[Fic Brittana] You Drive Me Wild | Capítulo 29: I can't lie

Hola gente! Mil perdones por no haber actualizado ayer. Lo que paso fue que estaba estudiando Quimica y tambien de paso veia la maraton de Glee (por cierto, cortaron el beso Brittana en Nationals y me enojé con Fox ¬¬). Asi que ahora que termine de estudiar para mi ultimo examen, les traigo otro capitulo! Ahora que ya terminan los examenes, creo que podre actualizar todos los dias a menos que suceda algo imprevisto :)

Gracias de nuevo por sus comentarios! Todas querian saber lo de Susan, y ahora lo sabran! Ah, y si este capitulo no les causa ternura, no tienen corazon (?) En fin, me estoy alargando de nuevo ajajaja. Disfrutenlo!


Capítulo 11: Be alright

Las cosas parecían ponerse cada vez más peores para Brittany. Apenas su madre y ella llegaron a la casa, se encerraron en el estudio. Allí, la rubia tuvo que soportar las diversas críticas y reclamos de su madre, sin decir nada.

Su: ¿Quieres decir algo más en tu defensa?

B: No –respondió secamente.

Su: Bien –hizo una pausa– Como ya te dije, estás castigada por un mes. Sin salidas y sin visitas de Rachel. No te saco el celular porque necesito estar comunicada contigo.

B: Ajá.

Su: Ah, y del colegio vienes a la casa, sin escapadas. O de lo contrario, yo te llevaré y recogeré TODOS LOS DÍAS.

B: ¡Eso es patético! –reclamó molesta.

Su: Entonces cumplirás lo que te digo –se sentó frente a su hija y suavizó la voz– Hago esto porque te quiero y me preocupo por ti. No me gusta que te juntes con gente como esa tal Santana Lopez, es una criminal.

B: No lo es –defendió.

Su: ¿Y encima la defiendes? Es increíble –miró con reproche a la rubia– Si sigues con esa actitud, no consideraré disminuir tu castigo.

B: –se paró y se dirigió a la puerta– ¿Ya puedo irme? ¿O tienes algo más que reprocharme?

Su: Cuidado con lo que dices... –la miró fríamente– Y sí, ya puedes retirarte.

La rubia miró por última vez a su madre y luego se dirigió a su habitación, cerrando con un fuerte golpe la puerta del estudio. Jenny la estaba esperando afuera, y se interpuso en su camino para que le explique lo que sucedía. Brittany la apartó de un empujón y subió las escaleras llorando. Se encerró en su dormitorio y siguió sollozando por espacio de una hora más, hasta que ya no le quedaron lágrimas.

Santana llegó a su departamento con un aspecto desolado. Quinn ya la estaba esperando ahí, también algo triste por no poder ver a Rachel. Pero por sobre todo, ambas estaban desconcertadas porque no sabían qué pudo haber pasado con las chicas.

Q: Intenté llamar a Rach, pero su celular está apagado –hizo una mueca triste– Necesito hablar con ella.

S: Yo vi a Brittany, y digamos que pude comunicarme con ella.

Santana le contó a Quinn toda la historia, mientras esta la miraba asombrada.

Q: ¡Cómo no se me ocurrió eso! –dijo golpeándose la frente.

S: Porque eres una tonta –rió contagiando a su amiga– Espero que me llame, no soporto estar sin saber qué sucedió.

Q: ¿Te preocupas por alguien? –sonrió– Vaya, esto es nuevo.

Santana codeó a Quinn y ambas rieron. Como siempre, en momentos de incertidumbre se tenían la una a la otra para apoyarse mutuamente.

S: Iré a tomar algo –se dirigió a la cocina– Estoy sedienta.

Q: ¿Y si vemos una película? –preguntó desde la sala– No podremos hacer nada más hasta tener noticias de nuestras chicas.

S: Brittany no es mi chica –dijo entrando nuevamente a la sala y sentándose al lado de la rubia– Y me parece buena idea lo de la película.

Q: Eres testaruda, y mucho –rió– ¿Qué vemos?

S: ¿Algo de acción?

Q: Excelente.

Las Quinntana pasaron la tarde viendo películas, sí en plural, porque se entusiasmaron tanto con la primera que terminaron viendo dos más. Cuando vieron el reloj, ya eran casi las diez de la noche y no hicieron la cena ni se habían bañado.

S: Hagamos algo –le dio la guía telefónica a Quinn– Busca alguna buena pizzería, ordena algo y que lo traigan en delivery. Mientras tanto yo iré a darme una ducha.

Q: Sí, claro –sonrió– Deja a la gran Fabray ordenar una gran pizza.

Santana reía de las ocurrencias de su mejor amiga mientras se dirigía al baño. Allí se tomó su tiempo, y no pudo evitar caer en el hecho de que la rubia aún no la llamó, ni siquiera le envió un mensaje de texto.

S: Seguro no quiere ni verme –suspiró– Y yo que tenía aún muchos planes para las dos...

Un golpe en la puerta y los gritos de Quinn la sacaron de sus pensamientos.

Q: ¡Apúrate tortuga! ¡La pizza ya llegó y muero de hambre!

S: ¡Ya voy!

Unos minutos después, la latina salió del baño y encontró a la rubia sentada cómodamente en el sofá viendo la televisión, mientras comía un gran pedazo de pizza.

S: ¡Hey! –gritó tirándose al lado de la rubia– ¡Dijiste que me esperarías!

Q: Lo siento –le ofreció un pedazo– El hambre fue más fuerte que la amistad.

S: ¡Estúpida! –rieron juntas, hasta que el teléfono de Santana empezó a vibrar en su bolsillo.

La morena lo sacó, y vio que el remitente del mensaje era un número desconocido. Cuando lo abrió, se llevó una gran y grata sorpresa al ver que era de Brittany.

B: ¡Hey Santana! Soy yo, Brittany. Lamento molestarte a estas horas. No sé si aún estás despierta, por lo que te envío este mensaje en vez de llamarte. Creo que te debo una explicación por haberme ido así de pronto del McKinley, sin saludarte. Lo siento mucho, de verdad. Cuando puedas, podemos hablar. Buenas noches :)

Q: ¿Quién es? –preguntó al ver la cara que ponía Santana.

La latina se sonrojó hasta el extremo, y le enseñó el mensaje a la rubia, quien sonrió feliz.

S: ¿Qué le respondo? –dijo frotándose la nuca.

Q: Dame eso, te mostraré cómo se trata a una chica como ella.

A regañadientes, la morena le tendió el celular a Quinn. La rubia tecleó una respuesta rápida y luego se le devolvió a Santana para que lo vea antes de enviarlo.

S: ¡¿Estás tarada?! –gritó– ¿Cómo crees que le voy a poner ‘Hey Britt, qué bueno que te comunicas conmigo. Aún no dormía, estaba pensando en ti y en cuándo podemos volver a vernos. Besos.’?

Q: ¿Qué hay de malo? –preguntó encogiéndose de hombros– Es exactamente lo que te sucede.

S: Jamás volveré a pedirte ayuda –borró el mensaje y redactó uno nuevo.

S: ¡Hey! No te hagas problemas, sabes que la noche apenas empieza para mí. ¿Qué sucedió? Si tengo que golpear a alguien, no dudes en pedírmelo, preciosa ;)

A los pocos minutos Brittany respondió, para alegría de la morena y también de Quinn, quien notaba la ilusión de Santana, a pesar de que esta se esforzaba por ocultarla.

B: ¿Puedo llamarte? Estoy castigada y no puedo salir, así que el teléfono es mi único medio de comunicación...

S: Q... algo grave pasó –dijo con la voz profundamente afectada– Y está castigada. Supongo que Rachel también.

Q: ¿Enserio? ¡Tengo que idear algún plan para ver a Rach!

S: ¿Y qué se supone que hago yo? Quiere hablar conmigo, pero no puede salir de su casa y no creo que el teléfono sea una buena idea –hizo una pausa– ¡Tengo una idea!

Sin dar chance a Quinn de preguntar, Santana tomó su chaqueta y las llaves de su moto, y salió rápidamente del departamento.

Brittany estaba acostada en su cama, más bien, tirada boca abajo. Hacía casi media hora que había enviado el último mensaje a Santana y esta aún no respondía. Y para sumar a todo lo malo que le sucedía, tendría que esperar hasta el día siguiente para hablar con Rachel.

Cuando ya se estaba resignando a no recibir una contestación de la latina, su celular empezó a sonar. Rápidamente lo agarró y vio que era una llamada de la morena. Automáticamente sonrió y se aclaró la voz antes de contestar.

B: Hola...

S: ¡Hey preciosa! ¿Cómo estás?

B: Hmm... no muy bien que digamos –las lágrimas amenazaron con salir de nuevo.

S: ¿Querías hablar? Pues hablemos. Aunque no creo que este sea el medio correcto.

B: Lo siento Santana... No puedo salir.

S: ¿Y quién dijo que tienes que salir? Tan sólo corre las cortinas de tu ventana...

B: ¿Para qué?

S: Sólo hazlo.

A pesar de no entender la razón por la que Santana quería que hiciera eso, Brittany se acercó a su ventana y corrió las cortinas.

S: ¡Sorpresa!

La morena estaba ahí, trepada a un árbol con el celular en la oreja y una gran sonrisa en el rostro, vestida con su tradicional chaqueta de cuero. Rápida pero silenciosamente para no despertar a sus padres, abrió la ventana y Santana de un salto entró a la habitación de la rubia.

S: Creo que sería mejor que cortáramos la llamada –río, aún con el teléfono a un costado de la cabeza.

La rubia rió también y ambas finalizaron la comunicación a la vez. Se quedaron en silencio por un largo tiempo, ya que ninguna de las dos sabía qué decir o qué hacer.

S: Ehmm... –se rascó la cabeza incómoda– Hola... supongo.

B: Eh sí, hola –respondió nerviosamente.

Santana examinaba el dormitorio de la rubia minuciosamente, hasta que detuvo la vista en la mesa llena de peluches de patos y unicornios. No pudo evitar soltar una risita, que hizo que la bailarina la mirara extrañada.

B: ¿Qué sucede?

S: Nada... –sonrió y miró a Brittany– Sólo que tu habitación es muy... infantil.

B: ¿Eso es un insulto o un halago?

S: Tómalo como lo segundo. Me gusta.

B: Gracias –rió– ¿Cómo supiste cuál era mi habitación?

S: Intuición –guiñó el ojo– Y aparte, cuando subía por el árbol te vi a través de la cortina.

La rubia sonrió grandiosamente y señaló la cama para que se sentaran. Primero lo hizo ella, y luego, la morena se ubicó frente a ella, a tan sólo un brazo de distancia.

S: ¿Qué pasó? Nos dejaron con la intriga a Q y a mí.

B: Digamos que las cosas se complicaron un poco en el McKinley, con la profesora de español...

S: ¿Con Sylvester? –la rubia asintió– Cuando yo estudiaba ahí no la soportaba. Supongo que tú tampoco lo haces...

B: Para nada –sonrió– ¿Quieres que te cuente lo que sucedió?

S: Sí, me encantaría.

Brittany le contó toda la historia, hasta la parte en que hicieron llamar a los padres de ella y Rachel. Santana no hacía otra cosa que sonreír, y a la rubia le intrigaba mucho esto.

B: ¿Por qué te ríes? –preguntó al finalizar su relato– No es gracioso.

S: Sólo que me sorprende que seas rebelde –sonrió aún más– Eso es algo que sólo yo podría hacer.

B: Ni te creas, yo también puedo ser mala.

S: Pues ahora te creo.

De nuevo el silencio se estableció entre ellas. Ninguna de las dos quería romperlo, porque así estaban bien, hasta que la expresión de Brittany cambió, y unas cuantas lágrimas corrieron por sus mejillas.

S: ¿Qué te pasa? –dijo cambiándose de lugar y sentándose al lado de la rubia, para poder pasar los brazos alrededor del hombro del esta– ¿Por qué lloras?

B: Aún no te conté todo lo que pasó –sollozó– Falta lo peor.

Flashback

Brittany y Rachel esperaban en la oficina del director Figgins a sus padres. Ambas apenas se miraban y ni hablaban, por el temor a lo que pasaría en unos minutos. El director tampoco decía nada, sólo se limitaba a firmar unos papeles y no hacer mucho caso a las chicas.

Poco tiempo después, Hiram y LeRoy Berry, los padres de Rachel, llegaron. Dirigieron a la judía una mirada de reproche y se sentaron frente al director, esperando que llegue la madre de Brittany. Susan apareció diez minutos después, y por su cara, estaba bastante molesta. Apenas miró a su hija, y también fue a sentarse frente a Figgins.

F: Supongo que desean saber el motivo por el que fueron llamados –los adultos asintieron– Las señoritas aquí presentes –señaló a Rachel y Brittany– fueron protagonistas de un hecho de fraude en la asignatura impartida por la señorita Sylvester, motivo por el cual fueron expulsadas de la clase de español y no podrán ingresar a ella de nuevo hasta el día de las pruebas finales. Dichas pruebas contarán con una dificultad extra para ambas, como castigo.

Los padres de ambas chicas quedaron muy sorprendidos por lo que había pasado, mientras el director Figgins explicaba exactamente los hechos. Al finalizar, dejó solos a los Berry y a las Pierce para que intercambien palabras. Hiram y LeRoy decidieron ir a la cafetería del colegio con Rachel, para tener más intimidad. Susan y Brittany permanecieron en la oficina del director.

Su: ¿Me podrías explicar a qué vino todo esto? –preguntó.

B: Sólo intentaba ayudar a Rachel, sabes que ella está mal en español –se excusó.

Su: Y ahora tú también lo estás por su culpa –se cruzó de brazos- ¿Qué rayos te pasa últimamente Brittany?

B: ¡No exageres! Lo admito, me equivoqué pero no es para tanto. ¡Tú y Sylvester siempre agrandan las cosas!

Su: ¡No me grites! –abrió su bolso y sacó un recorte de periódico– Además, no me refiero sólo a eso –agregó fríamente.

B: –tomó el pedazo de papel y lo leyó– ¿Qué...?

La noticia rezaba lo siguiente: ‘Delincuencia juvenil: Un vistazo a las carreras clandestinas’. Y no sólo era eso, sino que la foto que se encontraba debajo del título era nada más y nada menos que de Brittany, agarrada a la cintura de Santana mientras huían de los policías la pasada noche.

Su: Quiero una explicación de esto, ahora –se sentó– Estaba buscando unos papeles en la oficina, cuando me topé con el periódico de ayer, ¿y qué vi? Mi hija en la tapa, con una delincuente.

B: –empalideció– Ella no es una delincuente...

Su: ¿Ah, si? La conozco Brittany –bajó la voz– Es Santana Lopez. Por si no te acuerdas, trabajo en el juzgado y la he visto más de una vez. Esa chica tiene antecedentes policiales, y no sólo dos o tres, sino varios. Es una criminal.

B: Yo... eh... –no sabía que decir, porque su madre en cierta parte tenía razón al decir que Santana no era para nada una santa.

Su: ¿Qué hacías con ella en una motocicleta? ¿Por qué estabas en las carreras clandestinas? ¿Acaso te estás convirtiendo en una delincuente también?

B: ¡Claro que no! –estalló– Sólo tenía curiosidad y... le pedí que me llevara –mintió.

Su: ¿De dónde la conoces?

B: De la fiesta de Sugar –contestó.

Su: ¡Sabía que no debería haberte dejado ir a esa fiesta! –gritó– Hace apenas unos meses que cumpliste 18 y ya crees que por ser mayor de edad puedes hacer lo que quieras. ¡Pues te equivocas!

B: Lo siento... –se disculpó.

Su: ¿Y ahora lo sientes? –rió– ¡Pues ya lo hiciste y ahora nuestro apellido está manchado! ¡Eres una irresponsable!

B: ¿Sólo te importa eso? –empezó a lagrimear– No puedo esperar a que pasen estos dos meses que me faltan para terminar la preparatoria, así podré irme a la universidad, ¡lejos de ti!

Su: Seguro es culpa de Santana que tengas estas ideas locas. No volverás a verla, y si la descubro cerca de ti, la denunciaré por acoso e invasión de la propiedad privada.

B: ¡No puedes hacerme esto!

Su: Sí que puedo, y será mejor que volvamos a la casa –tomó a la rubia del brazo y la estiró– Allí hablaremos bien.

Ambas salieron de la oficina del director, en el momento justo en que los Berry también cruzaban el mismo pasillo. Susan miró a los padres de Rachel con algo de asco, y rápidamente se alejó de allí con Brittany.

R: ¡Señora Pierce! ¡Brittany! –gritó Rachel corriendo hacia ellas.

Su: ¡Ahora no Rachel! Ya hicieron suficiente por hoy.

La judía se quedó en medio del pasillo quieta, avergonzada y dolida.

Susan siguió caminando con su hija, quien iba con lágrimas y la cabeza gacha. Por esa razón, no se percató de la presencia de Santana frente al McKinley, sino hasta que su madre le apretó el brazo aún más fuerte y susurró algo como: ‘Ahí está esa loca’. Ese fue el momento en que las miradas de ambas se cruzaron, y la rubia no pudo evitar soltar aún más lágrimas.

Fin del flashback

S: ¿Eso te preocupa? –preguntó después de haber escuchado completamente a Brittany– Es una tontería.

B: ¿Tontería? –se libró del abrazo de Santana y se levantó molesta– Si piensas eso, será mejor que te vayas. Por lo visto, esto te importa poco y nada.

S: ¡No seas tonta! –reclamó– Claro que me importa. Sólo que es estúpido que te preocupes tanto.

B: ¿Estúpido? ¿Me estás cargando o qué? –se cruzó de brazos– Obviamente esta situación me pone mal porque yo... de verdad quería seguir viéndote –admitió.

El corazón de la morena amenazó con salir por su boca, de la emoción que le produjo escuchar esa ‘declaración’ de parte de la rubia.

S: Entonces... ¿te agrada mi compañía? –sonrió provocativamente.

B: Sí –se sonrojó– A pesar de que al comienzo me pareciste una insoportable, pasar tiempo contigo me hizo querer saber más de ti.

S: Lo mismo digo –se puso seria– ¿Y no te importa que sea una criminal, como dice tu madre?

B: No –respondió firmemente– Hace mucho dejó de importarme lo que ella diga.

S: Me alegro –sonrió de nuevo– Y... no debes preocuparte, todo estará bien. Soy Santana Lopez, nadie puede conmigo.

B: Me gusta esa actitud –sonrió también– Entonces... ¿qué haremos?

S: Ya pensaré en algo, y te aviso luego. ¿Hecho?

B: Hecho –le tendió el dedo meñique, como una promesa, y Santana enganchó el suyo con el de la rubia, con una risita.

S: –miró la hora– Debo irme, son más de las 1 de la madrugada y en pocas horas debes ir al colegio.

B: ¿Debes irte? –hizo un puchero– No me siento bien y tu compañía me alegra...

S: –se sonrojó– Lo siento bonita, Quinn está sola en casa y no sabe cuidarse –rió– Te llamaré, lo prometo.

B: Esperaré ansiosa –se dirigió a la ventana y la abrió, para que la latina pudiera salir– Adiós Santana.

S: Adiós Brittany –besó la mejilla de la bailarina dulcemente– Que duermas bien y... sueña con angelitos rebeldes.

Brittany rió ante la broma de Santana, mientras esta se deslizaba por el árbol y caminaba hasta su moto.

B: Soñaré contigo –susurró, a la vez que veía alejarse a la morena por la oscura calle.

Hola :) Ya termine los examenes, asi que ahora tengo tiempo de sobra para actualizar todos los dias! Por cierto, mi amiga dice que no se olviden de ella porque es la cerebro del fic (?) ajajajajaja.

Spoilers del cap: Ocurre lo más esperado por todas! :D Ámennos (?)

Gracias una vez mas por sus comentarios, estamos muy felices de que les guste el fic. Y sin alargarme mucho, aqui esta el cap! Disfrutenlo!


Capítulo 12: Little talks

Las semanas pasaron, y para alegría de las cuatro chicas, rápidamente. En un abrir y cerrar de ojos, llegaron al último día de castigo para Brittany y Rachel. Santana y Quinn estaban que morían de ganas por poder salir de nuevo con ellas, ya que aún tenían muchas cosas que mostrarles.

Como todas las tardes, la latina y su mejor amiga de ojos verdes estaban sentadas en el living de su pequeño departamento, conversando y riendo. Últimamente apenas salían de allí, ya que nada les parecía divertido sin sus chicas.

Q: ¡Muero por ver a Rach de nuevo! –bufó– ¡Se pasaron con el castigo a mi pobre pequeña!

S: La ves todos los días, no exageres –rió.

Q: ¡Pero no es lo mismo espiarla cuando sale del McKinley que acercarme a ella y tener una alegre charla! –se cruzó de brazos– Para ti es más fácil soportar esto porque casi todas las noches te metes a la casa de Brittany para verla.

Y eso era cierto. Desde aquella primera noche que Santana apareció en el cuarto de la bailarina de sorpresa, se había convertido en una costumbre hacerlo noche de por medio. Las primeras veces aún sorprendía a la rubia, pero luego, ella misma ya la esperaba con la ventana abierta y una gran sonrisa en el rostro.

S: Supongo que tienes razón –abrazó a Quinn por los hombros– Pero tranqui, mañana ya verás a la enana.

Q: ¡No le digas así! –rió.

En el mismo instante en que las Quinntana charlaban felices, Brittany y Rachel hacían lo mismo. La única diferencia era que tenían que hablar por teléfono, ya que en el colegio no tenían mucho tiempo con los repasos antes de los exámenes finales y tampoco podían verse después de salir del McKinley.

B: Unas horas más Rach... sólo horas –intentaba animar a la judía, quien estaba muy triste.

R: Espero que pasen rápido. Estas semanas fueron las más aburridas sin Quinny, y aparte de eso, las más largas.

B: ¿Largas? –preguntó extrañada– ¡Pero si pasaron volando!

R: Eso dices porque tú sí veías a Santana casi todos los días... Seguro hoy la verás de nuevo.

B: ¡Sí! –gritó emocionada– Ya deseo verla...

R: ¿Estás segura de que es la misma Santana de la que te quejabas todo el día? Ahora la amas o algo así –dijo medio riendo.

B: No la amo... me gusta, eso sí –se sonrojó– Cuando viene aquí y me escucha atentamente, sin decir nada, es como si fuera otra persona...

R: ¿ENSERIO ES LA MISMA PERSONA QUE CONOCÍ? –gritó– Porque cuando hablas de ella es como si estuvieras hablando de mi Quinny, ella que es tan buena y preciosa...

B: No empieces Rach –bufó– Una vez que empiezas a hablar de Quinn, la lengua se te suelta de más.

R: ¿Y tú si puedes hablar de Santana sin parar? Me siento ofendida –dicho esto, cortó la comunicación.

Brittany empezó a reír por la reacción de su amiga, típica manera de actuar de Rachel.

B: ¡No puede ser que se haya enojado por eso! –se dijo, mientras la llamaba de nuevo– ¿Rach?

R: ¿Qué deseas? –dijo cortante.

B: ¡Vamos amiga! –rió– No te enojes, sólo bromeo.

R: Heriste mis sentimientos –dramatizó– Estoy muy triste.

B: Está bien, hablamos luego cuando se te pase lo exagerada –suspiró– Adiós Rachel.

R: Adiós Pierce –cortó la comunicación y la rubia nuevamente se puso a reír.

B: Con amigas como esta, ¿quién necesita enemigas? Aunque lo admito, amo nuestras pequeñas charlas de mejores amigas –miró la hora– Será mejor que me prepare porque en unas horas llega Santana...


La noche llegó, y Brittany ya se encontraba lista y sentada en su cama, esperando a la latina, quien no tardó en llegar.

S: ¡Hey rubia! –saludó mientras entraba por la ventana.

B: ¡Hey morena! –le siguió el juego y ambas rieron– ¿Cómo estás?

S: Excelente, y más aún al verte –dijo, haciendo que Brittany se sonrojara.

B: Siempre lanzando algún cumplido, ¿cierto? –se sentaron en la cama– ¿A cuántas más le dices lo mismo? –bromeó.

S: Sólo a ti –guiñó un ojo– ¡Mañana ya serás libre!

Brittany se encogió de hombros, como diciendo ‘supongo’. Su mente trabajaba rápidamente, ya que tenía una proposición para Santana, aunque no sabía cómo exponerla.

S: ¿Qué te pasa?

B: Nada... –agachó la cabeza– En realidad... quería preguntarte algo.

S: Hmm... ¿qué?

B: Queríasabersiundíadeestosnoteapetecesaliradarunavueltaconmigo –dijo muy rápidamente.

Santana enarcó las cejas y la miró sorprendida. Brittany se dio cuenta de esto y se sonrojó aún más de lo que ya estaba.

B: Sabía que la idea era estúpida –se llevó las manos a la cara.

S: En realidad... no entendí ni media palabra de lo que dijiste, así que no sé si es estúpida o no la idea esa.

B: –tomó valor una vez más– Quería saber si un día de estos no te apetece salir a dar una vuelta conmigo...

A Santana jamás la habían invitado a salir de manera tan formal, y le sorprendió mucho lo que la rubia le propuso. Al igual que Brittany, ella también se sonrojó. La bailarina la miró y soltó una pequeña risita.

B: Creo que esto fue algo incómodo, ¿no? –desvió la vista avergonzada– Olvida lo que dije, y sólo hablemos de otra cosa.

S: N-no... –logró articular– Es sólo que... ¡Bah! Olvídalo. Y sí... sí me gustaría salir contigo cuando te liberen...

B: ¿Enserio? –abrió los ojos como platos– Pensé que me dirías que no o algo así...

S: Por ti cualquier cosa... –susurró para que Brittany no la escuchara.

B: ¿Qué dijiste?

S: Nada... no me hagas caso –sonrió.

Como ya era habitual entre ellas, se sumieron en un silencio. Esos lapsos de tiempo en que permanecían calladas ya no eran para nada incómodos, sino que servían para admirarse la una a la otra.

S: Creo que ya sé dónde puedo llevarte para celebrar tu liberación –dijo rompiendo el silencio.

B: ¿Dónde?

S: Se inauguró una nueva discoteca cerca de mi departamento... –a la rubia pareció gustarle la idea y sonrió– y mañana habrá una fiesta de máscaras...

B: ¡Acepto! –interrumpió emocionada.

S: Fue fácil convencerte –rió– Quinn le propondrá a Rachel lo mismo, y supongo que las veremos ahí.

B: ¿Cita doble?

S: Si quieres llamarla así... –sonrió y miró el reloj– Tengo que irme linda...

B: –hizo un puchero– ¿Ya? Pero si apenas estuviste media hora...

S: Lo siento... –sonrió de medio lado– Hoy más que nunca debes dormirte temprano, recuerda que mañana es nuestra gran salida...

B: Pero no sé si mis padres me dejarán ir y no pienso escaparme una vez más –hizo una pausa– Mi mamá estará con los cinco sentidos al máximo y si vuelvo a equivocarme, me castigará de por vida.

S: Dile que irás con Rachel y yo mandaré a Quinn con algún auto prestado para que las busque a las dos y las lleve. Vendría yo misma a buscarte, pero tu mamá no quiere verme ni es pintura...

B: Mi mamá es fastidiosa –bufó– Okay, le diré lo de Rachel. Y si dice que no, recurriré a mi papá...

S: ¡Puedes llevar también a tu hermana! –sonrió– Seguro así te dejan porque tendrás a alguien que te vigile.

B: Pero Jenny no es así...

S: Pero ellos pensarán que sí –besó la mejilla de Brittany– Avísame, ¿sí? Adiós.

B: ¡Adiós!


Las horas pasaron rápidamente, y llegó la mañana. Brittany tenía que decirles a sus padres lo de la fiesta, obviamente omitiendo la parte de Santana. Había hablado con Rachel muy temprano a la mañana, para asegurarse de que la judía iría también.

Cuando bajó a desayunar, Susan, Jenny y su padre, Louis, ya estaban esperándola en el comedor.

L: ¡Buenos días princesa! –le sonrió– ¿Cómo amaneciste?

B: Bien, gracias –sonrió también– Supongo que recuerdan que mi castigo acaba hoy, ¿no?

Su: Por supuesto –respondió– Y espero que te haya quedado clara la lección de todo esto.

B: Sí, claro –sonrió falsamente– Me preguntaba si... ¿me dejarían ir a una fiesta esta noche? ¡Prometo que me comportaré! –hizo una pausa– Irá Rachel y... Jenny también está invitada.

Jenny se llevó una gran e inesperada sorpresa. Pero como conocía bien a su hermanita, y probablemente ese era un plan para verse con Santana, decidió seguirle la corriente.

J: ¡Déjennos ir! –suplicó– Por favoooooor...

L: ¿Y por qué no nos mencionaste esto antes, Jenny?

J: Eh... estaba esperando que Britt se los diga –hizo una mueca– Es que la invitaron a ella primero, y luego preguntó si yo también podía ir.

Su: ¿Y dónde es esa fiesta?

B: Es en un karaoke que se acaba de abrir... –mintió, porque si decía discoteca probablemente no la dejarían ir– ¿Podemos ir?

Su: ¿Qué dices Louis? –miró a su esposo.

L: Brittany se ha comportado muy bien... Yo le doy mi permiso.

Su: Por mi está bien... Pero no quiero que regresen tarde.

J y B: ¡Gracias! –corrieron a abrazar a sus padres.

L: ¿Van a necesitar que las lleve?

B: No –sonrió– Rachel y otra amiga vendrán a buscarnos.

Su: En ese caso... diviértanse.

Apenas se levantaron de la mesa, Brittany mandó un mensaje a Santana.

B: ¡Tengo el permiso! Nos vemos esta noche ;) Ah, iré con mi hermana.

S: ¿Enserio? ¡Genial! Conseguí que Puck le prestara su auto a Quinn, así podrá ir a buscarlas. ¿Te parece a las 10?

B: Perfecto. Nos vemos :D


Llegó la noche, y Brittany se encontraba dando los últimos retoques a su maquillaje y ropa. En 30 minutos serían las 10:00 pm, hora en que Quinn y Rachel vendrían por ellas. La rubia estaba muy ansiosa y emocionada, moría de ganas de pasar una genial noche con Santana.

Unos golpecitos en la puerta, probablemente de Jenny, hicieron que la bailarina se ‘tragara’ su emoción, porque no quería que su hermana se burlara de ella.

B: ¡Pasa! –gritó– ¡Está abierto!

La puerta se abrió, dando paso a una radiante Jenny. La rubia más joven le sonrió y se fundieron en un gran abrazo.

J: ¡Estás hermosa! –alabó– Santana se quedará impresionada.

B: ¿Cómo sabes lo de Santana? –preguntó extrañada, ya que aún no habían tenido tiempo de hablar, con el colegio de Brittany y la universidad de Jenny. La bailarina apenas le dijo a su hermana la hora en que vendrían por ellas, y nada más.

J: Te conozco hermanita –sonrió– Pero dime... ¿a dónde iremos? No creo que Santana sea del tipo de chicas que van a karaokes y esas cosas –rió.

B: Iremos a una discoteca que se acaba de abrir y esta noche darán una fiesta de máscaras.

J: No mencionaste lo de las máscaras y por si no te diste cuenta, no las tenemos.

B: Yo las compré hoy cuando salí del colegio –le tendió una roja a Jenny, mientras ella se ponía una de color negro– ¿Crees que estoy bien?

J: Si no fueras mi hermana, te invitaría a salir –bromeó– Hablando en serio, estás hermosa. Si Santana no se te declara esta noche, está loca...

B: –rió– Eres la mejor.

J: Lo sé –miró por la ventana– Creo que ya están aquí.

El corazón de Brittany empezó a latir violentamente. Jenny la tranquilizó con una sonrisa y la animó a bajar. Se despidieron de sus padres, quienes le dieron las típicas recomendaciones, y luego salieron junto a Quinn y Rachel, quienes también traían sus respectivas máscaras.

R: ¡Chicas! –saludó desde el asiento del copiloto– Pueden subir, está abierto.

Las dos rubias saltaron a los asientos traseros, y de repente, las cuatro empezaron a gritar emocionadas.

R: ¡Por fin una salida después de tanto tiempo!

B: ¡Amo la noche!

J: ¡Diversión, diversión!

Q: ¡Wooooo! –gritaba mientras ponía en marcha el auto de Puck.

Luego de un rato, cesaron los gritos y empezaron a hablar animadamente. Entre charla y charla, se dieron cuenta de que Jenny y Quinn no se conocían oficialmente, así que Brittany se encargó de presentarlas.

Q: Me acuerdo de ti –dijo a Jenny– Creo que te vi unas cuantas veces en los pasillos del McKinley.

J: Tú y Santana eran como celebridades –rió.

B: Hablando de Santana... ¿dónde está?

Q: Vendrá en su moto, le gusta sentir el viento en la cara o algo así –contestó, mientras estacionaba el vehículo en un lugar seguro.

Las cuatro se bajaron del auto, y caminaron hasta la entrada. El guardia era un viejo conocido de la rubia de ojos verdes, así que las dejó pasar rápidamente.

R: Eres una genia –dijo mientras abrazaba a Quinn.

Q: Lo sé –sonrió– A Fabray nunca le dicen que no.

B: ¡Ya tortolitas! –separó a las Faberry del abrazo– ¿Dónde vamos?

Q: ¡Arriba! Así podremos encontrar a Santana más fácilmente.

La discoteca era un lugar enorme, de dos pisos. Para ser nueva, estaba llena de personas con máscaras que iban y venían. La música sonaba fuertemente, e imponía un ambiente alegre y divertido

J: Vendré más seguido a este lugar –dijo a su hermana, mientras subían las escaleras.

Pero Brittany no respondió. Estaba más ocupada buscando con la vista a cierta morena. El trabajo de encontrarla era difícil, puesto que todos llevaban la cara cubierta y el lugar estaba rebosando. Pero después de varios minutos de búsqueda, la encontró. Reconocería ese cabello negro y brillante en cualquier lugar. Allí abajo, en medio de la pista de baile, estaba Santana Lopez. Llevaba un vestido negro al cuerpo, y su pelo caía sobre su espalda en bellas ondas.

B: ¡Encontré a Santana! –gritó por sobre la estruendosa música– ¡Ya vuelvo!

Las chicas asintieron vagamente, y siguieron con sus asuntos. Entre tanto, la rubia de ojos azules bajaba rápidamente y rogaba por que Santana no se hubiera movido de donde estaba.

Luego de pasar entre varias personas, por fin vio a la morena. Al parecer, ella también estaba buscando a alguien, porque recorría con la mirada todo el local. Brittany se acercó a ella por detrás, y cuando estuvo a pocos centímetros de ella, le tomó la mano y la volteó, quedando ambas enfrentadas.

B: ¿A quién buscabas?

S: ¿Brittany?

B: –asintió– Hola Santana...

S: Hola…

La rubia se quitó la máscara y tiernamente sacó también su antifaz a la morena. Sin pensarlo dos veces y a sabiendas de que lo que estaba a punto de hacer era una locura, rodeó el cuello de Santana con sus brazos, y lentamente, se acercó a su rostro. La latina no quitaba los ojos de los labios de Brittany, y esta sólo sonreía. Luego de varios segundos de duda, la de ojos azules terminó por cerrar el espacio entre ellas, con un suave y dulce beso.

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Que les parecio? Voy a alabar a mi amiga, que fue la que escribio este cap, porque estuvo de lo mas tierno y romantico ♥

El siguiente capitulo se llama Give love a try (Dale al amor una oportunidad), asi que... piensen de que puede tratar! Les adelanto que habra Faberry y mucho Brittana ;) Esperen hasta mañana y lo disfrutaran! Saludos ♥

Silenciosamente, Brittany llevó a Jenny a su habitación y la dejó allí, tirada en la cama. Luego, se dirigía a la suya, cuando recibió un mensaje de Santana.

B: Lo siento San... Creo que con lo de Jenny se me pasó despedirme de todas. Ni siquiera le agradecí a Quinn por aguantar las incoherencias de mi hermana durante todo el trayecto.

S: No te preocupes :) Pero quisiera despedirme de ti como se debe... Ve a tu habitación.

La rubia hizo lo que la morena le indicó, y al entrar a su cuarto, se llevó la gran sorpresa de encontrar a Santana sentada al borde de su cama, con una gran sonrisa.

S: ¡Sorpresa! –rió– Creo que eso dije la primera vez que entré aquí.

B: Tienes una gran memoria y te agrada sorprenderme –se acercó a la latina– Algo más que se de ti.

S: Bieeeen... Vengo a tener una despedida como la gent...

La rubia cortó la distancia entre ellas y la calló con un beso. Santana rápidamente pasó las manos alrededor de la cintura de Brittany, y esta acarició suavemente las mejillas de la morena.

S: Si así me vas a despedir siempre... Pues espero que nos despidamos más frecuentemente –rió.

B: ¿No te referías a eso?

S: Yo estaba pensando en un abrazo o algo así... Pero esto es mil veces mejor.

B: ¿Quieres que lo haga de nuevo?

S: Si no es molestia...

De nuevo volvieron a unirse en un beso, que con el pasar de los segundos, se tornaba más y más apasionado. Santana tenía a Brittany acorralada entre su cuerpo y la pared, y a la rubia parecía no importarle esto.

S: Será mejor que me vaya o esto no terminará bien –bromeó y volvió a besar a la bailarina.

B: ¿Cuándo saldremos otra vez?

S: Cuando quieras Britt... –la besó por última vez– Ahora sí, ¡adiós!

Santana ya estaba saliendo por la ventana, pero una mano la detuvo.

B: Quedate conmigo –suplicó.

S: Britt… No tengo una muda de ropa… Y además Quinn está sola...

B: ¡Por favoooooor! Yo te presto algo mío y puedes avisarle a Quinn. Seguro no se molestará –puso cara de perrito mojado– Tan sólo te pido que te quedes y me abraces mientras nos dormimos.

Santana se derretía de ternura, y no podía decirle que no, así que optó por avisarle a Quinn que pasaría la noche en casa de los Pierce.

S: ¡Q! Me quedo en lo de Britt. Nos vemos :)

Q: ¡Golosa! No hagan cosas sucias ;)

S: ¡Hey! No seas atrevida...

Q: Sólo decía :D Nos vemos.

La rubia le tendió a Santana un pijama viejo que tenía. La latina fue a ponérselo en el baño, y cuando salió, no pudo evitar morir de amor al ver a Brittany con su pijama de patitos.

B: ¡Ven aquí! –señaló la cama, y se tiró en ella.

La latina se acostó a su lado, y la abrazó por la cintura, mientras Brittany se acomodaba para quedar frente a frente.

S: Hueles a fresa...

B: Y tú hueles a vainilla...

Se fundieron en otro beso, esta vez más tierno y lleno de amor. Al separarse, se miraron por última vez, y finalmente, cerraron los ojos y se entregaron a Morfeo.

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Re tierno, verdad? ahjksdfh ♥ Bueno, spoilers del siguiente cap! Se llama 'Falling in love', creo que lo dice todo, no? :DD Si no tengo ningun inconveniente, estare subiendolo mañana! Asi que, nos leemos tomorrow ♥ Besos :D