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FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 Primer15
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Mensaje por Anddy Rivera Morris Jue Jul 03, 2014 1:13 am

A Santana le sucede algo.. *-* ksdjfhd
excelente capítulo!! :)
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por Dolomiti Jue Jul 03, 2014 4:04 am

"si sigo aquí" ??! Pero que???!?!?! O.o
Quien será Paulina,?? Rayos, espero puedas actualizar pronto. Saludines
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por monica.santander Jue Jul 03, 2014 10:38 am

Huyyyyy me has dejado has dejado pensando, quien es Paulina y por que San salio asi???
Saludos
monica.santander
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por 3:) Jue Jul 03, 2014 4:34 pm

holap dan,...

me gusta el acercamiento de miss lopez y britt!!!
aparentemente dante es un buen guía para britt!!!!!!!!!!!!!!!,....uff si se podría decir así mas teniendo un demonio adelante que juega con eso,... si se lo propone puede pervertir muy fácil al ángel!!
yo le hubiese quemado el facking conejo a britt que le regalo el duende!!!
paulina,... paulina,... paulina,.. lo único que diré jajajaj

nos vemos!!!!

PD: canción nueva para el repertorio,... cunado leí el libro no le preste atención a las canciones (gran error de mi parte están genial)
3:)
3:)
-*-*-*
-*-*-*

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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por dani_lcastrejon Jue Jul 03, 2014 9:56 pm

*3* "Tuya, Santana" ... oww *-*
Porfa actualiza pronto
dani_lcastrejon
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por Dani(: Dom Jul 06, 2014 5:50 pm

micky morales escribió:estuvo muy intensa la conversacion, brittany es bastante terca y santana confunde con sus misterios, hasta pronto!

Hola Hola!
Britt es extremadamente asi pero por algo lo es :) y San San con sus secretos :P
Saludos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1206646864 

Anddy Rivera Morris escribió:
A Santana le sucede algo.. *-* ksdjfhd
excelente capítulo!! :)

Hola Hola!
Me alegro que te gustara el capitulo  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1206646864 
Saludos!

Dolomiti escribió:"si sigo aquí" ??! Pero que???!?!?! O.o
Quien será Paulina,?? Rayos, espero puedas actualizar pronto. Saludines

Hola Hola!
Pronto sabremos quien es :) jajaja
Perdon por tardar tanto  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 2884812151 
Saludos!

monica.santander escribió:Huyyyyy me has dejado has dejado pensando, quien es Paulina y por que San salio asi???
Saludos

Hola Hola!
Ya veremos ya veremos :)
Saludos y besos !

3:) escribió:holap dan,...

me gusta el acercamiento de miss lopez y britt!!!
aparentemente dante es un buen guía para britt!!!!!!!!!!!!!!!,....uff si se podría decir así mas teniendo un demonio adelante que juega con eso,... si se lo propone puede pervertir muy fácil al ángel!!
yo le hubiese quemado el facking conejo a britt que le regalo el duende!!!
paulina,... paulina,... paulina,.. lo único que diré jajajaj

nos vemos!!!!

PD: canción nueva para el repertorio,...  cunado leí el libro no le preste atención a las canciones (gran error de mi parte están genial)

Hola Hola!
JAJAJAJAJ Dante es genial no? y jajajajaj yo me ofrezco con ese demonio :P y jajajajaja el duende -__- ! y ya somos dos paulina paulina!

PD: Me enamore de esa cancion gravemente tu no ?

Saludos y Besos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 3637566961 

dani_lcastrejon escribió:*3* "Tuya, Santana" ... oww *-*
Porfa actualiza pronto

Hola Hola!
suena hermoso no Tuya santana  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1215408055 FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1215408055 
Saludos y Besos!


Hola Hola actualizo en una hora o más tengo que trabajar en este capitulo asi que saludos y besos (:
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por Dani(: Dom Jul 06, 2014 9:52 pm

Capítulo 13


A la mañana siguiente, Brittany aún no había decidido qué hacer respecto a la beca. No quería obrar precipitadamente. Tenía miedo de que la generosidad de Santana quedara al descubierto sabía que en la administración universitaria había mentes desconfiadas que no dudarían en atacarla y también debía de ir con mucha cautela por su propio bien. Cualquier paso en falso podía hacerla quedar como lo que no era. No quería que nadie la viera como otra cosa que una estudiante seria y responsable. Por eso no se atrevía a dirigirse al director del departamento y rechazar la beca. Entre otras cosas, una beca siempre quedaba bien en un currículum. Y se suponía que para un estudiante serio, el currículum era más importante que el orgullo personal.

Hablando en términos clásicos, la señorita Pierce se encontraba entre la Escila de proteger tanto a Santana como a sí misma y la Caribdis de su orgullo. Por desgracia para este último, rechazar la beca era peligroso. Y para huir del peligro lo único que tenía que hacer era aceptar el dinero. No le gustaba. No le gustaba nada. Especialmente después de haber aceptado ya el vestido y los zapatos de Lucy y de la maniobra no tan secreta de Santana para reemplazar su vieja mochila no le había comentado que había enviado ésta a L. L. Bean y que estaba esperando que se la cambiaran por una nueva. Y que, cuando la recibiera, tenía previsto usarla, aunque sólo fuera para reafirmar su independencia el viernes por la tarde, sin poder resistir más la curiosidad, le envió un mensaje de texto a Lucy contándole lo de la fundación y la beca y preguntándole si sabía quién era M. P. López Lucy le respondió casi inmediatamente: ¿Qué dices que hizo S? Nunca había oído hablar de esa fundación. Ni de MPL. Podría ser su madre biológica. O su abuela TQM, L. P. D.: A dice hola y gracias.

Brittany leyó el mensaje varias veces. Le pareció que lo que tenía más sentido era que fuera su abuela. Dudaba que le hubiera puesto a la beca el nombre de alguien a quien odiaba. Y estaba segura de que seguía odiando a su madre biológica aunque también podía ser que Santana le ocultara cosas a Luce, igual que se las ocultaba al resto del mundo. Tras un par de chupitos de tequila para infundirse valor, le envió otro mensaje a su amiga preguntándole si Santana tenía novia en Toronto, para ver si ésta sabía algo de la beca. La respuesta le llegó en seguida, pero en la bandeja de entrada del correo electrónico: ¡Britt! Te escribo por aquí, porque los botones del teléfono son muy pequeños Santana NUNCA ha tenido novia. Nunca trajo a nadie a casa para presentársela a papá y mamá, ni siquiera en el instituto ¿No viste su apartamento? ¿No viste las fotos de su dormitorio? ¿Las viste? Vamos, seguro que no tiene novia. Sólo amigas para follar. Aunque, cuando se lo pregunté, reaccionó de manera extraña. Tiene treinta y tres años, por el amor de Dios. ¡Ya no tiene edad para ir de ligona! ¿Estás segura de que no se ha inventado a ese M. P. López? Se lo preguntaré a Scott y te diré algo. No quiero molestar a mi padre. Sigue estando muy mal Aarón y yo vamos de camino a las islas de la Reina Carlota. Pasaremos allí dos semanas en una cabaña de madera, sin Internet ni teléfonos móviles. Los dos solos. Paz, tranquilidad y un jacuzzi al aire libre por favor, no permitas que Santana caiga en el abismo hasta mi regreso Te quiere, L. P. D.: Aarón quiere saludarte personalmente. Aquí tienes, cariño Hola, Britt, soy Aarón. Gracias por cuidar tan bien de mí prometida en Canadá. Volvió muy cambiada y sé que no debo agradecérselo a Santana te echamos mucho de menos en el funeral. Ojalá podamos vernos en Acción de Gracias. Si no pensabas venir, ¿podrías reconsiderarlo? Será duro este año, sin Grace. Richard —y Luce— necesitan tener a toda la familia cerca y eso te incluye a ti tengo puntos de mi compañía aérea. Podría enviarte un billete piénsalo. Te quiero, niñita, Aarón.

Brittany se secó una lágrima ante su dulzura y al verlo feliz y aliviado porque su prometida y él seguían juntos y muy enamorados Britt daría cualquier cosa por ser amada de esa manera se preguntó por qué la amable oferta de Aarón no le había parecido caridad se estaba planteando seriamente aceptarla. Pensó en Grace. Ella tenía razón. Cuando no hay contrapartidas y un regalo se ofrece de corazón, no hay nada vergonzoso en aceptarlo. Si aceptaba el billete de avión ofrecido por Aarón, podría estar presente en la primera cena de Acción de Gracias tras la muerte de Grace y devolver la beca al pensar en Grace, se preguntó si sería útil rogarle a ésta tanto por ella como por Santana Grace era una auténtica santa, una madre celestial que sin duda enviaría ayuda a sus hijos. Mientras santa Lucía estaba de vacaciones con su amado Aarón, Britt dirigió su atención a los cielos y le pidió a Grace que intercediera por las vidas de todos ellos y encendió una vela en su memoria en la ventana de su pequeño estudio, aquella fría noche de viernes. Antes de meterse en la cama con su conejito de peluche, decidió aceptar el regalo de Aarón como prueba de su nueva actitud hacia la caridad y su capacidad de tragarse el orgullo cuando era necesario. Lo que significaba que su pecado capital no era tan capital.

En ausencia de Rachel, Britt se encontró con que el sábado se le hacía muy largo y acabó yendo a trabajar en su propuesta de proyecto al despacho de La Profesor en la biblioteca. Parte de ella deseaba que Santana volviera a sorprenderla allí, pero no sucedió. Recordó sus palabras de despedida: «Nos veremos el miércoles... si sigo aquí» A pesar de lo que Luce le había dicho, era muy posible que no tuviera novia. Recordó que le había asignado a la tal Paulina el tono de llamada de las campanadas de Big Ben ¿Viviría en Londres? ¿Sería inglesa? ¿O tendría alguna relación con el repique de las campanas? Buscó la historia del Big Ben en la Wikipedia, pero no encontró nada particularmente revelador. (Lo que suele suceder muchas veces con Wikipedia.) Brittany no era tan inocente como Santana pensaba sabía que ella no era virgen. Ya no lo era cuando la conoció pero una cosa era saberlo y otra que te lo restregaran por la cara.

Pensó en ella y Paulina, o en ella y cualquier otra chica sin rostro, piel con piel, entrelazadas se la imaginó besándola en los labios, explorando su cuerpo con la boca, las manos, los ojos. Vio a Santana dando y recibiendo placer físico de una rubia alta y perfecta. Se la imaginó en éxtasis, gritando el nombre de la chica y mirándola a los ojos mientras alcanzaba el clímax. Pensó en ella convirtiéndose en un solo ser con otra alma, perteneciendo a otra mujer. Esa mujer, ¿la amaría? ¿Sería amable con ella? ¿Querría que se convirtiera en mejor persona o sólo desearía disfrutar de su cuerpo, su pasión, su naturaleza animal? ¿Le importaría si detrás de sus preciosos ojos cafés se escondía el alma de una mujer herida, desaparecida, necesitada de redención y de cura? ¿O procuraría arrastrarla aún más hacia las profundidades, atrayéndola con su cuerpo y con sus largas uñas? La sola idea de Santana llevándose a otra mujer, a cualquier mujer, a su cama —ya no digamos a su alma— le resultaba muy dolorosa. Pero la idea de que esa mujer calentara su cama más de una noche era absolutamente devastadora. Porque Brittany llevaba toda la vida queriendo ser ella.

A pesar de sus ideas tristes y sórdidas no era capaz de quitarse el jersey verde de cachemira. Se lo llevó puesto a la biblioteca y pasó las horas envuelta en su calor y en el aroma de Santana se temía que eso iba a ser lo más cerca que conseguiría estar de ella olvidándose por un tiempo del CD de Rachel, se puso a escuchar a Yael Naim. Le encantaba la canción Far Far, aunque no tenía ni idea de si la letra era adecuada a su situación Brittany se había pasado casi toda la vida esperando que le pasara algo bueno, guardándose sueños y esperanzas muy dentro del alma. Pero pronto llegaría el día en que tendría que encargarse personalmente de que esas cosas buenas sucedieran la música era suave y relajante y le permitió avanzar mucho en la propuesta hasta la hora de cierre de la biblioteca al salir, se puso los auriculares y pasó de largo el carrito de los perritos calientes, decidiéndose por una cena líquida. Se compró un smoothie de mango, el más grande, y regresó a casa andando, bebiendo y pensando. Como iba distraída preguntándose dónde estaría Santana y qué andaría haciendo, casi no vio a Ethan, que la saludó al pasar ella junto a la larga cola de gente que aguardaba para entrar en Lobby—Hola, Ethan —lo saludó, quitándose los auriculares.

Él le hizo un gesto para que se acercara—Hola, Britt Gracias otra vez por ayudarme a escribirle a Rafaela. Le encantó—Si Ethan hubiera sido capaz de ruborizarse, lo habría hecho en ese momento. Sonrió con los ojos brillantes—. Me está enseñando italiano.

Ella se echó a reír, encantada de verlo tan feliz— ¿Cómo van las cosas? Mucha gente, ¿eh? —comentó, señalando la cola.

—Ahora dejaré entrar a unos cuantos más, pero antes tengo que sacar a alguien.

—Vaya, eso suena amenazador.

Ethan negó con la cabeza—Tu amiga está dentro. Nunca la había visto tan borracha. El camarero se niega a seguir sirviéndole copas y eso significa que tengo que sacarla a la fuerza y meterla en un taxi.

Britt alzó mucho las cejas « ¿Santana está aquí? ¿Y Paulina?» —Lo he intentado solo y casi me ha dado un puñetazo. Estoy esperando que alguien me sustituya aquí para ir a buscarla, pero voy a necesitar refuerzos. A no ser que me ayudes tú —dijo, mirándola con admiración—. Creo que podrías convencerla de que salga voluntariamente.

Ella negó con la cabeza con brusquedad— ¿Estás de broma? No me haría ningún caso. Ni siquiera somos amigas.

—No es ésa la impresión que me dio, pero no pasa nada. Lo entiendo. —Se encogió de hombros y miró la hora Britt bebió un poco más de smoothie y se acordó de la promesa que le había hecho a Luce se preguntó si ése sería uno de esos casos en que estaba moralmente obligada a intervenir « ¿Y si no hago nada y Santana acaba en la cárcel? Ella se ha esforzado por ser amable conmigo esta semana. No puedo ignorarla. Me traería mal karma.»—Ejem, bueno, puedo intentarlo. A ver si quiere salir por las buenas —dijo, no muy convencida—No me gustaría que acabara detenida.

—A mí tampoco. Nos gusta que nuestros vips estén contentas. Pero no ha parado de beber un whisky doble tras otro desde que ha llegado. No podemos seguir sirviéndole más. Tal vez a ti te escuche. Lo que tiene que hacer es irse a casa a dormirla—Ethan apartó el cordón de terciopelo para que pasara.

—No voy vestida para entrar ahí —se excusó Britt, mirándose las zapatillas deportivas, los vaqueros rotos y el jersey de Santana, que olía de manera deliciosa.

—Vas bien, pero escucha, si está demasiado borracha y no te ves capaz de tratar con ella, vuelve en seguida. No es fácil de controlar cuando ha bebido tanto—Britt sabía de lo que era capaz Santana cuando estaba borracha, pero se recordó que con ella había sido muy dulce aquella noche, años atrás.

Entró en el club esperando que nadie la reconociera. Se deshizo la coleta y se tapó la cara con el pelo, usándolo como un velo para mantenerse a salvo de miradas curiosas. Elevó una oración desesperada a los dioses de las coctelerías y bares de copas para que mantuvieran a distancia a Sam Evans, MBA, vicepresidente de mercados de capitales. No quería que la viera vestida así. Se abrochó los botones de su chaquetón verde militar porque no quería que Santana descubriera que seguía llevando su jersey no le costó mucho localizarla estaba sentada en el bar, charlando con una atractiva morena que quedaba de espaldas a Brittany Santana no estaba mirando a la mujer que tenía una mano enredada en su pelo y que la estaba atrayendo hacia ella, sino el vaso vacío.

No parecía contenta, pero eso probablemente tuviese más que ver con el estado de su copa que con otras cosas desde su observatorio privilegiado, a varios metros de distancia, vio que la López adicta, que prácticamente estaba sentada en su regazo y metiéndole los pechos en la cara, no era otra que Quinn Fabray. Mierda. ¿Pensaría llevársela Santana a casa? Brittany supo que, en ese momento, la única que podía cuidar de ella era ella. Si Santana se acostaba con Quinn no sólo estaría violando la política de no confraternización y poniendo su carrera académica en peligro, sino que se vería envuelta en una incómoda relación con la joven que esperaba convertirse en la señora López y no podía olvidar que era muy posible que Quinn estuviera tratando de seducirla para vengarse de cómo Santana la había tratado en el Starbucks por defenderla a ella fuera por lo que fuese, no podía permitir que su compañera siguiera adelante con sus planes de seducción «Las manos fuera de mi tesoro, Gollum.» Volviéndose, salió en busca de Ethan y le susurró al oído: —Necesito tu ayuda. Está con una chica a la que no le conviene llevarse a casa, porque es una de sus alumnas. Necesito separarla de ella antes de meterla en el taxi.

—Yo no puedo meterme en eso —contestó Ethan encogiéndose de hombros—. Es asunto suyo.

— ¿Y si el camarero le tira una copa encima y la envía al cuarto de baño? Entonces yo podría convencer a Santana para que salga del local.

— ¿Crees que podrás hacerlo?

Brittany parpadeó unos instantes—No lo sé, pero seguro que me será más fácil si logramos separarlas. No creo que ella sea capaz de formar pensamientos coherentes con esas tetas de plástico en la cara «Oh, dioses de las estudiantes de tesis que se están esforzando mucho por proteger a una amiga, ayudadme a mantener apartada a esa puta de sus tetas. Por favor.»

Ethan se echó a reír—Parece una película de intriga. De acuerdo, seguro que el camarero nos ayuda. Tiene sentido del humor. Si López se pone difícil, dile que me llame. ¿De acuerdo?

—De acuerdo.

Ethan hizo una llamada y momentos después le indicó a Britt que ya podía acercarse a Santana respirando hondo, ella enderezó la espalda y volvió junto a ella algo le había hecho mucha gracia, porque estaba riéndose a carcajadas, con la cabeza echada hacia atrás y sujetándose el estómago con las manos Brittany tuvo que admitir que todavía estaba más guapa cuando se reía. Llevaba una elegante camisa de un tono verde pálido, con los dos botones superiores desabrochados, lo que dejaba a la vista un poco de sus pechos, en resumen, La Profesora estaba bebida, pero iba impecable— ¿Profesora?

Ella dejó de reír en seco y se volvió hacia Brittany al verla, le dedicó una amplia sonrisa. Parecía contenta de verla. Demasiado contenta—Señorita Pierce, ¿a qué debo este inesperado placer? —Le cogió la mano y se la llevó a los labios, donde la retuvo demasiado tiempo Brittany frunció el cejo la verdad era que no parecía bebida, pero estaba comportándose de un modo extraño, demasiado amistosa, seductora incluso, sin duda a causa del alcohol (O eso o había recibido un trasplante de personalidad de alguien encantadora.)

— ¿Podrías ayudarme a conseguir un taxi? Tengo que volver a casa —dijo ella y retiró la mano mientras disimulaba una mueca por lo absurdo de su excusa.

—Por ti haría cualquier cosa, señorita Pierce y lo digo en serio. ¿Puedo invitarte a una copa antes? —preguntó sonriendo, mientras se sacaba un fajo de billetes del bolsillo y se los daba al camarero.

—No, gracias, ya tengo una —respondió Britt, sacudiendo el smoothie bajo la nariz de Santana el camarero miró con escepticismo el estridente vaso de polietileno, pero se limitó a cobrar sin hacer comentarios.

— ¿Por qué estás bebiendo eso? ¿Marida bien con el cuscús? —Santana volvió a reír, pero al ver que Brittany se mordía el labio inferior, se detuvo en seco algo bruscamente, le pasó el pulgar por el labio para que dejara de mordérselo—Para. No quiero que te hagas sangre. —Y sujetándole la cara con las manos, le acercó a la suya. Estaban muy cerca. Demasiado cerca— Lo del cuscús era una broma—Brittany aún estaba recuperándose de la impresión de haber tenido el pulgar de Santana entre los labios—Supongo que no ha tenido gracia. No es divertido reírse de la pobreza de la gente. Y tú eres una niñita muy dulce— Ella apretó los dientes, preguntándose cuánto tiempo iba a aguantar aquella actitud condescendiente antes de largarse y dejarlas —a ella y sus tetas— en las garras de Quinn.

—Profesora, yo...

—Estaba hablando con alguien. La conoces. Es una auténtica zorra. —La mirada embriagada de Santana barrió la sala antes de volver a centrarse en ella—. Se ha largado. Me alegro, es una bruja Britt asintió. Y sonrió—Te miró como si fueras basura, pero yo la puse en su sitio.

Si vuelve a molestarte, la expulsaré. Todo irá bien, ya lo verás—Volvió a acercar su cara a la de ella y se pasó la lengua por sus labios perfectos muy lentamente—No deberías estar en un sitio como éste. Ya deberías estar durmiendo en tu camita lila, enroscada como un gatito. Un precioso gatito con grandes ojos azules. Me encantaría acariciarte.

Brittany levantó las cejas « ¿De dónde saca esas ideas?» —Ejem, sí, es verdad. Tengo que irme a casa ahora mismo. ¿Sales conmigo y me ayudas a parar un taxi? ¿Por favor, profesora? —Señaló hacia la salida, tratando de mantener una prudente distancia entre las dos.

Ella cogió su abrigo inmediatamente—Lo siento. El jueves tuviste que volver sola. No volverá a ocurrir. Vamos, te llevaré a casa, gatita—Le ofreció el brazo y Brittany se cogió de ella, preguntándose quién guiaba a quién. Al llegar a la calle, Ethan las estaba esperando con un taxi. Al verlas acercarse, les abrió la puerta trasera.

—Señorita Pierce —susurró Santana, apoyándole una mano en la parte baja de la espalda.

—Pensándolo mejor, creo que iré andando —contestó ella, tratando de alejarse pero ella insistió, igual que Ethan, éste probablemente porque quería librarse de ellas antes de que Santana decidiera que quería seguir bebiendo y la derribara de un puñetazo. No deseando causarle problemas a Ethan y para huir de Quinn, ese Gollum que podía aparecer en cualquier momento reclamando su tesoro, Britt se metió en el taxi y se deslizó por el asiento hasta el extremo opuesto Santana entró tras ella Britt trató de no respirar por la nariz para no embriagarse con los efluvios de todo el whisky escocés que había consumido Ethan le dio un billete al taxista y cerró la puerta del taxi, despidiéndose de Britt con la mano.

—Al edificio Manulife —indicó Santana ella estaba a punto de corregirla y dar su dirección, cuando ella la interrumpió: —No has venido a Lobby a beber.

Sus ojos, que la estaban examinando de arriba abajo, se detuvieron en sus rodillas, que asomaban bajo los rotos de la pantalón—Mala suerte. Estaba en el lugar inadecuado en un momento inoportuno.

—No lo creo —susurró ella, con una sonrisita en los labios—. Creo que tienes muy buena suerte. Y ahora qué te he encontrado, yo también la tengo—Britt suspiró era tarde para decirle al taxista que dieran la vuelta. Ya estaban circulando en dirección contraria. Iba a tener que asegurarse de que La Profesora llegaba a casa sana y salva y después volver a su apartamento andando. Negando con la cabeza, dio un largo sorbo al smoothie— ¿Me estabas espiando? —Preguntó ella, mirándola con desconfianza— ¿Te pidió Luce que lo hicieras?

—Claro que no. Volvía a casa de la biblioteca y te he visto por la ventana.

— ¿Me has visto y has decidido entrar a hablar conmigo? —preguntó Santana, sorprendida.

—Sí —mintió Britt.

— ¿Por qué?

—Sólo conozco a dos personas en Toronto. Tú eres una de ellas.

—Es una pena. Supongo que la otra es Rachel—Ella la miró de reojo, pero no respondió—Follaángeles.

Britt frunció el cejo— ¿Por qué la llamas así?

—Porque eso es lo que es. O, para ser más exactos, lo que quiere ser. Pero tendrá que pasar por encima de mi cadáver. Ya puedes decírselo. Dile que si quiere follarse al ángel, que se atenga a las consecuencias—Ella alzó una ceja ante su comportamiento medieval y su lenguaje procaz. La había visto borracha anteriormente, por supuesto, y sabía que en esos momentos alternaba episodios de absoluta lucidez y otros de completa locura « ¿Y cómo se las arregla uno para follar con un ángel? Los ángeles son criaturas inmateriales, espirituales. ¡No tienen genitales, Santana! Eres una especialista en Dante, pero estás chalada.» No tardaron mucho en llegar al bloque de pisos. Cuando el taxi se detuvo, ambas salieron a la vez. El apartamento de Britt no estaba lejos, a unas cuatro manzanas, y no tenía dinero para un taxi, así que se despidió de Santana con una sonrisa, le deseó buenas noches y se volvió, dándose una figurada palmadita en la espalda de parte de Lucy luego el smoothie y ella iniciaron la caminata de vuelta a su apartamento.

—He perdido las llaves —le llegó la voz de Santana, que se estaba cacheando, apoyada precariamente en una palmera de plástico— Pero ¡he encontrado las gafas! —Le mostró su montura negra de Prada Britt cerró los ojos y respiró hondo. Quería dejarla e irse. Quería delegar la responsabilidad de su bienestar en otro buen samaritano, a ser posible algún vagabundo que pasara por allí. Pero cuando vio su expresión confusa y que empezaba a deslizarse hacia el suelo, arrastrando consigo a la pobre palmera, con maceta y todo (una pobre palmera de plástico que no le había hecho daño a nadie en toda su vida), supo que no podía hacerlo Santana había sido la niña de Grace en otra época y ella no podía dejar abandonada a esa niña. En el fondo de su corazón, Britt sabía que la amabilidad, por pequeña que fuera, nunca se perdía «Ni siquiera es capaz de encontrar las llaves, por el amor de Dante.» Suspirando, Britt tiró el vaso a una papelera cercana.

—Vamos —dijo, rodeándole la cintura con un brazo. Hizo una mueca cuando ella le rodeó a su vez los hombros y le dio un apretón con demasiada familiaridad entraron en el vestíbulo inclinándose como un galeón en una tormenta. El conserje las vio y las dejó entrar, abriendo la puerta desde su puesto con el automático cuando llegaron al ascensor, el whisky pareció castigar a Santana con más fuerza. Permaneció con los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás, gruñendo de vez en cuando Britt aprovechó el momento para buscar las llaves en sus bolsillos. En cuanto consiguió arrancarle de las manos su preciado abrigo, las encontró en seguida.

—Me has buscado en un bar y me has llevado a casa, gatita traviesa. Pensaba que no te llevabas a casa a mujeres que habías conocido en bares.

Incluso estando borracha, la profesora López seguía siendo una idiota—No te he llevado a mi casa, profesora. Te he acompañado a la tuya para ayudarte. Pero como sigas comportándote así, voy a soltarte y te caerás —murmuró ella, cada vez más enfadada.

Tras varios intentos, Britt dio con la llave y abrió la puerta. La ayudó a entrar y sacó la llave de la cerradura. Estaba a punto de dejarla allí, cuando ella murmuró que se estaba mareando. Se la imaginó ahogándose en su propio vómito, muerta en el baño, sola y sin amigos, como una estrella del rock en horas bajas, y decidió quedarse esperaría hasta que estuviese en la cama y se aseguraría de que no vomitara (y se ahogara). Dejó las llaves y el abrigo sobre el mueble del recibidor luego se quitó el abrigo y lo puso encima de su maletín Santana estaba apoyada en la pared, con los ojos cerrados, así que no había peligro de que se diera cuenta de que seguía llevando su jersey, como si fuera una adolescente enamorada

—Vamos, profesora—Britt la apoyó en su hombro y la ayudó a recorrer el pasillo.

— ¿Adónde me llevas? —preguntó Santana, abriendo un ojo.

—A la cama—Santana se echó a reír, se apoyó en la pared y separó las piernas para mantener el equilibrio— ¿Qué te parece tan gracioso?

—Tú, señorita Pierce —respondió en un ronco susurro—. Me llevas a la cama y ni siquiera me has besado. ¿No crees que deberíamos empezar con algún que otro beso? Luego podríamos hacer manitas un par de noches en el sofá y a partir de allí ya pasaríamos a la cama. Ni siquiera he tenido la oportunidad de acariciarte, gatita traviesa. Eres virgen, no lo olvides.

Britt se enfureció, especialmente por el último comentario—Tú no has hecho manitas en tu vida. Y no te llevo a la cama, idiota. Te acompaño hasta allí para que puedas dormir la mona. Vamos, basta de cháchara.

—Bésame, Susan dame un beso de buenas noches—Santana la estaba mirando fijamente. Su voz se había convertido en un murmullo aterciopelado—. Y te prometo que luego me iré a la cama como una niña buena. Y tal vez, si te portas bien, dejaré que tú te acurruques a mi lado como una gatita buena.

Ella ahogó una exclamación en ese momento no parecía borracha tenía un aspecto bastante lúcida y la estaba acariciando con la mirada, deteniéndose más tiempo del necesario en la zona del pecho Santana se pasó la lengua por los labios «Ahora viene la sonrisa seductora... Va a llegar en cinco, cuatro, tres, dos, uno... ahí está.» (Menos mal que en su actual estado de ánimo, Britt era inmune a las sonrisas derretidoras.) Soltándola inmediatamente, dio un paso atrás y apartó la vista. No podía permitírselo. Mirarla directamente cuando sonreía era como mirar el sol sin protección Santana dio un paso hacia ella la espalda de Britt chocó contra la otra pared del pasillo. Estaba atrapada Santana se acercó un poco más Britt abrió mucho los ojos. La estaba acechando. Y parecía hambrienta—Por favor... no... No me hagas daño.

Santana frunció el cejo, levantó las manos y le sujetó la barbilla para que la mirara directamente a los ojos, que le brillaban atrevidos—Nunca —dijo y la besó.

En cuanto sus labios entraron en contacto, Britt perdió la capacidad de razonar y se sumergió en las sensaciones. Nunca había sido tan consciente de su físico como en ese momento. La energía que había perdido su mente la ganó su cuerpo. Notó que los labios de Santana apenas se movían eran unos labios cálidos, húmedos y sorprendentemente suaves no sabía si la estaba besando así por la borrachera. Era como si sus bocas se hubieran quedado pegadas. Como si su conexión, tan real como intensa, no pudiera romperse ni por un segundo Britt no se atrevía a moverse por miedo a que ella la soltara y no volviera a ser besada así nunca más en toda su vida Santana se apoyó en ella con suavidad pero con firmeza, mientras le acariciaba las mejillas con las manos no abrió la boca, pero el sentimiento que circuló entre ellas fue muy intenso Britt notó el latido de su corazón en sus oídos, sintió que se ruborizaba y que le aumentaba la temperatura en todo el cuerpo. Se acercó un poco más a ella, eliminando la separación que quedaba entre las dos y rodeándole la espalda con los brazos. Percibió la tensión de sus músculos debajo de la camisa y su corazón latiendo contra su pecho. Pero la trataba con demasiado cuidado, con demasiada delicadeza... Ella quería más, mucho más no supo cuánto tiempo pasó desde que empezaron a besarse, pero cuando Santana se apartó, a Brittany le daba vueltas la cabeza. Había sido algo trascendente. Emocional. Durante unos instantes, había logrado satisfacer su deseo más profundo. Había sido un momento real y muy emotivo que le había provocado una marea de recuerdos y de sueños del huerto de los manzanos. Pero ese beso no se lo había imaginado. La chispa, la atracción, habían vuelto a la vida. Se preguntó si ella habría sentido lo mismo. Tal vez a esas alturas de su vida ya era inmune a esos sentimientos—Preciosa Susan —murmuró Santana, tambaleándose—dulce como un caramelo.
Se pasó la lengua por los labios como si la estuviera saboreando cualquier rastro de lucidez había desaparecido. Con los ojos cerrados, se desplomó contra la pared, a punto de desmayarse cuando Britt recobró el juicio, cosa que le llevó más de un minuto, la arrastró hacia la habitación todo habría acabado bien si en ese momento Santana no le hubiera vomitado encima de ella y del precioso y carísimo jersey de cachemira. Cuando acabó, el verde coche de carreras inglés había dado paso a otro tipo de verde ella ahogó un grito y reprimió sus propias náuseas ante la visión y el olor. Tenía el estómago muy delicado « ¡La tengo hasta en el pelo! Oh, dioses de las buenas samaritanas, ¡ayudadme, rápido!» —Lo siento, Susan siento haber sido una mala chica —se disculpó Santana su voz le recordó a la de una niña pequeña.

Ella contuvo el aliento y negó con la cabeza—No pasa nada. Vamos. —La arrastró hasta el cuarto de baño y logró que se arrodillara ante el váter antes de la siguiente erupción estomacal. Mientras vomitaba, Britt se tapó la nariz con dos dedos y miró a su alrededor intentando distraerse. El cuarto de baño era elegante y muy espacioso. ¿Había una bañera donde cabían cómodamente dos personas o más? Correcto. ¿Una ducha para dos personas con una decadente función de lluvia tropical? Correcto. ¿Toallas blancas, grandes y esponjosas, perfectas para recoger vómito? Correcto cuando Santana acabó, ella le ofreció una toalla pequeña pero absorbente para que se secara la cara ella gruñó e ignoró su ofrecimiento, así que Britt se inclinó hacia ella y la limpió con delicadeza antes de darle un vaso de agua para que se enjuagara la boca luego se le quedó mirando. A pesar del desastre que había sido su familia y de su miedo al matrimonio, a veces se preguntaba cómo sería tener un bebé, un niño o una niña que se parecieran a ella y a su esposa. Mirando a Santana, que seguía fatal, se imaginó lo que supondría ser madre y cuidar de un niño enfermo. La vulnerabilidad de Santana le llegaba al alma. Sólo la había presenciado una vez anteriormente, no hacía tanto, en su despacho, cuando había llorado por la muerte de Grace «Grace se alegraría de saber que estoy cuidando de su hija.» — ¿Estarás bien si te dejo sola un minuto? —preguntó, apartándole el cabello de la frente ella volvió a gruñir, sin abrir los ojos, y Britt lo interpretó como un sí pero le costó separarse de ella mientras Santana gemía, ella siguió acariciándole el pelo y hablándole como si fuera una bebé—Está bien, Santana. Todo está bien. Siempre he querido cuidar de ti, preocuparme por ti, aunque tú nunca te preocupes por mí.

Cuando se convenció de que podía dejarla sola unos minutos, fue a su dormitorio y rebuscó en sus cajones en busca de algo, cualquier cosa que pudiera ponerse. Resistiéndose al impulso de registrar el cajón de la ropa interior en busca de un trofeo que llevarse a casa —o que vender en eBay—, se apoderó de las primeras bragas y sujetador que encontró eran negros «Hasta su ropa interior es pretenciosa», pensó, buscando una camiseta en el cuarto de baño de invitados se quitó la ropa sucia, se metió en la ducha para lavarse el pelo de vómito y se puso su ropa.

Luego trató de limpiar un poco el desastre del jersey de cachemira lo lavó lo mejor que pudo en el lavabo después lo dejó en la encimera de mármol para que se secara Santana ya decidiría más tarde si quería llevarlo a la tintorería (o quemarlo) Britt cogió el resto de su ropa, la metió en la lavadora y volvió al cuarto de baño del dormitorio Santana estaba sentada con la espalda apoyada en la pared, las rodillas dobladas ante el pecho y la cara escondida en las manos. Seguía gimiendo Britt limpió el váter rápidamente y se arrodilló a su lado. No le gustaba la idea de dejarla vestida con la ropa sucia de vómito, pero tampoco tenía ganas de desnudarla probablemente ella la acusaría de acoso sexual o algo parecido. Y no le apetecía enfrentarse a una profesora López ebria y furiosa. O a una profesora López sobria y furiosa. Como una dragona, podía revolverse y atacar si creía que alguien le estaba tirando de la cola —Santana, te has manchado de vómito, ¿me entiendes? ¿Quieres quedarte así o...? —Dejó la frase sin acabar ella negó con la cabeza.

Mientras ella estaba de espaldas, ella trató de quitarse la camisa, pero era mucho más difícil de lo que había previsto, por lo que empezó a blasfemar y a tirar de la tela, casi rompiéndola Brittany suspiró—Déjame a mí —Volvió a arrodillarse a su lado, le apartó las manos y Santana sacó los brazos de las mangas y luego se quitó el sujetador desorientada como estaba, fue incapaz de acabar de hacerlo y permaneció allí, con el sujetador por la mitad la imagen era divertida y Britt tuvo que hacer un esfuerzo para no echarse a reír. Deseó tener el móvil a mano para sacarle una foto. Le habría encantado usarla como fondo de pantalla O como avatar, si alguna vez necesitaba uno. Liberándola del sujetador con delicadeza, se sentó sobre los talones y ahogó una exclamación los pechos desnudos de Santana eran impresionantes. Todo su torso era un estudio de perfección cuando iba vestida, parecía mucho más esbelta, pero no había nada esbelta en la mujer que tenía delante absolutamente nada tenía también un tatuaje y eso sí que fue toda una sorpresa.

Había visto fotos de Santana en Bikini —fotos tomadas durante vacaciones de verano antes de que Brittany se mudara a Selinsgrove— y habría jurado que no tenía ningún tatuaje en esas fotos. Así que era uno reciente, hecho en los últimos seis o siete años se extendía por la parte baja de su espalda era una hermosa cruz Brittany se quedó mirando embobada la cruz no le parecía nada propio de Santana hacerse un tatuaje la que ella había conocido y la que estaba empezando a conocer esos días nunca se haría uno, y menos uno tan grande «¿Lleva un tatuaje como ése debajo de la ropa» Britt se preguntó qué otras sorpresas acechaban en la superficie de su piel y, sin querer, sus ojos se desplazaron más abajo.

Incluso estando sentada, tenía los abdominales bien marcados, igual que una uve que nacía de sus caderas y se perdía bajo los pantalones «Joder La Profesora debe de entrenar.

Mucho. He cambiado de idea. Quiero una foto de sus abdominales como fondo de pantalla.» Ruborizándose, apartó la vista. No estaba bien que la mirase de esa manera. No le gustaría que alguien hiciera lo mismo con ella, especialmente si no se encontraba bien. Sintiéndose culpable, recogió la ropa sucia y la toalla que había usado para limpiar la alfombra persa del dormitorio y lo llevó todo al lavadero. Lo metió en la lavadora, junto con la ropa de ella, llenó la cubeta del detergente y la puso en marcha. Al pasar por la cocina, cogió una jarra de agua filtrada y un vaso.

En su ausencia, Santana había conseguido arrastrarse hasta la impresionante cama cubierta con una colcha de seda, que ocupaba el centro de la habitación Britt la encontró sentada en el borde de la misma, descalza y vestida sólo con unas bragas y sujetador negros, con el pelo muy alborotado « ¡Madre de Dios!» Aunque probablemente no había nada más excitante en el universo que la visión de Santana semidesnuda sentada en la cama, Brittany apartó la vista y dejó el agua en la mesita de noche. Quería preguntarle cómo se encontraba, pero pensó que tal vez debería darle un momento de respiro. Así que se apartó y miró a su alrededor. Y lo que vio la dejó asombrada la afición de Santana por las fotografías en blanco y negro se hacía patente también allí. En tres de las cuatro paredes había un par de fotos. Eran muy grandes, enmarcadas en impresionantes marcos negros. Sin embargo, lo más sorprendente era el contenido eran fotos eróticas, fotografías de desnudos, básicamente femeninos, aunque en algunas de ellas aparecían un hombre y una mujer juntos. Los rostros y los genitales no se veían en ninguna, o bien estaban difuminados o en sombras. Eran fotografías elegantes, hechas con muy buen gusto y estéticamente bonitas. A Britt no le parecieron obscenas, pero eran muy sensuales, mucho más sofisticadas que las fotografías pornográficas y también mucho más excitantes.

Una de ellas mostraba a una pareja de perfil. Estaban cara a cara, sentadas en una especie de banco. Tenían los torsos pegados y ella tenía las manos enredadas en la melena rubia y larga de ella Britt se ruborizó mientras se preguntaba si la foto habría sido tomada antes, después o mientras la pareja hacía el amor en otra se veía la espalda de una mujer y dos manos masculinas. Una de éstas sujetaba a la mujer por el centro de la espalda. La otra la agarraba por el culo. En la cadera derecha de la mujer se veía un tatuaje, pero eran letras árabes y Britt no entendió lo que decían las dos fotos más grandes colgaban sobre el cabecero de la cama una de ellas retrataba a una mujer tumbada boca abajo la forma de una mujer flotaba sobre ella casi como si se tratara de un ángel oscuro mientras le apoyaba la mano en la parte baja de la espalda, le daba un beso en el hombro. Le recordó la escultura de Rodin conocida como El sueño o El beso del ángel y se preguntó si el fotógrafo se habría inspirado en esa obra la otra fotografía la dejó sin respiración. Era la más abiertamente erótica y Britt sintió un gran rechazo por su crudeza y agresividad. Era una visión lateral de una mujer tumbada boca abajo. Sólo se le veía desde el torso hasta la rodilla y sobre ella se cernía parte de una figura masculina. El hombre le agarraba la cadera y la nalga izquierdas con tanta fuerza que tenía los nudillos blancos, mientras presionaba sus propias caderas contra la curva del trasero de la mujer. Él tenía un atractivo glúteo muy definido y dedos largos y elegantes algo en la foto la hizo sentir tan incómoda que tuvo que dejar de mirarla ¿Por qué querría tener nadie una foto así colgada en su habitación? Britt negó con la cabeza. Aunque, después de haber visto las fotografías, una cosa le había quedado clara: a la profesora López le gustaban los culos.

A juzgar por la decoración y por las obras de arte que adornaban su habitación, el dormitorio de Santana parecía tener una función muy definida: servir como caldero para su lujuria desatada ella no hacía nada a la ligera, así que ése tenía que ser el efecto que quería conseguir, a pesar de la aparente frialdad tanto del apartamento como de su dueña. Ésta era una sensación glacial que desprendían no sólo las paredes color visón y las fotografías en blanco y negro, sino también la seda azul claro de las cortinas, la colcha y los escasos muebles entre tanta sencillez, destacaba la enorme cama y su cabecero ricamente labrado, con columnas a los lados, y el pie de la cama, más bajo pero con una talla igual de intrincada «Medieval —pensó ella—. Qué adecuado.» Pronto, algo aún más sorprendente que las fotografías captó su atención al ver lo que ocupaba la cuarta pared, la boca se le abrió sin poder evitarlo al pie de la gran cama medieval de Santana, desentonando bastante entre las fotografías eróticas en blanco y negro, vio un cuadro prerrafaelita a todo color.

Los vivos y gloriosos tonos pertenecían a una reproducción a gran escala del cuadro de Dante y Beatriz de Henry Holiday, el mismo cuadro que colgaba junto a la cama de ella se volvió hacia Santana y luego miró el cuadro de nuevo ella podía verlo desde la cama se la imaginó quedándose dormida cada noche contemplando el rostro de Beatriz. Era la última imagen que veía cada noche y la primera que vislumbraba por las mañanas. No sabía qué tenía ese cuadro para Santana ella era la razón por la que ella lo había comprado. ¿Sería ella la razón por la que lo había comprado ella? La idea la hizo estremecer no importaba quién entrara en su dormitorio. No importaba qué chica fuera a calentarle la cama, Beatriz siempre estaba allí, siempre estaba presente pero Santana no recordaba que ella era Beatriz sacudiendo la cabeza para librarse de esa idea, se acercó a ella y la convenció de que se tumbara en la cama. Luego la cubrió con la sábana y el edredón de seda y le remetió los bordes por debajo, a la altura del pecho. A continuación se sentó a su lado Santana la estaba mirando—Estaba escuchando música —murmuró, como si hubieran dejado una conversación a medias y la estuviera retomando.

— ¿Qué tipo de música? —preguntó Britt, algo confusa.

—Hurt, de Johnny Cash. Una y otra vez, sin parar.

— ¿Por qué escuchas esas cosas?

—Para recordar.

—Oh, Santana ¿Por qué? Britt parpadeó para no llorar. Ésa era la única canción de Trent Reznor que podía escuchar sin sentir náuseas, pero siempre la hacía llorar Santana no respondió Britt se inclinó sobre ella— ¿Santana? Cariño, no vuelvas a escuchar ese tipo de música, ¿me lo prometes? Ni «Lacrimosa», ni a los Nine Inch Nails. Sal de la oscuridad. Camina hacia la luz.

— ¿Dónde está la luz? —murmuró ella.

Ella respiró hondo — ¿Por qué bebes tanto?

—Para olvidar—Santana cerró los ojos.

De ese modo, Brittany podía contemplarla y admirarla debió de ser una adolescente muy dulce, con esos grandes ojos cafés, unos labios que pedían a gritos ser besados y aquella mata de pelo negro tan sexy. Podría haber sido una chica tímida en vez de una chica triste y agresiva. Podría haber sido noble y buena si Brittany y ella no se hubieran llevado tantos años de diferencia, tal vez la habría besado en el porche de su padre, la habría llevado al baile de promoción y le habría hecho el amor por primera vez sobre una manta bajo las estrellas, en el viejo huerto de manzanos en un universo perfecto, ella habría podido ser la primera Britt se preguntó cuánto dolor podría soportar una alma humana —la suya en concreto— sin marchitarse por completo y se levantó para marcharse. Una mano cálida salió disparada de debajo de las sábanas y la sujetó con fuerza.

—No me dejes —le suplicó ella con un hilo de voz. Sus ojos, entornados, le estaban suplicando que se quedara—. Por favor, Susan.

Sabía quién era y quería que se quedara. A juzgar por su voz y su mirada, no sólo lo quería, lo necesitaba. No podía negarse Brittany le dio la mano y volvió a sentarse a su lado—No voy a dejarte. Duérmete. Hay luz a tu alrededor. Mucha luz.

Una sonrisa apareció en los labios perfectos de Santana la oyó suspirar, aliviada. La mano con que la agarraba se relajó Brittany inspiró hondo, retuvo el aire y, suavemente, le acarició las cejas con un dedo. Al comprobar que ella no abría los ojos ni hacía ninguna mueca, se las siguió acariciando; primero una, luego la otra. Su madre se lo había hecho alguna vez, cuando ella no podía dormir de niña. Pero de eso hacía mucho tiempo. Había sido antes de que la abandonara para ocuparse de otros asuntos más importantes Santana seguía sonriendo y eso le dio ánimos para mover la mano hasta su pelo. El tacto de sus mechones alborotados le trajo recuerdos de un día en una granja de la Toscana durante el año que pasó en el extranjero una niña italiana la había llevado a ver los campos y Britt había acariciado las puntas de las espigas con la palma de la mano. El pelo de Santana era suave como una pluma, o como las susurrantes espigas italianas le acarició el pelo, como debió de hacerlo Grace en el pasado Santana permitió que le acariciara también la mejilla, que le trazara la angulosa línea de la barbilla y volvió a subir la mano para rozarle los pómulos, altos y nobles. Nunca volvería a estar tan cerca de ella si estuviera despierta, no le permitiría tocarla de esa manera. Estaba segura de que primero le habría mordido la mano y luego la yugular su pecho perfecto subía y bajaba rítmicamente. Se había dormido se quedó contemplando su cuello, los músculos de los hombros y de la parte superior de los brazos, la clavícula y la parte superior de sus pechos Britt se besó dos dedos y los colocó sobre sus labios entreabiertos—Ti amo, mi Dante. Eccomi Beatrice—Te quiero, mi Dante. Soy yo, Beatriz.

En ese preciso momento, sonó el teléfono fijo de Santana Brittany dio un brinco el teléfono sonaba muy fuerte y Santana estaba empezando a moverse. El horrible ruido estaba perturbando su descanso, así que Brittany respondió: — ¿Diga?

— ¿Quién demonios es? —quiso saber una voz de mujer, aguda y sorprendida.

—Es la residencia de Santana López ¿Quién llama?

— ¡Paulina llama! ¡Que se ponga Santana!

El corazón de Brittany se aceleró y luego se saltó un latido antes de desbocarse. Levantándose, se llevó el terminal inalámbrico hasta el cuarto de baño y cerró la puerta—Ahora mismo no puede ponerse. ¿Es alguna emergencia?

— ¿Qué quiere decir que no puede? Dígale que soy Paulina y que quiero hablar con ella.
—Bueno, es que está indispuesta.

— ¿Indispuesta? Escucha bien, puta, dale la vuelta y ponle el teléfono en la mano. Llamo desde...

—Ahora no puede hablar. Haga el favor de llamar mañana. —Brittany apretó el botón y cortó la comunicación, interrumpiendo el torrente de furiosas palabras de la mujer y sintiéndose profundamente asqueada «Es demasiado exigente para ser un rollo ocasional. Debe de ser su amante oficial. Se habrá puesto furiosa al oírme contestar. Tal vez se enfade tanto que rompa con ella.» Brittany hizo una mueca. ¿Por qué tenía siempre tan mala suerte? Se quitó la toalla de la cabeza y la puso a secar. Luego regresó al dormitorio y dejó el teléfono en su sitio. No se iría a casa porque le había prometido a Santana que no la dejaría sola, pero dormiría en la habitación de invitados de repente, ella abrió los ojos y la miró fijamente—Beatriz —susurró, alargando la mano hacia ella.

Brittany empezó a temblar convulsivamente—Beatriz —susurró ella de nuevo, sin rastro de duda en sus ojos cafés.

— ¿Santana? —sollozó ella.

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Aqui un nuevo capitulo (:
Espero que les guste y comenten !

PD: Perdón por tardar tanto
 FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 2013958314 
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por dani_lcastrejon Lun Jul 07, 2014 12:08 am

Dios! :o qué? :o qué? :o :o no no no no, no lo dejes ahí :'(
La reconoció o es el alcohol? Oh! por favor, por el amor de Dios, por qué lo dejas ahí? :(
Otro capítulo por favor :c
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por VictoriaRivera Lun Jul 07, 2014 12:47 am

Decime POR FAVOR que se va a acordar de ella pronto. No puedo esperar más :'(
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por Elita Lun Jul 07, 2014 1:06 am

Aaw pero que a sido eso ultimo?
Además que le den a esa Paulina -.-

Espero pronto el capítulo.
Saludos :)

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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por Dolomiti Lun Jul 07, 2014 10:13 am

O sea que sólo alcoholizada la recuerda? Porfaaaa actualiza pronto, espero que Santana no le haga un drama a britt por lo que le dijo a la tal Paulina!!
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por Anddy Rivera Morris Lun Jul 07, 2014 10:21 am

¿Quién carajo es Paulina? jaja
creo que este capítulo es mi favorito... bueno por el momento
Espero que puedas actualizar pronto :$
...Y una última cosa, ¿piensas adaptar los 3 libros?
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por 3:) Lun Jul 07, 2014 3:39 pm

holap dan!!!!

me encanta,...
miss lopez tiene ese encanto que nadie puede llegara tener borracha y todo dios,... jajajajajaj
me encanta como le hace caso a britt en todo!!!
me quedaría a vivir en el cuarto de miss lopez (para variar jajajaja) amo los cuadros que tiene!!!!!
y tuvo que aparecer paulina,... a veces va a ser un fastidio pero bue!!

nos vemos!!!!

PD; te aseguro que yo ya soy un demonio a toda sepa,.. jajajajaaja entre leer 50 sombras, pídeme lo que quiera, y a gabriel,.. mas suma le la teoría de dante digamos que mi pequeño cerebro ya calibro para eso!! jajajajaja sera raro pero todavía no quiero a mi beatriz que me salve,... quizás ya la tuve y la perdí,.. quien sabe pero igual todavía no la quiero!!!!,... AHÍ QUE PERVERTIR GENTE,.. JAJAJAJAJAJA OK YA!!!
3:)
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por Dani(: Lun Jul 07, 2014 6:19 pm

dani_lcastrejon escribió:Dios! :o qué? :o qué? :o :o no no no no, no lo dejes ahí :'(
La reconoció o es el alcohol? Oh! por favor, por el amor de Dios, por qué lo dejas ahí? :(
Otro capítulo por favor :c

Hola Hola!
JAJAJA se que fui un poco malvada pero para recompensar traigo capitulo hoy (:
Saludos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1206646864 

VictoriaRivera escribió:Decime POR FAVOR que se va a acordar de ella pronto. No puedo esperar más :'(

Hola Hola!
Creo que te medio gustara este capitulo aunque queras pegarle a san C:
Saludos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1206646864 

Elita escribió:Aaw pero que a sido eso ultimo?
Además que le den a esa Paulina -.-

Espero pronto el capítulo.
Saludos :)


Hola Hola!
DEFINITIVAMENTE que le den a Paulina C:
En un rato traigo la actu  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1206646864 
Saludos !

Dolomiti escribió:O sea que sólo alcoholizada la recuerda? Porfaaaa actualiza pronto, espero que Santana no le haga un drama a britt por lo que le dijo a la tal Paulina!!

Hola Hola!
Aqui traigo el capitulo (: solo digo que algunas queran pegarle a san  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1206646864 
Saludos!

Anddy Rivera Morris escribió:
¿Quién carajo es Paulina? jaja
creo que este capítulo es mi favorito... bueno por el momento
Espero que puedas actualizar pronto :$
...Y una última cosa, ¿piensas adaptar los 3 libros?

Hola Hola!
Ya mas adelante veras C:
Habran mejores pero me alegra que te gustara  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1206646864 
y Obvio adaptare los 3  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 4061796348 
Saludos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 3637566961 

3:) escribió:holap dan!!!!

me encanta,...
miss lopez tiene ese encanto que nadie puede llegara tener borracha y todo dios,... jajajajajaj
me encanta como le hace caso a britt en todo!!!
me quedaría a vivir en el cuarto de miss lopez (para variar jajajaja) amo los cuadros que tiene!!!!!
y tuvo que aparecer paulina,... a veces va a ser un fastidio pero bue!!

nos vemos!!!!

PD; te aseguro que yo ya soy un demonio a toda sepa,.. jajajajaaja entre leer 50 sombras, pídeme lo que quiera, y a gabriel,.. mas suma le la teoría de dante digamos que mi pequeño cerebro ya calibro para eso!! jajajajaja sera raro pero todavía no quiero a mi beatriz que me salve,... quizás ya la tuve y la  perdí,.. quien sabe pero igual todavía no la quiero!!!!,... AHÍ QUE PERVERTIR GENTE,.. JAJAJAJAJAJA OK YA!!!

Hola Hola!
Britt es la debilidad de San (Bueno de cualquiera)  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1215408055 FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1215408055 
Y JAJAJAJAJ somos dos viviria ahi siempre :P y esos cuadros son como decirlo calientes JAJA
y Paulina paulina -__-

PD: JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ ADORO TUS COMENTARIOS me haces los dias sabias  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 2414267551  jajajajajajjajaja me caes bien :P y UFFFFFF todo eso en nuestras mentes somos ni que decir JAJAJAJAJAJA

Saludos y besos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1206646864 


EN UN RATO ACTUALIZO SALUDOS
 FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1206646864 
Dani(:
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por Dani(: Lun Jul 07, 2014 7:14 pm

Capítulo 14


Santana cerró los ojos, pero sólo un instante. Una sonrisa, dulce y lenta, apareció en su rostro. Su mirada se volvió suave y muy cálida—Me has encontrado— se mordió el interior de la mejilla para no echarse a llorar al oír su voz. Era la voz que recordaba. Llevaba mucho tiempo esperando volver a oírla. Llevaba muchos años esperando que ella regresara a su vida—Beatriz. —Agarrándola de la muñeca, tiró de ella. Se apartó un poco en la cama para hacerle sitio, rodeándola con los brazos mientras Britt apoyaba la cabeza en su pecho—Pensaba que te habías olvidado de mí.

—Nunca —contestó, sin poder contener las lágrimas por más tiempo—He pensado en ti cada día.

—No llores. Me has encontrado.

Santana cerró los ojos y volvió la cabeza. Su respiración empezaba a regulársele otra vez Brittany trató de quedarse quieta para no molestarla con sus sollozos, pero el dolor y el alivio mezclados eran tan fuertes que no pudo evitar que la cama temblara un poco. Las lágrimas formaron dos riachuelos que descendían por sus mejillas y se unían sobre los pechos a bronceados de ella su Santana la había recordado. Su Santana había regresado—Beatriz—Le rodeó la cintura con un brazo y susurró en su pelo, todavía húmedo de la ducha—No llores.

Y con los ojos cerrados, la besó en la frente, una, dos, tres veces—Te he echado tanto de menos —murmuró Britt, con los labios pegados a su pecho.

—Me has encontrado —musitó Santana—Debí haberte esperado Te quiero.

Ella se echó a llorar con desesperación, abrazándose a Santana como si se estuviera ahogando y fuera su tabla de salvación. Le besó el pecho con suavidad mientras le acariciaba el abdomen. Como respuesta, los dedos de Santana le acariciaron la piel erizada de los brazos antes de deslizarse bajo la camiseta. Tras recorrerle la espalda con delicadeza, se acomodaron en la parte baja de su espalda, donde permanecieron quietos cuando ella regresó al país de los sueños con un suspiro—Te quiero, Santana Te quiero tanto que me duele —dijo Britt, apoyándole la mano sobre el corazón y luego le susurró las palabras de Dante, algo cambiadas:

El amor se adueñó de mí durante tanto tiempo que su señorío acabó por resultarme familiar y aunque al principio me irritaba, aprendí a apreciarlo lo guardo en mi corazón, que es donde mejor se guardan los secretos y así, cuando me destroza la vida como nadie sabe hacerlo y parece que no me quedan fuerzas para nada más mi yo más profundo se siente libre de angustia, liberado de todo mal porque el amor hace brotar de mí tanto poder que mis suspiros más que hablar, gritan. Lastimeramente suplican que mi Santana me salude cada vez que me abraza, todo es más dulce de lo que las palabras pueden expresar.


Cuando se le secaron las lágrimas, Brittany le dio varios besos inseguros en los labios y cayó en un sopor profundo y sin sueños entre los brazos de su amada cuando se despertó, eran ya las siete de la mañana Santana seguía profundamente dormida de hecho, estaba roncando.

Aparentemente, ninguna de las dos se había movido en toda la noche Britt nunca había dormido tan bien como esa noche. Bueno, sí, una vez no quería moverse no quería separarse de ella ni un centímetro. Quería permanecer en sus brazos para siempre y fingir que nunca se habían separado «Me reconoce. Me ama. Por fin.» Nunca se había sentido amada antes. No realmente ella se lo había susurrado anteriormente y su madre se lo había dicho a gritos, pero sólo cuando estaba borracha, por lo que sus palabras no habían calado en la conciencia de Brittany ni en su corazón. No se lo había creído, porque eran palabras huecas, no respaldadas por sus actos. Pero creía a Santana.

Y así, esa mañana, por primera vez, Britt se sintió amada. Sonrió con tantas ganas que pensó que se le iba a romper la cara. Acercó los labios al cuello de Santana la acarició ella gimió débilmente y la abrazó con más fuerza, pero su respiración honda y regular le indicó que seguía profundamente dormida Brittany tenía la suficiente experiencia con alcohólicas como para saber que estaría resacosa y probablemente de mal humor cuando se despertara, así que no tenía demasiada prisa por que lo hiciera había sido una suerte que la noche anterior se hubiera comportado como una borracha seductora e inofensiva ese tipo de borracheras ella sabía cómo manejarlas. Era el otro tipo el que le daba miedo pasó casi una hora empapándose de su calor y su olor corporal, disfrutando de su cercanía, acariciándole delicadamente el torso aparte de la noche que había compartido con ella en el bosque, esos momentos estaban siendo los más felices de su vida. Pero al final tendría que marcharse sigilosamente, salió de debajo de su brazo y fue de puntillas hasta el cuarto de baño, cerrando la puerta vio una botella de colonia Chanel en el tocador y la abrió para olerla. No era el aroma que recordaba del huerto. Su olor en aquella época había sido más natural, más... salvaje «Éste es el aroma de la nueva Santana es como ella... imponente. Y ahora es mía.» Brittany se cepilló los dientes, se recogió el pelo, rizado y alborotado en un nudo y se dirigió a la cocina en busca de una goma elástica o de un lápiz para sujetárselo. Resuelto el tema del pelo, fue a sacar la ropa de la lavadora y la metió en la secadora. No podía volver a casa hasta que estuviera seca, pero no tenía intenciones de marcharse ahora que ella la había recordado « ¿Y qué pasa con Paulina? ¿Y con MAIA?» Britt apartó esos pensamientos de su mente. Eran irrelevantes Santana la amaba. Por supuesto, dejaría a Paulina «Pero ¿cómo vamos a resolver el problema de que sea mi profesora? ¿Y si es alcohólica?» Años atrás, se había jurado que no tendría nunca una relación con una alcohólica pero en vez de plantearse esa posibilidad de manera directa y honesta, desechó todas las sospechas y dudas a un rincón de su mente. Quería creer que su amor sería capaz de vencer todos los obstáculos.

«Que a matrimonio de alma y alma verdadera no haya impedimentos», recitó Britt mentalmente, citando a Shakespeare, como un talismán contra sus miedos. Creía que los vicios de Santana nacían de la soledad y la desesperación y que, ahora que se habían reencontrado, su amor bastaría para rescatarlas a ambas de la oscuridad juntas serían mucho más fuertes y mucho más cuerdas que por separado mientras pensaba todas estas cosas, iba abriendo los armarios de la cocina, que estaba muy bien equipada. No sabía si ella querría desayunar Sharon, su madre, nunca quería hacerlo después de una borrachera. Prefería tomar, por ejemplo, un Brisa Marina, el cóctel a base de vodka, zumo de uva y de arándanos que —por desgracia— Brittany había aprendido a preparar con aplomo a los ocho años. Sin embargo, tras comerse un desayuno de huevos revueltos, beicon y café, preparó lo mismo para Santana no sabiendo si ella sería de las que se curaban las resacas bebiendo, le preparó un cóctel Walters por si acaso. Encontró la receta en su guía de cócteles y eligió el whisky que le pareció menos caro para mezclarlo con el zumo de frutas cuando acabó, se sentía exultante ante esa inesperada oportunidad de malcriar a Santana por eso se tomó muchas molestias en prepararle la bandeja del desayuno incluso cortó unos tallos de perejil como decoración y los colocó junto a los gajos de naranja que había dispuesto en forma de abanico junto al beicon. Hasta se molestó en envolverle los cubiertos con una servilleta de hilo, que dobló sin demasiado éxito en forma de bolsillo. Deseó ser capaz de doblarla formando algo más impresionante, como un abanico o un pavo real, y decidió investigar el tema la próxima vez que se conectara a Internet seguro que Martha Stewart lo sabría. Martha Stewart lo sabía todo.

Armándose de valor, Britt entró en el despacho y buscó un papel y un bolígrafo en su escritorio para escribirle una nota:

Octubre, 2009

Querida Santana:

Había perdido la fe hasta que anoche me miraste a los ojos y finalmente me viste Apparuit iam beatitudo vestra ahora aparece tu bendición.

Tu Beatriz


Apoyó la nota en la copa que había usado para servir el zumo de naranja. No quería despertarla todavía, así que metió la bandeja entera, con el cóctel y todo, en el gran frigorífico, que estaba casi vacío. Luego se apoyó en la puerta de la nevera y suspiró Toc, toc, toc su rutina de diosa doméstica se vio interrumpida por alguien que llamaba a la puerta «Mierda. No me digas que ha venido. No puede ser.» Al principio no supo qué hacer. ¿Sería preferible esperar a que Paulina abriera con su propia llave? ¿Y si volvía a la cama y se escondía entre los brazos de Santana? Tras un par de minutos, su curiosidad pudo más y se dirigió de puntillas a la puerta «Oh, dioses de las estudiantes de tesis que acaban de reunirse con su alma gemela tras seis puñeteros años de separación, no permitáis que la —futura— ex amante de mi amor lo fastidie todo. Por favor.» Brittany respiró hondo y miró por la mirilla. El rellano estaba desierto. Con el rabillo del ojo vio algo en el suelo. Abrió la puerta con precaución y sacó la mano, respirando aliviada al encontrar un ejemplar de The Globe and Mail.

Con una sonrisa de alivio porque su reunión con Santana no había terminado arruinada por una ex amante, recogió el periódico y cerró la puerta. Sin dejar de sonreír, se sirvió un vaso de zumo de naranja y se acomodó en la butaca de terciopelo rojo de enfrente de la chimenea, con los pies apoyados en la otomana tapizada a juego y suspiró satisfecha si dos semanas atrás, cuando estuvo allí de visita con Lucy, le hubieran preguntado si creía que estaría en esa casa un domingo por la mañana, habría dicho que no. No lo habría creído posible, ni siquiera con la santa intercesión de Grace desde el cielo pero ahora que estaba allí se sentía muy feliz se dispuso a disfrutar de una mañana de domingo a base de zumo de naranja y periódico matutino una mañana así se merecía un poco de música se decantó por música cubana, más específicamente por Buena Vista Social Club mientras escuchaba la canción Pueblo Nuevo en el iPod, hojeó la sección de arte del periódico y vio que pronto se inauguraría una exposición sobre arte florentino en el Royal Ontario Museum era un préstamo de la galería de los Uffizi tal vez a Santana no le importaría acompañarla podrían tener una cita sí, no habían ido juntas a su baile de promoción, ni a ninguna de las fiestas en la Universidad de Saint Joseph, pero Britt estaba segura de que iban a recuperar todo el tiempo perdido y que ahora sería mucho mejor. Contenta, se puso en pie de un salto justo cuando la trompeta empezaba a tocar las notas de Stormy weather, como contrapunto a la melodía cubana y empezó a cantar en voz alta, demasiado alta, mientras bailaba con el zumo de naranja en la mano, vestida con unos pretenciosos Shorts, totalmente ajena a la mujer semidesnuda que se dirigía hacia ella— ¡Qué demonios estás haciendo!

— ¡Aaaaaaaaarrrrrrggggggg! —Britt dio un brinco sobresaltada al oír la voz de enfado a su espalda. Arrancándose los auriculares de las orejas, se volvió y, lo que vio, la dejó destrozada.

— ¡Te he hecho una pregunta! —Los ojos de Santana parecían dos balsas de agua oscura— ¿Qué coño estás haciendo vestida con mi ropa dando brincos en mi salón? — Crack ¿Había sido el sonido del corazón de Brittany rompiéndose en dos? ¿O el del último clavo hundiéndose en el ataúd de su difunto amor, que descansaba eternamente, aunque no en paz? Tal vez fuera por su tono de voz, furiosa y autoritaria, o porque con una sola pregunta le había dejado claro que ya no la veía como a Beatriz y que todas sus esperanzas y sueños acababan de morir nada más nacer. Fuera por lo que fuese, el iPod y el zumo de naranja se le resbalaron de entre los dedos. El vaso se rompió y el iPod se deslizó al charco de líquido dorado, a sus pies se quedó mirando el estropicio durante unos segundos, tratando de entender lo que acababa de pasar cualquiera que la viera pensaría que era incapaz de comprender que el vidrio pudiera romperse y causar un desastre en forma de estrella líquida finalmente, se dejó caer de rodillas para recoger el cristal, mientras en su cabeza se repetían dos preguntas: « ¿Por qué está tan enfadada? ¿Por qué no me reconoce?» Una Santana mediana y descamisada la miró desde arriba llevaba sólo las bragas y el sujetador, lo que le daba una apariencia un poco sexy y un poco ridícula tenía los puños tan apretados que se le marcaban los tendones de los brazos.

— ¿No recuerdas lo que pasó anoche, Santana?

—No, gracias a Dios, no lo recuerdo. ¡Y levántate! Pasas más tiempo de rodillas que cualquier puta —exclamó, con los dientes apretados.

Brittany alzó la cabeza bruscamente al mirarla a los ojos, comprobó que no recordaba nada en absoluto y que estaba cada vez más furiosa más le habría valido a Santana atravesarle el corazón con una espada, pues se lo había destrozado con sus palabras y ya le había empezado a sangrar pero en ese instante tuvo lugar un hecho remarcable después de seis años, algo — ¡por fin!— se rompió en el interior de Brittany.

—Voy a tener que fiarme de tu palabra por lo que se refiere al comportamiento de las putas, López —replicó, con algo muy parecido a un gruñido—. Al parecer, experiencia no te falta—El desgarro de su corazón seguía expandiéndose dolorosamente no del todo satisfecha con ese comentario, se olvidó de los cristales y se puso en pie de un salto— ¡No te atrevas a volver a hablarme en ese tono, borracha asquerosa! ¿Quién demonios crees que eres? Después de todo lo que hice por ti anoche. Debería haber dejado que Gollum te atrapara. ¡Tendría que haber dejado que te la tiraras delante de todo el mundo en Lobby!

— ¿De qué estás hablando?

Brittany se acercó a ella con los ojos brillantes, las mejillas encendidas y los labios temblorosos se estremecía de rabia mientras la adrenalina le fluía por las venas tenía ganas de golpearla, de borrarle a bofetadas aquella expresión de la cara quería arrancarle el pelo a puñados y dejarla calva para siempre Santana aspiró su aroma, erótico e incitante, y se pasó la lengua por los labios pero hacer eso ante una mujer tan enfadada como la señorita Pierce fue un error alzó la cabeza, orgullosa, y salió a grandes zancadas del salón, murmurando variados y exóticos insultos, tanto en inglés como en italiano. Y, cuando se le acabaron, pasó al alemán, señal inequívoca de que estaba realmente furiosa—Hau ab! Verpiss dich! —exclamó.

Santana se frotó los ojos lentamente a pesar de tener una de las peores resacas de su vida, estaba empezando a disfrutar del espectáculo de ella vestida con su ropa, apasionada y furiosa, gritándole en múltiples idiomas era el segundo espectáculo más erótico que había visto nunca totalmente fuera de lugar— ¿Dónde aprendiste palabrotas en alemán? —le preguntó, siguiendo la retahíla de insultos auf Deutsch hasta el lavadero, donde la encontró sacando su ropa de la secadora.

— ¡Que te jodan, Santana! — Ella aludida se había distraído momentáneamente con la visión del sujetador de encaje negro que colgaba provocativamente de su mano al mirarlo con más atención, se dio cuenta de que la talla y la copa que le habían venido a la cabeza durante la cena en el Harbour Sixty eran acertadas y se felicitó a sí misma en silencio se obligó a apartar la vista de la prenda y levantarla hasta los ojos de Brittany, en los que vio chispas color azul como el mar.

— ¿Qué estás haciendo?

— ¿Qué te parece que estoy haciendo? Me estoy largando de aquí antes de que agarre uno de tus estúpidos sujetadores y te estrangule con ella.

Santana frunció el cejo— ¿Quién es Gollum?

—La jodida Quinn Fabray.

Santana alzó mucho las cejas. « ¿Quinn? Supongo que se parece a Gollum Si entornas los ojos...»—Deja en paz a Quinn me importa una mierda ¿Anoche tú y yo nos acostamos? —preguntó muy seria, cruzándose de brazos.

— ¡En tus sueños, Santana!

—Eso no es una negativa, señorita Pierce. —Le sujetó el brazo para que dejara de hacer lo que estaba haciendo—Yo no lo niego. ¿Niegas tú haberte acostado conmigo en tus sueños?

— ¡Quítame las manos de encima, arrogante hija de puta! —Brittany se soltó con tanto ímpetu que casi se cayó de espaldas—Por supuesto, tendrías que estar borracha para querer follar conmigo.

Santana se ruborizó—Cálmate. ¿Quién ha hablado de follar?

— ¿Ah, no? ¿Y de qué estamos hablando? Soy una puta que se pone de rodillas cada cinco segundos pasará lo que pasase, no importa que no lo recuerdes. Seguro que no fue nada memorable.

Santana le sujetó la barbilla con fuerza y le levantó la cara hasta que estuvieron a escasos centímetros de distancia—Te he dicho que te calmes. — La estaba advirtiendo con la mirada—. No eres ninguna puta. No vuelvas a referirte a ti en esos términos.

Su tono, gélido, se deslizó por la espalda de Brittany como un cubito de hielo luego, le soltó la barbilla y dio un paso atrás tenía la mirada ardiente y la respiración alterada cerró los ojos y empezó a respirar hondo, muy despacio. Incluso en su actual estado de nebulosa mental, Santana sabía que las cosas habían llegado demasiado lejos. Tenía que calmarse y después tenía que calmarla a ella, antes de que hiciera algo de lo que pudiera arrepentirse los ojos de Brittany no escondían nada. En ellos podía leerse que estaba furiosa y herida como un animal acorralado.

Además de asustada y triste era como un gatito irritado y dolido que había sacado las garras y estaba a punto de llorar. Y todo era obra suya. Había sido ella quien le había hecho aquello al ángel de ojos azules al compararla con una puta y al olvidarse de lo que había pasado entre las dos la noche anterior «Debes de haberla seducido. Si no, no se estaría comportando así López, eres una imbécil de primera. Y ya puedes ir despidiéndote de tu carrera.» Mientras ella pensaba, lentamente y con esfuerzo, Brittany aprovechó la oportunidad. Con un último insulto, recogió sus cosas y se encerró en la habitación de invitados tras quitarse los Shorts, los dejó en el suelo de una patada. Se puso los calcetines y los vaqueros, aún un poco húmedos, y se dio cuenta de que se había dejado el sujetador en el lavadero, pero decidió irse sin él «Puede añadirlo a su colección. Cabronaza.» Optó por no cambiarse de camiseta. La de Santana era más discreta que la suya para ir sin sujetador. Y si ella se la reclamaba, le arrancaría los ojos pegó la oreja a la puerta, pero no oyó nada. Mientras esperaba para asegurarse de que no hubiera nadie en el pasillo, reflexionó sobre lo sucedido había perdido los nervios y se había comportado como una boba. Sabía cómo era ella en ocasiones. Había visto la mesa destrozada y la sangre en la alfombra de Grace. Aunque estaba convencida de que su Santana nunca le levantaría la mano, no sabía de qué era capaz la profesora López cuando perdía el control.
Pero es que la había hecho enfadar mucho. Y ella nunca antes había podido expresar la rabia que había ido acumulando durante esos años. Cuando había encontrado una salida, había querido sacarla toda a gritos. Y, además, tenía que defenderse. Tenía que librarse de su dependencia de Santana de una vez por todas. Se había pasado media vida suspirando por una persona que no era real, sólo una consecuencia temporal del alcohol. Debía poner fin a esa relación insana «Le has gritado y le has insultado. Sal de aquí antes de que reaccione y se ponga violenta.» Mientras Britt se vestía, Santana había ido tambaleándose hasta la cocina. Necesitaba algo que lo ayudara a librarse de las telarañas causadas por el alcohol que le nublaban la mente. Abrió la puerta de la nevera y quedó inundado por su luz fluorescente sus ojos vagaron hasta llegar a una gran bandeja blanca. Una bandeja blanca muy bonita y bien presentada. Muy femenina. Una bandeja con comida, zumo de naranja y lo que parecía un cóctel ¿Qué era aquello? «Pero ¡si hasta la ha decorado, por el amor de Dios!» Se quedó mirando la bandeja sin dar crédito a lo que veía. La señorita Pierce era una persona amable en general, pero ¿por qué iba a prepararle una bandeja de desayuno si no se hubiera acostado con ella? Aquel presente, en todo su adornado esplendor, era una prueba evidente de su seducción y, por esa misma razón, provocaba en ella un gran rechazo.

A pesar de todo, se sintió muy agradecida de que le hubiera preparado un cóctel y se lo bebió de un trago era justo el antídoto que el martilleo de su cabeza necesitaba. Momentos más tarde, se empezó a encontrar mejor sus ojos se movieron lentamente sobre el contenido de la bandeja hasta detenerse en la nota apoyada en el zumo de naranja. La leyó lentamente, sin comprender por qué Susan habría elegido esa manera de comunicarse con ella, hasta que llegó a las frases finales:

Apparuit iam beatitudo vestra ahora aparece tu bendición.
Tu Beatriz


Tiró la nota, enfadada aunque no confirmaba que se hubieran acostado, sí demostraba que ella estaba enamorada de ella no le extrañaba que hubiera sido tan fácil hacerle perder la virginidad. Las estudiantes solían encandilarse con las figuras de autoridad y entablar relaciones inadecuadas con ellas. En el caso de Susan era obvio. Veía su relación a través de la lente de los personajes de su investigación. Se imaginaba que ella era Beatriz y que ella era Dante. Una relación prohibida. Pero una tentación en la que ella misma había caído en un momento de egoísmo y de estupor alcohólico. Perdió el apetito bruscamente « ¿Qué dirá Lucy cuando se entere?» Maldiciendo su falta de autocontrol, pasó sin detenerse ante la habitación de invitados de camino a su dormitorio.

Le vinieron a la mente fugaces recuerdos de la noche anterior se acordó de haber besado a Susan en el pasillo. Recordó el suave tacto de su piel bajo sus manos y que la había deseado intensamente, anhelando la dulzura de sus labios, su cálido aliento; recordó cómo temblaba bajo sus manos... Aunque no se acordaba del acto en sí, ni del placer de acariciar su piel desnuda recordaba haberla mirado a la cara mientras estaba tumbada a su lado en la cama y que ella le había apoyado la mano en la cara y le había suplicado que fuera hacia la luz tenía el rostro de un ángel. Un hermoso ángel de ojos azules «Ella quería ayudarme y ¿cómo se lo he pagado? Le he robado la virginidad y ni siquiera lo recuerdo. Se merecía algo mejor. Mucho mejor.» Gruñendo como una alma torturada, se puso unos vaqueros y una camiseta y buscó las gafas por la habitación cuando estaba a punto de salir del dormitorio, se detuvo, inexplicablemente atraída por el cuadro que colgaba frente a la cama.
Beatriz.

Se movió hasta quedar casi pegada al precioso rostro de la familiar figura vestida de blanco su ángel de ojos azules un destello de lo imposible apareció ante sus ojos, pero como una espiral de humo, se desvaneció. Tenía resaca y le costaba un gran esfuerzo pensar.

Brittany abrió la puerta sigilosamente y se asomó al pasillo. No había nadie. Fue a la cocina a calzarse, cogió sus cosas y se dirigió al recibidor Santana la estaba esperando allí apoyada en la puerta «Scheiße.» —No puedes irte hasta que me expliques un par de cosas.
Ella tragó saliva con dificultad—Déjame marchar o llamaré a la policía.

—Si llamas a la policía, les diré que has entrado sin mi permiso.

—Si les dices eso, les diré que me has retenido contra mi voluntad y que me has hecho daño—Otra vez estaba hablando sin pensar lo que decía y eso no era muy inteligente.

Además, acababa de amenazarla con una mentira. Porque todo lo que había pasado entre ellas había sido consentido, aparte de casto y muy dulce. Y ahora Santana lo había estropeado todo. Pero no lo sabía.

—Por favor, Susan. Dime que no... —Sus ojos se cerraron con una mueca de dolor—. Dime que no fui brusca contigo—La idea de haberle hecho daño casi le provocó náuseas.
Llevándose una mano a las gafas, preguntó—: ¿Te hice mucho daño?

Durante un instante, Britt se planteó la posibilidad de mantenerla colgando del anzuelo, pero no fue más que un instante. Cerró los ojos y gruñó antes de responder: —No me hiciste daño. Físicamente no, al menos. Sólo querías que alguien te metiera en la cama y te hiciera compañía. Me rogaste que me quedara, pero como amiga. Fuiste mucho más amable anoche de lo que lo has sido esta mañana. Creo que me gustas más cuando estás borracha.

—No digas eso, Susan. Y sigo borracha. —Santana negó con la cabeza y suspiró—. Al menos, me alegro de no haber sido la primera— Ella inspiró hondo y una expresión de pesar le cruzó el rostro—Pero... tu ropa... —Le miró el pecho y vio que los pezones se le marcaban de un modo muy atractivo debajo de la camiseta. Trató de apartar la vista, pero fracasó.

— ¿Me estás tomando el pelo? —preguntó ella, molesta—. ¿De verdad no te acuerdas?

—Tengo lagunas. Me pasa a veces cuando bebo.

Brittany perdió la paciencia—Me vomitaste encima. Por eso me cambié de ropa. Por ninguna otra razón, te lo aseguro.

Santana la miró, aliviada y avergonzada al mismo tiempo—Lo siento —se disculpó—. Y siento mucho haberte insultado. No pensaba lo que decía, no pienso eso en absoluto. Me ha sorprendido encontrarte aquí, vestida así. He creído que nosotras... —Dejó la frase en el aire, haciendo un gesto vago con la mano.

—Bobadas.

Santana le dirigió una mirada de advertencia—Si alguien del entorno de la universidad descubre que has pasado la noche aquí, me meteré en un buen lío. Y tú también.

—No se lo diré a nadie, Santana. A pesar de lo que piensas de mí, no soy idiota.

Ella frunció el cejo—Ya sé que no eres idiota. Pero si Rachel o Quinn llegaran a enterarse, yo...

— ¿Eso es lo único que te preocupa? ¿No quedarte con el culo al aire? Pues no te preocupes, ya me ocupé de cubrírtelo anoche. Alejé a Quinn de tus tetas antes de que pudierais consumar vuestra relación profesora-alumna. ¡Deberías estar dándome las gracias, no echándome la bronca!

La expresión de Santana se ensombreció aún más—Gracias, señorita Pierce. Pero si alguien te ve salir de aquí...

Brittany levantó las manos, frustrada. Era imposible tratar con ella esa mañana—Si alguien me ve, le diré que estaba de rodillas ante tu vecino para conseguir dinero para comprarme cuscús. No les costará nada creerlo.

Ella la sujetó por la barbilla con más fuerza que la última vez—Te he dicho que pares. No vuelvas a hablar así.

Ella se quedó petrificada por la sorpresa, pero sólo durante un instante. En seguida se libró de un manotazo—No me toques —le dijo entre dientes.

Trató de abrir la puerta, pero Santana puso la mano en el pomo y siguió barrándole el paso — ¡Maldita sea! ¡Te he dicho que pares! Levantó la mano para agarrarla, pero ella pensó que iba a golpearla y se cubrió la cabeza con las manos. Al verlo, a Santana se le encogió el estómago—Susan, por favor —le suplicó, susurrando—. No voy a pegarte. Sólo quiero hablar contigo—Llevándose una mano a la cara, hizo una mueca—. He hecho cosas terribles cuando he perdido el control. Y tengo miedo de haberte tratado mal anoche. Por eso te hablo en este tono. Pero estoy furiosa conmigo, no contigo »Tengo una gran opinión de ti ¿Cómo no iba a tenerla? Eres hermosa, inocente y dulce. No me gusta verte tirada por el suelo como si fueras un animal o una esclava. Deja los jodidos cristales donde están, no me importa. ¿Recuerdas las palabras despectivas que me dijiste sobre ti misma al volver de Lobby? El recuerdo de esas palabras me ha martirizado desde ese día. Ten piedad de mí y deja de denigrarte. No puedo soportarlo carraspeó dos veces antes de continuar: —No recuerdo lo que pasó con la señorita Fabray, pero me disculpo. Fui una idiota y tú me rescataste. Gracias. —Se recolocó las gafas lentamente—. Lo que pasó ayer noche no puede repetirse. Siento haberte besado. Estoy seguro de que fue una experiencia traumática. Una borracha babeándote por todas partes. Perdóname.

Brittany contuvo el aliento. Para ser una disculpa, sus palabras habían sido muy hirientes. Al parecer, ella no recordaba el beso igual que ella. Y eso la disgustó mucho—Ah, eso —replicó con fingida indiferencia—. Ya ni me acordaba. No fue nada.

Santana alzó las cejas. Por alguna razón, su expresión se ensombreció— ¿Nada? Claro que fue algo. Se la quedó mirando, preguntándose si debería hablarle de la nota de la bandeja o no—Estás disgustada y yo no estoy despejada del todo. Es mejor dejarlo antes de que digamos algo de lo que nos podamos arrepentir —concluyó con repentina frialdad—. Adiós, señorita Pierce.

Abrió la puerta y le permitió salir—Santana... —Brittany se volvió hacia ella en cuanto estuvo en el rellano.

— ¿Sí?

—Tengo que decirte una cosa.

—Te escucho.

Sonaba resignada—Paulina llamó anoche, mientras estabas... indispuesta. Y yo respondí al teléfono.

Santana se quitó las gafas y se frotó los ojos—Mierda. ¿Qué dijo?

—Me llamó puta y me dijo que te diera la vuelta y que te pusiera el teléfono en la oreja. Le contesté que no te encontrabas bien.

— ¿Te dijo por qué llamaba?

—No.

— ¿Le dijiste quién eras? ¿Le diste tu nombre? — Brittany negó con la cabeza—Gracias a Dios —murmuró ella.

Ella frunció el cejo. Había esperado que se disculpara en nombre de Paulina, pero no lo hizo. Ni se inmutó al oír que la había insultado al contrario, parecía preocupada por si ella había molestado a Paulina «Tiene que ser su amante.» Brittany le dirigió una mirada glacial y empezó a temblar de rabia —Me rogaste que te siguiera. Que te buscara en el Infierno. Y ahí te encontré. Por mí, puedes quedarte eternamente.

Santana dio un paso atrás y, poniéndose las gafas, la miró con los ojos entornados— ¿De qué demonios estás hablando?

—De nada. Se acabó, profesora López.

Volviéndose, se dirigió al ascensor confusa, Santana la vio alejarse. Tras unos momentos, fue tras ella— ¿Por qué has escrito esa ridícula nota?

Brittany sintió que una daga se le clavaba en el corazón. Enderezó los hombros y trató de que la voz no le temblara demasiado— ¿Qué nota?

— ¡Sabes perfectamente de qué nota hablo! La que has dejado en la nevera— Ella se encogió de hombros exageradamente Santana la sujetó por el codo y la obligó a volverse hacia ella— ¿Todo esto es un juego para ti?

— ¡Claro que no! ¡Suéltame!

Se liberó de su mano y empezó a aporrear el botón de bajar, suplicándole al ascensor que acudiera en su rescate. Se sentía humillada y muy enfadada, además de estúpida y muy pequeña. Tenía que alejarse de ella como fuera. Aunque tuviera que bajar andando Santana se le acercó un poco más— ¿Por qué has firmado la nota de esa manera? —insistió.

— ¿Y a ti qué más te da?

Santana oyó acercarse el ascensor y supo que le quedaban escasos segundos para obtener respuestas a sus preguntas. Cerró los ojos y las palabras de Brittany retumbaron en su cabeza. La había buscado en el Infierno ella le había rogado que fuera a buscarla y el ángel de ojos azules la había hecho. No, claro que no. Las alucinaciones no respondían a los ruegos « ¿Y si Beatriz no hubiera sido una alucinación? ¿Y si...» Sintió un escalofrío. Una vez más, lo imposible flotó ante sus ojos. Si se concentraba, podía verla ante ella, pero su rostro era una mancha borrosa un campanilleo avisó de que había llegado el ascensor.

Abrió los ojos Brittany entró en el ascensor y se volvió hacia ella, negando con la cabeza, exasperada por su confusión y por la intoxicación que aún le nublaba los ojos era un momento crucial para ella. Podía confesarle la verdad o podía guardar silencio, manteniendo lo sucedido entre las dos en secreto, como siempre, como cada día de los últimos seis jodidos años cuando la puerta empezó a cerrarse, vio que ella había vuelto a recordarla— ¿Beatriz? —susurró.

—Sí —respondió ella, moviéndose para sostenerle la mirada durante más tiempo—Soy Beatriz. Me diste mi primer beso. Me quedé dormida entre tus brazos en tu precioso huerto.
Santana trató de impedir que se cerraran las puertas— ¡Beatriz! ¡Espera!
Pero era demasiado tarde. La puerta se cerró y aunque ella aporreó el botón desesperadamente, el ascensor inició su lento pero inexorable descenso—Ya no soy Beatriz —dijo Brittany, rompiendo a llorar.

Santana apoyó la frente y las manos contra el frío acero del ascensor « ¿Qué he hecho?»

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Hola Hola C:
Aqui un nuevo capitulo espero que comenten y me digan que les parecio :D
Saludos y besos
 FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1206646864  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1206646864 
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Mensaje por VictoriaRivera Lun Jul 07, 2014 7:45 pm

No puede ser!!!! maldita Santana!! Más le vale hacer algo para arreglar todo esto y dejar de hacer sufrir a britt :@
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Mensaje por 3:) Lun Jul 07, 2014 9:11 pm

holap dan!!!!

me encanta,...
miss lopez,.. bueno cuando uno tiene resaca mmm puede llegar a racionar así,... no??'?
a ver cuanto tiempo queda el demonio en el infiero,... hasta que beatriz la vuelva a buscar,... y que tan bajo va a caer cada vez mas,... aunque duela y todo el rollo beatriz siempre va a estar para rescatarla cuantas veces pueda,...
y paulina,... es paulina,... jajajaja

nos vemos!!!!

PD: me divierte que mis locuras te hagan gracia,.. soy un amor jajajajajaja,..... NAAA MENTIRA,...!!! YA LO DIJE AHÍ QUE PERVERTIR GENTE!!! JAJAJAJAJAJA
3:)
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Mensaje por Dolomiti Lun Jul 07, 2014 9:52 pm

Al fin!! Porfa actualiza pronto!! Lo dejaste muy interesante!! *-*
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Mensaje por Anddy Rivera Morris Lun Jul 07, 2014 10:51 pm

Antes que nada quiero agradecerte el hecho
de que he llorado como María Magdalena
durante toda la lectura :'( ...
Ya sé quién es Paulina jaja >.<
Creo que deberías subir dos capítulos alguna vez..
digo... si no es mucho pedir :$
hjdsk espero leer la actu pronto!!
muchos besos
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Mensaje por micky morales Mar Jul 08, 2014 10:36 am

desgraciada malagradecida santana, que c..... se cree, se la pasa maltratando a britt, re.-estupida de los mil demonios!!!!!!!!
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Mensaje por Dani(: Miér Jul 09, 2014 5:09 pm

VictoriaRivera escribió:No puede ser!!!!  maldita Santana!!  Más le vale hacer algo para arreglar todo esto y dejar de hacer sufrir a britt :@

Hola Hola!
Creo que este capitulo estara interesante :)
Saludos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1206646864 

3:) escribió:holap dan!!!!

me encanta,...
miss lopez,.. bueno cuando uno tiene resaca mmm puede llegar a racionar así,... no??'?
a ver cuanto tiempo queda el demonio en el infiero,... hasta que beatriz la vuelva a buscar,... y que tan bajo va a caer cada vez mas,... aunque duela y todo el rollo beatriz siempre va a estar para rescatarla cuantas veces pueda,...
y paulina,... es paulina,... jajajaja

nos vemos!!!!

PD: me divierte que mis locuras te hagan gracia,.. soy un amor jajajajajaja,..... NAAA MENTIRA,...!!! YA LO DIJE AHÍ QUE PERVERTIR GENTE!!! JAJAJAJAJAJA

Hola Hola!
Exactamente aunque a veces dan ganas de dejar al demonio en el infierno jajaja pero ella siempre rescatara al demonio :P
PAULINA -________________-

PD: JAJAJAJJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJA la pervercion es buena no ? JAJAJAJAJ

Saludos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1206646864 

Dolomiti escribió:Al fin!! Porfa actualiza pronto!! Lo dejaste muy interesante!! *-*

Hola Hola!
Aqui nuevo capitulo C: me alegro que te guste !
Saludos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1206646864 

Anddy Rivera Morris escribió:
Antes que nada quiero agradecerte el hecho
de que he llorado como María Magdalena
durante toda la lectura :'( ...
Ya sé quién es Paulina jaja >.<
Creo que deberías subir dos capítulos alguna vez..
digo... si no es mucho pedir :$
hjdsk espero leer la actu pronto!!
muchos besos

Hola Hola!
Digamos que a mi me paso lo mismo que tu ! y paulina -_- jajajja y talvez puede ser que hoy no se quizas C: y me alegro que te guste el FIC!
Saludos ! FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1206646864 

micky morales escribió:desgraciada malagradecida santana, que c..... se cree, se la pasa maltratando a britt, re.-estupida de los mil demonios!!!!!!!!

Hola Hola!
San es cruel cruel cruel que te dire :l
Saludos  FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15) - Página 5 1206646864 
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Mensaje por Dani(: Miér Jul 09, 2014 5:14 pm

Capítulo 15


El viejo señor Krangel miró por la mirilla y no vio nada fuera de lo común. Había oído a dos mujeres discutiendo, pero ahora no se veía a nadie. Incluso había oído un nombre: Beatriz. No sabía que hubiera una Beatriz en el rellano. En esos momentos, éste parecía desierto ya había salido de casa una vez ese día. Había tenido que devolverle a su anónima vecina el periódico, que habían dejado en su puerta por error los Krangel no estaban suscritos a ningún diario, pero la señora Krangel padecía demencia senil y lo había cogido sin darse cuenta algo molesto por haber visto interrumpida la paz de la mañana del domingo por una kemfn en el rellano, el señor Krangel abrió la puerta y asomó su anciana cabeza a unos quince metros de distancia vio a una mujer apoyada en la puerta del ascensor le temblaban los hombros aunque muy incómodo ante el patético espectáculo, fue incapaz de apartar la vista no la reconoció y no le pareció que fuera el mejor momento para presentarse sin duda, una adulta que salía al rellano descalza y medio desnuda para hacer... lo que fuera que estuviera haciendo, no era alguien a quien deseara conocer el señor Krangel se metió en casa, cerró la puerta con llave y telefoneó al conserje para avisarle de que en el rellano había una mujer descalza que acababa de tener una kemfn a gritos con una mujer llamada Beatriz tardó cinco minutos en explicarle qué era una kemfn luego se quejó de eso durante un buen rato, culpando al sistema educativo de Toronto y a sus materias basadas en la cultura cristiana.

Estaban casi a finales de octubre y el tiempo en Toronto era frío Brittany no llevaba jersey debajo del abrigo y caminar hasta su casa no fue una experiencia agradable mientras lo hacía, se rodeó el pecho con los brazos, secándose las lágrimas de vez en cuando eran lágrimas de enfado y resignación la gente que se cruzaba con ella le dirigía miradas compasivas muchos canadienses eran así compasivos pero educadamente distantes Brittany les agradeció su sentimiento y todavía más que no se detuvieran a preguntarle qué le pasaba su historia era demasiado larga y complicada para explicarla en un momento ella nunca se preguntaba por qué le pasaban cosas malas a la gente buena, porque ya sabía la respuesta: a todo el mundo le pasan cosas malas no consideraba que eso sirviera de excusa para hacerle daño a otro, pero si había una experiencia que todos los seres humanos compartían era la del sufrimiento nadie se iba de este mundo sin haber derramado alguna lágrima, sin haber sentido dolor o haberse sumido en un pozo de tristeza ¿Por qué debería ser distinta su vida? ¿Por qué debería esperar un trato de favor? Hasta la madre Teresa había sufrido, y eso que era una santa no se arrepentía de haber cuidado de La Profesora mientras estaba borracha, por mucho que su buena acción hubiera sido recompensada con un castigo en vez de con un premio si uno creía que la amabilidad nunca se perdía, tenía que actuar en consecuencia, incluso cuando le echaban su amabilidad en cara de lo que se avergonzaba era de haber sido tan idiota, tan estúpida, tan ingenua de creer que ella la seguiría recordando después de la borrachera y que las cosas entre ellas volverían a ser como antes (aunque en realidad nunca habían sido de ninguna manera) Sabía que se había dejado llevar por su fantasía y que se había inventado un cuento de hadas sin tener en cuenta el mundo real y a la Santana real «Pero por un instante, fue real. La chispa seguía viva. Cuando me besó y me acarició, la electricidad seguía estando allí. Tiene que haberla sentido ella también. Es imposible que haya existido sólo en mi cabeza.» Brittany se obligó a no seguir por ese camino, recordándose que acababa de empezar una dieta libre de López «Ha llegado el momento de crecer. Se acabaron los cuentos de hadas. En setiembre no te reconoció y ahora tiene a Paulina.» Al llegar a su agujero de hobbit, se dio una larga ducha y se puso el pijama de franela más viejo y suave que tenía. Era rosa pálido con un estampado de patitos de goma. Tiró la camiseta de Santana a la parte de atrás del armario, esperando olvidarse de ella, se hizo un ovillo en la cama, abrazada al conejito de terciopelo, y se durmió, exhausta física y emocionalmente.

Mientras ella dormía, Santana estaba luchando contra la resaca y contra el impulso de sumergirse en una botella de whisky escocés y no volver a salir a la superficie no la había perseguido no había bajado a trompicones treinta pisos por la escalera no había esperado el siguiente ascensor para perseguirla por la calle no se había tambaleado hasta el salón, donde se había dejado caer en una butaca para revolcarse en las náuseas y el odio hacia sí misma se maldijo por la brusquedad con que la había tratado, no sólo esa mañana, sino desde el primer día del seminario una brusquedad mucho más odiosa por el hecho de que ella la había tolerado en silencio, con una paciencia digna de una santa, sabiendo en todo momento quién era y lo que significaba para ella «¿Cómo puedo haber estado tan ciega?» Pensó en la primera vez que la vio acababa de regresar a Selinsgrove deprimida y desesperada pero Dios había intervenido como un auténtico deus ex máchina le había enviado un ángel para rescatarla del infierno un ángel delicado, de ojos azules, vestido con vaqueros y zapatillas deportivas, con un rostro hermoso y una alma pura, que la había consolado en la oscuridad y le había dado esperanza un ángel que parecía apreciarla sinceramente, a pesar de todos sus defectos «Ella me salvó.» Y, por si fuera poco, ese ángel había aparecido una segunda vez, justo el día en que había perdido la otra poderosa fuerza del bien que existía en su vida: Grace.

El ángel se había sentado en su clase, recordándole que existía la verdad, la belleza, la bondad. Y ella había respondido hablándole mal y amenazándola con expulsarla del curso. Y esa mañana había vuelto a tratarla con crueldad y la había comparado con una puta «La Follaángeles soy yo. He jodido al ángel de ojos azules.» Con el frágil y hermoso mensaje en la mano, vio su propia fealdad era una fealdad interna, del alma la nota de Brittany, del mismo modo que la bandeja del desayuno, contrastaba con el pecado de Santana de un modo imposible de ignorar ella no se lo podía haber imaginado en ese momento, pero las palabras que había pronunciado estando con Rachel, una semana atrás, cobraron más sentido que nunca a veces, cuando la gente no obtenía respuesta a sus gritos, podía oír el eco de su propio odio a veces, la bondad era suficiente para dejar en evidencia a la maldad dejando caer la nota, Santana enterró la cara entre las manos y se echó a llorar.

Cuando Brittany se despertó al fin, eran más de las diez de la noche. Bostezó y se estiró tras prepararse un triste tazón de gachas instantáneas y lograr tomarse casi un tercio, escuchó el buzón de voz había apagado el móvil al llegar a casa de Santana la noche anterior, porque esperaba una llamada de Rachel y no estaba de humor para hablar con ella, ni entonces ni ahora sabía que probablemente la animaría a hacerlo, pero lo único que quería en esos momentos era estar sola para lamerse las heridas, como un cachorro al que le hubieran dado una paliza con el ánimo por los suelos, Brittany revisó sus mensajes, buscando primero los más antiguos frunció el cejo al darse cuenta de que tenía la memoria llena nunca le había pasado antes las únicas personas que la llamaban eran su padre, Rachel y Lucy y sus mensajes siempre eran breves «Hola, Britt, soy yo. Es sábado por la noche y la conferencia ha ido muy bien. Te llevo un recuerdo de Princeton. No te preocupes, es pequeño. Supongo que estarás en la biblioteca, trabajando. Llámame luego. [Silencio elocuente.] Te echo de menos.» Brittany suspiró. Borró el mensaje y pasó al siguiente, que también era de Rachel «Hola, Britt. Vuelvo a ser yo. Es domingo por la mañana. Supongo que no llegaré muy tarde esta noche. ¿Quieres que cenemos juntas? Hay un restaurante de sushi no muy lejos de tu casa. Llámame. Te echo de menos, Conejito.» Tras borrar el segundo mensaje, Brittany le escribió un mensaje de texto, diciéndole que estaba griposa y que prefería no salir de la cama. La avisaría cuando se encontrara mejor y esperaba que llegara a casa sana y salva. No le dijo que la echaba de menos.

El siguiente mensaje era de un número local desconocido «Susan... ejem, Brittany soy Santana. Yo... Por favor, no cuelgues. Sé que soy la última persona con la que quieres hablar ahora mismo, pero llamo para arrastrarme. De hecho, estoy delante de tu edificio, bajo la lluvia. Estaba preocupada por ti y quería asegurarme de que habías llegado bien a casa» Ojalá pudiera volver atrás en el tiempo. Volvería a esta mañana y te diría que nunca había visto nada tan bonito como tú, feliz, bailando en mi salón. Te diría que soy la mujer más afortunada del mundo porque me rescataste y te quedaste a mi lado toda la noche. Que soy una idiota que lo jode todo y que no me merezco tu amabilidad. En absoluto. Sé que te he hecho daño, Britt, y lo siento. [Respiración profunda.] No debí dejarte marchar esta mañana. No de esa manera. Tenía que haber salido corriendo detrás de ti y haberte suplicado que te quedaras. La he cagado, Britt. La he cagado bien. »Debería haberme humillado. Y eso es lo que pretendo hacer ahora. Por favor, sal a la calle para que pueda disculparme. Mejor no. No salgas. Pillarás una pulmonía. Sólo ven hasta la puerta y escúchame a través del cristal. Estaré aquí, esperándote. Te dejo mi número de móvil...» Brittany frunció el cejo y borró el mensaje sin molestarse en anotar su número. Sin cambiarse de ropa, vestida con el pijama de patitos de goma, salió del apartamento y se acercó a la puerta de la calle. No tenía ninguna intención de escuchar las excusas de Santana sólo quería comprobar si seguía allí, bajo la lluvia y el frío.

Apoyó la nariz contra el vidrio, empañándolo, y trató de ver en la oscuridad. Ya no llovía y no había ninguna profesora a la vista. Se preguntó cuánto rato habría esperado. Se preguntó si habría ido hasta allí sin paraguas. Enderezando la espalda, se dijo que no le importaba «Que pille una pulmonía. Se lo tiene merecido.» Al volverse, se dio cuenta de que había un ramo de jacintos apoyado en uno de los pilares del porche de la entrada. Tenía un gran lazo rosa y lo que parecía una tarjeta Hallmark en el centro. En el sobre le pareció que ponía «Brittany» « ¿En serio, profesora López? No sabía que hubiera tarjetas Hallmark para estas ocasiones. ¿Qué pone? “¿Para la estudiante de tesis que eché de casa a gritos después de decirle que quería acariciarla como a un gatito y de vomitarle encima?”» Brittany regresó al apartamento, negando con la cabeza y murmurando entre dientes acomodándose en la cama con el portátil, buscó en Internet el significado de los jacintos lila, por si Santana —o su florista— trataba de enviarle un mensaje subliminal. En una página web sobre horticultura, encontró lo siguiente: «Los jacintos lila simbolizan el dolor, el arrepentimiento, una disculpa» «Ya, bueno, si no te hubieras comportado como una cabronaza conmigo, ahora no tendrías que comprar jacintos para suplicar que te perdonara. Gilipollas.» Sacudiendo la cabeza, furiosa, dejó el ordenador a un lado y escuchó el último mensaje era también de Santana y lo había dejado hacía poco rato «Britt, quería decirte esto en persona, pero no puedo esperar más. No puedo esperar más» Esta mañana no quería llamarte puta. Te lo juro. Ha sido una comparación horrible y nunca debí decirlo, pero no quería llamarte puta. Me molesta mucho verte de rodillas. No te imaginas cuánto. Deberías ser adorada, venerada, tratada con dignidad. Nunca deberías estar de rodillas, Britt, ante nadie. Lo que pienses de mí no importa, pero nunca te olvides de eso. Es la verdad » Debería haberme disculpado por lo que te dijo Paulina acabo de dejarle las cosas claras y me ha pedido que me disculpe de su parte. Ella y yo tenemos una... ejem... [Tos] es complicado. No creo que te cueste imaginarte por qué llegó a la conclusión a la que llegó. Todo tiene que ver con mi historial y nada con el tuyo. Siento que te faltara al respeto. No volverá a pasar. Te lo prometo» Gracias por prepararme el desayuno esta mañana. [Pausa muy larga.] Ver la bandeja me ha afectado mucho. No puedo expresarlo con palabras Britt, nadie había hecho algo así para mí antes. Nadie. Ni Grace, ni un amigo, ni una amante, nadie... Has sido buena, amable y generosa conmigo y yo... he sido egoísta y cruel. [Se aclara la garganta.] »Por favor, Britt. [La voz se le vuelve ronca.] Tenemos que hablar de la nota. La tengo en la mano y no voy a soltarla. Hay cosas importantes que he de contarte. Son cosas graves, de las que no quiero hablar por teléfono. Siento mucho lo que ha pasado esta mañana. Es culpa mía y me gustaría mucho arreglarlo. Por favor, dime qué puedo hacer para arreglarlo y lo haré. Llámame.»

Una vez más, Britt borró el mensaje y una vez más no guardó su número de móvil. Apagó el teléfono y lo dejó junto al portátil en la mesita plegable. Luego volvió a la cama y trató de quitarse la voz triste y torturada de Santana de la cabeza no salió del apartamento ni al día siguiente ni al otro pasó todo el tiempo vestida con distintos pijamas de franela, tratando de distraerse con música a todo volumen o leyendo novelas de Alexander McCall Smith. Las historias de Edimburgo eran sus favoritas. Eran alegres, tenían un poco de misterio y eran inteligentes le gustaba su estilo. Le parecía reconfortante leer sus novelas solía despertarle el apetito por todo lo escocés, desde las gachas a las galletas Walker de mantequilla o el queso cheddar de la isla de Mull, no necesariamente en ese orden aunque acababa de vivir una experiencia muy traumática junto a Santana, especialmente dolorosa después de haber pasado la noche entre sus brazos, estaba decidida a no permitir que ella la destruyese psicológicamente sabía lo que era que alguien hiciera algo así de hecho, Santana ya la había destrozado psíquicamente una vez y Brittany se había jurado que no volvería a pasar por eso, tomó tres decisiones: La primera, que no dejaría de ir a sus clases, porque necesitaba el seminario para sus créditos, La segunda, que no iba a abandonar ni iba a regresar a Selinsgrove con el rabo entre las piernas Y la tercera, que buscaría a otra directora de proyecto y que presentaría la documentación lo antes posible, a espaldas de López.

El martes por la noche, volvió a encender el móvil y a revisar los mensajes de voz la memoria volvía a estar llena puso los ojos en blanco al comprobar que el primer mensaje era de Santana lo había dejado el lunes por la mañana «Susan... te dejé algo anoche en el porche. ¿Lo viste? ¿Leíste la tarjeta? Por favor, léela» Por cierto, llamé a Rachel Berry para que me diera tu número de móvil. Me inventé una excusa. Le dije que tenía que comentarte un tema del proyecto, por si te pregunta algo» ¿Sabes que te dejaste el iPod? Lo he estado escuchando me sorprendió que tuvieras a Arcade Fire he estado escuchando Intervention me ha extrañado que a alguien tan feliz y equilibrado como tú le guste una canción tan trágica quisiera devolverte el iPod en persona» Y me gustaría que hablaras conmigo. Grítame, insúltame, maldíceme, tírame cosas a la cara, pero no me castigues con este silencio, Susan, por favor. [Gran suspiro.] Sólo te pido unos minutos de tu tiempo. Por favor, llámame.» Brittany borró el mensaje y se dirigió al porche, vestida con un pijama de franela a cuadros escoceses cogió la tarjeta que acompañaba al ramo; la rompió en mil pedazos y tiró los trozos al otro lado de la valla luego tiró también los jacintos, ya muy marchitos.

Tras inspirar el aire fresco de la noche, cerró la puerta con rabia y volvió a casa cuando estuvo más calmada, escuchó el siguiente mensaje, que también era de Santana Se lo había dejado esa tarde «Susan, ¿sabías que Lucy está de viaje en una isla canadiense perdida de la mano de Dios? No tiene acceso a Internet ni cobertura de teléfono. Tuve que llamar a Richard, por el amor de Dios, porque no contestaba al teléfono. Quería ponerme en contacto con ella para que se pusiera en contacto contigo, ya que no respondes a mis mensajes » Estoy preocupada por ti. He preguntado y nadie te ha visto, ni siquiera Rachel. Voy a enviarte un correo electrónico, pero será formal, porque la universidad tiene acceso a mi cuenta. Espero que escuches esto antes de que te llegue el correo, o pensarás que vuelvo a ser la misma idiota de siempre. No lo soy, pero tengo que sonar como una pomposa en un mensaje oficial. Si me respondes, ten en cuenta que cualquier miembro de la administración puede leer esos correos. Ten cuidado con lo que dices» Te veré mañana en el seminario. Si no vas, llamaré a tu padre y le pediré que te localice. No sé dónde estás. No sé si estás en un autocar de camino a Selinsgrove. Por favor, llámame. Estoy haciendo un gran esfuerzo para no ir a tu casa. [Larga pausa...] »Sólo quiero saber que estás bien. Dos palabras, Britt. Envíame dos palabras diciéndome que estás bien. Es lo único que pido.» Britt encendió el ordenador y revisó el correo de la universidad. En la bandeja de entrada, esperando como una bomba de relojería, estaba el mensaje de la profesora Santana M. López:

Querida señorita Pierce:

Necesito hablar con usted sobre un tema bastante urgente por favor, contacte conmigo lo antes posible puede llamarme al siguiente número de móvil: 416-555-0739.

Saludos, Prof. Santana M. López Profesora Departamento de Estudios Italianos/Centro de Estudios Medievales, Universidad de Toronto.


Brittany borró tanto el correo electrónico como el mensaje de voz sin pensarlo ni un momento luego le escribió un correo a Rachel, explicándole que todavía no se encontraba lo bastante recuperada como para asistir al seminario del día siguiente y pidiéndole que informara a La Profesora le agradeció los correos que le había enviado y se disculpó por no haber respondido antes para acabar, le preguntó si le gustaría acompañarla a visitar la exposición sobre arte florentino que presentaba el Royal Ontario Museum cuando se recuperara.

Al día siguiente, pasó casi toda la tarde redactando un correo provisional para la profesora Jennifer Leaming, del Departamento de Filosofía. La profesora Leaming era especialista en santo Tomás de Aquino y también estaba interesada en Dante aunque Britt no la conocía personalmente, Rachel había asistido a una de sus clases y le había gustado mucho era joven, divertida y muy popular entre los estudiantes, todo lo contrario que la profesora López Brittany esperaba que aceptara dirigir su proyecto y en el correo se lo planteaba como una posibilidad le habría gustado consultarlo con Rachel, pero sabía que éste asumiría que López la había expulsado y que se enfrentaría con ella por su culpa así que envió el correo a la profesora Leaming esperando que recibiera su propuesta de buena gana y que respondiera rápidamente cuando esa noche volvió a revisar su buzón de voz, se encontró con un nuevo mensaje de Santana: «Susan, es miércoles por la noche. Te he echado de menos en el seminario. Tu sola presencia es capaz de iluminar una sala, ¿lo sabes? Siento no habértelo dicho antes» Rachel me ha dicho que estás enferma ¿Puedo llevarte algo? ¿Caldo de pollo? ¿Helado? ¿Zumo de naranja? Puedo hacer que te lo lleven a casa. No tendrías que verme. Por favor, déjame ayudarte. Me siento muy mal sabiendo que estás sola y enferma en tu apartamento, sin poder hacer nada» Al menos sé que estás en casa, a salvo, y no en un autocar en alguna parte. [Una pausa... Se aclara la garganta.]» Recuerdo haberte besado. Y recuerdo que tú me devolviste el beso. Lo hiciste, Brittany. Lo sé. ¿No lo notaste? Hay algo entre nosotras. O al menos, lo hubo» Por favor, necesito hablar contigo. No esperarás que justo después de descubrir tu identidad, vaya a actuar como si no existieras. Tengo que explicarte unas cuantas cosas. Bastantes. Llámame, por favor. Sólo te pido una conversación. Creo que me la debes.» El tono de los mensajes de Santana había ido aumentando en desesperación Britt apagó el teléfono, suprimiendo al mismo tiempo su empatía innata sabía que la universidad podía acceder al correo de Santana, pero en esos momentos le daba igual. Sólo quería que parara de dejarle mensajes en el buzón de voz. No iba a poder seguir adelante con su vida si no dejaba de molestarla. Y no daba la sensación de que fuera a rendirse pronto por eso le escribió un correo a su cuenta de la universidad, volcando todo su enfado y su dolor en cada palabra:

Dra. López:

Deje de acosarme ya no quiero nada con usted no quiero conocerla si no me deja en paz, me veré obligada a presentar una demanda por acoso. Y eso es lo que haré si se pone en contacto con mi padre. Inmediatamente si cree que voy a permitir que algo tan insignificante me aparte de mis estudios, está muy equivocada necesito otra directora de proyecto, no un billete de vuelta.

Saludos, Señorita Brittany S. Pierce Humilde Estudiante del curso de doctorado, que pasa de rodillas más tiempo que cualquier puta.

P. D.: Devolveré la beca M. P. López la semana que viene. Felicidades, profesora Abelardo. Nadie me ha humillado tanto como usted el domingo pasado.


Brittany apretó el botón de ENVIAR sin releer el mensaje para reforzar su rebelión, se tomó dos chupitos de tequila y puso la canción All the Pretty Faces, de The Killers a todo volumen y con repetición fue un momento Bridget Jones total. Agarró un cepillo del baño y empezó a cantar como si fuera un micrófono y a bailar dando brincos por la habitación, con su pijama de franela con estampado de pingüinos tenía un aspecto bastante ridículo. Y se sentía extrañamente... peligrosa, desafiante, rebelde en los días que siguieron al enfadado correo de Brittany, La Profesora interrumpió todo contacto. Cada día, esperaba tener noticias suyas, pero no llegaba nada hasta el martes siguiente, cuando recibió otro mensaje de voz «Susan, estás dolida y enfadada, lo entiendo. Pero no permitas que tu enfado te impida disfrutar de algo que te has ganado siendo la estudiante con las calificaciones más brillantes de todos los que se presentaron al curso de doctorado de este año. Por favor, no renuncies a un dinero que te permitirá volver a casa y visitar a tu padre sólo porque yo haya sido una idiota» Siento haberte humillado. Estoy segura de que cuando me llamaste Abelardo no lo hiciste como un halago, pero lo cierto es que a Abelardo le importaba Eloísa, igual que a mí me importas tú. Así que, en ese sentido, nos parecemos. Y ella le hizo daño, igual que yo te he lastimado a ti. Pero se arrepintió mucho después ¿Has leído las cartas que le escribió? Lee la sexta y dime luego si has cambiado de opinión sobre él... y sobre mí» Es la primera vez que se concede la beca porque nunca había conocido a nadie que fuera lo bastante especial como para recibirla hasta que te conocí. Si la devuelves, el dinero se quedará en el banco y nadie se beneficiará de él. No permitiré que vaya a parar a nadie más, porque te pertenece» Estaba tratando de sacar algo bueno de algo malo. Pero he fracasado igual que en todo lo demás. Todo lo que toco se contamina... Se destruye. [Larga pausa...]» Hay algo que puedo hacer por ti y es ayudarte a encontrar otra directora de proyecto. La profesora Katherine Picton es amiga mía y, aunque está retirada, ha aceptado reunirse contigo para discutir la posibilidad de dirigir tu proyecto. Sería una tremenda oportunidad para ti me dijo que te pusieras en contacto con ella vía correo electrónico lo antes posible su dirección es KPicton@UToronto.ca.» Sé que es tarde para que te apuntes a otro seminario, aunque no dudo que es lo que desearías le preguntaré a algún colega si puede supervisarte un curso de lectura para que obtengas los créditos que necesitas sin necesidad de asistir al seminario. Firmaré la solicitud y la presentaré ante el Colegio de Estudios de Grado. Dile a Rachel lo que quieres hacer y que ella me dé el mensaje. Sé que no quieres hablar conmigo [Se aclara la garganta.] »Rachel es una buena chica [Murmullos...] »Audentes fortuna iuvat [Pausa... La voz se le convierte en un susurro.]»Siento que ya no quieras conocerme. Pasaré el resto de mi vida lamentando haber desperdiciado mi segunda oportunidad contigo. Y siempre seré consciente de tu ausencia» Pero no volveré a molestarte [Carraspea dos veces.]»Adiós, Britt. [Larga, larguísima pausa antes de que finalmente cuelgue.]» Brittany estaba asombrada. Permaneció sentada, boquiabierta, con el teléfono en la mano, tratando de asimilar todo lo que había oído. Volvió a escucharlo y luego otra vez. La única parte que no le costaba entender y aceptar era la cita de Virgilio: «La fortuna favorece a los audaces».

Sólo La Profesora sería capaz de aprovechar un mensaje de disculpa para demostrar sus conocimientos académicos y darle una clase improvisada sobre las cartas de Abelardo aunque se negó a seguir su consejo y no buscó la sexta carta, trató de ignorar su enfado y centrarse en el tema de Katherine Picton la profesora Picton tenía setenta años. Era una especialista en Dante que se había formado en Oxford y que había dado clases en Cambridge y en Yale antes de que la Universidad de Toronto la atrajera, financiando una cátedra de Estudios Italianos tenía fama de ser severa, exigente y brillante. Su nivel de erudición competía con el de Mark Musa. La carrera de Brittany obtendría un empujón muy fuerte si presentara su proyecto bajo su supervisión. Si hacía un buen trabajo, podría hacer el doctorado donde quisiera: Oxford, Cambridge, Harvard...Santana le estaba ofreciendo en bandeja la mayor oportunidad de su vida, envuelta en papel de regalo y con un lazo grande y brillante. Una oportunidad que valía mucho más que un maletín o que una beca de estudios. ¿Tendría contrapartidas? «Expiación —pensó Britt—. Está tratando de compensarme por todos los malos momentos que me ha hecho pasar.» Santana se lo había pedido a Katherine Picton como un favor personal. Los profesores eméritos muy raramente dirigían tesis doctorales, mucho menos proyectos de estudiantes de cursos de especialización. Era un favor tan grande que sin duda habría tenido que echar mano de toda su influencia« Y lo ha hecho por mí.» Después de reflexionar sobre el mensaje desde todos los puntos de vista, no le quedó más remedio que hacerse la pregunta que había estado evitando hacerse: « ¿Santana se está despidiendo de mí?» Escuchó el mensaje tres veces más y, sintiéndose bastante culpable, lloró hasta quedarse dormida a pesar de la rebeldía que había guiado sus actos esos últimos días, algo en su interior sabía que tenía una alma gemela en Santana Y eso no podía eliminarse a no ser que estuviera dispuesta a eliminar una parte de su alma.

A la mañana siguiente, bien temprano, llamó a Rachel con la excusa de quedar con ella antes del seminario. En realidad, esperaba que le dijera que López se había puesto enferma, o que se había marchado repentinamente a Inglaterra, o que había pillado la gripe porcina y se había cancelado el seminario. Por desgracia, no había hecho ninguna de esas cosas después de mucho dudar, decidió asistir al seminario, por si acaso Santana no lograba encontrarle un curso de lectura que le diera los créditos necesarios. Si la recompensa era tener a la profesora Picton como directora de proyecto, bien podría resistir las cinco semanas restantes del semestre. Esa tarde, entró en la oficina del departamento para revisar el casillero del correo, antes de reunirse con Rachel le extrañó encontrar un gran sobre acolchado. Al darle la vuelta, vio que no llevaba remitente ni destinatario lo abrió rápidamente y lo que encontró dentro la dejó con la boca abierta aplastado en su interior, como si se tratara de las plumas de un cuervo, estaba su sujetador de encaje negro el que, desgraciadamente, se había dejado olvidado encima de la secadora de Santana «Cabrona» Brittany se sentía tan furiosa que empezó a temblar ¿Cómo se atrevía a dejárselo en el casillero? Cualquiera podía haber estado a su lado mientras abría el sobre « ¿Está tratando de humillarme una vez más? ¿O cree que es divertido?» (No se dio cuenta de que el iPod también estaba en el sobre.) —Hola, preciosa—Sobresaltada, Britt ahogó un grito—Lo siento, no quería asustarte—Al volverse, se encontró con los amables ojos oscuros de Rachel, que la miraban con extrañeza—Qué nerviosa estás. ¿Es por el sobre? ¿Sucede algo? —preguntó, señalándolo con la barbilla, con las manos levantadas en señal de rendición para tranquilizarla.

—No, no es nada. Propaganda. —Metió el sobre en su nueva mochila L. L. Bean y se obligó a sonreír— ¿Lista para el seminario? Creo que va a ser una buena clase.

—No lo creo la Profesora está de muy mal humor. No la provoques. Lleva dos semanas rarísima—Rachel se había puesto muy seria—No quiero que se repita lo que pasó la última vez que estuvo tan alterada—Brittany se apartó el pelo de la cara y sonrió «Creo que deberías decirle a López que no me provoque ella a mí. Llevo un sujetador negro en la mochila y un montón de rabia acumulada. Es ella quien tiene problemas. No yo.» —Me alegro de que estés mejor. Estaba preocupada por ti. —Rachel le cogió la mano y le puso algo frío en la palma. Luego le cerró los dedos y se los apretó con suavidad. Al abrirlos, Brittany vio que se trataba de un precioso llavero de plata, en forma de letra «P», que se balanceaba como un péndulo—Ni se te ocurra decirme que no puedes aceptarlo. Sé que no tienes llavero y quería que supieras que había pensado en ti mientras estaba fuera. Por favor, no me lo devuelvas.

Britt se ruborizó—No iba a devolvértelo. No quiero ser de esas personas que, cuando los otros tratan de ser amables con ellas, lo pagan tirándoles su amabilidad a la cara. Sé lo que se siente—Miró rápidamente a su alrededor para asegurarse de que estaban solas—Gracias, Rachel yo también te he echado de menos—Se acercó y le rodeó el torso con los brazos, con el llavero colgando de los dedos apoyando la mejilla en los botones de su camisa, la abrazó—Gracias —repitió, suspirando mientras los brazos de Rachel la engullían.

—De nada, Conejito —replicó ella, dándole un suave beso en la coronilla—Ajenas a todo, no se dieron cuenta de que una temperamental especialista en Dante acababa de entrar en el despacho, ansiosa de asegurarse de que cierta prenda había llegado a su destinataria se quedó inmóvil al ver a la joven pareja que se abrazaba y murmuraba algo en voz baja «La follaángeles vuelve a la carga» — ¿Quién te ha tirado tu amabilidad a la cara? —Preguntó Rachel, ajena a la dragona que escupía fuego por la boca a su espalda—En vez de responder, Britt la abrazó con más fuerza—Dímelo, Conejito, y yo le ajustaré las cuentas a ese desgraciado. O desgraciada —pidió su amiga con los labios pegados al cabello de ella—Eres muy especial para mí, ¿lo sabes? Si necesitas cualquier cosa, sólo tienes que pedírmela. Cualquier cosa. ¿De acuerdo?

Brittany suspiró contra su pecho—Lo sé—La dragona de ojos cafés se volvió y salió del despacho bruscamente, murmurando algo sobre una follaconejitos Britt interrumpió el abrazo—Gracias, Rach y gracias por esto —añadió, sonriendo y levantando el llavero.

«Podría pasarme la vida contemplando esa sonrisa», pensó Rachel—De nada, ha sido un placer.

Poco después, entraron en la sala de seminarios Brittany evitó mirar a Santana, por lo que mantuvo los ojos fijos en Rachel, mientras reía una de sus bromas esta le apoyó la mano en la parte baja de la espalda guiándola hacia los asientos «¡Las manos quietas, follaconejitos!» La Profesora la miró con hostilidad hasta que se distrajo al ver la nueva mochila de Brittany se preguntó cómo había logrado que pareciera nueva y por qué no usaba su regalo se sintió muy mal « ¿Le diría Lucy que era un regalo mío?», pensó y la idea la torturó Brittany no la había visto, porque no le había dirigido la mirada en ningún momento estaba contándose secretitos y riendo con Rachel, moviendo la melena y castigándola con sus mejillas sonrosadas y sus labios rojos... Estaba todavía más guapa que en su recuerdo—Señorita Pierce, tengo que hablar con usted un momento cuando acabe la clase, por favor —le dijo con una sonrisa—Santana bajó la vista hacia sus zapatos y se disponía a empezar a hablar cuando una vocecita decidida la interrumpió desde la parte trasera del aula: —Lo siento, profesora, hoy no puedo. Tengo una cita urgente que no puedo aplazar— Luego miró a Rachel y le guiñó un ojo Santana alzó la cabeza despacio y se la quedó mirando fijamente.
Diez estudiantes contuvieron el aliento y se echaron hacia atrás en las sillas, como si tuvieran miedo de que fuera a explotar o de que de sus ojos saliera disparada alguna daga Brittany la estaba provocando era obvio su tono de voz, su manera de acercarse a Rachel, cómo se retiraba el pelo de la cara con una mano... Santana se quedó hipnotizada al ver la curva de su cuello y recordó su piel delicada, su aroma a vainilla que la perseguía en persona o en sueños quería insistir, exigirle que se reuniera con ella, pero sabía que si perdía los nervios lo único que conseguiría sería que ella se alejara aún más, cada vez más lejos de su alcance hasta perderla del todo. No podía permitirlo parpadeó varias veces—Por supuesto, señorita Pierce. Estas cosas pasan. Por favor, envíeme un mail diciéndome cuándo le va bien—Trató de sonreír, pero no lo consiguió. Sólo se le levantó un lado de la boca, con lo que parecía que sufriera parálisis facial Brittany la miró no se ruborizó ni parpadeó su expresión era... ausente al darse cuenta, Santana sintió pánico «Estoy tratando de ser amable y me mira como si no estuviera aquí. ¿Tan sorprendente es que me comporte con cordialidad? ¿Que sea capaz de mantener el control de mis emociones?» Rachel apretó el codo de Britt por debajo de la mesa cuando ella la miró, le hizo una señal con los ojos.

Ella pareció despertarse de un sueño—Por supuesto, profesora otra vez será —dijo, antes de bajar la mirada y esperar a que empezara la clase.

La mente de Santana funcionaba a toda velocidad. Si no era capaz de hablar con ella ese día, podían pasar muchos más, o incluso semanas, antes de que pudiera darle una explicación no podía esperar tanto esa separación estaba acabando con ella Y sabía que, cuanto más esperara, menos receptiva iba a estar. Tenía que hacer algo. Tenía que encontrar un modo de comunicarse con ella. Inmediatamente—Ejem, he decidido que en vez de un seminario normal, hoy les voy a dar una conferencia. Examinaré la relación entre Dante y Beatriz. En particular, lo que sucedió cuando se encontraron por segunda vez y ella lo rechazó—Brittany ahogó un grito y la miró horrorizada—Siento tener que hacer esto —explicó en tono conciliador—, pero no me queda más remedio. Ha surgido un malentendido que debo aclarar antes de que sea demasiado tarde—Tras cruzar la mirada con la suya durante un instante, bajó la vista hacia sus notas. Notas que, por supuesto, ya no le servían de nada el corazón de Britt se había desbocado «Oh, no. No se atreverá...» Santana respiró hondo y empezó a hablar: —Beatriz representa muchas cosas para Dante.

Sobre todo, es su ideal de feminidad. Beatriz es hermosa, es inteligente y encantadora. Tiene todas las características que él considera esenciales en la mujer ideal» La primera vez que se encontraron, ambos eran muy jóvenes demasiado jóvenes para establecer una relación de ningún tipo. Y, en vez de enturbiar su amor con un prosaico lío de mal gusto, Dante prefirió adorarla a distancia, como muestra de respeto por su edad y falta de experiencia» Pero el tiempo pasa y Dante se reencuentra con Beatriz. Ésta se ha convertido en una joven de talento, todavía más hermosa e inteligente. Sus sentimientos hacia ella son más fuertes, aunque esté casado. Vierte su afecto en la poesía y le escribe varios sonetos a Beatriz, pero ninguno a su esposa» Dante no conoce a Beatriz. Apenas tienen contacto directo, pero eso no resulta ningún impedimento para que él que la adore a distancia.

Cuando ella muere, a los veinticuatro años, él le rinde homenaje en sus escritos» En La Divina Comedia, la obra más famosa de Dante, Beatriz convence a Virgilio para que éste guíe al poeta en el Infierno, ya que ella, como una de las almas redimidas, no puede salir del Paraíso para rescatarlo. Cuando Virgilio lo ha guiado hasta la salida, Beatriz se reúne con él y lo lleva a través del Purgatorio hasta llegar con él al Paraíso» En mi charla de hoy quiero plantear la siguiente pregunta: ¿dónde estaba Beatriz y qué estuvo haciendo durante el tiempo que transcurrió entre ambos encuentros?» Dante la esperó durante años. Ella sabía dónde vivía el poeta, conocía a su familia, es más, tenía una muy buena relación con ellos.

Si Dante le importaba, ¿por qué no le escribió? ¿Por qué no hizo el menor esfuerzo por ponerse en contacto con él? Creo que la respuesta es obvia: su relación era absolutamente unilateral. Beatriz era importante para Dante, pero a ella Dante no le importaba en absoluto Brittany estuvo a punto de caerse de la silla los alumnos escuchaban con atención y tomaban abundantes notas, aunque Rachel, Brittany y Quinn, familiarizadas como estaban con la obra de Dante, encontraron poca información nueva en sus palabras con la excepción del último párrafo, que no tenía nada que ver con Dante Alighieri ni con Beatriz Portinari Santana le sostuvo la mirada un instante más de lo necesario antes de volverse hacia Quinn y dedicarle una sonrisa seductora Brittany se enfureció lo estaba haciendo a propósito al mirarla a ella y justo después a Quinn —también conocida como Gollum—, le estaba diciendo que no le costaría nada reemplazarla «Ajá. Así que quiere jugar a los celos. Pues muy bien. Aquí te espero.» Empezó a dar golpecitos con el bolígrafo en la libreta, con la fuerza suficiente como para que resultara molesto cuando Santana entornó los ojos buscando la fuente del ruido y su mirada aterrizó en la mano izquierda de Brittany, ésta buscó la mano de Rachel y le dio un apretón. Cuando su amiga la miró con una de esas sonrisas que derriten corazones, Brittany le dedicó una mirada seductora y la sonrisa más dulce que logró esbozar.

Un sonido, mitad tos, mitad gruñido, hizo que Rachel apartara la vista de ella y se volviera hacia La Profesora, que la estaba mirando muy enfadada ella apartó la mano de inmediato con una sonrisa irónica y sin perder nunca el hilo del discurso, La Profesora se volvió para escribir en la pizarra. Más de un estudiante se quedó boquiabierto al ver lo que había escrito: En la vida real, Beatriz dejó a Dante en el Infierno porque no le dio la gana de mantener su promesa.

Brittany fue la última en ver lo que había escrito, porque todavía estaba enfurruñada con lo que acababa de pasar cuando levantó la vista, Santana estaba apoyada en la pizarra, con los brazos cruzados y una expresión triunfal y petulante en la cara en ese momento, ella tomó una decisión: le borraría esa expresión de la cara aunque le costara la expulsión. Y lo haría inmediatamente. Levantó la mano y esperó a que ella le diera permiso para hablar antes de decir: —Eso es muy arrogante, por no decir interesado, profesora.

Rachel le apretó el brazo— ¿Te has vuelto loca? —susurró.

Brittany no le hizo caso y siguió hablando: — ¿Por qué culpar a Beatriz? Ella no es más que una víctima. Cuando Dante la conoció, aún no había cumplido los dieciocho años. No habrían podido estar juntos a menos que él fuera un pedófilo. ¿Nos está diciendo que el poeta era un pedófilo, profesora? Una de las alumnas ahogó una exclamación.

Santana frunció el cejo— ¡Por supuesto que no! Dante sentía un afecto sincero por ella, un afecto que siguió aumentando durante su separación. Si Beatriz hubiera tenido el valor de preguntárselo, él se lo habría dicho. Sin lugar a dudas.

Brittany ladeó la cabeza y entornó los ojos—Cuesta un poco de creer. Todo en la vida de Dante parece girar en torno al sexo. No es capaz de relacionarse con las mujeres de otra manera. No me lo imagino las noches de los viernes y los sábados encerrado en casa, esperando a Beatriz. Ella no debía de importarle tanto.

La cara de Santana adquirió un intenso tono de rojo descruzó los brazos y dio un paso en dirección a Brittany Rachel levantó la mano tratando de distraerla, pero ella la ignoró y avanzó un paso más—No olvidemos que era un hombre y que necesitaba... ejem... compañía. Por si sirve de algo, en su defensa puede decirse que esas mujeres no eran más que amigas serviciales nada más su atracción por Beatriz no se vio alterada por esos encuentros. Estaba desesperado, creía que no iba a volver a verla nunca más. Por decisión de Beatriz, no suya.

Brittany sonrió dulcemente mientras afilaba el cuchillo—Si eso es afecto, creo que prefiero el odio ¿Amigas serviciales, profesora? ¿Y qué tipo de servicios le proporcionaban? No creo que puedan considerarse amigas. Creo que sería más preciso llamarlas socias pélvicas. Para mí un amigo es alguien que quiere lo mejor para la otra persona, que le desea una vida de felicidad, no alguien que se agarra a unos instantes de placer pasajero como si fuera un lascivo adicto al sexo—Vio que Santana hacía una mueca, pero siguió adelante sin amilanarse—Todo el mundo sabe que los devaneos de Dante eran anónimos y sórdidos. Solía requerir los servicios de alguna mujer en... el mercado de la carne, si no me equivoco. Y luego las echaba de su vida de una patada. No me parece que ese tipo de hombre pudiera resultarle atractivo a Beatriz. Por no mencionar que él tenía una amante llamada Paulina—Diez pares de ojos se volvieron bruscamente hacia ella Brittany se ruborizó, pero siguió hablando, algo alterada: —Una vez leí que una estudiosa de Filadelfia había encontrado pruebas de su relación. Si Beatriz no apreciaba a Dante lo suficiente y lo rechazó más adelante, creo que no le faltaban motivos. Era un mujeriego, cruel y egoísta, que trataba a las mujeres como juguetes para divertirse.

A esas alturas, tanto Rachel como Quinn se estaban preguntando qué le había pasado a ese seminario ninguna de ellas había oído hablar nunca de una experta en Dante de Filadelfia ni de una amante llamada Paulina ambas se prometieron que, en adelante, pasarían más tiempo en la biblioteca Santana la fulminó con la mirada—Creo que sé a qué estudiosa se refiere, pero no es de Filadelfia, sino de un pueblucho de Pensilvania. Y no sabe de lo que habla, así que debería ser más prudente a la hora de pronunciarse sobre esos temas.

Las mejillas de Brittany estaban casi en llamas—Ésa es una objeción ad hóminem, un ataque personal. Su lugar de nacimiento no le resta ninguna credibilidad. Dante y su familia también eran originarios de un pueblucho. Aunque a él le costara admitirlo.

—Yo no llamaría a la Florencia del siglo XIV un pueblucho. Y respecto a lo de la amante, esa investigación es muy chapucera. Diría más, lo que dice esa mujer es una tontería. No hay ni una sola prueba que demuestre su teoría.

—Yo no lo descartaría tan radicalmente, profesora, a no ser que esté dispuesta a discutirlo en detalle. Y usted tampoco nos ha dado ninguna prueba, sólo un ataque personal —replicó Brittany, alzando una ceja y temblando ligeramente.

Rachel le apretó la mano por debajo de la mesa —Para —le susurró, para que sólo ella pudiera oírlo—, para ya.

Con la cara todavía muy roja, Santana empezó a respirar por la boca—Si esa mujer hubiera querido conocer los auténticos sentimientos de Dante hacia Beatriz, sabía dónde encontrar la respuesta, sin necesidad de ir soltando perlas sobre cosas de las que no sabe absolutamente nada y haciendo que Dante y ella misma queden en ridículo. En público—Quinn miró a Brittany y a la profesora. Allí había algo raro. Algo que se le escapaba. No sabía qué era, pero no se detendría hasta averiguarlo Santana se volvió hacia la pizarra tratando de calmarse y escribió: Dante pensaba que había sido un sueño —El lenguaje que Dante emplea para describir su primer encuentro tiene un carácter onírico. Por varias razones, ejem..., personales: no se fía de sus sentidos. No está seguro de quién es. De hecho, una teoría afirma que pensaba que Beatriz era un ángel» Por lo tanto, cuando volvieron a encontrarse, ella no tenía ningún motivo para asumir que Dante recordaba su primer encuentro. Ni para echarle en cara que no lo hiciera sin darle la oportunidad de explicarse. Si pensaba que era un ángel, no podía tener ninguna esperanza de volver a verla» Dante se lo habría explicado todo si ella no lo hubiera rechazado sin darle la posibilidad de hacerlo. Una vez más, la falta de entendimiento en este punto es culpa de ella, no de él Quinn levantó la mano y, a regañadientes, Santana le indicó que hablara pero Brittany se le adelantó: —Discutir sobre su primer encuentro es irrelevante. Dante debió de reconocerla al verla por segunda vez, la hubiera visto en sueños o en la vida real. ¿Por qué fingió no saber quién era?

—No estaba fingiendo. Le resultó familiar, pero ella había crecido, él estaba confuso y preocupado por otros asuntos —respondió apenada.

—Claro, sin duda eso era lo que él se repetía por las noches para poder dormir, cuando no estaba de copas en los locales de Florencia.

—Brittany, ¿quieres dejarlo ya? —dijo Rachel en voz más alta Quinn estaba a punto de decir algo también, cuando Santana levantó una mano y lo impidió: — ¡Eso no tiene nada que ver! Inspiró y espiró varias veces, tratando de recuperar el control de sus emociones.

Bajando el tono de voz, miró a Brittany fijamente, dirigiéndose sólo a ella, sin darse cuenta de que Rachel se iba moviendo imperceptiblemente para colocarse entre las dos en caso de necesidad— ¿Nunca se ha sentido sola, señorita Pierce? —Siguió diciendo— ¿Nunca ha necesitado tanto estar con alguien que le resultara hasta doloroso? Tan sola que no le importara que la compañía que consiguiera fuera sólo carnal y temporal. A veces es imposible encontrar otra. Si ése es el caso, uno lo acepta y se siente agradecida, aun dándose cuenta de lo que es, porque no tiene otra cosa. En vez de ser tan arrogante y mojigata al juzgar el comportamiento de Dante, debería probar a ser más compasiva. Cerró la boca al darse cuenta de que había hablado más de la cuenta Brittany la estaba observando fríamente, mientras esperaba a que siguiera—Dante estaba torturado por el recuerdo de Beatriz. Y eso le hacía las cosas más complicadas, porque nunca conoció a otra mujer que estuviera a su altura. Ninguna era lo bastante hermosa, ni lo bastante pura.

Ninguna lo hacía sentir como ella. La deseaba constantemente, pero había perdido la esperanza de encontrarla. Si Beatriz se hubiera presentado antes y le hubiera dicho quién era, él lo habría dejado todo por ella. Todo y a todos. Inmediatamente los ojos de Santana se clavaron en los profundos ojos azules de Brittany con desesperación— ¿Qué se suponía que debería haber hecho, señorita Pierce? ¿Quiere iluminarnos? Beatriz lo había rechazado y a él sólo le quedaba una cosa de valor en la vida: su carrera. Cuando Beatriz lo amenazó, ¿qué otra cosa podía hacer? Tuvo que dejarla marchar. Pero fue decisión de ella, no de él.

Brittany sonrió con dulzura y Santana supo que estaba a punto de darle la puntilla—Su conferencia ha sido muy clarificadora, profesora. Sólo me queda una duda. ¿Está diciendo que Paulina no fue la amante de Dante? ¿Qué sólo fue un aquí te pillo, aquí te mato? Un ruido seco resonó en el aula. Todos los asistentes se quedaron boquiabiertos al darse cuenta de que la profesora López acababa de romper en dos pedazos el rotulador de la pizarra. Mientras la tinta negra se extendía por sus dedos como una noche sin luna, los ojos se le encendieron con el brillo de una hoguera azul « ¡Joder! Esto ya pasa de castaño oscuro», pensó Rachel rodeó a Brittany con un brazo al ver que La Profesora empezaba a temblar de rabia—La clase ha terminado. A mi despacho, señorita Pierce. ¡Ahora! Metió sus notas y cosas de cualquier manera en el maletín y salió de la sala dando un portazo.

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Hola Hola Hola!
Aqui un nuevo capitulo espero que les guste y dependen de sus comentarios vuelvo a actualiza en la noche Saludos y besos
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Finalizado Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Mensaje por atercio Miér Jul 09, 2014 6:58 pm

wow....primero quiero comentar el cap anterior...por alguna razon sabia que las cosas no iban a ser tan fáciles, que santana no se iba a acordar y que britt se ilusiono un poco mas de lo normal, ahora bien sobre este capitulo es claro la postura de Britt, es claro porqu lo hace siempre persevera el instinto de proteccion, pero vamos debió decirlo apenas tuvo la oportunidad, espero ansiosa el capitulo siguiente buenas vibras
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Mensaje por VictoriaRivera Miér Jul 09, 2014 8:18 pm

Necesito saber que pasa por diosssss
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Mensaje por marcoheath Miér Jul 09, 2014 8:33 pm

porfavooooooooooooooooooor actualiza!:( :( :(
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