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Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
¡Hola a tod@s! Aquí os pongo el siguiente capi, lo voy a dividir tb en dos partes porque es muy largo. Espero que os guste y me podáis dejar un pequeño comentario ^^!
PD: Ni Glee, ni sus personajes, ni las imágenes, ni los videos, ni las canciones me pertenecen.
Cáp. 13- Cambios
Rachel miró a
uno y a otro, sorprendida también al encontrar a Puck allí y en ropa interior,
sin saber qué contestar.
-Eh… ¿Qué
haces aquí, Noah?- preguntó la morena, totalmente confundida.
-Oh… yo…
perdonad, chicos, es que… me quedé encerrado en la despensa y… hasta esta
mañana no conseguí salir… espero que no os moleste…- dijo el moreno, rascándose
la cabeza algo incómodo y nervioso.
-¿Por qué no
pediste ayuda? ¡Podría haber bajado a ayudarte! ¡Hace un frío horrible ahí
abajo!- exclamó Rachel, preocupada.
-Bueno, es
que… no quería preocuparos… como estás esperando un bebé… no quería asustarte…
-Ya…
seguramente…- dijo Finn, muy suspicaz- ¿En serio esperas que me crea que estás
en calzoncillos sólo porque te has quedado encerrado toda la noche en mi
despensa? ¡¿ES QUE CREES QUE SOY tonto O QUÉ?!
-¡Ey,
tranquilo tío! ¡No sé porqué te pones así!
-¡Finn cree
que nos hemos acostado, Noah! ¡Su cerebro es tan simple que no le permite ver
otra razón por la que estés en ropa interior!- dijo Rachel, cruzada de brazos,
bajando las escaleras que le faltaban para llegar al suelo- Creo que es mejor
que me vaya a desayunar antes de que a mi bebé le haga daño esta conversación.
Ya he tenido suficientes pataditas toda la noche.
-¡¿CÓMO?! ¿El
bebé ya da patadas?- preguntó Finn, sorprendido.
-¡Sí, Finn!
¡Si no fueras tan estúpido y sacaras las cosas de quicio habrías estado aquí
para sentirlo conmigo! ¡Pero ya veo que tus celos y tu desconfianza son más
grandes!- dijo ella, con lágrimas en los ojos- Perdona, Noah, siento que tengas
que presenciar todo esto. Si quieres puedes quedarte a desayunar, te prepararé
algo.
Dicho esto,
Rachel se dirigió hacia la cocina a paso ligero, mientras Finn la veía irse,
con una sensación horrible en el estómago.
-¡Tío! ¿Cómo
has podido ser tan tonto?
-¡Todo esto es
culpa tuya! ¡Si no te hubieses quedado ahí encerrado nada de esto estaría
pasando!
-¡Te equivocas
otra vez, Finn! ¡Todo esto es por culpa de tus celos hacia Jesse! ¡Estás ciego
con eso y ni te das cuenta de cómo Rachel te mira! ¡Se nota a kilómetros de
distancia lo enamorada que está de ti! ¡Tú, en cambio, te estás comportando
como un niño pequeño y si sigues así la vas a perder! ¡Tú sabrás lo que haces!-
le dijo Puck, antes de girarse, para seguir a Rachel hacia la cocina.
-¡Ey,
espera!-le dijo Finn, que le giró, poniendo una mano sobre su hombro- ¿Estás
bien? Tienes un aspecto horrible…- le dijo Finn, al ver la tristeza que reflejaba
el rostro de su amigo.
-No es nada,
no te preocupes… mejor céntrate en solucionar todo este desastre, tío- dijo
Puck, con una sonrisa triste, para finalmente perderse tras la puerta de la
cocina.
-¡Mierda! ¡Lo
he estropeado todo! ¡Soy un estúpido! ¡Puck tiene razón, más me vale arreglar
todo esto y cuanto antes!
Finn se quitó
la chaqueta y se dirigió hacia la cocina, dónde Rachel ya estaba preparando
unas tostadas en silencio, mientras Puck ponía la mesa, al tiempo que encendía
el pequeño televisor que había en un rincón. Finn se sentó en una de las
sillas, sin saber qué decir para arreglar aquel malentendido que él mismo había
creado. Finalmente Puck se sentó a su lado, justo al momento en que Rachel le
dejaba unas tostadas con mermelada.
-Gracias, Rach.
Ya casi había olvidado lo bien que cocinas.
-No es nada,
Noah. Es lo mínimo que puedo hacer por ti después de “lo de anoche”-dijo, en
tono irónico, fulminando a Finn con la mirada.
-Rach, yo…-
empezó a disculparse él.
-¡Ni lo
intentes, Finn Hudson!- le advirtió ella, al tiempo que iba hacia la nevera y
sacaba un poco de leche, cerrando la puerta de un portazo, debido al enfado que
tenía, haciendo que Finn retrocediese, para después abandonar la cocina, con la
cabeza gacha.
Rachel lo
siguió con el rabillo del ojo, mientras se preparaba su tazón de cereales. A
continuación, miró por la ventana y vio como alguien salía corriendo de la
casa, con un pañuelo cubriéndole la cabeza, así que la única pista que le
indicó a Rachel que era una mujer era su pequeña estatura y la tela rosa del
vestido que sobresalía bajo la gabardina de aquella persona que se subió al
coche de Puck, para sorpresa de la morena, y desapareció rápidamente del lugar.
Rachel frunció el ceño extrañada, para luego acercarse a Puck por la espalda,
poniendo una mano en su hombro.
-¡Qué susto,
Rach!- exclamó el moreno, dando un brinco de sorpresa.
-¿Qué es lo
que ha pasado esta noche, Noah?- preguntó la morena, mirándole fijamente,
mientras se sentaba con cuidado en una de las sillas, llevándose una cucharada
de cereales a la boca.
-Eh… no sé de
qué me hablas…- contestó él, cada vez más nervioso.
-Pues yo creo
que sí, fíjate. ¿No te has quedado encerrado ahí abajo, verdad?- le preguntó
ella, con una sonrisa divertida.
-¿Qu… qué?
¡Claro que sí, ya te dije antes! ¡Me encerré sin querer y he tenido que darle
una patada a la puerta para poder salir!
-Ya… ¿y has
pasado toda la noche ahí abajo en ropa interior? ¿Con el frío que hace?
Permíteme que lo dude…
-Rach, yo… no
sé qué es lo que estás pensado pero…
-Acabo de
verla, Noah…
-¿Co… Cómo
dices? ¿Qué es lo que has visto?-preguntó él, pálido ante la afirmación de
ella.
-No te hagas
el tonto conmigo. Esta noche la has pasado con una chica, acabo de ver como se
escapaba corriendo de aquí en tu coche… ¿Otra vez andas con Santana?
-¿Qué? ¿San…
Santana?-preguntó el moreno, confuso.
-¡Claro! ¡Ella
llevaba un vestido rosa ayer en la barbacoa! ¿Quién iba a ser sino? Aunque…-
Rachel se frotó la barbilla, pensativa.
Puck se ponía
más y más nervioso, a medida que el tiempo pasaba. El corazón se le rompía sólo
de pensar en lo que había pasado aquella mañana, pero Emily y él habían llegado
a un acuerdo y si él quería demostrarle que podía confiar en él, debía empezar
a hacerlo desde aquel preciso momento.
-¡De acuerdo!-
mintió él- ¡Ayer entré a vuestra casa, bebí algunas copas y arrastré a Santana
hasta el sótano! ¡Por favor, no se lo digas a nadie!- le suplicó él.
-¡No me lo
puedo creer, Puck! ¡¿Pero qué es lo que tienes en la cabeza?!- le regañó
Rachel, negando con la cabeza, mientras llevaba una mano hacia su vientre-
Después de todo este tiempo… sigues siendo el mismo de siempre…
-¡NO! ¡He
cambiado! ¡En serio!-se defendió él.
-¿Ah, sí?
¿Entonces ahora me vas a decir que estás enamorado de Santana? ¿Qué ha pasado
con Quinn? Pensé que ella era tu gran amor…
-¡Claro que NO
estoy enamorado de Santana! ¡Ya te dije que ayer bebí más de la cuenta! ¡No
volverá a suceder, te lo prometo!
-Eso espero…
más ahora si quieres tener una oportunidad con tu hija… si Quinn se enterase…
-Quinn no
tiene nada que decir sobre lo que yo haga con mi vida privada, Rachel. Lo
nuestro se terminó, ella está enamorada de Sam y yo…- Puck se calló de repente,
al darse cuenta de que había hablado demasiado.
-¿Tú qué? ¿Me
estás diciendo que ya has olvidado a Quinn?- preguntó Rachel, incrédula.
-Sí… me ha
costado años darme cuenta de lo que realmente quiero… de lo que llevo anhelando
tener desde que era un niño- confesó él, perdido entre sus pensamientos.
-Eh… ¿Noah?
¡NOAH PUCKERMAN!- gritó ella, mientras le golpeaba suavemente en un brazo-
¡Vuelve al planeta Tierra!
-¡Perdona!
¿Qué me decías?- contestó él de repente, sobresaltado.
-Me parece que
deberías cambiarte y asearte un poco. Luego si quieres puedo acercarte a casa,
me viene de camino para ir al McKinley.
-¿Estás segura
de que es una buena idea? Mira que no quiero ocasionarte más problemas con
Finn…
-¡Lo que Finn
opine es cosa suya! ¡Tú eres mi amigo, estás a varios kilómetros de tu casa y
sin coche! ¡Necesitas a alguien que te lleve y yo voy a ir a Lima de todas
formas! ¡Los celos de Finn me tienen harta! ¡Qué piense lo que quiera, yo tengo
la conciencia muy tranquila!
-Vale, vale…
lo que tú digas… aunque, Rach… Finn…
-¡Ni se te
ocurra defenderle, Noah! ¡Lo que ha hecho hace un rato no tiene justificación
ninguna! ¿Cómo ha podido pensar que tú y yo…?- en ese momento Rachel no pudo
aguantar más la presión y las lágrimas empezaron a brotar desesperadamente por
sus mejillas- ¡Estoy harta, Noah! ¡Siempre soy yo la que lo hace todo mal! ¡Ya
no puedo más! ¡No sé qué hacer para que se de cuenta de cuanto me importa!
-¡Ey, Rach!
¡No llores!- mientras se acercaba a abrazarla, frotando su espalda para
consolarla- ¡Ya verás como luego se disculpa y volvéis a estar bien como antes!
¡Finn es un poco bruto pero al segundo se arrepiente de todo! ¡Créeme, él te
quiere y sabe que todo lo que ha dicho antes es una mentira!
-No sé, Noah…
ahora no quiero pensar en eso… Mejor baja a por tu ropa mientras yo te preparo
las toallas para que te duches.
-Como quieras,
pero piensa en lo que te dije, Rach… sobre todo por vuestro bebé, ahora más que
nunca os necesita a los dos…
Dicho esto,
Puck abandonó la cocina, dejando a Rachel sumida en sus pensamientos hasta que
finalmente fue escaleras arriba hacia el baño, con varias toallas. Rachel se
dirigió hacia la puerta, encontrándose con Finn, que acaba de salir de la ducha
y llevaba una toalla a la altura de la cintura, como única prenda.
-¡Perdona,
Rach! ¡No sabía que estabas esperando!- se disculpó él, en un susurro.
-No te
preocupes, el que se va a duchar es Noah, sólo he venido a dejarle las toallas-
respondió ella, un poco distante.
Rachel entró
al baño, intentando no pensar en el embriagador aroma que él desprendía,
mientras dejaba las toallas sobre el lavabo ante la atenta mirada de Finn, que
no podía dejar de observar su vientre, que sobresalía ligeramente bajo el
camisón blanco que ella llevaba. Cuando ella iba a marcharse, él la agarró con
suavidad por el brazo, atrayéndola hacia sí para quedar únicamente a escasos metros
de distancia de ella.
-Rach, por
favor, tenemos que hablar… no puedo
soportar toda esta situación… -dijo él, con un nudo en la garganta, cogiendo su
barbilla con una mano, para que lo mirase directamente a los ojos.
Rachel alzó
los ojos para enfrentar su mirada, al tiempo que sentía cómo su respiración se
aceleraba con el simple hecho de tenerlo tan cerca y no poder besarlo y
abrazarlo. Finalmente se relajó un poco en sus brazos, mientras él le
acariciaba la mejilla con una mano al
tiempo que ella cerraba los ojos, perdiéndose en la calidez de su caricia.
-Lo siento
mucho, Rach. Me he comportado como un completo tonto. ¿Crees que podrás
perdonarme?- sin dejar de acariciar su rostro, mientras ella seguía con los
ojos cerrados.
-Mmm…- fue
todo lo que ella pudo contestar, al tiempo que ladeaba la mejilla contra su
mano, encantada ante el roce tan exquisito que sus caricias le proporcionaban.
-¿Rach? ¡Dime
algo, por favor!
-Eres un
tonto...- contestó ella finalmente con un susurro, sin dejar de abrir los
ojos, al tiempo que él agachaba la cabeza, triste ante su respuesta- pero…
-¿Pero…?-
preguntó él, totalmente esperanzado, sin despegarse de ella.
-Pero no puedo
evitar quererte con locura…- terminó ella, para mirarle a los ojos con una
sonrisa- Además, yo tendría que haberte contado lo del musical- admitió ella,
agachando la cabeza- A partir de ahora no quiero más sospechas estúpidas, ¿de
acuerdo?
-¡Sí, sí! ¡Te
lo prometo!- dijo él, asintiendo entusiasmado, mientras llenaba su rostro de
pequeños besitos.
-¡Es tu última
oportunidad, Hudson!- le advirtió ella- ¡Espero que sepas aprovecharla!
-¡Sí, te lo
prometo! ¡Voy a ser el mejor padre y novio del mundo!- dijo él, mientras la
alzaba, para estrecharla contra sus brazos.
Rachel sonrió
entre sus brazos, feliz por haber aclarado al fin las cosas. Cuando él la
liberó un poco de su abrazo, cogió su rostro entre sus manos, para besarla con
pasión, mientras le pedía perdón una y otra vez, al tiempo que las lágrimas se
escapaban por sus mejillas, haciendo que ella se derritiese ante tanta ternura.
Los chicos siguieron mimándose unos minutos más, hasta que un fuerte carraspeo
los interrumpió.
-¡Perdón que
interrumpa, chicos! ¡Pero necesito ducharme o nunca podremos irnos, Rach!- dijo
Puck, apoyado contra el marco de la puerta, mirando a los chicos con una
sonrisa de medio lado.
-¡Oh, Dios
mío! ¿Cuánto tiempo llevas ahí, Noah?- preguntó Rachel, bastante sonrojada,
mientras se separaba como podía de Finn, que se resistía a dejarla marchar.
-Tranquila,
Rach. No he visto nada comprometedor- respondió él, con una mueca burlona, al
tiempo que entraba al baño- ¿Finn, tienes alguna cuchilla de afeitar de estas
que son desechables?
-¡Sí, claro!
¡Toma, aquí tienes!
Finn le dio la
maquinilla, para después agarrarle de un brazo.
-Sobre lo de
antes… lo siento mucho, tío…
-¡No pasa
nada! ¡Es normal! ¡Yo habría pensado lo mismo en tu lugar! ¡No hay mujer que se
resista a Puckzilla!- bromeó él
-¡No te pases
de listo, Puck!- le advirtió Finn, frunciendo el ceño, mientras Rach le cogía
del brazo, para que saliesen del baño.
-¡Tranquilo,
sólo era una broma!- le dijo, guiñándole un ojo.
Finn sonrió a
su amigo, para finalmente salir del baño junto a Rachel, que sonreía a los
chicos.
-¿Qué tal he
estado?- preguntó Finn, algo inseguro.
-¡Eso ha
estado mucho mejor!- le animó Rachel- ¡Con que no vuelvas a dudar de él creo
que será suficiente!
-¡Me he
comportado como un tonto! ¡Él es mi mejor amigo y voy yo y desconfío de él y
de ti, que estás esperando a nuestro hijo!- dijo él, agachando la cabeza.
-¡Ey,
tranquilo! ¡Ya has visto que él no está enfadado! ¡Ahora no pienses más en eso!
-De acuerdo…
¿qué tienes pensado hacer hoy?- le preguntó él, mientras rodeaba su cintura con
ambas manos.
-La verdad,
voy a llevar a Puck a su casa y de paso voy a ir a hablar con Will al McKinley,
ya sabes, por lo del Glee club- se explicó ella, con una sonrisa tímida.
-¡Es verdad!
¡Ahora vas a dirigir tú el Glee club! ¡Lo vas a hacer genial, Rach!
-Bueno, eso
espero. Sólo van a ser unos meses, hasta que Blaine regrese de Nueva York.
Además, después nacerá el bebé y…
-El musical
con Jesse… ¿empezaréis a ensayar enseguida, no?- preguntó él, algo incómodo,
pero sonriendo de medio lado.
-Sí, esa es mi
intención. ¡Pero llevaré al bebé a todos los ensayos y haremos los descansos
que sean necesarios! En el caso que me cogiesen, claro, no me dio tiempo a
decirte ayer que primero tengo que hacer una audición para ver si les intereso,
a pesar de que Jesse ha dado buenas referencias sobre mí…
-No tengo
ninguna duda de que lo conseguirás, Rach. Nunca he visto a nadie brillar en el
escenario como tú lo haces- le confesó él, con un brillo especial en los ojos.
-¡Gracias,
Finn!- dijo ella, sonrojada- ¿tú qué harás hoy?
-Pues... creo
que me pasaré a casa de mi madre, hace mucho que no le hago una visita como
Dios manda… ya que tú vas a estar ocupada, iré a ver qué tiene pensado hacer
para la habitación del bebé- le respondió con una sonrisa.
-¡Eso es
genial, Finn! ¿Entonces nos vemos esta noche para cenar?
-¿Tanto vas a
tardar?-preguntó él, bastante decepcionado.
-Bueno… no lo
sé… luego había pensado llamar a Quinn para que me cuente todo lo que ha pasado
con Beth… sé que ahora me necesita más que nunca y no quiero fallarle.
-De acuerdo,
si es por eso lo entiendo… ¿Nos vemos para la cena, entonces?
-Sí, te lo
prometo. ¿Vamos a salir a cenar fuera?
-No, algo
mejor…-contestó él, con una sonrisa enigmática.
-¡Me das miedo
cuando pones esa sonrisa pillina! ¿Qué estás tramando, Finn?
-Ya lo
descubrirás esta noche- le contestó él, guiñándole un ojo.
-¡Ay, qué
intriga! ¡Esperaré ansiosa, entonces!
Rachel se puso
de puntillas, para darle a Finn un beso tierno. Él sonrió, cogiéndola en
brazos, mientras la llevaba a la habitación, dónde se cambiaron de ropa para
salir.
Por otro lado,
en el baño, contra la puerta, Puck no podía controlar las lágrimas al escuchar
las palabras de amor que Finn y Rachel se dedicaban. Por un lado era
inmensamente feliz por sus amigos, pero por otro se sentía el hombre más
miserable del mundo ya que empezaba a preguntarse si él podría tener algún día
algo parecido con Emily. La noche anterior había sido maravillosa y por primera
vez en su vida Noah Puckerman podía afirmar que recordaba exactamente todos los
detalles. Justo ahora que había entendido que amaba a Emily, ella había tomado
aquella terrible decisión. Los recuerdos de aquella mañana le asaltaron de
repente, mientras se duchaba.
Eran las ocho de la mañana cuando Emily
abrió los ojos. Al instante se dio cuenta de que estaba tumbada sobre una
alfombra y la carne de gallina de su piel le hizo darse cuenta de que estaba
completamente desnuda. Con cuidado giró sobre sí misma, golpeándose contra unos
fuertes pectorales que sabía que pertenecían a Noah Puckerman. Emily se tapó el
rostro con ambas manos, justo en el momento en que sintió como él rodeaba su
cintura con ambas manos, al tiempo que besaba su frente con cariño.
-Buenos días, preciosa- dijo él, adormilado,
sin dejar de sonreír.
Emily evitó mirarle a la cara, al tiempo que
sentía como los ojos se le llenaban de lágrimas. Él pareció darse cuenta, ya
que retiró una de sus manos de la cintura de ella, para llevarla hacia su
barbilla, alzando su rostro, para mirarla directamente.
-¿Ocurre algo malo, Em?- preguntó él, con
preocupación en la voz.
-Creo que es mejor que nos vayamos… si Finn
o Rachel se enterasen de esto me moriría de vergüenza- dijo ella, mientras
buscaba apurada su vestido rosa y empezaba a ponerse su ropa interior, al
tiempo que él la miraba con los ojos muy abiertos.
-¡Ey, tranquila!- exclamó él, abrazándola
por detrás- ¡Aún es temprano, Em! ¡Podemos dormir un par de horas más todavía!
-¡¿Es qué no te das cuenta de lo que hemos
hecho?! ¡Todo esto es un desastre!- gritó ella, apartándose de él al tiempo que
terminaba de abrocharse el vestido.
-¿Qué? Pero…yo…
-¿Tú qué, Puckerman? ¿Ahora me vas a decir
que me quieres y que todo esto no es un error? ¡Vamos, hombre! ¡Los dos sabemos
que esa es tu especialidad! ¡Agradéceme que te haya ahorrado ese mal trago!-
dijo ella, mientras rebuscaba entre su bolso, cada vez más nerviosa.
-¡¿Entonces todo esto no ha sido más que un
juego para ti?! ¡No ha significado nada!- le espetó él, con lágrimas de furia
en los ojos.
-¡Te equivocas! ¡Desgraciadamente para mí
todo esto significa mucho más que para ti! ¡Por eso quiero irme de aquí cuanto
antes! ¡Verte sólo me hace más daño!- dijo ella, entre lágrimas.
-Pero… Em, lo de anoche fue real… para los
dos… ¿Por qué no me crees?- le preguntó él, mientras se ponía sus bóxers.
-Ya son muchos años juntos y te conozco demasiado
bien, Puck… puede que hayas cambiado, pero aún no tengo claros tus sentimientos
hacia Quinn…
-¡Pero ella está con Sam! ¡Ya no la quiero
como antes, ahora la veo como a una amiga! ¡Tú eres quien me importa realmente!
-Puede ser, pero… yo necesito tiempo para
poner todas mis ideas en su sitio, Puck… ahora estoy muy confundida con todo lo
que pasó ayer y sólo el tiempo me ayudará a decidir si lo de ayer fue sólo un
calentón o significa que puede haber una oportunidad para nosotros. Por favor,
no le digas a nadie lo que pasó esta noche. ¿Me prometes que guardarás el
secreto?
Puck la miró fijamente, con el corazón en un
puño. En ese momento sabía que su destino estaba en juego y si realmente quería
estar con Emily tenía que demostrarle que podía confiar en él y en sus
sentimientos hacia ella. El moreno sonrió sin ganas, para finalmente asentir,
prometiendo guardar el secreto.
-No te preocupes, nadie se enterará.
-¡Muchas gracias, Puck! Ahora tengo que
pensar cómo voy a irme de aquí sin que me vean…Me vine con Blaine y Kurt y
ahora no sé cómo voy a volver a casa- dijo ella muy nerviosa, mientras caminaba
de un lado para otro.
-¡Tranquila, Em! ¡Puedes llevarte mi coche
si quieres!
-Pero… ¿Cómo vas a volver tú, entonces?-
preguntó ella, confundida.
-No te preocupes por mí… subiré arriba, les
diré que me quedé aquí abajo encerrado y
los entretendré mientras tú te marchas rápidamente con mi coche… seguro que
Finn puede luego acercarme hasta mi casa.
-De acuerdo… muchas gracias por todo, Puck,
es todo un detalle.
-Si lo hago es porque te quiero, Em. No por
tener un detalle.
Emily lo miró sonrojada, sin saber que
contestar. Finalmente se despidió dándole un suave beso en la mejilla, al
tiempo que cubría su cabeza con un
pañuelo y se tapaba el cuerpo con una gabardina.
-Espera aquí unos diez minutos y luego sal
por la puerta de atrás, ¿vale?- le indicó Puck.
-De acuerdo- respondió ella, con una sonrisa
nerviosa.
Sin más, Puck fue subiendo las escaleras,
mientras sentía que el mundo se derrumbaba bajo sus pies, sacudió la cabeza
para intentar no pensar en ello y entró
a la cocina, buscando algo para desayunar. Antes de que pudiese abrir la
nevera, el sonido de unos pasos hizo que se dirigiese hacia el vestíbulo, para
encontrarse a Rachel apoyada contra la barandilla, mirando fijamente al frente,
dónde estaba Finn, que acababa de volver a casa. Los chicos iban a besarse,
cuando el sonido de la puerta hizo que se girasen, para mirarlo con sorpresa.
Finn empezó a gritar cosas sin sentido a Rach y a él, pero Puck realmente no lo escuchaba, las
palabras de Emily pidiéndole tiempo resonaban en su cabeza y sabía que ahora le
tocaba librar la batalla más difícil de su vida, pero la recompensa merecía la
pena: el corazón de Emily Hudson.
Puck salió de
la ducha, secándose las lágrimas. Ahora no era momento de lamentaciones, debía
construir una máscara de felicidad e indiferencia sobre lo que pasó aquella
noche, o los chicos le sonsacarían todos los detalles y Finn querría matarle,
ya que para él Emily era intocable. Si él supiese la de veces que él había
jugado inconscientemente con su corazón, ya sería hombre muerto. Lo peor de
todo es que él también había estado
enamorado de Emily, sin ser consciente de ello. Todo este tiempo su mente había
bloqueado parcialmente sus recuerdos y sus sentimientos, haciéndole creer que
Quinn era su verdadero y primer amor, cuando realmente no fue así. Puck terminó
de vestirse mientras suspiraba, ahora lo único que podía hacer era demostrarle
a Emily que había una posibilidad aún para ellos, que podían funcionar como
pareja. Cuando estuvo preparado, se reunió con Rachel, que ya le esperaba
preparada en el salón y, tras despedirse de Finn, ambos abandonaron la casa en
dirección a Lima, dónde Rachel dejó a Puck en su casa para luego dirigirse a
toda prisa al McKinley, dónde tenía una cita con Will para ultimar los detalles
de su contrato y empezar al día siguiente a trabajar con los chicos del Glee
club. Una vez bajó del coche, se encontró a Blaine y a Will, que ya la
esperaban en la puerta principal.
-¡Hola,
chicos! ¿Me he retrasado mucho?- preguntó, preocupada, mirando el reloj.
-¡No, Rachel!
¡Tranquila, justo a tiempo!- le tranquilizó Will- ¿Te parece bien si pasamos
dentro a mi despacho?
-Claro, eso
será genial.
Rachel pasó
toda la mañana charlando con los chicos. Allí le explicaron que contaba con 12
alumnos y que debía prepararlos para las regionales, ya que habían superado con
éxito la semifinal. Rachel haría la selección de temas junto con Blaine, que
codirigirá el club durante su estancia en Nueva York. Antes de marcharse,
Rachel se asomó al auditorio, dónde sabía que iba a encontrar a María, la
estrella del nuevo Glee club de la que se había hecho amiga desde que se
conocieran para los ensayos de la ceremonia de fin de año. Justo cuando Rachel
se acercó al escenario, las últimas notas de la canción sonaban y María
finalmente abrió los ojos, para encontrarse allí a la morena, que la miraba
preocupada.
-¡Rachel! ¿Qué
haces aquí? ¡Quiero decir! ¿Cuánto tiempo…?
-¡Perdona,
María! ¡Pasaba por aquí y no pude evitar oírte cantar! Eres muy buena, ¿sabes?-
le aseguró Rachel, con una sonrisa.
-Sí… bueno…
gracias, supongo...- dijo ella, mientras bajaba las escaleras del escenario,
para reunirse con la morena.
-¡Ey! ¿Qué te
pasa? ¿Ha ocurrido algo que deba saber? ¿Hiciste caso de lo que te dije?
-Sí, pero no
ha servido de nada… todos me odian… nada hará que cambien de opinión. Yo creo
que en el fondo tienen razón… ¡Soy una basura! ¡No sirvo para nada!- dijo ella,
resignada, mientras las lágrimas caían apresuradamente por sus mejillas.
-¡No digas
eso! A ver, cuéntame qué ha pasado…
Las chicas se
sentaron al borde del escenario, mientras María le contaba a Rachel con todo
lujo de detalles los abusos que sufría por parte de las animadoras y en
concreto por Lisa, la capitana, que era además la novia de Seth, el quarterback
del equipo de rugby del que María se había enamorado sin remedio y para quien
ella era completamente invisible. María afirmaba haber cambiado, ahora ya no
luchaba por quedarse siempre con los solos y ayudaba en todo lo que podía a los
demás. Sin embargo, esto no había provocado ninguna mejoría en su relación con
los compañeros del Glee club, salvando algunas excepciones. La joven se
encontraba completamente sola y repudiada por los demás.
-Tranquila,
María. Todo se va a solucionar, te lo prometo- le aseguraba Rachel, mientras la
mecía entre sus brazos, conteniendo la furia que la invadía por dentro. ¿Cómo
podía ser la gente tan cruel con aquella pobre niña que simplemente estaba
creciendo?
-¿Cómo se va a
solucionar? ¡Cuánto más hago más se estropean las cosas! ¡Nadie me quiere aquí,
creo que es mejor que me vaya!
-¡No! ¡Cómo te
vas a ir ahora! ¡No puedes hacer eso, María!
-¿Por qué no?
¡No tienes ni idea del infierno que supone para mí venir aquí todos los días
para que me insulten o me arrojen cosas a la cara y para ver como el chico que
me gusta ni siquiera sabe que existo y si lo sabe prefiere ignorarlo! ¡No valgo
para nada!
-¡Ya basta!
¡No quiero oír más! ¡A partir de mañana todo va a cambiar, te lo prometo!
¡Nadie más va a meterse contigo como que me llamo Rachel Barbara Berry!
-¿Qué? ¿Pero
de qué hablas? ¿Cómo vas a conseguir eso?
-Bueno, quería
que fuese una sorpresa pero… Blaine, vuestro profesor, va a ausentarse por unos
meses a Nueva York, así que, para que no quedéis rezagados en los Regionales,
me han pedido que lo sustituya durante un tiempo.
-¿QUÉ? ¿En
serio?- preguntó ella, con una sonrisa esperanzada- ¿vas a ser nuestra
profesora?
-¡Sí! ¡Ya
verás como todo se arregla! ¡No voy a dejar que…!
Rachel no pudo
seguir, ya que María se abalanzó sobre ella, para darle un fuerte abrazo, que
ella correspondió con una sonrisa.
-Sé por lo que
estás pasando, María. Debo advertirte que lo más duro aún está por llegar pero
tienes que ser fuerte. Ellos quieren que te rindas, que te marches, pero no
puedes darles el gusto. ¿De acuerdo?
-Sí…- asintió
ella, para luego mirarla directamente a los ojos- ¡Rachel!
-¿Qué ocurre?-
preguntó ella, preocupada.
-Perdona la
pregunta, pero… ¿Estás…?
-¿Embarazada?-
María asintió, con curiosidad- Sí, de tres meses.
-¡Ay! ¿En
serio?- preguntó María, con brillo en los ojos- ¡Enhorabuena! ¡El embarazo te
sienta genial, apenas se te nota!
-Bueno, es que
aún estoy en el primer trimestre. Ya verás como pronto empieza a crecer.
-¡Entonces
Finn y tú estáis juntos!- exclamó la joven, sonriente.
-Sí, es una
historia muy larga- dijo Rachel, entre risas.
-Me alegro
mucho por ti, Rachel. Te mereces lo mejor, eres guay.
-¡Tú si que
eres “guay”!- rió Rachel- El problema es que aún no lo ves, pero no te
preocupes, trabajaremos sobre eso- le aseguró Rachel, guiñándole un ojo.
En ese momento
el móvil de Rachel sonó, interrumpiendo la charla de las chicas.
-¡Ups! ¿Me
disculpas un momento, María?
La joven
asintió sonriente, al tiempo que Rachel respondía a la llamada.
-¿Sí?
-¡RACH! ¿Estás
ocupada?
-No…
¿Mercedes, ha pasado algo?
-¡No, no! Es
que… ¡Tengo que contaros una cosa a todas! ¡Reunión de chicas esta tarde en mi
casa! ¿Puedes venir?
-Claro…
¿Quieres que avise a alguien?
-Si puedes
decírselo a Quinn te lo agradecería.
-Cuenta con
ello. ¿Pero… me puedes decir qué es lo que pasa?
-¡No, no!
¡Tendrás que esperar a esta tarde! ¡A las 6 en punto!
-De acuerdo,
como quieras. ¡Qué nervios! ¡Nos vemos luego!
-¡Genial!
¡Besitos, Rach!
Rachel colgó
el teléfono totalmente confundida.
-¿Ha pasado
algo? ¿Estás bien? ¿Es el bebé?
-¡No, María!
¡Tranquila! ¡Va todo bien! Es sólo que tengo una amiga de lo más misteriosa-
comentó, con una sonrisa- Ahora tengo que dejarte, quiero ir a visitar a una
amiga. ¿Nos vemos mañana en el Glee club?
-¡De acuerdo!-
Rachel se iba a marchar, cuando la voz de la joven la detuvo- ¡Por cierto!
-Dime, María.
-Muchas
gracias, Rach. Por saber decirme siempre lo más adecuado en el momento que más
lo necesito.
-No es nada,
tonta. En el momento en que empieces a valorarte a ti misma, verás como lo
hacen los demás. Esa es la primera regla, nunca lo olvides. ¡Bueno, me voy o no
llegaré a tiempo! ¡Cuídate, nos vemos mañana!
Rachel salió
corriendo de allí, para dirigirse a casa de Quinn. Sam había ido a visitar a
sus padres y las dos amigas comieron juntas en casa de la rubia, al tiempo que
charlaban sobre Beth y lo que Puck y ella habían acordado con Shelby.
-¿Entonces
vais a seguir viendo a la niña?-preguntó Rachel.
-Sí, Puck y yo
nos vamos a turnar. Así la niña se acostumbrará a vernos por separado y
entenderá que nos somos pareja. De todas maneras, Sam me va a acompañar siempre
que vaya a verla- dijo la rubia, con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Qué tal van
las cosas con él?
-¡Mejor que
nunca, Rach! ¡Ayer hablamos y creo que solucionamos muchas cosas que teníamos
pendientes!
-¡Eso es
genial, Quinn! ¡Ya verás como con el tiempo todo vuelve a ser como antes!
-Sí… ahora que
por fin tengo claros mis sentimientos y he encontrado a Beth no quiero que nada
me estropee esta felicidad que tengo.
-¿Ya no
sientes nada por Puck?
-Él y yo hemos
estado hablando estas semanas y los dos estamos de acuerdo en que nuestra
relación terminó hace años. Ahora sólo somos amigos. Yo quiero a Sam y bueno,
ya sabes como es Puck, él no quiere a nadie…
-No sé yo…-
comentó Rachel, pensativa.
-¿Cómo dices?
-¡Oh! ¡No,
nada! ¡Cosas mías, hormonas, ya sabes!
-Ya…- dijo
Quinn, nada convencida.
-¡Por cierto!
¡Antes de que se me olvide! ¡Esta tarde tienes una cita, señorita!
-¿Cómo? ¿De
qué me estás hablando?
-¡Hay reunión
de chicas en casa de Mercedes! ¡No puedes faltar!
-¿En serio?
¿Qué ha pasado?
-¡No tengo ni
idea! ¡A las 6 tenemos que estar en su casa!
-Vaya, qué
raro… ¿Qué crees que quiera decirnos?
-La verdad, no
lo sé, pero estoy segura de que es algo bueno- le aseguró Rachel, con una
sonrisa- ¿Te apetece que veamos una película tumbadas en el sofá?
-¡Sí! ¡Qué
buena idea!
Las dos amigas
se dirigieron al salón, para rebuscar entre las películas, hasta que
encontraron el musical Funny Girl y
ambas chicas asintieron entusiasmadas. La película terminó media hora antes de
las seis, de modo que las chicas subieron corriendo al baño, para arreglarse un
poco antes de acudir a la reunión de chicas. Una vez estuvieron listas,
salieron de casa y fueron caminando hacia la de Mercedes, que estaba tan sólo a
unos metros de allí. A las seis en punto, las chicas ya estaban frente a la
puerta principal, esperando a que las abriesen. Unos segundos después, Mercedes
abrió la puerta en un rápido movimiento, para darles un abrazo a las dos
amigas, que se miraban entre ellas, totalmente sorprendidas.
-¡Por fin
llegáis, chicas!
-Pero el reloj
marca las seis en punto- se quejó Rach, que siempre era muy puntual.
-¡Sois las últimas
en llegar! ¡Vamos, entrad!
Las chicas
entraron corriendo al salón, dónde todas las demás esperaban sentadas en
círculo en el sofá. Rachel sonrió al ver a Maddy, que jugueteaba con los
cabellos de Tina y que al verla extendió sus bracitos para que la cogiese. Una
vez que todas se sentaron, Mercedes dio por comenzada la reunión.
-¡Espera!
¿Dónde están Emily y Santana?
-¡Oh! ¡No han
podido venir!
-¿Por qué?-
preguntó Rachel, algo confusa.
-Ninguna de
las dos se encontraba bien. Ya se lo contaré en otro momento, es que no puedo
esperar más.
-Mmm... qué
raro- se dijo Rachel para sí misma.
-¡Bueno, dilo
de una vez! ¡Nos tienes en ascuas!- exclamó Quinn, presa de los nervios.
-¡Chicas, no
os lo vais a creer! ¡JADE ME HA PEDIDO QUE ME CASE CON ÉL!- chilló Mercedes,
ilusionada, al tiempo que les mostraba orgullosa su anillo de compromiso.
-¡¿QUÉ?! ¿En
serio?- preguntaron todas las chicas a coro, con una sonrisa de oreja a oreja-
¡FELICIDADES!
Las chicas le
dieron a Mercedes un abrazo en grupo, para después pasar toda la tarde
comentando planes que tenían para la boda, que se celebraría en tan sólo dos
meses.
PD: Ni Glee, ni sus personajes, ni las imágenes, ni los videos, ni las canciones me pertenecen.
Cáp. 13- Cambios
Rachel miró a
uno y a otro, sorprendida también al encontrar a Puck allí y en ropa interior,
sin saber qué contestar.
-Eh… ¿Qué
haces aquí, Noah?- preguntó la morena, totalmente confundida.
-Oh… yo…
perdonad, chicos, es que… me quedé encerrado en la despensa y… hasta esta
mañana no conseguí salir… espero que no os moleste…- dijo el moreno, rascándose
la cabeza algo incómodo y nervioso.
-¿Por qué no
pediste ayuda? ¡Podría haber bajado a ayudarte! ¡Hace un frío horrible ahí
abajo!- exclamó Rachel, preocupada.
-Bueno, es
que… no quería preocuparos… como estás esperando un bebé… no quería asustarte…
-Ya…
seguramente…- dijo Finn, muy suspicaz- ¿En serio esperas que me crea que estás
en calzoncillos sólo porque te has quedado encerrado toda la noche en mi
despensa? ¡¿ES QUE CREES QUE SOY tonto O QUÉ?!
-¡Ey,
tranquilo tío! ¡No sé porqué te pones así!
-¡Finn cree
que nos hemos acostado, Noah! ¡Su cerebro es tan simple que no le permite ver
otra razón por la que estés en ropa interior!- dijo Rachel, cruzada de brazos,
bajando las escaleras que le faltaban para llegar al suelo- Creo que es mejor
que me vaya a desayunar antes de que a mi bebé le haga daño esta conversación.
Ya he tenido suficientes pataditas toda la noche.
-¡¿CÓMO?! ¿El
bebé ya da patadas?- preguntó Finn, sorprendido.
-¡Sí, Finn!
¡Si no fueras tan estúpido y sacaras las cosas de quicio habrías estado aquí
para sentirlo conmigo! ¡Pero ya veo que tus celos y tu desconfianza son más
grandes!- dijo ella, con lágrimas en los ojos- Perdona, Noah, siento que tengas
que presenciar todo esto. Si quieres puedes quedarte a desayunar, te prepararé
algo.
Dicho esto,
Rachel se dirigió hacia la cocina a paso ligero, mientras Finn la veía irse,
con una sensación horrible en el estómago.
-¡Tío! ¿Cómo
has podido ser tan tonto?
-¡Todo esto es
culpa tuya! ¡Si no te hubieses quedado ahí encerrado nada de esto estaría
pasando!
-¡Te equivocas
otra vez, Finn! ¡Todo esto es por culpa de tus celos hacia Jesse! ¡Estás ciego
con eso y ni te das cuenta de cómo Rachel te mira! ¡Se nota a kilómetros de
distancia lo enamorada que está de ti! ¡Tú, en cambio, te estás comportando
como un niño pequeño y si sigues así la vas a perder! ¡Tú sabrás lo que haces!-
le dijo Puck, antes de girarse, para seguir a Rachel hacia la cocina.
-¡Ey,
espera!-le dijo Finn, que le giró, poniendo una mano sobre su hombro- ¿Estás
bien? Tienes un aspecto horrible…- le dijo Finn, al ver la tristeza que reflejaba
el rostro de su amigo.
-No es nada,
no te preocupes… mejor céntrate en solucionar todo este desastre, tío- dijo
Puck, con una sonrisa triste, para finalmente perderse tras la puerta de la
cocina.
-¡Mierda! ¡Lo
he estropeado todo! ¡Soy un estúpido! ¡Puck tiene razón, más me vale arreglar
todo esto y cuanto antes!
Finn se quitó
la chaqueta y se dirigió hacia la cocina, dónde Rachel ya estaba preparando
unas tostadas en silencio, mientras Puck ponía la mesa, al tiempo que encendía
el pequeño televisor que había en un rincón. Finn se sentó en una de las
sillas, sin saber qué decir para arreglar aquel malentendido que él mismo había
creado. Finalmente Puck se sentó a su lado, justo al momento en que Rachel le
dejaba unas tostadas con mermelada.
-Gracias, Rach.
Ya casi había olvidado lo bien que cocinas.
-No es nada,
Noah. Es lo mínimo que puedo hacer por ti después de “lo de anoche”-dijo, en
tono irónico, fulminando a Finn con la mirada.
-Rach, yo…-
empezó a disculparse él.
-¡Ni lo
intentes, Finn Hudson!- le advirtió ella, al tiempo que iba hacia la nevera y
sacaba un poco de leche, cerrando la puerta de un portazo, debido al enfado que
tenía, haciendo que Finn retrocediese, para después abandonar la cocina, con la
cabeza gacha.
Rachel lo
siguió con el rabillo del ojo, mientras se preparaba su tazón de cereales. A
continuación, miró por la ventana y vio como alguien salía corriendo de la
casa, con un pañuelo cubriéndole la cabeza, así que la única pista que le
indicó a Rachel que era una mujer era su pequeña estatura y la tela rosa del
vestido que sobresalía bajo la gabardina de aquella persona que se subió al
coche de Puck, para sorpresa de la morena, y desapareció rápidamente del lugar.
Rachel frunció el ceño extrañada, para luego acercarse a Puck por la espalda,
poniendo una mano en su hombro.
-¡Qué susto,
Rach!- exclamó el moreno, dando un brinco de sorpresa.
-¿Qué es lo
que ha pasado esta noche, Noah?- preguntó la morena, mirándole fijamente,
mientras se sentaba con cuidado en una de las sillas, llevándose una cucharada
de cereales a la boca.
-Eh… no sé de
qué me hablas…- contestó él, cada vez más nervioso.
-Pues yo creo
que sí, fíjate. ¿No te has quedado encerrado ahí abajo, verdad?- le preguntó
ella, con una sonrisa divertida.
-¿Qu… qué?
¡Claro que sí, ya te dije antes! ¡Me encerré sin querer y he tenido que darle
una patada a la puerta para poder salir!
-Ya… ¿y has
pasado toda la noche ahí abajo en ropa interior? ¿Con el frío que hace?
Permíteme que lo dude…
-Rach, yo… no
sé qué es lo que estás pensado pero…
-Acabo de
verla, Noah…
-¿Co… Cómo
dices? ¿Qué es lo que has visto?-preguntó él, pálido ante la afirmación de
ella.
-No te hagas
el tonto conmigo. Esta noche la has pasado con una chica, acabo de ver como se
escapaba corriendo de aquí en tu coche… ¿Otra vez andas con Santana?
-¿Qué? ¿San…
Santana?-preguntó el moreno, confuso.
-¡Claro! ¡Ella
llevaba un vestido rosa ayer en la barbacoa! ¿Quién iba a ser sino? Aunque…-
Rachel se frotó la barbilla, pensativa.
Puck se ponía
más y más nervioso, a medida que el tiempo pasaba. El corazón se le rompía sólo
de pensar en lo que había pasado aquella mañana, pero Emily y él habían llegado
a un acuerdo y si él quería demostrarle que podía confiar en él, debía empezar
a hacerlo desde aquel preciso momento.
-¡De acuerdo!-
mintió él- ¡Ayer entré a vuestra casa, bebí algunas copas y arrastré a Santana
hasta el sótano! ¡Por favor, no se lo digas a nadie!- le suplicó él.
-¡No me lo
puedo creer, Puck! ¡¿Pero qué es lo que tienes en la cabeza?!- le regañó
Rachel, negando con la cabeza, mientras llevaba una mano hacia su vientre-
Después de todo este tiempo… sigues siendo el mismo de siempre…
-¡NO! ¡He
cambiado! ¡En serio!-se defendió él.
-¿Ah, sí?
¿Entonces ahora me vas a decir que estás enamorado de Santana? ¿Qué ha pasado
con Quinn? Pensé que ella era tu gran amor…
-¡Claro que NO
estoy enamorado de Santana! ¡Ya te dije que ayer bebí más de la cuenta! ¡No
volverá a suceder, te lo prometo!
-Eso espero…
más ahora si quieres tener una oportunidad con tu hija… si Quinn se enterase…
-Quinn no
tiene nada que decir sobre lo que yo haga con mi vida privada, Rachel. Lo
nuestro se terminó, ella está enamorada de Sam y yo…- Puck se calló de repente,
al darse cuenta de que había hablado demasiado.
-¿Tú qué? ¿Me
estás diciendo que ya has olvidado a Quinn?- preguntó Rachel, incrédula.
-Sí… me ha
costado años darme cuenta de lo que realmente quiero… de lo que llevo anhelando
tener desde que era un niño- confesó él, perdido entre sus pensamientos.
-Eh… ¿Noah?
¡NOAH PUCKERMAN!- gritó ella, mientras le golpeaba suavemente en un brazo-
¡Vuelve al planeta Tierra!
-¡Perdona!
¿Qué me decías?- contestó él de repente, sobresaltado.
-Me parece que
deberías cambiarte y asearte un poco. Luego si quieres puedo acercarte a casa,
me viene de camino para ir al McKinley.
-¿Estás segura
de que es una buena idea? Mira que no quiero ocasionarte más problemas con
Finn…
-¡Lo que Finn
opine es cosa suya! ¡Tú eres mi amigo, estás a varios kilómetros de tu casa y
sin coche! ¡Necesitas a alguien que te lleve y yo voy a ir a Lima de todas
formas! ¡Los celos de Finn me tienen harta! ¡Qué piense lo que quiera, yo tengo
la conciencia muy tranquila!
-Vale, vale…
lo que tú digas… aunque, Rach… Finn…
-¡Ni se te
ocurra defenderle, Noah! ¡Lo que ha hecho hace un rato no tiene justificación
ninguna! ¿Cómo ha podido pensar que tú y yo…?- en ese momento Rachel no pudo
aguantar más la presión y las lágrimas empezaron a brotar desesperadamente por
sus mejillas- ¡Estoy harta, Noah! ¡Siempre soy yo la que lo hace todo mal! ¡Ya
no puedo más! ¡No sé qué hacer para que se de cuenta de cuanto me importa!
-¡Ey, Rach!
¡No llores!- mientras se acercaba a abrazarla, frotando su espalda para
consolarla- ¡Ya verás como luego se disculpa y volvéis a estar bien como antes!
¡Finn es un poco bruto pero al segundo se arrepiente de todo! ¡Créeme, él te
quiere y sabe que todo lo que ha dicho antes es una mentira!
-No sé, Noah…
ahora no quiero pensar en eso… Mejor baja a por tu ropa mientras yo te preparo
las toallas para que te duches.
-Como quieras,
pero piensa en lo que te dije, Rach… sobre todo por vuestro bebé, ahora más que
nunca os necesita a los dos…
Dicho esto,
Puck abandonó la cocina, dejando a Rachel sumida en sus pensamientos hasta que
finalmente fue escaleras arriba hacia el baño, con varias toallas. Rachel se
dirigió hacia la puerta, encontrándose con Finn, que acaba de salir de la ducha
y llevaba una toalla a la altura de la cintura, como única prenda.
-¡Perdona,
Rach! ¡No sabía que estabas esperando!- se disculpó él, en un susurro.
-No te
preocupes, el que se va a duchar es Noah, sólo he venido a dejarle las toallas-
respondió ella, un poco distante.
Rachel entró
al baño, intentando no pensar en el embriagador aroma que él desprendía,
mientras dejaba las toallas sobre el lavabo ante la atenta mirada de Finn, que
no podía dejar de observar su vientre, que sobresalía ligeramente bajo el
camisón blanco que ella llevaba. Cuando ella iba a marcharse, él la agarró con
suavidad por el brazo, atrayéndola hacia sí para quedar únicamente a escasos metros
de distancia de ella.
-Rach, por
favor, tenemos que hablar… no puedo
soportar toda esta situación… -dijo él, con un nudo en la garganta, cogiendo su
barbilla con una mano, para que lo mirase directamente a los ojos.
Rachel alzó
los ojos para enfrentar su mirada, al tiempo que sentía cómo su respiración se
aceleraba con el simple hecho de tenerlo tan cerca y no poder besarlo y
abrazarlo. Finalmente se relajó un poco en sus brazos, mientras él le
acariciaba la mejilla con una mano al
tiempo que ella cerraba los ojos, perdiéndose en la calidez de su caricia.
-Lo siento
mucho, Rach. Me he comportado como un completo tonto. ¿Crees que podrás
perdonarme?- sin dejar de acariciar su rostro, mientras ella seguía con los
ojos cerrados.
-Mmm…- fue
todo lo que ella pudo contestar, al tiempo que ladeaba la mejilla contra su
mano, encantada ante el roce tan exquisito que sus caricias le proporcionaban.
-¿Rach? ¡Dime
algo, por favor!
-Eres un
tonto...- contestó ella finalmente con un susurro, sin dejar de abrir los
ojos, al tiempo que él agachaba la cabeza, triste ante su respuesta- pero…
-¿Pero…?-
preguntó él, totalmente esperanzado, sin despegarse de ella.
-Pero no puedo
evitar quererte con locura…- terminó ella, para mirarle a los ojos con una
sonrisa- Además, yo tendría que haberte contado lo del musical- admitió ella,
agachando la cabeza- A partir de ahora no quiero más sospechas estúpidas, ¿de
acuerdo?
-¡Sí, sí! ¡Te
lo prometo!- dijo él, asintiendo entusiasmado, mientras llenaba su rostro de
pequeños besitos.
-¡Es tu última
oportunidad, Hudson!- le advirtió ella- ¡Espero que sepas aprovecharla!
-¡Sí, te lo
prometo! ¡Voy a ser el mejor padre y novio del mundo!- dijo él, mientras la
alzaba, para estrecharla contra sus brazos.
Rachel sonrió
entre sus brazos, feliz por haber aclarado al fin las cosas. Cuando él la
liberó un poco de su abrazo, cogió su rostro entre sus manos, para besarla con
pasión, mientras le pedía perdón una y otra vez, al tiempo que las lágrimas se
escapaban por sus mejillas, haciendo que ella se derritiese ante tanta ternura.
Los chicos siguieron mimándose unos minutos más, hasta que un fuerte carraspeo
los interrumpió.
-¡Perdón que
interrumpa, chicos! ¡Pero necesito ducharme o nunca podremos irnos, Rach!- dijo
Puck, apoyado contra el marco de la puerta, mirando a los chicos con una
sonrisa de medio lado.
-¡Oh, Dios
mío! ¿Cuánto tiempo llevas ahí, Noah?- preguntó Rachel, bastante sonrojada,
mientras se separaba como podía de Finn, que se resistía a dejarla marchar.
-Tranquila,
Rach. No he visto nada comprometedor- respondió él, con una mueca burlona, al
tiempo que entraba al baño- ¿Finn, tienes alguna cuchilla de afeitar de estas
que son desechables?
-¡Sí, claro!
¡Toma, aquí tienes!
Finn le dio la
maquinilla, para después agarrarle de un brazo.
-Sobre lo de
antes… lo siento mucho, tío…
-¡No pasa
nada! ¡Es normal! ¡Yo habría pensado lo mismo en tu lugar! ¡No hay mujer que se
resista a Puckzilla!- bromeó él
-¡No te pases
de listo, Puck!- le advirtió Finn, frunciendo el ceño, mientras Rach le cogía
del brazo, para que saliesen del baño.
-¡Tranquilo,
sólo era una broma!- le dijo, guiñándole un ojo.
Finn sonrió a
su amigo, para finalmente salir del baño junto a Rachel, que sonreía a los
chicos.
-¿Qué tal he
estado?- preguntó Finn, algo inseguro.
-¡Eso ha
estado mucho mejor!- le animó Rachel- ¡Con que no vuelvas a dudar de él creo
que será suficiente!
-¡Me he
comportado como un tonto! ¡Él es mi mejor amigo y voy yo y desconfío de él y
de ti, que estás esperando a nuestro hijo!- dijo él, agachando la cabeza.
-¡Ey,
tranquilo! ¡Ya has visto que él no está enfadado! ¡Ahora no pienses más en eso!
-De acuerdo…
¿qué tienes pensado hacer hoy?- le preguntó él, mientras rodeaba su cintura con
ambas manos.
-La verdad,
voy a llevar a Puck a su casa y de paso voy a ir a hablar con Will al McKinley,
ya sabes, por lo del Glee club- se explicó ella, con una sonrisa tímida.
-¡Es verdad!
¡Ahora vas a dirigir tú el Glee club! ¡Lo vas a hacer genial, Rach!
-Bueno, eso
espero. Sólo van a ser unos meses, hasta que Blaine regrese de Nueva York.
Además, después nacerá el bebé y…
-El musical
con Jesse… ¿empezaréis a ensayar enseguida, no?- preguntó él, algo incómodo,
pero sonriendo de medio lado.
-Sí, esa es mi
intención. ¡Pero llevaré al bebé a todos los ensayos y haremos los descansos
que sean necesarios! En el caso que me cogiesen, claro, no me dio tiempo a
decirte ayer que primero tengo que hacer una audición para ver si les intereso,
a pesar de que Jesse ha dado buenas referencias sobre mí…
-No tengo
ninguna duda de que lo conseguirás, Rach. Nunca he visto a nadie brillar en el
escenario como tú lo haces- le confesó él, con un brillo especial en los ojos.
-¡Gracias,
Finn!- dijo ella, sonrojada- ¿tú qué harás hoy?
-Pues... creo
que me pasaré a casa de mi madre, hace mucho que no le hago una visita como
Dios manda… ya que tú vas a estar ocupada, iré a ver qué tiene pensado hacer
para la habitación del bebé- le respondió con una sonrisa.
-¡Eso es
genial, Finn! ¿Entonces nos vemos esta noche para cenar?
-¿Tanto vas a
tardar?-preguntó él, bastante decepcionado.
-Bueno… no lo
sé… luego había pensado llamar a Quinn para que me cuente todo lo que ha pasado
con Beth… sé que ahora me necesita más que nunca y no quiero fallarle.
-De acuerdo,
si es por eso lo entiendo… ¿Nos vemos para la cena, entonces?
-Sí, te lo
prometo. ¿Vamos a salir a cenar fuera?
-No, algo
mejor…-contestó él, con una sonrisa enigmática.
-¡Me das miedo
cuando pones esa sonrisa pillina! ¿Qué estás tramando, Finn?
-Ya lo
descubrirás esta noche- le contestó él, guiñándole un ojo.
-¡Ay, qué
intriga! ¡Esperaré ansiosa, entonces!
Rachel se puso
de puntillas, para darle a Finn un beso tierno. Él sonrió, cogiéndola en
brazos, mientras la llevaba a la habitación, dónde se cambiaron de ropa para
salir.
Por otro lado,
en el baño, contra la puerta, Puck no podía controlar las lágrimas al escuchar
las palabras de amor que Finn y Rachel se dedicaban. Por un lado era
inmensamente feliz por sus amigos, pero por otro se sentía el hombre más
miserable del mundo ya que empezaba a preguntarse si él podría tener algún día
algo parecido con Emily. La noche anterior había sido maravillosa y por primera
vez en su vida Noah Puckerman podía afirmar que recordaba exactamente todos los
detalles. Justo ahora que había entendido que amaba a Emily, ella había tomado
aquella terrible decisión. Los recuerdos de aquella mañana le asaltaron de
repente, mientras se duchaba.
Eran las ocho de la mañana cuando Emily
abrió los ojos. Al instante se dio cuenta de que estaba tumbada sobre una
alfombra y la carne de gallina de su piel le hizo darse cuenta de que estaba
completamente desnuda. Con cuidado giró sobre sí misma, golpeándose contra unos
fuertes pectorales que sabía que pertenecían a Noah Puckerman. Emily se tapó el
rostro con ambas manos, justo en el momento en que sintió como él rodeaba su
cintura con ambas manos, al tiempo que besaba su frente con cariño.
-Buenos días, preciosa- dijo él, adormilado,
sin dejar de sonreír.
Emily evitó mirarle a la cara, al tiempo que
sentía como los ojos se le llenaban de lágrimas. Él pareció darse cuenta, ya
que retiró una de sus manos de la cintura de ella, para llevarla hacia su
barbilla, alzando su rostro, para mirarla directamente.
-¿Ocurre algo malo, Em?- preguntó él, con
preocupación en la voz.
-Creo que es mejor que nos vayamos… si Finn
o Rachel se enterasen de esto me moriría de vergüenza- dijo ella, mientras
buscaba apurada su vestido rosa y empezaba a ponerse su ropa interior, al
tiempo que él la miraba con los ojos muy abiertos.
-¡Ey, tranquila!- exclamó él, abrazándola
por detrás- ¡Aún es temprano, Em! ¡Podemos dormir un par de horas más todavía!
-¡¿Es qué no te das cuenta de lo que hemos
hecho?! ¡Todo esto es un desastre!- gritó ella, apartándose de él al tiempo que
terminaba de abrocharse el vestido.
-¿Qué? Pero…yo…
-¿Tú qué, Puckerman? ¿Ahora me vas a decir
que me quieres y que todo esto no es un error? ¡Vamos, hombre! ¡Los dos sabemos
que esa es tu especialidad! ¡Agradéceme que te haya ahorrado ese mal trago!-
dijo ella, mientras rebuscaba entre su bolso, cada vez más nerviosa.
-¡¿Entonces todo esto no ha sido más que un
juego para ti?! ¡No ha significado nada!- le espetó él, con lágrimas de furia
en los ojos.
-¡Te equivocas! ¡Desgraciadamente para mí
todo esto significa mucho más que para ti! ¡Por eso quiero irme de aquí cuanto
antes! ¡Verte sólo me hace más daño!- dijo ella, entre lágrimas.
-Pero… Em, lo de anoche fue real… para los
dos… ¿Por qué no me crees?- le preguntó él, mientras se ponía sus bóxers.
-Ya son muchos años juntos y te conozco demasiado
bien, Puck… puede que hayas cambiado, pero aún no tengo claros tus sentimientos
hacia Quinn…
-¡Pero ella está con Sam! ¡Ya no la quiero
como antes, ahora la veo como a una amiga! ¡Tú eres quien me importa realmente!
-Puede ser, pero… yo necesito tiempo para
poner todas mis ideas en su sitio, Puck… ahora estoy muy confundida con todo lo
que pasó ayer y sólo el tiempo me ayudará a decidir si lo de ayer fue sólo un
calentón o significa que puede haber una oportunidad para nosotros. Por favor,
no le digas a nadie lo que pasó esta noche. ¿Me prometes que guardarás el
secreto?
Puck la miró fijamente, con el corazón en un
puño. En ese momento sabía que su destino estaba en juego y si realmente quería
estar con Emily tenía que demostrarle que podía confiar en él y en sus
sentimientos hacia ella. El moreno sonrió sin ganas, para finalmente asentir,
prometiendo guardar el secreto.
-No te preocupes, nadie se enterará.
-¡Muchas gracias, Puck! Ahora tengo que
pensar cómo voy a irme de aquí sin que me vean…Me vine con Blaine y Kurt y
ahora no sé cómo voy a volver a casa- dijo ella muy nerviosa, mientras caminaba
de un lado para otro.
-¡Tranquila, Em! ¡Puedes llevarte mi coche
si quieres!
-Pero… ¿Cómo vas a volver tú, entonces?-
preguntó ella, confundida.
-No te preocupes por mí… subiré arriba, les
diré que me quedé aquí abajo encerrado y
los entretendré mientras tú te marchas rápidamente con mi coche… seguro que
Finn puede luego acercarme hasta mi casa.
-De acuerdo… muchas gracias por todo, Puck,
es todo un detalle.
-Si lo hago es porque te quiero, Em. No por
tener un detalle.
Emily lo miró sonrojada, sin saber que
contestar. Finalmente se despidió dándole un suave beso en la mejilla, al
tiempo que cubría su cabeza con un
pañuelo y se tapaba el cuerpo con una gabardina.
-Espera aquí unos diez minutos y luego sal
por la puerta de atrás, ¿vale?- le indicó Puck.
-De acuerdo- respondió ella, con una sonrisa
nerviosa.
Sin más, Puck fue subiendo las escaleras,
mientras sentía que el mundo se derrumbaba bajo sus pies, sacudió la cabeza
para intentar no pensar en ello y entró
a la cocina, buscando algo para desayunar. Antes de que pudiese abrir la
nevera, el sonido de unos pasos hizo que se dirigiese hacia el vestíbulo, para
encontrarse a Rachel apoyada contra la barandilla, mirando fijamente al frente,
dónde estaba Finn, que acababa de volver a casa. Los chicos iban a besarse,
cuando el sonido de la puerta hizo que se girasen, para mirarlo con sorpresa.
Finn empezó a gritar cosas sin sentido a Rach y a él, pero Puck realmente no lo escuchaba, las
palabras de Emily pidiéndole tiempo resonaban en su cabeza y sabía que ahora le
tocaba librar la batalla más difícil de su vida, pero la recompensa merecía la
pena: el corazón de Emily Hudson.
Puck salió de
la ducha, secándose las lágrimas. Ahora no era momento de lamentaciones, debía
construir una máscara de felicidad e indiferencia sobre lo que pasó aquella
noche, o los chicos le sonsacarían todos los detalles y Finn querría matarle,
ya que para él Emily era intocable. Si él supiese la de veces que él había
jugado inconscientemente con su corazón, ya sería hombre muerto. Lo peor de
todo es que él también había estado
enamorado de Emily, sin ser consciente de ello. Todo este tiempo su mente había
bloqueado parcialmente sus recuerdos y sus sentimientos, haciéndole creer que
Quinn era su verdadero y primer amor, cuando realmente no fue así. Puck terminó
de vestirse mientras suspiraba, ahora lo único que podía hacer era demostrarle
a Emily que había una posibilidad aún para ellos, que podían funcionar como
pareja. Cuando estuvo preparado, se reunió con Rachel, que ya le esperaba
preparada en el salón y, tras despedirse de Finn, ambos abandonaron la casa en
dirección a Lima, dónde Rachel dejó a Puck en su casa para luego dirigirse a
toda prisa al McKinley, dónde tenía una cita con Will para ultimar los detalles
de su contrato y empezar al día siguiente a trabajar con los chicos del Glee
club. Una vez bajó del coche, se encontró a Blaine y a Will, que ya la
esperaban en la puerta principal.
-¡Hola,
chicos! ¿Me he retrasado mucho?- preguntó, preocupada, mirando el reloj.
-¡No, Rachel!
¡Tranquila, justo a tiempo!- le tranquilizó Will- ¿Te parece bien si pasamos
dentro a mi despacho?
-Claro, eso
será genial.
Rachel pasó
toda la mañana charlando con los chicos. Allí le explicaron que contaba con 12
alumnos y que debía prepararlos para las regionales, ya que habían superado con
éxito la semifinal. Rachel haría la selección de temas junto con Blaine, que
codirigirá el club durante su estancia en Nueva York. Antes de marcharse,
Rachel se asomó al auditorio, dónde sabía que iba a encontrar a María, la
estrella del nuevo Glee club de la que se había hecho amiga desde que se
conocieran para los ensayos de la ceremonia de fin de año. Justo cuando Rachel
se acercó al escenario, las últimas notas de la canción sonaban y María
finalmente abrió los ojos, para encontrarse allí a la morena, que la miraba
preocupada.
-¡Rachel! ¿Qué
haces aquí? ¡Quiero decir! ¿Cuánto tiempo…?
-¡Perdona,
María! ¡Pasaba por aquí y no pude evitar oírte cantar! Eres muy buena, ¿sabes?-
le aseguró Rachel, con una sonrisa.
-Sí… bueno…
gracias, supongo...- dijo ella, mientras bajaba las escaleras del escenario,
para reunirse con la morena.
-¡Ey! ¿Qué te
pasa? ¿Ha ocurrido algo que deba saber? ¿Hiciste caso de lo que te dije?
-Sí, pero no
ha servido de nada… todos me odian… nada hará que cambien de opinión. Yo creo
que en el fondo tienen razón… ¡Soy una basura! ¡No sirvo para nada!- dijo ella,
resignada, mientras las lágrimas caían apresuradamente por sus mejillas.
-¡No digas
eso! A ver, cuéntame qué ha pasado…
Las chicas se
sentaron al borde del escenario, mientras María le contaba a Rachel con todo
lujo de detalles los abusos que sufría por parte de las animadoras y en
concreto por Lisa, la capitana, que era además la novia de Seth, el quarterback
del equipo de rugby del que María se había enamorado sin remedio y para quien
ella era completamente invisible. María afirmaba haber cambiado, ahora ya no
luchaba por quedarse siempre con los solos y ayudaba en todo lo que podía a los
demás. Sin embargo, esto no había provocado ninguna mejoría en su relación con
los compañeros del Glee club, salvando algunas excepciones. La joven se
encontraba completamente sola y repudiada por los demás.
-Tranquila,
María. Todo se va a solucionar, te lo prometo- le aseguraba Rachel, mientras la
mecía entre sus brazos, conteniendo la furia que la invadía por dentro. ¿Cómo
podía ser la gente tan cruel con aquella pobre niña que simplemente estaba
creciendo?
-¿Cómo se va a
solucionar? ¡Cuánto más hago más se estropean las cosas! ¡Nadie me quiere aquí,
creo que es mejor que me vaya!
-¡No! ¡Cómo te
vas a ir ahora! ¡No puedes hacer eso, María!
-¿Por qué no?
¡No tienes ni idea del infierno que supone para mí venir aquí todos los días
para que me insulten o me arrojen cosas a la cara y para ver como el chico que
me gusta ni siquiera sabe que existo y si lo sabe prefiere ignorarlo! ¡No valgo
para nada!
-¡Ya basta!
¡No quiero oír más! ¡A partir de mañana todo va a cambiar, te lo prometo!
¡Nadie más va a meterse contigo como que me llamo Rachel Barbara Berry!
-¿Qué? ¿Pero
de qué hablas? ¿Cómo vas a conseguir eso?
-Bueno, quería
que fuese una sorpresa pero… Blaine, vuestro profesor, va a ausentarse por unos
meses a Nueva York, así que, para que no quedéis rezagados en los Regionales,
me han pedido que lo sustituya durante un tiempo.
-¿QUÉ? ¿En
serio?- preguntó ella, con una sonrisa esperanzada- ¿vas a ser nuestra
profesora?
-¡Sí! ¡Ya
verás como todo se arregla! ¡No voy a dejar que…!
Rachel no pudo
seguir, ya que María se abalanzó sobre ella, para darle un fuerte abrazo, que
ella correspondió con una sonrisa.
-Sé por lo que
estás pasando, María. Debo advertirte que lo más duro aún está por llegar pero
tienes que ser fuerte. Ellos quieren que te rindas, que te marches, pero no
puedes darles el gusto. ¿De acuerdo?
-Sí…- asintió
ella, para luego mirarla directamente a los ojos- ¡Rachel!
-¿Qué ocurre?-
preguntó ella, preocupada.
-Perdona la
pregunta, pero… ¿Estás…?
-¿Embarazada?-
María asintió, con curiosidad- Sí, de tres meses.
-¡Ay! ¿En
serio?- preguntó María, con brillo en los ojos- ¡Enhorabuena! ¡El embarazo te
sienta genial, apenas se te nota!
-Bueno, es que
aún estoy en el primer trimestre. Ya verás como pronto empieza a crecer.
-¡Entonces
Finn y tú estáis juntos!- exclamó la joven, sonriente.
-Sí, es una
historia muy larga- dijo Rachel, entre risas.
-Me alegro
mucho por ti, Rachel. Te mereces lo mejor, eres guay.
-¡Tú si que
eres “guay”!- rió Rachel- El problema es que aún no lo ves, pero no te
preocupes, trabajaremos sobre eso- le aseguró Rachel, guiñándole un ojo.
En ese momento
el móvil de Rachel sonó, interrumpiendo la charla de las chicas.
-¡Ups! ¿Me
disculpas un momento, María?
La joven
asintió sonriente, al tiempo que Rachel respondía a la llamada.
-¿Sí?
-¡RACH! ¿Estás
ocupada?
-No…
¿Mercedes, ha pasado algo?
-¡No, no! Es
que… ¡Tengo que contaros una cosa a todas! ¡Reunión de chicas esta tarde en mi
casa! ¿Puedes venir?
-Claro…
¿Quieres que avise a alguien?
-Si puedes
decírselo a Quinn te lo agradecería.
-Cuenta con
ello. ¿Pero… me puedes decir qué es lo que pasa?
-¡No, no!
¡Tendrás que esperar a esta tarde! ¡A las 6 en punto!
-De acuerdo,
como quieras. ¡Qué nervios! ¡Nos vemos luego!
-¡Genial!
¡Besitos, Rach!
Rachel colgó
el teléfono totalmente confundida.
-¿Ha pasado
algo? ¿Estás bien? ¿Es el bebé?
-¡No, María!
¡Tranquila! ¡Va todo bien! Es sólo que tengo una amiga de lo más misteriosa-
comentó, con una sonrisa- Ahora tengo que dejarte, quiero ir a visitar a una
amiga. ¿Nos vemos mañana en el Glee club?
-¡De acuerdo!-
Rachel se iba a marchar, cuando la voz de la joven la detuvo- ¡Por cierto!
-Dime, María.
-Muchas
gracias, Rach. Por saber decirme siempre lo más adecuado en el momento que más
lo necesito.
-No es nada,
tonta. En el momento en que empieces a valorarte a ti misma, verás como lo
hacen los demás. Esa es la primera regla, nunca lo olvides. ¡Bueno, me voy o no
llegaré a tiempo! ¡Cuídate, nos vemos mañana!
Rachel salió
corriendo de allí, para dirigirse a casa de Quinn. Sam había ido a visitar a
sus padres y las dos amigas comieron juntas en casa de la rubia, al tiempo que
charlaban sobre Beth y lo que Puck y ella habían acordado con Shelby.
-¿Entonces
vais a seguir viendo a la niña?-preguntó Rachel.
-Sí, Puck y yo
nos vamos a turnar. Así la niña se acostumbrará a vernos por separado y
entenderá que nos somos pareja. De todas maneras, Sam me va a acompañar siempre
que vaya a verla- dijo la rubia, con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Qué tal van
las cosas con él?
-¡Mejor que
nunca, Rach! ¡Ayer hablamos y creo que solucionamos muchas cosas que teníamos
pendientes!
-¡Eso es
genial, Quinn! ¡Ya verás como con el tiempo todo vuelve a ser como antes!
-Sí… ahora que
por fin tengo claros mis sentimientos y he encontrado a Beth no quiero que nada
me estropee esta felicidad que tengo.
-¿Ya no
sientes nada por Puck?
-Él y yo hemos
estado hablando estas semanas y los dos estamos de acuerdo en que nuestra
relación terminó hace años. Ahora sólo somos amigos. Yo quiero a Sam y bueno,
ya sabes como es Puck, él no quiere a nadie…
-No sé yo…-
comentó Rachel, pensativa.
-¿Cómo dices?
-¡Oh! ¡No,
nada! ¡Cosas mías, hormonas, ya sabes!
-Ya…- dijo
Quinn, nada convencida.
-¡Por cierto!
¡Antes de que se me olvide! ¡Esta tarde tienes una cita, señorita!
-¿Cómo? ¿De
qué me estás hablando?
-¡Hay reunión
de chicas en casa de Mercedes! ¡No puedes faltar!
-¿En serio?
¿Qué ha pasado?
-¡No tengo ni
idea! ¡A las 6 tenemos que estar en su casa!
-Vaya, qué
raro… ¿Qué crees que quiera decirnos?
-La verdad, no
lo sé, pero estoy segura de que es algo bueno- le aseguró Rachel, con una
sonrisa- ¿Te apetece que veamos una película tumbadas en el sofá?
-¡Sí! ¡Qué
buena idea!
Las dos amigas
se dirigieron al salón, para rebuscar entre las películas, hasta que
encontraron el musical Funny Girl y
ambas chicas asintieron entusiasmadas. La película terminó media hora antes de
las seis, de modo que las chicas subieron corriendo al baño, para arreglarse un
poco antes de acudir a la reunión de chicas. Una vez estuvieron listas,
salieron de casa y fueron caminando hacia la de Mercedes, que estaba tan sólo a
unos metros de allí. A las seis en punto, las chicas ya estaban frente a la
puerta principal, esperando a que las abriesen. Unos segundos después, Mercedes
abrió la puerta en un rápido movimiento, para darles un abrazo a las dos
amigas, que se miraban entre ellas, totalmente sorprendidas.
-¡Por fin
llegáis, chicas!
-Pero el reloj
marca las seis en punto- se quejó Rach, que siempre era muy puntual.
-¡Sois las últimas
en llegar! ¡Vamos, entrad!
Las chicas
entraron corriendo al salón, dónde todas las demás esperaban sentadas en
círculo en el sofá. Rachel sonrió al ver a Maddy, que jugueteaba con los
cabellos de Tina y que al verla extendió sus bracitos para que la cogiese. Una
vez que todas se sentaron, Mercedes dio por comenzada la reunión.
-¡Espera!
¿Dónde están Emily y Santana?
-¡Oh! ¡No han
podido venir!
-¿Por qué?-
preguntó Rachel, algo confusa.
-Ninguna de
las dos se encontraba bien. Ya se lo contaré en otro momento, es que no puedo
esperar más.
-Mmm... qué
raro- se dijo Rachel para sí misma.
-¡Bueno, dilo
de una vez! ¡Nos tienes en ascuas!- exclamó Quinn, presa de los nervios.
-¡Chicas, no
os lo vais a creer! ¡JADE ME HA PEDIDO QUE ME CASE CON ÉL!- chilló Mercedes,
ilusionada, al tiempo que les mostraba orgullosa su anillo de compromiso.
-¡¿QUÉ?! ¿En
serio?- preguntaron todas las chicas a coro, con una sonrisa de oreja a oreja-
¡FELICIDADES!
Las chicas le
dieron a Mercedes un abrazo en grupo, para después pasar toda la tarde
comentando planes que tenían para la boda, que se celebraría en tan sólo dos
meses.
Lau_finchelforever**** - Mensajes : 172
Fecha de inscripción : 23/12/2010
Edad : 34
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
Aquí la segunda parte:
Cuando ya se
hizo de noche, Rachel se despidió de las chicas, ya que había quedado con Finn
para cenar y estaba ansiosa por saber qué le había preparado su novio. Rachel
salió con Quinn y ambas caminaron hacia su casa tras despedirse del resto. Una
vez allí, las dos amigas se dijeron adiós al tiempo que Rachel se subía al
coche para llamar a Finn y decirle que ya había terminado. Finn contestó al
primer toque y le pidió que fuese a casa y que una vez allí él le indicaría
todos los detalles. Rachel condujo hacia allí, cada vez más nerviosa, hasta que
unos minutos después llegó a su destino, aparcando el coche a la entrada, dónde
ya la esperaba Finn, vestido con unos vaqueros y una camisa blanca, que le
daban un toque muy sexy que a Rachel le parecía irresistible. Finn se acercó a
ella con una sonrisa, para después taparle los ojos con una venda, a lo que
Rachel respondió con una sonrisa.
-Me parece que
esto de vendarme los ojos se está convirtiendo en una costumbre- apuntó
divertida.
-Sí, una
costumbre que me gusta demasiado…- le susurró él al oído- ¿Eres preciosa, lo
sabías?- le dijo mientras repartía pequeños besitos por todo su cuello, a lo
que ella respondió con pequeños gemidos, mientras él la ayudaba a caminar hacia
la casa.
Una vez
dentro, Finn la llevó hacia el salón, dónde finalmente le quitó a Rachel la
venda. Rachel se quedó boquiabierta al descubrir todo lo que Finn había
preparado para ellos esa noche. Su novio no sólo había preparado comida
italiana, que tanto le gustaba, sino que también había llenado la estancia de
velas aromáticas y pétalos de rosa, que encajaban a la perfección con la luz
tenue del lugar y que le daban un toque romántico a la escena. Finn escoltó a
Rachel hacia la mesa, apartando la silla para que ella se sentase. Ella le
respondió con una sonrisa, mientras le miraba con brillo en los ojos. A
continuación, Finn sirvió la cena, impidiendo que Rachel hiciese nada.
-¡De eso nada,
señorita Berry! ¡Hoy es usted mi invitada y voy a tratarla como se merece!-
bromeó él, con una sonrisa de medio lado.
-¡De acuerdo!
¿Pero… a qué viene todo esto?
-¿No te ha
gustado la sorpresa?- preguntó él, desanimado.
-¡Claro que me
gusta! ¡Todo esto es precioso, Finn! Lo que ocurre es que después de lo de esta
mañana yo…
Finn puso un
dedo sobre sus labios, impidiéndole continuar.
-Chsss… no
pienses en eso ahora. Si he preparado todo esto es porque quiero demostrarte
cuánto te amo y lo importante que eres para mí. Lo que venga mañana no importa,
mientras os tenga a ti y al bebé a mi lado- le confesó él, muy emocionado.
-¡Oh, Finn!
Rachel no pudo
evitar sonrojarse, mientras él servía un poco de vino. Rachel sólo se mojó los
labios, pues no quería que nada malo le ocurriese al bebé. La cena transcurrió
lentamente, sin prisas, el tiempo se había detenido para ellos y ahora lo único
importante era lo mucho que se amaban y se necesitaban el uno al otro. Cuando
terminaron, Finn cogió a Rachel en brazos con sumo cuidado, para después subir
las escaleras hacia la habitación. Una vez allí, Finn tendió a Rachel sobre la
cama con delicadeza, mientras empezaba a repartir suaves caricias por todo su
cuerpo. Rachel se derretía completamente entre sus brazos, al tiempo que se las
apañaba para desabrochar los botones de su camisa, ansiosa por descubrir su
fuerte y hermoso torso, que no tardó en cubrir con rápidos besos, que hacían
que él perdiese completamente la razón. Rápidamente se deshicieron de todas las
prendas que les quedaban, uniéndose en uno sólo, haciendo el amor con ternura y
pasión al mismo tiempo, durante varias horas, hasta que los primeros rayos de
sol empezaron a colarse por la ventana al tiempo que los chicos caían rendidos
sobre el colchón, abrazados el uno contra el otro, durmiéndose al instante.
Al día
siguiente, Rachel se levantó sonriente y algo nerviosa, pues hoy sería su
primer día al frente del Glee club. Con cuidado se deshizo del abrazo de Finn,
para correr hacia la ducha y después vestirse a toda prisa para no llegar
tarde. Cuando ya estaba preparada, Finn bajó las escaleras, vestido únicamente
con unos boxers negros y una camiseta blanca, para despedirla y desearle
suerte.
-¿Por qué no
me has despertado, Rach? Podría haberte llevado al McKinley.
-No quería
despertarte, Finn. Te veías muy hermoso durmiendo- admitió ella, con una
sonrisa- ¡Te veo luego! ¡Deséame suerte!- mientras se acercaba a él, para darle
un beso de despedida.
-No la
necesitas pero… ¡Mucha suerte!
-¡Te quiero!
¡Volveré después del ensayo, a la hora de la merienda!
-Muy bien, yo
iré hoy también dónde mi madre para ayudar a Burt con algunas cosas del taller.
-¡Vale!
¡Cuando salga te llamo!
Dicho esto,
los chicos se despidieron con un último beso y después Rachel corrió hacia el
coche, que la dejó a las puertas del instituto media hora después. Rachel
respiró profundamente, para infundirse ánimo, antes de entrar al McKinley y
dirigirse a la sala destinada al coro, dónde ya debían estar esperándola sus
nuevos alumnos. Al entrar reinó el más absoluto silencio, pues nadie excepto
María sabía nada sobre el cambio de profesor. Rachel observó que el nuevo Glee
club tenía tres grupos: por un lado estaban las animadoras y los jugadores del
equipo de rugby, por otro estaba María y un chico alto y moreno con gafas, que
rebosaba timidez por los cuatro costados y que a Rachel le inspiró una infinita
ternura y, por último, estaban el resto de los miembros del club, que lo
formaban los mejores bailarines y los chicos de la banda de música. Sin más,
Rachel se colocó en el centro del aula, mientras comenzaba con su discurso de
bienvenida.
-¡Hola a
todos! Es posible que no os acordéis de mí, por si acaso os refrescaré la
memoria, mi nombre es Rachel Be…
-Sabemos quién
es usted, la oímos cantar en el auditorio hace algunos meses- le interrumpió
una de las chicas con el uniforme de las animadoras, que Rachel supo enseguida
que era Lisa, la novia de Seth y la peor pesadilla de María- Lo que no
entendemos es lo que hace usted aquí… ¿Dónde está el profesor Blaine?
-Bueno, si no
me hubieses interrumpido te lo habría explicado. Ya que parece que todos me
conocéis os diré que estoy aquí únicamente para remplazar a vuestro antiguo
profesor durante algunos meses, ya que se ha tenido que marchar a Nueva York
por asuntos personales.
-¿Entonces,
qué pasará con las regionales?- preguntó una de las chicas del Glee club, algo
nerviosa.
-Tranquila…
¿tu nombre es…?
-Lucy… Lucy
Carter…
-Bien, Lucy…
en cuanto a las regionales, no hay nada que temer. Tanto el profesor Blaine
como yo hemos hablado y ambos nos encargaremos de la selección de canciones,
será como si él estuviese aquí, os lo prometo.
-Permítame que
lo dude, señorita Berry- apuntó Lisa, con un toque de sarcasmo.
-Bueno, si no
te gusta la idea siempre puedes hacer una sugerencia, señorita…
-Anderson.
Lisa Anderson- respondió la animadora, de forma arrogante, mientras chocaba las
cinco con sus otras compañeras de equipo- capitana de las animadoras.
-Todo eso está
muy bien, señorita Anderson. Pero me temo que aquí no le servirá de nada. Esto
es Glee y aquí la única forma de hacerse respetar es cantando. Muy bien, os voy
a pasar unos formularios que quiero que me traigáis completados la semana que
viene, cuanta más información conozca de vosotros, mayor probabilidad de
acertar con el reparto de canciones. ¡Ah! ¡La tarea para las próximas dos
sesiones es buscar una canción que exprese cómo os veis a vosotros mismos!
¿Entendido?- los chicos asintieron al unísono- Bien, creo que eso es todo por
hoy. Podéis marcharos, nos vemos la semana que viene.
Los chicos
empezaron a salir de la clase y Rachel le hizo una señal a María con disimulo
para que se quedase.
-Bueno… ¿Qué
tal mi primer día? Creo que ha sido un desastre…
-¿BROMEAS? ¡Ha
sido genial! ¡Nunca había visto a Lisa mordiéndose la lengua pero como tú eres
la profe se ha tenido que aguantar!- comentó la morena, divertida.
-Ya te dije
que no voy a permitir faltas al respeto o que nadie se crea más que los demás.
-Gracias,
Rachel- sonrió la joven- ¿para qué me llamabas?
-¡Oh! Verás,
me he encargado de escoger tu tema para la tarea que os he encargado para las
próximas semanas.
-¿QUÉ? ¿Pero…
por qué?
-Cuando le
eches un vistazo lo entenderás… encaja a la perfección contigo y tu forma de
verte a ti misma… ¿Me prometes que la cantarás frente a todos el próximo día?
-De… de
acuerdo- prometió María, sonriente.
-Genial-
respondió Rachel, entregándole las partituras- ¡Nos vemos la semana que viene,
entonces!
Una semana
después, Rachel esperaba a los chicos en el auditorio, para ver qué canciones
habían escogido, esa semana cantarían los seis primeros y la semana siguiente
los seis restantes. María fue la última en subirse al escenario aquella tarde,
mientras sentía que las piernas le temblaban. Cuando la música comenzó a sonar,
la joven miró a Rachel, que le sonrió, dándole las fuerzas que necesitaban para
empezar a cantar su canción Firework de Katy Perry.
Cuando la
canción terminó, todos sus compañeros, a excepción de los jugadores y las
animadoras comenzaron a aplaudir entusiasmados, al tiempo que Rachel sonreía de
oreja a oreja, al corroborar una vez más el talento de aquella chica. María se
ruborizó ante lo aplausos y pudo ver cómo Seth no dejaba de mirarla con un
brillo especial en la mirada, aunque no aplaudió, ya que eso le traería
problemas con su adorada novia. María bajaba sonriente del escenario cuando la
envidiosa voz de Lisa acaparó la atención de todos.
-¡Dios mío,
qué horror! ¡Parecía una cabra berreando más que una chica cantando una
canción! ¡Ha sido de lo más vulgar! ¡Ahora tendré que hacer terapia para
quitarme de la cabeza tus horribles chillidos!
-¡YA BASTA!-
dijo Rachel, furiosa ante la crueldad de aquella niña- ¡No voy a tolerar faltas
de respeto en mi clase! ¿Lo has entendido? ¡Pídele disculpas a tu compañera
ahora mismo!- le ordenó Rachel, mirando seriamente a la animadora.
-¡Lo siento
mucho señorita Berry, pero no pienso hacer eso! ¡Estoy segura de que mis
compañeros piensan lo mismo! ¡Sólo han aplaudido por compromiso! ¡Su voz es
igual a la de una cabra montesa! ¿O acaso a alguien le gustó la actuación?-
preguntó la animadora, mirando a todos lados con una mirada asesina.
María miró a
sus compañeros y las lágrimas acudieron a sus ojos al ver que nadie levantaba
la mano, salvo aquel chico con gafas que hizo un amago, pero que la bajó
inmediatamente al ver cómo los jugadores del equipo le mostraban sus puños. Sin
embargo, lo que más le dolió a la joven fue ver que su gran amor, el chico por
el que siempre había suspirado, se quedó ahí sentado, sin decir nada. María se
acercó a Rachel y dijo algunas palabras con las pocas fuerzas que le quedaban.
-Señorita
Berry, dejo el Glee club. Si no soy una buena cantante, no tiene sentido que
siga aquí y más si es lo que piensan todos mis compañeros.
Dicho esto,
María empezó a llorar, al tiempo que abandonaba el auditorio a toda prisa,
dejando a Rachel totalmente confundida, para después mirar a Lisa con el rostro
muy serio.
-¡Señorita
Anderson, a dirección! ¡Serás castigada por tu falta de compañerismo!- Lisa se
levantó muy ofendida, para finalmente marcharse rumbo al despacho de Will- ¡A
los demás, simplemente deciros que me habéis decepcionado, pensé que tenía
alumnos con más personalidad!- dijo mirando a Seth directamente a los ojos, que
agacho la cabeza, avergonzado- Podéis iros, no tengo nada más que enseñaros
hoy- los chicos empezaron a abandonar la sala- ¡Seth Williams, ven un momento,
por favor!
El chico
frunció el ceño, muy confuso, pero finalmente se acercó a Rachel, para caminar
con ella hacia su despacho.
-Señorita
Berry… yo… si he hecho algo malo…
-¿Por qué,
Seth? ¿Por qué no la has defendido?
-¿Có… cómo
dice?- preguntó él, muy nervioso.
-He visto como
la has mirado durante la actuación. Te ha gustado mucho, no lo niegues…
-Por favor… no
se lo diga a mi novia… si ella…
-¿Qué? ¿Qué
pasaría si ella se enterase? ¿Te dejaría? ¡Entonces es que no es la chica
adecuada, Seth!
-¡No es por
eso! ¡Usted no lo entiende! ¡No es porque rompa conmigo es por lo que es capaz
de hacer para obtener su venganza!
-¿Entonces…
ella no te gusta?
-Al principio
todo era guay… ella es preciosa y además es popular, pero…- el joven se calló,
viendo que iba a hablar más de la cuenta.
-¿Pero…?
Tranquilo, Seth, puedes confiar en mí- le aseguró ella, con una sonrisa.
-Ahora creo
que me gusta otra chica- confesó él, sonrojado- pero es imposible que estemos
juntos.
-¿Por qué?-
preguntó Rachel, con curiosidad.
-Bueno, es
que... ella es… diferente a las demás y…
-Salir con
ella perjudicaría tu reputación, no hace falta que me digas más…- dijo Rachel,
muy triste.
-Yo…- intentó
explicarse él.
-Es una pena…
-¿El qué? ¿A
qué se refiere?
-Pues… que a
veces, no somos conscientes de lo que tenemos hasta que lo perdemos… Seth, si
María te gusta deberías luchar por ella antes de que sea demasiado tarde. Si no
lo haces, puede que lo lamentes toda tu vida porque, créeme, la popularidad te
durará sólo durante esta etapa en el instituto, pero el amor incondicional de
una chica como María es de los que duran para siempre…
-¡Espere! ¡Yo
no le he dicho quien…!
-A veces no es
necesario decirlo con palabras… tú sólo piensa en lo que te he dicho… Seth, si
ella deja el Glee club, te puedo asegurar que no podremos ganar los regionales
sin su voz. Sé que lo sabes tan bien como yo.
-¿Qué puedo
hacer para recuperarla?- preguntó él, desesperado.
-Bueno, no va
a ser fácil, pero podemos pensar en algo. ¿Qué tal si le cantas una canción que
te ayude a expresar tus sentimientos?
-¡Sí, tiene
razón! ¡Esa idea es genial! ¿Pero qué canción?
-Eso déjamelo
a mí, tú encárgate de ensayar muy duro en cuanto te consiga las partituras, yo
te ayudaré con todo, no te preocupes.
-Muchísimas
gracias, señorita Berry. María tiene razón, es usted súper guay.
-¡Vaya,
gracias! ¡Bueno, entonces quedamos la próxima semana para preparar el tema! ¡Ya
puedes irte, Seth!
-¡Vale, muchas
gracias!
Seth abandonó
el despacho mientras Rachel recogía sus cosas. Cuando llegó a casa, Finn le preparó un baño relajante mientras ella le
contaba lo que había pasado y el plan que tenía para juntar a los chicos. Finn
se reía mientras frotaba con la esponja la espalda de Rachel, al tiempo que le
prometía que le ayudaría a encontrar el tema perfecto para que Seth lo cantara.
Así fueron
pasando las semanas, tres para ser exactos y ya sólo quedaba un día para que
Finn se marchase a Nueva York a iniciar las grabaciones. Los chicos habían
elegido pasar ese día los dos juntos de una forma muy especial: habían pedido
cita para que Rachel se hiciese una ecografía. Rachel lucía orgullosa su
embarazo de cuatro meses, que cada vez era más evidente. A primera hora de la mañana, ambos esperaban
en la sala de espera, cogidos de la mano, a que llegara su turno, una vez
dentro, Rachel se desnudó y se puso una bata azul sobre su ropa interior. El
médico le levantó la bata a la altura del abdomen al tiempo que esparcía un
líquido pegajoso por todo su vientre mientras Finn y Rachel se sonreían,
cogidos de la mano.
-Bueno… vamos
a ver que tal está este pequeñín…- dijo el médico- ¿De cuánto tiempo está
embarazada?
-De cuatro
meses, doctor… ¿Se puede saber ya el sexo del bebé?
-Mmm… eso son
16 semanas… no, aún no, lo lamento… es pronto todavía pero van a poder escuchar
su corazón.
-¿En serio?-
preguntó Finn, con un brillo especial en los ojos.
-Sí, por
supuesto- le aseguró el médico, con una sonrisa- si quiere puedo hacerle una
copia de la ecografía para que la vean en casa las veces que quieran.
-¡Sí, eso
sería perfecto!- dijeron los dos al mismo tiempo, mientras se reían.
-Muy bien,
entonces, esperen un momento- el médico colocó un cd para que se grabase la
ecografía- ¡Ya está! Bueno, empecemos.
Sin más, el
doctor empezó a presionar ligeramente con uno de sus utensilios sobre el
vientre de Rachel, el monitor pronto se iluminó, para mostrar la figura de un
bebé muy pequeño, que aún estaba por desarrollarse, pero que ya era hermoso…
Finn miró a su
futuro hijo o hija totalmente maravillado… ¿Cómo algo tan pequeño podía ser tan
hermoso? Las lágrimas de emoción comenzaron a rodar por sus mejillas, mientras
Rachel le estrechaba la mano, también muy emocionada, al ver a su bebé por
primera vez.
-Bueno, parece
que todo va perfectamente- los chicos se sonrieron- en un mes ya podré decirle
con seguridad si es niño o niña, pueden pedir cita al salir y no habrá ningún
problema- los chicos asintieron- ¿Quieren oír las pulsaciones?
Los chicos
asintieron entusiasmados, mientras el doctor sacaba su fonendoscopio y se lo
tendía a Finn, mientras él presionaba sobre el vientre de Rachel.
-Avíseme
cuando oiga algo.
El silencio
reinó en la sala, mientras Finn esperaba impaciente. De repente, el sonido de
un latido acelerado inundó sus oídos, haciéndole una señal al médico, mientras
una sonrisa surcaba su rostro.
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-¡Dios mío,
Rach! ¡Es hermoso! ¡Gracias por darme esto!- mientras cogía su carita entre sus
manos para besarla.
-Bueno, pues
esto ya está- dijo el médico, dándole un paño a Rachel para que se limpiase el
vientre- De momento todo va bien con su pequeño, si lo desean pueden volver a
pedir cita para el mes que viene y podré decirles cuál es el sexo del bebé.
-De acuerdo,
muchas gracias por todo, doctor- le agradeció Rachel, con una sonrisa.
Unos minutos
después, los chicos ya estaban dentro del coche de vuelta a casa. Una vez allí,
Finn tumbó a Rachel en el sofá al tiempo que llenaba su vientre de dulces
besos.
-Hoy ha sido
un bebé muy bueno, ¿verdad?- le dijo a Rachel, con una sonrisa- Ahora espero
que te portes bien mientras yo no voy a estar y no le des mucha lata a mamá-
dijo Finn hablándole a la tripita, provocando la risa de Rachel.
-¿Con que te
estás riendo de mí, no?- preguntó Finn, con una sonrisa traviesa- Ahora verás…
Dicho esto,
Finn se tumbó sobre ella en el sofá, al tiempo que sus manos se deslizaban
hacia su muslo, provocando que ella perdiera totalmente la noción de lo que
estaba pasando. De un momento a otro, ambos se encontraron desnudando al otro
con impaciencia, mientras se comían a besos, ansiosos por sentirse más y más
cerca. Cuando Finn la tuvo desnuda,
comenzó a recorrer todo su cuerpo con suaves besos que empezaron por el rostro,
bajaron por su cuello, se detuvieron un momento con sus pechos y finalmente
bajaron hacia su ombligo, para volver a subir. Rachel sentía como su cuerpo se
arqueaba en respuesta, sediento de sus caricias y deseoso de sentirlo más
cerca. Cuando él terminó de besarla, ella llevó sus manos hacia sus pectorales,
recreándose en la belleza de sus abdominales para después deslizar sus dedos
por su espalda, que era ancha y fuerte. A continuación, ella bajó sus manos
hacia su entrepierna, desatando un gemido por parte de él, al tiempo que ella
empezaba a acariciar su miembro con suavidad, provocando oleadas de placer en
su interior. Cuando Finn se encontraba al borde del clímax, retiró las manos de
ella de su cuerpo para devolverle el favor, mientras ella le sonreía
tímidamente, con las mejillas sonrojadas. Finn bajó sus manos, acariciando su
vientre para después besarlo, mientras sus manos se perdían entre su feminidad,
acariciando su centro con suavidad pero con firmeza, consiguiendo que ella se
relajara al instante, mientras suspiraba de puro placer al sentirlo tan cerca.
Finn siguió acariciándola, hasta que supo que ella estaba también al borde del
éxtasis y aprovechó ese momento para entrar en ella en un solo movimiento.
Rachel soltó un grito de sorpresa entremezclado con un gemido, para después
rodear su cintura con sus piernas, al tiempo que ambos comenzaron a marcar un
ritmo desenfrenado. Aquella noche se necesitaban más que nunca y ambos lo
sabían. Los chicos pasaron todo el día haciendo el amor por varios rincones de
la casa, terminando finalmente en la habitación, dónde bien entrada la noche reposaron
el uno contra el otro.
-Finn…
-¿Sí, Rach?-
preguntó él, adormilado, sin dejar de acariciar su cabello con una mano y su
vientre con otra.
-Te voy a
echar mucho de menos…- confesó ella, entre lágrimas, mientras le abrazaba.
-Yo también,
Rach. Yo también- dijo él, al tiempo que una lágrima de tristeza se deslizaba
por su mejilla.
Al día
siguiente, Finn tuvo que marcharse temprano al aeropuerto, pues las grabaciones
comenzaban aquella misma tarde y debía de ser puntual si no quería tener
problemas desde el principio. Rachel le acompañó al aeropuerto junto a sus
padres y no se separó de su lado hasta que los megáfonos anunciaron que su
vuelo iba a despegar. Rachel lo abrazó con fuerza, susurrándole que volviera
pronto y que pensaría mucho en él. Finn la estrechó contra sus brazos y
finalmente cogió su carita entre sus manos, para besarla con pasión. Cuando el
megáfono daba el último aviso, Finn logró separarse de Rachel, conteniendo las
lágrimas como podía, para finalmente perderse entre la multitud que cogía
también el vuelo rumbo a Nueva York.
Una vez allí,
Finn se reunió con Amy, su representante, que lo llevó hacia el edificio dónde
serían las grabaciones. Ya allí, Bella se miraba al espejo sonriente, al pensar
que por fin hoy conocería a Finn Hudson, el hombre que muy pronto sería suyo.
Isabella había estado investigando y el chico realmente tenía un buen
currículum, el único problema era esa novia suya poca cosa que encima estaba
esperando un mocoso. ¡Malditos niños! ¡Si había algo que Isabella Nichols
odiaba eran los bebés! ¡Mocosos asquerosos que no saben hacer otra cosa que
llorar y quejarse! Por suerte, ella se juró a sí misma que jamás tendría
ninguno, su cuerpo y su profesión valían más que cualquier otra cosa.
-Ay… hoy va a
ser un gran día… por fin vamos a conocernos, Finn Hudson… te aseguro que hoy
será un día que no olvidarás jamás…
Bella siguió
maquillándose, mientras una sonrisa malvada se extendía por su rostro. Unos
minutos después, su ayudante personal le avisó de que por fin él había llegado
a los estudios. Isabella respiró profundamente, para después inventar una
sonrisa angelical, al tiempo que salía a recibirle. En cuanto él entró a la
sala, ella sintió que el aire le faltaba… ¿cómo podía un solo hombre ser tan
perfecto? Isabella se mordió el labio inferior, pensando en el día en que él
estuviera a sus pies, loco de amor por ella.
-¡Bella,
querida! ¡Por fin te encuentro!- exclamó el director- ¡Aquí está tu compañero
de reparto! ¡Finn, te presento a Isabella Nichols! ¡Bella, este es Finn Hudson!
Isabella
sonrió a Finn de forma coqueta, mientras él le correspondía a la sonrisa, algo
incómodo. La verdad, era innegable que la chica era preciosa, pero algo en ella
le daba un poco de miedo y no sabía porqué.
-¡Hola, Finn!
¡Es todo un placer! ¡Me llamo Isabella, pero puedes decirme Bella! ¿Te apetece
que vayamos a mi camerino y repasemos allí el guión?- le preguntó ella,
mientras movía sus pestañas a un ritmo exageradamente rápido.
-Bueno… eh…
vale… como quieras, Isabella…
-¡Llámame
Bella, por favor!- le pidió ella, mientras le enganchaba de un brazo.
Los chicos se
iban hacia el camerino de ella, cuando una voz a lo lejos los detuvo.
-¡ESPERAD!-
dijo aquella persona, con la lengua afuera, debido a la carrera- ¡Me parece que
no nos han presentado!
-¡Oh! ¡Yo soy
Finn! ¡Es un placer!
Finn sonrió a
aquella chica, que parecía estar algo perdida en aquel lugar.
-¡Hola, Finn!
¡Yo me llamo Laura! ¡Pero si quieres me puedes decir Lau, es como me llama todo
el mundo!- le contestó ella, con una sonrisa, que el correspondió, para
fastidio de Bella.
-¡Vaya, que
nombre tan raro!
-¡Oh! ¡Es que
soy española! ¡Soy también parte del reparto!- rió ella, para después mirar a
Bella, que la fulminaba con la mirada- Me parece que llegué en mal momento, yo…
-¡Para nada!
¡Justo ahora Isabella y yo íbamos a revisar los textos! ¿Te vienes, Lau?
-Yo…
-¡Ella está
muy ocupada, Finn! ¡Seguro que tiene que dejar todas las cosas en el camerino!
-Sí, yo…
-¡No digas
tonterías! ¡he dicho que te vienes con nosotros y te vas a venir!
-Bueno… ¡de
acuerdo!- dijo ella, algo nerviosa, ante
la mirada de Bella.
Los chicos
empezaron a caminar hacia el camerino, dónde empezaron a ensayar los textos.
Lau y Finn enseguida conectaron, se hicieron amigos al instante. A pesar de que
eran muy diferentes, Finn se sentía más cómodo con ella, que era tranquila, de
carácter dulce y no lo miraba de manera rara, como sí lo hacía Isabella. No
sabía porqué, pero la forma en la que aquella chica le miraba no le gustaba
nada y sabía que tarde o temprano aquella situación le iba a traer problemas.
Por otro lado,
en una cabaña situada a lo alto de una montaña, un hombre atado a un barrote de
hierro luchaba por desatarse de las vendas que lo mantenían ahí postrado. De
repente, una mano le cruzó la cara con una bofetada.
-¡TE HE DICHO
QUE TE ESTÉS QUIETO!- mientras le apuntaba con un arma- ¿O es que quieres que
la use?
El hombre lo
miró con los ojos muy abiertos en una mueca de absoluto terror, para negar
finalmente con la cabeza.
-Bien, eso
está mejor- dijo él, sonriente, para después golpearle al hombre con el arma en
la cabeza, dejándolo inconsciente.
Thom ladeó la
cabeza, comprobando que el dueño del taxi seguía con vida, a continuación fue
hacia una pequeña habitación que funcionaba a modo de escritorio, dónde tenía
un tablón de anuncios repleto de fotos, todas ellas pertenecientes a la misma
persona: Rachel Berry.
-Si crees que
te has librado de mí estás muy equivocada, Rachel. Cuando menos te lo esperes,
volveré con más fuerza que nunca y te apartaré de ese mocoso que llevas en tu
vientre… tú eres mía… cueste lo que cueste…
Thom sonrió de
forma maquiavélica, al tiempo que entraba en un cuarto oscuro, dónde había una
sala vacía, con unas cadenas al final de la pared, en la que había dibujada una
estrella dorada.
-Tranquila,
Rach. Pronto estarás en casa…
Una semana
después , todo estaba preparado en el Glee club. Rachel finalmente había
conseguido traer a María al ensayo, aunque ésta seguía empeñada en la idea de
no volver al grupo, ya que nadie reconocía su talento. Cuando todo el mundo
había entrado en la sala, Seth se colocó en el centro del aula y se situó junto
al micrófono, mientras los chicos de la banda de música tomaban sus posiciones
en sus respectivos instrumentos.
-Eh… bueno,
yo… quería agradecer en nombre de todo el club a María, nuestra antigua
compañera por tomarse la molestia de venir a visitarnos. Lo que pasó hace unas
semanas estuvo mal y queríamos disculparnos. Sobre todo yo quiero disculparme,
por todo, por ser un cobarde pero sobre todo por no haber luchado por ti como
te mereces. Espero que esta canción te ayude a entender lo que siento por ti,
te la dedico con todo mi corazón- terminó de decir, con las mejillas
sonrojadas.
Dicho esto, el
tema Far away de Nickelback empezó a sonar,
para después unírsele Seth con la voz mientras Rachel no podía evitar pensar en
Finn y en lo mucho que lo echaba de menos. En Nueva York, Finn tenía ese mismo
sentimiento de nostalgia y de repente el tiempo pareció retroceder y los
recuerdos de todos sus momentos juntos vinieron a sus mentes.
Far away
This time, This place
Esta vez, este lugar
Misused Mistakes
demasiados errores
Too long, Too late
demasiado tiempo, demasiado tarde
Who was I to make you wait?
¿quién era yo para hacerte esperar?
Just one chance
sólo una oportunidad
Just one breath
sólo un aliento
Just in case
there's just one left
Solo en el caso de si alguno deje al otro
'Cause you know, you know, you know
porque tú sabes, tú sabes, tú sabes
I love you
Te quiero
I´ve loved you all along
Te he amado desde el principio
And I miss you
y te echo de menos
Been far away for far too long
Estando tan lejos durante demasiado tiempo
I keep dreaming you'll be with me
sigo soñando que tú estarás conmigo
and you'll never go
y nunca te irás
Stop breathing
dejo de respirar
If I don't see you anymore
si no te veo nunca más
On my knees, I'll ask
De rodillas, pediré
Last chance for one last dance
una última oportunidad para un último baile
Cause with you, I'd with stand
Porque contigo, yo soportaria
All of hell to hold your hand
todo el infierno para sostener tu mano
I'd give it all
Yo lo daría todo
I'd give for us
lo daría por nosotros
Give anything but I won't give up
Daría cualquier cosa pero no me rindo
Cause you know, you know, you know
porque tú sabes, tú sabes, tú sabes
I love you
Te quiero
I´ve loved you all along
Te he amado desde el principio
And I miss you
y te echo de menos
Been far away for far too long
Estando tan lejos durante demasiado tiempo
I keep dreaming you'll be with me
Yo sigo soñando que tu estarás conmigo
and you'll never go
Y que nunca te irás
Stop breathing
Dejo de respirar
if I don't see you anymore
si no te veo nunca más
So far away
(So far away)
Tan lejos
(Tan lejos)
Been far away for far too long
Estando tan lejos durante demasiado tiempo
So far away
(So far away)
Tan lejos
(Tan lejos)
been far away for far too long
Estando tan lejos durante demasiado tiempo
But you know, you know, you know
Pero tú sabes, tú sabes, tú sabes
I wanted
Yo quería
I wanted you to stay
Yo quería que te quedases
Cause I needed
Porque te necesitaba
I need to hear you say:
Necesito oírte decir:
I love you
(I love you)
“Te quiero
(Te quiero)
I´ve loved you all along
Te he amado desde el
principio
And I forgive you
(and I forgive you)
y te perdono
(y te perdono)
For being away for far too long
Por estar tan lejos durante tanto tiempo”
So keep breathing
Así que sigue
respirando
Cause I'm not leaving you anymore
porque no voy a dejarte nunca más
Believe in
Créelo
Hold on to me and never let me go
Quédate conmigo y nunca me dejes ir
Keep breathing
Sigue respirando
Hold on to me...never let me go
Quédate conmigo y nunca me dejes ir
(Keep breathing)
(Sigue respirando)
Hold on to me...never let me go
Quédate conmigo… nunca me dejes ir
Cuando la
canción terminó, todos aplaudieron entusiasmados, sacando a Rachel del trance,
mientras una lágrima solitaria se deslizaba por su mejilla. Finalmente Seth se
acercó lentamente a María, que lo había mirado durante toda la canción, con
lágrimas en los ojos.
-Te quiero,
María. Siempre te he querido. ¿Podrás perdonarme?
-Pero… ¿Lisa?
-Lo hemos
dejado… siempre has sido tú y no ella… sólo seguía con ella por la popularidad,
pero he entendido que tú eres mil veces más importante que todo eso…
-Seth....-
dijo ella, con los ojos llenos de lágrimas.
-¿Quieres ser
mi novia?- preguntó él, retirando un mechón de su pelo que se había desprendido
de su recogido.
-¡Sí! ¡Claro
que si!
Seth sonrió,
para luego cogerla entre sus brazos, para girarla en el aire. Cuando la volvió
a poner contra el suelo, ella se inclinó para besarle por primera vez a lo que
él respondió tomando su rostro entre sus manos. Los chicos se sonrieron
mientras los demás aplaudían sonrientes, salvo Lisa y sus compañeras, que
miraban la escena con odio. Los chicos ignoraron a las animadoras, para mirar a
Rachel sonriente.
-Señorita
Berry, vuelvo al Glee club, ya tiene de nuevo co-capitana.
-¡Genial! ¡Me
alegro de que hayas vuelto con nosotros! ¡Ahora la tarea de estas semanas será
preparar una coreografía muy especial! ¡Vamos a irnos de boda, chicos!
Un mes
después, llegó el gran día, Mercedes se casaba y todos debían estar allí para
acompañarla en su gran día. Sin embargo, Emily Hudson sentía que esa mañana el
estómago le daba vueltas y más vueltas y creía que la cabeza le iba a explotar,
como si estuviera en un constante terremoto que la sacudía de arriba a abajo.
Como pudo se levantó, para darse una ducha, en seguida comprendió que aquello
era una mala idea, pues fue directa al baño a vomitar. Justo en ese momento,
Emily empezó a preocuparse seriamente, llevaba varios días mareada y vomitaba
casi todas las mañanas, eso sólo podía ser consecuencia de una cosa: estaba
embarazada. Con las manos temblorosas consiguió sacar el test de embarazo que
había comprado hacía varios días, rápidamente fue al baño y esperó paciente el
resultado, cuando éste apareció ante sus ojos, éstos se llenaron de lágrimas,
incapaces de aceptar la realidad.
-No… no puede
ser…
No podía ser,
pero así era: Emily Hudson se había quedado embarazada del gran Noah Puckerman.
Cuando ya se
hizo de noche, Rachel se despidió de las chicas, ya que había quedado con Finn
para cenar y estaba ansiosa por saber qué le había preparado su novio. Rachel
salió con Quinn y ambas caminaron hacia su casa tras despedirse del resto. Una
vez allí, las dos amigas se dijeron adiós al tiempo que Rachel se subía al
coche para llamar a Finn y decirle que ya había terminado. Finn contestó al
primer toque y le pidió que fuese a casa y que una vez allí él le indicaría
todos los detalles. Rachel condujo hacia allí, cada vez más nerviosa, hasta que
unos minutos después llegó a su destino, aparcando el coche a la entrada, dónde
ya la esperaba Finn, vestido con unos vaqueros y una camisa blanca, que le
daban un toque muy sexy que a Rachel le parecía irresistible. Finn se acercó a
ella con una sonrisa, para después taparle los ojos con una venda, a lo que
Rachel respondió con una sonrisa.
-Me parece que
esto de vendarme los ojos se está convirtiendo en una costumbre- apuntó
divertida.
-Sí, una
costumbre que me gusta demasiado…- le susurró él al oído- ¿Eres preciosa, lo
sabías?- le dijo mientras repartía pequeños besitos por todo su cuello, a lo
que ella respondió con pequeños gemidos, mientras él la ayudaba a caminar hacia
la casa.
Una vez
dentro, Finn la llevó hacia el salón, dónde finalmente le quitó a Rachel la
venda. Rachel se quedó boquiabierta al descubrir todo lo que Finn había
preparado para ellos esa noche. Su novio no sólo había preparado comida
italiana, que tanto le gustaba, sino que también había llenado la estancia de
velas aromáticas y pétalos de rosa, que encajaban a la perfección con la luz
tenue del lugar y que le daban un toque romántico a la escena. Finn escoltó a
Rachel hacia la mesa, apartando la silla para que ella se sentase. Ella le
respondió con una sonrisa, mientras le miraba con brillo en los ojos. A
continuación, Finn sirvió la cena, impidiendo que Rachel hiciese nada.
-¡De eso nada,
señorita Berry! ¡Hoy es usted mi invitada y voy a tratarla como se merece!-
bromeó él, con una sonrisa de medio lado.
-¡De acuerdo!
¿Pero… a qué viene todo esto?
-¿No te ha
gustado la sorpresa?- preguntó él, desanimado.
-¡Claro que me
gusta! ¡Todo esto es precioso, Finn! Lo que ocurre es que después de lo de esta
mañana yo…
Finn puso un
dedo sobre sus labios, impidiéndole continuar.
-Chsss… no
pienses en eso ahora. Si he preparado todo esto es porque quiero demostrarte
cuánto te amo y lo importante que eres para mí. Lo que venga mañana no importa,
mientras os tenga a ti y al bebé a mi lado- le confesó él, muy emocionado.
-¡Oh, Finn!
Rachel no pudo
evitar sonrojarse, mientras él servía un poco de vino. Rachel sólo se mojó los
labios, pues no quería que nada malo le ocurriese al bebé. La cena transcurrió
lentamente, sin prisas, el tiempo se había detenido para ellos y ahora lo único
importante era lo mucho que se amaban y se necesitaban el uno al otro. Cuando
terminaron, Finn cogió a Rachel en brazos con sumo cuidado, para después subir
las escaleras hacia la habitación. Una vez allí, Finn tendió a Rachel sobre la
cama con delicadeza, mientras empezaba a repartir suaves caricias por todo su
cuerpo. Rachel se derretía completamente entre sus brazos, al tiempo que se las
apañaba para desabrochar los botones de su camisa, ansiosa por descubrir su
fuerte y hermoso torso, que no tardó en cubrir con rápidos besos, que hacían
que él perdiese completamente la razón. Rápidamente se deshicieron de todas las
prendas que les quedaban, uniéndose en uno sólo, haciendo el amor con ternura y
pasión al mismo tiempo, durante varias horas, hasta que los primeros rayos de
sol empezaron a colarse por la ventana al tiempo que los chicos caían rendidos
sobre el colchón, abrazados el uno contra el otro, durmiéndose al instante.
Al día
siguiente, Rachel se levantó sonriente y algo nerviosa, pues hoy sería su
primer día al frente del Glee club. Con cuidado se deshizo del abrazo de Finn,
para correr hacia la ducha y después vestirse a toda prisa para no llegar
tarde. Cuando ya estaba preparada, Finn bajó las escaleras, vestido únicamente
con unos boxers negros y una camiseta blanca, para despedirla y desearle
suerte.
-¿Por qué no
me has despertado, Rach? Podría haberte llevado al McKinley.
-No quería
despertarte, Finn. Te veías muy hermoso durmiendo- admitió ella, con una
sonrisa- ¡Te veo luego! ¡Deséame suerte!- mientras se acercaba a él, para darle
un beso de despedida.
-No la
necesitas pero… ¡Mucha suerte!
-¡Te quiero!
¡Volveré después del ensayo, a la hora de la merienda!
-Muy bien, yo
iré hoy también dónde mi madre para ayudar a Burt con algunas cosas del taller.
-¡Vale!
¡Cuando salga te llamo!
Dicho esto,
los chicos se despidieron con un último beso y después Rachel corrió hacia el
coche, que la dejó a las puertas del instituto media hora después. Rachel
respiró profundamente, para infundirse ánimo, antes de entrar al McKinley y
dirigirse a la sala destinada al coro, dónde ya debían estar esperándola sus
nuevos alumnos. Al entrar reinó el más absoluto silencio, pues nadie excepto
María sabía nada sobre el cambio de profesor. Rachel observó que el nuevo Glee
club tenía tres grupos: por un lado estaban las animadoras y los jugadores del
equipo de rugby, por otro estaba María y un chico alto y moreno con gafas, que
rebosaba timidez por los cuatro costados y que a Rachel le inspiró una infinita
ternura y, por último, estaban el resto de los miembros del club, que lo
formaban los mejores bailarines y los chicos de la banda de música. Sin más,
Rachel se colocó en el centro del aula, mientras comenzaba con su discurso de
bienvenida.
-¡Hola a
todos! Es posible que no os acordéis de mí, por si acaso os refrescaré la
memoria, mi nombre es Rachel Be…
-Sabemos quién
es usted, la oímos cantar en el auditorio hace algunos meses- le interrumpió
una de las chicas con el uniforme de las animadoras, que Rachel supo enseguida
que era Lisa, la novia de Seth y la peor pesadilla de María- Lo que no
entendemos es lo que hace usted aquí… ¿Dónde está el profesor Blaine?
-Bueno, si no
me hubieses interrumpido te lo habría explicado. Ya que parece que todos me
conocéis os diré que estoy aquí únicamente para remplazar a vuestro antiguo
profesor durante algunos meses, ya que se ha tenido que marchar a Nueva York
por asuntos personales.
-¿Entonces,
qué pasará con las regionales?- preguntó una de las chicas del Glee club, algo
nerviosa.
-Tranquila…
¿tu nombre es…?
-Lucy… Lucy
Carter…
-Bien, Lucy…
en cuanto a las regionales, no hay nada que temer. Tanto el profesor Blaine
como yo hemos hablado y ambos nos encargaremos de la selección de canciones,
será como si él estuviese aquí, os lo prometo.
-Permítame que
lo dude, señorita Berry- apuntó Lisa, con un toque de sarcasmo.
-Bueno, si no
te gusta la idea siempre puedes hacer una sugerencia, señorita…
-Anderson.
Lisa Anderson- respondió la animadora, de forma arrogante, mientras chocaba las
cinco con sus otras compañeras de equipo- capitana de las animadoras.
-Todo eso está
muy bien, señorita Anderson. Pero me temo que aquí no le servirá de nada. Esto
es Glee y aquí la única forma de hacerse respetar es cantando. Muy bien, os voy
a pasar unos formularios que quiero que me traigáis completados la semana que
viene, cuanta más información conozca de vosotros, mayor probabilidad de
acertar con el reparto de canciones. ¡Ah! ¡La tarea para las próximas dos
sesiones es buscar una canción que exprese cómo os veis a vosotros mismos!
¿Entendido?- los chicos asintieron al unísono- Bien, creo que eso es todo por
hoy. Podéis marcharos, nos vemos la semana que viene.
Los chicos
empezaron a salir de la clase y Rachel le hizo una señal a María con disimulo
para que se quedase.
-Bueno… ¿Qué
tal mi primer día? Creo que ha sido un desastre…
-¿BROMEAS? ¡Ha
sido genial! ¡Nunca había visto a Lisa mordiéndose la lengua pero como tú eres
la profe se ha tenido que aguantar!- comentó la morena, divertida.
-Ya te dije
que no voy a permitir faltas al respeto o que nadie se crea más que los demás.
-Gracias,
Rachel- sonrió la joven- ¿para qué me llamabas?
-¡Oh! Verás,
me he encargado de escoger tu tema para la tarea que os he encargado para las
próximas semanas.
-¿QUÉ? ¿Pero…
por qué?
-Cuando le
eches un vistazo lo entenderás… encaja a la perfección contigo y tu forma de
verte a ti misma… ¿Me prometes que la cantarás frente a todos el próximo día?
-De… de
acuerdo- prometió María, sonriente.
-Genial-
respondió Rachel, entregándole las partituras- ¡Nos vemos la semana que viene,
entonces!
Una semana
después, Rachel esperaba a los chicos en el auditorio, para ver qué canciones
habían escogido, esa semana cantarían los seis primeros y la semana siguiente
los seis restantes. María fue la última en subirse al escenario aquella tarde,
mientras sentía que las piernas le temblaban. Cuando la música comenzó a sonar,
la joven miró a Rachel, que le sonrió, dándole las fuerzas que necesitaban para
empezar a cantar su canción Firework de Katy Perry.
Cuando la
canción terminó, todos sus compañeros, a excepción de los jugadores y las
animadoras comenzaron a aplaudir entusiasmados, al tiempo que Rachel sonreía de
oreja a oreja, al corroborar una vez más el talento de aquella chica. María se
ruborizó ante lo aplausos y pudo ver cómo Seth no dejaba de mirarla con un
brillo especial en la mirada, aunque no aplaudió, ya que eso le traería
problemas con su adorada novia. María bajaba sonriente del escenario cuando la
envidiosa voz de Lisa acaparó la atención de todos.
-¡Dios mío,
qué horror! ¡Parecía una cabra berreando más que una chica cantando una
canción! ¡Ha sido de lo más vulgar! ¡Ahora tendré que hacer terapia para
quitarme de la cabeza tus horribles chillidos!
-¡YA BASTA!-
dijo Rachel, furiosa ante la crueldad de aquella niña- ¡No voy a tolerar faltas
de respeto en mi clase! ¿Lo has entendido? ¡Pídele disculpas a tu compañera
ahora mismo!- le ordenó Rachel, mirando seriamente a la animadora.
-¡Lo siento
mucho señorita Berry, pero no pienso hacer eso! ¡Estoy segura de que mis
compañeros piensan lo mismo! ¡Sólo han aplaudido por compromiso! ¡Su voz es
igual a la de una cabra montesa! ¿O acaso a alguien le gustó la actuación?-
preguntó la animadora, mirando a todos lados con una mirada asesina.
María miró a
sus compañeros y las lágrimas acudieron a sus ojos al ver que nadie levantaba
la mano, salvo aquel chico con gafas que hizo un amago, pero que la bajó
inmediatamente al ver cómo los jugadores del equipo le mostraban sus puños. Sin
embargo, lo que más le dolió a la joven fue ver que su gran amor, el chico por
el que siempre había suspirado, se quedó ahí sentado, sin decir nada. María se
acercó a Rachel y dijo algunas palabras con las pocas fuerzas que le quedaban.
-Señorita
Berry, dejo el Glee club. Si no soy una buena cantante, no tiene sentido que
siga aquí y más si es lo que piensan todos mis compañeros.
Dicho esto,
María empezó a llorar, al tiempo que abandonaba el auditorio a toda prisa,
dejando a Rachel totalmente confundida, para después mirar a Lisa con el rostro
muy serio.
-¡Señorita
Anderson, a dirección! ¡Serás castigada por tu falta de compañerismo!- Lisa se
levantó muy ofendida, para finalmente marcharse rumbo al despacho de Will- ¡A
los demás, simplemente deciros que me habéis decepcionado, pensé que tenía
alumnos con más personalidad!- dijo mirando a Seth directamente a los ojos, que
agacho la cabeza, avergonzado- Podéis iros, no tengo nada más que enseñaros
hoy- los chicos empezaron a abandonar la sala- ¡Seth Williams, ven un momento,
por favor!
El chico
frunció el ceño, muy confuso, pero finalmente se acercó a Rachel, para caminar
con ella hacia su despacho.
-Señorita
Berry… yo… si he hecho algo malo…
-¿Por qué,
Seth? ¿Por qué no la has defendido?
-¿Có… cómo
dice?- preguntó él, muy nervioso.
-He visto como
la has mirado durante la actuación. Te ha gustado mucho, no lo niegues…
-Por favor… no
se lo diga a mi novia… si ella…
-¿Qué? ¿Qué
pasaría si ella se enterase? ¿Te dejaría? ¡Entonces es que no es la chica
adecuada, Seth!
-¡No es por
eso! ¡Usted no lo entiende! ¡No es porque rompa conmigo es por lo que es capaz
de hacer para obtener su venganza!
-¿Entonces…
ella no te gusta?
-Al principio
todo era guay… ella es preciosa y además es popular, pero…- el joven se calló,
viendo que iba a hablar más de la cuenta.
-¿Pero…?
Tranquilo, Seth, puedes confiar en mí- le aseguró ella, con una sonrisa.
-Ahora creo
que me gusta otra chica- confesó él, sonrojado- pero es imposible que estemos
juntos.
-¿Por qué?-
preguntó Rachel, con curiosidad.
-Bueno, es
que... ella es… diferente a las demás y…
-Salir con
ella perjudicaría tu reputación, no hace falta que me digas más…- dijo Rachel,
muy triste.
-Yo…- intentó
explicarse él.
-Es una pena…
-¿El qué? ¿A
qué se refiere?
-Pues… que a
veces, no somos conscientes de lo que tenemos hasta que lo perdemos… Seth, si
María te gusta deberías luchar por ella antes de que sea demasiado tarde. Si no
lo haces, puede que lo lamentes toda tu vida porque, créeme, la popularidad te
durará sólo durante esta etapa en el instituto, pero el amor incondicional de
una chica como María es de los que duran para siempre…
-¡Espere! ¡Yo
no le he dicho quien…!
-A veces no es
necesario decirlo con palabras… tú sólo piensa en lo que te he dicho… Seth, si
ella deja el Glee club, te puedo asegurar que no podremos ganar los regionales
sin su voz. Sé que lo sabes tan bien como yo.
-¿Qué puedo
hacer para recuperarla?- preguntó él, desesperado.
-Bueno, no va
a ser fácil, pero podemos pensar en algo. ¿Qué tal si le cantas una canción que
te ayude a expresar tus sentimientos?
-¡Sí, tiene
razón! ¡Esa idea es genial! ¿Pero qué canción?
-Eso déjamelo
a mí, tú encárgate de ensayar muy duro en cuanto te consiga las partituras, yo
te ayudaré con todo, no te preocupes.
-Muchísimas
gracias, señorita Berry. María tiene razón, es usted súper guay.
-¡Vaya,
gracias! ¡Bueno, entonces quedamos la próxima semana para preparar el tema! ¡Ya
puedes irte, Seth!
-¡Vale, muchas
gracias!
Seth abandonó
el despacho mientras Rachel recogía sus cosas. Cuando llegó a casa, Finn le preparó un baño relajante mientras ella le
contaba lo que había pasado y el plan que tenía para juntar a los chicos. Finn
se reía mientras frotaba con la esponja la espalda de Rachel, al tiempo que le
prometía que le ayudaría a encontrar el tema perfecto para que Seth lo cantara.
Así fueron
pasando las semanas, tres para ser exactos y ya sólo quedaba un día para que
Finn se marchase a Nueva York a iniciar las grabaciones. Los chicos habían
elegido pasar ese día los dos juntos de una forma muy especial: habían pedido
cita para que Rachel se hiciese una ecografía. Rachel lucía orgullosa su
embarazo de cuatro meses, que cada vez era más evidente. A primera hora de la mañana, ambos esperaban
en la sala de espera, cogidos de la mano, a que llegara su turno, una vez
dentro, Rachel se desnudó y se puso una bata azul sobre su ropa interior. El
médico le levantó la bata a la altura del abdomen al tiempo que esparcía un
líquido pegajoso por todo su vientre mientras Finn y Rachel se sonreían,
cogidos de la mano.
-Bueno… vamos
a ver que tal está este pequeñín…- dijo el médico- ¿De cuánto tiempo está
embarazada?
-De cuatro
meses, doctor… ¿Se puede saber ya el sexo del bebé?
-Mmm… eso son
16 semanas… no, aún no, lo lamento… es pronto todavía pero van a poder escuchar
su corazón.
-¿En serio?-
preguntó Finn, con un brillo especial en los ojos.
-Sí, por
supuesto- le aseguró el médico, con una sonrisa- si quiere puedo hacerle una
copia de la ecografía para que la vean en casa las veces que quieran.
-¡Sí, eso
sería perfecto!- dijeron los dos al mismo tiempo, mientras se reían.
-Muy bien,
entonces, esperen un momento- el médico colocó un cd para que se grabase la
ecografía- ¡Ya está! Bueno, empecemos.
Sin más, el
doctor empezó a presionar ligeramente con uno de sus utensilios sobre el
vientre de Rachel, el monitor pronto se iluminó, para mostrar la figura de un
bebé muy pequeño, que aún estaba por desarrollarse, pero que ya era hermoso…
Finn miró a su
futuro hijo o hija totalmente maravillado… ¿Cómo algo tan pequeño podía ser tan
hermoso? Las lágrimas de emoción comenzaron a rodar por sus mejillas, mientras
Rachel le estrechaba la mano, también muy emocionada, al ver a su bebé por
primera vez.
-Bueno, parece
que todo va perfectamente- los chicos se sonrieron- en un mes ya podré decirle
con seguridad si es niño o niña, pueden pedir cita al salir y no habrá ningún
problema- los chicos asintieron- ¿Quieren oír las pulsaciones?
Los chicos
asintieron entusiasmados, mientras el doctor sacaba su fonendoscopio y se lo
tendía a Finn, mientras él presionaba sobre el vientre de Rachel.
-Avíseme
cuando oiga algo.
El silencio
reinó en la sala, mientras Finn esperaba impaciente. De repente, el sonido de
un latido acelerado inundó sus oídos, haciéndole una señal al médico, mientras
una sonrisa surcaba su rostro.
http://rapidshare.com/files/445505277/Latido_de_beb__.mp3
-¡Dios mío,
Rach! ¡Es hermoso! ¡Gracias por darme esto!- mientras cogía su carita entre sus
manos para besarla.
-Bueno, pues
esto ya está- dijo el médico, dándole un paño a Rachel para que se limpiase el
vientre- De momento todo va bien con su pequeño, si lo desean pueden volver a
pedir cita para el mes que viene y podré decirles cuál es el sexo del bebé.
-De acuerdo,
muchas gracias por todo, doctor- le agradeció Rachel, con una sonrisa.
Unos minutos
después, los chicos ya estaban dentro del coche de vuelta a casa. Una vez allí,
Finn tumbó a Rachel en el sofá al tiempo que llenaba su vientre de dulces
besos.
-Hoy ha sido
un bebé muy bueno, ¿verdad?- le dijo a Rachel, con una sonrisa- Ahora espero
que te portes bien mientras yo no voy a estar y no le des mucha lata a mamá-
dijo Finn hablándole a la tripita, provocando la risa de Rachel.
-¿Con que te
estás riendo de mí, no?- preguntó Finn, con una sonrisa traviesa- Ahora verás…
Dicho esto,
Finn se tumbó sobre ella en el sofá, al tiempo que sus manos se deslizaban
hacia su muslo, provocando que ella perdiera totalmente la noción de lo que
estaba pasando. De un momento a otro, ambos se encontraron desnudando al otro
con impaciencia, mientras se comían a besos, ansiosos por sentirse más y más
cerca. Cuando Finn la tuvo desnuda,
comenzó a recorrer todo su cuerpo con suaves besos que empezaron por el rostro,
bajaron por su cuello, se detuvieron un momento con sus pechos y finalmente
bajaron hacia su ombligo, para volver a subir. Rachel sentía como su cuerpo se
arqueaba en respuesta, sediento de sus caricias y deseoso de sentirlo más
cerca. Cuando él terminó de besarla, ella llevó sus manos hacia sus pectorales,
recreándose en la belleza de sus abdominales para después deslizar sus dedos
por su espalda, que era ancha y fuerte. A continuación, ella bajó sus manos
hacia su entrepierna, desatando un gemido por parte de él, al tiempo que ella
empezaba a acariciar su miembro con suavidad, provocando oleadas de placer en
su interior. Cuando Finn se encontraba al borde del clímax, retiró las manos de
ella de su cuerpo para devolverle el favor, mientras ella le sonreía
tímidamente, con las mejillas sonrojadas. Finn bajó sus manos, acariciando su
vientre para después besarlo, mientras sus manos se perdían entre su feminidad,
acariciando su centro con suavidad pero con firmeza, consiguiendo que ella se
relajara al instante, mientras suspiraba de puro placer al sentirlo tan cerca.
Finn siguió acariciándola, hasta que supo que ella estaba también al borde del
éxtasis y aprovechó ese momento para entrar en ella en un solo movimiento.
Rachel soltó un grito de sorpresa entremezclado con un gemido, para después
rodear su cintura con sus piernas, al tiempo que ambos comenzaron a marcar un
ritmo desenfrenado. Aquella noche se necesitaban más que nunca y ambos lo
sabían. Los chicos pasaron todo el día haciendo el amor por varios rincones de
la casa, terminando finalmente en la habitación, dónde bien entrada la noche reposaron
el uno contra el otro.
-Finn…
-¿Sí, Rach?-
preguntó él, adormilado, sin dejar de acariciar su cabello con una mano y su
vientre con otra.
-Te voy a
echar mucho de menos…- confesó ella, entre lágrimas, mientras le abrazaba.
-Yo también,
Rach. Yo también- dijo él, al tiempo que una lágrima de tristeza se deslizaba
por su mejilla.
Al día
siguiente, Finn tuvo que marcharse temprano al aeropuerto, pues las grabaciones
comenzaban aquella misma tarde y debía de ser puntual si no quería tener
problemas desde el principio. Rachel le acompañó al aeropuerto junto a sus
padres y no se separó de su lado hasta que los megáfonos anunciaron que su
vuelo iba a despegar. Rachel lo abrazó con fuerza, susurrándole que volviera
pronto y que pensaría mucho en él. Finn la estrechó contra sus brazos y
finalmente cogió su carita entre sus manos, para besarla con pasión. Cuando el
megáfono daba el último aviso, Finn logró separarse de Rachel, conteniendo las
lágrimas como podía, para finalmente perderse entre la multitud que cogía
también el vuelo rumbo a Nueva York.
Una vez allí,
Finn se reunió con Amy, su representante, que lo llevó hacia el edificio dónde
serían las grabaciones. Ya allí, Bella se miraba al espejo sonriente, al pensar
que por fin hoy conocería a Finn Hudson, el hombre que muy pronto sería suyo.
Isabella había estado investigando y el chico realmente tenía un buen
currículum, el único problema era esa novia suya poca cosa que encima estaba
esperando un mocoso. ¡Malditos niños! ¡Si había algo que Isabella Nichols
odiaba eran los bebés! ¡Mocosos asquerosos que no saben hacer otra cosa que
llorar y quejarse! Por suerte, ella se juró a sí misma que jamás tendría
ninguno, su cuerpo y su profesión valían más que cualquier otra cosa.
-Ay… hoy va a
ser un gran día… por fin vamos a conocernos, Finn Hudson… te aseguro que hoy
será un día que no olvidarás jamás…
Bella siguió
maquillándose, mientras una sonrisa malvada se extendía por su rostro. Unos
minutos después, su ayudante personal le avisó de que por fin él había llegado
a los estudios. Isabella respiró profundamente, para después inventar una
sonrisa angelical, al tiempo que salía a recibirle. En cuanto él entró a la
sala, ella sintió que el aire le faltaba… ¿cómo podía un solo hombre ser tan
perfecto? Isabella se mordió el labio inferior, pensando en el día en que él
estuviera a sus pies, loco de amor por ella.
-¡Bella,
querida! ¡Por fin te encuentro!- exclamó el director- ¡Aquí está tu compañero
de reparto! ¡Finn, te presento a Isabella Nichols! ¡Bella, este es Finn Hudson!
Isabella
sonrió a Finn de forma coqueta, mientras él le correspondía a la sonrisa, algo
incómodo. La verdad, era innegable que la chica era preciosa, pero algo en ella
le daba un poco de miedo y no sabía porqué.
-¡Hola, Finn!
¡Es todo un placer! ¡Me llamo Isabella, pero puedes decirme Bella! ¿Te apetece
que vayamos a mi camerino y repasemos allí el guión?- le preguntó ella,
mientras movía sus pestañas a un ritmo exageradamente rápido.
-Bueno… eh…
vale… como quieras, Isabella…
-¡Llámame
Bella, por favor!- le pidió ella, mientras le enganchaba de un brazo.
Los chicos se
iban hacia el camerino de ella, cuando una voz a lo lejos los detuvo.
-¡ESPERAD!-
dijo aquella persona, con la lengua afuera, debido a la carrera- ¡Me parece que
no nos han presentado!
-¡Oh! ¡Yo soy
Finn! ¡Es un placer!
Finn sonrió a
aquella chica, que parecía estar algo perdida en aquel lugar.
-¡Hola, Finn!
¡Yo me llamo Laura! ¡Pero si quieres me puedes decir Lau, es como me llama todo
el mundo!- le contestó ella, con una sonrisa, que el correspondió, para
fastidio de Bella.
-¡Vaya, que
nombre tan raro!
-¡Oh! ¡Es que
soy española! ¡Soy también parte del reparto!- rió ella, para después mirar a
Bella, que la fulminaba con la mirada- Me parece que llegué en mal momento, yo…
-¡Para nada!
¡Justo ahora Isabella y yo íbamos a revisar los textos! ¿Te vienes, Lau?
-Yo…
-¡Ella está
muy ocupada, Finn! ¡Seguro que tiene que dejar todas las cosas en el camerino!
-Sí, yo…
-¡No digas
tonterías! ¡he dicho que te vienes con nosotros y te vas a venir!
-Bueno… ¡de
acuerdo!- dijo ella, algo nerviosa, ante
la mirada de Bella.
Los chicos
empezaron a caminar hacia el camerino, dónde empezaron a ensayar los textos.
Lau y Finn enseguida conectaron, se hicieron amigos al instante. A pesar de que
eran muy diferentes, Finn se sentía más cómodo con ella, que era tranquila, de
carácter dulce y no lo miraba de manera rara, como sí lo hacía Isabella. No
sabía porqué, pero la forma en la que aquella chica le miraba no le gustaba
nada y sabía que tarde o temprano aquella situación le iba a traer problemas.
Por otro lado,
en una cabaña situada a lo alto de una montaña, un hombre atado a un barrote de
hierro luchaba por desatarse de las vendas que lo mantenían ahí postrado. De
repente, una mano le cruzó la cara con una bofetada.
-¡TE HE DICHO
QUE TE ESTÉS QUIETO!- mientras le apuntaba con un arma- ¿O es que quieres que
la use?
El hombre lo
miró con los ojos muy abiertos en una mueca de absoluto terror, para negar
finalmente con la cabeza.
-Bien, eso
está mejor- dijo él, sonriente, para después golpearle al hombre con el arma en
la cabeza, dejándolo inconsciente.
Thom ladeó la
cabeza, comprobando que el dueño del taxi seguía con vida, a continuación fue
hacia una pequeña habitación que funcionaba a modo de escritorio, dónde tenía
un tablón de anuncios repleto de fotos, todas ellas pertenecientes a la misma
persona: Rachel Berry.
-Si crees que
te has librado de mí estás muy equivocada, Rachel. Cuando menos te lo esperes,
volveré con más fuerza que nunca y te apartaré de ese mocoso que llevas en tu
vientre… tú eres mía… cueste lo que cueste…
Thom sonrió de
forma maquiavélica, al tiempo que entraba en un cuarto oscuro, dónde había una
sala vacía, con unas cadenas al final de la pared, en la que había dibujada una
estrella dorada.
-Tranquila,
Rach. Pronto estarás en casa…
Una semana
después , todo estaba preparado en el Glee club. Rachel finalmente había
conseguido traer a María al ensayo, aunque ésta seguía empeñada en la idea de
no volver al grupo, ya que nadie reconocía su talento. Cuando todo el mundo
había entrado en la sala, Seth se colocó en el centro del aula y se situó junto
al micrófono, mientras los chicos de la banda de música tomaban sus posiciones
en sus respectivos instrumentos.
-Eh… bueno,
yo… quería agradecer en nombre de todo el club a María, nuestra antigua
compañera por tomarse la molestia de venir a visitarnos. Lo que pasó hace unas
semanas estuvo mal y queríamos disculparnos. Sobre todo yo quiero disculparme,
por todo, por ser un cobarde pero sobre todo por no haber luchado por ti como
te mereces. Espero que esta canción te ayude a entender lo que siento por ti,
te la dedico con todo mi corazón- terminó de decir, con las mejillas
sonrojadas.
Dicho esto, el
tema Far away de Nickelback empezó a sonar,
para después unírsele Seth con la voz mientras Rachel no podía evitar pensar en
Finn y en lo mucho que lo echaba de menos. En Nueva York, Finn tenía ese mismo
sentimiento de nostalgia y de repente el tiempo pareció retroceder y los
recuerdos de todos sus momentos juntos vinieron a sus mentes.
Far away
This time, This place
Esta vez, este lugar
Misused Mistakes
demasiados errores
Too long, Too late
demasiado tiempo, demasiado tarde
Who was I to make you wait?
¿quién era yo para hacerte esperar?
Just one chance
sólo una oportunidad
Just one breath
sólo un aliento
Just in case
there's just one left
Solo en el caso de si alguno deje al otro
'Cause you know, you know, you know
porque tú sabes, tú sabes, tú sabes
I love you
Te quiero
I´ve loved you all along
Te he amado desde el principio
And I miss you
y te echo de menos
Been far away for far too long
Estando tan lejos durante demasiado tiempo
I keep dreaming you'll be with me
sigo soñando que tú estarás conmigo
and you'll never go
y nunca te irás
Stop breathing
dejo de respirar
If I don't see you anymore
si no te veo nunca más
On my knees, I'll ask
De rodillas, pediré
Last chance for one last dance
una última oportunidad para un último baile
Cause with you, I'd with stand
Porque contigo, yo soportaria
All of hell to hold your hand
todo el infierno para sostener tu mano
I'd give it all
Yo lo daría todo
I'd give for us
lo daría por nosotros
Give anything but I won't give up
Daría cualquier cosa pero no me rindo
Cause you know, you know, you know
porque tú sabes, tú sabes, tú sabes
I love you
Te quiero
I´ve loved you all along
Te he amado desde el principio
And I miss you
y te echo de menos
Been far away for far too long
Estando tan lejos durante demasiado tiempo
I keep dreaming you'll be with me
Yo sigo soñando que tu estarás conmigo
and you'll never go
Y que nunca te irás
Stop breathing
Dejo de respirar
if I don't see you anymore
si no te veo nunca más
So far away
(So far away)
Tan lejos
(Tan lejos)
Been far away for far too long
Estando tan lejos durante demasiado tiempo
So far away
(So far away)
Tan lejos
(Tan lejos)
been far away for far too long
Estando tan lejos durante demasiado tiempo
But you know, you know, you know
Pero tú sabes, tú sabes, tú sabes
I wanted
Yo quería
I wanted you to stay
Yo quería que te quedases
Cause I needed
Porque te necesitaba
I need to hear you say:
Necesito oírte decir:
I love you
(I love you)
“Te quiero
(Te quiero)
I´ve loved you all along
Te he amado desde el
principio
And I forgive you
(and I forgive you)
y te perdono
(y te perdono)
For being away for far too long
Por estar tan lejos durante tanto tiempo”
So keep breathing
Así que sigue
respirando
Cause I'm not leaving you anymore
porque no voy a dejarte nunca más
Believe in
Créelo
Hold on to me and never let me go
Quédate conmigo y nunca me dejes ir
Keep breathing
Sigue respirando
Hold on to me...never let me go
Quédate conmigo y nunca me dejes ir
(Keep breathing)
(Sigue respirando)
Hold on to me...never let me go
Quédate conmigo… nunca me dejes ir
Cuando la
canción terminó, todos aplaudieron entusiasmados, sacando a Rachel del trance,
mientras una lágrima solitaria se deslizaba por su mejilla. Finalmente Seth se
acercó lentamente a María, que lo había mirado durante toda la canción, con
lágrimas en los ojos.
-Te quiero,
María. Siempre te he querido. ¿Podrás perdonarme?
-Pero… ¿Lisa?
-Lo hemos
dejado… siempre has sido tú y no ella… sólo seguía con ella por la popularidad,
pero he entendido que tú eres mil veces más importante que todo eso…
-Seth....-
dijo ella, con los ojos llenos de lágrimas.
-¿Quieres ser
mi novia?- preguntó él, retirando un mechón de su pelo que se había desprendido
de su recogido.
-¡Sí! ¡Claro
que si!
Seth sonrió,
para luego cogerla entre sus brazos, para girarla en el aire. Cuando la volvió
a poner contra el suelo, ella se inclinó para besarle por primera vez a lo que
él respondió tomando su rostro entre sus manos. Los chicos se sonrieron
mientras los demás aplaudían sonrientes, salvo Lisa y sus compañeras, que
miraban la escena con odio. Los chicos ignoraron a las animadoras, para mirar a
Rachel sonriente.
-Señorita
Berry, vuelvo al Glee club, ya tiene de nuevo co-capitana.
-¡Genial! ¡Me
alegro de que hayas vuelto con nosotros! ¡Ahora la tarea de estas semanas será
preparar una coreografía muy especial! ¡Vamos a irnos de boda, chicos!
Un mes
después, llegó el gran día, Mercedes se casaba y todos debían estar allí para
acompañarla en su gran día. Sin embargo, Emily Hudson sentía que esa mañana el
estómago le daba vueltas y más vueltas y creía que la cabeza le iba a explotar,
como si estuviera en un constante terremoto que la sacudía de arriba a abajo.
Como pudo se levantó, para darse una ducha, en seguida comprendió que aquello
era una mala idea, pues fue directa al baño a vomitar. Justo en ese momento,
Emily empezó a preocuparse seriamente, llevaba varios días mareada y vomitaba
casi todas las mañanas, eso sólo podía ser consecuencia de una cosa: estaba
embarazada. Con las manos temblorosas consiguió sacar el test de embarazo que
había comprado hacía varios días, rápidamente fue al baño y esperó paciente el
resultado, cuando éste apareció ante sus ojos, éstos se llenaron de lágrimas,
incapaces de aceptar la realidad.
-No… no puede
ser…
No podía ser,
pero así era: Emily Hudson se había quedado embarazada del gran Noah Puckerman.
Lau_finchelforever**** - Mensajes : 172
Fecha de inscripción : 23/12/2010
Edad : 34
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
que lindoooooo, un nuevo Puckerman en la Flia Glee...
almi********-*- - Mensajes : 1044
Fecha de inscripción : 25/11/2010
Edad : 43
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
otra embarazada mas oooo........
I just need you now-* - Mensajes : 1587
Fecha de inscripción : 20/04/2010
Edad : 31
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
K Lindo en capituloooo!!
me emocioneee cuando escucharon los latidos del bebe!!
k romanticos Finn y Rachel!!
No puede ser Emily embarazada de Puckzilla xD!!
Siguelaaa!
me emocioneee cuando escucharon los latidos del bebe!!
k romanticos Finn y Rachel!!
No puede ser Emily embarazada de Puckzilla xD!!
Siguelaaa!
angelita******* - Mensajes : 457
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 29
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
Imposible No
Reir, soñar, llorar, disgustarse, gritar,
amar, sonreir, emocionarse, y simplemente..llegar al final
y pensar que todo se te hizo muy corto..
MI niña..ya sabes lo que pienso ..para mi eres la mejor..
Besotes
Reir, soñar, llorar, disgustarse, gritar,
amar, sonreir, emocionarse, y simplemente..llegar al final
y pensar que todo se te hizo muy corto..
MI niña..ya sabes lo que pienso ..para mi eres la mejor..
Besotes
enohia- Master Fanfic 2011
- Mensajes : 922
Fecha de inscripción : 12/10/2010
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
¡Hola a tod@s! ¡Perdón por mi tardanza con el fic! ¡No penséis que lo he abandonado! ¡Nada de eso! Lo que pasa que entre el fic "Volver a empezar" que escribo con mi sis gemelita finchel Ile y la universidad, tengo menos tiempo pero quiero deciros que la historia está pensada y prometo actualizar tan pronto como pueda ;)
Besitos a tod@s y espero que os guste el capi y comentéis!!!! :roll:
Besitos a tod@s y espero que os guste el capi y comentéis!!!! :roll:
PD: Ni Glee, ni las canciones ni las imágenes me pertenecen.
Cáp. 14- Secretos
Los minutos pasaban y Emily no podía dejar de mirar el test de embarazo, entre lágrimas. Con cuidado se sentó en un rincón del baño y se encogió sobre sí misma, abrazándose las rodillas, como hacía cuando era pequeña y algo le daba miedo. ¿Qué iba a hacer ahora? ¿Mejor dicho, qué debía hacer? ¿Seguir adelante con el embarazo? ¿Huir de Lima y comenzar una vida nueva a solas con el bebé? ¿O era mejor contárselo a Puck? ¡No, eso probablemente sería un error! -pensó Emily para sí misma.
-¡Dios mío! ¡¿Cómo hemos podido ser tan irresponsables?!- se decía la castaña para sí, mientras negaba con la cabeza.
Millones de ideas se agolpaban en su cabeza y Emily se sentía cada vez más confundida. Si algo estaba claro es que estaba esperando un bebé y por ahora no habría problemas pero pronto ocultar su estado sería algo muy difícil, por no decir imposible. Tal vez la mejor idea fuera escapar de todo esto e iniciar una nueva vida, pero algo en su interior le decía que aquella no era la solución a su problema. En ese momento, el sonido de la alarma de su móvil la sacó de sus pensamientos. Emily se levantó lo más rápido que pudo y fue a apagar el aparato. Aquel definitivamente
no era su día, sin embargo, sí que lo era para Mercedes y su amiga la necesitaba más que nunca en el día de su boda. A pesar de que sentía que el mundo iba a venírsele encima en cualquier momento, la castaña comenzó a cambiarse mientras metía con cuidado en una bolsa su vestido de dama de honor y todos sus complementos, para finalmente dirigirse a la casa de Finn y Rachel, dónde la novia de su primo le ayudaría a prepararse.
no era su día, sin embargo, sí que lo era para Mercedes y su amiga la necesitaba más que nunca en el día de su boda. A pesar de que sentía que el mundo iba a venírsele encima en cualquier momento, la castaña comenzó a cambiarse mientras metía con cuidado en una bolsa su vestido de dama de honor y todos sus complementos, para finalmente dirigirse a la casa de Finn y Rachel, dónde la novia de su primo le ayudaría a prepararse.
Una vez allí, se encontró con Rachel ya preparada en la cocina, yendo de un lado para otro, mientras una de sus manos permanecía sobre su ya abultado vientre de cinco meses de embarazo. Rachel vestía un sencillo vestido de color rosa, que era el que color que Mercedes y Kurt habían escogido para todas las damas de honor, y estaba adornado con un lazo de color crema por debajo del pecho, que combinaba a la perfección con sus hermosos zapatos peep toes, que realzaban su hermosa y nueva silueta de embarazada. Por su parte, la morena llevaba recogida su larga melena en un sencillo recogido, que le daba un toque de dulzura a su rostro. Rachel se sobresaltó ligeramente al encontrarla allí, pero después la saludó con un abrazo afectuoso, al tiempo que Emily notó como el semblante de su amiga reflejaba cansancio y sus ojos estaban ligeramente enrojecidos, signo de que la morena había estado llorando hacía unas horas.
Vestido de Rachel:
- Spoiler:
-¿Rach, estás bien? Tienes mala cara- dijo Emily, mirándola con preocupación.
-¡Oh, no es nada!- se disculpó ella, intentando sonreír- Estoy un poquito estresada, nada más. Hoy es un día muy importante y tengo demasiadas cosas que organizar, es sólo eso.
-¿Estás segura? ¿No hay nada más que quieras contarme?- le interrogó Emily una vez más, mirándola directamente a los ojos.
-¡Estoy segura, Em! ¡Ven, vamos a la habitación! ¡Si no te empiezas a cambiar ya, no llegaremos a tiempo para la ceremonia!- exclamó Rachel, tirando del brazo de su amiga y llevándola hacia las escaleras.
Emily miró a Rachel con curiosidad y preocupación al mismo tiempo pero decidió no tocar más el tema, al menos por el momento. Las chicas subieron a la habitación, dónde Rachel fue corriendo a su armario y cogió el costurero, para después volver junto a Emily, que intentaba abrocharse sin éxito su vestido rosa.
Vestido de Emily:
- Spoiler:
-Espera, deja que te ayude- se ofreció Rachel.
La morena cogió la cremallera y ésta comenzó a subir sin problemas hasta la zona superior, dónde ya le quedaba el vestido algo apretado.
-¡Vaya! ¡Qué extraño!- exclamó Rachel, con una mezcla de sorpresa y confusión.
-¿Qué ocurre, Rach?- preguntó Emily, totalmente preocupada.
-Es que… recuerdo que hace un par de semanas te probaste el vestido y te abrochaba a la perfección. No entiendo porqué ahora casi no puedo subir la cremallera- explicó Rachel, frunciendo el ceño, para después mirar a su amiga a los ojos- ¿Has descuidado la alimentación estas semanas?- quiso saber la morena.
-¿Cómo?- preguntó Emily, cada vez más nerviosa.-Bueno, es evidente que has ganado algo de peso, aunque no es muy significativo- comentó Rachel, mirando a Emily con curiosidad.
-¡Oh! ¡Es eso! ¡Sí, supongo que estas semanas he debido de abandonar un poco la dieta!- dijo Emily, sin poder evitar una risa nerviosa.
-Ya… entiendo…- dijo Rachel, bastante confundida con la actitud de la castaña- Bueno, voy a ir a buscar los zapatos, ahora vengo.
Rachel salió de la habitación a toda prisa, al tiempo que Emily quedaba completamente sola frente al espejo. Con cuidado, se giró sobre el taburete dónde estaba subida y se puso de perfil, acariciando su vientre y suspirando aliviada al comprobar que el vestido que había escogido para la ceremonia solamente se ajustaba a la altura del pecho y la zona del abdomen quedaba suelta, cubierta por varios volantes que le conferían un poco de vuelo al vestido. Con el paso de los minutos, no pudo evitar llevar las dos manos hacia su abdomen, que apenas había crecido en estos dos meses que llevaba de embarazo. Una sonrisa le cruzó el rostro al imaginar cómo sería aquella criatura tan maravillosa que llevaba en su vientre y que no era culpable de absolutamente nada. Emily se preguntó si tendría sus ojos marrones o los cabellos negros como su padre. La castaña suspiró, perdiéndose entre sus pensamientos, justo en el momento que Rachel volvía a la habitación con los zapatos, y la miraba con absoluta curiosidad.
-¡Em! ¿Qué haces?- preguntó la morena.
-¡Nada!- contestó Emily, sobresaltada por la situación y volviendo a su posición anterior.
-Ya… ¿no serás tú la que tengas algo que contar?- preguntó Rachel, que empezaba a atar cabos.
-¿Yo?- Rachel asintió- ¡No sé de qué me hablas, Rach!Emily miró a su alrededor, en busca de un tema de conversación que le evitara más preguntas. Justo en ese momento, se dio cuenta de que no había visto a su primo en todo el rato que llevaba allí y tampoco había ni rastro de su esmoquin o sus complementos.
-¿Por qué no me cuentas mejor dónde está Finn?- preguntó Emily con una sonrisa nerviosa.
En cuanto la castaña pronunció ese nombre, la sonrisa se desvaneció del rostro de Rachel, que volvió a adquirir ese toque de tristeza que Emily había advertido antes cuando la vio en la cocina.
-Oh… Eh… bueno, ayer Finn me dijo que prefería pasar la noche con Noah- explicó Rachel, intentando sonreír, pero Emily sabía que todo esto le afectaba profundamente.
-Pero… ¿Por qué?- preguntó Emily, muy confusa.-Finn dijo que era lo mejor, parece que Noah no levanta cabeza últimamente y quería animarle un poco- dijo Rachel, no muy convencida de sus palabras.
-Ya… qué raro… y… ¿Qué le pasa a Puckerman?- preguntó Emily, fingiendo un tono desinteresado.
-Lo único que sé por lo que me han contado es que apenas sale de casa si no es para ver a Beth o comprar comida. De todas maneras, si tanto te interesa, ¿por qué no le preguntas tú, Em? Por lo que sé, siempre habéis sido muy buenos amigos…- dijo Rachel, mirándola atentamente, mientras metía el hilo a través del pequeño hueco de la aguja.
-¡Yo no he dicho que esté interesada! ¡Bueno, me preocupa como a todos, pero es lo lógico!- se defendió Emily, mientras Rachel sonreía ligeramente, al tiempo que comenzaba a darle los últimos retoques al escote del vestido de la castaña.
-De acuerdo… te creo, te creo- sonrió, la morena, que cada vez tenía más sospechas acerca de lo que su amiga le estaba ocultando.
Emily optó por mirar fijamente al espejo, cada vez más nerviosa ante la posibilidad de que todo el mundo se enterase aquel día de su estado. Si algo sabía la castaña es que podía confiar en Rachel sin problema, pero tenía demasiado miedo a pedirle ayuda por lo que ésta podría decirle. Ahora no estaba preparada para recibir reproches de nadie aún siendo consciente de que los merecía, por haber sido tan irresponsable con sus relaciones. Emily miró al techo, mientras un suspiró salía de su boca, justo en el momento en el que Rachel le pinchaba “accidentalmente” en un lateral de su pecho izquierdo con la aguja.
-¡Auch!- se quejó Emily, que sentía sus senos más sensibles desde hacía varios días.
-¡No puede ser!- exclamó Rachel, tapándose la boca con una mano, muy sorprendida.
-¿Qué? ¿Qué pasa?-¡Estás embarazada!- resolvió Rachel, retrocediendo algunos pasos y sentándose sobre su cama.
-¿¡QUÉ!?- gritó Emily, que la miraba con los ojos como platos, totalmente aterrada- ¿Qué has dicho?
-Estás embarazada…- repitió Rachel, con la boca abierta, perdida en sus pensamientos.
-Rach, no sé de dónde has sacado eso pero…-Tus pechos… ¿Hace varios días que están más sensibles de lo normal, verdad?
-Eh… yo…-¿Náuseas matutinas? ¿Sientes la necesidad de acariciar tu vientre constantemente? ¿Cambios repentinos del estado de ánimo? ¿Aumento de peso?- continuó preguntando Rachel, mirándola directamente a los ojos.
-Rach…Emily no pudo contener las lágrimas, al tiempo que Rachel corría junto a ella, para abrazarla con fuerza.
-Por favor, nadie puede enterarse…- suplicó la castaña, correspondiendo al abrazo.
-Sí, quedará entre nosotras dos, no te preocupes. Pero… ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Quién?
-¡No lo sé! –dijo Emily- ¡Bueno sí sé cómo, obviamente! Todo fue hace un par de meses, más o menos…
-¿Quién es el padre? ¡No sabía que estabas en una relación, Em!- exclamó Rachel, atónita.
-Es que no lo estoy, Rach…- le explicó la castaña, bajando la cabeza- Sólo estamos el bebé y yo…
-¿El padre del bebé lo sabe?- quiso saber Rachel, que tenía una expresión seria en el rostro.
-¿El padre del bebé lo sabe?- quiso saber Rachel, que tenía una expresión seria en el rostro.
-No. No quiero que sepa nada, al menos de momento. ¡En realidad ni siquiera sé qué hacer! ¡Puede que lo mejor es que salga corriendo del país hasta que nazca!
-¡No digas tonterías, Em! ¡Huir de los problemas no te ayudará a
solucionarlos! ¡Todo lo contrario, los complica más todavía! Mira, mi consejo es que hables con el padre de tu bebé, sea quien sea, tiene derecho a saber de su existencia y puede que tenga algo que decir.
solucionarlos! ¡Todo lo contrario, los complica más todavía! Mira, mi consejo es que hables con el padre de tu bebé, sea quien sea, tiene derecho a saber de su existencia y puede que tenga algo que decir.
-No, Rach. Todo esto es fruto de una locura, no quiero hablar con nadie del tema.
-De acuerdo, yo te apoyaré en todo. No tienes nada de qué preocuparte.
-¡Cómo que no! ¡Pronto estaré como tú y todo el mundo se enterará!
-No, no se enterarán si no quieres- dijo Rachel, muy segura.
-¿Cómo?-Bueno, hasta que estés preparada para contárselo a todos, puedes quedarte aquí conmigo. Finn casi nunca está en casa y me vendría bien una ayuda con la casa, ya que esto crece cada vez más, como puedes observar- dijo, señalando su vientre con cariño- además, verme a mí te ayudará con tu embarazo. Yo conozco muchos de los síntomas y te ayudaré a llevarlo lo mejor posible.
-Gracias, Rach. Eres un cielo- dijo Emily, secándose las lágrimas.-No seas tonta, Em. Tú eres mi amiga y además eres mi familia. Jamás le daría la espalda a alguien cuando más me necesita- le explicó Rachel, con una sonrisa- Bueno, es mejor que nos demos prisa, todavía tengo que peinarte y maquillarte y sólo tenemos media hora antes de que vengan Kurt y Blaine a recogernos.
-¿Finn no viene?- preguntó Emily, cada vez más sorprendida con la actitud de su primo.
-No… ya te dije que él iba con Noah… lo veremos directamente en la iglesia- dijo Rachel, algo desanimada.
-¿Qué pasa, Rach? ¿Las cosas no van bien entre vosotros? ¿Habéis discutido?
-¡No! ¡En realidad no sé que está pasando, Em!- dijo Rachel, con los ojos llorosos- Estas últimas semanas ha estado muy raro e incluso el fin de semana pasado no vino aquí a casa.
-Eso no es normal… ¿Has probado a preguntarle si le pasa algo?
-¡Sí! ¡Intento ser comprensiva y no darle mucho trabajo pero haga lo que haga es como si mi presencia le pusiera nervioso!- exclamó Rachel, totalmente desesperada- ¡No sé qué hacer, Em! ¡Sé que me oculta algo y no sé qué hacer! Tengo miedo…
-¿Miedo? ¿A qué?- preguntó la castaña, con la boca abierta.-Miedo a que deje de quererme- sentenció la morena, con un hilo de voz- a que mi nuevo aspecto le produzca rechazo.
-¡Ey! ¡No seas boba! ¿Por qué dices eso?-¡Porque siempre que me insinúo para que tengamos relaciones sale corriendo o dice que está muy cansado! ¡Él nunca había actuado así, Em!
-Vaya, aquí hay algo que no encaja. No te preocupes, hablaré luego con él.
-¿En serio?- preguntó Rachel, esperanzada.-Sí, claro que sí, tranquila no le diré que tú me envías- prometió la castaña, guiñándole un ojo.
-¡Gracias, Em! ¡Te lo agradezco de verdad!
Las dos amigas se fundieron en un abrazo que duró varios minutos y en el que ambas sintieron una conexión especial. Poco después, Rachel terminó de peinar y maquillar a Emily y ambas bajaron las escaleras para encontrarse con Kurt y Blaine, que las esperaban junto al coche.
-¡Guau! ¡Pero qué guapas estáis, chicas! ¡Los vestidos son preciosos!- exclamó Blaine, con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Has visto lo que mi talento es capaz de hacer?- dijo Kurt, bromeando.
-Sí, ya veo que tengo el novio más creativo del mundo- dijo Blaine, guiñándole un ojo.
-Bueno, chicos, adoro vuestra historia de amor, pero mis niños me estarán esperando muertos de nervios a las puertas de la iglesia y es mejor que salgamos de aquí cuanto antes- pidió Rachel, subiendo al coche con cuidado.
-¡Es verdad! ¡Tienes un número preparado con los chicos! – exclamó Emily, una vez que todos habían subido al coche e iban de camino a la pequeña iglesia dónde Mercedes daría el sí quiero.
-¡Sí! ¡La canción la eligieron ellos mismos y he descubierto un nuevo talento dentro del club!- apuntó Rachel, entusiasmada.
-¿Ah, sí? ¡Eso no me lo habías contado! ¡Se supone que somos socios, Miss Berry!- le dijo Blaine, riendo, mientras usaba el apodo que le había dado a Rachel.
-La verdad, yo también me sorprendí, Blaine. Veréis, todo comenzó hace un mes en el salón de actos del McKinley…
Con esas palabras, Rachel comenzó a recordar los acontecimientos que se sucedieron en ese día…
El reloj ya marcaba las ocho menos cuarto y Rachel corría a través del pasillo desierto del instituto McKinley. Esa noche había quedado para cenar con las chicas y la preparación del número que los chicos del Glee Club iban a realizar el día de la boda de Mercedes la tenían totalmente ocupada. Apenas había tenido tiempo de ir con Jesse a las clases de preparación al parto. La verdad, el castaño había sido muy amable con ella y había estado siempre pendiente de su estado, ya que Finn estaba muy ocupado con sus grabaciones en Nueva York y le era imposible acompañarla a todas sus revisiones y talleres para el bebé. Rachel seguía inmersa en sus pensamientos, cuando el sonido de una música procedente del auditorio captó toda su atención. Aquella voz era potente, pero algo insegura. Desde el primer momento que la oyó, Rachel supo que aquella persona tenía que apuntarse rápidamente al Glee Club. La morena estaba segura de que, con unas cuantas clases, aquella
persona podría ser el factor sorpresa que necesitaban para ganar las regionales. Rachel entró al salón de actos sigilosamente, para después descubrir atónita que se trataba de Cory Summers, el chico de gafas amigo de María que ya formaba parte del Glee Club, y que siempre huía de los solos como la gente de la Edad Media de la peste. Rachel no pudo evitar sonreír al comprobar que el chico se había quitado las lentes, y parecía que eso le daba seguridad, mientras bailaba y cantaba con soltura. Cuando la canción terminó, Rachel comenzó a aplaudir entusiasmada, asustando al muchacho, que alzó el rostro al instante, para descubrir que se trataba de su profesora de canto.
persona podría ser el factor sorpresa que necesitaban para ganar las regionales. Rachel entró al salón de actos sigilosamente, para después descubrir atónita que se trataba de Cory Summers, el chico de gafas amigo de María que ya formaba parte del Glee Club, y que siempre huía de los solos como la gente de la Edad Media de la peste. Rachel no pudo evitar sonreír al comprobar que el chico se había quitado las lentes, y parecía que eso le daba seguridad, mientras bailaba y cantaba con soltura. Cuando la canción terminó, Rachel comenzó a aplaudir entusiasmada, asustando al muchacho, que alzó el rostro al instante, para descubrir que se trataba de su profesora de canto.
-¡Señorita Berry! ¿Qué hace usted aquí? ¡Quiero decir! Yo…- intentó explicarse el joven, cada vez más nervioso.
-¡Tranquilo, Cory! ¡Puedes llamarme Rachel, ahora no estamos en clase! ¡Dios mío, cantas y bailas fenomenal! ¿Por qué nunca has querido participar en los concursos que organizo en clase?- preguntó la morena, sin entender nada.
-Verá, señorita Berry. Le agradezco que crea que tengo talento, pero para el Glee Club y el instituto en general sólo soy un fracasado al que tirarle granizados. Si destacase en algo, las cosas no harían sino empeorar para mí- le explicó el chico, con la cabeza gacha.
-Vamos a ver, Cory- dijo Rachel- ¿A ti te gusta cantar y bailar?-¡Sí! ¡Claro que sí! ¡Por eso estoy en Glee!
-¡Tú mismo te lo estás diciendo! ¡La música te hace sentir vivo y por eso te sientes parte del club! ¿Vas a desaprovechar la oportunidad de hacer lo que realmente te gusta sólo por lo que digan una panda de niñatos?
-Pero…
-Tan sólo piensa en las consecuencias, Cory. Si ahora te acobardas, si no luchas, les estás dando lo que quieren. Mira, creo que tienes una voz increíble y que estás dejando pasar una oportunidad importante para progresar en esto. Si te soy sincera, me gustaría que tuvieses un solo para el número de la boda, creo que encaja mucho con lo que eres.
-¿Un solo? ¡Yo! ¡No puede hablar en serio! ¡Se reirán de mí, señorita Berry!
-Bueno, en realidad es un dueto con el quarterback del equipo, uno de los chicos más populares del instituto. Tan sólo piénsalo, ¿de acuerdo?- le pidió Rachel, con una sonrisa, mientras le revolvía los cabellos de forma afectuosa.
-¡De acuerdo, Rachel!-¡Vaya! ¡Por fin! ¡Me parece que tendrías que apartar esas gafas más a menudo! ¡Te ayuda a soltarte!- apuntó Rachel con una sonrisa.
Rachel abandonó el salón de actos y al día siguiente tenía a Cory a las puertas de su despacho, sonriendo de oreja a oreja y aceptando hacer la mitad del número para la boda de Mercedes. Ambos acordaron que Cory haría los ensayos con las gafas y para la actuación utilizaría lentes de contacto, como factor sorpresa. Sin más dilación, Rachel se puso manos a la obra, pues aquel día todo debía de salir a la perfección y Rachel
quería mostrar orgullosa lo maravillosos que eran sus chicos.
quería mostrar orgullosa lo maravillosos que eran sus chicos.
Rachel terminó de relatar su historia, al tiempo que Blaine la miraba totalmente sorprendido.
-¿Cory va a ser solista? ¿Me estás hablando en serio, Miss Berry? ¡Eso es genial!- exclamó el moreno, entusiasmado.
-Sí, espero que te guste el número, Blaine. Todos están deseando volver a verte.
-¡Yo también les echo mucho de menos!- dijo Blaine, con nostalgia- ¡Bueno, ya hemos llegado!
Los chicos bajaron del coche, que habían aparcado a la entrada de la iglesia, dónde ya estaban entrando los invitados y a la puerta ya estaban todos los chicos del Glee Club esperando a Rachel para entrar en unos minutos al lugar y realizar el número que habían preparado y que daría inicio a la ceremonia. La morena sonrió al ver a sus doce chicos, más los bailarines de las animadoras que habían conseguido reclutar. Todas las chicas llevaban un sencillo vestido rosa pastel y portaban un ramo de flores cada una, mientras que los chicos llevaban un traje negro, con corbata rosa y una flor de ese mismo tono al lateral. La gente fue ocupando sus posiciones en la iglesia. El novio ya llevaba allí varios minutos y los nervios eran evidentes. Mercedes por su parte, esperaba al otro lado de la capilla, hasta que los chicos terminasen la actuación y comenzase la marcha nupcial que daría comienzo a la boda. Rachel ordenó a todos los chicos ocupar sus posiciones excepto a Cory, que entraría después. La morena buscó a Finn entre la multitud y lo encontró hablando con Puck. Cuando sus miradas se cruzaron, Rachel le saludó mientras le sonreía, pero su sonrisa desapareció al ver que él la saludaba rápidamente, evitando el contacto visual, con un gesto
incómodo en el rostro. Rachel reprimió las ganas que tenía de llorar y miró hacia otro lado, encontrándose con los ojos verdes de Jesse, que la observaban preocupados desde un segundo plano. Rachel sonrió a su amigo para tranquilizarle y éste le devolvió la sonrisa, deseándole lo mejor para la actuación. Rachel saludó rápidamente desde lo lejos a todos sus amigos y finalmente se dirigió a sus chicos, a los que les deseó suerte. Una vez que todos estaban preparados, Rachel se dirigió hacia Cory, que estaba desatándose la corbata. La morena sonrió y fue a su encuentro cuando sólo quedaban escasos segundos para que el número diese comienzo.
incómodo en el rostro. Rachel reprimió las ganas que tenía de llorar y miró hacia otro lado, encontrándose con los ojos verdes de Jesse, que la observaban preocupados desde un segundo plano. Rachel sonrió a su amigo para tranquilizarle y éste le devolvió la sonrisa, deseándole lo mejor para la actuación. Rachel saludó rápidamente desde lo lejos a todos sus amigos y finalmente se dirigió a sus chicos, a los que les deseó suerte. Una vez que todos estaban preparados, Rachel se dirigió hacia Cory, que estaba desatándose la corbata. La morena sonrió y fue a su encuentro cuando sólo quedaban escasos segundos para que el número diese comienzo.
-¡Cory! ¡Tranquilízate! ¡Ya verás que lo vas a hacer genial!- dijo Rachel, mientras le anudaba de nuevo la corbata.
-¿Qué hago si me quedo en blanco, señorita Berry? ¿Y si resbalo y me caigo?- preguntó el joven, aterrorizado.
-¡Nada de eso te va a pasar!- le interrumpió ella, con una sonrisa- ¡Y si te quedas en blanco improvisas y Seth tomará el control! Todo saldrá bien, ya lo verás.
Cory miró hacia el techo, para después quitarse las gafas y dárselas a la morena, con una sonrisa.
-Tiene razón, señorita Berry. Muchas gracias por ayudarme a luchar por mis sueños.
-No es nada, Cory. Tienes mucho talento, en serio- dijo la morena, sonriente- ¡Sal ahí ahora con los demás y sólo demuéstralo!- añadió, guiñándole un ojo.
Rachel ocupó su posición en uno de lo laterales justo cuando la música comenzaba a sonar y las chicas, dirigidas por María, entraban seguidas de Seth, que hacía la voz principal, justo cuando la canción Somebody to love de Justin Bieber comenzaba a sonar, dando comienzo a la representación. Los chicos comenzaron a moverse en círculos, al tiempo que Seth escogía a María entre la multitud y comenzaba a cantarle la canción, bailando juntos en el centro del pasillo mientras el resto hacía los coros y bailaban por parejas. A mitad de la canción, Cory entró a la iglesia sin las gafas, dejando a las chicas totalmente fascinadas y sorprendidas. En especial Lisa, la capitana de las animadoras, que había bailado sin muchas ganas y que al ver a Cory quedó totalmente perpleja. Los dos chicos terminaron una gran actuación, mientras María dirigió a las chicas hacia el altar, mientras éstas hacían una coreografía con los ramos, que movían en el aire. En las últimas estrofas, Seth cogió a María y Cory a Lisa por la cintura y, al final de la canción, las dos parejas quedaron muy juntas. Mientras que la parejita se reía con complicidad, Lisa no podía dejar de sonrojarse sintiéndose extraña al estar tan cerca de un fracasado sin futuro y no ser capaz de retroceder.
La gente se levantó de sus asientos y comenzó a aplaudir entusiasmada. Los chicos del Glee Club se hicieron a un lado, al tiempo que Rachel fue corriendo a ocupar su lugar junto a Emily y Quinn, para ayudar a Mercedes con su vestido. La marcha nupcial comenzó y la novia, visiblemente emocionada, caminaba hacia el altar del brazo de su padre, que la miraba sonriente. Las chicas se miraron entre ellas y cuando pasaron al lado de los chicos, Rachel prefirió no mirar a Finn y Emily sintió la vista de Puck clavada en ella, lo que hacía que se sintiese más y más nerviosa a cada momento.
La ceremonia transcurrió con normalidad con miradas de complicidad de la pareja, que no podía dejar de sonreír. El coro de música gospel se encargó de amenizar la ceremonia con sus canciones y el momento más emotivo llegó con los votos matrimoniales de los novios y el intercambio de anillos. Una hora después, la pareja salió de la iglesia, ya como recién casados, mientras los chicos les lanzaban el arroz y pétalos de rosa. La gente empezó a dispersarse para ir hacia el restaurante que Kurt había designado para celebrar el banquete de boda. Al final, sólo
quedaron los chicos del Glee Club, excepto Mercedes.
-¡La boda ha sido maravillosa!- exclamó Quinn, totalmente emocionada, acurrucada entre los brazos de Sam, que aquel día tenía una sonrisa especial en el rostro.
-Sí, todo ha salido a la perfección- dijo Rachel, mirando de reojo a Finn, que permanecía a su lado, pero sin llegar a rozarle- ¿Nos vamos ya?
Finn se sobresaltó al comprobar que era a él a quien Rachel estaba hablando. Los nervios le invadieron por completo y apenas pudo responder entre balbuceos.
-Eh… pu… pues… yo… sí, claro… co… como quieras…- dijo él, mientras una gota de sudor le resbalaba por la frente.
-Bueno, nosotros nos vamos, entonces. ¿Te vienes, Em?- preguntó Rachel, cada vez más desanimada.
La castaña sonrió agradecida ante el ofrecimiento de su amiga y asintió sin dudar, antes de que Puck pudiese ofrecerle llevarla en el coche. Durante los últimos dos meses, apenas habían cruzado palabra y ahora más que nunca ella quería estar sola y pensar qué iba a hacer con todo lo que le estaba pasando. Finn sonrió, un poco más aliviado, al ver que Emily iba a acompañarles y no tendría que ir todo el camino con Rachel a solas. Durante todo el camino, Rachel fue en silencio, luchando contra las lágrimas que amenazaban con salir y mirando a Emily por el espejo retrovisor en busca de algo de ayuda. Una vez llegaron al restaurante, Emily le pidió a Finn que se quedara un momento con ella para hablar, mientras que Rachel fue hacia dónde esperaba Noah, que no le quitaba a Emily los ojos de encima.
-Bueno, ¿me vas a explicar qué está pasando, Finn?- quiso saber Emily, cruzada de brazos.
-¿Cómo? No sé de qué me estás hablando, Em.
-¡Claro que lo sabes! ¡Estás comportándote como un completo tonto con Rachel! ¡Si sigues así la vas a perder! ¿Es que no lo ves?
-Em… yo…- intentó explicarse él.-¿Tú qué, Finn? ¡Llevas toda la ceremonia evadiéndola como si no existiese!
¡Rachel está embarazada y encima se siente sola! ¡Tu actitud no hace más que empeorar las cosas!
¡Rachel está embarazada y encima se siente sola! ¡Tu actitud no hace más que empeorar las cosas!
Ante las palabras de su prima, Finn no pudo contenerse más y comenzó a llorar desesperado en los brazos de Emily, que lo abrazó con fuerza.
-¡Ey! ¡Tranquilo! ¡Todavía hay tiempo para solucionarlo!
-¡No, Em! ¡He metido la pata! ¡He metido la pata y esta vez la voy a perder para siempre!- dijo Finn, secándose las lágrimas.
-A ver, no será para tanto, cuéntame qué ha pasado. Desde el principio…
-De acuerdo…Finn cogió una bocanada de aire para infundirse ánimos y empezar a relatarle a Emily lo que había sucedido tres semanas atrás en Nueva York.
-¿Qué has hecho qué?
-¡Yo no quería, Em! ¡Te lo juro! ¡Hice todo lo posible porque no pasara pero me pillo desprevenido!
-¡De acuerdo! ¡Te creo! -¿Qué hago, Em? ¡No puedo mirar a Rach a la cara sin sentirme una mierda por estarle ocultando algo!
-¡Pues tienes que contárselo todo enseguida, Finn! ¡Cuánto más tardes peor será!
-¿Tú crees que podrá perdonarme?-No lo sé… supongo que sí te escucha con el corazón sí tienes una posibilidad.
-Eso espero… ¿entramos?-Sí, será mejor o generaremos sospechas.
Emily acarició el brazo de Finn de forma afectuosa, para darle ánimos mientras caminaban juntos hacia el interior del restaurante. El banquete se celebraba en una carpa al aire libre y estaba todo lleno de mesas redondas para los invitados, la mesa rectangular para los novios y, al fondo del lugar, un círculo a modo de pista de baile y al lado un escenario para que los chicos pudieran cantar cuanto quisieran.
En la otra punta del local, Rachel observaba a los chicos, mientras Noah Puckerman no le quitaba ojo de encima.
-Noah, si me sigues mirando así me vas a desgastar. ¿Me puedes decir qué es lo que te pasa?
-¿A mí? Eh… no sé de qué me hablas, Berry…- dijo él, haciéndose el distraído.
-¿Cuándo te darás cuenta de que te conozco demasiado para creerme esa frasecita estúpida? ¿Crees que me olvidé de la conversación que tuvimos en mi casa hace unos meses?
-¿De qué estamos hablando exactamente?
-Pues verás, me dijiste que Quinn no era el amor de tu vida y desde ese día te pasas casi todo el tiempo encerrado en casa y sin hablar con nadie y hoy llevas todo el rato mirándonos a Emily y a mí… ¿De qué va todo esto, Noah?
-¡No es nada! ¡Sólo he estado un poco deprimido! ¡Ya me encuentro mejor! Con respecto a vosotras, es muy sencillo, las dos sois mis amigas y me preocupo de que estéis bien.
Vestidos de las chicas:
- Spoiler:
- Quinn:
Santana:
Britanny:
Tina:
Zapatos Emily, Santana y Britanny:
Mercedes:
Vestidos chicos:
- Spoiler:
- Esmoquín:
Corbata:
Flor:
Jade:
Zapatos chicos:
Última edición por Lau_finchelforever el Vie Mar 04, 2011 6:52 pm, editado 1 vez
Lau_finchelforever**** - Mensajes : 172
Fecha de inscripción : 23/12/2010
Edad : 34
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
Aquí dejo la segunda parte del capítulo:
-Noah… ¿hay algo que quieras decirme?- le interrumpió Rachel, mirándole a los ojos, muy seria.
-Rach, yo…
-¿Sabes qué? Creo que ese día me mentiste… no era Santana la chica que huyó de mi casa, ¿verdad?- dijo ella, observando a la morena, que coqueteaba con todos los chicos que pasaban por su lado.
-Rach, es mejor que no preguntes, por favor- suplicó el moreno, sin poder evitar que la tristeza le invadiese.
-De acuerdo… como quieras…
-Rach, yo…
-¿Sabes qué? Creo que ese día me mentiste… no era Santana la chica que huyó de mi casa, ¿verdad?- dijo ella, observando a la morena, que coqueteaba con todos los chicos que pasaban por su lado.
-Rach, es mejor que no preguntes, por favor- suplicó el moreno, sin poder evitar que la tristeza le invadiese.
-De acuerdo… como quieras…
Justo en el momento en el que Emily y Finn entraron al restaurante, Mercedes anunció que había llegado el momento de tirar el ramo. Todas las mujeres de la familia que estaban solteras se unieron desesperadas a Rachel, Quinn, Tina, Britanny, Emily y Santana, que se miraban entre sí algo asustadas.
-Creo que no deberíamos participar en esto- dijo Quinn, mirando a su alrededor.
-Bueno, supongo que serán inofensivas- apuntó Tina, dubitativa.
-Más les vale o conseguirán sacar lo peor de mí- dijo Santana, mirándose la pintura de sus uñas.
-Bueno, supongo que serán inofensivas- apuntó Tina, dubitativa.
-Más les vale o conseguirán sacar lo peor de mí- dijo Santana, mirándose la pintura de sus uñas.
Las chicas siguieron hablando y Mercedes comenzó la cuenta atrás… 3… 2… 1…. ¡YA!
Antes de que pudiera darse cuenta, una de las chicas tenía el ramo en su poder y miraba hacia abajo, completamente atónita mientras las demás solteronas se quejaban, abandonando la pista de baile en silencio.
-¡No me lo puedo creer! ¡QUINN, CONSEGUISTE EL RAMO!- chilló Mercedes, totalmente entusiasmada, mientras todas las chicas sonreían.
Quinn siguió con la vista fija en el ramo, que descansaba entre sus manos. Lo siguiente que hizo fue mirar a Sam, deseando que aquel gesto no le hiciese sentir incómodo a su novio. La rubia se sorprendió al ver que éste no sólo le sonreía de oreja a oreja, sino que se dirigía hacia el centro de la pista, sacando algo del bolsillo.
-Hola, Sam- le saludó la rubia, con una sonrisa nerviosa- ¿pasa algo?
-Tan sólo quería felicitarte por coger el ramo, princesa. Buena caza- mientras acariciaba su mejilla con dulzura, acercándola hacia sí para darle un beso tierno-¿Puedo preguntarte algo?
-Claro, Sam. Lo que quieras- contestó ella, con una sonrisa y un brillo especial en la mirada.
-Tan sólo quería felicitarte por coger el ramo, princesa. Buena caza- mientras acariciaba su mejilla con dulzura, acercándola hacia sí para darle un beso tierno-¿Puedo preguntarte algo?
-Claro, Sam. Lo que quieras- contestó ella, con una sonrisa y un brillo especial en la mirada.
Lo que pasó a continuación, provocó un grito ahogado de las chicas, al tiempo que los chicos se quedaban con la boca abierta. Sam se había alejado unos pasos de Quinn, se había arrodillado a sus pies y le tendía una cajita entre las manos, sin dejar de mirarla con absoluta adoración.
-Bueno, allá voy… ¿Quinn Fabray… quieres casarte conmigo?- preguntó el rubio, con una sonrisa tierna de medio lado.
-¿Me estás hablando en serio, Sam?- preguntó Quinn, con lágrimas en los ojos.
El rubio asintió, ampliando su sonrisa al tiempo que Quinn cogía la caja con el anillo entre sus manos para después mirar a su novio y asentir, totalmente emocionada.
-¡SÍ! ¡Claro que quiero, Sam!- gritó ella, arrojándose a sus brazos, que la alzaron en el aire durante algunos segundos, para después coger su mano y colocarle el anillo de compromiso y finalmente besarla con pasión, mientras los chicos gritaban y aplaudían absolutamente sorprendidos.
Rachel y Kurt fueron los primeros en acercarse a su amiga.
Rachel y Kurt fueron los primeros en acercarse a su amiga.
-¡Felicidades, Quinnie!- exclamó Rachel, abrazando a su amiga, con los ojos llenos de lágrimas.
-¡Gracias, Rach! -¡Ya mismo empiezo con los preparativos! ¡Tu vestido de novia será espectacular! ¡Dame un par de meses y lo tendré todo arreglado!- dijo Kurt, mientras la abrazaba.
-¡Bueno, no hay prisa!- dijo Quinn, algo asustada, ante tanto preparativo.
-No te preocupes, princesa. Todo se hará como tú quieras- le dijo Sam, rodeando su cintura con una mano.
-Gracias, no sabes lo feliz que soy en este momento- dijo ella, muy emocionada.
-Sí lo sé porque yo me siento así también.
-Sin embargo…
-¿Qué?- preguntó él, temeroso de sus palabras.
-¿Por qué ahora?- quiso saber ella.
-Bueno, tú me lo pediste primero y te dije que cuando estuviese preparado te lo pediría yo mismo. Ese día ha llegado y lo único que sé es que quiero pasar el resto de mi vida contigo, princesa.
-¡Ay, Sam! ¡Yo también!
-Sin embargo…
-¿Qué?- preguntó él, temeroso de sus palabras.
-¿Por qué ahora?- quiso saber ella.
-Bueno, tú me lo pediste primero y te dije que cuando estuviese preparado te lo pediría yo mismo. Ese día ha llegado y lo único que sé es que quiero pasar el resto de mi vida contigo, princesa.
-¡Ay, Sam! ¡Yo también!
Los chicos se fundieron en un beso apasionado, mientras todas las parejas se abrazaban, mirándose con ternura, excepto Finn y Rachel. La morena prefería no mirarle y ya se había dirigido hacia la mesa con Emily, que no se separaba de su lado y le lanzaba miradas de advertencia a Finn, que cada vez se sentía más culpable. Ya en la mesa, Rachel le dio algunas instrucciones a Emily.
-De acuerdo, mi primer consejo es este: no comas demasiado y hazlo lo más despacio que puedas. Por supuesto, nada de alcohol y si sientes náuseas avísame para que te acompañe al baño y te sujete.
-Dios mío, es horrible. ¿Cómo puedes soportarlo?
-Bueno, yo por suerte ya no tengo esos síntomas, pero se pasan rápido. Ya verás como al final merece la pena- le aseguró Rachel, con una sonrisa tierna.
-Sí, supongo, pero ahora siento que mi estómago va a explotar en cualquier momento. Esta mañana ha sido horrible.
-Te acostumbrarás a todo eso, ya lo verás. Tú avísame por si no me doy cuenta, ¿vale?
-Sí, gracias, Rach.-Dios mío, es horrible. ¿Cómo puedes soportarlo?
-Bueno, yo por suerte ya no tengo esos síntomas, pero se pasan rápido. Ya verás como al final merece la pena- le aseguró Rachel, con una sonrisa tierna.
-Sí, supongo, pero ahora siento que mi estómago va a explotar en cualquier momento. Esta mañana ha sido horrible.
-Te acostumbrarás a todo eso, ya lo verás. Tú avísame por si no me doy cuenta, ¿vale?
Las chicas fueron interrumpidas por Puck, Quinn, Sam, Kurt, Blaine y Finn, que también se sentaban en esa mesa.
-¡Rach! ¿Por qué te has ido tan rápido? ¡Te he estado buscando!- dijo Quinn, sentándose al lado de la morena, para sorpresa de Finn, que optó por sentarse al frente de su novia.
-¡Oh! Bueno, es que… estoy algo cansada, ya sabes, los tacones y el embarazo no es una buena combinación- se disculpó la morena, tomando a su amiga de una mano.
-¡Sí, entiendo! ¡Ay, Rach! ¡Kurt ya está planeando todo y quiero que seas mi dama de honor principal!- exclamó la rubia emocionada, mientras Kurt asentía también muy ilusionado y Rachel miraba a Blaine, que contemplaba todo algo aturdido.
-¡Chicos, un momento! ¿Cuánto tiempo lleváis hablando de esto? ¿Diez minutos?
-Me parece que ni eso, Miss Berry- comentó Blaine, en voz baja, pero lo suficiente como para que Rachel le dirigiese una sonrisa cómplice, al tiempo que Kurt y Quinn le fulminaban con la mirada y Sam no podía contener la risa.
-¡Bueno, bueno! ¡Que no cunda el pánico! ¡Tenemos cuatro meses para organizar esto!- dijo Sam, para relajar el ambiente.
-Sam tiene toda la razón, chicos- coincidió Rachel, que miraba de vez en cuando a Emily, que tenía cada vez peor aspecto y a la que Puck no quitaba ojo de encima, con el ceño fruncido.
-Sam tiene toda la razón, chicos- coincidió Rachel, que miraba de vez en cuando a Emily, que tenía cada vez peor aspecto y a la que Puck no quitaba ojo de encima, con el ceño fruncido.
Poco a poco fueron llegando los platos y los camareros comenzaron a servir el vino que acompañaba a la comida. Emily, de forma inconsciente, fue a tomar un sorbo, pero Rachel le dio un codazo, que hizo que una pequeña parte del líquido se derramase hacia delante, captando la atención de la mesa, en especial de Puck y Finn, que miraban confusos a las chicas.
-Voy al baño- dijo Emily, levantándose a toda prisa.
-¿Pero…?- comenzó Kurt.
-¡Te acompaño!- dijo Rachel, levantándose con cuidado, mientras se acariciaba el vientre con otra.
-¿Tú también vas al baño, Berry?- preguntó Puck, extrañado.-¡Sí, Noah! ¡Es lo que tienen las embarazadas! ¡Vamos al baño constantemente!
-Creo que voy a…-comenzó a decir Emily, con el rostro totalmente pálido.
-¡Vámonos!Los chicos observaron atónitos como Rachel tiraba con rapidez de Emily hacia el cuarto de baño, dónde la morena la ayudó, sosteniendo su cabello, mientras la castaña vomitaba apoyando las manos contra el retrete.
-Me siento como si me hubiese montado unas veinte veces en una montaña rusa a toda velocidad- dijo Emily, con el rostro blanco.
-Sí, suele pasar- le explicó Rachel, acariciando con una mano su espalda- ¿Ya estás mejor?
-Sí, eso creo- dijo la castaña- Dios, mírate, embarazada de cinco meses y agachada. Eso no puede ser bueno para tu bebé, Rach.
-Tú no te preocupes, que este pequeño o pequeña karateka está muy bien ahora.
-¿Karateka?- preguntó Emily, con una pequeña sonrisa.
-Sí… no sabes las patadas que pega, parece que va a tener carácter.
Las chicas se quedaron varios minutos en el baño, mientras Emily intentaba recomponer su aspecto y su peinado. Al ver que tardaban, Quinn entró al baño apresurada.
-¡Chicas! ¡Ya estábamos todos preocupados! ¿Ha pasado algo? ¿Es el bebé, Rach?- preguntó la rubia, preocupada.
-¡Tranquila, Quinnie! ¡Todo está bien! ¡Em y yo nos hemos entretenido cotorreando un poco, nada más!- le aseguró Rachel con una sonrisa.
-¡Genial, entonces! ¡Todos os estamos esperando! ¡Vamos a hacer el número para los novios y sólo faltáis vosotras dos!
-Claro, vamos.Las chicas salieron del baño y cada una ocupó su posición frente a sus respectivas parejas, de modo que quedaron: Finn y Rachel, Sam y Quinn, Puck y Emily, Santana y Jesse, Artie y Britanny, Tina y Mike y Kurt y Blaine. Finn miró a Rachel directamente a los ojos y le sonrió por primera vez aquella noche, preguntándole con la mirada si se encontraba bien. Este gesto sorprendió a la morena, que le devolvió la sonrisa con timidez, al tiempo que asentía, tranquilizando a su novio. Justo en ese momento, la versión de Marry you de los chicos comenzó a sonar y los chicos comenzaron a bailarla para la pareja de novios, que los miraban sonrientes.
Cuando la canción terminó, los chicos se abrazaron sonrientes entre ellos, al tiempo que Mercedes se reunía con ellos en la pista, para agradecerles el detalle. A continuación, la sala se oscureció, y los novios abrieron el baile con un vals. Luego, las demás parejas se fueron uniendo a la pista y al final quedaron en la mesa Finn, Puck, Rachel y Emily, que se había mareado ligeramente con el baile y casi se cae en brazos de Puck, que cada vez la miraba más preocupado. Por su parte, Rachel trató de no mirar a Finn, que no había vuelto a dirigirse a ella, pero que no se separaba de su lado en ningún momento. La noche fue pasando entre risas y bailes, hasta que Quinn se acercó a la mesa en busca de Rachel, justo cuando Finn se había decidido a contarle todo.
-¿Qué?- preguntó Rachel, con los ojos como platos.
-¡Todos piden un tema Blainchel!
-¿Blainchel?
-¡Sí, Blaine y tú! ¡Blainchel!
-¡Oh! ¡Bueno, está bien!
Rachel sonrió y tomó la mano que Quinn le tendía, pero Finn la detuvo agarrándola por un hombro.
-¿No puede esperar, Finn? Todo el mundo me está mirando.
-Es que…
-¡Luego se lo dices! ¡Vamos, Rach!
Sin más, la rubia arrastró a Rachel al escenario, que no dejó de mirar a Finn en todo el rato, al tiempo que el tema Don´t you want me comenzaba a sonar.
Al terminar la canción, todos empezaron a aplaudir como locos, mientras los chicos se sonreían entre sí. Rachel bajó las escaleras con cuidado, encontrándose con Finn al llegar al último escalón.
-Has estado maravillosa- le felicitó él, con una sonrisa suave.
-Gracias, Finn. ¿Qué es lo que querías decirme?
-Prefiero que nos separemos un poco de todo esto, ¿te importa?
-No, claro que no.
Los chicos salieron por un lado de la carpa y cuando el moreno se cercioró de que nadie podía escucharles, comenzó su explicación.
-Rachel, yo… quería explicarte mi actitud de estas últimas semanas. Me he comportado como un tonto y…
-¿Qué he hecho mal? ¿Es por mi aspecto, no? -¡¿Qué?! ¡NO!- exclamó Finn, con los ojos como platos- ¡Tú eres preciosa, Rach! El problema es que… he cometido un error y… yo…
Finn agachó la cabeza, incapaz de seguir, mientras sentía cómo sus ojos se humedecían. Rachel tomó su rostro por la barbilla, obligándole a enfrentar su mirada.
-Finn… me estás asustando… ¿Ha pasado algo que deba saber? ¿Tienes problemas en el trabajo? ¿Le pasa algo a tu familia?
-No, no… el trabajo va bien, la serie tiene bastante audiencia y mi familia está perfectamente. El problema es otro… soy yo, más bien, soy un desastre.
-¡No digas eso, Finn! ¿Por qué piensas eso?-Rachel… yo… prométeme que escucharás todo, de principio a fin…
-Te lo prometo, intentaré entender sea lo que sea que hayas hecho.
-De acuerdo… Rach, yo… me besé con Isabella… ¡Más bien ella me besó! ¡Yo no quería, te lo juro!- dijo Finn, en un tono desesperado.
-¿Qué? Finn, ya sé que la besas en muchas secuencias, no entiendo…
-Rachel, me refiero a un beso fuera de cámaras.
La morena se quedó petrificada ante tal afirmación, al tiempo que se llevaba la mano hacia su vientre y los ojos se le llenaban de lágrimas.
-¡Yo no quería! ¡Te lo juro! ¡Estaba en mi camerino ensayando mi texto y de repente entró y se me echó encima! ¡La rechacé en cuanto pude! Yo…
-No hace falta que me expliques más, Finn…Rachel se giró, conteniendo las lágrimas, dirigiéndose hacia la salida del lugar.
-¡Rachel, espera! ¡Sólo fue un beso largo! ¡No significó nada para mí! ¡Me dio asco!
-¿Sabes cuál es tu problema, Finn? ¡Que sigues pensando que lo importante es el maldito beso cuando NO es así!- gritó Rachel, fuera de sí, al tiempo que sentía como el bebé se removía incómodo en su vientre, captando el estado de ánimo de su madre.
-¿Ah, no?- preguntó él, confuso y asustado al mismo tiempo.-¡NO! ¡El problema es que acordamos ser sinceros el uno con el otro y has roto el pacto! ¡Ya no sé si puedo confiar en ti! ¡Todo este tiempo me lo has estado ocultando sin importarte todo el daño que tu actitud me causaba! ¡No tienes ni idea de lo sola y miserable que me he sentido estas semanas!- dijo la morena, entre lágrimas, encogiéndose ligeramente, a causa de las patadas que comenzó a asestarle su bebé.
-¡Rach! ¿Estás bien? ¿Qué te pasa?-¡Estoy bien! ¡Es sólo el bebé, que da patadas!
-¿En serio?- preguntó Finn, llevando la mano hacia su vientre.
Rachel dejó que posara su mano lo suficiente para sentir el movimiento de su pequeño, para después darse la vuelta, dispuesta a marcharse de allí.
-¡Espera, Rach! ¿Dónde vas?
-¡Espera, Rach! ¿Dónde vas?
-Me voy a casa, haz el favor y avisa a Emily por si quiere venirse con nosotros.
-¡No! ¡No voy a dejar que vayas sola hasta el coche!- insistió él, muy preocupado.
-Muy bien, como quieras- Rachel se giró y vio a Noah, que estaba apoyado sobre una de las columnas de allí y le hizo una seña para que se acercase- Noah, ¿puedes acompañarme hasta el coche? Finn te dará las llaves.
-Claro, Berry, como quieras.Puck miró a Finn sin entender nada y el moreno le tendió las llaves del coche, en silencio. Los dos morenos abandonaron el lugar, al tiempo que Finn iba a buscar a Emily, tras haberse despedido de todos.
-¿Qué ha pasado, Finn? ¿Se lo has dicho ya?
-Sí, pero todo ha salido mal- se lamentó el moreno.
-¡Si le hubieses dicho desde el principio te habrías ahorrado todo esto, Finn!
-¡Lo sé! ¡Ahora siento que la voy a perder si no hago algo ya!
-Entonces no hay tiempo que perder, hay que pensar en algo que le demuestre que la quieres de verdad.
-Sí, ¿pero qué?- pregunto él, angustiado- ¡Haré lo que sea!-Mmm… déjame pensar… ¡Ya lo tengo!
Emily susurró algo al oído de Finn, que finalmente sonrió ligeramente ante la idea de su prima.
-Sí, puede que funcione.
-Haz lo que sea, pero tienes que conseguirlo, primito.
-Sí, lo haré- dijo él.
Los chicos se alejaron de un lugar, sin imaginar que alguien había presenciado todo desde las sombras.
-Perfecto, todo está saliendo a pedir de boca. Muy pronto esa enana sin gracia y su mocoso serán cosa del pasado y Finn Hudson será completamente mío.
Isabella sonrió de forma diabólica, para después cubrir su rostro de nuevo con un pañuelo y salir del lugar sin que nadie la viera. Sin embargo, una mano se posó sobre su hombro, haciendo que se sobresaltase.
-¡Qué susto me has dado! ¿Qué haces TÚ aquí?
-Hoy teníamos reunión y he visto que te escabullías, así que te seguí. Mira, Isabella, no sé qué es lo que estás planeando, pero sea lo que sea no va a funcionar. Finn la quiere a ella.
-¿Quién te ha pedido tu opinión, mosquita muerta? ¡Tú no sabes nada! ¡Él otro día nos besamos! ¡Siente algo por mí y su relación con esa tiene los días contados!
-Yo que tú no estaría tan segura, yo vi perfectamente lo que pasó y las cosas no fueron así, él te apartó. Te rechazó, Isabella.
Isabella la miró con odio, para después agarrarla con fuerza por los cabellos.
-Yo que tú tendría más cuidado con lo que sale por esa boquita, querida Lau. Si cuentas algo de esto a esa estúpida, te lo haré pagar muy caro.
-No te tengo miedo. No hay nada que puedas hacerme- dijo Lau, soltándose de su agarre.
-Tal vez yo no, pero sé de alguien que te está buscando…-No te tengo miedo. No hay nada que puedas hacerme- dijo Lau, soltándose de su agarre.
La morena se quedó helada ante tal confesión, mirándola con terror en los ojos.
-Lo justo como para hacer que tu vida sea un auténtico infierno. De modo que ya sabes, querida. Tu silencio por el mío. Será nuestro pequeño secreto.
-Eres malvada…- contestó la morena, con los ojos llenos de lágrimas.
-Tal vez, pero todos tenemos algo que ocultar. Así que ya sabes que tienes que hacer. ¡Adiós, querida!
Sin más, Isabella se fue en silencio, al tiempo que Laura se apoyaba contra la pared, llorando desconsoladamente.
Dos semanas después, Rachel se preparaba para ir con Emily y Jesse a la ecografía dónde le dirían por fin el sexo del bebé. Rachel estaba emocionada, ya que llevaba meses esperando ese día y por fin éste había llegado, llenándola de felicidad. Las cosas con Finn habían mejorado ligeramente y, después de varios días sin dirigirle palabra alguna, Rachel decidió que lo mejor era pensar en el bienestar del bebéy seguir adelante. A pesar de que sentía que Finn no acababa de demostrarle que ella y el bebé le importaban de verdad. Cuando terminó de prepararse, se reunió con los chicos, que la esperaban abajo.
-¿Estás lista, Rach?- preguntó Jesse, con una sonrisa.
-Sí, vamos.
Los chicos llegaron a la consulta, dónde se sentaron en la pequeña salita a esperar su turno, mientras Rachel no podía dejar de pensar en Finn y en lo feliz que le haría que él estuviese a su lado en un día tan importante. Sin embargo, ese día él tenía grabaciones y se había disculpado con ella diciéndole que aquel día le era imposible faltar y que lo sentía él más que ella. Rachel agachó la cabeza resignándose al hecho de que él no vendría justo en el momento en el que la enfermera salía de la consulta y la llamaba para entrar a consulta. Rachel se levantó junto con Emily e iban a entrar, cuando una voz a lo lejos las detuvo.
-¡RACHEL, ESPERA!
Rachel se giró sorprendida, para encontrarse a Finn, que venía corriendo hacia ella, con un ramo de rosas rojas y dos ositos de peluche, uno con un lazo rosa y otro con uno azul.
-¡Perdonad el retraso! ¡Había un atasco horrible en el aeropuerto!- dijo el moreno, con una sonrisa tímida.
-¡Finn! Pero… ¿Qué haces aquí?- preguntó Rachel, totalmente sorprendida.
-¿Realmente creías que me iba a perder este día tan especial? Uno no conoce el sexo de su bebé todos los días. Además, tú y el bebé sois lo más importante en mi vida. Ningún papel va a cambiar eso jamás- dijo él, besando su frente- Te quiero, Rachel Barbara Berry.
-Yo también te quiero, Finn- contestó ella, muy emocionada.Sin más, los chicos entraron junto con Emily a la consulta, dónde el médico indicó a Rachel que se tumbase. Cuando todo estuvo preparado, el doctor le aplicó un poco de gel por la zona a explorar y comenzó a presionar el aparato contra el vientre de Rachel.
-De acuerdo, Rachel. Esta ecografía la haremos en cuatro dimensiones y así veréis con más precisión a vuestro bebé.
-Genial- dijo la morena, algo nerviosa- ¿podremos saber por fin el sexo?-Si se deja el pequeñín, sí- rió el médico- intentaremos buscar sus genitales para que sepan si es un niño o una niña.
Finn y Rachel se miraron emocionados, con sus manos entrelazadas. El sexo del bebé no era un problema para ellos. Lo único que querían era que viniese sano y que el embarazo marchase lo mejor posible. De repente, el doctor hizo varias instantáneas, destacando dos que aparecieron en la pantalla.
-Muy bien, pues por lo que veo van a tener ustedes un hermoso muchachito.
-¡Es un niño, Finn!- exclamó Rachel, llena de felicidad.
-¡Es un niño, Finn!- exclamó Rachel, llena de felicidad.
-Sí, es hermoso- dijo él, cogiendo el osito del lacito azul y echándose a llorar.
-Sí, esa imagen es de sus genitales, por suerte nos ha dejado verle bien y no hay duda de que esperan un niño.
-¿Entonces va todo bien?- preguntó Rachel.-Perfectamente, Rachel. Tan sólo te pido que sigas cuidando la alimentación como hasta ahora y que procures hacer cada vez menos actividades que requieran un sobreesfuerzo, pero sin dejar de hacer una vida normal. ¿De acuerdo?
-Sí, doctor.-Nosotros la cuidaremos- dijo Emily, acariciando su vientre, con disimulo, mientras lloraba de emoción.
Los chicos salieron de la consulta más felices que nunca y empezaron a llamar a todo el mundo para darle la buena noticia. Al día siguiente, Finn se tuvo que marchar a Los Ángeles, dónde se habían trasladado las grabaciones por unos meses. Finn se despidió de Rachel, llenando su rostro de besos y prometiéndole que a partir de ahora ningún secreto se interpondría entre los dos, o mejor dicho, los tres. En cuanto Finn se marchó, Emily se trasladó a casa de Rachel y los meses fueron pasando, mientras las tripitas de las chicas iban creciendo poco a poco. Tres meses después de aquel día, quedaban sólo dos semanas para la boda de Quinn, y Emily y Rachel andaban como locas ultimando con Kurt los últimos detalles. Las chicas volvieron a casa exhaustas y Emily dijo que subía a darse una ducha. Por su parte, Rachel fue hacia la cocina a beber un poco de agua, ya que se encontraban en pleno verano. Rachel miró el vaso, mientras las manos le temblaban, ya hacía un mes que había audicionado para el musical y todavía no había recibido respuesta. La morena estaba perdida en sus pensamientos justo cuando el timbre de la puerta captó toda su atención. Rachel fue corriendo a abrir la puerta y la persona que encontró era la que menos deseaba ver.
-¡Hola! ¿Tú eres Rachel? ¿la novia de Finn?
-Sí, soy yo. ¿Me puedes explicar qué es lo que haces aquí, Isabella?
¿Qué tramará Isabella? ¿Traerá de nuevo problemas para Finchel? ¿Cómo se llamará el hijo que espera Finchel? ¿descubrirá Puck que Emily va a tener un hijo suyo? ¿Qué pasará en la boda Fabrevans? ¡Todo esto en próximos capítulos! ;)
Última edición por Lau_finchelforever el Vie Mar 04, 2011 7:15 pm, editado 1 vez
Lau_finchelforever**** - Mensajes : 172
Fecha de inscripción : 23/12/2010
Edad : 34
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
Oh My God que hace esa brujaaaa ahi.... Blainchel el mejor dueto formado luego de St. Berry, me encanta sus voces juntas... I love you Blaine, I love you Rachel .... I love you All hahaha
Esta genial el capitulo Lau... ojala no nos abandones por tanto tiempo
Esta genial el capitulo Lau... ojala no nos abandones por tanto tiempo
almi********-*- - Mensajes : 1044
Fecha de inscripción : 25/11/2010
Edad : 43
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
que emocion
me encanto
ojala que todo
se solucione
entre emily y puck
me encanto
ojala que todo
se solucione
entre emily y puck
I just need you now-* - Mensajes : 1587
Fecha de inscripción : 20/04/2010
Edad : 31
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
wow !!!
adoro tu fic me encanta
odio a isabella ojala q finchel no se separe
por ella !!! la odiooo
el bb de finchel es un niño mi vida :3
genial los capitulos
continua .. espero tu actualizacion byeee
adoro tu fic me encanta
odio a isabella ojala q finchel no se separe
por ella !!! la odiooo
el bb de finchel es un niño mi vida :3
genial los capitulos
continua .. espero tu actualizacion byeee
'Ms Yazz Berry D' Groff-*- -
Mensajes : 2914
Fecha de inscripción : 17/01/2011
Edad : 27
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
MUYY FUEERTEE!
odiioo a isabeella es estupidaaaaa!!
aainns comoo dee lindoo es finn!
es niiñoo! ^^
esperooo actuaaliizaaciioon !!
odiioo a isabeella es estupidaaaaa!!
aainns comoo dee lindoo es finn!
es niiñoo! ^^
esperooo actuaaliizaaciioon !!
gossip gleek***** - Mensajes : 285
Fecha de inscripción : 23/11/2010
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
Ameee el capituloooo!!
Sam y Quinn se van a casar!! que emociion estoy tan feliiz!!
y Sam que romanticoo ame esa parteee!!! extraño Fabrevans!! me hiciste muy feliiz con estooo! :D
Emily embarazada!! un hijo de ella y puck Awww!
Estupida Isabella¬¬
siguelaaa esta supeer :D
Sam y Quinn se van a casar!! que emociion estoy tan feliiz!!
y Sam que romanticoo ame esa parteee!!! extraño Fabrevans!! me hiciste muy feliiz con estooo! :D
Emily embarazada!! un hijo de ella y puck Awww!
Estupida Isabella¬¬
siguelaaa esta supeer :D
angelita******* - Mensajes : 457
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 29
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
¡Hola a todos! ¡Ante todo os pido perdón por retrasarme tanto con el fic, pero he andando algo ocupada ultimamente! :|
Este capi creo que es el más especial, al menos para mí, y espero que
os guste. Muchas gracias a todas por seguir el fic :D Como siempre, super largo el capi e irá en dos partes :roll: Besitos para todos!!! ;)
Este capi creo que es el más especial, al menos para mí, y espero que
os guste. Muchas gracias a todas por seguir el fic :D Como siempre, super largo el capi e irá en dos partes :roll: Besitos para todos!!! ;)
Cáp. 15- Christopher
Isabella
se quedó junto al umbral de la puerta, sin moverse, mirando a Rachel
con una sonrisa fingida al tiempo que ésta la observaba con bastante
recelo, esperando impaciente su respuesta. Al sentir que su plan no
funcionaba con la morena, Isabella optó por seguir otra estrategia,
mientras mantenía la vista clavada en el suelo, simulando no saber qué
decir.
-Bueno…
yo…- dijo ella, mientras en su interior sonreía maliciosamente al tener
por fin frente a frente a su enemiga- quería conocerte, Finn me ha
hablado mucho de ti y tenía curiosidad, así que decidí venir a
visitarte. Espero no ser una molestia…
Rachel
se quedó dónde estaba, aferrando con fuerza el picaporte, sin saber qué
contestar. En ese momento miles de ideas se entremezclaban en su cabeza
y sólo podía pensar en la misteriosa llamada que había recibido tan
sólo unos días atrás…
Rachel
volvía a casa tras su última clase de preparación al parto cuando el
sonido del teléfono la sobresaltó. La morena cerró la puerta a toda
prisa y se dirigió hacia el salón para coger el teléfono, contestando al
instante.
-¿Sí?
-¿Rachel Berry?- preguntó una voz, completamente distorsionada, al otro lado de la línea telefónica.
-Sí, soy yo. ¿Quién es?
-No puedo decírtelo…- contestó la otra persona, algo nerviosa.
-Entonces, si no me dice quien es, me temo que nuestra conversación ha terminado.
-¡NO! ¡Espere! ¡Lo que tengo que decirle es muy importante!
-¡No
me interesa! ¡Seguro que es uno de esos admiradores trastornados! ¡No
sé porqué tiene mi teléfono pero le ruego que me deje en paz o llamaré a
la policía!
-¡Si me cuelgas ella podría haceros mucho daño a Finn y a ti!
-¿Cómo dice? ¡¿Cómo sabe mi nombre y de qué conoce a Finn?! ¡Conteste!
-Mira,
considérame un aliado… Finn es una persona cercana a mí y no quiero que
sufra. Lo vuestro es amor de verdad y no merecéis que ella lo arruine
todo.
-Eso no me garantiza que realmente conozca a Finn. Además, ¿a quién se refiere cuando habla de “ella”?
-Me refiero a Isabella Nichols, la compañera de reparto de Finn que anda persiguiéndole desde que la serie comenzó.
-¿Qué? ¿Tú cómo sabes eso?
-Eso
no importa ahora- continuó aquella persona- Lo fundamental es que
escuches atentamente lo que voy a decirte y sigas exactamente todas mis
indicaciones, o ella conseguirá su propósito.
-Es… está bien- contestó Rachel, dubitativa.
-Muy
bien, el plan es el siguiente: ella no tardará en encontrarte, eres su
principal objetivo y no dudará en ir a por ti, así que debemos darle
exactamente lo que quiere.
-¿Qué? ¿De qué demonios me estás hablando?-le interrumpió la morena, muy nerviosa.
-¡Haz
el favor y escucha, Rachel! ¡Isabella es muy peligrosa! ¡Todos los
novios que ha tenido han acabado huyendo del país o algo peor!
-No…
tiene que ser una broma lo que me estás diciendo- dijo la morena,
cubriendo su abultado vientre con una mano, al tiempo que el teléfono
temblaba entre sus dedos.
-Lo siento pero lamentablemente es así. Si no me crees puedes buscar información y verás que no te miento.
-¿Cómo sabes tanto de ella?
-La
conozco desde hace algunos años, es todo lo que puedo decirte… Rachel,
es muy importante que confíes en mí y sigas mis instrucciones, por nada
del mundo quiero que te pase nada a ti ni al bebé que esperas. Ahora lo
principal es proteger a tu pequeño.
-¿También sabes lo de mi bebé?
-¡Sé
todo lo que Finn me cuenta! ¡Pero si quieres protegerle a él no debes
hablar de esto con nadie! ¡Si ella descubriese un ligero cambio en su
relación con Finn todo nuestro plan se iría al garete!
-Pero… ¿Cómo sé que no quieres hacernos daño?
-Rachel…
Isabella irá a visitarte muy pronto, tienes mi palabra. Si no lo hace,
prometo que no volveré a ponerme en contacto contigo.
-De… de acuerdo… ¿Qué quieres que haga?
-Gracias,
Rachel, no te decepcionaré. Pues verás, lo fundamental es que ella crea
que su plan va sobre ruedas. Cuando ella vaya a verte tendrás que
hacerle creer que has caído en su trampa, que estás en su poder.
-¿Para qué voy a hacer algo así?- preguntó Rachel sin entender.
-¡Es
la única manera de ganar algo de tiempo! ¡Tenemos que encontrar pruebas
que la desenmascaren delante de ti y de Finn! ¡Pero Isabella es muy
astuta y no las conseguiremos así como así!
-Muy bien, ¿Qué tengo que decirle?
-Por
lo que sé, intentará hacerte daño, tienes que hacerle creer que hay
otra persona, debes conseguir que sospeche que hay alguien entre Finn y
tú.
-¡¿QUÉ?! ¡Pero entonces Finn me dejaría si ella le contase esa mentira!
-No
te preocupes, hablaremos con Finn después, pero por ahora es mejor que
no lo sepa. Es lo más seguro para todos. ¿Hay algún amigo que pueda
ayudarnos con el plan?
-Sí,
tengo un buen amigo que aceptará sin dudarlo. Entonces, en cuanto
Isabella venga debo dejarla hablar y fingir que hay algo más que
amistad entre esa persona y yo, ¿no?
-¡Exacto! ¡Me pondré en contacto contigo muy pronto y te diré cuál es el siguiente paso a seguir!
-¡Espera! ¡Tienes que darme una pista al menos sobre quién eres!
-Lo
siento, Rachel, pero no puedo decírtelo. Yo también estoy en peligro y
revelarte mi identidad es lo menos aconsejable en este momento. Te
prometo que pronto nos encontraremos y podremos hablar tranquilamente de
todo esto, pero primero hay que hacerle creer a Isabella que tu
relación con Finn no pasa por su mejor momento y que hay otra persona en
tu vida.
-Muy bien, confiaré en ti. Sólo espero que cumplas tu palabra.
-Lo haré, hasta pronto, Rachel.
Dicho
esto, aquella persona colgó el teléfono, terminando la conversación,
justo cuando alguien llamaba a la puerta. Rachel se levantó con cuidado y
fue a abrir, encontrándose a Jesse, que esperaba sonriente, pero cambio
de expresión al ver el rostro de su amiga.
-¡Ey! ¿Rach, estás bien?
Rachel
miró a ambos lados de la casa y después tiró de la camisa del castaño,
haciéndole entrar al recibidor en un solo movimiento.
-¡Guau! ¿Qué es lo que me he perdido?- preguntó Jesse, totalmente sorprendido.
-¡Cállate
y escucha, por favor!- le rogó la morena, llevándole hacia el salón,
dónde le hizo una seña para que se sentase- Jesse, acabo de recibir una
llamada anónima y necesito que me ayudes con algo.
-¿Qué? Pero…
-¡Es muy importante! ¡Tiene que ver con esa chica que besó a Finn!
-¿Esa
loca? ¿Qué demonios quiere ahora? ¿No pensará hacerte algo a ti o al
bebé, verdad?- preguntó el castaño, con los puños apretados.
-¡Cálmate,
Jesse! ¡De eso mismo trata la llamada que he recibido! ¡Tenemos que
hacer algo que arruine los planes de esa desequilibrada!
-Dime que puedo hacer para ayudarte- le rogó el castaño, con una expresión seria en el rostro.
-Tan
sólo necesito que te instales cerca de aquí durante unos días y estés
atento a tu teléfono. Según esta persona, Isabella vendrá pronto a
visitarme y será entonces cuando necesite tu ayuda.
-¿Qué quieres que haga?
-Jesse, necesito hacerle creer a Isabella que entre tú y yo hay algo más que amistad.
-¿Qué?
¿En serio? ¿Quieres que crea que estamos juntos? ¿Quieres que haga algo
que le haga sospechar que puedo ser el padre del niño?
-¡Sí!
¡Buena idea, Jesse! ¡Finn sabe perfectamente que cuando volvimos a
vernos ya estaba embarazada! ¡Tenemos que hacerle creer que entre Finn y
yo las cosas no van bien! ¿Me ayudarás?
-¡Sí, por supuesto! ¡Haré todo lo que esté en mi mano para protegeros a ti y al bebé!- le aseguró el castaño con una sonrisa.
-Gracias, Jesse, eres un buen amigo- le agradeció ella, abrazándole- Por cierto, ¿qué te trae por aquí?
-¡Oh! ¡Bueno, es que habías olvidado tu paraguas en el coche y vine a traértelo!- dijo él, tendiéndole el objeto.
-Perdona, ando algo despistada últimamente con tanta cosa.
-No te preocupes, Rachel, es normal. Ahora lo importante es librarse de esa lunática lo antes posible.
-Te mandaré un mensaje cuando venga para que hagas tu aparición, ¿de acuerdo?
-Sí, aquí estaré.
Los
chicos siguieron charlando por un largo rato, acordando todo lo que le
dirían a Isabella ese día. Una vez se pusieron de acuerdo, el castaño se
despidió y Rachel subió a su habitación, dónde Emily se había quedado
dormida. Rachel sonrió al contemplar la hermosa curva en el vientre de
su amiga, que ya tenía casi seis meses de embarazo y esperaba una niña
para el mes de diciembre. Rachel se tendió a su lado en la cama y no
tardó mucho en quedarse dormida, perdida en sus pensamientos.
Las palabras de Isabella hicieron que Rachel volviera al mundo real.
-¡Rachel! ¿Estás bien?- preguntó Isabella, con un falso tono de preocupación.
Rachel
sacudió la cabeza en un rápido movimiento, despejando todas sus dudas y
decidida a seguir las instrucciones que aquella misteriosa persona le
había dado.
-¡Perdona! ¡Es sólo que me sorprende verte por aquí! ¿No se supone que deberías estar grabando con Finn en Los Ángeles?
-¡Oh, es eso! Pues verás, yo ya he terminado de grabar mis escenas hoy y pensé que quizá había llegado el momento de conocernos.
-¡Vaya, qué sorpresa! Pero… ¿Por qué tanto interés en conocerme, Isabella?
-¡Llámame
Bella, por favor! Como ya te dije, Finn me ha hablado mucho de ti y de
vuestra relación… sé que últimamente habéis estado un poco distanciados…
-Sí,
bueno, es lógico pues Finn está en Los Ángeles y yo debo quedarme aquí
en Ohio por el bien del bebé- dijo Rachel, acariciando su vientre de
forma protectora.
-¡Oh,
el bebé! ¡Lo había olvidado completamente! ¡Qué tonta!- dijo Isabella,
negando con la cabeza- ¡Perdóname, Rachel! ¿Bueno, cómo está el rena…
quiero decir, el pequeñín?
-Estupendamente… muy pronto saldré de cuentas y…
-¿En serio? ¡Oh, eso es fantástico!
-Sí, supongo- dijo Rachel, lamentando haber hablado más de la cuenta.
-¿Te encuentras bien?- preguntó Isabella, al notar un cambio en la actitud de la morena.
-¡Sí, muy bien!- exclamó Rachel, algo nerviosa- ¿Te gustaría pasar?
-¡Claro!- dijo ella, con una sonrisa- ¡Qué casa más bonita! ¿Vives aquí sola, Rachel?
-No, la prima de Finn se ha instalado aquí conmigo para ayudarme en mis últimos meses de embarazo.
-Entiendo…
¡Qué lástima que no puedas compartir estos momentos con Finn!-dijo
Isabella, poniendo una sonrisa malvada en su rostro cuando Rachel se
giró para colgar su abrigo en el perchero del recibidor.
-Sí, es una pena…. ¿Quieres tomar algo?- preguntó Rachel, dándose la vuelta.
-De acuerdo, te espero en el salón.
Rachel
fue tan rápido como pudo a la cocina y allí sacó su móvil, para
mandarle el mensaje a Jesse. Una vez lo envió, fue corriendo a la
nevera, a sacar un par de refrescos para después volver junto a
Isabella, que observaba los retratos del salón con curiosidad.
-¡Perdona la tardanza!
-¡Oh, no pasa nada! Te decía antes que debe de ser muy duro estar tanto tiempo lejos de Finn…
-Bueno,
hay que verlo por el lado positivo, muy pronto terminaréis de rodar la
temporada y Finn podrá volver conmigo aquí a Ohio.
-Sí, supongo que tienes razón… ¿Qué tal van las cosas entre vosotros? Últimamente he notado a Finn un poco distraído…
Rachel miró a Isabella de reojo y decidió que aquella era la ocasión perfecta para iniciar su plan de contraataque.
-Sí,
bueno, es normal… Finn no ha podido venir conmigo a las clases de
preparación al parto y he tenido que pedirle el favor a Jesse.
-¿Jesse? ¿Quién es Jesse?- preguntó Isabella, con los ojos llenos de curiosidad.
-¡Oh!
¡Jesse es uno de mis mejores amigos y también fue mi primer novio
formal en el instituto!- dijo Rachel, sonriendo, al ver que su plan iba
sobre ruedas- ¡Somos almas gemelas, a los dos nos encanta el mundo del
espectáculo!
-¡Vaya! ¡Menuda joya el tal Jesse! ¿Por qué terminaste con él y corriste a los brazos de Finn si era tan perfecto?
-Jesse
era guapo, sensible y talentoso pero tenía demasiada ambición y
prefirió un trofeo de oro con su nombre grabado a estar conmigo. Finn no
era tan inteligente y refinado, pero sí que era increíblemente guapo y
tierno conmigo, con él descubrí el amor verdadero y aunque nuestra
relación tuvo muchos altibajos, al final siempre hemos vuelto el uno al
lado del otro.
-Oh… qué conmovedor- dijo Isabella, apretando los dientes- ¿Qué opina Finn de que Jesse te ayude con todo? ¿Le parece bien?
-Bueno, me temo que ese es un asunto delicado- dijo Rachel, fingiendo preocupación.
-¿Complicado? ¿Por qué?
-Finn siempre ha odiado a Jesse, pues me alejó de su lado justo cuando él descubrió que me amaba de verdad.
-Ah, entiendo… ¿Se llevaban como el perro y el gato, no?
-Algo
así, ahora son más civilizados, pero…- Rachel se acercó más a Isabella,
y comenzó a susurrarle, a modo de confidencia- entre nosotras, creo que
aún se odian bastante y si Finn descubriese algunas cosas que hice en
su ausencia…
-¿Algunas cosas? ¿A qué te refieres?- quiso saber Isabella, que sonreía triunfal en sus adentros.
-Bueno, algunos días Emily, la prima de Finn, no podía quedarse conmigo y… Jesse se quedó a dormir aquí…
-¡¿Qué?! ¿Has dormido con él?
-¡No,
no! Bueno… a veces se quedaba a cuidarme hasta que me quedaba dormida,
pero nada más- dijo Rachel, tratando de quitarle importancia.
-Ya… entiendo…
Isabella no cabía en sí de felicidad e iba a formular otra pregunta justo en el momento en que el timbre de la puerta sonó.
-¡Vaya! ¿Quién será a estas horas?- preguntó Rachel, simulando sorpresa- Ahora vuelvo.
Rachel
fue hacia la puerta y cuando la abrió descubrió a Jesse, que la miraba
sonriente y se abalanzó sobre ella para darle un abrazo muy efusivo, que
podía malinterpretarse.
-¡Jesse! ¿Qué… qué haces aquí?- preguntó Rachel, en un tono nervioso.
-¡Hola, preciosa! ¿Cómo está mi pequeñajo?- dijo él, mientras acariciaba su vientre con extremo cuidado.
-Eh… los dos estamos bien- dijo Rachel, algo tímida.
-¡Vaya,
veo que tienes compañía!- comentó Jesse, al ver a Isabella, que
esperaba junto a la puerta del salón y lo miraba con curiosidad- ¡Hola,
soy Jesse! ¡Un buen amigo de Rachel!
-Hola, Jesse. Soy Isabella Nichols, una compañera de trabajo de Finn.
-Sí… Finn nos ha hablado mucho de ti…- dijo el castaño, con una sonrisa y pasando un brazo sobre el hombro de Rachel.
-¿En… en serio?- preguntó Bella, boquiabierta.
-¡Sí, todos los días me habla de tu enorme talento y tu hermosa voz!- dijo Rachel, con una sonrisa.
-Vaya… yo… no sé qué decir…- consiguió contestar la morena, muy sorprendida.
-¡No seas modesta, Bella!- exclamó Rachel- ¿Os apetece cenar algo?
-¡Claro, Rach!- dijo Jesse, mirándola con un brillo especial en los ojos que no pasó inadvertido para Isabella.
-Por mí, perfecto- respondió Bella, que no cabía en sí de felicidad.
La
cena transcurrió con miradas entre los chicos, al tiempo que Jesse se
encargó de preguntar constantemente por la salud del bebé, mientras
comentaban algunas anécdotas de las clases de preparación al parto. Al
terminar la velada, Isabella tenía la certeza de que había algo entre
esos dos y que posiblemente el hijo que Rachel llevaba en su vientre
fuese del tal Jesse. Con una sonrisa triunfal, Isabella se disculpó y se
marchó a toda prisa rumbo a Los Ángeles, dónde al día siguiente pensaba
contarle todo con pelos y señales a Finn. Por su parte, en cuanto la
morena se marchó, Rachel y Jesse juntaron sus copas, festejando el éxito
del plan y pensando en el siguiente paso a seguir para librarse de
aquella lunática de una vez por todas.
Al
día siguiente, Finn y Lau estaban terminando de ensayar cuando Isabella
entró en el estudio abriendo la puerta de par en par y sorprendiendo a
los chicos.
-¡Hola Finn!- saludó la morena con una sonrisa, para después mirar a Lau con cara de pocos amigos- Hola, tú.
-¡Isabella! ¡No le hables así!- se quejó el moreno, mirándola con seriedad.
-No te preocupes, Finn. No me importa- apuntó Laura, con una sonrisa suave.
-Sí, muy bonito todo… ¿Te importaría dejarme a solas un momento con Finn, mona?
-Sí, como no… ¡Adiós, Finn! ¡Luego nos vemos!- dijo Lau, recogiendo sus zapatillas de ballet y abandonando la sala.
-¡Por fin! ¡No sé cómo puedes aguantarla! ¡Es un bicho raro!
-Isabella… no empieces…- le suplicó Finn, perdiendo la paciencia.
-¡Perdona,
perdona! ¡En realidad no vengo a hablar de eso! ¡Mira lo que tengo!-
dijo, mostrándole un par de tickets- ¡Son dos entradas para el concierto
que ofrece Bon Jovi en Los Ángeles este fin de semana! ¡Sé que te
encanta el rock y he pensado que podríamos ir juntos!- apuntó ella, con
una sonrisa.
-Lo siento, Isabella. Sin duda lo del concierto suena genial, pero ya tengo planes. De veras que lo lamento, otra vez será.
Finn se levantó e iba a marcharse, cuando la voz de Isabella le detuvo.
-¿Vas a ir a ver a Rachel?- preguntó ella, conteniendo la rabia que sentía.
-Sí, es la boda de dos de nuestros mejores amigos y no puedo faltar.
-Entiendo… bueno, pues ten cuidado- le advirtió ella, conteniendo una sonrisa malvada.
-¿Por qué?- preguntó él, con el ceño fruncido.
-Bueno, no sé… Puede que sean sólo suposiciones mías pero quizá no te espere sola esta vez…
-¿Qué quieres decir? ¿De qué hablas?- preguntó él, muy serio.
-Espero que no te moleste, pero ayer fui a visitarla y…
-¡¿QUÉ?! ¡¿Después de lo que pasó?! ¿Cómo se te ocurre, Isabella?
-¡Finn! ¡Tranquilo! ¡Rachel fue muy amable y creo que olvidó por completo aquel malentendido!
-¡Maldita sea, Isabella! ¿Qué demonios le has contado?
-¡Nada! ¡No le he dicho nada! ¡Tan sólo quería conocerla!
-¿Para qué?
-¡Por curiosidad, nada más! ¡De todas maneras, no debes preocuparte! ¡Está bien acompañada!
-Mi prima está con ella, las dos están embarazadas y se ayudan mutuamente.
-En realidad, yo me refiero a otro tipo de compañía.
-No entiendo de qué me hablas.
-¿El nombre de Jesse te dice algo?
Finn no pudo evitar que sus puños se tensasen ligeramente al oír de nuevo aquel nombre, pero trató de disimularlo.
-¿Qué pasa con él?
-Ayer,
no fui la única que pasé a visitarla. Al parecer él la está ayudando
con todo lo del parto. De hecho, es muy protector con el bebé. No dejó
de cuidar a Rachel en toda la cena.
-¿Qué? ¿Jesse se quedó a cenar?
-No sólo eso, Finn. Me temo que hay más cosas.
-¿Qué quieres decir?- quiso saber él, inseguro de repente.
-Bueno,
se supone que esto era un secreto, pero tú eres mi amigo y mereces
saber la verdad: Jesse se ha quedado a dormir en tu casa y en tu cama,
con Rachel.
-¡¿QUÉ?! ¡¿Pero qué demonios te pasa?! ¡No, eso no es posible!
-¡Pregúntaselo
a ella, no creo que sea capaz de negarlo! Lo siento mucho, Finn. Siento
que hayas tenido que enterarte de todo esto de este modo.
-¿De qué hablas?- preguntó él, muy enfadado.
-¿Es que no lo ves, Finn? ¡El hijo que espera Rachel es suyo! ¡Rachel te ha engañado con Jesse!
-¡Cállate!-
gritó él, preso de la rabia- ¡No vuelvas a decir esa clase de cosas!
¡Eso es mentira, Isabella! ¡¿Pero qué es lo que tienes en la cabeza?!
¡Estás loca! ¡Eso es imposible!- exclamó Finn, fuera de sí.
-¡Si no me crees, habla con ella!- le respondió ella, presa de la ira.
Finn
abandonó la sala dando un portazo y poco después pasó junto a la sala
de baile, dónde Lau ensayaba su número para el capítulo que iban a
grabar esa tarde. La morena se giró sorprendida al sentir el golpe de la
puerta y vio a Finn salir disparado de la sala, muy enfadado. Laura se
escondió en un rincón para descubrir después a Isabella, que sonreía de
forma despiadada, y no pudo evitar que su estómago se retorciese, presa
del miedo. Lo último que vio la morena fue a Isabella alejándose hacia
su camerino, con una sonrisa malvada tatuada en el rostro.
Mientras
tanto en Ohio, Emily y Rachel estaban en la cocina, preparando un
bizcocho de limón con una receta que Carole les había dado. Tan sólo
unos días atrás, la morena se había pasado por su casa y ambas habían
disfrutado viendo viejas fotos de cuando Finn era tan sólo un crío.
Rachel descubrió emocionada que su novio no había cambiado en absoluto.
Aquel niño ya tenía su inconfundible sonrisa de medio lado y sus
hermosos ojos marrones, en los que ella se perdía una y otra vez. Carole
le explicó emocionada cómo era la relación del padre de Finn y él, la
conexión que existía entre ambos, a pesar de que por aquel entonces Finn
era tan sólo un bebé. Christopher Hudson siempre se había desvivido por
su único hijo y abandonarle a él y a su esposa para irse de misión a
Irak fue sin duda lo más duro que hizo en su vida. A pesar de que él ya
no estaba, Carole le contó a Rachel lo mucho que había de Christopher en
Finn. No sólo se parecían físicamente, sino que ambos tenían un
carácter parecido y Finn había heredado su capacidad de liderazgo.
Rachel sonrió una vez más al recordar aquellos momentos, mientras
observaba a lo lejos la pequeña foto que Carole le había regalado en la
que salía Christopher sosteniendo a un Finn de tan sólo unos meses de
vida. Emily se giró extrañada para sonreír al darse cuenta de qué era lo
que estaba observando su amiga.
-¿Te gusta esa foto, verdad?
-Me encanta. De hecho, creo que se ha convertido en mi favorita- dijo ella, acariciando su vientre con ternura.
-¿Cómo te sientes?- preguntó Emily, imitando el gesto de la morena con su propio abdomen.
-Bueno,
a veces se mueve toda la noche, pero son falsas alarmas. Al parecer,
este pequeñín está esperando el momento oportuno para nacer.
-¿Te refieres a cuando Finn esté cerca?
-Sí, eso creo, aunque sea una tontería- dijo Rachel, sonriente.
-¡No tiene porqué! ¡Los bebés son muy inteligentes! ¡La mía va a ser una boxeadora de cuidado!
-¿De modo que un karateka y una boxeadora?- preguntó la morena, alzando una ceja- Buena combinación…- mientras asentía.
-Sí, eso me parece- dijo Emily, entre risas- Por cierto, ¿Has hablado ya con Finn sobre lo que te dijo esa loca?
-No, aún no… estoy esperando a que ella realice algún movimiento.
-¡Aún no entiendo porqué no me despertaste! ¡Si la hubiese tenido delante le hubiese dicho un par de cositas!
-¡No quiero involucrarte a ti también, Em! ¡Bastantes problemas tienes tú ya!- dijo Rachel, en un suspiro.
-¿Finn aún no me ha perdonado?- preguntó la castaña, agachando la cabeza.
-Dale
tiempo, Em… para él ha sido muy repentino enterarse así de tu embarazo…
y que no quieras decirnos quién es el padre tan sólo empeora las cosas…
-¡Pues no entiendo porqué! ¡Este bebé es mío y punto! ¡Si Finn me quisiese lo respetaría!
-¡Claro
que lo respeta! ¡Lo que pasa es que te quiere mucho y no se perdona no
haberte protegido más! ¡Los dos te queremos! ¡Pero el padre de tu hija
tiene que decir algo en todo esto! ¡Finn tiene razón, Em! ¡No puede
desentenderse de ese modo! ¡Tienes que decírselo!
-Pero… no puedo- dijo ella, con los ojos llenos de lágrimas.
-¿Por qué, Em?- preguntó Rachel, preocupada- ¿Qué es lo que tanto te tortura? ¿Qué te impide ir y decírselo?
-Yo… te prometo que lo sabrás muy pronto… también Finn… todos lo sabréis…
El sonido del móvil interrumpió la conversación de las chicas.
-Mira, hablando del rey de Roma- dijo Rachel, mirando el identificador de llamadas- ¿Sí?
-¿Rachel?- preguntó Finn, muy nervioso.
-¡Hola, Finn!- contestó ella sonriente- ¿Cómo estás?
-Rach, tenemos que hablar, es muy urgente- dijo él, en un tono grave.
-Claro, dime- dijo Rachel, sonriendo al comprobar que Isabella había caído en su trampa.
-¿Es cierto que Isabella fue ayer a casa a visitarte?
-Sí, se pasó por aquí- contestó ella, restándole importancia.
-¡¿Cómo se te ocurre abrirle la puerta, Rach?! ¿Qué demonios te ha dicho?-quiso saber él, con evidente enfado en la voz.
-¡Tranquilo, Finn! ¡Está todo bajo control! ¡Tan sólo deja que te explique y lo comprenderás enseguida!
-¡Tú no lo entiendes, Rach! ¡Ella dice que tú y Jesse…!
-¿Qué Jesse y yo tenemos una aventura, no?
-Sí… ¡Un momento! ¿Cómo? ¿Entonces…?
-¡Finn!
¡Es una trampa! ¡Tan sólo le he dado a esa lunática la información que
quería! ¡Jesse sólo es un amigo y no puede ser el padre de nuestro hijo!
¡Cuando Jesse y yo volvimos a encontrarnos ya estaba embarazada de ti!
¿Acaso no lo recuerdas?
-¡Claro que lo recuerdo! ¡Por eso no entiendo nada!
-Será mejor que empecemos desde el principio…
Rachel
le explicó a Finn todos los detalles de aquella misteriosa llamada que
había recibido unos días atrás y los pormenores del plan que había
trazado con la ayuda de Jesse.
-¿QUÉ?
¡¿Cómo se atreve esa loca a meterse en nuestras vidas?!- preguntó Finn,
cada vez más enfadado- ¡Ya mismo voy a hablar con ella!
-¡NO, Finn, tienes que escucharme! ¡Necesito que le sigas el juego! ¡Tienes que hacerle creer que dudas de mí!
-¡Pero Rach…!
-¡Finn!
¡Jesse estará allí mañana! ¡Ya ha cogido un vuelo de última hora! ¡En
cuanto llegue tienes que fingir que estás furioso porque crees que hay
algo entre él y yo!
-¡No entiendo! ¿Por qué no podemos enfrentarnos a ella?
-¡Isabella
es muy peligrosa! ¡La persona que me llamó parece conocerla bastante
bien! ¡Por ahora lo mejor es hacerle creer que todo le está saliendo a
la perfección! ¿Me prometes que le seguirás el juego? Hazlo por nuestro
bebé, por favor- le rogó Rachel, desesperada.
-¡Está bien! ¡Mañana llamaré a Jesse para acordar todo! ¡No quiero que nada se estropee!
-¡Gracias, Finn!
-No hay porqué darlas. Haría lo que fuese por ti y por nuestro pequeño.
-Te quiero, Finn, nunca lo olvides.
-No lo haré. Yo también te quiero, Rach.
-¡Llámame mañana para ver qué tal ha salido todo!
-¡Sí, lo haré! ¡Hasta luego!
Finn colgó el teléfono y respiró aliviado, para después abrir la puerta y encontrarse a Isabella, que estaba a punto de llamar.
-¡Hola, Finn! ¿Va todo bien?
Finn agachó la cabeza y se dispuso a interpretar su papel en el plan de los chicos.
-No… tenías razón… Rachel no ha querido contestar a mis preguntas…
-¿Lo ves?- dijo ella, conteniendo una sonrisa de triunfo- te lo dije.
-Sí, es cierto… ahora sólo quiero matar a ese desgraciado.
-¡No, Finn! ¡No te rebajes a su nivel! ¡Eso sería un error! ¿Por qué no mejor vienes a mi casa y lo hablamos?
-De acuerdo… pero sólo un rato- dijo él, siguiéndole el juego.
En ese momento apareció Lau, que aún llevaba puesto su atuendo de baile.
-¡Finn! ¿Te ocurre algo? Tienes mal aspecto- comentó ella, algo preocupada.
-¡Estaba
perfectamente hasta que has llegado tú!- le espetó Isabella con
desprecio- ¡Vamos, Finn! ¡Mi chófer ya está abajo y nos llevará dónde
quieras!
Sin
más, Isabella tiró del brazo de Finn, arrastrándole hacia la salida
mientras el moreno se giró por última vez para mirar a su amiga y
guiñarle un ojo, en señal de que todo estaba bien. Laura sonrió, más
relajada, y fue a recoger sus cosas para después dirigirse al estudio y
grabar las escenas que tenía pendientes.
Aquella
noche, cuando Finn pudo deshacerse de Isabella, llamó a Jesse, que ya
se encontraba en Los Ángeles, para acordar qué es lo que harían al día
siguiente. Los chicos estuvieron hablando durante varias horas hasta
que todo quedó perfectamente planeado y después ambos se fueron a
dormir, deseando que todo saliese a la perfección para mantener a salvo
tanto a Rachel como al bebé.
A
las diez en punto de la mañana siguiente, Jesse ya estaba preparado
junto a la recepción de los estudios. El castaño puso su mejor sonrisa y
después se acercó a la secretaria, que le miraba de reojo con
curiosidad.
-Buenos días… disculpe… ¿podría decirme si aquí se graba la serie “music 2 me”?
-Sí, es aquí… ¿Por qué lo pregunta?
-Bueno, me llamo Jesse St. James y venía a ver a uno de los actores del reparto, Finn Hudson.
-¡Oh! ¡El señor Hudson! ¡Sí, trabaja aquí! ¿Es usted familiar suyo?
-Bueno,
no exactamente… soy un amigo de su novia, que está embarazada de casi
nueve meses. Ella le ha comprado una especie de amuleto y me ha pedido
que se lo traiga para que le dé suerte en su último día de rodaje, ya
sabe… cosas de enamorados- explicó él, con una sonrisa encantadora.
-Sí, ya veo… ¡Qué bonito! ¿Me disculpa un momento? Voy a llamar a la señorita Roads para que me confirme la cita
-Claro, aquí espero.
La
secretaria marcó el número sin dejar de mirar a Jesse con una sonrisa
coqueta. Tan sólo unos segundos después, Amy Roads, la representante de
Finn, confirmó las palabras de Jesse y el castaño subió las escaleras a
toda prisa hacia los estudios, dónde el plan daría comienzo. Una vez
allí, comenzó a moverse con rapidez entre los pasillos para encontrar el
camerino de Finn cuando, de repente, algo se cruzo en su camino y esa
persona y él cayeron al suelo. Jesse abrió los ojos lentamente, aturdido
por el choque, para después descubrir que debajo de él se encontraba la
criatura más hermosa y delicada que había visto en toda su vida. Jesse
sonrió al comprobar que la chica estaba en perfecto estado, aunque aún
no había pronunciado palabra alguna. Sin darse cuenta, Jesse comenzó a
recorrerla con su mirada de la cabeza hasta los pies, descubrió
encantado que tenía una hermosa melena de color negro azabache que le
llegaba hasta los hombros y que sus labios eran de color rosado y
parecían tiernos y carnosos. A continuación, se fijó en sus hermosas
piernas, que delataban que se trataba con total seguridad de una
bailarina, posiblemente de danza clásica. Finalmente Jesse alzó el
rostro para mirar a aquella preciosidad a los ojos, pero su sonrisa se
esfumó al hacerlo, pues la chica lo observaba con una mezcla de pánico y
desesperación, al tiempo que el castaño notó como su cuerpo comenzaba a
temblar. Jesse sacudió la cabeza y con cuidado ayudó a la joven a
ponerse en pie.
-Hola… ¿estás bien?
Lau_finchelforever**** - Mensajes : 172
Fecha de inscripción : 23/12/2010
Edad : 34
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
Segunda parte:
La
chica se alejó rápidamente, abrazándose el cuerpo, como si tuviera que
protegerse de algo, para después alzar la cabeza y mirarlo directamente a
los ojos.
-Es…estoy bien… perdona, ha sido culpa mía…-consiguió contestar, con voz temblorosa.
-¡No!
¡Para nada! ¡Ha sido culpa mía! ¡Lo siento! ¡Lo que pasa es que es la
primera vez que vengo aquí y ando algo perdido! ¿Podrías ayudarme a
encontrar a una persona que estoy buscando?- preguntó él, con una
sonrisa amable e intrigado por el misterio que envolvía a esa chica.
-Yo... la verdad es que llego tarde a ensayar y...
-Por favor, sólo será un momento, estoy seguro de que puedes ayudarme.
-No sé...
La
joven se mordió el labio inferior, dubitativa y temerosa al mismo
tiempo. Justo cuando iba a darle una respuesta, un grito ensordecedor
desde la otra punta del pasillo atrajo toda su atención.
-¡¡TÚ!!
¡¿CÓMO TE ATREVES A VENIR AQUÍ?! ¡A MI TRABAJO DESPUÉS DE HABERTE
ACOSTADO CON MI NOVIA!- chilló Finn, con toda la rabia que fue capaz,
apuntándole con un dedo y seguido de Isabella, que no podía esconder su
satisfacción ante lo que iba a suceder.
Jesse
se giró para mirar a Finn con los ojos como platos y apartó a la chica
en un sólo movimiento, para seguirle el juego al moreno.
-¿QU... QUÉ?¡¿PERO QUÉ DICES?! ¡ESO ES MENTIRA, FINN! ¡RACHEL Y YO SÓLO SOMOS AMIGOS! ¡TE HAS VUELTO COMPLETAMENTE LOCO!
-¡MIENTES! ¡HAS ESTADO DURMIENDO CON ELLA! ¡EN MI CAMA!
-¡ESPERA, FINN! ¡LAS COSAS NO SON COMO CREES!
-¡TE VOY A MATAR!
En
ese momento, Finn se abalanzó sobre Jesse y ambos comenzaron a rodar
por el suelo, simulando una auténtica pelea. Tal y como acordaron, Finn
golpeó a Jesse en el labio y éste le asestó un golpe en la mejilla al
moreno. Unos segundos después, aquella joven se interpuso entre ellos,
deteniendo la pelea.
-¡Ya basta! ¡Por favor, calmaos! ¿Finn, qué significa esto?- preguntó la chica, mirando a su amigo con los ojos muy abiertos.
-¡Lau,
no te metas! ¡Rachel me ha estado engañando con este estúpido!- dijo
él, revolviéndose entre los brazos de Isabella, que no cabía en sí del
gozo.
-¡Un momento! ¿Os conocéis?- preguntó Jesse, muy sorprendido y sin dejar de mirar a Lau.
-Somos compañeros de reparto- le explicó Laura, sin soltarle del todo.
-¡No
hables con él! ¡No es más que un montón de mierda! ¡Confié en ti y me
la has arrebatado! ¡Te odio!- le espetó Finn, mirándole fijamente a los
ojos.
-¡Estás loco! ¡Has perdido el norte completamente, Finn! ¡No me hago responsable de lo que pueda decir Rach!
-¡No
la llames así! ¡Tú lo has estropeado todo! ¡Podéis iros bien lejos los
dos! ¡Ya no me importa! ¡Qué seáis muy felices! ¡Ya nada ni nadie os lo
va a impedir!
Dicho
esto, Finn se libró de los brazos de Isabella y se marchó hacia su
camerino, dando un sonoro portazo al cerrar. Lau se sobresaltó y
finalmente soltó a Jesse, que la miró con curiosidad.
-¿De modo que ya os conocéis?
-Finn es mi mejor y único amigo aquí dentro. Ven, te curaré esa herida- dijo, señalando su labio.
-Gra... gracias...
Laura
llevó a Jesse a su propio camerino, dónde se puso a rebuscar agua
oxigenada y un par de gasas en su botiquín de primeros auxilios.
-Vaya, que previsora- apuntó él, con una sonrisa.
-Sí, bueno, nunca sabes cuándo puedes caerte o algo peor...
-No sé qué demonios le pasa... tan sólo venía a darle una cosa de Rachel y él...
-Se
le pasará, estoy convencida- le aseguró ella, poniéndole una gasa en la
herida- Ahora creo que es mejor que vuelvas a Ohio y le cuentes a
Rachel lo que ha pasado.
-¿Contárselo?- preguntó él, alzando las cejas.
-Sí, dile que todo ha salido bien y que no debe preocuparse.
-¿Qu... qué? Pero...
-Díselo...- dijo ella, sonriendo levemente para después recoger sus cosas y abandonando el cuarto.
Jesse
la vio marcharse con una mezcla de alegría, tristeza y confusión.
Aquella chica no sólo era hermosa por fuera, también lo era por dentro.
Sin embargo, había algo en ella que la apartaba del resto del mundo.
Durante toda la cura, ella había esquivado su mirada y algo en sus ojos
le indicaba que era muy probable que aquella chica hubiese sufrido mucho
durante gran parte de su vida. A pesar de que sentía que no iba a
volver a verla, deseaba con todas sus fuerzas que no fuera así y sus
caminos volvieran a cruzarse tarde o temprano. Jesse se quitó la gasa
del labio para después salir del estudio, no sin antes mandarle un
mensaje de enhorabuena a Finn por el éxito del plan. Unas horas después,
el castaño ya se había subido a un avión rumbo a Ohio, pero la imagen
de Laura y el miedo que vio en sus ojos, era algo que no podía sacarse
de la cabeza.
Por
otro lado y ya por la noche, Isabella descansaba recostada en el amplio
sofá que tenía en el apartamento que había alquilado en Los Ángeles
mientras sostenía una copa de champán en la mano, festejando el éxito de
su plan para acabar con aquella enana odiosa que era Rachel Berry. En
tan sólo un par de días, las cosas entre la feliz parejita se habían
complicado de forma considerable e Isabella sólo podía alegrarse por
ello, al tiempo que removía lentamente su copa, pensativa. Ahora más que
nunca, debía de estar alerta a cualquier imprevisto que pudiera surgir.
Por ello, no tardó en contratar un detective que siguiese todos los
pasos de Finn en aquella boda y le asegurase que la pareja no resolvía
aquel malentendido. Tras colgar el teléfono, Isabella contempló
sonriente la foto de promoción de la serie en la que salían Finn y ella y
suspiró ante lo que estaba por llegar.
-Muy pronto tú y yo estaremos juntos... ya lo verás...
Los
días fueron pasando y el plan iba sobre ruedas. Jesse le había relatado
a Rachel con todo lujo de detalles lo que había sucedido en el estudio
de grabación y la morena sólo pudo sonreír, al comprobar que
efectivamente habían conseguido engañar a la astuta de Isabella. El
viernes por la noche, a tan sólo unas horas de la boda de Quinn y Sam,
Finn llegó a Ohio desde Los Ángeles y se encontró a Rachel en la cocina,
ultimando los detalles de la cena. Finn no pudo evitar sonreír de medio
lado para después rodear su cintura con las manos, para que ella
girase, quedando frente a frente con él. La morena no tardó en
corresponder a sus atenciones, besándole con pasión, mientras se perdía
entre su abrazo. Los chicos siguieron besándose unos minutos más,
recordando a cada momento lo mucho que se amaban y necesitaban el uno al
otro. Un poco después, Emily bajó a la cocina y una vez más Finn la
observó algo incómodo, incapaz de aceptar que su prima estaba en estado.
Sin pronunciar palabra alguna, el moreno salió de la cocina y la cena
también transcurrió en silencio mientras las chicas se miraban la una a
la otra, intentando sacar temas de conversación a lo que Finn contestaba
con simples monosílabos que añadían más tensión a la escena. Cuando ya
no pudo aguantar más, Emily soltó la servilleta con rabia, atrayendo la
atención de Finn, que la miró con el ceño fruncido, sin saber qué decir.
-Bueno, ¿creo que ya es suficiente, no?
-¿Có… cómo dices, Em?
-¡¿Es
que nunca vamos a volver a ser una familia normal?! ¿Tan grave es que
me haya quedado embarazada? ¡Ya soy mayorcita para hacerme cargo! ¿No
crees?
-¡Maldita
sea, Em!- exclamó él, dando un golpe en la mesa- ¡No es tu embarazo el
problema! ¡Si es lo que querías, enhorabuena! ¡Lo que quiero saber es
quién es el padre!
-Chicos, por favor…- suplicó Rachel, mientras sentía las fuertes patadas que le estaba asestando su pequeño.
-¡No,
Rach! ¡No me callo! ¡Esto es el colmo! ¿Quién demonios cree que es ese
desgraciado para embarazarte y luego desaparecer como si nada? ¡Es
repugnante!
-¡Las cosas no son como crees, él no sabe nada!
-¡Pues ya estás tardando en decírselo! ¡Si quieres se lo digo yo! ¡Pienso matarlo con mis propias manos en cuanto lo descubra!
-¡NO! ¡Ni hablar! ¡No quiero que te metas en mi vida! ¡Ya estoy harta!
Emily se levantó de la mesa con lágrimas en los ojos, subiendo las escaleras a toda prisa y cerrando la puerta con un portazo.
-Estupendo…
espero que estés satisfecho, Finn- dijo Rachel, levantándose con
cuidado y subiendo también las escaleras hacia su habitación, sin dejar
de sujetar su vientre, aguantando las patadas del bebé como podía.
Tan
sólo unos minutos después, Finn ya se había dirigido hacia el cuarto de
Emily, a quien finalmente pidió disculpas. Los primos se reconciliaron
con un fuerte abrazo y después el moreno se dirigió hacia su habitación,
dónde Rachel ya le esperaba acostada y sin retirar la mano derecha de
su vientre, en un gesto de dolor.
-¡Rach! ¿Estás bien?- preguntó él, preocupado, situándose junto a ella.
-S… sí… vamos a dormir, mañana es la boda de los chicos y va a ser un día ajetreado para todos- dijo ella, dándole la espalda.
-Espera, Rach- le rogó él, cogiéndole del brazo con suavidad.
-¿Qué ocurre?
-Quiero
que sepas que acabo de hablar con Em y le he pedido disculpas. Después
de todo, quizá sea mejor que ese hombre no sepa nada.
-Me
alegro de que al fin hayas comprendido que ya es mayorcita para tomar
sus propias decisiones- apuntó la morena, con una sonrisa débil- gracias
por comprenderlo, Finn.
-No,
gracias a ti por darle luz y sentido a mi vida- le respondió él, con un
brillo especial en los ojos y besando su frente- Ya estoy deseando que
nazca, me muero por conocer a nuestro pequeño.
-Yo… yo también- apuntó Rachel, sintiendo de nuevo las patadas del bebé.
-¿Rach? ¿Seguro que estás bien? ¿Quieres que vayamos a urgencias?
-¡No, no! ¡No he roto aguas aún! ¡Todavía no va a nacer, Finn! ¡Duérmete y descansa!
Finn
sonrió y después se acurrucó junto a ella, entre las sábanas. Los
chicos finalmente se quedaron dormidos abrazados, hasta que el día
siguiente llegó.
Tan
sólo unas horas después Finn, Rachel y Emily iban montados en el coche,
rumbo a la pequeña capilla dónde Sam y Quinn iban a contraer
matrimonio. Rachel se aferró con fuerza al asa de la puerta del coche,
sintiendo cada vez con más intensidad las patadas de su bebé y rogando
al cielo para no ponerse justo ese día de parto. Por su parte, Finn
observaba a Rach algo preocupado al tiempo que Emily no había
pronunciado palabra alguna en todo el camino. La castaña temblaba sólo
de pensar que aquel día iba a reencontrarse con Noah Puckerman, el padre
de la hija que estaba esperando. Por otro lado, estaba el resto del
Glee Club y su propia familia. ¿Qué opinarían de una joven que se ha
quedado embarazada sin un novio formal? El miedo a un juicio público
hacía que sus tripas se revolviesen, hasta el punto que creyó que en
cualquier momento iba a vomitar. Finalmente los chicos llegaron a la
capilla, dónde ya esperaba todo el mundo. Cuando Emily salió del coche,
al instante todas las miradas se posaron en ella y especialmente en su
tripa, que ya revelaba su evidente embarazo. Las chicas la miraron
boquiabiertas mientras que Emily observó como Puck la miraba con ojos
como platos, para después dirigirse con paso rápido hacia ella. Emily se
ponía más y más nerviosa a cada minuto, de modo que Rach la ayudó a
entrar como pudo en la pequeña iglesia, antes de que Puck pudiera
alcanzarla. Tras la sorpresa inicial, todos comenzaron a entrar al
lugar, ocupando sus posiciones entre risas y charlas. Emily no pudo
evitar que una lágrima rodase por su mejilla, al tiempo que Rachel la
secaba al instante con un pañuelo, para después volver a llevarse ésta
al vientre, sujetándolo con firmeza.
-Tranquila, Em. Todo va a salir bien.
-¿Cómo
puedes decirme eso cuando ambas sabemos que soy la comidilla de todos
los que están aquí?- preguntó ella, con un nudo en la garganta.
-No les hagas caso, todo se va a solucionar- le aseguró la morena, con una sonrisa débil.
En
ese momento, Maddy, la preciosa hija de Mercedes y Jaden, le tendió una
pequeña hoja de papel a la castaña, que la sostuvo entre sus delicadas
manos durante algunos segundos, sin saber cómo actuar.
-¿A qué esperas? ¡Ábrela!- le animó Rachel, sin dejar de mirar a Puck.
Emily desplegó el pequeño papelito con cuidado, para descubrir una nota que decía:
Te espero en la puerta trasera cuando finalice la ceremonia. Tenemos que hablar.
Noah Puckerman
La
joven releyó la nota una y otra vez, mientras la sostenía entre sus
manos temblorosas, sin saber cómo reaccionar. De repente, el grito
ahogado de Rachel atrajo toda su atención.
-Dios mío… es él…- consiguió decir la morena, con la boca abierta y sin dejar de sujetar su abultado vientre.
-Yo… por favor, no digas nada…- suplicó Emily, con lágrimas en los ojos.
Rachel
asintió débilmente, vigilando a Finn por el rabillo del ojo, quien se
había mantenido en un segundo plano, pero que permanecía atento al
estado de su prima. La morena giró de nuevo el rostro, esta vez para
enfrentarse a la mirada de Puck, que no había dejado de mirar a Emily.
En ese momento, el bebé volvió a golpear a Rachel con más fuerza y la
joven perdió de vista a Noah, que abandonó la sala, muy nervioso.
Puck
salió con paso rápido de la pequeña capilla, por uno de los pasillos
laterales del lugar. En cuanto estuvo completamente a solas, el moreno
se apoyó contra la pared, mientras una lágrima de frustración se
deslizaba lentamente por su rostro. ¿Por qué Emily se había quedado
embarazada y no le había dicho nada? ¿Acaso no era él el padre de
aquella criatura? El moreno echó la cabeza hacia atrás, en un gesto de
rabia y tristeza al mismo tiempo. Sin tan sólo hubiera reconocido a
tiempo que llevaba años enamorado de ella tal vez las cosas serían
diferentes ahora. Durante años se había engañado a sí mismo con esa
imagen de chico duro y esa fijación por Quinn que tan sólo le había
traído dolor y desengaño al ver que ella finalmente escogió a Sam y no a
él. Puck sonrió al recordar algunos momentos vividos con Emily cuando
tal sólo eran unos niños, recordó con nostalgia cómo ella le había
enseñado lo que era el valor y que una mujer podía superar a un hombre
en muchos sentidos. De repente, el murmullo de alguien cantando hizo que
el moreno alzase la vista, para fijarse en una pequeña sala que había
al lateral de la capilla y cuya puerta estaba entreabierta. Puck se
dirigió hacia allí sigilosamente y no pudo evitar sonreír al descubrir
allí a Quinn, que daba los últimos retoques a su maquillaje y era la
última persona que faltaba por entrar a la capilla donde se convertiría
en la señora de Sam Evans. Quinn se giró sorprendida al sentir cómo se
abría la puerta para después corresponder a la sonrisa de su amigo.
-¿Puck? ¿Qué haces tú aquí? ¿Va todo bien?- preguntó la rubia, preocupada.
-Sí, sí… no te preocupes, Quinn. Por cierto, estás preciosa- apuntó él, con una sonrisa.
-Muchas gracias, Puck, es todo un detalle por tu parte. ¿Por qué antes no eras así?
-Bueno,
yo… supongo que porque era un estúpido al que sólo le importaba ser
popular… ¿Habría cambiado algo que hubiera sido de otro modo?
-Yo… ¿Por qué me preguntas eso?
Mientras
tanto en la capilla, Rachel se revolvía inquieta en el banquito, al
lado de Finn. Su pequeño no había dejado de moverse en toda la mañana y
la morena empezaba a temer seriamente que el nacimiento del bebé se
adelantase. Emily comenzó a buscar a Puck con la mirada y sus nervios
aumentaron al no encontrarle por ningún lado. ¿Tan mal le había caído la
noticia que había decidido escapar? La castaña bajó la cabeza justo en
el momento en el que Rachel le asestó un codazo en todo el costado.
-¡Auch! ¿Rach, por qué has hecho eso?
-Ve a buscarle, Em- susurró la morena- Tenéis que arreglar esto y cuanto antes o lo hará Finn cuando lo descubra.
Emily
se tensó al darse cuenta de que su amiga tenía razón y como pudo se
levantó para salir por el lateral, en busca de Puck. La castaña empezó a
mirar por todos lados sin éxito hasta que el sonido de unas voces
charlando en una pequeña habitación llamó su atención. Emily se acercó a
la puerta entreabierta con cuidado, para descubrir a Puck hablando con
Quinn, que ya llevaba puesto su hermoso vestido de novia y le miraba
algo confusa. La castaña se acercó un poco más, hasta que pudo escuchar
perfectamente la conversación de los chicos.
-La
verdad, no lo sé, Quinn. Mi vida ha sido un completo desastre estos
meses y tan sólo quería decirte que siento todo el daño que os hice a
Sam y a ti.
-Todo
eso está olvidado ya, Puck. No te preocupes- dijo ella, algo nerviosa-
Si te soy sincera, yo ahora mismo tengo un miedo terrible.
-¿Cómo? ¿La gran Quinn Fabray tiene miedo? ¿Cómo es eso posible?
-¡No
seas bobo, Puckerman!- dijo ella, acercándose a él y dándole un suave
golpe en el brazo- No es nada, es que… ¿Y si Sam no es el adecuado? ¿Y
si yo no soy suficientemente buena para él?
Puck negó con la cabeza para después a la rubia entre sus brazos, en un abrazo tierno.
-¡No digas tonterías, Quinn! ¡Sam y tú formáis la pareja perfecta! ¡Nada ni nadie podría separaros!
-Eso no es cierto… yo… durante un tiempo creí que sentía algo por ti…
-Pero ambos hemos descubierto que sólo fue un encaprichamiento. Tú amas a Sam, Quinn. Él es el hombre de tu vida.
-Sí que le amo, pero… ¿Cómo estás tan seguro de lo segundo?
-Mmm… ¿Qué sientes cuando él te besa?
-Uff… es algo maravilloso… siento que el tiempo no ha pasado y es como si siempre que me besara lo hiciese por primera vez.
-¿Sólo él te hace sentir así?
-Bueno, en un tiempo tú también…
-Entonces se me ocurre una idea para que salgas de dudas.
Sin
decir una palabra más, Puck acortó la distancia que los separaba y
comenzó a besar a la rubia, que al principio se tensó, pero finalmente
correspondió también al beso. Emily, al contemplar aquella escena,
sintió como su corazón volvía a romperse una vez más. La castaña salió
corriendo de allí para después chocar contra alguien en la puerta que
unía el pasillo con la capilla.
-¡Em! ¿Qué ocurre? ¿Estás bien?
-¡SAM!- gritó Emily, asustada- ¡Sí, sí! ¿Qué… qué haces aquí?
-Bueno… es mi boda… ¿lo has olvidado?- bromeó él con una sonrisa.
-¡No, no! ¡Lo que quiero decir es que… NO PUEDES VER A LA NOVIA!
-¡Bah! ¡No digas tonterías! ¡Esa es una tradición muy antigua, Em!
-¡Por
eso mismo! ¡Ya sabes que Quinn es muy devota! ¡Se enfadará mucho si vas
a verla ahora!- logró decir Em, presa de los nervios.
-De acuerdo, tienes razón… de todas formas, te veo muy nerviosa… ¿Hay algo que quieras contarme, Em?
La castaña alzó el rostro para mirarle fijamente a los ojos, dubitativa. Finalmente, negó con la cabeza para después sonreír.
-No, Sam. No hay nada que quiera decirte salvo desearte mucha suerte y espero que Quinn y tú seáis muy felices.
-Gracias, Em. ¿Entramos?
-Sí, vamos.
En ese mismo momento, los chicos ya se habían separado y se miraban sonrientes.
-¿Te encuentras mejor?- preguntó el moreno, mirándola con una sonrisa.
-Sí, gracias Puck.
-¿Preparada para casarte, Quinn Fabray?
-Más que nunca- respondió ella, con una sonrisa.
Puck
llevó a la novia hacia la entrada de la capilla, dónde ya esperaba el
padre de Quinn, para escoltarla hacia el altar. En ese momento, la
marcha nupcial comenzó y las damas de honor comenzaron a esparcir
pétalos de rosa por el pasillo dónde desfilaría la novia. En último
lugar apareció Quinn, que no podía dejar de mirar a Sam, que la
contemplaba embelesado. Los novios se reunieron, entrelazando sus manos,
al tiempo que Puck ocupaba su asiento ante la mirada vacía de Emily,
que sólo pensaba en escapar de allí. La ceremonia transcurrió con
normalidad, con miradas de complicidad entre los novios y algunos de los
asistentes, como Finn y Rachel, que tenían sus manos entrelazadas y no
se soltaron en ningún momento o Jesse, que no podía dejar de mirar a
Laura, que evitaba corresponderle pero no pudo evitar sonreír al ver la
felicidad en sus rostro cuando sus miradas conectaban. Cuando Sam y
Quinn fueron declarados marido y mujer, Kurt y Rachel se dirigieron
hacia el escenario al tiempo que ambos tomaban unos micrófonos.
-Buenos
días a todos- dijo Rachel, con lágrimas de emoción en los ojos- como
sabéis, hoy hemos venido para ver como dos personas maravillosas unen
sus vidas para siempre, por ello, ante todo quiero felicitaros chicos-
dijo Rachel con dulzura mirando a los novios- Sam, eres un chico
estupendo y uno de mis mejores amigos. Siempre has estado ahí, cuidando
de Quinn como nadie y quiero darte las gracias una vez más. Te deseo
todo lo mejor y espero que seas muy feliz, porque has encontrado a la
mujer perfecta. Quinn, sabes que no comenzamos demasiado bien, nos
gustaba el mismo chico y pertenecíamos a mundos completamente
diferentes. Sin embargo, con el tiempo nos fuimos acercando la una a la
otra y aquí estamos hoy: tú acabas de casarte con un hombre maravilloso y
yo estoy esperando un bebé del único hombre al que he amado en toda mi
vida. Te quiero mucho, Quinn, eres mi mejor amiga y hoy puedo afirmar
que no sabría ni podría vivir sin ti y tus consejos. Gracias por estos
ocho años de sincera amistad y te deseo lo mejor junto a Sam. Os quiero
mucho, chicos.
La
gente comenzó a aplaudir emocionada, mientras Quinn le susurraba un
“gracias” a su amiga, para después centrar toda su atención en Kurt.
-Bueno,
chicos, creo que Rachel ha resumido todo lo que pienso bastante bien,
de modo que hay poco más que decir. Para mí, formáis una pareja
increíble y es todo un honor para mí que me hayáis permitido organizar
todo y elegir los vestidos. Quinn, sabes que te adoro y que Rachel y tú
sois mis mejores amigas. Si no fuera por vosotras no habría tenido el
valor de decirle a Blaine lo mucho que le quiero y por eso os doy las
gracias una vez más. Sam, tú también has sido un gran amigo y apoyo para
mí. Gracias por cuidar tan bien de Quinnie y espero que vuestra
historia de amor dure para siempre. Tras darle muchas vueltas, Rachel y
yo hemos pensado que el mejor regalo que podíamos haceros es cantar una
canción, de modo que esta es para vosotros y espero que os guste el
fotomontaje que hemos preparado.
En
ese momento, sobre la pared de la capilla, comenzaron a proyectarse
fotos de la pareja y los chicos, al tiempo que Rachel y Kurt comenzaban a
cantar los primeros acordes de Happy days are here again/Get happy
Los
invitados aplaudieron emocionados al tiempo que Sam y Quinn se
acercaron para abrazar a sus amigos. Emily, al ver que todo el mundo
parecía distraído, abandonó la capilla tan rápido como pudo, sin darse
cuenta de que Puck la había estado vigilando y la siguió a toda prisa
para después encontrarse a la castaña apoyada contra un árbol, llorando
desconsoladamente.
-¡Em! ¿Estás bien? ¿Es el bebé?- preguntó él, muy preocupado.
-¿Qu… qué quieres, Puckerman? ¿Es que no te parece suficiente la que has armado ya? ¿Siempre tienes que estropearlo todo, no?
-¿Cómo? ¿A qué te refieres?
-¡No te hagas el tonto conmigo, Puck! ¡Lo he visto! ¡He visto cómo la has besado!
-¡¿Qué?! ¡No, Em! ¡Deja que te explique! ¡El beso no ha significado, nada! ¡Te lo juro! ¡Estoy enamorado de ti!
-¡MIENTES! ¡TE ODIO, NOAH PUCKERMAN! ¡SIEMPRE CONVIERTES MI VIDA EN UN INFIERNO!
Los
gritos de Emily llegaron hasta la capilla, dónde Rachel, Finn y el
resto corrieron hacia afuera, a ver qué estaba ocurriendo.
-¡Cálmate, Em! ¡Por favor, deja que te explique!
-¡No hay nada que explicar, Puck! ¡Tan sólo soy tu juguetito! ¡Un maldito calentón!
-¡No, Em! ¡Eso no es verdad! ¡Te quiero y voy a luchar por ti y por nuestro bebé!
-¿¡QUÉ!?-
exclamó Finn, preso de la rabia de repente-¡¿ÉL ES EL PADRE DE TU BEBÉ,
EM?!-preguntó a su prima, que sollozaba entre los brazos de Rachel y
finalmente asintió.
Tan
sólo medio segundo después, Finn se abalanzó sobre Puck para empezar a
golpearlo con rabia. Cuando Sam y Jesse lograron separarlos, Finn miró a
Puck con rabia, para después recriminarle su actitud.
-¡Maldito seas! ¿Cómo has podido ser tan poco hombre y abandonarla?
-¡Yo no sabía que estaba embarazada! ¡Estoy enamorado de ella, Finn!
Al
escuchar eso, Finn se abalanzó contra él, para volver a golpearlo.
Emily al ver el desastre que había causado, cogió las llaves del coche
de Finn que se habían caído al suelo a causa de la pelea y salió
huyendo. La reacción de Rachel no se hizo esperar y siguió como pudo a
Emily, entre jadeos, debido a las contracciones que eran provocadas por
los movimientos del bebé. Quinn, al ver que las chicas se marchaban
decidió seguirlas, moviéndose tanto como su vestido de novia le
permitía. Cuando Emily subió al coche, las manos le temblaban y para
cuando pudo arrancar las dos chicas ya habían subido al asiento trasero y
Emily advirtió su presencia una vez que ya estaban en marcha.
-¿Qué hacéis vosotras aquí? ¡Bajad del coche!
-¡No,
Em! ¡De aquí no me muevo sin ti!- le dijo Rachel, respirando
entrecortadamente entre los brazos de Quinn, que la observaba
preocupada.
-¡Emily!
¡Tienes que parar el coche! ¡Rachel no se encuentra bien y tantas
emociones no son buenas para los bebés! ¡Créeme, he tenido uno y sé lo
que es!
-¡Cállate, Quinn! ¡No eres más que una hipócrita! ¡No sé cómo has podido hacerle esto a Sam!
-¿Cómo? ¿Puck te ha contado?
-¡No ha hecho falta! ¡He visto cómo os besabais a tan sólo unos minutos de casarte con otro hombre!
-¡Espera,
Em! ¿Qué demonios te ha contado Puck? ¡Ese beso no ha significado nada!
¡Yo amo a Sam, sino no me habría casado con él!
-¡MIENTES!- le recriminó la castaña, entre lágrimas.
-Chi… chicas…- logró decir Rachel, entre jadeos.
-¡No miento, Em! ¡Todo esto sólo ha sido un malentendido! ¡Puck te quiere a ti! ¡Ahora lo sé!
-¡No, déjame! ¡No quiero escucharte más!
-¡CHICAS,
HE ROTO AGUAS!- chilló Rachel con las últimas fuerzas que le quedaban,
contemplando el líquido que se deslizaba por sus piernas.
-¡Oh, no!- exclamó Quinn- ¡Em, tienes que dejar que conduzca yo! ¡Tenemos que llevar a Rach a un hospital!
Por
otro lado, Sam fue el primero en darse cuenta de que las chicas se
habían marchado y se dirigió a toda prisa hacia su coche, seguido de
Finn y de Puck. Los chicos siguieron el rastro de las chicas, mientras
Finn no paraba de insultar a Puck y pedirle a Sam que fuera más deprisa.
Cuando por fin iban a alcanzarlas, los chicos observaron estupefactos
como las chicas paraban el coche y Emily y Quinn intercambiaron
posiciones, yendo la rubia ahora al volante, para después dar media
vuelta. Sam las observó con la boca abierta, justo en el momento en el
que Finn recibía un mensaje de su prima.
-¡Sam! ¡Síguelas! ¡Rach ha roto aguas!- exclamó Finn, pálido de la sorpresa.
Media
hora después, Rachel ya había sido ingresada en urgencias y poco a poco
iba dilatando para dar a luz mientras Finn, que ya estaba a su lado, le
apretaba la mano con fuerza y la miraba con un brillo especial en los
ojos.
-¡Todo va a salir bien, Rach! ¡Te quiero!
-Yo
también, Finn… ya quiero ver sus mejillas sonrojadas y su sonrisa de
medio lado, igual que la tuya- suspiró la morena, algo aturdida.
-Yo también muero por conocerle, Rach- comentó él, muy emocionado.
Unas
horas después, Rachel ya había dilatado lo suficiente y un par de
enfermeras se la llevaron hacia la sala dónde daría a luz a su primer
hijo. Finn la siguió emocionado, sin soltar su mano, a medida que las
contracciones venían. Rachel empujó tan fuerte como pudo, a medida que
el doctor le iba indicando, apretando con fuerza la mano de Finn, que
trataba de infundirle ánimo. Las horas pasaban y las contracciones eran
cada vez mayores. Rachel siguió empujando, hasta que de repente un
hermoso llanto inundó la habitación. Rachel observó como el médico
sostenía entre sus manos un pequeño y hermoso bebé. El médico les dio la
enhorabuena y les dijo que el bebé había nacido sin problemas. Rachel
sonrió, sin dejar de mirar a su pequeño para finalmente perder el
conocimiento, debido al agotamiento. Finn la observó preocupado pero el
médico le tranquilizó y le dijo que era normal. Finn vio a su bebé a lo
lejos, mientras las enfermeras lo envolvían en una manta y se lo
llevaban para lavarlo.
Unas
horas después, Rachel despertó en una habitación del hospital,
totalmente desorientada. La morena se asustó al sentir su vientre vacío,
pero la cálida mano de Finn sobre la suya la tranquilizó.
-Tranquila,
Rach, está en observación, ahora te lo traen- le aseguró su novio,
besándole la frente con ternura- Gracias por darme un hijo tan hermoso.
-¿Ya
lo has visto? ¿Cómo es, Finn? ¿Tiene tu color de pelo y tu sonrisa? ¿De
qué color son sus ojos? ¿Y sus mejillas? ¿Se parece a los dos o…?
-¡Ey,
tranquila! Sólo he podido verlo a través de la ventanilla, pero es
precioso. No quiero describirlo porque prefiero que lo veas por ti
misma. Creo que es una sensación única e inigualable, es mejor que lo
veas tú y después me digas.
-De… de acuerdo…
En
ese momento apareció una enfermera con un bebé en brazos. Rachel se
incorporó como pudo con la ayuda de Finn, sintiendo que el mundo se
detenía y observando a su hijo emocionada. Cuando la enfermera lo puso
en sus brazos, Rachel no pudo evitar que lágrimas de emoción rodasen por
todo su rostro. Por fin, después de nueve meses de espera, tenía a su
pequeño en brazos. Rachel sonrió al comprobar que todo estaba bien y el
niño tenía dos manos y dos pies. El bebé era simplemente perfecto, ni
muy grande ni muy pequeño, tenía unos mofletes redondos y rosados y su
rostro tenía rasgos idénticos a los de su padre. Rachel sonrió
emocionada, para después acercar a su bebé contra ella, besando su
cabecita y susurrarle unas dulces palabras.
-Hola,
Christopher, soy tu mamá. No sabes cuánto tiempo llevo esperándote. Te
quiero muchísimo y te protegeré hasta el día que me muera.
Rachel alzó el rostro para encontrarse con Finn, que le sonreía entre lágrimas.
-¿Christopher?
-Sí, Finn. Quiero que nuestro pequeño se llame como tu padre. A él le habría gustado y sé lo importante que era él para ti.
-Te
quiero, Rach. Gracias, muchas gracias- le dijo Finn, llenando toda su
carita de besos y después acariciando a su bebé- Hola, Chris, soy papá.
La
pareja siguió admirando a su hijo, sin sospechar que el detective que
Isabella había contratado lo había visto todo y había advertido a
Isabella del engaño.
-¡Maldita sea! ¡Me han engañado! ¡Juro que no terminaré hasta acabar contigo y tu mocoso, Rachel Berry!
En
ese momento, Isabella comenzó a rebuscar entre sus cosas para
finalmente encontrar lo que llevaba tanto tiempo guardando, en caso de
que su plan fracasase.
-¿Quién es?- preguntó una voz al otro lado del teléfono.
-¿Eres Thomas Doyle? ¿El ex novio de Rachel Berry?
-¿Quién eres y qué quieres?
-Soy la llave que te llevará hasta ella…
Los chicos comenzaron a hablar, desarrollando un plan que sin duda iba a cambiar para siempre el destino de los chicos.
La
chica se alejó rápidamente, abrazándose el cuerpo, como si tuviera que
protegerse de algo, para después alzar la cabeza y mirarlo directamente a
los ojos.
-Es…estoy bien… perdona, ha sido culpa mía…-consiguió contestar, con voz temblorosa.
-¡No!
¡Para nada! ¡Ha sido culpa mía! ¡Lo siento! ¡Lo que pasa es que es la
primera vez que vengo aquí y ando algo perdido! ¿Podrías ayudarme a
encontrar a una persona que estoy buscando?- preguntó él, con una
sonrisa amable e intrigado por el misterio que envolvía a esa chica.
-Yo... la verdad es que llego tarde a ensayar y...
-Por favor, sólo será un momento, estoy seguro de que puedes ayudarme.
-No sé...
La
joven se mordió el labio inferior, dubitativa y temerosa al mismo
tiempo. Justo cuando iba a darle una respuesta, un grito ensordecedor
desde la otra punta del pasillo atrajo toda su atención.
-¡¡TÚ!!
¡¿CÓMO TE ATREVES A VENIR AQUÍ?! ¡A MI TRABAJO DESPUÉS DE HABERTE
ACOSTADO CON MI NOVIA!- chilló Finn, con toda la rabia que fue capaz,
apuntándole con un dedo y seguido de Isabella, que no podía esconder su
satisfacción ante lo que iba a suceder.
Jesse
se giró para mirar a Finn con los ojos como platos y apartó a la chica
en un sólo movimiento, para seguirle el juego al moreno.
-¿QU... QUÉ?¡¿PERO QUÉ DICES?! ¡ESO ES MENTIRA, FINN! ¡RACHEL Y YO SÓLO SOMOS AMIGOS! ¡TE HAS VUELTO COMPLETAMENTE LOCO!
-¡MIENTES! ¡HAS ESTADO DURMIENDO CON ELLA! ¡EN MI CAMA!
-¡ESPERA, FINN! ¡LAS COSAS NO SON COMO CREES!
-¡TE VOY A MATAR!
En
ese momento, Finn se abalanzó sobre Jesse y ambos comenzaron a rodar
por el suelo, simulando una auténtica pelea. Tal y como acordaron, Finn
golpeó a Jesse en el labio y éste le asestó un golpe en la mejilla al
moreno. Unos segundos después, aquella joven se interpuso entre ellos,
deteniendo la pelea.
-¡Ya basta! ¡Por favor, calmaos! ¿Finn, qué significa esto?- preguntó la chica, mirando a su amigo con los ojos muy abiertos.
-¡Lau,
no te metas! ¡Rachel me ha estado engañando con este estúpido!- dijo
él, revolviéndose entre los brazos de Isabella, que no cabía en sí del
gozo.
-¡Un momento! ¿Os conocéis?- preguntó Jesse, muy sorprendido y sin dejar de mirar a Lau.
-Somos compañeros de reparto- le explicó Laura, sin soltarle del todo.
-¡No
hables con él! ¡No es más que un montón de mierda! ¡Confié en ti y me
la has arrebatado! ¡Te odio!- le espetó Finn, mirándole fijamente a los
ojos.
-¡Estás loco! ¡Has perdido el norte completamente, Finn! ¡No me hago responsable de lo que pueda decir Rach!
-¡No
la llames así! ¡Tú lo has estropeado todo! ¡Podéis iros bien lejos los
dos! ¡Ya no me importa! ¡Qué seáis muy felices! ¡Ya nada ni nadie os lo
va a impedir!
Dicho
esto, Finn se libró de los brazos de Isabella y se marchó hacia su
camerino, dando un sonoro portazo al cerrar. Lau se sobresaltó y
finalmente soltó a Jesse, que la miró con curiosidad.
-¿De modo que ya os conocéis?
-Finn es mi mejor y único amigo aquí dentro. Ven, te curaré esa herida- dijo, señalando su labio.
-Gra... gracias...
Laura
llevó a Jesse a su propio camerino, dónde se puso a rebuscar agua
oxigenada y un par de gasas en su botiquín de primeros auxilios.
-Vaya, que previsora- apuntó él, con una sonrisa.
-Sí, bueno, nunca sabes cuándo puedes caerte o algo peor...
-No sé qué demonios le pasa... tan sólo venía a darle una cosa de Rachel y él...
-Se
le pasará, estoy convencida- le aseguró ella, poniéndole una gasa en la
herida- Ahora creo que es mejor que vuelvas a Ohio y le cuentes a
Rachel lo que ha pasado.
-¿Contárselo?- preguntó él, alzando las cejas.
-Sí, dile que todo ha salido bien y que no debe preocuparse.
-¿Qu... qué? Pero...
-Díselo...- dijo ella, sonriendo levemente para después recoger sus cosas y abandonando el cuarto.
Jesse
la vio marcharse con una mezcla de alegría, tristeza y confusión.
Aquella chica no sólo era hermosa por fuera, también lo era por dentro.
Sin embargo, había algo en ella que la apartaba del resto del mundo.
Durante toda la cura, ella había esquivado su mirada y algo en sus ojos
le indicaba que era muy probable que aquella chica hubiese sufrido mucho
durante gran parte de su vida. A pesar de que sentía que no iba a
volver a verla, deseaba con todas sus fuerzas que no fuera así y sus
caminos volvieran a cruzarse tarde o temprano. Jesse se quitó la gasa
del labio para después salir del estudio, no sin antes mandarle un
mensaje de enhorabuena a Finn por el éxito del plan. Unas horas después,
el castaño ya se había subido a un avión rumbo a Ohio, pero la imagen
de Laura y el miedo que vio en sus ojos, era algo que no podía sacarse
de la cabeza.
Por
otro lado y ya por la noche, Isabella descansaba recostada en el amplio
sofá que tenía en el apartamento que había alquilado en Los Ángeles
mientras sostenía una copa de champán en la mano, festejando el éxito de
su plan para acabar con aquella enana odiosa que era Rachel Berry. En
tan sólo un par de días, las cosas entre la feliz parejita se habían
complicado de forma considerable e Isabella sólo podía alegrarse por
ello, al tiempo que removía lentamente su copa, pensativa. Ahora más que
nunca, debía de estar alerta a cualquier imprevisto que pudiera surgir.
Por ello, no tardó en contratar un detective que siguiese todos los
pasos de Finn en aquella boda y le asegurase que la pareja no resolvía
aquel malentendido. Tras colgar el teléfono, Isabella contempló
sonriente la foto de promoción de la serie en la que salían Finn y ella y
suspiró ante lo que estaba por llegar.
-Muy pronto tú y yo estaremos juntos... ya lo verás...
Los
días fueron pasando y el plan iba sobre ruedas. Jesse le había relatado
a Rachel con todo lujo de detalles lo que había sucedido en el estudio
de grabación y la morena sólo pudo sonreír, al comprobar que
efectivamente habían conseguido engañar a la astuta de Isabella. El
viernes por la noche, a tan sólo unas horas de la boda de Quinn y Sam,
Finn llegó a Ohio desde Los Ángeles y se encontró a Rachel en la cocina,
ultimando los detalles de la cena. Finn no pudo evitar sonreír de medio
lado para después rodear su cintura con las manos, para que ella
girase, quedando frente a frente con él. La morena no tardó en
corresponder a sus atenciones, besándole con pasión, mientras se perdía
entre su abrazo. Los chicos siguieron besándose unos minutos más,
recordando a cada momento lo mucho que se amaban y necesitaban el uno al
otro. Un poco después, Emily bajó a la cocina y una vez más Finn la
observó algo incómodo, incapaz de aceptar que su prima estaba en estado.
Sin pronunciar palabra alguna, el moreno salió de la cocina y la cena
también transcurrió en silencio mientras las chicas se miraban la una a
la otra, intentando sacar temas de conversación a lo que Finn contestaba
con simples monosílabos que añadían más tensión a la escena. Cuando ya
no pudo aguantar más, Emily soltó la servilleta con rabia, atrayendo la
atención de Finn, que la miró con el ceño fruncido, sin saber qué decir.
-Bueno, ¿creo que ya es suficiente, no?
-¿Có… cómo dices, Em?
-¡¿Es
que nunca vamos a volver a ser una familia normal?! ¿Tan grave es que
me haya quedado embarazada? ¡Ya soy mayorcita para hacerme cargo! ¿No
crees?
-¡Maldita
sea, Em!- exclamó él, dando un golpe en la mesa- ¡No es tu embarazo el
problema! ¡Si es lo que querías, enhorabuena! ¡Lo que quiero saber es
quién es el padre!
-Chicos, por favor…- suplicó Rachel, mientras sentía las fuertes patadas que le estaba asestando su pequeño.
-¡No,
Rach! ¡No me callo! ¡Esto es el colmo! ¿Quién demonios cree que es ese
desgraciado para embarazarte y luego desaparecer como si nada? ¡Es
repugnante!
-¡Las cosas no son como crees, él no sabe nada!
-¡Pues ya estás tardando en decírselo! ¡Si quieres se lo digo yo! ¡Pienso matarlo con mis propias manos en cuanto lo descubra!
-¡NO! ¡Ni hablar! ¡No quiero que te metas en mi vida! ¡Ya estoy harta!
Emily se levantó de la mesa con lágrimas en los ojos, subiendo las escaleras a toda prisa y cerrando la puerta con un portazo.
-Estupendo…
espero que estés satisfecho, Finn- dijo Rachel, levantándose con
cuidado y subiendo también las escaleras hacia su habitación, sin dejar
de sujetar su vientre, aguantando las patadas del bebé como podía.
Tan
sólo unos minutos después, Finn ya se había dirigido hacia el cuarto de
Emily, a quien finalmente pidió disculpas. Los primos se reconciliaron
con un fuerte abrazo y después el moreno se dirigió hacia su habitación,
dónde Rachel ya le esperaba acostada y sin retirar la mano derecha de
su vientre, en un gesto de dolor.
-¡Rach! ¿Estás bien?- preguntó él, preocupado, situándose junto a ella.
-S… sí… vamos a dormir, mañana es la boda de los chicos y va a ser un día ajetreado para todos- dijo ella, dándole la espalda.
-Espera, Rach- le rogó él, cogiéndole del brazo con suavidad.
-¿Qué ocurre?
-Quiero
que sepas que acabo de hablar con Em y le he pedido disculpas. Después
de todo, quizá sea mejor que ese hombre no sepa nada.
-Me
alegro de que al fin hayas comprendido que ya es mayorcita para tomar
sus propias decisiones- apuntó la morena, con una sonrisa débil- gracias
por comprenderlo, Finn.
-No,
gracias a ti por darle luz y sentido a mi vida- le respondió él, con un
brillo especial en los ojos y besando su frente- Ya estoy deseando que
nazca, me muero por conocer a nuestro pequeño.
-Yo… yo también- apuntó Rachel, sintiendo de nuevo las patadas del bebé.
-¿Rach? ¿Seguro que estás bien? ¿Quieres que vayamos a urgencias?
-¡No, no! ¡No he roto aguas aún! ¡Todavía no va a nacer, Finn! ¡Duérmete y descansa!
Finn
sonrió y después se acurrucó junto a ella, entre las sábanas. Los
chicos finalmente se quedaron dormidos abrazados, hasta que el día
siguiente llegó.
Tan
sólo unas horas después Finn, Rachel y Emily iban montados en el coche,
rumbo a la pequeña capilla dónde Sam y Quinn iban a contraer
matrimonio. Rachel se aferró con fuerza al asa de la puerta del coche,
sintiendo cada vez con más intensidad las patadas de su bebé y rogando
al cielo para no ponerse justo ese día de parto. Por su parte, Finn
observaba a Rach algo preocupado al tiempo que Emily no había
pronunciado palabra alguna en todo el camino. La castaña temblaba sólo
de pensar que aquel día iba a reencontrarse con Noah Puckerman, el padre
de la hija que estaba esperando. Por otro lado, estaba el resto del
Glee Club y su propia familia. ¿Qué opinarían de una joven que se ha
quedado embarazada sin un novio formal? El miedo a un juicio público
hacía que sus tripas se revolviesen, hasta el punto que creyó que en
cualquier momento iba a vomitar. Finalmente los chicos llegaron a la
capilla, dónde ya esperaba todo el mundo. Cuando Emily salió del coche,
al instante todas las miradas se posaron en ella y especialmente en su
tripa, que ya revelaba su evidente embarazo. Las chicas la miraron
boquiabiertas mientras que Emily observó como Puck la miraba con ojos
como platos, para después dirigirse con paso rápido hacia ella. Emily se
ponía más y más nerviosa a cada minuto, de modo que Rach la ayudó a
entrar como pudo en la pequeña iglesia, antes de que Puck pudiera
alcanzarla. Tras la sorpresa inicial, todos comenzaron a entrar al
lugar, ocupando sus posiciones entre risas y charlas. Emily no pudo
evitar que una lágrima rodase por su mejilla, al tiempo que Rachel la
secaba al instante con un pañuelo, para después volver a llevarse ésta
al vientre, sujetándolo con firmeza.
-Tranquila, Em. Todo va a salir bien.
-¿Cómo
puedes decirme eso cuando ambas sabemos que soy la comidilla de todos
los que están aquí?- preguntó ella, con un nudo en la garganta.
-No les hagas caso, todo se va a solucionar- le aseguró la morena, con una sonrisa débil.
En
ese momento, Maddy, la preciosa hija de Mercedes y Jaden, le tendió una
pequeña hoja de papel a la castaña, que la sostuvo entre sus delicadas
manos durante algunos segundos, sin saber cómo actuar.
-¿A qué esperas? ¡Ábrela!- le animó Rachel, sin dejar de mirar a Puck.
Emily desplegó el pequeño papelito con cuidado, para descubrir una nota que decía:
Te espero en la puerta trasera cuando finalice la ceremonia. Tenemos que hablar.
Noah Puckerman
La
joven releyó la nota una y otra vez, mientras la sostenía entre sus
manos temblorosas, sin saber cómo reaccionar. De repente, el grito
ahogado de Rachel atrajo toda su atención.
-Dios mío… es él…- consiguió decir la morena, con la boca abierta y sin dejar de sujetar su abultado vientre.
-Yo… por favor, no digas nada…- suplicó Emily, con lágrimas en los ojos.
Rachel
asintió débilmente, vigilando a Finn por el rabillo del ojo, quien se
había mantenido en un segundo plano, pero que permanecía atento al
estado de su prima. La morena giró de nuevo el rostro, esta vez para
enfrentarse a la mirada de Puck, que no había dejado de mirar a Emily.
En ese momento, el bebé volvió a golpear a Rachel con más fuerza y la
joven perdió de vista a Noah, que abandonó la sala, muy nervioso.
Puck
salió con paso rápido de la pequeña capilla, por uno de los pasillos
laterales del lugar. En cuanto estuvo completamente a solas, el moreno
se apoyó contra la pared, mientras una lágrima de frustración se
deslizaba lentamente por su rostro. ¿Por qué Emily se había quedado
embarazada y no le había dicho nada? ¿Acaso no era él el padre de
aquella criatura? El moreno echó la cabeza hacia atrás, en un gesto de
rabia y tristeza al mismo tiempo. Sin tan sólo hubiera reconocido a
tiempo que llevaba años enamorado de ella tal vez las cosas serían
diferentes ahora. Durante años se había engañado a sí mismo con esa
imagen de chico duro y esa fijación por Quinn que tan sólo le había
traído dolor y desengaño al ver que ella finalmente escogió a Sam y no a
él. Puck sonrió al recordar algunos momentos vividos con Emily cuando
tal sólo eran unos niños, recordó con nostalgia cómo ella le había
enseñado lo que era el valor y que una mujer podía superar a un hombre
en muchos sentidos. De repente, el murmullo de alguien cantando hizo que
el moreno alzase la vista, para fijarse en una pequeña sala que había
al lateral de la capilla y cuya puerta estaba entreabierta. Puck se
dirigió hacia allí sigilosamente y no pudo evitar sonreír al descubrir
allí a Quinn, que daba los últimos retoques a su maquillaje y era la
última persona que faltaba por entrar a la capilla donde se convertiría
en la señora de Sam Evans. Quinn se giró sorprendida al sentir cómo se
abría la puerta para después corresponder a la sonrisa de su amigo.
-¿Puck? ¿Qué haces tú aquí? ¿Va todo bien?- preguntó la rubia, preocupada.
-Sí, sí… no te preocupes, Quinn. Por cierto, estás preciosa- apuntó él, con una sonrisa.
-Muchas gracias, Puck, es todo un detalle por tu parte. ¿Por qué antes no eras así?
-Bueno,
yo… supongo que porque era un estúpido al que sólo le importaba ser
popular… ¿Habría cambiado algo que hubiera sido de otro modo?
-Yo… ¿Por qué me preguntas eso?
Mientras
tanto en la capilla, Rachel se revolvía inquieta en el banquito, al
lado de Finn. Su pequeño no había dejado de moverse en toda la mañana y
la morena empezaba a temer seriamente que el nacimiento del bebé se
adelantase. Emily comenzó a buscar a Puck con la mirada y sus nervios
aumentaron al no encontrarle por ningún lado. ¿Tan mal le había caído la
noticia que había decidido escapar? La castaña bajó la cabeza justo en
el momento en el que Rachel le asestó un codazo en todo el costado.
-¡Auch! ¿Rach, por qué has hecho eso?
-Ve a buscarle, Em- susurró la morena- Tenéis que arreglar esto y cuanto antes o lo hará Finn cuando lo descubra.
Emily
se tensó al darse cuenta de que su amiga tenía razón y como pudo se
levantó para salir por el lateral, en busca de Puck. La castaña empezó a
mirar por todos lados sin éxito hasta que el sonido de unas voces
charlando en una pequeña habitación llamó su atención. Emily se acercó a
la puerta entreabierta con cuidado, para descubrir a Puck hablando con
Quinn, que ya llevaba puesto su hermoso vestido de novia y le miraba
algo confusa. La castaña se acercó un poco más, hasta que pudo escuchar
perfectamente la conversación de los chicos.
-La
verdad, no lo sé, Quinn. Mi vida ha sido un completo desastre estos
meses y tan sólo quería decirte que siento todo el daño que os hice a
Sam y a ti.
-Todo
eso está olvidado ya, Puck. No te preocupes- dijo ella, algo nerviosa-
Si te soy sincera, yo ahora mismo tengo un miedo terrible.
-¿Cómo? ¿La gran Quinn Fabray tiene miedo? ¿Cómo es eso posible?
-¡No
seas bobo, Puckerman!- dijo ella, acercándose a él y dándole un suave
golpe en el brazo- No es nada, es que… ¿Y si Sam no es el adecuado? ¿Y
si yo no soy suficientemente buena para él?
Puck negó con la cabeza para después a la rubia entre sus brazos, en un abrazo tierno.
-¡No digas tonterías, Quinn! ¡Sam y tú formáis la pareja perfecta! ¡Nada ni nadie podría separaros!
-Eso no es cierto… yo… durante un tiempo creí que sentía algo por ti…
-Pero ambos hemos descubierto que sólo fue un encaprichamiento. Tú amas a Sam, Quinn. Él es el hombre de tu vida.
-Sí que le amo, pero… ¿Cómo estás tan seguro de lo segundo?
-Mmm… ¿Qué sientes cuando él te besa?
-Uff… es algo maravilloso… siento que el tiempo no ha pasado y es como si siempre que me besara lo hiciese por primera vez.
-¿Sólo él te hace sentir así?
-Bueno, en un tiempo tú también…
-Entonces se me ocurre una idea para que salgas de dudas.
Sin
decir una palabra más, Puck acortó la distancia que los separaba y
comenzó a besar a la rubia, que al principio se tensó, pero finalmente
correspondió también al beso. Emily, al contemplar aquella escena,
sintió como su corazón volvía a romperse una vez más. La castaña salió
corriendo de allí para después chocar contra alguien en la puerta que
unía el pasillo con la capilla.
-¡Em! ¿Qué ocurre? ¿Estás bien?
-¡SAM!- gritó Emily, asustada- ¡Sí, sí! ¿Qué… qué haces aquí?
-Bueno… es mi boda… ¿lo has olvidado?- bromeó él con una sonrisa.
-¡No, no! ¡Lo que quiero decir es que… NO PUEDES VER A LA NOVIA!
-¡Bah! ¡No digas tonterías! ¡Esa es una tradición muy antigua, Em!
-¡Por
eso mismo! ¡Ya sabes que Quinn es muy devota! ¡Se enfadará mucho si vas
a verla ahora!- logró decir Em, presa de los nervios.
-De acuerdo, tienes razón… de todas formas, te veo muy nerviosa… ¿Hay algo que quieras contarme, Em?
La castaña alzó el rostro para mirarle fijamente a los ojos, dubitativa. Finalmente, negó con la cabeza para después sonreír.
-No, Sam. No hay nada que quiera decirte salvo desearte mucha suerte y espero que Quinn y tú seáis muy felices.
-Gracias, Em. ¿Entramos?
-Sí, vamos.
En ese mismo momento, los chicos ya se habían separado y se miraban sonrientes.
-¿Te encuentras mejor?- preguntó el moreno, mirándola con una sonrisa.
-Sí, gracias Puck.
-¿Preparada para casarte, Quinn Fabray?
-Más que nunca- respondió ella, con una sonrisa.
Puck
llevó a la novia hacia la entrada de la capilla, dónde ya esperaba el
padre de Quinn, para escoltarla hacia el altar. En ese momento, la
marcha nupcial comenzó y las damas de honor comenzaron a esparcir
pétalos de rosa por el pasillo dónde desfilaría la novia. En último
lugar apareció Quinn, que no podía dejar de mirar a Sam, que la
contemplaba embelesado. Los novios se reunieron, entrelazando sus manos,
al tiempo que Puck ocupaba su asiento ante la mirada vacía de Emily,
que sólo pensaba en escapar de allí. La ceremonia transcurrió con
normalidad, con miradas de complicidad entre los novios y algunos de los
asistentes, como Finn y Rachel, que tenían sus manos entrelazadas y no
se soltaron en ningún momento o Jesse, que no podía dejar de mirar a
Laura, que evitaba corresponderle pero no pudo evitar sonreír al ver la
felicidad en sus rostro cuando sus miradas conectaban. Cuando Sam y
Quinn fueron declarados marido y mujer, Kurt y Rachel se dirigieron
hacia el escenario al tiempo que ambos tomaban unos micrófonos.
-Buenos
días a todos- dijo Rachel, con lágrimas de emoción en los ojos- como
sabéis, hoy hemos venido para ver como dos personas maravillosas unen
sus vidas para siempre, por ello, ante todo quiero felicitaros chicos-
dijo Rachel con dulzura mirando a los novios- Sam, eres un chico
estupendo y uno de mis mejores amigos. Siempre has estado ahí, cuidando
de Quinn como nadie y quiero darte las gracias una vez más. Te deseo
todo lo mejor y espero que seas muy feliz, porque has encontrado a la
mujer perfecta. Quinn, sabes que no comenzamos demasiado bien, nos
gustaba el mismo chico y pertenecíamos a mundos completamente
diferentes. Sin embargo, con el tiempo nos fuimos acercando la una a la
otra y aquí estamos hoy: tú acabas de casarte con un hombre maravilloso y
yo estoy esperando un bebé del único hombre al que he amado en toda mi
vida. Te quiero mucho, Quinn, eres mi mejor amiga y hoy puedo afirmar
que no sabría ni podría vivir sin ti y tus consejos. Gracias por estos
ocho años de sincera amistad y te deseo lo mejor junto a Sam. Os quiero
mucho, chicos.
La
gente comenzó a aplaudir emocionada, mientras Quinn le susurraba un
“gracias” a su amiga, para después centrar toda su atención en Kurt.
-Bueno,
chicos, creo que Rachel ha resumido todo lo que pienso bastante bien,
de modo que hay poco más que decir. Para mí, formáis una pareja
increíble y es todo un honor para mí que me hayáis permitido organizar
todo y elegir los vestidos. Quinn, sabes que te adoro y que Rachel y tú
sois mis mejores amigas. Si no fuera por vosotras no habría tenido el
valor de decirle a Blaine lo mucho que le quiero y por eso os doy las
gracias una vez más. Sam, tú también has sido un gran amigo y apoyo para
mí. Gracias por cuidar tan bien de Quinnie y espero que vuestra
historia de amor dure para siempre. Tras darle muchas vueltas, Rachel y
yo hemos pensado que el mejor regalo que podíamos haceros es cantar una
canción, de modo que esta es para vosotros y espero que os guste el
fotomontaje que hemos preparado.
En
ese momento, sobre la pared de la capilla, comenzaron a proyectarse
fotos de la pareja y los chicos, al tiempo que Rachel y Kurt comenzaban a
cantar los primeros acordes de Happy days are here again/Get happy
Los
invitados aplaudieron emocionados al tiempo que Sam y Quinn se
acercaron para abrazar a sus amigos. Emily, al ver que todo el mundo
parecía distraído, abandonó la capilla tan rápido como pudo, sin darse
cuenta de que Puck la había estado vigilando y la siguió a toda prisa
para después encontrarse a la castaña apoyada contra un árbol, llorando
desconsoladamente.
-¡Em! ¿Estás bien? ¿Es el bebé?- preguntó él, muy preocupado.
-¿Qu… qué quieres, Puckerman? ¿Es que no te parece suficiente la que has armado ya? ¿Siempre tienes que estropearlo todo, no?
-¿Cómo? ¿A qué te refieres?
-¡No te hagas el tonto conmigo, Puck! ¡Lo he visto! ¡He visto cómo la has besado!
-¡¿Qué?! ¡No, Em! ¡Deja que te explique! ¡El beso no ha significado, nada! ¡Te lo juro! ¡Estoy enamorado de ti!
-¡MIENTES! ¡TE ODIO, NOAH PUCKERMAN! ¡SIEMPRE CONVIERTES MI VIDA EN UN INFIERNO!
Los
gritos de Emily llegaron hasta la capilla, dónde Rachel, Finn y el
resto corrieron hacia afuera, a ver qué estaba ocurriendo.
-¡Cálmate, Em! ¡Por favor, deja que te explique!
-¡No hay nada que explicar, Puck! ¡Tan sólo soy tu juguetito! ¡Un maldito calentón!
-¡No, Em! ¡Eso no es verdad! ¡Te quiero y voy a luchar por ti y por nuestro bebé!
-¿¡QUÉ!?-
exclamó Finn, preso de la rabia de repente-¡¿ÉL ES EL PADRE DE TU BEBÉ,
EM?!-preguntó a su prima, que sollozaba entre los brazos de Rachel y
finalmente asintió.
Tan
sólo medio segundo después, Finn se abalanzó sobre Puck para empezar a
golpearlo con rabia. Cuando Sam y Jesse lograron separarlos, Finn miró a
Puck con rabia, para después recriminarle su actitud.
-¡Maldito seas! ¿Cómo has podido ser tan poco hombre y abandonarla?
-¡Yo no sabía que estaba embarazada! ¡Estoy enamorado de ella, Finn!
Al
escuchar eso, Finn se abalanzó contra él, para volver a golpearlo.
Emily al ver el desastre que había causado, cogió las llaves del coche
de Finn que se habían caído al suelo a causa de la pelea y salió
huyendo. La reacción de Rachel no se hizo esperar y siguió como pudo a
Emily, entre jadeos, debido a las contracciones que eran provocadas por
los movimientos del bebé. Quinn, al ver que las chicas se marchaban
decidió seguirlas, moviéndose tanto como su vestido de novia le
permitía. Cuando Emily subió al coche, las manos le temblaban y para
cuando pudo arrancar las dos chicas ya habían subido al asiento trasero y
Emily advirtió su presencia una vez que ya estaban en marcha.
-¿Qué hacéis vosotras aquí? ¡Bajad del coche!
-¡No,
Em! ¡De aquí no me muevo sin ti!- le dijo Rachel, respirando
entrecortadamente entre los brazos de Quinn, que la observaba
preocupada.
-¡Emily!
¡Tienes que parar el coche! ¡Rachel no se encuentra bien y tantas
emociones no son buenas para los bebés! ¡Créeme, he tenido uno y sé lo
que es!
-¡Cállate, Quinn! ¡No eres más que una hipócrita! ¡No sé cómo has podido hacerle esto a Sam!
-¿Cómo? ¿Puck te ha contado?
-¡No ha hecho falta! ¡He visto cómo os besabais a tan sólo unos minutos de casarte con otro hombre!
-¡Espera,
Em! ¿Qué demonios te ha contado Puck? ¡Ese beso no ha significado nada!
¡Yo amo a Sam, sino no me habría casado con él!
-¡MIENTES!- le recriminó la castaña, entre lágrimas.
-Chi… chicas…- logró decir Rachel, entre jadeos.
-¡No miento, Em! ¡Todo esto sólo ha sido un malentendido! ¡Puck te quiere a ti! ¡Ahora lo sé!
-¡No, déjame! ¡No quiero escucharte más!
-¡CHICAS,
HE ROTO AGUAS!- chilló Rachel con las últimas fuerzas que le quedaban,
contemplando el líquido que se deslizaba por sus piernas.
-¡Oh, no!- exclamó Quinn- ¡Em, tienes que dejar que conduzca yo! ¡Tenemos que llevar a Rach a un hospital!
Por
otro lado, Sam fue el primero en darse cuenta de que las chicas se
habían marchado y se dirigió a toda prisa hacia su coche, seguido de
Finn y de Puck. Los chicos siguieron el rastro de las chicas, mientras
Finn no paraba de insultar a Puck y pedirle a Sam que fuera más deprisa.
Cuando por fin iban a alcanzarlas, los chicos observaron estupefactos
como las chicas paraban el coche y Emily y Quinn intercambiaron
posiciones, yendo la rubia ahora al volante, para después dar media
vuelta. Sam las observó con la boca abierta, justo en el momento en el
que Finn recibía un mensaje de su prima.
-¡Sam! ¡Síguelas! ¡Rach ha roto aguas!- exclamó Finn, pálido de la sorpresa.
Media
hora después, Rachel ya había sido ingresada en urgencias y poco a poco
iba dilatando para dar a luz mientras Finn, que ya estaba a su lado, le
apretaba la mano con fuerza y la miraba con un brillo especial en los
ojos.
-¡Todo va a salir bien, Rach! ¡Te quiero!
-Yo
también, Finn… ya quiero ver sus mejillas sonrojadas y su sonrisa de
medio lado, igual que la tuya- suspiró la morena, algo aturdida.
-Yo también muero por conocerle, Rach- comentó él, muy emocionado.
Unas
horas después, Rachel ya había dilatado lo suficiente y un par de
enfermeras se la llevaron hacia la sala dónde daría a luz a su primer
hijo. Finn la siguió emocionado, sin soltar su mano, a medida que las
contracciones venían. Rachel empujó tan fuerte como pudo, a medida que
el doctor le iba indicando, apretando con fuerza la mano de Finn, que
trataba de infundirle ánimo. Las horas pasaban y las contracciones eran
cada vez mayores. Rachel siguió empujando, hasta que de repente un
hermoso llanto inundó la habitación. Rachel observó como el médico
sostenía entre sus manos un pequeño y hermoso bebé. El médico les dio la
enhorabuena y les dijo que el bebé había nacido sin problemas. Rachel
sonrió, sin dejar de mirar a su pequeño para finalmente perder el
conocimiento, debido al agotamiento. Finn la observó preocupado pero el
médico le tranquilizó y le dijo que era normal. Finn vio a su bebé a lo
lejos, mientras las enfermeras lo envolvían en una manta y se lo
llevaban para lavarlo.
Unas
horas después, Rachel despertó en una habitación del hospital,
totalmente desorientada. La morena se asustó al sentir su vientre vacío,
pero la cálida mano de Finn sobre la suya la tranquilizó.
-Tranquila,
Rach, está en observación, ahora te lo traen- le aseguró su novio,
besándole la frente con ternura- Gracias por darme un hijo tan hermoso.
-¿Ya
lo has visto? ¿Cómo es, Finn? ¿Tiene tu color de pelo y tu sonrisa? ¿De
qué color son sus ojos? ¿Y sus mejillas? ¿Se parece a los dos o…?
-¡Ey,
tranquila! Sólo he podido verlo a través de la ventanilla, pero es
precioso. No quiero describirlo porque prefiero que lo veas por ti
misma. Creo que es una sensación única e inigualable, es mejor que lo
veas tú y después me digas.
-De… de acuerdo…
En
ese momento apareció una enfermera con un bebé en brazos. Rachel se
incorporó como pudo con la ayuda de Finn, sintiendo que el mundo se
detenía y observando a su hijo emocionada. Cuando la enfermera lo puso
en sus brazos, Rachel no pudo evitar que lágrimas de emoción rodasen por
todo su rostro. Por fin, después de nueve meses de espera, tenía a su
pequeño en brazos. Rachel sonrió al comprobar que todo estaba bien y el
niño tenía dos manos y dos pies. El bebé era simplemente perfecto, ni
muy grande ni muy pequeño, tenía unos mofletes redondos y rosados y su
rostro tenía rasgos idénticos a los de su padre. Rachel sonrió
emocionada, para después acercar a su bebé contra ella, besando su
cabecita y susurrarle unas dulces palabras.
-Hola,
Christopher, soy tu mamá. No sabes cuánto tiempo llevo esperándote. Te
quiero muchísimo y te protegeré hasta el día que me muera.
Rachel alzó el rostro para encontrarse con Finn, que le sonreía entre lágrimas.
-¿Christopher?
-Sí, Finn. Quiero que nuestro pequeño se llame como tu padre. A él le habría gustado y sé lo importante que era él para ti.
-Te
quiero, Rach. Gracias, muchas gracias- le dijo Finn, llenando toda su
carita de besos y después acariciando a su bebé- Hola, Chris, soy papá.
La
pareja siguió admirando a su hijo, sin sospechar que el detective que
Isabella había contratado lo había visto todo y había advertido a
Isabella del engaño.
-¡Maldita sea! ¡Me han engañado! ¡Juro que no terminaré hasta acabar contigo y tu mocoso, Rachel Berry!
En
ese momento, Isabella comenzó a rebuscar entre sus cosas para
finalmente encontrar lo que llevaba tanto tiempo guardando, en caso de
que su plan fracasase.
-¿Quién es?- preguntó una voz al otro lado del teléfono.
-¿Eres Thomas Doyle? ¿El ex novio de Rachel Berry?
-¿Quién eres y qué quieres?
-Soy la llave que te llevará hasta ella…
Los chicos comenzaron a hablar, desarrollando un plan que sin duda iba a cambiar para siempre el destino de los chicos.
- Spoiler:
Capilla:
Traje Sam:
Traje Quinn:
Rachel:
Zapatos Rachel:
Emily:
Mercedes:
Santana:
Brittany:
Lau:
Tina:
Traje de los chicos:
¿Qué
será lo que traman Isabella y Thom para acabar con Finchel? ¿Se
arreglará el malentendido entre Puckmily? ¿Tendrán luna de miel Sam y
Quinn? ¿Jesse y Lau tendrán un acercamiento? ¿Qué esconde Lau de su
pasado? ¡Todo esto en próximos capítulos!
será lo que traman Isabella y Thom para acabar con Finchel? ¿Se
arreglará el malentendido entre Puckmily? ¿Tendrán luna de miel Sam y
Quinn? ¿Jesse y Lau tendrán un acercamiento? ¿Qué esconde Lau de su
pasado? ¡Todo esto en próximos capítulos!
Lau_finchelforever**** - Mensajes : 172
Fecha de inscripción : 23/12/2010
Edad : 34
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
o.O mmmm Lau y Jesse...mmmm no lo se, aun no me encaramo a la historia de que el este con otra persona... la felicidad de Rachel es hermosa... gracias por el cap, valio la pena la espera
almi********-*- - Mensajes : 1044
Fecha de inscripción : 25/11/2010
Edad : 43
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
Mami ! Amee! el capitulo deamciado me emocione!!!
Te felicito pero siguele! Porque ya no puedo esperar leer otro capitulo!!
TeQuieroMucho!
Te felicito pero siguele! Porque ya no puedo esperar leer otro capitulo!!
TeQuieroMucho!
MayriiBelieberSmile♥- ---
- Mensajes : 525
Fecha de inscripción : 02/11/2010
Edad : 28
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
WoOoOoW !!!
mee gusthooo ...
isabella laaa odiooo ...
laa bodaa fabrevans mi vidaa .. el videoo loo hicistee tuu ???
el besoo quick :x ....
Emily y Puck :3 y su bb
Christopher ... mii vidaa ....
actualiza pronto por faaa
Byeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
mee gusthooo ...
isabella laaa odiooo ...
laa bodaa fabrevans mi vidaa .. el videoo loo hicistee tuu ???
el besoo quick :x ....
Emily y Puck :3 y su bb
Christopher ... mii vidaa ....
actualiza pronto por faaa
Byeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
'Ms Yazz Berry D' Groff-*- -
Mensajes : 2914
Fecha de inscripción : 17/01/2011
Edad : 27
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
Lau. perdona por no ponerme antes al día con tuf fic
woo siempre tus capítulos son demasiados intensos..
Me impresionas mucho..
Estoy expectante por leer mas de la historia..
aunque claro temo lo que puedan hacer Isabella y Tom..
el bebe finchel debe ser hermoso..
Actualiza pronto :)
woo siempre tus capítulos son demasiados intensos..
Me impresionas mucho..
Estoy expectante por leer mas de la historia..
aunque claro temo lo que puedan hacer Isabella y Tom..
el bebe finchel debe ser hermoso..
Actualiza pronto :)
enohia- Master Fanfic 2011
- Mensajes : 922
Fecha de inscripción : 12/10/2010
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
Aún voy en el 13, pero de verdad disfruto mucho este fic, se nota que te esmeras mucho en él, los videos, las fotos, los sonidos!! wooow, felicitaciones!! nunca dejas de sorprenderme, siempre cuando creo que ya la trama se está desarmando y se va acabar el fic, me sales con toda una gama de nuevos eprsonajes!! ajajaja, pronto leere los nuevos caps!! gracias
Breadstix**** - Mensajes : 194
Fecha de inscripción : 03/12/2010
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
LAAAU PLEASEE CONTINUUA PRONTOO!
espero con impaciencia please!
FINCHEL *______________*
espero con impaciencia please!
FINCHEL *______________*
gossip gleek***** - Mensajes : 285
Fecha de inscripción : 23/11/2010
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
gossip gleek escribió:LAAAU PLEASEE CONTINUUA PRONTOO!
espero con impaciencia please!
FINCHEL *______________*
¡Muchísimas gracias por interesarte por el fic!
Tranquila, ya tengo empezado el capi y en estos días lo publicaré, gracias por preocuparte, me hace feliz saber que sigue gustando el fic :D
PD: Breadstix,muchísimas gracias a ti tb por tus bellas palabras, me hicieron llorar de emoción Me alegro muxo de por fin tener un chico que lee mi fic y gracias por valorar mi trabajo. Para mí es un placer poner fotos y vídeos para que disfrutéis más de la historia y espero que te siga gustando como hasta ahora, un beso!!! ^^!
Tranquila, ya tengo empezado el capi y en estos días lo publicaré, gracias por preocuparte, me hace feliz saber que sigue gustando el fic :D
PD: Breadstix,muchísimas gracias a ti tb por tus bellas palabras, me hicieron llorar de emoción Me alegro muxo de por fin tener un chico que lee mi fic y gracias por valorar mi trabajo. Para mí es un placer poner fotos y vídeos para que disfrutéis más de la historia y espero que te siga gustando como hasta ahora, un beso!!! ^^!
Lau_finchelforever**** - Mensajes : 172
Fecha de inscripción : 23/12/2010
Edad : 34
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
realmente me ha fascinado tu historia, quiero que siga, no tardes demasiado con el siguiente capítulo que estoy ansiosa de saber que pasará entre Finn y Rachel, adoro esta pareja y espero que se reencuentre.
CLAU_FINCHEL* - Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 20/05/2011
Edad : 53
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
Que liindoo capi!! sorry por no comentar antes :D
Jaja! Tonta Isabella cayo en el plan!!!
Lauy Jesse que geniiiial
Pobre Puck nunca crei que actuara asii! el amor lo cambio totalmente xD
Que Romanticooooooos Sam y Quinn!!!! que bueno que haya Fabrevans! ya en Glee los extraño muchoooo!!
El Bebè de Rachel , fue super dramatico el capitulooooo!
siguelaaaa :D
Jaja! Tonta Isabella cayo en el plan!!!
Lauy Jesse que geniiiial
Pobre Puck nunca crei que actuara asii! el amor lo cambio totalmente xD
Que Romanticooooooos Sam y Quinn!!!! que bueno que haya Fabrevans! ya en Glee los extraño muchoooo!!
El Bebè de Rachel , fue super dramatico el capitulooooo!
siguelaaaa :D
angelita******* - Mensajes : 457
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 29
Re: Fic Otra oportunidad (POR FAVOR LEED MI ÚLTIMO MENSAJE)
Perdón pero recién estoy leyendo esta historia, en qué capítulo vas, yo acabo de leer el 4º.Clau
CLAU_FINCHEL* - Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 20/05/2011
Edad : 53
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