(FIC-Klaine) "Escenas borradas" Winter Winter “First Christmas as Parents”

Mayo de 2011


-Hola Señora Anderson…
-¡Kurt!... ¡qué gusto verte!… pasa por favor —respondió al mamá de Blaine con un batidor en una mano y un paño de cocina en la otra.
-¿Estaba ocupada?, ¿interrumpo algo?, siento venir sin avisar —dijo Kurt mirando hacia la sala y la escalera por si veía a Blaine sin camisa o algo parecido.
-No, no interrumpes nada —respondió meneando el batidor y poniéndose el paño en el hombro— ¿Cómo estás?
-Bien, ¿usted?
-¡Como día lunes!...—exclamo golpeándose la cabeza con el adminiculo de cocina— ¿sabes algo sobre “soufflés”?
-¿Perdón? —respondió un tanto confundido.
-“Soufflés”, veras, —dijo abrazándolo y conduciéndolo a la cocina— Blaine nunca ha sido de los que cocinan, pero me ha contado que tu si… y no quiero que pienses que soy una abusadora o algo, pero estoy con un lío tremendo porque vendrán un par de amigos a cenar y uno es francés… o pretende ser francés… ¿o es su hijo el francés? —añadió la Señora Anderson mirando al cielo y luego  a Kurt, como si este supiera cual de todos sus invitados era el galo— ¡En fin!...—exclamo meneando el paño de cocina en su cara— no importa, el hecho es que me comprometí a cocinar algo remotamente europeo y solo he conseguido desordenar mi cocina como si un tornado le hubiese pegado.
-Así veo... —dijo Kurt mirando el desastre.
-Normalmente no le pedirá a un novio de mi hijo que me ayudara, especialmente si no lo conozco bien, pero estoy en una, emergencia y necesito por favor, por favor, que alguien me ayude.
-Tranquila Señora Anderson, yo puedo ayudarla… ¿tiene la receta?
-¿La receta?
-Sí, del “soufflé” que quiere preparar.
-¡Ah claro!... mira que despistada, la tengo aquí —dijo sacando un libro de debajo de la caja de huevos— mira es “Chocolat soufflé”
-¡Ah el mejor! —exclamo Kurt sonriendo mientras volvía a mirar hacia la sala en busca de su novio.
-¿Lo conoces?
-¡Claro! Es del recetario francés básico, lo primero es reunir todo los ingredientes, así no tiene que perder tiempo en buscar algo mientras cocina, ¿puedo? —dijo Kurt apuntado un delantal que colgaba de uno de los muebles.
-¡Claro!... por favor —respondió la mamá de Blaine haciendo un gesto.
-Perfecto —dijo poniéndoselo— ¿señora Anderson? ¿Blaine no está?
-Si, si esta, esta lavando su ropa y cantando.
-¿Cómo? —pregunto Kurt organizando los 5 primeros ingredientes de la receta sobre el mueble central de la cocina.
-Eso…—repitió la Señora Anderson mientras guardaba el exceso de utensilios— cuando lava su ropa se pone a cantar, créeme que es un placer escucharlo.
-Ya lo creo…—respondió Kurt poniendo mantequilla en un tazón, para luego ponerlo en el microondas.
-Si quieres puedes bajar a verlo… pero después me vienes a ayudar.
-No está bien, esta receta es muy simple, prefiero ayudarle primero —respondió Kurt  poniendo oído hacia el cuarto de lavado, por si podía escuchar a Blaine cantando, al tiempo que encendía la cocina con propiedad y en tres segundos organizaba un “Baño María” para derretir casi un octavo de  kilo de chocolate.
-¡Genial! —dijo dando un aplauso— cuéntame, ¿Cómo te ha ido ahora que volviste a tu antigua escuela?— agrego mientras seguía con el orden.
-Bien, todo está resultando de maravillas, extraño Dalton y a su hijo por cierto —señalo Kurt apuntándola  con la cuchara que manipulaba y recibiendo un gesto de sonrisa cómplice por parte de la Mamá de su novio— pero comienzo las clases pensando que lo veré después de terminarlas.
-¡Ay qué bonito!, yo creo que Blaine piensa lo mismo, nunca antes se había venido de la escuela tan pronto ni cambiado el uniforme tan rápido, asumo que es porque se encontrara contigo.
Kurt sonrió tras las páginas del libro sintiéndose complacido y engreído.
-¿Donde está la vainilla?, necesitamos unas cuantas gotas— dijo Kurt pensando que había hablado como un estudiante en la clase de pociones.
-Aquí…—dijo la señora Anderson sacando el frasco respectivo desde uno de los anaqueles del lado del refrigerador— toma… ¿te ofrezco algo?, ¿un café?...
-No, no es necesario, gracias Señora Anderson —respondió concentrado en las gotas de vainilla que caían a la preparación.
-¡Pues yo si tomare uno! —agrego tomando una taza rosada con flores y disolviendo en ella un par de cucharadas de café instantáneo— ¿Te ha ido bien en  las clases?
-Bien, bueno ahora la escuela está un tanto revolucionada con lo del baile, y todas las chicas quieren ser reinas, se toman muy enserio la campaña a decir verdad.
-¿Un baile?... ¿de graduación?
-No, es de los estudiantes de tercero… —corrigió sonriendo y conectando la batidora al toma corrientes— así es que son mis compañeras las que se disputan el trono, de otra cosa no se habla en toda la escuela.
-Me encantan los bailes, con el Papa de Blaine fui a todos y cada uno, desde que yo lo invite al baile de “Sadie Hawkins”, es con él con quien he bailado todos mis bailes —dijo la Señora Anderson poniendo cara de niña soñadora— ¡pero mira mis modales!... ¿qué puedo hacer yo?
-¿Tal vez engrasar los moldes y rociarles azúcar?
-¡Ah!... una tarea lejos de la acción, evita que arruine cualquier cosa…
-No, es decir si gusta puede hacer esto, no quiero decir que usted no pueda hacer otra cosa, no me mal interprete… —explico Kurt complicándose.
-No te mal interpreto, estoy bromeando… —se apresuro en decir mientras le hacia un cariño maternal en la cara—  Kurt, el otro día que estuviste aquí, ¿no te sentiste incomodo? —quiso saber la Señora Anderson comenzado el trabajo con los moldes.
-No, por supuesto que no… creo que Blaine estaba más incomodo que yo, fueron muy amables y se los agradezco, yo quiero mucho a su hijo y conocerlos a ustedes es parte importante de mi relación con él.
-Claro, te lo pregunto porque mi marido es un sol, pero a veces su comportamiento es un tanto… ya sabes —advirtió la mamá de Blaine comiendo del chocolate sobrante.
-Bueno no se le noto, al menos no conmigo, creo que me puse nervioso demás, conocer a los padres de quien uno está saliendo, siempre es complicado.
-Por cierto que si, cuando yo conocí a mis suegros no hice más que estornudar toda la velada, la madre de mi esposo había rociado la casa con un aerosol de lavanda… ¡que mas puedo decir! —conto divertida la Señora Anderson, al tiempo que se restregaba la nariz, como si aun percibiera el aroma que le provocaba una estornudadera incontrolable.
-Que historia tan divertida… —opino Kurt poniendo todos los ingredientes húmedos en el recipiente de la batidora.
-¿Tu vas a ir con mi hijo?, al baile me refiero…
-No lo sé… la verdad es que quisiera, pero tengo que invitarlo aun.
-Te dirá que si, obvio que te dirá que si —dijo la Mamá de Blaine moviendo sus manos como restándole importancia a lo que podría o no pensar su hijo sobre los bailes— ¿esto ya está listo? —pregunto al ver que las claras de huevo subían como la espuma.
-La verdad es que… si… —dijo Kurt mirando dentro el recipiente— ahora solo hay que agregar los ingredientes secos y meter todo al horno —agrego haciendo lo descrito.
-Ay eres maravilloso… me salvaste la vida debo decirlo —dijo dándole un abrazo que tomo  a Kurt desprevenido.
-Ok…—murmuro sin saber qué hacer.
-¿Qué hago ahora?
-Solo tiene que verter la mezcla a los moldes, ¿el horno esta encendido?
-Si… eso fue lo único que hice bien, “calentar el horno a 320°F” —respondió como si repitiera de corrido una lección de Ingles.
-Perfecto entonces —añadió Kurt quitándose el delantal y dejándolo doblado sobre uno de los muebles.
-¿Qué hago si se bajan?
-¿Cómo?
-Eso, siempre dicen que lo más peligroso de cocinar “Soufflés” es que se bajen al sacarlos del horno, ¿Qué hago entonces?
-Bueno, a pesar que lo más peligroso de los “Soufflés” son las calorías —dijo Kurt dándose una especie de palmada en la carderas y provocando las risas en la mamá de su novio— lo que puede hacer, ¿tiene crema para batir? —agrego apuntando el refrigerador.
-Sí creo que si… —respondió abriéndolo y sacando una pequeña botella como las de leche de los años 50 y enseñándosela a Kurt como modelo de un programa de concurso.
-Pues lo que puede hacer entonces es batir un poco y ponérsela encima con fresas picadas, nadie notara que el postre se bajo y será un buen detalle para sus invitados —concluyó Kurt sonriendo, como si ella y la Señora Anderson fuesen los mejores amigos del mundo.
-Ay, eres un sol, con razón mi hijo ha dicho que te ama.
-¿Qué? —dijo Kurt haciendo una mueca de total impacto.
-Que…—repitió la mamá de Blaine, verificando a fecha de expiración de la botella de crema.
-Nada...  ¿necesita algo más?, me gustaría ir a ver a Blaine ahora —índico apuntando fuera de la cocina.
-Por supuesto… y no necesito nada mas, muchas gracias Kurt, sé que me llevare un reto de mi hijo  por haber monopolizado tu tiempo, pero créeme que era una asunto de vida o muerte.
-No se preocupe… ¿el esta…?
-Abajo, en el cuarto de lavado —respondió la Señora Anderson haciendo con sus dedos como dos pequeñas piernas que bajan una escalera.
-Ok… permiso —dijo Kurt retirándose y haciendo una especie de paso de baile mientras avanzaba.
-Por favor —dijo la Señora Anderson señalando el camino— gracias de nuevo…
-De nada y “Bon appétit pour vos invités” —respondió Kurt presumiendo de su francés.
-“Merci”… —añadió la divertida la mamá de Blaine.

Kurt bajo las escaleras que conducían al cuarto de lavado y escucho a su novio cantando desde que puso sus pies en el primero de los peldaño, bajo despacio para sorprenderlo y no pudo evitar quedarse observando su rutina entre las lavadoras. Se movía de un extremo a otro cargando ropa en la lavadora y depositando la limpia en la secadora de junto, todo mientras entonaba “Do Ya Think I´m Sexy?” a todo pulmón. Kurt sonrió al verlo y se sentó en los peldaños cercanos al piso, apoyo su cabeza en una de sus manos y se le quedo viendo como la más entretenida de las películas.
Blaine se movía por el cuarto de lavado haciendo pasos de baile y utilizando las piezas de ropa como falsas guitarras, así como también la superficie de la lavadora como teclas de un piano. Cuando se disponía a entonar el que sería su máximo acorde, noto que Kurt lo observaba desde la escalera, se quito los audífonos sonriendo y este le devolvió la mueca mientras caminaba hacia él.
-¿Cuando los Warblers se pusieron tan osados?
-¿Lo dices por la canción?
-Por cierto…
-Bueno, aun no la cantamos, tal vez lo hagamos si resulta la gira de este verano, ¿Cuanto llevas ahí? —pregunto con suspicacia divertida.
-Lo suficiente como para saber que “Slash” ha vivido engañado todo este tiempo, gastando enormes sumas de dinero en sus guitarras “Gibson” y “Steeler Stratocaster”, sin saber que puede lograr el mismo efecto súper sexy con un par de jeans —respondió Kurt aproximándose.
-Bueno… me deje llevar un poco, culpo al suavizante —dijo Blaine apuntando la botella extra grande del producto de lavandería.
-Muy probable, si daña el medioambiente, daña también el comportamiento de las personas…
-Hola…—dijo Blaine dándole un beso.
-Hola… —respondió Kurt recibiéndolo más que complacido.
-Sabes a chocolate —opino saboreándose.
-¡Ah!... se lo debo a tu mamá —contesto Kurt mientras se sentaba sobre a lavadora.
-¿Qué?
-Ok, eso sonó un poco raro, pero lo que paso es que tu Mamá estaba cocinando un postre y me pidió que la ayudara.
-¿Cómo? —dijo Blaine cargando de nuevo la secadora.
-Eso, llegue hace como 15 minutos pero me quede ayudando a tu Mamá con unos “soufflés” de chocolate.
-¿No te obligo? ¿o sí?
-No… ¡Como se te ocurre!
-¿Seguro?, porque ella pude ser un poco… —dijo Blaine moviendo su dedo índice sobre una de sus sienes.
-No… lo hice encantado.
-Aun así, creo que fue de lo más inapropiado que te pusiera cocinar para ella.
-Fue un favor… estaba un poco desesperada porque al parecer unos amigos de tu papá vendrán a cenar y menciono algo relacionado con Francia, lo que la hacía ponerse más nerviosa.
-Mis padres y sus reuniones sociales —dijo Blaine soltando un suspiro mientras comenzaba a doblar la primera carga de ropa extra limpia y seca.
-Pareciera ser una reunión interesante —dijo Kurt moviendo sus pies, evitando chocar sus zapatos con la puerta de la lavadora— si fuera más audaz, hubiera pedido que me invitaran, solo para conocer al invitado francés —agrego encogiendo sus hombros y sonriendo, como si aquello fuera lo máximo en la vida.
-Si fueras más audaz te pediría que hicieras otras cosas—dijo Blaine haciéndole un guiño de complicidad sexy, al tiempo que sacudía una toalla extra mullida.
-Mejor cuéntame cuan interesantes son esas reuniones…
-Pues no lo son… mas interesante eres tú… dime, ¿Qué haces aquí?
-Vine a verte…
-¿Si?... pero creí que nos juntaríamos en el Lima Bean en —dijo Blaine consultando su reloj— 1 hora y media…
-Así es… pero quise venir para recordarte el súper compromiso de mañana.
-¿La cena en el “Breadstix”? —quiso saber Blaine levantando una ceja, como queriendo resaltar el hecho que cenar allí no era el “súper compromiso” en el que Kurt tenía puestas tantas expectativas.
-¿Por qué pones esa cara?
-¿Cuál cara? —agrego doblando tres camisetas en una.
-Esa, como de “no me importa” o algo así…
-Si me importa, pero creo que estas dándole mucha… trascendencia —dijo Blaine utilizando el mejor sinónimo de  importancia que pudo encontrar en su cabeza— es solo una cena.
-Porque la tiene, te dije la semana pasada que quería preguntarte algo.
-Y yo te insisto que podrías preguntármelo en cualquier lado.
-Pues esto requiere de un escenario más… formal —explico Kurt  moviendo sus manos como cuando alguien da un cierre a un gran discurso.
-¿Vas a terminar conmigo? —quiso saber Blaine hermanando dos calcetines diferente.
-¡QUE!... no… ¿Por qué dices eso?
-No sé… —respondo encogiendo los hombros.
-No es nada malo, pero dame el beneficio de la duda aquí y no hagas tantas preguntas, además… ¡Que estás haciendo! —exclamo Kurt al ver que Blaine se quitaba la camiseta y quedaba con su torso desnudo.
-Estoy lavando mi ropa…
-Sí pero…—dijo poniendo su mano en frente de su cara, como si tapara algo indecoroso— ¿por qué te sacas la camiseta?
-Porque estoy lavando mi ropa —insistió riendo de medio lado al ver la incomodidad de su novio.
-¿Y no tienes una limpia que no te pones? —quiso saber Kurt tapándose los ojos con una mano y tanteando el aire con la otra, como en busca de la pieza de ropa que pusiera fin a toda esa incomodidad.
-No… porque si me pongo una de inmediato, lo más probable es que la ensucie con suavizante o con el detergente, y de ser así tendría que quitármela para  volver a lavarla, luego tendría que ponerme otra y la terminaría…
-¡OK!... ¡ya entendí! —exclamo levantando sus manos con los ojos cerrados.
-¿Estás bien?...—pregunto caminando unos pasos hacia la lavadora— ¿Kurt?
-Estoy bien… ¿ya te vestiste? —pregunto medio abriendo un ojo.
-¡Por supuesto! —mintió avanzando tres pasos más.
-¡Blaine!... —exclamo al verlo igual de desvestido que antes.
-¿Qué?...
-¿Por qué me haces esto?
-¿Qué cosa?
-Esto… ponerte frente a mí a medio vestir —dijo Kurt señalando hacia adelante y entrecerrando sus ojos, como si no quisiera ver algo que llamaba a ser admirado.
-¿Crees que me veo mal? —pregunto dando un giro sobre uno de sus pies.
-No…—respondió Kurt sintiendo su cara como el soufflé de chocolate que a esa hora ya llevaba un tiempo en el horno.
-¿Crees entonces que soy sexy? —insistió ubicándose entre sus piernas.
-¿Te pondrás a cantar de nuevo?
-No, es solo una duda que tengo —dijo Blaine moviendo sus manos y comenzando a subir con ellas por los muslos de su novio.
-Tú sabes que eres sexy y te odio por eso —respondió Kurt sintiéndolo tan cerca que creyó que el aire que exhalaba Blaine le cambiaria la dirección del peinado.
-Puedo vivir con eso…—dijo Blaine en un susurro grave y cálido, que después convirtió en un beso  tan apasionado que sintió dentro de su cabeza que estaba dando el beso de su vida.
Kurt le devolvió el beso y ubico sus palmas abiertas a centímetros de la espalda desnuda de su novio y trato de luchar con su instinto que en ese momento le pedía a gritos que lo tocara. Blaine se arrimo mas a él y a Kurt no le quedo otra opción que sentirlo con sus manos desde la cintura hasta el cuello, pudo notar la sonrisa que esbozaba su novio sobre sus labios, complacido por lo que se había atrevido a hacer. Pensó en ese instante, que si concentraba lo suficiente podría  contarle cada uno de los vellos que se le erizaban en el cuello.
-¿Sabes qué?...—dijo Kurt bajándose de pronto de la lavadora y apartándose al sentir que todo el flujo sanguíneo de su cuerpo se concentraba en su entrepierna.
-No… y no creo que quiera saberlo…—respondió Blaine desordenándose el cabello mientras trataba de calmar sus ganas.
-Lo siento…
-No, Kurt… fue un impulso… no tienes por qué disculparte.
-¿Estas enojado?
-No, por supuesto que no, aunque sí creo que deberíamos hablar de esto…
-¿De qué? —pregunto Kurt sintiendo vergüenza y su  cara más roja que antes.
-De las técnicas… para…
-¿Para? — repitió alargando las vocales.
-Lavar la ropa… —dijo por fin.
-Tonto...
-Todo esta bien... ¿de acuerdo?
-Gracias Blaine… y sé que tenemos que hablar de esto, pero… como te dije hace dos meses…
-Quieres esperar… —dijo Blaine terminando al frase.
Kurt sonrió y vio que en la infinidad de la mirada de su novio, estaba también la seguridad que le indicaba que nunca lo obligaría a nada.
-Ahora será mejor que me vaya…
-¿Nos vemos en el Lima Bean entonces?
-SI no te importa… me gustaría que olvidáramos lo del Lima Bean y solo nos viéramos mañana en el “Breadstix”
-Como quieras… ¿Por qué?
-Porque si… ¿de acuerdo?—respondió Kurt sintiéndose un tanto avergonzado por la reacción de su cuerpo al beso de su novio.
-De acuerdo… pero es normal… ¿lo sabes verdad?
-Lo sé…—contesto mirándolo fijo— Blaine… ¿acaso nosotros casi…? —añadió moviendo sus manos como describiendo algo que se enreda en sí mismo.
-Al parecer…—respondió este sonriendo y apoyando su trasero en la máquina de lavar—atrevidos, ¿no crees?
-¿Con tu Mamá y su taza rosada en la habitación de junto?
-Y con esta niñita como testigo de todo —agrego Blaine apuntando la etiqueta del suavizante para la ropa.
-Peor aun… ¿estamos bien?, ¿no es así?—quiso saber Kurt moviendo sus manos como si se apuntara el mismo, a Blaine y a la casi primera vez, todo a gran velocidad.
-Estamos perfecto… y si nos hubieran descubierto, siempre hay alguien a quien atribuir responsabilidades para parecer menos culpables.
-¿A la canción?
-O a que sabias a chocolate, no hay nada más sexy que el chocolate
-Claro, podríamos haberlo culpado a el… o al “Chocolat soufflé”, que es doblemente sexy—añadió Kurt soltando una cantidad extra de aire.
-Recordare eso…— dijo Blaine apuntándolo con un par de calcetines.
-OK… ¿nos vemos mañana entonces?
-Nos vemos…—dijo Blaine haciéndole una seña de adiós con sus calcetines ya hermanados.
Kurt le devolvió el gesto lanzando un beso, subió cuatro peldaños y se volteo para darle la ultima ojeada, se había puesto los audífonos y continuaba con su rutina de lavado, subió otros tres peldaños y pensó que por primera vez en su vida casi termina saboreado algo más exquisito que el “Chocolat soufflé”: la piel suave y desnuda de su novio, el que sin camisa, era más sexy que toda la repostería que el “restaurateur” Antoine Beauvilliers hubiera podido inventar.

Marzo de 2022


-¿Papá?...—dijo Henry entrando en la habitación de sus padres abrazado de su mantita con nubes.
-¡Hijo!... ¿Qué haces aquí?... creí que estabas durmiendo tu siesta —dijo Kurt mirándolo por sobre sus gafas de lectura y chequeando la hora en el reloj de la mesa de noche.
-Se me acabo el sueño, supongo…
-Supongo que si…—respondió sonriéndole.
-¿Dónde está el “Papáblen”?
-Está ocupado, ¿lo necesitas para algo?
-No… ¿puedo pasar? —quiso saber Henry restregándose los ojos.
-Por supuesto que puedes…—dijo haciéndole una seña para que se acercara— ven…—añadió quitándose las gafas y dejando su computadora en el suelo a un lado de la cama.
Henry sonrió y entro corriendo, se subió a la cama de un salto y se acomodo en los brazos de su papá. Kurt lo abrazo y le dio tres besos en la cabeza.
-¿Qué estabas haciendo?—pregunto el pequeño acurrucándose en la panza de su padre.
-Estaba trabajando…—respondió quitándole las zapatillas.
-¿”Tabajando”?
-Así es… —contesto Kurt tapándolo con la manta morada de “cashmere” que siempre estaba a los pies de la cama.
-¿De qué se trata tu “tabajo”?
-¿Mi trabajo?... se trata de actuar y de  escribir historias…
-¿Cómo  un cuento?
-No, no como un cuento, yo escribo historias que después la gente representa en un escenario, en algo llamado teatro.
-¡Ah!...—dijo Henry  sin entender del todo el trabajo de su Papá.
-¿Sabes lo que es “representar”?—pregunto Kurt mientras le acariciaba el pelo.
-No…—respondió amontonando su mantita cerca de su cara.
-Pues es como en las películas que miramos en la televisión, pero con  utilerías, un escenario y gente que es muy talentosa pero  a veces muy desobediente.
-¿Cómo donde fuimos con la Tía Lily y el Tío “Drichar”?
-¡Exacto!... eso sí, antes que la Tía Lily perdiera el juicio y dejara botado a Richard como quien desecha unos zapatos de una temporada a otra —respondió Kurt pensando que el pequeño Henry entendía lo que era “dejar botado” a alguien y la diferencia entre un zapato y otro— ¿te acuerdas que esa vez el “Papáblen” te llevo al ensayo de mi obra? —Henry movió su cabeza en señal de si— tu papá es un actor y escritor.
-¿Por qué no lo sabía?
-No lo sé… tal vez porque no me lo preguntaste nunca, pero debes saber que cuando eras pequeñito, siempre estabas en el teatro conmigo.
-¿De verdad papá?
-De verdad, todos querían cagarte y pasar un rato contigo, después Julianna llego a nuestra casa y ella se encargo de cuidarte en las mañanas y tu “Papáblen” y yo en las tardes y por las noches.
-Pero a veces “Junana” se queda hasta la cena.
-Muy cierto, porque hay veces que el “Papáblen” y yo nos quedamos trabajando hasta tarde o tenemos cosas que hacer.
-Súper perfecto…
-Súper perfecto —repitió Kurt dándole un beso en la manito.
-¿El “Papáblen” también es actor y es…?
-..critor…
-¿Eso?
-No, el “Papáblen” inventa canciones y las canta después.
-¿Por eso siempre está con una guitarra o tocando el piano?
-Por eso… —dijo Kurt pensando en que la decisión que con Blaine habían tomado de mantener al margen a Henry de la prensa y de toda la vorágine de los conciertos y las alfombras rojas, para que creciera en un ambiente lo más normal posible, era la más acertada.
-¿Estabas ocupado Papá?
-No… nunca estamos ocupados para ti… recuérdalo siempre.
-…
-¿Henry?... ¿me escuchaste? —quiso saber Kurt al ver que su hijo guardaba silencio, lo tomo por los hombros y lo movió hacia él, hasta que sus ojos se encontraron.
-¿Cuándo nazca mi hermanita, me van a seguir queriendo?—pregunto Henry haciendo un puchero.
-¿Qué?... hijo, ¿de qué estás hablando?, por supuesto que si… ¿Por qué piensas que no?
-Porque todos hablan del bebé… y nadie habla de mí…—insistió Henry ocultándose tras su mantita.
-Es porque todos estamos entusiasmados con que llegue tu hermanita, pero eso no quiere decir que te queramos menos a ti…
-¿Y porque el “Papáblen” y tú dijeron que mi cuarto seria para Lizzie?… ¿yo donde voy a dormir?
-Cariño… ¿de dónde sacaste eso?...
-Los escuche un día… —aseguro Henry encogiéndose de hombros.
-Bebé… no es lo que crees…—respondió Kurt sonriendo y sintiendo tanta ternura por su hijo que creyó que le igualaba en edad— mira, ¿me esperarías aquí un segundo? —agrego levantándose.
-¿Dónde vas?
-Voy a buscar al “Papáblen” y vuelvo enseguida… así, los dos hablamos contigo, aclaramos tus dudas y veras que no hay porque estar triste ni preocupado… ¿bueno? —explico mientras le acariciaba el pelo, le daba un beso en la frente y se aseguraba que Henry se quedara quietecito sobre la cama.
-Bueno…
-¿Súper perfecto?
-¡Súper perfecto! —repitió Henry acomodándose en las almohadas.
Kurt dejo a Henry en el cuarto y se dirigió a la habitación que Blaine había destinado a estudio de grabación, cuando se sentía inspirado o una idea le rondaba en la cabeza, se encerraba por horas hasta que la convertía en canción o en melodía.
-¿Blaine? —dijo Kurt golpeando la puerta a medida que la abría— ¿Blaine? —insistió entrando del todo.
Blaine estaba sentado al frente de su computadora con la guitarra en la mano y los audífonos en sus orejas, seguía el ritmo que escuchaba con su cabeza y con sus dedos sobre el sintetizador, Kurt pensó que si no fuera porque Henry los necesitaba en aquel instante se hubiese quedado observándolo para siempre.
-¡Kurt!... —exclamo al verlo en la puerta— ¿Qué haces aquí? —añadió quitándose los audífonos y dejando su guitarra en el suelo.
-Siento molestarte… ¿estás muy ocupado?, ¿inspirado tal vez?—pregunto Kurt aproximándose y sentándose en la orilla de la mesa de sonido.
-Las dos…—respondió sonriendo y guardando la información que acababa de escribir.
-¿De verdad?...—pregunto ordenando unas hojas con partituras esparcidas sobre el mueble.
-No… bueno si…  acabo de componer algo, que me parece genial… ¿quieres escucharlo?
-Me encantaría… pero antes necesito que vengas conmigo será solo un instante.
-¿Por qué?... ¿se volvió a desprogramar el televisor?
-No…
-¿Qué sucedió entonces? —quiso saber Blaine dando unos golpes en sus piernas para que su esposo se sentara en su regazo.
-Es Henry… —dijo Kurt sentándose sobre él, sin hacerse de rogar.
-¿Qué pasa con él?... ¿no querrá saber de dónde viene los bebés o sí?
-¡NO!…
-¿Y esa reacción? —pregunto de vuelta dando un giro con él  sobre la silla del estudio, alejándose con ello de la mesa y los aparatos de grabación..
-No es ninguna reacción, es solo que ¿no crees que es muy pequeño para que quiera saber ese tipo de “cosas”?—respondió Kurt incomodándose solo con la idea de que Henry quisiera conocer esa clase de “cosas”.
-Sabes que nos preguntara algún día, lo mismo que también preguntara porque no tiene “mamá” —advirtió Blaine bajando su voz en la última de sus palabras.
-Lo sé…—dijo Kurt rascándose la cabeza.
-¿No crees entonces, que deberíamos de hablarlo antes nosotros, para saber que decirle a él?
-Por cierto que sí, pero no ahora, ahora son otras las dudas que rondan en su pequeña cabecita.
-¿Cuáles?
-Creo que está un poco inquieto por la llegada de Lizzie —explico cruzándole los brazos en el cuello.
-¿Por qué crees que está inquieto?
-Porque me lo dijo, además,  lo había advertido el día que salimos de compras, pero pensé que era algo pasajero— concluyo dándole un beso en la frente.
-¿Envidia tal vez?
-Tal vez, bueno el día que salimos y compre algunas cosas para la habitación de Lizzie estuvo muy callado, a pesar que trate de involucrarlo y le compre esas piezas de lego enormes que siempre miraba en la tienda de juguetes.
-Pero si no hemos cambiado nuestra actitud con él… ¿o sí?
-No, pero igual está preocupado de que dejemos de quererlo…
-¡Que!... pero qué tontería es esa… ¿Cómo vamos a dejar de quererlo?
-Es un niño Blaine… casi es un bebé aún… además nos escucho hablando de que su cuarto seria para Lizzie.
-Pero si  a él lo mudaremos al otro que es más grande…
-Pero él no lo sabe… por eso te vine a buscar, para que hablemos ambos con él… ¿me acompañas?
-Por supuesto…—dijo Blaine acercándose a la mesa y manipulando su computadora, asegurándose que  las pistas que había creado no se borraran.
-Si estas ocupado podemos esperarte…—sentencio Kurt moviéndose un poco y mirando el trabajo de su esposo por sobre su hombro— miraremos televisión o algo…
-No… está bien… solo tengo que…—dijo guardando su ultima creación— ¡listo! —agrego sonriendo al tiempo que le daba dos palmadas en el muslo a Kurt, antes que este se levantara.
-Después me muestras eso que estabas grabando —dijo haciendo con sus dedos el movimiento de tocar una guitarra.
-Por supuesto… y sabes bien que esta sala es a prueba de ruidos. —advirtió Blaine moviendo sus cejas.
-¿Solo piensas en eso?... ¿en tocarme todo el tiempo?
-Por supuesto, en especial cuando llega la hora en que te tengo para mí solo…
-Con razón te amo… ahora vamos, que nuestro pequeño hijo ya está pensando que tendrá que instalar su camita en la quinta avenida —advirtió Kurt tomando a Blaine de la mano y guiándolo al cuarto de ambos.
Henry estaba acostado, casi en la misma posición que Kurt lo dejara minutos antes, abrazaba su mantita de nubes y sus ojos azules parecían expectantes ante todo.
-Hola Henry… —dijo Blaine subiéndose a la cama por su lado.
-Aquí está el “Papáblen” para que hablemos… —agrego Kurt haciendo lo propio por el lado izquierdo, dejando a Henry entre ambos.
-“¿Papáblen?”... ¿es verdad que tú inventas canciones?
-¡Claro que sí!... y muy buenas por cierto…
-¿Cómo esa del pajarito?
-¿Qué pajarito?—pregunto Kurt levantando su cabeza para mirar a Blaine de lo más confundido.
-Esta hablando de “Blackbird” —contesto sonriendo, Kurt hizo una mueca de “¡Ah, claro!”— no hijo, esa no la escribí yo —agrego al tiempo que le desabotonaba el cárdigan y le corregía la posición de la corbata de moño— pero debes saber que esa canción es tuya por derecho, porque te la canto desde que eras así de pequeñito— dijo Blaine haciendo el gesto con sus dedos como si Henry hubiese medido cinco centímetros al momento de nacer.
-¿Pero, me inventaste una a mi?
-Te invente una… tu eres mi inspiración…”Príncipe ojos profundos de océano”—dijo Blaine entonando su frase—  al igual que tu papá —agrego, mirando a Kurt como lo hacía desde hace más de diez años.
-Súper perfecto… —dijo Henry acomodándose entre sus padres.
-Ahora… ¿sabías que pronto llegara tu hermanita?... ¿Verdad? —dijo tomando la pequeña mano de su hijo.
- Supongo…
-¿Tienes algún problema con eso?, ¿alguna duda tal vez? —pregunto Blaine mientras se movía sobre la cama para quedar sentado con las piernas cruzadas frente a su hijo.
-Ninguna…—respondió Henry incorporándose un poco y revolviendo entre sus manos una de las puntas de su mantita.
-¿Seguro?...
Henry hizo un gesto positivo con su cabeza.
-¿Qué te parece que le demos tu habitación a Lizzie?—pregunto Kurt acomodándose en la cama de la misma manera que su esposo lo hiciera segundos antes.
-Súper no perfecto…
-¿Sabes lo que sucede?, la habitación que estas ocupando es la más cercana a la de nosotros, por lo que la necesitamos para la bebé… porque debes saber que tu hermanita requerirá de mucha atención los primeros meses, y si esta cerca la podremos escuchar cuando necesite algo —agrego Kurt gesticulando con sus manos.
-¿Y porque necesita tanta atención?
-Porque será un bebé hijo —explico Blaine— y la atención que tendrá, es la misma que tuviste tú cuando recién naciste.
-¿Si?...—pregunto Henry haciendo una mueca sin convencerse.
-Si Henry, mira…—dijo Kurt levantándose a buscar un álbum de fotos de dentro del closet— veras, cuando tú naciste el “Papáblen” y yo estábamos muy felices, así como también todos nuestros amigos y nuestros padres.
-¿El abuelo Burt también?
-¡En especial tu abuelo Burt!, ¿ves?—respondió Kurt enseñándole las fotos de él siendo cargado por todos.
-Era muy  pequeño… —opino Henry soltando una risa dulce y aguda.
-Claro que lo eras, por eso necesitabas de toda nuestra atención, y así también tu hermanita la necesitara, ¿te gustaría que a ella todos la quisieran como te quieren a ti?—añadió Kurt cambiando las páginas del álbum mientras hablaba.
-Si…
-Pero…—dijo Blaine dándole una mirada a su esposo.
-¿Y yo donde voy a dormir?...
-Tú dormirás en la habitación grande del final del pasillo, ¿Qué te parece? —contesto Blaine dando entusiasmo a sus palabras.
-¿La que tiene dos ventanas?
-¡Exacto!… ¿Qué opinas?—dijo Kurt acariciándole una pierna.
-Es bonita y grande…
-Muy grande… ¿sabes porque lo es?
Henry dijo “no” con su cabecita, mientras pasaba las páginas del álbum de fotos.
-Porque es la habitación del “hermano mayor”
-¿Voy a ser el hermano mayor?—contesto el pequeño levantado la vista lleno de ilusión.
-Así es cariño, y ese es un trabajo muy importante… —aseguro Kurt recostándose de nuevo al lado de su hijo y dejando el álbum en el suelo junto con su computadora.
-¿Y que tendré que hacer?—pregunto Henry levantando sus brazos como describiendo una duda enorme.
-Primero, querer a tu hermanita tanto como nosotros te queremos a ti, después ayudarnos a cuidarla, a entretenerla y todo lo que ella necesite.
-¿Podre jugar con ella?
-No al principio —advirtió Blaine haciendo una mueca  chueca con su boca— porque será muy pequeñita, pero cuando crezca podrás hacerlo.
-Además cariño, piensa en lo entretenido que será que seas el hermano mayor, podrás enseñarle cosas que tú ya sabes, podrás confiarle algunos secretos y te podrás apoyar en ella cuando ambos sean más grandes, lo mismo que hará tu hermanita contigo —explico Kurt dándole toques en la pancita mientras explicaba la importancia de ser “el hermano mayor”
-Súper perfecto… —dijo Henry sonriendo por fin.
-Lo importante hijo —agrego Blaine acostándose también en la cama— es que sepas que nosotros siempre, siempre, siempre, te amaremos como en el primer día, aquí hay amor y espacio para todos, ¿entiendes lo que digo? —dijo tomándole la mano y dándole un beso.
-Entiendo… ¿puedo quedarme aquí un rato?
Kurt miro a Blaine y le hizo un guiño de complacencia.
-Por supuesto que puedes es más, yo me quedare aquí también —respondió Blaine acomodándose como para dormir una siesta.
-¡Y yo! —añadió Kurt repitiendo los gestos de su esposo.
Henry sonrió y  se acomodo en uno de sus lados, se aseguro de tomar la mano de cada uno de sus padres y las escondió bajo su mantita de nubes para quedarse dormido casi enseguida.
Blaine sonrió y se volteo hacia Kurt, este hizo lo propio para quedar frente a frente con él, con Henry en medio de ellos no le quedo otra que solo lanzarle un beso y regalarle una sonrisa.
-Te amo…—musito Blaine tan despacio que pareció que solo movía su boca sin que ningún sonido saliera de ella.
-Y yo te amo a ti…—respondió Kurt del mismo modo.
-¿Estará bien?—pregunto apuntando a su hijo con su boca.
Kurt dijo que si con su cabeza.
-Si tienes que seguir con tu trabajo ve…—advirtió Kurt extra modulando sus palabras silenciosas y moviendo su cabeza en dirección del estudio de grabación.
-Esto es más importante…
-¿Cómo? —dijo Kurt sonriendo, sin entender lo que Blaine murmuraba y creyendo que hablaba de un “elefante”
-Esto… es más importante —repitió Blaine— además, estoy atrapado…—agrego levantando un poco su mano entrelazada con la de él y ambas atrapadas por la de Henry.
-Súper perfecto…—contesto Kurt sonriendo mientras cerraba sus ojos.
-Súper perfecto…—dijo Blaine moviéndose con cuidado sobre su lado de la cama para quedar con su nariz sobre la frente de Kurt— súper perfecto en realidad —repitió inhalando una cantidad extra de aire, para llenar sus pulmones del olor del padre de su hijo y aprestándose a dormir junto con ellos la mas soñada de las siestas.