[Resuelto]FanFic BRITTANA: "5ta Avenida Neoyorkina". 2da Parte (Primero viene el amor....luego viene el matrimonio). EPÍLOGO

Hola      ……..buenas       noches a todas/os……lamento       no haber podido actualizar antes, me disculpo       sinceramente por ello…..como ya les había comentado con anterioridad a media semana tenía un último       examen importante y difícil en la Universidad…….¿y qué       creen?..........Dios, me fue tremendamente       bien en todas las materias que por fin soy libre por lo menos tres semanas       jejejeje………mi intención inicial era publicar este capítulo entre el día miércoles o jueves luego de mi examen (créanme que tenía toda la intención de hacerlo) pero sucedió que la cpu de la computadora donde tenía guardado lo que tenia avanzado de la segunda parte del fic se descompuso y       no hubo forma de recuperar los archivos, y dado que estaba       agotada por el estrés y cansancio por los deberes de la Universidad me tomé estos días para reponer energías y empezar nuevamente el trabajo tedioso de transcripción pero emocionante de adaptación       a Brittana de la historia original (lo confieso…..eso de transcribir       me resulta aburrido, pero la cosa cambia si se trata de     Brittana jejejejeje      ).

En fin, hace poco terminé de adaptar el primer capítulo y en breve actualizo, el segundo capítulo estimo que estará para el día lunes o en el peor de los casos el día martes……..si bien ahora tengo algo de libertad momentánea de la Universidad, también debo       trabajar para costear mis gastos…….pero eso sí, la satisfacción y privilegio de adaptar la segunda parte de esta historia es algo que jamás dejaría de hacer……así que no se preocupen, que no se desharán tan fácilmente de mí       jejejejee

Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo


Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.


NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- La presente historia no me pertenece…………puesto que se basa en la obra “Castle Hill” (continuación del libro “Calle Dublín”) de Samantha Young, y en la traducción de dicha obra realizada por la fabulosa comunidad virtual Bookzinga (Versión que puede hallarse en Internet).


Aclaro que si bien en la obra, la historia los lugares principales que se señalan son Escocia y EE.UU, tomando en cuenta las características y el contexto en el que se desarrolla Glee mantuve EE.UU (concretamente Nueva York) e Italia como lugar de inicio de historia (¿algo loco no?........se han imaginado a Naya/Santana con esos aires tan característicos de los italianos………yo ya lo hice jejejeje). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades.


Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.

Capítulo 1
“La Proposición”

Mis dedos se movían rápida pero silenciosamente por las teclas de mi laptop, y ajusté la luz de la pantalla para que no fuera tan cegadora. Me había despertado en medio de la noche, totalmente despejada y ansiosa de terminar el capítulo de mi manuscrito donde mi papá finalmente progresa en su relación con mi mamá. Mucho de lo que había escrito eran conjeturas dado que solo sabia la historia básica de la relación de mis padres, pero su mundo, o el mundo que les había dado, me tenia consumida desde estos últimos meses y me encontré a mi misma disfrutando de escribir como nunca antes.


Esto significaba a menudo festines de media noche escribiendo y, más allá del hecho de que estaba parcialmente consumida por su historia, también estaba muy consciente de mi considerada compañera de cama y trataba de actuar como ella lo haría para no despertarla.


Había estado escribiendo por más de una hora y finalmente había llegado al final del capítulo. Después de guardar el archivo, cerré la laptop y la miré por un momento. Respirando dentro y fuera, uniformemente, controlé la herida dentro de mí. El dolor me atravesaba profundamente por mi pecho y cuando pensaba en la pérdida de mis padres, o de mi hermano pequeño, Andrés, esa herida se abría en un tajo agonizante. Antes de mi considerada compañera de cama, había cosido esa herida por completo y le había puesto un sistema de adormecimiento. Ahora la sentía. Simplemente no la dejaba consumirme convirtiéndome en un agujero gigante.


Brittany ayudaba un montón con eso.


Mi considerada compañera de cama.


Entre otras cosas.


Sonreí y giré la silla hacia ella en la habitación oscura. Su espalda desnuda estaba descubierta, las sábanas enredadas en su cintura, sus largas piernas enredadas en ellas en medio de la cama. No teníamos “lados de la cama”. A Brittany le gustaba que durmiéramos abrazadas, insistía en que no necesitábamos lados.


Había tenido un día agotador, ayer. Me había llamado tarde, explicando cómo había pasado de reunión en reunión, y luego había sido arrastrada a alguna clase de emergencia en su club nocturno, Fire, lo cual no resultó ser tal emergencia sino un error sin importancia de mantenimiento. Cuando volvió a casa yo ya debía haber estado dormida, pero no me sorprendió despertar en sus brazos. O que ella hubiera estado tan cansada que no se despertó cuando me desprendí de su abrazo.


Mirando con ansias su espalda y brazos que me hacían sentir tan segura, quise deslizarme de vuelta a la cama y envolverla a mi alrededor. Pero viendo su rostro dormido de perfil, me detuve. Temía despertarla y, obviamente, necesitaba el descanso.


Levantándome lentamente de mi silla para que no chirriara, caminé de puntillas desde el escritorio a la cama y muy gentilmente me deslicé dentro, asegurándome constantemente de no despertarla mientras empujaba las sábanas de vuelta sobre mí. Me acosté en mi lado, mi mano bajo su mejilla, y la miré fijamente.


Era hermosa.


Solo mirarla causaba un dolor distinto dentro de mí.


Ella era una valiosa mujer que había luchado largo y tendido para conservarme, incluso cuando estaba decidida a autodestruirnos. Esta era una mujer que entendía que podía ser difícil, cabeza dura, y un poco irracional, (de acuerdo, quizás demasiado irracional), y aún así me amaba. No era la mejor demostrando mis emociones. Había pasado tanto tiempo resguardándolas para no ser vulnerable a un corazón roto que incluso ahora no era el tipo de novia acaramelada y cursi que podía decirle a su novia cada día que la amaba.


Pero Brittany sabía que la amaba.


Sin embargo, a veces me preguntaba si sabía cuanto. Me preguntaba si sabía que sólo verla dormir me hacia inmensamente feliz, me dejaba incluso sin aliento. Me pregunté si sabía que era absolutamente, sin dudas, todo para mí.


Usualmente eso no era algo que quisiera que nadie supiera, porque significaría admitirlo en voz alta, y si lo admitía en voz alta y luego perdía a esa persona, entonces, no podría pretender que nunca había sentido tanto por ellos en un principio. Pero esa era la vieja yo. La doctora Sylvester, mi terapeuta, no estaría feliz conmigo si me sostuviera a esos pensamientos.


Yo no estaría feliz conmigo.


Peor aún, Brittany no estaría feliz conmigo.


Me acurruqué más cerca, simplemente necesitando sentir el calor de su cuerpo contra mi piel. Mis ojos cayeron a su boca, su bella boca, la cual me decía y hacia tantas cosas lindas que me hacían tocar el cielo.


Yo era todo para Brittany. Lo sabía porque ella me lo había dicho. Nunca me hacía dudar lo mucho que significaba para ella.


- ¿Hay alguna razón para que estés de aquel lado y yo de este? –murmuró de repente, con sus ojos aún cerrados.


Me volví ante el sonido de su voz, pero estaba sonriendo ahora al acercarme.


- Estás despierta –susurré, envolviendo mi brazo en su cintura, enredando sus piernas con las mías mientras ella pasaba uno de sus brazos por mi espalda y me atraía más hacia ella. Suspiré. Contenta.


- He estado despierta los últimos diez minutos esperando que te decidieras a volver junto a mí.


Resoplé ante su tono descontento.


Su cálida mano recorrió mi espalda, acariciando mi trasero antes de subir por mi columna.


- ¿Terminaste lo que necesitabas para volver aquí?


- Mmmmhmmm. Terminé mi capítulo.


- Bien, mi amor. Ahora vuelve a dormir.


Sonreí contra su pecho.


- De acuerdo, mi rubia sexy.


Pasó un minuto más o menos y justo cuando Brittany volvía a dormirse, susurré:


- Eres mi todo, ¿lo sabes, verdad?


Su brazo se tensó a mi alrededor ante mis palabras y luego me encontré empujada hacia atrás, sus ojos quemando los míos con intensidad. Después de buscar en ellos, su boca soñolienta se curvó en las esquinas.


- No tienes que hablarme dulcemente para conseguir que te haga mía, Santana.


Mis ojos sonrieron.


- Bueno, ese tipo de conocimiento me hubiera ahorrado meses de incomodas expresiones de amor.


Ahora bien despierta, Brittany apretó sus brazos a mi alrededor mientras giraba en su espalda y me llevaba con ella de modo que estaba desparramada en sus deseables pechos, mis piernas abrazando su cintura. Una nota de seriedad entró en su mirada mientras trazaba mi boca con su pulgar. Un escalofrió me recorrió y amé que me excitara tanto.


- Sé cómo te sientes sobre mí. Yo me siento igual. No tienes nunca que preocuparte por no decírmelo lo suficiente, ¿de acuerdo?


Ahí iba de nuevo, toda perceptiva al punto de ser una inigualable mujer maravillosa psíquica lectora de mentes.


- Eres una mujer sumamente terrible para ser lectora de mentes.


Levantó una ceja.


- ¿Terrible?


- De un modo caliente.


- ¿Hay algún modo caliente de ser terrible?


- Lleva tu mano abajo y terrible ciertamente se volverá caliente.


Los dientes de Brittany brillaron en la oscuridad, su sonrisa traviesa acelerando mi corazón. Su mano fue abajo, por mi espalda, por encima de mi trasero que le gustaba tanto y debajo de mi pijama.


- ¿Soy caliente ahora? –preguntó, con su voz baja y ronca mientras sus dedos se deslizaban bajo mis bragas.


Me arqueé ante su toque, pasando mis manos por sus pechos.


- Cariño, no sabes cómo no ser caliente.


Mis palabras levantaron a Brittany, su cuerpo irguiéndose de la cama, así que me encontré sentada en su regazo, nuestros pechos presionados cerca, sus brazos abrazándome fuerte. Sus labios acariciaron suavemente los míos mientras me movía para acomodarme para que estuviéramos aún más cerca.


- Me estás matando con halagos.


Me encogí de hombros, susurrando mi respuesta contra su boca:


- Sólo quería que supieras que sólo por no decirlo siempre, no significa que no lo siento.


Esta vez ella me besó, con lengua y todo, profundo y húmedo. Cuando se apartó por aire, me prometió:


- Lo sé. –sus manos empujaron mi pijama hasta que capturó uno de sus extremos y lo sacó por mi cabeza. La mirada caliente de Brittany viajó por mi cuerpo desnudo y me encontré abruptamente en mi espalda mientras ella se quitaba lo más rápido posible la sexy pijama que llevaba-. Créeme, lo sé.


*******************************************************************************************


El viento me golpeaba la espalda, y las tristes nubes grises sobre mí me daban este pequeño puchero de lamento. Cuando había dejado el apartamento esta mañana, el sol había estado fuera y me había vestido para ese clima. Tenía una camiseta delgada y mis mejores pantalones negros ajustados. Ahora amenazaba con llover y estaba temblando en mi camiseta, preguntándome como me había dejado convencer para caminar y tratando de no enojarme con cómo me sentía.


Después de la inagotable sesión de amor y sexo recargado emocionalmente que había tenido con Brittany esa mañana, estaba un poco sorprendida de notarla tan distraída cuando nos levantamos. Claro, estaba cansada por la falta de sueño, pero eso nunca la había detenido de prestarle atención a lo que yo tenía para decir. Sin embargo, ella se había apresurado a ducharse, me había echado (si, ¡echado¡) de nuestro dormitorio mientras se vestía, me dio un rápido beso, me dijo que Rachel quería pasar el día conmigo y que debería llamarla, y luego salió a toda prisa del apartamento.


Me dejó sintiéndome confundida. Como si estuviera perdiéndome de algo.


En lugar de quedarme sentada en casa un sábado, pensando en ello, dejé que Rachel me convenciera de acompañarla. A veces algo se le metía en la cabeza, algo que tenía que tener o hacer, y me arrastraba por la ciudad por esa multitud de tiendas. Esta vez la dejé convencerme de ir a una caminata de treinta minutos a Central Park. Años atrás en el época pre-Pierce de mi vida solía vivir prácticamente en Central Park. Esta parte de la ciudad de Nueva York era tan popular entre los estudiantes. Diría que la extrañaba, pero no venía con una adorable amiga molesta como Rachel o su hermana Brittany, la mujer que actualmente me tenía distraída y me había robado el corazón.


La caminata a Central Park tenía un propósito. O al menos, eso era lo que Rachel me había dicho. Aparentemente había pasado por esta boutique de ropa que tenía en venta “los más hermosos zapatos antiguos de la vida” y Rachel se estaba reprochando por no haberlos comprado. Estábamos de vuelta, tratando de encontrar la tienda y, con suerte, los zapatos.


- ¿Al menos me estás escuchando? –preguntó Rachel, con una sonrisa traviesa en su voz mientras me estudiaba, y tenía su cabello castaño revoloteando en su rostro.


- Por supuesto.- Realmente estaba escuchando. En su mayoría. Sabía que la charla iba de nuestra amiga Bree y su nuevo novio Ryder-. ¿Me decías que crees que Ryder está yendo bastante rápido con Bree? –pregunté con un ligero tono de interrogación, dado que no estaba segura de si ese era el punto que ella intentaba hacer.


- Un poco, ¿tú no?


Absolutamente.


- Uh-huh.- Y lo hacía. Sin embargo, mi instinto me decía que Ryder era un buen hombre-. Pero no creo que sea algo malo. De hecho, creo que es lo mejor que le podía haber pasado a ella.


Rachel se encogió de hombros.


- Me gusta. En serio. Es sólo que no quiero ver a Bree lastimada.


Elevé una ceja ante ella.


- ¿Desde cuándo te volviste tan….normal?


- ¿Normal? –Me fulminó con la mirada-. ¿Quieres decir poco romántica? Soy consciente de que hay veces que el romance tiene que volver a la realidad. Bree ha pasado por mucho. Por más que piense que Ryder es genial y aliento por ellos, realmente espero que él esté allí para ella. ¿Llevarla a casa a conocer a sus padres este fin de semana? Le está diciendo que va en serio. Espero que sea así.


Aunque el cuidado de Rachel me sorprendió, entendí de donde venía. Nuestra amiga Bree había pasado por malas cosas con varios chicos por haberlos escogido por las razones equivocadas. Luchando por cuidar a su hermanito y a su madre alcohólica, Bree siempre escogía hombres con seguridad económica. Ryder no era uno de ellos. Era un diseñador gráfico esforzándose, que había conseguido trabajo de barman junto a mí y Bree en el Club donde trabajábamos. Sin embargo, las chispas habían volado tan pronto se conocieron, y Bree finalmente dejó a un lado sus tontas reglas de citas para intentarlo con un hombre que parecía quererla por lo que ella era.


Aunque de entender las reservas de Rachel, no las compartía, y finalmente me encontré distraída de mi propia novia mientras intentaba convencer a Rachel.


- Creo que va en serio. Creo que tienen una conexión. No hay modo de desacelerar las cosas cuando simplemente encajas con alguien de ese modo. Si yo no hubiera sido tan obstinada con Brittany, probablemente hubiéramos sido un caso cerrado a las pocas semanas de conocernos.


Una misteriosa y secreta sonrisa curvó los labios de Rachel.


¿Qué mier….?


- ¿Qué? ¿Me estoy perdiendo de algo? ¿Dije algo gracioso?


- No –respondió ella rápidamente, sus ojos vagando a la antigua Catedral de San Patricio frente a nosotras. Se detuvo abruptamente-. Llegamos.


- ¿Llegamos a donde? –Miré alrededor. No había zapatos antiguos a la vista.


Rachel miró su reloj y luego al tráfico a cabo en el cruce, luego de vuelta a su reloj, de nuevo al tráfico…..


- ¿Rachel? –mi corazón empezó a latir con fuerza mientras los eventos del día comenzaron a caer en su lugar, como piezas de un rompecabezas-. ¿Qué está pasando?


Sus ojos estaban ampliamente abiertos cuando miraron a los míos.


- Jesús, Rachel, ¿Qué pasa? Me estas volviendo loca.


Por una vez, sin embargo, sus labios estaban sellados herméticamente. Literalmente. Estaban apretadamente cerrados, con tanta fuerza que el color estaba drenándose de ellos. Sus ojos se dirigieron de nuevo a la carretera y mientras veía a sus hombros desinflarse con alivio, seguí su mirada.


Ella sonreía a un taxi negro acercándose.


Esa sonrisa de ojo-brillantes-con-absoluta-alegría se volvió hacia mí.


- Voy a irme ahora.


Uh…


Me di la vuelta cuando ella pasó junto a mí, en la dirección por la que acabábamos de venir.


Desconcertada, lancé mis manos al aire.


- ¿Rachel?


Ella seguía sonriendo cuando me miró por encima del hombro. Señaló detrás de mí y me di la vuelta para ver que el taxi negro se había detenido al lado de la acera, junto a mí.


La puerta se abrió y fui recibida por una sorprendente, pero siempre muy bienvenida vista.


Mi novia……….mi sexy rubia.


- ¿Brittany? –Le dediqué una sonrisa curiosa mientras se inclinaba hacia mí. Llevaba uno de sus apropiados y caros vestidos de diseñador que yo amaba. Este era de un gris oscuro y se moldeaba perfectamente a su deseable e irresistible cuerpo de infarto que me hacía perder la cabeza. Al verla sentada en el taxi con ese vestido, en este lugar donde nos encontramos por primera vez…


El latido de mi corazón se deslizó hasta detenerse por completo cuando finalmente procesé la intensidad de su mirada y el hecho de que el suelo del taxi en el que estaba sentada estaba cubierto de pétalos de rosa roja oscura. Jodida, jodida mierda, joder. Su distracción de esta mañana, ella echándome de nuestro dormitorio……todo eso se juntó, y me quedé sin aliento al darme cuenta de lo que esto significaba.


- Entra –dijo, con su voz baja, sin admitir ningún argumento.


Con las extremidades temblando, tomé la mano que me tendía, agaché la cabeza y dejé que me sentara cerca de ella en el asiento del taxi.


- Brittany, qué es…. –mi voz se apagó mientras ella sostenía en alto una caja de anillo de gamuza gris.


Todo a mi alrededor se detuvo.


No había ningún taxi, no había pétalos de rosa, ningún taxista entrometido sonriéndonos en el espejo retrovisor, no había tráfico pasando por los lados….no había nada más que Brittany y una caja de anillo que significaba mucho para mí.


Hace años había perdido todo lo que significaba algo para mí.


La pérdida que me había dejado vacía.


Hasta que Brittany llegó a mi vida………


Le había dado la pelea de su vida cuando ella había intentado convencerme de que amarla era lo mejor para las dos, pero cuando ella ganó, cuando finalmente me di cuenta de la verdad en eso, supe que nuestro camino no sería siempre suave. Había pensado que si este momento llegaba alguna vez, estaría buscando una bolsa de papel para detener mi ataque de pánico. Para mi completa sorpresa, no sentí tal cosa. Sí, el miedo estaba allí. El temor de ceder……sólo para perderla por la imprevisibilidad de la vida. Sin embargo, mayor que el miedo era mi emoción. Emoción porque esta imposible, demasiado-perspicaz-para-su-propio-bien, arrogante, terca, amable, cariñosa y sexy mujer estaba a punto de pedirme que pasase el resto de mi vida con ella.


Los ojos azul pálido de Brittany brillaban con emoción a medida que abría la caja del anillo para revelar una banda de platino sencilla y elegante con un diamante de corte princesa colocado sobre una punta elevada con un pequeño diamante ubicado a cada lado de él.


Era tan yo.


Mierda, me conocía tan bien. ¡No llores, no llores¡

- Santana –su voz estaba cargada de autentica emoción, como si estuviera luchando por sacar las palabras-. Eres mi mejor amiga. Mi todo. Te amo y quiero estar siempre contigo. Cásate conmigo. Me comprometo a intentar no joderlo si tú prometes intentar no joderlo.


Me eché a reír, lagrimas cayendo sin mi permiso, así que asentí, completamente incapaz de hablar.


Brittany sonrió enormemente y me acercó a ella, necesitando sentir su boca en la mía. Mis lágrimas se mezclaron con nuestro ardiente beso y cuando finalmente me dejó ir, las dos estábamos un poco sin aliento. Tomó mi mano temblorosa y deslizó el anillo en mi dedo. Las dos nos quedamos viendo el reluciente diamante en mi mano izquierda. Mi estomago y corazón estaban saltando por todas partes.


Entrelazó mis dedos con los suyos, estreché su mano firmemente y miré fijamente a su amado y precioso rostro.


- Te amo –susurré con voz ronca-. Eres mi persona favorita.- Las lágrimas desdibujando mis ojos de nuevo-. Y si alguna vez le cuentas a alguien que he llorado durante este momento voy a negarme a hacer el amor contigo durante un año.


Su risa cálida y ronca se extendió a través de mí mientras ella envolvía sus brazos alrededor de mí, arrastrándome cerca. Apreté mis brazos alrededor de sus hombros, temblando de deliciosa anticipación mientras ella murmuraba contra mi boca:


- Me gustaría verte intentarlo.


Arrogante, rubia sexy altanera……….mi rubia sexy que había logrado robarme el corazón.


- El matrimonio te quitará toda esa arrogancia tuya –le murmuré de vuelta.


- Lo único que va quitarme la arrogancia eres tú fingiendo un orgasmo. Y no veo que eso vaya a suceder pronto.


- Hmm.- Acaricié mi nariz contra la suya, con la sensación de hormigueo entre mis piernas volviéndose más insistente-. Tiene razón en eso, Señorita Pierce.


**********************************************************************************************


- Señorita Pierce, creo que estoy achispada.- Le lancé una sonrisa poco firme sobre mi hombro mientras giraba la llave en la puerta.


Acabábamos de volver de tomar unas bebidas de celebración con Rachel y Quinn. Honestamente, creo que Brittany y yo hubiéramos preferido una noche tranquila juntas la noche de nuestro compromiso, pero Rachel no quería nada de eso, y Alistair, mi compañero de trabajo, nos había dado dos botellas de champán en descuento, por lo que no me estaba quejando. Había sido una noche divertida.


Al empujar la puerta, sentí las inquietas manos de Brittany en mis caderas y su cálido aliento en mi oído mientras me preguntaba en voz baja:


- ¿Achispada o borracha?


Sonreí, entrando en nuestro apartamento con ella cerca de mi espalda.


- Achispada.


Era cierto. Me sentía un poco mareada y más habladora de lo habitual, pero mi visión era clara y mi coordinación estaba intacta.


- ¿Estás segura?


Dándome la vuelta, llegué junto a ella y empujé nuestra puerta hasta cerrarla, apoyando mis pechos contra los suyos cuando le di la vuelta a la cerradura. Todavía estaba sonriendo mientras echaba mi cabeza hacia atrás para mirar a sus calientes ojos.


- Si estas preguntando si estoy lo suficientemente sobria como para hacer el amor, pero lo suficientemente borracha como para que sea especialmente ardiente, la respuesta es sí.


Brittany luchó contra una sonrisa.


- ¿Alguna vez te he dicho lo mucho que me encanta esa sucia boca tuya?


Sí, en muchas ocasiones.


- Bueno, eso espero –bromeé-, porque va a ser tu sucia boca durante todo el tiempo que está por venir.- Pasé mi mano sobre uno de su pechos-. Hablando de venir….


Su mano sobre mi cadera se tensó, atrayendo mis ojos de nuevo a los suyos. Para mi sorpresa, ella había pasado de las burlas a la intensidad. Conocía muy bien esa mirada. Mi prometida estaba de humor para jugar a “la mujer sexy que siempre se sale con la suya”. Me estremecí, sintiendo mis pechos hincharse con la excitación.


- Desnúdate –pronunció en voz baja, mortalmente seria.


Los hormigueos comenzaron.


- ¿Aquí?


Ella asintió hacia el espacio frente a ella, justo en el centro de nuestro pasillo.


- Ahí.


- Está bien –concordé-. Pero voy a mandar yo mañana.


La intensidad de sus ojos se iluminó por un momento mientras me daba un pequeño gesto de conformidad. Por supuesto que ella accedería a eso. Mi versión de ser sexualmente mandona consistía en estar arriba y, aunque no era la posición sexual favorita de Brittany, ciertamente lo disfrutaba, y la vista también.


Con los ojos fijos en ella, di unos cuidadosos pasos hacia atrás hasta que hubo suficiente distancia entre nosotras como para que disfrutara del espectáculo. Me saqué mi ligera chaqueta primero, dejándola caer en una piscina a mis pies, y luego alcancé el primer botón de mi camisa de seda sin mangas negra.


- Todo, menos el anillo –murmuró Brittany, con una expresión del todo ardiente mientras se apoyaba contra la puerta de la entrada, cruzando sus brazos sobre el pecho, y un tobillo sobre el otro. Su pose decía casual, y posiblemente incluso aburrido. Sus ojos, sin embargo, quemaban mi piel todavía-no-desnuda.


Me estremecí bajo sus órdenes, mi propia mirada cayendo al brillante en el cuarto dedo de mi mano izquierda.


Brittany tenía un lado posesivo. Ella ni siquiera sabía que tenía una hasta que me conoció. La idea de que yo esté con otra persona la dañaba, igual que la idea de ella con otra persona me dañaba a mí. Era parte de la innegable conexión entre nosotras. Más que eso, yo había hecho que fuese difícil para ella ganarme. No había sido intencional, créanme. Aunque tengo la impresión que ganarme no sólo le trajo a Brittany paz, sino que la hizo sentirse un poco como una autentica conquistadora. No es que lo fuese a admitir alguna vez, pero conocía a mi prometida, y ella definitivamente tenia la mentalidad de una mujer terca, arrogante pero que definitivamente me amaba……..y ella era solo mía.


Por lo tanto, sabía que tenerme de pie ante ella, vistiendo nada más que el símbolo de mi promesa de ser solo suya para siempre, era una gran excitación y placer para ella. Y eso significaba una enorme excitación para mí.


Mis dedos pasaron de mi camisa abotonada a los pendientes en mis orejas. Los saqué y llegué hasta el aparador, el sonido del metal contra la madera tintineando mientras los dejaba allí llenó el pasillo. Luego me quité el collar que llevaba puesto, seguido de mi reloj. Una vez que todas las joyas, menos el anillo estaban fuera de mí, volví a mi camisa.


Los pálidos ojos de Brittany ya estaban ardiendo.


Mantuve mis ojos en ella mientras poco a poco me desabrochaba la camisa, encogiéndome de hombros de manera que el tejido se deslizó por mis brazos y cayó al suelo.


La cremallera de mi falda era lo siguiente. La deslicé hacia abajo poco a poco, disfrutando la manera en que el músculo de la mandíbula de Brittany se tensaba ante el sonido. Mis ojos bajaron.


Ella ya estaba definitiva e irrevocablemente ardiendo por mí.


Mis pezones se apretaron y sentí mi aliento engancharse con anticipación.


Una vez que mi falda cayó al suelo, salí de ella, maravillada por mi propia estabilidad. Todavía estaba achispada y, achispada, con tacones de diez centímetros, y un buen equilibrio, por lo general no van de la mano. Afortunadamente, mantuve mi gracia y me agaché para sacarme los tacones. Tocando el suelo con mis pies, alcé los ojos para ver de nuevo a Brittany mientras llegaba detrás para desabrochar mi sujetador. Lo desenganché pero deslicé lentamente las correas hacia abajo, la tela burlándose todo el camino por mi cuerpo.


La piel de gallina estalló sobre mis pechos y aureolas, mis pezones endureciéndose a pequeños puntos. La excitación de Brittany era evidente, notoria, viéndola así escondí una sonrisa de satisfacción. Para alguien que había salido con un montón de mujeres con pechos pequeños, Brittany ciertamente estaba obsesionada con mis “hermosos y exuberantes pechos” como solía decirles. Había pasado de ser una mujer que gustaba de las piernas a una que adoraba los pechos……haciendo y diciendo todo para recordarme siempre que yo era la única en su vida, la única para la que tenía ojos, que todo de mí le gustaba y por sobre todas las cosas…….ella me amaba, y yo a ella.


Inconscientemente me lamí los labios, mirando sus ojos estallar mientras empujaba suavemente hacia abajo mi ropa interior. Estaba húmeda con mi excitación. Me moría de ganas que Brittany me tocase, para que sintiese lo mojada que estaba solo por sus ojos en mi cuerpo.


- ¿Y ahora qué? –le pregunté en voz baja, con un tono cargado de deseo y ansiedad.


Sus ojos ardieron, trazando un camino que tocó cada centímetro de mí.


- Suelta tu cabello.


Sonreí hacia ella cuando llegué y desprendí mi cabello, dejando que la masa de ondas cayese pesadamente en mi espalda. Tiré las horquillas en el aparador y masajeé mi cabeza, mis pechos subiendo provocativamente con el movimiento.


- ¿Y ahora?


Se levantó de la puerta, su pose relajada desaparecía mientras respondía en su tono bajo retumbante.


- Ahora camina hacia el dormitorio, acuéstate boca arriba en la cama, estira los brazos por encima de tu cabeza, separa las piernas, y prepárate para que seas solo mía……haremos el amor incansablemente…….te amo y tú me amas, me has hecho la persona más feliz de todo el universo al haber aceptado casarte conmigo.


El deseo recorrió mi vientre y fue directamente a mi núcleo ante lo que provocaron sus palabras en mí. Tenía que admitir que me encantaba cuan dulce, confiada y dominante era Brittany en la cama. Aún así, no podía permitir que ella fuese muy mandona.


- Si voy a abrir mis piernas para ti, quiero tu boca entre ellas antes de cualquier cosa.


Ella me dio una leve sonrisa y un guiño de complicidad.


- Trato hecho.


- Trato hecho.- Sonreí con descaro hacia ella y me di l vuelta, sintiendo una oleada de poder ante el sonido de su respiración contenida.


Mientras caminaba hacia nuestra habitación, dijo:


- Más tarde, te quiero sobre tu estomago y con tu precioso trasero en el aire.


- Primero tu boca –le respondí antes de desaparecer dentro de nuestra habitación.


Mi corazón latía demasiado rápido de emoción mientras me arrastraba hacia nuestras sábanas frescas, me estiraba a través de ellas, y encendía la lámpara de la mesita antes de darme vuelta sobre mi espalda, estirando los brazos por encima de mi cabeza, y abriendo mis piernas.


Todo mi cuerpo se estremeció al estar en esa posición.


Con los ojos en la puerta, mi pulso se aceleró cuando Brittany apareció por ella.


- Mierda –susurró, acercándose a mí, sacándose la ropa más rápidamente de lo que yo lo había hecho-. ¿Cómo he llegado a ser tan jodidamente afortunada?


- Has sido una niña muy buena este año –bromeé.


Ella sonrió perversamente bajo la luz tenue mientras empujaba su ropa hacia abajo. Mi hambrienta mirada se posó en todo aquel cuerpo infartante que tenia y me volvía loca mientras ella se acercaba a la cama, sus hermosas manos deslizándose por mis piernas abiertas.


- ¿Y tú has sido una buena chica, Santana?


Incliné mis caderas hacia arriba, diciéndole en silencio que quería su boca sobre mí y que la quería en mí ahora, antes de estallar.


- Sí –susurré-. No he hecho llorar a ninguna mujer este año. Yo diría que es una mejora sobre el pasado. Ahora dame tu lengua.


Sus manos se apoderaron de mis muslos.


- ¿Quién está a cargo aquí?


A pesar de haber sido la que había empezado las bromas, estaba perdiendo la paciencia. Sabia de una manera de acelerar las cosas.


- Sólo pon tu boca sobre mí, Brittany, por favor.


Su gruñido fue lo último que oí antes que su cabeza descendiese y su lengua separase mis labios. Me sacudí contra ella, sintiendo la construcción iniciarse mientras rodeaba mi clítoris una y otra vez antes de chuparlo entre sus labios. Mis súplicas jadeantes por más llenaron el apartamento, mis dedos se enroscaron sobre las sábanas mientras su lengua bajaba y entraba en mí.


- Brittany –jadeé, mis manos alcanzando de forma automática su cabello.


Esto la detuvo inmediatamente.


- Manos atrás –demandó, mirándome con fuego en sus ojos.


Hice lo que me pidió al instante y Brittany volvió a atormentarme.


Justo cuando estaba a punto del orgasmo, se detuvo.


- ¿Qué estás haciendo? –jadeé mientras se movía por mi cuerpo. Ella me había prometido su boca primero.


Enlazó sus dedos con los míos, sosteniendo mi mano con firmeza al colchón. Sentí su pulgar rozar contra mi anillo de compromiso mientras nuestras miradas se enlazaban.


- Quiero que la primera vez que te vengas como mi prometida sea junto a mí.


Mis músculos internos se apretaron y mi reacción fue sorprendentemente dócil.


- Está bien.


A medida que su boca se movía sobre la mía, ella empezó a posicionarse sobre mí para empezar unos enloquecedores movimientos que me hicieron perder la razón.


Fue un momento único. Y fue hermoso.


Justo como siempre.

Hola      …….buenas       noches a todas/os…….a Dios gracias       que pude recuperarme para cumplir con la actualización del día (sucede que algo de lo que comí anoche       me cayó mal y estaba algo delirante sin ganas de nada       jejejejeje). Veo que el inicio de la segunda parte de la historia  causó       furor, su apoyo y seguimiento para este fic es impresionante…….en serio       gracias por leer y comentar………sobre el tercer capítulo, estoy empezando el proceso de                 transcripción/adaptación y en consecuencia estimo que este estará listo para el día jueves a más tardar (spoiler: es sobre la boda)


Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo



Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.


NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- La presente historia no me pertenece…………puesto que se basa en la obra “Castle Hill” (continuación del libro “Calle Dublín”) de Samantha Young, y en la traducción de dicha obra realizada por la fabulosa comunidad virtual Bookzinga (Versión que puede hallarse en Internet).


Aclaro que si bien en la obra, la historia los lugares principales que se señalan son Escocia y EE.UU, tomando en cuenta las características y el contexto en el que se desarrolla Glee mantuve EE.UU (concretamente Nueva York) e Italia como lugar de inicio de historia (¿algo loco no?........se han imaginado a Naya/Santana con esos aires tan característicos de los italianos………yo ya lo hice jejejeje). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades.



Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.








- Estoy pensando renunciar a mi trabajo en el club –anuncié a Brittany desde el dormitorio. Había llegado a casa del trabajo antes de lo habitual y estaba en la cocina preparándonos café.


- ¿Por qué? –respondió-. Pensé que te gustaba.


Cerré mi portátil, decidiendo volver más tarde al capítulo en que estaba trabajando. No muy a menudo Brittany terminaba un día de trabajo a las cinco de la tarde, y estaba decidida a tomar ventaja de ese hecho.


Vagando dentro de la cocina, me detuve ante la vista de la mesa. El portátil de Brittany estaba abierto, rodeado de papeles y recortes.


- Umm –miré hacia ella mientras removía el azúcar en su café-. Estoy harta de perderme los fines de semana contigo, y Bree se está yendo, así que… -le hice un gesto hacia la mesa-. ¿Qué es todo esto?


Me entregó mi café.


- Planes de boda.


- ¿Planes de boda?


Brittany se sentó frente a su portátil y asintió hacia mí para que tomara el asiento a su lado.


- Dije que organizaría esto y dijiste que ayudarías. No voy a finalizar nada hasta que tenga tu opinión.


Ya que estaba más que agradecida de que ella hubiera decidió hacerse cargo de los planes de boda en lugar de Rachel, quien estaba decidida a poner toda nuestra boda color rosa, había aceptado ayudar a Brittany. Bebiendo mi café, me senté y quedé mirando todo. No parecía mucho, pero nuestras decisiones valían miles de dólares, por lo que necesitábamos estar seguras. Habíamos decidido dividir los gastos de la boda, lo que me pareció muy evolucionado por parte de mi prometida teniendo en cuenta su tendencia a la mentalidad de controlarlo todo.


- Entonces, ¿qué es lo que tenemos?


- La iglesia está reservada, pero tenemos que tomar una decisión sobre el lugar de la recepción.- Brittany volvió la laptop hacia mí-. Me gusta el Hotel Le Parker Méridien New York. Lo he cotizado. ¿Qué piensas?


Estaba viendo el PDF que el hotel le había enviado cuando sonó nuestro timbre, seguido por el sonido de la puerta abriéndose. Eso significaba que era Rachel o Quinn.


- ¡Soy yo¡ -anunció Rachel-. Antes de llegar más lejos, ¿están ambas vestidas?


Riendo, le aseguré que lo estábamos. En algún lugar del camino ella había tenido la impresión de que Brittany y yo no hacíamos nada juntas, sino tener sexo salvaje indefinidamente.


Su hermana apareció en la puerta, con una amplia sonrisa. Ella levantó una bolsa con delicioso olor a comida.


- Brittany me habló de los planes de la boda. ¡Traje comida hindú¡


- A pesar de que te despedí de los planes de boda, voy a dejar que te quedes porque trajiste comida para llevar.- Salí de mi asiento para ayudarla a colocar la comida.


- Lo sé.- Ella sonrió tímidamente-. Pero es emocionante. Sólo quería estar aquí para ver que decisiones toman.


- Sin refutar esas decisiones –murmuró Brittany, mirándola con severidad-. Es por eso que terminé como la organizadora de bodas en primer lugar.


- Seré buena.- Prometió ella-. Oh, te traje esto.- Me pasó una bolsa de plástico blanca mientras tonteaba con un plato.


- ¿Qué es? –pregunté con cautela.


- Velas.- Rachel se quitó la chaqueta-. Este lugar es tan vacío desde que me mudé. Pensé que esas podrían hacerlo un poco más hogareño.


Compartiendo una mirada divertida con Brittany, puse la bolsa en la encimera. Rachel era conocida por gustarle el desorden. Su idea de vacio no era la idea de una persona normal de vacío.


- Somos minimalistas. Pero gracias.


- Oooh –murmuró Rachel encima del hombro de Brittany mientras inclinaba la pantalla de la laptop-. ¿El Hotel Le Parker Méridien New York? ¿Qué piensas, Santana?


- Creo que es hermoso –le contesté con sinceridad, habiendo ya decidido después de ver las fotos que simplemente iba a estar de acuerdo con las ideas de Brittany. Haría el proceso mucho menos pesado, y no era como si no compartiéramos los mismos gustos.


- ¿Sí? –preguntó ella.


- Definitivamente –me acerqué a ella con un plato de curry y arroz, mis ojos hundiéndose en el suelo. Mi mirada atrapada en los pies de Rachel. Intenté y fracasé en no sonreír mientras le preguntaba a Rach-. Cariño, ¿has mirado tus pies últimamente?


Arrugando la nariz en confusión, Rachel miró hacia abajo. Ella suspiró.


- Mierda.


Curiosa, Brittany miró hacia abajo también después de aceptar su plato de mí y de inmediato se atragantó con su bocado de curry.


Me eché a reír.


Rachel llevaba dos zapatos diferentes. Eran bajos de un estilo similar, pero uno era sin duda marrón y el otro negro.


- He estado vagando todo el día por Nueva York así.


- Dudo que muchas personas se dieran cuenta de tus pies, Rachel.


Se quitó los zapatos y nos instalamos todas alrededor de la mesa. Comiendo y planeando. Bueno, Brittany había hecho toda la planificación, por lo que fue más que nada yo asintiendo a sus sugerencias y cubriendo la boca de Rachel cuando se puso demasiado habladora en sus opiniones sobre las flores.


Estábamos terminando cuando el teléfono de Rachel sonó. Era Quinn, solicitando su compañía, aunque por la forma en que se sonrojó dudaba que la solicitud fuese cortés o de galantería sin doble intención, o falta de insinuaciones sexuales.


Se levantó a toda prisa, dándome una sonrisa y a su hermana un beso en la mejilla.


- Esto fue muy divertido. Gracias por dejarme estar aquí. ¡Hablamos pronto¡ -ella flotó fuera de la cocina, en su mente ya fuera del apartamento y con Quinn.


- ¡Dile a Quinn que dije hola¡ -le dije.


- ¡Lo haré¡ -la puerta se cerró de golpe tras ella.


Empujé mi plato a un lado, ahuecando mi barbilla en la palma de mi mano mientras le sonreía a Brittany.


- Gracias por hacer todo esto.


- No hay de qué.- Su sonrisa se convirtió en un bostezo. Se paso una mano por su cabello, viéndose agotada-. Lo único que queda por planear es la despedida de nuestra soltería.


- ¿No están Rachel y Quinn organizando esto?


- Sí, al menos eso es algo.


Resoplé.


- Está bien para ti decirlo. Dudo que Quinn vaya a organizar una inocente fiesta de té elegante para la tuya.


- Nah.- Brittany sonrió-. Noche de películas.


Hice un puchero.


- Yo quiero una noche de películas.


- Ten una noche de películas. Voy a conseguir que Quinn impulse a Rachel en la dirección correcta.


- No podemos terminar en el mismo lugar durante nuestras celebraciones.


Brittany se inclinó hacia mí, su mirada curiosa.


- ¿Por qué no?


Sorprendida por la pregunta ya que pensé que la respuesta era bastante obvia, parpadeé un par de veces.


- Uh, porque se supone que debe ser una noche simbólica donde celebramos nuestra última noche de soltería.


- Pero no estamos solteras. Estamos casadas sin el certificado. Vamos a cambiar la simbología de eso. Celebremos juntas. Vamos a celebrar como queremos seguir por el resto de nuestras vidas.


Amaba la forma en que me miraba. Tan llena de….todo.


- Puedes hacer que absolutamente cualquiera se quite los pantalones con tu encanto –dije en voz baja.


Ella sonrió.


- ¿Supongo que eso significa que te gusta la idea?


- Me encanta la idea. Me encanta todo lo que has dicho. Pero sé que Rachel está entusiasmada con esto, así que vamos a darles a nuestros amigos lo que quieren.


- Quinn mencionó strippers –me advirtió Brittany, con los ojos brillantes.


- Si Quinn  reserva una stripper para ti, obligaré a Rachel reservar un stripper para mí.


Riendo, Brittany se relajó en su silla.


- Entonces acordemos nada de strippers.


Levanté mi vaso de agua y esperé a Brittany a hacer lo mismo.


- Por no strippers.


- Por no strippers –repitió.


- Y vamos a hacer eso un lema para nuestro matrimonio.


Riendo, Brittany asintió.


- Puedo garantizarlo.


Hice un gesto hacia nuestros planes y le di una sonrisa.


- Así que, ¿hemos terminado por la noche? ¿Podemos holgazanear frente a una película ahora?


- Por supuesto.


Juntas, limpiamos nuestros platos y despejamos los planes de boda. Media hora más tarde nos recostamos en el sofá juntas, mi cabeza sobre el pecho de Brittany, su brazo alrededor de mi espalda, mientras veíamos una película de acción.


Cuarenta minutos después, incliné mi cabeza hacia atrás para mirarla a la cara y dije:


- A veces no puedo creer que tengo la oportunidad de hacer esto contigo por el resto de mi vida.


Sorprendida por mi sentimiento, Brittany me miró, con los ojos brillando con diversión.


- ¿Qué? ¿Ver una película?


- Sí –le respondí con honestidad-. Recostarme en tus brazos y ver una película cualquiera. Puede parecer sencillo para otras personas, pero es todo para mí.


La diversión dejó su expresión, rápidamente reemplazada con algo mucho más intenso a medida que ella se estiraba para acariciar mi mejilla con el pulgar.


- Me alegro que estés renunciando al club.


- ¿Lo estás?


- Sí. Nunca me ha gustado que trabajes allí, y te echo de menos los fines de semana.


- ¿Por qué no dijiste nada?


- Porque parecías feliz. Es algo así como una especie de mi misión de vida asegurarme que permanezcas de esa manera –bromeó.


Sonreí.


- Entendido. Bueno, misión cumplida. Tengo un montón de nuevos amigos, así que ya no necesito el club para una vida social. Y quiero concentrarme en mi escritura y en nosotras. Entregaré mi renuncia esta semana.


Brittany asintió y me apretó más cerca.


- Suena bien, nena.


Acurrucándome contra ella, deje escapar un suspiro de satisfacción y volví la mirada de nuevo en la película.


- Ufff.- me burlé de la pantalla mientras nos empapábamos en el calor de la otra-. Como si un policía comenzara a disparar en un lugar público como ese. ¿Qué es esta tontería que estamos viendo?


- Algo acerca de “todo para ti”, me parece.


- Hmmph. Bueno, lo será si nos volvemos un poco más exigente en nuestras opciones de alquiler. Oh, Dios –gemí ante la pantalla-. Este tipo es un idiota.


- ¿Santana? –Brittany apretó su brazo alrededor de mí y levanté la mirada para encontrarla sonriendo-. Sólo para que lo sepas, esto es todo para mí también.- Se inclinó para darme un beso dulce antes de girar de nuevo a la televisión-. Tal vez menos el comentario de la audiencia.

Hola      ……buenas       noches a todas/os……..por poco       no llego a actualizar el día de hoy por un contratiempo imprevisto (hubo un       apagón de energía eléctrica en mi ciudad que duro bastante…..en fin, ya       paso afortunadamente)……y bueno, como lo había anticipado en el anterior capítulo el que corresponde al día de hoy se refiere a la     “boda” de Santana y Brittany (awww…..      ya me puse a suspirar tontamente)……..me gustara saber que piensan del pánico       repentino de Santana cuando uno de los invitados aluda a un tema especial y específico…….jejejeje,       para no quitarle la sorpresa dejo que lean tranquilas.


*Título de próximo capítulo: “Luna de Miel: Primera Parte” (día de actualización: sábado o domingo a más tardar)


Sin más que decir por el momento……….no las aburro más, disfruten del capítulo



Me encantará recibir sus críticas, comentarios, sugerencias, etc.………….así que a escribir.


*Por alguna razón me gustó tanto la siguiente canción…….que creo que complementa el capítulo (sugiero que la escuchen mientras leen):





NOTA DE ACLARACIÓN PERMANENTE E IMPORTANTE.- La presente historia no me pertenece…………puesto que se basa en la obra “Castle Hill” (continuación del libro “Calle Dublín”) de Samantha Young, y en la traducción de dicha obra realizada por la fabulosa comunidad virtual Bookzinga (Versión que puede hallarse en Internet).


Aclaro que si bien en la obra, la historia los lugares principales que se señalan son Escocia y EE.UU, tomando en cuenta las características y el contexto en el que se desarrolla Glee mantuve EE.UU (concretamente Nueva York) e Italia como lugar de inicio de historia (¿algo loco no?........se han imaginado a Naya/Santana con esos aires tan característicos de los italianos………yo ya lo hice jejejeje). Sobre el resto de los personajes, considerando las características de algunos de la obra original y en correlación con los de Glee puse a quienes se ajustaban a estas personalidades.



Ahora……….solo queda esperar sus opiniones.









Clark, el padrastro de Rachel, y por consiguiente la figura paterna para Brittany y para mí, pasó mi brazo a través de su codo y acarició mi mano de una manera reconfortante.


Ante el gesto, miré bruscamente su amable rostro.


- ¿Qué? ¿Me veo nerviosa?


Me sonrió suavemente.


- Un poco.


- No quiero verme nerviosa –le susurré.


Aunque su boca no reía, sus ojos sin duda lo hacían.


- Sólo respira profundo.


Estábamos de pie fuera de la vista de las puertas dobles que se habían abierto en el pasillo alfombrado de rojo en la Iglesia y mis damas de honor ya estaban avanzando por este. Era casi mi turno.


No podía creer que el día de nuestra boda ya había llegado. No parecía mucho tiempo atrás que había despertado el día después mi compromiso, con Rachel llamando a mi puerta con un montón de revistas de novia en sus manos. Aunque había tenido momentos de duda, los había resistido intensamente.


Era un poco sorpresivo entonces encontrarme de pie al final del pasillo, enloqueciendo.


Jodida, jodida, mierda, joder.


Respira profundo.


No podía tener un ataque de pánico. Quería pasar el resto de mi vida con Brittany. El problema es que estaba aterrada de que fuera a encontrar alguna manera de joderlo todo. Incluso después de meses de probarme que era capaz de estar en una relación comprometida y cariñosa, todavía tenía miedo. Tenía miedo de que fuera a lastimarla.


- ¿Qué pasa si estropeo esto?


La mano de Clark se apretó sobre la mía.


- No va a ser perfecto porque ningún matrimonio lo es. Van a pelear, discrepar, decir cosas que no quieren…..cuando amas a alguien, esas cosas pueden pasar. Pero, Santana –inclinó la cabeza para mirarme a los ojos-, lo bueno que tienen juntas, siempre pesará más que cualquier mal.- Sonrió-. Y creo que Brittany demostró que no hay mucho que puedas hacer para ahuyentarla.


- Cierto.- apreté su mano y tomé una temblorosa y profunda respiración-. Gracias.


- De nada. Ahora vamos a hacer esto.


Los acordes del guitarrista y violinista se hicieron más fuertes cuando las puertas dobles se abrieron, su hermosa versión instrumental de “You Do Something to Me” de Paul Weller envió escalofríos por mi cuello. Salimos al pasillo alfombrado de la iglesia y al principio lo único que pude ver fueron las flores, los invitados que se habían dado vuelta para mirarme, con sus sonrisas de aprobación y curiosidad. Ante el apretón de la mano de Clark en la mía donde aferraba fuertemente mi ramillete de lirios blancos entremezclados con delgados juncos de color dorado champaña, comencé a enfocarme. Mis ojos encontraron a las damas de honor, Rachel, Hannah, Kitty, y Tina, usando sus vestidos hasta el suelo de color champaña, viéndose elegantes y felices. Entre más nos acercábamos pude ver que Rachel estaba llorando. Capté a Shelby en las bancas delanteras junto con Ryder; Cole; Mick el tío de Bree; su nueva novia, Marissa; los mejores amigos de Ryder, Jake y Sam. No tenía familia aquí, así que decidimos no dividir la sala en dos partes. Aún así, estaban sólo mis colegas de trabajo del club. Todos los demás eran socios o amigas y amigos de Brittany y su familia completa. Y por supuesto, su insípida madre y miembro de la alta sociedad no había aparecido. Se sentía indispuesta. Más como que nos habíamos conocido en Navidad el año pasado y había mostrado claramente mi desagrado por ella y viceversa.


Mis ojos encontraron a Quinn y a Dec, quienes también estaban en el altar, el pequeño Dec utilizaba lo mismo que Clark: lo que se conoce como una chaqueta gris estilo Príncipe Carlos y un chaleco de tres botones a juego. Sus corbatas de seda de color champaña estaban anudadas intrincadamente contra sus camisas gris oscuro, y debido a que los Pierce estaban asociados con el clan Berry y Corcoran estabn usando un tartán de un tenue color gris. La amable sonrisa de apoyo de Quinn finalmente me hizo mirar a Brittany.


Casi flaqueé en la caminata por el pasillo.


La mirada en sus ojos era como una presión física en mi pecho. El amor ahí hizo que mi garganta se estrechara y me apoyé más pesadamente contra Clark mientras intentaba flotar hacia Brittany en mi vestido de novia. Mi vestido era simple. Era sin tirantes con un escote en forma de corazón, y la mitad superior del corpiño era de color marfil con bordado de cristal y encaje. La más fina gasa de seda blanca pasaba al otro lado del corpiño en una caída ceñida, ajustado a mi cintura. Desde mis caderas las capas de gasa, destellantes de plata, caían al piso con una sencilla elegancia. Me di cuenta por la mirada en el rostro de Brittany, mientras Clark y yo nos acercábamos, que le gustaba el vestido.


Todavía temblando, besé a Clark en la mejilla, muy honrada de que él hubiera caminado por el pasillo en ausencia de mi padre. Le agradecí sinceramente, casi con un nudo en la garganta ante el brillo de la humedad de sus ojos cuando me entregó a Brittany.


En lugar de volverme para mirar hacia el ministro, Brittany tomó mi mano y me llevó a su lado, sus ojos ardiendo intensamente sobre los míos. Bajó la cabeza y sentí su aliento cálido en mi oído.


- Te ves impresionante, cariño, pero respira profundo. Somos sólo tú y yo.


- Diles eso a las cien personas sentadas detrás de nosotras –le dije un poco temblorosa.


Ella se rió entre dientes, presionando divertida un beso en mi boca.


Cuando se aparto, la expresión de Brittany era tranquilizadora mientras murmuraba contra mis labios.


- Te amo, tú me amas, nuestra familia nos ama y están aquí junto a nosotras. Nada más importa. Así que sin miedos para el futuro, sin temor de que lo jodas más allá de lo irreparable. La vida no es perfecta, nosotras no somos perfectas, pero te lo digo ahora, Santana, somos indestructibles. Para de temblar, y simplemente cásate conmigo.


Me presione más contra ella, rozando mi boca sobre la suya.


- Así será.


El ministro se aclaró la garganta, llamando mi atención y la de mi sonriente novia de vuelta a la ceremonia y fuera de la pequeña burbuja en la que habíamos estado. Oí a nuestros invitados soltar risitas tras nosotras y la música se detuvo.


Había llegado el momento.


**********************************************************************************************


Había algo un poco surrealista sobre sentarse al lado de Brittany en la mesa principal, mi alianza de boda posada bellamente contra mi anillo de compromiso, todos refiriéndose a nosotras como la familia Pierce-López, y las personas siendo lindas y llamándome Señora Pierce en vez de Santana. Era extraño. Pero de la buena clase de extraño.


Nuestra recepción de boda fue celebrada en el Hotel Le Parker Méridien New York. La suite del banquete era este gran salón con techos altos, columnas, elaborados candelabros, y enormes ventanas de arco con vista a Central Park. Era impresionante y elegante, y más allá de cualquier cosa que alguna vez hubiera imaginado para este momento.


Después de la cena, Clark tocó la copa de su champaña, llamando la atención de todos mientras se levantaba para dar su discurso de padre de la novia. Le había dicho que no tenía por qué, pero él dijo que quería hacerlo. Y viendo lo cómodo que estaba cuando levantó el micrófono, supe que como profesor universitario no estaba tan intimidado por tener que hablar a una gran multitud de personas.


No sabía que esperar del discurso de Clark. Sentía mariposas en mi estómago mientras él nos sonreía a Brittany y a mí.


- Brittany es una de las mejores personas que conozco –comenzó-. Es una hija para mí. Y es una gran amiga. Así que cuando fue evidente que lo que ella y Santana tenían juntas era especial, no pude estar más feliz por ella. Porque Santana es sin duda alguna una de las mujeres jóvenes más fuertes y extraordinarias que he conocido.


Jesús Cristo.


Tragué más allá del nudo de emoción en mi garganta, apoyándome en Brittany, quien automáticamente envolvió un brazo a mí alrededor sin que siquiera tuviera que preguntar.


- Siento que tu padre no pudiera estar aquí contigo en este día, Santana –continuó Clark, con su voz baja llena de la emoción suficiente para amenazar con derramar lágrimas bajo mis párpados-, pero sé que estaría muy orgulloso de ti por la mujer en la que te has convertido, y tan feliz de que hayas encontrado una familia en Brittany, y en nosotros. Tuve el honor de caminar por el pasillo contigo por ella. Esta noche –levantó su copa, volviéndose hacia nuestros invitados-, les pido a todos que levanten sus copas por mis dos bellas hijas. Por Brittany y Santana.


Todos dijeron nuestro nombre al unísono, levantando sus copas hacia nosotras, luché contra las lágrimas. Sólo a duras penas.


La verdad era que si me sentía parte de la familia Corcoran Berry. Pero era más que algo hermoso que esta familia que me había acogido pensara en mí como parte de ellos.


La siguiente en ponerse en pie fue Quinn como la madrina de Brittany. Ella aligeró el humor, bromeando sobre su pasado y el de Brittany, sobre la reputación de Brittany con las mujeres, lo diferente que era conmigo, y cuanta diversión había tenido viendo a Brittany romperse el alma para tenerme. Una vez que Quinn levantó su copa hacia nosotras en brindis, Brittany me besó, esperó a que su madrina se sentara, y luego se levantó ella.


Levanté la vista hacia ella. Más que nada, quería que la recepción terminara, ya no quería ser el centro de atención. Principalmente, quería estar sola en una habitación con mi nueva esposa.


Brittany se irguió en su deslumbrante vestido, viéndose cada centímetro de la deliciosa mujer que me había robado el corazón, y contempló la habitación con un aire familiar de intimidante confianza.


- Hace más de dos años y medio –comenzó, con su profunda y emotiva voz, su tono de voz serio-. Compartí un taxi con una completa desconocida. Una joven mujer con una boca inteligente y –sonrió hacia mí-, un buen par de piernas.


Los invitados se rieron mientras negaba con la cabeza ligeramente hacia ella, con una pequeña sonrisa en mis labios.


- Supe entonces –Brittany habló en voz alta a los invitados, pero sus ojos permanecieron en mi rostro-, que mi vida había cambiado. Simplemente no sabía hasta que saliste del baño de Rachel sin una toalla puesta lo feliz que estaba con ese cambio que se avecinaba.


Puse los ojos en blanco, sintiendo mis mejillas arder cuando todo el mundo se puso a reír.


- No estoy bromeando.- Brittany se volvió hacia ellos-. La segunda vez que nos encontramos, Santana estaba desnuda. Hasta entonces ese era el mejor día de mi vida. Incluso después de ser sorprendida en cueros mantuvo su actitud conmigo.- Me sonrió de nuevo, y sentí la calidez en mi pecho volverse una llama de emoción abrumadora-. Me has desafiado desde el día que te conocí. Ninguna mujer me ha desafiado más. Ni me ha hecho reír más fuerte. No hay momento que pase donde no me hagas sentir más viva de lo que alguna vez pensé que podría, y hoy me diste algo que pensé que estaba perdido hace mucho tiempo para nosotras. Me has dado paz, mi amor. Me has dado todo.- El timbre de su voz se había profundizado por la emoción y juro por Dios que estaba cerca de llorar a mares cuando levantó una copa de champaña de la mesa y la alzó en el aire-. Por mi esposa, la Señora Santana López de Pierce.


Los invitados repitieron sus palabras mientras ella se inclinaba hacia mí, con sus ojos calentándose al ver mis lágrimas no derramadas.


- Por mi esposa –murmuró otra vez, ahuecando una mano detrás de mi nuca para llevar mis labios a los suyos.


**********************************************************************************************


Mientras hacía rondas en la recepción, intentando parar a charlar con todos nuestros invitados, el inquietante revoloteo en mi estómago había llamado a un alto al fuego y me estaba sintiendo un poco más relajada. La champaña esta ayudando.


Me quedé al lado de Brittany mientras ella me presentaba a unos primos lejanos, familiares de Shelby y Clark, amigos y socios de negocios. Habíamos pasado por casi toda una lista de invitados cuando nos encontramos con Tina y Mike. Tina era una de las amigas de Rachel y Mike era su marido. Cuando conocí por primera vez a Rachel, Tina y Mike habían sido una parte cercana del grupo, pero después de su boda Tina quedó embarazada y por alguna razón dejaron de salir con muchos de sus amigos. Rachel había estado un poquito molesta al principio, pero Tina parecía más contenta de pasar tiempo con amigos casados que tenían niños y le aseguré a Rachel que ella no había hecho nada malo. Algunas personas eran simplemente de esa manera. Aún así, era agradable verlos.


- Santana, te ves hermosa –dijo Tina, dándome un fuerte abrazo.


- ¿Quién está cuidando a Andrew? –preguntó Brittany, refiriéndose a su bebé.


Mike sonrió.


- Hablé con mis padres para que lo cuidaran esta noche. No hemos tenido una auténtica salida de noche en Dios sabe cuánto tiempo. De hecho, tuve que convencer a Tina para venir aquí, para que lo dejara.


Tina le frunció el ceño a su esposo.


- No me gusta dejarlo. No hay nada malo con eso.


Al escuchar la mordacidad en su tono, le disparé a Brittany una mirada que sugería que debíamos seguir adelante.


Ella asintió y se volvió para hablar pero Tina la interrumpió jalándome hacia ella.


- Entonces, ¿Cuándo piensan tener un bebé, Santana?


La Tina que conocía era relajada, pero con los pies en la tierra, no una impertinente. Quienquiera que fuera esta, quería matarla.


- Uh… -Eché un vistazo alrededor de la habitación, en busca de ayuda.


- No hemos tenido una conversación como es debido sobre ello –ofreció Brittany, con su mano apoyada en mi espalda baja de una manera que sugería que sabía que estaba a punto de huir-. Pero los niños sin duda están en los planes.


Mis hombros se tensaron, mi estomago se apretó, y la champaña se derramó de una manera desagradable en mi estómago.


Esta mañana había estado optimista cuando me miré en el espejo. Había pensado en la mini-crisis que había tenido hace mucho tiempo atrás cuando Brittany mencionó por primera vez el tener niños. Había pensado que era algo que superaría.


Pero una vez más, la idea de los niños volvía a paralizarme.


Peor aún, la idea de que Brittany pensara que estaban en nuestro futuro inmediato me paralizaba.


No podía tener niños todavía. No estaba preparada emocionalmente para eso. No. Definitivamente no lo estaba………debí haber admitido el miedo que sentía cuando me sometí a tratamiento sólo por ver feliz a Britt y no quitarle la ilusión de ser madre…….rayos, no había vuelta atrás, solo esperaba en mi interior que el tratamiento no resultara efectivo, no en este momento cuando el miedo me tenia paralizada, quizás más adelante……..


- Ahí está Alistair y su novia.- Señalé sobre el hombro de Mike-. Será mejor que vaya a saludar.- Me aparté del toque de Brittany y casi corrí de ellos, estaba a dos pasos de Alistair cuando un fuerte brazo se envolvió alrededor de mi cintura y me arrastró.


Me estrellé contra el pecho de Brittany, parpadeando hacia ella, sorprendida.


- ¿Eso era necesario?


Mi esposa me frunció el ceño.


- Algo anda mal.


- No.- Sacudí la cabeza en negación-. Es sólo que….Tina me molesta un poco ahora. Simplemente quería escabullirme.


Mientras Brittany inspeccionaba mi rostro, me pregunté si me creía. Al final no supe si lo hacía o no. Pero lo dejó pasar, inclinándose para darme un beso en la boca. Era nuestra boda.


No se permitía pelear.