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[Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
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Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
ese tío es una porquería grrrrr como le hizo eso a esa chica que se cree muy malo eres pues que miedo uyyyy ¬¬ baboso alli espérate que te agarren de verdad los ángeles te metes con humanos porque sabes que no son mas fuertes que tu xq no te metes con los tu tamaño maricon jummm hay me cae tan mal ese tipo .... pero me encanta britt y san son tan tiernas y quinn y sam tbm pero en verdad tienen una paciencia de santos espero el siguiente capitulo xaito cdt
imperio0720****** - Mensajes : 322
Fecha de inscripción : 19/04/2012
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Oh mi dios...pobre Taylah o.O tan bien que me caía, debió ser muy duro para ella...¡Maldito Jake! No se que espera Sam para acabar con él ¿que le haga algo a Britt? ¿Que se paré justo frente a él y le diga "Mira, soy un demonio"? por que si no es tonto que no se de cuenta de que esté chico es obscuro, muy obscuro. Pero dejando mi tensión de lado (?) Santana tan protectora. Nunca deja a Britt y eso me encanta...es tan romantica que la adoro :3
¿Resaca? Yo no estuve nada de fiesta, soy como una ancianita...la fiesta terminó temprano para mí y como quedaba cerca mi casa, me fui a dormir xD pero comí mucho, eso sí. Capítulo 28: Angél de Destrucción, hemos ido rápido ¿Que hace que empezó? ^^ me encanta cada capítulo. Bien, un abrazo...nos leemos en el próximo!
¿Resaca? Yo no estuve nada de fiesta, soy como una ancianita...la fiesta terminó temprano para mí y como quedaba cerca mi casa, me fui a dormir xD pero comí mucho, eso sí. Capítulo 28: Angél de Destrucción, hemos ido rápido ¿Que hace que empezó? ^^ me encanta cada capítulo. Bien, un abrazo...nos leemos en el próximo!
Ali_Pearce- - Mensajes : 1107
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Edad : 31
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
WTF Taylah murio?!? Porque?!? Me agradaba mucho!!!! No quiero imaginar como debe estar rachel... :(
Jake es un maldito desgraciado!! Lo odio!!!!!!!!!! Mas le vale que no le haga nada a san!! >:(
Estoy segura de que no era un perchero lo que vio britt.
Creo que era jake.
Actualiza pronto please. ;) xoxo.
Jake es un maldito desgraciado!! Lo odio!!!!!!!!!! Mas le vale que no le haga nada a san!! >:(
Estoy segura de que no era un perchero lo que vio britt.
Creo que era jake.
Actualiza pronto please. ;) xoxo.
DafygleeK****** - Mensajes : 371
Fecha de inscripción : 23/06/2013
Edad : 25
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Ohhhhhh Maldito Jake lo odio,quiero venganza por parte de los ángeles
khandyy** - Mensajes : 95
Fecha de inscripción : 08/03/2012
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
una de mis trilogías favoritas
que mejor adaptada a las adoradas
brittanas!!
saludos excelente todo
que mejor adaptada a las adoradas
brittanas!!
saludos excelente todo
raxel_vale****** - Mensajes : 377
Fecha de inscripción : 24/08/2013
Edad : 34
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Lo sabia, siempre lo sospeche! espero que quinn y sam puedan proteger a britt y a santana!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Bueno Jake es un tremendo imbécil pero no te preocupes ya se acerca el enfrentamiento y estará muy bueno. ami me dio mucha tristeza la muerte de Taylah era un personaje alegre, pero bueno este Jake la asesino lo odio mucho, gracias por comentar y espero y te guste el próximo capitulo. muchos saludos y hasta la próximaimperio0720 escribió:ese tío es una porquería grrrrr como le hizo eso a esa chica que se cree muy malo eres pues que miedo uyyyy ¬¬ baboso alli espérate que te agarren de verdad los ángeles te metes con humanos porque sabes que no son mas fuertes que tu xq no te metes con los tu tamaño maricon jummm hay me cae tan mal ese tipo .... pero me encanta britt y san son tan tiernas y quinn y sam tbm pero en verdad tienen una paciencia de santos espero el siguiente capitulo xaito cdt
Si la verdad es que Taylah, era uno de los personajes mas alegres que podía haber, pera ya veremos que es lo que pasa. No te preocupes pronto actuaran los ángeles y entraran en acción... y ya esta a la puerta de la esquina el poder de britt, pronto lo sabránAli_Pearce escribió:Oh mi dios...pobre Taylah o.O tan bien que me caía, debió ser muy duro para ella...¡Maldito Jake! No se que espera Sam para acabar con él ¿que le haga algo a Britt? ¿Que se paré justo frente a él y le diga "Mira, soy un demonio"? por que si no es tonto que no se de cuenta de que esté chico es obscuro, muy obscuro. Pero dejando mi tensión de lado (?) Santana tan protectora. Nunca deja a Britt y eso me encanta...es tan romantica que la adoro :3
¿Resaca? Yo no estuve nada de fiesta, soy como una ancianita...la fiesta terminó temprano para mí y como quedaba cerca mi casa, me fui a dormir xD pero comí mucho, eso sí. Capítulo 28: Angél de Destrucción, hemos ido rápido ¿Que hace que empezó? ^^ me encanta cada capítulo. Bien, un abrazo...nos leemos en el próximo!
Bueno con respecto a fiestas pasadas pues que te digo, casi me estoy muriendo por una gripe infernal, yo creo que me desvele mucho y por eso es, ademas del constante cambio del clima que hay por acá, pero aquí estoy sobreviviendo
El final ya se acerca creo que le queda como mínimo tras capítulos y el epilogo...
pero aun queda dos libros mas y pues no se si la verdad quieran que siga con esta historia ya veremos muchos saludos y gracias siempre por comentar saludos y hasta la próxima actualización
Creo que todos coincidimos de que Taylah les gustaba a muchos pero bueno, yo odio mas a Jake por esto enserio lo odio, pero ya veremos que es lo que pasa después, y bueno en este capitulo siguiente veremos a una Rachel bastante mal por esto Pronto se acerca el enfrentamiento entre ángeles y demonios...DafygleeK escribió:WTF Taylah murio?!? Porque?!? Me agradaba mucho!!!! No quiero imaginar como debe estar rachel... :(
Jake es un maldito desgraciado!! Lo odio!!!!!!!!!! Mas le vale que no le haga nada a san!! >:(
Estoy segura de que no era un perchero lo que vio britt.
Creo que era jake.
Actualiza pronto please. ;) xoxo.
muchos saludos y hasta la próxima espero y disfrute el capitulo.
Jajaja no te preocupes ya falta poco para poder ver a los ángeles en acción. coincido contigo odio a Jake mucho pero ya veremos que es lo que pasa muchos saludos y hasta la próxima:):khandyy escribió:Ohhhhhh Maldito Jake lo odio,quiero venganza por parte de los ángeles
Es una de las mías también y bueno que te puedo decir adoro a mis Brittanasraxel_vale escribió:una de mis trilogías favoritas
que mejor adaptada a las adoradas
brittanas!!
saludos excelente todo
igual muchos saludos y gracias por comentar
Si como que ya lo imaginábamos que ese tal Jake nos ocasionaría muchos problemas, pero veremos que es lo que harán nuestras Brittanas para poder luchar contra ese demonio. muchos saludos y ojala te guste el próximo capitulo. saludos:D:micky morales escribió:Lo sabia, siempre lo sospeche! espero que quinn y sam puedan proteger a britt y a santana!
Emma.snix*** - Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 02/08/2013
Edad : 32
Fanfic [Brittana] Halo. Capitulo 29: Una Amiga en Necesidad
Capitulo 29:
Una Amiga en Necesidad
Una Amiga en Necesidad
Taylah persiguió mis sueños. La vi como un fantasma sin rostro con un par de manos manchadas de sangre blanca que voló sin rumbo en el aire. Entonces yo estaba dentro de su cuerpo, tendida en un charco de sangre caliente pegajosa. Oí el torpe goteo de los grifos en el baño de las chicas cuando ella se deslizó en la muerte. Entonces sentí el dolor y la tristeza abrumadora de su familia. Ellos mismos se estaban culpando por no haber notado su depresión, preguntándose si podría haber evitado el resultado. Jake estaba allí en el sueño también, siempre en el borde del marco, un poco fuera de foco y riendo en voz baja.
En la mañana me desperté para encontrar las sábanas arrugadas y vacío el lugar a mi lado. Si apretaba la cara contra la almohada en la que su cabeza había reposado, todavía podía débilmente capturar el aroma de Santana. Me di la vuelta en la cama y abrí las cortinas para dejar que la luz del sol de oro se vertiese en la habitación.
En la cocina, era Santana y no Sam quien preparaba el desayuno. Ella se había puesto sus jean desgastados y su blusa blanca, su cabello estaba alborotado. Miré su cara fresca y hermosa cuando ella cuidadosamente rompía los huevos en la sartén chisporroteante.
—Pensé hacer un buen desayuno —dijo cuando me vio.
Sam y Quinn ya estaban sentados a la mesa del comedor, los platos repletos de huevos revueltos con tostadas de pan agrio delante de ellos.
—Esto es realmente bueno —dijo Quinn entre bocado y bocado—. ¿Cómo aprendiste a cocinar tan rico?
—Bueno no tuve elección, muchos chicos en casa, tenía que aprender —Dijo Santana—. Toda mi familia, aparte de mi madre son inútiles en la cocina. Cuando se trabaja hasta altas horas en la clínica tienen que pedir una pizza o comer lo que pueden encontrar como dicen, `agregar agua y revolver´. Así que cocino para ellos cada vez que mamá no está cerca.
—Santana es una mujer de muchas habilidades —le dije a Quinn y Sam elogiosamente.
Santana se había quedado sólo una noche pero me maravillé de la facilidad con la que se había integrado en nuestra pequeña familia. No tenía ganas de tener una invitada en la casa, era una más de nosotros ahora. Incluso Sam parecía haberla aceptado, y hasta le encontró una blusa de Quinn limpia y blanca para llevar a la escuela.
Me di cuenta de que todos estábamos evitando cuidadosamente el tema de lo que había sucedido la tarde anterior. Yo sabía que estaba sin duda tratando de bloquear mi memoria.
—Sé que lo de ayer llegó como un shock terrible para todos nosotros —dijo Quinn con el tiempo—. Pero vamos a hacer frente a esta situación.
— ¿Cómo? —le pregunté
—Nuestro Padre nos mostrará el camino.
—Sólo espero que lo haga pronto, antes de que sea demasiado tarde —murmuró Santana, pero yo era la única que la escuchó.
Una onda de choque había arrancado a través de la escuela después del descubrimiento del suicidio de Taylah. Aunque las clases
continuaron en un intento de mantener la normalidad, todo parecía estar funcionando provisionalmente. Las cartas se habían enviado a los padres ofreciendo servicios de apoyo emocional y animando a las familias a sostener a sus hijos en todo lo que podían. La gente caminaba alrededor como si estuvieran sobre cascarones de huevo, sin querer ser demasiado alto o insensible. Jake Thorn y sus amigos fueron los grandes ausentes.
Una asamblea fue llamada a media mañana, y el Dr. Chester explicó a los alumnos que la administración no sabía exactamente lo que había ocurrido, pero había puesto la investigación en manos de la policía. Entonces su voz se hizo menor, de hecho.
—La pérdida de Taylah McIntosh es impactante y trágica. Era una gran amiga y estudiante, y se le extrañará enormemente. Si a alguno de ustedes le gustaría hablar con alguien sobre lo que ha ocurrido, por favor, reserven un tiempo con la señorita Hirche, nuestra consejera de confianza de la escuela.
—Lo siento por el Dr. Chester —dijo Santana—. Ha estado recibiendo llamadas telefónicas durante toda la mañana. Los padres están en pie de guerra sobre esto.
— ¿Qué quieres decir?—. Le pregunté.
—Las escuelas van hacia abajo con incidentes como éste —dijo.
—Todo el mundo quiere saber qué pasó, por qué la escuela no hace más para prevenirlo. La gente comienza a preocuparse de sus propios hijos.
Yo estaba indignada—. Pero esto no tiene nada que ver con la escuela.
—Bueno, los padres que no lo ven de esa manera —dijo Santana.
Después de la asamblea, Rachel me alcanzó, con los ojos rojos e hinchados de tanto llorar. Santana vio que ella quería hablar en privado y se excusó para ir a una reunión de Natación.
— ¿Cómo lo llevas? —pregunté, tomándola de la mano. Rachel sacudió la cabeza, y nuevas lágrimas corrían por sus mejillas.
—Se siente muy raro estar aquí en este momento —dijo con voz ahogada—. No es lo mismo sin ella.
—Ya lo sé —dije en voz baja.
—Yo no lo entiendo —dijo Rachel—. No puedo creer que haría algo así. ¿Por qué no habló conmigo? Yo ni siquiera sabía que estaba deprimida, ¡soy la peor amiga! —dejó escapar un sollozo, y me precipité a abrazarla. Parecía que podría colapsar si no había algo que la sostuviera.
—Esto no es culpa tuya —le dije—. A veces ocurren cosas que nadie podría haber previsto.
—Pero. . . —empezó Rachel.
—No —la corté—. Confía en mí, no había nada que pudieras haber hecho para detener esto.
—Me gustaría creerlo —Rachel susurró—. ¿Has oído cómo la encontraron en toda esa sangre? Es como algo salido de una película de terror.
—Sí —murmuré. Lo último que quería era volver a vivir la experiencia—. Rachel, tal vez debes hablar con un consejero —dije suavemente—. Puede ser que te ayude.
—No —Rachel sacudió la cabeza con fuerza y luego se echó a reír. Sonaba muy agudo e histérico—. Yo solo quiero olvidar que alguna vez sucedió. Quiero olvidar que alguna vez estuvieron aquí.
—Pero, Rachel, no se puede pretender simplemente que las cosas están bien.
—Mírame —dijo, su voz de repente falsamente alegre y brillante—. Algo bueno en realidad pasó el otro día —Ella sonrió, sus ojos todavía brillantes por las lágrimas. Daba miedo verlo.
— ¿Qué? —le pregunté, preguntándome si ella podría renunciar a la farsa si la seguía el juego.
—Bueno, resulta que Jake Thorn está en mi clase de música.
—Oh —dije, sorprendida por la rapidez con la conversación fue en espiral cuesta abajo—. Eso es genial.
—Sí, realmente lo es —dijo Rachel—. Porque me invitó a salir.
— ¡Cómo! —salté, girando alrededor de su cara.
—Ya lo sé —dijo—. Yo no lo podía creer tampoco —Era obvio que el choque había desordenado su cabeza. Ella se aferraba a cualquier tipo de distracción que podría llevar de su mente el dolor de su pérdida.
— ¿Qué has dicho? —le pregunté.
Ella se rió con dureza—. No seas estúpida, Britt. ¿Qué crees que dije? Vamos a salir este domingo con algunos de sus amigos. Ah, me olvidaba, ¿estás bien con él, después de lo sucedido en el baile? Porque dijiste que no tenía sentimientos hacia él. . .
— ¡No! Me refiero, por supuesto que no tengo sentimientos por él.
— ¿Entonces no te importa?
—Rachel, me importa, pero no por las razones que piensas. La mala noticia de Jake, es que no se puede salir con él. Y por favor, ¡deja de actuar como que todo está bien! —Mi voz había subido una octava, y yo sabía que sonaba estresada.
Rachel me miró confundida—. ¿Cuál es el problema? ¿Por qué estás tan extraña con ello? Pensé que estarías feliz por mí.
—Oh, Rachel, lo estaría si estuvieras saliendo con alguien más que él —Exclamé—. No se puede confiar en él, sin duda puedes ver eso. Él tiene problemas escritos por todo su cuerpo.
Rachel se puso de repente defensiva.
—Simplemente no te gusta porque él hizo problemas para ti y Santana —dijo acaloradamente.
—Eso no es cierto. Yo no confío en él, ¡y no estás pensando bien! —dije.
—Tal vez estás celosa de su singularidad —Rachel escupió—. Él dijo que hay gente así.
— ¿Qué? —farfullé—. Eso no tiene ningún sentido.
—Claro que sí —respondió Rachel—. ¿Crees que tú y Santana son las únicas que merecen ser felices? Merezco ser feliz también, Britt, especialmente ahora.
—Rachel, no seas loca —le dije—. Por supuesto que no creo eso.
—Entonces, ¿por qué no quieres que me vaya con él?
—Porque me da miedo —dije la verdad—. Y no quiero verte cometer un gran error porque estás hecha un lío sobre lo que pasó con Taylah.
Pero Rachel no parecía estar escuchándome.
— ¿Lo quieres? ¿Es eso? Bueno, no se puede tener todo a tus pies en el mundo, Britt, tienes que dejar algo para el resto de nosotras.
—Yo no lo quiero cerca de mí o de ti... —Comencé.
— ¿Por qué no?
— ¡Debido a que él mató a Taylah! —grité.
Rachel se detuvo y me miró, sus ojos muy abiertos. Yo no podía creer que había dicho esas palabras en voz alta, pero si a Rachel la volvían sus sentidos, si es que podía salvarla de caer en Jake, entonces valdría la pena. Pero un momento después, Rachel entrecerró los ojos.
—Estás fuera de tu mente —susurró ella y dio un paso atrás de mí.
—¡Rachel, espera! —exclamé—. Sólo escúchame...
— ¡No! —Rachel interrumpió—. No quiero oírlo. Puedes odiar a Jake todo lo que quieras, pero todavía voy a verlo porque quiero. Él es el hombre más increíble que he conocido, y no voy a dejar pasar la oportunidad de estar con él sólo porque estás teniendo un poco de síndrome premenstrual descontrolado—. Ella redujo sus ojos hacia mí—. Y para tu información, él dice que eres una perra.
Abrí la boca para responder cuando una sombra cayó sobre el pavimento y una figura apareció en el lado de Rachel. Jake me miró de reojo cuando pasó un brazo sobre los hombros de Rachel y la atrajo hacia sí. Ella se acurrucó en su pecho y se rió.
—La envidia es un pecado mortal, Brittany —ronroneó Jake. Sus ojos estaban totalmente cubiertos por una película de negro brillante, así que no podía distinguir entre pupila y el iris—. Debes saberlo. ¿Por qué no sólo felicitas a Rachel y tienes misericordia?
—O empiezo a escribir su elogio —espeté yo.
—Ahora, ahora, eso es por debajo del cinturón —Dijo—. No te preocupes, yo me encargo de tu amiga. Parece que tenemos mucho en común.
Luego se volvió y arrasó a Rachel a la distancia. La vi desaparecer de la vista, su cabello castaño flotando. Me pasé el resto de la tarde buscando desesperadamente a Rachel para que pudiera explicar las cosas de manera que ella podría entender, pero no pude encontrarla en ningún lugar. Le dije a Santana lo que había pasado y vi los músculos de su cara apretarse muy ligeramente. Juntas buscamos por toda la escuela a Rachel, y con todas las aulas vacías sentí mis entrañas retorcerse con la ansiedad. Santana me hizo sentar en un banco cuando empecé a respirar fuerte y de forma errática.
— ¡Hey, hey! —Dijo, levantando mi cara para que nos mirásemos a los ojos—, cálmate. Ella va a estar bien. Es todo.
— ¿Cómo? —Le pregunté—. ¡Es peligroso! ¡Él es completamente inestable! Sé lo que está tratando de hacer. Está tratando de llegar a mí a través de ella. Sabe que ella es mi amiga.
Santana se sentó a mi lado.
—Piense en esto por un momento, Britt —dijo—. Jake Thorn no ha hecho daño a nadie en tu círculo más cercano todavía. Quiere contratar a personas, es lo que hace. Mientras que tenga a Rachel a su lado, ella estará a salvo.
—No puedes saber eso. Es completamente impredecible.
—Impredecible o no, todavía no le hará daño —dijo Santana.
—Tenemos que mantener nuestro ingenio con nosotras ahora, no podemos darnos el lujo de perder la cabeza. Es fácil reaccionar de forma exagerada teniendo en cuenta lo que acaba de pasar.
—Entonces, ¿qué crees que deberíamos hacer? —le pregunté.
—Creo que Jake podría habernos dado una pista para encontrar la prueba de la que Sam está detrás.
— ¿En serio?
— ¿Dijo Rachel a dónde la llevaba?
—Ella sólo dijo que iba a ser el domingo. . . y sus amigos iban a estar allí —le dije.
Santana asintió con la cabeza—. Bien, bien, Venus Cove no es un lugar tan grande, podremos saber a dónde van y los seguiremos.
Transmitimos nuestras preocupaciones a Quinn y Samuel. El problema estaba trabajando en lo que Jake podría tomar de Rachel. Podría estar en cualquier lugar en Venus Cove, y no podíamos darnos el lujo de calcular mal. Esta era nuestra única oportunidad de ver lo que estaba realmente haciendo, y no queríamos que volase.
— ¿Dónde ha ido? —Reflexionó Quinn—. Por supuesto que hay todos los lugares habituales de la ciudad, como el cine, la bolera…
—No tiene sentido pensar en lo normal —le dije—. Es cualquier cosa menos eso.
—Britt tiene razón —dijo Santana—. Vamos a tratar de pensar como él por un momento.
Pedir a un ángel entrar en la cabeza de un demonio era una tarea difícil, pero Sam y Quinn trataron de ocultar su disgusto y cumplieron con la solicitud de Santana.
—No va a estar en algún lugar público —Quinn dijo de pronto—, especialmente si no planea traer a sus amigos a la larga. Son un grupo demasiado grande, también visible.
Sam estuvo de acuerdo—. Van a ir a algún lugar tranquilo y privado, un lugar donde no serán interrumpidos.
— ¿Hay casas abandonadas o fábricas por aquí? —pregunté—. ¿Al igual que aquel en el que se celebró la fiesta posterior? Que se adapten a Jake.
Santana negó con la cabeza—. Jake me parece un poco más dramático que eso.
—Así que pienso exagerando y exceso en la parte superior entonces —sugirió Quinn
—Exactamente —Santana me miró, sus ojos marrones fuerte—. Sus seguidores. . . pensar en cómo se ven, cómo visten.
—Se parecen a los góticos —le contesté.
— ¿Y cuál es el centro de la cultura gótica? —dijo Sam
Quinn lo miró, sus ojos muy abiertos—. La muerte.
—Sí—. La cara de Santana estaba sombría—. Entonces, ¿dónde sería el mejor lugar para un montón de bichos raros obsesionados con la muerte?
La verdad me golpeó, y fuerte. Era exagerado, era triste, estaba oscuro, y era el lugar perfecto para Jake a escena su espectáculo.
—El cementerio —dije inspirada y Santana asintió.
—Yo creo que sí.
Se volvió hacia mi hermano y hermana. Los dedos anillados de Sam se apretaron en torno a su taza de café.
—Creo que podría ser a algo —dijo.
—Honestamente, uno pensaría que el chico podría ser un poco más original —espetó Quinn—. El cementerio de hecho. Bueno, supongo que uno de nosotros va a tener que seguirles allí el domingo.
—Así lo haré —dijo Sam de inmediato, pero Santana negó con la cabeza.
—Eso sería pedir una pelea. Incluso yo sé que no se puede lanzar a un ángel y un demonio juntos así. Creo que debería ir yo —dijo Santana.
—Es demasiado peligroso —argumenté.
—Britt, no tengo miedo de ellos.
—No tienes miedo de nada —le respondí—. Pero tal vez deberías.
—Esta es la única manera —insistió.
Miré a mi hermano y hermana.
—Muy bien, pero si ella va, voy también.
—Ninguna de ustedes 2 se va a ninguna parte —cortó Sam—. Si Jake fuera a su vez con un grupo de personas para apoyarlo...
—Voy a cuidar de ella —dijo Santana. Parecía ofendida por la insinuación de Sam de que no sería capaz de protegerme.
—Sabes que no permitiría que nada le suceda.
Sam miró escéptico—. No dudo de tu valentía —dijo—. Pero…
—Pero, ¿qué? —Preguntó Santana en voz baja—. Yo doy mi vida por ella.
—Sé que lo haces, pero no tienes idea de lo que estamos enfrentando aquí.
—Tengo que proteger a Britt.
—Santana —Quinn puso una mano en su brazo, y yo sabía que iba a enviar una energía suave a través de su cuerpo—. Por favor, escúchanos. No sabemos lo que son estas personas... no sabemos lo fuertes que son o lo que son capaces de hacer. Por lo que hemos visto hasta ahora, lo más probable es que no tengan reservas en cuanto a matar. Valiente como eres, sigues siendo sólo una ser humana que se enfrenta. . . Sólo Nuestro Padre sabe con qué.
—Entonces, ¿qué propones que hagamos?
—Creo que no debéis hacer nada hasta que hayamos consultado con una autoridad superior—. El rostro de Sam era inexpresivo—. Voy a hacer contacto con el Pacto de inmediato.
— ¡No hay tiempo para eso! —lloré—. Rachel podría estar en serios problemas.
— ¡Nuestra primera preocupación es la protección de las dos! —La rabia en la voz de Sam provocó un silencio cayendo sobre la habitación. Nadie habló hasta que Quinn nos miró con decisión repentina.
—Santana, lo que sea que decidas hacer, no puedes ir a casa este fin de semana —dijo—. No es seguro. Debes permanecer con nosotros.
La escena en la casa de Santana no pintaba bien. Sam y Quinn esperaban en el coche, mientras que Santana y yo entramos a decir a sus padres que se iba a quedar conmigo durante el fin de semana.
Ana la miró cuando le dio la noticia—. Esta es la primera vez que he oído hablar de eso —ella siguió a Santana a su dormitorio y se quedó en la puerta, con las manos en las caderas cuando empacó una bolsa.
—No te puedes ir, tenemos planes para este fin de semana.
Parecía haberse perdido la parte donde le había dicho que se iba más que preguntárselo.
—Lo siento, mamá —dijo, dando grandes zancadas por la habitación y tirando ropa y ropa interior en su bolsa de deporte—, pero tengo que ir.
Los ojos de Ana se abrieron. Ella me lanzó una mirada acusadora, evidentemente, haciéndome responsable de la transformación de su hija modelo. Ha sido una pena porque nos habíamos estado llevando muy bien. Yo quería que hubiera una manera de poder decirle la verdad, pero no había ninguna posibilidad de que hubiera entendido que era demasiado peligroso dejar sin protección a Santana.
—Santana —Ana se quebró—. Te dije que no.
Pero Santana no estaba escuchando.
—Voy a estar de vuelta el domingo por la noche —dijo, cerrando el cierre de su bolsa de deportes y arrojándola al otro lado de su hombro.
—Eso es todo, voy a buscar a tu padre —Ana se dio la vuelta y salió por el pasillo—. ¡Santy! —oí que le llamaba.
— ¡Santy, ven y habla con tu hija que está fuera de control!
Santana me miró como disculpándose—. Perdón por esto —dijo.
—Sólo están preocupados —le contesté—. Es natural.
Unos momentos más tarde el padre de Santana apareció en la puerta, con la frente arrugada por la preocupación y sus manos enterradas en los bolsillos del pantalón.
—Tienes a tu madre un poco, en un estado... —dijo.
—Lo siento, papá —Santana puso una mano en el hombro de su padre.
—No puedo explicar todo en este momento, pero tengo que ir. Sólo confía en mí en este caso.
Santiago miró a mí—. ¿Van a estar las dos bien? —preguntó.
—Vamos a estarlo —le dije—. Después de este fin de semana todo estará bien.
Santiago parecía sentir la urgencia de nuestras voces, y puso su mano sobre la de Santana.
—Yo me encargo de tu madre ─dijo—. Ustedes dos no se preocupen por su cuidado─. Hizo un gesto a la ventana del dormitorio—. Vallansé por ahí—. Lo miramos, preguntándonos si era una especie de broma—. ¡Dense prisa!
Santana sonrió tristemente, abrió la ventana y arrojó su bolsa antes de ayudarme a través de ella.
—Gracias, papá —dijo, y se alzó a sí misma por mí.
Desde el exterior, presionado contra los ladrillos fríos, oímos a Ana volviendo a la habitación.
— ¿A dónde fueron? —Preguntó
—No estoy seguro —respondió Santiago inocentemente—. Deben de haber ido más allá de mí.
— ¿Estás bien? —Le pregunté a Santana una vez que estábamos seguras en el coche. Yo sabía lo mal que me había sentido al mentir a Quinn y Sam, y sabía que Santana tenía mucho respeto por sus padres.
—Sí, mamá se recuperará —dijo, y me sonrió—. Eres mi prioridad y no lo olvides nunca —condujimos a casa en silencio, pensativas.
Emma.snix*** - Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 02/08/2013
Edad : 32
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Me encanto!!!!! Mas le vale a ese condenado, maldito, idiota de jake que no le haga nada a rach o yo misma lo matare!!!!!! Lo ODIO!!!!!!!!
Me encanto la actitud del padre de san, me recordo a mi papi!
Actualiza pronto porfis!!!!!!!
;) xoxo.
P.D. Me encanta el apellido de taylah.
Me encanto la actitud del padre de san, me recordo a mi papi!
Actualiza pronto porfis!!!!!!!
;) xoxo.
P.D. Me encanta el apellido de taylah.
DafygleeK****** - Mensajes : 371
Fecha de inscripción : 23/06/2013
Edad : 25
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Eres mi prioridad y no lo olvides nunca hayyyyyyyyyyy ... ¬¬ rachel eres tan cabezona imagino que la maldad de el embeleso ojala y estés bien? me gusto mucho el capitulo espero el siguiente cdtm xaito
imperio0720****** - Mensajes : 322
Fecha de inscripción : 19/04/2012
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Ahora va a por Rachel??
No puede ser... ese Jake es de lo peor, y RAchel embobada con ella., espero que hagan algo pronto antes de que le haga daño a la morena :(
No puede ser... ese Jake es de lo peor, y RAchel embobada con ella., espero que hagan algo pronto antes de que le haga daño a la morena :(
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Creo qué jake quiere a Rachel en su séquito para asegurarse que Britt no le hará daño .
Ahora,con respecto a lo del demonio,de verdad Jake es un demonio o no será un Ángel de la muerte;siento que es más fuerte de lo qué lo hacen ver.
Sigue;sigue!!!!
Ahora,con respecto a lo del demonio,de verdad Jake es un demonio o no será un Ángel de la muerte;siento que es más fuerte de lo qué lo hacen ver.
Sigue;sigue!!!!
Tat-Tat******* - Mensajes : 469
Fecha de inscripción : 06/07/2013
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Espero que ese es tupido de jake no le vaya hacer nada a rachel por favor, o dios creo que es perfecto el amor que se tiene britt y san son adorables, ya quiero que hagan algo los angeles .
Saludos y actualiza pronto :-)
Saludos y actualiza pronto :-)
khandyy** - Mensajes : 95
Fecha de inscripción : 08/03/2012
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Me alegro de que te haya gustado, no te preocupes con respecto a Rachel ya veremos que es lo que harán los ángeles para poder ayudarla... Y bueno pues yo también odio mucho a este Jake Espero y te agrade los capítulos que se vienen, muchos saludos y hasta la próximaDafygleeK escribió:Me encanto!!!!! Mas le vale a ese condenado, maldito, idiota de jake que no le haga nada a rach o yo misma lo matare!!!!!! Lo ODIO!!!!!!!!
Me encanto la actitud del padre de san, me recordo a mi papi!
Actualiza pronto porfis!!!!!!!
;) xoxo.
P.D. Me encanta el apellido de taylah.
Bueno Rachel si es un poco cabezona pero que podemos hacer así me gusta amiimperio0720 escribió:Eres mi prioridad y no lo olvides nunca hayyyyyyyyyyy ... ¬¬ rachel eres tan cabezona imagino que la maldad de el embeleso ojala y estés bien? me gusto mucho el capitulo espero el siguiente cdtm xaito
que bueno que te haya gustado el capitulo y espero y te guste el siguiente, muchos saludos y hasta la próxima:):
Si como ves que ahora va por Rach, pero bueno esperemos y los ángeles puedan intervenir a tiempo, bueno espero y disfrutes el capitulo siguiente y mucho saludos hasta la próximaaria escribió:Ahora va a por Rachel??
No puede ser... ese Jake es de lo peor, y RAchel embobada con ella., espero que hagan algo pronto antes de que le haga daño a la morena :(
Bueno la verdad es que Jake quiere varias cosas con respecto a Britt, pero todo lo sabremos a su tiempo y pues con lo del ángel pues que te digo, tienes una teoría muy buenaTat-Tat escribió:Creo qué jake quiere a Rachel en su séquito para asegurarse que Britt no le hará daño .
Ahora,con respecto a lo del demonio,de verdad Jake es un demonio o no será un Ángel de la muerte;siento que es más fuerte de lo qué lo hacen ver.
Sigue;sigue!!!!
Muchos saludos y espero y te guste el capitulo siguiente
No te preocupes este chico tendrá su merecido muy pronto...khandyy escribió:Espero que ese es tupido de jake no le vaya hacer nada a rachel por favor, o dios creo que es perfecto el amor que se tiene britt y san son adorables, ya quiero que hagan algo los angeles .
Saludos y actualiza pronto :-)
ya veremos que es lo que pasa con Rachel, y bueno el amor de las Brittanas es perfecto y pronto sabremos de que son capaces los ángeles saludos y hasta la próxima
Emma.snix*** - Mensajes : 101
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Edad : 32
Fanfic [Brittana] Halo. Capitulo 30: El Ascenso del Infierno
Capitulo 30:
El Ascenso del Infierno
El Ascenso del Infierno
Por mucho que lo intentara, no podía aceptar la propuesta de Sam de aguardar hasta conseguir ayuda divina. No parecía propia de él reaccionar con tanta cautela, lo cual me decía todo lo que necesitaba saber: Jake Thorn era una amenaza seria. Y no podía quedarme sentada en casa de brazos cruzados mientras que Rachel estaba en sus garras.
Rachel había sido mi primera amiga en Venus Cove. Ella me había tomado bajo su protección, había confiado en mí, y había hecho todo lo posible para que me sintiera integrada. Si Sam, de entre todas las personas, no se sentía seguro de actuar solo, entonces algo estaba terriblemente mal. Así pues, no me lo pensé dos veces. Sabía exactamente lo que tenía que hacer.
—Voy a hacer algunas compras al súper —le dije a Sam, intentando mantener una expresión impasible, así no podría detectar que mentía.
Mi hermano frunció el ceño. —No falta nada. Quinn abasteció la nevera ayer.
—Bueno, necesito hacer algo para mantener mi mente fuera de este lío con Jake —dije, intentando una táctica diferente. Sam me escrutó con la mirada, entornando sus ojos azules, sus rasgos volviéndose serios. Tragué saliva. Mentirle nunca era fácil—. Sólo necesito salir de esta casa.
—Iré contigo —dijo él—. No quiero que salgas sola, dada la situación actual…
—No estaré sola —insistí—. Estaré con Santana. Además, estaré fuera sólo diez minutos. —Me sentí muy mal por mentirle a la cara, pero no tenía otra elección.
—No seas tan duro. —Quinn palmeó el brazo de mi hermano. Ella siempre se apresuraba a confiar en mí—. Un poco de aire fresco les sentará bien.
Sam frunció los labios y enlazó sus manos tras su espalda.
—De acuerdo. Pero regresen aquí directamente.
Cogí la mano de Santana y la arrastré fuera de casa. Ella puso en marcha el Chevy en silencio. Al llegar al final de la calle, le dije que doblara a la izquierda.
—Tienes un sentido de la orientación fatal —bromeó, pero la sonrisa no llegó a sus ojos.
—No iremos al supermercado.
—Lo sé —dijo Santana—. Y creo que estás loca.
—Tengo que hacer algo —dije tranquilamente—. Ya se han perdido vidas por culpa de Jake. ¿Cómo vamos a vivir con nosotros mismos si Rachel es su siguiente víctima?
Santana no parecía muy convencida. —Britt ¿tú realmente crees que te voy a llevar directamente a la guarida de un asesino? El tipo es inestable. Escuchaste lo que dijo tu hermano.
—No se trata de mí —dije—. Y no estoy preocupada.
— ¡Pues yo sí! ¿Te das cuenta del peligro al que te estás exponiendo?
— ¡Es mi misión! ¿Para qué crees que fui enviada aquí? No sólo para vender insignias y trabajar en comedores de beneficencia. ¡También para esto! ¡Esto es nuestro reto! ¡No puedo darle la espalda sólo porque estoy demasiado asustada!
—Quizá Sam está en lo correcto. A veces es más sensato tener miedo.
—Y a veces hay que hacer de tripas corazón —insistí.
Santana empezó a exasperarse. —Mira, bajaré al cementerio y traeré a Rachel. Tú te quedarás aquí.
—Qué gran idea —dije sarcásticamente—. Si hay una persona a la que Jake odia más que a mí, eres tú. Mira San, puedes venir conmigo o quedarte en casa. Pero de cualquier forma iré a ayudar a Rachel. Entiendo si no quieres ser parte de esto…
Santana giró bruscamente en la próxima esquina y condujo en silencio. Delante de nosotros había un buen de tramo de carretera sin obstáculos. Me di cuenta de que las casas eran cada vez más escasas.
—A donde quiera que vayas, iré contigo —dijo ella.
El cementerio estaba situado al final de una larga y ancha carretera a las afueras del pueblo. Junto a esta, había una larga línea de ferrocarril abandonada, con algunos vagones de tren oxidados por la acción de los elementos. Los únicos edificios cercanos eran una hilera de casas abandonadas, con terrazas infestadas de vegetación y ventanas tapiadas con tablones.
El cementerio original databa de la época del primer asentamiento del pueblo, pero se había ido ampliando con las distintas oleadas migratorias. La sección más nueva contenía monumentos y santuarios de mármol brillante, todos ellos cuidadosamente mantenidos. En muchas de las tumbas había fotografías de los difuntos, rodeadas de brillantes velas aromáticas colocadas en vidrio esmerilado. Había pequeños altares, crucifijos y estatuas de Cristo y la virgen María con sus manos entrelazadas en actitud de oración.
Santana aparcó su auto al otro lado de la calle, a poca distancia de las puertas principales para no llamar la atención. A esta hora del día las puertas estaban abiertas, así que cruzamos la calle y entramos sin más. A primera vista el lugar parecía muy tranquilo. Vimos a una sola persona, una anciana vestida de negro, que se inclinaba sobre una de las tumbas más recientes. Estaba limpiando el cristal y reemplazando las flores machitas con un nuevo ramo de crisantemos, cortando sus tallos a la misma medida con unas tijeras. Estaba tan absorta en su tarea que apenas se percató de nuestra presencia. El resto del lugar parecía desierto, salvo por los cuervos ocasionales que volaban por encima de nuestras cabezas y el zumbido de las abejas revoloteando alrededor de los arbustos de lilas. Si bien no había alteración terrenal, sentía la presencia de muchas almas perdidas que rondaban el lugar donde estaban enterradas. Me habría gustado detenerme para ayudarlas a hallar su camino, pero tenía asuntos más urgentes entre manos.
—Sé donde podríamos encontrarlos dijo Santana, llevándome hacia la zona antigua del cementerio.
El panorama con el que nos encontramos allí era muy diferente. Las tumbas estaban derruidas y abandonadas, las barandillas de hierro fundido totalmente oxidadas. Con el tiempo, una maraña de hiedra había ahogado todas las otras plantas y ahora acampaba a sus anchas, enrollándose en los pasamanos de hierro con sus tenaces filamentos. Estas tumbas eran mucho más humildes y estaban al nivel del suelo; algunas no tenían más que una placa para identificar al ocupante. Vi un trozo de césped cubierto por pequeños molinillos de viento y muñecos de peluche que habían perdido su brillo, y comprendí que era la sección para niños. Me detuve para leer una de las pequeñas placas: LUCY ROSE, 1949-1949. Edad, 5 días. Pensar acerca de esta pequeña alma que había embellecido la Tierra de alegría durante sólo cinco días me llenó de una tristeza indescriptible.
Santana y yo avanzamos sorteando las lápidas desmoronadas. Muy pocas se mantenían intactas. La mayoría se había hundido en la hierba, sus inscripciones habían desaparecido y eran ilegibles. Otras no eran más que montones de piedras partidas y malezas enmarañadas. De vez en cuando nos encontrábamos la estatua de un ángel, algunas altas como una torre y otras pequeñas, pero todas con expresión sombría y los brazos extendidos como dando la bienvenida.
Mientras caminábamos, era consciente de los cuerpos de los muertos bajo las capas de piedra agrietada. Mi piel se erizó. No eran los durmientes bajo nuestros pies lo que preocupaba, sino lo que podríamos descubrir al doblar la siguiente esquina. Podía sentir el malestar de Santana por la decisión de venir aquí. Pero ella no mostraba signos de temor.
Nos detuvimos súbitamente cuando escuchamos el sonido de voces. Parecían entonar una especie de canto fúnebre. Nos deslizamos hacia delante hasta que las voces se hicieron más audibles, y encontramos refugio detrás de un impresionante abedul. Mirando entre sus ramas vimos una pequeña reunión de personas. Calculé que debían de ser como unas dos docenas en total. Jake estaba de pie frente a ellos sobre una tumba cubierta de musgo mirándolos, sus piernas separadas y su espalda recta. Él vestía una chaqueta de cuero negro y el pentagrama invertido que colgaba de un cordón alrededor de su cuello. En su cabeza llevaba un sombrero de fieltro gris. Me quedé paralizada al verlo, reconocía ese sombrero de alguna parte. Sentí que se removía en mi interior un recuerdo. Y al fin me vino a la cabeza aquella figura extraña y solitaria que había visto durante el partido de Lacrosse. Había aparecido en las gradas con su rostro cubierto y, en cuanto Santana quedó tendida en el suelo, se había desvanecido como por arte de magia. ¡Así que Jake había sido quien lo había orquestado todo! La idea de que hubiera querido lastimar a Santana me llenó de una ardiente ira que pulsaba a través de mí, pero procuré sofocarla. Necesitaba mantener la calma ahora más que nunca.
Detrás de Jake se alzaba un ángel de piedra de tres metros. Tenía que ser, terrenalmente hablando, una de las cosas más escalofriantes que había visto nunca. A pesar de que lucía como un ángel, había algo siniestro en él. Tenía ojos pequeños, unas enormes alas negras que se alzaban majestuosamente detrás de él, y un poderoso cuerpo que parecía capaz de aplastar a cualquiera. Una larga espada de piedra estaba fundida junto a su talle musculoso. Jake estaba bajo su sombra como si de algún modo le protegiera. El grupo estaba reunido en un semicírculo en torno a él. Estaban vestidos de un modo extraño, algunos con una especie de túnicas con capuchas que ocultaban sus rostros completamente y otros con telas de encaje negro y cadenas, con las mejillas cubiertas de tiza blanca y los labios manchados de rojo sangre. No parecían comunicarse entre sí, sino que se acercaban a Jake uno a uno, haciéndole una reverencia antes de extraer algún objeto de una bolsa con cordón y lo depositaban como una ofrenda a sus pies. Ofrecían un lamentable espectáculo bajo la luz tenue de la tarde. Me preguntaba por qué medios y a cambio de qué promesas Jake había atraído a estos jóvenes de sus actividades regulares para que se unieran a él aquí y vinieran a turbar el descanso de los muertos.
Y me pregunté por qué no veía a Rachel.
Jake alzó las manos y el grupo se quedó quieto. Se quitó su sombrero y pude ver que su largo cabello oscuro estaba despeinado y enredado. Lucía casi salvaje. Cuando habló, su voz pareció reverberar desde el mismísimo ángel de piedra.
—Bienvenidos al lado oscuro —dijo, y luego rió fríamente—. Aunque prefiero pensar en ello como el lado divertido. —Hubo murmullos de satisfacción por parte de sus seguidores—. Les prometo que nada les hará sentir mejor que pecar. ¿Por qué no recurrir al placer cuando la vida nos trata con semejante indiferencia? Estamos aquí, todos nosotros, ¡porque queremos sentirnos vivos!
Deslizó una mano delgada sobre el grueso muslo de piedra del ángel y habló de nuevo, con voz almibarada. —Dolor, sufrimiento, destrucción, muerte, esas cosas son como música para nuestros oídos, dulces como la miel para nuestras lenguas. Nos hacemos más fuertes con ellas. Son alimento para nuestras almas. Debéis aprender a rechazar a la sociedad que promete todo y no cumple nada. Estoy aquí para enseñaros como crear vuestro propio sentido, liberándoos de la prisión en la cual estáis encadenados como animales. El hombre fue creado para gobernar, pero se ha vuelto inconsciente y blando. ¡Reclamemos nuestro poder sobre la Tierra!
Recorrió con la mirada al grupo, y su voz de pronto adoptó un tono zalamero, como un padre persuadiendo a su hijo. Su mano agarró la empuñadura de la espada de piedra del ángel. —Se han portado muy bien hasta ahora y estoy satisfecho de sus progresos. Pero es tiempo de dar pasos más grandes que los de un bebé. Los invito a hacer más, a ser más, a desprenderse de las cadenas que los atan a la sociedad civilizada. Vamos a invocar a los espíritus retorcidos de la noche para que nos ayuden.
Sus palabras parecieron incitar algún tipo de fiebre en sus seguidores, como si fuera una hipnosis masiva. Ellos lanzaron sus cabezas hacia atrás y exclamaron hacia el aire, algunos susurrando y otros gritando. Era un sonido lleno de dolor y venganza.
Jake sonrió complacidamente y luego miró su reloj de oro. —No tenemos mucho tiempo. Vayamos al grano —miró a la multitud. — ¿Dónde están? Tráiganmelos.
Dos figuras fueron empujadas hacia delante desplomándose a los pies de Jake. Ambas llevaban una capa con capucha. Jake se apoderó de la figura más cercana a él y le quitó la capucha, revelando a un chico de aspecto normal a quien reconocí de la escuela, un estudiante bastante discreto y modesto que era miembro del club de ajedrez. No había sombras bajo sus ojos y sus pupilas no eran tan negras como las otras, sino de un verde pálido. A pesar de su apariencia fresca él parecía agitado.
Jake puso su mano sobre la cabeza del chico. —No tengas miedo —ronroneó en una voz seductora—. Estoy aquí para ayudarte.
Lentamente comenzó a trazar signos y señales en el aire por encima de donde el muchacho estaba arrodillado. Desde donde yo estaba en cuclillas, veía al muchacho seguir los movimientos de la mano de Jake, y escanear las caras en la multitud, obviamente tratando de medir la gravedad de la situación. Tal vez se preguntaba si aquello no era más que una sofisticada travesura, un rito de iniciación que debía soportar antes de ser admitido en el seno del grupo. Yo temía que fuese algo mucho más siniestro.
Entonces uno de sus seguidores entregó a Jake un libro. Estaba encuadernado en cuero negro y las páginas estaban amarillas por los años. Reverentemente Jake sostuvo el libro en alto y dejó que se abriera. Instantáneamente una ráfaga de viento sacudió los árboles y barrió el polvo de las lápidas. Reconocí el libro por las enseñanzas que había recibido en mi casa.
—Oh, no —susurré.
— ¿Qué? —Santana también pareció alarmada en cuanto lo vio—. ¿Qué es eso?
—Es un grimorio —dije—. Es un libro de magia negra. Contiene instrucciones sobre cómo invocar a los espíritus y alzar a los muertos.
—Tienes que estar bromeando—. Santana parecía a punto de pellizcarse a sí misma para intentar despertar de una pesadilla en la que inesperadamente había caído. Me llamó la atención por un momento lo inocente que era y me sentí casi enferma de culpa por haberla arrastrado a esto. Pero no había tiempo para perder la serenidad.
—Es muy mala señal —dije—. Los grimorios contienen hechizos muy poderosos.
Todavía en lo alto de la tumba, el pecho de Jake comenzó a sacudirse. Su canto creció más rápido y más frenético mientras leía libro. Abrió sus brazos. —Exorior meus atrum amicus quod vindicatum is somes. —Estaba hablando en latín, pero algo que no había escuchado antes. Había sido alterado y de alguna manera sabía que se trataba del lenguaje del inframundo—. Is est vestri pro captus —canturreaba Jake, aferrando con sus manos el aire vacío.
— ¿Qué está diciendo? —susurró Santana.
Estaba sorprendida de poder traducir el significado exacto de las palabras. —Acércate, amigo oscuro, y reclama este cuerpo. Es tuyo para que lo tomes.
Sus seguidores lo observaban conteniendo la respiración. Nadie se movía, nadie pronunciaba una palabra, por temor a interrumpir cualquier proceso antinatural que se estaba desarrollando.
A mi lado, Santana se había quedado tan inmóvil que tuve que tocar su mano para asegurarme de que estaba todavía consciente. Ambas nos sobresaltamos cuando un sonido estremecedor llenó el aire e incluso tuvimos que resistir el impulso de cubrir nuestros oídos. Era un sonido chirriante, como el de uñas rasgando una pizarra. Se detuvo abruptamente, una nube de humo negro se vertió de la boca del ángel de piedra. Bajó hasta donde estaba Jake como si fuera a susurrarle algo en el oído. Jake agarró al chico por el cabello, inclinando su cabeza hacia atrás y forzándolo a abrir la boca.
— ¿Qué estás haciendo? —lloriqueó el chico.
La nube negra pareció enrollarse y girar por un momento en el aire, antes de introducirse en la boca abierta del chico y continuar hacia su garganta. Jake lo soltó, y el chico instantáneamente emitió un sonido gutural. Se aferró la garganta mientras su cuerpo se convulsionaba en el suelo. Su cara se contrajo como si estuviera sufriendo un dolor impensable. Sentí que el brazo de Santana comenzaba a temblar de furia.
El chico se quedó inmóvil. Un momento después se sentó y miró alrededor, su desconcierto inicial se transformó en una expresión de placer. Jake le ofreció una mano y lo ayudó a levantarse. El chico flexionó su cuerpo como si lo usara por primera vez.
—Bienvenido de nuevo, amigo mío —dijo Jake, y cuando el chico se volvió para mirar a su alrededor pude ver que sus ojos verdes ahora eran negros como el carbón.
—No puedo creer que no viera venir esto, antes —dije, dejando caer mi cabeza en mis manos—. Me hice su amiga. Quería ayudarlo. Debí haber percibido que era un demonio.
Santana puso su mano en la parte baja de mi espalda. —No es tu culpa. —Sus ojos barrieron a la congregación reunida a los pies de Jake—. ¿Todos ellos son demonios?
Negué con la cabeza. —No lo creo. Jake parece estar conjurando espíritus vengativos para que posean a sus seguidores.
—Esto se pone cada vez mejor —murmuró Santana sarcásticamente—. ¿De dónde vienen los espíritus? ¿Son las personas de estas tumbas?
—Lo dudo —dije—. Probablemente son almas de los condenados del inframundo, muy diferentes de los demonios. Un demonio es una criatura creada por el mismo Lucifer y no adoran a nadie más que a él. Es el mismo concepto que los ángeles en el Cielo; hay millones de almas que van al cielo, pero no se convierten en ángeles. Los ángeles y los demonios nunca han sido humanos. Juegan en su propia liga por así decirlo.
— ¿Estos espíritus son peligrosos? —Preguntó Santana—. ¿Qué le pasará a la gente que están poseyendo?
—Su propósito principal es causar destrucción —dije—. Cuando ellos toman el cuerpo de un humano, pueden manipular a la persona. Es como tener dos almas dentro de un mismo cuerpo. La mayoría de la gente sobrevive a menos que el espíritu intencionalmente dañe su cuerpo. No son una gran amenaza para nosotros, nuestros poderes son mucho más grandes que los de ellos. Jake es el único por el que debemos preocuparnos.
Santana y yo nos volvimos a quedar en silencio cuando Jake se acercó a la siguiente víctima. Pero no estaba preparada para lo que sucedió a continuación. Cuando él le retiró la capucha, vi una familiar cascada de cabellos castaños, y unos grandes y asustados ojos cafés.
—No te preocupes, querida —dijo Jake, deslizando su dedo ligeramente a través del cuello de Rachel, y hacia abajo hacia su pecho—. No dolerá mucho.
Aferré el brazo de Santana. —Tenemos que detenerlo. —dije—. ¡No podemos permitir que le haga daño a Rachel! El rostro de Santana estaba pálido. —Quiero acabar con Jake también, pero si intervenimos ahora no tendremos ninguna oportunidad contra todos ellos. Necesitamos a tus hermanos. —Ella sacudió la cabeza, y finalmente me di cuenta de que estaba aceptando que no podía vencer a Jake sola.
Una de las seguidoras de Jake, dominada por los celos y el deseo, se lanzó al suelo y comenzó a retorcerse delante de todos. Sus ojos perdieron el color de modo que sólo podían verse las partes blancas, su boca se cerraba y abría en silenciosos gemidos. La reconocí inmediatamente como Alexandra, de mi clase de literatura. Jake se inclinó y calmó su movimiento violento agarrando su pelo con una mano. Pasó un dedo sugestivamente a lo largo de su garganta expuesta hasta llegar a su boca. Ella estaba respirando pesadamente y parecía arquearse hacia él en éxtasis, pero Jake se alejó de ella y trazó con la punta de su bota una línea alrededor de su cuerpo.
—Debemos irnos —susurró Santana—. Esto nos supera.
—No podemos irnos sin Rachel.
—Britt, no podemos dejar que Jake se entere de que estamos aquí.
—No la dejaré, San.
Ella suspiró. —De acuerdo. Creo que tengo una idea para traerla de vuelta pero tienes que confiar en mí y escuchar lo que te voy a decir. Un movimiento en falso podría costarnos su vida.
Asentí, y esperé a que Santana dijera algo más, pero un grito que me heló la sangre reclamó mi atención. Rachel estaba de rodillas, la mano de Jake sosteniendo la parte de atrás de su cuello. Sus manos estaban atadas con una cuerda. La niebla negra emergió de la boca del ángel de piedra. El rostro de Rachel estaba blanco de dolor y confusión, pero sus ojos estaban intensamente fijos en Jake. No podía soportar verlo. Salí de detrás de la lápida, ignorando el grito de protesta de Santana.
— ¿Qué estás haciendo? —grité—. ¡Detente Jake!, ¡deja que se vaya! —Cuando me miró, el rostro de Jake estaba distorsionado por la furia. Sentí la presencia de Santana a mi lado. Ella se posicionó protectoramente entre Jake y yo.
Al verla, la ira de Jake pareció disiparse, se cruzó de brazos y luego ladeó una ceja en una expresión divertida.
—Vaya, vaya —dijo él—. ¿Qué tenemos aquí? Es el Ángel de la Misericordia y su…
—Rachel, baja de ahí —gritó Santana, y ella obedeció sin una palabra, demasiado sorprendida para discutir o formular cualquier clase de respuesta. Jake gruñó.
—No te muevas —le ordenó él, y Rachel se congeló.
— ¡Tú! —Señalé con un dedo a Jake—. Sabemos lo que eres.
Él aplaudió lentamente, en son de burla. —Bien hecho. Eres una detective de primera.
—No vamos a dejar que te salgas con la tuya —dijo Santana—. Nosotros somos cuatro y tú, uno solo.
Jake se rió y agitó una mano hacia sus seguidores. —En realidad, somos muchos de nosotros, y el número se incrementa diariamente. —Él se rió de nuevo, más disimuladamente—. Parece que soy muy popular.
Lo miré con horror, sintiendo que mi confianza se esfumaba.
—Ustedes y sus buenas obras no tienen la menor posibilidad —dijo Jake—. Bien podrían darse por vencidos.
—Eso no va a suceder —gruñó Santana.
—Oh, que dulce —dijo Jake—. La chica humana piensa que puede defender a un ángel.
—Créeme, puedo y lo haré.
— ¿De verdad piensas que puedes herirme? —preguntó Jake.
—Lo averiguarás si intentas lastimarla —replicó Santana.
El labio de Jake se curvó hacia atrás, revelando una pequeña y afilada dentadura. —Deberías saber que estás jugando con fuego—. Sonrió.
—Pues no estoy asustada de quemarme —espetó Santana.
Se miraron mutuamente durante un largo momento, como desafiándose mutuamente a actuar en primer lugar. Me adelanté.
—Suelta a Rachel —dije—. No hay necesidad de hacerle daño. No ganas nada con eso.
—Con mucho gusto la liberaré —sonrió Jake—. Con una condición…
— ¿Cuál es esa? —preguntó Santana.
—Que Britt ocupe su lugar.
El cuerpo de Santana se tensó de furia, y sus ojos marrones brillaron con rabia.
— ¡Vete al infierno!
—Pobre humana indefensa —se burló Jake—. Ya has perdido un amor, y ahora, ¿Estás a punto de perder otro?
— ¿Qué estás diciendo? —preguntó Santana, sus ojos estrechándose—. ¿Cómo sabes acerca de ella?
—Oh, la recuerdo muy bien, una preciosidad viviente —Jake sonrió repugnantemente—. Emily, ¿no? ¿Nunca te has preguntado porque toda su familia se salvó, pero ella no? —Santana parecía estar a punto de vomitar. Sostuve su mano mientras Jake continuaba—. Fue tan fácil, atarla a la cama mientras la casa ardía en llamas. Todo mundo pensó que ella estaba dormida cuando sonó la alarma, pero no la escucharon suplicar por su vida, solo pronunciaba, San, San, San sálvame por favor, por encima del crepitar de las llamas.
—Tú, hijo de perra. —Santana dio varios pasos hacia Jake, pero no consiguió ir muy lejos. Jake sonrió, y chasqueó sus dedos, y antes de que pudiera llegar a él, Santana se dobló de dolor, agarrándose el abdomen. Intentó enderezarse y seguir, pero Jake la envió al suelo con un movimiento de su muñeca.
— ¡Santana! —grité, corriendo en su auxilio. Sentí como sus hombros se estremecían por el dolor—. ¡Déjala en paz! —le supliqué a Jake—. ¡Por favor, detente!
En mi cabeza intenté silenciosamente invocar la ayuda de Dios, mediante la emisión de una plegaria: Padre todopoderoso, Creador del Cielo y la Tierra, líbranos del mal. Envía tu espíritu santo a protegernos, y llama a los ángeles de salvación. Pues el Reino, el Poder y la Gloria son tuyos, ahora y siempre…
Pero los poderes de Jake bloquearon mi oración como si una espesa niebla negra se cerniera sobre mí, reteniendo las palabras sin dejarlas salir de mi mente hasta que sentí que mi cabeza iba a explotar. Jake Thorn se crecía con la miseria y el dolor, y sabía que no podía derrotar a alguien como él sola. Santana había estado en lo cierto. Desearía haberla escuchado. Y puesto que nadie iba a venir en mi auxilio, sólo había una manera de salvarlos a ella y a Rachel. Sólo se me ocurría una única salida.
— ¡Tómame a mí! —grité, abriendo los brazos.
— ¡No! —Santana se lanzó hacia sus pies, pero ella no era rival para la fuerza oscura de Jake, y se desplomó de nuevo en el suelo.
No dudé: corrí hacia delante y entré en el semicírculo. Los adeptos se apresuraron a estrechar el cerco, cantando con voz enloquecida hasta que Jake alzó una mano indicando que debían detenerse.
Me acerqué a Rachel, y logré alejarla fuera de su alcance.
— ¡Corre! —Jadeé.
Sentí que me faltaba aire en los pulmones cuando Jake se acercó a mí. La niebla negra me abrumaba, y me desmoroné en el suelo, golpeándome la cabeza con una esquina del pedestal del ángel de piedra. Debí hacerme un corte porque sentí un cálido hilillo de sangre en mi ceja. Traté de levantarme, pero mi cuerpo se negó a obedecerme. Era como si cada gota de energía me hubiera abandonado. Abrí los ojos y vi a Jake alzándose ante mí.
—Mi hermano y mi hermana nunca te dejarán salirte con la tuya —murmuré.
—Creo que ya lo hice —sonrió Jake—. Te di la oportunidad de unirte a mí, y te negaste como una estúpida.
—Eres malvado —dije—. Jamás me uniría a ti.
—Pero ser malo puede resultar muy agradable —replicó Jake riéndose.
—Antes prefiero morir.
—Entonces lo harás.
— ¡Aléjate de ella! —gritó Santana, su voz ronca por el dolor. Estaba paralizada todavía en el suelo, incapaz de moverse—. ¡No te atrevas a tocarla!
—Oh, cállate —espetó Jake—. Tu lindo rostro no va a salvarla esta vez.
La última cosa que recuerdo antes de que todo se volviera oscuro fue el codicioso brillo en los ojos verdes de Jake, y la voz de Santana pronunciando mi nombre.
Última edición por Emma.snix el Sáb Sep 21, 2013 1:38 am, editado 1 vez
Emma.snix*** - Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 02/08/2013
Edad : 32
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
nooooooooooooooooo......como lo dejas ahi!! es necesario una pronta actualizacion!!!! eso no puede quedar ahi espero que no nos hagas sufrir esperando el proximo capitulo las mejores vibras
atercio********- - Mensajes : 650
Fecha de inscripción : 02/04/2012
Edad : 32
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
la pu.............. pero por q es tan ... britt hayyyyyyyyyyy bestia bestia ese tipo me da asco decirle eso a san era pa solo volverse malo para agarralo a la patas baboso haayyyyyyyyyyyyyyy pufffffff estoy trueno espero y no le haga nada a britt q aparezca sam y quinn porfis q algo pase pero no le haga nada a britt
imperio0720****** - Mensajes : 322
Fecha de inscripción : 19/04/2012
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Oh por Dioooss Santoooo pobre Britt y San y Rachel .. Ese Jacke resulto ser mas peligroso de lo que pense.. Ojala no les pase nada :(
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
que fue todo eso? no hay quien las salve?
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
No puede ser. Alguien debe ir en su ayuda...Quinn, Sam...¿Donde están? No puedo creer lo obscuro que es Jake, solo espero que Santana esta bien, mucho más aun Brittany. La pobre Rachel, no sabía ni donde estaba parada...pero ahora que lo pienso parece que Rachel solo fue el cebo para la presa grande...Brittany.
Cada vez se pone mejor, claro que todas queremos que sigas la historia...es una de las mejores que he leído. Espero el próximo capítulo, un abrazo!
Ali_Pearce- - Mensajes : 1107
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Edad : 31
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
OMG por que lo dejas así, ehhh no puede ser ese maldito de jake tiene que pagar por lo que le hizo a la primer novia de san, lo odio mucho, espero y no le pase nada malo a britt ni a san y en donde esta quinn y sam xD
Muchos saludos y actualiza pronto :-) :-)
Muchos saludos y actualiza pronto :-) :-)
khandyy** - Mensajes : 95
Fecha de inscripción : 08/03/2012
Fanfic [Brittana] Halo. Capitulo 31: Liberación
Bueno a qui les dejo otro capitulo, espero y les guste muchos saludos y pues nomas queda un capitulo mas y el epilogo. bueno les dejo
Me desperté en el asiento trasero de un coche de largo. Cuando traté de moverme, me di cuenta de una fuerza invisible me estaba fijando abajo. Jake estaba en el asiento del conductor y a cada lado de mí estaban Alicia y Alejandra de mi clase de literatura. Me miraron con calcárea, inexpresiva cara como si fuera una muestra en un laboratorio. Mantuvieron sus manos enguantadas dobladas en el regazo. Luché para moverme y casi tuve éxito, el codo golpeando Alexandra en las costillas.
—Ella está siendo difícil —se quejó, y Jake la lanzó un pequeño paquete envuelto en papel de aluminio.
—Una de ustedes debe hacer el truco —dijo.
Alicia me obligó a abrir la boca con la mano enguantada, mientras que Alexandra dejó caer una pastilla de color verde pálido en mi garganta, hacia abajo con el líquido de un frasco de plata. El líquido quemaba, cuando corría por mi garganta y se derramó fuera de mi boca. Me ahogaba hasta que no tuve más remedio que tragar. Me amordazaron y farfullé, y las dos chicas intercambiaron una sonrisa satisfecha. Sus caras blancas y ojos hundidos comenzaron a borrar los límites entre una nube de niebla azul, y un zumbido en mis oídos empezó que ahogó todos los demás sonidos. Lo último de lo que tenía conocimiento era de mi corazón que latía mucho más rápido de lo normal, antes de dejarme caer en su regazo óseo y todo se volvió negro.
Cuando abrí los ojos otra vez, estaba sentada en una alfombra desvanecida en el suelo con la espalda apoyada contra una pared de yeso en frío. Sabía que debía haber estado hundida allí por un tiempo porque el frío de la sala se había filtrado a través de mi ropa y en mi piel. Mis manos estaban atadas, y mis dedos se estremecieron cuando los retorcí. Mis brazos estaban doloridos de estar en la misma posición durante demasiado tiempo. Alguien me enroscó una cuerda con fuerza alrededor de mi cintura y me amordazó con un trapo sucio, lo que dificulta la respiración. Pensé que podía oler la gasolina.
Me asomé por los oscuros alrededores, tratando de distinguir a dónde Jake me había llevado. No era un calabozo como lo había imaginado. En lugar de eso parecía estar en la sala de la sesión solemne de una casa victoriana. La habitación era grande y espaciosa y tenía techos altos y lámparas en forma de capullos de rosa retorcido. Los tonos de la alfombra sugirieron que era persa, pero olía a humedad. El olor rancio del humo del cigarro también flotaba en el aire. Dos anchos sofás tapizados, que habían visto días mejores, sentados uno frente al otro, con mesitas de mármol cerca. Un aparador de caoba profundo tenia licoreras cubiertas de tanto polvo que apenas podía distinguir los líquidos de color ámbar y ciruela en el interior. En el centro de la habitación había una mesa larga y pulida de comedor de cedro con patas talladas. Las sillas de respaldo alto colocadas a su alrededor estaban tapizadas en terciopelo color burdeos, y en el centro de la mesa estaba sentado un inmenso candelabro de plata, sus velas encendidas, proyectando sombras alargadas de la habitación. Extrañas marcas y símbolos estaban garabateadas en las paredes, que estaban cubiertas de papel pintado a rayas pelado. Retratos de pesados marcos dorados colgados por encima de la repisa de la chimenea de mármol, y sus rostros me miraba maliciosamente como si se tratara de un secreto que tenía aún por descubrir. Había uno de un señor de aspecto renacentista en una gorguera, y otra de una mujer rodeada por cinco hijas como ninfas, todos con el pelo pre-Rafaelita y vestidos con remolinos.
Una película de polvo se extendía sobre todo, incluyendo las pinturas. Me pregunté cuánto tiempo había pasado desde que alguien había vivido en la casa. Parecía estar congelado en el tiempo. Una telaraña gigante se abalanzaba con gracia a lo ancho del techo como una hoja de muselina. Cuando miré más de cerca, vi que todo olía a descomposición. Las sillas del comedor parecía comidas por las polillas, los marcos estaban desiguales, los sofás de cuero hundidos, y había manchas de humedad en el techo a través de donde el agua se había filtrado. Todo seguía en su sitio, como si los dueños de la casa se habrían ido con prisas y no volvieron nunca más. Las ventanas estaban tapiadas por lo que sólo unos cuantos compases de luz natural se filtraba en la sala cayendo en las vigas al azar a través de la alfombra.
Me dolía todo el cuerpo, y mi cabeza se sentía pesada y brumosa. Podía escuchar voces lejanas procedentes de alguna parte, pero nadie apareció. Me senté allí durante lo que parecieron horas y comencé a darme cuenta de lo que Sam había querido decir sobre que el cuerpo humano tiene ciertos requisitos. Me sentía débil por el hambre, mi garganta estaba seca y reseca por la falta de hidratación, y necesitaba desesperadamente ir al baño. Me dejé en un estado semi-inconsciente, hasta que finalmente me di cuenta de que alguien se acercaba a la habitación.
Cuando centré mis ojos y me senté, vi a Jake Thorn sentado a la cabecera de la mesa del comedor. Llevaba una chaqueta de esmoquin y tenía los brazos cruzados. En su cara lucía una sonrisa burlona con expresión desdeñosa.
—Lo siento, tenía que terminar así, Brittany —dijo. Se deslizó hasta desatar la mordaza de alrededor de mi boca. Su voz era como la miel—. Traté de ofrecerte una oportunidad de vida juntos.
—Una vida contigo sería peor que la muerte—. Le dije en un susurro ronco.
Vi el rostro de Jake endurecerse. Sus ojos de gato, que eran negros de nuevo, parecían vidriosos.
—El estoicismo es admirable —dijo—. De hecho, creo que puede ser una de las cosas que más me gusta de ti. Sin embargo, en este caso creo que vas a llegar a lamentar la elección que has hecho.
—No puedes hacerme daño —le dije—. Sólo voy a volver a la vida que conocía.
—Eso es muy cierto —sonrió—. ¡Qué lástima que tu otra mitad se quedará atrás! Me pregunto qué será de ella cuando no estés aquí.
— ¡No te atrevas a amenazarla! — ¿Toque una fibra sensible? —Jake preguntó—. Me pregunto cómo va a reaccionar Santana cuando se encuentre con su querida muerta. Espero que no haga nada imprudente, el dolor puede hacer que las personas se comporten de manera extraña.
—Déjala salir de esto —luché contra la cuerda—. Podemos resolver esto nosotros mismos.
—No creo que estés en una posición de negociación, ¿verdad?
— ¿Por qué haces esto, Jake? ¿Qué crees que vas a ganar?
—Eso depende de tu definición de ganancia. No soy más que un sirviente de Lucifer. ¿Sabes cuál fue el mayor pecado de Lucifer?
—Orgullo —respondí.
—Precisamente, por ti no debería tener el mío herido. No aprecio eso.
—No fue mi intención herirte, Jake. . .
Me interrumpió—. Ese fue tú error, y esta es la parte en la que vengarse, será todo un espectáculo ver a la perfecta presidenta de la escuela quitarse la vida. Vaya, vaya, ¿qué dirían todos?
— ¡Santana nunca haría eso! —susurré, sintiendo mi corazón saltar.
—No, no —Jake acordó—, no sin un poco de mi ayuda. Puedo meterme dentro de su cabeza y ofrecer algunas sugerencias útiles. No debería ser difícil. Ya ha perdido el amor de su vida, ¿verdad? eso debería hacerlo muy vulnerable. ¿Qué voy a hacer para que ella haga? ¿Arrojarse sobre las rocas en la Costa naufragio? ¿Envolver su coche alrededor de un árbol, cortarse las muñecas, caer en el océano? Cuántas opciones a considerar.
—Estás haciendo esto porque estás herido —le dije—. Pero matar a Santana no te hará feliz. Matarme a mí, no te traerá satisfacción.
— ¡Basta de tediosa habla!
Sacó un cuchillo afilado desde el interior de su chaqueta y se inclinó para cortar las cuerdas que me mantenían con movimientos pequeños y hábiles. Mis brazos y manos me dolían aún más una vez que estaban libres. Jake me acercó para que yo estuviera arrodillada a sus pies. Vi sus zapatos negro pulido con sus dedos de los pies en punta, y en ese momento, no me importó el dolor en las extremidades o los golpes en la cabeza o sentirme enferma y débil por la falta de alimento. Todo lo que importaba era llegar a mis pies. No me inclinaría ante un agente de la Oscuridad. Preferiría morir antes que traicionar a mi lealtad Celestial por rendirme a él.
Puse una mano en la pared y lo utilicé para ponerme sobre mis pies. Tomó toda mi energía, y no sabía cuánto tiempo podía mantener el ritmo. Mis rodillas querían torcerse debajo de mí.
Jake me miró con un leve aire divertido.
—Apenas el momento de la lealtad —Se burló—. ¿Te das cuenta de que tengo tu vida en mis manos? Rinde culto conmigo si quieres vivir para ver a Santana de nuevo.
—Renuncio a ti y todas tus obras —le dije con calma.
Esto pareció enfurecerle, y me levantó de mis pies y me tiró en la mesa del comedor. Mi cabeza golpeó la superficie con una grieta antes de caer a toda velocidad en el suelo y aterrizar en un montón. Algo pegajoso serpentea su camino hacia abajo en la frente.
— ¿Todo bien ahí abajo? —preguntó con aire de suficiencia Jake desde su posición, apoyado en el lado de la mesa. Él casi acarició mi herida en la cara y sus manos irradiaron calor.
—No tiene por qué ser de esta manera —ronroneó él. Esperó una señal de acuerdo, pero me quedé muda.
—Bueno, si esa es tu respuesta, no me dejas otra opción. Voy a tener que extraer cada fragmento de bondad fuera de ti —dijo en voz baja—. Cuando haya terminado, no habré dejado un trozo de honestidad o de integridad.
Se inclinó sobre mí mientras el pelo le caía sobre sus ojos brillantes. Estaba a pocos centímetros de mí, y pude ver todas sus características, la curva de sus pómulos salientes, la delgada línea de su boca, la barba en el mentón.
—Yo voy a ensuciar tu alma y luego te reclamaré como mía.
Mi cuerpo empezó a temblar con sus palabras. Me agarré desesperadamente a las patas de la mesa, en busca de influencia, una vía de escape. Jake pasó la mano lentamente a lo largo de mi brazo, saboreando el contacto. Mi piel quemaba y latía, y cuando miré hacia abajo, vi una cinta de color rojo, donde su contacto me había quemado.
—Me temo que no vas a volver al cielo, Brittany, porque para el momento que haya terminado contigo, no te dejarán entrar.
Me acarició la cara con un solo dedo y luego trazó el contorno de los labios. Sentí mi cara envuelta en una máscara de fuego.
Me di la vuelta y golpeé con furia, pero Jake me abrazó y me obligó a mirarlo. Sentí como si sus dedos estuvieran perforando mis mejillas.
—No te preocupes, mi ángel, que son muy hospitalarios en el infierno.
Me besó bruscamente, el peso de su cuerpo presionándome hacia abajo antes de que se apartara. Los espasmos de calor quemaban todo mi cuerpo.
—Es hora de decir adiós, señorita Pierce.
Jake cerró los ojos y se concentró tan fuerte que vi gotas de sudor aparecer en su frente. Una vena latía en su frente. Luego, lentamente, se incorporó, se acercó y apretó las manos alrededor de mi cabeza.
Fue entonces cuando ocurrió: un ataque de lagrimeo, agujas calientes atravesaron mi mente, y en un solo momento, vi todo el mal perpetrado desde los albores del tiempo concentrado en un solo momento. Todas las calamidades conocidas por el hombre empalmado en imágenes individuales desconectadas, una serie de destellos tan intenso que pensé que mi cerebro se rompía en pedazos.
Vi a niños huérfanos en tiempos de guerra, los pueblos convertidos en escombros por los terremotos, los hombres destrozados por los disparos, las familias hambrientas y débiles por la sequía. Vi asesinatos. Oí gritos. Sentí todas las injusticias del mundo. Toda enfermedad que conoce la humanidad inundó mi cuerpo. Todo sentimiento de terror, dolor, impotencia, se abalanzó sobre mí. Sentía cada muerte violenta de forma aguda. Yo estaba en el coche cuando Grace tuvo el accidente. Era un hombre en un accidente de barco, ahogándose en el océano, aplastado por el peso de las olas. Yo era Emily, tragada por las llamas en su cama. Y a pesar de todo oí una risa despiadada, que sabía que era de Jake.
El dolor de miles de millones de personas, entró en mi carne terrenal, como fragmentos de vidrio. Era vagamente consciente de mi cuerpo convulsionando en el piso, mis manos en mis sienes. Yo era un ángel, y estaba llena de toda la agonía y la oscuridad en el mundo. Sabía que me iba a matar. Abrí la boca para pedir Jake poner fin a mi sufrimiento, pero no surgió ningún sonido. No tenía ni voz, incluso para mendigar mi propia muerte. Sin embargo, el asedio continuó, las imágenes de horror saliendo de Jake y entrando en mí hasta que fue una lucha para tomar el próximo aliento. Jake arrancó las manos de mi cabeza y sentí que mi cuerpo se hundía en un momento de puro alivio. Fue entonces cuando vi el fuego, que se elevaba y envolvía todo a su paso, y me di cuenta de repente que el aire estaba lleno de humo. La lámpara tembló y cayeron piezas del techo cuando cedió, yeso, vidrio y pequeñas perlas en cascada en la mesa del comedor. A unos metros de distancia las cortinas se incendiaron, esparciendo una lluvia de brasas. Me cubrí la cabeza, pero sentía algo de tierra en mis manos.
Mi cuerpo estaba todavía palpitante y estremecido por el impacto de los recuerdos terribles, mis pulmones se llenaron de humo, me escocían los ojos, y mi cabeza se tambaleaba. Podía sentir cómo me escapaba de la conciencia. Luché contra ello, pero yo estaba perdiendo la batalla. Todo lo que podía ver era la cara de Jake enmarcada por un círculo de fuego.
Entonces, la pared del fondo estaba desgarrada, como por una explosión. Por un momento me podía ver la desierta calle más allá, antes de que un brillo deslumbrante llenara la sala. Jake se tambaleó hacia atrás, protegiéndose los ojos. Sam salió de los escombros, las alas extendidas y la espada ardiente como un pilar de luz blanca en sus manos. Su pelo ondeaba detrás de él, como cintas de oro. Santana y Quinn vinieron después, y ambas se apresuraron a mi lado. Santana, con el rostro surcado de lágrimas, se dirigió a mí recogiéndome en sus brazos, pero Quinn la contuvo.
—No la muevas —dijo—. Sus heridas son demasiado grandes. Tendremos que iniciar el proceso de curación aquí.
Santana tomó mi cara entre las manos.
— ¿Britt? —Sentí sus labios cerca de mi mejilla—. ¿Puedes oírme?
—Ella no puede contestar —dijo la voz dulce de Quinn, y sentí sus dedos fríos en la frente. Yo estaba convulsionando en el piso cuando su energía curativa fluía a través de mí.
— ¿Qué pasa con ella? —Santana lloraba mientras mi cuerpo se estremecía y se sacudía. Sentí que mis ojos rodaban atrás en mi cabeza y mi boca se abría en un grito silencioso—. ¡Le estás haciendo daño!
—Soy el drenaje de sus recuerdos —dijo Quinn—. Van a matarla si no lo hago.
Santana estaba tan cerca que podía oír su corazón latiendo con fuerza. Me fijé en el sonido, creyendo que era lo único que podía mantenerme con vida.
—Vas a estar bien —repetía suavemente—. Se ha terminado. Estamos aquí. Nadie puede hacerte daño. Quédate con nosotros, Britt. Sólo escucha mi voz.
Luché para sentarme y vi a mi hermano emerger a través de un muro de llamas. La luz fue rodando fuera de él en ondas, y casi dolía mirarlo, era tan brillante y hermoso. Caminó por el fuego y se puso frente a frente con Jake Thorn, y era la primera vez que vi una mirada de miedo en la cara de Jake. Rápidamente se compuso y frunció los labios en su sonrisa familiar.
—Vamos a jugar, veo —dijo—. Al igual que en los viejos tiempos.
—He venido a poner fin a tus juegos —dijo Sam con un tono oscuro.
Cuadró los hombros y el viento voló aullando, haciendo sonar el cristal en las ventanas y lanzando los retratos de las paredes. Las grietas de un rayo quemaron en el cielo carmesí, como si los cielos se hubieran rebelado. En medio de todo esto estaba Sam, su poderoso cuerpo ondulante y brillante como una columna de oro. La espada brillaba blanca y caliente y zumbaba en la mano como una entidad viviente. Jake Thorn anonadado la miraba. Cuando Sam habló, su voz se lanzó como un trueno.
—Voy a darte una oportunidad y una oportunidad única —dijo—. Aún puedes arrepentirte de tus pecados. Te apartarás de Lucifer y renunciaras a sus obras.
Jake escupió a los pies de Sam—. Es un poco tarde para eso, ¿no te parece? Generoso de su parte por ofrecer, sin embargo.
—Nunca es demasiado tarde —respondió mi hermano—. Siempre hay esperanza.
—Lo único que espero es ver tu poder de destrucción —susurró Jake.
La cara de Sam se endureció y cualquier rastro de piedad desapareció de su voz—. Entonces te habrás ido —ordenó—. No tienes lugar aquí. Regresa al infierno en el que te exiliaron en primer lugar.
Levantó su espada, y las llamas se encabritaron como seres vivos para engullir a Jake. Se sacudieron la cabeza como buitres a punto de barrer a su presa y de pronto se congelaron.
Algo las estaba reteniendo, la fuerza propia de Jake parecía ser lo que lo protege de cualquier daño. Y así se quedaron, ángel y demonio encerrados en una silenciosa batalla de voluntades, la espada ardiente atrapada entre ellos, marcando la división entre los dos mundos. Los ojos de Sam brillaron con la ira del Cielo y los de Jake quemando con la sed de sangre del Infierno. A través de la bruma de dolor que agarraba mi mente y mi cuerpo, sentí un miedo frío y terrible. ¿Qué pasa si Sam no podía derrotar a Jake? ¿Qué sería de nosotros entonces?
Me di cuenta de mis dedos envueltos alrededor de las manos de Santana estaban refrigerando mi piel quemada. Cuando me abrazó, me di cuenta de que una extraña luz parecía brillar en los lugares en que nuestros dedos se entrelazaban.
Pronto nos envolvía. Se extendió lo suficiente para cubrir los cuerpos de ambas. Me di cuenta de que si apretaba la mano de Santana un poco más fuerte y la atraía un poco más cerca, la luz parecía responder y se extendía más lejos rodeándonos como un escudo protector. Pero ¿qué era? ¿Qué significaba? Santana no se había dado cuenta, se centró demasiado duro en mi cuerpo todavía temblando, pero Quinn sabía. Ella se inclinó y me susurró al oído.
—Es tu regalo, Brittany. Úsalo.
—No entiendo —dije—. ¿No puedes decirme cómo?
—Tienes el don más poderoso de todos los ángeles, ya sabes qué hacer con él.
Mi mente no entendía el mensaje de Quinn, pero de alguna manera mi cuerpo sabía qué hacer. Llamé a los últimos vestigios de energía dentro de mí, hice a un lado el dolor que me amenazó con arrástrame debajo y levanté la cabeza hacia Santana. A medida que nuestros labios se fueron juntando y de ahí partiendo en un beso, cada pensamiento negativo fue expulsado de mi cabeza hasta que todo lo que pude ver era a ella. Jake Thorn saltó hacia atrás cuando la luz estalló en deslumbrantes rayos, manando de nuestros cuerpos entrelazados e inundando la sala. Jake gritó y lanzó sus brazos alrededor de su cuerpo como si tratara de protegerse a sí mismo, pero la luz lo envolvió como zarcillos de fuego blanco. Se revolvió y se retorció por un momento, antes de darse a sí mismo y permitir que las cintas a lamieran su camino a lo largo de su torso y envolverse como tentáculos alrededor de él.
— ¿Qué es eso? —Santana gritó cuando se protegió los ojos contra el resplandor cegador. Quinn y Sam que estaban de pie con calma cuando la luz cayó sobre ellos, se volvieron hacia ella.
—Es lo que toda la gente debe saber —dijo Quinn—. Es el amor.
—Santana y yo nos abrazamos fuertemente cuando la sala se estremeció, y la luz quemó un agujero en el piso.
Fue en este abismo que Jake Thorn desapareció. Se encontró con mi mirada mientras caía. Se fue torturado, pero sin dejar de sonreír.
Capitulo 31:
Liberación
Liberación
Me desperté en el asiento trasero de un coche de largo. Cuando traté de moverme, me di cuenta de una fuerza invisible me estaba fijando abajo. Jake estaba en el asiento del conductor y a cada lado de mí estaban Alicia y Alejandra de mi clase de literatura. Me miraron con calcárea, inexpresiva cara como si fuera una muestra en un laboratorio. Mantuvieron sus manos enguantadas dobladas en el regazo. Luché para moverme y casi tuve éxito, el codo golpeando Alexandra en las costillas.
—Ella está siendo difícil —se quejó, y Jake la lanzó un pequeño paquete envuelto en papel de aluminio.
—Una de ustedes debe hacer el truco —dijo.
Alicia me obligó a abrir la boca con la mano enguantada, mientras que Alexandra dejó caer una pastilla de color verde pálido en mi garganta, hacia abajo con el líquido de un frasco de plata. El líquido quemaba, cuando corría por mi garganta y se derramó fuera de mi boca. Me ahogaba hasta que no tuve más remedio que tragar. Me amordazaron y farfullé, y las dos chicas intercambiaron una sonrisa satisfecha. Sus caras blancas y ojos hundidos comenzaron a borrar los límites entre una nube de niebla azul, y un zumbido en mis oídos empezó que ahogó todos los demás sonidos. Lo último de lo que tenía conocimiento era de mi corazón que latía mucho más rápido de lo normal, antes de dejarme caer en su regazo óseo y todo se volvió negro.
Cuando abrí los ojos otra vez, estaba sentada en una alfombra desvanecida en el suelo con la espalda apoyada contra una pared de yeso en frío. Sabía que debía haber estado hundida allí por un tiempo porque el frío de la sala se había filtrado a través de mi ropa y en mi piel. Mis manos estaban atadas, y mis dedos se estremecieron cuando los retorcí. Mis brazos estaban doloridos de estar en la misma posición durante demasiado tiempo. Alguien me enroscó una cuerda con fuerza alrededor de mi cintura y me amordazó con un trapo sucio, lo que dificulta la respiración. Pensé que podía oler la gasolina.
Me asomé por los oscuros alrededores, tratando de distinguir a dónde Jake me había llevado. No era un calabozo como lo había imaginado. En lugar de eso parecía estar en la sala de la sesión solemne de una casa victoriana. La habitación era grande y espaciosa y tenía techos altos y lámparas en forma de capullos de rosa retorcido. Los tonos de la alfombra sugirieron que era persa, pero olía a humedad. El olor rancio del humo del cigarro también flotaba en el aire. Dos anchos sofás tapizados, que habían visto días mejores, sentados uno frente al otro, con mesitas de mármol cerca. Un aparador de caoba profundo tenia licoreras cubiertas de tanto polvo que apenas podía distinguir los líquidos de color ámbar y ciruela en el interior. En el centro de la habitación había una mesa larga y pulida de comedor de cedro con patas talladas. Las sillas de respaldo alto colocadas a su alrededor estaban tapizadas en terciopelo color burdeos, y en el centro de la mesa estaba sentado un inmenso candelabro de plata, sus velas encendidas, proyectando sombras alargadas de la habitación. Extrañas marcas y símbolos estaban garabateadas en las paredes, que estaban cubiertas de papel pintado a rayas pelado. Retratos de pesados marcos dorados colgados por encima de la repisa de la chimenea de mármol, y sus rostros me miraba maliciosamente como si se tratara de un secreto que tenía aún por descubrir. Había uno de un señor de aspecto renacentista en una gorguera, y otra de una mujer rodeada por cinco hijas como ninfas, todos con el pelo pre-Rafaelita y vestidos con remolinos.
Una película de polvo se extendía sobre todo, incluyendo las pinturas. Me pregunté cuánto tiempo había pasado desde que alguien había vivido en la casa. Parecía estar congelado en el tiempo. Una telaraña gigante se abalanzaba con gracia a lo ancho del techo como una hoja de muselina. Cuando miré más de cerca, vi que todo olía a descomposición. Las sillas del comedor parecía comidas por las polillas, los marcos estaban desiguales, los sofás de cuero hundidos, y había manchas de humedad en el techo a través de donde el agua se había filtrado. Todo seguía en su sitio, como si los dueños de la casa se habrían ido con prisas y no volvieron nunca más. Las ventanas estaban tapiadas por lo que sólo unos cuantos compases de luz natural se filtraba en la sala cayendo en las vigas al azar a través de la alfombra.
Me dolía todo el cuerpo, y mi cabeza se sentía pesada y brumosa. Podía escuchar voces lejanas procedentes de alguna parte, pero nadie apareció. Me senté allí durante lo que parecieron horas y comencé a darme cuenta de lo que Sam había querido decir sobre que el cuerpo humano tiene ciertos requisitos. Me sentía débil por el hambre, mi garganta estaba seca y reseca por la falta de hidratación, y necesitaba desesperadamente ir al baño. Me dejé en un estado semi-inconsciente, hasta que finalmente me di cuenta de que alguien se acercaba a la habitación.
Cuando centré mis ojos y me senté, vi a Jake Thorn sentado a la cabecera de la mesa del comedor. Llevaba una chaqueta de esmoquin y tenía los brazos cruzados. En su cara lucía una sonrisa burlona con expresión desdeñosa.
—Lo siento, tenía que terminar así, Brittany —dijo. Se deslizó hasta desatar la mordaza de alrededor de mi boca. Su voz era como la miel—. Traté de ofrecerte una oportunidad de vida juntos.
—Una vida contigo sería peor que la muerte—. Le dije en un susurro ronco.
Vi el rostro de Jake endurecerse. Sus ojos de gato, que eran negros de nuevo, parecían vidriosos.
—El estoicismo es admirable —dijo—. De hecho, creo que puede ser una de las cosas que más me gusta de ti. Sin embargo, en este caso creo que vas a llegar a lamentar la elección que has hecho.
—No puedes hacerme daño —le dije—. Sólo voy a volver a la vida que conocía.
—Eso es muy cierto —sonrió—. ¡Qué lástima que tu otra mitad se quedará atrás! Me pregunto qué será de ella cuando no estés aquí.
— ¡No te atrevas a amenazarla! — ¿Toque una fibra sensible? —Jake preguntó—. Me pregunto cómo va a reaccionar Santana cuando se encuentre con su querida muerta. Espero que no haga nada imprudente, el dolor puede hacer que las personas se comporten de manera extraña.
—Déjala salir de esto —luché contra la cuerda—. Podemos resolver esto nosotros mismos.
—No creo que estés en una posición de negociación, ¿verdad?
— ¿Por qué haces esto, Jake? ¿Qué crees que vas a ganar?
—Eso depende de tu definición de ganancia. No soy más que un sirviente de Lucifer. ¿Sabes cuál fue el mayor pecado de Lucifer?
—Orgullo —respondí.
—Precisamente, por ti no debería tener el mío herido. No aprecio eso.
—No fue mi intención herirte, Jake. . .
Me interrumpió—. Ese fue tú error, y esta es la parte en la que vengarse, será todo un espectáculo ver a la perfecta presidenta de la escuela quitarse la vida. Vaya, vaya, ¿qué dirían todos?
— ¡Santana nunca haría eso! —susurré, sintiendo mi corazón saltar.
—No, no —Jake acordó—, no sin un poco de mi ayuda. Puedo meterme dentro de su cabeza y ofrecer algunas sugerencias útiles. No debería ser difícil. Ya ha perdido el amor de su vida, ¿verdad? eso debería hacerlo muy vulnerable. ¿Qué voy a hacer para que ella haga? ¿Arrojarse sobre las rocas en la Costa naufragio? ¿Envolver su coche alrededor de un árbol, cortarse las muñecas, caer en el océano? Cuántas opciones a considerar.
—Estás haciendo esto porque estás herido —le dije—. Pero matar a Santana no te hará feliz. Matarme a mí, no te traerá satisfacción.
— ¡Basta de tediosa habla!
Sacó un cuchillo afilado desde el interior de su chaqueta y se inclinó para cortar las cuerdas que me mantenían con movimientos pequeños y hábiles. Mis brazos y manos me dolían aún más una vez que estaban libres. Jake me acercó para que yo estuviera arrodillada a sus pies. Vi sus zapatos negro pulido con sus dedos de los pies en punta, y en ese momento, no me importó el dolor en las extremidades o los golpes en la cabeza o sentirme enferma y débil por la falta de alimento. Todo lo que importaba era llegar a mis pies. No me inclinaría ante un agente de la Oscuridad. Preferiría morir antes que traicionar a mi lealtad Celestial por rendirme a él.
Puse una mano en la pared y lo utilicé para ponerme sobre mis pies. Tomó toda mi energía, y no sabía cuánto tiempo podía mantener el ritmo. Mis rodillas querían torcerse debajo de mí.
Jake me miró con un leve aire divertido.
—Apenas el momento de la lealtad —Se burló—. ¿Te das cuenta de que tengo tu vida en mis manos? Rinde culto conmigo si quieres vivir para ver a Santana de nuevo.
—Renuncio a ti y todas tus obras —le dije con calma.
Esto pareció enfurecerle, y me levantó de mis pies y me tiró en la mesa del comedor. Mi cabeza golpeó la superficie con una grieta antes de caer a toda velocidad en el suelo y aterrizar en un montón. Algo pegajoso serpentea su camino hacia abajo en la frente.
— ¿Todo bien ahí abajo? —preguntó con aire de suficiencia Jake desde su posición, apoyado en el lado de la mesa. Él casi acarició mi herida en la cara y sus manos irradiaron calor.
—No tiene por qué ser de esta manera —ronroneó él. Esperó una señal de acuerdo, pero me quedé muda.
—Bueno, si esa es tu respuesta, no me dejas otra opción. Voy a tener que extraer cada fragmento de bondad fuera de ti —dijo en voz baja—. Cuando haya terminado, no habré dejado un trozo de honestidad o de integridad.
Se inclinó sobre mí mientras el pelo le caía sobre sus ojos brillantes. Estaba a pocos centímetros de mí, y pude ver todas sus características, la curva de sus pómulos salientes, la delgada línea de su boca, la barba en el mentón.
—Yo voy a ensuciar tu alma y luego te reclamaré como mía.
Mi cuerpo empezó a temblar con sus palabras. Me agarré desesperadamente a las patas de la mesa, en busca de influencia, una vía de escape. Jake pasó la mano lentamente a lo largo de mi brazo, saboreando el contacto. Mi piel quemaba y latía, y cuando miré hacia abajo, vi una cinta de color rojo, donde su contacto me había quemado.
—Me temo que no vas a volver al cielo, Brittany, porque para el momento que haya terminado contigo, no te dejarán entrar.
Me acarició la cara con un solo dedo y luego trazó el contorno de los labios. Sentí mi cara envuelta en una máscara de fuego.
Me di la vuelta y golpeé con furia, pero Jake me abrazó y me obligó a mirarlo. Sentí como si sus dedos estuvieran perforando mis mejillas.
—No te preocupes, mi ángel, que son muy hospitalarios en el infierno.
Me besó bruscamente, el peso de su cuerpo presionándome hacia abajo antes de que se apartara. Los espasmos de calor quemaban todo mi cuerpo.
—Es hora de decir adiós, señorita Pierce.
Jake cerró los ojos y se concentró tan fuerte que vi gotas de sudor aparecer en su frente. Una vena latía en su frente. Luego, lentamente, se incorporó, se acercó y apretó las manos alrededor de mi cabeza.
Fue entonces cuando ocurrió: un ataque de lagrimeo, agujas calientes atravesaron mi mente, y en un solo momento, vi todo el mal perpetrado desde los albores del tiempo concentrado en un solo momento. Todas las calamidades conocidas por el hombre empalmado en imágenes individuales desconectadas, una serie de destellos tan intenso que pensé que mi cerebro se rompía en pedazos.
Vi a niños huérfanos en tiempos de guerra, los pueblos convertidos en escombros por los terremotos, los hombres destrozados por los disparos, las familias hambrientas y débiles por la sequía. Vi asesinatos. Oí gritos. Sentí todas las injusticias del mundo. Toda enfermedad que conoce la humanidad inundó mi cuerpo. Todo sentimiento de terror, dolor, impotencia, se abalanzó sobre mí. Sentía cada muerte violenta de forma aguda. Yo estaba en el coche cuando Grace tuvo el accidente. Era un hombre en un accidente de barco, ahogándose en el océano, aplastado por el peso de las olas. Yo era Emily, tragada por las llamas en su cama. Y a pesar de todo oí una risa despiadada, que sabía que era de Jake.
El dolor de miles de millones de personas, entró en mi carne terrenal, como fragmentos de vidrio. Era vagamente consciente de mi cuerpo convulsionando en el piso, mis manos en mis sienes. Yo era un ángel, y estaba llena de toda la agonía y la oscuridad en el mundo. Sabía que me iba a matar. Abrí la boca para pedir Jake poner fin a mi sufrimiento, pero no surgió ningún sonido. No tenía ni voz, incluso para mendigar mi propia muerte. Sin embargo, el asedio continuó, las imágenes de horror saliendo de Jake y entrando en mí hasta que fue una lucha para tomar el próximo aliento. Jake arrancó las manos de mi cabeza y sentí que mi cuerpo se hundía en un momento de puro alivio. Fue entonces cuando vi el fuego, que se elevaba y envolvía todo a su paso, y me di cuenta de repente que el aire estaba lleno de humo. La lámpara tembló y cayeron piezas del techo cuando cedió, yeso, vidrio y pequeñas perlas en cascada en la mesa del comedor. A unos metros de distancia las cortinas se incendiaron, esparciendo una lluvia de brasas. Me cubrí la cabeza, pero sentía algo de tierra en mis manos.
Mi cuerpo estaba todavía palpitante y estremecido por el impacto de los recuerdos terribles, mis pulmones se llenaron de humo, me escocían los ojos, y mi cabeza se tambaleaba. Podía sentir cómo me escapaba de la conciencia. Luché contra ello, pero yo estaba perdiendo la batalla. Todo lo que podía ver era la cara de Jake enmarcada por un círculo de fuego.
Entonces, la pared del fondo estaba desgarrada, como por una explosión. Por un momento me podía ver la desierta calle más allá, antes de que un brillo deslumbrante llenara la sala. Jake se tambaleó hacia atrás, protegiéndose los ojos. Sam salió de los escombros, las alas extendidas y la espada ardiente como un pilar de luz blanca en sus manos. Su pelo ondeaba detrás de él, como cintas de oro. Santana y Quinn vinieron después, y ambas se apresuraron a mi lado. Santana, con el rostro surcado de lágrimas, se dirigió a mí recogiéndome en sus brazos, pero Quinn la contuvo.
—No la muevas —dijo—. Sus heridas son demasiado grandes. Tendremos que iniciar el proceso de curación aquí.
Santana tomó mi cara entre las manos.
— ¿Britt? —Sentí sus labios cerca de mi mejilla—. ¿Puedes oírme?
—Ella no puede contestar —dijo la voz dulce de Quinn, y sentí sus dedos fríos en la frente. Yo estaba convulsionando en el piso cuando su energía curativa fluía a través de mí.
— ¿Qué pasa con ella? —Santana lloraba mientras mi cuerpo se estremecía y se sacudía. Sentí que mis ojos rodaban atrás en mi cabeza y mi boca se abría en un grito silencioso—. ¡Le estás haciendo daño!
—Soy el drenaje de sus recuerdos —dijo Quinn—. Van a matarla si no lo hago.
Santana estaba tan cerca que podía oír su corazón latiendo con fuerza. Me fijé en el sonido, creyendo que era lo único que podía mantenerme con vida.
—Vas a estar bien —repetía suavemente—. Se ha terminado. Estamos aquí. Nadie puede hacerte daño. Quédate con nosotros, Britt. Sólo escucha mi voz.
Luché para sentarme y vi a mi hermano emerger a través de un muro de llamas. La luz fue rodando fuera de él en ondas, y casi dolía mirarlo, era tan brillante y hermoso. Caminó por el fuego y se puso frente a frente con Jake Thorn, y era la primera vez que vi una mirada de miedo en la cara de Jake. Rápidamente se compuso y frunció los labios en su sonrisa familiar.
—Vamos a jugar, veo —dijo—. Al igual que en los viejos tiempos.
—He venido a poner fin a tus juegos —dijo Sam con un tono oscuro.
Cuadró los hombros y el viento voló aullando, haciendo sonar el cristal en las ventanas y lanzando los retratos de las paredes. Las grietas de un rayo quemaron en el cielo carmesí, como si los cielos se hubieran rebelado. En medio de todo esto estaba Sam, su poderoso cuerpo ondulante y brillante como una columna de oro. La espada brillaba blanca y caliente y zumbaba en la mano como una entidad viviente. Jake Thorn anonadado la miraba. Cuando Sam habló, su voz se lanzó como un trueno.
—Voy a darte una oportunidad y una oportunidad única —dijo—. Aún puedes arrepentirte de tus pecados. Te apartarás de Lucifer y renunciaras a sus obras.
Jake escupió a los pies de Sam—. Es un poco tarde para eso, ¿no te parece? Generoso de su parte por ofrecer, sin embargo.
—Nunca es demasiado tarde —respondió mi hermano—. Siempre hay esperanza.
—Lo único que espero es ver tu poder de destrucción —susurró Jake.
La cara de Sam se endureció y cualquier rastro de piedad desapareció de su voz—. Entonces te habrás ido —ordenó—. No tienes lugar aquí. Regresa al infierno en el que te exiliaron en primer lugar.
Levantó su espada, y las llamas se encabritaron como seres vivos para engullir a Jake. Se sacudieron la cabeza como buitres a punto de barrer a su presa y de pronto se congelaron.
Algo las estaba reteniendo, la fuerza propia de Jake parecía ser lo que lo protege de cualquier daño. Y así se quedaron, ángel y demonio encerrados en una silenciosa batalla de voluntades, la espada ardiente atrapada entre ellos, marcando la división entre los dos mundos. Los ojos de Sam brillaron con la ira del Cielo y los de Jake quemando con la sed de sangre del Infierno. A través de la bruma de dolor que agarraba mi mente y mi cuerpo, sentí un miedo frío y terrible. ¿Qué pasa si Sam no podía derrotar a Jake? ¿Qué sería de nosotros entonces?
Me di cuenta de mis dedos envueltos alrededor de las manos de Santana estaban refrigerando mi piel quemada. Cuando me abrazó, me di cuenta de que una extraña luz parecía brillar en los lugares en que nuestros dedos se entrelazaban.
Pronto nos envolvía. Se extendió lo suficiente para cubrir los cuerpos de ambas. Me di cuenta de que si apretaba la mano de Santana un poco más fuerte y la atraía un poco más cerca, la luz parecía responder y se extendía más lejos rodeándonos como un escudo protector. Pero ¿qué era? ¿Qué significaba? Santana no se había dado cuenta, se centró demasiado duro en mi cuerpo todavía temblando, pero Quinn sabía. Ella se inclinó y me susurró al oído.
—Es tu regalo, Brittany. Úsalo.
—No entiendo —dije—. ¿No puedes decirme cómo?
—Tienes el don más poderoso de todos los ángeles, ya sabes qué hacer con él.
Mi mente no entendía el mensaje de Quinn, pero de alguna manera mi cuerpo sabía qué hacer. Llamé a los últimos vestigios de energía dentro de mí, hice a un lado el dolor que me amenazó con arrástrame debajo y levanté la cabeza hacia Santana. A medida que nuestros labios se fueron juntando y de ahí partiendo en un beso, cada pensamiento negativo fue expulsado de mi cabeza hasta que todo lo que pude ver era a ella. Jake Thorn saltó hacia atrás cuando la luz estalló en deslumbrantes rayos, manando de nuestros cuerpos entrelazados e inundando la sala. Jake gritó y lanzó sus brazos alrededor de su cuerpo como si tratara de protegerse a sí mismo, pero la luz lo envolvió como zarcillos de fuego blanco. Se revolvió y se retorció por un momento, antes de darse a sí mismo y permitir que las cintas a lamieran su camino a lo largo de su torso y envolverse como tentáculos alrededor de él.
— ¿Qué es eso? —Santana gritó cuando se protegió los ojos contra el resplandor cegador. Quinn y Sam que estaban de pie con calma cuando la luz cayó sobre ellos, se volvieron hacia ella.
—Es lo que toda la gente debe saber —dijo Quinn—. Es el amor.
—Santana y yo nos abrazamos fuertemente cuando la sala se estremeció, y la luz quemó un agujero en el piso.
Fue en este abismo que Jake Thorn desapareció. Se encontró con mi mirada mientras caía. Se fue torturado, pero sin dejar de sonreír.
Emma.snix*** - Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 02/08/2013
Edad : 32
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
Wow... Que genial ha sido este.cap!!! Como siempre digo el amor puedo contra todo, sabia que ese era el don de Britt, que mas que el amor de Santana :3
Solo un cap mas y el epilogo??? Vaya, que mal.. Me encanta este fic, es uno de los mejores que he leido!!! Esperare ansiosa la proximo actu :D
Solo un cap mas y el epilogo??? Vaya, que mal.. Me encanta este fic, es uno de los mejores que he leido!!! Esperare ansiosa la proximo actu :D
aria- - Mensajes : 1105
Fecha de inscripción : 03/12/2012
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
:) amor! que bonito capitulo con muchas emociones me encanto
imperio0720****** - Mensajes : 322
Fecha de inscripción : 19/04/2012
Re: [Resuelto]Fanfic [Brittana] Halo.Tomo 2.Hades. Capitulo: 32 La espada de Miguel. Epílogo
nuevaaaaaaaaa lectoraa apenas voy por el cap 3 pero queria comentarte q me encanta tu adaptacion :) seguire leyendo
O_o***** - Mensajes : 250
Fecha de inscripción : 05/05/2013
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