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Mensaje por Nalle Rivera Jue Mar 29, 2012 9:45 pm

Eres mala!!! u.u, primero casi ni estudie para mi examen de ecuaciones matemáticas por estar aquí pegadota leyendo tu enorme capitulo, awww fue hermoso siento diferentes emociones, Se besaron *w* y enfrente de una monja o_0 pobre monja ella normalmente rezando y voltea y se encuentre esa escena por lo menos hubieran evitado esa parte pobrecilla no ve Rachel que ella no puede besar a un Jesse St James.
Estaba llorando en la parte de Cindy por que me recordó... mejor luego te digo por MP (enserio llore, ya fuera de mis cosas locas que comento enserio llore)
"En su auricular, Jesse pudo escuchar a Cowboy. -¡Guaa-uuuu, jefe, alerta de nena a las once en punto!-"
Jajajaja me hiciste reir con eso me imagine a un Jesse todo irritado y celosito jajaja los muchachos de lugar de andar viendo a ver si hay terroristas están embobados con Rachel jajajaaj pero ella es de Jesse ok no u.u
Besos
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por Elizabeth Gonzales Vie Mar 30, 2012 11:57 am

Amiga!!! Te amo y te odio a la vez XD como es posible que nos dejes así??
Primero el mundo se confuabulo ayer para evitar que leyera de corrido todo. Pero lo logre. Segundo hoy estuve leyendo la parte 3 y casi casi pierdo el trabajo (creo yo) porque me tenias a punto de dar gritos de emoción.
Tercero: La parte de Jesse conociendo a Cindy fue tan tierna que me decia "Que lindo, me lo como" ajajaja
Cuarto: Lo del beso frente a la monja, este... la monja se quedo envidiosa jajajaa ok no, mas respeto a las religiosas jajaja
Quinto: La conversación en el avión, me daba de ganas de pegarles a los dos pero me encanto la conversación por teléfono XD Jesse arreglo la metida de pata del avión.
Sexto: Rachel ya iba preparada a matar jajaja :D me encanto como describiste la aparición de Rachel en la fiesta y todo lo que sucedía entre ellos. Jesse debería ser mas cauto todo el equipo de SEAL se va a enterar que esta estupidamente enamorado de Rachel :)
Y Septimo: Necesito la continuación, en especial sabiendo que Rachel ya dio el primer paso para que Jesse se de cuenta que ella también siente cosas por él. (Y más con tu pequeño y torturante spolier que pense que encontraría en la parte 3 y esperaba con emoción)
ACTUALIZA PRONTO!!!!!!!!
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Mensaje por CattaBelen Vie Mar 30, 2012 5:24 pm

Emiiiiiiiiiii, por fin <3
El capitulo me mató, no he podido dejar de leerlo, lo he leido como mil vecees !
Que te puedo decir, escribes taaaaaaaaaaaan PERFECTO que a parte de imaginar todo en mi loca cabecita me haces sentir todo tambien
Me encantó ese beso, aunque el final fue triste, quiero que conversen y aclaren todo y puedan amarse <3
Como dijo Eli, tambien me queria comer a Jesse cuando estaba con Cindy, es una ternura *-*
Y ese vestido, me imagino como estaba Jesse todo nervioso y como la protegió <3 pero se tuvo que ir :(
Ojalá vuelva y bailen :)
Tengo una duda, cuando sabremos porque se llama Rachel Corcoran y no Rachel Berry ? me intriga demasiado
No sé que más decir, es que estuvo taaan increible que me dejas sin palabras, cada vez más emocionada por el capitulo siguiente, asi que sin más, espero actualización
<3
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Mensaje por Emy_Rodriguez Groff Lun Abr 02, 2012 7:36 am

josefa st berry escribió:Oh Dios mio!!!! Me he leido tres veces las tres partes del capitulo, estoy enojada, emocionada y mega nerviosa. ¿Como me haces esto?
Como malditamente los dos no se dan cuenta que estan perdidamente enamorados!!!!! ¡TONTOS! (Jajajaja eso me salio muy Jesse xD)
Porfavor emi sube pronto un nuevo cap, te lo ruego [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe - Página 9 2236703817
Miles de besitos :D

Jose: Ellos saben que estan enamorados uno del otro, o mejor dicho siguen enmaorados tal cual comenzó esta historia, pero quiero decirte que pronto sabran cada uno que se aman....

nallely de st james escribió:Eres mala!!! u.u, primero casi ni estudie para mi examen de ecuaciones matemáticas por estar aquí pegadota leyendo tu enorme capitulo, awww fue hermoso siento diferentes emociones, Se besaron *w* y enfrente de una monja o_0 pobre monja ella normalmente rezando y voltea y se encuentre esa escena por lo menos hubieran evitado esa parte pobrecilla no ve Rachel que ella no puede besar a un Jesse St James.
Estaba llorando en la parte de Cindy por que me recordó... mejor luego te digo por MP (enserio llore, ya fuera de mis cosas locas que comento enserio llore)
"En su auricular, Jesse pudo escuchar a Cowboy. -¡Guaa-uuuu, jefe, alerta de nena a las once en punto!-"
Jajajaja me hiciste reir con eso me imagine a un Jesse todo irritado y celosito jajaja los muchachos de lugar de andar viendo a ver si hay terroristas están embobados con Rachel jajajaaj pero ella es de Jesse ok no u.u
Besos

Nallely: recuerda que los chicos del Escuadron Alfa han llegado a ser parte de su familia ya que Jesse ha compartido mucho con ellos, desde que ingreso a la Marina, pero deben recordar desde que Jesse está en la marina, él no ha tenido contacto con nadie mas...


Elizabeth Gonzales escribió:Amiga!!! Te amo y te odio a la vez XD como es posible que nos dejes así??
Primero el mundo se confuabulo ayer para evitar que leyera de corrido todo. Pero lo logre. Segundo hoy estuve leyendo la parte 3 y casi casi pierdo el trabajo (creo yo) porque me tenias a punto de dar gritos de emoción.
Tercero: La parte de Jesse conociendo a Cindy fue tan tierna que me decia "Que lindo, me lo como" ajajaja
Cuarto: Lo del beso frente a la monja, este... la monja se quedo envidiosa jajajaa ok no, mas respeto a las religiosas jajaja
Quinto: La conversación en el avión, me daba de ganas de pegarles a los dos pero me encanto la conversación por teléfono XD Jesse arreglo la metida de pata del avión.
Sexto: Rachel ya iba preparada a matar jajaja :D me encanto como describiste la aparición de Rachel en la fiesta y todo lo que sucedía entre ellos. Jesse debería ser mas cauto todo el equipo de SEAL se va a enterar que esta estupidamente enamorado de Rachel :)
Y Septimo: Necesito la continuación, en especial sabiendo que Rachel ya dio el primer paso para que Jesse se de cuenta que ella también siente cosas por él. (Y más con tu pequeño y torturante spolier que pense que encontraría en la parte 3 y esperaba con emoción)
ACTUALIZA PRONTO!!!!!!!!

Un spoiler de verdad diría.... "Despues en su cuarto....
Pero no te lo contaré todo, hoy alrededor de las 3 de laa tarde (hora de Chile) publicaré un nuevo capitulo, espero que esta vez ninguna me odio o me acusen de que no puden terminar de estudiar o que casi las hechen del trabajo jajajajja..
Gracias amiga..

CattaBelen escribió:Emiiiiiiiiiii, por fin <3
El capitulo me mató, no he podido dejar de leerlo, lo he leido como mil vecees !
Que te puedo decir, escribes taaaaaaaaaaaan PERFECTO que a parte de imaginar todo en mi loca cabecita me haces sentir todo tambien
Me encantó ese beso, aunque el final fue triste, quiero que conversen y aclaren todo y puedan amarse <3
Como dijo Eli, tambien me queria comer a Jesse cuando estaba con Cindy, es una ternura *-*
Y ese vestido, me imagino como estaba Jesse todo nervioso y como la protegió <3 pero se tuvo que ir :(
Ojalá vuelva y bailen :)
Tengo una duda, cuando sabremos porque se llama Rachel Corcoran y no Rachel Berry ? me intriga demasiado
No sé que más decir, es que estuvo taaan increible que me dejas sin palabras, cada vez más emocionada por el capitulo siguiente, asi que sin más, espero actualización
<3

Cata: Corcoran es el nombre que esta usando Rachel en su nuevo trabajo ya que esta comenzando con una pequeña empresa de asesorias, pero no queria seguir con el nombre de Berry por que ella realmente hizo las pases con Shelby (eso lo conté hace varios meses, pero puede ser que se hayan olvidado por que me he demorado demasiado en actualizar).



Chicas Gracias nuevamente por leer siempre este fic, que es mi primer hijo, en algun momento lo tendré que terminar, pero aun falta mucho......
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Mensaje por Emy_Rodriguez Groff Lun Abr 02, 2012 4:11 pm

Fic La Verdad de Jesse
Capitulo 34
Después de la Fiesta…
______________________________

Rachel estaba de pie ante la ventana, mirando el centro de Boston. Con todas las luces de la ciudad reflejadas en el río Charles River, era encantador. Podía ver la Explanada y el Hatch Shell , donde los Boston Pops daban conciertos gratis en el verano. Podía ver Back Bay y Boston Common . Y en algún lado, allí abajo, oculto por los árboles del parque estaba Beacon Hill, donde vivía Talandra, y donde una fiesta se estaba desarrollando en este mismo momento… sin ella.

Tomó otro sorbo de su ron con cola, sintiendo la dulce calidez del ron extenderse por su cuerpo, se había olvidado desde cuando le gustaba el ron y de pronto casi de golpe recordó, que cuando fue con Jesse a Cuba comenzó su gusto por el buen Ron.

Bueno, ciertamente había hecho una tonta de sí misma esta noche. Otra vez. Rachel podía ver su vacilante reflejo en la ventana. Parecía otra persona con este vestido. Alguien seductora y sexy.

Alguien que podía chasquear sus dedos y tener docenas de hombres corriendo hacia ella. Alguien a quién no le importaría un comino si cierto marinero no la quería cerca.

Rió en voz alta ante su estupidez, pero su risa sonó áspera en la vacía suite del hotel. Había ido a esta fiesta con toda la intención de seducir a Jesse St.James. Lo había planeado tan perfectamente. Se pondría este increíble vestido. Él estaría atónito. Bailarían. Bailaría realmente cerca de él. Él estaría aún más atónito. La seguiría de regreso al hotel. Ella le pediría que entrara en su habitación bajo el pretexto de informarlo para mañana. Pero él sabría que no sería así. Él le pediría a los agentes Seguridad que esperaran afuera, y una vez que la puerta de la habitación estuviera cerrada, la atraería a sus brazos y…

Era perfecto –excepto que había olvidado un pequeño detalle. Su plan funcionaría solo si Jesse la quería, también.

Había pensado que había visto deseo en sus ojos cuando la miró esta noche, pero obviamente, había estado equivocada.

Rachel tomó otro sorbo de su bebida y se alejó de la ventana, incapaz de soportar el silencio un minuto más.

Había una radio adjunta al televisor, y la encendió. Estaba sintonizada en una emisora de rock suave… no su tipo favorito de música, pero no le importó.

Mientras hubiera algo para llenar el mortífero silencio

Sabía que debía cambiarse el vestido. Solo estaba ayudando a recordarle que completa imbécil había sido. Se miró otra vez en el espejo que colgaba de la pared de la habitación. El vestido era prácticamente indecente. La sedosa tela se adhería a sus pechos, difundiendo el hecho de que no llevaba sostén, y el corte del vestido resaltaba el escote, piel, y curvas. Buen Dios, podía también haber ido en topless. ¿Qué la había poseído para comprar este vestido, de todos modos? Era como vestir un camisón en público.

Rachel se miró con fijeza en el espejo. Sabía por qué había comprado el vestido. Tenía que ser un mensaje tácito para Jesse. Aquí estoy. Soy toda tuya. Ven y pon mi mundo de cabeza.

A lo que él había contestado bastante claramente. Mantente malditamente alejada de mí.

Suspiró, luchando contra las lágrimas listas para brotar de sus ojos. Debería cambiarse y ponerse algo más práctico… su camisón de franela, quizás… en lugar de permanecer aquí, compadeciéndose de si misma. No estaba aquí, en Boston, para ser sexy o romántica. Estaba aquí para hacer su trabajo. No estaba buscando sexo o romance o siquiera amistad, con Jesse St.James. Simplemente estaba buscando hacer bien su trabajo. Punto, final.

-Eres una gran mentirosa,- dijo Rachel en voz alta a su reflejo, su voz gruesa con disgusto.

-No me estás hablando a mi, espero.-

Rachel giró con rapidez, casi derramando su ron con cola en el frente de su vestido.

Jesse.

Estaba parado a no más de un metro de distancia de ella, reclinado contra la pared al lado del espejo. Dio un paso adelante y tomó la bebida de su mano.
El corazón de Rachel estaba latiendo con fuerza. -¿Qué estás haciendo aquí?- jadeó. -¿Cómo entraste?-

No había ningún balcón esta vez. Y estaba segura de que la única puerta de la habitación había sido seguramente cerrada. Pero por supuesto, él le había dicho que era un experto en forzar cerraduras.
Jesse simplemente sonrió.

Aún vestía su ropa de fiesta. Tenía puesta una chaqueta azul marino de estilo militar que se abrochaba a ambos lados de su pecho y terminaba en su esbelta cintura. Sus pantalones estaban hechos de una tela color crema que parecía suave al tacto. Le quedaban como una segunda piel, adhiriéndose a sus musculosos muslos y perfecto trasero. Estaban metidos dentro de un par de brillantes botas altas. Tenía una faja roja alrededor de la cintura, y el toque de color completaba la imagen principesca.

Lucía devastadoramente apuesto, quitaba el aliento. El estómago de Rachel dio un vuelco. Señor, la forma en que le estaba sonriendo… Pero lo que fuera que estaba haciendo aquí, no era personal, se dijo a sí misma. Jesse había dejado claro en la fiesta que quería que se mantuviera alejada de él.

Mientras ella miraba, él colocó la bebida sobre la mesa al lado del sofá y cruzó hacia las ventanas. Cerró las cortinas. -He sido el blanco bastante tiempo por un día,- dijo él.

Rachel miró su reloj. Eran solo las nueve y media. -Se suponía que la fiesta de los Perraults duraría hasta medianoche o la una en punto,- dijo, incapaz de evitar que la sorpresa sonara en su voz. -Debías quedarte al menos hasta las once.-

Jesse se encogió de hombros. -Tuvimos un pequeño incidente.-

Rachel dio un involuntario paso hacia delante, el miedo impulsándola hacia él. -¿Un incidente? ¿Estás bien?-

-Fue una falsa alarma,- dijo él con otra de sus fáciles sonrisas.

Estaba parado frente a ella, relajado y sonriente, absolutamente a gusto… o eso quería que ella creyera. Pero ella sabía que no era así. Bajo su fingida calma, estaba tenso y tirante, y listo para estallar por las costuras. Estaba molesto –o había estado molesto.

-Dime que sucedió,- dijo suavemente.

El sacudió la cabeza, no. -Vine para obtener mi baile.-

No entendió. Sus palabras no tenían sentido. -Tu… ¿qué?- Miró por la habitación. Esta era la primera vez que él había estado en su habitación en el hotel de Boston… ¿cómo podía haberse olvidado algo?

-Me pediste un baile,- dijo Jesse.

De repente, Rachel entendió. Había venido aquí, a su habitación, para bailar con ella. Sintió su rostro ruborizarse de vergüenza. -No tienes que hacer esto,- dijo tensamente. -Supongo que me volví un poco tonta, y…-

-Cuando te dije que te mantuvieras alejada de mi…-

-Está bien que no quisieras…-

-No quería que bailaras conmigo, porque no tienes puesto un chaleco a prueba de balas bajo ese vestido,- dijo Jesse.

Rachel bajó la mirada a su apenas cubierto pecho y sintió su rubor crecer con más fuerza. -Bien,- dijo, intentando sonar dinámica y formal. -Obviamente no.-
Jesse rió, y ella levantó la mirada, sorprendida, a la calidez de sus ojos.

-Dios, Rem,- dijo, sosteniendo su mirada. -Ni siquiera tuve una oportunidad de decirte cuan… perfecta luces esta noche.- La calidez se convirtió en puro fuego. -Estás extraordinaria- susurró, moviéndose más cerca de ella, un paso a la vez.
Rachel cerró los ojos. No tenía la fuerza para retroceder. -No lo hagas, Jesse,- dijo en voz baja.

-¿Crees que no quería bailar contigo en esa fiesta?- preguntó Jesse. No le dio la oportunidad de responder. La tocó, ahuecando suavemente sus hombros, y los ojos de ella se abrieron. Él deslizó las manos hacia abajo hasta sus codos en la más dulce de las caricias. -Señora, esta noche habría vendido mi alma por un solo beso, mucho más una oportunidad para sostenerte en mis brazos.- Suavemene, la atrajó aún más cerca, sujetando sus manos para bailar. -Así.-
Lentamente, empezó a bailar con ella, moviéndose al ritmo de la suave balada escuchándose en la radio.





Lentamente, empezó a bailar con ella, moviéndose al ritmo de la suave balada escuchándose en la radio.

Rachel estaba atrapada. Estaba atrapada por sus poderosos brazos y por el calor en sus ojos. Su corazón latía con fuerza. Había querido que la tocara, que la sostuviera, que bailara con ella, pero no así. No porque la compadecía…

-Pero habría vendido mi alma. No la tuya.- La voz de Jesse era un ronco murmullo en su oído mientras la acercaba aún más. -Nunca la tuya, nena. No iba a arriesgar tu vida por un baile.-

Rachel sintió que su galopante corazón se saltaba un latido. ¿Qué estaba diciendo? Se alejó un poco para mirarlo a los ojos, buscando respuestas.

-Estabas en peligro solo por estar parada a mi lado,- explicó Jesse. -Debería haberte dicho que te perdieras en el momento en que entraste en esa habitación.-

¿Estaba diciendo que no había querido bailar con ella porque temía por su seguridad? Dios querido, si era así, entonces había malinterpretado sus cortantes palabras de advertencia por indiferencia, por un rechazo. Cuando en realidad…
-No se que estaba pensando,- dijo Jesse, luego sacudió la cabeza.

En realidad, quizás la había querido tan desesperadamente como ella lo había querido a él. Rachel sintió un estallido de esperanza y felicidad tan intenso, que casi rió en voz alta.

-Diablos, no estaba pensando,- agregó Jesse. -Estaba… no se como estaba.-

-¿Atónito?- facilitó Rachel. Podía sonreír nuevamente, y le sonrió casi tímidamente.

La lenta sonrisa de Jesse se volvió amplia. -Sep. Puedes apostarlo. ‘Atónito’ lo dice todo. Cuando entraste a esa fiesta, fui totalmente arrasado. Y estaba pensando con una parte de mi anatomía que no tiene nada que ver con mi cerebro.-

Rachel tuvo que reír ante eso. -¿Oh, en verdad?-

-Sep,- dijo Jesse. Su sonrisa se hizo más suave, sus ojos más dulces. -Mi corazón.-

Y entonces la besó.

Ella lo vió venir. Lo vió inclinarse hacia ella, lo sintió alzar su barbilla para encontrar su boca. Sabía que iba a besarla. Lo esperaba… lo quería. Pero aún así, la suavidad de sus labios la tomó por sorpresa, y la dulzura de su boca sobre la suya le robó el aliento.

Era mareante. La tierra pareció perder toda su gravedad cuando la atrajo aún más cerca suyo, cuando lenta, sensualmente, Jesse exploró lánguidamente los labios de ella con los suyos, cuando ella abrió su boca a él, profundizando el beso.
Y aún bailaban, manteniendo la armonia de los cuerpos en un baiben maravillosamente coordinado, como si hubiesen bailado juntos toda la vida.

Era el cielo. Rendirse a su pasión, abandonar cualquier intento de luchar contra ello era un alivio enorme.

Quizás esto era un error, pero Rachel ya no iba a pensar en ello. Al menos no ahora mismo, no esta noche. Simplemente iba a besar a Jesse St.James, y bailar con él, y saborear cada último momento. Cada delicioso, maravilloso, magnífico segundo.

-¿Holas, Remy?- murmuró Jesse, rompiendo el beso.

-¿Holas, Jesse?- dijo ella, aún sin aliento.

Él rió. Y la besó nuevamente.

Esta vez fue más caliente, más fuerte. Aún era igual de dulce, pero estaba entrelazado con un calor volcánico. Rachel sabía sin lugar a dudas que esta noche iba a pasar el mejor momento de su vida junto al hombre que jamás dejo de amar.

Jesse se alejó un poco, respirando con dificultad. -. -Guau,- dijo, liberando una mano para retirarse el cabello hacia atrás, fuera de su rostro.

-No quiero que te vayas.-

Él la miró a los ojos. Realmente la miró. Como si estuviera buscando las respuestas a los misterios del universo.

Rachel podía sentir su aguda inteligencia, su cruda, casi brutal fuerza, y su suave ternura todo mezclado junto en sus hermosos ojos de un plateado profundo.

-¿Estás segura?- preguntó, su voz un rasgado susurro.

Rachel sonrió. Y lo besó. El Señor sabía que había encontrado las respuestas a todas sus preguntas en los ojos de él.

-Uhh,- dijo él, cuando ella lo atrajo fuertemente para darle un beso ahogado en la boca. Y entonces las manos de él estaban en su cabello, en su garganta. La estaba tocando en todas partes, como si quisiera sentirla toda al mismo tiempo y no supiera donde empezar. Pero luego sus manos se deslizaron por su espalda manteniéndola en el lugar mientras inclinaba la cabeza y la besaba aún con más fuerza.

La boca de Jesse se deslizó hacia su cuello mientras su mano recorria su cuerpo. .

-Oh, hombre,- respiró Jesse entre besos, mientras deslizaba su mano bajo la tela de la parte superior de su vestido, y la tocaba, realmente la tocaba, sin nada entre sus dedos y su piel. -¿Durante cuantos días he estado muriendo por tocarte así?-

Los dedos de Rachel maniobraron torpemente con los botones de su chaqueta.

-Probablemente el mismo número de días que yo he estado muriendo por tocarte de esta manera.-

Él levantó la cabeza, mirándola a los ojos. -¿En verdad?- Su mirada era tan intensa, tan seria. -Quizás nuestro amor nunca murió, ¿eh?-

Rachel sintió su propia sonrisa desvanecerce y su pulso empezó a trabajar sobretiempo. -¿Amor?- susurró, difícilmente atreviéndose a esperar que este increíble hombre pudiera nuevamente amarla, también pero queria esta vez fuera para siempre.


Jesse desvió la mirada, hacia la mano aún cubriendo su pecho. -Amor… lujuria… Lo que sea.- Se encogió de hombros y la besó otra vez.

Rachel intentó ocultar su decepción. Lo que sea. Bien, correcto. -Lo que sea- era mejor que no ser deseada. -Lo que sea- era lo que había estado esperando… lo que él le había dicho que esperara desde el principio- lo mismo que le había dicho aquella vez en su cuarto, que no tenia importancia, pero ahora era "lo que sea"- no dejaba de dar vueltas en su cabeza.

Pero no quería pensar en eso ahora. No quería pensar en nada salvo la forma en que la estaba haciendo sentir mientras la besaba y acariciaba.
Jesse se alejó entonces, y la miró a los ojos. Lentamente delizó el estrecho tirante del vestido de su hombro derecho.

Y aún él la miraba a los ojos.

Rachel sintió la frescura del aire cuando éste tocó su piel. Y luego sintió a Jesse, cuando ligeramente pasó un dedo sobre una parte sensible. Sintió su cuerpo tensarse.

Él sostuvo su mirada más tiempo del que ella hubiera creído posible antes de que sus ojos bajaran para acariciarla nuevamente.

-Dios,- suspiró él, humedeciendo sus labios con la punta de la lengua. -Eres tan hermosa, perdón sigues siendo tan hermosa.-

Estaban congelados en el lugar como si el tiempo de alguna forma se hubiera detenido. Pero el tiempo no se había detenido. Su corazón estaba aún latiendo, y con cada latido, cada oleada de sangre a través de sus venas, Rachel lo quería aún más.

Pero aún así él no la tocaba; al menos, no más que otro de esos roces ligeros como una pluma con uno de sus dedos. Y ella quería que la tocara. Quería, tan desesperadamente, que la tocara.

-Si no me tocas, voy a gritar,- dijo entre dientes apretados.

La sonrisa de Jesse se volvio sexy. -¿Es una amenaza o una promesa?- preguntó.

-Ambas,- dijo ella, perdida en el calor de sus ojos. Estaba rogando ahora. -

Tócame.-

-¿Dónde?- preguntó él, su voz ronca. -¿Cómo?-

-Mi cuerpo, tu boca,- dijo ella. -Ahora. Por favor.-

Él no dudó y asi lo hizo.

Ella lo buscó, sacando la chaqueta de sus hombros. Los botones de su camisa eran tan diminutos, tan difíciles de desabrochar. Pero quería la camisa fuera. Quería pasar sus manos sobre todos esos increíbles músculos en su pecho y hombros y brazos. Quería sentir la sedosa suavidad de su piel bajo sus dedos.

Podía escuchar su leve susurro mientras Jesse la besaba.

Pero luego él levantó la cabeza y, deteniéndose solo para besarla profundamente en la boca, la miró a los ojos nuevamente. -¿Qué más quieres?- demandó. -Dime lo que quieres.-

-Quiero esta maldita camisa fuera de ti,- dijo, aún tironeando los botones.

Él la agarró con ambas manos y tiró. Los botones volaron por todos lados, pero la camisa estaba abierta. Se la sacó de los brazos de un tirón.

Rachel tocó sus suaves, bronceados músculos con las palmas de sus manos, cerrando los ojos ante la sensación. Oh, si. Era tan hermoso, tan sólido, tan maravillosamente perfecto.

-Dime lo que quieres,- dijo Jesse otra vez. -Vamos, Remy, dime donde quieres que te toque.-

Ella abrió los ojos. -Quiero que toques cada centímetro de mi cuerpo con cada centímetro del tuyo. Te quiero a ti y a mí en esa cama en la otra habitación.

Jesse la alzó en brazos. Simplemente la levantó sin esfuerzo en sus brazos y la cargó hasta el dormitorio.

Su vestido aterrizó con un siseo de seda sobre la alfombra y Jesse , Señor, cuando la miraba de esa forma, con ese fuego en los ojos, se sentía como la mujer más sexy del mundo.

Se sentó, sacando el último de los pasadores de su cabello.

Lentamente, él se sacó los zapatos y salió de sus pantalones, aún mirándola.

Sus hombros eran anchos y sólidos como roca. Sus brazos eran poderosos y tan grandes. No podía siquiera empezar a abarcar sus bíceps con ambas manos, aunque quería intentarlo desesperadamente. Su pecho era amplio. Sus músculos estaban claramente definidos, y se tensaban sensualmente solo con que respirara. Su estómago era una tabla de lavar de valles y colinas, sus caderas estrechas, sus piernas tan fuertes como el acero.

Si, cuando lo había visto correr, aunque había intentado no mirar, se las había arreglado para memorizar su cuerpo con asombroso, preciso detalle, hasta las cicatrices en su hombro y pierna izquierda, y el tatuaje de un ancla en su brazo.
Rachel levantó la vista para encontrar a Jesse observándola, una pequeña sonrisa jugando en sus labios.

-¿En verdad tengo que rogarte para que vengas aquí?- preguntó Rachel.

-No.-

Y entonces estuvo a su lado sobre la cama y ella estaba en sus brazos, y Señor, la estaba besando, tocándola, pasando las manos sobre su cuerpo, llenando su boca en su suave y exquisito beso.

Era lo maximo. Rachel nunca había sentido nada remotamente parecido antes en verdad si lo había sentido, con la misma persona. Era la más dulce, más pura, más poderosa pasión que alguna vez había conocido era igual de magico, epico como lo habia sido la primera vez en el barco.

Esto era amor, pensó. Este increíble torbellino de emociones y sensaciones realzadas era amor. La transportaba más alto, a un plano intelectual y emocional que nunca antes había imaginado, y al mismo tiempo, la dejaba desnuda de cada gramo de urbanidad que tenía, dejándola regida por feroz pasión, esclavizada por las ardientes necesidades de su cuerpo.

-Si,- dijo Rachel. Era la única palabra que parecía ser capaz de formar con sus labios. -Si.-

Jesse no lo podía creer.


Rachel le rodeó el cuello con los brazos-No quiero todo,- respiró en su oído. -Creo que ya te dije precisamente lo que quiero.-

Él la besó… un largo, dulce, lento, profundo beso que hizo que sus huesos se fundieran y sus músculos se sintieran como gelatina.

Y sucedió

Rachel se alejó del beso de Jesse, sus ojos abiertos. él abrió sus ojos, encontrando su mirada.

Jesse se hundió en la cama, llevándola con él.

Rachel podía sentir su corazón latiendo, escucharlo respirar, sentir sus brazos aún fuertemente apretados a su alrededor. Esperó, esperando que él fuera el primero en hablar.

Pero él no habló. El silencio se estiró y se estiró, y se estiró, y a través de él, Rachel murió mil veces. Él se estaba arrepintiendo de su acto de amor. Estaba intentando imaginar una forma de salir de su habitación con la mínima cantidad de vergüenza. Se estaba preocupando por el resto de la visita, preguntándose si ella iba a perseguirlo como una tonta enferma de amor y…

Él suspiró. Y se estiró. Y acarició con la nariz el costado de su rostro. Rachel se giró hacia él y él encontró sus labios en un lento, prolongado beso.

-¿Cuándo podemos hacer esto otra vez?- preguntó él, su voz ronca en el silencio. Apartó su cabello para poder ver su rostro.

Sus ojos estaban medio cerrados, pero ella pudo ver rastros de la siempre presente llama aún ardiendo.

No se arrepentía de lo que acababan de hacer. ¿Cómo podía, si ya quería saber cuando podían hacer el amor otra vez? Sonrió, sintiéndose repentinamente ridícula, tontamente feliz. Su sonrisa de respuesta era adormilada, y muy, muy satisfecha.

-¿Vas a responder mi pregunta?- dijo él. Sus ojos un poco más abiertos durante un segundo. -¿O esa sonrisa es mi respuesta?-

Rachel pasó sus lentamente dedos hacia abajo por su brazo, observando mientras seguían los contornos de sus músculos. -¿Estás apurado para irte?- preguntó.

Sus brazos se apretaron a su alrededor. -Nop.-

-Bien.-

-Sep.-

Rachel levantó la vista y lo vio observándola. Él sonrió otra vez, riéndo suavemente cuando encontró su mirada.

-¿Qué?- preguntó ella.

-¿Realmente quieres saberlo?-

Ella asintió, haciéndole una mueca. -Por supuesto. Me miras y te ríes. Debo decir que me gustaría saber que estás pensando.-

-Bien, estaba pensando, quién habría adivinado que la decorosa Srta. Rachel Berry podia ser una chica super seductora, que una vez más a conquistado al estupendo Jesse St. James, perdón al Teniente St.James.-

Rachel rió, sintiendo sus mejillas calentarse. -No lo soy,- protestó. -Es decir, yo no… Es decir, nunca antes… hice todo ese… ruido, es decir.-

-Lo adoro,- dijo Jesse. -Y lo adoro aún más, sabiendo que soy el único que te hace hacerlo.- Sus palabras eran bromistas, pero sus ojos estaban serios. -Me provoca .- Su voz se hizo más baja, más suave, más intensa. -Eres una increíblemente sexy mujer Remy.

-Me estás avergonzando,- admitió ella, apretando sus cálidads mejillas contra su hombro.

-Perfecto,- replicó él, con su maravillosa, ronca risa. -También adoro cuando te ruborizas.-

Rachel cerró los ojos. Adoraba lo que ella hacía, adoraba cuando se ruborizaba. Qué habría dado para escucharlo decir que la adoraba.

-¿Sabes que me mataría absolutamente?- preguntó Jesse, su voz aún baja y muy, muy sexy.

Oh, Dios querido, podía sentirlo. Sintió su cuerpo responder, su pulso empezár a acelerarse.

-Si bailaras para mi,- dijo Jesse, contestando su propia pregunta.

Rachel cerró los ojos, imaginando el calor nuclear que se generaría en la habitación si bailara para Jesse –y solo para Jesse. Podía imaginarse descartando varias prendas de vestir hasta que se movía al ritmo de la música solo con las más diminutas ropas y el fuego de sus ojos.

Rachel se ruborizó nuevamente. ¿Podría realmente bailar para él de esa forma? ¿Sin reirse o sentirse tonta?

Jesse la abrazó con más fuerza. -Sin presiones,- dijo suavemente. -Solo quiero que bailes para mí si quieres hacerlo. Es solo una fantasía, eso es todo. Pensé en compartirla contigo. No es gran cosa. Dos de tres no está mal.-

Rachel levantó la cabeza. -¿Dos de tres…?-

-Fantasías que se han convertido en realidad,- dijo Jesse. Sonrió. -La primera era hacerte el amor. La segunda era hacerte el amor dos veces en la misma noche.-

-Pero…-

Jesse la besó dulcemente. Luego hizo realidad su segunda fantasía.


****************************************************************

Ven que les dije que esto iba a ser la confirmación de que ellos se amaban, pero pasaran cosas que de verdad no lo van a creer...

Espero que les guste y espero sus comentarios


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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por Nalle Rivera Mar Abr 03, 2012 2:28 pm

Emy eres una pervertida, no lo puedo creer Cuando Eli dijo algo sobre eso nunca pensé que sería para tanto pero de quedo muy bueno.
Dos de tres jajaaja
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por josefa st berry Miér Abr 04, 2012 3:25 pm

Emy!! me encanto
Ellos juntos de nuevo siiiii!!! soy tan feliz en este minutoo
Ojala se queden juntos
Actualiza pronto poorfiss
Beesos
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por CamilaSt_Berry Sáb Abr 07, 2012 8:57 pm

Nueva y fiel lectora.

Me encanta tu fic [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe - Página 9 650269930 .
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por Emy_Rodriguez Groff Lun Abr 09, 2012 7:31 am

CamilaSt_Berry escribió:Nueva y fiel lectora.

Me encanta tu fic [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe - Página 9 650269930 .

iCamilaSt_Berry Querida: muchas gracias por leer mi fic, pero tambien debo dcirte como mod, que no debes poner cometarios tan cortos por que lo minimo que debes escribir son 11 palabras, por que si no es considerado Spam, asi que amiga por favor mas cuidado para la proxima.
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por Emy_Rodriguez Groff Lun Abr 09, 2012 8:11 am

Fic La Verdad de Jesse
Capitulo 35.
Demasiados días felices

_____________________/



Chicago, Dallas y Houston fueron como imágenes borrosas. Durante el día y a veces en la tarde, Rachel se sentaba en la camioneta de vigilancia, alimentando información a Jesse vía su auricular, rogando que el hombre que amaba no estuviera a punto de ser asesinado frente a sus propios ojos.
Jesse miraba a la oculta, miniaturizada cámara de video y sonreía –una dulce, caliente, secreta sonrisa dirigida solo a ella.

A la noche, Jesse venía a su habitación. Cómo escapaba de los vigilantes ojos de los agentes Seguridad, Rachel nunca lo supo. Cómo entraba a su habitación era también un misterio. Ella nunca lo escuchaba. Simplemente levantaba la mirada, y él estaba allí, sonriéndole, con calor en sus ojos.

En Dallas, llegó trayendo pollo asado, mazorca de maíz, y un paquete de seis cervezas. Tenía puestos jeans, una remera y una vieja gorra de béisbol hacia atrás en su cabeza. No le dijo dónde había conseguido la comida y la cerveza, pero ella tenía la sensación de que había bajado trepando por el exterior del edificio a la calle y caminado unas cuadras hasta un restaurante.

Tuvieron un picnic en el suelo de su sala de estar, e hicieron el amor antes de terminar de comer, allí mismo sobre la alfombra frente al sofá.

Siempre se quedaba hasta el amanecer, sosteniéndola cerca. A veces hablaban toda la noche, a veces dormían, siempre despertaban para hacer el amor otra vez. Pero cuando el sol empezaba a elevarse, él se desvanecía.

Luego en Albuquerque, hubo otro -incidente-, como Jesse los llamaba. Rachel estaba sentada en la camioneta, el corazón en la garganta después de que uno de los agentes Seguridad pensara haber visto a un hombre con un arma oculta en la multitud fuera de la estación de TV donde -Tedric- había sido entrevistado.

Los SEALs y los agentes Seguridad habían saltado a la acción, listos para proteger a Jesse. Habían metido de prisa a Jesse en la limusina y fuera del peligro, pero Rachel estaba conmocionada.

Se sentó en su habitación de hotel, luchando contra las lágrimas, rogando que Jesse llegara pronto, rogando que su irregular sonrisa la hiciera olvidar el peligro en el que estaba, día tras día, mientras sustituía al príncipe verdadero. Pero tenía que recordar que él no era extraño a las situaciones peligrosas. Su vida entera estaba llena de peligro y riesgo. Incluso si sobrevivía a estos asesinos en particular, solo sería cuestión de tiempo antes de que estuviera enfrentando algún nuevo peligro, algún otro riesgo quizás incluso más letal.

¿Cómo podía permitirse amar a un hombre que moriría –violentamente– en cualquier momento?

-Holas, Remy.-

Rachel se volvió.

Jesse. Allí estaba, aún vestido en su brillante chaqueta blanca y pantalones azul oscuro, su cabello alejado de su rostro. Parecía cansado, pero le sonreía, y ella estalló en lágrimas.
Él atravesó la habitación rápidamente, no lo había visto moverse. Atrayéndola a sus brazos, la sostuvo con fuerza.

-Hey,- dijo. -Hey.-

Avergonzada, intentó alejarse, pero él no la soltaba…

-Lo siento,- dijo. -Jesse, lo siento. Yo solo…-

Jesse levantó su barbilla y la besó suavemente en la boca.

-Estoy bien,- le dijo, sabiendo, de la forma en que siempre lo hacía, exactamente que ella estaba pensando.

-Estoy bien. Todo está bien.-

-Por ahora,- dijo ella, levantando la vista a esas misteriosas profundidades medianoche de sus ojos, enjugando las lágrimas de su rostro con el dorso de su mano.

-Sep,- dijo él, atrapando una lágrima que colgaba de sus pestañas con un dedo. -Por ahora.-
-¿Y mañana?- preguntó ella. -¿Qué hay de mañana?- Sabía que no debería decir las palabras, pero estaban justo en la punta de su lengua y no pudo contenerlas.

Él pasó la mano suavemente por su cabello una y otra vez mientras la miraba a los ojos. -¿Realmente estás tan preocupada por mí?- preguntó, como si no pudiera terminar de creer en su preocupación.

-Tuve miedo hoy,- admitió Rachel. Sintió sus ojos inundarse de lágrimas otra vez y trató de parpadear para contenerlas.

-No tengas miedo,- le dijo Jesse. -Blue y los otros chicos no van a dejar que nada me pase.-

Lindas palabras y lindo pensamiento, pero Blue, Cowboy y Harvard no eran superhumanos. Eran humanos, y no había ninguna garantía de que uno de ellos no cometiera un muy humano error.

Mañana a esta hora, Jesse podría muy bien estar muerto.

Mañana, o la próxima semana o el próximo año.

Estirando la mano, Rachel tiró de su cabeza hacia abajo y lo besó. Lo besó con fuerza, casi salvajemente, y él respondió al instante, atrayéndola contra su cuerpo, bajando sus manos para apretar sus caderas más cerca de él.

Ella encontró la hebilla de su cinturón y empezó a desabrocharlo, y él la alzó y la cargó al dormitorio.

Rachel lo atrajo fuertemente hacia ella y cerró los ojos, intentando acallar sus miedos. Con el toque de sus manos, con su boca y su cuerpo contra el de ella, el mañana no existía. Solo existía el aquí y ahora. Solo éxtasis.

Pero cuando la mañana amaneció, y Jesse salió sigilosamente de la cama intentando no despertarla, Rachel aún no había dormido. Lo observó vestirse, luego cerró sus ojos cuando él la besó con suavidad en los labios.

Y luego había desaparecido.

No estaba más allá del dominio de posibilidades que pudiera haber desaparecido para siempre.

****

Phoenix, Arizona.

El sol de abril estaba brillando con calor, reflejándose en las calles, calentando el aire y haciendo difícil respirar.
Dentro de la protección de la limusina estacionada en la calle frente al completamente nuevo edificio del Teatro y Centro de Artes Arizona, Jesse estaba fresco y cómodo.

Pero estaba agradecido por los lentes de sol que tenía puestos. Incluso con ellos puestos, incluso con los polarizados vidrios de la limo, Jesse entornó los ojos ante la luminosidad cuando se sentó para echar una mejor ojeada al lugar de esta mañana.

Un ancho conjunto de escalones de poca profundidad llevaban a un patio central. Era llano y amplio y rodeado por una serie de bancos de mármol colocados estratégicamente a la sombra de florecientes árboles. El vestíbulo del teatro estaba directamente detrás del patio, y las oficinas del Centro de Artes lo rodeaban por los otros dos lados.

Había un escenario en el patio, colocado a la sombra del teatro. Ahí era donde Jesse –como Tedric– iría para la ceremonia de inauguración del teatro.

La gente ya estaba pululando, intentando mantenerse fresca a la sombra, abanicándose con copias del programa de eventos del centro de arte.

Jesse podía escuchar a Rachel por su auricular cuando se sentaba en la camioneta de vigilancia.

-Por favor prueben sus micrófonos, Escuadrón Alfa.-

Blue, Cowboy y Harvard se registraron.

-¿Teniente St.James?- dijo ella, su voz dinámica y formal.

-Holas, Remy, ¿y como estás tú esta mañana?- dijo Jesse, incluso aunque había pasado la noche con ella, incluso aunque había dejado su habitación meras horas antes y sabía exactamente cuán bien estaba.

-Una simple respuesta sería suficiente,- murmuró ella. -¿Cámaras?-

Jesse sonrió ante la cámara de video en miniatura que el agente Seguridad sentado frente a él llevaba. Dios prohibiera que alguien descubriera algo sobre las increíblemente fogosas noches que pasaban juntos –la consultora de medios de clase alta y el marinero quien sabe de donde. Rachel siempre actuaba tan fría en público, a menudo dirigiéndose a él como -Teniente St.James,- o -Su Majestad.-

En realidad, nunca habían hablado de si ella quería o no que su relación se hiciera pública. Jesse simplemente había asumido que no quería, y había tomado las precauciones para protegerla.

Por supuesto, Blue, Cowboy y Harvard sabían adónde iba Jesse cada noche. Tenían que saberlo. Sin su ayuda, habría sido demasiado malditamente difícil salir de la mirada de los agentes Seguridad. Pero más allá de las bromas que soportaba cuando los cuatro SEALs estaban juntos, Jesse sabía que sus tres amigos nunca le dirían a un alma. Eran SEALs. Sabían mantener un secreto.

Hasta donde Jesse sabía, Rachel Berry era su secreto mejor guardado que alguna vez hubiera conocido.

Había estado alterada la noche anterior. El incidente en Albuquerque realmente la había sacudido. En verdad había llorado porque había tenído tanto miedo por él. Por él. Y la forma en que habían hecho el amor… como si el mundo estuviera acabándose. Oh, hombre. Eso había sido tan poderoso.

Jesse había pensado al principio que quizás, solo quizás, lo imposible había sucedido y Rachel se había re-enamorado de él. ¿Por qué sino habría estado tan alterada? Pero incluso aunque había intentado sacar el tema de sus preocupaciones por su seguridad más tarde en la noche, ella no había querido hablar.

Todo lo que quería era que la sostuviera. Y luego hacer el amor otra vez.

Jesse sonrió ante la ironía. Se enamora por segunda vez en su vida, y de la primera mujer de su vida, él es el que quiere hablar. Sep, era verdad. Se había ido a la cama con una espectacular, increíblemente sexy mujer, y lo que quería desesperadamente era hablar después de haber hecho el amor. Pero todo lo que ella quería era más sexo estupendo.

Por supuesto, se recordó Jesse a sí mismo, seguro que había sufrido, haciendo a Rachel feliz la noche anterior. Oh, si. La vida debería ser siempre así de dura.

Jesse cerró los ojos brevemente, recordando la suavidad de su piel, la dulzura de rodearse a sí mismo con su calor, el caliente placer en sus hermosos ojos más castaños que nada en el mundo, la curva de sus lábios cuando le sonreía, el sonido cuando ella le decia que lo necesitaba, que lo queria junto a ella...

Jesse abrió los ojos, respirando profundamente y dejando salir el aire con rapidez. Oh, si. Iba a salir al público en unos treinta segundos. De alguna forma dudaba seriamente que el viejo Ted apreciara que Jesse pretendiera ser el príncipe con una idiota y embobada obvia cara real de enamorado para que todo el mundo la viera. Y tenía un trabajo que hacer, por si fuera poco. Era tiempo de irse.

Jesse salió de la limo y sintió la repentina ráfaga de calor. Era como abrir la puerta de un horno. Bienvenido a Phoenix, Arizona.

Mientras los agentes Seguridad lo guiaban de prisa a través del patio, Jesse intentó volver al asunto entre manos. Soñar despierto sobre su amante era bueno y estaba bien y…

Amante.

Rachel Berry era su amante.

Durante los últimos cuatro asombrosos días e increíbles noches, Rachel Berry había sido su amante.

La palabra evocó su misteriosa sonrisa, la diabólica luz en sus ojos que prometía placeres como los que nunca antes había conocido, la suavidad de sus suspiros, el tacto de sus dedos en su cabello, sus piernas entrelazadas, cuerpos resbaladizos de jabón mientras se besaban en la enorme bañera del hotel.

Pero…

¿Pensaba ella en él como su amante? ¿Alguna vez consideraba siquiera la palabra amor cuando pensaba en él?
Dios, lo que daría para escucharla decir que lo amaba.

Maldición, estaba distraído hoy. Se obligó a mirar nuevamente los edificios. Presta atención, se ordenó.

Condenadamente bien te haría comprender que estás enamorado de esta mujer y luego hacerte matar.

Jesse miró a su alrededor. Los techos de los edificios de oficinas eran más bajos que el techo del teatro.

Estaban a la altura y distancia perfectas desde el escenario –perfectas, es decir, para que un francotirador disparara desde allí. Por supuesto, las ventanas de las oficinas –si podían ser abiertas– no serían una mala elección para un tirador, tampoco.

Jesse pasó a estar instantáneamente alerta, instantáneamente centrado en el trabajo.

Maldición, la ceremonia de inauguración del Teatro y Centro de Artes Arizona era el escenario ideal para un intento de asesinato. La multitud. Las cámaras de TV. Los tres edificios, formando una U cuadrada, con el patio entre ellos. El brillo del sol. El calor haciendo sentir a todos cansados y desganados.

-Es esta,- murmuró Jesse.

-Puedes apostarlo, St.James,- la voz de Blue llegó por su auricular. -Si fuera un tango, elegiría este.-

-¿Qué?- preguntó Rachel desde su asiento en la camioneta de vigilancia. -¿Que fue lo que dijeron?-

Los agentes Seguridad estaban apresurando a Jesse a la relativa seguridad del vestíbulo del teatro. Una vez dentro, no pudo responderle a Rachel, porque el gobernador de Arizona estaba estrechando su mano.

-Es un verdadero honor, Su Majestad,- dijo el gobernador con la gran, amplia sonrisa de dientes blancos que era su marca registrada. -No puedo decirle cuánto significa para la gente de Arizona tenerlo aquí, en la inauguración de este muy importante teatro y centro de artes.-

-Dios querido,- Jesse escuchó decir a Rachel por su auricular. Luego hubo un silencio. Cuando habló nuevamente, su voz era aparentemente calma. Jesse sabía malditamente bien que su calma era solo un acto.

-Jesse, crees que los terroristas van a estar aquí, ¿verdad? Hoy. Ahora mismo.-

Jesse no podía contestar. Remy tenía que saber que no podía contestar. Podía verlo en su pantalla de video.

Estaba de pie en una multitud de oficiales de gobierno. Podía escuchar al gobernador aún hablando.

Jesse sonrió a algo que el teniente gobernador dijo, pero su mente estaba enfocada en las voces de sus hombres del Escuadrón Alfa –y la mujer– su amante– sentada dentro de la camioneta de vigilancia.

-Maldita sea, Jesse,- dijo Rachel, su voz rota y su calma fracturada. -Mueve tu cabeza. Si o no. ¿Va a haber un intento de asesinato esta tarde?-

Dentro de la camioneta de vigilancia, Rachel contuvo la respiración, sus ojos fijos en el monitor frente a ella.

Jesse miró directamente a la cámara, sus oscuros ojos intensos –y llenos de excitación. Asintió una vez. Si.
Dios querido. Rachel respiró profundamente, intentando estabilizarse. Mientras observaba, el gobernador de Arizona dijo algo, y el grupo entero de hombres y mujeres rodeando a Jesse rió… Jesse incluído.

Dios querido. Realmente había visto excitación en los ojos de Jesse. Estaba excitado porque finalmente algo iba a suceder. Estaba preparado. Y deseoso. Deseoso de arriesgar su vida…

Su boca se secó. Intentó humedecer sus labios con la lengua, pero esto no ayudó.

Dios querido, no lo dejes morir. -Jesse,- dijo ella, pero luego no pudo hablar.

Él tocó su oreja, la señal de que la había escuchado.

Ella podía oir el inconfundible acento de Blue, y las voces de Cowboy y Harvard mientras los tres hombres intentaban anticiparse al asesino.

Cowboy estaba en el techo del teatro con potentes binoculares y un poderoso rifle de largo alcance de su propiedad. Tenía un barrido visual de los dos techos más bajos, reportándose continuamente. Nadie estaba allí arriba. Nadie estaba aún allí arriba.

-Las ventanas en las oficinas no se abren,- dijo Kevin Lagton, desde su asiento al lado de Rachel. -Repito, las ventanas no se abren.-

-Las estoy observando de todas formas,- dijo Cowboy.

-Está perdiendo el tiempo,- dijo Lagton. -Y mano de obra. Podríamos hacer uso de usted aquí abajo en la multitud.-

-Al diablo que estoy perdiendo el tiempo,- murmuró Cowboy. -Y si piensa que este tirador va a estar parado en la multitud, es más tonto que el Fink promedio.-

En la pantalla, Jesse estaba aún hablando con el gobernador y sus ayudantes. -El teatro y estos edificios de arte son hermosos,- dijo. -Todas estas ventanas… es bastante impresionante, en verdad. ¿Se abren?-

-¿Las ventanas?- preguntó el gobernador. -Oh, no. No, estos edificios son todos climatizados, por supuesto.-

-Ah,- dijo Jesse con el gracioso acento de Tedric. -Asi que si alguien dentro necesita desesperadamente aire fresco, tendría que tener un cortador de cristal, ¿sí?-

El gobernador pareció ligeramente sorprendido, pero luego rió. -Bueno, sí,- dijo. -Supongo.-

-Comprendido, Sr. St. James- dijo Cowboy. -Mis pensamientos exactamente. Mándeme a una corte marcial si tiene que hacerlo, Seguridad, pero voy a observar esas ventanas.-

-Bien,- Rachel escuchó decir a Blue. -Están saliendo al escenario. Estemos preparados. Tú también, St.James.-

-¿Vamos al escenario?- le preguntó el gobernador a Jesse.

Jesse asintió. -Estoy listo,- dijo con una sonrisa.

Estaba tan calmado. Estaba caminando hacia allí afuera para ser un blanco, y estaba sonriendo. Rachel apenas podía respirar.

Dos de los agentes Seguridad abrieron las puertas que llevaban al patio. Fuera, una banda empezó a tocar.

-Jesse,- dijo Rachel otra vez. Dios querido, si no se lo decía ahora, podía nunca tener otra oportunidad.

Él tocó su oreja otra vez. La escuchaba.

-Jesse, tengo que decirte… te amo.-

Jesse salió a la luz del sol, y el calor y luminosidad explotaron a su alrededor. Pero no era para nada por el sol. De hecho, la mayoría estaba viniendo de su interior, del centro de su pecho, de su mismo corazón.

Lo amaba. Remy lo amaba.

Rió. Remy lo amaba. Y acababa de anunciárselo a todos los que estaban trabajando en esta operación.

-Diablos, Remy, no vayas diciéndole eso ahora,- la regañante voz de Blue sonó en el auricular de Jesse.
–St.James tiene que concentrarse. Vamos, Jesse, mantén tus ojos abiertos.-

-Lo siento,- dijo Rachel. Sonaba tan pequeña, tan perdida.

Jesse tocó su oreja, intentando decirle que la había escuchado, deseando que hubiera alguna forma de poder decirle que él la amaba, también. Se tocó el pecho, el corazón, con una mano, esperando que ella lo viera y entendiera su mensaje silencioso.

Y entonces trepó las escaleras hacia el escenario.

-Vamos, St.James,- dijo la voz de Blue. -Deja de sonreir como un condenado tonto y ponte a trabajar.-

Trabajo.

**********************************************************************************
Espero chicas que les haya gustado después del capitulo anterior, pero debo solamente anticiparles que las cosas se complicaran demasiado en los siguientes capitulos y muchas querrán matarme, pero asumo las consecuencias...jajjajaj.... las quiero mucho y espero sus comentarios.
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por Elizabeth Gonzales Lun Abr 09, 2012 2:53 pm

OMG!!!!!!!!!!!! Rachel le dijo que lo amaba y Jesse pensando que quizás solo era una aventura.
Me encanto como sucedio, pero no les complicara las cosas que ahora todos sepan que ellos tienen algo??
Sucedera el atentado? no que no le pase nada a Jesse o te matare jajajaja mentira, aunque quizás si
Espero el siguiente capítulo
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Mensaje por Nalle Rivera Lun Abr 09, 2012 4:31 pm

Jjajaaja me mori de risa con eso de que Cowboy a fuerzas queria ver las ventanas y Blue regañando a Rachel y jajaja ahora todos le dicen Remmy por culpa de Jesse awww que bonito.
¬¬ lo dices por mi verdad pero esta vez no matare a nadie, ando algo enferma asi que no tengo la suficiente fuerza para que salga Snixx
Besos :D
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Mensaje por franciscagleek Lun Abr 09, 2012 7:32 pm

awwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww
le dijo te amo awwwww casi lloro
de hecho empece a gritar de la emoción
porfiss actualiza besos <3
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Mensaje por josefa st berry Lun Abr 09, 2012 8:01 pm

Ohh Dios santo, te juro que algun dia que te vea te abrazo y te doy un beso XDDDDDDDD
Me encantoo el capitulo y porfavor no los separes porfavorrrrrrr estoy de rodillas frente al computador te lo pido porfavor
y actualiza pronto
Besos
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por CamilaSt_Berry Lun Abr 09, 2012 10:14 pm

mmmm ya entiendo, aunque voy a pelear con mi prima que no me lo dijo jajajaja [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe - Página 9 650269930

Ahora el nuevo capitulo sin palabras. Hermoso seria poco.

Espero como loca tu proxima actualización.
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Mensaje por ♥Judith Mar Abr 10, 2012 1:38 pm

Tantos capítulos que me perdí creo que me dará un paro cardíaco pasaron tantas cosas, Rachel y Jesse ya estan juntos y Rachel ya le dijo a jesse que lo amaa espero y no le pase nada a jesse
Espero actualización emy
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por katty st berry Miér Abr 11, 2012 10:15 pm

Me habia perdido solo 3 capitulos y ya estan juntos y diciendole te amo por si algo le llega a pasar, por favor! no lo mates! nisiquiera herirlo no quiero imaginarme un hospital y con jesse agonizando please! ten compasion
Espero tu actualizacion
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por Emy_Rodriguez Groff Jue Abr 19, 2012 9:50 am

Fic la Verdad de Jesse
Capitulo 36
El atentado y la despedida
/

Su entrenamiento vino al rescate, y Jesse estuvo instantáneamente concentrado. Maldición, con esta cálida sensación en su corazón, estaba mejor que concentrado. Rachel lo amaba, y él era casi un maldito superhumano.

Comprobó el escenario para asegurarse que las zonas cubiertas estaban donde los Seguridad habían dicho que estarían.

El podio estaba reforzado, y actuaría como escudo –siempre que, por supuesto, el tirador no tuviera balas que atravesaran blindaje. Abajo detrás del escenario estaba también protegido. Había una endeble reja de metal para evitar que la gente cayera de la plataforma, pero podría saltarse fácilmente, el escenario estaba a solo unos dos metros y medio del piso.

Jesse exploró la multitud. Cerca de unas seiscientas personas. Cinco diferentes cámaras de TV, algunas de ellas transmitiendo en vivo para las noticias de las doce. Sabía con una extraña certeza que los asesinos no dispararían hasta que él se parara ante el podio.

-El techo aún está despejado,- anunció Cowboy. -Ningún movimiento en las ventanas. Dispara, Seguridad, quizás sea mejor que sigas observando a la multitud. No tengo nada aún.-

Jesse se sentó en una silla plegable mientras el gobernador se acercaba al podio.

-Vamos a hacer esta ceremonia de inauguración tan rápida como sea posible,- dijo el gobernador, -así podemos ir dentro de ese vestíbulo con aire acondicionado y tomar algo de limonada.-

La multitud aplaudió.

Rachel tenía el corazón en la garganta. Jesse estaba allí sentado, simplemente allí sentado, como si no existiera ninguna amenaza contra su vida.

-Sin más,- continuó el gobernador, -me gustaría presentarles a nuestro invitado especial, el Príncipe Coronado de Ustanzia.-

El sonido del aplauso de la multitud tapó los contínuos comentarios de los SEALs y agentes Seguridad. En la pantalla de video de Rachel, Jesse se puso de pie, alzando ambas manos para silenciar a la multitud.

-Gracias,- dijo ante el micrófono. -Muchas gracias. Es un honor estar aquí hoy.-

-Aún tengo cero en los techos,- dijo Cowboy. -Ningún movimiento cerca de las ventanas, tampoco. Estoy empezando a pensar que estos tangos no conocen una buena ubicación cuando la ven…-

Un disparo resonó.

Una de las grandes ventanas de vidrio en la parte delantera del teatro estalló en un millón de pedazos.

La multitud gritó y se dispersó.

-¡Jesse!- Rachel aferró la mesa frente a ella, inclinándose más cerca de la pantalla, rezando con más fuerza de la que había rezado nunca en su vida.

Se había ido, no podía verlo. ¿Se había agachado detrás del podio, o caído, alcanzado por una bala?

Por sus auriculares, podía escuchar a los tres SEALs reportándose, todos hablando a la vez. Los techos estaban aún despejados, ningún tirador visible en las ventanas.

A su lado, Kevin Lagton había salido disparado de su asiento. -¿Qué quieres decir con que no sabes de donde salió eso?- estaba gritando sobre el caos. -Una bala fue disparada… ¡Tuvo que salir de algún lado!-

-¿Necesitamos una ambulancia?- preguntó otra voz. -Repito, ¿se necesita asistencia médica?-

Otro disparo, otra ventana rota.

-Maldición,- dijo Lagton. -¿De donde diablos está disparando?-

Jesse escuchó el segundo disparo, sintió el impacto de la bala golpear el escenario, y lo supo. El asesino estaba detrás de él. Dentro del teatro. Y con todos los escudos mirando hacia fuera, lejos del teatro, Jesse era un maldita presa fácil. Era increíble que aún estuviera con vida. Ese segundo disparo debería haberlo matado.

Debería, pero no lo había hecho. El hijo de p... había fallado.

Jesse se lanzó de cabeza del escenario, arma desenfundada, gritando instrucciones a sus hombres y a los agentes Seguridad que lo estaban rodeando. Cowboy estaba en el techo del teatro, por amor de Dios. Podían cercar al tirador, atrapar al bastardo.

Dentro de la camioneta de vigilancia, los monitores se quedaron en blanco. La electricidad se había ido. Señor, ¿qué estaba pasando allí afuera? Rachel había escuchado la voz de Jesse. Estaba con vida, gracias a Dios. No había sido asesinado. Aún.

El tirador estaba dentro del teatro. Balcón superior, por encima del vestíbulo, llegaron los reportes. La puerta trasera estaba rodeada, tenían al asesino acorralado.

Rachel se puso de pie, pasando a Kevin Lagton y abriendo la puerta de la camioneta. Podía ver el teatro, ver las dos ventanas destrozadas. Podía ver a los agentes Seguridad en cuchlillas cerca de la parte delantera del teatro. Podía ver tres figuras, escalando el exterior del teatro, trepando hacia el techo.

Dios de los cielos, eran Jesse y dos de sus SEALs.

Rachel bajó su micrófono a su lugar. No había querido hablar antes, temerosa de que solo agregaría a la confusión, pero esto…

-Jesse, ¿qué estás haciendo?- dijo al micrófono. -¡Eres el blanco! ¡Se su pone que tienes que ponerte a resguardo!-

-Necesitamos silencio de radio,- ordenó la voz de Blue. -Ahora mismo. Excepto para reportes de la localización de los tangos.-

-¡Jesse!- gritó Rachel.

Uno de los agentes Seguridad se asomó por la puerta de la camioneta. -No puedo cortar esta línea,- le dijo a Rachel, -asi que a menos que se quede en silencio, voy a tener que tomar su micrófono y auricular.-

Rachel cerró la boca, observando como una pequeña figura –Cowboy– ayudaba a Jesse y al resto del equipo a subir al techo del teatro.

Arriba del techo, Jesse miró alrededor. Había una puerta, que conducía a escaleras que los llevarían abajo.

¿Estás bien? Le preguntó Cowboy a Jesse mediante señas.

Bien, hizo señas Jesse.

El tirador seguramente tenía una radio, y probablemente estaba monitoreando su conversación hablada. Desde este punto en adelante, los SEALs se comunicarían solo con señas y el lenguaje de signos. No tenía sentido alertar al tirador dejándole saber que estaban llegando.

Harvard tenía una ametralladora HK extra, y se la pasó a Jesse con una tensa sonrisa.

Otro disparo resonó.

-Agente caído,- llegó la voz de West por el auricular de Jesse. -¡Oh, hombre, necesitamos un médico!-

-La ubicación del tango es estable,- dijo otra voz. -Manteniéndose estable en el balcón del vestíbulo.-

-Saquen a ese hombre herido de la linea de fuego,- ordenó Lagton.

-Está muerto,- reportó West, su normalmente desapasionada voz conmocionada. -Freeman está muerto. El bastardo lo clavó entre los ojos. El hijo de p…-

Vamos, hizo señas Jesse a sus hombres. Estoy en posición.

Blue hizo gestos hacia sí mismo. Quería conducir al equipo en cambio. Pero Jesse negó con la cabeza.

Silenciosamente abrió la puerta y empezó a bajar las escaleras.

Otro disparo.

Más caos. Otro agente fue impactado con infalible precisión.

-Permanezcan abajo,- ordenó Lagton a sus hombres. -Este tipo es un francotirador y está aquí por el gran botín. Pongamos a nuestros propios tiradores en posición.-

Silenciosamente, con letal sigilo, el dedo en el gatillo de sus ametralladoras, los SEALs se movieron escaleras abajo.

Rachel paseó. No había escuchado la voz de Jesse durante varios largos minutos. Ya no podía ver ningún movimiento en el techo.

-Una de las cámaras volvió a encenderse,- dijo alguien desde dentro de la camioneta de vigilancia, y ella volvió dentro para ver.

Efectivamente, la cámara de video que había sido tirada y dejada sobre el escenario había vuelto a la vida. Ahora mostraba una lateral y algo nebulosa imagen del vestíbulo del teatro. Detrás del reflejo en los restantes vidrios de las ventanas, Rachel pudo ver la sombreada forma del asesino en el balcón superior.

Estaba tranquilo. Nadie se estaba moviendo. Nadie estaba hablando. Entonces…

-Tiradores Seguridad, no hagan fuego.- Era la voz de Jesse, alta y clara, sobre la radio.

Rachel se sintió tambalear, y buscó a tientas su asiento. Jesse y sus SEALs estaban en algún lugar cerca del hombre armado –en la línea de fuego de las armas de los agentes Seguridad. Por favor, Dios, mantenlo a salvo, rogó.

Una puerta se abrió violentamente. Ella lo escucho más que verlo en la borrosa pantalla de video.

El pistolero se giró, disparando una ametralladora en lugar de su rifle. Pero no había nadie allí.

Otra puerta se abrió, al otro lado del balcón, pero el tirador ya se había movido.

Usando algún tipo de cuerda, se balanceó sobre el borde y bajó al primer piso.

Rachel vio a Jesse antes de que el pistolero lo hiciera.

Estaba parado en el vestíbulo, el arma apuntada hacia el hombre bajando por la cuerda. Sabía que era Jesse por su brillante chaqueta blanca. Los otros tres SEALs estaban vestidos de marrón apagado.

-Quédate allí mismo, amigo,- escuchó decir a Jesse por sus auriculares. -Podemos terminar este juego de una de dos formas. Podemos sacarte de aquí en una bolsa para cadáveres, o puedes dejar caer tus armas ahora mismo y todos viviremos para ver el mañana.-

El tirador estaba congelado, inmóvil, a mitad de camino de la cuerda cuando miró a Jesse.

Entonces se movió. Pero no dejó caer su arma, la levantó, rápido, apuntada directamente a la cabeza de Jesse.

El sonido de disparos en la radio era ensordecedor.

El tirador saltó al suelo -¿o cayó? ¿Quién le había disparado? ¿Y dónde estaba Jesse…?

-¡Jesse!- Rachel no pudo mantenerse en silencio otro segundo mientras se inclinaba más cerca de la borrosa pantalla.

-¿Necesitan asistencia médica?- preguntó una voz por los auriculares

-Escuadrón Alfa, regístrese,- ordenó la voz de Blue. -McCoy.-

-Becker.-

-Jones.-

-St.James,- dijo la familiar, ronca voz de Jesse. -Estamos todos fuera de peligro.

No hay necesitad de un médico, Seguridad.-

Rachel cerró los ojos y descansó la cabeza sobre sus brazos en el tablero.

-Este estúpido hijo de p... acaba de hacerse un mártir por la causa,- dijo la voz de Jesse en su oído.

Jesse estaba vivo. Todo había terminado, y Jesse estaba vivo.

Esta vez.

No fue hasta después de las nueve de la noche –dos mil cien horas–que el teléfono de Rachel sonó.

Había estado ocupada toda la tarde y noche con reuniones e informes de lo sucedido. Había trabajado con el Embajador Freder y el Senador Evans, programando lo que restaba de la visita del Príncipe Tedric. Había llegado un reporte de Seguridad que los hizo a todos respirar más tranquilos. El asesino había sido identificado como Salustiano Vargas –ex mano derecha de Diosdado. Ex. Aparentemente los dos terroristas habían tomado caminos separados, y Vargas ya no estaba conectado a la Nube de la Muerte. Había estado actuando por su cuenta. ¿Por qué? Nadie parecía saber. Al menos no aún. De cualquier modo, Vargas estaba muerto. No les iba a dar ninguna respuesta.

Pero ahora que el asesino ya no era una amenaza, el embajador y el senador querían poner la visita nuevamente en marcha. Tedric estaba volando desde el Distrito de Columbia. Los encontraría en Seattle en la mañana, donde abordarían un crucero a Alaska. Terminarían la visita con gran efecto.

La seguridad volvería a casi normal. Dos o tres agentes Seguridad permanecerían, pero todos los demás, incluyendo a los SEALs –incluyendo a Jesse– irían a casa.

A la hora de la cena, Rachel había buscado a Jesse, pero le dijeron que estaba en reuniones de alto nivel de seguridad. Ella regresó a su habitación para empacar, pero no podía dejar de pensar. ¿Y si él no terminaba antes de la mañana?

Algunas veces esas reuniones continuaban toda la noche. ¿Y si no lo veía antes de tener que irse…?

Pero entonces, a las nueve en punto, el teléfono sonó. Rachel cerró los ojos, luego lo recogió. -¿Hola?-

-Holas, Remy.-

-Jesse.- ¿Dónde estás? ¿Cuándo estarás aquí? Cerró la boca con fuerza sobre esas palabras. Ella no lo poseía. Podía haber revelado sus sentimientos esta mañana cuando le había dicho –y al mundo entero– que lo amaba, pero no podía presentar ningún reclamo sobre su tiempo o su vida.

-¿Ya has cenado?- preguntó él.

-No, estaba…- esperándote. -No tenía hambre.-

-¿Crees que tendrás hambre en unos veinte minutos?- preguntó él.

-¿Hambre de qué?- Intentó hacer que su voz sonara ligera, provocadora, pero su corazón se sentía pesado. Sin importar como enfocara esta relación, la conclusión a la que seguía llegando era que no iba a funcionar. Mañana ambos iban a encaminarse en diferentes direcciones, y eso sería todo. Todo lo que quedaba era esta noche. Había estado tan preocupada más temprano de que no iba a poder pasar esta noche final con Jesse. Pero ahora no podía evitar sino pensar que podría ser más fácil simplemente decir adios por teléfono.

-Ough,- dijo él, con risa en su voz. -Me matas, señora. Pero quería decir si tenías hambre de comida. Como, tú y yo –mi yo real, sin disfraces– saliendo a algún lado a cenar.- Hizo una pausa.

-En público. Como a un restaurante.- Hizo una nueva pausa, luego rió. -Dios, ¿soy sutil, o qué? Estoy intentando pedirte que salgas a cenar conmigo, Rem. ¿Qué dices?-

No le dio tiempo de responder. -Aún estoy en el centro,- continuó, -pero puedo conseguir un taxi y estar en el hotel en quince o veinte minutos. Ponte ese vestido negro, ¿si? Iremos a la montaña Camelback. Mac dice que hay un gran restaurante en el resort allí. Hay una banda y baile, y una tremenda vista de la ciudad.-

-Pero…-

-Oh, si. Hay un taxi acercándose, justo afuera. Tengo que correr, nena. Vístete –estaré allí mismo.-

-Pero no quiero salir. Es nuestra última noche –quizás para siempre– y quiero pasarla sola contigo,- dijo Rachel a la línea muerta.

Lentamente colgó el teléfono.

Tenía una noche más con Jesse. Una noche más para que durara el resto de su vida. Una noche más para marcar a fuego su huella permanentemente en los recuerdos de él.

Mmm.

Rachel levantó el aurícular y marcó servicio de habitación. ¿Jesse quería cena y baile y una vista de la ciudad? La vista desde su habitación no era demasiado mala. Y el restaurante cuatro estrellas del hotel entregaba comida a las habitaciones. Y en cuanto al baile…

Sosteniendo el teléfono en una mano, Rachel cruzó hacia el equipo de música. Si, había un reproductor de Cds. Sonrió.

Entonces en el hotel....

Por primera vez, Jesse en verdad llamó a su puerta en lugar de forzar la cerradura y entrar.

Con la larga falda de su vestido negro de seda siseando alrededor de sus piernas, Rachel cruzó hacia la puerta de la habitación y la abrió y se arrojó a sus brazos.

-Señor, he esperado todo el día para hacer esto,- dijo ella. -Me asustaste a muerte esta mañana.-

Tener los brazos a su alrededor se sentía tan bien. Y cuando los labios de él encontraron los suyos, sintió que empezaba a derretirse y envolvió sus propios brazos con más fuerza alrededor de su cuello. Sus dedos se enlazaron en su cabello y…

Rachel se echó hacia atrás.

Su cabello largo había desaparecido. Jesse se había cortado el cabello. Corto. Realmente corto. Lo miró, realmente lo miró por primera vez desde que había abierto la puerta. Vestía su uniforme naval de vestir. Era azul oscuro con filas y filas y filas de medallas y lazos a la izquierda de su pecho. Tenía una gorra blanca en la cabeza, y se la quitó, sosteniéndolo casi torpemente en sus manos. Sus plateados ojos estaban ligeramente avergonzados mientras la observaba asimilar su corte de cabello. Su cabello había sido cortado al estilo militar alrededor de las orejas y atrás. En la coronilla y el frente era ligeramente más largo –solo lo bastante largo para que un mechón de cabello oscuro cayera hacia delante sobre su frente.

Él sonrió con pesar. -El peluquero se pasó un poco,- dijo. -Normalmente no lo uso así de corto y…- Cerró los ojos, sacudiendo la cabeza. -Maldición, lo odias.-

Rachel tocó su brazo, sacudiendo su propia cabeza. -No,- dijo. -No, no lo odio…-

Pero no le gustaba, tampoco. No es que luciera mal. De hecho, no lo hacía. En todo caso, su corte volvía su delgado rostro más apuesto que nunca. Pero también lo hacía lucir más duro, más fuerte, incomprensivo –peligroso a un nivel completamente nuevo. Lucía exactamente como lo que era –un altamente entrenado, altamente competente oficial de las fuerzas especiales. No podía evitar que le recordara que era un hombre que arriesgaba su vida como algo natural. Y eso era lo que a Rachel no le gustaba. -Te queda bien,- le dijo.

Él buscó sus ojos, y lo que fuera que vió allí pareció satisfacerlo. -Bien.-

-Luces… maravilloso,- dijo Rachel honestamente.

-Tú también.- Sus ojos llamearon con ese familiar calor cuando los pasó de arriba abajo por su cuerpo.

-Esta es la forma en que pensé que ibas a lucir –antes de volver a verte,- dijo ella.
Una breve sombra pasó por su rostro. -Si, bueno, supongo que debo decírtelo, puedo contar con mis dedos las veces que he vestido este uniforme. Lo que viste cuando nos reencntramos está más cerca de la verdad. Normalmente uso traje de faena o jeans. Y si he estado trabajando con motores, normalmente están cubiertos de grasa o suciedad.-

¿Por qué le estaba diciendo esto? Casi sonaba como una advertencia. Parecía tan serio, que Rachel se sintió obligada a aligerar las cosas. -¿Estás diciendo esto porque quieres que te lave la ropa?- bromeó.

Jesse le dirigió una de sus irregulares sonrisas. Si, viéndolo sonreir de esa forma, sus dientes tan completamente blancos contra su delgado, bronceado rostro, Rachel podía decir que su nuevo corte de cabello definitivamente le quedaba bien. -¿Quieres lavarme la ropa?- contrarrestó él.

La casual pregunta repentinamente pareció cargar más significado, cuando Jesse la miró intensamente. Sus ojos plateados eran agudos, casi penetrantes mientras esperaba una respuesta.

Rachel rió, intentando ocultar su repentina aprensión. ¿Por qué estaban hablando sobre lavar la ropa? -No lavo mi propia ropa,- dijo con un encogimiento de hombros. -¿Cuándo tengo tiempo para hacerlo?-

Retrocedió, abriendo más la puerta para dejarlo pasar. -Estamos parados en el corredor,- agregó. -¿No entrarás?-

Jesse dudó. -Quizás deberíamos simplemente ir…-

Ella sonrió. -¿Piensas que si entras no nos iremos nunca?-

El le tocó el costado del rostro. -No solo lo pienso, nena, lo sé.-

Ella besó la palma de su mano. -¿Sería eso tan terrible?- murmuró, levantando la vista a las profundidades medianoche de sus ojos.

-No.- Él entro a la habitación, cerrando la puerta a sus espaldas.

Rachel estaba nerviosa. Jesse podía ver que estaba nerviosa cuando se movió fuera de su alcance y dentro de la habitación y…


*****************************************************************
Hay de verdad lo voy a dejar hasta ahi por que lo que viene es en realidad triste para nuestros corazones St.Berrystas, pero en unos dias se viene un nuevo capitulo, espero sus comentarios.
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Mensaje por Nalle Rivera Jue Abr 19, 2012 3:27 pm

:O que vas hacer Emy??? Nooooo!!!! ay mi espalda jejejeje me gusto pense que lo habian matado pero no, pero ahora que vas hacer??? u_____u uyy la cama me llama
Besos YO XD
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Mensaje por franciscagleek Vie Abr 20, 2012 10:31 pm

porfaaaa no me hagas llorar con un capitulo triste noooo,
me encanto el capitulo
lo ame tanto y casi te mato, cuando lei lo de los disparos XD

muy buen cap actualiza pronto :)
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Mensaje por Emy_Rodriguez Groff Lun Abr 23, 2012 1:16 pm

Fic La Verdad de Jesse
Capitulo 37
El Adios…
.



La mesa estaba puesta y cubierta con una gran cena de servicio de habitación que lucía magnífica. Y el resto de la habitación… Rachel había empujado todos los muebles lejos del centro de la sala de estar.

Había hecho eso antes. Allá en D.C. Cuando él había trepado y entrado por la puerta corrediza de su balcón y…

Jesse levantó la mirada para encontrarla observándolo. Ella se humedeció los labios nerviosamente y sonrió. -Cena y baile,- explicó. -Hice lugar, para que podamos bailar.-

-¿Nosotros?-

Rachel se ruborizó, pero mantuvo su mirada. -Para poder bailar para ti,- se corrigió suavemente.

-No obstante, en algún punto bailarás conmigo, también. Pero quizás deberíamos cenar primero.-

El fragante aroma de la comida gourmet llenaba el aire. Jesse sabía que no había comido desde el almuerzo. También sabía que la cena era lo último que quería ahora mismo. Rachel iba a bailar para él. Iba a bailar de la forma en que la había visto bailar cuando había trepado a su habitación. Solo que esta vez, sabría desde el principio que la estaba observando. -Quizás deberíamos cenar más tarde,- dijo roncamente.

Mientras observaba, ella cruzó hacia la ventana y cerró las cortinas. Dios, su corazón estaba latiendo como si acabara de correr un kilómetro y medio en tres minutos. Podía sentir la sangre fluyendo con vehemencia por sus venas con cada pulsante latido. Realmente iba a hacer esto. Sabía que él quería que lo hiciera –le había pedido que bailara para él. Pero nunca había pensado que realmente lo haría. Pensaba que había pedido demasiado.

Rachel le sonrió mientras cruzaba de regreso hacia la mesa de la cena y tomaba una botella de cerveza de un pequeño cubo donde se enfriaba. La abrió, la vertió en un vaso y se la llevó.
-Gracias,- dijo Jesse cuando le alcanzó tanto el vaso como la botella.

-¿Por qué no te sientas?- murmuró Rachel, y con un susurro de seda, se movió al otro lado de la habitación.

Sentarse. Si, correcto. Sentarse. Mientras Jesse se dejaba caer en una silla, Rachel cruzó hasta el estéreo y deslizó un cd en su lugar.

Jesse sabía lo que su baile significaba para ella. Le había dicho que era privado e intensamente personal. Era una forma de desahogarse, de desatarse, de realmente relajarse. E iba a compartirlo con él ahora. Iba a dejar que su placer personal, privado, se convirtiera en el placer de él.

El fuego que estaba punzando por sus venas alcanzó su corazón y explotó. Rachel Berry le había dicho que lo amaba hoy. Y esta noche, al compartirse a sí misma con él de esta forma, le estaba mostrando exactamente cuanto.

La música empezó –suave, lentamente– y Remy se paró en medio de la habitación, cabeza hacia atrás, ojos cerrados, brazos a los costados. Dios, era hermosa. Y era suya. Toda suya. Para siempre, si tenía algo que decir sobre eso. Y lo tenía. Tenía un montó que decir sobre eso. Diablos, podía escribir un libro sobre el tema.

La música cambió con un repentino estallido de volumen, y Rachel levantó sus manos abruptamente, al aire.

Y entonces empezó a moverse.

Era grácil, flexible, y su vestido parecía una extensión de su cuerpo, moviéndose con ella. Sus ojos estaban aún cerrados, pero luego los abrió y miró directamente a Jesse.

Ella se ruborizó, y su corazón ardió. Era toda una contradicción. La cosa más leve podía hacerla ruborizar –hasta que la pasión la abrumaba. Y cuando eso sucedía, era increíblemente desinhibida. Un momento era aparentemente remilgada y correcta, y al siguiente era salvaje, dándole placer en formas que solo había soñado, y diciéndole –bastante específicamente, en términos nada inciertos– exactamente lo que podría y debería hacer para complacerla.

Mientras Jesse observaba, Rachel cerró los ojos otra vez, y nuevamente la música cambió, el ritmo haciéndose más fuerte, más rápido, más insistente. Su baile, también, se volvió menos cuidadoso, menos contenido. Sus movimientos eran más libres, más amplios, más poderoso.
Más apasionados.

Se estiró hacia arriba con ambas manos y con un veloz movimiento, quitó los pasadores que sostenían su cabello. Este cayó alrededor de sus hombros, una avalancha de rizos castaños.
La boca de Jesse estaba seca, y tomó un sorbo de la cerveza que ella le había dado.

Rachel pateó sus altos tacones, y, mientras Jesse miraba, se convirtió en la música. Se movía con la rítmica pieza instrumental, visualmente capturando cada matiz, cada frase musical con su cuerpo.

Su cuerpo.

No habían sido amantes por mucho tiempo, pero Jesse ya conocía cada pulgada del hermoso cuerpo de Rachel íntimamente. Pero viendo su cuerpo en movimiento de esta forma era una experiencia completamente nueva. Rachel hizo un movimiento giratorio, serpenteante, que era puro abandono.

La larga falda de su vestido ya no se movía con ella… se estaba interponiendo en su camino.
Esta vez cuando abrió los ojos y miró a Jesse, no se ruborizó. Sonrió –una dulce, sexy sonrisa– y se estiró para alcanzar el cierre del vestido en su espalda. En menos de un latido, el vestido formó un charco alrededor de sus pies. Y aún bailaba.

Para él.

He muerto, pensó Jesse, he ido al cielo.

Ella se movió más cerca de él, sonriendo ante la mirada que él sabía malditamente bien estaba en su rostro. Estaba hipnotizado. Estupefacto. Totalmente abrumado.

Aún moviéndose, ella extendió su mano hacia él. -Baila conmigo.-

No era una invitación que necesitara escuchar dos veces. Colocó su cerveza sobre la mesa más cercana y se puso de pie. Y entonces, Dios, ella estaba en sus brazos, moviéndose con él y contra él al ritmo de la melodía.




Su piel era tan lisa, tan sedosa bajo sus manos. .

Él aún estaba en uniforme. Estaban bailando tan cerca, que sus piernas estaban entrelazadas.

-Remy…-


De alguna forma ella supo que él había recibido casi todo lo que podía tomar. Levantó su boca hacia él y lo besó. Jesse se oyó. No podía tener suficiente de ella.

-Remy, necesito…-

-Lo se.-


(……)

Pero no había forma de que fuera capaz de alejarse de Rachel. No sin dejar su corazón atrás –desgarrado de su pecho.

La amaba. Quería decírselo, pero las palabras –esas dos simples, pequeñas palabras– no salían con facilidad. La verdad era que decirlas lo asustaba a muerte. Ahora, ¿no era eso divertido? Era un SEAL. Había enfrentado hordas de soldados enemigos, había mirado a la muerte a los ojos sin inmutarse más veces de las que podía contar, y sin embargo el pensamiento de expresar una muy simple sentencia lo hacía sudar.

Los dedos de Remy estaban en su cabello. Su boca estaba cubriendo su rostro y labios con besos.

-Te amo,- dijo Rachel. -¡Oh, Jesse, te amo!-

Sus palabras lo empujaron al límite. Lo amaba. Realmente lo hacía. y el mundo pareció desintegrarse a su alrededor.

Nena, también te amo.

Jesse lentamente se volvió consciente de lo que lo rodeaba.

La cabeza de Remy descansaba sobre su hombro, su cálido aliento contra su cuello. Su propia frente estaba reclinada contra la pared. Y sus rodillas estaban malditamente temblorosas.
Podía sentir al corazón de Rachel latiendo, escuchar su suave suspiro.

No quería moverse. Nunca había tan feliz de esta forma en su vida, y no quería que terminara. Por supuesto, tenía que terminar, pero mientras permanecieran aquí mismo, en esta misma posición, estos remarcables sentimientos podían perdurar.

Era, innecesario era decirlo, increíblemente estimulante. Su futuro parecía tan diferente, tan mucho más brillante, con Remy en el cuadro. Por primera vez en su vida, Jesse se encontró en verdad considerando la posibilidad de tener hijos. No por un buen largo tiempo, por supuesto. Quería a Remy toda para sí mismo durante años y años y años. Pero en el camino, hacer un bebé, crear una nueva vida sería excitante en una forma que nunca había imaginado antes. Cincuenta por ciento él y cincuenta por ciento ella, con doscientos por ciento de su amor…
La caja de joyería que llevaba en el bolsillo se clavaba en sus costillas y Jesse tuvo que reir. Ni siquiera le había pedio a Remy que se casara con él aún, y aquí estaba, prácticamente poniéndoles nombre a sus hijos.

-No tenías que decir eso, sabes,- susurró ella.

Ella levantó la cabeza y se bajó al suelo. El hechizo estaba roto. ¿O no? Jesse aún sentia una increíble calidez en el pecho. Solía pensar que se sentía como un lazo, comprendió, pero ahora era un buen sentimiento, una calidez rodeando su corazón, dándole un increíble sentimiento de paz y pertenencia.

-¿No tenía que decir que?- preguntó.

Rachel se alejó de él levemente, dándole espacio para ajustar sus ropas. la preocupación oscureciendo sus ojos cafés.

-No tenías que decir que también me amabas,- dijo ella.

Jesse se congeló, las manos inmóviles en la hebilla de su cinturón. ¿En verdad había dicho esas palabras en voz alta?

-Preferiría que fueras honesto conmigo,- continuó ella. -No digas cosas que no sientes. ¿Por favor?-

Rachel miró a otro lado, incapaz de seguir mirando a Jesse a los ojos, incapaz de mantener la fachada valiente. Pero, por todos los diablos, aquí acababa de hablar de ser honestos.

-La verdad es, Jesse,- dijo, la voz temblándole ligeramente, -que voy a extrañarte terriblemente cuando te vayas, y…-

Jesse la atrajo a sus brazos, moviéndose con ella para sentarse en el sofá, con Rachel sobre su regazo. -¿Quién dice que voy a irme a algún lado?- preguntó suavemente, alisando su cabello hacia atrás y besándola con suavidad en los labios.

Rachel sintió sus ojos llenarse de lágrimas. ¡Maldición! Parpadeó para alejarlas. -Mañana voy a volar a Seattle y tú…-

Él la interrumpió con otro suave beso. -¿Y quién dice que cuando dije… lo que dije, no estaba siendo honesto?- Pasó su mano libre bajando a la curva de su cadera y hacia arriba nuevamente, luego ahuecó su pecho. Era imposible no tocarla.

-Me amas.- Su incredulidad era evidente en su voz.

-¿Realmente es tan difícil de creer?-

Rachel le tocó el costado del rostro. -Eres tan dulce,- dijo ella. Ante la falsa llamarada de indignación en sus ojos, agregó rápidamente, -Se que no lo crees, pero lo eres. Eres increíblemente amable, Jesse. Y sé que tienes… sentimientos por mí, pero no tienes que aparentar que son más que…- Ella bajó la mirada en silencio a la pequeña caja de terciopelo negro que Jesse sacó de su bolsillo y le extendió. -¿Qué es esto?-

-Ábrelo,- dijo él. Su rostro lucía tan serio, tan duro. Sus ojos eran tan intensos.

-Tengo miedo de hacerlo.-

Jesse sonrió, y eso suavizó su rostro. -No es una granada,- dijo. -Solo ábrelo, Rem, ¿quieres?-
Lentamente, ella lo tomó. Era pequeño y cuadrado y negro y suave. Se parecía muchísimo a una caja de joyería. ¿Qué le estaba dando? Ni siquiera podía empezar a imaginar las posibilidades. Su corazón estaba latiendo con fuerza, comprendió. Respiró profundamente para calmarse. Entonces, mirando los hermosos ojos de Jesse, buscando alguna especie de pista de lo que estaba dentro, abrió la caja.

Bajó la mirada y su corazón se detuvo. Era un anillo. Era un enorme, hermoso, reluciente anillo de diamantes.

-Cásate conmigo,- dijo Jesse roncamente.

-¡Dios querido!- jadeó Rachel.

Cuando levantó la vista a sus ojos, su expresión de asombro hizo sonreír a Jesse. -Supongo que no estabas esperando esto, ¿eh?-

Ella negó con la cabeza.

-Yo tampoco,- le dijo él honestamente. -Pero ese anillo no es para aparentar, Remy. Y tampoco lo es lo que siento. Yo… tu sabes… te amo...- Dios, lo había dicho y no había sido golpeado por un rayo. -Y quiero hacer esto que tenemos permanente. ¿Me sigues?-

Ella estaba en silencio. Sus ojos eran enormes como platos cuando lo miró. Aún estaba desnuda, y no podría evitar tocarla, acariciar su suave piel, si su vida dependiera de ello. Era adorable, y él ya estaba incómodamente excitado otra vez. Dios, acababa de tener el mejor sexo de su vida, y ya la quería otra vez. No podía tener suficiente de ella. Nunca podría.
¿Por qué no le respondía? ¿Por qué no le decía que quería casarse con él, también?
-Di algo, nena.- Jesse intentó disfrazar su inseguridad, pero supo que había fallado miserablemente. Se mostraba en sus ojos, en su voz. -El supenso está matándome.

Dime lo que piensas. ¿Buena idea? ¿Mala idea? ¿Me he vuelto loco, aquí?-

Rachel estaba muda de asombro. Jesse St.James –Teniente Jesse St.James de los Navy SEALs de Estados Unidos– quería casarse con ella. Había hablado en serio cuando había dicho que la amaba. La amaba.

La amaba, y Dios querido, debería estar extasiada. Debería estar oyendo campanadas de boda e imaginándose a sí misma en un maravilloso vestido blanco, caminando por el pasillo de una iglesia para encontrar a este hombre ante el altar. El único hombre que verdaderamente amaba y esta vez sin que nada ni nadie se interpusiera entre ella y Jesse y su tan ansiada felicidad que le habían arrebatado hace tanto tiempo atrás.

Pero no podía imaginarse a sí misma en una boda. Solo podía verse a sí misma en un funeral. El funeral de Jesse.

-Cuando…- empezó, luego se aclaró la garganta. Se estremeció ligeramente, repentinamente consciente del frío del aire acondicionado contra su piel desnuda. Jesse pasó su mano de arriba abajo por su brazo, intentando calentarla. -¿Cuándo planeas retirarte?-

Él la miró sin expresión. -¿Qué?-

-De los SEALs,- explicó ella. -¿Cuándo vas a retirarte del servicio activo?-

Rachel pudo ver que él no entendía como esto era relevante para su proposición de casamiento, pero se encogió de hombros y le contestó de todos modos. -No por un largo tiempo,- dijo. -No lo se. No por otros quince años. Veinte si puedo lograrlo.-

Su corazón se hundió. Quince o veinte años. Dos décadas de observar al hombre que amaba irse a innumerables misiones de alto riesgo. Dos décadas de no saber si volvería o no. Dos décadas de puro infierno. Si él vivía tanto tiempo…

-Soy un marino de carrera, Remy,- dijo Jesse con calma. -Se que no soy un príncipe, pero soy un oficial y…-

-Eres un príncipe.- Rachel lo besó rápidamente en los labios. -Nunca he conocido a nadie siquiera la mitad de principesco que tú.-

Él estaba avergonzado. Asi que por supuesto, intentó convertirlo en una broma. -Bueno, demonios,- dijo. -Todas las mujeres desnudas me dicen eso cuando las tengo en mi regazo.-
Rachel tuvo que sonreír. -Estoy desnuda,- dijo. -¿Verdad?-

-Lo noté,- dijo él, tocando ligeramente sus labios.

-¿Quieres que me ponga algo de ropa?-

-Estaba pensando más entre las líneas de que yo debería deshacerme de la mía,- murmuró Jesse, llevando sus labios a donde sus manos habían estado recién. Pero solo la besó suavemente antes de levantar la cabeza otra vez. -Pruébatelo.-

El anillo. Quería decir el anillo.

Sabía que no debería. No tenía idea de cuál iba a ser su respuesta. Estaba tan completa, totalmente desgarrada.

Aún así, Rachel tomó el anillo de la caja y lo deslizó en su mano izquierda. Era un poquito grande.
-Dí la palabra, y podemos mandar a ajustarlo,- dijo Jesse. -O, si quieres, puedes escoger algo distinto.-

Rachel miró el simple, elegante engaste del anillo a través de un velo de lágrimas. -Este es tan hermoso,- dijo. -No querría ningún otro.-

-Cuando lo vi,- dijo Jesse quedamente, -supe que te pertenecía.- Le levantó la barbilla hacia él. -Hey. Hey, ¿estás llorando?-

Rachel asintió, si, y él la atrajo incluso más cerca suyo. Atrajo su boca a la suya y la besó dulcemente. Ella quería tanto decirle, -Si, me casaré contigo.- Pero quería ir a la cama cada noche con él a su lado. Y quería despertar cada mañana sabiendo que iba a estar allí otra vez la noche siguiente. No quería un Navy SEAL, quería un hombre ordinario, normal.

Pero quizás si lo pedía, él dejaría a los SEALs. El Señor sabía que él podía hacer casi malditamente cualquier cosa, obtener cualquier clase de trabajo que quisiera. Era un experto en tantos campos diferentes. Podía trabajar como traductor. O podía trabajar como mecánico, a ella no le importaba. Déjalo que se cubra de grasa de motor todos los días. Aprendería a lavar la condenada ropa si eso era lo que se necesitaba. Solo quería saber que él estaría a salvo. Y con vida.

Pero Rachel sabía que no podía pedirle que dejara a los SEALs. E incluso si se lo pedía, sabía que no renunciaría. Ni por ella. Ni por nada. Lo había visto trabajando. Amaba el riesgo, vivía por el peligro.

-Por favor, Jesse,- murmuró. -Hazme el amor otra vez.-

Él se puso de pie, sosteniéndola en sus brazos, y la cargó al dormitorio.

Rachel quería desesperadamente casarse con Jesse. Pero Jesse ya estaba casado… con los Navy SEALs.

Mientras Rachel dormía, acurrucada a su lado en la cama, Jesse miró el techo con fijeza.
No había dicho que si.

Le había pedido que se casara con él, y ella le había hecho un manojo de preguntas como respuesta, pero no había dicho que sí.

No había dicho que no, tampoco. Pero se había quitado el anillo y lo había devuelto a la caja. Le dio algunas excusas sobre cómo tenía miedo de que se cayera. Tenía miedo de perderlo.
Pero si Remy le hubiera dado cualquier clase de anillo que significara que ella lo quería para siempre, que lo amaba -hasta que la muerte nos separe,- era malditamente seguro que Jesse lo tendría puesto independientemente del tamaño.

Era completamente posible que se estuviera encaminando a toda máquina a un choque emocional. Era completamente posible que a pesar de que Rachel había dicho que lo amaba, no lo amara lo suficiente para querer un -para siempre.- Diablos, era completamente posible que a pesar de que había dicho que lo amaba, no lo amara en lo absoluto.

Pero no. Tenía que creer que lo amaba. Lo había visto en sus ojos, sentido en su contacto. Sí que lo amaba. La pregunta del millón de dólares era, ¿cuanto?

Al otro lado de la habitación, desde la silla donde había arrojado sus ropas, el buscapersonas que tenía en el bolsillo sonó.

Jesse salió de la cama, intentando no despertar a Rachel, pero cuando se movió deprisa por la habitación, ella se agitó y se sentó.

-¿Qué fue eso?- preguntó.

-Mi buscapersonas,- dijo él. -Lo siento. Tengo que hacer una llamada telefónica.-
Rachel se inclinó hacia delante y encendió la luz de un tirón, mirándolo con los ojos entornados ante la repentina brillantez. Mientras ella observaba, él se sentó al borde de la cama, pasando los dedos por su corto cabello antes de recoger el teléfono. Marcó rápidamente –un número que tenía memorizado.

-Si,- dijo al teléfono. –St.James.- Hubo una pausa. -Aún estoy en Phoenix.- Otra pausa. -Si. Si, entiendo.- Miró a Rachel, su rostro serio. -Deme tres minutos, y volveré a llamar.- Otra pausa. Sonrió. -Correcto. Gracias.-

Dejó caer el receptor en su lugar y enfrentó a Rachel.

-Puede tener una semana de licencia, si la quiero,- dijo sin rodeos. -Pero necesito saber ahora mismo si debería tomarla. Y no quiero tomarla si no puedes pasar el tiempo conmigo. ¿Sabes lo que estoy diciendo?-

Rachel miró el reloj. -¿Recibiste una llamada a las cuatro y media de la mañana sobre si quieres o no licencia?- preguntó con consternación.

Jesse negó con la cabeza. -No,- replicó. -Me llamaron y ordenaron que me reportara a la base en Little Creek. Hay algún tipo de emergencia. Están llamando a todo el Equipo SEAL Diez, incluyendo al Escuadrón Alfa.-

Rachel se sintió desvanecer. -¿Qué tipo de emergencia?-

-No lo se,- dijo. -Pero aunque lo supiera, no podría decirlo.-

-¿Si estuvieramos casados, podrías decirme?-

Jesse sonrió tristemente. -No, nena. Ni siquiera entonces.-

-¿Así que simplemente empacas y te vas- dijo Rachel tensamente, -y quizás regresas?-
Él estiró su mano hacia ella. -Siempre volveré. Tienes que creer eso.-

Ella se sentó, moviéndose fuera de su alcance, manteniendo su espalda hacia él para que no pudiera ver la mirada en su rostro. Esta era su peor pesadilla, convertida en realidad. Esto era lo que no quería pasar los próximos veinte años haciendo. Este miedo, este vacío era exactamente el que no quería pasar las próximas dos décadas sintiendo.

-Tengo que tomar licencia oficialmente, o ir a registrarme con el resto del equipo. ¿Qué piensas?- preguntó él nuevamente. -¿Puedes tomarte el tiempo libre, también?-

Rachel negó con la cabeza. -No.- Gracioso, su voz sonaba tan fría y bajo control. -No, lo siento, pero tengo que estar en el crucero con el Príncipe Tedric, a partir de mañana.-

Podía sentir los ojos de él en su nuca. Sentió su vacilación antes de que se volviera al teléfono.
Lo recogió y marcó. -Si, es Jesse St.James otra vez. Estoy dentro.-

Rachel cerró los ojos. Estaba dentro. ¿Pero para qué? ¿Algo que iba a hacer que muriera? No podía soportarlo. No saber a dónde iría, qué estaría haciendo, era horrible. Quería gritar…
-Correcto,- dijo él al teléfono. -Estaré listo.-

Colgó el teléfono, y ella sintió el colchón moverse cuando se puso de pie.

-Tengo que tomar una ducha rápida,- dijo. -Va a venir un auto en diez minutos.-

Rachel giró para enfrentarlo. -¡Diez minutos!-

-Así es como funciona, Remy. Recibo una llamada, tengo que irme. Inmediatamente. A veces tenemos tiempo de preparación, pero generalmente no. Déjame tomar una ducha… podemos hablar mientras me visto.-

Rachel se sintió entumecida. Esta no era su peor pesadilla. Este miedo que sentía en lo profundo de su estómago estaba más alla de cualquier cosa que hubiera imaginado alguna vez. Quiería decírselo, rogarle que tomara la licencia. Renunciaría a su trabajo si tenía que hacerlo. Haría cualquier cosa, cualquier cosa para evitar que fuera a esa anónima, desconocida, probablemente mortal misión de emergencia.

¿Y luego qué? Se preguntó cuando escuchó el sonido de la ducha. Se puso de pie y se deslizó dentro de su bata, de repente sintiéndose terriblemente helada. Perdería su trabajo, su reputación, su orgullo, por una ínfima semana de la compañía de Jesse. Pero cuando esa semana de licencia hubiera terminado, él desaparecería. Iría donde el deber lo llamara, cuando el deber lo llamara, sin importar el peligro o el riesgo. Más tarde o más temprano sucedería. Más tarde o más temprano –y probablemente más temprano– iba a despedirse con un beso, dejándola con el corazón en la garganta. La dejaría sola, mirando el reloj, esperando, rezando porque volviera. Con vida. Y no volvería.

Rachel no podría soportarlo. No sería capaz de soportarlo.

El agua se interrumpió, y varios minutos más tarde Jesse salió del cuarto de baño, secándose con una toalla. Lo observó silenciosamente mientras se deslizaba en sus pantalones.

-Entonces,- dijo él, frotando su cabello con la toalla una vez más, mirándola. -Dime cuando terminarás con la visita Ustanziana. Intentaré conseguir licencia.-

-No será hasta dentro de dos o tres semanas,- dijo Rachel. -Después del crucero, nos iremos de regreso a D.C., y luego a Ustanzia desde allí. Para entonces, Williams y Santana habrá tenido al bebé, y…- se interrumpió, dándole la espalda. ¿Por qué estaban teniendo esta conversación aparentemente normal, cuando cada célula de su cuerpo estaba gritando para que lo sujetara… y nunca lo dejara ir? Pero no podía sujetarlo. Un auto iba a llegar en cinco minutos para llevárselo, quizás para siempre.

-Está bien,- estaba diciendo Jesse. Podía oírlo deslizando los brazos en su chaqueta y abrochándola. -¿Qué dices si me encuentro contigo en Ustanzia? Solo déjame saber la fecha exacta y…-

Rachel negó con la cabeza. -No creo que sea una buena idea.-

-Esta bien,- dijo él otra vez, muy sosegadamente. -¿Cuál es una buena idea, Remy? Tú dime.-
No se estaba moviendo ahora. Rachel supo aún sin mirarlo que estaba parado allí, su delgado rostro sin sonreír, sus oscuros ojos intensos mientras la miraba, esperando que ella se moviera, hablara, que hiciera algo, cualquier cosa.

-No tengo ninguna buena idea.-

-No quieres casarte conmigo.- No era una pregunta, era una afirmación.

Rachel no se movió, no dijo nada. ¿Qué podía decir?

Jesse rió –un breve estallido de aire que no tenía nada que ver con el humor. -Diablos, por la forma en que suena, ni siquiera quieres volver a verme.-

Ella se volvió hacia él, pero no estaba preparada para el hielo que había en sus ojos.
-Muchacho, si que me equivoqué mal,- dijo él.

-No lo entiendes,- intentó explicar Rachel. -No puedo vivir de la forma en que quieres que viva. No puedo soportarlo, Jesse.-

Él se alejó, y ella dio un paso adelante, deteniéndolo con una mano en su brazo. -Venimos de mundos tan diferentes,- dijo. Su mundo estaba lleno de peligro y violencia y el siempre presente riesgo de muerte. ¿Por qué él no podía ver la diferencia entre ellos? -Simplemente no puedo… pretender encajar en tu mundo, porque se que no lo haré. Y se que tú no encajarás en el mio. No puedes cambiar más de lo que yo puedo, y…-

Jesse se alejó. Su cabeza estaba girando. Mundos diferentes. Clases sociales diferentes era más probable. Dios, debería haberlo sabido. ¿Qué estaba pensando? ¿Cómo pudo haber pensado que una mujer como Rachel Berry –una dama fina y asesora de príncipes- querría más de él que una corta, humeante aventura?

Había estado en lo cierto –ella había estado visitando los barrios bajos.

Eso era todo lo que esto era para ella.

Había estado visitando los barrios bajos. Había estado comprobando cómo vivía la clase más baja. Había estado teniendo sexo con un obrero. Oficial o no, eso era lo que Jesse era, lo que siempre sería. De ahí era de donde venía.

Rachel se estaba ensuciando las manos, y Jesse, él había ido y se había enamorado. Dios, era un real idiota, un tonto.

Tomó la caja del anillo de donde aún estaba en la mesa de luz y la dejó caer en su bolsillo. Maldito si iba a dejar que se fuera con un anillo que había hecho una seria abolladura en los ahorros de toda su vida.

-Intenta entender,- dijo Rachel, sus ojos inundados en lágrimas. Se paró frente a la puerta, bloqueando su salida. -Te amo, pero… no puedo casarme contigo.-

Y de repente Jesse entendió. Ella podía haber estado visitando los barrios bajos –al principio. Pero se había enamorado, también. Aún así, ese amor no era suficiente para vencer las diferencias entre sus dos -mundos- como ella lo llamaba.

Debería irse. Sabía que debería irse. Pero en cambio tocó su rostro y pasó su pulgar por sus hermosos labios. Y luego hizo algo que nunca antes había hecho. Rogó.

-Por favor, Remy,- dijo Jesse suavemente. -Esta cosa entre nosotros… es bastante poderosa. Por favor, nena, ¿no podemos intentar que esto funcione?-

Rachel levantó la vista a los ojos de Jesse, y por un segundo, casi creyó que podrían.
Pero entonces su buscapersonas sonó otra vez, y el miedo regresó. Jesse tenía que irse. Ahora. La realidad la golpeó con fuerza y se sintió enferma del estómago. Se volvió y se movió lejos de la puerta.

-Esa es tu respuesta, ¿eh?- dijo él quedamente.

Rachel mantuvo su espalda hacia él. No podía hablar. Y no podía soportar observarlo marcharse.
Lo escuchó abrir la puerta del dormitorio. Lo escuchó caminar por la suite del hotel. Y lo escuchó detenerse, lo escuchó dudar antes de abrir la puerta del corredor.

-Pensé que eras más dura, Rem,- dijo, con la voz entrecortada.

La puerta chasqueó quedamente cuando él la cerró a su espalda.

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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por Elizabeth Gonzales Lun Abr 23, 2012 2:32 pm

Noooooooooooooo como pudiste hacer eso. Todo era maravilloso entre los dos y justo en el momento más magnífico donde ambos se confesaban su amor y el hecho de poder estar juntos siempre. Rachel tiene que dudar. Bueno entiendo el punto de vista de Rachel, pero el pobre Jesse piensa que lo ve como poca cosa y es más se llevo su anillo :(
No te odie amiga, sólo quiero matarte un poquito jajaja.
Espero saber a donde llamaron a Jesse a donde lo enviaran y si podran estar juntos nuevamente.
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cerrado Re: [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe

Mensaje por CamilaSt_Berry Lun Abr 23, 2012 4:54 pm

No porque... [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe - Página 9 2236703817 Aunque entiendo a Rachel teniendo a un Jesse St James de esposo y que este arriesgando su vida, cualquier mujer en el mundo estaría preocupada.
Espero actualización... No dejas de sorprender muy bueno! [Resuelto]Fic La Verdad de Jesse (St. Berry) Capítulo 40 (parte 2 y final)Mi verdadero príncipe - Página 9 1206646864
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Mensaje por Nalle Rivera Lun Abr 23, 2012 6:17 pm

Nooooooooooooooo creo que este no fue mi día u.u pero porque haces eso Me imagino un bebe Santana *w* hermoso jajajja un niña igual a ella No ellos deben estar juntos me dejas mal u__u
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Mensaje por ♥Judith Jue Abr 26, 2012 10:25 pm

Ahhh Emy ¿por que??
De nuevo separados pero los volveras a unir ¿verdad??
Ayy pobre de jesse pensando que es poca cosa pero Rachel tambien tiene razón que complicadoo
Espero actualizacion saludos
♥Judith
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