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Mensaje por Susii Lun Feb 01, 2016 8:41 pm

Oh pero claro que lo disfrute! $-$ por fin sucedio! :')
Quiero mas capitulos! No lo puedes dejar ahi!:cc
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Mensaje por 3:) Lun Feb 01, 2016 9:24 pm

holap,...

al fin,..
el colapso entre las dos era extremo jajajaj
espero que no se arrepienta britt después,..

nos vemos!!!!
3:)
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Mensaje por micky morales Mar Feb 02, 2016 11:11 pm

menos mal que britt no queria!!!!!!
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Mensaje por evean Mar Feb 02, 2016 11:39 pm

Continuaaaa
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Finalizado Guardian dela cueva capitulo 32

Mensaje por ana_bys_26 Vie Feb 05, 2016 9:28 am



CAPÍTULO 32



Britt se estiró lentamente, su cuerpo maravillosamente doloroso. Suspiró con satisfacción, sus dedos rozaron ligeramente el brazo que todavía estaba envuelto posesivamente sobre su vientre. Estar con San había sido tan estimulante como lo recordaba. Ahora, como entonces, se preguntaba si había sido un error. Si era así, lo había hecho de buena gana. Sin embargo, aún estaban trabajando en un caso, y probablemente no era la cosa más sabia que jamás hubiesen hecho.

“Probablemente no debimos haber hecho esto”, dijo en voz baja.

Sintió la sonrisa de San contra su cuello. “¿En qué ocasión? ¿La primera o la sexta?”

Britt rodó sobre su espalda, volviéndose hacia San. Sus ojos aúnestaban cerrados, pero parecía tan tranquila, y entonces…

“Dios, eres tan hermosa”, susurró dándole voz a sus pensamientos. Sus ojos se abrieron, buscando los de ella, luego los cerró nuevamente.

“¿Sabes de que me arrepiento de esa primera vez?”

“¿Qué?”

“Esto, la mañana”, dijoSan . “Me arrepiento de no haber despertado contigo”, también rodó sobre su espalda, sus ojos ahora abiertos mientras miraba hacia el techo. “Nunca despierto con alguien. Siempre escapo de primera. Esa mañana, cuando desperté y te busqué, ya te habías ido”.

Britt se puso de lado, moviendo su mano perezosamente a travésde la piel de San, sus ojos se deslizaron sobre los pequeños pechos y sus pezones oscuros. No sabía qué decir.

Sí, había sido la que se había ido esa mañana, huyendo antes del amanecer, regresando a la seguridad de su propia casa. Ahora, aquí, no había lugar a donde ninguna de ellas pudiese escapar.

Pero a diferencia de la primera vez, Britt no sentía la necesidad de huir. Esperaba que San tampoco.

“Como dije anoche, esto no es como la primera vez”, dijo ella. “No podemos ignorarlo, no podemos huir de esto. No podemos pretender que no sucedió”.

“¿Fue lo que sucedió la primera vez?”, preguntó San. “¿Acaso pretendimos que no había ocurrido?”

“Después de esas primeras e incomodas semanas, sí, creo que lo hicimos ¿No es así?”

San se volteó y la miró, sus ojos buscando. Britt se preguntaba qué preguntas tendría.

“Se siente diferente esta vez ¿no es así?”

Britt no estaba segura sobre qué respuesta San esperaba obtener.

¿Cuál era la pregunta detrás de la pregunta? Eligió cuidadosamente sus palabras. San rara vez mostraba su vulnerabilidad y nunca se permitía estar tan indefensa como lo estaba ahora.

“Creo que es diferente esta vez porque no tenemos una excusa”, dijo ella. “La última vez podíamos echarle la culpa al caso, a nuestra necesidad de distraernos de él. Ahora es diferente porque…”, se detuvo, sin saber cuánto debía contarle a San sin provocar que saliera corriendo. Incluso entonces, no veía el punto de restarle importancia a la verdad.

“Ayer por la noche fue diferente porque se trataba de nosotras”, dijo ella. “Se trataba de la atracción que existe entre nosotras. Ayer por la noche no tenía nada que ver con este caso y los roles que estamos interpretando. Ayer por la noche fue acerca de… nosotras” San sonrió ligeramente. “Siempre me he sentido atraída por ti, Britt-Britt”.

Britt asintió “Lo sé. Siempre me he sentido atraída por ti también. Es por eso que fue tan difícil jugar este juego. Tan difícil tratar de resistir”.

San se apoyó sobre un codo, apoyando su cabeza en la palma de su mano.

“Nunca quisiste sentirte atraída por mí, ¿no es así?”

Era más una afirmación que una pregunta, pero Britt decidió que merecía una respuesta honesta.

“No. Me asustaba, de verdad. Tú no eres como cualquier persona con la que he estado, no eres alguien con quien hubiese tenido citas”, dijo ella. Por lo visto, fue un error decir eso, ya que la expresión de San cambió y la sinceridad que le estaba mostrando a Britt desapareció.

“Sí, lo has dejado claro en varias ocasiones. No estoy en tu nivel. Ciertamente no soy… Seth”, dijo ella.

Britt no iba a dejar que se retrajera. Empujó a San sobre su espalda y se sentó a horcajadas sobre sus caderas, sujetándola por las muñecas.

“No vamos a jugar, San. No esta vez. Dormimos juntas. A conciencia. Sin excusas”, inclinó su cabeza, besando el pecho de San suavemente. “No quiero que haya excusas. Nos sentimos atraídas la una por la otra, nos guste o no. Esto era inevitable. Anoche fue... extraordinario”, dijo ella “No quiero que tengamos que evocar una razón del por qué”, se encontró con la mirada de San, aun notando cautela en ellos. “Por favor, deja de menospreciarte a ti misma. Nunca he dicho ni una vez que no fueses lo suficientemente buena. Hay tantas cosas de ti que admiro”, miró hacia otro lado por un segundo, luego regresó su mirada. “También hay cosas de ti que no me gustan. Y ya sabes cuales son”.

San asintió, luego las giró a ambas con facilidad, apoyando ahora su peso en la parte superior de Britt.

Britt intentó leer sus ojos, pero San no lo permitió. “Está bien. Sin juegos”, dijo ella “Y sin más fingimientos. Y sin eludir más el problema”.

“¿Qué quieres decir?”

“Quiero decir que no voy a fingir que no quiero tenerte desnuda cada noche y que quiero hacer el amor contigo”, San bajó su cabeza, girando su lengua alrededor de un pezón. “Y voy a dejar de fingir que no quiero tomar una ducha contigo. Esa es una maravillosa fantasía que he tenido”.

Britt gimió cuando los labios de San se cerraron sobre su pezón.

“Y no voy a fingir que no he soñado con hacerte esto”, dijo mientras una mano se deslizó entre sus cuerpos, moviéndose, sin vacilación, hacia la humedad que había causado.

Britt la atrajo más cerca, haciendo que la boca de San se encontrara con la suya. “Está bien. Y yo voy a dejar de fingir que no quiero esto. Porque lo quiero”. Levantó sus caderas mientras San la penetraba, todos los demás pensamientos desfallecieron cuando San lentamente, y sin dudas, le hizo el amor.



***


Britt cerró la puerta del horno y ajustó el temporizador en su teléfono.

La cazuela era endiabladamente deliciosa, mezclada con queso y crema agria. Con una adición de brócoli para satisfacer su medidor de salud a pesar de que estaba cargado de calorías. En pocas palabras, a San le encantaba y Britt quiso hacerlo por ella.

También les dejaría sobras por unos pocos días. Miró la botella de vino y luego miró el reloj. Era pronto para comenzar la cena, pero las dos estaban voraces, por decir lo menos. El desayuno había sido rápido y ligero, ambas estaban más interesadas en la ducha que iban a compartir que en comer. El almuerzo lo habían perdido por completo.

Lo único que las había sacado de la cama había sido una llamada de Puck. Habían localizado el coche de Leah Turner. Estaba sumergido en el lago Toledo Bend. Aún estaban buscando evidencias, pero el hecho de que el lago estaba a solo cuarenta millas de Hoganville le daba un poco más de credibilidad a su asignación. También hacía surgir más preguntas que respuestas. Nuevamente contempló la botella de vino. San pronto estaría de vuelta. Había decidido dar una vuelta por el campus, una excusa que le permitiría pasar por la casa de Avery. Tenían que reunirse con él, pero quería que fuese lo más discreto posible. Principalmente, sin que el jefe Aims sospechara. Finalmente decidieron hacerle una invitación a cenar. Dejarían que Avery decidiera qué noche.

Estaba utilizando el sacacorchos, a punto de abrir el vino cuando vio que el coche de Fiona se estacionaba al lado.

“Oh, Dios mío”, susurró cuando Fiona bajó del coche.

La había visto el viernes y apenas estaba comenzando a mostrar su embarazo, no era nada como esto. Lucía como una embarazada de siete meses. Bueno, como había dicho antes, no era asunto suyo e iba a dejar las cosas así, pero vio como Fiona se doblaba, en obvio dolor.

Olvidó el vino y Britt salió corriendo por la puerta hacia el otro lado del sendero, llegando a ella justo cuando Fiona trató de dar un paso atrás.

“Cariño, ¿estás bien?”, preguntó Britt, ayudándola a enderezar.

Ella jadeó audiblemente al verla. Pálida y grisácea, su rostro decaído, Fiona no pudo encontrarse con sus ojos.

“¿Fiona?”

“Me he sentido mejor”, dijo finalmente.

“Deja que te ayude a entrar”, dijo Britt, aún sosteniendo con fuerza su brazo. “¿Deberías conducir?”

“Tomando en cuenta que he tenido que parar y vomitar seis veces, probablemente no”.

Britt empujó la puerta de Fiona abriéndola, sin pensar que era extraño que nadie pasara llave a sus puertas.

La llevó hacia un solitario sillón reclinable y la ayudó a sentar.

“¿Has visto a un médico?”, preguntó.

Fiona negó con la cabeza.

“¿No crees que deberías? Quiero decir, tal vez haya algo mal”, dijo ella, tocando su frente, sorprendida por lo caliente que estaba. “Tienes fiebre”.

“Madre Hogan me dio algo para las náuseas”, dijo Fiona y Britt se preguntaba si incluso se daba cuenta de cuan casualmente decía Madre Hogan. Esta era la segunda vez que había escuchado como se referían a Ester Hogan de esa manera. Otra prueba de que ella era quien estaba en control de la familia.

Britt se sentó en el sofá junto a ella, realmente preocupado por su bienestar.

“¿Hay algo que pueda hacer? ¿Puedes mantener algo en el estómago? ¿Caldo?”

Fiona negó con la cabeza. “La idea de comer algo... bueno, me pone enferma”, dijo con una rápida sonrisa “¿Puedes simplemente quedarte y acompañarme por un rato?”

“Por supuesto”

“¿Dónde está Santana?”

“Oh, está haciendo sus rondas”, dijo evasivamente. “Creo que era una excusa para salir de la casa”.

“Hace tanto calor hoy, no puedo imaginar por qué quiere estar afuera”, Fiona se echó hacia atrás. “¿Cómo estuvo el baile?”

“Fue divertido. Había una banda en vivo”, dijo ella viendo como el dolor atravesaba el rostro de Fiona.

“Cariño, creo que realmente necesitas un médico”.

Fiona negó con la cabeza.

“En mi bolso”, dijo señalando el gran bolso que había dejado caer cerca de la puerta. “Madre Hogan me dio algo para el dolor”.

Britt vaciló, su preocupación por Fiona anulaba su necesidad de mantener la concentración en su trabajo.

“¿Es doctora?”

Ante esto, Fiona sonrió. “No, no en el sentido tradicional”.

“¿Pero hay un médico?”

“Sí. Pero Madre Hogan no me permite verlo”.

Britt pensó que la declaración era extraña, pero no hizo ninguna mención de ello. Trajo el bolso hacia ella y luego vio cómo Fiona sacaba un pequeño recipiente y lo agitaba “¿Un vaso de agua y
una cuchara?”

“Por supuesto”, dijo Britt, dirigiéndose rápidamente hacia la cocina y llenando un vaso. Fiona vertió un poco del polvo en el vaso y lo agitó. El agua se volvió color tiza. A juzgar por el rostro de Fiona
cuando lo bebió, el sabor era abismal.

“¿Por qué no puedes ver al médico?”, preguntó Britt, preguntándose si estaba pisando donde no debía.

A Fiona no pareció importarle la pregunta, pero su respuesta no reveló nada. “Es complicado”.

Britt se arrodilló a su lado y le tomó la mano. “La llamas 'madre'. Parece bastante mayor para ser tu madre”, dijo ella.

Fiona negó con la cabeza. “Ella no es mi madre biológica, no. Su hermano, Antel, es mi padre. Pero mi madre y mi padre nunca han vivido juntos”.

“¿Así que Ester es realmente tu tía?”

“Técnicamente, sí”, dijo ella en voz baja, con los ojos cerrados.

“¿Fiona?”

Sus ojos se abrieron por un segundo.

“Estoy muy cansada”

Britt se preguntaba qué clase de brebaje Ester Hogan le había dado.

“Vamos. Vamos a levarte a la cama”.

Fiona no protestó cuando Britt le ayudó a levantarse. Su habitación era muy sencilla y limpia, la cama arreglada con cuidado. Britt retiró las mantas y luego se preguntó si debía sugerirle a Fiona que se desvistiera.

Fiona se quitó los zapatos en una sacudida, luego se acostó de lado, con las manos ahuecando su abultado vientre. En cuestión de segundos estuvo profundamente dormida.

Britt la miró, sacudiendo la cabeza. Algo estaba muy mal, lo sabía. Observó con fascinación mientras las manos de Fiona se movían, las patadas de su bebé eran lo suficientemente feroces como para hacerlas saltar. Con un suspiro, cubrió cuidadosamente a Fiona con las mantas. Verificaría después como seguía.

Si Ester Hogan no permitía que Fiona viera a un médico, quizás Gretchen, la enfermera de la escuela, podría ofrecerle algunos consejos. Es decir, si incluso eso estaba permitido.

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Finalizado Guardian dela cueva capitulo 32 y 33

Mensaje por ana_bys_26 Vie Feb 05, 2016 9:42 am




CAPÍTULO 33

“Debiste haberla visto. Lucía... como un fantasma”, dijo Britt, poniendo la cazuela caliente en la estufa y cerrando la puerta del horno con el pie. “Estaba lista para llevarla a San Agustín yo misma”.

“No puede estar tan grande”.

“Lo sé. Pero lo está. Y toda la cosa de Madre Hogan es rara. Quiero decir, me gusta Fiona, de verdad. Es dulce. No puedo dejar de pensar… si esto se trata de algún tipo de culto… que está siendo forzada a este embarazo”.

“¿Estás diciendo que no tiene libre albedrío?”, preguntó San tratando de probar algo de la cazuela, sólo logrando que su mano fuese golpeada.

“Bueno, tiene un coche, viene a la escuela. Tiene un trabajo. Asumo que conserva su salario. Demonios, tal vez Madre Hogan se queda con él”.

San tomó su mano, aquietando sus movimientos. “¿Esto te tiene preocupada?”

“Sí. Y después de comer, tenemos que ir a ver cómo está. Ya verás lo que quiero decir”.

“Grandioso. Entonces vamos a comer. Me muero de hambre”.

Esta vez Britt permitió que tomara un trozo de la esquina y ella agarró una pizca de queso, lamiéndose los dedos del bocado. Sintió que Britt la miraba y se detuvo, viendo como los ojos azules de Britt se oscurecían.

La cena fue repentinamente olvidada cuando Britt se movió hacia sus brazos, presionando sin timidez su cuerpo contra ella.

“Tenías que lamerte los dedos, ¿huh?”, murmuró Britt contra sus labios.

Se apartó del beso. “Vamos a la cama”.

“Pensé que estabas muerta de hambre”, le recordó Britt.

“Lo estoy”, empujó a Britt tras ella, escuchando la risa deliciosa de Britt detrás de ella. También sonrió, planeando cómo iban a pasar la próxima hora. Y no incluía una cazuela.


***


“¿Fiona?” Britt volvió a llamar cuando no obtuvo respuesta. Se volvió hacia San. “Tengo un mal presentimiento”.

“Sólo entremos y veamos cómo está. Probablemente sigue durmiendo”.

Britt esperaba que ese fuera el caso.

Había visto de primera mano la rapidez con que la droga le había noqueado, para empezar. Pero no podía evitar la sensación de que algo andaba muy mal. Fiona se encontraba en la misma posición en la que la había dejado, su respiración lenta e regular.

Britt tocó su rostro, luego alejó su mano.

“Está ardiendo”, le quitó las mantas, dejando al descubierto las sabanas empapadas.

“Voy a llamar a Avery”, dijo San sosteniendo su teléfono. “Voy a hacer que se ponga en contacto con Gretchen”.

Britt asintió luego fue al baño consiguiendo un paño húmedo. Limpió el rostro de Fiona, sacudiéndola ligeramente.

“¿Fiona? ¿Puedes oírme? Tienes que despertar, cariño”.

Fiona gimió, pero sus ojos no se abrieron. Britt le dio unas leves palmaditas en la mejilla. “Vamos. Despierta”

“Avery va a llamar a Gretchen y le va a pedir que venga”, dijo San. Sacudió su cabeza con los ojos muy abiertos.

“Guau, no estabas bromeando. Ella está enorme”.

“Lo sé. Y hace dos semanas ni siquiera se notaba”, la sacudió con más fuerza. “¿Fiona? Por favor, despierta”.

“Tal vez deberíamos dejarla tranquila hasta que Gretchen llegue”, sugirió San. “No sabemos qué tipo de drogas tomó”.

Britt retrocedió, sabiendo que San probablemente tenía razón. Pero Fiona se veía tan indefensa y a juzgar por la mueca en su rostro, aún tenía dolor.

“Aún no he conocido a Gretchen ¿Y tú?”

“No”.

Alejó su mirada de Fiona, tomando la mano de San y llevándola afuera de la habitación.

“Sigo diciéndome a mí misma que esto no es asunto mío”, dijo ella. “Pero Fiona se ve tan inocente. Tan, no sé, tan indefensa”.

“Obviamente ha estado muy protegida”.

“Ester Hogan es su tía. Y es muy obediente, por lo que puedo decir. Obviamente, necesita un médico… un médico verdadero… pero Ester se lo prohíbe. Así que Fiona, tan enferma como está, obedece”, Britt negó con la cabeza. “Simplemente no lo entiendo”.

“Está subordinada, por cualquier razón. Como vimos en la cafetería, todos lo están”.

“Entonces, ¿qué clase de sujeción tiene Ester Hogan sobre ellos? Fiona tiene educación. Es licenciada. Es profesora en ciencia ¿Por qué, entonces, ocurre esto?”, preguntó ella señalando hacia el dormitorio.

San no tuvo respuesta para ella más que un encogimiento de hombros.

Britt iba y venía, esperando con impaciencia que Gretchen Hogan llegara. Cuando unos faros destellaron a través de la ventana dejó escapar un suspiro de alivio. En realidad no se había hecho una imagen mental de Gretchen, por así decirlo, así que estar sorprendida era un eufemismo.

Gretchen Hogan tenía casi seis metros de altura y lucía como un buey. Sus ojos oscuros eran como puñales, y Britt dio un paso atrás automáticamente.

“Deben irse ahora”, dijo Gretchen secamente mientras se dirigía directamente a la habitación de Fiona.

Britt y San se miraron. No sería despedida con tanta facilidad, por lo que siguió a Gretchen, sólo para que la puerta fuese cerrada en su rostro.

“¿Quién demonios se cree que es?,” estuvo a punto de abrir la puerta cuando San le agarró la mano.

“Dejémoslo así”, dijo San.

“Pero…”

“No podemos ponernos al descubierto”, susurró ella.

Maldita sea. Britt tomó una respiración profunda, asintiendo con la cabeza.

“Está bien. Tienes razón”.

De vuelta en la casa, mientras San llamaba a Avery, Britt se puso de pie junto a la ventana, con sus ojos fijos a la puerta principal de Fiona.

Quince minutos más tarde, Gretchen ayudaba a una torpe Fiona a meterse en su coche y luego se alejó.


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Mensaje por Susii Vie Feb 05, 2016 3:42 pm

Uuuuh que cosa es lo que tiene Fiona dentro de ella?._.
Santana y Brittany estan pasandola super bien$-$ lajdidh me gusta*-*
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Mensaje por evean Vie Feb 05, 2016 4:01 pm

Tiene un alíen adentro jajaja
Continúa
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Mensaje por micky morales Vie Feb 05, 2016 9:22 pm

pobre fiona, me cae bien, san y britt disfrutando de su asignacion, que tendra fiona adentro????????
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Mensaje por ana_bys_26 Lun Feb 08, 2016 2:57 pm



por micky morales el Sáb Feb 06, 2016 2:22 am pobre fiona, me cae bien, san y britt disfrutando de su asignacion, que tendra fiona adentro???????? escribió:

La verda que ni yo misma se lo que tiene dero pero humano no es desde luego


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por evean el Vie Feb 05, 2016 9:01 pm Tiene un alíen adentro jajaja Continúa escribió:

jajajaja yo tabien pieso eso es un alien

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por Susii el Vie Feb 05, 2016 8:42 pm Uuuuh que cosa es lo que tiene Fiona dentro de ella?._. Santana y Brittany estan pasandola super bien$-$ lajdidh me gusta*-* escribió:


no se que tiene fiona dentro la verdad y san y britt bueno selo estanpasado pipa
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Finalizado Guardian dela cueva capitulo 34

Mensaje por ana_bys_26 Lun Feb 08, 2016 3:10 pm



CAPÍTULO 34


“¿Puedes caminar?”

Fiona apenas podía abrir los ojos y se preguntaba exactamente que drogas había mezclado Madre Hogan para ella. Sacudió la cabeza débilmente, sabiendo que ni siquiera podía ponerse de pie y mucho menos caminar.

“Quédate en el coche”, instruyó Gretchen de manera cortante, cerrando la puerta detrás de ella.

¿Quédate en el coche? Incluso en su estado mental confuso, encontró eso gracioso. Su cabeza rodó hacia un lado, con sus párpados pesados. Estaba oscuro, pero podía distinguir las formas de las casas. Estaba de vuelta en Hoganville. Pero no era la casa de su madre, ni tampoco la de Gretchen. Sintió que sus ojos se cerraban nuevamente y parpadeó varias veces, tratando de concentrarse.

La puerta se abrió de golpe y Madre Hogan se inclinó, mirándola fijamente. Detrás de ella estaba Don Hogan, lo más parecido que tenían a un médico.

“Ayúdanos a meterla”.

Madre Hogan dio un paso atrás, permitiendo que Don se acercara.

Fiona y Don rara vez se veían el uno al otro y cuando lo hacían, nunca estaban solos. Solía pensar que era extraño. Si había alguien en Hoganville con quién tenía algo en común, era Don. Ambos habían sido alejados por sus estudios, habían estado en el exterior. Por supuesto, se daba cuenta que esa era la misma razón por la que se mantenían separados. Habían estado en el exterior.

“¿Puedes sostenerte en pie?”

Ella asintió con la cabeza mientras agarraba su brazo, tratando de tirar de sí misma hacia arriba. Aún sentía las piernas tambaleantes, como si no tuviese ningún control sobre ellas. Sus ojos se encontraron por un momento y vio la preocupación genuina en los suyos. ¿Y por qué no? Debía lucir como un
fenómeno.

“Adentro rápidamente”, instruyó Madre Hogan.

Fue entonces cuando Fiona se dio cuenta que estaban en la casa de Don, la que acostumbraba compartir con su madre. Nunca había estado allí anteriormente, sin duda nunca había estado en el interior.

Él la llevó a una habitación trasera y la ayudó a sentar en una silla grande. Miró a su alrededor, las paredes blancas adornadas con unos carteles médicos viejos. Esta debía ser su sala de examen.

Madre Hogan permaneció inmóvil, sus ojos viajaban entre Don y Gretchen. Fiona se sorprendió al ver miedo en ellos.

“Tiene fiebre”, dijo Madre Hogan “¿Tienes algo para ella?”

“Sí. Déjeme examinarla”.

“No le des nada hasta que yo lo apruebe ¿Entiendes?”

“Por supuesto, madre Hogan”.

“Gretchen, ven conmigo. Quiero saber por qué las dos desconocidas se encontraban en la casa de Fiona”.

Fiona las vio marcharse, sus voces silenciadas cuando salieron afuera y cerraron la puerta. Levantó los ojos interrogantes hacia Don.

“¿Qué te ha dado?”, preguntó él.

“No lo sé”, dijo en voz baja. “Algo para el dolor”.

Él bajó la mirada hacia su vientre y luego de regreso. “¿Por qué tienes dolor?”

Ella tragó saliva, deseando poder confiar en él. “Viste la cópula ¿Debería ser tan grande?”

“Por supuesto que no”, pero él también parecía tener miedo de hacer preguntas. Echó un vistazo a la sala de estar, viendo que la puerta hacia el exterior seguía cerrada. Le tocó el rostro, con el ceño fruncido. “Creo que tienes que ir a un hospital. La fiebre es muy alta”.

Ella negó con la cabeza. “Sabes que Madre Hogan no lo permitirá”.

“No. Pero no soy un doctor”, hizo una seña hacia el gabinete. “Cualquier medicamento que Belden haya podido decomisar en los últimos años, en su mayoría han expirado. Y las pociones que ella mezcla ¿quién sabe lo que hay en ellas?”, dijo él. “Es posible que hayas tenido una reacción a ella”.

Fiona frunció el ceño, no está acostumbrada a escuchar que alguien criticara a la madre Hogan, incluso si fuese la verdad. Le agarró la mano, decidida a confiar en él.

“Ella me mantuvo drogada toda la semana después de la cópula. Estaba encadenada”, dijo ella. “Y estaba sangrando”.

“¿En la cueva?”

Ella asintió con la cabeza. “Dijo que era para que Antel pudiese estar conmigo. Pero no creo que haya sido él”.

Él dio un paso lejos de ella, echando un vistazo hacia la sala nuevamente.

“¿Sabes lo que vive en las cuevas?”, preguntó ella.

Negó con la cabeza “Trato de no pensar en ello”.

“Lo sé. Yo también. Pero sea lo que sea, creo que esto…”, dijo señalando hacia su vientre, “…es de él. No de Antel”.

“¿Estás diciendo que la cópula fue tu… tu primera vez?”

“Sí”, susurró. “Es por eso que sé que esto no puede ser el bebé de Antel”. Sus ojos se sostuvieron por un largo momento, luego él asintió.

“Tenemos que sacarte de aquí”.

“No puedo”, dijo ella “¿Cómo podría explicar lo que sea que está creciendo dentro de mí?”

Ambos levantaron la vista al oír voces. Aparentemente Belden se había unido a la madre Hogan y a Gretchen. Belden y Gretchen parecían estar discutiendo. Don se inclinó más cerca de ella.

“Vamos a salir de aquí juntos. Voy a irme contigo”, dijo en voz baja. “Podemos escapar de esto”.

“No puedo”, dijo ella. “Es demasiado tarde para mí”, ella le apretó la mano.

“¿Por qué te quedas? ¿Por qué no te has ido?”

“He tenido miedo. Miedo de siquiera pensar en ello. Madre Hogan siempre parece saber. Así que muchos han sido sacrificados”, él se apartó de ella nuevamente. “No quería ese destino”.

Ella cerró los ojos, sintiéndose muy cansada otra vez. “Ven a la escuela mañana por la noche. Iremos por el sendero, a través de la ruptura de la valla. Tenemos que hablar”.

Él negó con la cabeza. “No sé si pueda arriesgarme”.

Oyeron como la puerta de afuera se abría y Don fue hacia sus gabinetes, fingiendo que miraba a través de sus medicamentos.

“Ten cuidado con el guardia llamado Richard”, susurró ella. “Él es un espía de Belden”.

Cerró los ojos nuevamente al escuchar los pasos que se aproximaban. Hubo un repentino frío en la habitación y supo que la madre Hogan estaba cerca.

“¿Qué piensas?”

Los ojos de Fiona se abrieron cuando Don entregó un envoltorio de plástico a la Madre Hogan.

“Esto debería ayudar a bajarle la fiebre”, dijo Don. “Creo que pudo haber tenido una mala reacción a algo que le dieron. Una reacción alérgica, tal vez”, dijo vagamente.

“Sí, tal vez Fiona exageró con mi poción, ¿hmmm?”

Fiona sintió unos dedos fríos clavándose en su hombro y levantó la mirada hacia la madre Hogan.

“¿Lo tomaste como te indiqué?”

Fiona asintió. “La mitad de la mezcla con agua, sí”.

Madre Hogan negó con la cabeza “No, hija. Te dije que mezclaras la mitad de ella, pero que la bebieras con moderación ¿Estás diciendo que tomaste todo de una vez?”

Ella asintió, sin recordar tal instrucción.

Madre Hogan se inclinó más, sus palabras significativas para Fiona y para nadie más. “Tienes que ser muy cuidadosa. Tu hijo es especial. No puede pasarte nada”.

“Sí, madre Hogan”, respondió obedientemente.

“Bien”, se enderezó. “Ahora, Gretchen está esperando para llevarte de regreso ¿Te sientes bien para eso? Quizás deberías quedarte conmigo esta noche”, sugirió ella.

“Debería volver”, dijo Fiona rápidamente. “No queremos que mi ausencia provoque preguntas” dijo ella esperando que eso la apaciguara.

Madre Hogan le miró fijamente, con los ojos clavados en los suyos. Fiona rogó que no pudiese leer sus pensamientos.

Finalmente asintió. “Muy bien. Las dos nuevas de la escuela están husmeando donde no deben. No necesitamos añadir a su curiosidad”, le entregó las píldoras que Don le había dado. “Para la fiebre”, dijo ella. “Te presentaras con Gretchen en la mañana. Ella me mantendrá informada”.

“Sí, madre Hogan”.

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Finalizado Guardian dela cueva capitulo 34,35

Mensaje por ana_bys_26 Lun Feb 08, 2016 3:26 pm



CAPÍTULO 35


Avery se paseaba, esperando con impaciencia a que las agentes llegaran. No le gustaba la idea de que ellas se aparecieran en su casa de esta manera, pero San pensaba que era importante que hablaran. Si alguien lo cuestionaba, él tendría que dar excusas. No había visto a Fiona por sí mismo, pero había oído hablar a algunos de los otros maestros sobre ella estando muy embarazada. Eso sin duda lo sorprendió.

Un leve golpe en la puerta lo hizo mover rápidamente para abrirla.

San y Britt entraron y la cerró detrás de ellas, pasando la llave como de costumbre.

“¿Sabes algo?”, preguntó Britt. “Gretchen se fue con ella. Suponemos que la llevó a Hoganville”.

“Eso es todo lo que sé”, dijo él. “Gretchen no me ha devuelto la llamada. No esperaría que lo hiciera. Este es un asunto familiar. No tiene nada que ver con la escuela”.

“¿Qué demonios está pasando aquí?”, preguntó Britt. “Debiste haberla visto. Pensé que iba a morir”.

Avery miró a San, preguntándole en silencio por la obvia preocupación de Britt.

Eran agentes en una misión, aun así la angustia de Britt parecía muy personal.

San pareció entender su pregunta no formulada. “Britt y Fiona se han convertido en amigas. Puesto que ella es una persona de interés, pensamos que lo mejor era hacernos amigas de ella”, explicó ella. “Britt vio cuando llegó manejando esta tarde”.

“Ella se doblaba de dolor”, dijo Britt. “Fui a ayudarla a entrar. Tenía un pequeño frasco, una especie de polvo que dijo que Madre Hogan le había dado”

“¿Madre?”

“Sí. Ella llama a Ester Hogan ‘madre’. Al parecer todos lo hacen”, dijo San.

“Ella lo mezcló con agua…” Continuó Paige, “…y justo así…”, dijo chasqueando sus dedos, “…estuvo fuera. La metí en la cama, luego me fui”, dijo mirando a San. “Volvimos a verificar como estaba más tarde y la encontramos así. Su fiebre muy alta, las sábanas empapadas. Y no pude despertarla”.

“Hiciste lo correcto al llamarme”, dijo él. “A pesar de todo, hay que mantener un perfil bajo y no llamar la atención sobre nosotros mismos”, dijo él repitiendo las palabras que Howley le había dicho.

Él no era un agente de campo, pero conocía el manual de atrás hacia adelante. Estas dos podrían conocer las calles, pero él conocía el manual. “No perdamos de vista nuestra tarea”, notó la rápida mirada que intercambiaron las dos.

“Sabemos cuál es nuestra tarea, Avery”, dijo San mientras se acercaba a la ventana, separando distraídamente las persianas y mirando hacia afuera. “Y hasta ahora, ha sido bastante benigno.
Nuestra entrada a Hoganville… si alguna vez logramos entrar… es a través de Fiona Hogan”, se dio la vuelta.

“Asumo que Will te mantiene atado, pero en realidad, no tenemos nada. El equipo en Baton Rouge no tiene nada. El registro de la puerta resultó provechoso y…”

“Sí, me enteré del patrón. Bastante sorprendente, en realidad, pensar que Fiona pudiese estar involucrada”.

“Todos sabemos que siguen las órdenes de Ester Hogan”, dijo Britt. “Sea lo que sea que le haya pasado a los secuestrados… y a todos, podemos adivinar que ocurrió… creo que es prematuro culpar a Fiona. O a Gretchen, para el caso”.

“Ellas parecen estar implicadas de alguna manera”, les recordó él.

“Dudo seriamente que tengan libre albedrío”, dijo Britt. “Pero sí, tienen que tener algún conocimiento de lo que pasa”.

“El patrón parece extraño ¿no?”, preguntó San. “Lunes, martes y miércoles por la noche ¿Qué crees que suceda? Quiero decir, originalmente, pensábamos que era una especie de culto ¿verdad?”

“Esa era una mera especulación”, dijo Avery. “¿Hay algún tipo de ritual? ¿Tortura?”, él se encogió de hombros. “Es una incógnita para todos en este punto”.

Britt negó con la cabeza. “Mira, he pasado suficiente tiempo con Fiona como para saber que no podría estar involucrada en eso ¿Tortura? Vamos, ella es tan dulce como puede serlo”, Paige miró a San. “¿Cierto?”

“No creo que esté involucrada directamente”, dijo San. “Sin embargo, la poca evidencia que tenemos sugiere su participación en algo”, dijo ella.

“Tal vez está jugando contigo”, dijo Avery. “He estado alrededor de ella un puñado de veces y tienes razón, parece ser muy agradable, muy amable. Podría ser una fachada”.

“No. No soy una novata de la calle, Avery”, dijo Britt. “Sé leer a las personas. Ella no está fingiendo, no está actuando”.

Avery levantó las manos. “Entiendo que quieras defenderla. Pero como San señaló, ella es la única conexión con Hoganville. Gretchen está fuera de cuestión. No pueden acercarse a ella”, fue hacia la misma ventana que San había desocupado anteriormente. Imitando sus acciones, también abrió las persianas un poco para mirar hacia afuera. “¿Estamos seguros que está embarazada?”

Britt se echó a reír. “Oh, sí, estamos seguros. No sé qué tan avanzado está, pero no se notaba la primera vez que nos conocimos. Lucía de, no sé, seis o siete meses de embarazo”.

“Por lo menos”, agregó San. “¿Creen que su enfermedad está relacionada con eso?”

“Creo que su enfermedad está relacionada con lo que sea que le dio Ester Hogan para tomar”, dijo Britt.

Él suspiró. Era obvio que no llegaría a ninguna parte con Britt. Echó un vistazo a San.

“Creo que deberíamos llamar a Will”, dijo ella. “Si esto es lo más cerca que vamos a llegar a Hoganville, esta pequeña interacción que tenemos con Fiona, entonces estamos perdiendo el tiempo aquí. O bien tenemos que asaltar el lugar y averiguar qué diablos está pasando u olvidarnos”.

Avery negó con la cabeza. “Les aseguro que no quieren otro Waco en sus manos. No habrá asalto”.

“Entonces ¿Qué jodido propósito tiene nuestra presencia aquí? ¿Para reunir pruebas que parecen inexistentes? ¿Para simplemente observar?”

“Bueno, obviamente tenemos más preguntas que respuestas, lo sé”, dijo él queriendo ponerle fin a su reunión. No estaban logrando nada y cuanto más tiempo se quedaran, habría mayor oportunidad de ser vistos.

Las palabras de Will resonaron en su cerebro: ‘ No llamen la atención sobre sí mismos’.

“¿Es posible que puedas confrontar a Gretchen?”, preguntó Britt.

“¿Averiguar lo que pasó con Fiona?”

“No. Lo haré, por supuesto, preguntaré por su salud ¿pero enfrentarla? No”, se acercó a la puerta, con la intención de hacer una oferta de buenas noches, cuando el grito estridente ya familiar atravesó la noche. Saltó, el corazón le latía terriblemente fuerte. Él siempre daba un salto.

“Jesús”. Britt se quedó sin aliento, con una mano en su propio pecho “Eso sonó cerca”.

“Sí”, él se aclaró la garganta, ahora temeroso de abrir la puerta

“¿Supongo que lo han oído anteriormente?”

“Dos veces”, dijo San. Ella inclinó la cabeza “¿Hay osos por aquí?”

“¿Osos?”

“Algo estaba afuera de nuestra casa la otra noche”, explicó Britt.

“Salimos. Encontramos algunas huellas. Pensamos que tal vez eran de oso”.

“No he oído a nadie mencionar osos”, dijo él. “Sin embargo no creo que ese horrible grito sea de un oso ¿Y ustedes?”

“No”, dijo Britt y se dio cuenta que se había movido más cerca de San.

“¿Tienes alguna idea de lo que es?”

“Algunos dicen que es una pantera negra, pero creo que es sólo un mito que han hecho
rodar. Pero me molesta”, confesó él. “Tanto es así que he investigado a fondo y no he podido encontrar sonidos que se le asemejen. Un león de montaña después de haber matado suena similar, sin embargo, no es lo mismo. En cualquier caso, trato de no estar afuera de noche”, les ofreció una pequeña sonrisa.

“Eso debe sonar extraño viniendo de un agente del FBI”.

Todos saltaron nuevamente, mirando rápidamente alrededor cuando el primer grito se escuchó una vez más.

“No. No extraño en absoluto”, murmuró San.



***



Ester Hogan se mantuvo de pie ante la ventana abierta de su estudio, mirando hacia la oscuridad, la noche húmeda, escuchándolo. ¿Estaba de caza? ¿Se estaba cansando de seguir ciervos?-

Ladeó la cabeza, escuchando su llamado a lo lejos en el bosque. Cerca de la escuela. Esperó, preguntándose si había cometido un asesinato. El grito resonó nuevamente por el bosque, provocando
escalofríos a través de su cuerpo. Lo imaginaba rasgando la carne mientras devoraba a su presa.

Se apartó de la ventana, el estrés del día regresando a ella. Sí, Fiona estaba enferma. Sólo esperaba que pudiese soportar unas cuantas semanas más.

La última vez que había tratado este experimento, con Dovie Hogan, había salido terriblemente mal. Pero había aprendido mucho en los últimos veinte años. Había perfeccionado sus pociones, estaba segura. Por error había permitido que Dovie pariera de forma natural. Oh, qué terrible escena había sido. El
bebé la había abierto por completo, sus afiladas garras la habían desgarrado. No hubo nada que pudiera hacer. El sangrado había sido demasiado. Todavía recordaba el grito insoportable que provino de Dovie cuando vio a su bebé.

Ester sonreía ahora, pensando que probablemente eso había enloquecido a Dovie en sus últimos momentos. Era igual de bueno. Por desgracia, su bebé no había sobrevivido. No habría importado. Era un macho.

Pero ahora Fiona llevaba una hembra. Oh, sí, él estaría tan complacido.

Su dilema, sin embargo, era Fiona. No sabía cómo iba a explicar su ausencia en la escuela. Su madre también tendría curiosidad por el destino de Fiona, pero eso no tenía importancia. Su preocupación era mantener a la escuela fuera de sus asuntos. La prematura muerte de Fiona no podría explicarse fácilmente. Sobretodo cuando no habría cuerpo que entregar. Él llevaría a Fiona y a su bebé dentro de las cuevas con él. Cuando Fiona hubiese servido a sus propósitos, él... se desharía de ella.

Suspiró. Echaría de menos a Fiona. Siempre había sido tan fiel. Pero su suerte en esta vida había sido lanzada hacía mucho tiempo.

Un ligero golpe en la puerta le sacó de sus pensamientos. Ella abrió la puerta sin hacer ruido, indicándole a Belden que entrara.

“Gretchen llevó a Fiona a la escuela. No había nadie alrededor”.

“¿Las vecinas? ¿Las que la encontraron?”

“No. No había luces encendidas. Ellas no parecían estar allí”.

“Es extraño ¿no? ¿Has comprobado con Richard?”

“Sí. No dejaron el complejo”.

Ella regresó a su ventana, acariciando distraídamente las cortinas desgastadas que todavía estaban abiertas. “Bueno, tal vez estaban visitando a alguien”, lo miró fijamente. “¿Al director?”

“No quería correr el riesgo de ser descubierto, madre Hogan. Me fui tan pronto como Fiona fue ubicada”, dijo él.

“Sí, eso fue lo correcto”, hizo un gesto hacia una silla “Siéntate, Belden. Vamos a hablar”. Ella tomó su lugar detrás del escritorio, la vieja silla crujió cuando se deslizó hacia adelante. “¿Qué piensas de ellas?”

“¿Las vecinas?”

“Sí, las que entraron en la cafetería ese día. Parecían muy valientes. Casi como si hubiese sido una prueba”.

“La guardiana, a la que llaman Santana, tiene experiencia. Gretchen dice que la otra, Brittany, la profesora de gimnasia, parece ser inexperta”.

“¿Qué significa eso?”

“Que debe ser su primer trabajo. Gretchen dice que es poco ortodoxa”.

“Parecen muy sociables con Fiona ¿no es así? Sé que le dije que se hiciera amiga de ellas, para averiguar sobre ellas, pero me ha reportado poco”, juntó las manos. “Es un momento extraño del
año para traer a alguien nuevo, los contratos son lo que son”, dijo ella. “Algo me dice que no son lo que parecen ser”.

“¿Quiere que les dé una visita?” Ella sonrió.

“Todavía no. Pero muy pronto”.

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Finalizado Guardian dela cueva capitulo 34,35 y 36

Mensaje por ana_bys_26 Lun Feb 08, 2016 3:32 pm



CAPÍTULO 36


Fiona todavía se sentía débil, pero había logrado terminar sus clases sin incidentes.

Afortunadamente, ninguno de los otros profesores había comentado, por lo que suponía que no estaban al tanto de lo que había sucedido. Todos menos Brittany. Brittany la había buscado a primera hora, asegurándose de que estuviese bien para enseñar.

Fiona sonrió al recordar la preocupación de Brittany, pero trató de asegurarle que estaba bien. Brittany no se lo creyó, pero, ¿qué podía decir?

Se arrastró hacia la cocina. Tenía hambre, pero sabía que no habría mucho para escoger. Abrió la nevera, sorprendida por el gran contenedor en el estante. Levantó la tapa y su estómago gruñó en anticipación. Una de las espesas sopas de carne de Selma. Se preguntaba si Gretchen la había traído, o tal vez Belden había logrado colarse durante el día. No le importaba. Estaba casi voraz.

Sirvió una porción grande en una olla para calentarla, el aroma era tentador. Su apetito había aumentado en el último mes, pero nunca a este punto. Estaba salivando cuando escogió un trozo de carne de la olla. La mordió sorprendida… y encantada… que todavía estaba casi cruda. Sacó la olla de la cocina, sin importarle que no estuviese totalmente climatizada.

Agarró una cuchara, comiendo directamente de la olla como si estuviese muerta de hambre. Captó su reflejo en el metal brillante de la olla, su rostro como el de una mujer loca mientras tomaba cucharada tras cucharada, el caldo le goteaba por la barbilla y hasta la mesa.

¿Qué me está pasando?

Bajó la cuchara, disgustada consigo misma. Se quedó mirando el sangriento trozo de carne que había estado royendo, arrancándolo como si ella fuera un animal. La carne estaba tan cruda, había sangre corriendo por sus dedos.

Se quedó mirando a la olla de sopa, sin ver nada más que sangre.

Abrió los ojos y apenas pudo llegar a la basura antes de vomitar, vaciando su estómago de la sopa que acababa de consumir. Se dobló de dolor, temerosa de que fuese a desmayarse.

Finalmente se apoderó de la encimera, estabilizándose hasta que la oleada de náuseas pasó. Se arrastró hasta el lavabo, todavía asida a la encimera. Giró el grifo, observando el flujo constante durante unos segundos antes de enjuagar su boca. Cerró los ojos y luego se echó agua en el rostro varias veces, tratando de alejar el sangriento escenario de su mente.

“¿Qué me está pasando?”
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Finalizado Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final

Mensaje por 3:) Lun Feb 08, 2016 9:26 pm

holap,...

se esta poniendo cada vez mas bueno jajaja
me gusta como van las cosas entre san y britt!

nos vemos!!!!
3:)
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Finalizado Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final

Mensaje por micky morales Lun Feb 08, 2016 10:20 pm

ya empeze a temer por ellas, a menos que le caigan a tiros a ese tal Belden no se como lo podrian vencer, la unica manera que veo de acabar con esa loca madre hogan es tomando por asalto esas cuevas y lanzando una bomba para acabar con la abominacion esa que vive ahi!!!!!
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Finalizado Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final

Mensaje por Susii Mar Feb 09, 2016 12:07 am

Uff me estoy empezando a preocupar por Sam y Britt:s estan cada vez mas cerca de ser descubiertas D:
A ver como sigue esto! Ya quiero saber que tipo de bestia lleva Fiona adentro:s
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Finalizado Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final

Mensaje por evean Mar Feb 09, 2016 1:29 am

Mmm tiene a alíen y depredador juntos ahí jajaa
Me gusta ... Saludos
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Mensaje por ana_bys_26 Jue Feb 11, 2016 7:32 am

por evean el Mar Feb 09, 2016 6:29 am Mmm tiene a alíen y depredador juntos ahí jajaa Me gusta ... Saludos escribió:

jajaja la berdad no se que salra de hay siesque sale

por micky morales el Mar Feb 09, 2016 3:20 am ya empeze a temer por ellas, a menos que le caigan a tiros a ese tal Belden no se como lo podrian vencer, la unica manera que veo de acabar con esa loca madre hogan es tomando por asalto esas cuevas y lanzando una bomba para acabar con la abominacion esa que vive ahi!!!!! escribió:

algo se les ocurrira para acabar con el clan mogan jajaja esperemos que no haga falta llegar a las bonbas

por Susii el Mar Feb 09, 2016 5:07 am Uff me estoy empezando a preocupar por Sam y Britt:s estan cada vez mas cerca de ser descubiertas D: A ver como sigue esto! Ya quiero saber que tipo de bestia lleva Fiona adentro:s escribió:


hesperemos que san y britt no sean descubiertas si no se liaria aun que son muy intelijentes y fiona lo esta pasando real mente mal

por 3:) el Mar Feb 09, 2016 2:26 am holap,... se esta poniendo cada vez mas bueno jajaja me gusta como van las cosas entre san y britt! nos vemos!!!! escribió:


me alegro que te gusto jaja y es pero que sigas lellendo por que se pondra aun mas emocionante
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Finalizado Guardian dela cueva capitulo 37

Mensaje por ana_bys_26 Jue Feb 11, 2016 8:37 am



CAPÍTULO 37


San metió la caja bajo su brazo mientras entraba, cerrando la puerta de un empujón con el codo.

“¿Qué es eso?”, preguntó Brit desde la cocina.

“No estoy segura. Algo de Puck”, dijo colocando la caja sobre la mesa. “¿Has hablado con Fiona?”

“Muy brevemente”, dijoBritt. “Se veía mucho mejor, pero aún lucía débil. Me pregunto por qué no dice que está enferma”,Britt sonrió. “Y sí, he tenido que detenerme a mí misma para no ir y verificarla”.

San se acercó por detrás, deslizando sus brazos alrededor de la delgada cintura de Britt. Sintió como Britt se relajaba contra ella con un pequeño suspiro. Dado que se habían convertido en amantes, la tensión entre ellas había desaparecido por completo. Y así todo el stress de pretender que odiaban esta misión encubierta.

“Déjala en paz. Sabes lo que dijo Avery”, besó un lado del cuello de Britt, luego la soltó, curiosa sobre lo que Puck les había enviado.

“Lo sé. Esperaré para hablar con ella mañana”, Britt volvió a cortar el tomate. “¿Te importa comer sobras? Hice una ensalada, pero no estaba de humor para cocinar”.

“No hay problema”, dijo mientras cortaba la caja.

Abrió la tapa, luego retiró el papel de seda. Se quedó mirando fijamente con incredulidad, parpadeando varias veces al darse cuenta de lo que estaba viendo.

“Voy a matarlo”, murmuró.

“¿Qué es?”

Cerró la tapa rápidamente. “Nada”.

Britt se acercó, con las cejas levantadas. “¿Nada?”

Ella vaciló, luego deslizó la caja a lo largo de la mesa hacia ella.

Britt abrió la tapa, con los ojos muy abiertos.

“¿Esto es lo que creo que es?”

“Sí. Y voy a matarlo”, dijo ella, tratando de alcanzar la caja.

Britt la agarró la mano y la detuvo. “Tal vez deberíamos... probarlo”, sugirió Britt mirándola a los ojos con una sonrisa descarada. “¿Hmmm?”

Las rodillas de San se debilitaron mientras se imaginaba haciendo precisamente eso. Jesús.

Britt se movió rozando su cuerpo contra el de San.

“¿Es eso un sí?”, preguntó besando ligeramente a San.

“Dios, sí”, murmuró San inmediatamente. “Sí. Es decir... si estás segura”, añadió mientras sus manos se deslizaron por el cuerpo de Britt.

Otro beso, entonces Britt se alejó, dándole a San la caja.

“Te veré en el dormitorio”, dijo con un guiño.

San pasó las manos por su cabello, sintiendo como temblaban. Dios.

Abrió la caja nuevamente, mirando el interior. No era como si nunca hubiese usado un falo anteriormente. ¿Pero con Britt? Maldita sea, la mujer nunca dejaba de sorprenderla.

Cuando salió del baño hacia el dormitorio, Britt la estaba esperando.

La sabana se había deslizado hasta su cintura, sus pezones estaban duros por la anticipación. San lamió sus labios y luego tironeó los pantalones cortos que se había colocado para ocultar el falo que estaba atado a ella. Se sentía expuesta, de pie allí bajo la luz.Britt levantó las sábanas, dejando al descubierto su cuerpo desnudo ante los ojos codiciosos de San.

“Ven aquí”.

San asintió, caminando lentamente hacia la cama, el falo reclamando atención en el interior de sus pantalones cortos. Se sentía nerviosa y no estaba muy segura de cómo proceder. Britt dejó caer la sabana mientras se ponía de rodillas, extendiendo una mano. San la tomó, sorprendida por la confianza que Britt estaba demostrando. Sintió su excitación mientras sus ojos se encontraban, Britt le hizo señas para que se acercara.

“Vamos a quitarte esto”, sugirió Britt, tirando de la camiseta de

San hacia arriba y sacándola. Su sujetador le siguió, dejándola desnuda de la cintura para arriba. Su preocupación por la manera en que Britt recibiría esto, se transformó en excitación y tiró de Britt hacia ella, besándola con fuerza. Escuchó el jadeo de Britt cuando sus caderas se encontraron y el bulto en sus pantalones cortos se apretó contra el centro deBritt. Britt se recostó, instando a San para que la siguiera.

San lo hizo, buscando sus labios nuevamente. “Britt…”, susurró ella, “… ¿estás segura?”

Britt sonrió mientras sus manos se deslizaban dentro del pantalón corto, empujándolos hacia abajo. San los echó fuera y cerró los ojos al sentir las manos de Britt en la piel de sus muslos, moviéndose más arriba.

“Nunca he hecho esto”,San abrió los ojos, encontrándose con la mirada de Britt. “Entonces tal vez deberíamos…”, pero sus palabras fueron cortadas cuando la lengua de Britt se deslizó dentro de su boca. “Dios, Brittanay…”, susurró cuando el beso llegó a su fin. Britt estaba debajo de ella, abierta y apetecible.

San se bajó a sí misma, escuchando el gemido de Britt cuando frotó el falo contra ella. No podía creer lo mucho que la quería… tan desesperadamente.

“¿Me lo dirás si te hago daño?”

Britt sonrió nuevamente. “No imagino que tú me hagas daño”, deslizó su mano entre sus cuerpos y San sintió como agarraba el juguete, guiándolo hacia su apertura.

San gimió cuando reconoció lo que Britt estaba haciendo. Se dejó llevar, relajándose mientras presionaba hacia delante, sintiendo como la mano de Britt se alejaba mientras la penetraba.

Se estremeció al darse cuenta que estaba dentro de ella, completamente. Utilizando sus brazos para sostenerse a sí misma, bajó sus caderas, mirando el rostro de Britt, donde era evidente su placer. Sus ojos permanecieron conectados y se detuvo por un momento, sin saber lo qué Britt quería. En respuesta, las manos de Britt fueron hacia sus caderas, ahuecándolas y animándola. San asintió mientras lo sacaba, luego empujó hacia adentro, más profundamente esta vez, sus gemidos se mezclaron con los de Britt mientras Britt se arqueaba contra ella. Se perdió a sí misma en este baile atemporal, llenando a Britt con cada golpe, sintiendo su propia humedad… su propia excitación… como respuesta posterior. Ahora su única preocupación era Britt y las manos frenéticas en sus caderas, urgiéndola. Se inclinó más, tomando la boca de Britt en otro acalorado beso, su respiración acelerada por
su esfuerzo.

“Dios, sí”, siseó Britt cuando las caderas de San se movieron más rápido, el falo se deslizaba con la humedad de Britt.

San escuchaba vagamente el crujido de la cama con cada empuje de sus caderas, su ritmo imitando la fuerza de su movimiento. Britt ahora jadeaba, girando su cabeza hacia un lado. San agarró el muslo de Britt, tirando de él hacia arriba, dándose más espacio. Sus brazos estaban temblando por su peso, pero continuó. Chocaba contra ella con más y más fuerza, la base del falo golpeaba su clítoris con cada golpe, haciéndola dolorosamente consciente de su propia excitación. Los dedos de Britt se clavaron en sus brazos, sus caderas se arquearon una vez más, encontrándose plenamente con San en su último golpe, gritando cuando su orgasmo la poseyó. Su cuerpo se relajó, sus ojos se abrieron parpadeantes y luego se cerraron.

San se retiró de ella y se dio la vuelta mientras sus brazos cedían. Retiró el falo, yendo con sus dedos hacia su propia humedad, en busca de alivio.

“Permíteme”, murmuró Britt mientras se volteaba, sus dedos se deslizaron sobre el clítoris de San. San se arqueó y abrió las piernas, dejando que Britt le acariciara. Demasiado pronto su clímax la poseyó, su aliento tembloroso quedó atrapado contra el cuello de Britt mientras ella la abrazaba.

Ambas se quedaron inmóviles, recuperando el aliento. Su piel estaba húmeda por el sudor, al igual que la de Britt. Apartó el cabello del rostro de Britt, mirándola a los ojos.

“Fantástico”, respondió Britt a su pregunta no formulada. Se apoyó sobre un codo, moviendo sus dedos perezosamente a través del pecho de San. “¿Quieres que te devuelva el favor?”

San tragó saliva y negó con la cabeza. “No. No, estoy bien”.

Britt la miró inquisitivamente y San no pudo sostenerle la mirada. Maldita sea. “Debes saber a estas alturas que la penetración no es lo mío. Al menos… no con eso”.

Britt asintió y San pudo ver las preguntas que se formaban. “¿Quieres hablar de ello?”

Sanse dio la vuelta. “No”. Cerró los ojos, pero las caricias de Britt nunca vacilaron, sus dedos se deslizaban suavemente sobre su piel. “Cariño ¿qué edad tenías?”

San se mordió el labio, avergonzada de que Britt hubiese adivinado. No debería estar sorprendida. Había hecho alusión a eso ella misma. Nunca le había contado a alguien acerca de ese momento en su vida. Pero quería contarle a Britt. Sentía una conexión… una cercanía… con Britt que no había tenido con nadie más. Su mayor temor era si Britt la juzgaría con dureza o no.

“Tenía diez años cuando comenzó”.

Britt jadeó y sus dedos se quedaron inmóviles.

San se volteó para mirarla. “Mi hermana era dos años mayor que yo”, dijo ella “Trató de detenerlo”.

Britt la miró a los ojos “¿Diez? Dios mío ¿Qué pasó... qué pasó con tu madre? ¿Estaba allí? ¿Lo sabía?”

San asintió “Ella sabía. Creo que estaba agradecida de que él la dejara en paz”, se inclinó hacia Britt, limpiando una lágrima que se formaba. “No llores por mí, Britt-Britt. Es demasiado tarde para eso”.

Britt aclaró su garganta y respiró hondo.

“¿Sabes de que estoy de humor? Una botella de vino”.

“¿Sí?”

“Sí. Estoy aquí. En la cama. Contigo”.

Britt acarició su rostro suavemente, frotando un dedo sobre sus labios. “Quiero saber tu historia. Quiero saber que te hace quién eres, ¿vas a contarme?”

“No es una historia bonita”, advirtió San.

“No. No creo que lo sea”, hizo una pausa. “Si no quieres contarme, lo entenderé”.

San casi dijo eso precisamente. Esa era una parte de su vida en la que rara vez pensaba. Pero Britt tenía razón. Era lo que la había hecho quién era ¿Quería compartirlo con Britt?

“Está bien. Te voy a contar mi historia”.

Britt le sonrió tranquilizadoramente, luego se arrastró fuera de la cama, agarrando sus pantalones cortos y su camisa desechada, caminando desnuda hacia el cuarto de baño. La mirada de San siguió sus movimientos, disfrutando de las suaves curvas y piel suave con un suspiro de satisfacción.

Toda su vida adulta la había pasado en soledad, saltando de cama en cama, de mujer en mujer. Sin sentido. Era todo lo que pensaba podía ofrecer a cualquier persona. El deseo de compartir más, simplemente no estaba allí.

¿Por qué entonces se descubría a sí misma disfrutando de esta felicidad doméstica con Brittany? Casi deseaba que esta asignación se prolongara durante un tiempo más. Una vez que todo hubiese terminado, regresarían a Houston... y a sus vidas. Sorprendentemente, era algo que no estaba lista para pensar.

Cuando Britt salió del baño, San tomó su turno. Encontró a Britt de vuelta en la cama, apoyada en las almohadas. Una camiseta leccubría esta vez, aunque… sin brasier… los ojos de San fueroncatraídos por sus pechos y pezones que se dibujabancperfectamente.

Britt le sonrió. “Tranquila, tigre”, palmeó la cama junto a ella.c“Ven”.

San arqueó una ceja. “¿Otra vez?”

Britt se echó a reír, una risa que hacía que sus ojos bailaran decalegría. “¿Qué tal si hablamos primero?”, dijo ella sosteniendo uncvaso de vino para San.

San asintió, desapareciendo la ligereza cuando sus ojos secencontraron. No había nada alegre sobre la historia que estaba acpunto de contar. Se recostó junto a Paige, tomando la copa ycsosteniéndola suavemente entre sus dedos. Nunca había sidocuna bebedora de vino. Nunca había pensado mucho en el vinocanteriormente.

Britt, sin embargo, estaba bien versada y conocía muy bien quecvino era apropiado para cada ocasión. Como ahora, sentada en laccama, con San a punto de contarle los horrores de su infancia. Un vino color rojo oscuro para la ocasión. San ni siquiera pretendía saber qué tipo de vino era. Tomó un sorbo y luego otro. Britt esperó en silencio a su lado.

“Mi hermana y yo compartíamos una habitación”, dijo ella. “Emily era dos años mayor que yo”, se encogió de hombros. “Nunca supe que él solía visitarla durante las noches”, le dio una media sonrisa. “Esa era la palabra que usábamos. ‘Visita’. En fin, su temperamento era legendario. Mi madre, bueno, ella llevó su ración de golpes. Él llegaba tarde a casa, oliendo a whisky y se quejaba de que la cena no estuviese sobre la mesa”, San la miró. “Por supuesto, todos comíamos temprano, a la hora normal. Ella siempre tenía un plato para él. A veces era lo suficientemente bueno. La mayoría de las veces. Otras veces, estrellaba el plato contra la pared y la golpeaba un par de veces por no ser una buena esposa. Hacía que ella cocinara nuevamente algo para él”.

“¿Dónde estabas?”

“Oh, diablos, estábamos escondidas, esperando que no nos viera. Creo que a veces olvidaba que estábamos allí. Si él estaba en uno de sus estados de ánimo y le daba palizas a ella, si nos veía, también ganábamos una paliza”.

“Oh, cariño”, susurró Britt.

“Simplemente era con lo que vivía. Hasta esa primera vez que vino a mi cama. No tenía ni idea de lo que estaba pasando. Teníamos dos camas allí, Em saltó de su cama y comenzó a golpearlo, diciéndole que me dejara en paz. Yo estaba asustada de muerte y él la lanzó por la habitación como si fuese un muñeco
de trapo”.

San se detuvo ante el recuerdo borroso de aquella noche. Podía ver a Emily viniendo a su defensa, recordaba el sonido de su pequeño cuerpo golpeando la pared, podía ver como Emily caía. Recordaba a su padre tirando de sus bragas. Aparte de eso, sólo recordaba el dolor... y la vergüenza.

Sacudió su cabeza, aclarándola. “En fin, después de eso, cada vez que entraba en nuestra habitación, era como, si rogaras que no fueses tú quien escogiera esa noche, sin embargo, casi deseabas que lo fueras”, tragó y respiró hondo. “Escuchar como él violaba a Emily era peor que si me lo estuviese haciendo a mí”.

La mano de Britt acariciaba su muslo de arriba hacia abajo, con su cabeza ligeramente apoyada en el hombro de San. Sólo podía imaginar los pensamientos que pasan por la mente de Britt. Se dio la vuelta, viendo las relucientes lágrimas en los ojos de Britt.

”¿Quieres que me detenga?“

Britt negó con la cabeza y apretó su muslo. ”Quiero saber“, susurró.

San asintió, con la intención de contarle todo. “Eso se prolongó durante los siguientes tres años, hasta que Emily quedó embarazada. Tenía quince años entonces”.

“Jesús”, murmuró Britt.

“Mi madre ni siquiera sabía. Em me hizo prometer que no le diría a nadie. Pero entonces estaba comenzando a notarse y tenía que hacer algo. Me dijo que se ocuparía de ello. Así que una mañana mientras nos preparábamos para la escuela ella comenzó una discusión con él. Ni siquiera recuerdo por qué. Él le dio una bofetada, como una advertencia para que se callara. Pero no lo hizo. Ella siguió
provocándolo. Yo estaba escondida en la habitación, mirando por la rendija de la puerta. Nuestra madre estaba en la cocina, preparando el desayuno como si nada estuviese pasando. En fin, él la golpeó muy bien, rompiendo su labio. Y como de costumbre después de una paliza, nuestra madre buscaba el maquillaje para ocultar los moretones. Esa mañana no fue diferente. Cuando entramos en la escuela, nos metimos en una tienda y Em se lavó el rostro, se quitó todo el maquillaje”, San miró a Britt. “Tenía la
huella perfecta de una mano en la mejilla”.

“¿Emily esperaba que alguien se enterara?”

“Sí. Ella estaba en la secundaria. Yo todavía estaba en la primaria. Cuando llegamos a mi escuela, me dijo que la verdad saldría ese día. Ella dijo: ‘Cuando vengan y te busquen haciendo preguntas, diles la verdad’”. San respiró profundamente. “Tenía miedo. Tenía miedo de lo que él haría con nosotras, ya sabes”.

“¿Y vinieron?”

San asintió. “Em le contó todo a su consejero de la escuela”, San la miró. “Todo. Así que cuando me llamaron, había una mujer policía allí. Al principio, pensé, mierda, ahora estamos realmente en problemas”, dijo sonriendo.

Había sido tan ingenua en ese momento. No inocente, no. Pero recordó su miedo en ese entonces, el temor de que la policía simplemente le llevara a su casa con su padre.

“¿Pero les dijiste?”

“Sí. Recuerdo lo sorprendidos que estaban todos, cuan horrorizados”, se volvió hacia Britt. “Esa era nuestra vida. Eso era con lo que nos topamos a diario. Ya no era una sorpresa para nosotras. Simplemente así era nuestra vida”.

Britt tomó la copa de vino que ella había olvidado, bebiendo lo que San había dejado. San notó que las manos de Britt estaban temblando. Se preguntaba qué pensaba de todo.

¿Estaría asqueada? Seguro. ¿Se apartaría de ella como lo habían hecho sus amigos en aquel entonces? ¿Como si fuesen leprosas? ¿Cómo si tuviesen una enfermedad? Britt entrelazó sus manos juntándolas, levantándola para poder besar los nudillos de San. Dejó escapar un profundo suspiro.

“¿Qué pasó entonces?”

San miró sus manos entrelazadas, complacida por el contacto. Apretó los dedos de Britt un poco más fuerte antes de continuar.

“Me llevaron hasta la secundaria y llamaron a nuestra madre. Ella... ella lo negó todo, dijo que estábamos inventándolo todo sólo para llamar la atención”.

San hizo una pausa, recordando el desafío en el rostro de Emily mientras permanecía de pie, levantando su camiseta y señalando su vientre. ‘¿Estoy inventando esto?’ Sonrió ante el recuerdo. Su madre había sido sorprendida quedando sin palabras.

“¿Por qué lo negaría? ¿Esa no era su oportunidad de alejarse de él?”

“Estaba asustada. Tenía miedo de los golpes que recibiría cuando él se enterara”, se recostó contra las almohadas, sin soltar la mano de Britt. “Para resumir, nos llevaron a un refugio, a mí y a Emily. Nuestra madre era tan culpable como nuestro padre”.

“¿Prisión?”

“Eventualmente, sí. El hijo de puta obtuvo veinte años. Ella obtuvo ocho”.

“¿La has visto?”

“Una vez. Me encontró cuando salió. Yo estaba empezando en la academia. En el Departamento de Policía de Houston, no en el FBI”, contestó a la pregunta silenciosa de Britt. “Le dije que no me
contactara nunca más. No quería tener nada que ver con ella”, se encogió de hombros “Y no lo ha hecho”.

“¿Y tu hermana?”

San cerró sus ojos por un momento, imaginando el rostro de Emily.

“Nos fuimos a vivir con mi tía. Ella era todo lo contrario a nuestra madre. Una bonita casa, un buen trabajo. Estaba divorciada y no tenía hijos. Nos acogió y nos dio un lugar estable donde vivir. Pero Em... Emily no pudo hacerlo”, entonces miró a Britt. “El embarazo, quiero decir. Ella se suicidó”.

“Oh, Dios, cariño. Lo siento tanto”, murmuró Britt, sus dedos se apretaron alrededor de la mano de San.

“Dejó una nota para mí. Fue breve, al grano. Muy sincera”, dijo ella. No mencionó que todavía tenía la nota, que todavía la leía de vez en cuando. Tragó saliva, sus palabras salieron con dificultad mientras la recitaba: “Te amo, Sanny. Nunca olvides eso. Haz algo bueno de tu vida. Ayuda a los niños. Niños como nosotras. Pero no puedo hacer esto. No puedo traer un niño al mundo, no uno que fue engendrado por ese monstruo. No voy a hacerlo”, se encontró con los ojos de Britt notando lágrimas en ellos. “Eso
fue todo. Esa fue la nota. Ella se subió a un árbol y se ahorcó”, dijo simplemente.

“Oh, bebé, ¿tú la encontraste?”

San negó con la cabeza. “No. Mi tía lo hizo. Ya había leído la nota. Lo supe”.

Britt se acercó, acariciando suavemente con sus dedos la frente de San, apartando su cabello de su rostro. “Todo eso, por eso cuando son niños ¿te afecta?”.

San asintió. “Al principio, su nota me derrumbó. Quiero decir, nosotras fuimos engendradas por ese monstruo. Pero no la culpé. Traté de hacer lo que ella dijo. Pensé que tal vez podría ser una consejera de escuela, como la que nos ayudó. O tal vez una trabajadora social o algo así”, sonrió. “Descubrí que la universidad no era lo mío. Obtuve mi diploma, pero la perspectiva de finalizar era demasiado desalentadora. Me aceptaron en la academia, así que me salí de la universidad”.

Estaba casi avergonzada por ese hecho, consciente de que Britt no sólo había terminado, sino que también había ido a la escuela de leyes.

“La universidad no es para todos”, dijo Britt. “Te convertiste en una persona maravillosa, San. Tu hermana se sentiría orgullosa ¿no lo crees?”

“Creo que… sí, tal vez”, dijo ella.

Britt se acercó aún más y la besó suavemente. “¿Ves a tu tía todavía?”

San asintió. “No tanto como debería, pero sí, hablamos. Ahora está casada. Suelo pasar por allí en Acción de Gracias y ceno con ellos”, se apoyó en Britt, permitiendo que Britt la abrazara mientras se acomodaban en las almohadas nuevamente.

Cerró sus ojos, los suaves dedos de Britt acariciaban su piel de ida y de vuelta adormeciéndola a un estado relajado, su mente se liberaba a sí misma de esas imágenes de tanto tiempo atrás. La vulnerabilidad que normalmente sentía al recordar esos momentos en su vida ahora se habían ido. Si era el hecho de que estaba más vieja… y más sabia… o simplemente que ahora lo aceptaba, no lo sabía. Fuese lo que fuese, se sentía en paz con todo.

Abrió sus ojos, descubriendo que Britt la observaba. No había ninguna señal de juicio, ni de asco o de repulsión. Sólo un toque de tristeza, nada más. Detuvo la mano que aún se movía perezosamente a lo largo de su brazo, llevándola hacia su boca y la besó suavemente.

“Gracias”.

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Finalizado Guardian dela cueva capitulo 37,38

Mensaje por ana_bys_26 Jue Feb 11, 2016 8:49 am




CAPÍTULO 38



Fiona se sentó en su sillón, leyendo. Era su única forma de entretenimiento ya que madre Hogan había prohibido la televisión. La mayoría de los otros, ni siquiera habían visto un televisor. Del rebaño restante, sólo ella, Don y Gretchen habían estado afuera. No sabía nada de Don y Gretchen, pero ella había estado
fascinada con la televisión cuando estuvo en la universidad. Cualquier razón que madre Hogan utilizaba para prohibir los televisores, Fiona sabía el verdadero propósito. Tener televisores expondría al rebaño hacia el mundo exterior, influiría en ellos. Sería someterlos a ideas que la mayoría de los que vivían en
Hoganville no tenían ni idea, tomando en cuenta lo protegidos… y controlados… que los mantenía madre Hogan.

De esa manera, no habría perspectivas de ninguno de los otros para salir al exterior. Fiona era la más joven que quedaba. Todos los jóvenes como ella habían sido sacrificados por varias razones.

Desobediencia. Sí, algo de lo que nunca había sido acusada. Miró su libro con cariño, sabiendo que madre Hogan no tenía ni idea de cuántos de ellos había devorado con los años. Era un visitante
frecuente de la biblioteca en la universidad. Su único temor era que Gretchen descubriera su pasión por la lectura y lo reportara a la madre Hogan. Hasta ahora, había sido capaz de proteger sus sueños, viviendo a través de los personajes de sus libros, permitiéndose escapar de la existencia infernal que había tenido hasta el momento. Sin embargo, era una realidad que había llegado a aceptar.

Sobre todo ahora, pensó, mientras se atrevía a tocar su anormalmente enorme vientre. Oh, pero deseó no haber aceptado. Los eventos del mes pasado le hicieron darse cuenta de lo mucho que realmente quería salir. Las elecciones que había hecho, de las pocas elecciones que en realidad tenía, deseaba poder rehacerlas. Si hubiese sido más fuerte, habría escapado años atrás. Si se hubiese atrevido, podría haber escapado cuando estaba en la universidad .

Suspiró. Sí, sólo si ella se hubiese atrevido. Pero el temor que madre Hogan le había inculcado entonces era aún más fuerte. Y ahora, por supuesto, ya era demasiado tarde para eso de todos modos.

Un golpe rápido y delicado en la puerta de la cocina la sacó de sus cavilaciones. Ladeó la cabeza escuchando y el golpe sonó nuevamente.

Frunció el ceño, preguntándose quien estaría en su puerta trasera.

No era Brittany. Ella usaría el frente. Quizás Belden, pero él no se molestaría en llamar. Abrió la puerta, sorprendida al encontrar a Don allí. Al ver que no se había presentado la noche anterior, había asumido que él había cambiado de opinión. No lo habría culpado.

“¿Estás sola?”, susurró él.

Ella asintió con la cabeza. “Sí, estoy sola ¿Está todo bien?”, preguntó ella, mirando más allá de él en la noche oscura.

“Sí. No pude venir ayer por la noche. Belden estaba afuera y vigilante. No quería arriesgarme”.

Ella asintió con la cabeza y dio un paso atrás. “Entra”.

Él lo hizo y ella cerró la puerta detrás de él. Miró a su alrededor, luego rió con inquietud.

“No me importa decir que estaba un poco nervioso saliendo”, se aclaró la garganta. “Está bien, muy nervioso. Incluso puse almohadas en mi cama para que se viera como que si estaba durmiendo”, se encogió de hombros. “Si Belden se entera que salí…”

“Sí, lo sé. ¿Viniste por el sendero?”

“Sí. Me tomó cerca de media hora a paso rápido”. Sus ojos se encontraron.

“En el bosque por la noche, Belden sería la menor de mis preocupaciones”, dijo ella.

“Lo sé. Estaba aterrorizado”.

Ella se movió lentamente hacia la sala de estar y su sillón, haciendo un gesto hacia el sofá desgastado para él. En vez de sentarse, él la ayudó a sentarse en su silla.

“Gracias. Cada día se me hace más difícil moverme”.

“No puedo creer que estés tan tranquila sobre esto”, dijo Don, con sus manos retorciéndose nerviosamente.

“¿Tranquila? Tendrías que haberme visto ayer. Después de tomar la poción, la que madre Hogan me dijo que tomara dos veces al día, estaba tan hambrienta. Pero sabía que no tendría nada. Excepto por una sopa que me dejaron. Una de Selma, ya sabes. Empecé a comerla como si fuese una loca”, hizo una pausa, sólo pensar en ello le daba náuseas. “La sopa estaba ensangrentada”, dijo ella. “Ni siquiera pude notarlo al principio. Estaba llena de carne cruda y... sangre”, apartó la mirada, aclarando su garganta.
“Me enfermé. Vomité todo. Y no he tomado su poción en todo el día”, lo miró fijamente. “¿Qué crees que haya en ellas? ¿Qué crees que ella mezcle?”

Él negó con la cabeza lentamente. “Ni siquiera podría adivinar. Pero no tomaría nada de lo que me diera”, se inclinó hacia delante. “Sabes que el rumor es que ella envenenó a su madre”.

Fiona asintió. Sí, todos habían oído ese rumor. A menudo se preguntaba si madre Hogan lo había empezado ella misma, un medio más para mantener el rebaño bajo su control. A pesar de que no tenía ninguna duda de que podría haber sido cierto.

“Crees que… bueno ¿crees que haya una posibilidad de que pudiese escapar?”

“Sí. Pero vas a necesitar ayuda. Hay alguien en quien confío aquí. Ella te ayudará”

“¿Una maestra?”

“Sí. Las dos nuevas. Las que me encontraron la otra noche”.

“¿Son nuevas? ¿Y confías en ellas?”

Ella asintió con la cabeza. “Sí. Ellas te ayudarán. Sé que lo harán”.

“¿Vendrás conmigo?”

Ella cerró los ojos, sintiendo el dolor que comenzaba de nuevo. Oh, cómo desearía poder huir con él.
“No. Sabes que no puedo. Sin embargo, he estado pensando en cómo puedes hacerlo. Estoy segura que una vez que entre en Hoganville este fin de semana, no va a dejar que me vaya nuevamente. Así que debe ser esta semana”, trató de moverse en la silla, pero no pudo.

Tomó respiraciones cortas y poco profundas, descubriendo que eso le ayudaba un poco con el dolor. “Vienes aquí el viernes”, dijo ella. “Temprano. Estarás aquí cuando salga para la escuela. Iremos juntos”, encontró su mirada resuelta. “Tenemos que decirles”.

“¿Decirles?”

“Sí. Todo”.

Se puso de pie rápidamente. “Fiona, no podemos”, caminó delante de su silla nerviosamente. “Sabes lo que pasará. Belden nos llevará a las cuevas. Nadie regresa de las cuevas”.

Su respiración se estaba volviendo laboriosa y se preguntaba si tal vez debió haber tomado la poción de madre Hogan después de todo. Ella lo miró, viendo el miedo en sus ojos. Extrañamente, ella no sentía nada de eso.

“Vas a lograr salir de aquí ¿recuerdas?”, señaló hacia su vientre

“Y no seré enviada a las cuevas. No mientras lleve esto”.

“Pero si les decimos, ¿crees que incluso nos crean? A veces no lo creo yo mismo”, sacó un pequeño frasco de pastillas del bolsillo.

“Toma”, dijo entregándoselo a ella. “Casi se me olvida. Es Vicodin. Para el dolor. Supuse que no estarías tomando sus pociones, no después de la otra noche”.

“Gracias”, se quedó mirando la botella. “¿Qué va a hacer esto?”

“Va a hacer que sientas sueño. Es posible que desees tomar sólo la mitad de una pastilla ahora”, sugirió.

El dolor era cada vez peor, pero pensaba que podía mantenerlo a raya un poco más. “Voy a tomar una pastilla entera antes de acostarme”, ella lo miró. “Voy a despertar ¿no?”

Él sonrió y asintió con la cabeza “Sí. Y una ventaja añadida, no ha expirado”, se sentó nuevamente, sus pensamientos, obviamente, regresaron a lo que habían estado discutiendo. “Si les decimos ¿qué pasará con los otros?”

“¿El rebaño?”, ella negó con la cabeza. “Ellos no pueden funcionar en el exterior, lo sabes ¿Van a ser encarcelados? Madre Hogan será encarcelada. Belden y su equipo, sí. ¿Pero los otros?”

“Ninguno de nosotros éramos participantes en esto, Fiona”. “Tú y yo”, dijo ella. “Hemos estado afuera. Teníamos conocimiento. Debimos haber hecho algo para evitarlo hace años”.

“¿Hacer qué? Los dos conocíamos las consecuencias. Hemos visto lo que le pasa a los que van en contra de madre Hogan”, le recordó.

“Sí”, y eso también lo había pensado ella ¿Qué pasaría con el rebaño? ¿Con su propia madre? Sabía la respuesta, pero tenía miedo de decirla ¿Le habían lavado el cerebro a Don al igual que el resto de ellos? ¿O había sido capaz de bloquearlo, como ella lo había hecho? ¿Era porque tenían educación, porque habían estado afuera, que supo incluso que podrían bloquearlo?

“¿Qué estás pensando?”

“Las sesiones”, dijo ella. “No le permití entrar”, golpeó su cabeza.

“La he bloqueado”.

“Roca amarilla”, dijo claramente, arqueando una ceja. Ella sonrió.

“Tú la has bloqueado también”.

“Sí. La palabra clave de madre para su poción venenosa”, se puso de pie nuevamente. “Cuando las sesiones comenzaron, estaba horrorizado por lo que había planeado para nosotros. Vi a los otros, todos en trance, todos repitiendo sus palabras. Roca amarilla en el reloj”, se rió. “Uno pensaría que ella podría haber escogido una mejor frase que esa”. Odiaba tener que decirlo, pero era la única opción.

“Tal vez el rebaño deba terminar con esa frase”, dijo ella. “Ponerle fin a todo de una vez por todas”.

“¿Hacer que todos mueran por sus propias manos?”

“¿Conoces a alguien que pudiese sobrevivir fuera de los confines de Hoganville?”

Lentamente negó con la cabeza. Ella respiró profundamente sintiéndose más cansada de lo que debería. “Vuelve el viernes”, dijo. “Ahora tienes que irte. No quieres ser atrapado en el bosque”.

Miró hacia la noche. “Sí, tengo que darme prisa. No quiero ser confundido con la cena”.

Lo dijo con una risa, pero no tenía ninguna duda de que él lo decía literalmente.

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Finalizado Guardian dela cueva capitulo 37,38 y 39

Mensaje por ana_bys_26 Jue Feb 11, 2016 9:04 am



CAPÍTULO 39


“Bueno, te ves mejor”, dijo Britt mientras ayudaba a Fiona a ocupar la silla.

“Sí. Me siento casi normal”, dijo Fiona. Señaló hacia su abultado vientre. “Tan normal como puede ser con esto, de todos modos”, comenzó a desenvolver su sándwich, pero se detuvo. “Todo el mundo está hablando de mí ¿no es así?”

Lo más educado por hacer sería mentir, pero Britt no pensaba que Fiona quería eso. Así que asintió.

“Sí. La mayoría están preocupados”, dijo ella. “Y, por supuesto, algunos están sorprendidos por tu embarazo”.

“Sí. Yo también lo estoy”, dijo con una pequeña sonrisa. “Pero terminará pronto”.

“¿Estás ya estás en espera?”

“Sí. Pronto”, dijo Fiona con evasivas.

Britt no la presionó. También estaba preocupada por la salud de Fiona. Aunque, como había dicho, se veía mejor hoy. Pero decidió mantener las cosas ligeras durante su almuerzo y no presionarla.

“Tuve otro regaño de la Sra. Miner”, dijo ella. “Entró en el gimnasio mientras estábamos haciendo Zumba”.

Fiona se echó a reír. “Apuesto a que casi le da un infarto”.

“Peor aún. Me hizo una cita con el director Avery para estudiar mi falta de plan de estudios”. Britt se inclinó hacia delante con complicidad. “Ella piensa que estoy saboteando la auditoría que está por venir en el otoño”, sonrió “Sí, voy a derribar sin ayuda la escuela”.

Fiona estrechó su mano. “Oh, se siente tan bien reír. Gracias”. Britt asintió, pero se sorprendió cuando Fiona entrelazó sus dedos.

“Realmente me gustas, Brittany. Creo... creo que podríamos haber sido muy buenas amigas”.

Britt frunció el ceño. “¿Qué quieres decir con que podríamos haber sido?”

“Quiero decir, que me gustaría que no hubiese sido aquí. Me gustaría que hubiese sido en el mundo real”, apretó sus dedos.

“Un lugar diferente, un tiempo diferente”.

Britt no estaba segura de lo que quería decir y supuso por la expresión de su rostro que reflejaba sorpresa porque Fiona se echó a reír nuevamente.

“No, no. No me refiero sexualmente”, dijo Fiona. “No como tú y Santana”.

“Oh. Está bien, entonces”, dijo Britt dándole una sonrisa de alivio y apretó aún más su agarre cuando Fiona trató de retirar la mano.

“Simplemente siento que contigo, si hubiésemos estado en otro lugar”, explicó ella. “Podríamos haber sido mejores amigas”.

Fiona suspiró “Nunca he tenido una mejor amiga”. Britt aclaró su garganta. “Bueno, ahora la tienes”.

Volvieron a comer su almuerzo y Britt se preguntaba qué estaba pasando con Fiona. Parecía diferente. La misma, sin embargo, diferente. Las siguientes palabras de Fiona sólo confirmaron eso.

“¿Crees en los monstruos?”, preguntó Fiona en voz baja.

Britt asintió. “Sí, las personas pueden ser monstruos”, le guiñó un ojo “Estas estudiantes pueden ser monstruos”.

Fiona no le devolvió la sonrisa. “No hablo de las personas. Monstruos reales”.

Britt apoyó los codos sobre la mesa, estudiándola. “No lo sé. Leemos acerca de ellos en los libros, están en el cine, pero si existen o no, no estoy segura”, vio como las manos de Fiona frotaban su vientre. “¿Estás bien?”, preguntó ella.

Fiona levantó la vista rápidamente, la sonrisa en su rostro era forzada. “Sí. Lo siento. Deben ser mis hormonas”, aclaró su garganta. “Escucha ¿podrían tú y Santana venir a casa el viernes después de la escuela?”

Britt asintió. “Sí, pero tengo que ir a San Agustín al supermercado.

A menos que la tienda de comestibles Hogan esté abierta”, bromeó ella.

Una vez más Fiona no sonrió. “No”, la miró a los ojos. “No vayas allí”.

Britt estaba confundida por la seriedad de Fiona. Seguramente sabía que Britt sólo había estado bromeando. “Está bien”, le tocó el brazo ligeramente. “¿Qué pasa?”

“Hay alguien que quiero que conozcas, eso es todo”.

Ante eso, se despertó el interés de Britt. “¿Alguien especial?”

Fiona tomó una respiración profunda, asintiendo con la cabeza.

“Sí”.

Britt esperó que Fiona se explicara, pero no dijo nada más. Colocó la parte no consumida de su sándwich en la bolsa y se puso de pie, usando la mesa para sostenerse.

“Tengo que volver”.

“Está bien”, Britt recogió su basura rápidamente, agarrando la de Fiona y tirando todo en un contenedor de basura.

“Solo estoy cansada”, dijo Fiona.

“¿Qué?”

“Estás preocupada”.

Britt se echó a reír “¿Se nota?”

Fiona la sorprendió tomándola del brazo. “Gracias por ser mi amiga”.

"Si necesitas ayuda, me lo harás saber ¿verdad?”

“Por supuesto”.

“Porque…”, se detuvo, al ver que Jules se acercaba. Ella sonrió.

“Hola ¿Estás tomando un almuerzo tardío?”

“Oh, no. Es que no te había visto en toda la semana”, se volvió hacia Fiona. “¿Cómo te sientes?”

“Gorda”, dijo ella y todas rieron. Jules se volvió hacia Britt.

“Quería asegurarme de que sabías acerca de la barbacoa el domingo. Es en casa de Val y Ella”.

“Está bien ¿Cuál es el tema de esta semana?”

“Oh, sin tema. Haremos filetes y un plato de acompañamiento. Dave tiene una parrilla de gas que pondrá en uso”.

Britt asintió. “Grandioso. Estaremos allí”.

“Las veo más tarde”, dijo Jules despidiéndose de ellas.

“Maravilloso”, dijo Britt secamente. “Filetes. A San le encantará eso”.

“¿Oh? ¿Y a ti no?”

Britt negó con la cabeza. “Estoy así de cerca…”, dijo sosteniendo su dedo pulgar e índice juntos, “…de ser vegetariana”.


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Finalizado Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final

Mensaje por Susii Jue Feb 11, 2016 3:36 pm

Usaron el regalo de Puck!! Ohmygosh$-$ lsjskdb
Que mal lo paso San cuando era niña:l todo por culpa del imbesil que tuvo como padre>:c
Fiona le va a contar todo lo que sucede a las brittana! Ohhhhh:o
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Finalizado Re: Brittana Muros del lamento capitulo 41,42 ,43 44 final

Mensaje por micky morales Jue Feb 11, 2016 7:42 pm

vaya, pobre san! espero que fiona si pda llegar a contar los horrores que se viven en ese tetrico lugar, tal vez asi no haya que recurrir a mi plan de la bomba!!!!
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Finalizado Guardian dela cueva capitulo 40

Mensaje por ana_bys_26 Sáb Feb 13, 2016 4:02 pm



CAPÍTULO 40


San yacía despierta mientras el relámpago cruzaba por las persianas cerradas y un trueno luminoso le seguía. El viento se había detenido y asumió que la lluvia no tardaría en caer. Instintivamente apretó su agarre de Britt, cerrando sus ojos por unos segundos mientras besaba suavemente su hombro desnudo.

Britt se enterró profundamente en la almohada, manteniendo su mano en el brazo que San usaba para rodear su cintura desde atrás.

San pensó que podía quedarse así para siempre y eso la sorprendió. Sin duda, cuando el caso hubiese terminado, cuando regresaran a Houston, entonces este pequeño romance que estaban teniendo llegaría a su fin.

Francamente, era una mierda. Estar acostada así en la cama con alguien más, una desconocida que acabara de conocer, no era atractivo en lo más mínimo. Pero ¿a quién quería engañar? Nunca se había quedado el tiempo suficiente para abrazar a alguien. Demonios, nunca había querido abrazar a alguien. A veces, no salía de sus camas lo suficientemente rápido.

Dios, tantas cosas habían cambiado. Besó el hombro de Britt nuevamente.

No, no tenía ganas de volver a su antigua vida. Tampoco estaba cerca de quedarse dormida. Se alejó de Britt lentamente, manteniendo las sabanas a su alrededor.

Britt se agitó pero no despertó. San agarró la camiseta que se había quitado anteriormente y se la puso, luego caminó descalza hacia la sala de estar. Abrió las persianas, la tormenta estaba ahora en toda su fuerza y un trueno retumbó encima de ella. Se puso de pie junto a la ventana, viendo el espectáculo, los grandes pinos a través del camino se balanceaban poderosamente por el viento. No era una de esas que pronosticaba el tiempo, pero había escuchado mencionar al jefe Aims que uno de los otros guardias había dicho que estas tormentas podían producir tornados.

Estiró su cuello, mirando el pino gigante que estaba justo fuera de su ventana, pensando que si se caía aplastaría su casita en pequeñas cerillas de fósforo. Se apartó de la ventana rápidamente cuando un relámpago crepitó sobre el bosque seguido inmediatamente de un trueno.

Su mirada se dirigió a la casa de Fiona al cruzar la calle. Asumió que Fiona estaba en cama, ya que era justo después de medianoche. Tenía curiosidad sobre a quién quería Fiona que conocieran. Britt pensaba que tal vez era el padre de su bebé. Otro resplandor de un relámpago cruzó los árboles, iluminando el bosque. Se inclinó hacia delante, sin poder creer lo que acababa de ver. Entrecerró los ojos, esperando otro destello de luz.

Y ahí estaba, una enorme criatura estaba de pie en el borde del bosque cercano a la casa de Fiona.

“¿Qué demonios?”, murmuró.

Una vez más, la oscuridad y ella esperó. El rayo surgió casi simultáneamente con el rugido de un trueno y saltó hacia atrás. La... la cosa parecía estar mirándola directamente a los ojos, entonces se deslizó en el bosque sobre cuatro patas.

¿Qué diablos fue eso?

“¿Sanny?”

Saltó y dejó escapar un grito, sus ojos muy abiertos. Contuvo la respiración, ahora avergonzada.

“¿Qué pasa?”, preguntó Britt.

San se volvió hacia la ventana, señalando. “Vi algo. Algo que ni siquiera estoy segura puedo describir”.

Britt ladeó la cabeza. “¿Y te asustó? Porque gritaste como una chica”.

Sanrió. “Sí, bueno, un poco”.

Britt se acercó, entrelazando sus brazos y ambas se quedaron mirando afuera en la noche oscura. Otro relámpago iluminó el bosque, pero no hubo ninguna señal de… eso.

“No podía dormir”, dijo San. “La tormenta. Por eso vine aquí para verla. Eso... eso estaba en el borde de la casa de Fiona. Era una especie de animal, supongo. Cuatro patas. Pero estaba de pie sobre sus patas traseras”, se volvió hacia Britt. “Era como si sabía que lo estaba viendo. Lo juro, se volvió y me miró directamente. Entonces se echó a correr sobre sus cuatro patas, nuevamente hacia el bosque”.

“¿Qué crees que era?”, preguntó Britt en voz baja.

“No tengo ni idea. Pero sea lo que sea, supongo que es lo que oímos gritar en la noche”

“¿Y no era una pantera negra?”

“No. Era demasiado grande. Estando de pie sobre sus patas traseras, diría que tenía ocho o nueve pies

Britt la miró con escepticismo. “¿Estás segura?”.

San se quedó mirando el lugar donde estaba, tratando de imaginarlo nuevamente. Por supuesto, sólo lo había visto durante unos segundos, pero la imagen se había arraigado en su mente.

“Sí”, dijo ella. “Estoy segura”.

Y a lo lejos, el grito espeluznante se escuchó, lo suficientemente alto como para que incluso el sonido del trueno no pudiera ocultarlo.

Britt se inclinó más cerca de ella, sus dedos clavándose en el brazo de San.




***




Fiona despertó sobresaltada, con sus ojos muy abiertos.

Se sorprendió al encontrarse a sí misma en su cama. Se recostó, parpadeando varias veces. Sólo un sueño. Pero uno muy real, sin duda. Había estado corriendo. Rápido. En los túneles. Y... algo la perseguía. Giró la cabeza hacia un lado, viendo los restos de la tormenta destellando detrás de sus persianas cerradas. Una suave ráfaga de truenos, entonces ahí estaba, el inquietante grito desde lo más profundo en el bosque.

Nadie hablaba de ello. Ni siquiera su propia madre. Pero todos sabían lo que era y dónde vivía. La madre Hogan les aseguró que estaban a salvo, pero aun así, Fiona se propuso no estar afuera por la noche. Más de un par de ovejas se habían perdido con los años. Se preguntaba si esa no era una de las razones por la que los túneles habían sido construidos, para que pudieran moverse
sin miedo… miedo a los forasteros y miedo a eso. Era gracioso, ya que los túneles se unían a la cámara de todos modos.

Un dolor agudo en su intestino le hizo jadear y apretó su mano con firmeza contra su lado, deseando que el dolor se fuera. Cuando se calmó, agarró la botella de píldoras que Don le había
dejado.

Sólo había tomado la mitad de una a la hora de acostarse. Ahora tomó la otra mitad, tomándola con el agua que había dejado sobre la mesa de noche. Giró alejándose de la ventana, sus ojos parpadeando lentamente, esperando que el fármaco hiciera efecto. Se sentía cada vez más somnolienta, sus párpados pesados. Se sorprendió al sentir una lágrima correr por su mejilla. La limpió con impaciencia. No haría ningún bien permitir que su dolor y tristeza escalaran. Ya era demasiado tarde para eso. Sólo
había una manera de salir de esta pesadilla. Fiona sólo esperaba
ue fuese lo suficientemente fuerte.


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Finalizado Guardian dela cueva capitulo 40,41

Mensaje por ana_bys_26 Sáb Feb 13, 2016 4:13 pm



CAPÍTULO 41


Britt miró las piernas que se balanceaban de adelante hacia atrás a su lado.

San estaba tranquilamente sentada en el mostrador con una botella de vino entre sus muslos. Se volvió hacia la salsa a fuego lento, finalmente calmando las piernas de San. “Debes saber que estás rompiendo todo tipo de reglas por sentarte en el mostrador”.

San se echó a reír. “¿Te estoy volviendo loca, señorita TOC?”, se bajó de un saltó, olvidando la botella de vino cuando San la alcanzó, haciéndole cosquillas a los lados con las dos manos mientras Britt las palmeaba.

“Dios ¿podrías detenerte?”, dijo riendo, tratando de escapar.

“Nunca me dijiste que tenías cosquillas”.

Britt agarró la botella de vino y la puso en las manos de San. “Haz algo útil, por favor”.

“Está bien, querida. No quiero interponerme entre tú y tu vino”, volvió a su lugar en el mostrador, asegurando la botella de vino nuevamente entre sus piernas mientras retorcía el sacacorchos.

Britt sintió como le poseía una inesperada oleada de afecto ante esa vista. Disfrutaba muchísimo la compañía de San, sin embargo, eran contrarias casi por completo.

“No sé por qué me gustas tanto”, dijo dándole voz a sus pensamientos. “No eres para nada mi tipo”.

San levantó la mirada con una sonrisa jugando en sus labios. “Bebé, soy exactamente tu tipo. Has sido una niña muy buena toda la vida, creo que te gusta algo de lo malo”. San la miró a los ojos desvaneciéndose su alegría “Es por eso que me gustas. Necesito algo bueno en mi vida”.

“No sé por qué estás tan convencida de que soy buena”, dijo ella. Le quitó el vino a San y lo puso a un lado, colocándose entre sus piernas.

“¿Qué pasa?”

San negó con la cabeza. “En realidad nada. Es sólo que tienes razón. No soy su tipo”.

Britt frunció el ceño desconcertada por el cambio en su tono. Entrelazó sus dedos con fuerza. “Habla conmigo ¿Qué te preocupa?

San se encogió de hombros. “Es que... si no trabajáramos juntas, si nos hubiésemos conocido en otro lugar, no me hubieses dado ni la hora. Porque no soy…”

Britt llevó uno de sus dedos a los labios de San deteniéndola. No soy lo suficientemente buena. Odiaba que San se sintiera así, pero, obviamente, su infancia, su educación, había tenido un profundo efecto en ella. Pero quería ser sincera con ella.

“Probablemente tienes razón, San. Si nos hubiésemos conocido en la calle, en una fiesta, probablemente no hubiese pensado dos veces en ti, en conocerte”, dijo ella. “Pero así no fue como nos conocimos. Te conozco. Sé la pasión que tienes por el trabajo, por la gente, las víctimas. Sé lo mucho que te gusta esto, lo personal que es para ti. Sé que lo que deseas es cuidar de todo el mundo y sin embargo no cuidas de ti misma. Es como si creyeras que no eres tan digna como los demás”, apretó su mano con más fuerza. “Sé todo eso, San. Tienes más integridad y honor que nadie que conozca. Así que no digas que no eres lo suficientemente buena. Eres mejor que suficientemente buena”.

Sus ojos se sostuvieron y Britt sabía que San estaba buscando la verdad en ellos. Se abrió a sí misma, permitiendo que San viera todo lo que necesitaba.

San finalmente asintió con la cabeza, formando una pequeña sonrisa. “Así que, incluso con toda mi belleza y encanto, no habrías pensado dos veces en mí ¿eh?”

Britt se echó a reír. “Vaya, que eres modesta”.

San también rió, su sonrisa ahuyentando la última sombra que había surgido. “Sabes, estoy muy contenta de haber dejado de fingir. La tensión era realmente insoportable”, sirvió vino en una de las copas. “¿No es mucho mejor?”

Britt asintió. “Voy a tener que estar de acuerdo contigo en eso. Esto es mucho mejor”, se acercó más besando ligeramente a San antes de tomar la copa de vino.

Las piernas de San reanudaron su oscilación mientras Britt levantaba la tapa en su salsa de espagueti. Vertió la mayor parte de su copa de vino en ella, después la agitó. Sin tener que pedirlo, San volvió a llenar su copa.

“Nunca solía beber vino”, dijo San. “Creo que me tienes enganchada a este”.

“Bueno, lo intento”.

San tomó un sorbo, mirándola pensativa. “Sabes, esa noche…”

Paige sonrió. “¿Esa noche?”

San se echó a reír. “Sí, esa noche. En el bar. Después de todo… a pesar de que fue extraño para nosotras en el trabajo… seguí esperando que volvieras”.

“¿Ah, sí?”

“Sí. Seguí buscándote, con la esperanza de verte nuevamente”, se encogió de hombros. “Lo sé, es una locura. Quiero decir, ya que ni siquiera hablamos de ello. No hablamos en absoluto”.

Britt negó con la cabeza. “No es una locura. De hecho, lo pensé un par de veces. Pero no quería hacer las cosas más difíciles de lo que ya eran”.

Permanecieron en silencio mientras Britt agitaba la salsa, pero sentía los ojos de San en ella. Finalmente la miró inquisitivamente.

“Tenías razón ¿sabes?”, dijo San. “Cuando dijiste que no sabía cómo tratar a las mujeres”.

“Oh, no, San. Lo siento”, bajó la cuchara colocándose entre las piernas de San nuevamente “No quise decir eso. Estaba enojada. stábamos teniendo una discusión”.

“No. No, lo decías en serio. Y es verdad. No sé cómo hacerlo”, se encogió de hombros. “Podría echarle la culpa a los modelos de conducta que tuve mientras crecía, pero eso no sería más que una excusa”, dijo ella. “A decir verdad, nunca quise que nadie me conociera. No quise que hubiese alguien a quien contarle mi historia, ya sabes”. San agarró su mano, acariciando suavemente con el pulgar su mano, de ida y vuelta. “Era más fácil estar sola, más fácil tener esas aventuras de una noche”.

“Me alegro que confiaras en mí lo suficiente como para contarme, San. Creo que si hubieses dejado que alguien se acercara a ti y le hubieses contado tu historia, creo que te hubiesen entendido. Eras una niña. No había culpas en ti”.

Ella bajó a San del mostrador, envolviendo sus brazos alrededor de ella con fuerza. Beso su mejilla, moviéndose lentamente hacia su boca. Se separaron, apoyando sus frentes una contra la otra y
cerrando sus ojos. Sentía que su apego a San crecía con cada beso, con cada caricia. El hecho de que San confiara en ella lo suficiente como para permitir que viera sus vulnerabilidades sólo servía para fortalecer el vínculo que crecía entre ellas.

Sí, eran muy diferentes. Habían crecido en los extremos opuestos del espectro, la educación de ambas no podría haber sido más diferente. Sin embargo, allí estaban, en los brazos de la otra, reconfortándose y consolándose. Amigas y amantes.

Escondió su cabeza, enterrándola en el cuello de San. ¿Amantes? Sí ¿Pero amigas? Eso era algo que nunca había considerado anteriormente, no con San. Debido a que eran tan diferentes. Pero esas diferencias ahora no significan nada. Se atrevería a adivinar que San no tenía amigos. Y si daba una
mirada honesta a su vida, tendría que admitir que tampoco tenía amigos íntimos. Simplemente relaciones superficiales que no significaban nada. Las personas con quienes se había sentido cercana, las personas con quienes pasaba tiempo, las personas que realmente importaban en su vida eran Sam, Puck y, sí, San. ¿Por qué había requerido esta asignación para ver eso?

Levantó su cabeza, buscando la boca de San nuevamente. Sus besos fueron ligeros, suaves, ninguna de las dos los profundizaron. Se echó hacia atrás, viendo la mirada de San sobre ella. Sonrió rápidamente, luego la besó nuevamente.

“Gracias”, dijo San. “No quise que nuestra conversación fuese tan seria”.

“No. Creo que es bueno que podamos hablar así. Debemos ser capaces de ser honestas con la otra acerca de lo que estamos pensando”, tomó su copa de vino y se alejó de San, volviendo a su salsa. “Quiero que sientas que puedes hablar conmigo sobre cualquier cosa”. San sonrió y Britt vio desaparecer la tensión de su rostro.

“Está bien. Entonces hablemos de esta salsa sin carne que estás haciendo. Me muero de hambre”.

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