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Mensaje por Avrilita_LopezPierce Dom Ene 27, 2013 7:04 pm

Amo este fic y aunque es tan tragico y emotico esta perfecto!
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Finalizado Re: Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón)

Mensaje por mary04 Lun Ene 28, 2013 5:12 pm

Influence (Influencia)|Brittana| Capitulo 19: El abogado del diablo (Parte 1)

No tomamos ninguna decisión en el piso de la sala. Simplemente nos sentamos así, mi espalda descansando contra su pecho con sus rodillas levantadas a mis costados. Sus brazos estaban cubriéndome, cruzados en mi estómago, su manos agarrando los codos opuesto. Cada tanto murmuraría algo incoherente en mi oreja sobre la escuela o las porristas. Para darle crédito, estaba tratando de tener la conversación práctica de la que habíamos hablado sobre lo que pasaría cuando abandonáramos la seguridad de mi felpuda alfombra de la sala. Ninguna de las dos, sin embargo, estábamos interesadas en la aplicación práctica. Teóricamente, íbamos a sentarnos así para siempre.

Lo divertido de la teoría es que es mucho más difícil aplicarlo a la realidad sin antes probar una hipótesis. Y en orden de probar nuestra hipótesis, teníamos que levantarnos del piso.

Fiel a su palabra, recogió sus cosas para irse a su casa después de una extensa despedida en el pasillo frente a la puerta. Parecía que una vez que habíamos roto esa barrera invisible que había estado entre nosotras – el baile que habíamos hecho, evadiendo nuestros sentimientos – ella era incapaz de apartarse de mí, y yo de ella. El sabor de sus labios en los míos, desinhibida de nuestra carga emocional, era más dulce que cualquier cosa que haya experimentado. Fue casi suficiente para ahogar la fiebre persistente de mi pulso mientras mi corazón se aceleraba y se desaceleraba, resultado de la confusión de mi cuerpo por haber estado negándole el medicamento al que me había acostumbrado a usarlo como alimento.

Casi.

Separo nuestras extremidades entrelazadas cuando escucho el auto de mi madre entrar en nuestra cochera. Se apresuró a re abotonar mis pantalones por mí, luego aliso primero mi cabello y después los enredos en su cabello justo cuando mi mamá giraba la llave en la cerradura.

"Britt- oh," empujo la puerta, llamándome mientras lo hacía, luego se detuvo en seco cuando nos vio a las dos a unos cuantos pies de distancia. "Hey chicas. ¿Comieron? Puedo prepararles algo antes de mi siguiente turno en el restau… ¿qué?"

Ella observaba a Santana, cuyo rostro se había contraído violentamente. Su mano aún seguían agarrando la mía, temerosamente debatiendo entre soltarla de un tirón y sostenerla desafiante. Sabía que mi madre no la juzgarla, pero ese arraigado sentido de preservación le decía que su primer instinto debía ser escondido. No iba a dejarla.

"El miedo solo es un verbo si lo dejas ser," susurre en su oreja. "No te atrevas a soltar mi mano."

Su cara se relajó, pero miro a mi mamá con una modesta adoración, quien nos observaba mientras se quitaba su abrigo y lo colgaba al lado de la puerta.

"¿Interrumpí? Porque puedo retirarme si quieren estar solas. Pero solo porque sepa lo que pasa no significa que las dejare fornicar por toda la casa. Las puertas permanecerán abiertas en todo-"

Santana se lanzó por el pasillo y casi tiro a mi madre con su abrazo. Envolvió sus brazos firmemente alrededor del cuello de mi mamá, hundiendo su rostro en las hombreras de su chaqueta. Mamá me miro sobre la cabeza de San, arqueando una ceja. Seguía debiéndole una explicación, después de todo. Pero en lugar de insistir en ese momento, ella pasó su mano arriba y abajo por la espalda de Santana, al igual que la noche anterior.

"Gracias, Maggie," San murmuró en el polyester con un húmedo lloriqueo. Uso el primer nombre de mi mamá, como se le había dicho desde que éramos niñas. "Sra. Pierce" parecía tan inapropiada después del divorcio, pero ella nunca había encontrado tiempo para cambiarlo.

"Cariño, no sé por qué podrías querer agradecerme," Mamá dijo incrédula. "Pero eres más que bienvenida por ello. Solo sigue cuidando de Britt por mí, y nunca te faltara nada en esta casa."

Mamá incorporo a Santana empujándola por los hombros, sosteniéndola con su brazo extendido, mirándola de arriba abajo. Ella sonrió, como si Santana hubiera pasado una evaluación maternal, luego la beso en la frente antes de dirigirse a su habitación sin ninguna otra palabra.

"Tu mamá es asombrosa," dijo con admiración, mirando el pasillo vacío por el cual mi madre había desaparecido.

Solo pude sonreír. "Lo sé. ¿Segura que no quieres quedarte?" le di un ligero golpe con mi cadera y deslizo su brazo alrededor de la parte baja de mi espalda.

"No," suspiro, acercándome. "Tengo que enfrentarlo en algún momento. Pero gracias." Beso el costado de mi cuello, sus labios se mantuvieron ahí el tiempo suficiente para enviar escalofríos por mi espalda. Ella sonrió y tiro de su chaqueta sobre sus hombros, sonando sus llaves en su mano.

"Te llamare más tarde, ¿ok? Solo para que sepas que sigo viva."

Ella bromeaba, pero toco un punto sensible y fruncí el ceño, preocupada. Su labio inferior sobresalió, fingiendo un puchero, y me beso otra vez, esta vez firmemente en los labios.

"No te preocupes, B," trato de tranquilizarme, pero no sirvió de nada. "Te llamare."
Se dirigió a la puerta, abultando su abrigo alrededor de su cuello mientras se armaba de valor para enfrentar el frio, pero algo faltaba. Di un paso hacia ella, llamándola.

"¿San?"
Se dio la vuelta, su mano en la manija de la puerta. "¿Si, B?"
"Te amo."
Ella corrió por el vestíbulo, me apretó cariñosamente la mejilla y sonrió
. "Yo también te amo," dijo, y luego estaba fuera de la puerta.

Vi su auto desaparecer por la cuadra desde la ventana frontal, dando un profundo suspiro, me dirigí a la habitación de mi madre.
Estaba recostada en su cama, aún completamente vestida, con sus ojos cerrados. Hacia un mal trabajo al pretender que dormía, y me deje caer a su lado. Descansando mi cabeza en su hombro, golpeando su pierna con mi rodilla.

"¿Qué tanto de eso escuchaste?"

Abrió un ojo y sonrió. "Todo. ¿Qué clase de madre seria si ignorara una conversación como esa?"

Resople con amargura. "La de Santana."

Ella asintió, su expresión mostraba entendimiento. "Ahh. Así que de eso se trata todo esto. Era eso o que estaba embarazada. Espere, por tu bien, que no fuera la última."

"¡Mamá!" la reprendí, dándole un codazo, pero ella esquivo el golpe con una risa.

"¿Qué? Tienes que admitir que hubiera cruzado tu mente también, si estuvieras en mi posición."

Permanecí en silencio, pero asentí. Entendía su punto. Santana no era exactamente sutil sobre el hecho de que estaba durmiendo con Puck. O había estado. Sentí el nudo ansioso regresar a mi pecho cuando pensé en eso. "Son horribles con ella, mamá," dije en voz baja, tratando de remover el nudo hablando de otra cosa. "Y no hay nada que pueda hacer para ayudarla. No los abandonaría. No puedo obligarla. No está siendo abusada o algo así, así que ni siquiera puedo llamar a los policías. ¿Cómo se supone que me siente aquí mientras la chica que…" callé de repente consciente de lo que decía.

"'amas'," termino por mí, encontrando mi mano y apretándola. "Puedes decirlo, nena. Está bien. La amas. La amo, también. Siempre ha cuidado de ti mientras yo no estoy, y le debo todo por eso. Pero esta no es nuestra batalla. Esta es su familia, y por mucho que quieras, no puedes interferir con la familia."

Mordí mi labio y me acurruque a su lado, dejándola envolver sus brazos a mí alrededor. "¿Entonces qué hago? ¿Sentarme ahí y dejar que la traten como si fuera menos que perfecta? O peor, ¿como si no existiera? ¿Tengo que sentarme ahí y escuchar al Dr. López insultarme en español?"

Su cuerpo se tensó y me miro sombríamente. "¿Qué fue lo que te dijo?"

Levante mis hombros y los deje caer, lo cual fue incómodo con sus brazos apretando los míos. "No sé, pero Santana me defendió y él nos echó de la casa. No creí que los detalles importaran."

Ella me sostuvo con más firmeza y el tono de su voz estaba teñido con ira, pero se mantuvo neutral con una gracia sorprendente. "No tienes que tolerar que nadie te insulte, Britt. Pero no puedes forzarla a imponerse si no está lista. Todo lo que puedes hacer es amarla. Dejarle saber que a pesar de que sus padres no la aprecien, tu sí. Incondicionalmente. Solo amala, nena. Solo amala."
No volvimos a hablar. Su agarre en mis brazos se soltó y sus suaves ronquidos me dijeron que se había quedado dormida. Hice una nota mental de levantarla en una hora para su turno en el comedor, y me recosté calmada en sus brazos por unos cuantos minutos, para no molestarla. Estaba demasiado consumida en preocupación por Santana y las creaturas reptantes por debajo de mi piel como para dormir. El reloj de cabecera me decía que habían pasado ya casi 24 horas desde mi última píldora, y aunque el ajetreo de la actividad que hubo me calmo, parecía que se estaba poniendo al día. Me escurrí de su abrazo y arrastre torpemente los pies hacia al baño. El movimiento causo que se hiciera un nudo en mi estómago, y me doble sobre el lavabo, alcanzando a ciegas mi frasco en el gabinete de medicinas con manos temblorosas. Me las arregle para jalarlas fuera del estante, tirando un par de cosas en el camino, y metiendo dos en mi boca, haciendo una mueca al ver el fondo del frasco a través del puñado de pastillas que quedaban en mi escondite.

Tal vez no las necesitas, pensé. Míralo de esta manera. Las tomabas para mantenerte entumecida para que el no tener a Santana no doliera tanto. Ahora tienes a Santana. ¿Realmente necesitas las pastillas?
"No," dije enfáticamente a mi reflejo, enderezando mi cuerpo con una sacudida dolorosa, notando lo pálida que me había puesto. "Tienes lo que querías. No seas codiciosa."

Pero… Una voz en mi cabeza, sin duda haciendo del abogado del diablo, hablo desde el fondo. Nunca sabes lo que pueda ocurrir. Mejor guardar unas de estas.
La voz no sonaba como la mía. Como si hubiera alguien aferrado en mi cabeza, esperando el momento correcto para surgir y darme un sabio consejo. No se sintió fuera de lo ordinario, oírla ahí. Y sonaba autoritaria, como si supiera algo que yo no. Como si alguien quisiera ayudarme. Así que escuche. Tape el frasco, notando cuantas quedaba, y puse el contenedor de regreso al gabinete.

"No puede hacer daño," aseguro mi reflejo, sonriendo como si no fuera solo mi rostro en el espejo, sino un amigo.

"Mantelos. Solo por si acaso." Asentí con la cabeza bruscamente, después de haber tomado una resolución en silencio de necesitar una sola cosa: Santana. Me dirigí a salir del baño, las pastillas en mi estómago causando que el dolor retrocediera lo suficiente para lograr moverme otra vez. Pero cuando desvié la mirada del espejo, vi un destello en él.

Mi reflejo guiño un ojo mientras me alejaba.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Santana no llamo, como prometió. Espere, despierta hasta bien pasada la hora en la que normalmente me hubiera ido a la cama, pero mi teléfono nunca sonó. Mande un mensaje de texto que no fue respondido, y llame tantas veces, a pesar de que al tercer intento empezó a irse directamente al buzón de voz. Fue en ese punto que entre en pánico.

No podía dormir, y no podía manejar, así que no podía ir con ella. Me senté en mi cama, mirando fuera de la ventana, sintiendo mi corazón saltar incómodamente, saltando latidos y pausando erráticamente. Lo que fueron minutos se sintieron como horas. Me senté y revolqué, recogiendo mis cutículas sangrientas y llevando mi labio inferior reseco.
No había solución a mi dolor, aunque: las píldoras. Dos más y podría fácilmente ponerme en un como despierto, donde ni siquiera la ausencia de Santana seria notable. Pero acababan de pasar solo unas cuantas horas desde mi resolución, y no iba a rendirme tan fácilmente, no importaba ni el dolor físico y emocional en el que estaba. Me mecí atrás y adelante, con mis rodillas flexionadas contra mi pecho y la columna vertebral apretada con fuerza mientras mis músculos se contraían dolorosamente. Pensé en todos los escenarios en los cuales no volvía a ver a Santana otra vez, y como el poner fin a mi propio sufrimiento con un mínimo de limpieza para mi madre. De hecho había formulado lo que yo consideraba un plan sólido para mi propia muerte cuando, desde la mesa de noche, el teléfono vibro. Justo después de las tres de la mañana y desde un número de casa, Santana finalmente llamo.

"Hey," susurro, y pude escuchar como su mano ahuecaba la bocina alrededor de su barbilla para amortiguar el sonido. "Lo siento, sé que es tarde. No podía llamar más temprano. Papá me quito mi teléfono y tenía que asegurarme de que estuvieran dormidos."

Su voz, aunque tranquila y un poco acelerada, me tranquilizo y me relaje todo lo que podía. "¿Estás bien? ¿Qué paso? ¿Te lastimaron?" Envié preguntas que sabía que no tendría tiempo para contestar, pero necesitaba escucharlas de todos modos.

"Estoy bien, B," dijo enfáticamente. "Él solo grito. No puedo seguir hablando, pero necesitaba oír tu voz, y decirte que te amo. Te llamare otra vez mañana, después de que se vayan a trabajar, ¿ok?"

No era mucho, pero tenía razón. Solo necesitaba oír su voz, y sentirme mejor. "También te amo. Duerme un poco."

"También tú. Suenas exhausta."

"¿Hey San?" dije antes de que pudiera colgar. "Te veré otra vez antes de que se acaben las vacaciones, ¿cierto?" Era un pensamiento angustioso, la idea de una semana sin verla. Especialmente después de las 24 horas previas.

"Hare que eso pase," respondió, y supe, una vez más, que lo decía enserio. "No te preocupes, B. Me asegurare de que todo salga bien."

Pero había una punzada de duda en su voz, y podía asegurar que había algo que no me estaba diciendo. Ella me estaba protegiendo otra vez, e incluso a pesar de que no quería que lo hiciera, estaba demasiado cansada para cuestionar su tono. No por el teléfono a las 3am, incoherente y Mitad Afuera. Colgó, dejándome sola con mis pensamientos. Era enervante, sentada en silencio después de tanto tiempo de tenerla junto a mí, su respiración y su pulso dándome compañía incluso cuando ella no estaba hablando. No me había dado cuenta de lo sola que había estado antes, pero ahora sabia, era una experiencia que destrozaba el alma el dormir sola.

Así que me escabullí, silenciosamente y con gran cuidado, en la cama de mi madre, como si tuviera cinco años y acabara de despertarme de una pesadilla. Perezosamente me jalo hacia ella, aún oliendo a aceite frito del comedor, su abrazo era confortante y suelto. Hundí mi rostro en su pecho mientras su mano encontraba mi cabello y lo acariciaba.
"¿Mal sueño?" murmuro adormilada.

Asentí. Había sido un mal sueño, estar sin Santana, estar sin las pastillas, estar sola. Pero, pensé. Si puedo sobrevivir esta noche, solo esta noche, tal vez pueda hacerlo mañana también.
Incluso en el familiar abrazo de mi madre, no encontraba respiro. El sueño no llego. Tome lo que podía del latido constante de su corazón, contándolos como ovejas, hasta que llego el amanecer y otra vez, estaba sola.

Santana no era nada sino fiable. Llamo el siguiente día, explicando que las llaves de su auto le habían sido arrebatadas con su teléfono, así que venir a recogerme no era una opción. Por decepcionante que fuera, darme que cuenta que había estado sola en casa mientras ella hacía lo mismo a una milla de distancia, las dos horas de conversación me dejaron satisfecha. Hacía que la necesidad de pastillas aminorara, pero no ausente en su totalidad. Todavía sufría por ellas, sintiendo los escalofríos perpetuos por mi columna vertebral mientras me forzaba una y otra vez en la sumisión. Pero, cuando colgué el teléfono estaba una vez más abandonada a mi propia suerte, me di cuenta bastante rápido que no podría sobrevivir con pura fuerza de voluntad.

Tal vez solo una, la voz dijo, regresando a mis oídos resbalando como aceite bajando por detrás de mí cuello. Solo una, para llegar al límite. Una no puede hacer daño…
Mis piernas rígidas me llevaron al cuarto de baño sin ordenárselos, como si actuasen por voluntad propia y completamente fuera de costumbre. El frasco en el gabinete pesaba como plomo en mi mano, y remover la tapa tomo lo que sentí como horas de presionar y el plástico a prueba de niños. Una píldora de origen desconocido se deslizo con dificultas por mi garganta y mire al techo, esperando que mis ojos cambiaran de enfoque. Mis brazos se movían lentamente, como si estuviera hundida en gelatina. No por que estuviera Mitad Adentro o incluso por que hubiera tomado demasiadas. Era evidente que una nunca sería realmente suficiente, y si esperaba ser capaz de funcionar y ser digna de Santana, necesitaba las pastillas casi tanto, y no más, como el sonido de su voz para mantenerme en movimiento.

Iba a tomar el frasco por segunda vez cuando el timbre sonó, e insistentemente. Mis brazos, atrapados en cámara lenta, flojos. Las pastillas fueron descartadas en el lavabo, y baje corriendo las escaleras en una desorientada bruma. El timbre continuaba haciendo eco por la casa, furiosamente gritando que me diera prisa, date prisa, date prisa. Me queje del sonido haciendo muecas de dolor cuando mis propios movimientos hicieron doler mi cabeza. Tire de la puerta delantera hasta abrirla y ahí, en un nevado pórtico, estaba Santana. Ella jadeo y apretó dos dedos en su cuello, revisando su pulso.

"Acabo de correr una milla en seis minutos," dijo con orgullo, mirando su reloj con una sonrisa de satisfacción. "¿Vas a dejarme entrar? Esta realmente frio aquí fuera, B."

Su sonrisa libero mis brazos de la prisión de gelatina y me hice a un lado para dejarla pasar.

"Te extrañe," dije en su clavícula después de que se quitó su abrigo. "Y solo han pasado pocas horas desde que hablamos."

Ella paso su mano hacia abajo de mi espalda y beso mi cabello. "Te dije que te vería. Podemos hacer que esto funcione. Podemos hacer que cualquier cosa funcione, si lo hacemos juntas."

Respire profundamente en su piel, inhalando fuertemente el frio sudor, y asentí. Estaba desesperada por mantenerla hablando. "Bien," dije. "Hagamos que esto funcione."
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"Deberían estarse empapando en vergüenza."

El último lugar en el que esperábamos encontrarnos tres horas después de que nuestro primer día de regreso a la escuela comenzara, era la oficina de Sue. Pensamos lo peor, pero nos mantuvimos estoicas lado a lado mientras nos fulminaba con una mirada de leve disgusto. La única cosa en la que podía pensar mientras ella nos veía desde su máquina elíptica era que la habíamos cagado. Alguien nos había descubierto, alguien sabia, alguien le había dicho.

Habíamos pasado la semana antes de que las clases reanudaran decidiendo una estrategia para lidiar con esto. Una estrategia en la cual sobreviviéramos a cualquier asalto a nuestra posición social, en la cual pretenderíamos que nada había cambiado.Considere como empezaríamos el día. Ella nos llevaría en su auto a la escuela, ya que le habían regresado sus llaves con el expreso propósito de ir a clases y a las porristas, con su mano sosteniendo la mía con tanta intensidad que hice una mueca de dolor cada vez que aceleraba o frenaba con fuerza.

"Podemos hacerlo," murmuró más para si que para mí. "Es solo otro día. Eres solo mi mejor amiga. Eso es todo."

Nos quedamos en el estacionamiento hasta el último momento posible, tomando el último de los contactos físicos que podíamos tener hasta bien entrada la noche. Hubo un silencio incómodo. A ninguna le había gustado la idea, pero era nuestra mejor – nuestra única – opción.

"Sabes que te amo, ¿cierto?"
Recordé el día que corrió hasta mi casa – lo que hacia todos los días que estaba sin su coche – y las horas que paso conmigo después de que llego. Aferro mi cuerpo cerca del suyo en la luz del atardecer que se filtraba por mi ventana.
"Lo sé, San," Le aseguré, con los brazos entrelazados alrededor de su torso. "También te amo." No sé cuántas veces lo habíamos dicho, pero nunca dejo de golpearme en mi centro que ella lo estaba diciendo, y era en serio. Tanto que estaba dispuesta a desafiar a su padre con el fin de pasar la tarde entrelazada conmigo, descartando nuestra ropa al azar en nuestras prisa. Para cualquiera mirando desde afuera, esto podría ser una escena excesivamente sexual. Pero cuando Santana se había despojado de sus ropas me había jalado – también desnuda – hacia mi cama, no había hecho nada más que envolverse alrededor de mi y recostarse ahí, como habíamos hecho tantas veces antes.
"Te amo," repitió. "Pero esto no cambia las cosas en la escuela. Seguimos perdiendo todo."
Solo asentí. Me di cuenta de que así era como íbamos a enfrentar este problema: ignorándolo. Pero, como había llegado a comprender, ella tenía un buen punto.
"Podemos decirle a los demás," ella había susurrado, con sus labios contra mi oreja y sus pechos presionando los míos.
"Lo haría por ti. Si tú quieres. Te debo eso. Pero si lo hacemos, sabes que nunca recuperaríamos todo. Está bien, sin embargo. Creo que puedo soportarlo. Si te tengo a ti, que mas puedo necesitar, ¿verdad?"
Había terror en su voz, pero como todas las promesas que me hacía, sabía que hablaba en serio sobre de salir. Si se lo hubiera pedido, lo hubiera hecho. Probablemente hubiera insistido en un gran gesto; algún anuncio público seguido por la renuncia de nuestros uniformes de porristas antes de que Sue pudiera arrancarlos de nuestros cuerpos. Hubiera sido recibido un granizado todo los días y tomado mi mano todo el tiempo.
Si se lo hubiera pedido.
"No," dije firmemente. "Tienes razón. Te tengo. Me tienes. No es de su incumbencia, más allá de eso. Podemos pensar en otra manera. No tenemos que decirle a todos."
Ella lucia tanto aliviada como insegura. "¿En serio? ¿Estás segura?"
La bese, colocando mi cabeza debajo de su barbilla. Podía escuchar el aire entrar y salir de sus pulmones, relativamente constante. "Me odiarías al final, si te pidiera que lo hicieras. Perderías más que popularidad y las porristas. Y luego te perdería. Necesitamos ser cuidadosas. No puedo pasar por eso otra vez, tenerte, y luego no. No lo lograría." Pensé una vez más en el plan que había hecho cuando pensé que no volvería a verla, recordando los detalles vívidos. Nunca dejaba de asombrarme, la fragilidad y la fuerza que existía en las palabras 'Te amo.' Ella y yo una vez unificadas y enclosetadas. El miedo de admitir la eternidad de nuestra unión en voz alta fue suficiente para silenciarnos.
Pero no completamente.
Habíamos sido muy cuidadosas. ¿Cómo? ¿Tan rápido en nuestro primer día, habíamos sido descubiertas? Santana estaba en silencio a mi lado, sus ojos fijo s en la mancha de la alfombra delante de su pie. Ella probablemente estaba teniendo los mismos pensamientos que yo.Sue bajo de su elíptica en la esquina, su labio formando un gesto de enfado.
"El club Glee ganó las seccionales y no hicieron nada para detenerlo."

Mire de reojo a Santana, quien me miro a mi mientras sus hombros se relajaban al hacerlo. El Club Glee. Esta reunión es sobre glee, y la insistente necesidad de Sue de destruir al Sr. Schuester. Por eso, a pesar de mi lealtad con el grupo, estaba agradecida. Ella no sabía sobre San y yo, y eso fue una cosa menos de la que preocuparse por el momento.

"Si ustedes fueran samuráis, y mi abridor de cartas fuera lo suficientemente filoso, les pediría a ambas que cometieran seppuku ahora." Nos rodeó como un depredador que acorrala a una gacela herida. Era desconcertante. "En Japonés esto significa ritual de corte abdominal."

Fue un pensamiento horrible, pero Santana permanecía terriblemente tranquila a mi lado, como si estuviera teniendo miedo en silencio. Hable, la voz me temblaba mientas balbuceaba una excusa – cualquier excusa – que nos sacara de la oficina, y rápido.

"Fuimos seducidas por el brillo y el glamor del mundo del espectáculo." Santana me miro, y sus ojos podrían haber mostrado agradecimiento, sino hubieran estado tan aprensivos. Quería estirar mi brazo y tomar su mano, pero me resistí y apreté mis puños contra mi estomago.

"Déjenme dejarles saber algo." La cara de Sue no se suavizo y una vez más nos rodeo, caminando detrás de nostras. "Desde que Quinn Fabray quedo embarazada, he estado buscando otra capitana de porristas."

A esto mi atención cayó en Santana, quien había regresado a ver el piso. Esto era lo que quería. Todo lo que quería. Y Sue se lo estaba ofreciendo en bandeja de plata, pero estaba demasiado asustada incluso para darse cuenta que nuestra entrenadora estaba hablando. Ambas lo estábamos.

"Si quieren el puesto, y volver a congraciarse conmigo, tendrán que darse la vuelta."
Nos giramos, limpiando cualquier cosa que podría haber cambiado en nuestras expresiones. Sue menciono a Rachel mientras asentíamos con la cabeza que si, la conocíamos. Sue sonrió, levantando un par de mancuernas de tres libras mientras nos decía su plan, sus dispuestas secuaces.

"Rachel es el tipo de chica que quiere las cosas demasiado. Y lo que realmente quiere es a Finn Hudson. Quiero que vayan tras de él."

Deje de escuchar. Santana me miro, su rostro en blanco, pero la energía nerviosa que expedía por cada poro me golpeo tan fuerte que casi sucumbo ella. Nos estaba dando una orden, una vez más, de destruir algo que ambas amábamos.
Algo que nos había unido, y vuelto a unir. Glee. Solo que estaba vez no se suponía que íbamos a espiar pasivamente y reportar nuestros hallazgos. Esta vez quería que atacáramos, disimuladamente y activamente apuntando a una persona a la cual ella consideraba el eje central de todo el grupo. Y quería que lo hiciéramos usando lo que ella asumía que sabíamos mejor: sexo.

"Y sin ella, Schuester no lo lograra en las regionales." Sue sonrió satisfactoriamente y la repentina aparición de una de sus mancuernas en mi mano me despertó. Santana tenía la otra, y me pregunte como habían llegado ahí. Ella tomo la mía y dejo ambas en el suelo mientras me arrastraba por la muñeca fuera de la oficina de Sue, sin detenerse hasta que llegáramos al baño de chicas al final del pasillo. Azoto la puerta tras nosotras y paseo molesta por las baldosas, su ceño fruncido y sus brazos cruzados sobre su pecho.

"San, cálmate."

Se detuvo a medio paso y levantó la cabeza. "¿Te das cuenta que es lo que nos acaba de pedir, cierto? Quiere que seduzcamos a Finn. El jodido de Finn Hudson. ¿Cómo pude pedir…? No. Tú no estarás involucrada en esto. Lo hare yo. Iremos a cenar, me restregare en el hasta que se venga antes. Eso es lo que hace, ¿cierto? Eso es lo que Quinn dijo que hacia…"

Estaba haciendo todo lo que podía para convencerse de que no había nada de malo en toda esta situación. Que ambas íbamos a estar bien con el resultado. No me estaba convenciendo en absoluto, y basándome en la forma en que su labio inferior se abría camino entre sus dientes, estaba fallando en convencerse también.No había un camino fácil en esto. No podíamos decir no. Eso significaría el descenso al fondo de la pirámide, en el mejor de los casos. En el peor, una gran cantidad de otros problemas que venían con no ser una porrista que nos distrajera de la expulsión inevitable a la que nos enfrentamos.

Al mismo tiempo, ambas nos sentíamos incomodas a la perspectiva de que la otra fuera a salir con alguien más. Nosotras – las dos como pareja – éramos tan nuevas. Algo como eso tan pronto en una relación podía destruirnos. Pero Santana, siendo Santana, se había ofrecido a llevar la carga. Y lo llevaría como una mártir en silencio, si la dejara. Pero no iba a hacer eso.

"San, no," trate de calmarla, tomando sus manos en las mías. "No podemos. No te dejare hacer eso. Solo porque no podemos estar juntas en la escuela, no significa que podamos separarnos y dejar que alguien se interponga entre nosotras. Hay expectativas que conlleva ser una novia. Finn querrá… él pensara que…"

Estar Mitad Fuera significaba que estaba propensa al pánico. En ese momento, pensar en Santana y Finn en cualquier tipo de posición, juntos – especialmente en posiciones comprometedoras – era suficiente para dejar vacios mis pulmones.

Ella me llevo a un abrazo y me sostuvo, aplicando presión en el pecho y asegurándome que estaba ahí, sin dejarme ir.

"Shh, B, está bien. Nunca… Y no creo que Finn sea de esa clase de chico, ¿sabes? Solo podría… podría salir con él después de las practicas, pero ir a casa contigo."

Se mordió el labrio furioso sobre mi hombro. La domesticidad de su frase 'ir a casa contigo' su frase me llamo la atención.
Se sentía monógamo, y natural, que hubiéramos caído en términos tan familiares tan rápido. Si hubiera entendido los clichés que representaba entonces, tal vez hubiera roto la tensión. Pero aún era tan ingenua, tan ignorante de las costumbres de las relaciones del mismo sexo, que nuestro apego co-dependiente se sentía normal. Nos necesitábamos mutuamente, y eso era todo lo que importaba.

"Qué tal si…" Había una idea formándose al fondo de mi nublada mente. Vestigios de conversaciones previas – argumentos previos – surgiendo cuando se trataba de Santana y chicos. Ciertas cosas que, incluso cuando estaba medicada, simplemente no podía dejarlas ir.

"Qué tal si vamos las dos."

Ella se apartó bruscamente, su nariz se arrugo formando una mueca de desprecio, sacudiendo su cabeza vigorosamente. "No, absolutamente no. No dejare-"

"Escúchame," la interrumpí suavemente. "No es como si no se hubiera sugerido antes." Lucia visiblemente herida, retrocediendo un poco al recuerdo de nuestra pela en los vestidores antes de las seccionales. "Solo estoy diciendo que podemos hacerlo juntas. Ambas sabemos que no tenemos que hacer nada con él. Tú lo dijiste: Finn no es ese tipo de chico. Pero piénsalo. Combinar dos experiencias. Salir con chicos y chicas. Sin el, tu sabes… la experiencia."

Su ceño se frunció en confusión. "Tendrás que ser un poco más específica, B, porque la referencia es familiar, pero el objetivo me elude."

"Ambas vamos," repetí con una sonrisa, esperando que aminorara su molestia a mi referencia de su sugerencia del trió con Puck. "Juntas, en una cita con Finn. Siendo un equipo, estableciendo nuestras reglas. No puede decir que no a una cita con dos de las chicas más sexys de la escuela. Nosotras controlamos esto, San. Juntas."

Su ceño se suavizo un poco y se relajo a mi toque, pero su expresión insegura permaneció. "B, no tienes que-"

"Si, tengo. Quiero. Tenemos que. Estar juntas, tenemos que hacer esto. Estará bien."

La velocidad con la cual nuestra inestabilidad emocional cambio fue vertiginosa. La constante necesidad de tranquilizar a la otra era agotadora, pero totalmente aceptable mientras significara que nos importaba lo suficiente para intentarlo.

Ella asintió con esto, resignada a la idea pero al menos más cómoda con ella. Ella me abrazo otra vez, sus labios conectaron los míos. "Estará bien," imito cuando nos separamos, y apreté la parte de atrás de su cuello afectivamente.

"Si, lo estará."
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Hello everybody Gracias por comentar y leer jejeje me gusta mucho leer sus comentarios los responderia pero no se como Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 918367557 si lo se es algo penoso, y bienvenida las nuevas lectoras y q les siga gustando el fic, q lo q se acerca es Boom..... escuche las cansiones del episodio del Naked son bnas love song me encanto y la de a thousand years en vdd tiene muy bna musica ese cap no siendo mas enjoy
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Mensaje por Hilary24 Lun Ene 28, 2013 9:14 pm

amo a la mama de britt y sue las amndo a seducir a finn como sera esa cita
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Mensaje por LuckyQ Lun Ene 28, 2013 11:49 pm

y esas voces q escucha britt por no consumir
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Mensaje por Invitado Lun Ene 28, 2013 11:55 pm

nice cap.... :) XD
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Mensaje por MarLovesGlee<3 Mar Ene 29, 2013 1:13 am

Amo a la mama de Britt Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 918367557 es una dulzura esa mujer! :3
Y me encanta que esten juntas Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 1163780127 Lo malo es que siempre pasa algo Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 4065562827 ahora Sue se volvió loca y las quiere obligar a que esten con Frankenteen? Pfff
Ya quiero ver que pasa en el siguiente cap!

Espero la actuu! Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 1206646864
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Mensaje por mary04 Miér Ene 30, 2013 2:52 pm

Influence (Influencia)|Brittana| Capitulo 19: El abogado del diablo (Parte 2)

No tuvimos oportunidad de hablar con Finn a solas y lejos de los ojos indiscretos desde que salimos del baño y hasta la práctica de glee esa tarde. Pero después de su solo de "Hello", cuando Rachel – su recuperación después de la traición de Quinn – estaba distraída, nos miramos la una a la otra.

"Ahora o nunca," dijo con aprensión. Extendí mi meñique y lo tomo con firmeza en el de ella. Nos levantamos y juntas caminamos hacia Finn. Mande una mirada sobre mi hombro, buscando a Rachel, y fuera de mi vista periférica vi a Quinn mirando nuestros dedos entrelazados. Una expresión mezcla de preocupación y curiosidad cruzo sus facciones.

"Eres un gran bailarín," dije, regresando al momento y tratando de ignorar la mirada de daga de Quinn en mi espalda.

Finn, quien había estado hablando animadamente con el baterista de la banda, giro para vernos a Santana y a mí. Fue realmente sorpréndete lo rápido que paso de estar indecisa a tener exceso de confianza. Cambio totalmente su actitud en el camino de un lado del salón al otro. Al menos no noto la mirada de Quinn.
"Uh, gracias," Finn murmuro, moviendo los ojos de una lado a otro entre nosotras. "Pero mis pies realmente no se estaban moviendo." Parecía sorprendido de que le estuviéramos hablando, y no lo culpo. Nuestra interacción en el pasado solo se limitaba a los juegos de futbol y a unas cuantas veces que Quinn se había dignado a traernos a todos nosotros – su novio y sus "mejores amigas" – juntos.

"Esa fue la mejor parte," respondí con una falsa sonrisa, y Santana ahogo una risita. No íbamos a lograr que saliera con nosotras si nos burlábamos de él, y se corrigió a si misma rápidamente. Enderezo su espalda, dirigiéndose a él con altivez y con esa confianza que emanaba por sus labios.

"Britts y yo nos estábamos preguntando si tú… quisieras salir." Fue una invitación sutil, y me recordé elogiarla más tarde por sus dotes interpretativos. Era tan convincente que casi olvide que su meñique le estaba cortando la circulación al mío.

"En… ¿una cita?" La confusión de Finn hablo, y sus ojos titubeantes se entrecerraron, tratando de ver tras la sutileza de San. "Con… ¿cuál de ustedes?"

Santana me miro, su falsa sonrisa plasmada perfectamente en su lugar. Justo como lo practicamos, pensé y extendí mi codo. Ella deslizo su brazo por él y se aferró a mí con fuerza, tranquilizándola.

"Con ambas," dijimos al unisonó, nuestras sonrisas ensayadas cruzando artísticamente nuestros rostros mientras su expresión cambiaba de confusión a gusto en cuestión de segundos.

"Genial," murmuro, avergonzado y nervioso. Miro alrededor buscando a Rachel, y tomamos eso como nuestra señal para salir. Santana arqueo sus cejas sugerentemente mientras nos damos la vuelta y caminábamos hombro a hombro fuera del salón de coro.
Una vez fuera en el corredor vacío, ella se apoyó contra el panel de casilleros y dio unas respiraciones profundas, reclinándose con sus manos en sus rodillas.

"Lo hicimos," Le di unas palmaditas en el hombro, sin acercarme más por temor a que alguien pudiera entrar en el pasillo detrás de nosotras. "Eso es una cosa menos de la que preocuparse. Solo una cita a la que ir. Ira genial."

"'Genial, no es la palabra que usaría para describir esta situación, Britt," ella se quejó, poniéndose de pie. "Pero si, lo hicimos. Ahora tenemos que aguantar esta noche, lo cual es una cosa significativamente más difícil.”
Pero estaba Mitad Dentro después de mi dosis del almuerzo, y optimista. "No hay nada que no podamos hacer, ¿recuerdas? Si estamos juntas."
Me sonrió cálidamente y tomo mi mano apretándola. "Tienes razón. Ahora vámonos. Tenemos práctica de porristas en veinte minutos. No hay forma de que alguna de nosotras logre ser capitana de animadoras si comenzamos a llegar tarde."

Pretendí seguirla, pero me di cuenta de que ella tenía su mochila, mientras yo no. Le dije que se adelantara, corriendo de regreso al salón de coro mientras todos los demás iban saliendo. Busque mi mochila, la cual había dejado debajo de mi mochila. No estaba ahí.

"¿Buscabas esto?"

Me di la vuelta y ahí estaba Quinn, sentada en la banca del piano. En su mano esta mi mochila, balanceándose precariamente en dos dedos.
"Uh, gracias," dije, estirando mi brazo vacilante para tomarla. "Debí olvidarla."
"Por supuesto," respondió fríamente, tirándola de ella fuera de mi alcance. "Después de esa pequeña actuación para Finn, estoy segura de que tienes otras cosas en mente."
Mierda.
"No sé de que estas habland-"
"No te hagas la tonta, Britt," me interrumpió, poniendo la mochila en el suelo y levantándose. "Lo hubiera esperado de Santana, pero no de ti. Nunca de ti."
Estaba en una esquina metafórica. Ella obviamente sabía que algo pasaba, pero la medida de su conocimiento seguía siendo sospechosa. Fue suficiente para hacer mis manos temblar. Deseaba no haberle dicho a Santana que se adelantara. Podría haber estado mejor equipada para lidiar con esto.

"Quinn, por favor," rogué, no estando segura de saber alguna otra forma de salir de esto además de plegar. "No sé qué crees que esté pasando, pero no es lo que parece."

"Cuando se refiere a Santana, honestamente no tengo idea de lo que podría estar pasando," espetó, acercándose y colocando una mano protectora sobre su panza en crecimiento. "Pero vi lo que paso con Finn justo ahora, e hice algunas suposiciones. Supongo que Santana está jugando con Finn para apaciguar a Sue. Para conseguir mi lugar como capitana. Pero lo que no entiendo es porque estas involucrada, Britt. Y porque ella sigue mirándote como si te fueras a romper. Entiendo que seas su mejor amiga. Siempre he sabido que estoy en segundo plano, pero pensé que tenía un poco más de lealtad que esto, incluso después del bebé…"

Estaba parcialmente en lo correcto, con respecto a Santana y Finn y Sue, pero se equivocaba en los motivos de San al calificarlos como egoístas. No, era aparente solo para mí, que Santana estaba siendo totalmente desinteresada en esto.Para protegerme. Pero no podía decirle eso a Quinn del todo. De lo que también estaba parcialmente correcto era sobre nuestra menguante lealtad. La etapa Post-embarazo, como Mercedes la había llamado, Santana y yo la habíamos evadido como si el embarazo fuera una enfermedad transmisible. Y era porque ella nos había fallado a ambas. Le falló a Santana al no ser una líder suficientemente buena, y me fallo al probarse a sí misma una mentirosa sobre algunos de los valores más sagrados que ella poseía. Pero ahora aquí estaba ella, el resplandor del embarazo remplazado por una creciente ira ante la revelación de que nosotras – en su opinión – estábamos tratando de robarle a su hombre. Porque sin importar lo ella trataba de decirse o decirle a los demás, seguía amando a Finn desde las profundidades de su alma.

"Quinn, enserio," dije lentamente, alzando mis manos y bajando mi cabeza sumisamente, de la forma que harías para alejarte de una leona hambrienta. "No tienes idea de lo que está pasando. Pero tienes que confiar en mí cuando te digo que esto no es lo que parece. No lo puedo explicar ahora mismo. Desearía que si. Dios, me gustaría. Pero esto es tanto mío como de Santana, y no tiene nada que ver contigo. Lo juro. Por favor. Solo toma mi palabra en esto."

Sus ojos se entrecerraron, pero no de la forma que podría haber sido interpretada como una amenaza. En cambio, lucia curiosa, como si estuviera más interesada en escuchar toda la historia que a obligarme a decírsela.

"No eres la misma chica que entro en esta escuela el año pasado, ¿cierto?" pregunto, pateando mi mochila hacia mí y cruzando sus brazos sobre su pecho. La acción enfatizo su estómago distendido, y por un momento baje mi guardia, viéndola menos amenazante cuando lucia tan… maternal.

"No sé quién soy," respondí, recogiendo la mochila y deslizándola por mi hombro. "Ya no."

La deje ahí de pie sola en el salón de coro y corrí tan rápido como pude hasta el gimnasio. Santana estaba ahí, guiando los estiramientos al centro de la cancha de baloncesto con un gran grupo de cuerpos en blanco y rojo alrededor de ella.

Alzo la mirada cuando iba entrando, y el ceño fruncido que traía al gritar se transformó en una sonrisa de alivio.

"¡Brittany!" La euforia de estar lejos de Quinn, y tan cerca de regresar con Santana, donde había menos secretos, se desvaneció rápidamente cuando Sue grito molesta desde el otro lado del gimnasio. "¡Llegas tarde! ¡Treinta vueltas! ¡Ahora!"

Cualquier otro día, la expectativa de correr esas treinta vueltas me hubiera molestado, pero fue la familiaridad de todo lo que me conforto más que molestarme. Volví a revisar mis cordones y deje mis pantalones de ejercicio en la pista, saliendo por la línea de partida a la orilla de la cancha. El ritmo ligero en el que caí me dejo olvidar por un momento que necesitaba de las pastillas, que necesitaba de Santana, que no había nada a excepción del sonido de mis propios pies contra la madera del piso y mi propio pulso vibrando en mi yugular. Incluso al correr en círculos, me perdí en ello. No había proceso de pensamientos, no había necesidad de de analizar la izquierda-derecha-izquierda-derecha de un pie delante del otro.

Correr, como bailar, era una droga en su propia manera.

Perdí la cuenta de cuantas vueltas había dado cuando Santana me alcanzo el paso a mi lado. Se calmo, su bronceadas piernas aparentemente largas seguían mi paso, sus brazos se doblaron por los codos mientas sus manos colgaban de sus relajadas muñecas. La posición perfecta de un corredor. Ni siquiera lucia cansada cuando me guiño el ojo.

"¿Te perdiste en el camino de regreso?" susurro mientras rodeábamos la esquina más alejada del resto de las porristas que ensayaban. "No tomaba tanto tiempo recuperar tu mochila."

"No," dije sin aliento, mis mejillas se enrojecieron por el esfuerzo de hablar. "Quinn. Me atrapo en el salón de coro. Me pregunto sobre ti. Y Finn." Mantuve mi frase fragmentada, sin ya poder ser capaz de perderme en la acción de correr cuando ella insistía en distraerme. Solo lo había empeorado al decirle sobre la confrontación con Quinn.

"¿Qué?" cambio de lugar a unas cuantas pulgadas cerca y inclinando su cabeza más cerca de la mía, pero mantuvo sus ojos trazando la línea que estábamos siguiendo. "¿Qué le dijiste, B?"

"Nada." Sentí mi pulmones empezar a arder y me arrepentí de haber perdido la cuenta de cuantas vueltas había dado. "Solo está asustada. Eso es todo."

"¡Tweedle Dee! ¡Tweedle Dum!"

Sue grito detrás del megáfono haciéndonos casi tropezar entre nosotras.
"¡De regreso a formación! No tengo tiempo para que se pongan a trenzar su cabello mientras están paseando al aire libre. Mi madre, la famosa cazadora de Nazis, podría correr más rápido en su motoneta Rascal."

"Me explicaras lo que quieres decir con, 'solo está asustada' más tarde, ¿cierto?" murmuro mientras atravesábamos el gimnasio para tomar nuestros pompones. "Porque esto me está asustando, Britt. No me gusta."

"Está bien," dije, tomando mi posición al frente del montón sosteniendo mis pompones frente a mí, lista para iniciar la rutina. "Lo prometo. Por ahora, está bien."

Adherí el calificativo "por ahora" porque honestamente no podía decirle como irían las cosas por la mañana, o la semana siguiente, o el mes siguiente. Pero, justo entonces, las cosas estaban bien. Estábamos en la práctica de animadoras.
Estábamos a cargo. Teníamos el control. Nada fuera del gimnasio importaba. Las cosas más importantes en el mundo era hacer la rutina correctamente y hacer a Sue feliz. Era confortable, y funcionaba. Y por dos horas no teníamos de que preocuparnos de su familia o de Finn o Quinn o de las pastillas o de Courtney o de la tarea.

Baile, me balanceé, mire Santana sacudiéndose en esas asombrosas faldas. Era para mí lo que para ella era el club glee.

Ella nunca había estado apasionada por estar en las porristas, pero era buena en ello, así que se dejo llevar. Glee, por otra parte, le daba una nueva sensación de satisfacción que la rigidez de la animación nunca podría darle. Ella necesitaba la libertad, tener la pasión por una canción de la misma manera que yo tenía pasión por bailar. Si tenía pasión por algo, era bailar. Y Santana. Y las porristas combinaban lo mejor de esos dos mundos. Me mantenía cuerda cuando todo lo demás en mi caía en el caos. Cheerios no era otra cosas sino consistente. Y Sue, sobre todo, era una roca de inmovible consistencia.

"¡Suficiente!" El megáfono chillo resistiéndose a la represión de Sue. "Si quisiera ver a un montón de primates follando entre ellos, hubiera reclutado a los mandriles del zoológico de Cincinnati para hacer esta rutina. Ni siquiera puedo verlas un minuto más. ¡A las regaderas!"

El grupo se dispersó rápidamente, dejándonos a Santana y a mí, a solas en los vestidores mientras nos preparábamos para nuestra cita con Finn. Si estaba preocupada por eso, no lo dejo saber, y se despojó de su uniforme de ejercicio en un incómodo silencio. Sin nadie más alrededor, no había necesidad de modestia, y ella no se molestó en usar una toalla.

Tal vez fueron las endorfinas del ejercicio. Tal vez fue el darme cuenta que no la había tocado de esa manera en más tiempo del que podía recordar. O tal vez era la forma en que ella estiraba su cuerpo para alcanzar el estante superior de su casillero para alcanzar su kit de baño, sus pezones endureciéndose en el frio de la aislada sala embaldosada.

"Estás mirando," comento distraída, hacienda una pausa antes de entrar a la regadera y abrió el agua caliente.

"Es difícil no hacerlo," dije tras ella, con una perezosa sonrisa cruzando mis labios. Se sentía bien, seguirla. El vapor de la ducha nublo mi visión, y fue casi como estar Mitad Dentro, sin la desorientación. No, aquí sabía exactamente donde estaba, y que quería hacer. Deslice mi uniforme fuera de mi cuerpo y lo tire sin pensar dos veces que se mojaría en el piso de la regadera. Podía ver su silueta a través de la densa nube, su largo cabello obscuro cubriendo pesadamente su espalda mientras pasaba sus dedos por el. Di un paso silenciosamente tras de ella, notando la forma en que se paraba bajo el agua, inclinando su cadera casualmente y su mano extendida frente a ella, apoyándose contra la pared de la ducha.
"Estás mirando," repitió sin girarse. "En ciertos círculos que se considerarían descorteses."

Cerré el espacio entre nosotras, un chorro de agua casi hirviendo cayó sobre mi hombro. Dejamos salir unos quejidos gemelos. Yo por la inesperada temperatura del agua, y ella al sentir mi dedo índice bajar por las vértebras de su columna.

"¿En qué círculos estoy actuando si hago esto?" No hice caso del agua ardiente y deslice mi brazo alrededor de ella, mis dedos extendiéndose a través de los músculos tensos de su estómago. Mi mano libre recorrió por su hombro, empujando el espeso velo de cabello húmedo en mi camino. Presione mis labios atrás de su cuello y ella se inclinó hacia mí, su respiración iba acelerándose a mi toque.

"Britt…" jadeó a través del vapor.

Mi mano fue bajando, buscando en la obscura área entre sus piernas, que irradiaba tanto calor que ni siquiera la regadera podía enmascarar. Ella deslizo su palma sobre mis dedos, guiándolos hacia abajo, abajo, abajo, mientras alejaba su otra mano de la pared y la alzaba sobre su cabeza. Clavo sus uñas en mi hombro, luego en mi cuello, y finalmente en mi cabello. Se engancho a el como a una soga, sus dedos se curvaron marcado sus nudillos cuando los míos encontraron su entrada con su asistencia.Provoque al principio, gentilmente pasando la punta de mi índice por todo el exterior desde abajo hacia arriba, aplicando una ligera presión al sensible montículo de nervios ahí. Escuche con placer sus maullidos, casi inaudibles bajo el constante flujo de agua. Sus caderas cuchareaban cuidadosamente contra las mías, su cuerpo encajaba tan perfectamente en las curvas y los surcos del mío, que temí que en el momento en que se alejara, me desgarraría por la mitad en el proceso.

Pero no hizo tal movimiento, y fui presionando un dedo dentro de ella. Su mano sobre la mía, que había sido una guía, se convirtió en una barrera manteniéndome quieta. Mi mano libre quite el cabello sobre su hombro y la moví alrededor de su torso envolviéndola, esperando pacientemente a que estuviera lista. Incline mi cabeza para ir dejando besos por su hombro desnudo, el agua cayendo en cascada sobre ambas mientras ella daba un respetuosa y profunda respiraciones.
"Britt, yo…" murmuro, sus dedos apretándose en mi cabello. "Es solo…"

El brazo alrededor de su caja torácica se apretó gentilmente, y mis labios se movieron de su hombro hacia su cuello, luego a su oreja. "¿Qué pasa, nena?"
Ella negó con la cabeza, la capa húmeda de cabello rociando la superficie seca que quedaba alrededor de nosotras. "Nada. Nada malo. Es solo que es la primera vez desde… desde que me dijiste. Desde que te dije…"

No la deje ir, el miedo de desgarrarme en pedazo si nos separábamos aún permanecía. Pero tenía razón. Se sentía diferente. Como cuando la tocaba, yo también podía sentirlo. Cuando ella gemía, yo gemía compulsivamente. Cada sensación era una experiencia compartida, porque ya no éramos más dos personas separadas moviéndose contra la otra. Éramos dos mitades de un mismo ser que el universo había separado, y cuando nos encontramos otra vez – cuando me dijo que me amaba – no podíamos volver a ser solo ella, o solo yo. Entendí porque dudaba. Esta reconexión de nuestras almas podía hacernos imparables, o destruirnos.
Pero estaba dispuesta a correr ese riesgo.

"Te amo," le dije otra vez, dejando mi mano vagar hasta tomar su pecho izquierdo, aunque solo fuera por un momento antes de dejar mi palma en su esternón, sintiendo el latido de su corazón. La mano sobre la mía, sosteniéndome, se relajó. Seguí esperando pacientemente por ella. Presiono sus dedos contra los míos y los inclino al hacerlo, lo suficiente para acomodarlos dentro de ella y empujarlos.

"Te amo…"alzo la rodilla, y lo aproveche, empujándome un poco más profundo mientras su brazo se lanzaba para, una vez más, sostenerse contra la pared de azulejos. "Oh, dios. Britt… te amo."

Repitió una y otra vez mientras deslizaba mis dedos lentamente dentro y fuera de su cuerpo, su espalda se apoyó contra mi estómago y mi palma se presionó su pecho, enderezándola. Cada musculo de mi cuerpo peleaba por ella, y supe inmediatamente cuando ella quiso más sin necesidad de decírmelo. La empuje hacia delante, más cerca a la pared. A medida que subíamos empuje su pie separándolos con el mío, dándome mejor acceso a su centro. Mi parte superior del cuerpo presionando el de ella, forzándola a inclinarse, y fuera capaz de asegurarse con su antebrazo y su cabeza contra la pared mientras yo continuaba mis arremetidas dentro de ella. Mi pulgar trabajando contra su clítoris mientras gemía por mí.

Mis labios trazaban tiernas líneas por su espalda y hombros, y lloriqueo en la niebla de la regadera. Su brazo, perdió la fuerza y la destreza del su agarre en la parte posterior de mi cabeza por su nueva posición, en su lugar encontró su camino a su pecho. Ahí enlazo sus dedos con los míos y se aferro desesperadamente, presionando mi palma más firme contra su clavícula, luego llevándola a su boca. Beso las puntas de mis dedos, luego los tomo pasando sus labios y seccionándolos. Me resistí a la sensación, abruptamente chocando mis caderas, empujando mi mano. Mordió fuerte mis dedos, pero no hubo dolor. ¿Cómo podía doler cuando gemía así?

No esperaba una disculpa por la mordida, pero ella separo su boca de mi mano y estiro su cuello, exponiendo la inmaculada piel ahí mientras se arqueaba hacia atrás para presionar esos labios en los míos.

"Lo siento," susurro, y empuje un tercer dedo dentro de ella como mi aceptación. "Oh… no te detengas..."

Mientras sus caderas trabajaban contra mi mano, las mías se presionaban hacia delante, frotándose ansiosamente. Mis músculos vibraron por el esfuerzo. Estaba sosteniéndonos a ambas, enderezándonos, aparte del trabajo de mis dedos dentro de ella en un ángulo excesivamente incómodo. Ella estaba luchando para mantenerse de pie. Ninguna de las dos iba a lograrlo hasta el orgasmo si permanecíamos en la misma posición. Sin mencionar el hecho de que no quería otro cosa más que besarla, cara a cara, con mi mano dentro de ella.

"Voy a salirme…" le advertí suavemente, enderezándola mientras ella se quejaba en protesta. Aunque el agua estaba cayendo sobre nosotras, podía sentir lo mojada que estaba. Cuando deslice mis dedos fuera de ella y la gire para poder sostenerla contra la pared, no pude resistir llevarlos a mi boca, chupando la tersura fuera de ellos mientras ella miraba. Gruño y empujo sus caderas contra las mías, tomando mi muñeca y arrastrando su lengua sobre esos mismos dedos antes de sumergiéndolos abajo. Con mi brazo derecho apretado entre nosotras, use la izquierda para subir su muslo, apoyándola contra mi cadera. Mi peso aplastándola en la pared mientras los dedos lamidos dos veces encontró su hogar otra vez, y los introduje con un grito ahogado.

Ella envolvió ambos brazos alrededor de mi cuello para sostenerse arriba, jalándome hasta que nuestros cuerpos estuvieran nivelados y ninguna pudiese asegurar donde terminaba uno y el otro empezaba. Sus labios chocaron frenéticamente en los míos, su lengua forzándose a entrar mi boca y explorando. Enraíce mi centro contra mi brazo, empujando mis dedos muy profundos dentro de ella, hundiendo hasta el último nudillo. Grito, pero fue amortiguado en la caverna de mi boca y arremetí con más fuerza. Mi agarre en su muslo se hizo más firme cuando ella empezó a tallar su pelvis contra mi mano. Estaba tan cerca. Podía sentirlo en cada pulgada de su piel. Eso por si solo me llevo casi a la cima que no había alcanzado en mucho tiempo, Y aleje mis labios, abriendo mis ojos para verla cuando ambas nos arquemos juntas.

"Santana…" murmure, y ella alzo su rostro al mío antes de deslizar su propio brazo entre nosotras y devolver mis profundas arremetidas. "Oh, joder."

"Estoy tan cerca," susurro, sin separar sus ojos de los míos. "Brittany… Cristo."
Pase rápidamente mi pulgar por su clítoris bruscamente y se empujó hacia delante, lanzando su cabeza hacia atrás. El brazo alrededor de mi cuello me estrangulo mientras la otra se hundía dentro de mí embistiendo más profundamente, y sucumbí. El diluvio dentro de mi inundo sus dedos, palma y muñeca, justo como el de ella inundaba los míos. Terminamos juntas, nuestros músculos se contrajeron violentamente contra nuestro clímax mutuo por lo que parecieron eones.Santana se deslizo por la pared de azulejos, llevándome hacia ella formando un montón de miembros debilitados y piel y cabello enredado, pero la sonrisa en su rosto se esparció lenta e infecciosamente. La respondí, tomándola por detrás de su cuello y atrayendo su boca a la mía.

"Ven aquí," gruñí con una sonrisa y la bese, perezosamente pasando mi dedo arriba y abajo de su húmedo, resbaladizo centro.

"Ohh…" gimió en mi boca y me detuvo con un rápido manotazo en mi muñeca. "No, dios, no otra vez. No puedo…"

Reí, alejando mi mano y lamiendo mis dedos antes de enjuagándolos bajo el chorro todavía caliente de agua. La mire tímidamente haciendo lo mismo, ambas deseando que tuviéramos más tiempo.

"Se está haciendo tarde," dije suavemente. "Tenemos una cita esta noche."

Ni siquiera la perspectiva de salir con Finn podía arruinar la dicha en la que estábamos. Ella negó con la cabeza y se apoyó en mí con un suspiro. "Se llama estar 'elegantemente tarde’, Britt. Finn puede esperar más tiempo."

Asentí. "Seguro. Dos de las chicas más sexys de la escuela tienen una cita con el mariscal de campo. Pero antes tienen que recobrarse de los estremecedores orgasmo que se acaban de dar la una a la otra."

Me golpeo ligeramente el hombro, luego inmediatamente se inclinó a besar el lugar con remordimiento antes de levantarse inestablemente sobre sus pies. "Vamos," dijo, extendiendo su mano para levantarme. "Tenemos un chico al que seducir."

Ella estaba triste, y me dejo pensando mientras nos secábamos y sobre-aplicábamos loción a nuestra rasurada piel.

¿Cuánto esfuerzo estábamos poniendo en gustarle, y que implicaría eso? ¿Qué, exactamente, se hacía en una cita con tres personas?

Me puse nerviosa, pero Santana parecía tan calmada por toda la situación. Puede que haya sido mi idea, pero yo era mucho mejor en la teoría que en la práctica. No quería hacerlo, ahora que la cita se avecinaba. Quería llevarla a casa conmigo y repetir todo lo que acabábamos de hacer en mi cama unas cuantas veces más. La quería a ella, y nadie más entrometiéndose en nuestro camino. Me escabullí a los lavabos a tragar una píldora, solo para suprimir el miedo en la parte de atrás de mi mente.
Breadstix estaba calmado cuando llegamos, había poca gente pasando la hora pico de la cena. Ya estábamos quince minutos más tarde de la hora que le habíamos dicho a Finn que estaríamos. Habíamos decidido usar nuestros uniformes de juego, que en realidad eran solo las versiones más limpias de los que llevamos a las prácticas, para que así no pareciera que nos habíamos vestido para él.

"Solo déjame a mi hablar, ¿bien?" siseo y abrió las puerta doble de cristal y vio a Finn en un puesto al fondo del restaurant. Tengo esto bajo control."
No supe si le creí. Su voz se quebró un poco, pero su postura era imperturbable. Caminamos, con nuestros meñiques enlazados, hacía Finn, se levantó cuando nos acercamos. Ahogue una sonrisa cuando el casi se tropezó con su propio pie cuando intento salir de su puesto.

"Señoritas," reconoció con una sonrisa y un asentimiento. "Me alegra que hayan llegado. Me estaba preocupando."

"Lucir así de sexy toma tiempo, Finny," Santana ronroneó, deslizándose dentro del lugar y abriendo un menú con un chasquido. "Britts y yo lo hacemos sin esfuerzo, por supuesto. Pero a una chica le gusta acicalarse."

Me deje caer dentro del asiento de vinil junto a ella, con mis ojos brillosos. Las pastillas estaban haciendo efecto y le sonreí tontamente a Finn cuando él se sentó frente a nosotras. Estoy segura que su sonrisa de emoción hubiera sido entrañable cualquier otra noche, pero después nuestra aventura en las duchas, solo me hizo pensar que él sabía, y que estábamos arruinadas.

"Así que…"empezó, mostrándonos sus dientes y frotando sus manos. "¿Qué hay bueno aquí?"
Santana alzo la mirada sobre el borde de su menú. "Está bromeando, ¿cierto? ¿Habías estado en Breadstix antes?"
El sacudió la cabeza, la sonrisa de placer aún pegada ahí. Pensé que podría estar ebrio.

"Wow," exclamo, rodando sus ojos exageradamente y cerrando el menú. "Has vivido en este lugar toda tu vida y nunca has estado en Breadstix."

"Bueno, mamá es realmente buena cocinera y-"

Santana sacudió su mano en el aire, señalándole que se detuviera. "Ok, Me estoy aburriendo," intervino, ay él cerro su boca lentamente, bajando la mirada hacia la mesa como un cachorro golpeado. "Ordenare por ti, Finny. No preocupes a tu pequeña cabecita."

Se estaba burlando de él, y él lo sabía. Arrugo su nariz, unas arrugas aparecieron en la frente de su cara de bebé. Reí irremediablemente por su confusión y San tomo mi rodilla bajo la mesa para silenciarme. Me dio un pellizco, indicándome que necesitaba dejar de reír. No entendí eso, y su mano en mi pierna solo me hiso reír más.
"¿Qué es tan divertido?" Finn pregunto, su expresión suavizándose.

Santana se dio cuenta que finn estaba indagando por mi risa y aprovecho"Britts y yo escuchamos un chiste realmente divertido hoy, ¿no es así, Britts?"
Me gire y abrí mi boca para preguntarle si se refería al chiste de dos porristas gay saliendo con el mariscal de campo del equipo de futbol, pero no me dio la oportunidad. Estaba decepcionada. Era un buen chiste.

"¿Cómo llamas a un jugador de futbol que habla demasiado?" le pregunto directamente, y espero su respuesta.

"Uh…" rasco su cabeza. "No lo sé. ¿Cómo?"
"Soltero." Termino el chiste haciendo énfasis en la "s", siseándola a través de sus dientes como una serpiente.

"Oh," respondió, su cara estaba en blanco. "Um… ¿haha?"

Podía asegurar que ella estaba incomoda. Su agarre en mi rodilla se apretó, pero todo lo que podía hacer era sonreír a través de parpados pesados y mirándolos inquietos incómodamente a través de la mesa, casi como si yo no estuviera ahí. La comida llego poco tiempo después de que la ordenamos, y los tres estuvimos agradecidos por la distracción. Después de su comportamiento bastante grosero al inicio de la cita, se fue calmando cuando tuvo su plato excedido en carbohidratos frente a ella. O, se calmo todo lo que pudo. Tenían conversaciones casuales, Finn hablando más que Santana, mientras ella y yo asentíamos con entusiasmo, como si realmente estuviéramos escuchando. Él nos hablaba sobre la escuela y glee e incluso, una vez, de futbol. Parecía que se estaba divirtiendo por un tiempo, teniendo a alguien que lo dejara hablar en lugar de obligarlo estar en un sumiso silencio. Tome esto como si fuéramos una mejora entre Quinn y Rachel, a pesar del exterior frio de Santana. Santana se contentaba con pasar el tiempo en el que Finn estaba hablando llevando su pasta por a su garganta, e hice lo mismo.

Cuando su plato parecía que sea había vaciado por arte de magia, se puso rígida, poniéndose inquieta una vez más sin comida que la distrajera. Sus ojos se movían alrededor del restaurant hasta que encontró a nuestra camarera, una vieja, y demacrada mujer que parecía que prefería estar en cualquier otro lugar que a la entera disposición de un grupo de adolescentes.

"Disculpe," llamo, el gesto cortes teñidos con un poco de acidez. "Nos gustaría regresar esto."

La camarera parpadeo, confundida. "Pero se comieron todo."

Santana puso su mejor cara de perra y entrecerró los ojos, podía asegurar por la forma en que los rabillos de sus ojos se arrugaron pero su boca permanecía relajada que era un acto. Ella me había dicho, aunque sea vagamente, que solo le siguiera la corriente en todo lo que ella hiciera durante la cena, y confié en ella. Imagine que ser grosera con la camarera – lo cual yo usualmente lo tomaba como una ofensa personal, dada el trabajo de mi madre – era parte del gran plan.
"Mire," se quejó, ladeando su cabeza a un lado y cambiando su cara de perra a la de una mocosa berrinchuda. "Estoy bastante segura de que tiene que hacer lo que digamos. ¿Y esta comida? No fue satisfactoria."

Ella hizo una pausa lo suficientemente larga para que yo interfiriera con la única cosa que se me ocurrió en poco tiempo. "Había un ratón en la mía."
Ella me mando una rápida sonrisa antes de levantar su plato vació y dárselo a la camarera. "Así que queremos más por favor."

La vieja mujer está perdida. Tomo nuestros platos abriendo la boca con horror y se alejó, revisando sobre su hombro como si pensara que íbamos a estallar en risas y gritar, "¡Te atrapamos!"

Desde el lado de su mesa, Finn, quien apenas toco su propia comida, nos miró con cautela. Ella lo estaba ignorando ahora, casi intencionalmente, ladeando su cuerpo totalmente solo encarándome a mí. El contacto visual era espantoso, como si estuviera poniendo toda la presión en mí solo al verme.

"Muy bien," pidió, y tome un destello de algo en su ojo. "Los chicos más sexys de la escuela. Empieza."

Debía ser una pregunta lo suficientemente fácil. Solo había dos que no ascendieron a nada importante. Y uno de ellos estaba sentado frente a nosotras, con un bocado lleno de espagueti colgando justo bajo su boca. Debía ser fácil escupir una rápida lista de chicos que fueran convencionalmente "sexys", pero en los cuales tenía cero interés. Pero en lo único que podía pensar era en lo claro que estaban sus ojos. Imagine que los míos, normalmente azules, se veían como un día lluvioso en comparación: lleno de nubes, flotando por el gran cielo. De vez en cuando el sol se asomaba y me mantenía al tanto, pero la mayor parte del tiempo, había tormentas.

"Bien," le deje saber después de un rato, pero se sintió como minutos. "Um… Puck está súper bien. Finn es lindo también." Sabía lo que quería escuchar. Estos dos, los únicos dos que importaban. Ella estaba intentando marcar un punto, pero no sabía aún cual, exactamente, era ese punto.

"Si," Santana concordó, asintiendo e ignorando la obviamente ofendida mirada que Finn nos estaba lanzando. "Pero él no es sexy."

"No realmente no lo es." El punto era aún difícil de alcanzar, y un nudo de nervios se formó en mi estómago cuando vi lo molesto que lo estábamos poniendo.

"¿Y sabes qué Britt? Creo que esa enana que tiene por novia está hundiendo su reputación. Quiero decir si estuviera saliendo con, digamos, chicas lindas y populares como nosotras, iría de ‘regordete a súper sexy'."

Si había estado siendo vaga antes, aquí nos cacheteo a los dos con su grosería, y giro de nuevo hacia Finn para anunciarle una vez más que trataba de decirle algo sin directamente decirle lo que quería decir. Ella me usaba como un conducto, y parecía funcionar.

"Hola," el sacudió su mano, claramente molesto por la manera en que lo estábamos ignorando. "Hey, estoy justo aquí. ¿Les importaría incluirme en sus conversaciones?"

Santana se erizo, sentándose recta y después inclinándose desafiante sobre la mesa. "Déjame darte una introducción en la manera en que trabajamos. Nos compras la cena, y nos besamos frente a ti. Es como el mejor de los acuerdos."
Asentí torpemente, pero por dentro estaba gritando. Le había dicho a Finn. A Finn, entre todas la personas. Había admitido que nosotras nos – ¿habíamos? ¿Lo haríamos otra vez? – besaríamos. Había demasiadas preguntas para formular un pensamiento coherente. ¿Estaba feliz por esto, o debería entrar en pánico? ¿Cómo debería responder? ¿Debería reconocer la afirmación o debería pasar por el completamente?
"¿Viste lo que Rachel estaba usando hoy?"

Cambie el tema. No sabía que más hacer.

"Lo sé. Lucia como Pippi Longstocking pero, como, Israelí."

"Hey chicas," Finn interrumpió, no interesado en la comida frente a él. "No se burlen de Rachel. Quiero decir, es un tanto genial."

Por alguna razón, lo que dijo sonó mil veces peor que la burla de Santana sobre Israel.

"Finn, eso es grosero."

A mi izquierda, se produjo un cambio en el comportamiento de Santana, y mando a Finn al auto. Él se levantó con un bufido, lanzo algo de dinero en la mesa y se marchó molesto del restaurante. Tan pronto como salió y estuvo fuera de vista, se desplomo, exhausta.

"Demonios," gruño, pellizcando el puente de su nariz entre su pulgar y dedo índice. "Joder, joder, joder."

"No creo que haya estado tan mal," comente, encogiéndome de hombros.

Santana me miro sobre sus dedos y negó con la cabeza. "¿En que cita estabas, B? Porque eso fue un desastre. Y fue mi culpa."
Yo era inútil para ella, en mi estado, para cualquier cosa además de confortarla. No podía ofrecerle una razonable solución a nuestro problema – que ella percibía como su problema – así que todo lo que pude hacer es mirar alrededor del restaurant, revisar si estábamos siendo observadas, antes de deslizar mi mano en la de ella bajo la mesa. El Puente de su nariz, sus dedos dejando marcas rojas en su lugar. Apretó mi palma bajo la mesa y trato de relajarse, pero sus hombros estaban fijos firmemente, y pude ver la preocupación en su labio inferior.

"Sue no estará feliz," dijo después de un rato. "Fallamos. Falle."

"Hicimos lo que pudimos," respondí, igualmente fallando en animarla. "No debería estarnos pidiendo eso de cualquier forma."

"Dile a Sue Sylvester que debería estar haciendo algo, y la hace quererlo aún más." Santana presiono su frente en la mesa y exhalo, su espalda expandiéndose y contrayéndose con las profundas inhalaciones y exhalaciones de aire.

"¿Qué pasara la próxima vez que quiera que vayamos a una misión para ella?"
Me encogí de hombros. "Hacemos lo que podemos. No puede esperar nada más de nosotras."

la camarera se abalanzo, colocando la segunda porción de pasta alfredo frente a ella. Mi mano fue dejada fría cuando ella alejo su mano de un tirón, nerviosamente moviendo los ojos entre nosotras.

"Espero que esta sea más satisfactoria para ti," la mujer mayor murmuro, luego se alejó arrastrando los pies. Nos lanzó miradas desde la caja registradora, alternando entre temerosa y desafiante.

"Ya ni siquiera la quiero," suspiro, empujando la pasta alrededor del plato con su tenedor antes de alejar el plato con asco. "Vámonos."

Finn hacía tiempo que había dejado el estacionamiento, como ella había supuesto que lo haría. No lo necesitábamos para llegar a casa, pero el hecho era que el que se haya ido era solo una cosa más que nos recordaba como habíamos fallado. Ella manejo de regreso a mi casa en silencio, tamborileando sus dedos en el volante ansiosamente. Cuando llegamos a mi casa, inmediatamente se arrastró al asiento trasero y me indico que la siguiera. Yo era demasiado alta, y el auto estrecho, para que fuera cómodo. Nuestras piernas chocaron juntas cuando me jalo hacia ella, ambas recostadas en el pequeño asiento, que no involucraba nada más que nuestros cuerpos acostados horizontalmente. Ella tomo mis hombros fuertemente mientras nos recostábamos en la obscuridad y en el frio, inmóviles.

"Esto sería más cómodo adentro," susurre en su cuello, donde mi rostro no tuvo otra opción que colocarse. "Mamá no estará en casa hasta la media noche."

Sabía que no podía quedarse, pero la frivolidad parecía una ruta más fácil que hablar sobre ello. Había sido suficientemente malo que lo hayamos arruinado, pero ella aún tenía que volver a casa y encarar a su padre, quien ya le había quitado el auto una vez antes. Ella solo necesitaba unos cuantos minutos de esto – nosotras, en silencio – para despejarse del día. Así que hice eso por ella; yo era su antídoto, y ella a su vez, era el mío.

"¿Soy lo suficientemente fuerte para esto?" pregunto, sus ojos fijos en el farol de la calle fuera de la ventana. "¿Puedo hacer esto, el mentir, y aún hacerte feliz?"
Hundí mi rostro en su blusa, ocultando mi culpa. Una mejor pregunta es, pensé. ¿Puedo yo?
"Si no puedes," dije en cambio, apretándola en el apretado confín del asiento trasero. "Entonces nosotras sí. Podemos hacerlo. Y luego dejar Lima y nada de esto importara mucho."
Sus labios buscaron los míos en las sombras, aterrizando en cambio, en mi mejilla al lado de mi nariz. Me hubiera gustado eso más, si fuera posible. "Siento que me haya tomado tanto encontrarte."
"Me encontraste cuando teníamos ocho," corregí, aún confundida e incapaz de unir las cosas apropiadamente.
No." Estaba firme, sacudiendo su cabeza. "Te encontré cuando me mostraste como se suponía que debía lucir el amor.
Pero, de alguna manera, tú me encontraste mucho tiempo antes que eso. Tengo mucho que recompensarte, B."
"Solo prométeme que no me dejaras," murmure, presionándome hacia ella. "Y estamos a mano, ¿bien?"

"Nunca te dejare," dijo inmediatamente, luego calló. Su mano encontró la mía levanto ambas para estudiarlas juntas en la luz de la lámpara de la calle, girándolas una sobre la otra como si las estuviera comparando, busca imperfecciones .No había ninguna; encajábamos demasiado bien.

"No creo que sea suficiente," dijo al último. "Pero está bien. Lo prometo."
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Holaaaa a todas les agradezco por leer y comentar , espero q les este gustando la historia. no siendo mas aqui les deje la segunda parte del cap
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Finalizado Re: Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón)

Mensaje por Hilary24 Miér Ene 30, 2013 3:44 pm

Awww -- tan bella san la ultima parte me mato Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 918367557

"No creo que sea suficiente," dijo al último. "Pero está bien. Lo prometo."
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Finalizado Re: Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón)

Mensaje por MarLovesGlee<3 Jue Ene 31, 2013 1:55 am

Hermoso cap Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 918367557

Finn me da risa Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 2414267551 pobrecillo, me imagino como se sentía en Breadstix...
Por otro lado las Brittanas son tan hermosas Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 1206646864 Dios! Que tiernas :3 me encantan las cosas que se dicen :3

Espero la proxima actu! Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 918367557
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Finalizado Re: Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón)

Mensaje por LuckyQ Jue Ene 31, 2013 12:13 pm

que ternura san con britt , definitivamente estan re enamoradas Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 4061796348
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Finalizado Re: Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón)

Mensaje por Invitado Jue Ene 31, 2013 3:29 pm

ME guuusto el cap! :B Arbá sido super gracioso ese encuentroo!
Son taaan tiernas juntas <3
Espero la actuu!
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Finalizado Re: Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón)

Mensaje por mary04 Jue Ene 31, 2013 7:56 pm

nfluence (Influencia)|Brittana| Capitulo 20: Una mente maravillosa (Parte 1)

"Ya no quiero hacer esto."
Dije en voz baja, y Santana se incline acercando su cabeza para oír sobre el ruido del atestado pasillo. Mantuvo sus ojos mirando al frente, sus brazos se apretaron, al escuchar la afirmación, a los libros que aferraba en su pecho. Habíamos tenido que andarnos con cuidado durante semanas, y yo ya estaba cansada.

"Aquí no," susurro, mirando los alrededor a la multitud que se formaba entre clases antes de meternos en el armario del conserje y presionando su espalda contra la puerta.

Nos habíamos encontrado en esta posición antes. En las semanas desde la desastrosa cita con Finn, encontrar tiempo a solas en la escuela se había vuelto difícil. La decepción de Sue había tocado fondo, y como castigo por nuestro fracaso, fuimos forzadas a ser su servidumbre. Llevamos su ropa a la tintorería, pulimos sus trofeos, lavamos su Le Carre, todo en adición a nuestro continuo trabajo contra el club glee mientras pelamos por cubrir el puesto de capitana de porristas.
El armario del conserje (o el baño, o incluso el frio frigorífico de la cocina de la escuela) se había vuelto un lugar pacifico para nosotras después de horas de pretender que no queríamos tomarnos las manos bajo la mesa, y más.
Aquí, la pequeña habitación húmeda fue un consuelo menor después de un día de practicar ser una perra, por su parte, y la de una involuntaria frivolidad de la mía. Pasamos la mañana en una reunión obligatoria con las porristas después de que Sue tuviera una de sus revelaciones de media noche. Cuando esto pasaba, usualmente terminaba con una o más chicas de la cuadrilla en lágrimas, con un yeso, o peor.

En este caso, fue peor.

"Ya no quiero hacer esto," repetí, arrastrando mis pies hasta estar bajo la solitaria bombilla parpadeante sobre mí.

Sus ojos brillaban, aún en el oscuro armario. "Lo acordamos," dijo en seco. "Dijimos que sería mejor que mantuviéramos esto como si nada hubiera cambiado. Sé que es difícil, B, pero no podemos simplemente exponernos a la escuela entera sin-"

"No estoy hablando de eso," la interrumpí, dejando caer mis hombros. Ella había asumido inmediatamente que me refería a nuestro secreto, que estaba cansada de esconder lo que éramos. Solo reforzó la idea de que, a pesar de su sugerencia previa de que ella estaba dispuesta a hacer pública nuestra relación, no estaba lista para sufrir las consecuencias. Si hubiera estado hablando sobre eso, el terror en su voz hubiera sido lo apuesto a cualquier reacción que pudiera haber esperado.

"¿Entonces qué, B?" se acercó a mí y jalo dos cajas de leche, una para mí y otra para ella. Nos sentamos, con las rodillas juntas y sosteniendo nuestras manos entre ellas. "La llevamos bien hasta ahora. Solo un poco más de obedecer a Sue, y una de nosotras será capitana."

"Es justo eso," balbucee, vagamente mirando nuestros dedos entrelazados. "No me interesa eso. Sé que a ti sí, pero ha llegado demasiado lejos esta vez, San. Tú quieres esto, y no voy a decirte que no puedes, pero lo que Sue quiere que hagamos…"

Ella se envolvió alrededor de mí antes de que pudiera terminar el pensamiento, sus brazos se apretaron, confortándome. Había estado apática antes, un poco enferma del estomago mientras mis brazos se sentían débiles. Su cuerpo me mantuvo firme, e hizo la ausencia de las píldoras no tan horrible. Lo estaba intentando, al menos. Por ella.

"Hey," me reprendió con suavidad. "No pienses así. Sabes que Sue está completamente loca. Esta en esta onda de Madonna esta semana, pero para la siguiente, quien sabe. Podría ser Olivia Newton-John por lo que sabemos."

No estaba de acuerdo con ella de que Sue estaba completamente loca. Ella me había notado, después de todo. O tal vez eso probaba que realmente estaba loca. Hace falta uno para reconocer a otro, como dicen. Me había sentido menos como yo misma en las semanas en que atentaba (y frecuentemente fallaba) desprenderme de las pastillas, y no era fuera de la posibilidad de que mantenían dormido a un monstruo, al cual permitía salir poco a poco ahora que había removido algunos de los supresores (pero no del todo) del monstruo, fuera de la ecuación.

Ella va a dejarte.

Reprimí la voz familiar en mi cabeza y me recline hacia Santana en protesta, asegurándole a esa voz y a mi misma que ella no haría tal cosa. Ella acaricio mi cabello en respuesta, sus dedos pasaban a través de mi cola de caballo arruinando sus perfectos rizos.

"No quiero que salgas con nadie más," dije en el hombro de su uniforme de animadora. "La cena con Finn fue una cosa. Ambas estábamos ahí."

Me soltó y sostuvo mi mirada, sus ojos parecían heridos por haber pensado tan poco de ella. Mire hacia otro lado, avergonzada. "Es solo por el bien de Sue, lo sabes. Tú eres la única a quien amo. Una semana. Es todo lo que toma antes de que se interese en algo nuevo. Luego seremos tu y yo otra vez."

Salgan con hombre más jóvenes. El nuevo decreto de Sue estaba escrito en piedra. Santana había ido tan lejos para conseguir un brazalete hecho solo para probarle a Sue que ya no estaba tonteando. Podía sentir la fría goma de su brazalete tallándose contra mi pierna donde su mano había aterrizado en mi rodilla. Estaba determinada a ser capitana, casi a cualquier precio. Por nosotras, seguía diciendo. Si fuera capitana, nuestros problemas milagrosamente desaparecerían. Podríamos estar fuera y nadie lo cuestionaría por que sería capitana de las animadoras, y eso le daría pase libre para mandar en la escuela de cualquier forma que ella viera conveniente.

No tenía corazón para recordarle que Quinn había sido capitana, también. Y mira donde termino.

"Estaremos bien," dijo cuando no le respondí de inmediato. "Nada ira mal."

Las promesas fluían como agua. Ella ya no estaba mucho más convencida de su validez, de lo que yo estaba.

"Bien," conteste en seguida, forzando una sonrisa incluso cuando sentí que vomitaría. "Empezando el Lunes, creo que tu y yo necesitaremos nuevos novios."
Santana frunció el ceño, pero asintió, su actitud cambio dramáticamente en un instante. "Cierto. Porque iras con tu papá este fin de semana." No le parecía la idea, y no escondía su disgusto por ella. Él había sido poco confiable en el pasado, y ella había estado ahí para recoger los pedazos. No le gustaba la idea de que pasara otra vez.
Él lo dice enserio esta vez, San," me encogí de hombros, sabiendo que sus promesas valían poco para ella. "Y ha pasado tanto tiempo desde que vi a Court. Necesito ir. Solo es un fin de semana, y luego regresare a ti."

Sabía que necesitaba algo que la tranquilizara más que otra cosa. Que estaría bien, que regresaría. No habíamos estado separadas más de unas cuantas horas desde navidad, y la separación para ella era incomoda. Estaba especialmente molesta por el pensamiento de que yo me decepcionara de mi padre, a pesar de mis muchos intentos de asegurarle lo contrario. Ella no quería estar a dos horas de camino lejos de mí si algo iba mal. Ella se aferraba a mi cuando estábamos lejos de ojos curiosos, y me pareció que incluso si yo no hubiera estado intentando alejarme de las pastillas, ella hubiera hecho que tomarlas fuera casi imposible. Cuando estábamos juntas, sus manos nunca estaban a más de unas pulgadas de las mías. Cuando estábamos separadas, me mandaba mensajes de texto o llamaba para ver como estaba. Desafío la orden de su padre de estar lejos de mi, y al igual que ella estaba preocupada por mi salud, yo estaba preocupada por su seguridad.

"Es solo que has estado realmente enferma últimamente, B," persistió. "Tal vez un viaje a Akron no sea tan buena idea.

Sé que dijiste que ya no era contagioso, pero mono es realmente una enfermedad muy seria. No querrás enfermar a Courtney, ¿verdad? Podría ir a tu casa el fin de semana, para cuidarte. Lidiaremos con Sue y el asunto de los novios la próxima semana."

Sonreí débilmente, ignorando la forma en que había traído a colación otra de mis mentiras – que tenia mono, y no una furiosa adicción – y tome su barbilla con mi mano. "Iré. Es mi familia. Mi padre. El único que he tenido."
Se sentó derecha al escuchar las palabras que reconoció como suyas, e inhalo. Entendió lo que quería decir, y no tuvo más que discutir en el asunto.
"Tienes razón," concedió, apretando cada una de mis rodillas y levantándose. "Él es tu papá. Y Court necesita ver a su hermana mayor. Solo me preocupo por ti, B. Después de lo que paso en navidad…"
"Ambas estuvimos bastante abandonadas ese día," le recordé, levantándome también y enganchando su meñique con el mío. "Pero mira lo que surgió de eso. Te obtuve."
Se ruborizo bajo la ligera luz de la bombilla que se balanceaba suavemente y beso mi mejilla. "Nos obtuvimos la una a la otra," corrigió. "También tienes razón en eso."
"No suelo tener la razón," sonreí, inclinándome perezosamente hacia ella dándole un breve beso. "Creo que me gusta."
Yo era la que dejaba primero el armario, mientras ella esperaba unos minutos para seguirme así nadie nos vería juntas.
Hoy, como en otros días, le di un pequeño beso en los labios y me dirigí a la puerta, llevando mi mochila sobre mi hombro. Mis dedos estaban envueltos alrededor de la correa cuando sentí un suave tirón en el tirante de la mochila, y me gire.

"Quiero ir contigo," dijo calmadamente, golpeando con su pie el piso.

Mire de un lado a otro, entre la puerta y Santana, preguntándome porque querría arriesgarse a caminar hacia el pasillo conmigo a mitad del periodo del almuerzo donde todos podrían ver.

"San, todos nos verán si sales ahora."

"No," dijo sacudiendo su cabeza. "a la casa de tu papá. Quiero ir contigo a la casa de tu papá. Sé que quieres verlo, pero… no quiero estar sin ti. Sé que es solo un fin de semana, y tal vez estoy siendo realmente estúpida. Pero no creo que pueda dormir si estas tan lejos."

Suspire y deslice la mochila de mi hombro, al darme cuenta que esta conversación iba durar más de lo que habíamos anticipado cuando entramos aquí. No quería decirle que no cuando se veía tan genuina en sus razones. Su voz estaba teñida con desesperación, como si no supiera qué hacer si le decía que no. Pero era mi papá, mi primer fin de semana con él en meses. Por mucho que no quisiera estar lejos de ella tampoco, no sabía cómo justificar su presencia en Akron con mi padre.

"San…" No había forma fácil de decirle no. No era algo que nos dijéramos la una a la otra. Ella especialmente, desde navidad. Ella concedía cualquier cosa que le pidiera, y la culpa de negarle esto que me pedía era abrumadora.

"Escúchame," discutió, ligeramente insistente, pero suave. "Puedo llevarte ahí. Tu mamá no tendrá que salirse del trabajo y tu papá no tendrá que venir aquí solo para dar la vuelta y volver a casa. Quiero conocerlo, tal vez empezar a ver lo que tú ves en él. Creo que quiero agradarle, ¿Sabes? Soy tu novia, debería tener la aprobación de- ¿qué?"

Estaba haciendo un pobre trabajo en ocultar mi sonrisa eufórica, ahogando una sonrisa casi incontenible que hizo doler mis mejillas. "Me llamaste tu novia," dije, tomando su mano y jalándola hacia mí. "Nunca habías dicho eso. Y ahora estás siendo toda caballerosa."

Ella puso sus manos en mi cintura y acaricio mi cuello, sonrojándose otra vez. "Sí, bueno. Solo creí que él debería saber quién soy, ¿sabes? Tal vez no, como, saber saber, pero debería conocerme. Quiero que crea que tienes buenas personas en tu vida."

"No necesitas la aprobación de mi papa, San," murmure, el sentir su cuerpo moldeándose perfectamente contra el mío dándome una oleada vertiginosa. "Eres mi novia, y yo te elegí. Si a mi papá le agradas o no, no debería importar."

Pareció aliviada al principio, sus músculos se relajaron contra mí, pero luego retrocedió y alzo la mirada hacia mí. "Espera, ¿eso quiere decir que no quieres que vaya?"
Si había sido difícil decirle no antes, después de escuchar la palabra "novia” de los labios de Santana lo hizo imposible. Me incline y la bese. "Puedes venir. A papá le gustara conocerte. Hablo mucho de ti."

"Todo malo, espero," me guiño el ojo, ya sin mostrar aprensión. "¿Le has dicho que somos… que estamos juntas?"

Mis hombros se levantaron y cayeron. "No. No creí que fuera algo que pudiera decir por teléfono. No tenemos la relación más cercana, y no quiero más distancia, ¿sabes?"

Asintió pero sin decir nada, sumergida en sus pensamientos. Estuvimos ahí, ambas pensando en nosotras, antes de que ella presionara sus dedos en mis caderas, dándome un ligero apretón y dirigiéndome hacia la puerta.

"Vamos," solicito. "Tenemos ensayo en glee. ¿Pero después de la escuela? Tú y yo iniciaremos un viaje hacia Akron."

No había una forma fácil de decirle a papá que San vendría sin tener una explicación del por qué. No sería una conversación fácil, y si mi padre era algo, eso era amable. San surgiendo de la nada lo haría mas fácil para todos a largo plazo, por que el nunca sería grosero con ella abiertamente. Creo que Santana esperaba lo peor de él, y muchas de sus razones por la cuales estaba pidiendo venir estaban llenas de un significante desprecio por los padres en general. El suyo no era de confianza, y el mío era considerado poco fiable. Eso, para ella, significaba que era alguien que no merecía mi amor. Esperaba que, si ella veía como él era con Courtney y conmigo de primera mano, tal vez fuera más permisiva en dejarme ir en el futuro. Parecía poco común de ella que tuviera otros motivos – celos o soledad – por no querer que fuera sola. Su apego pudo haber surgido de su innata necesidad de protegerme. Donde esto podría haberme molestado antes, cuando aún seguíamos bailando alrededor de la otra y su protección frecuentemente se convertía en posesividad, ahora solo se sentía merecedora de adoración. Me amaba tanto que no podía soportar verme herida, así que hacia todo lo que podía para ver que eso no pasara. No tenía nada en que basarme más que lo que Santana me dijo, y mis propias suposiciones. Se sentía bien, identificar su deseo de permanecer a mi lado como su versión de amor. Mirando más de cerca ahora, creo que mis propias experiencias y sentimientos del momento estaban nublando mi juicio sobre la conducta de Santana. Pasaría un tiempo hasta que pudiera determinar su problema – y el mío-.

Nos fuimos de Lima inmediatamente después de dos breves paradas en la tarde; primero a su casa, y luego a la mía, para recoger algunos artículos para el fin de semana. Luego, al más puro estilo Santana, creo una lista de reproducción sobre la marcha para pasar el viaje de dos horas desde Limas hasta Akron sin repeticiones.

"Adele, ella es esencial," afirmo mientras se fundía en el Mustang en la 1-75 y presionaba su bota fuertemente en el arranque del acelerador. "E Ingrid, no puedo olvidarme de ella. Sé que tu eres una bailarina, B, pero hay mucha más pasión en una verdadera vocalista femenina que cualquier sintetizador y el ritmo de una bajo pueda producir. También puedes bailar esto. Es solo un tipo de ritmo diferente."

Bailaría al ritmo de gatos gritando si los pusiera en las bocinas. Solo porque sabía lo mucho que le gustaba verme bailar.
Fui cambiando las canciones de su iPod ociosamente, buscando la canción que había tenido pegada en la cabeza desde esa tarde. Necesitaba escucharla otra vez.

"¿Tienes 'Express Yourself' aquí?"

Dejo salir un masivo quejido. "Eres alguna clase de masoquista, B," dijo rodando los ojos. "¿No tuviste suficiente de eso en la mañana?"

No había tenido suficiente, muy a su pesar. El numero que Rachel había coreografiado y producido esa tarde (a pesar de las protestas de Santana y, al principio, mías) fue intensamente personal una vez que habíamos terminado de presentarla. Habíamos hecho la versión glee de Madonna con la actitud de porristas, y las interpretaciones de su personalidad musical era tan radicalmente diferente que Santana y yo quedamos en conflicto. Por una parte, teníamos a Sue empujando poder, dominación y realización por nuestras gargantas. No éramos nada al menos que alguien fuera aplastado bajo nuestro tenis de edición limitada de animadoras. Por la otra parte, en glee Madonna enseñaba el deseo de igualdad y auto aceptación. Fue suficiente para dejarnos darle vuelta a la idea una y otra vez.

"Fue una buena canción," respondí, poniéndola de fondo cuando la encontré. "Me puso a pensar."
Una sonrisa se dibujó en sus labios. "¿Oh si? Sabía que te había visto mirarme en ese atuendo. Fue sexy. Tengo que darle crédito a Berry. Sabe como acomodar un atuendo." Su mano subió seductivamente por mi muslo, sus dedos acariciando la parte de adentro bajo el borde de mi falda.

"Eso es en parte," dije lentamente, deslizando mi mano entre la de ella y mi ya caliente centro, el cual era su obvio destino. "Quiero hablar sobre esto. Sobre nosotras, y tú y yo."
"Tú y yo somos 'nosotras', B," Santana arrugo el ceño y jalo mi mano con la de ella colocándola directo en su regazo. No me estaba entendiendo. Aunque, realmente no me estaba explicando muy bien.

"No todo el tiempo. Seguro, somos 'nosotras' en este momento. Pero tú sigues siendo tú y yo sigo siendo yo y que estemos juntas no cambia quien somos sin la otra, ¿o sí? Hay partes de mi que siempre serán solo yo, incluso si no te tengo en mi vida."

"Empiezas a asustarme," se movió detrás del volante y el auto acelero por la tensión que se extendió por sus piernas hasta el acelerador. "¿Por qué estás hablando de estar apartadas así? ¿Qué tratas de decir? ¿Estás intentando romper conmigo? Porque tengo que decirte, B, que escogiste un momento bastante mierda para decírmelo."

"¡Santana, no!" Trate de calmarla con apretón de mi mano en la de ella, girando mi cuerpo en el asiento y luchando con el cinturón de seguridad alrededor de mi pecho. Ella estaba saltando a malas conclusiones, y no pude evitar pensar que era mi culpa. Era confuso incluso para mí. "Estoy tratando de decirte algo. No es malo. No creo que sea malo. Pero necesito que entiendas que por mucho que seas parte de ella, tú no eres la causa ni la solución."

La aguja del velocímetro subió más. "Jesús, B. Escúpelo."

Recordé la tarde en el sótano de Kurt, el acto de decir en alto la palabra que previamente no había sido capaz de articular. Incluso ahora, en después de meses y mucho más segura de su significado, me encontré dudando.

"Si Madonna puede enseñarnos algo, es sobre empoderamiento, ¿cierto? ¿Estar seguro de ti mismo? Solo quiero decirte… porque realmente no lo hemos dicho antes, ¿sabes? Solo quiero decir…”

Hice una pausa, y me miro por el rabillo de su ojo, aún en silencio, aún incrementando la velocidad.

"San, soy gay."

Nada. Movió los ojos mirando entre el camino y hacia mí, y no dijo nada. Por un minuto, tal vez dos, permanecimos así, mirándonos. Sus hombros se presionaron hacia atrás, al ras de su asiento y sus brazos estirados rígidos enfrente de ella.

"Yo no."

No sé lo que esperaba que dijera, pero no era eso. Así tan rotundamente, carente de empatía o cualquier cosa que se le parezca.

"¿Eso es todo?" pregunte, y encogió los hombros rígidamente.

"¿Qué querías que dijera?" Sus labios estaban fijos, pero no parecía enojada. Era más como si tratara de evitar decir algo. "Eres gay. Es genial. Yo no. Es genial, también."

"¿Entonces qué? ¿Eres bisexual? ¿Es la palabra correcta?"

El coche alcanzo su punto máximo a 90 millas por hora antes de que se diera cuenta de que lo estaba haciendo. Lentamente la aguja retrocedió mientras consideraba sus palabras cuidadosamente.

"¿Por qué importa?" Dejo sus hombros caer un poco, arqueando su espalda para estirar la tensión que se había formado ahí. "Estoy contigo. Eso no me hace gay o bi o lo que sea. Me gustan los chicos, pero te amo a ti. No soy gay."

Ella enfatizo el 'no' más de lo debido, y vino con indignación. Como si resintiera tener que tener esa asociación pegada a ella. Como si fuera algo de que avergonzarse.

"Suena horrible cuando lo dices así," Conteste en voz baja, alejando mi mano y enderezándome en mi asiento para mirar fuera de la ventana. "Pensé que te importaría un poco más."

Sus ojos se suavizaron y suspiro. "Me importa, B. Me importa que estés lo suficientemente cómoda contigo y conmigo para decir eso en alto. Sé que debió ser difícil." Mordió su labio y estiro la mano para tomar mi mano. "Lo siento si no pensé en eso al principio. Pero así como estas segura que eres gay, yo estoy segura que no los soy. Lo que soy no necesita una etiqueta. No tengo que definirme así. No quiero. Tengo mucha vida por delante para decidir eso ahora."

Sus palaras se clavaban casi tanto como su mano apretaba la mía. Ella estaba, en mi mente, diciéndome que estaba siendo apresurada al decidir esta parte de mi vida. Como si tuviera una opción a la que me estaba oponiendo a cada momento, incluso después de haberlo dicho en alto. Ella me hizo cuestionarme otra vez, justo cuando pensé que había terminado con hacerme sentir de esa manera.

"Te amo," dijo. "¿eso no es suficiente?"

Tendría que haberlo sido, pero en ese momento sonaba como un policía. Como si siempre fuéramos a estar en lugares opuestos. Necesitaba a alguien que estuviera de mi lado cuando hablara con mi papá, pero supe entonces que ella nunca cuidaría de mis espaldas de esa manera. Tal vez tenía que ver con sus padres o su religión, o solo con que estaba asustada. No importaba. No éramos lo mismo, incluso cuando estábamos juntas. Ninguna cantidad de argumentos de mi parte – más que, el hecho de que amara a otra chica la hacía solo un poco gay- la haría cambiar de parecer.

"Claro," respondí después de un minuto. "También te amo."
Subí el volumen del radio antes de que tuviera oportunidad de hablar otra vez, y nos ahogamos en la música por un tiempo sin hablar. Yo quería trabajar en mi misma, ver de dónde venía, intentar y entender como ella podía afirmar que me amaba y aun así pelear tanto contra ello. No quería se explicara, porque eso no nos estaba ayudando a ninguna de las dos, y el hecho de que ella viera el ser gay como un tipo de defecto me hizo enojarme con ella de una forma que previamente no creía posible. Yo aceptaba muy pocas cosas de mí, pero de alguna forma yo sabía que esto era una parte indisputable de mi vida. Había probado todos los escenarios posibles. Había besado chicos y chicas; unos me gustaron, y otros no. Aunque ninguno me hizo reaccionar de la forma en que Santana lo hacía, cada vez que besaba a otra chica, empezando con la porrista novata en la fiesta de Mike, tuve una reacción física prolongada a través de mi ingle que irradio y me dejo sin aliento. Ningún chico – ni siquiera Mike, que había sido tan lindo – me había dejado sintiendo así. Sabía que yo era gay. ¿Cómo podía Santana negarlo, cuando era tan obvio que su reacción hacia mí era la misma?

Ella rompió el silencio mutuo cuando la canción cambio, y ella inmediatamente e instintivamente empezó a tararear junto con la canción de su lista de reproducción, llena de sentimiento. Empezó a tamborilear sus dedos en el volante, y su infeccioso ritmo me dejo retroceder en mi asiento. Cantamos a dueto a “Paramore”, luego ella tomo la parte de Rihanna mientras yo rapeaba como Eminem. Acabábamos de terminar la repetición de Seasons of Love cuando ella dio la vuelta en la esquina de la calle y bajo la velocidad, revisando los números de las casas antes de detenerse en la acera.

La casa de mi padre no estaba en mejor estado que la de mi madre, solo un poco más grande. A pesar de que rara vez iba a visitarlos, él había insistido en dejarme una habitación para mi para que así supiera que era siempre bienvenida. Esperaba que Santana viera esto y fuera menos aprensiva con toda la situación. Así fue, ella permaneció mirando la casa de dos pisos por fuera de su ventana, mordiendo su labio.

"Tal vez esto fue una mala idea," dijo sin quitar sus ojos de la casa. "Es tu fin de semana. Puedo irme a casa, regresar el domingo en la noche a recogerte. No es gran cosa."

Me incline sobre la palanca de cambios y bese su mejilla, olvidando todo lo de nuestra conversación anterior. "No te echaras atrás ahora," dije firmemente. "Es un buen hombre, Santana. Estará bien."

Si su voz había sonado mayor cuando hablamos, su rostro también revelaba su edad. Mi padre abrió la puerta con una sonrisa y me atrajo abrazándome en sus fuertes brazos. Su barba arañaba mi frente, y volví a tener cinco años, y él me sostenía mientras yo lloraba por una rodilla raspada. El recuerdo, aunque doloroso, fue bienvenido y le devolví el abrazo solo que un poco más fuerte. No fue hasta que él se alejó que noto a Santana parada tímidamente a mi lado. Solo sus cejas mostraron su sorpresa, arqueándose y causando que su frente se arrugara aún más.

"¿Quien es ella?" pregunto, su sonrisa nunca vacilo.

"Papi, esta es Santana." Me gire para no estar parada entre ellos, para dejarlo inspeccionarla. "Mi mejor amiga."

Él estiro una gran y encallecida mano hacia ella y ella la miro por un momento antes de poner la suya en ella cautelosamente, como si pensara que la mordería. Justo cuando ella pensó que era solo un apretón de manos y nada más, él le dio un fuerte tirón, abrazándola con una ligera carcajada.

"Nosotros abrazamos por estos rumbos," dijo cuando la soltó. "Britt habla mucho de ti. Es una pena que no nos hayamos conocido antes. Entra, conoce a la familia."

Él nos acompañó al interior, tomando nuestras maletas y cargándolas por el pasillo hacia la pequeña habitación que era mía. "¡Sharon!" grito dejando las maletas en la cama. "¡Britt está aquí! ¡Y trajo una amiga!"

Sharon saco la cabeza de la cocina y parpadeo al vernos a Santana y a mi por un momento antes de darnos una falsa sonrisa. "Encantador. Cuantos más, mejor. La cena estará lista pronto, aunque una boca más significa que todos tendrán un poco menos."

Ella empezó con su agresión pasiva de inmediato. Sin tirar golpes, hubiera respondido yo, pero Santana intervino antes de que tuviera la oportunidad.

"Está bien, Sra. Pierce," dijo, más amablemente de lo que jamás la había escuchado hablar antes. "Britt y yo no comemos mucho. La entrenadora nos mantiene una dieta estricta en calorías, así que estoy segura que cualquier porción que estuviera dirigida a Britt, podemos compartirla."

"Oh," Sharon parpadeo una vez más, su tono perdiendo algo de frialdad. "Bueno no es eso lindo. Courtney debe estar en su habitación, si quieres verla, Brittany. ¿Tal vez quieras lavarte las manos primero, hmm?"

Santana miro hacia mi lado y me encogí de hombros. Ambas nos lavamos y subimos silenciosamente las escaleras hacia la Habitación de Courney. La puerta estaba ligeramente abierta, y salía música por ella. La abrí empujándola, Santana y yo apoyándonos en el marco de la puerta, mirando a Courney bailar, dándonos la espalda.

Ella empujo sus muebles contra las paredes, abriendo espacio en el centro. Aún podían verse las marcas en la alfombra donde su cama había estado. La canción era una de las muchas de sus celebridades adolecentes que llenaban la portada de “Tiger Beat”, y no la reconocí. Pero ella tenía el ritmo, sin pasos previamente practicados. Ella bailaba estilo libre sin notar que estábamos ahí, y note que ella sería por mucho, mejor que yo en unos años.

"Cuida tus espaldas, B," Santana sonrió. "Viene a por ti."

Courtney se giró con sorpresa y sus ojos se iluminaron. "¡Brittany!" Ella corrió hacia mí y hundió su cara en mi abdomen.

"Hey, pequeñita," la salude calurosamente, regresando el fuerte abrazo y besando la parte superior de su cabeza. "A pasado un tiempo."

Salto con sus manos alrededor de mi cintura, sacudiendo todo mi cuerpo por la emoción. "¡Estás aquí!" Salió con un grito y vi a Santana hacer una mueca por el rabillo de mi ojo. "¡Brittany, te extrañe! ¡Oh por dios, realmente estás aquí!"

Hablo tan rápido que apenas entendí lo que estaba diciendo, pero ella me jalo por la mano a su habitación y me sentó en su cama y comenzó a mostrarme todas las cosas que me había perdido desde mi última visita. Dibujos de su familia con crayolas, todos con cuerpos cuadrados y piernas de palitos, conmigo elevándola sobre sus padres y una bicicleta de caricatura en la esquina, Santana se quedo parada en la puerta y no se movió, mirándonos con sus brazos cruzados sobre su pecho. Alcé la mirada sobre la cabeza de Courney cuando me mostraba como su instructor de ballet le había enseñado a hacer piruetas, mi boca se abrió en una sonrisa por todos los cambios que mi hermana pequeña había experimentado en mi ausencia. Era abrumador, y tuve que fingir felicidad para no llorar.

La expresión de Santana se mantuvo pasiva, pero cuando Courney trato de hacerme jugar Candyland, vi su boca contraerse. Courney me hizo olvidar su presencia completamente, y a ella no parecía importarle mucho. Mientras Courney acomodaba el juego en el piso, tosí y asentí hacía la puerta.

"Hey Court, ¿Te acuerdas de Santana?" Apunte a la puerta y Courney levanto su cabeza, como si fuera la primera vez que la veía parada ahí. "La conociste el año pasado cuando tu y papa fueron a unos de mis recitales de baile."

Mi hermana arrugo la cara, tratando de recordar, incluso cuando sabía que probablemente no lo haría. Tenía seis años, y dudaba que recordara lo que tuvo de desayuno.

"No," dijo honestamente, encogiéndose de hombros. "Pero puedo jugar también si quiere."

Santana dejo salir una risa y entro a la habitación pintada de rosa. "Gracias, Courtney. Me encantaría jugar."
No mucho después de que Santana se hubiese sentado en el suelo Sharon nos llamo desde debajo de las escaleras para ir a cenar. Courtney salió a toda prisa de la habitación, olvidándonos y al juego, y la mire ir con una sonrisa triste.
"A crecido tanto," comente, aún mirando la puerta abierta. "Me estoy perdiendo todo."

Ella puso su mano en mi rodilla y se acerco más, apretándola. "No es tu culpa, B. La vida se interpone entre las cosas algunas veces. Ella sabe que la adoras y que siempre estarás para ella. Eso es lo que cuenta. Ahora, ven. Estoy hambrienta."

Ella me levanto y me guio a bajar las escaleras, cuidando de soltar mi mano antes de entrar al comedor y tomar asientos en la mesa. Sharon preparo un tipo de pollo asado, y de acuerdo a la afirmación anterior de Santana, dividió una porción par alas dos. Ninguna dijo nada, y comimos silenciosamente con nuestros tobillos enlazados bajo la mesa mientras papá hablaba del trabajo.

"El sindicato está hablando de huelga," dijo amargamente por su boca llena de judías verdes. "Como si no tuviéramos suficientes problemas con nuestros contratos. La construcción no se detendrá porque los trabajadores son unos flojos. Solo conseguirán una excusa para cruzar la línea y entonces todos estaremos sin trabajo."
Trabajadores sindicalizados, dijo, mantienen este país en marcha. Maestros, mecánicos, albañiles. Los puestos de trabajo que el hombre trabajador se esfuerza hasta los huesos necesita el apoyo de algo como el sindicato para asegurarse de que sean justamente tratados y con paga justa. Él nunca fue un hombre de política sobre cualquier otra cosas además de su sindicato, sosteniendo su opinión de que el hombre merece vivir su vida sin nadie que le diga que está bien y que está mal. Así que supe que cuando lo saco a colación iba en serio.

"Esperaba que tú – y Santana, por supuesto – pudieran cuidar a Courtney mañana mientras Sharon y yo vamos a la junta del sindicato," dijo, encontrándose con mi mirada a través de la mesa. "Solo por unas horas, y luego soy todo tuyo. Es solo que no puedo perderme la reunión. Si nos vamos a huelga. Necesito saber los detalles."

"Por supuesto papi," respondí, feliz de tener una tarde con mi hermana. "Está bien. Ocúpate de tus negocios."

Sonrió, un poco más aliviado. "Genial," suspiro, luego llevo su atención a Santana. "Ahora, Santana. Solo sé lo que Brittany me ha contado, y todos sabemos lo mentirosa que es. Cuéntanos sobre ti."

Ella estaba tan sorprendida de ser tratada, y más con una pequeña broma y una sonrisa que se quedo sentada en silencio por un minuto antes de responder. La tensión que había sostenido desde que entramos a la casa desapareció, y mire como reía junto con mi hermana a las horribles bromas que mi padre hacía, y se mordió su lengua afilada cuando Sharon hizo un comentario fuera de lugar sobre el club glee. Ni siquiera mi madrastra podía arruinar el estado de ánimo, y una vez que se dio cuenta que ninguna de nosotras estaba tomando su carnada, se rindió y nos permitió disfrutar de la compañía de los demás.

Courtney consiguió que toda la familia jugara el abandonado juego de Candyland, y tomamos turnos para dejarla ganar luego de que terminamos el postre. Dos horas después, Sharon gentilmente llevo a mi hermana a su habitación y a la cama cuando empezó a cabecear sobre una taza tibia de chocolate caliente, dejándonos a Santana y a mi una junto a la otra en el sofá mientras mi padre nos miraba desde el otro lado de la habitación. Lo habíamos hecho bien, manteniendo nuestras manos quietas por la noche, pero el frio de la tarde de febrero tomo lo mejor de ella y metió sus pies bajo mis piernas y tomo mis manos para frotarlas entre las de ella, calentándonos simultáneamente. No fue un gesto abiertamente sexual o ni siquiera romántico, pero vi a mi padre mirándonos y luego alejarse rápidamente, así que jale mi manos de vuelta a mi cuerpo. Él no había sido otra cosa más que amable desde que entramos, y no había cuestionado ni una vez porque Santana había venido. No podía dejarlo asumir cosas sin haberlo afrontado sobre ellas. Esto, sin embargo, no se sentía como el momento adecuado para decirle.
"Me alegra que hayas venido este fin de semana, Britt," él dijo aclarando su garganta, pero aún sin hacer contacto visual. "Sé que lo habíamos planeado para marzo, pero sabes lo mucho que tu hermana te extraña. Yo y Sharon también. Siento que las cosas hayan salido así."

No podía asegurar si estaba inquieto porque mis piernas estaban cubriendo las de Santana, o porque estaba avergonzado por el tiempo que pasó sin que nos viéramos. De cualquier forma, él miro el periódico del día anterior en sus manos y se rasco su barba incómodamente.

"Está bien, papi," respondí, y se relajo un poco. "Podemos intentarlo más de ahora en adelante."

Él asintió en aprobación y se levanto. "Mañana temprano. No te desveles. Deje una bolsa de dormir para Santana en tu habitación, y una almohada extra." Beso la parte superior de mi cabeza y camino, y lo atrape mirando una última vez entre nosotras antes de subir las escaleras a su habitación y a la de Sharon.

"¿Bolsa de dormí, huh?” Santana sonrió mientras caminábamos por el pasillo hacia mi cuarto, el único en el primer piso.

"Sé que la cama es individual, pero realmente estaba esperando que solo significara acurrucarnos un poco más este fin de semana."

Suspire y comencé a rodar la bolsa de dormir en el piso. "Tal vez sea lo mejor. ¿Qué tal si entran y te ven acostada conmigo?"

Cerró la puerta detrás de nosotros y se desnudo antes de que me diera la vuelta. Cuando lo hice, presiono su cuerpo contra el mío y beso mi cuello suavemente. "Siempre podemos asegurar la puerta," murmuro en mi clavícula. "Pero si quieres, puedo dormir en el piso…"

Ella estaba provocándome, pasando sus dedos arriba y abajo por mis costados mientras rozaba sus labios en mi piel. Solo lo suficiente para hacer que mi ya mareada cabeza girara. Si así es como la noche iba a progresar, necesitaba una pastilla para calmarme. Sentí fiebre por las horas que estuve sin las pastillas, y tenerla firmemente envuelta alrededor de mi cuerpo en la casa de mi padre no ayudaba a que mi cabeza dejara de flotar. Me dio un beso subiendo por mi cuello y se detuvo en mi mejilla, sus labios permanecieron en mi piel, usándolos para medir mi temperatura.

"Nena, estás ardiendo," dijo, dando un paso hacia atrás. "Sabía que esto era mala idea."

"Estoy bien," murmure.

No, no lo estás.
"Solo necesito dormir." Tanto ella como la voz que siseaba en mi oreja necesitaban calmarse. Mis ojos iban dentro y fuera de concentración. La quería fuera de la habitación para poder tomar lo que necesitaba para aclarar mi cabeza. "¿Tal vez podrías traerme algo de agua?"

Ella asintió aséptica, poniéndose una par de pantalones de pijama y una camisa sin mangas antes de salir de la habitación silenciosamente. Busque en mi mochila mientras escuchaba el agua correr en la cocina y avente dos pastillas en mi garganta y trague. Se atoraron en mi garganta y tosí superficialmente, tomando el vaso cuando ella volvió y resople hasta que pudiera respirar otra vez.

"Te dije que no deberíamos haber venido," refunfuño, sentándose en la cama y sobando mi espalda mientras yo tomaba respiraciones desesperadas por mi boca. "Deberíamos volver a casa en la mañana. Necesitas ver a un doctor."

"Los doctores no pueden ayudarme," le dije honestamente, con mi garganta ronca. "Solo necesito dormir, ¿bien? ¿Podrías solo sostenerme, y dejarme dormir?"

Ella asintió otra vez y se quito la pijama que acababa de ponerse, luego me ayudo salir de mis ropas. Se acostó primero, su espalda apoyada contra la pared, y puso un brazo en la cama y levanto el otro. Coloque mi espalda contra su pecho y ella envolvió eso brazos extendidos alrededor de mi, luego deslizo su rodilla entre mis piernas.

"Despiértame si te pones peor, Britt," me ordeno suavemente en la base de mi cráneo, luego lo amortiguo con un beso.

"En serio. Estoy preocupada."

"Estoy bien," dije otra vez.

No, no lo estás. Fue más fuerte esta vez, más insistente.

"Solo necesito dormir….

No lograras pasar el fin de semana. Si, lo hare.

"Estaré mejor en la mañana…

Necesitas más que dormir. Detente, no es así.

"Te amo."

Santana se froto contra mí una vez más, y por un momento olvide que estábamos en la casa de mi padre. "También te amo."

Ella va a dejarte.
Empuñe la manta que Santana puso encima de mi barbilla, haciendo que la voz se fuera.

Ella nunca me dejara. Lo prometió.

Tú también has hecho promesas. Mentirosa.
No lo soy. No soy una mentirosa.

Sigue diciéndote eso. No lo hará verdad.
"Detente."

Santana murmuró algo en mi espalda y me congele, dándome cuenta de que había hablado en voz alta.

"¿Estás bien, nena?" repitió, reafirmando su agarre en mi cintura. Solo asentí y cerré mis ojos contra la obscuridad.

"Estoy bien." La frase estaba perdiendo su significado. "Ve a dormir."

Detrás de mis ojos, un par de labios se curvaron formando una sonrisa arrogante.

Dulces sueños.
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Holas niñas otro cap les dejo espero q sea de su gusto gracias por leer y comentar dudas qjas m dicen....Tonight is glee jejeje :)
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Finalizado Re: Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón)

Mensaje por LuckyQ Jue Ene 31, 2013 8:08 pm

Tan bonita la hermana de britt
san como cuida a su chica Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 1206646864
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Finalizado Re: Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón)

Mensaje por MarLovesGlee<3 Vie Feb 01, 2013 12:56 am

Hermoso cap Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 918367557 No creí que San se fuese a ir con Britt pero al final si se fueron Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 1206646864 La unica que me cae mal es la madrastra de Britt, es una pesada -.-
Me preocupa la voz interna de Britt Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 4065562827

Espero la proxima actu! Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 1206646864
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Finalizado Re: Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón)

Mensaje por Invitado Vie Feb 01, 2013 9:35 am

Holaaa! Me encanta de que San haya decidido ir con Britt :B
Ya quiero ver que va a pasar cuando se presenten como novias xd
Aaaah, esta San es cabeza dura igual!
Espero la actuu!
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Finalizado Re: Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón)

Mensaje por mary04 Vie Feb 01, 2013 2:21 pm

Influence (Influencia)|Brittana| Capitulo 20: Una mente maravillosa (Parte 2)

Courtney irrumpió en la habitación en lo que parecieron ser unos minutos después. La puerta se abrió y se estrello contra la pared, despertándonos tanto a Santana y a mí. Le tomo unos segundos a mi aún drogada cabeza darse cuenta, primero, que Santana y yo estábamos desnudas, y segundo, que ella estaba envuelta sin contemplaciones alrededor de mi cuerpo.

"¡Brittany, Brittany, Brittany, despierta!"

A ella, también, le tomo un momento darse cuenta que Santana estaba en la cama conmigo, y ladeo su cabeza curiosamente.
"Courtney, esto no es lo que-"

"Debió haber hecho frio en el suelo, ¿huh?"

Era realmente sorprendente como un niña de seis años podía proveer una excusa del por qué Santana estaba en mi cama. La desnudes sería otra historia, pero abría tiempo para pensar en eso después.

"Muy frio, si," Santana concordó, asintiendo rápidamente y jalando la sabana alrededor de su pecho. "Hey ¿Court? ¿Qué tal si no le decimos a tu papá, bien? No quiero que piense que fui mal agradecida por la bolsa de dormir que dejo. Sera nuestro secreto."
Ella sonrió, como una niña de seis años suele hacer cuando se le presenta la oportunidad de tener un secreto con chicas mayores y más sabias.

"¡Nuestro secreto!" Y salió saltando de la habitación justo como había llegado.

"Estamos tan jodidas," Murmure incoherentemente ras cerraba la puerta detrás de ella. "Tiene seis, no puede guardar un secreto."

"Solo diremos que teníamos frio, como ella dijo," Santana me aseguro, deslizándose en sus pantalones y besándome hasta la conciencia. “Le diremos que se equivoco sobre todo el asunto de estar desnudas. Tu misma lo dijiste. Tiene seis. ¿Qué sabe ella?"

Me encogí de hombros poniéndome una sudadera mientras ella abotonaba mis pantalones por mí. "Solo que realmente me gustaría ser capaz de decirle por mí misma. No ser descubierta por mi hermana pequeña porque entro a nuestra habitación. Te dije que pasaría."

Me beso otra vez, y froto mis brazos con dulzura. "Solo tenemos que pasar el fin de semana. La próxima vez que vuelvas, puedes decirle cuando quieras decirle."

Me aleje, con mi boca abierta. "San, sabías que quería decirle este fin de semana, ¿no?"

"Quería que me conociera," frunció el ceño. "Que viera que soy lo suficientemente buena para ti. No que me juzgara porque soy la que se está follando a su hija. ¿No puedes esperar hasta que vuelvas?"

"¿Después de que Courtney nos descubriera cuando te dije que la bolsa de dormir era una mejor opción?" Deje que mi voz bajara a un susurro en caso de que pudiéramos ser escuchadas. "No, Santana, probablemente no pueda esperar. Te necesito detrás de mí cuando le diga. Sé que sigues asustada pero esta es mi familia, y no me esconderé de ellos."
Se cruzo de brazos, con la cara triste. "Entiendo eso, B. Pero yo soy parte de esta pequeña revelación tanto como tú.

Podrías ser un poco más considerada con mis sentimientos la próxima vez que decidas exponerte a gente con la habilidad de separarnos. Tu papá parece un buen sujeto, pero no sabes como reaccionara. Especialmente si se lo dices y él piensa que me he estado aprovechando de ti, o de su hospitalidad."

Mis hombros se aflojaron cuando me di cuenta que ella tenía un punto, y su rostro se suavizo.

"Mira, no te estoy diciendo que no le digas," continuo. "Pero tal vez este no es el mejor momento. No sabía que esto iba a pasar. Él seguramente no esperaba que viniera. Tal vez dejemos este fin de semana como de prueba. Para que él pueda conocerme antes de que le digas. Incluso volveré contigo cuando quieras decirle de verdad. Pero por favor, no este fin de semana. ¿Por favor? ¿Por mi?"

Otra vez, no podía decirle que no. No cuando me rogaba así. Suspire pesadamente y cerré mis ojos, consintiendo físicamente antes de que lo dijera en alto. "Bien," concedí. "Pero si Courtney le dice algo, lo más seguro es que no tengamos opción en el asunto."

"Entendido," sonrió, y beso mi mejilla. "Vamos. Huelo tocino."

Nadie menciono nada en el desayuno, y cuando papá y Sharon se fueron un par de horas después a la reunión del sindicato, ambas nos relajamos y disfrutamos la tarde que se aproximaba con Courtney.

"¿Me llevarían al parque?" pregunto tan pronto como sus padres salieron por la puerta. "Mi amigo Wes está jugando fútbol y me dijo que fuera a jugar también. ¿Por favor, por favor, por favor?"

Intercambie una mirada con Santana, quien se encogí de hombros. "No dijeron que no pudiéramos salir," razono, y estuvo decidido. Courtney se alisto, y aunque era febrero, estaba determinada a divertirse en la fangosa cancha mientras Santana y yo nos sentábamos en una banca al borde del campo, mirándola a ella y al chico Wes patear una pelota de un lado al otro.

"Son adorables," comente, notando como Wes ayudaba a Courtney a levantarse cada vez que ella resbalaba, y como se ruborizaba cuando lo hacía. "¿Crees que sean como nosotras, San?"

"¿Cómo? ¿Fabulosos, populares, destinados a la grandeza?" Bromeo y deslizo su mano en la mía entre nuestras piernas en la banca. "Seguro, porque no."

"Almas gemelas," corregí con una risa. "Dos personas que se conocieron y están destinados a estar juntos. Por siempre."

Hizo una pausa, mirando a los niños correr arriba y abajo de la cancha de futbol mientras mordía su labio inferior. "Por siempre es mucho tiempo, Britt."
Podía verla retractándose. "No tiene que serlo, si estás con la persona indicada… tal vez la encontremos algún día. Tal vez ya lo hemos hecho."

"Tal vez," dijo sin convicción. "Tal vez solo debas tomar la vida como venga y esperar que hagas las decisiones correctas, y que la gente que te importa no salga lastimada en el camino."

"Hmm." Otra cosa en la que estábamos en lados opuestos, Observe con pesar. "¡Court, Ten cuidado! Papá me matara si te lastimas estando a mi cuidado." Desde el otro lado de la cancha ella y Wes vinieron corriendo, deteniéndose cerca de mí y a Santana y jadeando, sin aliento.

"Wes quiere preguntarte algo," ella dijo y lo pico fuerte en las costillas. "Vamos, niña. Pregúntale."

Arquee mis cejas y lance una mirada a Santana antes de inclinarme y encontrarme con la mirada tímida de Wes. "¿Qué pasa, Wes?"

"¿Seriasminovia?"

Salió en un revoltijo de palabras y parpadee por un momento en sorpresa. A penas y le había dicho dos palabras al niño, y aquí estaba él, enamorado. No podía muy bien romper el corazón del pobre chico, y… que solo habría podido haber resuelto mi dilema de Madonna. Abrí mi boca para contestar. Pero Santana se levanto y bajo la cabeza mirando al chico.

"Ahora espera un minuto, Wes," dijo con sus manos en sus caderas. "Esta es mi mejor amiga, y no la dejare simplemente huir con el primer chico que vea. ¿Qué te hace merecedor de la justa Brittany por aquí?"

Tomo un acento en algún momento de su discurso, sonando al final como un caballero medieval, levantándose alta y galante mientras cuestionaba al chico. Wes lo capto, y como el buen niño de siete años que era, tomo el desafío de corazón e hincho su pecho.
"¡Soy el guerrero más valiente que el reino jamás ha visto!" grito, tomando una vara y sosteniéndola como una espada. "¡Peleare con cualquier hombre para probarlo!"

"Lo harás, ¿no?" Santana sonrió y tomo otra vara, golpeando la de Wes ligeramente y parándose defensivamente con un pie frente al otro. "¡Bien entonces, en guardia, buen señor!"

Hacía una mueca de dolor cada vez que rama y rama golpeaban entre si, y ellos peleaban de juego en la cancha, Santana nunca uso demasiada fuerza para tumbar la vara del chico incluso cuando el tiraba con toda la energía que era capaz. Corría cuando él atacaba, Courtney persiguiéndolos, gritándoles instrucciones y advertencias cuando uno se acercaba demasiado al otro. Me senté en la banca, con mi barbilla en mis manos mientras miraba a mi novia pelear con un niño de siete años por mi honor. Él la alcanzo y la golpeo con fuerza en la pantorrilla, cayo, exageradamente y con suficiente melodrama para que pudiera verla fingiendo desde el otro lado del campo. Levanto sus manos, rindiéndose y él tiro su vara, en misericordia. Juntos, los tres de ellos – sin aliento y cubiertos en lodo – corrieron hacía mi.

"Me rindo," dijo, colocándose sobre una rodilla frente a mí. "Él es el mejor guerrero, justa damisela. Te servirá orgullosamente."

Resople e hice todo en mi poder para aguantar la incontrolable risa que amenazaba con estallar desde mi pecho cuando ella levanto su cabeza y me guiño un ojo. Wes se agacho colocándose en una rodilla de una forma similar cuando Santana se hizo a un lado y torpemente beso el envés de mi mano.

"Sería…" tartamudeo y miro a Santana, quien le susurro el resto de las palabras, instruyéndolo en lo que él quería decir. "Sería un honor tomar su mano, hermosa doncella."

Mire de un lado a otro entre Wes y Santana, sin ser capaz de discernir cuál de ellos era más adorable. Ella estaba ruborizada por correr por el campo, y golpeo mi cadera al sentarse en la banca.

"Acepte la proposición del chico, justa doncella," me riño, con una gran sonrisa. "Él gano el duelo, limpiamente."

"Limpiamente," Wes repitió, y reí.

"Por lo que hiciste, bueno señor. Acepto, y en lo sucesivo seré llamada tu novia."

Él grito con alegría, luego tomo la mano de Courtney y llevándola por el campo, obviamente perdiendo el interés en el cortejo, prefiriendo la abandonada pelota de futbol.

"Le acabas de dar al chico su primer sueño húmedo," Santana dijo con una sonrisa y envolvió su brazo alrededor de mi hombro, ya sin importarle quien estaba alrededor.

"Lo que yo haya hecho no se compara a lo jodidamente adorable que fuiste, jugando a pelear con el por mi mano," replique, inclinándome en su cuerpo mientras las nubes rodando sobre nuestras cabezas. "Eres realmente buena con los niños, San. No lo esperaba. Y quien diría que eras tan tontuela."

"Los niños son más fáciles que las personas de nuestra edad." Miro a Courtney y a Wes esquivando charcos y empujándose juguetonamente. "No se necesita mucho para hacerlos felices. Todo se complica cuando creces y aprendes que el amor no existe de la forma que te hubiera gustado. De la forma en que Disney te dijo que debería ser."

El viento empezó a soplar y la nieve comenzó a caer lentamente de las nuevas nubes colocadas sobre nosotras. En el frio, hice lo que pude para omitir la idea de que Santana temía al amor en si, más que la soledad o el rechazo. Si ese era el caso, eso significaba que cada vez que ella me decía que me amaba, realmente no lo decía en serio.

"Vamos," dije, levantándome y zafando su brazo de mi hombro. "Llevemos a esos dos a casa antes de que atrapen una pulmonía y mueran. Papá me va a matar."

Ella estuvo callada casi toda la tarde, pero amable cuando papá trataba de hablar con ella. Se excuso luego de la cena, alegando cansancio después de un largo día fuera con Courtney y Wes, pero supe que ella quería darme a mi y a mi padre algo del espacio que necesitábamos para estar a solas.

"Se ve algo agotada," él comento calmadamente cuando ella se había ido de la sala. "Pero me alegra que tengas una amiga tan buena. No muchas personas conducirían dos horas de camino para pasar el fin de semana con un viejo y una niña de seis años."

Sonreí, algo triste, y mire por el pasillo por donde ella había cerrado la puerta de mi habitación. "Ella es la mejor amiga que podría haber pedido."

"Hmm." Asintió tronando los dedos de sus manos y estirándose en su sillón reclinable. Estiro las plantas de sus pies en el fuego que se había formado en la chimenea, calentándose. "Ustedes dos se ven realmente… cercanas. Tal vez sea una cosa generacional. Tu madre o Sharon nunca tuvieron amigas así."

"Hemos estado juntas desde los ocho," me encogí de hombros, tratando de ignorar sus indirectas no tan sutiles de su preocupación sobre la cercanía en mi relación con Santana. "Realmente nunca hemos estado separadas. Nos decimos todo."

No todo.
Calla. No ahora.
"Como hermanas, entonces," él ofreció, y trate de ocultar mi mueca. Las hermanas no hacían lo que nosotras nos hacíamos. Se sentía sucio, pensarlo de esa manera, imaginando sus manos en mi cuerpo y poniendo la palabra "hermana" como etiqueta a lo que teníamos.

"Seguro," murmure, ahogando la palabra para apaciguarlo. "Hermanas." Él no entendería, si trataba de explicarle lo que realmente ella significaba para mí. Podía escucharlo en su voz, cuando titubeo al llamarnos 'cercanas'. Podía ver escepticismo y confusión en sus ojos cansados por la edad.

"Entonces…" trato de romper el silencio incomodo, rascando su cabeza. "¿Hay algún chico especial en tu vida?"
Me sonroje hasta llegar a escarlata, incluso en el débil resplandor de la luz del fuego, y negué con la cabeza.

"¿Estás segura?" pregunto otra vez. "Un padre tiene el derecho de aprobar a cualquier chico con el que su hija salga. Sé que no somos todo… miel sobre hojuelas, o algo así. Pero soy tu papá. Quiero saber quien está en tu vida. Asegurarme de que son buenas personas."

Uso las palabras exactas que Santana había usado el día anterior, y me pellizque para no estallar y decirle todo. Yo tenía buenas personas en mi vida. Él la conoció. La aprobó. O al menos pensé que lo había hecho.

"No tengo tiempo para chicos, papi," murmuré. "Con la escuela y las porristas y glee. Cuando no estoy haciendo nada de eso estoy con Santana. No necesito un novio." No era una mentira. Solo una omisión de la verdad.
Él asintió con una sonrisa. "Claro, por supuesto que no. Mi niña esta yendo a lugares. Los chicos solo te detendrían."

El reloj de la pared intervino, y se levanto.
"Levántate temprano mañana. Hare waffles." Y me beso en la frente antes de caminando pesadamente por las escaleras, dejándome sola con los carbones ardientes en el manto y en el silencio.

"Tenías razón," susurre en la oreja de Santana mientras me arrastraba desnuda en la cama con ella. "No puedo decirle. No esta listo."

No abrió sus ojos, pero suspiro pesadamente. "No quería tener razón," murmuro adormilada. "Dale tiempo. Esto solo era una prueba, ¿recuerdas?"
Rodo sobre su espalda y presiono mi cuerpo en su costado, descansando mi cabeza sobre su corazón. Envolví mi pierna sobre su cadera y recorrí su pantorrilla con mi pie arriba y abajo, deseando por un momento estar de vuelta en Lima, en mi cama donde podría hacer más que solo acostarme ahí con el miedo de ser atrapadas en el acto. Su pecho subía y bajaba debajo de mi oído, y escuche la combinación de sus pulmones expandiéndose y sus latidos firmes. Ella volvió a dormir, pero yo no pude lograrlo. Estaba asqueada, mi cabeza giraba como si estuviera ebria, y no del tipo que ofrecía un agradable y profundo sueño. Si no del tipo que te deja despierta y evaluando tus opciones mientras la chica que amas – que corresponde tu amor – se recuesta debajo de ti, sin preocupaciones.

Del tipo que te deja mirando el techo mientras tú estomago se retuerce hasta que el sol atraviesa la ventana en la mañana. Justo lo suficiente para seguir consiente cuando, una vez más, tu hermana menor irrumpe en la habitación sin avisar.
"¿Hizo frio otra vez?" pregunto cuándo Santana solo se quejo y se dio la vuelta.
"Si, Court," suspire. "Hacia frio. Cierra la puerta, necesitamos vestirnos. Y recuerda lo que Santana dijo sobre los secretos."

Mi cuerpo se arrastraba penosamente a la vida, y pase la mañana hacienda lo mejor para permanecer alerta. El desayuno se sintió forzado, con mi papá de pie incomodo en la cocina mientras revolvía huevos para nosotras, su mirada se colocaba en Santana cada pocos minutos y solo la miraba. Ella parecía no notarlo. Ella estaba jugando interminable juegos de piedra-papel o Tijeras con Courtney y riendo, como si fuera lo más divertido que haya hecho en años. Yo lo era, sin embargo, y mordí mi labio. Él la estaba estudiando, tratando de entenderla. Había visto esa mirada en la cara de Santana cada vez que me equivocaba. Era una mirada que significaba que alguien estaba desesperado por entender, incluso cuando ellos sabían que probablemente nunca lo harían. Eso envió ondas por mi panza, la cual ya estaba adolorida por sus contracciones por la abstinencia.

"Creo que es hora de ir a casa," le pedí a Santana después del desayuno, susurrándolo silenciosamente mientras ella cargaba nuestros platos (el mío casi lleno de la comida que no pude comer) al lavabo. Los puso ahí y busco a mi padre con la mirada antes de presionar sus labios en mi frente, tomando mi temperatura. Retrocedió, con sus ojos llenos de preocupación.

"¡Britt, estás ardiendo!" susurro, desplazándome contra una pared para sostenerme. "Necesitamos decirle a tu papá, puede llevarte al hospital y-"
"Ningún hospital," insistí, limpiando mi cabeza de lado a lado. "Ni doctores. Solo llévame a casa, ¿ok? Puedo dormir en el auto."
"¡Esto es ridículo!¡Estás enferma¡ ¿Por qué te estás resistiendo tanto?"
"Ningún doctor," repetí, como si creyera que eso explicaría las cosas.
"Llamare a tu madre," advirtió. "En el momento en que nos vayamos. La llamare."

Me apoye en la pared y suspire. "Bien. Pero por favor ¿Podemos irnos? No puedo estar aquí un minuto más."

Santana se puso rígida y asintió. Ella guio el camino de regreso al comedor y se disculpo, inventando una excusa sobre su tarea y la necesidad de llegar a casa. Papá miro entre nosotras, sus ojos nublándose con algo que parecía frustración o enojo.

"Entiendo," respondió, sin tono. "Los hacen trabajar mucho hoy en día."

Ella empaco nuestras valijas en silencio mientras yo veía desde la cama. Papá las cargo hasta el coche, y ella permaneció afuera calentando el auto mientras yo me detuve con mi padre en la puerta, los pocos pies que había entre nosotras sintiéndose como millas.

"Te he extrañado, niña," dijo, mirando sus pies. "Me estoy perdiendo de mucho. Has cambiado demasiado. Casi siento que ya no te conozco."
"Realmente no me conoces." Se me escape antes de que pudiera detenerme y él se enrojeció, mitad avergonzado y mitad molesto por la verdad en ello.

"Puede ser," respondió, rascando su barba. "Pero soy tu papá. Merezco una oportunidad. Lo estoy intentando."

"Lo sé," me encogí, mi estomago haciéndose nudo. "Lo siento."

"Tuvimos un buen fin de semana. Podemos tener más. Eres bienvenida aquí sin importar que. Pero la próxima vez…"

Calló y miro hacia el coche estacionado en la entrada, donde Santana estaba sentada en el asiento del conductor. "Tal vez podrías dejar a tu amiga en casa."

La forma en que dijo 'amiga' hizo cerrar mi garganta. Con mucha más connotación en la palabra. Como si lo que quería decir estuviera implícito. Mis manos se apretaron sin querer a mis costados y él lo noto, sus parpadeando ante ellas. Él asintió, como si ese pequeño gesto confirmara sus – y mis – peores miedos.

"No quiero que Courtney tenga la idea equivocada sobre su hermana. Te adora. También yo. Pero hay ciertas cosas que no quiero que vea."
Así que el sabía. Fue demasiado educado como para decirlo de otra manera, pero sabía. Y a su manera él me estaba diciendo dos cosas: primero, que a pesar de que sabía, me seguía amando. Pero en segundo lugar, que nunca estaría bien para él de la forma en que lo estaba para mi mamá.

Era más de lo que podía esperar.

"En-Entendido," tartamudee, encontrándome con su mirada y viendo como se estremecía, el miedo en mi voz fue punzante para él. "Adiós, papi."
Él dudo por un segundo antes de atraerme hacia él, con un pesado suspiro hacienda que su pecho se expandiera lo doble de su tamaño. Beso la parte superior de mi cabeza y me dejo ir, su rostro seguía sonrojado.

"Te quiero, nena," murmuro, dándome unas palmaditas en mi hombro incómodamente. "Buen viaje, ¿si?"

Santana no me hablo en camino de vuelta. En cambio, revisaba mi frente periódicamente y murmuraba para si acerca de fiebres y fatiga, como si enlistara los síntomas en su cabeza. Era la hija de un doctor, después de todo. Por mi parte, yo entraba y salía del sueño, pensando en mi padre y en su reacción, y el subsiguiente destierro de Santana de su casa. No podía decirle. Hubiera sido un golpe devastador. Su plan había fracasado. Tal vez él no la odiaba, pero ciertamente no iba a estar invitándola para las festividades. Era mejor que pensara que el único problema con el fin de semana era mi supuesta enfermedad. Al menos, pensé, mientras Santana volvía a prender su iPod suavemente en el fondo. Al menos las voces se habían ido.

Realmente nunca nos fuimos.
Y gruñí, hundiendo mi rostro en mis manos.
----------------------------------- --------------------------------------------------------------- Hi girls what's up como siempre agradecerles por comentar y leer
y les dejo un spoiler
The drama It's coming soon Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 3287304868 Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 3718790499 . eso y vamos a conocer la cansion q santana no le canto a britt en capitulos pasados. Enjoy
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Finalizado Re: Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón)

Mensaje por LuckyQ Vie Feb 01, 2013 6:30 pm

Ahora si se las del super papa el papa de britt despues que l dejo sola en navidad ,
que ternura santana peleando con un nene por britt, no me gustan esas voces y viene el drama Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 3287304868
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Finalizado Re: Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón)

Mensaje por Invitado Vie Feb 01, 2013 9:38 pm

ohhh.... este fic cada vez esta mejor, felicitaciones.. espero actu.. chao, cuidate :)
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Mensaje por MarLovesGlee<3 Sáb Feb 02, 2013 1:00 am

Hermoso cap Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 1206646864

San es toda una ternura con los niños Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 918367557 me encanto lo que paso con Wes y Courth
Ahora lo feo fue lo del papa de Britt, me quede como que Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 3287304868 cuando supe que se habia dado cuenta y lo ultimo que le dijo a Britt Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 4065562827 asi a cualquiera le revienta una fiebre

Espero la proxima actu! Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 1206646864
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Mensaje por Invitado Sáb Feb 02, 2013 3:15 pm

Holaaa! Me encantó el cap..
San es un amor con Court y Wes <3 morí de ternuuura :B
Lo bueno es que el papá, a pesar de lo que dijo, como que algo la acepto!
asdfadsfsd drama? NOOOOU ! JAJAJA
Espero que actualices rapiiiido :)
Besos!
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Finalizado Re: Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón)

Mensaje por mary04 Mar Feb 05, 2013 1:24 pm

Influence (Influencia)|Brittana| Capitulo 21: La verdad en diez mentiras (Parte 1)

Lunes
10.
El silencio era perfecto. Una ilimitada sensación de tranquilidad se apodero de mí solo unos momentos después de que ellas se deslizaran por mi garganta. Expuse mi lengua a la enfermera en turno, quien asintió y me envió por mi camino. Floté por el pasillo. Por primera vez en días, me sentí normal. Ni débil, Ni cansada, ni enferma. ¿Y el silencio? Lo disfrute.

Ni siquiera la multitud en el almuerzo podría quitar la feliz vaciedad de mí. Había una voz en mi cabeza, y era la mía propia. Maneje mis propias acciones, dirigiendo mis pies hacia mi casillero e, inevitablemente, al de Santana. Ella estaba ahí, esperándome, parada perfectamente recta y mirando a los otros estudiantes mientras pasaban. Pero como me fui aproximando, su máscara vacilo y se acercó a mí, colocando su mano en mi brazo por solo un momento antes de jalarla de regreso y enderezando sus hombros. Me inspecciono de pies a cabeza con sus ojos, obviamente notando una diferencia entre el día anterior, cuando me llevo a la cama e inmediatamente llamo a mi madre. Justo como había jurado que lo haría.

"Luces mejor," señalo con cautela, revisando a un lado y al otro del pasillo antes de poner el envés de su mano en mi frente. "Te sientes mejor, también."

Sonreí tontamente. "Te lo dije, fue solo una molestia. Estoy bien."

9.
Respondió la sonrisa, las comisuras de su boca temblaron vacilantes antes de que permitiera que sus hombros se relajaran. "Mientras estés bien, eso es lo que me importa."

La ternura en su voz me derritió y tuve que tomar un segundo para recordar donde estaba. Quería besarla, porque por primera vez desde el viernes podía hacer eso y no sentir que estaba cargando una bomba en mi pecho. Pero era la hora del almuerzo y estábamos a mitad del pasillo. Besarla no era una opción. Así que me apoye en los casilleros y regrese la ternura en su voz con una mirada que se igualara. Le ofrecí mi meñique y lo tomo felizmente.

"Vamos," solicito, apretando discretamente mi dedo. "La reunión de la entrenadora comenzara pronto."

Era tan buena en eso; controlar mi tiempo por mí, por encima del suyo. Nunca recordaba cosas como las reuniones de las porristas o los horarios de ensayo. Esa reunión en particular, en cambio, es una que soy incapaz de olvidar.

Fuimos las últimas dos en el gimnasio, y Sue miro su reloj mientras nos adentrábamos en el recién encerado piso, contando los segundos que serían iguales al número de vueltas de castigo que correríamos después de la escuela. Nuestros zapatos rechinaban contra la madera cuando giramos y nos sentamos, Becky Jackson a mi izquierda y Santana a mi derecha, y la novata con la que me bese en la fiesta de Mike al otro lado de Santana. Ella le frunció el ceño a la chica por el rabillo de su ojo, y por un minuto completo Sue entrevisto a sus secuaces antes de levantar su megáfono a sus labios y gritar.

"¡Miserable, fracasadas!"

Todas hicimos muecas, pero con una práctica capacidad de recuperación, sin alejar la mirada.

"Están poniendo el nombre de Madonna en vergüenza, señoritas. No he visto pruebas tangibles de que estén siguiendo los pasos de este icono."

Bajo el megáfono y se lo alcanzo a Becky, quien se había convertido más como en la mascota de las porristas y una asistente administrativa que en una real miembro del equipo. La chica se levantó y se apuró a distribuir una hoja de papel a cada miembro de la cuadrilla. Estaba en blanco a excepción de una sola frase, en negritas y centrada en sesenta puntos de tamaño de letra.

SALGAN CON HOMBRES MÁS JÓVENES.
"Tendrán esto escrito y sobre mi escritorio para el Lunes en la mañana," ordeno, el rosar de su traje deportivo sonaba al caminar mucho más de lo normal cuando estábamos sentadas tan atentamente, como si el silencio se agravara a nuestro alrededor. "Quiero nombre. Quiero números telefónicos. Quiero muestras de sangre. No me importa como las consigan."

Un informe actual escrito y presentado, detallando nuestros esfuerzos de emular a su ídolo. Con referencias. Santana, si fuera posible, palideció.
Con tareas en mano, Sue su nos despidió agitando su mano y con un despreciable insulto, pero tomo a Santana del brazo cuando nos íbamos.

"Te vera en la afuera, Brittany," Sue dijo, sus ojos agujeros en mi cráneo cuando me detuve en corto. "Se buena chica y espérala por allá."

Era otra de esa situaciones donde ninguna de las dos sabía qué hacer. La palabra de Sue era góspel. No iba a discutir, pero no podía irme sin saber que Santana iba a estar bien por su cuenta. Intercambiamos las miradas más cortas comunicando todo nuestra relación con un simple parpadeo de ojos.

Ve, estaré bien. Su barbilla se levantó, indicando hacia la puerta.

¿Estás segura? Puedo quedarme… Mis cejas se fruncieron y mi mirada fue de un lado a otro entre ella y la puerta detrás de mí.

Vamos. No nos metas a ambas en problemas. Apretó su mandíbula y asintió otra vez.
Todo ocurrió en menos de un segundo, y luego gire en mis talones y hui. Me apoye contra los casilleros fuera de la entrada del gimnasio, arrancando nerviosamente mis cutículas hasta que ella emergió unos minutos después, con sus hombros rígidos y sus ojos en blanco.

"Vámonos."

Tomo mi meñique fuertemente en el de ella, y incluso entre mi bruma sentí un violento tirón mientras me jalaba tras ella.

"Santana, espera."

A pesar de mis protestas no se detuvo, jalándome hacia el segundo piso por las escaleras, a través de una multitud de estudiantes de primero que se apartaban del camino mientras ella los esquivaba.

"Santana, ¿qué paso?"
Seguí repitiendo su nombre, esperando que se diera cuenta que me estaba dirigiendo a ella. Parecía no notarlo. Alcé la cabeza y vi cual era su destino: el armario del conserje. Se metió ahí, jalándome tras de ella y cerrando la puerta.
"Ow," murmure cuando me soltó, acariciando mi brazo y mirándola mientras ella buscaba a tientas en la obscuridad la cadena para encender la luz sobre nosotras.

Me miro cuando la bombilla tintineo, como si acabara de notar que también estaba en la habitación con ella, como si no me hubiera arrastrado atrás de ella por la mitad de la escuela. Me vio subiendo mi mano y su frio exterior se suavizo.

"¿Te lastime?" me pregunto, y negué con la cabeza. "Lo siento."

"¿Qué paso?" repetí, acercándome en la obscuridad del armario.
"'Esta es tu oportunidad, Santana,'" imito, la despreciable marca personal de Sue cruzando el rostro de mi novia. "'Has esto bien, sirve de ejemplo, y serás mi capitana.'"
"Te dijo que lo tenías en la bolsa," le recordé, mis dedos encontrando la cintura de su falda y jalándola hacia mí. "¿Por qué estás molesta?"

"En parte por ti," afirmo rotundamente, y sentí como si hubiera sido insultada, pero no estaba muy segura. "Tengo que dar el ejemplo. Tengo que ser la mejor. Tengo que estar sobre los demás y aún más. Pero si lo hago, te lastimare. Me las estoy viendo negras considerando lo que quiero y lo que necesito."

Ladee mi cabeza sin entender. "¿Cuál es la diferencia?"

"Quiero ser capitana," suspiro, sus caderas se apoyaron en las mías. "Pero te necesito. Más de lo que tú me necesitas, creo."
No estaba completamente equivocada, así que no pude corregirla. "¿No puedes tener ambas?"

"No sin comprometer una de ellas," respondió, y descanso su cabeza en mi hombro. Su enojo estaba cediendo, lentamente siendo remplazado por fatiga.

"No renuncies a lo que quieres por mí," dije, chocando su sien con mi nariz y deslizando sus brazos alrededor de mi cintura. "No tienes que comprometerte… lo hare por ti."

Ella levanto la cabeza y se me quedo viendo. "¿Huh?"

"Soy la razón de que no estés haciendo todo lo que puedes para ser la número uno de Sue. No me lo perdonaría si te alejo de eso. Así que no me entrometeré en el camino."

"Britt, yo-"

"Una semana," dije, antes de que pudiera protestar. "Tienes una semana para encontrar un chico, salir con él, probarle a Sue que tú eres lo que ella quiere, y convertirte en capitana. Puedo mirar para otro lado por una semana y dejarte hacer lo que necesitas hacer. Luego volverás a mí. Borrón y cuenta nueva."

8.
Negó con la cabeza y me apretó nuevamente. "No puedo. No lo hare."
"Si, lo harás," corregí. "Porque no deberías escoger entre lo que quieres y lo que necesitas. Harías lo mismo por mí, ¿cierto?"

"Por supuesto." Su respuesta fue inmediata y decisiva, pero su firme agarre decía lo contrario. Si la situación fuera a la inversa, ella me haría elegir. Pero estaba bien. Sabía cuál sería mi decisión.

Ella. Cada vez.

"Vamos," solicite, besando el costado de su cabeza. "Tenemos un novio que encontrar."

Martes
McKinley no estaba escaza en chicos que fueran más jóvenes que Santana y yo. La cuestión que se planteo fue encontrar un chico que fuera más joven, pero que también satisficiera las demandas de Sue: se como Madonna, y tendrás éxito.

Puck fue su primera opción. Pero después de que regresáramos de vacaciones, él había estado atado a la cadera de Quinn. Lo encontré entretenido, que él permaneciera a su lado así, después de lo que ella le había hecho. Lo hizo mentir por ella, lo alieno, escogió a otro chico para ser el padre de su bebé. Y aun así, cuando Finn se enteró, Puck estuvo ahí. No podía seguir resentida con él por ser la primera vez de Santana, solo porque sabía que él era decente. En alguna parte bajo ese mohawk estaba un buen hombre.
Azimio no era su tipo. Karofsky ni mencionarlo. Pasamos por una lista de atletas en la escuela durante todo el día, rechazando a cada uno de ellos. Pero un nombre - el más obvio- no había surgido.
Sostuvo mi mano en su auto de camino a mi casa después de la práctica, y no la soltó hasta que la necesito para quitar mi uniforme de mi cuerpo en la seguridad de mi habitación. Presiono besos frenéticos en mi cuello y clavícula, mandando escalofríos por mi columna cuando sus dedos recorrieron mis costados. Su top desapareció momentos después, y respire profundamente al sentir nuestros abdómenes desnudos presionados.

"Santana, cálmate," murmure, tratando de contener sus manos a medida que recorría mi espalda y sigilosamente desabrochaba mi sostén.

No se estaba calmando, sin embargo. De hecho, a mis palabras ella arranco la ofensiva ropa interior desde mis brazos y presiono sus dedos en mis caderas, empujándome de vuelta en mi cama. Deslizo su muslo entre mis rodillas y las forzó a abrirse, arrastrándose hasta posarse entre ellas con una mirada de lujuria en sus ojos. Su muslo presionado sobre mi centro y separe mis muslos instintivamente por su movimiento. Estaba determinada, me di cuenta, a estar al control esta vez. Algo que ella había hecho muy poco en las últimas semanas. Pero a medida que bajaba su cuerpo en el mío, su peso distribuyéndose uniformemente sobre mi torso, supe que había algo más que Santana queriendo cambiar las cosas.

"San, nena, por favor," murmure, ronca mientras sus palmas encontraban mis pechos y los tomaban toscamente.

"Vamos, no tan duro…"
Sus dientes mordieron mi cuello en respuesta y sonrió en la curva de mi mandíbula. "¿Estás diciendo que no te gusta? Porque esto-" bajo su mano izquierda, tomando mi centro, sus dedos recorrían arriba y abajo en ese sitio de mi bragas que había empapado "-me hace pensar lo contrario."

No es como si pensara que el sexo se había vuelto un tema taboo una vez que empezamos a hablar sobre qué significaba realmente. Pero esa tarde, con sus dientes descubiertos en una sonrisa socarrona y sus manos más rudas de lo que usualmente eran conmigo, las cosas se sentían fuera de lugar. Se sentían mal. Estaba presionando más de lo que tenía que, porque sabía que no le negaría si quería estar al mando. Pero ella estaba determinada a mostrar cierta clase de dominio algo que era raro en nosotras. Habíamos estado cómodas con nuestros roles cuando la ropa sobraba. Yo estaba en su sombra en la escuela, pero cuando solo éramos nosotras, completamente expuestas la una con la otra en la seguridad de mi habitación, yo tomaba el control. Esta persona encima de mí no era la Santana que conocía, y por un momento el brillo de sus ojos me asusto.

"Detente," dije bruscamente, haciendo una mueca mientras la mano entre mis piernas trataba de jalar mi ropa interior antes de que estuviera lista. Jalo de ellas otra vez, más fuerte esta vez, y las sentí desgarrarse. Puse mis palmas contra sus hombros y la empuje, el largo de mis brazos distanciándola de mí y lo dije otra vez.

"Detente."
Su cara cayó al instante, y cambio de confusa a molesta a mi parecer. "¿Qué? ¿Qué hice?"
"Vas demasiado rápido," dije, estudiando la forma en que se acurrucaba en si misma mientras se sentaba e hincaba entre mis piernas con sus brazos cruzados sobre su pecho. "Solo cálmate, ¿bien? No tienes que probarme nada."
"No estoy tratando de probar algo," dijo, levantando su nariz por la acusación. "¿No puedo ser la marimacha solo por una vez?"

Suspire y me levante sobre mis codos, tratando de detener mi cabeza de girar mientras lo hacía. Mi dosis de la tarde se estaba desvaneciendo, y podía sentir la cosquillosa sensación saliendo de mi pecho hasta mis extremidades.

"Esto no es sobre ser una marimacha, Santana," le dije. "Aunque es una interesante elección de palabras, considerando que ninguna de nosotras a usado alguna otra cosa además de faldas en la escuela en los últimos dos años."
Observo mi sonrisa y valientemente trato de evitar una sonrisa, forzándola a sucumbir con la fuerza de un boxeador hasta que no hubo nada más en su rostro que desdén. "¿Entonces qué pasa?"

"No lo sé," me encogí de hombros, solo teorías recorriendo mi cabeza. "Tal vez estás tratando de mostrarme que no te importan todos estos chicos de los que hemos estado hablando todo el día. No eres gay. Bien. No tienes que pretender que esto no te está molestando cuando si lo hace."

"¿Podemos dejar de hablar de chicos como, por medio minuto?" Santana hizo un puchero, su labio superior se encrespo en un gruñido. "No quiero pensar en ellos cuando mi novia esta desnuda bajo de mí. Solo te deseo a ti en este momento. Eso es todo. No quiero hablar. Solo quiero estar contigo. ¿Podemos hacer eso? ¿Por favor?"
Al momento que termino su expresión se leía más como suplica que como molestia. Ella quería que me entregara, tanto que estaba dispuesta a pedírmelo. Pidiéndomelo sin cuestionar sus motivos y solo la deje hacer lo que necesitaba hacer. Porque, si lo pensaba demasiado, se daría cuenta que toda esta charla sobre salir con chicos y estar con ellos estaba durando más de lo que ella quería. Ella tal vez había estado conmigo emocionalmente, pero el aspecto físico en sus relaciones con chicos siempre había sido la fuerza impulsora detrás de ellas. Estaba confundida, y terminar la separación física entre nosotras la ayudaba a recordar que yo era lo que ella quería en ese momento. Física y emocionalmente. Ninguna cantidad de argumentación con respecto a su aún indeterminado novio podía sacudirle eso si solo la dejaba hacer esto.

Me incorpore un poco más para que mi cuerpo se inclinara contra el de ella, aún arrodillada entre mis piernas. La envolví con mis brazos alrededor de su cintura y bese su pecho desnudo, mis labios pulsando al ritmo de los irregulares latidos de su corazón. Se tensó por solo un momento antes de fundirse en mí y entrelazando sus brazos alrededor de mis hombros.
"Bien," acepte calmadamente. "No más habladuría. Solo… cálmate. A una chica le gusta ser cortejada."

Ella sonrió y me empujo juguetonamente en la cama. "Cortejada. Entendido. Cualquier cosa por ti, nena."
El paso no se detuvo, pero el tono si, y cuando presiono sus labios en los míos la urgencia y la torpeza se habían ido. En cambio, sentí calor y electricidad surgir entre nosotras, provocada por la sonrisa que presionaba contra mi boca. Sus manos, en lugar de arrancar las pocas prendas que quedaban en nuestros cuerpos, tomaron mi barbilla y la sostuvieron firme pero tiernamente, tan íntimamente que puede que haya olvidado completamente que habíamos estado discutiendo un momento antes. Una vez más, su torso extendido en el mío, su muslo separando mis piernas con una gentil insistencia. Yo concedí, y un gemido se deslizo desde mi garganta mientras bajaba la pierna contra mi centro. Su respire se detuvo con el sonido y una ligera risa siguió sus manos mientras retiraba cuidadosamente los trozos de bragas desgarradas que dejo colgando de mis caderas.

"Lamento eso," dijo arrepentida mientras se sentaba e inspeccionaba los restos antes de tirarlos a un lado. "Aunque, para ser justos, estaban en mi camino…"

"Y nada se entromete entre Santana López y lo que quiere," Asentí con una sonrisa, subiendo mis manos por sus muslos mientras ella soltaba el gancho de su sostén y lo lanzaba a un lado.

"Nada que un poco de músculos no pueda arreglar," respondió, y flexión su brazo en son de burla antes de volver a caer sobre mi, un brazo serpenteando entre nosotras mientras el otro palpaba mi pecho, sus dedos pellizcando y tentando a mis pezones. Su lengua se deslizo más allá de mis labios, partiéndolos. Los dedos de su mano izquierda bailando entre mis piernas, bordeando mis pliegues mientras presionaba humeantes besos contra mis dientes. La presión ahí hizo mi cabeza tambalear, y me di rápidamente cuenta que mi dosis se había ido. Estaba sintiendo todo.

Y, en sus brazos, nada dolía.

Fue trascendente, pensé. Ese sentimiento de estar respirando aire limpio después de una vida en el humo. Todo fue amplificado. Sus labios no eran tan suaves como recordaban que eran, sino un poco secos y agrietados por una constante preocupación. Sus dedos temblaban ligeramente, a pesar de la confianza en su voz cuando ordenaba, "Ábrelas un poco más, nena," y cumplí.

Sus dedos recorrieron el largo de mi entrada, provocando mientras se apoyaba hacia la derecha solo lo suficiente para permitir que su brazo tuviera un rango libre de movimiento. Enganche mis pies alrededor de su espalda, mis rodillas se doblaban en el aire mientras ella gemía en mi boca.

"Dios mío, Britt," siseo, llevando un dedo resbaladizo a su boca y succionándolo de la punta. "Nunca antes habías estado tan mojada. Tal vez deba desgarrar tus bragas más seguido…"

¿Era el cambio tan notable? ¿Que incluso mi cuerpo reaccionaba diferente a su toque cuando estaba completamente fuera de medicación? ¿O simplemente era un remplazo de las drogas que ingería, una nueva clase de drogadicción que hacía al acto de sentir diferente a lo que era antes?

Tal vez estaba sustituyendo una adicción por otra.

Eran preguntas que no estaban destinadas a ser contestadas. No ahora, de cualquier modo. No con Santana sobre mí, deslizando ese dedo con una hermosa manicura entre sus dientes y saboreándome en él. Mire, mi cuerpo como gelatina debajo del de ella, y apreté mis muslos alrededor de sus caderas.

"Jesús," exhale, mi respiración trabajosa bajo su peso y las fuertes sensaciones que estaba sintiendo. "Eso fue tan jodidamente sexy."
Arqueo una ceja sugestivamente y sonrió, mostrando sus dientes blancos mientras el dedo dejaba su boca y su mano bajaba una vez más. Trazo mi centro otra vez, humedeciendo sus dedos en mí. Inclino la cabeza y lentamente saco la punta de su lengua, invitándome a que me saboreara en ella. Cumplí inmediatamente, mordiéndola cuidadosamente y succionándola dentro de mi boca antes de soltarla. Ella gimió y capturo mis labios con los suyos, presionando su pelvis contra la mano entre nosotras.

Dos dedos me penetraron rápidamente, hundiéndose hasta el último nudillo con una fuerza que no había usado antes.
No era doloroso o desagradable, solo sorprendente. Demostré mi sorpresa en su labio inferior, mordiéndolo fuertemente mientras sacaba esos dedos y los volvía a meter, con la ayuda de mis caderas restregándose. El ritmo empezó lento, su pelvis meciéndose contra la mía en cortos golpes hacia delante y largas retiradas. Cada estocada profunda de sus dedos en mi hizo que mi cabeza fuera enviada hacia atrás, y presiono sus labios en mi pulso, chupando y besando a su vez. Los pequeños gruñidos que emitía mientras me embestía una y otra vez sonaban claramente en mis oídos.

Era como si estuviera sintiendo y viendo y escuchando todo por primera vez. Dos dedos dentro de mí se extendían en mi de diferente manera. Mis propios gemidos era una octava más alta de lo que antes creí que eran. Incluso el color de mi techo era más brillante.

Pero sobre todo, la preparación para el clímax fue más corta, más intensa, e infinitamente más satisfactoria.

El cuerpo de Santana se arqueaba hacia mí en cada embestida de sus caderas, sus pechos chocaban fuertemente contra los míos y sus dientes mordiéndome alternadamente ligeramente y fuerte en mi garganta. Podía sentirla doblando sus dedos dentro de mí, golpeando el sitio que mandaba estrellas en mi visión. Su pulgar, que previamente permanecía estable lejos de mi clítoris, presiono contra el en ese momento, empujando hacia atrás la capucha y exponiéndolo. Di un grito ahogado y arqueado, un llanto agudo que no podía controlar hizo erupción y eco en la pequeña casa.

"¡Joder!" Deje salir y mi tobillos se cerraron precariamente en la parte baja de su espalda, sosteniéndola contra mí.
"Santana… más fuerte."

La orden la tomo fuera de guardia pero respondió empujando un tercer dedo dentro de mí, un gemido gutural abandonando sus labios esta vez.
"Estás tan estrecha," susurro, llenando mi clavícula de besos y tirando de su pelvis hacía atrás después de unos empujes tentativos. "Necesito probarte, B."
Lloriquee cuando el movimiento se detuvo por un momento y el su peso se levantó, dejándome fría. Ella bajo por mi cuerpo y se colocó con sus hombres entre mis muslos, sus dedos aún hundidos muy profundos. Tan pronto como su brazo libre se envolvió alrededor de mi muslo izquierdo, ella empezó a arremeter otra vez, con más control y rapidez. Su lengua salió, tentativamente probando mi Resistencia. Una lamida y maullé, su nombre en bailando en la punta de mi lengua hasta que volvió a lamer. Y otra vez. Y otra vez.

Dibujo el sensible botón en grandes trazos con su lengua mientras sus dedos entraban y dejaban mi cuerpo en fuertes acometidas. Mis caderas rodaban instintivamente en su mano y boca, mi dedos enredándose en su obscuro cabello largo y llevándola más profundo en mí. Empuje la parte de atrás de su cabeza contra mi palpitante centro y sus labios se envolvieron alrededor de mi clítoris. Chupo una vez, y mis caderas se dispararon hacía delante, casi tumbándola, pero se sostuvo rápido a mi muslo. Una segunda vez, y gemí, llevando mi brazo a través de mis ojos.

"Santana…" Su nombre se convirtió en la única palabra en mi vocabulario. Como si ese nombre, esta belleza, fuera la única definición de 'vivir' que necesitaba.

Una tercera vez, y el precipicio en el que había estado parada desapareció debajo de mí. Su boca nunca se detuvo mientras mi cuerpo rodaba y mis músculos sujetaban con fuerza sus tres dedos y gritaba, el nombre mezclado con blasfemias y maldiciones y suplicando por más, siempre más.

La explosión reverberó fuera de mi centro, ondeando mis miembros y causando que cada musculo y tendón en mi cuerpo se contrajera. Mis muslos, que una vez se mantuvieron separadas por sus hombros, se sujetaron alrededor de sus orejas y tuve un pensamiento fugaz de que podría sofocarla antes de que pudiera soltar el agarre. Pero ella no se resistió, y podía haber jurado que sentí su sonrisa en mi clítoris mientras yo presionaba su cabeza y me restregaba una y otra vez en su boca.

Los minutos pasaron. Mis piernas se relajaron pero su cabeza permaneció firme entre mis muslos. Me recosté extendida en la cama, una pantorrilla cubriendo su espalda mientras la otra temblaba en sintonía con mis vibraciones. Podía sentir su aliento cálido contra mí mientras dejaba que su pulso se calmara, sus dedos aún doblados dentro de mí. Cuando gentilmente los saco, gruñí y tome su muñeca antes de que tuviera la oportunidad de limpiar su mano empapada en las sabanas. Entendió el mensaje y subió por mi cuerpo, su peso fijándome hacía abajo antes de ofrecerme esos dedos. Mi agarre en su muñeca se apretó mientras abría mi boca y succionaba, limpiando sus dedos uno a la vez. Ella me miro, su boca abierta formando una pequeña 'O', y sus ojos se muy abiertos de asombro.

"Eres tan hermosa," gimió, jalando su mano de mis labios y besando los restos de mi en ellos. "Eso fue… solo… demonios."
Su tartamudear era adorable. Pero aunque ambas tomábamos profundas e irregulares respiraciones, supe que no había forma de que dejara que las cosas terminaran ahí. Ella seguía recostada entre mis piernas, lo cual use para sostenerla quieta mientras nos rodaba, hasta que ella estaba sobre su espalda, con halos en mis almohadas.

"No te pongas muy cómoda, nena," dije sonriendo, subiendo mi mano a su mejilla y quite su cabello alborotado de su rostro. "No he terminado contigo."

Miércoles
"Ugh. Mierda. Necesito a un hombre más joven e inferior."

Santana azoto la puerta de su casillero, cerrándolo y resonó en mi cabeza con un disparo. Había estado luchando contra la resaca de la mañana con la mayor gracia que pude, pero la combinación de mi estómago revuelto y la migraña me dejaron haciendo muecas de dolor por el sonido.
Me había despertado esa mañana con un beso, colocado tiernamente al costado de mi cuello mientras dormía. La noche anterior había sido excitante; una mirada apasionada de lo que debería ser estar sobria todo el tiempo, y sentir las cosas enteramente. Pensé que lo había vencido, que había sido capaz de evadir todos los clichés sobre la adicción que había escuchado en televisión. Pero esos labios en mi cuello, mientras mi alarma sonaba como una sierra junto a mi cama, quemaron mi piel y gruñí en agonía.

No había vencido nada. Estaba justo donde había comenzado.

Buenos días, sol.
No, tacha eso. Estaba peor de lo que había estado antes.
Entre las voces amenazándome detrás de mis ojos y Santana paseando desnuda por mi habitación, tomando las diferentes piezas de su uniforme, estaba en el infierno. La sobre-estimulación de mis sentidos me dejaron agarrando mi cabeza. Me incline por la mitad al lado de mi cama, clavando mis dedos en mi cuero cabelludo.

"Por favor," susurre. "No hagas esto. No."

"¿Dijiste algo, nena?" La mano de Santana bajo, recorriendo mi columna, sus dedos se sentían como navajas en mi piel.
"¿Qué pasa?"

Levante mi cabeza, colocando una sonrisa en su lugar a pesar de que sabía que mis ojos decían mucho más que lo que mi boca jamás podría. "Yo no dije nada."

7.
"Metete a la regadera, estaré ahí en un segundo."

No respondí su segunda pregunta, y ella lo capto, pero no la repitió. En su lugar coloco un suave beso en la parte superior de mi cabeza, su mano se mantuvo en mi barbilla y su escrupulosa mirada me estudiaba.

"Está bien, nena," dijo al final. "No tardes demasiado, llegaremos tarde."
Es tan concienzuda.
Calla.

Hice un balance de mi misma mientras me movía lentamente por la habitación, recogiendo lo que necesitaría para el día. Mi estómago estaba hecho nudo. Las voces habían regresado, y más Fuertes que antes. Note silenciosamente que parecían volver cuando estaba sobria, pero nunca las había escuchado cuando estaba Mitad Adentro o Mitad Afuera. Y, más importante, era una adquisición reciente.

¿O había estado aquí todo el tiempo? Tal vez eran el monstruo al que temía, inactive, dormido por un constante suministro de medicamentos. Solo había empezado a escucharlas cuando empecé a intentar dejar de depender de las pastillas.

¿De dónde viniste?
¿Eso importa?
Si.

Tú ya sabes la respuesta.
Tal vez puedas pretender que no lo sé, y solo decirme.
Ya sabes la respuesta.
Dijiste eso antes.

Ya sabes la respuesta.
"¡Detente!"

"¿Brittany?"
Santana entró en la habitación. Tenía una toalla envuelta en su torso. Su cabello estaba agarrado en un húmedo y desordenado moño en la parte superior de su cabeza, con un cepillo de dientes saliendo de la comisura de su boca. Y ahí estaba yo, parada a mitad de mi habitación, desnuda, hablando conmigo. De alguna manera había perdido 20 minutos mientras ella terminaba de bañarse.

"¿Con quién estás hablando?" Hablo a través del cepillo de dientes en su boca, amortiguando las palabras.

"Con nadie," respondí.

6.
"Espero que me hayas dejado algo de agua caliente."

Rodo sus ojos y saco el cepillo entre sus dientes, con espuma de la pasta pegada en las comisuras de su boca "Hubieras tenido toda el agua calientes que querías si hubieras entrado conmigo como te lo pedí. Ahora vamos, que llegaremos realmente tarde."

Cuando paso de nuevo al baño para enjuagarse y escupir, mire hacia el reloj sobre la mesita. Eran casi las 8 am. Había perdido todo el tiempo, y no sabía dónde se había ido. Parpadee una vez, dos, tres veces. Cuando abrí mis ojos estaba en el pasillo frente a nuestros casilleros.

"Si no encuentro a alguien la entrenadora Sylvester me echara delas porristas de seguro."

Más pérdida de tiempo, note, mientras Santana me jalaba de nuevo a la realidad. No recordaba como habíamos llegado de mi habitación a la escuela, pero ahí estaba yo de todos modos. Y en base en los guantes negros de encaje en mis manos y por el cabello voluptuoso que lucía, Santana había sido la que escogió mi estilo esa mañana. Probablemente otro intento para ganar el afecto de Sue.

Te está fastidiando otra vez con lo de los chicos.
Necesita encontrar a alguien, o la entrenadora no la hará capitana.
Sabes a quien quiere pedírselo, sin embargo.
Él es el único que queda. Él único que podría ayudarla.
Pero una cita no servirá. Viste lo que paso la última vez que fallaron.
Ella solo tiene que ser vista con él, eso es todo. Y la entrenadora la ascenderá y todo estará bien.

No es suficiente. Deja de engañarte.
No quiero que haga eso. Detente, por favor.

No tienes opción. Y ella probablemente ya lo haya hecho. Mira lo asustada que esta.
Me ama. No lo haría.
Bueno, solo hay una forma de averiguarlo, ¿no es así?
"¿Hola?" indique, tratando de controlar el temblor en mi voz. "Finn. Su cumpleaños es como tres días antes que el tuyo. Y es súper tonto."
Buena chica.
"Intentamos con Finn y nos odia."

Ahora dile lo que necesita escuchar. Dile lo que ya sabe. Funciono una vez para ella…
"Confía en mí. ¿Para lograr que un hombre te siga por siempre? Toma su virginidad. Madonna, como… que escribió una canción sobre eso."
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Hello les dejo el cap gracias por leer y comentar :) espero q les guste
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Finalizado Re: Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón)

Mensaje por Hilary24 Mar Feb 05, 2013 3:15 pm

Esas voces de brittany :S le hacen decir muchas cosas Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 2824147739
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Finalizado Re: Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón)

Mensaje por LuckyQ Mar Feb 05, 2013 10:01 pm

me preocupa brittany y sus patillas y q le hagan caso a sue
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Finalizado Re: Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón)

Mensaje por MarLovesGlee<3 Miér Feb 06, 2013 1:10 am

Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 3287304868 Esas voces estan haciendo que Brittany pierda la cordura! me preocupa Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón) - Página 5 2824147739 Actualiza prontoo!
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Finalizado Re: Influence (Influencia)Brittana Epilogo: Llevo tu corazón (Lo llevo en mi corazón)

Mensaje por mary04 Jue Feb 07, 2013 12:59 am

Influence (Influencia)|Brittana| Capitulo 21: La verdad en diez mentiras (Parte 2)

5.
Y se fue. Con una verga en mente y una sonrisa impertinente, se alejó. Tenía mi permiso, y se dirigió con ella. Fue directamente hacía Finn, quien estaba parado junto a su casillero.

No podía mirar. Hice como si no me importara, colocando labial en mi labio superior antes de cerrar mi casillero y empezar a caminar lejos de ahí sin siquiera mirar atrás. No quería verlo. No quería verla entregándose a él. Después de todo lo que habíamos pasado, ella seguía siendo tan fácilmente influenciable. Logre llegar al baño antes de que mis rodillas comenzaran a temblar. Estire la mano en mi mochila, sacado el frasco Escondido en el fondo, y lanzando dos pastillas indefinidas a mi garganta.

Supongo que nos veremos luego, entonces
No si puedo evitarlo.

Jueves
La espere en mi porche en la mañana, leyendo los mensajes del día anterior.

¿A dónde fuiste? Schue está preguntando x ti
Britt, enserio, ¿dónde estás?
Si me salto la práctica para ir a buscarte y no te estás muriendo voy a estar muy molesta
Lo siento No quise decir eso solo respóndeme. ¿Por favor?
Después de que salí del baño, también salí de la escuela, tal vez allá sido una pobre decisión, salir al mundo cuando tenía tan poco control sobre mis propias acciones, pero con las pastillas en mi sangre fue silencioso. Y eso era lo que quería. Solo silencio. Así que el teléfono había estado apagado, lazado al fondo de mi mochila, y olvidado.

Tal vez mi cuerpo me estaba diciendo algo, pero en la milla que camine de regreso a casa, todo empezó a callarse. Una mujer en la calle me pregunto por direcciones, y mi boca no emitió palabras. Tropecé con mi pie al no calcular bien la distancia entre mi pie y el suelo. Incluso la herida en mi rodilla por la caída no podía sangrar apropiadamente, en cambio solo supuro y nunca coagulo como una costar debe hacer. La última cosa que recordé fue posarme en la acera a unas cuantas cuadras de mi casa para recuperar mi aliento, antes de que el tiempo desapareciera otra vez. Cuando desperté estaba obscuro, y estaba en mi cama. Luego encontré los mensajes.

Ella llego a mi puerta el mañana siguiente, perfectamente peinado y ardiendo en cólera.

"Estás viva," observe, saliendo del auto y encontrándome en el pórtico. "Genial, hará que matarte sea mucho más interesante."

Suspire. "Lo siento," fue lo más que pude reunir.

"Te mande mensajes todo el día, Britt. ¿Dónde demonios estabas?"

"...en casa, obviamente."

"No te hagas la listilla, sabes lo que quiero decir." Ella cruzo sus brazos sobre si pecho como una padre molesto. "¿Por qué faltaste? En esta semana, de todas las semanas. La entrenadora estaba furiosa. Nos hizo correr toda la práctica. Todo el equipo te odia en este momento."

No podía importarme menos el equipo. Me importaba que ella estuviera molesta conmigo, y que no entendiera porque no me sentía de humor para hablar con ella sobre esto. "No me sentía bien. No quería estar ahí, así que me fui."

"¿Y no podías simplemente decirme?" me pregunto, ladeando su cabeza hacia un lado incrédula. "¿Qué hiciste, caminar a casa?"

Me encogí de hombros, el enojo trepado por mi columna, preguntándome si realmente necesitaba que me escoltara a todos lados, o si era solo si insistencia. "No esta tan lejos."

"Aun así debiste decirme."

¿Eres mi madre o mi novia?
"¿Eres mi madre o mi novia?"
Oh, Jesús.

Los ojos de Santana se entrecerraron, y dio un paso tambaleante hacia atrás como si hubiera sido golpeada. "Sabes, ya no se si puedo decirlo."

Jódete.
"Jódete."
Las voces subían silenciosamente, pero su influencia ya no era limitada a solo decirme que hacer. Ahora simplemente lo hacían. Hablando por mí. Diciendo lo que querían, a través de mí.

Ella resistió dar otro paso atrás. "¿Cuál es tu problema? No vine para ser atacada."

¿Entonces para qué?
"¿Entonces para qué?"

"¡Estaba preocupada! Dios, Brittany, ¿Qué demonios pasa contigo?" Se mantuvo firme entonces, inclinándose hacia delante e inspeccionándome de pies a cabeza. Sus ojos agujerando los míos, cavando hasta que yo estaba segura de que podía ver las voces, cuando yo solo podía escucharlas. Pero aún así ella espero, calmada, una explicación.

Estoy harta de ser tratada como una niña…
"Estoy harta de ser tratada como una niña. Puedo tomar una decisión sin consultarte."

Estaba respondiendo a mi propia voluntad otra vez, continuando el mensaje dejado. Estaba enojada, y con ganas de pelear. No sabía porque, pero Santana era mi objetivo.

"¿Puedes? Por qué faltar ayer fue una decisión realmente estúpida."

"Ve a la escuela, Santana," gruñí, girándome hacia mi puerta. Necesitaba una pastilla. Necesitaba que las voces dejaran de aguijonearme, presionarme, haciéndome que alejara a la única persona que realmente importaba. Necesitaba que Santana se fuera para que eso pasara. "Viniste, cumpliste tu deber, ahora déjame sola."

"No," espeto, enderezándose y dando unos cuidadosos pasos por detrás de mi. "No puedes faltar otra vez, B. La entrenadora te echara del equipo. Te necesito ahí conmigo. Por favor, solo dime que pasa."

Ella sabe.
No, no lo sabe.
Si no lo sabía antes, lo hará pronto.
Jódete, también. Déjame sola.
Estamos sensibles hoy, ¿no?
"Llámalo Síndrome Pre-Menstrual," respondí sobre mi hombro, y ella se burló.

"A ti no te da Síndrome Pre-Menstrual. Te dan antojos de chocolate y te pones mimosa y tal vez lloras durante El rey león, pero no me gritas así, sin provocación. Al menos…" ella dudo y abrió los ojos. "Dios mío, esto es por Finn."

Ding ding ding. Denle a la chica un premio.
En serio, aléjate.

"Esto no es por Finn."

4.
Me volví a ella, y la culpa en su rostro silencio las amargas respuestas de las voces tratando de salir por mis labios. Ella estaba herida a fondo, y dolorosamente bajando los escalones para encontrarme con ella a mitad del camino a mi puerta. "Esto no tiene que ver con nada. Lo siento. Solo estoy teniendo un par de días malos. Tengo permitido tener días malos a veces."

"Por supuesto que si," aseguro, aún de pie rígida, pero permitiendo que se suavizaran su tono molesto. "Puedes tener todos los días malos que quieras. Solo quiero que seas capaz de contármelos, para poder hacerlos mejores. No quiero pelear."

"Yo tampoco." La jale hacia mis brazos mientras un coro de quejas sonaba en mi cabeza.

¡Oh, por favor! Esto se estaba poniendo interesante.
Se irán pronto. Sáquenlo mientras puedan.

"Ve a la escuela, San," le dije una vez, más gentilmente y con todo la sonrisa que pude reunir. "Estaré ahí para la practica después de la escuela. Solo necesito dormir un poco. ¿Bien?"

Asintió, respirando profundamente en la piel de mi garganta. "Ok, Britt… Él me rechazo, sabes. En caso de que te estuviera molestando."

Me puse tensa, subiendo mis hombros alrededor de mi cuello. "No lo estaba."

Santana presiono sus labios en mi cuello, y reprimí el impulso de empujarla al sentir que me quemaban. "Bueno," dijo con un rápido apretón. "Solo en caso de que lo estuviera. Te veré después de la escuela para la práctica, ¿bien?"

Absolutamente.
"Absolutamente."

Viernes
Nos sentamos en el estacionamiento de la escuela mucho después de que la campana hubiera sonado. Trate de salir, dejar el auto e ir adentro, pero sostuvo rápido mi mano, así que me quede. Ella no me estaba mirando, pero afuera a través del parabrisas y hacia el edificio, estudiándolo. Buscando puntos débiles, formas de quemarlo.

"¿San?"

Llegar tarde a Economía Doméstica era una cosa, pero iba a perder puntos de participación por llegar tarde a inglés, también. Y eran los únicos puntos con los que podía contar. Pero ella no se movía, y no podía dejarla ahí.

"Cambio de parecer."

"¿Quién?"

Cerró sus ojos. Podía verlos rodar bajos sus parpados, pero no dije nada cuando ella suspiro. "Finn. Cambio de parecer. Solo creí que deberías saber."

Mi pecho se contrajo. Ella se desabrochó su cinturón de seguridad y salió del auto, dejándome ahí y dirigiéndose hacía la escuela. Espere hasta que mis pulmones reiniciaran y pudiera sentir una vez más el correr de la sangre a mi cerebro antes de saltar de mi asiento y seguirla, llamándola a través del estacionamiento.

"¿Por qué?"

Se detuvo, sus hombros caídos. "No me hagas explicarlo otra vez," dijo sin girar.

La alcance, rodeándola hasta interponerme entre ella y la escuela, su escape. Miro el suelo, con una mano formando un puño mientras la otra se aferraba a la correa de su mochila sobre su hombro. "Nunca lo explicaste la primera vez," conteste, inclinándome para tratar de atrapar su mirada, pero ella miro a otro lado.

"Si, lo hice. Cientos de veces." Levanto su cabeza y me miro, esa expresión desafiante de determinación cruzando sus rasgos. "Finn cambio de parecer, así que seguiré con ello. Tú me dijiste que lo hiciera, ¿recuerdas? No me hagas lucir como una calienta pollas ahora."

Ella estaba haciéndome parecer la mala. Tenía sentido, supongo, dado que yo realmente le había dicho que hacer. Pero de alguna manera seguía doliendo. "Lo sé, pero…"

"¿Pero qué, Brittany?"

Sus ojos iban de un lado a otro, mirando profundamente a cada uno de los míos individualmente, con la vaga esperanza de que tal vez uno le dijera que debía hacer. Estaba destrozada, fue todo de lo que me di cuenta. Era una niña asustada en una situación que era demasiado adulta para que ella respondiera apropiadamente, y ella estaba buscando en mi, de todas las personas, que le dijera como reaccionar. Que le diera dirección. No tenía ninguna para dar.

"Nada."

3.
Dije pesadamente, el peso de una palabra hundiendo mi cuerpo. "Vamos llegaremos tarde."

Me gire entonces, y la deje parada en el estacionamiento, lanzándome por los pasillos hacia mi clase mientras una suave risa hacia eco en mis orejas.
Este decidido para ella, lo sabes, ¿verdad? Tiene el motivo, los medios, y la oportunidad. ¿Pero seguirá adelante?
No me importa.

No puedes mentirnos. Nosotros somos tú.
Lo puedo intentar. Váyanse.
Sabes cómo hacer que nos vayamos.
No puedo. Debo detenerme.

Nunca te detendrás. No puedes. Eres débil.
Tengo que ser fuerte. Más fuerte. Por Santana.

Ella es tan débil como tú. Peor, incluso.
Ella es la persona más valiente que conozco.
Ahora realmente estás tratando de engañarte.
"Brittany, llegas tarde," el maestro me reprendió desde el frente de la habitación cuando abrí la puerta del saló. "Toma asiento, saca tu libro."

Saca tu libro, Brittany. Se buena chica. No hagas un escándalo. Oh, mira quién es.
Por el rabillo de mi ojo, lo vi. Seis pies, varias pulgadas de un ogro en camisa de franela y un chaleco de leñador. Lucia como si perteneciera a la portada de Campos & Arroyos. Él lanzo una bola de papel a Puck desde el otro lado de la habitación, y rio silenciosamente mientras el maestro no lo veía. Él estaba despreocupado, incluso arrogante. No es como si él supiera lo que su felicidad me estaba haciendo, pero se sentía como un asalto personal. Estaba feliz a cuesta mía. Era irracional, pero bullía bajo la superficie, y mire al cuaderno de espiral abierto en mi pupitre.

La página abierta frente a mi estaba cubierta en pluma. Obscuras, marcas de furia dibujando líneas gruesas a través de la hoja rayada, formando la misma palabra una y otra vez.

"Detente."

"¿Dijiste algo, Brittany?"

Lo dije en voz alta sin intención de hacerlo. Cerré el cuaderno, evitando que el resto de la clase viera las feroces palabras garabateadas una encima de la otra. "No, lo siento."

2.
Finn giro en su silla, sonriendo. Hizo un gesto hacia el maestro, rodando sus ojos, tratando de establecer alguna clase de camaradería entre nosotros. Pero lo único que podía ver era a Santana, e hice una mueca. El frunció el entrecejo y lentamente se enderezo, mirando hacia el frente una vez más.

Va a ser un día muy largo.
Lo sé.

Sé una manera de hacerlo más rápido.
No.

Ya vendrás. Después de la escuela, cuando ella se vaya con él y seas dejada atrás, vendrás.
No tiene importancia. Tener sexo no es salir. Nosotras estamos juntas. Le prometí un borrón y cuenta nueva.

Sigue diciéndote eso. Haces muchas promesas que realmente no puedes cumplir.
La campana sonó y salte en mi silla. La gente se movía alrededor de mi, amontonándose, y cerré mis ojos y sostuve la respiración hasta que se fueron. Cuando levantar mis parpados, estaba en clase de matemáticas. Había parábolas dibujadas al azar junto con las palabras garabateadas, notas para mi misma más que de la clase. "Detente" estaba repetido una y otra vez en los márgenes de las paginas.

Parpadee y estaba en mi casillero, un libro de historia en una mano y mi tarea sin terminar en la otra.

Una vez más, y desperté en los vestuarios, un coro voces agudas de mis compañeras sonando en mis orejas.
"B, vamos," La voz de Santana floto por el pasillo haciendo eco en las paredes. "No puedes llegar tarde hoy. Vámonos."

Mis pies se movieron, pero mi mente estaba tres pasos atrás. Me mire alineándome en la fila, tomando mi posición, y seguir los movimientos de la rutina. Los porristas en zancos me lanzaban por el aire, y seguí volando mucho después de haber tocado el piso. Mire a Santana, su rostro sumergido en una profunda concentración mientras recordaba los pasos y los ejecutaba, en perfecta forma, cada uno a su vez. Estás cosas que eran tan fáciles para mi eran retos para ella. Le costaba aprender los movimientos tanto como a mi me costaba concentrarme. Incluso entonces, cuando no estaba siendo yo misma, podía llevar a cabo a la perfección estas rutinas porque eran todo lo que sabía. Bailar se volvió tan natural como respirar. Si seguía respirando. Seguía moviéndome.

Para Santana, que le costaba tanto moverse, respirar debía parecer el mayor reto.
Otro parpadeo, y estaba en la ducha, el agua caliente cayendo mientras las chicas reían y se salpicaban unas a otras alrededor de mi. Santana estaba en la regadera al lado, mirándome sobre las baldosas divisorias.

"¿Donde estás?" pregunto en voz baja, levantando el shampoo para su cabello.

"Estoy justo aquí." Mi cerebro se encontró con mi cuerpo, y estrellaron entre si. Sin estar más fuera de mi, la vi – desnuda, el agua caía como cascada sobre sus pechos perfectos – e imagine a Finn viéndolos. Tocándolos. Desvié la mirada, asqueada. Tal vez era por estar sobria. Pero la idea de una mano que no era la mía teniendo acceso a ella mando un shock a mi sistema.

Despierta, se esta yendo.
"Santana," la llame por instinto sin siquiera voltear a ver si la voz estaba en lo correcto. Sabía que lo estaba. Veía lo que yo veía, solo que más rápido. Era la parte de mi cerebro que era racional. Era yo, después de todo. La parte de mi que había sometido con años de medicamentos alteradores de la mente.

La voz no era el monstruo que tanto temía. En lo que me había convertido, eso era el monstruo. La chica incontrolable. La adicta.

Estás aprendiendo. Estamos orgullosos de nosotros.
Ella se dirigía fuera de los vestidores. Yo estaba parada, aún mojada y envuelta en una toalla que había aparecido alrededor de mi torso. Ella, en cambio, estaba vestida de civil y cargando su mochila en su hombro. Ni siquiera iba a decir adiós.

"San, espera."

Se detuvo y miró alrededor. No había nadie más en los vestidores. Girado, corrió de vuelta a mi y tomo mi rostro en sus manos antes de presionar su boca en la mía con desesperación. Me beso con furia, sin soltar mis mejillas, como si no me fuera a volver a ver. Se separo, faltándole el aire, y presiono su frente con la mía.

"Me tengo que ir," susurro, pero su tono decía algo más.

No me dejes ir.

"Te amo," pude decir, y sus ojos subieron violentamente.

"Me tengo que ir," repitió, más suave, y más para ella que para mi. "Pasare en la noches. Te veré… luego."

Después. Iba a decir después.
"Te amo."

Y luego se fue. Mire como desaparecía girando la esquina. No podía perseguirla. No podía detenerla de ir, incluso cuando ambas sabíamos que ella no quería. El sentido de obligación era engañoso. Ella tenía que ir. Tenia que dejarla. Ambas habíamos sido puestas a prueba. Si alguna estaba pasándola era indeterminado. No había respuestas correctas. Solo un resultado. Reacción. Respuesta.

¿Ahora que?
Espera. Solo espera.

Era de noche cuando me fui del gimnasio. Obscuro, amargo y frio; el ultimo intento de Marzo de aferrarse al invierno. El viento mordí mis orejas con dientes helados mientras caminaba – abatida – la milla a mi hogar. No me detuve, mantuve mi cabeza agachada con mis brazos envueltos como una camisa de fuerza alrededor de mi pecho. Sosteniéndome, evitado mi propia histeria.

No me moleste con las luces; la casa estaba vacía. Mamá tenía el turno de la cena, así que estaba sola. Subí cada escalón hacia mi habitación como si fuera el ultimo escalón que subiría. Saboreando cada musculo trabajado, sintiéndolo todo. Estaba débil, y para cuando alcance el segundo piso estaba sin aliento. Por la abstinencia, por la practica de porristas, por la falta Santana. No importaba. Entre a mi cuarto, tirando mi mochila en la esquina y sentándome en el borde de mi cama. La brillante luz azul del reloj en mi mesilla parpadeaba la hora.
6:37 PM

6:38 PM

Vi cambiar los números, contando los segundos como la forma más simple de distracción. No es que funcionara. Cada minuto contado era un segundo que estaba con Finn. Ella no me dijo a donde irían, solo que se encontraría con él y que no planeaba estar fuera mucho tiempo. Yo, mientras tanto, no tenía nada que hacer más que mirar el reloj marcando números y escuchar las voces en mi cabeza.

Estamos en agonía.
Gracias por señalarlo.

No tenemos que.
Si, tenemos.

¿Por qué? ¿Por qué sufrir así? No sentir nada era mucho mejor.
No sentir es lo que nos metió en esto. Ya no podemos hacerlo. Es todo o nada.

Nada. Elegimos nada.
"Nada" no es lo que creemos que es.
Si "nada" hace que el dolor se detenga "nada" puede ser lo que quiera ser.
No. Detente.
Lo pensamos antes. Tenemos todo lo que necesitamos.
Detente.

Nadie nos extrañara.
Santana si. Santana estaría devastada.

Tendrá el incomodo hombro de Finn para llorar.
"¡Detente! ¡Solo detente!"

Me tire de Nuevo en la colcha y presione las palmas de mis manos en mis ojos, como si fueran a parar algo. Arañe las almohadas en la cabecera de la cama, jalando la primera que agarre a mi pecho acurrucándome alrededor de ella. La fatiga muscular se había desvanecido dando paso a la contracción muscular. Todo se sentía apretado, como una banda elástica estirada a su máxima extensión, vacilando precariamente en ese punto donde el solo jalarla un poco más la haría reventar. Sentí eso, el deseo – la necesidad – de reventar. El dolor corría como fuego en mis venas, hasta cada extremidad, quemándome de adentro hacia afuera. Por mucho que no quisiera escuchar, la voz tenía razón.

Habíamos pensado en eso antes. Nosotros – yo – había considerado cuidadosamente en realidad. Hacer un plan, incluso formule un momento adecuado para no ser interrumpida.

Pero por mucho que pensé en ello, no sabía con suficiente convicción que no podría sobrevivir esta noche. Dolía. Todo dolía. Pero podía llorar y gemir por el dolor, la agonía de haber sido dejada aquí sola, y podía tomar una pastilla. Una o dos para calmar el dolor, y estaría bien. Podía soportarlo.

La pregunta era más exactamente, "¿Podía soportar el mañana sin Santana?"

Quería ir y venir; levantarme y moverme por ahí y utilizar mis nervios en algo productivo. Pero las bandas elásticas que eran mis tendones me mantenían rígida en mi lugar y clave mis dedos en la cama, contando las costuras en cada cuadro.
Mis ojos se movieron hacia el reloj cuando estaba segura de haber contado cada costura y cada cuadro.

9:13 PM

9:14 PM

Al lado del reloj, mi teléfono vibraba con furia. La agonía se desato en mis miembros cuando intentaba alcanzarlo, desesperada por saber algo de Santana, hacienda añicos cualquier sentido de calma que había encontrado y gruñí. El teléfono se sentía pesado en mi mano, como un ladrillo. Lo abrí, y la pantalla ilumino la habitación, cegándome por un momento. Recobrándome con unos cuantos parpadeos, leí la pantalla. Era un mensaje de texto, y no de la persona que estaba esperando.

Santana acaba de irse del restaurant con 1 jugador de futbol. Parecía molesta. ¿Donde estás? Te amo -mamá
Me asquee. Mi estomago se revolvió, y vomite, mi cabeza cayendo por el costado de mi cama así que termino en el piso. No solo había seguido con el plan, había salido a cenar con él después. Una cita apropiada para una apropiada capitana.

¿Es tiempo de retomar nuestra conversación anterior?
"No," Jadee a través de mi garganta ardiente. "Dios… no…"

Salí de la cama y me arrastre sobre mis manos y rodillas hacia el baño cruzando el pasillo. No podía levantarme. Mis manos tocaron baldosas frías y luche por tracción, algo que me permitiera seguir adelante. Me resbale en la superficie lisa y golpee mi cabeza con fuerza contra el piso. Vi estrellas, pequeños puntos de luz que parpadeaban cruzando mi visión mientras rodaba sobre mi espalda y trataba de levantarme sobre el lavabo. Mis piernas se arrastraban inútilmente atrás de mi mientras intentaba llegar al escusado antes de vomitar otra vez, mi estomago vacio se hacia nudo en si mismo y mi esófago ardía por la bilis. Saque mi cabeza de la taza, escupiendo los amargos restos de mi lengua. El aliento se había ido de mis pulmones. Mis ojos entraba y salían de foco.

Escuche un ruido abajo de las escaleras y me congele. Santana abrió y cerro la puerta usando la llave de repuesto, y la oí llamándome desde abajo de las escaleras. Su peso hizo rechinar cada escalón mientras subía, cada vez más cerca. Entre en pánico. No podía verla, no así, no después de…

"¿Brittany?" sonó su voz a través del pasillo. La puerta del baño estaba abierta. Mi habitación apestaba a vomito y yo estaba hecha un montón inerte en el suelo. No podía hacer nada. No había manera de escapar, escapar de ella.

Limpie mi boca con el envés de mi mano y jale tan fuerte como pude el lavabo, levantándome, tambaleándome sobre las ramas secas que llame piernas. Limpie el sudor de mi frente con una toalla y salí al pasillo, caminando por la cuerda floja que me mantenía de pie.

Se detuvo tan pronto como me vio, y supe que no había escondido lo mal que me veía. Ella, por su parte, no estaba mucho mejor. Parecía reducida, un esqueleto, cuando apenas unas horas antes estaba vibrante. Trate de tocarla, necesitando algo – cualquier cosa – para sostenerme y mantener el balance. Ella se aparto, y me tambalee, apoyándome contra la pared.

"Necesito una ducha," señalo, su mano cerrandose y abriendose a su lado mientras luchaba contra el impulse de abrazarme. "No me toques."

Se siente sucia.

Debería.

Por que nos fue infiel.
Y yo se lo pedí.

Podía haber dicho no.
Sue se lo pidió.

Santana permitió que alguien además de nosotros la cogiera esta noche. ¿No estás molesta por eso?
"Por supuesto que estoy jodidamente enojada."

"¿Con quien estás hablando?"

Ella estaba detrás de mí, dirigiéndose hacia el baño. Me gire, tambaleando por el repentino correr de la sangre a mi cerebro. "Con nadie. Olvídalo."

1.
Santana capto la amargura y se quedo quieta, mirando. Hizo una cuidadosa evaluación y sacudió su cabeza. "No. No esta vez. Vas a decirme que esta pasando. Estás en todos lados menos aquí. Estás enferma. Has estado enferma por semanas. Brittany, hay algo mal. Se que no me lo dices porque crees que tienes que ser fuerte, pero estas reteniendo esto y ya no puedes hacerlo. No lo voy a olvidar, y no lo dejare pasar."

Bufe burlona.

Cree que tenemos cáncer o algo así.
"Lo sé."

"Entonces sabes que puedes hablar conmigo," dijo, pensando que mi respuesta había sido para ella. "B, por favor. Deja de mentirme. Se que hay algo mal."

Succione con la nariz y pestañe mis ojos lagañosos. "No estoy mintiendo."

0.
"Ve a tomar tu ducha. Pote cómoda y limpia."
Cruzo sus brazos sobre su pecho y entrecerró los ojos. "¿De eso se trata? Hablamos sobre esto. Acordamos. Borrón y cuenta nueva ¿recuerdas?"
La banda elástica en mis miembros se rompió. Me lance hacia delante y empujándola con fuerza por los hombros, la ira actuando antes de que la razón pudiera oponerse. Ella trastabillo hacia atrás, sus ojos se abrieron, preparándose contra la pared.

"¿Gemiste su nombre cuando te cogió, San?" grite, mi cabeza giraba y agitando mis brazos débilmente contra ella. Caí en su pecho, conectando mis puños en sus hombros sin ninguna fuerza en ellos. Ella tomo mis brazos y me sostuvo alejada de ella, eso enormes ojos llenos de lagrimas.

"No hagas esto," rogo. "Por favor, Brittany, yo no quería."

"No, tu querías ser capitana," sisee, pelando inútilmente contra ella. "Dijiste que me necesitabas. Pero no. Necesitabas a Finn. Para conseguir lo que quieres. Supongo que no puedes tenerlo todo, Santana."

Esto duele demasiado.
"Lo sé, deja de decírmelo."
"¿Decirte que?" ordeno, presionando mi espalda contra la pared y clavándome ahí. "Brittany, ¿De que estás hablando? Te amo, por favor, deja de pelear. No necesitaba a Finn, nunca necesite a Finn. Te necesito, solo a ti. Déjame ayudarte, lo siento, por favor."

Ella no puede ayudarte. Solo una cosa puede ayudarte.
"¿Donde están?" pregunte, tratando de recordar. La voz sabía. La voz siempre sabía.

En el gabinete.
"¿Donde están quienes, Brittany?" Santana soltó uno de mis brazos para jalar mi barbilla hacia ella pero mis ojos permanecieron fijos a la puerta del baño inmediatamente a mi izquierda. Si solo pudiera soltarme de su agarre… "Mírame. ¿Quienes, Brittany? ¿Dónde están quienes?"

En el gabinete de las medicinas. Vacía la botella y acaba con el sufrimiento.
"Detendrán el sufrimiento," repetí, y me lance lejos, con usando la ultima onza de fuerza para golpear su mano y para dirigirme al baño, para liberarme, para escapar. Se dirigió inmediatamente detrás de mí y por primera vez vio el desastre que había hecho.

"Oh dios," cubrió su boca con su mano, olvidando por un minute que había corrido lejos de ella por una razón. "Brittany que demonios hicis-"

Ella voltio hacia mi justo cuando mi mano encontraba el frasco. Estaba sin etiqueta, despojado de cualquier marca de identificación, y trate de abrir la tapa justo el tiempo suficiente para que ella llegara a mi lado y la arrebatara de mis dedos. Me lance a ella, arañando la mano que sostenía el frasco. Me empujo contra el lavabo y me sostuvo ahí, clavándome con su espalda y caderas para mirar así el otro lado y mantenerla fuera de mi alcance. El frasco se abrió fácilmente para ella, y un alijo de pastillas cayó culposamente en su palma. Ninguna era la misma. No había importado en mucho tiempo lo que llevaba a mi boca siempre y cuando me mantuviera entumecida. Más que nada quería eso, en ese momento. Viendo la mirada de horror en el rostro de Santana mientras sumaba dos mas dos, me di cuenta que mi secreto estaba descubierto.

Ella sabía. Santana sabía que me ahogaba en pastillas. No había vuelta atrás.

Su cuerpo libero el mío y fue al retrete antes de siquiera mirarme. Entendí inmediatamente lo que iba a hacer.

"¡No, no lo hagas!" lloriquee, cojeando así delante con un brazo estirado, rogándole que no las tirara. "La necesito, por favor."

"¿En serio, B?" pregunto, y mire su rostro cuando las palabras salieron amortiguadas. No te entonces que ella estaba llorando. "¿Las necesitas más de lo que me necesitas a mi? Tienes que escoger. No te dejare morir así. Moriré junto contigo. Así que escoge. Yo o las pastillas."

Toma las píldoras.
"No." Hable en alto, hablando con la voz mientras Santana miraba horrorizada.

Tómalas, detén el dolor.

"Necesito a Santana."

Tómalas.
"No puedo. No lo hare."

Puedes. Lo harás. Las necesitamos.
Su mano encontró la curva de mi quijada y la acuno, y me desmorone, cayendo en ella mientras me abrazaba y me jalaba hacia su regazo, llorando. El frasco cayó descartado a su lado y lo mire largamente. Pero su mano en mi rostro se sentía como una compresa fría, calmándome y asegurándome que el frasco no era todo lo que tenía para vivir.

"Regresa a mi, nena," susurro, inclinando su cabeza para colocar un beso en mi frente. "Por favor, te amo. Regresa a mi."

Escoge.
"No puedo."

Un sollozo salió de su garganta. "No puedo hacer esto sin ti, B. No me dejes."

Escoge.
levante la vista hacia ella, sus manos temblorosas sosteniendo mi cara y jalándome desesperadamente cerca de ella, como si pudiera llevarme dentro de ella y darme la fuerza que no tenia en mi misma. Vi sus ojos, obscuros y nublados y tan tristes. Estaba destrozada. Tan destrozada como yo. No podía dejarla así. No podía. Y recordé la realización a la que había llegado antes. Si tenía que escoger, yo hubiera sabido cual seria la respuesta.

Escoge.
"Ella. Cada vez."
Extendí el brazo y puse una débil mano sobre su mejilla y me sostuvo más firmemente contra su estomago, meciéndonos atrás y adelante mientras lloraba en mi cabello. Escuchaba demasiado, pero lo único que podía escuchar era su áspera respiración y el palpitar de mi propio corazón errático. La voz, vencida, se había ido.

"Lo siento," murmure, mis ojos cerrándose al darme cuenta lo cansada que estaba.

"No," ordeno, reprendiéndome levemente mientras sus labios encontraban los míos. "Yo soy la que… yo hice esto. Es mi culpa, debí haberlo notado. No lo note."

Santana deslizo sus brazos bajo mis piernas y, con más fuerza de la que creí que poseía, me levanto. Me cargo desde el baño, bajo las escaleras y entro en el cuarto de mi madre. Ahí, me recostó en la cama, y poco a poco saco la ropa sucia de mi cuerpo mientras lloraba silenciosamente a mi lado.

Sentí que mi respiración nivelarse mientras ella presionaba un trapo húmedo en mi boca y cuello, limpiando lo enfermo de mi piel. Me incline en su mano, mis ojos aún cerrados, simplemente sintiéndola y sabiendo que las cosas dejarían de lastimar si ella simplemente mantenía contacto conmigo.

Así que cuando se alejo, lloriquee y estire el brazo torpemente hacia ella en la obscuridad detrás de mis parpados.
"Shh," susurro. "Regresare en un instante. No iré a ningún lado."

Escuche sus pasos desaparecer hacia el pasillo, y mantuve el aliento. No quería respirar si ella no estaba ahí para respirar conmigo. De afuera de la puerta, escuchaba mientras ella presionaba cuidadosos dedos en el teclado numérico de su teléfono. En la quietud, lo escuche sonar, y una voz familiar en el otro extremo.

"Por favor, no cuelgues…" rogo al receptor. "Te necesitamos."
.....................................................................................................................


Hola gracias por leer y comentar espero q les guste ek cap es uno de lo mas impactantes bno para mi lo es, y los q siguen ya veran q sucede
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