|
Estreno Glee 5x17
"Opening Night" en:
"Opening Night" en:
Últimos temas
Los posteadores más activos de la semana
No hay usuarios |
Publicidad
Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final
+4
micky morales
marthagr81@yahoo.es
monica.santander
Elita
8 participantes
Página 3 de 10.
Página 3 de 10. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10
Guardian dela cueva capitulo 22,23 y 24
Capitulo 24
El trote de la mañana de San fue más largo de lo normal y sabía que eso era porque estaba evitando volver a casa, evitando ver a Britt.
Había cruzado la línea, por decir lo menos. Había pensado que el beso sería como los demás, jugueteando con Britt lo suficiente como para fastidiarla. Cuando se descubrió profundizando el beso, esperó que Britt la empujara. Nunca esperó que su boca se abriera para ella, nunca esperó sentir la lengua de Britt deslizándose contra la suya. Nunca esperó que Britt respondiera a ella como lo había hecho. Casi estalló por la sacudida de excitación que la golpeó, incluso ahora.
Desaceleró a un paso rápido, su cuerpo todavía recordando el beso, la sensación de su cuerpo mientras se tocaban, el suave roce de la mano de Britt en su cabello, manteniendo sus bocas unidas por unos segundos más.
Los recuerdos de su única noche juntas regresaron con gran detalle. El viaje de regreso a casa había sido llenado con un parloteo sin sentido, algo que le distrajera del cuerpo cálido sentado a su lado.
No supo qué decirle a Britt por lo que no dijo nada. Tomó el silencio de Britt como una indicación de su enojo. Por eso se disculpó. No sabía que esperaba que Britt dijera, pero el silencio que continuó no fue lo que esperó.
Así que escapó de la casa antes de que Britt se levantara, lo que retrasaría la charla inevitable que tendrían. Cuan enojada estaba Britt, no lo podía adivinar. No sería capaz de tomar mucho más de esto, lo sabía. Había tomado toda su fuerza de voluntad no repetir el beso cada vez que bailaron juntas. Por supuesto sabía que se sentía atraída por Britt. Siempre se había sentido atraída por ella. Pero Britt estaba tan por encima de ella que nunca pensó que algo pasaría entre ellas. Sólo en sus sueños imaginaba a Britt acercándose a ella, encontrándola en el bar, yéndose a casa con ella, a su cama. Sólo en sueños creía que estarían juntas.
Sin embargo, lo habían estado. Y había sido un infierno después de eso y le tomó semanas poder volver a la normalidad. Ahora, aquí estaba nuevamente, jugando con fuego. Sabía que Britt también se sentía atraída por ella. No era ciega a eso. También sabía que Britt no quería sentirse atraída por ella. El baile, el beso… todo lo que San estaba haciendo. Pero fue Britt quien convirtió el beso en algo más.
Se detuvo, recuperando el aliento. Sí, Brit había sido quien había transformado el beso en algo más, no ella. Negó con la cabeza. No, Britt no estaba enojada. Britt estaba avergonzada. El silencio no era porque estaba enojada, era porque no quería hablar de ello.
Esto provocó una sonrisa y San empezó a correr nuevamente, preguntándose si serían adultas acerca de todo esto y hablarían o si iban a continuar en silencio hasta que una de ellas lo rompiera. A juzgar por su trayectoria, ella asumiría lo último.
Cuando regresó, el desayuno estaba en marcha y trató de mantener las cosas lo más normales posibles.
“Huele muy bien”, dijo ella.
Britt asintió, volviendo a su cocina. “Voy a tomar una ducha rápida, si hay tiempo”.
Britt la miró entonces y San no estuvo segura si fue su imaginación o si Britt realmente estaba haciendo una lenta inspección de su cuerpo, pero sentía como ardía su piel mientras los ojos de Britt viajaban lentamente sobre ella. Su costumbre de correr en pantalones cortos y un sujetador deportivo tenía sus ventajas. O desventajas, en este caso, ya que se sentía muy mal vestida... y expuesta.
“La ducha, sí”, dijo Britt, su voz sonaba una octava más baja de lo normal.
San puso el agua bien fría, tratando de ahuyentar la imagen de la inspección persistente de Britt.
Terminaría haciendo algo estúpido, lo sabía. Algo que ella y Britt no serían capaz de superar. Algo que podría afectar la misión, a pesar de que pudiese ser una bendición. Hasta el momento habían hecho poco trabajo como FBI.
El desayuno fue tan silencioso como sospechaba sería, con Paige evitando el contacto visual. San finalmente bajó el tenedor. Nunca pensó que sería la que asumiría el papel del adulto. “¿Quieres hablar de ello?”
“No”
“¿Así que simplemente no vamos a hablar? Si estás enojada conmigo, dilo”.
Britt la miró entonces. “No estoy enojada contigo, San. Es sólo que no quiero hablar de ello. Cuando estamos en público, entiendo que tenemos cierta imagen que mostrar. Y… y… el beso es parte de ello, supongo”.
San agarró su taza de café, estudiándola. El rostro de Britt estaba ligeramente sonrojado y sabía que su conjetura de que Britt estaba más avergonzada que enojada era la correcta.
“Está bien. ¿Entonces por qué no me hablas? Te dije que lo sentía”
“No tienes que pedir disculpas”, Britt miró hacia sus ojos esta vez. “Si ese es el caso, también debo pedir disculpas”.
San sonrió. “¿Y por qué estamos pidiendo disculpas?”
El rubor de Britt se profundizó, pero una sonrisa apareció en sus labios.
San se descubrió mirando sus labios y tuvo que alejar sus ojos de ellos.
Britt no respondió. En cambio, se puso de pie, apuntando hacia la mesa.
“Te toca lavar los platos. Creo que voy a tomar mi turno con el televisor”.
***
Fiona estaba nerviosa mientras caminaba hacia la puerta.
Aunque se llevaba bien con todo el mundo, no solía salirse de su manera de interactuar con ellos. Pero Madre Hogan había insistido ya que pensaba que era extraño que las dos nuevas hubiesen irrumpido tan audazmente en la cafetería de la manera que lo había hecho. Madre Hogan sentía que ellas eran una amenaza y le había pedido a Fiona que las supervisara.
Fiona sabía lo paranoica que podría ser. Una vez había acusado a Ryan Hogan de desobediencia, sospechaba que practicaba espionaje y contaba cosas a las autoridades. A pesar de haber suplicado diciendo que era inocente… lo que Fiona creía era verdad… había sido sacrificado de la manera más brutal. No había habido ninguna poción mágica de la Madre Hogan para embotar sus sentidos. Lo habían llevado más allá de la cámara, a lo más profundo en la cueva. Sus gritos fueron... oh, tan fuertes,
tan penetrantes. Se habían detenido tan bruscamente, de manera definitiva.
Se estremeció al recordar el sonido de los huesos rompiéndose. Como los demás, sólo podía imaginar lo que vivía en las cuevas. Por lo que sabía, nadie estaba al tanto, excepto Madre Hogan. Nadie se atrevía a poner un pie más allá de la cámara y hacia la tierra oscura. Únicamente madre Hogan se aventuraba más allá en las cuevas. Bueno, eso no era del todo cierto. Otros fueron obligados a ir, los que serían sacrificados. Y las chicas, por supuesto. Los que se sacrificaban y se ofrecían a él .
Alejó esos pensamientos, regresando a su tarea en cuestión.
Llamó ligeramente, escuchando el sonido de un televisor y luego silencio. Muy pronto, la puerta se abrió y la mujer que aún no había conocido, la que ellos llamaban Santana estaba de pie en la puerta.
Fiona sonrió en señal de saludo. “Hola. Soy Fiona Hogan, tu vecina”.
“Santana Lopez, encantada de conocerla”.
Fiona miró más allá de ella, con la esperanza de que Brittanay estuviese cerca. La había conocido el otro día en la escuela y la había encontrado encantadora y amable.
“De hecho, vine para invitarlas a almorzar”, dijo ella. “Suponiendo que Brittanay esté en casa, por supuesto”.
San se apartó. “Claro. Adelante”, la invitó.
Fiona descubrió que el interior era muy parecido a su propia casa, aunque había muy poco de decoración. No había fotos o cuadros adornando las paredes. De hecho, muy pocos objetos personales
estaban en exhibición.
“Hola, Fiona”, saludó Britt “¿Quieres un poco de té helado?”, preguntó levantando un vaso.
“Oh, no. Gracias. Sólo quería invitarlas a almorzar. Es decir, si no tienen planes”, sonrió. “He aprendido que los domingos después del viaje para bailar, nadie se reúne para hacer barbacoas”.
“Es cierto”, dijo ella. “Claro, nos encantaría acompañarte en el almuerzo”.
Britt miró a San, como buscando su confirmación. San asintió.
“Grandioso. No es nada lujoso, pero me pareció que nos daría la oportunidad de legar a conocernos”, miró hacia su reloj “¿Alrededor de una hora?”
“Me parece bien ¿Qué podemos aportar?” Estuvo a punto de no decir nada, pero en su prisa por planificar esto había olvidado las bebidas.
“Lo que quieran beber. Me temo que no tengo nada”.
“Está bien. Estaremos allá en una hora”, dijo Britt. “Gracias”.
Fiona se alejó sintiéndose algo incómoda.
Madre Hogan esperaba que les cocinara para obtener información, pero descubrió que esperaba con expectación su compañía. Sonrió para sus adentros, preguntándose si el embarazo estaría afectando su buen sentido. Sabía que si la madre Hogan las consideraba una amenaza, Belden y los demás las atraparían y las llevarían a las cámaras.
Fieles a sus palabras, una hora más tarde las mujeres estaban
llamando a su puerta.
El almuerzo era sencillo, pero no podía tomar crédito por eso. Madre Hogan había hecho que Selma preparara la ensalada de pollo en la mañana. Era una receta especial bastante deliciosa. Había enviado una barra de pan recién horneada. Lo único que Fiona había aportado era la lechuga y los tomates que había recogido en el jardín de la comunidad anteriormente.
Britt llevaba dos botellas de vino. “No estaba segura de que cocinarías”, explicó.
Fiona no sabía nada de vinos, así que no pudo ofrecer ninguna sugerencia. Madre Hogan no permitía alcohol en ninguna de las casas.
“Nada lujoso. Sólo sándwiches de ensalada de pollo”, la sonrisa de Britt era contagiosa y Fiona sonrió también. “El Riesling irá muy bien entonces. Y si somos atrevidas, podemos tomar el Beaujolais para el postre”.
“Cuidado cariño, o darás la impresión de que eres una buena bebedora”, dijo San.
“Oh. Pensé que ibas a decir que era una presumida con el vino”. San se echó a reír. “Bueno, eso también”.
Fiona estaba celosa de su juguetona interacción, sin haber podido tener pareja ella misma. Ambas la estaban mirando con expectación y su falta de habilidad social saltó a la vista. Si bien a menudo se unía con los otros profesores para almorzar en el pequeño salón que compartían en la escuela, esta era la primera vez que había invitado a alguien a su casa.
Estaba fuera de su elemento y su ansiedad debió reflejarse porque Britt apretó su brazo para tranquilizarla.
“¿Te puedo ayudar en algo, Fiona? Veo que tienes la mesa preparada. ¿Podemos tomar una copa de vino antes de comer?”
Fiona dejó escapar un suspiro nervioso, agradecida de que Brittany hubiese sugerido aplazar un poco la comida. De lo contrario, habría sacado la comida y empezado a comer. Pero al ver las botellas de vino que Brittany había puesto sobre la mesa, le entró el pánico.
“Me temo que no estoy preparada”, espetó.
San enarcó las cejas inquisitivamente, pero Britt aparentemente supo lo que quiso decir.
“No tienes un sacacorchos ¿quieres decir? No hay problema”.Britt se volteó hacia San. “¿Te importaría correr y buscar el nuestro?”
“Por supuesto que no”.
“Tampoco tengo copas”, dijo Fiona. “Tengo vasos regulares ¿Les parece bien?”
Britt se echó a reír. “Está bien, así que tal vez soy un poco presumida con el vino. Debemos tener copas de vino”.
“Las traeré también. Ya vuelvo”.
Fiona se disculpó tan pronto como Santana se fue.
“Lo siento. No estoy acostumbrada a tener compañía”, admitió.
“Está bien, cariño”, dijo Britt. “Fuiste muy amable al invitarnos”.
Se relajó, sintiéndose un poco más cómoda sin que Brittany se inmutara en lo más mínimo.
Por un momento, casi se había sentido tan inadecuada como lo había hecho cuando estaba a la universidad. Al llegar a Nacogdoches desde Hoganville, se había sentido tan perdida y confundida, como si hubiese llegado a un país extranjero. Lo cual, en cierto sentido, lo era. Pero entonces, no le había importado el escrutinio que recibió. Sabía que se iría de allí y nunca vería a esa gente otra vez. Era diferente aquí, ya que era su trabajo. Madre Hogan esperaba que encajara, que participara en la escuela. Por supuesto, para mantenerla informada. La escuela era algo con lo que ella estaba familiarizada así que decidió sería un tema seguro de conversación.
“¿Te gusta aquí hasta ahora?”, preguntó.
“Bueno, es definitivamente diferente”, dijo Britt. “San y yo somos de Houston por lo que el ritmo es un poco lento. Pero todo el mundo ha sido muy agradable. Suzette y Becca, sobre todo”.
“Sí, lo son. En su mayoría, todos se llevan muy bien”, nunca había sentido curiosidad por las vidas personales de los otros profesores, así que se sorprendió por su siguiente pregunta.
“¿Cuánto hace que tú y Santana son pareja?”
“No mucho”, dijo Paige sonriendo. “Seis meses” arqueó las cejas.
“¿Qué hay de ti? ¿Tienes un guapo y buen sujeto esperando por ti en Hoganville?”, entonces sonrió. “¿O una mujer?
Fiona sintió que se ponía roja. “No”.
Por suerte San regresó, salvándola de elaborar una respuesta.
“Está bien, así que cavando en los gabinetes de tu cocina, fue que me di cuenta de la cantidad de copas que tenemos”, dijo San con una carcajada. “Conté doce”
La mirada que Britt le dio causó la risa de Fiona.
“Nunca puedes tener demasiadas copas de vino”, dijo Britt. Se volvió hacia Fiona y sonrió. “Normalmente no tiene permitido entrar en mi cocina”.
“Excepto para lavar los platos, no lo olvides”, corrigió San mientras retorcía el sacacorchos.
“Sí. Y eres una experta en eso”.
Un pop silencioso y San elevó el corcho triunfalmente. Fue recompensada con un rápido beso de Britt. Fiona sintió que se ruborizaba, una vez más, esta vez por su muestra de afecto. Aparentemente San también fue sorprendida porque también lució un poco sonrojada.
Aceptó el vaso que Britt le entregaba, con la esperanza de que no se fijara en su vino. Sólo había tomado una vez anteriormente, cuando Gayla y Dave habían organizado una cena de cumpleaños. Había querido encajar con todo el mundo y tomó una copa. El vino estaba seco y amargo para ella y estuvo a punto de escupirlo. Pero ya que Brittany y Santana se habían tomado la molestia, al menos lo intentaría.
“No conozco tú preferencia en vino, Fiona, pero este Riesling es de la línea de los dulce, como el Beaujolais”, dijo Britt. “Espero que sea de tu agrado”.
El vino se sentía fresco en su boca y estuvo gratamente sorprendida por el sabor afrutado “Sabe a manzana”, dijo sin pensar.
Britt se echó a reír. “Muy bien. Debes tener un paladar natural para el vino”, se volteó hacia San. “¿Y a ti a que te sabe?”
“Tiene un sabor cítrico para mí”, cuando Britt negó con la cabeza San agregó: “¿Qué? ¿Demasiado vago?”
“Un poco”.
“Bueno, tal vez mi…lengua no es tan talentosa como la tuya... en el departamento del sabor”.
Fiona estuvo fascinada por la mirada que intercambiaron y podía jurar que la temperatura en la habitación había subido diez gradosen cuestión de segundos.
Britt se aclaró la garganta, volteándose hacia Fiona. Su mirada ya no reflejaba la intensidad que había compartido con San. Una vez más, ya que nunca había tenido la cercanía que estas dos obviamente compartían, no pudo relacionarse con lo que claramente había pasado entre ellas con tan sólo una mirada.
“¿Cuánto tiempo has estado en la escuela Fiona?”, preguntó Britt.
“Este es mi noveno año”, dijo ella.
“¿Supongo que planeas quedarte entonces?”
“Sí. Sería difícil para mí dejar Hoganville”, compartió una risa silenciosa consigo misma. No difícil de dejar. Imposible.
Si era el vino que la relajaba o la compañía, Fiona no lo sabía, pero el almuerzo pasó rápidamente. Le encantó que Santana disfrutara de la ensalada de pollo lo suficiente como para solicitar
un segundo sándwich.
Para el momento en que estaban listas para despedirse, Fiona se dio cuenta que no había hecho ni una de las preguntas que Madre Hogan le había exigido hacer. Bueno, tendría una semana antes de regresar a casa. Tal vez se encontraría con Brittany en la escuela.
“Gracias nuevamente, Fiona. Nos divertimos mucho”, dijo Britt.
“Tal vez algún día de esta semana podríamos almorzar juntas” sugirió.
“Sí”, respondió rápidamente. “Me gustaría eso”.
“Grandioso. Te veo en la escuela entonces”.
Las miró con envidia mientras se dirigían a su propia casa, con las manos entrelazadas, balanceándolas ligeramente entre ellas. Hacían una linda pareja.
Cerró la puerta y se apoyó en ella con un suspiro, sus ojos aterrizaron en las botellas vacías de vino y las copas de vino que Santana había colocado sobre el mostrador. Brittany le había dicho que las guardara para la próxima vez que se reunieran.
¿Habría una próxima vez? Eso esperaba. Se había divertido. No podía recordar la última vez que se había reído y disfrutado con la compañía de alguien más.
***********************************************************************************
primero quenada perdonar la demora pero e estado liada con los estudios y en segundo quiero saber si quereis que siga con la historia o no? y gracias por buestros comentarios
ana_bys_26- ---
- Mensajes : 555
Fecha de inscripción : 21/11/2015
Edad : 34
Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final
Mmm$-$ amo la relacion de Britt y San*-* son tan lindas*-*
Obvio que quiero que sigas esta historia!!! :ccc porque les dio por preguntarnos eso?:ccc yo quiero mas! Esta historia es genial!:D
Obvio que quiero que sigas esta historia!!! :ccc porque les dio por preguntarnos eso?:ccc yo quiero mas! Esta historia es genial!:D
Susii********-*- - Mensajes : 902
Fecha de inscripción : 06/01/2015
Edad : 26
Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final
hola chica, en lo personal si quiero y deseo que continues la historia es compresible que a veces los compromisos te impidan actualizar, pero con tal que no abandones la historia, es muy interesante con calidad, y yo por lo menos espero tus actualizaciones, este fic me gusta y quiero llegar a saber que britt y san se puedan demostrar sus sentimientos, un momento brittana que me deje en shock. por favor continua, hasta la proxima actualizacion. la esperare con ansias
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final
holap,...
ya es difícil para las dos la tención que ahí,..
además son una pareja y no tienen que fingir nada,...
nos vemos!!!
ya es difícil para las dos la tención que ahí,..
además son una pareja y no tienen que fingir nada,...
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final
Hola. Por supuesto que tenes que seguir con la historia por favor!!!!
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final
que esta pasando, hay una epidemia de preguntar si queremos que continuen las historias????? obvio si no no las leeriamos, no entiendo, yo cuando comienzo a leer espero que haya un final, bien, hasta ahora las cosas se van como suavizando entre las chicas, que sera lo que hay en esas cuevas?????
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Guardian dela cueva capitulo 25
Capitulo 25
San tomó su ducha primero, así que mientras Britt tomaba su turno, San se aprovechó de la cama vacía. Era una matrimonial pequeña, pero al vivir sola y estar acostumbrada a una matrimonial grande, estar en algo tan pequeño hacía un reto poder permanecer en tu lado de la línea imaginaria de Britt.
Ahora se extendió de punta a punta, tanto los brazos como las piernas, disfrutando de la sensación de las sábanas frescas y suaves.
Britt tenía un gusto excelente… y costoso. Nunca había pensado demasiado en sus sabanas o en sus tejidos lujosos, pero después de esto, los tejidos de algodón egipcio serían sus favoritos. Se dio la vuelta, mirando la almohada que Britt utilizaba. Suspiró, preguntándose qué estaba pasando con ella.
El almuerzo había sido realmente agradable. Britt estuvo suelto y despreocupada y no parecía haber ninguna tensión entre ellas en absoluto. Eso quedó en evidencia por el beso espontáneo que Britt le había dado, el primero que Britt había iniciado entre ellas.
Aun así, cuando salieron de casa de Fiona, Britt había regresado al silencio, quedándose en el dormitorio, con su laptop mientras San veía la televisión.
La cena habían sido las sobras, lo que estaba bien por ella. No esperaba que Britt cocinara todas las noches. Sólo deseaba que las cosas no estuviesen tan tensas entre ellas. La única vez que no estaban tensas era cuando estaban alrededor de otras personas. Cuando se abrió la puerta del baño, se deslizó
obedientemente hacia su lado, tomando en cuenta la línea de Britt.
Cuando la luz se apagó entornó los ojos en la oscuridad, observando como Britt se movía hacia la cama. Sólo la visión de ella acercándose hacia la cama causó que su libido se activara y se dio la vuelta.
“Me divertí mucho hoy”, dijo San tratando de romper el hielo.
“Sí, lo fue”.
San rodó hacia ella. “Sabes, estaba pensando que tal vez pudiésemos deshacernos de esta línea imaginaria”, dijo ella.
“No lo creo”.
“Me gusta rodar un poco. Estoy acostumbrada a una matrimonial enorme”.
“Yo también”.
“Bien. Porque odio la línea. Cada vez que me giro tengo que tener cuidado de no entrar en tu espacio”.
“Como debe ser”.
“Vamos, Britt-Britt. ¿Por favor?”
“No. Quédate en tu lado”.
“No. Hemos jugado con tus reglas lo suficiente. Mi turno. Te estoy dando aviso oficial que no voy a acatar la línea imaginaria”.Listo.
“No”.
“Sí”.
San extendió su mano hacia el lado de Britt, sólo para que fuese palmeada. Casi se rió.
“No me hagas hacerte daño”, amenazó Britt.
“Seguro”.
Sin pensarlo, San movió su pie, frotándolo ligeramente contra la pierna de Britt. Esto le valió un gruñido cuando Britt golpeó con sus puños sobre la cama.
“Dios, ¿debes hacerlo?”
“Debo hacerlo”.
“Lo siento por tu madre. Probablemente eras una niña horrible”.
Las palabras fueron dichas en broma, lo sabía, pero dieron en el blanco de todos modos. Sintió la opresión en su pecho y respiró temblorosa.
“Sí, lo siento. Aparentemente era una niña horrible”, murmuró cerrando sus ojos con fuerza tratando de mantener los recuerdos alejados.
Una niña terrible. Aprendió rápidamente todas las maneras diferentes de castigo que podrían ser repartidos.
Britt agarró su brazo, apretándolo con fuerza. “Lo siento mucho, San. No estaba pensando. No quise decir nada con eso”.
“Está bien. No deberías preocuparte por cada cosa que dices”, giró su cabeza para mirarla. “Aún tengo un par de problemas con mi infancia. Estoy trabajando en eso. No debería ser tan sensible al respecto. Yo... bueno, han pasado veinte años”.
Britt aflojó su agarre, pero no apartó su mano.
“¿Quieres hablar de ello?”
“No. Pero gracias”
“Yo... yo no sé realmente lo que sucedió”, dijo Britt “Sólo rumores y chismes en la oficina. No quiero asumir”.
“De lo que hayas asumido, es mucho peor”.
Entonces se dio la vuelta y le dio la espalda a Britt.
Mantuvo los ojos cerrados, casi deseando poder llorar Ahora, deseaba eso. Cuando era niña, se negaba a llorar, se negaba aceder. Él ganaría entonces. Pero ahora, sólo deseaba poder llorar y dejarlo ir.
Se sorprendió al sentir la mano de Britt en su espalda, frotándola, tranquilizándola Qué bueno sería darse la vuelta y dejar que Britt la sostuviera.¿¡Britt la abrazaría? Su caricia era reconfortante, sin embargo, se sentía extraño. Nunca había sentido una caricia reconfortante anteriormente. Ni siquiera en los momentos más oscuros cuando su padre la visitaba, su madre nunca vino en su ayuda, nunca vino a consolarla. Ese trabajo había quedado en manos de su hermana, quién necesitaba su propio consuelo.
Se relajó, cerrando sus ojos, liberando su mente mientras Britt seguía frotando ligeramente hacia atrás y
hacia adelante a través de su espalda.
Cuando estuvo a punto de quedarse dormida, sintió que Britt se movió, deslizándose detrás de ella protectoramente. Britt pasó un brazo por la cintura de San, luego dejó escapar lo que San pensó
era el sonido de un suspiro de satisfacción, su aliento sobre su piel.
“Creo que sobrepasaste la línea”, susurró San.
“Sí. Lo hice”.
San sonrió, tomando el brazo de Britt y tirando de éste para apretarlo más contra ella. No trató de analizar el significado de las acciones de Britt. Simplemente cerró los ojos, disfrutando de la sensación de Britt descansando detrás de ella.
***
Britt sabía que debía moverse. San ya estaba dormida.
Se permitió unos segundos más antes de desenredarse lentamente a sí misma de San.Dios, ¿a qué estaban jugando? ¿A qué juego estaban jugando?
Sí, tuvieron sexo. Hacía más de seis meses. Sólo una aventura de una noche, básicamente. Un error de una sola vez . Y al parecer no era capaz de superarlo. No se sentía cómoda con el sexo casual. San, por otro lado, lo había perfeccionado a un arte. Rodó sobre su espalda, sus puños cerrados.
Tuvimos sexo. Y todo esto, esta actuación que estaban haciendo, estaba confundiendo la línea. Se estaba convirtiendo en algo demasiado real . Cuando estaban cerca de otras personas, Britt podía fingir que todo era un espectáculo, podía dejar de lado sus inhibiciones, pero aquí, a solas, trataba con todas sus fuerza de mantener las cosas profesionalmente entre ellas.
Casi rió en voz alta. ¿Profesionalmente? No. No había nada profesional en la situación en la que ahora estaban inmersas. La necesidad de consolar a San había sido abrumadora. La había escuchado tan herida, tan indefensa, su voz había transmitido una necesidad que Britt no entendía. Y todo lo que Britt quería hacer era protegerla. Pero en realidad, todo lo que eso hizo fue borrar aún más la línea.
Giró su cabeza levemente, mirando la forma dormida de San, sin desear nada más que ir hacia ella nuevamente, deslizar su brazo alrededor de ella, sentir como San tiraba de ella contra sí misma.
Dios, no me hagas esto. Tal vez sólo deberían hacerlo. Sólo dormir juntas nuevamente y acabar con esto de una vez. Tal vez eso aliviaría un poco la tensión.
Gimió. ¿Acabo de pensar eso? No quiero tener sexo con San.
Sí. Sí quiero.
Se dio la vuelta en frustración, dándole ahora la espalda a San. No, no quería tener relaciones sexuales con San. He estado allí, he hecho eso. Así que no. No, no, no.
Oyó un chirrido y abrió los ojos, la extraña sensación de que alguien la observaba le hizo poner de punta los vellos de la nuca. Echó un vistazo hacia la ventana, las persianas estaban cerradas, quedando una pulgada de espacio en una esquina. El grito salió de su boca antes de que pudiera detenerlo y San salió disparada de la cama, con los ojos muy abiertos.
“¿Qué carajos?”
Britt se deslizó contra la pared, subiendo la sábana hasta su barbilla. Señaló hacia la ventana con una mano temblorosa.
“Alguien... algo... estaba en la ventana”, estaba casi jadeando y trató de recuperar el aliento. “Había algo allá afuera”, susurró. “Estaba mirándonos”
“¿Algo? ¿Qué quieres decir con algo?”
“Podría haber sido una persona, pero no lo creo”.
San se frotó los ojos. “Bueno, me asustaste de muerte”, abrió la pequeña mesita de noche junto a la cama y sacó su arma de servicio. “Voy a echar un vistazo. Quédate aquí”.
Britt lanzó la sábana. “¿Estás loca? ¿Sabes lo que le pasa a las personas en las películas cuando se quedan atrás?”, encontró su propia arma, sosteniéndola firmemente en su mano. “Estoy lista”.
San se la quedó mirando “¿En las películas?”, negó con la cabeza. “Vamos, entonces”.
Entraron en la cocina, San la detuvo cuando levantó su mano para encender las luces. Hizo un gesto silencioso señalando hacia la puerta trasera situada en el extremo de la cocina.
Britt sintió su corazón latiendo con fuerza en su pecho cuando San agarró el pomo de la puerta.
"No. No lo hagas”, susurró.
San frunció el ceño. “¿Qué pasa?”
“No abras la puerta”, dijo ella. “Tengo un mal presentimiento”.
San se la quedó mirando. “Las dos somos agentes del FBI ¿Recuerdas eso, verdad?”
Britt sonrió y luego hizo un gesto entre ellas. “Sí y las dos estamos en ropa interior y descalzas”.
“Pero tenemos enormes armas”, hizo un gesto hacia la puerta nuevamente. “Además, lo que sea que estuviese allá afuera ya se debe haber ido”.
Britt suspiró, aun luciendo reticente. Se dio cuenta que estaba haciendo el ridículo. “Probablemente tienes razón. ¿Podemos al menos tomar una linterna?”
San asintió, buscando rápidamente en su bolso y sacando una pequeña. La encendió y luego abrió la puerta lentamente, guiando el haz hacia la ventana de su dormitorio, luego hacia el bosque detrás de ellas. No había ninguna señal de movimiento.
“Vamos”.
Britt la siguió de cerca, mirando de un lado a otro, imaginando... algo... saltando hacia ellas desde el bosque.
El aire estaba cálido, húmedo. La luna casi llena, rodeada por nubes finas, hacía que las sombras fuesen extensas y oscuras. Una ligera brisa agitó las hojas de un roble sobre sus cabezas, lo que las hizo saltar.
“Jesús, estamos actuando como un par de niñas”, susurró San.
Se detuvo junto a la ventana, agachándose y mirando hacia adentro. Britt hizo lo mismo, sorprendida por lo bien que se podía ver hacia el interior del dormitorio.
San dirigió la luz hacia el suelo y Britt señaló hacia lo que parecían hojas desmoronadas. El área estaba alterada, como si alguien hubiese estado allí.
“Podrían ser rastros”, murmuró San siguiéndolos hasta que desaparecieron en el bosque. Un sitio vacío que tenía una huella perfecta de... ¿qué?
San se arrodilló, extendiendo su palma sobre la impresión que era más grande que su mano extendida. Miró a Britt.
“¿Un oso?”, preguntaron al mismo tiempo.
Britt volvió a mirar la impresión. “Garras”, dijo al ver la desigualdad en la tierra.
“Sí”.
“¿Por qué un oso miraría por la ventana de nuestro dormitorio?”, preguntó ella.
“Bueno, demonios, no sé lo que es ¿Acaso tienen osos por aquí? Sé que estamos en medio del bosque, pero no creo que un oso corra desenfrenadamente por aquí”.
Britt inclinó su cabeza, escuchando unas ramas quebrándose, luego el sonido de algo corriendo. Algo... grande. Justo cuando agarró la mano de San, escucharon el grito desgarrador que habían oído la semana pasada. Eso provocó escalofríos por su espina dorsal y se aferró a la mano de San con más fuerza.
“Vamos adentro”.
“Buena idea”.
Ambas se apresuraron a regresar a la casa y Britt cerró rápidamente la puerta detrás de ellas.
A continuación, encendió las luces y se dirigió a la puerta principal, asegurándose de que también estaba cerrada.
“¿Crees que eso vaya a detener a un oso?” Britt la miró a los ojos.
“No”, negó con la cabeza. “Tampoco creo que haya sido un oso”.
San tomó su ducha primero, así que mientras Britt tomaba su turno, San se aprovechó de la cama vacía. Era una matrimonial pequeña, pero al vivir sola y estar acostumbrada a una matrimonial grande, estar en algo tan pequeño hacía un reto poder permanecer en tu lado de la línea imaginaria de Britt.
Ahora se extendió de punta a punta, tanto los brazos como las piernas, disfrutando de la sensación de las sábanas frescas y suaves.
Britt tenía un gusto excelente… y costoso. Nunca había pensado demasiado en sus sabanas o en sus tejidos lujosos, pero después de esto, los tejidos de algodón egipcio serían sus favoritos. Se dio la vuelta, mirando la almohada que Britt utilizaba. Suspiró, preguntándose qué estaba pasando con ella.
El almuerzo había sido realmente agradable. Britt estuvo suelto y despreocupada y no parecía haber ninguna tensión entre ellas en absoluto. Eso quedó en evidencia por el beso espontáneo que Britt le había dado, el primero que Britt había iniciado entre ellas.
Aun así, cuando salieron de casa de Fiona, Britt había regresado al silencio, quedándose en el dormitorio, con su laptop mientras San veía la televisión.
La cena habían sido las sobras, lo que estaba bien por ella. No esperaba que Britt cocinara todas las noches. Sólo deseaba que las cosas no estuviesen tan tensas entre ellas. La única vez que no estaban tensas era cuando estaban alrededor de otras personas. Cuando se abrió la puerta del baño, se deslizó
obedientemente hacia su lado, tomando en cuenta la línea de Britt.
Cuando la luz se apagó entornó los ojos en la oscuridad, observando como Britt se movía hacia la cama. Sólo la visión de ella acercándose hacia la cama causó que su libido se activara y se dio la vuelta.
“Me divertí mucho hoy”, dijo San tratando de romper el hielo.
“Sí, lo fue”.
San rodó hacia ella. “Sabes, estaba pensando que tal vez pudiésemos deshacernos de esta línea imaginaria”, dijo ella.
“No lo creo”.
“Me gusta rodar un poco. Estoy acostumbrada a una matrimonial enorme”.
“Yo también”.
“Bien. Porque odio la línea. Cada vez que me giro tengo que tener cuidado de no entrar en tu espacio”.
“Como debe ser”.
“Vamos, Britt-Britt. ¿Por favor?”
“No. Quédate en tu lado”.
“No. Hemos jugado con tus reglas lo suficiente. Mi turno. Te estoy dando aviso oficial que no voy a acatar la línea imaginaria”.Listo.
“No”.
“Sí”.
San extendió su mano hacia el lado de Britt, sólo para que fuese palmeada. Casi se rió.
“No me hagas hacerte daño”, amenazó Britt.
“Seguro”.
Sin pensarlo, San movió su pie, frotándolo ligeramente contra la pierna de Britt. Esto le valió un gruñido cuando Britt golpeó con sus puños sobre la cama.
“Dios, ¿debes hacerlo?”
“Debo hacerlo”.
“Lo siento por tu madre. Probablemente eras una niña horrible”.
Las palabras fueron dichas en broma, lo sabía, pero dieron en el blanco de todos modos. Sintió la opresión en su pecho y respiró temblorosa.
“Sí, lo siento. Aparentemente era una niña horrible”, murmuró cerrando sus ojos con fuerza tratando de mantener los recuerdos alejados.
Una niña terrible. Aprendió rápidamente todas las maneras diferentes de castigo que podrían ser repartidos.
Britt agarró su brazo, apretándolo con fuerza. “Lo siento mucho, San. No estaba pensando. No quise decir nada con eso”.
“Está bien. No deberías preocuparte por cada cosa que dices”, giró su cabeza para mirarla. “Aún tengo un par de problemas con mi infancia. Estoy trabajando en eso. No debería ser tan sensible al respecto. Yo... bueno, han pasado veinte años”.
Britt aflojó su agarre, pero no apartó su mano.
“¿Quieres hablar de ello?”
“No. Pero gracias”
“Yo... yo no sé realmente lo que sucedió”, dijo Britt “Sólo rumores y chismes en la oficina. No quiero asumir”.
“De lo que hayas asumido, es mucho peor”.
Entonces se dio la vuelta y le dio la espalda a Britt.
Mantuvo los ojos cerrados, casi deseando poder llorar Ahora, deseaba eso. Cuando era niña, se negaba a llorar, se negaba aceder. Él ganaría entonces. Pero ahora, sólo deseaba poder llorar y dejarlo ir.
Se sorprendió al sentir la mano de Britt en su espalda, frotándola, tranquilizándola Qué bueno sería darse la vuelta y dejar que Britt la sostuviera.¿¡Britt la abrazaría? Su caricia era reconfortante, sin embargo, se sentía extraño. Nunca había sentido una caricia reconfortante anteriormente. Ni siquiera en los momentos más oscuros cuando su padre la visitaba, su madre nunca vino en su ayuda, nunca vino a consolarla. Ese trabajo había quedado en manos de su hermana, quién necesitaba su propio consuelo.
Se relajó, cerrando sus ojos, liberando su mente mientras Britt seguía frotando ligeramente hacia atrás y
hacia adelante a través de su espalda.
Cuando estuvo a punto de quedarse dormida, sintió que Britt se movió, deslizándose detrás de ella protectoramente. Britt pasó un brazo por la cintura de San, luego dejó escapar lo que San pensó
era el sonido de un suspiro de satisfacción, su aliento sobre su piel.
“Creo que sobrepasaste la línea”, susurró San.
“Sí. Lo hice”.
San sonrió, tomando el brazo de Britt y tirando de éste para apretarlo más contra ella. No trató de analizar el significado de las acciones de Britt. Simplemente cerró los ojos, disfrutando de la sensación de Britt descansando detrás de ella.
***
Britt sabía que debía moverse. San ya estaba dormida.
Se permitió unos segundos más antes de desenredarse lentamente a sí misma de San.Dios, ¿a qué estaban jugando? ¿A qué juego estaban jugando?
Sí, tuvieron sexo. Hacía más de seis meses. Sólo una aventura de una noche, básicamente. Un error de una sola vez . Y al parecer no era capaz de superarlo. No se sentía cómoda con el sexo casual. San, por otro lado, lo había perfeccionado a un arte. Rodó sobre su espalda, sus puños cerrados.
Tuvimos sexo. Y todo esto, esta actuación que estaban haciendo, estaba confundiendo la línea. Se estaba convirtiendo en algo demasiado real . Cuando estaban cerca de otras personas, Britt podía fingir que todo era un espectáculo, podía dejar de lado sus inhibiciones, pero aquí, a solas, trataba con todas sus fuerza de mantener las cosas profesionalmente entre ellas.
Casi rió en voz alta. ¿Profesionalmente? No. No había nada profesional en la situación en la que ahora estaban inmersas. La necesidad de consolar a San había sido abrumadora. La había escuchado tan herida, tan indefensa, su voz había transmitido una necesidad que Britt no entendía. Y todo lo que Britt quería hacer era protegerla. Pero en realidad, todo lo que eso hizo fue borrar aún más la línea.
Giró su cabeza levemente, mirando la forma dormida de San, sin desear nada más que ir hacia ella nuevamente, deslizar su brazo alrededor de ella, sentir como San tiraba de ella contra sí misma.
Dios, no me hagas esto. Tal vez sólo deberían hacerlo. Sólo dormir juntas nuevamente y acabar con esto de una vez. Tal vez eso aliviaría un poco la tensión.
Gimió. ¿Acabo de pensar eso? No quiero tener sexo con San.
Sí. Sí quiero.
Se dio la vuelta en frustración, dándole ahora la espalda a San. No, no quería tener relaciones sexuales con San. He estado allí, he hecho eso. Así que no. No, no, no.
Oyó un chirrido y abrió los ojos, la extraña sensación de que alguien la observaba le hizo poner de punta los vellos de la nuca. Echó un vistazo hacia la ventana, las persianas estaban cerradas, quedando una pulgada de espacio en una esquina. El grito salió de su boca antes de que pudiera detenerlo y San salió disparada de la cama, con los ojos muy abiertos.
“¿Qué carajos?”
Britt se deslizó contra la pared, subiendo la sábana hasta su barbilla. Señaló hacia la ventana con una mano temblorosa.
“Alguien... algo... estaba en la ventana”, estaba casi jadeando y trató de recuperar el aliento. “Había algo allá afuera”, susurró. “Estaba mirándonos”
“¿Algo? ¿Qué quieres decir con algo?”
“Podría haber sido una persona, pero no lo creo”.
San se frotó los ojos. “Bueno, me asustaste de muerte”, abrió la pequeña mesita de noche junto a la cama y sacó su arma de servicio. “Voy a echar un vistazo. Quédate aquí”.
Britt lanzó la sábana. “¿Estás loca? ¿Sabes lo que le pasa a las personas en las películas cuando se quedan atrás?”, encontró su propia arma, sosteniéndola firmemente en su mano. “Estoy lista”.
San se la quedó mirando “¿En las películas?”, negó con la cabeza. “Vamos, entonces”.
Entraron en la cocina, San la detuvo cuando levantó su mano para encender las luces. Hizo un gesto silencioso señalando hacia la puerta trasera situada en el extremo de la cocina.
Britt sintió su corazón latiendo con fuerza en su pecho cuando San agarró el pomo de la puerta.
"No. No lo hagas”, susurró.
San frunció el ceño. “¿Qué pasa?”
“No abras la puerta”, dijo ella. “Tengo un mal presentimiento”.
San se la quedó mirando. “Las dos somos agentes del FBI ¿Recuerdas eso, verdad?”
Britt sonrió y luego hizo un gesto entre ellas. “Sí y las dos estamos en ropa interior y descalzas”.
“Pero tenemos enormes armas”, hizo un gesto hacia la puerta nuevamente. “Además, lo que sea que estuviese allá afuera ya se debe haber ido”.
Britt suspiró, aun luciendo reticente. Se dio cuenta que estaba haciendo el ridículo. “Probablemente tienes razón. ¿Podemos al menos tomar una linterna?”
San asintió, buscando rápidamente en su bolso y sacando una pequeña. La encendió y luego abrió la puerta lentamente, guiando el haz hacia la ventana de su dormitorio, luego hacia el bosque detrás de ellas. No había ninguna señal de movimiento.
“Vamos”.
Britt la siguió de cerca, mirando de un lado a otro, imaginando... algo... saltando hacia ellas desde el bosque.
El aire estaba cálido, húmedo. La luna casi llena, rodeada por nubes finas, hacía que las sombras fuesen extensas y oscuras. Una ligera brisa agitó las hojas de un roble sobre sus cabezas, lo que las hizo saltar.
“Jesús, estamos actuando como un par de niñas”, susurró San.
Se detuvo junto a la ventana, agachándose y mirando hacia adentro. Britt hizo lo mismo, sorprendida por lo bien que se podía ver hacia el interior del dormitorio.
San dirigió la luz hacia el suelo y Britt señaló hacia lo que parecían hojas desmoronadas. El área estaba alterada, como si alguien hubiese estado allí.
“Podrían ser rastros”, murmuró San siguiéndolos hasta que desaparecieron en el bosque. Un sitio vacío que tenía una huella perfecta de... ¿qué?
San se arrodilló, extendiendo su palma sobre la impresión que era más grande que su mano extendida. Miró a Britt.
“¿Un oso?”, preguntaron al mismo tiempo.
Britt volvió a mirar la impresión. “Garras”, dijo al ver la desigualdad en la tierra.
“Sí”.
“¿Por qué un oso miraría por la ventana de nuestro dormitorio?”, preguntó ella.
“Bueno, demonios, no sé lo que es ¿Acaso tienen osos por aquí? Sé que estamos en medio del bosque, pero no creo que un oso corra desenfrenadamente por aquí”.
Britt inclinó su cabeza, escuchando unas ramas quebrándose, luego el sonido de algo corriendo. Algo... grande. Justo cuando agarró la mano de San, escucharon el grito desgarrador que habían oído la semana pasada. Eso provocó escalofríos por su espina dorsal y se aferró a la mano de San con más fuerza.
“Vamos adentro”.
“Buena idea”.
Ambas se apresuraron a regresar a la casa y Britt cerró rápidamente la puerta detrás de ellas.
A continuación, encendió las luces y se dirigió a la puerta principal, asegurándose de que también estaba cerrada.
“¿Crees que eso vaya a detener a un oso?” Britt la miró a los ojos.
“No”, negó con la cabeza. “Tampoco creo que haya sido un oso”.
ana_bys_26- ---
- Mensajes : 555
Fecha de inscripción : 21/11/2015
Edad : 34
Guardian dela cueva capitulo 25,26
Capitulo 26
Puck movió la hoja de papel entre sus dedos de manera experta con una amplia sonrisa en su rostro. Era bueno escuchar la voz de San.
“Aburrida a muerte”, dijo en respuesta a su pregunta. “No hay nada y quiero decir nada aquí afuera. A cuarenta minutos está el restaurante más cercano y es como un antro por lo que me pregunto cómo pasó la inspección”.
“¿Así que tienen una cafetería allí para ti o qué?”
San se echó a reír. “Sí. Se llama Brittany Pierce”.
Puck y Sam intercambiaron sonrisas.
“¿Entonces no te ha matado todavía?”, preguntó Sam.
“Digamos que ha llegado cerca”, dijo San. “Mi único entretenimiento es presionar sus botones y esperar la explosión”.
“En serio ¿se están llevando bien?”, preguntó Puck “No era como si fuesen unidas ni nada de eso por aquí”.
Sólo hubo una pequeña pausa antes de que San respondiera. “Ha sido como ensayo y error. Algunos días nos llevamos muy bien. Otros, no tanto”.
Sam se acercó al teléfono, entonces Ice supo exactamente la pregunta que vendría. Era una que le había preguntado a Puck en numerosas ocasiones.
“Así que ¿están compartiendo una cama y todo eso?”
“Sí, Sam. Y también estamos teniendo sexo salvaje cada noche”, le espetó.
“No tienes que arrancarme la cabeza. Tenía curiosidad”.
“Me gustaría verte a ti y a Ice compartiendo este dormitorio con este baño pequeño y ver si no se vuelven locos también”.
Puck rió. “Hombre, te he extrañado. Ha estado tan tranquilo aquí sin ti”.
“Sí. Yo también te echo de menos. Unos meses más en esto y voy a perder la cordura. Manejamos una hora y media hacia el bar gay más cercano, por el amor de Dios. Entonces…”
“¿Tú y Britt fueron juntas a un bar gay?”, preguntó Sam.
“Sí. Y también bailamos. Se supone que somos una pareja ¿recuerdas?”
“Así que ¿hicieron algunos amigos?”
“Sí. Son un grupo muy unido aquí. Nos incluyeron en seguida. Esa parte fue fácil. También almorzamos con Fiona Hogan. Es muy reservada, podría decirse, pero fue agradable. Ella y Britt parecieron congeniar. Britt va a almorzar con ella esta semana”.
“Bien, tenemos los resultados de los registros de la puerta”, dijo Puck sentado en su silla y haciendo aparecer la tabla en su pantalla. “Ahora sabemos por qué ese archivo es tan grande. Son casi doce años de datos. Supongo que está todo, desde que instalaron ese sistema”.
“Entonces ¿qué has encontrado?”
“Tenemos algunos patrones. Lo suficiente como para decir que esta asignación no es el extremo corto de la pajilla después de todo”.
“¿Oh? ¿Quieres decir que quedarnos atrapadas aquí, en el culo del mundo desperdiciando nuestro tiempo podría no ser una pérdida, después de todo?”
“Tal vez”, dijo él. “En el transcurso de un año, Fiona y Gretchen Hogan, ambas han salido de la escuela al azar durante la semana. No muy a menudo para ninguna de ellas. Pero en los últimos seis años, hay un patrón. Dos veces cada año, las dos salen el mismo lunes, martes y miércoles por la noche. Fiona
siempre una hora antes que Gretchen”.
“¿Cuándo regresan?”
“Tarde. O temprano…”, dijo él, “…por lo general, después de las 02 a.m.”, podía imaginarla caminando, calculando.
“¿Y eso coincide con las desapariciones?”
“Sí. La semana que cada chica desapareció, el siguiente lunes, martes y miércoles Fiona y Gretchen dejaron la escuela”.
“¿Qué dijo Will al respecto?”
“Van a armar una base de datos con las desapariciones sin resolver en la zona durante los últimos doce años, del largo de nuestro archivo. Ver si el patrón coincide. Y él pasó la información a los chicos en Baton Rouge. Todavía están investigando allí como si fuese la zona cero. Pero no tienen una mierda para seguir adelante”.
“Bueno, no es como si nosotras tuviésemos algo aquí”.
“No y tampoco tenemos algo más. Simplemente no hay mucho allí de Hoganville. Sam encontró una mención del lugar en un antiguo artículo de periódico escrito hace unos cuarenta años. Breve. Sólo
mencionan cómo una familia asentada creció a más de doscientos. Se les comparó con los Amish, por la manera tan aislada en la que se mantienen ellos mismos”.
“Sí y puedes decir que eran más grandes. Hay una gran cantidad de casas que ahora son como terreno baldío”.
La escuchó dejando escapar un profundo suspiro.
“Tengo que irme”, dijo ella. “Tengo que vigilar un maldito salón. Cristo, odio este trabajo”.
Él y Sam se rieron.
“¿Guardia de prisión no es lo tuyo?”
“Un grupo de chicas bocazas que piensan que son jodidamente sexy. Ahora, esto sí es una pérdida de tiempo. La mayoría estarán de regreso allá afuera cuando sean puestas en libertad. La próxima vez estarán dentro del sistema, serán adultas y podrán ver lo que es una verdadera prisión”.
“Fue bueno escuchar tu voz, San”, dijo Puck. “Podrías llamar de vez en cuando, ya sabes”.
“Funciona en ambos sentidos, calvo”, dijo antes de finalizar la llamada.
Puck seguía sonriendo cuando arrugó el papel entre sus dedos convirtiéndolo en una bola y lanzándolo en un tiro perfecto contra el oído de Sam.
Sam intentó darle un manotazo, con el ceño fruncido. “Sabes que odio eso”.
“Sí. Es por eso que lo hago”.
Sam suspiró. “Las extraño. Realmente extraño a Britt y también extraño un poco a San”.
“¿Qué crees que está pasando con ellas?”
“¿Qué quieres decir?”
“Bueno, San no se está quejando tanto como pensé haría”, Sam sonrió.
“¿Crees que están haciendo algo sucio?”
“¿Britt y San?”, negó con la cabeza.
“Simplemente no me lo imagino. Britt es demasiado… bueno, ella es Britt”.
“Sí. Y San es San. Hace demasiado con saber qué tenedor usar en la cena. Pero de seguro coquetean mucho”.
“Sólo hacen eso para entretenernos hombre. Y echo de menos eso”, sonrió teniendo una idea maligna.
“Vamos a enviarles un regalo”
“¿Qué clase de regalo?”
“Ya sabes. Algo que San definitivamente sabría usar y algo que haría sonrojar a Britt como una chica del coro”, ante la mirada en blanco de Sam, Puck rodó los ojos.
“Un consolador, hombre”.
Los ojos de Sam se agrandaron mientras sonreía. “Eso es maligno. Me encanta”.
“Sí. Maligno”, se rió “Nos van a matar”.
Puck movió la hoja de papel entre sus dedos de manera experta con una amplia sonrisa en su rostro. Era bueno escuchar la voz de San.
“Aburrida a muerte”, dijo en respuesta a su pregunta. “No hay nada y quiero decir nada aquí afuera. A cuarenta minutos está el restaurante más cercano y es como un antro por lo que me pregunto cómo pasó la inspección”.
“¿Así que tienen una cafetería allí para ti o qué?”
San se echó a reír. “Sí. Se llama Brittany Pierce”.
Puck y Sam intercambiaron sonrisas.
“¿Entonces no te ha matado todavía?”, preguntó Sam.
“Digamos que ha llegado cerca”, dijo San. “Mi único entretenimiento es presionar sus botones y esperar la explosión”.
“En serio ¿se están llevando bien?”, preguntó Puck “No era como si fuesen unidas ni nada de eso por aquí”.
Sólo hubo una pequeña pausa antes de que San respondiera. “Ha sido como ensayo y error. Algunos días nos llevamos muy bien. Otros, no tanto”.
Sam se acercó al teléfono, entonces Ice supo exactamente la pregunta que vendría. Era una que le había preguntado a Puck en numerosas ocasiones.
“Así que ¿están compartiendo una cama y todo eso?”
“Sí, Sam. Y también estamos teniendo sexo salvaje cada noche”, le espetó.
“No tienes que arrancarme la cabeza. Tenía curiosidad”.
“Me gustaría verte a ti y a Ice compartiendo este dormitorio con este baño pequeño y ver si no se vuelven locos también”.
Puck rió. “Hombre, te he extrañado. Ha estado tan tranquilo aquí sin ti”.
“Sí. Yo también te echo de menos. Unos meses más en esto y voy a perder la cordura. Manejamos una hora y media hacia el bar gay más cercano, por el amor de Dios. Entonces…”
“¿Tú y Britt fueron juntas a un bar gay?”, preguntó Sam.
“Sí. Y también bailamos. Se supone que somos una pareja ¿recuerdas?”
“Así que ¿hicieron algunos amigos?”
“Sí. Son un grupo muy unido aquí. Nos incluyeron en seguida. Esa parte fue fácil. También almorzamos con Fiona Hogan. Es muy reservada, podría decirse, pero fue agradable. Ella y Britt parecieron congeniar. Britt va a almorzar con ella esta semana”.
“Bien, tenemos los resultados de los registros de la puerta”, dijo Puck sentado en su silla y haciendo aparecer la tabla en su pantalla. “Ahora sabemos por qué ese archivo es tan grande. Son casi doce años de datos. Supongo que está todo, desde que instalaron ese sistema”.
“Entonces ¿qué has encontrado?”
“Tenemos algunos patrones. Lo suficiente como para decir que esta asignación no es el extremo corto de la pajilla después de todo”.
“¿Oh? ¿Quieres decir que quedarnos atrapadas aquí, en el culo del mundo desperdiciando nuestro tiempo podría no ser una pérdida, después de todo?”
“Tal vez”, dijo él. “En el transcurso de un año, Fiona y Gretchen Hogan, ambas han salido de la escuela al azar durante la semana. No muy a menudo para ninguna de ellas. Pero en los últimos seis años, hay un patrón. Dos veces cada año, las dos salen el mismo lunes, martes y miércoles por la noche. Fiona
siempre una hora antes que Gretchen”.
“¿Cuándo regresan?”
“Tarde. O temprano…”, dijo él, “…por lo general, después de las 02 a.m.”, podía imaginarla caminando, calculando.
“¿Y eso coincide con las desapariciones?”
“Sí. La semana que cada chica desapareció, el siguiente lunes, martes y miércoles Fiona y Gretchen dejaron la escuela”.
“¿Qué dijo Will al respecto?”
“Van a armar una base de datos con las desapariciones sin resolver en la zona durante los últimos doce años, del largo de nuestro archivo. Ver si el patrón coincide. Y él pasó la información a los chicos en Baton Rouge. Todavía están investigando allí como si fuese la zona cero. Pero no tienen una mierda para seguir adelante”.
“Bueno, no es como si nosotras tuviésemos algo aquí”.
“No y tampoco tenemos algo más. Simplemente no hay mucho allí de Hoganville. Sam encontró una mención del lugar en un antiguo artículo de periódico escrito hace unos cuarenta años. Breve. Sólo
mencionan cómo una familia asentada creció a más de doscientos. Se les comparó con los Amish, por la manera tan aislada en la que se mantienen ellos mismos”.
“Sí y puedes decir que eran más grandes. Hay una gran cantidad de casas que ahora son como terreno baldío”.
La escuchó dejando escapar un profundo suspiro.
“Tengo que irme”, dijo ella. “Tengo que vigilar un maldito salón. Cristo, odio este trabajo”.
Él y Sam se rieron.
“¿Guardia de prisión no es lo tuyo?”
“Un grupo de chicas bocazas que piensan que son jodidamente sexy. Ahora, esto sí es una pérdida de tiempo. La mayoría estarán de regreso allá afuera cuando sean puestas en libertad. La próxima vez estarán dentro del sistema, serán adultas y podrán ver lo que es una verdadera prisión”.
“Fue bueno escuchar tu voz, San”, dijo Puck. “Podrías llamar de vez en cuando, ya sabes”.
“Funciona en ambos sentidos, calvo”, dijo antes de finalizar la llamada.
Puck seguía sonriendo cuando arrugó el papel entre sus dedos convirtiéndolo en una bola y lanzándolo en un tiro perfecto contra el oído de Sam.
Sam intentó darle un manotazo, con el ceño fruncido. “Sabes que odio eso”.
“Sí. Es por eso que lo hago”.
Sam suspiró. “Las extraño. Realmente extraño a Britt y también extraño un poco a San”.
“¿Qué crees que está pasando con ellas?”
“¿Qué quieres decir?”
“Bueno, San no se está quejando tanto como pensé haría”, Sam sonrió.
“¿Crees que están haciendo algo sucio?”
“¿Britt y San?”, negó con la cabeza.
“Simplemente no me lo imagino. Britt es demasiado… bueno, ella es Britt”.
“Sí. Y San es San. Hace demasiado con saber qué tenedor usar en la cena. Pero de seguro coquetean mucho”.
“Sólo hacen eso para entretenernos hombre. Y echo de menos eso”, sonrió teniendo una idea maligna.
“Vamos a enviarles un regalo”
“¿Qué clase de regalo?”
“Ya sabes. Algo que San definitivamente sabría usar y algo que haría sonrojar a Britt como una chica del coro”, ante la mirada en blanco de Sam, Puck rodó los ojos.
“Un consolador, hombre”.
Los ojos de Sam se agrandaron mientras sonreía. “Eso es maligno. Me encanta”.
“Sí. Maligno”, se rió “Nos van a matar”.
ana_bys_26- ---
- Mensajes : 555
Fecha de inscripción : 21/11/2015
Edad : 34
Guardian dela cueva capitulo 25,26 y 27
Capitulo 27
Habían pasado tres noches desde que las cosas habían cambiado entre ellas. Cuatro noches, realmente, si contaba el baile... y el beso.
Pero después de la noche del domingo, después que Britt cruzó la línea y confortó a San, después del incidente con el oso, las cosas habían cambiado. Ella lo sabía. San lo sabía. Sin embargo, no dijeron una palabra al respecto.
La tensión entre ellas era casi insoportable y sí, admitía que era tensión sexual.
Especialmente en las noches, en la cama. La línea imaginaria había desaparecido completamente y las dos últimas mañanas, Britt se había encontrado junto a San, después de haberse movido hacia ella durante la noche. Ayer, se las había arreglado para alejarse antes de que San despertara.
Esta mañana, sin embargo, cuando abrió los ojos, San estaba despierta, mirándola, su mano moviéndose en círculos perezosos por toda su espalda. Britt trató de incorporarse, lejos de ella, pero San le había detenido.
“No tienes que moverte”.
Había suficiente luz para que Britt pudiese ver la expresión de San, pudiese leer sus ojos. No había burlas, ni señales de regodeo porque San había descubierto a Britt, otra vez, en el lado equivocado de la frontera establecida. Sólo había un contentamiento en sus ojos que hizo que Britt solo quisiera recostarse nuevamente. Cosa que hizo. Sus ojos se cerraron cuando la mano de San continuó su ministración.
Cuando la alarma se apagó, ya San estaba en su carrera.
Britt había salido de la ducha y estaba vestida cuando San regresó, con la piel brillante de sudor.
Britt desvió la mirada, pero fue demasiado tarde. San había visto su mirada intensa.
Se había puesto roja como una remolacha mientras San paseaba delante de ella murmurando un silencioso “atrapada” en su camino.
Ahora estaba evitando ir a casa, evitando a San.
No había hablado con ella durante todo el día, lo cual era inusual. Normalmente hablaban por teléfono al menos una vez, por breve que fuese.
La escuela estaba en silencio, todo el mundo se había ido por el día. Se quedó de pie en el corredor, mirando al otro lado del campus. Podía ver el grupo de chicas sentadas alrededor de la zona cercada que llamaban el Rec Yard. Las azules tenían más libertad, pero a las rojas se les permitía reunirse afuera una hora cada tarde antes de la cena. Suzette le dijo que en esta época del año, algunas se aprovechaban de eso, prefiriendo permanecer en el interior para escapar del calor.
Se dio la vuelta para irse, chocando de bruces con un cuerpo duro. Dejó escapar un grito ahogado de asombro y las manos de San se extendieron para sostenerla.
“Lo siento”.
“Jesús, San. Este lugar es lo suficientemente espeluznante sin que me estés asustando de muerte”, se alejó dirigiéndose al final del pasillo, sintiendo como San la seguía. “¿Qué estás haciendo aquí?”
“Asegurándome cómo estás”.
“Ya me dirigía a casa”, dijo ella. “¿Papeleo por terminar? ¿Programación de clases?”
Britt se detuvo frente a ella. “¿Qué estás insinuando?”
“Que me estás evitando”.
Britt intentó mantener una expresión uniforme. “¿Por qué te evitaría?”
San arqueó una ceja. “¿De verdad quieres que te responda? Porque lo haré”.
Sus ojos se encontraron y Britt sintió un aleteo ya familiar en su estómago.
“No podemos hacer esto”, dijo en voz baja “Ni siquiera deberíamos pensar en hacer esto”.
La ceja de San tembló ligeramente. “¿Qué es lo que estamos pensando hacer?”, preguntó ella, su voz igual de baja.
Britt suspiró. “Sin juego, San. ¿Por favor? No sobre esto”.
San dejó escapar un suspiro. “Está bien ¿Dime que quieres que haga? ¿Empezar a dormir en el sofá?”
“No”. Britt negó con la cabeza. “Yo solo… no podemos…”
“¿Alguna vez piensas en esa noche?”
Brit miró hacia otro lado, vacilando ¿San creería si dijera que nunca había pasado por su mente? Pero no quería mentir. La miró a los ojos nuevamente, sabiendo que San podía ver la verdad allí. No necesitaba responder.
San asintió. “Yo también”, sonrió, aunque Britt notaba que era u poco forzada. San finalmente dio un paso lejos de ella, poniendo un poco de distancia entre ellas. “Pero tienes razón. No podemos… hacer esto”.
Britt se relajó, sintiendo que se aligeraba algo de tensión.
“¿Cena?”
“¿Sí? ¿Quieres que te sorprenda y prepare algo de comer?”
Britt siguió por el pasillo con San a su lado.
“Yo me ocuparé de eso ¿Recuerdas mi regla de la cocina?”
San se echó a reír. “Tienes un montón de reglas, bebé”.
“Sí y te las has arreglado para romperlas casi todas”.
“Pero tú, querida, rompiste primero la más grande, no yo”.
Y así, la tensión regresó. Sí, Britt había cruzado la línea, no San. Britt había sido la que se había movido hacia sus brazos durante la noche. Britt había sido la que había borrado la línea imaginaria.
Una vez en casa, trató de mantener las cosas normales entre ellas, trató de mantener una conversación ligera e impersonal. San también estaba tratando. Pero a pesar de todo eso, los toques accidentales seguían provocando aleteos en su corazón. Era ridículo cuan fácil quedaba atrapada en los ojos de San y lo difícil que era escapar de ellos.
Agradecida de que la cena hubiese terminado, declinó la oferta de San para compartir la tele con ella, en vez de eso se retiró a la seguridad del dormitorio. Seguridad, porque estaba sola. Más tarde, sin embargo, no podía estar segura de lo seguro que eso sería. No tenía que preocuparse. San estaba aparentemente absorta en una película y simplemente murmuró, “buenas noches”, sin apartar los ojos de la pantalla.
Britt se permitió estirarse un poco, disfrutando la frescura de las sábanas contra su piel. Nunca le diría esto a San, pero estaba acostumbrada a dormir desnuda y encontraba la camiseta que normalmente usaba como algo demasiado restrictivo.
Antes de rodar hacia su lado para hacer frente a la pared, comprobó otra vez la ventana, asegurándose que las persianas estuviesen bajadas mucho más allá del marco de la ventana.
Satisfecha de que nada se podía ver, cerró los ojos, sorprendida al descubrir que estaba relajada, el sonido del televisor en el otro cuarto no era lo suficientemente fuerte como para ser una distracción, pero lo suficiente como para calmarla levándola al sueño. Nunca sintió cuando San se unió a ella y fue sorprendida cuando horas después descubrió que la cama estaba vacía.
Se dio la vuelta, sintiendo las sábanas. No hubo pruebas de que San hubiese estado allí. Así que se sentó, contemplando si debería ir a verla o simplemente dejarla ser. Su preocupación ganó y se levantó, caminando silenciosamente hacia la puerta.
El televisor estaba apagado y pudo distinguir la forma acurrucada de San en un rincón del sofá, usando los brazos como almohada. Britt la miró fijamente durante un largo rato, preguntándose qué había pasado por la mente de San anoche, cuando había decidido dormir aquí afuera en vez de en la cama. ¿Le había dado la impresión a San de que no la quería en su cama o San simplemente lo había deducido?
Finalmente se movió poniéndose en cuclillas a su lado. Tocó suavemente su hombro.
“Hey”, susurró.
Los ojos de San se abrieron y parpadearon varias veces. “¿Qué hora es?”
“Tarde. Ven a la cama”, dijo Britt poniéndose de pie.
“No quería que tú… bueno…”
“No. Ven a la cama”, dijo nuevamente. Ahora no era momento para una charla.
San se sentó, torciendo su cuello hacia atrás y adelante, luego estiró los hombros hacia atrás. Siguió a Britt, esperando hasta que ella estuviese bajo las sábanas antes de entrar.
San permaneció en su lado y Britt estuvo agradecida. Estaba cansada y sólo quería volver a dormir.
“Gracias”, murmuró San.
Britt sonrió. “Buenas noches, tigre”.
Habían pasado tres noches desde que las cosas habían cambiado entre ellas. Cuatro noches, realmente, si contaba el baile... y el beso.
Pero después de la noche del domingo, después que Britt cruzó la línea y confortó a San, después del incidente con el oso, las cosas habían cambiado. Ella lo sabía. San lo sabía. Sin embargo, no dijeron una palabra al respecto.
La tensión entre ellas era casi insoportable y sí, admitía que era tensión sexual.
Especialmente en las noches, en la cama. La línea imaginaria había desaparecido completamente y las dos últimas mañanas, Britt se había encontrado junto a San, después de haberse movido hacia ella durante la noche. Ayer, se las había arreglado para alejarse antes de que San despertara.
Esta mañana, sin embargo, cuando abrió los ojos, San estaba despierta, mirándola, su mano moviéndose en círculos perezosos por toda su espalda. Britt trató de incorporarse, lejos de ella, pero San le había detenido.
“No tienes que moverte”.
Había suficiente luz para que Britt pudiese ver la expresión de San, pudiese leer sus ojos. No había burlas, ni señales de regodeo porque San había descubierto a Britt, otra vez, en el lado equivocado de la frontera establecida. Sólo había un contentamiento en sus ojos que hizo que Britt solo quisiera recostarse nuevamente. Cosa que hizo. Sus ojos se cerraron cuando la mano de San continuó su ministración.
Cuando la alarma se apagó, ya San estaba en su carrera.
Britt había salido de la ducha y estaba vestida cuando San regresó, con la piel brillante de sudor.
Britt desvió la mirada, pero fue demasiado tarde. San había visto su mirada intensa.
Se había puesto roja como una remolacha mientras San paseaba delante de ella murmurando un silencioso “atrapada” en su camino.
Ahora estaba evitando ir a casa, evitando a San.
No había hablado con ella durante todo el día, lo cual era inusual. Normalmente hablaban por teléfono al menos una vez, por breve que fuese.
La escuela estaba en silencio, todo el mundo se había ido por el día. Se quedó de pie en el corredor, mirando al otro lado del campus. Podía ver el grupo de chicas sentadas alrededor de la zona cercada que llamaban el Rec Yard. Las azules tenían más libertad, pero a las rojas se les permitía reunirse afuera una hora cada tarde antes de la cena. Suzette le dijo que en esta época del año, algunas se aprovechaban de eso, prefiriendo permanecer en el interior para escapar del calor.
Se dio la vuelta para irse, chocando de bruces con un cuerpo duro. Dejó escapar un grito ahogado de asombro y las manos de San se extendieron para sostenerla.
“Lo siento”.
“Jesús, San. Este lugar es lo suficientemente espeluznante sin que me estés asustando de muerte”, se alejó dirigiéndose al final del pasillo, sintiendo como San la seguía. “¿Qué estás haciendo aquí?”
“Asegurándome cómo estás”.
“Ya me dirigía a casa”, dijo ella. “¿Papeleo por terminar? ¿Programación de clases?”
Britt se detuvo frente a ella. “¿Qué estás insinuando?”
“Que me estás evitando”.
Britt intentó mantener una expresión uniforme. “¿Por qué te evitaría?”
San arqueó una ceja. “¿De verdad quieres que te responda? Porque lo haré”.
Sus ojos se encontraron y Britt sintió un aleteo ya familiar en su estómago.
“No podemos hacer esto”, dijo en voz baja “Ni siquiera deberíamos pensar en hacer esto”.
La ceja de San tembló ligeramente. “¿Qué es lo que estamos pensando hacer?”, preguntó ella, su voz igual de baja.
Britt suspiró. “Sin juego, San. ¿Por favor? No sobre esto”.
San dejó escapar un suspiro. “Está bien ¿Dime que quieres que haga? ¿Empezar a dormir en el sofá?”
“No”. Britt negó con la cabeza. “Yo solo… no podemos…”
“¿Alguna vez piensas en esa noche?”
Brit miró hacia otro lado, vacilando ¿San creería si dijera que nunca había pasado por su mente? Pero no quería mentir. La miró a los ojos nuevamente, sabiendo que San podía ver la verdad allí. No necesitaba responder.
San asintió. “Yo también”, sonrió, aunque Britt notaba que era u poco forzada. San finalmente dio un paso lejos de ella, poniendo un poco de distancia entre ellas. “Pero tienes razón. No podemos… hacer esto”.
Britt se relajó, sintiendo que se aligeraba algo de tensión.
“¿Cena?”
“¿Sí? ¿Quieres que te sorprenda y prepare algo de comer?”
Britt siguió por el pasillo con San a su lado.
“Yo me ocuparé de eso ¿Recuerdas mi regla de la cocina?”
San se echó a reír. “Tienes un montón de reglas, bebé”.
“Sí y te las has arreglado para romperlas casi todas”.
“Pero tú, querida, rompiste primero la más grande, no yo”.
Y así, la tensión regresó. Sí, Britt había cruzado la línea, no San. Britt había sido la que se había movido hacia sus brazos durante la noche. Britt había sido la que había borrado la línea imaginaria.
Una vez en casa, trató de mantener las cosas normales entre ellas, trató de mantener una conversación ligera e impersonal. San también estaba tratando. Pero a pesar de todo eso, los toques accidentales seguían provocando aleteos en su corazón. Era ridículo cuan fácil quedaba atrapada en los ojos de San y lo difícil que era escapar de ellos.
Agradecida de que la cena hubiese terminado, declinó la oferta de San para compartir la tele con ella, en vez de eso se retiró a la seguridad del dormitorio. Seguridad, porque estaba sola. Más tarde, sin embargo, no podía estar segura de lo seguro que eso sería. No tenía que preocuparse. San estaba aparentemente absorta en una película y simplemente murmuró, “buenas noches”, sin apartar los ojos de la pantalla.
Britt se permitió estirarse un poco, disfrutando la frescura de las sábanas contra su piel. Nunca le diría esto a San, pero estaba acostumbrada a dormir desnuda y encontraba la camiseta que normalmente usaba como algo demasiado restrictivo.
Antes de rodar hacia su lado para hacer frente a la pared, comprobó otra vez la ventana, asegurándose que las persianas estuviesen bajadas mucho más allá del marco de la ventana.
Satisfecha de que nada se podía ver, cerró los ojos, sorprendida al descubrir que estaba relajada, el sonido del televisor en el otro cuarto no era lo suficientemente fuerte como para ser una distracción, pero lo suficiente como para calmarla levándola al sueño. Nunca sintió cuando San se unió a ella y fue sorprendida cuando horas después descubrió que la cama estaba vacía.
Se dio la vuelta, sintiendo las sábanas. No hubo pruebas de que San hubiese estado allí. Así que se sentó, contemplando si debería ir a verla o simplemente dejarla ser. Su preocupación ganó y se levantó, caminando silenciosamente hacia la puerta.
El televisor estaba apagado y pudo distinguir la forma acurrucada de San en un rincón del sofá, usando los brazos como almohada. Britt la miró fijamente durante un largo rato, preguntándose qué había pasado por la mente de San anoche, cuando había decidido dormir aquí afuera en vez de en la cama. ¿Le había dado la impresión a San de que no la quería en su cama o San simplemente lo había deducido?
Finalmente se movió poniéndose en cuclillas a su lado. Tocó suavemente su hombro.
“Hey”, susurró.
Los ojos de San se abrieron y parpadearon varias veces. “¿Qué hora es?”
“Tarde. Ven a la cama”, dijo Britt poniéndose de pie.
“No quería que tú… bueno…”
“No. Ven a la cama”, dijo nuevamente. Ahora no era momento para una charla.
San se sentó, torciendo su cuello hacia atrás y adelante, luego estiró los hombros hacia atrás. Siguió a Britt, esperando hasta que ella estuviese bajo las sábanas antes de entrar.
San permaneció en su lado y Britt estuvo agradecida. Estaba cansada y sólo quería volver a dormir.
“Gracias”, murmuró San.
Britt sonrió. “Buenas noches, tigre”.
ana_bys_26- ---
- Mensajes : 555
Fecha de inscripción : 21/11/2015
Edad : 34
Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final
bueno, ya esto entre ellas se esta alargando un poco mas de lo esperado, de verdad quisiera que pasara algo que lograra que san le contara a britt sobre su tetrica infancia, tal vez asi el deseo de confortar a san venciera las barreras de britt!!!!
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final
Quiero que les llegue el regalo de Puck $-$ y que ocurra algo bueno$-$
Quien las fue a ver?.-. Que susto me dioD:
Quien las fue a ver?.-. Que susto me dioD:
Susii********-*- - Mensajes : 902
Fecha de inscripción : 06/01/2015
Edad : 26
Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final
holap,...
a ver asta cuanto aguantan con la tención entre ellas,..
mmm a ver que pasa con el dicho regalo de los chicos,..
nos vemos!!!!
a ver asta cuanto aguantan con la tención entre ellas,..
mmm a ver que pasa con el dicho regalo de los chicos,..
nos vemos!!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final
Me intrigan varias cosas: la reaccion ante el regalo de los chicos y que observaba a las chicas?
Saludos
Saludos
monica.santander-*-*- - Mensajes : 4378
Fecha de inscripción : 26/02/2013
Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final
hay mucha tension entre ellas y ese regalo de puck y sam pueden o mejorar las cosas o realmente arruinarlo por completo. hasta pronto
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final
Que interesante esta historia, mucho misterio y tensión entre ellas.... Me gusto
Esperó que actualices pronto
Esperó que actualices pronto
evean********- - Mensajes : 791
Fecha de inscripción : 24/06/2013
Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final
hey hola, cuando actualizas?????????????? la historia esta en un punto interesante
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Guardian dela cueva capitulo 28
Capitulo28
“Oh, lo sé” dijo Britt con una carcajada “Ella me dijo en términos inequívocos que Zumba no era parte del plan de estudios”.
Fiona se echó a reír junto con Britt, preguntándose cuándo había sido la última vez que había reído con tantas ganas y sinceridad.
Se había encontrado ayer con Britt en el corredor y Britt había sugerido que compartieran el almuerzo de hoy. Estuvo de acuerdo, pensando que podría tener la oportunidad de hacer algunas de las preguntas que Madre Hogan le había indicado. Pero ahora, sentada en el patio con nubes y una ligera brisa que mantenía una temperatura confortable, se estaba divirtiendo demasiado como para estar preocupada con el interrogatorio previsto de la Madre Hogan.
“A ella le gusta fingir que dirige la escuela”, dijo Fiona. “Cuando el director Sánchez se fue todos esperábamos que se retirara pero se mantuvo aquí. Al director Avery parece gustarle”.
“Tal vez sólo la tolera”, sugirió Britt.
Fiona asintió, su mirada se desplazó por el aspecto de Britt… su cabello rubio escondido detrás de cada oreja, piel suave, maquillaje aplicado para lucir como si no tuviese nada de maquillaje. Fiona no usaba maquillaje, nunca lo hizo. Sólo cuando fue a la universidad vio mujeres con maquillaje. Una noche, cuando se había sentido particularmente rebelde, casi había comprado algunos. Pero al final recordó la advertencia de la Madre Hogan de no dejarse atrapar por el mundo exterior. Deseaba tenerlo ahora. Britt se veía tan fresca, tan sana. Tan hermosa. Sus ojos azules hoy tenían un toque de verde en ellos, tal vez por estar afuera. También había un brillo en sus ojos que envidiaba y se preguntaba si alguna vez tendría eso. Se dio cuenta que estaba mirando fijamente a Britt cuando dejó de hablar.
“¿Estás bien?”, preguntó Britt suavemente.
Ella se inclinó sobre la mesa, apoyando la mano en el antebrazo de Fiona. Sus dedos eran cálidos y Fiona disfrutó el tacto. “Sí. Lo siento, estaba…” ¿Mirando fijamente? sí, Fiona, ella se dio cuenta, se reprendió a sí misma. La miró nuevamente, sus ojos expresivos. “Tú y Santana están realmente enamoradas ¿no es así?”
Britt pareció sorprendida por la pregunta y Fiona se sorprendió al ver un leve rubor cruzar sus mejillas mientras se sentaba hacia atrás.
“Sí. Lo estamos”, dijo Britt con una sonrisa. “¿Eso te molesta?”
“Oh, no. No tengo problemas con eso. Ahora estoy acostumbrada. Es sólo que... bueno, debe ser agradable”, dijo e incluso ella escuchó la melancolía en su voz.
Britt ladeó la cabeza. “¿Nunca has estado enamorada?”
Fiona negó con la cabeza. ”No. No puedo ni imaginar lo que se siente”.
Britt levantó una ceja lentamente. “¿Ni siquiera del padre de tu bebé?”
Los ojos de Fiona se abrieron con sorpresa. “¿Lo sabes?”
Britt se inclinó hacia delante, bajando su voz. “No se te notaba el domingo pasado, lo juro, pero hoy...”, dijo aterrizando su mirada en el estómago de Fiona que sobresalía ligeramente.
Fiona lo cubrió rápidamente, sin saber qué decir. Sabía lo suficiente acerca de la anatomía y el parto como para saber que no se debería notar durante meses, sin embargo, pero sí, cada día se sentía cada vez más grande. No sabía que mirada tendría en su rostro, pero los dedos de Britt rodearon su brazo
nuevamente.
“Cariño, lo siento ¿Aún no quieres que alguien lo sepa?.”
Fiona no sabía cómo responder a eso y casi entró en pánico, pero Britt le apretó el brazo cariñosamente.
“Lo siento. No es mi asunto en absoluto”.
“Es solo que…”
“No, está bien. No debería haber dicho nada”. Britt sonrió antes de retirar la mano. “¿Supongo entonces que no estás enamorada de este sujeto?”
Fiona sintió la risa que se formó y la dejó escapar. No era una risa alegre, pero era una risa. “No, enamorada no. Definitivamente no”.
Britt la miró como si quisiera decir algo más, pero en vez de eso recogió su sándwich. Entonces, como si luchara consigo misma, bajó el sándwich.
“No es de mi incumbencia, pero este sujeto, él no… te forzó, ¿no?” Fiona sintió una oleada de...algo. Ni siquiera tenía palabras para eso, era tan ajeno a ella. Britt la miraba con tanto interés genuino, casi simpatía, que un calor se extendió a través de ella. No estaba acostumbrada a que alguien fuese cariñoso y Britt sin duda lo era, como si le importara, como si Fiona le importara, era algo tan extraño, tuvo dificultades para comprenderlo.
Finalmente reconoció la pregunta, sabiendo que Britt se alarmaría si no respondía.
“No. No fue así”, dijo vagamente.
“¿Pero él es de Hoganville?”
“Sí”.
Una vez más, los ojos de Britt estuvieron llenos de preguntas, pero sonrió, luego se rió. “Sin ánimo de ofender, Fiona, pero Hoganville es un poco raro”, dijo ella.
Fiona casi se atragantó con el agua que acababa de tomar y tuvo miedo de escupirla. Borró la sonrisa de su rostro antes de mirarla.
“¿Raro?”
“Bueno, tal vez raro no es la palabra correcta”, dijo Britt. “Pero estoy fascinada con eso”.
“¿Sobre qué?”
“Fuimos a la cafetería una mañana, con la esperanza de conseguir el desayuno”, dijo Britt.
Fiona se echó a reír. “Sí, lo he oído”.
Britt sonrió “Ester Hogan fue bastante intimidante”.
“Sí, lo es”, Fiona estuvo de acuerdo.
“No nos dieron el desayuno, pero ella fue lo suficientemente amable como para enviarnos lejos con huevos y tocino”.
Britt recogió el resto de su almuerzo y lo metió en una bolsa de basura. “¿Por qué hay una cafetería en el pueblo si no les gusta que la gente de la escuela vaya allí?”
“La cafetería tiene horas impares”, dijo Fiona “Selma prepara la comida. Está abierto al público cuando desean que lo esté”, vaciló sin saber cómo explicarlo. O si incluso debería explicarlo. “Los extraños se detienen ahí y eso está bien. Pero cuando la gente de la escuela va, no les gusta”, dijo ella.
“¿Porque no somos extraños?”
“Más o menos, sí. Ustedes están aquí. Todo el tiempo. Los extraños pasan por comida y no regresan”
“Pero no hay puestos de trabajo por aquí ¿no?”, dijo Britt y era más una afirmación que una pregunta.
“No. No son necesarios”, dijo ella sabiendo que probablemente provocaría más preguntas.
Sorprendentemente, Britt se limitó a asentir, aunque Fiona sabía que tenía curiosidad. Tan feliz como estaba de haber hecho una nueva amiga, sabía que no era mucho lo que podía compartir con ella. Se alegró de que Britt dejara pasar el tema.
Mientras caminaban hacia el interior, Britt hizo un gesto hacia su estómago protuberante “¿Cuánto tiempo tratarás de ocultarlo?”
“No lo sé”, dijo con sinceridad. Madre Hogan no le había dado ninguna instrucción al respecto. Hizo una nota mental para preguntarle este fin de semana cuando regresara a casa.
ana_bys_26- ---
- Mensajes : 555
Fecha de inscripción : 21/11/2015
Edad : 34
Guardian dela cueva capitulo 28 y 29
CAPÍTULO 29
San siguió los movimientos de Britt, sus ojos bajando a la deriva hacia sus piernas desnudas, luego regresando arriba. Casi estaba salivando. Rápidamente desvió la mirada cuando Britt dio la vuelta.
“Realmente me gusta”, dijo Britt. “Es tan inocente. Quiero decir, no es mucho más joven que nosotras, pero es casi infantil”.
“No puedo creer que esté embarazada”, dijo San. “Simplemente no lo noté el domingo pasado, cuando tuvimos el almuerzo con ella”.
“Oh, lo sé”, dijo Britt. “Le dije lo mismo”.
Britt trajo un plato a la mesa para San. El desayuno de hoy eran patatas fritas, huevos revueltos y salchicha de soja, que San miró con escepticismo.
“Para alguien que no cocina, eres muy quisquillosa”, le dijo Britt.
“Para alguien que no es vegetariana, seguro que cocinas como una”, contrarrestó San.
“Es más sano y no serías capaz de notar la diferencia”
“No seas ridícula. Por supuesto que lo notaría”.
Britt le dio una sonrisa socarrona. “¿Oh? Pensé que habías disfrutado de los espaguetis y albóndigas que hice la otra noche”.
“Lo hice. Estaban muy buenos”, dijo mientras probaba un bocado de huevos. San la miró sospechosamente “¿Por qué?”
“Vegetariano. Albóndigas sin carne”, dijo con una sonrisa. “Y no pudiste notar la diferencia. Y apostaría que si no hubieses visto el paquete, no notarías la diferencia con la salchicha. No puedo creer lo afortunadas que somos de haber encontrado una tienda de alimentos saludables aquí en medio de la nada”.
“Oh, sí. Somos muy afortunadas”, dijo sarcásticamente. San señaló con el tenedor hacia ella. “Mira, soy lo suficientemente saludable. No necesito que me lances estas sorpresas de soja para mí”, dijo.
Jugueteó con la salchicha con su tenedor, admitiendo a regañadientes que se veía como una verdadera salchicha. La cortó con el tenedor, tomando un bocado tentativa.Maldita sea, sabían cómo las reales.
Britt le dio un mirada de te lo dije antes de unirse a ella en la mesa con su propio plato.
“En fin, Fiona fue muy vaga acerca de todo esto del embarazo”, dijo ella, volviendo a lo que estaban discutiendo. “También estaba sorprendida de que lo supiese. Tendrías que haber visto la expresión en su rostro cuando le pregunté por el padre. Le pregunté si él la había forzado y dijo que no, pero realmente
espero que no lo haya hecho”.
San sintió que los cabellos de su nuca se erizaron. Miró fijamente a Britt. “¿Crees que fue violada?” “No lo sé.
No lo creo. Es sólo que... algo no estaba bien, sólo estoy especulando”, dijo Britt. “No parecía estar encantada por que estuviese embarazada. Fue como si estuviese avergonzada
de que me diera cuenta”.
“Tal vez porque es soltera. Tal vez eso sea mal visto en Hoganville”, dijo San. “Está bien, esto está muy bueno”, dijo mientras terminaba lo último de su salchicha. “Lo siento”.
“Gracias. Disculpas aceptadas”, hizo una pausa. “Me gusta Fiona.
Los patrones que Puck encontró en los registros de la puerta me molestan. No puedo imaginarla involucrada en nada de eso”.
“Tal vez ella es sólo una pequeña parte de una imagen mucho más grande”, sugirió San “Ese tipo Belden daba miedo y sabemos lo que le hizo a Avery. Ester Hogan está a cargo ¿Quién sabe lo que puede ordenar que hagan?”
“Y no hay manera de averiguarlo. Quiero decir, si el archivo de registro coincide con el resto de las desapariciones ¿qué prueba eso? ¿Es eso suficiente para asaltar el lugar?”
“Vamos a dejar que siga el juego”, dijo ella. Se echó hacia atrás, llevando su taza de café con ella, viendo como Britt terminaba su desayuno. “¿Día de lavandería?” preguntó desviando la conversación de Fiona.
Britt asintió. “Y cambio de sábanas”, sonrió dulcemente a San. “Tu turno para limpiar el baño”.
“Dios”, gimió odiando las reglas de Britt. “Te cambio el baño por la aspiradora”.
Britt se echó a reír. “No puedes, tigre. También es tu turno de aspirar”
“¿Cómo puede ser eso?”
“El baño y las sábanas, una vez a la semana. Pasar la aspiradora cada tercer día”.
“¿Es realmente necesario? Sólo somos nosotras. No tenemos mascotas entrando y saliendo”, miró a su alrededor “Se ve limpio”.
Britt simplemente le dirigió una mirada que decía que no estaba en discusión y lo dejó así. “Sin embargo, voy a lavar los platos por ti”.
“Te cambio los platos por el baño”, ofreció San.
“No”.
***
Fiona se abrió paso a través de los túneles, la humedad casi asfixiante.
Se detuvo en el tenedor donde los tres túneles convergían, uno que conducía a las cámaras y más allá, uno de regreso a la cafetería y el otro a casa de la Madre Hogan. Tomó ese, sabiendo que podría ser reprendida por no haber esperado hasta que fuese convocada, pero su aprensión crecía tan rápido como el niño dentro de ella.
Sabía que algo andaba mal cuando su propia madre se había sorprendido por su apariencia. Había ido tan lejos como para acusarla de copular meses atrás y que no esperara la bendición de Madre Hogan . ¿Cómo más podría explicar que parecía embarazada de cuatro meses, en cuestión de semanas?.
Como era de esperar, Belden montaba guardia en la escalera y no la dejó pasar.
“¿Por favor? Tengo que verla”, declaró Fiona. Belden suspiró.
“Está bien. Espera aquí. Voy a ver si ella quiere hablar contigo”.
No tuvo que esperar mucho tiempo por su regreso. Él hizo un gesto para que lo siguiera y la llevó por las escaleras hacia la casa y el estudio.
Madre Hogan estaba de pie junto a la ventana, mirando hacia afuera. Fiona estaba sorprendida de que no tuviese la toga puesta. No podía recordar haberla visto un momento sin ella. Era menos intimidante de esta manera, usando un vestido viejo, desgastado.
Cuando se apartó de la ventana, Fiona vio la sorpresa en sus ojos, pero la escondió rápidamente.
“Hija mía, mírate”, dijo con una sonrisa. “¿Cómo te sientes?”
Fiona ahuecó su vientre de manera protectora. “Me siento bien... sólo que... estoy tan enorme, Madre Hogan. Algo sin duda debe estar mal”, dijo ella.
“No, no. No hay nada malo, querida”, dijo ella acercándose. “Todo es como debe ser”.
“Pero, no es posible que ya esté así de enorme”, protestó.
“Tú eres especial, Fiona. Tu bebé es… especial”
“¿Especial?”
“Sí”, Madre Hogan se movió hacia el armario y sacó su manto púrpura familiar.
Cuando se lo puso, Fiona sintió un escalofrío en la habitación.
Cuando se volvió hacia ella, los ojos de Madre Hogan ya no eran cálidos ni amables. Tenían una frialdad que la asustó. Dio un paso hacia atrás, pero Madre Hogan extendió la mano, deteniéndola.
“Has sido elegida, Fiona. Debes sentirte honrada”
“Elegida para… ¿qué?”, preguntó en voz baja.
“El pueblo está muriendo. El rebaño pronto no será suficiente para él”.
Los ojos de Fiona se agrandaron. “¿Él quién?”
Madre Hogan se limitó a sonreír y Fiona se dio cuenta de lo diabólica que lucía.
“No estás llevando el bebé de Antel”, dijo ella.
Fiona dio un paso atrás “¿De quién… de quién es?”
Madre Hogan se dio la vuelta “Tu embarazo será rápido, como puedes ver. Dos meses, creo”.
“¿Dos meses?”, Fiona negó con la cabeza. “Yo... eso no puede ser ¿Qué voy a decirle a todos en la escuela?”
“Ellos no importan ahora, ¿no es así? Tu responsabilidad es con el rebaño, conmigo”, dijo ella. “Con él”.
Fiona no tenía ni idea de lo que estaba hablando y al parecer Madre Hogan no sentía la necesidad de iluminarla.
“Los veo todos los días. Tengo que decirles algo”, dijo ella. “Van a hacer preguntas”.
“Entonces tal vez deberíamos ponerte en cuarentena aquí”, sugirió Madre Hogan.
Fiona trató de evitar que el pánico se apoderara de ella. Podía imaginarse atada, atada nuevamente a la cama, mientras que Madre Hogan la mantenía drogada. Mientras esta cosa seguía creciendo dentro de ella. Tuvo una visión rápida de las manos frías de reptil y lo echó fuera.
“Creo que si no regreso a la escuela, provocará preguntas”, dijo tratando de apaciguarla “No los queremos aquí, husmeando”, dijo con la esperanza de utilizar la paranoia de Madre Hogan contra ella.
“Sí. Esto es cierto”, dijo volviéndose nuevamente hacia la ventana, tocando con un dedo su barbilla, pensativa. “Está bien, puedes regresar, pero les dirás que estás embarazada de seis meses y es ahora que se ve. Eso debería ser suficiente explicación para que ellos no te cuestionen. Sin embargo, solo tres o cuatro semanas más. Después de eso, permanecerás aquí, bajo mi vigilancia. Darás a luz en la cámara, en el altar de los sacrificios”, dijo Madre Hogan. “Va a ser un gran evento”.
“¿Delante de todos?”
Madre Hogan ladeó la cabeza. “Todavía no lo he decidido. Probablemente no. Algunas cosas no necesitan saberse”, la mirada de la Madre Hogan viajó por su cuerpo, descansando sobre su vientre.
Dio un paso hacia ella y Fiona dio un paso hacia atrás, sin ningún resultado. Las manos de la Madre Hogan estaban sobre ella, ahuecándola y apretando fuertemente su estómago.
Fiona observó fascinada cuando sus ojos se pusieron en blanco, literalmente. El miedo la tenía clavada en el suelo y se le hizo muy difícil tomar aliento.
“Sí, sí”, repetía Madre Hogan como un cántico. “Sí”.
Sus manos eran como hierros candentes, quemando su carne. Fiona pensó que podía oler la piel chamuscada y trató de apartarse, pero Madre Hogan no lo permitió.
”Lo es, lo es, lo es”, cantaba.
Levantó las manos y Fiona cayó hacia atrás, contra la pared, sus ojos fijos alrededor de la habitación, preguntándose si debía huir.
Entonces Madre Hogan rió, un sonido gutural que no parecía humano, pero Fiona fue incapaz de moverse. Los ojos de la madre Hogan volaron hacia los de ella.
“Es una niña. Es realmente una niña. Ahora él tendrá alguien con quien aparearse”.
El quién nunca escapó de sus labios.
en un momento de lucidez, Fiona vio más allá de las manos de reptil que la habían tocado. Vio la piel dura y viscosa, las características de lagarto, la lengua larga, el frío que la había envuelto alrededor de su cuello, sujetándola con afiladas garras desgarrando su piel, apareándose con ella, impregnándola con…
Su mundo se volvió negro y no sintió las manos que la atraparon antes de estrellarse contra el suelo.
*************************************************************************************
de verdad que siento mucho la demora pa compesaros hos dire que en el prosimo capitulo se pondra las cosas muy interesantes en tre britt y san
ana_bys_26- ---
- Mensajes : 555
Fecha de inscripción : 21/11/2015
Edad : 34
Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final
Ya quiero el siguiente!!$-$
Susii********-*- - Mensajes : 902
Fecha de inscripción : 06/01/2015
Edad : 26
Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final
vaya te tardaste pero estos capitulos lo compensan un poco, no pdo creer que la pobre fiona este embarazada de un reptil, tal vez muera en el parto! y ya es hora que san y britt pasen a otro nivel o no????
micky morales-*-*-*-* - Mensajes : 7138
Fecha de inscripción : 03/04/2013
Edad : 54
Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final
Esta historia es muy interesante me gusto...
Actualiza pronto
Actualiza pronto
evean********- - Mensajes : 791
Fecha de inscripción : 24/06/2013
Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final
esta super interesante. Quien es el tal EL estamos hablando de demonios, alien o que.
el regalo de sam y puck no ha llegado y fiona parece muy muy interesada en britt
el regalo de sam y puck no ha llegado y fiona parece muy muy interesada en britt
marthagr81@yahoo.es-*-* - Mensajes : 3589
Fecha de inscripción : 26/09/2013
Edad : 43
Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final
holap,...
se esta poniendo super,..
se hace o fiona se esta replanteando todo,...
nos vemos!!!
se esta poniendo super,..
se hace o fiona se esta replanteando todo,...
nos vemos!!!
3:)-*-*-* - Mensajes : 5621
Fecha de inscripción : 06/11/2013
Edad : 33
Guardian dela cueva capitulo 30
CAPÍTULO 30
Britt se ocupó con el lavandero, mirando constantemente su reloj. Su segunda salida para bailar sería en dos semanas y su ansiedad crecía con cada tic-tac del reloj.
Después de la semana que habían tenido, realmente tenía miedo de ir a bailar con San, miedo de lo que pasaría entre ellas. Estaría oscuro, con música lenta y los brazos de San atrayéndola hacia ella, con sus cuerpos tocándose en lugares que no debían. Britt no lucharía, lo sabía ¿San la besaría? ¿Sería como la última vez? ¿O sería más?
Britt se descubrió a sí misma mirando fijamente al espacio, los pantalones cortos olvidados en su mano.
Si, San la besaría. Ese pensamiento produjo un aleteo en su estómago y con consternación se dio cuenta que quería que San le besara. Sus intentos de dar una excusa para no ir, eran débiles y poco entusiastas. Eso debió haberle dicho algo. Suspiró. Sí. Quería ir a bailar con San. Quería ser abrazada por ella. Y sí, quería ser besada. Oh, demonios, lo quería todo. Besos, caricias… sexo.
“Genial”, murmuró. “Has pasado al lado oscuro”.
“¿Con quién estás hablando?”
Britt saltó avergonzada. “Sólo... pensando en voz alta”.
“¿Necesitas ayuda?”
Ella negó con la cabeza. “Mi turno para lavar la ropa. ¿El baño?”
“Listo”. Hizo una pausa.
“Tal vez no deberíamos ir esta noche”, sugirió.
San se apoyó contra la pared. “¿Por qué?”
Britt no la miró. “Sabes por qué, San”.
San dejó escapar un profundo suspiro. “¿Quieres poner reglas antes de irnos?”
“¿Así podrás romperlas?”, preguntó con una sonrisa.
San negó con la cabeza. “Dime lo que quieres Britt¿No quieres bailar?”
“Eso sería difícil de hacer, tomando en cuenta que vamos a un baile”, dijo ella.
“Está bien. Entonces ¿qué? ¿Quieres que te prometa que no voy a besarte?”
Britt se volvió lentamente, sus ojos se encontraron.
Sí, eso era lo que quería. Quería que San prometiera que no iba a besarla, que no la tentaría, que no la abrazaría y no la tocaría. Eso era lo que quería, ¿cierto? Pero se mantuvo en silencio, las palabras no salían de su boca. Ni siquiera se atrevía a asentir con la cabeza. ¿Sería el baile una excusa? ¿Le daría permiso? ¿Permiso para tocar, besar? ¿San también quería cruzar esa línea? ¿O todo esto seguía siendo un juego, todavía un rol? ¿Sólo estaban fingiendo?
Cuando no respondió, San se alejó de la pared con un movimiento de cabeza. “Bien. Me alegro que estemos en la misma página”.
“¿Qué significa eso?”
San sonrió. “Lo sabes. Me gustas, te gusto”, dijo haciendo un gesto entre ellas.
Britt entró en pánico inmediatamente. “No podemos hacer esto”, negó con la cabeza. “No podemos”, dijo nuevamente.
“Por supuesto que podemos. Ya lo hemos hecho antes”, la voz de San bajó. “Creo que fuimos muy buenas en eso, de hecho”.
San se volvió y se marchó, dejándola a solas con sus pensamientos.
Britt escuchó como encendía la TV y regresó nuevamente al lavado, plegando metódicamente cada elemento, su mirada yendo a su reloj, los minutos seguían corriendo.
***
Había electricidad en el aire. Al menos, se sentía de esa manera para Britt.
El DJ tenía la música a todo volumen mientras la banda se preparaba. A pesar que habían llegado una hora antes que la semana pasada, el lugar estaba lleno. Agarró la mano de San cuando los cuerpos se apretaron en torno a ellas, todo el mundo hablaba en voz alta, tratando de hacerse oír por encima de la
música.
San siguió a Suzette y Becca, zigzagueando a través de la multitud, tirando de Britt junto con ella. Britt miró detrás de ella, indicándole a Valerie y a Ella que le siguieran, cuando fueran separadas. Suzette les encontró una mesa, aunque sólo había seis sillas, Jules y Sherry reclamaron las dos últimas.
“Val y Ella tendrán que mantenerse de pie”, dijo Jules, el nivel de ruido ligeramente más bajo cerca del bar.
“O robarle a alguien”, dijo Becca con una carcajada.
“¿Nos atrevemos a ir al bar?”, preguntó San.
“Voy contigo”, Sherry se ofreció.
“¿Cerveza para todas?”, preguntó San. Miró a Britt “¿O algo más?”
“Cerveza está bien”, dijo asintiendo con su cabeza.
San agarró el dinero que le fue ofrecido, entonces ella y Sherry lucharon a través de la multitud nuevamente.
Britt volvió su atención nuevamente a la mesa, tratando de escuchar lo que estaba diciendo Suzette.
“Todavía estoy en shock por Fiona”, dijo “Nunca mencionó un novio”.
“No me dio la impresión de que había un novio involucrado”, dijo Britt. “Realmente no quería hablar de ello”.
“Tal vez por eso estuvo enferma esa semana”, sugirió Becca.
“Tal vez sea así”.
“Sabes, tan buena como es, no recuerdo que haya almorzado uno a uno con alguien. Realmente debes gustarle”.
Por mucha cercanía que los profesores mostraban en público, había descubierto que ese no siempre era el caso. Hacían comidas al aire libre los fines de semana, iban en grupo al bar para bailar y a veces compartían viajes de compras. Pero aparte de eso, todos se mantenían más o menos apartados durante la semana. Lo qué no parecía tan extraño, supuso. Tomando en cuenta que se trataba de un grupo tan pequeño, no había tal cosa como mucha unidad.
Se quedaron en silencio y volvieron su atención hacia la multitud de cuerpos entrelazados. A diferencia de la semana pasada, esta noche se trataba de una multitud de personas adultas. Supuso que era debido a la banda.
“Aquí tienes”, dijoSan sentándose a su lado y deslizando una cerveza a lo largo de la mesa. “Agradable y fría”.
“Gracias”.
Sus muslos se rozaron y Britt sintió una sacudida de emoción con el toque. Si se trataba de un accidente o no, no lo sabía, pero no se movió, permitiendo que el contacto continuara. Jugando con
fuego.
Sí, sabía que lo estaba haciendo, pero la tensión entre ellas había llegado a un punto de quiebre.Primero en casa, luego en el coche y luego en la cena… caricias inocentes, miradas prolongadas, las dos eran culpables, ella y San. sabía exactamente lo que quería esta noche y casi la Aterrorizaba. Estaba preocupada por el primer baile, sin embargo, la anticipación la estaba matando.
Cuando Valerie y Ella se levantaron para bailar, eso pareció agitar a San.
Se volvió hacia ella, inclinándose más cerca. “¿Estaría rompiendo una regla si te pidiera bailar conmigo?”
El aliento de San le hizo cosquillas en la oreja y Britt se volvió, mirándola a los ojos, su boca a sólo pulgadas de distancia.
“¿Qué tal si…no tenemos ninguna regla esta noche?”
No sabía si San estaba sorprendida por su sugerencia o aliviada. Pero como había sido el curso de acción de San en la última semana, dudó.
“¿Estás segura? Podría ser… peligroso”.
Britt dejó escapar una breve carcajada. “Por supuesto que no estoy segura. No deberíamos estar haciendo esto. Ni siquiera deberíamos estar pensando en hacer esto”.
San asintió. “Entonces vamos a bailar. No pensemos en ello”.
Britt tomó la mano de San, dejándose guiar hacia la pista de baile.
No tenía la menor idea de cuál era la canción, pero le recordaba la de la semana pasada. No importaba. No significaba nada para ella. En este momento, su único centro era San. Sus ojos se encontraron por un breve instante y luego unos fuertes brazos tiraron de ella estrechándola. No dudó... o protestó.
Una mano se entrelazó con la de San, la otra se deslizó por encima de su hombro. Hundió su rostro en el cuello de San, respirando su aroma particular, permitiéndose un momento para simplemente absorber lo que estaba ocurriendo antes de levantar la cabeza nuevamente. Sus pies se movieron de forma automática, siguiendo el ejemplo de San, arrastrando los pies en un ritmo que era natural para ellas. No hablaban, sólo compartían sonrisas tímidas ocasionalmente.
Se separaron cuando la canción terminó. Britt evitó sus ojos cuando se volteó para regresar a la mesa. Pero San la detuvo, sonriendo cuando otra canción comenzó. Una vez más, Britt se encontró en los brazos de San.
“Amo esta canción”, murmuró San.
“Mmm” fue todo lo que pudo decir ya que estaba perdida entre los brazos de San. La línea que estaba tratando de no cruzar era vaga, si es que estaba allí en absoluto.
Permitió que San la abrazara, permitiendo que sus cuerpos se encontraran, sus senos se tocaran. Su mano encontró su camino en el cabello de San y juró que había escuchado un leve gemido en su oído.
Esto era su perdición.
Levantó un poco la cabeza, apoyando su mejilla contra la de San, sintiendo su calor, sintiendo su aliento.
Pero estaba cansada de fingir. Se volvió entonces, buscando ciegamente la boca de San... encontrándola. Gimió en el beso, el baile olvidado mientras sus pies desaceleraban, apenas moviéndose en absoluto. Sus dedos se enredaron en el cabello de San, abriendo tímidamente su boca mientras rozaba la punta de su lengua contra la de San. La chispa se encendió… como sabía que sucedería… y Britt pudo sentir las manos de San moviéndose audazmente a través de su cuerpo, acercándola aún
más.
Su beso se profundizó y Britt dejó ir por completo la pequeña resolución que todavía le quedaba. Ella había comenzado el beso, no San y fue quien finalmente lo terminó.
Avergonzada, no pudo encontrarse con la mirada de San. En cambio, cerró los ojos, protegiéndose con el cuello de San. Podía sentir… oír… el latido atronador de San, su ritmo imitando el suyo. San no habló, no cuestionó sus acciones. Si lo hubiese hecho, Britt no habría tenido ninguna respuesta. No estaba segura de sí estaba aliviada o decepcionada cuando la canción afortunadamente llegó a su fin. Estaba sonrojada y sin aliento, sin embargo, se aferró a la mano de San. Al igual que aquella noche mucho tiempo atrás cuando se habían encontrado en el bar, sentía como si estuviese en un sueño, incapaz de concentrarse en nada, excepto en San.
San la llevó de vuelta a su mesa de la esquina, sosteniendo cortésmente la silla para ella. La mesa estaba muy lejos de la pista de baile y la banda, que empezaría pronto y eso les daba un poco de intimidad.
Cuando la mano de San descansó sobre su muslo, sintió el ardor en su piel. Cubrió esa mano, dejando que sus dedos se entrelazaran con los de San. Tuvo un malévolo pensamiento de tirar esa mano entre sus piernas rogando por liberación y apenas resistió el impulso de hacer precisamente eso. Se quedó sin
aliento cuando San se acercó más. Su voz lo suficientemente alta para ser oída, su boca rozándole la oreja.
“Si me besas así nuevamente, todas las apuestas abran terminado”.
Britt solo se le quedó mirando, su mirada yendo de los labios hacia los ojos de San, luego de regreso a sus labios una vez más. Se preguntaba dónde había ido su resistencia, la resistencia a la que se había aferrado todas estas semanas. No se había dado cuenta de lo fuerte que había luchado contra su atracción por San. Una cosa era decirse a sí misma que no se sentía atraída por ella, que San no era su tipo. Otra muy distinta era darse cuenta que se había estado mintiendo a sí misma todo este tiempo.
Finalmente hizo una pequeña inclinación de cabeza, reconociendo lo que San había dicho. Pero como un imán, sintió como era atraída hacia ella. Podía decirse a sí misma que todavía estaban en el rol, que el beso solo había sido una exhibición, pero nuevamente, estaría mintiendo. Dejó de luchar contra eso, encontrando la boca de San, manteniendo el beso ligero, apartándose cuando sintió que perdía el control.
Su mano estaba temblando cuando agarró su cerveza, ahora terriblemente caliente, pero necesitaba algo para distraerse. Cuando fue capaz de mirar a San, notó con satisfacción que San parecía tan afectada por sus besos como ella.
Al igual que antes, todas se turnaron para bailar con las otras en el grupo. A pesar de la afirmación de Britt, que ni siquiera le gusta bailar, admitió que era bastante agradable. Descubrió que Sherry era una buena bailarina y la única vez que intentó dirigir el baile con Suzette, habían acabado riendo ya que sus pies terminaron enredados entre sí. Ella y San no habían bailado nuevamente, pero no se estaban evitando la una a la otra como lo habían hecho la última vez.
Todo lo contrario. Se sentaron juntas, rozándose las piernas, tocándose, sus ojos encontrándose brevemente antes de alejarse. La tensión era fuerte entre ellas, peligrosa. Tal vez por eso no
habían bailado nuevamente. Ambas parecían darse cuenta de lo arriesgado que podría ser. No conocía mucho de música country y sólo reconoció un puñado de canciones, pero la banda parecía ser muy buena. A juzgar por los otros allí, quienes cantaban con casi todas las canciones, tendría que decir que eran un éxito.
Así que se echó hacia atrás, tratando de relajarse mientras escuchaba la música. Finalmente había aceptado el hecho de que ella y San no bailarían nuevamente, no estaba segura de sí estaba o no agradecida.
Su estado anterior de excitación de había enfriado pero no desaparecido. San estaba sentada demasiado cerca para eso.
Una nueva canción comenzó, provocando aplausos de la multitud cuando las luces se apagaron y pronto la pista de baile estuvo llena de mujeres. Una canción de amor muy conocida, al parecer.
San la miró, con las cejas levantadas. Sí, quería bailar con ella ¿pero se atrevería?
Su deseo ganó y asintió con la cabeza, tomando la mano de San.
Su corazón latió con fuerza y se movió hacia sus brazos como si fuese algo que hubiesen hecho cientos de veces anteriormente. El baile, por lo visto, era sólo una excusa para estar cerca, tocarse y respirar el mismo aire.
Britt abandonó toda pretensión de baile. Al igual que San. La pista estaba demasiado llena de todos modos. Las otras parejas simplemente se rosaban lentamente, amantes abrazadas, besándose. Con ambos brazos alrededor del cuello de San, no pudo dejar de enredar sus dedos en su cabello. Las manos de San parecían estar en todas partes, sus suaves caricias despertando su excitación una vez más. Estaban tan cerca de perder por completo el control, olvidando que estaban en una misión, así que hizo un último esfuerzo para evitar que las cosas avanzaran aún más.
“Sanny, no podemos hacer esto”, dijo dejando escapar una débil protesta. “Por favor, no me hagas esto”.
San se apartó un poco, mirándola a los ojos. “¿Hacer qué?”
“No hagas que te desee de esta manera”.
San se acercó aún más, rozando sus labios suavemente. “¿Me deseas? Parece lo justo…”, dijo ella, “…esta semana ha sido una tortura para mí. Durmiendo a tu lado, con unas ganas tan terribles de tocarte que dolía”.
“Dios”, murmuró Britt cerrando sus ojos.
La boca de San estaba sobre ella nuevamente y no había nada casto al respecto. Britt abrió la suya a voluntad, gimiendo mientras la lengua de San se deslizaba contra la suya. Sus cuerpos estaban tan cerca que dudaba que pudiese pasar la luz entre ellas. Tan cerca, pero no lo suficientemente cerca.
Se sorprendió al darse cuenta de lo desvergonzada que se sentía, de lo mucho que quería esto, de lo mucho que quería a San. San fue quien se apartó, respirando tan rápido como Britt. Britt e estaba realmente avergonzada por la manera lasciva en la que había besado a San. Todavía estaban en público, después de todo. Pero las parejas a su alrededor estaban todas perdidas en su propio mundo, ajenas a ellas. Ese solo conocimiento le impulsaba dolorosamente a continuar, pero todavía trató de aferrarse a lo último de su cordura.
“No deberíamos hacer esto”, murmuró otra vez, tratando de resistir.
“¿No?” San movió su boca hacia la oreja de Britt. “¿De qué es eso de lo que estás hablando? ¿Esto?”, preguntó mientras su mano se deslizaba hacia abajo, acercando las caderas de Britt contra las de ella en una insinuación inconfundible. “¿O esto?”, dijo ella, volviendo hacia los labios de Britt, besándola lenta y profundamente, Britt respondió inevitablemente olvidando su tímida protesta.
También olvidó donde estaban cuando sus pies dejaron de moverse por completo, sus únicos pensamientos conscientes involucraban a San... y la impactante realidad de que definitivamente habían cruzado la línea. No había más pretensiones, la farsa había llegado a un final abrupto.
“Britt… Jesús”, murmuró San contra sus labios, dando un paso lejos de ella.
Tomó la mano de Britt, llevándola fuera de la pista de baile. Britt supuso que regresarían a la mesa, pero San siguió su camino, luchando a través de la multitud de mujeres.
Britt no sabía que existía un patio exterior, pero cuando la puerta se cerró… la música ahora amortiguada… se encontró siendo guiada hacia un rincón oscuro, con arbustos frondosos que proporcionaban privacidad. Podía escuchar otras parejas en las sombras, susurros flotando a su alrededor, luego a lo lejos. Estaban solas en su esquina y Britt no pudo mantener las manos para sí misma mientras alcanzaba a San.
Su beso fue duro, salvaje y Brit gimió, su cuerpo la dejó cuando los dedos de San se arrastraron bajo la curva de su pecho, jugueteando con ella, finalmente rozando el tenso pezón, que se endureció aún más. Alejó su boca respirando con dificultad y apoyándose en el toque de San. Si se hubiese tomado el tiempo para pensar… racionalmente… acerca de lo que estaban haciendo, podría haber sido capaz de detenerlo. Pero no tenía pensamientos coherentes, nada a que aferrarse sino a este ardiente deseo que sentía, este deseo de hacer mucho más que un simple beso. Sus piernas se separaron voluntariamente cuando San deslizó un muslo entre ellas, unas manos ahuecando sus caderas y acercándola más. Estaban en un lugar semi-público y no le importaba. Su cuerpo ya no era de ella para controlarlo.
“¿Estás mojada?”, le susurró San al oído.
Britt se apretó con más fuerza sobre el muslo. “Tonta pregunta” murmuró entre jadeos, sus caderas meciéndose lentamente contra San.
San casi gruñó en su oído y luego la apartó rápidamente, sorprendiéndola.
“Jesús”, dijo arrastrando sus dos manos por su cabello.
“No, Britt. No aquí. No de esta manera”, dijo sacudiendo su cabeza. “Esta no eres tú. No de esta manera. Lo siento”.
Britt agarró sus brazos, acercándola a ella nuevamente. “¿Esta no soy yo? ¿Soy demasiado buena para esto?”, trató de sonreír, pero su deseo era demasiado. “Al parecer, en este momento, esta soy yo”, dijo ella. “Estoy aquí afuera contigo ¿no es así?”
Sus miradas se encontraron, ninguna desvió la mirada.
“Te deseo”, dijo San en voz baja. “Quiero llevarte a casa, a la cama y hacer el amor contigo. No... No aquí afuera. No de esta manera”.
Britt tragó saliva, tratando de encontrar su voz. Se movió nuevamente hacia los brazos de San.
“Eres malvada”, le susurró al oído. “Podría correrme tan fácilmente en estos momentos”
San gimió, acercando aún más a Britt nuevamente, deslizando el mismo muslo entre sus piernas. “Dios, quiero estar dentro de ti”, dijo haciendo que Paige gimiera. “Muy dentro de ti”.
Las caderas de Britt se sacudieron, la costura de sus vaqueros presionando con fuerza contra su clítoris. Se abrazó con fuerza a San, con los ojos cerrados, mientras el aliento de San le hacía
cosquillas en la oreja.
“No sólo mis dedos. Quiero mi lengua dentro de ti”, susurró mientras su lengua serpenteaba dentro y fuera de la oreja de Britt. “Justo así. Mi lengua muy profundamente dentro de ti. Quiero probarte cuando te corras”.
El cerebro de Britt era un confuso desastre, sintiéndose casi delirante mientras se aferraba a San, su orgasmo surgió tan rápidamente como sabía sucedería. Se mordió el labio inferior para no gritar, su clítoris palpitante mientras se apretaba con fuerza contra el muslo de San. San la abrazó con fuerza, moviendo ahora sus manos con dulzura contra su espalda, susurrando palabras que Britt no podía descifrar en su aturdimiento lujurioso.
Apoyó su cabeza en el hombro de San, finalmente siendo capaz de abrir sus ojos. Santo Dios, ¿acaba de hacer esto? ¿Había estado en un estado tan febril que había dejado que San le hiciera esto? Sí.
“Lo siento”, susurró. “Esto se fue de las manos”.
San la sostenía en un fuerte abrazo. “Quiero hacer el amor contigo”, murmuró ella. “Por favor, no te alejes de mí. No... Pienses tanto acerca de esto”, San levantó la cabeza mirando los ojos de Britt “Tengamos esta noche ¿Por favor?”
“Esto es incorrecto en muchos niveles”, dijo Brit, su voz tranquila.
¿Podría negarse a San? ¿Podría negar lo que ella misma quería? Se inclinó hacia delante, dándole un beso ligero, moviéndose muy lentamente contra los labios de San. No, no podía rechazar esto. También lo quería. El beso al parecer le dio a San la respuesta que necesitaba.
Sonrió con alivio mientras guiaba a Britt hacia adentro. Hizo una pausa antes de abrir la puerta.
“No creo que deberíamos bailar más esta noche”
Britt se rió, rompiendo un poco la tensión entre ellas. “¿Temes que seamos arrestadas?”
San también se echó a reír. “A Puck y a Sam les encantaría eso, ¿no es así?”
Se detuvieron en el bar, San pidió una Coca-Cola y Britt pidió agua, antes de unirse con las demás de regreso en su mesa.
Consciente de que eran observadas, Britt sintió que se ruborizaba. Se atrevió a enfrentarse a la mirada de Suzette y se sorprendió de la envidia que encontró allí. ¿Y por qué no?
Ella y San apenas podían mantener sus manos alejadas la una de la otra. Suzette, así como las demás, sabían exactamente lo que ella y San harían al llegar a casa esta noche. Y ese pensamiento, también, la hizo ruborizarse.
ana_bys_26- ---
- Mensajes : 555
Fecha de inscripción : 21/11/2015
Edad : 34
Guardian dela cueva capitulo 30 y31
Capitulo 31
San se sentía como una torpe y titubeante adolescente en el viaje de regreso a casa. La noche había sido interminable y había creído que nunca se irían.
Fieles a su palabra, ella y Britt no bailaron nuevamente. Aunque, como resultó, pudo haber sido la ruta más segura. En lugar de eso, se habían sentado juntas en su esquina de la mesa como dos adolescentes en celo, sus caricias se volvían más audaces a cada segundo, sus besos lo suficientemente calientes para quemarse. Supo que era hora de detenerse cuando tiró de la mano de Britt entre sus piernas. Brtt pudo sentir la humedad a través de sus vaqueros, lo sabía por el suave gemido que Britt dejó escapar. Había permitido a Britt que la tocara, pero sólo por un segundo. No quería avergonzarlas a ambas totalmente. Britt había alejado su mano, pero el cálido aliento en su oído y las palabras de Britt casi provocaron que legara al clímax justo ahí.
“¿Recuerdas cómo se sentía cuando te hice el amor con mi boca? ¿Con mi lengua en tu clítoris, chupándolo? Quiero hacerlo de nuevo. Esta noche”.
Dios. Sí, Britt era un encanto. Era inocente… era brillante y refinada. Pero, maldita sea, tenía un lado lascivo que San no podía esperar por explorar .
Suzette y Becca trataron de mantener la conversación, pero ni ella ni Britt estaban contribuyendo demasiado.
Se preguntaba si se podía sentir la tensión en el coche. Con el silencio extendido, San podía escuchar la respiración de Britt, consciente de que Britt estaba tan excitada como ella. Contra su mejor juicio, tomó la mano de Britt y la puso entre sus piernas. Britt no dudó mientras extendía sus dedos, presionando contra ella.
Britt se acercó aún más, sus palabras apenas un susurro. “No me tientes”, advirtió. “Porque lo haré”.
Britt la acarició tan suavemente que San casi gimió en voz alta por el placer de hacerlo. Había perdido todo sentido de la decencia y el decoro, olvidando que estaban en un coche con otra pareja.
Afortunadamente, Britt no. Apartó la mano, haciendo una pausa para apretar su muslo antes de retirar su caricia por completo.
“Pronto”, le susurró al oído.
Después de lo que parecieron horas, Suzette finalmente detuvo el coche frente a su casa. San no quería perder el tiempo en cortesías, pero Britt sostuvo su mano con fuerza, impidiéndole correr hacia la casa.
“Gracias por manejar”, dijo Britt.
“Tenemos que devolverles el favor la próxima vez”, les ofreció.
“Oh, no nos importa”, dijo Becca. “Ustedes dos tortolitas tengan una buena noche”.
San igualó sus sonrisas cómplices, demasiado excitada para importarle si se burlaban de ellas o no. Les hizo señas de despedida y repentinamente se volvió tímida cuando se dio cuenta, finalmente, que estaban solas. ¿Y si Britt cambiaba de opinión? ¿Y si se había arrepentido? La oscuridad le impedía leer los ojos de Britt y se quedó inmóvil, esperando.
Britt se movió primero, tomando su mano y dejando que sus dedos se entrelazaran. San dejó escapar un suspiro nervioso. Pensaba que podría morir allí mismo si Britt decidía que esto era un error.
Pero fue Britt quien las condujo al interior, fue Britt quien cerró la puerta con llave, sin molestarse con las luces. Y fue Britt quién agarró su camisa, tirando de ella bruscamente y deslizándola sobre la cabeza de San antes de presionarla contra la puerta. Esto provocó que actuara, sus manos luchando torpemente con los jeans de Britt mientras Britt luchaba con los de ella.
San perdió la batalla cuando la mano de Britt penetró más allá de la cinturilla de su ropa interior. Sintió que sus rodillas se debilitaron cuando, sin preámbulos, los dedos de Britt se deslizaron a través de su humedad, sin detenerse hasta que estuvo dentro de ella. Ambas dejaron escapar gemidos animales
estrangulados antes de que sus bocas se encontraran la una a la otra. Las caderas de San oscilaron contra la mano de Britt, provocando que Britt retirara sus dedos.
“A la cama”, murmuró contra sus labios.
San gimió. “Por Dios, mujer, ¿estás tratando de matarme?”
Britt sonrió ligeramente cuando rodeo a San desabrochando su sujetador y dejándolo caer al suelo. San contuvo el aliento cuando los dedos de Britt rozaron lentamente alrededor de sus pezones.
“Esto no es como antes”, dijo Britt, su voz tranquila y suave. “No tenemos prisa”.
San trató de sonreír, pero no pudo. “Estoy a punto de explotar aquí”.
“Y voy a encargarme de eso por ti…”, Britt la besó, jugueteando con su boca y su lengua “…pero no con mis manos”, susurró.
Si San no hubiese tenido la pared como apoyo, podría muy bien haber colapsado. Britt agarró su mano y San la siguió hasta el dormitorio con las piernas temblorosas.
Normalmente era la del control, la que tomaba la delantera. Pero se sentía impotente mientras permanecía inmóvil, mirando fijamente, mirando como Paige se quitaba su propia camisa y su sujetador. Britt era claramente la que tenía el control. El sonido de su sangre corriendo llenó sus oídos y estaba temblorosa cuando Brit finalmente se acercó a ella, sus dedos hábiles desabrocharon sus jeans por completo y lo empujaron hacia abajo deslizándolo por sus piernas. San se quitó los zapatos y se salió de sus vaqueros, quedando de pie y desnuda, mirando con anticipación como Britt bajaba lentamente sus propios pantalones, lanzándolos lejos sin orden.
Una parte de ella no podía creer realmente lo que estaba sucediendo. Otra parte de ella, una parte muy pequeña… se preguntaba si era sensato hacer esto, sabiendo que estaban pasando por encima de todo tipo de reglas y protocolos.
Pero cuando la boca y los labios de Britt se movieron a través de su piel, cuando sus manos tomaron sus pechos, perdió todo pensamiento del protocolo. Su cabeza cayó hacia atrás mientras la boca de Britt se cerraba sobre un pezón, girando su lengua alrededor de él, causando que San gimiera suavemente.
“A la cama”, dijo Britt nuevamente, su boca dejando el pecho de San e instándola hacia la cama.
San obedeció, tirando de Britt hacia abajo con ella, dejando que Britt cubriera su cuerpo con el suyo. No hubo tiempo para pensamientos cuando la boca, las manos, la piel de Britt parecían estar por todas partes a la vez. Sanle permitió tener total control a pesar de que su cuerpo estaba gritando por liberación. Abrió sus muslos, arqueando sus caderas contra el estómago de Britt, sintiendo como su humedad cubría la piel de Britt, consciente de que Britt estaba tan húmeda como ella.
Pero Britt se negó a ser apresurada. Su boca dejó la de San, haciendo un camino lento y deliberado hacia su pecho.
“Dios, Brittany…”, se quedó sin aliento, su respiración siseaba entre dientes mientras Britt chupaba un pezón dentro su boca.
“Por favor, te necesito”, su voz sonaba ronca… y excitada… para sus propios oídos mientras jadeaba en busca de aire. “Britt… por favor”.
Britt liberó su pezón, raspando sus dientes a través de el en un beso deliciosamente doloroso.
San gimió ante eso, sus caderas empujando contra Brittany, buscando el contacto.
“Ábrete para mí”, susurró Britt contra su piel.
“Dios, sí”.
Entonces no hubo más esperas. Britt abrió sus muslos aún más, manteniéndola abierta mientras una lengua insistente se deslizaba contra su clítoris, deteniéndose el tiempo suficiente como para que San apretara sus puños y luego siguiendo adelante, deslizándose a través de su humedad, profundizando en
su interior. San gimió ante el contacto, sus caderas empujando con fuerza contra el rostro de Britt, quién enterraba su lengua profundamente dentro de ella. Britt le permitió sólo unos pocos golpes antes de sacarla y regresar sobre su clítoris.
Lo chupó con fuerza dentro de su boca y las caderas de San se levantaron de la cama, frotándose contra Britt. Su boca estaba abierta, jadeante, sus suaves gemidos combinados con los sonidos guturales procedentes de Paige mientras la lamía y la chupaba. San quería prolongarlo… la dulce y dolorosa tortura… pero la boca de Britt y ahora sus dedos, no lo permitieron. Cedió ante la liberación de su cuerpo con una última embestida, su garganta áspera mientras gritaba el nombre de Britt.
***************************************************************************************************************
Bueso por fin Pasa algo estre ellas no? espero que disfruteis del capitulo
ana_bys_26- ---
- Mensajes : 555
Fecha de inscripción : 21/11/2015
Edad : 34
Página 3 de 10. • 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10
Temas similares
» [Resuelto]FIC Brittana - Pasión...por la danza? - Capitulo 87 FINAL
» FanFic [Brittana] Honor. Capitulo 19. Final
» Fic Brittana: And I go back to us Capitulo Final
» (Adaptada) Brittana Wild capitulo 35,36, 37 final
» FIC Brittana:Mi vida cambio… (capitulo 20) Final!!
» FanFic [Brittana] Honor. Capitulo 19. Final
» Fic Brittana: And I go back to us Capitulo Final
» (Adaptada) Brittana Wild capitulo 35,36, 37 final
» FIC Brittana:Mi vida cambio… (capitulo 20) Final!!
Página 3 de 10.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Lun Mar 14, 2022 3:20 pm por Laidy T
» Busco fanfic brittana
Lun Feb 28, 2022 10:01 pm por lana66
» Busco fanfic
Sáb Nov 21, 2020 2:14 pm por LaChicken
» [Resuelto]Brittana: (Adaptación) El Oscuro Juego de SATANÁS... (Gp Santana) Cap. 7 Cont. Cap. 8
Jue Sep 17, 2020 12:07 am por gaby1604
» [Resuelto]FanFic Brittana: La Esposa del Vecino (Adaptada) Epílogo
Mar Sep 08, 2020 9:19 am por Isabella28
» Brittana: Destino o Accidente (GP Santana) Actualizado 17-07-2017
Dom Sep 06, 2020 10:27 am por Isabella28
» [Resuelto]Mándame al Infierno pero Besame (adaptación) Gp Santana Cap. 18 y Epilogo
Vie Sep 04, 2020 12:54 am por gaby1604
» Fic Brittana----Más aya de lo normal----(segunda parte)
Mar Ago 25, 2020 7:50 pm por atrizz1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Lun Ago 03, 2020 5:10 pm por marthagr81@yahoo.es
» Que pasó con Naya?
Miér Jul 22, 2020 6:54 pm por marthagr81@yahoo.es
» [Resuelto]FanFic Brittana: Medianoche V (Adaptada) Cap 31
Jue Jul 16, 2020 7:16 am por marthagr81@yahoo.es
» No abandonen
Miér Jun 17, 2020 3:17 pm por Faith2303
» FanFic Brittana: " Glimpse " Epilogo
Vie Abr 17, 2020 12:26 am por Faith2303
» FanFic Brittana: Pídeme lo que Quieras 4: Y Yo te lo Daré (Adaptada) Epílogo
Lun Ene 20, 2020 1:47 pm por thalia danyeli
» Brittana, cafe para dos- Capitulo 16
Dom Oct 06, 2019 8:40 am por mystic
» brittana. amor y hierro capitulo 10
Miér Sep 25, 2019 9:29 am por mystic
» holaaa,he vuelto
Jue Ago 08, 2019 4:33 am por monica.santander
» [Resuelto]FanFic Brittana: Wallbanger 3 Last Call (Adaptada) Epílogo
Miér Mayo 08, 2019 9:25 pm por 23l1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Comportamiento (Adaptada) Epílogo
Miér Abr 10, 2019 9:29 pm por 23l1
» [Resuelto]FanFic Brittana: Justicia V (Adaptada) Epílogo
Lun Abr 08, 2019 8:29 pm por 23l1