[Resuelto]FanFic Brittana: Nunca II (Adaptada) Epílogo

Capitulo 13

Estamos en el parque, uno muy hermoso y hay pocas personas a nuestro alrededor.

Emily sonríe sin parar mientras juega con muchas piezas de Legos.

En los pocos minutos que hemos estado aquí la mini morenita ha dicho, mami, agua, pelota.

—¿Dónde has estado todo este tiempo, Santana?—hago la pregunta captando su atención, Emily sigue jugando y riendo para sí—Em cada día mejora, algo me dice que durante todo este tiempo lo único que ha necesitado es a su mamá, es por eso que se ha encerrado en su propio mundo, ella está sana.

—¿Mi hija está sana?

—Desde que la conocí no articulaba ninguna sola palabra, solamente gruñía y lloraba, le tenía miedo a todo a su alrededor, te morirías si te digo en las circunstancias en que la conocí.

—Bratt me lo dijo—me ve un poco seria y veo cómo aclara su garganta—Salvaste la vida de mi hija.

—No sé lo que esté pasando contigo y con los señores Stanton, pero claramente todo se debe al trato de su abuela, ha sometido a Em lejos del mundo, que viva con miedo y no atiende sus necesidades como jugar, algo tan sencillo como eso. ¿Por qué has permitido todo esto?

—Pensé que hacía lo correcto dejándola con ellos—la acaricia por un segundo y regresa su mirada a mí—Quisiera explicártelo pero no ahora, llevaré a Emy en casa de sus abuelos y me gustaría hablar contigo, realmente lo necesito, Britt. Solamente te pido que me escuches.

Siento la desesperación en sus palabras.

Realmente la está pasando mal.

—De acuerdo—le digo con toda la sinceridad del mundo.



Jugamos, comimos y Emily se quedó dormida en su asiento de bebé mientras íbamos hacía la casa de los Stanton.

—¿Te estás quedando aquí?

—Sí, no quiero dejar a Emy sola, además ella se levanta llorando y gritando por mí casi todas las noches cuando no me ve.

—Cuando ella sienta que no la volverás a dejar no volverá a pasar eso, confía en mí.

—Lo hago—dice tomando mi mano que descansa en mis piernas y la veo por un segundo sin decir nada.


Cuando llegamos, los señores Stanton nos recibieron en la puerta, Bratt es todo un encanto pero me decepciona que su mujer lleve los pantalones de la casa y lo maneje a su antojo.

En cuanto a Zoila, me ve con recelo y me sonríe de vez en cuando con hipocresía.

Deja en la cama a Emily que duerme su siesta y ambas salimos.

—Vamos al jardín—toma mi mano como si fuese normal entre nosotras este contacto físico y dejo que me lleve al jardín.

Uno muy hermoso que estoy segura que Emily lo disfrutará cada día más que se sienta a salvo con el regreso de su mamá.

Nos sentamos cerca de una piscina que está totalmente cubierta y alrededor hay muchas flores de todos colores, es realmente hermoso, pero se respira mucha soledad.

El gran pasto verde y el sonido de los pájaros a esta hora lo hacen más hermoso.

Pongo mi teléfono sobre la mesa y me cruzo de brazos, Santana hace lo mismo a excepción que hace su silla un poco más cerca de mí. Se lleva una mano a su cabello, está luchando internamente por dónde empezar.

Le ayudaré un poco.

—¿Por qué mentiste?

Hace un breve silencio antes de responder.

—Y por favor no más mentiras, Santana.

Dice que sí con la cabeza y suspira de nuevo.

—Cuando el cáncer regresó a Dani me alejó de ella—empieza a sincerarse y mi silencio hace que prosiga—Me dijo que me buscaría… y bueno, no lo hizo. En cambio recibí un mensaje de texto que decía que ella había muerto.

Dios, eso es tan cruel.

—Estaba en una carrera y sufrí un accidente, es por eso que sufría de dolores de cabeza cuando fui a tu casa, habían pasado apenas nueve o diez meses desde el accidente. Me perdí su velorio y entierro. Sus padres me alejaron de todo eso, de todo hasta de mi hija.

—¿Cómo supiste de Em?

—Cuando mis padres fueron a tu casa—recuerdo ese día enseguida y me llevo las manos a la boca—Estuve enojada con ellos mucho tiempo porque también me querían lejos de Dani, pero no pudieron con Emy, gracias a ellos es que regresé.

Hay algo que me duele, me duele demasiado.

—¿Por qué mentiste?—la primera lágrima cae—¿Pensabas que no lo iba a entender? ¿Creíste que era tan egoísta en no aceptarte con una hija? ¿O es que solamente me utilizaste para olvidarte de su otra mamá?

—¡No!—grita—No te utilicé, quería empezar de cero y luego… luego te vi, no podía sacarte de mi cabeza, Britt.

—Me abandonaste en la cama de un hospital, herida, confundida. ¿Cómo crees que me sentí cuando dijiste que ella te necesitaba? Pensé que estabas hablando de Dani.

—No podía decírtelo.

—¿¡Por qué!?—ahora soy yo la que la enfrento gritándole.

—Porque de no haberte perdido, habría perdido a mi hija—sus ojos ahora parecen dos bolas llenas de odio y su mandíbula se tensa tanto que parece que quisiera romperla—Esa fue la condición de Zoila, me acercaría a mi hija con la condición de que estuviese sola, no quería exponer que mi hija pensara que tenía otra mamá nueva o cualquier mierda parecida a esa.

—Eso no tiene sentido.

—Ya te había mentido lo suficiente, Britt.

—¿Por qué no me dijiste que Dani había muerto?

Tengo que saberlo también, porque nada de lo que me dice tiene sentido o quizás sí soy egoísta y no lo quiero entender.

—¿Recuerdas cuando murieron tus padres?

Otra lágrima se escapa y asiento con la cabeza.

—Según aquel seminario que diste, hablaste de las fases de una pérdida, tú estuviste en una fase de negación, la primera de las cinco—continúa y eso no ayuda nada a cómo me siento al saber que recuerda cada cosa que vivimos juntas—Creo que yo me quedé en esa fase, nunca enfrenté la muerte de Dani y la mejor forma de hacerlo era no hablar de ella, solamente pude decirte de su enfermedad. Intenté… intenté con todas mis fuerzas decirte que ella había muerto, pero no pude. Después pasaron tantas cosas y pensé que algún día te lo diría, sabía que entenderías, pero luego me enteré sobre Emy y solamente…

—Huiste.

—No fue mi intención huir, no quería seguirte lastimando, pensé que te había perdido con lo que pasó con Brenda. El maldito mundo estaba conspirando conmigo en todas las maneras posibles.

—Si tan importante es Em para ti ¿Por qué no estás con ella?

—Zoila y Bratt tiene la custodia de ella desde que nació, ni siquiera tiene mi apellido, he estado intentando de todas las maneras posibles para recuperarla y que viva conmigo, pero luego Emy presentó problemas sobre su comportamiento y no quería causarle más cosas que pudieran alterarla, he tratado por las buenas, pero ahora que me has dicho que mi hija solamente necesita de su mamá, voy a interceder de manera legal.

—¿Ya has hablado con alguien sobre esto?

—Sí, voy a empezar porque mi hija lleve mi apellido—continúa ahora con un tono de esperanza en su voz—Y que en ningún jodido papel diga que mi hija tiene problemas psicológicos. Y en eso me tienes que ayudar tú.

—¿Es por eso que la llevaste conmigo?

—No—toma mi mano—Es porque eres en la única persona que confío en todo el jodido mundo y además sabes lo que haces.

—¿Qué pasa con el señor Bratt?

—Cuando decida tener las bolas y hablar antes que su mujer lo tomaré en cuenta, mientras tanto no me fío de él, Zoila siempre lo ha manejado a su manera y esa era una de las cosas que siempre molestó a Dani de su mamá, ni siquiera se llevaba bien con ella.

Sé que Dani está muerta, pero siento celos que me hable de ella casi sonriéndome.

Supongo que siempre estará en su mente y su corazón por la hija que tuvieron juntas, y eso está bien.

Es como debe ser.

—Te ayudaré, pero tienes que prometerme algo, Santana.

—Lo que sea.

—Prométeme que serás solamente mi amiga.

Se pone de pie y me ve como si me desnudara con la mirada.

La conozco porque ahora sus silencios son muy claros.

—Yo no voy a engañarme, Britt—susurra en mi oído—Ni te voy a engañar, te lo dije, me importa una mierda que tengas novia, pero que vivas con ella y pensar que cada noche toca lo que fue, es y será mío, me mata por dentro. Pero es tu decisión—muerde mi oreja y lleva chispas a todo mi cuerpo—Solamente, no te tardes, porque muero sin ti.

—Santana…

—Te llevaré a casa—dice sin más y se separa de mí.

Me tiende la mano pero no la tomo, ya suficiente tengo por hoy de su tacto, lo que dijo fue tan…

¡Joder!

Sabía que no debía de fiarme de ella, es una maldita jugadora, siempre lo ha sido.

Esta vez entro a su coche y no espero que me abra la puerta, eso la hace reír.

¿Desde cuándo sonríe tanto la muy cabrona?

Y ¿desde cuándo digo tantos tacos?

Santana López siempre tiene que sacar lo peor de mí.

Capitulo 14

La observo mientras conduce, va con su ceño fruncido y parece enojada.

O se está conteniendo de hacer algo que sabemos que puede terminar mal.

—Llévame a donde Quinn—le ordeno—No quiero ir a casa todavía.

Ni siquiera me molesto en darle la dirección, seguramente ya la sabe.

La casa de Quinn queda a pocas calles de nuestra antigua casa. Pasamos frente a ésta y se me hace un nudo en la garganta, hay una familia fuera, la mujer está embarazada y el hombre toca su vientre mientras ríen sobre algo y ven a sus dos hijos jugar en el césped.

¿Podríamos haber sido nosotras?

Sacudo mi cabeza con ese pensamiento.

Está tan lejos de ser verdadero, no soy mamá, no he soñado con serlo desde hace mucho tiempo y me cuido mucho para no sacar el tema nuevamente o salga a relucir.

—Llegamos.

La voz de Santana me hace levantar la mirada, y tiene razón, hemos llegado, bajo del auto y me sorprende de que no se baje.

—¿No vienes?

—¿Quieres que entre contigo?

—No seas ridícula, Santana. Estamos hablando de Quinn, tu espía secreta.

Sin decir más baja del auto y entra conmigo, se siente el aroma dulce dentro de la casa y mi sobrino sale corriendo a mis brazos cuando me ve entrar.

—¡Tía Bitty!—se lanza y lo sostengo fuerte, levantándolo y besando su carita.

—Hola, mi pequeño.

Lo bajo al suelo y sale corriendo gritando mi nombre, Santana ríe detrás de mí y la veo por un segundo.

—Parece que todos los niños del mundo te aman.

—Eso lo hace mejor.

—Vamos, tía Bitty—me toma de la cintura y camina junto a mí.

Golpeo su brazo para que no me toque y levanta sus manos en rendición.

Llego hasta la cocina y Rachel está preparando la cena, pero lo que me llama es el pastel que tiene en su horno.

Es increíble que ahora sea toda una ama de casa.

Mi querida controladora hermana no la deja trabajar desde que el pequeño Charlie llegó.

—Hola, Britt—saluda Rachel sin voltearse—Cuéntamelo todo, si me dices que se comportó como una idiota, le buscaré y romperé su…—se queda de pie y avergonzada al verme al lado de Santana.

—La idiota se va a buscar a su mejor amiga—dice Santana y se dirige al despacho de Quinn—También es un placer verte—le grita desde lejos.

Nos quedamos viendo con Rachel y yo solamente puedo hacer una cosa.

Reírme como loca.

—Oh, no—limpia sus manos y se acerca a mí—Dime que no pasó lo que estoy pensando.

—No ha pasado nada—limpio las lágrimas por mi ataque de risa—Ya lo sé todo.

—¿Y?

—Y nada, le ayudaré a recuperar a su hija.

—No entiendo nada.

Le explico brevemente todo lo que ha pasado, desde por qué se fue y por qué regresó, Rachel maldice, abre la boca, sus ojos se han salido de las orbitas y tanto ella como yo, hemos entendido todo, aunque no deja de doler.

Solamente espero que esté haciendo lo correcto y mi mejor amiga y cuñada no me juzgue.

Cuando escuchamos voces que vienen bajando las escaleras, ambas disimulamos un poco.

Veo a mi hermana un poco seria y a Santana que lleva en brazos a Charlie.

No me lo puedo creer.

—Pensé que no te gustaban los extraños, Charlie—lo acuso.

—Tía Tana.

Veo a mi sobrino que juega con Santana y me sorprende, Kitty tardó mucho tiempo en que la quisiera.

Aunque seguramente Santana ya la conocía, ya nada me puede sorprender.


Hemos cenado en silencio, pero he disfrutado un poco la compañía y recordando viejas cosas, a pesar de que fueron momentos felices, siento que cada uno de ellos desgarra más lo que queda de mi corazón.

Mientras mi hermana sigue viéndome con recelo, yo ignoro su mirada y me dejo caer en el sofá, siento que mi celular me avisa que tengo un mensaje de texto y lo abro.

Ojalá hubieras muerto.


El celular se me resbala de las manos, y cae al suelo, me llevo las manos a la boca cuando siento que la bilis se me revuelve y corro hasta el baño más cercano ignorando las voces detrás de mí.

—¿Britt?—toca la puerta Rachel —¿Estás bien?

—Sí… un momento.

Mi estómago se relaja por un segundo, evitando así vomitar la cena y finjo una sonrisa antes de abrir la puerta.

No solamente Rachel está ahí, también Quinn y Santana que sostiene mi teléfono y no dice nada, seguramente leyó el mensaje y le ruego con los ojos que no diga nada.

—Lo siento, creo que la comida me cayó mal.

—Lo siento—dice Rachel acariciando mi espalda—¿Quieres un vaso con agua?

Digo que sí y las cuatro nos dirigimos a la cocina.

—Parece que hubieses visto un fantasma—dice Quinn muy seria—¿Segura estás bien?

—No pasa nada.

Santana sigue sin decir nada y me entrega mi teléfono, con mano temblorosa lo tomo e ignoro su mirada que me quema por todo el cuerpo.

—Será mejor que me vaya—les aviso—¿Cenamos mañana?

Todos los domingos cenamos en familia, a veces está Kitty y otras veces no, ya que la mayoría de tiempo pasa en su galería pintando o tomando fotografías.

No la culpo, es a lo que se dedica y a veces yo misma la acompaño, pero dejé de hacerlo y ni siquiera sé por qué.

—Yo te llevo—se ofrece Santana.

Me despido de todos y Santana le da un abrazo a Quinn.

—Me alegro de verte de nuevo, lamento mucho haberme perdido tu boda.

—Pronto estaremos de aniversario—mi hermana ve con orgullo a su hermosa esposa—Quiero verte ahí.

—Lo haré.


Soy la primera en entrar al auto y no dejo de pensar en ese mensaje.

¿Quién quiere asustarme de esa manera?

Primero fue “¿Qué se siente perderlo todo?” y ahora esto.

Veo cuando Santana rodea el auto y se sube, tira la puerta tan fuerte y arranca el auto de la misma manera y conduce rápido.

—Detente—le ruego—Baja la velocidad.

Ignora mi petición y acelera todavía más, pasando a muchos autos y llegando a la carretera principal.

Sé que le ha afectado leer ese mensaje, pero debe de tranquilizarse, puede hacer que nos matemos ahora mismo.

—Por favor… por favor detente—siento el miedo de nuevo apoderarse de mí, no puede venir a joderme de nuevo, no puede hacerme perder la razón, he superado mis miedos y no es gracias a ella—¡Detente!

Mi grito hace que caiga en razón y baja la velocidad, estamos cerca del edificio de Kitty pero encuentra un lugar para estacionarse.

Su respiración va a mil y la mía también, solamente escuchamos nuestras respiraciones y no nos vemos a los ojos.

—¿Quién.en.el.jodido.mundo.te.ha.enviado.ese.mensaje?—repasa cada palabra.

No digo nada, realmente no lo sé.

—¡Responde!—grita.

—¡No me grites!—le digo en el mismo tono de voz—¡¿Quién demonios te crees que eres?!

Tengo su atención, no estoy llorando a pesar de que mis ojos están nublados por las lágrimas que amenazan con salir.

No voy a darle el gusto de verme quebrada ante ella… de nuevo.

—¿Crees que venir aquí después de dos malditos años sin ti y que me hayas dicho toda la verdad lo cambia todo? ¿Crees que te diré que todo está bien y que olvidemos lo que pasó? ¡Lo perdí todo!—la empujo cuando intenta acercarse—¡Mi vida se detuvo por ti! Nada tenía sentido y sabes qué… yo también deseo haber muerto ese día. ¡Ojalá hubiese muerto cuando te fuiste!

Me toma de las muñecas y me atrae hacia ella, estrellando de manera violenta sus labios con los míos, lucho contra el impulso de que lo que estoy haciendo está mal y entre más siento su sabor mezclado con mis lágrimas saladas, más la beso yo también.

Santana afloja su agarre y me toma el rostro para besarme más y yo le doy acceso a sus labios y su lengua dentro de mi boca.

Cuando siento que ha pasado una eternidad, mis pulmones me piden tregua y rompo nuestro beso para poder respirar.

Santana toca mi rostro y me ve, toca mis labios hinchados y limpia las lágrimas de mi rostro… he llorado de nuevo, pero esta vez de la rabia.

—Nunca vuelvas a decir algo como eso, Britt—pega su frente a la mía y cierra sus ojos—Por favor.

—Todavía lo recuerdo, Santana—susurro con voz ronca—Estuve a punto de morir y tú no estabas ahí. No sé cómo lo logré, pero tu recuerdo me salvaba y a la vez me mataba.

Santana separa mi rostro del suyo y me ve cuando dice:

—Yo estuve ahí.

Capitulo 15

Sigo inerte ante su confesión.

—¿Qué?—pregunto rompiendo el silencio.

—Estuve ahí cuando tuviste el accidente, Britt—intento zafarme de su agarre por lo que estoy escuchando, quiero huir pero no me deja—Estuve ahí y te vi mientras estabas inconsciente en el hospital. Quinn estaba destrozada, pensó que te perdería.

¿Mi hermana volvió a ocultarme sobre el regreso de Santana?

—No—responde como si leyera mi mente—Quinn no lo sabe, entré cuando se fue. Ese mismo día me enteré de tu accidente y volé para verte por unos segundos nada más antes de que despertaras. Besé tus labios heridos—los toca y cierro mis ojos—Besé tus ojos, tu cabello, tus mejillas.

—¿Estuviste ahí?—sollozo—¿Por qué no te quedaste?

—No pude, Emy enfermó y tuvimos que internarla en Holanda, Zoila me culpó por haberme ido sin decir nada, no tuve otra opción.

—Hiciste lo correcto.

Recuerdo que después de mi accidente yo viajé a Holanda y fue cuando me encontré con Kitty.

De eso se trataba mi sueño.

En donde mi papá me decía que no quería que viera lo que estaba detrás de esa habitación. Cuando abrí la puerta, me vi en la cama de un hospital y Santana llorando tomando mi mano.

Antes de que Kitty me despertara, logré verla.

No era solamente un sueño.

Fue real.

—Era como tenía que ser.

—¿A qué te refieres?—pregunta ahora con recelo.

—Después del accidente fui a Holanda y me encontré con Kitty—su mirada me dice que no le gusta nada de lo que está escuchando—Estamos juntas desde ese entonces.

—¿Y has decidido vivir con ella después de unos meses?

—Llevamos un año.

Me suelta las manos y ve hacia otro lado, cuando regresa su mirada a la mía, temo lo que vaya a salir de su boca.

—¿La amas?

Ahora soy yo la que desvía la mirada.

¿Quién se cree que es para preguntarme algo como eso?

No tiene ningún derecho, seguro que cualquier respuesta no cambiará nada entre lo que fue de nosotras dos.

—Eso no es de tu incumbencia.

—Tienes razón—se ríe—No me importa, pero a juzgar por ese beso que nos hemos dado no veo ningún remordimiento en tus ojos.

—Eres una idiota.

—Aquí la idiota eres tú—enciende de nuevo el auto enfadada—Quieres engañarte a ti misma, cuando tú y yo sabemos que ese silencio y evasiva es porque tu novia te importa una mierda.

Eso dolió.

—Te crees que lo sabes todo, Santana—susurro viendo hacia la ventana, ya casi llegamos—Pero no fui yo la cobarde que mintió y salió huyendo, al menos yo intento seguir con mi vida, he encontrado a una persona que me ama por lo que soy, ¿qué vas a saber tú de amor si has abandonado a las dos mujeres que te han amado más que a la vida misma?

Al momento en que termino de hacer la pregunta, veo su nuez moverse sin control, le he desgarrado el alma, y bueno, nada de lo que le haga sentir ahora se compara con lo que ella me hizo creer durante mucho tiempo.

Y aunque ahora sepa las razones, el daño está hecho.

No puedo darle la bienvenida a mi vida como si nada ha pasado, ahora ya no se trata de nosotras dos, se trata de que recupere a su hija, y al menos en eso, puedo ayudarla.

Salgo de auto sin decir nada y paso recepción, el portero me saluda y yo apenas y puedo contener mis lágrimas cuando me dirijo hacia al ascensor, maldiciendo para mis adentros lo que acabo de hacer.

He engañado a Kitty de la manera en que jamás pensé hacerlo.

Entro al departamento y me voy directo a la ducha, intento engañar a mi mente en que cuando siento el agua caer sobre mi rostro, es eso, agua y no mis lágrimas mezclándose con ellas.

Ni siquiera pude decirle que no, que no amaba a Kitty eso seguro iba a ser luz verde para ella.

No voy a dejar a Kitty.

Ella me ama y yo… yo quiero seguir intentándolo.


Me debato entre dormir y seguir armando el rompecabezas de mi vida.

Ahora entiendo realmente todos mis sueños, el accidente que sufrió Santana en mi sueño se debía a que ella había perdido a alguien, a Dani.

Cuando no vi su cuerpo en el auto era que ella se iría de mi lado porque alguien la necesitaba.

Dijo: ella me necesita.

Pensé que se trataba de Dani, pero no.

Era su bebé, el mismo que lloraba en mis sueños.

Y la caída que sufrí no era sobre el accidente, era que la única que iba a salir perdiendo de todo esto iba a ser yo.

Y así fue.

Cuando en el sueño su auto colisionó y no había nadie, era que todo a mi alrededor se vendría abajo una vez ella se fuera de mi lado.

¿Y ahora ella viene a mí?

¿De cuántos capítulos será su amor ahora?

Ella no era la persona mala como la de las historias que la persona buena se enamora de ella.

Ella era la persona buena que se convirtió en mala cuando la persona buena la dejó ir.

Pero yo no la dejé ir.

Ella fue quien me dejó a mí para ir a buscar algo que yo no podía darle…y su primer amor se lo dio.

—Prométeme que no dejarás que una persona idiota te lastime.

Las palabras de mi papá.

Ya había una idiota que había roto mi corazón a los trece.

Y ahora la misma idiota lo había hecho, de la peor manera.

Me doy cuenta que lo que sentí de niña no se compara a esto ni lo que sentí cuando se fue.

Ella me estaba salvando.

Pero tenía que regresar.

¿Por qué tenía que regresar?





Mi día en el centro fue casi en piloto automático.

Hoy no vería a Emily, y por alguna razón ahora la veía diferente, siempre la vi diferente, como si se tratara de mi propia hija.

Ella cada día mejora, pero ¿qué pasará después?

Seguramente Santana tendrá la custodia de su hija una vez determine que Emily es capaz de vivir con su mamá como una niña normal.

¿Se irá a Holanda?

¡Mierda!

No me tiene que importar, Emily estará bien.

Santana ha demostrado ser una buena mamá y aunque sus decisiones no hayan sido las mejores acertadas, ¿qué padres es perfecta?

Ninguna, ni siquiera los míos fueron perfectos.

De nuevo aquí estoy, queriendo arreglar todo para todos y dejándome a un lado a mí.

Es así mi vida ahora, vivir con Kitty ha sido por ella, no por mí.

¿Hasta cuándo dejaré de tratar de arreglar todo?


La llamada entrante de Kitty a mi teléfono móvil me hace caer en una dolorosa realidad.

—Hola, cariño—es la primero en responder—Te echo mucho de menos.

—Hola, ¿va todo bien?

—Sí, creo que estaré en casa antes.

Gracias a Dios. Y, oh mierda.

—¿Cómo está mi chica?

Me saca una pequeña sonrisa.

—Estoy bien.

—De acuerdo, sé que no estoy ahí pero puedo sentir que algo no anda bien. ¿Qué pasa?

Muerdo mi labio inferior, quiero llorar, gritar y maldecir al mismo tiempo.

Soy la peor novia de todas.

Tengo que decirle todo… o casi todo.

—¿Recuerdas… a la pequeña Emily?—pregunto cómo una idiota, no sé por dónde empezar.

—Claro, la pequeña que te adora. ¿Qué pasa con ella?

—Ella—tartamudeo y siento mi respiración agitada—Su mamá.

—¿Le pasó algo a su mamá?—Kitty pregunta preocupada.

—No… su mamá—cierro mis ojos esperando lo peor—Su mamá es Santana.

Como lo sospeché.

Hay un breve silencio, no sé a cuántas Santana cree que conozco o a cuántos conoce ella.

Pero todo es una simple y maldita lógica.

—Santana—el tono de su voz me dice que sabe a qué Santana me refiero—Santana López.

—No lo sabía Kitty—empiezo a explicarle nerviosa—Pensé que los señores Stanton eran sus verdaderos padres, pero resulta que son sus abuelos y…

—¿Cómo te enteraste?

Oh, demonios.

No digo nada y eso hace que Kitty se desespere por mi silencio.

—Respóndeme.

—Cuando Emily tuvo la crisis y fui a su casa… ella… ella estaba ahí.

De nuevo otro silencio, pero lo peor es que esta vez escucho su respiración, sé que está furiosa porque se lo he ocultado.

—¿Y me lo dices hasta ahora?—ataca—Te pregunté si todo estaba bien, era tu oportunidad para decirme que la maldita de tu ex novia había regresado, eso solamente quiere decir que algo más ha pasado, ¿verdad?

—No sabía cómo decírtelo sin que te enfadaras, Kitty.

—Eso te salió jodidamente bien, Britt.

—Kitty no es lo que…

—Ahora mismo no quiero hablar contigo.—y sin decir más corta la llamada.

Dejo salir un gran suspiro, lo merezco y su reacción ha sido mejor de la que esperaba.

Temía que me gritara por teléfono o algo peor, que cogiera el primer avión y regresara cuanto antes a marcar territorio.

Le daré un momento, si hay algo que no conozco de Kitty es que jamás se ha enfadado conmigo de esa manera, nunca le he hecho sentir de otra forma más que un corazón roto por no amarla como quiere, y ahora le hago esto… soy una mala persona y seguramente me quedaré sola, es así como funciona mi vida ahora.

Capitulo 16

He llamado a Kitty desde los últimos tres días y no ha respondido mis llamadas o mensajes y está empezando a preocuparme.

Ahora temo lo peor y más si ahora los ojos de Santana han estado viendo cada movimiento e ignorándome por completo a la vez.

Ha traído a Emily a sus terapias, le he redactado la carta que me pidió con el diagnostico de Emily para que se lo entregue a su abogado y solamente he cruzado las palabras, hola y adiós.

Todavía no se sabe si solamente mi carta necesita para pelear la completa custodia de Emily, por lo que tiene que esperar, respetar las reglas de Zoila y seguir esperando.

Odio que tenga que esperar.

—Estás un poco callada.

Emily ahora juega con otros niños de su edad, pacientes que no son como ella y están aquí por cuestiones de comportamiento y aprendizaje, es un gigante paso y no cesa de sonreír todo a su alrededor.

Era todo tan sencillo y me parte el corazón que la mantengan lejos de su mamá.

Me pregunto si alguna vez pregunta por su mamá otra mamá o sabrá que existía una, seguramente ella piensa que esa mamá es Zoila.

—Britt—Santana toca mi brazo y me sobresalto—¿Te encuentras bien?

—Eh, sí—desvío la mirada hacia otro lugar, no puedo verla a los ojos después de ese beso y todo lo que le dije.

Me cuesta entenderla y por otra parte no la culpo, intento perdonarle su mentira, ahora me doy cuenta que no fue abandono, estaba haciendo lo correcto y por mucho que me dolió y marcó, hubiese sido más fácil si hubiera sido honesta conmigo y al menos eso no se lo puedo perdonar del todo.

—Mañana tengo la cita con mi abogado y quería pedirte un favor.

Su tono de voz hace que la vea, esos ojos oscuros me piden a gritos mi ayuda y no puedo resistirme a decirle que no.

—¿Qué necesitas?

—Zoila y Bratt saldrán de la ciudad y…

—Yo la cuido.

Siento que haría cualquier cosa por Emily ahora, no solamente es su hija, desde que la salvé en la piscina, tenemos una conexión fuerte, a veces me reflejo en ella y otras veces veo la versión infantil de Santana.

Fuerte, seria cuando quiere, sus grandes ojos oscuros y pequeña autoridad sobre lo suyo.

—Gracias.

—Estaré siempre para ella, quiero que lo sepas.

—¿Por qué?—pregunta conmovido—Pensé que me odiabas y que no me ibas a ayudar.

—No seas ridícula, Santana.

Se acerca un poco a mi lado y se inclina para susurrarme al oído:

—Cada vez que me insultas lo único que me dan ganas de hacer es tumbarte en el suelo y que grites mi nombre hasta que ya no te quede voz—susurra erizando cada centímetro de mi cuerpo—Así que controla esa boca para que no cometa una locura—se aparta y regresa a la misma distancia para seguir observando a su hija.

Me ha dejado sin palabras, y no solamente por lo que quiere hacerme cuando le riño, sino que también piensa que le odio.

—No te odio, Santana—me giro para verla—Pero si haces eso que quieres hacerme… ten por seguro que te odiaré.





—No sé qué hacer.

He estado dos horas en casa de Quinn y les he dicho lo que pasó, desde nuestra discusión hasta el beso que nos dimos, si hay alguien que puede entender es mi hermana y su esposa.

No me han juzgado y hasta parece que el regreso de Santana les ha afectado más a ellas que a mí.

—Si lo sabes—responde Quinn un poco seria—Siempre lo has sabido.

—Engañé a Kitty. Nunca me lo voy a perdonar.

—Llevas meses engañándola, haciéndole creer que eres feliz a su lado, que la quieres y que es el amor de tu vida.

Abro los ojos tanto como puedo y veo a mi cuñada que no dice nada.

¿Acaso escuché bien?

—Eso es mentira.

—No hagas las cosas más difíciles, Britty. Ahora ya no se trata sólo de ti, también hay una niña de por medio que necesita recuperar a su mamá, tener una familia. Pon tu mierda en orden, si quieres seguir engañándote pensando que Kitty es la indicada para ti, aléjate de San porque sabes que tampoco Kitty se merece que la engañes, nunca me ha simpatizado del todo pero sé que es decente y te trata bien… pero pon.tu.mierda.en.orden.

—Eres una hipócrita.

—No—protesta—No me vengas con esa mierda ahora, conozco muy bien ambas versiones y sé que tú fuiste la víctima también, pero han pasado dos malditos años y tanto San como tú tomaron una decisión, ella decidió irse y tú vivir con tu novia. Por lo tanto, no compliques las cosas y sé la profesional que eres, ayúdala con su hija, pero no metas a tu corazón en esto.

Es muy tarde para eso, porque desde que Santana regresó he sentido que mi corazón o parte de él ha vuelto a latir tanto que duele.

—No quiero verte sufrir—toma mi mano y limpia la primera lágrima—Ella es mi mejor amiga y tú mi hermana pequeña, pero no me importaría patear su culo… de nuevo.

—Lo sé. Y tienes razón, ya no somos las mismas de antes y ahora San debe ser la mujer responsable y mamá que Emily necesita.

—Esa es mi chica.




Regresé a casa y lo único que quería hacer era llamar a Kitty, de nuevo seguía sin responder, no sé cuánto tiempo necesitaba y ahora dudaba en decirle lo que había pasado realmente aunque se lo puede imaginar, de otra manera no estuviera reaccionando así.

Solamente espero que todo salga bien, que Santana recupere a Emily y se vayan lejos, me siento muy cruel al desear esto, pero si Santana decide vivir en Canadá será más difícil con esta lucha interna, por primera vez estoy pensando en mí y me siento terriblemente egoísta.





A la mañana siguiente siento un terrible dolor de cabeza, pero aun así me apresuro a prepararme para enfrentar otro día en donde mi novia no ha devuelto mis llamadas y además tener que ver a mi ex y cuidar a su pequeña.

Lo único bueno del día será eso.

Cuidar de Emily.


Cuando he terminado de ver mi desayuno intacto, escucho el timbre de la puerta, debe ser Santana y esta vez le he anunciado para que la dejen pasar.

Me siento nerviosa y por acto reflejo me veo al espejo antes de abrir.

«Pero qué hago.» pienso y al mismo instante abro la puerta.

—Buenos días—saluda Santana luciendo un vestido verde musgo y se me hace agua la boca.

¿Qué sucede hoy conmigo?

—Buenos días—veo a todos lados—¿Dónde está Em?

—En casa.

—¿En casa?

—Lo siento, ayer intenté decírtelo—me doy cuenta que sigue en el pasillo, así que abro más la puerta para que entre y continúa—Emy se está quedando conmigo… en mi casa.

—¿Tienes una casa?

—Sí, he comprado una, no quiero estar en el mismo techo que Zoila, además esa casa tiene muchas cosas que son peligrosas para Emy.

Sonrío y no me doy cuenta que lo hago hasta que me sonríe de vuelta.

De pronto la realidad me toca.

Si se ha comprado casa aquí eso quiere decir que es permanente su estadía, aunque Santana se puede permitir tener una casa alrededor el mundo por su carrera.

Me hago la pregunta si todavía sigue compitiendo y al mismo tiempo niego para mis adentros.

¿Quién cuidará a Emily cuando esté en una temporada?

Oh, Britt.

—¿Vamos?

Asiento y tomo mi bolso.

Llegamos al auto y soy la primera en subir, ignorando su educación, veo cuando rodea el auto, esa simple acción antes me gustaba verla con deleite y me reprendo a mí misma cuando lo he vuelto a hacer sin darme cuenta.

La música suena cuando da marcha al auto y cierro mis ojos al escuchar la letra.


Has estado buscando
¿Has encontrado muchas cosas?
Tiempo para aprender
¿Por qué no he aprendido nada?
Palabras sin ningún significado
Me han mantenido soñando
Pero ellas no me dicen nada.
Todo lo que nunca dijiste es que me amabas tanto
Todo lo que nunca sabré es si me querías, oh
Si solo pudiera mirar dentro de tu mente
Tal vez encontraría una señal de todo lo que yo quería escuchar que me digas a mí
A mí.
¿No está seguro?
¿O simplemente tienes miedo de bajar la guardia?
¿Has estado lastimado?
¿Estás asustado de mostrar tu corazón?
La vida puede ser cruel
Pero sólo a veces te rindes antes de empezar...


Aprieta mi mano y veo cuando enlaza mis dedos con los suyos.

No estamos haciendo nada malo.

Pero mi realidad es otra, lo veo por un segundo y sus ojos gritan algo que ahora ya no puedo descifrar.

Suelto su mano y veo el camino.

Ha llovido un poco y no es mi clima favorito ahora.

—Quiero agradecerte por hacer esto, Britt.

Yo ni siquiera sé lo que hago.

—Te lo he dicho, todo sea por Em.

Veo los alrededores, es una zona muy tranquila, además de cara por sus mansiones alrededor y seguridad máxima, pero hay algo que hace que se me encoja el corazón.

El área verde como si fuese un campo.

Árboles, flores y mucha grama verde, las montañas a lo lejos es la mejor vista.

¿Ella lo recuerda?

¿Ha hecho esto a propósito?

—¿Te gusta?—pregunta al verme que ni parpadeo por lo que hay ante mis ojos—Alguien me dijo una vez que le gustaba el campo y su naturaleza y creo que tenía razón, es un buen ambiente para vivir.

—Es… es genial.

Nuestra antigua casa y la que compartí con mis padres era acogedora pero demasiado alejada de la naturaleza y ahora el gran ático de Kitty está muy lejos todavía de mi confort.

Y ahora viene Santana y me enseña la casa soñada, el ambiente perfecto en el momento menos indicado donde nuestras vidas están patas arriba.

«¿Qué estás haciéndome, Santana?»

Capitulo 17

—¿Está rica?—le pregunto a Emily, mientras tomamos el almuerzo en el jardín.

Santana se fue hace cuatro horas y a juzgar por su cara, estaba un poco nerviosa.

He intentado de nuevo llamar a Kitty y de nuevo me da al buzón de voz.

Santana intentó darme un recorrido por toda la casa, pero me negué y lo he hecho por mi cuenta.

La casa es bastante grande para que viva solamente ella con Emily, pero no es peligrosa, la piscina con cascada está asegurada y cuenta con el personal suficiente para las necesidades de Emily.

Sin querer he entrado a su despacho y he podido ver que estos últimos dos años ha ganado dos titulares más. Todos sus trofeos y medallas están alineadas en una repisa de cristal y siento mucha emoción por todo lo que ha logrado.

Camino un poco por todo el despacho y llego hasta las fotografías, tengo que poner mi mano en mi boca para aguantar mi llanto por lo que sostengo en mis manos.

Una fotografía mía abrazando su trofeo, el que yo fui testigo de cuando lo ganó.

Hay muchas más, en una aparecemos con Quinn y Rachel, pero entonces me alejo y veo más arriba.

En todas estoy yo.

Busco con mis ojos lo que quiero y no lo encuentro.

No hay fotografías de Dani y me pregunto por qué.

Me asusto cuando escucho que la puerta se abre y veo a Emily entrar con su muñeca.

—Vamos a jugar, cariño.


La sala principal es todo un paraíso, el sofá es tan grande que podemos estar Emily y yo acostadas y todavía sobra espacio, mientras estamos viendo los dibujos animados, mis ojos amenazan con cerrarse.

Veo a Emily y se ha quedado dormida en mi pecho, beso su sien y yo también cierro los ojos.

Cierro mis ojos y espero que Santana traiga buenas noticias.

Merece tener su pequeña familia en este pequeño paraíso que ha formado.


Me muevo lentamente al sentir frío en todo mi cuerpo y Emily debe tener frío también.

—¿Cariño, tienes frío?—susurro.

—No—responde alguien y me asusto al ver a Santana acostada al lado mío.

No estoy en su sala, estoy en su… habitación.

—¡Santana!—grito y se despierta.

¿Me ha traído a su cama y se ha metido conmigo?

La empujo con todas mis fuerzas hasta que abre los ojos.

—Britt…—jadea abrazándome, está dormida.

—¿Dónde está Em?—pregunto y empieza a despertar—Santana, ¿dónde está Emily?

Abre los ojos y lleva su mano a su cabeza como si le doliera cuando responde.

—La dejé en su habitación.

—¿Y qué estoy haciendo yo aquí?

—Estaban durmiendo en ese gigantesco sofá y quería que descansaran mejor.

—¿Metiéndome en tu cama?

—No es que antes no haya pasado—se burla—Vamos, deja de gritar que me duele la cabeza.

Lo sabía.

—Esto no es correcto—le gruño mientras me levanto de la cama y acomodo bien mi ropa, la veo que ha vuelto a cerrar los ojos y su mano sigue en su cabeza.

Realmente se siente mal.

Voy hasta mi bolso y busco unas pastillas para el dolor de cabeza que acostumbro a tomar y voy hasta la cocina.

Cuando regreso con el agua, paso por la habitación de Emily y la veo dormir a gusto.

Regreso a la habitación de Santana y sigue en la misma posición.

—Santana.

No se mueve, dejo las pastillas sobre la mesita de noche y me siento en la cama. Veo su pecho subir con normalidad.

Se ha quitado su lindo vestido, se ha puesto unos jeans con una polera blanca y sus hermosos pechos se ven muy bien, niego con la cabeza cerrando los ojos por lo que mi cabeza está pensando.

—Santana.

Sigue sin responder.

Le quito el brazo de su cabeza y lo coloco al lado de su cuerpo. Su cabello es un poco más largo que antes, sus facciones son perfectas.

Mi mano toca entre sus pechos y siento un fuerte dolor en mi pecho al volver a sentirla.

Si tan solo las cosas hubiesen sido distintas quizás ninguna de las dos estuviera sufriendo como lo hacemos ahora.

—¿Por qué, Santana?

Cuando termino de hacer la pregunta, abre los ojos y toma mi mano fuerte, en menos de un segundo estoy tumbada en su pecho, y presionando su cuerpo contra el mío.

—Deja de hacerte tantas preguntas, Britt—susurra en mis labios—Todo es muy simple.

—No… no lo es.

—Lo es.

Me incorporo, peleando con su agarre y lo único que logro es que sus ojos brillen más y ahora estoy acostada sobre mi espalda y Santana sobre mí.

—Suéltame, Santana.

—Tú me estabas tocando—me acusa seria—Sólo quiero que estemos a mano.

—Eres una imbécil, suéltame ahora o no respondo.

—Esa boca, Britt—advierte lamiendo sus labios—Deja de torturarme.

Me deja en silencio y dejo que lea mi rostro, siento la humedad en mis ojos y no me importa que me vea llorar, no es porque me tiene aferrada y presa en su cuerpo, tampoco es por su amenaza y deseo, es por la realidad de nuestras vidas.

Dejo que mis lágrimas se deslicen y solamente veo que se aclara su garganta. Afloja su agarre y se acuesta a mi lado, llevándome hacia su pecho y frotando mi espalda.

Hundo mi cara en su pecho, empapándola de mis lágrimas y sollozando en silencio.

—Por favor, Britt-Britt—suplica—No llores más. No lo soporto.

—Santana… yo…

—Lo sé, Britt—me atrae más hacia ella como si fuese posible y me abraza—Lo sé.

—Esto es tan difícil… quisiera… quisiera poder arreglarlo, todo para ti, para Em, para todos, pero no tengo fuerzas, ya no puedo más.

—Todo va a estar bien—besa mi cabello—Te lo prometo.

Falsas promesas hacen que me aleje de su cuerpo como si me hubiesen puesto un petardo en el trasero y limpio mi cara, al momento en que quiero decir algo, la puerta se abre y es una Emily llorando.

—Em…

Santana llega antes y la carga en brazos para calmar su llanto.

Limpio mi rostro y le sonrío a la pequeña.

—Ya, princesa aquí estoy—la conforta Santana y no hay nada mejor que verlo cuidar a su hija.

—Mamá.

Levanto la mirada al momento en que escucho la vocecilla de Emily llamar a su mamá y me quedo en shock cuando veo que extiende sus manos hacia mí.

Me veo con Santana y ella parece que quisiera llorar porque su hija me ha llamado mamá.

—No… princesa…Ella es...

—No—la corto y me pongo de pie—Está bien.

Emily extiende más sus brazos y la tomo, Santana no dice nada y sale de la habitación.

Me quedo con Emily hasta que se ha calmado y ahora pide por comida cuando escucho que su pequeño estomago gruñe, eso la hace reír y salgo con ella de la habitación.


Mientras Emily juega, voy en busca de Santana y escucho que está hablando por teléfono y a juzgar por su tono no es una llamada de cortesía.

—No puedo creerlo… está bien… no… estoy con mi hija ahora… para eso te pago, para que mantengas a la prensa lejos… espero verte pronto… de acuerdo.

Camino hasta llegar a su despacho y la veo de espaldas.

—¿Santana?

Se da la vuelta y a grandes pasos llega a mí, parece frustrada, pero cuando cierra la puerta detrás de mí y me estrella contra ella, jadeo al mismo momento en que corta mi respiración cuando me toma la cara y hace que la vea.

Está respirando con dificultad y se está conteniendo de cometer una de sus locuras anteriormente nombradas.

—¿Por qué… por qué no… ¡Joder!

—Santana…

—¡No!—casi grita—¿Por qué eres… eres tan jodidamente perfecta?

Oh, Santana.

—No soy perfecta, Santana.

—Lo eres—no aparta su mirada de mí—Hasta mi hija ha empezado… yo…
¡Mierda!... yo.

—Tranquila—toco su rostro y cierra sus ojos—Sólo tranquilízate.

—¿Tranquilizarme?—gruñe—Mi hija acaba de llamarte mamá y tú lo único que haces es… confortarla… amarla y cuidar de ella. No me puedo tranquilizar, Britt. ¡Mi hija te ha llamado mamá y tú lo has permitido!

Esta vez dejo que me grite porque sé que no está enfadada conmigo, está abrumada porque he permitido que su hija me llamase de esa manera tan lejana a lo que soy en realidad.

—No quiero que crezca confundida, Santana—le explico tomando su rostro para que sea ella quien me vea ahora—Ella piensa que soy su mamá, por alguna razón es extraño que a su abuela no la llame de esa forma y no la culpo, es una perra.

Apenas hago que haga una mueca en vez de reírse.

—Si ella cree eso es normal, mis padres hicieron que aprendiera que yo era mami y que había una mamá, que no estaba, ella perdió a su mamá—Santana cierra los ojos.

—Algo me dice que nunca le han hablado cien por ciento de ella o mostrado alguna foto, ¿cierto?

Santana ahora niega.

—Zoila dijo que…

—Deja de justificarte comenzando con eso de «Zoila dijo». Ella perdió a su hija y se entiende su dolor, pero ha mantenido a Em en una burbuja muy peligrosa, ha estado a punto de enfermarla porque la niña no reacciona como ella quiere y cree que se debe a algún problema mental, es absurdo. Ya es momento de que sepas que lo único que necesita Em es a su mami, su familia.

No dice nada y ha captado el mensaje.

Ahora empieza a sonreírme.

—Has dejado que mi hija te llamara mamá.

—Ella ya ha sufrido bastante, ¿no crees?

—Gracias—al momento de decir eso se acerca a mí hasta rozar sus labios a los míos—Yo también necesito que alguien cuide de mí.

Eso me hace reír y le pego en las costillas haciendo que también ría y se aparte de mí.

Salimos del despacho y cocino un poco para ellas, ya que la señorita López le ha dado la noche libre a Mercedes quien cocina para ellas y ha pedido que cocine algo para Santana, el famosos pollo que solía prepararle cuando vivía con mis padres.

—A Emy parece que también le gusta tu comida, ¿verdad, Emy?

Emily asiente y yo sonrío.

—Tal para cual.


Al momento en que terminamos de cenar, le dije a Santana que necesitaba ir a casa, quería llamar a Kitty y no me iba a detener hasta que respondiera, esto se estaba saliendo de control.

Emily va en el asiento trasero jugando y Santana conduce en silencio.

Me pregunto de quién fue esa llamada, pero no es asunto mío. Parecía enfadada pero al mismo tiempo su tono era casi familiar como si se tratara de alguien que conoce por años.


Llegamos al departamento y las tres subimos, según Santana Emily quiere dejarme en la puerta de mi departamento y no discuto, misma la mini morenita se ha quitado el cinturón de seguridad de su asiento para bajarse del coche y se veía tan adorable.


Al momento de poner la llave y abrir alguien más abre la puerta.

Kitty.