FIC (Brittana) Quimica Perfecta (adaptada) Epilogo

Hola!  
Acabo de leer el último capítulo y aunque no haya brittana debo decir que ha sido perfecto, bueno como todos los que has escrito. Espero impaciente hasta la próxima actualización para ver como sigue la historia, cuídate y hasta la próxima!   

Hola disculpa por no comentar, me gusta que Brit aya hablado con sus padres. Me gustaria que aceptaran a San. Por otro lado que pasa con San llevara a la policia? Ojala y lo logre....... No as actualizado :( espero que sea pronto. Saludos Feliz Navidad atrazada :) y Feliz Año Nuevo...



Besos actualiza pronto plis

Hola!!
Chicas les he quedado mal, no me he olvidado del fic, pero estoy teniendo un problema con mi laptop, ahora no la tengo, estoy desde el móvil, por lo que no he podido actualizar.
Perdón por abandonarlas,
Espero volver pronto!!!
Saludos
Xoxo
PD:espero y lo entiendan :*

Lo importante es que diste señales de vida   

Espero que tu computadora se arregle pronto :*

hola!!!!! chicas volvi perdon por no haber actualizado!!!!! ya saben la maldita laptop!!!!! y no podia actualizar porque estaban los caps en ella.
pero volvi!!! wiiiiiii




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54. Santana

Se, supone que el intercambio va a tener lugar aquí, en el parque natural de Busse Woods.

La zona de aparcamiento y los alrededores están a oscuras, de modo que solo tengo la luz de la luna para encontrar el camino.El lugar está desierto, excepto por un sedán azul con las luces encendidas. Me adentro en el bosque y reparo en una figura oscura tendida en el suelo.

Echo a correr en esa dirección mientras me invade una sensación de pavor. A medida que me acerco, reconozco la chaqueta. Es como si estuviera presenciando mi propia muerte.

Me arrodillo en el suelo y le doy la vuelta al cuerpo lentamente.
Puck.

-- ¡¡Mierda!! --grito cuando su sangre caliente y húmeda me moja las manos.
Puck tiene los ojos vidriosos, pero mueve lentamente la mano y me agarra por el brazo.

-- La he cagado.
Apoyo su cabeza sobre mis muslos.

-- Te dije que dejaras de meterte en mis asuntos. No te mueras aquí. ¿Me oyes?? ¡¡Te digo que no lo hagas!! --le advierto con la voz estrangulada--. Maldita sea, estas sangrando por todas partes.
De la boca le cuelga un hilo de sangre reluciente.

-- Estoy asustado --me susurra antes de hacer una mueca de dolor.

-- No me dejes. Aguanta. Todo saldrá bien. Sujeto con fuerza a Puck, consciente de que acabo de mentirle. Mi mejor amigo se está muriendo. No hay vuelta atrás. Siento su dolor en mi propia alma.

-- Mira por dónde. La falsa Santana y su amiguita, la autentica Santana. Bonita noche de Halloween ¿ehh?? --Me vuelvo hacia la voz de Sheila--. Qué lástima que no reconociera a Puck antes de dispararle --continua--. , a la luz del día son tan distintos. Supongo que debería ir a mirarme la vista.

Saca una pistola y me apunta con ella. No estoy asustada; estoy furiosa. Y necesito respuestas. -- ¿Por qué lo has hecho??

-- Bueno, si te empeñas te diré que todo es culpa de tu padre. Quería salir ddee los Latino Blood. Pero no hay modo de salir, Santana. Él era el mejor hombre que teníamos. Justo antes de morir, intento salir de la banda.

El reto al que tuvo que enfrentarse fue aquel trapicheo. El mismo que te ha tocado a ti. Y ninguno de los dos salió vivo de esta. --Estalla en carcajadas y su risa resuena en mis oídos--. Ese estúpido hijo de puta nunca tuvo ninguna posibilidad.

Tú eres como tu viejo. Pensé que podría adiestrarte para que ocuparas su lugar como traficante. Pero, no, eres igual que él. Un desertor...... Un rajado.

Miro a Puck. Está respirando con dificultad. Apenas ppuueeddee expulsar el aire ddee los pulmones. Reparo en su pecho manchado de sangre, en la mancha roja que se extiende lentamente. La escena me recuerda a mi padre.
Aunque esta vez no tengo seis años. Ahora lo tengo todo mucho más claro.
Puck y yo nos miramos durante un intenso segundo.

-- los Latino Blood nos han traicionado a los dos. --Son sus últimas palabras antes de desplomarse sin vida entre mis brazos.

-- ¡¡Déjalo en el suelo!! Está muerto, Santana. Como ttuu viejo. ¡¡Levántate y mírame a la cara!! --grita Sheila, agitando el arma en el aire como una lunática.

Coloco el cuerpo sin vida de Puck en el suelo con delicadeza y me pongo en pie, preparada para luchar.
-- Pon las manos sobre la cabeza, donde pueda verlas. ¿Sabes?? Cuando maté a tu viejo lloraste como un bebé, Santana. Lloraste en mis brazos, en los brazos de la tipa que lo mató. Qué ironía ¿verdad??

Solo tenía seis años. Si hubiese sabido que el asesino era Sheila, no habría ingresado en los Latino Blood.
-- ¿Por qué lo hiciste, Sheila??

-- Chica, nunca aprenderás. Tu padre pensaba que era mejor que yo. Pero le demostré que estaba equivocado. ¡¡Vaya si lo hice!! Se, jactaba de que la zona sur de lima había ganado mucho desde que habían puesto el instituto en el vecindario rico. Decía que eenn Lima no había bandas. Yo cambie eso, Santana. Hice actuar a mis chicos y conseguí que todas las familias me pertenecieran. O venían conmigo o lo perdían todo. Eso, chica, es lo que me convierte en la jefa.

-- Eso te convierte en una chiflada.
-- Chiflada. Genio. Da igual --dice antes de empujarme con el arma--. Ahora ponte ddee rodillas. Creo que es un buen lugar para morir. Justo aquí, en el bosque, como un animal. ¿Quieres morir como un animal, Santana??

-- Tú eres el animal, idiota. Al menos podrías mirarme a los ojos cuando me mates, no como hiciste con mi padre.
Cuando Sheila empieza a dar vueltas a mí alrededor, comprendo que aquella es mi última oportunidad. Le agarro por la muñeca y la obligo a caer al suelo.

Sheila se pone hecha una furia y se levanta como un resorte, con la pistola aún en la mano. Aprovecho su desorientación para propinarle una patada en el costado. Ella se da la vuelta y me golpea con la culata de la pistola en un costado de la cabeza.

Caigo de rodillas, maldiciendo el hecho de ser simplemente una chica.

El recuerdo de mi padre y de Puck me otorga la fuerza necesaria para enfrentarme a la borrosa silueta de Sheila. Soy consciente de que está preparándose para pegarme un tiro.

Intento golpearle, pero caigo redondo al suelo. Sheila me apunta al pecho con su Glock.

-- ¡¡Le habla la policía de Arlington Heights!! ¡¡Tire la pistola al suelo y levante las manos donde podamos verlas!!
A través del bosque y de la neblina ,, apenas puedo distinguir las luces rojas y azules que brillan a lo lejos..

Levanto las manos.

-- Tira el arma, Sheila. Se, acabo el juego.
Sheila sigue apuntando la pistola hacia mi corazón.
-- Baje el arma --grita la policía --. ¡¡Ahora!!

Tiene una mirada enloquecida. Siento su rabia desde el metro y medio que nos separa.
Sé que va a hacerlo. Es una cabrona.

Va a apretar el gatillo.

-- Te equivocas, Santana --dice--. El juego acaba de empezar.

Todo ocurre muy rápido. Me lanzo a la derecha cuando empiezan a sonar los disparos.
Pum. Pum. Pum.

Me tambaleo hacia atrás y comprendo que estoy herida. La bala me quema la piel, como si alguien estuviera echando tabasco en ella.
Entonces, todo se vuelve negro.






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espero sus comentarios mañana un nuevo cap

PD; disculpen que no respondi sus comentarios.

queuuuuuu ahora que volviste no se te ocurra desaparecer, por Dios!!!!!!!

AL finnnnnn!!!
Quiero leer el otro capitulo!!
Saludos

micky morales escribió:queuuuuuu ahora que volviste no se te ocurra desaparecer, por Dios!!!!!!!

hola!!!!
claro que no desapareceré ya casi llega al final y no lo dejare, asi que no te preocupes.
me alegro que comentaras.
xoxo

monica.santander escribió:AL finnnnnn!!!
Quiero leer el otro capitulo!!
Saludos

hola!!!!!
yeah al fin regrese!!!!
tus deseos son ordenes abajo te dejo el cap!!!

gracias por comentar!

xoxo

Sophia27 escribió:Que bueno que hayas vuelto!!!!

Pobre san espero que no le pase nada, y espero que la policía coja a Sheila y no la dejen escapar.

si me alegra haber vuelto!!!!
veras lo que le paso a sheila, escapar? no creo que pueda!!!
aqui te dejo un nuevo cap!!!!!!! yeah

gracias por comentar
xoxo

55. Brittany

A las cinco de la mañana me despierta el móvil. Es Lisa. Probablemente quiera hablarme sobre Puck.

-- ¿Sabes qué hora es?? --le pregunto.
-- Se lo han cargado, Britt. Está muerto.
-- ¿Quién?? --exclamo, desesperada.
-- Puck. Y...... no sé si debería haberte llamado...... aunque te enterarás de todos modos.
Santana estaba con él y......
Los dedos se transforman en una garra alrededor del aparato.

-- ¿Dónde está Santana?? ¿Está bien?? Por favor, dime que está bien. Te lo ruego, Lis. Por favor.

-- Le Han disparado.

Durante un segundo espero que pronuncie las funestas palabras: está muerta.

-- Está en el quirófano. En el Hospital Lakeshore --dice en contra de mi pronóstico.
Antes de que termine la frase, ya me estoy quitando el pijama y vistiéndome a toda prisa, angustiada. tomo las llaves ,, me dirijo a la puerta sujetando aún con fuerza el teléfono mientras Lisa me relata todos los detalles..

El intercambio salió mal y Puck y Sheila están muertos. Santana recibió un disparo y está en el quirófano. Es lo único que sabe.

-- Ay ,, madre ,, ay ,, madre ,, ay ,, madre --canturreo de camino al hospital.. Tras pasar la noche anterior con ella, estaba convencida de que me elegiría a mí por encima del trafico de drogas. Puede que ella haya traicionado nuestro amor, pero yo no puedo hacer lo mismo.

Me convulsiono con los sollozos. Puck me aseguro ayer que se encargaría de que Santana no hiciera el trapicheo ,, pero...... madre mía.. Puck ocupó su lugar y ha acabado muerto. Pobre Puck.

Intento quitarme de la cabeza las imágenes en las que Santana no consigue superar la operación. Una parte de mí moriría con ella.

Le pregunto a una enfermera si puede informarme sobre el estado de Santana.
La señora me pide que le deletree su nombre y luego teclea en el ordenador. El sonido me hace enloquecer. Está tardando demasiado, tanto que quiero agarrarla por los hombros y zarandearla para que se dé más prisa.

La mujer me mira con curiosidad.

-- ¿Eres familiar??
-- Si.
-- ¿Qué parentesco??
-- Hermana.

La enfermera niega con la cabeza y se encoge de hombros. No se lo ha tragado.
-- Santana López ha ingresado con una herida de bala.
-- Se recuperará ¿verdad?? --le pregunto entre sollozos.

La señora vuelve a teclear en su ordenador.

-- Lleva toda la mañana en el quirófano, señorita López. La sala de espera es esa habitación naranja al final del pasillo, a la derecha. El médico le informara del pronostico de su hermana después de la operación.

-- Gracias --contesto, agarrándome al mostrador.

Al entrar en la sala de espera ,, me quedo helada al ver a la madre y a las dos hermanas de Santana juntas en un rincón,, sentadas sobre las sillas naranjas del hospital.. Su madre es la primera que se percata de mi presencia. Tiene los ojos muy rojos y las lágrimas le humedecen el rostro.

Me llevo una mano a la boca, pero no puedo evitar que se me escape un sollozo. No puedo contenerme. Las lagrimas me inundan los ojos y,, a través del borrón ,, veo que la señora López me tiende los brazos..

Abrumada por la emoción, corro hacia ella.

Se le mueve la mano.

Levanto la cabeza junto a la cama de Santana. He estado sentada a su lado toda la noche, esperando a que despertara. Su madre y sus hermanas tampoco se han movido de su lado.

El médico dijo que podrían pasar horas hasta que recupere el conocimiento.
Humedezco una toallita en el lavabo de la habitación y le mojo la frente. He repetido la misma operación toda la noche, mientras ella sudaba, atrapada en un sueño inquieto.

Abre los ojos. Es obvio que lucha contra los sedantes.

-- ¿Dónde estoy?? --pregunta en un tono débil y áspero.
-- En el hospital --contesta su madre, que se apresura a colocarse a su lado.

-- Te han disparado --añade Carla con la voz estrangulada por la congoja.
Santana frunce el ceño.

-- Puck...... --dice con un hilo de voz.
-- Ahora no pienses en eso --le digo yo, intentando reprimir las emociones, pero sin conseguirlo del todo. Tengo que ser fuerte por ella y no dejar que se venga abajo.

Creo que está a punto de tomarme la mano, pero una expresión de dolor le atraviesa el rostro y ceja en su empeño. Tengo tantas cosas que contarle, tanto que decirle. Ojala pudiera retroceder en el tiempo y cambiar el pasado. Ojala pudiera haber salvado a Puck y a Santana de aquel destino.

Con los ojos vidriosos por el sopor, me dice:

-- ¿Qué haces aquí??
Observo a su madre frotarle el brazo, intentando reconfortarla.
-- Brittany se ha quedado toda la noche, Santana. Estaba preocupada por ti.
-- Déjame hablar con ella. A solas --ruega débilmente.

Sus hermanas y su madre salen de la habitación y nos dejan solas.
Santana se incorpora sobre la cama con una mueca de dolor. Entonces, me mira.

-- Quiero que te vayas.
-- No puedes hablar en serio --respondo, tomándola de la mano. No puede estar hablando en serio.
Me aparta la mano, como si el contacto le quemara.
-- Sí, hablo en serio.

-- Santana, conseguiremos superarlo. Te quiero.
Ella gira la cabeza y clava su mirada en el suelo. Traga saliva con fuerza y carraspea.

-- Me acosté contigo por una apuesta,, Brittany --asegura en voz baja,, pero sus palabras son claras como el agua--.. No significo nada para mí. Tú no significas nada para mí.

Doy un paso atrás a medida que voy asimilando las dolorosas palabras de Santana.
-- No --susurro.
-- Tú y yo...... solo fue un juego. Aposte con Lucy su RX--7 a que podía echar un polvo contigo antes de Acción de Gracias.

Me estremezco al oír a Santana referirse a nuestro encuentro con aquella frialdad. Si lo hubiese llamado sexo, me habría dejado un sabor amargo en la boca. Pero referirse a eso con aquellas palabras hace que se me revuelva el estomago. Mantengo las manos firmes a los lados. Quiero que retire lo que ha dicho.

-- Estas mintiendo.

Ella aparta la mirada del suelo y la fija directamente en mis ojos. Ay, madre. No veo ninguna emoción en ellos. Su expresión es tan fría como sus palabras.

-- Eres patética si crees que lo que había entre nosotras era real.
Niego con la cabeza de forma vehemente.

-- No me hagas daño, Santana. Tú no. Ahora no --le pido. Me tiemblan los labios cuando pronuncio un silencioso pero suplicante «por favor». No responde y doy otro paso hacia atrás. Me tambaleo al pensar en mí, en la verdadera Brittany que Santana sacó a la luz.
Con un susurro lastimero, añado--: Confiaba en ti.

-- Ese es tu problema, no el mío.

Se toca el hombro izquierdo y hace una mueca de dolor antes de que su grupo de amigos irrumpa en la habitación. Le ofrecen sus condolencias y ánimo mientras yo me quedo de piedra en un rincón, pasando completamente desapercibida.

-- ¿Todo esto ha sido por una apuesta?? --pregunto por encima del bullicio.
Los seis o siete amigos que hay en la habitación me miran. Incluso Santana. Lisa se acerca a mí pero levanto una mano para detenerla.

-- ¿Es cierto?? ¿Santana aposto a que se acostaría conmigo?? --repito. Aún no puedo creer que las venenosas palabras de Santana sean verdad. No pueden serlo.
Todos los ojos recaen en ella, pero los de Santana me atraviesan a mí.

-- Díganselo --ordena Santana.

Un tipo llamado Jake levanta la cabeza.
-- Bueno, esto, sí. Ha ganado el RX--7 de Lucy.

Me apoyo en la puerta de la habitación, intentando mantener la cabeza en alto. Una expresión fría y dura se asienta en el rostro de Santana.

Mi garganta amenaza con cerrarse cuando anuncio:

-- Felicidades, Santana. Has ganado. Espero que disfrutes de tu coche nuevo.

Me agarro al pomo de la puerta y,, cuando estoy a punto de salir,, veo que la mirada de hierro de Santana se desvanece por un instante.. Salgo lentamente de la habitación.

Oigo los pasos de Lisa en el pasillo pero huyo de ella, del hospital, de Santana. Por desgracia, no puedo huir de mi corazón. Un dolor profundo lo atenaza y sé que nunca más volverá a ser el mismo.









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este capitulo es muy   
chicas solo faltan 2 caps y el epilogo, y se acaba esta historia   
espero sus comentarios!!!!

xoxo

Heyy!!! Que bueno que volviste me encanataba este fic y lo sigue haciendo.
Aun que espero que las cosas mejoren me he quedado un ppco triste :'(

Por Dios, pobre Britt!

OMG!!! Regresaste que bueno ya te extrañaba. No puedo creer que hayan matado a puck. Y que le pasa a Santana?? Por que ahora que puede ser feliz con Brittany lo hecha todo a perder ;(. Bueno saludos que bien que estes de vuelta cuidate

No entiendo a Santana por que le dijo eso a Britt???!!!!!!!
Esperando el próximo capitulo!!!
Saludos

monicagleek escribió:Heyy!!! Que bueno que volviste me encanataba este fic y lo sigue haciendo.
Aun que espero que las cosas mejoren me he quedado un ppco triste :'(

si volvi awww en serio te gusta????
todo mejorara!!!! te lo aseguro, pero en este cap no   

me alegro que comentaras!!!!!

xoxo

micky morales escribió:Por Dios, pobre Britt!

si pobre Britt que mala ha sido Santana pero te darás cuenta por que lo hizo!
gracias por comentar!!!

xoxo

zamudio escribió:OMG!!! Regresaste que bueno ya te extrañaba. No puedo creer que hayan matado a puck. Y que le pasa a Santana?? Por que ahora que puede ser feliz con Brittany lo hecha todo a perder ;(. Bueno saludos que bien que estes de vuelta cuidate

yeah regrese awww me extraño brincare de felicidad!!!!!!! nadie me habia extrañado!!!!
realmente malo lo que le paso a Puck   te daras cuenta por que lo ha hecho, aun no terminan los problemas!!!!

gracias por comentar!!!!!

xoxo

monica.santander escribió:No entiendo a Santana por que le dijo eso a Britt???!!!!!!!
Esperando el próximo capitulo!!!
Saludos

en este cap la entenderás, pero fue muy dura con Britt!!!

gracias por comentar

xoxo

56. Santana.



Llevo una semana aquí, y estoy harta de las enfermeras, los médicos, las agujas, las pruebas... y, sobre todo, de las batas de hospital. Creo que cuanto más tiempo paso aquí, más gruñóna me vuelvo. Vale, puede que no hubiera debido gritarle así a la enfermera que me ha quitado la sonda. Ha sido su animada disposición la que me ha sacado de quicio.

No quiero ver a nadie. No quiero hablar con nadie. Cuanta menos gente se meta en mi vida, mejor. He apartado a Brittany de mi vida y me dolió mucho tener que hacerle daño. Pero no tuve otra elección. Cuanto más cerca está de mí, más peligro corre. No podría soportar que le ocurriera lo mismo que a Puck...

«Deja de pensar en él», me digo.

La gente que me importa muere, así de simple. Mi padre. Ahora Puck. He sido una estúpida al pensar que podría tenerlo todo.

Cuando oigo que alguien llama a la puerta, le grito:
- ¡Lárgate!

Pero, sea quien sea, vuelve a hacerlo con más insistencia.

- ¡Dejame en paz de una puta vez!
Cuando se abre la puerta, le lanzo un vaso. No acaba estrellándose contra ningún empleado del hospital sino contra el pecho de la señora H.

- Oh, mierda. Tú no.

La señora H. lleva gafas nuevas, con una montura llena de diamantes falsos.

- Esta no es exactamente la bienvenida que esperaba, Santana
-dice-. ¿Sabes que aún puedo darte una papeleta de castigo por soltar palabrotas?

Me doy la vuelta para no tener que mirarla.

- ¿Has venido para darme papeletas de castigo? Porque si es así, puedes olvidarte de ello. No voy a regresar al instituto. Gracias por la visita. Siento que tengas que marcharte tan pronto.

- No voy a irme a ningún lado hasta que no oigas lo que tengo que decir.

Por favor, no. Cualquier cosa menos tener que escuchar su sermón. Presiono el botón para avisar a la enfermera.

- ¿Necesitas algo, Santana? -pregunta una voz a través del altavoz.
- Me están torturando.
- ¿Cómo dices?

La señora H. se acerca y me quita el altavoz de la mano.
- Está bromeando. Lo siento -dice la señora H., dejando después el altavoz sobre la mesita de noche, fuera de mi alcance-. ¿No te suministran pastillitas de la felicidad en este lugar?

- No quiero ser feliz.

La señora H. se inclina hacia delante. El flequillo le roza la parte superior de las gafas.
- Santana, siento mucho lo que le ocurrió a Puck. me han dicho que estaban muy unidos.

Miro por la ventana para evitarla. No quiero hablar de Puck. No quiero hablar de nada.
- ¿Por qué ha venido?

Escucho el sonido de una cremallera. Saca algo del bolso.
- Te he traído deberes, para que estés al día cuando vuelvas a clase.
- No voy a volver. Ya se lo he dicho. Lo dejo. No debería sorprenderle, señora H. Soy una pandillero, ¿lo recuerda?

Ella camina alrededor de la cama, entrando en mi campo de visión.
- Supongo que me equivoqué contigo. Estaba convencida de que ibas a romper el molde.
- Sí, bueno, eso fue antes de que dispararan a mi mejor amigo. Querían matarme a mí, ¿sabe? -digo, mirando el libro de química que lleva en la mano. El libro me recuerda lo que era antes y lo que ya no podré ser-. ¡Puck no tenía que morir, maldita sea! ¡Tendría que haber sido yo! -grito.
La señora H. no se inmuta.

- Pero no sucedió de ese modo. ¿Crees que le haces un favor a Puck rindiéndote y dejando el instituto? Considéralo un regalo que te hizo, no una maldición. Puck no va a volver. Pero tú aún puedes. -La señora H. coloca el libro de química en la repisa de la ventana-.
He visto morir a más alumnos de lo que creía posible. Mi marido insiste en que me vaya de Ohio que de clases en otro instituto donde no haya pandilleros cuya vida solo les conducirá a la muerte o al tráfico de drogas.

Se sienta en el borde de la cama y se mira las manos.

- Me quedé en Ohio para poder cambiar las cosas, para convertirme en un modelo a seguir. El director Figgins cree que podemos enmendar la brecha existente, y yo intento aportar mi granito de arena. Si cambiara la vida de uno de mis alumnos, podría...

- ¿Cambiar el mundo? -la interrumpo.
- Tal vez.
- No puede hacerlo. El mundo es como es.

Ella me mira, con una expresión de satisfacción en la cara.

- Ay, Santana, estás tan equivocada. El mundo es como tú quieres que sea. Si piensas que no puedes cambiarlo, entonces continúa el camino trazado. Pero hay otros caminos, aunque son más difíciles de recorrer. Cambiar el mundo no es fácil, pero lo que si tengo claro es que quiero intentarlo. ¿Y tú?
- No.

- Estás en tu derecho. Yo voy a intentarlo de todas formas -asegura, y tras hacer una pausa, añade-: ¿Quieres saber cómo le va a tu compañera de laboratorio?

- No. No me importa -respondo, negando con la cabeza.
Las palabras casi se me atascan en la garganta.
Ella suspira, dándose por vencida, y se acerca a la repisa de la ventana para coger el libro de química.

- ¿Debería dejarlo aquí o llevármelo?

No le digo nada.
Ella vuelve a dejar el libro junto a la ventana antes de dirigirse a la puerta.
- Ojalá hubiera elegido biología en lugar de química -confieso cuando abre la puerta para marcharse.

Ella me guiña un ojo, con complicidad.
- No te creo. Y para que lo sepas, el director Figgins va a hacerte una visita esta tarde.
Le advertiré que tenga cuidado al entrar, por si te da por lanzarle alguna cosa.



………………………………………………………………….

Me dieron el alta dos semanas después, y mi madre nos llevó a México. Un mes más tarde conseguí trabajo como camarera en un hotel, en San Miguel de Allende, cerca de la casa de mi familia. Un buen hotel, con paredes entabladas y pilares en las puertas delanteras. Como hablaba inglés mejor que los otros empleados, hacía de intérprete cuando me lo pedían.
Cuando salía con mis compañeros después del trabajo, estos intentaban que me interesase por alguna chica mexicana. (Ellos supieron que me gustaban las chicas después de que mas de alguno intentara seducirme) Las chicas eran sexys y, evidentemente, sabían cómo atraer a cualquiera. El problema era que no eran Britt mi Britt.

Tenía que sacármela de la cabeza. Y rápido.
Lo intenté. Una noche, una chica estadounidense que se alojaba en el hotel me llevó a su habitación. Al principio supuse que acostarme con otra chica rubia me haría olvidar la noche que pasé con Britt. Pero cuando estaba a punto de hacerlo, me quedé paralizada.

Entonces, me di cuenta de que Brittany había arruinado mi percepción de las chicas para siempre. No era el rostro de Britt, ni su sonrisa, ni sus ojos. Todo eso hacía que los demás la vieran como una chica preciosa, pero era su interior lo que la hacía distinta.
Era el modo en que le limpiaba la cara a su hermana, la seriedad con la que se tomaba la clase de química, su modo de demostrarme su amor pese a saber quién y qué era yo. Había estado a punto de meterme en un asunto de drogas y, pese a todo, Brittany eligió amarme.

De modo que ahora, tres meses después del disparo, regreso a Ohio para enfrentarme a lo que la señora H. llamaría mi mayor miedo.

Enrique está sentado en su oficina, en el taller, negando con la cabeza. Hablamos de la noche de Halloween y le perdono por haberle contado a Lucy que me había acostado con Britt.

Tras explicarle lo que voy a hacer, Enrique suelta un lento y profundo suspiro.

- Podrías morir -dice, mirándome fijamente.
- Lo sé -admito, asintiendo con la cabeza.
- No podré ayudarte. Ninguno de nuestros amigos en Los Latino Blood podrá hacerlo. Piénsatelo bien, Santana. Regresa a México y disfruta del resto de tu vida.

Ya he tomado una decisión y no tengo intención de dar marcha atrás.
- No soy una cobarde. Tengo que hacerlo. Tengo que salir de la banda.
- ¿Por ella?
- Sí.

Por ella y por mi padre. Por Puck, por mi familia y por mí misma.

- ¿De qué te sirve salir de los Latino Blood si acabas muerta? -me pregunta Enrique-. La paliza que sufriste para entrar te va a parecer una bendición comparado con esto. Harán incluso que participen los miembros más antiguos.
En lugar de responder, le paso un trozo de papel con un número de teléfono escrito en el.

- Si me ocurre algo, llama a este tipo. Es el único amigo que tengo que no tiene nada que ver con esto.

Ni con esto ni con Britt.

Esta noche me enfrento a un almacén lleno de gente que me considera una traidora. Me han llamado eso y un montón de cosas más. Hace una hora le conté a Robin, la sucesora de Sheila, que quería salir de la banda.
Una ruptura limpia con los Latino Blood. Solo hay un problema... para conseguirlo tengo que sobrevivir a un desafío: lo que ellos llaman un 360, una paliza en la que te propinan golpes desde todos lados.
Robín, rígida y ceñuda, camina hacia mí con la bandana de los Latino Blood. Observo a los espectadores. Mi amigo jake , al fondo, aparta la mirada. Lucy y Mario también están aquí, pero a ellos les brillan los ojos por la emoción. Mario es un cabrón chiflado y Lucy no se alegra de haber perdido la apuesta aunque no haya ido a reclamar mi premio. Ambos disfrutarán apaleándome sin que pueda devolverles el golpe.

Enrique, mi primo, está apoyado contra la pared, en un rincón del almacén. Los demás esperan que participe en el desafío, que aporte su granito de arena, rompiéndome un hueso que me provoque la muerte. La lealtad y el compromiso es lo más importante para los Latino Blood. Si violas esa lealtad, violas el compromiso... y te conviertes en su enemigo. O en algo peor, porque antes eras uno de ellos. Si Enrique mueve un dedo para protegerme, estará jodido.

Me levanto orgullosa mientras Robín me tapa los ojos con la bandana. Sé que puedo hacerlo. Si la recompensa es regresar junto a Brittany, habrá merecido la pena. Ni siquiera voy a pensar en la otra opción.

Tras atarme las manos a la espalda, me llevan hasta un coche y me meten en el asiento trasero, con dos tipas flanqueándome. No tengo ni idea de hacia dónde nos dirigimos. Robin está ahora al mando, así que cualquier cosa es posible.

Una nota. No he escrito ninguna nota. ¿Qué pasa si muero y Britt no se entera nunca de lo que siento por ella? Quizás sea mejor así. Ella podrá seguir adelante con su vida más fácilmente si cree que solo soy una estúpida que la traicionó.

Cuarenta y cinco minutos más tarde, el coche se sale de la carretera. Lo sé porque siento la gravilla crujiendo bajo los neumáticos. Tal vez saber dónde estoy me tranquilizaria, pero no puedo ver nada. No estoy nerviosa; más bien Impaciente por saber si seré una de las afortunadas que salen vivas del desafío. E incluso si lo consigo, ¿me encontrará alguien o moriré sola en algún granero, almacén o edificio abandonado? Quizás no vayan a pegarme. Puede que solo me lleven a la azotea de un edificio y una vez allí me den un empujón. Y se acabó.

No, Robin no haría eso. Le gusta oír los gritos y las súplicas mientras los tiene arrodillados frente a ella
.
No voy a darle esa satisfacción.

Me sacan del coche. Por el sonido de la gravilla y las piedras bajo mis zapatos, sé que estamos en medio de la nada. Oigo cómo se detienen otros coches, el sonido de más pasos. Una vaca muge a lo lejos.
¿Un mugido de advertencia? La verdad es que no me gustaría que tuviéramos que largarnos ahora. Si algo interrumpe esta ceremonia, solo supondrá posponer lo inevitable. Estoy deseando hacerlo. Estoy preparada. Acabemos de una vez.

Me pregunto si me atarán las manos a un árbol o si me colgarán como una piñata viviente.

Joder, odio no saber lo que me espera. Estoy perdida.
- Quédate aquí -me ordenan.
Como si fuera a marcharme a algún sitio.
Alguien se acerca. Puedo oir la gravilla crujiendo a cada paso.

- Eres una desgracia para la hermandad, hermandad. Te hemos protegido, a ti y a tu familia, y tú has decidido darnos la espalda. ¿Es así?

Ojalá mi vida fuera una novela de John Grisham. Sus héroes siempre parecen estar a un paso de la muerte pero acaban encontrando un plan brillante. Normalmente, información secreta que arruina al malvado, y si el héroe acaba muerto, el malvado acaba destrozado durante el resto de su vida. Por desgracia, la vida real no siempre tiene un final feliz.

- Sheila fue la que traicionó a los Latino Blood -le digo-. ella si era una traidora.

Como respuesta, me gano el primer puñetazo en la mandíbula. Mierda, no estaba preparada. No puedo ver nada con los ojos vendados. Intento permanecer impasible.

- ¿Comprendes las consecuencias de dejar los Latino Blood?

Muevo la mandíbula de un lado a otro.
- Sí.
Oigo los crujidos de la gravilla mientras la gente se arremolina a mí alrededor. Esta noche yo soy la diana.

Se impone un silencio aterrador. Nadie ríe, nadie emite sonido alguno. Algunos chicos que me rodean han sido mis amigos desde que éramos pequeños. Como Enrique, libran una batalla interior consigo mismos. No les culpo. Solo los menos afortunados han sido elegidos para la pelea de hoy.

Sin previo aviso, alguien me golpea en la cara. Intento mantener el equilibrio, pero es difícil, sobre todo porque sé que me esperan más golpes como aquel. Una cosa es estar en una pelea abierta, y otra muy distinta es estar en una en la que sabes que no tienes salida.

Algo afilado me rasga la espalda.

A continuación, siento un puñetazo en las costillas.

Me golpean de cintura para arriba, sin dejar ni un centímetro libre de golpes. Un corte aquí, un puñetazo allá. Me tambaleo varias veces, pero vuelven a enderezarme y a darme otro puñetazo.

Me dan una cuchillada en la espalda. Me escuece como si las llamas estuvieran lamiéndome la piel. Puedo distinguir los puñetazos de Enrique porque contienen menos rabia que los demás.

Pensar en Britt me ayuda a no gritar. Quiero ser fuerte por ella.. por nosotros. No voy a dejar que mi vida o mi muerte dependan de estos tipos. Yo soy la dueño de mi destino, no los Latino Blood.

No tengo ni idea de cuánto tiempo ha pasado. ¿Media hora? ¿Una hora? Tengo el cuerpo entumecido. Me cuesta mucho mantenerme en pie. Y entonces me llega el olor del humo, ¿Me van a empujar a una fogata? Todavía tengo la bandana bien atada sobre los ojos, aunque no me importa, porque estoy segura de que los tengo tan hinchados que de todos modos no podría abrirlos.

Me siento desfallecer y estoy a punto de caer al suelo pero me obligo a permanecer recta.

Probablemente esté irreconocible, con la sangre brotando de todos los cortes que tengo en la cara y el cuerpo. Puedo sentir cómo me desgarran la camiseta y cómo cae al suelo hecha pedazos.
La cicatriz que me dejó Sheila debe de ser ahora visible. Un puño me golpea justo ahí. Es demasiado doloroso,

Me desplomo en el suelo, arañándome la cara con la gravilla.
Ya no estoy tan segura de poder resistirlo. «Britt. Britt. Britt». Mientras pueda repetir este mantra, sé que no moriré. «Britt. Britt. Britt»
¿Será real el olor a humo o acaso es el olor de la muerte?

A través de la espesa neblina de mi mente, me parece oír cómo alguien dice: «¿No crees que ya ha tenido suficiente?»
Oigo una voz distante, pero inconfundible.
- No.

Se suceden las protestas. Si pudiera moverme, lo haría. «Britt. Britt. Britt.».
Oigo más protestas. Nadie suele hacer esto durante un desafío. No está permitido.
¿Qué sucede? ¿Qué va a ocurrir ahora? Tiene que ser algo peor que los golpes porque oigo a varios chicos discutiendo.

- Sujetale la cabeza abajo -me llega la voz de Robin-. Bajo mi mando, nadie traiciona a los Latino Blood. Que esto sirva de ejemplo para todo aquel que intente traicionarnos.
El cuerpo de Santana López quedará marcado para siempre como un recuerdo de su traición.
El olor a quemado se hace más intenso. No tengo ni idea de lo que está a punto de ocurrir, y entonces siento en la parte superior de la espalda lo que parecen brasas.
Creo que suelto un gemido, o un gruñido, o un grito. No estoy segura. Ya no sé lo que ocurre. Me cuesta pensar. Lo único que puedo hacer es sentir el dolor. Podrían haberme lanzado directamente al fuego; es la peor tortura imaginable. El olor a piel quemada me abrasa la nariz. Entonces comprendo que las brasas no son en realidad brasas. la idiota me está marcando. El dolor, el dolor...

«Britt. Britt. Britt.»





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hasta aqui el cap!!!! ahora pudieron entender a San??
chicas me gustaria conocerlas!!!! alguien quiere ser mi amiga en facebook???
manden imbox

PD: si tiene algun error, disculpen!!!!  
xoxo

Ahhhh!!!! Estoy horrorizada, practico artes marciales y he recivido muchos golpes y tal, pero no quiero imaginar como deve ser recivir golpes sin saber de donde vienen!!
Espero que el sufrimiento y el dolor le valga la pena.
Ahora solo queda un capitulo y el epilogo??

Espero muy impaciente el proximo capitul.

me parece super injusto pero si asi tiene que ser pues sera y ya!!!!!!

Hola nena, saludos de nuevo, ahora ta pude entender por que San aparto a Britt, no me gusto que le hicieran eso los Latin bloods. Ojala que regrese con Britt y que la perdone. Como siempre me encanta el fic saluditos que estes bien

Que cobardes son los latin bood!!!!!!!
Estoy muy intrigada por el siguiente capitulo.
saludos

Pobre san eso tuvo que ser bien doloroso! Malditos los Latino Bloods, GRRRRRRRR!!!!!!

monicagleek escribió:Ahhhh!!!! Estoy horrorizada, practico artes marciales y he recivido muchos golpes y tal, pero no quiero imaginar como deve ser recivir golpes sin saber de donde vienen!!
Espero que el sufrimiento y el dolor le valga la pena.
Ahora solo queda un capitulo y el epilogo??

Espero muy impaciente el proximo capitul.

HOLA!!!!!
Eso fue muy bajo por parte de los latin blood, pronto sabras si valio la pena!!!
te dejo un nuevo cap!!!!
xoxo

micky morales escribió:me parece super injusto pero si asi tiene que ser pues sera y ya!!!!!!

hola!!!!
tambien me parecio injusto, odie ese momento!!!!
te dejo un nuevo cap!!!!!

xoxo

zamudio escribió:Hola nena, saludos de nuevo, ahora ta pude entender por que San aparto a Britt, no me gusto que le hicieran eso los Latin bloods. Ojala que regrese con Britt y que la perdone. Como siempre me encanta el fic saluditos que estes bien

hola!!!!
si malditos latin blood, en cuanto que vuelvan a estar juntas pronto lo sabras!!!!!
me alegro que te encante!!!!
gracias por comentar!!!!!

monica.santander escribió:Que cobardes son los latin bood!!!!!!!
Estoy muy intrigada por el siguiente capitulo.
saludos

hola!!!!
si tienes razon, son unos cobardes!!!
tantantan (musica dramatica) hahhahah te dejo el nuevo cap!!!

xoxo

Sophia27 escribió:Pobre san eso tuvo que ser bien doloroso! Malditos los Latino Bloods, GRRRRRRRR!!!!!!

hola!!!!
si, demasiado doloroso!!!!!! no creo que eso sea una buena idea para poder salir.   
deberiamos golpearlos!!!!!  

hola chicas!!!! les habia mencionado que este era el ultimo cap, pero en realidad queda uno mas, no lo conté por que es un cap de britt!!!!
bueno les dejare leer el cap!!!




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57.Brittany.


1 de abril
Hace cinco meses que no veo a Santana, desde el día que le dispararon. Los rumores sobre Puck y Santana por fin se han disipado, y los psicólogos y los trabajadores sociales ya han abandonado el instituto.

La semana pasada le dije al trabajador social del instituto que conseguía dormir más de cinco horas, aunque era mentira. Desde el incidente me ha costado mucho conciliar el sueño; me despierto en mitad de la noche porque mi cabeza no deja de analizar la horrible conversación que Santana y yo mantuvimos en el hospital. El trabajador social asegura que me costará mucho deshacerme de la sensación de haber sido traicionada.

El problema es que no me siento traicionada, sino más bien triste y desilusionada. Después de todo este tiempo, sigo acostándome con las fotos que le hice la noche en la que estuvimos en el Club Mystique.

Después de que le dieran el alta en el hospital, dejó el instituto y desapareció. Puede que físicamente esté fuera de mi vida, pero siempre será parte de mí. No puedo dejarla marchar por mucho que me esfuerce.

Una de las cosas positivas de toda esta locura es que mi familia llevó a Shirley a Colorado para que viera las instalaciones de Sunny Acres y a mi hermana le gustó mucho el centro. Tienen actividades programadas para todos los días, hacen deporte, e incluso hay famosos que hacen visitas cada tres meses. Cuando Shirley supo que conocería a famosos y que se celebraban conciertos benéficos, creo que se habría caído de la silla de ruedas si no hubiera estado bien sujeta.

Me costó mucho dejar que mi hermana eligiera su propio camino, pero lo hice. Y no monté ninguna escena. Saber que era elección de Shirley me hizo sentir mucho mejor.
Pero ahora estoy sola. Santana se llevó un pedazo de mi corazón con ella cuando se marchó. Estoy aferrándome a lo poco que me queda. He llegado a la conclusión de que solo lograré controlar mi propia vida. Santana eligió su camino. Y no me incluyó en él.
Ignoro a los amigos de Santana en el instituto, y ellos actúan conmigo del mismo modo. Todos fingimos que no ocurrió nada al principio del último curso. Excepto Lisa.
A veces hablamos, pero es muy doloroso. Entre nosotros existe una silenciosa complicidad, y me ayuda pensar que hay alguien que atraviesa el mismo tipo de dolor que yo.


En mayo, cuando abro la taquilla antes de la clase de química, un par de calentadores de manos cuelgan del gancho interior. La peor noche de mi vida me golpea de nuevo, con una fuerza brutal.

¿Ha estado Santana aquí? ¿Ha sido ella quien ha colocado los calentadores?

Por mucho que quiera olvidarla, no puedo. Leí una vez que la memoria de los peces de colores dura únicamente cinco segundos. Les envidio. Mis recuerdos de Santana, mi amor por ella, durarán toda la vida.

Llorando, me llevo los suaves calentadores al pecho y me arrodillo junto a la taquilla. Soy un despojo humano.

Quinn se acerca a mí.

- Britt, ¿qué pasa?
Soy incapaz de moverme. Incapaz de calmarme.
-Vamos -insiste Quinn, levantándome-. Todos te están mirando.
Kitty también se acerca.

- En serio, ¿ya es hora de que superes que el pandillero de tu novia te dejó tirada? Empiezas a ser patética -dice, asegurándose de que la multitud que se ha agolpado a nuestro alrededor la oiga.

Sam aparece junto a Kitty y me hace una mueca.

- Santana se merece lo que le pasó -me susurra.
«Sea o no lo correcto, debes de luchar por aquello en lo que crees». Tengo la mano cerrada en un puño cuando le golpeo. Sam esquiva el golpe, me coge de los puños y me los retuerce tras la espalda.

Joe , el novio de Quinn, interviene.
- Suéltala, Sam.
- No te metas en esto, Hart.
- Colega, humillarla porque te dejó plantado por una chica es una idea estúpida.

Sam me empuja hacia un lado y se remanga la camiseta.
No puedo permitir que Joe libre aquella batalla por mí.
- Si quieres pelearte con él, tendrás que pasar antes por encima de mí -le digo a Sam.
Sorprendida observo que Lisa se coloca delante de mí.

- Y antes tendrás que enfrentarte a mí.
Quinn se coloca junto a Lisa.

- Y a mí también.

Un chico mexicano llamado Jake empuja a Kurt Hummel, quien acaba al lado de Lisa.

- Este tipo puede romperte el brazo de un solo golpe, idiota. Desaparece de mi vista antes de que le obligue te hacerlo -advierte Jake
.
Kurt, que lleva una camiseta de color coral y unos pantalones blancos, gruñe para parecer un tipo duro, aunque no se le da muy bien el papel.

Sam mira de derecha a izquierda en busca de apoyo pero no encuentra ninguno.
Parpadeo sin dar crédito a lo que está sucediendo. Puede que el mundo no se acabe, sino que deje las cosas como deben estar.

- Vamos, Sam -le dice Kitty-. De todas formas, no necesitamos a estos perdedores.
Se alejan juntos. Casi siento lástima por ellos. Casi.

- Estoy tan orgullosa de ti, Joe -dice Quinn, lanzándose a sus brazos.
Empiezan a comerse a besos allí mismo, sin importarles quién esté mirando ni la política del instituto en contra de las demostraciones de afecto en público.

- Te quiero -susurra Joe cuando se aparta para tomar aire.
- Yo también te quiero -le contesta Quinn con voz de niña.
- vayan a un hotel -grita uno de los estudiantes.
Pero ellos siguen besándose hasta que empieza a sonar la música por los altavoces. La multitud se dispersa. Todavía tengo en las manos los calentadores.

Lisa se arrodilla a mi lado.

- Nunca le dije a Puck lo que sentía. Nunca me arriesgué y ahora es demasiado tarde.
- Lo siento tanto, Lis. Yo sí lo hice y, aun así, perdí a Santana, de modo que puede que tuvieras razón.

Lisa se encoge de hombros. Sé que intenta controlarse para no empezar a llorar en mitad del instituto.

- Supongo que algún día lo superaré. No es probable, pero tengo la esperanza. –
Endereza los hombros y se pone en pie, armándose de valor. La observo mientras se dirige hacia el aula. Me pregunto si hablará de ello con otros amigos o si solo confía en mí.

- Vamos -interviene Quinn en cuanto se separa de los brazos de Joe. Me lleva hacia la puerta del instituto. Me enjugo las lágrimas con el dorso de la mano y me siento en el bordillo que hay junto al coche de mi mejor amiga. No me importa hacer campana-. Estoy bien, Quinn. De verdad.

- No, no lo estás. Britt, soy tu mejor amiga. Estaré a tu lado antes y después de tus novios. Así que suéltalo. Soy toda oídos.

- Le amaba.
- No me digas, Sherlock. Me refiero a algo que no sepa.
- Me utilizó. Se acostó conmigo para ganar una apuesta. Y, aun así, la amo. Quinn, soy patética.
- ¿Te acostaste con ellay no me lo dijiste? Pensaba que solo era un rumor. Ya sabes, de esos que no son ciertos.

Apoyo la cabeza entre las manos, desesperada.

- Estoy bromeando. Ni siquiera quiero conocer los detalles. Bueno, sí, pero solo si quieres contármelos -continúa mi amiga-. Olvídate de eso ahora. Vi cómo te miraba, Britt. Por eso dejé de agobiarte sobre el tema. No podía estar fingiendo. No sé quién te habrá contado lo de la apuesta pero...

Levanto la cabeza para mirarla.

- Fue ella. Y sus amigos lo confirmaron. ¿Por qué no puedo olvidarle?
Quinn niega con la cabeza, como si intentara borrar las palabras que acabo de pronunciar.

- Vayamos por partes -sugiere, cogiéndome de la barbilla y obligándome a mirarla-. Primero, Santana sentía algo por ti, lo admitiera o no, con apuesta o sin ella. Y tú lo sabes, Britt, porque si no, no estarías aferrándote a esos calentadores como lo haces. Segundo, Santana ya no forma parte de tu vida. Debes seguir adelante, te lo debes a ti misma, al bobo de su amigo Puck y a mí, aunque no sea fácil.

- No puedo evitar pensar que me apartó de su vida a propósito. Si pudiera hablar con ella, conseguiría las respuestas que necesito.

- Quizás ella no las tenga y por eso se marchó. Si quiere darse por vencida, ignorar lo que tiene frente a sus narices, que así sea. Pero tienes que demostrarle que tú eres mucho más fuerte.

Quinn tiene razón. Por primera vez sé que conseguiré acabar el último curso. Santana se llevó un pedazo de mi corazón la noche que hicimos el amor, y lo llevará consigo para siempre. Sin embargo, eso no significa que tenga que estar esperando toda la vida. No puedo perseguir fantasmas eternamente.

Ahora soy más fuerte. Al menos, eso espero.

Dos semanas más tarde, me quedo de último en el vestuario mientras me cambio para la clase de gimnasia. Oigo un taconeo y levanto la cabeza. Es Carmen Sánchez. No me pongo histérica. En lugar de eso, me enderezo y la miro a los ojos.

- Vino a Ohio, ¿sabes? -suelta.
- Lo sé -contesto yo, recordando los calentadores de manos en mi taquilla. Pero se marchó. Como un susurro, estuvo aquí y luego desapareció.

Carmen parece nerviosa, casi vulnerable.

- ¿Sabes esos animales de peluche que dan en la feria como premio? ¿Esos que no gana prácticamente nadie, excepto los que tienen mucha suerte? Yo nunca he ganado uno.
- Ya. Yo tampoco.
- Santana era mi premio gordo. No te soportaba porque la habías apartado de mi camino -me dice.

Me encojo de hombros.

- Bueno, pues puedes dejar de hacerlo. Ya no la tengo.
- Ya no te odio -confiesa-. He seguido adelante.
Trago saliva con fuerza antes de decir: - Yo también.
Carmen suelta una risita. Luego, a medida que sale del vestuario, lo oigo murmurar: -
Pero parece que Santana no.

¿Qué se supone que significa eso?



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espero sus comentarios!!!!
mañana cap final!!!!!!      y despues el epilogo!!

Me ha gustado el momento de complicidad entre carmen y brittany :-)
pero no puedo evitar seguir un poco apenada :'( despues de todo me gustan los finales felices y espero que el de esta historia lo sea :'(