(FIC-Klaine) "Escenas borradas" Winter Winter “First Christmas as Parents”

Abril de 2060


-Si hijo no te preocupes, se lo diré…
-¿No estás solo verdad Papá?
-No Henry, tus tíos están aquí y Lizzie llamo para decir que terminara de dar la clase y vendrá enseguida.
-¿Ira con James?
-No lo creo… la última vez que hablamos dijo que ya no había vuelta atrás.
-Qué pena… ¿Qué pasara con Devon?
-Asumo y podrán ser Padres civilizados…
-Espero… ¿Qué paso exactamente? ¿No lo sabes?
-No, pero siempre la entrega excesiva al trabajo deja heridos por todas partes
-También lo creo… Yo llegare en 20 minutos ¿de acuerdo?
-Está bien Henry… conduce con seguridad, ¿Amelia está contigo?
-Si…
-¿Y los mellizos?...
-Los dejamos en casa, con la Mamá de Amelia… ¿Por qué?
-Por nada hijo, solo tenía ganas de verlos.
-Los veras, no te aflijas… ¿Papá?
-Si…
-¿Que dijeron los médicos?
-Dijeron que este infarto había causado más daño que el anterior, y que intentarían lo de las células madres otra vez…
-Pero…
-Pero… ya conoces a tu Padre, no querrá someterse a otro tratamiento…
-¡Pero tendrá que hacerlo!
-Henry, tranquilo, cuando llegues aquí hablaremos, cuídate ¿sí?
-Ok… te quiero papá…
-Y yo a ti hijo.
Kurt colgó la llamada y se sentó nuevamente en la sala de espera del  “New York-Presbyterian University Hospital of Columbia and Cornell” uno de los mejores en cardiología y cirugía de corazón. Estaba acompañado de Rachel y Finn y esperaba que Henry llegara desde Filadelfia, y Lizzie de la NYU donde enseñaba matemática. Noah, el más pequeño de los tres, aun estaba en la Universidad de Columbia terminando su maestría en ciencias de la tierra y el medio ambiente.
-Toma… —dijo Rachel entregándole un café— ¿con quién hablabas? —añadió sentándose a su lado.
-Con Henry… acaba de llegar y me llamo del aeropuerto, toma la verdad es que no quiero nada— dijo Kurt devolviéndole el  vaso a su amiga.
-Kurt has estado aquí toda la noche, te saltaste el desayuno y ni siquiera has almorzado… no creo que Blaine quiera que te suceda algo por no comer.
-Rachel, por favor…
-Está bien —dijo haciendo una mueca de desaprobación, pero recibiendo el vaso de café de todos modos.
-¿Dónde está Finn?
-Fue a hablar con Helen, para decirle a que hora el hospital emitirá un comunicado y a recoger las cartas y recuerdos que los fans están dejando en la entrada, se que Blaine apreciara eso cuando se recupere.
-¿Hablo con la prensa?
-Sí, tu le dijiste anoche que hablara con todos… ¿no te acuerdas?
Kurt se tomo la cabeza evidenciando que no recordaba ni siquiera lo había pasado minutos atrás.
-No me acordaba, lo siento…
-No te disculpes, es normal en estos casos… ¿Qué te dijo el doctor?—quiso saber Rachel mientras le acariciaba la espalda.
-Que las cosas están mal, y que harán unos exámenes para ver si es factible el tratamiento con células madres de nuevo, no sé qué le diré a los chicos cuando aparezcan.
-¿No le contaste nada a Henry?
-Le conté, pero me refiero a que los tres son tan apegados a Blaine, que creo que no podrán soportar un des… tengo miedo Rachel.
-Lo sé… pero no estás solo, recuérdalo… —advirtió Rachel abrazándolo— además el tratamiento puede ser exitoso como la última vez.
-Blaine no quiere ningún tratamiento… —advirtió Kurt agachándose y apoyando sus manos entrelazadas en las rodillas.
-Lo siento Kurt… —dijo Rachel volviendo a pasar su mano por la espalda de su amigo, como en una especie de consuelo torpe.
-Lo sé… gracias, ¿Cómo están tus hijos?, desde la Navidad pasada que no sé nada de ellos, bueno además de lo que Barbra le cuenta a Noah.
-Están bien, la película de…
-Listo hermano, Helen leerá el comunicado que emita el hospital a las 8, tú no te preocupes—dijo Finn llegando a la pequeña sala donde esperaban— y también hablara con las fans que están afuera, luego iré a recoger  la mayor cantidad de mensajes que pueda —añadió sentándose al lado de su esposa.
-Gracias Finn…
-¿Qué hay de Lily y Dylan?, ¿los llamaste?
-Los llame, pero con todas las restricciones que hay para los vuelos, no creo que puedan llegar muy pronto.
-Señor Hummel… —dijo un doctor saliendo de la habitación de Blaine, Kurt se puso de pie de un salto y se acerco rápidamente— ya terminamos los exámenes, puede pasar—agrego el facultativo mientras hacia una anotaciones en la ficha que portaba.
-Gracias… ¿Cuándo sabrán  si es factible de realizar el tratamiento?
-Dentro de  10 minutos volveré con los resultados —respondió el doctor sonriendo— Señor Hummel, debe saber que a pesar que puede ser factible realizar este tratamiento, debido  a la condición de su esposo, tal vez los resultados nos sean los esperados.
-¿Cómo?...
-Señor Hummel —dijo el Doctor tomándole el hombro— el Señor Anderson está muy mal, creo y usted y sus hijos deberían prepararse para lo peor, lo siento.
-…
-Señor Hummel… ¿necesita algo?, puedo prescribirle algún tranquilizante— advirtió el Doctor sacando su libreta de recetas.
-No, no es necesario… es solo que… —trato de decir Kurt sin saber que palabra utilizar para describir algo que era inconcebible, prepararse para decirle adiós al amor de su vida.
-Lo entiendo, puede tomarse el tiempo que desee, haremos los posible para que su esposo este lo más cómodo posible.
-Gracias Doctor… —dijo Kurt haciéndole un gesto a Finn y Rachel, indicándoles que  entraría a la habitación para estar con Blaine. Dio un suspiro hondo antes de entrar y fingió la mejor de sus sonrisas.
-¿Aun no te has ido a la casa? —dijo Blaine en un murmullo cansado.
-¿Pensabas que te dejaría solo? —contesto Kurt arreglándole las almohadas y sentándose junto a su cama en la silla dispuesta para ello, le cogió la mano y le dio un beso en cada uno de los dedos.
-No… pero estas aquí desde… anoche… ¿no estás cansado?—dijo acariciándole la cara con uno de sus dedos.
-Un poco, pero me da lo mismo.
-¿Qué dijo el doctor? —quiso saber Blaine quitándose  la manguera que le proporcionaba oxigeno, y que lo hacía hablar con dificultad.
-No te quites eso… lo necesitas —advirtió Kurt volviéndosela a poner.
-No es verdad… —insistió Blaine quitándosela de nuevo.
-¡Blaine!... ¿cuándo te convertiste en este viejo cascarrabias?…
-No soy cascarrabias… soy una estrella de rock —corrigió sonriendo. A pesar de los años y de que su cabello pintaba muchas canas, la sonrisa de Blaine seguía siendo la misma que cuando era joven, y a Kurt aun se le hacía difícil resistirse a ella.
-Lo sé… —dijo cogiéndole la mano otra vez— tus fans están afuera haciendo lo posible para que no lo olvides.
-¿De verdad?
-Sí, están encendiendo velas y dejándote mensajes, Finn se encargara de recogerlos todos, también hay fans míos si te interesa saber.
-¿Tuyos?... ¿por qué?
-¡Porque tú me haces sufrir!… y ellos vinieron a darme apoyo… según Finn han hecho una especie de campamento en las afueras.
-Genial…—respondió acomodándose en las almohadas y suspirando cansancio.
-No debiste quitarte el oxigeno... no puedes respirar…
-Si puedo… es solo que me canso más que antes… más que hace algunos minutos inclusive…
-Es por eso que debes ponerte la cánula… te ayudara… ¿cómo volverás a cantar tus éxitos si no te recuperas?
-La familia que hemos construido, ha sido el mayor de mis éxitos…—aseguro sonriendo.
Kurt le soltó la mano y trato de disimular sus lágrimas poniéndose de pie y volviendo a arreglar las almohadas.
-¿Qué te dijo el doctor?
-…
-¿Kurt?...
-Dijo que te pondrás bien, que debes reposar y saldrás caminando de aquí.
-Mentiroso… —respondió  poniéndole una mano en la cadera— dime la verdad.
-Esa es la verdad Blaine.
-No lo es… Kurt…
-El Doctor dijo que… es peor que la última vez… pero te hicieron exámenes para ver si podían hacerte lo de las células madres de nuevo, el doctor vendrá dentro de poco.
-Sabes que no quiero ningún tratamiento invasivo… ¿verdad?
-Blaine, ya te lo hicieron una vez, no es tan… —Kurt se silencio al sentir la mano de Blaine sobre la suya. Desde que se casaron, habían conversado aquello de respetar la decisión del otro referente a los tratamientos médicos que fueran invasivos o que los mantuvieran con vida artificialmente.
-Creo que sabes que tal vez ya no hay más que hacer… es lo que te dijo el Doctor… ¿verdad? —dijo Blaine mirándolo como siempre.
-No… me dijo que las cosas estaban mal, pero que intentaran con el tratamiento y puede que funcione.
-¿Y si no?... no quiero pasar mis últimos días en un hospital o conectado a maquinas… lo sabes ¿verdad?
-Sí pero… estamos en el 2060, nadie te abrirá el pecho en dos… serán un par de inyecciones, Blaine... yo… —respondió Kurt comenzando a llorar.
-No llores… todo estará bien, de alguna u otra forma—dijo acariciándole la cara y recogiendo sus lagrimas.
-No sé si estoy listo Blaine… no sé si quiero dejarte partir…
-Estarás bien —respondió emocionándose— eres el hombre más valiente que he tenido el placer de conocer y el honor de amar…
-¡No lo soy!…— dijo escondiendo su cara en la cama— ¡Soy débil y cobarde!... y te necesito para no serlo… por favor no me dejes solo…
-No lo hare… antes de mi siempre estarás tú… y si el doctor dice que es factible realizar el tratamiento… lo hare… por ti…
-Blaine…
-Y si no resulta… no estarás solo… nuestros hijos te ayudaran, los tres te quieren más que a nada… mira a nuestros nietos, eres la adoración de Devon, lo mismo que para los pequeños de Henry—contesto Blaine emocionándose un poco al mencionar a sus nietos—  tienes a tu hermano, nuestros amigos… incluso Dylan… —explico acariciándole el pelo y soltando un suspiro sonriente.
-¿Tienes miedo?...—quiso saber Kurt irguiendo su cabeza y derramando el triple de lagrimas, que Blaine insistía en quitar.
-No… solo me entristece dejarte a ti —respondió dándole un beso en la mano— ¿Dónde están los niños?
-Nuestros hijos ya nos convirtieron en abuelos y tú ¿aun los llamas “niños”? —dijo Kurt sentándose en la silla del lado de la cama y comenzando a acariciarle la mano con sus dedos.
-Siempre serán niños para mi… y sé que estarán bien… solo me preocupa Noah, es muy pequeño y no sé cómo se tomara el hecho de que…
-No es pequeño Blaine… —dijo Kurt limpiándose la nariz con la mano— tiene 25 años… está terminando la Universidad y vive con su novia… ¿Cómo aun crees que es pequeño?
-¿Hicimos un buen trabajo?, ¿verdad?
-Un excelente trabajo… ¿te acuerdas del día en que nacieron?—pregunto Kurt tomando un pañuelo descartable del mueble del costado de la cama y sonándose con estridencia.
-Me acuerdo de todo —respondió Blaine cerrando sus ojos, como si en su cabeza estuvieran pasando la película de su vida, en especial del momento en que nacieron sus hijos— el día en que nació cada uno, fueron los días más felices de mi vida… díselo… por si no alcanzan a llegar— pidió Blaine ahogándose un poco.
-Ponte el oxigeno… si quieres des… si quieres hablar con tus hijos, hazme caso… aunque sea una vez en tu vida —dijo Kurt sin poder decir la palabra “despedida”.
-Ok…
-Gracias…
-Kurt…
-Blaine, por favor, quédate calladito, gastas fuerzas necesarias hablando…
-Kurt… —insistió sin importarle el cansancio— el día que te conocí… fue el mejor día de mi… vida… y cuando… cuando decidiste ser mi esposo, fue cuando supe… cuando supe… que era el hombre más afortunado del mundo… te amo… tanto…
-Y yo te amo a ti Blaine… —respondió Kurt entre lágrimas.
-No llores… —dijo quitándole las lagrimas con sus dedos
-No lo hare… —contesto llorando de todas formas.
-¡Papás!...—dijo Henry entrando en la habitación acompañado de su esposa.
-¡Henry!... —exclamo Kurt secándose las lagrimas y levantándose para saludarlo— ¿Cómo estás?— pregunto dándole un abrazo.
-Bien… ¿Qué está sucediendo?... ¿Papá? —añadió dirigiendo su voz hacia Blaine, que sonreía cansado.
-Nada hijo… tu Padre que ya está viejo… —respondió haciendo como que se sentaba en la cama.
-No te muevas… déjame ayudarte —respondió Henry acercándose a él y acomodándole las almohadas.
-¿Cómo estas Kurt? —pregunto Amelia en voz baja.
-Más o menos… ¿salgamos?
-Claro…—respondió la esposa de Henry haciéndole un guiño de saludo a Blaine.
Henry se sentó en la silla de junto y le tomo la mano a su Padre, se la acaricio y beso unas diez veces. Blaine sonrió y le dijo que estuviera tranquilo, que todo estaría bien de una manera u otra, que existía la posibilidad de salir nuevamente de aquella situación, pero que las cosas no eran tan prometedoras como hace 20 años, que él estaba viejo y se sentía más cansado que antes y que su deber como hermano mayor era encargarse de sus hermanos y ocuparse que Kurt se sobrepusiera a la tristeza si todo salía mal. Henry asentía sin decir palabra y derramo unas cuantas lagrimas al sentir que su “Papáblen” se estaba despidiendo de él.
-¡Papá!... llegue… ¿Qué sucede? —dijo Lizzie entrando a la habitación cansada y con el pelo revuelto, como si se hubiese venido corriendo desde la NYU hasta el hospital.
-¡Lizzie!... ¡Princesa!—dijo Blaine dando un suspiro de alivio, al ver a su hija.
-“Papáblen”… ¿Cómo estás? —pregunto arrodillándose al otro lado de la cama y tomándole la mano.
-No te asustes, estoy bien… —dijo más cansado que antes.
-Henry… ¿Qué sucede?... ¡Que alguien me diga! —exclamo la chica empezando a llorar.
-“Rizzie”… tranquila —dijo su hermano tomándole la mano por sobre la cama.
-¿Que dijeron los médicos?... ¿harán lo mismo que la otra vez? —quiso saber secándose las lagrimas con la manga del sweater.
-Lo intentaran…
-¿Qué?... ¿Qué significa que lo intentaran?...
-Lo que pasa “Rizzie” es que este infarto causo más daño que el anterior… y tal vez…—explico Henry haciendo una pausa para tragar saliva y dar un vistazo a su padre.
-¿Tal vez qué?... ¡Henry!...
-Tal vez no funcione…
-¡Cómo!... ¡no!... “Papáblen”…
-Lizzie… estarás bien… y estamos poniéndonos pesimistas antes de tiempo… quien dice que no saldré caminado de aquí con mi guitarra en el hombro…—dijo Blaine sonriendo— pero si no es así… debes saber que siempre estaré con ustedes. Hija te quiero tanto…—agrego acariciándole la cara— el día que tu naciste, fue uno de los días más felices de mi vida. Con tu Papá, fuimos a  recogerte un miércoles, estaba lloviendo y te sacamos envuelta en una manta rosada, no llevábamos paraguas así es que yo cubrí a tu Padre y a ti con mi abrigo… tuve… tuve que empinarme… —ambos soltaron una pequeña risa y se miraron sonriendo— cuando nos subimos al auto, Kurt  te libero de las mantas y tú estabas despierta, tus grandes ojos estaban abiertos de par en par… nos llamaras locos, pero con tu papá distinguimos una sonrisa en tu carita.
-Los bebés no sonríen Papá… —corrigió Lizzie sonándose con la manga de su sweater.
-Tú si lo hiciste…
Lizzie comenzó a llorar al escuchar aquella historia, la conocía desde siempre, pero nunca la había escuchado con tanto detalle y pasión. Se sintió afortunada de la familia que le había tocado y sintió una presión en el pecho pensando en la posibilidad de no volver a escucharla de los labios de su “Papáblen”, como Henry le había enseñado a llamarlo desde que tenía noción.
Kurt abrió la puerta de la habitación y le hizo una seña a Henry para decirle que Amelia lo llamaba, que uno de sus hijos quería saber que sucedía con su abuelo. Henry se puso de pie y salió haciéndole un cariño en la cabeza a Lizzie.
-¡Henry!... ¿Qué paso? —dijo Noah encontrándose con su hermano en la puerta de la habitación, venia agitado y sudoroso y parecía, al igual que Lizzie, que se había venido corriendo desde la universidad. Venia de la mano de su novia y su hermano lo abrazo fuerte— Henry… me estas asustando… ¿el “Papáblen”?
-Está mal Noah… hola Barbra… —dijo dándole un beso a la novia de su hermano.
-Hola Henry… ¿mis papás?... ¿los has visto?
-Si… están en la sala… ¿no los viste?
-No... mi mamá me llamo pero no alcanzo a decirme….
-Ven… yo te llevo… Noah… entra, Lizzie está con él “Papáblen”… Noah —insistió Henry— ¡oye! —dijo tomándole la cara y dándole una pequeña bofetada fraternal— tienes que entrar, él estaba preguntando por ti, tienes que estar tranquilo, el nos necesita de esa manera, no debemos preocuparlo… ¿de acuerdo? —termino por decir Henry dándole un abrazo. Noah se sentía confundido y triste, miro a Barbra aun dudando si podría enfrentar eso o no.
-Dame tu chaqueta —dijo la chica haciendo un gesto.
-¿Qué?... si… toma… —contesto como volviendo de un aturdimiento al tiempo que abría la puerta de la habitación.
-¡Noah!... “Goblin”… —dijo Blaine sonriendo y levantando su mano unos centímetros.
El chico no dijo nada y solo se quedo en la puerta temeroso de todo.
-Ven…—añadió su Papá levantando un poco mas su mano.
Lizzie se puso de pie y al ver a su hermano tan confundido solo atino a abrazarlo, era el más pequeño de los tres y ella y Henry siempre sentían que debían protegerlo desde que estaban en la escuela.
-No tengas miedo “Goblin”… todo saldrá bien… acércate —dijo Lizzie dándole un beso en la frente.
Todos llamaban a Noah “Goblin”, la diferencia de edad con sus hermanos había hecho que Kurt le pusiera ese apodo. Con Henry se llevaba por 17  años y con Lizzie por 13, cuando comenzó a caminar se desplazaba por la casa entre todos como un pequeño duende haciéndose paso.
-¿Papá?...—dijo el menor de los Anderson acercándose a Blaine— ¿Cómo te sientes?... ¿tienes algún dolor?
-No… estoy cansado, es todo —dijo de manera pausada— ¿Qué tal tu investigación para la tesis?—pregunto moviendo su mano como si describiera las hojas de césped ultra crecidas
-Bien…— respondió con un hilo de voz— el profesor me dijo que mi idea de la estructura genética de las malezas silvestres es extraordinaria y única —conto comenzando a derramar algunas lagrimas
-Noah eso es fantástico…—dijo Lizzie sonriendo.
Noah hizo un gesto con su cabeza sin despegar los ojos de su Padre.
-¿Por qué ninguno de ustedes heredo nuestro gusto por la música? —quiso saber Blaine dando un suspiro hondo.
-Porque las matemáticas son lo mejor Papá… aunque tú y el Papá lo nieguen…—respondió Lizzie besándole la mano.
-Además, los artistas de la familia son ustedes “Papáblen”, tú y el Papá —se apresuro en decir Noah agarrándole la otra mano con fuerza.
-Noah… ¿Cómo va tu relación con Barbra?
-Bien Papá… ella es maravillosa…
-¿Sabías que con tu Tía Rachel y tu tío Finn fuimos los mejores amigos desde la secundaria?... ¿lo sabías verdad?
-Si Papá… al principio creí que éramos primos, pero menos mal que no.
-No lo son… No pudiste encontrar mejor compañera que ella, no te prives de amar hijo… es lo más hermoso que podemos hacer con nuestra existencia… tu igual hija, si yo me hubiera dado por vencido con Kurt… ninguno de Ustedes estaría aquí ahora…
-Con James las cosas son diferentes Papá…
-Lo sé… solo te pido que no te cierres a volverá  amar de nuevo…
-No lo hare, te lo prometo —respondió la chica entre lagrimas.
-¿Donde está Kurt? —dijo desesperándose un poco.
-Está en la sala de junto… iré por él —respondió Lizzie levantándose— arréglale la manguera… —le murmuro a su hermano antes de salir haciendo el gesto respectivo.
Blaine dio tres suspiros seguidos y cerró sus ojos, como si lo único que quisiera fuera descansar.
-¿No me dejaras ni un minuto en paz? —dijo Kurt entrando a la habitación y provocando en Blaine una pequeña sonrisa.
-¿Dónde estabas?
-Estaba hablando con el doctor…
-¿Qué dijo?...—pregunto Noah secándose un par de lagrimas.
-Dijo que es factible realizar el tratamiento, que no asegura un éxito del 100%, pero que las posibilidades son altas.
-¿De verdad? —pregunto Noah, con tanta ilusión en sus ojos que Kurt creyó que volvía a verlo al frente de la torta en su primer cumpleaños.
-De verdad hijo… no llores…—respondió Kurt secando las lagrimas de la cara de su hijo.
-Lo siento… —dijo Blaine con voz casi agotada y sintiéndose culpable de la desazón que todos estaban experimentando.
-Pues deberías… —respondió Kurt sonriendo y dándole un beso a su esposo en la frente, las noticias que le había dado el doctor le permitían volver a confiar de nuevo.
-¿Recuerdas cuando nació el “Goblin”?
-Por supuesto…—respondió Kurt haciéndole  a Noah una especie de cariño en una pierna, este se había acercado a la silla del costado de la cama quedándose de pie junto su Papá— creo que esa fue la única vez que estuvimos separados por tanto tiempo.
-Si… lo recuerdo, Noah… cuando tú naciste, con tu Papá y tus hermanos estábamos en Alemania, en una de mis giras… teníamos todo calculado para regresar justo en la semana que nacerías, pero el parto se adelanto y tu Papá tuvo que viajar con tus hermanos de vuelta a New York, yo me perdí de recibirte en el hospital.
-Da lo mismo Papá…
-No, no da lo mismo… pero trate de compensártelo lo mejor que pude.
-No tengo ninguna queja contra ti, además fue mi culpa por nacer antes…
-No, es como tenía que ser… porque así eres tú… siempre un paso adelante de todos, inclusive de tus hermanos… eres inteligente, listo y astuto…
-Te quiero papá… —dijo inclinándose en el hombro de Kurt y echándose a llorar de inmediato.
-Tranquilo hijo…
-Lo siento…—respondió Noah irguiéndose de nuevo mientras emitía pequeños sollozos. Blaine se recordó que cuando era un bebé y se caía o lastimaba jugando, siempre corría hacia Kurt pidiendo auxilio.
-Nos harás llorar a todos… —dijo Kurt en tono de reclamo y provocando nuevamente una sonrisa celestial en su esposo.
-Lo siento… y siento también arruinar los planes que tenias para nuestro aniversario numero cincuenta.
-¿Y quién te dice que no lo celebraremos?… —contesto Kurt acariciándole el pelo— además, ¿sabes cuan costoso seria reunir a todas las personas que tenía en mente?, solo en traer al clan Westbrook- Stewart desde Londres nos costaría la mitad del presupuesto de todo el evento y con tantas restricciones en los alimentos, creo que el menú se vería perjudicado irremediablemente… nadie supuso las consecuencias que traería si todos comenzaban a ahorrar en su “huella de carbono”. Noah y Lizzie soltaron una pequeña risa.
-¿Debo suponer que te hice un favor entonces?
-Así es… —dijo Kurt mientras veía que Henry entraba en la habitación.
-Kurt… te amo… siempre te he amado… desde el día en que conocí…
-Mentiroso… cuando me conociste ni te fijaste en lo encantador e incomparable que era…—dijo Kurt sintiendo una opresión en su garganta al pensar que tal vez el fin de todo se acercaba.
-No… es verdad… recuerdo que le comente a mis amigos lo guapo que eras…
-No soy guapo, tengo la nariz enorme y nunca he podido darle un color a mi piel.
-Recuerdas en lo que se convertía tu piel en mis manos ¿verdad?
-Blaine… lo chicos están aquí…—dijo Kurt sonriendo. Noah, Lizzie y Henry, agacharon sus cabezas sonriendo también. Nunca había sido un problema para ellos ver cuánto se amaban sus padres, tampoco escucharlos decirse palabras de amor, ni verlos demostrárselos delante de ellos.
-Lo siento… Kurt, si todo sale mal,  quiero que me prometas que seguirás adelante, que continuaras con tus planes… como ese que tienes de  de restaurar ese teatro… Henry puede ayudarte —dijo Blaine apuntando a su hijo el arquitecto.
-No hables Blaine… solo te estás cansando —insistió Kurt tratando de disimular el dolor que en aquel momento lo partía en dos.
-Prométemelo…—insistió.
-Te lo prometo… ahora tu prométeme que te vendrás a casa conmigo…
-Sabes que no puedo prometer eso… yo… Kurt… ¡46 años!... llevamos juntos 46 años…
-Casi cincuenta si contamos desde el día en que nos conocimos… —corrigió Kurt recibiendo un pañuelo de Lizzie. Los tres se miraban sin saber que decir, ni cómo actuar frente a lo que estaba sucediendo, sus padres nunca se habían separado de ellos, ni tampoco habían estado distanciados el uno del otro. Si todo terminaba en tragedia, sería difícil sobreponerse.
-Cincuenta… cuando dijiste “Disculpa… ¿puedo hacerte una pregunta?, soy nuevo aquí”…
-Como recuerdas eso…
-Recuerdo todo… —dijo Blaine comenzando a desvanecerse de a poco.
-Te amo Blaine…
-A… ¿Aún?
-Siempre…—dijo Kurt entre lágrimas y levantándose al ver entrar a tres doctores a la habitación, la disminución de los registros en el monitor cardiaco que tenia adosado al pecho, habían dado la alarma la personal de emergencia.
Blaine  cerró los ojos y comenzó a respirar de manera más lenta, su cara comenzó a relajarse de a poco y luego de unos segundos Kurt se dio cuenta lo que estaba sucediendo.
Noah se tomo la cabeza la escuchar la señal plana del monitor cardiaco y se echo llorar, Lizzie tampoco pudo resistirlo y rompió también en llanto, se puso de pie y Henry la abrazo. Este derramo también unas lágrimas y su mente retrocedió casi 40 años. Se vio a si mismo sentando frente al piano junto a Blaine, diciéndole por primera vez “Papáblen”. Siempre le habían dicho que aquel recuerdo era casi una invención de su mente por todas las historias que sus padres le contaban de manera casi incesante, pero él estaba seguro de que no, de que todo era real, casi podía volver a escuchar la voz de su padre diciendo “Kurt mira lo que dijo Henry”
Los médicos comenzaron a inyectar medicamentos en el suero de Blaine y a realizar maniobras de reanimación. Kurt se quedo en silencio observando lo pacifico que se veía a pesar de los movimientos involuntarios que hacía con cada descarga del desfibrilador, no escuchaba nada, solo el sonido de la línea plana. Se volteo hacia sus hijos y los vio como cuando eran pequeños y resolvían sus conflictos con un abrazo grupal, se distancio de la cama retrocediendo y se acerco a ellos, Henry estiro unos de sus brazos y lo unió al abrazo. Tal y como su abuelo, el mayor de los niños Anderson había heredado la corpulencia y altura de Burt, sus brazos eran tan amplios que también hubieran cabido Rachel, incluso su Tío Finn. Kurt le beso la cabeza  a Lizzie, le hizo un cariño en la cara a Noah y termino por recostarse en el hombro de su hijo mayor. Pensó que si aquello era el final de todo, prefería mil veces morir también en ese mismo instante que pasar el resto de sus días sin Blaine.
-¡¿Papáblen?!...—exclamo Henry soltando a todos y acercándose a la cama— ¡miren!… —dijo apuntando el monitor. Los signos vitales de Blaine volvían a percibirse en la maquina, los médicos comenzaron a manipular otros instrumentos y el doctor de cabecera le oscultó el corazón, con una pequeña maquina chequeo su presión arterial y sonrió mirando a Kurt. Este le hizo un gesto de “¿Qué sucede?” y el doctor le respondió “Es un luchador”
Como si fuera su deber, Kurt se mantuvo entero, llamo a Rachel y el pidió que avisara a la prensa, luego llamo a Dylan y a Lily para notificarles lo que había sucedido y que habría que esperar por resultados lo mismo hizo con Cooper y con Eloise, la señora que se encargaba de todo en la casa. Un cuarto doctor especialista entro a la habitación y sugirió trasladarlo a la habitación de cuidados intensivos para llevar a cabo el tratamiento. Antes que se lo llevaran, Kurt le tomo la mano y le quito la argolla de matrimonio, la observo un instante y se la puso junto a la suya, le dio un beso y le tomo la mano  murmurando “Gracias mi amor”, sonrió  al sentir que Blaine se le apretaba de vuelta, lo miro alejarse y fijo después sus ojos en el televisor, Rachel había salido del hospital y se disponía a hablar con la prensa y con los fans que estaban a esa hora reunidos en las afueras del “New York-Presbyterian University Hospital of Columbia and Cornell”
-Buenas noches, hoy es un día triste para la música, el talentoso cantante, músico y compositor Blaine Anderson se encuentra muy grave— dijo Rachel haciendo una pausa al escuchar los gritos de los fanáticos y sentir los flashes de los reporteros— Blaine es un hombre extraordinario, además de talentoso, es un gran amigo y una hermosa persona. Un padre maravilloso para Henry, Lizzie y Noah, los tres hijos que con mi amado amigo Kurt trajeron a este mundo. Hoy yo y mi esposo estuvimos a punto de perder a un gran amigo y el mundo del rock sin duda a una de sus piezas principales, pero mi amigo Kurt casi pierde más que eso, casi pierde al amor de su vida, a su compañero, a su amigo y a su amante… por eso les pido que se unan a nosotros, sea cual sea la divinidad en la que creen y pidan porque Blaine se recupere y si el destino decide otra cosa, oren para que Kurt y sus hijos puedan sobrevivir  a un dolor inconmensurable… gracias —dijo Rachel abandonado junto a Finn el improvisado punto de prensa.
Kurt dejo el hospital junto a sus hijos por una de las puertas menos conocidas para evitar el acoso periodístico, el Doctor les había dicho que mejor se retiraran a descansar. Realizarían el revolucionario tratamiento con células madres en las horas siguientes, y fuera cual fuera el resultado los mantendría al tanto. A regañadientes Kurt accedió a abandonar el hospital junto a sus hijos, la esposa de Henry y la novia de Noah. Los seis se subieron en silencio a la limusina que Helen había dispuesto para ellos, se distribuyeron en los asientos y Kurt quedo en una de las ventanas. El chofer enfilo hacia la quinta avenida y no pudo evitar pasar por delante del hospital. Kurt pudo ver recién la magnitud del homenaje que los fans habían desplegado en las afueras del centro médico. Habían allí cientos de personas, igual número de velas encendidas, flores, globos y mensajes  de buenos augurios pegados en las rejas, Kurt sintió que el bulto en su garganta volvía a impedirle una respiración normal.
-Disculpe… deténgase por favor —dijo haciéndole una seña al chofer de la limusina.
-¿Papá?... ¿Qué sucede?... —pregunto Henry mirando a todos lados.
-Tengo que hablar con ellos.
-¿Con quienes?
-Con los fans de tu Padre, para el son muy importantes… creo y necesitan que les diga algo, o que los salude… que les cuente que todo estará bien.
-Papá…
-Henry, tu más que nadie sabes que es así…
-Tienes razón…—respondió Henry pidiéndole de nuevo al chofer que se detuviera frente a la fanaticada.
EL chofer se acerco a la berma y Kurt bajo la ventana. Con un respeto inédito los fans se acercaron a la ventana del auto y solo se remitieron a tomarle la mano y susurrar “todo estará bien”, “fuerza Kurt”, “estamos contigo y con Blaine”. Uno a uno Kurt saludo a todos los fans que estaban a su alcance, uno le regalo una foto de Blaine de su primerísimo disco, aquel que habían comprado solo los verdaderos fanáticos, que lo conocían desde siempre y seguían su carrera desde el principio. Kurt lo miro emocionándose y la guardo cerca de su pecho y así continuo el resto del viaje.

-Señor Hummel… ¿Cómo está el Señor Anderson?…
-Está bien… es decir nos hizo pasar un susto pero le harán un tratamiento que se supone y será exitoso… solo debemos esperar.
-¿Usted cómo esta? —dijo tomándole las manos— perdón… es una pregunta estúpida de hacer…
-No te preocupes… estoy… en realidad ni sé como estoy —respondió dándole un abrazo.
-¿Necesita algo?
-No… es más si quieres irte puedes hacerlo, mis hijos están aquí, así es que no hay problema.
-¿De verdad?, puedo quedarme si así lo necesita Señor Hummel.
-No, de verdad, puedes irte, es muy tarde, no quiero que tengas problemas con el transporte.
-Está bien…  ¿a qué hora sabrá si todo resulto bien?
-El doctor dijo que nos avisaría… supongo que será por la mañana, ya es bastante tarde.
-Claro… Señor Hummel, si no es imprudencia, me gustaría que me avisara, no importa la hora…
-Por supuesto… gracias Eloise… y no deberías de irte sola… ¡Henry!...
-¿Qué sucede Papá? —dijo su hijo acercándose.
-Eloise se va y ya es demasiado tarde… acompáñala al taxi por favor…
-Claro…—dijo Henry saliendo con la señora que cumplía las labores domesticas en la casa desde que los chicos se habían mudado.
Kurt se dirigió a  su dormitorio y no pudo evitar pensar en que cada rincón de aquel lugar le recordaba a Blaine, su vida juntos, y que nada volvería a ser lo mismo si todo terminaba mal, paso su mano por el piano y toco un par de notas, se encamino al dormitorio y cerró la puerta.
Se imagino junto a Blaine en la cama, desayunando, viendo una película, recibiendo a sus hijos el día domingo, y las mañanas de Navidad. Recordó el análisis que hacían de los planes de ambos, los sueños que cumplieron y aquellos que aun estaban pendientes, además de todo lo que era posible de hacer en aquel lugar. Quiso llorar con ganas, pero pensó en sus hijos y en lo triste que se pondrían si él desarmaba también. Pensó en la muerte de su Padre y como aquel dolor no se comparaba con el que sentía en ese momento, se tomo la cabeza y sentó en el lado de Blaine de la cama, abrió su cajón en la mesilla de noche y se encontró con sus cosas, su reloj eterno, un par de libros y su billetera. Busco su teléfono tanteando los bolsillos de su chaqueta queriendo llamar al hospital, sintió un miedo repentino y se arrepintió en su intento
-¿Papá?...—dijo Lizzie entrando con timidez.
-¿Que sucede hija?
-El tío Cooper llamo del aeropuerto, quería hablar contigo pero le dije que estabas ocupado.
-Gracias Lizzie…
-Le dije que se viniera para acá… ¿hice bien?
-Muy bien cariño… hay suficiente espacio para todos —dijo dando un suspiro.
-También llamo Julianna.
-¿Julianna?... ¿en serio?... ¿Qué te dijo?
-Quería saber cómo estaba el “Papáblen”, se entero por televisión y decidió llamar.
-Claro, debí haberle avisado…
-No te preocupes Papá, entendió perfecto tu despiste.
-¿Qué le dijiste?
-Que las cosas estaban mal, pero que teníamos esperanzas, ¿tú cómo estás? —dijo sentándose en la cama junto a Kurt.
-No lo sé… —respondió  apoyando su cabeza en el hombro de su hija— creo que los sabré cuando el doctor nos llame y diga que todo salió bien…—añadió dando un vistazo al dormitorio que parecía más grande y más frío.
-Si quieres yo puedo quedarme aquí hasta que al “Papáblen” lo den de alta, Devon te adora, no causaría problemas.
-No hija… lo que menos quiero es que cambien sus rutinas por mi culpa, Henry también me lo ofreció y no puedo aceptarlo, estaré bien no te preocupes —advirtió dándole unas palmaditas en una pierna y fingiendo una sonrisa.
-Papá… no quiero que te estés guardando la pena, te hará mal… si quieres llorar o maldecir, puedes hacerlo, no te preocupes por nosotros, ya somos todos adultos, incluso el “Goblin”.
-“Los niños”… así los llamo tu Papá cuando pregunto por ustedes… creo que nunca los ha visto como los adultos que son… siempre han sido pequeños para sus ojos.
-Claro… creo que en más de una ocasión me llamo “Princesa” frente a mis amigos…
-Lo recuerdo… —dijo Kurt sonriendo— tu cara se ponía roja en cada una de ellas— recordó Kurt haciéndole un cariño en la cara a su hija. Si Henry era igual a él, Lizzie se parecía tanto a Blaine que le dieron ganas de llorar a gritos. Tenía sus mismos ojos y cabello, lo  llevaba largo desde pequeña  y con cada movimiento hacia que sus rizos cambiaran de posición de manera hermosa.
-Lo amo mucho sabes…
-Lo sé… yo también… —respondió Kurt moviéndose hacia su hija, haciendo que sus hombros chocaran.
-Te traeré un té… ¿de acuerdo? —dijo la chica levantándose.
-De acuerdo… gracias… ¿hija?… ¿Cómo están tus hermanos?
-Bien… bueno Henry está hablando con los Papás de Amelia para saber de  los mellizos y vean la forma de viajar mañana y el “Goblin” esta con Barbra en el sofá… la Tía Rachel y el Tío Finn salieron a comprar algo para comer.
-Perfecto… ¿Lizzie?
-¿Si?
-Disculpa… ¿Hablaste con James?, se que no te comunicas con él, pero… él quiere mucho a tu Papá y sería bueno que supiera...
-Hable con él, no te preocupes… voy por tu té… tal vez deberías tomar un baño o algo…
-Lo se... estaba pensando en eso —respondió Kurt apuntando el baño— gracias hija…
-Ok…—dijo Lizzie saliendo.
Kurt se rasco la cabeza y volvió a dar otro suspiro mientras se levantaba, la idea de sumergirse en la bañera para olvidarlo todo era algo que lo seducía sin duda, pero pensar en que desde siempre, cada uno de sus baños terminaba con Blaine compartiendo el agua, lo hacía desear volver al hospital de nuevo. Abrió las puertas del armario y comenzó a buscar ropa de recambio y algunas mantas y sabanas para las camas que ocuparían sus hijos. Trato de sacar un par de frazadas desde la parte alta y todo se le vino encima, inclusive un libro que nunca había visto. Lo tomo y lo inspecciono por fuera, era blanco y tenía las puntas y el lomo de cuero negro, cosido con puntadas grandes, casi artesanales, lo abrió y descubrió lo más precioso de ver. Era el “Scrapbook” que Blaine había ido construyendo a medida que avanzaban en su relación. Kurt creyó que el pecho se le cerraba, como si un elefante se le tirara encima, se sentó en el piso del closet y comenzó a hojearlo. Las primeras páginas eran de sus días en la escuela, la graduación, los bailes, sus primeros días en New York. A medida que avanzaba, los recuerdos se hacían más vivos y cercanos y la presión del pecho había subido por su cuerpo hasta instalarse como un bulto en su garganta. Vio fotos y pequeñas notas, trozos de papel de regalo, las primeras imágenes de sus hijos, pedazos de género, entradas de cine, los “playbills” de todas sus obras, boletos de autobús, envoltorios de dulces y flores disecadas, Kurt reconoció de inmediato las que pertenecían a los centros de mesa de su boda. El bulto que sentía en la garganta había desaparecido sin  que se diera cuenta y se había convertido en lágrimas que derramaba de manera silenciosa. Nunca había visto ese libro, ni tampoco Blaine le había hablado de el, solo recordaba haberlo visto guardar en su bolsillo diferentes objetos, que nunca más veía.
Cerro el libro y lo abrazo con fuerza, creyó sentir la tibieza del cuerpo de su esposo a su lado, su aroma incomparable y la suavidad de sus manos. Al recordar todo aquello, sintió que su corazón se quebraba  en ese mismo instante, repetía para sí que lo amaba, que no entendía por qué estaba sucediendo todo eso  y que si Blaine no volvía a su lado su vida terminaría en ese mismo instante.
-¿Papá?...—dijo Lizzie entrando con la taza de té  en una mano y el teléfono en la otra— ¡Papá! —exclamo al verlo tirado en el piso.
-Lo siento hija…—respondió Kurt entre sollozos abrazado del libro.
-No te disculpes Papá…—respondió la chica mientras le acariciaba el pelo y lo besaba en la cabeza—  todo saldrá bien… ya verás… el “Papáblen” es muy valiente un luchador como dijo el Medico— aseguro sentándose a su lado allí mismo en el piso.
-Tengo que ir al hospital…—dijo Kurt poniéndose de pie.
-¡Papá!... no…
-¿Cómo que no?... hija no quiero que se despierte solo ni que este solo si es que…—explico agachando su cabeza y escondiendo su cara tras el libro de recuerdos.
-Papá, el “Papáblen” esta en buenas manos, tú no has dormido desde ayer, tampoco te has alimentado, no hay nada que podamos hacer nosotros allí…—dijo la chica tratando de calmarlo con sus manos.
-Lo siento…—dijo dejándose caer de nuevo.
-Está bien Papá… además te lo dije… si quieres maldecir o llorar a gritos estás en tu derecho, pero debemos mantenernos positivos, una actitud positiva es fundamental en estos casos…
-¿Es lo que le dices a tus alumnos?—dijo Kurt sonándose con la orilla de una de las camisetas de recambio.
-Solo a los que considero mis favoritos.
-Gracias hija… no tenía intenciones de llorar… es solo que… perder a tu Papá, es algo que no…
-Lo sé… te traje el té…— dijo caminando hacia la puerta— y  tu teléfono, estaba entre mis cosas, no sé porque —agrego Lizzie sonriendo.
-Recién lo estaba buscando… gracias Lizzie —repitió Kurt secándose las lágrimas con la mano.
-Te traeré un pañuelo…
-He perdido toda la elegancia, ¿verdad hija?, si un paparazzi me tomara…
Kurt se interrumpió poniéndose de pie de un salto, sin soltar el libro se dio cuenta que lo llamaban del hospital, miro a su hija y al teléfono sintiéndose ansioso y con temor.
-Contesta Papá…—dijo Lizzie cogiéndole la mano por sobre el libro.
Kurt contesto la llamada y se aparto un poco de su hija, Lizzie lo siguió por el armario mirando como la cara de su papá cambiaba con cada cosa que escuchaba, lo vio sonreír y llorar al mismo tiempo, miro al cielo y cerro sus ojos para terminar todo con un “Gracias Doctor”
-¿Qué paso?... ¿Papá?...—quiso saber Lizzie comenzando a derramar lagrimas e imaginándose lo peor— ¡Henry!...—grito acto seguido, como buscando refugio en su hermano mayor.
-¡¿Qué paso?!—exclamo Henry entrando con desesperación junto a Noah.
-El Doctor…—trato de decir Kurt apuntando su teléfono.
-¿Si?...
Noah miraba a sus hermanos y a su Papá respirando como si en la habitación ya no hubiera aire, se puso las manos en la cadera y luego se tomo la cabeza, tapo su boca con horror y al igual que hermana se imagino en su cabeza el peor de los escenarios.
-Papá… ¿Qué te dijeron?…—quiso sabe Henry tomando a Kurt por los hombros.
-Que está bien…
-¿Qué?...
-Que todo salio bien...—inisitio Kurt como tratando de auto convencerse.
-¡Papá!... ¿estás seguro? —dijo Lizzie con una mano en la frente y otra en la cintura.
-Si… —repitió Kurt comenzando a llorar otra vez.
Como lo hiciera en el hospital, Henry abrazo a  su padre y unió a sus hermanos en el abrazo. Kurt se refugió en ellos pensando que los amaba como a su vida, pero una vida sin Blaine hubiese sido inconcebible, pensó en lo que tenían por delante y sonrió al pensar en que si Sir Michael Philip Jagger, con todos sus excesos había llego hasta los 90, a su esposo le quedaba mucho más para compartir junto a él y sus tres hijos.

Julio de 2033


-Te dije que después te ayudaría con eso…—dijo Blaine saliendo del baño vestido para dormir.
-Y yo te respondí que me da escozor que las maletas queden a medio camino entre el closet y nuestro dormitorio —respondió Kurt abriendo la más grande y comenzando a separar la ropa limpia de la que había que lavar.
-Pero acabamos de llegar…—aseguro tomándolo por la cintura desde atrás y besándole el cuello.
-No puedo discutir contra eso… —dijo Kurt complacido apuntando tras su oreja— pero…
-No, no, no… nada de peros… dime, ¿Qué te pareció la gira? —quiso saber Blaine abrazándolo con más fuerza.
-Excelente… tus presentaciones brillantes como siempre… además que tome cientos de ideas del “Teatre La Villarroel” en Barcelona, del “Burgtheater” de Austria y del “Teatro Le Maschere”— dijo Kurt dando acento italiano a sus últimas  palabras— que luego discutiré con el resto de la compañía, por lo tanto —añadió volteándose y tomándole cara— fue una gira espectacular —concluyo dándole un beso— ahora…—dijo apuntando el equipaje.
-Ahora nada…—respondió Blaine besándolo de vuelta— esas maletas  han estado ahí solo un par de horas.
-Lo suficiente como para que una araña se esconda, tenga bebés y nos ataquen todos durante la noche —aseguro zafándose.
-Ok…—respondió Blaine divertido al pensar que perdía frente a un par de maletas la atención de su esposo.
-No me mires así, sabes desde siempre que el desorden me incomoda, por lo tanto, espero que cuando vaya  la habitación de nuestros hijos tengan todo ordenado.
-Eso es imposible y lo sabes… al menos en Lizzie…—asevero Blaine subiéndose a la cama de un salto.
-Y te culpo a ti por ello…—dijo Kurt sonriendo tras casi 20 piezas de ropa entre camisetas y pantalones— creo que necesitamos un closet más grande…
-Este es el closet más grande, de la habitación más grande de nuestro gran departamento.
-¿Por qué no caben todas las cosas entonces?
-Porque cada vez que visitamos una ciudad, tú te traes de suvenir todo lo que ves en las tiendas de moda —dijo Blaine mientras buscaba su agenda en su bolso de mano.
-¡Eso no es cierto! —exclamo desde dentro del closet.
-Lo es…—murmuro Blaine acomodándose en las almohadas.
-Tal vez…—dijo saliendo con las manos cruzadas, como si ya hubiese fraguado un plan y esperaba que Blaine lo aceptara sin reparos— tal vez… debamos deshacernos de las cosas que ya no usamos.
-¿Cómo cuales?
-Como nuestra ropa  pasada de moda o las cosas que guardamos de la secundaria por ejemplo.
-Yo no tengo cosas de la secundaria —aseguro Blaine al tiempo que corroboraba fechas de su agenda de papel y las comparaba con otras guardadas en una “Tablet”.
-¿De verdad?
-De verdad…
-¿Nada?
-Nada… ¿Tu guardaste todo acaso?...—dijo mirándolo un tanto extrañado.
-¡Por supuesto!… —respondió doblando un par de sweaters que quedaban en el fondo de la maleta.
-¡Mentira!... no hay nada tuyo de esa época en nuestro closet...
-¡Claro que sí!... tengo mi corona de “reina”, mi “kilt”, los anuarios y mi toga de la graduación…
-Pues yo no guarde nada…
-¿Ni siquiera tu uniforme de porrista? —quiso saber Kurt dando un tono seductor a sus palabras.
-No…—respondió sonriendo con picardía.
-Bu…
-¿Qué?
-Eso… “bu”… nunca te vi en ese uniforme, es algo que me debes Blaine Devon Anderson —advirtió Kurt apuntándolo y abriendo la segunda maleta.
-Bueno, eso es algo que se puede arreglar fácilmente con una llamada telefónica, porque debe saber Señor Hummel-Anderson, que si bien no tengo mis cosas de la secundaria aquí… las tienen mis Padres en su casa de Westerville.
-¿En serio? —dijo Kurt levantando una ceja.
-Muy enserio…
-Te cobrare la palabra espero y lo sepas…
-Pues cóbrala, me ha entusiasmado lo que al parecer puedo lograr vestido de rojo y blanco.
-Eres la cosa más sexy del mundo… y lo sabes —dijo Kurt acercándosele con un montón de ropa sucia que había transformado en una gran bola de género.
-Gracias…
-Ahora… ¿crees que tengamos algún tiempo libre para ordenar todo aquí y deshacernos de lo que no sirve? —propuso Kurt al tiempo que dejaba la bola de ropa en el cesto de la lavandería en el baño.
-¿Estás hablando enserio?... tu Kurt Hummel ¿quieres deshacerte de ropa?
-Si… bueno no de mi ropa de temporada, ni de mis atuendos clásicos, ni de todo lo vintange, ni de lo que en un futuro pueda servir para un remate o para el museo de la moda…
-Es decir de nada… ven mejor para que coordinemos el mes entrante y hagamos un espacio para realizar ese orden que quieres —dijo Blaine haciéndole un seña.
-¿Debemos?...—respondió haciendo un puchero y gesticulando cansancio.
-Debemos…
-¡Pero acabamos de llegar de Italia!... ¡ITALIA! —dijo Kurt alzando sus brazos como si el viaje lo hubiesen hecho en la tercera clase del Titanic.
-Pero debemos… —insistió Blaine tomando al agenda electrónica de Kurt y la de papel de él para luego acomodarse en la cama— además, ¿como para desarmar las maletas no estabas cansado?
-Por lo de los insectos… ¿no escuchaste la historia de las arañas que te conté?
-La escuche… ahora ven veamos esto…
-No quiero...
-Por favor…—dijo Blaine hablando como bebé con sueño.
-¡Blaine!
-Prometo hacer lo que quieras después…
-¿De verdad?... ¿lo que quiera?—dijo irguiendo su cuello como un cisne.
-Cualquier cosa dentro el ley—respondió insistiendo con las señas que indicaban la cama—veamos esto…
-Veamoslo entonces…—respondió sin ganas.
-La primera semana, tengo reuniones todas las tardes, para revisar los resultados de la gira y planear la próxima.
-¿Toda la semana?—dijo Kurt en tono de reclamo, pero anotando aquellos compromisos de todas formas.
-Si… lo siento… ¿qué hay de ti?, ¿cuándo empieza la preproducción de “Yes My Dear”? —quiso saber Blaine pasando página en la agenda.
-Eso es…—dijo chequeando— la segunda semana de Julio.
-¿Harás solo el casting?
-No, me ayudaran el productor musical y el coreógrafo, en ocasiones como estas es que odio  a Dylan por haberse llevado a Lily a Londres.
-Son felices… ¿no debería de alegrarte eso?
-¡Uf!... vieras como.
-Ok… ¿Eso es todo el día verdad?
-Así es…
-Entonces —dijo anotando— le diremos a Julianna que esa semana deberá quedarse hasta más tarde… ¿me alcanzas ese lápiz?... ¿por favor?
-Por supuesto niño de las cavernas, no sé porque no usas la “Tablet” que te regale en navidad, eso de las agendas paso de moda hace mucho —explico Kurt mientras se levantaba a por el lápiz que Blaine necesitaba.
-No la uso porque… gracias… te amo —dijo recibiéndolo— esto es más seguro, nunca se borra y no necesita electricidad —añadió tomando su agenda y meneándola por sobre su cabeza, como si fuera un trofeo de guerra o algo mas valioso.
-Estoy viendo venir el día en que me obligues a mí y a nuestros hijos a vivir sin electricidad y agua potable.
-Contesta tu teléfono mejor… —advirtió Blaine sonriendo y apuntando el aparato que se movía sobre la mesa de noche— ¿quién es?
-Es el Doctor Jacobs… que raro que llame a esta hora —dijo mirando la pantalla y gesticulando extrañeza con su boca y cejas.
Kurt se levanto y contesto la llamada del Doctor que, al igual que lo había hecho con Henry y Lizzie, estaba cargo de todo el proceso de gestación de su tercer hijo.
-Hola Doctor Jacobs, ¿Cómo esta?. Kurt se levanto de la cama y su expresión cambio de inmediato, Blaine lo siguió con la mirada e incorporándose un resto le hizo caras para que le dijera que estaba sucediendo, lo escucho murmurar y preguntar “¿Cuando?”, luego asentir solo con sonidos y terminar todo con un “El lunes entonces”.
-¿Qué sucedió?—quiso saber Blaine poniéndose de pie.
-Paso algo…—respondió con un hilo de voz.
-¿Qué cosa?...
-La persona… tuvo… una perdida… —alcanzo a decir Kurt antes de comenzar a derramar lagrimas.
-¿Qué?... ¿Cómo?
-Eso… el doctor me dijo que ayer… lo siento…
-Lo siento también…—respondió Blaine dándole un abrazo— todo estará bien…—le susurro en el oído— lo sabes ¿verdad?
-Lo sé…
-Escucha… —dijo mirándolo a los ojos— lo intentaremos las veces que sea necesario, ¿de acuerdo?
-Este es nuestro segundo intento… tal vez…
-Tal vez que…
-Tal vez es la forma que tiene Dios de decirnos que esto va en contra de la naturaleza o algo así…
-Kurt, ¿qué estás diciendo?, nuestra naturaleza es esta, no hay otra forma…
-Pero era nuestro primer bebé —dijo Kurt apuntándolo a él y así mismo cuando mencionaba lo de “nuestro”  para luego tomarse  el pecho angustiado.
-Lo sé también, pero cuando decidimos que lo haríamos de esta forma sabíamos que habrían riesgos, tres progenitores incluye muchos factores y muchos peligros también —dijo Blaine acariciándole la cara y besándole las manos.
-Quería a este bebé más que a nada…—respondió Kurt entristecido— pero no pienses que no quiero a Henry y Lizzie como si fueran de ambos…
-Kurt… ¿Cómo podría pensar eso?, si verte mirar a nuestros hijos es alucinante… me da un poco de celos, debo decir—dijo Blaine corrigiéndole el peinado.
-Son amores diferentes… lo sabes ¿verdad?—respondió Kurt esbozando una pequeña sonrisa.
-Lo sé… solo quería lograr eso…—dijo apuntando la pequeña mueca de alegría
-Gracias… me hacía ilusión un bebé de ambos… es todo —dijo Kurt abrazándolo.
-A mi igual, pero lo intentaremos de nuevo… no dudes eso…—dijo dándole un beso en el hombro— ¿Qué más te dijo el doctor?
-Que nos espera el lunes para hablar… —respondió poniéndose las manos en la cara para  volver a soltar el llanto.
-Kurt…
-¡Papás!... ¡¿Pueden decirle a Henry que deje su estúpido libro y cumpla lo que prometió?! —exclamo Lizzie entrando en la habitación de sus padres  de manera eufórica y sin golpear, sosteniendo una consola de juegos en su mano.
Kurt se aparto de Blaine y disimulando sus lágrimas entro al baño.
-¿Qué paso?...—dijo la chica asustándose un poco.
-Lizzie, ¿Cuál es una de las reglas principales de esta casa?
-¿Nunca repetir un atuendo? —respondió Lizzie mirando hacia el baño.
-No, golpear la puerta antes de entrar a cualquier habitación, en especial a esta… —recordó Blaine acercándose a su hija.
-Lo siento… ¿Qué paso?... ¿están viendo esa película de hace mil años? —insistió mirando el televisor.
-Lizzie…
-¿Estaban discutiendo?... ¡AY!... ¿¡se van a divorciar!? —exclamo con melodrama poniéndose ambas manos a la altura de la boca.
-Lizzie…
-Porque si es así, yo y Henry estamos dispuestos a encerarlos en este cuarto hasta que arreglen sus problemas, los divorcios son horribles, los papás de Alaska se divorciaron y ella ahora anda como una pelota de un lado a otro…
-¿Qué?... ¿quién es Alaska?, mejor aun, ¿Quien bautiza  a un niño como "Alaska"?
-Es una amiga de la escuela, su Mamá se divorcio de su Papá a comienzos de año… Horrible… ¡Horrible!— aseguro la chica insistiendo en mirar hacia el baño.
-Hija… tranquila… nadie se va a divorciar de nadie, no estábamos discutiendo, tu Papá solo se sentía un poco triste… ¿de acuerdo?
-No…
-¿Cómo?
-No te creo...
-¡Lizzie cariño!... ¡estoy bien!... pero me pondré mal si voy a tu cuarto y tus bolsos están intactos a los pies de la cama —grito Kurt desde el baño.
-¿Escuchaste eso?, ¿desarmaste tus maletas?—dijo Blaine tomando la mano de su hija y avanzando con ella hacia la puerta.
-¿Debo hacerlo?, ¿no se supone que vamos a ir al festival de “Sundace” por lo de tu documental?
-Hija… eso es en Enero
-¿Y? —respondió Lizzie encogiendo los hombros.
-¡Es dentro de seis meses!, no pensaras tener tus cosas en la maleta hasta esa fecha… ¿o sí?
-¿Por qué no?
-Primero que porque a tu Papá le daría un infarto triple si eso sucede y por algo relacionado con las arañas, que luego te explicara.
-¿Por qué esta triste el Papá?
-Cosas de adulto..
-¡Uy!... ¡odio a los grandes cuando dicen eso!, ¡prometo que cuando sea grande nunca lo diré! —exclamo Lizzie haciendo gestos de promesa en su frente, pecho y boca.
-Ok… Mira… te diré una cosa… que tal si tú te adelantas y yo voy a ayudarte enseguida…
-Pero “Papáblen”…
-Los dos terminaremos en un segundo te lo prometo.
-Está bien, pero el asunto es que Henry no quiere jugar conmigo y solo está leyendo ese libro que le compraron en Roma, que por lo demás es bastante aburrido…
-Sera aburrido para ti, pero para él es importante… no desprecies las cosas de tu hermano.
-¡No lo hago!... pero el me desprecia a mi… me prometió que jugaríamos, me lo dijo en el avión.
-Lizzie…
-¡Esta bien!... ya me voy pero ven ayudarme…
-Iré…  espérame en tu cuarto… —dijo Blaine besándole la cabeza.
Lizzie salió pro fin del cuarto caminando cabeza agacha, como si Blaine la hubiese castigado quitándole las baterías.
-Lo siento… —dijo Kurt saliendo del baño.
-No te preocupes… estaba más preocupada de que Henry no quiere jugar con ella más que otra cosa.
-¿No le dijiste nada verdad?
-No por supuesto que no, tenemos un acuerdo…
Kurt soltó un suspiro y se tiro  a la cama, comenzó a derramar lagrimas de nuevo que le corrían por las mejillas y se perdían en sus orejas. Blaine se sentó a su vera y le acaricio la cara, se inclino hacia él y con sus labios recogió sus lagrimas, se incorporo saboreando el salado y le sonrió como nunca.
-Gracias… —dijo Kurt delineándole al sonrisa con su dedo pulgar.
-Lo intentaremos de nuevo… —insistió Blaine besándole la frente y recibiendo un gesto positivo de Kurt a cambio.
-Estaba pensando en volver a actuar…—dijo soltando un suspiro.
-¿De verdad?...
-Sí, bueno, escribí esta obra pensando en protagonizarla, pero luego surgió la posibilidad del bebé y decidí aplazarlo, pero ahora que todo… —explico volviendo a soltar una cantidad extra de aire— ¿Qué opinas?
-Opino que me encanta verte actuar… porque brillas arriba o abajo del escenario.
-Adulador… —respondió Kurt sonriendo y acariciándole la cara.
-Te lo mereces…
-El actor que tenía en mente, podrá reemplazarme si tenemos que viajar de nuevo.
-No creo, tengo una especie de  “vacaciones” hasta septiembre, de ahí comenzare el trabajo de mi sexto disco, por lo que me moveré dentro de New York los próximos meses.
-Ok…
-Te diré algo… voy a ayudar a Lizzie con lo de las maletas, luego pediré comida y después de cenar te prepare un baño con tus cosas favoritas… —dijo Blaine siguiendo las formas del cuello de su esposo con su palma abierta en amplitud.
-Me consientes…
-Es mi trabajo… —aseguro besándole la nariz.
-¿Me acompañaras?
-¿Conocemos otra forma de tomar un baño?
-Te amo Blaine…
-Y yo te amo ti Kurt…—respondió dándole un beso dulce y prolongado— vuelvo enseguida—añadió levantándose.
-¡Blaine!
-¿Si?...—dijo desde la puerta.
-No le digas nada a los chicos.
-Por supuesto que no…—aseguro saliendo.
-¡Blaine!
-¿Qué?...—dijo volviéndose a asomar.
-Vuelve pronto…
-Lo hare…—contesto guiñándole un ojo y lanzándole un beso.
Kurt lo miro hasta que salió de la habitación, se movió sobre uno de sus lados y abrazando la almohada de Blaine se hizo un rollo en la cama. Sentía pena y congoja  por lo sucedido, pero las palabras, las manos y los ojos de Blaine, eran un refugio incomparable y placentero, como la sensación de meterse en una cama tibia un día de frio, o el aire fresco que entraba por la ventana en uno de calor, junto a él podría enfrentar lo que fuera.