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FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
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Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
La verdad es que es intenso!!!!
Conmovedor lo de Richard y Grace!!!
Saludos
PD: Poquitos comentarios pero muy fieles!!
Conmovedor lo de Richard y Grace!!!
Saludos
PD: Poquitos comentarios pero muy fieles!!
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Comparto el sentimiento, fue bastante hermoso :')':
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
Fecha de inscripción : 16/05/2013
Edad : 27
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Ay :/ lo de Richard me llegó al corazón. Lloré poquito.
Por otra parte, que bueno que ya no están peleadas esas dos, y ahora no se quitan las manos de encima <3
Espero con ansias el próximo capítulo :)
Por otra parte, que bueno que ya no están peleadas esas dos, y ahora no se quitan las manos de encima <3
Espero con ansias el próximo capítulo :)
dani_lcastrejon** - Mensajes : 60
Fecha de inscripción : 28/06/2014
Edad : 29
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
yo llore...
ohhhh Grace como te extrañamos
Santana es tan tierna y...DIOSSSSS!!!!!!!
QUIERO UNA SANTAN ASI PORQUE NO PUEDO TENERLA
ADORO TU FIC
ohhhh Grace como te extrañamos
Santana es tan tierna y...DIOSSSSS!!!!!!!
QUIERO UNA SANTAN ASI PORQUE NO PUEDO TENERLA
ADORO TU FIC
akarencilla*** - Mensajes : 132
Fecha de inscripción : 17/06/2013
Edad : 26
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
3:) escribió:holap demonio,...
me gusta cuando están todos juntos,...
me encanta que richard vuelva a la casa,.... es dulce que grace busque este donde este la paz de su filia!!! también llorisquie en esa parte!!!
nos vemos!!!
Hola Hola Demonio :P
Esa es una de las cosas mas bellas <3 y yo llore mucho fue tan hermoso <3
Saludos
micky morales escribió:no te preocupes por los comentarios eso no le quita la importancia que seguro tiene para todos los que seguimos la historia! ya vendran y hasta muy pronto, espero!
Hola Hola!
Mcuhas gracias por tu comentario <3
Saludos
lauravm98 escribió:Hermoso! !!
Hola Hola!
me alegro que te gustara C:
Saludos
monica.santander escribió:La verdad es que es intenso!!!!
Conmovedor lo de Richard y Grace!!!
Saludos
PD: Poquitos comentarios pero muy fieles!!
Hola Hola!
Que si que <3 y fue hermoso una de mis partes favoritas <3
Tienes razon gracias :)
Saludos
Anddy Rivera Morris escribió:Comparto el sentimiento, fue bastante hermoso :')':
Hola Hola!
Me alegro que te gustara <3
Saludos
dani_lcastrejon escribió:Ay :/ lo de Richard me llegó al corazón. Lloré poquito.
Por otra parte, que bueno que ya no están peleadas esas dos, y ahora no se quitan las manos de encima <3
Espero con ansias el próximo capítulo :)
Hola Hola!
Fuer hermoso una de las mejores partes <3 y jajajaj asi es :P
Saludos
akarencilla escribió:yo llore...
ohhhh Grace como te extrañamos
Santana es tan tierna y...DIOSSSSS!!!!!!!
QUIERO UNA SANTAN ASI PORQUE NO PUEDO TENERLA
ADORO TU FIC
Hola Hola!
Me too fue hermoso <3 y jajajajajaja me hago tu misma pregunta jajajaja y me alegro que te guste <3
Saludos
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Capítulo 7
Julio de 2011.
Oxford, Inglaterra
La profesora Santana M. López miró despectivamente la modesta habitación de invitados en la escalera número 5 de los claustros del Magdalen College sus ojos se clavaron en el par de camas individuales situadas junto a la pared señalándolas, preguntó:
— ¿Qué demonios es eso?
Britt siguió la dirección de su dedo acusador.
—Creo que son camas.
—Ya lo veo, Nos vamos.
Cogió las maletas y se acercó a la puerta, pero Britt la detuvo.
—Es tarde, Santana, y estoy cansada.
—Exacto ¿Dónde demonios pretenden que durmamos?
— ¿Dónde suelen dormir los alumnos? ¿En el suelo?
Santana la fulminó con la mirada.
—No pienso volver a dormir en una abominable cama individual en mi vida nos vamos al Randolph.
Britt se frotó los ojos con las dos manos.
—No tenemos reserva hasta dentro de dos noches además, me prometiste que dormiríamos aquí.
—Nigel me aseguró que dormiríamos en una de las habitaciones de los catedráticos, con cama de matrimonio y baño en la habitación—Volvió a mirar a su alrededor— ¿Dónde está la cama de matrimonio? ¿Dónde está el baño? ¡Tendremos que compartirlo con vete tú a saber quién!
—No me importa compartir el baño con otras personas durante dos días pasaremos casi todo el tiempo en la sala de conferencias.
Sin hacer caso de las airadas protestas de su esposa, Britt se acercó a la ventana, que daba al bonito claustro dirigió una mirada melancólica a las extrañas estatuas situadas sobre los arcos de la derecha.
—Me dijiste que C. S. Lewis se había inspirado en esas estatuas para escribir El león, la bruja y el armario.
—Eso dicen —replicó Santana secamente.
Ella apoyó la frente en el vidrio emplomado.
— ¿Crees que su fantasma aún corre por aquí?
—Dudo mucho que se dignara a hacerlo en una habitación como ésta —respondió ella despectivamente— Seguro que estará en el pub.
Britt cerró los ojos había sido un día muy largo habían salido del hotel de Londres esa mañana, habían ido a Oxford en tren y acababan de llegar a la habitación estaba muy cansada y quería quedarse allí.
Santana la observó desde el otro extremo de la estancia y se dio cuenta de su estado de ánimo.
—Los fantasmas no existen, Brittany Ya lo sabes —le dijo con suavidad.
— ¿Acaso no viste a Grace y a Maia?
—Eso fue distinto.
Ella echó un último vistazo a las estatuas antes de reunirse con ella junto a la puerta, con expresión derrotada.
— ¿Te molestaría mucho que nos fuéramos al hotel? —le planteó Santana, mirándola a los ojos—Tendríamos más intimidad.
Britt apartó la mirada.
—La tendríamos, es cierto.
Santana volvió a mirar las camas individuales.
—Es casi imposible practicar sexo en esas dichosas camas no hay sitio para moverse.
Britt sonrió con picardía.
—No es así como yo lo recuerdo.
Una sonrisa lenta y provocativa se abrió camino en la cara de Santana Se acercó a Britt hasta que sus labios se rozaron y le preguntó:
— ¿Me estás desafiando, señora López?
Britt la observó unos instantes antes de sacudirse la fatiga del viaje y enrollar la mano en la bufanda de seda de Santana para acabar de unir sus bocas.
Soltando las maletas, Santana la besó apasionadamente y se olvidó de su enfado sin decir nada más, cerró la puerta de una patada.
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Capítulo 8
Más tarde, Santana estaba abrazado a su esposa en una de las estrechas camas ella susurró su nombre contra su pecho.
—No has perdido facultades esa última innovación me ha parecido muy... satisfactoria.
Santana respiró profundamente, hinchando el pecho.
—Gracias es tarde, Vamos a dormir.
—No puedo.
Santana le levantó la barbilla.
— ¿Estás nerviosa por la conferencia?
—Quiero que te sientas orgullosa de mí.
—Siempre estaré orgullosa de ti, Ya estoy orgullosa de ti —recalcó, atravesándola con sus ojos cafés, que parecían dos láseres.
— ¿Y la profesora Picton?
—No te habría invitado si no creyera que estás preparada.
— ¿Y si alguien me hace una pregunta y no sé qué responderle?
—Le respondes lo mejor que puedas Y si insisten, siempre puedes decir que te parece una pregunta muy interesante y que pensarás en ello.
Britt volvió a apoyar la cabeza en el pecho de ella, mientras le acariciaba juguetona el torso desnudo.
— ¿Crees que si le pido a C. S. Lewis que interceda por mí ante los santos lo hará?
Santana se rió, soltando el aire por la nariz.
—Lewis era protestante, de Irlanda del Norte. No creía en esas cosas. Aunque pudiera oírte te ignoraría por una cuestión de principios. Pídeselo a Tolkien. Él sí que era católico.
—Podría pedirle a Dante que rezara por mí.
—Dante ya está rezando por ti — le susurró Santana, con la cara hundida en su pelo.
Britt cerró los ojos y escuchó el latido del corazón de su esposa Su ritmo siempre le resultaba reconfortante.
— ¿Y si la gente nos pregunta por qué te fuiste de Toronto?
—Diremos lo de siempre, que tú ibas a estudiar en Harvard y quería estar contigo porque íbamos a casarnos.
—Quinn Fabray va por ahí contando una historia distinta.
Santana entornó los ojos.
—Olvídate de Quinn No tenemos ninguna necesidad de pensar en ella durante el simposio.
—Prométeme que no perderás los nervios si oyes algún comentario... desagradable.
—Confía un poco en mí —dijo Santana, exasperada—Nos hemos enfrentado a los rumores y habladurías en la Universidad de Boston y en Harvard y no he perdido los nervios de momento.
—Lo sé, tienes razón. —Britt le besó el pecho—Pero los académicos se aburren y les gusta cotillear un poco. Y no hay nada más excitante que un escándalo sexual.
—No estoy de acuerdo, señora López —replicó Santana, con los ojos brillantes.
— ¿Ah, no?
—El sexo contigo es más excitante que cualquier escándalo.
Tumbándola de espaldas en la cama, empezó a besarle el cuello.
Antes de que el sol asomara por el horizonte, Britt regresó en silencio a la habitación un rayo de luz entraba por la ventana, iluminando parcialmente a la mujer desnuda que dormía en su cama.
Estaba tumbada boca abajo y tenía el pelo revuelto. La sábana se había deslizado un poco hacia abajo, dejando al descubierto la zona lumbar y la parte superior de las nalgas.
Britt la miró, y dio las gracias por su buena suerte le costó un poco más de la cuenta apartar la vista de su espalda y gluteus maximus era guapísima, era sexy y era suya.
Se quitó los pantalones de yoga, la camiseta y la ropa interior y lo dejó todo sobre una silla.
Desde que se casaron, casi siempre dormía desnuda le gustaba más hacerlo piel contra piel con su amada.
Al notar que el colchón se movía, Santana se volvió de lado levantó el brazo para acogerla contra su pecho, pero tardó un poco en despertarse.
— ¿Adónde has ido? —le preguntó, acariciándole el brazo.
—A ver las figuras de piedra del patio.
Santana abrió los ojos.
— ¿Por qué?
—Leí los libros de Narnia Tienen un significado... especial para mí.
Santana le acarició la mejilla.
— ¿Por eso insististe en dormir aquí? ¿Por Lewis?
—Y por ti. Sé que Paulina vivía aquí cuando tú... —Britt se detuvo, arrepentida por haber sacado un tema que ambas estaban tratando de olvidar.
—Fue antes de que estuviéramos juntas en aquella época nos veíamos muy poco. —La abrazó con más fuerza—No habría tratado de arrastrarte hasta el Randolph si hubiera conocido tus razones ¿Por qué no me lo dijiste?
—Tenía miedo de que te rieras de mí, que pensaras que soy inmadura por mi afición a los libros de Narnia.
—Nada que te guste puede ser inmaduro—Santana reflexionó unos segundos antes de añadir—: Yo también los leí en el piso de mi madre en Nueva York había un armario. Estaba convencida de que si me portaba bien, el armario se abriría y podría ir a Narnia.
Evidentemente, no fui lo bastante buena Había esperado hacerla reír, pero no lo consiguió.
—Sé lo que es estar dispuesto a cualquier cosa para lograr que una historia se convierta en realidad —susurró ella.
Santana volvió a abrazarla.
—Si quieres ver dónde vivió Lewis, te llevaré a su casa, The Kilns. Luego podemos ir a The Bird and Baby, la taberna donde se reunía su grupo, los Inklings.
—Me encantaría.
Santana le besó la cabeza.
—Una vez te dije que no te consideraba mi igual, que eras mejor que yo al parecer, no me creíste.
—Es verdad, A veces me cuesta creer que lo pienses de verdad.
Santana hizo una mueca.
—Voy a tener que esforzarme más para demostrártelo —susurró—Pero aún no sé cómo.
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Capítulo 9
Después de desayunar en el comedor del Magdalen College, Santana insistió en que tomaran un taxi hasta St. Anne, el lugar donde tendría lugar el simposio tenía miedo de que Britt (y sus tacones) no sobrevivieran al paseo y de ninguna manera iba a pedirle que se cambiara de zapatos.
—Es un sueño hecho realidad —murmuró ella, mientras cruzaban Oxford en el taxi—Nunca me habría imaginado que vendría aquí de visita Imagínate venir a Oxford a presentar mi trabajo es increíble.
—Te has esforzado mucho—Santana se llevó su mano a los labios y se la besó—Ésta es tu recompensa.
Britt guardó silencio, sentía el peso de la responsabilidad sobre los hombros.
Cuando pasaron junto al museo Ashmolean, los ojos de Santana se iluminaron.
—Me pregunto qué travesuras podríamos hacer ahí dentro —comentó, mientras señalaba el museo—Si no recuerdo mal, hay un montón de sitios donde esconderse.
Britt se ruborizó y Santana la tomó de los brazos para atraerla hacia ella, riendo.
No había perdido la capacidad de hacer que se ruborizara y se sentía muy orgullosa de ese talento en ese sentido, había hecho algo más que ruborizarla días atrás, cuando habían bailado un tango contra una de las paredes del British Museum.
(Los mármoles de Elgin todavía no se habían recuperado del susto.)
Las López llegaron al edificio de la facultad de St. Anne justo antes de que empezara la primera sesión en el interior, un grupo de unos cincuenta académicos se agolpaban junto a una mesa, bebiendo té y comiendo galletas, mientras charlaban sobre el apasionante mundo de Dante y los estudios sobre su obra.
(Un universo mucho más interesante de lo que puede parecer a los no iniciados.)
Santana le sirvió una taza de té a Britt antes de ponerse un poco de café luego le presentó a dos eminentes profesores de Oxford mientras tomaban sus bebidas.
Cuando llegó el momento de dirigirse a la sala de conferencias, Santana le apoyó una mano en la curva de la espalda para animarla a avanzar y ella dio dos pasos antes de detenerse.
Una risa familiar y despreocupada había llegado a sus oídos unos metros por delante, vio la fuente de esa risa: en medio de un grupo de hombres y mujeres jóvenes y no tan jóvenes, vestidos casi todos con chaquetas de tweed y vestidos elegantes, una joven belleza blanca era el centro de atención era alta y esbelta e iba vestida con un conjunto de falda y chaqueta negra hecho a medida. Sus tacones de diez centímetros hacían que sus piernas parecieran aún más largas.
(Por una vez en su vida, la Profesora observó un par de elegantes zapatos de marca con algo que no era admiración.)
La risa de la mujer se cortó en seco cuando un hombre moreno de piel muy bronceada le susurró algo al oído con la vista clavada en las López
—Joder —murmuró Santana.
Mientras ella fulminaba con la mirada a Quinn Fabray y al profesor Giuseppe Pacciani, Britt observaba las reacciones de los hombres y mujeres que rodeaban a la joven a medida que sus ojos saltaban de uno a otro, una terrible desazón se apoderó de ella.
Más de uno y una le devolvía la mirada, y la dejaba más tiempo del necesario clavada en sus pechos y sus caderas se soltó de la mano de Santana para abotonarse más la chaqueta del traje.
En los ojos de varios de ellos vio una mirada de decepción al parecer, Britt no estaba a la altura de lo que esperaban de una joven y apetitosa estudiante capaz de seducir a su profesora y de provocar un escándalo.
—Voy a resolver este asunto de una vez por todas—Santana echó a andar hacia ellos, pero Britt la detuvo clavándole las uñas en el brazo a través de la camisa.
— ¿Puedo hablar un momento contigo? —susurró.
—Después —contestó Quinn.
—No, por favor —siseó Britt— Aquí no.
— ¿Problemas en el paraíso? —La petulante voz de Quinn resonó en la sala—La luna de miel no ha durado demasiado—Clavó sus ojos de gata en Britt, y curvó los labios en una sonrisa despectiva—No me extraña... —Britt trató de llevarse a Santana de allí, pero ella se mantuvo firme, temblando de rabia.
—Me gustaría hablar un momento con usted, señorita Fabray.
Ésta se acercó un poco más al profesor Pacciani, fingiendo estar asustada de Santana.
—No después de lo que pasó en Toronto Si tiene algo que decir, tendrá que hacerlo en público, delante de testigos.
Desde la seguridad que le aportaba estar junto a Pacciani, se inclinó hacia adelante, bajando un poco la voz.
—No le conviene montar una escena descubrí unas cuantas cosas sobre usted después de que dimitiera, como por ejemplo que había estado metida en temas de BDSM No sabía que la profesora Ann Singer había sido su Ama.
Se hizo un profundo silencio entre los presentes, cuyos ojos pasaron de estar clavados en Quinn a fijarse en Santana.
Al notar que la indignación de su esposa iba en aumento, Britt la tiró del brazo—Vámonos, Por favor.
A pesar de la furia que sentía, Santana era muy consciente de que sus colegas la observaban con atención tuvo que hacer un esfuerzo enorme para no abalanzarse sobre Quinn y agarrarla por el cuello.
Farfulló una maldición, se volvió bruscamente y se alejó de su antigua alumna.
—Estoy deseando oír tu conferencia, Brittany —dijo Quinn, alzando la voz para que la oyera más gente—Es muy poco habitual que una estudiante de doctorado de primer año participe en un simposio tan importante ¿Cómo lo conseguiste?
Ella se detuvo y la miró por encima del hombro.
—La profesora Picton me invitó.
— ¿De verdad? —Quinn aparentó estar confusa— ¿Y por qué no invitó a Santana directamente? Al fin y al cabo, no harás más que repetir cosas que ella te ha enseñado O tal vez te haya escrito la conferencia.
—Hago mis propios trabajos de investigación —replicó Britt, en tono tranquilo pero firme.
—Oh, sí, estoy totalmente convencida de ello. —Quinn clavó la vista en la espalda de la profesora López— Pero con ese tipo de investigaciones no se escriben conferencias. A menos que pienses hablarnos de todas las profesoras con los que te acostaste para entrar en Harvard.
Maldiciendo, Santana se soltó de la mano de Brittany Se volvió y fulminó a la joven con la mirada.
—Ya es suficiente, No vuelvas a dirigirle la palabra a mi esposa ¿Me entiendes?
—Ese carácter, Santana —la reprendió ella, con los ojos brillantes de perversa diversión.
—Para ti soy la profesora López —saltó ella.
Britt se interpuso entre las dos.
—Vámonos —le pidió a su esposa, apoyándole una mano en el pecho.
—Apártate—Parecía una dragona a punto de escupir fuego—Hazlo por mí —suplicó ella, con el corazón desbocado.
Antes de que Santana pudiera abrir la boca, una voz autoritaria preguntó a su espalda: — ¿Qué significa esto?
Katherine Picton apareció a la derecha de Santana, con su pelo canoso corto impecablemente peinado y los ojos, de un color entre azul y gris, brillando de indignación tras los cristales de las gafas.
Echó un vistazo despectivo al profesor Pacciani antes de centrar toda su atención en Quinn.
— ¿Quién eres tú?
La postura de ésta cambió de estar a la defensiva, pasó a querer agradar.
—Soy Quinn Fabray —se presentó, ofreciéndole la mano—, de la Universidad de Columbia nos conocimos en Toronto.
Katherine Picton ignoró la mano tendida—Conozco a todos los profesores de Columbia y tú no eres uno de ellos.
La joven se ruborizó y bajó la mano.
—Soy una estudiante de máster.
—En ese caso, no intentes hacerte pasar por otra cosa no eres de la Universidad de Columbia, estudias en la Universidad de Columbia repito: ¿por qué estás aquí?
Al ver que no respondía, la profesora se acercó a ella y volvió a preguntar, alzando la voz:
— ¿Eres dura de oído? Te he hecho una pregunta ¿Qué estás haciendo en mi simposio, insultando a mis invitadas?
Quinn casi se tambaleó al sentir la fuerza de la aversión de Katherine Picton Hasta el profesor Pacciani dio un paso atrás.
—He venido para escuchar su conferencia, como todo el mundo.
La mujer se estiró cuan alta era y, desde su metro y medio de estatura, alzó la vista hacia la estudiante de máster, mucho más alta que ella y medio siglo más joven.
—Tu nombre no está en la lista de asistentes Yo, desde luego, no te invité.
—Profesora Picton, discúlpeme la joven es mi acompañante —intervino el profesor Pacciani.
Cuando se inclinó ante ella con intención de besarle la mano, Katherine Picton la apartó bruscamente y la sacudió en el aire.
—Giuseppe, como acompañante tuya, su presencia aquí es tolerable, pero sólo eso—Con una mirada reprobatoria, añadió—: Haz el favor de enseñarle buenos modales.
Luego se volvió hacia Quinn para hablar directamente con ella.
—Soy muy consciente de los estragos que causaste en Toronto. Casi destruiste mi departamento al completo con tus mentiras será mejor que te comportes con educación mientras estés aquí o haré que te expulsen, ¿me has entendido?
Y sin esperar respuesta, empezó a reñir a Pacciani en un italiano fluido, dejándole claro que si su amiga molestaba a los asistentes, le haría responsable directo.
Para acabar, le recordó que tenía una memoria implacable (Vale la pena mencionar que tenía razón.)
—Capisce? —preguntó, clavándole la mirada a través de las gafas.
—Certo, profesora. —Y se inclinó de nuevo, con expresión de enfado.
—Pero yo soy la parte perjudicada —protestó Quinn—Cuando estuve en Toronto, Santana...
—Memeces —contraatacó Katherine—Soy vieja, pero no estoy senil, y aún reconozco a una mujer despechada cuando la veo. Los demás deberían hacer lo mismo —añadió, con una mirada crítica a los asistentes que habían estado escuchando encantados sus chismes—
Además, acudir sin invitación a un acto de este tipo es muy poco profesional esto no es una fiesta en una fraternidad.
La profesora Picton volvió a mirar a su alrededor e hizo una pausa como desafiando a los demás a que la contradijeran. Bajo su mirada avasalladora, los lascivos fisgones se alejaron, arrastrando los pies.
Aparentemente satisfecha, se volvió hacia Quinn Fabray una vez más y alzó la barbilla.
—Creo que ya he terminado.
Y dicho eso le dio la espalda. Los demás presentes en la sala se quedaron quietos, impresionados por haber asistido al equivalente académico de una lucha en el barro, ganada con comodidad por una pequeña (pero matona) septuagenaria.
—Queridas amigas, ¡cómo me alegro de veros! ¿Qué tal el vuelo? —Katherine rodeó los hombros tensos de Britt con un brazo y le dio un apretón antes de abrazar a Santana.
—El vuelo fue muy bien. Hemos pasado unos días en Londres antes de venir. Llegamos ayer, en tren. —Santana besó la mejilla de la profesora Picton y trató de sonreír, pero no lo logró.
—No me gusta que hayan admitido a esa chusma —afirmó Katherine con desdén—. Hablaré con los organizadores. Ya es bastante malo que tengáis que soportar a esa persona, pero tener que hacerlo en público es demasiado ¡Qué muchacha tan estúpida!
Al darse cuenta de que Britt estaba muy disgustada, la profesora Picton siguió hablando con más delicadeza:
—Luego te invito a copa, Brittany Ya va siendo hora de que charlemos un rato.
Esas palabras arrancaron a Britt de su mutismo y una velada expresión de terror le cruzó el rostro Santana la sujetó por la cintura.
—Es muy generoso por tu parte, Katherine, pero ¿por qué no cenamos las tres juntas?
—Gracias, estaré encantada, pero antes charlaré un rato a solas con Brittany —Se volvió hacia su antigua alumna y le dijo amablemente—: Ven a buscarme después de la última ponencia y daremos un paseo hasta The Bird and Baby.
Luego, la profesora Picton se marchó y en seguida se encontró rodeada de admiradores.
Britt tardó unos instantes en recuperarse de las impresiones cuando lo hizo, se apoyó en su esposa.
— ¡Qué vergüenza!
—Siento que Katherine nos haya interrumpido. Me habría gustado decirle un par de cosas a Quinn.
Britt se retorció las manos.
—No, yo no he debido responderle. Teníamos que habernos marchado.
El rostro de Santana se tensó. Tras mirar a su alrededor, le acercó los labios a la oreja.
—Has hecho lo que tenías que hacer: defenderte. Y, desde luego, yo no pienso quedarme cruzada de brazos mientras te llama puta.
—Si nos hubiéramos marchado antes, no habría llegado tan lejos.
—Tonterías. Ya había empezado a calumniarnos antes de que llegáramos. Tú misma me lo has dicho.
Britt parecía muy decepcionada—Te he pedido que pararas.
—Y yo acabo de explicarte que no pienso consentir que nadie hable de ti de esa manera. —Apretó la mandíbula, pero luego se forzó a relajarla—No discutamos por culpa de esa zorra. Eso es justo lo que quiere.
—Ella estaba deseando provocar una pelea y tú le has seguido el juego—Britt miró a su alrededor y vio que la sala se iba vaciando—Mañana tendré que subir al estrado delante de toda esta gente, y sabré que han presenciado la vergonzosa escena.
—Si no hubiera reaccionado, habría parecido que le estaba dando la razón —replicó Santana en voz muy baja, casi un gruñido.
—Te he pedido que pararas y tú has actuado como si no existiera; me has pasado por encima sin mirar —le reprochó ella, herida—Soy tu esposa, no un badén en medio de la carretera.
Y agarrando con fuerza su maletín Fendi, siguió a la multitud que se dirigía a la sala de conferencias.
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
Fecha de inscripción : 16/04/2014
Edad : 28
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Capítulo 10
La profesora López observaba furiosa a su esposa mientras ésta se alejaba quería arrastrar a Quinn a la calle y darle una lección desgraciadamente, por lo que su conducta durante las clases hacía sospechar, ella probablemente disfrutaría de la experiencia.
(Y sacaría fotos para su álbum personal.)
No era propio de ella tener ganas de pegarle a otra mujer solo que fuera Kitty.
O tal vez sí lo era. Tal vez era totalmente propio de ella querer pegarle a otras personas llevaba la furia y la violencia en los huesos, producto de su ADN quizá se parecía a su padre más de lo que pensaba.
Cerró los ojos en cuanto la idea asomó la cabeza, la hizo retroceder no era un buen momento para ponerse a reflexionar sobre lo que conocía y desconocía de sus padres biológicos.
Santana sabía que tenía mal genio y trataba de controlarlo, pero no siempre lo lograba en una ocasión, para su vergüenza, había pegado muy feo a otra mujer no peor que a Kitty.
Daba clases en Toronto. Las mujeres eran hermosas y sexies; la ciudad estaba llena de entretenimientos, música, arte... Pero nada le llamaba la atención. Estaba deprimida. Paulina había ido a visitarla y habían vuelto a acostarse... una vez más. Tras cada nuevo encuentro, se juraba que sería el último. Pero cada vez que ella le ponía las manos encima, sucumbía a la tentación.
Sabía que estaba actuando mal la relación continuada con ella les hacía daño a las dos. Pero aunque quería dejarla, su voluntad estaba ligada a un cuerpo de carne muy, pero que muy débil.
Cuando ella regresó a Boston, Santana había empezado a beber demasiado. Se convirtió en clienta vip del club Lobby y se follaba a una mujer distinta cada noche. Había llegado a estar con más de una en noches especialmente cargadas de whisky. A veces, al mismo tiempo.
Pero nada la ayudaba a calmarse. Perseguida por los fantasmas del pasado, más presentes que nunca a causa de la visita de Paulina, se sentía cada vez más cerca de volver a caer en la cocaína.
En ese momento conoció a Ann Compartían la afición por la esgrima y practicaron juntas en alguna ocasión en el club la última vez acabaron encerrándose en una habitación oscura para un encuentro sexual breve pero explosivo.
Ann Singer era una promesa de entretenimientos nuevos y excitantes. Las palabras que le susurraba al oído eran crudas y le ofrecían un placer más intenso del que había experimentado hasta entonces.
Estaba intrigada esa mujer tenía la capacidad de apoderarse de su mente, meterla en su cuerpo y guardarla allí, dejándola incapaz de pensar, ni de preocuparse por nada. Por esa razón había acabado en el sótano de su casa de Toronto, desnuda, atada y de rodillas.
Había confundido sus sentidos al darle placer y castigarla al mismo tiempo. Con cada golpe, su sufrimiento emocional parecía abandonarla, fluyendo junto a la sangre. Por un momento, se reprendió por haber tardado tanto en usar el dolor físico como manera de aliviar el dolor psicológico. Pero pronto cambió de idea.
Poco después, Ann pasó a humillarla quería dominar no sólo su cuerpo sino también su mente.
Y mientras le lastimaba la carne, trataba también de doblegar su voluntad.
Santana se dio cuenta de lo que pretendía y se rebeló. Deseaba el dolor físico y lo aceptaba de buen grado, pero no quería que la manipularan psicológicamente. Ya estaba lo bastante jodida... No necesitaba ayuda en eso.
Empezó a resistirse.
Ann la acusó que querer tomar el control y la golpeó con más fuerza mientras tanto, iba contándole una versión de la vida de ella, basada en la idea que se había hecho ella. Algunas de sus teorías se acercaban demasiado a la verdad. Y las demás...
De repente, algo en el interior de Santana se rompió.
Allí de pie, en el College de St. Anne, no recordaba exactamente qué había dicho la profesora Singer para hacerla saltar de esa manera no recordaba el tiempo que pasó con ella sólo recordaba la furia que había sentido; una furia ardiente y cegadora.
De un solo tirón había roto la atadura que le ligaba la muñeca derecha (una gesta nada desdeñable) y le había dado un revés la menuda profesora había caído desplomada al suelo.
Ella se había levantado y se había quedado observándola desde arriba, respirando hondo. No se movía.
La puerta se abrió y Santana se encontró luchando con una mano con el guardaespaldas de Ann, que había acudido en su defensa llena de sangre y moratones, acabó tirada en la nieve, con la ropa esparcida a su alrededor.
Ésa había sido su última cita con Ann y su última experiencia con el BDSM Se le revolvía el estómago cada vez que se acordaba de que había perdido el control y le había pegado se había jurado no volver a pegar a una mujer nunca más hasta kitty Incluso en ese momento, la vergüenza la paralizaba.
Cerrando los ojos, trató de calmarse no le había explicado a Brittany todo lo que había pasado con la profesora Singer y no pensaba hacerlo algunas cosas era mejor dejarlas como estaban.
Catalogó mentalmente a los eminentes especialistas en Dante que habían oído los comentarios de Quinn sobre su pasado. Había sido un episodio violento y vergonzoso, sin duda, pero ella era una profesora de prestigio, con plaza fija, así que podían irse todos al diablo (Y estudiar el Infierno de Dante en vivo.)
Tenía que neutralizar a Quinn antes de que lograra dañar la reputación de Brittany sin remedio.
Prácticamente la había llamado puta, sugiriendo que había logrado su éxito académico en la cama.
Con esa idea en mente, se enderezó el cuello de la camisa, se alisó la falda y entró en la sala de conferencias.
Britt vio que su esposa se acercaba con semblante muy serio, sin mirarla a la cara.
Santana fulminó con la mirada a Quinn, que estaba sentada junto al profesor Pacciani, antes de sentarse entre Britt y la profesora Picton. Guardó silencio mientras sacaba un bloc de notas y una pluma estilográfica Meisterstück 149 de la cartera de piel su lenguaje corporal no dejaba lugar a dudas: estaba muy enfadada.
Britt trató de concentrarse en la ponencia, que trataba sobre el uso del número tres en La Divina Comedia de Dante tanto el tema elegido como la presentación del mismo sólo podían ser descritos como contrarios a la convención de Ginebra, dentro de la categoría de castigo cruel y extremo.
Aunque todavía era peor estar sentada al lado de Santana y sentir su furia atravesar su bonita camisa.
Con el rabillo del ojo vio que estaba tomando numerosas notas. Su elegante caligrafía era más fuerte y angulosa de lo normal. Tenía la boca fruncida y la familiar arruga se marcaba entre sus oscuras cejas, detrás de las gafas.
Britt se sentía decepcionada, pero no estaba enfadada con ella Sabía que formaba parte de su personalidad actuar como un ángel vengador. En algunas ocasiones había agradecido que así fuera, como cuando había dejado a Kitty, su ex novia, fuera de combate después de que ésta la agrediera.
Pero no le gustaba discutir con ella y menos en público. No le gustaba verla perder el control y montar una escena delante de tanta gente importante, ni siquiera con Katherine poniéndose de su lado.
Suspiró en silencio. Sabía que probablemente estaba tan enfadada por el amor que sentía por ella y por el deseo de que triunfara.
«Ésta es su primera relación seria y comprometida. Dale tiempo a que se acostumbre», se dijo.
Quería tocarla, pero tenía miedo de su reacción no quería interrumpirla Se la imaginó mirándola con el cejo fruncido por encima de las gafas eso le haría daño.
Hacía mucho tiempo que no la veía enfadada de verdad. Recordó su explosivo intercambio durante el seminario, cuando ella le había echado en cara su relación con Paulina Santana se había puesto furiosa, pero la furia había dado paso a la pasión.
Britt descruzó las piernas y volvió a cruzarlas. No era un buen momento para pensar en ese tipo de cosas esperaría que volvieran a estar a solas en la habitación del Magdalen College antes de tocarla De lo contrario, ella podría decidir que no quería esperar para hacer las paces y llevársela a un rincón para practicar «sexo de conferencia».
(El sexo de conferencia es una debilidad de ciertas académicas, que debe ser evitada a toda costa.)
La siguiente ponencia fue un tormento tan grande como la primera Britt fingió interés, pero tenía otras cosas en la cabeza. Si Santana le hubiera hecho caso, Quinn habría tenido que seguir tejiendo su red de mentiras sin tanto público pero ahora Britt iba a tener que alternar con los conferenciantes sabiendo que la mayoría de ellos habían presenciado el vergonzoso enfrentamiento. Por desgracia, aún no había superado su timidez. Y ahora, por culpa de Quinn, iba a estar muchísimo más incómoda.
A pesar de su discusión, le habría gustado permanecer al lado de Santana todo el rato, especialmente durante las pausas para comer o para tomar té o café. Pero la noche anterior habían acordado que se mezclarían con los asistentes por separado, para que Britt fuera creando su propia red de contactos.
Se obligó a charlar con los viejos conocidos que le presentaban las profesoras Marinelli y Picton, mientras Santana hablaba con otros profesores en el otro extremo de la sala. Era evidente que había puesto en marcha una campaña ofensiva para conquistar a todo el mundo con su encanto. Y por las miradas que Britt recibía, parecía que estaba hablando de ella.
Las mujeres se acercaban a Santana como moscas a la miel no importaba dónde estuviera, siempre había alguna mujer a su alrededor aunque tenía que reconocer que ella no hacía nada para animarlas y que las trataba a todas con la misma educación.
Britt siguió hablando con unas y otros, pero en ningún momento perdía de vista dónde estaba ella ni con quién. Tampoco perdía de vista a Quinn Fabray, quien no se apartó del profesor Pacciani.
A Britt le pareció curioso.
Pacciani, en cambio, no dejaba de mirarla a ella y en una ocasión Britt habría jurado que le guiñaba un ojo. Pero no se le acercó ni trató de hablarle. Parecía satisfecho de estar junto a Quinn, a pesar de que ésta coqueteaba a veces con otras personas.
Britt tomó un poco más de té mientras escuchaba a un profesor tras otro hablarle de sus últimos proyectos de investigación. No veía el momento de volver al hotel.
Durante la última ponencia del día, Santana notó que Britt se removía inquieta en la silla.
Llevaba una hora sin estarse quieta, como si tuviera que ir al baño urgentemente.
Ella, por su parte, llevaba horas alimentando su irritación con Quinn, atizando las brasas con un montón de razones para justificar sus palabras y sus actos. Estaba preparando mentalmente un discurso cargado de razones que pensaba soltarle a Britt en cuanto llegaran a su habitación, cuando ella la sorprendió pasándole una nota.
No quiero que discutamos.
Lo siento.
Gracias por defenderme.
Y siento que haya mencionado a la profesora Dolor.
Lo siento.
Gracias por defenderme.
Y siento que haya mencionado a la profesora Dolor.
Santana releyó la nota dos veces más.
Ver el arrepentimiento de Britt por escrito hizo que se le encogiera el corazón. Se estaba disculpando, aunque casi no había hecho nada.
Agradecía que la apoyara habría deseado que comprendiera mejor su conflicto interior, ya que buena parte de ese conflicto nacía de la necesidad de protegerla, pero no había esperado que se disculpara.
Cuando sus miradas se encontraron, ella le dirigió una sonrisa tímida. Fue esa sonrisa, más que la nota, la que derribó sus barreras.
Se olvidó de su enfado y su furia se aplacó bajo las frías aguas del remordimiento.
Sin esperar más, le dio la vuelta a la nota y escribió:
López ha sido una tonta.
Pero espera que la perdones.
Pero espera que la perdones.
Britt tardó unos momentos en leerla. Cuando lo hizo, estuvo a punto de escapársele la risa, que disimuló con una especie de ronquido.
El ruido resonó en las paredes del auditorio y el conferenciante alzó la vista, preguntándose cómo había entrado un jabalí en St. Anne y qué interés tendría en su ponencia.
Britt se ruborizó bruscamente y fingió un ataque de tos Santana apoyó su coartada dándole palmaditas en la espalda cuando el ponente siguió hablando, Santana volvió a escribir:
Siento haberte avergonzado.
Prometo hacerlo mejor la próxima vez.
No eres un badén.
Eres mi Beatriz.
Prometo hacerlo mejor la próxima vez.
No eres un badén.
Eres mi Beatriz.
Los delicados rasgos de Britt se iluminaron al mismo tiempo que relajaba los hombros.
Vacilante, alargó el meñique y lo enlazó con el suyo era su manera de darle la mano sin que los demás se dieran cuenta.
Santana le apretó el meñique y la miró con el rabillo del ojo.
Sí, la profesora López podía ser una tonta en ocasiones, pero al menos se arrepentía.
Cuando las conferencias de la jornada llegaron a su fin, Katherine se llevó a Britt a The Eagle and Child a tomar una copa. La taberna, que los habitantes de Oxford llamaban coloquialmente The Bird and Baby o The Fowl and Foetus, era probablemente la más famosa de Oxford Britt tenía muchas ganas de ir, ya que era uno de los lugares de reunión de los Inklings, el grupo literario al que pertenecían C. S. Lewis, J. R. R. Tolkien y Charles Williams.
Una vez dentro, Katherine pidió dos pintas de cerveza de Caledonia y guió a su antigua alumna a un rincón de la parte trasera. Después de acomodarse, brindaron y le dieron un buen trago a la cerveza.
—Me alegro de verte, Brittany Tienes buen aspecto —dijo la profesora, tras una mirada rápida— Tu boda fue todo un éxito hacía mucho tiempo que no me divertía tanto.
—Me alegré mucho de que pudiera venir. —Britt tenía el vaso agarrado con demasiada fuerza. El blanco de sus nudillos la delataba: estaba nerviosa.
— ¿Estás preocupada por la conferencia?
—Un poco —admitió ella, antes de beber otro sorbo.
Se preguntaba por qué Katherine habría insistido en hablar con ella a solas.
—Es comprensible que estés nerviosa, pero sé que lo harás bien. Y supongo que sigues afectada tras el encuentro con esa horrible mujer.
A Britt se le encogió el estómago y asintió.
Mirando a su alrededor para asegurarse de que el resto de parroquianos se ocupaban de sus asuntos, la profesora siguió hablando:
— ¿Te ha contado Santana cómo acabé debiéndole un favor?
—No, Me comentó que le había hecho un favor, pero no entró en detalles.
Pensativa, Katherine golpeó el vaso de cerveza con una uña sin pintar.
—Pensaba que te lo habría contado, pero es muy propio de ella mantener en secreto las confidencias.
Se quitó las gafas y las dejó sobre la mesa.
—Hace seis años, en Toronto, empecé a retirarme de mis obligaciones académicas poco a poco Jeremy Martin contrató a Santana para reemplazarme, pero yo aún daba un seminario y seguía supervisando a algunos estudiantes de máster.
»A principios del semestre de otoño, recibí un correo electrónico de un viejo amigo de aquí, de Oxford, diciéndome que nuestro antiguo profesor, John Hutton, estaba en un hospital para enfermos terminales muriéndose de cáncer.
—Conozco la obra del profesor Hutton. Ha sido una de las fuentes que he utilizado para mi trabajo.
—El viejo Hut sabía tanto sobre Dante que a lo largo de su vida probablemente olvidó más cosas de las que yo llegaré a saber nunca. —La expresión de Katherine se volvió melancólica—. Cuando me enteré de que se estaba muriendo, ya había accedido a dar el seminario.
Además, me había comprometido a dar también una serie de conferencias sobre Dante y los siete pecados capitales para la televisión canadiense, la CBC.
»Fui a hablar con Jeremy y le pedí una semana para venir a visitarlo.
A los astutos ojos de Katherine se les escapaban muy pocas cosas, por eso se dio cuenta de que Britt se sobresaltaba cada vez que pronunciaba el nombre del profesor Martin.
—Jeremy fue vuestro aliado el año pasado. Trató de ayudar a Santana por todos los medios a su alcance. Si no hizo más fue porque no pudo.
Britt se revolvió en el asiento.
—Me preguntaba por qué ayudó a Quinn a que se matriculara en su alma máter. Se rumoreó que estaban liados.
—Los rumores hacen daño a la gente, señora López A veces, dañan a personas inocentes. No esperaba que dieras pábulo a rumores sobre el profesor Martin. De ti menos que de nadie.
Britt se ruborizó.
—Tiene razón, Lo siento.
—Hace años que conozco al profesor Martin y a su esposa. Créeme, Quinn nunca lograría llamarla atención de Jeremy ni aunque se presentara ante él desnuda, con el manuscrito original de El Decamerón en una mano y una caja de cervezas en la otra.
Britt se aguantó la risa ante la imaginativa descripción de la profesora Picton.
—Cuando le conté por qué necesitaba ausentarme, Jeremy fue a hablar con Santana Para no alargarme, ésta se ofreció a sustituirme en el seminario y en cualquier otra actividad que surgiera durante mi ausencia.
—No lo sabía.
Katherine ladeó la cabeza.
—No debería sorprenderte. A Santana le gusta hacer buenas acciones en secreto, ya lo sabes.
»Cuando se ofreció para ayudarme era una profesora auxiliar que acababa de terminar los estudios me pareció extraordinariamente amable por su parte, ya que acabábamos de conocernos. Al final, resultó que estuve fuera hasta después de Navidad y ella se encargó de todo durante cuatro largos meses.
Luego, cuando regresé, se comportó como una buena amiga Como te puedes imaginar, desde ese momento estoy en deuda con ella.
—Estoy segura de que estuvo encantada de ayudar, profesora. Y después de todo lo que ha hecho por nosotras, la deuda, por llamarla de alguna manera, está más que pagada.
Katherine miró a su alrededor, sumida en sus pensamientos.
—Santana me ha dicho que eres admiradora de los Inklings.
—Lo soy ¿Los conoció?
—Una vez vi a Tolkien cuando era niña. Mi padre era especialista en Beowulf en la Universidad de Leeds. Tolkien y él mantenían correspondencia. Un día vine a Oxford en tren con él para visitarlo.
— ¿Cómo era?
Katherine se echó hacia atrás en la silla y se quedó mirando el techo.
—Me gustó. En ese momento sólo me pareció un viejo, igual que mi padre. Pero recuerdo que me animó a que le contara una historia que me había inventado sobre una familia de tejones que vivían detrás de nuestra casa. Me escuchó fascinado. —Señaló el rincón en el que estaban sentadas—. Éste es el rincón exacto donde se reunían los Inklings.
Britt examinó su entorno lentamente. Cuando era niña solía refugiarse en su habitación con un montón de libros de Narnia. Nunca se habría imaginado que un día se sentaría en el mismo lugar que Lewis. Era casi un milagro.
—Gracias por traerme aquí —dijo con un hilo de voz.
—Ha sido un placer.
Tras unos instantes, la expresión de Katherine se volvió melancólica.
—Tardé casi el semestre entero en poder ver al viejo Hut. Cuando llegué a Oxford, su esposa me prohibió la entrada en el hospital. Durante semanas y semanas me planté en la puerta cada día, esperando que al final cambiara de opinión; esperando que no muriera antes de poder despedirme de él.
— ¿Quién puede ser tan cruel?
— ¿Y me haces esa pregunta después de la Shoah? ¿Después de tantos casos de genocidio? Los seres humanos podemos ser increíblemente crueles.
»En el caso del viejo Hut, la cruel fui yo, y pagué por ello. Pero ese semestre la señora Hutton tuvo la oportunidad de vengarse y la aprovechó. Con creces.
—Lo siento mucho.
La profesora Picton hizo un gesto con la mano, quitándole importancia.
—Santana me dio la oportunidad de hacer las paces y por ello le estaré eternamente agradecida. Y también por eso siento una especial responsabilidad hacia ti.
— ¿Pudo ver a su amigo al final?
—La tía de la señora Hutton se puso enferma. Mientras ella fue a visitarla, yo logré colarme y ver al profesor. Estaba al borde de la muerte, pero aún podía hablar.
»Luego regresé a Toronto y me sumergí en el trabajo para superar la depresión. Nunca le conté a Santana la historia completa. No le conté por qué era tan importante para mí hablar con John antes de que muriera. —Katherine frunció los labios, como si estuviera dudando, pero al final se encogió de hombros—. Casi todos los afectados ya están muertos. Soy la única que sigue con vida, así que no tiene sentido que siga guardando el secreto. —Miró a Britt por encima del vaso—. No te pido que le escondas cosas a tu esposa, pero sí que seas discreta.
—Por supuesto, profesora.
Katherine agarró la pinta con sus dedos castigados por la edad.
—El viejo Hut y yo tuvimos una aventura mientras yo era alumna suya, y también luego, cuando fui a dar clases a Cambridge. Estaba casado. Por suerte para mí, nadie se enteró mientras estuve en Oxford. Pero luego empezaron a correr rumores, rumores que me persiguieron durante diez años.
Britt se quedó mirándola con la boca abierta.
Katherine le devolvió la mirada con los ojos brillantes de lo que bien podía ser diversión.
— ¿Te sorprende? Piensa que no siempre fui así de vieja. En mis tiempos, la gente me consideraba atractiva. Y no me parece tan difícil de entender. Las personas que trabajan juntas en algo que las apasiona acaban confundiendo esa pasión por otra cosa. Dante se refiere a ello cuando habla de Paolo y Francesca.
Katherine se ajustó las gafas y, tras una pequeña pausa, continuó:
—Los rumores se volvieron especialmente feroces cuando empecé a buscar trabajo como académica. Algunos compañeros míos estaban celosos de nuestra relación. Era evidente que yo era la alumna favorita de Hutton. Sin tener ninguna prueba de nuestra relación empezaron a hacer correr historias. Decían que él me había escrito la tesis. Cuando fui a hacer una entrevista de trabajo a Cambridge, me encontré con que alguien les había enviado una carta acusando a Hut de haberme escrito una carta de recomendación a cambio de haberme acostado con él.
Britt se echó a reír, pero en seguida se cubrió la boca con la mano, arrepentida.
—Lo siento. No tiene gracia.
—Claro que tiene gracia —replicó Katherine con un brillo travieso en los ojos—Tenías que haber leído su carta de recomendación. Decía: «La señorita Picton es competente en el estudio de Dante». ¡Era su amante, por el amor de Dios! ¡Podría haberse molestado en escribir algo más que una simple frase!
Mientras Britt la miraba asombrada, la profesora Picton se echó a reír.
—Ahora puedo reírme de ello, pero la verdad es que durante muchos años fui muy infeliz. Me enamoré de un hombre casado y me dolía mucho no poder tenerlo sólo para mí. Nunca pude casarme ni tener hijos.
»Cuando empecé a presentar mis trabajos en público, los rumores se acallaron. En mis ponencias defendía mis puntos de vista, que no siempre coincidían con los del viejo Hut, y la gente se dio cuenta de que sabía de lo que hablaba. Trabajé duro para hacerme un nombre y no vivir a la sombra de mi profesor. Por eso, cuando enfermó, las únicas que sabíamos lo que había pasado entre nosotros éramos su esposa y yo.
Katherine la miró fijamente.
—Esta mañana he tratado de desacreditar a la señorita Peterson y seguiré haciéndolo. Pero incluso si no lo consigo, al final los rumores acaban olvidándose. La gente necesita escándalos nuevos.
Cuando tengas tu propia plaza como profesora, ya nadie se acordará de nada.
—Faltan seis años para eso, profesora.
La mujer sonrió.
—Teniendo en cuenta las cosas que acabo de contarte, creo que deberías llamarme Katherine.
—Gracias, Katherine—Britt sonrió con timidez, consciente del honor que acababa de recibir.
—Puedes hacer que la gente olvide antes las murmuraciones siendo excelente en tu trabajo.
Si les demuestras tu valía, no habrá rumor en el mundo capaz de contrarrestarlo.
Probablemente siempre tengas que trabajar más que los demás para obtener el mismo resultado, pero no me parece que seas de las que se arrugan ante el trabajo duro ¿Me equivoco?
—No.
—Bien. —Katherine se echó hacia atrás en el asiento—. Mi siguiente consejo será un poco más duro de oír.
Britt se preparó para lo que viniera.
—Tienes que ser más firme a nivel académico. Comprendo que eres tímida por naturaleza y que prefieres huir de la confrontación. Pero no puedes presentarte ante el ruedo académico con esa actitud cuando plantees una teoría y alguien la ponga en duda, tienes que responder inmediatamente. No puedes tolerar las críticas malintencionadas, especialmente en público. ¿Me explico?
—Hasta ahora no he tenido problemas al defender mis teorías en los seminarios. La profesora Marinelli está satisfecha.
—Bien. Mi consejo es que mañana seas tú misma. Sé brillante. Sé excelente. Y no permitas que los lobos salvajes se den un festín contigo como si fueras un alce enfermo.
Britt abrió mucho los ojos ante la extraña comparación, pero no dijo nada.
—Y tampoco puedes consentir que tu esposa salga en tu defensa. Eso te hace parecer débil.
Si quieres triunfar en el mundo académico, tienes que saber defenderte por ti misma y defender tus ideas.
»A Santana no le va a gustar, ya lo sé. Pero tienes que hacerla entender que con su actitud protectora te hace parecer indefensa, y eso te perjudica. La amabilidad no tiene lugar en el ámbito académico.
Britt asintió, no muy convencida.
Katherine se acabó la cerveza y le guiñó un ojo.
—Venga, vamos a ver si Santana ha logrado que esos viejos cabrones de la Oxford Dante Society se olviden de lo que han oído esta mañana.
»Aunque, para la mayoría, los rumores harán que la miren con otros ojos. De repente, tu esposa les parecerá más interesante de lo que se imaginaban.
Santana no perdió el tiempo que pasó lejos de Britt Fue con viejos amigos y nuevos conocidos a la taberna The King’s Arms y se los ganó a todos con su pico de oro. Una hora más tarde, media docena de especialistas en Dante estaban convencidos de que Quinn Fabray era una ex alumna celosa y de que Britt y ella eran víctimas de calumnias.
Así que, cuando se reunió con ésta y la profesora Picton para cenar, estaba de mucho mejor humor. A medida que el vino iba fluyendo, Katherine se desinhibía y hablaba más y más, y Santana le daba conversación.
Pero Britt estaba más callada de lo habitual y se notaba los ojos cansados apenas probó la cena y no pidió postre. Los acontecimientos del día la habían agotado.
Cuando se excusó para ir al baño, Katherine se volvió hacia Santana con preocupación.
—Necesita descansar la pobre está exhausta.
—Sí —contestó ella, pensativa, pero no dijo nada más.
Katherine señaló su vaso de agua con la barbilla.
—Veo que has dejado la bebida.
—Así es —admitió Santana con una sonrisa paciente.
—No es mala idea. Yo también me fuerzo a pasar períodos de abstinencia —dijo ella, secándoselos labios con la servilleta— ¿Aceptarías un consejo maternal de una mujer que no es tu madre?
— ¿Sobre qué? —preguntó ella secamente.
—A veces me preocupa tu manera de enfrentarte a tus detractores. Y ahora que estás casada, aún más.
Santana trató de protestar, pero ella la interrumpió.
—Yo soy vieja y puedo hacer lo que quiera, pero tú no puedes actuar como la paladína de Brittany en los actos académicos. Si sales en su defensa, la haces parecer débil.
Santana dobló la servilleta y la dejó sobre la mesa.
—El incidente de esta mañana con Quinn Fabray ha sido un hecho aislado. Esa mujer trató de destrozar la carrera de ambas.
—Lo sé pero incluso así, tu actitud ha causado más mal que bien.
Al ver que Santana fruncía el cejo, Katherine cambió de estrategia.
—Hace tiempo que somos buenas amigas me gusta pensar que, si hubiera tenido una hija, habría sido como tú, con tu inteligencia y tu talento.
La expresión de Santana se suavizó.
—Gracias, Katherine Tu amistad es importante para mí.
—Le he dado unos cuantos consejos a Brittany Estoy segura de que te contará nuestra conversación. Pero antes de que vuelva, quiero pedirte que pienses en lo que te he dicho es una joven muy brillante deja que su brillo resplandezca.
—No deseo otra cosa —confesó ella, mirándose las manos la luz se reflejó en su anillo de boda, capturando su atención.
—Bien—Dando un golpecito en la mesa con un dedo, Katherine dio la conversación por zanjada—Espero que me invitéis a cenar en vuestra casa algún día cuando vaya a dar las conferencias a Harvard en enero Greg Matthews siempre me lleva a alguno de esos abominables restaurantes de gastronomía molecular que te sirven entrantes de construidos cocinados con nitrógeno líquido. Nunca sé si estoy cenando o haciendo un examen de química orgánica.
Después de la cena, Santana insistió en acompañar a la profesora a su residencia en el All Souls College, donde se desearon buenas noches y quedaron para desayunar juntas a la mañana siguiente.
—A las ocho y media en punto —dijo Katherine, dando unos golpecitos con el dedo en su reloj de pulsera—No lleguéis tarde.
—Ni se nos pasaría por la cabeza. —Santana se inclinó para despedirse.
—A ver si es verdad —replicó Katherine, desapareciendo tras la gran puerta de madera, que se cerró a su espalda.
Cuando se quedaron a solas, Santana le dio la mano a Britt y notó que tenía los dedos fríos.
Al tratar de calentárselos, tocó el anillo de boda y el de compromiso.
—Sé que estás cansada, pero me gustaría enseñarte una cosa. Sólo será un momento.
Al volver la esquina, llegaron a la Cámara Radcliffe, un gran edificio circular que se había convertido en un icono de la universidad el cielo estaba oscuro, sin rastro de luna, pero había luces que iluminaban la impresionante estructura.
Santana le apretó la mano al acercarse.
—He pasado muchos ratos caminando alrededor de este edificio siempre lo he admirado.
—Es fantástico.
Britt estudió detenidamente la arquitectura y el juego de equilibrios entre la piedra, la cúpula y las columnas. El cielo era del color de la tinta y la cúpula parecía refulgir en contraste con ese fondo.
Santana le tomó la cara entre las manos.
—Quiero que hablemos sobre lo que ha pasado esta mañana—Sintió que ella se tensaba mirándola a los ojos, le acarició las mejillas—Siento haberte avergonzado.
—Sé lo mucho que te ha costado alejarte de ella pero lo has hecho y te lo agradezco. —Con los ojos brillantes, Britt añadió—: Sé que te gusta pelear.
Tomándole las manos, se las llevó al pecho.
—Me gusta pelear, pero no contigo Quinn es una acosadora. La lucha es el único idioma que entienden los matones.
Britt levantó la barbilla.
—A veces hay que dejar que se delaten con su propia bajeza. O, al menos, dejar que la víctima decida cómo quiere enfrentarse al problema.
—Eso puedo hacerlo O, por lo menos, puedo intentarlo.
—Es todo lo que pido. —Britt la besó en los labios—Siento mucho que haya metido en esto a la profesora Dolor no tenía ni idea de que se conocieran.
Santana cerró los ojos. Cuando volvió a abrirlos, ella vio dolor en su mirada.
—Confesé mi pasado y trato de dejarlo atrás ¿Es que me lo tienen que estar recordando constantemente?
—Lo siento. —Britt la abrazó.
Permanecieron en silencio unos instantes Santana le hundió la cara en el cuello, aferrándose a ella con fuerza.
—Caravaggio —dijo Britt.
— ¿Cómo?
—Me he acordado de lo que dijiste sobre su cuadro de santo Tomás y Jesús. Que las heridas se curan, pero las cicatrices nunca desaparecen del todo. No puedes borrar el pasado, pero no tienes porqué permitir que te domine.
—Lo sé, pero a nadie le gusta que vayan pregonando su vida sexual delante de sus colegas.
—Si alguien te juzga basándose en rumores es que no era tu amigo—Britt se echó hacia atrás para mirarla a los ojos— Los que te conocemos no hacemos caso de habladurías.
—Gracias—Santana le dio un beso en la frente antes de mirarla a los ojos—La gente y las circunstancias conspirarán para separarnos, Brittany No podemos permitir que se salgan con la suya.
—No lo permitiremos.
—No pretendía ignorarte para mí eres lo más importante del mundo —susurró ella.
—Lo mismo digo.
Britt acercó sus suaves labios a los de Santana y la besó con delicadeza.
Apoca distancia de allí, el profesor Giuseppe Pacciani gruñó al llegar al orgasmo y se desplomó sobre el cuerpo de su amante el sexo con ella siempre era fantástico y esa vez no fue la excepción.
Murmuró varias frases en italiano, como solía hacer. Pero en vez de agradecer sus palabras, ella le dio un empujón y se apartó rodando por desgracia, no era la primera vez que lo hacía.
—Cara?
Quinn Fabray se tapó con la sábana.
—Necesitaré la habitación mañana por la noche búscate otro sitio donde dormir.
Giuseppe puso los pies en el suelo, maldiciendo.
—Ésta es mi habitación —le recordó, mientras iba al cuarto de baño a tirar el condón.
—No es mi habitación siempre me pagas el alojamiento. Y mañana por la noche no estaré sola.
Giuseppe volvió a la cama. Pronto ella volvió a estar bajo su peso, enmarcada por sus antebrazos.
— ¿Tan pronto vas a meter a otro en tu cama? Las sábanas aún estarán calientes.
Quinn lo fulminó con la mirada.
—No te atrevas a juzgarme. Tú estás casado. A quién me follo no es asunto tuyo.
Él agachó la cabeza y la besó con insistencia, hasta que ella abrió los labios.
—Qué boca tan sucia tienes, Quinn.
—No te quejes, Te gusta que sea así.
Él suspiró y le dedicó una sonrisa irónica.
—Certo.
Giuseppe se tumbó de espaldas en la cama, llevándola con él.
—Quiero levantarme —se resistió ella.
—No.
Quinn luchó, pero él no la soltó finalmente se rindió y apoyó la frente en el pecho de su amante.
Giuseppe le revolvió el pelo. Eso formaba parte de su acuerdo. Después de follar, ella tenía que dejar que la abrazara.
Tal vez se lo había exigido para convencerse de que el afecto desempeñaba un papel en su relación. O porque no era un adúltero tan carente de principios como cabría imaginar.
Cualquiera que fuera la razón, Quinn siempre se resistía unos momentos, aunque en el fondo le gustaba que la abrazaran.
—Me sorprendió tu mensaje, Quinn Se suponía que teníamos que vernos hace un año, pero no respondiste a mi correo electrónico.
—He estado muy ocupada.
Él se llevó un mechón de pelo rubio a la nariz para inhalar su aroma.
—Me preguntaba para qué me habrías pedido que te invitara. Ahora ya lo sé. Has venido a vengarte.
—Los dos sabemos lo que queremos.
Giuseppe dejó de acariciarle el pelo.
—Ten cuidado, Quinn No es buena idea ganarse la enemistad de la profesora Picton.
—No me importa.
Él volvió a maldecir.
— ¿Acaso no entiendes cómo funciona el sistema universitario? Los departamentos de todo el mundo están llenos de admiradores suyos ¡La catedrática de tu facultad en Columbia fue alumna suya!
—No, no lo sabía —replicó ella, encogiéndose de hombros—Demasiado tarde. Ya la he hecho enfadar.
Giuseppe le sujetó la barbilla bruscamente, obligándola a mirarlo.
—Soy responsable de ti mientras estés aquí. Así que olvídate de tus planes, sean los que sean estoy tratando de conseguir una cátedra en América. Lo último que necesito es que la profesora Picton me cree problemas.
Quinn se lo quedó mirando unos instantes en silencio.
—Vale —aceptó finalmente, haciendo un mohín—, pero necesito la habitación mañana por la noche.
—Va bene—Le soltó la barbilla y volvió a acariciarle la melena, larga y rubia— ¿Cómo se llamaba?
— ¿Quién?
—El hombre que te volvió así.
Quinn se tensó bajo sus manos.
—No sé de qué me hablas.
—Lo sabes perfectamente, mio tesoro ¿Fue tu padre? ¿Fue él quien...?
—No—Quinn lo miró furiosa— Él es un buen hombre.
—Certo, cara, certo.
—Desde que te conozco, me hablas de tus amantes, pero nunca de pretendientes. Deberías estar ya casada y con hijos, pero prefieres follarte a viejos a cambio de regalos.
—No follo contigo por los regalos Follo porque me gusta.
Él se echó a reír.
—Grazie. Pero igualmente, siempre tiene que haber regalos. ¿Por qué? —preguntó, besándola en la frente.
—Me gustan las cosas bonitas. No es ningún crimen. Y yo lo valgo.
— ¿Sabes lo que creo, tesoro?
— ¡Deja de llamarme así! —exclamó ella, apartándose.
Giuseppe la agarró con fuerza por la nuca, manteniéndola inmóvil.
—No estás segura de que lo merezcas. Por eso exiges regalos. ¿No te parece triste?
—No quiero tu compasión.
—No importa, La tienes igualmente.
—Entonces eres un idiota.
Él apretó la mano.
—Te tiras a curas y a viejos hombres casados porque tienes miedo. Tienes miedo de lo que podría pasar si te liaras con alguien que no estuviera comprometido.
Ella luchó por liberarse.
— ¿Desde cuándo eres psiquiatra? No proyectes tu mierda en mí al menos yo no le pongo los cuernos a mi esposa.
—Attenzione, Quinn —dijo él en tono de advertencia— Así pues, ¿a quién vas a tirarte mañana por la noche? ¿A un cura? ¿A otro profesor?
Ella se lo quedó mirando unos instantes antes de responder cuando lo hizo, le acarició el labio inferior.
— ¿Quién te ha dicho que vaya a ser un hombre?
Giuseppe la miró con voracidad.
—En ese caso, espero que la compartas conmigo.
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Hola Hola!
Bueno vengo a dejarles un pequeño maratón espero que les agrade :)
Saludos y besos
PD: HEYA FELLING <3
COMENTEN!
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
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Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
holap demonio,...
tuvo que aparecer quinn,...a joder todo,..
me gusta Katherine como mmmm protege? a britt,. me gusta la amistad que tienen
espero que las dos sigan el consejo de Katherine y que san no mate a nadies en espacial a quinn,... a ver que esta tramando ahora y a quien se va a tirar????
nos vemos!!!
PD: ahora es mas fácil que aparezcan fotos de nay y hemo, ya que se hizo la cuentas en la red!!!! yo muero muuuuuyyyyy lentamente cuando salen las fotos de ellas,...
tuvo que aparecer quinn,...a joder todo,..
me gusta Katherine como mmmm protege? a britt,. me gusta la amistad que tienen
espero que las dos sigan el consejo de Katherine y que san no mate a nadies en espacial a quinn,... a ver que esta tramando ahora y a quien se va a tirar????
nos vemos!!!
PD: ahora es mas fácil que aparezcan fotos de nay y hemo, ya que se hizo la cuentas en la red!!!! yo muero muuuuuyyyyy lentamente cuando salen las fotos de ellas,...
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Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
olaaaaa
esa quinn es una asnfabvasirhvnfad la odio tanto
ojala san le ubiera dado una leccion al fin que aparecio la profesora Picton
jejeje solo tengo mala ortografia emm.... espero que la perra de quinn no toque a santana
o yo misma la busco y se metera en problemas
adoro tu fic
esa quinn es una asnfabvasirhvnfad la odio tanto
ojala san le ubiera dado una leccion al fin que aparecio la profesora Picton
jejeje solo tengo mala ortografia emm.... espero que la perra de quinn no toque a santana
o yo misma la busco y se metera en problemas
adoro tu fic
akarencilla*** - Mensajes : 132
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Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Omg lo ame... Quinn is a bitch! Jajajajajaja Sera Santana. .. no creo que esta caiga pero va a ver problema para las Brittana... no tardes!
lauravm98******* - Mensajes : 489
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Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Sin palabras, muy buenos capítulos ;)
Anddy Rivera Morris******* - Mensajes : 407
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Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
por supuesto que quinn tratara de tirarse a santana, a ver que pasa en esa conferencia y despues de ella, hasta muy pronto!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
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Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Me encanto el maratón!!! que estará preparando Quinn?
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
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Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Gracias por el maratón me da mala espina lo que trama Quinn, pero bueno espero que a Britt le salga todo bien y Santana pueda controlarse saludines hasta la próxima Actu
Dolomiti- - Mensajes : 1406
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Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
3:) escribió:holap demonio,...
tuvo que aparecer quinn,...a joder todo,..
me gusta Katherine como mmmm protege? a britt,. me gusta la amistad que tienen
espero que las dos sigan el consejo de Katherine y que san no mate a nadies en espacial a quinn,... a ver que esta tramando ahora y a quien se va a tirar????
nos vemos!!!
PD: ahora es mas fácil que aparezcan fotos de nay y hemo, ya que se hizo la cuentas en la red!!!! yo muero muuuuuyyyyy lentamente cuando salen las fotos de ellas,...
Hola Demonio :)
AKSHAKJHDSJKA esa Quinn :@ Exacto katherine rockea jajajaja y mmmmmm ya verremos -_-
PD:Exacto son hermosas *-* <3
Saludos
akarencilla escribió:olaaaaa
esa quinn es una asnfabvasirhvnfad la odio tanto
ojala san le ubiera dado una leccion al fin que aparecio la profesora Picton
jejeje solo tengo mala ortografia emm.... espero que la perra de quinn no toque a santana
o yo misma la busco y se metera en problemas
adoro tu fic
Hola Hola!
kljdklasjs usssh quinny -_- y ya veremos -_- !
me alegro mucho que te guste :)
Saludos
lauravm98 escribió:Omg lo ame... Quinn is a bitch! Jajajajajaja Sera Santana. .. no creo que esta caiga pero va a ver problema para las Brittana... no tardes!
Hola Hola!
jajajajaj Quinny mmmmmm! y ya veremos :)
Saludos
Anddy Rivera Morris escribió:Sin palabras, muy buenos capítulos ;)
Hola Hola!
Me alegro que te gustara :)
Saludos
micky morales escribió:por supuesto que quinn tratara de tirarse a santana, a ver que pasa en esa conferencia y despues de ella, hasta muy pronto!
Hola Hola!
Ya veremos si San se deja!
Saludos
monica.santander escribió:Me encanto el maratón!!! que estará preparando Quinn?
Saludos
Hola Hola!
C: me alegro que te gustara y mmmmm ya veremos!
Saludos
Dolomiti escribió: Gracias por el maratón me da mala espina lo que trama Quinn, pero bueno espero que a Britt le salga todo bien y Santana pueda controlarse saludines hasta la próxima Actu
Hola Hola!
C: me alegro que te gustara :) y mmmmm ya veremos :)
Saludos
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
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Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Capítulo 11
—Despierta, cariño. —Santana pasó el pulgar por las cejas de Britt— Tienes que prepararte.
Ella enterró la cara en la almohada y murmuró algo ininteligible.
Santana se echó a reír Tenía un aspecto adorable.
—Vamos, ve a la ducha antes de que entre alguno de los vecinos.
—Ve tú primero.
—Yo ya estoy duchada y vestida —Le recorrió la espalda desnuda con la mano, disfrutando del temblor que provocó.
—Me tuviste despierta hasta muy tarde —gruñó ella.
—Si no te levantas, Katherine se enfadará con nosotras.
—Pues no me ducho así puedo dormir un poco más.
Santana le dio la vuelta y le hundió la nariz en la clavícula para aspirar su aroma.
—Hueles a sexo —susurró, sacando la lengua para lamerle la piel—, y a mí.
—Por eso mismo no quiero ducharme el sexo de reconciliación de ayer fue increíble me gusta recordarlo.
Santana estuvo a punto de arrancarle la sábana y volver a practicar sexo salvaje, apasionado (y de los que dejan tu aroma en la otra), pero logró contenerse.
—No puedes dar una conferencia en Oxford oliendo a sexo.
— ¿Quieres verlo?
Santana miró la hora luego miró a su esposa.
Y luego se quitó toda la ropa y se rindió al sexo pre conferencia, un sexo salvaje, apasionado (aunque rapidito) y del que deja tu aroma en la otra.
Las López salieron tarde de la habitación mientras se dirigían apresuradamente hacia el All Souls College, Britt le contó a Santana la historia de Katherine y el viejo Hut.
Santana se sorprendió bastante había oído hablar del profesor Hutton, pero no lo había conocido personalmente al parecer, era un poco cabrón.
(Uno podría preguntarse si había sido un poco cabrón o mucho, dada la antigua naturaleza de la profesora que emitía el juicio.)
Santana le estaba muy agradecida a Katherine por haberlas defendido y se lo hizo saber mientras desayunaban en el All Souls College también comentó que esperaba que Quinn no aprovechara la conferencia de Brittany para crear más problemas.
—Sandeces —dijo la profesora— Brittany tiene la situación controlada y deberíamos dejar que ella se encargara de todo.
Britt sonrió valientemente, aunque sin dejar de juguetear con el colgante de plata que Santana le había regalado en Selinsgrove.
Al entrar en St. Anne después de desayunar, Santana le rodeó la cintura con el brazo.
—Estás preciosa, Y lo harás muy bien.
Ella bajó la vista hacia su traje de chaqueta azul marino, del mismo color que los zapatos. A Santana le habría gustado que llevara zapatos de Prada o de Chanel, pero a ella no le apetecía ir haciendo ostentación de su dinero prefería que la gente se fijara en su trabajo, no en su ropa por eso se había comprado un sencillo conjunto de falda y chaqueta de Ann Taylor y unos zapatos de tacón discreto de Nine West a pesar de todo, al ver cómo vestían algunos de los asistentes, se sintió demasiado arreglada.
Bajo la ropa llevaba el aroma de Santana y el corsé que ésta le había regalado, lo que la hacía sentirse mucho más segura.
—Voy por un café, ¿Qué quieres que te traiga? —preguntó Santana con una sonrisa.
—Un botellín de agua, por favor Si no te importa, voy a sentarme.
—Claro, Nos vemos dentro.
Britt le devolvió la sonrisa y entró en la sala de conferencias sola.
Santana intercambió unas cuantas frases de cortesía con algunos colegas antes de llegar a la mesa de las bebidas cuando se hubo servido el café y cogido el botellín de agua, todo el mundo había entrado ya en la sala de conferencias.
O eso creyó.
—Hola, profesora —dijo una seductora voz a su espalda.
Al volverse se encontró con Quinn, cerniéndose sobre ella como un fantasma malevolente.
— ¿Qué quieres? —le espetó, lanzándole una mirada asesina.
—Ayer quería hablar, ¿no? Pues hable.
Santana miró a su alrededor, preguntándose si sus voces podrían oírse desde el interior de la sala de conferencias.
Ella se acercó más de lo debido y, cerrando los ojos, inhaló con fuerza al volver a abrirlos, le dirigió una mirada hambrienta.
—Huele a sexo.
—Déjate de jueguecitos conmigo quiero que pares de difundir calumnias.
—No va a poder ser.
—Te demandaré.
Una emoción pasajera cruzó el rostro de Quinn, pero en seguida recobró la sonrisa relajada.
— ¿Por qué? ¿Por contar la verdad?
—No hay nada de cierto en tus difamaciones nadie te acosó en Toronto Y Brittany hace su trabajo sola, como resulta obvio para cualquier persona con dos dedos de frente.
Desde el interior de la sala de conferencias se oyeron unas risas Santana se volvió hacia allí.
Quinn alzó la voz para recuperar su atención.
—Se olvida de la suspensión administrativa por tirarse a una de sus alumnas esa es una historia interesante. Por no hablar de la profesora Singer. Ella tiene unas cuantas cosas que decir también. Qué lástima que no sacara fotos. Me encantaría tener una.
Levantó una mano para sacudir una imaginaria mota de polvo de las de la chaqueta azul marino de Santana.
Santana le sujetó la muñeca y se la apretó con fuerza.
—Estás jugando con fuego.
Ella se acercó aún más, inclinándose hasta que sus bocas estuvieron a escasos centímetros de distancia.
—Eso espero, profesora.
Santana la soltó, asqueada Dio un paso atrás y se limpió las manos en la chaqueta, como si se hubiera contaminado con una nueva mirada en dirección a la puerta de la sala de conferencias, decidió que la conversación ya había durado demasiado.
—Cierra la boca o haré que tu vida se convierta en un infierno.
—No hace falta que se ponga tan agresiva Poder acabar con esta situación está en sus manos—Señalando hacia su entrepierna, le dirigió una sonrisa de aprobación—Bueno, en realidad, un poco más abajo.
Maldiciendo entre dientes, Santana se alejó, pero Quinn la siguió.
—Venga a mi hotel y mañana ya no tendrá que preocuparse por mi boca—Apoyándole una mano en el brazo, añadió en un susurro sugestivo—: La conozco sé lo que le gusta y lo que quiere Follaremos toda la noche y luego nuestros caminos se separarán.
Santana le apartó la mano bruscamente.
—No.
—En ese caso, lo que pase caerá sobre su conciencia.
Santana dio un paso hacia ella.
—No te acerques a mi esposa, ¿me oyes?
—Me hospedo en el Malmaison antes era una prisión, lo que supongo que le resultará atractivo—Se puso de puntillas para murmurarle al oído—: He traído esposas.
Santana, que estaba demasiado ocupada librándose de ella, ni siquiera se dio cuenta de que Quinn le había metido algo en el bolsillo de la chaqueta.
Quinn se despidió con una sonrisa sarcástica.
—Es su única oportunidad Venga antes de medianoche.
Y girando sobre sus altísimos tacones, se alejó moviendo las caderas luego, como si acabara de acordarse de algo importante, se detuvo y la miró por encima del hombro.
—Recuerdos a su «esposa».
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
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Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Capítulo 12
Instantes después, Santana recorría la multitud con la vista buscando a Brittany Los ojos se le abrieron como platos al ver la escena que tenía lugar en la parte delantera de la sala.
Alguien estaba abrazando a su esposa alguien mediana, Una mujer.
Una mujer guapa.
Santana bajó corriendo los escalones de dos en dos para llegar cuanto antes a su lado Vio que Britt se apartaba de la mujer y que sus apetitosos labios se curvaban dibujando una amplia sonrisa de felicidad.
A regañadientes, ella le soltó la cintura antes de decirle algo que la hizo reír.
A Santana le vinieron ganas de estrangularla primero y de retarla en duelo después.
Mientras se acercaba, Britt se volvió hacia ella la mujer siguió la dirección de su mirada.
Santana se detuvo en seco.
—La Follaángeles —murmuró.
— ¿Perdón? —Rachel Berry se quedó mirando a su antigua directora de tesis, no muy segura de haber oído bien aunque lo cierto era que ella también tenía una buena colección de adjetivos para describir a la Profesora, pocos de ellos halagadores.
«Follaalumnas», pensó.
—Esta conferencia no hace más que mejorar —murmuró Santana, enderezando la espalda para parecer más alta de su metro sesenta.
—Profesora López —la saludó Rachel, hinchando el pecho.
—Rachel —Santana se colocó junto a Britt en actitud posesiva y le dio el botellín de agua.
—Damas, Salúdense —les ordenó ella, mirando a su esposa y a su amiga con el cejo fruncido.
Ellas siguieron sus instrucciones sin entusiasmo.
—No sabía que vendría —confesó Santana, con la mirada fija en Rachel.
—No iba a venir, pero uno de los ponentes ha fallado en el último momento y la profesora Picton me ha invitado mi charla es justo antes que la de Brittany.
Ella sonrió.
—Es fantástico, Enhorabuena.
Rachel le dirigió una sonrisa radiante.
— ¿Puedo invitarte a comer?
—Me temo que ya tiene planes —respondió Santana en su lugar.
Britt se volvió hacia su esposa con lo que sólo podría definirse como «la mirada» antes de asentir.
—Me encantaría ir a comer contigo, Rachel Gracias.
Santana la agarró del codo.
—No creo que sea adecuado —le susurró.
—Cariño —susurró ella a su vez en tono de advertencia.
—Hola, señora Berry —los interrumpió Katherine, estrechando la mano de Rachel con fuerza antes de volverse hacia Santana—La señora Berry y yo cenaremos juntas esta noche. Me gustaría que Brittany y tú nos acompañarais.
—Estaremos encantadas —replicó Santana, aunque no logró sonar sincera— Y ya que nos veremos esta noche, señora Berry, reclamo la compañía de mi esposa a la hora de comer. —Sonrió, mostrando todos los dientes, blancos y relucientes.
—Cariño —dijo Britt—, ¿podemos hablar un momento? —Volviéndose hacia Katherine y Rachel, añadió—: En seguida volvemos.
Tomándola de la mano, se llevó a Santana a un rincón donde no había nadie.
—Quiero comer con ella.
—Por encima de mi cadáver —repuso Santana, cruzándose de brazos.
—Es una vieja amiga.
—Una vieja amiga que te besó.
—Después de que tú me dejaras. Y te recuerdo que la rechacé. —Britt se cruzó de brazos también, imitando su postura.
Santana frunció el cejo.
—Te desea.
—Rachel nunca intentaría nada con una mujer casada. Sólo vamos a comer, así que te pido que no le des más importancia de la que tiene.
— ¡Es que tiene mucha importancia!
—Hace un año que no la veo. Me apetece hablar con ella y saber cómo le va la vida. Tal vez haya vuelto con Allison.
—Sigue enamorada de ti.
—No, no lo está.
Santana se acercó a ella y le dijo en voz más baja:
—Te olvidas de que las mujeres guapas, inteligentes y amables escasean una persona haría cualquier cosa por conseguir a alguien como tú. Incluso robársela a su esposa.
Brittany enderezó los hombros.
—Te olvidas de que cuando una mujer encuentra a una buena mujer, una mujer que la ama y la hace feliz, no va follando por ahí con otros.
Santana hizo una mueca al ver a Quinn, que las estaba observando con una sonrisa burlona.
Volviendo a centrar la atención en su esposa, descruzó los brazos.
—Pero que sepas que no me gusta que vayas.
Britt se puso de puntillas para besarla en la mejilla.
—Podré soportarlo, Gracias.
Minutos después, Santana se encontró en la incómoda situación de tener que compartir a su esposa con la Follaángeles, que se sentó a un lado de Britt, mientras ella se sentaba en el otro lado Britt y su amiga intercambiaron unas palabras cariñosas antes de que empezara la sesión y a Santana le dolió cada una de ellas.
«Este simposio es como un recorrido por todos los niveles del Infierno —pensó—. Sólo falta un respetable Virgilio y hordas de gente gritando.»
Sufrir los golpes y dardos de la señorita Fabray era una cosa. Pero ver a Britt en brazos de otra mujer era mucho peor. Sobre todo si esa mujer era nada más y nada menos que la Follaángeles.
Santana empezó a recitar mentalmente la oración de san Francisco en italiano para calmarse.
Sabía que tenía que contarle a Britt su encuentro con Quinn, pero también sabía que ella se disgustaría mucho al enterarse, y que eso afectaría a su seguridad y actitud a la hora de enfrentarse al público así que se guardó los escabrosos detalles para más tarde.
Además, había cosas más urgentes de las que ocuparse concretamente de la señora Berry.
Rachel había sido una buena amiga para Britt cuando ella más lo necesitaba. Una amiga fiel y entregada, que había cometido el error de tratar de que su amistad se convirtiera en algo más, algo que Santana comprendía, pero que nunca la iba a perdonar.
Quería mantener a Britt tan alejada de Rachel como fuera posible. Pero la expresión de la cara de ésta al ver a su amiga le hizo cambiar de planes. El día anterior había sido duro para ella. No quería que su sonrisa desapareciera.
Santana movía nerviosa una pierna mientras la primera conferenciante empezaba a hablar. Estaba totalmente ajena al ruido que sus tacones italianos hacían contra el suelo hasta que Britt le puso una mano en la rodilla.
Sacó la pluma Meisterstück 149 y jugueteó con ella, tratando de hacerla girar entre los dedos con un solo movimiento.
La conferencia le aburría. Habría jurado que ya la había oído antes. Para distraerse, recordó la primera discusión que tuvo con Brittany en público, cuando todavía era su alumna.
En pleno seminario, la había provocado delante de Quinn, Rachel y el resto de la clase. Se había sentido avergonzada y furiosa.
Tan furiosa que había destrozado una sólida y resistente silla de Ikea.
Desde ese día, Britt le había enseñado muchas cosas, entre ellas, la importancia de perdonarse a uno misma y de perdonar a los demás. Pero su esposa llevaba su tendencia al pacifismo hasta extremos exagerados. Sin ella —o alguien como ella— a su lado, habían abusado de ella, quebrantando su espíritu.
Santana la observó, reflexivo. Tal vez se había vuelto pacifista precisamente por los abusos sufridos. Tal vez las cicatrices que tenía en el alma le recordaban el daño que las palabras y las acciones podían provocar en los demás. Reflexionó sobre ello sin quitarle la vista de encima, hasta que ella se removió, incómoda.
Brittany, con su piel clara y aquellos ojos tan azules, era muy hermosa, pero no lo sabía.
Ella no veía lo que veían los demás. Y aunque había mejorado mucho desde que se conocían, Santana sabía que la imagen que tenía de sí misma nunca se correspondería con la realidad. Y, como lo sabía, trataba de protegerla, incluso de ella misma Desde luego, no iba a permitir que la Follaángeles se aprovechara de sus debilidades.
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
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Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Capítulo 13
Enero de 2011
Cerca de Essex Junction, Vermont
Rachel Berry pisó una gran caca de vaca.
— ¡Joder! —exclamó, levantando la bota.
Bessie, una de las queridas vacas Holstein de su padre, le dirigió una mirada de desaprobación.
—Perdona, Bessie. Quería decir ¡jolín! —Palmeó el cuello del animal antes de limpiarse la bota.
Mientras recogía el estiércol de la granja de su padre de buena mañana, reflexionaba sobre los secretos del universo, el karma y sobre su vida luego pensó en Brittany.
Su amiga iba a casarse con aquella cabrona A esa misma hora del día siguiente, el matrimonio ya se habría celebrado.
No se lo podía creer.
Después de todo lo que López la había hecho pasar... Después de toda su mierda maternal y controladora, Britt volvía con ella No, no es que volviera a salir con ella... ¡Se casaba con ella!
Con la tonta de López.
¿Por qué?
¿Por qué las buenas siempre llegaban tarde?
¿Por qué las López de este mundo siempre se quedaban con la chica?
«No hay justicia en este mundo ella se la lleva a ella y yo tengo que limpiar mierda.»
Britt decía que López había cambiado, pero ¿hasta qué punto podía cambiar una mujer en seis meses?
Se alegraba de no haber aceptado la invitación a la boda. Tener que estar allí, presenciando cómo se miraban a los ojos e intercambiaban los votos sabiendo que, al terminar, la Profesora se la iba a llevar a un hotel y...
Rachel gruñó era el gruñido de una mujer enamorada que ha perdido a la mujer que ama.
(Al menos tenía una montaña de estiércol con la que mantenerse ocupada.)
Estaba trabajando en la granja de su familia en Vermont porque su padre había sufrido un ataque al corazón. A pesar de que estaba ya bastante recuperado, los médicos le habían dicho que no realizara tareas muy pesadas.
A las ocho de la mañana, Rachel volvió a la casa para desayunar. Hacía frío y el viento soplaba entre los árboles que algún antepasado Berry había plantado para proteger la gran extensión de la granja de los vendavales. Incluso Max, el border collie de la familia, tenía frío. Corría en círculos, ladrándole a la nieve y pidiendo que lo dejaran entrar en la casa.
Un coche se acercó por el camino y se detuvo a escasos centímetros Rachel reconoció el coche de inmediato, un Volkswagen escarabajo color verde lima. Y reconoció a la conductora en cuanto puso una bota Ugg en el camino del que acababa de quitar la nieve.
Allison tenía los ojos azules, el pelo oscuro y ondulado y pecas en la nariz. Era divertida e inteligente y trabajaba como maestra de guardería en Burlington. También era la ex novia de Rachel.
—Hola —lo saludó—He traído café del Dunkie’s.
Vio que llevaba una bandeja con cuatro grandes cafés del Dunkin’ Donuts y una bolsa con misteriosas delicias esperaba que al menos una de ellas fuera un donuts de azúcar.
—Entra —la invitó, señalando la casa con la mano enguantada y caminando detrás de ella y de Max sobre la nieve—Hace mucho frío.
Rachel se quitó las botas y el anorak en el cuartito ropero de la entrada y colgó los guantes para que se secaran. Luego se lavó las manos, frotándoselas vigorosamente bajo el agua templada.
Su madre, Shelby, estaba hablando con Allison en la cocina, pero no oía lo que decían. No parecía sorprendida por la inesperada visita de su ex novia. Tal vez la visita no fuera tan inesperada al fin y al cabo.
Cuando entró en la cocina, su madre desapareció con dos cafés en las manos.
— ¿Cómo está tu padre? —le preguntó Allison, dándole uno de los vasos.
Ella se lo llevó a los labios rápidamente para no tener que responder todavía. El café estaba justo a su gusto: solo, con dos azucarillos Ali sabía cómo le gustaba.
—Está mejor —respondió al fin secamente, mientras se sentaba a la mesa de la cocina frente a ella—Sigue tratando de trabajar y mamá sigue diciéndole que se esté quieto. Al menos hemos conseguido que no saliera de casa esta mañana. Mamá lo ha atrapado justo a tiempo.
—Mandamos flores al hospital.
—Las vi, Gracias.
Permanecieron un rato sentadas en un silencio incómodo, hasta que Allison alargó el brazo y apoyó la mano sobre la mano de Rachel.
—Me he enterado de lo de la boda.
Ella la miró sorprendida.
—Tu madre se lo contó a la mía se encontraron el otro día en el supermercado, en Hannaford’s—dijo, poniendo los ojos en blanco.
Ella negó con la cabeza en silencio—Por si te sirve de consuelo, lo siento. Está claro que esa chica es tonta.
—No lo es, pero gracias.
Rachel le apretó la mano. Había pensado retirarla, pero se dio cuenta de que el contacto le resultaba agradable. Era un contacto familiar y reconfortante. Y, francamente, necesitaba consuelo, así que dejó la mano donde estaba.
Allison sonrió antes de beber un sorbo de café.
—Sé que estás pasando por un mal momento. Sólo quería que supieras que estoy aquí si me necesitas.
Ella cambió de postura, sin apartar la mirada del vaso.
— ¿Quieres que vayamos al cine? —preguntó ella de pronto—. Quiero decir... algún día. No hace falta que sea ahora mismo. Ya sé que es demasiado pronto —añadió, mirándola y ruborizándose.
—No lo sé —replicó Rachel, soltándole la mano y echándose hacia atrás en la silla.
—No quiero que nos sintamos incómodas. Somos amigas desde siempre y prometimos que siempre lo seríamos. —Allison empezó a hacer marcas con la uña en el vaso de poli estireno.
—Es que las cosas ahora mismo son... complicadas.
Ella rascó la tapa—No trato de atraparte ni nada. Sólo quiero que seamos amigas. Sé que estás ocupada y... esas cosas. —Empezó a arrancar trocitos de papel del vaso y a dejarlos ordenadamente encima de la mesa.
— ¡Eh! —Rachel alargó el brazo y le atrapó la muñeca cuando ella estaba a medio arrancar otro trozo de papel—Relájate.
Al levantar la vista, Allison vio que la estaba mirando con aceptación y amabilidad y soltó el aire aliviada.
Rachel volvió apartar la mano y rodeó su propio vaso con ella.
—Nuestra relación viene de lejos y hemos pasado muy buenos momentos juntas..., pero no quiero que volvamos a salir como si no hubiera pasado nada. Sería demasiado fácil.
—Nunca he sido fácil, Rachel —Allison sonaba ofendida.
Rachel se aclaró la garganta y la miró fijamente—Nunca he dicho que lo fueras. Lo que quiero decir es que podemos caer en la tentación de retomar la relación que teníamos por comodidad. Y tú te mereces estar con alguien que vaya en serio, no con alguien que sólo se implique a medias.
Rachel se perdió en sus pensamientos hasta que se dio cuenta de que Allison estaba esperando algo.
— ¿Qué? —le preguntó, parpadeando.
—Nada —replicó ella—Entonces, ¿qué? ¿Iremos al cine algún día? Hasta puede que te invite a cenar, ahora que gano una pasta como maestra.
Rachel sonrió y se dio cuenta de que era una sonrisa sincera.
—Sólo si dejas que te invite a desayunar en Mirabelle’s.
—Genial ¿Cuándo?
—Coge el abrigo.
Rachel la siguió hasta la puerta de atrás y la ayudó a ponérselo cuando Allison estuvo a punto decaerse al calzarse las Uggs, Rachel se arrodilló en el suelo manchado de tierra y sal y la ayudó.
—La mitad de ti siempre será mejor que cualquier otra persona al completo —dijo ella, en un murmullo casi inaudible.
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Hola Hola C:
Bueno chicas vengo a dejarles estos tres capitulos espero que les gusten <3
PD: ¿Que les parecio eso que le dijo Q a San? ¿la follaangeles regreso? jajajaj
Saludos y Besos
COMENTEN!
Dani(:********-*- - Mensajes : 1092
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Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
jejejejejejej la follangeles que risaaaaaa jejejejejeej
odio a Quinn juro que si San se acuesta con ella yo misma te busco y cambio las cosas entendido mi querida escritora
Adoro a San ojala a Quinn le caiga un piano y un rayo ensima
Actualiza y ya sabes mi advertencia
odio a Quinn juro que si San se acuesta con ella yo misma te busco y cambio las cosas entendido mi querida escritora
Adoro a San ojala a Quinn le caiga un piano y un rayo ensima
Actualiza y ya sabes mi advertencia
akarencilla*** - Mensajes : 132
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Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
hola demonio,...
DIME A QUIEN LO LE GUSTARÍA OLER A SEXO Y EL PERFUME DE LA PIEL DE SANTANA?????????? DIOS MATEN ME JAJAJAJAJAJ
pinches viejas,...
por que en duende no se hunde en una vasija de po de vaca y deja de joder jajajajaj,... a quinn??? y creo que el suplicio no termina!!
ha ver si san va a ver a quinn y si sobre todo le dice a britt,... sino se va a enojar mucho!!!!
el viaje esta,... mmmmm super interesante!!!! jajajaja
nos vemos!!!
DIME A QUIEN LO LE GUSTARÍA OLER A SEXO Y EL PERFUME DE LA PIEL DE SANTANA?????????? DIOS MATEN ME JAJAJAJAJAJ
pinches viejas,...
por que en duende no se hunde en una vasija de po de vaca y deja de joder jajajajaj,... a quinn??? y creo que el suplicio no termina!!
ha ver si san va a ver a quinn y si sobre todo le dice a britt,... sino se va a enojar mucho!!!!
el viaje esta,... mmmmm super interesante!!!! jajajaja
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
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Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
me encanta !!! me encanta !!! jajaa pero no me cae Quinn agg espero que San no le haga caso !! espero con ansias tu actualización !! por seaka soy nueva era una lectora fantasma jaja =D me llamo Antonella *.*./ a partir de ahora voy a comentar jajaja =D
ant0ne* - Mensajes : 19
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Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
"El regreso de la follangeles" :o no pensé que fuera ella.
Ah! Por cierto odio a Quinn, sólo un poco, quizás mucho...
Me encantaron los capítulos, como siempre, hoy tuve mucho que leer me atrasé un poco.
Hasta luego ;) espero actualización.
Es horrible no tener Internet :c
Ah! Por cierto odio a Quinn, sólo un poco, quizás mucho...
Me encantaron los capítulos, como siempre, hoy tuve mucho que leer me atrasé un poco.
Hasta luego ;) espero actualización.
Es horrible no tener Internet :c
dani_lcastrejon** - Mensajes : 60
Fecha de inscripción : 28/06/2014
Edad : 29
Re: FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)
Espectacular! Muy buenos los capitulos, Que sera el papel? D: Sera que Rachel se dio una oportunidad con Allison? Muchas dudas... por fa no tardes D:
lauravm98******* - Mensajes : 489
Fecha de inscripción : 04/06/2014
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