FanFic Brittana: El infierno de Santana #3 (Capitulo FINAL 02/2/15)

Al fin vamos conociendo la historia de San!!
Por que Britt no le responde??
Saludos

genial los capitulos... lastima q son tan pocos comentarios se vale si comento mas de una vez?? jajjaa me encanto la hermana de Santana!! y se me hizo genial q su abuelo fuera alguien importante en la vida catedratica de Santana.. era su destino estudiar eso estaba en sus genes!!! jajaja mmm yo siempre he pensado q Brittany estudio a Dante x Santy no se si sera como casualidad o si lo hizo aproposito..
Saludos!!!

Vaya!!! Que bueno que San se llevó bien con su hermana las cosas se van aclarando poco a poco me intriga porque no le contesta britt?? ojalá no le haya pasado nada malo saludos!!! hasta el próximo cap

HOLAAAA VOLVI YA LEI TODO E ESTADO DISTRAIDA CON TUS OTROS FICS JEJEJEJEJ PERO VOLVI
OYE CHICA PENSABA EN QUE YA NO PONES ESCENAS DE SEXO SIN OFENDER ADORO TU FIC LO ADORO PERO A MI ME FALTA LAS ESCENAS XXX
ADORO TU FIC ACTUALIZA

holap demonio,....!!!

ya me puse al corriente con los capítulos!!!!
me encanta que san este confraternizando con su hermana,....
que paso con britt???

nos vemos!!!!!

micky morales escribió:se puede saber donde esta metida brittany cuando mas se le necesita? ha sido toda una revelacion la historia del padre de santana contada por la hermana, quien parece una buena persona, espero pdas actualizar pronto, hasta luego.

Hola Hola!
Ya casi sabremos donde esta :) y nada es lo que parece no ? San sabra mas cosas poco a poco :)
Saludos

monica.santander escribió:Al fin vamos conociendo la historia de San!!
Por que Britt no le responde??
Saludos

Hola Hola!
Poco a poco se sabra mas :) y ya veremos :)
Saludos

annienaya escribió:genial los capitulos... lastima q son tan pocos comentarios se vale si comento mas de una vez?? jajjaa me encanto la hermana de Santana!! y se me hizo genial q su abuelo fuera alguien importante en la vida catedratica de Santana.. era su destino estudiar eso estaba en sus genes!!! jajaja mmm yo siempre he pensado q Brittany estudio a Dante x Santy no se si sera como casualidad o si lo hizo aproposito..
Saludos!!!

Hola Hola!
Igualemente muchas gracias por comentar y traje maraton :) y La Hermana de san es muy gentil y creo que si lo tenia en las venas no jajaja y Britt conocio a dante por San pero se enamoro de todo eso por ella sola no solo por san :) y es buena en ello !
Saludos

Dolomiti escribió:Vaya!!! Que bueno que San se llevó bien con su hermana las cosas se van aclarando poco a poco me intriga porque no le contesta britt??  ojalá no le haya pasado nada malo saludos!!! hasta el próximo cap

Hola Hola!
Es lindo saber que San se equivocara al respecto de su familia :) y poco a poco ! y ya sabremos por que no lo hace
Saludos

akarencilla escribió:HOLAAAA VOLVI   YA LEI TODO E ESTADO DISTRAIDA CON TUS OTROS FICS JEJEJEJEJ PERO VOLVI
OYE CHICA PENSABA EN QUE YA NO PONES ESCENAS DE SEXO SIN OFENDER ADORO TU FIC LO ADORO PERO A MI ME FALTA LAS ESCENAS XXX  
ADORO TU FIC ACTUALIZA

Hola Hola!
Me alegro que te gusten :) y es que es un fanfic mas de amor de seduccion erotica pero solo por tiiiiiii voy a poner una parte caliente para ti :P jajajajaja
Saludos

3:) escribió:holap demonio,....!!!

ya me puse al corriente con los capítulos!!!!
me encanta que san este confraternizando con su hermana,....
que paso con britt???

nos vemos!!!!!

Hola Deminio :O

jajajajaja taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaantooooooooooooooo tiempo :) me alegro que regresaras y poco a poco ! y ya casi veremos

Saludos

Capítulo 58

5 de diciembre de 2011
Washington D. C.

Natalie Lundy se quedó mirando la foto del periódico en estado de shock.

Notó un extraño zumbido en los oídos mientras el mundo se detenía en seco. Observó todos los detalles de la foto en blanco y negro de las dos mujeres que se abrazaban y sonreían ante la cámara se fijó en el enorme diamante que brillaba en el solitario que ella llevaba en el dedo. Y en el texto que anunciaba el compromiso de dos poderosas familias políticas.

El estómago de Natalie se rebeló. Inclinándose sobre la papelera, vomitó el desayuno.
Temblorosa, se secó la boca y se tambaleó hasta el baño.

Mientras bebía un vaso de agua, reflexionó acababa de perderlo todo había oído los rumores, por supuesto pero sabía que Kitty sólo salía con la hija del senador Hudson por motivos políticos. O eso le había dicho la última vez que estuvo en su cama, a finales de agosto.

Había hecho lo que ella le había pedido había seguido trabajando para su padre y había mantenido la boca cerrada de vez en cuando, la llamaba o le escribía un email, pero Kitty cada vez tardaba más en responder a sus mensajes hasta que, en algún momento de noviembre, dejó de comunicarse con ella por completo.

La había estado manejando a su antojo. Llevaba años haciéndolo. Siempre había estado persiguiendo a otras mujeres. A ella sólo la usaba para desahogarse sexualmente.
Así le pagaba todo lo que había hecho por ella Y había hecho muchas cosas. Cosas que le desagradaban. Que no había querido hacer. Como varios encuentros sexuales, o como fingir que no le importaba que se acostara con otras mujeres.

Mientras se miraba en el espejo, se le ocurrió una idea terrible.

No tenía nada que perder y mucho que ganar Kitty, en cambio, tenía mucho que perder ¡Joder!

Se encargaría de que lo perdiera todo.

Dejando el vaso, se secó la boca y se dirigió al dormitorio con pasos más seguros. Se agachó y retiró una de las tablas del suelo, debajo de la cama. Sacó de allí un lápiz de memoria y se lo guardó en el bolsillo de la chaqueta. Luego volvió a colocar la tabla en su sitio.

Cogió el abrigo y el bolso y se dirigió a la puerta. Mientras paraba un taxi, no se dio cuenta de que había un coche oscuro aparcado en la otra acera por eso tampoco se percató de que el coche arrancaba y empezaba a seguir al taxi a una prudente distancia.

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Capítulo 59

—Santana, ¿te llegan mis mensajes? Es la tercera vez que te llamo y me salta el buzón de voz.

»Esta mañana te he dejado un mensaje sobre la muñeca hay letras grabadas en la parte de debajo de su vestido una “O” y una “S” No sé lo que significan ¿Te dicen algo? ¿Cómo sabías que estaban ahí? Nunca me había fijado.

»Siento que tengas que quedarte más días, pero lo entiendo espero que la reunión con tu tía vaya bien.

»Estoy en la biblioteca, acabando el último trabajo aquí no podemos usar el teléfono. Mándame un mensaje y saldré otra vez para que podamos hablar. Te quiero. Y te echo de menos.

Britt colgó con un gruñido en los mensajes que le había dejado, a Santana se la oía cada vez más triste y melancólica Aunque sonara extraño, entre las gestiones de ella y el empujón final de ella para acabar los trabajos a tiempo, no habían logrado hablar desde que Santana se marchó a Nueva York.

Empezaba a preocuparse.

Al menos, cuando acabara aquel trabajo habría entregado todas las tareas de ese semestre. Y podría empezar las vacaciones de Navidad junto a Santana.

Volvió a su sitio y empezó a teclear con entusiasmo.

— ¿Qué opinión te merece Giuseppe Pacciani de Florencia? —preguntó Lucia Barini, catedrática del Departamento de Italiano de la Universidad de Columbia, mirando a Santana, que estaba sentada frente al escritorio.

—No muy buena. Sé que ha publicado algunos artículos además de su libro, pero nada relevante en mi opinión. ¿Por qué lo preguntas?

—Uno de los profesores va a jubilarse y él es uno de los candidatos a cubrir su puesto.
Ella alzó las cejas.

— ¿Ah, sí?

—Sin embargo, una estudiante ha presentado quejas contra él. Las acusaciones son serias y se remontan a la época en que fue alumna suya en Florencia. ¿La conoces? Es Quinn Fabray.

Santana hizo una mueca.

—Sí, la conozco.

—Me llegó algo de lo que sucedió en Toronto. Me dijeron que fue ella la que inició los rumores y que es la principal responsable de que Brittany y tú ya no estéis allí.

—Brittany fue admitida en Harvard. Íbamos a casarnos y yo prefería vivir aquí —replicó ella sin entonación.

Lucia sonrió.

—Por supuesto. Cuando Jeremy me pidió que aceptara a Quinn, no tenía ni idea de que iba a ser una alumna tan problemática. Si lo hubiera sospechado, no lo habría hecho.
Recibimos muchas solicitudes y podemos elegir a estudiantes mejores que ella.

Santana permaneció sentada, inmóvil como una estatua.

Lucia se quitó las gafas.

—Me he dado cuenta de que Quinn es francamente conflictiva. Los líos la siguen allá donde va tuvo problemas con Pacciani en Florencia; tuvo problemas en Toronto y, al parecer, tuvo problemas con Katherine Picton en Oxford este verano. Katherine me llamó desde allí para decirme que deberíamos enseñar buenos modales a nuestros alumnos antes de dejarlos salir de país, ya que, al parecer, montó un escándalo. —El tono de Lucia era muy serio—. No suelo recibir llamadas de ese tipo, y de Katherine menos.

»Y para acabarlo de arreglar, me encuentro con que nadie quiere formar parte del comité para examinarla. Todos los profesores tienen miedo de ser acusados de acoso.

—Hacen bien en tener miedo —dijo ella con una mirada incisiva.

—Sí, yo pienso lo mismo. Y ahora me encuentro ante una incómoda disyuntiva: o bien la examino personalmente, arriesgándome a ofender a Katherine, o la invito a irse a otra universidad—Lanzó las gafas sobre la mesa— ¿Supongo que no tendrás ninguna sugerencia?

Santana se dio cuenta de que en ese momento tenía la carrera académica de Quinn en sus manos.

Podía contarle a Lucia con todo lujo de detalles lo que había sucedido, tanto en Toronto como en Oxford, para que se hiciera una idea de hasta dónde estaba dispuesta a llegar la joven cuando decidía seducir a alguien. Con esa información, a la catedrática no le costaría tomar una decisión.

Santana jugueteó con las gafas que tenía en el bolsillo. Sabía lo que Britt (y san Francisco) le susurrarían al oído si estuvieran allí.

Si sacaba a la luz todo aquello, también saldría a la luz su intimidad y la de Brittany No quería alimentar los rumores. Quería que cuando su esposa entrara e n una sala de conferencias, la vieran como lo que era, no como parte de un escándalo.

Lucia era una amiga, pero no tenían tanta confianza. No le apetecía recordar todos los encuentros que había tenido con Quinn a lo largo de su vida, ni los esfuerzos de ésta por hacer quedar mal a Britt Por su mujer y por proteger su reputación, decidió probar otra táctica.

—Dejando las cuestiones personales a un lado, tengo que decir que el trabajo que hizo Quinn mientras era mi alumna no pasaba de mediocre.

—A mí me ha dado la misma impresión. Si a eso le añades su actitud... —Lucia se encogió de hombros—. Es un riesgo que no merece la pena.

—Aunque no dudo de que haya algo de verdad en sus acusaciones sobre Pacciani. Lo he visto en acción.

—Ésa es otra complicación—La mujer señaló una carpeta que tenía abierta en el escritorio—.La acusación de Quinn es de cosas que tuvieron lugar en el pasado, pero he oído que Pacciani sigue acostándose con alumnas y de que ésa sería la causa de que desee marcharse de Florencia. No quiero ese tipo de comportamientos en mi departamento por varias razones, entre ellas, porque no me gustan las demandas judiciales.

—Sí—Santana daba golpecitos en el suelo con el pie sin darse cuenta.

Lucia guardó las gafas en la funda y luego ésta en el bolso.

—Pero ya basta de hablar de mis problemas. Te llevo a comer. He reservado mesa en el restaurante Del Posto—Se levantó—. Hemos de ponernos al día. ¿Es verdad que Brittany le dijo a Don Wodehouse que la pregunta que le hacía no era relevante para su tesis?
Santana se echó a reír a carcajadas.

—No, no es verdad al menos, no del todo.

Salió del despacho detrás de Lucia, mientras le contaba orgullosa la conferencia de su esposa y cómo había respondido las preguntas de los asistentes, entre los que se encontraba el profesor Wodehouse, del Magdalen College.

— ¡Maldita sea! —Santana maldijo mirando su iPhone, que parecía estar muerto.

Como si tuviera el poder de la resurrección, lo sacudió y apretó el botón de encendido varias veces. Cuando estaba a punto de lanzarlo sobre Central Park, se acordó de que la noche anterior se había olvidado de cargar la batería.

—Britt debe de estar muy preocupada —murmuró, mientras se dirigía a pie a la oficina de Michael Wasserstein el señor Wasserstein estaba jubilado, pero había sido el abogado de Owen desde que redactó su contrato prematrimonial en 1961, y accedió a reunirse con Santana en su antiguo bufete.

Miró la hora. Tenía el tiempo justo de llamar a Britt desde una cabina antes de la reunión localizó una en Columbus Circle, introdujo la tarjeta de crédito y marcó su número. Tras varios tonos de llamada, le saltó el contestador automático. Otra vez.

— ¡Vaya! —murmuró.

(También otra vez.)

—Brittany, por el amor de Dios, contesta de una jodida vez. Voy a tener que comprarte un busca.

(Suspiro hondo.)

»Lo siento. He sido una maleducada. Por favor, ¿podrías responder al teléfono? Te estoy llamando desde una cabina porque ayer me olvidé de cargar el móvil y ahora está muerto. Cuando vuelva a la habitación, lo cargaré.

(Breve pausa.)

»Aunque ahora que lo pienso, no sé si traje el cargador. Al parecer no me acuerdo de nada. ¿Ves lo que pasa cuando estoy lejos de ti? Es raro que no esté en la calle, pidiendo como un sin techo.

»Voy de camino a reunirme con el abogado de mi padre. Parece que hay cosas que quiere contarme, pero no por escrito— (Nueva pausa, ésta más larga) —Ojalá estuvieras aquí.

»Te quiero. Llámame cuando recibas este mensaje.

Santana colgó el teléfono y siguió andando, con la cabeza puesta en la reunión que estaba a punto de tener.

— ¿Qué tal? ¿Cómo va todo, Luce? —le preguntó esa noche Brittany a su amiga por teléfono.

—Bien —respondió ella, aunque su entusiasmo habitual había desaparecido.

— ¿Qué te pasa?

Britt oyó que una puerta se abría y se cerraba.

—Voy al dormitorio para que Aaron no me oiga.

— ¿Por qué? ¿Pasa algo malo?

—Sí. No. No lo sé.

Lucy sonaba exasperada.

— ¿Puedo ayudarte?

— ¿Puedes dejarme embarazada? Si es así, te compro un billete para el próximo vuelo a Filadelfia. Y me encargaré de que te canonicen por haber hecho un milagro.

—Luce —la reprendió Britt suavemente.

— ¿Qué me está pasando? —Ésta se puso a llorar.

A Britt se le encogió el corazón al oír sus sollozos. Sus lágrimas eran los gritos desgarradores del alma de una mujer que deseaba desesperadamente ser madre.

—Luce, cariño, lo siento mucho. —Los ojos se le llenaron de lágrimas mientras la escuchaba llorar, sin saber cómo consolarla.

Cuando el llanto de Lucy se calmó, ésta volvió a hablar.

—Hemos ido al médico. El problema no es de Aaron. El problema soy yo. No ovulo. Así que van a tener que ponerme inyecciones de hormonas para ver si mis ovarios vuelven a ponerse en marcha. Y, si no...

Sorbió por la nariz de nuevo.

—Lo siento, Luce ¿Y esas inyecciones de hormonas te preocupan? —preguntó Britt, insegura.

—Sí, la verdad. ¡Maldita sea! No sé por qué mi cuerpo tiene que negarse a cooperar justamente ahora. Para una vez que le pido algo importante, me falla. No lo entiendo.

— ¿Qué dice Aaron?

Lucy se echó a reír.

—No es lo que dice, es lo que no dice. No deja de repetirme que no pasa nada, que todo se arreglará. Preferiría que admitiera que está enfadado y decepcionado.

— ¿Estás segura de que lo está?

—Claro. ¿Cómo no va a estarlo? Yo lo estoy.

—Seguro que está disgustado porque te ve disgustada.

—Eso no me ayuda.

—Pues habla con él.

— ¿Para qué? ¿Para poder dar vueltas sobre mí fracaso? No, gracias.

—Lucy, esto no es una competición. Además, por lo que dices, tienes opciones. No te rindas.

Su cuñada no respondió.

— ¿Quieres venir de visita? —le propuso Britt.

—No. Tengo mucho trabajo, pero vendréis a casa en Navidad, ¿no?

—Sí, claro. Llegaremos la semana que viene si no hay novedad. Si Diane se pone de parto antes, adelantaríamos el viaje.

— ¿Sabes algo de ellos?

—Hablamos por teléfono cada domingo y Diane me envía emails de vez en cuando. De momento todo va bien, pero están muy preocupados por el parto. El bebé tiene que nacer en el Hospital Infantil, es decir que tendrán que ir hasta Filadelfia cuando llegue el momento. O mudarse a un hotel cuando se acerque la fecha.

— ¿Para cuándo está previsto?

—El veintitrés de diciembre.

Lucy permaneció en silencio.

Britt oyó que una puerta se abría y oyó la voz de Aaron.

—Britt, tengo que colgar —dijo en voz baja—. Te llamo luego, ¿vale?

—Claro. Te quiero, Lucy No pierdas la esperanza.

—Es lo único que me queda. —Sorbiendo por la nariz una vez más, colgó.

Britt colgó a su vez el teléfono del despacho antes de elevar una larga oración por su amiga.

—Esto es ridículo. —Britt dejó el móvil bruscamente sobre la encimera de la cocina la tarde siguiente.

— ¿Qué pasa? —Rebecca entró con un montón de paños de cocina que acababa de recoger del cuartito de la colada.

—Santana No ha habido manera de ponerme en contacto con ella desde que se marchó. La llamo una y otra vez y siempre me salta el contestador—Apoyó la cabeza en las manos—Encontré el cargador de su teléfono arriba. Tendrá que comprarse otro. O llamarme desde el hotel. Pero parece que está fuera de allí todo el rato.

—Quitaron casi todas las cabinas de las calles de Nueva York. No le será fácil encontrar una. —Rebecca dobló los paños y los guardó en un cajón.

Britt tamborileó sobre la encimera de mármol, fulminando el teléfono con la mirada.
—Tenía que haber ido con ella.

— ¿Por qué no la acompañaste?

—Tenía que entregar unos trabajos. De hecho, aún me queda uno por acabar, pero no puedo concentrarme. Estoy preocupada.

—Seguro que estará bien. Aunque no es normal en ella dejarse algo. —Rebecca señaló hacia el cable del teléfono—Normalmente suele ser muy... puntillosa.

Britt sonrió con ironía.

—Es una manera muy educada de decirlo.

Miró la pila de correo que Rebecca había dejado en la mesa de la cocina y se fijó en que Santana había recibido una carta de JetBlue, la aerolínea.

Enderezó la espalda.

— ¿Crees que podría volar a Nueva York esta misma noche? —Britt abrió su ordenador portátil.

—No será barato, pero puedes intentarlo —respondió Rebecca, con una sonrisa comprensiva—Santana sólo lleva dos días fuera.

—Se me han hecho eternos —murmuró ella.

Rebecca se echó a reír, asintiendo con la cabeza.

—Eso es porque todavía sois recién casadas.

Britt buscó la página web de JetBlue y empezó a teclear rápidamente.

—Es carísimo —se lamentó, mientras consultaba varias páginas.

—Considéralo un regalo de Navidad adelantado.

—Es verdad que no suelo gastar mucho Santana siempre insiste para que me compre más cosas—se justificó.

—Se alegrará de que hayas comprado el billete cuando te vea —la animó Rebecca.
Mirando hacia la escalera, añadió—: Si quieres, puedo empezar a hacer la maleta mientras tú lo compras. Tendrás que salir inmediatamente, si no quieres quedarte atrapada en el tráfico de la hora punta.

Britt levantó un brazo y abrazó a Rebecca.

—Gracias, Le daré una sorpresa.

—Probablemente lo estará pasando peor que tú —comentó la mujer, dirigiéndose hacia la escalera.

Dos horas más tarde, Britt estaba en el aeropuerto Logan, esperando que saliera el último vuelo en dirección al aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York. Le dejó un mensaje a Santana en la recepción del hotel, avisándola de que llegaría esa misma noche. Aprovechó para encargar agua mineral con gas, fresas y trufas.

Mientras Rebecca acababa de preparar su equipaje de mano, ella había entrado corriendo en la habitación. El taxi ya estaba de camino. Todo había sido tan apresurado que sólo había cogido el maquillaje y el cepillo de dientes, dejando todos sus otros objetos personales.

Se había llevado el portátil y el material para trabajar (que eran más importantes que cualquier objeto personal, ya que tenía que acabar aún un trabajo). Había localizado el bolso justo a tiempo de recibir al taxi, que llegaba en ese momento.

Su esposa se iba a llevar una buena sorpresa.

Santana le pidió al taxista que la esperara. Habían aparcado a cierta distancia de la casa que le interesaba, para no llamar demasiado la atención.

Fue caminando por la calle lentamente, fijándose en los números de las casas. Era un barrio residencial en Staten Island, lleno de casitas antiguas.

En ese momento, la vio.

La vivienda en sí no tenía nada de particular. Era blanca y pequeña, con un garaje adosado y un corto acceso asfaltado. Estaba construida en una parcela muy reducida. Sólo una diminuta franja de césped la separaba de la acera.

Un Mercedes negro de aspecto nuevo estaba aparcado delante.

Santana se detuvo a dos casas de distancia.

Para su sorpresa, la puerta se abrió en ese preciso instante y un hombre de pelo cano salió de ella.

No lo vio bien, porque se volvió en seguida, animando a una anciana a que lo siguiera. Cuando ésta hubo acabado de cerrar la puerta con llave, el hombre la cogió del brazo y la ayudó a bajar los escalones, cosa que ella hizo con dificultad.

Santana se acercó.

La anciana debía de ser dura de oído, porque el hombre levantaba la voz para hablarle, pero no parecía enfadado. Oyó algo sobre la visita a un médico y sobre la fiesta de cumpleaños de Joey.

La mujer vio a Santana y se detuvo, mirándola fijamente.

Ella le devolvió la mirada desde la acera de enfrente. Era el momento. Aquélla era su oportunidad de hablar con ella; de revelar su identidad y exigir respuestas.

El hombre la miró también y en seguida volvió a tirar del brazo de la anciana, dirigiéndose hacia el coche.

La mujer apartó la vista de Santana y, obedientemente, siguió a su acompañante hasta el Mercedes. Él abrió la puerta y esperó con paciencia a que ella se acomodara.

El hombre parecía haberse olvidado de la presencia de Santana Cerró la puerta, se dirigió al asiento del conductor, puso el vehículo en marcha y se alejó.

Santana se quedó observándolo hasta que dobló la esquina y desapareció de la vista.
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Capítulo 60

Pasaba de la medianoche cuando Santana entró por fin en la habitación del hotel estaba agotada y harta de todo. Tenía el pelo alborotado y el maquillaje espantoso.

Sin molestarse en encender la luz, tiró el abrigo sobre una silla y se desprendió de las botas.

(Debe mencionarse que las botas eran lo más, aunque las llevara puestas con un vestido)

Mientras se estaba quitando los pendientes, se encendió la lamparita de una de las mesillas de noche.

— ¡Qué demoni...!

— ¿Cariño? —la interrumpió una voz femenina.

Santana se empapó de la visión de Brittany desnuda en la cama, con el pelo revuelto.
Tenía los ojos soñolientos, los labios rojos entreabiertos y la voz deliciosamente ronca.

Parecía una gatita sexy.

— ¡Sorpresa! —dijo, saludándola con la mano.

Con una exclamación ahogada, Santana corrió hacia ella. Se le acercó a cuatro patas por encima de la cama y le sujetó la cara para poder besarla. Fue un beso largo y apasionado, en el que sus lenguas se entrelazaron y acariciaron hasta que ambas estuvieron sin aliento.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó, apartándole el pelo de la cara cariñosamente.

—Te he traído el cargador del iPhone. —Le señaló el objeto olvidado que le había dejado sobre la mesilla de noche.

Los largos dedos de Santana le acariciaron la nuca.

— ¿Has volado hasta Nueva York para traerme el cargador?

—No sólo eso. También te he traído el accesorio que se enchufa a la pared. Por si quieres cargarlo con el enchufe.

Santana le besó la punta de la nariz.

—Lo he echado mucho de menos. Gracias.

— ¿Has echado de menos el cargador?

—No sabes cuánto. Me sentía muy sola sin él—Le dirigió una sonrisa irónica.

—Estaba preocupada por ti. No había manera de coincidir al teléfono.

La expresión de Santana cambió. Se notaba que estaba agotada.

—Necesitamos un sistema de comunicación más eficiente.

— ¿Señales de humo?

—A estas alturas, aceptaría hasta palomas mensajeras.

Britt le señaló las fresas y las trufas que había sobre la mesa. Las que quedaban, porque ya se había comido algunas.

—Las he pedido al servicio de habitaciones, pero me temo que he empezado sin ti. No pensaba que fueras a volver tan tarde.

Santana se sentó con la espalda apoyada en el cabecero. Tiró de ella hasta que quedó sentada en su regazo y la tapó con las mantas para que no cogiera frío.

—Si hubiera sabido que me estabas esperando, habría vuelto hace horas. He ido a Staten Island y luego a Brooklyn, a ver nuestro antiguo piso.

— ¿Qué impresión te ha dado?

—Todo es más pequeño de cómo lo recordaba: el barrio, el edificio... —Juntó la cabeza con la de ella—. Me alegro de que estés aquí. Me arrepentí de haber venido sola en cuanto salí de casa.

Britt aspiró hondo, empapándose de su aroma. Olía a Chanel, a café y a algo que podría ser jabón. Pero no olía a tabaco.

—Eres una auténtica agente secreto, Britt-Britt No tenía ni idea de que ibas a venir.

—Te he dejado recado en recepción. Cuando he llegado, el conserje ha hecho que uno de los botones me acompañara hasta aquí. —Miró a su alrededor—. Es una habitación preciosa.

Santana hizo una mueca.

—Si hubiera sabido que venías habría reservado una suite.

—Esta habitación es mucho más bonita de lo que me imaginaba. Y tiene una vista espectacular de Central Park.

Santana la acercó más a ella.

—Bueno, y ahora que te tengo aquí, ¿qué voy a hacer contigo?

—Vas a besarme. Luego te quitarás el vestido y me demostrarás lo mucho que has echado de menos el cargador.

—Y el accesorio para la pared. —Santana le guiñó un ojo.

—Y el accesorio.

—Espero que hayas echado un sueñecito en el avión —añadió ella y sonrió antes de devorarle la boca.

Santana no espero más después de dejarle un suave beso a su amada Brittany bajo por su cuello dejando besos húmedos y lengüetazos por toda la longitud de este hasta llegar a su clavícula y dejarle suaves besos.

-Por Favor, Santana Hazme el amor-le dijo con una voz que iba entre un gemido y un gruñido.

-Tranquila mi pequeña Britt-Britt.

Santana siguió bajando dejando besos por todo el vientre de su esposa dejando a una Brittany en estado de coma como cada vez que la hacía suya, siguió bajando hasta que beso el sexo de su esposa que estaba tan empapada que la excito hasta no poder.

-Creo que definitivamente extrañe el cargador, no podre viajar sin él nunca más- dijo dejando un beso más abajo del sexo de Britt.

-Por favor- dijo en susurro Brittany.

Santana no hizo esperar más a su adorada y por última vez beso el sexo de Britt y le metió dos dedos en su interior de un tirón mientras subía para saborear los pezones erectos de esta.

-Sí, si San sigue.

Santana curvo sus dedos en el interior de Britt tocando el punto que sabía que a Britt la volvía loca mientras empezaba a succionar lentamente el pezón derecho de esta, lo succionaba y lo mordía seguía con sus embestidas lentas pero exactas.

-Por dios, así San- Britt seguía sin poder dejar de susurrar.

Santana saco su lengua y dibujo la aureola de pecho izquierdo de su esposa mientras introducía un tercer dejo y con su otra mano hacia círculos en el clictoris de Brittany, poco a poco empezó a aumentar el ritmo hasta que las caderas de Britt empezaron a ascender y sus dedos se veían apretados en el interior de Brittany.

-Si mi amor, córrete para mí, solo para mí- Ahora Santana subía para besar a Brittany con pasión y con amor.

Brittany sintió como su orgasmo estaba llegando y cuando santana dio una embestida fuerte y rápida en su interior se corrió en la mano de su esposa como no hacía desde hace dos días.

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3/3

Hola Hola !

Bueno chicas regrese y les traje tres capitulos :) Traje un poquito de Hot pero muy poquito lo se y por esos pronto las recompensare con una gran escena WANKY total lo prometo :)

Espero que les guste y que me dejen sus comentarios al respecto :)

PD: MUCHAS GRACIAS YA EL FIC PASO LAS 20,000 VISITAS MUCHAS GRACIAS A TODAS MIS LECTORAS QUERIDAS MUCHOS BESOS!

Saludos Y besos

holap demoniuuuuuuuu jajaja!!!!

me encanta,....
ammmm así yo también extrañaría el cargador del cel!!!
quinn es la figuria repetida en todos lados!!!

nos vemos!!!

estaba pensando que necesito otro cargador para el cel, en fin excelentes capitulos como siempre, hasta pronto!

Jaja coincido!! El cargador es indispensable espero ansiosa el cap wanky saludines!!!

jajajajaja tema en común cargador del cel jjajajaja!!!! GENIAL!!
Saludos

3:) escribió:holap demoniuuuuuuuu jajaja!!!!

me encanta,....
ammmm así yo también extrañaría el cargador del cel!!!
quinn es la figuria repetida en todos lados!!!

nos vemos!!!

Holaaaaaaaa demonio :)
JAJAJAJAJAJAJ creo que necesito dejar los cargadores por todo lado XD jajajajajaj
y Quinny sale por todo lado
Saludos

micky morales escribió:estaba pensando que necesito otro cargador para el cel, en fin excelentes capitulos como siempre, hasta pronto!

Hola Hola!
JAJAJAJAJAJAJAJAJJA creo que yo tambien buajajajajjaja
Saludos

Dolomiti escribió:Jaja coincido!! El cargador es indispensable espero ansiosa el cap wanky saludines!!!

Hola Hola!
JAJAJAJAJAJJAJAJAJAJA ese cargador es lo mejor de la vida ! y prontooooo vendraaaaaaa en cuanto menos lo sepas lo estaras leyendo jajajajajaja
Saludos

monica.santander escribió:jajajajaja tema en común cargador del cel jjajajaja!!!! GENIAL!!
Saludos

Hola Hola!
JAJAJAJAJAJJA todas queremos un cargador YA jajajajaja
Saludos

Capítulo 61

Santana seguía dentro de ella con sus tres dedos tenían los cuerpos unidos Britt le acariciaba la espalda perezosamente mientras Santana aguantaba el peso en los brazos para no aplastarla.

—Eres mi familia —dijo Santana, acariciándole la curva de la mejilla con el pulgar.

Britt la miró a los ojos.

Ella siguió hablando en roncos susurros.

—Tanto buscar, tanta ansiedad, cuando todo lo que necesitaba estaba a mi lado.

—Querida. —Le apoyó la mano en la mejilla.

—Siento haberme dejado atrapar por mis paranoias y haberte cerrado las puertas.

—Cariño, tenías que averiguar más cosas sobre tu familia. Forma parte del proceso de curación.

—Sólo te necesitaba a ti.

Ella la desarmó con una sonrisa radiante y la miró como si le hubiera regalado el mundo en una bandeja de plata.

—Yo también te necesito, Santana He estado muy triste mientras estabas fuera. Aunque Rebecca se ha quedado a dormir, la casa estaba vacía. Y dormir sola es una mierda.

Santana se echó a reír y el cuerpo de Britt respondió a sus movimientos.

—Recuérdame esta conversación la próxima vez que quiera irme de viaje sola.

—Una mujer siempre debe cumplir con su deber. Pero debe llevarse a su esposa con ella.
—Britt se apartó con delicadeza el pelo de la frente.

—Nunca discuto con una mujer desnuda.

La expresión de ella se ensombreció.

Santana le acarició la mejilla, entornando los ojos.

— ¿Estás triste? ¿Es culpa mía?

—No, me he acordado de algo que Grace solía decir.

— ¿Qué era?

—Que el matrimonio es un misterio. Que dos personas se van entretejiendo hasta convertirse en una sola. Cuando estamos separadas, siento como si me faltara un trozo. —Se movió bajo el cuerpo de Santana—Me alegro de que tú también lo sientas.

—Ya lo sentía antes de casarnos, pero es verdad que ahora es distinto. El dolor es más intenso.

—Antes no entendía por qué decían que el matrimonio es algo que está por encima del amor pero aunque no logro explicarlo, es verdad.

—Yo tampoco puedo explicarlo. Tal vez por eso Grace lo llamaba un misterio. —Bajó la mirada hacia sus cuerpos unidos—. Supongo que debería soltarte un rato.

—Me gusta que estemos así. Son arrumacos poscoitales mientras siguen tus dedos dentro de mí.

—Sí, supongo que ésa sería la descripción técnica. Si esperamos un poco más, podremos volver a empezar.

Britt apretó los músculos a su alrededor y sus dedos se apretaron dentro.

—Si no recuerdo mal, Profesora, tu tiempo de recuperación es mínimo.

—Gracias a Dios —murmuró Santana, empezando a mover sus dedos en su interior.

Debe señalarse que, en general, las López dormían mejor juntas que separadas esa noche no fue la excepción.

(Cuando dejaron de hacer el amor el tiempo suficiente para poder dormir un rato, claro.)

A la mañana siguiente, Santana se despertó y vio que Brittany seguía dormida, con la cabeza sobre el torso de ella La observó sin moverse, resistiéndose a la tentación de levantarle la barbilla para poder besarla.

En vez de eso, recorrió con los dedos la piel de sus hombros y su espalda.

Se había quitado un gran peso de encima. No había conseguido todas las respuestas que quería, pero a cambio había recibido algo mejor: su hermana y su abuelo. El profesor Spiegel era noble y erudito; famoso por su perspicacia y su caridad. Era alguien a quien deseaba conocer más en profundidad. Y un antepasado cuya sangre se sentiría orgullosa de pasarle a sus hijos.

La idea era reconfortante.

Kelly había plantado una semilla de duda en su mente. Tal vez su padre no había sido el monstruo que ella recordaba los recuerdos de Santana estaban tan mezclados con sueños que le costaba mucho distinguirlos. Sin embargo, había cosas que no dejaban lugar a dudas.

« ¿Qué clase de hombre abandona a la madre de su hija y reniega de ésta?»

Se le hizo un nudo en la garganta cuando su mente le devolvió como respuesta una imagen de ella misma.

— ¿Viste a tu abuela? —le preguntó Britt medio dormida.

—De lejos. Salió de su casa y se metió en un coche. La acompañaba un hombre, supongo que algún tío mío. Bueno, deduje que era mi abuela. Era su dirección.

— ¿No les dijiste nada?

—No. —Santana le acarició la espalda hasta llegar a los hoyuelos que tenía encima del trasero.

Era una de las partes favoritas de su cuerpo.

(Se planteó plantar una bandera allí en un acto de colonialismo corporal.)

— ¿Por qué no? —Britt no lo entendía.

—No son mi familia. Mientras estaba allí, me di cuenta de que para ellos era una extraña No hubo ningún tipo de conexión. Nada. —Suspiró—. Al menos, cuando conocí a mi hermana, reconocí sus ojos.

Ella la miró sin comprender.

—Tenemos los mismos ojos, los ojos de mi padre.

— ¿No querías hablar con tu abuela para conocer los antecedentes médicos familiares?

—Carson tuvo acceso al informe de la autopsia de mi madre. También logró su historial médico usando métodos de dudosa legalidad.

— ¿Y?

—En su familia había antecedentes de ataques al corazón y tensión arterial alta, pero nada especialmente preocupante.

Britt se relajó ostensiblemente.

—Eso son buenas noticias, ¿no?

—Sí —respondió ella con sorprendente indiferencia.

—Y por el lado de tu padre, ¿qué encontraste?

—Kelly me contó que había antecedentes de enfermedades coronarias.

—Entonces, ¿ya no quieres hablar con tu abuela ni con ningún otro pariente?

—Tengo el diario de mi madre y las anécdotas de Kelly. Es suficiente.

— ¿Kelly conoció a tu madre? —Britt se sentó en la cama.

—Sí, la vio a menudo cuando trabajaba para mi padre. Y recuerda que sus padres discutieron varias veces, presumiblemente por mi madre y por mí.

»Me gustaría presentarte a Kelly. Su esposo y ella me han invitado a cenar esta noche. Y el viernes hemos de ir a visitar a la tía Sarah, en Queens.

—Me encantaría conocer a tu hermana, pero tendrás que llevarme de compras. Rebecca hizo la maleta, así que llevo un maletín lleno de lencería y un solo vestido.

Santana la miró con los ojos brillantes.

—Está claro que no te conoce demasiado.

— ¿Por qué dices eso?

Santana se inclinó hacia adelante, acariciándole la oreja con los labios.

—Porque duermes desnuda —susurró.

Brittany se estremeció y empezó a juguetear el valle de los pechos de Santana.

—¿Has acabado de leer el diario de tu madre?

—Sí.

— ¿Y?

—Lo que cabía esperar. Con el tiempo se fue dando cuenta de que nunca podría tener una vida con mi padre. Se fue desanimando cada vez más hasta que al final dejó de escribir.
Britt le apoyó la mano en el tatuaje, presionándoselo ligeramente.

— ¿Te alegras de haber venido a Nueva York?

—Sí, por Kelly. Ah, y tengo buenas noticias. El profesor Benjamin Spiegel de Columbia era mi abuelo.

— ¿Benjamin Spiegel? —Murmuró Britt—. No reconozco el nombre. ¿Era especialista en Dante?

—No, se especializó en Romanticismo. Leí algún trabajo suyo en la facultad.

—Katherine Picton desprecia a los autores del Romanticismo. Una vez me acusó de dar una versión romántica de Dante.

Santana se echó a reír.

—No todo el mundo aprecia el Romanticismo, pero el profesor Spiegel sí. Sus libros fueron referentes durante décadas. Publicó sobre todo en alemán, pero también tiene algún artículo en inglés.

— ¿Y era tu abuelo?

—Sí —respondió él con orgullo—. Kelly me contó que en Columbia era muy respetado y querido por sus obras de caridad y su importante papel al frente de la comunidad judía.

Britt alzó mucho las cejas.

— ¿Y por qué no sabías nada de él?

—Mi padre y él no se entendían, por lo que se cambió de nombre, le dio la espalda al judaísmo y no volvió a hablar con su familia. Pero Kelly estaba al corriente, por supuesto. Ha mantenido contacto con nuestros primos.

— ¿Conoció a vuestro abuelo?

—Desgraciadamente, murió antes de que ella naciera.

—Supongo que ya sabemos de dónde procede tu afición por la literatura. Y tu interés por el sexo kosher.

Santana se echó a reír.

—Mi interés por el sexo kosher viene de otras cosas, pero tal vez haya alguna relación—En un tono más serio, añadió—: Enterarme de la identidad de mi abuelo ha sido lo mejor del viaje.

La expresión de Britt se ensombreció también.

— ¿Y tu hermana y hermano?

—Noah no quiere saber nada de mí. Y Kelly es maravillosa, pero su visión de mi padre y la mía son tan diferentes que es como si habláramos de dos personas distintas. —Santana hizo una mueca—.Ya no sé qué creer. ¿Era mi padre el hombre maravilloso que ella recuerda o el monstruo que pegó a mi madre?

—Tal vez fuera las dos cosas.

—Imposible.

—Aunque en una ocasión pegara a tu madre, es posible que la relación con su esposa e hijos fuera muy distinta.

—Eso no me sirve de consuelo.

—Lo siento.

Santana enterró la cara en su pelo.

— ¿Por qué no nos quería?

A Britt se le encogió el estómago.

—Creo que os quería, pero también quería a su otra familia. Ése era el problema. Quería tenerlo todo y no pudo. Fue un fracaso suyo, no tuyo —dijo con énfasis, antes de besarla—. Cuéntame más cosas de tu hermana. Hay muchas novedades que todavía no me has contado.

—Te lo contaré todo, pero ¿podemos dejarlo para luego? Hay algo kosher que me gustaría hacer antes Santana rodó hasta quedar tumbada de espaldas, tirando de ella para que se pusiera encima.

Después de tomarse el desayuno que les subieron a la habitación, Brittany volvió a la cama, tapándose con la sábana.

—Quedémonos aquí todo el día haciendo el amor.

Santana se sentó a sus pies con los ojos brillantes.

—Ésa es mi Brittany Pero ¿no tienes que acabar un trabajo?

—Preferiría acabar contigo —respondió, invitándola a acercarse con un dedo.

Santana estaba a punto de arrancarle la sábana, cuando el iPhone empezó a sonar.

Le echó un vistazo y miró a Brittany.

— ¿Quién es?

—Tu tío Jack —respondió ella de mala gana.

— ¿Por qué te llama a ti? —Ella se levantó sin soltar la sábana—. ¿Le habrá pasado algo malo a mi padre? ¿O al bebé?

—Espero que no. —Santana desenchufó el cargador y se llevó el teléfono a la oreja.

— ¿Hola?

—López, estoy en una oficina de FedEx en Washington D. C. —Jack, como siempre, directo al grano.

— ¿Y?

—Tengo un lápiz de memoria que contiene vídeos y fotos, algunas de ellas de mi sobrina. Y no son precisamente para todos los públicos.

Santana se sentó en el borde de la cama.

—Me dijiste que lo habías recuperado todo —refunfuñó.

—Eso creía. La chica debía de tener copias escondidas en algún sitio. Quería enviárselas a Andrew Sampson de The Washington Post.

—Pues ocúpate de que no lleguen es problema tuyo.

—Lo sé, Sólo llamaba para discutir la jugada.

Santana miró a Britt.

— ¿Qué pasa? —preguntó ella en voz baja.

Santana levantó un dedo, indicándole que esperara.

— ¿Qué sugieres?

—La chica está enfadada con su novia porque la ha dejado para casarse con otra. Quiere ponerlas en un compromiso, a ella y a su padre. Yo digo que la ayudemos. Copiaré en un nuevo lápiz de memoria todo el material donde salgan ella y su novia y lo enviaré.

— ¿No es arriesgado?

—Los perjudica a ellos y mi sobrina queda al margen.

Santana volvió a mirar a Brittany Tenía las cejas muy juntas y se le estaba empezando a formar una arruga entre ellas.

—Tu sobrina está aquí. Deja que lo hable con ella y te vuelvo a llamar.

—No tengo mucho tiempo.

—No voy a tomar esta decisión en su lugar. —Santana colgó y tiró el teléfono sobre la cama.

Se frotó la cara con las manos.

Britt se acercó a ella.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué te llama mi tío?

—Al parecer, Natalie tenía un lápiz de memoria guardado en algún lado, con fotos y vídeos. Ha tratado de enviarlo a The Washington Post por FedEx.

— ¿Qué? —Gritó Britt—. Saldrá en Internet. Saldrá en los periódicos. ¡Oh, Dios mío! ¡Oh, Dios mío!

Enterró la cara entre las manos y empezó a balancearse adelante y atrás.

Santana le sujetó un hombro para tranquilizarla.

—No tan de prisa. Jack ha interceptado el envío. Quiere saber qué debe hacer con el dispositivo.

Britt dejó caer los brazos.

—Que lo destruya. Y que busque todas las copias y las destruya también.

— ¿Estás segura? Puede borrar las fotos en las que sales tú y enviar el resto. Se lo han ganado.

Britt se tapó con la sábana hasta la barbilla.

—No me interesa la venganza.

Los ojos de Santana brillaron de furia.

— ¿Por qué demonios no?

—Porque lo he superado. Ya casi nunca pienso en ellas y quiero seguir así. No quiero ver cómo sus vidas se desmoronan sabiendo que es culpa mía.

—No sería culpa tuya. Ellas serían las únicas responsables.

—Yo soy responsable de mis actos —replicó ella con decisión—. No entiendo por qué Natalie hace esto ahora.

—Kitty va a casarse con otra.

Santana abrió mucho los ojos.

— ¿Qué?

—Supongo que Natalie piensa que su prometida la dejará cuando vea las fotos.
Se había quedado muy sorprendida.

—Por fin la ha dejado. Empezaba a pensar que seguiría con ella a escondidas, pero supongo que su padre le ha dado un ultimátum.

—No me sorprendería. El año que viene hay elecciones.

— Y ahora tendrán una boda. —Britt negó con la cabeza—. Nada como un escaparate matrimonial para que la campaña tome un aire más amable. Ojalá Natalie se olvidara de mí de una vez por todas.

—De momento estás metida en esto. —Santana apretó los labios—. Me imagino que Jack querrá volver a registrar el piso de Natalie. ¿Qué quieres que haga con el lápiz de memoria? —repitió.

—Dile que lo destruya todo.

Ella resopló frustrada, pasándose las manos por el pelo.

—No se merecen tu misericordia.

—Su prometida se la merece, sea quien sea. No quiero humillarla.

—Si está con ella es que es tonta.

Britt hizo una mueca de dolor.

—Yo también fui tonta una vez —dijo en voz tan baja que a Santana le costó oírla.

—No eras tonta; te manipuló. Vamos, ¿de verdad no quieres que sufran un poco?

—No, así no.

Ella se puso de pie, con los brazos en jarras.

—Pues yo sí. Piensa en lo que Kitty te hizo. Y en lo que te hizo ella. Te hicieron sufrir durante años casi te destrozaron.

—Pero no lo hicieron —repuso ella con un hilo de voz.

Santana se dirigió a la ventana y descorrió la cortina. Se quedó contemplando Central Park.

—Le rompí la mandíbula y ni siquiera eso me hizo sentir satisfecha. —Contempló las desnudas ramas de los árboles cubiertas de nieve—. Quería matarla.

—Actuaste en defensa propia. Si no hubieras venido a rescatarme... —Britt se estremeció al recordar el día en que estuvo a punto de ser violada—. Pero lo que tú me propones no sería defensa propia.

Santana la miró por encima del hombro.

—No, sería justicia.

—Ya hablamos una vez sobre cómo la misericordia debía atemperar la justicia. Hablamos del arrepentimiento y el perdón.

—Esto es distinto.

—Tienes razón. Es distinto, porque aunque podría exigir justicia, declino hacerlo. Citando una de mis novelas favoritas: «A Dios respetuosamente devuelvo el billete».

Santana resopló.

—Estás utilizando Dostoievski para tus fines franciscanos.

Su indignación la hizo sonreír.

—Sé que estás enfadada conmigo por no querer castigarlas, pero, cariño, piensa en la madre de Kitty Siempre ha sido amable conmigo. Esto la mataría.

Santana mantuvo la mirada clavada en los árboles.

—Tú misma amenazaste con llevar las fotos a la prensa.

—Francamente, no tenía intención de permitir que se publicaran. Además, era mi última opción. Sólo lo habría hecho si Natalie no me hubiera dejado alternativa.

Santana apretó el puño y lo apoyó en el cristal, resistiéndose a la tentación de darle un puñetazo.

No era justo.

No era justo que una criatura tan dulce como Brittany hubiera sido desatendida, tanto por su madre como por su padre, dejándola a merced de una novia cruel y manipuladora.

No era justo que Maribel López tuviera que conformarse con las migajas que su amante le arrojaba, mientras inundaba de amor a su familia.

No era justo que Grace y Maia estuvieran muertas mientras otras personas seguían con vida.

No era justo que Tom y Diane esperaran un bebé con el corazón dañado.

No. El universo no era justo. Y por si eso no fuera lo bastante lamentable, cuando se presentaba una oportunidad de hacer justicia, los franciscanos como Brittany ponían la otra mejilla y hablaban de misericordia.

«¡Joder!»

Cerró los ojos.

Ella había puesto la otra mejilla cuando Santana la había lastimado.

Igual que Grace.

Igual que Maia.

Con un hondo suspiro, pensó en Asís y en lo que había experimentado en su visita a la cripta.

Dios había ido a visitarla, pero no con justicia. Con misericordia.


—Llama a tu tío.

—Santana, yo...

Santana abrió los ojos y aflojó el puño, pero no se volvió.

—Llámalo y dile lo que quieres que haga.

Britt se levantó y, enrollándose la sábana alrededor, se acercó a ella La abrazó, pegando el pecho a su espalda.

—Sé que quieres protegerme. Quieres hacer justicia y por eso te quiero.

—Ojalá la hubiera matado cuando tuve ocasión.

—Lo hiciste —susurró ella, con la mejilla pegada a su hombro.

Los músculos de Santana se tensaron.

— ¿Qué quieres decir?

—Me amas, eres amable conmigo y me tratas con respeto. Cuanto más tiempo paso contigo, los recuerdos de Kitty se difuminan hasta parecer una pesadilla remota. Así que, en cierto modo, la mataste. Asesinaste su recuerdo. Gracias, Santana.

Ésta cerró los ojos mientras una oleada de amor y de algo más que no supo describir se apoderaba de ella.

Tras darle un beso en cada hombro, Brittany fue a llamar a su tío.

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Hola Hola!

Bueeeeno chicas hoy paso rapido rapidin dejando solo un capitulo

Espero que les guste y que comenten

Saludos Y besos

Aaagh! La misericordia de britt es inmensa!!! en verdad amo esta historia espero puedas volver pronto!!! Que bueno que jack logró interceptar esas fotos, pero a la vez.pienso que kitty debería recibir su merecido lo que hizo con britt no tiene perdón saludines!! hasta el siguiente cap

holap demonio!!!

es bueno que por lo menos kn kelly se lleve bien san!!!
a veces britt satura de buena!!!,..
bueno parece que el panorama de los ex quedo totalmente debilitado para las dos pero todavía siguen jodiendo con las fotos,..

nos vemos!!!

britt no deberia ser tan noble, esa kitty merece un castigo!!!! hasta pronto.

q linda sorpresa se llevo Santana!!! eso d encontrar a Britt desnuda en tu cama ha de ser lo mejor del mundoooo!!!! jaja muy buenos capitulos!!! la vdd yo estoy d acuerdo con Britt, la venganza no sirve para nada.. pero bueno.. saludos!!!

HOLLAAAAAAAAAAAAAAAA GRACIASSSSSSSSSSSSSSSSSS TE ADOROOOOOO ERES LA MEJOR GRACIAS POR ESA ESCENOTA TE ADORO DA MAS ESCENAS ASI
QUE LINDO BRITT SOLO VOLO PARA SORPRENDER A SAN QUE LINDA
ACTUALIZA PORFISSSS
OTRA ESCENA OTRA ESCENA PORFAAAAAAA

Dolomiti escribió:Aaagh! La misericordia de britt es inmensa!!! en verdad amo esta historia espero puedas volver pronto!!! Que bueno que jack logró interceptar esas fotos, pero a la vez.pienso que kitty debería recibir su merecido lo que hizo con britt no tiene perdón saludines!! hasta el siguiente cap

Hola Hola!
Britt es tan buen aque es irreal ! y Me alegro que te guste mucho :] y En algun momento lo tendra ya veras :)
Saludos Y besos

3:) escribió:holap demonio!!!

es bueno que por lo menos kn kelly se lleve bien san!!!
a veces britt satura de buena!!!,..
bueno parece que el panorama de los ex quedo totalmente debilitado para las dos pero todavía siguen jodiendo con las fotos,..

nos vemos!!!

Hola Demonio!
Kelly le hara bien ! y Es irreal britt! y totalemente!
Saludos

micky morales escribió:britt no deberia ser tan noble, esa kitty merece un castigo!!!! hasta pronto.

Hola Hola!
Pronto lo tendra todo tiene su tieeempo :)
Saludos

annienaya escribió:q linda sorpresa se llevo Santana!!! eso d encontrar a Britt desnuda en tu cama ha de ser lo mejor del mundoooo!!!! jaja muy buenos capitulos!!! la vdd yo estoy d acuerdo con Britt, la venganza no sirve para nada.. pero bueno.. saludos!!!

Hola Hola!
JAJAJAJAJAJAJAJAJ creo que amaria eso <3 yo que digo jajajaja ! y exacto todo llega a su tiempo !
Saludos y besos

akarencilla escribió:HOLLAAAAAAAAAAAAAAAA GRACIASSSSSSSSSSSSSSSSSS TE ADOROOOOOO ERES LA MEJOR GRACIAS POR ESA ESCENOTA TE ADORO DA MAS ESCENAS ASI
QUE LINDO BRITT SOLO VOLO PARA SORPRENDER A SAN QUE LINDA
ACTUALIZA PORFISSSS
OTRA ESCENA OTRA ESCENA PORFAAAAAAA

Hola Hola!
Aqui viene algo nuevo WANKY para ti ;)
Saludos Y Besos

Capítulo 62

Aquella noche, Brittany y Santana cenaron en el apartamento de Manhattan de Kelly y Jonathan, con sus dos hijas, Andrea y Meredith.

Britt se sintió acogida por la familia de Santana Al acabar la velada, estaban charlando como viejos amigos, no como extraños.

Kelly le regaló a Santana una bufanda y una vieja gorra de los Brooklyn Dodgers que habían pertenecido a su padre también varios libros escritos por su abuelo.

Ella le contó a su hermana que, efectivamente, la muñeca de la foto era la de su padre, que había grabado las iniciales O. S. de niño, cuando su nombre aún era Othniel Spiegel.

Las López invitaron a los Schultz a visitarlos en Cambridge o en Selinsgrove y hablaron de hacer un viaje juntos a los Hamptons el verano siguiente. Kelly hizo que Santana le prometiera que asistiría a la próxima reunión de la Fundación Benjamin Spiegel estaba deseando presentársela a sus primos.

Cuando volvieron al Ritz, Britt revisó el correo antes de acostarse llevaba puesta la gorra de los Dodgers, ya que a Santana le iba pequeña.

(Hecho que ella se encargó de señalarle, muerta de risa.)

—Scheisse —exclamó Britt, observando la pantalla a través de sus gafas de montura de carey.

—Tengo que enseñarte palabrotas en otros idiomas. He oído decir que el parsi tiene algunos insultos particularmente coloridos. —Santana le dirigió una sonrisa irónica, mientras se acercaba a ella con el albornoz del hotel puesto.

—No estoy segura de que el parsi pueda expresar lo que siento al ver esta foto. —Britt le señaló la pantalla.

Santana fue a buscar sus gafas y se las puso al mirar la foto escaneada reconoció inmediatamente a Kitty Wilde Era la clásica foto de compromiso matrimonial, en blanco y negro.

Conteniendo el impulso de maldecir, preguntó:

— ¿Quién es ella?

— ¿Conoces al senador Hudson, de Carolina del Norte? Es su hija es una estudiante de último año en Duke.

Intercambiaron una mirada incrédula.

—Su familia es muy conservadora. ¿Cómo ha acabado con una tipa así? —se preguntó Santana con desprecio.

—No tengo ni idea, pero ahora entiendo por qué Natalie está tan disgustada Kitty la ha dejado tirada por la novia perfecta. Mírala, parece Jacqueline Kennedy.

— ¿Quién te ha enviado la foto?

—Lucy, Salía en el Philadelphia Inquirer.

Britt se volvió hacia la pantalla, mirando con tristeza a la sonriente pareja.

—Me da pena esa chica, No sabe dónde se mete.

—A lo mejor sí lo sabe y no le importa. —Santana le tiró de la visera de la gorra—. Te queda bien, pero no sabía que fueras seguidora de los Dodgers.

Ella sonrió.

—Brooklyn forma parte de tu historia, así que lo siento un poco mío.

Al día siguiente, Brittany acabó el trabajo que le quedaba pendiente, mientras Santana iba a buscar información sobre su abuelo en los archivos de la Universidad de Columbia. Por la tarde fueron con Kelly y Jonathan a visitar a la tía Sarah a una residencia de Queen’s.
Más tarde hicieron algunas compras y luego cenaron en The Russian Tea Room antes de volver al hotel en la habitación bañada por la luz de las velas, Britt se movía sobre Santana mientras le acariciaba el pecho.

Santana la agarraba por las caderas, animándola a incrementar el ritmo.

—Di mi nombre —susurró.

Britt contuvo el aliento cuando ella la penetró con más fuerza, elevando las caderas para encontrar su mano.

—Santana.

—Nada me enciende tanto como oír tu voz pronunciándolo.

—Santana —repitió ella—. ¡Qué bonito!

Ella tiró de ella hasta acariciarle los pechos con los labios.

—Me inspiras.

—Estás muy intensa.

—Por supuesto. Estoy con mi preciosa esposa, disfrutando de sexo fantástico.

—Siento como si estuviéramos solas en el mundo.

—Bien —murmuró Santana, contemplándola moverse arriba y abajo, arriba y abajo sobre sus tres dedos.

—Me haces sentir hermosa.

Ella respondió lamiéndole el pecho hasta que ella empezó a gruñir.

—Te quiero —dijo Britt.

Mirándola fijamente, Santana la agarró con fuerza, forzándola a ir más de prisa.

—Yo también te quiero.

—Me sentiré muy orgullosa de tener un hijo contigo —logró decir ella, antes de echar la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados.

Su cuerpo se estremeció cuando una oleada de placer la inundó.

Santana siguió embistiéndola, sin perderse detalle de su cara mientras alcanzaba el orgasmo.

Luego aceleró el ritmo aún más y con una poderosa última embestida, la siguió.

-Dios San.

-Viene la segunda ronda Britt.

Santana beso a Britt con tanta pasión, primero con la punta de su lengua saboreo el labio inferior de esta hasta que Britt abrió su boca y permitió a Santana examinar su boca, jugando con sus lenguas como si no se pudiera tener más Santana poco a poco se separó para coger aire después de ese beso, mordiendo suavemente el labio inferior de Britt.

-Amor mío, túmbate piernas abiertas - La voz de Santana estaba tan roca y sensual que Britt casi se viene de nuevo de solo oírla.

Abriendo las piernas Britt dejo expuesto su húmedo sexo después del orgasmo anterior esto hizo que Santana se le fuera el aire como cada vez que veía a su amada Brittany desnuda y mojada para ella, no aguanto mucho y bajo al depilado centro y aspiro el aroma de la humedad de su amada.

-Tan mojada, Siempre-Diciendo esto subió por el cuerpo de su mujer dejando lengüetazos en su ombligo y en el valle de sus pechos hasta llegar a su boca y besarla.

-Por favor, San-Britt susurro en la oreja de su esposa.

-Hmm-Fue lo único que pudo decir Santana antes de delinear la aureola del pecho de Britt para succionar el pecho erecto, con la mano izquierda pellizco suavemente el otro pecho sintiendo como se ponía como una roca.

-Dios Britt, Te amo tanto-Dijo repitiendo el mismo proceso en el otro pecho de Britt.

-Yo..Yo…tam-tambie-en – apenas pudo susurrar Britt ya que santana estaba mordisqueando sus pezones.

Después de succionar, lamer, morder los perfectos pechos de Britt, Santana bajaba dejando húmedos besos por debajo de cada pecho, en sus costillas, en el vientre hasta llegar al clictoris de Britt donde dio un lengüetazo que hizo que la piel de Britt se pusiera de gallina.

-San a-apruratee que me corro.

-Espera Britt vamos a probar algo diferente, túmbate de medio lado y abre las piernas.

Así Britt lo hizo al instante Santana hizo lo mismo conectando sus sexos de forma espectacular haciendo las clásicas “tijeritas”, Santana empezó moviéndose contra Britt que estaba en éxtasis total bajando su mano izquierda empezó a moverse más rápido y a tocar el clictoris de Britt, esta al instante hizo lo mismo.

Sentían como sus jugos se mezclaban entre sus sexos, como sus sexos se rosaban se movían de forma desesperada igual que sus respiraciones.

-Córrete para mí, Britt-Britt- Y como si fuera una orden de urgencia Brittany se corrió entre las piernas de su esposa regando un poco de sus jugos calientes en la vagina de Santana que al sentir esto se corrió fuertemente.

Minutos después apenas se recuperaban de uno de sus orgasmos más poderosos que habían tenido juntas.

Pero esta vez Brittany fue las que se recuperó primero y tomo el control dejando a una Santana sin aire al ver a los ojos azules cielo de su esposa con un azul oscuro lujurioso.
-Ahora es mi turno de hacerte el amor, de hacerte gritar mi nombre hasta que no puedas más.

-Jesús, eres mi dulce Brittany? Es que..

Santana no pudo continuar porque Brittany se metió un pecho de Santana a la boca mientras la prenetaba con 2 dedos estaba tan mojada que se deslizaron como nada.

-Britt-Britt-ttany- Santana sentía su mente nublada por el cambio lujurioso de su esposa.

-Córrete Santana, hazlo con mis dedos dentro de ti.

Al escuchar la voz baja pero sensual de Britt se corrió apretando las embestidas de Santana en ella.

-Brittany Jesús.

Santana subía y bajaba sus caderas tratando de controlar sus espasmos de aquel celestial orgasmo.

-Te amo tanto-Susurro Britt.

Brittany Saco los dedos lentamente de Santana y llevándoselos a la boca para saborearlos y después dejarse caer en los brazos de su esposa.

-Y yo también no tienes idea, Mi pequeña gatita.

Dejando un delicado beso en la frente de esta se durmieron.



—Me alegro de que vinieras a Nueva York. —Santana y Britt esperaban cogidas de la mano a que avanzara la cola para facturar el equipaje en el vuelo que los devolvería a Boston—. Siento que no hayamos podido ir a ningún espectáculo, pero al menos hemos hecho un poco de turismo.

—Santana, te has enfrentado a las hordas navideñas para llevarme de compras. No tengo ninguna queja. —Poniéndose de puntillas, le dio un leve beso en los labios—. Nos van a cobrar por el sobrepeso.

—Que lo intenten. Es Navidad, maldita sea.

Britt se echó a reír.

—Así es. No sé por qué me cuesta imaginarte aguantando un espectáculo entero de Broadway.

Santana sorbió por la nariz.

—He visto Shakespeare.

—¿El musical?

—Muy graciosa. Y también una representación de Los Miserables. —Mirándola fijamente, añadió—: Tu interpretación de la novela me cambió la vida.

Britt bajó la vista hacia sus nuevas botas de tacón alto Manolo Blahnik que Santana había insistido en comprarle en Barneys.

—Creo que un montón de cosas se unieron y conspiraron para cambiar tu vida. Lo que te pasó en Asís no dependió de mí.

—No. —Santana le levantó la mano y le acarició los nudillos antes de juguetear con el anillo de boda—. Pero no habría llegado allí si tú no me hubieras ayudado antes. Y no me habría llevado la alegría de descubrir a mi abuelo si tú no hubieras aceptado tener un hijo conmigo. Me has dado tanto...

—Tammy me dijo que tener un hijo tiene un efecto especial sobre las personas buenas. Me gustaría comprobar qué efecto tiene sobre ti.

Santana pestañeó con fuerza.

—Gracias, Brittany. —Le atrapó la sonrisa con los labios y la besó hasta que alguien se aclaró la garganta a su espalda.

Avergonzadas, avanzaron en la fila sin soltarse las manos.

Acababan de pasar el control de seguridad cuando sonó el teléfono de Britt.

—Britt. —La voz ronca de Tom resonó en su oído.

—Papá, ¿va todo bien?

El silencio al otro lado de la línea hizo que la chica se detuviera Santana se paró a su lado, con mirada inquisitiva.

Tom se aclaró la garganta.

—Estoy en el Hospital Infantil, en Filadelfia.

—Oh, no. ¿Diane y el bebé están bien?

—Diane se despertó en mitad de la noche. No se encontraba bien, así que vinimos aquí directamente. —Hizo una pausa—. La tienen conectada a un montón de monitores y parece que tanto ella como el niño están bien. Está de parto.

—Es pronto —susurró Britt.

—Así es —replicó Tom, tenso—. Los médicos no sabrán cómo está realmente hasta después de que nazca. Dicen que hay muchas cosas que no se ven en una ecografía. Es posible que tengan que operarlo inmediatamente.

— ¿Es seguro que tenga que pasar por el quirófano?

—Sí. La operación está prevista para tres días después del parto, pero supongo que dependiendo de lo que encuentren pueden tener que hacer una intervención de emergencia.

—Estamos en el aeropuerto JFK —le comunicó ella mirando a Santana—. Íbamos de vuelta a Boston. ¿Quieres que vayamos a Filadelfia?

—Sí —respondió Tom sin dudarlo—. Si podéis. El parto puede ser largo, pero me ayudaría mucho teneros aquí. Los próximos días van a ser muy duros y no sé si podré... —Empezó a toser.

—Ahora mismo voy, ¿vale? Cambiaré el billete e iré directamente al hospital. Te llamaré cuando llegue para que me digas dónde estás.

—Vale —dijo Tom, aliviado—. ¿Britt?

— ¿Sí, papá?

—Gracias. Hasta pronto.

—Hasta luego, papá. Dale un beso a Diane.

Britt colgó y miró a su esposa, que tenía una expresión muy seria.

—Supongo que debería haberte consultado antes de ofrecerme a ir a Filadelfia —se excusó, mordiéndose la mejilla por dentro.

—Era una emergencia, Tenemos que ir.

— ¿Tenemos? —La miró esperanzada.

—Ese bebé será mi cuñado. Y no pienso dejarte ir sola. —Rodeándole la cintura con el brazo, la guió entre la multitud.

Capítulo 63

—Britt.

Tom le sacudió el hombro suavemente, tratando de despertarla. Estaba sentada en la sala de espera de la unidad de partos especiales Santana estaba de pie, con un café en la mano. Un café muy malo.

(Por suerte, habría reprimido el impulso de ir a hablar con la dirección del hospital y quejarse dela calidad de los productos de sus máquinas expendedoras.)

La chica abrió los ojos, pero en seguida volvió a entornarlos, porque le molestaba la luz del techo. Su padre se acuclilló delante de ella.

—El bebé está aquí.

— ¿Está bien?

—Han tenido que operarlo inmediatamente, pero se está recuperando y Diane está con él.
—Se sacó el móvil del bolsillo y se lo ofreció—. Es un niño muy guapo.

Britt desplazó el dedo por la pantalla y vio varias fotos de Diane, con aspecto cansado pero exultante, y un niño con la piel color café con leche y el pelo rubio y rizado.

—Es precioso, papá. Me alegro mucho por ti. —Le devolvió el teléfono.

Tom se quedó unos instantes mirando la última foto y acariciando suavemente la cabecita del niño.

—Thomas Lamar Pierce. Tres kilos y medio. Nacido hoy, once de diciembre.

—No sabía que fueras a ponerle tu nombre.

—Un chico debe llevar el nombre de su padre —sentenció Tom, emocionado—. Pero bueno, Diane quiere llamarlo Tommy. De momento.

—Pues Tommy será. —Britt se volvió hacia Santana, que miraba el café con el cejo fruncido.

—Volved al hotel, chicas —dijo Tom entonces—. Os llamaré si hay alguna novedad, pero hoy no os dejarán verlo. Lo tienen en observación. Tendrán que hacerle una nueva intervención dentro de unos días.

—De acuerdo, papá. —Britt le dio un abrazo—. Felicidades.

Capítulo 64

— ¿Cómo está el bebé? —preguntó Lucy inclinándose sobre la mesa del comedor de la antigua casa de sus padres.

Faltaban dos noches para Navidad Britt acababa de reunirse con la familia de Santana tras hablar con su padre por teléfono.

—Está bien. Supongo que en su caso es normal que tenga que quedarse un mes en el hospital. Le darán el alta en enero.

—Debe de ser duro para Diane y tu padre.

—Lo es, pero al menos están cerca de él. Papá iba a pedir una excedencia de Susquehanna, pero le han dado la baja por paternidad. Pagada. —Britt sonrió—. No se puede negar que su jefe lo cuida.

— ¿Y la factura del hospital? —inquirió Lucy, bajando la voz.

—Un ángel de la guarda se ocupará de lo que no cubra el seguro. —La mirada de Britt se dirigió un momento hacia su esposa antes de volver a su amiga.

—Algunos ángeles de la guarda son puñeteramente dulces.

— ¿Qué andáis cuchicheando por aquí? —Santana se unió a la conversación.

Britt sonrió.

—Hablamos de mi hermanito. Me muero de ganas de comprarle su primera gorra de los Red Sox.

Santana hizo una mueca.

—Tu padre la quemará. Él es hincha de los Phillies.

—No la quemará porque será un regalo mío. Soy la hermana mayor.

—Las hermanas son importantes —le dijo Lucy a Santana solemnemente—. Tenlo en cuenta cuando vayas a comprarme un regalo de Navidad.

—Intentaré estar a la altura —contestó ella y, echando la silla hacia atrás, se levantó y alzó el vaso de agua.

Todo el mundo dejó lo que estaba haciendo, incluido Jake, que se quedó mirando a su tía desdela trona.

—Tenemos muchas cosas por las que dar gracias. —Santana buscó a Britt con la mirada.

Luego fue mirando a cada uno de los asistentes: sus hermanos, las parejas de éstos y finalmente su padre, sentado a la cabecera de la mesa—. Durante cenas como ésta, mamá solía obligarnos a decir porqué dábamos gracias. Yendo al grano, diré que doy las gracias por mi preciosa esposa, mi nuevo empleo y por mi nuevo cuñado, Tommy.

Los adultos alzaron sus copas de vino y brindaron a la salud del recién nacido.

—Sé que todos oísteis mi discurso en la boda de Lucy y Aaron —añadió, con voz emocionada—, pero me gustaría repetir una parte.

Todo el mundo asintió.

Al ver que temblaba ligeramente, Britt le dio la mano y se sintió reconfortada al notar que ella se la apretaba.

—Esta noche estaría incompleta si no tuviésemos un recuerdo para nuestra madre, Grace.
»Grace era hermosa y estaba llena de gracia. Era una esposa amantísima y una madre devota. Su capacidad para el bien y la compasión no tenían límites. Era generosa, amable y misericordiosa.

»Me abrió las puertas de su casa. Cuando me quedé sin madre, ella estuvo allí, aunque sé que fui una joven difícil. Me enseñó lo que es amar a alguien incondicionalmente. Sin ella y sin papá, probablemente estaría muerta.

Hizo una pausa, durante la cual miró a Britt y a Richard.

—Recientemente he tenido la oportunidad de averiguar más cosas sobre mis padres biológicos, entre ellas la herencia judía por vía de mi abuelo paterno. Cuando elegí leer un fragmento de la Biblia hebrea en la boda de Luce y Aaron, no conocía mis orígenes. Ahora, ese texto adquiere aún más significado. Como dije entonces, me parece que refleja a la perfección el amor de Grace por su familia.

Soltando la mano de Britt, sacó un trozo de papel del bolsillo y empezó a leer:

Una mujer virtuosa, ¿quién la encontrará? Es mucho más valiosa que las perlas.

En ella confía el corazón de su marido, y no será sin provecho.

Le produce el bien, no el mal, todos los días de su vida.

Al ver la sorpresa y el amor en los ojos de Britt, el mundo se detuvo durante un instante.

Se busca lana y lino y lo trabaja con manos diligentes.

Es como nave de mercader que de lejos trae su provisión.

Se levanta cuando aún es de noche, da de comer a sus domésticos y órdenes a su servidumbre.

Hace cálculos sobre un campo y lo compra; con el fruto de sus manos planta una viña.

Se ciñe con fuerza sus lomos y vigoriza sus brazos.

Siente que va bien su trabajo, no se apaga por la noche su lámpara.

Echa mano a la rueca, sus palmas toman el huso.

Alarga su palma al desvalido, y tiende sus manos al pobre.

No teme por su casa a la nieve, pues todos los suyos tienen vestido doble.

Para sí se hace mantos, y su vestido es de lino y púrpura.

Su marido es considerado en las puertas, cuando se sienta con los ancianos del país.

Hace túnicas de lino y las vende, entrega al comerciante ceñidores.

Se viste de fuerza y dignidad, y se ríe del día de mañana.

Abre su boca con sabiduría, lección de amor hay en su lengua.

Está atenta a la marcha de su casa, y no come pan de ociosidad.

Se levantan sus hijos y la llaman dichosa; su marido, y hace su elogio:

« ¡Muchas mujeres hicieron proezas, pero tú las superas a todas!».

—Os pido a todos un brindis en memoria de nuestra madre, Grace.

Cuando acabaron de beber, no había ni un solo ojo seco en la sala.

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Hola Hola!

BUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEENO chicas espero que les gustara la escena que prepare solo para ustedes :) digamen que les parecio enserio me gustaria saber sus opiniones !

PD: SEASON 6 COME TO ME JAJAJA no les pasa igual ?

Saludos y Besos

holap demonio,...

por suerte tommy salio bien en nacimiento y la intervención!!!
amo cuando san es jodida mente cursi valió la pena la espera jajja!!!

nos vemos!!!