus inseguridades. ¿Qué es lo que ha pasado entre Sam
y tú?


-Yo…








En ese momento
apareció Sam, que se había entretenido buscando aparcamiento y sonrió
ligeramente al ver a Emily, para disgusto de Quinn.








-Eh… hola... ¿Cómo
estás, Emily?- preguntó el rubio, algo nervioso, sin dejar de sonreír.


-Yo…- mirando
a Quinn, que se puso en pie, con los ojos llenos de rabia- bien, muy bien… gracias…- algo incómoda por
la situación.


-¡Mejor me voy
a ver a Rachel!- dijo Quinn de repente, con el gesto de nuevo lleno de dolor,
mientras miraba a Sam fijamente a los ojos.


-¡Quinn! ¡No,
espera!- gritó el rubio a lo lejos, pero Quinn ya se había marchado- ¡Mierda!-
dio un golpe contra la pared, para después mirar a Emily con un gesto de
culpabilidad- De veras que siento mucho todo esto… no sé qué demonios le pasa…
no consigo entenderla…


-No tienes
porqué disculparte, Sam… yo no debería haber venido tan temprano… sólo quería
hacer sentir mejor a Rachel y mira lo que he conseguido… ¡Siempre estropeo
todo! ¡Soy un desastre!- llevándose las manos al rostro, para ocultar sus
lágrimas.








Sam corrió a
sentarse a su lado, mientras la acogía entre sus brazos.








-¡No digas
eso!- acariciando su espalda, para calmar sus sollozos- Tú no has hecho nada,
Emily. Mira, no te conozco mucho, pero siento que eres una buena persona. Lo
que haya pasado entre Quinn y yo no tiene nada que ver contigo, de verdad.








Emily alzó el
rostro para mirarlo, con los ojos llenos de lágrimas.








-¿En serio?
Pues creo que ella no opina lo mismo…


-Bueno, ese es
su problema. No pienso alejarme de ti, no quiero. Me siento muy a gusto
hablando contigo. ¿Es malo querer hacer nuevos amigos?


-No, claro que
no… pero no quiero que esto suponga un problema para vosotros… me han dicho que
justo ahora estáis arreglando las cosas y no quiero ser una piedra en el
camino- comentó ella, presa de la tristeza.


-No tienes
porqué preocuparte, luego hablaré con ella…- le aseguró él, con una sonrisa
tierna.








Los chicos
estuvieron varios segundos en silencio, hasta que finalmente Emily rompió el
abrazo, para mirarlo fijamente, dándose cuenta del cansancio que su rostro
reflejaba…








-Dios mío,
Sam… tienes un aspecto horrible… perdóname, yo aquí llorando y mientras tú sin
decir nada…


-No te
preocupes, tan sólo ha sido una discusión, se le pasará- dijo él, restándole
importancia al asunto, pero sintiendo que su corazón se quebraba por dentro.


-Mmm… no sé
porqué, pero creo que hay algo más que ha pasado y no quieres contarme…


-Bueno, sí… es
que… ¿Tú sabías que ella estuvo enamorada de Puck cuando estábamos en el
instituto?








Emily suspiró,
volviendo a bajar el rostro, mientras suspiraba. Si él supiera, pensó para sí misma.








-Sí, creo que
me hago una idea de a qué te refieres. Puck siempre ha sido el mejor amigo de
Finn y le conozco desde que era una cría…


-¡Vaya! ¡No lo
sabía! Es una pena que no vinieses a nuestro instituto…


-Sí, la verdad
es que sí, pero allí tenía a todos mis amigos y no quería separarme de ellos.
Por suerte Finn me entendió y eso no fue un problema. Siempre hemos sido más
que dos simples primos. Para mí él es como un hermano mayor, siempre me estaba
protegiendo de todo y de todos.


-Vaya… veo que
vuestra relación es muy estrecha… ¿Cómo conociste a Puck?


-Pues…
recuerdo que fue un día como otro cualquiera… éramos solamente unos críos, yo
sólo tenía 6 años y Finn y yo habíamos quedado en el parque de siempre, sólo
que esa vez trajo compañía…








El cálido atardecer de una tarde de verano
le daba al parque un tono especial. Allí, sentada sobre uno de los columpios,
había una hermosa niña castaña que se mecía suavemente, al son del viento,
mientras parecía esperar a que alguien viniese. Sus cabellos eran castaños y
estaban perfectamente recogidos en una coleta que al final del día estaría
hecha un desastre. Pues no había nada que a ella le gustase más hacer que jugar
y revolcarse sobre la arena con su mejor amigo, su primo, que siempre había
sido su alma gemela, su protector. Un grito a lo lejos hizo que alzase la
mirada, para encontrárselo, sonriéndole de medio lado, como sólo él sabía
hacerlo. A medida que se acercaba se dio cuenta de que su primo no venía sólo,
un chico algo más bajo que él y de pelo moreno caminaba a su lado, con una
sonrisa irresistible en la cara que hizo que ella no pudiera dejar de mirarle,
hasta que ambos llegaron a dónde ella estaba.









-¡Hola, Em! ¡Te quiero presentar a un chico
que conocí en el colegio! ¡Este es Noah Puckerman! ¡Pero le decimos Puck!









Emily sonrió con ternura a Puck, que se
acercó más a ella, sin dejar de mirarla.









-¡Hola, Puck! Yo soy Emily, la prima de Finn.
Si quieres podemos ser amigos-dijo ella, con una sonrisa angelical, mientras se
ponía las manos tras la espalda, muy nerviosa.



-Mmm… ¿tú juegas con chicas, Finn?- le
preguntó Puck, algo indeciso.



-Sí, Em no es sólo mi prima, es mi mejor
amiga. Ella no es como las demás, dale una oportunidad- le pidió Finn, con un
brillo de esperanza en la mirada.









Puck permaneció unos segundos en silencio,
sin saber qué decir, hasta que vio como el rostro de ella cambiaba, en una
mueca de tristeza, al tiempo que bajaba
el rostro.









-¡De acuerdo! ¡Pero espero que pueda seguir
nuestro ritmo! ¡No pienso hacer cosas de niñas!









Finn y Emily se sonrieron con complicidad,
mientras la niña le guiñaba un ojo a su primo.









-Si quieres te demuestro ahora mismo lo
rápida que puedo ser…



-¿Ah, sí? ¿Cómo, si se puede saber?-
preguntó él, con una sonrisa traviesa.



-¡Atrápame si puedes!- le dijo ella, sacándole
la lengua, para después salir corriendo fuera del parque.



-¡Ey, ven aquí! ¡Cuando te coja te vas a
enterar, listilla!









Puck la siguió lo más rápido que pudo, pero
tenía que reconocer que ella era realmente ágil, ¿dónde habría aprendido a moverse
así? Siguieron corriendo hasta internarse en un pequeño bosque, dónde la perdió
de vista.









-¡Emily! ¡Ey, me rindo! ¿Dónde estás?








Siguió llamándola una y otra vez, sin
obtener respuesta, asustándose cada vez más sólo de pensar que a ella le
hubiese podido pasar algo…Cuando ya iba a volver para pedir ayuda, unos
sollozos llamaron su atención. Se acercó lentamente al lugar para encontrarse
al chico con peor fama de su clase, Dave Karofsky, sujetando por el cuello a la
pequeña Emily, que pataleaba en el aire, mientras le suplicaba entre lágrimas
que la dejase tranquila.









-¡Suéltala, Karofsky!








El chico se giró, para tener sólo ocho años,
era bastante alto y fornido y, la verdad, daba bastante miedo. Sin embargo,
Noah Puckerman no era de los que se asustaban con facilidad y se acercó a él
con valentía, sintiendo una furia desconocida en su interior. ¡Dios mío!
¡Quería pegarle un puñetazo en toda la nariz! ¡Lo mataría si no la soltaba!









-¿Qué haces tú aquí, enano? ¿No te han
enseñado tus papás que no hay que meterse en asuntos ajenos?- le espetó, en
tono de burla.



-¡Yo hago lo que me da la gana! ¡Ahora no lo
volveré a repetir! ¡Suéltala!



-¿Qué pasa, Puckerman? ¿Te gusta esta
mocosa? ¡Si apenas levanta un palmo del suelo!









Puck lo miró con irá en los ojos, al tiempo
que sus puños se apretaban cada vez más.









-¡HE DICHO QUE LA SUELTES!


-¡Te vas a enterar! ¡Nadie me da órdenes y
menos un renacuajo como tú!









Karofsky soltó a Emily, haciéndola caer
contra el suelo con fuerza. La niña emitió un pequeño grito de dolor, al tiempo
que observaba asustada como aquel monstruo se acercaba a Puck, su salvador…









-¡No le hagas daño! ¡Por favor, déjanos en
paz!



-¡Cállate, mocosa! ¡Luego me encargaré de
ti! ¡Ahora voy a darle una lección a tu amiguito que no olvidará!









Sin más se abalanzó sobre Puck, asestándole
varios puñetazos en el estómago, mientras el moreno se defendía con su mejor
arma, su agilidad. Puck no tenía tanta fuerza como aquel animal, pero sabía
defenderse y si algo había aprendido de las peleas callejeras, es que había que
ser cauto y esperar el momento oportuno en el que el rival bajase la guardia.
Puck esperó paciente, esquivando los golpes como podía, mientras trazaba
círculos a su alrededor. De repente, un palo de madera chocó contra la nuca de
Karofsky, que se giró para descubrir a Emily, que lo miraba con odio e
intentaba ponerse en pie como podía. Puck aprovechó ese momento y le pegó en la
única zona que sabía que iba a darles una posibilidad de escapar: su
entrepierna. Puck corrió hacia Emily al tiempo que Karofsky calló al suelo,
retorciéndose de dolor. Emily lo recibió con una pequeña sonrisa, al tiempo que
intentaba incorporarse.









-¡No te levantes! ¡Te has torcido el
tobillo!- dijo Puck, algo asustado.



-Tranquilo, Puck, si me ayudas a caminar
todo saldrá bien- le aseguró ella, con una sonrisa cálida.









Así los chicos consiguieron salir del
bosque, dónde se encontraron con Finn, que los buscaba desesperado.









-¡¿Pero dónde estabais?! ¡Mi mamá nos va a
matar si no nos vamos ya a casa, Em!- en ese momento se fijó en el tobillo de
su prima- ¡Em! ¿Qué le ha pasado?- le preguntó a Puck.



-Se ha torcido el tobillo… todo ha sido
culpa de Karofsky…



-¿Qué te ha hecho ese animal?- preguntó
Finn, apretando los puños.



-¡No te preocupes, Finn! ¡Él ya tuvo su
merecido! ¡Puck me salvó!- dijo ella, mirándole fijamente a los ojos.



-Sí, bueno, no fue nada…- dijo el moreno,
encogiéndose de hombros.



-¡No digas eso!- exclamó ella, sorprendida-
¡Finn, no le hagas caso! ¡Fue muy valiente con ese bruto!- dijo ella, orgullosa
de la hazaña de su héroe.









Los chicos se despidieron, mientras Finn
ayudaba a su prima a caminar como podía, al tiempo que ella no podía evitar
echar la vista atrás, dónde los veía marcharse él… su héroe…









Emily se quedó
perdida en su relato, hasta que la mano de Sam sobre la suya la hizo volver a
la realidad.








-¡Emily!
¿Estás bien?- preguntó, preocupado.


-¡Sí, sí!
Perdona, sólo pensaba…


-¡Guau!
¡Menuda historia! ¿De modo que él te salvó?


-Sí… eso es
algo que nunca olvidaré… pero luego…


-¿Qué? ¿Qué
pasó?- totalmente intrigado.


-Bueno…
crecimos… nos convertimos en adolescentes y… todo cambió…


-¿Pero… por
qué? ¿Qué fue lo que pasó?


-¡Eso lo dejo
para el próximo día de charla!- comentó ella divertida.


-Gracias por
contarme todo esto, Emily… hace que me despeje un poco de todos mis problemas
con Quinn…


-¿Tan mal
salieron las cosas ayer?


-Bueno… sí, la
verdad es que sí…


-Lo siento
mucho… sé que fui la responsable, aunque lo niegues…


-De acuerdo,
no niego que hemos hablado sobre lo de ayer, pero créeme, tú eres el menor de
los problemas…


-Ya,
comprendo… Puck ha vuelto a vuestras vidas y ahora Quinn tiene un lío tremendo
en su cabeza… lo que tuvieron fue muy intenso, aunque apenas duró… ¡Tienen una
hija, Emily! ¿Qué puedo hacer yo con eso? La apoyo en todo lo que puedo, pero
sigue sin ser suficiente… estoy desesperado…


-No te
preocupes, Sam… si ella te quiere, todo se arreglará…


-Ojala ella
tuviese tan claro a quien quiere como tú…


-¿Eh… como yo?


-Emily… que
sea rubio no significa que tenga el cerebro de adorno… he visto como describes
a Puck, hablas de él como si fuera… un Dios…


-¡Sam! ¡¿Pero
de qué hablas?!- exclamó ella, muy nerviosa.


-Emily, no sé
lo que pasará por la cabeza de Quinn, pero puedo asegurarte sin ninguna duda
que tú estás profunda y desesperadamente enamorada de Noah Puckerman- le dijo
sonriente.


-¡NO! ¡Chsst!
¡Ni se te ocurra volver a decir eso! Puede que… de pequeña tuviese un
enamoramiento con él… sólo era una niña pequeña, pero… ahora yo controlo mi
propia vida… no quiero saber nada del amor…


-Emily… nada
de lo que me digas me va a convencer de lo contrario- mientras le estrechaba
una mano con cariño.


-¡Ay, no! ¡No
puedes decírselo bajo ningún concepto! ¡Noah debe creer que lo he olvidado para
siempre! ¡Al menos hasta que todo esto se aclare!


-Tranquila, tu
secreto está a salvo conmigo. Puck no se enterará.








En ese
momento, una voz no muy amistosa los interrumpió, mientras los fulminaba con la
mirada.








-¿De qué no me
tengo que enterar, si se puede saber?- preguntó el moreno, mirando a Emily
fijamente.


-Puck…
¿Cuánto… cuánto tiempo llevas ahí…?- preguntó ella, separándose de Sam, al
tiempo que sentía que le sudaban las manos, a causa de los nervios.


-Lo suficiente
para darme cuenta de lo que hay entre vosotros…


-¡Noah, pensé
que ayer había quedado todo claro!- le dijo ella, muy enfadada.


-¡No me
cambies de tema, Em! ¡Dime ahora mismo que es eso que yo no debo saber!








Por otro lado,
unos minutos antes, en una de las habitaciones, Rachel abrió los ojos
lentamente, viendo todo borroso, hasta que pudo enfocar su mirada en unos
profundos ojos marrones que la miraban con preocupación, pero que se
enternecieron al ver que despertaba.








-¡Rach!- dijo
Finn, acercándose más a ella- ¿Estás bien?- abrazándola.


-S… sí… algo
mareada- dijo ella, apoyándose en su brazo, para incorporarse sobre la cama-
¿Qué… qué me ha pasado, Finn?


-No ha sido
nada, Rach… sólo una bajada de tensión… ya sabes, por los nervios…








Rachel
asintió, para después bajar sus manos en un gesto instintivo hacia su vientre.








-¡MI BEBÉ!
¡Finn, dime que no le ha pasado nada al bebé!- le suplicó, muy asustada.


-¡Tranquila,
Rach!- dijo él, mientras le besaba la frente- todo está bien, te lo prometo.
Nuestro pequeñín sigue ahí, dentro de ti- mientras le sonreía.


-Me encanta…-
dijo ella, mirándole a los ojos con ternura.


-¿El qué?-
preguntó él, sin entender.


-Me encanta
que digas nuestro bebé… ay, Finn…
soy tan feliz…- mientras sonreía- podría quedarme toda la vida así, abrazada a
ti, sin pensar en nada más…


-Yo también,
pero… me temo que ahora tenemos otros problemas…


-¿Problemas?-
en ese momento Rachel recordó toda la discusión entre las chicas- ¡Oh, Dios
mío! ¡Quinn y Emily! ¿Dónde están? ¿Finn, sabes dónde está Quinn?


-Aquí estoy-
dijo la rubia, entrando a la habitación, con los ojos hinchados.


-¡Quinnie!
¿Pero qué te ha pasado?- mientras le hacía señas para que corriese a sus
brazos, para darle un fuerte abrazo.


-Rachel,
siento mucho lo de antes, yo…- las lágrimas le impidieron continuar, al tiempo
que se refugiaba más y más en el abrazo de su amiga.


-Bueno, yo…
voy a ir a por algo de desayuno… ¿Queréis algo, chicas?- preguntó Finn.


-Sí, tráenos
unos panecillos con un poco de tomate… ¡Oh! – le indicó a su novio que viniese
a su lado, para después susurrarle al oído- tráele una tila, le hará falta.


-De acuerdo,
pues vengo en un rato- dijo Finn- te quiero, preciosa- dándole un beso suave a
Rachel- ¡Ahora vuelvo!








Dicho esto,
Finn desapareció tras la puerta, dejando a las dos amigas a solas.








-Bueno, ¿me
vas a contar ahora qué es lo que ha pasado antes?


-Yo… es que…
ella… ¡Agh! ¡Todo me sale mal, Rach! ¡Quiero tener un futuro y no hago más que
perder a todos los que me quieren!


-¡No digas
eso! ¡No es verdad! Por favor, cuéntame qué ha pasado.


-Ayer…
mientras esperábamos aquí… vino Puck con… Emily…


-Sí, son muy
amigos… ¿Qué problema hay? ¿No se supone que ya había superado lo de Puck?


-¡Sí! ¡Claro
que sí! ¡El problema es que Sam se fue a por algo de beber y justo en el
momento PAM!- dijo ella, enfatizando la última palabra.


-¿PAM? ¿Qué
quieres decir?


-¡Él cayó
sobre ella! ¡Encima ella le empezó a sonreír como una estúpida! ¡La odio!


-¡Quinn! ¡No
hables así de Em! ¡No creo que sea para tanto! ¡Sólo ha sido un accidente, nada más!


-No, Rach… tú
no lo entiendes…


-Pues entonces
explícamelo porque quiero hacerlo, Quinn…


-Muy bien…
todo empezó anoche… hablamos en uno de los pasillos y… le pedí que se casara
conmigo…


-¡¿QUÉ?! ¡Dios
mío! ¡Entonces ya tomaste una decisión!- exclamó Rachel, sorprendida.


-Sí, pero…


-¿Qué pasó?
¿No te ha dado una respuesta?


-Será mejor
que te cuente todo…








Después de despedirse de Rachel y Finn en el
hospital, los chicos llegaron finalmente a su apartamento, Sam abrió la puerta
con cuidado de no molestar a los vecinos y ambos entraron. Sam se iba a ir
hacia la habitación, cuando Quinn lo detuvo…









-Todavía no has contestado a mi pregunta…


-Quinn, yo…


-¿Ya no me quieres?- dijo Quinn, con
lágrimas en los ojos- ¡Sam, yo te quiero a ti! ¡Te lo juro!



-¡No sé qué pensar, Quinn! ¡Sea como sea él
va a estar en nuestras vidas! ¡Es el padre de tu hija!



-Una niña que decidí dar en adopción, Sam.
Ya no tengo ningún derecho sobre ella- dijo Quinn, mientras una lágrima de
nostalgia se deslizaba por su mejilla.



-Perdóname, Quinn. Yo te dije que te
apoyaría con lo de Beth y te juró que lo haré, pero…



-¿Pero? ¡¿Por qué siempre tiene que haber un
pero entre nosotros?!



-¡Pero no quiero ser la segunda opción de
nadie! ¡Llevo casi ocho años a tu lado y necesito saber que todo esto ha sido
real y no una mentira para que lo olvides, Quinn!









Quinn le miró con los ojos llenos de
lágrimas, en parte comprendía sus palabras pero, por otra parte… ¿Cómo podía
insinuar que los últimos ocho años había sido una mentira?









-Sam… sé que no te he querido como tú lo
merecías, pero… ¡Ahora me doy cuenta de mis errores y te pido perdón! ¡Te he
pedido que te cases conmigo! ¿No es una prueba suficiente para ti de que te
quiero?



-¡Yo no digo eso! ¡Claro que me encanta la
idea! ¡Pero no así, no desde los celos!



-¡¿Qué?! ¿Crees que lo hago por celos?


-¡Entre otras cosas sí, Quinn! ¡He visto
como no le quitabas el ojo de encima a la pobre Emily! ¡Sólo ha sido un
accidente! ¡Nada más!



-¿Cuántas veces voy a tener que pedir perdón
por eso? ¡Ya sé que me equivoqué! ¡Son cosas diferentes! ¡Sam, yo te quiero!
Necesito empezar de nuevo contigo… es cierto que he querido mucho a Puck…
incluso hubo momentos en los que pensé que jamás podría sustituirle con nadie
en mi corazón… pero me equivoqué… Sam… si tan sólo pudieses ver lo mucho que te
quiero, que me importas… me hubieses dicho que sí…



-¡Claro que lo veo! ¡Las cosas han mejorado
mucho pero escenas como las de hoy no pueden volver a repetirse!



-Te lo prometo… pero… ¿Entonces eso es un
sí? ¿Te vas a casar conmigo, Sam?- preguntó, totalmente esperanzada.









Sam la miró con ternura, para después
deslizar su mano con ternura por su mejilla, humedecida, a causa de las
lágrimas.









-Quinn, es lo que más deseo. Te amo. Pero no
podemos tomar una decisión precipitada de la que podamos arrepentirnos durante
toda nuestra vida. Mira, no quiero presionarte. Las cosas van bien así, si en
unos meses tienes todo claro, te juro que yo mismo me arrodillo ante quien haga
falta para que te cases conmigo, princesa. Pero ahora, no.



-¿No?- preguntó ella, sollozando.


-Es un no, de momento- dijo él, para después
ir hacia la habitación- Buenas noches, princesa.









Sam cerró la puerta de la habitación al
tiempo que Quinn se tumbaba en el sofá, intentando ahogar las lágrimas que
corrían desesperadas por sus mejillas. Poco a poco, las lágrimas tornaron en
sollozos que dieron lugar a una respiración suave cuando finalmente se quedó
profundamente dormida en el sofá.



Lau_finchelforever
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Finchel

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Mensaje por Lau_finchelforever Mar Ene 11, 2011 2:19 pm

-Yo… lo siento
mucho, Quinn… ¡Pero no te desanimes! ¡Ha dicho que puede que con el tiempo la
respuesta sea sí!


-¡No, Rach!
¡Tú no lo entiendes! ¡Acabo de verlo afuera con Emily! ¡Tienen una conexión muy
especial sólo con mirarse! ¡No lo entiendo!


-Bueno, puede
que hayan conectado… ¡Pero como amigos! ¿Es que los chicos y las chicas no
pueden ser amigos?- preguntó ella, sonriendo.


-Sí, claro…
por eso Finn y tú habéis sido tan amigos…-señalando su vientre.








Rachel se
sonrojó ante ese comentario.





-¡Pero eso no
vale! ¡Lo que hay entre Finn y yo es amor! ¡Ellos no se conocen de nada! ¿Estás
segura que no es producto de tu imaginación?


-No… no sé…
¿Qué puedo hacer, Rach?


-Pues… creo
que necesitas despejarte un poco… ¿Has pensando en hablar con Puck sobre Beth?


-Esa es otra
cosa… ¿Cómo me voy a enfrentar a una niña de 9 años, Rach? No creo ni que
Shelby me deje verla… ni contarle la verdad, que yo soy… que soy…


-Su madre…-
Quinn asintió- te entiendo… supongo que a ella le debió pasar eso conmigo… pero
parece que yo no era suficiente- dijo Rachel, bajando la cabeza.


-¡No! ¡Ni se
te ocurra pensar eso! ¡Tú vales mucho, Rach! ¡Eres mi mejor amiga y te adoro!
¡Finn se muere de amor por ti! ¡Todos los del Glee club han aprendido a
entenderte y valorarte! ¿Crees que lo habríamos hecho si no merecieses la pena?


-Quinn…
gracias- dijo Rachel, abrazándola emocionada.


-No es nada,
tonta. ¿Para qué estamos las amigas?- correspondiendo al abrazo- Además, tú
acabas de hacer lo mismo por mí. ¿Sabes? Creo que tienes razón. Tengo que
hablar con Puck sobre Beth y cuanto antes… no quiero seguir viviendo al margen
de su vida…


-Ya verás como
todo sale bien, ten confianza- dijo ella sonriente.








En ese momento
alguien llamó a la puerta.








-¿Quién es?-
preguntó Rachel, extrañada.


-¡Traigo el
desayuno!


-¡Oh, es Finn!-
exclamó Quinn, con una sonrisa- ¡Qué tierno! ¡Ya voy a abrirte!








Quinn abrió la
puerta con una sonrisa, que se le desfiguró, al ver que era Jesse el que estaba
tras la puerta sosteniendo en una mano un ramo de flores y en otro una
bandejita con un desayuno.








-¿Qué haces
tú aquí?- preguntó Quinn, algo seca.


-¡Quinnie! ¡No
seas así!- le riñó Rachel- Jesse me salvó a mí y al bebé, quiero que venga a
verme para ayudarme a reconstruir la escena del accidente- dijo la morena,
sonriendo al castaño.


-Si es un mal
momento vuelvo más tarde- dijo Jesse, tímido de repente.


-¡No! ¡No
digas tonterías! ¡Ven aquí, anda!








Jesse fue
hacia dónde se encontraba Rachel, para entregarle un precioso ramo de flores.








-Para ti,
Rach. Espero que no te moleste el detalle- dijo con una sonrisa.


-¡Muchas
gracias, Jesse! ¡Son preciosas!- exclamó ella, mirándolas maravillada- Ven,
siéntate aquí- dijo, señalando la silla que había junto a su cama.


-En fin… creo
que es mejor que os deje a solas… tengo un asunto pendiente… luego vuelvo,
Rach… espero no encontrar nada derramado sobre tu cabeza- dijo, mirando de
reojo a Jesse, que bajó la cabeza, avergonzado.





Quinn abandonó
la habitación, dejando a los chicos a solas.








-Discúlpala,
Jesse… hoy no ha tenido un buen día…


-Ya… entiendo-
dijo él, con una sonrisa- ¡Bueno! ¿Cómo estás? Bueno… ¿Cómo estáis?- dijo,
señalando su vientre.


-¡Oh! ¡Bueno,
bien! Aunque creo que estoy algo nerviosa últimamente…


-¿Por qué? ¿Es
por el accidente?- preguntó él.


-Sí y no,
Jesse… son muchas cosas y… tengo miedo a alterarme y…


-¿Tienes miedo
a que tus emociones afecten negativamente al bebé, no?


-¡Sí! ¡Según
una revista de Quinn, son como esponjas! ¡Ya desde el vientre pueden percibir
el estado de ánimo de la madre! ¿No es maravilloso como algo tan pequeño puede
hacer cosas tan grandes?- preguntó ella, con brillo en los ojos.


-Sí, debe de
ser maravilloso y más como lo cuentas tú- comentó él, riendo.


-Perdona, es
que… estoy muy emocionada con mi embarazo…ya estoy deseando que pasen los
meses, pero por otra parte, me encanta la sensación de tener vida dentro de mí…


-Eso es muy
hermoso, Rachel… -dijo Jesse, mirándola directamente a los ojos- tú siempre tan
dramática…


-Sí, supongo
que hay cosas que no cambian…- contestó ella, algo incómoda con su mirada.


-Sí, así es…
eh… ¿Quieres que hablemos del accidente? ¿Has recordado algo más?


-No… la verdad
es que no… sé que salí de casa de Finn… hubo un malentendido y… creí que me
engañaba con una mujer más mayor…


-¡¿QUÉ?!-
preguntó Jesse, con los ojos como platos.


-Sí, bueno,
era sólo su representante, se quedó esa noche a dormir por la lluvia.


-Oh, ahora
entiendo… de acuerdo, de modo que, debido al disgusto, cruzaste sin mirar y
entonces el taxi te atropelló…


-Sí… pero tú
me dijiste que cuando crucé, acababa de cambiar el semáforo, ¿como podía llevar
un coche tanta velocidad cuando el semáforo justo cambiaba de color?- dijo
Rachel, pensativa- A menos que…- dijo,
muy asustada.


-¿A menos
que…?- la instó a continuar él.


-A menos que
no haya sido un “accidente”…


-¿Qué?
¿Quieres decir que esa persona lo hizo a propósito?- preguntó Jesse, con la
boca abierta- Pero… ¿quién sería capaz de hacer algo así, Rach?








Rachel se
quedó mirando fijamente la pared de enfrente, incapaz de hablar. La boca se le
había secado de repente y su mirada permanecía perdida, en algún lugar de la
pared.








-¡Rach! ¡Me
estás asustando! ¿Tienes alguna prueba para demostrar eso?


-Jesse… ¿tú
sabes que yo… tenía un novio…?


-Sí, algo he
leído en las revistas… no me acuerdo de su nombre…lo que no sabía es que lo habías
dejado por Finn y que ya iban a tener un bebé…


-Jesse, lo que
voy a contarte no puede salir de aquí…- dijo ella de repente, muy seria.


-Rach, me das
miedo… ¿Qué ha pasado? ¿Es que hay alguien interesado en hacerte daño? ¿Tu… tu
ex novio?- preguntó él, en una mezcla de rabia y sorpresa.


-Verás… hace
poco más de dos meses… yo estaba aún con Thom…


-¡Eso! ¡Thomas
Doyle! ¡Dios mío, es uno de los mejores de nuestra generación! ¿Qué pasó entre
vosotros?


-Thom y yo
estuvimos saliendo dos años y medio, pero… los últimos meses fueron horribles,
Jesse… digamos que él… cambió… se volvió demasiado protector conmigo, me
llamaba todo el rato y… los celos le cegaron… cuando rompí la relación, me hizo
una especie de amenaza… dijo que “esto no había acabo y que volveríamos a
vernos”. Una semana después, hicimos una fiesta de fin de año en el McKinley y
bueno, Finn se portó tan bien conmigo… me iba a llevar a mi casa cuando resbalé
con un trozo de hielo y caí justo cuando sonó un disparo… por suerte no me
alcanzó… lo único que vi fue un coche a lo lejos, pero… creo que fue él, Jesse…
intentó… intentó matarme…








Jesse la miró
con lágrimas en los ojos. Realmente no sabía si abrazarla y asegurarle que todo
saldría bien o ir en busca de ese majadero y hacerle pagar por todo el daño que
le había hecho a la mujer que amaba. Se decantó por la primera opción al ver la
preocupación en su rostro, al ver que no decía nada.








-¡Tranquila,
Rachel! ¡Estoy seguro de que lo van a encontrar y va a pagar por todo! ¡Ya lo
verás!- estrechándola con fuerza entre sus brazos.


-Gracias por
todo, Jesse. Me alegra ver que has cambiado tanto- dijo ella, sonriendo un
poco, de repente se fijó en la bandeja que él había traído- ¡Oh! ¿Qué es eso?-
mirando curiosa.


-¿El qué?-
observando la bandeja- ¡Ah! ¡Esto! ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Bueno, pensé que tendrías
hambre y querrías desayunar algo!- dijo él, sonriendo ligeramente.


-Eh… vaya
gracias… aunque… en realidad…- Rachel se mordió el labio inferior, algo
nerviosa al pensar en Finn, que ya se había molestado en bajar a por su
desayuno a la cafetería.


-Bueno, tomaré
un poco, aunque, si no te importa, voy a comer luego lo que Finn ha ido a
comprar a la cafetería.


-Oh, lo
siento, Rach. No sé cómo no he pensado que Finn te compraría algo… ¡Soy un
estúpido, espero que no se moleste!- comentó preocupado.


-No,
tranquillo. Yo le explicaré… ¿Eso… es chocolate blanco?- preguntó, con brillo
en los ojos.


-Sí, sé que te
gusta mucho y… compré una tableta… espero que a ti y al bebé os guste.


-¡Muchas
gracias, Jesse!








Los chicos se
fundieron en un abrazo, justo cuando Finn entraba en la habitación, tras haber
esperado una larga cola para comprar los panecillos. Al ver de nuevo a Rachel
en los brazos de Jesse, algo en su interior se incendió, pero intentó
disimularlo, pues no quería alterar a Rachel.








-¡Vaya! ¡Qué
casualidad! ¡Siempre que os veo estáis abrazados!- dijo Finn, con ironía.


-¡Oh! ¡Finn!-
se disculpó Rachel, que escondió la tableta de chocolate bajo la almohada- ¡Ya
estaba preocupada porque tardabas mucho!


-Ya… ya veo…-
dijo él, dejando su bandeja junto a la de Jesse- Vaya, veo que también te has
encargado de traer su desayuno, Jesse. ¡Qué considerado!- dijo, con un toque de
celos en la voz.


-Jesse, creo
que es mejor que te vayas. ¿Nos vemos mañana?


-Eh… sí,
claro… cuando quieras… yo, siento lo del desayuno, Finn… me llevaré las cosas.


-¡No hace
falta, Jesse! ¡Yo ahora tengo que comer por dos, no te preocupes!- le
tranquilizó ella, con una sonrisa.


-De acuerdo.
Bueno, me marcho, entonces.








Jesse se
marchó corriendo de la habitación, mientras Finn empezó a pasear de un lado
para otro, preso de la rabia y los celos.








-Finn… por
favor… tienes que escucharme… será sólo un momento…


-¿Un momento?
¡Sí, seguro! ¡Como todos los momentos que pasas con él!- luego señaló el ramo
de flores- ¡¿Qué es lo que pretende trayéndote flores y el desayuno?! ¿Es que
no soy lo suficientemente bueno para ti, Rach? ¿Es que yo…?








Finn no pudo
seguir, ya que Rachel tiró de él en un solo movimiento, para después besarlo
apasionadamente.








-Te quiero a
ti- le aseguró ella- siempre ha sido y será así. Por favor, confía en mí.











Finn la miró a
los ojos, para sentirse al instante como un completo tonto.








-Rachel, yo…
perdóname… sé que Jesse se está portando muy bien con nosotros… le pediré
disculpas mañana, te lo prometo.


-Gracias,
Finn- dijo ella, besándolo de nuevo- te quiero mucho.


-Yo también,
Rach.








Los chicos se
abrazaron, hasta que finalmente se quedaron dormidos uno junto al otro.








Por otro lado,
en el pasillo, Quinn había vuelto junto a los chicos y la tensión se palpaba en
el ambiente.








-¡Emily! ¿Qué
es lo que no debo saber?


-¡Ya basta,
Puck! ¡Lo que yo hable con Sam no es asunto tuyo! ¿Me comprendes?


-¡Puede que
suyo no, pero sí es asunto mío! ¡Ya veo como eres! ¡Vas de chica buena y luego
eres de las peores!


-¡Quinn, ya
basta!- gritó Sam- ¡No quiero que hables así de una amiga!


-¡Vaya! ¡Ya
son amigos!- dijo ella, con ironía.


-Parece que te
faltó tiempo para correr a sus brazos- dijo Puck, con lágrimas en los ojos.


-Ya te he
dicho que no hay nada entre Sam y yo…- le contestó ella, manteniéndole la
mirada, con el corazón en un puño.


-¡Muy bien!
¡Pues si tú puedes hablar con quien te dé la gana yo haré lo mismo!- dijo
Quinn- ¿Puck, podemos hablar?








Puck se giró
para mirarla sorprendido, mientras Emily sentía como su corazón se rompía una
vez más.





-¡Quinn! ¿Qué
significa todo esto?- preguntó Sam, claramente herido.


-¡Sólo hago lo
que esperas de mí, Sam! ¿Quieres que me aclare? ¡Pues para eso tengo que hablar
con el padre de mi hija! ¡Vamos, Puck!








Sin más, Quinn
se llevó a Puck de la mano a través del pasillo, mientras Sam los miraba
atónito y Emily se sentó en una de las sillas, sin poder contener las lágrimas.














Así fueron
pasando las semanas, hasta que los médicos se aseguraron de que el embarazo ya
no corría peligro y Rachel sería dada de alta en unos días. Durante esas semanas,
Jesse no había dejado de visitarla y un par de días antes de que Rachel saliese
del hospital, se atrevió a hacerle una propuesta muy interesante.








-¡Hola Jesse!


-¡Hola Rach!-
con una sonrisa.


-¡Ey! ¡Qué
buena cara traes! ¿Qué ha pasado?


-Rach, he
hablado con mi representante y… bueno, quiero hacerte una propuesta…


-Bueno, dime…


-¿Te gustaría
volver a Broadway con un musical?


-¿Qué? Pues…
¡Claro! Pero creo que olvidas que ahora estoy embarazada y…


-¡No será un
problema! ¡El guión se está retocando aún y todavía no se sabe cuando
comenzarían los ensayos, pero todo apunta a más de seis meses…


-Pero… aún
así… mi bebé sería muy pequeño…


-¡Tampoco hay
problemas! ¡Conozco al director y es muy buena persona! ¡Podrías traer a tu
bebé a los ensayos! ¡Sería genial!


-No sé, Jesse…
tendría que hablar esto con Finn…


-Claro, lo
entiendo… ¿Dónde está, por cierto?


-Hoy tenía una
reunión con los directivos de esa serie musical. Empiezan a rodar en un mes.


-Ah, bueno…
entonces… ¿Pensarás lo que te dije?


-Claro… ¿Qué
clase de papel tendría?


-¡El papel
protagonista! ¡Sólo tienes que hacer una audición! ¡Yo te avisaré, estoy seguro
de que te darán el papel! ¡Que ilusión, seríamos compañeros de trabajo y
brillaríamos juntos en el escenario! ¡Piénsalo, Rach!








Rachel se
mordió el labio inferior, tenía que tomar una decisión, pero no quería hacerlo
sin consultar antes a Finn, sabía que su novio se resistiría al principio, pero
esperaba que finalmente entendiese que trabajar en Broadway era su sueño y que
no iba a separarse de su bebé, pues podría llevarlo a los ensayos.








-De acuerdo,
lo pensaré. En cuanto lo decida te aviso- le prometió, con una sonrisa.


-¡Genial! ¡Por
cierto, que no te lo he dicho! ¡El musical se llama Spring Awakening! ¡Es un
poco revolucionario pero creo que te gustará!- dijo, entregándole un papel-
Aquí te dejo el borrador del guión, aún lo están revisando, así que es probable
que haya cambios, pero es para que veas de que trata.


-Gracias
Jesse. Le echaré un vistazo en cuanto pueda.








Lo que Rachel
no sospechaba era que Finn había faltado a esa reunión, pues quería darle una
sorpresa en cuanto le dieran el alta y todos los chicos del Glee club le
estaban ayudando. Todo debía salir perfecto y los chicos habían hecho un gran
trabajo en equipo para que nada fallase ese día.








Por otro lado,
en un edificio de Nueva York, Isabella Nichols, una de las actrices más famosas
en esos momentos en la televisión miraba embelesada una foto del que iba a ser
su compañero de reparto en su nueva serie musical: nada más y nada menos que el
guapísimo y talentoso Finn Hudson. Bella, que era como le gustaba que la
llamasen, miró a su director con cara angelical, sin perder de vista la foto.








-Bueno… ¿Dónde
está mi compañero? ¿No deberían presentarnos antes de empezar a trabajar?


-¡Tranquila,
Bella! ¡Aún hay tiempo! Hudson nos ha dicho que hoy le era imposible acudir y
va a venir su representante a firmar los papeles- le dijo el productor.


-¡Genial!-
dijo ella, soltando un bufido.


-¡Vamos,
pequeña Bella! ¡Va a ser estupendo, ya verás! ¡Seguro que tendréis mucho
química frente a la pantalla!








El productor
recogió las cosas, al tiempo que Bella sonreía de forma pícara, sin dejar de
mirar la foto.








-Eso ni lo
dudes. Pronto Finn y yo seremos la nueva pareja televisiva. Sí, el va a ser mío
como que me llamo Isabella Nichols, sólo
mío
.








Bella se
marchó de allí con una sonrisa, mientras su mente comenzaba a trazar un plan
para conquistar el corazón del gran Finn Hudson.








Unos días
después, llegó el momento más esperado por todos y Rachel por fin pudo salir
del hospital. Se despidió de los chicos, de Jesse y de sus padres y los de
Finn, para finalmente irse con Finn, que ese día estaba más misterioso que
nunca. Los chicos subieron al coche en silencio, mientras Finn conducía muy
concentrado en la carretera.








-Finn… ¿estás
enfadado conmigo?- preguntó ella, preocupada.


-¡No, Rach!
¿Por qué dices eso?- le dijo él, confuso.


-Es que…
apenas me has mirado desde que hemos entrado al coche (¿y si ya sospecha algo del musical? ¡Dios mío! ¡Tengo que decírselo
ya!)



-¡Oh! ¡Pero
eso es porque no quiero distraerme! ¡Tu vestido deja ver tus hermosas piernas y
creo que podrían dificultarme seriamente la conducción si les echo un vistazo!


-¡Qué tonto
eres!- dijo ella, acariciando su mejilla, sonrojada, para después apoyarse
contra el cristal, con una mano sobre su vientre, que ya dejaba ver una ligera
curvatura, debido al embarazo- ¿Puedo saber dónde vamos?


-¡Claro!
¡Vamos al aeropuerto!- dijo Finn, con una gran sonrisa.


-¡¿Qué?! ¡Pero
Finn! ¿No es peligroso para el bebé?


-Tranquila, he
hablado con el médico y ha dicho que no hay problema. Yo cuidaré de ti para que
vaya dormida todo el viaje. Además, es
poco tiempo de viaje- mientras le guiñaba un ojo.








Finalmente
llegaron al aeropuerto, dónde Finn se encargó de empacar todas las cosas. Media
hora después, ya había subido al avión. Rachel fue dormida en los brazos de
Finn, que no paraba de acariciar con una mano sus cabellos, mientras que la
otra reposaba sobre su abdomen, maravillado ante lo hermosa que se veía Rachel
embarazada. Cuando llegaron a su destino, Finn le pidió a Rachel que se tapase
los ojos con una venda, ya que no podía ver nada del exterior del avión. Rachel
dudó un poco, pero al ver la ternura en los ojos de Finn, no pudo negarse y se
puso la venda en los ojos. Rachel sintió como Finn la cogía en brazos y no la
soltó hasta que llegaron al coche. Una vez allí, Rachel sintió como Finn le
ponía el cinturón de seguridad y poco después oyó el motor del coche arrancar.
El viaje se le hizo eterno, mientras sentía que las manos le temblaban de la
emoción. Una hora después, Finn bajó del coche y fue hacia ella, para ayudarla
a bajar.








-Ya hemos
llegado, Rach- dijo, emocionado.


-¿Puedo
quitarme ya la venda?- preguntó ella, esperanzada.


-¡No! ¡Sólo
unos minutos más! ¡Vamos, ven conmigo!








Sin más Rachel
entrelazó sus manos con las de Finn, mientras sentía que iban caminando por lo
que parecía hierba… ¿Dónde la había traído Finn? ¿A un bosque? Por el olor de
aquel lugar Rachel podría decir que sí, ya que podía sentir el aroma de las
flores y de uno de sus árboles preferidos: el pino. Rachel y Finn caminaron un
poco más, hasta que Finn la detuvo de un momento a otro, para girarla, quedando
él de espaldas a ella.








-Bueno, Rach.
Después de todo lo que hemos pasado estas semanas, quería darte una sorpresa.
Espero que te guste- dijo, besando su cuello- ¡Puedes quitarte la venda!








Rachel dio un
pequeño salto de alegría al oír sus palabras. Se desató la venda, presa de la
emoción para después contemplar lo que
Finn había preparado para ella. Rachel no podía creer lo que veían sus ojos…
¡Finn había comprado una casa! Rachel contempló maravillada el hermoso chalet,
hecho de ladrillo y con un hermoso porche a la entrada de madera. Rachel giró
sobre sí misma para observar que la casa se encontraba en medio del campo… en
plena conexión con la naturaleza, que ella tanto adoraba… pronto se dio cuenta
de que estaban en Ohio, pues desde allí se podía divisar toda la ciudad y
Rachel estaba muy segura de que por la noche se podrían contemplar las
estrellas. Las lágrimas de emoción inundaron sus ojos, mientras abrazaba a Finn
con fuerza, estrechándolo contra sí.








-¿Te… te
gusta?- preguntó él, con un nudo en la garganta, debido a los nervios.


-¿Qué si me
gusta? ¡ME ENCANTA! ¡Finn, esto es el paraíso! ¡Es precioso! ¡Mira que vistas!-
exclamó maravillada.


-Los chicos
estuvieron de acuerdo en que era la mejor- dijo sonriente- había casas más
grandes, pero pensé que esta te gustaría más porque está en plena naturaleza.


-Es perfecto,
Finn. Me encanta… ¿Tiene jardín?


-¡Claro!
¡Vamos dentro!








Finn le enseñó
la casa, era un chalet de dos plantas y un garaje subterráneo, sencillo, pero
hermoso a la vez. Nada más entrar había un amplio recibidor y a un lado un
lavabo, el chalet contaba con un ascensor, Rachel le preguntó a Finn para qué
lo querían y la respuesta de él fue “lo necesitaremos para subir y bajar las
cosas del bebé”. Enfrente del ascensor, estaba la puerta de la cocina, Rachel
la abrió y quedó maravillada ante el tamaño tan grande que tenía y se moría por
estrenarla. Después fueron al salón, que era muy grande y tenía dos amplios
sofás, que daban a una enorme televisión, dónde Finn ya había colocado sus
consolas, lo que provocó la risa de Rachel, que lo miró con ternura. Después
subieron al piso de arriba, que tenía tres habitaciones, la primera de ellas
era para los invitados, la segunda era la suya, que tenía su propia terraza, con
una vista perfecta del cielo por la noche y para tomar el sol en verano. La
habitación era simplemente perfecta, una enorme cama de matrimonio destacaba en
el centro, rodeada a cada lado por dos mesillas de noche. Al fondo de la
habitación, había una chimenea y Rachel
se sorprendió al encontrar allí una hermosa mecedora de madera.








-¿Y esa
mecedora? ¡Es hermosa!- Exclamó maravillada.


-Ahí quiero
que duermas a nuestro hijo mientras le cantas una canción- dijo él, rodeando su
cintura dulcemente con sus manos.








Rachel no pudo
evitar sonreír al sentir el roce de sus manos sobre su cuerpo, después de
tantos días en el hospital. Había hablado con el médico y le había dicho que
podía llevar una vida normal en todos los sentidos, así que se moría por volver
a sentir a Finn dentro de ella, haciéndole el amor. Rachel se giró rápidamente,
para besarlo con pasión, al tiempo que sus manos se deslizaron hacia su camisa,
subiéndola hacia arriba, ante la mirada de sorpresa de él, que subió los
brazos, para que ella pudiera quitarle la prenda. Poco a poco los besos fueron
subiendo de temperatura, a la vez que Rachel bajó los suyos hacia su cuello
para terminar finalmente en el lóbulo de su oreja. Finn sintió en ese momento
como su entrepierna se endurecía al instante y se obligó a sí mismo a parar,
antes de que esto llegase a mayores.








-¡Rachel,
espera!


-¿Qué… qué
pasa?- preguntó ella, casi sin respiración- ¿No quieres hacerlo?


-¡Dios mío!
¡Claro que quiero! Pero… ¿estás segura que podemos?


-Finn, he
hablado con el médico y el ginecólogo… dicen que puedo llevar una vida normal…
además, el sexo es algo muy bueno para las mujeres embarazadas, les ayuda a
prepararse- sonrió ella, para seguir besando su cuello, mientras sus manos
bajaban a sus pantalones, desabrochando su cinturón- ¿Me ayudas con el vestido?


-Cla… claro-
dijo Finn, llevando sus manos temblorosas hacia su cremallera, que deslizó en
un solo segundo, para después dejar caer su vestido en un rápido movimiento.





Finn se quedó
paralizado al ver por primera vez el vientre ligeramente abultado de Rachel, a
pesar de que sólo estaba embarazada de tres meses, su cuerpo ya empezaba a
curvarse y Finn juraría que nunca le había parecido tan sexy como en ese
momento. Poco a poco se siguieron desnudando el uno al otro, sin dejar de
besarse, dejando que sus lenguas explorasen la boca del otro en una suave
caricia pero a la vez con pasión. Cuando llegaron a la cama, Finn tendió a
Rachel con suavidad, para después desabrochar su sujetador, liberando para él
sus hermosos pechos, que pronto se encargó de atender con sus manos y sus
labios. Rachel se sentía en el paraíso ante el placer que las caricias de Finn
le proporcionaban. De repente, sintió como una de las manos de él se deslizaba
hacia sus bragas, para retirarlas con suavidad, mientras bajaba sus besos por
sus muslos, acariciando sus piernas, al tiempo que las apartaba hacia los
lados, para poder deleitarse la vista con su feminidad. Finn se quitó sus
boxers y se puso a un lado de ella, que se sorprendió ante ese movimiento, antes
de que ella pudiera decir nada, el llevó sus dedos hacia su clítoris,
frotándolo lentamente al principio, para luego coger más velocidad, Rachel
emitió un grito de sorpresa, para después perderse en el placer que él le
proporcionaba. Rachel sólo podía decir su nombre entre gemidos, rogándole que
parase aquella tortura tan deliciosa y la hiciese suya por completo. Cuando
Rachel estaba cerca del clímax, Finn apartó sus dedos para introducir su
miembro erecto en ella en un solo movimiento. Empezó a moverse despacio,
disfrutando de la sensación de poder estar de nuevo dentro de ella, para ir
incrementando progresivamente el ritmo, hasta que finalmente ambos alcanzaron
el clímax a la vez, para después caer abrazados sobre la cama.








-Te quiero,
Rach.


-Yo también te
quiero, Finn.








Finn besó su
frente al tiempo que ella se acomodaba, poniendo su cabeza contra su pecho
mientras él rodeaba su cintura con sus manos, para finalmente quedarse
profundamente dormidos.








Al día
siguiente, Finn terminó de enseñarle la casa a Rachel, ella se sorprendió al
ver la tercera habitación, que estaba totalmente vacía.








-Quiero que
esta habitación me ayudes tú a decorarla. Va a ser la del bebé.








Rachel le
sonrió, para después darle un beso tierno. Por la tarde, los chicos fueron
hacia allí con todo preparado para hacer una barbacoa. Los chicos se pusieron a
cocinar, mientras las chicas hablaban de sus cosas mientras arreglaban la mesa
para la merienda. De repente, los padres de Rachel la llamaron para que entrase
dentro de casa, Quinn se extrañó y la siguió.








-¿Papi, papá?
¿Qué pasa?


-Hija, hay
algo que tenemos que decirte…- dijo Hiram, con gesto serio.


-Me estáis
asustando… ¿Ha pasado algo?- preguntó Rachel, asustada.


-¡No,
princesita! ¡Todo está bien! Es sólo que… con esto del accidente que tuviste…
tu papá y yo... creímos que debíamos informar a una persona de lo que te había
pasado…


-Un momento…
¿De qué persona hablan?








En ese
momento, una mujer morena entró en la sala, mirando a Rachel con lágrimas en
los ojos.








-Hola, Rachel…-
dijo, emocionada.


-Shelby… ¿Qué
haces aquí?








En ese momento
llegaron los demás, preocupados al ver que no salían…








-¿Rachel…
pasa…. Algo?- viendo a Shelby- No puede ser…


-Hola, Quinn…








En ese
momento, una hermosa niña de cabellos rubios apareció tras Shelby, mirándolos a
todos con curiosidad…








-¡Mami! ¿Ella
es mi hermanita?- señalando a Rachel- ¿Quiénes son ellos?- señalando a los
chicos.








Todos miraron
a la niña asombrados, sobretodo Quinn y Puck, que llevaban semanas intentando
averiguar su paradero y por fin la tenían frente a ellos… a su hija…








-Beth…-
dijeron los dos, al mismo tiempo.


¿Qué pasará con el bebé Finchel? ¿Será niño o niña? ¡Hagan sus apuestas! XD ¿Qué pasará con Puckmily y Fabrevans? ¿Habrá cambio de parejas? ¿Le dirán la verdad a Beth Quinn y Puck? ¿Qué trama Bella? ¿Podrá separar a Finchel? ¡Todo esto en próximos capis!
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Mensaje por almi Mar Ene 11, 2011 2:26 pm

Esto se llama Desquite jajajaj gracias
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Mensaje por gossip gleek Mar Ene 11, 2011 3:49 pm

mee a encantado eel cappp... finn es tan romaantiicoo (LL) con la casa nuevaa taan liindaaa... el bebeee! pero tee aviisoo!!
como se te ocurra aser k bella bese a finn o k finn se enamore de ella o tenga algun tipo de atraccion o jesse con rachel TEE MATOO! YOO TE MATOO!!
y sii quiero qe emily y puck esteen juntoos!! y frabrevans!! y quiero qe le digan a la verdad a beth !
mee encantooo actuaaliizaaa prooontoooo!!
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Mensaje por enohia Mar Ene 11, 2011 4:04 pm

Lau, querida Sis..
Felicitacitaciones por este capitulo..
Admiro tu inspiracion..para escribir mucho..
Me haces tan feliz! Ahora Finn es tan dulce..
la casa, la mecedora, la habitacion del bebe..
Guauu me sorprendi la reaccion de Quinn..
Emily y Puck que esten juntos..
beth..quiero ver ese reencuentro
enohia
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Mensaje por Micaaa Miér Ene 12, 2011 7:08 pm

Nueva Lectoraa xD Mee gusta mucho el fic! apesar de qe no soy Finchel (soy st. berry :P) Lo seguire leyendo porque me gusta mucho el trama..
Besoos Y Suerte :)
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Mensaje por I just need you now Sáb Ene 15, 2011 1:01 pm

me encanto tu nuevo capitulo
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Mensaje por angelita Sáb Ene 15, 2011 8:54 pm

Nueva Lectoraa!! es muy buena tu Fic! n.n amo Fabrevans C:
angelita
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Mensaje por Lau_finchelforever Jue Ene 27, 2011 11:32 am

¡Hola a todos! :D ¡Perdón por la tardanza, pero estaba con exámenes! Aquí os dejo otro capi más, como es MUY largo, lo dejaré dividido en dos partes, espero que os guste. ¡Besitos y gracias a las dos nuevas lectoras! ¡Espero que la historia os siga gustando y gracias por el apoyo! ¡A las demás como siempre agradeceros vuestros comentarios, significan mucho para mí! ;)

PD: Como siempre, aclaro que ni Glee ni sus personajes me pertenecen :P





Cáp. 12- Confía en mí








Beth miró a
los chicos atentamente, con sus hermosos ojos marrones llenos de
curiosidad.





-¿Cómo sabéis
mi nombre?- preguntó la niña, algo tímida.





Quinn y Puck
se miraron entre ellos, sin saber qué contestar, pero finalmente fue
Shelby quién resolvió la situación.





-Beth, ellos
te conocen porque Rachel les ha hablado mucho de ti- le explicó a la niña con
dulzura, para luego mirar a Rachel a los ojos, que todavía no había pronunciado
ni una sola palabra, mientras Finn se colocó a su lado, poniendo una mano sobre
su hombro a modo de apoyo- ¿Rachel, podemos hablar un momento a solas?





Rachel miró a
sus padres dubitativa y éstos le respondieron con una sonrisa tierna, mientras
asentían. Por último miró a Finn, que le sonrió de medio lado para finalmente
inclinarse a besar su hombro, al tiempo que le susurraba algo al oído.





-Todo va a
salir bien, Rach. No tengas miedo, yo estaré a tu lado.





Rachel no pudo
evitar girarse para mirarlo con una amplia sonrisa, que expresaba todo el amor
que sentía por él. A continuación se dirigió hacia Shelby y Beth, que miraba su
vientre con curiosidad.





-¿Entonces
ella es mi hermanita, mami? ¿Por qué tiene la tripita hinchada? ¿Está enferma?-
preguntó la niña, con miedo en la voz.


-Sí, Rachel es
tu hermana. Ya verás como con el tiempo os vais a llevar de maravilla- le dijo
Shelby, que se había agachado para estar a la altura de su hija- Rachel está
esperando un bebé, cielo. Por esto tiene el vientre ligeramente abultado.


-¿No estás
enfermas, entonces?- le preguntó la niña a Rachel, con una gran sonrisa en su
hermoso rostro, que a Rachel le pareció una copia exacta al de Quinn salvo por
los ojos, que eran justamente como los de Noah.


-No, no estoy
enferma, Beth- respondió Rachel con una sonrisa tierna, al tiempo que ponía una
mano sobre el hombro de la pequeña- Me alegro mucho de conocerte, eres una niña
muy bonita.


-¡Gracias!-
contestó la pequeña, con una gran sonrisa- ¡Tú también eres muy guapa! ¡Me
encanta tu sonrisa!





Rachel volvió
a sonreírle, para después girarse hacia Quinn y Puck, que seguían sin
pronunciar palabra alguna.








-Beth, ¿me
harías un favor?


-¡Claro! ¡Ya
soy mayor! ¡Dime!- dijo la niña, con una sonrisa orgullosa.


-Verás…
necesito hablar con tu… con mamá un momento a solas, así que necesito que vayas
a jugar un rato con dos amigos míos.


-¡Bueno, vale!
¿Pero quiénes son?- dijo ella, mirando a toda la gente que había allí.


-¡Quinn y Noah!
¡Venid aquí, por favor!- pidió Rachel a los chicos, que se acercaron
lentamente, mientras la rubia hacía todo lo posible por contener las lágrimas-
Mira, Beth, te los presento, ella es Quinn, es mi mejor amiga, es muy buena, ya
verás lo bien que lo vais a pasar juntas y él es Noah, pero puedes llamarle
Puck, es un buen amigo y también muy divertido. Puck es deportista, ¿te gusta
el deporte, Beth?


-¡Me encanta!
¡Mi sueño es ir a ver un partido de rugby en directo!- respondió la niña, con
un brillo de emoción en los ojos.


-No puede
ser…- dijo Puck, muy emocionado y orgulloso de que su hija y él compartiesen su
pasión por el deporte.


-¿Me enseñarás
a jugar bien, Puck?- preguntó la niña, girándose para mirarlo directamente a
los ojos, con una sonrisa esperanzada.


-S… ¡Sí!
¡Claro que sí!- contestó el moreno, algo nervioso.


-¡Vamos al
jardín, entonces! ¡Allí podrás enseñarle algunas jugadas!- dijo Hiram, con una
sonrisa.





Así todos
abandonaron la casa, dejando a madre e hija completamente a solas.





-Ha pasado mucho
tiempo desde la última vez… ¡Dios mío, cómo has crecido!- exclamó Shelby, muy
orgullosa.





Rachel se
dirigió hacia uno de los sofás del salón, dónde se sentó, mientras su mirada
permanecía fija en el suelo, sin poder enfrentar la que su madre le dirigía.
¿Qué hacía Shelby aquí después de tantos años? ¿Por qué volvía de nuevo a su
vida? ¿Qué es lo que quería Shelby de ella, Rachel Berry, la hija de la que
nunca quiso hacerse responsable? Rachel sintió que el tiempo retrocedía y de
nuevo tenía dieciséis años, se sentía tan frágil e indefensa como en ese
momento. Su madre estaba frente a ella y Rachel no podía ni mirarle a la cara.
Finalmente, Rachel respiró profundamente, para después acariciar su vientre, en
un gesto protector. Tal vez ahora era el momento de dejar el pasado atrás y
comenzar de nuevo. Si Shelby deseaba ver al bebé, Rachel no podría negarse,
pues deseaba con todo su corazón que su bebé recibiese todo el cariño posible y
no le faltase nadie, no como le ocurrió a ella con su madre. Rachel suspiró,
mientras alzaba el rostro para mirar a su madre, con lágrimas en los ojos.





-Mamá…- fue lo
único que pudo decir, para después sentir los brazos de Shelby sobre ella, en
un abrazo protector.


-¡Siento mucho
todo lo que te hice, Rachel! ¡Aparezco y desaparezco de tu vida constantemente
y sé que no es justo para ti!


-¿Por qué
desapareciste? Podrías haberte quedado cerca de mí, aunque nuestra relación no
fuese la misma que la que tienes con Beth. Tuviste la oportunidad de ser mi
madre y la desaprovechaste por completo. ¿Qué te ha hecho ahora cambiar de
opinión?





Shelby bajó la
mirada hacia sus manos, que temblaban descontroladamente, al tiempo que las
lágrimas corrían por sus mejillas.





-¡Me
arrepentí! ¡Créeme, cuando tuve a Beth en mis brazos me arrepentí de haber
actuado así contigo, Rachel! Sin embargo, sentí que ya había perdido mi última
oportunidad de estar a tu lado y me daba vergüenza volver y pedirte perdón.
Todos estos años he estado siguiendo tus pasos, sin que tú lo supieses. Tus
padres hablan conmigo una vez al mes y gracias a eso me enteré de que cumpliste
tu sueño de convertirte en una gran actriz en Broadway. La verdad, siempre supe
que lo conseguirías… el poco tiempo que pude verte en el hospital, antes de que
te alejasen de mí, supe al instante que había nacido una estrella… y por lo
visto no me equivoqué…





Rachel miró a
Shelby, totalmente sorprendida.





-Entonces…
estos nueve años… ¿has estado al corriente de todo lo que me pasaba?


-Sí, Rachel…
me he mantenido al margen porque sé que te hice mucho daño y no quería causarte
más dolor, pero cuando tus padres me contaron lo del accidente…





Shelby no pudo
continuar, presa de un llanto incontrolable.





-¡Lo siento
tanto, Rachel! ¡No sabes cómo me hubiera gustado estar a tu lado! ¡Qué fueses
una hermana para Beth! ¿Sabes qué? Desde que era pequeña le he hablado de ti,
ni te imaginas lo mucho que te admira y te quiere… ¿Crees que podrás darle una
oportunidad, aunque sólo sea a ella?





Rachel miró a
Shelby, que había cogido una de sus manos entre las suyas, mientras la miraba
con lágrimas en los ojos.





-Claro que sí…
Te perdono… supongo que todo lo que has hecho ha sido por un motivo y no creo
ser la más indicada para juzgarte. Para mí ahora lo más importante es mi bebé
así que quiero advertirte que no consentiré que juegues con sus sentimientos.
Si decides formar parte de mi familia, quiero que sepas que será para siempre,
no permitiré que aparezcas y desaparezcas de la vida de mi bebé a tu antojo, no
quiero confundirle… ¿Comprendes lo que quiero decir?


-Completamente…
Rachel, te juro que esta vez no te defraudaré… cuando tus padres me dijeron que
estabas esperando un bebé… no podía creerlo, pero mírate, aquí estás… más
hermosa que nunca y con una personita que crece dentro de ti… estoy muy
orgullosa de ti, Rachel, has demostrado ser muy fuerte… después de todo lo que
pasó en el accidente.


-En ese
momento tenía que serlo, estaba en juego la vida de mi bebé y no podía
arriesgarme a perderlo.


-¿Todavía no
se sabe nada sobre lo que pasó realmente?- preguntó Shelby, muy preocupada.


-Jesse, Finn y
yo hemos ido a la comisaría, pero de momento el paradero de Thom sigue siendo
desconocido y no han encontrado pistas que nos lleven hacia otro posible
sospechoso… a veces creo que lo mejor es seguir adelante y no pensar demasiado
en eso…


-Madre mía…
que horror, espero que lo encuentren pronto y podamos saber qué pasó
exactamente…- Shelby hizo una pausa, para luego mirar a Rachel, con una sonrisa
tímida- entonces… ¿Podemos volver a empezar?


-Sí, pero… te
pido que me des tiempo… hay cosas que no puedo olvidar y creo que el tiempo
será el que ponga todo en su lugar. Shelby, sé que me quieres, aunque te hayas
equivocado, siempre supe que en el fondo me querías. Además, no sería una buena
madre si no permitiese que mi bebé recibiese todo el cariño posible. Estoy
segura de que serás una abuela excelente.


-Gracias,
Rachel… no sé cómo agradecerte todo esto…- dijo, profundamente emocionada.


-Tan sólo
cuida de tu familia, de todos nosotros y para mí serás mi madre con el tiempo.


-Esta vez no
fallaré, lo prometo.


-Lo sé- le
dijo, mientras le sonreía- ¿Te apetece que salgamos al jardín con los demás?


-Sí, por
supuesto… espero que Beth lo esté pasando bien…


-Está con sus…
padres… estoy segura de que estará bien…


-¿Ellos
quieren a Beth?- preguntó Shelby, intrigada- ¿Quieren que ella sepa la verdad?


-Lo único que
sé es que llevan semanas en busca de tu paradero, sin éxito… mis padres le
dieron tu dirección pero allí no había nadie…


-¡Oh! ¡Es que
hace días que salí de Carmel! Siento mucho que no hayan podido encontrarme…
luego hablaré con ellos, si deciden que Beth sepa toda la verdad, no me negaré,
no quiero que pasen por lo mismo que yo… Beth merece conocer a sus verdaderos
padres…


-Gracias,
Shelby, eso es muy generoso de tu parte. Los chicos te lo agradecerán mucho- le
dijo Rachel, con una sonrisa.





Sin más, madre
e hija salieron de la casa de la mano, hacia el jardín, dónde los chicos
revoloteaban alrededor de la barbacoa, preparando todo para la merienda,
mientras Puck y Finn le enseñaban a la pequeña Beth algunas jugadas básicas de
rugby, ante la atenta mirada de Quinn, que le sonreía encantada a la pequeña. Puck
se deleitaba al ver cómo la niña atendía profundamente a las explicaciones que
le daba “Madre mía, como me recuerda a
mí, es la niña más hermosa e inteligente que he visto nunca”
, pensaba el
moreno para sí mismo, mientras la niña repetía la jugada que él acababa de
explicarle. Por su parte, Quinn contenía las lágrimas como podía “Eres tan hermosa, hija… ojala pudiera
volver el tiempo atrás… no te habría abandonado nunca”
pensó la rubia para
sí, mientras la niña iba a su lado a informarle de sus progresos. Mientras
tanto, Rachel fue con Shelby hacia una de las mesas, sin percatarse de las
miradas que Sam y Emily dirigían hacia los chicos.





-¿No juegas
con ellos?- preguntó Emily, muy sorprendida.


-No, no sé… no
creo que Puck quiera que me acerque, al menos de momento…


-¿Cómo estás?


-Bueno, no me
puedo quejar…- Sam hizo una pausa, al tiempo que veía como Beth iba corriendo
hacia Quinn, para celebrar que había hecho bien un placaje contra Puck, que
reía desde el suelo- ¿Qué crees que va a hacer con la niña? ¿Le dirá la verdad?-
preguntó Sam, confuso.


-La verdad, no
lo sé, Sam… pero que Beth sea hija de Puck y no tuya no quiere decir que
vosotros no podáis estar juntos…


-No es eso,
Em… no es por la niña, yo la querría como si fuese mía, pero… Quinn cada vez
está más insoportable y no sé qué hacer con ella- comentó, llevándose las manos
a la cabeza.


-¿Todavía
sigue con sus ataques de celos?- preguntó Emily, muy sorprendida.


-Sí… está
obsesionada contigo y con nuestra “relación”, por más que lo intento no consigo
que entre en razón y ya no sé que hacer… encima ahora apenas hacemos cosas
juntos, siempre está con él por el tema de la niña… sabe que eso me hace daño y
aprovecha cualquier ocasión para intentar sacarme de quicio….


-De modo que
se junta con Puck para llamar tu atención…


-Algo así,
pero sólo en parte pues sé que también lo hace por Beth… ahora que la
encontraron, me pregunto si le dirán la verdad…


-La verdad,
sería lo lógico, pero todo depende también de la mamá de Rachel… madre mía,
¿Cómo pueden cambiar las cosas en tan poco tiempo?- dijo Emily, que no pudo
evitar sonreír al ver que Puck se acercaba corriendo a la niña para consolarla,
ya que se había caído debido a la carrera.


-No puedes
evitar pensar en él, ¿verdad?- preguntó Sam, divertido.


-Sí, supongo
que tienes razón… ¡Soy una estúpida, Sam! ¿Por qué tuve que enamorarme del
chico malo?


-Me parece que
esas cosas no se eligen…- Sam se dio cuenta de que Emily aún seguía mirando
embobada la escena- ¡Ey! ¡Despierta! ¿Por qué no mejor me cuentas que pasó para
que os distanciarais tanto?


-¿Qué? ¿No
tuviste suficiente con la primera historia?


-¡No seas
tonta! ¡Me encantó! ¡Me prometiste que me seguirías contando otro día!- le rogó
el rubio, profundamente intrigado.


-De acuerdo…





Sam y Emily se
apartaron un poco de la multitud, para sentarse en uno de los bancos que había
en el bosque, sin advertir como Quinn y Puck los habían seguido con la mirada.
Una vez en el bosque, Emily comenzó su relato:





Los años fueron pasando, siete para ser
exactos, y Emily sentía que había dejado la niñez bien atrás y ahora era una
completa adolescente. No sólo había experimentado los cambios físicos típicos de
la edad como eran el ensanchamiento de las caderas o la curvatura de los pechos, sino que se sentía también distinta…
por dentro… algo había cambiado en lo más profundo de su corazón y ya no podía obviarlo,
pues cuando él estaba cerca todo cambiaba y sus pulsaciones se elevaban al
infinito. Por más que lo negara, era un secreto a voces: Emily Hudson se había
enamorado.






Emily dejó de mirarse al espejo, mientras un
suspiro se escapaba por sus labios, para buscar algo entre los cajones de su
mesita de noche. Al fondo del mueble, dónde nadie podía encontrarla, se
encontraba la foto de él, de su héroe. Ya hacía mucho tiempo desde que Noah
Puckerman la había salvado del tonto de Dave Karofsky y desde entonces se
convirtieran en grandes amigos, sin embargo, la joven recordaba ese momento a
la perfección. Con el tiempo Puck y su primo también habían crecido, y Emily no
podía negar que el moreno se había convertido en un chico muy guapo. De la
noche a la mañana, sin darse cuenta, habían dejado de lado la inocencia propia
de la infancia y ahora él era, junto a su primo, uno de los chicos más
populares de su instituto. Sin saber porqué, Emily se empezó a inquietar con su
presencia, las manos le sudaban y su respiración se aceleraba considerablemente
a la vez que sentía que el corazón iba a salírsele del pecho en cualquier
momento con sólo una mirada suya. Ya habían pasado varios meses desde que se
dio cuenta de que Noah Puckerman ya no era sólo su mejor amigo, era el chico
del que se había enamorado desesperadamente. Aquella noche, Emily se sentía
nerviosa, los chicos iban a una fiesta de su instituto y ella por primera vez
iba a acompañarlos. Emily se emocionaba con sólo pensar que por fin podría pasar toda la noche
junto a Puck, aunque sólo fuera para mirarlo. Cuando él estaba cerca, ella
sentía que el mundo se detenía y los segundos no pasaban entre ellos. Emily no pudo evitar sonreír, mientras se
cepillaba su hermoso pelo castaño, ella siempre acostumbraba a llevarlo
recogido en una sencilla coleta, pero esta noche quería que fuese especial y
había decidido soltárselo al tiempo que había ondulado ligeramente las puntas
de sus cabellos, para tener un aspecto más adulto. Sí, definitivamente esa
noche le confesaría a Puck sus sentimientos. Emily sonrió para sí, satisfecha
con el resultado de su peinado, al tiempo que los gritos de su madre la sacaron
de sus pensamientos.






-¡Em, cielo! ¡Finny ya está aquí! ¡Baja
enseguida o llegaréis tarde!



-¡Ya voy, mamá!





Emily sonrió al espejo por última vez,
mientras se retocaba el color de sus mejillas. Cuando estuvo lista, salió
corriendo escaleras abajo, dónde ya la esperaba su primo, que vestía con un
vaquero y una camisa a cuadros,” informal pero encantador a la vez”, pensó
Emily.






-¡Ey, Em! ¡Por fin bajas! ¡Vámonos ya o
llegaremos tarde!



-Sí, perdona, Finn. ¡Vámonos!





Los chicos se dirigieron hacia la furgoneta,
dónde esperaba Carole, que los llevaría hasta la fiesta. El viaje transcurrió
en el más absoluto silencio, Emily estaba demasiado nerviosa como para hablar y
Finn estaba confuso ante la actitud de su prima y prefirió no preguntar, para
no ofenderla. Para él, las mujeres se volvían locas a esas edades y sacaban las
cosas de quicio. A pesar de que Emily siempre había sido una excepción en ese
aspecto, Finn empezaba a temer que su prima se hubiese vuelto como el resto.
Finalmente bajaron del coche que les dejó a las puertas del McKinley, ambos se
despidieron de Carole y después se dirigieron hacia el parque de al lado del
instituto, que es dónde se celebraría la fiesta. Como era verano, la
temperatura acompañaba y la gente estaba reunida junto a una pequeña hoguera.
Emily sonrió al reconocer a Puck entre la multitud. El moreno llevaba una
camisa blanca de tirantes, que dejaba al descubierto su fuerte musculatura, que
ya empezaba a desarrollarse. Sin embargo, la sonrisa desapareció del rostro de
Emily cuando descubrió que Puck no estaba solo, más bien todo lo contrario, el
moreno se hallaba rodeado de hermosas chicas que llevaban todas el mismo
uniforme que Emily tanto odiaba: el de las animadoras. En su instituto, las
animadoras eran las personas más crueles que podías encontrar y eso Emily lo
sabía muy bien, pues era el constante motivo de burla para ellas. Emily desvió
la mirada, con los ojos llenos de lágrimas, para después situarse junto a su
primo, cerca de la hoguera. Emily intentó distraerse, pensar en otra cosa que
no fuera su hermoso rostro y su espectacular sonrisa. Una mano se posó sobre su
hombro y ella se sobresaltó a descubrir que era Noah, que se había acercado a
saludarla, con una sonrisa.






-¡Ey, Em! ¡Has venido!- Puck la estrechó
entre sus brazos, para luego darle un beso en la mejilla y después susurrarle
al oído- Estás preciosa hoy.






Emily no pudo evitar sonrojarse, al tiempo
que le agradecía en un débil murmullo. Puck sonrió ante la extrema dulzura de
su mejor amiga y después se marchó a hablar con el resto de miembros del
equipo. Así fueron pasando las horas, entre bromas y anécdotas, luego algunas
de las animadoras encendieron un radiocasete, que comenzó a vibrar al instante
con el sonido de la música. Emily se puso en pie, dispuesta a despejarse y
pasar un buen rato con su primo y sus amigos. Uno de los jugadores del equipo
la pilló desprevenida al tiempo que la cogía de la cintura, apretándola contra
sí, para que bailase con él. Emily aceptó a regañadientes, algo nerviosa ante la actitud tan cariñosa del
chico, que parecía haber bebido algo más de la cuenta. De repente, Emily sintió
como las manos de él se deslizaban por su espalda, acercándose peligrosamente
hacia su trasero, Emily intentó librarse de su abrazo, mientras le gritaba,
pero sólo consiguió que él la apretase más contra sí. Cuando ya empezaba a
perder todo tipo de esperanza, sintió de repente como alguien la apartaba de
aquel baboso, al tiempo que oyó un suave golpe. Emily abrió los ojos asustada,
para encontrarse con Puck, que permanecía junto a ella, con los puños en
tensión, al tiempo que el chico se retorcía de dolor en el suelo.






-¿Qué ha pasado?- preguntó ella, muy
asustada.



-Tranquila, Em. Este tonto no volverá a
acercarse a ti, te lo prometo- mientras le sonreía.



-Gra… gracias, Puck- sonrió ella, con las
mejillas sonrojadas.



-Hoy estás… distinta- fue todo lo que él
pudo decir, recorriendo su cuerpo de arriba abajo con los ojos, antes de que sus miradas conectaran.



-Yo… gracias… eh… ¿Puck, podemos hablar un
momento a solas?-preguntó ella, en un susurro.



-¡Claro! ¿Ha ocurrido algo malo?


-¡No! ¡Bueno, yo… quería decirte algo!


-¡Genial! ¡Vamos entonces!





Los chicos se cogieron de la mano, al tiempo
que se escabullían de la fiesta, yendo hacia uno de los bancos que había frente
a la puerta del instituto.






-Bueno, Em. Ya estamos a solas… ¿Qué querías
decirme?- le preguntó el moreno, con una sonrisa sexy.



-Bueno, yo… es que… quería decirte que…





“Estoy enamorada de ti… estoy enamorada de
ti… ¡Vamos, Emily! ¡DÍSELO!”






Emily abrió la boca, al tiempo que ella y
Puck se iban acercando el uno al otro lentamente… Sus rostros se tocaban justo
en el momento que una voz femenina los interrumpió…






-¡Puck! ¡Por fin te encuentro! ¿Dónde te
habías metido, cielo?






“¿Cielo? ¿Por qué le habla así a MI héroe?”





-¡Oh! Perdóname, Santana. El tonto de Mike
se ha sobrepasado con Emily y estaba tratando de calmarla- dijo Puck, mirando a
Emily en busca de ayuda, para que corroborara su versión de los hechos.



-¿Es eso cierto, Hudson?- le increpó
Santana, con cara de pocos amigos.



-Yo… sí, me he puesto algo nerviosa y… Puck
me estaba ayudando, eso es todo- dijo ella, mientras moría lentamente al darse
cuenta de cómo devoraba la joven animadora a Puck con la mirada “¡Por poco y lo
desnuda aquí mismo!” pensó Emily para sí, cada vez más enfadada.



-Bueno, está bien, te creo. ¿Pero ya habíais
terminado, no? Puck, recuerda que hoy me prometiste que me presentarías a tu…
“pequeño amiguito”- guiñándole un ojo.



-Eh… sí, claro, nena. Em, me parece que no
te he presentado a Santana. Santana, ella es Emily Hudson, la prima de Finn y
mi mejor amiga, Em, ella es Santana López, mi… mi novia.






SU NOVIA… aquellas dos palabras se quedaron
grabadas en la mente de la joven, que sintió como su corazón se retorcía de
dolor una y otra vez al tiempo que las lágrimas se agolpaban en sus ojos,
impacientes por correr libremente por sus mejillas.






-Bueno, yo ya había oído hablar de ti,
Hudson. Supongo que es un placer… ¿Nos vamos?



-¿Por qué no me esperas en nuestro lugar,
nena? Ya sabes…- dijo guiñándole un ojo.



-De acuerdo… ¡Pero tienes cinco minutos,
Noah Puckerman!






Dicho esto, la morena se marchó, meneando
excesivamente sus caderas, para evidenciar aún más su ropa interior bajo la
falda de las animadoras, si es que aquello era posible. Emily se limitó a mirar
hacia el suelo, concentrada en no llorar hasta que él se marchase.






-Em, yo… no quería que te enterases así, yo…


-¡¿Cuándo pensabas decírmelo?! ¡Pensé que
éramos amigos!- le espetó ella, cada vez más nerviosa.



-¡Ey, tranquila! ¡No creo que sea para
tanto! ¡Tan sólo es un rollito, nada importante!



-¡Claro! ¡Ese es el problema, Puck! ¡A ti
todo te da igual! ¡Las mujeres sólo somos un pedazo de carne para ti! ¡Si yo me
insinuara seguro que no desperdiciarías la oportunidad! ¿O me equivoco?



-¡Em! ¡¿Cómo dices eso?! ¡Tú eres mi amiga!
¡Jamás te haría daño! ¡Por favor, confía en mí!



-No puedo, eres un tonto, Puck. ¡Siempre
destrozas todo lo que tocas!



-¿Qué… pero…? ¿A qué viene todo esto? ¡Em,
no entiendo nada! ¿Tiene que ver con lo que me tienes que decir?



-Mejor di que tiene que ver con lo que te
iba a decir… no quiero volver a verte, Puck. Lo mejor es que me vaya… tú no
deberías hacer esperar a esa chica… o se os bajará el calentón…



-¡Emily!- exclamó Puck, sorprendido.


-¿Qué pasa? ¿Crees que soy tonto? ¡Sé
perfectamente lo que haces allí con todas tus chicas! ¡Me das asco, Puck! ¡Sólo
las usas para lo que te interesa y después las tiras a la basura!



-¡Eso no es verdad! ¿Además, a ti que te
importa? ¡Métete en tus asuntos, Hudson!



-¡Tranquilo, eso haré! ¡No pienso volver a
verte nunca más!



-¡Bien- gritó él, muy serio.


-¡Genial!- respondió ella, fulminándole con
la mirada.






Dicho esto, Emily se dio la vuelta,
abandonando la fiesta a toda prisa al tiempo que las lágrimas caían
descontroladamente por sus mejillas. Los dos se habían herido mutuamente
aquella noche: él le había roto el corazón y ella le había hecho daño a
propósito. Emily se lamentaba mientras daba vueltas en su cama esa noche… en
unas horas no sólo había perdido al amor de su vida…sino que también había
perdido a su mejor amigo.






Sam abrazó a
Emily, que no pudo contener las lágrimas al recordar aquel momento.





-¡Ey,
tranquila, Em! ¡Eso ya pasó!- mientras la estrechaba contra sí, preocupado.


-No pasa nada,
no sé porqué me afecta tanto, se supone que todo esto está muerto y enterrado-
le dijo ella, agachando la cabeza.


-Pues,
sinceramente, no me parece que las cosas sean así…- comentó él, agarrándola
suavemente por la barbilla, para que lo mirase directamente a los ojos- ¿Cómo
es que volvisteis a ser amigos?


-Supongo que
con el tiempo una se acostumbra a tener el papel de la amiga estúpida que
contempla como el chico que quiere se acuesta con una y con otra… Tan sólo
aguanté unos meses sin hablarle, después se me hizo insoportable y a través de
Finn conseguí pedirle disculpas… él me perdonó en seguida, pero desde esa
discusión cambió… se volvió más duro… cada vez estaba con más chicas y en pocos
espacios de tiempo…


-¿Se volvió un
mujeriego, no?


-Se convirtió
en lo que es ahora… aunque, a veces pienso que en parte fue por mi culpa…


-¿Por qué
dices eso?- preguntó él, totalmente sorprendido.


-Si le hubiese
dicho lo que sentía, entonces… sé que yo le gustaba, pero era más pequeña y no
era popular… nunca se atrevería a dar el paso por sí mismo… tuve la oportunidad
y la desaproveché…


-¡Tampoco
pienses así! ¡Es difícil luchar por el chico que te gusta cuando te acabas de
enterar de que tiene novia! ¡Deja de culparte! ¡Él también podría haberte dicho
que te quería y dejar plantada a Santana!


-De todas
formas… yo sólo fui un amorío de adolescencia… un par de años después…
conocería a su gran amor…- dijo ella.


-Quinn- acabó
él la frase, en un suspiro- bueno, supongo que esa historia ya me la contaron…


-Sam,
yo…-empezó a disculparse ella.


-¡No,
tranquila! ¡Estoy bien, en serio!


-¿Sabes que me
tienes aquí para lo que sea, verdad?


-Lo sé.
Gracias, Em- le respondió él, con una sonrisa sincera.





Los chicos se
fundieron de nuevo en un abrazo tierno, cuando el sonido de unos pasos hizo que
se separasen, para encontrarse a Quinn, que los miraba en silencio, con una
expresión extraña en el rostro.





-Quinn… yo…no
es lo que parece- empezó a disculparse Sam, temeroso de que su novia le armase
de nuevo otra escena.


-¿Podemos
hablar un momento, por favor?- preguntó ella, mirándole a los ojos.


-Claro…-dijo
él, confuso.


-Yo mejor os
dejo a solas… luego os veo chicos- se despidió Em.





Cuando la
castaña se había alejado unos cuantos metros, Quinn caminó hacia el banco de
madera, sentándose junto a su novio, que la miraba sin saber cómo actuar.





-Quinn, en
serio… te juro que…


-Quiero que
conozcas a Beth, Sam…


-¿Qu… qué? ¿No
te molesta que…?


-Tú me dijiste
que ella sólo era tu amiga… estas semanas he estado muy insoportable, te he
agobiado con mis paranoias y quiero disculparme… Verás…hoy, ver a mi hija
después de tanto tiempo me ha hecho darme cuenta de muchas cosas… una de ellas
es que quiero que tú formes también parte de su vida… ¿Qué te parece?





Sam miró a su
novia con lágrimas en los ojos, debido a la emoción que sus palabras le
provocaban. ¿Realmente Quinn había entendido por fin sus sentimientos? ¿Hablaba
en serio cuando quería incluirle dentro de la vida de la niña?





-Quinn… me
acabas de hacer el hombre más feliz del mundo… ¡Claro que quiero estar con Beth
y quererla como a una hija! ¡Todo lo que sea importante para ti lo es para mí,
nunca lo olvides, princesa!


-Te quiero,
Sam. Ahora más que nunca- le confesó la rubia, muy emocionada.


-Yo también te
quiero.





Los chicos se
fundieron en un beso apasionado, que les llevó varios segundos, hasta que
necesitaron separarse para respirar.





-Entonces, ¿le
vais a contar toda la verdad a la niña?


-No lo sé,
primero tenemos que hablar con Shelby, estas cosas llevan su tiempo… Beth es
sólo una niña inocente y ni su padre ni yo queremos hacerle daño.


-Lo comprendo…
¿bueno, vamos a verla?


-¡Sí, vamos!





Los chicos
caminaron de la mano en dirección a la casa. Mientras tanto allí, Finn se había
sentado en una de las sillas para descansar, después de pasar toda una hora de
juegos con Beth, que ahora reía en los brazos de Puck. Finn se recostó sobre la
silla y cerró los ojos un instante, para después sentir un pequeño paño frío
sobre su cabeza, al tiempo que una mano se posaba sobre su hombro, abrió los
ojos y miró hacia arriba, sonriendo al instante al descubrir que era Rachel,
que estaba limpiando el sudor de su frente con un paño y le sonrió cuando la
miró.
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Finchel

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Mensaje por Lau_finchelforever Jue Ene 27, 2011 11:35 am

Segunda parte:





-Hola…- le
saludó ella, mientras seguía limpiando su frente- ¿Cansado?


-Un poco- dijo
él, sonriendo de medio lado- Gracias por cuidarme, Rach.


-No es nada-
dijo ella, al tiempo que dejaba el paño a un lado y se acercaba a él,
sentándose sobre su regazo.


-¿Cómo estás?
¿Qué tal con Shelby? ¿Te ha dicho qué es lo que quiere?- mientras le retiraba
un mechón de su pelo con dulzura, para ponérselo detrás de la oreja.


-Bueno, estoy
algo sorprendida, pero creo que esta vez ha vuelto para quedarse- dijo ella, al
tiempo que se recostaba sobre su pecho.


-¿Estás bien,
Rach? Te veo algo cansada- comentó él, preocupado, para luego llevar una de sus
manos hacia el vientre de ella- ¿Te está causando molestias nuestro pequeñín?





Rachel alzó la
vista, para mirar a Finn con dulzura, al tiempo que negaba suavemente con la
cabeza.





-No, nuestro
bebé se porta de maravilla, aunque he leído que a partir de los tres meses
pueden empezar a dar las primeras patadas y al cuarto mes ya se puede saber el
sexo del bebé- comentó ella, con un brillo especial en los ojos.





Finn la besó
en la frente, al tiempo que su expresión se endurecía ligeramente, frunciendo un
poco el ceño.





-¿Finn, qué
pasa? ¿Estás bien?- preguntó ella, al ver el cambio de actitud de él.


-No, nada… es
que… ¡Me da rabia pensar en todo lo que me voy a perder! ¡No tendría que haber
acudido a la audición para la serie! ¡Ahora vamos a estar mucho tiempo
separados y eso no me gusta!-se quejó él, al tiempo que una lágrima de rabia se
deslizaba por su mejilla.


-¡Ey, no digas
eso, Finn!- mientras lo abrazaba, para consolarlo- ¡No quiero que pienses en
eso ahora! ¡Tenemos todo un mes hasta que empieces las grabaciones y no quiero
pasar todo ese tiempo amargada pensando que luego te irás a Nueva York y sólo
podremos vernos los fines de semana!


-Pero, es que…


-¡No, ya basta!
¡He dicho que no vamos a hablar más de eso! ¿Por qué no disfrutamos el
presente?


-Sí, tienes
razón, Rach. Te quiero- le dijo, para después besarla con ternura, mientras le
acariciaba el vientre con suavidad- en realidad, os quiero a los dos- dijo sonriente.





Los chicos
siguieron charlando animadamente, entre besos y mimos, hasta que un carraspeo
los interrumpió.





-¡Siento
interrumpir, parejita! ¡Pero nos hemos quedado sin refrescos!- les informó
Kurt, que los miraba sonriente.


-¡Oh!
¡Habérmelo dicho antes! ¡Ahora mismo voy dentro a por más!- dijo Rachel,
mientras intentaba incorporarse.


-¡Ey! ¿Dónde
cree que va, señorita?- preguntó Finn, en tono de broma, sin soltarla.


-¡Finn,
suéltame! ¡Tengo que ir a por los refrescos! ¿Es que no has oído a Kurt?


-Sí, lo he
oído perfectamente- dijo Finn, con una sonrisa burlona.


-¡Pues deja
que me vaya, entonces!


-¡No, me
parece que no!- dijo él, muy sonriente.


-¡Finn!
Estamos entre invitados…- dijo ella, algo sonrojada.


-¡Bueno, vale!
¡Dame un beso y te dejaré marchar!- dijo él, con una sonrisa traviese.





Rachel le
sonrió, para después darle un beso tierno en los labios, unos segundos después,
consiguió incorporarse con la ayuda de Finn.





-¿Quieres que
te acompañe?- se ofreció él.


-No hace
falta, Finn, no te preocupes- le aseguró ella con una sonrisa.


-¡Finn,
necesitamos ayuda con la barbacoa!- gritó Kurt, que iba de un lado a otro
desesperado.


-¡Ya voy!-
dijo el moreno, que se giró nuevamente, para quedar de nuevo frente a su novia-
Si me necesitas llámame, ¿vale?


-Sí, te lo
prometo.





Dicho esto
Rachel fue hacia la casa mientras Finn se encargó de ayudar con el fuego de la
barbacoa. Rachel estaba en la cocina, sacando los refrescos de la nevera,
cuando sonó el timbre.





-¡Ya voy!-
dijo Rachel, dejando las botellas de refresco sobre la encimera- ¿Quién será?





Rachel caminó
hacia la puerta, y sonrió al descubrir que era Jesse quien venia.





-¡Jesse, al
final has venido!- dijo ella, mientras lo abrazaba.


-Bueno, no
podía perderme esta fiesta… sé que hoy es un día importante para ti y no me lo
quería perder- dijo sonriente.


-¡Muchas
gracias, Jesse! ¡No sé cómo agradecer todo lo que haces por mí!


-¡No tienes
que hacer nada! ¡Tan sólo déjame ser tu amigo! ¡Tengo todos estos meses
planeados, en cuanto sepamos el sexo de tu bebé, vamos a preaparar todo!
Además, tienes que apuntarte a las clases de preparación para el parto.


-¡Oh, Dios
mío!- dijo Rachel, totalmente pálida.


-¡¿Qué?!
¡Rach, dime algo!- exclamó Jesse, muy asustado.


-¡No me había
acordado de las clases esas! ¡Tengo que apuntarme cuanto antes!


-¡Ah, es eso!
¡Qué susto me has dado! ¡Bueno, no te preocupes, conozco un sitio muy bueno
aquí en Ohio, está cerca del McKinley y tiene muy buena fama!


-¡Genial,
entonces! ¡En cuanto pueda me paso por allí a arreglar todo!


-¿Ves? Una
cosa menos- le dijo el castaño, sonriente- ¿Qué estabas haciendo?- preguntó,
mirando las botellas sobre la encimera de la cocina.


-¡Oh! ¡Los
refrescos! ¡Me han pedido que llevase más, ya casi todo está preparado para la
barbacoa!- dijo ella, sonriente- ¿Me echas una mano para llevarlos?


-¡Por
supuesto, vamos!





Los chicos
fueron hacia la cocina, cogieron los refrescos y después salieron de nuevo
hacia el jardín, dónde ya casi todo el mundo se había sentado, menos Puck y
Beth, que echaban unas carreras y Finn, Kurt y Mercedes, que organizaban la
barbacoa. Kurt se quedó pálido, al ver que Jesse estaba aquí y procuro evitar
la mirada de Finn, que se percató la situación y se giró para encontrarse a
Rachel, que se tocaba la tripa en un gesto de molestia, al tiempo que Jesse St
James ponía una mano sobre su vientre, en un gesto de sorpresa, Finn los observaba con fastidio justo en el
momento en que una pelota de rugby le dio en la cabeza, provocando que perdiera
el equilibrio.








-¡FINN!-
chilló Rachel, mientras corría a su encuentro, muy asustada.





Kurt y Blaine
se acercaron a donde había caído el moreno, que se había desmayado a causa del
impacto del golpe.





-Lo mejor es
que lo reanimemos cuanto antes… ¡Que alguien traiga un poco de hielo!- exlcamó
Blaine, mientras se cercioraba de que Finn estaba bien.


-¡¿Pero qué ha
pasado?!- preguntó Rachel, presa de los nervios, mientras Quinn le sostenía la
mano.


-¡Rach,
cálmate! ¡Sólo ha sido un accidente! ¡Finn va a ponerse bien! ¡Siéntate y
respira o le harás mal a tu bebé!-le ordenó Kurt.


-Sí, será
mejor- dijo Quinn, mientras la ayudaba a sentarse- ¡¿Es que nadie va a ir a por
el hielo?!


-¡Voy yo,
ahora mismo vuelvo!- dijo Emily mientras corría apresurada hacia la casa.


-¡Te
acompaño!- dijo Puck, mientras dejaba a Beth con Shelby, que se había colocado
junto a Rachel, para asegurarse de que todo iba bien.





Puck siguió a
Emily como pudo hacia el garaje, dónde había una pequeña despensa, en la que
había una nevera con un congelador.





-¡Madre mía!
¡¿Por qué no me has esperado?!- exclamó Puck, con la lengua afuera, debido al
cansancio.


-¡¿Crees que
tengo tiempo para esperar a que te decidas a mover tu hermoso trasero?!


-¡Vaya, vaya!
¡Así que te gusta mi trasero!- dijo él, con una sonrisa traviesa, al tiempo que
se le acercaba peligrosamente.





Emily no lo
pensó dos veces y, cuando él se empezó a acercar más de la cuenta, le arrojó
una bolsa con hielo a las manos.





-¡AH! ¡Joder,
qué frío!


-¿Qué
esperabas, Puck? ¡Es hielo!- dijo ella, mientras se daba la vuelta para coger
otra bolsita- ¡Vámonos, con esto tendrán suficiente!


-¡Vale, pero
esto no se va a quedar así!- respondió él, mirándola fijamente a los ojos.





Los chicos
salieron corriendo hacia el jardín con las bolsas, Rachel las cogió antes de
que pudieran detenerla, y se agachó al lado de Finn, mientras le aplicaba el
paño que rodeaba al hielo por la cabeza. Unos segundos después, Finn empezó a
recobrar el conocimiento, sonriendo levemente al ver a Rachel, pero cambiando
totalmente la expresión al ver a Jesse.





-¿QUÉ DEMONIOS
HACES TÚ AQUÍ?- gritó Finn, mientras se incorporaba como podía.


-¡Finn, no le hables
así a Jesse!- le regañó Rachel, que miró al castaño pidiéndole disculpas con la
mirada- ¡Si ha venido es porque yo le he invitado! ¿Algún problema?





Finn miró a
Rachel directamente a los ojos, para finalmente negar con la cabeza.





-¡Genial,
entonces! ¿Nos sentamos a la mesa, entonces?





La merienda
comenzó algo tensa al principio, pero con el paso de los minutos el ambiente se
relajó y todo volvió a la normalidad. Kurt y Blaine hablaban con Rachel sobre
el Glee Club, que Rachel iba a dirigir durante unos meses, ya que Blaine se iba
a trasladar a Nueva York por ese tiempo para ayudar a Kurt en la empresa que quería montar de estilistas
personales. Por su parte, a Beth ya le habían presentado a Sam y la niña
charlaba alegremente con todos, para la alegría de Shelby, que finalmente había
acordado con Puck y Quinn que le dirían la verdad a la niña, pero a su debido
momento, para no hacerle daño. Por otro lado, Emily no se encontraba muy bien y
se había ausentado, diciendo que se encontraba algo cansada, así que entró
dentro de la casa, ante la atenta mirada de Puck, que no tardó en seguirla. Las
cosas parecían funcionar de verdad, cuando, al final de la noche, Jesse
mencionó el tema del musical, sin ser consciente de que Finn no estaba al
corriente de todo eso.





-¡Lo bueno de
todo esto es que ahora podremos ensayar tranquilamente para el musical!





Finn se
atragantó con un trozo de carne y Quinn tuvo que golpearle en la espalda, para
que no se asfixiase al tiempo que Rachel no sabía dónde mirar y había perdido
todo el color en su rostro.





-¿Rachel? ¿De
qué musical está hablando?- preguntó Finn, con cara de pocos amigos.


-Eh… yo… yo…-
balbuceó ella, cada vez más nerviosa.


-¿No le habías
dicho nada todavía, Rach?-preguntó el castaño, muy sorprendido.


-¡NO LA LLAMES ASÍ, IMBÉCIL!- le espetó,
cada vez más enfadado.


-¡Por favor,
no discutáis!- rogó Rachel, cada vez más nerviosa- Finn, ¿podemos hablar luego
de todo esto, por favor?


-¿Ahora quieres
hablar de eso? ¡Un poco tarde, Rachel! ¡Veo que ya tienes todo más que decidido
y ni si quiera me has informado de ello! ¡MI OPINIÓN IMPORTA UNA MIERDA!





Los demás se
miraron entre ellos, sin saber dónde meterse, al tiempo que Rachel sentía que
los ojos se le llenaban de lágrimas. Kurt fue el encargado de romper el hielo,
al ver el estado de su amiga.





-Eh… creo que
se ha hecho un poco tarde ya… lo mejor será que nos vayamos todos ya casa.





Todos
asintieron, al tiempo que se pusieron a recoger las cosas de la mesa, una vez
que todo estaba en la cocina, todos se marcharon, incluido Jesse, que le pidió
disculpas a Rachel desde la distancia, antes de cerrar la puerta tras de sí,
dejando a los chicos a solas. Rachel se apoyó contra la encimera, sintiendo a
Finn detrás de ella, esperando impaciente una explicación, cuando pudo reunir
las fuerzas necesarias, se giró para darle una explicación.





-Finn, yo… te
juro que te lo iba a decir… es sólo que…


-¿Cuándo
Rachel?- dijo él, que sostenía el libreto que Jesse le había dado a ella en el
hospital en la mano- ¿Cuándo me ibas a decir que nada más nacer nuestro hijo te
ibas a dedicar a hacer este musical? ¿A actuar semidesnuda delante de ese
tonto.


-¡Finn, es
sólo por trabajo! ¡Además, no descuidaría a nuestro bebé! ¡Sabes que si fuese
así habría rechazado la oferta sin dudar! ¡Para mí nuestro bebé es lo primero!
¡Ni se te ocurra insinuar lo contrario!- le espetó ella, cada vez más afectada
por sus palabras.


-¡Yo no digo
eso! ¡Lo que intento explicarte es que ese baboso tiene segundas intenciones,
Rach! ¡Lo único que quiere es estar cerca de ti a todas horas! ¿Es que no lo
ves?- preguntó él, cada vez más agitado.


-¡Bueno, pero
tú tampoco me has hablado apenas de la serie que vas a grabar! ¡Según tengo
entendido vas a grabar escenitas subidas de tono con una chica preciosa! ¿Cómo
debería sentirme yo con eso?








Los chicos
siguieron discutiendo, cada vez más alterados, hasta que la discusión llegó al
punto más alto.








-¡No me lo
puedo creer! ¡¿Entonces lo vas a hacer?! ¡TE VAS A DESNUDAR DELANTE DE TODOS!


-¡SÍ! ¿Qué
quieres que haga, Finn? ¡Es sólo por exigencias del guión! ¡Te estás
comportando como un crío! ¡YA BASTA! ¡Si sigues así creo que vas a tener que dormir en el sofá!


-¡Tranquila!
¡No pienso quedarme aquí ni un minuto más con una persona que no me cuenta conmigo!
¡ME VOY!


-¡¿Qué?! ¡NO!
¡Finn, ven aquí!- Rachel lo empezó a seguir hasta la puerta-¡Quédate, por
favor! ¡Tenemos que hablar sobre esto! ¡Necesito que me escuches! ¡Entre Jesse
y yo nunca ha habido ni habrá nada! ¡Confía en mí!


-No puedo,
Rachel…ahora no… me has mentido todo este tiempo y no puedo entender porqué.
Ahora necesito estar solo, mañana hablamos. Adiós.





Dicho esto,
Finn cogió su abrigo y las llaves del coche y se marchó a toda prisa, dejando a
Rachel sola en aquella casa y con unas ganas enormes de llorar. En cuanto él se
marchó eso fue lo que hizo, llorar desconsoladamente al tiempo que subió a la
habitación, dónde se cambió y se puso un camisón y finalmente se sentó en la
pequeña mecedora, quedándose profundamente dormida unos minutos después, con
ambos brazos rodeando su vientre.








Una hora
antes, cuando la fiesta aún no había terminado, Emily estaba sentada en uno de
los sofás, mirando a la pared, mientras una lágrima solitaria se deslizaba por
su mejilla. ¿Por qué seguía enamorada de él? ¿De un hombre que jamás la
querría, que estaba enamorado de otra? Emily siguió dándole vueltas y más
vueltas a la misma pregunta, hasta que el sonido de la puerta la sorprendió.
Allí estaba, a unos metros de ella, el gran Noah Puckerman, que la miraba con
una expresión extraña en el rostro.





-¿Por qué te
has ido? ¿Te encuentras mal?


-No,
Puckerman. Estaba bien hasta que has venido tú- dijo ella, mientras se dirigía
hacia el vestíbulo, él la siguió, acorralándola hasta que a ella no le quedó
más remedio que entrar dentro del ascensor, dónde él pasó también y luego cerró
la puerta- ¿Qué demonios estás haciendo, Noah? ¡Déjame salir ahora mismo!





Él puso un
dedo sobre sus labios, haciendo caso omiso a sus protestas, para luego pulsar
el botón que bloqueaba el ascensor, quedándose los dos ahí atrapados, para que
ella no tuviera opción de escapar.





-Chsss… Confía
en mí…





El ascensor se detuvo, haciendo que Emily se
tambalease ligeramente, pero Puck la agarró a tiempo, quedando a escasos
centímetros de sus labios. Emily lo miró fijamente, con un gesto de absoluta
sorpresa, mientras una lágrima se deslizó por su mejilla, él alcanzó a
atraparla con una de sus manos, que luego acercó su rostro al suyo, para
fundirse en un beso totalmente apasionado. Emily se quedó paralizada por un
momento, ¡No podía ser, él la estaba besando! El primer impulso que tuvo fue
separarse de su lado, pero algo dentro de ella necesitaba ese beso como se
necesita respirar para sobrevivir. Con el paso de los segundos él fue
profundizando el beso, al ver que ella no oponía resistencia, mientras sus
manos se perdían por su cuerpo, tocándolo como nunca antes había hecho,
descubriendo toda su belleza y deleitándose del placer que le proporcionaba tenerla
cerca. Cuando él sintió que los labios de ella estaban hinchados tras la
exploración, Puck bajó sus besos hacia su cuello, mientras la cargaba contra
él, provocando un leve gemido por parte de ella. Los chicos siguieron
besándose, al tiempo que el jugueteaba con la cremallera de su vestido y ella
luchaba por desabrochar los botones de su camisa. Cuando ya estaban
semidesnudos, siguieron besándose sin control, al tiempo que él la apoyaba
contra la pared. Cuando la situación era insoportable, él empezó a
desabrocharse como podía los botones de su pantalón con una mano, mientras con
la otra la sujetaba firmemente contra la
pared del ascensor. Emily solo pudo dejar escapar un gemido ahogado al sentir
su miembro erecto contra ella, Puck iba a quitarle su prenda interior, cuando
la puerta del ascensor se abrió, dando paso a la despensa del garaje. Puck
sonrió a Emily con picardía, para después cargar con ella hacia aquella pequeña
habitación, dónde la depositó con cuidado sobre la alfombra. A continuación cerró
la puerta con llave al tiempo que se iba despojando de las prendas que le
quedaban, mientras ella lo observaba maravillada. Cuando él estaba
completamente desnudo, se acercó a ella, retirando en un solo movimiento su
hermoso vestido para después deshacerse rápidamente de su ropa interior. Puck
suspiró profundamente al contemplarla desnuda por primera vez. No tardo en
reaccionar y pronto comenzó a cubrir todo su cuerpo de besos, mientras ella se
encontraba demasiado embriagada por el placer que él le proporcionaba como para
pensar con claridad. Unos minutos después, él entró en ella por primera vez,
desatando un grito de puro placer para ambos, mientras se acoplaban el uno al
ritmo del otro, en una danza desenfrenada. Los chicos hicieron el amor una y otra
vez durante horas, hasta que el cansancio los venció y ambos se durmieron al
instante, abrazados el uno contra el otro.


Al día
siguiente, Finn conducía lo más rápido que podía hacia su nueva casa. Había
pasado la noche en casa de Sam y Quinn y ellos le habían hecho entender lo
tonto que había sido al tratar así a Rachel. ¿Por qué demonios había tenido
que gritarla? Ella era lo que él más quería en el mundo y él la había tratado
como a basura. Tal vez Rachel debía haberle consultado, pero él no debió opinar
de esa manera sobre su trabajo, su deber era apoyarla en todo y eso era lo que
pensaba hacer: pedirle perdón y mostrarle todo su apoyo con el musical.





Rachel acababa
de despertarse cuando el sonido del motor de un coche llamó su atención. Con
cuidado se levantó de la mecedora, luchando contra el dolor de espalda, para
descubrir que era Finn, que había vuelto a casa después de pasar toda la noche
fuera. Rachel apenas había podido dormir más de un par de horas seguidas, pues
luego era consciente de que Finn no estaba con ella y la tristeza la invadía
completamente. Ayer por la tarde y durante toda la noche, el bebé había dado
sus primeras patadas y Finn no había estado ahí para sentirlo. ¿Por qué no le
dijo sobre el musical en cuanto lo supo? Tal
vez porque no lo entendería
, pensó para sí misma. La noche anterior había
estado llena de reproches y acusaciones, pero Rachel tenía claro que ella tenía
gran parte de la culpa y quería hacer todo lo posible por solucionarlo. Rachel
bajaba las escaleras justo en el momento en que Finn abrió la puerta. Los
chicos se miraron fijamente a los ojos, con ese brillo tan especial que los
caracterizaba. Finn iba a decir algo, cuando en ese momento se encontró con
Puck, que salía de la cocina vestido únicamente con unos bóxers. Finn miró a su
mejor amigo con los ojos muy abiertos, primero en un gesto de asombro, para
después dar paso a la rabia, mientras los puños se le cerraban.


-¿Qué significa esto, Rachel?- le preguntó, con la voz dilatada por el dolor.

¿Se arreglará el malentendido entre Finchel? ¿Qué va
a pasar con Puck y Emily tras su primera noche juntos? ¿Cuál será el sexo
del bebé? ¿Traerá problemas la llegada de Bella? ¿Cuáles son las
verdaderas intenciones de Jesse con el musical? ¿Podrá hacerse cargo
Rachel del nuevo Glee club? ¡Descúbrelo en el próximo capítulo!
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Mensaje por gossip gleek Jue Ene 27, 2011 12:27 pm

mee encaantooo muuii bueeenoooo!! :D
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Mensaje por I just need you now Jue Ene 27, 2011 12:53 pm

omg estubo m uy emocionante tu nuevo capitulo
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Mensaje por angelita Jue Ene 27, 2011 12:56 pm

Me encanto el capituloooo!!!
k tierna beth xD
Kedo la crema entre finn y rachel
siguelaaaa :D
angelita
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Mensaje por almi Jue Ene 27, 2011 2:32 pm

mmmm estoy sumamante enojada contigo... como sos capaz de hacer que mi lado St Berry sufra de complejo de identidad? me siento confundida amo tu Finnchel a pesar de mi amor eterno por St Berry
almi
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